Las Edades Esotéricas Del Hombre
Las Edades Esotéricas Del Hombre
Las Edades Esotéricas Del Hombre
cuerpo, por su parte, presenta las caractersticas propias de la perdida juventud. Esto no siempre es aceptado y ello hace que esta edad sea especialmente peligrosa para el equilibrio fisiolgico y mental. Hasta los 56 aos: Se inicia una doble fuga psicolgica hacia atrs y hacia adelante. Se recuerdan los buenos tiempos y se proyecta con fuerza para el futuro. El presente se evidencia efmero y dbil. Hace falta afianzarlo para cogerse fuertemente a algo. Las posiciones se radicalizan y maduran. Si se ha tomado el camino espiritual, se entra en un perodo muy fructfero y si no, en un simulacro de nuevas creaciones.... que son las mismas de antes, pero mucho ms definidas, slidas... y estticas. Hasta los 63 aos: El ocaso de la vida se hace evidente y todos, de una manera u otra tratan de dejar cosas hechas que otorguen seguridad colectiva e individual. Depende de la cultura, carcter y espiritualidad, el grado en que la radicalizacin de las creencias se plasme en obras realmente tiles. La convivencia se torna cada vez ms difcil y se la rechaza a la vez que se la necesita, a veces de manera traumtica. Hasta los 70 aos: Segn se hayan ejercitado, algunos principios espirituales se retiran o se afirman. Es el final, el broche que puede ser de oro o de hierro. El cuerpo entra en deterioro que pone a prueba la templanza. La idea de la muerte, en sus diversas acepciones, se hace constante. Para algunos, sta es un ltimo incentivo y para otros la puerta de la desesperacin, de la resignacin, de la rebelda (ahora s autntica) lo que puede provocar un enfrentamiento consigo mismo y con el entorno fsico, psquico, mental o espiritual. Si se sobrepasa esta edad, todo pronstico se hace aventurado, pues los ancianos pueden convertirse en rocas slidas de maravillosos ejemplos... o en empecinados enemigos de todos y de todo. Por lo general se experimenta una gran soledad, dorada u opaca. La mayor parte no entienden a los ms jvenes y se enfrentan con ellos, envidiando de alguna manera su juventud. Ahora, todo depender de la vida que se ha dejado atrs. Leyes de la Naturaleza, absolutistas y dogmticas, hacen cosechar apresuradamente lo que se ha plantado de forma inexorable. Si el fin sobreviene por una enfermedad especialmente larga, suelen reaparecer caractersticas netamente infantiles. Si no, o si la fuerza espiritual es muy grande, el Espritu dar sus ms bellos esplendores como despedida final, penetrando de nuevo en una realidad ntima y misteriosa, como la de los nios pequeos. Aun estando en este mundo ya no se vive en l. Intencionalmente, hemos evitado los anlisis psico-fsicos a la moda y la terminologa de nuestro tiempo. No creemos en el psicoanlisis mientras no se reencuentren las claves de una psicosntesis reconstituyente, optimista y veraz. Por otra parte, todo lo anterior, si bien obedece en lneas generales a la marcha del tiempo en la vida del Hombre -englobando ambos sexos para abreviar-, insistimos en que es muy esquemtico pues no se puede masificar y cada ser humano es un mundo, un misterio, una realidad propia e irrepetible, absolutamente singular. Esto no descarta la reencarnacin, pero confirma que si la cadena es una, sus eslabones son innmeros, diferentes y que la asociacin de los mismos no quita la flexibilidad del conjunto; por eso lo comparamos a una cadena y no a una barra rgida. Espacio y tiempo son coordenadas que se entrelazan pero que no se funden entre s, pues aunque tienen un Ser idntico, son a la vez un existir maravillosamente diferente, enfrentado y complementario. Pero tales son las Viejas Enseanzas que, bien meditadas, pueden ser tiles a aquellos que, siendo filsofos, buscan conocerse en profundidad.