El Asirio Nicholas Guild PDF

Descargar como pdf o txt
Descargar como pdf o txt
Está en la página 1de 494

Nchoas Gud

E Asro
!
Nchoas Gud
E Asro
Nchoas Gud
EL ASIRIO
El asirio, espectacuar epopeya de amor y confctos bcos que se
desarroa durante e sgo VII a. de C, cuando a antgua Asra se haaba
en a cma de su gora.
En e paaco rea de Nnve, Tgath Assur y Asarhadn, hermanastros y
exceentes amgos, rvazan por e trono y comparten mu|eres, sueos y
secretos. Uno de eos egar a convertrse en rey de Asra; e otro, en un
egendaro guerrero. Segn predcen os auguros, su prma, a
encantadora prncesa Asharhamat, se desposar con e heredero de a
corona... Sn embargo se converte en esposa de uno y amante de otro.
Pero e ansa de poder consume tan febrmente como e anheo
amoroso. Tras a desgnacn de sucesor, una paga de sucdos y
asesnatos conduce a Asra a borde de a guerra cv mentras trbus
brbaras nvaden e pas. Son tempos terrbes en que se suceden
tracones, actos de cruedad, brutaes torturas y matanzas sangrentas, y
muchos ven sus sueos destrozados. Las pasones chocan con a potca y
os hermanos se enfrentan entre s. Tras a cada de Babona se produce
e auge de Nnve y se pantea una terrbe eeccn entre a vountad de
os doses y os deseos de os protagonstas que cambar e destno de un
mpero.
El asirio, de Nchoas Gud, es una novdabe epopeya de ntrgas
amorosas y apasonantes aventuras que dscurren en a Asra de hace
ventsete sgos.
"
Nchoas Gud
E Asro
!
De noche, desde m echo, ogo gemr e vento entre os rboes. Los
grandes abetos, tan ve|os como e propo mundo, que yerguen sobre
nosotros sus ramas cargadas de agu|as, son azotados por a tormenta que
crece en ntensdad a medda que muere e da. Me revuevo en m |ergn,
desperto y vgante, porque os ancanos necestamos poco descanso.
Los dems so dstnguen e vento, pero yo percbo en as sencosas
paabras de dos Assur, rey de os ceos. E vento, que es su mensa|ero,
me transmte as voces de os morbundos.
An aqu, en este rncn de mundo, persste en m ofato e hedor a
cadveres. Estas gentes que desconocen e mpacabe so de m patra no
parecen creer en presagos, pero yo s que, en orente, a terra donde se
haan enterrados ms padres est empapada de sangre: os doses han
sdo sometdos a escavtud e ncendadas sus cudades. Veo os frtes
campos de cebada, onduantes mares de herba, convertdos en era: me
basta con cerrar os o|os.
Pero y s estos fantasmas tan so fuesen fruto de ms noches de
nsomno? A veces, cuando a exstenca humana angudece da a da, a
mente es nvadda por as sombras.
Sn embargo creo que hay ago ms. Cuando yo era no, e dos Assur
|uzg convenente desvear e futuro ante ms o|os y an no me ha
abandonado. Los muros de Nnve han cado y su puebo sucumbe ba|o as
armas extran|eras. Todo estaba escrto: es un secreto que he guardado en
m pecho en e transcurso de estos aos, una negra vsn de o que deba
ser. Todo cuanto veo con os o|os de ama ha suceddo... o suceder.
Y s debe egar e fn, qun me|or que yo, que he fundado m hogar
entre extran|eros y cuyos netos se expresan en una engua extraa, para
recordar sus comenzos?
As pues, dar nco a m narracn porque e dos que dspone de esta
vda y de a otra conduce nuestros pasos por senderos nescrutabes. Soy
Tgath Assur, h|o de Goroso Sennaquerb, Terror de as Nacones, y ms
paabras son tan autntcas como monedas de pata.
M madre, Merope, fue entregada como trbuto a rey de as Cuatro
Partes de Mundo por uno de os sete reyes de Chpre. E rey, que se
encontraba en e crepscuo de su exstenca, a don a su futuro sucesor,
a quenes os doses ya haban conceddo varos h|os varones de sus dos
esposas egaes. Y as fue como aquea desconocda, una extran|era en a
cudad de rey de Dur-Sharrukn, me ev en su seno entre os muros de
gneceo, en e paaco de prncpe heredero, e seor Sennaquerb. A
aguard, vendo abutarse su ventre, mentras maduraban os desgnos
de dos.
Y cuando m madre snt que se acercaba e momento, e gran rey
Sargn, Seor de Mundo y padre de m padre, guerreaba en e pas de os
#
Nchoas Gud
E Asro
kuumtas, enfrentndose a un puebo que habtaba en tendas y vagaba
de uno a otro ugar en busca de pozos de agua. Sargn condu|o os
e|rctos de Assur a as montaas de este decddo a demostrar su poder
a aqueos nmadas y a arro|aros a deserto para que nunca ms
voveran a hoar as rcas terras de Acad y Sumer n as rpdas
correntes de Tgrs.
Los kuumtas moran en ugares nhsptos. Entre as duras pedras
apenas asoma una brzna de herba y hombres y bestas no conocen
nngn soaz. En aqueas terras montaosas e carro rea tuvo que ser
transportado a hombros de os sodados y e propo soberano se vo
obgado a abandonar su montura y a escaar como una cabra, por su
propo pe, os duros senderos sembrados de rocas. Pero Sargn ya era
ve|o.
E vgsmo da, cuando os e|rctos mo|aron sus sandaas en e
caudaoso ro Turnat, e rey dspuso que e e|rcto acampase en una
pance, ba|o un acantado de rocas esqustosas y cazas y |unto a un
arroyo de cantarnas aguas que manaba como sangre de una fresca
herda. Sargn decd que se nstaaran en aque ugar dos das para
descansar y reparar fuerzas. Los escavos montaron a tenda rea y e
soberano se sent en su puerta apoyando as manos en as rodas
mentras as huestes de Assur se cob|aban ba|o su poderosa sombra.
Reapareceron os pucheros, y aqueos hombres que haban ovdado os
rostros de sus esposas y e sabor de cordero recn sacrfcado se
despo|aron de sus armaduras y refrescaron sus sudorosos rostros y
chapotearon en os transparentes charcos, como s fuesen craturas. Los
sodados se conforman con poco y encuentran acomodo donde y cuando
es es posbe, y e rey sonrea como un padre a veros, recordando otros
tempos.
Haca decsete aos que e seor Sargn renaba en e ancho mundo.
Haba sometdo a su yugo a os reyes de Tro y Sdn en as oras de mar
de norte y a as opuentas cudades de Carquemsh, Aepo y Damasco y
asumdo e poder de manos de Marduck y procamndose rey de
Babona. Desde ugares tan remotos como Egpto y Lda, e ncuso de os
desertos pramos de Araba, os hombres e envaban rcos presentes y
tembaban ante e eco de su voz porque su poder no conoca mtes n su
cera fronteras. E pas de Assur haba sdo cuna de nsgnes monarcas,
conqustadores nfatgabes a paso de cuyos e|rctos tembaba a terra,
pero Sargn era e ms grande.
En su cuerpo ve|o aunque vgoroso aparecan as ccatrces de
mtpes herdas porque sus campaas se remontaban a os tempos ya
e|anos de su mberbe |uventud. Era vaente como un |aba y astuto como
una vbora, y sus sodados e queran y veneraban como s personfcase a
propo dos.
Y, sn embargo, estaba ve|o y cansado y e haba abandonado e
entusasmo por a ucha: sobre su cabeza revooteaba a muerte como
negro p|aro.
Aquea noche cenaba con sus ofcaes compartendo con eos pan y
negra cerveza y escuchaba os reatos de sus compaeros aguardando e
momento de retrarse a descansar. En torno a os fuegos de campamento
$
Nchoas Gud
E Asro
os sodados |ugaban a suertes, rean y ovdaban as penadades de a
campaa. Pero os kuumtas vgaban desde as montaas aguardando a
que transcurreran as horas.
Nunca he sabdo qu suced. Los anaes, que, de todas formas,
sempre han estado pagados de mentras, guardan senco sobre este
punto y, con e transcurso de tempo, hasta que se me ocurr ndagar,
os recuerdos se haban do esfumando. Los supervventes de aquea
terrbe noche fueron escasos y, por qu no decro?, bastante reacos a
comentar o suceddo. Despus de todo qun osara censurar a Gran
Sargn habando con su propo neto? Pero, segn he poddo constatar
personamente, cuando os hombres pasan mucho tempo sn ver a
enemgo cometen mprudencas y tambn suee suceder que os e|rctos
de una gran nacn que uchan contra sava|es sueen consderarse
nvencbes. Fueran cuaes fuesen as razones, no envaron observadores a
as montaas y os centneas de a poderosa hueste rea estuveron
sordos y cegos.
Y en a sombra hora que precede a prmer respandor de aba, os
kuumtas egaron en sus cabaos y con os rostros ennegrecdos
rrumperon en e campamento y derrbaron y prenderon fuego con sus
antorchas a as tendas donde dorman nuestros sodados. Los hombres,
vendo nterrumpdos sus pcdos sueos, se precptaron entre a
oscurdad parpadeando como echuzas y fueron asesnados sn que
pudesen ofrecer resstenca. Antes de que ograsen comprender o que
suceda cayeron derrbados y sus sesos y entraas cubreron e sueo.
Muchos vaentes sodados de Assur sucumberon ante as argas anzas
de puntas de cobre y as curvas e mpacabes espadas. Los cabaos
renchaban como s estuvesen posedos por e dabo y batan con sus
cascos e duro sueo que retumbaba como tambores. Sonaban grtos de
guerra, chdos de pnco y os gemdos de os morbundos. La terra se
empap de sangre: a crue Ereshkga, dosa de os muertos, se sac
aquea noche de carroa.
Despus, todo concuy. E enemgo se retr tan rpdamente como
haba acuddo. Regresaron a sus montaas cargando en sus monturas os
despo|os obtendos, sntndose feces, rcos y gorosos. Los pocos que
habamos quedado con vda ramos presa de confusn y temor.
ncamente comprendamos que habamos estado a un paso de a
muerte: so podamos pensar en eso. Era como estar murendo: nos
debatamos entre e pnco y a mpotenca, y e cerebro y os sentdos nos
paptaban gua que una herda. Pese a su sda aparenca, sentamos
como s e mundo que nos rodeaba fuese a desaparecer ante nuestros
o|os, gua que s nos hubsemos convertdo en fantasmas. Y de pronto
descubrmos ago que nos devov a a readad. Porque tenddo en e
povo, con su camsn manchado de sangre, os kuumtas haban
abandonado e cuerpo de Gran Sargn, descuartzado y atravesado con
una anza. Su muerte fue obra de muchos porque , prncpe, |ams
hubera sucumbdo ante un soo adversaro.
Ta fue a versn que me contaron muchos aos despus. De modo que
Sargn mur en as montaas. Sucumb en e campo de bataa,
asesnado por banddos hbes ncamente en e robo y e pastoreo, y su
%
Nchoas Gud
E Asro
h|o, m padre, tuvo que pagar una fuerte suma para rescatar e cadver
de sus asesnos.
No me moestar en referr e retorno a a patra de resto de gran
e|rcto, cmo se veron acosados os sodados por os sateadores y e
hambre y os padecmentos que sufreron y cuntos de eos pereceron
por e camno. No pretendo narrar su hstora. Transcurreron muchas
semanas antes de que en a terra de Assur se conocera su destno y a
muerte de Sargn. Y aunque os sbdtos de monarca o desconocan,
ntuyeron o suceddo porque os doses, a quenes nada se ocuta, es
envaron una sea. La noche en que mur Sargn aparec una estrea
en orente, cas rozando as montaas. Los hombres tembaron a vera y
se ocutaron en sus casas murmurando oracones para ae|ar a desdcha
de pas porque era una estrea de ma auguro y ro|a como a sangre.
Y aquea msma noche, en e gneceo de paaco de Sennaquerb, e
marsarru, e heredero ya rey, aunque o gnoraba, m madre me tra|o a
mundo entre vagdos. De modo que os antos que vert a nacer fueron
os prmeros pados que brotaron por e monarca faecdo.
-Vers cmo o consgues, m pequeo Lathkadas! Logrars cuanto te
propongas: todos os msteros sern desveados para t. Ves cuan fc
es, m pequeo prncpe?
As se expresaba m madre mentras me enseaba a camnar cabeza
aba|o vandome de as manos sobre as fras badosas de porche que
rodeaba nuestro |ardn. Dgo nuestro |ardn, y o recuerdo como s as o
fuese, pero en readad era comn a cuantos resdamos en e gneceo: as
esposas, as concubnas y os h|os de rey. M madre me sostena por os
pes para evtar que cayese, pero yo poda soportar m propo peso y
camnar en nea recta hasta que egbamos |unto a gran surtdor cuyas
aguas caan con musca sondo. Merope deseaba fortaecer ms brazos,
deca que me sera necesaro porque e dos haba mpreso su marca en
m. Yo tendra entonces cuatro o cnco aos.
-La estrea es e dstntvo de Ishtar, dosa de a sensuadad y rena de
as bataas y, e ro|o, coor de uto: esa sea de nacmento que tene tu
pequeo no presaga nada bueno.
Naqua sonrea entornando os prpados como s me tomase as
meddas para m seputura. Estaba sentada en e borde de surtdor y nos
observaba apoyando os codos en as manos, gua que un hombre. Era
una de as dos esposas egaes de soberano y, segn todos, su favorta,
pero no ostentaba e rango de prmera dama de paaco porque an vva
a madre de heredero. Se deca que su beeza era ta que poda abandar
as entraas de un doo de pedra, mas os nos no aprecan taes cosas y
a m soamente me asustaba. Abrgaba muchas ambcones haca su h|o y
odaba a Merope y a m; a ea, por haberme concebdo. E pequeo
Asarhadn nos mraba asdo a as fadas de su madre. Le saqu a engua
y se escond a su espada.
-Pon a ese no de pe, mu|er! No ves cmo e ba|a a sangre a a
cabeza?
&
Nchoas Gud
E Asro
M madre me sot y yo me apoy en e sueo, d unas voteretas ta
como ea me haba enseado y me qued ergudo como una trampa que
se cerrase de gope.
-A punto se adverte que es |ono, un extran|ero como t. Acabar sus
das fabrcando adobes para os muros de a cudad.
-Le auguras un futuro de escavtud como a toda tu fama, Zakutu?
Porque todos sabamos que Naqua era una berta babona que e gran
rey Sennaquerb haba comprado a un tabernero de Borsppa. En su poca
de espendor resutaba pegroso menconare taes ncos como asmsmo
recordare que e nombre acado que e rey e haba dado sgnfcaba a
berta, aunque no por eo fuese menos certo.
La sonrsa se fund de abos de Naqua a gua que a escarcha ba|o
os rayos de so.
-M h|o, Zakutu, ser un gran hombre en terras de Assur -aad
Merope cogndome en brazos y estrechndome contra su pecho. Tom
m mano cubrendo a marca de nacmento, aquea estrea ro|a como e
fuego que se recortaba en a suave y banca pama-. Esto es proftco:
est escrto desde e nstante en que nac porque os doses e protegen.
Aunque sempre he amado cegamente a m madre, en aqueos
momentos comprend que no obraba con prudenca.
Y Naqua, cuya mente sempre abergaba snestros pensamentos,
permanec sentada a borde de surtdor, asando con as puntas de os
dedos a ora de su negro veo. An me parece vera en aqueos
momentos, hace ya una eterndad, no como era entonces sno como a
recordaba cuando comenc a ser un hombre, hermosa todava, pero con
agunas canas en su negra y brante cabeera y con a boca curvada en
un rctus formado tras argos aos de maqunacones e ntrgas. Aquea
maana en que nos encontrbamos en os |ardnes de Nnve deba de ser
cas una muchacha, pero sera |oven aguna vez? No poda magnaro:
as mu|eres destnadas a ser madres de reyes |ams o son.
-Lathkadas, ve a |ugar con tu hermano e prncpe -d|o m madre
de|ndome en e sueo, donde ms sandaas araaron a dura pedra.
-Y cuda cmo tratas a futuro rey, m gran hombre de Assur.
Cuando pas por su ado me acarc os cabeos, maravndose como
sempre de su coor. La mr a os o|os fascnado ante a proxmdad de
pegro. E pequeo Asarhadn haba asomado tras as fadas de su
madre. Era so unas semanas ms |oven que yo, pero de menor estatura,
como a mayora de os h|os de rey que podan consderarse ms
compaeros en e gneceo. Le tend a mano como me haban ndcado y
a tom sonrente; pese a ser h|o de Naqua, Asarhadn comenzaba a
tratarme como a un amgo.
-S, puedes r, h|o mo -autorz a |oven. E ncnndose sobre
nosotros nos cog por os hombros como barcos mpusados por as
aguas-. Corre y |uega con e escogdo de dos, aunque su madre tan so
sea una concubna, y aprende as costumbres de os grandes hombres
que dentro de unos aos se postrarn a tus pes como escavos.
Rememorando aqueos tempos puedo comprender o que entonces
estaba ocuto para m. E gneceo era un ugar extrao, artfcoso, donde
a fecdad no exsta. Estaba sempre eno de gente: |venes madres con
'
Nchoas Gud
E Asro
sus h|os, ve|as arrugadas que haban compartdo e echo de monarcas
argo tempo desaparecdos y que no tenan otro ugar donde refugarse...
Pero o que me|or recuerdo es a tranqudad a renante. En aque ugar
todos habbamos en voz ba|a, ncuso os nos, como s temsemos
quebrar agn sortego. A acuda e rey m padre en busca de soaz,
pero nade era dchoso. E gneceo era como una prsn, una |aua con
barrotes de oro porque nade poda abandonara o entrar en ea sn a
autorzacn de gran rey. Mas os nos gnorbamos taes cosas y
nuestro |ardn, rodeado por as resdencas de as esposas y as
concubnas, me pareca un ugar encantador. Los estanques
embadosados estaban enos de peces de brantes escamas que se
deszaban por as aguas como rempagos y e soberano guardaba a
una gacea domestcada que haba sdo crada desde pequea y que no
senta nngn temor haca nosotros y acuda a amernos os sudorosos
brazos.
Tambn tenamos un to de una espece que se consderaba muy
snguar. Aunque se nos haba prohbdo expresamente cogarnos de as
ramas ms ba|as para no romperas, yo soa hacero. Y haca e rbo
condu|e a Asarhadn, a quen pretenda asombrar con m audaca. Pero
ncamente deseaba conocer e secreto que me permta camnar cabeza
aba|o.
-Ensame, ensame! -canturreaba, brantes os negros o|os,
sgundome con a escasa gereza que e permtan sus gordezueas
pernas. Asarhadn nunca fue especamente g, pero a a hora de su
muerte era sdo e mponente como una roca-. Ensame cmo o
haces! Ensame, Lafkos!
-Me amo Tgath! -e d|e framente.
Los nos crados en e gneceo aprenden pronto a hacer prevaecer su
dgndad. Comprob que haba consegudo e efecto deseado. Asarhadn
me mr asombrado.
-Tu madre te ha amado Lafkos..., a he odo.
-Me am Lathkadas... Es a nca que puede hacero: nade ms. Es
una paabra de su engua.
Asarhadn, que en aqueos tempos apenas conoca su propo doma,
ade a cabeza como s tratase de captar ago ncomprensbe.
-Ou sgnfca? -pregunt fnamente.
Ante seme|ante mstero haba ovdado su entusasmo por aprender a
andar cabeza aba|o.
-Sgnfca que m nombre es Tgath. Me amars Tgath y nada ms.
Sers capaz de recordaro?
E pequeo sonr e hzo una sea de asentmento, sn darse cuenta, a
parecer, de que habamos estabecdo un pacto de honor. Y en aque
momento e entregu una parte de m corazn que n squera a muerte
e arrebatara. An hoy se me enan os o|os de grmas recordando os
aos de nuestra nfanca. Asarhadn, m hermano, m amgo, aque a
quen enga y que a su vez tambn me enga, pero a que sempre
quse! A quen sgo querendo aunque se haya convertdo en povo!
-Ensame e truco! -grtaba agtando os brazos en e are-.
Ensame, Tgath!
(
Nchoas Gud
E Asro
-De acuerdo, pero no ser responsabe s te rompes a cabeza.
M hermano Asarhadn muy ben poda preguntarse por e sgnfcado
de nombre que Merope me daba porque tambn entonces era un engma
para m, a gua que yo msmo me consderaba un engma.
Ea y yo ramos extran|eros, seres dstntos de os dems. Y pese a ser
un no, me senta penamente conscente de eo. Las mu|eres de a casa
rea se vovan a mrarme sorprenddas de coor azu de ms o|os. Los
hombres de Assur eran robustos y morenos y yo soy ato y esbeto y, en
m |uventud, ms cabeos eran castaos. Desde que Shamash, Seor de
Destno, me ha obgado a vagar errante por todos os pases de mundo,
he comprenddo que nada hay de terrbe en eo, y que os hombres que
vven aende e mar de norte e ncuso os que resden en e No, en e
pas de Kem, aunque sean ms morenos no son dstntos. E ancho mundo
aberga grandes muttudes, pero yo an tardara muchos aos en
comprendero. ncamente saba que m madre tena o|os azues y
cabeos cobrzos, que se expresaba en un doma que so yo poda
entender y que era su h|o y un ser dstnto a todos cuantos me rodeaban.
Los nos temen ser ob|eto de bura y yo senta como s m snguardad
fuese una madcn Y, por o menos, haba nacdo |unto a as rpdas
correntes de Tgrs... Me pregunto cunto deb sufrr m madre
sabndose extran|era en e gneceo.
M madre era o que os hombres de Assur amaban |nca o, segn
ea, grega, puesto que haba nacdo en e contnente, en una cudad
amada Atenas. Merope me expc que su padre era un zapatero que se
dedcaba a negocar con os buques mercantes que se nternaban en os
oscuros mares, aunque yo no comprenda nada de aqueo -|ams haba
vsto un barco n odo habar de una raza de mercaderes-. A parecer
su padre se encontr con taes dfcutades que se vo obgado a vendera
como escava. Era un hombre sensbe que or amargamente e da en
que se a ev de casa, y ea no e guardaba nngn rencor, de modo que
a os trece aos se encontr a bordo de un buque rumbo a Chpre, donde
as mu|eres rubas acanzaban me|ores precos. Desde a, y tras dstntos
avatares, entr a formar parte de trbuto que os reyes de a sa envaban
a rey Sargn. Y |ams vov a ver su terra nata.
Lathkadas sgnfcaba aque que desterra todo pesar. E gran rey m
padre decd darme e nombre de Tgath Assur, honrando de este modo
a su abueo y a su dos, pero m madre, para avo de su penosa
exstenca, me am Lathkadas. Confo que, aunque en pequea medda,
aqueo egase a ser readad.
Pero m hermano Asarhadn, aque no de negros cabeos que tena e
coor y a consstenca de una peza de adobe, desconoca taes cosas
cuando formuaba su nocente pregunta. Aunque Naqua ntrgase para
nstaaro en e trono de su padre, su corazn era pura nocenca. No
pretenda causar dao aguno, savo a os enemgos de Assur, y en aque
tempo n squera a eos.
)
Nchoas Gud
E Asro
Mentras Naqua soaba con a gora de su h|o, nade, y mucho menos
e propo Asarhadn, magnaba segur otro destno que no fuese e de
sodado. Deseaba ser un rab shaqe, caudo de os e|rctos reaes. Aque
duce muchachto sera capaz de verter amargo anto s mora una de as
paomas reaes, pero, como todos nosotros, soaba con ver gotear de su
espada a sangre de medas y eamtas.
-Odo escrbr -me deca en un susurro cuando ncnados sobre
nuestras tabas copbamos os caracteres de un con|uro destnado a
dos Nabu que debamos aprender de memora-. Esto es propo de
escrbas y sacerdotes, no de hombres vaerosos. Es nt! |ams
recordar a dcma parte de todo esto.
Y certamente que os msteros auspcados por Nabu no eran de
senca comprensn sno destnados a ms refnado nteecto.
Escrbamos en tabas de barro hmedo, as cuaes, segn decan, una
vez cocdas duraran hasta e fn de mundo, por o que debamos ser
sumamente cudadosos grabando as argas y puntagudas neas que
consttuan os caracteres, nfma parte de una paabra, para que no
formasen surcos desguaes en a sa superfce. Aqueos rasgos se
contaban por nfntas centenas y os autntcos escrbas no os copaban
en e engua|e acado con que se expresaban os hombres vugares, sno
en e antguo daecto no utzado en a terra de Assur desde a poca de
os hroes. Por aaddura, debamos aprender sumero, a engua sagrada
que se escrba con dntcos caracteres, pero con dstnto sgnfcado y
sondos, una engua que confunda nuestra mente, en a que nade poda
haberse expresado con sotura n squera en os tempos antguos, pero
que resutaba grata a odos de dos.
Asarhadn copaba os trazos sostenendo e aargado esto en forma
de pnce entre os gordezueos dedos, odando aqueos sgnos que
resbaaban por su mente como agua por un cedazo como odaba a ve|o
escrba de bancos cabeos y rostro mberbe que nos enseaba y que tan
temeroso se mostraba de a cera rea. Aqu era un autntco tormento
para e |oven Asarhadn porque a su madre, que n squera saba formar
os smboos que consttuan su propo nombre, e preocupaban
extraordnaramente sus progresos. Y pareca que Naqua tuvese m o|os.
-Sabes escrbr, madre?
Merope me mr como s esperase verme convertdo en estatua de sa
ante seme|ante mpertnenca y suspr acarcndome os cobrzos
cabeos.
-En a cudad de Atenas ncamente os actantes o os mbces no
saben escrbr. So os campesnos, que tenen as ore|as enas de
estrco, son ncapaces de eo.
En readad ea so saba formar dez o doce sgnos que bastaban para
representar su nombre, e de a dosa de su cudad y agunas otras
menudencas, pero tambn me os ense.
Escrbr es un e|ercco extrao, contraro a a naturaeza. Segn dcen,
aunque no o creo, e dos Nabu se apad de os hombres y es do a
escrtura cuneforme para que puderan recordar sus pegaras. S os
gregos pueden deetrear cuaquer paabra con sus ventcuatro sgnos
que denomnan etras, por qu Nabu haba agobado a os puebos de
!*
Nchoas Gud
E Asro
Acad y Sumer con centenares de smboos tan dfces de trazar como de
recordar? La escrtura de a gente de No, segn tengo entenddo, an es
peor. So os hombres podran crear ago tan perverso; es mposbe que
os doses tengan que ver con eo.
-Los doses te han conceddo exceente odo -me deca e ve|o Bag
Teshub con voz trmua como un caramo mentras se en|ugaba e sudor
de a frente-. Entre todos ms aumnos, tus reaes hermanos, no tenes
rva. N squera Nabusharusur, tres meses mayor que t, posee tan sut
comprensn. S nuestro seor, tu padre, decde destnarte a sacerdoco,
sers un magnfco ntrprete de presagos.
Un da estudbamos a eyenda de a vctora de Assur sobre Tamat,
monstruo femenno de Caos, que utz os ventos para mantener
aberta su boca mentras e dsparaba una fecha en e corazn y
despedaz segudamente su cuerpo formando e ceo con una parte y a
terra con a otra, convrtndose de ese modo en e seor supremo de
todos os doses, quenes e deron cncuenta grandes nombres. Se trataba
de un texto muy senco, con excepcn de os cncuenta nombres.
-Prncpe Asarhadn, rectanos as neas de a segunda taba en a
que Ea es ncapaz de someter a monstruo. Tmaa!
M hermano, candda cratura, cog e decado rectnguo de arca de
bordes sos y redondeados por e contacto de muchas generacones de
escrbas y me drg una rpda mrada ena de terror que me mov a
compasn.
-... terror... mandbuas... -murmur con ncoherenca hundendo
a punta de esto en su me|a, como s de aque modo ntentase
estmuar sus pensamentos-. E terror que produca... Es ago acerca
de unas mandbuas...!
Nabusharusur, m nco rva en nuestro reducdo grupo escoar, un
muchacho anmado, bucoso y m amgo ms ntmo despus de
Asarhadn, me mr de reo|o sonrendo con maca. Sn duda era muy
humano sentr certa sufcenca ante a desdcha de nuestro hermano.
Posbemente tambn yo estaba sonrendo.
-Ou dces acerca de unas mandbuas, prncpe?
Y e rostro de Asarhadn, que durante toda su vda so snt temor
haca su madre, se ensombrec de ra contra e ve|o escrba.
-Ya te dar yo, ve|o y fofo eunuco!... La bosa que tenes entre as
pernas est ms vaca que e ventre de un barquero!...
Y anz por os ares a taba a modo de bco proyect, estrendoa
contra a pared a menos de un pamo de dstanca de a cabeza de Bag
Teshub.
Asarhadn ncuso deb de sentrse satsfecho a recbr su castgo,
como s cada atgazo propnado por e ancano -que apenas utzaba
aque nstrumento con nosotros sn duda temendo que cuando fusemos
adutos cavsemos su arrugado pee|o en os muros de a cudad- fuese
una marca honorabe. Nada resutaba ms odoso a Asarhadn que dar
una eccn, y aque da, en cuanto nos permteron abandonar nuestras
obgacones, se senta ms aegre que un pa|aro. Dentro de una hora,
en que por agn msteroso -aunque no menos nevtabe- proceso
hubese egado a odos de Naqua o suceddo, tendra ocasn de
!!
Nchoas Gud
E Asro
amentaro profundamente, pero por e momento, mentras nos
encontrbamos sentados ba|o e to, desdobando as servetas que
envovan nuestro amuerzo, se senta muy satsfecho.
-No deberas habar de ese modo a Bag Teshub -e amonest
severamente. Pero nuestras mradas se cruzaron y me sent ndefenso
ante as carca|adas de muchacho-. Y tampoco debes decre taes cosas.
-Por qu? Acaso no son certas?
Tena a boca ena de dtes secos empaagosamente duces, pero tan
dfces de trturar como reseco cuero. Fnamente, deseoso de aadr ago
ms, se os trag con tantas dfcutades que os o|os se e enaron de
grmas.
-Le has vsto ornar aguna vez? Su porra est tan arrugada que a
pe e cuega como cscara de ceboas. Y no tene nada ms. So e
queda una ccatrz reucente como s e hubesen vacado as dos
mnscuas boas de a bosa, gua que a carne reseca de puchero.
Asarhadn se rea ceebrando su chste como s o oyese por vez
prmera, pero yo me qued sorprenddo sn saber por qu. Desde uego
todos advertamos ago extrao en Bag Teshub. En prmer ugar admtan
su acceso a gneceo, o que habra sgnfcado a muerte para cuaquer
otra persona y, por aaddura, no tena barba.
Asarhadn y yo tenamos entonces una edad en que pocas veces se nos
permta sar de nuestra dorada prsn, savo para presencar agn rtua
pbco u observar a prudente dstanca os feste|os de ao nuevo.
Aqueo suceda con escasa frecuenca porque ramos demasado |venes,
pero comenzbamos a percbr que exsta otro mundo ms a de
gneceo en e que agn da ocuparamos e ugar que nos corresponda.
As pues, sabamos que os hombres tenen veo en a cara y que se
de|an crecer negras y rzadas barbas a as que se apcan ungentos. Los
nobes de a corte de nuestro padre tenan aspecto de doses, mpresn
que sn duda se ntensfcaba por e hecho de que os veamos a dstanca.
Y Bag Teshub no se pareca en absouto a eos.
-Cmo es que tene ese aspecto? -pregunt nstntvamente, cas
temendo or a respuesta.
-M madre dce... -repuso Asarhadn ncnndose haca m, muy
conscente de estar confndome un gran secreto-. M madre dce que es
por ago que e hceron, que os sacerdotes e despo|aron de su vrdad
con una nava|a cuando era no. Supongo que sabrs que es uno de os
hermanos menores de nuestro abueo, e rey que faec.
Asent en senco. E corazn me ata con fuerza: crea estar
vsumbrando un sombro futuro.
-Oun se atrevera a hacer ta cosa a hermano de ancano rey?
Oun ordenara ago seme|ante?
Asarhadn, con a nocenca de su corta edad, me ofrec sus dtes,
que yo cog maqunamente.
-Me sorprende que me hagas una pregunta tan tonta. Ignoras a
razn? E rey tene muchos h|os y sabe que una vez muera no segurn
querndose eternamente. Sn duda desear que su heredero rene sn
dsensones, y sabe que un hombre castrado no puede asprar a trono.
!"
Nchoas Gud
E Asro
Durante agunas noches e cucho castrador pob ms pesadas.
Despus de todo, qu era yo sno uno de os h|os menores de rey? La
prmera dama de paaco, Tashmetumsharrat, tena dos h|os cas adutos
y, por aaddura, estaba e propo Asarhadn. En cuanto a m madre era
una smpe concubna y, por s fuera poco, extran|era. No tena motvos
para estar asustado? Pero un no no puede mantenerse mucho tempo
en seme|ante estado: en readad, so teme os pegros nmnentes y, en
consecuenca, en breve ovd ms temores.
Adems, otros pensamentos pobaban m mente porque a os |ardnes
de gneceo haba egado otra prsonera. Con ocho aos y domnando a
escrtura cuneforme, que para m consttua toda a sabdura que e
mundo poda ofrecerme, descubr qu era enamorarse.
Ou podra decr de Asharhamat, Asharhamat tan hermosa a ms o|os
que su recuerdo abanda ms entraas como hmeda arca en manos de
afarero? Aqueos que han conocdo e amor en a nfanca, todo ternura y
duce congo|a, podrn comprendero, y os que no o ograron, |ams o
consegurn. Dcen que e tempo sana todos os maes, mas no es as.
Agunas herdas antguas se resenten cuando ega e fro. Ta era m
amor por Asharhamat.
Asharhamat y yo ramos prmos, puesto que tambn ea descenda de
Sargn. Su padre era un babono de nobe fama, cuya abuea haba
compartdo e echo prncpesco cuando an renaba Samanasar, pero
Sargn e Grande haba dsemnado extensamente su sema por terras
de Acad y Sumer, por o que, consderando su escasa reacn con a
fama rea, haba sdo conducda a Nnve, donde debera crarse entre os
h|os de Sargn, soberano de ancho mundo: os doses haban decddo
que m pequea doncea de Nppur desempeara un pape mportante y
confgurara e destno de as nacones.
E dos rena en m cudad nata. Assur do nombre a su antgua capta y
a a propa terra. Todos somos sus escavos, todos hemos nacdo para
servre: hasta e propo rey. Y, ms que nade, e rey. E da que toma
posesn de su cargo, a muttud e sgue desde e tempo grtando:
Assur es rey! Assur es rey! Y as es certamente. Y Assur haba
procamado su vountad de que una doncea nacda en Nppur y que
evaba a sangre de soberano Sargn fuera madre de reyes en nuestra
terra hasta que Nnve, Kaah y a propa Assur no fuesen ms que
smpes paabras en abos de extran|eros.
De modo que Asharhamat no estaba destnada a cachorro de una
escava grega. Sera a esposa de heredero de Sennaquerb cuando
hubese acanzado a edad apropada para parr h|os. Estaba escrto. As
o dctaba a ey, a vountad dvna ante a que os hombres son
mpotentes.
Pero os nos, que no conocen a pasn de cuerpo n e peso de as
eyes y que aman ncamente con os o|os, os odos y e tacto, no tenen
en cuenta a vountad de os doses. Yo magnaba que agn da sera a
rena consorte de marsarru Assurnadnshum, mucho mayor que nosotros
y que desde haca tempo haba sdo recbdo en a Casa de Sucesn,
!#
Nchoas Gud
E Asro
donde se mantena tan dstante de sus hermanos como e propo rey. Pero
qu representaba eso para m? Los nos no conocen obstcuos para e
amor: aman smpemente. Y yo amaba a Asharhamat.
Y qu poda mportarme Assurnadnshum? Acaso no era yo seor de
ancho mundo, e aumno ms aventa|ado de ve|o Bag Teshub, domnaba
a escrtura cuneforme y me expresaba en a engua de Sumer? Superaba
toda a cabeza a cuaquera de ms hermanos y poda camnar vandome
de as manos sn a constante ayuda de m madre. Y todo eo era hermoso
y perfecto ante os grandes o|os negros de Asharhamat.
-Uf, Tgath! -deca con su babuceante e nfant voceca cuando e
besaba a pama de a mano, un |uego nventado por nosotros-. Eres un
muchacho muy mao!
Y entonces me tenda a otra mano con a pama haca arrba, que
tambn a besaba, y rea dvertda, prmero ocutando e rostro en e
borde de su cha de coor rosado y mrndome despus furtvamente.
La amaba. Renaba en m corazn con mayor frmeza que cuaquer
monarca en a terra de Assur. No aspraba a otra cosa en a vda que a
sentarme |unto a ea ba|o as ramas de to compartendo con dtes y
sonrsas aque maravoso secreto ncamente nuestro y de nade ms.
No podamos magnar otro futuro.
Y Naqua nos observaba y sonrea para s con una sonrsa no tan
nofensva.
-Te das cuenta? Antes de cumpr os nueve aos ya ha cado en as
redes de Ishtar. S han sdo os doses quenes e mpuseron esa marca en
a mano, no e auguraban con eo un prspero destno.
M madre desechaba aqueas paabras con un encogmento de
hombros.
-Son craturas -responda-. Ou dao puede venres de ago
seme|ante?
Ah, Merope! Cuan nfortunadas eran tus paabras! Yo no era ms que
un no, con una vsn nfant de a vda, pero no veas cernerse e
pegro sobre a cabeza de tu h|o?
Merope no saba aprecaro y yo no poda. E gneceo segua sendo un
paraso para m, aunque comenzaba a expermentar certas nquetudes.
Comprenda que pronto abandonara aque ugar para ngresar en e
mundo de os hombres y arda de mpacenca.
Cuando os h|os de rey cumpen nueve aos, durante os das de festa
que seaan e fna de as abores veranegas de campo, abandonan os
|ardnes e ncan sus funcones como servdores de dos. Despus de esa
fecha, tanto s se converten en escrbas, sodados o compaeros de rey,
os escasos eegdos que fguran en a destra de monarca y e assten en
a dreccn de estado, de|an de ser nos. No es posbe vover atrs: as
puertas de gneceo se cerran para eos. Pese a que o saba muy ben,
no comprenda que m madre me mrase con tanta ansedad n que orase
de noche en a oscurdad de nuestra habtacn. No poda magnar que
estuvsemos a punto de separarnos acaso para sempre, pues ea me o
ocutaba.
Y, desde uego, aque da tambn perdera a Asharhamat, cosa que
tambn me ocutaba m madre.
!$
Nchoas Gud
E Asro
Para Asarhadn y para m a nca readad era que pronto
ngresaramos en a Casa de a Guerra, donde nos prepararamos para e
nco modo de vda que convena a os hombres, e autntco sendero que
conduca a a gora, a exstenca mtar. Estbamos convencdos de que
ta deba ser nuestro simtu, nuestro destno. Ta era nuestra vountad y,
por consguente, a vountad de os doses: no poda ser de otro modo.
-Sn embargo, ta vez esas cosas ya no sean de tu agrado -deca
Asarhadn sonrendo macosamente, sentado en e sueo y observando
cmo me coumpaba cogado de to prohbdo-. Ouz esa chca te haya
sorbdo e seso y preferas quedarte aqu recostado en un co|n y soando
en sus o|os.
Me sot de rbo y me de| caer en e sueo, desde donde drg un
puntap a pecho de muchacho, que naturamente no acanz su ob|etvo
porque Asarhadn haba prevsto ms ntencones y me haba esquvado a
tempo. Me as de pe descazo y o retorc, obgndome a caer deba|o
suyo. Sempre fue un magnfco uchador; no era rpdo, pero s fuerte, y
en a ucha cuerpo a cuerpo eso era o ms mportante. A cabo de unos
nstantes se encontraba encma mo tras nmovzarme en e sueo.
-Reconceo! -grt ncnndose sobre m y rendo estreptosamente
-. Reconceo! Te has vueto tan bando como e barro en prmavera.
Antes de que ea vnese t no huberas sdo tan torpe n squera
uchando, para o que no ests muy dotado. Te huberas mantendo a
dstanca y me huberas agotado hasta que hubeses ogrado derrbarme
con uno de tus refnados trucos |ncos. Chcas..., puaf!
Era una broma amstosa y no pude menos que echarme a rer. No tuve
nconvenente en admtr que reamente era ago rdcua a pasn que
haba concebdo por nuestra prma, que era ncapaz de uchar con una
espada de madera, de andar con as manos, n squera de peear, que
oraba cuando a asustaban os rempagos y que ncamente saba
sonrer y sorprenderse ante todo cuanto a rodeaba.
-Eso te pasa por ser extran|ero... S fueses un autntco hombre de
Assur, no te derretras como s fueses de cera cuando ea te mra.
-Eres tan extran|ero como yo..., h|o de una babona.
En aquea ocasn no fue tan rpdo n ogr esquvar a ave que e
hce con e pe tras as rodas, obgndoe a caer de espadas.
Un cuarto de hora despus, cuando ya nos habamos avado en e agua
de estanque, seguamos bromeando sobre e tema.
-Pronto estars curado. Cuando sea a esposa de Assurnadnshum, o
que suceder antes de o que magnas, tendrs que renuncar a esta
ocura.
-No entendo a razn -repuse ta vez con excesva arroganca porque
en m ms profundo nteror ya entonces comprenda que ms
sentmentos haca Asharhamat entraaban certo pegro-. No entendo
por qu no podemos segur amndonos so porque ea sea rena. Ou
puede eso mportar a Assurnadnshum?
-Tgath, hermano mo, pese a que eres un |ono ntegente, por os
doses que nunca he vsto a nade tan nsensato!
!%
Nchoas Gud
E Asro
Igua que cuando se avecna una tormenta, a medda que se
aproxmaba e nstante en que deberamos partr, se enrareca e
ambente que resprbamos en e gneceo. Bag Teshub se mostraba cada
vez ms nqueto y pareca constantemente atareado mentras nos
preparaba para nuestros e|erccos fnaes, y as esposas y concubnas de
rey cuyos h|os haban acanzado a edad de abandonar e gneceo
estaban sumdas en angustoso senco porque e pesar se cerna en sus
corazones.
Y Naqua me observaba sonrente, sentada en e borde de estanque,
como s conocese todos os secretos que me deparaba e futuro.
Fnamente m madre no pudo contener por ms tempo su anto, me
estrech entre sus brazos y, cubrendo m cabeza con su cobrza y densa
cabeera, se ech a orar como s a separarme de ea fuese a encontrar
a muerte. Por vez prmera me sent presa de pnco.
-M pequeo prncpe -ogr artcuar entre soozos-. Ya vers cmo
e dos de esta terra te preserva de tus enemgos. La marca que evas
mpresa por nspracn dvna te proteger de todo pegro. Ya o vers!
-Ou enemgos puedo encontrar en a casa de m padre? -pregunt.
De pronto aqua me pareca una cuestn de capta mportanca.
-Nnguno de que no pueda protegerte a grandeza de tu destno. No
tenes por qu sentr temor de nade.
Y cuando descubr que ea tena os o|os enos de grmas comprend
nmedatamente que n ea msma crea as paabras de nmo que me
estaba drgendo, y e corazn se me encog en e pecho.
-No estaremos mucho tempo separados, Merope. En cuanto sea un
gran genera y haya acanzado e favor rea, te sacar de este ugar.
M madre sonr como s dese crdto a ms paabras.
Cuando abandon sus brazos so pensaba en ver a Asharhamat,
porque me senta muy aterado. La na estaba sentada ba|o e to como
s me estuvera aguardando, pero no encontrara consueo en ea porque
tambn en su pecho andaba e temor.
-No vover a verte -d|o con voz tan tenue como un suspro-. Me
encerrarn en e gneceo de Assurnadnshum y t me ovdars. Cuando te
ae|es de este |ardn, de|ars de amarme.
Eran unas paabras extraas. Yo no poda magnar qu propsto as
guaba n ea tampoco. Pese a tratarse de una cratura, pareca domnada
por un extrao presentmento que a enaba de desconocdo terror.
Yo so tena nueve aos y ea an era menor, y mentras
permanecmos sentados ba|o as ramas de corpuento rbo, e futuro
apareca ante nosotros como os frreos barrotes de una |aua.
A da sguente e seor Snahusur, hermano de rey que serva a su
destra como turtanu, comandante de e|rcto rea y servdor de mayor
confanza y poder de a corona, nos convoc a su presenca.
Comparecmos Asarhadn, Nabusharusur, un muchacho amado
Beushezb, h|o de una concubna an ms nsgnfcante que m propa
madre, puesto que era a esposa semsava|e de uno de os montaeses
de este que haba sdo capturada por Sennaquerb en e campo de bataa
donde su mardo haba encontrado a muerte y no se saba exactamente
!&
Nchoas Gud
E Asro
s era h|o de rey o de dfunto meda, y yo. A aguardamos ante e ve|o
Bag Teshub para dar ectura a os caracteres cuneformes que aparecan
en as tabas de arca. Era e tmo momento que compartamos
nuestra escoardad: aque msmo da, para ben o para ma, nos
convertramos en hombres.
Bag Teshub, supongo que para demostrar sus habdades ddctcas,
me entreg una taba grabada en e engua|e de Sumer. Era una smpe
pegara a En, antguo dos guardn de os nfernos. Le e texto con
certas vacacones, pero e turtanu Snahusur, que apareca radante con
su tnca bordada en verde y azu con refe|os pateados, do muestras de
aprobacn mentras se acarcaba a negra barba. No recuerdo cmo se
desarroaron as sguentes ecturas, savo as observacones de
Asarhadn cuando hubmos concudo.
-Leo bastante ben para nterpretar un despacho -d|o-. Ou ms
necesta un sodado? Me basta con eo.
Los cuatro nos de|amos atrs nuestras obgacones nfantes y fumos
en segumento de Bag Teshub y de seor Snahusur, quenes, tras
conducrnos por un paso que |ams habamos atravesado, hasta egar a
una puerta que se abra por vez prmera para nosotros, nos hceron sar
a a cruda uz de da. Haba egado e momento de separarnos. E turtanu
puso sus manos sobre os hombros de Asarhadn porque era e h|o de a
segunda esposa ega de monarca, no como yo, cuya madre era una ms
entre as mu|eres de harn, y con ese gesto e escog entre todos
nosotros. Pero mentras e su|etaba de aque modo no apartaba os o|os
de m rostro como s estuvera decddo a f|ar de modo ndeebe m
magen en su mente. No pude magnar en qu estara pensando porque
no eg a pronuncar paabra.
-Vamos, h|os mos -murmur Bag Teshub apartando su mrada de
Asarhadn como s su vsn turbase su concenca-. Vamos..., vosotros
ests destnados a ser escrbas. Vvrs aqu, en e paaco de rey, donde
ta vez os aguarden grandes cosas.
La decepcn que sent en aque momento fue a emocn ms ntensa
que haba expermentado en toda m vda. De modo que por fn no ba a
ser sodado! Para m no habra gora n conqustas! M vda transcurrra
copando tabas! Desde o ms profundo de m corazn mad|e a ve|o
eunuco por haberme dstngudo de ta modo ante e turtanu rea...,
magnando ngenuamente que aqua haba sdo a causa de m
desdchado destno y ovdando as sonrsas de Naqua.
-Vend por aqu -prosgu con voz temborosa-. Ha egado e
momento de vuestra ncacn.
Y mentras e turtanu se evaba consgo a m hermano Asarhadn,
nosotros tres fumos conducdos a un pato nmenso muy ae|ado de
gneceo, donde nos aguardaban cuatro hombres atavados con as
vestduras propas de os sacerdotes, que estaban arremangados ucendo
sus muscuosos brazos y mostraban una torva expresn, como s
expermentasen una especa anmadversn haca os muchachos de
nuestra edad. |ams ovdar a expresn de sus rostros. Desde entonces
a he descuberto muchas veces, pero aqua era a prmera ocasn que
a vea.
!'
Nchoas Gud
E Asro
Nos detuvmos asustados y tratamos de ocutarnos tras as fadas de
Bag Teshub, pero en aque ugar n squera pareca nuestro amgo.
-Comenzad con ste -ndc snguarmente aterado.
As a Beushezb de hombro y o empu| haca adeante. E muchacho,
ovdando su dgndad de vstago rea, profr aardos de terror cuando
dos de aqueos sacerdotes e aseron por os brazos, retorcndoseos
cruemente, mentras e arrastraban haca un atarco de pedra stuado
en e centro de pato.
Era peno verano y ncamente vestamos eves tncas de no y un
taparrabo. Los sacerdotes desnudaron a Beushezb con tanta brusquedad
como s despee|aran un cone|o. E no grt desaforadamente gua que
s e arrancaran a pe.
A prncpo apenas comprend o que estaba sucedendo. Observ cmo
dos de aqueos ndvduos tendan a Beushezb sobre e atar de pedra
su|etndoe brazos y pernas, mentras otro se adeantaba con una correa
en as manos y ataba con ea sus partes ms ntmas, tensando a cuerda
y estranguando e escroto. Todo se ev a cabo con a mayor ndferenca
y efcaca, como cocneros a servco rea que preparasen un cordero para
e festn nocturno. Nabusharusur y yo presencamos horrorzados aque
espectcuo, en tanto que e cuarto sacerdote, esgrmendo un cucho de
ho|a curva, abra e escroto vertendo su ensangrentado contendo por as
pernas de Beushezb, cuyos aardos de pnco y door parecan quebrar
e are.
Y de pronto advn o que suceda.
Cmo se atreven? -pens-. Cmo osan hacer seme|ante cosa?
Pero era evdente que nada os detendra, y cuando sent a mano de Bag
Teshub en m hombro ntu que yo sera e sguente.
Contemp aque rostro mberbe que me sonrea. La pe e cogaba de
cueo y oscaba con sus movmentos. Estaba obeso y sn fuerzas y haba
sdo hermano de antguo rey.
En aque momento comprend os temores de m madre y as sonrsas
de Naqua.
S, como era natura, Asarhadn no nos haba acompaado. Estaba a
savo y acaso egase a ocupar e trono. Y yo me encontraba a, a punto
de verme despo|ado de m vrdad ncuso antes de habera acanzado.
Y Bag Teshub se atreva a sonrerme.
-No, a m no me hars eso!
Ignoro s egu a pronuncar estas paabras, pero enaban por
competo m mente. Era h|o de rey y conmgo no haran ago seme|ante.
-Vamos, Tgath! -susurr Bag Teshub-. Es so un momento.
Demustraes que eres un vaente.
Y me empu| suavemente haca adeante. Los sacerdotes me
aguardaban satsfechos. Uno de eos sostena e cucho curvo
baancendoo en a pama de su mano como s |ugase con . Avanc un
paso, uego otro y otro ms sn apenas saber qu haca.
Yo tena que haber sdo guerrero y os guerreros no temen enfrentarse
a os sufrmentos n a a muerte. No me asustaba e door..., e gnoraba
qu era morr, pero aque deshonor, aquea vergenza... No, no poda
permtr que aqueo sucedese!
!(
Nchoas Gud
E Asro
Inmedatamente decd o que deba hacer.
Eos no esperaban que yo ofrecese nnguna resstenca. Me aproxm
sumsamente, con a mrada f|a en e sueo, fngendo a docdad que
esperaban. E ms prxmo a m y que sostena e cucho se encontraba
de espadas a atar de pedra. Estaba tan seguro de tenerme en su poder
que era como una provocacn.
Yo tan so era un muchacho, pero m madre me haba enseado a ser
g y rpdo. Avanc haca arrastrando os pes, f|a a mrada en e
sueo.
De pronto, en e tmo momento, cuando e hombre se dspona a
extender e brazo haca m, me abaanc contra hacendo acop de
todas ms fuerzas. Aqueo bast... Le acert por encma de as rodas
empu|ndoe voentamente con as pamas de as manos, y e hombre
perd e equbro y cay sobre e atar. Y, como esperaba, se e escap e
cucho de as manos, rodando con gran estrpto por e sueo.
Sn dares tempo a recuperarse de su sorpresa, me apresur a
recogero y me precpt haca una de as coumnas de prtco, en e
extremo opuesto de pato. Corr como un gago entre os apresurados
atdos de m corazn y no me detuve hasta acanzar a enorme coumna
de granto contra a que me apoy. Segudamente me encar a ms
verdugos empuando e cucho.
-Soy Tgath Assur! -excam semenoquecdo por e terror e
nvaddo por una extraa ateracn que |ams haba expermentado-.
M padre es Sennaquerb, Seor de a Terra y Rey de Reyes! No oss
acercaros!
Por un nstante ren un absouto senco, entre e que ncuso percb e
tenue susurro de vento. Durante unos momentos cre que podra
consegur ms propstos. Pero segudamente me sobresataron unas
estreptosas carca|adas que parecan proferdas por e propo dos Assur.
Cmo se atrevan? Me senta tan eno de cera que estuve a punto de
estaar en anto, hasta que descubr que no eran os sacerdotes quenes
rean. stos parecan haber ovdado m exstenca y estaban postrados en
e sueo, humando sus rostros en e povo.
Y entonces, en e extremo opuesto de pato y entre as sombras de
prtco, descubr a presenca de dos hombres. Aguc a mrada para
dstnguros y, como s desearan compacerme, ambos se adeantaron
hasta a zona umnada por e so.
Reconoc en uno de eos a turtanu Snahusur, hermano de rey,
sencoso y eno de ma|estad como sempre, rradando prudenca y
gaarda.
Pero apenas repar en , desumbrado ante su acompaante, aque
que se haba atrevdo a rerse de m, que an segua rndose, y que
vesta una tnca recamada en oro, porque cre encontrarme en presenca
de un dos. E hombre me hzo seas para que me acercase sn de|ar de
sonrerme.
-Bag Teshub..., to -d|o-. So es un no, pero ruge como un en,
verdad? Outae e cucho.
Bag Teshub se evant de sueo y acud haca m ncnndose
repetdamente.
!)
Nchoas Gud
E Asro
-Dame ese arma, Tgath. Ahora no estamos en case. Te encuentras
ante e..., ay!
Se haba acercado demasado. Le asest una cuchada que e acanz
a mano. E brazo se e en de sangre y cay rodando por e sueo. Agt
amenazador e arma y e eunuco se evant y retroced prudentemente.
De nuevo resonaron as estruendosas carca|adas.
-Sabe defenderse por s soo, verdad, hermano? -coment e ureo
persona|e vovndose entamente haca Snahusur-. Este muchacho
tene madera de prncpe. Por m parte estoy convencdo, de modo que
ser como t o deseas: e savaremos de cucho castrador.
Snahusur no respond. Se mt a ponerse a mano derecha sobre e
pecho y con una eve ncnacn se vov haca m.
-Incnate, Tgath Assur -orden secamente-. Incnate ante e rey tu
padre.
Sent que me tembaban as rodas y me de| caer en e sueo
humando a frente. Me haaba en presenca de escogdo de dos y
estaba atemorzado. Ante m se encontraba e propo Sennaquerb, aque
a quen yo msmo haba amado Dueo de Mundo.
-Acrcate, muchacho -me nvt con suma afabdad-. Acrcate y
de|a que te mre.
Hasta aque momento |ams haba vsto a m padre e rey y de pronto o
tena deante mo. Me puso as manos en os hombros y sent que os o|os
se me enaban de grmas.
-No temas, h|o mo. S tenes corazn de en, te har poderoso en a
terra de Assur. Ou ta? Te sentes me|or?
Son un eve rudo. Era Bag Teshub que se haba envueto a herda de
a mano en un trapo y se acaraba dscretamente a garganta.
-Ou sucede, to?
-Ou hacemos con e otro, augusto seor?
Porque, naturamente, todos nos habamos ovdado de Nabusharusur,
que permaneca a a sombra de una coumna como s deseara fundrse.
No recuerdo cues eran ms sentmentos haca en aqueos momentos.
Sn duda estaba demasado emoconado para expermentar otras
sensacones.
-S, desde uego. -E rey endurec su expresn, pero sgu
apoyando suavemente sus manos en ms hombros-. Creo que por hoy
nos bastar con un en, verdad? Cumpe con tu tarea, to.
En esta ocasn os sacerdotes no perderon tempo n deron a
Nabusharusur oportundad de resstrse. Lo evaron en voandas asndoe
de manos y pes y, aunque en e are con sus estrdentes chdos, a
cabo de un nstante se haaba sobre e atar y e crue cucho haba
cumpdo su funcn.
-No te vuevas, h|o mo -d|o e rey, ponndome una mano en a
me|a para mpedrmeo-. Aprende a ser un hombre que no se amana
ante e door y a sangre.
As fue cmo, a os nueve aos, supe o que sgnfcaba ser un hombre
de Assur.
"*
Nchoas Gud
E Asro
!!
Snahusur era un hombre padoso, temeroso de os presagos. No haba
ovdado que m nacmento se produ|o a noche que mur e Gran Sargn
y, ta como m madre haba vatcnado, e estgma dvno que tena en a
mano fue m savacn. De modo que por fn fu envado a a Casa de a
Guerra y e rey m padre se f| en m.
Te har poderoso en a terra de Assur, haba dcho. A parecer
ograra acanzar todo cuanto e mundo pudera ofrecerme.
Y en a Casa de a Guerra encontr a Asarhadn.
Nuestras mradas se cruzaron en a puerta de cuarte rea donde yo
haba sdo conducdo tras recbr a bendcn de monarca y despedrme
de . Era de noche y Asarhadn, que an no se haba despo|ado de su
peto de cuero, brua su espada nueva sentado en e |ergn que e serva
de echo. A or e rumor de ms psadas evant a mrada y, pese a a
fuctuante y amarenta uz de a mpara de acete que estaba en e
sueo, advert una mezca de aegra y sorpresa en su rostro.
-Por os sesenta grandes doses! Eres t reamente, Tgath?
Se puso en pe de un sato y corr haca m sn abandonar su espada,
como s se propusera atravesarme con ea, en espontnea demostracn
de smpata. A nstante nos abrazamos y todava no ogro comprender
que no egase a cortarme a cabeza.
-De modo que eres t en carne y hueso y no agn engaoso gallu
nvocado por Zagar, Seor de os Sueos! Cre que te destnaban a a casa
de os escrbas para convertrte en un grabador de tabas como os
dems.
-Por poco me de|an nt para cuaquer otro servco -e respond.
Y segudamente e d cuenta de o que haba suceddo.
No parec sorprenderse n conmoverse en absouto por e destno que
haban segudo Beushezb y Nabusharusur. Me pregunt s habra sentdo
o msmo en e caso de que m simtu me hubese condenado a cucho
castrador y s tambn hubera sonredo con sufcenca murmurando
suaves paabras sobre a vountad de os doses. Nunca o sabr. Pero
cuando e expqu cmo haba herdo a mano de ve|o Bag Teshub,
prorrump en sonoras rsotadas.
-Es eso certo, Tgath? Por e trueno de Ada! Cunto me hubese
gustado encontrarme a y ore bramar! Tgath, m vaente hermano, te
amar hasta a muerte por cada gota de sangre que has derramado de
ese ve|o afemnado! Y dces que vste a rey?
-S, puso sus manos sobre m y me am h|o mo.
-Entonces has sdo bendecdo. Acurdate de tu pobre hermano cuando
e rey te nombre shaknu de Babona y aqueos tpos de negras cabezas
se sometan a tu yugo como ante un Sargn redvvo.
"!
Nchoas Gud
E Asro
Aqueas paabras provocaron nuevas rsas en , fruto de un derroche
de exceente humor, porque Asarhadn posea buen corazn.
-Ou ta es este ugar? -e pregunt mrando en torno sn dsmuar
m curosdad porque haba anheado tanto como m hermano
encontrarme en e cuarte rea.
-Deseas saber qu ta es? -rept pasndome e brazo por e
hombro y conducndome a a reducda habtacn que compartramos
durante os prxmos cuatro aos-. Este ugar, como t o amas,
hermano, es e tempo de a gora!
Cmo descrbr a Casa de a Guerra, donde Asarhadn y yo ocupamos
tan eevada poscn? Con e tempo aprend a montar a cabao, a
conducr un carro y a uchar con a espada, a daga, e arco y a |abana.
Tambn me nstru en as frmuas de cortesa y tctca mtares. Me
ensearon a mponer dscpna y a drgr a os hombres y, o ms
mportante de todo, adqur arroganca.
Asum que era un prncpe de Assur y que todas as nacones de mundo
quedaran reducdas a povo a paso de os nvencbes e|rctos que
estaba destnado a drgr. Comprend que tena derecho a sentrme
satsfecho conmgo msmo y que poda permtrme desdear a os dems
porque era un sodado e h|o de rey. Y aqua fue una eccn muy
necesara, ya que a arroganca es madre de a osada y a cruedad, y sn
eas no se ha ganado nnguna bataa desde que uc por vez prmera e
so en e ceo.
Los hombres de Assur somos campesnos: cutvamos campos de
cebada y vedos. Nuestra exstenca depende de a terra y de agua
vvfcante, dones ambos que dspensa e gran ro Tgrs. Pero nuestro pas
est stuado en una anura que no ofrece proteccn aguna contra os
sateadores procedentes de as montaas de este y en nuestro sueo
escasean os metaes. E oro procede de Egpto, a pata de Bughar
Maden, a norte de as puertas de Cca. Una nacn puede admnstrarse
sn estos metaes, mas no e es posbe prescndr de cobre, que debamos
obtener en Hada e ncuso en Chpre. Extraamos estao de norte,
aende e ago Uruma, y cobre de a costa sur de mar Negro, ugares que
se encuentran muy ae|ados de as anuras donde nuestros prmeros
padres evantaron sus chozas de adobe y adoraron a dos que nos ha
dado nombre. Por eo, y como os hombres envdaban nuestras rcas
cosechas, nos hcmos guerreros y defendmos a gora de Assur en as
cuatro partes de mundo.
Y nuestro domno se vo bendecdo con a paz. Me consta que ta no es
a pretensn de todos os conqustadores, pero, aun as, es certo. Los
pequeos renos occdentaes, que nos consderaban una manada de
eones y camaban por a bertad perdda, se haban do debtando entre
s hasta e agotamento m aos antes de que nosotros aparecsemos.
Todos se haban tranzado entre s y ncamente nos madecan porque
nos encontrbamos en e ugar que eos huberan deseado ocupar. De
modo que os comercantes, os artesanos y os sencos campesnos a
""
Nchoas Gud
E Asro
quenes no preocupaban as ambcones de os prncpes tan so se
amentaban de nuestros mpuestos, pero no es hubera aegrado vernos
derrocados. Las rutas comercaes estaban abertas y os hombres podan
vvr en paz y aqueo era o nco que es mportaba.
Eso fue o que me ensearon en a Casa de a Guerra.
Pero taes asuntos poco mportan a os |venes. A m me
entusasmaban os cabaos, as fechas de punta de bronce y a fortaeza
que ba ganando m cuerpo, y pensar que egara a ser poderoso en e
pas de Assur, puesto que as me o haba prometdo e rey m padre. Era
un muchacho fez que ansaba acanzar a vrdad y en cuya mano
haban confado una espada.
A a maana sguente de m egada a cuarte rea, despert
sobresatado y me encontr baancendome en m camsn sn que os
pes me egaran a sueo.
-Ya no ests en e gneceo, prncpe -d|o una voz potente muy cerca
de ms odos.
Vov a cabeza y, con gran sorpresa, descubr e rostro curtdo por e so
de un hombre que uca e unforme de coor verde de rab kisir, cuya
barba y cabeos estaban encanecdos y que entonces me parec
terrbemente ve|o, pero que deba de tener unos cuarenta aos. E rab
kisir pareca muy eno|ado y me sostena con una mano por e cogote. En
readad, era manco..., de su otra manga asomaba un mun.
-Soy Tabshar Sn, prncpe Tgath, tu servdor. En e e|rcto de tu
abueo, e Gran Sargn, condu|e un centenar de hombres contra os nar y
en aquea fecha obtuvmos una apastante vctora. Como ves, perd a
mano zquerda y mucha sangre, pero e egrego soberano se dgn
confarme e cudado de sus netos para que os convrtese en sodados. Y
os sodados, prncpe, no duermen hasta medoda, como as prosttutas
de as tabernas. Levntate y vate a cara! Aqu no tendrs ayuda de
cmara.
Y me de| caer en e sueo como un |arro de agua roto. A cabo de unos
momentos me haba aseado y haba sado a exteror a a grscea uz de
amanecer. A me esperaba Tabshar Sn: estbamos soos en e gran pato
de armas.
-Ou stma, prncpe, te has perddo e desayuno! -me d|o
sonrente, mostrando su banca y fuerte dentadura, hacndome sentrme
como un cone|o ba|o a zarpa de en-. De todos modos ya
encontraremos ago en que mantenerte ocupado.
Aqu fue m prmer contacto con a gorosa vda mtar. Desde e
despuntar de aba hasta e anochecer, sn ver a nade en todo e da y con
e ventre vaco, estud e arte de amentar a os cabaos de e|rcto.
Los estabos reaes se vanagoraban de contar con ms de un centenar
de potentes y fogosos sementaes, de anchos oares y cascos dursmos
que huberan poddo arrancar a cabeza a un ser humano tan mpamente
como e hacha de verdugo. Me pas e da abrndome paso entre eos
hasta sus angostos pesebres, transportando enormes haces de heno y
sacos de cebada y sntndome utra|ado, y en ms de una ocasn me
sent sobre una tna|a vaca de grano, vertendo amargo anto por e
crue destno que me haba arrebatado de a compaa de m madre,
"#
Nchoas Gud
E Asro
conducndome entre aqueos cruees desconocdos. En e cuarte no se
reparta nngn amento a medoda: os sodados tenan que
acostumbrarse a traba|ar toda a |ornada, con so ngerr e amuerzo,
pero yo o gnoraba y estaba convencdo de que se haban ovdado de m.
Mas a caer a noche, cuando ya estaba totamente seguro de que me
haban abandonado a m suerte y crea que ba a morr de hambre,
aparec Tabshar Sn, nspeccon en torno y parec compacdo a ver
que haba reazado satsfactoramente as tareas que me haba
encomendado.
-ste es e destno de os sodados, prncpe -d|o ponndome a
mano en e hombro como s me compadecese-. La mayor parte de su
tempo transcurre entre tedo y penadades y, e resto, sumdos en temor,
doores y, fnamente, encuentran a muerte. Vamos! Es hora de cenar y
retrarse a dormr. Maana te sentrs me|or.
Aquea noche commos pan y queso de cabra y bebmos fuerte
cerveza. Yo me sent entre os prncpes reaes y a a destra de Tabshar
Sn, en readad su nca mano, o que, a parecer, era un gran honor.
Tabshar Sn narraba ancdotas de sus campaas y ms hermanos e
escuchaban atentamente, enos de admracn. Yo pensaba que nunca
haba catado tan decados man|ares n dsfrutado de tan espndda
compaa. Haba ovdado todo o suceddo en as cabaerzas reaes y
senta que aqua era a veada ms gorosa de m vda.
De pronto descubr que Asarhadn no se encontraba presente, y
cuando pregunt por tropec con un embarazoso senco. Ms tarde
me nformaron que haba sdo envado a dormr ba|o as estreas, castgo
reamente duro porque as noches eran fras. A parecer e haban
descuberto peeando. Con so pasear m vsta por a saa descubr qun
haba sdo su contrncante: a fna de a mesa se encontraba un
muchacho con e o|o amoratado. Se amaba Arad Mak y yo apenas e
conoca, puesto que haba abandonado e gneceo haca un ao. Su rostro
era grande, de erda expresn, y me estuvo observando toda a noche
con odo reconcentrado porque saba que Asarhadn y yo ramos amgos.
E nco de ms hermanos a que conoca de vsta era Arad Nn,
segundo h|o de a seora Tashmetumsharrat. Degado y de aspecto
enfermzo, tendra unos catorce aos y enormes o|eras. Apenas hababa n
sonrea y n squera pareca escuchar a Tabshar Sn, drase que se
haaba concentrado en sombros pensamentos. Haba concudo ya su
perodo de nstruccn y dentro de pocos meses abandonara e cuarte
para ncorporarse a e|rcto de norte. Ocupaba e segundo puesto en a
nea de sucesn a trono, tras su hermano Assurnadnshum.
Durante a cena consegu sustraer medo pan y una |arrta seada de
cerveza, aunque no me hubera sorprenddo enterarme de que Tabshar
Sn haba descuberto m robo. Pero, en e caso de que as hubera sdo, no
do muestras de eo.
Regres a cuarte, enro m manta y a de Asarhadn, y sa en su
busca. Le encontr en e te|ado, con os brazos cruzados ba|o a cabeza
mrando a as estreas. Parec aegrare m presenca, mas creo que an
e satsfzo ms e pan y a cerveza.
-Por qu has gopeado a Arad Mak? -e pregunt.
"$
Nchoas Gud
E Asro
Asarhadn sonr recordando o suceddo, se en a boca de pan y
hund os dedos en e seo de a |arra de cerveza.
-No me qued otra eeccn -repuso-. quso peear ncamente
porque e d|e que os senos de su madre eran gordos y verdes como
meones. Es certo, sabes? La v una vez cuando tena ses aos y no es
un espectcuo que pueda ovdarse fcmente.
Nos echamos a rer ncontenbemente. La madre de Arad Mak
proceda de Hamath. Haba sdo un presente de rey de aque pas, a cuyo
harn perteneca. La gente de Hamath es famosa por sus astutos
trapcheos y no me sorprend enterarme de que e monarca Sargn haba
recbdo gato por ebre.
-Sn embargo no es prudente crearse enemgos nnecesaros,
hermano.
Acept a |arra que me tenda Asarhadn y tom un trago. No estaba
acostumbrado a beber cerveza y supongo que aquea noche me haba
embragado.
-Debes ser ms sensato. Arad Mak es un neco patn, pero agn da
puede egar a causarte dao.
-Crearse enemgos es propo de guerreros y, adems, e da que tenga
que temer a h|o de esa vaca...
Nuevamente nos echamos a rer. Segumos pasndonos a |arra de
cerveza hasta que estuvo vaca y a cabeza nos zumb como s estuvese
ena de termtas. Y cuando a |arra vaca rod por e borde de te|ado y se
hzo acos en e sueo, an nos seguamos rendo. Y no de|amos de
hacero hasta que nos envovmos con as mantas. Por fn Asarhadn
contemp as estreas sonrendo.
-Acaso haya a otros mundos que conqustar, adems de ste -d|o
soador-. Ta vez sean tantos como estreas tene e ceo.
-Con uno basta, hermano. Tendremos ocasn de hartarnos de bataas
antes de encontrar a muerte.
No obtuve respuesta. Asarhadn se haba quedado dormdo a m ado
soando en gorosos combates.
Aquea noche descansamos ba|o a bveda ceeste, satsfechos de
nuestra suerte y de nuestra mutua compaa, porque ramos hermanos y
como taes nos ambamos y creamos que sempre sera gua entre
nosotros, que no habra nnguna sombra en nuestros corazones. A os o|os
de os nos, e mundo es muy senco.
A da sguente me proporconaron un casco de bronce y una coraza de
cuero, y Tabshar Sn comenz a ensearme os rudmentos de a esgrma.
Estuvo entrenndome hasta que ya no consegu evantar a mano derecha
por encma de hombro y uego me at un pequeo escudo redondo en a
otra mano, empu una espada y me conmn a defenderme s no
deseaba verme herdo. A fna no sufr nngn rasguo, aunque magno
que se deb ms a a moderacn de Tabshar Sn que a m propa perca.
A meda tarde me senta nsensbzado hasta a cntura y estaba
convencdo de que me quedara sado para toda a vda. Por tmo,
Tabshar Sn me condu|o a a sombra de un muro, me ndc que me
sentara y me estuvo echando agua por a cabeza y e cuerpo hasta que
me cubr e rostro con as manos rogndoe que de|ara de hacero.
"%
Nchoas Gud
E Asro
-Soy Tgath Assur, h|o de Sennaquerb. S, muchacho, ya he odo
habar de tu habdad con os cuchos. Aunque, a parecer, tan so te
atreves con sacerdotes y eunucos.
Lanc un |uramento y e apqu os peores cafcatvos que se me
ocurreron, a os que me respond con fuertes carca|adas. Era un
veterano de muchas bataas a quen nada sorprenda, se mostraba
mpacabe y haba decddo que yo tena madera de sodado.
Los nos se endurecen pronto y a cabo de pocos das poda
entrenarme desde a sada a a puesta de so, ceebrar banquetes y
bromear durante toda a veada y uego rme a echo tambaendome,
para evantarme a da sguente tan fresco y aegre como una doncea en
e da de su boda: me senta muy dchoso en a Casa de a Guerra.
E cuarte rea era parte de un vasto compe|o destnado en prncpo a
nutrr a guarda persona de rey y a guarncn de a cudad de Nnve.
Los vstagos de sangre rea se confundan cordamente con os ofcaes y
os smpes sodados porque os hombres de Assur son orguosos y so
consderan sagrado a propo rey. Aunque era un no, vva como uno
ms entre aqueos hombres y me senta profundamente satsfecho.
E tempo transcurra a rpdamente. Aprend todas as artes de
asedo y a bataa campa y me convert en un experto en agunas de
eas. Asarhadn, con quen mantena una encarnzada competenca,
sempre fue me|or espadachn, pero yo e superaba en e arco y muy
especamente con a |abana. Yo no tena rva en e mane|o de carro,
mas era me|or |nete. Y aunque m hermano era un espnddo
uchador, como ya he tendo ocasn de menconar anterormente, yo era
ms g y poda correr grandes dstancas sn sentrme agotado. |ams
nos cansaba aquea rvadad n nuestra mutua compaa y nos
consderbamos os ms afabes, hbes y aventa|ados de todos os
muchachos. As transcurran as horas, os das y os meses de nuestra
exstenca entre a supervsada voenca de campamento.
La nca ateracn se produ|o cuando yo evaba ya medo ao en e
cuarte rea y surg en forma de un nesperado regao de m to, e seor
Snahusur.
A meda tarde acud un mensa|ero a buscarme a a paza de armas,
aegando ncamente que haba acuddo a vstarme aguen cuya
presenca me dspensara de reazar ms e|erccos. La nterrupcn no me
dsgust porque estaba suco y cansado y tena a espada en carne vva
desde a cntura hasta e cueo tras haberme cado de un cabao. Se me
haba enganchado e pe en e estrbo y a veterana yegua, que haba
servdo de montura a varas generacones de muchachos que se crean
maestros en e domno de a equtacn, sn duda decd ensearme a
respetar a ms mayores y me arrastr unos vente pasos antes de que
Tabshar Sn ograra superar sus paroxstcas carca|adas y pudese
sotarme. No haba sdo aqu uno de ms me|ores das y me parec una
magnfca excusa para abandonar e escenaro donde haba sufrdo ta
humacn, sn mportarme de qun se trataba n para qu me avsaban.
Me haban ndcado que me drgese a a resdenca de comandante de
campamento y por un momento pens que acaso me haba desacredtado
"&
Nchoas Gud
E Asro
de ta modo que me separaban de servco, pero en aque momento todo
me daba gua.
Mas en ugar de comandante me encontr con e seor Snahusur
sentado ba|o e emparrado de |ardn bebendo cerveza en una |arra de
cermca vdrada.
E turtanu de monarca no haba perddo un pce de su ma|estuoso
porte desde a tma vez que e v, haca cas sete meses, cuando me
sav de cucho castrador. En su tnca de coor de astro soar en pena
cancua desteaban hos pateados y su barba era tan negra como a
noche. Estaba tranquamente sentado, nmv cua una estatua.
Indferente a parecer a cuanto e rodeaba, sostena con decadeza a
|arra en su mano derecha gua que s estuvera consderando a
posbdad de de|ara caer en e sueo. Cuando egu a su ado, me
arrod y e puse as manos en a roda en sea de respeto. Observ
que no e assta nngn servdor y que nos encontrbamos soos. A cabo
de unos nstantes Snahusur me toc a cabeza y me orden que me
evantase.
-Ou te ha suceddo? -pregunt obgndome a dar a vueta para
examnar os rasguos y contusones que me haba producdo.
-Ca de cabao, seor.
Aqu era un tema que no despertaba m entusasmo, por o que me
sent muy dchoso cuando me permt ocutar a sus o|os ms herdas. Y
aunque eran muy doorosas, porque e so de nverno as haba resecado
y se agretaban como e barro, yo senta an ms daado m propo
orguo.
-Y, por o que veo, has sdo arrastrado.
-S, seor.
-Por tanto no ests en condcones de drgr un asato, verdad? -
escrut m rostro y sonr de un modo que pareca ms destnado a
tranquzarme que a exterorzar su propo regoc|o-. De todos modos me
han nformado muy favorabemente acerca de tus progresos, Tgath
Assur. Te sentes a gusto aqu? Te agrada esta vda?
-S, seor.
-Y crees que egars a ser un buen sodado de nuestro soberano?
-As o espero, seor.
-Ben. Aparte a destreza que adqueras en a Casa de a Guerra o a
omos de un cabao, exsten otras cosas que convene saber. Es
aconse|abe que o recuerdes, Tgath Assur.
No saba qu respondere, de modo que guard senco y permanec a
a expectatva, mentras que me contempaba con sagaz mrada. Sn
necesdad de que Tabshar Sn me o hcese comprender, magnaba que
e turtanu no se encontrara en aque |ardn soamente para cambar
frases trvaes con un muchacho...
Y tambn pareca estar esperando ago. Ignoro qu sea aguardaba,
pero quz por fn a advrt, puesto que sonr de nuevo, esta vez
mostrando certa compacenca, y me puso a mano en e hombro.
-Vvrs en un mundo agtado, Tgath Assur, en e que necestars
contar con muchos amgos. Me pregunto s me consderas uno de eos.
Ou te parece? Seremos amgos, muchacho?
"'
Nchoas Gud
E Asro
Lade a cabeza y me examn sn desprenderme de su frme contacto.
-Es tanto o que te debo, seor!... -excam sn saber de dnde
extraa fuerzas para habare, porque me senta terrbemente confunddo
y no comprenda nada-. Todo cuanto soy te o debo. S deseas a amstad
de aguen tan nsgnfcante como yo...
-Ben, entonces estamos de acuerdo -excam con brusquedad,
sacudndome e ntensfcando a presn de su mano-. Para ser un
muchacho te expresas ben, mas a veces es preferbe no decr nada.
Pronto o aprenders, aunque creo que ya deberas sabero. Vamos!
Se evant y e segu hasta a entrada de a casa de comandante,
donde e aguardaba su sa de manos. Los porteadores, cuyos desnudos
cuerpos estaban curtdos por e so y que se encontraban echados en e
sueo como perros, nos examnaron corno s consderasen ncamente
nuestro peso.
-Creo muy posbe que egues a ser de aguna utdad a nuestro rey,
de quen ambos somos servdores, Tgath Assur. Y tambn yo deseara
serte t... Acaso no es se e autntco sentdo de a amstad? S, desde
uego. Por consguente, te he trado un regao. Dnde est?
Mr en torno como s me hubera formuado a m aquea pregunta,
pero e turtanu f|aba sus o|os en e |efe de os porteadores, un corpuento
ndvduo que evaba en a narz e aro de cautvo, e cua sea con e
pugar haca a sa que estaba cuberta con cortnas.
-Sa de ah, madto brbn!
Snahusur haba enro|ecdo de ra. Se adeant rpdamente haca a
sa y apart a cortna con ademn mpacente, descubrendo a
presenca de brbn, bruscamente sobresatado en su cmoda sesta.
|ams haba vsto tan rdcua mezca de sorpresa e ntento de dsfrazar a
cupabdad como cuando e turtanu as a aque ndvduo por e cueo
de su tnca de escavo y e arrastr de un trn que e env rodando por
os sueos a cuatro o cnco pasos de dstanca. Los porteadores ceebraron
con rsotadas aque espectcuo y yo compart su hardad. Incuso e
propo escavo sonrea necamente arrodado en e sueo, azando as
manos en ademn de spca, como s deseara evtar e castgo que
comprenda e aguardaba.
Pero e turtanu no e gope. E tgo sgu cogado de su cnto
mentras examnaba a ndvduo con evdente desagrado.
-Pensars que es un pobre obsequo e que te hago -d|o fnamente
-, pero acaso encuentres en mayor utdad que yo, Tgath Assur.
Posee certas cuadades y es muy astuto... Haz de o que puedas.
Y t, a menos que me hayas mentdo mserabemente, cuda de a
espada de muchacho!
E escavo hum rpdamente su cabeza en sea de acatamento,
evantando as manos para protegerse e rostro, aunque por entonces ya
deba de haber comprenddo que poda consderarse a savo. Snahusur e
mr ferozmente, como e gato a ratn que escapa de sus garras.
E turtanu no aad paabra. Me tend a mano para que yo rozase m
frente con ea y se met en su sa ya vaca correndo segudamente a
cortna. Permanec unos nstantes observando cmo se ae|aba y
"(
Nchoas Gud
E Asro
segudamente me vov haca e escavo, que segua arrodado en e
povo, preguntndome qu deba hacer con m nueva propedad.
Segu mrndoe sumamente perpe|o hasta que, por fn, e hombre se
evant y observ en su entorno. Deba de tener unos ventcnco aos,
aunque no tena e porte de un hombre |oven. Su cuts era caro, o que en
aquea parte de mundo sgnfcaba que se haba pasado a mayor parte
de tempo encerrado, y sus modaes expresaban certa nsoenca, como
s no e entusasmase a dea de convertrse en escavo de un muchacho
de apenas dez aos. Aqueo me rrt enormemente porque aque da ya
me haban recordado demasadas veces que an no haba acanzado a
categora de un aduto.
E hombre aguardaba, a parecer tan nseguro de su poscn como yo
de a ma.
-Soy un sodado -d|e fnamente- y no necesto nngn ayuda de
cmara. En e cuarte rea no me o permtran. Ta vez e rab kisir
encontrar aguna ocupacn para t en otro ugar.
A prncpo no acus nnguna sensacn hasta que por fn parec
asmar ms paabras.
- Seor, no debes |uzgarme con tanta dureza por o suceddo!... -Con
un ademn sea haca e ugar donde se haba encontrado a sa de
turtanu y su pdo y expresvo rostro exhb una mueca ago estpda-.
Te demostrar que soy un exceente crado y...
Aunque pareca haber preparado su dscurso, enmudec
repentnamente. Comprend que se expresaba con dfcutad por ser
extran|ero y por aaddura sus paabras sonaban desapacbes en ms
odos, con tanta aspereza como una muea en e fo de hacha... Era un
extrao en a terra d Assur y acababa de quedar en evdenca ante
todos. Imagn perfectamente o que deba sentr en taes crcunstancas y
me compadec de .
-Har o que pueda por t -respond en arameo, engua utzada por
muchos sodados y posbemente por a mtad de os cudadanos de Nnve
y que supuse resutaba comprensbe para cuaquer extran|ero-. Ou
queres de m?
La espada me moestaba muchsmo mentras permaneca expuesto a
fro vento. Me hubese agradado dar fn cuanto antes a aque asunto para
poder regresar a cuarte, baarme y cambarme, pero e escavo segua
mrndome con desesperacn. Advert nmedatamente que no haba
entenddo paabra. Observ su rostro, sus o|os caros y sus rasgos fnos y
cas decados, tan dstntos de aqueos que me rodeaban cada da, y de
pronto ca en a cuenta.
-Ou queres de m? -repet, pero en esta ocasn en a engua de m
madre.
A or aqueas paabras e hombre mud rpda e nconfundbemente
de expresn.
-Gran seor! -excam. Y sn que yo pudera evtaro se arro| a
sueo abrazndose a ms pes-. En este pas poco puedo esperar!
Y as fue como Kefaos un su destno a mo.
")
Nchoas Gud
E Asro
-Yo no nac escavo, seor -me d|o cuando nos encontramos en a
oscura y fra habtacn de cuarte mentras avaba decadamente ms
herdas con un pao suave y mo|ado-. Soy un prsonero de guerra.
Lo haba confesado con arroganca, aunque yo ya o haba magnado
por a sea que tena en a ore|a zquerda: os escavos fugtvos a
quenes capturaban por segunda vez con aquea sea eran e|ecutados
nmedatamente, sguendo as eyes estabecdas.
Sn embargo, a mayora de prsoneros de guerra reazaban traba|os
forzados, excavando canaes o transportando pedras para as
construccones que se reazaban por orden de monarca, se vean
sometdos a esfuerzos sobrehumanos y encontraban pronto a muerte.
Pero as manos de aque escavo no mostraban hueas de haber resstdo
nngn esfuerzo, n squera de haber sufrdo os rgores de a nstruccn
mtar: resutaba dfc creer que m nueva propedad hubera mtado
aguna vez en nngn e|rcto.
-En qu guerra? -e pregunt francamente curoso y deseando or as
mentras que sera capaz de urdr para aparecer como un hroe ante ms
o|os-. Cmo caste prsonero?
Pero e grego se mt a encogerse de hombros como s amentase
aguna oportundad perdda. De| transcurrr un cuarto de hora hasta que
cobr sufcentes nmos para responderme:
-Hace cnco aos, partendo de Aepo de regreso a m patra, tuve a
desdcha de encontrarme en Tro cuando egaron os asros. Haca so
dos das que me haban asatado y saqueado a sar de una taberna y,
entre e pnco consguente, me encontr sn os medos necesaros para
costearme a huda por mar. Los tros me ncorporaron a su e|rcto y
pas todo e tempo que dur e asedo en o ato de as muraas |ugando
a os dados mentras aguardbamos a que os notabes de a cudad
negocaran a rendcn. Gan mucho tunero y ta vez eo provocase
resentmentos: os extran|eros que se encuentran en una cudad
sometda a ataque sempre se haan en dfc stuacn, seor. En
cuaquer caso, cuando eg e momento de entregar a os prsoneros, me
encontr cargado de cadenas y conducdo a punta de espada hasta e
campamento asro. Y sa es toda a hstora de m carrera mtar.
Suspr y de un maetn de madera que tena |unto a m |ergn extra|o
un dmnuto recpente de arca eno de un ungento de coor grs que
apc a m astmada espada, emnando nmedatamente e escozor que
senta y hacndome sentr mucho me|or.
Descubr que se haba desvanecdo m ma humor. Aque hombre haba
consegudo dstraerme hasta ta punto que hubera querdo hacer ago por
antes de separarnos, puesto que me pareca mprobabe que me
permteran conservaro a m ado.
-Ou sabes hacer? -e pregunt, contempando su maetn de
madera mentras me ayudaba a vestrme-. Cmo has evtado hasta
ahora que te recutasen en agn grupo de traba|o?
Exhb fugazmente una astuta sonrsa que desaparec cas por
ensamo.
#*
Nchoas Gud
E Asro
-Ah, seor! -excam evantando a mrada haca e techo-. Procura
no desperdcar tu |uventud en ntes ocuras! S a noche que me
saquearon en Tro hubera bebdo menos, hoy no me vera en esta
stuacn; s hubese sdo menos ndoente, me encontrara en Naxos, en
m hogar, enrquecndome con ms habdades mdcas, pues ta ha sdo
durante nnumerabes generacones a profesn de m fama.
Sn embargo soy h|o de un fsco y no anduve a cegas por a casa de
m padre... Como puedes suponer, ogr aprender agunos remedos. La
esposa prncpa de turtanu sufre certas doencas reaconadas con sus
prddas menstruaes, cuyos orgenes eres demasado |oven para
entender, pero que han sdo causa de graves nconvenentes para su
mardo. Vandome de agunas experencas recogdas en ms va|es
consegu...
Retroced unos pasos como s consderara qu otros arregos poda
dsponer en m tnca y e tema de a mu|er de turtanu parec
desvanecerse de su mente como una sombra.
-Y cmo es que e turtanu te ha ceddo a m? -pregunt deseoso de
conocer hasta e fna tan nteresantes confdencas.
E hombre sonr como s despertara de un trance.
-Oun soy yo, seor, para descubrr os secretos de tamo
conyuga? La dama ha pasado su prmera |uventud y quz han cesado as
dfcutades que tena. Acaso e turtanu ha perddo a pacenca con ea y
a ha castgado de este modo,.. No te muestres tan escandazado, |oven
amo. Cuando os doses crean oportuno condenarte a tomar esposa,
comprenders cuan terrbes pueden ser. Por m parte nunca he tendo
mu|er, pero todos descendemos de una madre y podra contarte muchas
cosas de a ma... Mas de|emos este asunto. Es hora de que vayas a cenar,
seor, y de que a defendas m causa ante e rab kisir, porque s debo
ser escavo entre os asros, por o menos que os doses me concedan a
graca de tener un amo grego.
Me dspona a recordare que en aque ugar yo no era un extran|ero
como sno e propo h|o de rey. Pero a expresn de su rostro me hzo
enmudecer. Aunque e pas de Assur fuese m patra, saba muy ben o
que sgnfcaba sentrse extrao en ea y comprenda os sentmentos de
Kefaos. So era un muchacho, pero no tan |oven como poda parecer.
-E escavo es un regao de turtanu, prncpe? -se nteres Tabshar
Sn frotndose a me|a e ncnndose haca m de modo que estuvo a
punto de vocar su |arra de cerveza con e brazo.
Cog su cucho y se puso a gopear e borde de a mesa con a ho|a,
sea evdente de que se senta preocupado. Aquea noche haba bebdo
en exceso y, en cuaquer caso, un probema como aqu e hubese
sumdo en grandes nquetudes. Era e responsabe de mantener a
dscpna en e cuarte rea, pero e turtanu era e prmero despus de rey
en e mando de e|rcto.
#!
Nchoas Gud
E Asro
Asent con grave expresn. Kefaos, e cua yo comprenda que se
sntera poco satsfecho debendo confar su destno a un chquo, me
haba nstrudo cudadosamente.
-Tengo a mpresn de que e seor Snahusur desea darme a
oportundad de practcar a engua |nca a fn de que no perda ago que
puede ser de gran vaor prctco en aos futuros. Los |onos son un puebo
ambcoso, Tabshar Sn, y qun sabe s agn da...
Bast con un ambguo encogmento de hombros para que e rab kisir
fruncese e entrece|o y mostrase su nquetud. Yo apenas tena dea de
sgnfcado de ms paabras porque Kefaos as haba embutdo en m
cerebro como s reenase un co|n de pa|a, mas a parecer Tabshar Sn
an as comprenda menos que yo. En su cadad de sodado posea as
vrtudes propas de os mtares: era vaente, experto en su ofco y
cumpa rdenes con cega obedenca. Los negocos de estado, tan
msterosos para como a ngromanca, competan a monarca y a os
doses.
De modo que s e turtanu, cuya voz expresaba a vountad rea,
deseaba que Tgath Assur poseyera un escavo procedente de agn
remoto rncn de a terra, no tena nada que ob|etar.
-Pero vga que ese |ono afectado no sea una moesta, prncpe! -
d|o por fn seandome con su cucho y agtando su punta ante m
pecho-. Y procura no contagarte con sus perncosas costumbres. So
un desdchado abandonado por os doses confara os nstrumentos de su
profesn a un escavo, de modo que sgue atendendo a cudado de tu
espada y destna a ese brbn otros menesteres en que mantenero
ocupado. Has comprenddo, prncpe?
Su expresn era tan feroz y a punta de cucho estaba tan cerca de
m corazn que sacud rpdamente a cabeza asntendo a cuanto me
deca.
-Ben saben os doses -repuse nmedatamente- que tengo poca
necesdad de un srvente, pero este ndvduo parece poseer certos
conocmentos para sanar herdas y...
-Ben, no se habe ms de asunto!
Desechando aquea dea tan bruscamente como se e haba ocurrdo,
Tabshar Sn se evant de a mesa y sa a exteror arrastrando os pes
para exonerar su ve|ga |unto a muro de cuarte. Era tarde, en breve se
acostara y por a maana se evantara convencdo de que a soucn a
probema de escavo Kefaos haba sdo fruto de su ncatva.
|ams tuve ocasn de agradecer adecuadamente a seor Snahusur
su presente porque, a partr de entonces, e v en muy raras ocasones y
tan so a certa dstanca y revestdo de mponente aparato propo de su
rango que no permta comuncacones de ndoe persona. A decr verdad,
e rey y sus acompaantes estaban tan dstantes de a gente comn como
os propos doses. A pesar de que e seor Sennaquerb haba puesto sus
manos en ms hombros y me haba amado h|o, ncamente pude vere
en un par de ocasones durante os dos aos sguentes y or su voz una
soa vez.
La prmera de eas fue en una formacn mtar que se ceebr con
motvo de una campaa que se propona emprender e rey. Yo formaba
#"
Nchoas Gud
E Asro
fas con os restantes muchachos de cuarte rea y pas revsta a as
tropas montado en su carro, respandecente como e fuego con sus
ropa|es recamados en oro y pata que desteaban ba|o a uz de so. Pas
sn mrar a derecha n a zquerda, como s fuese un doo de pedra. Pero
ta es e comportamento de os reyes: de ese modo demuestran su
ma|estad.
La segunda ocasn se produ|o a su regreso y, aunque tuvo un buen
comenzo, perdurar eternamente en m memora como una de as
noches ms amargas de m exstenca.
Fue en e curso de un banquete en e que se ceebraba e trunfo de
nuestro e|rcto sobre as trbus de as montaas que se agopaban como
paga de angostas a este de Tgrs. E acto tena ugar en uno de os
grandes saones de paaco, cuyos muros estaban revestdos de
ba|orreeves en os que apareca e poderoso soberano de Assur
sometendo a sus enemgos.
Antorchas empapadas en cera umnaban a estanca y se oan rudos
de voces y meodas nterpretadas por mscos de as cuatro partes de
mundo que e rey haba conducdo a Nnve en cadad de botn. Mu|eres
atavadas con decados te|dos bordados en oro danzaban agtando sus
cuerpos a rtmo de crtaos y tambores y e are estaba densamente
mpregnado de aroma de especas.
Yo serva de pa|e porque a seor Sennaquerb e agradaba tener cerca
a sus h|os en taes ocasones para que fueran testgos de su gora.
Estaba apostado |unto a una puerta, ucendo e eegante unforme de os
cadetes reaes, aunque desprovsto de m espada, puesto que nade poda
r armado en presenca de rey, y observaba a m padre que presda a
mesa con sus dos h|os mayores, e seor Snahusur y agunos de sus ms
emnentes cortesanos cuyos nombres ovd hace tempo.
Cre que podra pasar nadvertdo, que entre e rudo y a confusn de
tan dstngudos nobes, abstrados en sus propos paceres, nade
reparara en un ser tan nsgnfcante como yo. Aqueo sera como m
ntroduccn en e mundo de os grandes persona|es porque, segn
magnaba, aqueos hombres gobernaran e pas de Assur durante toda
m vda.
E rey y e turtanu despegaban una radante ma|estad. La grandeza de
su poder os rodeaba gua que una aura vta y cre que aquea vsn
podra cegarme: no eran de carne y hueso como yo, sno cas dvnos.
E marsarru Assurnadnshum, a quen no haba vsto hasta entonces, me
parec menos mpresonante, pese a que por graca de su padre ya haba
sdo nombrado rey de Babona. Tena entenddo que haba egado de
sur para contraer matrmono, aunque seme|ante perspectva no pareca
aegrare demasado. Tena un rostro aargado de expresn nsatsfecha y
pareca poco ncnado a conversar. Se sentaba a a destra de rey y
tamboreaba os dedos en una copa de vno, sencoso y abstrado.
Pens que aqu era e hombre que desposara a Asharhamat y a
apartara para sempre de m ado, puesto que a a sazn ya saba que m
hermano Asarhadn no me haba mentdo y que nuestra separacn sera
defntva, y presa de ceos y desesperacn madeca a Assurnadnshum
porque yo era |oven y su presenca destrozaba m corazn. Deseaba vere
##
Nchoas Gud
E Asro
abrumado por desdchas y penadades sn cuento y peda a os doses que
e arrancaran a vda: s me escucharon, que su esprtu errante me
perdone.
Pero no ba a permanecer nadvertdo. Por fn e rey drg haca m sus
o|os y, cuando se dspona a desvar su mrada, ago parec despertar su
nters. Se vov a turtanu, murmur agunas paabras y a recbr su
respuesta asnt gravemente. A cabo de unos momentos me hzo seas
de que me acercase. Me aproxm a y e puse a mano en a roda en
sea de sumsn. E soberano me ayud a evantarme.
-De modo que en esto se ha convertdo e poderoso Tgath Assur?
Soy h|o de Sennaquerb, Rey de Reyes, no es eso?
Y esta en sonoras carca|adas.
No me senta avergonzado porque ya estaba famarzado con aqueas
muestras de hardad que a a sazn proferan mtpes gargantas. E rey
me cog de brazo y me acerc a como s deseara examnarme ms de
cerca.
-Dentro de unos aos este |oven evantar una montaa de cabezas a
os pes de nuestro seor.
Ignoro qun pronunc aqueas paabras, pero, a oras, e rey
ntensfc sus rsas que pareceron caer sobre m como puetazos. De
pronto me do unos gopectos con e dorso de a mano bromeando y
fng sorprenderse a ver que no me tambaeaba. De nuevo resonaron
sus rsas en e gran san porque e soberano se senta satsfecho de m y
de s msmo.
Ac os o|os para ver su rostro porque me pareca ndgno que e h|o
de rey tuvese que f|ar a mrada en e sueo como cuaquer gan, y me
sorprend descubrr que desvaba nmedatamente a cabeza. No me mr
drectamente, por o que durante un momento, so un momento porque
os grandes hombres son reacos a ser observados, ogr estudar su
rostro.
Comprob que, efectvamente, no me haba equvocado: en sus o|os
pude eer o que haba percbdo con m rpda ntucn nfant, aunque
no saba expresaro con paabras. E tembe monarca, e escogdo de
Assur, e seor de unverso, tena medo. Se mostraba temeroso y
asustado. No de m, qun temera a un muchacho?, sno de a vda. De
todos modos era un hombre y sobre pesaban enormes
responsabdades. Y, compadecdo, desde e fondo de m corazn e am
padre.
-Te guardo una sorpresa -me anunc-. A ver s advnas a qun
vers esta noche, muchacho? -Levant e brazo y sea haca un oscuro
rncn de a estanca. Mas aunque aguc os o|os ncamente dstngu
una puerta entornada-. Tu madre, muchacho! Ve, tenes m permso!
Corre a vera!
E gran rey, donador de ddvas, no se hubera ganado me|or m
reconocmento s hubese puesto meda Asa a ms pes. Embargado por
a profunda confusn que senta, n squera me ncn para despedrme
de su sagrada presenca. La sangre crcuaba rpdamente por ms venas
mentras corra haca aque rncn sombro como un hacn sobre su
presa.
#$
Nchoas Gud
E Asro
A se encontraba m hermosa madre de cabeos cobrzos, arrodada
en a brega estanca y abrndome os brazos, a os que me arro|
estrechando m cuerpo contra e suyo. Merope se ech a orar, me acun
en sus brazos entre soozos y sus grmas cayeron sobre m espada.
Hasta aque momento no pude comprender cunto haba anheado su
presenca. Ou sgnfcaban a gora, qu e favor de os reyes
comparado con e duce abrazo de m madre, cuya compaa me haban
arrebatado? En qu otro ugar que no fuesen sus brazos podra sentrme
dchoso? Permanecmos argo rato en senco sn poder artcuar paabra:
habamos enmudecdo.
-M Lathkadas, m hermoso h|o, cunto has crecdo! -d|o por fn,
mantenndome a certa dstanca para comprobaro con sus propos o|os.
Y reamente era certo: o e en sus o|os, que eran azues como os
mos. Pens que aqueo era me|or que ser un rab shaqe. Me ergu
sonrente y ea me contemp a pacer.
-Certamente has crecdo mucho. Ahora eres cas un hombre -aad
sonrndome a su vez, pero con una expresn trste como s consderase
a dstanca que nos separaba-. Cuntame todo cuanto te ha suceddo.
Te gusta ser sodado? Has haado todo cuanto deseabas en a Casa de
a Guerra?
Ou fue o que e en su rostro en aque nstante? Acaso tema orme
decr que era dchoso en e cuarte rea, entre cabaos y cruees
nstrumentos de combate? Ta vez sospechaba que aque nuevo doo a
haba susttudo en m corazn? O quz preferra saberme fez y pensar
que e sacrfco de perderme haba vado toda a angusta y soedad que
tena que sufrr? Lo gnoraba. Un no no puede saber esas cosas porque
no comprende nnguna dcha n desgraca que no sean as propas y, sn
embargo, percb que en aque momento no so tena a facutad de
avar sus sufrmentos sno que, s me expresaba equvocadamente, a
agobara an ms.
-Oh, Merope! -excam cogendo su rostro entre ms manos-. S
puderas presencar a gora de aque ugar, s puderas verme a, te
sentras orguosa de tu h|o!
Y se o expqu todo. Le hab de Tabshar Sn que era manco y de m
escavo grego, de as proezas que reazaba con a |abana, de a
habdad de Asarhadn en a ucha, de os carros que evantaban nubes
de povo con sus veoces ruedas y e descrb os desteos que arrancaba
e so a as espadas cuando practcbamos esgrma. No me cansaba de
habar. Las paabras brotaban de ms abos como una rada y ea segua
nmv, contentndose con verme y admrarme. No obr errneamente
contndoe todo aqueo, pues era o que deseaba or. Y comprenda que
no me haba perddo, que yo haba quedado en bertad berndoa
asmsmo a ea, pero que segua en m corazn.
Mas cuando e pregunt cmo seguan as cosas en e gneceo se
mostr evasva.
-Oh, h|o mo...! A todo contna gua -desv a mrada-. E
surtdor sgue resonando entre un murmuo de rsas nfantes.
Recuerdas a pequea gacea? Crec y se a evaron...
#%
Nchoas Gud
E Asro
-Y qu ha sdo de Asharhamat, madre? Sgue sendo tan bonta? Se
acuerda de m?
Era una pregunta nocente, pero m madre me cubr a boca con as
manos como s hubese proferdo una terrbe madcn que pudese caer
sobre m cabeza.
-No debes nombrara, h|o mo! Has de ovdara! Tenes que ovdar
su exstenca!
Me estrech de nuevo contra su corazn y, aunque no oraba,
comprend que se senta desdchada. Dada m |uventud no poda advnar
a razn.
-Ahora ve... -aad de pronto dndome un empu|n-. Ya no me
perteneces, Lathkadas. Vueve con tu padre..., eres suyo. Le perteneces a
y a su dos. Ovdame y s dchoso.
Cre que no podra resstro. E momento de a separacn haba egado
y en aquea ocasn comprend que a perda para sempre. Se me
enaron os o|os de grmas y cre que e corazn me estaara en e
pecho.
-Te brar de gneceo, Merope -e asegur, expresndome
dfcutosamente y asndome a sus brazos como s estuvera a punto de
hundrme en a terra-. Ya o vers! E rey est satsfecho conmgo.
Consegur sacarte de aqu. Nunca te ovdar!
A m espada a puerta se abr geramente y dstngu a presenca de
un eunuco que aguardaba para evarse a m madre a su |aua dorada. Los
soozos sofocaron m garganta. Pero Merope ya se haba evantado y se
perda entre as sombras. Hubese deseado correr haca ea una vez ms,
pero me tend os brazos para mpedrmeo. Pese a a oscurdad renante,
advert que tena os o|os enos de grmas.
-Ads, Lathkadas, h|o mo! -susurr-. Ya no puedo darte m
caro. Ovdame, h|o; pero recuerda que te quero ms que a m vda.
Y desaparec. La puerta se cerr y me qued soo.
#&
Nchoas Gud
E Asro
!!!
Aquea noche no s cmo encontr e camno de regreso a cuarte
rea. Recuerdo que me tend en e echo creyendo que ba a morr de
trsteza, que me ahogaba en anto y me arda a garganta. No era ms
que un chquo y nada here ms profundamente que as penas de a
nfanca.
E encuentro con m madre me hr ms ntensamente de o que ea
poda magnar porque me hzo revvr e ntenso door de habera perddo.
Durante muchos das taes fueron ms sentmentos. Mentras braba e
so reazaba ms tareas, me esforzaba por aprender as artes marcaes y
nade adverta dferenca aguna en m, pero a egar a noche me senta
abrumado por e pesar. So m hermano era testgo de ms pesares y
Asarhadn no deca nada, cosa que e agradec profundamente.
Hasta que por fn e tormento remt, nsprndome un taante
tacturno que no me abandonaba, pero que me permta pensar en otras
cosas. Aunque me senta desdchado, no haba perddo e nters por a
vda. En ta estado me encontraba cuando Kefaos acud un da a
vstarme.
Yo haba asegurado a Tabshar Sn que no necestaba nngn servdor y
e haba dcho a verdad. No era ms que un muchacho, posea escasas
pertenencas, en e cuarte rea tena cubertas ms necesdades bscas
de amento e ndumentara, contaba con un ugar donde cob|arme y
pasaba a mayor parte de tempo nstruyndome mtarmente. Kefaos
me ense cuanto me fataba por conocer de afabeto grego, pero
aprend rpdamente y, en cuaquer caso, no dspona de ecturas para
e|erctar aquea engua. Por o dems, m escavo pasaba os das
haraganeando por a paza de armas, ocosa e ntmente. Y, aunque
nunca haba sdo muy actvo, con e tempo ncuso tambn comenz a
sentrse descontento.
-Seor -me d|o por fn un da desde a puerta de m habtacn-,
segn tengo entenddo en este pas a veces se permte a os escavos sar
a buscar ocupacn en a cudad para enrquecerse eos y sus amos. Es
certo que exste esa costumbre?
Yo estaba sentado en m |ergn qutndome as espneras y ac a
mrada para vere. Anocheca, haba pasado una |ornada agotadora y me
senta fatgado y hambrento, pero no estaba de ma humor: dentro de un
cuarto de hora habra tomado un rea|ante bao de vapor y estara aseado
y dspuesto para cenar. De modo que e escuchaba como podra estar
oyendo os afabes grudos de un perro de campamento, sn prestare
demasada atencn n nters, pero de buen taante.
-S, naturamente, Kefaos, exste esa costumbre.
-Entonces me preguntaba...
-Ou?
#'
Nchoas Gud
E Asro
Exhb os dentes en nervosa sonrsa, como dando por supuesto un
tcto entendmento de as dfcutades en que poda encontrarse, cosa a
a que ya estaba acostumbrado.
-Seor, como sabes, aqu soy de poca utdad. Y e ambente
cuartearo no me resuta muy agradabe. Me pregunto s podras
concederme tu autorzacn para que reanudase m antgua profesn.
-Y cu es tu profesn?
Kefaos ntensfc su sonrsa comprendendo que e estaba hostgando.
-Con tu permso, |oven amo, qusera estabecerme como mdco.
Lanc por os ares ms sandaas y se agach a recogeras de sueo,
estrechndoas contra su pecho como s se propusera obgarme a
recuperaras.
-Seor, debes comprender que yo...
-Conoces e cdgo pena, Kefaos? Te has enterado de cmo castga
e rey a un mdco que demuestre neggenca o sea nepto? S de|ases
tuerto a un hombre, e rey envara un sodado a tu casa para que te
arrancase un o|o con a punta de su daga. Por aaddura tengo entenddo
que cuando fuste capturado an no habas competado tu aprendza|e.
Me equvoco?
-Seor, eres |oven..., permte que te expque ago -d|o
arrodndose a m ado y depostando as sandaas |unto a m |ergn-.
Debes saber que os mdcos no se enrquecen cudando enfermos...
E programa que Kefaos me esboz a grandes rasgos era totamente
nocuo.
-Vers, |oven seor. T no conoces nada de mundo: poseo ago ms
mportante que a cenca... Cuento con e prestgo que emana de ustres
patronos. Soy escavo de un prncpe rea y he sdo mdco de una de as
esposas de propo turtanu. Con seme|antes credencaes os pacentes
rcos se agoparn a ms puertas, aunque so sea por permtrse e pacer
de decr: Nuestro mdco es e ntegente |ono Kefaos, que trata a a
propa fama rea, y entre eos ncamente admtr a aqueas mu|eres
que no tenen otra preocupacn que sus doencas magnaras y que te
aseguro que en nnguna cudad escasean. A os dems, aqueos que
estn verdaderamente enfermos, os envar a ms coegas asros, para
que no sentan resquemor. De ese modo ograremos enrquecernos en e
espaco de un ao.
Sgu mrndome con are especuatvo, adeando a cabeza como s
estuvera consderando aguna cuestn mportante.
-Porque, como es natura, seor, repartr honradamente contgo ms
benefcos. Comprendo e orden natura de as cosas y t tenes derecho a
recobrar una parte razonabe de tu nversn. Ou te parece a cuarta
parte? M seor es sodado e h|o de rey, por o que sus necesdades
futuras nunca sern tan apremantes como as mas... Hace un terco?
-Un mdco necesta dsponer de certo efectvo para nstaarse,
Kefaos. Aunque sea un muchacho o comprendo perfectamente. Te har
fata una casa, nstrumenta y medcamentos, y yo no puedo darte n
factarte esos medos econmcos, pese a ser un prncpe rea. Cmo
pensas obteneros?
#(
Nchoas Gud
E Asro
Se mord e abo nferor y a punto comprend que haba ago ms que
se ressta a confesarme. Empu m espada y apoy a punta en su
cueo.
-Kefaos!
-Seor, no debes preocuparte por tan srddos detaes. D|ao a m
cudado!
-Has vueto a |ugar a dados con os sodados! Cunto es has robado
en esta ocasn? Dme a verdad!
-Seor, yo... Ben: o certo es que me ha sonredo a fortuna
tmamente y...
-Y, por consguente, aguen ha prometdo una vez arrancarte os
ntestnos y cogarte de eos, no es eso?
-A fuer de sncero, seor, sera convenente que pudera desaparecer
de aqu durante agn tempo..., comprendes? Ouedamos entonces a
partes guaes?
Aquea msma noche Kefaos recog sus pertenencas y march en
dreccn a a cudad.
Cuando vov a vere dez das despus, apenas poda creer que se
tratase de a msma persona, tan u|oso era su atavo. Vesta una tnca
de exceente pao bordada en azu, amaro y ro|o y se haba
transformado extraordnaramente. Adems, era dueo de una casa y de
un crado y me entreg doce scos de pata por m partcpacn en sus
prmeros honoraros.
-Es mucho me|or de o que haba magnado, seor. E hecho de ser
extran|ero representa una gran venta|a porque facta e acente de a
novedad. A as mu|eres as encantan as novedades en todos os aspectos,
y a cenca de e|anos pases es atamente vaorada entre as cases
mercantes. Nos aguarda una gran prosperdad. He obtendo un xto
sorprendente con certos afrodsacos cuya frmua cay por casuadad
en ms manos en Aepo. La he venddo en cuanto he ogrado preparara,
aunque no puedo menos que sentr certa compasn haca os pobres
esposos, s es a eos a quenes va destnada, porque tene un sabor y oor
espantosos que persste argas horas en a engua.
Conf a Kefaos m partcpacn en sus benefcos para que hcese
aguna nversn. Contaba con dos buenas razones para eo: por una
parte no necestaba nmedatamente aque dnero y, por otra, cada vez
creca ms m admracn haca a astuca de m escavo. Intua que
reamente poda enrquecernos, y en o ms recndto de m mente
abrgaba a esperanza de rescatar a m madre de gneceo, aunque ya
entonces comprenda que era una dea absurda, puesto que e rey m
padre no comercaba con seres humanos como un trafcante de escavos,
y en cuaquer caso no e mpresonara con un puado de scos de pata.
Pero me nspraba certa confanza, por o menos me pareca estar
hacendo ago para combatr m soedad y a fura que senta.
Y a vda transcurra montona en e cuarte. Tabshar Sn estaba muy
satsfecho de m, que creca y me robusteca por momentos. Era cas un
hombre, como haba dcho m madre, y cas un sodado. Y poda confar
ms sentmentos a Asarhadn, que apenas os comprenda, pero que era
m amgo.
#)
Nchoas Gud
E Asro
-Te preocupas demasado -deca utzando a punta de a espada
para abrr otra |arra de cerveza porque haba egado a gustare tanto
como peear.
Y se recostaba en su |ergn con os o|os sementornados, amodorrado y
satsfecho.
-M madre tambn se encuentra en e gneceo y confo que sga a
eternamente. Por os sesenta grandes doses, prefero enfrentarme a m
medas con una rstca podadera que convvr con ea ba|o e msmo
techo!
Y sonrea muy compacdo consgo msmo. M hermano sempre haba
tendo una cuadad nnata para consderar a vda como una sda,
smpe y persona readad, cua s por vountad propa as necesdades y
deseos de un hombre puderan ser transformados en eyes de a
naturaeza.
-Las madres son peores que todos os dabos de os ugares ms
nfernaes de a terra -prosgu movendo su |arra en e are con un
ampo ademn para ndcar e carcter csmco de aquea nueva fosofa
persona-. S hubeses tendo una madre como a ma, sabras aprecar a
fecdad que aqu se dsfruta.
Poco tempo despus, en e mes de Ab que abrasa como un horno, un
da me encontraba en cucas |unto a a puerta de cuarte -era e
nstante ms trrdo de da, en que tanto hombres como bestas so
buscan a sombra y a quetud-. Estaba absorbdo en a reparacn de
una correa de m sandaa, cuando un muchacho de unos sete u ocho
aos se present ante m y con una profunda ncnacn pregunt s
tena e honor de drgrse a seor Tgath Assur. Era decado y ndo
como una muchacha, tena grandes o|os castaos y argas pestaas. Ante
m respuesta afrmatva, vov a ncnarse y me entreg un trozo de
pergamno dobado en cuyo nteror apareca un mensa|e escrto en
grego, por o que no tuve dfcutad aguna en advnar qun sera e
remtente. A parecer e muchacho tena nstruccones de aguardar m
respuesta porque permanec expectante, mentras que yo me enteraba
de su contendo: Tu humde escavo, e mdco Kefaos de Naxos, supca
a augusto prncpe Tgath Assur, h|o de Sennaquerb, Rey de Reyes y de
Asra, que e conceda e honor de acompaare a su senca mesa esta
noche, en su domco de a Puerta de Adad. Asmsmo se consderara
atamente dstngudo s e prncpe Asarhadn compartese esta
nvtacn.
-Puedes responder a mdco Kefaos que nos gustara mucho aceptar
-d|e a muchacho-, pero que somos smpes sodados y debemos pedr
autorzacn para eo.
, E no se ncn por tercera vez, an ms profundamente s era
posbe, y se retr.
No me moest en consutar a Asarhadn, puesto que me constaba que
aprovechara como un chaca hambrento cuaquer oportundad que se e
presentase de hur de cuarte por una noche, de modo que acud
$*
Nchoas Gud
E Asro
drectamente a Tabshar Sn, que tambn se protega de bochorno estva
tenddo en su |ergn, mo|ndose e rostro y a barba con un trapo que
sumerga de vez en cuando en una tna|a de arca. Como buen veterano,
haca tempo que haba aprenddo a aprovechar as horas de descanso.
Frunc e entrece|o rrtado a verme asomar por a puerta.
-Ou deseas, prncpe? -pregunt en un tono que sgnfcaba que
poda rme a Arau, e Hades grego.
-Deseo que me concedas permso para sar esta noche, rab kisir: me
han nvtado a cenar.
Le mostr e pergamno, pero apenas e conced una mrada, de|ndoo
caer nmedatamente en e sueo.
-Por o que veo se trata de ese afemnado escavo tuyo, |ugador de
dados. De modo que ahora enva nvtacones, verdad? Dcen que ha
prosperado mucho.
-Pero puedo r, rab kisir?
-Tenes e equpo preparado para as manobras de maana?
-S, rab kisir.
-Entonces te concedo permso. Espero que te srvan ago me|or que e
rancho de cuarte.
-Puede acompaarme Asarhadn?
Tabshar Sn ade geramente a cabeza haca m, como deseando
subrayar su sorpresa.
-Ben, de acuerdo, pero cuda que no beba demasado. Y regresad en
seguda, en cuanto concuya a cena. Aunque ses prncpes reaes, en
estas fechas Nnve est ena de extran|eros.
Comenzaban a caer as sombras cuando Asarhadn y yo emprendmos
a marcha haca o que nos pareca una gorosa aventura. E campamento
y e paaco haban sdo hasta entonces nuestro mundo, y a gran cudad
de Nnve, donde haba transcurrdo toda nuestra vda, nos era tan
desconocda como os desertos de |ud.
-Vueve a ermeo.
Saqu de m zurrn una vez ms e pedazo de pergamno y, ante e
dvertdo asombro de Asarhadn, e tradu|e su contendo en acado.
-Por qu ama a nuestro padre rey de Asra? Ou ugar es a ta
Asra?
-Los |onos no tenen guaes sondos en su engua, por o que a
paabra sufre ta transformacn. Es smpemente su modo de expresar e
pas de Assur.
-Tu escavo es un tpo dvertdo, Tgath. Asra! Por os doses que
es dvertdo!
E paaco y as dependencas a ane|as se evantaban sobre una
enorme pataforma de adros y, por consguente, se eevaban varos
codos por encma de os edfcos de a cudad. Nos vmos obgados a
descender un argo tramo de escaeras hasta egar a. as caes, como s
ba|semos de una montaa a una seva. De pronto nos encontramos
rodeados por una rudosa y abgarrada muttud. Las gentes se empu|aban
abrndose paso a codazos entre os grtos de os vendedores y efuvos
de carne, sudor y basuras corrompdas. Posterormente he estado en
$!
Nchoas Gud
E Asro
cudades muy grandes, pero nnguna persste en m memora como
Nnve.
Me sorprend encontrar mu|eres por as caes, procedentes d muy
dstntos pases y vestdas con vvos coores: verde, azu, amaro e
ncuso ro|o, que as mu|eres de Asa so vsten en sea de dueo, y que
se cubran con veos de modo que so mostraban sus grandes o|os
negros. Agunas n squera ocutaban sus rostros, o que evdencaba su
cadad de concubnas y, otras, n squera se tapaban os cabeos.
Los hombres se expresaban prncpamente en arameo, ms que en
acado, y muchas veces no pude dscernr e engua|e que utzaban.
Reconoc a agunos httas o hebreos por as ropas que vestan, y a os
egpcos porque evaban tncas con pegues y os rostros afetados.
Pasamos |unto a tres hombres sentados en cucas sobre e pavmento
que beban cerveza en un recpente comuntaro, sorbndoo con unas
pa|as, porque entre a gente vugar no se acostumbraba ftrar as
cscaras, ago en o que yo no haba reparado hasta aque momento.
Advert que a uno de aqueos ndvduos e fataba a punta de a narz, sn
duda como castgo por haber cometdo deto de per|uro.
Asarhadn nsst en que nos detuvramos en un tenderete donde una
ancana que mostraba e rostro descuberto y uca una sere de tatua|es
onduados en a narz y en a me|a zquerda venda frutas conservadas
en azcar. La mercanca estaba ena de moscas, pero Asarhadn nsst
en que comprsemos agunas. Pagamos por eas dos monedas de medo
sco de cobre, cas todo e dnero que tenamos, y resut una maa
adquscn. En cuanto mordmos a fruta atravesando e azcar que a
envova, nos eg un oor espantoso porque e corazn estaba podrdo y
nos vmos obgados a arro|aras a arroyo.
De vez en cuando egaban a nuestros odos fragmentos muscaes y
estrdentes rsas femennas. Los edfcos de amarento adobe tenan sus
puertas abertas nvtndonos a pasar. En as caes, extran|eros y
cudadanos por gua se apartaban para cedernos e paso y nos mraban
con curosdad porque vestamos e unforme de cuarte rea. Aunque
fusemos unos muchachos, nade se hubera atrevdo a evantar a mano
contra nosotros.
A dferenca de otros ugares que he vstado, no se vean pordoseros
por as caes porque e rey castgaba a mendcdad. Nnve es una cudad
rca y todo aque que o desea encuentra traba|o en ea. A un nsovente
sempre e queda e recurso de venderse como escavo, o que se
consderaba ms honorabe que practcar a mendcdad, puesto que de
ese modo puede consegur su manumsn, mentras que mendgar
envece e esprtu.
Por fn, tras ndagar varas veces a dreccn, ogramos encontrar e
camno que conduca a a puerta de Adad. Se haaba en un dstrto que
ofrece constantes trbutos a dos patrn de a guerra y as tormentas, a
que apodan atronador porque por doquer se oye repcar e marto
sobre e yunque y e caor de os hornos crea una atmsfera bochornosa.
Los hombres que por a deambuaban evaban e torso desnudo y
exhban as ccatrces de antguas quemaduras. Preguntamos dnde se
encontraba a casa de mdco Kefaos y nos ndcaron que tomsemos
$"
Nchoas Gud
E Asro
una cae ago ms ancha que as dems. Cuando egamos a su puerta
de|amos de or e repqueteo de os martos.
Kefaos, que sn duda haba apostado espas para que e advrtesen de
nuestra egada, acud a recbrnos magnfcamente atavado con una
tnca de rco pao azu con espnddos bordados de coor dorado. Se
haba de|ado crecer a barba, tostada como e barro de Tgrs y que
enateca a dgndad de su porte. Se arrod ante nosotros y me bes os
pes.
-|oven amo, ben vendo, m veces ben vendo a hogar de tu escavo
Kefaos! Y t, prncpe Asarhadn, s tambn ben recbdo como
hermano rea de m amo y por derecho propo! La emocn me de|a sn
paabras...
-Es evdente que no has enmudecdo, Kefaos. Vamos: evntate,
honorabe mdco, no vayas a ensucarte as ropas!
Taes consderacones pareceron resutar efectvas y por fn
consegumos que se evantase de sueo y concuyese sus efusvas
sautacones en e nteror de a casa.
Braba su rostro ungdo en acetes y cuanto e rodeaba rradaba
sensacn de prosperdad. En e nteror, os sueos estaban cubertos de
afombras, y de os cofres abertos que se apoyaban contra as paredes
asomaban te|dos de vvos coores y espnddos bordados. Antes de
sentarnos a su mesa eg a nuestro ofato e aroma de un guso de
cordero decosamente aderezado: era a todas uces evdente que m
escavo se haba enrquecdo.
-Segn nuestro acuerdo, a mtad de todo esto te pertenece, seor -
d|o Kefaos con un ampo ademn que arranc brantes desteos a sus
en|oyados dedos ba|o e respandor de a mpara-. Tambn he nvertdo
mportantes sumas en e comerco arameo, con a mayor prudenca
naturamente, porque me preocupa e benestar de m amo. Y dentro de
un ao, cuando regresen as caravanas de mar de norte, habremos
obtendo saneados benefcos. Ven aqu, m duce no!
Kefaos se drga a pequeo que me haba transmtdo aquea maana
su nvtacn. ste se sent tan prxmo a su amo que sus cuerpos se
rozaron y Kefaos e rode os hombros con e brazo, como s hcese
tempo que mantuvesen una gran ntmdad. Asarhadn y yo cruzamos
una rpda mrada en senco y Kefaos sgu habando, a parecer muy
satsfecho de sus costumbres domstcas. Nos expres sus teoras sobre
comerco de ta modo que hubese convencdo a cuaquera de que era un
mercader nato. Mentras hababa beba coposamente y cada vez
acarcaba con mayor descaro a pequeo escavo, que aceptaba su
contacto con naturadad, como un no que se encontrase en e regazo
materno. La stuacn rozaba ya a ndecenca cuando aparec una mu|er
pequea y regordeta, cuyo rostro vugar y moreno denuncaba su orgen
frgo, y que evaba brazaetes de oro en as muecas y tobos, que nos
srv e prmer pato y, a sar de a habtacn, recog a chquo en sus
brazos con a suavdad de un barquero que transportara su carga. Kefaos
a observ con sonrsa ndugente y u|urosa.
-Son madre e h|o -coment cuando ea hubo regresado a a cocna
-. Legaron a pas hace dos aos. E no es an pequeo, y Fna,
$#
Nchoas Gud
E Asro
aunque duce como un hgo, es una cratura muy prmara y apenas sabe
expresarse en acado. Comprende e grego bastante ben, pero qun
conoce m doma en esta parte de mundo? Me avergenza confesar por
qu escasa cantdad adqur a ambos. E no se ama rnos. Catad estas
agarrobas ambaradas que no me avergonzara servr a propo rey
vuestro padre, |venes seores! Fna es una |oya preparando estas
exqusteces.
Despus de cenar, Kefaos nos condu|o a |ardn. Nos sentamos ba|o un
emparrado y bebmos e vno ms fuerte que haba probado en m vda
mezcado con agua en una proporcn de tres por dos. No tard en
sentrme tan aturddo como s me hubese cado de cabao y Asarhadn
se embrag de ta modo que farfuaba ncoherencas.
-No podemos permtr que e prncpe regrese a cuarte en este estado
-d|o fnamente Kefaos movendo a cabeza pensatvo, mentras
observaba a Asarhadn, que se tambaeaba |unto a emparrado-. Tengo
un remedo que e devover a a normadad.
Se met en a casa y a cabo de unos momentos regres con una
redomta cuyo contendo mezc con e vno que quedaba en a copa de
m hermano.
-Dentro de una hora estar fresco como e roco.
Mentras aguardbamos a que a pcma surtera efecto, Kefaos y yo
permanecmos en senco escuchando a os gros y dsfrutando de a
fresca brsa nocturna. Fue una de as noches ms agradabes de m vda.
Por fn Asarhadn se evant, avanz tambaendose haca un rncn
de |ardn y vomt rudosamente. A cabo de unos momentos regres
sonrente y comuncatvo pdendo ms vno.
Haba oscurecdo totamente cuando Kefaos nos permt abandonar su
casa y, a modo de despedda, me entreg una bosa ena de monedas de
pata.
-Ests acanzando a edad en que te ser t dsponer de dnero, seor
-d|o cogndome as manos y obgndome a omar a bosa-. La noche
an es |oven y e camno de regreso a cuarte muy argo.
Cuando egamos a a puerta de a gran mansn se arrod una vez
ms a ms pes y se abraz a ms tobos.
-Soy tu srvente, seor -aad-. Y aunque nac bre no podra
asprar a me|or amo. No ovdes |ams en esta vda que m casa, yo
msmo y todo cuanto poseo te pertenecemos, prncpe.
Aunque tambn haba bebdo ms de a cuenta, comprend que
hababa snceramente, y cuando se evant de sueo descubr que tena
os o|os enos de grmas. M escavo era un po redomado, pero por a
razn que fuese haba decddo entregarme su amstad y no poda menos
que corresponder. Se qued en a puerta despdndonos, mentras
Asarhadn y yo emprendamos a marcha haca a puerta de Adad.
A a uz de un taer de costura -en Nnve sempre hay aguen
desperto, por o que e sastre nterrump su traba|o para mrarnos, ta
vez temendo que nos propusramos causare agn dao-, repart e
contendo de a bosa con Asarhadn. Todo o repartamos: e pan, a
cerveza, as obgacones..., por qu no tambn e dnero? Descubrmos
que haba ms pata de a que habamos vsto en nuestras vdas.
$$
Nchoas Gud
E Asro
-Me pregunto con qun se acostar -d|o Asarhadn cuando
reemprendmos a marcha con ms enttud porque m hermano haba
decddo que nvrtsemos adecuadamente nuestra repentna fortuna-.
Madre o h|o? O quz ambos? Ou te parece? Acaso os dos a a vez?
Sonrea comprendendo que me haba sorprenddo, aunque no haba
nnguna razn para que as fuera. Ambos sabamos -de ese modo ago
abstracto que ntuyen os |venes en e umbra de su vrdad- que as
mu|eres srven para ago ms que preparar as comdas, y todo aque que
ha vvdo agn tempo en un campamento de e|rcto, aunque se
encuentre en e cuarte rea, no puede menos que enterarse de que
agunos preferen os muchachos a as mu|eres, aunque stas sean duces
como hgos. Pero aun as me sent sorprenddo. E comportamento de
Kefaos durante a cena, que ms que nada me haba parecdo
desconcertante, me resutaba evdente en aqueos momentos. Como s
acabase de comprender repentnamente a rona, esta en sonoras
carca|adas.
-S -d|e sn de|ar de rer...; os dos estbamos rendo-. S,
conocendo a Kefaos, dra que con ambos a a vez.
Nos pasamos os brazos por os hombros y con e dnero en e cnto
fumos en busca de aventuras, pacer y todo cuanto pudera comprarse en
as caes de Nnve.
A fna ncamente encontramos una taberna a pocos centenares de
pasos de os muros de paaco.
Desde entonces he vsto mes de ugares seme|antes porque se
encuentran en todas partes de mundo, pero a prmera vez que ago
sucede |ams se ovda. Contaba ncamente con agunas pequeas
dependencas y sus muros de adobe |ams haban sdo aseados. Haba
mesas y bancos por doquer de tosca y suca madera y estaba eno de
hombres vestdos con sencas tncas y con as cabezas descubertas
que beban sumdos en torva concentracn. E are oa a ranco y e
ambente estaba tan enrarecdo que pareca haberse condensado.
Amontonados en un rncn se vean tres hombres con sendos
nstrumentos muscaes y ante eos danzaba a que a prmera vsta me
parec a ms encantadora cratura que haba vsto en m vda, porque
sus senos eran redondos y morenos como manzanas y su ventre, que
oscaba a rtmo de a msca, pareca posedo de vda ndependente.
Con a excepcn de m madre, era a prmera vez que vea a una mu|er
desnuda. Otras mu|eres servan vno en as mesas y se ncnaban a veces
sobre os hombres y de pronto descubr que tambn ban desnudas. Una
de eas se vov cuando Asarhadn de|aba caer a cortna que cubra a
puerta de entrada y nos sonr de un modo que pareca prometer todas
as decas de mundo.
-Por os sesenta grandes doses, Tgath hermano mo, creo que
hemos encontrado o que estbamos buscando!
S, reamente o habamos encontrado.
Nos acercamos a una mesa vaca y nos sentamos ante ea segudos de
as mradas de todos os presentes. No pareca un ugar muy frecuentado
por os cadetes de cuarte rea, pero no cremos que eo fuese un
nconvenente para nosotros. La muchacha que nos haba sonredo se
$%
Nchoas Gud
E Asro
acerc a nosotros con una |arra de vno y un par de tazas de barro cocdo,
y mentras as depostaba en nuestra mesa percb e perfume que
despeda su cuerpo. Ignoro o que senta Asarhadn, pero yo estaba
mortamente asustado. Por mucho que o deseara, antes que tocar sus
morenas caderas hubera puesto a mano en e horno de herrero. Sn
embargo ea no pareca tan reaca.
-Seores -murmur acarcando suavemente a me|a de Asarhadn
-, nos honrs con vuestra presenca.
Escanc vno en as copas y uno de sus senos, de tamao muy
respetabe, acarc a manga de m tnca. Por un momento cre que ba a
ahogarme, ta fue a oeada de pacer que me nvad.
-Pods encargar todo cuanto deses. Vno, amentos, una mu|er que
os ayude a bebero... o a ovdar vuestros probemas. So tens que
habar.
No podamos pronuncar paabra. Se nos haba pegado a engua a
paadar y no nos atrevamos a proferr una saba. Advert que Asarhadn
haba enro|ecdo como e fuego.
-Acaso ms tarde? -Pase su mrada de uno a otro, pero ambos nos
sentamos guamente ndefensos-. Despus vover. Pero, s deses
ago, no tens ms que evantar un dedo.
Y cog m dedo meque con e suyo que se ev a a boca smuando
mordero con sus bancos dentes.
He desaprovechado m exstenca -pens-. Hasta este momento no
he aprenddo nada, no he hecho nada que tuvese mportanca. Ba|o m
tnca m membro estaba tan rgdo como a estaca de una tenda.
La mu|er se ae|. Me ev a copa a os abos y su amargo sabor me
devov bruscamente a a readad.
La baarna haba ncado de nuevo su danza y, mentras unduaba su
cuerpo sguendo e rtmo de a fauta y e repqueteo de tambor, no
apartaba sus o|os de nosotros. La mur ncnaba os hombros, adeaba
os senos y mova rtmcamente as caderas adeantando y encogendo a
maraa de veo que tena entre as pernas.
-Por os sesenta grandes doses! -excam Asarhadn |adeante y con
voz tan tenue como un suspro-. Lo que dara por pasar aunque so
fuese medo cuarto de hora con ea!
A parecer no todos eran tan remgados como m hermano, porque en
cuanto a mu|er concuy su danza un hombre vestdo a a usanza de os
amorrtas se acerc a ea, e do un sorbo de vno de su copa y entab
segudamente una anmada conversacn cuya fnadad nos parec muy
evdente. Por tmo ntrodu|o a mano en su boso y extra|o agunas
monedas de cobre que e entreg. Ea se recost contra a pared y apoy
un pe sobre un escabe, sn duda preparado para ta fn, y e amorreo se
evant a parte deantera de a tnca y fund su cuerpo con e de ea.
En muchas ocasones he presencado escenas parecdas porque os
hombres que vven a oras de os dos grandes ros no se avergenzan de
satsfacer sus necesdades pbcamente. En todas as grandes cudades
de este, paseando por as caes a pena uz de da, pueden verse a os
hombres acosando enceados a as mu|eres con tanta naturadad como
os gregos y os egpcos podran vacar sus ve|gas contra os muros de
$&
Nchoas Gud
E Asro
un tempo. Ta vez debdo a m condcn de semextran|ero sempre he
vueto a cabeza con una sensacn ncmoda, como s accdentamente
estuvese presencando un espectcuo profano. Es un pre|uco que |ams
he poddo superar.
Pero debo confesar que en aquea ocasn estuve observando a
amonta y a a baarna con certa sensacn de temor. No hubese poddo
apartar ms o|os de eos aunque hubese querdo y, en readad, no o
deseaba. Tras a pantaa verde y banca formada por a tnca de hombre
so dstngua una perna de a mu|er, aquea que apoyaba en e escabe,
pero no requera gran esfuerzo magnatvo comprender o que a estaba
sucedendo. La tnca de hombre, nca cortna que permta su pudor,
tembaba y se agtaba como a vea de un barco pesquero entre una
tempestad. Cuando huberon concudo -porque todo aque acto so se
proong durante uno o dos mnutos- e hombre se estremec y por fn
qued nmv y se apart de ea como s e hubese exprmdo. Sn
embargo, a mu|er se ae| de su ado mperturbabe, como s nada
hubese suceddo. Regres |unto a os mscos, se sent y beb una copa
de agua sn aterarse o ms mnmo.
-Tengo una habtacn arrba... Lo prefers as, seores?
La muchacha que serva as mesas haba regresado y se ncnaba sobre
nosotros susurrando aqueas paabras, ms cerca de Asarhadn que de
m, aunque resutaba dfc magnar a cu de ambos se drga.
-S, me gustara -repuso Asarhadn en un ho de voz tan tenue que
apenas dstngu sus paabras.
Ea vov haca m su mrada, pero me mt a ba|ar os o|os y negar
con a cabeza. Cuaquer deseo que pudese haber sentdo se haba
esfumado. La |oven pas su brazo por os hombros de Asarhadn
drgndome una seca sonrsa.
-Entonces ven, seor, y comparte un rato m echo. Podrs comprobar
que advertmos a dferenca que exste entre un mugrento mercader y un
cadete de cuarte rea. Vamos, seor...
Asarhadn me mr y comprend que se senta tan asustado como yo,
pero se evant y march con ea. Me qued soo consderando m fracaso
en senco.
La mu|er e entretuvo poco rato. Un cuarto de hora despus haba
regresado a m ado y nos encontrbamos de nuevo en a cae. Ya nos
habamos dvertdo bastante y era hora de que regressemos a paaco y
nos acostsemos en nuestros sencos |ergones.
-Cuntame...! Lo conseguste?
Crea que por o menos tena derecho a satsfacer aquea curosdad.
-No estoy seguro..., me parece que s -repuso Asarhadn movendo
perpe|o a cabeza-. Ea se tend, me d|o que poda hacer o que
qusera y me pregunt s prefera que estuvese boca arrba o aba|o. Por
fn se aferr a m..., ya sabes o que quero decr..., y todo acab en unos
momentos. No ogr enterarme s estuve dentro de ea o no.
-Ou se sente?
-Es dfc expresaro con paabras. De todos modos por dos pezas de
pata creo que he hecho un ma negoco.
$'
Nchoas Gud
E Asro
Ech atrs a cabeza y prorrump en sonoras carca|adas. Nos pasamos
os brazos por os hombros y entramos en e cuarte.
En cuanto egamos a recnto advertmos que ago haba suceddo.
Haba muchas uces encenddas y se percba murmuo de voces por
doquer. Apenas nos habamos descazado as sandaas cuando Tabshar
Sn aparec en a puerta de nuestra habtacn proyectando su sombra en
e nteror.
-Dnde habs estado? -pregunt ago rrtado.
-Fumos a cenar a casa de |ono: Tgath te haba peddo permso,
recuerdas?
Tabshar Sn nos mraba desde a oscurdad, como s no pudese
comprender e sgnfcado de ms paabras.
-Preparaos para pasar revsta dentro de cnco mnutos -repuso-.
Esta noche no dormr nade. Estaremos de guarda hasta que recbamos
rdenes de paaco en sentdo contraro.
-Por qu? Ou ha suceddo? -preguntamos.
-Acaso no os habs enterado?
Tabshar Sn se vov haca nosotros desde a puerta snceramente
asombrado.
-No... De qu se trata?
-Leg un mensa|ero hace una hora: un mportante e|rcto eamta ha
cruzado e Tgrs y ha tomado Babona, a parecer sn recbr gran
resstenca, y e marsarru Assurnadnshum ha sdo hecho prsonero.
Ignoramos s est vvo o muerto...
-Entonces es a guerra! -excam.
Era una concusn a un tempo obva y de sorprendente mportanca.
Los eamtas haban entrado en a cudad y capturado a prncpe
heredero. Ta vez en aqueos momentos Assurnadnshum ya haba
muerto: no e envdaba en absouto e destno que hubera segudo.
E pas de Assur ra a a guerra y no por un da, un mes n squera un
ao. Habra muchas campaas porque era un hecho de suma gravedad
que huberan capturado a h|o de rey nstaado en e trono de Babona y
os eamtas no se comportaran como ancanas ndefensas. S os
enfrentamentos se proongaban ncuso Asarhadn y yo podramos entrar
en combate. Bruscamente comprend que acaso aquea noche estuvera
vvendo os tmos momentos de m nfanca.
-S, prncpe. Es a guerra.
$(
Nchoas Gud
E Asro
!"
Durante agunos meses, por o menos, Nergaushezb haba asentado
sus posaderas en e trono de Babona. A a sazn, su reno se reduca a
una |aua de herro que penda de una cadena en a Gran Puerta de Nnve.
Desnudo y mugrento, habendo f|ado en su cabeza con cavos de cobre
a corona que usurpara a Assurnadnshum, vagaba a gatas de uno a otro
ado de aque angosto recnto mentras os cudadanos e arro|aban peas
de barro, excrementos y madcones. Cuando e v a tercer da de
haarse expuesto a a vergenza pbca, hambrento y sometdo a
mpacabe so, a angusta que senta y acaso os cavos de cobre que e
atravesaban e crneo ntroducndose hasta su cerebro e haban prvado
de a razn. Auaba como un anma con os abos agretados y
ensangrentados rogando que e qutasen a vda. Sn duda os doses
deseaban escarnecere porque e permteron vvr hasta e sexto da.
De este modo e seor Sennaquerb, servo de Assur, tomaba cumpda
venganza de asesnato de su prmognto.
Aque msmo da y todos os das que Nergaushezb vv fueron como
una poca de feste|os en a cudad. Advnos, prosttutas y vendedores de
cerveza, frutas, pastees de me y carne asada reazaban su comerco
ante sus propos o|os. Todos os deetes de a vda que ya no se
encontraban a su acance, todos aparecan ante sus o|os, en ocasones a
pocos centmetros de dstanca, mentras su exstenca se consuma entre
os enodados barrotes de su |aua metca y se desgafaba supcando
pedad a hombres y doses. Los habtantes de Nnve se rean de y e
nsutaban. En su mayora se trataba de extran|eros no mpcados en
aquea cuestn, que acudan smpemente como espectadores y porque
a guerra propcaba e comerco.
Y, a parecer, a guerra no ba a concur, sno que prosegura
ndefndamente porque Nergaushezb no haba sdo hecho prsonero en
nnguna bataa decsva, sno que haba sdo venddo por un trador a
quen Sennaquerb prem dndoe e peso de cautvo en pata. Los
eamtas y sus aados cadeos sempre podran encontrar un nuevo
hombre de pa|a a quen sentar en e trono de Babona, y fue en Susa, en
as mazmorras de monarca eamta Hautush-Inshushnak, donde
Assurnadnshum encontr a muerte estranguado por a cuerda de un
arco. A contnuacn perec aque monarca asesnado por su propo
puebo tras a vctora acanzada por Sennaquerb en Nppur. Pero, a a
sazn, renaba su h|o y era ben sabdo que Kudur-Nahhunte era tan
ponzooso y retorcdo como una serpente.
Cas dos aos haban transcurrdo desde a noche en que se produ|o ta
conmocn en e cuarte rea. En m mentn comenzaba a despuntar e
nco de una barba y comprobaba con grandes apuros que e veo me
creca so en ugar de rzado, ponendo una vez ms de manfesto m
$)
Nchoas Gud
E Asro
orgen extran|ero. Era cas un hombre y m nstruccn mtar, sumamente
aceerada desde que esta a guerra, haba concudo prctcamente.
Todas estas consderacones ocupaban m mente mentras me confunda
entre a muttud que se haba congregado en as afueras de a cudad
para presencar a agona de usurpador.
La vsn de aque ser desnudo, enoquecdo y con os o|os desorbtados
trastornaba m esprtu sn que pudera advnar a razn. Nergaushezb se
haba confabuado con os eamtas para arrunar a marsarm y qutare
gnomnosamente a vda. Haba nsutado a ma|estad de Assur y, por
tanto, era natura y convenente que encontrase un fn humante. Y sn
embargo aque espectcuo no me compaca. Estuve presencndoo
durante un rato porque Tabshar Sn haba dcho que era edfcante que os
sodados fusemos testgos de as demostracones pbcas de a cera
rea, expcndonos cuan gratfcante es presencar os sufrmentos de os
propos enemgos, pero yo no dsfrutaba como haba esperado y me
avergonzaba de seme|ante debdad.
Los muros de Nnve acanzaban tanta atura que ms ben parecan
obra de a Gran Madre Terra o de os doses menores que reazados por
artfco humano. Las muraas cercaban a cudad y asaban de sus rudos
de modo que uno egaba a magnar que |ams haban exstdo. Ms a
se extendan ntermnabes os campos de cebada y e caudaoso Tgrs,
rey de ros. A veces, por as noches, s agn sotaro atravesaba as
puertas de a cudad para soazar su esprtu, e nco sondo que percba
era e murmuo de as aguas.
Pero en aqueos no exsta soedad aguna. E estrpto de mes de
voces haca enmudecer a rpda corrente. Los confusos y onduantes
movmentos de dez m cuerpos ocutaban e horzonte de m vsta y as
segura sendo hasta que os grtos de usurpador de|asen de entretener
a as muttudes de Nnve.
A a hora sexta de a maana, en e so cas haba acanzado su poscn
en e ceo, me encontraba |unto a a |aua de Nergaushezb vstendo e
unforme de quradu, membro de a guarda persona de rey, sostenendo
a |abana que me acompaaba a todas partes. En un nstante hubese
poddo empuar e arma y asestare un morta mpacto, pues ncamente
nos separaban unos vente pasos. Hubera sdo fc partre e corazn
como s fuese una bota de vno expuesta a so y a muttud ya no hubera
tendo de qun rerse. Senta ntensos deseos de hacero: no crea ser
castgado por ta acto, puesto que hasta certo punto dsfrutaba de favor
rea y a nade se e hubera ocurrdo sanconar m conducta, pero sobre
todas as cosas un quradu debe mantenerse fe a vountad rea y e
monarca deseaba expresamente que Nergaushezb apurase hasta e
mte sus sufrmentos. De modo que contuve m mano.
-Tgath!, eres t reamente?
Sent un gopecto en e hombro y, a voverme, descubr una mu|er a m
ado. E borde de su cha estaba orado con monedtas de oro y pata y su
ro|a tnca de vuda haba sdo recamada con hos argentados. Era una
gran dama, y tras ea, cuando tuve sufcente presenca de nmo para
observaro, descubr que se encontraban otras tres mu|eres asmsmo
%*
Nchoas Gud
E Asro
rcamente atavadas y un eunuco de eevada estatura portador de bastn
de a casa rea.
Pero aquea gran dama era poco ms ata que una na, n squera
pareca haber acanzado a madurez necesara para conocer un mardo y
mucho menos para habero perddo, y sus o|os, negros y umnosos,
reveaban caramente que an estaba aguardando a aque que aceerara
os atdos de su corazn.
Observ f|amente sus o|os y me pareceron tan famares como e
refe|o de m propa magen, pero no ograba recordar su nombre. Por fn,
mrando furtvamente en torno para asegurarse de que nade adverta su
audaca, desprend un extremo de veo permtndome vere e rostro,
sndome as reveada a readad que m corazn haba presentdo: se
trataba de Asharhamat.
-No me conoces, Tgath? -pregunt con a voz estremecda por e
asomo de un soozo.
Mas no tena que temer que hubese poddo ovdara, aunque durante
os aos transcurrdos desde que abandon e gneceo haba ntentado
con todas ms fuerzas borrar su magen de m recuerdo.
Cuando te ae|es de este |ardn, de|ars de amarme, haba dcho ea.
Pero me fu evndome conmgo m amor que |ams me abandon. Y
o|a as hubera sdo para ben de ambos.
-S, te conozco, eres Asharhamat -repuse con un ronco susurro-. Te
hubese reconocdo a cegas, aunque me hubesen arrancado os o|os.
-Pero, segn parece, no te has dado cuenta hasta que me he qutado
e veo.
Sonr recobrada a confanza en s msma y vov a cubrrse e rostro.
Durante argo rato enmudecmos vencdos por a tmdez.
Segua sendo a Asharhamat que yo haba conocdo, pero ya haba
superado a nfanca. En su ugar apareca a mu|er que no tardara en
manfestarse. Sempre haba sdo hermosa, de cuts maravosamente
banco, cas transparente, y sus rasgos tenan una decadeza
prctcamente nexstente entre a gente que vva a oras de ro. Pero
entonces era a propo tempo una cratura hechcera. Sus o|os, de mrada
tan profunda que tema perderme en eos, me tenan prenddo con una
maga rresstbe y me vea obgado a contempara, ndefenso. Aunque
su rostro me resutaba famar, senta como s fuese a prmera vez que a
vea.
De pronto aque esprtu atormentado, cuya desventura todos acudan a
ceebrar, profr un penetrante chdo entre os barrotes de su |aua y a
muttud vov a rerse y se agt a su arededor rompendo e hechzo.
Nos gramos a vero y e corazn me do un vueco en e pecho cuando o
sus ncoherentes spcas y observ que nos seaaba con e brazo.
Pero, en readad, seaaba a Asharhamat.
-Parece reconocerte -d|e-. Me pregunto por qu ser.
-Estuve aqu ayer y anteayer -repuso a |oven ba|ando a cabeza
como s revease aguna nconfesabe debdad-. Es deseo de rey,
puesto que Assurnadnshum era m esposo. Debo venr cada da hasta...
Ta vez o sepa y me ncrepe por eo.
%!
Nchoas Gud
E Asro
S, desde uego. Haba odo habar de su matrmono con e marsarru
ceebrado haca unos meses, antes de que os eamtas atravesaran e
pas hasta egar a Babona. A parecer haban consderado que an era
demasado |oven para asumr os deberes conyugaes y su mardo a haba
de|ado en Nnve cuando part para renar nuevamente sobre aqueas
gentes renegrdas. De no ser as, seguramente habra segudo su msmo
destno, vndose sometda a a cautvero y a a muerte.
Pero Nergaushezb sn duda desconoca a dentdad de aquea
|ovencta enutada. Hubera sdo nt especuar sobre o que habra
atrado su atencn en ea, o que poda dscurrr aquea mente retorcda
y atormentada. D meda vueta y as a Asharhamat de brazo, vovndoa
haca m.
-No puede reprocharte nada -e d|e- Sus sufrmentos e son
nferdos por vountad de rey, que se venga en e reconocendo a uno de
os asesnos de su h|o. Este desventurado ya no puede acusar a nade.
-Gracas, Tgath-murmur acarcndome evemente a mano-. Has
sentdo aguna vez esa. vergenza? La vergenza de no haber obrado
ma y, sn embargo.?
-S, pero no podemos hacer nada para evtar nuestros sentmentos.
-No, no podemos hacer nada.
Se vov como s se dspusera a marcharse. Cre que no ograba
recobrarme de a sorpresa recbda.
-Entonces vovers maana? -pregunte.
La presenca de extraos me mpeda reveare os secretos de m
corazn. So confaba que ea aun me sguera amando y comprendese
todo cuanto sencaba.
Sera as? Acaso o que ea en su rostro no era ms que e refe|o de
m propa spca o a uz que apareca cambante en sus negros o|os
sgnfcaba que tambn ea confaba que habendo vueto a encontrarnos
de|aramos de estar separados para sempre?
-S, maana.
-A a msma hora?
-S.
De nuevo me roz con su mano. Por un Instante cas nos tocamos, pero
quz ya estbamos demasado separados porque ea encog e brazo
ocutndoo ba|o su cha de vuda como s su propa exstenca fuese un
secreto cupabe y se vov una vez ms.
-Hasta maana -d|e.
Asharhamat no do muestras de haberme odo. A cabo de un nstante
desaparec entre a muttud.
Me qued sn saber qu hacer. Era como s una parte de m ama argo
tempo extnguda hubese vueto a a vda. Todo e amor que haba
mantendo ocuto en m corazn vova a nundarme como una marea y
tem que egase a anegarme. Entre os gregos muchos cantan as mees
de amor, su enoquecedora aegra, pero so son cancones, porque
aqueos que reamente aman, para quenes e amor aparece
tempranamente en su vda y persste en e transcurso de os aos como
un fantasma que no puede ser expusado, es una agona que destroza as
%"
Nchoas Gud
E Asro
entraas. E amor es un afado cucho en manos de un chquo, que
penetra hasta e hueso y de|a una herda que e tempo |ams borra.
Asharhamat era doncea, con e tempo egu a comprobar su
vrgndad, pero tambn era vuda. Su esposo haba vueto a a terra y,
por consguente, era bre ante a ey. Me constaba que en cuanto
concuyese su perodo de uto e rey a entregara a Arad Nn, e segundo
h|o que e haba dado a seora Tashmetumsharrat y nuevo marsarru,
pero no me mportaba. En su cadad de vuda dsfrutaba de propo
ao|amento: ya no estaba encerrada en e gneceo y poda entrar y sar
bremente. Era una persona aseqube.
No me preocupaba Arad Nn, de todos conocdo como un ser
escudo, bruta, crue y semdotzado, aunque a perspectva de que se
convrtera en esposo de Asharhamat era bastante repusva. No era un
ndvduo que pudese usonar a una doncea como compaero de echo,
pero era un ma futuro y e futuro para m se crcunscrba a ago e|ano.
So exsta ese momento. Una terrbe ansedad pareca nvadrme, sn
de|ar cabda a otros sentmentos, como s m pee|o fuese un smpe
recpente para contenera. Comprenda que estaba a punto de arrunar m
vda como a corteza de un men vaco, pero no me mportaba.
De pronto anhe con todas ms fuerzas quedarme soo. Aquea
muttud de seres extraos me angustaba y ansaba resprar are fresco y
poder sumergrme en ms propos pensamentos. Decd segur a muraa
en dreccn a ro porque deseaba sentrme nvaddo de sondo de as
aguas y berarme de m tormento.
A m paso hunda evemente en e sueo a punta de a |abana, m arma
favorta que nunca abandonaba. Con ea ograba acanzar un ob|etvo de
tamao de a pama de a mano a setenta pasos y en os combates cuerpo
a cuerpo un uchador expermentado poda vacare as trpas a su
contrncante con e soo mpacto de su punta de cobre, bronce, pero hasta
entonces yo ncamente a haba utzado para cazar. Cuando entrase en
combate sera arro|ado, tembe y gustosamente dara m vda por e rey,
mas todo aqueo eran sensacones abstractas. Por e momento
maqunaba cmo arrebatare a su futura esposa.
Amaba a Asharhamat. Y aqua no era una nocn abstracta. La tmdez
que me haba domnado a noche en que fumos a cenar a casa de Kefaos
se haba perddo en e pasado porque no era en absouto dfc convertrse
en hombre en a cudad de Nnve. En cuanto me camb a voz acud a
tempo de Ishtar, ech una moneda de pata en e regazo de una
prosttuta sagrada y os hechos se consumaron.
Todas as mu|eres deben cumpr este deber con a dosa una vez en su
vda. Aguardan en a puerta de tempo hasta que ega un hombre que es
entrega una moneda de pata que en ese momento se vueve sagrada y
conserva para sempre. De este modo consgue e favor de a dosa para
que su matrmono sea fecundo. Cuando se trata de una mu|er bonta no
tarda ms de una noche en conseguro, pero agunas deben aguardar
meses, ncuso aos. Y as hay que decden quedarse a para sempre y
dedcarse a servco dvno. stas se vueven sumamente expertas en
todos os aspectos de amor carna y son muy respetadas doquera que
van.
%#
Nchoas Gud
E Asro
Por m parte me haba mtado a eas, aunque su preco era superor, y
rutnaramente y para paar m soedad, como todos os |venes de
cuarte rea, as vstaba una vez por semana. En m trato con eas no
ntervenan os sentmentos, pero ms vstas a tempo me permtan
acanzar estabdad emocona.
Mas todo aqueo haba concudo. Amaba a Asharhamat. Aunque no
tuvera ocasn de tocara en toda m vda, |ams encontrara a paz en
brazos de otra mu|er. En un nstante, sonrndome con gua nocenca
que en su nfanca, haba consegudo que todo aqueo concuyese para
m. Y no o amentaba.
Exste un ugar en que as muraas de a cudad se desvan
ateramente, como s quseran evtar que se mo|asen sus enzos. E ro
dscurre |unto a eas y Nnve parece surgr de sus oras. Cuando ega a
estacn de as crecdas, as aguas cas tocan e muro, pero aque tempo
ya haba pasado. Me sent en un cant con as pernas cogando hasta
cas rozar a superfce de as aguas e hce oscar a |abana entre ms
pernas. Me bastaba con recordar e momento en que Asharhamat haba
retrado e veo mostrndome su rostro para sentrme presa de
abatmento y, a propo tempo, de una profunda aegra |ams conocda.
No poda comprender ms sentmentos: me haba convertdo en un
extrao para m msmo.
No me caba a menor duda de que era un ser condenado. Pese a
dsfrutar de favor rea, saba que e monarca |ams consentra que
atentase contra a segurdad de su dnasta, de modo que cuando supera
que yo haba f|ado ms o|os en aquea que deba ser madre de os futuros
reyes, me desoara y cavara m pe en as puertas de a cudad, o que
me pareca muy |usto y no osaba cuestonar. Consderaba superor a ms
fuerzas tratar de evtar e amor que senta haca Asharhamat, y por tanto
poda darme por muerto. Acaso no aque msmo ao n a sguente, pero a
no tardar. Haba encontrado m simtu, m sno, e fna que os doses me
haban deparado. Acaso poda ser de otro modo? A qu poda conducr
s no aque amor que se haba ncado tenendo como ten de fondo una
e|ecucn pbca? Y, sn embargo, no consegua egar a preocuparme.
Pero o que s me atormentaba era arrastrar a Asharhamat en m
desgraca. Puesto que a amaba ms que a m vda, cmo deseare otra
cosa que no fuese fecdad y segurdad? Mas acaso sera ea dchosa
e|os de m? Me pareca un engma que |ams ograra desentraar. Cas
egu a desear que e cucho de sacerdote hubese cumpdo su
cometdo y que en aqueos momentos yo fuese un ser castrado
dependente de a Casa de as Tabas, carente de toda sensbdad y qu
Asharhamat estuvera a savo. Y, a msmo tempo, me senta
ntensamente fez. La haba vsto de nuevo... y vovera a vera a da
sguente. Acaso aqueo no vaa a pena?
No me es posbe aventurar cunto tempo permanec sumdo en taes
cavacones. De pronto evant a mrada y descubr que m sombra se
proyectaba en e sueo y comprend que estaba a punto de anochecer. S
no regresaba antes de una hora a cuarte, Tabshar Sn me obgara a
pasarme a sguente |ornada mpando os estabos, y entonces
%$
Nchoas Gud
E Asro
Asharhamat creera que a haba abandonado. Me puse en pe de un sato
como s as aguas hubesen comenzado a hervr.
-Te he asustado, prncpe?
Le v y o sus paabras a msmo tempo. Se encontraba a sete u ocho
pasos de dstanca, a borde de cant, y apoyaba a mano derecha en su
cayado de peregrno. Se trataba de un ancano. Su barba y sus cabeos
eran ms bancos que e aa de as paomas y e so haba curtdo su rostro
como s fuese cuero. Levaba a cabeza descuberta y vesta a amara
tnca de os sacerdotes, aunque nunca haba vsto a nnguno tan
harapento. Pareca como s evase aqueas ropas desde su nacmento y
que hubesen enve|ecdo con .
Por aaddura, todos os sacerdotes que haba vsto en m vda eran
ampos y estaban obesos por su desmedda afcn a regaarse, y aque
hombre estaba tan faco como un cadver desenterrado de as arenas
caentes. Ba|o su tenue tnca se e seaaba caramente a cavcua y as
arrugas de su frente eran tan pronuncadas que sus o|os parecan
profundamente hunddos en e rostro.
Aunque tena a mpresn de estar mrando en otra dreccn, e
hombre me sonr y entonces comprend que era cego.
-No, no me has asustado -repuse.
E ancano mov evemente a mano que apoyaba en su cayado... Un
ademn cas nsgnfcante, pero harto eocuente que sugera su
convencmento de que estaba mntendo.
-Smpemente he recordado que tengo que marcharme en seguda. Se
me ha hecho tarde.
-Es certo eso? -repuso vovendo sus o|os muertos haca e ceo
como s por o menos deseara sentr e caor de da que egaba a su fn-.
Para t no es as: tu |ornada apenas ha comenzado.
Permanecmos en e cant uno frente a otro. Arededor de nosotros
comenz a evantarse una brsa procedente de as dstantes montaas y
me nvad una sensacn fantstca e rrea. E so de ponente
proyectaba una aura a espadas de hombre, como e melammu que os
gregos aman nmbo y que, segn dce, revea a presenca de un dos.
-Me conoces? -murmur no muy deseoso de or su respuesta.
-S, eres Tgath Assur, no es certo? Y en a pama de tu mano
derecha est grabada una estrea ro|a como a sangre.
-Pero s eres cego!... Cmo es posbe...?
-Lo soy reamente? -Agt a cabeza con are conmseratvo y sonr
-. No sers t e cego? Aque a quen a vsn de este mundo
desumbra de ta modo que no acerta a dstngur o que e dos desea
mostrare? No, no debes asustarte. So soy un hombre y no de aqueos
sobre os que os doses proyectan su dvna uz. Se turba tu esprtu? No
temas. Todo se desenvover segn se ha proyectado. Los
acontecmentos ya han sdo prevstos y no ser tuyo e pecado.
-Habas de pecado? -e pregunt porque ya haba comprenddo que
me haaba en presenca de un maxxu, un santo varn, por cuya boca se
expresaba a voz dvna.
-S.
%%
Nchoas Gud
E Asro
Me acerqu a sencosamente como s acechase a un venado entre
as atas herbas. E hombre comprend que me aproxmaba, pero
permanec nmv. Segua f|ando en m sus o|os sn vda y hubera
egado a pensar que poda verme s sus pupas no estuvesen veadas
como e ro en un fro amanecer. Aunque era cego y un desconocdo, m
vda no pareca tener secretos para .
-Vengo de monte Eph, o conoces?
Me detuve e hce una sea de asentmento.
-Est consagrado a Assur. Son pocos os que han estado en .
-S, pocos son reamente. Pero t rs un da. Hasta que egue ese
momento debes segur os dctados de tu corazn porque e dos Assur ha
confado tus pasos a un sedu. Todo est prevsto sguendo os desgnos
dvnos. No ser tuyo e pecado.
-Pecado, ancano? -Tend a mano, aunque sn e deseo n a
vountad de tocare-. Ou pecado? Expcate!
-Deseas snceramente sabero, prncpe? -repuso mrndome de
nuevo, como compadecndose de m gnoranca. Levant e brazo
seaando haca os muros de a cudad-. Contempa Nnve, Tgath
Assur. Sus caes se convertrn en coto de caza de raposas y as echuzas
andarn en e paaco de gran rey. No creas que te aguarda ah a
fecdad y a gora, prncpe, porque es otro e destno que te est
reservado. Aqu, en a cudad, todo te ser acago: amor, poder y amstad
sern duces a prncpo, mas amargos a a postre. E sedu protege tus
pasos. Sgue os dctados de tu corazn.
-M sedu? Ou queres decr?
-Levas su marca, Tgath Assur. Voveremos a encontrarnos.
Y sn otras paabras se vov como s ovdase m exstenca y march
ae|ndose de m y de aquea cudad que haba madecdo
proftcamente. M mente estaba ena de nterrogantes que no acert a
formuar. Y me qued observando mpotente su fgura que se reduca en
a dstanca.
-Entonces tu simtu no consstr en ver tu pee|o cavado en as
puertas de a cudad. Por os sesenta grandes doses! Imagno que te
sentrs avado, hermano.
Asarhadn estaba sentado en e |ergn y apoyaba a cabeza en a
pama de su mano. Le haban mpresonado profundamente todas ms
expcacones sobre ms dos encuentros en as afueras de a cudad,
porque m hermano tena cega confanza en toda case de presagos.
-Y s e dos te ha conceddo un sedu, tu vda estar comada de gora.
-Me ha dcho que no ser as...
Exceptuando a profeca sobre a runa de Nnve, que hubera sdo
tracn repetr, se o haba contado todo a m hermano. Todo menos
aqueo.
-Pero un sedu, Tgath..!
-Ta vez fuera smpemente un ve|o oco.
%&
Nchoas Gud
E Asro
-Mas, aunque cego, dces que te conoca y estaba enterado de a
exstenca de tu estgma de nacmento.
-Ouz aguen e hab de m e ncuso de a marca..., nunca a he
ocutado.
Me encog de hombros arrepentdo de habere contado todo aqueo que
cada vez me pareca ms fantstco.
Pero Asarhadn no renuncaba fcmente. Cegos y santos varones que
se despazan desde montaas sagradas, esprtus guardanes, estgmas
de nacmento que predcen e destno de un hombre..., todo aqueo era
excesvo para . Estaba totamente convencdo de que m vstante haba
sdo un maxxu envado por os doses.
-Un sedu...! S me sucedese a m ago seme|ante...!
Ouz de nuevo m sangre mestza me haca dudar porque os gregos
no fan tanto en e favor de sus doses que, en cuaquer caso, se
muestran muy ndoentes y favorecen prncpamente a aqueos que
menos os necestan. En e engua|e de m madre no exsta nnguna
paabra con gua sgnfcado que sedu, porque en os pases occdentaes
cuando se ha cumpdo e rtua de anzar tres puados de terra sobre a
tumba de os dfuntos stos no regresan a mundo de os vvos. Los doses,
de cuya vsn han sdo ae|ados, ya no tenen comerco con eos y, por
tanto, no os envan para proteger y guar a os vvos. Y, de todos modos,
entre os grandes hombres -y e dos sempre escoge e sedu entre as
amas de os hroes cados-, qun regresara a a terra para proteger a
aguen como yo?
Como es natura, Asarhadn tena respuesta para todo.
-Se trata de a estrea de sangre -repuso gravemente-. Nacste en e
msmo nstante en que era envado a Arau. Oun puede ser sno e
propo rey? E Gran Sargn es tu sedu.
Esta eventuadad aterr a m hermano. Durante argo rato, hasta que
concbamos e sueo, me trat con profundo respeto. Por fortuna, cuando
sa e so o haba ovdado todo.
Por a maana vov a a Gran Puerta de Adad. La muttud era mucho
menos numerosa... Nergaushezb se recostaba sencoso e ndferente en
os barrotes de su |aua: sn duda e quedaba poco tempo de vda y, por
consguente, consttua un espectcuo mucho menos dvertdo. Apenas
haba amanecdo cuando egu y a mpacenca me consuma como as
hormgas a carroa de un puerco.
No vendr -pens-. No me ama. Comprender que no es prudente y
no vendr. Ser me|or as.
Sn embargo yo no era tan atrusta como para no resentrme de as
amarguras de a vda. A a grs cardad de amanecer Nergaushezb y yo
cruzamos nuestras mradas y era tan |oven y tan neco que cas e envd.
Y entonces eg ea: sus pecectos apastaron evemente a herba an
hmeda y se dsparon as tnebas de m mente.
Aquea maana so pudmos cruzar agunas paabras. Estbamos
rodeados de gente y Asharhamat ba acompaada de sus servdores. Pero
en su cadad de vuda de marsarru dspona de sus propos aposentos en
e nuevo paaco rea. Se haaba ba|o a proteccn de su suegra, a seora
Tashmetumsharrat, que en su cadad de prmera dama de paaco no
%'
Nchoas Gud
E Asro
estaba encerrada a ca y canto en e gneceo, aunque aque esprtu
torturado, una ancana ya ovdada por e rey y que haba perddo a su
prmognto, se haba reducdo vountaramente a un confnamento
radca.
No era nnguna nconvenenca que vstase a m amga de a nfanca en
sus aposentos, en os que nunca nos encontrbamos soos. A podamos
consderarnos bastante a savo sempre que no egsemos ms e|os y
nos sentamos dchosos. Ante a mrada trste y dstrada de a seora
Tashmetumsharrat nos sentbamos |unto a a fuente de |ardn, que nos
recordaba e surtdor de nuestra nfanca, y charbamos y |ugbamos con
sus gattos. Asharhamat era muy afconada a poseer gatos ben cebados
de pea|e argo y banco y afadas uas, y a veces e evaba aguna
chuchera que adqura para ea en os bazares.
-Ou es esto? -preguntaba, sonrentes os negros o|os, exponndoo
a a uz de so.
-Un broche para su|etarte e veo... F|ate qu hbmente se dsmua
a agu|a. Procede de Tro.
Ea se rea y pamoteaba mentras que yo ntentaba abrro torpemente.
Cuando nos reunamos en a ntmdad de su |ardn no evaba veo, o
que me pareca una muestra de confanza.
-Pero qu representan esas fguras? Son reamente gatos?
-S, ves? ste es exactamente gua que Lamashtu.
-Oh, Tgath..., no debes amara as!
-Por qu no? Acaso no es e ms tembe de tus dabos? No
recuerdas e araazo que me hzo a tma vez que ntent cogera de tu
regazo?...
|ams habbamos de amor: me bastaba con vera de vez en cuando.
Entonces crea -an o sgo creyendo- que no deseaba otra cosa. No
expermentaba nngn tpo de apremo y haba de|ado de acudr a tempo
de Ishtar.
Y mentras Asharhamat y yo vvamos nuestro nocente amor, e pas de
Assur se encontraba en guerra. Me senta extraamente dvddo, o quz
no tan extraamente, puesto que a guerra estmua e corazn de os
hombres. Asharhamat era e hto vta que respraba, pero tan so
ansaba que egase e momento de entrar en combate con os eamtas.
Haban ntensfcado sumamente os entrenamentos y comprenda que
cuando e prxmo e|rcto marchase haca e sur, yo o acompaara.
Deseaba ferventemente entregarme a Asharhamat y ansaba con no
menos fervor acanzar a gora. E da en que recb a orden decsva fue
uno de o ms dchosos de m vda.
-Y yo? -se ament Asarhadn-. Yo, superor a t en todos os
aspectos..., Asarhadn e poderoso, e vaente, ser envado a una
guarncn de oeste!
-Han comprenddo qun es e autntco guerrero, hermano -d|e,
esquvando hbmente a sandaa drgda contra m cabeza-. Te
desacredtaras en seguda mo|ndote e taparrabo ante e prmer eamta
que aparecese a tu vsta.
Aqueo fue demasado. Arremet contra m desde e extremo opuesto
de a habtacn embstndome como s fuese un toro. Cuando por fn
%(
Nchoas Gud
E Asro
consgu nmovzarme en e sueo, deba|o de su cuerpo y nuestras rsas
fueron demasado estreptosas para permtrnos segur uchando, se snt
ms apacado y |untos fumos a a cudad a ceebrar m gora ante unas
|arras de cerveza.
-Veo en todo esto a ntervencn de m madre -d|o. Y aunque yo
haba bebdo mucho comprend que deba estar en o certo-. Es una
autntca bru|a, que urde constantemente sus argucas como una araa.
S muero de gota a os cen aos, se o deber a ea, a esa gata babona.
Por os sesenta grandes doses! Por qu me atormentar de este modo?
-Porque espera que egues a ser un gran hombre y gobernar por tu
medacn e pas de Assur -repuse.
Tambn yo estaba ebro y en aque momento me parec una broma
nocente.
Asarhadn asnt como s aqueo ya se e hubera ocurrdo a msmo
y o hubese ovdado momentneamente.
-No o dudo en absouto: es astuta como una zorra.
Y de este modo atravesamos e umbra de a vrdad.
Permtdme agunas paabras sobre a terra y os habtantes de Eam,
porque a hstora que descrbo supera as mtacones de m propa
exstenca, y aunque actuamente su recuerdo haya quedado empaado
ncuso en os ugares donde fueron ms temdos, se cont en otro tempo
entre as nacones ms poderosas de a terra. Acaso cuando yo haya
muerto, tan so perduren estas pocas paabras en su memora. Me
parece crue que os nombres de os seres humanos se extngan sn de|ar
huea, por o que tratar de haceros persstr por ms tempo en a
crnca de nuestros antguos enemgos.
Eam, a gua que e pas de Assur, estaba regada por as aguas de
Tgrs. Se encontraba a muchas |ornadas de dstanca aguas aba|o y en
dreccn este de as oras de ro, frente a Babona. Era una nacn rca
y sus herederos sempre o sern, puesto que as terras se mantenen
odosas a travs de os tempos y santfcadas por e Tgrs, e Uqnu y e
Idde, cuyas crecdas conservan su fertdad.
Ms a de as anuras estn as montaas de as que se extrae cobre,
pomo, estao, pata, basato, pedra, madera, herro y cabaos, todo
aqueo que os hombres de Assur se ven obgados a consegur y que os
eamtas obtenen por derecho natura.
Dcen que en verano aque pas se converte en un horno, que s un
perro se tendese a a puerta de una casa a medoda, a cabo de una
hora habra enoquecdo, y que as agart|as no pueden cruzar a cae en
Susa sn pegro de asarse vvas. Yo nunca acanc sus fronteras ms a
de ro Turnat en e mes de Swan, cuando e nve de as aguas ya ha
decrecdo, antes de que egue a estacn en que e so cae a pomo como
un marto, mas ya entonces a gente haba excavado cmaras
subterrneas donde trataban de encontrar agn avo a terrbe caor.
Entre os que se consderan eamtas exsten tres razas: as anuras
estn habtadas por hombres de cabeos negros y pe banca que en
%)
Nchoas Gud
E Asro
nada se dferencan de os babonos; en as montaas vven hombres de
pe morena y eevada estatura, y os habtantes de as mesetas son de
pe negra, aunque no se aseme|an a os negros que he encontrado en
Egpto, que proceden de ugar en que e No tene su orgen. Pero todos
os eamtas, sea cua fuere su coor, son consderados por sus vecnos
como seres brutaes, sn sentdo de humor, codcosos, dbes e ndgnos.
Segn un proverbo sumero, os eamtas se senten desdchados s so
tenen ua casa donde vvr. Los babonos se referen a Eam como un
pas de hechceros, magos y toda case de esprtus magnos. Por m
parte, so puedo decr que no son dbes: me he enfrentado con eos en
e campo de bataa y he poddo comprobar que son vaentes y
temeraros.
Acerca de sus costumbres poco puedo expcar. Nunca domn su
doma n conoc a nade que o supese porque es terrbemente compe|o.
Su escrtura se basa caramente en os rasgos cuneformes, aunque |ams
consegu eeros, y daban fe en os documentos hundendo as uas en a
banca arca de as tabas. La gente de puebo adoraba a as
serpentes, que abundan extraordnaramente en e campo, y a una dosa
amada Pnkr, cuya magen representada en barro evan cogada de
cueo. Lo nco que s acerca de ea es que sempre aparece desnuda y
sostenndose os grandes senos con as manos. Los sacerdotes dsfrutan
de gran nfuenca entre grandes y humdes por gua y van desnudos,
ncuso cuando sguen a os e|rctos en ucha, ta vez o hacen as para
honrar a su dosa.
Pero de todos os hechos ms notabes de pas de Eam, e ms
reevante son as costumbres que rgen su casa rea. Como todas as
nacones cvzadas, est gobernada por un rey, mas e poder se haa
dvddo entre e monarca, su hermano mayor, conocdo como e rey
nferor, y e h|o de monarca, que goberna Susa, a capta. Cuando e rey
muere, no e sucede su h|o, sno su hermano, que a su vez no desgna a
su propo h|o como gobernador de Susa, pues respeta en e cargo a h|o
de su hermano. Los hermanos se suceden unos a otros hasta que se
agotan todos os canddatos y so entonces accede a trono e h|o de
prmognto. Este sstema tene a evdente desventa|a de que un
hermano menor es ms procve a sentrse ceoso que un h|o y a hstora
de a fama rea eamta est ena de acres enfrentamentos. As fue
como
Hautush-Inshushnak, que decar a guerra a seor Sennaquerb,
asum e poder destronando a su hermano.
Para compcar an ms as cosas, exsta a costumbre, que se
remontaba a as pocas ms antguas, de que e monarca desposara a su
propa hermana. A faecer e soberano su hermano se casaba con a
vuda, que como es natura tambn era hermana suya, y a sucesn
quedaba estabecda por e orden de os h|os varones y no por a
dentdad de os padres. Esta practca ncestuosa concede gran
mportanca a as mu|eres de a casa rea, o cua consttuye un nfortuno
para cuaquer pas, y a msmo tempo, como podra atestguar cuaquer
ganadero, debta a vtadad de La estrpe. Los h|os mueren |venes y
sus omos son estres y, hasta donde acanzan ms recuerdos, os reyes
&*
Nchoas Gud
E Asro
de Eam han enoquecdo uno tras otro, sacudendo sus membros como
un cazo a vento. Eam es un pas rco y su gente es vaerosa y dotada
de taento, pero una nacn no puede prosperar cuando sus reyes raban,
se tambaean y anzan espumara|os por a boca como perros enfermos.
Por eso os eamtas consttuyen una carga para as nacones vecnas, que
os odan.
Mas en o que a m respecta apenas os consderaba seres humanos,
sno smpemente enemgos de Assur: ob|etos dneos en quenes
descargar m cruedad y m vaor, porque no me caba duda aguna de que
sera un guerrero terrbe. Empeaba e dnero que Kefaos me daba para
ms gastos personaes en espe|os pudos de bronce y en ob|etos taados
de marf con os que obsequaba a Asharhamat, pero cuando me
enfrentara a os eamtas me convertra en un esprtu destructor.
De este modo transcurr un ao sn apenas darnos cuenta y en breve
eg e momento de emprender a campaa estva. Por una parte
recuerdo e campamento y os frentcos preparatvos de tma hora y,
por otra, a Asharhamat. Aparte eso, de aquea poca tan so persste en
m memora un encuentro fortuto cuyo sgnfcado tard muchos aos en
comprender.
Una semana antes de partr, a concur a nstruccn mtar y mentras
aguardaba a a sombra de un cazo a que me egase e turno de entrar
en e bao de vapor para asearme antes de cenar, Tabshar Sn acud a
verme y se puso en cucas a m ado con expresn sombra y
reconcentrada.
-Partrs a a guerra formando parte de quradu -comenz
removndose nqueto como s aquea conversacn e resutase
desagradabe-. E quradu suee sufrr muchas prddas, porque ucha en
vanguarda protegendo a propo soberano. Por aaddura eres osado e
nexperto, o que consttuye una combnacn pegrosa. Es convenente
sentr agn temor, prncpe. No tengo nada que ob|etar acerca de tu
vaor, porque e vaor es a prncpa vrtud de un sodado, pero preferra
que manfestases ms respeto haca os horrores de a muerte. Recuerda
que pronto conducrs a os hombres a a guerra y que tendrs que
pensar tanto en savaguardar sus vdas como a tuya propa. Pero no es
eso o que quera decrte.
Permanec en senco, sn respondere, porque Tabshar Sn era un
hombre sero y un vaente sodado merecedor de todo respeto. S
sobrevva a a prmera acometda de combate, saba que sera un
magro que e debera a .
-Prncpe, es convenente que un sodado ponga sus asuntos en orden
antes de emprender una campaa. Me consta que ese perezoso |ono te
ha enrquecdo y que tu madre se haa recuda en e gneceo. Te
aconse|o que acudas a a Casa de as Tabas y hagas testamento.
Cuando se ae| me parec sentr un batr de aas sobre m cabeza,
como s Ereshkga, dosa de Arau, estuvese revooteando, dspuesta a
abaanzarse sobre m y qutarme a vda.
De modo que a da sguente me dspuse a segur sus nstruccones
acompaado de Asarhadn, que actuara como testgo. E are era
hmedo y transmta e oor de os bancos de ro cuando as aguas han
&!
Nchoas Gud
E Asro
reducdo sus nvees. Pasamos una tras otra por dstntas dependencas de
reducdas dmensones cuyas paredes estaban enas de estanteras
atestadas de dmnutas tabas, o que me record cuan cerca haba
estado de permanecer e resto de ms das en aque ugar. Aque
pensamento me hzo estremecer. Por fn egamos a una peza ago
mayor, como una aua escoar, en a que, sentado ante un escrtoro, con
as pamas de as manos manchadas tras argos aos de manpuar e
barro hmedo, se haaba sentado un escrba atavado con una tnca
banca de ho. Era un hombre |oven, acaso de nuestra msma edad, y
cuyo rostro sempre sera mberbe. Sus o|os eran negros y expresaban un
odo contendo, como s nos creyese responsabes de cuanto pudera
ensombrecer su exstenca. Asarhadn y yo nos sentamos en un banco
frente a y durante unos nstantes nos estuvmos mrando sn cambar
paabra.
-En qu puedo servrte, Tgath Assur? -pregunt por fn e escrba
con su afautada voz de eunuco.
-Sabes qun soy? -pregunt-. Acaso nos conocemos?
-No habs cambado mucho n t n Asarhadn. Ta vez e probema
conssta en que soy yo e que apenas ha cambado.
Aqueo era una nvtacn para que e observsemos ms
detendamente. Pero en breve resovmos e engma. Naturamente! Me
pregunt cmo no o haba advertdo antes.
-Nabusharusur! Eres t reamente?
Me ncorpor dspuesto a abrazare, pero e |oven permanec
mperturbabe en su asento. Pareca menos satsfecho que yo de nuestro
encuentro y no apartaba de m rostro sus o|os negros cargados de odo.
-S -repuso cruzando as manos en su regazo-. Es evdente que
vosotros habs ogrado reazar vuestros deseos, mentras que yo... Ya
ves en qu me he convertdo -concuy encogendo sus frges
hombros.
Era un gesto cas femenno, caracterstco de aque que sabe que se ha
convertdo en ob|eto de menospreco nmerecda e nvountaramente. Por
unos momentos se qued abstrado, como s abrumado por su nocente
nfortuno hubese ovdado nuestra exstenca. Luego se recuper
bruscamente y f| su mrada en m hermano. Comprend nmedatamente
a razn: Asarhadn estaba sonrendo.
-He vendo a regstrar m testamento -ntervne apresuradamente
porque m hermano, en ocasones, poda egar a comportarse con
absouta brutadad.
Gustosamente e hubese propnado un puntap, pero aquea sea no
hubese pasado nadvertda para Nabusharusur.
-Ya sabes..., a guerra... Esta semana partr haca e sur.
-S -ntervno Asarhadn sn de|ar de sonrer, como s aquea
stuacn e encantase-. Por o menos es un resgo que no tendrs que
afrontar, Nabusharusur.
Asarhadn y Nabusharusur, ambos hermanos mos de sangre rea,
cruzaron una mrada que me reve mucho ms acerca de eos de o que
hubera deseado conocer.
&"
Nchoas Gud
E Asro
-S, Asarhadn -repuso Nabusharusur cas mordendo as paabras-.
Son muchos os pegros que acechan en este mundo a os mprudentes.
Cuando se resde en un cuarte, donde os hombres estn amontonados
y vven entre voenca, no puede menos que adqurr un profundo
conocmento de todos os matces de a rrtacn y e odo. Yo haba
presencado enfrentamentos por una |arra de cerveza o por as ganancas
de una partda de dados, en que os contendentes huberan egado a
matarse s sus compaeros no os hubesen separado a tempo. En una
ocasn fu testgo de cmo un sodado de nfantera de Edn e sac un
o|o a otro sodado con sus propas manos, y todo eo de resutas de un
exceso de so y una copa de agua vertda. Pero |ams haba vsto ta
expresn de odo contendo como a refe|ada en e rostro de
Nabusharusur. En nngn momento eg a aterar su pacente y
desdeosa cama, mas no por eso parec menos fumnante. No
expresaba una fura momentnea que se ovda antes de cenar o quz se
amenta durante toda a |ornada: era un odo que pareca que ba a
proongarse hasta e tmo hto de su exstenca.
Y segudamente, como s qusera demostrar que estaba acostumbrado
a seme|antes nsutos y que no es conceda mportanca, Nabusharusur se
vov haca m y se expres en un tono tan unforme como a superfce
de un charco tras una tormenta.
-Cmo deseas dsponer de tus propedades, Tgath?
Se aproxmaba a hora. Un da antes de que e e|rcto emprendera a
marcha, me vest m nuevo unforme verde, a a sazn era ya un rab kisir,
aunque debo confesar que eo se deba ms a m parentesco con e rey
que por mrtos propos, y acud a reunrme por tma vez con
Asharhamat, que, como de costumbre, me recb en su |ardn.
La encontr sentada en e borde de a fuente. A verme egar az os
o|os y me mr. Durante todos os meses que haba do a vstara era a
prmera vez que a vea orando.
-Ou sucede? -nqur.
Era una pregunta neca cuya respuesta, ya conocda, anheaba
desesperadamente escuchar. Me sent a su ado y cog atrevdamente su
mano entre as mas, que ea no retr.
-Expcame por qu te sentes desdchada, Asharhamat.
-Ou ser de m s mueres, Tgath?
Con so f|ar ms o|os en os suyos enos de grmas comprend o que
quera decr. Me estaba reveando que e tempo de a nfanca haba
quedado atrs y que yo era e hombre que amaba.
-Me pregunto qu ser de t s sgo vvendo.
Drgmos nuestras mradas a otro extremo de |ardn, haca un ugar
sombreado donde Tashmetum-sharrat, tendda en un canap de mmbre,
f|aba sus o|os en un punto ndefndo mentras una de sus donceas a
abancaba.
-No quero ser a esposa de su h|o -murmur Asharhamat con voz
gaca-. Soy vuda: en breve me haar en condcones de drgr as
&#
Nchoas Gud
E Asro
propedades de Assurnadnshum y entonces ser bre. Nade podr
obgarme a contraer matrmono con Arad Nn, cuya soa presenca me
produce escaofros, como s me encontrase ante una serpente. Puedo
escoger a m gusto y te esco|o a t!
Sonre. En parte por su confanza an nfant de consegur cuanto e
agradase -me refero ncamente a su facutad de eeccn, porque no
era una cratura sno una mu|er que sera capaz de enfrentarse a
cuaquer espantoso destno por vountad propa- y, por otra, porque
oyendo taes paabras un hombre no poda menos que sentrse dchoso.
Aunque saba que aqueo era mposbe, e sonre.
-Somos os servdores de rey -d|e. Y |ams haba sentdo tan
ntensamente a readad de aqueas paabras como en aqueos
momentos-. Tu simtu consste en ser madre de reyes. No puedes
evtaro, a gua que yo tampoco puedo asprar a cer a corona. Te
casars con aque que ordene e rey m padre, como yo e sgo ahora en a
bataa.
-Repentnamente demuestras mucha nobeza, Tgath. Creo que te
prefera cuando eras ms desvergonzado.
Apart sus manos de as mas. E anto ya se haba secado en sus
me|as y, cuando a mr, descubr a un ser dstnto: a mu|er haba
perddo toda su ternura nfant y sus abos fruncdos refe|aban una
vountad tan frme como e pederna.
-Esta guerra se proongar -prosgu en voz ba|a como s sostuvera
un monogo-, y en ea pueden morr agunos h|os de rey. En una
ocasn me d|ste que tenas un sedu... O acaso so era otra prueba de
tu desvergenza?
-Ta vez no fuese ms que a fantasa de un ve|o oco.
-Procura regresar vvo de a guerra, Tgath!
Y me sonr de un modo hasta entonces desconocdo.
-sos son ms propstos...
-Estoy segura de que vovers -repuso. Y en esta ocasn fue ea
quen me cog a mano-. No era un ve|o oco... Creo en tu sedu, Tgath.
Gnate e favor rea, como posees e de dos..., y e mo. Yo no me casar
con Arad Nn y, s debo ser madre de reyes, t sers su padre.
Cuando regres a cuarte descubr que me aguardaba una vsta:
Kefaos esperaba sentado en un escabe ante m puerta, con aspecto
mportante y are mpacente, mentras e pequeo Ernos sostena un
abanco de pumas de avestruz sobre su cabeza para protegere de so.
En cuanto me vo se puso en pe y tuve que esforzarme para evtar que
se arro|ase a sueo y se abrazase a ms rodas.
-Seor, ven..., pasemos a nteror y nos braremos de este caor!
E muchacho e entreg una gran bosa de cuero y una |arra de arca y
se despd de .
-Como vers -aad-, he trado un exceente vno de Lbano para
refrescarnos.
&$
Nchoas Gud
E Asro
-Entremos entonces -d|e pasndoe a mano por e hombro y
abrendo a puerta-. Tu presenca sempre es ben recbda, Kefaos,
amgo mo, aunque no est acompaada de tan exceente vno.
Me aegraba snceramente vero porque me propona vstare en su
casa aquea msma noche y me haba evtado esa moesta. Tom dos
copas de crsta azu de una estantera que estaba ba|o a nca ventana
de a habtacn y, mentras m escavo se acomodaba en m |ergn que
estaba enroado en e sueo, yo abr e seo de a |arra y en as copas
hasta e borde.
Kefaos estaba ms mponente que nunca. Su prosperdad se refe|aba
en su robusto aspecto. Su rzada barba, que en os tmos aos haba
acanzado vastas proporcones, estaba cudadosamente penada y
perfumada con acete de granada y uca tantos anos y puseras como a
ramera ms cara de Nnve. Vesta una tnca de pao azu recamada con
hos de pata como os propos nobes de a corte y rcamente bordada en
amaro y verde y se cubra a cabeza con un turbante cedo con un
broche de pata de as proporcones de un escudo de combate. Vndoe
de ta gusa, nade hubese credo que se trataba de escavo de un
sodado.
Cuando e vno aegr nuestros corazones y Kefaos me hubo narrado
dstntas ancdotas reatvas a sus mtpes xtos profesonaes -que
consstan en un smpe pretexto para despo|ar a mu|eres necas y
egostas-, cog a bosa de cuero que tena en as rodas y afo| sus
gaduras.
-Te trago agunos presentes, seor. Como tambn yo he sdo
guerrero y me consta que eres un |oven rrefexvo y poco prevsor, he
consderado oportuno factarte agunos artcuos para esa nsensata
campaa. No protestes, m |oven amo... Todas as guerras son nsensatas
y tan so enrquecen a butres y chacaes. Pero puesto que has decddo
emprender ese camno...
Extra|o de nteror dos tarros pequeos esmatados en verde y ro|o
respectvamente seados con arca.
-ste -d|o sostenendo e recpente verde en a mano zquerda-
contene un ungento de gran utdad para e tratamento de toda case
de herdas, pero debes asegurarte de que o utzas nmedatamente para
que no eguen a ucerarse.
Levant e otro tarro entre e pugar y e ndce como s o estuvera
sopesando.
-Y ste contene un remedo soberano contra as nfeccones
transmtdas por as mu|eres mpuras. Pensa, seor, que cuando os
sodados marchan a terras extraas...
-Gracas, amgo mo -repuse, vovendo a enar su copa porque s me
hubera vsto obgado a mrare abertamente hubese estaado en
carca|adas y no deseaba ofendero.
Kefaos crea que todos os hombres eran tan vcosos como , pero era
un hombre honrado y por e que yo senta gran afecto.
-Tambn yo tengo un regao para t -e d|e.
&%
Nchoas Gud
E Asro
Me evant y fu haca m macuto, de que extra|e un trozo de
pergamno cudadosamente dobado. Vov a sentarme, o depost ante
Kefaos y o desdob.
-He hecho testamento -prosegu-. En caso de que no regresara de
esta guerra, todo cuanto poseo, e dnero que has ganado para m
e|ercendo tu profesn, deseara que fuese a parar a manos de m madre
y, en tu cadad de amgo, te agradecera que cudes de que as se haga.
-Tus deseos sern cumpdos, seor, pero te entregas a pensamentos
muy sombros. Lo hara sn nnguna dacn...
-Poseo otra propedad, que eres t. -Se dspona a dar muestras de
sumsn ponendo a manos y a frente en ms rodas, pero se o mped
con un ademn-. No s qu podra sucederte s yo murese, por o que te
cuento entre ms herederos. S sucumbo en e sur, vctma de m destno,
esta taba, de a que exste copa en os archvos reaes, dar fe de que
has acanzado tu bertad.
En aque momento no pude mpedr que se arro|ase a sueo,
cubrndose e rostro con os brazos y asndose a ms pes mentras
oraba a mares... Y tambn yo or. Supongo que ambos estbamos ago
bebdos, porque es ben sabdo cuan fuertes son os vnos de Lbano.
-Como sabes, seor, nac bre -d|o cuando hubo recobrado su
compostura-. Y estoy seguro de que antes de morr vover a sero. Mas
no qusera obtener a bertad a costa de tu vda. Regresa de a guerra por
o menos en as msmas condcones en que ests ahora y huye de esas
sucas rameras de sur.
Fnamente, cuando se hubo evantado y ya se dspona a partr, me
puso a mano en e hombro.
-Y cuando hayas utzado e contendo de estos tarros no se te ocurra
traros.
La puerta se cerr tras . Apur os restos de vno y me qued
pensatvo, preguntndome qu sgnfcaban sus paabras. Por tmo cog
uno de os tarros y me sorprend advertr su peso. Con a punta de a
espada ara geramente e esmate de a base de uno de eos. meta
que aparec deba|o era dorado como a me y tan dct como a cera.
-Es de oro maczo -susurr sopesndoos. Cacu que, prescndendo
de su contendo, deban de pesar unos setenta scos-. Kefaos, brbn,
te deseo una arga vda!
&&
Nchoas Gud
E Asro
"
En e mundo exsten muchas cosas maravosas, dgnas de ser
contempadas, pero sempre he credo que e espectcuo ms magnfco
que puede presencar un muchacho es e desfe de un e|rcto camno de
a guerra.
E corazn de os |venes est henchdo de sueos de gora, y mentras
os reyes emprenden bataas movdos por a venganza o con fnes de
ucro y os hombres vugares para hur de sus esposas o ponerse fuera de
acance de a ey -o porque han sdo recutados-, os |venes soadores
cargan con sus armas y marchan en busca de fama, gora y aventuras. E
e|rcto de Sennaquerb era una afombra mgca que s extenda a o
e|os, en a dstanca, y que me conducra..., gnoraba dnde, pero sn
duda a agn trunfo goroso. Aquea mpresn no me abandon durante
muchas semanas; en readad hasta e amanecer, en que br m prmer
combate.
E da en que emprendmos a marcha de Nnve egu a envdar a as
muttudes que se aneaban en a carretera de sur, porque me
encontraba muy rezagado, en a retaguarda de as tropas, vgando
nuestro baga|e y a m compaa, formada por cen hombres, agunos de
eos antguos combatentes, pero otros an ms bsoos que yo. No
ograba dstngur a rey en su carro de guerra y e sondo de as
trompetas egaba a ms odos como un murmuo e|ano. En e nstante en
que atravesamos as puertas de a cudad, a gente haca horas que haba
de|ado de acamarnos y tan so nos veron desfar agunos tenderos
mahumorados y as ms mserabes rameras, aqueas que satsfacan a
os va|eros sn que se hubesen sacuddo squera e povo de camno y
que se mtaban a rerse de nosotros profrendo obscendades y
azndose as tncas para que vsemos o que nos estbamos perdendo,
acaso para sempre.
Yo ostentaba e rango de rab kisir y a ms rdenes tena cen hombres,
pero aquea dstncn era un mero formusmo. Los e|rctos de Assur no
haban conqustado cas todo e mundo conducdos por hombres necos o
|venes nexpertos, y se me haba advertdo caramente que hasta que
demostrase m vaa tan so sera consderado como un sodado ms. E
hombre que haban desgnado para que me acompaase en cadad de
ekalli, paabra que tan so sgnfcaba mensa|ero, era e que ostentaba
reamente e mando. Se amaba Narg Adad y haba servdo |unto a
Tabshar Sn en as campaas emprenddas por Sargn. En readad, haba
formado parte de e|rcto que tuvo que combatr duramente para
regresar a a patra a a muerte de rey y fue quen me expc o
suceddo en e curso de aquea tma bataa.
Narg Adad era de fc rsa y carcter rsueo. Sempre se senta
hambrento, |ams mostraba cansanco y era e me|or sodado que ha
&'
Nchoas Gud
E Asro
exstdo. De reducda estatura, corpuento e hrsuto como una cabra,
apenas tena frente y a barba pareca nacere nmedatamente deba|o de
os o|os. Tena as manos e ncuso os pes cubertos de negro y
enmaraado veo, y cuando se despo|aba de su tnca se pareca a esos
anmaes amados osos que se encuentran en as montaas de este. Lo
que cuaquer otro hubese credo una deformdad, para era orgen de
nmenso orguo, pues pretenda ser rresstbe con as rameras de todo e
mundo, ago que yo no dudaba, puesto que, segn soa repetr Kefaos,
as mu|eres son muy afconadas a as novedades.
Avanzando a marchas forzadas durante as ses horas en que
dsfrutbamos de uz, un e|rcto poda cubrr en cuatro das a dstanca
exstente entre Nnve y os terrtoros en tgo que se encontraban en
Acad, a este de Tgrs,; pero no hubera egado en condcones de
enfrentarse a enemgo. Avanzbamos ms despacosamente porque
sabamos que os eamtas y os cadeos, sus aados, ya se encontraban
en e campo de bataa, y como ramos hombres padosos, todos os das
acagos, cnco cada mes, nos refugbamos en nuestras tendas, cubertos
de andra|os y sn probar nngn amento gusado en pucheros. As fue
cmo no mo|amos nuestras sandaas en e ro Radamu hasta a
decmosegunda |ornada.
-Ben, prncpe: cuando hayamos cruzado este charco ornado por un
buey, tendremos que estar aertas porque entre este punto y e ro Turnat
seguramente nos encontraremos con e enemgo.
Narg Adad se ech a rer y me do unos gopectos en e hombro
porque, como a mayora de sodados de Assur, no demostraba nngn
respeto haca m nobe orgen. E unforme de rab kisir no converte en
guerrero a quen o vste, y yo expermentaba certo orguo a ver que m
propo ekalli, que haba uchado |unto a poderoso Sargn, no me trataba
como a un ofca o h|o de rey, sno como a un antguo camarada de
armas. Me constaba que no era ms que una genadad suya, pero
sgnfcaba que Tabshar Sn, que era su amgo, e haba dado buenos
nformes de m.
-Crees que sern muchos?
-Un e|rcto, prncpe, y un e|rcto muy poderoso -repuso de|ando de
sonrer y seaando con e mentn haca a parda anura que se extenda
a otro ado de ro-. Esos hombres no son unos cobardes y saben que e
rey tu padre no bromea y que deben detenere aqu para que no pueda
egar a Susa, donde se acostar con as mu|eres de Kudur-Nahhunte y
desenterrar os huesos de sus antepasados. Lucharn para defender sus
campos y sus hogares como o haremos nosotros en breve..., s no
ogramos deteneros.
-Pero os detendremos.
Narg Adad vov a cabeza y me mr de reo|o. Se dspona a hacer
una observacn, pero se nterrump y se ech a rer.
-S, prncpe..., con ayuda de Assur os detendremos y extenderemos
sus huesos desde aqu hasta e ro Turnat, de modo que podremos
avanzar sobre os restos de os eamtas muertos. Vamos: demos de
comer a os hombres y emprendamos a marcha! Maana por a noche
acamparemos a poca dstanca de ro y a a maana sguente se brar
&(
Nchoas Gud
E Asro
una bataa de a que, s ogras sobrevvr, podrs extraer ancdotas
tabernaras para e resto de tus das.
De modo que cruzamos e Radanu y a da sguente e e|rcto acamp
|unto a un msero grupo de chozas de adobe amado Khaue, que su
nombre desaparezca de os abos de os hombres y sus campos sean
sembrados con sa!
Narg Adad y yo decdmos comprobar personamente a confguracn
de terreno y |untos reazamos una vsta de nspeccn a pobado. Los
habtantes haban hudo, sabedores de que a ba a brarse una gran
bataa y que, fuese quen fuese e vencedor, segudamente seran
sometdos a pa|e y a una gran carncera. Mentras cruzbamos as
desertas caes, tan so egaba a nuestros odos e adrdo de un
desdchado perro que haba sdo abandonado. E ugar produca una
ttrca mpresn. Submos a te|ado de edfco ms ato e
nspecconamos os arededores para conocer me|or e terreno.
Nunca me han gustado os pases de sur, prncpamente porque os
recuerdos que de eos poseo conssten en una crnca de destruccn.
Todo aque que ha ntervendo en as guerras de Babona |ams ha
deseado regresar a aqueos ugares donde presenc taes carnceras.
Pero acaso tambn se deba a que nac en e pas de Assur y adoro
contempar as e|anas montaas. Las anuras de sur son como e parche
de un tambor, sn que nada dstraga a vsta, savo agn ro eno de
barro o un grupo de pameras dateras, que como se sabe son os rboes
ms horrbes que crearon os doses. Desde e te|ado de aquea casa de
Khaue e terreno se extenda montonamente hasta e nfnto
fundndose entre a neba.
-Ves cmo se acercan? -murmur Narg Adad, como s temera que
os eamtas puderan ore.
Y sea con su veudo brazo haca e dstante Turnat, que apareca
como una brante cnta pateada cuya superfce estaba semcuberta por
os pequeos barquchueos redondos fabrcados con caas y que se
amaban gafas.
-Venen en gran nmero. Dentro de dos horas podremos dvsar sus
fogatas y a amanecer... Venen dspuestos a uchar sn tregua, prncpe,
no pensan batrse en retrada. F|ate cmo se nstaan de espadas a ro.
Cuando regresamos a campamento ya dstnguamos e redobe de sus
tambores de guerra, como e estruendo de un eco dstante.
-Segurn as toda a noche. Sn duda se proponen atemorzarnos -
aad m ekalli, sonrente, exhbendo sus dentes grandes y manchados.
Aquea noche, despus de cenar y tomarme meda |arra de fuerte
cerveza babona, que Narg Adad me obg a ngerr, me descac as
sandaas y me arrebu| en m manta, cubrndome a cabeza para de|ar
de or e redobe de os tambores. Era una noche muy caurosa, por o que
no poda pretextar que ms tembores se deberan a otra cosa que a
terror que senta haca a muerte. La cabeza pareca que ba a estaarme
a causa de a cerveza y un hormgueo recorra ms membros que senta
enos de vda, como pocas veces sucede a aqueos que no han tendo
que sar a campo de bataa. Taes son as sensacones que e medo
provoca en e hombre.
&)
Nchoas Gud
E Asro
Maana, en cuanto despunten as prmeras uces -pensaba-, ta vez
perder a vda. Ouz sea por causa de una fecha enemga o ba|o as
ruedas de un carro. Y despus, cuando a bataa haya concudo, acaso
muten m cadver y agn cadeo regrese a su hogar, con su mu|er y sus
h|os, evando cogadas de su a|aba ms partes pudendas.
Haba ovdado por competo ms sueos de gora y m sedu. Tan so
deseaba evantarme de echo y echar a correr tomando agn camno que
me ae|ase de ro Turnat hasta caer agotado. Aquea noche a pas cas
toda en vea; ncamente deb de adormarme en agn momento.
Era un rab kisir y me avergonzaba profundamente sentr medo, pero,
aunque desde entonces he partcpado en muchos combates, |ams he
de|ado de expermentar ese oscuro terror que nos nvade en a oscurdad,
por o que he egado a superar a terrbe opnn que tena de m msmo.
E terror es tan natura como a respracn. La cuestn es cmo ogramos
enfrentarnos a .
A a maana sguente me desayun con pan y uvas, me puse as
grevas, e coseete y e casco de bronce, y ya dspuesto, con a |abana en
a mano, descubr sorprenddo y avado que e temor me haba
abandonado o, por o menos, o que era o msmo, que no dara meda
vueta y echara a correr. Comprend que reamente ansaba que egase
e momento de enfrentarme en a bataa, como creo que sucede a a
mayora de sodados.
No descrbr a dsposcn de as tropas n menconar qu fuerzas se
mantuveron en reserva, a mportanca de a cabaera n e orden tctco
de os carros, porque s aque da se despeg una gran estratega yo no
egu a enterarme. En cuaquer caso, os esquemas de ambos
comandantes deberon de ser deporabes porque tuveron un desastroso
resutado, y una bataa ben paneada no concuye con seme|ante
carncera. E ob|eto bco dneo consste en extermnar a enemgo con
as menores prddas posbes. Aquea |ornada en Khaue no uchaban
reyes y generaes, sno hombres. Los e|rctos eran como sendos ggantes
enzarzados en terrbe combate que trataban de asfxar mutuamente a
contraro, y, cuando por fn se separaron, no fue porque uno de eos
hubese vencdo a otro, sno porque ambos se haaban demasado
agotados y herdos para poder prosegur a ucha. Ta fue o que a
suced.
De modo que no puedo ofrecer otra descrpcn de aquea |ornada que
a propa, que consdero a que me|or se ce a a readad. En otras
ocasones en que yo msmo he drgdo e e|rcto, me he nstaado en un
rsco que domnaba e campo de bataa y he observado cmo se ba
desarroando de acuerdo con os panes prevstos, y creo que gracas a
eo savaron su vda numerosos combatentes de ambos bandos porque
una cara vctora sempre es o ms convenente para todos. Pero en
Khaue no suced de este modo.
A confuso y grsceo respandor de amanecer e humo de os fuegos
encenddos en e campamento pareca suspenddo sobre e terreno como
una capa de neba. Los hombres apenas hababan, ncamente se
percba e tntneo metco de as armas y os renchos de os cabaos.
Incuso haba cesado e retumbar de os tambores eamtas porque sn
'*
Nchoas Gud
E Asro
duda tambn eos comprendan que quedaba poco tempo y estaban
demasado ocupados en os quehaceres prctcos de asegurar as correas
de sus escudos y as cuerdas de sus arcos como s sgueran os mpusos
de un vago temor.
-Ven, prncpe: comprobaremos s os hombres estn ya dspuestos.
Narg Adad, revestdo de su armadura y su casco, pareca tan maczo e
nexpugnabe como una roca, dndome a mpresn de que bastara con
envaro rodando haca as neas enemgas para que os apastase como
una hera de caas. M ekalli me estrech e brazo con su gruesa y
veuda mano.
-Tabshar Sn me ha dcho que eres muy hb en e mane|o de a
|abana -d|o sonrendo con fereza-. Segn podras de|ar tuerto a un
ratn a cen pasos de dstanca. Confo que no sea una exageracn,
prncpe.
Ms hombres formaban una compaa de arqueros y anzadores de
|abana que consttua a peza anguar de e|rcto. Luchaban en pare|as:
uno de eos sostena e arco o a |abana y e otro protega a ambos tras
un enorme escudo de cuero trenzado. Debamos combatr en prmera
nea, dspuestos a modo de cabeza de fecha y nos enfrentaramos a a
cabaera, que se esforzara por desmontarnos de nuestros carros, romper
nuestra formacn y desperdgarnos. Pero para eo prmero deban darnos
acance y se encontraran con as puntas de nuestras armas. S no
ograban ntroducrse entre nuestras fas n romper nuestra formacn
tras a prmera carga, entonces nosotros avanzaramos hasta as neas
eamtas, donde por fn entabaramos a ucha cuerpo a cuerpo con dagas
y espadas. Sobre nuestros grandes carros acorazados, capaces de segar
os cuerpos de os hombres como espgas, tratbamos de no pensar en
nada.
Nunca ovdar a prmera mpresn que me produ|o a vsn de as
neas eamtas. Entre eas fguraban muchos de sus aados procedentes
de os pequeos estados de sur: hombres de Anzan y Lakabra, cadeos,
trbus de azan y Harzunu, os pasheru..., puebos y razas ncontabes.
Pero os eamtas consttuan e nceo ms mportante. Sn eos, os
dems huberan sdo como nsectos moestos. Nosotros consttuamos e
quradu, formbamos a vanguarda en torno a a propa persona de rey y
debamos ata|ar e mpetuoso avance de os eamtas.
Mentras me mantena a a expectatva en aquea povorenta y
tranqua anura protegndome de so de a maana con m escudo de
cuero, dstngu a os corcees de enemgo que escarbaban en e sueo
con sus cascos afados como puaes. Los sodados vestan armaduras de
bronce y cascos astados que recordaban a os toros. Sus escudos eran
nnumerabes y sus armas refugan a a confusa uz como s se refe|asen
en e agua y enarboaban sus anzas y espadas con are nsutante y
provocador. Haban sencado sus tambores, no desperdcaban sus
fuerzas anzando grtos de guerra y guardaban un torvo senco.
-Ben, muchachos! -excam Narg Adad. Su voz reson como un
martazo entre a cama crcundante-. Recordad..., vaentes son
aqueos que vven para segur uchando. S os de|s evar por e pnco,
sers psoteados como as uvas en e agar. E nco medo de mpedr
'!
Nchoas Gud
E Asro
que os maten es dar prmero muerte a vuestros enemgos, de modo que
nsensbzaos y apuntad a sus corazones. Somos e quradu, os fuertes, a
quenes ha sdo confada a custoda de a persona rea. No o ovds.
Esta noche cataremos a cerveza de Eam!
Los hombres prorrumperon en excamacones de entusasmo y yo no
fu menos que eos. S en agn momento he credo en a gora de a
guerra, en e caso de que en ea exsta aguna gora, fue en aque
momento.
De pronto, sn saber cmo, ncamos e avance. Marchbamos a
unsono sn perder nuestra formacn, y mentras egaba a ms odos e
batr de os cascos de a cabaera eamta dsponamos nuestras armas.
M portador sostena nuestro escudo en su brazo zquerdo y, en e
derecho, en una a|aba de cuero, transportaba unas ventcnco |abanas
degadas de punta de cobre, una de a cuaes empuaba en m mano
derecha dspuesta para ser anzada: tan so esperaba encontrar un
ob|etvo.
E anzador de |abana debe ser rpdo, puesto que practca a ms
pegrosa de as artes. Los arqueros pueden ocutarse tras sus escudos,
pero necesta mayor campo de accn porque debe tomar carrera y
exponerse a a vsta para arro|ar su proyect, tomndose e tempo
necesaro para no errar su ob|etvo con o que arresgara ntmente su
vda, pero debe ser rpdo y esquvar cuaquer fecha drgda contra su
ventre que e mpedra vover a dsparar. La cabaera eamta ya se
estaba acercando, poda dstngur os desteos de sus curvadas espadas.
Aguard a que se aproxmaran. Cuando e enemgo est prxmo es
precso apuntar a cabao, porque e sodado de cabaera corre como un
cone|o en cuanto perde su montura y e cabao es mayor, eva menos
armadura y puede dar a traste con una formacn aun sn |nete. Aguard
a corce, era m enemgo: e hombre que apretaba as rodas en sus
fancos tan so consttua una sombra, y esper porque e brazo me
tembaba de mpacenca y me senta sedento de sangre.
Por fn, por fn! e |nete que abra a marcha se encontr bastante
cerca. Yo no e vea, tan so tena o|os para su cabao, una masa mv
de coor castao. Me apart de a proteccn que me brndaba e escudo,
mpus e brazo haca atrs aguardando a fraccn de un segundo para
asegurarme y anc e arma concentrando en aque mpacto todas ms
fuerzas. La |abana cruz os ares en pronuncada curva, como una ave
de presa, y yo me qued nmv observndoa, como hpnotzado. E
proyect se eev cada vez ms y por fn descend hundndose en a
base de cueo de bruto, que cay rodando por os sueos gua que a
rueda de un carro, mentras que e |nete saa despeddo y se despomaba
ba|o su montura. Sn duda deb de morr o quedar mutado porque n
squera ntent arrastrarse. Era un espectcuo maravoso de que no
poda apartar os o|os.
Me sobresat una fecha que cay a ms pes hundndose en e povo,
o que me record que tambn yo era vunerabe. Corr a ocutarme tras
e escudo, tend a mano y e portador me tend otra |abana, mentras
que yo escudraba e campo en busca de una nueva vctma.
'"
Nchoas Gud
E Asro
Segu dsparando una y otra vez; en agunas ocasones erraba e tro,
pero a mayor parte de ms proyectes acanzaron su ob|etvo. Ignoro
cuntos hombres y cabaos extermn; a vsn de sus cadveres pareca
nundarme de un hto dvno. Aunque as fechas caan a m arededor
como granzo, apenas reparaba en eo porque no podan causarme
nngn dao. Tan so en una ocasn una de eas me roz e muso, pero
n squera me moest en restaarme a sangre. Estaba sumdo en
xtass. Ouenes dcen que a guerra es a mayor dcha que exste ba|o a
uz de so, no son tan necos como parece y apenas menten, porque e
pacer de pegro y a muerte son grandes y purfcan e esprtu. En
aqueos momentos estaba semenoquecdo.
Y cuando a cabaera ya cas estaba sobre nosotros, apuntamos a os
|netes. A medda que os hombres caan a nuestro arededor,
despomndose de bruces sn decr paabra, so poda pensar en m
prxmo dsparo y en os sucesvos. En una ocasn un sodado arremet
drectamente contra m dspuesto a arrancarme a cabeza con su espada,
pero hund a punta de m arma en su coseete y o mpus haca atrs en
su montura. E hombre cay en e sueo con un seco mpacto, sn que yo
me moestase en mrare e rostro. Me mt a arrancar e acero de su
cuerpo y examnar m entorno en busca de otro enemgo.
Pero no ograron romper nuestras as y, como a cabaera ncamente
puede reazar una carga y uego se entrega a pa|e, sus ataque sueen
ser breves. Y en cuanto huberon pasado, apareceron os carros.
Pudmos consderarnos afortunados: so tuvmos que arresgarnos en
dos ocasones y ogramos anquar a os cabaos de uno de os vehcuos
antes de que nos acanzasen. Sn embargo, e otro barr un aa de
nuestra formacn apastando a os hombres ba|o sus ruedas como s
fueran dtes.
Por entonces cas habamos ogrado acabar con a nea eamta y haba
pasado e tempo de arro|arse proyectes. Desenvan a espada y m
compaero arro| e escudo porque a partr de aque momento cada uno
de nosotros deba uchar por s soo.
A a sazn ya era penamente conscente de ms actos y haba egado a
comprender que aqueos hombres estaban dspuestos a matarme y que
yo no era nmorta. Y senta medo, un medo que me haca creerme ms
vvo y que consttua un sentmento cas pacentero, un deete de os
sentdos.
Estaba rodeado de rudos, grtos, gemdos, herdos y morbundos y de
estrpto de as armas. Aqueos de ms hombres que seguan con vda se
haban agrupado como abe|as que puuasen en a rama de un rbo.
Obrbamos a mpusos de una espece de acuerdo tcto, ms por nstnto
que sguendo un pan preconcebdo. No exsta dscpna aguna, so a
vountad de vvr y e conocmento de que nos necestbamos
mutuamente. Pero o certo era que todos uchbamos de modo ndvdua
por savaguardar a propa exstenca.
Por fortuna, ms argos brazos me permtan compensar m
nexperenca. Fu acanzado en dos ocasones, o que me rrt y debt
ms fuerzas. Una anza me hr por encma de codo y estuvo a punto de
obgarme a sotar m pequeo escudo. E door que experment fue
'#
Nchoas Gud
E Asro
ntenso, pero so dur un nstante y de todos modos no fue tan grande
como e pegro que corr porque poda haber sucumbdo ba|o mtpes
herdas antes de ograr detenerme e tempo necesaro para ncnarme a
recuperaro.
Un negro y corpuento eamta con e rostro surcado de ccatrces
ntent hacerme servr de pasto de os cuervos.
La ucha se estaba desarroando a azar y, cua una hormga que
reptase por una roca, pareca haberme desvado de su trayectora. Por
prmera vez desde o que me parecan horas me detuve un momento y
trat de recobrar e aento. Aquea pausa estuvo a punto de costarme a
vda porque cuando me ncnaba haca adeante, nsprando
profundamente para enar de are os pumones y apoyando as manos en
as rodas, sent que ago rozaba repentnamente m escudo. N squera
me haba dado cuenta de que o haba evantado, pero e sodado,
mentras vve, ucha nstntvamente y quz vsumbr por un nstante o
que se me avecnaba. Examn e escudo y qued anonadado: e cuero
haba quedado desgarrado como e ventre de un buey y apenas tuve
tempo de esquvar e fo de una espada que me asestaba su segunda
estocada, tratando de acanzar ms entraas sn que yo n squera
hubese advertdo a presenca de contraro.
A cabo de unos nstantes e eamta caa sobre m. A punto descubr
que estaba uchando cuerpo a cuerpo con un ggantesco negro, cuyos
brazos estaban baados por e sudor y que tena os o|os desorbtados por
e furoso arrebato que caracterza a uchador nato. Su faz tensa reuca
como s hubera sdo taada con una hacha de obsdana y exhba os
dentes en torva mueca. Era un rostro que haba sufrdo ms de una
ocasn e fo de acero, porque en e puente de a narz y en a mandbua
aparecan dos grandes costurones reucentes y protuberantes como
gaduras de sandaa. Vov a abaanzarse sobre m anzando un grto de
guerra como e grazndo de un enorme p|aro de presa y sent que se me
desqucaban os nervos. Nunca he ogrado comprender que no acabase
conmgo en unos segundos.
Pareca como s brsemos soos aquea encarnzada ucha: nade
acuda en m ayuda y aque dabo me haba derrbado y pareca dspuesto
a psotearme como un tao de cebada. era quen evaba a ncatva:
yo apenas consegua mantenero a certa dstanca agtando sava|emente
m espada en e are que sbaba como una vbora, pero eso era todo. Cas
no poda resprar y e corazn me ata atropeadamente gua que s fuera
a sarseme de pecho. Una y otra vez senta en m escudo e mpacto de
sus estocadas hasta que egu a a concusn de que en cuaquer
momento acanzara su ob|etvo y me abrra as entraas. Acab por
convencerme de que me matara, de que en pocos nstantes dara fn a m
exstenca. E eamta drga una y otra vez a punta de su acero contra m
empeado en qutarme a vda y, aunque sempre consegua esquvaro,
cada vez o senta ms prxmo. Contuve una estocada que haba
ntentado acanzarme e hombro, mas a sguente ara m coseete de
cuero. E sondo que producan as armas chocando entre s enaba ms
odos. Yo era como una cabra dspuesta para e sacrfco, mentras que e
'$
Nchoas Gud
E Asro
agur afaba su cucho. E prxmo asato sera e defntvo..., aquea
ncertdumbre me estaba torturando.
Y, de pronto, a certa dstanca reson a voz de Narg Adad sobre e
camor de a bataa.
-Eh! Ese de ah! T, bastardo!
No me vov a mrare porque habra sdo una nvtacn a a muerte y
comprenda que m compaero se encontraba demasado e|os para poder
acudr en m auxo. E eamta ba a ensartarme como un poo en e
asador; os mscuos de su forndo cueo estaban tensos mentras se
dspona a propnarme e mpacto morta.
Pero tambn haba odo e grto de Narg Adad y sn duda pensaba
acabar cuanto antes conmgo sn que e enorme e hrsuto mastodonte
tuvera ocasn de caer sobre . ncamente de ese modo puedo expcar
cmo sobrevv, porque e corpuento negrazo me asest un mandobe
que magrosamente ogr esquvar.
Mas no sa totamente eso: a ho|a atraves m coseete de cuero y
resba sobre ms costas de modo que pens que e hombre me haba
matado. S, me convenc de que era hombre muerto.
Sn embargo, e eamta se haba adeantado bastante para darme a
oportundad de vengarme. Hacendo acopo de o que cre seran ms
tmas fuerzas, me abaanc sobre y e hund profundamente a espada
ba|o as costas. E hombre grt -segn creo ms sorprenddo que
asustado- y uego, cuando con un rpdo trn arranqu e arma de su
cuerpo, cay de rodas sn apartar en nngn momento sus o|os de m y
fnamente se despom de bruces en e sueo.
Sbtamente comprend que yo no haba muerto: a herda que tena en
e costado me escoca como a mordedura de una serpente, o que en
readad era una buena sea, pero no haba muerto. Introdu|e a mano en
m coseete y a saqu ena de sangre. Comprend que segua con vda. N
squera me senta db, smpemente maguado. Escudr a m
arededor tratando de descubrr a Narg Adad, que ya haba desaparecdo
entre e caos de a ucha. S..., me encontraba perfectamente. E eamta
yaca muerto a ms pes y yo vva. Vva y segua uchando. A cabo de
unos momentos ncuso egu a ovdar que estaba herdo, o que resut
muy convenente porque as bataas no sueen concur con a muerte de
un enemgo.
Una y otra vez arremetmos contra as neas contraras sn consegur
romperas. Tampoco ograban eos destrur nuestra formacn porque eo
hubera representado una nvtacn a a muerte. De modo que a ucha
prosgu sn perspectvas n esperanzas de concusn. A veces, como de
comn acuerdo, as dos grandes masas humanas retrocedan gua que s
estuvesen demasado agotadas para prosegur y segudamente
vovamos a a carga grtando y entrechocando nuestros escudos que
sonaban como cmbaos. Y so tenamos o|os para os compaeros que
estaban a derecha e zquerda y para e enemgo que tenamos enfrente.
S un hombre sucumba, amgo o enemgo, pasbamos sobre su cadver
cua s fuese un pedrusco porque no tenamos tempo n para resprar. As
fue cmo a anura de Khaue qued atestada de cadveres.
'%
Nchoas Gud
E Asro
Por fn os doses, que sn duda detestan a os hombres por sus ocuras,
se apadaron de nosotros y permteron que se desvanecese a uz de da.
Se dra que aqueo era o que estbamos esperando porque os dos
poderosos e|rctos, entamente y entre muchas arremetdas y agunas
vacacones, nos fumos separando uno de otro, retrocedendo a nuestros
respectvos campos, a gua que as oas se retran de a arena en a paya
sn que nnguno pudera consderarse vencedor de a contenda:
smpemente no podamos segur uchando, nuestros cuerpos no o
resstan.
Nos sentamos en e sueo para descansar. Pase a mrada en torno y
comprend por vez prmera a autntca readad de a guerra. Los
sodados, con os rostros y os brazos sucos de humo, sangre y povo,
f|aban su mrada en e nfnto con una expresn que refe|aba e
enve|ecmento que haban sufrdo en e espaco de aquea |ornada. E
are estaba mpregnado de hedor de os cadveres. No se percba una
grandeza heroca: so e espantoso horror de cuanto habamos hecho,
vsto y sufrdo. Nnguno de aqueos hombres vovera a contempar e
mundo con mrada nocente: a vda habra cambado para eos para
sempre. Aqueo fue o que presenc y supongo que os dems deberon
expermentar os msmos sentmentos.
-Dnde est Narg Adad? -pregunt fnamente, cuando ogr
artcuar paabra.
-So os doses o saben, rab kisir. Probabemente est muerto.
Me mraban con o|os cansados y de pronto comprend que estaban
aguardando ms rdenes. Yo era e rab kisir: pareca que haba egado e
momento de recordaro.
-Regresad a vuestras tendas, comed y descansad! La ucha ha
concudo por hoy!
Se puseron entamente en pe. Mentras recogan sus armaduras y sus
armas estuve contempndoos: ncamente quedaban trenta y dos
hombres con vda. Acaso agunos hubesen hudo o quedado asados,
pero habamos comenzado a |ornada con cen sodados y en aqueos
momentos so se vean trenta y dos.
-Venes con nosotros, rab kisir?
-An no..., ms tarde.
Deseaba encontrar a Narg Adad.
E campo de bataa de Khaue se haba convertdo en e escenaro de
una pesada. No se haba tratado de un smpe enfrentamento, sno de
una autntca matanza. Cadveres y morbundos yacan por doquer,
confundndose sus membros como maderas a a derva. Corcees
mutados se revocaban y renchaban esforzndose por evantarse de
nuevo. Los cuervos se haban encaramado en os rostros de os cadveres
y es arrancaban os o|os con e pco. Las armas aparecan dsemnadas
por e sueo, as como os cuerpos de os hombres y de os anmaes, entre
os amentos de os herdos y e hedor de seme|ante carncera. E sueo
estaba encharcado en sangre y por doquer; hasta donde acanzaba a
'&
Nchoas Gud
E Asro
vsta se repeta e msmo espectcuo. No tengo paabras para expresaro,
pero a vsn de aque espantoso ugar me acompaar hasta a muerte.
Por fn descubr a m ekalli que an segua vvo, aunque por poco
tempo.
Yaca tenddo de costado, conscente, mas con os o|os enturbados por
e door, mostrando un enorme agu|ero en e ventre que trataba de cubrr
con sus manos veudas y manchadas de sangre coaguada. A verme
sonr... |ams he conocdo a un hombre ms vaeroso.
-Has uchado como un vaente -me d|o-. Parecas un dabo
enfurecdo. Aque enorme negrazo..., e mataste, verdad? Me gustara
vvr bastante para contar a Tabshar Sn cmo has combatdo.
-Se o drs -repuse con e rostro cuberto de grmas porque
comprenda que no haba esperanzas-. Encontraremos un mdco...
-No, prncpe... Ya o ves, apenas sento as pernas. Creo que ese
trador ha debdo de fracturarme e espnazo antes de que yo acabase con
. Ha sdo aqu.
A sus pes se encontraba e cadver de un eamta que segua
sostenendo su espada con o|os muy abertos. Nnguno de eos vovera a
combatr.
-Te duee mucho?
-S, prncpe. Escuece gua que un mano|o de ortgas. Cmo se ha
desarroado a bataa? Han abandonado e campo nuestros enemgos?
A hay un carro vocado, sbete a y echa una mrada.
Obedec sus rdenes y regres a su ado.
-Estn atravesando nuevamente e ro: sus barcas cubren as aguas a
todo o ancho.
-Bueno, por o menos os hemos detendo. Y ahora prtate como un
buen muchacho y remtame.
-No me pdas seme|ante cosa!
-Lo hars, prncpe! No puedes negarme este favor! -Segua
sonrendo pero su expresn era supcante-: No es agradabe agonzar y
no qusera pasarme toda a noche as. Con una certera puaada dars fn
a ms sufrmentos. No me negues ese favor, prncpe!
Procurando que m movmento pasara nadvertdo y que os nervos no
me traconasen, desenvan a daga y e atraves e corazn por
sorpresa, con o que e evtaba todo sufrmento.
De| a su cadver y march por e campo de bataa errando sn
rumbo f|o. Me senta tan aturddo como s hubese bebdo en exceso y no
me quedaban nmos, vountad n vaor. S en aqueos momentos un
enemgo me hubese amenazado con su espada, habra cado de rodas
gua que s fuese una mu|er supcndoe que me perdonase a vda. La
resstenca humana tene sus mtes.
Ignoro cunto tempo vagu por aquea vasta expanada sembrada de
cadveres. Haca mucho rato que as sombras haban cado sobre
nosotros y so se dstnguan as antorchas de nuestras tendas haca as
que me sent atrado nstntvamente.
Cuando acanzaba a nde de campamento me encontr con e rey.
Estaba soo, sentado en e fondo de su carro y se cubra e rostro con as
manos. Pareca como s hubese estado orando.
''
Nchoas Gud
E Asro
Muchos aos despus descubr en os anaes a descrpcn de esta
bataa. En eos se haba de a cera de rey y de a vctora acanzada
sobre os eamtas, a quenes es tembaban as pernas como caas
agtadas por e vento. Todo son mentras. Las hstoras de as nacones
sueen estar pagadas de fasedades urddas por eas o por sus enemgos.
Aquea noche, cuando e descubr orando en su carro, e rey no era un
persona|e goroso. Le puse a mano en e brazo y me arrod a su ado
procurando no ovdar que era e Seor de as Cuatro Partes de Mundo.
evant sus o|os haca m y prmero e en eos e temor y uego e
reconocmento.
-Eres t, Tgath, h|o mo? Has ogrado sobrevvr a todo esto? Sn
duda os doses te han conceddo agn sedu.
A or aquea paabra me sobresat sn que o advrtera: e rey no
estaba en condcones de captar un nsgnfcante estremecmento.
-S, seor, soy yo.
-Se han marchado, verdad?
-Han tomado a dreccn de ro, seor. Creo que tardarn en regresar.
E rey m padre me puso as manos en os hombros, en esta ocasn no
para savarme de cucho castrador, sno para confortar su corazn
doordo. Era ve|o, estaba asustado y descansaba en brazos de su h|o
porque todos os hombres deben confar en aguen. Ta fue nuestro
encuentro en as anuras empapadas de sangre de Khaue.
'(
Nchoas Gud
E Asro
"!
A da sguente y e sucesvo recogmos a todos nuestros compaeros
que haban perddo a vda en a anura de Khaue, es dmos seputura e
hcmos ofrendas de amentos y bebdas. En cuanto a os cadveres
enemgos, os saqueamos y abandonamos sus restos a os cuervos,
pasamos a cucho a os herdos que haban ogrado sobrevvr a tan
espantosa noche y os decaptamos y cortamos as manos como trofeos
porque no sentamos nnguna pedad haca eos. Cuando concumos,
curamos nuestras propas herdas y descansamos aguardando as rdenes
de rey. Las tropas eamtas se haban retrado, sn que nuestros batdores
ograran encontraras, por o que podamos consderarnos vctorosos s
as o desebamos, pero no recuerdo que nade cafcase de ta modo e
resutado de a contenda.
De modo que esperbamos a que e rey m padre nos ndcase qu
deseaba de nosotros, rogando en o ms profundo de nuestro ser que no
nos ordenase cruzar e Turnat y entrar en e pas de Eam, porque ya no
tenamos nmos para combatr. E sueo donde habamos uchado estaba
cuberto con os hedondos restos de hombres y anmaes y a terra recn
cavada de nuestras tumbas. Nuestras prddas eran de orden de dos por
cada cnco hombres, y sn duda e enemgo an haba sado ms
maparado. S os hubsemos persegudo hasta su reno, habran
acanzado os mtes de a desesperacn y no exste peor adversaro que
aque que ha abandonado toda esperanza.
Pero durante tres das e rey permanec encerrado en su tenda,
negndose a tomar amentos y sn querer ver a nade. Nade acceda a su
presenca, n squera a turtanu, de modo que seguamos aguardando,
cabrando a amargura de nuestros sufrmentos por e vaor que nos
restaba. A nade se e hubese ocurrdo rebearse contra e soberano de
Assur, Seor de as Cuatro Partes de Mundo, porque a persona de rey
era sagrada y sus sodados hombres padosos, pero en e campamento se
respraba una tensa atmsfera. Aguardbamos porque no tenamos otra
opcn.
La desaparcn de Narg Adad me haba convertdo en rab kisir de
hecho, as como de nombre, puesto que no haba nade ms para drgr a
tropa. Los hombres de m compaa eran hombres sencos que se
sentan perddos s no recban rdenes. Entonces comprend por vez
prmera que as nstruccones que recbe un guerrero son a sa de su vda,
que eas estabecen e nexo con o que e es an ms tembe que e
propo enemgo: e terrbe caos en que naufraga su vountad
ncontroada.
Y as fue como me v obgado a enfrentarme a os ofcaes encargados
de a ntendenca para que me sumnstraran pan y cerveza, a apremar a
os mdcos para que asstesen a os herdos y, prncpamente, a
')
Nchoas Gud
E Asro
procurar que ms hombres estuveran ocupados. Me senta presa de una
gran nquetud, a herda que tena en e trax me doa constantemente y
haba agotado e ungento de tarro verde que Kefaos me do para avar
as herdas de agunos de ms hombres que sn aque remedo hubesen
perddo rremsbemente a vda. Por aaddura, sombros pensamentos
me obsesonaban por momentos y me senta avado asumendo a
dreccn y e cudado de os dems. La autordad y as nfntas, secueas
de ea dervadas son os me|ores vehcuos para escapar de uno msmo.
Da a da, a medda que ms sodados dependan cada vez ms de m, se
afrmaba m autordad sobre eos y, recprocamente, su eatad haca m,
y por as noches, cuando me retraba a descansar, tan agtado que n
squera tena ocasn de soar, e tempo que transcurra representaba
una espece de absmo que mtgaba os horrores vvdos en aquea
ntermnabe |ornada.
Tres das despus de a bataa, cuando me haaba sentado con ms
hombres en torno a una fogata aguardando a que se cocese a cena para
dar buena cuenta de ea y retrarnos a descansar, me sorprend a otro
ado de a hoguera a presenca de un hombre portador de a banca
|abana caracterstca de os mensa|eros de soberano de a que penda
una cnta pateada, o que sgnfcaba que e recado estaba destnado a un
prncpe de sangre rea, aunque de momento no ogr ntur as posbes
mpcacones de aque hecho.
-Rab kisir, condceme a presenca de seor Tgath Assur -me d|o.
Como os cortesanos de todas as nacones, se trataba de un |oven de
gaardo aspecto y sn duda muy pagado de s.
Levaba ungda a barba y sus marfeas manos, que contrastaban con
su unforme azu espnddamente bordado, estaban cudadas y eran tan
expresvas como as de una mu|er. Hubese apostado a que e arma que
uca no era ms que un dstntvo de su cargo, un nstrumento que
evaba como s se tratase de un bastn de paseo. Pero yo estaba suco,
cansado y de ma humor y no me agradaba a forma en que se haba
drgdo a m.
-Tu bsqueda ha concudo -repuse sn apenas mrare, mentras
atzaba e fuego con a punta de a espada. Advert que a ms hombres es
pareca cmca aquea stuacn porque se hacan seas con e codo y
cambaban guos furtvamente. A parecer tampoco a eos es agradaba
e mensa|ero rea-. Ou deseas?
-Acaso t eres...?
-S, soy yo. Expcame qu es o que queres. O acaso debo
advnaro?
Ignoro s eg a responder porque en ta caso sus paabras se perderon
entre as rsotadas de ms compaeros. Cuando se hubo recobrado de su
confusn -sn duda no estaba muy acostumbrado a encontrarse con un
prncpe rea sentado |unto a fuego de campamento acompaado de
sucos y sudorosos sodados-, se ncn respetuosamente evndose a
mano derecha a a frente en sea de acatamento. Era un ademn que
nngn sodado se hubese reba|ado a reazar n squera ante e propo
rey y que me nspr un profundo despreco.
(*
Nchoas Gud
E Asro
-He sdo envado por e seor Sennaquerb, prncpe. E rey te
transmte sus deseos de arga vda y te ruega que acudas a su presenca.
-Ahora?
-S, prncpe.
No era un requermento que pudera ser gnorado, de modo que me
evant dspuesto a segure, aunque profrendo terrbes madcones en
m fuero nterno. Aguen me tend una |arra de cerveza, tom un trago,
me en|uagu a boca y escup e resto en e fuego, que chsporrote
aegremente.
-No temas, seor -d|o Luz Akn, m nuevo ekalli-. Te reservaremos
ago de cocdo por s e rey no te nvtase a cenar.
Aque comentaro fue coreado por nuevas carca|adas, porque todos o
consderaban muy gracoso, ago gco tenendo en cuenta que era h|o
de un barquero, que en todo e mundo gozan de ben merecda fama de
pcaros, charatanes y embusteros.
-No te preocupes, ekalli. Recuerda que e rey ha rogado para que yo
vva hasta e amuerzo.
Mentras marchaba en pos de mensa|ero rea an sgueron egando a
ms odos sus rsas, hasta que aque sondo se confund entre os
murmuos cotdanos de campamento.
A m paso, con so mrar a m arededor, pude comprobar a m paso a
profunda desmorazacn que sentan ms sodados. E terror que haba
caado profundamente en eos era un sentmento generazado entre
todo e e|rcto. A respandor de os fuegos que umnaban sus rostros,
os vea sentados con os brazos cados entre as rodas y a mrada
perdda en as sombras como s en eas se encontrase a muerte. Se
expresaban con voces apagadas e nexpresvas y sus movmentos eran
torpes y entos. Pareca como s estuveran convaecendo de una
enfermedad, savo que sta no era fsca sno esprtua. Y todo eo o
pude advertr a a uz de as hogueras que se recortaban entre a
oscurdad.
No me preocupaba saber para qu me haba amado e rey. Tena a
mente demasado embotada para que ta hecho pudese nquetarme. Me
mtaba a contempar e espectcuo que me rodeaba, que evdencaba de
modo muy patente a stuacn en que nos encontrbamos. N squera
haba tendo nmos para sentrme sorprenddo.
La tenda rea se encontraba en e centro de campamento y estaba
rodeada por as de os prncpaes ofcaes. Era de un resstente te|do de
coor de prpura y cas tan grande como a casa que m escavo Kefaos
tena en Nnve y estaba dvdda en dos compartmentos, uno nteror y
otro exteror, para que e servdor de Assur pudera proteger debdamente
su ma|estad. Tan so tena apostados vgantes en a entrada, porque a
qun poda temer m padre acompaado de su e|rcto?
E mensa|ero rea hund a |abana en e sueo, |unto a a entrada de a
tenda de rey, como constanca de que e seor Sennaquerb, augusto
soberano, deseaba reunrse a soas con e h|o nacdo de su smente, y
entonces vov a recordar que se trataba de m padre.
En e compartmento exteror ncamente se vea una mesa de
campaa tras a que se sentaba un escrba barbampo que apenas se
(!
Nchoas Gud
E Asro
moest en evantar a mrada de a taba en a que estaba traba|ando.
La cortna que comuncaba con a parte nteror estaba recogda y su|eta
con un cordn y e hombre me hzo seas de que entrase.
-Eres t, muchacho? Pasa!
E rey estaba sentado en e borde de su echo. Se cubra tan so con
una senca tnca, como s acabase de despertar, aunque en sus o|os se
advnaba que haca muchos das que no concaba e sueo. Levaba a
cabeza descuberta y advert perfectamente cuan encanecdos se
haaban sus cabeos. Me arrod a sus pes y e puse as manos en as
rodas, que cog con fuerza. Le mr a rostro e ntent responderme
con una sonrsa, pero de pronto desv os o|os y me sot as manos.
-Srvenos un poco de vno. Lo ves? Est sobre aquea mesa. Trae una
copa para cada uno y beberemos a a saud de rey eamta. Ou te
parece? |a, |a, |a!
Le obedec en senco. Cuando e entregu su copa observ que e
tembaban as manos.
-Sntate, muchacho, sntate a m ado.
Tras una segunda copa parec ms sereno y confortado.
-Se han do, verdad? -pregunt paseando nervoso os o|os por a
tenda como s temera que Kudur-Nahhunte pudera estar acechando tras
una sa-. Se fueron por e ro, no es as?
-S, seor. Creo que tardarn en regresar. Sus me|ores sodados se
estn pudrendo en e campo de bataa.
-Es eso certo? -nqur e monarca, asndome frmemente de
brazo-. Lo has vsto con tus propos o|os?
-S, seor. So tenes que acercarte a a anura para contempar a
enorme extensn cuberta de cadveres tras a estacada que hemos
evantado.
-Vayamos a vero! Creo que t y yo podemos r soos sn correr
nngn pegro.
Se evant de echo. Le ayud a vestrse a magnfca tnca argentada
y con ms propas manos ce en su cabeza e turbante dstntvo de a
reaeza como s se tratase de un no asstdo por su madre. Cuando
samos a exteror se nos acerc un cortesano, pero e rey e despd
dando muestras de mpacenca.
-No! -excam. Y, paseando una feroz mrada por os ofcaes que
nos acordonaban, aad-: Deseo estar a soas con m h|o! Dadnos una
antorcha!
Un membro de su guarda me tend un hachn encenddo y e rey y yo
nos drgmos haca a estacada segudos por as mradas de os hombres,
que nos contempaban como s fueran vstados por un dos, y
segudamente entramos en e campo de bataa de Khaue. En e are se
respraba un hedor putrefacto. A a uz de a una y de a antorcha que
evaba pudmos dstngur perfectamente, en todo su horror, a espantosa
perspectva que se extenda ante nuestros o|os. E sueo estaba
empapado en sangre que, a secarse, haba formado grandes manchas
negras en varos puntos y os cadveres yacan en grotesca profusn.
Pareca como s puderan escucharse os angustados amentos de sus
esprtus fotando a a ventura a mpusos de vento.
("
Nchoas Gud
E Asro
-Entonces es certo!
E rey se as de m brazo mentras nos abramos camno entre os
montones de cadveres. Observ que su paso era vacante como e de un
ancano.
-Lo es, seor.
-Y en qu estado se encuentra nuestro e|rcto?
-Hemos sufrdo muchas prddas, pero sgue ntacto.
-Entonces no marcharemos haca e sur contra Eam -respond. Por
vez prmera aquea noche se expresaba como un rey-. No podemos
permanecer aqu s no queremos correr e resgo de que se propague
aguna epdema... Uf, qu hedor! Iremos haca e oeste, a Eufrates.
Habndose retrado os eamtas, esa chusma de negras cabezas
recordar bastante tempo qun es e seor de Sumer y Acad. Conceder
a ms vaentes agunos meses de fces vctoras que es permtan
enrquecerse con e botn y recobrar su confanza. Los babonos pagarn
cara esta campaa y tendrn su merecdo por haber traconado a m h|o
y heredero.
Ven, Tgath: qudate a m ado mentras dspongo o que debe
hacerse. Me han dcho que uchaste como un |abato, que te hreron en
dos ocasones y que era tu prmera bataa. Los doses de Assur sern
testgos de tu gora. Te dueen as herdas, muchacho? Recuerdo a
prmera bataa en a que ntervne...
Y as fue cmo e rey m padre me acog a su ado en su poca de
nquetud, engrandecndome como haba prometdo cuando so era un
muchacho mberbe y como gracas a su medacn egu a conocer os
entres|os de poder. |ams pude enterarme qu e mpus a convocarme
a su presenca, pero a mportanca que egu a acanzar en e pas de
Assur se a debo a aquea noche.
Partmos en dreccn oeste y os notabes de Sppar se arro|aron a os
pes de nuestro rey, supcndoe que respetase a cudad porque por
entonces era ya ben sabdo que os eamtas no regresaran aque ao a
as terras de Sumer y Acad. E rey, en su sabdura, comprend as
vrtudes de una fc vctora y acept os trbutos, ador a sus doses en
sus atares y reemprend e camno haca e sur, sn apartarse de as
oras de ro Eufrates, cuyas aguas odosas, de enta corrente, dscurran
como una serpente perezosa. Las cudades de Cuthah, Ksh y Borsppa
tambn se someteron porque no se sentan capaces de enfrentarse a os
e|rctos de Assur, propcando de este modo nuestro rpdo retorno a
hogar. No marchamos contra Babona porque Mushezb-Marduk, que e
ao anteror haba asumdo e poder de manos de dos Be y renaba en
aquea cudad, dspona de un poderoso e|rcto. Tambn haba
partcpado en a contenda de Khaue, pero como monarca prudente
haba permtdo que su aado emprendese a mayor parte de a ucha y
segua sendo bastante poderoso para poder atrncherarse en su
cudadea. Como se sabe, Babona es una gran cudad: ntentar
conqustara tenendo que enfrentarse a una frme oposcn era, en
(#
Nchoas Gud
E Asro
seme|antes momentos, una tarea superor a nuestras fuerzas. En aquea
campaa ya no ntervnmos en otras escaramuzas.
Y a concur e verano tomamos rumbo norte, haca a cudad de Nnve.
A o argo de nuestro recorrdo os sbdtos eaes de monarca acudan
a rendre acatamento desde as cudades ms mportantes de pas: Opa,
Samarra, Takrt, Assur, Kaah. Regresbamos a hogar con gurnadas de
fores y as ancanas nos agasa|aban con vno y frutas. Habamos sufrdo
mucho por e dos y por eos, para que todos puderan dormr tranquos
en sus echos sn sufrr pesadas por causa de os eamtas. En Takrt
cubreron as muraas de a cudad con estandartes de coor verde y
amaro y, en Kaah, a gente se arrodaba |unto a camno para recbr a
bendcn de poderoso monarca.
Y cuando egamos a Nnve, que dstngumos desde o e|os mentras
comenzaban a caer as prmeras gotas de uva, a aegra rayaba en
ocura a ver regresar una vez ms a a capta a servdor de Assur.
Mu|eres cargadas con panes y |arras de cerveza baaban y se sentan
transportadas por e |bo ante e retorno de sus esposos, tanto tempo
ausentes, y os hombres arro|aban monedas a paso de rey para que
quedaran santfcadas por as ruedas de su carro. Durante tres noches
nade durm en a cudad porque era tempo de feste|os. En as tabernas
y burdees renaba pena actvdad y as mu|eres se congregaban en e
tempo de Ishtar para compagnar sus deberes con a dosa con a
exctacn propa de regreso de os sodados. ramos una gran nacn
que psoteaba a sus enemgos, predectos de os doses, temdos en todo
e mundo, poderosos y rcos. As o creamos todos y nos regoc|bamos
con eo. Aque que vesta a tnca de sodado no pasaba prvacones,
tuvese o no dnero, e ncuso a partcpacn en e botn de ms humde
combatente era muy mportante. Nnve se encontraba e|os de as
anuras de Khaue y desde aquea dstanca podamos creer en nuestra
vctora.
En cuanto e quradu regres a a Casa de a Guerra, me despo| de m
armadura y me ncorpor a as fas de hombres que aguardaban para
asearse en os baos. A contnuacn vest un unforme mpo y me
encamn a os aposentos de Asharhamat en e paaco rea. Una de sus
servdoras me acompa a |ardn nteror, donde a |oven se haaba
sentada |unto a a fuente contempando as aguas.
Asharhamat evant a mrada y su rostro se umn a reconocerme.
Parec danzar sobre e pavmento -ta es e nco modo de descrbr e
movmento de sus dmnutos pes- y se arro| en ms brazos. A cabo de
un nstante sus abos se encontraron con os mos con una presn que
me de| sn aento.
-Saba que voveras! -d|o en un ntenso susurro-. Estaba
convencda de que no morras! Lo saba, o saba!
La bes con avdez, sn preocuparme de que aguen pudera vernos...
En aqueos momentos no me mportaba. Me encontraba de nuevo en su
|ardn y Asharhamat no haba de|ado de amarme.
Nos sentamos uno |unto a otro y cog sus manos entre as mas
advrtendo que ya no vesta a tnca ro|a de uto.
($
Nchoas Gud
E Asro
-Eso sgnfca que en breve te casars con Arad Nn -e d|e
sntendo como s una mano de herro me oprmese e corazn.
-Nunca! |ams me casar con ! -excam con voz entrecortada
por a ra-. acude a vstarme de vez en cuando -prosgu por fn ms
serena y con expresn reconcentrada, como s taes pensamentos e
heasen e corazn-. Vene a cenar con su madre y me mra con avdez e
nsstenca. En una ocasn... Oh, e odo! |ams me casar con ! So
me casar contgo, Tgath Assur, preferdo de os doses!
En sus o|os braba una fra determnacn que atraera sobre nosotros
a cera rea. Aunque os dos estbamos condenados, me senta
penamente dchoso: aque nstante vaa por m muertes.
-Pero ya ha concudo tu poca de uto.
-S, termn hace tempo. Pero, a decr verdad, |ams me mport: n
squera eg a ser m esposo.
-Entonces no se dce nada acerca de Arad Nn?
-Nada.
Sonremos absurdamente dchosos, aunque, en readad, era como s
hubesen apazado nuestra e|ecucn, como os condenados a quenes se
es concede otro da antes de enfrentarse a cucho de verdugo. Mas
qu mportaba? An nos quedaba aque breve espaco de tempo: eso era
o nco que contaba.
Me dspona a expcare e desarroo de a campaa, pero con gran
sorpresa descubr que ea pareca estar nformada de todo: de a matanza
provocada en Khaue, de nuestra marcha por as cudades de sur...
Incuso saba que gozaba de a proteccn rea, notcas que haban
egado a Nnve haca tempo. Cuando e hab de rey, Asharhamat se
mt a mrarme de reo|o y sonrer. Todo e pareca senco y evdente. A
separarme de ea comprend que no a entenda en absouto, que
Asharhamat se haba convertdo en una de esas mu|eres para quenes os
hombres somos smpes craturas.
Cas haba oscurecdo cuando abandon su |ardn y, como no tena
nmos para drgrme a cuarte, me encamn haca a casa prxma a a
puerta de Adad.
- Seor! -vocfer Kefaos a verme. En e semestre que haba
transcurrdo se haba hecho an ms corpuento y su tnca verde y
amara se hencha como una vea a su paso mentras acuda
contonendose a recbrme a a puerta, donde cay de rodas
abrazndose a ms pernas-. M nconscente y |oven seor sgue con
vda! Loados sean os doses de todas as nacones!
Env a Fna a toda prsa a a cocna, ordenndoe que preparase a
cena y entreg a pequeo Eraos tres scos de pata, encargndoe que
comprase e me|or vno que pudese encontrar. Antes de que asomaran
as estreas, Kefaos y yo estbamos sentados ba|o e emparrado de su
|ardn y nos habamos semembragado, mentras que me entretena
contndome os acontecmentos que haban tendo ugar durante m
ausenca.
(%
Nchoas Gud
E Asro
-La comda genera entre os mdcos a consttuyen sn duda os
trastornos ntestnaes de marsarru Arad Nn, de os que se sente muy
aque|ado desde a marcha de e|rcto, segn creenca popuar a causa de
a envda que sente por tus xtos, cuya dvugacn me he preocupado
de costear por a cudad, de modo que ha redundado en nuestro benefco.
Ms pacentes femennas acuden a orme habar de t y n que decr tene
que todas senten una cega confanza en un doctor cuyo amo es un hroe
y tan afortunado que an sgue con vda. A propsto, resutaron
efectvos os ungentos?
-S... -Estuve a punto de atragantarme con as agarrobas
ambaradas de Fna porque segua evando e tarro ro|o en m macuto
sn habere qutado e precnto y no me entusasmaba a perspectva de
recbr otro sermn de Kefaos sobre a depravacn y sucedad de as
mu|eres de sur-. Ms herdas... Mra ms ccatrces, apenas se notan.
Me puse en pe y me evant a tnca mostrndoe a sea de a
estocada que haba recbdo en e trax en Khaue, que a a sazn no era
ms que una nea bancuzca. Kefaos a examn muy nteresado a a uz
de una mpara de acete para vera me|or.
-S fueses vandoso, seor, ncuso egaras a desear que m remedo
no hubese resutado tan efcaz -d|o cuando vov a sentarse-. Las
ccatrces son muy propas de os guerreros cuando han sdo recbdas
honrosamente y dentro de uno o dos aos se requerr una mrada muy
experta para advnar cuan prxmo estuvste a encontrar a muerte.
-Pero, como dces, Kefaos, estoy por encma de taes vandades.
Vamos, dme: qu comentaros hubo acerca de a campaa? Imagna a
gente as autntcas prddas sufrdas en Khaue?
M escavo se encog de hombros.
-No es preocupan, seor. No debes ovdar que Nnve cuenta con
prvego rea, y como aqu no puede ser recutado nade para e e|rcto,
para or os amentos de os deudos es precso vstar as casas de os
pobres. Se d|o que haba sdo una prspera campaa y os mercaderes se
han enrquecdo an ms comprando os despo|os. La gente est
dspuesta a creer cuanto se e dga.
Cuando e descrb cmo se haba desarroado reamente a bataa, que
e rey haba orado en ms brazos y haba permanecdo recudo tres das
en su tenda, Kefaos se mt a mover pensatvo a cabeza como s
hubese odo aquea hstora en muchas ocasones.
-Recordars, seor, que te o advert antes de tu marcha, cuando
estabas tan convencdo de a gora de as bataas. La guerra es una
empresa que so benefca a os cuervos... y, desde uego, a os
taberneros y rameras cuando regresa e e|rcto. A cabo de una semana a
nnguno de esos sodados que van por a cudad bebendo y tratando de
dvertrse e queda n una moneda de cobre.
Aqueo era absoutamente certo. Cuando me encontr por as caes
abrndome paso entre a festva muttud, comprend que Kefaos tena
razn. De modo que a egar a cuarte me senta muy deprmdo. Me
qut as sandaas y por prmera vez desde haca ses meses me dspuse
a descansar en un echo autntco, pero estaba nqueto y descubr que
hubese dormdo m veces me|or sobre e duro sueo.
(&
Nchoas Gud
E Asro
A a maana sguente me despertaron as prmeras uces de da y sent
como s tuvese a cabeza aberta, gua que una manzana asada. Me
evant y consegu avarme a cara, pero no me atrev a sar de a
habtacn, temendo que a uz de so de sagrado Assur me fumnara
con su mpacto. Me cubr e rostro con as manos y mad|e a sabhondo
Kefaos y a su abundante vno, cuyo sabor an perssta en m boca como
s se hubese enrancado. Comenzaba a comprender que os doses no me
haban destnado a ser un |uergusta.
-Ten..., tmate esto.
Tabshar Sn acercaba a ms abos una |arra de cerveza que me obg a
beber y que sn duda contena agn remedo porque, aunque oa como
os hornos de carbn vegeta que se encuentran en as afueras de a
cudad, a cabo de unos momentos sent como s m cabeza se hubese
contrado a sus proporcones normaes.
-Ou haces aqu? -pregunt por fn-. Te he estado buscando por
toda a Casa de a Guerra.
Pase a mrada en torno parpadeando como una echuza entre a
confusa uz que umnaba a estanca procedente de su nca ventana y
comprob que, efectvamente, no haba sufrdo nngn error: era a msma
que haba compartdo con Asarhadn durante cnco aos.
-Es a habtacn de un muchacho -repuso Tabshar Sn suavemente,
como s estuvese dando expcacones a un ser defcente-. Maana a
ocupar otro recuta. T debes ao|arte en e cuarte de os ofcaes. O
acaso has ovdado que ahora eres un rab kisir de quradu? Levntate y
ve a a casa de baos a ver s e agua te despe|a a mente! Esta noche
debes formar parte de a escota rea.
Observ que me sonrea, pero de repente su rostro se ensombrec.
-Te portaste muy ben -d|o-. Te has cuberto de gora y me sento
orguoso de t. Ve a baarte y uego regresa y me expcas cmo encontr
a muerte Narg Adad.
Segn he poddo observar, cuanto ms crue es una contenda y ms
ambguos sus resutados, ms costosos y compcados son os actos con
os que se feste|a a vctora. Habamos derramado mucha sangre en e
sur y, aparte nfgr smares prddas a nuestros enemgos, habamos
obtendo escasos ogros. Certamente que os eamtas se haban retrado
dentro de sus mtes fronterzos y que habamos recbdo a sumsn de
as cudades ms mportantes de Acad y Sumer, con a excepcn de
Babona -en readad a nca que mportaba-, pero a cuestn no s
haba zan|ado y dentro de un ao ambos e|rctos deberan enfrentarse de
nuevo. A parecer, nuestra penosa experenca tan so se haba
suspenddo momentneamente, o que expcaba e magnfco banquete
con que e rey m padre ceebraba su trunfo.
Aquea noche dsfrutbamos de arte de mscos expertos y corra e
vno en abundanca, pero apenas abus de , puesto que no me
encontraba en compaa de hombres como Kefaos en quenes pudera
depostar m confanza. Los aromas a ncenso y a cordero asado
('
Nchoas Gud
E Asro
enrarecan e ambente. En os candeabros de as paredes ardan as
antorchas y as mu|eres danzaban cubertas ncamente por sus |oyas y
su sudor se mezcaba con os acetes que ungan sus morenos y perfectos
cuerpos, que braban como estreas mentras se retorcan expertas en o
que pareca un arrebato frentco y u|uroso.
Sn embargo, todas as mradas convergan en e rey, que respandeca
en su tnca prpura y dorada. En e turbante que cubra sus encanecdos
cabeos aparecan ncrustadas precosas gemas de coor verde. Cuando e
monarca rea, todos reamos con , y cuando contaba una ancdota,
todos e escuchbamos. E rey representaba a gora, e poder, a
dvndad de propo dos; nos mantena asdos en su mano como dados
dspuestos a ser arro|ados.
En aquea ocasn yo no era uno de os escuderos que vgaban as
puertas, sno que formaba parte de grupo de os favortos de rey que e
acompaaban en a arga mesa. A se encontraban todos os grandes de
a corte: os comandantes de su e|rcto, e seor Snahusur y e marsarru
Arad Nn, aunque este tmo no se sentaba a a destra de su padre
como hubera sdo de esperar, sno que estaba ms ae|ado, en readad a
escasa dstanca de m. E gobernador de a cudad tambn se haaba
presente, as como e shaknu de Hndan, que paseaba nervosamente su
mrada en torno como s esperara recbr en cuaquer momento a notca
de que haba sdo destnado e|os de su provnca, a un ugar nseguro.
Tambn nos acompaaba una mu|er, poco ms que una na, que se
sentaba |unto a rey, a su zquerda, y estrechaba su hombro contra e
brazo de monarca.
Pens que acaso se tratase de una nueva concubna que hubese
formado parte de os trbutos de nuestra campaa, hasta que en una
ocasn en que a |oven paseaba su mrada por a saa acert a f|ar sus
o|os en m y me drg una sonrsa y comprend que nnguna de as
mu|eres de rey se hubera atrevdo a sonrer a un hombre de aque modo.
Ms tarde me enter de que se trataba de Shadtu, su h|a preferda, a
aegra de su corazn, como soa decr e monarca, porque era un pacer
contempara y saba mane|ar as debdades y temores de su progentor.
Su madre haba sdo una egpca que perd a vda en e parto y se deca
que haba madecdo a aquea cratura en sus tmos momentos. Sn
embargo, e rey permanec cego a sus perfdas y eg a causar mucho
dao hasta que encontr a muerte. Aunque era hermana ma, so as
rameras me haban sonredo de modo que ea o hzo aquea noche.
-... pero no fue como as uchas que bramos en nuestra |uventud,
verdad, hermano? Recuerdas a campaa que emprendmos en terras
httas, cuando e rey de Sdn se arro| a mar huyendo de nosotros y se
ahog en presenca de toda a cudad? Y cuando Sdka, rey de Asbkeon,
no se somet, e arrebatamos sus doses, sus mu|eres, sus h|os y sus
h|as y os arro|amos a una enorme hoguera..., te acuerdas? Ben que
aprend a besar e sueo a nuestro paso! Y os egpcos? Por Adad, os
egpcos! Cmo combatmos contra eos! Sus cadveres cubran e
campo de bataa ba|o as muraas de Ataku! Cunto te hubera gustado
vero, m duce manzanta! Tu ancano padre, cuando no era tan ve|o...
((
Nchoas Gud
E Asro
Shadtu e mraba abertamente a rostro, acarcaba as manos que
sostenan su esbeto y |uven cuerpo y susurraba paabras en su odo, que
e hacan estaar en rudosas carca|adas. Y e rey, que como todos os
monarcas saba que no poda confar en nade, crea en su amor.
Pero m padre aquea noche no so estaba ebro de as carcas de su
h|a, y por fn despd a a |oven para poder dsfrutar penamente de a
actuacn de as danzarnas. En a mesa resonaban as carca|adas y as
chanzas de os sodados y e repqueteo de os tambores pareca
trepanarnos e cerebro. Las baarnas se aproxmaban hasta e punto de
que bastaba con extender a mano para rozar sus reucentes cuerpos, y
as o hceron agunos de os presentes. Por fn e rey se evant
tambaendose de a mesa y dos mu|eres e su|etaron para evtar que
cayese, acudendo en su ayuda con una rapdez que evdencaba una
prctca nveterada. Sennaquerb se rea mrando a una y a otra y se
de|aba ayudar por eas, mentras os presentes comenzbamos a
evantarnos.
-Augusto seor, qusera...
- No! Aprtate de m!... No te acerques!
Se trataba de Arad Nn, su h|o y heredero, que haba acuddo a su
ado, y e rey extend os brazos rechazndoe como s fuese un eproso.
Un profundo senco se extend por a saa.
-No te acerques!... -rept e rey, ms sereno. Apenas nos
atrevamos a mrare y e marsarru paseaba en torno sus o|os enos de
odo-. Vend, ms ndos pa|aros! Vamos..., acompaadme a ms
habtacones porque hoy he bebdo demasado!
Y sa apoyndose en eas. Nosotros permanecmos como petrfcados
hasta que hubo desaparecdo y Arad Nn abandon a su vez a estanca
sn mrar a nade.
Cuando evant a cabeza ms o|os se encontraron con os de
Snahusur, cambando una mrada sumamente expresva que hzo
nnecesara cuaquer paabra.
Durante os sguentes das cre aconse|abe ovdar m condcn de h|o
de rey y consder ms convenente sentrme un smpe sodado que
conoce sus obgacones y cumpe rdenes. En e campo de bataa e
soberano era m seor, aqueo me bastaba; en caso necesaro y s as o
exga, e segura hasta as puertas de Arau y dara por m vda.
Ansaba con todas ms fuerzas que ovdase que era m padre y poder
ovdare tambn yo. Aunque entonces an o gnoraba, haba perddo a
fe en os monarcas.
De modo que vov a a paza de armas de a Casa de a Guerra, donde
me entregu a a nstruccn de ms hombres extrayendo de sus cuerpos
os maos humores que haban amacenado mentras hogaban por as
caes de Nnve..., cosa que no es agradaba, y exgndome ms que a
eos msmos porque anheaba sumrme en e ovdo provocado por e
agotamento, aunque eso no es serva de consueo. As fue como aprend
()
Nchoas Gud
E Asro
que es ms dfc someter a dscpna a os sodados en a guarncn que
durante a ucha.
Pero persst en m empeo y en breve ovdaron os paceres de Nnve.
Eran exceentes personas y dscuparon a obsesn que yo senta porque
no poda ovdar de qu modo a cabaera enemga haba atravesado
nuestras neas en Khaue a gua que una hacha atravesara un pape y
se me haba ocurrdo una dea que segn crea nos permtra deteneros.
-S pudsemos mantener a nuestros hombres agrupados formando un
muro con sus escudos y por aaddura proteger ese muro con as argas
anzas que asomaran entre eos, con os extremos frmemente pantados
en e sueo y adeadas as astas para que os |netes puderan quedar
empaados en eas en caso de que arremetesen rrefexvamente contra
nosotros... Por m parte creo que preferra desvarme antes de
arresgarme a quedar ensartado como un ganso asado e magno que os
eamtas daran meda vueta, qu te parece?
Tabshar Sn me escuchaba con gran atencn observando os esquemas
que yo dbu|aba en e povo. Como haba perddo a mano ba|o a espada
de un |nete nar, m estratega e nteresaba extraordnaramente.
-Las anzas tendran que ser enormemente argas -d|o por fn,
movendo pensatvo a cabeza-. Deberan medr por o menos ocho o dez
codos para que os |netes abandonasen toda esperanza de acanzar
nuestras neas. Cmo podran transportaras os portadores de escudos?
-|unto con as |abanas. Deberan evaras enhestas en e are para
que srveran de advertenca a enemgo, de ese modo su cabaera
egara a temer a orden de carga.
-Y s tus hombres rompesen fas?
-No o harn. Debemos enseares a correr sn perder su formacn, a
avanzar vente pasos, de|arse caer sobre una roda y pantar a anza en
e sueo y avanzar segudamente otros vente pasos. Y o que
descorazonara a a cabaera tendra dntcos efectos en os sodados de
nfantera. Esto es ago que aprend en Khaue, en e nstante en que os
hombres rompan fas: cuando de|an de uchar concertadamente a
bataa se nterrumpe y se converte en una vugar peea.
-Ben: creo que podras ntentaro, prncpe. Pero recuerda que o que
funcona en e campo de nstruccn no dar necesaramente gua
resutado entre e fragor de combate. Es muy dstnto cuando os
hombres que tenes deante no son tus compaeros de cuarte sno un
e|rcto de eamtas.
-Por eo es necesaro nstrur a os hombres hasta que no eguen a
dstngur a dferenca exstente entre entrenamento y bataa y sgan as
rdenes nstntvamente, como s respraran.
-No perderemos nada con ntentaro, por o menos os tendremos
entretendos de agn modo.
Y as fue cmo pas os das aecconando a nuestros hombres para que
utzasen un arma que n squera exsta.
-No, prncpe, una anza de bronce que mda ms de cuatro codos se
dobar como una rama ba|o e peso de a neve recn cada.
)*
Nchoas Gud
E Asro
E |efe de os armeros reaes se en|ug un o|o con e dorso de a mano
zquerda: as chspas que arrancaba su marto e haban chamuscado
haca tempo ce|as y pestaas.
-Ouz podra ntentaro en acero, pero para eo tendra que remodear
e horno. No estamos acostumbrados a traba|ar e meta en taes
dmensones, comprendes?, y e acero es tan obstnado como m mu|er.
Sonr tmdamente, como s temera que pudera ofenderme su
nocente broma, pero comprend que estaba reconsderando e probema.
-Y en cuanto a su peso? -pregunt. No deseaba que ms formacones
se convrteran en una masa erzada, pero de efectos retardados-. Deseo
que sea ago que os hombres puedan evar todo e da, con o que ncuso
puedan correr. No resutarn demasado pesadas s as fabrcamos de
acero?
-No, prncpe. Incuso pesarn menos que s as hcsemos de bronce,
porque podemos afnaras mucho ms. Tus sodados aprendern
rpdamente a soportar su peso.
-Y podrs fabrcar bastantes armas para equpar un e|rcto en
prmavera?
-Un e|rcto, no, pero s agunas compaas. Sufcentes para que
trates de comprobar tu nueva estratega, prncpe.
Me sonr de nuevo. Probabemente tena ms conocmentos mtares
de os que yo aprendera en dez campaas, pero s me consderaba un
neco se guard muy ben de expresar su opnn.
-Probmoso entonces.
De modo que segu nstruyendo a ms sodados, obgando a transportar
a os portadores de escudos eos cuyo peso pudera haceres consderar
eve e de as anzas de acero. Los traba|os se reazaron durante os
meses de Marcheswan y Ksef, en os que e vento se ba enfrando y as
ho|as comenzaban a marchtarse en as ramas de os rboes. Por fn e
armero rea pudo entregarnos as anzas, y cuando os hombres
comprenderon que con eas conseguran protegerse de a cabaera
eamta cesaron en sus amentacones. A medados de nverno os
sodados de m compaa, que se haba vsto reforzada con a
ncorporacn de nuevos eementos procedentes de evas efectuadas en e
norte, manobraban tan sncronzadamente como os dedos de una mano.
Y todos aqueos preparatvos tenan ugar ba|o a atenta mrada de rey,
que acud en varas ocasones a presencar os e|erccos, y cuando as
anzas estuveron preparadas se reserv una para , que no abandonaba
en nngn momento mentras paseaba arrba y aba|o nspecconando a
nea defensva de os escudos.
-Pero qu harn tus anzadores de |abana, muchacho? No tendrn
grandes posbdades de manobrar tras esa barrera de cuero.
-Tan so adoptaremos esta formacn cuando a cabaera est
prctcamente sobre nosotros. Augusto seor, e eemento sorpresa es
muy mportante s confamos en sembrar e pnco entre os cabaos. Y, a
tan escasa dstanca, as |abanas son de poca utdad. Como ves, os
arqueros so necestan retroceder unos pasos para acanzar a a
nfantera enemga.
-Entonces crees que servr? Ou opnas t, hermano?
)!
Nchoas Gud
E Asro
E turtanu Snahusur se acarc un momento a barba y por fn hzo una
sea de asentmento.
-Creo que puede funconar, seor.
-S, tambn yo o creo -repuso e rey agtando a anza que sostena,
como s deseara comprobar que no se haca acos.
A ver que no era as, se vov haca m sonrndome abertamente y
exhbendo su dentadura.
-S, reamente puede funconar. Eres un muchacho ntegente, Tgath
Assur, h|o de Sennaquerb, Seor de a Terra y Rey de Reyes. Ven a
verme maana cuando est cenando y me contars s tenes agn otro
pan para conqustar e unverso a fuego y espada. |a, |a, |a!
Cuando aquea noche me ntrodu|eron en a cmara prvada de
monarca me sorprend encontrarme a soas con . Estaba sentado ante
una tosca mesa de madera, arremangado, y cenaba en va|a de oro que
braba a a uz de as antorchas. Me arrod ante su presenca, pero
ncuso aquea ceremona tan senca parec mpacentare. Me hzo
seas para que me aproxmara.
-Ven..., sntate -orden a tempo que me serva msmo una copa
de vno-. Lamento no poder ofrecerte nada ms... E vno me pertenece,
pero a comda es propedad dvna. Los sacerdotes a ofrecen a su
contempacn y uego me a srven. Lo sabas? De modo que me
amento con as sobras de a dvndad y en su urea va|a, como s fuese
un perro.
Me remov ncmodo en m asento contempando m copa de vno sn
saber qu decr.
-Un rey no es nada ms que eso, h|o mo: e perro guardn de a
dvndad, su|eto con una cadena en su puerta para que adre a os
desconocdos. Aunque pueda aparecer de otro modo a os o|os de mundo,
en readad so soy eso. Vamos, bebe! Tu presenca aegra m corazn y
a m edad recbo pocas satsfaccones. Bebamos por a gora de tu
nombre, Tgath Assur, h|o de Sennaquerb!
As o hcmos. Y tambn bebmos por a gora de Assur y a destruccn
de os eamtas, y uego por Ishtar, cortesana de os doses y dosa de as
bataas, y as sucesvamente... Hasta que por fn ovd todas as
prevencones que senta acerca de rey, que era m padre y m amgo y a
quen amaba.
-E dos ha madecdo m descendenca..., excepto contgo, h|o mo -
excam pasndome e brazo por a espada-. Me sento cupabe de a
muerte de Assurnadnshum: |ams deb envare a ese sombro pas. Oue
Assur madga Babona! Y en cuanto a Arad Nn..., en fn, ya o has
vsto. Pero te has f|ado en m h|a Shadtu? -prosgu con o|os brantes
-. Es una cratura encantadora!... Y suee habarme de t, por o que me
aegra que ses hermanos, sabes? |a, |a, |a! Es tan encantadora y
representa ta consueo para m que me ressto a a dea de separarme de
ea. No, no se casar mentras yo vva! Muy egosta por m parte,
verdad, Tgath?
Sn aguardar respuesta, cosa que e agradec, se extend en otros
temas sobre sus anterores campaas, sus mu|eres, a seora Naqua y su
edad.
)"
Nchoas Gud
E Asro
-Ou suceder cuando yo muera, muchacho? Me pregunto qu
suceder. Pero esta nueva tctca tuya... tendremos que ensayara en a
prxma campaa, y s funcona... Eres un buen muchacho y tambn un
exceente sodado. Y eso es o que mporta reamente. En una ocasn d|e
que te hara grande, pero creo que, a fna, o consegurs t soo. Por
tanto consdero que tan so puedo enrquecerte. Hay una fnca
pertenecente a a corona que se haa a unas dos mas de dstanca ro
arrba... Te a regao, h|o mo. Y con e tempo recbrs ms, mucho ms.
Deseas aguna otra cosa en estos momentos, muchacho? Vamos!
Dmeo y, s est en m mano, cuenta con eo!
Aqu era e momento que haba estado esperando desde m nfanca.
Para qu haba tratado de cubrrme de gora sno para poder acanzar e
favor rea con aque fn excusvo? Sn embargo, e soo nombre que se
formaba en m mente era e de Asharhamat. Y no poda pedrsea a rey s
no quera que sus o|os se ensombreceran de ra, porque era o nco que
no tena a facutad de otorgarme.
Y, con todo, e rey me quera y haba bebdo en exceso... Acaso s me
atrevera..., pero no. No deba pedrseo. Yo era e servdor de monarca, e
obedeca con absouta eatad y no poda engaare traconando a
vountad dvna.
De modo que mentras m corazn susurraba e nombre de Asharhamat,
ms fros abos moduaron otra paabra.
-Augusto seor...
-S, h|o mo. Haba! D o que deseas y te ser conceddo!
-M madre, seor... Deseo que vueva conmgo.
En e senco que sgu me sent penamente avergonzado. Prmero por
haber peddo seme|ante cosa a su rea ma|estad y, en segundo ugar,
porque aunque en ms pensamentos, en ms deseos secretos, haba
sacrfcado a Asharhamat por m madre, a Asharhamat, cuyo amor me
estaba prohbdo pero a quen segura amando mentras exstera un
hto de vda en m cuerpo...
E rey escudr m rostro sn apartar sus brazos de ms hombros.
-Tan poca cosa, muchacho? Smpemente eso? Tu madre?
Entonces..., as sea! |a, |a, |a!
Y e gran rey m padre, que quz no estaba tan bebdo como yo haba
pensado, se mostr fe a su paabra porque a noche sguente, cuando
regresaba de reazar os e|erccos mtares, me encontr con una sa
cerrada conducda por cuatro escavos, una sa dgna de una rena, que
me aguardaba en a entrada de cuarte de os ofcaes, de a que
descend m madre, portadora de a taba en a que Sennaquerb me
transfera una fnca de propedad rea de una extensn de un centenar de
beru. Le apart e veo para poder ver su rostro: sus azues o|os estaban
enos de grmas.
-Oh, h|o mo, h|o mo!... Es certo o que sucede? -S, madre. Lo es.
Y as fue como cump a promesa que e haba hecho sendo no y por
graca de monarca consegu sacar a m madre de gneceo.
)#
Nchoas Gud
E Asro
"!!
Aquea noche ev a Merope a casa de Kefaos, |unto a a puerta de
Adad, y a a maana sguente, tras confar a m ekalli Lushakn e
entrenamento de a compaa, aqu un cabao y un carro apropados
para trasadar a una dama, y ambos emprendmos e va|e haca m nueva
propedad de norte.
Aunque haca varos aos que no nos veamos, aquea mu|er sencosa
que se sentaba a m ado mentras avanzbamos dfcutosamente por e
estrecho y desgua camno, era ta como a recordaba de m nfanca.
Entre sus cabeos cobrzos aparecan agunas hebras pateadas, y |unto a
su boca unas neas cas mperceptbes denuncaban su resgnada
trsteza, pero, por o menos a ms o|os, segua sendo tan hermosa como
sempre. Pese a que durante e trayecto apenas me mr, descubr que me
observaba furtvamente y que esquvaba m mrada cada vez que yo
acertaba a f|ar ms o|os en ea.
-Ignoro cmo ser ese ugar -d|e fnamente para nterrumpr aque
agobante senco-, aunque no creo que e rey me haya obsequado con
un cuchtr. Pero s a casa no es de tu agrado, podemos reconstrura. He
dado nstruccones a Kefaos para que busque agunos escavos que
cuden de ea y una mu|er que atenda a tu servco.
-Y puedes permtrte taes gastos, Lathkadas?
Era a prmera vez que me amaba con aque nombre de m nfanca.
Me vov sonrente haca ea y en aquea ocasn no desv su mrada
como una nova en su va|e nupca.
-No debes preocuparte, Merope. No so e rey trata de convertrme en
un hombre acaudaado. M escavo, ese brbn, parece haberse adueado
de meda Nnve y, segn sus bros contabes, poseo sufcentes medos
para mantenernos t y yo hasta e fn de nuestros das. Es un po, pero
un buen amgo y seguramente me roba, mas creo que sn excesos. No
temas, construr para t una casa dgna de a esposa de rey y en a que
por fn sers duea y seora.
-No soy a esposa de rey, h|o, sno soamente una de sus mu|eres. Y
hace muchos aos que no se acerca a m echo.
Como no saba qu respondere, guard senco. Y cuando nuestras
sombras comenzaban a proyectarse por a carretera, egamos |unto a un
mo|n en e que fguraba e dsco de Assur anuncndonos e acceso a a
propedad rea.
En breve pudmos comprobar que e rey m padre no me haba regaado
una pocga. Los campos que atravesbamos, desnudos en aquea poca
de ao y cubertos de amarentos rastro|os, se extendan a ambos ados
de camno hasta ms a de donde acanzaba a vsta. Y a casa no era
de adros, sno que estaba construda con pedra de a montaa y
orentada a esto htta, de modo que as habtacones dsfrutaban de uz
)$
Nchoas Gud
E Asro
natura durante todo e da. M corazn brnc de |bo en m pecho a
comprender que estaba conducendo a m madre a un paaco.
Detuve e carro ante os portaones de madera y, a apearnos, se
ncnaron ante nosotros os servdores que atendan a cudado de a casa
y a as abores de campo que se haban congregado para darnos a
benvenda.
-Soy Tgath Assur -d|e en e tono de voz con que soa drgrme a
ms sodados. No estaba acostumbrado a tratar con campesnos y era muy
conscente de m |uventud, por o que tema parecer excesvamente rudo
o db-. Y esta dama es Merope, m madre.
-S, seor, ayer vno un emsaro a anuncarnos tu egada.
E hombre que as se expresaba era de eevada estatura, uca negra
barba y tena e rostro curtdo caracterstco de as gentes que pasan a
vda a are bre frente a as montaas de norte. Se adeant de entre sus
compaeros y vov a ncnarse ante m. Ago en su porte denuncaba
que no estaba acostumbrado a humarse ante nade.
-Soy Tahu Ishtar -prosgu-, capataz de esta propedad desde hace
dez aos. Durante este tempo he servdo a rey como srve a dos, y
ahora me someto a tus rdenes. Hemos acondconado a casa para
recbros dgnamente y he destnado una mu|er para e servco de tu
madre. Oueres acompaarme, seor?
Aquea noche cenamos cabrto asado y pan de cebada con cerveza -
aquea gente |ams haba probado e vno- y, cuando hubmos concudo
y m madre y yo nos caentbamos |unto a un brasero stuado en e centro
de a estanca, experment una sensacn de comoddad y benestar que
cas haba ovdado que pudera exstr. E oor a ea quemada me
recordaba a a mrra.
-Te sentrs dchosa aqu, Merope? -e pregunt-. Tan so podr
quedarme contgo durante as dos tmas semanas de este mes, pero
acudr sempre que me sea posbe. En adeante ste ser nuestro hogar.
Sers fez en esta casa?
-S..., todo esto es como un sueo.
Las grmas corran por sus me|as y braban a ro|o respandor de
fuego. Me sent |unto a ea y e rode os hombros con e brazo pensando
cuan vaca deba de haber sdo a exstenca que baha evado en e
gneceo para que pudera parecere un sueo vvr a, en una gran|a
sotara, sn otra usn que as ocasonaes vstas de su h|o.
-Deberas casarte, Lathkadas -ndc de pronto ponndome a mano
en e pecho-. Debes traer una esposa aqu, una muchacha que comparta
tu echo, que te d h|os y te haga fez.
-An soy |oven, Merope. Tengo mucho tempo por deante para pensar
en tomar esposa y por ahora me satsface que seas t a duea de a
casa.
Imagnaba que aqua era ms ben una observacn que a
formuacn de sus autntcas esperanzas, pero estaba equvocado.
Advert una crecente tensn en os dedos que aferraba a m tnca, o
que en ea no era un acceso femen de posesn. Sn duda haba ago,
una dea o recuerdo que a asustaban.
)%
Nchoas Gud
E Asro
-Temo no poder drgr tu casa como t desearas -prosgu con un
de|e de pnco en a voz-. H|o mo, he estado sometda a escavtud
desde m nfanca y en e harn rea no se aprenden as artes
domstcas... Adems |ams me sentr ceosa. Ousera que ograses
encontrar e amor con ea, que ea pudese...
-Oue ea pudese qu, madre?
Me mr abertamente y pude eer en sus o|os ago parecdo a terror.
-Oue ea pudese ae|ar de tu mente e recuerdo de Asharhamat,
Lathkadas.
No ntentar descrbr os sentmentos que me nvaderon en aque
momento. Estaba demasado sorprenddo para poder ordenar ms
pensamentos... Cmo era posbe que Merope se hubese enterado de
ms nocentes encuentros con Asharhamat? Acaso consttuan a
comda de paaco? Habran egado ta vez a odos de rey?
No, no era posbe. Segua con vda y dsfrutaba de favor rea. Pero a
proteccn de os poderosos es un don frg y repentnamente ntu que e
terreno que psaba era tan poco consstente como a corteza de pan duro
y que podra desmoronarse ba|o ms pes de un momento a otro y
encontrar una muerte gnomnosa. M porvenr dependa de una paabra.
-Pero, madre, cmo has poddo enterarte?
-Cmo? Y t me o preguntas? -prorrump en un conato de rsa
que son amargamente en ms odos-. Dces que cmo es posbe que
yo, encerrada en e gneceo, me haya enterado de tus entrevstas con
Asharhamat? Acaso ovdas a compaera que a tena, Naqua, a quen
n squera se e escapa e chapoteo de una smpe tortuga bandose en
e ro Amargo?
Naturamente a haba ovdado. Acaso ba a desprecar a ocasn de
atormentar a m madre con taes notcas? Comprend perfectamente os
temores de Merope y que yo msmo estaba expermentando.
Pero cog su rostro entre ms manos y e bes a frente como haca
cuando era un chquo.
-Es ago muy nocente, madre. Nos vemos de vez en cuando. Eso es
todo: no puede sobrevenrnos nada mao de eo.
Y ahora creo que ha egado a hora de acostarnos -prosegu como s
hubese acarado todas sus dudas y pudese hacere ovdar sus sombros
pensamentos con a msma facdad que se conduce un carro por a
anura-. Tus servdoras te aguardan tras esa puerta. Y maana debo
madrugar para vstar m propedad. Deseo que esta gente se entere de
que su nuevo amo es un sodado que no duerme hasta medoda como as
rameras de as tabernas.
Merope me sonr de aque modo caracterstco en ea, que |ams
haba vsto en otras mu|eres. Era una sonrsa que expresaba e
conocmento femennamente generazado de que todos os hombres son
unas craturas.
-Sera magnfco que fueses tan prudente en todos os aspectos como
en ste, h|o mo.
)&
Nchoas Gud
E Asro
A a maana sguente an no haba aparecdo e so por as montaas
de este cuando abr a puerta de m nuevo hogar asomando a a pda
uz. Pero Tahu Ishtar, m capataz, ya me estaba aguardando posando una
mano en a hombrera de su senca tnca de coor marrn y apoyando a
otra en un cayado dstntvo de su cargo como a |abana evdencaba m
cadad de sodado. A verme se ncn torpemente. |unto a se
encontraba un no degado, de unos doce aos y que a una sea de
capataz tambn se ncn profundamente curvando toda a espada.
-Es m h|o Ourd -me nform Tahu Ishtar-, que por graca de m
seor me suceder cuando Ereshkga me ame a su ado.
E no sonr tmdamente y ba| os o|os haca e sueo.
-Deseas pasar revsta a tus propedades, seor?
Yo uca e unforme de rab kisir en e quradu y era h|o de propo rey,
pero aque hombre, sn dar muestras de nsoenca, me haba dado a
entender con a mayor cardad que nada haba en m que e hcese
tembar de espanto. As se comportan os hombres de Assur e|os de as
cudades, donde a gente an no se haa corrompda por as costumbres
extran|eras n por e poder de dnero, demostrando que no son escavos.
-Con mucho gusto -repuse sonrendo a Ourd.
Por toda respuesta e capataz se ncn nuevamente.
Pasamos meda maana vstando as nstaacones: as eras, graneros,
estabos, cuadras y bodegas, y me compac gratamente descubrr que
me haba convertdo en un prspero terratenente, dueo de ganado y
cabaos. En ms terrenos se cutvaba m|o y cebada, y bandadas de
gansos corran por doquer pcoteando e grano que es serva de
sustento. Grandes tna|as de arca conservadas en ugares frescos
contenan cerveza y sdra en cantdad sufcente para apagar a sed de
varas compaas de sodados sedentos. Ms propedades parecan
ubrrmas. Y Tahu Ishtar me mostraba todo aqueo con sencez y
naturadad, como s no e afectase o ms mnmo: era un hombre
orguoso y no deseaba |actarse de sus condcones.
Yo apenas hababa, me mtaba a formuare aguna que otra pregunta
y escuchaba sus expcacones en senco y atentamente. M capataz no
trataba de ganarse m favor n yo e suyo, porque ya no ramos nos y
os hombres deben respetarse mutuamente. En cuanto a Ourd nos segua
por doquer sn separarse de su padre, pero sn de|ar de observarme.
-Dentro de poco todo estar cuberto de neve, seor. De modo que
ahora poco puede hacerse, por o que a gente se encerra en sus hogares
preparndose para pasar e nverno. Cuando vstemos os campos
tendrs ocasn de ver e puebo, mas para eo deberemos r a cabao.
Regresamos a os estabos, donde escog un poderoso y negro aazn
que embrd yo msmo y sobre cuyo omo ech una manta. Cuando Tahu
Ishtar y yo hubmos montado y Ourd se hubo sentado detrs de su padre,
emprendmos a marcha.
Empeamos ms de tres horas en recorrer e crcuto de ms
propedades, entre huertos y vedos y atravesando campos de terras
ben traba|adas y canaes de rego cudadosamente dspuestos, hbes
para e transporte de gabarras y rebosantes de aguas cenagosas que
braban como e acero pudo ba|o e pdo respandor de so nverna.
)'
Nchoas Gud
E Asro
Tahu Ishtar me expc a prevsn de cutvos que se reazaran
destnados a a cosecha prmavera, cmo funconaban as escusas de os
canaes y dnde traba|aban ms arrendataros en cada poca de ao.
-Vvrs con nosotros, seor? -pregunt fnamente, evtando m
mrada.
-Sempre que me sea posbe -repuse gnorando s aqua era a
respuesta que esperaba-: soy sodado y estamos en guerra. Pero
de|ar aqu a m madre y vendr sempre que me sea posbe.
Hzo una sea de aprobacn sn mrarme todava.
-Me parece magnfco. Es muy convenente para a terra que su
propetaro resda en ea. Y e rey, como es natura, nunca vena por aqu.
En estos dez aos |ams e he vsto: cuando necestaba hacere aguna
consuta me drga a sus escrbas de Nnve. Supongo que ahora ya no
ser necesaro.
Detuvmos nuestros cabaos ante uno de os mtpes puentecos de
madera que cruzaban os canaes y Tahu Ishtar vov por fn su rostro
haca m. Puesto que no pretenda nstaarme en una gran mansn de
Nnve vvendo de as rentas de terras que nunca pensaba vstar, pareca
haber decddo que yo era aguen toerabe.
-No, ya no ser necesaro. Prefero equvocarme personamente.
Tahu Ishtar abr a boca y se ech a rer con a espontanedad de un
rempago prmavera. Rea como un sodado, franca y abertamente. La
stuacn haba cambado entre nosotros: habamos compartdo una
broma.
E hombre evant e brazo y sea una coumna de humo que se
recortaba entre as montaas.
-Vamos, pues. A en e puebo aguarda a gente. Descubrrs que te
consderan ob|eto de curosdad, puesto que muchos de eos no han vsto
|ams e rostro de su seor.
Internarse en un puebo de as anuras nundadas de Tgrs es como
adentrarse en e mundo de nuestros antepasados, puesto que aqueas
gentes sguen vvendo gua que os padres de nuestra raza antes de que
se nsttuyeran as monarquas y as cudades, cuando so exstan as
terras y e dos. He vsto muchas de eas consttudas por agunas chozas
de adobes y formado crcuo en nmero demasado reducdo para recbr
un nombre, pero sempre antes de convertrme en un sodado de paso por
a carretera, camno de otro ugar. Ignoraba qu tpo de exstenca
evaban aqueas personas ante e fuego de sus hogares y |ams haba
probado e agua que extraan de sus pozos. Todos os que se haan a a
sombra de poderoso rey son guaes y vven como extraos en su propo
pas, puesto que nuestra hstora se nc en os puebos y a es donde
debemos acudr en busca de as races de nuestra grandeza. Somos una
raza de campesnos, ya que nuestra terra es rca y, segn un proverbo,
en esas cabaas naceron os me|ores sodados con os pes sucos de
barro. Aunque os seores de Nnve preferan ovdaro, no por eo era
menos certo.
Mentras cabagbamos en dreccn a puebo tuve ocasn de advertr
que, ta como me haba prevendo m capataz, a gente se haba
congregado aguardando nuestra egada y, aun a certa dstanca, ncuso
)(
Nchoas Gud
E Asro
dstngu os grtos proferdos por muchos de eos. Pero en breve
comprobamos que aqueas excamacones no nos estaban destnadas,
que no eran sno amentacones y que seme|ante asambea no se haba
reundo para dar a benvenda a su nuevo seor, sno para amentarse de
aguna catstrofe extraordnara de a que haban sdo vctmas. Tahu
Ishtar estaba equvocado, ms arrendataros haban ovdado m
exstenca.
Las mu|eres -pues de eas se trataba en su mayora- vestan bancas
tncas de agodn, se cubran as cabezas con chaes de coores y
estaban rodeadas de nos que se asan a sus fadas y acompaadas de
agunos ancanos. Y todos eos eevaban os brazos a ceo y gmoteaban
como amas en pena. Agunas se haban de|ado caer a sueo y se
arro|aban puados de povo en os hombros y as cabezas. Haban
descudado os fuegos domstcos y sus cntaros estaban abandonados
por doquer o vertendo su contendo en e sueo.
-Ou sucede? -me nteres-. Ou ha pasado? Por qu estn tan
afgdos?
Tahu Ishtar descabag de su montura y as mu|eres e rodearon
grtando todas a un tempo sn que yo ograse comprender sus paabras
hasta que por fn m capataz se adeant a su|etar as rendas de m
cabao para que tambn yo descabagara. Su expresn se haba
endurecdo.
-Han sdo os eones -murmur con voz totamente nexpresva, como
s en aque momento hubese perddo a facutad de comprender e
sgnfcado de as paabras-. Cuando ega e fro, e hambre os obga a
descender de as montaas. Hasta ahora so haban robado agunas
cabras, pero en esta ocasn se han evado a un no.
-M h|o! M pequeo! H|o mo! -excam una de as mu|eres
arrodndose ante nosotros, a parecer ncapaz de domnar su afccn-.
Grande y poderoso seor, encuentra a m h|o!
Y hund su rostro en e sueo, asndose a ms tobos con are
supcante. En aqueos momentos n squera poda artcuar paabra n
soozar, tan grande era e tormento que a afga.
-Por eso se han marchado os hombres -aad Tahu Ishtar an en
voz ba|a-. Pero no tenen cabaos y egarn demasado tarde.
-Aun as, debemos hacer ago.
Me arrod, cog a a mu|er de a mano y ea me mr. No pude
advertr s era |oven o ve|a porque su rostro estaba contrado por e door
y, de pronto, as paabras que me dspona a pronuncar para consoara
me pareceron totamente carentes de sentdo... Ou decre reamente?
Acaso poda prometere que e devovera a su h|o?
-Debemos hacer ago -repet, esta vez drgndome a ea.
Me evant y mont en m corce. Tahu Ishtar ayud a su h|o a
descender de su montura, o conf a cudado de un ancano con e que
cruz unas breves paabras y abandonamos a gaope e nceo de
cabaas de adobe. A cabo de unos nstantes de|bamos atrs a un grupo
de hombres que corran como |aura de sabuesos.
))
Nchoas Gud
E Asro
Encontramos e cadver de no, o por o menos sus restos, tras
superar as prmeras escarpaduras que seaaban e nco de a adera
montaosa.
-Deben de haber ntudo a persecucn y abandonado su presa -d|o
Tahu Ishtar observando e cuerpo de chquo tenddo en un charco de
sangre, que presentaba e pecho desgarrado y una perna devorada hasta
e hueso. Se ape de su cabagadura, envov e cadver en su capa y me
o tend aadendo-: Por o menos ahora podr enterraro su madre.
Regresamos a a gran|a en senco. Ignoro os sentmentos que
expermentaba m capataz, pero en m cerebro an resonaban os
desgarradores grtos de aquea mu|er ante e mutado cadver de su h|o.
Pensaba que yo era e responsabe de a segurdad de aquea gente, pues
segn una antgua tradcn os arrendataros de os terrenos tenan
derecho a exgr a proteccn de su seor. A parecer, aunque apenas
haca un da que haba entrado en posesn de ms domnos, ya os haba
defraudado.
-Cunto tempo hace que dura esto? -pregunt fnamente.
Tahu Ishtar tard unos nstantes en responderme, como s tambn
se haase sumdo en profundos pensamentos.
-E nverno pasado y ste. Los adeanos mantenen hogueras
encenddas todas as noches para ahuyentar as feras, pero cada vez se
vueven ms osadas. Hace unas semanas robaron una cabra que haba
quedado atada en a parte posteror de una cabaa y ahora...
-Necestaremos un carro -d|e de pronto, pues acababa de
ocurrrseme a dea que me asombraba no haber tendo antes-.
Dsponemos de aguno? De no ser as, envar a por a Nnve.
-Seor, debemos enfrentarnos a tres forndos eones que cazan
concertadamente y de astuca nada desprecabe.
-Dsponemos de un carro, Tahu Ishtar? S o no?
Su h|o, que se asa a a cntura de padre mentras avanzbamos uno
|unto a otro, me observaba con os negros o|os muy abertos, como s e
resutase nmagnabe que me atrevese a enfrentarme con e capataz.
-S, seor -repuso Tahu Ishtar, mesndose a gran barba, sn duda
preguntndose por qu os grandes doses haban credo oportuno
abrumare con un |oven y neco amo-. Pero en estos dez aos |ams se
ha utzado. No tene ruedas n puedo responder de as condcones en
que se encuentren os arneses, mas podemos tratar de recomponero.
-Ben, entonces procura que a amanecer est todo dspuesto e ndca
a os adeanos que organcen una batda. Maana sadremos de caza!
D una ampa vueta por e pato de a gran|a montado en e carro que
hasta a noche anteror y desde a tma vsta de rey haca dez aos
haba permanecdo apoyado contra una pared en uno de os estabos
como un vagabundo tudo que aguardase a que cesara a uva. Tahu
Isbtar y sus hombres haban traba|ado toda a noche a a uz de as
antorchas y haban traba|ado ben. Las ruedas graban fcmente y sn
rudos. ncamente me preocupaban os cabaos, que, aunque eran os
!**
Nchoas Gud
E Asro
ms apropados que haba encontrado para formar e tro, no estaban
acostumbrados a funconar en equpo. Lo peor de todo era que so me
atreva a confar en que no se asustasen cuando ncsemos a
persecucn, pero en a caza, a gua que en a guerra, mucho debe farse
a a ventura.
M madre se encontraba en a puerta de a casa rodeada de os
servdores domstcos observando cmo detena e carro bruscamente
para comprobar s oscaba a pataforma ba|o ms pes. Hce restaar de
nuevo e tgo para que os cabaos reanudasen a marcha y e sonre
carosamente saudndoa con a mano. Ea me devov e saudo. No
haba ntentado hacerme desstr de aquea aventura, aunque su rostro
refe|aba caramente e temor que senta haca e deporte a que
pensaba entregarme.
-So es una partda de caza, Merope. He sado a cazar en m
ocasones y e rey mata eones con su espada por pura dstraccn.
Lo que naturamente no e expqu era que n squera e rey saa de
caza sn r acompaado de un squto de hombres armados, aunque ta
vez no fuese necesaro. M squto estara formado ncamente por
campesnos cuyas armas consstan en hoces y bastones y, hasta
entonces, o ms pegroso que yo haba persegudo eran os |abaes que
vagaban bremente por as anuras de este de Nnve. De todos modos
era un experto guerrero, dspona de un arco y de |abanas y poda
conducr e tro de cabaos tan hbmente como cuaquer sodado de
e|rcto rea. Leno de |uven orguo crea que con eo me bastaba.
La saud una vez ms y obgu a ms cabaos a emprender e gaope.
Tahu Ishtar y ms arrendataros me esperaban en e puebo. Cuando me
detuve ante eos permaneceron en senco, como un e|rcto antes de
emprender a bataa aguarda sumdo en hosca expectacn, sabendo que
os hechos se sucedern fatamente, que no queda otra opcn. En
aqueos momentos todos deban confar sus vdas a un nsensato.
-Capataz!, habs sotado as cabras?
Tahu Ishtar se adeant y apoy sus manos en a baranda de m carro.
Todos aqueos asuntos os habamos resueto y yo e da anteror, pero
comprenda que taes formusmos eran necesaros para tranquzar a su
gente y pareca satsfecho de desempear e pape que e haba asgnado
en nuestra pequea representacn.
-S, seor. Todo est dspuesto.
Apenas e mraba: f| m vsta en os adeanos abarcndoos a todos a
msmo tempo, truco ben conocdo para todo aque que ha ostentado
aguna vez autordad entre sodados, puesto que converte e vncuo de
mando en ago parecdo a una reacn persona.
-Entonces so cabe esperar -aad drgndome a todos por gua-.
Son tres grandes fenos que tmamente estn hambrentos, de modo
que no tardarn en ba|ar de as montaas en busca de presa.
Aguardemos a que a encuentren, a que se atborren hasta que sus
ventres estn a punto de estaar y tan so deseen descansar
pcdamente a a sombra, |unto a agn mananta donde quedarn
amodorrados. Les hemos factado a comda y sabremos dnde haaros
cuando egue e momento de sorprenderos en a trampa. Tahu Ishtar
!*!
Nchoas Gud
E Asro
procura que os nos y os ancanos se recuyan hoy en sus hogares: ya
sabes cu ser m paradero.
Me dspona a marcharme cuando uno de os hombres se adeant y
as a uno de ms cabaos por a brda para mpedrmeo. Era un hombre
de escasa estatura, no muy |oven, que pareca haber pasado a noche en
vea. Ac e tgo y sot as rendas a nstante, pero me tend as
manos en acttud de spca.
-Seor! -excam-. Permteme r contgo! Estoy en m derecho de
padre!
-Era tu h|o e que mur ayer? -pregunt drgndome prmero a
hombre y uego a Tahu Ishtar, que me respond con una sea afrmatva.
-S, seor..., era m h|o. -Sus o|os nyectados en sangre se enaron
de grmas y enmudec un nstante-. Era m nco h|o, nacdo cuando
m esposa y yo ya habamos perddo nuestros me|ores aos... |ams
tendremos otro. Lvame contgo para que pueda ver morr a aque que
me arrebat a vda de m h|o.
-Te o prohbo y que os doses te perdonen por pedr seme|ante cosa
-repuse tratando de transmtr un eno|o que reamente no senta, porque
en readad estaba conmovdo-. Eres un campesno, no un escudero.
Ou te propones? Obgar a tu esposa a evar uto por otro ser querdo?
Es ms, o que soctas es una mpedad. Tu obgacn en estos
momentos consste en brar a puebo de un pegro, no en vengarte de un
neco anma que smpemente ha segudo os nstntos nnatos en y que
por consguente carece de pecado. Tahu Ishtar, mantenos en formacn.
Aguardar a recbr as seaes de os batdores.
No me demor por ms tempo. Hce grar e carro haca as vastas
anuras en busca de un terreno de caza que parecese adecuado.
E carro necesta espaco de manobra. Es un vehcuo pesado, de gro
dfc y que se ve obgado a detenerse ante cuaquer obstcuo. S as
ruedas tropezan con una pedra despden a conductor, que vuea por os
ares, o se rompen y e de|an en a estacada. Las ncas venta|as que
ofrece son su veocdad y e hecho de que, como una roca que se
despease por a adera de una montaa, sembra e terror en os
corazones de aqueos haca quenes se drge.
Las anuras que me rodeaban estaban sembradas de arbustos
achaparrados, poco ms atos que matorraes, pero que bastaran para
dfcutar e avance de os cabaos. Tard mucho tempo en encontrar un
ugar bastante despe|ado en e que m presa no tuvera ocasn de
ocutarse en cuanto e sueo vbrase ba|o m acometda. Incuso descubr
un aforamento rocoso sobre e que podra obtener una ampa
perspectva hasta as montaas y desde e que acaso tambn ograra
dstngur a nea de batdores, ta vez antes de oros y dvsar a os
eones. Su|et os cabaos, prepar ms armas y esca a roca para
observar m entorno, suponendo que pasaran muchas horas antes de
que dstnguera ago.
E da anteror os eones no haban dsfrutado de un gran banquete con
e muchacho, cuyos restos haban abandonado asustados, y prevamente
deban de evar muchos das de ayuno para aventurarse con ta
desesperacn hasta as propas vvendas de os seres humanos.
!*"
Nchoas Gud
E Asro
Haba ordenado a Tahu Ishtar que no e|os de a, en un mananta a
que sn duda acudran os grandes fenos en busca de sus presas, de|ase
atadas a cnco de ms ms hermosas cabras para que se sacaran con
eas y uego se adormaran a so. Sn duda os sorprendera
desagradabemente a presenca de un centenar de personas, hombres y
mu|eres en fa, gopeando e sueo con sus mayaes y percbr e oor a
humo procedente de as hogueras que os adeanos encenderan en su
camno. S Tahu Ishtar reazaba a pe de a etra ms nstruccones, y era
una persona que nspraba a ms absouta confanza, aqueas tres
enormes feras acudran asustadas a m encuentro y, ante a
mposbdad de hur, se enfrentaran conmgo. Y entonces era cuando yo
esperaba evar a cabo ms proyectos.
Confaba absoutamente en ms posbdades y no expermentaba
temor aguno, so una agradabe exctacn. Despus de todo so eran
anmaes, no eamtas armados de espadas y |abanas. No me enfrentara
a hombres como yo: por muy grandes y poderosos que fueran, no ba a
permtr que se me acercasen ponndome en pegro. No sera nada ms
que una expedcn de caza: nada haba que temer, a menos que
cometese agn error estpdo y haba poco pegro de eo. Mentras me
encontraba a sentado a a pda uz de so nverna aguardando aguna
sea de que a partda haba comenzado, me senta muy aegre.
A |uzgar por a poscn de so haba transcurrdo cas una hora desde
medoda cuando apareceron as prmeras seaes de humo en e
horzonte. Descend de m ataaya, desat a os cabaos y tens m arco.
E carro ya comenzaba a rodar por e cacnado sueo cuando e prmero
de os grandes fenos aparec correndo ante ms o|os.
Los eones de este no son tan grandes como os de Egpto, de donde
os mportaba e rey para destnaros a a caza, su deporte favorto, pero
aqu era e de mayor tamao que haba vsto en m vda, ncuso en as
reservas reaes. A dstngur e carro e anma se detuvo bruscamente,
ade a cabeza como s se sntera sorprenddo y moesto ante aquea
ntrusn y segudamente se agazap permanecendo a a expectatva.
Condu|e os cabaos a gaope corto, avanzando en dagona haca , y e
en, a sentrse desafado, profr un poderoso rugdo que surc os ares
y tuve seras dfcutades para mpedr que os cabaos saeran
despeddos por e pnco.
Cuando os carros marchan a a guerra estn ocupados por dos
hombres: uno conduce e vehcuo, mentras que e otro est en bertad
para uchar con fechas o |abanas, y o msmo sucede cuando e rey ucha
con os eones de su reserva. Pero yo no contaba con nade que me
srvese de cochero, y por eo me v obgado a detenerme para poder
dsparar.
Me encontraba a unos sesenta pasos de m presa, que estaba
agazapada como s se dspusera a satar y ruga ferozmente. No me
atreva a apearme de carro, temendo que os cabaos se ae|aran a
gaope, de modo que, sobre a nsegura pataforma de vehcuo, escog
una fecha y apunt a m ob|etvo. E en se adeant mrndome
enfurecdo y eno de odo. Como s ntuyese e pegro, avanz
cauteosamente haca a zquerda y, aprovechando aque nstante de
!*#
Nchoas Gud
E Asro
vacacn, dspar. La fecha e atraves e pecho, y e anma, entre
rugdos de raba y de agona, ntent un desesperado ataque.
Pero no eg a abaanzarse sobre m. Avanz ncamente agunos
pasos y uego se detuvo, me observ con o|os empaados por e door y
fnamente se despom en e sueo de costado, |adeante, mentras
brotaba un ho de sangre de sus enormes mandbuas. Empu a
|abana y me ape de carro dspuesto a remataro.
Aqu era e error que me haba propuesto no cometer. Me aproxm a
anma y me dspona a hundre a |abana en e corazn cuando o
renchar os cabaos presa de terror. Me vov rpdamente, de|ndome
caer sobre una roda en e nstante en que a segunda fera ncaba su
asato. Hund m arma en e sueo y, cuando se dspona a trarse sobre m,
se despom sobre a |abana y a punta de cobre se e ntrodu|o en e
ventre, partndose por a mtad.
Pero antes de sucumbr consgu cavarme os grandes dentes en e
hombro zquerdo, desgarrndome a carne en un tmo estertor de
agona. En e nstante en que se despomaba sn vda me haba nferdo
una herda que nteresaba hasta e hueso, y a momento me encontr
bandome en m propa sangre y retorcndome de door. Los cabaos
haban hudo y no tena dnde refugarme, uncamente poda defenderme
con a espada que evaba en e cnto, pero apenas consegua sostenerme
en pe y ya percba os grudos de a tma fera que se aproxmaba
entre a maeza.
E en no se precpt: era evdente que no cometera nngn error. Ta
vez se haba dado cuenta de que estaba sangrando y se propona
aguardar hasta que me hubese debtado de ta modo que me
encontrase ndefenso. Sn duda deseaba darme a conocer su presenca
porque nnguna cratura sava|e hace tanto rudo gratutamente: haba
sacrfcado a sus hermanos y me daba a conocer sus propstos de
venganza.
Pero aunque yo estuvera sangrando, a fera se vea hostgada por os
adeanos que se aproxmaban cada vez ms con sus hogueras. A ms
odos egaba ya e eco de sus grtos y e batr de os paos y percba
asmsmo e oor de fuego.
-Ven! -grt-. Acrcate, y que os doses te madgan!
Y, para dsponer de ms espaco, me apart de os cadveres de os dos
eones que haba matado.
Ignoro cunto tempo aguard a que se hcera vsbe, pero recuerdo
que no se hzo esperar.
De pronto aparec sn que e vese n e oyese egar: surg
repentnamente ante ms o|os. Se agach y se desz haca m, tensos y
prestos todos os mscuos de su cuerpo. No tena medo... Le en sus o|os
que se propona matarme. Gru roncamente, en un susurro nsnuante
smar a ronroneo de un gato, como s me estuvera provocando con su
proxmdad.
Permanec ergudo, empuando a espada, sntendo que as fuerzas me
abandonaban y comprendendo que deba obgaro a atacarme antes de
que yo estuvese demasado db para haber perddo toda oportundad de
defenderme.
!*$
Nchoas Gud
E Asro
Aunque e menor movmento de brazo zquerdo me produca un
espantoso door, consegu evantaro hasta a cntura a tempo que e
haca seas con a mano como nvtndoe a aproxmarse. Las rodas me
tembaban como s fuera a despomarme en cuaquer momento.
-Acrcate, madto! Ven a que te d muerte!
Pero an no estaba dspuesto. Se mtaba a grur desdeoso,
agachando a hrsuta cabeza. Sn duda se propona esperar.
Comprend que tena que ser entonces... o nunca.
Arremet contra e anma anzando un grto de guerra y sostenendo a
espada ba|a de modo que pudera acertare s sataba sobre m. Tan so
contaba con unos pasos de venta|a cuando se decd a proyectar su
enorme corpachn por os ares y nos vnmos aba|o en un encontronazo
que reson por os ares.
No recuerdo nada ms. Cuando recobr e conocmento me encontraba
en m echo. Tahu Ishtar cauterzaba as herdas de m hombro con un
cucho a ro|o vvo y no e|os de m aguen gema. Se percba una
sensacn de sufrmento en a habtacn, aunque no poda dscernr s se
trataba de m o de otra persona. Recuerdo haber vsto e rostro de m
madre cuberto de grmas y despus me sum en una profunda
oscurdad.
Aunque ncamente me haban conceddo dos semanas de permso en
a Casa de a Guerra, transcurr mucho ms tempo hasta que estuve en
condcones de evantarme de echo. Para mtgar ms doores beba vno
hasta marearme y m madre me amentaba con sabrosos pota|es que me
permtran recuperarme de a prdda de sangre. Me do a mpresn de
qu una vez se convenc de que no ba a morr, ncuso se snt fez
ante aquea stuacn, y, desde uego, en e transcurso de aqueas
semanas, me demostr que saba admnstrarse me|or de o que ea
msma supona.
A fnazar a prmera semana, Tahu Ishtar acud a vstarme. Levaba
ago enroado ba|o e brazo, que extend en e sueo, a os pes de m
echo, para que pudese vero. E corazn me do un vueco en e pecho: se
trataba de a pe de un en.
-Los adeanos estn curtendo as restantes pees para que puedas
evrteas como trofeos: sta es a prmera de eas.
Se haba sentado en un banco a os pes de a cama y se a|ustaba a
tnca a cuerpo con gran dgndad, dndome a mpresn de que su vsta
tena un carcter ofca.
-Para tu tranqudad esprtua tambn me han encargado que te
comunque que han hecho bacones sobre os cadveres de os anmaes
a fn de que sus fantasmas no traten de vengarse de t.
-Ou suced? -pregunt ncorporndome geramente en ms
amohadones-. Cmo fue...?
Tahu Ishtar me observ atentamente y enarc as ce|as sorprenddo.
-Oueres decr que o gnoras? Entonces nade puede sabero. -Se
ech a rer y mov a cabeza dubtatvamente-. Cuando egamos, os
!*%
Nchoas Gud
E Asro
eones haban muerto y a t te fataba muy poco para reunrte con eos.
En cuanto a este anma, asomaba por su boca a empuadura de tu
espada... La ho|a e haba atravesado e cerebro... M gente cree que eres
e propo Ggamesh redvvo y te estn muy agradecdos por cuanto has
hecho por eos.
-Me doy por satsfecho con haber savado e pee|o.
A contnuacn segumos tratando de cuestones agrcoas y de os
probemas de os adeanos, y cuando Tahu Ishtar comprend que poda
sentrme fatgado, se despd. Posterormente acud a vstarme con
reguardad, acompaado a veces de su h|o Ourd, que se sentaba sobre
a pe de en y contempaba estupefacto sus fauces abertas.
Graduamente, con a cautea propa de os campesnos prudentes, Tahu
Ishtar se hzo m amgo.
Durante aque mes que dur m convaecenca recb muchas vstas.
Kefaos se nsta vrtuamente con nosotros y me embasam con sus
ungentos.
-No debes farte en absouto de os mdcos asros, seor. Basan toda
su terapa en a absurda teora de que as enfermedades provenen de a
cera dvna y se mtan a quemar ncenso nvocando tu nombre y
rezando por t. Lo nco que necestas es un poco de esceptcsmo grego.
Estudaba constantemente con Merope a deta que deba segur -en
este aspecto era ms estrcto que m propa madre- y, a fna, cuando
me cans de sus remgos, y e orden que regresara a atender a sus
pacentes de Nnve, me parec que se aegraba porque a vda rura no
era muy de su agrado.
A concur a segunda semana, cuando ya haba recuperado as fuerzas,
hasta e punto en que poda pasear un rato sn sentrme cansado, un
campesno acud correndo a avsarme de que haba dstngudo a nube
de povo evantada por una tropa de cabaera que pareca drgrse haca
a casa y, a cabo de dos horas, e propo seor Snahusur desmontaba
ante m puerta escotado por vente hombres.
Como era un da desapacbe nvt a os sodados a que se acomodaran
en a cocna y recb a turtanu en una de as me|ores habtacones de a
casa. Nos sentamos uno frente a otro en sendos bancos y nos caentamos
ante un brasero y una |arra de vno bans, duce como a me y que
pcaba como una avspa.
-Me ha envado e rey. Acaba de enterarse de accdente que has
sufrdo y desea que te transmta su nters por tu pronto restabecmento.
Parece que ya te ests recuperando, verdad?
-S, seor -repuse sonrendo y preguntndome qu e habra trado
a en readad, pues e turtanu Snahusur no hara seme|ante va|e desde
a capta ncamente para vstar a un enfermo-. Dentro de una o dos
semanas, cuando haya recuperado as fuerzas, tan so me quedarn
agunas ccatrces de esta aventura.
Se adeant y me puso a mano en e brazo como s deseara sentr por
s msmo m fortaeza. Hzo una sea de asentmento.
-Magnfco. Puesto que parece ser reamente as, e|erctar e prvego
que me otorga nuestro parentesco para manfestarte abertamente que
creo que te de|as arrastrar en exceso por as aventuras. Te has
!*&
Nchoas Gud
E Asro
comportado como un nsensato arresgando tu vda con un propsto tan
nsgnfcante. E pas de Assur est eno de adeas, pero os prncpes de
sangre rea escasean. No te apresures tanto por enar de gora tu
nombre, porque pronto te egar por s soa. Me consta que dentro de
poco sers nombrado rab shaqe. Sera me|or que pensaras en e modo
ms convenente de utzar taes poderes.
Beb otro trago de vno como s hubese desechado cuaquer otro
pensamento y depost su copa sobre a mesta crcuar ante a que nos
habamos sentados.
-Es un vno exceente -coment-. Dnde o consgues?
-Es un regao, seor. Recuerdas a escavo Kefaos?
- Ah, s, aque brbn |ono! Tengo entenddo que te ha resutado muy
provechoso, cosa que ceebro. Ta vez yo hubese tendo que obrar as con
... Despdndoe de casa y de|ndoe en bertad de accn. Dcen que
se ha enrquecdo, es certo?
-Y tambn me ha enrquecdo a m, seor. E da que me cedste a ese
tunante me abrumaste con tu generosdad.
E turtanu se ech a rer. De pronto adopt una grave expresn.
-Tgath, debes saber que e rey est convencdo de que Arad Nn no
e suceder.
Hzo una pausa como s aguardase ms comentaros. Escudr m
rostro..., gnoro qu pensaba eer en , y por fn prosgu:
-Es una neca y db cratura que su madre macr mentras o tuvo a
su cudado. Su padre est muy dsgustado. Los presagos se muestran
adversos haca y un profeta amado Kab, h|o de Nerga Etr, vatcna
un renado de tnebas en e pas. E rey detesta a os sacerdotes desde
que e d|eron que nuestro poderoso abueo e Gran Sargn sucumb
vctma de su mpedad, porque amaba a su padre profundamente. Pero
esos pronstcos contra Arad Nn e han asustado.
-Acaso demora por eso a boda de marsarru con a seora
Asharhamat?
-S, sa es a razn.
Por un momento Snahusur me estuvo observando con os o|os
entornados, como en muda advertenca, aunque sn hacer nngn
comentaro. Era un hombre prudente y reservado, sabedor de muchos
secretos, por o que no poda confar que ms sentmentos haca
Asharhamat e huberan pasado nadvertdos. Mas sn duda |uzgaba que
no era momento oportuno para habar de eo.
-En cuanto a m, soy partdaro de que nos atengamos estrctamente a
egtmo derecho de sucesn a trono -prosgu-: despus de Arad
Nn se encuentra Asarhadn, h|o de a segunda esposa ega de rey.
Ests de acuerdo conmgo?
-S..., naturamente -repuse sn poder dsmuar a sorpresa que senta
de que e seor Snahusur comentase aque asunto conmgo.
-Entonces debes saber que e rey confa que e sucedas en e trono de
Assur.
Sent como s hubese recbdo un mazazo en e crneo. Estaba
aturddo. E turtanu guard senco, a parecer aguardando respuesta,
pero no supe qu decre.
!*'
Nchoas Gud
E Asro
-Toma un trago de vno, Tgath -ndc por fn, evando con su propa
mano a copa a ms abos-. Deseo saber qu pensas hacer.
-Ou penso hacer?
-S, eso es. Luchars con tu hermano para consegur a sucesn?
-Seor, amo a m hermano... S e dos e hace rey e servr con todas
ms fuerzas.
-Sabes que aque que suceda a rey en e trono casar con
Asharhamat?
-No penso enfrentarme a os doses, seor..., n squera por a seora
Asharhamat.
-Eres un buen muchacho, Tgath Assur -observ. Me puso a mano en
e brazo y aad-: Saba que no me decepconaras.
-Seor, como he dcho en muchas ocasones, estoy en deuda contgo.
-S..., pero debemos recordar que n t n yo vamos a soventar este
asunto. N squera e rey. La soucn se haa en manos de os doses.
E seor Snahusur pas aquea noche en m casa y a da sguente
emprend e camno de regreso a Nnve, de|ndome muy acongo|ado. No
deseaba ser rey y quera a m hermano, pero tambn amaba a
Asharhamat ms que a m propa vda. Me pareca estar predestnado a
nfortuno. Snahusur comprenda perfectamente ms sentmentos porque
era un hombre ntegente.
-Recuerda que e rey an puede vvr muchos aos y quz an e
suceda Arad Nn -d|o cuando nos despedmos-. O Asarhadn puede
morr y os doses pronuncarse contra . Desconocemos qu nos depara
e futuro, pero por ahora Asharhamat est vuda y dsponbe. E rey
aguardar todo o posbe antes de formuar esta consuta a dos, y hasta
entonces puedes ser dchoso... sa debe ser tu recompensa, Tgath. Te
prometo que hasta que e dos no se pronunce nade podr entremeterse
en tus asuntos. Supongo que esto bastar para satsfacerte. Es as?
-Como dces, seor, as debe ser.
-S..., as debe ser.
-Seor?
-Ou deseas, Tgath Assur?
-S m hermano Asarhadn debe acceder a trono, sera convenente
que regresara de oeste. Es precso que e rey conozca a su h|o y, en
cuaquer caso, m hermano se sentra muy compacdo.
E turtanu pase su mrada en torno un momento como s m casa y su
pato evocasen en agn recuerdo y uego f| sus o|os en m y asnt.
-Debes dar nombre a tu casa -observ-, un nombre que convenga a
a mansn de un prncpe. Te sugero Los tres eones para que se
recuerde eternamente tu hazaa.
-Ser como t dgas, seor -repuse sn saber exactamente s se
buraba de m.
-No, ser como t preferas, Tgath Assur. Cudar de que regrese
Asarhadn, aunque magno que su retorno no presentar grandes
dfcutades. Ads, sobrno, deseo que recobres rpdamente tus fuerzas.
!*(
Nchoas Gud
E Asro
Le estuve observando mentras se ae|aba y e fro vento de nverno
me en os o|os de grmas. Sera en readad e vento? Lo gnoraba.
!*)
Nchoas Gud
E Asro
"!!!
Desde m regreso a Los tres eones no haba vsto a Asharhamat,
aunque durante os das que dur m convaecenca haba tendo mucho
tempo para medtar y apenas hce otra cosa que pensar en ea. S un
hombre tene tempo para refexonar, en breve e resutan evdentes sus
obgacones; so est expuesto a a debdad y a pecado cuando se ve
agobado por as crcunstancas. Consderada con certa perspectva, m
enfermza pasn amorosa resutaba bastante rdcua. Haba permtdo
que persstera excesvamente en m memora aquea ofuscacn nfant,
y sn duda tambn me haaba sometdo a profunda tensn por
abstenerme necamente de as mu|eres. Decd convertrme en un hombre
sensato y un sbdto ea a m padre y reanudar ms vstas a tempo de
Ishtar renuncando a Asharhamat.
De modo que desst de vstar su |ardn, donde magnaba que ea me
estara aguardando |unto a a fuente acarcando a superfce de as aguas
mentras pensaba en m. La vandad |uven no conoce mtes, de modo
que expermentaba una mezca de sufrmento y autocompacenca
consderando a nobeza de m sacrfco y convencdo de que ea deba
sufrr mar que yo. Vea transcurrr os das entregado a a nstruccn y a
a prctca de duros e|erccos, y a cabo de agn tempo consegu dormr
tranquamente y comenc a pensar que en breve ograra ovdara.
Seme|ante usn se consod con e regreso de m hermano. Cuando
Asarhadn vov de occdente uca una negra barba que e egaba a a
cavcua e ba acompaado de una amonta que evaba una ana en a
narz. Ambos se presentaron en m habtacn de cuarte, donde me
aguardaron hasta que un ordenanza acud a notfcarme su egada. A
vere se me form un nudo en a garganta y nos abrazamos sn apenas
pronuncar paabra. Hasta entonces no haba comprenddo cunto e haba
echado de menos.
-Oun es? -e pregunt fnamente, seaando a aquea mu|er
vestda con una tnca prpura y banca de no que se haba sentado en
m echo como s durmese habtuamente en y que se pasaba as
manos por os cabeos hacendo sonar sus brazaetes de oro.
Me sorprend e especa coor de su cabeera, que, aunque negra,
pareca despedr un ro|o respandor. La mu|er me sonr como s hubera
deseado desayunar conmgo.
-Cmo? -se sorprend Asarhadn. Y se vov a mrara como s no
pudera magnar de qun e hababa-. Ah, te referes a ea! Es Lea..., a
gan |ugando a suertes a dueo de una taberna en a cudad de Saecah.
Personamente no creo que amentase perdera por os dsgustos que e
ocasonaba con su mu|er. Oueres que te a de|e? So es t para una
!!*
Nchoas Gud
E Asro
cosa: exprme a smente de tus omos como e zumo de a uva.
Oudatea una noche y por os sesenta grandes doses vers cuntas
cosas sabe hacer. Es como poseer e tempo de Ishtar en excusva!
Tenes vno o tendremos que r a a cudad a emborracharnos, hermano?
Y nos embragamos... Nos embragamos sava|emente. Aborotamos por
as caes de Nnve, apuramos |arras de cerveza y nos revocamos con as
prosttutas de as tabernas como s formsemos parte de un e|rcto
conqustador y hubsemos tomado a paza a asato. Lea nos
acompaaba. Asarhadn a evaba por doquer su|eta de una cadenta de
pata que penda de su narz. Sn duda aque que e haba puesto a argoa
saba o que se haca, porque, aunque apenas ograba comprender una de
cada tres paabras que formuaba con su pronuncado acento arameo, sn
duda era a cratura ms pendencera que haba conocdo.
Fnamente, por smpe curosdad y cuando ya estaba bastante bebdo,
acept as repetdas nvtacones de Asarhadn. La ev a reservado de
una taberna y entr en ea descubrendo que era a mu|er ms vda que
haba conocdo. Sempre estaba nsatsfecha, y cuando yo ya me senta
agotado, desz os abos por m membro, se o ntrodu|o fuertemente en
a boca y antes de o que yo haba magnado, me devov toda m
vrdad. Despus de correrme, as nges me doan como una antgua
herda cuando ega e fro.
En e nstante en que emprendamos e camno de regreso a a Casa de
a Guerra, so fataba una hora para que amanecese, por o que nos
drgmos a tomar un bao de vapor a fn de despe|arnos. Sentados en os
bancos de cedro nos secamos as pernas, mentras Lea, que se haba
despo|ado de sus decadas ropas y as evaba atadas en a cntura como
s fueran harapos, mantena e fuego encenddo y echaba agua en as
recaentadas pedras... Me doa a cabeza tan so de vera,
-Cmo tene os cabeos de ese coor? -pregunt observando su
meena despegada por a desnuda espada, que a a desvada uz de a
nterna pareca a punto de ncendarse.
Asarhadn, que an no haba consderado concuda a francachea y
estaba desprecntando a tma |arra de cerveza babona, evant a
cabeza para ver de qu e hababa. Se sonr y me hzo un guo.
-Se o empapa en vno ses veces a mes y segudamente o extende
sobre e aa de un sombrero de pa|a que no tene copa y o de|a secar a
so. Acaso habas credo que era natura? Hermano, esas mu|eres hacen
autntcos magros. En as terras de oeste sueen sucederse hechos
portentosos... Estuve en |ud, donde os santos varones preparan taes
sortegos que os converten en seres ms poderosos que os propos
reyes. Y deberas ver a as rameras egpcas en Damasco. Agn da
conqustar aque pas, aunque so sea para enar con eas m harn.
Pero, por os sesenta grandes doses, Tgath Assur, h|o de Sennaquerb!,
en qu ugar de as cuatro partes de mundo conseguste tan amatvas
ccatrces?
-Te contar ms hazaas a cambo de un trago de cerveza... Tengo a
engua tan seca y espesa como a arca.
!!!
Nchoas Gud
E Asro
Y segudamente e expqu ms aventuras, todo cuanto haba suceddo
desde que part haca e oeste, comprendda m conversacn con e
seor Snahusur.
-Crees que hababa seramente? -me pregunt. Pese a habere dcho
que poda heredar prctcamente e domno de mundo, no pareca
demasado compacdo-. Ouero decr, magnas que puede ser posbe
ago seme|ante, que t o yo eguemos a ocupar e trono de Assur?
-S, creo que es posbe. Despus de todo s convnese a os fnes de
dos, podra eevar a a corona de Assur a un gan. Nosotros somos
prncpes reaes y t, por aaddura, eres h|o de su segunda esposa ega.
S os presagos fueran desfavorabes a Arad Nn o murese, por qu no?
F| nstntvamente m mrada en Lea eno de nervossmo. No haba
dcho nada comprometedor, pero no resutaba prudente especuar
demasado abertamente sobre os aspectos de a sucesn. Mas ea se
dedcaba a sapcarse e cuerpo con un cubo de agua fra y pareca
consderar nuestra conversacn con a ndferenca propa de una
absouta ncomprensn.
-Tranquzate, hermano. So comprende una paabra de cada cnco
en acado y no e preocupa. Es como una gata, satsfecha cuando se haa
a so con e ventre ben repeto y con un varn ardente que a satsfaga.
No pensa en otra cosa. No es como Naqua.
Su rostro se ensombrec a menconar e nombre de su madre.
-Esto comara todas sus aspracones -prosgu en tono mordaz-.
Entonces tendra e poder que sempre ha soado poseer.
-No ovdes que seras t e rey, hermano, no Naqua. Podras hacer
con ea o que quseses, ncuso condenara a ovdo en un ugar
confortabe, donde debera conformarse con gobernar a sus mu|eres.
Ahora ya no tenes que esconderte tras sus fadas.
-Lo crees as? -Se ech a rer, echando haca tras a cabeza pero con
amargura-. Hace aos que no a veo, Tgath, pero an me parece sentr
sus dedos asndome de cueo. No..., n squera sendo rey tendra vaor
para enfrentarme a ea. Y, por aaddura, n squera deseo renar. -Se
evant para sacudrse y despd e sudor de su cuerpo como una uva-.
Te cedo gustosamente a corona. T eres ms ntegente..., te
desenvovers muy ben en e cargo. En cuanto a m, soy un sodado, no
un ntrgante.
-Pero tenes a Naqua que es capaz de ntrgar por os dos.
-Por e trueno de Adad que es ben certo, Tgath Assur! Pero te
gustara que ese chaca con senos rgese os destnos de mundo? No! N
a m tampoco!
Vov a rerse y se dsp su ensombrecmento. Dmos fn a a cerveza,
arro|amos a |arra contra a pared y de nuevo nos sentmos aegres y
despreocupados.
-Ya o tengo, hermano! -rug, pasndome e brazo por os hombros
mentras regresbamos desnudos a cuarte de os ofcaes. Lea evaba
nuestras ropas y nos umnaba e camno con una mpara, porque cas
haba oscurecdo-. S soy rey, t sers e turtanu, y s eres t e rey
podrs consumr todo tu vgor varon con a seora Asharhamat y yo ser
dueo de tu gneceo. |a, |a, |a!
!!"
Nchoas Gud
E Asro
E tempo de Ishtar me acog con frecuenca aqueos das. Empeado
en evar adeante ms propstos, me agot con as sacerdotsas de cuto,
y en as noches en que no dedcaba m devocn a a dosa, saamos a
dvertrnos con Asarhadn por as caes, bebendo hasta que a cabeza
nos daba vuetas y frecuentando a as prosttutas de as tabernas.
Doquera que bamos, Asarhadn evaba consgo a Lea conducndoa por
una cadenta de pata que penda de a argoa de su narz. Incuso e
acompaaba cuando se acostaba con otras mu|eres, puesto que durante
e tempo que haba pasado en occdente haba adqurdo certa afcn a
ese tpo de paceres. En una ocasn me d|o que ambconaba consegur
dos gemeas dntcas como concubnas.
-Dos mu|eres tan guaes como as propas manos -d|o-, de modo
que no pudese dstngur a una de a otra, como una mu|er con dos
cuerpos, ncuso es dara dntco nombre. Sera e como de pacer!
Y mentras se expresaba de aque modo sentado en un banco de a
casa de baos de vapor con un pao fro y un bote de cerveza, Lea,
sencosa y experta como una echera, permaneca arrodada entre sus
pernas exprmndoe concenzudamente.
Y as, mentras a una se reduca a su mnma expresn y vova a
crecer penamente, yo pasaba os das preparndome para a guerra y me
entregaba por as noches a bertna|e. Pero estaba muy equvocado s
crea que entre e entrenamento y as mu|erzueas ograra escapar de
Asharhamat. Aunque vovese dando trasps a m ao|amento poco antes
de amanecer, con a mente embotada y m vrdad mancada y
arrugada como a vana de un dt exprmdo, me tenda sobre m |ergn
y cerraba os o|os y su recuerdo nundaba m mente nvountaramente.
Entonces comprend o poco que tena que ver aque tormento amoroso
con e cuerpo, pero no haba encontrado otra cosa, ago que me
permtera dsfrutar de un nstante de paz.
Y as, cuando eg a hora, como saba que egara, en que a regresar
de a paza de armas descubr una sa de manos cuberta que me
aguardaba |unto a a entrada de cuarte de os ofcaes, comprend que
en su nteror se encontrara una de as srventas de Asharhamat envueta
entre veos y reservas. Apart a un ado a cortna y asom una pequea
mano que depost en a ma una taba de madera, poco mayor que un
dedo femenno, en una de cuyas caras cuberta de cera Asharhamat haba
grabado su mensa|e: Por qu no acudes a vstarme? Cmo soportar
esta exstenca s no te ven ms o|os? Ven, s no queres que muera de
pena y que m esprtu te persga desde as tnebas! Ven y demustrame
que todava me amas!
Mentras ea aqueas paabras son un gopecto en e nteror de a
sa de manos y os porteadores emprenderon rpdamente a marcha.
No era necesaro aguardar respuesta porque Asharhamat deba estar
segura de consegur sus propstos. Regres a m habtacn y arro| a
taba a brasero. Mentras oa chsporrotear a cera que se derreta,
descubr que senta una profunda sensacn de avo a pensar que
!!#
Nchoas Gud
E Asro
vovera a vera. Podra entregarme a o que saba que ba a representar
m runa. M destno me mpusaba a amar a Asharhamat mentras vvese.
A a maana sguente conced a ms sodados un da de descanso, vest
m me|or unforme y atraves e povorento espaco de terreno que
separaba a Casa de a Guerra de paaco donde resda m padre e rey y
os membros de su fama. Durante todo aque tempo tan so me
haban dstancado de ea unos muros de adros.
Me condu|eron a su |ardn, donde a encontr sentada |unto a a fuente.
Vesta de uto y se cubra os cabeos con e ro|o cha de as vudas, como
a maana que nos vmos en a Gran Puerta. Me adeant a su ado y,
cuando ea evant os negros o|os haca m, observ que os tena enos
de grmas.
-A parecer sempre tengo que orar por t, Tgath -d|o f|ando su
mrada en e sueo-. Cuando te haas en pegro y por tu cruedad...; o
msmo da, puesto que de un modo u otro sempre parece que debo
perderte.
-Por eso ests enutada? -e pregunt sn poder contener una
sonrsa, tan evdente era e propsto de su atavo.
-Acaso no me has convertdo vrtuamente en una vuda, Tgath?
Me sent tan prxmo a ea que nuestros brazos se rozaban, pero no se
vov a mrarme. Puse m mano sobre a suya y ea a retr: sn duda
haba cado en profunda desgraca.
Y mentras Asharhamat evdencaba tan caramente su dsgusto haca
m y yo me esforzaba por encontrar ago qu decre, observ m entorno
y con no poca sorpresa descubr que estbamos competamente soos.
Era a prmera vez que Asharhamat me recba sn que dos o tres
donceas montasen guarda dscretamente en e extremo opuesto de
|ardn, cuchcheando como monas. Sn duda su ama as haba obgado a
retrarse.
-Tengo entenddo que pasas cas todas as noches con as rameras de
tempo de Ishtar -prosgu por fn-. Y, cuando no ests con eas, te
arrastras por as tabernas y burdees con Asarhadn. Tambn me he
enterado de que os acompaa vuestra propa cortesana, a quen evs
asda de una cadena.
-Y qun te cuenta taes cosas, Asharhamat?
-Nade..., es de domno pbco. Son a comda de paaco. Yo os
ogo habar como s me resutaran ndferentes, gua que s se refresen a
un extrao.
-Entonces sentes ndferenca haca m?
Sntendo crecer m audaca e pas e brazo por a cntura y, por un
nstante, un smpe nstante, parec rechazarme, pero no tuve dfcutad
aguna en atraera haca m. En readad se trataba smpemente de un
|uego, sn duda ambos comprendamos caramente cu de os dos estaba
cedendo.
-Oh, Tgath! -excam ea, ocutando su rostro en m pecho-,
acaso a compaa de esas mu|eres te resuta ms grata que a ma?
Tanto es e pacer que en eas encuentras que egas a abandonarme por
competo? Oh, Tgath, cuan desdchada me haces!
!!$
Nchoas Gud
E Asro
Y se ech a orar, agtndose en ms brazos entre soozos, como s
sobre ea hubesen cado todas as desdchas. Confeso que fue uno de os
momentos ms dchosos de m vda.
Fnamente, cuando hubo agotado su anto contra m pecho, se seren
y estrech m mano entre as suyas en su regazo. Estaba ms tranqua y
advert que respraba profundamente, gua que s durmera. Experment
haca ea una ternura tan profunda como s se me deshcesen as
entraas, y en aque momento hubera sdo capaz de hacer cuaquer cosa
que me pdese. E cha haba resbaado de su cabeza. Le bes os
brantes cabeos, negros como as aguas de a muerte.
-No debes buscar pacer con otras mu|eres -susurr como s habase
para s-. Yo puedo darte todo cuanto buscas en eas. Sabes, Tgath?
Ahora tambn soy una mu|er y creo que me encontrars hermosa.
Con un rpdo movmento sot uno de os broches que su|etaban su
tnca y segudamente cog m mano y a ev a su seno, que era frme y
duro, y ba|o e que pude dstngur os atdos de su corazn. Su carne era
suave como tercopeo y e pezn se endurec a contacto de ms dedos.
La acarc y ea gm suavemente, evantando su rostro haca m.
Nuestros abos se encontraron y os bes con avdez porque me senta
terrbemente exctado.
-S t quseras con gusto vertera por t a sangre de m donceez,
Tgath! Te pertenezco, m corazn y m cuerpo son tuyos ahora y
sempre!
Introdu|o rpdamente su engua en m boca, que recorr
nervosamente. Su respracn era cda y agtada. Estaba dspuesta a
evar a cabo o que deca porque sus manos transmtan e msmo
mensa|e, deszndose por ms musos hasta acanzar m membro, que se
haba endurecdo como s fuese de bronce.
E deseo me enmudec y me nub a vsta. Embragado por a pasn,
me pregunt dnde habra aprenddo taes artes o s consttuyen un don
nnato en as mu|eres: n as ms expertas rameras haban despertado de
ta modo m nstnto.
Asharhamat desprend e segundo broche que su|etaba su tnca, que
resba por sus brazos, y se mostr desnuda hasta e ombgo. Su pe
estaba sonrosada porque se haba ruborzado hasta os senos ante su
propa audaca. Los cubr con ms manos como s me propusera proteger
su pudor y a bes en a garganta, deszando poco a poco ms abos haca
aba|o...
-No o har! -d|e cuando ogr recuperar e sondo de m voz. Y,
aunque a deseaba ms que nunca, e cubr os hombros con su tnca-.
Es una ocura, Asharhamat, amor mo!...
-Oh, madto seas! -grt con os o|os enos de grmas-. Madto
seas, Tgath Assur, cobarde!... Y eres t quen se atreve a habarme de
amor?
Sus pecectos cazados con sandaas me gopearon as espnas como
s se encontrasen ante una puerta que se propuseran derrbar y, no
satsfecha con eo, ntent araarme e rostro, y me hubese sacado os
o|os s no a hubese su|etado a tempo. La estrech entre ms brazos
!!%
Nchoas Gud
E Asro
atrayndoa haca m y su|etndoa para mpedre cuaquer movmento,
y an ntent morderme, tan rabosa se senta.
Pero por fn parec tranquzarse. Cuando me cre ms seguro e roc
a me|a con os abos y ea no se mov. Sn duda se senta
empequeecda y que dsmnuan sus fuerzas..., y era bastante ntegente
para saber utzar debdamente sus armas.
-Yo o hubese arresgado todo por t -susurr Con voz tensa cas en
m odo-. Me o hubese |ugado todo por un momento de amor contgo. Y
t no tenes sufcente vaor para ntroducrte entre ms pernas. D|ame,
Tgath, no quero causarte dao!
N as paabras ms hrentes pueden compararse con a hrente
mordacdad nacda de desdn femenno. La sot sntendo como s me
desgarrasen as entraas. Hubese preferdo cuaquer cosa, a ms
gnomnosa, que e fro despreco que ea en sus o|os.
-Puedes pensar o que queras -e d|e con voz ronca-, excepto que
no te amo.
-Oh, s que me queres, Tgath..., pero a tu manera!
Como a parecer cuaquer cosa que d|ese an me pondra ms en
rdcuo, me vov dspuesto a marcharme. E |ardn de Asharhamat no
tendra ms de vente pasos de uno a otro extremo, pero aquea maana
pareca un deserto sn mtes.
-Tgath Assur!
A tempo que me vova desprend a tnca de sus hombros, que se
desz suavemente por su cuerpo, de|ndoa expuesta en toda su
desnudez hasta caer a sus pes, rodendoos gua que un charco de
sangre. S, no haba mentdo: se haba convertdo en una mu|er y me
pareca muy hermosa.
-S tenes o|os..., saos. Y regresa cuando tu amor sea tan fuerte que
te permta tomar o que desees.
Durante un argo rato permanecmos uno frente a otro como estatuas
de pedra. Ignoro cues eran ms autntcos sentmentos, pero no
ograba resstr squera a dea de de|ar de vera. Por fn consegu desvar
a mrada de su cuerpo y me vov dspuesto a marcharme, porque no me
senta con nmos para pronuncar ms paabras y pensaba que, sn duda,
aqua sera nuestra separacn defntva.
-Tgath!
A ms espadas dstngu e rpdo repqueteo de sus sandaas contra e
pavmento. Me vov y se arro| en ms brazos y, mentras a estrechaba
contra m pecho, me envov a cntura con as pernas desnudas
hundendo e rostro en m cueo, como s de m dependera su vda, y su
boca vda me cubr de besos.
-Vueve conmgo, Tgath, m amor, m dos! Morr s ests e|os de
m!
Estaba semenoquecda, con aquea mezca de ternura y pasn que
hace creer a un hombre que e mundo comenza y termna en e cuerpo
amado. Me arrod en e |ardn abrazado todava por sus pernas y, a
tempo que arqueaba a espada y yo cubra de besos sus senos, oprm
su sexo contra m ventre y percb su entrecortada respracn y e suave
!!&
Nchoas Gud
E Asro
perfume de su carne. S, todo cuanto haba dcho era verdad. Aque
momento de pasn vaa por todo e oro de mundo.
-No..., tenes razn. No debe ser as.
Se apart de m como esforzndose por uchar contra nuestros
sentmentos. Segumos arrodados ba|o e brante ceo de Assur sn que
pudese separar ms brazos de ea
-De|a que co|a m tnca -d|o en voz ba|a, a parecer perdda toda a
voenca de su arrebato-. Comenzo a sentrme rdcua en esta stuacn.
Una vez se hubo cuberto vov a m ado y me cog a mano. N su
mrada n su aspecto de|aban advnar o que haba suceddo entre
nosotros.
-Ven a verme dentro de unos das: quz entonces se me haya
ocurrdo ago.
Me sonrea expresando una espece de presentmento. Oue os doses
ayuden a os hombres porque no son ms que muecos en manos de as
mu|eres.
-Ou tene que ocurrrsete, Asharhamat? Nos amamos, pero nuestro
amor es mposbe.
-Imposbe? -Sus o|os reampaguearon de ra-. Puede y debe ser.
Dos nos ha creado uno para e otro: o sento hasta en ms tutanos. S ha
hecho que descubrramos e amor, encontrar e modo de que
acancemos a fecdad. No me de|ar hundr en a adversdad. Confa en
m, Tgath. Careces de astuca femenna.
Astuca femenna... As o haba cafcado ea. S, astuca cega a todo
cuanto no desea ver. Aque hermoso pa|aro consumdo por una
nsensata pasn prmavera, con e corazn marteando en su pecho,
emprenda e vueo entre un vento tormentoso precptndose a construr
su ndo en quebradzas y desnudas ramas recogendo a pa|a donde poda
para formar su ndo sn darse cuenta de que e rbo estaba muerto.
Y eso era o que ea cafcaba de astuca femenna.
!!'
Nchoas Gud
E Asro
!#
Porque os doses as o quseron transcurreron varos meses sn que
yo vese a Asharhamat. A a maana sguente, antes de que e so
despertase en e ceo, encontr a un mensa|ero |unto a a puerta de
cuarte que me tend una taba con e propo seo rea en a que e
monarca me ordenaba que comparecese cuanto antes a su presenca.
Tan so tuve tempo de refrescarme a cara y vestr e unforme en
presenca de propo mensa|ero y ech a correr en dreccn a paaco.
Mas no tena por qu apresurarme tanto, pues me v obgado a esperar
en una antesaa, mentras me preguntaba s e rey estara nformado de
ms detos y cmo decdra vengarse de m.
Y cuando se abr a puerta de os aposentos reaes no fue m padre n
squera uno de sus pa|es quen acud a reunrse conmgo, sno Shadtu,
cuberta ncamente con una tenue tnca de no que recba a uz por
detrs y recortaba su sueta tan caramente como s estuvese desnuda;
a ver m expresn se ech a rer.
-Ya he cumpdo con m deber. se sente satsfecho cuando e ayudo
a baarse -d|o sn moestarse squera en mantener sus ropas cerradas
ante m, a tempo que encoga sus degados hombros-. Es un ancano...
Ou puede hacer s no mrar? Pero s fueses t, Tgath, hermano...
Se me acerc, me rode e cueo con os brazos y me bes
ascvamente en a boca.
-S estuvsemos en Eam! -susurr roncamente-. En Eam es una
ata dstncn que un prncpe rea se acueste con su hermana. Sgnfca
que quere...
Pero ya empezaba a estar un poco harto de que as mu|eres se
arro|aran a ms brazos. La empu| tan brutamente que tropez y cay en
e sueo.
-No estamos en Eam, seora -repuse secamente.
Pero ea se mt a apoyarse en sus bancos brazos, rendo necamente
como una ramera ebra.
-So por esto podra ordenar que te empaasen -observ, como s
fuese un asunto sn mportanca, aunque sn mostrar ntencn de
evantarse-. Pareces dsfrutar correndo pegros, hermano. O acaso eres
ms ntegente de o que pareces y sabes que as mu|eres encontramos
exctante certa brutadad. Ven, aydame a evantarme y podrs besarme
otra vez.
A ver que no me mova, se evant por s soa.
-En otra ocasn ser.
-Ven, Tgath, h|o mo!... Os conocas?
Era e rey quen pronuncaba aqueas paabras a asomar por a puerta
a cabeza cuberta por un pao, hacndome seas para que me
aproxmase.
!!(
Nchoas Gud
E Asro
-Ven, ven, h|o mo... Y t vete, pequea; tenemos que habar cosas
propas de hombres.
Despeda a Shadtu con una sonrsa, como s fuese una cratura, y sta,
con una mrada en a que se buraba de todo e gnero mascuno,
abandon a habtacn sencosamente con sus pes desnudos. En e
nstante en que desaparec, e rey parec ovdar su exstenca. Me pas
un brazo por os hombros y me hzo pasar a sus habtacones.
-Tengo notcas que te harn muy dchoso, Tgath Assur, h|o de
Sennaquerb, Rey de Reyes. Vers: tropezamos con certas dfcutades en
e norte...
Me propona que drgese una expedcn de castgo contra una trbu de
brbaros procedentes de as montaas de este que haban tendo a
nsoenca de nstaar sus tendas ostensbemente entre os meandros de
norte de to Tgrs. Los campesnos de aquea zona haban envado un
mensa|ero a Nnve que|ndose de que sus adeas haban sdo saqueadas
por aqueos desamados, que es haban robado sus mu|eres y su ganado,
y e rey haba pensado que aqua sera una exceente ocasn para que
yo pusese en prctca m nueva tctca de nfantera. Deba partr
nmedatamente. Dentro de tres horas ms hombres tenan que estar
dspuestos para marchar: n squera dspona de tempo para envar un
mensa|e.
Y aunque se me desgarraban as entraas por tener que separarme de
Asharhamat, no poda ocutarme a m msmo que expermentaba certa
sensacn de avo, como s por e momento hubese ogrado escapar de
muchas y pegrosas compcacones.
Adems, era a prmera vez que como ofca desempeara e mando de
modo ndependente sobre tres compaas de sodados de nfantera y un
destacamento de cabaera. No me entusasmaba a perspectva de vover
a encontrarme con aquea hermana excesvamente carosa, y e amor
de Asharhamat era una trampa que sempre me estaba aguardando y
poda arrunar nuestras vdas fcmente en cuaquer momento.
Tras e prmer da de marcha acampamos cas a a vsta de Los tres
eones, pero no me acerqu a ver a m madre, comprendendo que no
causara buena mpresn en ms hombres, aunque debo confesar que no
era sta a prncpa razn por a que me abstuve de vstara. Me aterraba
enfrentarme a ea, porque sn duda me preguntara por Asharhamat y
desconfaba de m habdad para urdr una mentra.
Tardamos ses das en egar a recodo que e ro forma haca os montes
Tauros, smar a a cuerda tensa de un arco. Aunque todava quedaba cas
un dedo de neve en e sueo, no tuve dfcutad aguna en descubrr as
hueas de ms adversaros nmadas: me bastaba con contempar as
adeas ncendadas y percbr e hedor de os cadveres corrompdos de
hombres y anmaes para comprender que se haaban muy prxmos.
Ou nt carncera! -me d|e encoerzado-. Parecen nos que
arrancasen aas a as moscas porque estn aburrdos. Esta gente es
ncapaz de combatr como hacen os sodados. En cuanto vean a e|rcto
en e campo de bataa hurn a sus montaas como venados y todos os
esfuerzos despegados habrn sdo en vano.
!!)
Nchoas Gud
E Asro
Mas no tena por qu preocuparme, pues os uqukad, aunque sava|es,
no eran cobardes. Sn duda habran sdo absorbdos por otros puebos o
habran desaparecdo de a capa de a terra; en aqueos tempos nada
haba ms efmero que as agrupacones trbaes que se formaban en as
estrbacones de as montaas.
Apenas acabbamos de nstaar nuestro campamento se person una
deegacn enemga en m tenda, ncando sus conversacones en
trmnos tan nsutantes que consttuan un caro desafo a a ucha.
E grupo estaba formado por tres eementos, todos eos de medana
edad y grses mechones en sus barbas. Parecan estabecer su graduacn
atenndose a sus respectvas edades y vestan tncas azues y chaecos
negros, sn duda dstntvo de a gente de cadad de su trbu. Pero no
exsta nnguna otra smtud entre eos. Las varedades de a espece
humana son guaes en todas as razas, y su cabeca, un tpo corpuento
de entos movmentos que sonrea constantemente sn motvo, hubera
poddo encontrarse en Babona o Etopa, donde os |efes de as trbus
adornan sus cabeos con huesos y vven en chozas de pa|a.
Su subordnado ms prxmo, un tpo de eevada estatura, era sn duda
e bravucn de grupo. Una ccatrz e cruzaba e rostro desde a sen
zquerda hasta cas a barba y sus o|os negros y satones tenan feroz
expresn. Decd a punto que s deba enfrentarme con en una bataa
antes de a puesta de so, procurara consegur que empaaran su cabeza
porque era de aqueos que por nstnto buscan e poder y cuando o
ostentan mponen ve|acones sn mte a su propa gente y a sus vecnos.
E tmo -con frecuenca me he preguntado por qu caprchosa
ateracn de orden soca se haba vsto eevado hasta a honrosa
dstncn de negocar tratados de paz y guerra, aunque fuese en
representacn de una trbu de banddos montaeses- era raqutco, de
escasa estatura y, segn dedu|e, cas dota. No hababa |ams, pero
asenta enrgcamente a todo cuanto decan os otros..., y en ocasones
ncuso a ms propas afrmacones. Aunque quz, despus de todo, no
fuese tan pobre de esprtu porque fue e nco bastante sensato de os
tres para sentrse asustado. En e transcurso de nuestra breve entrevsta
me parec a punto de hur como un venado a a vsta de una serpente.
Los recb en m tenda sentado tras una mesta. Cuando entraron no
me evant n abr a boca, para haceres comprender de ese modo que un
ofca a mando de os sodados de Assur no se atene a frmuas de
cortesa tratando con harapentos sateadores nmadas que cacuan sus
benes por cabezas de ganado. Por consguente, durante unos dos
mnutos aguardamos os cuatro entre un tenso senco.
-Me pregunto en qu est pensando e gran monarca de Nnve para
poner a frente de sus tropas a un muchacho -sea por fn e de ms
edad, expresndose en un arameo bastante fudo, mentras e dota
cabeceaba enrgcamente varas veces en sea de asentmento sn
apartar sus o|os de m con expresn de perro apaeado.
-Acaso crea que en esta ocasn bastaba con un muchacho, como t
me cafcas...
Le obsequ con una sonrsa forzada, o ms desagradabe posbe. En
aqueos momentos ya haba comprenddo que tan so estaba tratando
!"*
Nchoas Gud
E Asro
de constatar m debdad, y s no e evaba a rey sus cabezas
posbemente compraran a agn escavo para que me cortase e cueo
mentras durmese. Aqueo so poda concur con un mar de sangre.
-E rey de Nnve es cemente -prosegu sn de|ar de sonreres-. S os
marchs ahora de|ando vuestras espadas, mu|eres y ganado, os permtr
regresar a as montaas, donde podrs morr de nancn cuando egue
a hora. S no o hacs as, os arrebatar taes cosas y morrs aqu.
-T..., muchacho?
Aque que tena ms fera expresn se adeant haca m como s se
dspusera a fumnarme por m nsoenca. Pero ambos sabamos que no
o hara, por o que no me ater o ms mnmo.
-S, yo, Tgath Assur, que se enfrent a os eamtas en Khaue y ha
dado muerte a me|ores guerreros que puedas sero t o cuaquera de tu
trbu, aunque cuaquer hombre de
Assur podra apastar a un gusano con e pe y |actarse de o msmo.
Habs vendo a soctar a cemenca rea? Habs recogdo ya vuestros
cacharros de cocna?
-Esta terra es frt -repuso e ms forndo con una sonrsa estpda,
tan nstntva como su propo sudor-. Podemos permanecer en ea
medante un acuerdo. Somos un puebo poderoso, y a rey de Nnve
podra resutare convenente estabecer una aanza con nosotros.
-A rey, que rena aqu a gua que en Nnve, so e resuts
convenentes como pasto de os cuervos. No me habes de acuerdos: ya
has odo cues son sus condcones. E pas de Assur so puede ser para
vosotros un ugar donde enterrar vuestros huesos, de modo que pagad
trbuto y argaos.
Se haba desatado m ra, aunque no m voz. Ya no deba parecere un
muchacho. No deba deshonrar a m rey y a m patra perdendo a sangre
fra ante aqueos adrones vagabundos que no conocan a autordad de
nngn rey y consderaban a terra como ago que evantaban os cascos
de sus cabaos. Mas estaba rrtado porque senta medo, pues haba vsto
extenderse por a anura como fores as hogueras donde gusaban sus
amentos. Yo haba acuddo a con apenas cuatrocentos hombres y, a
|uzgar por as dmensones de su campamento, probabemente eos
contaran con unos m guerreros. Era razonabe que sntese medo, pero
me expresaba en nombre de m padre y no deba demostraro.
-Y s decdsemos quedarnos? Ou hara entonces tu rey, poderoso
guerrero?
Su poderoso guerrero tambn me sonrea pronuncando aqueas
paabras y a ccatrz de su rostro se arrugaba como cuero ve|o.
-Entonces sers vctmas de a muerte y a escavtud, hasta ta
extremo que aqueos que sobrevvan creern que a muerte es una
bendcn.
-Tus amenazas son muy eocuentes, hroe.
-Para mayor exacttud te dr que no amenazo en bade.
De repente parec que no tenamos nada ms que decrnos. Tras un
eno|oso senco, que acaso se proong durante un cuarto de mnuto,
am a guardn que estaba apostado a a entrada de a tenda.
-Ou deseas, prncpe?
!"!
Nchoas Gud
E Asro
Ms dos nterocutores prncpaes cambaron una mrada, e ms
corpuento de eos enarc as ce|as sorprenddo, pero no era momento de
presentacones formaes, de modo que smu no reparar en su acttud.
-Facta a nuestros vstantes un savoconducto para que puedan
regresar a sus fas; sn duda aprovecharn a oportundad para
despedrse de sus esposas e h|os por tma vez.
Permanec en e mte de campamento con e ekalli que haba uchado
conmgo en Khaue, observando cmo os tres emsaros se ae|aban por
a deserta anura hasta que desaparec e povo que haban evantado
os cascos de sus cabaos, sn de|ar de pensar un nstante que a da
sguente a estas horas aquea terra estara cuberta de sangre,
cadveres y morbundos. Nos vovmos uno frente a otro y se encog
de hombros como s d|ese: Ben, por o menos esto ya ha concudo.
-Son muchos -ndc seaando con e brazo haca e horzonte como
s os uqukad fuesen tan numerosos como una paga de angostas-. Y,
segn tengo entenddo, nada cobardes. Maana tendremos que ganarnos
e pan, prncpe.
-Acaso sean nnumerabes y cada uno de eos tan vaente como un
en, pero cuando ega e momento de uchar cada hombre o hace
ndvduamente. La chusma |ams podr compararse a un e|rcto
dscpnado, Lushakn. No temas..., hemos vendo a conqustar, no a
perecer.
Regres a m tenda. Legaba a noche y deseaba estar soo.
En e curso de m prmera bataa haba uchado como smpe sodado y,
en a sguente, o hara como nco caudo. Debo confesar que a
segunda noche que vv preva a una |ornada de extermno y sufrmentos
an fue ms dura que a prmera, s eo es posbe. Saba que s a da
sguente perdamos a bataa seguramente m cadver se encontrara
entre os que se corromperan ba|o e so, pero o que ms me
atormentaba era pensar en todos aqueos que descansaban confados
cerca de m y a quenes condenara a a destruccn. Morr es terrbe,
pero fracasar... S tena que resutar de ta modo, podra consderar una
bendcn encontrar m simtu en e pas que me haba vsto nacer.
Aquea noche no me esforc por concar e sueo. En esta ocasn no
se encontraba a m ado nngn Narg Adad para obgarme a beber fuerte
cerveza babona, por o que fu presa ndefensa de ms propos
pensamentos y n squera me moest en tenderme. Me pas toda a
noche estructurando una y otra vez a bataa mentamente, tratando de
consderar todos os aspectos desde a perspectva de enemgo para
poder descubrr e punto en que m tctca poda fracasar. Y a m
arededor dorman aqueos hombres que acaso so voveran a descansar
en brazos de a muerte. Aqueas horas fueron muy angustosas para m:
tema y confaba a msmo tempo que |ams egase a aurora.
Mas por fn eg. E so, e gran dsco encenddo de Assur, aparec
sobre as montaas de este dspando a neba que brotaba de fro sueo
cuberto de neve y a m arededor todo e campamento despert a a
vda. Antes de sar de m tenda eg a ms odos e tntneo metco de
as armas y e sondo sofocado de muchas voces. Los hombres se
acurrucaban en torno a as hogueras, donde se preparaban os amentos
!""
Nchoas Gud
E Asro
y se desayunaban, o como buenos obreros preparaban sus nstrumentos
para a |ornada abora. Haba odo a generaes expresarse
despectvamente de sus hombres, pero yo nunca he comprenddo taes
paabras porque os sodados, en su mayora, son seres vaentes y nada
presuntuosos y poseen todas as vrtudes, sencez y honestdad propos
de a gente humde que debe traba|ar para ganarse a vda. Aquea
maana quera a ms hombres, y aunque muchos, o acaso a mayora,
eran mayores que yo, os amaba con amor paterno y m corazn sufra
pensando en as penadades a que se veran sometdos durante as
prxmas horas.
M pan era muy senco. Dos compaas de nfantera en formacn
romboda, a fn de poder defenderse de os posbes ataques que
recbran de cuaquer ado, marcharan haca e campamento enemgo.
Los uqukad os atacaran con todos sus efectvos -por o menos as o
esperaba-, porque s no nos detenan en terreno aberto, e|os de sus
tendas, su ganado y sus famas, o perderan todo. Cuando a bataa
estuvera en peno apogeo envara a a restante compaa de nfantes y a
m nco contngente de cabaera, ambos por extremos opuestos, a
zquerda y a derecha, para fanquear a enemgo, acosndoo por
mtpes dreccones a a vez. No se trataba de un pan en e que se
despegase gran habdad estratgca. E desenace de a bataa no
dependera de m geno: cfraba ms esperanzas en as nuevas anzas de
acero que deban detener a os |netes uqukad confando en a dscpna
de ms hombres y que o que haba poddo funconar en a paza de armas
de Nnve resutase efectvo tambn a.
Haba entrenado a aqueos sodados hasta haceres madecr m
nombre y hasta que sus esposas e h|os tambn egaron a madecrme.
ncamente confaba que estuvesen bastante preparados. Habamos
uchado |untos prevamente y saba que eran buenos eementos en os
que poda confarse. S fracasbamos sera por cupa de su cabeca, no
por eos: yo sera e nco cupabe.
Regres a m tenda a recoger a |abana. En esta ocasn no a
necestara porque no uchara |unto a eos, pero me senta me|or
empundoa.
Cuando e so se evant banqueando e ceo rosado, as compaas se
reuneron formando fas y ms ofcaes se presentaron a recbr ms
tmas rdenes. Cambamos mpresones entre murmuos y
segudamente sub a a pataforma de un carro de ntendenca para
drgrme a ms hombres. Senta como s tuvera e corazn en e cueo,
como s me estuvera tragando una manzana entera.
-Sabs perfectamente o que se espera de vosotros -vocfer.
Mentras arengaba a ms tropas un suave vento arrastraba ms paabras,
hacndoas cas naudbes-. No voy a decros que uchs vaerosamente
porque me consta que o hars sn que os o ordene. Mas s os dr que
actus con cudado: eos son muchos y nosotros pocos, pero combatrn
como una chusma y vosotros os comportars como o que sos: e e|rcto
dscpnado de Assur, que acta y pensa como un soo hombre. Esta
bataa no depende de uno de nosotros, sno de todos |untos. Por tanto
!"#
Nchoas Gud
E Asro
mantened vuestra formacn, y esta noche no sern nuestros cuerpos os
que yazgan sobre e campo de bataa como ho|as cadas. Buena caza!
Ignoro s era aqueo o que queran or, pero de todos modos me
vtorearon con e entusasmo propo de os sodados. So s que o que
haba deseado decres era muy dstnto, pero |ams habra poddo decro:
no hubese encontrado as paabras necesaras para eo.
Resuta muy extrao observar a dstanca cmo se desarroa a bataa
cuya estratega uno msmo ha organzado. Extrao e ncmodo. Aqueos
hombres a quenes conoca por su nombre y cuyos h|os haba vsto |ugar
por as caes se vean tan pequeos y e|anos que no ograba dstnguros
entre s. Todo era muy abstracto, como una tctca bca que se |ugase
sobre un tabero de a|edrez con sodadtos de madera y, sn embargo, de
resutado de aquea bataa dependan muchas cosas: m vda, as vdas
de ms hombres y, acaso agn da, e propo destno de mpero de Assur.
Sentado sobre un promontoro que domnaba e campo y rodeado por
agunos ofcaes y por os mensa|eros que transmtan ms rdenes a os
sodados, madeca aque tpo de exstenca que haba escogdo a
comprender o que en seguda resuta evdente para cuaquer |efe, que a
facutad de dsponer de a vda o a muerte no depende ncamente de
poder de os smpes mortaes.
Las dos formacones rombodaes avanzaban dfcutosamente por a
anura apastando a amarenta herba. Dstngua a nube povorenta
que evantaban en su camno, pero a prncpo apenas parecan moverse.
Sus anzas de acero eran nvsbes para m. Los observaba como deba
observaros e enemgo y trataba de magnar qu pensaran eos a
veros. Cuando cas haban acanzado e centro de campo apareceron os
prmeros |netes uqukad hacendo destear sus espadas a a uz de so.
Ms hombres se comportaron vaerosamente y fueron muchos os
cabaos que cayeron de costado como cerdos que resbaasen por e heo.
Los arqueros no magastaban sus fechas y se aseguraban para no errar
os dsparos. Los uqukad tenan una cabaera portentosa, pero dudo que
ms de a mtad de sus |netes ograse sobrevvr y aproxmarse squera a
nuestras fas. Y aqueos que o consgueron se encontraron con a
desagradabe sorpresa que os esperaba cuando as erzadas anzas de
acero entraron en combate. Los cabaos renchaban de pnco a veras y
psoteaban a sus |netes o os abandonaban a su suerte con una |abana
cavada entre os ompatos.
E sstema funconaba.
En una, dos, tres ocasones a nfantera empu sus anzas y se
adeant sn perder su formacn y segudamente de| caer de nuevo as
armas para que os arqueros puderan sembrar a muerte entre os
enemgos. Descubr agunos cadveres por e sueo ucendo nuestro
unforme, pero en nmero reducdo. Y os uqukad, aqueos que seguan
con vda, haban resutado chasqueados. Su cabaera haba quedado
prctcamente nutzada, sumndose a nmero cada vez ms crecente
de sus prddas. E pan resutaba efectvo.
-Envad a tercera compaa!
-Y a cabaera, prncpe?
!"$
Nchoas Gud
E Asro
-No! Manteneda en reserva! Cuando egue e momento reazar e
asato defntvo. Ahora no es necesara.
Y de pronto me mt a presencar a carncera que sobrevno a
contnuacn.
A medoda todo haba concudo. Los efectvos de a cabaera enemga
que puderon se entregaron a a huda; aqueos que no o ograron n se
rnderon, fueron extermnados. Apenas haba transcurrdo una hora
cuando a omos de m cabao me ntrodu|e en peno campamento
uqukad.
Se oy e adrdo de agunos perros. Aqu fue e nco sondo que se
percb. Aunque no se vea a nade, eo no sgnfcaba que no se
encontraran a os supervventes. Mu|eres, hombres y nos que sempre
haban sdo vaerosos permanecan acobardados dentro de sus tendas,
esperndome mentras yo nspecconaba entre aque caos de hogueras
semconsumdas y armas abandonadas. Saban perfectamente e destno
que aguardaba a os vencdos, pero nnguno de eos se atreva a evantar
a mano contra m o aguno de ms sodados.
-Rodeados! -orden ncnndome sobre m montura para drgrme
a Lushakn, que mraba en torno asombrado ante tantas facdades-.
Reundos como s fuese un rebao y emnad a aqueos que ofrezcan
resstenca. Vgados, pero sn preocuparos en exceso: no hay que
demostrar excesvo nters por os enemgos vencdos. Hacedes aguardar
un rato para que tengan tempo de preguntarse qu vamos a hacer con
eos. Recoged os cabaos, amentad a nuestros sodados y dades un
merecdo descanso. Pero mantened una frrea dscpna... No quero que
se entreguen a saqueo. Habar con ms prsoneros despus de comer.
A as doce, cuando e so comenzaba a terse con e coor de a sangre,
me drg haca e recnto cercado donde haban quedado confnados os
uqukad que seguan con vda, os cuaes se apretu|aban como dtes en
una |arra. A verme egar a muttud se arrod y hum os rostros en
e povo, pues comprendan que haba egado a hora de |uco y estaban
terrbemente amedrentados. Los hce esperar sn apearme de m
montura, que resopaba y araaba a terra con sus cascos, como s, pese
a ser un smpe anma, presntese o que ba a suceder.
No deban de ser ms de dos m amas, en su mayora mu|eres, que
aguardaban a or as paabras que pronuncara y que sgnfcaran su vda
o su muerte. Sus compaeros se estaran convrtendo en carroa o
habran hudo... Supongo que aque da sucumberon unos setecentos
guerreros uqukad, de|ando que sus mu|eres, h|os y ancanos pagasen e
preco de su nsensato vaor.
-Poneos en pe para or m sentenca!
Se evantaron con expresn sombra y derrotada, f|ando as mradas
en e sueo. Los nos se ocutaban tras as ampas fadas de as mu|eres
para que no os vramos; os hombres refe|aban e terror de quenes ya
senten e fo de a espada en e cueo.
-Deseo que se presenten ante m vuestros cabecas, todos vuestros
superores. Ouero veros a ms pes antes de a dcma parte de una hora
u os arro|ar a a hoguera y vuestros h|os morrn cargados de cadenas.
!"%
Nchoas Gud
E Asro
Me os entregars vosotros msmos y antes de que concuya e pazo que
os he f|ado.
No tuve que esperar mucho. A cabo de unos nstantes vente hombres
atavados con as tncas azues y os chaecos negros que consttuan e
dstntvo de su rango se veron empu|ados haca adeante, arro|ados de
crcuo de sus antguos partdaros que tan so deseaban eudr e peso de
a venganza de terrbe Assur. Aunque deban de magnar que nada poda
savaros, se arro|aron a ms pes, vndose vgados a nstante por ms
sodados, que os rodearon empuando sus espadas.
-Vosotros! -excam, amando a dos hombres de m antgua
compaa-. Meteos en as pocgas que esa gente utza como
campamento y buscad un hacha y ago que podamos utzar como ta|o.
Apresuraos..., sera descorts hacer esperar a tan dstngudos persona|es.
Ms hombres reron, pero nuestros prsoneros no deberon de encontrar
tan dvertda aquea stuacn. Por fn, cuando comprenderon que podan
consderarse muertos, os prncpaes uqukad se puseron en pe. Entre
eos reconoc ncamente a supuesto dota que haba acuddo a m
tenda a paramentar sn que hubese egado a despegar os abos. Le
hce seas para que se adeantase.
-Dnde estn os otros dos? -e pregunt.
Por un momento parec confunddo, como s no ograse entenderme y
uego vov a ba|ar a vsta.
-Desapareceron, poderoso prncpe -d|o. A parecer haba recobrado
a voz-. Uno de eos ha hudo y e otro ha perddo a vda.
Sea haca e campo de bataa donde os cuervos ceebraban su
festn. No me cost magnar cu de eos estara a; me pregunt en qu
ugar de as montaas se encontrara en aqueos momentos e tpo
corpuento de estpda sonrsa.
-Ben, te concedo a vda por a nformacn que me has factado. Ve
a reunrte con tu gente.
Le tembaban as rodas y mostr ntencn de besarme os pes, pero
obgu a retroceder a m cabao para evtaro. No pretenda ser generoso,
como tampoco o haba sdo cuando exg que os uqukad me entregasen
a sus cabecas para castgaros. Aque ndvduo probabemente era un
cobarde, pero sn duda no tan neco como pareca. Ta vez se pusera a
frente de su trbu, pues stos no escogeran otro caudo ms enrgco;
tras as tracones sufrdas aque da nnguno de sus cabecas vovera a
confar en a fdedad de aqueas gentes y eos o saban muy ben: una
nacn que ha perddo sus usones |ams vover a ser fuerte.
Por entonces os sodados ya haban regresado con una magnfca
hacha de dobe fo y con un consstente boque de madera que aguen
deba de haber utzado como sa y parecan muy satsfechos de s
msmos.
-Traed a uno de os ayudantes de cocna -orden-. ste es un
traba|o propo de carnceros.
Durante un cuarto de hora e are apest a sangre. Los hombres
apoyaron su cabeza sobre e boque ponendo a me|a en a sangre
coaguada de su predecesor y e ayudante de cocnero, una moe cuberta
de veo que se haba despo|ado de sus ropas y se cubra ncamente con
!"&
Nchoas Gud
E Asro
un taparrabo para no ensucarse, os ba decaptando tan mpamente
como s cortase nabos para e cado, y segudamente, antes de que as
cabezas rodasen por e sueo, apartaba de una patada e crspado cadver
de a vctma, de|ando sto para a prxma. Presenc aparentemente
mpertrrto as e|ecucones sobre m cabao, aunque e hedor a muerte
me ateraba profundamente, mentras os uqukad observaban e
espectcuo sencosos y horrorzados. Comprend perfectamente sus
sentmentos.
Cuando todo hubo concudo, e ayudante de cocnero recog as
cabezas cercenadas en un gran saco de cuero para envrseas a rey
como trofeo.
-No aments a muerte de esas gentes -ndqu a os uqukad,
seaando os cadveres decaptados que yacan a ms pes, agunos de
os cuaes an sacudan sus membros como maronetas de madera-. Os
condu|eron a a runa y yo os he hecho un favor berndoos de eos.
Ahora os dar a conocer as condcones en as que e gran rey de este
pas os permtr conservar vuestras desdchadas exstencas... No, no
vas a morr ahora msmo en este ugar como mereceras. Oue as
mu|eres se separen de os hombres, pero que conserven a sus h|os con
eas. Vamos! Rpdo!
Obedeceron nmedatamente ms rdenes... Estaban demasado
acobardados para obrar de otro modo. A cabo de unos momentos se
haban formado dos grandes grupos: as mu|eres se encontraban a a
zquerda y os hombres a a derecha. Lam a Lushakn, que acud a m
ado.
-Coge trenta hombres -e orden- y comprueba cues de estas
mu|eres haba acado, porque sn duda sern as esposas de os adeanos
de estos contornos a quenes deberemos restturas. En cuanto a as
dems, escoge a aqueas que se encuentren entre os dez y os vente
aos sempre que no tengan h|os, en a proporcn de una por cada cnco.
Lushakn acat gustosa y rpdamente ms rdenes sn que se
provocara entre eas nngn amento: haban superado a etapa de as
grmas.
-Os he arrebatado a a for de vuestras |venes -contnu-, a
vuestras vrgenes y |venes esposas...; no me entremeter con madres e
h|os, pero me quedar con as restantes, que se convertrn en escavas
en e pas de Assur, y morrn a, de ve|as, en os hogares de sus amos.
Las habs perddo para sempre. Tambn me reservar vuestros cabaos
y a mtad de vuestras cabras y de vuestro ganado. Contempad cuanto os
rodea, poderosos uqukad, y vers os cadveres de vuestros guerreros.
Pensad en os nfortunos que os aguardan en os prxmos meses, cuando
uchs por sobrevvr en as estres montaas. Recordad os rostros de
vuestras mu|eres, a quenes |ams vovers a ver, y consoaos en vuestra
desdcha pensando que segus conservando a vda. Recordad asmsmo
que e poderoso rey de Assur os perdona en esta ocasn..., y no vovs a
provocar su ra.
Mentras dur a uz de da recogmos nuestros cadveres para poder
enterraros con ofrendas de vno y amentos. Aquea noche dstngumos
as uces de as hogueras en e campamento de os uqukad que recogan
!"'
Nchoas Gud
E Asro
sus posesones y se preparaban para emprender e argo y penoso camno
de regreso a su pas, entre as montaas. Sus me|ores hombres yacan en
e campo de bataa y haban perddo a sus mu|eres |venes, sus benes y
a confanza en s msmos. No sobrevran como nacn; desapareceran
absorbdos por otras trbus y |ams voveran a amenazar a pas de Assur.
-Debste pasaros a todos por as armas -gru Lushakn en un tono
de voz que denuncaba su censura haca m supuesta debdad-. E rey
tu padre no estar satsfecho.
Aquea msma noche escrb una carta a Nnve.
Al rey nuestro seor, de su siervo Tiglath Assur. Deseo que goces de
excelente salud y que Assur y 5hamash se muestren clementes contigo.
Mi seor ha obtenido hoy una victoria: los uqukadi son slo una sombra
que vaga por el pas y que desaparecer para siempre. Te envo las
cabezas de sus notables. La llanura est sembrada con los cadveres de
sus guerreros. He hecho prisioneras a sus mujeres y les he arrebatado sus
caballos, cabras y ganado, mas me he mostrado clemente en tu nombre
para que nadie pueda decir que los soldados de Assur se ensaan con los
desdichados...
Despach a un emsaro con as prmeras uces de aba y me qued
aguardando a sentenca de monarca.
Esperamos durante varos das, durante os cuaes env agunos
observadores para asegurarme de que os brbaros haban abandonado
reamente e pas. Los sodados descansaron y se regoc|aron de su fc
vctora porque apenas habamos perddo un hombre de cada vente. Para
manteneros ocupados es encargu que construyesen una estacada,
donde guardamos a as cautvas su|etas con una cuerda en e cueo sn
que nade as moestase porque os e|rctos de Assur no se entregan a
voacones y pa|e: no es est permtdo porque eo aterara a
dscpna. Pero as mu|eres acadas que habamos berado de
servdumbre no estaban muy deseosas de regresar con sus mardos
adeanos, y nuestros hombres no careceron de entretenmento. Cada
noche resonaban rsas y cantos en e campamento; cada noche yo dorma
soo recordando a vsn de cuerpo desnudo de Asharhamat.
Permanecmos tres semanas en e norte. Por todo e pas se haba
dfunddo a notca de a gran vctora obtenda sobre os uqukad y acuda
gente a nuestro campamento en busca de o que aqueos ntrusos es
haban arrebatado. Dstrbu e ganado y as cabras como me parec ms
equtatvo y os cabaos os reserv para a campaa que prxmamente
emprenderamos en e sur, y os esposos recogeron a mu|eres e h|as que
tenamos entre nosotros, de modo que da tras da se fue reducendo e
aboroto entre os sodados. A fna so quedaron con nosotros dez o
doce adeanas, agunas de as cuaes nade recamaba y que en su
mayora haban vsto morr asesnados a sus esposos cuando fueron
hechas cautvas. A cada una de eas e entregu una dote en ganado y
pata de m propa bosa, se uneron a agunos sodados que se haban
afconado a eas y nos sgueron a sur. Esas mu|eres sempre son tes
!"(
Nchoas Gud
E Asro
en un e|rcto. Las dems se dspersaron en busca de fortuna. En cuanto a
as uqukad tendran que someterse a a vountad de rey.
Por fn eg un mensa|ero de Nnve portador de notcas e
nstruccones. Me entreg una taba forrada de cuero y con e propo
seo de monarca y me retr a m tenda, preguntndome s ordenara m
regreso porque haba cado en desgraca. Mas no tena por qu
preocuparme.
Al seor Tiglath Assur, poderoso prncipe, amado hijo del rey su padre,
desendole que goce de bienestar. He ordenado que las cabezas de
nuestros enemigos sean clavadas en estacas ante la Cran Puerta para
que el pueblo conozca tu gloria y la fuerza de tus brazos. Has obrado
prudentemente: la gente temblar de terror al or tu nombre porque un
enemigo es ms temido por su nobleza que por su crueldad.
Cuando llegue esta misiva a tu poder, los ejrcitos de Assur ya se
encontrarn en la carretera del sur. Obliga a avanzar a tus tropas a
marchas forzadas para que puedas reunirte con nosotros en nuestro
campamento del Zab Menor. No concedas descanso a tus hombres
porque tu padre necesita de tu fortaleza y sabios consejos y sus viejos
ojos ansan verte. Este ao ostentars el rango de rab abru, que es lo
mnimo que mereces. Resrvate el botn obtenido en tu victoria y disfruta
de las habilidades de las mujeres brbaras. Renete cuanto antes con
nosotros.
Estaba a savo. Haba sdo promoconado dos grados en e escaafn
mtar, puesto que a parecer haba pasado por ato e grado de mu'irru. A
a sazn ya no tendra a m mando cen hombres, sno todo un
contngente de e|rcto rea. Pero qu ba a hacer? Y cmo ba a
proceder a seme|ante marcha s evaba ms de cen escavas aborotando
en ms taones?
Todas as dfcutades tenen soucn y fnamente se me ocurr amar
en m ayuda a Kefaos, pdndoe que acudese acompaado de una
escota y que condu|ese a as escavas a mercado de Nnve, una case de
gestn que confaba resutase de su agrado.
Impart nstruccones y nuestros hombres estuveron dspuestos con as
prmeras uces de aba. Para que as mu|eres no demorasen
excesvamente nuestra marcha haba comprado agunos carros a os
campesnos de un puebo que encontramos en nuestro camno e hcmos
subr a a mtad de eas para que todas puderan andar o marchar en
grupos. Eran nmadas y por consguente exceentes andaregas y
durante tres semanas haban estado confnadas en a empazada que
construmos para manteneras a buen recaudo. Parecan satsfechas de
poder moverse y comenzaron a coquetear con tanto descaro con os
sodados destnados a vgaras que me v obgado a ordenar que
azotasen a agunas de eas para mantener e buen orden.
!")
Nchoas Gud
E Asro
A qunto da nos encontramos con Kefaos en a carretera a dos beru de
a cudad de Nnve. A grego se e umnaron os o|os cuando pasamos
revsta a as pezas de m botn que descansaban a a sombra de os
carros. Las mu|eres codearon como gansos a vere, burndose de y
mostrndoe sus ventres para afrentaro, pero m vaeroso crado no
desfaec.
-Seor, has hecho un traba|o magnfco! -excam hundendo os
dedos en su espesa barba, extasado y brantes os o|os de codca-.
F|ate: son cas unas nas y sava|es como anmaes! Las montaesas
tenen fama de apasonadas y resutan exceentes rameras. Conozco
dueos de burdees que pagarn una fortuna por eas...
-No quero que as entregues a a prosttucn, seor mdco; as
venders a partcuares como concubnas o domstcas o a aqueos que
no puedan costear una esposa cara para sus h|os. Despus de cuanto han
conocdo, a vvenda ms senca de Nnve es parecer e paraso ms
u|oso. No quero en modo aguno que vayan a parar a un burde, donde
as arro|arn a a cae, de|ando que mueran de hambre en cuanto es
cueguen os senos. No deseo enrquecerme de ese modo.
Kefaos se enfurec y se rasg as vestduras y d|o que con crteros
tan absurdos ambos acabaramos en a msera. Acaso no recordaba que
tambn haba sdo prsonero de guerra y que saba me|or que yo o
que era ms convenente y adecuado en taes ocasones? Ignoraba ta
vez que en aqueos momentos e mercado de escavos estaba en ba|a a
causa de confcto con que nos encontrbamos en e sur? Dnde podra
encontrar tantas famas acomodadas que estuveran dspuestas a
casar a sus h|os con mu|eres que se expresaban ordnaramente y que
eran capaces de ornarse por as caes pensando que no moestaran a
nade?
-F|ate en eas, seor: estn en sazn, como os meones! Incuso
podra reservarme agunas de as me|ores para m propo uso. Y t te
propones desperdcaras entregndoas a afareros y vendedores de
pescado, hombres que no pueden ofrecer e preco de una vrgen de
trenta aos con os dentes estropeados! Seor, temo que has echado en
saco roto todas ms advertencas y has enfermado de|ando que se te
cocesen os sesos ba|o e so para egar a sugerr tan nsensata dea. Por
o menos os cabaos, seor! E rey tu padre te ha obsequado con todo e
botn. D|ame ver qu puede hacerse...
-Los cabaos estn destnados a e|rcto, Kefaos... Tendremos
necesdad de eos en e sur.
Aqueo parec enoquecere. Pate en e sueo y profr un obsceno
|uramento a tempo que enro|eca como acete de granada.
-Por todos os doses de Nnve y de os pases de occdente!... Sn
duda he sdo madecdo! -grt-. Estoy madto por vvr e resto de m
vda como escavo de un muchacho nsensato... Perdname, seor, pero
no es ms que a verdad: he sdo madecdo entre todos os hombres.
Pero a fna, a ver que me mostraba nfexbe, se conform con grur
durante toda a cena y vatcnarme que morra en a pobreza por m
perversa naturaeza.
!#*
Nchoas Gud
E Asro
-Y, desde uego, m comsn quedar reducda a cero -prosgu
mrndome de reo|o, mentras sumerga os en|oyados dedos en un bo de
agua caente, una nueva muestra de afectacn que haba adoptado-.
No vaa a pena arrostrar as moestas de va|e.
-Te referes a os dos beru que has recorrdo, Kefaos?
-S, pero es precso va|ar con certa dgndad y tambn hay que
consderar e preco de a escota. Mas yo hago taes cosas
desnteresadamente, por e apreco que sento haca m |oven e nsensato
amo.
Suspr profundamente y se conso tomando un trago de vno, pero
aqueo so parec ntensfcar su meancoa.
-No s adonde r a parar este pas s contnas comportndote de
este modo cuando seas rey. Los rcos y poderosos no estn hechos de...
Me adeant en a mesa y e as por a barba, atrayndoe haca m. De
pronto me haaba sumdo en a ms profunda confusn.
-Ou has querdo decr con esas paabras? Cuando sea rey? Haba,
escavo!
-Cmo, seor! Acaso o gnoras? -Parpade sorprenddo mentras
apartaba suavemente m mano, que pareca a punto de arrancare a
barba-. Cre que e rey tu padre te haba nformado... Oueres decr que
no te has enterado de nada?
-Ignoro a qu te referes.
-Modrate, seor, por favor...
Cuando e hube sotado se humedec os dedos en e cuenco y se frot
os peos de a barba., Arda de mpacenca, pero pareca no advertro.
-Nade se nterfere en tu camno..., con a excepcn naturamente de
seor Asarhadn, de quen todos dcen que es buen sodado, pero nada
ms -d|o por fn Kefaos, observndome con f|eza, como s no fuese a
prmera vez que me vea-. E ncuso ... estuvo en m casa hace dos das
y aud a tu desgnacn como marsarru cua s fuese cosa hecha. Dce
que confa que e consgas e mando de un destacamento de cabaera.
-Pero y qu sucede con e actua marsarru? Ou ha sdo de Arad
Nn?
M astuto escavo encog sus anchos hombros con e fatasmo de
quen debe enfrentarse a un destno trste pero nevtabe.
-Mur, seor, faec de un ataque de apope|a cuando todos
creamos que sucumbra vctma de sus trastornos ntestnaes. Mur esta
msma semana.
!#!
Nchoas Gud
E Asro
#
A anochecer era de pbco domno en e campamento a notca de a
muerte de Arad Nn, y a a maana sguente, cuando desped a Kefaos
y a a expedcn femenna destnada a mercado de escavas, me
acamaron como s ya me huberan desgnado ofcamente y e trono se
haase vacante. Todos os sodados de Assur sentan gran reverenca por
e rey, y a o|os de aqueos que haban combatdo conmgo en ambas
campaas, yo era e marsarru, aunque nngn baru hubese escudrado
as entraas de a cabra destnada a a dvndad para nterpretar os
desgnos de dos.
Aque da vest una tnca ro|a en sea de dueo por m hermano rea,
pero eo no fue bce para que os sodados de nfantera de m anteror
compaa me vtoreasen en e nstante en que aparec a a uz de so.
-Assur es rey! Assur es rey! -grtaban como s me sgueran
formando comtva desde e tempo tras haberme mpuesto a corona.
Aqueo no poda permtrse. Mont en m cabao y evant a mano con
e puo cerrado para mponer senco.
-So hay un rey en este pas! -grt, fngendo una cera que
estaba muy e|os de sentr, porque sus muestras de eatad me haban
conmovdo-. Se ama Sennaquerb y nos est aguardando en as oras
de Zab Menor. An no ests dspuestos a partr en su ayuda? Acaso
cres que os eamtas estn dormdos y que e seor de Assur no
necesta a su e|rcto? Voy a ponerme a sus rdenes me sgs o no!
Les d a espada y emprend a marcha en dreccn sur, aunque sn
apresurarme, puesto que trescentos hombres no pueden evantar un
campamento y dsponerse a marchar en un nstante. Cuando me hube
perddo de vsta de| m cabao a paso..., pues a experenca me haba
demostrado que os cabaos haraganean sempre que no son espoeados,
y poco despus de a una de a tarde, cuando no haba avanzado ms de
un beru, o grtar a ms sodados detrs de m pdndome que os
esperase. Por fn me vov y sot as rendas.
A cabo de un cuarto de hora no pude contener a rsa a ver sus rostros
sudorosos. Lushakn se adeant y en nombre de todos me pd perdn
dcendo, que, de todos modos, es haba gastado una broma de ma gusto
de|ndoos con os equpos desperdgados y doce |arras enormes de
exceente cerveza abertas que se haban vsto obgados a abandonar
ntactas porque no tenan a quen acamar, con excepcn de as moscas
de aque pramo. Me re an ms y e perdon seme|ante mpertnenca.
Durante todo e da no perdmos n un nstante de marcha, y en e curso
de aquea campaa ya no vov a ser acamado como e escogdo de os
doses.
Sn embargo, aunque un hombre puede sencar a os dems, no
consgue acaar a voz de su propo corazn. Convrtndome en marsarru
!#"
Nchoas Gud
E Asro
comara todas as ambcones que haba estado abrgando durante
aqueos aos. S aqua era certamente a vountad de soberano,
entonces recbra a Asharhamat como esposa. M exstenca transcurrra
fez y gorosa: no era nada desprecabe poder resdr en a Casa de
Sucesn.
Tardamos cnco das en egar a campamento rea en e Zab Menor,
porque comenzaban a menguar as nundacones propas de a prmavera
y as aguas se haban retrado hasta os bancos, de|ando e terreno eno
de barro. Conf que os eamtas fuesen bastante prudentes para
permanecer confortabemente en sus hogares hasta que e so de Assur
hubese secado bastante a terra y pudsemos, uchar como cabaeros.
Cuando egamos, e rey se dspona a castgar a un nobe oca que
haba ntentado evantar su cudad contra su egtmo seor.
-Ah, por fn ha egado Tgath..., rab abru, conqustador de norte! Ven
a besarme, h|o mo. Me aegro de que no te hayas perddo a dversn de
a |ornada. Vamos: toma una copa de este psmo vno de dtes y
cuntame tus aventuras.
Nos sentamos frente a su tenda rodeados por sodados, que nos
observaban dscretamente desde certa dstanca como s fusemos
pegrosos anmaes, y m rego padre me srv con su propa mano parte
de contendo de a |arra que estaba a su ado, sobre una mesta redonda.
No estaba bebdo exactamente, pero e vno -que reamente saba a brea
de a que utzan os barqueros- haba vdrado sus o|os de ta modo que
braban como s fueran de mrmo pudo. Mentras e expona todo
cuanto haba suceddo en e norte, aunque en readad no pareca
escucharme, sonrea, grua y haca seaes de asentmento de vez en
cuando. No poda comprender su comportamento hasta que sea m
copa cas ntacta, fruncendo e ceo con desaprobacn.
-No pruebas e vno, muchacho? Aunque no te guste debes bebero
porque es fuerte y embota e cerebro. Has presencado aguna vez cmo
desuean a un hombre?
-No, seor, nunca.
-Hoy o vers y tampoco eso ser de tu agrado. Pero se resste me|or
con una bebda ago fuerte. Bebe, muchacho!
Bebmos en senco hasta que un ofca que uca e unforme de
quradu se acerc a nosotros y, ponndose a mano derecha en e
corazn, se ncn ante su amo, e rey.
-Parece que ha egado a hora de admnstrar |ustca -me d|o e
seor Sennaquerb mrndome y sonrndome con are ndecso-. Ven,
Tgath, h|o mo: no debemos descudar parte tan mportante de tu
nstruccn rea. |a, |a, |a!
Nos evantamos y m rego padre, Seor de as Cuatro Partes de
Mundo, que ya estaba autntcamente borracho, me pas e brazo por os
hombros y avanz haca su carro dando trasps.
-Lo conducrs t, muchacho -d|o-. Dcen que eres muy experto con
os cabaos, y hoy no me fo demasado de m msmo... No estara en
consonanca con m rega ma|estad que cayese en una zan|a, verdad?
La cudad de Ushnur, o o que de ea quedaba, estaba a menos de dez
ashlu de campamento rea; podamos haber cuberto aquea dstanca en
!##
Nchoas Gud
E Asro
pocos mnutos a paso gero, pero os reyes no marchan a pe cuando
desean ser admrados en ma|estad. Me pregunt por qu no se habran
ao|ado en a cudad os ofcaes de e|rcto hasta que v que sus muraas
haban sdo derrbadas, os edfcos cas totamente en runas y que en as
caes se amontonaban os cadveres.
Haban transcurrdo tres das desde que os notabes de a cudad
acuderon a arrodarse ante Sennaquerb, mporndoe que es
permtera rendrse, y an podan dstngurse as coumnas de humo de
as hogueras que por orden de rey haban estado ardendo hasta
extngurse. Incuso haban sdo ncendados os graneros, por o que
aquea gente carecera de amentos hasta que recogesen a cosecha de
verano..., s seguan con vda hasta entonces. Yo msmo haba vsto a as
mu|eres mendgando en as proxmdades de campamento. Agunas, a
|uzgar por sus |oyas y ropas, deban de ser as esposas de hombres
acaudaados que se vean obgadas a vender sus cuerpos por un puado
de m|o.
En aque asedo que dur menos de un da os e|rctos de Assur haban
reducdo e ugar a cenzas y escombros cas con e msmo esfuerzo con
que se extermna una mosca. No poda magnar qu ocura habra
posedo a os cudadanos para resstrse a nuestras tropas.
-He arro|ado a agunos supervventes a atgazos para que se
extendan por e pas y dvuguen por otras cudades o que aqu ha
suceddo -me d|o m padre, sonrndome cordamente, a tempo que
nos detenamos ante o que en otro tempo fueron as puertas de a cudad
-. Deseo que esta campaa sea a tma que tengamos que uchar en e
sur, por o que abandonaremos este ugar a su destruccn. Oue se
enteren esas gentes de negras cabezas de que sus amos se haan en
Nnve y no en Susa. Ves cmo se human ante nosotros? Tardarn en
ovdar e nombre de Sennaquerb.
Descendmos de carro y nos sentamos en unas sas que haban
nstaado para nosotros en medo de una muttud de nfeces escogdos
por os sodados para presencar a e|ecucn de su antguo seor.
Hombres y mu|eres por gua nos mraban con a mezca de terror y
abyeccn que nacen de ms mserabe nfortuno y que domna todos os
temores, ncuso e de a propa muerte. No creo que squera tuveran
nmos para odarnos.
-Traede! -grt e rey, con a voz reca y vgorosa propa de un
conqustador en a que ncuso ata un matz de mpacenca, como s
aqu fuese un asunto sn mportanca, que apenas mereca su atencn,
aunque mprescndbe para mantener su dgndad rea-. Traede, que a
gente vea a qu ha conducdo su nsensata ocura a ese per|uro!
Los sodados abreron un paso entre sus fas por e que fue conducdo
e condenado hasta nosotros. Iba desnudo y estaba ms enfaquecdo por
os sufrmentos padecdos que por e hambre -os hombres que se han
vsto sometdos a proongada tortura sueen tener ese aspecto acabado-,
evaba tobos y muecas cargados de cadenas y me sorprend advertr
que se sostena muy dfcutosamente, hasta que descubr que en e povo
quedaban sus hueas mpresas en sangre. Por o vsto e haban azotado
as pantas de os pes hasta de|rseas en carne vva. A parecer no poda
!#$
Nchoas Gud
E Asro
habar, n squera mrar a rey m padre a rostro. Evdentemente era un
ser destrudo.
-Dnde est ahora Kudur-Nahhunte, oh Marduknasr? -e pregunt e
rey, aguardando ntmente su respuesta-. En Susa, sn duda,
escondendo a cabeza tras as fadas de su madre. Dnde se haan tus
amos eamtas, aqueos a cuyos pes te humabas? No se encuentran
aqu, seor, no estn presentes. So t ests, t y yo. Y dentro de meda
hora sers un cadver desoado, cuyo pee|o habr sdo cavado en os
muros de esas runas en que se ha convertdo tu paaco...; es decr o que
queda de . Ben, comenzad de una vez!
Los verdugos aguardaban con os brazos cruzados sobre sus poderosos
pechos. En os e|rctos sempre hay agn hombre destnado a taes
servcos que sufren e despreco de sus compaeros y cuyo aspecto es
muy smar: amas|os sencosos de mscuos con o|os dmnutos que
exhben constantemente una sonrsa mbc. Aque da os dos ndvduos
destnados a desempear ta cometdo se adeantaron haca Marduknasr
y uno de eos e as por a cadena que penda de sus esposas
obgndoe a arrodarse, mentras que e otro caveteaba unos tacos
metcos en e sueo formando un cuadrado que tendra unos tres pasos
por cada ado.
Cuando hubo concudo, arrastraron a a vctma hasta e centro,
su|etaron as cadenas de sus brazos y pes a os cuatro costados,
tensndoas de modo que quedase totamente nmovzado, y deron
comenzo a su tarea.
Comenzaron por a mano zquerda de Marduknasr. Uno de os
verdugos desenfund un cucho de cobre de su cnto cuya ho|a, aunque
bastante afada, pareca meada en agunos puntos. Mentras comenzaba
a cortar desde a punta de dedo corazn hasta a pama, e otro rocaba
con agua a herda cada vez ms extensa, en parte para mpar a sangre,
pero prncpamente para ntensfcar os sufrmentos de condenado.
Luego hzo una segunda ncsn desde a punta de pugar hasta a
mueca y, una vez hubo concudo, comenz a arrancar a pe hasta que
fnamente hubo desoado toda a mano en una soa peza comprenddas
as uas. Luego, tras retrar un nstante a esposa, comenzaron por e
brazo.
|ams haba odo grtar a aguen de aque modo. Ouz hasta entonces
Marduknasr no haba egado a creer que se vera sometdo a tan atroces
sufrmentos, porque en os nfrahumanos chdos que hendan os ares
se percba certa mezca de pnco e ncredudad, como s adems de
todo cuanto e suceda expermentase e absouto terror de o mprevsto,
gua que un gope morta que brotase de as tnebas.
Pero ese matz desaparec rpdamente como s con a pe e hubesen
arrancado todo cuanto tena de humano. En breve de| de ser un hombre,
convrtndose smpemente en un ob|eto capaz de expermentar door.
La muttud observaba sumda en hosco senco. S entre eos se
encontraba agn membro de su fama presencando a terrbe prueba a
que era sometdo, no se do a conocer sn duda por temor, pues ta era a
fnadad de aque espectcuo: sembrar e pnco.
!#%
Nchoas Gud
E Asro
E rey y yo nos encontrbamos bastante prxmos para percbr e oor a
sangre que cubra aqueos mscuos desnudos y estremecdos, pero
mantenamos a expresn mpenetrabe caracterstca de os
conqustadores, que excuyen todo sentmento de su corazn.
La muerte de aque nfortunado se proong argamente; sus verdugos
no tenan prsa. Marduknasr, s todava poda darse nombre a aquea
masa de carne vva y sangunoenta, vv por o menos hasta que e
despee|aron e pecho y os musos, en que todava profr un breve e
nt gemdo. So os doses saben cunto tempo sobrevv despus, ya
que ncamente se dstnguan sus contraccones muscuares. Por fn os
verdugos se evantaron. Uno de eos, cuberto de sangre y sonrente -
an me parece ver su sonrsa-, exhba en as manos a pe competa de
a|ustcado, comprenddo su rostro con cabeo y barba, como una prenda
de vestr que se ofrecese a a venta.
-Cavado en e muro de su casa -orden e rey evantndose de su
asento. Estaba totamente sobro y no sonrea-. Y apostad a agn
vgante para mpedr que puedan recogero y enterraro. En cuanto a
cuerpo, entregado a os perros.
De nuevo me pas e brazo por os hombros, pero en esta ocasn
supongo que para confortarme.
-Ven, h|o mo. A m me suced gua a prmera vez... No envdo as
duras pruebas a que debes someterte en tu |uventud.
La e|ecucn de Marduknasr fue como un prembuo en e con|unto de
aquea campaa anua porque e rey no demostrara msercorda con
nade que tratase de resstrsee. Incendamos puebos, saqueamos
cudades y examos a os supervventes tras haber empaado a sus
notabes en puntagudas estacas.
Los eamtas soamente cruzaron una vez a ora occdenta de Tgrs
para acudr en defensa de sus adeas. Mderon sus fuerzas contra
nosotros en un ugar amado Lagash, en cuyas proxmdades recuerdo
que se encontraba un ago en e que Asarhadn y yo estuvmos nadando
a vspera de a bataa, a cua fue terrbe, aunque no tanto como Khaue.
Tras esta ncursn, que os anaes cafcan |ustamente de vctora de
gran Sennaquerb, Kudur-Nahhunte se retr a as montaas de su pas,
donde poco despus encontr a muerte a manos de sus sbdtos.
Transcurrran muchos aos antes de que Eam, debtada y
desmorazada, se aventurase nuevamente a promover dsturbos entre
sus vecnos.
Pero a sema de a reben haba germnado entre as gentes de
negras cabezas y a guerra que emprendmos para acabar con eos fue
dura y bruta. No consst en bataas campaes, sno en asedos contra
cudades fortfcadas, un tpo de guerra para e que os sodados de Assur
estn ms dotados que os de cuaquer otra nacn, pero era un crue
sstema de obgar a someterse a pas y procurbamos auto|ustfcarnos,
esforzndonos por creer que aqua sera a tma vez que
necestaramos ser tan cruees.
!#&
Nchoas Gud
E Asro
Sn embargo no tratbamos de excuparnos, tan so desebamos sar
vctorosos y regresar a nuestros hogares. Las campaas proongadas
agostan toda pedad en os corazones humanos y egamos a odar a as
gentes de sur, tanto por o que nos hacan sufrr como por os
sufrmentos que nos obgaban a nfgros. E carncero acaba odando a
sus vctmas y a guerra nos haba convertdo en carnceros.
Y en aquea campaa aprend Asarhadn as artes propas de os
guerreros. Era un magnfco captn de cabaera, vaeroso, magnatvo y
tenaz. Tan obstnado en a ucha que sus hombres acabaron apodndoo
el Pollino, pero que, amentabemente, |ams aprend a dstngur os
mtes de o que deba consegurse por a fuerza. Nunca comprend que
s e conqustado no se reconca con su derrota, a vctora es vana. No
supo ser nada ms que un guerrero, ncapacdad que con e tempo e pas
de Assur pagara con creces.
E seor Sennaquerb o advrt rpdamente y se ndspuso haca m
hermano de ta modo que |ams eg a concedere su afecto, ta como
haba presentdo Snahusur, que era un hombre ntegente.
Aun as Sennaquerb comprenda cues eran sus deberes y que no
poda gnorar a exstenca de su rea h|o. As fue cmo me hzo ocupar
prmero un puesto en su conse|o mtar y me ncorpor posterormente a
crcuo de sus conse|eros prvados que e ayudaban a gobernar e mundo
desde a tenda de campamento nstaado en as zonas pantanosas de
ba|o Eufrates. Y tambn eev a Asarhadn..., pero otorgndoe sempre
una dgndad dos o tres escaafones nferores a m. De ese modo me
convert en conse|ero y emsaro rea, que en nombre de m amo
negocaba con prncpes soberanos en cadad de gua, y Asarhadn se
convrt... En qu se convrt? Ou e permteron egar a ser? Tan so
un sodado cuya voz escuchaban ncamente sus tropas.
-Cuando vayas a paramentar con os notabes de Urnma -me d|o e
rey-, vate a Pollino contgo.
Y sonrea a pronuncar aque nombre, aunque no creo que o
consderase un haago.
-Ta vez vendo cmo se comportan os cabaeros podamos sacar ms
partdo de y eevare de su condcn de paafrenero.
Le escuch en senco, pues no era nade para ndcar a rey que
|uzgaba equvocadamente a su h|o, y acud en busca de Asarhadn.
Le preocupaba a m hermano verse de ta modo desarado? De ser as
no o demostraba, n squera pareca advertro. Pero no creo que fuese
tan obtuso como para no resentrse de hrente despreco que e
manfestaba e monarca.
Se senta nsatsfecho? Acaso no habamos ogrado convertr en
readad nuestros sueos nfantes transformndonos en unos terrbes
guerreros, frreos puos que apastaran a os enemgos de Assur? S, en
eso nos habamos convertdo y nos queramos como en os ve|os tempos,
compartendo a msma confanza que nos haba undo cuando ramos
nos.
Pero Asarhadn no hubera sdo humano s no se hubese resentdo a
verme de ta modo preferdo, y yo no poda hacer nada para enmendar
aquea stuacn.
!#'
Nchoas Gud
E Asro
De modo que fu a recogere y ambos nos dspusmos a confundr a os
notabes de Umma para mayor gora de Assur.
Asarhadn resutaba muy t en aque tpo de negocacones. Aunque
smpemente se mantuvera en senco, atemorzaba a os hombres
sencos. Yo haba comprenddo haca ya mucho tempo que os nobes de
as cudades de sur no eran ms que cabreros pucramente vestdos. De
modo que mentras que urda m tapz de amenazas y promesas
descrbndoes cuan msercordoso poda ser m seor y a magntud de
su cera, Asarhadn permaneca detrs de m, sdo y sencoso como
un muro, e mpresonaba tanto a os notabes de Umma como ms propas
paabras.
-Eres como una serpente -deca-. Sbas como una vbora y se
mo|an os taparrabos de medo.
-S, pero so por a mpresn que t es produces y porque magnan
que vas a atenazares e cueo con esos dedazos. |ams se tom una
cudad a base de ntmdacones, hermano.
-Ta vez, pero s aguna vez fuese as, seras t quen o consegura.
Los notabes pderon que es concedsemos meda hora para deberar
sobre nuestras propuestas. Aguardamos tras os muros de a cudad hasta
que se abreron sus puertas y por eas aparec su prncpe, e soberano
cuya fama renaba en Umma desde haca cuatrocentos aos, cuberto
de harapos y con a cuerda que deba e|ecutare atada en e cueo.
En aquea poca se consum a destruccn de muchas cudades, cuyos
muros fueron derrbados, arrasados sus paacos y as mu|eres e h|os de
sus reyes entregados a a hoguera. A nuestro paso sembrbamos e
hambre y a destruccn, porque era deseo de Sennaquerb que todos e
reconoceran como nco seor en as terras que se extendan entre os
ros. Ta era su vountad y por se expresaba a voz de dos, por o que
todos debamos obedecere.
Y sn embargo respet Umma, perdon a su prncpe, que se hum a
sus pes, y e resttuy vda y honores. Mas no fue por caprchoso mpuso
sno porque e rey saba que no debe arrastrarse a os hombres a a
desesperacn.
-Debera habero ahorcado -grua Asarhadn cuando nos
encontramos en e banquete ceebrado por e prncpe en honor de
conqustador de Umma-. Debera habero de|ado cogando de os muros
de a cudad hasta que a cuerda se hubese podrdo... Por os sesenta
grandes doses, e vno que nos srve este trador es una autntca
bazofa!
-Ests de ma humor porque hace dos meses que no te acuestas con
una mu|er, pero tranquzate... Ya he cudado de que no te escatmen tus
autntcos derechos de saqueo. E prncpe estaba tan aterrorzado a
verse a borde de a muerte que se dspone a obsequarnos con rcos
presentes. He habado con su chamben y te entregar a dos hermanas
de su propo harn, unas egpcas muy expertas.
-No, no es eso o que me pone de ma humor... Dces que son
egpcas? No sern acaso gemeas?
!#(
Nchoas Gud
E Asro
-No, no o son. Se evan un ao. Entonces qu es o que te rrta,
hermano? Probabemente Asarhadn el Pollino se ha cansado de ver arder
as cudades como a umbre de as cocnas.
-S..., no. Cmo voy a saber o que me aburre? La seora Tashmetum-
sharrat ha muerto, por o vsto apenada por a muerte de su h|o, que a
parecer ncamente ha representado una prdda para ea. Lo sabas?
Apenas hace una hora me he enterado por una carta de m madre.
-No, no o saba.
Drg una mrada a a cabecera de a mesa presdda por e rey, que
estaba contando un chste. Todos cuantos e rodeaban rean
rudosamente, aunque an no haba concudo, y e rey tambn rea
con eos, nterrumpndose para compartr su |ogoro. No pareca un
hombre que hubese perddo a su esposa, aunque quz an no se hubese
enterado.
Sn embargo cmo no ba a sabero? Record a aquea dama de
mrada ausente que se sentaba en un dvn mentras sus srventas a
abancaban como una muerta en vda. S, desde uego, cmo no ba a
morr de pena, pobre y ovdada cratura? Y por qu ba a preocuparse e
rey por su prdda?
-Ou es o que no sabas..., que a seora Tashmetum-sharrat ha
muerto o que m madre saba escrbr? -prosgu Asarhadn dndome
un codazo en as costas para que pudese aprecar su agudeza-. Ha
ordenado a un escrba que o hcese: ahora puede permtrse taes cosas.
-S, naturamente. Porque ahora ser...
-La prmera dama de paaco. Te asombra que me senta abrumado?
E rey deba haber castgado a ese trador... F|ate con qu afectacn
sonre. Has dcho que son hermanas, pero no gemeas?
-No, no son gemeas.
-Pero por o menos sern bru|as! Son expertas en ngromanca?
Conoce aguna de eas ago de maga?
-Ouz no de a que t deseas.
-S son egpcas sern magas. Todas as egpcas son magas: sus
propas madres es transmten taes conocmentos.
-Entonces ta vez una de eas o sea..., quz as dos.
-Assur es bondadoso con os hombres humdes!
No regres a Nnve hasta e mes de Ab, cuando e so de seor de
Assur reseca a terra, hasta que su superfce se endurece como os
adros. E rey de Babona no sa a a paestra a enfrentarse con
nosotros en toda a temporada, sno que mantuvo su e|rcto atrncherado
tras os muros de a cudad humando cruemente a Sennaquerb. Nade
puede atrburse e domno de Sumer hasta que sus sodados domnan as
caes de Babona, y m rea padre saba que todas sus vctoras, todos os
trbutos que haban ngresado en as arcas reaes, todas as sumsones
recbdas de soberanos de menor mportanca, nada sgnfcaran s no
poda regresar a su reno habendo nstaado en e trono de Babona a
aguno de sus fees servdores. Arda en mpacenca de que egasen
!#)
Nchoas Gud
E Asro
cuanto antes as nuevas compaas que formbamos en e norte para
emprender e asato defntvo. Por eo me env a Nnve, para cudar de
que se cumpese su vountad.
Acompaado de una escota persona de doce hombres cabagamos
durante as horas de da sn descanso. A concur a octava |ornada ya se
dstnguan os muros de a cudad. Aquea msma noche atraves a
puerta unformado como un vugar sodado para que m retorno no dera
pbuo a fasos rumores, pues una gran metrpo es como una mu|er que
da crdto a cuaquer comda mantenconada que ega a sus odos.
Pero s abrgaba aguna esperanza de mantener en secreto m egada a
odos de m srvente Kefaos, estaba muy equvocado. A amanecer e
encontr a a puerta de cuarte de os ofcaes aguardndome y se
mostr tan rpdo en rendrme acatamento que tropec con y estuve a
punto de caerme.
-Seor, que os doses te concedan m vdas! -excam mentras e
ayudaba a evantarse. Cada vez que e vea me pareca ms grueso: en
aqueos momentos apenas poda con -. Debes perdonarme, pero hasta
hace una hora no he tendo notcas de tu venda.
-No magno cmo has egado a sabero squera consderando o
mucho que me he preocupado para evtar que nade se enterase. S e
servco de espona|e rea fuese tan bueno como e tuyo, extendera su
domno hasta as terras de aende e ro Amargo.
Mentras atravesbamos as caes de a cudad advert que a gente se
apartaba para cedernos paso. Aqua era una nueva experenca...
Cas todos parecan saber qun era yo, porque e unforme azu que
uca de rab abru no hubera susctado tanto respeto. Kefaos smuaba no
darse cuenta, pero observ cuan ergudo pasaba entre a muttud, con a
dgndad de un gran prncpe. Reconocer ta cosa abertamente hubera
sdo nconsecuente con a gravedad de su porte.
-Lo ves, seor? -d|o por fn entre dentes-. Hasta os perros de
Nnve conocen a su futuro rey.
-Y, ovdando tu atrevmento a darme ese ttuo, a qu se debe que
os perros de Nnve reconozcan como marsarru a este humde sodado?
-Porque es ben sabdo que e mdco Kefaos es e escavo de gran
Tgath Assur, a quen Ishtar, dosa de as bataas, favorece como s fuese
su propo h|o.
-Y, como es natura, todos os perros de Nnve reconocen a mdco
Kefaos en cuanto e ven.
- Desde uego!
Desde uego! Pens que probabemente en aqueos momentos a
mayora de eos e debera dnero.
Haba sdo muy oportuno que no me hubese desayunado aquea
maana porque Kefaos me haba preparado una espece de banquete en
su casa, contgua a a puerta de Adad. A haba pan, cerveza, vno, queso
y frutas de tan dversas especes que agunas de eas me eran totamente
desconocdas, y en cuanto a as srventas observ que eran todas
mu|eres muy |venes y que se expresaban entre eas en un engua|e que
no dentfqu.
!$*
Nchoas Gud
E Asro
-Son uqukad -murmur Kefaos, seandoas con a mrada-. E
mercado de escavas no es muy propco para as craturas, por o que me
he reservado doce o qunce para m propo servco a modo de
especuacn... Naturamente he efectuado una oportuna reduccn de su
vaor en ms cuentas, puesto que tendr que manteneras, pero podrs
comprobar, seor, que ms hurtos no rebasan os mtes de a decenca.
Dentro de pocos aos, cuando sus encantos sean ms evdentes,
acanzarn un buen preco.
Sonr como esperando que e fectase por su sagacdad.
-Y dnde tenes a a hermosa Fna, duce como un hgo?
-Oh, no me habes de ea, seor! Precsamente en estos momentos
se encuentra arrba, en m echo, roncando como una marmota. Este ao
no he consegudo que traba|e un da decentemente desde que se obstna
en creer que no puedo vvr sn sus abrazos..., y no es as, pues puedo
prescndr perfectamente de eos a mayor parte de tempo. sa es en
parte a razn de que haya enado a casa con tan rsueas craturas,
confando que reacconara ante seme|ante competenca, pero todo ha
sdo en vano. Aunque fortutamente, rego seor, has escogdo e camno
ms acertado..., porque me consta que eres demasado |oven e nexperto
para haber acanzado tanta sabdura. Eegr a dura vda mtar, en
constante compaa con hombres, es a nca va posbe para aque que
desea dsfrutar de tranqudad esprtua.
Me ech a rer dvertdo magnando a tranqudad esprtua de m
escavo entre una muttud de maoentes sodados en un campamento
mtar, con sus conmovedoras que|as como vctma de as mu|eres...,
porque me constaba que Kefaos |ams sera vctma de nade durante
mucho tempo.
-Sn embargo, ambos hemos sado muy benefcados con tu botn,
seor. S no fueses un prncpe, desde ahora podras consderarte en
condcones de vvr como ta. En cuanto a m, s sgo esforzndome es
porque me preocupa tu benestar y desde uego por esa avarca
nsacabe que es gora y castgo de cuaquer autntco grego... Sn duda
t te ves menos abrumado porque as presones maternas son sempre
menos acucantes. He dfunddo e buo de que has yacdo con todas esas
mu|eres que, como es natura, se han sentdo demasado orguosas para
negaro, y es ta a credudad de os asros que han dado por certos esos
rumores. F|ate, ms de cen mu|eres! Estn ocos! De resutas de eo
as pu|as fueron muy anmadas porque hasta a tmo desdchado e
gusta creer que dsfruta de as sobras de a monarqua. Gozas de gran
popuardad en a cudad, seor, y como te encontrabas ausente cuando
mur Arad Nn, no exste a menor sospecha sobre t respecto a as
causas que motvaron su desaparcn..:
Era a prmera vez que egaba a ms odos agn ndco sobre os
rumores que crcuaban acerca de envenenamento de marsarru. A
parecer, cuando sus mdcos ntentaron mover e cadver, brot de su
boca y narces un denso y negro fudo y segudamente obgaron a ngerr
unas gotas de msmo a un perro, o que provoc su muerte a cabo de
pocas horas.
!$!
Nchoas Gud
E Asro
Como es natura, no se haban aberto nvestgacones. E asesnato de
un prncpe es asunto prvado de rey: n squera es prudente admtr
pbcamente que seme|ante cosa haya poddo ocurrr, por o que nade
haba comparecdo ante a |ustca. S e seor Sennaquerb abrgaba
agunas sospechas se as reservaba para s y tomara as meddas que
consderase necesaras en e momento y de modo que consderase
adecuado.
Me sorprend que desde m regreso de Nnve, mentras estuvmos
|untos, m rea padre no audese en nngn momento a a muerte de su
h|o, n squera de pasada. Era como s Arad Nn, a quen os doses no
haban protegdo, |ams hubese exstdo.
Regres a a Casa de a Guerra con e esprtu ensombrecdo,
parecndome como s a m arededor se estuvese te|endo una tearaa,
sut pero muy consstente.
A qun se e haba aberto e camno de trono, a Asarhadn o a m?
Durante os tmos aos haban desaparecdo muchos prncpes y, a
parecer, en aqueos momentos aguen estaba usurpando as funcones
de a seora Ereshkga.
Durante varos das estuve muy ocupado preparando e nuevo e|rcto
de rey, o que me resut muy convenente porque no me qued tempo
para entregarme a ms pensamentos. So en una ocasn me permt e
u|o de pasar un da y una noche en Los tres eones para vstar a m
madre, a cuyos odos, naturamente, no haba egado nnguna notca y
estaba gnorante de todo cuanto suceda. Por consguente se senta tan
contenta como puede estaro una madre cuyo nco h|o combate en una
gran guerra. Fueron unas horas en compaa de a nca mu|er que
conoca que no estaba ntrgando. Cuando a omos de m cabao
emprend e regreso a Nnve, senta como s me dspusera a cometer
ago deshonesto.
Y as fue cmo acud a vstar a Asharhamat en e paaco rea, a aquea
que haba prenddo tan fuertemente m corazn en sus redes que |ams
podra berarme de eas.
Pero aque da no sera su nco vstante. Cuando entr en su |ardn a
encontr sentada |unto a a fuente acompaada de otra mu|er que vesta
una negra tnca recamada con hos de pata que a hacan respandecer
como un ceo estreado. Incuso e cha que cubra sus cabeos estaba
rbeteado de pata. A orme egar vov a cabeza y me sonr como s
me estuvera esperando y a punto reconoc en ea a a seora Naqua.
Haca muchos aos que no a vea, desde os tempos de m nfanca, en
que me pareca tan tembe como un escorpn. Ya no era |oven, pero a
ms o|os ms |oven que a augusta beeza que haba gobernado e
gneceo como a antgua Semrams y tambn ms menuda, aunque
acaso me engaase m memora. Estaba sentada |unto a Asharhamat, a
parecer tan undas como madre e h|a. Poda sonrer y sonrea y, pese a
que me constaba que estbamos destnados a ser enemgos hasta a
muerte, me puse a mano sobre e corazn y me ncn ante ea.
!$"
Nchoas Gud
E Asro
-Has crecdo, Tgath... An puedo darte ese nombre, augusto
prncpe? -Le chspearon burones os o|os un nstante y sn esperar
respuesta aad-: Y sn embargo, aunque tu gora se extende por a
terra, creo que te segura reconocendo en cuaquer ugar. Cmo se
encuentra tu madre?
-Ben, seora. Es muy fez. Confo que t tambn o seas.
-S..., estoy ben.
E tempo se haba mostrado cemente con Naqua, que an segua
sendo consderada en a cudad como una hermosa mu|er... En readad,
puesto que acababa de abandonar su recusn en e gneceo, su recn
descuberta beeza sorprenda a muchos como una reveacn.
Sn embargo era una beeza que produca una espece de escaofro.
Resutaba mposbe de|ar de advertr que aquea mu|er careca de
escrpuos y que era ncapaz de expermentar nngn afecto y se ntua
que tan so se de|ara guar por os cacuadores dctados de su cerebro.
No me costaba comprender que, segn decan, m padre hubese dado
cnco taentos de pata a un tabernero de Borsppa para poder evarse a
su echo a aquea escava sava|e de negros o|os. Pero me pareca dgno
de compasn s haba egado a amara.
-Puedes darme aguna notca de m h|o, Tgath? -nqur
sonrndome de nuevo, como s reconocese una debdad vergonzosa-.
Hace varas semanas que e escrb, pero, como es natura, sgo sn
respuesta. Sn duda comprenders que una madre sempre tema o peor.
-Lo nco que e aque|a es e aburrmento, seora. En esta campaa
uchamos a base de asedos, o que sgnfca que Asarhadn, en su cadad
de ofca de cabaera, eva una exstenca muy sombra. Le mpacenta
permanecer nactvo y est deseando tener oportundades para
sorprendernos con su herosmo -e respond con sncera sonrsa.
No senta tanto odo haca aquea mu|er como para hacera sufrr
nnecesaramente por su h|o, que era m me|or amgo.
-Has tranquzado m esprtu y ste es e me|or obsequo que podas
otorgarme. -Se evant y me do a mano, que cog nstntvamente-. En
recompensa te de|ar a soas con esta dama cuya compaa me consta
que preferes a todas as goras y rquezas de mundo. Ads, Tgath
Assur, preferdo de os doses.
Y a cabo de unos nstantes, cuando aquea negra sombra pas entre
nosotros, me vov haca Asharhamat, que me mraba con una expresn
tan sombra como a propa muerte.
-Desde que es a prmera dama de paaco suee venr por aqu: a
parecer ya me contempa como su futura nuera.
Pens que pasara gustoso m vda mrndome en sus o|os, en os que
podra perderme hasta sentrme vaco, hasta que ya no tuvese otro deseo
que convertrme en una pequea parte de ea. Sus o|os se expresaban en
un engua|e que ncamente comprenda m propo corazn y, sn
embargo, parecan no decr nada, con un senco que nada reveaba, pero
que sugera a exstenca de secretos que |ams egara a sospechar.
Ou has hecho? -en m cerebro me pareca or aquea pregunta
mpcta y no formuada-. Asharhamat, a quen amo ms que a m vda,
!$#
Nchoas Gud
E Asro
con una pasn sorda a a propa voz de dos...! Ou has hecho... o acaso
a qu has acceddo?
-No recuerdo haberte preguntado por qu se encontraba aqu a
seora Naqua, Asharhamat.
La |oven se arro| en ms brazos y nuestras bocas se funderon con
avdez y ternura, desechando cuaquer duda que pudera turbar m
mente. Lo reegu todo a ovdo cuando sent su cuerpo contra e mo. Lo
ovd... o de| de preocuparme. Soamente saba que deba aceptar su
amor en as condcones que ea decdese ofrecrmeo.
S en eo exsta agn pecado, decd asumro en aque momento a
gua que aceptaba e amor de Asharhamat.
-Me sgues amando? -susurr atrayndome haca ea, de modo que
percb su cdo aento |unto a m ore|a-. Te he perddo para sempre,
Tgath Assur, favorto de os grandes doses o, aunque en pequea
medda, sgues recordando e nombre de Asharhamat?
No necestaba or m respuesta... En readad ya a conoca. Mentras
permanecamos sentados |unto a borde de a fuente y recorra su cuerpo
con ms manos, a sangre ata en ms senes como os tambores de guerra
de os eamtas y haba ovdado todo razonamento sobre prudenca y
honor. So me mportaba ea, e perfume de sus cabeos, a curva de sus
senos ba|o ms dedos, su engecta que se ntroduca entre ms abos
como un cobr en a coroa de una for. Tan so me mportaba aque
nstante en que amas y cuerpos se unfcaban.
Y, de pronto, ea me rechaz bruscamente.
-He estado pensando -d|o-. Estoy obsesonada. No puedo pensar en
otra cosa.
-S... Tambn yo... Por as noches recuerdo tu duce cuerpo...
E deseo ahogaba ms paabras. Intent besare e cueo, pero
comprob que haba de|ado de pertenecerme. Estaba totamente absorta
en sus pensamentos.
-Penso acudr a tempo de Ishtar, donde t me estars esperando con
tu moneda sagrada de pata.
Tard varos segundos en comprender e sgnfcado de sus paabras. Su
rostro tena una expresn reconcentrada. Pareca taado en bronce: en
aque momento me parec rreconocbe. Era reamente Asharhamat?
Ou ser era aque que yo haba egado a amar con pasn tan
ncontroabe? Lo gnoraba.
-Es un deber que deben cumpr todas as mu|eres, desde a ms
humde a a ms egrega. Por qu no has de ser t quen rompas e seo
de m vrgndad, Tgath Assur, a quen amo ms que a os doses y a
propo rey? T, que e suceders en e trono? Por qu no has de ser t?
-Porque est prohbdo. La dosa Ishtar exge que sea un desconocdo
quen...
-Ishtar es tambn dosa de as bataas y t eres su predecto... Por
qu no ba a perdonar...?
-Nunca perdonara seme|ante cosa.
-S, o perdonar. Perdonar esto y todo o dems.
!$$
Nchoas Gud
E Asro
No me atrev a proongar m estanca en Nnve. Cuando e nuevo
e|rcto de rey apenas se haba sacuddo e povo en a paza de armas,
orden que se dspuseran a partr a rayar e aba. Atrs quedaba e amor
y a pasn y me dspona a enfrentarme a una pegrosa empresa, pero
hua de Nnve como de a propa muerte.
A os tres das de marcha se present ante m un emsaro que me
transmt rdenes de que nos ncorporsemos a grueso de e|rcto que
se haba nstaado ante as muraas de Babona.
Babona! De modo que haba egado e momento! Nuestros sodados
haban acampado frente a os muros de a cudad ms grande de mundo.
-Nos nstaaremos aqu y aguardaremos a que mueran de hambre -
me d|o e rey-. Les nterceptaremos os sumnstros de vveres y
ncamente dspondrn de agua fangosa para beber. sta es a cudad
que vend a m h|o a os eamtas, Tgath! No me mporta o que
tengamos que esperar. Babona tene una gran deuda conmgo, y por
os grandes doses que me a cobrar!
Babona, cudad de Marduk, cuyos muros tenan setenta codos de
atura y estaban revestdos de adros refractaros y cuyas puertas eran
a marava de unverso. Y nosotros a humaramos y a anquaramos
sn mportarnos e tempo que fuese necesaro. Un mes sucedera a otro y
as estacones de as nundacones egaran y pasaran. E rey nuestro
seor haba tomado a frme decsn de conqustar a cudad y vengar a
su prmognto.
As fue cmo e e|rcto que yo haba conducdo desde Nnve se
dspuso a aguardar e favor de os doses.
!$%
Nchoas Gud
E Asro
#!
Durante qunce meses os e|rctos de Sennaquerb mantuveron seada
a cudad de Babona como s fuese una |arra de vno en agraz. F|amos
nuestro campamento en as anuras que rodeaban sus ntermnabes
muraas, excavamos canaes para convertr en un smpe reguero
enfangado e poderoso Eufrates, que atravesaba a cudad, es
arrebatamos sus cosechas y dmos muerte a su ganado. Babona se
|actaba de que hasta os perros eran bres en ea, pero eg a sentrse
tan asfxada que no poda resprar.
Los babonos se veron obgados a comerse a sus perros y a
amentarse ncuso con as herbas que crecan entre os adoqunes. Y
mentras a cudad mora, nosotros aguardbamos como butres
mantenendo nuestro estrecho cerco.
Durante aqueos qunce meses Asarhadn y yo no abandonamos n un
nstante e campamento. E rey regres a Nnve a pasar e nverno... Era
poco o que poda hacerse para canazar e vaor de os sodados rasos,
savo agn que otro accdenta y rpdo ataque contra as cudades que
puderan subevarse en apoyo de Babona. Pero en su mayora, durante
todos aqueos meses, os cadeos permaneceron en sus pantanos, os
eamtas en sus montaas y os notabes de Sumer se mantuveron
resguardados en sus hogares a a expectatva de una posbe cada de a
rena de as cudades. Todos aguardbamos: e e|rcto y e mundo entero.
Y Asarhadn y yo seguamos en e sur.
Sn embargo no estbamos ocosos. E asedo de una gran cudad es
una empresa que requere extraordnara pacenca, pues os stadores no
deben mtarse a esperar dentro de sus tendas. Los sodados de Assur,
expertos en ese tpo de estratega, nos despo|amos de nuestras tncas y
cubertos con smpes taparrabos cavamos a terra penosamente.
Babona es una cudad an mayor que Nnve. Un hombre necestara
dar muchos pasos para poder rodear su contorno entre medoda y a
puesta de so, y sus muraas, que se evantan sobre as anuras como a
adera de una montaa, se rodean de un foso tan ampo como un ro. E
foso no nos preocupaba: bastaba con desvar sus aguas. Excavamos un
cana para desecaro, pero egamos a odar sus muraas. Me consta,
puesto que me he apostado sobre os muros de Babona, que os va|eros
no menten cuando dcen que en su parte superor podran correr dos
carros uno |unto a otro. Y en cuanto a sus puertas eran otras tantas
trampas para os ncautos, en as que podan acorraar a os sodados
enemgos por e smpe procedmento de acconar un puente evadzo y
extermnaros con os arqueros que sobre estaban apostados.
Pero una pared no es ms que una hera de adobes sobre otros, n ms
frme que e terreno sobre e que se asenta. Cavamos tnees
subterrneos desde un punto bastante apartado para mantenernos e|os
!$&
Nchoas Gud
E Asro
de acance de as fechas babonas y o socavamos de modo que en
cuaquer momento pudsemos despomar una mportante seccn,
aunque aqua fue abor de muchos meses.
No obstante, mucho antes de que derrbsemos sus muraas, Babona
haba comenzado a extngurse. A fnes de nverno, pese a estabecer e
ms rguroso raconamento, no puderon evtar os rgores de hambre. E
Eufrates arrastraba a os cadveres y nos bastaba con acercarnos a sus
oras, |unto a a cudad, y contar os cuerpos que arrastraba para saber
cuntos babonos haban muerto de hambre cada da. Y cuando
desvamos e curso de gran ro, de modo que so fua ba|o sus muros un
reguero nauseabundo, se decar a peste en a cudad y as vctmas de
hambre y as enfermedades superaron e nmero de aqueos que
sucumberon en e asato defntvo.
Y todo eo se deb a a cobarda y soberba de un hombre. Porque e
soberano Sennaquerb hubera aceptado a rendcn de a cudad, pero su
rey Mushezb Marduk, que deba e trono a os eamtas, saba que todo e
peso de a ra de monarca caera sobre y, por consguente, resst
cuanto e fue posbe sn consderar os sufrmentos que mpona a sus
sbdtos, procurando que sus tropas no carecesen de vno y cerveza
mentras aguardaba en vano que os hombres de Assur se retrasen. A
fna no ogr savarse a s msmo, a sus sodados n a su puebo, n
squera os muros de sus casas. Todos pereceron ba|o os o|os de os
doses.
Esperando que egase e da en que todo concura, os e|rctos de
Assur traba|bamos pacentemente como hormgas. Durante qunce
meses mantuvmos una morta espera.
Aquea poca fue dursma para Asarhadn porque a monotona de
asedo pesaba sobre como una osa. M hermano se haba adaptado a a
exstenca mtar, pero haba nacdo para a accn y aquea nactvdad e
rrtaba profundamente. Lentamente, tan entamente que so quen e
hubese conocdo en su nfanca o hubera advertdo, perd a confanza
en s msmo. Como se vea obgado a permanecer sentado y a medtar, a
fna ya no saba qu pensar. Se reconcoma y su mente, sempre
obsesonada por presagos y por as poderosas fuerzas nvsbes, se vea
acosada por sombros pensamentos.
-Marduk es un dos poderoso -murmuraba por o genera tan so
cuando estaba bebdo, aunque en aqueas fechas beba con frecuenca-.
Se vengar de nosotros s destrumos su cudad.
-Acaso a haya abandonado, porque todo sucede segn a vountad
dvna.
-No... Babona es un ugar sagrado. F|ate en o que te dgo: cuaquer
da de|ar caer su cera sobre nosotros.
-Cumpmos a vountad de Assur. Somos su puebo, no tenemos nada
que temer de Marduk, que so es venerado en Babona.
Frunc as espesas ce|as y f| en m una torva mrada como s e
hubese nsutado.
-Marduk es rey de doses..., todos o dcen.
-So aqu, hermano.
!$'
Nchoas Gud
E Asro
-Son ben conocdas as hstoras sobre e poder y a grandeza de
Marduk. Acaso no as oste en tu nfanca? Ah, naturamente, haba
ovdado que tu madre es |ona!
La suya, naturamente, era Naqua, una mu|er de sur que e rey compr
a su dueo en Borsppa, pero que so os doses saban dnde haba
nacdo. De qu dsparates habra enado a cabeza a su h|o?
Posbemente n squera o saba.
Pasaba das enteros en su tenda, habando ncamente con sus
concubnas egpcas, as cuaes, aprovechndose de su debdad, ograron
convencere de que podan convocar a os muertos, dspersar a os maos
esprtus, descfrar e futuro de un hombre en sus excrementos y otras
muchas nsensateces. Asarhadn es demostraba tanto respeto que cas
nunca es pegaba y no permta que sus amgos yaceran con eas. Yo
haba sentdo en muchas ocasones e deseo de rebanares e pescuezo
porque producan grandes per|ucos a m hermano confundndoe de ta
modo.
Pero como crea que a meancoa superstcosa de Asarhadn se deba
ms que nada a a fata de e|ercco, cuando e coga aque arrebato me
presentaba en a tenda de rey Sennaquerb y consegua que fuese
envado en una expedcn de castgo contra aguna cudad que haba
ovdado e peso de a mano de Assur, de donde regresaba cuatro o cnco
das despus con un saco atestado de cabezas ensangrentadas,
acompaado de asnos cargados de tesoros y con os bueyes necesaros
para amentar a e|rcto durante un mes, entre rsas y bromas y
narrando ancdotas sobre sus proezas, a as que nade daba crdto. Sn
embargo, poco despus vova a caer en aque profundo abatmento..., a
menos durante agn tempo.
Ms pensamentos no eran menos sombros. No me acucaban os
temores, mas a espera me atacaba os nervos. Sobre os muros de
Babona ncamente se dstngua a cumbre de gran zgurat, que por as
noches, mentras os sacerdotes reazaban sacrfcos a dvno patrn de
a cudad, estaba constantemente umnado de antorchas. La gente mora
de hambre, tanto os prsoneros de Mushezb Marduk como os nuestros,
y haban asumdo a pedad desesperada de aqueos que so haan a
savacn en e poder de su gran dos.
Kefaos me escrba desde Nnve y en sus cartas, redactadas en un
engua|e que pocos podan nterpretar en as terras exstentes entre os
ros, se atreva a habarme de desconcerto que renaba en a cudad. La
opnn genera estaba dvdda y eran muchos os que concdan con
Asarhadn en que deba respetarse a cudad amparndose en dversos
razonamentos. Por una parte teman a venganza de Marduk y, por otra,
sentan una vncuacn sentmenta haca Babona como madre de su
cutura y conocmentos. Agunos egaban a decr que Sennaquerb haba
perddo e |uco por e door que senta ante a muerte de su prmognto
y que estaba desperdcando ntmente sangre y tesoros en su cega e
nsensata ra. Es una sea pegrosa que se eguen a decr taes cosas de
rey de Assur. Kefaos, que no era nngn neco, escrba sus cartas en
pergamnos que depostaba cudadosamente pegados en e fondo de as
!$(
Nchoas Gud
E Asro
ca|as de medcnas y sumnstros que me envaba y que yo sempre
destrua en e fuego.
Tambn me hababa de m madre, que e haba peddo que vstase
reguarmente y de quen me transmta breves mensa|es. Pero |ams
menconaba a Asharhamat.
Asharhamat! Cuan grabado est su nombre en m cerebro! La vea en
sueos y, aunque a veces estaba semenoquecdo por e deseo, me
mantena fe a |uramento que e haba hecho y no buscaba pacer en
otras mu|eres.
Pensaba que quz egara a convertrme en marsarru. No senta nngn
deseo de suceder a m padre en e trono, pero s fuese su heredero podra
casarme con ea. S yo no o era, nombraran a Asarhadn, a quen ea no
e mportaba y que a tratara como a as rameras de as tabernas,
smpemente porque no poda magnar otro modo de tratar a una mu|er.
Asarhadn cumpra con su deber y engendrara h|os en ea y yo egara
a odare. Y no deseaba que ocurrese seme|ante cosa... Tan so anheaba
que Asharhamat fuese m esposa y vvr en paz con ea. Aqueas deas
ocupaban ms pensamentos mentras que un e|rcto de ochenta m
hombres aguardaba a que se desmoronasen os muros de Babona.
Y cuando no pensaba en renar, n en Asharhamat n en su hermoso
cuerpo, practcaba as artes de aprovsonamento, porque m padre, en
su nmensa sabdura, haba decddo pagar a os campesnos de os
contornos e grano y e ganado que necestbamos para nuestra
subsstenca en ugar de arrebatrseo.
-Por qu hemos de ndsponer contra nosotros a todo e pas de
Sumer? -razonaba-. Los campesnos han perddo a mayor parte de su
mercado desde que hemos sometdo a Babona a nuestro cerco
condenndoa a morr de hambre. Un e|rcto consume menos que toda
una cudad, y e oro con que pagamos nuestro pan se encuentra en os
tesoros de Mushezb Marduk... tan seguro como s ya fuese mo. La cudad
pagar, nosotros comeremos y a gente senca que traba|a a terra nos
bendecr.
Era una exceente potca. Y para cudar de que todo aqueo se evase
a cabo honestamente, e rey orden a su h|o Tgath Assur que negocase
con os |efes de as adeas os precos de a cebada, a cerveza, e pan, e
queso, a me, a manteca, os huevos..., una sta ntermnabe de
artcuos de prmera necesdad. No me compaca en absouto aque
encargo porque os hombres de Assur desprecan a os mercaderes. Por
aaddura, seme|ante tarea no era consderada por m n por otros
muchos apropada para un ofca de m poscn y categora, y cuando nos
reunamos en e comedor era ob|eto de buras.
-E rey ha obrado muy acertadamente a escogero -deca Arad Mak,
m hermano rea que se haba convertdo en un hombre y acababa de
regresar de una msn que e haban confado en e Lbano-. Los |onos
estn muy ben dotados para e comerco..., es ben sabdo que so
pensan en e dnero.
-No e hagas caso -responda Snqu Adad, un rab kisir de m msma
edad que se sentaba |unto a y no pareca dsfrutar de su compaa-.
Cuando ha bebdo demasado dce tonteras.
!$)
Nchoas Gud
E Asro
-Gracas, amgo mo, ya o s -repuse con una sonrsa, deseando que
concuyese aquea ncmoda escena.
Pero Arad Mak mov negatvamente a cabeza y se ech a rer.
-No -prosgu, rechazando cuaquer ob|ecn con un eve ademn
-. No, ya os dgo que e rey ha escogdo ben. Tgath podra sentarse en
cucas como sus antepasados sostenendo una bosa de scos de cobre
entre as rodas mentras regatea e preco de un producto.
-Como tu madre regateaba e preco de su trasero?
En esta ocasn haba ntervendo Asarhadn, que no perda ocasn de
atzar una antgua pendenca.
-Acaso no es certo que e rey de Hamath a encontr en a puerta de
una taberna buscando comerco para su madrguera? Aunque no creo que
haya otra parte de su cuerpo que pueda cautvar a un hombre, pues sus
pechos son verdes y e cuegan hasta a cntura. Vaya fama! Por o
menos e abueo de Tgath so venda sandaas.
|ams he vsto reacconar a nade con tanta rapdez como a Arad Mak
en aquea ocasn en que se evant necamente empuando su daga...,
y creo que s Snqu Adad y otros compaeros no e hubesen obgado a
sentarse, habra satado por encma de a mesa para acanzar a
Asarhadn. Como es gco, ste, que aguardaba a que egase aque
momento para atravesare e ventre con su espada, se snt muy
defraudado.
Y os tres fumos despeddos de comedor para zan|ar prvadamente
nuestros probemas personaes, mentras que nuestros compaeros
acababan de cenar tranquamente. Pero por entonces Arad Mak, que ya
haba refexonado detendamente, decn m forma nvtacn de
enfrentarnos en morta combate y se retr a su tenda mascuando
mprecacones.
-No tenas que pedre permso: debas haber desenfundado tu arma y
mataro -me reproch Asarhadn cuando regresbamos a su tenda,
donde por o menos dsponamos de pan y vno-. Y nade te hubese
censurado por eo... Es ben sabdo que Arad Mak merece
cumpdamente que e corten a cabeza y os dueos comportan muchos
resgos.
-Ta vez deberamos envare a Lea para que e hcese compaa... Ea
nos hara e favor de comrseo vvo.
- |a, |a, |a! S, desde uego, s que o hara -excam Asarhadn,
dndome una pamada en a espada capaz de romperme una costa-.
Por os sesenta grandes doses, e de|ara ms arrugado que una moma
egpca! |a, |a, |a! Sn embargo creo que cuando seas rey deberas
ordenar que cortasen e cueo a ese perro desvergonzado. Un hombre
prudente debe tomar precaucones.
-Ta vez cuando sea rey te regaar a su madre para tu coeccn y
Arad Mak nos har e favor de morrse de bochorno.
Y Asarhadn vov a corear con sonoras carca|adas ms comentaros.
Pese a todo yo segua en cucas con a bosa de scos de cobre entre
as pernas. Ms no me que|aba de eo porque comprenda o que para os
dems an no resutaba evdente: que e seor Sennaquerb haba
decddo que yo e sucedese en e trono, y me estaba preparando para
!%*
Nchoas Gud
E Asro
cuando egase aque momento. Un rey debe sabero todo sobre os
procedmentos de a guerra, no smpemente acerca de a conduccn de
os hombres sno ncuso e preco de a cebada y e peso dneo de as
mantas que os cabaos necestan en nverno.
De modo que saa reguarmente con unos cuantos carros y
acompaado de una escota de doce hombres y me drga haca cuaquer
puebecto annmo para negocar en nombre de soberano con adeanos
que probabemente |ams haban odo habar de Sennaquerb, seor de
Assur. En uno de esos va|es vov a concdr con aque que pareca
conocerme me|or que yo msmo.
Cabagbamos por a vasta pradera montona y unforme en a que as
nundacones de Eufrates haban dfunddo durante sgos su rqueza, y
seguamos a trayectora de gran ro. A unos dos beru de dstanca
apareca un pamera: o dstngu caramente, aunque sn duda no o
acanzaramos antes de una hora, como suee suceder en os pases de
sur. De todos modos consttua un punto de referenca, que magnaba
haber escogdo yo msmo, aunque no estaba muy seguro.
E hombre se haaba sentado en e tronco de un rbo que deba de
haber sdo arrancado durante a tma nundacn. Se cubra con a tnca
amara propa de os sacerdotes, descoorda y cas harapenta, y
evantaba haca e so su huesudo y asctco rostro en e que uca una
nexpresva sonrsa, aunque sn duda no deba de haber vsto nada que e
compacera... En readad sus cegos o|os nada podan dstngur.
Hce seas a ms hombres para que se mantuveran a certa dstanca y
me adeant haca , detenndome deante suyo sn decr paabra.
-E dos sgue aumbrndote con su uz sagrada, prncpe -prorrump
fnamente-. Has egado muy e|os.
-No ms e|os que t, maxxu -repuse con una sonrsa y un
encogmento de hombros, no sabendo a cenca certa s poda verme y s
egara a advertro y sn sorprenderme en absouto de que me hubese
reconocdo.
-S, ms e|os que yo, puesto que yo permanezco sempre en e msmo
sto mentras que e mundo se mueve. Y ahora te dspones a humar a
gran cudad efe Marduk.
-Acaso obro ma, santo padre?
-T? T no haces nada, Tgath Assur!
-Se trata entonces de m sedu?
Aunque no pretenda burarme de , sn duda percb agn matz de
ncredudad en m voz porque f| en m sus cegas pupas y su rostro
revst una expresn desdeosa y compasva.
-Sgues vvo y muchos han muerto. Imagnas que hubeses poddo
sobrevvr vandote ncamente de tus propos medos? Mas no, no es tu
sedu quen abatr a a poderosa Babona, sno a vountad dvna.
Me ncn haca y m cabao se remov nervoso. De pronto me
senta eno de temor.
-Y es vountad dvna que yo rene, maxxu? Me ver as bendecdo?
E hombre neg con a cabeza.
-Son dstntas preguntas, prncpe, y ya he responddo a ambas. -Az
de nuevo su mrada a so, banco y cegador a aquea hora de a maana,
!%!
Nchoas Gud
E Asro
y a sonrsa vov a sus abos-. Ahora vete, prncpe. Tenes quehaceres
mundanos que reazar..., y debes cumpr a vountad de os doses.
-Voveremos a vernos?
-Puedes rte, prncpe.
Cuando regres |unto a ms hombres, m ekalli Lushakn me mr
sorprenddo.
-Acaso conoces a ese ancano, rab abru?
-No o s exactamente.
Momentos despus, cuando me vov a contempar e pamera, e
maxxu haba desaparecdo.
Cas haba concudo e mes de Tsr y as noches ya refrescaban cuando
una vez ms e rey acud desde Nnve para reunrse con su e|rcto, y
todos comprendmos que aqueo sgnfcaba que en breve comenzara e
asato defntvo contra Babona.
-Eos se o han buscado -nos d|o-. Han demostrado caramente que
no habr paz en Sumer mentras esta cudad se aferr a sus sueos de
grandeza, por o que debemos despertara de una vez. Saquearemos a
cudad, evaremos a sangre y e fuego a sus ugares sagrados,
destruremos sus tempos y someteremos a sus doses a escavtud. Y
habr ta matanza que os hombres a descrbrn horrorzados hasta e fn
de mundo. Cuando sagamos de este ugar, no se evantar n una casa
de entre sus escombros. Desvaremos e curso de gran ro para que
ncuso anegue sus cmentos y Babona quedar borrada de as mentes
humanas.
Se encontraba sentado en su tenda, rodeado por todos nosotros ante
un mapa de a cudad que se extenda ante dbu|ado con carbn en una
pe de ove|a.
-Hemos saboteado sus muraas en tres puntos... ste, ste y ste. Por
eos entrarn nuestros sodados para ncar e asato.
-Hay otro muro nteror, augusto seor, que no ha sdo quebrantado y
que sn duda estar defenddo.
Sennaquerb observ a su h|o Asarhadn con expresn sorprendda y
arada.
-Ou queres decr con eso? Los defensores de a cudad estn tan
debtados por e hambre que apenas podrn sostener sus espadas. Lo
que estamos paneando en estos momentos, prncpe rea, no es una
bataa sno una masacre.
-No obstante, para obrar con prudenca, deberemos envar nuestras
fuerzas por e echo de ro en este y este ugar. -Y sea os puntos a
que se refera, stuados en e norte y en e sur, por donde e Eufrates
entraba y saa ba|o as muraas-. En estos momentos e cauce est cas
seco.
-Sn duda tambn estarn defenddos.
Los hombres que rodeaban a mesa deron muestras de aprobacn,
mentras e rey paseaba su mrada uno tras otro. Eran ofcaes que haban
!%"
Nchoas Gud
E Asro
servdo toda su vda ba|o su poderosa sombra y saban o que se esperaba
de eos.
-S, pero no tendrn una muraa que defender, sno e cauce seco de
un ro..., un banco fangoso de unos ocho o dez codos de atura y, como t
dces, augusto seor, estarn debtados.
-Y qu haras en e caso de que sobrevveras?
-Sembrar e terror.
Bastaba con observar os o|os de Asarhadn para comprender e
sgnfcado de sus paabras. Y desde uego estaba en o certo... Seme|ante
dversfcacn era precsamente o que requera aque ataque.
-Y t qu opnas de esto, Tgath Assur?
Sea con un dedo un cuadrado negro que apareca en e mapa que
mostraba a ocazacn de gran zgurat.
-S tuvsemos suerte, gran rey, podramos egar hasta e compe|o
de tempo y aduearnos de , por o menos durante agn tempo. Con
eo atraeramos a muchos sodados de muro nteror que acudran a
defender sus santos ugares.
-En otras paabras, ests de acuerdo con este absurdo?
-Creo que m rea hermano se ha expresado acertadamente. S.
-As sea. -E rey se evant y todos e mtamos nmedatamente,
retrocedendo un paso-. Entonces t drgrs un contngente de ataque
de dversfcacn y Asarhadn e otro. Os deseo que dsfruts con eo.
Una hora despus encontr a Asarhadn sentado en e sueo ante su
tenda bebendo una |arra de cerveza con aspecto tacturno. A verme
frunc e ceo como s m presenca despertase en doorosos
recuerdos.
-N squera me hubese escuchado s t no huberas dado tu
aprobacn. Me trata como s fuese dota. Soy buen sodado, pero nunca
me escuchar.
Me sent |unto a , cog a |arra de sus manos, beb un trago y se a
devov.
-E rey acced y nos otorg e mando. S hubese credo que no tenas
razn, no hubese aceptado.
-ncamente ced porque t estuvste de acuerdo conmgo. T eres
su preferdo, su h|o ms querdo, mentras que yo...
-|ams has combatdo con en una gran bataa. Todo ser dstnto
cuando hayamos tomado Babona.
-Cuando haya cado Babona ta vez yo estar muerto.
-Entonces ya no te mportar.
Frunc e entrece|o un momento y uego se ech a rer a comprender
a broma. Sn embargo resutaban evdentes sus sufrmentos, pues
ncamente deseaba demostrar que en su pecho ata e corazn de un
sodado.
-Tenemos tres das para organzar nuestros panes -record cuando
habamos bebdo varas veces de su |arra-. Cuntas tropas crees que
nos dar?
-Lo me|or sera cen hombres a cada uno, a menos que busque su
propo desastre; mayor nmero entorpecera a marcha.
!%#
Nchoas Gud
E Asro
-Entonces tendrs e pacer de pedre una compaa para cada uno,
espadachnes protegdos con buenas armaduras. No necestamos
arqueros: ser estrctamente una ucha cuerpo a cuerpo.
-Y entraremos en a cudad una hora antes de amanecer.
-S..., ser o me|or.
Y uego, aunque haca fro, Asarhadn y yo fumos a nadar a uno de os
canaes y |ugamos como nos en as turbas aguas, ovdndonos de a
guerra.
Tres das despus, una hora antes de que e so de Assur asomase tras
as montaas de este, me encontraba agazapado entre as caas rotas,
hundndome hasta os tobos en barro que se enganchaba como brea,
evando a cen hombres tras de m: con so evantar e brazo Babona
proferra su tmo estertor de agona.
La muraa exteror se extenda ncamente por a mtad orenta de a
cudad rodeada por un foso, cuyos prncpaes canaes procedan de ro y
por un muro nteror. La parte occdenta estaba protegda por e foso y e
muro nteror, y e ro, sobre e que tan so haba un puente, a dvda de
a mtad orenta donde Mushezb Marduk haba concentrado sus fuerzas
para hacer frente a nuestro asato. En crcunstancas normaes e ro
hubera representado un obstcuo tan mportante como cuaquer
construccn humana -ncuso, pese a a oscurdad, poda dstngur e
hueco de muro nteror por donde soa dscurrr-, pero habamos
desvado su curso y estaba cas seco.
Sobre as armaduras vestamos nuestras tncas que sofocaban
cuaquer rudo, mas no poda dstngur nnguna hoguera, nada que
demostrase que e echo de ro estuvese protegdo. Me pregunt qu
encontraramos ms a de muro nteror y s os babonos se habran
entregado en brazos de a muerte. No, no habran estado resstendo
durante qunce meses para que nos encontrsemos con a mrada vaca e
nexpresva de os cadveres. De todos modos resutaba demasado fc.
Y uego, de repente, camb a dreccn de vento y comprend o que
suceda. S, as era precsamente cmo ban a recbrnos. E are estaba
densamente mpregnado de un oor putrefacto: haban utzado e cauce
de ro como foso de seputura.
A m espada os sodados tosan y vomtaban... Aqueo era ms de o
que un hombre poda resstr y, aunque se cubran a boca y as narces,
no encontraban nngn avo: no haba modo de evtar aque hedor
pestente. Orden que encendesen as antorchas para prevenr cuaquer
sorpresa y consegur que se purfcase e ambente y pudsemos resprar.
De no ser as, nos veramos obgados a renuncar a nuestros propstos y
rencorporarnos a nuestras fas.
De todos os horrores de aquea nexorabe guerra, nnguno pudo
compararse a o que nos esperaba una vez nos nftramos por e hueco
que conduca a a muraa nteror. Por o menos haban sdo amontonados
dez m cadveres en e embarrado cauce fuva formando una enorme
pared que se extenda por unos doscentos pasos contra a ora orenta,
cuyos corrompdos membros se confundan entre s como madera de
derva tras a estacn de as nundacones. Hombres, mu|eres y nos, de
toda edad y condcn, con os ventres hnchados y os membros
!%$
Nchoas Gud
E Asro
consumdos como paos. Los que se encontraban ms prxmos a sueo,
apastados y corrompdos haca mucho tempo, haban perddo su aspecto
humano. Ratas enormes hnchadas de carroa, envaentonadas por su
mpundad, quedaron desumbradas ante nuestras antorchas y, cuando
perderon nters haca nosotros, reanudaron su espantoso festn. E are
estaba enrarecdo por e hedor de a muerte y resutaba dfc resprar.
Agunos sodados deron a espada a tan terrbe espectcuo y,
hundendo a cabeza entre as rodas, vomtaron rudosamente; otros
murmuraban pegaras.
Pero no encontramos nngn sodado montando guarda. Aqu era un
error que no me parec censurabe. Oun poda obgar a aguen, n
squera a un sodado, a aventurarse por as nmedacones de un ugar
seme|ante? De modo que nade se nterpuso en nuestro camno, n
squera cuando acanzamos e puente.
E puente de Babona era famoso. Estaba construdo con coumnas de
pedra en un pas donde sta no exsta, esbetas y de forma cnca, que
se hundan en e Eufrates como patas de cgea. En cuanto a a zona de
paso, era de madera, y con cuerdas y garfos no hubsemos tendo
dfcutad en acanzara. E gran zgurat se evantaba ante nosotros como
una montaa.
-Por qu no sgues adeante? -me pregunt Asarhadn en un
susurro.
Nos habamos nmovzado a a sombra de puente y mraba haca
atrs, por encma de m hombro con asombro y horror.
-No..., no me o dgas. Lo comprendo. Pero, por a savacn de
nuestras amas, ordena a tus hombres que apaguen sus antorchas!
Escaamos e puente y avanzamos haca a parte orenta de a cudad.
Asarhadn y yo habamos convendo prevamente que yo tomara e
zgurat, mentras que asatara e santuaro de Marduk -en e fragor de
a bataa ncuso eg a ovdar e temor que e nspraban os doses-,
pero an no habamos acanzado as nmedacones de tempo cuando
nos vmos obgados a escaar barrcadas de escombros y a defendernos
para poner a savo nuestras vdas: os babonos nos haban tenddo una
trampa en a que camos.
Nos encontramos atrapados en estrechas cae|ueas y os arqueros
dsparaban contra nosotros desde as ventanas de os edfcos. No
podamos retroceder n squera ver a nuestros atacantes, pues s
azbamos a mrada para tratar de ocazaros podan asaetearnos e
rostro con sus fechas. Los proyectes ovan sobre nosotros y sus puntas
rebotaban en os muros de adobe de os edfcos como avspas
enfurecdas.
En os cruces nos atacaban por ambos ados. Por doquer habamos
muerte y confusn. En ocasones caan pedras y adros sobre nosotros,
abrendo as cabezas de ms hombres, muchos de os cuaes mureron
entre aquea oscurdad y confusn, mentras que nos veamos obgados
a segur avanzando.
En e momento en que egamos a a gran paza de zgurat no creo que
sobrevvesen ms de tres hombres de cada cnco n que estuveran en
condcones de uchar. Las prmeras uces de so proyectaban una
!%%
Nchoas Gud
E Asro
grscea padez cuando por fn dspusmos de espaco para tratar de
reagruparnos. Por otra parte, os babonos no se mostraban muy
deseosos de tomar a ofensva. En a base de zgurat aparec un grupo
de sacerdotes por una de as puertecas ateraes de tempo y aque que
pareca su |efe evant a mano como s se propusera obgarnos a
detenernos por a dgndad de su cargo. A una sea de Asarhadn os
sodados cayeron sobr eos y es deron muerte, de|ndoos anegados en
un charco de sangre: nos habamos adueado de zgurat.
A egar a segundo nve de aquea enorme estructura nos sentamos a
descansar y echar una mrada a nuestro arededor y descubrmos por
doquer a desesperacn y confusn propas de os tmos estertores de
una cudad condenada. E asato haba comenzado..., y todos o saban.
Los cudadanos de Babona comprendan que haba egado su tma
hora.
Aqu y acu, en e resto de a cudad se vean ncendos pavorosos y
as caes estaban enas de gente, muchas de eas u|osamente
atavadas..., aunque probabemente os restantes, en su mayora,
evaran oro y |oyas cosdos entre sus harapos. Porque qun s no os
rcos sobrevven en una cudad donde sus habtantes mueren de hambre?
A veces he vsto muchachos travesos que para dvertrse cazaban
ratoncos en un cesto de mmbre que arro|aban despus a una charca.
Los ratones corran de un ado a otro chando aterrorzados, subendo
cada vez ms por os costados de a cesta mentras sta se ba enando
entamente de agua y a fna se hunda.
La gente que vea desde e zgurat se haaba en dntca stuacn. Se
apresuraban por as caes, confusos y desorentados, tropezando unos
con otros presas de pnco. Sn duda deban de comprender que estaban
condenados, pero aqueo no es mportaba. Sn saber dnde hur, sn
esperanzas, corran por doquer, abrndose paso entre a muttud,
mpusados por e cego nstnto de medo. En todo caso o nco que
conseguan era asegurar ms su destruccn mposbtando que as
tropas se despazasen de una zona a otra de a cudad. So a gran va
procesona que se drga haca e norte estaba reatvamente despe|ada...
En aquea dreccn organzaban e ataque as tropas de m padre y nade
pensaba en hur haca e norte.
-E rey tena razn. Mraos..., estn acabados -observ Asarhadn,
que se sentaba a m ado con as manos cogando entre as rodas
contempando a a muttud que dscurra por as caes-. Ya ha de|ado de
preocuparos a defensa de sus doses, pues saben muy ben que os han
abandonado. Nos quedaremos aqu sentados como pasmarotes hasta
que e e|rcto derrbe a muraa y extermne a ese rebao?
Estaba de peor humor y no poda censurrseo. A fondo, en e pato de
tempo, se encontraban os cadveres de nuestros sodados a cados
vctmas de nuestro monstruoso error.
La muraa! De pronto se me ocurr una dea que pareca nsprada por
e propo dos. Naturamente, a soucn estaba en a muraa!
-No todo est perddo s ogramos apoderarnos de a muraa -d|e
como s habase conmgo msmo.
M hermano se vov a mrarme con una sonrsa de reconocmento.
!%&
Nchoas Gud
E Asro
-Por os sesenta grandes doses...!
Haca e norte de a avenda procesona, con so segur nuestro campo
vsua, podamos dstngur a famosa puerta de Ishtar. S ogrbamos
apoderarnos de ea, a cudad caera en nuestras manos a medoda.
-Pero cmo o haremos? Nos vern egar.
-Se trata de una estratagema, hermano -observ sonrente,
mostrndoe os dentes como un cocodro-. Todos os sodados parecen
guaes vstos desde arrba y en momentos de pnco generazado.
-Pero s no funcona, morremos.
Mas ya se evantaba porque haba tomado una decsn propa de
destno de os sodados: morr.
E pan era sorprendente por su propa sencez. Yo drgra una
pequea fuerza de unos trenta hombres e ntentara abrrme paso haca
a muraa. S ogrbamos sorprender a os babonos e nstaarnos a por
o menos durante un cuarto de hora, Asarhadn tendra a oportundad de
servrme de refuerzo y tomar a puerta por asato. Y, s conseguamos
abrra, e resto carecera de mportanca.
Me puse en marcha con varos hombres de m antgua compaa,
muchos de os cuaes seguan conmgo desde Khaue, y a a grscea uz
de amanecer nos drgmos correndo haca a gran va procesona
cubrendo todava nuestros unformes con tncas para evtar ser
nmedatamente reconocdos. Tardamos menos de cuatro mnutos en
egar a a puerta.
En e parapeto que se encontraba nmedatamente encma de gran
arco que formaba a enorme puerta, se haaban tres sodados que,
aarmados o por smpe curosdad, se ncnaron a examnarnos y cuyos
rostros |ams se borrarn de m mente.
En una ocasn haba vsto agunos dbu|os de pano de a puerta; todos
os e|rctos dsponan de eos, aunque supongo que |ams habamos
magnado que pudsemos necestaros. Intent recordar dnde se
haaba stuada a escaera que conduca a as torres. De un vstazo
comprob que no se encontraba en nngn punto de exteror. Dnde
estara?
Desenfund a espada y a evant a modo de sautacn mrando a os
sodados y sn nterrumpr nuestra marcha.
-Somos e reevo! -grt en arameo. E corazn me gopeaba en e
pecho como e marto de un herrero-. Abrd a trampa!
Segu correndo cruzando e arco de a puerta como s o hubese hecho
m veces. Y, de pronto, en una acoba stuada en uno de os ugares
donde e paso se ensanchaba sbtamente formando una saa de unos
vente pasos de ancho, se proyect bruscamente un cuadrado de uz
sobre as badosas. S, aqu era e ugar que fguraba en e dbu|o, o
recordaba perfectamente! Nos haban aberto a trampa... y haban cado
en a nuestra.
Fu e prmero en subr a escaera. En a entrada me encontr con un
sodado que me aguardaba sonrente, abrndome a puerta e ncuso me
tenda su mano bre. Me abaanc sobre y e hund a espada ba|o e
pectora, destrpndoe como s fuese una bota. E hombre mur sn
apenas proferr un gemdo.
!%'
Nchoas Gud
E Asro
Mentras se despomaba, mpus a puerta haca atrs con todas ms
fuerzas para que se mantuvese aberta por su propo peso, cuando ya se
abaanzaban sobre m otros dos sodados.
Acab con uno de eos, a tempo que otro estuvo a punto de cortarme
a cabeza s Lushakn no e hubese cercenado e brazo a a atura de
codo. En aqueos momentos nuestros sodados ya atravesaban a
escaera de dos en dos, sencosos y con o|os ameantes. A cabo de unos
segundos nos habamos adueado de parapeto nferor. Desde a entrada
hasta a torre superor arrancaba otro par de escaeras, pero en esta
ocasn as puertas ya estaban abertas y egaban caramente a nuestros
odos os grtos de nuestros enemgos: sn duda deban de saber que
haban sdo nvaddos.
-Assur es rey! -vocfer con toda a fuerza de ms pumones. Aqua
era a sea que deba atraer a Asarhadn y ya no tena nada que perder.
De pronto m grto se mutpc en centos de gargantas: Assur es
rey! Assur es rey! E fracaso no exsta y me senta arrebatado por aque
nstante de gora. Assur es rey!
Nos encontramos con eos en a escaera. E prmero me atac
anzando mandobes de zquerda a derecha en aque angosto espaco.
Aqu fue su grande y tmo error. Rechac sus estocadas y e hund a m
vez e arma en e pecho atravesando su pectora como s fuese de pa|a.
Ms hombres me seguan mpetuosos y yo me senta nvencbe. Me
pareca rradar e caor de melammu dvno, gua que una nube
respandecente de poder. Ante m se encontraban otros hombres, pero
psote e cadver de una de ms vctmas y os apart cua tearaas sn
de|ar de grtar:
-Assur es rey! Assur es rey!
Fnamente sa a a uz de so. Ante m retroced un hombre como s
hubese vsto a demono. Le gope de pano en a sen con m espada y
cay gua que un eo. Ya no mataba a os hombres: me desembarazaba
de eos derrbndoos como as caas de ro y abrendo paso a ms
sodados: eran unos momentos decsvos.
Ignoro cuntos hombres extermnamos, es decr, extermn, pero
acabamos con eos en a dcma parte de una hora. Estbamos
empapados en sangre y habamos enronquecdo de tanto grtar. Los
babonos contraatacaran en breve, pero aqueo ya no mportaba. Nos
habamos apoderado de a puerta: a cudad era nuestra..., e mundo era
nuestro! Ou mportaba s a cabo de un momento mora? Habamos
trunfado!
Desde e torren ms eevado de aquea puerta, una de as grandes
maravas de mundo, contempamos a nuestros pes a os sodados de
Assur, nuestros hermanos, que se precptaban por e muro exteror ya
derrudo. Debamos nformaros, tenan que saber que a donde nos
encontrbamos se haaba e camno, que es habamos aberto as
puertas de a cudad.
-Assur es rey! -grtamos.
Los sodados azaron su rostro haca nosotros a ornos y evantaron sus
armas saudndonos. No podamos nterrumprnos... Procamaramos e
nombre de dos hasta que nos quedsemos sn voz.
!%(
Nchoas Gud
E Asro
-Assur es rey! Assur es rey! Assur es rey!
Aquea noche, cuando e so se puso, no quedaba en pe un soo
sodado babono. La mayora haban sdo despedazados por un enemgo
enoquecdo por a venganza que os acosaba con mpacabe efcaca. Ta
vez agunos ograran ocutarse cubrndose de harapos y arro|ando sus
armas, pero se equvocaban fatamente s crean obtener cemenca
nftrndose entre os cudadanos porque nos mostramos mpacabes.
La muerte acechaba por as caes, aguardando a todo aque que se
atreva a asomarse por eas. E rey nuestro seor mantuvo su paabra y a
cudad de Babona estuvo sometda durante cnco das a fuego, muerte y
pa|e, mentras e e|rcto de Assur merodeaba por sus caes embragado
por su vctora. Los sodados de dos eran como una manada de perros
sava|es. Mataban para entrar a saco, para vengarse, por deporte.
Famas enteras fueron asesnadas en e nteror de sus propas casas. Por
as caes corra un ro de sangre y os cadveres se amontonaban por
doquer. Las mu|eres eran voadas ante sus esposos e h|os, y no so por
un hombre sno por dez o vente y uego, ya fuese por pedad o por puro
ensaamento, moran degoadas. En todas partes se provocaban
ncendos que nade se preocupaba de extngur. ncamente haba agua
potabe en e campamento de os vencedores y no poda obtenerse
nnguna case de amentos, de modo que os cudadanos se vean
asados por e hambre y as enfermedades, porque no se encontraba n
un grano de m|o dentro de a cudad n os babonos podan sar de ea
con vda: eran unos tempos de ocura.
No ntent detener e pa|e n a carncera. E rey, ovdando en su
cera que s os hombres se entregan a seme|ante desenfreno es muy
dfc amaros despus a orden, haba ordenado que no se entremetese
nngn ofca de su e|rcto, y as o hcmos. No quera a aqueas gentes
n me compadeca de eas. S perecan, y su cudad con eos, no o
amentara: as se vueven os hombres en tempos de guerra. Pero no
tard en sentrme asqueado de cuanto vean ms o|os.
A prncpo pens que aqua era una potca per|udca: en m cadad
de ofca desaprobaba o que e rey haca. Y uego, poco a poco, cuando
camnaba por as caes y vea o que sgnfcaba e saco de una gran
cudad, de| de ser smpemente e sodado profesona a quen preocupa
que e e|rcto acte sn mtacones y como un ser humano me sent
abrumado por tan gratuta cruedad. Los cadveres de |venes
muchachas aparecan en as puertas de sus casas con os ventres
desgarrados, as cabezas echadas haca atrs y as bocas abertas en
mudo aardo. Los nos se amontonaban en e arroyo. La guerra es
ocupacn de reyes y sodados; s son vencdos, haan a muerte como es
de |ustca. Pero aqueos seres eran nocentes: nnguno de eos haba
ntervendo en a muerte de marsarru Assurnadnshum n haba
empuado as armas con os eamtas, y sn embargo tambn eos eran
vctmas de a cera rea.
!%)
Nchoas Gud
E Asro
A cabo de unos das me qued en e campamento, donde ncuso desde
m tenda dstngua as coumnas de humo que se evantaban en e ceo
mentras Babona se consuma. De buena gana no hubera vueto a
aventurarme por sus puertas.
Durante aqueos das tan so v en una ocasn a Asarhadn. M
hermano no senta remordmentos por a toma de a cudad y sus
consecuencas. La bruta accn haba despe|ado todas sus dudas y vova
a ser fez. Nos vmos de noche tras e segundo da de saco, porque se
detuvo en m tenda para mostrarme su botn.
-F|ate! Son gemeas!
Undas por e cueo con una cuerda evaba a dos muchachas desnudas,
cas unas nas, asustadas pero satsfechas de segur con vda. Tenan os
o|os negros y eran reentas, muy ndas y tan dntcas como dos ptaos
arrancados de a msma for. Asarhadn sonrea abertamente, a parecer
muy contento.
-Voy a m tenda a probaras. Te das cuenta, hermano, cmo os
hombres buenos recben su premo? |a, |a, |a!
Y mentras se perda en a oscurdad egaba a ms odos e eco de sus
rsas.
Y acaso tuvera razn a creer que mereca ta bendcn porque de
nuevo se haba vsto despo|ado de os honores que reamente e
correspondan.
y sus hombres haban uchado para proteger a entrada prncpa, y
ncamente gracas a Asarhadn pudmos apoderarnos de aque sector
de muro. Pero fue a m a quen todos veron en o ato de a torre
procamando a gora de nuestro dos. M nombre aparec en os abos
de todos, e mo, a quen e rey estmaba por su audaca y a quen cada
da evaba ms dentro de su corazn.
Ta vez entonces fuese reamente propsto de dos convertrme en
rey, sucedendo a m padre, porque me eev por encma de ms mrtos.
Pareca haberme escogdo para dstngurme entre os hombres y a
puerta de Ishtar fue e ugar donde consder adecuado demostrar su
eeccn ante os o|os de mundo.
O, por o menos, as o pareca. La gora era ma cuando guamente
deba habere sdo atrbuda a Asarhadn, a quen nade cafcaba de
grande, poderoso y vaente.
No hubera poddo censurare que egase a consderarme un adrn,
aunque no era yo e cupabe de arrebatare su fama. Pero no o haca. O,
de ser as, so me ncrepaba en o ms recndto de su ser, pues |ams
auda a eo. Nunca menconbamos taes cosas: entre nosotros exsta un
profundo amor fraterno.
Durante cnco das prosgueron os crmenes y e pa|e, hasta que por
fn e monarca, que odaba e msmo sueo sobre e que se evantaba
Babona, se consder satsfecho y orden que cesase e saqueo. A os
sodados, una vez es suetan as rendas, es dfc voveros a orden, y
tuvmos que ahorcar a unos cuantos y poner en carne vva as espadas de
muchos ms hasta que e e|rcto recobr su dgndad. Aunque a
regaadentes, os hombres de Assur obedeceron.
!&*
Nchoas Gud
E Asro
Los despo|os de aque argo asedo fueron mportantes. Babona haba
sdo una cudad dotada de rquezas nmagnabes, que ahora nos
pertenecan. Saqueamos os santos ugares, nos evamos a Nnve a doo
de gran Marduk y encontramos en su tempo os doos de Adad y Shaa
que nos haban sdo arrebatados de os tempos de Assur baca unos
cuatrocentos aos. Incuso capturamos y cargamos de cadenas a
Mushezb Marduk, aque que se haba dado a s msmo e ttuo de rey. Fue
apresado cuando trataba de escapar.
Y una vez que os grandes edfcos fueron derrudos y arrasados,
destrumos e sstema de dques que contena e Eufrates para que a
egar a estacn de as nundacones a crecda de ro arrastrase sus
propos cmentos: a venganza de Sennaquerb sera absouta.
La tma noche antes de que partsemos haca e norte de regreso a
nuestro pas, e rey ceebr un banquete. E ugar escogdo fue e paaco
rea destrozado por e fuego y destrudo por orden de monarca, por o que
cenamos entre sus runas sus prncpaes ofcaes y todos sus h|os.
En aque desoado montn de escombros, rodeados por una cudad
muerta, ceebramos una orga demenca!. Nuestro seor, e rey de Assur,
exutante por e trunfo obtendo, ncuso orden que se encontrase
presente Mushezb Marduk, que, desnudo y desesperado, fue encadenado
a os restos de una coumna de a mansn de a que un da haba sdo
dueo para que pudese presencar os feste|os de os conqustadores.
Aque rey destronado sera conducdo a Nnve, donde morra sometdo a
refnadas cruedades, con una muerte que so merecen os monarcas
derrocados, pero aquea noche se acurruc en un rncn como un perro.
Y nosotros, os conqustadores, bebamos, comamos y reamos
tratando de no pensar n ver cuanto nos rodeaba. Y e rey m padre me
ensaz pbcamente.
-Mrade! -grtaba con rostro respandecente-. An no tene vente
aos y ya eva tres ccatrces en e cuerpo. Y todas esas herdas se as ha
hecho uchando frente a frente! Ya es un gran hombre, un gran guerrero
y sera un gran rey! No es certo que cuaquer padre se sentra orguoso
de tener un h|o como ste?
Me obg a evantarme para que todos admrasen a aque portento
nacdo de sus omos. Y aqueos grandes hombres me acamaron porque
deseaban compacer a rey: me acamaron y me vtorearon.
Y me v obgado a escucharos mentras senta desfaecer m corazn.
Acaso obro ma, santo padre?, haba preguntado a maxxu. Y
haba evantado sus cegos o|os haca m rostro y sonredo como s
estuvera oyendo a un chquo.
T? T no haces nada, Tgath Assur!
!&!
Nchoas Gud
E Asro
#!!
Tras a bataa de Babona e rey me ascend a rab shaqe, y a
Asarhadn a rab abru, como sempre una graduacn nferor. No quedaba
otra cosa que hacer que recbr honores, y a cabo de pocos das e
e|rcto evant e campamento y emprend a marcha de regreso a
Nnve. En e pas de Sumer haba quedado sofocada toda resstenca a
podero de Assur y a cudad que de|bamos atrs mentras avanzbamos
haca e norte se haaba tan en runas que n squera os zorros se
hubesen cob|ado en ea.
Pero en e pas de Assur no exsta a pedad. La destruccn de
Babona tan so sgnfcaba que haba fnazado tan proongada
contenda. La gente recordaba sus sufrmentos y se regoc|aba ante a
segurdad de que dsfrutaban ceebrando verse gobernados por un rey
que haca sentr a sus enemgos todo e peso de su cruedad. En as
ocadades fronterzas donde haba sdo mayor e odo profesado a os
eamtas y a os tteres de sus cados, a gente se reuna |unto a as
carreteras para vtorear a su goroso seor y proferr madcones contra
Mushezb Marduk, mentras se agopaban tumutuosamente tras e carro
de vencedor. Para aqueos que no haban presencado cuanto haba
suceddo en Babona, ramos unos hroes.
Por m parte ntent cerrar os odos a os grtos procurando no or, ver
n pensar, porque ncamente percba os gemdos de as vctmas de
aquea carncera y tema que aqueas mpresones egasen a
enoquecerme. Estaba aturddo y por as noches no me atreva squera a
cerrar os o|os.
Cmo era posbe? Me senta suco de pecado y, sn embargo, me
haba mtado a atenerme a todo o que sempre haba credo: que todos,
ncuso e enemgo, creamos que era e camno de a vrtud y e honor.
Oun ms nobe, qun ms respetado en todas as nacones que os
guerreros? Y qu otra cosa era yo? Un asesno? Un adrn? Por qu
entonces aquea sensacn de vergenza?
Pero guardaba en o ms profundo de m corazn aqueas dudas que
acaso tambn nquetaran a muchos sodados vctorosos que regresaban
a sus hogares, aunque |ams o sabra porque os mtares no revean sus
dudas.
Dudaba acaso Asarhadn? No o creo. Asarhadn estaba demasado
ocupado con sus mu|eres y ponderando a cuanta de sus nuevas
rquezas. E rey nos haba abrumado con ddvas de oro, paacos y
nuevas propedades porque, aunque demostraba predeccn haca m,
haba acabado por comprender que no deba desprecar a Asarhadn.
-No podras nombrare por o menos rab shaqe? -e ped-. S
consderas que yo me he ganado ese rango, tambn . Es e prmero de
tus h|os y un guerrero vaente e ngenoso.
!&"
Nchoas Gud
E Asro
-T eres e prmero de ms h|os.
-Por o menos dae un puesto de mando dgno de . Permtee que te
demuestre de qu es capaz.
-Conozco perfectamente sus posbdades -repuso, movendo
dubtatvo a cabeza-. Constantemente me propone nuevos panes para
conqustar Frga, Egpto e ncuso Araba... Oueres expcarme, h|o mo,
qu puede conqustarse en Araba, aparte arena? Y, como es natura, me
pde que e conceda e mando nco de taes campaas, cosa que dudara
en confar a ms ms expertos sodados. Es an un muchacho y so
pensa en su propa gora. Est enamorado de a guerra, ovdando que
sta es so un nstrumento de poder, y por eo resuta pegroso tenero
cerca de trono. No, no e confar una bataa a soo, n squera para
compacerte. Tu hermano me causa muchos quebraderos de cabeza. Mas
no temas, cuando yo haya muerto podrs recompensare como creas
oportuno.
Y, por extrao que parezca, m hermano Asarhadn estuvo de acuerdo
con este crtero.
-Debes convencerte de que ser uno de tus ms grandes generaes -
d|o encogndose de hombros-. Nuestro padre ha decddo que e
sucedas en e trono. Por qu no? Es una decsn ms acertada que s me
hubese escogdo a m. Cuaquera, savo acaso m madre, convendr en
eo. Pero s debo esperar sempre a tu sombra hasta que m padre est
ben muerto y enterrado en su tumba, entonces tendrs que resgnarte a
vvr un renado pendencero porque me propongo resarcrme de os
desares que haya recbdo conqustando todos os pases occdentaes.
Ergr monumentos a m gora en Tebas, Menfs y en todas as grandes
cudades de No para que dentro de m aos, cuando Tgath Assur, e
soberano, haya sdo ovdado, e poder de sodado Asarhadn haga an
faquear as pernas de a gente. Me o debes, hermano, porque yo soy
postergado para que t te veas engrandecdo.
Nos habamos detendo a pasar a noche en un pobado a unos dos das
de marcha de Nnve, y Asarhadn, aegando que deseaba dormr ba|o
autntco techado, haba arro|ado de su casa a campesno y a su fama y
nos habamos nstaado en ea. Estaba tumbado en una afombra de
caas y as gemeas e ungan os musos, por o que aquea noche se
senta muy satsfecho de a vda.
-Me consta que es certo, hermano. He habado con e rey...
-Oh, e rey no me preocupa! -repuso sonrente, pezcando a una de
as hermanas en un seno para que grtase. Sn embargo, en sus o|os se
ea una gran trsteza-. Cuando ests con e ensordecen de ta modo
as acamacones que t recbes que n squera oye e nombre de
Asarhadn. Tanto t como medo e|rcto podras cantare ms aabanzas
durante una semana y no se enterara. Y n squera ocurrra ago
seme|ante, puesto que e e|rcto se mta a corear sus paabras y no
canta otras goras que as tuyas. No, debo esperar a que renes t.
Entonces, mentras que t permaneces en a capta con tu consorte y tus
escrbas eunucos, preguntndote cu de tus h|os proyecta envenenarte,
yo uchar por t y m gora respandecer ms que e so.
!&#
Nchoas Gud
E Asro
-Ou puedo decrte, hermano? ncamente te ruego que no abrgues
rencor haca m porque s te ves per|udcado no es por m vountad.
Pero aqueo no souconaba as cosas. Asarhadn segua abrumado por
sus ambcones de grandeza. Y por qu no ba a soar con acanzaras,
puesto que ambos habamos crecdo magnando que a fnadad de
nuestro destno conssta en conqustar e mundo en nombre de nuestro
rey y de su dos? Hubese tendo que ser un eo para estar tan
nsensbzado, y no o era. Sufra y estaba amargado. Y cmo no ba a
odarme s yo era a causa de sus sufrmentos?
Sn embargo, en ugar de acusarme me estrech a mano con fuerza.
-Lo s, hermano, o s.
De modo que, a parecer, estbamos conformes con e futuro que
creamos se despegaba ante nosotros como a carretera que conduca a
Nnve. Por qu no ba yo a ser rey cuando m prncpa rva as o
admta? E dos, naturamente, debera dar su consentmento. Pero
acaso no me haba seaado ya como ob|eto de su especa favor? Aparte
Naqua y quz en agn ocuto rncn de m ser, qun deseaba o
contraro? Drase que so tena que berar m esprtu de su meancoa
para verme enatecdo sobre todos os hombres.
As pues, nuestro e|rcto de conqustadores va|aba haca Nnve,
habendo restabecdo e buen orden de as cosas en as terras donde
seoreaba Assur. Y en Nnve tambn fueron eogadas nuestras proezas.
-Eres t quen o ha consegudo -me ndc Asharhamat, susurrando
sus paabras en m odo-. E rey te ama y apareces ante e puebo eno
de gora. Te has conducdo muy ben, Tgath Assur, a quen adoro con
toda m ama.
Pero yo apenas a escuchaba. No deseaba recordar m gora, e amor
de rey n cmo haba egado a poseer taes cosas. So anheaba
sumergrme en e cdo aroma de cuerpo de Asharhamat hasta perder a
nocn de mundo que nos rodeaba. En aqueos momentos no me amaba
a m msmo: era a ea a quen deseaba ms que nunca.
Mentras que Asharhamat susurraba confusas paabras, yo deszaba
ms manos por su cuerpo, as ntroduca por as ampas mangas de su
tnca para poder acanzar sus senos y e besaba a nuca con avdez. Ou
eran sus ambcones, ms esperanzas n e domno de mundo
comparados con as apasonadas exgencas de a carne?
Y acaso estaba ea menos enardecda que yo? Su aento era cdo,
|adeaba y me cavaba as uas en os brazos. Estbamos sentados uno
|unto a otro en un banco de mrmo de |ardn, y e nco sondo que
egaba a nuestros odos era e argentno tntneo de as aguas de a
fuente; estbamos soos -sempre procuraba que as fuese- y
ncamente hubese tendo que evantar su tnca para derramar a
sangre de su vrgndad sobre as duras pedras. Senta m membro tenso,
atendo como un tambor bco y crea ahogarme en ms deseos,
mentras ea pareca fundrse en m abrazo como s deseara desaparecer
en m cuerpo.
-No! -Su voz me eg sofocada como un soozo estranguado-.
Aqu no..., hay demasados espas... Tenemos muchos enemgos.
!&$
Nchoas Gud
E Asro
-A dabo tus enemgos!... No me mportan! No puedo ms!... Me
tembaban as manos. Trat de sotar e broche de su tnca, pero ms
dedos eran torpes. Me dspona a desgarrar a prenda...
-No..., aqu no, Tgath! Escchame!
Con energa y aparente serendad me apart de su ado, y a ver que
ntentaba abrazara de nuevo, me as os dedos con fuerza.
-Por qu haces esto? Por qu? -Estaba tan eno|ado que me evant
de banco apretando os puos con fuerza. Cre odara... Le hubera dcho
o hecho cuaquer cosa-. S no deseas que te toque, entonces r a
tempo de Ishtar...
-Ben..., ve hoy msmo! Encuentra una mu|er que te agrade y echa tu
moneda de pata en su regazo!
La mr a os o|os y descubr en eos nuevamente a cega y vda
mpacenca de su amor, como s fuese a morr sn a ver e pegro a
que haba escapado. En vez de orar de medo y vergenza, se rea.
-S vas esta noche, un poco antes de que anochezca, aguarda |unto a
a puerta. Se te acercar una mu|er con a cabeza cuberta con su veo de
vuda, y esa mu|er ser yo.
Las restantes horas de aque da fueron as ms argas de m vda. E
prsonero que aguarda en su ceda a sada de so a maana de su
e|ecucn no sufre tanto como e amante cuya concenca est nqueta, y
o que Asharhamat me propona era una basfema contra a dosa.
Ishtar concede su bendcn a as donceas puras que entregan su
vrgndad sn apasonamentos a un desconocdo, un hombre que yacer
con eas y a que no vovern a ver. Y a esas |venes, a Seora que
rrada beeza es concede fertdad y un esposo de fuertes omos, pero
su tempo no debe ser utzado como una casa de ctas. Los rtos de a
prosttucn sagrada nos estaban prohbdos a seres como Asharhamat y
yo, y ambos o sabamos perfectamente. Me sum en un profundo
abatmento. Me reunra con ea, puesto que as o quera y porque
tambn yo me senta demasado cupabe para resstrme, pero saba que
nos estbamos condenando.
Asharhamat, a parecer, estaba tranqua, pero as mu|eres son ms
vaentes que os hombres, que pueden enfrentarse a a muerte sn
pestaear. Ea, por su parte, ncuso poda arrostrar a cera de os ceos.
O quz smpemente hubera perfecconado e arte de engaarse a s
msma.
Mont a cabao y sa de a cudad sguendo e curso de ro hasta que
pude vover a vsta en ambas dreccones sn dstngur un ser humano.
Entonces desmont, at m cabagadura y me sent |unto a as aguas
rumorosas de Tgrs confando en sentrme bre de presentmentos y
ogr dscernr qu deseaba reamente.
Esperaba que e maxxu acudera a reunrse conmgo una vez ms para
que me expresara a vountad de os doses y que me concedese e
sosego? Creo que no. Hubera deseado que fuese as, que sus cegas
pupas se f|asen nuevamente en m rostro, mas no confaba que aqueo
!&%
Nchoas Gud
E Asro
sucedera reamente. E maxxu no aparecera, pero sus paabras me
obsesonaban sumndose a m tormento. Se haba referdo a Nnve como
a una cudad muerta. Me haba dcho que no encontrara nada en ea:
gora, fecdad, amor n amstad. Y sn embargo posea todas aqueas
cosas. Sgue os dctados de tu corazn, me haba aconse|ado. E pecado
no ser tuyo. Con todo, me senta terrbemente cupabe y m nstnto
tan pronto me guaba en una dreccn como en otra, amenazando con
destrurme. Todos cantaban ms aabanzas, mas yo no me senta
satsfecho de m msmo y me debata entre sentmentos contraros.
No, no encontraba a paz en as turbas aguas de aquea madre de ros
que se deszaba |unto a m mpertrrta. E ro segua su curso desde que
fue creado por os doses y segura mucho tempo despus que yo y toda
a espece humana nos hubsemos extngudo. Nos amentaba, pero se
mostraba ndferente, tan nsensbe a su propa generosdad como
nosotros msmos.
Levaba ya argo rato sentado |unto a a ora cuando m cabao me
roz a espada con e hocco como s deseara recordarme que quera
vover a estabo de a Casa de a Guerra. S, haba egado e momento.
Me evant y mont en m cabagadura porque no haba escapatora,
vovendo e rostro haca a cudad a a que me haban profetzado que
sobrevvra. Hasta un cabao o saba, con o que demostraba ser ms
ntegente que yo.
E tempo de Ishtar es un vasto compe|o amuraado de edfcacones y
|ardnes anexos; consttuye cas una cudad y reamente no poda ser de
otro modo porque es e hogar de unas doscentas prosttutas sagradas,
cuyos servdores y squto, en su mayora eunucos, cas dupcan ese
nmero.
Las mu|eres de ese dstrto no son como as vugares prosttutas que
e|ercen su comerco por as tabernas y caes de todas as cudades de
mundo porque e servco de Ishtar, dosa de amor y a fecunddad, no
degrada a quen o e|erce. Las rameras de tempo son mu|eres de
extraordnara beeza y encanto, dotadas asmsmo en ocasones de gran
ntegenca, muy respetadas por doquer y que aparecen rodeadas de un
msteroso hao de castdad, como s hubesen protegdo su pureza en as
puertas de tempo en ugar de habera perddo como otras mu|eres.
Agunas de eas ogran amasar grandes fortunas y se retran y en
ocasones han egado a casarse con hombres mportantes, os cuaes no
tenen que temer que nade murmure de eos a sus espadas porque ms
ben son ensazados que vctmas de chstes obscenos.
Sn embargo, a mayora de as mu|eres que acuden a tempo no se
proponen quedarse en . E|ecutan e rtua y regresan a sus hogares
evndose consgo a moneda de pata que cosern en su tocado nupca
y acaso es quede un recuerdo ms o menos agradabe, segn sea e
caso, o n squera eso.
E tempo es o ms dstnto a un burde que pueda exstr en a terra,
porque a no se ven borrachos n se presencan actos bochornosos; todo
!&&
Nchoas Gud
E Asro
es agradabe y ordenado y no exste ese pecuar sentdo de bura con que
reazan as prosttutas su traba|o. Las mu|eres no tratan de fngr pasn y
nade cree que os hombres que acuden a tempo sean unos necos a os
que se procura despo|ar de su dnero y despedros despus: as vrgenes
que entran a una soa vez son demasado nocentes y tmdas para eso y
as prosttutas sagradas son muy expertas y saben compacerse a s
msmas y a sus centes.
Mentras se extnguan os tmos rayos de so aguard en a entrada
de tempo, ante a nmensa escaera de adro cocdo a fran|as aternas
azues y amaras que se evantaban desde a cae. Los pedaos estaban
atestados de mu|eres, agunas de as cuaes mraban nervosamente en
torno preguntndose s as abordaran os hombres que se acercaban y
otras aguardaban smpemente aburrdas. Y as haba menos atractvas
que evaban esperando desde haca ms tempo, con mrada vdrosa y
desesperada como s veran despegarse ante eas un futuro anodno.
Asharhamat an no haba egado y yo me senta observado por
hombres y mu|eres como s estuvera vergonzosamente borracho o fuese
una espece de dota que no acabara de decdrse. Mas m ncomoddad
sn duda tena su orgen en ago muy dstnto a a atencn y curosdad
que pudera despertar en aquea gente, porque me pareca no poder
escapar a a mrada de os doses.
Asharhamat no vena. M sombra se extenda por os pedaos de pedra
cadeados por e so en os que de vez en cuando apareca una u otra
fgura sentada, y Asharhamat segua sn egar. Trat de pensar que as
deba ser mentras que paseaba nervosamente m mrada arrba y aba|o a
todo o argo de a gran avenda de Ishtar cada vez ms convencdo de
que ea no vendra. Y era tan nsensato que hubera deseado vera
aunque so fuese un nstante para poder comprobar que su amor
superaba a su prudenca.
Para mtgar a crecente oscurdad, as mu|eres que aguardaban
encenderon amparas de arca a fn de que os hombres puderan
veres e rostro. De vez en cuando se acurrucaban en torno a un brasero o
se rodeaban as rodas con os brazos y dormtaban sentadas. A ms
odos egaban murmuos y carca|adas porque e tempo era un centro
muy anmado, mentras e resto de a cudad descansaba.
Me d|e a m msmo que ea no vendra. Ahora comprenda que se haba
propuesto castgarme de aque modo, que en aqueos momentos deba
de encontrarse en su propas habtacones tranquamente acompaada
por sus donceas, sonrendo secretamente mentras pensaba en m neca
espera.
O quz no tan secretamente. Acaso se estara rendo de m con sus
srventas, expcndoes cmo se haba vengado de poderoso Tgath
Assur, de goroso nombre, pero que so era un hombre y que, como
todos, se de|aba engaar por unas duces paabras, nexperto como un
escoar, un bobacn...
Sn embargo, tambn yo hubese poddo partcpar de aquea rrsn...
Asharhamat se rera an ms cuando supera, y o sabra porque pareca
enterarse de todo, que Tgath Assur e poderoso, e vaente, de nervos
de acero y corazn d bronce, su goroso amante de aquea noche a que
!&'
Nchoas Gud
E Asro
haba escogdo para abrar su desgraca, no a haba aguardado
necamente sno que haba entrado con otra mu|er, ms de una, muchas,
tantas como puderan aguardar en a fra noche, aqueos pobres seres
carentes de atractvos, enando sus regazos de monedas de pata y
pobando os sueos de toda su exstenca.
Mas aquea dea me avergonz cas en cuanto se form en m mente
porque por fn haba egado Asharhamat.
A pe de a escaera de tempo se haba detendo una sa de manos
propa de una gran dama. Se abr a puerteca y por ea descend una
mu|er cuberta por un ro|o veo de uto. S, desde uego, haba vendo. Me
senta avergonzado de m magnara tracn, avergonzado de haber
dudado de ea y avergonzado y satsfecho a a vez de que hubese
vendo. Pero contento a pesar de todo. Asharhamat, a ms hermosa de
as mu|eres! Senta crecer m deseo haca ea como un verde fuego que
me consumese.
Observ os dmnutos pes que asomaban a cada paso ba|o a ora de
su tnca, mentras suba por a gran escanata de pedra que conduca a
a puerta de tempo. Hombres y mu|eres por gua se apartaban para
de|are paso, humados y avergonzados en presenca de tan radante
beeza. Aunque nade dstnguese su rostro, no poda dudarse de su
beeza que se desprenda de menor de sus movmentos, de a
decadeza de sus en|oyadas mantas y de sus o|os grandes, negros y
umnosos como a propa una. Haba acuddo a aque ugar, haba vendo
a ms brazos!
Me bast con extender a mano y ea me roz a pama con as puntas
de os dedos. Ambos habamos nacdo para vvr aque momento: aquea
noche, aque ugar nos pertenecan. N squera tuve que pronuncar su
nombre. Se cog de m brazo y entramos en e tempo.
Asharhamat y yo nos fundmos en un soo cuerpo en una reducda
estanca. E crado, un eunuco a que entregu una moneda de oro que e
amentara hasta que e nverno se extnguese mortamente ba|o e so
estva, nos fact un brasero para resguardarnos de fro y con su propa
mano cruz a cortna de pe curtda que cubra e vano de a puerta.
Tend m capa en e sueo, pues no necestbamos otro cochn, y
Asharhamat se sot e veo descubrendo su rostro. Nos arrodamos tan
prxmos uno de otro que nuestros cuerpos se rozaron y a cog por os
hombros a tempo que me ncnaba a besara en un contacto totamente
desapasonado, gua que s nos encontrsemos ante un mstero.
Rozamos nuestros abos con tanta suavdad como s fuese por accdente,
y uego, cuando sent su puntaguda engecta nternndose en m boca,
busqu a suya con toda a avdez de aqueos meses que habamos vvdo
en una mpacente espera. En aque prmer beso estaba contendo todo e
deseo que senta haca ea. Por aque nstante hubese dado
gustosamente a vda.
Pero no mor. |ams me haba sentdo tan eno de vda como entonces
y quz nunca vovera a estaro. En aqueos momentos nada me
mportaba excepto e sabor de sus abos, e cdo aroma de sus cabeos
y e roce de sus manos en ms brazos. ncamente vvan ms sentdos y
m amor.
!&(
Nchoas Gud
E Asro
Asharhamat sot os cerres de su tnca, que resba en e sueo. E
db respandor ro|zo de brasero |ugueteaba en su ventre y sus pernas,
pero por encma de a cntura permaneca entre sombras. Le puse as
manos en os hombros y ea as cog entre as suyas y as fue deszando
hasta depostaras sobre sus senos. Le bes a garganta, e suave y
dmnuto hoyo que tena tras as ore|as y a punta de a barba, sntendo
a presn de su suave e ntensa respracn contra ms pamas.
-Entra en m! -susurr despdendo su aento cdo y hmedo
contra su me|a-. Entra en m..., hreme! No me mporta e dao que
puedas causarme.
-An no... Todava no.
M membro se haba endurecdo como acero recn for|ado, pero
deseaba vera gozar antes de romper su hmen. La obgu a tenderse
deba|o de m cuerpo sobre a capa que haba depostado en e sueo y
roc brevemente su pubs cuberto de veo, a tempo que me senta
rodeado por sus musos que ntentaban abrazarme y atraerme haca ea.
La propa tensn agudzaba sus deseos y en breve me desc sobre su
cuerpo y ea comenz a que|arse, suavemente a prncpo y uego como
s fuese a soozar presa de morta agona. Pero no era una agona sno su
desesperado anheo.
Fnamente arremet con fuerza, sntendo a resstenca de su hmen
que por tmo ced. Asharhamat grt una soa vez porque en aque
nstante sus doores se confunderon con un arrebato de pacer, mentras
entraba en ea factndome e camno a sangre que verta a perder su
donceez. Pens que m pacer sera rresstbe en e momento
cumnante de un gran orgasmo... Y todo eo transcurr entre e ms
profundo senco.
Despus yacmos |untos durante argo rato undos en estrecho abrazo.
Entr en ea de nuevo y esta ocasn ncuso fue un mayor festn de os
sentdos, aunque no acanzsemos e msmo sobrenatura embeeso que
acaso so se ogra una vez en a vda. Lo gnoro... Haba pasado poco
tempo con Asharhamat y |ams haba conocdo seme|ante dcha en
brazos de otra mu|er.
-No podemos vover a este ugar -d|e por fn cuando me parec
oportuno romper e senco de nuestra perfecta armona-. No debemos
regresar |ams aqu. Buscar otro sto, o encontrar.
Me senc con sus besos. No necestaba or o que despus de todo
so eran paabras. Saba que desde entonces ya no podra resstr a
separacn, que ea haba sdo vencedora y que a amara sempre,
aunque me costase a vda. S, o saba perfectamente.
-Encontrar una casa, un ugar tranquo donde...
-Ya tenes una casa -murmur como una madre que tranquzase a
su h|o por a noche- o, por o menos, un escavo que a posee.
-S, pero e resgo... no so para nosotros, sno para ...
-Kefaos? Ou me mporta Kefaos! Igua pegro corremos nosotros y
es un escavo.
No e d|e o que senta en m corazn: que Kefaos era m amgo ms
que m escavo, que sera muy cobarde por m parte comprometere en m
propa runa y que ea era mpacabe. No e d|e taes cosas. Guard
!&)
Nchoas Gud
E Asro
senco porque saba que e amor que senta haca m era o que a
mpusaba a obrar de aque modo y me constaba que yo hara o que
fuese, que no me mportara nngn vncuo exstente en a terra, nngn
azo de honor n de amstad mentras pudese dsfrutar e contacto de
suave cuerpo de Asharhamat. S, saba exactamente o que deba hacer.
Durante varos das no pude dsponer de m tempo. Desde que
regresamos de sur e rey se mostraba nfatgabe derrochando nuevas
energas como s a conqusta de Babona e hubese apartado de un
estado de trance, y a a razn yo era de hecho, aunque no ofcamente,
uno de os membros de su squto persona y deba segure
constantemente en sus vstas tanto de pacer como ofcaes. Por tanto
me haaba sempre presente en as reunones de conse|o y en os
banquetes y me encontraba detrs de cuando, como prmer sacerdote
de Assur, oraba ante e dos. Le escuchaba mentras narraba sus hstoras
y ceebraba con rsas as bromas que soa gastar. Y cuando saa de caza,
entonces cazaba cas cada da como s no pudese soportar haber
abandonado totamente os paceres de a guerra, yo estaba a su ado.
Conduca su carro s perseguamos a os eones de su reserva prvada y
|untos recorramos as grandes anuras que rodeaban Nnve para
persegur a os rebaos de asnos sava|es. Cuando sus batdores y sus
|auras de perros conducan os cervos hasta as trampas para que
pudera dares muerte a pacer con una arga anza mentras sus
cornamentas se enredaban en as redes y sus o|os se desorbtaban de
terror, yo e evaba as armas y e en|ugaba a sangre de rostro y as
manos. Era su h|o favorto y, por tanto, estaba obgado a reazar
aqueas tareas. Y aunque acab por comprender que despus de todo
so era un hombre y no e doo fugurante que e consderaba e puebo,
egu a amar a seor Sennaquerb, de cuya smente proceda y que me
haba acogdo en su corazn.
E soberano de as Cuatro Partes de Mundo ya era ve|o. Sufra muchos
achaques, se e ba debtando a mente y senta m aprensones. Y pese
a que segua aferrndose a todos os smboos de sus tempos de gorosa
y trunfa |uventud, a sus dversones y caceras y a espendor de su
poder, sospecho que no permaneca cego a os cambos que se producan
en . ramos pocos aqueos en quenes confaba, pero cada vez se
apoyaba ms en nosotros. E turtanu Snahusur, su hermano y quz
nco amgo, a seora Naqua, y su h|a, a seora Shadtu.
Shadtu y yo nos veamos con frecuenca aqueos das. S yo me
sentaba a a zquerda de rey, ea se encontraba a su destra. Cuando e
monarca regresaba de su cas dara sesn de cacera, ea nos aguardaba
en a puerta de paaco con una |ofana de agua para que se avase e
povo de rostro. En ms de una ocasn, cuando nos sentbamos uno
frente a otro en agn banquete, ea deszaba su pe descazo ba|o e
borde de m tnca y me acarcaba, sonrndome constantemente como
a prosttuta ms ascva de cuaquer taberna.
!'*
Nchoas Gud
E Asro
Y, desde uego, estaba a seora Naqua, que comparta su echo todas
as noches, porque s e rey se acostaba con otras mu|eres era
smpemente por cubrr as aparencas. Sennaquerb haba engendrado
muchos h|os, pero en e nverno de su vda so senta pasn por ea y
pareca necestara tanto como se precsa de are para resprar. La seora
Naqua era sencosa y apenas se de|aba ver, pero todos sabamos que su
paabra tena fuerza de ey en e paaco rea. Yo me esforzaba todo o
posbe por ovdar ncuso su exstenca, mas en aqueos tempos ea
formaba parte de a atmsfera que, como oor eta, mpregnaba e
ambente.
Y as, abrumado por m exstenca cortesana, con a obgacn de asstr
a actos pbcos y a constante presn de sombras ntrgas y contnuas e
mpctas rvadades en aque mbto de sutes amenazas en que se
haba convertdo e crcuo ms aegado a monarca, encontraba mtpes
pretextos para demorar m vsta a a casa de Kefaos, |unto a a puerta de
Adad. Y as aprovechaba cumpdamente porque no me agradaba
seme|ante perspectva.
Pero por fn me v obgado a enfrentarme a a stuacn.
No avs prevamente a m escavo de que deseaba vere porque tema
que sospechase ms ntencones. Kefaos sn duda estara enterado de o
que era de domno comn en toda a cudad. Muchos deban haber
reconocdo e rostro de aque que se haba reundo con una gran dama en
a escaera de tempo de Ishtar y no pensaba dare ocasn de que
eaborase agn pretexto para negarse a ms pretensones. Era smpe
cobarda por m parte, puesto que a e bastara con aegar a necesdad
de atenerse aa ms eementa prudenca, pero aunque cogese a m
escavo por sorpresa sera bastante g para defender sus propos
ntereses y no confaba estar en m derecho a obrar de ta modo en
aquea ocasn.
De modo que una maana me present ante su puerta, a temprana
hora para no encontrare demasado ocupado en sus negocos.
Acud a recbrme Ernos, que ya no era un no, entre profundas
reverencas y tacturna expresn, como s temera que m egada no
presagase nada bueno, y, cuando e comunqu que deseaba ver a su
amo cuanto antes, me condu|o a pso superor, donde tras una puerta
cuberta por una cortna encontr a Kefaos cmodamente sumergdo en
una enorme baera de bronce, de taes dmensones que hubera poddo
servr como sarcfago rea, cuberto hasta a barba en agua caente e
ntensamente perfumada. Fna, desnuda como cuando vno a mundo,
estaba arrodada en e sueo detrs de , frotndoe a gruesa espada
con un pao. Ambos me mraron sorprenddos y eno|ados, como s os
hubese descuberto hacendo ago que habran preferdo mantener
secreto.
-No ntentes evantarte, respetabe mdco, pues podras caerte y
romperte a cabeza. Ves cuan prudente soy? N squera te he
preguntado qu ests hacendo en ese ob|eto... A propsto, qu es?
-Me sorprende a gnoranca de m |oven amo -anunc
pomposamente cogendo un pao de manos de Fna, que escurr
segudamente sobre su cabeza-. No fue e e|rcto de propo rey tu
!'!
Nchoas Gud
E Asro
padre quen tra|o este artefacto entre os despo|os de Babona? Es un
refnamento sumamente cvzado, como poda esperarse de os
babonos; as se ava e cuerpo de modo ms efectvo y agradabe que en
una casa de baos de vapor, evtndose a msmo tempo a eno|osa
presenca de a chusma que frecuenta esos ugares pbcos.
Y para demostrarme cuanto deca sac e pe de agua y Fna se o
frot vgorosamente como s estuvera puendo una marmta de cobre y,
a hacero as, sus grandes senos se bamboearon como odres de agua en
a cuberta de un barco.
-S -repuse en acado-. A Asarhadn tambn e parece dvertdo
baarse con sus mu|eres. Me sorprende que no a hayas metdo ah
contgo, Kefaos. No te parecera ms convenente?
-E seor Tgath Assur tene una engua vperna a tan tempranas
horas. Acaso cree que su srvente e ha dado motvos de eno|o?
Me estuvo observando unos momentos entornando os prpados como
s examnase a un pacente que deba ser tratado con ungentos o baos
de mostaza caente, hasta que por fn se acar su expresn.
-No -d|o por tmo-, veo que no ests eno|ado con Kefaos, sno
contgo msmo. Fna, dame una toaa para secarme y prepara agn
amento a prncpe. Vamos: d|anos soos!
Cuando a cortna vov a cerrarse a espadas de a mu|er, Kefaos, que
ya se haba envueto en una sbana de no de as proporcones de una
vea, aguard unos nstantes adeando a cabeza como s estuvese
escuchando ago y uego anduvo sgosamente hasta a puerta y esp
furtvamente por ea. En e sueo quedaron as hueas de sus pes
mo|ados. Me qued mrndoe sorprenddo y desconcertado, sn apenas
comprender qu estaba hacendo.
-Se ha do y no se ve a nade -ndc sonrente. A contnuacn se
a|ust e pao que e cubra, que se haba quedado empapado y se
amodaba a su cuerpo como una segunda pe que estuvese a punto de
cambar, y evant as manos en un ademn de cnca resgnacn-.
Aque que basa su confanza en sus servdores domstcos es un neco,
seor.
-Entonces no debo farme de t, Kefaos?
Ba| entamente as manos y Su rostro parec deshacerse como s
fuese de cera, frunc as comsuras de os abos y se e arrug a frente,
que refe| un profundo pesar.
-Oh, no dgas seme|antes cosas, seor! -respond, de|ndose caer
en e borde de a gran baera-. Por favor, dme en seguda que no
venes a habarme de a seora Asharhamat, porque aunque todos
murmuran que agn da renars, an no te encuentras en a Casa de
Sucesn, y evarte a echo a esa mu|er es como coquetear con e hacha
de verdugo.
No me moest en sorprenderme de que hubese poddo ntur cues
eran ms deseos. No era necesaro nterrogare, porque cuando me reun
con a dama veada en e tempo de Ishtar haba anuncado pbcamente
ms ntencones. Y aunque me senta a borde de a runa y e desastre,
gua que un campesno que contempase mpotente cmo una nundacn
estva e arrebataba su cosecha de cebada, me encog smpemente de
!'"
Nchoas Gud
E Asro
hombros cua s se tratase de un asunto totamente ndferente, aunque
sn duda no ograba engaar a nade.
-Es vuda, Kefaos, y hasta que vueva a verse obgada a contraer
matrmono puede obrar como me|or e parezca. Adems, e turtanu
Snahusur me nsnu que s obraba dscretamente...
-Por mucha que sea tu dscrecn, s e seor Asarhadn es coronado
rey y descubre que te has estado acostando con su nova, ordenar que
te corten a cabeza.
-A Asarhadn no e mporta nnguna mu|er... En este aspecto no se
mostrar remgado. Adems, m hermano me quere.
-S, m nsensato amo, pero no a m! -Kefaos se puso en pe de
repente, con ta voenca que e agua de a baera estuvo a punto de
derramarse, y pate repetdamente en e sueo presa de desesperacn,
f|ando en m una mrada mporante.
-Seor, no magnes que puedes far hasta ta extremo en a
naturaeza cemente de tu hermano... S descubre que has estado
utzando m casa como... Oh, por os sagrados doses de occdente, no
me atrevo squera a magnaro!
-Sgnfca eso que en esta ocasn no puedo contar contgo, Kefaos?
-No, seor. Puesto que segn parece no ograr dsuadrte de
seme|ante ocura, no sgnfca nada de eso.
M escavo, e ntegente y prspero doctor Kefaos, me mraba con una
expresn que en otra persona se hubera nterpretado como atrbuada,
como s estuvera contempando a un h|o que hubese defraudado as
ms caras esperanzas de su padre, pero yo saba muy ben que ta
concentracn sgnfcaba que estaba refexonando.
-Todos te veron en a escaera de tempo, seor. Fue una mprudenca
encontrarte a con esa dama.
-Pero quz nade sea bastante ntegente para sospechar cu es su
nombre.
-Todos han sdo capaces de advnaro. -Lanz una breve rsta como
s hasta entonces no se e hubese ocurrdo ago tan |ocoso-. Ta es e
preco que debes pagar por tu gora: que os hombres conozcan tu rostro
y se nteresen por tus asuntos. S a seora Asharhamat sae de paaco
de tu padre, se debe ncamente a amor que profesa e poderoso
prncpe Tgath Assur, temdo hasta os tmos confnes de a terra.
-No te bures de m, Kefaos: no es prudente tomar a broma este
asunto.
-No me buro de t, seor..., aunque creo que te has comportado muy
necamente y que mereceras que o hcera. Me mto a poner de
manfesto o que es evdente para todos excepto para t.
Me puso a mano en e hombro y me observ con grave expresn,
demostrndome que no bromeaba. Por fn sonr.
-Ven, m |oven e nsensato amo. Permteme que me vsta para que
ambos podamos conservar nuestra dgndad y uego beberemos un poco
de vno que entone nuestros cuerpos y estudaremos e me|or sstema
para que puedas dsfrutar con segurdad de os abrazos de a seora
Asharhamat.
!'#
Nchoas Gud
E Asro
#!!!
E ao sguente, durante e cua goc de amor, a gora y as
esperanzas, fue e ms dchoso de m |uventud.
Kefaos, que en asuntos de ndoe prctca era mucho ms ntegente
que yo, haba comprenddo nmedatamente que no haba nnguna
posbdad de ocutar ms ntrgas con Asharhamat ante a gente de
paaco. Sn embargo, a msmo tempo consderaba que a era donde
haba menos que temer, puesto que Asharhamat debera casarse con
aque que sucedese a monarca y, por consguente, dsfrutaba de certa
nmundad. Nade se atrevera a actuar contra ea mentras que su
conducta no egase a ser escandaosa, y en ese aspecto despegaba toda
su astuca.
-A toda costa, seor -deca movendo enrgcamente a cabeza, pues
por entonces ya estaba bastante embragado, o cua, pese a dar ms
nfass a sus movmentos, no pareca afectar en absouto su agdad
menta-, a toda costa debemos evtar que este asunto se converta en a
comda de os cudadanos. La seora Asharhamat es e gaardn que
todos se dsputan porque su posesn mpca ostentar a corona de Asra,
y por eo, s cuaquer otro se convrtese en rey, no podra ensaarse
contgo por haber dsfrutado de su echo, por o menos no podra hacero
pbcamente, excepto s no e mportase cuestonar a egmtdad de sus
vstagos. Y se cudara mucho de hacero mentras e vugo crea en su
vrtud. Y esto o ogrars actuando con dscrecn. Es vuda y no atenta
contra a decenca soazndose contgo, pero s egara a renar tu
hermano Asarhadn, no e gustara que exstera a ms eve sospecha de
que sus h|os han sdo engendrados por otro. Como ben dces, no se
muestra remgado en su trato con as mu|eres y por s msmo no e
mportara, pero es preferbe que estos hechos no sean demasado
evdentes.
Por tanto, seor, ba|o nnguna crcunstanca debes traera aqu, porque
de todos es ben sabdo de qun es escavo e mdco Kefaos e ncuso
as gentes honradas de Nnve no son cegas para que es pase nadvertdo
o que sucede ante sus propos o|os. Adems, est e aspecto menos
mportante de m propa segurdad... Asarhadn no sentra nngn
escrpuo en de|ar caer sobre m e peso de su ra s coaborase muy
descaradamente contgo propcando tus encuentros con a futura prmera
dama de paaco. No, debo encontrar otra soucn.
En todas as cudades exsten certos dstrtos donde a gente prudente
tan so presta atencn a os propos asuntos y no se nmscuye en as
vdas a|enas. En esos ugares, as das y vendas de os dems pasan sn
ser advertdas, y, s a gente desperta a medanoche por causa de agn
atercado, os vecnos aguardan hasta que se restabece a cama, y uego
acaso aguno de eos se asome para comprobar s aguen ha quedado
!'$
Nchoas Gud
E Asro
tenddo en e arroyo y s est reamente muerto, y segudamente todos
retornan a su tranquo descanso. En taes dstrtos es ben sabdo que
convene respetar os secretos a|enos y que cuanto menos pbcos se
hagan es me|or para todos. En ta ugar fue donde Kefaos compr dos
casas de dferentes caes que se comuncaban por un tabque comn.
-Esta cae es conocda como a cae de Nerga, seor -sea con
dspcenca como s despdese a un tabernero-. Aqu un |oven a quen e
ur|a recbr su herenca podr contratar a aguen que por cnco scos de
pata e cortar e cueo a su padre, a menos naturamente que e |oven
sea Tgath Assur; e magncdo es demasado ambcoso para quenes
resden en estos barros. Y tambn puede comprarse cuaquer cosa,
desde cazueas de cobre robadas hasta os favores de |ovenctos
ampos. Basta con saber dnde encontraros.
Mr en torno y no tard en comprender cmo haba egado a merecer
seme|ante nombre porque aque dos de as mseras, patrn de os
nfortunos, se hubese sentdo muy a gusto entre paredes tan
descarnadas y edfcos cuyos psos superores se ncnaban
pegrosamente haca a cae, como s estuveran a punto de
despomarse. A dferenca de a mayor parte de a cudad, donde a gente
se agopaba por as caes rudosamente, absorta en sus propos
probemas, de modo que apenas se poda crcuar por eas, a renaba e
senco y ncamente se vean agunas furtvas y sencosas fguras,
mu|eres que se cubran con sus veos y hombres que daban a espada
cuando sentan que aguen f|aba en eos sus mradas y que
deambuaban arrastrando os pes como s aguardasen a aguen de
presenca ndeseabe. En readad, aque ugar pareca haarse sometdo a
una espece de madcn.
Kefaos me observaba con are dvertdo mentras cruzbamos por e
centro de a cae, de modo que cuaquera hubese credo que estbamos
verfcando su topografa.
-Imagno en qu ests pensando, seor; pero puedo asegurarte que
aqu no se atrevera nade a pedrte nada. No te haars expuesto a
nnguna amenaza, porque a esas gentes no es nteresan os negocos de
estado y probabemente |ams habrn odo habar de Tgath Assur.
Adems, aunque codcosos, son demasado prudentes para ntentar
extorsonar a nngn prncpe rea. La dama y t pods consderaros
bastante seguros. Ven..., vamos a ver a casa.
La vvenda tena escasos atractvos. En a panta ba|a ncamente
haba un banco de tres patas, un horno para gusar y agunas tna|as de
arca cubertas de tearaas y, en e pso superor, en una habtacn de
mayores proporcones, encontramos una manta y un cochn enroados
contra una pared y una |ofana de cobre para avarse.
-Ven aqu, seor, y vers o que he deado.
En e tabque de fondo apareca una puerta cuberta con una cortna de
pe de toro. Kefaos a apart a un ado y abr a pesada puerta de
madera que haba sdo atrancada por nuestro ado, por a que accedmos
a una estanca de mayor tamao que ocupaba todo e pso superor de a
casa contgua. Las ventanas, con as persanas ba|as, daban a una cae
que yo no haba vsto nunca.
!'%
Nchoas Gud
E Asro
-La seora Asharhamat acudr hasta aqu en una sa cerrada -
prosgu mentras mraba haca aba|o contempando as cabezas de os
transentes-. Y t a aguardars en a otra casa. Oun podr sospechar
que exste aguna reacn entre sus vstas y as tuyas? E hombre a quen
compr estos dos edfcos me ndc que han sdo escenaro de muchas
ntrgas que |ams egaron a descubrrse. Advertrs que hay una taberna
en e otro extremo de a cae. Parece un oca muy modesto, un centro
donde se renen ncamente aqueos que pueden vender e fruto de sus
esfuerzos, pero ah se desarroa un pnge negoco, consstente en
aquar habtacones por horas, y se sabe que es frecuentado por
mportantes damas afconadas a os porteadores muscuosos y a os
barqueros que hueen a brea. La presenca de una sa de manos cerrada
no es un hecho nsto para que aguen e conceda especa atencn.
-Es demasado srddo -repuse quedamente-. Me pregunto qu e
parecern a ea nuestros mane|os.
Kefaos se encog de hombros como s fuese una cuestn carente de
mportanca.
-Probabemente e conceder menos reparos que t, m nsensato y
|oven amo. Las mu|eres, ncuso aqueas como a seora Asharhamat, que
son poco ms que chquas, van por e mundo con os o|os muy abertos
y son menos ngenuas que os hombres. Cuando ntrgan se haan en su
eemento ms natura. Ya vers como todo r ben, seor.
Todo r ben, haba dcho Kefaos, que no poda magnar nngn
obstcuo de tempo y ugar. O quz era yo quen no comprenda o
smuaba no comprender. Todo era muy confuso y as deba segur
sndoo.
Pero m escavo estaba en o certo cuando deca que no podra ocutar
nada ante a corte de m padre. Cuando a cabo de un mes acud a
despedrme de m hermano Asarhadn antes de que fuese trasadado a
Borsppa -e rey e haba nombrado shaknu de todo Sumer, otorgndoe
penos poderes mtares-, recb esa eccn de modo concuyente.
-Tengo entenddo que has comprado una casa en a cae de Nerga -
fueron sus prmeras paabras-. Supongo que o habrs hecho para
reunrte con a hermosa Asharhamat. Vamos a |ardn y cuntameo todo
para que pueda regaara cuando se converta en a prmera dama de
paaco. Sempre es convenente para un mardo conocer agn secreto
con e que sencar a su prmera esposa cuando refunfue sobre sus
restantes mu|eres. Vamos, que tambn yo tengo secretos que confarte.
Mentras hababa me pas e brazo por os hombros y me condu|o entre
os aposentos escasamente umnados de su nuevo paaco. A Asarhadn
e dsgustaba e desorden propo de os sodados y su concepto de u|o no
concda con esa magnfcenca que suee encontrarse en os hogares de
os mercaderes rcos.
Pero pese a a ntmdad y confanza que soa renar entre nosotros,
percb que, en certo modo, su comportamento haca m se haba
aterado. Era dfc defnro y n squera estoy seguro de que en aque
!'&
Nchoas Gud
E Asro
momento yo egase a advertr que se hubese producdo agn cambo,
mas ndudabemente m hermano se senta ceoso. Aunque bromease
acerca de su matrmono con Asharhamat, por qu ba a preocupare que
a dama y yo nos reunsemos en secreto, puesto que as mu|eres so e
eran necesaras para satsfacer sus apettos? Pese a su tono |ocoso percb
certo matz de amenaza en su voz, como s qusera formuarme una
advertenca de que a fna, y pese a m ntervencn, sadra adeante.
-Y cmo han egado a tus odos taes cosas? -e pregunt.
Se vov a mrarme enarcando as ce|as con sorpresa.
-Cmo? Acaso suponas que permaneceran en secreto? Me o ha
dcho m madre. Ou habas magnado?
S, desde uego, deba habero sospechado. Porque Naqua vva de
nuevo con su h|o e ncuso e acompaara a Sumer, aunque no poda
magnar cmo haba egado a convencer a rey para que e permtese
separarse de su ado. S, cmo no ba a estar ea enterada de ms
andanzas por a cae de Nerga?
E |ardn de Asarhadn no era ms que un pato embadosado donde,
tras pasar as veadas en as tabernas, se sentaba a soas arropndose en
su capa de pe de en y resprando e are fresco de a noche hasta que
vova a sentrse bastante sobro para poder resstr e paroteo de sus
mu|eres.
Me constaba que su madre e ba arrastrando entamente a ms
pegrosos y embotadores excesos, mentras asuma e contro de su casa
y de su vda y con a sut astuca de una araa e enredaba cada vez ms
asfxadoramente en sus redes. Y Asarhadn, que era tan terrbe,
vaeroso y temeraro en e combate como un cego y poderoso vendava,
haba egado, o quz nunca haba de|ado de temera. Era gua que s su
nfanca an no hubese concudo.
Nos habamos sentado en un banco de madera de cedro, y una de as
gemeas babonas, yo nunca ograba dstnguras porque reamente eran
tan dntcas como dos mtades de una manzana, nos srv vno y una
bande|a de ducsmos dtes. Asarhadn a despd, aguard hasta que
se hubo retrado y uego se vov a mrarme con suma preocupacn.
-Debemos andar con cudado -decar expresndose en m ore|a cas
en un murmuo-. Suee quedarse detrs de as puertas para escuchar y
uego va a contare a m madre todo o que ha odo. No es cupa suya,
pobreca comadre|a: sera ncapaz de hacer nada mao. Pero Naqua
tene mortamente aterradas a ms srventas, ncuso a ms mu|eres. No
puedo censuraras, mas tengo que esforzarme por ser sumamente
dscreto... Aunque es nt: a fna m madre sempre se entera de todo.
F| su mrada en a |arra de vno que tena en as manos como s
sospechase que contuvera agn veneno y uego beb argamente.
-Como es natura, se srve de a maga... Lo sabas? Sus poderes son
mayores que os de propo rey. A pesar de todo, nuestro padre me ha
envado a revoearme en e fango de Sumer. Sumer! Le ped que me
destnase a a guarncn de Amat, para poder uchar contra as trbus de
as conas, y me enva a Sumer.
!''
Nchoas Gud
E Asro
-E rey desea honrarte, prncpe -e contest, dndoe unas
pamadtas en e hombro como s deseara despertare de su estupor-.
Gobernars una rca provnca...
-Gobernar, pero no renar..., ser e shaknu de Babona, pero a
Assurnadnshum e hzo rey.
-Ahora ya ha comprenddo tu vaa, hermano, y desea engrandecerte.
Recuerda que Assurnadnshum encontr a muerte como rey de Babona.
-Se propone qutarme de en medo mentras te hace marsarru en m
ugar.
Asarhadn me sonrea ferozmente como s me odase.
-En m ugar. Te sorprende, no es eso? -prosgu-. Porque ser yo
quen rene cuando muera nuestro padre: todos os presagos me son
propcos. Bandadas de p|aros pronuncan m nombre. Acaso no me
crees? Pregntaseo a m madre! Tene un regmento de hechceros e
ncuso ea msma est dotada de a facutad de convocar a os esprtus
de os dfuntos. Me consta que es certo porque yo msmo he sdo testgo
de eo. La he vsto habando con e esprtu de m antepasado
Assurnasrpa, que como sabes fue un poderoso monarca, y e d|o que yo
sera rey y padre de reyes. Eso es o que quera confarte, Tgath,
hermano mo... Ta es e destno, y n t n yo podemos ateraro.
A |uzgar por su expresn no pude deducr s aqueo e compaca.
Sonrea abertamente, con trunfa atvez, pero sus o|os tenan un are
asustado.
-Confo que estae una reben en e sur -repuse de pronto. Beb un
trago de vno e hce una mueca de contraredad porque Asarhadn beba
sn tasa a fn de ofuscar su mente-. Espero que os cadeos saten de sus
pantanos en nmero tan crecdo como as ranas en verano y que no os
den a t n a tus e|rctos un nstante de reposo. Sera o me|or que podra
ocurrrte, hermano. En pocas de paz dedcas demasado tempo a beber
ma vno y a prestar odos a as conversacones de as mu|eres, en
especa de Naqua. Deberas apartarte de eas porque eres un neco
crduo que aceptas todo cuanto te dcen.
-Probabemente tenes razn. S, seguro que a tenes -excam
Asarhadn, dndome ta pamada en a roda para recacar sus paabras
que cas me romp a perna-. Sn embargo, un hombre necesta de eas
de vez en cuando para mantenerse sano.
-Tu saud no me|orar de nngn modo vvendo ba|o e msmo techo
que tu madre. Y, por o dems, so deberas quedarte con as extran|eras,
as eamtas y as negras etopes, puesto que no ests dotado para e
conocmento de enguas extran|eras.
-Y as gemeas? Y as hermanas egpcas?
-Crtaes a engua con un cucho a ro|o vvo para que no puedan
segur ncordndote.
-Muy ntegente..., muy acertado.
Nos echamos a rer, y apoyndonos uno en e otro ceebramos tan
sabrosa chanza. Cuando uno de os dos trataba de decr ago nos
mrbamos y reanudbamos nuestras rsas como p|aros rudosos.
Asarhadn pareca haber ovdado por competo a posbdad de renar.
!'(
Nchoas Gud
E Asro
-De modo que no crees en os vatcnos de m madre? -me pregunt
por fn, procurando no mrarme para evtar que vovsemos a estaar en
carca|adas.
-Penso que Naqua desea que creas en eos, pero gnoro por qu
razn. Acaso no te atrae a perspectva de ser rey?
-No -repuso, acentuando su negatva con un enrgco movmento y
tomando otro argo trago de vno. Comenzaba a actuar como un borracho,
y cuando estaba ago bebdo vea as cosas con ms cardad-. No... No
deseo estar afetndome constantemente a barba cuando os sacerdotes
dgan que e dos exge expacn. No me compace a dea de vestrme de
acuerdo con e rtua y ayunar como un maxxu os das acagos. Los reyes
no pueden dsponer de un nstante de su vda. Oun sera rey s pudera
evtaro? T quz... Pero yo no tengo en tan ata estma os encantos de a
seora Asharhamat. A pesar de todo, qu opnas de os presagos de m
madre?
-Asarhadn, tu cabeza parece haber sdo taada en un boque de
granto ro|o.
Me evant para estrar as pernas y pasear un poco porque comenzaba
a sentr fro en aque pequeo y desangeado |ardn. M hermano me mt
y ambos anduvmos hasta a pared de enfrente que daba a a cae de
En, donde se evant a tnca y exoner rudosamente su ve|ga. A
contnuacn me qut a |arra de vno de as manos para segur apagando
su sed.
-De modo que me crees un neco, no es eso? -pregunt sn sentrse
ofenddo, smpemente como s se tratase de un punto que despertase su
curosdad.
-S. S superas cuntas notcas me egan cada semana de nos
nacdos en Kaah con a prmera etra de m nombre grabada en e ventre
o de que en as entraas de una cabra sacrfcada en a sagrada Assur ha
aparecdo una estrea ro|a como a sangre, dntca a a que tengo en a
mano derecha... E gua sucede con todos os hombres mportantes de
este pas... La gente es aduadora, y por eo transmte notcas de
magros, prodgos o seaes que aseguran haber recbdo de a dosa
Ishtar, mas ncamente os necos dan crdto a seme|antes bobadas.
-Soy de tu msma opnn. -Hzo un ademn ambguo desechando
cuaquer posbe dscrepanca-. Pero qu me dces de fantasma de
Assurnasrpa? Te aseguro que o v con ms propos o|os. No me dgas
que te nsensbza hasta ta punto tu atesmo |nco que ya no crees en a
ngromanca!
E pobre Asarhadn, que a a sazn ya estaba competamente borracho,
pareca asombrado de seme|ante monstruosdad, por o que me apresur
a tranquzare dcndoe que en todos os aspectos de a regn me
mostraba tan respetuoso como e que ms.
-Aunque, por smpe curosdad, podras decrme qu fue
exactamente o que vste?
Asarhadn refexon unos nstantes, hacendo oscar as manos entre
as rodas, mentras segua sentado en e broca de un pozo que formaba
parte de muro de su |ardn y que probabemente haba sdo excavado y
!')
Nchoas Gud
E Asro
abandonado haca un sgo. Por fn evant a cabeza, fruncendo e
entrece|o, sumdo a parecer en profunda concentracn.
-Ver? Fue muy poco o que v... Smpemente un humo banquecno.
Estas cosas no se ven! Pero o su voz con toda cardad! M madre e
pregunt s yo sucedera a seor Sennaquerb y repuso afrmatvamente.
-So eso? Nada ms? Tan so d|o que s?
-S... Ou esperabas de fantasma de un rey? Oue entabase una
controversa? Tgath, hay ocasones en que...!
-Tu madre te est sorbendo e seso.
A modo de ensayo cog a |arra ya vaca de vno y a de| caer en e
pozo, contando entamente mentras desapareca entre as sombras sn
egar a or en qu momento acanzaba e fondo.
-Un poco de humo banquecno y una voz que pronunca una soa
paabra... Tan so en Nnve puedo encontrarte ms de qunentos magos
que por dos scos de pata te convocarn todos os espectros reaes que
queras tanto de monarcas ya faecdos como de aqueos que nunca
exsteron. Basta con que es factes un nombre, aunque sea nventado,
eos no advertrn nnguna dferenca, y s eres bastante erdo para
tragarte seme|antes patraas, podrs habar con quenquera que desees.
Vamos a Nnve y te o demostrar!
-En ugar de eso vayamos a reunmos con ms egpcas -repuso
Asarhadn sonrendo ascvamente-. Puedes quedarte con a mayor: e
gustas y cuando e agrada un hombre... No? Ou stma! Desde que te
has encaprchado de a seora Asharhamat no resutas un compaero
muy anmado, hermano. Pero estoy seguro de que cuando eves dos
meses frecuentando a casa de a cae de Nerga, recobrars tu sano
|uco y desears un cambo de deta, que despus de todo es o ms
saudabe que exste. Pronto te dars cuenta de que todas as mu|eres son
guaes una vez es has vsto e trasero.
Me dspona a castgare por su nsoenca arro|ndoe a pozo, pero
me esquv entre rsas, derrbndome a msmo tempo en e sueo.
Incuso cuando estaba sobro me superaba con creces en a ucha, mas
debo aegar a m favor que tard ms de un cuarto de hora en domnarme
totamente, pdendo cemenca con e rostro en e povo. Entonces
entramos en a casa, nos avamos con agua caente y nos cambamos de
ropa antes de r a cenar.
-Me has tranquzado enormemente -manfest Asarhadn, mentras
me avaba a nuca-. |ams me ha entusasmado a dea de ser rey... Me
conformara con dsfrutar de poder, rquezas, pacer y gora eternos.
-S, pero no te sentas demasado avado. Pese a as mentras que
pueda urdr tu madre, es posbe que egues a renar. Esto es ago muy
evdente. Cuando e dos desee expresar su vountad en este asunto, no
se andar con rodeos.
Aquea semana m hermano part haca e sur, por o que se perd e
festva de Aktu que se ceebraba en e mes de Sebat, tras as prmeras
nevadas.
!(*
Nchoas Gud
E Asro
No exste tempo ms santfcado en todas as terras que se extenden
entre os ros. Los feste|os se proongan durante once das y en eos se
conmemora a renovacn de pacto entre Assur y su puebo y e nco de
nuevo ao, que en readad comenza en e mes de Nsan, con as
prmeras nundacones de a prmavera. Pero as causas de que e festva
se ceebre en dstntas pocas de ao consttuyen un engma que
ncamente conocen os sacerdotes. En e curso de os feste|os, e sptmo
da no es acago, como sucede en os meses restantes, y todo parece
prspero y fez. S hubera sdo capaz de advertr o que me rodeaba, ya
entonces me hubese dado cuenta de que m buena suerte me haba
abandonado y de que me persegua un sombro nfortuno. Crea que e
dos haba seado un pacto conmgo, que me vera honrado por encma de
todos os hombres, pues ta era a vountad de dvno Assur, pero estaba
equvocado. Hubera tendo que advertr as seaes que me envaba, mas
fu ncapaz de eo. Puesto que para todos eran evdentes, a qun poda
cupar ms que a m msmo?
E prmer da de Aktu, e rey debe ayunar hasta que aparece a una
nueva, y ese da, despus de ver remontarse en e ceo e pdo
crecente de Sn, e seor Sennaquerb romp su ayuno ceebrando un
banquete en m casa, cenando en compaa de sus grandes dgnataros, y
yo me sent a su destra como s ya hubese sdo procamado su
heredero. Haba hecho venr a Merope desde Los tres eones para que
me acompaase y fuese testgo de tan gran ocasn, y e rey an nos
enatec ms compacndose en compartr e echo de m madre, o por o
menos o consder un honor. En cuanto a ea, gnoro cmo nterpret
ta hecho n se me ocurr preguntrseo.
Durante e da, cuando an tena e estmago vaco, m padre me ev
consgo ante e atar de Shamash, Seor de a Decsn, para consutar e
parecer de dos sobre s poda confarse en Kabta, rey de os shruban,
acerca de un tratado reatvo a a proteccn de as rutas comercaes de
mar de norte. Era un asunto rutnaro, pero que para m revst gran
nters, porque nunca haba vsto a baru en funcones y saba que en
breve panteara a dos a cuestn mucho ms trascendente de qun
deba suceder a Sennaquerb en e trono de Assur.
E rey evaba nscrta su consuta en una taba de arca que depost
ante a urea magen de Shamash, que respandeca como e propo so.
Aguardamos en senco, mentras e kalu desempeaba e ofco regoso
cantando pegara supcatoras y e ginu, a cabra destnada a sacrfco
que estaba atada en e atar con una cadena de pata, nos observaba con
expresn vaca e ndferente. E baru, un hombre amado Rman Assur,
degado, de aspecto grave y medana edad -recuerdo cmo e braba a
negra barba ungda con acetes-, examnaba a ginu, porque todas as
reaccones de anma eran muy mportantes desde su egada a recnto
de tempo hasta su agona para nterpretar a vountad dvna.
Por fn, cuando e kalu hubo nterrumpdo sus cntcos, todos
contempamos a magen de dos, vaga y msterosa tras una nube de
ncenso. Estara dspuesto Shamash, os o|os de Assur (porque toda
persona nstruda sabe que os doses menores son smpes
manfestacones de nco y autntco dos), a emtr su dctamen en aque
!(!
Nchoas Gud
E Asro
asunto? E ginu mr prmero e ara donde deba consumarse e sacrfco,
despus a m y por tmo a rey. Luego e anma resop fuertemente
como s tuvese aguna pa|ta en e hocco, y e baru, nterpretando aque
sgno como prueba de a ntencn dvna, as e sagrado cucho de
pederna que se encontraba sobre e atar y, una vez que dos novcos
huberon sotado a ginu de su cadena de pata asndoo fuertemente
para depostaro sobre a pedra de sacrfco, o dego de una soa y
certera cuchada. E anma mur sn proferr un gemdo.
Segudamente todos nosotros, con excepcn de baru y un soo acto,
abandonamos e recnto sagrado de dos porque nade deba estar
presente cuando se examnasen as entraas de ginu. Segn una antgua
costumbre, nade poda mpugnar e |uco de baru. Todos e tenan por un
santo varn cuyos votos a Shamash no podan ser corrompdos por nngn
ben terrena.
Rman Assur sa de sagrado recnto y se ncn ante e rey m padre.
Tena os brazos ensangrentados hasta e codo.
-Augusto seor, os rganos no presentan nnguna anomaa -e d|o
-. E hgado est bre de defectos y as entraas son perfectas: no
aparecen deformdades n doencas. E dos te concede su bendcn.
E ginu, que ya no era ms que un cadver, yaca semconsumdo en e
fuego sagrado que arda nnterrumpdamente noche y da ante a magen
de Shamash. Nade probara su carne y sus cenzas seran arro|adas a
Tgrs. Fuese o que fuese o que e baru hubese vsto, so se conocera
segn a versn por factada y por os datos que regstrara en os
archvos de tempo.
-As sea, sacerdote -repuso e rey, sguendo e rtua de aceptacn
mentras evantaba sus manos en accn de gracas-. Ser como o ha
dspuesto e Seor de a Decsn.
E compe|o de tempo estaba stuado en un aa de paaco, de modo
que m rea padre y yo nos drgmos hasta sus aposentos donde
permanecera as restantes horas en que deba proongarse su ayuno. Era
a prmera vez que estaba a soas con desde haca muchas semanas.
Sennaquerb retard sus pasos como s deseara dsfrutar de aqueos
escasos momentos de bertad en una |ornada agobante de ceremonas.
-Tan so fata medo ao para que e dos apruebe m eeccn de
sucesor. T sers rey cuando yo muera, verdad? Estoy convencdo de
que sabrs cumpr con tu deber.
E seor Sennaquerb me puso a mano en e hombro, y para eo tuvo
que esforzarse porque e superaba toda a cabeza. En muchas ocasones
me haba dcho que me prefera a todos sus h|os, vvos y muertos, y era
m dueo y m rey.
-Es e nombre de Asarhadn e que debes presentar a dos -respond
sn saber certamente s me mpusaba e deber a m padre y a m
hermano o ncamente porque deseaba ore decr una vez ms que era
yo su predecto-. es e h|o de tu esposa ega.
-E dos negara su consentmento. La cabeza de Asarhadn es como
un cesto eno de barro. Sn duda ser de gran utdad en e prxmo
renado, pero so s t ests por encma de para evtar que cometa
!("
Nchoas Gud
E Asro
cuaquer desatno. Tu hermano es un buen sodado y t e queres
entraabemente, pero es un neco.
A medda que avanzbamos e rey pareca apoyarse cada vez ms en
m, como s e ayuno e estuvera debtando.
-Asarhadn sera un ma rey -rept-. E dos no dara su
consentmento. Acaso e poderoso Assur no ha demostrado
sobradamente su predeccn haca t? No te ha conceddo un poderoso
sedu? Asarhadn...? Puaf!
Legamos a fna de una extensa coumnata que concua en un pato
nundado de a uz de so. E rey retr a mano de m hombro y se rgu
como s despertase de un sueo.
-Reconoces este ugar? -excam echndose a rer, dobando a
cntura y gopendose a perna de tanto regoc|o-. Mra en torno, Tgath
Assur, h|o de Sennaquerb, Rey de Reyes, recuerdas?
S recordaba, y se me form un nudo en a garganta. E boque de
granto como un ara de sacrfco segua aparecendo en e centro de
pavmento... Record cuando o haba vsto sapcado de sangre.
Sn duda se refe|aban en m rostro todos aqueos sentmentos porque
e rey cabece geramente aunque ya haba de|ado de sonrer.
-Aqu te tra|o e ve|o Bag Teshub para despo|arte de tu vrdad como
haba perddo a suya... Por os doses! Me pregunto s segur con
vda. Te tra|o aqu y os sacerdotes aguardaban con sus cuchos. Pero
veo que no o has ovdado.
-No, no o he ovdado. Como tampoco que t me savaste.
-Yo y e seor turtanu, m hermano Snahusur. Se o debes a ms
que a m. Y obr acertadamente porque desde aque da has ogrado que
en muchas ocasones me senta orguoso de t. Pero os sacerdotes...
Sabas que e baru Rman Assur tambn es hermano mo? Lo sabas?
-No, seor.
-Pues s, o es. La mayora de sacerdotes preferen a Asarhadn, pero
Rman Assur no, no muestra predeccn por nade. Aunque se trate de
un sacerdote, confo en . Adems, e e|rcto te quere. Y e e|rcto
cuenta ms en este pas que os sacerdotes, que so apoyan a tu
hermano porque saben que cree en toda case de augures y advnos y
confan que podrn gobernar a travs de . Agunos e crtcan. Kab, por
e|empo, que conoce a vountad de dos, pero a mayora... De todos
modos, confo en Rman Assur. E dos nunca permtr que rene
Asarhadn! Y en cuanto a que es h|o de m esposa ega... -Sennaquerb
extend as manos en un ademn de mpotenca-. Maana msmo
pondra e veo sobre a cabeza de tu madre s no fuese porque...
-Porque a seora Naqua se opondra a eo... y muy tenazmente.
Nos echamos a rer como s compartsemos un secreto.
-S..., me amargara a vda. -E rey me cog de brazo y segumos
paseando-. Por os doses, cas me aegro de que se haya marchado a
Sumer! La echo de menos en a cama, pero su engua es como a coa de
un escorpn. Las mu|eres, h|o mo, son una madcn!...
Aquea noche cen en m casa y yac con m madre para que todos
superan que Tgath Assur, h|o de Sennaquerb, era honrado por su padre
por encma de cuaquer otro ser vvo o muerto.
!(#
Nchoas Gud
E Asro
A da sguente, e segundo de festva de Aktu, se ceebraba a gran
procesn en que e dos Assur es paseado por toda a cudad hasta aque
que ser su hogar en e ao nuevo, donde deber combatr de nuevo
contra Tamat, e monstruo femenno de Caos, y crear de nuevo e mundo
y e umnoso ceo.
Las ceremonas que acompaan e festva se remontan a una gran
antgedad y son muy smares en todos os pases exstentes entre os
ros. En Sumer, donde gracas a antguo prestgo de Babona, Marduk es
rey de doses, se ceebra a vctora de ste y os hombres honran e
recuerdo de su poder creatvo. Pero fuese a gora de Marduk o de Assur,
e mto que se conmemora es exactamente e msmo y a dvna y
vvfcante soberana no se basa en os nombres de os doses sno en as
hazaas que de eos se conservan porque son os hombres quenes dan
nombre a as dvndades.
Aque ao e Aktu ba a ser dstnto a todos os dems porque era e
prmero desde que haba concudo a arga contenda de sur y e pas de
Assur deseaba dar as gracas a su dos por habere protegdo. Por tanto,
e festva feste|aba tanto nuestra renovacn como a beracn de
puebo y os corazones de os hombres exutaban de aegra.
En os tmos nstantes que precederon a aba de gran da e rey, sus
nobes y toda su fama se encontraban en e tempo de dos que haba
sdo despertado de sus sueos por e redobe de tambores que atronaban
e espaco dfundndose por a cudad con bcas resonancas.
- Oue desperte e dos! -cantbamos-. Oue e poderoso Assur,
seor de os ceos y rey de doses, en cuyo nombre todo se ha hecho,
desperte de sus sueos! Oue bre como su propo so sobre sus
servdores!
Y e gran doo ureo, no e propo y sagrado Assur, sno ncamente su
magen, e don que nos haba otorgado a dvndad para poder
aproxmarnos a su gora, nos contempaba con sus o|os cegos. Ou
ramos os hombres para reparar en eos? Ou nuestras voces para que
atendese nuestras spcas? Sn embargo, en su msercorda, nos
escuchaba y su brante so se evantaba sobre as montaas de este
para umnarnos un da ms. Y aqu era su da, e da de aque que nos
daba a fuerza y a savacn.
Y uego, a cabo de un nstante, de| de orse todo rudo y se percb
ncamente e eco cada vez menos perceptbe de nuestras voces
fundndose en e senco. N squera corra un sopo de are y a muttud
estaba nmv sn apenas atreverse a resprar, aguardando a su soberano
Sennaquerb, sumo sacerdote y servdor de Assur.
E rey se aproxm a dos evando en sus manos una bande|a de oro
cargada de carne recn asada, que humeaba en a fresca atmsfera. E
monarca tambn pareca un ob|eto ureo y espendoroso como e propo
dos. La uz arrancaba desteos de os pegues de su tnca.
-Te supco que admtas estos amentos, Assur -excam-. Te
supco, seor de ceos y terras, que aceptes estas ofrendas de manos de
tu servdor.
!($
Nchoas Gud
E Asro
Sostuvo a bande|a ante e dos para que pudera contempara y
segudamente a entreg a un sacerdote atavado con una tnca amara,
que a retr. E rtua se haba cumpdo.
-Te supco que admtas estos amentos, seora Nn.
En esta ocasn a ofertante haba sdo femenna. A gua que todos os
presentes, me vov para ver a qun haba corresponddo ta honor en
aquea ocasn y descubr a m hermana Shadtu, cuyo cuerpo desnudo
haba sdo ungdo en acetes y braba a a uz de so. Entre a muttud se
dfund un murmuo de sorpresa porque nade esperaba ago seme|ante.
-Te supco, consorte de Assur y rena de os ceos, que aceptes esta
ofrenda de manos de tu srventa.
E senco era tan absouto que se percba caramente e suave roce de
sus pecectos en e sueo de pedra. Estaba muy hermosa, su cuerpo era
magnfco y, como todos os presentes, me sent aturddo ante su
presenca. A baru Rman Assur, que se encontraba casuamente frente a
m, e braron os o|os a vera, como s e hubese cegado e respandor
de su pe. Tambn en aque momento pude haber ntudo a readad.
Shadtu sostuvo a ofrenda ante una magen de a dosa, que era de
muy reducdas dmensones y estaba stuada a a zquerda de su esposo y
uego, cuando recogeron a bande|a de sus manos, acud a reunrse con
su padre, que a estrech en un caroso abrazo. Porque e rey a amaba y
nada de o que ea hcera poda parecere vergonzoso n motvo de
escndao.
Tambn Merope presencaba aqueos rtos que para ea eran nuevos y
extraos. Cuando nos escabumos de tempo y samos a a uz de so
me tr de a manga y me d|o:
-H|o mo, es todo esto norma? Debe presentarse pbcamente
desnuda, como s fuese una ramera, sn squera cubrrse os cabeos con
un veo? No me parece una conducta decente.
-Es una costumbre ancestra -repuse. Sonre y a cog de brazo.
Cmo ba a enterarse de taes cosas en e gneceo?-. Segn os antguos
rtos, os sumeros, hombres y mu|eres ndstntamente, se presentaban
desnudos ante sus doses..., y os sacerdotes de Eam as o han hecho
hasta ahora. Pero en e paaco de Assur no se haba vsto nada seme|ante
desde hace unos cen aos. Ta vez esa dama desee destacar esta fecha
con una nota de antgua devocn, aunque |ams hubese sospechado que
Shadtu poseyese una naturaeza tan profundamente regosa.
-Lo certo es que parece una vugar ramera que tan so pretende
despertar e deseo de os hombres.
Me ech a rer sn poder evtaro a ver cmo se haba escandazado m
madre.
-S -repuse-, segn tengo entenddo, tu opnn se aproxma mucho
a a readad.
Pero fuese como fuese, a magen que obsesonaba m mente no era a
de a ascva Shadtu en su magnfca desnudez, sno a de baru Rman
Assur, hermano de propo rey, con os o|os encenddos por e deseo.
Por fn e dos, que acababa de ser revestdo de ornamentos rcamente
bordados recamados en oro y pata y a quen haban mo|ado os abos
con neve de monte Eph, fue sacado de tempo en una tera conducda
!(%
Nchoas Gud
E Asro
por sus sacerdotes, segudo por e rey, a quen acompaaban os
restantes regosos, mscos, nobes de a corte y toda a muttud a
congregada entonando cntcos de aabanza para que a gora de Assur
se dfundese por toda a cudad, cuyos ecos acanzaban as montaas de
este. |ams haba sentdo tan ntensamente a sensacn de que ramos
e puebo de dos, bendecdos sobre todos os mortaes, servdores de
seor soberano de os ceos.
Segumos a procesn por as caes de Nnve y cruzamos a gran
puerta que conduce a a casa de Aktu, que haba sdo construda ms a
de os muros de a cudad como resdenca de dos durante os once das
que duraba e festva. Se trataba de una reducda estructura, aberta por
os cuatro costados, cuyo techo estaba sostendo por coumnas de madera
de cedro de modo que pudera contemparse constantemente a magen
dvna mentras presda as numerosas ceremonas que se ceebraban a
are bre en su honor. Aque da se conmemoraban os trunfos de a
dvndad sobre sus enemgos tanto mortaes como dvnos. En aquea
fecha Mushezb Marduk y toda su fama deberan enfrentarse a su simtu.
En pocas de prosperdad os soberanos se ven rodeados de espendor,
pero cuando caen en desgraca sufren una muerte ms amarga que as
pcaduras de as avspas. Mushezb Marduk haba actuado con cobarda y,
en e tmo momento, necamente. Por su cupa se haba proongado de
modo encarnzado e asedo de Babona hasta que e rey m padre y sus
sodados ovdaron toda pedad. Por su causa mes de seres mureron de
hambre, otros tantos ba|o a espada de sus enemgos y, a fna, en ugar
de pedr a uno de sus servdores que e atravesase e pecho con su daga,
haba ntentado hur dsfrazado de mendgo tuerto. Hubese obrado de
modo ms ntegente tratando de haar una muerte fc cuando an
estaba a tempo.
Y dnde se encontraba Mushezb Marduk en e segundo da de Aktu?
Se haba vsto snguarmente dstngudo porque poda presencar os
feste|os, por o menos mentras sguese con vda, desde e propo porche
de a casa de dos, donde estaba encadenado a una de as coumnas de
madera. Sn embargo, a cadena apenas era necesara, puesto que e
seor de Babona no ntentara fugarse, por o menos mentras se
encontrase metdo dentro de una enorme tna|a de bronce de cuyo cueo
ncamente asomaba su cabeza. Haca muchos das que Mushezb Marduk
no se vea squera as pernas.
Seme|ante artugo, tmo refnamento de a tortura, maravaba por
su sencez. E enorme recpente de bronce, que poda haber contendo
ocho o nueve suu de acete, haba sdo aserrado crcuarmente por a
parte superor de modo que sta pudera ser retrada e ntroducdo en ea
un hombre como s se tratara de varas meddas de dtes y a
contnuacn haban undo ambas partes consstentemente. Aqua sera
a tma morada de Mushezb Marduk. No se saba con exacttud de qu
modo sera e|ecutado, aqu era un secreto que n squera conoca,
pero |ams sadra de aquea tna|a como no fuese hecho pcado.
As pues, permaneca a metdo con e cueo de a tna|a hasta as
ore|as, madcendo a os doses con tanta voenca que eg a
enronquecer. La gente se rea de ... y e rey con eos. Merope y yo
!(&
Nchoas Gud
E Asro
guardbamos senco entre os restantes membros de a fama rea y m
madre me asa a mano con fuerza.
Pero antes de ser e|ecutado e seor de Babona debera perder todo
aqueo ms grato de esta vda porque su mu|er y dos de sus h|os -os
restantes haban perecdo en e combate- haban sdo prenddos con y
m padre deseaba consumar totamente su venganza.
Prmero fueron os nos. E mayor, un muchacho a quen apenas
comenzaba a despuntar e veo de a barba, y a |oven, una na que no
tendra ms de sete aos. Uno tras otro, manatados por a espada, ante
os o|os enfurecdos de su padre, se veron obgados a arrodarse a os
pes de verdugo, que os as por os cabeos echando haca atrs su
cabeza y os decapt. Mentras Mushezb Marduk se desgataba de door
e ra porque no e haban nformado que fuese a suceder seme|ante cosa,
era una sorpresa que e reservaba e seor Sennaquerb, e fruto de sus
omos se desangraba sn haber proferdo squera un murmuo. Cuando
mur e tmo de eos, sus cadveres fueron arro|ados a un montn de
troncos y ea donde ms tarde seran ncnerados.
Y mentras Mushezb Marduk soozaba entrecortadamente y os
servdores reaes cubran con pa|a e sueo empapado en sangre, nosotros
aguardbamos e espectcuo ms mportante de festva: e dueo entre
e seor Assur y e monstruo de Caos.
Ta fue e orgen de mundo. En un prncpo exstan Apsu y Tamat,
doses de os ocanos de agua duce y saada. stos engendraron a os
hermanos y asmsmo esposos Lahmu y Lahamu, y a Anshar y Kshar, que
superaron a sus padres en fuerza, beeza y astuca. Anshar y Kshar, entre
muchos otros doses, engendraron a Anu, dos de os ceos, y ste, a su
vez, a Ea, dos de a sabdura y a maga, cuyo poder exced ncuso a de
su progentor.
Pero os doses |venes eran aborotadores y perturbaban e descanso
de ve|o Apsu, que se present ante su esposa y e d|o: Voy a destruros
para que podamos dormr. Tamat se aterrorz y grt encoerzada: No
podemos destrur a aqueos que hemos creado. Pero Apsu estaba
decddo a reazar sus propstos vengndose de sus h|os y netos. Sn
embargo a, e ms prudente de os doses, e nmovz merced a un
encantamento y e do muerte, transformndoe en una montaa, donde
resd en ma|estad con su esposa Damkna. A fue donde nac Assur, e
ms goroso de os doses.
Entretanto Tamat haba refexonado sobre e destno segudo por su
esposo Apsu y estaba enfurecda. Decd atacar a os doses y destruros
atemorzando a a propa Ea. Por fn, ncamente Assur se atrev a
enfrentarse abertamente con Tamat y, con ayuda de un voento
vendava que e nsuf en a boca para que no pudese cerrara, e dspar
una fecha por a garganta que e acanz e corazn. Y cuando hubo
muerto, Assur dvd su cuerpo por a mtad, creando con una parte e
ceo y con a otra a terra frme. A consecuenca de tan grandes proezas
en as que demostr su vaor y su sabdura era enatecdo por encma de
su propo padre como rey de os doses.
sta es a bataa que anuamente rememoran os hombres de Assur en
presenca de dos. Aque que nterpreta e pape de a dvndad se
!('
Nchoas Gud
E Asro
denomna limmu y todas as crncas anuaes adoptan su nombre. En e
prmer ao de su renado e rey nterpreta e pape de limmu y a
contnuacn son sus prncpaes dgnataros quenes o representan por
estrcto orden |errquco. En aquea ocasn corresponda desempear
dcho pape a Enban, hombre bondadoso, senco y de esprtu marca,
maestresaa de rey, que tambn haba ntervendo en a toma de
Babona en cadad de rab shaqe de e|rcto, crcunstanca sta que se
consderaba de muy favorabe auguro.
E pape de Tamat o desempeara nada menos que a propa seora
Ahushna, hasta haca poco rena de Babona y esposa de Mushezb
Marduk, quen presencara e espectcuo desde su prvegada poscn
en a enorme tna|a de bronce, porque aque ao e extermno de
monstruo de Caos no sera una smpe pantomma.
La seora Ahushna comparec competamente desnuda, con e rostro
y e cuerpo pntados de amaro y negro, os coores de a sa y e barro, y
manos y pes cargados de cadenas. Pese a a pntura que a cubra pareca
ya medo muerta, sumda en a ms ntensa desesperacn. La ataron
entre dos postes y, mentras contempaba con confusa e nexpresva
mrada os cadveres ensangrentados de sus h|os, Enban, vestdo con
os atrbutos de dos, sa de a casa de Aktu, a|ust una fecha en su
arco y e atraves e corazn. La mu|er profr un grto y mur en e acto.
Un sacerdote atavado con tnca amara tend a Enban una hacha
de fo de cobre con a que emprend a tarea de descuartzar e cuerpo
de a rena partndoo prmero por a mtad desde e cueo hasta e pubs
de varos certeros gopes que provocaron una uva de sangre entre a
muttud, que ruga enfervorzada ante un espectcuo tan de su agrado.
Y nosotros? Ou sensacones expermentbamos m madre grega y
yo ante aqueos hechos que para nosotros consttuan una novedad? M
madre oraba. Haba desvado a mrada y soozaba como una cratura
ocutando su rostro en m pecho. Por m parte haba presencado cosas
peores y so expermentaba una sensacn de desagrado. No esperaba
ago seme|ante: e rey no me haba hecho partcpe de sus panes. Desde
uego, como h|o suyo y membro de su crcuo ms aegado, deba estar
presente, pero s hubera sabdo que ba a suceder aqueo hubese
evtado a m madre seme|ante espectcuo.
Por fn, cuando os cadveres de a rena y os prncpes estuveron
amontonados en a pra, cuando o ms mportante de su vda, a carne de
su propa carne, e haba sdo arrebatado, eg e momento de que
Mushezb Marduk se enfrentase con a muerte.
Acuderon unos sodados y cogeron a gran urna de bronce de porche
de a casa de Aktu, puseron una argoa metca en e cueo de
desgracado y o derrbaron en e sueo, arrastrndoo de modo que se
desz rodando como una basa sobre e rpdo curso de un ro.
Segudamente nstaaron a urna en e centro de a pra y apartaron a un
ado a cabeza de rey para verter agua en su nteror. Comprend que se
dsponan a cocero vvo: mentras su fama se reduca a cenzas a sus
pes, hervra como un cone|o en a cazuea de cazador. A comprender
o que se proponan hacer, grt desaforadamente.
!((
Nchoas Gud
E Asro
-No! No! Msercorda! No me hags esto! No! -camaba a
prncpo. Y uego, en e mte de a desesperacn, ncamente profera
horrbes grtos, como os chdos de un hacn.
Prenderon fuego a a pra por dversos puntos de su base, pero a
madera arda entamente y produca escaso humo porque estaba verde e
mpregnada de resna. Mushezb Marduk no tendra a fortuna de
asfxarse antes de ser acanzado por e fuego, uncamente se oa e
chsporroteo de as amas y as contnuas amentacones de nfortunado
hasta que eg un momento en que hubsemos deseado taparnos os
odos.
E seor de Babona vo proongarse su martro hasta que e agua que
contena a tna|a comenz a hervr y sapcare e cueo, prmero banco y
uego rosado por a sangunoenta espuma que e rodeaba. Poco despus,
cuando a urna se encontraba a ro|o vvo, se desprend su cabeza, que
cay entre as amas, y as encontr su fn.
Cuando as brasas se enfraron, sus cenzas fueron arro|adas a Tgrs.
Mushezb Marduk y su progene no recberon seputura n ofrendas de
vno y amentos. No dsfrutaran de exstenca en e otro mundo y caeran
en e ms profundo ovdo.
M madre y yo abandonamos e ugar en senco. Sobraban as paabras.
!()
Nchoas Gud
E Asro
#!"
Recuerdo e sabor de sus senos. Recuerdo sus movmentos ba|o m
cuerpo, su costumbre de adear as caderas cuando estaba a punto de
acanzar e cmax. Y recuerdo cmo e agradaba mordsquearme as
ore|as. Tambn recuerdo e cego amor que me nspraba y ese recuerdo
no es ms que amor, como os rescodos encenddos sguen sendo fuego.
Asharhamat, oh cunta pasn encerra este nombre! Asharhamat!
Una o dos veces por semana, sempre que podamos, nos ambamos en
a casa de a cae de Nerga. La esperaba sntndome profundamente
desdchado, temendo que no vovera a presentarse, hasta que a oa
gopear evemente en a puerta de madera que separaba ambos edfcos
y uego a estrechaba entre ms brazos y a conduca hasta nuestro echo,
porque tenamos un autntco echo con un cochn eno de ana para que
m seora Asharhamat no carecese de ms eementa refnamento.
Permanecamos argo rato sn cruzar paabra, pues no podamos soportar
que nuestros abos se separasen. Cunto amaba su duce cuerpo! Cmo
ansaba egar a conocero por competo, hasta sus tmos rncones, sus
o|os, sus manos, sus abos...!
Durante os once das que dur e Aktu no nos habamos vsto. Aqueas
|ornadas transcurreron entre rtos, banquetes, mportantes feste|os
muttudnaros, a todos os cuaes era mprescndbe m asstenca. Pero
de nuevo estbamos |untos y cubra su boca con a ma. Deseaba
ntroducrme en ea, formar parte de su cuerpo, morr y renacer. No
tenamos o|os para ver, aentos para pronuncar paabra: so a acucante
necesdad de convertrnos en uno soo y sentr cmo nuestros membros y
nuestros propos sentdos se fundan en os de amado, como a me en e
vno.
Por fn, cuando yacamos tranquamente en e echo, agotada nuestra
apremante pasn y paadebamos una vez ms e apacbe goce de
amor, eg a ms odos e rudo de granzo cayendo sobre e techo como
p|aros que pcotearan as smentes entre os adoqunes de a cae. No
me sorprend porque haba estado tronando toda a noche. Era un sondo
agradabe que nos produca a sensacn de que nos encontrbamos
cdamente resguardados.
Asharhamat me acarcaba e veo de pecho como s o estuvese
penando. Su seno me roz e brazo y experment una sensacn
ndescrptbe. Sent que aquea fecdad poda desaparecer
repentnamente, que hasta e resto de ms das tendra que amentar e fn
de tanta dcha. Sn embargo me esforc por desechar taes pensamentos,
porque an poda dsfrutar de aque momento.
!)*
Nchoas Gud
E Asro
-Me has echado de menos? -me pregunt, apoyando su mano en m
ventre y curvando os dedos, hacndome sentr e suave roce de sus
uas.
-Cundo?
-Todos estos das, cuando estabas con e rey y con tu madre.
-Acaso te sentes ceosa de m madre? -e pregunt sonrente,
vovendo e rostro haca ea-. Es as?
-No..., no sento ceos de ea. En agunas ocasones, de rey.
-Por qu? Por qu bas a sentr ceos de rey?
-Porque daras tu vda por .
Me ech a rer y a atra|e haca m porque aqua me parec una
observacn muy tonta, y as se o d|e.
-Lo crees as porque eres un hombre -repuso smuando estar
eno|ada, aunque no vov e rostro cuando ntent besara.
-Vamos!, por qu ests ceosa de rey? Lo ests reamente ?
-S.
-Pero por qu? Dara m vda por t tan resuetamente como por .
-Pero renuncaras a m s as o dspusera.
-Cmo no ba a hacero s o ordenase?
-Aunque no o ordenase; smpemente s te o pdera.
-Es e rey. Cmo ba a negarme? Sera m deber.
-Y e amor? Ou es e amor para t?
-E amor es o que deseo... o necesto para vvr. E deber es a propa
vda, es ms que a vda. E gua sucede con todos os sodados. S fueses
un hombre o comprenderas.
-Pero no o soy -repuso rozndome e rostro con os abos y
hacndome notar su cdo aento |ugueteando conmgo con a engua,
mentras que yo trataba de besara de nuevo-. No soy un hombre, o
sabas? Demustrame que desde un prncpo sabas que no soy un
hombre!
Se rea con un sondo parecdo a tntneo de as campantas de bronce,
y a msmo tempo ntroduca a mano ba|o a manta, asndose a m
membro, que una vez ms se haba endurecdo como e acero y que
guaba haca ea. Cuando fundamos nuestros cuerpos y se estremeca de
deseo, profrendo un breve soozo, ovdaba a os reyes, os doses y e
deber: tan so pensaba en ea.
Ms tarde, mentras dorma, sa sgosamente de echo y acud a a
ventana evantando as persanas para poder ver a cae, que estaba
mo|ada por a recente tormenta.
Ou habra querdo decrme? Haba sdo una broma, un smpe anto|o
propo de su mpacenca femenna, o qu se propona?
Como soa sucederme en e curso de os tmos das, se me represent
a expresn de m madre a presencar a carncera que haba tendo
ugar ante a casa de Aktu. Se propona e rey nsprar temor? O
ncamente se haba tratado de una exhbcn de su propo poder? Aque
espectcuo haba sdo grotesco y estpdo.
S egaba a renar prohbra taes representacones. Y Asharhamat me
pertenecera, no en secreto sno pbcamente, como m esposa.
!)!
Nchoas Gud
E Asro
Y sendo esposa ma, sempre estara a savo. Saba que se comportaba
cega e nstntvamente, que se negaba a comprender que no poda evtar
que se cumpese su destno; cuando a arrastraba e vendava crea que
eran sus propas fuerzas as que a remontaban a o ato. Su rrefexn
poda acarreare a propa destruccn s no se cumpan sus deseos. Y
como a amaba, tema por ea.
Cuando vov a cerrar a persana segua dormda. Me sent en e echo
a su ado.
Eres o ms mportante para m -pens-. T, este ugar y este
momento.
Saba que obraba errneamente amndoa de aque modo, pero no me
mportaba.
Y como s hubese odo ms pensamentos, parpade y me mr
sonrente.
-Por t sera capaz de renar -d|e de pronto, aunque me haba
propuesto guardar senco-. Por t y para cambar e mundo.
-Lo haras, amor mo? Pero acaso e mundo no permtra que t o
cambases.
M regreso a hogar me obg a atravesar os sectores ms pobres de a
cudad. Las caes estaban resbaadzas por e heo, e barro y as basuras,
y os hombres oan a cerveza ranca y tenan aspecto cansado. En
aqueos barros se encontraban as casas en as que os obreros
aquaban espaco para acostarse un rato por as noches en sus esteras,
gente que nunca tendra bastante dnero para consegur esposas y cuyos
cuerpos, cuando muresen, yaceran en tumbas ovdadas sn que nade
dspusera ofrendas en eas para apacar os agu|ones de hambre y a
sed que puderan sentr sus esprtus. Aqueos hombres, s haban tendo
arrestos y fuerzas para eo, huberan poddo convertrse en sodados o
adrones, arresgando sus vdas para me|orar ago su stuacn, pero de
otro modo e sombro curso de sus exstencas ya haba sdo f|ado en e
msmo da que veron e mundo.
Pas |unto a una taberna -ncuso a as haba, porque todos os seres
humanos necestamos dsfrutar de certos u|os- y advert que a otro
extremo de a cae se encontraba una sa de manos de rco dseo con
os ateraes cubertos de negros fadones de cuero. A su arededor se
vean cuatro escavos en cucas con aspecto dsgustado, anzando
mradas desconfadas en torno, como s se preguntaran qu podan hacer
para evtar e contago de seme|ante ugar. Eran escavos, s, parecan dar
a entender, pero se sentan superores a cuaquer hombre bre que
pudera encontrarse por a. Me sorprend sbtamente comprobar que
vestan e unforme de a casa rea.
De pronto un rauda de carca|adas eg a ms odos desde e nteror de
a taberna. Entr en e oca atrado por un mpuso rresstbe.
Estaba atestado de gente. Era una saa de reducdas dmensones con
muros de adros desnudos y enrarecdo ambente. Hombres vestdos con
tncas de coor pardo muy sencas se sentaban por doquer, sobre as
!)"
Nchoas Gud
E Asro
mesas e ncuso en e sueo, |ugando a suertes, habando a grtos o
smpemente parecan estar esperando qu dversn poda presentarse.
M entrada en e oca provoc certa sensacn porque aquea gente no
soa codearse con os ofcaes de e|rcto rea, pero no era yo e nco
foco de atraccn genera.
Encma de una mesa, a otro extremo de a saa, un tpo besta e
hrsuto, apoyado en codos y rodas, grua como un cerdo refocndose
con una mu|er de a que ncamente aparecan sus bancas pernas, como
as antenas de un extrao nsecto. Eran observados por todos os
presentes, agunos de os cuaes acamaban a a enorme besta, mentras
que otros, segn v dos o tres, depostaban agunas monedas envuetas
en harapos grasentos en e regazo de una ve|a que ocupaba un ato
taburete y pareca a duea de aque antro.
Apenas poda dstngur a a mu|er que protagonzaba aque
espectcuo, aunque se advnaba que deba ser |oven. Comprend que
deba hacer ago. Probabemente se encontraba a contra su vountad,
porque qun hubera sdo capaz...?
Y de pronto, como s tratase de resprar un sopo de are fresco ba|o su
sudorosa y repugnante carga, vov e rostro geramente y ogr
vsumbrar su rostro. Naturamente! Ou neco haba sdo a no
reconocer a sa de manos! Se trataba de Shadtu!
Era ntoerabe que se encontrase a nada menos que a propa h|a
de rey! Cruc a grandes zancadas e espaco que me separaba de eos,
as a aque patn por e tobo, trando con fuerza de para arrancare de
brazos de m hermana y e arro| rudosamente en e sueo de espadas.
De pronto se qued sorprenddo y segudamente se enfurec. Pero
antes de que ograra evantarse apoy suavemente en su garganta a
punta de cobre de m |abana.
-Fuera de aqu! -rug-. Sad todos! S aprecs en ago vuestras
vdas, sad de aqu!
M adversaro tard unos nstantes en comprender que estaba
reamente decddo a matare, darse cuenta de que evaba e unforme de
rab shaqe y egar a a concusn de que sera me|or hacer o que e
deca. Recog su tnca de sueo y retroced entamente de espadas
haca a puerta.
-La queres para t soo, |oven seor? -grazn a ve|a bru|a detrs de
m. Sus paabras provocaron rstas nquetas y sofocadas.
-He dcho que sags todos de aqu!
Band un nstante en e are m |abana y echaron todos a correr haca
a puerta como cone|os. A cabo de un momento Shadtu y yo nos
habamos quedado soos.
A prncpo ea no comprenda qu haba suceddo. Se ncorpor
recostndose en un codo y encogendo as rodas, a tempo que mraba
en torno parpadeando como una echuza.
-Ou sucede...? Ah, eres t, Tgath! Esperas que te toque e turno
en a prensa de vno?
Profr una obscena carca|ada -era a todas uces evdente que estaba
muy borracha- y abr os musos, mostrndome su sexo enro|ecdo y
rebosante de semen.
!)#
Nchoas Gud
E Asro
-Me estaba entretenendo... Ou te habas credo?
-Eres asquerosa! -excam, vovendo e rostro y qutndome a capa
para entregrsea-. Ten, cbrete!
-Oh, Tgath, no te enfades! Ven, dame un beso, querdo hermano!
Sempre que nos encontramos me hao en ms peores momentos!
Se ech m capa por os hombros y se ncn haca adeante, evndose
as manos a a cabeza. Por un momento cre que ba a vomtar, pero esta
mpresn se esfum rpdamente a ver que se coga de m brazo
apoyando su sen en .
-Oh, Tgath, hermano! S puderas amarme! -murmur-. Tu
despreco me ha mpusado a esto.
-Supongo que debes estar bromeando.
La apart preguntndome por qu no a haba rechazado antes. Shadtu
era capaz de nquetar a cuaquer hombre y yo no de|aba de sero. Recog
su tnca de sueo: era una prenda muy tenue de te|do cas transparente
y aguen a haba hecho |rones en crcunstancas perfectamente
prevsbes. Desde uego no poda vover a ponrsea. No ogr encontrar
sus sandaas por nnguna parte.
-Ten, vamos, cbrete con m capa. Afuera hace fro. Sube a tu sa y
que os escavos te conduzcan a tu casa.
-No corras tanto -repuso, recostndose en a mesa y de|ando caer a
capa-. Prmero podemos entretenernos un poco..., a soas t y yo.
-Shadtu! S no acudes por tu propo pe a tu sa, te evar a
rastras! S es necesaro, por os cabeos!
-No te creo capaz de hacer seme|ante cosa, hermano.
-Y por qu no ba a hacero?
-Porque sabes muy ben cunto dsfrutara con eo -repuso,
sonrndome fena-. Vamos: dame un trago de vno y trata de ser un
poco ms amabe conmgo, porque me consta que no te desagrada
verme!
Y no se equvocaba. No poda evtaro, porque Shadtu era muy
hermosa. Su boca pareca hecha para besar y sus o|os rasgados tenan
una expresn ascva y sumamente magna, y daban a mpresn de
estar sonrendo constantemente, como s se consumese de pacer en tu
presenca. Su carne era suave como e raso y su cuerpo pareca nctar a
devoraro, a estru|ar sus senos y a separar sus musos e ntroducrte en
ea paadeando as decas de su cuerpo. Ante todo yo era un hombre y
no poda escapar a taes sentmentos. Y Shadtu no estaba cega.
La muchacha segua sentada sobre m capa echando haca atrs os
brazos, y su ventre se mova evemente sguendo os rtmcos atdos de
su respracn. Fu a buscar una copa de vno y esper sentado a que
bebese y acabase de atormentarme.
Shadtu se ncorpor y tom a capa de ms manos, sonrendo como s
se e hubese ocurrdo ago sumamente gracoso.
-T no me amas..., queres a otra: es de pbco domno. -Se encog
de hombros-. No me mporta. Con que me desees me basta. No me
nterferr entre t y Asharhamat, que no debe ser gran cosa dando pacer
a os hombres.
!)$
Nchoas Gud
E Asro
Veo que nuevamente te he sorprenddo. S, ya o veo. -La sonrsa
desaparec entamente de sus abos-. Me crees perversa e nsensbe,
peor que a ms desprecabe ramera que por o menos vende su cuerpo
por dnero para poder subsstr. Ta vez tengas razn..., ta vez no sea sta
a vda que hubera deseado evar s hubese poddo escoger... Pero no
me ha sdo posbe. M padre, que es ve|o y neco, me guarda so para .
-Te expresas con gran mprudenca, hermana... S yo qusera...
-Ou haras, Tgath? No creas que puedes amedrentarme como a esa
caterva de rufanes -repuso con un eve ademn desprecatvo, como s
su tmo amante y sus compaeros fuesen fantasmas que trataba de
desechar-. Dr cuanto me parezca.
-S fueses un hombre, aunque se tratase de m propo hermano, te
matara por tu mpertnenca.
-Pero yo no soy un hombre y t eres m hermano! Oh, poderoso
Tgath Assur..., me consdero muy a savo de tu ra!
Esta nuevamente en carca|adas, echando atrs a cabeza, y dese
con todas ms fuerzas haber sdo otra persona para poder abofeteara
hasta que sangraran sus abos y desaparecese de eos aquea rsa
burona. No poda engaarme a m msmo: a deseaba pero a msmo
tempo hubera querdo destrozar su cuerpo como s fuese una rama
podrda. Shadtu era de esas mu|eres que nos nspran tan encontrados
sentmentos de ra y deseo.
-He dcho ago que no fuese certo? -prosgu amargamente aunque
sn de|ar de rer-. Shadtu es a preferda de rey y no podr tener un
mardo que a domne mentras vva su padre. S yo me hubera entregado
a un hombre por m vountad y se me permtera vvr como todas as
mu|eres, podra haberme conformado con eso y no haberme descarrado
acostndome con vugares sodados en as tabernas donde acuden os
seres ms pobres y mserabes. Aunque quz, qun sabe?, o hubese
hecho de todos modos porque sea smpemente fruto de m perversa
naturaeza.
Ven, Tgath. Un da u otro tene que ser: ambos o sabemos muy ben.
Dsfrutemos |untos. -F| en m una encendda mrada-. No queres que
sea hoy? O quz ya te has acostado en os brazos de otra?
-Levntate, Shadtu!... Es hora de que abandones este ugar.
Levntate o te arrastrar y podremos ver s dsfrutas con eo.
Comprendendo que haba acabado e tempo de bromear, se evant
de a mesa como una rena de su trono, envovndose con a capa y
cubrndose hasta as ore|as con ea. Sus escavos se puseron
rpdamente en pe a vernos. Me qued mrando cmo desapareca a
sa de manos por a cae, a hombros de sus servdores, que trotaban
como perros.
Pero en aquea poca no so me perseguan as mu|eres. No era
necesaro que me entregase a pasones prohbdas para sentrme fez
porque me vea mmado por a fortuna.
!)%
Nchoas Gud
E Asro
E rey, que se haba empeado en hacerme dsfrutar de favor de doses
y hombres, me env a a cudad santa de Assur para que pudese orar en
su nombre en todos os atares ms antguos y aprovechase as a
oportundad de nspecconar a guarncn de aque ugar, para que os
sacerdotes pudesen ver en cunta estma me tena e e|rcto.
Sus ntencones eran muy astutas porque os focos de poder de a
nacn uchaban subreptcamente entre s dvddos por a tma
contenda brada en e sur y e sto y saqueo de Babona por
ordenados. Los sacerdotes y aqueos que consderaban que a antgua
cutura de Sumer haba sdo a cuna de nuestra cvzacn crean que se
haba cometdo un sacrego, que os grandes doses de|aran caer sobre
nosotros e peso de su venganza por haber destrudo a cudad de Marduk.
Los sodados y os mercaderes y comercantes, quenes consderaban que
en as rutas caravaneras de oeste estaba su prosperdad, pensaban que
e rey haba obrado muy acertadamente anquando Babona y
rompendo para sempre su aanza con Eam antes de que ambas nos
hubesen apastado. stos, como e rey me dstngua y como yo pareca
haberme dstngudo en aquea accn -de ta modo nos cegamos a a
verdad, porque cmo, savo a o|os de os hombres, haba sdo menor a
gora de Asarhadn que a ma?-, deseaban verme exatado a a
dgndad de marsarru. Los partdaros de Babona vean en Asarhadn a
su savador, que apacara a ra de Marduk y reconstrura su cudad. Por
eo haba sdo yo envado a Assur, para reconcarme con os doses y
amedrentar a sus sacerdotes. Taes artmaas, segn me daba a entender
m padre, eran nherentes a a suteza de un monarca.
Pero puesto que no confaba totamente en m perca como hombre de
estado, orden que me acompaase e seor Snahusur, temendo que
por m nexperenca pudese arrunarme por competo.
Yo ncamente haba vsto a cudad de Assur -consagrada a dos y
sede de nuestra antgua reaeza- durante ms marchas como sodado
|unto a sus muraas. Antes de que exstesen reyes y cudades, antes de
que se nstaase una hera de adros de adobe sobre otros, os prmeros
membros de m raza haban egado a procedentes de as vastas
anuras de os desertos occdentaes, vndose as brados de una
exstenca errante gracas a a msercorda de gran Assur, quen haba
anuncado: En estos ugares os nstaars, aqu germnar a sema de
a nacn y se dsemnar por e ampo mundo. Tomars m nombre para
que todos sepan que sos servdores de dos. Y nngn ser nacdo en as
terras exstentes entre os ros y montaas puede ver aquea cudad sn
que se aceeren os atdos de su corazn.
Snahusur y yo cabagbamos acompaados por una escota de
cncuenta hombres. Era un va|e que no duraba ms de dos das s se
reazaba por agua, pero nuestro ob|etvo -por o menos en parte- era
causar una gran mpresn, y se mantene poca dgndad va|ando en una
basa de |uncos en a que a gente ega mareada, empapada e ncapaz de
sostenerse en pe. No tena ganas de ser motvo de rrsn, por o que
va|amos por carretera, como hara cuaquer sodado, y tardamos cuatro
das en egar a as muraas de Assur.
!)&
Nchoas Gud
E Asro
S me quedaban dudas acerca de que e dos me destnaba a trono,
desapareceron como sombras en cuanto egamos a a cudad. De agn
modo -gnoro por qu medo- en a guarncn se haban enterado de
nuestra vsta. Cuatro m hombres se haban aneado en a carretera y
tras eos os habtantes de a cudad, tenderos, panaderos, curtdores,
herreros, campesnos y adreros, acompaados de sus esposas e h|os,
se amontonaban en nmero ncacuabe y todos eos repetan a peno
pumn: Assur es rey! Assur es rey! Assur es rey!
Yo marchaba soo a frente de a comtva, ncuso e turtanu se haba
repegado haca atrs para que ncamente me fuese trbutada a m
aquea entrada trunfa, y a paso nervoso de m cabao a gente arro|aba
fores y monedas a nuestros pes para que os cascos de m montura os
bend|esen a su contacto, como s ya hubese sdo desgnado para renar
sobre eos. Assur es rey! Assur es rey! Assur es rey!, grtaron
prmero os sodados y fnamente toda a muttud vocferaba: T-gath!
T-gath! T-gath!
Hasta qu punto puede aguen or su nombre pronuncado por mes
de gargantas para que egue a sentrse ensazado, eegdo por os doses,
eevado sobre todos os mortaes?
Hasta qu extremo puede egar a convertrse en estas crcunstancas
en un autntco neco?
Aquea noche e gobernador de a cudad nos rega con un espnddo
festn. Era un antguo sodado a que e braban os o|os de entusasmo
cuando habbamos de antguas campaas y de gorosas bataas. Era
h|o segundo de antguo turtanu que fue hermano de Gran Sargn y
trataba de prmo a Snahusur, aunque a m no se atreva a darme otro
ttuo que gugallu, paabra que sgnfca ago ndefndo entre hroe y
comandante. A prncpo cre que se propona burarse de m, que me
consderaba un |oven pegrosamente procve a sentrse ensoberbecdo,
pero poco a poco fu comprendendo que hababa en sero y que so
pretenda mostrarse respetuoso conmgo, sensacn ncmoda por
provenr de una persona de su categora y edad y que cas consderaba un
nsuto haca aque que sempre haba respetado como m superor, pero
e seor Snahusur, que se mtaba a sonrer, narrar ancdotas y beber
coposamente, no pareca creero de ta modo y se comportaba como s m
aparente superordad sobre fuese |usta y natura.
Pero por entonces, como es natura, ya haba comprenddo ago que
pocas horas antes, mentras me cegaba m repentna gora, me haba
pasado por ato: e espectcuo haba sdo amaado.
La suteza de os monarcas... En breve egaran a Nnve notcas de
que yo haba sdo recbdo trunfamente. Ya era ben conocda m
popuardad entre e e|rcto, todos me atrburan e favor de as
muttudes, cosa que no poda consderarse tan desprecabe como para
que o gnorasen os grandes hombres, y os sacerdotes quedaran
reducdos a senco.
Y acaso no haba comenzado yo msmo a creero as? No era tambn
yo un ob|eto? E astuto y ve|o zorro de m padre me engaaba como a
todos os dems. Y todo aqueo e seor Snahusur o haba comprenddo
desde e prncpo.
!)'
Nchoas Gud
E Asro
De modo que a da sguente, atenndome a pape que me haba sdo
asgnado, me hum ante os atares de Assur, Ishtar, Adad, Ea, Nerga,
Shamash, Sn, Nabu y -como mera precaucn- de Marduk. Les ofrec
vno y frutas, quem fragmentos de m barba en expacn de pasadas
cupas, e hce ofrendas de oro, pata, cobre y pedras precosas para
ornamentacn. Escuch, humde y sencoso, as amonestacones de os
sacerdotes, eyeron m simtu en aguas manchadas de acete, y consut a
os barus, quenes me aseguraron que prosperara y que sera grande en
e pas de Assur.
A anochecer acud a cenar en e cuarte, donde a mayora de os
sodados eran veteranos de as guerras de sur que me saudaron como a
un antguo cantarada. Muchos se conformaban con tocarme as manos, ta
es e poder de os mtos, porque acaso muchos de eos no haban sufrdo
ms que yo y expuesto sus exstencas a mayores pegros? Los hombres
crean sus hroes y sus reyes para refe|ar o ms nobe que exste en
eos, pues qu era yo sno a magen de todo cuanto eos haban hecho?
Sentado a a mesa de os ofcaes, bebendo con aqueos hombres ms
vaentes que yo, que |ams ovdaran durante e resto de sus das que en
una ocasn tomaron unas copas con Tgath Assur, me senta
terrbemente abrumado.
A a maana sguente emprendmos e camno a Nnve. De nuevo os
sodados y a gente de puebo se anearon en a carretera y una vez ms
acamaron m nombre como s nvocaran e poder de os grandes doses,
pero en esta ocasn e vno no enturbaba m cabeza y fu capaz de
saudaros y sonreres comprendendo que todo aqueo era ago
absoutamente vaco, una usn como as azues aguas que creeramos
ver agobados por e caor de un trrdo deserto.
Y e seor Snahusur, que cabagaba a m ado, haba recuperado su
condcn de turtanu, ante e que, savo una persona en e mundo, todos
debamos ncnarnos.
-Lo has hecho muy ben -me d|o f|ando su nexpresva mrada en e
horzonte, como sueen hacer os ve|os comandantes-. Tendrs que
hacer otros va|es, y creo que e rey podr confar en que os reaces t
soo. La nacn es como una nova a a que debe acostumbrarse a ver a
mardo que su padre ha escogdo para ea.
-Pero Assur an no ha hecho su eeccn.
-No, pero e rey s ha escogdo.
-Cre que t preferas a Asarhadn para que se respetase e orden
ega sucesoro.
-Yo prefero que se cumpa a vountad de rey, Tgath -repuso
vovndose a mrarme con una ampa sonrsa que surc su rostro,
arededor de os o|os y a boca en profundas arrugas-. Y, pensndoo
ben, creo que estoy de acuerdo con en que te desenvovers con
mayor sotura en e trono que tu hermano. Pero, pese a cuanto e rey o yo
podamos especuar, a tma paabra corresponde a dos, y ste an no
ha decddo.
Mr furtvamente a os sodados que nos seguan, pero nuestra escota
se encontraba a unos vente pasos de nosotros, de modo que era como s
estuvsemos prctcamente soos.
!)(
Nchoas Gud
E Asro
-E rey se de|a nfur por sus mu|eres -prosgu fnamente-. Y
cuando as mu|eres se proponen ago, a veces egan a hacerte magnar
que tenes a facutad de consegur que todo suceda de acuerdo con tus
deseos.
-Pero en este caso a mu|er. y supongo que te referes a a seora
Naqua, desea consegur por todos os medos que yo no suceda a m
padre.
-S, es certo o que dces; no obstante, e efecto es e msmo porque
fomenta en a esperanza de que esta cuestn quedar resueta, de uno
u otro modo, de acuerdo con su eeccn. Y ah radca e pegro. Y, desde
uego, adems de a seora Naqua, e monarca se de|a nfur por otras
mu|eres. La seora Shadtu, como sn duda habrs observado, pone todo
su empeo en congracarse con os membros de a dnasta.
A |uzgar por e tono de su voz y por a obstnacn con que pareca
desvar su mrada de m, no me cupo duda aguna sobre e sgnfcado de
sus paabras. Ou rumores habran egado hasta ? De qu deba
haberse enterado? E turtanu sempre estaba enterado de todo. Ou
posbdades haba tendo Shadtu de mantener ocuta su conducta? Y, por
aaddura, cmo poda saber hasta qu punto estaba a corrente de m
comprometda stuacn?
-Seor, no he tendo ta case de comerco con m hermana.
Se vov haca m adendose en su montura con expresn de
autntca sorpresa.
-No, Tgath -d|o-. No me refera a t... Creo que sera convenente
que ovdases cuanto te he dcho.
-Como gustes, seor.
Segumos cabagando agunos mnutos envuetos en un absouto
senco, ncamente nterrumpdo por e sondo de os cascos de nuestros
cabaos. De pronto, como s se dspusese a anuncar a concusn a que
haba egado en su fuero nterno, e seor Snahusur se acar a
garganta y, ponndome a mano en e brazo, con a mrada grave y
sombra propa de aque que se ha vsto obgado a renuncar una tras otra
a todas sus usones, me d|o:
-Sn embargo consdero que sera convenente que a seora Shadtu
fuese emnada durante e prxmo renado.
E seor Snahusur no se haba equvocado cuando sugr que debera
efectuar otros va|es. Fu a Kaah, a Arbea, a Arrapha y a Baawat. Ador a
os doses en sus atares y compart a mesa de sus prceres. Vst as
guarncones de Zakho, Aqra y Ha|ya. Escuch as aventuras de sus
sodados y narr ms propas mentras. Y por doquer fu tratado como e
heredero y favorto de rey, y os hombres me amaban porque con eo
crean compacer a vountad de m padre.
Y acuderon a m os envados de reyes extran|eros y es d|e aqueas
paabras que deseaban or, asegurndoes que os protegera de sus
enemgos y que amaba a sus amos como s fuesen ms propos hermanos.
Como es natura, eos no deron crdto a ms paabras, por o que os
!))
Nchoas Gud
E Asro
soborn con oro y pata y envaron mensa|es a sus respectvos pases
habando de m como aguen dgno de todo respeto.
Tampoco ovd a gran capta de Nnve de seor Sennaquerb, donde
haba transcurrdo m nfanca, aunque haba egado a convertrse en un
ugar donde apenas me detena de vez en cuando para refrescarme e
rostro. En Nnve mperaba a rqueza, un factor que haba aprenddo a no
desprecar, por o que haagu a os prsperos comercantes que vvan
como seores, a os mercaderes y a os prestamstas, aunque de modo
ndrecto, porque eo hubera sdo mpropo de un prncpe de sangre rea.
De modo que env a m escavo Kefaos dcndoe:
-Para os hombres acaudaados de as terras de Assur, para os
hombres de otros pases que resden en a cudad y tratan os metaes, a
madera y toda case de ob|etos precosos, t no eres un extran|ero.
Drgete a eos en m nombre. Des que cuentan con m smpata, porque
gracas a eos prospera e pas. Hazes saber que me propongo mponer e
orden y a paz cuando ocupe e trono.
Kefaos se acarc a barba y medt unos nstantes con expresn
reconcentrada.
-Y s despus de todo no egases a renar? No recordar entonces tu
hermano e seor Asarhadn que arengu a as gentes en tu favor por os
bazares? Como ben dces, te ama, pero no sente nngn afecto por m.
-Crees entonces pegroso ayudarme a acanzar a corona?
Fnamente acced y no se mt ncamente a nfur en os
extran|eros rcos, sno que a sus propas expensas se cud de hacer
crcuar certas hstoras sobre ms hazaas que maravaron a a gente
de puebo, porque Kefaos comprenda cues eran sus propos ntereses
y sempre fue m amgo.
Actuando de ta modo soaba con convertrme en e marsarru no so
por e deseo de ser rey, sno porque amaba a Asharhamat, que estaba
destnada a ser a esposa de prxmo monarca y tambn porque me
haba autoconvencdo de que ta era a vountad de m padre. Durante
aqueos das apenas vea a Asharhamat, pero ea no formuaba nnguna
que|a porque comprenda cues eran ms propstos. Nos ambamos y
tratbamos de aguardar pacentemente, creyendo que a pacenca era
cuanto necestbamos para sentrnos feces. En muchas ocasones se me
haba ocurrdo que s me decda a pedr a rey su mano, probabemente
no me a habra negado. Sn duda ncuso e parecera una tctca muy
acertada para que todos consderasen mucho ms nevtabe m
desgnacn. Pero aunque e rey no hubera puesto nngn nconvenente,
no se o ped. No haba ovdado as paabras de seor Snahusur: Pero
por mucho que e rey y yo podamos desearo, e dos tendr a tma
paabra. Como un hombre padoso o un cobarde, no acab por ceder a a
tentacn y me abstuve de pedrseo. Y Asharhamat y yo nos segumos
reunendo a esconddas, sempre que nos fue posbe en a casa de a cae
de Nerga, como s fuese ago vergonzoso, como s ea estuvese casada
con otro y actusemos como amantes cupabes que teman ser
descubertos cometendo adutero.
Y durante todo aque tempo e dos se mantena sumamente reservado
a respecto o se expresaba engmtcamente. De eo me nform un
"**
Nchoas Gud
E Asro
sacerdote amado Kab, un hombre honrado pero ago smpe que no
haba aprenddo a adaptar su engua para expresarse de acuerdo con as
crcunstancas y que, por consguente, poda consderarse una persona de
confanza. Desde uego estaba destnado a que nade e escuchase, nade
con sufcente nfuenca para desvar sus desdchadas profecas. As es
cmo os doses |uegan con nosotros: hacendo que a verdad parezca una
ocura.
Kab so me vst en una ocasn. No vov a vere, pero nunca
ovdar a mpresn que me produ|o. Era un hombreco extrao, de
bruscos movmentos, aspecto descudado y o|os satones, como s se os
empu|asen desde atrs. Era h|o de Nergaetr, baru prncpa en tempos
de Gran Sargn, y descenda de una autntca estrpe de profetas y
advnos.
Corra e mes de Swan, en e que as crecdas estn remtendo y as
terras renacen a a vda ba|o e cdo so. Acud a verme a m paaco de
Nnve: ms servdores me anuncaron su vsta a regreso de una cacera
en a que haba acompaado a rey. Me senta cansado y no estaba de
humor para or chcharas de sacerdotes, pero no me parec prudente
despedr a una persona en cuya fama haban depostado os doses sus
confdencas desde haca un meno. De modo que e env recado de que
e recbra en cuanto me hubese aseado. Ms servdores e condu|eron
hasta m mentras cenaba.
-Te ruego que me dscupes por haberte hecho esperar, venerabe
sacerdote. Sntate, por favor, y ten a amabdad de acompaarme a a
mesa.
Pero Kab permanec nmv en e centro de a estanca, ncnando
evemente e busto, mentras estraba voentamente su tnca y sus o|os
satones parpadeaban con doorosa ntensdad, como s estuvera
prevnendo aguna arguca.
-No, gracas. No he vendo a cenar, seor.
-Por o menos sntate y toma una copa de vno... Tampoco? No
queres nada?
No se mova. Pareca haber echado races en e sueo. O quz
smpemente estaba decddo a mostrarse descorts: no pude advnaro.
-No estoy acostumbrado a as usanzas de a corte, prncpe.
Aguard en senco, expectante, cas tranquzado, como s bastara con
aquea respuesta. Pero ms servdores tambn estaban esperando y a
comda que e escavo me haba servdo se deba estar enfrando, por o
que decd que no ba a morrme de hambre por una smpe cuestn de
etqueta y comenc a comer.
-Me pregunto entonces qu te ha mpusado a vstarme -d|e por fn,
sonrendo amabemente, pese a que a presenca de aque hombre
comenzaba a ncomodarme.
-Soy portador de mensa|es -repuso, a parecer avado de que
hubese menconado e ob|eto de su vsta-. Mensa|es extraordnaros y
contradctoros, en readad autntcos engmas. Me sento desconcertado
y no ogro descfraros, seor, y me pregunto s t podras...
"*!
Nchoas Gud
E Asro
-Yo? -Me permt anzar una carca|ada, aunque no me senta de
humor para chanzas-. No tengo nnguna habdad en eo. Por qu has
acuddo a m?
-Ouz porque eres e ms afectado, seor. Muchos dcen que sers e
prxmo rey...
-Muchos, pero no creo que sea se e propsto de os doses.
-No, seor -neg con a cabeza. A a sazn parpadeaba con mecnca
reteracn y sacuda reguarmente a cabeza como s sus prpados fuesen
ca|as que se cerraran bruscamente y cuyo sondo e sobresatara-. He
consutado a dos muchas veces. Le he rogado que me dese a conocer su
decsn, pero mantene ocuto tu simtu.
-Pero te confa otros asuntos?
-S... Me haba de un reno de as sombras que est a punto de egar y
de un negro p|aro que vuea descrbendo crcuos sobre e seor
Asarhadn.
Apart e pato a un ado porque repentnamente haba perddo e
apetto.
-Ve con cudado, sacerdote. E seor Asarhadn es un exceente
sodado que no debe ser nsutado y tambn es m hermano, a quen
amo. De modo que cuda o que dces de .
-No mporta o que yo dga, seor, sno o que anunca e dos. Los
presagos no e favorecen, sno que e stan ba|o un sgno adverso: e
seor Asarhadn |ams renar contando con a bendcn dvna.
-As pues, no renar -concu, bebendo un trago de vno y fngendo
una cama que estaba muy e|os de sentr.
-Entonces, seor, por qu e dos me muestra un vae de sombras en
un prxmo futuro? Aguardan tempos adversos a pas de Assur..., eso es
o que s.
Y Kab me hab de presagos, de nacmento de nos hermafrodtas,
de tembores de terra, de negros nubarrones que ocutaban os pcos de
as montaas sagradas, de a muerte de as estreas y de vsones
procedentes de occdente en que a una goteaba sangre.
-En e tempo hay una mu|er que cae en trance y a Santa Dama utza
su engua. Es una ancana que ha vvdo en aque recnto desde que era
una na y a dosa se ha expresado por su voz en cuatro ncas
ocasones: anoche fue a qunta. Pero a dosa ocuta a verdad... Te he
menconado os engmas, seor? Se pantea una pregunta: Por qu
debe caer a estrea de sangre tras as aguas de occdente para
evantarse de nuevo y ecpsarse por tmo eternamente a fn de que a
terra se marchte ba|o e so? Pens que t podras conocer a respuesta,
Tgath Assur, puesto que e dos marc tu cuerpo con e sgno de a
estrea de sangre.
-Ignoro a respuesta. D|ame, sacerdote, d|ame porque perturbas m
nmo.
-Permteme una tma pregunta antes de marcharme, seor.
Conoces a un cego que sn embargo ve?
-Cmo sabes...? -Me evant con tanta brusquedad que derrb a
mesa, vocando a copa de vno estreptosamente en e sueo-. Acaso e
conoces? Yo...
"*"
Nchoas Gud
E Asro
-No, seor, no s nada. Dcen que un maxxu cego acude a vstarte.
Ou te dce, seor? Te predce tempos tenebrosos?
-No conozco a seme|ante persona. |ams me ha habado.
Nos mramos f|amente unos nstantes. E vno se haba extenddo por e
sueo como una mancha de sangre de a que yo no poda apartar ms o|os.
-Entonces que tengas buenas noches, seor.
Y se march. Cuando me vov para habare, haba desaparecdo.
De modo que mentras va|aba en nombre de rey y aguardaba con toda
a nacn que e dos dese a conocer su vountad, haba muchas cosas
que absorban m mente. Hasta e mes de Ab no seran nterpretados os
orcuos. Aguardando a que se aproxmara aque momento recb una
carta de Asarhadn en a que me anuncaba que se propona regresar a a
cudad con ta motvo evando a su madre consgo..., aunque magno que
ms ben fue totamente a contraro, puesto que nada hubese poddo
mantener ae|ada a Naqua en ta ocasn.
E da de su egada fue e ms trrdo de todo e verano. Los adros de
as muraas de a cudad burbu|eaban como grasa en e asador. No e
compadec por haber reazado ta va|e, porque en Sumer an deba de
hacer ms caor, pero cuando e vst en su paaco e preocupaban
temas muy a|enos a as ncomoddades de camno.
Me recb sentado en su |ardn, ba|o a escasa sombra que poda
ofrecer un desmrrado ovo, sn atreverse a entrar en a casa y, pese a
ser tan temprano, apenas pasaba una hora de medoda, demasado ebro
para pensar squera en cubrrse a cabeza.
-Vamos a tus habtacones -e ndqu cuando estuve a su ado.
Asarhadn evant haca m sus o|os muy abertos y angustados, como
s no pudese reconocerme.
-Vamos, hermano: con este caor y con a cantdad de vno que evas
en e cuerpo te arresgas a sufrr una apope|a!
Neg entamente con a cabeza y drg su mrada haca e sueo.
-Por os grandes doses, Tgath, me parecera una bendcn poder
morr tranquamente en m |ardn! Es terrbe! Las peores desdchas se
cernen sobre m. Temo verme condenado a evar una exstenca
nfortunada s no ogro ae|ar de m este alu...
Le qut a |arra de vno de as manos y me sent a su ado.
-A qu nfortuno te referes?
-Infortuno? Ah, habas de alu! Suced durante e va|e, cas ante as
puertas de a cudad. Una mangosta cruz ante m carro y mur
apastada por as ruedas.
-Y eso es todo?
-Te parece poco? -Me as por e hombro como s qusera hacerme
reacconar ante m ndferenca-. Acaso gnoras que e peor presago
que puede sobrevenrte es que te pase una mangosta entre as pernas?
Los propos augures de m madre estn estudando esta cuestn para ver
s e alu so se produce cuando un hombre est en terra..., porque yo me
"*#
Nchoas Gud
E Asro
encontraba por encma de sueo, montado en m carro. Y, de no ser as, s
es posbe reazar agn rtua...
-No tenes por qu preocuparte por seme|ante cosa en un da tan
bochornoso como ste, hermano, porque os sesos parece que ya se te
estn recocendo. |ams he odo tantas nsensateces acerca de una
mangosta.
Asarhadn se rgu como s desease afrmar su dgndad.
-No has profundzado tanto como yo en a ectura de os textos,
hermano. S o huberas hecho...
-Desde cundo te has vueto tan erudto? -pregunt, ago
sorprenddo-. Me consta que apenas sabes eer.
-He encargado que me os ean.
-Dnde? En Sumer?
-S, naturamente. -Asarhadn parpade sorprenddo-. Estos
conocmentos han acanzado su perfeccn en Sumer.
-Entonces quz e alu so se produce s a mangosta es sumera.
-Crees que podra ser as?
-Por os grandes doses, hermano! Entremos ahora msmo o e
quedar poco que hacer a tu alu!
Le pas e brazo por a espada y e empu| haca sus aposentos, donde
sus mu|eres e humedeceron as senes con agua fra. Por tmo se
durm y pudo ovdar e terrbe presago de a mangosta..., a menos
durante un rato.
Eso era o que su madre haba hecho de en tan so ses meses.
A anochecer de sexto da de Ab, e dos habara por fn. Pas a
maana de aque da en brazos de Asharhamat en a casa de a cae de
Nerga. Tuvmos que abrr as ventanas porque a habtacn de pso
superor era como un horno, aunque e cuerpo de Asharhamat sempre
estaba fresco.
-Ta vez sea sta a tma vez que nos vemos -d|e. Y mentras
pronuncaba aqueas paabras e corazn me do un vueco en e pecho.
-Y s no fuese as? S te nombran marsarru, pedrs a rey que nos
permta casarnos?
-Sabes muy ben que sas sern as prmeras paabras que surgrn de
ms abos.
-S, o s.
-Pero y s no soy marsarru?
-Lo sers.
-Pero y s no es as?
-Entonces promteme una soa cosa.
-S est en m mano, te a prometo.
-Oue maana vovers aqu. Oue a prmera hora despus de medoda
estars en esta casa: no podra vvr s no te vese una vez ms.
-Vendr -e asegur-. Te o prometo. Aunque me cueste a vda.
Y as aguardamos a que transcurrese aque tmo da.
"*$
Nchoas Gud
E Asro
#"
Dos das despus de que os auguros hubesen manfestado que
Asarhadn sucedera a monarca, e rey estuvo dudando y, aunque no
comunc e resutado a puebo, a gente magn o que haba suceddo:
a cabo de unas horas despus de que e baru hubese anuncado que as
entraas de ginu estaban bres de toda tacha, una muttud se present
ante e paaco de m hermano y arro| basuras a su puerta. Hasta dos
das despus Asarhadn no fue nombrado marsarru n se nsta en a
Casa de Sucesn. La nacn aguardaba presa de nquetud, mentras e
rey se debata entre sentmentos encontrados.
Crcuaron rumores de que agunos de os h|os menores de rey
trataban de susctar una reben entre as fas de e|rcto, aunque no
eg a producrse, y se supo con certeza que certo escrba barbampo
haba dfunddo a notca de que os sacerdotes haban faseado os
presagos para procamar un faso sucesor a trono.
Y yo era e cupabe de aqueos ncdentes. No tena m hermano a
cupa de que tantas voces se azaran contra , sno yo porque haba
nfudo en as masas para que me acogeran como e heredero de seor
Sennaquerb. Los haba nducdo a aceptarme como ta, a consderar
nevtabe m eeccn, como vountad dvna, rea y de propo puebo. Y
como era natura se sentan defraudados y cupaban a Asarhadn: yo era
e cupabe por m presuncn, era yo quen haba fracasado y no .
Hasta que por fn e rey aparec en pbco con Asarhadn a su destra
y decar que, segn a vountad de os doses, e h|o de Naqua, su nca
esposa con vda, sera su heredero. La gente no do muestras de |bo,
pero acept a paabra de monarca y ren a paz. Sn embargo, a da
sguente, decmonoveno de Ab y prmero en que braba e so desde que
m hermano era marsarru, se reve como una |ornada nefasta en a que
os hombres se cubreron de harapos, ayunaron y no yaceron con sus
mu|eres. As fue cmo Asarhadn tom posesn de su cargo y cmo, a m
entender, se cumperon as predccones de maxxu: No creas que te
aguarda aqu a fecdad, prncpe, porque es otro e destno que te est
reservado: amor, poder y amstad sern duces a prncpo, pero amargos
a a postre.
Yo no me encontraba en a cudad cuando e rey romp su senco.
Haba peddo, y me haba sdo conceddo, e nombramento de shaknu de
Amat y de as provncas de norte, que estaban en constante ebucn en
uchas fronterzas con as gentes de as montaas de este, como una oa
sobre unos rescodos constantes. Me d|e que vovera a ser sodado y que
quz encontrara a muerte, s no gorosa por o menos t, porque me
pareca como s en a taba de m exstenca se hubese escrto a tma
paabra. Y todo esto suceda cuando yo an no contaba vente aos.
"*%
Nchoas Gud
E Asro
Pero antes de que e rey autorzase m partda tuvo que ser dsuaddo
de su ntencn de prender a m hermano y ordenar que fuese asesnado
en agn oscuro caabozo.
-An soy e rey! -bramaba furoso, paseando arrba y aba|o de sus
aposentos prvados.
Nos haba convocado a medanoche a seor Snahusur y a m y
estbamos os tres soos, encerrados en su habtacn.
-Pese a o que pueda haber nterpretado Rman Assur en as entraas
de una cabra muerta, sgo sendo e rey, es o no certo? Tenas que
habere vsto, Tgath: e castaeteaban os dentes, pese a caor renante,
y estaba mortamente pdo! Ese madto sacerdote me ha mentdo! y
e asno de tu hermano han estado consprando y, por os grandes doses,
que antes de que amanezca ordenar que os cueguen cabeza aba|o!
Ou os parece? Ou decs a esto? Tradores! Tradores!
Y paseaba nervoso de uno a otro ado de su habtacn. Sus sandaas
resonaban sobre as badosas. Haba acuddo a su amada creyendo que
ba a anuncarme m eeccn y me senta aturddo y confuso ante a ra y
a agtacn que e conmovan. No sera marsarru. Asharhamat |ams se
convertra en m esposa: m mente ncamente pareca comprender esas
dos readades.
-No exste nngn trador, augusto seor -repuse fnamente con voz
que sonaba dstante, como s pertenecese a otra persona-. T msmo
cafcaste a Rman Assur de hombre honrado.
-S, pero es un sacerdote! Y os sacerdotes...!
E rey m padre pronunc aquea paabra como s e de|ase ma sabor
de boca.
-Es un sacerdote, pero tambn un hombre honrado. Y m hermano
Asarhadn es a tma persona que se atrevera a manpuar os msteros
de os doses. Debes aceptar a vountad de Assur.
-Matar a Asarhadn! Le matar con ms propas manos, sacndoe
as entraas y esparcndoas por os sueos como un cesto de ropa suca!
-S matas a Asarhadn, s cometes ta nqudad, seme|ante basfema,
s e negas su vda y sus derechos como tu egtmo heredero,
abandonar este pas y |ams regresar. No vovers a verme, augusto
seor.
-Cmo? Ou dce este muchacho?
-ste muchacho es ms ntegente que t, hermano -ntervno e
seor Snahusur en tono grave y sereno-. Deseas provocar una guerra
cv?
-En cuaquer caso a tendremos. No os das cuenta? Imagns que
e e|rcto aceptar a Asarhadn cuando yo muera, a Asarhadn, que s
pudera reconstrura Babona maana msmo? Cres que e aceptarn?
Vamos! Ou decs?
E rey se despom en una sa y f| a mrada en sus pes como s
creyese que en certo modo e haban traconado.
-Le aceptarn s t e aceptas. Le aceptarn s Tgath tambn e
acepta -repuso e turtanu mrndome-. Ou dces, Tgath? Acatars
a vountad dvna o dvdrs a a nacn uchando contra ese hermano a
quen dces amar?
"*&
Nchoas Gud
E Asro
-Sabes cu es m respuesta, seor... Ya te a he dado en otras
ocasones.
Snahusur hzo una sea de asentmento: haba comprenddo.
-Te compadezco, sobrno -repuso fnamente-. Ta es o que sucede
a os hombres que creen poder drgr a os doses confando mponer a
fna su propa vountad. Pero es muy duro. Imagno que sentrs ms
duramente e castgo, aunque no sea tuyo e pecado.
Aunque no sea tuyo e pecado, aqueo era o que me haba dcho e
maxxu. Me sorprend ta concdenca. Snahusur y yo cambamos una
mrada que me hzo preguntarme hasta qu punto poda estar enterado
de aque asunto.
Sn embargo me bast recordar a Arad Nn para dudar que yo
estuvera exento de cupa. Acaso no o haba consentdo a gua que
Asarhadn? De haber sdo as, e dos encontraba e medo de castgarnos.
-Matar a Asarhadn!... S, acabar con ! -rept e rey
mrndome con o|os nexpresvos.
Pero ya no manfestaba gua convccn. Se haba dspado su ra y
ncamente senta pesar. Me acerqu a su ado, me arrod a sus pes y
Sennaquerb me abraz orando. Loraba como s tuvese e corazn
destrozado.
-Y qu ser de t? -d|o por fn cuando hubo agotado sus grmas y
se hubo serenado-. Ou ser de t, h|o mo? Asarhadn |ams se
sentar tranquo en e trono mentras vvas. Te das cuenta de eo,
verdad?
-No tengo nada que temer de Asarhadn, como tampoco de m.
-S..., e amor fraterno es muy hermoso.
Lo d|o con certo dsgusto, como s reconocese una debdad pegrosa,
y sgu sentado en senco, con a mrada perdda en e vaco,
refexonando aparentemente sobre a cruedad de amor.
-Y qu vas a hacer ahora?
-Debo sar de a cudad por un tempo -repuse-, Creo que sera
convenente que me ausentase argo tempo y, s e dos as o quere, no
habrn focos de descontento. Dae una oportundad a Asarhadn y se
har dgno de tu confanza.
-Y adonde rs, h|o mo?
-Augusto seor, s me amas, envame donde desees que se verta
sangre. Combatr en una ucha arga, dura y terrbe, y as m corazn
quedar exento de cuaquer debdad.
E rey m padre camb una mrada con e seor Snahusur, que do
muestras de aprobacn.
-Aunque todava no puedo asegurarte o que har -murmur,
paseando nervosamente sus o|os en torno como s no pudera f|ar su
atencn ms de un nstante-. An no he decddo nada. Ya tendrs ms
notcas.
Me desped con una ncnacn y e rey y su turtanu, su hermano, como
Asarhadn o era mo, sgueron habando hasta e amanecer, aunque so
exsta una soucn: e rey desgnara a Asarhadn su sucesor a trono y
yo tendra que encontrar e modo de consegur que m exstenca fuese
"*'
Nchoas Gud
E Asro
toerabe. Acaso encontrase a fecdad sn ser rey, pero no poda resstr
a dea de no vover a vera.
Sa a uno de os mtpes |ardnes de paaco ocutndome a as
mradas de os hombres en a negra noche y me recost contra una
coumna rodeado por a ms ntensa oscurdad, tratando de comprender
por qu no pareca sentr nada. Era como s una mano me oprmese e
pecho mpdndome resprar, ms m corazn se haba nsensbzado.
Es gua que estar muerto -pens-, como s fuese una ama que
revooteara entre e vento..., ncorprea, desapasonada, sn vncuos con
a exstenca.
Corra una suave brsa, cda y densa como e agua, que me envova
gua que una sombra.
-Asharhamat! -susurr. Y en aque precso nstante sent e escozor
de as grmas en os o|os y comprend que deba superar a prdda de
m amada-. Asharhamat!
Y a, en a oscurdad, sn que nade me vera, e dos me permt
agerarme de pesar que me oprma e corazn.
A a hora prmera despus de amanecer comparec un mensa|ero a m
presenca portador de rea nombramento: haba sdo destnado a Amat,
abandonara Nnve aquea msma noche, secretamente, acompaado tan
so por una escota de vente hombres. Marcharamos a toda veocdad.
Ya haban sdo despachados emsaros haca e norte para anuncar m
egada, y dspondra de penos poderes mtares como en tempos de
guerra. Me quedaba ncamente un da para de|ar a ms espadas todo
cuanto hasta entonces haba consttudo m vda.
Amat! Cmo mortfcara a Asarhadn esta notca! O acaso era eso o
que se propona e monarca?
Aguard una hora y uego otra sn que nade acudera a anuncarme
que Asarhadn haba sdo procamado marsarru, acaso n squera
msmo haba sdo nformado. Me propuse vstare antes de m marcha.
Acudra a rendre acatamento para que nunca pudera decrse que no
haba recbdo muestras de sumsn de su hermano.
E paaco de Asarhadn se encontraba en e extremo opuesto de a
mansn de a Casa de a Guerra. Mentras cruzaba os patos de os
povorentos cuartees me encontr con grupos de sodados que me
observaban como s se encontraran ante un prodgo de a naturaeza.
Habra cado en desgraca e ba camno de a muerte? Sera su prxmo
monarca? No podan advnaro y, por tanto, gnoraban s deban
saudarme a m paso o permanecer ndferentes, por o que en su mayora
se mtaban a mrarme.
Acud drectamente a os aposentos de m hermano sn que nnguno de
sus servdores tratase de detenerme. Huan medrosos de m como s
temesen que evase una daga ba|o a capa.
Asarhadn soa desayunarse tarde, por o que todava e encontr
sentado a a mesa, vestdo con una senca tnca de no, descazo y
"*(
Nchoas Gud
E Asro
rodeado de sus mu|eres. Me ncn ante con e puo cerrado sobre e
corazn.
Una de as gemeas babonas r nervosamente.
-E seor Tgath se muestra muy ceremonoso esta maana -brome,
vndose coreada por una oeada de rstas femennas.
-Fuera de aqu! -excam Asarhadn mrando en torno, y as rsas
cesaron a punto-. Sad nmedatamente!
Las mu|eres se desperdgaron en todas dreccones como una bandada
de codornces sorprenddas, y Asarhadn y yo nos quedamos soos.
-De modo que os orcuos de m madre no mentan -d|o.
-S, seor. Estaban en o certo.
Seor. E rostro de m hermano mud su expresn a or aquea
paabra que parec recbr con vsbe desagrado.
-Te ha envado e rey para que me o comunques?
Negu con a cabeza esforzndome por mostrar ndferenca, como s no
fuese ms que un smpe mensa|ero. Eran muchas as cosas que nunca
podra confar a Asarhadn, a quen amaba y que |ams vovera a ser m
amgo.
-E rey egar a ver as cosas como deben ser -e ndqu sn mrare
abertamente-. En cuaquer momento te convocar a su presenca y con
su propa mano te guar a a Casa de Sucesn, pero, no ovdes esto,
tendrs que dare tempo. Permanece entre os muros de tu casa sn ver a
nade hasta que te haga amar.
Me observ entornando os prpados como s recease aguna tracn,
pero fnamente hzo una sea de asentmento.
-Por tu boca se expresa a prudenca, Tgath. Obrar como me
aconse|as. Y ahora ven, sntate conmgo y tomemos una copa como
buenos hermanos. O has aprenddo tan pronto a no amarme?
En su tono advert cuan herdo se habra sentdo s hubera rechazado
su nvtacn, de modo que e obedec permtendo que enase m copa,
aunque tema atragantarme con ea.
-Las cosas han cambado entre nosotros -e d|e por fn-. T renars
en e pas de Assur y yo ser tu sbdto. Sera convenente que ambos o
entendsemos as, Asarhadn. Y tambn exsten otras razones.
-Como es natura, te referes a a seora Asharhamat.
-No vover a vera. Ser tu mu|er y te dar os h|os que te sucedern.
-Tgath, hermano, s por m fuese, podras quedarte con ea: est a tu
dsposcn. Por os sesenta grandes doses, te a cedo! -Me puso a
mano en e brazo, asndome con fuerza, como s aqueo se pudese
zan|ar entre nosotros.
-O|a fuese tan senco, hermano!
-Entonces te de|ar eegr..., ya o vers. Te compensar con creces, te
dar e dobe, no, e trpe! Puedes quedarte con Lea y con as egpcas, o
ms escogdo de m harn. Pero d|ame a as gemeas babonas, te o
ruego! Los hombres deben dsfrutar de agn pacer en su vda.
Y o ms pattco era que hababa en sero. Entonces comprend que
nunca egara a entendere. Me mt a negar con a cabeza.
-Esta noche partr de Nnve -e notfqu-. Me voy a norte, a
combatr contra as trbus de as montaas. Ser me|or as.
"*)
Nchoas Gud
E Asro
Asarhadn retr su mano de m brazo.
-Me parece que ests ceoso, Tgath..., ceoso y despechado. Es e
destno que yo haba peddo. Yo, que no deseaba otra cosa! Lo que me
arrebata te o entrega a t generosamente.
-Gobernaste Sumer.
-Sumer! -Frunc e entrece|o dsgustado-. A me sent como un
pastor de ove|as... Podas morrte de aburrmento en Sumer. E rey te ha
conceddo esa paza so para demostrar e despreco que sente haca m.
-Me ha dado este destno porque se o he peddo.
-Entonces eres t quen me despreca.
-Sabes que eso no es certo.
Por un momento parec a punto de evantarse y gopearme y pens
que todo haba acabado entre nosotros. Pero uego se tranquz y super
a ucha que sostena consgo msmo.
-S, o s.
-Las cosas no han resutado como nosotros hubsemos querdo. Eso
es todo.
-S, as es. -F| a mrada en su copa de vno como s tratase de
encontrar ago en ea-. Crees que ser debdo a maefco de a
mangosta?
Como no saba qu decre, me abstuve de respondere y durante argo
rato permanecmos en senco.
-Cundo te vas? Esta noche? -pregunt Asarhadn por fn, como s
se tratase de ago que hubese ovdado momentneamente.
-S, hoy.
-Entonces te perders a ceremona de m exatacn... Lo sento.
Aunque quz te producra escaso pacer.
-Con gusto a presencara, hermano. Pero no deseo asstr a tu
matrmono.
- Las mu|eres son una madcn! -Mov a cabeza rrtado a parecer
ante aquea dfcutad nsavabe-. Ests seguro de que no queres
quedarte con agunas de as mas? N squera con Lea?
No poda respondere: en taes cuestones m hermano tena a cabeza
ena de serrn. Me evant de a mesa y Asarhadn me mt y, cuando
una vez ms trat de ncnarme ante , me estrech entre sus brazos: a
gua que yo, comprenda que en certo modo nos separbamos para
sempre.
En e vestbuo que conduca a a entrada prncpa, aquea puerta por
a que antes de una hora e puebo de Nnve desahogara su ra y en
donde ya se estaba reunendo un trope de ndvduos ambcosos, me
encontr con Naqua.
-Veo que no has vendo a asesnar a m h|o, Tgath Assur -me saud
sonrendo ante su propo ngeno.
Se mostraba radante y trunfa. No pude menos que pensar que pareca
un gato |ugando con un ratn.
-No, seora, es m hermano y m seor.
-Pero deduzco que ya no es tu amgo.
-Acaso os reyes pueden tener amgos, seora? De ser as, yo o sgo
sendo.
"!*
Nchoas Gud
E Asro
-Tu comportamento es ta como debe ser, Tgath -d|o, tendndome
a mano-; aunque sempre has sdo as. Te fecto por a frme nobeza de
tu carcter.
Saba que se buraba de m, pero cog su mano y toqu con ea m
frente porque ya era a madre de rey y mereca esas muestras de
respeto, mas en e fondo de m corazn a odaba.
Mr en torno a os hombres que nos observaban a prudente dstanca
sn atreverse a acercarse demasado... S, desde uego, todos o saban:
por entonces ya o conoca toda a cudad. Pero Naqua sempre o haba
sabdo: o ea caramente en su rostro.
-La vountad dvna se ha cumpdo -d|o como s respondera a a
pregunta que apenas se haba confgurado en m mente.
S, era evdente que ea sempre haba sabdo de qu modo concura
aqueo. No poda de|ar de preguntarme cmo habra sdo, aunque no
deseaba conocer a respuesta porque ya entonces ntua que sera
preferbe gnorara.
Cuando pas por a Casa de a Guerra, de regreso a m hogar, me
detuve en e cuarte de quradu y me encontr con Lushakn, m antguo
ekalli.
-Tenes nmos para emprender otra campaa?
Me mr un momento rascndose a barba con are pensatvo. A gua
que todos, estaba a corrente de os rumores que crcuaban.
-Contra qun debemos uchar? -pregunt sn nngn asomo de
mpertnenca-. S no tratas de enfrentarte a rey, soy tu hombre,
prncpe, aunque me conduzcas a as puertas de nferno.
-No, Lushakn, antguo camarada, no te ncto a una guerra cv. No
penso emprender nnguna accn que haga pegrar e ascenso a trono
de m hermano Asarhadn.
-Entonces es certo que no sers marsarru, prncpe?
-E dos ha decddo otra cosa.
Lushakn, que no era un neco, se abstuvo de responderme. Pero a
expresn que ensombrec su rostro evdencaba que hubese
comprenddo perfectamente cuaquer otra expcacn.
-Ou queres de m?
-Tan so esto: rene vente hombres que estn hastados de paz.
Des que se preparen para sar esta noche, mas no es habes de m.
Bastante nquetud rena ya en a cudad... Ouero marcharme sn que
nade se entere. Lmtate a decres que guerrearemos contra as trbus de
as montaas de norte, nada ms.
-Ser como t dgas, prncpe.
So me quedaba una cosa que hacer para berarme de todo
compromso, para quedarme tan bre como s hubese muerto.
Desde que ceebr m entrevsta con e rey no haba dormdo, pero no
poda atrbur a fata de descanso a agtacn que senta. Todo estaba
tomando un pecuar e rrea aspecto, como s no vvese m propa vda, a
gua que s todas aqueas cosas e sucedesen a otra persona y yo
presencase mpotente os hechos. O, ms exactamente, era como una de
esas pesadas que se vven ntensamente, aunque sabemos que estamos
soando y que se desvanecern en cuaquer momento.
"!!
Nchoas Gud
E Asro
Ta vez dentro de un momento despertar y me encontrar en m
propo echo -pensaba-. Vover a tener ses aos y me sentr a savo
en a habtacn de m madre, en e gneceo. No es posbe que m vda se
reduzca a esto.
En a casa de a cae de Nerga pareca renar a muerte; se dra que
era una tumba argo tempo ovdada. Me resutaba ncrebe que tan so
ayer hubese abrazado en ea a Asharhamat, petrco de esperanzas.
Pareca que no entraba nade a desde haca sgos. La habtacn donde
se encontraba nuestro echo era gua a escenaro de un terrbe
nfortuno, cuyo recuerdo persste como una madcn de modo que a
gente rehye aque ugar y o abandona hasta que queda en runas.
Vendr aunque me vaya en eo a vda, haba dcho a Asharhamat.
No vover a vera, haba prometdo a Asarhadn. Ambas promesas
mpcaban un absouto compromso mora: deba manteneras y, sn
embargo, ambas parecan contradecrse. Me sent abrumado en e borde
de echo, a cabeza me doa terrbemente y e pecho pareca a punto de
estaarme. Afortunadamente, gnoro por qu razn, me haba de|ado a
|abana en casa. En aque momento, a borde de a desesperacn,
hubese poddo utzara hundndoa en m corazn.
Tenuemente, como s se sucederan a enorme dstanca, percba ba|o
m ventana os cotdanos rudos de a cae, de a cae que se haaba
detrs de aquea, de todo aque dstrto, de a cudad entera. La vda
segua en Nnve sn contar conmgo, como s a nade e mportase que
Tgath Assur pudese perder e deseo de contnuar exstendo, como s
|ams hubese vvdo aquea vda.
Perd a nocn de tempo que permanec a sentado. O, por o menos,
no parecan contar para m as nocones de tempo. Y, de pronto,
nesperadamente, eg a ms odos e sondo famar de una mano que
gopeaba en a puerta desde e otro ado, en a casa que comuncaba con
aquea. Sonaron unos gopectos, una pausa, y de nuevo os gopectos.
-Tgath, ests ah? -pregunt por fn Asharhamat.
Trat de habar, abr a boca y vov a cerrara, ncapaz de proferr
nngn sondo. N squera poda evantarme de echo: era como s me
hubesen abandonado as fuerzas...
-Tgath, respndeme! S que ests ah! D|ame entrar!
Senco. Y nuevamente e sondo de sus puos gopeando, esta vez con
ms fuerza.
-Tgath, d|ame entrar! Tgath!
Aguard contenendo ncuso a respracn. No poda apartar de m
mente a dea de que ea poda marcharse, de que |ams vovera a or su
voz y que a perdera para sempre. Y, sn embargo, no ograba artcuar
paabra.
De pronto, en un arrebato de fura, gope otra vez a puerta gua que
s pretendese derrbara. Advert cmo vbraban sus goznes de cuero
mentras ea propnaba patadas en a parte nferor.
-Tgath! Tgath! S que ests ah! Has vendo como me habas
prometdo! No te das cuenta de que nos han traconado? D|ame
entrar, d|ame, d|ame, d|ame...!
"!"
Nchoas Gud
E Asro
Sus paabras se encadenaban hasta que de|aron de ser paabras. A a
sazn soozaba y, a |uzgar por e sondo, comprend que deba de estar
arrodada enfrente. Soozaba nnterrumpdamente gopeando a tosca
madera con tanta fuerza que sn duda deb de ensangrentarse as
manos. Por fn comprend su mpotenca como un p|aro que gopea con
sus suaves aas os barrotes de su |aua, hasta que se e rompen as aas y
e corazn estaa...
Y de pronto se nterrump y ncamente percb e murmuo de su
anto, un proongado gemdo como e de un chquo exhausto. Y despus
a nada, e vaco.
En e curso de una arga vda os hombres hacen muchas cosas cuyo
recuerdo os afge y remuerden su concenca. Todos os actos reazados
por despecho, cobarda o cruedad se acumuan en e esprtu como as
dmnutas gretas que se aprecan en e barnz de un tarro ve|o. Durante
m exstenca he cometdo muchos actos perversos y cobardes, pero de o
que ms avergonzado me sento es de senco que mantuve mentras
Asharhamat me peda a grtos que a acogera por tma vez en ms
brazos. Smpemente senta medo y e medo es ms terrbe que e temor
a door e ncuso a a muerte. S a hubese tendo ante m no hubera
poddo segur vvendo n un nstante ms sabendo que no podra vover a
vera y tampoco tena vaor para decrseo. E sondo de su anto tras a
puerta fue e tmo vncuo de nuestro amor. Me mt a escuchar,
mpotente, rogando que ea no me abandonase en seguda sumndome
en as tnebas.
Por tmo a o evantarse de sueo y dstngu e suave roce de sus
manos contra a puerta a apoyarse en ea. Pens que entonces se
marchara y me pregunt s deba detenera, s an me quedaran nmos
para ntentaro.
Cuando vov a habarme se expres con serendad. Todava e
tembaba a voz a causa de a emocn, pero pareca haberse
tranquzado. Era como una fresca y cda uva nverna en prmavera,
ena de ra contenda.
-Tgath, s que puedes orme -manfest como s mdera cada
paabra-. Me consta que ahora me das a espada y no voy a perdonarte.
S que me amas y gustosamente hubera dado a vda por orteo decr
por tma vez, pero en estos momentos deseo que nuestro amor se
converta en una madcn para t, espero que te atormente hasta a
muerte, a gua que me suceder a m, y que egue a enoquecerte.
Intenta comprenderme -pens-. Intntao, amor mo, trata de
entender que no me queda otra eeccn. Trata de comprendero!
Pero ea estaba ofuscada, obcecndose en su desesperacn. Por qu
ba a perdonarme? Tena derecho a odarme por habera traconado.
-Me casar con Asarhadn -prosgu-. Le dar os h|os que deben
asegurar su sucesn y tratar de haar pacer en su echo, no amor,
porque ese sentmento ha muerto en m, aunque acaso s pueda sentr
pacer. Deseo que recuerdes cada noche de tu vda que compartr e
echo de Asarhadn en a Casa de Sucesn y que ser quen me abrace
y no t. ser e dueo de m cuerpo...
"!#
Nchoas Gud
E Asro
Aqueo fue e fna. Segudamente percb e sondo de sus psadas
ae|ndose de m. Cuando comprend que haba desaparecdo, entonces -
so entonces- hund e rostro en ms manos y sooc amargamente.
Cuando emprend e camno de regreso a m hogar ya haba oscurecdo.
Transcurr mucho tempo hasta que ogr superar aquea parazacn de
m vountad -s se me permte seme|ante eufemsmo para cafcar m
cobarda-, antes de que me abandonase aquea sensacn de
anonadamento, para ser susttuda entamente, poco a poco, por una
terrbe, cega e ncontroada ra. Ea se haba do para sempre. Odaba a
dea de segur exstendo, pensar en as horas, das y aos que me
esperaban sn tenera a m ado. Deseaba matar, destrur, hacer partcpes
a os dems de aque door para que no me destrozase.
No poda magnar qu pensara a gente de m mentras avanzaba
dando tumbos por as caes. Haba oscurecdo y me cubra con una smpe
capa de sodado, por o que nade hubese poddo dentfcarme. Pero
comprenda que para todos, para m msmo, pareca semenoquecdo.
Recuerdo que en una o dos ocasones aguen me mr y se ae|
rpdamente de m ado.
-Ests soo, poderoso seor? Deseas contarme tus penas y que te
consuee?
Oun era a persona que as me hababa? Lo gnoraba: aqueas
paabras parecan egar de a nada. Vov a cabeza y descubr a una
nsgnfcante ramera, apenas un chqua, que me sonrea nsegura, como
debatndose entre a necesdad y e temor.
Su presenca me enfurec y sent deseos de apastar su rostro
sonrente y burn. Odaba a aquea vugar prosttuta. No a haba vsto
nunca y, sn embargo, a odaba ms que a nade en e mundo.
Cuan fc sera matara -pens-. No tardara n un nstante. Por
qu no hacero?
Y a as por e cueo apretando con tanta voenca que a evant de
sueo...
Y uego, repentnamente, de| de nteresarme y a sot pensando que
no vaa a pena.
La muchacha estaba asustada, pero esa. Saqu un puado de
monedas de pata de boso, ms dnero de que supongo habra vsto en
su vda, y o arro| en su regazo. La mu|er o recog a toda prsa, se
evant y ech a correr como un cone|o, sn duda consderndose
nmensamente afortunada. En readad poda creero: haba estado a
punto de asesnara.
-Oue os grandes doses me prote|an de a ocura -susurr.
... que egue a enoquecerte, haba dcho ea. Aquas eran as
paabras que Asharhamat haba pronuncado, a madcn que me haba
drgdo. Pens que quz ya se hubese consumado...
Cas hubera deseado que fuese certo.
A gua que Asarhadn, yo tena un paaco en a cudad, aunque no
vva en . E rey haba dspuesto que me ao|ara en e compe|o de
"!$
Nchoas Gud
E Asro
edfcos que consttuan su resdenca, deseaba tenerme cerca como s,
en certo modo, permanecendo dentro de radante crcuo de su
melammu, pudera transferrme e aura de uz dvna que, segn se dce,
emana de aque a quen Assur ha eevado a poder.
Pero s era aqueo o que se propona, no haba surtdo efecto. Mentras
me ntroduca por a puerteca atera que daba a |ardn no poda menos
que preguntarme qun ocupara a da sguente aqueos aposentos
cuando yo hubese emprenddo e camno por a povorenta carretera de
norte, acaso para no vover |ams.
No encontr a nade que recogese m capa, de modo que a de| en un
banco en e que me sent porque no poda decdrme a hacer otra cosa.
Antes de dos horas deba vestr m armadura de campaa, recoger a
espada y a |abana y recorrer e reducdo trayecto que me separaba de a
Casa de a Guerra. A me estaran aguardando Lushakn, sus vente
hombres con os cabaos y partramos de a cudad como sombras. Pero
hasta aque momento medaba un argo espaco de tempo vaco.
Sent deseos de beber un trago de vno. Acud a gran san porque me
ressta a amar a un escavo, pero tampoco a haba nade.
Me decd a dar agunas voces a as que no obtuve respuesta: a parecer
todos ms srventes haban desaparecdo.
Es ntoerabe que un prncpe de sangre rea se encuentre soo en su
propa casa. Desde os tempos en que haba de|ado de ser un muchacho,
cuando comparta con Asarhadn una habtacn en a Casa de a Guerra,
sempre me haba vsto asstdo por os servdores de a casa rea. Los
encontrbamos constantemente a nuestro arededor, tan omnpresentes
que haban egado a pasarnos nadvertdos como e mobaro o e coor
de as paredes. Ms en aqueos momentos evtaban m presenca. Ou
sgnfcaba aqueo?
Se me ocurr a dea de que aguen, acaso e rey, e seor Snahusur o
cuaquer otra persona, hubesen decddo que haba egado m tmo
momento. M casa sn duda estaba vaca, para que no hubese nngn
testgo cuando os asesnos segasen m vda como e trgo en sazn.
De modo que era aqueo. La dea de morr no me horrorzaba: no me
mostrara cobarde. Pero no aguardara pasvamente a que aguen me
rebanase e pescuezo. Una muerte como aqua careca de dgndad y,
por o menos, quera morr dgnamente. Les hara pagar caro e pacer de
asesnarme.
En a pared, tras a sa donde me sentaba para comer, aparecan
sendas |abanas cruzadas que procamaban m condcn de sodado. Cog
una de eas, comprob con e pugar cuan afada estaba a punta de
cobre y sa a nvestgar qun poda estar persgundome para tratar de
evarme por deante a quenes quseran matarme. Aquea perspectva
me produ|o una magna compacenca.
Me qut as sandaas para deszarme sn rudo por as badosas,
empu e arma con ambas manos y sa en busca de ms vctmas.
Dnde me estaran esperando? Imagnaran que haba advnado sus
ntencones? Trat de consderar e probema desde su perspectva.
Cuando egu a a casa no me haban atacado en e |ardn y eo so
poda ser debdo a que no deseaban arresgarse a que aguen pudese
"!%
Nchoas Gud
E Asro
veros casuamente. Ta vez aguardasen en a sada, pero sn duda
reazaran su ntento en agn ugar de nteror de aquea aa de paaco,
confando que murese sencosamente.
Me drg a m dormtoro pensando que acaso os encontrara antes de
egar a.
Cuando conocemos a proxmdad de enemgo os sentdos se aguzan
como e fo de una nava|a. Aquea trrda noche, aunque a atmsfera
era tan densa que apenas dscurra un sopo de vento por as ventanas
abertas, percba os sondos ms mperceptbes. Dstngua a cada de
povo por e espaco vaco, e db sbdo de una mpara de acete
encendda en agn ugar, e propo sondo de a oscurdad. S en cuaquer
rncn se hubera encontrado un asesno aguardando espada en mano,
hubese dstngudo os atdos de su corazn. Pero no haba nade. Avanc
cauteoso y en senco hasta egar a un pequeo paso que conduca a
m habtacn.
Ba|o a puerta, que apareca evemente entornada, surga un breve
desteo de uz amarenta. Comprend que aguen se encontraba a...,
aunque no magnaba de qun poda tratarse, pero era tan evdente como
s aquea persona hubera procamado su nombre.
Apoy a mano en a puerta, prmero ncamente os dedos y uego, con
a pama, percbendo a resstenca que ofrecan os goznes de cuero y a
empu| con todas ms fuerzas.
En e sueo, |unto a ugar donde soa dormr, se encontraba una
mpara encendda, que proyectaba extraas sombras en e techo como s
por a habtacn dscurresen esprtus magnos que agtasen sus negras
aas. Desde aque ugar domnaba cas toda a habtacn: no haba nade
acechando en nngn rncn.
Y entonces advert que se remova a manta que cubra e |ergn en e
que yo soa dormr. Dstngu un brazo que asomaba por ea. Apartndoa
a un ado, descubr a una mu|er que me mraba sonrente. Por un nstante,
un breve momento, abrgu nsensatas esperanzas y uego comprob que
se trataba de Shadtu.
-He despeddo a tus servdores -manfest, descubrndose y
exhbendo sus bancos senos-. Son exageradamente eaes a su amo,
por o que me he vsto obgada a sumar agunas amenazas con e oro que
es he ofrecdo para consegur que nos de|asen soos.
Por unos nstantes me sent enoquecer. Profer un grto sava|e y arro|
con todas ms fuerzas a |abana que estaba empuando. E arma se cav
en a pared a menos de tres dedos de dstanca de a cabeza de Shadtu.
Me pregunt s me propona errar e dsparo. Pero no o crea as.
La muchacha me mr con o|os desorbtados por e pnco, pero aquea
expresn se desvanec rpdamente. Estaba temborosa y |adeante, mas
no por causa de medo.
-Oh, Tgath! -murmur presa de exctacn-. Cmo sabes
enardecer a as mu|eres!
Y a contnuacn ech voentamente a cabeza atrs y comenz a rer.
Sus argentnas carca|adas resonaron por a habtacn, dspando as
sombras. A gua que e adrdo de un perro ahuyentara a una bandada
de p|aros posados sobre una rama, as sonoras carca|adas de Shadtu
"!&
Nchoas Gud
E Asro
enaron a estanca y se nftraron en m mente retumbando de ta modo
que sent como s fuera a estaarme a cabeza.
-As es cmo corte|abas a a seora Asharhamat? -pregunt sn que
a rsa e permtese habar-. As conseguste enamorara, Tgath?
Demostrndoe cuan fcmente podas atravesare as carnes con una
anza? Ven..., puedes ntroducrme tu otra anza, puedes hundra todo
cuanto queras.
Y para demostrarme sus ntencones, apart totamente a manta que a
cubra y abr generosamente as pernas.
-Ven, Tgath, m querdo y vaeroso hermano. Acaso este ob|etvo no
es bastante mportante para t? |a, |a, |a!
Sus senos y su ventre se agtaban espasmdcamente a mpusos de a
rsa. Y de repente se nterrump y me sonr adna y macosamente
como s pudese caar en m corazn.
-|ams vovers a poseera, Tgath -amenaz-. Tendrs otras
mu|eres, muchas mu|eres s no me equvoco, pero |ams consegurs a a
seora Asharhamat, que est destnada a procrear reyes ba|o e peso de
Asarhadn como cuaquer ramera. D|asea a , Tgath Assur, hroe,
poderoso guerrero, y acrcate para que te demuestre cuan poco has
perddo.
Exste un mte que os hombres no pueden resstr sn perder su
vrdad. Es una sensacn vaga, una nea que f|a a demarcacn
exstente entre a ra, e deseo, e pesar, a aegra y e terror derante. Es
e mte de cuanto podemos resstr antes de sentrnos anonadados y
nade cruza esa nea por vountad propa. Yo o hce mentras sufra e
escarno que m hermana Shadtu haca de m. La odaba. Cre que aqueo
era todo o que senta, un amargo odo, mentras ea se refocaba ante e
espectro de ms perddas esperanzas... Cre que eso era todo, mas estaba
equvocado.
S aada otra paabra...
Avanc un paso haca ea, uego otro, sn darme cuenta de o que
haca, sn apenas comprender a razn.
-Creas que poda concur de otro modo? Acaso pensabas que
permtra que fueses de esa agarta?
Shadtu no apartaba sus o|os de m, mentras proyectaba m sombra
sobre su cuerpo desnudo, sn de|ar de habarme con su ronca y ascva
voz, cuyo sondo pareca cavarse en m corazn como e fo de una daga
meada.
-T no estabas destnado para aguen as, Tgath Assur, querdo y
neco hermano. Ou puede ea ofrecerte que yo no posea?
Cuando egu a su ado tend as manos para tocarme. La as de
brazo por a mueca y a atra|e haca m, eyendo en sus o|os tan vva
expectacn que me en de una ntensa oeada de ms puro odo,
aunque estaba muy e|os de ser puro. De| caer sobre ea m mano con
dureza, abofetendoa, y su cabeza cay haca atrs con ta voenca que
estuvo a punto de rompere e cueo. Cuando vov su mrada haca m,
os o|os e braban de door y por a comsura de sus abos corra un eve
reguero de sangre. No pude resstr su sonrsa y vov a gopeara con e
puo cerrado, obgndoa a proferr un grto.
"!'
Nchoas Gud
E Asro
O|a vuevas a nsutarme -pens-. As tendr un motvo para
matarte, aunque apenas o necesto.
-Oh, hermano! -susurr entre sus abos tumefactos-. Cunto te
amo! Ven, d|ame amer a sangre de tus dedos!
Se as de m brazo con a mano que tena bre y trat de ncorporarse.
Yo ntent berarme de ea, pero se haba aferrado con ta fuerza como s
en eo e fuese a vda.
-D|ame besar tus cruees manos! -murmur con voz apagada y
temborosa-. D|ame!...
No pude evtaro. Lgrmas de angusta rodaban por ms me|as y as
rodas me tembaban. Me arrod |unto a ea y e apret e cueo
dspuesto a estranguara. Tena que matara!... La matara! Por qu
entonces no refe|aban sus o|os nngn temor? Por qu me acarcaba os
brazos s me propona anquara?...
Pero no o hce. De pronto comenc a besare e rostro con voenta
fura. Shadtu gm suavemente y me pas a engua por os abos.
-Madta seas! -susurr-. Madta seas!
- S..., s! Lo que t queras!
Desz a mano ba|o m tnca y as m membro -con gran sorpresa
por m parte descubr que estaba henchdo y duro- y o acarc tan
expertamente que m respracn se vov |adeante.
-Hreme, hermano, s! Vngate en m cuerpo, Tgath Assur, favorto
de os doses, autntco rey! Mtame s eo te pace! Oun con me|or
derecho? Ou me mporta morr a tus manos?
Pero no a mat. Le cubr os senos con as manos, apretndoos con
fuerza hasta que grt de door. Sn embargo, aque sentmento se
confunda con un ntenso deseo como s temese que no sguera adeante
y, aunque a estaba astmando, comenz a qutarse a tnca por a
cabeza.
Tgath Assur, favorto de os doses! tmamente os doses me haban
mostrado su predeccn de un modo muy extrao. Mas no pens en
preguntare qu quera decr..., no ograba concentrar ms pensamentos
en cuanto estaba sucedendo n en nnguna otra cosa. Senta que s no
tomaba a aquea mu|er -no mportaba que fuese Shadtu, m hermana,
sno smpemente e cuerpo que se retorca ba|o e mo-, estaara m
pecho de ndgnacn.
Entr en ea. En a prmera acometda se encog haca atrs;
apoyndose en a cabeza y comenz a gemr ronca y profundamente,
como s su cuerpo hubese sdo habtado por un demono de que tratara
de berarse, movendo sus caderas a msmo tempo que yo, prmero
entamente y uego con ms rapdez. Le mord e hombro y ea grt y,
cuando acanc e cmax, vov a grtar.
Me cubr con m tnca sn mrara. No me senta avergonzado de o que
haba hecho: smpemente a odaba y no deseaba vera |ams.
-Vovers a reunrte conmgo? -me pregunt con voz tenue y
sumsa, como una cratura.
-No..., sago haca e norte. Me marcho ahora msmo.
Se sent bruscamente, envovndose con a manta y, a a fuctuante
uz de a mpara de acete, advert que haba enro|ecdo de ra.
"!(
Nchoas Gud
E Asro
-No puedes de|arme! No o permtr! Expcar a rey o que has
hecho!
-Puedes decrseo! -excam vovndome a mrara con fra e
ndferente mrada, pues en readad no senta nada haca ea-. Dseo!
Pero no trates de vover a verme, Shadtu, porque a prxma vez no
vacar en matarte y no te resutarn nada agradabes os medos de que
me vadr para eo!
-Perro! Cunto te odo! Oue os doses te madgan, Tgath!
Y abandon para sempre aquea casa persegudo por sus vbrantes
madcones.
"!)
Nchoas Gud
E Asro
#"!
Tgath Assur, favorto de os doses, autntco rey. Acaso pensabas
que permtra que fueses de esa agarta? De noche, cuando saa de a
cudad a omos de m cabao, mentras as uces de Nnve se perdan a
ms espadas, as paabras de Shadtu resonaban en m mente como una
herda que aguen hubese reavvado nopnadamente. Ou habra
querdo decr? Saba exactamente o que deca?
No te das cuenta de que nos han traconado? Ou haba ntentado
decrme Asharhamat cuando me dspona a abandonara? Ou secreto
era aque que todos parecan comprender menos yo?
Tgath Assur, favorto de os doses... Su voz tembaba de deseo
pronuncando aqueas paabras.
Haba voado a m propa hermana, s as poda cafcarse m accn
contando con una vctma tan propcatora. Ea deseaba que ocurrese y
exactamente de aquea manera; pero aunque no o hubese querdo yo a
habra tomado de todos modos y e habra dado muerte s se hubera
resstdo. Ms en nngn momento se e haba ocurrdo seme|ante dea. A
parecer habase mostrado tan hb en su seduccn como yo
mponndoe m fuerza.
Y en certo modo aque crmen, por e que no experment nngn
remordmento en aque momento n ms tarde, ev a paz a m ama, s
de paz puede cafcarse aquea fra e nsensbe cama que me haba
nvaddo, que por o menos me de|aba en bertad de consderar varos
aspectos: as nsensatas esperanzas que haba abrgado, e sombro futuro
que me esperaba y as extraas paabras de m hermana as como as de
a propa Asharhamat.
De un modo que yo an gnoraba, Shadtu me haba arrebatado m
propa vda, aunque tardara muchos aos en enterarme de eo.
Pero, por o menos, no haba tratado de acabar con m exstenca. No
creo que Shadtu cumpese su amenaza de expcar a rey nuestra
aventura. Por o menos no recb nngn comuncado que me ordenara e
regreso a Nnve, n se presentaron hombres armados dspuestos a
cortarme a cabeza. Y, a cabo de agn tempo, cuando vov a ver a m
padre, no mencon aque tema n se comport conmgo como s e
hubese robado su ms precado |oye.
Porque, despus de todo, qu hubera poddo decre? Ta vez a
verdad. La crea tan nconscente como para hacero as y quz e rey
hubese decddo no tomar cartas en e asunto. Como dgo, sempre
gnorar cmo sucederon taes hechos.
Lo que s me consta, y egu a saber -tuve notcas de eo por medo
de un despacho a cabo de pocas semanas de haberse producdo ta
ncdente- fue que a da sguente de haber sdo procamado marsarru
m hermano, ncuso antes de que pasara su prmera noche en a Casa de
""*
Nchoas Gud
E Asro
Sucesn, encontraron a baru Rman Assur cogado en e santuaro de
dos Shamash.
A parecer no cupo nnguna duda de que se haba sucdado. No de|
nnguna nota expcatora, pero fue evdente que msmo se haba
qutado a vda. Cav e extremo de una correa de cuero en e dnte de a
puerta, hzo un azo por e que met a cabeza y apart de una patada e
banco sobre e que se haba subdo. Y todo eo o reaz ba|o os propos
o|os de dos, Seor de a Decsn.
Fue un hecho muy extrao que produ|o snguar mpresn. Rman
Assur poda haberse dado muerte por muchas razones -actuamente creo
conocer a verdad, pero en aqueos momentos no poda sabera- y, sn
embargo, a cudad, ante a concdenca de ambos hechos, consder su
sucdo un acto de remordmento por desgnar a Asarhadn como
marsarru. Durante toda su vda, y sn que tuvera a cupa, m hermano
vvra con e estgma de aque crmen: haba sdo madecdo desde un
prncpo.
Pero en a oscurdad, mentras os portadores de antorchas umnaban
m camno haca e norte, gnoraba absoutamente taes acontecmentos
que pertenecan a pasado y a futuro, ambos totamente ocutos para m.
Apenas haban despuntado as prmeras uces cuando egamos a Los
tres eones; pero, pese a ser una hora tan temprana, nos cruzamos con
agunos hombres por a carretera que con as azadas a hombro se drgan
a sus campos y nos vean pasar atntos ante e nsto hecho de
encontrarse con hombres armados, sn reconocer a su seor en a
oscurdad. Creo advnar a terrbe aprensn que deb de susctar en sus
mentes.
Cuando ya nos acercbamos a a casa, una de as cocneras sa a
averguar a causa de seme|ante conmocn. Era una mu|er ata y robusta
que se aumbraba con una mpara de acete y que se adeant haca
nosotros con rdcua decadeza.
- Vamos, Shumunad! -excam sonrndoe abertamente y
desmontando de m cabagadura-. Tanto he cambado para que no me
reconozcas?
Lanz una rpda mrada a m rostro y profr un grto de|ando caer a
mpara, en e sueo, mentras echaba a correr haca a casa. A cabo de
unos nstantes acuderon doce o qunce personas a recbr a nesperada
vsta de amo. Incuso unos momentos despus comparec m madre,
que sn duda deba de estar dormda, y se arro| en ms brazos,
hundendo a cabeza en m pecho.
-Oh, Lathkadas! -sooz-. Eres t reamente? Haba pensado...,
tema...
-No, Merope, no han matado a tu h|o. -La tranquc acarcndoe
os cobrzos cabeos-. E rey no me ha hecho pagar con a vda e hecho
de que no pueda sucedere.
Orden que deran de comer a ms hombres y que dspuseran camas
para eos. Permaneceramos a un da y una noche a fn de ordenar ms
asuntos, puesto que no esperaba regresar en mucho tempo.
Mentras encendan e fuego de hogar d buena cuenta de desayuno
que me haban preparado. Me propona avarme, acostarme y habar con
""!
Nchoas Gud
E Asro
e capataz Tahu Ishtar, pero todo eo poda esperar. En prmer ugar era
necesaro expcar a m madre cuanto haba suceddo y cmo se
presentaba e futuro, cosa que hce mentras coma. Ea me escuch en
senco, sn hacer nngn comentaro, con a serena trsteza de quen ha
presentdo desde e prncpo cmo se desarroarn os hechos.
-Ignoro qu encontrar en Amat -d|e-. Envar en tu busca en
cuanto comprenda que no exste pegro, pero as cudades donde se
encuentran as guarncones sueen ser ugares nhsptos y acaso tarde
en amarte.
-En cuanto recba tus nstruccones, partr nmedatamente -me
asegur mpertrrta. Y no me cost nada creera-. Te segura gustosa
hasta e fn de mundo antes que quedarme aqu soa.
-Amat es e fn de mundo -repuse sonrente, comprendendo o que
quera decrme-. Ms a tan so exste e reno de Urartu y as trbus de
as montaas de este... Es a punta de anza con que e pas de Assur
mantene a esas gentes a raya. Temo que a no encontraremos una
socedad muy refnada.
-Y qu me mporta eso a m?
Ou e mportaba a ea? Para Merope todo era muy senco, como s
su h|o se hubese astmado |ugando con otros muchachos mayores de
Nnve y ambos partesen a exo en a montaa. E tempo y e amor todo
o arregaran: aqua era a razn de su vda.
Tom un bao de vapor para brarme de todo e veneno que acumua
quen se ha vsto herdo en o ms profundo y uego dorm hasta que
vov a oscurecer. Me senta demasado cansado para soar y m
descanso fue tan reparador como una bendcn.
Cuando despert Tahu Ishtar me aguardaba ba|o e emparrado de
|ardn. A verme egar se evant y me hzo una reverenca.
-Cmo est tu h|o? -e pregunt.
-Hecho un hombre, seor. Confo que ser un exceente capataz
cuando egue m sedu.
-Oueran os doses que ese momento se demore, Tahu Ishar.
Vov a ncnarse ante m con a dgndad de un gran prncpe ante su
rey porque haba adoptado as costumbres de os poderosos.
-Tengo entenddo que te drges a norte, seor -d|o, como s fuese
un tema absoutamente trva.
So dos saba hasta qu punto estaban a corrente de os asuntos de
Nnve en aque ugar, pero m capataz no era un neco gnorante y deba
de tener sus sospechas.
-S, estar ausente mucho tempo. Acaso tarde aos en regresar.
-E norte es un ugar poco acogedor.
-Lo es, Tahu Ishtar, y sus reacones con e mundo exteror cas
nexstentes. Creo que ser convenente que asumas por competo a
dreccn de Los tres eones.
-Acaso no podr escrbrte, seor? -pregunt enarcando as ce|as
como s se sntera sorprenddo.
No pude evtar una sonrsa.
-S, escrbeme. Naturamente puedes escrbrme y expcarme cmo
van as cosechas y s as crecdas son ms o menos mportantes que e
"""
Nchoas Gud
E Asro
ao anteror: sempre es nteresante estar a corrente de esas cosas. Pero
no esperes que te d a conocer m opnn acerca de o que debe hacerse.
Obra como creas oportuno: ms notcas acaso no eguen a tempo.
-Se har como ordene e seor de Los tres eones.
As fue cmo antes de partr puse todos ms asuntos en orden.
E va|e hasta Amat dur doce das. Por e camno no encontramos
nnguna cudad y muy pocos pobados, por o que a mayor parte de
tempo armbamos nuestras tendas en cuaquer ugar donde nos
encontrbamos a egar a noche y dormamos en e duro sueo. A
prncpo aqueo no represent nnguna dfcutad porque en e mes de Ab
muchos preferen dormr en sus te|ados a are bre, envuetos en una
manta, para hur de caor de sus hogares, pero a medda que
escabamos as montaas as noches refrescaron y, cuando egamos a
nuestro destno, todos ansbamos descansar en un echo confortabe
ba|o techado.
Amat! Desde a cumbre de a cona donde nos encontrbamos a
dstngumos a nuestros pes, en e vae, recogda como s estuvese
contenda en e cuenco de una mano. Tras ea se evantaba a cadena
montaosa de Hakkar, recortndose contra e ceo como heo
quebradzo. Entre e absouto senco de cumbres como aquas se
supona que tenan os doses su morada, desde donde contempaban
ndferentes os afanes cotdanos de os mortaes. Ou debera
pareceres Nnve desde taes aturas? Ou pensaran de Tgath Assur y
de as afccones que sufran aqueos que haban surgdo de os orgenes
de mundo y que sobrevvran a su destruccn? Cuando un hombre sufre,
e convene darse cuenta de su nsgnfcanca y recordar que, aunque se
e destroce e corazn, no se aterarn os cmentos de unverso. S
deseaba refugarme en un ugar donde poder sumergrme en e ovdo, o
haba encontrado.
Pero os hombres no son como os doses y no pueden vvr en as
cumbres de as montaas, de modo que drgmos nuestras mras haca e
vae.
La cudad era muy pobre comparndoa con otros ugares smares que
haba vstado. Constaba de una fortaeza y, ms a de sus muraas,
agrupadas en torno a a paza de mercado, aparecan unas vente o
trenta pequeas construccones de toscos adros, en su mayor parte
tabernas y burdees, y as vvendas de pequeos comercantes que tenan
su centea entre os sodados. En genera se respraba una atmsfera de
nerca. Por doquer se advertan os pequeos detaes reveadores de un
rea|amento de a dscpna y de a ms absouta ndferenca, como s os
hombres a destnados hcera tempo que hubesen ovdado que
formaban parte de e|rcto de Assur.
Yo era shaknu de un vasto terrtoro, pero, a gua que en a mayor
parte de ugares fronterzos, de pobamento dsperso, no se pareca n
mucho menos a Nnve. Pens que aqueo era o que necestaba. Me
""#
Nchoas Gud
E Asro
esperaba una gran tarea que sera m savacn. No haba acuddo a
para soazarme en os pacenteros paacos de una gran cudad.
Cuando me aproxmaba a a entrada de a fortaeza os guardanes, que
se haaban totamente absortos en una partda de suertes, no se
moestaron en exgrme que me dentfcase; es ms, apenas pareceron
advertr m presenca. Me acerqu a uno de eos que vesta e unforme
de ekalli, y cuando se evant de grupo en que se encontraba y se vov
para ver qun se drga haca , e as por e cueo con e extremo de m
tgo y o derrb contra e sueo.
-Vosotros dos! -excam seaando a azar a un par de ndvduos
que e acompaaban-. Arrestad a este hombre y metede en una |aua en
a empazada, donde permanecer tres das y tres noches sn recbr
amentos n mantas con qu cubrrse. S cuando concuya ese tempo
sgue con vda, conducde a m presenca. Ahora buscad a |efe de esta
perrera y anuncade que ha egado e rab shaqe Tgath Assur, que se
sentr muy compacdo s e concede audenca... Vamos, apresuraos,
escora!
Los hombres echaron a correr, aunque supongo que so se proponan
buscar un ugar donde esconderse.
E recnto de a fortaeza ofreca un aspecto deprmente. E pato de
nstruccn estaba eno de fango y cuberto de maas herbas, nos
sucos |ugaban en as tarmas de madera que rodeaban as nstaacones
cuartearas que sn duda no haban sdo encaadas desde e renado de
Gran Sargn, y no se vea a nngn guardn apostado en as muraas.
Como pao mortuoro se papaba en e ambente a ms absouta
ndoenca. Tendran que transcurrr muchos meses hasta que aqueos
sodados estuvesen en condcones de enfrentarse a un enemgo en
combate: me quedara poco tempo para entregarme a ms amargos
recuerdos. E rey m padre haba obrado muy acertadamente escogendo
Amat como escenaro de m exo.
Mentras os hombres de m escota desmontaban de sus cabagaduras
y mraban en torno con tanta consternacn como a que yo
expermentaba, hce seas a Lushakn para que se acercase.
-Cuda de que os hombres sean ao|ados y amentados -e ndqu-,
y uego echa una mrada por esta pocga procurando no amar
demasado a atencn y acude a nformarme de tus mpresones.
-S, prncpe. Estamos muy e|os de casa, verdad?
Mucho ms, segn resut, de o que nnguno de os dos habamos
magnado. Mentras pasaba por aqueos odazaes en dreccn a cuarte
genera de a guarncn, sede de comandante en |efe, tena a sensacn
de haber desaparecdo de mundo cvzado: hasta os propos eamtas se
hubesen avergonzado de encontrarse en aque ugar.
-No magnbamos que egases tan pronto -se excus e |oven ofca
que acud a recbrme en cuanto entr en e porche. |oven era un
trmno reatvo, puesto que so deba de ser un ao menor que yo. Y me
do a mpresn de que se debata entre e deber de ofrecer una buena
acogda a nuevo shaknu y e frme deseo de nterceptarme e camno.
Nuestro rab abru estar ausente durante e da, pues est reazando
unas gestones por a provnca... En readad, no s dnde puede
""$
Nchoas Gud
E Asro
encontrarse exactamente. Regresar por a noche, de modo que s me
permtes...
-Sospecho que sabes dnde se encuentra exactamente e rab abru -
e d|e f|ando ms o|os en un bandern de coor amaro encenddo que
penda |unto a estandarte de a guarncn en a puerta de a fortaeza
procamando a graduacn de ofca superor. E mo estaba dentro de m
equpa|e y sera zado a anochecer. Sempre o evaba conmgo, a gua
que cuaquer otro ofca.
Sonre desagradabemente a aque auxar, que despus de todo se
mtaba a cumpr con su deber protegendo a un superor.
-Bscae y tree a m presenca antes de meda hora o envar a un
destacamento para que os arreste a os dos. Est caro?
-S, rab shaqe!... Muy caro!
E ndvduo me saud gopendose e pecho con tanta fuerza que sn
duda e qued seaado durante qunce das y segudamente march
correndo haca a cudad con toda a veocdad que e permtan sus
pernas.
La frontera de norte no era un destno envdabe. Envaban a os
hombres a aqueos ugares cuando se haban creado enemgos
poderosos, haban cado en desgraca o, prncpamente, cuando nngn
|efe de vaa os aceptaba, y a se aposentaban como una pedra que se
deposta en e barro en e fondo de un abrevadero. Sn duda os sodados
que se encontraban en Amat, que probabemente no recban notcas de
a capta desde haca muchos meses, estaran preguntndose qu habra
hecho e rab shaqe Tgath Assur para ser desterrado a aquea guarncn.
No me mportaba o que pudesen pensar, pero no tardaran en comprobar
en sus propas carnes que entre ms crmenes no se contaba a rea|acn
de a dscpna.
Entr en e edfco donde se encontraba e cuarte genera, pues era
nt aguardar en e exteror y sempre sera ms convenente que a
entrevsta que deba ceebrar con e |efe de a guarncn, cuando por fn
tuvese ugar, se desarroase en prvado.
Las saas destnadas a uso genera presentaban un aspecto deporabe:
os sueos estaban sucos, por doquer se vea povo y copas semvacas
de vno, y gran parte de mobaro pareca a punto de desmoronarse con
so mraro. No me atrev a magnar en qu estado se encontraran as
habtacones donde se ao|aban os sodados.
Sn muchas dfcutades egu a a concusn de que sera necesaro
dar agunas eccones a os ofcaes para que srvesen de e|empo. No
poda esperarse que os sodados estuvesen en me|ores condcones que
aqueos que os drgan, y no me cupo duda aguna a decdr por dnde
empezara. A |efe de a guarncn e esperaba una |ornada dfc. Conf
que merecese e castgo que me propona nfgre.
Cuando por fn se present, conducdo y apoyndose en su ayudante
como un cego o un sado, comprob que no me haba equvocado. En
cuanto cruz a puerta percb e oor que despeda, su unforme estaba
arrugado y eno de manchas, a parecer de comda, evaba a barba
grasenta y enmaraada y, aunque apenas eran as dos de a tarde, ya
estaba competamente borracho, tanto que cuando ntent decr ago
""%
Nchoas Gud
E Asro
farfu unas paabras apenas ntegbes. Hubese sdo nt regaar a
aque hombre en seme|antes condcones; probabemente no habra
comprenddo una paabra de cada cnco.
-Cudate de asear a este haragn -orden a su ayudante,
esforzndome por mostrar ndferenca y sn evantar a voz-. Mteo en
un bao de vapor hasta que recobre e uso de sus facutades mentaes,
pero consgue que se hae presentabe y sobro antes de dos horas. Y, a
contnuacn, ordena que se prepare a gente para pasar revsta.
-Y cundo tenen que estar preparados, rab shaqe?
-Dentro de dos horas. Todo tene que suceder antes de dos horas, rab
kisir.
E hombre me mr como s acabase de pronuncar su sentenca de
muerte.
Aguard en e nteror de cuarte genera. No quera que vovesen a
verme hasta que todos os membros de a guarncn hubesen formado
fas: no os per|udcara conocer a su nuevo comandante sometdos a os
rgores de a dscpna mtar. Nngn ofca consder oportuno
moestarme: sn duda se haaban ocupados en otros menesteres.
ncamente acud a verme Lushakn.
-Por os grandes doses, prncpe! Este ugar ms parece un burde
que una fortaeza! -d|o sentndose y desprecntando una |arra de
cerveza que haba trado consgo y de a que me ofrec un trago. Haca
mucho tempo que estaba conmgo y, segn su crtero, aqua era a
mxma cortesa que me permta m rango-. Segn parece hay aqu ms
rameras que po|os. Hasta este momento por o menos cnco mu|eres
dstntas se me han ofrecdo y evamos en os cuartees menos de una
hora. Sn embargo estn tan sucas como todo cuanto nos rodea y me
dara asco tocaras. A propsto, a comda, por o menos a que toman os
sodados, so servra para revocar paredes.
-La cerveza tampoco es muy agradabe -d|e rechazando con una
mueca e nuevo trago que me ofreca.
-Ah, prncpe, tenemos e paadar acostumbrado a a exqusta
cerveza de Sumer! Las aguas de Eufrates regan a me|or cebada de
mundo. No esperes encontrar ago seme|ante en esta regn tan ae|ada
de norte.
Y Lushakn, para quen todas as cervezas eran guaes, a apur de un
soo trago.
-Aunque te voy a decr otra cosa -advrt reducendo e tono de voz
-. No confes entrar en combate con tropas como stas y sar trunfante.
Estn hechos una runa y odan a propa dea de a guerra cas tanto
como a sus ofcaes. F|ate en o que te dgo, prncpe, cuando vean brar
as espadas de os sava|es de cuaquer trbu, corrern como cone|os.
-Entonces tendremos que enseares que hay cosas mucho ms
terrbes que e enemgo.
-Oh, creo que ya estn comenzando a comprendero! -repuso
Lushakn con una ampa sonrsa-. Como todos os sodados, senten una
gran curosdad por su nuevo comandante y nuestros muchachos os
estn aecconando.
""&
Nchoas Gud
E Asro
-Ben..., que crean que nos comemos a os nos crudos -contest sn
poder contener una carca|ada-. Ceebro tenerte como amgo en ugar de
enemgo porque eres ms retorcdo que una vbora.
M ekalli se mt a encogerse de hombros como s o que yo haba
dcho fuese evdente hasta para una cratura.
-Y qu tenen que ver as vboras con a vda mtar, prncpe?
Una hora despus abandon e edfco para pasar revsta a m nuevo
e|rcto ba|o a pda y fra uz de so. Su superor, que aparentemente
hubese preferdo estar muerto, pero que ya se encontraba sobro y uca
un unforme mpo, estaba a frente de sus tropas y me observaba con
expresn hosca y preada de odo.
Incuso a certa dstanca aqueos guerreros de Assur ofrecan un
aspecto deporabe. Sus armas estaban oxdadas, as cuerdas de sus arcos
se encontraban tan radas que parecan rastro|os y de eos se desprenda
una sensacn de tedo y sucedad. Aunque sodados, se dra que eran
prsoneros en un campo de traba|os forzados y, reamente, para a
mayora, probabemente e e|rcto era una espece de servdumbre.
Haban perddo su orguo o quz, para ser ms exactos, |ams o haban
tendo.
-He vendo a asumr e mando -excam desde e porche de cuarte
genera-. Y os demostrar cmo se hace.
Hce una sea a Lushakn y ste, |unto con cnco membros de m
quradu, se adeantaron de sus fas y aseron a rab abru por brazos y
pernas y e arrastraron a frente de a paza de armas. E hombre estaba
tan asombrado que a prncpo n squera se atrev a protestar, pero
cuando e ataron os pes y e cogaron cabeza aba|o en a baranda
fronta de abrevadero de os cabaos prorrump en grtos
ensordecedores.
Y sgu grtando y profrendo rudosas madcones con voz
entrecortada por a ra, pero que apenas resutaban perceptbes entr as
carca|adas de sus propos sodados, o que evdencaba hasta qu punto
haba degenerado a mora para que tanto os compacera ver as
humado a su superor, que sn duda ofreca un aspecto cmco con a
espada hundda en e barro y as pernas evantadas de modo que se e
haba deszado a tnca hasta a cntura. Pero es precso que os sodados
oden a sus ofcaes para que as se regoc|en de sus desgracas, y aque
ofca deba de ser una maa persona para haberse gran|eado de ta modo
su anmadversn.
Cuando e rab abru estuvo convenentemente atado y e huberon
descazado, Lushakn se vov haca m, me saud mtarmente y se
qued aguardando rdenes. Saba muy ben cues seran: habamos
paneado detaadamente cmo se desarroaran os hechos y msmo
haba sugerdo e castgo a apcar. msmo o haba presencado en una
ocasn en Naharna, donde se e haba nfgdo a un rabe a que haban
descuberto hacendo trampas en e |uego. Pero era muy convenente
guardar as formas ante os sodados y por eso esperaba ms
nstruccones.
-Dez en cada uno, ekalli. Y no escatmes fuerzas.
""'
Nchoas Gud
E Asro
Lushakn haba encontrado un tgo tan argo como e brazo de un
hombre confecconado con pe de hpoptamo. Un sodado de ms tropas
su|et a rab abru por os dedos de os pes y e obg a manteneros tan
panos como a superfce de una mesa. E ekalli apoy suavemente e
tgo en as pantas como s mdese su mpacto.
Nunca ovdar os grtos que profr e rab abru, que recordaban a os
de una mu|er en trance de parto. E pequeo tgo sbaba por os ares y
morda sus taones y en cada ocasn resonaban sus grtos, mezca de
terror, door y ago parecdo a a ndgnacn. Lushakn obedeca rdenes y
cada atgazo despeda una suave rocada de sangre que despee|aba tan
efcazmente como un cucho. Dez atgazos en cada pe,
cudadosamente dosfcados para que a representacn no concuyese
demasado pronto, e sbdo de tgo, e mpacto seco y nauseabundo
que acanzaba su ob|etvo y a feroz excamacn de rab abru... Y os
sodados ceebrando ncesantemente con rsas su tormento. Era un
espectcuo muy de su agrado: sn duda haca meses que no
presencaban ago tan dvertdo.
Cuando Lushakn hubo concudo, ech agua fra en as pantas de
hombre, a a sazn enas de herdas y en carne vva, y e rab abru fue
conducdo fuera de a fortaeza, donde hasta aque da su paabra haba
sdo ey. Le sacaron arrastrndoe con una traa, de|ando tras de s sus
hueas ensangrentadas en e fango. S no contaba con nngn amgo en a
cudad que qusera socorrere no se savara de as prvacones y a
muerte, pero en aquea guarncn era menos que una sombra y, en caso
de que decdese regresar, sera condenado a muerte. Aparte eso, a nade
e nteresaba a suerte que pudese correr.
Aguard a que os sodados concuyeran su |ogoro. Permanec en
senco, observndoos con desdn, hasta que nterrumperon sus rsas y
ren a cama.
-Dentro de un mes entraremos en campaa contra os nmadas de as
montaas. Ser nuestra tma oportundad mentras dura e buen tempo
y no tengo ntencn de someterme a vuestras convenencas. So tens
un mes para convertros en un e|rcto: s no o consegus, vuestra nca
esperanza de sobrevvr consstr en que os brbaros se apaden de os
e|rctos de Assur y enven a mu|eres y nos para haceros frente, porque
no magno que a chusma que tengo deante espere vencer a enemgo.
Los sodados ya no se rean. Sn duda agunos que haban combatdo a
mando de soberano Sennaquerb contra as trbus de as montaas
comprendan a veracdad de ms paabras y acaso advrteran por vez
prmera hasta qu extremo se haban degradado y comenzaran a sentrse
avergonzados. Aqueo era e prncpo.
-Me he mostrado bengno con vuestro |efe, con vuestro ex |efe, cuyo
nombre no es precso pronuncar, porque no quero manchar e da de m
egada con su e|ecucn. Sn duda no es e nco ser corrupto, porque
nngn ofca de|a de cumpr con su deber s cree que sus hombres no
van a consentro, pero debe asumr a cupa de todos vosotros. No
penso ndagar cupabdades pasadas: no voy a preguntaros qun ha
actuado torcdamente, con cobarda o sustrayendo a sus compaeros
amentos o bebdas... De|aremos que todo esto permanezca en e ovdo.
""(
Nchoas Gud
E Asro
Pero s vueve a suceder, a prxma vez que ses convocados para
presencar un castgo, os encontrars ante una pena de muerte y vers
cogando de os muros de esta fortaeza e pee|o de os tradores.
Recordado y no atents contra m ra.
Esta noche nade dormr en su echo, n yo n nnguno de vosotros.
Debemos ordenar esta madrguera de saband|as, aunque sea a a uz de
as antorchas.
Y maana, una hora despus de aba, voveremos a reunmos y
comprobaremos s habs ovdado totamente a dferenca que exste
entre os hombres y as bestas. S es as, os prometo que recordars este
da. Vuestros superores os nformarn de cu es vuestro cometdo.
Someteos a sus nstruccones.
Pas e resto de a |ornada repasando as tabas donde se refe|aba a
contabdad, y m predecesor pudo consderarse afortunado de que no o
hubese hecho antes porque no so e hubese despee|ado os pes.
Adems de borracho, e hombre haba sdo un adrn y so os doses
saban s ago peor.
Cuando me sent a cenar dstngu as amas de as antorchas y percb
e oor a brea encendda. La comda era bastante aceptabe: cordero
adobado con especas, pan y queso. Tan so a espantosa cerveza oca
me record que no estaba cenando en Los tres eones. Ante tan
exqusta comda hubera sdo fc ovdar que os sodados se
amentaban con ago que hubera servdo para revocar as paredes y que
nade puede uchar con e estmago eno de pa|a. Decd que aquea
msma maana dara orden de que ofcaes y sodados recberan e
msmo rancho.
Como os membros de a guarncn pasaran a noche traba|ando,
tampoco yo poda acostarme, pero no me resut dfc mantenerme
desperto porque os rudos que producan os equpos de traba|o, as
rdenes e mprecacones que se oan constantemente y as uces cas
sobrenaturaes de as antorchas que cruzaban ante m ventana hubesen
despertado a un cadver y, por aaddura, haca un fro que en aquea
poca de ao me coga totamente desprevendo. Sn duda en Nnve a
mtad de a pobacn dormra en os te|ados con a vana esperanza de
dsfrutar de una db brsa, pero en Amat, sentado ante un brasero y
envueto en una ve|a capa, me castaeteaban os dentes de modo
ncontenbe. Cas envd a os sodados que en aqueos momentos se
encontraban fuera traba|ando, que por o menos estaban acompaados y
dsfrutaban de compaa y caor; yo me senta ncmodo y soo, y en m
ocosdad me entregaba a doorosos recuerdos porque, segn descubr, n
squera a ograba apartar a Asharhamat de ms pensamentos.
Todas as noches de tu vda recordars que comparto e echo de
Asarhadn... En aqueos momentos ya deban de haberse casado y ea
dormra |unto a m hermano, henchda de su smente, e dara h|os y,
con e tempo, egara a ovdar que exst aguen amado Tgath Assur.
Ta sera su venganza por a cobarda de su amante: ovdar su exstenca.
Pero yo nunca de|ara de recordara. Ms odos estaban enos de suave
sondo de su voz, ms o|os no podan ovdar su magen. E deseo y os
remordmentos me destrozaban e corazn con sus afadas garras.
"")
Nchoas Gud
E Asro
Comprenda que ea tena derecho a odarme y pensaba que no podra
vvr otra noche sn consegur su perdn y su amor sntendo e fresco
contacto de sus manos. En aqueos momentos sufra como saba que
segura sufrendo cada hora de m vda. Asharhamat!
Asharhamat! Enoquceme, pero no me abandones! Asharhamat!
E pdo respandor de aba fue como un don de os doses para m
atormentado esprtu y me predspuso a a cemenca.
E pato de armas estaba totamente transformado. Los herba|os haban
sdo arrancados, as ho|as recogdas e ncuso as paredes de os cuartees
rradaban bancura. Y, en cuanto a os hombres, muchos presentaban
aspecto macento, pero por o menos vestan unformes mpos y su
equpo estaba en orden. Durante aquea noche se haba producdo una
espece de magro.
Pero me mantuve ndferente: deba demostrares que nngn esfuerzo
me pareca sufcente.
-Por o menos ya es un prncpo -d|e-. Os concedo tres horas de
descanso antes de comenzar a nstruccn: entonces comprobaremos s
no habs ovdado o que sgnfca ser un sodado.
Cuando cerr a puerta a m espada eg a ms odos e murmuo de
mes de voces: aqueas notcas no haban sdo de su agrado.
Un ordenanza que formaba parte de m propo quradu recog m capa
cuando me dspona a acostarme. Aquea noche haba sdo e hombre
ms fez de Amat porque nade haba nterrumpdo su descanso.
-Desprtame dentro de dos horas -e orden-. Dos horas: no o
ovdes.
Me cubr con una manta y cerr os o|os sn moestarme squera en
descazarme as sandaas.
S as trbus de as montaas hubesen presencado aque da os
e|erccos de nstruccn de nuestros sodados huberan nvaddo nuestras
fronteras como una paga de angostas. Reazaban as pruebas ms
rutnaras como s fuesen sonmbuos. Acaso se debera en parte a
cansanco, porque a todos os venca e agotamento, pero a cupa de
todo a tena reamente a de|adez. Se dra que aqueos hombres haban
sdo recutados aquea msma maana. Aunque en su mayora se
trataban de sodados veteranos, caan de sus monturas o se astmaban
con sus propas armas. Las ba|as que sufrmos huberan |ustfcado una
pequea bataa, pero en readad podra decrse que uchbamos contra
nosotros msmos.
Aquea apocaptca representacn se proong durante toda a tarde.
M quradu se nsta en todas as esqunas estabecendo un smuacro de
bataa con espadas de madera y |abanas cuyas puntas haban sdo
protegdas. Yo msmo encabec os e|erccos reazados con os carros
porque no quera que aqueos hombres pensasen que su nuevo superor
era un petmetre y todos nos esforzamos hasta que ya no pudmos
sostenernos de pe.
"#*
Nchoas Gud
E Asro
Y cuando por fn comenz a oscurecer, nos retramos cas a rastras a os
cuartees para comer un pato de gachas horrbes, maoentes y escasas,
pero por o menos un amento caente e gua para todos, sn dstncn
de categoras, y nos dspusmos a dsfrutar de un merecdo descanso.
Pero fumos reazando progresos. A da sguente y e sucesvo
me|oraron os resutados de os e|erccos y, a tercer da, e ofca
encargado de a ntendenca acud a pedrme que e rentegrase a sus
anterores obgacones porque, a parecer, sus antguos compaeros e
haban amenazado de muerte. Acced a su petcn, ascend a Lushakn a
rab kisir y e conf aquea msn, cosa que no e compac en absouto.
Protest aegando que os doses no e haban destnado para a cocna,
pero a partr de aque momento me|or a cadad de a comda e ncuso
de a cerveza.
Y asmsmo, a tercer da, e ekalli que haba azotado en a puerta de a
fortaeza fue puesto en bertad de a empazada y conducdo a m
presenca cuando yo estaba acabando de cenar. Era un hombre de escasa
estatura, de hombros cados y brazos argos y poderosos, en readad,
tena certa aparenca smesca. Estaba macento, cas grsceo, tras a
prueba a que haba sdo sometdo, pero mentras aguardaba a que yo e
habase, sn duda temendo o peor, acaso que ordenase su muerte a
atgazos, que o arro|ase de a guarncn desnudo y ensangrentado como
a rab kisir o que o degradase, convrtndoo en un escavo, no haba
perddo en absouto su orguo. Haba resstdo fro, hambre y e terror a
un ncerto sno, mas no se humara para mostrar su debdad y me
mraba con expresn ndferente que pareca sgnfcar: Puedes hacer
conmgo o que queras y comprobars que tambn puedo resstro.
Decd que no poda permtrme perder a un hombre como aqu.
-La prxma vez que ests de guarda cumpe con tu deber: no me
hubese costado nada cavarte una |abana entre os ompatos y
entonces no estaras en condcones de anzar vdas mradas a a
espantosa comda de tu superor. Vamos, sntate y come! Hay sufcente
para os dos y no me gusta habar con un hombre que no me presta a
debda atencn.
Se sent y com con os dedos, con tanta avdez como un anma. Y,
cuando hubo concudo, se recost en a sa y suspr compacdo.
-Te ha gustado? -e pregunt deseando ncamente satsfacer m
curosdad.
-No, era poco me|or que a bazofa que nos srven a nosotros. Crea
que os ofcaes se cudaban me|or.
-Ya ha de|ado de ser as.
E tono de m respuesta deb de recordare que no se haaba de vsta.
Se puso en pe, aunque sn mantenerse en poscn frme.
-Vueve a tu cuarte, ekalli -prosegu-. Procura descansar esta noche
y cudate maana de que estn preparados os hombres una hora
despus de amanecer para a nstruccn. Eso es todo.
-Sgo entonces conservando m graduacn, rab shaqe? -repuso ms
sorprenddo que avado.
"#!
Nchoas Gud
E Asro
-S. Pero en o sucesvo procura demostrarme que no me he
equvocado. Y no de|es de nformarme de cuaquer otra que|a que tengas
sobre a comda.
-As o har, rab shaqe.
Mentras se retraba a os barracones eg a ms odos su compacda
rsa. Se amaba Grttu y despus de aque ncdente resut ser un
exceente sodado que |ams me do motvos para tener que arrepentrme
de m cemenca.
Y tampoco se recberon ms recamacones por a comda, que quz
fue o que ms se transform. La me|ora de a amentacn conduce
nevtabemente a eevar a mora o que, a su vez, redunda en una me|or
nstruccn. Todos, hasta e ms humde portador de arco, estaban ms
contentos, como s hubesen reencontrado a fnadad de su exstenca.
Incuso as prosttutas de campamento me|oraron su aspecto. A os dez
das a guarncn de Amat vova a parecerse a un e|rcto. Decd que a
fnazar a segunda semana me arresgara a evarme agunas compaas
a a montaa para reazar manobras de campaa.
La vspera de nuestra sada recb un avso de que aguen segua
recordndome en Nnve.
Me haba acostado temprano en m |ergn y, sabendo que durante os
prxmos qunce das debera dormr sobre una smpe manta tendda en
e duro sueo, me haba permtdo e u|o de nstaar en m dormtoro un
brasero atestado de carbones encenddos, de modo que m habtacn
pareca una saa de os baos de vapor.
Pero estas pequeas extravagancas sueen pagarse caras y pas una
noche agtada pobada de pesadas.
Zaqar, e dos que presde as horas de descanso, nos enva sueos a
modo de mensa|es, que son atsbos de futuro y de os sentmentos que
andan en nuestros propos corazones. Y aunque castga a os perversos
con vsones terrorfcas, es un dos amabe y compasvo, porque por ese
medo procura que acancemos e perdn y, a travs de ste, a paz y e
descanso. Aquea noche Zaqar me castg por haberme nstaado un
brasero, a gua que castga a borrachos y gotones, porque ms sueos
estuveron pobados de voenca y muerte.
Me encontraba de nuevo en Babona. En os bancos de seco ro se
amontonaban os cadveres y yo caa dando tumbos por os ares yendo a
parar a aquea masa de corrupcn de a que pugnaba por brarme,
trepando sobre brazos y pernas escurrdzos que se desprendan y
quedaban en ms manos. Y en agn ugar de aquea confusa maraa me
aguardaba un hombre que empuaba una espada y estaba dspuesto a
degoarme y de|arme abandonado entre aqueos cadveres corrompdos.
S no ograba berarme, me matara o perecera asfxado. A ms odos
egaba su voz amndome dstante, seme|ante a os chdos que
proferen as ratas, mentras que me hunda por momentos...
Y, de pronto, despert y comprend que haba aguen en a habtacn
que se propona hacerme dao y que e dos me haba envado un avso.
Sn dudaro un nstante me anc rodando por e sueo como e tronco
de un rbo. Se oy cru|r a madera a astarse, mentras una hacha de
cobre hunda en e sueo su ho|a en e msmo ugar donde descansaba m
"#"
Nchoas Gud
E Asro
cabeza haca unos nstantes. A a tenue uz de brasero se recortaban as
pernas de m agresor que se haba agachado y trataba de arrancar e
arma de sueo para efectuar un nuevo ntento. Me abaanc
nmedatamente contra eas.
E hombre pas por encma de m cuerpo y ambos nos esforzamos por
evantarnos rpdamente. Tena a |abana apoyada contra a pared |unto
a m afombra, pero s ntentaba acercarme me encontrara a acance de
su hacha. Ambos permanecmos a a expectatva. M contrncante
empuaba e arma y sonrea torvamente a ver que me encontraba
competamente desarmado.
La habtacn era pequea y yo no poda retroceder. Le bastara con
avanzar unos pasos y descargar un mortfero mpacto sobre m...
Retroced y m pe descazo roz e brasero que estaba a ms espadas,
o cua me caus un sbto y repentno quemazn smar a efecto de una
cuchada.
En e brasero y sus carbones encenddos se haaba m nca
oportundad de sobrevvr!
Me vov rpdamente y me agach para recogero, sostenndoo con
ambas manos. Era terrbemente pesado y me escoca a pe a contacto
de gneo y negro meta. Cre que ba a consumrme..., no podra segur
sostenendo aque terrbe peso sn que as manos se me consumeran
como herba seca.
An ncnado tom mpuso y o anc contra m enemgo, a que
acanc en e pecho y derrb en e sueo. Los ncandescentes carbones
overon sobre y por un nstante ovd cuanto e rodeaba a
encontrarse cuberto de fuego. De| caer e hacha e ncuso ovd m
presenca.
Fue cosa de un nstante. Avanc unos pasos |abana en rstre. E
asesno yaca en e sueo profrendo aardos de terror, sacudndose
como enoquecdo os carbones mentras trataba de brarse de fuego.
Impus a |abana sobre m cabeza y a hund en su pecho, acabando con
sus grtos gua que s hubesen sdo cortados con un cucho.
-Por os doses! Ou ha suceddo?
Me vov. En a puerta se encontraba m ordenanza. Le apart a un ado
y, sn decr paabra, sa correndo con as manos terrbemente
astmadas.
Aguard en e porche sentado en un taburete hasta que extngueron e
fuego, sumdo en un estado de absouta ndferenca. Aguen me tra|o un
cubo de agua fra en e que sumerg as manos que tena hnchadas,
aunque no demasado quemadas, cosa que me sorprend. No
expermentaba nada ms que aquea sensacn de eve sorpresa e
ndferenca. A parecer estaba perfectamente. Hubo un momento en que
e fuego pareca haberme penetrado hasta e hueso, pero quzs m sedu
haba vueto a protegerme.
Por fn, cuando se dsp e rudo y a confusn y empec a
recuperarme me v abrumado por mes de nterrogantes sn respuesta.
-E fuego ya est apagado, rab shaqe.
Me evant y entr en m habtacn en a que renaba e ms absouto
desorden. Estaba ena de humo y as paredes se haban empapado de
"##
Nchoas Gud
E Asro
agua. M frustrado asesno estaba muerto, yaca en e sueo con e cuerpo
enroscado gua que s estuvera dormdo y de su pecho asomaba a punta
de m |abana como s seaara e punto por donde haba perddo a vda.
Le haba atravesado con ea y no resut fc arrancara.
-Sacade a a uz -orden, entregando e arma a un ordenanza con
voz que sonaba extraa en ms propos odos-. Ouero vere a cara.
Un par de sodados, sn duda para no manchar e sueo, envoveron a
cadver en m afombra chamuscada y empapada en sangre y e
trasadaron a a habtacn que me serva de comedor en a que se haban
reundo ya varos ofcaes, agunos de os cuaes an vestan as tncas
que utzaban para dormr, y |untos examnamos a m dfunto agresor.
-Aguno de vosotros e reconoce? -pregunt.
Me respond un coro de negatvas acompaadas de enrgcos
movmentos de cabeza: nade conoca a aque hombre o, por o menos,
nade admta reconocero. Le cog a mano y examn su pama.
-Reund a os rab kisir y que vean s pertenece a a guarncn, aunque
apostara a que n squera es un sodado. F|aos en sus manos tan suaves
como as de una cratura, no se ve en eas nnguna caosdad.
Ped que me tra|esen una copa de vno que vert sobre a cabeza de
dfunto en cadad de ofrenda para apacar a su esprtu y segudamente
orden que pasasen sta a todas as compaas para comprobar s fataba
aguen. Aunque aque ndvduo no pareca haber pertenecdo nunca a
e|rcto, puesto que vesta e unforme de sodado deseaba saber dnde o
haba obtendo.
-Regstrad a cudad y comprobad s se encuentra en ea agn
extran|ero... Este tpo no pudo haber surgdo de a nada.
-Ou hacemos con su cadver, rab shaqe?
No era aqua una pregunta ocosa. Ou deba hacer en seme|ante
caso cuando se haa en |uego ago tan mportante como e domno de
mundo y nuestros enemgos evan nuestra msma sangre? Prefera
gnorar qun habra envado a aque hombre, pero deseaba asegurarme
de que no vendra otro a sustturo.
-Decaptade y conservad su cabeza con sa -repuse, ponndome en
pe y tratando de smuar ndferenca, aunque senta un nudo horrbe en
e estmago-. La remtremos a Nnve, de donde sn duda procede. Me
propongo envrsea a aguen en cadad de obsequo.
"#$
Nchoas Gud
E Asro
#"!!
A a maana sguente, en un cae|n stuado en a parte posteror de
un burde, aparec e cadver de un sodado que evaba atada en e
cueo a cuerda con que haba sdo estranguado. Le haban despo|ado de
su unforme y a mu|er que vva con ogr dentfcar a prenda que
vesta e asesno a descubrr un remendo que ea msma haba hecho en
su capa.
D orden de que en o sucesvo cuaquera que entrase en a fortaeza
utzase un santo y sea que se cambara daramente y trat de echar
terra a asunto: e avso que haba envado a Nnve sera m me|or
proteccn contra cuaquer otro posbe asatante nocturno, y un
comandante no debe excederse en as meddas destnadas a proteger su
propa vda.
Adems tena otros asuntos en que ocuparme y durante agn tempo,
quz unas semanas, me vera obgado a ausentarme de a guarncn
acompaado de sodados en os que por o menos poda confar que no
ntentaran degoarme mentras durmese. Las actvdades reguares de a
vda mtar consttuan en s msmas una espece de refugo.
De modo que a da sguente de que e cadver de asesno hubese
sdo expuesto a as tropas en formacn, mont en m cabao, proeza
dgna de consderacn puesto que todava evaba as manos untadas con
bsamo y vendadas, y a frente de as compaas tercera, cuarta y sexta
partmos haca as montaas para reazar manobras.
Sempre, durante m vda de sodado, he dsfrutado con os e|erccos
que se practcan en taes ocasones. Es un gnero de vda muy saudabe
en e que se traba|a, se come y se duerme. Las tareas ncamente pueden
reazarse de un modo, no caben ambgedades n fasas nterpretacones.
Cuenta en prmer ugar a perca de guerrero, por o genera un hombre
senco y que dsfruta de a compaa de otros seme|antes que
contempan e mundo desde una ptca muy smar a a suya. Yo soy muy
experto con a |abana y e arco, exceente aurga y |nete y reguar en e
mane|o de a espada, taes eran ms condcones como sodado. Ms
hombres estaban predspuestos a creer en ms dotes de mando y, por
aaddura, prescndendo de escaafones, haban decddo que me
comportaba como uno de eos: nada ms afortunado que esta espece de
aceptacn tcta. Por o menos yo no aspraba a otra cosa.
Las manobras se desarroaron perfectamente. E dos haba dspuesto
que su anteror comandante hubera sdo destnado a Amat haca tan so
un ao y, por tanto, ncamente haba contado con aque tempo para
sembrar entre eos a desda y a ndscpna y os hombres recobraron
rpdamente sus habdades marcaes. Pero formbamos un e|rcto que
careca de enemgos a quenes enfrentarnos. Mas esta stuacn no ba a
proongarse ndefndamente. Cuando hubmos traspasado os mtes de
"#%
Nchoas Gud
E Asro
nuestras fronteras y comenzamos a nternarnos en as grses y estres
montaas que consttuan una terra sn ey, cas cada noche, montando
guarda o reundos en torno a fuego, nos sentamos observados por
aqueos seres sava|es y extraos que vvan en tendas hechas de pees
y que no reconocan a soberana de nngn monarca, y como
comprendan que agn da nos enfrentaramos en combate, nos
examnaban tratando de medr sus fuerzas con nosotros, mentras yo me
preguntaba qu mpresn debamos producres.
Cuando regresamos a Amat me encontr con un emsaro de rey de
Urartu que haba acuddo a paramentar conmgo acerca de a guerra.
Urartu haba sdo una potente y gorosa nacn que se haba debtado
ba|o e mpero de Gran Sargn. Segn poda recordarse, haba renado
sobre una ga de estados septentronaes que se extenda
nnterrumpdamente hasta e mar Superor, pero en e qunto ao de su
renado e gran rey conqust Carquemsh, tras boquear e paso sobre e
Eufrates y dvdr a ga en dos partes. Despus, a cabo de un ao, tras
someter a su yugo a os pases occdentaes, e soberano Sargn march
sobre os domnos de monarca Rusas, que sav su vda refugndose
tras as muraas de Tushpa, su nexpugnabe capta, mtada en sus tres
cuartas partes por escarpadas rocas y, en a cuarta, por e mar Agtado.
Pero e seor de Assur aso e pas, capturando e tesoro rea y
extermnando a mares de sbdtos de Rusas. ste se sucd abrumado
por e pesar y, durante e renado de su h|o, e pas se convrt en un
humde estado vasao que envaba trbutos a Nnve y erga mgenes de
Assur en sus tempos ms mportantes, |unto a as de Khad, su dosa
prncpa.
Pero con e tempo aquea gran vctora de Sargn se haba convertdo
en ago muy smar a una derrota, porque Urartu, que haba servdo como
muraa protectora contra os nmadas de norte, estaba demasado
debtada para enfrentarse a eos sn ayuda. De ese modo, a no ser por
as guarncones que a a sazn tena a m mando, cmeros, esctas y
otras mportantes confederacones trbaes se habran precptado desde
as montaas para soazarse en os verdes vaes de Tgrs. Lberndonos
de un enemgo, e Gran Sargn haba aberto camno a os dems.
E emsaro era un hombre degado que frsara os trenta y cnco aos
y de estatura unos tres dedos nferor a a ma, pero que segua superando
a os hombres de Assur. Tena a tez oscura de os sumeros, o|os negros y
brantes, gruesa y carnosa narz y a breve barba caracterstca de os
ndvduos de su raza. Exceptuando e forro de pe de su capa,
supemento muy t en aqueas attudes, vesta a esto de Nnve, como
todos os hombres de Urartu que yo haba conocdo, porque, aunque con
dferente doma, su cutura y costumbres estaban tan nfudos como os
nuestros por Babona.
Aquea noche nvt a m husped a compartr m senca cena de
sodado para que pudera comprobar que as cosas haban cambado en
Amat y e rogu que me aguardase mentras me daba un bao de vapor
para berarme de povo de vente das de manobras y de hedor a anma
de carga que despeda. Mentras esperaba y yo me baaba con agua
caente, ms ofcaes se reuneron conmgo en a casa de baos y entre
"#&
Nchoas Gud
E Asro
nubes de vapor me nformaron de todo cuanto haban odo o magnaban
sobre as causas por as que e rey Argsts habra consderado oportuno
envar a un emba|ador desde Tushpa para compartr e pan y a carne con
e nuevo shaknu de norte.
-Ouz n squera e enve Argsts: ta vez so trate de ganarse tu
coaboracn para destronare. Dcen que e rey ha heredado a vena de
ocura paterna.
-Ta vez trate de consegur una reduccn de os trbutos que se es
mpuseron.
-No mporta cues sean sus propstos: confo que venga dspuesto a
sobornarnos espnddamente.
Pero con gran decepcn por m parte, e nco soborno que nos ofrec
fue un centenar de |arras de vno nar de os vedos que crecan a oras
de mar Agtado y que era sorprendentemente duce y fuerte. E hombre -
que se amaba Lutpr- y yo desprecntamos varas |arras aquea noche
y nos embragamos moderadamente, por o que, como era de esperar,
nos hcmos grandes amgos.
Pero a amstad de os dpomtcos y su nocente embraguez tenen
sus mtes. La mente de Lutpr |ams estuvo tan turbada como pareca y
en nngn momento ovd e ob|eto de su vsta. Nos encontrbamos
sentados en un banco de porche caentndonos as rodas con un
brasero y resprando e are fresco de aquea noche estreada, tratando
de purfcarnos os pumones para poder segur bebendo hasta que
nuestros servdores tuveran que conducrnos a nuestros respectvos
echos, cuando servdor de Argsts me d|o:
-Su ma|estad, m soberano -comenz apoyndose en m brazo como
s se dspusera a confarme un mportante secreto-, tan poderoso que su
paabra es ey ms a de ro Bohtn, desea nformar a su querdo
hermano Sennaquerb de que os esctas se comportan cada vez con
mayor osada en e pas de Shupra, donde han estabecdo asentamentos
e ncuso se |actan de haber conducdo sus cabaos hasta as oras
occdentaes de mar Agtado.
-No creo que hayan dsfrutado mucho con ta travesa, porque tengo
entenddo que sus aguas son saobres y no potabes.
-No obstante han vendo y e rey m seor revndca sus derechos
sobre todas as terras rbereas de esas aguas. No puede arresgarse a
que as trbus montaesas se encuentren a menos de dos das de
navegacn de su capta.
Consder sus paabras unos momentos, contempando os encenddos
carbones de brasero -me haba afconado mucho a desde que me
sav a vda-, y dese que a cabeza de|ase de zumbarme como un
avspero para poder concentrarme en ms pensamentos; a pronto sent
grandes deseos de acostarme.
-Por consguente deduzco que e poderoso Argsts, cuyo vaor es de
todos ben conocdo, habr envado una expedcn de castgo contra esos
nsoentes brbaros y que en estos momentos habrn sdo barrdos como
pa|a.
M nterocutor no respond. Vov a enar su copa con una de as |arras
que me haba regaado, fectndome por segur conservando e |uco
"#'
Nchoas Gud
E Asro
para dar respuestas tan poco comprometdas, puesto que e seor Lutpr,
que se remova nqueto en su sa y contempaba con desagrado e vno
que e haba servdo, tan descontento pareca de ms paabras.
-No hubera sdo convenente tomar ta ncatva -decar por fn-.
Como sn duda sabrs, en as fronteras de este nos presonan os
cmeros, os medas e ncuso os manne. Certamente que todos eos
|untos no representan nngn pegro para nuestras gorosas tropas, pero
no por eo son menos perseverantes. Eos consttuyen una amenaza para
nosotros (y tambn para vosotros) ms drecta que os esctas. Para
dsuadr a esos sava|es bastara con una senca expedcn de castgo.
-Aun as, no veo en qu puede afectarnos. Sn duda vuestro soberano
dar buena cuenta de eos en breve, y mentras no hayan cruzado e ro
Bohtn haca e sur...
-S, pero..., vers..., ya o han hecho as.
Me haba atrapado. S, haba cado en a trampa! Aqueo me servra
de eccn. An no era tan prudente n maduro para poder |ugar con as
vboras.
-Estamos a medados de mes de Eu -repuse quz ago
precptadamente-. Dentro de un mes comenzar a caer a neve sobre
as montaas. No hay tempo para emprender una campaa..., n squera
una expedcn de castgo.
-Ese ugar se encuentra ms aba|o de a costa occdenta. Rodeando
as montaas un e|rcto podra egar a en unos dez das, efectuar un
ataque rempago y tomar nuevamente dreccn sur hasta e nacmento
de ro. Tu audaca es de todos ben conocda, Tgath, as como a derrota
que nfgste a os uqukad y a astuca que demostraste para abrr as
puertas de Babona y consegur e domno de a cudad. Para t sta sera
una operacn nsgnfcante.
-Tu madre te amamant con e veneno de os escorpones, seor
Lutpr.
A da sguente vovmos a tratar extensamente de tema y en esta
ocasn ambos nos encontrbamos sobros. Me ament de os pegros
que entraaba seme|ante aventura y a fna e arranqu a promesa de
que e rey de Tushpa entregara a seor Sennaquerb vente mnas de oro
para compensar nuestros esfuerzos de hacer retroceder a os esctas a
otro ado de ro Bohtn, pues a nada ms poda comprometerme tenendo
en cuenta que en aqueos momentos prctcamente haba concudo a
estacn propca para emprender campaas mtares. A todo eo acced
e seor Lutpr bastante rpdamente, puesto que me abstuve de
concretar as condcones en que se reazara e pago. Un da despus
emprend va|e de regreso a su pas y yo hce todo o posbe para dare
a mpresn de que me consderaba gnomnosamente engaado.
Lo certo era que me senta muy compacdo. Aque proyecto
potencara m magnacn: era precsamente o que necestaba a
guarncn de Amat para despertar de su etargo y, por aaddura,
exactamente o que yo es haba prometdo. A a maana sguente, tras a
"#(
Nchoas Gud
E Asro
prmera conversacn sostenda en estado de embraguez con e astuto
emsaro de rey Argsts, orden movzacn genera.
La expedcn a pas de Shupra no sera empresa fc. Seguramos e
curso de Tgrs superor evtando sempre que nos fuese posbe as
montaas hasta que acanzsemos e extremo de a cordera |ud Dagh,
en que tomaramos dreccn norte, aunque aqua era una regn muy
accdentada. En os mapas de que dspona aparecan escasos detaes,
por o que me v obgado a confar en aqueos de ms hombres que
procedan de taes zonas. No obstante tena a certeza de que os carros
que me propona evar deberan ser desmontados y cargados a omos de
os cabaos, o que retardara nuestra marcha y que sa sera a mayor
veocdad que podramos consegur. Segn Lutpr acanzaramos nuestro
destno en unos dez das, o que sn duda sgnfcaba que podramos
consderarnos afortunados s egbamos en doce. Por m parte haba
decddo que nos encontraramos en a costa sur de ro Bohtn en ocho.
-Te evars as compaas tercera, cuarta y sexta, rab shaqe?
-S, desde uego. Por e momento son as ms aguerrdas.
-Pero tras as manobras necestan descansar, rab shaqe... Tambn t
necestas un descanso.
-Pasamos qunce das en as montaas. Ou campaas duran ms de
ese tempo? Partremos cuando se haya perddo de vsta ese embaucador
urartu, de modo que tendremos bastante tempo para recuperarnos.
Incad os preparatvos.
Ms ofcaes dessteron de formuarme ob|econes cuando
comprenderon que no pensaba escucharas y que me haba propuesto
entrar en combate antes de que comenzasen as nevadas. Saba
perfectamente o que me haca: una guarncn parazada por e nverno
es un ugar espantoso para aqueos que comprenden que exste ago
dstnto a a paz. Los sodados deben aprender que todo se hace por
aguna razn y que se entrenan para a guerra porque ta es a fnadad
de su exstenca. Y seme|ante cosa ncamente a creeran cuando veran
destear ba|o e so as espadas de enemgo. No tena a menor ntencn
de permtr que a fortaeza de Amat se ucerase como a aga de una
persona en decbto.
Me propona de|ar a un terco de e|rcto en a guarncn porque una
gran expedcn, a gua que una gran serpente herda, no puede cubrr
veozmente grandes dstancas. Me acompaara m quradu y sete
compaas: s con eos no ograba a vctora mayor nmero de sodados
so sgnfcaran ms cadveres con que amentar a os cuervos. A
amanecer de decmosexto da de Eu part de Amat a frente de muchos
hombres, a mayora de os cuaes n squera haca un mes que estaban a
m mando.
Cuando os sodados estn de campaa evan una exstenca ms dura
que a de os propos escavos y aquea marcha a o argo de cas
cuarenta beru de pramo accdentado y sembrado de rocas fue una
prueba tan terrbe como una bataa. E prmer da en que os hombres
an se sentan frescos, cubrmos sete beru, y cuando aquea noche hce
una vsta de nspeccn por e campamento, a os sodados que se
reunan arededor de os fuegos n squera es quedaban fuerzas para
"#)
Nchoas Gud
E Asro
madecrme. A segundo da, cuando habamos cuberto ses beru,
aparec a nuestros o|os e ro Tgrs, una cnta umnosa y brante que
dscurra perezosa en a dstanca. Aunque os das tercero y cuarto
mantuvmos un promedo de cnco beru, egaron a ms odos muchas
murmuracones, especamente en a cuarta |ornada, e hzo un tempo
horrbe en e que os hombres huberan debdo guarecerse en sus
tendas.
A decr verdad, en aqueos momentos senta certa nquetud porque
tema ms que nada que e despertar de nverno nos sorprendese en e
campo, o que sgnfcara una muerte certa. Aqueo me pona de muy
ma humor, como s estuvese sometdo a una vaga e nconcreta
amenaza. De modo que anunc a os hombres que nos habamos ba|o
a proteccn de dos Assur, que perdonara todos nuestros pecados, y de
m sedu, que era muy poderoso. Muchos acabaron por creero a ver que
no ramos asatados por e camno n azotados por nnguna paga..., mas
no por eo cesaron en sus amentacones, que es o mnmo que puede
permtrse a un sodado, aunque no voveron a magnar funestos
presagos.
Debamos evantarnos cada da an de noche porque yo haba
ordenado que as marchas comenzasen a amanecer, aunque os hombres
an no se hubesen desayunado. A medoda es autorzaba una hora de
descanso y uego proseguamos nuestro camno hasta cas anochecer.
Para no susctar rencores tambn yo ba a pe, utzando m cabao como
anma de carga y haba ordenado que todos os ofcaes hcesen o
msmo.
A medoda de a octava |ornada, mentras os hombres descansaban,
regresaron unos observadores con a notca de haber vsto e ro Bohtn
tras a sguente cadena de a cordera y, a sus oras, en verdes
praderas, muchos carromatos acampados y gran nmero de cabezas de
ganado. As pues, Lutpr no me haba mentdo: era ben sabdo que entre
todos os puebos nmadas ncamente os esctas va|aban con
carromatos.
Dspuse que acampsemos en e msmo ugar donde nos
encontrbamos, pues os hombres estaban agotados y no s encontraran
en condcones de uchar por o menos durante un par de das, y no
deseaba que nuestros enemgos descubresen nuestra presenca hasta
entonces; pero no permt que encenderan fuego n que nade,
exceptuando os vgantes, se aproxmara a a cumbre de a cona.
Debamos aguardar, descansar y permanecer a a expectatva.
Aunque no me cost demasado mantener a raya a ms sodados, que
en su mayora se sentan muy satsfechos de nstaarse en un ugar, yo no
poda contenerme. En breve me enfrentara a aqueos nuevos adversaros
de quenes tanto se hababa y tan poco se saba, puesto que os esctas
no eran conocdos por aqueas montaas, desde haca tanto tempo
nfestadas de trbus nmadas que se empu|aban unas a otras en
sucesvas oeadas, despazndose constantemente haca e oeste. Nade,
n squera eos msmos, saba de dnde procedan aqueas trbus y qu
pautas haban regdo sus mgracones.
"$*
Nchoas Gud
E Asro
De| m cabao en e campamento y ascend hasta a cumbre de a
montaa. Pas toda a tarde sentado sobre una enorme roca observando
cmo apacentaban aqueas gentes sus anmaes en as verdes praderas y
cmo se afanaban en os mtpes quehaceres de su snguar exstenca.
Los esctas, a gua que os cmeros, os manne, os medas y os
uqukad entre otros, son un puebo de pastores cuyos despazamentos
dependen de a contnua bsqueda de nuevos puntos de pasto para sus
bueyes, cabaos y ove|as. Por o dems se comportan como banddos,
sometendo a pa|e a os puebos que encuentran a su paso, no practcan
nngn tpo de cutvos y desprecan a aqueos que traba|an a terra y
abomnan de cuaquer sstema de vda que os obgue a permanecer en
un msmo ugar, aegando que e sedentarsmo conduce a a moce y a a
bandura y que ncamente os nmadas vven como autntcos hombres.
Como es natura, puesto que se dedcan a saquear a otras nacones y
deben defender constantemente sus propos pastos de otras trbus,
vaoran en grado sumo as vrtudes marcaes, aun ms que os hombres
de Assur, puesto que entre os esctas todos deban ser guerreros. Eran
magnfcos |netes, sempre uchaban a cabao, y como armas utzaban
e arco y a anza, en e prmero de os cuaes eran sumamente hbes. No
evaban espadas, so una daga bastante arga que es cogaba de cnto,
y, aunque preferan retrarse ante un potente adversaro, en a bataa
eran vaerosos hasta a ocura, desprecando ncuso a proteccn de una
coraza. La mayor caamdad que poda caer sobre un hombre era ser
hecho prsonero por eos, porque su cruedad era notora.
Todas estas nformacones as haba do recogendo en dstntas
ocasones y, desde m venta|osa poscn en a montaa, de poco ms
poda enterarme, uncamente ogr advertr dos cosas. La prmera, que
vestan de un modo muy curoso: evaban una gruesa chaqueta
acochada que es egaba hasta as rodas y deba|o de ea asomaba una
extraa prenda que yo vea por vez prmera, que se bfurcaba en a
entreperna y es cubra por separado cada extremdad, como una
segunda pe, hasta os pes. Pareca muy prctca para montar a cabao,
pero no me parec que resutase muy cmoda.
Otra cosa que despert m curosdad fue no descubrr a presenca de
mu|er aguna. Hombres y muchachos atendan a cudado de os anmaes,
pero ncuso en e campamento, en e punto ms prxmo a m vsta, no se
dstngua nnguna mu|er. Dedu|e que gusaran sus comdas en e nteror
de os carros, que eran grandes y estaban cubertos por una espece de
tenda con una abertura practcada en o ato para de|ar sar os humos, y
egu a a concusn de que as mu|eres se encontraran en eos.
A smpe vsta pareca haber unos cuatro m hombres entre os dos
campamentos estabecdos a ambas oras de ro. Suponendo que a
mtad de eos estuvese en condcones de uchar, contaban con una
venta|a numrca de tres por uno sobre nosotros.
Por entonces ya me haba formado ms panes, y cuando comenz a
extngurse a uz regres con ms hombres, tom un refrgero y me reun
a conferencar con os ofcaes.
-N squera se han moestado en montar patruas de vganca -es
d|e-. Es evdente que no esperan ser atacados. Por consguente
"$!
Nchoas Gud
E Asro
escaaremos a cumbre de a montaa con sete escuadras de combate,
tres a frente y cuatro en retaguarda, y mantendremos a cabaera y os
carros en reserva. Aguardaremos hasta a segunda hora para dares a
conocer nuestra presenca a fn de que hayan dspersado extensamente
sus rebaos por a pradera y no puedan recogeros en seguda, vndose
as obgados a enfrentrsenos. Mantened caados os tambores hasta que
estemos cas encma de eos, porque no creo que tengamos muchas
posbdades de asustar a esos hombres, aunque es probabe que os
cabaos no estn acostumbrados a rudo.
Aquea noche dorm como un eo. A da sguente os hombres
reuneron os carros y se dspuseron para a bataa. Yo no me preocup
por taes aspectos, puesto que haba mpartdo rdenes y crea que
bastara con eo, de modo que os sodados deberon de creer que no
abrgaba nnguna duda sobre su vountad o su capacdad organzatva.
Regres a m punto de observacn y estud e terreno sobre e que ba a
brarse e combate.
E decve de a cona era demasado abrupto y os carros se hubesen
precptado a excesva veocdad hasta a anura; mas apareca un
sendero, quz ago angosto y que rodeaba ateramente a adera, por e
que tendramos que ba|ar en fa nda y en e que quz as ruedas se
atascasen, pero como ncamente habamos evado dez vehcuos,
aqueo no representara nngn probema. Pensaba hacer entrar en
combate a os carros cuando a nfantera y a cabaera ya hubesen
egado a ano.
Los esctas cruzaban de uno a otro ado e ro, parecendo segur un
proceso gradua, y e Bohtn, cuyo cauda probabemente era ms
reducdo que en nnguna poca de ao, segua consttuyendo un
formdabe obstcuo. No poda magnar durante cunto tempo
permaneceran sus fuerzas as dvddas, pero a aqueos hombres no es
quedaba otra opcn que presentar bataa: no es sera posbe batrse en
retrada.
E nco temor que senta era que de agn modo ograran
escaprsenos: no abrgaba otras dudas. Aque combate o haba
organzado mentamente hasta ta punto que era como s ya o hubese
reazado. Acaso encontrase a muerte en aquea verde pradera, ta era e
abur que corra cuaquer sodado, pero vvo o muerto habra vencdo.
Y a probabdad de m muerte no me aterraba. S pereca, cubrran m
cuerpo con me y o envaran a Nnve, donde aqueos que me queran
oraran m prdda. Me vera bre de sufrmentos y remordmentos
murendo como un sodado y trunfando en m empeo. Y os muertos no
sufren os agu|onazos de un amor perddo. S mora en aque campo de
bataa a sguente da... Aquea perspectva me atraa
extraordnaramente.
En aque precso nstante decd que yo msmo conducra uno de os
carros para que os hombres se sntesen estmuados y en o sucesvo
de|asen de necestarme. No me senta con nmos para presencar aquea
ucha a dstanca. Me metera en a msma boca de obo y e arrancara a
engua para obgare a cantar m gora hasta os tmos das de mundo.
"$"
Nchoas Gud
E Asro
Aunque aquea noche no dorm, me senta muy sereno. Ou temores
poda abergar? Ou terrores podra abrgar a da sguente, cuando ya
me haba resgnado a m propa muerte? Me bastaba con cerrar os o|os
para sentr a Asharhamat a m ado. Una vez me hubese berado de os
azos de m carne paptante, as sera eternamente. En readad, |ams
nos habamos separado. La nfecdad que haba sentdo no era ms que
a confusn de as cosas vstas y vvdas..., me haba cegado a
proxmdad de a vda. La muerte no era nada ms que a prdda de as
tmas usones humanas: haba egado a comprendero perfectamente.
A a maana sguente de vgsmo sexto da de Eu orden que
formasen fas as sete compaas de nfantera ba|o a cma de a
montaa, donde permaneceran sn ser vstas hasta e tmo nstante. Era
e amanecer de un da que se anuncaba magnfco, una suave brsa
egaba hasta nosotros, de modo que os rudos de nuestros preparatvos
no seran percbdos por nuestros enemgos n sus cabaos podran
ofatearnos. Estuve observando cmo os |netes esctas conducan a sus
anmaes a as praderas y aguard a que se secara e roco sobre a herba
que psbamos para evantar e brazo ndcando que poda comenzar e
avance.
-Hace un da espnddo, verdad, rab shaqe?
Era Gad, m cochero, quen as se expresaba radante de pacer. Un
muchacho tan |oven que apenas despuntaba en a barba: aqu sera su
prmer enfrentamento.
-S..., es un da magnfco -repuse con una sonrsa forzada.
Heras de sodados descendan por a adera unos tras otros,
avanzando entamente para no perder a formacn de os escuadrones y
tan so se percba e roce de sus sandaas sobre e pedregoso sueo. Su
vsn me hencha de orguo.
Desde o ato de a cona, e ro deba de encontrarse a unos qunentos
gar, dstanca que poda cubrr un hombre en una hora a paso rpdo.
Dentro de otro cuarto de hora m nfantera habra egado a a anura,
porque e promontoro no era muy eevado. A menos que e enemgo se
conformase con retroceder hasta a ora de ro, so contara con una
hora de tempo para enfrentarse a nosotros y necestara hasta e tmo
mnuto para recobrarse de prmer efecto causado por a sorpresa. Por
entonces, s todo ba ben, m cabaera y sus carros -en e tmo de os
cuaes ra montado yo- habramos acanzado a anura.
Presenc con certa admracn cmo reacconaron os esctas cuando
fnamente descubreron o que se es vena encma. No se de|aron
arrastrar por e pnco. Varos |netes fueron de uno a otro ado dando a
aerta y, en breve, varos centenares de eos reuneron todos os anmaes
posbes y os condu|eron como puderon a otro ado de ro, ponndoos
a buen recaudo. En e nstante en que nosotros estbamos preparados,
eos tambn o estaban. Su cabaera formaba fas y aguardaba. Eran
muchos ms de o que yo haba supuesto: se aproxmaban a os dos m
qunentos a cabao, formando cuatro fas que nos atacaran en oeadas.
Mont en m carro rodeado por ses |netes, quenes transmtran ms
nstruccones y orden a cochero que ncase e descenso. En cuanto
"$#
Nchoas Gud
E Asro
egamos a ano y comenzaron a sonar os tambores, e enemgo ya
estaba dspuesto.
Las prmeras heras de cabaera escta nos atacaron grtando como
hacones y anzando sus fechas con mayor precsn de a que yo hubese
magnado que puderan acanzar a omos de un anma. En e tmo
momento nuestras fuerzas se detuveron y de|aron caer sus argas anzas
de acero en e sueo, formando una empazada en torno a os cuatro
ados en que se encontraban sus formacones. E enemgo no esperaba
que os sodados en e campo de bataa puderan convertr sus fas en
una fortaeza nexpugnabe y aqueos que no quedaron ensartados como
cone|os o fueron derrbados por os cabaos enoquecdos de terror se
retraron entre una gran confusn. Comprob que se haban producdo
agunas pocas ba|as en nuestras tropas, o que me hzo comprender que
habamos sado vctorosos de a prmera escaramuza.
Ou haran segudamente? Ou podan hacer? Aquea decsn es
ncumba a eos y me propuse no dares demasado tempo para
consderar e probema.
-Prosegud e avance! -grt.
Uno de os |netes que me acompaaba obg a dar meda vueta a su
montura y ech a correr drgndose haca nuestra formacn. Cuando
eg frente a prmer escuadrn, se ncn para cambar unas paabras
con e sodado que tena ms prxmo y, a enderezarse, una fecha escta
e acanz en e cueo y e derrb mortamente... Pens que se o haba
merecdo. So un nsensato marchara haca e frente exponndose de
ta modo ante e enemgo. Los sodados que se encuentran en a
retaguarda de un escuadrn dsfrutan de tan exceente odo como os de
as prmeras fas.
La segunda oeada de cabaera enemga n squera ntent un asato
drecto a nuestras formacones, sn duda comprendendo a ocura de ta
propsto. En ugar de eo dvderon sus fas en dos grupos y nos
hostzaron con sus fechas: aqueo era o que yo estaba esperando.
Los esctas no evaban armadura, pero estaban en constante
movmento y era prctcamente mposbe acanzaros aunque
arro|bamos sobre eos una uva de fechas y |abanas. En cuanto a
nosotros, permanecamos nmves aunque me|or protegdos, mas as
ba|as en ambos bandos se producan de modo equbrado, con a
desventa|a de que nos superaban en nmero. Era evdente que trataban
de vencernos por agotamento, sn mportares as prddas que puderan
sufrr, pero no o ograran.
Orden que ntervnesen os carros, ta fue m tma dsposcn: haba
pasado e momento de dar rdenes. Tom una |abana de os soportes de
mmbre que evaba en os ateraes de carro y, a partr de aque
momento, me convert en un sodado ms, que en nada se dferencaba
de os restantes, como s me vese berado de una escavtud. A medda
que os cabaos aumentaban su veocdad senta martear a sangre en
ms venas.
E carro es un arma tembe, en especa cuando os cabaos estn
protegdos por una armadura formada por escamas de cobre ncrustadas
en cuero. Cae sobre os enemgos como una espada |ustcera sembrando
"$$
Nchoas Gud
E Asro
e terror en os corazones humanos y sus ruedas estn equpadas con
cuchas ago mayores que un brazo humano que gran a msmo tempo
que su e|e y pueden despedazar a un |nete o a su montura a ms gero
contacto. Los sodados, a pe o a cabao, temen a os carros ms que a
nnguna otra fuerza contra a que deban enfrentarse.
Pero presenta certos pegros. Un hombre montado en un carro se haa
tan expuesto como s montase en un corce. Basta un eve gope para
derrbare y puede estar seguro de que se convertr en banco de muchos
proyectes. Y en e caso de que su cabao sea acanzado o de que e
cochero tropece con una pedra y se rompa una rueda o se vea
proyectado de vehcuo, es mprobabe ograr detener su precptada
carrera y esta mposbdad es como una condena a muerte.
O su cochero puede encontrar a muerte. Ta fue o que a m me
suced.
A pobre Gad, tan sedento de gora y que so era un muchacho, una
fecha e atraves e costado ba|o e brazo, causndoe a muerte. Cuando
se despomaba se vov haca m -|ams podr ovdar a expresn de
su rostro, su mrada ena de door y de ago parecdo a remordmento,
como s creyese que me haba defraudado-. Apenas tuvo tempo de
entregarme as rendas y cay de espadas, sn vda, sobre e campo de
bataa.
Pero no haba tempo de pensar en Gad. Me haba quedado soo, e
sueo de carro se agtaba ba|o ms pes mentras sostena as rendas de
os cabaos semenoquecdos por e estrpto de a ucha. Comprenda
perfectamente aquea sensacn que yo msmo expermentaba, aque
sentmento nco y apasonante, mezca de medo y |bo que domna a
os guerreros. Me senta como s fuese un dos, como e propo Adad e
Fumnador, que extermna a vda de os seres humanos.
-Assur es rey! -grt nstntvamente-. Assur es rey! Assur es rey!
Los cascos de ms corcees resonaban atronadores.
Un arquero escta detuvo su montura y apunt contra m, pero aguard
demasado tempo. Me vov haca y e derrb, as cuchas de m carro
e de|aron a y a su corce destrpados en e sueo, como s fuesen
cerdos. Un compaero que e segua de cerca se apart de m camno y
segudamente se apost a un ado e ntent acertarme f|ando a fecha en
su arco. Pero ya era hombre muerto. As as rendas con una mano
sntndome con fuerzas para acanzaro y para arrostrar o que fuese
necesaro, y con a otra e arro| m |abana, acertando en m ob|etvo. E
hombre se desz de su cabagadura, aferrndose ntmente con ambas
manos a proyect para arrancaro de su pecho entre sus tmos
estertores. Cruc precptadamente e campo de bataa de extremo a
extremo evantando una nube de povo como s fuese fuego. Los |netes
esctas no puderon mantener sus formacones y en breve se
desperdgaron atropeadamente, agrupndose como abe|as, y cuando
comenzaron a over sobre eos as fechas drgdas por nuestros
escuadrones sembrando de cadveres sus fas, a verde pradera se
convrt rpdamente en un campo de extermno.
Pero nuestros adversaros no cedan terreno. De espadas a ro, os
esctas, que uchaban en defensa de su ganado y sus famas, cargaban
"$%
Nchoas Gud
E Asro
una y otra vez sobre nosotros tratando ntmente de obgarnos a
retroceder, hacendo gaa de una nsensata obstnacn, porque qu
probabdades tenan de consegur sus propstos? Mas e vaor que
despegaban era dgno de admracn. En a ucha cuerpo a cuerpo os
extermnbamos con nuestras |abanas y, a dstanca, con una nube de
fechas que parecan ocutar e so. Y vovan reteradamente a cargar
contra nuestros escuadrones y de nuevo caan como chspas de una
muea cuya uz se extngue cuando se perden en e vaco. S trataban de
reagruparse eran dspersados por nuestros carros u obgados a
amontonarse confusamente enredados como vanas de cebada.
Parecan decddos a no rendrse. Desprecaban seme|ante posbdad y
su poscn es estaba ocasonando una terrbe carncera.
A medoda, cuando e so se evant, camb e carz de a bataa, que
en aqueos momentos se desarroaba a dos tros de fecha de
campamento escta. Como un |oven que perde e atoondramento propo
de a edad para asumr una sobra y serena madurez, as nuestra ucha
que ya haba de|ado de consstr en un enfrentamento entre fuerzas
smares se transform en a torva, trste y snestra tarea de extermno.
Conservar a propa vda y anquar a enemgo, taes eran os propstos
que nos obsesonaban a todos y que reazbamos como penosa
obgacn que nos hubese sdo mpuesta. Los fancos de m cabao
braban sudorosos y me doan os brazos. O|a concuya esto en
seguda! -pensaba-. Ouera dos que fnace seme|ante ocura! Y
arremeta mpacabe contra e enemgo qutndoe a vda y deseando
que de|asen de resstrse, que se repegaran para poder mostrar aguna
cemenca haca eos.
Y, por tmo, cuando ya cas egbamos a sus carromatos y os fuegos
que tenan encenddos, agunos esctas se apartaron a certa dstanca,
dsponndose a ncar a retrada haca e otro ado de ro, ponendo a
savo todo aqueo que es fuese posbe mentras que os restantes an
ofrecan mayor resstenca y e rudo de a bataa se haca ensordecedor.
Pero aqueo representaba e prncpo de fn..., por o menos
comprendmos que ya no poda proongarse por mucho tempo.
Me encontraba dando un rodeo y me dspona a anzarme de nuevo a a
carga, cuando acert a mrar a sueo y tenddo entre a herba descubr e
cadver de m cochero cuya exstenca cas haba ovdado. A se
encontraba Gad, cuya madre |ams vovera a vere y que f|aba en m
sus o|os vdrados e nexpresvos. Acaso no te mporto en absouto? -
pareca decrme-. N squera has advertdo m ausenca? Estoy muerto,
me he convertdo en povo y t me has ovdado. En aque momento
sent ta remordmento como s yo msmo e hubese qutado a vda y
segudamente me nvad una fura terrbe y sava|e. Decd que aqueos
brbaros pagaran cara a prdda de muchacho: yo me cudara de que
otros muchos sgueran a Gad a Arau. Fustgu ms corcees y e carro
se precpt haca deante, aumentando su veocdad mentras as ruedas
rechnaban metcamente.
Y en aque momento una fecha me acert en a espada.
"$&
Nchoas Gud
E Asro
A contnuacn a bataa concuy rpdamente. Vendo que os esctas
se retraban en masa, orden a ms tropas que detuveran su avance.
Permanecmos en e campo que en aque momento ya domnbamos y os
observamos mentras recogan sus anmaes y carromatos tratando de
hur a otro ado de ro. No haba nnguna razn para perseguros: haban
perddo un nmero consderabe de efectvos humanos y de cabaos y no
tena nnguna ntencn de drgr una masacre.
Mentras e enemgo se mantuvo a acance de nuestra vsta, nade
advrt que yo estaba herdo. En cuanto me d cuenta de que haba sdo
acanzado -a prncpo no experment nngn door, smpemente e
mpacto como s un amgo me hubese pameado a espada-, romp e
asta de a fecha y a arro| a sueo sn n squera mrara y e breve
fragmento que sobresaa ba|o e ompato qued ocuto ba|o m capa.
Rodeado de ms ofcaes, haba detendo m carro y presencaba cmo
nuestra vctora se consumaba penamente. Apenas hababa y permaneca
cas nmv, porque senta e araazo de a punta de a fecha contra e
hueso cada vez que respraba.
Sufra horrbemente soportando de ta modo seme|ante stuacn. E
meta arda en ms carnes y estaba baado en sudor. Ba|o m coseete
senta gotear a sangre de a herda. Apret as rodas y me as con
fuerza a a rueda de carro para no caerme, mentras vea abandonar e
campo a tmo |nete escta. S ms hombres descubran que su
comandante estaba herdo, hubese poddo cundr e pnco entre eos y
provocar como mnmo a confusn y e pegro. Deba esperar, aguardar
a que os sodados de Assur paadeasen su trunfo y dsfrutasen un poco
antes de conocer a notca.
-Rab shaqe, corre sangre por tu perna. Ou sucede?...
Apenas poda ore, su voz me egaba de muy e|os. Me vov para ver
qun me hababa, pero ms o|os parecan haberse veado.
-No es nada...
Supongo que deb de desvanecerme porque cuando recobr e
conocmento estaba tenddo sobre una mprovsada tera en a que me
trasadaban a campamento. No fue un trayecto agradabe: a cada paso a
punta de anza que tena en a espada pareca ntroducrse ms
profundamente en ms carnes.
A meda tarde, tenddo en un camastro en m tenda, me esforc por
embragarme mentras que e cocnero -era de suponer que sabra sa|ar
me|or as carnes que cuaquer otra persona- pona a ro|o vvo su nava|a
en un brasero, dsponndose a extraer a punta de a fecha de m
ompato, donde sn duda se haba abergado. La perspectva de ta
operacn no me entusasmaba, como supongo tampoco a .
-Asegrate de que actas con rapdez -e aprem. Pareca como s
tambn hubese bebdo, pero consder que quz fuese me|or
aguardar a que hubese cobrado nmos-. Corta profundamente, extrae
e ob|eto con unas pnzas y segudamente cauterzas a herda. No tenes
por qu precptarte: suceda o que suceda nade te echar a cupa. Pero,
por favor!, una vez hayas comenzado, no ttubees.
-S, rab shaqe. As o har, rab shaqe.
"$'
Nchoas Gud
E Asro
Ambos aguardbamos en senco, observando cmo a acerada ho|a,
semocuta por as brasas, se vova cas banca.
-Mra qu hemos encontrado, rab shaqe! Ou te parece este p|aro?
Aguen haba aberto e fadn de m tenda y por ea aparec fotando
-y esta paabra me parece muy acertada porque hasta que cay de
bruces en e sueo no parec tocaro squera con os pes- o que a
prmera vsta me parec e cadver de una persona. Me eno|
consderndoo una broma de ma gusto, mas en breve descubr que e
hombre estaba manatado y que se esforzaba por ponerse de pe.
En e exteror se encontraban tres sodados, uno de os cuaes reconoc:
era e ekalli Grttu, que tena e rostro suco de povo pero sonrea
orguoso.
-Le encontramos entre os muertos. Deb de caerse de su cabao y
gopearse a cabeza contra una pedra porque recobr e conocmento
cuando nos habamos prctcamente encma de . Como sn duda
comprenders, rab shaqe, tratbamos de encontrar ago de provecho...
Los hombres han de obtener ago por su |ornada de traba|o. F|ate cunto
oro eva encma! Suponemos que debe de ser una espece de rey.
Y para demostrar cuanto deca, Grttu entr en a tenda y obg a
evantarse a hombre que an segua arrodado, para que pudese ver a
pechera de su chaqueta cuberta con ureas y redondas ente|ueas de
tamao de un puo cosdas a a prenda. Evdentemente se trataba de
agn persona|e mportante.
-F|ate qu herda tene en a perna, rab shaqe! Le hemos obgado a
venr andando y n squera se ha tambaeado. A pesar de todo es precso
admtr que esos esctas no son unos afemnados.
En efecto, tena un agu|ero en a perna, exactamente sobre a roda,
sn duda producdo por una |abana. Por fortuna para -o por desdcha
segn cua fuese a decsn que yo tomase- no se haba desangrado
mortamente, pero haba de ser una herda muy doorosa. Mentras
aguardaba a que e cucho de cocnero se pusese a ro|o vvo no pude
menos que sentr certa smpata haca .
Aqu era e prmero de ms enemgos que vea de cerca o, por o
menos, que poda examnar detendamente, puesto que aque da haba
tendo muy prxmos a muchos de eos, y me senta muy nteresado por
. Nunca haba vsto a un hombre con seme|ante aspecto. Era de tez
ro|za, como aqueos que han estado muy expuestos a vento, aunque
ms moreno, pero o ms extrao no era e coor de su pe, sno a
confguracn de su rostro. Sus pmuos eran atos y muy pronuncados y
tena os o|os rasgados y muy pequeos, como smpes rend|as. A
prncpo me do a mpresn de que era muy parecdo a un gato,
mpresn que ntensfcaba su escasa barba. ncamente se e dstnguan
agunas hebras negras de veo sobre e abo superor y a barba, como
os bgotes de un gato. Me pregunt de qu ugar de a terra procederan
aqueas gentes que tenan taes rostros, dnde vvran hombres as.
Cacu que se encontrara entre os trenta y os cuarenta aos, aunque
es dfc advnar a edad de una persona de dferente raza.
-Habs hecho ben en traere -d|e-. Ya cudar de que ses
recompensados por eo.
"$(
Nchoas Gud
E Asro
Ms hombres saudaron y se fueron. Me drg a un ofca que se
encontraba |unto a prsonero.
-Crtae as cuerdas.
-Pero, rab shaqe, ten en cuenta...!
-Te he dcho que e cortes as cuerdas! No te preocupes, no permtr
que te muerda.
Y, tras otra breve vacacn, e rab kisir, un hombre de escasa estatura,
o|os muy pequeos en un ancho rostro que e daban una constante
expresn preocupada, desenfund a daga de su cnto. Por un momento
br un desteo de ago parecdo a a sorpresa en os o|os fenos de
escta, acaso magnando que haba ordenado que e degoasen, pero no
exterorz nngn otro sentmento. En cuanto e de|aron en bertad as
muecas, examn sus manos como s deseara comprobar que estaban
esas.
-Rab shaqe, e cucho est sto.
E cocnero no pareca muy compacdo a formuar ta afrmacn, pero
era una cuestn que debamos abordar cuanto antes. Los efectos de vno
haban comenzado a abandonarme y tema egar a avergonzarme ante
aque brbaro.
-Entonces comenza cuanto antes -repuse-. Imagnate que ests
troceando un asado, pero apresrate.
No tard ms de un terco de mnuto en extraerme e fragmento de
fecha de a espada, pero me parec una eterndad. Aferrado a as patas
de echo y apretando os dentes, me esforc por no proferr un grto.
No me resut dfc, puesto que contaba con un pbco ante e que dar
muestras de vaenta y, por otra parte, con un cucho candente en a
espada, apenas me atreva a resprar. De modo que consegu superar a
operacn con certa dgndad. Por o menos e escta, que estaba
pendente de ea, a parecer sumamente nteresado, no demostr nngn
despreco haca m.
Cuando e cocnero hubo concudo, tras proteger a ncsn de m
ompato con un ungento, me entreg a punta de a fecha.
-Ha sdo fabrcada en Nnve -d|e en arameo-. Deba haber
comprenddo que no poda acanzarme una fecha escta.
Los o|os de m prsonero se umnaron un nstante, o que me hzo
comprender que me haba entenddo.
Me ncorpor en e echo. Me resutaba muy ncmodo moverme y
estaba debtado por e door y a prdda de sangre, pero un prncpe de
Assur no trata con extran|eros tenddo de bruces.
-Cmo te amas? -e pregunt.
-Soy Tabt, h|o de Argmpasa -contest por fn tras un nstante de
vacacn, sn duda decdendo que su honor no se vera astmado s me
responda-. Soy |efe de a trbu sacan de os Scoot.
Scoot se aseme|aba bastante a nombre acado de Ishkuza, por o que
comprend a quen se refera.
-Entonces, Tabt, h|o de Argmpasa, puesto que eres un hombre
respetabe, evntate de sueo y sntate.
"$)
Nchoas Gud
E Asro
Hce seas a un ayudante, que tra|o una sa, y fue tan neco que ayud
a |efe de a trbu sacan a ponerse en pe. Tabt esquv su contacto, pero
acept e asento que e ofrecamos.
-Por qu has atacado m pobado? -pregunt.
No era en modo aguno una acusacn: smpemente deseaba
enterarse.
-Porque as oras de ro seaan as fronteras de os domnos de dos
Assur..., y a m monarca e moest vuestra ntrusn.
Tabt, h|o de Argmpasa, hzo una sea de entendmento.
-Nosotros no aceptamos fronteras -repuso.
-Pues en esta ocasn os convendr aprender a respetaras.
No respond, pareca como s no hubese odo ms paabras. De pronto
observ qu me estaba mrando e pecho.
-Para ser tan |oven has sdo herdo muchas veces. No eres muy
afortunado.
Se expresaba con are cada vez ms feno. Sn duda esperaba
respuesta.
-He combatdo en muchas bataas -expqu-, por eso tengo tantas
herdas. No puede consderarse desdchado aque que es herdo en a
ucha, a menos que perezca en ea... o sea derrotado. |ams he sufrdo
taes desgracas, por o que no me consdero desdchado.
No hubo reaccn aguna por parte de prsonero, aunque, desde uego,
tampoco a esperaba. Sn duda aque hombre habra sdo nsutado en
ms de una ocasn.
-Tengo dos opcones -prosegu sonrendo evemente, confando que
aque ser tan orguoso no creyera que me mofaba de o e desprecaba
-. Puedo darte muerte y persegur despus a un puebo sn caudo ms
a de ro Bohtn hasta su tota extermno, cosa que, como
comprenders, me sera sumamente fc, o tratar de egar a un acuerdo
contgo que evtar muchos derramamentos de sangre.
-No temo e fn que puedas darme.
-Acaso he sugerdo seme|ante cosa?
Aquea respuesta e sorprend. Permanec caado unos momentos, a
parecer sn atreverse a resprar como s estuvese ponderando m
propuesta.
-Desde uego, sempre que puedas habar en nombre de tu puebo... y
pueda confarse en eos.
-M paabra es ey entre os sacan -asegur en un tono de fra cera,
como s me escupera en e rostro-. Y a paabra de un sacan es como un
|uramento de sangre.
-Ceebro que hayamos concretado este punto.
Estbamos sentados uno ante e otro, separados a parecer por ago
ms que unos smpes codos de are. Nos encontrbamos enfrentados por
una hostdad nsuperabe, tan extraos entre nosotros msmos como s
ambos no fusemos seres humanos. Deba ser reamente as? Abrgaba
a nstntva convccn de que era aguen a quen poda comprender y en
quen confar dentro de unos mtes razonabes.
-Supongo que comprenders que s persegumos a vuestro puebo no
podrn escapar. Y con eo no pretendo cuestonar en absouto su vaor:
"%*
Nchoas Gud
E Asro
desde esta fecha nngn guerrero de a trbu sacan necestar
demostrarme su arro|o. Estoy habando de hechos, de guerra, y de modo
de emprendera contra un puebo que huye, de a destruccn de sus
anmaes y de cmo morrn de hambre sus mu|eres y nos cuando
padres y esposos hayan perecdo. T eres su |efe y debes procurar por su
futuro. Me he expresado con cardad?
E hombre no respond. Durante argo rato n squera se mov. Por fn
asnt entamente con a cabeza.
-Ahora..., Tabt, h|o de Argmpasa, |efe de a trbu sacan de os
Scoot, acceders a pronuncar e |uramento de sangre reconocendo e
domno de soberano Sennaquerb, soberano de as Cuatro Partes de
Mundo, Rey de Reyes? Te comprometers a ayudar a monarca
Sennaquerb en su ucha contra sus enemgos? Renuncars a emprender
a guerra contra e pas de Assur y respetars os mtes que e rey ha
nsttudo? Empears en eo tu paabra?
Guard de nuevo senco, como s escuchase una voz nteror, y
fnamente vov haca m sus astutos o|os.
-Sennaquerb no representa nada para nosotros -d|o-. No hemos
sdo testgos de su poder n de sus proezas y os sacan no se ncnarn
ante un nombre carente de sentdo. Cmo te amas?
-Soy Tgath Assur, h|o de soberano Sennaquerb y prncpe rea.
-Entonces hago ta promesa a Tgath Assur, h|o de rey que ha vencdo
a puebo sacan en honroso combate..., y a nade ms que a . Te
conformas con eso?
-Creo que bastar.
"%!
Nchoas Gud
E Asro
#"!!!
A da sguente, de mutuo acuerdo, ambos bandos recogmos a
nuestros muertos. D orden de que se suspenderan os saqueos y que no
se cortaran manos n cabezas como trofeos. Nuestras prddas no
egaban a centenar, pero, entre os esctas, Ereshkga haba cosechado
mtpes vctmas cuyos cadveres cubran a anura como mes segada.
Snguarmente no parecan abrgar nngn resentmento haca nosotros:
se dra que a derrota que es habamos nfgdo so revesta para eos
a naturaeza de un desastre natura, mpersona, ago que deba
soportarse, pero de a que nade era cupabe.
E |efe sacan Tabt y yo habamos acordado que nuestras fuerzas e
seguran en su retrada a as payas occdentaes de mar Agtado. Aque
va|e se proongara durante tres das y m ntencn era marchar en
dreccn este haca Tushpa antes de que cayesen as neves para
regresar despus a Amat. Aunque e seor Lutpr o gnoraba, yo tena
ntencn de recoger ms vente mnas de oro. Puesto que haba prohbdo
a ms hombres saquear a enemgo, vvo o muerto, no poda negares su
botn y a parte destnada a soberano proporconara e mantenmento de
a guarncn durante quz dos o tres aos. Aqua, pens, sera una
exceente |ugada a os urartu para que |ams ovdasen que no deban
bromear con e shaknu de norte.
Pero prmero debamos seputar a os muertos. Cavamos una arga
zan|a a oras de Bohtn para que os camaradas que haban perddo a
vda tuveran a satsfaccn de yacer en a terra que haban conqustado
con su sangre, vndose acompaados de ofrendas de amentos y
bebdas para tranquzar sus esprtus. Era una tarea senca que
concura aquea msma tarde, porque a gente que vva |unto a as
rpdas aguas de Tgrs no abrgaba muchas esperanzas respecto a a
exstenca de otro mundo. Las obgacones con os muertos so servan
para garantzar que descansaran en paz sn aterar a exstenca de os
vvos.
Sn embargo no pareca ser ta a opnn predomnante entre os
esctas. En prmer ugar, observando cmo reunan os cadveres de sus
guerreros, me sorprend que no cavasen tumbas a uno u otro ado de
ro. En ugar de eo os ntroducan en grandes sacos de pe que cosan
despus y parecan tener muy a mano -sn duda cada uno de eos o
evaba consgo constantemente durante sus va|es hasta e da de su
muerte- y segudamente os cargaban en sus carromatos.
Aquea noche os supervventes organzaron una extravagante
ceremona de dueo en a que danzaron arededor de hogueras que
resutaban vsbes a gran dstanca, profrendo penetrantes chdos que
atravesaban e are fro y sereno y hacan estremecer a hombres curtdos
en os avatares de a guerra. Despach a varos sodados para que
"%"
Nchoas Gud
E Asro
espasen secretamente y me nformaron de que muchos esctas, sumdos
en estado de trance, se haban autodsparado fechas a sus propas manos
snestras en aquea ceremona funerara, y en e curso de os prxmos
das v a varos de eos que presentaban seme|antes herdas. Taes
feste|os fnebres se proongaron durante varas horas y concuyeron
cuando comenzaba a despuntar e aba.
Y, a amanecer, a caravana de os esctas emprend a marcha haca e
norte de mar Agtado.
En cuanto e tmo de sus carromatos abandon e campamento, cruc
e Bohtn con e peno de ms huestes, pensando que sera convenente
que advrtesen que es psbamos os taones y recordndoes que
regresaban a as montaas como un puebo sometdo. Deseaba
asegurarme de que Tabt haba comprenddo que no haba escapado
totamente de ms manos.
Poco despus de medoda uno de sus |netes regres portador de una
nvtacn de Tabt, h|o de Argmpasa, a Tgath Assur, h|o de
Sennaquerb, para compartr aquea noche su cena en medo de su
puebo. Se proponan acampar a anochecer a pe de un punto eevado a
que daba e nombre de Surt. Sn prestar odos a as enrgcas ob|econes
de ms ofcaes que teman que pegrase m vda, acept su nvtacn. E
escta sonr abertamente a or m respuesta, como s se tratase de una
vctora persona, y se despd partendo a gaope tenddo.
Acaso ms ofcaes estuvesen en o certo, ta vez aquea gente fuese
capaz de cuaquer tracn, pero no poda rechazar a propuesta sn que
m negatva hubera consttudo un nsuto que representase a runa de
ms proyectos. Debo confesar que senta demasada curosdad para
permtrme una negatva.
A anochecer part con m cabao a trote, ntroducndome
sgosamente entre a caravana de os sacan en busca de Tabt, que
como es natura va|ara a a vanguarda de a expedcn. Aque paseo
servra para revearme muchos aspectos desconocdos de ms antguos
enemgos, y as escasas horas que pas con eos fueron as ms
nteresantes de m vda.
Por vez prmera v agunas mu|eres esctas que seguan a pe os
carromatos vestdas con gruesos y ampos fadones que egaban a sueo
y que haban sdo tedos con os ms vvos coores, busas de no con
ampas mangas que evaban enroadas hasta e codo y chaecos que
adornaban con bordados y pequeos dscos de oro y pata cosdos en a
tea. Cubran sus cabeos con chaes, pero no e rostro, como as
desposadas en m pas, por o que pude veras sn dfcutad aguna.
Dedu|e que os esctas tomaban esposas de dferentes pases ya fuese
medante permuta o conqusta porque entre eas se vean e|empares de
pe ro|za, cabeos negros y o|os fenos como a mayora de hombres, y
que certamente predomnaban en as mu|eres, y encontr muchachas de
cabeos caros y cuts banco, urartu de promnentes narces y barbas
que se hundan haca adentro, una o dos mu|eres negras y varas que
huberan poddo proceder de Sumer.
Pero o ms corrente entre todas eas, y o que ms vvamente me
mpreson, fue a amargura de sus amentacones.
"%#
Nchoas Gud
E Asro
Todas eas, sn excepcn, mostraban su desesperacn y geman como
s estuvera en |uego su vda, as grmas corran por sus me|as y os
cabeos es caan en desorden por e rostro. Sn duda eran as vudas
recentes -por qu no se mostraba a a curosdad pbca as esposas
de os supervventes?-, y a prncpo se me ocurr que os esctas
deban de ser exceentes esposos para nsprar taes sentmentos. Pero
ms tarde pens que aque anto, aqueos gemdos y soozos no eran
expresn de pesar, sno de temor, de un pnco cerva. Acaso as
asustaba o que e destno pudese deparares? Era un engma para m.
Advert que todos os carromatos eran conducdos por muchachos, en
su mayora entre ocho y dez aos, en os que era evdente a mezca de
razas. Pero no se vean otros nos n mu|eres, aparte as afgdas vudas.
Los hombres ban a pe |unto a os carromatos, su|etando a os cabaos
por a brda o montados en eos.
Los sacan daban a mpresn de ser trbus rcas. Sus cabaos, aunque
ms pequeos que os nuestros, eran hermosos y robustos y,
consderando as proporcones de quenes os acompaaban, cacu que
cada fama tendra ses o sete y, agunos, muchos ms. Hombres y
mu|eres demostraban gran afcn a os ornamentos: eran muchos os que
decoraban sus tncas con os dscos de oro y pata que haba vsto
anterormente, e ncuso os que parecan ms pobres ucan brazaetes de
cobre. Bastantes hombres, por o genera ms espnddamente atavados
que as mu|eres, vestan camsas y tncas de una tea que desteaba a a
uz como s fuese metca, teda en vvos coores, ro|o, azu y verde. Ms
tarde me enter de que a aque te|do se e daba e nombre de seric por a
gente que a fabrcaba y que proceda de un pas que se encontraba a
muchos meses de camno haca e este. Tambn me d|eron que e ho
era te|do por gusanos que andaban en os rboes, pero no pens en dar
crdto a seme|antes nfundos.
La gente me mraba cuando pasaba por su ado, con a curosdad gca
que se sente haca un extrao. Nade ntent moestarme n se mostr
mpertnente conmgo y tampoco demostraron e menor ndco de
hostdad haca e comandante de e|rcto que tan so dos das antes
haba sembrado a muerte entre sus fas como un rayo. A msmo tempo
tampoco me do a mpresn de que me temeran o se snteran
acobardados por su derrota. A decr verdad, eran una gente asombrosa.
- Ben vendo, Tgath Assur, h|o de Sennaquerb! Anuncad su
egada!... Esta noche acamparemos aqu.
Tabt vov haca m su montura y a obg a detenerse. Ante aquea
orden proferda en voz ba|a e nexpresva, varos |netes saeron a gaope
tenddo en dreccn a a caravana como s transmtesen rdenes de
ataque nmedato.
E hombre sonr mostrndome su banca y reguar dentadura sn que
me fuese posbe aventurar as ntencones que ocutaba.
-Avanzamos a buena marcha -me d|o anmadamente en e tono con
que hubera poddo drgrse a un amgo ntmo con e que hace meses que
va|a, aunque sn ofrecerme su mano-. Pasado maana acamparemos en
as oras de mar Agtado, supongo que cerca de medoda. Agua y herba
"%$
Nchoas Gud
E Asro
son a magnfcos, aunque e mar est muerto. Es un espnddo ugar
que |ams debmos haber abandonado.
-Por qu o hcstes?
E |efe de os sacan se encog de hombros y exhb de nuevo su fena
y engmtca sonrsa.
-No es convenente que nos nstaemos demasado tempo en un
sto... F|ate en os urartu. Tushpa es una espndda cudad con muchos
sgos de antgedad, sn embargo os hombres que a gobernan
dependen de rey de Nnve para su defensa.
-Yo vne aqu a defender a pas de Assur, no a de Urartu.
-Es as reamente? -pregunt Tabt h|o de Argmpasa enarcando
ncrduo as ce|as-. Entonces me pregunto qu otros asuntos pudo
negocar su emba|ador en Amat.
-Ests enterado de eo?
-S..., aunque poco provecho ogr obtener de ta conocmento. |ams
hubese sospechado que... Despazas a tu e|rcto a gran veocdad, seor
Tgath. Supongo que habrs sdo generosamente recompensado por
tantas moestas.
-Me pagarn vente mnas de oro.
-Seme|ante suma?
Como movdo por a sorpresa, e |efe de os sacan desmont de su
cabagadura y tend as rendas a muchacho que haba conducdo su
carromato y supuse deba de ser uno de sus h|os. Le mt y ambos
avanzamos por e camno que haban formado as ruedas de su caravana.
Durante argo rato se abstuvo de hacer comentaro aguno. Pareca
abstrado en sus pensamentos, como s hubese ovdado que no se
encontraba soo.
-Entonces -comenz a fn- me sorprende que hayas consentdo en
nuestro regreso. En Tushpa no se sentrn satsfechos a vernos. Acaso te
retengan as vente mnas de oro s no fuste bastante astuto para
cobraras por antcpado.
-No me huberan entregado ta cantdad por antcpado, pero s me a
pagarn ahora... No penso dares otra aternatva. Adems, no me
mporta que puedan sentrse moestos. S deseaban echaros de estas
terras, que o hubesen hecho eos msmos. Creo que m seor de Nnve
se conformar con que os nstas permanentemente en e mar Agtado,
confundendo a rey Argsts con sombros presentmentos.
-Pero s e rey decde obgarnos a abandonar e pas...!
-Estoy convencdo de que no ser as. Dudo que tenga as fuerzas
necesaras para eo. Por qu ba a envarme un emsaro en ta caso?
Creo que antes morrs de ceras de decbto que sers moestados por
eos.
-Y ahora, en ugar de un aado, e seor Sennaquerb contar con dos
que se odan mortamente. Eres ms artero que una serpente, seor
Tgath Assur, no tenes nada que envdar a os Scoot.
Ech atrs a cabeza y profr rudosas carca|adas con as que
ceebraba su propa ocurrenca a tempo que se evaba as manos a a
espada como s ntentara autorrefrenarse. Pese a ser un brbaro, de
pronto se me ocurr que aque hombre hubera poddo fcmente
"%%
Nchoas Gud
E Asro
gobernar un mpero, que en readad podra hacero s os grandes de a
terra se descudaban y descubr que me agradaba enormemente, por o
que dese no tener que arrepentrme nunca de no habere qutado a vda.
-Y ahora vamos -observ, cogndome de brazo por encma de codo
-. Charemos, comamos y embragumonos un poco |untos. Tengo
entenddo que a tus ofcaes no es gusta que ests e|os de acance de
su proteccn. Acaso temen que vaya a envenenarte? Imagnan
reamente que ba a ser tan neco?
Los esctas no tenan conceptos muy compcados sobre comoddad.
Tabt y yo compartmos nuestro festn sentados en e sueo frente a un
fuego de campamento comendo pedazos de buey mezcados con m|o
svestre en un cuenco de cermca que regamos con una bebda a base
de eche de yegua fermentada amada safid atesh, que sgnfca ago,
parecdo a fuego banco, de espantoso sabor, pero fortsma, que segn
entend preferan con mucho a vno, que consderaban un u|o femenno.
E |efe de os sacan o escanc para ambos de un recpente metco
utzando un cazo de cobre. E safid atesh se conservaba fresco en una
bosa mo|ada de pe de cabra. La nca snguardad radcaba en nuestras
copas, consstentes en unos tazones de pata macza f|os en dos
caaveras humanas cuyas bocas se mantenan cerradas con aambres
pateados. Tabt, que sostena a suya nsertando e pugar y e ndce en
as cuencas vacos de os o|os, me expc que aquos eran os restos de
dos hombres que msmo haba matado en ucha cuerpo a cuerpo y que
era costumbre entre os esctas dstngur de ta modo a un adversaro
notabe.
-ste -ndc sostenendo su copa en e are para que yo pudese
admrar su descarnada y sonrente expresn- era e prmognto de |efe
de una trbu ara de escasa reevanca. Entonces yo tena decss aos y
e qut a vda con una daga cuando haba dado muerte a m montura,
partndome e tobo. Se ape de su cabagadura creyndose a savo y
en condcones de poder recrearse conmgo, pero se entretuvo demasado
admrando su obra y e ra| e ventre, derramando sus trpas como
pescado recogdo en unas redes. E otro era un hombreco de poca
monta que en una ocasn ntent cuestonar m condcn de |efe..., y
convert su crneo en copa smpemente para escarmentar a su fama y
que es srvese de advertenca y superan mantenerse en e ugar que es
corresponda: en todas partes hay gente envdosa.
Todo eo me hzo sospechar que s os avatares de a guerra me
hubesen sdo adversos en e ro Bohtn, seguramente tambn me
habran aserrado a tapa de os sesos y me habran forrado e crneo de
pata.
-Por qu se amentan de ta modo as mu|eres? -pregunt con certa
curosdad, aunque en readad deseaba cambar de tema.
-Ah! Acaso te remuerde a concenca? -repuso rendo y dndome
un manotazo en e hombro porque ya estaba bastante bebdo-. No tenes
"%&
Nchoas Gud
E Asro
por qu preocuparte. Se amentan porque deben segur a sus seores a
otro mundo: eso es todo.
-Cmo ?
Lo haba dcho con tanta sencez que me costaba creer que habase en
sero, pero as era.
-Acaso vosotros no tens esa costumbre? -pregunt asombrado,
abrendo os rasgados o|os hasta que acanzaron un tamao cas norma
-. S, me ha extraado bastante que tus hombres se tomasen tantas
moestas enterrando a sus compaeros, pero en esta cuestn exsten
prctcas muy dversas. Nosotros creemos que os hombres deben
evarse consgo a a otra vda cuanto es ha servdo de pacer en sta y
por eo enterramos a os grandes guerreros con sus carromatos y sus
benes, comprenddos cabaos y mu|eres. Los cabaos son degoados y
eas estranguadas, gnoro a razn de que exsta ta dferenca porque se
derva de una antgua costumbre. En cuanto a ganado y as ove|as, os
heredan sus h|os, puesto que no sera |usto que quedaran en a msera,
pero sus mu|eres os sguen a a tumba como sguen a carromato que
trasada su cadver.
Aquea noche regres a m campamento con muchas dfcutades. E
safid atesh, que, tras as prmeras copas, de| de parecerme tan
repusvo, era ms fuerte de o que haba magnado. Tabt, vendo e
amentabe estado en que me encontraba, me ofrec un echo |unto a su
propo fuego, pero, comprendendo que no podra responder de as
accones de ms sodados s no regresaba, decn su nvtacn. Cuando
egu a m tenda, creo que ya cas estaba sobro, pero aquea noche
dorm como un eo.
A a maana sguente, antes de amanecer, a caravana escta reanud
su camno haca e norte y no tardamos en segura. Durante as prmeras
horas cre tener a cabeza ena de carbona, pero una vez me hube
desayunado y respr un poco de are fresco me recuper rpdamente.
Las ndsposcones que puede sentr un hombre cuando est de campaa,
e|os de os compcados probemas de a vda cotdana, sempre tenen
un mte; entonces todo es ms senco y puede sentrse dchoso.
Y s poda apcrseme a m seme|ante mxma, otro tanto suceda con
ms tropas. A a sazn, habendo superado a terrbe mpresn de a
bataa, estaban totamente transformados, o quz se haban convertdo
en autntcos hombres. Haban recobrado a confanza en s msmos y
aprenddo a comprender os mtes de temor, o que se evdencaba en
sus ms nsgnfcantes accones, en e modo en que preparaban su
equpo y cudaban sus armas y en e trato que tenan entre s y con sus
ofcaes. Haban encontrado a fnadad de sus exstencas y ese
descubrmento os haba berado de su desda, de|ando de
autodesprecarse. Ya nunca voveran a ser como antes. En e ro Bohtn
habamos consegudo mucho ms que una smpe vctora.
De modo que mentras atravesbamos aque agreste entorno, sn duda
uno de os ugares ms terrbemente hermosos de a terra, me senta
muy satsfecho. Nade me apremaba y dsfrutaba de paz esprtua para
admrar os ggantescos abetos que se evantaban mponentes sobre
nosotros como os muros de una prsn, para escuchar con cas nfant
"%'
Nchoas Gud
E Asro
compacenca e rumor de os nnumerabes rachueos que
atravesbamos, de aguas tan rpdas y frescas que os dedos se
entumecan a su contacto y de embeesarme cuando, de repente, e
bosque se dvda ante una montaa de granto que pareca mofarse de
nosotros como un dos ndferente. Comprenda fcmente que os esctas
fueran tan adctos a su exstenca nmada, pues aque da que
marchbamos con eos era mposbe no sentrse dchoso.
Poco despus de medoda env un emsaro a encuentro de Tabt y e
nvt a cenar conmgo. Ms que un smpe ntercambo de cortesa
deseaba vover a cambar mpresones con porque era un hombre de o
ms snguar.
Los e|rctos en marcha no pueden estar rodeados de u|os, por o que
env a m cocnero a campamento escta para adqurr todo e cordero
que e entregasen por trenta scos de pata, creyendo que me bastara
para agasa|ar a m nvtado y proveer a os sodados durante cnco o ses
das de sumnstros de carne fresca, pero o ben os esctas concedan
escaso vaor a as monedas o e encargado de m gestn era un ma
negocante, porque regres ncamente con doce cabezas de ganado, que
tan so bastaran para amentar a unos sescentos sodados una noche.
No obstante, aquea veada ceebramos nuestro banquete y Tabt,
sentado en una sa forrada de pe, comparecendo ante todos como un
rey rodeado de su corte, se en a panza de tan buena gana como yo
esperaba.
Aquea noche bebmos menos y habamos ms, hasta que se
extngueron os tmos rescodos de a hoguera, y tuve ocasn de
enterarme de muchas cosas sobre as trbus esctas, acerca de su modo
de vda y de sus reacones con otros pases nmadas. Tabt me nform
por qu, con excepcn de as vudas condenadas a muerte, no haba vsto
a nnguna de sus mu|eres que parecan vvr constantemente encerradas
en os carromatos de sus esposos y padres. E |efe de os sacan se vova
cada vez ms comuncatvo a medda que entraba a noche y me cont a
hstora de su vda y de os despazamentos de su trbu hasta donde e
eran conocdos. Me descrb pases y poderosas cudades que se
encontraban muy e|os haca e este, que ncuso su abueo haba conocdo
de odas, hacndome comprender que su mundo era ms vasto que e
mo, que as Cuatro Partes donde e rey Sennaquerb m padre pretenda
ser Rey de Reyes en nombre de Assur, so deban consttur un mtado
reducto..., como un toro sotaro en un campo podra magnarse rey de a
creacn.
-Y t, seor Tgath Assur, por qu eres ms ato que os restantes
membros de tu raza y tenes a barba de dstnto coor, como arena
mo|ada en ugar de negra? Acaso por ser h|o de rey?
-No, porque m madre es una |ona que recb en su harn procedente
de as sas aende e mar Superor.
-Ah, |ona! Eso expca muchas cosas. Agunos de ms sbdtos han
comercado con os |onos con asnos, |oyas y ob|etos smares. Son
astutos y macosos. Sempre estn urdendo nuevos proyectos y han
estado en todas partes y vsto todo cuanto exste en e mundo. Sn duda a
eo se debe que seas retorcdo como una serpente.
"%(
Nchoas Gud
E Asro
-Acaso a raza es heredtara?
-Oh, s! -repuso, mrndome como s hubese formuado una
pregunta puer-. E ugar en que uno nace es puramente accdenta; o
mportante es cuanto tenemos dentro de pee|o. Aunque quz, puesto
que tan so es |ona tu madre, hayas egado a convertrte en ago
parecdo a os habtantes de ro, que se conforman con hundr os pes en
e barro. Las madres apenas cuentan: a ma fue una campesna que m
padre rapt de su adea en as oras de Ponto Euxno y, sn embargo,
mrame, no parece haberme afectado en absouto.
Me observ de reo|o, a parecer preocupado de que sus paabras
hubesen poddo ofenderme. Le tranquc con una sonrsa.
-Ah, este vno de Urartu! -prosgu-. Ya o haba probado antes, en
una ncursn que hcmos por as proxmdades de Tushpa. En readad no
es muy mao, y cuando has trasegado bastante puedes acabar
embragado.
-Has acertado -repuse-. E vno es de Urartu. Fue parte de soborno
de rey Argsts, en tota cen |arras.
-Tan so cen |arras? Una cantdad tan nfma es cas nsutante.
-Espero obtener ago ms prxmamente.
Tabt sonr con fereza, recordando as vente mnas. Sus o|os se
convrteron en dos hendduras y me as de brazo con frrea mano,
estru|ndomeo como s se propusera rompero.
-Hars ben en qutares su oro s puedes conseguro, pero no fes
demasado en ese monarca n en nnguno de sus sbdtos... Un hombre
prudente no construye su carromato con maderos podrdos.
Deb de parecer sorprenddo porque sot m brazo y beb argamente
sn apartar sus o|os de m.
-S pensas detenerte en Tushpa de regreso a tu hogar, no tardars en
comprobaro, seor Tgath.
A da sguente, tan so una o dos horas despus de medoda, como
haba prevsto e |efe de os sacan, egamos a as saobres aguas de mar
Agtado. Y a, nesperadamente, tuvo ugar una pecuar y conmovedora
ceremona ante os guerreros de ambas nacones. En cuanto desmont de
m cabagadura, Tabt orden que e evaren una de sus copas, a as
hundendo e pugar y e ndce en as cuencas de os o|os y a evant en
e are para que todos puderan vera.
-Decaro que desde esta fecha e seor Tgath Assur, hombre vaeroso
y prncpe de sangre rea, es m hermano -grt-. Y, en prueba de eo, e
nvto a compartr e |uramento de sangre de os esctas.
Orden que enasen de vno su copa y segudamente, desenfundando
a daga de su cnto, cerr e puo en torno a a ho|a y abr por tmo a
mano mostrando a pama totamente aberta. De a herda manaba
abundante sangre, que no ntent restaar sno que, por e contraro, a
vert en e vno en cantdad.
Y, a contnuacn, con gran soemndad, me ofrec e arma.
"%)
Nchoas Gud
E Asro
Aqua era una de esas ocasones en que debe actuarse con rapdez,
nstntvamente y sn ponerse nervoso porque nada hay ms terrbe que
autonfgrse una herda. Apret a daga en m puo bruscamente, presa
de gran agtacn. Cuando abr a mano me sent avado a comprobar
que e corte, que comenzaba en e dedo pugar, no haba profundzado
hasta e hueso. Vert m sangre en e vno y envov segudamente a
herda con un trapo. Por entonces estaba empapado en un sudor pega|oso
y senta punzadas de door hasta e codo, pero ya haba superado a
prueba.
Tabt, h|o de Argmpasa, se ev a os abos a copa y beb
argamente y yo e mt. Cuando ambos hubmos concudo, os esctas se
gopearon e pecho con a parte pana de sus dagas y prorrumperon en
excamacones de aprobacn, como grazndos de butres. Ms sodados,
para no ser menos, evantaron sus armas grtando: Assur es rey! Assur
es rey! A fna nos sentamos muy satsfechos unos de otros.
-Todos os hombres de verdad son hermanos, y este mundo es un
ugar extrao -d|o e |efe de os sacan-. Recuerda este |uramento
cuando necestes a tu hermano.
Me estrech a mano y, a mrar su rostro, se me nubaron os o|os
recordando a Asarhadn, a a sazn marsarru, que un da sera m rey y
seor. M hermano Asarhadn, m amgo, con quen comparta e echo m
amada.
Todos os hombres de verdad son hermanos. Aque hombre sava|e y
extrao crea snceramente en sus paabras y as haba hecho readad. A
decr verdad, e mundo era un ugar extrao.
Cmo descrbr e mar Agtado? Hasta aque da |ams haba vsto
seme|ante extensn de agua. Me pareca como s hubese acanzado os
mtes ms e|anos de a terra. Crea encontrarme en as oras de aque
enorme ro que rodea e mundo en nfnto abrazo. Ms a acaso no
hubese nada. Por mucho que forc a mrada no ogr dstngur nnguna
paya a otro extremo de aquea azu extensn acutca.
-Me has engaado -d|e a Tabt en tono de chanza-. S embarco en
estas aguas, desaparecer para sempre en sus confnes.
-No temas: a os dos das de navegacn, s cudas de mantenerte a a
derecha de a paya, arrbars a Tushpa. No sabes o que dara por ver e
rostro de rey Argsts cuando tenga conocmento de tu egada.
-Es mposbe que saga con vda de ese deserto marno. A propsto,
por qu se e conoce como e mar Agtado?
-En estas montaas sufrmos muchos terremotos y, cuando se
producen, as aguas de mar se mueven muchsmo. Mas en taes
ocasones os hombres corren gua pegro en e mar que en a terra.
-Tus paabras me nspran mucha confanza. Ben sabes que os
hombres de Assur no somos marnos.
-Permte que te muestre ago que dspar tus temores -busc en e
boso de su chaqueta y sac de una punta de fecha de cobre-. F|ate.
"&*
Nchoas Gud
E Asro
Arro| aque ob|eto en e agua -nos encontrbamos a pocos pasos de
a ora-, que se sumerg con un eve chasqudo y desaparec de
nuestra vsta.
-Adentate y observa -aad con una sonrsa que ocut por
competo sus o|os fenos.
|ams hubese credo que pudera suceder ago seme|ante s no o
hubese vsto con ms propos o|os: a cabo de unos segundos aque ob|eto
aparec de nuevo en a superfce fotando como una asta de madera.
-Cmo es posbe? -excam-. Ha sdo cosa de maga? Has
obrado agn encantamento?
-S exste ago de maga, no es cosa ma. Aunque desconozco a razn,
aqu fota cuaquer fragmento de matera e ncuso e cuerpo de un
hombre.
Me adentr en as aguas hasta mo|arme as pantorras para recoger a
punta de fecha. Agunas gotas me sapcaron as manos y a herda me
escoc como s me hubese pcado una avspa, obgndome a proferr un
rudoso |uramento.
-Acaso sea esta cadad saobre a que hace fotar toda case de
ob|etos -prosgu como s recordase en aque momento ta hecho-.
Aunque no comprendo por qu debera ser as. E gran mar que se
encuentra a oeste tambn es saado, pero s arro|as a un trozo de
meta se hunde como una pedra.
-Sugeres ta vez que puedo egar fotando a Tushpa con, un e|rcto
de ms de sescentos hombres y que os cabaos y dems efectos
fotarn como s fuesen de corcho?
-No. Enva a cabaera y os anmaes de carga por terra, dando un
rodeo y egarn ms geros que s arrastran tras de s a una muttud de
sodados de nfantera. Aqua certo nmero de barcos de os saadores
que resden aproxmadamente a una hora de camno haca e norte y eos
podrn transportarte con unos cuatrocentos hombres ms hasta Tushpa
en menos de dos das, y cuando ests apremando a su soberano para
consegur tus vente mnas de oro, e resto de e|rcto habr egado a as
puertas de a cudad para reforzar tu eocuenca.
-S, me parece muy acertado. -La mano an me escoca, pero aqueo
ya me pareca una nmedad-. Lo creo muy acertado. Eres un tunante y
un adrn, pero no eres nngn neco.
Se r gopendose os musos, muy compacdo conmgo y consgo
msmo.
-E seor Tgath Assur aprender agn da que os soberanos soos se
engrandecen. Ou dferenca exste entre un adrn y un poderoso
monarca? Oue e adrn ncamente roba fruseras.
Aquea msma tarde Tabt y yo fumos a cabao hasta e pobado de os
saneros y nos sentamos en a cabaa de ancano de ugar,
compartendo con una repugnante pcma que saba a ntestnos de
pescado, mentras concretbamos as condcones de nuestro transporte a
Tushpa. Fue un proceso tedoso... Tabt, que se expresaba en su engua,
regateaba como un tratante de afombras, mentras que e ancano se
mesaba a banca barba y se amentaba de su pobreza con paabras que
no requeran traduccn. Yo me mtaba a escucharos, fruncendo e ceo
"&!
Nchoas Gud
E Asro
de mpacenca de vez en cuando y tratando de parecer un despadado e
mpacabe conqustador que poda pasar a sangre y fuego toda su coona
s mostraban ms avarca de a que estaba dspuesto a toerar.
A fna egamos a un acuerdo con e ve|o banddo, que se vov haca
m mostrando sus negros y escasos dentes en una ampa sonrsa de
aprobacn. So debera pagares a y a sus barqueros vente scos de
pata por cuatro das de traba|o, suma sn duda muy superor a a que
ograran obtener durante un ao traba|ando en as sanas. Partramos a
a maana sguente con dos compaas de nfantera y su equpa|e.
Aquea tma noche ceebramos cautamente nuestra despedda con
os sacan. Ms sodados haban egado a confundrse bremente con
aqueos brbaros nmadas, pero estaban en guarda, procuraban beber
poco y se mantenan apartados de sus carromatos y mu|eres porque es
haba puntuazado caramente que pasara por as armas a quenquera
que provocase un derramamento de sangre. Era dfc advnar hasta qu
extremo egaba a hosptadad de aqueos hombres y, puesto que
entonces ya eran nuestros aados y podan sernos tes en e futuro, no
deseaba tener probemas con eos, e ntua que Tabt tambn mantena
a raya a sus gentes de gua forma y por dntcas razones.
Aunque entre nosotros renaba gran amstad y mutuo respeto, tena a
cara mpresn de que no e mportara perdernos de vsta a m y a
e|rcto que yo drga.
A amanecer, cuando os saneros huberon apare|ado sus barcos y
nuestros sodados embarcaron, agunos de eos pdos de terror,
zarpamos haca Tushpa.
"&"
Nchoas Gud
E Asro
#!#
Se dce que un autntco hombre de Assur no se sente cmodo
confando su exstenca a mayor extensn de agua que a de ro Tgrs y
que e ancho mar es patra de nnmeros demonos, y ms sodados
contnuamente madecan su destno por tener un comandante tan neco
que crea poder contener as aguas con os costados de madera de un
barco, pero por m parte dsfrut penamente hasta e tmo nstante de
aquea travesa. E agua estaba constantemente en cama y no haba
pegro. Navegamos dos das y medo sn perder de vsta a paya y cada
noche recaamos en a costa y dormmos en terra frme.
Pero, a pesar de todo, aqua era una autntca aventura. Ouz por m
orgen semgrego no eg a moestarme e estmago en nngn momento
n sent nngn mareo por e suave cabeceo de as oas que consttuyen un
tormento para tantos y que no parece posbe dspar con nngn ensamo
n encantamento. Todo resutaba nuevo e nteresante para m: en aque
va|e a Tushpa dsfrut de todo e tranquo encanto de a novedad.
Entre otras cosas me enter de que e mar Agtado no es un deserto sn
vda, como muchos creen. Cada anochecer, cuando ancbamos nuestros
barcos, os saneros echaban sus redes en as oas que aman as payas
y en menos de una hora y adentrndose escasamente, recogan bastante
pesca para atender por o menos a su propo sustento. Ms sodados, sn
excepcn, se negaban ncuso a mraros y se conformaban con
amentarse de pan y carne seca de cabra, con o que demostraron ser
ms sensatos que su comandante, porque cuando e |efe de nuestra
fota, cua s fuese una exqustez, me tra|o un e|empar de sus capturas
magnfcamente cocnado y presentado sobre una capa de agu|as de pno
de sabroso aroma, fu bastante neco como para comrmeo. Aque
pescado tena un ntenso sabor a barro y era tan saobre como as aguas
que o haban engendrado. Sonre y chasque a engua eogoso, pero, en
cuanto e decoro me o permt, me ntern en e bosque prxmo e,
ntroducndome os dedos en a boca, av m estmago de tan
desagradabe carga.
Los propos saneros parecan subsstr a base de una deta muy
dstnta. E vno que beban, segn comprob horrorzado, estaba
confecconado con trpas fermentadas de pescado, y a nca verdura que
os v comer era una varedad bubosa parecda a a|o svestre que
extraan de a terra hmeda de bosque. Los ngresos que obtenan de a
sa que destaban os nvertan cas excusvamente en carne fresca, pero
su producto no acanzaba sufcente pureza para exgr un gran preco y
probabemente huberan muerto de hambre s no hubera sdo por as
capturas que ograban con sus redes.
"&#
Nchoas Gud
E Asro
Aqueas gentes eran de o ms prmtvo que haba vsto en m vda.
Toda su prosperdad dependa de mar Agtado; en readad, e propo mar
era su prncpa dos y a exstenca que de se dervaba era tan estr
como aque saobre pramo. Las artes de a metaurga, abaera y
carpntera es eran desconocdas, de modo que, aunque vvan en un pas
donde abundaba a madera y a pedra, construan sus abergues con
caas trenzadas sobre estructuras de estacas curvadas. Su exstenca
estaba protegda por a pobreza en que vvan porque, aunque no
comprendan nada sobre a guerra y estaban rodeados por trbus de
sateadores, no posean nada que vaese a pena arrebatares, savo sus
mu|eres, que, sguendo a costumbre de os esctas, mantenan
esconddas de a codca a|ena.
Sn embargo, pese a as mseras crcunstancas en que vvan, se
caracterzaban por poseer un nmo muy sereno. En su trato daro con
aquea chusma de sodados armados, nos trataban con respeto, pero sn
nnguna muestra de temor y parecan deseosos de compartr con nosotros
o poco que tenan. Se dra que consderaban aque va|e a Tushpa como
una gran dversn, unas vacacones, un don de sus generosos doses. Me
resutaba mposbe desprecaros.
Una hora antes de medoda de a tercera |ornada estabecmos nuestro
prmer contacto con as cuatro gaeras de guerra que os urartu haban
envado para nterceptarnos e paso, aunque fue un mstero para m, que
a prncpo no ogr averguar, a razn de que necestaran efectuar ta
despegue ante a presenca de doce o trece barcos pesqueros.
Tabt haba asegurado a os saneros que yo era un prncpe poderoso
capaz de barrer cuaquer obstcuo que se presentase ante y que
dsfrutaba de a proteccn de un gran dos, y aqueas promesas os
haban estmuado a aventurarse e|os de sus fronteras de mar Agtado y
a ntroducrse en aqueas aguas donde os buques de guerra de rey
Argsts guardaban ceosamente e acceso a Tushpa. Sub a a proa de
barco prncpa para exhbr m unforme, puesto que eo consttua m
nca defensa, ya que so poda confar en a mpresn que causara a os
urartu.
Aquea maana no sopaba vento y os grandes buques haban arrado
sus veas y avanzaban mpusados por os remeros, ocutos tras os negros
costados de madera, que surgan de as aguas como rocas fotantes. En e
tmo nstante, cuando ya estaba convencdo de que os urartu se
dsponan a abatrse sobre nosotros y hacer astas nuestra pequea fota,
todos os remos se evantaron en e are a unsono y quedaron
suspenddos un nstante, y un ofca, por o menos as o dedu|e por su
porte, se ncn sobre a baranda y me examn como s fuese e
cadver de una curosa y repugnante cratura marna que se hubese
enredado en as cuerdas de su anca. Era un hombre de rostro anguoso,
espesas ce|as y abundante y negra barba que a punto me desagrad.
-Habs entrado egamente -d|o femtco, prmero en su propa
engua y, a ver que no responda, en arameo.
-Los e|rctos de Assur no entran egamente -repuse en acado-. En
todo e mundo, por doquera que van, se encuentran en su patra. He
vendo nvtado por e seor Lutpr, que acud a Amat a mporar m
"&$
Nchoas Gud
E Asro
ayuda contra os esctas apenas hace un mes. Los esctas han sdo
vencdos y, s no me tratas con ms cortesa, ordenar a ms sodados que
suban a tu barco y te arranquen a engua.
Ta como esperaba, e hombre se qued estupefacto y durante argo
rato se abstuvo de responderme, sn duda porque no saba qu decrme.
Haca un nstante se haba credo un ser todopoderoso y ya no estaba tan
seguro de eo. No era un hombre ntegente: poda aventurarme a
advnar sus pensamentos.
Por fn decd evtare a ncertdumbre en que se encontraba.
-Estas buenas gentes desean regresar a sus hogares -d|e-. Sera
me|or que nos permteses subr a vuestros barcos y nos transportases e
resto de camno.
A ver que esta sugerenca no mereca una nmedata aprobacn,
aguard unos dez segundos en os que percb caramente os atdos de
m corazn y segudamente me permt e u|o de perder a pacenca.
-Te he dcho que ba|es a escaera, patn! Tan medrosos sos os
hombres de Tushpa que tems ser domnados por unas fuerzas nferores
a doscentos sodados? S me haces esperar, aunque sea otro medo
cuarto de mnuto, te cortar a cabeza!
Por fn parec penetrar en su confuso entendmento a dea de que
posbemente no estaba tratando de ntmdare -qu hubese ganado
con eo sno verme conducdo hasta e ta|o de verdugo?- y orden que
nos echasen as escaeras de embarque.
M dco estado haba egado a su fn y haba vueto a convertrme en
sodado y dpomtco. Me desped de os saneros, con os que no haba
cruzado una soa paabra en m doma, y me drg a Tushpa.
A meda tarde aparec ante nuestros o|os a cudad, que poda
cataogarse entre as ms hermosas de mundo. |ams haba vsto
edfcos tan grandes, totamente construdos en pedra, y nunca vovera
a ver otros tan desumbrantes. Los tempos y paacos de Egpto son
vastos, de construccn muy artfcosa y grandosos, pero sus nfntas
heras de coumnas de coor de arena resutan agotadoras. Tebas y
Menfs son ugares en os que se aprende pronto a vvr sn f|arse
reamente en eas; sn embargo, Tushpa es una deca constante, un
|oye coorsta, un ugar maravoso. Esto se adverte ya desde sus
muraas, tras as cuaes se azan paredes a fran|as aternas de pedra
negra y banca, tan decadas y ma|estuosas como una mu|er de nobe
cuna.
Segn descubrra posterormente, e comandante de as naves urartu
repart a ms sodados entre as restantes naves y me acog en su barco
sn duda sguendo a teora de que as vboras son nofensvas cuando se
es arranca a cabeza. No tena por qu preocuparse, pues yo me sent
muy satsfecho de sentarme en su camarote y beber su vno, y cuando
egamos a puerto despach a un mensa|ero a toda prsa para que
nformase de nuestra egada y aguard nstruccones.
De todos modos a espera no fue arga. A cabo de una hora se abr a
puerta de camarote y aparec e propo seor Lutpr en persona, no
menos sorprenddo que m nvountaro anftrn, a que despd con
"&%
Nchoas Gud
E Asro
brusco ademn. Se sent frente a m y me observ pestaeando como un
mochueo a a uz crepuscuar.
-Seor Tgath Assur -comenz por fn-, an no hace qunce das
que...
-Desde que cenamos |untos en Amat. S, seor. He vendo a anuncarte
una gran vctora. Los esctas se han retrado de as oras de ro Bohtn,
an empapadas en su sangre.
E astuto hombreco me observ en senco entornando os prpados.
Le sonre como un muchacho que ha reazado una travesura, pero
comprend o que estaba pensando. A cabo de un nstante se encog de
hombros como s se desechase un pensamento trva.
-Desde uego, prncpe, conocndote tan ben, |ams se me hubese
ocurrdo dudar de tu paabra, pero debes comprender que, m soberano...
En fn, no me atrevo a habar de pruebas.
-Ou otra prueba queres exgrme aparte e hecho de estar aqu
vvo? -La sonrsa se convrt en una mueca que desaparec de ms
abos-. S necestas aguna otra prueba ve a vstar as tumbas recn
cavadas a oras de Bohtn y enva emsaros a os esctas, que
actuamente acampan en as costas occdentaes de mar Agtado. No me
habes de pruebas, seor.
-En as costas occdentaes? -E seor Lutpr se evant sobresatado
de su sa-. Pero se es terreno de Urartu!
-Se o he ceddo..., deben nstaarse en agn sto, m seor. O acaso
creas que ba a extermnaros totamente cuando so me haba
comprometdo a expusaros de ro?
-No tenas nngn derecho!
-Tena e derecho que otorga a necesdad. Y, adems, ta ha sdo m
vountad!
E servdor de rey Argsts, que ya haba recobrado su compostura y
segua sentado frente a m, se mt a encogerse de hombros de nuevo,
o que me demostr que era demasado prudente para rebearse ante un
hecho consumado.
-Y ahora, m seor... -prosegu-. Est pendente a cuestn de as
vente mnas de oro.
Aquea noche ovdamos toda posbe dferenca. Ms sodados fueron
ao|ados en e recnto de paaco y es factaron amentos, bebda y
mu|eres, mentras que e rey ceebraba un banquete en m honor. Aqueo
sgnfcaba tan so que os urartu deseaban actuar prudentemente, que
necestaban ganar tempo para consderar as actuaes crcunstancas y
tratar de encontrar agn medo de eudr e pago de su deuda.
Sn embargo yo me senta muy compacdo porque eo me factaba
una exceente ocasn de estudar a Argsts y su corte de cerca. Estaba
sentado a su ado, en su destra, |unto a aque rey a cuyo padre m abueo
obg a qutarse a vda y e oa amarme su amgo, su compaero en
obras gorosas, pero su vsn provocaba en m un estremecmento
ntmo de desagrado.
"&&
Nchoas Gud
E Asro
Como a mayora de membros de su raza, era ato, de esbetez cas
femenna. Aunque no tendra muchos ms aos que yo, en su barba se
vean agunos mechones pateados y sus o|os tenan una mrada
obsesonada, como s e peso de su cargo e abrumase en exceso.
Me pregunt qu e deparara e futuro. Estaba rodeado de enemgos y
se deca que os nobes de reno ntrgaban para derrocare. Se
derrumbara moramente ante aguna caamdad hasta segur e e|empo
paterno, hundndose una espada en e pecho o e evtara ese traba|o
cuaquera de sus nobes? En todo caso, crea vere rodeado de una
espece de aura que pareca vatcnare una muerte voenta.
Pero fuese cua fuese e tempo que pudese vvr, era evdente su
decsn de rodearse de espendor. E propo soberano Sennaquerb
hubese envdado a opuenca de aque banquete en e cua e ms
modesto de sus cortesanos apareca atavado con os ms suntuosos
bordados y muchos de eos, comprenddo e propo rey, ucan tncas
recamadas en oro y pata. Las paredes de san donde se ceebraba e
festn eran de fna pedra verde, muy parecda a vdro, y as mesas, de
perfumado cedro. Amenzaban a veada mscos procedentes de Lda y
Egpto y cortesanas de cuts banqusmo que baaban con msterosa
habdad onduando e ventre y os senos a os acordes de as fautas. Las
ms hermosas se sentaban |unto a os nvtados de rey, expresndose en
dferentes domas y ofrecndoes ducsmos dtes, vno y sus encantos.
Su propa rsa tena un sondo musca. La que me haba sdo destnada
tena os cabeos de coor de cuero pudo y os o|os tan verdes como os
hgos maduros; su cuerpo oa a me y a refnados ungentos e ntroduca
furtvamente su mano ba|o m tnca para acarcarme e membro, que
sn duda deba estar erecto como a ho|a de una daga.
E rey Argsts pareca encontrar todo aqueo muy dvertdo. A fna me
puso a mano en e hombro e, ncnndose sobre m, murmur:
-Es una cratura muy snguar, verdad? M padre a adqur para su
harn cuando era actante y ha consagrado toda su vda a compacerme.
Ms tarde a envar a vstarte a tus habtacones..., como una pequea
muestra de a estmacn que te profeso.
Le respond con una sonrsa y una ncnacn de cabeza. Ou ba a
hacer, puesto que no es posbe desdear as muestras de apreco de os
monarcas? Pero no pude menos que preguntarme s aque neco
magnaba que ovdara ms vente mnas de oro por pasar una noche en
brazos de una ramera.
-Te quedo sumamente reconocdo por e trato que dspensas a ms
sodados y a m, seor. Con excepcn de rey nuestro amo, somos tus
eaes servdores.
A or estas paabras e rey Argsts sonr y me respond con otra
ncnacn de cabeza. No era tan neco que no hubese comprenddo e
sgnfcado de ms paabras.
-Y sn embargo tengo entenddo que os esctas todava se encuentran
dentro de as fronteras de m pas, prncpe. Cmo es eso posbe?
-Con eo se garantza tu propa segurdad, seor -repuse ta vez
demasado de prsa, como s hubese preparado a respuesta-. A menos
que estabezcas una guarncn en a costa occdenta, e ncuso quz
"&'
Nchoas Gud
E Asro
aunque as o hceses, porque no uchan como mu|eres, sempre tendrs
que contar con a presenca de aguna de esas trbus. A m parecer es
me|or que sean eos tus vecnos que otras gentes, puesto que han sufrdo
en sus carnes e poder de Assur. Su |efe Tabt, h|o de Argmpasa, me
consdera su hermano y hemos cambado un |uramento de sangre que
garantza nuestra mutua eatad. En tanto que os reyes de Nnve y e rey
de Tushpa sean amgos, no tendrs nngn motvo de que|a por parte de
os esctas.
Pese a que Argsts capt rpdamente a amenaza que aquea promesa
encubra, e rey Argsts sonr de nuevo y desv a conversacn haca
otros temas.
Sn embargo, aunque se trataba de banquete de un monarca, as
conversacones que se ceebraban en aquea mesa eran nsusas,
nspdas, |actancosas. E rey se refera a os xtos de sus generaes cua
s fuesen propos, como sueen hacer todos os monarcas. Pero Argsts era
nco en su aparente ncapacdad para dstngur entre os ogros de sus
servdores y os propos, que pareca consderar como una smpe
extensn de su propa vountad. N squera mostraba bastante astuca
para sentrse ceoso. Drase que se crea un e|empar nco en su reno,
rodeado por boques de madera en ugar de seres sensbes.
-Estuve muy acertado consguendo tu ayuda -me d|o a azar, sn
dare mportanca-, aunque no esperaba tan rpda vctora. Ahora esos
brbaros esctas habrn aprenddo a temer a os poderosos urartu.
Acaso haba ovdado a exstenca de seor Lutpr o a ma propa? Y,
por aaddura, caba magnar que os esctas habran extrado
consecuencas muy dspares.
Me constaba que e rey m padre no ansaba ms conqustas, pero
cuando renase m hermano sn duda vovera su ambcosa mrada haca
e norte. Pens que representara una fc vctora, cas un |uego para
Asarhadn, arrancare as pumas a aque pavo rea.
Escarmentado ya de tratar con necos y canaas, aquea noche apenas
prob e fuerte vno de Urartu. Sn embargo, varos de os presentes se
embragaron hasta ta punto que cuando ntentaron montar a aguna de
as cortesanas a borrachera es mpd satsfacer sus nstntos. De modo
que cuando e rey se retr y todos nosotros quedamos en bertad de
abandonar a saa, fumos pocos os que ogramos egar a nuestras
habtacones sn necesdad de ayuda. Ms yo no me encontraba en ta
stuacn. Me evant de a mesa y me asom a una terraza donde estuve
resprando a soas e are fresco de a noche, que me record, s acaso o
haba ovdado, que no tardaran en egar as neves nvernaes, hasta que
se dsparon de m cabeza os vapores etcos y me sent tan fresco como
un corderto.
De todos modos no sempre es convenente estar sobro. No me senta
soo n decado, pero... no saba dscernr exactamente ms sentmentos,
savo que expermentaba un gran vaco en e ama.
Ou me quedaba, pues, tras haber vencdo a os enemgos de rey,
mentras que ms sodados dorman apacbemente en sus echos? Ou
sera de m? Acaso quedaba vda en m cuerpo?
"&(
Nchoas Gud
E Asro
Con todo, consder que aqueos pensamentos eran propos de aguen
que haba estado desveado demasado tempo y que sente e ma sabor
de vno agrado en a boca. Me acostara y a da sguente contempara
e mundo desde una ptca ms optmsta.
E rey Argsts me haba destnado unos aposentos prxmos a os
suyos, exceentemente stuados para que no pudera escapar de su
vgante y observadora mrada. A entrar en ms habtacones me
compac ver e brasero amentado con carbones encenddos. Me haba
desnudado y avado e rostro en una |ofana de agua fra cuando advert a
presenca de una muchacha que me observaba tendda en e |ergn que
me servra de echo. A decr verdad a haba ovdado por competo.
Las sombras y a meda uz prestan un encanto especa a todas as
cosas, por o que an me parec ms hermosa a tendda, apoyada en
sus brazos mentras que sus senos, que se movan rtmcamente a
mpusos de su respracn, me tenan hpnotzado. Me sonr como s nos
conocsemos de toda a vda y no tuvese secretos para ea. Aquea
sonrsa me do a mpresn de encontrarme ante un gato que acorraase a
un ratonco cuya captura consderase fc.
-M seor est cansado -d|o en un tono suave como a seda-. Ven y
refrescar tu frente con ms manos.
S -expresaba su sonrsa-, conozco as debdades de os hombres.
No tard un nstante en comprender que no senta nngn deseo de recbr
e contacto de aqueas fras manos.
-He bebdo demasado -e contest-, me temo que perderamos e
tempo.
La |oven mov os hombros en un eve gesto de rechazo, como s
pensase que en nada hubese poddo empear me|or su tempo que
dedcndose a m.
Me sent en un pequeo escabe de madera y a observ en senco.
Cuando e resut evdente que esperaba que se marchase, se evant de
|ergn y acud a m ado, se arrod |unto a m y me puso as manos en
os brazos, rozndome a pe con os abos como por accdente.
Acaso no era yo un hombre? No poda sentr nada, n squera deseo?
S, aqueo fue o que sent. La cog por os hombros y a mr argamente
a a tenue uz. La estuve observando como s fuese un mapa de agn pas
desconocdo y, por fn, a apart bruscamente, de modo que cay
gopendose contra e pavmento y me cubr e rostro con as manos.
-D|ame! -excam con voz ahogada-. No deseo herrte, pero
d|ame!
Percb e roce de sus pes descazos en e sueo y segudamente e
rudo de a puerta a cerrarse y, por tmo, ren e ms absouto senco.
Deseo que nuestro amor se converta en una madcn para t -haba
dcho Asharhamat-. Espero que te atormente hasta a muerte.
Permanec con os o|os abertos hasta e amanecer.
A a maana sguente no recb nngn avso de rey. Sn duda se haba
reundo con sus mnstros y servdores y escuchaba atentamente sus
"&)
Nchoas Gud
E Asro
opnones acerca de o que deba hacerse. Por consguente, una vez hube
vstado os cuartees donde se haban ao|ado ms sodados, me consder
en absouta bertad para pasear a soas por a gran cudad de Tushpa y
dsfrutar de su magrosa beeza como un extran|ero annmo.
Me pas todo e da vagando por sus caes sn de|ar de maravarme. E
tempo de dos Khad, patrono de os urartu, estaba construdo con
grandes pedras que se evantaban en capas aternas negras y amaras y
sus puertas se haaban enmarcadas en ro|o granto. En a parte nteror
de as muraas y con os ms vvos coores apareca representado e rtua
de cuto a a dvndad, |unto con mgenes dabcas capaces de hear a
sangre en as venas, y escenas cnegtcas y agrcoas. Aquea gente
domnaba e arte de taar a pedra; sus frsos reazados a esto de
Nnve eran sorprendentes; pero, aparte eso, haban descuberto e
sstema de modear fguras en reeve. La magen de su terrbe dedad era
tan rea que pareca que ba a moverse en cuaquer momento,
parpadeando entre e humo de as ofrendas que ardan a sus pes y
mostrando os bancos dentes en una sonrsa. Los tempos de os doses
menores, os paacos de rey y os nobes, arsenaes y guarncones,
ncuso humdes tendas y hogares, exhban una decoracn exqusta y
gran perfeccn de neas. Pese a todo su poder, s os msmos doses
decdesen agn da construr una cudad para resdr en a terra como
os seres humanos, no ograran superar as maravas de Tushpa.
Regres a paaco de rey muy anmado, dsfrutando de esa snguar
aegra que nos nvade cuando durante agunas horas nos beramos de
nosotros msmos y egamos a ovdar nuestra propa exstenca. Eso es o
que sente un hombre cuando |uega con sus h|os o, segn dcen, e artsta
que ha reazado su traba|o, e patrn de aque artsta o e campesno ms
senco contempando una puesta de so. Ta fue a sensacn que me
nspr Tushpa, bremente, sn darse squera cuenta de que poda
nfundr ta sentmento. Y no fue cosa de un nstante, sno que se
proong durante todo e da, y desde entonces am sempre aquea
cudad y ament como una gran desgraca que estuvese gobernada por
un ser neco y db.
Cuando egu a paaco encontr a seor Lutpr aguardndome en ms
habtacones.
-Ayer despedste a a muchacha -me espet cuando nos hubmos
sentado ante sendas copas de vno-. E rey se sorprend y, debo
confesarte, que se snt ofenddo.
-Se ofend e soberano porque yo no tena deseos de yacer con ea
o porque debe pagarme vente mnas de oro, haya o no echado m
smente en su ramera?
A Lutpr e parec aquea una observacn tan dvertda que tuvo que
cubrrse a boca con as manos para contener una sonrsa. Pens que
aqu era un modo dpomtco de decrme que no deba expresarme con
descortesa de su amo.
-M seor prncpe, debes comprender que es mposbe reunr
seme|ante suma en toda a cudad de Tushpa. Ou queres que
hagamos? Fundr as estatuas de nuestros doses?
"'*
Nchoas Gud
E Asro
-Tushpa es rca y tu rey es poderoso. Acaso no he tendo pruebas de
eo? -Me encog de hombros-. Sn embargo, e resto de m e|rcto
egar maana o ta vez pasado y no tardarn en caer as prmeras
nevadas nvernaes. S a seor Argsts no e mporta abergar un e|rcto
extran|ero compuesto por unos setecentos hombres hasta e desheo
prmavera, me conformar con permanecer en Tushpa. En |ustca, no
puedo partr hasta que se haya cerrado e trato que ambos hcmos en
nombre de nuestros respectvos seores. Cmo atreverme a eo? Cmo
expcar seme|ante cosa a poderoso rey de Assur?
-Has dcho setecentos hombres?
-S, con sus cabaos y efectos personaes. Acaso magnabas que
venc yo soo a os esctas?
E seor Lutpr depost su copa en a mesa y frunc geramente os
abos como s e sabor de vno ya no e compacese.
-Como recompensa -comenz sn mrarme a a cara- y en prueba de
su amstad, m soberano est dspuesto a ofrecerte dez mnas de oro.
-Y en derecho y como satsfaccn de esa deuda, m soberano se
conforma con aceptar vente.
-Consdero que por e momento es nt que sgamos habando de
esto, seor.
-Eso creo.
-Por tanto voy a de|arte.
Se evant de su asento y me ofrec su mano en prueba de amstad.
-Confo que maana todos nos comportaremos ms sensatamente -
concuy.
Aquea noche cen soo, preguntndome cunto dnero podra sacare
a aque astuto srvente y a su neco amo. Decd que no me detendra
hasta egar a qunce mnas, que despus de todo era una suma
consderabe, pues no quera pasar e nverno en aqueas montaas. Era
un shaknu de norte, no e gobernador de Tushpa, y en m pas me
aguardaban otras obgacones. Ounce mnas eran reamente una suma
mportante: me conformara con eas.
Y decd que tambn me conformara s e rey vova a envarme aquea
noche a su concubna. Me estaba conducendo con suma prudenca con su
amo, pero a noche anteror haba sdo un gran neco rechazndoa.
Desde que sa de Nnve no haba tendo trato carna con nnguna
mu|er. Por qu? Ou ntentaba demostrarme a m msmo? Haba perddo
para sempre a Asharhamat y tena que encontrar e modo de segur
vvendo. Y un hombre que no conoce mu|er so vve a medas: s
regresaba, e hara |ustca.
Pero no se present. Pas a noche soo, muy descontento conmgo
msmo.
Por su parte terrestre, os ncos accesos de Tushpa os consttuyen
escarpadas rocas, con senderos estrechos y tortuosos muy propcos para
emboscadas y, en o ato, as muraas de a cudad son muy eevadas y
estn formadas de a msma pedra, de modo que, aunque un e|rcto
"'!
Nchoas Gud
E Asro
pudese asoar a campa crcundante, a capta resutara nexpugnabe.
Eso ya o saba e Gran Sargn dez aos antes de que yo nacese.
Pero e seor Sargn no haba contado con un contngente de cento
cncuenta hombres dentro de a propa cudad.
A fn de recordar ta cosa a os urartu, a nstante en que recb notcas
de que haba sdo advertda a egada de m e|rcto orden que se
reunesen as dos compaas que haban vendo conmgo con e propsto
de haceras desfar hasta a gran paza que se encontraba en as puertas
de a cudad, a a vsta de as muraas, que desde uego no haban sdo
construdas para defenderse por a retaguarda, y a aguardamos a
egada de ms camaradas. ramos os nvtados de rey Argsts: s nos
atacaba, atraera sobre a cera de rey Sennaquerb, y yo estaba muy
preparado para hacere refexonar sobre as dfcutades de a stuacn.
E seor Lutpr, que se encontraba en o ato de a muraa para
presencar a egada de aquea espece de nvasores, me nvt a
reunrme con . Ms ofcaes tenan orden de observar desde a paza, y
me hubera bastado con evantar un brazo para que e|ecutasen ms
nstruccones, pero o saba tan ben como yo. Cuando nos estrechamos
as manos pas |unto a nosotros una rfaga de fro vento.
-En todo caso, prncpe, no es un gran despegue de fuerzas -
manfest seaando haca a nea de cabaos y efectvos que se
despazaban por e fondo de vae en a e|ana avanzando haca nosotros.
-No, no es un gran contngente..., so una parte de poderoso e|rcto
que m augusto soberano Sennaquerb tene a su mando, una pequea
parte.
Los observamos en senco por espaco de unos cnco mnutos, a gua
que eran observados por os sodados de Urartu que se encontraban en
as muraas. Sn embargo, nade ntent deteneros cuando ncaron su
dfcutoso ascenso por os senderos trazados desde haca sgos en a
superfce rocosa. Por fn e seor Lutpr me puso a mano en e brazo.
-M soberano es generoso -decar-. Te has ganado su afecto y
accede a entregarte catorce mnas de oro.
Me vov haca con e rostro tan nexpresvo como una roca.
-Decsete -repuse.
-De acuerdo.
Nos estrechamos as manos y vovmos a ser amgos.
-Pero sera posbe que parteses maana msmo? -pregunt
entornando os o|os mentras mraba a o e|os-. No qusera parecer
nhosptaaro, mas...
No pude contener a rsa.
-N yo qusera morr en a neve cuando regrese a m guarncn,
seor. S, naturamente, maana msmo.
Y cump m paabra. Las compaas que acababan de regresar de
occdente y que sn duda esperaban dsfrutar unos das de descanso, no
estuveron muy compacdas, pero ya nos encontrbamos en e qunto da
de mes de Tsr y e are sopaba como heo. En as montaas e nverno
sempre se antcpa.
Tardamos doce das en regresar. A prncpo tomamos dreccn oeste y
cruzamos a cordera Toprah hasta que nos encontramos con e
"'"
Nchoas Gud
E Asro
nacmento de Gran Zab. A contnuacn nos mtamos a segur e curso
de r. Era un argo camno, pero pronto de|amos atrs as montaas. La
neve ya se anuncaba en e are cuando a un da de marcha de Amat
encontramos e prmero de os observadores de a guarncn, que estuvo
una hora con nosotros y segudamente part a gaope para anuncar
nuestra egada.
Aquea noche acampamos a menos de dos beru de a entrada de a
guarncn. Hubramos poddo dormr en nuestros echos aque msmo
da, pero no quse que e e|rcto egase desorganzado a a cudad a
medanoche, como una partda de vagabundos: aqueos hombres eran
unos vencedores y deseaba que se snteran como taes y que en Amat se
comprendera tambn as. Los sodados necestan saber que son sodados
y no anmaes de carga, de modo que una noche ms dormmos en e fro
sueo.
Y a a maana sguente entramos en a guarncn acompaados de
redobe de tambores y entre os vtores de os cudadanos. Aquos no
eran os msmos hombres que haban sado de a haca un mes n
tampoco yo era e msmo. ramos os sodados de nuestro rey y os
servdores de nuestro dos que regresbamos vctorosos. Mentras
cruzbamos a entrada de a fortaeza entre os grtos de Assur es rey!,
o que a a sazn ya era certo, y con un e|rcto a m espada, me senta
fez y orguoso.
Y tambn cansado. Me mora de ganas de encontrarme en ms
habtacones, tomar una comda caente, darme un bao de vapor y
dormr por o menos doce horas
Pero me encontr con ago que me ber nmedatamente de m
cansanco, como por arte de maga. Se trataba de Kefaos.
M antguo servdor apenas haba cambado, ncamente estaba ms
grueso. Levaba una tnca magnfcamente bordada y su barba castaa
oa a mrra. A verme se arro| a os pes de su hedondo y suco amo, a
cuyas rodas se abraz.
-Seor..., oados sean os doses!
-Respetabe mdco! Ou haces aqu, en nombre de Adad?
Le ayud a evantarse y, mentras en|ugaba sus grmas de
reconocmento, porque no he vsto a nade tan procve a anto como m
escavo Kefaos, acept que e srvera una copa de vno.
-Ah, seor, a tu venerado hermano e marsarru no parec gustare e
pequeo obsequo que e envaste! Agt voentamente ante m rostro
aquea horrbe cabeza, a cosa ms repugnante que he vsto en m vda,
sostenndoa por os cabeos mentras grtaba: Puedes decr a seor
Tgath Assur cuando e veas que no tene nada que temer de m! Pues
ben, |oven seor, no esper nuevas sugerencas... Comprend que Nnve
haba de|ado de ser un ugar seguro, de modo que hce m equpa|e y te
he segudo a este ugar sava|e.
Mr en torno con escaso entusasmo.
Naturamente, a cabeza! Cas me haba ovdado de ea! Pero no
mportaba. Me evant y, conmovdo, puse as manos en os anchos
hombros de Kefaos, porque era una persona querda por m.
"'#
Nchoas Gud
E Asro
-Y te has trado a todos os tuyos? -pregunt-. Cmo encontrars
sto para eos en esta cudad tan pequea?
-En absouto, seor... No me acompaan Fna n e |oven Ernos. -Se
encog de hombros y profr un gemdo como s aqu fuese un dooroso
recuerdo-. A fna, seor, cuando me cans tanto de sus abrazos como
de sus contnuas que|as, e permt que reanudase su antgua profesn de
prosttuta, en o que obtuvo notabe xto y amas sufcentes rquezas
para comprar su bertad..., como yo haba prevsto desde e prncpo, y
pudendo dsponer asmsmo de una dote tan crecda que ncuso yo a
hubese encontrado atractva s no a hubese conocdo tanto. Se ha
casado con un comercante de pees de a cae de Ishtar, un pobre
dabo. En cuanto a muchacho, temo que no e vayan demasado ben as
cosas. March por ah dspuesto a cortar cabezas. Le abrac rendo.
-Kefaos, tunante! Cunto te he echado de menos!...
"'$
Nchoas Gud
E Asro
##
-Tu rea hermano, Asarhadn, apenas se de|a ver por Nnve
tmamente -me nform Kefaos mentras dbamos cuenta de a cena
preparada por su cocnera, que prefr muy acertadamente a a ma-. Ha
nstaado su propa corte en Kaah y rena a como s ya fuese rey. Dcen
que e soberano Sennaquerb y no se soportan.
E dstngudo mdco eruct rudosamente porque haba cenado muy
ben y bebdo ms de a cuenta. A cabo de una semana de su egada a
Amat se senta como en su propa casa y haba egado a aprecar
extraordnaramente m vno nar. Segn me nformaron, haban
desaparecdo varas |arras de m bodega.
-No s cmo decrteo... Cuando sa de Nnve se rumoreaba que a
seora Asharhamat esperaba un h|o...
-No es de extraar -repuse tratando de expresarme con ndferenca,
aunque gnoro hasta qu punto o consegu-. Acaso tener h|os no es e
ob|eto de os matrmonos reaes? Y me consta que Asarhadn ya ha
engendrado muchos vstagos en sus concubnas.
-Agunos..., muchos creen que t eres e verdadero padre de ese no,
seor.
-La nca que puede sabero es a seora Asharhamat. Y ta vez n
squera ea.
-S, seor. Me consta que es as.
Enmudec argo rato, adeando a cabeza y observndome con f|eza.
Yo no era tan ngenuo como para no comprender su acttud.
-Creo -prosgu fnamente-, creo que esta opnn ha surgdo de a
esperanza de que pudera ser certa, porque e seor Asarhadn no goza
de gran popuardad.
Ac a mano con gesto eno|ado. Me moestaba escuchar taes cosas,
que por aaddura resutaban mpropas para ms odos, y Kefaos se
nterrump. Nos summos en un ncmodo senco que me sent obgado
a nterrumpr.
-Has vsto a m madre? -e pregunt.
E rostro de escavo se umn.
-S, seor. Me detuve en Los tres eones cuando vena haca aqu. Se
encuentra ben y espera con ansedad e da en que pueda reunrse
contgo, aunque dos sabe que, savo tu radante persona, exsten pocos
atractvos en Amat para que aguen desee venr a este desterro.
Me ech a rer y e serv otra copa de vno porque Kefaos tena razn.
-Y por esa causa, amgo mo, entre otras, ceebro que hayas vendo,
porque me propongo evar a cabo agunos proyectos. Dme, sgo sendo
rco?
-S, seor, tan rco como sempre -afrm, asntendo a propo tempo
con a cabeza, a tempo que se en|ugaba as manos en a parte deantera
"'%
Nchoas Gud
E Asro
de su tnca como s a soa mencn de as rquezas provocara su
sudoracn-. Ms rco que nade en a terra de Assur, con excepcn de
rey, de tu hermano Asarhadn y de seor turtanu, aunque he credo
convenente...
-Convenente..., qu? Haba, tunante! -e nst sonrente,
demostrndoe que tan so estaba bromeando-. De qu modo has
tratado de arrunarme?
-Me ha parecdo prudente coocar una pequea parte de tus rquezas,
seor, a gua que he hecho con as mas, porque vvmos unas pocas
muy agtadas y debemos ser prudentes, en manos de os mercaderes de
Tro y Sdn, e ncuso de Egpto. Y he reazado taes nversones con
nombre supuesto para que nade pudera saber cuntos taentos de oro y
pata pertenecen a seor Tgath Assur, h|o de Sennaquerb.
Deb parecere sorprenddo porque Kefaos frunc e entrece|o.
-Temo que egar un da, seor, en que os dos nos veremos obgados
a hur de este pas..., s an estamos a tempo, y tendremos que r muy
e|os para escapar de tu hermano Asarhadn cuando sea rey.
-No tengo nada que temer de Asarhadn, escavo, n de m!
-Seor, posees muchas vrtudes a as que yo no puedo asprar, pero en
estas cuestones eres como un no y debes conformarte con ser guado
por tu escavo, cuya naturaeza es menos admrabe que a tuya, pero
que, por contra, est mucho ms versado en os mane|os de un mundo
muy poco admrabe.
Y, desde uego, Kefaos estaba en o certo y atenda me|or a ms
ntereses que yo msmo. F| obstnadamente a mrada en su copa de
vno como s e avergonzase mrarme cuando, en readad, era yo y no
quen deba sentrse ncmodo.
-Lo sento, amgo mo -d|e, ponndoe a mano en e brazo-. Me he
de|ado evar por a ra. No te sentas ofenddo por ms nfantes
reaccones.
-No me sento ofenddo, seor. Lo que me has dcho es certo, por o
menos ahora, pero o que actuamente resuta vdo, ta vez no o sga
sendo eternamente. La stuacn puede cambar por competo s un ser
de db naturaeza se sente dueo de mundo.
Le mr sonrendo, comprendendo que me haba perdonado y dndome
cuenta de que haba sdo muy prudente preparndose por s egaba aque
da que yo |ams crea que pudera presentarse y, aunque no me
preocupara pensar en seme|antes cosas, tampoco me senta ms
dgnfcado por eo.
Sn embargo consder oportuno cambar de tema.
-Pero sgo sendo rco? -nsst-. No habrs envado a Sdn y Tebas
hasta m tmo sco de cobre, verdad?
-No, seor. Sgues sendo rco como corresponde a un prncpe.
-Ben. Entonces enva recado a Nnve para que me hagan egar parte
de ms rquezas. Las necesto para evantar un magnfco paaco para m
madre y deseo asmsmo reconstrur a guarncn y a cudad... Me
propongo convertr a a senca Amat en una gran cudad, y no de adros
sno de pedra...
"'&
Nchoas Gud
E Asro
Y para eo, s deseo evtar ser engaado y saqueado por cuaquer
brbn que tenga ago que sumnstrarme, aunque tan so sea a fuerza
de sus mscuos, necesto contar con un escavo que tambn sea un
tunante, e gran mdco Kefaos, que es ms retorcdo que una serpente.
M fe servdor march a echo tambaendose muy embragado y
satsfecho. Le haba confado una magnfca msn, un don de
sorprendente vaor: deba encargarse de construr una gran cudad y
cacuaba que tan so os sobornos que obtendra con seme|ante
proyecto e permtran vvr rodeado de u|o hasta muy avanzada edad.
-Tu madre, a seora Merope, me descrb cu era tu estado de
nmo, d|o que eras como un hombre que parte a gaope a encuentro de
a muerte. A m egada he reazado agunas ndagacones por m cuenta.
Y sabes qu he descuberto? Todos me dcen o msmo: que te entregas
excusvamente a tus obgacones mtares. E encargado de burde se
que|a de que no has pasado por a desde que egaste, y entre as
escavas que tenes a tu servco no he encontrado una soa mu|er que
merezca a pena. Te adverto, seor, que no ogrars |ams mantener tu
respetabdad s sgues comportndote de este modo. No es apropado,
racona n equbrado para quen todava se encuentra en a for de a
|uventud que soamente utce su membro para ornar. Debes cudar tu
saud y procurar guardar as aparencas. O, f|ate en o que te dgo, este
comportamento ncamente servr para provocar comentaros
desagradabes.
-Y cmo mdco y amgo qu me recomendas, Kefaos?
ste mov pensatvo a cabeza y se puse e dedo |unto a a narz como
una espece de saudo a a sabdura que demostraba pdndoe conse|o.
-Ya he tomado meddas, seor -repuso.
Meddas? Ou case de meddas? Una hora ms tarde, cuando fu a
acostarme y me encontr a una mu|er tendda en m |ergn, no pude
dsmuar m sorpresa. La habtacn estaba cadeada por un brasero que
cas se haba apagado y a habtacn ncamente umnada por a
mpara de acete que evaba en a mano. Aun as no necest e
respandor de so para aprecar su hermosura.
-Me amo Naba -murmur cuando me agach a su ado para mrara
a os o|os, que eran grandes y negros y me recordaban muchsmo a m
perdda Asharhamat.
Y apart a manta que a cubra, mostrndome su cuerpo desnudo en
un gesto que pareca decarar su condcn de escava y a sumsn por a
que deseaba acanzar e favor de su nuevo amo.
-Soy Naba, augusto seor.
-S, ya o he comprobado -respond.
La muchacha sonr a or aqueas paabras porque su nombre
sgnfcaba hermosa en e doma de as trbus nmadas. Haca honor a
y me aegr de haber aprenddo aqueas paabras de os sacan.
-Te agrado, augusto seor?
-S, me gustas.
"''
Nchoas Gud
E Asro
-Entonces tmame y descansa a m ado.
Era poco ms que una na. Me tend |unto a ea y sus senos nfantes
apenas enaron ms manos. Sn embargo, cuando m boca busc a suya,
ntrodu|o su engecta puntaguda entre ms abos con ta avdez que
comprend que no careca de experenca amorosa. Rode con a mano e
cueo de a mpara y apagu de un sopo a uz.
Entre a oscurdad me sent en bertad de dar renda sueta a m
magnacn y aquea noche se convrt para m en otra Asharhamat. Cre
vover a encontrarme en aquea reducda estanca de tempo de Ishtar y
e antguo mpetu amoroso fuy en m como una oeada de sangre nueva.
Cuando entr en ea y su cuerpo se estremec ba|o e mo, su nombre se
formaba en ms abos como un grto desesperado que no egu a
pronuncar.
E deete que experment con Naba se convrt en e nco doma
por m conocdo. S hubese tratado de decr ago, m voz habra quedado
sofocada por os soozos. Vov a estrechara entre ms brazos y, por unos
momentos, de| de sentrme soo.
Aquea noche, antes de quedarnos dormdos uno en brazos de otro y
convencerme de que ea tambn gozaba, aunque es una cuestn de a
que nngn hombre puede far, a conoc tres veces. Desde uego me
constaba que ea no era Asharhamat, aquea usn so me dur a
prmera vez, pero no creo que a muchacha egase |ams a magnar o
que haba sgnfcado aquea noche para m. Sn embargo, s comprend
en certo modo que haba depostado parte de m propo secreto en sus
manos, y s as fue -y aunque no fuese as, qu derecho tena a exgr su
comprensn?-, me sent reconocdo haca ea. Y aquea grattud durara
eternamente.
-Es una de as cautvas que tomaste como trbuto a os uqukad -me
conf Kefaos mentras nos desayunbamos-. La he tomado a m servco
sn que perdera su vrgndad hasta hace un ao, de modo que se ha
convertdo en una mu|er experta sn perder su ozana. Confo que no har
avergonzarse a tu servdor. Ests compacdo, seor?
Todo aqueo o deca ante a propa Naba, mentras sta, cuberta con
una tenue tnca que se adhera a sus senos como s fuese desnuda,
permaneca arrodada |unto a m, srvndome sonrente cerveza y una
pasta de cebada azucarada, como s se tratase de un boque de madera o
no estuvese presente.
-Cmo no ba a estar compacdo? -repuse acarcndoe os cabeos
que oan a acete de cedro. La |oven vov evemente a cabeza y me
bes a mano-. Cuntos aos tenas cuando te arrebat a tus padres,
muchacha?
-Acababa de cumpr once aque nverno -repuso-, pero ms padres
no snteron m prdda porque m madre ya haba muerto y m padre se
encontraba entre aqueos que ordenaste decaptar.
Y aunque pronuncaba aqueas paabras sonrendo, como s audese a
hechos carentes de mportanca, sent que se me formaba un nudo en a
garganta.
-Entonces debes odarme porque te he causado dao.
"'(
Nchoas Gud
E Asro
-Cmo es posbe, augusto seor? -repuso azando evemente os
hombros, a parecer ena de asombro.
-Porque tu padre mur ante tus o|os por m cupa.
-Oh! Me cubr e rostro para no vero y, adems, t eras e
conqustador. So mataste a os |efes de can, mostrando as tu
cemenca. S m padre hubese trunfado... -Ocut e rostro entre as
manos y se ech a rer ante seme|ante perspectva-. Y desde entonces
he sdo escava domstca en Nnve, donde hasta os perros cae|eros
vven me|or que os uqukad, cuyas mu|eres deben camnar por a neve
tras os cabaos de os hombres, y actuamente comparto e echo de un
gran prncpe.
-Lo ves, m nsensato y |oven amo? -repuso sonrente Kefaos,
cruzando dvertdo as manos sobre su enorme ventre-. Pese a os
escrpuos que pueda sentr tu decada concenca, e mundo es ta como
es e ncuso esta nsgnfcante cratura o sabe me|or que t. No debes
temer que te hunda un cucho de cocna entre as costas cuando ests
dormdo para vengar a un padre que probabemente trataba a sus perros
de caza con ms amabdad. Para ea eres Tgath Assur, augusto seor,
poderoso prncpe y guerrero, cuya smente cuaquer mu|er se sentra
orguosa de evar en su ventre. Esta muchacha ha hecho un buen
negoco y es bastante ntegente para comprendero.
-Y t me has consegudo una autntca pera, amgo.
-As o espero, seor -repuso y, adeantando e busto sobre a mesa,
me puso a mano en e hombro-. Sn duda habrs advertdo su
seme|anza con certa dama cuyo nombre no es precso menconar. La
descubr cuando no era ms que una chqua facucha y a he estado
guardando para t, sabendo que egara e da que necestaras haar
este consueo. Hubese tendo que ser un neco para no comprender qu
fna aguardaba a aque trste negoco. Utzaa como gustes y pensa o
que queras hasta que a fn egues a creero t msmo porque es masano
que un hombre guarde para s su propa smente como un mserabe
permtendo que se pudra y envenene su mente y su cuerpo. Cuaquer
mu|er es me|or que nnguna, y sta me|or que muchas.
Kefaos no deca ms que a verdad porque durante meses y aos
sucesvos Naba eg a parecerme precosa. La noche que a encontr en
m echo no deba tener ms de trece aos y, sn embargo, desde aque
momento se comport como una mu|er en m hogar, ocupndose de ms
ropas, regaando a ms srventes y vgando a admnstracn econmca
de a casa. Cuando saa de campaa rezaba por m segurdad a Assur y a
sus propos doses y, a regresar, me acompaaba a a casa de baos, se
desnudaba y me daba masa|es con acete caente a ms fatgados
mscuos. No coma una soa vez ba|o m techo sn que fuese ea quen
me srvese con sus propas manos, sonrndome con toda a duzura de
su nfant corazn. Escancaba vno a ms nvtados y me ayudaba a egar
a echo cuando haba bebdo demasado. Y todas as noches, sobro o
ebro, dorma a m ado, pasndome e brazo por a cntura y apretando
sus frmes y dmnutos senos en m espada.
Y entre nosotros exsta afecto, respeto y, as o confo y creo, ncuso
pasn. Pero amor, no. Por o menos no e amor que hubese egado a
"')
Nchoas Gud
E Asro
apartar a Asharhamat de ms pensamentos. Estoy competamente seguro
de que, aunque Naba nunca deca paabra, conoca aquea hstora y era
bastante ntegente para evtar que sus sentmentos haca m superaran
certo afecto. Era su seor y se compaca en e contacto de m cuerpo,
pero eso era todo y a m no me desagradaba que fuese de ta modo.
Porque por aque tempo yo apenas poda ocuparme de m vda
domstca. No haba ovdado, n se me permta, que era e shaknu de
norte y comandante de a guarncn de Amat, y que eo me enfrentaba a
os enemgos de Assur tras a angosta nea dvsora de as montaas.
Para eo me bast con eer as tabas que me aguardaban a m
retorno de Urartu.
Entre eas se encontraba una de rey.
Por qu no me envas noticias? -comenzaba-. Te han degollado los
bandidos dejndote por muerto en alguna hondonada rocosa o has
olvidado a quienes te quieren bien? 5oy un anciano agobiado por muchos
problemas y mis ojos ansan verte. Envame alguna noticia para que
pueda saber que sigues con vida y recuerdas el nombre de tu padre.
Aquea msma maana de m egada a Amat, tom un esto y respond
a m padre.
Al rey, mi seor, de su servidor Tiglath Assur. Deseo que sigas bien de
salud. Oue Assur y 5hamash concedan su gracia a mi soberano y seor.
Acabo de regresar de una campaa al norte del ro 8ohtn y me place
informarte que he obtenido un gran triunfo...
Y segudamente e descrba a bataa, e vaor de os esctas, ms
encuentros con su |efe Tabt y a aanza que haba estabecdo en su
nombre. Y e menconaba as decsete mnas de oro que haba
consegudo de os urartu y ms mpresones sobre aque ugar.
No se trata de una amistad de la que podamos fiarnos porque su
monarca es un necio y la potencia de sus ejrcitos apenas supera la de
una roca en el ro en torno a la cual, cuando llegue el momento, se
precipitarn vastos contingentes de tribus montaesas. 8asta con la
reciente experiencia sufrida con los escitas. Creo que la nieve que inunda
sus valles y los desfiladeros de sus montaas durante siete meses del ao
constituye una barrera ms efectiva contra los nmadas que todo su
poder y que debemos confiar en nosotros mismos para garantizar nuestra
seguridad.
Rogaba a seor Sennaquerb que me envase refuerzos a fn de poder
emprender una sere de campaas contra as trbus de este y que me
concedese su autorzacn para reservarme e oro y utzaro para
fortaecer y consodar a guarncn.
Cuando a respuesta de monarca eg a m poder no ha en ea
referenca aguna a m nforme. A parecer as fronteras de norte estaban
demasado ae|adas para que puderan nteresare. Sus mayores
"(*
Nchoas Gud
E Asro
preocupacones procedan de seno de su fama y se recreaba
mostrndose que|umbroso.
Tu hermano, el seor Pollino, me irrita constantemente a propsito de
8abilonia. Podras creer que sera capaz de reconstruir la ciudad que
tantos esfuerzos nos cost destruir alegando el temor que siente ante la
ira de Marduk?
5e ha instalado en lalah, lejos de mi alcance, o por lo menos as lo
imagina, rodendose de magos y sacerdotes, y se da aires de soberano.
5e cree de tal modo predilecto de los dioses que si se levanta con
migraa tras una borrachera o sus concubinas favoritas aparecen
infestadas de piojos, consulta inmediatamente a los orculos para
interpretar el significado de hechos tan extraos y antinaturales. Por lo
menos eso es lo que me han dicho. Los seres humanos deben prestar la
debida reverencia a los dioses, pero incluso un rey puede permitirse
exonerar su vientre sin tener que interrogar primero a los dioses. En todos
estos absurdos se adivina la intervencin de su madre...
5, me parece muy bien que dispongas a tu voluntad del oro y te
enviar siete nuevas compaas de infantera y cinco de caballera cuando
hayan pasado las inundaciones estivales, aunque me gustara que
vinieses t a Nnive a recogerlas, porque ello significara que podras estar
conmigo una vez ms; pues si tu exilio es amargo, ms lo es el mo...
Cuando uno es h|o de rey y hermano de heredero de trono, resuta
prudente andarse con tento respecto a as habaduras famares. Por
consguente, en m respuesta, no aud a sus amentacones sobre
Asarhadn. En ugar de eo me nteres por a saud de seor
Sennaquerb y e suger que s se senta deprmdo cudase su deta e
hcese ms e|ercco, recomendndoe a caza como a actvdad ms
apropada para e buen funconamento de su hgado. Aparte esto, e
descrba as me|oras que me propona reazar en e compe|o de a
guarncn, expcndoe caramente que entre eas se encontraba a
construccn de una resdenca paacega para m, que se evantara entre
os muros de a fortaeza. Deseaba hacere comprender que me propona
nstaarme argo tempo en Amat y que no pensaba regresar a Nnve, por
o que tendra que soventar sus probemas con e marsarru sn contar
conmgo.
Pero e rey no do muestras de sentrse defraudado. Durante todos os
aos que vv en e norte sgu nformndome reguarmente sobre e
seor Pollino... No puedo recordar que audese a Asarhadn con otro
nombre.
E rey m padre -que pretenda haber ambconado ncamente dos
cosas en su vda para su reno: destrur para sempre e poder de
Babona y transferr e pas de Assur a aguen dgno de sucedere y
comprenda que en Asarhadn se frustraran ambos propstos-, e seor
Sennaquerb, que domnaba en as cuatro partes de mundo, decaa cas
por momentos en una meancca ve|ez.
Me escrba msmo todas sus cartas, porque no confaba en nngn
escrba. Y o haca con a ms candorosa ngenudad porque no abergaba
"(!
Nchoas Gud
E Asro
secretos para m, y no me costaba nada eer entre neas a amargura de
aque que est cansado de vvr.
Pero me d|e a m msmo que todo aqueo ya no me afectaba, que yo
era e comandante de una guarncn, un shaknu y nada ms, y que m
partcpacn en a dreccn de estado se mtaba a una reducda
extensn de pramo montaoso. So era prncpe por nombre y estrpe y
m nca responsabdad conssta en ser un sodado de monarca. En
cuanto a soberano que gobernase, no era asunto de m ncumbenca.
Ya antes de m regreso, Kefaos haba adqurdo a casa ms grande que
pudo encontrar en Amat, una exgua y modesta vvenda comparada con
a mansn que haba ocupado en Nnve, pero de proporcones bastante
aceptabes para rodearse de certas comoddades. La dferenca conssta
en que as nocones de comoddad de m servdor no eran en modo aguno
razonabes.
-Te supco que dscupes a sencez de m mesa, seor -me anunc
a prmera vez que me nvt a cenar-, pero a cocna de esta casa es
como una fbrca de humos. M cocnera apenas puede mparse e hon
de os o|os y comprenders que en taes condcones no pueden
dsfrutarse de grandes u|os.
Observ e servco de pata que tena frente a m y en e que apareca
tan rca varedad de amentos que e propo monarca de Tushpa hubera
consderado sufcentes para satsfacer as apetencas de sus vstantes
extran|eros: pato gusado a esto htta, cordero asado en espetones,
agarrobas ambaradas, pescado seco, cebada, caabaza, ente|as,
dversas cases de quesos y abundante fruta de nfnta varedad. E vno,
como era de esperar, proceda de m propa bodega.
-En seme|ante deserto uno debe acostumbrarse a pasar prvacones
-prosgu susprando sonoramente.
Y a contnuacn se av os dedos en un pequeo bo de bronce,
en|ugndose as manos en una toaa que e entreg una de as cuatro o
cnco muchachas, todas eas de extraordnara beeza, que entraban y
saan sencosas de a habtacn.
-Ouz con un esfuerzo y ago de buena vountad podremos consegur
que este ugar resute dgno de t -d|e secamente porque su
autocompasn me resutaba bastante cmca.
-S, seor..., as rquezas sguen mpacabemente a poder y sempre
he sabdo que estando a tu servco ograra egar a a ve|ez sendo un
hombre rco. -F| en m su mrada con un bro entre codcoso e rnco
-. Despus de cenar permteme que te exponga certos panes que tengo
que favorecen tus ntereses y que magno no te desagradarn.
Los proyectos que yo abrgaba eran grandosos. Me propona extender
as muraas exterores de a fortaeza para abarcar una, zona que
quntupcase as dmensones de actua recnto y aquea ampacn se
reazara en pedra, que por fortuna se encontraba en consderabe
abundanca en as montaas a so un da de marcha, o que se
aventuraba como una tarea ggantesca, pero necestaba aque espaco
"("
Nchoas Gud
E Asro
porque era parte de m proyecto ncrementar as fuerzas de a guarncn
de Amat de trenta a cen compaas y eo en unos cnco aos.
Y necesaramente deban dervarse otros traba|os. Habra que construr
cuartees, y as cocnas, dependencas, taeres y estabos tendran que
ser ampados. Un e|rcto como e que yo magnaba requerra pazas de
armas para entrenar a os sodados y hordas de artesanos de cuero y de
meta para equparos. Y puesto que sodados, artesanos y escrbas deben
ser pagados y consguentemente encontrar ugares donde gastar su
dnero, deberan aumentarse as dversones de a cudad, aunque esto
tmo sospechaba que sera un probema que se resovera por s soo.
Haba mucho traba|o en perspectva para varos aos, pero gracas a
Kefaos aque nverno mpusamos enrgcamente as obras. Se nc a
extraccn de a pedra y a cabo de un mes os prmeros boques haban
comenzado a drgrse a Amat sobre troncos de rboes que hacan as
veces de rodos.
Los hombres de Assur son grandes constructores. Ta es e verdadero
secreto de xto de sus conqustas. Comprenden tan perfectamente e
arte de fortfcar que todas as cudades que someten a asedo estn
condenadas porque aqueos que socavan una muraa deben saber
prmero cmo fue construda. Consecuenca de eo es que en os e|rctos
de Assur nngn hombre era ncamente sodado sno que posea adems
as habdades de carpntero, aba, ebansta o ncuso de os
arqutectos, por o que dspona de os ms expertos obreros que pudese
necestar.
Pero no basta con a habdad para obrar magros. La terra no se
excava por arte de maga y os boques de pedras, por muy perfectos que
hayan sdo cortados, no se movern por s soos. Para consegur taes
cosas es precso contar con un vasto contngente de hombres no dotados
ncamente de fuerte muscuatura y un par de manos.
La soucn de seme|ante dfcutad se haaba a m acance, puesto que
m desgnacn como shaknu me otorgaba asmsmo os usuaes derechos
de requsa. Adems descubrmos que os campesnos de os contornos,
que durante os meses de nverno se vean reducdos a a nactvdad, se
mostraban muy dspuestos a traba|ar a razn de medo sco de cobre
daro, suma que, pese a su modesta, es permta comprar una medda
de dtes, o que para eos consttua una rqueza que superaba cuaquer
expectatva.
Haca e mes de Tebet, cuando ya cubra e sueo un dedo de neve y os
canteros dvdan os boques vertendo agua en as hendduras que
practcaban con as hachas, de|ando que sta se heara por as noches, as
nuevas muraas de m fortaeza se haban evantado hasta a cntura de
una persona y ya comenzaba a abrgar a esperanza de que estaran
concudas en unos dos aos. En cuanto a m paaco, que asmsmo sera
sede de cuarte genera mtar y de goberno de as provncas de norte,
ncuso avanzaba ms de prsa y confaba que estara a punto de poder
ocuparo cuando egase a estacn de as crecdas.
Los hombres de Assur vven de a agrcutura y de a guerra,
ocupacones que deben reazarse durante os argos y trrdos meses de
esto, cuando e fro amana y han egado y desaparecdo as crecdas. En
"(#
Nchoas Gud
E Asro
esa estacn es cuando, a fata de ago me|or, e hombre se concentra en
s msmo: es e momento de entregarse a recuerdos y a atormentadores
ensueos: esa estacn ena de amargura m corazn.
De ah que estuvera tan ansoso en mantenerme ocupado. S hubese
sdo destnado a sur, donde no exste a pedra, habra pasado una poca
terrbe, pero en Amat apenas tuve un nstante para entregarme a a
autocompasn. Por as maanas traba|aba en m despacho, me
entrevstaba con ms ofcaes, examnaba nformes y atenda a os
centenares de tareas menores por as que una guarncn de tres m
hombres puede mantenerse en orden y factar os sumnstros
necesaros. Y por as tardes marchaba a cabao para vgar e desarroo
de as obras. So de noche, sumdo en as negras sombras, me
atormentaban sombros pensamentos y, s no encontraba aguna
ocupacn a a que entregarme, nvtaba a ms ofcaes a cenar o vstaba
a Kefaos en su casa para charar un rato con . Y, por aaddura, estaba
Naba.
Y consttuye un nmenso pacer ver cmo se evantan entamente
muraas y edfcos ba|o nuestras propas rdenes. En e momento en que
se comenzaron a sentr os prmeros atsbos de tempo cdo, os muros
de a gran fortaeza haban acanzado a atura de a cabeza de un
hombre, tres nuevos cuartees estaban dspuestos para recbr a sus
ocupantes y m paaco, savo e techo y e nteror de as habtacones,
estaba cas concudo y confaba que podra trasadarme a dentro de
pocos meses. Todo eo me produca gran deete y me compensaba de
otras muchas cosas.
Porque yo segua sendo un hombre muy |oven, y un |oven, por muy
grandes que sean sus contraredades, no puede estar sempre afgdo.
Tena una msn que cumpr, o que haca que cada da de m vda fuese
mportante, y no sufra nnguna de as prvacones de a carne. Aunque
tuvese que superar sombros momentos, en especa cuando a mpara
de acete se apagaba y agotada m smente aguardaba a que e sueo
cerrase ms o|os, eran tan so unos nstantes comparados con argas
horas de ovdo y tranqudad. Aunque no me sntera dchoso, por o
menos estaba satsfecho.
Pero eg e tempo en que comenzaron a desaparecer as neves de
sueo y egaron as crecdas y comenc a sentrme nqueto. Las obras se
desarroaban ben y no dependan de m supervsn dara, y os
refuerzos no egaran de Nnve hasta e mes de Iyyar, o que
representaba dos meses de naccn. Los muros de Amat me oprman,
me senta como un anma en|auado que se restrega contra sus barrotes
para consegur que e ugar donde se haa confnado sea o ms ampo
posbe, por o que decd reazar una vsta de nspeccn a as provncas.
Las adeas de norte son pequeas y se haan muy dstancadas entre s
porque a terra no es tan frt como en e sur. Ms nuevos sbdtos eran
demasado pobres para poder agasa|ar a su shaknu, y s me presentaba
acompaado de un fuerte contngente de sodados, es ocasonara
consderabe quebranto econmco y me consderaran como un vugar
saqueador de sus propedades. Adems, en certo modo me propona
hacer comprender a aqueas gentes que a guarncn de Amat a a que
"($
Nchoas Gud
E Asro
pagaban trbutos y envaban a sus hombres como |ornaeros, se propona
protegeros. Ou pensaran s me vean aparecer acompaado de un
e|rcto, como s n squera yo msmo me sntera seguro para
despazarme por ms propos terrtoros? Cmo podran sentr a savo sus
vdas y propedades? Por consguente tan so me acompa una guarda
persona de dez hombres.
Emprendmos a marcha un fresco amanecer, e ms fro desde haca
muchos das. E aento de ms cabaos se condensaba en e are
formando pequeas nubes, y en os rastro|os que quedaban en e campo
tras as cosechas de otoo braba e heo. Naba me despd en e
porche de m casa cubrndose os hombros con una manta, con aquea
caracterstca mrada de ncertdumbre con que as mu|eres ven marchar a
os hombres en msones ncomprensbes. Me desped de ea sonrente y
mont en m cabagadura. Haca un tempo magnfco para sentrse vvo.
Segumos e curso de Zab Superor hasta despus de medoda y uego
tomamos dreccn este, ntroducndonos en una sucesn de frtes
vaes amentados por un ro que en todos os mapas que haba vsto
apareca como una smpe nea y que estaba mtado a ambos ados por
cadenas montaosas cuyos nombres eran desconocdos para todos
nosotros. E ro, que vena crecdo por e desheo, se haba convertdo en
un torrente y dstnguamos perfectamente e rudo que producan as
enormes pedras que arrastraba voentamente en su fondo. En a ora
opuesta e pasa|e era mucho ms ano y despe|ado, pero hasta e
anochecer de segundo da no haamos un punto que nos parecese
adecuado para atrevernos a cruzar a corrente y |ams habamos vsto
unas aguas tan fras.
A a maana de tercer da, una hora despus de haber evantado
nuestro campamento, nos encontramos con a prmera adea desde que
partmos de Amat. Consttuan aquea comundad unas sesenta o setenta
famas que se cob|aban en un grupo de vvendas de adobe y que quz
se haaban nstaadas en aque ugar desde haca un meno.
Sguendo a ceremona que rge taes ocasones -porque ncuso e
shaknu de rey no puede magnar que os hombres de Assur permtrn
ser tratados como membros de una raza conqustada-, detuve m
cabao a unos vente pasos de permetro de pobado y aguard. Cuando
eg e momento oportuno, e ancano de ugar, un hombre de cabeos
bancos y pe curtda, cuyo rostro recordaba a un en, acud a
recbrme, ucendo en a mano e bastn dstntvo de su cargo. Me saud
con una eve ncnacn de cabeza que expresaba cortesa mas no
servsmo y permanec en senco.
-Pareces una persona dotada de autordad -e d|e-. Vengo a
saudarte en nombre de nuestro augusto seor, e soberano rey de Nnve,
servdor de dos y seor de mundo. Me amo Tgath Assur y soy e
shaknu de esta regn.
-Tu nombre es conocdo en este ugar, seor prncpe. Te doy a
benvenda, poderoso h|o de un padre poderoso, como s fueses e propo
rey.
Aquea noche sacrfcaron un cordero en nuestro honor y ceebramos
un magnfco festn. Yo estaba nvtado en a casa de ancano y beba
"(%
Nchoas Gud
E Asro
cerveza con , con sus h|os y con os h|os de sus h|os. Desde e exteror
egaban a ms odos as rsas de os sodados, que en su mayora
probabemente habran nacdo en agn ugar smar a aqu y sn duda
se sentan como en su propa casa. Incuso yo, que haba sdo crado en a
corte de rey Sennaquerb, me senta muy a ms anchas entre aqueas
bancas y acogedoras paredes de as que en certo modo proceden todos
os hombres de Assur, porque a adea es e orgen de nuestra exstenca.
Todos nosotros, e ancano, su progene y su nvtado e shaknu,
estbamos sentados en e sueo sobre esteras de caa bebendo en |arras
de arca |unto a confortante caorco de brasero. Y e ancano me
hababa de os das en que haba sdo sodado en e e|rcto de gran rey
Tgath Peser y haba combatdo en as terras de occdente.
-Entonces yo era un muchacho y nunca haba estado a ms de medo
da de dstanca de a casa paterna. Tambn tuve e prvego de servr a
as rdenes de soberano Sargn, pentmo monarca. Era un hombre
poderoso. A |uzgar por e coor, tus cabeos coor de cuero y tus o|os
azues se dra que eres su personfcacn.
-No soy dgno squera de parecerme a su sombra, padre, pero me
sento muy haagado de que creas que m abueo revve en certo modo
en m. Nac en e nstante en que faec, y me temo que ste es e
nco egado que me de|.
Y extend m mano para mostrare a sea de nacmento que tena en
a pama.
-Recuerdo a estrea de sangre que anunc tu venda a mundo y a
desaparcn de Sargn -asnt gravemente e hombre-. Debe de ser
ago terrbe verse as marcado por e dos. Eo me hace agradecer a
poderoso Assur e humde destno que me ha dado.
-No es tan terrbe haber nacdo prncpe y vvr en un paaco.
E que as se expresaba era uno de sus netos, que tendra m msma
edad y que haba bebdo en exceso.
-Yo no desdeara ser h|o de un rey. Pregntae a seor Tgath Assur
s desea cambarse conmgo.
Se produ|o un embarazoso senco. E |oven trag sava y ba| a
mrada a sueo.
-Este neco nacdo de ms omos no pretenda ofenderte, prncpe -se
dscup por fn e ancano.
Me mt a sonrere, como s se hubese tratado de una broma, y
brnd chocando m copa con a suya.
-En nngn momento o he credo as, padre. Ambos decs a verdad: a
vda de un hombre se a hace uno msmo, aque que es desdchado en un
paaco so debe cuparse a s msmo.
-No, prncpe..., a vda de un hombre es e dos quen a drge.
En todas as adeas nos recberon con cda hosptadad porque os
hombres de Assur respetan a su rey y sus servdores y no desprecan a os
extraos en su medo. Descubr que m fama me haba preceddo ncuso
en ugares tan remotos, o que me enorguec, pero no vov a audr a m
"(&
Nchoas Gud
E Asro
abueo n mostr a nade ms a sea que tena en a mano. En certo
modo haba estado aardeando porque me enorgueca descender de
grandes soberanos y me haba vsto castgado por eo. No me agrad que
me recordasen que so era un |uguete en manos de dos.
Contnuamos nuestro camno por una sucesn de vaes hasta egar a
un desfadero que asmsmo cruzamos ncando e retorno por e Zab
Superor, que deseaba cruzar antes de que as crecdas hcesen
mpractcabes os pontones. Atravesamos a parte occdenta de as
terras que estaban sometdas a m autordad en e mes de Nsan, e da
en que fnazaba en Nnve e festva de ao nuevo y e doo dvno era
devueto a su tempo.
Aquea zona estaba escasamente cutvada por os hombres y en
muchas ocasones tardamos varos das en encontrar agn puebo o un
campo sembrado. Pero e cma era bengno y en nngn momento
carecmos de caza, por o que no sufrmos prvacones. Como senta una
gran curosdad y no deseaba regresar a Amat antes de tempo prevsto,
condu|e una vez ms m pequea tropa haca a parte ata de pas por
ugares que ncamente vstaban as caravanas, habtados tan so por
os esprtus en os que de buena gana me hubese quedado para sempre.
Por fn, a medoda, tras coronar una sere de conas, nos encontramos
ante una montaa, grande y sotara, que no formaba parte de nnguna
cordera, como un monarca orguoso que no deseara verse comparado
con nade porque parec enfrentrsenos sn prevo avso y cuya cumbre
se perda entre a neba, sotara e naseqube.
Hasta entonces habamos estado despazndonos ms o menos a azar,
sn segur nngn camno especfco y, sn embargo, cuando contemp
aqueas aderas escarpadas, poderosas y enas de grandeza, no pude
superar a mpresn de que haba sdo conducdo hasta a para
encontrarme con ago que haba estado buscando constantemente.
Uno de ms sodados procedente de una adea que se encontraba a
menos de tres das de dstanca a cabao decar conocer a zona. Le
orden que comparecese a m presenca para nterrogare.
-Ou montaa es esa que tenemos enfrente? -e pregunt
seandoa con a mano.
-Es e monte Eph, rab shaqe -repuso sonrente como s aquea vsn
e compacese en extremo-. En resde e poderoso Assur desde os
orgenes de mundo.
-Acaso e has vsto en aguna ocasn?
- Oh, no, rab shaqe! Est prohbdo acercarse a ese ugar. Pero no
cabe duda: e dos a ha seaado con su mpronta. F|ate!
S, o advert a punto. Pese a as nubes que envovan a cumbre, se
dstngua en ea una pda uz amarenta que pareca fuctuar
geramente, como una mpara de acete que aguen hubese depostado
|unto a una ventana.
-La cspde est constantemente cuberta por un manto de nubes -
prosgu-, pero a presenca de dos es sempre vsbe. Dcen que s a
uz desaparece, Assur habr abandonado a su puebo, condenndoo a su
destruccn.
-Y est prohbdo subr a montaa?
"('
Nchoas Gud
E Asro
-S, rab shaqe. Nade puede aventurarse a escaara savo quenes han
sdo convocados por e dos..., por o menos nade regresa de ea. Los
huesos de aqueos que se han arresgado a adentrarse en ese reducto se
banquean a so sobre a pedras sagradas y sus esprtus errarn
eternamente sn que nade es haga ofrendas de vno y amentos. Es un
ugar por e que convene pasar de argo.
Vengo de monte Eph -me haba dcho e maxxu haca mucho tempo
-. Lo conoces? Y ante m respuesta negatva, aegando que pocos
haban estado a, haba responddo: Pocos, s, pero t rs un da. Y
pareca que por fn haba egado ese momento.
-Esta noche acamparemos a pe de a montaa -orden, observando
cmo se desorbtaban sus o|os con un temor superstcoso-. Y maana
subr a esa montaa. No tems..., creo que he sdo amado por e dos
-concu sonrendo para tranquzar sus temores-. En todo caso o
sabremos s ogro regresar, no es eso?
-S, rab shaqe. Entonces o sabremos.
Ms sodados no pareceron muy entusasmados ante aque tmo
anto|o de su comandante. Recberon ms rdenes entre un hosco senco,
y cuando nos encontrbamos a medo beru de a montaa detuveron sus
cabaos y aguardaron a que me vovese haca eos: a |uzgar por a
expresn de sus rostros era ndudabe que no avanzaran un paso ms.
E ekalli que haba combatdo a ms rdenes en e ro
Bohtn y que no se asustaba fcmente hzo un ademn ambguo como
s se dscupase.
-Te seguramos hasta as propas garras de a muerte -decar como
s e avergonzase reconocer su debdad-. Sabes muy ben que por t no
dudaramos en enfrentarnos a cuaquer enemgo, pero tememos ofender
a dos s nos haces profanar este ugar sagrado con nuestras psadas. Te
supcamos, rab shaqe...
-No te atormentes, Sndur -e tranquc, mpresonado por su ruego
que en nada se pareca a una subevacn.
No poda censuraros: tenan derecho a asustarse por o que me
propona evar a cabo y no abrgaba e propsto de someteros a a ra
de dos.
-Nos detendremos aqu, a certa dstanca de reducto de Assur, y
maana partr soo. S obro equvocadamente, so yo sufrr as
consecuencas.
Aqueas paabras os tranquzaron. Montamos nuestras tendas |unto a
un mananta que brotaba de a roca como presago de paz. Encendmos
una hoguera y cenamos, dsponndonos a dsfrutar de un descanso
reparador.
Pero aquea noche no pude concar e sueo. No senta temor sno una
extraa exctacn, como a de que aguarda a vspera de su boda. La
exstenca de cada hombre consttuye un engma para ... No era yo e
nco en expermentaro de ese modo. Pero me senta como aque que ha
acanzado e mte de esa reveacn que todos persegumos mentras ate
en nosotros a vda. An era bastante |oven para no atemorzarme ante
nada.
"((
Nchoas Gud
E Asro
Una hora antes de amanecer descarg un trueno; no cay una gota de
uva n aparec nngn rempago en e ceo, pero aque retumbante y
atronador sondo reson en ms odos cargado de sombros presagos.
Permanecmos en torno a os rescodos de fuego aterrados y envuetos en
nuestras capas, aguardando a que despertase e aba.
-Ovda tus propstos, rab shaqe! -me rogaron-. E dos que ee en
nuestros corazones como s fuesen transparentes est eno|ado...; por muy
poderoso que sea tu sedu, no podr protegerte de a ra de Assur.
-Ir -repuse, aunque pese a todo m vaor estaba tan agtado como
una caa a mpusos de vento-. E dos se mta a anuncar su
presenca. S soy capaz de asustarme ante un poco de rudo, no soy dgno
de comparecer ante su presenca.
Pero estaba asustado. Aun despus que pas a tormenta y br e so
no fu capaz de ngerr bocado. Sn embargo me pareca que deba evar a
cabo a empresa aunque no poda expcar a razn.
Tras reazar os rtuaes de purfcacn y as ofrendas de pan y sa y
recortar agunos fragmentos de m barba, me desped de ms camaradas
como aque que se encamna haca a muerte, despo|ndome de todas
ms armas, con excepcn de a espada, smboo especa de Assur.
-Pasado maana es un da acago -me advrt e ekalli Sndur,
mrndome como s se dspusera a enterrar a su hermano-. Por tanto
debers descender de a montaa maana por a noche.
-S por entonces no he regresado, podrs dar por supuesto que e dos
me ha extermnado.
-Aguardaremos y ofreceremos sacrfcos y pegaras para que Assur te
perdone seme|ante ocura.
Me separ de eos cuando a herba an estaba hmeda de roco.
A pe de a montaa me descac, me arrod y de| ms sandaas
|unto a sendero para demostrar a dos que no pretenda profanar aque
sagrado ugar, que so tocara con a carne de m cuerpo, y que me
someta a su vountad, e nc e ascenso que me evara a un ugar
gnoto.
En breve perd de vsta nuestro campamento porque e sendero que
segu durante as ses prmeras horas hasta mucho despus de medoda
se nternaba snuoso por a montaa como una serpente. Cada paso me
eevaba un poco ms y e camno era angosto y en agunos ugares estaba
cuberto de escombros y pedrecas puntagudas que me heran repetdas
veces os pes. E sendero zgzagueaba cada vez ms, eevndose por
momentos, fatgndome nexorabemente como e vento pue una pedra.
Sn embargo dstngua con toda cardad e camno y me aegraba que as
fuese porque comprenda que no se proongara eternamente.
Por fn qued atrs e sendero y me encontr trepando sobre
fragmentos de granto, vndome obgado a asrme a as hendduras de a
roca, a agn matorra que amenazaba con desprenderse a prmer trn o
a a sa superfce de aguna pedra recaentada por e pdo so, como as
paredes de horno de un afarero. Aquea marcha pareca ntermnabe:
sn duda Assur se propona guardar ceosamente sus secretos.
Tras a tercera hora despus de medoda me tend a descansar a a
sombra de un promontoro, sntndome demasado fatgado para
"()
Nchoas Gud
E Asro
prosegur y tratando de recobrar e aento. Brazos y pernas, e ncuso e
pecho, me doan por e esfuerzo reazado. No recordaba haber estado
nunca tan cansando y, a parecer, an me quedaban muchas horas para
egar a a cumbre.
Decd que |ams a acanzara. Estaba tan agotado que seguramente
dara un paso en faso y me partra a cabeza contra as rocas. Y, adems,
en breve oscurecera: segur escaando entre sombras era provocar una
desgraca.
Poda ntentar e regreso, detenerme a pasar a noche s me fataba a
uz y concur e descenso a a maana sguente, pero en nngn
momento se me ocurr hacer ago seme|ante. Despus de egar tan
e|os, hubese sdo absurdo ntentar hur de a cera dvna. Para m no
exsta otra aternatva que segur ascendendo: m vda o m muerte
dependeran de a vountad de Assur, puesto que me haba sometdo a
totamente.
A cabo de un rato decd que haba egado e momento de prosegur e
camno y me evant. Me encontraba ante una estrecha cornsa rocosa
que se ba reducendo hasta desaparecer tras a curva de a adera y,
aunque no pareca una dreccn muy prometedora, era a nca que se
me ofreca. Me ados contra a sa y montona superfce de a roca de
granto e nc e avance con a mayor precaucn.
En cuanto perd de vsta e punto donde haba descansado, comprob
que a cornsa se ensanchaba formando un sendero escarpado y
ascendente que no pareca presentar obstcuos y se drga abertamente
haca a cumbre. Despus de todo, e dos me haba brado de a muerte.
Era un camno muy practcabe y que sn duda haba sdo utzado con
anterordad. Durante menos os santos varones de m raza haban
acuddo a aque ugar para ser recbdos en presenca de dos, donde
trataran de descfrar os desgnos que abrgaba haca os hombres de
Assur.
Aqu y acu aparecan retazos de escrtura garabateados en as rocas,
fragmentos de oracones y, en ocasones, ncamente e nombre de dos.
A veces as paabras se haban borrado.
Me encontraba en aque ugar movdo por un propsto. A a sazn
comprenda que no haba do a sguendo os mpusos de m vountad,
sno porque ta era e deseo de aque en cuyo nstrumento me haba
convertdo. Aque que haba creado e ceo y a terra de cadver
destrozado de Tamat, que haba formado a hombre de barro de ro,
nsprndoe toda perca, todo conocmento y sabdura, era e msmo que
me haba mpusado a reazar aque va|e.
Mentras segua e sendero ascendente, e dos me do dos muestras de
su presenca: fu testgo de dos presagos, uno favorabe y otro adverso.
Entre e povo de sueo descubr un reguero de agua formando a sueta
de una serpente, sea que concuerda con a desgraca. E agua estaba
an fresca en e sueo, como s acabasen de vertera. Y a unos qunentos
pasos de dstanca sorprend una bandada de codornces que evantaron
e vueo haca a zquerda. Ignoro cmo pudo haber sdo derramada aque
agua en un ugar donde apenas nunca ueve, n cmo andaban a os
p|aros sn que hubese una brzna de herba para amentaros.
")*
Nchoas Gud
E Asro
ncamente poda comprender taes hechos como vountad de Assur, que
deseaba hacerme conocer o mao y o bueno, uno tras otro
sucesvamente.
E so de Assur enro|eca en a parte occdenta de horzonte cuando e
sendero concuy en un pequeo caro que pareca nveado
artfcamente. Me encontraba en a cumbre: ya no poda segur adeante.
Me sent y, arrebu|ndome en m capa, observ cmo se cernan sobre m
as sombras.
No puedo expcarme dnde se encuentra esa uz por a que se dce que
e dos manfesta su presenca en aque ugar y que resuta tan
caramente vsbe desde o e|os, parecendo baar a cumbre con su
dvno respandor, ocuta entre nubes. Sn embargo, mentras permanec
a sentado en a msma cspde, me encontraba absoutamente soo en
a negra noche; e poderoso Assur se ocutaba en su santuaro, segua
envueto en mstero.
Corran rachas de un fresco vento, pero n squera tena nmos para
estremecerme. Estaba sumamente agotado, puesto que no haba probado
bocado durante todo e da y me senta db y mareado, pero so
contaba con m capa para protegerme de fro, y cuando se acanza certo
nve de sufrmento resuta mposbe concar e sueo. Pens que
seguramente pasara a noche en vea y que e dos se me manfestara de
agn modo.
Desenfund a espada y hund su punta en e bando sueo a modo de
atar en aque pramo.
Permanec a a expectatva. E vento haba cesado, mas haca un fro
cortante como e heo que caaba m capa, m carne y ms propos huesos.
S braban estreas o haba sado a una, no se mostraron a ms o|os. La
oscurdad era tan profunda que aunque hubese una mano ante m rostro
no habra poddo dstngur os dedos. No tena modo de cacuar e paso
de tempo: hasta m propo cerebro pareca haberse parazado.
Lo que experment segudamente deb de tratarse de un sueo, pese
a que en nngn momento tuve a sensacn de quedarme dormdo. No
egu a despertarme, as mgenes se desvaneceron de|ndome en
banco, como s estuvera vaco, hasta que e prmer desteo de
amanecer tra|o consgo e retorno de a vda, pero no pudo ser ms que
un sueo, porque as cosas que suceden en ese trance nunca nos
sorprenden bruscamente y o que se mostr ante m aquea negra noche,
s hubese estado desperto para vero con ms propos o|os, me habra
hecho perder a razn. Y, sn embargo, eo no fue menos certo que s
habra sdo un sueo y o que v no fue otra cosa que o que tena que
acontecer.
Assur es a msma uz de a vda, e so que respandece en todas partes
y que cega a hombre con su gora. ceg a maxxu para poder
reveare as cosas que deban suceder, como cega a otros hombres para
que puedan pasar por e mundo sn ver. S aquea noche e tuve ante ms
o|os -y morr creyendo que as fue-, se me aparec en forma de uz y
fuego.
En aquea ocasn fu testgo de muchas cosas que no comprend. Yo
no estaba cegado como e maxxu para dstngur as sombras de as cosas
")!
Nchoas Gud
E Asro
y contempar ncamente a verdad, y cuando regresara de a montaa
segura estando cegado por e mundo, creyendo que a verdad era un
sueo, y e sueo, verdad.
V a gran Tgrs, madre de ros, con sus aguas en ebucn. Desde a
ora opuesta a Nnve, a cudad desapareca entre una cortna de
amaradas. Ignoro s aqueas aguas buentes a consumran: so saba
que se perda para sempre y que |ams podra vover a cruzar sus
puertas.
Y uego, de repente, me encontr en a cudad, que era una |aua
metca y m hermano Asarhadn estaba fuera de ea vstendo unforme
de sodado, con e rostro convusonado por a ra y gopeando su espada
contra ms barrotes. De pronto se abr a puerta de a |aua y Asarhadn
sea con e arma haca os pramos nfntos y excam: Mrchate!, y
a |aua en a que me haaba encerrado desaparec y me encontr soo
en e mundo.
Y v a m padre Sennaquerb, e gran soberano, adorando a magen de
dos. En su tnca respandeca e oro, pero era un ancano de cabeos
bancos a que haban abandonado as fuerzas. Su gora se haba
extngudo y e dos e apastaba ba|o su mano de madera.
Y a mano de dos se convrt en a mano de Asarhadn, que sostena
a ma y sent cmo se afo|aban sus dedos a m contacto.
Y uego todo se desvanec entre una uz banca que nund e unverso
sn de|ar ugar a otra cosa. As fue cmo termn e sueo: con una uz
cegadora.
Concuy y vov a encontrarme a soas en a oscurdad. Ignoro cuntas
horas estuve aguardando hasta que amanec: e tempo pareca haberse
detendo eternamente.
Pero por fn despunt e aba. En breve ogr dstngur a sueta de m
espada que segua hundda en e sueo. Intent arrancara, pero fue nt.
Tr de ea hasta que cre que ba a romprseme, mas no ced. Pareca
como s hubese quedado ancada en os cmentos de mundo, de modo
que decd de|ara a.
Apenas recuerdo e camno de regreso. Me senta tan extenuado que
cas no poda arrastrar os pes y a cabeza me zumbaba como un
avspero. Aqueas turbadoras vsones acudan una y otra vez a m mente
como os fantasmas de vctmas que persgueran a su asesno, pero sn
duda e dos proteg ms pasos porque a fn, cuando ya egaba a noche,
me encontr a pe de a montaa, desde donde dstngu e fuego de
nuestro campamento.
-Has regresado rab shaqe! Sn duda gozas de a bendcn de dos!
-Yo no o creera as -ndqu en tono nexpresvo, mentras me
sentaba ante e fuego contempando sus amaradas y e ekalli Sndur me
cubra os hombros con una manta porque sn duda haba ovdado m
capa en a cumbre de a montaa. Estaba trtando de fro y tena e
cerebro embotado. Cuando por fn ogr comprender sus ntencones,
tom a copa de vno que me ofreca y beb con avdez.
-Has regresado con vda de un ugar tembe y sagrado, rab shaqe. Eso
en s ya es una bendcn.
")"
Nchoas Gud
E Asro
-S, pero e dos me ha madecdo por m mpotenca. Me ha mostrado
e futuro, mas sn darme a conocer su sgnfcado: creo haber sdo
condenado a no reconocer e porvenr hasta que se presente.
")#
Nchoas Gud
E Asro
##!
En certos aspectos que me resutaba dfc expcar, aque encuentro
con o nexpcabe me transform radcamente, o acaso sera ms exacto
decr que no me camb a m sno a modo en que me reconoca a m
msmo. No poda decr o que haba ganado en a cumbre de monte Eph,
por o menos entonces, pero era bastante evdente o que haba perddo.
E dos me haba despo|ado de m sensacn de poder, me haba hecho
presencar hechos en os que yo no poda e|ercer nngn contro, me haba
hecho comprender que yo no era nada, que m vountad no mportaba,
que so era e smpe nstrumento de un futuro que se resovera
ncamente segn su abedro. Los hombres, pese a a arroganca que es
nspran sus escasas fuerzas, no tenen nngn poder. No exste otro poder
ba|o os ceos que e de propo destno, que expresa ncamente a
vountad de poderoso Assur.
Haba sdo una eccn muy ntensa para asumra de una vez. Me senta
agtado y no deseaba segur acometendo extraas aventuras. Obgamos
a dar meda vueta a nuestros cabaos y nos drgmos a nuestro hogar,
haca e so nacente, empeando otros dez das en e retorno a Amat.
Por fn aparec ante nuestros o|os a guarncn tras de a cua, en e
otro extremo |unto a ro, se ocutaba a cudad. Me compac comprobar
que a atura de as muraas haba aumentado dos codos en nuestra
ausenca. A medda que nos acercbamos, os sodados, sorprenddos en
sus quehaceres, abandonaban sus tes de traba|o y corran a recbrnos.
-Assur es rey! Assur es rey! -proferan muchas gargantas y a m
paso os hombres trataban de tocarme.
Incuso Kefaos, gordo como una cerda preada, acud correndo |unto
a camno agtando os brazos en e are y grtando como un caravanero.
-Vaya! -excam |adeante, pameando a cruz de m montura
mentras camnaba a m ado-. De modo que despus de todo no has
de|ado a pe en aque deserto? Has vsto cunto ha crecdo a muraa?
Los sodados de campamento an traba|an ms de prsa desde que
regresaste porque te has ganado su vountad.
Observ su rostro radante y abotargado y sent una oeada de aegra
y grattud porque os doses me hubesen conceddo |uventud, vda y e
ea afecto de aque extran|ero adrn. Estuve a punto de procamaro as,
pero me contuve a tempo estaando en rudosas carca|adas.
-Cena conmgo esta noche y me pondrs a corrente de cuanto ha
suceddo, Kefaos.
-No, seor -repuso movendo negatvamente a cabeza-. Permte
que te nvte yo, porque tu cocnero es un sodado que so saber gusar
carne de cabra adobada con su propa y pestente grasa. Sn embargo yo
te servr agunos de tus exqustos vnos que me he permtdo escoger de
tu bodega.
")$
Nchoas Gud
E Asro
Ante nosotros apareca un despegue de bande|as de frutas, agarrobas
ambaradas, carne de cordero sazonada y un extrao y fragante m|o. E
vno era escancado en copas de oro por una nda escava amada
Sahsh. Vvr en as fronteras de mpero haba ntensfcado a afcn a
u|o de m servdor.
-Ou ta fue tu va|e, seor? -pregunt en un tono corts que
evdencaba caramente cuan neco me consderaba por perder e tempo
en expedcones ntes-. Supongo que habrs advertdo que durante tu
ausenca he consegudo dupcar a atura de os muros de a fortaeza.
Hnch e pecho a tempo que pasaba a mano por e hombro de a
muchacha hasta apoyar e pugar en su seno. sta, como s se tratara de
una espece de sea, vov a enare a copa hasta e borde.
-Tan ata, Kefaos? -pregunt esforzndome por contener a rsa-. E
magno que con tus propas manos, sn ayuda de nade.
Se encog de hombros, como s su dgndad estuvera a savo de
cuaquer chanza.
-En breve ser as, seor, porque, como sabes, os obreros prestados
debern vover a sus campos y a construccn se retrasar entonces
hasta e fna de tempo cdo.
-As es. Una gran cudad no es obra de un soo nverno, y aqu nos
encontraremos os dos para mpusar esta tarea en e transcurso de os
prxmos aos.
Kefaos guard senco argo rato, a parecer no muy compacdo ante
seme|ante perspectva.
-Durante tu ausenca has recbdo agunas cartas -me d|o fnamente.
Y en voz ba|a, recostndose contra os co|nes que rodeaban su asento,
aad-: una de eas procede de Nnve y eva e seo rea y, a otra, es
de Kaah. Ambas egaron hace cnco das, con escasas horas de
dferenca.
-Y supongo que no tendrs dea acerca de su contendo -repuse
preguntndome por qu se sorprendera de que yo recbese cartas de
rey.
- Vamos, seor...! -Kefaos se remov ncmodo en su asento-.
Cmo ba a permtrme curosear tu correspondenca prvada? Y, adems,
sabes ben que tan so dstngo escasos smboos de a escrtura
cuneforme.
-Kefaos...
-Seor? -sonr tmdamente comprendendo que a fna e
arrancara a verdad. Ambos sabamos perfectamente que sobornaba a
ms escrbas y que stos e servan como s dependeran de .
-Haba, Kefaos! Ou notcas hay de Kaah?
-Nada, seor. ncamente que este verano e seor Asarhadn se
propone hacer una vsta de nspeccn a a guarncn.
-De nspeccn? -repet sn apenas dar crdto a ms odos-. Ha
utzado esa paabra drgndose a m?
-S, seor. As es.
")%
Nchoas Gud
E Asro
-Y qu ms?
-Desea anuncarte e nmnente nacmento de su h|o. Dce que os
advnos estn convencdos de que a seora Asharhamat dar a uz antes
de os dez tmos das de mes de Iyyar.
Comprend que ambos pensbamos o msmo. E decmosexto da de
mes de Ab me haba encontrado por tma vez con Asharhamat, y Kefaos
saba evar as cuentas como nade.
Irrtado ante seme|ante certeza, contemp su copa vaca con
desagrado.
-Sahsh, perezosa cratura! -grt en acado-. Permtrs que tu
amo y su nvtado mueran de sed? Cumpe con tu deber, muchacha, o te
encontrars barrendo as habtacones de agn burde!
En su carta, e rey no menconaba a Asharhamat. S su h|o y heredero
estaba a punto de verse bendecdo con e nacmento de un sucesor, m
padre no consderaba oportuno menconaro. Acaso ta perspectva no
fuese de su agrado, puesto que se refera prncpamente a os abusos de
Asarhadn.
El Pono ha estado en el sur adorando a los dioses sumerios y
haciendo acopio de adivinos..., aunque debemos admitir que los grandes
hombres tienen derecho a divertirse a su modo. Me veo acosado
constantemente con observaciones acerca de la reconstruccin de
8abilonia para evitar que se agote la paciencia de los dioses y pienso que
tal vez sea necesario mostrar algn intento en ese sentido antes de que
nuestra divisin se convierta en foco de discordia. El Pono no es popular,
por lo que debo despejarle cuidadosamente el camino hasta el trono.
Ahora se propone dar una vuelta por el norte y sin duda cree que te
abrumar con su recin adquirido esplendor. Como le quieres ms que yo,
espero disfrutes con su visita. Desde luego no le causar ningn dao
separarse de su madre durante algunos meses. Desde que he envejecido
y he perdido el placer por sus hermosas carnes, comprendo claramente el
error que comet cubrindola con el velo y llamndola esposa, pero los
dioses castigan a los ancianos abrindoles los ojos a sus locuras cuando
ya son irremediables.
Los fantasmas revolotean sobre mi cabeza y deprimen mi espritu. Hijo
mo|, habr sido todo intil?...
Pero aunque m padre so percba e batr de aas de a muerte a su
arededor, e mundo despertaba a nuevo ao. Cada da e so braba un
poco ms derrtendo as tmas neves de nverno. E Zab Superor, con
sus aguas cargadas de ceno, estaba a punto de desbordarse: a vda
haba de|ado de sentrse como una afccn.
Puesto que os nuevos cuartees cas estaban concudos, env a un
grupo de ofcaes a sur en busca de os refuerzos que emprenderan a
marcha haca Amat en cuanto concuyesen as nundacones. A su regreso
tenan orden de detenerse en Los tres eones y recoger a m madre y
")&
Nchoas Gud
E Asro
agunas de sus damas. La prmera fase de m vda en aque ugar haba
concudo y ansaba enormemente evar una exstenca o ms estabe
posbe para un sodado. Aguardaba a egada de Merope y a estacn
propca para emprender as campaas mtares que comenzaran con e
verano.
La noche de m regreso fue a tma que pas en ms habtacones de
antguo cuarte genera de a guarncn porque, a a maana sguente,
ncamos e trasado a nuevo paaco. Las ofcnas y os saones
destnados a pbco an no estaban concudos, pero e aa que me haba
sdo destnada, donde vvra no como shaknu sno m exstenca prvada,
estaba dspuesta para recbrme.
Los aposentos de m madre an oan a yeso fresco y haba ordenado
que os pavmentos de madera fuesen tratados con arena y pudos con
cera para que todo estuvese dspuesto para acogera. Naba traba|aba de
so a so para ordenar su nuevo hogar, ena de ansedad y preocupndose
de que todo estuvera dspuesto para recbr a a gran dama Merope,
como ea a amaba. Despus de todo Naba era poco ms que una
chqua y yo no ograba convencera de que no tena nada que temer,
porque a gran dama era una bondadosa e nofensva cratura que
tambn haba sdo escava en casa de un seor.
Naba, como m madre y yo msmo, era una extraa en aque ugar.
Ambos formbamos una snguar pare|a. No poda menos que
preguntarme qu pensara Merope cuando egase. .
Pero en prmavera obtendra a respuesta a esa y a muchas otras
preguntas. No tenamos otra cosa que hacer que esperar a que e ro, tras
dstrbur sus dones, vovera a su cauce y que os campesnos unceran de
nuevo os bueyes a arado. Ms sodados, nervosos y presos de tedo,
hababan de campaas y saqueo, y os escuadrones de combate de Assur
nuevamente formaban fas en e pato de armas de Amat. Haba egado
e momento de acometer nuevas empresas; a hora en que una vez ms
todo pareca posbe.
E prmer da de Iyyar agunos observadores anuncaron haber vsto a
menos de tres das de marcha de a cudad carros, cabaeras y coumnas
de nfantes, por o que d orden de que se preparasen a recbr as doce
compaas de refuerzos que e rey me haba prometdo.
Pero antes de que egasen, cuando me adeant a contar sus efectvos
a dstanca, comprob que so eran ocho, cnco de a pe y tres a cabao.
Los despachos que evaban no contenan expcacones, de modo que
deb conformarme con o que recba.
Aun as reazaron una espndda exhbcn cuando egaron ante as
puertas de a fortaeza a presentar sus estandartes. Una hora antes de
que e prmer centnea anuncase desde o ato de a muraa que
dstngua e povo que evantaba a expedcn a vento, eg a nuestros
odos e retumbar de sus tambores de guerra.
Los cudadanos se anearon en as caes para vtorearos, y yo,
montado a cabao con cas toda a guarncn dspuesta para e desfe,
os aguard para dares a benvenda en a entrada. E sondo de os
tambores se hzo ms atronador y me v obgado a su|etar con energa as
rendas de m cabao, que se agtaba nervoso ante aque despegue
")'
Nchoas Gud
E Asro
sonoro. E corazn me ata fuertemente en e pecho con orguo mtar
porque e e|rcto de dos consttua un espnddo espectcuo.
Pocos mnutos despus de medoda e comandante de as fuerzas, que
uca e unforme de rab abru, se adeant desde a coumna de mando y
acud a m encuentro a medo gaope para cumpr con e protocoo de
presentarme sus saudos e nformarme de nmero y dsposcn de as
compaas. Cabagaba en un magnfco corce negro, perfectamente
conscente de goroso espectcuo que ambos ofrecan. Cuando eg a
m ado reconoc que se trataba de Arad Mak, m rea hermano, a que no
haba vsto desde nuestro encuentro ba|o as muraas de Babona.
E |oven obg a detenerse bruscamente a su cabao, saud y me
tend su bastn de mando. No pude menos que advertr su astuta sonrsa
cuando o recog y se cruzaron nuestras mradas.
-Transmto saudos de rey a seor shaknu, prncpe rea, e poderoso
Tgath Assur, azote de Dos -d|o reptendo su saudo-. Y s me o
permtes, tambn e mo.
-Gracas, prncpe rea -repuse, preguntndome qun poda habere
enseado seme|ante dscurso-. S benvendo, pues he aprenddo a
cerrar os o|os a pasado.
Me sonr sgnfcatvamente, dndome a entender que comprenda a
ntencn de ms paabras y |untos cabagamos en dreccn a as tropas.
-La seora Merope y sus damas va|an en un carromato tras a prmera
coumna para evtar en o posbe e povo de camno.
Le respond con una ncnacn de cabeza, no deseando exterorzar
excesvamente m reconocmento porque gnoraba as razones de a
presenca de Arad Mak y no deseaba comprometerme.
Las tropas desfaron ante m y recb y devov su saudo. Por un
nstante dstngu e rostro de m madre tras as cortnas de su carro. Me
sonr y me saud con a mano de un modo ago ndecso, como s se
sntera nsegura. No poda correspondere de gua modo, por o que me
mt a devovere su sonrsa y pens que e bastara.
-La mayora de eos an son bsoos -observ Arad Mak de pronto.
A punto me qued sorprenddo, pero uego comprend que haba de
referrse a os refuerzos que traa-, pero parecen de buena madera. Te
propones emprender aguna campaa prxmamente?
-S..., a menos que os medas vengan a rendrme acatamento.
Se ech a rer ceebrando m chanza demasado rudosamente y a
contnuacn permanecmos en senco vendo desfar as coumnas de
sodados. Durante todo aque tempo no de| de advertr que me
observaba de reo|o, pero procur esquvar su mrada. A qu se debera
que tras detestarnos toda a vda de repente deseara congracarse
conmgo? Y dnde habra aprenddo , que ncuso comparado con os
sodados poda consderarse un patn, aqueas nuevas artes de agradar?
Supuse que as crcunstancas y e tempo despe|aran taes nterrogantes.
Cuando huberon concudo as formadades y as ocho nuevas
compaas fueron autorzadas a retrarse a os cuartees acud a recoger a
m madre a su carrua|e y a condu|e a su nuevo paaco sencosamente,
segudos por sus damas de compaa.
")(
Nchoas Gud
E Asro
Haban transcurrdo tres estacones de aque ao sn vera. Me parec
ago enve|ecda, aunque quz so se debera a cansanco de va|e.
Camnaba cogndose fuertemente de m brazo como s temera caerse.
-Espero que este ugar no te resute demasado desagradabe -e d|e,
esforzndome por sonrere, mentras ea me mraba con o|os hmedos y
expresn nqueta, como soa hacero cuando era no, cuando no
confaba que tanta fecdad pudera ser duradera-. Los nvernos son
fros, pero e caor no es agobante en verano. He descuberto que este
cma me senta ben.
Ea no respond, sonr y desv a mrada, asndose con ms fuerza
de m brazo.
-Has comdo, Merope?
Mov negatvamente a cabeza.
-No he probado bocado desde ayer por a maana, h|o mo... Me era
mposbe. Ya s que es absurdo, pero...
-Entonces vamos a comer ahora. As estaremos |untos porque esta
noche debo asstr a un banquete que se ceebra en honor de os ofcaes,
y estas reunones sueen proongarse hasta mucho despus de haberse
retrado as personas decentes. De todos modos podemos pasar agunas
horas |untos.
-Est contento, Lathkadas? Te sentes en paz?
-Oun puede sentrse en paz en este mundo? -repuse con una rsta
nervosa-. He aprenddo a soportarme, que no es poco, y m traba|o me
absorbe. No me sento desdchado: ahora que ests aqu, todo ser me|or.
-Todava te acuerdas de ea?
No senta deseos de contestar drectamente a aquea pregunta. Me
encog de hombros y vov a sonrere.
-Vvo con una mu|er... Me a ced Kefaos, que entende de esas
cosas. Te a presentar cuando comamos: espero que te guste.
-S te compace, tambn me compacer a m.
Submos a escaera, cruzamos e prtco y os guardanes nos abreron
a puerta. M madre mr en torno unos momentos a parecer maravada.
-Es un autntco paaco -manfest por fn-. Dgno de un rey.
-Aqu soy un rey, Merope, por o menos represento a soberano y debo
rodearme de certa dgndad. Pero te prometo no encerrarte en e gneceo.
Merope r suavemente y por prmera vez parec sentrse dchosa.
Reamente era un buen nco.
En os muros de san donde se ceebraba e banquete no aparecan
ba|orreeves en os que se nmortazasen ms vctoras bcas n ms
proezas cnegtcas. Aunque Kefaos soa amentarse de seme|ante
omsn, pues consderaba que en nada favoreca m ma|estad de shaknu,
ms antguos y nuevos ofcaes que asstan a banquete e|e benvenda no
echaron nada de menos que contrbuyese a su pacer y comoddad. M
buen servdor, sempre atento a a mportanca de guardar as aparencas,
haba tendo especa cudado en a preparacn de os amentos y en a
organzacn de os feste|os. Durante tres das su cocnera y un vasto
"))
Nchoas Gud
E Asro
e|rcto de auxares se haban afanado preparando exqusteces dgnas
de satsfacer cumpdamente a ms nvtados y, por aaddura, cuando
pase a vsta por a saa, me sorprend descubrr tantas cortesanas
atractvas como |ams hubese magnado que exstesen en Amat. Y o
msmo haba suceddo con os mscos: desde m egada no haba odo
squera e sondo de una smpe fauta, pero Kefaos ncuso haba
encontrado mscos que amenzasen a veada.
-He tendo que comprar hasta a tma gota de vno decente que pude
encontrar en este nfecto ugar -me cont nervoso, asndome de a
manga cuando me dspona a sentarme-. Espero que sea sufcente,
seor, porque, s no, dentro de una o dos horas, cuando todos estn
bastante ebros, comenzar a sustturo por aguna cadad nferor.
-No debes preocuparte, amgo mo: os sodados so beben para
aegrarse y sentrse feces y ncamente exgen que e vno tenga
bastante graduacn.
En readad, a |uzgar por as rudosas acamacones con que os
presentes acogeron m egada, en aqueos momentos ya estaban
demasado embragados para captar seme|antes sutezas.
Cuando tambn yo comenzaba a sentrme ago aegre, advert que
entre ms nvtados se encontraba uno que no era mtar y que |ams
egara a sero. Sentado |unto a un nguo de cuadrado formado por as
mesas, se haaba m rea hermano, e escrba Nabusharusur, a parecer
sobro y desdeado por cuantos e rodeaban. Apenas haba cambado
desde a tma vez que nos vmos, a vspera de m prmera campaa,
cuando ambos ramos an unos muchachos.
En e ugar en que se encontraba me habra pasado por ato s no
hubese sdo porque una de as rameras, con e despecho propo de as
mu|eres haca aqueos que son nmunes a sus encantos, se dedcaba a
mportunare, atrayendo a atencn de sus compaeras sobre su fno
rostro de eunuco e ntentando sentarse en sus rodas. Como s ya
estuvese acostumbrado a ese gnero de bufonadas, Nabusharusur se
mtaba a rechazara mrando torvamente a vaco.
Hce seas para que se acercase uno de os guardanes.
-Echa a esa ramera de aqu -e orden-, pero antes sacdee as
nagas con a parte pana de tu espada para que aprenda a no moestar a
ms nvtados. Procura que e quede e trasero ben bando para que no
pueda sentarse en as rodas de nade durante qunce das.
-Se har como o deseas, rab shaqe -repuso sonrndome. A parecer
a orden haba sdo de su agrado.
-Y pregntae a prncpe m hermano, e docto escrba, s desea venr
a m ado.
Cuando Nabusharusur se acerc a m mesa me evant y e tend a
mano y os ofcaes que me rodeaban e hceron sto para que pudera
sentarse.
-Esta tarde no te v durante e desfe de a tropa -coment por decr
ago, pues su sencosa y trste fgura no propcaba a conversacn.
-Como no monto muy ben a cabao, he va|ado con as donceas de
tu madre.
#**
Nchoas Gud
E Asro
Sonrea evemente como s reconocera una ncapacdad evdente. De
aque modo me sugera que no agradeca m ntervencn, que aunque de
maa gana se haba conformado con su destno y que hubese preferdo
que reservase ms generosos mpusos para otras personas. En certo
modo su acttud nspraba bastante respeto.
-Veo que te sorprende m presenca en este ugar -prosgu sn
perder su trste sonrsa-, y ta vez desees saber por qu he emprenddo
tan argo va|e. He sdo desgnado escrba de tu hermano Arad Mak.
-Nunca habra magnado que o necestase -repuse recordando os
ucdos dscursos que haba pronuncado aquea msma tarde.
-S -repuso, ntensfcando su sonrsa como s reconocese o acertado
de m observacn-, es un cretno, pero bastante ntegente para
comprender que debe depender de m. Me parece t.
-Para qu? Para empuar una espada por t?
-Como apoyo contra Asarhadn. -Encog sus estrechos y femenes
hombros, conscente de o arresgado de sus paabras y a parecer
ndferente a eo-. Es prncpe, sodado y un hombre. La gente e respeta
por todo eo y as paabras que pongo en su boca son escuchadas con
atencn.
-|ugar a tracones puede ser pegroso. Asarhadn no ovda os
desares que recbe y agn da renar.
-Ests seguro de que egar a ser rey? Oun puede sabero? En
estos casos so cuenta a vountad de dos.
-E dos ya ha dado a conocer sus deseos.
Nabusharusur vov a encogerse de hombros, dndome a mpresn
de que no e afectaba tanto a opnn de os doses como sugera.
Como no era un tema en e que me nteresase profundzar, tambn yo
guard senco, concentrando m atencn en e espectcuo que se
representaba en e espaco mtado por nuestras mesas, donde una de as
prosttutas, desnuda y con e cuerpo brante de acetes, danzaba como
una posesa, agtando rtmcamente sus senos a os enoquecdos redobes
de tambor y gmendo en un arrebato que pareca desbordar e xtass de
a u|ura.
-No comprendo que este espectcuo pueda dvertr squera a que no
ha sdo vctma de cucho castrador -murmur Nabusharusur como s
estuvera monoogando-. Esta mu|er que gustosamente se vendera a
cuaquera por medo sco de pata se converte por unos momentos en
foco de a atencn genera. Es extrao este poder de a carne, resuta
ncomprensbe para un pobre eunuco como yo.
-Pero magno que comprendes perfectamente otras cases de poder
que ms proceden de a mente que de os nstntos.
Pens que quz haba habado ms de a cuenta. Nuestras mradas se
encontraron y Nabusharusur sonr.
-Es agradabe saber que todos os h|os de seor Sennaquerb no son
unos necos. Voveremos a habar de esto, Tgath Assur.
Y as o hcmos en ms de una ocasn durante os dez das que ms
reaes hermanos permaneceron en Amat nvtados por a guarncn.
Nabusharusur, pese a sus degados brazos y suave rostro, era de ngeno
tan vvo como cuando asstamos a as cases de Bag Teshub, cuadad a a
#*!
Nchoas Gud
E Asro
que se sumaba e fro cnsmo que haba adqurdo en e transcurso de os
aos, caracterstco de aque para quen a vda no ofrece promesas. Un
pedazo de bruto como Arad Mak poda despegar gran vaor en un campo
de bataa. Desde e punto de vsta mtar era un exceente sodado, pero
en taes ocasones e vaor ms ben demuestra una gran fata de
magnacn. Nabusharusur era un caso totamente dstnto. Dscerna a
readad con fra cardad, no tema nada porque nada e mportaba. E
marsarru e gnoraba, pero en e escrba tena un enemgo mucho ms
pegroso que en e propo Arad Mak.
Mas era este tmo quen atzaba constantemente e resentmento
contra Asarhadn entre ms ofcaes. Cuando egaron a ms odos
seme|antes rumores, hce acudr a m presenca a escrba en ugar de
rab abru.
Era un da cauroso. La conversacn tuvo ugar ba|o e emparrado de
m |ardn: no quera que nade pudera or nuestras paabras.
-Esta stuacn tene que acabar -e espet-. Espero a vsta de
Asarhadn dentro de tres meses y sabe hacerse popuar entre os
sodados. Arad Mak se est ganando su condena a muerte.
-Lo crees reamente as? Mentras e rey vva puede consderarse a
savo, porque a no e mporta o que pueda decrse de su sucesor y, por
otra parte, consdero que vaoras en exceso as dotes personaes de
marsarru. Por aaddura, s Asarhadn ega a ser rey durante e prxmo
renado, Arad Mak sabe muy ben que su vda no vadr a ms nfma
moneda.
-Cmo o sabe?
-Porque se o he dcho yo. Y adems se haa bastante famarzado
con e voento carcter de tu hermano para creerme.
-Y qu ser de t? -pregunt, aunque sospechaba que ya conoca a
respuesta-. Por qu has estabecdo seme|ante aanza con ? Ou
puede mportarte qun suceda a seor Sennaquerb?
-Es certo..., sempre que no sea Asarhadn. Dme, hermano: te
bastara creer que se trata smpemente de rencor?
Nabusharusur me mraba con expresn nqustva y ago desdeosa,
como s comprendese m fata de agudeza nteectua.
-Sabes o que se murmura por Nnve, Tgath Assur? -me pregunt
fnamente-. No han egado a tus odos rumores acerca de que e baru
Rman Assur se sucd presa de remordmentos por haber traconado a
Shamash, Seor de a Decsn, desgnando a Asarhadn como sucesor?
Crees snceramente que e dos hubera preferdo a ese asno que so
srve para uchar brutamente en e campo de bataa antes que a t?
En un extremo de |ardn haba un rbo cuyas ramas se dsputaban
varos mros que desde haca das revooteaban por e ceo en nmero
cada vez ms crecente. Las aves agtaban nquetas as aas entre a copa
desnuda de rbo y sus grazndos amenazadores e narmncos ta vez
fuesen audbes dentro de paaco. Aunque no era superstcoso, sent
deseos de provocar a desbandada de aqueos p|aros arro|ndoes una
pedra.
-Por qu ba a hacer Rman Assur ago seme|ante? -pregunt
nstntvamente, sn saber con exacttud qu me propona-. Ou ganara
#*"
Nchoas Gud
E Asro
con eo? Me consta que os sacerdotes deseaban que fuese procamado
Asarhadn. Pero qu tena que temer e beru mentras contase con a
proteccn de rey?
-Hay cosas de as que n e propo rey poda protegere -repuso
suavemente Nabusharusur, cas en un murmuo-. Era a propa ra de
soberano a que tema, o por o menos eso dcen, porque Rman Assur
haba sucumbdo a su debdad, o s o preferes a sus apettos, y se haba
amentado en a msma mesa de rey.
-Un apetto? Ou case de apetto?
-Uno de que yo no puedo partcpar. Y que, s debemos dar crdto a
o que se dce por ah, tambn t has sacado.
#*#
Nchoas Gud
E Asro
##!!
No ntent comprender e sgnfcado de as paabras de Nabusharusur
n deseaba entenderas. Aunque o que haba dcho fuese certo, me era
mposbe reparar os yerros de pasado. Asarhadn haba sdo aceptado
como marsarru y Asharhamat era su esposa. A Nabusharusur no e
asustaba a perspectva de una guerra cv, pero a m s. Enfrentarse a as
pretensones de m hermano representara nundar de sangre e pas de
Assur. Y qun poda segurar que cuando todo hubese concudo e
vencedor no se habra convertdo en presa fc para as nacones que
merodeaban en nuestras fronteras como chacaes en torno a un en
herdo?
Pero no poda ae|ar ms recuerdos. No ograba ovdar a expresn de
Rman Assur cuando observaba e cuerpo desnudo de Shadtu mentras
ea reazaba os sacrfcos en a ceremona de Aktu, n as paabras que
me drg m hermana a tma noche que nos vmos en Nnve: Tgath
Assur, favorto de os doses, verdadero rey. Creas que ba a permtr que
esa agarta se quedase contgo? Cmo haba poddo ser tan neco?
Shadtu haba seducdo a baru y segudamente deb de amenazare:
Se o dr a rey -e dra-. Es ve|o y me quere cegamente. Le dr que
me has voado y te condenar a morr de ta modo que nade te
envdar. Y Rman Assur, temendo a ra de monarca, haba mentdo a
favor de m hermano Asarhadn cuando do a conocer a decsn dvna.
Era tan ncrebe mpedad seme|ante que no me atreva a dar crdto a
ta posbdad. Cmo creer que un hombre como Rman Assur hubese
traconado de ta modo a dos que haba servdo durante toda su vda?
Por qu? Smpemente por brarse de a muerte? Seme|ante accn era
peor que a propa agona y, de todos modos, a fna se haba sucdado.
Apenas poda creero. Y, sn embargo, as tuvo que haber sdo. Me ressta
a admtro.
Me costaba menos atrbur a m hermana Shadtu un crmen tan mpo.
Tampoco tena que esforzarme mucho por encontrar e mv. Acaso no
me o haba confado ea msma? Creas que ba a permtr que esa
agarta se quedase contgo? S a mu|er que yo amaba se haaba a savo
en e gneceo de Asarhadn, por qu no recurrr a m amante hermana?
Acaso no era precsamente o que haba hecho? N squera me senta
haagado porque ea se hubese arresgado tanto por m porque para
Shadtu seguramente todo aqueo no deba de haber sdo ms que un
|uego, a case de |uego a que sn duda deba dedcarse desde que haba
sdo bastante mayor para descubrr su poder. Los hombres son como
arca en manos de as mu|eres ntegentes.
Pero qu habra vsto Rman Assur en as entraas de a cabra para
haber sentdo taes remordmentos? Ouz tan so que Asarhadn no era
#*$
Nchoas Gud
E Asro
e eegdo de dos. Acaso so fuese eso. No me pareca probabe egar a
descubrro.
O quz e baru se haba qutado a vda por cuaquer otra razn, ago
que no se e haba ocurrdo a nade? En readad, no me mportaba, puesto
que eo no aterara m stuacn. Asharhamat era a esposa de m
hermano y estaba destnada a ser madre de una estrpe de reyes que
gobernaran e pas hasta que os doses se convrteran en povo, y yo no
podra renar sn evar a pas a a runa.
Sera mo e h|o que evaba en sus entraas? Ta vez fuese aqua a
|ugada defntva de tembe Assur, que yo, que no poda renar, fuese
padre de reyes. Todo aqueo era un tremendo embroo y pensar en eo
me produca door de cabeza.
Cuando a cabo de dez das ms reaes hermanos regresaron a Nnve,
no me sent apenado. Desde o ato de a semconstruda fortaeza estuve
observando cmo se perdan a o e|os con su escota entre una nube de
povo, confando que nnguno de eos regresara para vover a
atormentarme, pues me senta cansado de sus maqunacones. Cuando
egase e momento, tendran que rebearse sn contar conmgo.
-Recuerdo cuando eran pequeos -d|o m madre.
-Ya no o son. Cuando e rey muera, nos evarn de cabeza.
-Ou queren de t, h|o mo?
-Ou queren? -Me encog de hombros y me ech a rer, aunque a
broma me pareca de ma gusto-. Ou pueden querer as personas
como Nabusharusur? Dfundr e veneno como s fuese nctar. Consegur
que e mundo sea tan estr como sus propos corazones. Nabusharusur
oda a Asarhadn porque en una ocasn fue tan neco que se r de y
me oda a m porque ramos amgos en nuestra nfanca. Pero ms que a
nade se oda a s msmo, por o que e cucho castrador y a repugnanca
que sente haca s msmo han hecho de . En cuanto a Arad Mak so
puedo decr que no es ms que e receptcuo en e que Nabusharusur
verte su bs..., ncamente tene cabda para eo.
M madre se abstuvo de responderme porque era ntegente y
comprenda que por m boca se expresaba tanto m ra como a a|ena.
Pero cuando consder as desdchas que se avecnaban y m
mpotenca para enfrentarme a eas, sent que se ensombreca m mente
y decd conformarme con vvr e presente. Contaba con e amor de
Merope, a amstad de Kefaos y os compacentes abrazos de Naba.
Dsfrutaba de mucha ms fecdad que a mayora de personas sn que
nnguna sombra empaara m dcha, porque m madre y m concubna
convvan en perfecta armona.
A decr verdad, ms que armona, porque Merope, que saba muy ben
o que representa vvr en escavtud entre extran|eros, haba cobrado
gran afecto a m escava y egaron a convertrse en ago parecdo a
madre e h|a. Naba sempre se drga a ea como s fuese e ama de a
casa, pero nunca egu a descubrr cu de eas en readad evaba m
hogar, porque parecan tomar toda decsn, ncuso as que convenan a
a preparacn de m amuerzo, tras argas deberacones.
Constantemente as encontraba |untas cuchcheando con are
conspratoro sobre os escandaosos precos a que ba e cordero en e
#*%
Nchoas Gud
E Asro
mercado. Ms servdores, que en su mayora tambn tenan fama,
comprendan perfectamente esta acttud, y o que deca una de eas se
nterpretaba como decsn de ambas. S m madre tena agn motvo de
que|a o deseaba pedrme agn favor, poda estar seguro de que sera
prmero Naba quen me o formuara en cuanto acabase de acostarme, y
Merope abogaba por ea de gua modo. Por entonces ya saba bastante
de a vda para comprender que ta era e habtua comportamento de as
mu|eres, y que as estabecen sus aanzas para egar a domnar a os
hombres.
De ese modo se desarroaba a vda sn compcacones, hacndome
cas ovdar que exsta un mundo dstnto a Amat, hasta que se acerc e
mes de Tammuz y con a vsta de m hermano Asarhadn.
Cuando as aguas de os ros voveron a sus cauces, a prmavera fue
nstamente cda y seca. La terra, castgada duramente por e
mpacabe so de Assur, se resquebra|aba y desmenuzaba, y ventos
abrasadores evantaban grandes remonos de povo que cegaban a
hombres y bestas y desecaban os pozos. Las cosechas se agostaban en
os campos. Fue una estacn dura.
Con seme|ante tempo os hombres estn tensos como as cuerdas de
un arco: e caor es excesvo para traba|ar y as ncas evasones son a
bebda y as pendencas. Perd a cuenta de nmero de sodados que
tuveron que ser azotados para mantener una aparenca de orden. Y
aqu fue e momento escogdo por e marsarru para reazar su
nspeccn!
Tuve notcas de su egada con muchos das de anteacn. E seor
Asarhadn va|aba acompaado de una escota de doscentos sodados
que para mayor comoddad seguan e curso de ro. Ms observadores
encontraron a sus herados en as proxmdades de punto en que e Gran
Zab forma una ampa curva, como un codo humano, en a que camba su
curso de este a oeste, y regresaron a toda prsa para descrbrme a
pompa de que se rodeaba a escota de m hermano. Orden que dez
hombres escogdos estuvesen dspuestos a prmera hora y a a maana
sguente part a frente de pequeo grupo para recbr a tan honorabe
vstante.
Un gran prncpe que desea acompaarse de ma|estad avanza
entamente, por o que tuvmos que acampar tres noches hasta que desde
a cumbre de una cona ogramos dstngur a caravana de os va|eros
que se extenda ntermnabemente por e camno paraeo a ro como un
e|rcto de hormgas sobre aqutrn fresco.
Asarhadn ya no montaba a cabao corno en os ve|os tempos, sno
que va|aba en carroza, o que convena ms a a dgndad de un marsarru
en sus despazamentos. S hubese marchado a a guerra, no dudo que
habra sdo muy dstnto, pero se trataba de una vsta ofca que
reazaba a provncas. Pese a a dstanca que nos separaba, poda
dstngure, o ms ben a dose que haban evantado para protegere de
so. Me adeant hasta e frente de a caravana que se haba detendo a
#*&
Nchoas Gud
E Asro
vernos. Segudamente desmont y, tras despo|arme de ms armas, me
ntrodu|e entre sus fas. Cuando egu |unto a m hermano apoy a mano
en a rueda de su carro y me arrod en e povo ncnando a cabeza
como s me encontrase ante e rey. Segudamente evant os o|os haca
y descubr que estaba sonrendo.
Presentaba un magnfco aspecto con su tnca recamada en oro y
pata, su barba perfumada y cubrndose a cabeza con un turbante en e
que respandecan as |oyas. Pero segua sendo Asarhadn. Profr una
rudosa carca|ada y, cogndome de brazo, me z a su carroza como s
fuese un eo. A contnuacn despd a cochero de una patada que e
derrb en e povo.
-Vamos!... Conduce t! -orden, echndome as rendas en as
manos, pero reservndose e tgo.
Y, de pronto, os cabaos emprenderon una frentca carrera y
sodados y cortesanos nos abreron paso precptadamente para evtar ser
mortamente atropeados, mentras Asarhadn no de|aba de rerse
vndoos correr y fustgando contnuamente a os cabaos.
Fue una carrera desenfrenada, avanzando ocamente por e camno. Las
ruedas rebotaban sobre as pedras, amenazando a cada momento con
romper os e|es y precptarnos a una muerte segura. En su enoquecedora
huda os cabaos resopaban como endemonados, evantando una nube
de povo que deba de resutar vsbe a varos beru de dstanca.
-Hemos egado a ugar apropado -excam fnamente tratando de
hacerse or entre e estrpto de os cascos y os cru|dos de carrua|e-.
Detente aqu!
Cuando por fn consegu nmovzar os corcees, Asarhadn sat de
carrua|e y emprend una veoz carrera haca e ro, despo|ndose de sus
u|osas ropas por e camno. Por tmo se desprend ncuso de su
taparrabo y se ech a as aguas, desaparecendo argo rato ba|o a
superfce, hasta que fnamente reaparec y permanec tenddo de
espadas con as manos cruzadas tras a cabeza, a parecer sumamente
compacdo consgo msmo mentras agtaba os pes contra a corrente.
Me zambu tras y a cabo de unos momentos nos sapcbamos
mutuamente e agua cargada de ceno, rendo como chquos.
-Por os sesenta grandes doses! -excam cuando hubmos sado y
nos sentamos en a paya, secndonos de espadas a so-. Te voy a
expcar as desventa|as que tene verse encumbrado en a gora, Tgath,
hermano. Todo e oro y a pata que adornan tu tnca te hacen sentrte
como s te encontraras dentro de un horno. Cre que ba a morr abrasado.
Oh, aabado sea Assur!... Cunto ceebro verme bre de ese artefacto
por unos momentos!
Se tend unos nstantes de espadas sobre a pedra, de a ora y cerr
os o|os sonrendo satsfecho.
-Ben vendo a norte, oh augusto prncpe! -e dese con voz
soemne y a nstante estaamos en sonoras e ncontenbes carca|adas.
Aquea noche, tras despedr a os escrbas y ofcaes de su estado
mayor, nos emborrachamos |untos en su tenda y, para edfcacn de as
cnco concubnas favortas que acompaaban a m hermano desde Kaah,
#*'
Nchoas Gud
E Asro
cantamos todas cuantas cancones obscenas pudmos recordar de
nuestros tempos en a Casa de a Guerra.
Pasamos unas horas magnfcas, gozosos de encontrarnos nuevamente
|untos: nuestra mutua compaa nos embragaba ms que e propo vno.
Aqua sera a tma ocasn que dsfrutaramos durante muchos aos
porque, a amanecer, Asarhadn ya estaba sobro y receoso y haba
recordado de nuevo que era e marsarru y que, como ta, no poda amar n
confar en nade, y menos an en un hermano. Mentras cabagaba |unto a
su carroza por e camno que conduca a Amat, no tuve necesdad de
nterrogare sobre e sgnfcado de su senco.
-Ta vez an no te hayas enterado de que m esposa, a seora
Asharhamat, me ha obsequado con e nacmento de un varn -
prorrump por fn-, aunque parece ndecsa en cuanto a a paterndad de
a cratura. Le hemos dado e nombre de Snddnapa, pero me parece
que hemos perddo e tempo: es una cratura enfermza y no creo que
vva mucho tempo.
Pronunc aqueas paabras sn mrarme, aunque observndome de
reo|o, y exhbendo constantemente una db y trunfa sonrsa, como s
supera perfectamente que a cratura era ma y e aegrar saber que con
toda probabdad no tardara en morr.
-De todos modos, a madre se encuentra perfectamente y me dar
otros h|os... Espero que muchos.
En os cnco das que tardamos en egar a a fortaeza, Asarhadn
parec ensombrecerse por momentos. Commos y bebmos |unos sn a
anteror despreocupacn. Tras a tercera copa, yo me encerraba en un
profundo senco. So Asarhadn, hoscamente decddo a encontrar e
ovdo, segua bebendo hasta embragarse. E vno provoca a verdad, y
cuando m hermano se haba sacado de , comenzaba a nquetarse y
recear de cuantos e rodebamos, como s todos fusemos sus enemgos
secretos, y hababa de espas y usurpadores. |ams me acusaba
drectamente, pero a mpcacn era evdente.
Durante aque tempo me tena constantemente a su ado como s no
pudera soportar m ausenca, o quz temendo perderme de vsta. Pero
cas nunca estbamos soos.
Por fn aparec Amat ante nuestros o|os. En e tmo beru de nuestro
trayecto, antes de egar a a entrada de a fortaeza, desmont de m
cabagadura y, asendo a brda de cabao de Asarhadn, avanc |unto a
su carroza como un vugar paafrenero para que cudadanos y sodados e
acamasen ncamente a . Aunque por su cadad de marsarru tena
derecho a taes muestras de sumsn y eatad, m acttud e compac
en extremo.
Aquea noche, en e banquete que ceebramos en e comedor de os
ofcaes, me pas e brazo por os hombros como s nada hubese
cambado.
-E rey haba de nombrarte su turtanu -decar en tono confdenca y
secreto-. Ignoro s o es smpemente para humarme o s se propone
snceramente hacero as, pero eso es o que dce. Cre que deba
nformarte.
#*(
Nchoas Gud
E Asro
-Pero y e seor Snahusur? -pregunt recordando a m antguo
protector.
Asarhadn mov a cabeza apesadumbrado:
-Hace un ao que est resentdo de as pernas y camna con ayuda de
un bastn. Agunos hombres, habendo superado a for de su |uventud,
enve|ecen rpdamente, y nuestro to parece uno de eos. Oun sabe
cunto puede durar? Dos, tres aos? Creo que e rey necestar en breve
otro turtanu.
Me apenaron aqueas notcas. Era tanto o que deba a seor
Snahusur, que me haba evtado segur e destno de Nabusharusur,
guando desde entonces ms pasos! Sempre e haba consderado un
ancano, pero o que hasta entonces haba sdo smpe pre|uco propo de
m terna edad, ahora pareca haberse hecho readad. E gran hombre,
segunda autordad de pas de Assur, haba ncado su decadenca. Pens
que me gustara vover a vere antes de su muerte para agradecere todas
sus bondades y pedre su bendcn, pero comprend que tena escasas
probabdades de conseguro.
-Ocupars su puesto cuando sus huesos reposen en una urna de
pedra en a cudad santa? Regresars a Nnve como nuevo turtanu rea?
-No -repuse deseando que Asarhadn habase de otra cosa. Hubese
querdo quedarme soo, cubrrme e rostro con as manos y derramar
agunas grmas en homena|e a m parente y amgo, pero n squera
aqueo pareca posbe-. No, segur sendo e shaknu de as provncas
de norte mentras os doses o permtan. S ogro no regresar a Nnve
ser como una bendcn para m.
-Ceos, me aegra oro!
Asarhadn retr a mano de m hombro y cog un espetn de
agarrobas ambaradas que devor de un bocado. Aque man|ar e haba
agradado en extremo.
-Recuerdas cuando regres de occdente? -prosgu chupndose os
dedos-. Aqua fue a prmera ocasn en que ambos consderamos a
posbdad de que uno de nosotros egase a renar, y entonces te d|e que
s tena que ser yo quen ostentase a corona te nombrara m turtanu, o
recuerdas?
-S, o recuerdo.
-No quero que seas turtanu hasta entonces, Tgath, hermano mo,
porque e turtanu tene prordad sobre e marsarru y no sera adecuado
que yo, que debo renar, tenga que ceder en ago ante m hermano.
Me vov a mrare con e rostro absoutamente mpenetrabe, aunque
presa de una fra e ncontenbe ra.
-No ser turtanu de rey n tuyo cuando renes. Tampoco me parece
convenente.
Aunque sgu sonrendo un momento, comprend que se haba
dsgustado. Lo advert por e modo en que camb a uz de sus o|os y me
parec muy ben, puesto que ta era m propsto.
-Crees que fu yo quen env a ese tpo para que te asesnase, no es
eso? Por eo me obsequaste con su cabeza. Pues no tuve nada que ver
en eo!
-Lo s. Tampoco o gnoraba entonces.
#*)
Nchoas Gud
E Asro
-Pues por qu...?
-Porque ambos sabamos qun era e cupabe. Dme: remtste e
obsequo a a seora Naqua?
Asarhadn sonr... Con certo pesar observ que no se haba ofenddo.
Le resutaba ncomprensbe que aguen pudera creer que se ofendera a
sugerre que su madre trataba con asesnos.
-Es una mu|er muy ntegente, Tgath... Te convendra no
menosprecara.
-Exsten pocas probabdades de que cometa ese error.
-Pero es certo que..., en fn...
Se encog de hombros como s audese a aguna debdad rdcua e
ncongruente.
-Podra decrse que s aguna vez tuvo eche en sus senos, hace mucho
tempo que se transform en e veneno de as vboras. S, e mostr a
cabeza, y sabes qu d|o? No? Pues no voy a decrteo. Sn embargo e
he hecho comprender certas cosas y no debes temer nuevas vstas
nocturnas procedentes de Nnve.
-Ben: ceebro que se haya resueto este desagradabe maentenddo.
Pero, a parecer, Asarhadn era nmune a a rona. Por a expresn de
su rostro comprend que ya estaba pensando en otra cosa.
-Por qu no deseas regresar a Nnve? -pregunt por fn, fruncendo
e entrece|o entre nqueto y eno|ado-. Es por causa de Asharhamat?
Sabes que sgue a. Pese a que es m esposa, e rey a mantene a su
ado. Tres veces a mes debo despazarme desde Kaah, una dstanca de
cas cuatro beru, ncamente para yacer con ea. Es un gran
nconvenente.
-No gnoraba que estuvese en Nnve. Pero aunque no tuvese otra
razn, sta bastara para mantenerme ae|ado.
De todas as respuestas posbes, aqua parec a que deseaba or.
Tambore os dedos en a mesa y mr en torno como s buscase aguna
vctma para su eno|o.
-No s cmo has egado a dar tanta mportanca a sus abrazos,
hermano -d|o por fn enro|ecendo de ra-. De todas as mu|eres de
mundo..., conmgo es fra como e agua de una csterna.
Ignoro qu era o que esperaba. So s que e as por e antebrazo con
tanta fuerza que cre estar a punto de fracturare e hueso.
-Ser me|or que no vovamos a habar de esto, hermano -repuse con
voz sbante, cas en un susurro-. Ser o me|or.
-Ben, ben! Como queras. Cre que, despus de tanto tempo... -se
dscup berndose con dfcutad de m mano.
-Entonces an eres ms neco de o que e propo rey magna.
De pronto se evant de a mesa como s hubese vsto a una serpente.
Todas as mradas convergeron en e ncuso a msca de as fautas
enmudec repentnamente. |ams haba vsto una expresn como a
suya: fue como s e hubesen gopeado.
Y dando meda vueta sa de a habtacn.
#!*
Nchoas Gud
E Asro
Sn duda aque ncdente consttuy e tema de muchas conversacones
entre a guarncn, y es posbe que formase parte de muchos despachos
secretos que me constaba encontraran vdo destnataro en Nnve,
aunque no poda advnar qu consecuencas se dervaran de eas.
Durante os dos das sguentes no v a Asarhadn, que ceebr
reunones prvadas con os membros de su squto. Pretextando resover
asuntos ofcaes, coma soo y se perda de vsta. Aquea acttud no me
sorprend. Pareca muy prudente que permanecsemos o ms ae|ados
posbe uno de otro. N squera me preocupaba o que pudera estar
tramando.
-No es fez, h|o mo -sentenc Merope-. Los doses, con su especa
sabdura, os han asgnado dferentes destnos, y est tan descontento
con e suyo como t con e que te ha cado en suerte. Asarhadn es de
temperamento despreocupado y aegre: s hubera sdo un smpe
sodado, a exstenca e habra resutado ms amabe, pero condenado a
ser marsarru se sente nseguro y no, sabe qu hacer n en qun confar.
Ese manto habra estado me|or sobre tus hombros.
Le respond con un encogmento de aqueos hombros tan apropados
para sostener e peso de poder porque m madre se expresaba con gran
sensatez.
-Ou debo hacer entonces? -e pregunt.
-Lmtate a compadecere y ser su amgo..., pase o que pase.
Pero me resutaba dfc ser amgo de m hermano.
A tercer da, cuando Asarhadn se aventur de nuevo a asomar a a uz
de so, se present ante m uno de sus ofcaes.
-E seor marsarru desea que e organces una cacera -anunc
mperosamente, como s se drgera a un copero.
-Una cacera? -repet asombrado, menos de contendo de a orden
que de su forma.
-Concretamente una caza. No es necesaro que sea nada muy
compcado. Dspn que haya agunos batdores y poco ms. Hay ago en
esta zona que merezca a pena?
Me sonrea evemente. Era ato, esbeto y de aspecto cudado. Tendra
unos trenta aos y pareca consderar cuanto e rodeaba, ncuso a m,
con despectva compasn, como s yo me hubese pasado a vda
qutndome e povo de os o|os en Amat. No pude menos que
preguntarme dnde habra encontrado m hermano a seme|ante
ndvduo, puesto que era precsamente e tpo de funconaro paacego
que Asarhadn sempre haba detestado. Pero, a parecer, os gustos
camban segn as crcunstancas.
-Creo que podremos consegur agunos |abaes -repuse secamente-.
Puedes decr a seor marsarru que todo estar dspuesto para maana.
Haba magnado que se tratara de una expedcn de tres o cuatro das
y pens que sera muy convenente que Asarhadn pasara agunas
noches ba|o as estreas, e|os de sus cortesanos, vvendo nuevamente
como un sodado, mas no tard en descubrr m ngenudad.
M prmer error consst en subestmar os deseos de sencez de m
hermano. Cuando sa de sus habtacones a despertar e da seaado y
#!!
Nchoas Gud
E Asro
observ os preparatvos que haba hecho, sonr y mov a cabeza
asombrado.
-E seor Tgath Assur se ha tomado demasadas moestas -repuso
en un tono bastante fuerte para que todos pudesen oro-. Ou te
parece, hermano? Nos mtamos a atar otro par de cabaos tras un carro
y samos soos? Nos anzamos a campo y desaparecemos todo un da
como cuando ramos nos?
Respond con una sonrsa a su propuesta porque me compaca en
extremo y, echando una bosa de provsones en m carro, a cabo de
cnco mnutos Asarhadn y yo abandonamos a soas a cudadea.
En as anuras stuadas a este de a cudad abunda a caza. Gran
nmero de gaceas, antopes y |abaes vagan por eas y, como en as
montaas se haban secado os pozos, merodeaba por a agn en o
pantera que se aventuraban hasta as proxmdades de as vvendas
humanas. Sn embargo, ncamente ogramos dstngur a dstanca a
aguno de esos grandes fenos porque eran demasado prudentes para
ponerse a nuestro acance sn ayuda de os batdores.
Cruzamos e pontn sobre e ro cuando an braba e roco sobre a
herba y Asarhadn mont en su cabao. Habamos paneado que yo
marchara en dreccn sur y haca e norte y que entre ambos
trataramos de arrnconar agn rebao.
-Dame a bota, Tgath -me pd, tendndome e brazo-. Perdona m
egosmo, pero a vda cortesana me ha vueto decado y sentr ms e
caor que t.
-No te preocupes, hermano, porque prevendo que esto pudese
suceder he trado dos.
Cog rendo a bota que e tenda y se march a gaope, de|ando tras
de s una nube de povo y perdndose de vsta durante varas horas.
Envd a Asarhadn porque no era un terreno apropado para cazar en
carro. Pese a que os campos estaban agostados por e so, aqu era un
terreno dedcado a cutvo, atravesado por mtpes canaes de rego,
bastante estrechos para no ofrecer dfcutad a un hombre montado a
cabao, pero que me obgaban a vgar constantemente os endebes
puentecos de madera que os campesnos haban nstaado para
cruzaros con sus carretas. Consegu descubrr un |aba, pero fue bastante
ntegente para escapar por a prmera zan|a que encontr, perdndose
de vsta. Por fn me drg haca e pe de as conas donde a caza sera
escasa, pero por o menos podra manobrar me|or m vehcuo. Tuve a
fortuna de encontrarme con un rebao de antopes que huyeron
despavordos a verme, pero estuve persgundoos y acert con m
|abana a dos de eos. Era un exceente deporte y tendramos una
magnfca cena, pues as ancas de antope son exqustas. Cuando e so
ya evaba dos horas en su cnt, comenc a preocuparme por encontrar a
m hermano.
-Has tendo suerte? -grt cuando e descubr a otro ado de a
reseca anura.
Haba atado su corce y estaba sentado ba|o un saente rocoso. Entre
as sombras ncamente dstngu su perf.
#!"
Nchoas Gud
E Asro
Asarhadn me saud con a mano, comprendendo a nutdad de
ntentar hacerse or a tanta dstanca. Fustgu ms cabaos, a os que
obgu a correr de nuevo a medo gaope.
En e momento en que haba boqueado as ruedas de carro observ
que m hermano haba dedcado escaso tempo a a caza. En e sueo,
|unto a , se vea una bosa de dtes y tena a bota en e regazo,
bastante ms tras|ada que haca unas horas, cuando se a haba
entregado. No d|o nada, pero tampoco era necesaro. Le braban os o|os
y a expresn de su rostro era ntensa y concentrada, o que sgnfcaba
que haba estado bebendo coposamente.
-Has hecho ben en protegerte de so -e d|e-. Pero s ncamente
queras emborracharte, podas haberte quedado en Amat.
-No, este ugar es ms sotaro. Adems, no estoy borracho.
Pareca cas meancco, por o que decd de|ar de atosgare. Fu a
buscar a bota de agua de m carro y me ech un chorro por as manos
para refrescarme e rostro. Ignoro en qu momento suced, pero de
pronto advert que m hermano haba desenfundado a espada y a tena a
su ado.
-Tgath -prorrump de pronto-, por qu no queres ser turtanu
cuando yo rene? Acaso porque confas en ser t e soberano?
Mr en torno y comprob que no trataba smpemente de
agu|onearme. Se ncnaba haca deante con as manos cogando entre
sus rodas, como s e nteresara reamente sabero.
-No puedo ser rey mentras vvas, Asarhadn, y no deseo comentar
este asunto contgo cuando tenes os sesos nfestados de vno.
-Ouz todava abrgas esperanzas, no es eso? -prosgu como s no
me hubese odo-. Ouz penses que aguno de tus mtpes amgos
ograr cavarme una daga por a espada y cuando est pudrndome en
e povo podrs conseguro todo: a Asharhamat, e favor rea, todo...
-Cate, Asarhadn, antes de que ovde e amor que te tengo!
-Y s me amas por qu conspras con ms enemgos, Tgath,
hermano?
Se haba puesto en cucas y empuaba su espada. F| sus o|os en os
mos y en eos pude eer que estaba ebro y cargado de ra.
-Por qu aceptaste a Arad Mak y a Nabusharuzur en tu casa
sabendo cunto me odan? Por qu, Tgath? Acaso Arad Mak te ofrec
e trono s te unas a eos para derrocarme?
Me sent tentado de compadecere. Arad Mak...! Era muy propo de
Asarhadn nterpretar torcdamente as cosas.
-No eres t quen debe decrme a qun puedo recbr en m casa n
estoy en condcones de despedr a aqueos que venen deegados por e
rey.
-Lo saba..., fue cosa de rey! -Estaba tan agtado que pate en e
sueo, ago que no e haba vsto hacer desde que era un no-. Sempre
e rey! Me oda, y sabes por qu? Sencamente porque te prefere a t.
Como espadachn Asarhadn no tena rva. Sempre me haba superado
en a ucha cuerpo a cuerpo, pues consderaba que a |abana era un arma
de cobardes. Y quz tuvese razn porque en m fuero nterno me vea
obgado a reconocer que tena medo.
#!#
Nchoas Gud
E Asro
-Acaso negas que te han ganado para su causa? -grt. En aqueos
momentos ya estaba de pe y pareca comprobar e peso de a espada en
su mano-. Te atrevers a negar que te has confabuado con eos en
contra de m?
Comprend que desde e prmer momento se haba propuesto
conducrme a aque ugar asado para matarme. Hasta ta extremo e
haban mpusado sus ceos y su desconfanza. Pero an as e antguo
amor que me profesaba e mpeda reazar su crmen a sangre fra: tena
que ofuscar su mente con vno a fn de hacer acopo de as fuerzas
necesaras para evantar su espada contra m.
M pobre hermano...! Descubr que, pese a todo, no poda menos que
compadecere. Como haba dcho m madre: ... Se sente perddo, no
sabe qu hacer n se atreve a confar en nade. Savo que entonces
pareca haberse convencdo de que deba qutarme a vda.
Por m parte hubese poddo zan|ar rpdamente aque asunto. Me
hubese bastado con mpusar a |abana y atravesare e corazn con ea,
pero os dos sabamos que no o hara. Asarhadn deseaba enfrentrseme
en un dueo, en una nobe ucha entre guaes: no era un cobarde n un
vano, n propo de asesnar a un hombre ndefenso. Como tampoco
yo, por o que me dspuse a dare o que deseaba.
Se tambaeaba geramente, estaba muy bebdo, pero an as era un
formdabe enemgo. So poda confar en que estuvese ms borracho de
o que pareca.
-No negar que te odan -repuse con eve sonrsa sn poder contener
m ndgnacn-. Y no ntentar ocutarte que me habaron de t, de tu
mpopuardad y de tu ncapacdad para ser rey. Todo esto es certo.
Acaso puedes negaro?
-Lo nego -rug tensando os mscuos de su rostro-. Lo nego! E
dos me prefr a t!
-Ests seguro? No sera por causa de agn arrego a que egaste
con e baru Rman Assur, por e que acab ahorcndose de vergenza?
Me han egado rumores acerca de que nuestra hermana..., que supongo
tampoco te sern desconocdos.
-Soy e escogdo de dos Marduk, Rey de Doses! Soy su preferdo, su
preferdo!
De modo que se trataba de eso! Eso era o que haba ogrado mbure
su madre durante todos aqueos aos!... Apenas poda creere.
-Y ahora te propones comprobar a qun favorecen os ceos, no es
eso? -repuse con una mueca de odo porque, pese a que empuaba m
espada, no poda ovdar e amor que senta por -. Entonces, ven...
Veremos qun es e protegdo de os doses! Oun sucumbe y qun se
sava!...
E so caa mpacabe sobre nosotros y su caor haca rresprabe a
atmsfera. Me adeant a pena uz y Asarhadn tambn avanz
frotndose os o|os con os dedos. Avanzaba entamente, con as pernas
muy separadas. No, tampoco dsfrutaba con aquea ucha. Me detuve
aguardando a que tomase a ncatva.
Estaba bastante prxmo para poder acanzarme con a punta de su
acero. S reamente estaba borracho, no o demostraba: su aspecto era
#!$
Nchoas Gud
E Asro
sdo e mponente, mentras se baanceaba sobre as puntas de os pes
estudando e momento de ncar e ataque.
Uno frente a otro, grbamos entamente, tratando de encontrar un
punto db de contraro, a gua que habamos hecho mes de veces
cuando ramos nos sn egar a magnar que agn da podramos uchar
en sero.
Asarhadn anz una prmera estocada que atraves os ares con
voenca, aunque sn tratar todava de acanzarme. Seguro de s msmo,
ncamente ntentaba comprobar ms reaccones: se comportaba como un
gato que |ugara con un ratn acorraado.
Le devov su acometda que rechaz sn dfcutades, como yo haba
esperado. Sn embargo no trat de aprovechar a ocasn... No era tan
neco como para caer en una trampa. Incuso ba| un nstante su guarda,
nvtndome a ntentaro de nuevo, pero aque ardd tambn me era
conocdo.
Se frot nuevamente os o|os con a mano zquerda. Sudaba
coposamente y parpadeaba ba|o e so. Reamente haba bebdo
demasado para poder combatr a a brante uz de atardecer y se senta
agobado, como un fardo eno de pedras, o que me conceda certa
venta|a, ago que me compensara de su extraordnara habdad.
Por fn se abaanz contra m, con un mandobe de zquerda a derecha
que me hubese aberto e pecho como un hgo ba|o as ruedas de un
carro s no hubese ogrado esquvaro a tempo. Pero en esta ocasn
aprovech a oportundad repartendo estocadas a destro y snestro, una,
dos, tres veces, acercndose pegrosamente, hasta que en e tmo
momento me desgarr a tnca en e hombro derecho, bandome e
brazo en sangre. Me apresur a apartarme de sn n squera comprobar
cuan profunda haba sdo a herda: estaba demasado ocupado tratando
de conservar a vda para sentr door.
Y de pronto parec vacar un nstante, breve pero que me bast para
recuperar e equbro. Se detuvo y me mr f|amente, parpadeando como
s de repente no recordase qun era yo o por qu se encontraba a. Fue
cosa de un nstante porque a momento reanud su ataque. Pero en esta
ocasn detuve e mpacto de su espada con a ma, ogrando desvara.
Advert que comenzaba a sentrse fatgado. Aqua sera m
oportundad para agotaro.
Tena e rostro y os brazos cubertos de sudor y empezaba a dar
muestras de desesperacn. Haba sdo e prmero en derramar sangre,
pero saba que no tendra mucho tempo para dsfrutar de aquea venta|a.
Se propona acabar conmgo antes de que e faasen as fuerzas, por o
que sgu acosndome, rechazando ms avances como s tratara de
abrrse camno por un caza. Cada vez resutaba ms fc defenderse de
.
Por fn comet un error. Se adentr excesvamente en m terreno y
ogr acertare en e dorso de a mano con a punta de m espada.
Fue poco ms de un araazo, sufcente para cortare a pe y, aunque
sn duda e escoc muchsmo, creo que e sorprend ms. Lanz un
chdo y de| caer e arma: no necest otra nvtacn.
#!%
Nchoas Gud
E Asro
Por aguna razn ncomprensbe en nngn momento se me ocurr
matare. Arremet smpemente contra , grtando con toda a fuerza de
ms pumones, tras propnare un terrbe mpacto con e hombro en a
boca de estmago. Asarhadn tos expeendo e are de sus pumones y
camos rodando por e sueo sn que m hermano tratara de ofrecerme
resstenca: estaba demasado ocupado esforzndose por reguar e rtmo
de su respracn.
Cuando ogr recuperarse yo me encontraba encma suyo. Apoyaba a
roda en su pecho y a ho|a de m espada en su garganta, mentras que
profera breves estertores en un ntento de enarse de are os pumones.
Tard unos momentos en darse cuenta de que estaba sobre .
-Te sentas demasado seguro -mascu entre dentes cego de ra.
En aque nstante me cre capaz de matare. Ouz e savaran ms deseos
de hacere saber cunto haba consegudo que e odase-. Oue os doses
te madgan eternamente! Estabas demasado seguro! Te has vueto
db, hermano. Te has convertdo en un borracho neco y estpdo. De
otro modo no estaras en e sueo con e fo de m acero en e cueo.
-Entonces acaba en seguda! -rug-. Adeante..., haz o que
deseas! Mtame!
Se qued rgdo aguardando e gope. Levant e arma. Era hombre
muerto: o haba decddo. Poda consderarse degoado.
Pero m brazo no me obedec. Entonces comprend que no podra
hacero, que me sera mposbe qutar a vda a Asarhadn.
Apoy e fo de arma en su cueo hasta que brot una tenue nea ro|a
de sangre.
-Y qun te vengara s o hcese, hermano? Oun? Acaso e
e|rcto? Lo crees as? O e rey? No... E rey se sentra muy dchoso y
rogara a os doses que me pusesen en tu ugar. Cunto tempo crees
que tardara en entrar en a Casa de Sucesn, hermano? Y entonces o
tendra todo, ncuso a Asharhamat. Pensas que ea orara tu prdda,
que yo no podra dormr tranquo temendo e odo de tu vuda?
No respond. Aunque qusera ntentaro, aunque egase a
comprenderme, as paabras no saan de sus abos. Se mt a mrarme
furoso, aguardando a muerte en cuaquer momento.
-O ta vez confas que tu madre tranquzara tu esprtu con m
sangre? Lo crees as, Asarhadn? Yo no. Imagno que m padre, que es
bastante ntegente para apastar os escorpones que encuentra en su
camno, ordenara que fuese decaptada en seguda que tuvese notcas
de tu muerte. Ou pensas que detene m mano?
Mov os abos como s se dspusese a pronuncar aguna paabra sn
apartar un nstante sus o|os de m. Por fn se humedec os resecos abos
y o ntent de nuevo.
-No penso supcarte cemenca -susurr-. Mtame, madto seas!
Yo cas oraba de raba. Le as por a tnca y e obgu a evantarse,
apartndoe de un gope capaz de rompere as costas con a parte pana
de m espada.
Pero Asarhadn se mt a grur sorprenddo. Por fn, cuando vovmos
a sentarnos, hund a cabeza entre as rodas y vomt, manchando e
#!&
Nchoas Gud
E Asro
sueo de vno ro|o y agrado. Regres a carro y e ofrec a bota de agua
para que se en|ugase a boca.
-Por qu no me has matado? -pregunt por tmo-. No hubera
poddo reprochrteo.
No me senta con nmos para responder. Me apart de agtado por
una emocn mezca de ra y horror. Durante argo rato no ogr artcuar
paabra.
-Por qu no me mataste? -rept.
Me sorprend advertr que pareca muy tranquo.
-Ests vvo... No te basta?
Sgu sentado apoyando os codos en as rodas y mrando a nfnto.
Pareca agotado.
-Supongo que debera ser as.
No respond.
-No penso pedrte perdn, Tgath -murmur, contempando su mano
herda, mentras abra y cerraba e puo-. De todos modos no o
merezco.
Tampoco tena que pedrmeo porque, aunque no poda decrseo, ya e
haba perdonado. Sn embargo, ambos sabamos que |ams podramos
ovdar aque ncdente, que se nterpondra para sempre entre nosotros.
-Cmo est tu hombro? -pregunt.
Lo certo era que haba ovdado m herda. La examn y comprob que
era mpa y poco profunda. Me doa mucho, pero aqua era una buena
sea.
-No me causar a muerte -repuse-. Y tu mano?
-So es un rasguo, pero me dueen as costas.
-Ceebro que sea as.
Nuestras mradas se encontraron y Asarhadn sonr. Pareca
snceramente apenado. Yo e respond con una eve sonrsa..., era o
mxmo que poda hacer. Me sent a su ado y beb un trago de agua.
-Pero Arad Mak y Nabusharusur conspran contra m, verdad?
-Desde uego. Apenas haban de otra cosa.
-Por o menos podas haberme advertdo.
-Acaso te hubese nformado de ago que gnorases?
Mov negatvamente a cabeza.
-E rey os ncta a eo..., o por o menos smua ser cego y sordo.
Nuestro padre apoya a todo aque que cree que puede debtarme. En
cuanto ocupe e trono matar a Arad Mak.
-Arad es tan nofensvo como un recn nacdo. Es preferbe que
emnes a Nabusharusur.
-A ese eunuco?
-S, ese eunuco. No durars mucho tempo en e trono s no aprendes a
desconfar de seres como Nabusharusur, hermano. Aunque su vana est
vaca, esconde a daga en a espada.
Asarhadn asnt como s hubera comprenddo.
-Ser me|or que vendemos nuestras herdas -observ-. Y urdamos
cuaquer hstora para |ustfcarnos a nuestro regreso. Ou te parece s
decmos que se voc nuestro carro, Tgath?
-S...
#!'
Nchoas Gud
E Asro
-No vover a desconfar de t.
No pude contener a rsa, que son amarga en ms propos odos.
-No me crees, verdad?
Regresamos a Amat, y Asarhadn, con gran consternacn de su
squto, orden que se dspuseran a partr para Kaah a a maana
sguente. Nos despedmos con un abrazo porque estbamos
acompaados de mucha gente, pero ambos ramos muy conscentes de
que a prxma vez que nos encontrsemos no sera como amgos.
#!(
Nchoas Gud
E Asro
##!!!
Cnco das despus de a marcha de Asarhadn tuve notcas de que se
haba producdo una ncursn en a frontera de este. En s no consttua
un ncdente muy mportante: un grupo de banddos medas haba
rrumpdo en nuestra provnca de Zamua y atacado a un grupo de adeas
no e|os de a cabecera de ro Turnat, ago que poda esperarse que
sucedera ocasonamente, cuando haca aos que os hombres cas
haban ovdado e estrpto de a ucha. Sn embargo, aqu era e
pretexto que yo haba estado esperando.
Escrb a rey a Nnve pdndoe permso para ponerme a frente de as
guarncones de este para emprender una campaa en os montes
Zagros. Me propona evar ms estandartes de guerra hasta as puertas de
os brbaros y recordares, puesto que parecan necestaro, que as
terras de Assur no eran como e puesto de un bazar que podan saquear
cuando es puguese.
La respuesta de soberano no se hzo esperar:
He aprendido a transigir con tu impaciencia, hijo mo, aunque tal vez
sea cierto que hace demasiado tiempo que estamos en paz y las tribus
del este comienzan a creer que nos hemos afeminado. Te doy plenos
poderes en este asunto. Obra segn tu voluntad.
Pero yo ya haba tomado meddas cursando rdenes para que as
guarncones de norte me envasen a mtad de sus fuerzas que deban
reunrse conmgo en una zona especfca prxma a a cudad fronterza de
Musasr, haca a que me drg acompaado de as me|ores compaas de
a fortaeza de Amat y de aqueos antguos cantaradas de quradu que
seguan con vda, comprenddo Lushakn, quen aseguraba estar harto de
dedcarse a a nstruccn y decddo a venr, aunque hubese tendo que
segurnos en a retaguarda con as muas de carga. Y as comenzaron ms
dos aos de ucha contra os medas.
Es una gente extraa, en certos aspectos nada parecda a todos
aqueos que he encontrado en una vda ena de sorprendentes
contrastes. Y desde os das de m |uventud en que combat contra eos,
haban egado a convertrse en una gran nacn. Ya entonces crean que
e futuro estaba en sus manos y posbemente estaban en o certo,
porque no es fataba astuca n vaor. Es posbe que egue un da en que
se extendan por e mundo como una paga de angostas, pero confo no
vvr para vero... E|erceran un nocvo nfu|o sobre a terra de ms
antepasados.
Durante e renado de Sennaquerb haca ya cas doscentos aos que
combatamos contra eos, desde os tempos de Raman Nnar, tercer rey
de este nombre, que condu|o sus e|rctos hasta as terras de este y a
#!)
Nchoas Gud
E Asro
se encontr con una raza de |netes que evaban os cabeos muy cortos,
uchaban con anzas y se daban a s msmos e ttuo de aros o
nobes.
Aqueas terras son buenas, pese a que no estn tan ben regadas
como as anuras de Tgrs, y por entonces a mayora de trbus, aunque
no todas, haban dado fn a su exstenca nmada y se haban nstaado en
puebos y adeas por as accdentadas aderas de os montes Zagros,
donde practcaban a agrcutura en os vaes y apacentaban su ganado y
sus cabaeras en as estepas que se extenden en suave decve hasta os
desertos sanos de norte. Ignoro de dnde procedan y, aunque eos
auden a su pas de orgen como un ugar donde crece ata a herba,
|ams conoc a nade que me o confrmase. Sn embargo me consta que
egaron como conqustadores, y que cada trbu somet a os antguos
habtantes en su propo terrtoro como s fuesen os amos, sendo
consderados por eos con e mayor despreco porque se crean reamente
eegdos por os doses, y eo os haca comportarse con cruedad. No
obstante, esta ncemenca se vea mtada por su debdad, porque,
aunque se reconocan a s msmos como un puebo, estaban dvddos en
muchas trbus que guerreaban entre s con tanta fereza como contra as
restantes nacones. Pero esta stuacn comenzaba a dar un cambo.
Unos dez aos antes de m nacmento, durante e renado de Gran
Sargn, una partda de banddos atac nuestra guarncn de Kharkhar y
sorprend a os vgas, a os que nfg una terrbe carncera. Su
cabeca, un ta Ukshatar, tom e ttuo de rey o, segn dcen en su
engua, de sha de todos os medas, y reamente haba ogrado reunr una
confederacn de trbus que tuveron en |aque a os e|rctos de Assur
durante varas campaas. Fnamente Ukshatar fue capturado y exado a
oeste, donde mur, pero de| un heredero, un |oven amado Daaukka,
cuyo nombre haba odo muchas veces desde que egu a norte.
Las dstntas trbus estabecen a veces aanzas poco frmes o haan
agn ob|etvo concreto ba|o a dreccn de un |efe enrgco, pero
seme|ante undad ncamente se mantene hasta que ega a vctora, o a
derrota. S trunfan, s combnando sus fuerzas consguen desembarazarse
de un enemgo ms db, entonces, nevtabemente, os ndeseabes
comenzan a dsputar por e reparto de botn. Y s sus fuerzas se dspan
en dfces bataas, y aqueo era precsamente o que e destno haba
decddo reservar a os medas, entonces perden a fe en sus caudos y
sus grandes seores acaban sendo decaptados, mentras os hombres
sencos supcan msercorda a enemgo. Yo no tema a Daaukka n a
nngn otro cabeca que a frente de agunos mes de anceros osara
atrburse e ttuo de sha de os aros. No era por sus hombres que os
medas se haban vueto repentnamente pegrosos, sno por sus deas.
Daaukka so era e vehcuo escogdo d una nueva fuerza que se haba
nftrado en a magnacn de sencos pastores y campesnos,
hacndoes creer que eran ms mportantes porque haban encontrado
un nuevo ob|eto de adoracn y un nuevo dos.
Los hombres de occdente son potestas y eso os hace mutuamente
toerantes. A os egpcos no es mporta que os babonos adoren a
Marduk, n a stos que os httas veneren a Teepnu. ncamente entre
#"*
Nchoas Gud
E Asro
eos se drme e orden de prordad de taes doses, y es opnn
generazada que os hombres honrados deben reazar sacrfcos en os
atares de sus antepasados. Es certo que os hebreos adoran en |ud a un
soo dos, a quen consderan seor de unverso, pero son un puebo
nsgnfcante y pendencero: os medas eran ago muy dstnto.
Ignoro de dnde procede su nueva regn. Los medas haban de un
gran maestro, un profeta de su propa raza amado Zaratustra, pero
|ams be poddo descubrr qun era o s por entonces segua vvendo. A
|uzgar por a veneracn que se e profesaba no poda compararse a
nngn otro conocdo en e mundo y se expresaba en unos trmnos
amenazadores, transmtendo un mensa|e de destruccn y fuego en un
mundo baado en sangre nocente.
Sus prncpos son bastante nofensvos: exste un soo dos amado
Ahura Mazda, Seor de a Sabdura, o smpemente Ahura, que debe ser
venerado sobre todos os dems. Ahura es todo pureza, su cuerpo es e
ceo y e so sus o|os, y ha creado a todos os restantes y nobes doses,
os Spenta Manyu o Generosos Inmortaes, que son ses. En e extremo
opuesto se encuentran os demonos de mundo, e prmero de os cuaes
es Ahrmn.
Esa gente cree que todo este proceso se dvde en tres etapas, cada
una de as cuaes comprende tres m aos. La prmera fue una edad de
oro en a que Ahura y Ahrmn eran uno y creaban e mundo. Como e
conocmento de una cosa depende de su contraro, entonces no exsta e
ma. Pero fnamente se separaron, convrtndose uno de eos en Aque
que es a Vda y e otro en Aque que es a Muerte, y as comenz a
segunda etapa, una poca de confusn y uchas entre e ben y e ma. La
tercera etapa comenz con a aparcn de maestro Zaratustra y
concur, cuando egue e da, con e trunfo de ben y a reconstruccn
de mundo, que entonces durar eternamente.
Todo esto no dfere gran cosa de as creencas de otros puebos que
adoran a un nco dos como seor de todos os dems y reconocen a
exstenca de esprtus magnos. La dferenca consste en e sstema de
acceso a esos doses y esprtus magnos, porque mentras que os
babonos, os egpcos, os hombres de Assur e ncuso os gregos -es
decr, todas as nacones cvzadas de mundo- creen que es |usto
ofrecer pegaras y sacrfcos a todos os doses, tanto buenos como
maos, hacndoos procves a a cemenca, os medas ncamente
proferen madcones contra Ahrmn y sus segudores. Toda nqudad,
aunque emane de os propos doses, debe ser escarnecda, y e ob|eto de
a oracn y os sacrfcos consste en fortaecer a Ahura en su ucha
contra Ahrmn, nfundr vaor a su esprtu y mortfero poder a sus
membros. Por eo os hombres se converten en sodados en ese
enfrentamento de os doses, con a facutad de aceerar e trunfo
defntvo de a uz sobre as tnebas. Tan grande es a fe que es nspran
sus oracones, a as que dan e nombre de mantra, que magnan que
as paabras tenen una fuerza ndependente de os doses, por o que
creen que os protegern de os maos esprtus, aunque sean
pronuncadas por un extrao, por aguen que desconozca ncuso su
sgnfcado. Como ya he ndcado, es un cuto extrao.
#"!
Nchoas Gud
E Asro
De modo que todo cuanto atae a a exstenca resuta muy caro para
eos. Habtan en un mundo dvddo entre uz y oscurdad, ben y ma,
perfeccn y corrupcn, y as dferencas entre ambos son perfectamente
caras: o se rnde cuto a Ahura o a os demonos. No exste una va
ntermeda. Los segudores de verdadero camno sern premados en esta
vda y en a otra; os dems se vern sometdos a as ms terrbes
condenas.
La extrema sencez de estas creencas ha contrbudo en gran manera
a hacer de os medas un puebo vrtuoso porque comprometen toda su
exstenca en sus aspracones de pureza. Son exceentes campesnos
porque su profeta predca que cutvar a terra y hacer fructfcar os
desertos son abores que agradan a Ahura. |ams menten, aunque traten
con un nfe, n voan e menor apartado de un contrato porque Ahura
rechaza toda fasedad. Son carosos con os anmaes, en especa y
preferentemente con e cabao, e cameo, e perro, e gao y a vaca,
porque son os predectos de Ahura, y no sacrfcan a os anmaes n
nterpretan e futuro en sus entraas porque tambn o prohbe su dos.
En readad, a os medas os preocupa tanto evtar todo tpo de
contamnacn que dentfcan con Ahrmn y as fuerzas de ma, que a
muerte consttuye un gran probema para eos. Puesto que os tres
eementos, terra, fuego y agua, estn consagrados a Ahura, nnguno
debe ser profanado con e contacto de un cadver y, por consguente, no
pueden ser enterrados, ncnerados n arro|ados a mar. Cmo dsponer
entonces de os cadveres?
Esas gentes han encontrado a soucn exponndoos en os te|ados de
atas torres de pedra a as que dan muy acertadamente e nombre de
torres de senco, donde son rpdamente descarnados por as aves
carroeras. Todos aqueos que estn en contacto con un cadver se ven
asmsmo contamnados y deben purfcarse avndose con ornes de
vaca.
Se haa muy dfundda entre eos a creenca de que e Pas de a
Muerte se haa presddo por un dos amado Yama, que enva cada da a
sus perros a ofatear a aqueos a quenes ha egado su hora y os
agrupan como un rebao para conducros ante su presenca a fn de ser
|uzgados para toda a eterndad. Esos anmaes son negruzcos, de ancho
hocco y tenen cuatro o|os, y por esa razn sempre destnan a un perro
banco con ore|as amaras, que consderan su susttuto adecuado, para
proteger a os cadveres de os maos esprtus.
Pero as enseanzas atrbudas a profeta Zaratustra son ago dstntas.
Est escrto que os hombres, a su muerte, cruzarn e puente de
Segador. S durante su vda han segudo un sendero tenebroso, resbaarn
y caern en a Casa de as Mentras, pero s han recorrdo e camno de
Ahura se es permtr entrar en a Casa de a Aabanza, resdenca de os
seres puros.
Los medas creen que a pureza que conduce a a gora eterna tambn
tene su premo en este mundo y que ste puede transmtrse de
generacn en generacn. Ahura protege a sus segudores
concedndoes ganado, cabaos, numerosos h|os y arga vda. Y os
dfuntos que han evado una exstenca vrtuosa se converten en una
#""
Nchoas Gud
E Asro
representacn a escaa reducda de a dvndad y recben ofrendas de sus
descendentes, que pueden nvocar su ayuda contra e poder de Ahrmn,
obtenendo de ese modo toda case de bendcones.
Y as es cmo esas trbus montaesas que hasta poca tan recente no
haban egado a fundar cudades y evar una vda sedentara, se
convrteron en una amenaza para todas as nacones cvzadas. Porque
so a duda y e temor de a muerte posbta una apacbe convvenca
de os puebos, y esas gentes se haban vsto bres de taes mtacones
con su nueva regn. Su orguo raca es haca creerse dstntos de resto
de a humandad y, por aaddura, su profeta es haba mbudo a vrtud y
e despreco haca aqueos que no sgueran e camno de Ahura,
prometendo recompensaros en este mundo y en e otro. La ucha contra
e ma se haba consttudo en su ob|etvo en esta vda y, fuera de mgco
crcuo de su propa nacn, vean e ma por doquer. Para taes seres a
muerte es una bendcn, conqustar un deber y a cemenca a ms
odosa de as debdades. Con seme|antes eementos y consttudos en un
e|rcto dscpnado, un rey dotado y ambcoso poda barrer a terra.
De modo que no era a Daaukka a quen yo tema, sno a a voz de su
profeta.
En e qunto da de mes de Tammuz drg m mrada a so nacente y
part haca e pas de os medas a frente de un contngente de ses m
hombres. Deba reunrme con otros tantos en Musasr, desde donde
marcharamos haca e sudeste, sguendo a nea de as conas que
fnamente se concretan en os montes Zagros, hasta que egsemos a
Zamua y a a fortaeza de Hamban.
Aquea cudadea pequea y amodorrada se haba vsto
repentnamente nvadda hasta rebosar por una muttud de campesnos
hambrentos y sucos de povo que, tras reunr en agunos fardos todas as
pertenencas que puderon acarrear, egaban a raudaes de as extensas
anuras de orente, buscando a proteccn de aqueos muros de adobe y
de os sodados de su dos y su rey. Venan huyendo de a fura de os
medas y en sus rostros an se ea e terror de cuanto haban vsto y
sufrdo, aunque a a sazn pasaban grandes prvacones porque en a
fortaeza no haba bastante grano para amentaros.
-Son como obos, seor...; no conocen a pedad -me d|o un ancano
que yaca sobre una estera |unto a a muraa de a cudad aguardando a
muerte-. Nos roban os bueyes e ncendan nuestras casas y nuestros
campos; asesnan a todo aque que encuentran a su paso. Yo soy ve|o y
no me mporta, pero han cado tantos |venes... -Y se e enaron os o|os
de grmas, como s estuvera presencando de nuevo todas aqueas
atrocdades que no se atreva a menconar-. Prefero morr aqu: no
deseo regresar a m casa.
-Yo r en tu ugar -e d|e-. Y todo vover a ser como antes porque
prevaecer a |ustca dvna.
Se vov a mrarme, f|ando os o|os en m rostro como s no me
hubese comprenddo.
#"#
Nchoas Gud
E Asro
-Dos -d|o por fn-. S, dos...
As nos enteramos de o que bamos a encontrarnos cuando
marchsemos haca e este y entrsemos en a devastada regn conocda
como Dur Tuqe.
Dur sgnfca fortaeza, pero s os sodados de Assur tuveron
aguna vez una guarncn a, haca mucho tempo que se haba retrado
a as cudades ms cmodas y fcmente defendbes de a cuenca de ro
porque, a smpe vsta, no se dstnguan en aque ugar muraas de
adobe, torres de vganca, patos de armas n carreteras surcadas por as
ruedas de os carros de guerra. En aqueas terras creca a cebada y,
desde haca sgos, nngn hombre se haba armado con ago ms
ofensvo que un smpe azadn. Y a era donde os medas haban
sembrado a destruccn.
Yo era un sodado endurecdo por cruees experencas, pero cuando
mr en torno me sent enmudecer por a ra ante aque pasa|e en e que
renaba e horror. Los p|aros carroeros estaban tan ahtos que apenas
podan voar y se posaban |unto a as zan|as de rego atestadas con os
cadveres de os propos campesnos que as haban construdo y en as
anuras aparecan dsemnadas os snestros y ennegrecdos restos de as
adeas ncendadas. Cabagamos durante horas oyendo ncamente e
rumor de vento: no haba nade, todos haban hudo o sdo asesnados.
Todo aqueo haba sdo obra de os medas, de os aros, os nobes.
Entonces an no o saba, pero mentras recorra con a mrada aqueas
terras desoadas estaba contempando a gora de su dos Ahura y a
fuerza de su paabra, y cuanto vea era muerte y destruccn.
Cuando egue e momento es devover toda esta devastacn -
pens-. Los matar a mes, convertr en escavos a sus mu|eres e h|os,
ncendar sus cudades y sus campos. Y recordarn m nombre hasta e
fn de os tempos porque cerrar ms odos a a pedad.
Aquea noche acampamos |unto a un acantado en e que apareca
escupda a magen de Gran Sargn, cuya fgura, que dupcaba e
tamao de un ser humano, o representaba para de|ar constanca de su
gora. A os pes de soberano fguraba una nscrpcn que era una
advertenca y una madcn: Extran|ero, te dspones a entrar en e pas
de Assur, Seor de os Ceos, Dspensador de Vctoras, H|o de a
Sabdura y e Poder. En este ugar prevaece a ey de os monarcas que
son poderosos en a guerra. Los enemgos de Assur se baarn en su
propa sangre.
De a mano de rey surgan sendas cuerdas que su|etaban a cuatro
caudos medas arrodados a sus pes con os brazos evantados en
acttud supcante y os abos ensartados con argoas para manteneros
sumsos como ganado. Haba egado e momento de |ustfcar a |actanca
de m abueo.
Los ofcaes ms antguos que me acompaaban en aque e|rcto
apresuradamente organzado, |unto con agunos que haban combatdo en
e ro Bohtn e ncuso en Babona, y otros cas desconocdos, formaron
un crcuo en m tenda, mentras que yo es expcaba os panes que tena
para a campaa. Ante nosotros, dbu|ada en carbonco sobre una pe de
toro, se encontraba una copa de mapa utzado dez aos antes de que
#"$
Nchoas Gud
E Asro
yo nacera por e soberano Sargn en su ucha contra os medas. Las
seaes eran muy escuetas: ms a de una accdentada sucesn de
montaas se vea uno o dos ros y aparecan os nombres de dez o doce
nceos habtados que tanto podan corresponder a puebectos de unas
cncuenta famas como a grandes cudades.
-Tendremos que avanzar con cudado -os prevne-. Envaremos
observadores con dos o tres das de anteacn para que exporen e
terreno... Vamos a uchar con desconocdos en su propo pas y es
convenente obrar con prudenca.
-Creern que estamos asustados -coment e rab abru de a
guarncn de Arzuhna, un tpo robusto, moreno y achaparrado que se
amaba Be Itr y que tena fama de bravucn-. Ou necesdad hay de
despegar seme|antes fuerzas y avanzar torpemente por estas terras,
como bfaos ahtos de ortgas?
Y me drg una reampagueante mrada como s ya e parecese
escuchar as rsas de sus enemgos, hacndome nco responsabe de tan
nsoportabe humacn.
-De|a que os medas pensen o que queran. S este ao ncamente
es cortamos as puntas de os dedos, e ao que vene voveremos a por
todo e brazo -repuse sonrendo, sabendo que a un hombre como Be Itr
e costara comprenderme.
Me propongo reducr a esos brbaros a senco -prosegu en
trmnos ms generaes-. Cuando hayamos concudo nuestra msn, no
se aventurarn a sar de sus montaas durante una generacn, y quz
n squera entonces. Pero sta no ser obra de una soa campaa. De
modo que convene hacer creer a estas gentes que tan so hemos vendo
a ncordar a agunos pobados y que, satsfecho nuestro honor, nos
apresuramos a regresar a nuestras cmodas y grandes cudades. S
magnan que nos hemos vueto decados, no tardarn en convencerse de
su error.
Por tanto ahora propongo que sgamos esta sucesn de montaas
hasta egar a Ep y, una vez a, nos dvdremos en tres seccones que
convergern en este punto amado Ecbatana...
De modo que partmos en dreccn este haca e pas de os medas con
un e|rcto de doce m hombres y sntendo a cada nstante sobre
nosotros a mrada de nuestros enemgos, que no eran ms que eso, una
presenca nvsbe que enrareca e ambente y a a que tardaramos ms
de doce das en ver e rostro.
Nunca ovdar a prmera vez que me encontr aquea raza de
guerreros. Apenas haba pasado una hora desde a sada de so y an no
habamos cuberto un beru de nuestra marcha dara, cuando de repente
ac os o|os y os descubr. Era un grupo formado por unos vente |netes
que haba aparecdo en a cumbre de una pequea cona, como s brotase
de a terra. No pude magnar cmo habran consegudo pasar
nadvertdos para ms espas, pero no me sorprend puesto que se
encontraba en su propo terreno y nosotros ramos extran|eros.
Levant e brazo ordenando a toda a coumna que se detuvera.
Habamos egado a as estepas de os montes Zagros, una nmensa
pradera que se extende ntermnabemente. A nuestra zquerda, hasta e
#"%
Nchoas Gud
E Asro
propo mte de horzonte, se dstngua una tenue y pda cnta de uz
confusa en e horzonte anuncando a exstenca de un vasto deserto de
sa en e que se deca que e so poda anquar a una persona en una
hora derrtndoe os sesos como s fuesen agua. A nuestra derecha se
evantaban montaas estres e nhsptas rcas en escondr|os y
pequeos vaes sorprendentemente frtes, a parecer refugo secreto de
aqueas trbus medas.
Y en aqueos momentos, puesto que un grupo tan reducdo no poda
abrgar nnguna esperanza de enfrentrsenos, comprend que deban de
estar preguntndose qu desagradabe asunto nos habra conducdo
hasta a.
Cuando fnamente comprenderon que os estbamos esperando,
espoearon sus monturas y descenderon por a cona, avanzando en
heras de ocho o nueve |netes a frente, para paramentar. Sn duda se
trataba de agn |efeco oca y de os prncpaes de su can y no se
apresuraban.
E grupo se detuvo a unos sesenta pasos de nosotros, en o que
seguramente consderaron terreno seguro y bastante neutro, y yo me
adeant a su encuentro con ms prncpaes ofcaes.
Entre eos se encontraban agunos ancanos en cuyo rostro pareca
haberse grabado su experenca en os avaares de a vda; otros, bastante
ve|os como para haber uchado contra m abueo cuando nc sus
campaas en e este y que tenan e taante caracterstco de quenes han
pasado toda su vda e|erctando e mando y a omos de un cabao,
mostraban una nmensa dgndad... Advert que dos de eos, de cabeos
bancos como a neve, no apartaban su mrada de m y conferencaban
exctados en voz ba|a. Agunos eran ms |venes y unos pocos, como
suee suceder, parecan bastante necos.
Uno de eos, un hombre atractvo, de medana edad y como a mayora
ato y esbeto, se mantena ago apartado de resto y aguardaba entre un
senco expectante, observndome con cama cas desdeosa, gua que
s consderase aque encuentro un asunto que deba resoverse
estrctamente entre os dos. Levaba muy cortos os cabeos, en os que
aparecan agunas hebras grses y que su|etaba en a nuca con una cnta
ro|a, y su barba estaba cudadosamente rzada. Cazaba pesadas botas y
vesta pantaones como os esctas y una chaqueta de pe de cordero
forrada de ana, pero su aspecto e dstngua como e cabeca de todos
eos.
-Soy Uksatar, h|o de Ianzu, preferdo de Ahura y parsua de os myane
-anunc con a segurdad de que se sabe fcmente reconocbe.
-Y yo Tgath Assur, h|o de soberano Sennaquerb, que rena en e
pas de Assur.
-Te conozco, seor, y deseo saber qu te ha trado aqu.
-Conocndome puedes magnar a respuesta, Uksatar, h|o de Ianzu,
porque qu podra traer a un descendente de os soberanos de mundo a
un ugar como ste, savo a exgenca de mponer |ustca?
Y acompa ms paabras con un ampo ademn que barr e
horzonte, como ponendo despectvamente de reeve a pobreza de aque
pramo.
#"&
Nchoas Gud
E Asro
Uksatar, parsua de os myane, se mostr ndferente a nsuto.
-Tratas acaso de vengarte de a destruccn de agunas chozas de
adobe y de robo de una cabezas de ganado? -pregunt enarcando as
ce|as con aparente sorpresa-. S ncamente te propones castgar a un
grupo de ndeseabes, te acompaa un e|rcto demasado grande y no
ogrars dares acance; s has vendo dspuesto a conqustar e pas de os
aros, tus fuerzas son nsufcentes.
-Me basta con o que evo. A aque que cuda ove|as e bastan agunos
perros fees.
-Veo que e h|o de Sennaquerb, rey de Nnve, sgue tenendo una
engua mordaz -d|o aguen que se encontraba detrs de Uksatar.
Ambos nos vovmos para ver de qun se trataba y descubrmos un
cabao que se adeantaba haca nosotros y, aunque su |nete ya no vesta
a tnca azu y e chaeco negro de os uqukad, o reconoc a punto. En
su rostro redondo y embotado segua ucendo una sempterna sonrsa,
como s nada hubese cambado desde nuestro tmo encuentro, y quz
para as hubera sdo. Su puebo haba sdo dspersado, sus
compatrotas haban muerto o estaban sometdos a cautvero, pero a
aqueo no pareca mportare porque era un caudo que ncamente
mostraba fdedad haca s msmo.
-Observo que has sobrevvdo -observ devovndoe su saudo con
una gera ncnacn de cabeza-. Y, evdentemente, tambn has
prosperado.
-Un hombre ntegente sempre ogra hur con aguna parte de sus
rquezas, seor Tgath, y os hombres rcos no carecen de nfuencas.
E hombre ntensfc su sonrsa como s esperase recbr m fectacn.
En readad pareca aguardara snceramente.
-Pero ya hace mucho tempo que nos conocemos -prosgu
fnamente encogendo sus gruesos hombros-, verdad, seor? Agunos
de estos notabes temen que seas un poderoso esprtu que ha aparecdo
para castgaros de agn antguo agravo, pero yo es he asegurado que
eres...
-Basta ya, Upash! -e nterrump e parsua de os myane. Sn duda
a seor Uksatar no e compaca ver cmo me desveaban sus secretos-.
Charas como una mu|er. So debemos hacer comprender a este
extran|ero que no e tememos y que, de todos modos, os que saquean as
terras de su mpuro dos, no han quebrantado nnguna ey reconocda por
nosotros.
Se vov haca m y me observ con os o|os entornados como s
deseara fumnarme con su mrada.
-Regresa a tu patra, Tgath Assur, h|o y neto de reyes. Aqu no
encontrars ms que runas y muerte.
-En todo caso, a muerte de uno de os dos -repuse sonrente. Era una
baza que ya haba |ugado en otras ocasones-. Por e momento te deseo
que pases una maana agradabe e ncuso estoy dspuesto a creer que
eres tan vaeroso como pretendes.
Ac a mano saudndoe, pero e seor Uksatar se ech haca atrs
como s temera que descargase un gope sobre . No fue e nco en
reacconar de ta modo: varos de sus acompaantes obgaron a
#"'
Nchoas Gud
E Asro
retroceder a sus cabaos y entre eos crcu un murmuo de voces en as
que vbraba una nota de pnco.
-Dastesh| -grt uno de eos, como s de pronto se snteran
sobrecogdos-. Dastesh-setare-ye-kohn-e-5argon|
Y como un soo hombre obgaron a dar meda vueta a sus cabaos y
parteron a gaope, sn detenerse, hasta perderse de vsta.
-Por os sesenta grandes doses, rab shaqe! -excam Lushakn,
rascndose a barba, sorprenddo mentras regresbamos a nuestras
coumnas-. A qu se deber que estn tan aterados?
No supe qu respondere. Me mt a mover a cabeza tan asombrado
como .
-Yo os o dr.
Haba sdo e rab abru Be Itr quen haba pronuncado aqueas
paabras. Se acerc a nuestro ado con os hombros cados y mrada
ausente, esbozando una tenue y crue sonrsa.
-Conozco ago su engua -decar fnamente-. Cuando uno es
destnado a estos pramos sempre aprende agunas paabras. Los ha
asustado a marca de nacmento que e rab shaqe tene en a pama de a
mano. Esa estrea de sangre, como a aman, es a msma sea que
anunc a desaparcn de nuestro soberano Sargn. Por o vsto temen
que haya abandonado su tumba y se haya reencarnado en su neto para
vengarse. Creen que es su fantasma quen drge nuestras tropas.
Aquea noche tuve un sueo. Un gua evantaba su vueo haca e
ceo grando en grandes crcuos a mpusos de vento que a eevaba por
momentos. Por fn se detuvo a descansar en un aforamento rocoso;
mrando haca aba|o y a travs de sus o|os pude contempar e terreno
que se extenda ante ms pes como una afombra rugosa. A a maana
sguente d orden de abandonar as estepas e ncamos e ascenso a os
montes Zagros.
Ms ofcaes deberon de creer que me haba vueto oco porque no
pude dares nnguna expcacn que |ustfcase mtarmente nuestra
marcha de as anuras, donde por o menos no debamos temer nnguna
emboscada. Pareca no exstr razn aguna, a menos prevsbe por m,
pero una voz nteror me nspraba aquea conducta y estaba convencdo
de que deba segur sus dctados.
Durante muchos das no vovmos a ver a os medas, que sn duda
observaban nuestro avance; estaba seguro de eo, me pareca sentr sus
o|os sobre nosotros, aunque se mantenan ocutos a nuestras mradas.
Contraramente a o que era de esperar, no nos atacaron; se mantuveron
a dstanca, a a expectatva. Todos parecamos estar esperando.
La marca de Gran Sargn, a ro|a estrea que evaba desde e nstante
en que nac, en e msmo momento en que encontraba a muerte en
agn ugar de aqueas montaas. Su sedu protega ms pasos: as me o
haba dcho haca mucho tempo e maxxu cego, y ta vez fuese certo. S
en aguna ocasn estuvo a m ado, s me evt agn dao y me hzo ver
con sus propos o|os, fue entonces, en e pas de os medas, mentras
#"(
Nchoas Gud
E Asro
vagbamos por as escarpadas cumbres de Zagros tratando de or a voz
de dos.
Y por fn eg hasta m. No fue e sondo de nnguna voz nteror, sno a
certeza de haber estado antes en aque ugar, de haber escaado os
desfaderos de aqueas montaas, sntendo e vento en m rostro. Todo
aqueo me resutaba famar, saba o que deba esperar y comprenda
que, cuando o encontrase, reconocera e punto donde deba ocurrr. Y
entonces, por fn, perd ms temores porque me sent protegdo por a
mano de Assur.
Haca sete das que habamos abandonado a segurdad de ano
cuando descubrmos un ugar de rocas cacreas y cazas ba|o as que
brotaban as aguas de un mananta como sangre de una herda fresca.
A se encontraba un pastor sotaro con sus perros y su rebao, que nos
observ con expresn asustada, dudando entre hur precptadamente o
correr e resgo de quedarse. Todo aqueo yo ya o haba presencado con
os o|os de m esprtu, desperto y soando. Orden a os sodados que
evantaran e campamento, puesto que bamos a nstaarnos a.
Convoqu a Be Itr a m presenca porque ncamente comprenda
agunos trmnos de engua|e de aqueas terras.
-Has nterrogado a pastor? -e pregunt.
-S, rab shaqe. Me parec una medda prudente, aunque pretende no
saber nada. Ordeno que e degeen?
-No..., d|ae partr como una ofrenda a os doses. Te ha dcho a qu
trbu pertenece?
-A os kuumtas, rab shaqe. Segn dce, en otro tempo muy
mportantes, pero que en a actuadad cas han desaparecdo de estas
montaas.
-Te ha dcho qu ugar es ste?
-Dce que se ama a regn de os huesos. Pero que gnora de
dnde procede ta nombre.
Aunque yo s o saba, me abstuve de nformare. Y, a a sazn, ya
comprenda por qu me haba conducdo hasta a e sedu de m abueo,
que tanta gora acanz con as armas. La regn de os huesos...
Naturamente! E Gran Sargn hubera poddo expcar cmo eg a
drsee ta nombre; Narg Adad hubese mrado en torno y o habra
recordado. Ou otro nombre hubese sdo ms adecuado? Los ancanos
de a trbu myane tenan razn sntndose asustados.
-Apostad vgas en todos os atozanos -orden-, y destnad brgadas
para que caven zan|as y dspongan trampas contra os cabaos
enemgos... Nade debe descansar hasta que se haya reazado e traba|o.
Deseo que este ugar quede fortfcado como s tuvsemos que
enfrentarnos a un asedo. Esta noche, y todas as noches s es necesaro,
dormremos con as armaduras puestas. Los sodados, e ncuso os
ofcaes, montarn turnos de guarda, reevndose cada meda hora
mentras dure a oscurdad.
-Acaso esperas que se presenten aqu? -pregunt sonrendo
evemente como s me creyese oco.
-Vendrn, Be Itr, y estaremos dspuestos a recbros. Y no temas
porque e sueo se ter con su sangre.
#")
Nchoas Gud
E Asro
-Ser como t ordenes, rab shaqe.
No, sera como os doses o deseasen. E poderoso Assur, seor de os
ceos, aque cuyo poder |ams podra ser humado, cuya uz cega como
e propo so, era quen nos haba conducdo hasta aque ugar, escogendo
como nstrumento a Tgath Assur, h|o y neto de reyes, un smpe morta
a que conduce como a un perro que obedece a su amo.
Mentras dur a |ornada env observadores que exporaron todos os
accesos. Apostamos centneas en o ato de as rocas, donde ncuso entre
a oscurdad nocturna podran percbr a proxmdad de as fuerzas
enemgas, aunque os cabaos evasen envuetos sus cascos con trapos.
Nuestros carros de sumnstros, os pocos que haban sobrevvdo a va|e,
fueron echados de ado, a modo de obstcuos, para mpedr a carga de
a cabaera. Los sodados prepararon sus armas contra un enemgo que
|ams haban vsto, de cuya exstenca soamente podan far por m
paabra. Nade descans. Cuando e so se ocut, segumos traba|ando a
a uz de as antorchas.
Y por fn concuyeron nuestros preparatvos. Los cocneros gusaron a
cena, descuartzando agunos cabaos para que os sodados puderan
amentarse con un poco de carne, pero estbamos demasado cansados
para comer, y aquea noche, mentras aguardbamos, so dsfrutamos
de unas horas de reposo.
Los observadores haban do regresando todo e da, nformndonos en
todo momento de que no haban vsto a nade, n un soo hombre armado,
n un smpe pastor con un pao para matar serpentes. Nuestros enemgos
nos rehuan, aunque nunca dud que estaban bastante cerca para
tenernos a su acance en e momento en que o desearan. Aqueas
montaas estaban enas de pequeos caones en os que podan
ocutarse mes de hombres durante muchos das, ncuso meses, y ms
espas podan pasar por su ado nfntas veces sn advertr en nngn
momento as angostas hondonadas cubertas con matorraes que deban
conducr a sus escondr|os. Los medas estaban en su propo terreno, por
qu bamos a ver squera sus sombras antes de que eos se dgnaran
aparecer a nuestra vsta? Y sn embargo estaban a.
Los ofcaes se reuneron conmgo en m tenda y es esboc ms panes
y ms esperanzas, y asgn a cada uno de eos un pape en a futura
bataa. Eos, que me crean a medas, me escucharon atentos y en
senco, aunque con hosca expresn. Creo que agunos huberan estado
dspuestos a reevarme de mando y devoverme a Nnve atado a una
estaca, pero habra sdo una grave medda azarse contra e propo h|o
de rey, por o que se guardaron mucho de formuar sus opnones y, por e
momento, acataron ms rdenes en senco.
Cuando sa de a tenda me aguardaban os sodados. Tambn eos
dudaban, pero eran hombres sencos para quenes a paabra de rab
shaqe era ey, y por eo, una vez concudo su traba|o, aguardaban
pacentemente para recbr nstruccones y ponderar por s msmos a
fnadad de su presenca en aque ugar. Y esto deba decrseo e seor
Tgath Assur, shaknu de as provncas de norte, h|o y neto de reyes:
tenan derecho a eo.
##*
Nchoas Gud
E Asro
Me sub sobre uno de os carros vocados y contemp aque mar de
rostros, aquea muttud que murmuraba a a vacante uz de os fuegos y
antorchas de campamento. Ou podra decres para egar a su
entendmento y ganarme su confanza? Lo gnoraba. Abr os abos y
comenc a mprovsar:
-Hombres de Assur, servdores de un dos prudente! A gua que e
gua, tambn vuea descrbendo crcuos sobre nosotros, pero
sempre regresa a msmo ndo. Assur no confa en hombre aguno, mas
amenta en su seno su venganza y aguarda pacentemente. nos ha
trado hasta aqu para que podamos satsfacer sus deseos y contempar
con nuestros propos o|os a fuerza nvencbe de su vountad.
En estos momentos nos encontramos en un sueo que ha santfcado
para recbrnos porque aqu, en esta meseta ata y rocosa, hace
venttantos aos que e Gran Sargn, rey de pas de Assur y predecto
de dos, sucumb a manos de sus enemgos. Aqu fue donde encontr a
muerte. Esta terra dura como e pederna se empap de su sangre y
ahora e rey de os ceos y a terra nos ha conducdo hasta ea para que
por fn sea vengada a muerte de nuestro soberano.
Sus vtores ahogaron ms paabras como truenos y su eco se rept de
roca en roca hasta obgarme a guardar senco. Me pregunt s habran
dado crdto a ms paabras a a fra uz de a maana.
-Assur es rey! -grtaban-. Assur es rey! Assur es rey! Assur es
rey!
Y en a noche resonaba e eco de sus voces.
Ignoro s me crean. So s que haba ogrado transmtres m vountad
y que bastara una soa paabra ma para que desen a vda por a gora
de dos. En os corazones de a gente senca se encuentra a nca
verdad.
Ac m brazo conmnndoos a guardar senco.
-Todos conocs a hstora de a estrea de sangre que surg en
orente a noche en que mur e poderoso Sargn; agunos de vosotros
ncuso quz a veras, puesto que br en os ceos como una antorcha.
Y todos habs vsto a marca que tengo en a mano!
Les mostr a pama para que puderan vera y un murmuo recorr sus
fas, porque os hombres temen taes cosas. Y es |usto que as sea.
-Esta sea a he tendo desde e momento en que nac, e msmo
nstante en que e rey Sargn, padre de m padre, encontraba su simtu en
esta terra. Yo nac cuando mora.
Y aquea noche a estrea de sangre br en e ceo como una herda
en a propa carne de dos... Y e bendto Assur, que tena un propsto
ben defndo cuando me mpuso esta sea!
-Assur es rey! -grtaron, retumbando sus voces como e eco de
tambores-. Assur es rey! Assur es rey!
-E enemgo acudr aqu a nuestro encuentro! -grt cuando
comprob que podan orme-. Ta vez esta noche, quz a prxma, pero
vendrn arrastrndose entre as sombras como chacaes. Los conocs:
son os herederos de aqueos que asesnaron a nuestro rey, que e
arrebataron a vda y retuveron su cadver para obtener un rescate de su
h|o, que a su vez es padre mo, quen se vo obgado a pagares con oro y
##!
Nchoas Gud
E Asro
pata para consegur enterraro en a terra de sus antepasados. Eos
vovern aqu, como hemos regresado nosotros, creyendo que de nuevo
van a nfgr una enorme carncera entre nuestras fas, pero en esta
ocasn sern eos quenes perezcan!
E poderoso Sargn, predecto de dos, orguo de su nacn... No haba
un soo sodado en e e|rcto rea que no reverencase su nombre y su
recuerdo. S, aqueos hombres sencos ucharan, me creyeran o no,
porque faban en y en a grandeza que haba consegudo para su
nacn. Lucharan para vengar su muerte acaecda haca tantos aos. Y, s
no fuera por eso, por e honor de morr donde haba muerto.
Cada hombre ocup aquea noche su puesto con e corazn henchdo
de esperanzas. Nade cerr os o|os..., a todos nos fue mposbe concar
e sueo. Aguardamos en senco, como hermanos, h|os de msmo padre
espectra, undos en un soo esprtu y vountad. No se pronuncaban
paabras porque no haba ugar para eas. Todos habamos comprenddo
sn necesdad de expresarnos oramente. Y, en aque aspecto, yo era
como uno ms.
En as tmas y fras horas que preceden a aba recb a sea que me
susurr uno de nuestros centneas, advrtndonos de a egada de
muchos cabaos.
De todos os nnumerabes horrores de a guerra, e peor es a espera.
Estbamos dspuestos a absorber todo e mpetu de ataque enemgo
cuyas fuerzas y nmero desconocamos, un enemgo vago, sn rostro,
cuya negra sombra se proyectaba amenazadora sobre nosotros. Y su
furosa arremetda egara con as sombras de a noche, o que en certo
modo a haca an ms terrbe. Morr a pena uz de da era espantoso,
pero de noche... Los hombres tenen a sensacn de que su esprtu errar
cego y perddo, sn haar descanso, sometdo a nfntos tormentos y
preso de os demonos. Y en esto yo no me dferencaba de ms humde
sodado y expermentaba guaes sentmentos, por o que, mentras
aguardbamos en a regn de os huesos, me senta enfermo de
medo.
Cuando por fn omos sus grtos de guerra y eg a nuestros odos e
atronador estrpto de os cascos de sus cabaos sentmos una sensacn
de avo. Ya venan contra nosotros... La espera haba concudo y por fn
egara e desenace.
Hce una sea en senco y a nstante se encenderon centenares de
hogueras que dsparon as tnebas que nos rodeaban: de aque modo
conoceran os medas nuestra mportanca numrca y perderan a
oportundad de atacarnos por sorpresa.
Pese a todo, sgueron adeante. Sus cabaos gaopaban a nuestro
encuentro a o argo de a rocosa anura, pero nosotros permanecmos
nmves, expectantes, vendo cmo se nos acercaban, comprendendo
que gnoraban a trampa que es habamos tenddo.
Nuestros hombres haban excavado una ampa zan|a a a entrada de
nuestro campamento hasta despee|arse as manos y segudamente
haban amontonado a terra formando un terrapn que deb de parecer
a os |netes enemgos como un tosco permetro defensvo evantado por
aqueos que no esperaban ser atacados y que un cabao y su |nete
##"
Nchoas Gud
E Asro
podan escaar fcmente. No advrteron a zan|a, que haba sdo
dsmuada con cazos y cuberta de terra, que no huberan ogrado
pasar por ato para nade a a uz de da, pero que resutaban cas
nvsbes de noche, como tampoco as puntagudas estacas que erzaban
e fondo y que quedaban ocutas a su vsta. ncamente as descubrran
cuando fuese demasado tarde.
Los medas avanzaban a gaope a nuestro encuentro; a terra
retumbaba a su paso y apenas podamos dstnguros con cardad, pues
aparecan a nuestros o|os como una negra nube. Pero eran muchos.
Deban de ser ocho m o dez m |netes..., no una soa trbu que
defendera su terrtoro. No uchbamos smpemente contra os myane o
os sagar, hombres eaes a su can y a una extensn de pastzaes, sno
a una confederacn poderosa, a una nacn. Aqueo era o que yo haba
estado temendo en todo momento. Los vea cruzar a anura, evantando
chspas de sueo como una amarada que ncendara a herba seca.
A una orden ma, nuestros arqueros, como un soo hombre, dspararon
sus fechas empapadas en brea y encenddas como antorchas que
umnaron a noche, confrndoe un extrao respandor durno
mpregnando e are de humo y de un fantstco fugor negro-ro|zo. Los
medas no morran entre a oscurdad.
Pero sucumban en gran nmero, caan derrbados de sus cabagaduras
con nuestras fechas ardendo en su pecho. Los anzadores de |abana,
que a a sazn dstnguan caramente sus ob|etvos, proyectaban a
muerte sbando por os ares como e vueo de os p|aros. No puedo
cacuar e nmero de nuestros enemgos que cayeron antes de egar a a
zan|a.
Y cuando egaron a ea..., cmo podra descrbro? Cuando e sueo
ced ba|o sus pes y sus cabaos rencharon presa de pnco,
destrozndose os omos en a cada y con os ventres y cueos
atravesados por cruees estacas, e espectcuo fue terrbe. Incuso para
nosotros, que o habamos paneado, cuyas vdas estaban a savo de
aquea mortfera trampa, resut una mpresn ndescrptbe. Nos
encontrbamos sobre e terrapn y eos sucumban a nuestros pes,
sumergndose en horrenda confusn de muertos y morbundos. Y
aqueos que no encontraban a muerte a punto, os matamos cuando
trataban de escaar e foso. Los extermnbamos con fechas y |abanas y
es abramos as tapas de os sesos con enormes pedras y, en ocasones,
os anqubamos con nuestras espadas y os degobamos con as
nava|as que evbamos en e cnto. Obsequamos con un espnddo
banquete a a seora Ereshkga, en un espectcuo nauseabundo para
nosotros msmos.
Cuando os medas se deron cuenta de que su prmera acometda haba
sdo detenda, retraron su cabaera, comprendendo que aquea bataa
no a ganaran sus |netes. Pero as zan|as no detenen a os sodados de
nfantera que surgeron entonces en cantdades ngentes puuando ante
nosotros como avspas enfurecdas.
Sn embargo estbamos preparados. Tambn nuestros sodados
cruzaron os terrapenes y uego as zan|as, que ya estaban atestadas de
###
Nchoas Gud
E Asro
cadveres enemgos. Y no era una turbamuta, sno un e|rcto
dscpnado que dspona de carros.
En cada extremo de a zan|a habamos de|ado despe|ado un pequeo
sendero que bastara para permtr e paso a nuestros carros de combate,
que habamos conducdo hasta a a pezas, montndoos
apresuradamente para utzaros en e campo de bataa, donde
desempearan su snestra funcn.
Yo drga e vehcuo que ba en cabeza, por o que a a grscea uz de
aquea terrbe hora que precede a aba presenc cuanto suceda. No fue
una bataa sno una masacre. Los medas, desorganzados, aterrorzados,
vendo trastornados sus panes, abandonaban toda esperanza de vctora
y uchaban con nt vaor, cayendo como espgas ante a guadaa de
campesno. Nuestro e|rcto os emnaba con mpacabe efcaca sn
dares nnguna oportundad: eran seres condenados.
Cuando e so se evant sobre as montaas, todo haba concudo. Los
pocos que puderon, o quseron, haban hudo de aquea carncera y so
se vean morbundos y cadveres. Un espantoso senco cubr a faz de
a terra.
Orden a m cochero que se detuvese y me ape de vehcuo. Deseaba
nspecconar detendamente e campo de bataa, comprobar m obra de
cerca, pero senta una extraa mezca de orguo y repugnanca, acaso no
tan extraa porque era una sensacn que ya haba expermentado
anterormente y que ta vez sea propa de cuaquer comandante
vctoroso, porque e fn de a pacente abor de todo sodado no es otro
que a muerte.
-Mra, rab shaqe..., hemos encontrado a un supervvente vvto y
coeando -me hzo notar un sodado-. F|ate, no tene n un rasguo!
Acud a su ado abrndome paso dfcutosamente entre a confusn de
cadveres que yacan por e sueo y comprob que era certo. Se trataba
de un sodado de cabaera que presentaba un rasguo en a frente, sn
duda producdo por aguna fecha y que probabemente tan so haba
quedado aturddo por e mpacto. Probabemente habra recobrado e
conocmento y estaba en cucas mrando en torno con hosca y asustada
mrada a sus aprehensores que e rodeaban feroces empuando sus
espadas, aguardando mpacentes a ocasn de acabar con .
Era un hombre gaardo que se enfrentaba a a muerte con vaenta. Se
vea |oven, deba de tener m edad, por o que sn duda no e resutaba
fc superar aque trance. Probabemente habra presencado cmo
trataban sus compatrotas a os prsoneros e magnaba o que e
esperaba.
-Me comprendes? -e pregunt en arameo. Pareca de nobe cuna,
por o que caba a posbdad de que hubese dsfrutado de certa
nstruccn.
Me agach a su ado y e puse a mano ante os o|os para que pudese
ver a sea que yo tena en a pama. Entonces comprend qun era yo,
reconoc a estrea ensangrentada, a marca de Sargn. Todo aqueo se
refe| en su expresn.
-Cuando regreses -e d|e- presntate a sha y pregntae qu e
ndu|o a creer que caera por segunda vez en a msma trampa.
##$
Nchoas Gud
E Asro
Nunca haba vsto ta expresn de terror en os o|os de un hombre.
Reamente crea que acababa de drgrsee un aparecdo: yo no era para
e seor Tgath Assur, sno que encarnaba a cera de dfunto.
Me evant y mr en torno como s no me mportase encontrarme en
un campo cuberto de cadveres.
-Acabamos con , rab shaqe? -pregunt e sodado.
Cas sent stma por porque o deseaba snceramente.
-No..., procrae un cabao y que regrese con os suyos.
##%
Nchoas Gud
E Asro
##!"
Y as nac a eyenda de regreso de Sargn a os montes Zagros.
Enarboamos e estandarte de a estrea sangrenta que onde en e are
|unto a pendn de e|rcto rea, exactamente ba|o e dsco aado de
Assur, sembrando e terror en e corazn de nuestros enemgos.
Yo era e antguo campen que haba vueto a a vda para tomar
venganza. Los medas o crean as... Oue e dos me perdonase porque yo
msmo cas egu a creero.
Durante e mes sguente prosegumos nuestra marcha por a vertente
norte de as montaas, recbendo a sumsn de varas adeas y puebos
en os que tomamos rehenes, cabaos, amentos y todo cuanto
necestamos. Los adeanos, que sempre son os prsoneros y as vctmas
ms mportantes de a guerra, acudan a veces a recbrnos con ofrendas,
echando fores a paso de m carro, como s yo fuese reamente un esprtu
furoso y de aque modo ntentasen apacar m ra. En ocasones, sus
sacerdotes trataban de ahuyentarme con extraos rtos y mantras. Me
haba convertdo en una fgura mtca, o que me produca una sensacn
de vrtgo, como aque que se haa en a ora de ro en poca de crecda
y expermenta una rresstbe atraccn por as oscuras aguas. Igua me
suceda, cua s estuvera sufrendo una enfermedad o fuese cupabe de
agn pecado. Oraba constantemente a Assur y a sedu de m abueo
rogndoes que me perdonasen aquea treta que haba urddo s ofenda a
su dvndad, pero tampoco de aque modo haaba consueo.
ncamente en dos ocasones nos present bataa e enemgo y a
modo de pequeos asatos por sorpresa que fueron rpdamente
rechazados. Combatan vaerosamente, provocando muchas ba|as en
nuestras fas, pero era como s nos estuveran probando, como s
quseran encontrar aguna debdad en nosotros. Y a bataa mportante
y decsva |ams eg a producrse.
Pero no desperdcbamos e tempo. Nuestros observadores batan
extensas zonas acompaados de cartgrafos y escrbas que anotaban
todo cuanto vean y oan. Las terras de os aros se estaban convrtendo
en ago ms que en una vasta y desrtca extensn y, cuando agn da
regresase con otro e|rcto como me constaba que as o hara, no
avanzara a tentas entre a oscurdad.
En e prmer da de mes de Eu nos encontrbamos a dez |ornadas de
marcha de a cudad de Ecbatana, ob|etvo que me haba mpuesto, y os
medas seguan evtndonos, ocutndose en sus montaas. Mas
seme|ante tpo de conqustas no me producan satsfaccn.
No es posbe conqustar as terras: so as nacones pueden
someterse a yugo. La terra es sempre a msma, sean quenes sean sus
ocupantes, y aunque en aqueos momentos yo domnase tanto terrtoro,
en e nstante en que marchase retornara a poder de sus antguos
##&
Nchoas Gud
E Asro
habtantes. Y deba partr porque no tena nnguna ntencn de nstaar
guarncones donde no haba otra cosa que custodar que rocas, herbas y
echos de pequeos y snuosos rachueos que permanecan secos as dos
terceras partes de ao. No me nteresaba aduearme de aque ugar:
ncamente deseaba evtar que a sus habtantes se es ocurrera
abandonaro para aproparse de as frtes terras de Assur. Y para
conseguro tena que nsprares ta sensacn de derrota que no quseran
correr nuevamente seme|ante resgo. Mas para eo tena que obgaros a
uchar porque a vctora sempre es una espece de coaboracn entre
conqustado y conqustador, y en ese aspecto eos no me compacan.
Nos apoderamos de una adea cuya estratgca stuacn nos permta
vgar os accesos a Ecbatana. Sus habtantes a haban abandonado
antes de nuestra egada y en agunas casas todava seguan humeando
os rescodos de hogar. En aque ugar ms ofcaes y yo comenzamos a
eaborar os panes decsvos para asatar a cudad, capta de Ep, cuyos
reyes ya haban prestado sumsn a Sargn en e anteror renado y
que, por consguente, podan consderarse tradores. Sera un trunfo
costoso, aunque en modo aguno decsvo, porque, a fn y a cabo, qu
es una cudad sno ncamente una acumuacn de pedras y adros?
Y a me nformaron que un centnea haba observado que un |nete
sotaro portador de bandera banca se drga haca e pobado.
Orden que e permtesen e paso, puesto que no poda causar nngn
dao. A cabo de dos horas e nobe uqukad amado Upash se ncnaba
ante m como un mercader de afombras.
-Oue os doses te bendgan..., poderoso conqustador, ante e que
todo e mundo...!
-Vamos..., vamos! -e nterrump, hacndoe seas para que se
evantase porque ta servsmo me mpacentaba y me corroa a
sospecha de que aque untuoso sava|e ntentaba burarse de m-. Ou
has vendo a decrme, brbaro?
E hombre no do muestras de desnmo ante tan fra acogda y se
refug en una |ocosa acttud de orguo herdo que ya haba adoptado a
prmera vez que nos vmos haca cnco aos. Se ev a mano a a cabeza
para asegurar e bonete de pe que cea sus cabeos cortados cas a
cero y sonr.
-Soy portador de un mensa|e de Daaukka, sha de os medas, que
desea paramentar contgo, seor.
-No veo nngn nconvenente en eo: s quere verme, e extender un
savoconducto.
-Desea entrevstarse a soas contgo, seor..., y en agn ugar seguro.
Recea tanto de t como t de .
Me encog de hombros: no poda esperarse otra cosa.
-Ben: entonces podramos reunmos maana, una hora despus de
medoda, en a anura que se encuentra a meda |ornada a cabao a
norte de este pobado. Ir desarmado y me acompaar una escota de
vente hombres. Oue se atenga a as msmas condcones y habaremos
os dos... a soas.
-Estoy seguro de que aceptar tu propuesta. Y ahora podemos
cambar unas paabras en prvado?
##'
Nchoas Gud
E Asro
Y, como s no se hubese expresado con bastante cardad, mr
sgnfcatvamente a os ofcaes que me acompaaban. Los desped y me
sent en a nca sa que haba en a habtacn, desenfundando a
espada y depostndoa sobre a mesa, a acance de m mano, por s m
vstante abrgaba agn deseo de venganza.
-Ests equvocado conmgo, prncpe -protest, mrando f|amente e
arma, como s cabrase su ongtud-. No soy enemgo tuyo.
-S o eres...; os seres como t sos enemgos de todos os hombres.
-Ouz. He vvdo demasado, |oven seor, y he perddo muchas
usones. Y, de todos modos, aqueos que tenen eevados deaes sueen
ser poco tes para os conqustadores -repuso, sonrendo con are de
compcdad, como s ya hubsemos egado a un acuerdo.
-As pues, supongo que habrs vendo a venderme a tus actuaes
protectores como s fuesen cestas de dtes, no es eso?
-Ou case de eatad puedo deber a os medas, seor? -me
respond con un ademn ambguo, como rechazando seme|ante
posbdad-. Por favor, recuerda que te v guerrear hace tempo y saba
que seras t e vencedor y no Daaukka... Antes o despus tena que
ocurrr as: os hombres deben ser prctcos.
-Ben: entonces dme qu deseas y qu puedes ofrecerme a cambo.
Y a msmo hcmos nuestros tratos. Aque ndvduo no me agradaba n
tena nngn motvo para confar en , pero e promet que e
engrandecera en a terra de os aros y, a cambo, se compromet a
transmtrme todo cuanto se tratase en e conse|o de os nobes de
Daaukka. Me nformara de nmero de |netes y sodados de nfantera
que tuvera a su mando cada parsua de as trbus medas, de os mtes de
su eatad, de os ceos que pudesen exstr entre eos y de sus
debdades. Actuara como un perfecto trador. Su coaboracn me sera
sumamente t porque un conqustador no se mpone por as vrtudes de
os hombres, sno por sus defectos. Sn embargo segua sn gustarme.
-Puedes antcparme ago acerca de esa reunn? Ou es o que
desea Daaukka? Se trata de una trampa?
-Nada de eso, seor, porque Daaukka dce que no es as, y esa gente
no se deshonra de ta modo. Ta vez confe en estabecer una paz dgna.
Yo no o crea, mas Daaukka haba obrado acertadamente no fando de
aque persona|e, por o que consder que deba de ser una persona
prudente. En breve tendra ocasn de comprobaro.
Daaukka, sha de todos os medas, cabagaba en un espnddo corce
negro que e eevaba por o menos dos pamos sobre os hombros de sus
compaeros. Decan que aque cabao era e nco u|o que se permta,
porque era un ser dotado de a ms absouta ntegrdad, exento de
avarca, codca n temor. |ams menta, pero se as ngenaba para
comportarse con ms astuca que una vbora. No conoca cruedad n
pedad, pues consderaba que so servan para desvar a hombre de sus
fnes, y su vountad era ms frme que e granto. Como magnara su
padre Ukshatar, faecdo en e exo, se haba propuesto que os aros
egaran a convertrse en un gran nacn sobre a que renara. Estaba
decddo a que su puebo fuese un da e dueo de mundo, e heredero de
a raza de Assur, a quenes contempaba con manfesto desdn.
##(
Nchoas Gud
E Asro
Mentras e observaba a unos doscentos pasos de dstanca, separados
por a onduante herba, advert a habdad con que domnaba su
nervoso y bzarro cabao y a eeganca y comedmento de su porte, y
empec a comprender que probabemente era e enemgo ms pegroso
que poda tener. Me nspraba respeto y admracn y confaba que
encontrase a muerte en sus montaas y por m propa mano rogando a
santo Assur que no prodgase en este mundo a pureza de seres como
Daaukka, sha de os medas.
-Acaso se trate de un engao -murmur Lushakn, que haba nsstdo
en ponerse a frente de m guarda persona aegando que un prncpe
nsensato necesta de un brbn ntegente que e srva de
guardaespadas.
-No puede haber engao aguno porque ha empeado su paabra.
-Entonces no debes ser tan remgado. Ve armado con tu |abana y, en
cuanto se encuentre a tu acance, hndesea en e ventre como una
estaca. consttuye e nco nexo que mantene unda a esa
confederacn... Mtae y os medas vovern a dsgregarse en uchas
ntestnas.
-Hasta que otro ocupe su ugar. Imposbe, Lushakn, pensa que
tambn yo he empeado m paabra.
-Los nobes tens os sesos de serrn.
Me ech a rer y espoe a m montura, adeantndome y de|ando atrs
a Lushakn y su seecta escota de quradu. Daaukka se reun conmgo
en e centro de a anura.
Durante unos momentos nnguno de os dos pronuncamos paabra.
Nuestros corcees resopaban nervosamente como s comprenderan e
antagonsmo que exsta entre nuestras razas, mentras sha y rab shaqe
nos examnbamos mutuamente entre un senco expectante.
Daaukka tendra entonces unos trenta aos, pero deba haberse
pasado a mtad de su vda guerreando, reconstruyendo as aanzas que
se haban do desmoronando a a desaparcn de su padre, y todos
aqueos aos de ntensa ucha se refe|aban en su rostro, que estaba
curtdo y arrugado como una chaqueta ve|a de cuero. Pero resutaba
mposbe con|eturar su edad por su aspecto fsco: tan so sus o|os
negros e nquetos de|aban advnar a exstenca de un ser humano tras
aquea mscara ndescrptbe.
-T eres Tgath Assur -coment por fn, como s me estuvera
reveando ago que yo desconocera-. Te han dado ese nombre en
recuerdo de vuestro mpo dos y tu padre rena en as terras de
occdente, donde adors a os demonos. Como ves, me consta que no
eres un esprtu sno un hombre como os dems.
-Y t eres Daaukka, sha de os brbaros, a cuyo padre m abueo env
a exo. Ta vez cuando hayamos concudo de nsutarnos, querrs
decrme qu deseas.
-Deseo a paz.
-Su preco es a sumsn.
-Entonces una tregua.
-Tambn debe pagarse para obtener una tregua.
##)
Nchoas Gud
E Asro
-Te propones conqustar a cudad de Ecbatana -contnu, drgendo
una mrada haca e horzonte, por encma de m hombro zquerdo, como
s nuestra conversacn e resutase ndferente-. Nosotros pensamos
defendera denodadamente, y su prdda y a muerte de os hombres que
traten de savaguardara no representar gran cosa para m; mas mponer
seme|ante asedo, aunque consttuya un xto, sera muy gravoso para un
e|rcto como e tuyo, tan ae|ado de su patra y rodeado de enemgos.
Ambos debemos decdr qu nos resuta ms provechoso: s guerrear o
estabecer una tregua.
-No he egado hasta aqu para marcharme con e rabo entre as
pernas.
-No, has vendo para obtener una gran vctora sobre nosotros, aunque
me pregunto a razn. Me ressto a creer que como represaa a saqueo
de agunas de vuestras adeas por una partda de mbces.
-No, no es por eso.
-Por qu entonces?
Pareca genunamente nteresado. Sus o|os negros, de nqueta mrada,
se f|aron en m rostro, entrecerrndose por e nters. Comprend que a
nade per|udcara nuestro mutuo entendmento.
-Porque s no tomamos estas meddas dentro de poco os medas
comenzarn a susprar por as rcas terra en que rena Assur.
-S..., eso es certo -afrm como s habsemos de temas que e
resutaban ndferentes, hacendo que de ta modo ncuso a verdad
resutase engaosa.
-Me propongo dar fn a vuestras ambcones.
-Y para eo debes obtener una vctora. Pero esto puedo mpedrteo
por e smpe medo de rechazar tu reto. Puedo ocutarme en esas
montaas hasta que as neves te obguen a retrarte.
-Y mentras que t te ocutas, puedo devastar esta nacn que ests
construyendo, ncendando puebos y campos y sacrfcando e ganado, y
cuando eguen as neves tu puebo tendr que enfrentarse a hambre y
te madecrn..., |ustamente porque es deber de un soberano proteger a
sus sbdtos. Y s no puede hacero, no es dgno de ser rey.
-Tambn eso es certo. Por consguente, ambos sadremos
benefcados s acordamos una tregua.
-Por cunto tempo?
Se abstra|o unos nstantes en sus pensamentos, consderando aquea
cuestn.
-Durante dos aos -d|o fnamente.
-Ou habr cambado por entonces?
-Por entonces yo estar dspuesto para a ucha. Y entonces podrs
consegur tu vctora..., o yo a ma.
-De todos modos debes comprar esta tregua.
-Por qu? Representa una venta|a para ambas partes.
-Pero es ms provechosa para t que para m. S me quedo, puedo dar
a traste tu gran aanza por e smpe medo de haceros morr de hambre.
No, debes comprar esta tregua con oro, escavos y cabaos. Los hombres
de Assur no guerrean por obtener ncamente a gora y no penso
regresar |unto a m padre como un mendgo.
#$*
Nchoas Gud
E Asro
-Ser como t dces, Tgath Assur. No esperaba otra cosa, puesto que
os hombres de tu raza sos unos adrones. Te envar una emba|ada para
que acuerde as condcones contgo. Dentro de dos aos voveremos a
vernos.
Y hab con ta rapdez que me de| sn aento, obg a dar meda
vueta a su cabao y se ae| a gaope para reunrse con su escota
persona. Nuestra entrevsta haba concudo y con ea m prmera
campaa en terras de os aros.
Sn duda Daaukka deba haber nstrudo a sus emsaros en a
necesdad de obtener una rpda soucn, porque tard menos de cnco
das en ponerme de acuerdo con eos acerca de pago de trbuto.
Abandonara os montes Zagros con cuatrocentos cabaos, gua nmero
de escavos dotados de provsones para e va|e, a fn de que no tuvera
que amentaros a ms expensas, y cnco mnas de oro, que no era una
gran cantdad, pero que bastara para pagar a ms sodados. Me senta
satsfecho con e benefco obtendo porque, aunque Daaukka no pareca
haberse dado cuenta, me haba otorgado una baza de consderabe vaor.
Aque astuto y prudente monarca haba cometdo un gran error en a
naturaeza de os escavos que me haba conceddo.
Un rey que condenase a su propo puebo a cautvero sera tachado de
crue y, a parecer, e sha de os medas se de| evar por sus sentmentos
porque cas todos os hombres y mu|eres que me fueron entregados eran
cmeros de norte, capturados en as constantes bataas bradas entre
ambos puebos, que, aunque apenas se dferencaban en aspecto y
costumbres, n squera en su doma, se odaban recprocamente con
todas sus fuerzas; de modo que os cautvos nos consderaron sus
beradores y entre eos muchos se mostraron propcos e ncuso
deseosos de coaborar con os cartgrafos y os escrbas e ncuso
dspuestos a combatr |unto a os sodados de Assur: es un error
desprenderse de un enemgo que ha permanecdo sometdo durante
mucho tempo en tu propa casa.
Daaukka me env otro obsequo adcona: a persona de Ukshatar,
parsua de a trbu myane, y cuatro de sus notabes en reconocmento de
desz cometdo cuando fueron saqueados os pobados de Dur Tuqe.
Aqua fue a razn que se nos do, aunque no me cupo duda aguna de
que e sha consderaba ante todo sus propos ntereses. Ouz haba
deado aque ardd para desembarazarse de agn futuro enfrentamento
a su domno o aqueas ncursones haban sdo reazadas en contra de
sus deseos y deseaba dar un e|empo. O ta vez fuese por ambas razones.
De cuaquer modo pensaba dsponer a m abedro de aqueos ndvduos,
o que sgnfcaba que me propona dares muerte.
Y as o hce. Cuando nuestro e|rcto cruz a frontera de pas de Assur,
orden que os cnco fueran estranguados con as cuerdas de nuestros
arcos, puesto que e modo en que se es dera muerte careca de
mportanca y no haba nnguna razn para organzar un espectcuo con
eos, y segudamente dspuse que sus cadveres fuesen empaados en
#$!
Nchoas Gud
E Asro
atas estacas y orentados en dreccn este, de espadas a su patra,
de|ndoos a expuestos como advertenca para agn compatrota suyo
que se propusese saquear as terras donde mperaba a vountad de
Assur.
Taes hechos se evaron a cabo e sexto da de mes de Tsr, en e ao
vgsmo prmero de renado de soberano Sennaquerb. A da sguente,
que era una |ornada acaga, os sodados descansaron y se abstuveron de
sar de sus tendas, pero a a maana de a prxma |ornada ncamos a
marcha, drgndonos prmero haca Musasr y emprendendo a
contnuacn e regreso a Amat, donde nuestros concudadanos nos
acogeron con excamacones entusastas en e segundo da de mes de
Marcheswan, cuando en aqueas attudes e vento nocturno ya transmte
e heado sopo de as prmeras neves.
Los nuevos edfcos de a guarncn estaban totamente acabados,
reforzados con pedra que resstra hasta e fn de mundo, y os muros de
a fortaeza evantados cas por competo. Incuso a cudad, donde a
partr ncamente de| un nceo de chozas de adobe, haba aumentado
e nmero y espendor de as edfcacones, de modo que resutaba
rreconocbe. Los traba|os se haban reazado satsfactoramente y
aqueo se deba en excusva a os esfuerzos de m escavo Kefaos. ste
an haba engordado ms durante m ausenca y, como su contorno era
un ndce nfabe de su prosperdad, no me cupo duda de que haba
segudo obtenendo pnges benefcos de un anmado trfco de
sobornos.
-A t, seor, no te ha do tan ben en esta campaa -d|o,
acarcndose su pobada y brante barba, movendo a cabeza con
resgnada trsteza-. E rey de os medas te ha engaado porque
seme|antes cautvos, unos brbaros gnorantes que an tenen as ore|as
enas de barro, no acanzarn gran preco en e...
-Esos cautvos en su mayora sern devuetos a sus hogares cuando
pase e nverno. Son cmeros y deseo estar en paz con esa nacn,
porque son cruentos enemgos de os aros. Agunos, y eso o decdrn
eos bremente, permanecern a nuestro servco cuando regresemos a
zan|ar as cuestones pendentes con Daaukka.
Pasebamos por e |ardn de a parte posteror de su mansn, poco
nferor a paaco que yo me haba hecho construr como shaknu de as
provncas de norte. E are estaba embasamado con e perfume de os
rboes de ncenso y a ms odos egaba e musca sondo de as aguas
de una fuente, sensacones muy gratas tras haber pasado tantos meses
de campaa.
Kefaos se mt a proferr un grudo de protesta, como s con a
prdda de aqueas comsones e estuvesen arrancando carne de su
propa carne.
-Ben, seor: as ser s as debe ser. Por o menos an nos quedan os
cabaos.
-Los cabaos estn destnados a e|rcto.
-Augusto seor, esto es demasado! -grt, detenndose para dar
una patada en as osas de camno-. Me consta que te gusta nterpretar
e pape de rab shaqe, e nobe sodado que ncamente pensa en su
#$"
Nchoas Gud
E Asro
deber; pero, por os grandes doses!, un hombre que no pensa en nngn
momento en sus propos ntereses no es dgno de confanza en nngn
otro aspecto. S persstes en este propsto, por o menos permteme
vender os cabaos a e|rcto; medante seme|ante ardd e resutado ser
cas e msmo y tu concenca estar tranqua.
-Los cabaos sern donados a e|rcto, Kefaos, como partcpacn de
rey en e botn.
-Entonces cas no me atrevo a preguntarte qu te propones hacer con
as cnco minas de oro.
-Ya han sdo repartdas entre os sodados: a gente senca ucha
confando en e botn.
Me sorprend que en esta ocasn no protestara. Me vov a mrare
para ver s e suceda ago, pero comprob que estaba sonrendo.
-Ou has hecho, Kefaos?
-Los sodados nverten su botn en vno y rameras -me d|o como s
me expcase un prncpo bsco-. Tengo estabecdo un conveno con
todos os taberneros y propetaros de burdees de Amat por e que yo, es
decr, nosotros, recbmos una qunta parte de os ngresos que obtenen
de todos os centes que frecuentan sus estabecmentos a cambo de
certas... podramos cafcaras de consderacones. O, me|or an, no as
cafquemos de nngn modo, porque os hombres prudentes no agtan e
barro de fondo de su pozo. De cuaquer modo, seor, m sagacdad nos
ha savado en certa medda de tu nsensatez. Puedes estar satsfecho de
afecto que te profesa tu escavo y de cunto se preocupa en a dfc tarea
de evtar que te veas condenado a a mendcdad.
No protest. Me mt a rer pensando que s aguna vez cambaba de
dea y decda convertrme en rey de pas de Assur e medo ms senco
de conseguro sera pdndoe a Kefaos que me comprase e derecho a
ocupar e trono, puesto que sn duda ya deba ser bastante rco para
conseguro.
-Has responddo as cartas de tu padre? -pregunt, mrndome de
reo|o.
Por s me quedaba aguna duda, aque nterrogante mpcaba que ya
conoca su contendo.
-No, pero deber hacero pronto.
-Y regresars?
-Segn parece, no me queda otro remedo. Es e rey quen o ordena.
-Pero s te negas, o comprender.
-No... es e rey y me ha ordenado que regrese. Sabe que aunque o
deseara no podra desobedecer sus rdenes.
-Entonces, despus de tanto tempo, vas a meterte en a boca de
obo.
-Lo s.
Camnamos en senco. Se haba evantado ago de vento y ya no era
agradabe segur paseando.
-Me acompaars? -e pregunt. En readad ya conoca a
respuesta, pero me hubera gustado que fuese conmgo.
Kefaos mov a cabeza compungdo.
#$#
Nchoas Gud
E Asro
-No, seor. Mentras tu padre vva, t estars a savo en cuaquer
ugar de pas, pero Nnve es una cudad pegrosa, donde pueden
ocurrre cosas desagradabes a aque que ha eno|ado a marsarru. Me
quedar aqu para que e seor Asarhadn no senta tentacones de
mancharse as manos con m sangre.
-Consdero que ests equvocado, amgo mo.
-Lo dces snceramente? -repuso Kefaos con fradad-. Yo no o
penso as, seor. Penso que te cega e afecto y no te resgnas a admtr
en qu se ha convertdo tu hermano. Prefero no pensar o que ser de
nosotros cuando ca a corona.
E seor Sennaquerb no habra aceptado nnguna excusa. Ya no era
una cuestn a resover entre padre e h|o: e rey ordenaba que ante
comparecese su shaknu y, como sbdto ea, deba regresar a Nnve.
La msma noche en que ceebr m conversacn con Kefaos, dos das
despus de m egada a Amat, e escrb dcendo que acataba sus deseos.
Acudra a Nnve y me presentara ante e monarca antes de prmer da
de mes de Ksef. No poda demorar por ms tempo m egada.
Segudamente acud a gneceo y trat estos asuntos con m madre, que
me escuch en senc, como de costumbre, hasta que hube acabado.
-Me evars contgo o deber permanecer aqu, h|o mo?
-Me acompaars por o menos hasta Los tres eones. Creo que es
me|or que me aguardes a hasta que vea o que me espera en Nnve.
-Y qu crees que te espera en Nnve, Lathkadas?
-Lo gnoro. Pero me temo que nada bueno. Preferra permanecer aqu
hasta que se desprendera a carne de ms huesos, pero nade puede
negarse a os deseos de rey.
-E rey ncamente desea ver a su h|o -repuso, sonrndome como s
con eo acarase todas ms dudas-. Por qu no ba a ser as? Se sente
orguoso de t y te ama.
Guard senco porque no poda dare nnguna respuesta.
-Estar preparada dentro de dos das -prosgu fnamente-. Soy
una ancana y pocas cosas me retenen.
-No eres ve|a, Merope, y sgues sendo hermosa. Sn duda e rey as o
creer.
-E rey sn duda ha de|ado de reparar en a beeza de as mu|eres, h|o
mo. Pero t an no ests en ta stuacn. Te evars a Naba?
-S..., me a evar. No tenes que temer que tu h|o cometa por dos
veces a msma ocura.
No vovmos a habar de tema y nnguno de os dos mencon e
nombre de Asharhamat.
Asharhamat! Durante cas dos aos haba estado ausente de Nnve
despegando una febr actvdad. Otra mu|er comparta m echo y, sn
embargo, no pasaba un da sn que su recuerdo turbase m esprtu. Su
#$$
Nchoas Gud
E Asro
magen me acompaaba constantemente como un fantasma; me vstaba
sencoso y perseverante sn de|arme n un nstante de bertad.
Segn me haba nformado m padre estaba embarazada de nuevo. E
baru haba vatcnado e nacmento de un h|o que ostentara a corona de
una gran nacn, de modo que a profeca que a haba apartado de m
pareca haberse cumpdo.
Y yo regresaba... no |unto a Asharhamat, sno a as muraas de Nnve.
De nuevo bebera en as aguas de Tgrs, madre de ros, vovera a
contempar sus magnfcos tempos y dscurrra por sus caes en as que
se hababan todos os domas de mundo. Era h|o de aquea cudad y
ansaba vover a ea, aunque su vsn me desgarrase as entraas,
porque os hombres no pueden avanzar contnuamente por senderos
desconocdos convrtndose en extraos para s msmos. Nnve! Cmo
a amaba mentras drga m mrada haca ea de regreso a hogar! Como
a amara mentras vvese, aunque de ea tan so quedase e nombre.
Ta era a amargura que me nvada durante m va|e, porque os
hombres se recrean fcmente en su door y e recuerdo embeece todas
as cosas y prncpamente aqueas que se han perddo.
Haba partdo de Amat con e propsto de regresar dentro de dos
meses. Durante aque tempo Kefaos se hara cargo de ms proyectos de
construccn, y Lushakn, a quen haba ascenddo a rab abru, drgra a
guarncn. Haba confado a ms escrbas e goberno cv, quenes me
mantendran nformados medante despachos que recbra tres veces a
mes.
En e momento de m marcha e tempo era nstamente fresco, pero
as carreteras estaban en buen estado y avanzbamos de prsa, aunque
evsemos una escota de cuarenta hombres. E carrua|e en e que
va|aban m madre y sus srventas no consttua nngn estorbo. Legamos
a Los tres eones a anochecer de decmosegundo da, a tempo de
cenar una cabra recn sacrfcada.
-Los doses se han mostrado propcos: as radas han sdo abundantes
y en tu ausenca hemos tendo magnfcas cosechas.
-Acaso os doses an se mostraran ms propcos s yo no regresara
nunca -repuse.
Pero aqua no era una broma que Tahu Ishtar estuvese dspuesto a
comprender, por o que se ncn soemnemente ante m y se abstuvo de
hacer comentaro aguno. M capataz apenas haba cambado desde que
nos conocmos haca aos, pero su h|o Ourd se haba convertdo en un
hombre.
No fu e nco en advertr ta hecho. Los |venes atractvos causan
mpresn a todo e mundo y a noche anteror, cuando m madre
supervsaba a sus srventas que ordenaban a casa, observ que Naba y
cruzaban agunas mradas nconfundbes. Por a maana, mentras
acompaaba a su padre y a m en una vsta de nspeccn por os anexos
de a hacenda, en nngn momento se decd a evantar a mrada de
sueo, como s se sntera avergonzado de haber deshonrado e echo de
su amo, stuacn que me parec sumamente dvertda.
Nos encontrbamos en e estabo donde Tahu Ishtar me estuvo
mostrando un magnfco potro de coor pateado nacdo haca tan so
#$%
Nchoas Gud
E Asro
cuatro das. E anma se encontraba |unto a su madre y se sostena sobre
sus degadas e nseguras patas y m capataz o acarcaba con su experta
y poderosa mano.
Aque hombre honrado que |ams defraudara a confanza depostada
en se senta muy satsfecho de anma, que haba nacdo para e
servco de otra persona y que e pareca magnfco.
-Es un e|empar precoso -e d|e-, tan potente como os cabaos de
os montes Zagros, de os que tan orguosos estn os medas. Tanto como
e enorme bruto de coor negro que monta su rey. No quero separarme de
. Lo entrenar para a guerra y ser e que yo monte.
-Cmo queres amaro, seor?
-Espectro -repuse, sorprendndome ms que nade ante m
respuesta, porque se me haba ocurrdo en aque precso nstante-. A os
medas os asustan mucho os esprtus.
-Ser como t ordenes, seor.
Abandonamos e estabo, cuya puerta cerr, y samos a a uz de so. E
da era espnddo y fresco y senta correr a sangre por ms venas como
s fuese vno. Era agradabe sentrse vvo y en posesn de tantas cosas
amabes de a vda. En aque momento no envdaba a nade.
-Has traba|ado muy ben, Tahu Ishtar -e d|e-. M hacenda prospera
gracas a tu traba|o y a nters que te tomas por ea. Puedo
consderarme afortunado por haber confado ms propedades a una
persona como t.
Tahu Ishtar no respond. Se mt a fruncr e entrece|o y drgr una
furtva mrada a su h|o, en cuyos negros o|os tambn parec acusarse e
mensa|e.
Aquea noche, cuando se extngu a uz de a mpara que tenamos
|unto a echo, desc a mano por as caderas de Naba, qutndoe e
camsn. Ea se acerc a m mansamente para que pudera acarcara y
su boca se fund en a ma a tempo que me ntroduca en ea, tratando
de descubrr s sus abrazos eran menos apasonados y qu representaba
yo para ea en aqueos momentos en que arqueaba su cuerpo y su
respracn se haca |adeante. A as mu|eres as cega e pacer y egan a
confundr a sus amantes con e hombre que es agrada.
Se qued dormda en ms brazos como tantas otras veces, susprando
entre sueos.
La he perddo -pens-. Poseo su cuerpo, pero ya no me pertenece.
Y qu me mportaba en readad? Yo |ams me haba entregado a ea.
No me senta herdo n squera en m orguo. Se trataba de una espece
de |ugada que nos haban hecho os doses.
Esperara. Naba era de m propedad y hasta entonces nade haba
atentado contra ms posesones... Su esprtu no me mportaba. Ta vez as
cosas no fuesen a mayores y todo quedase en nada. Y s no era as... Pero
hasta entonces haba tempo. Esperara a ver cmo se desarroaban os
acontecmentos.
Permanecera otros cnco das en Los tres eones, que, a parecer,
bastaran para estabecer ago..., quz tan so un smpe entendmento,
e conocmento de mutuo corazn a travs de una mrada..., porque
pareca haberse estabecdo agn azo entre m concubna y e h|o de m
#$&
Nchoas Gud
E Asro
capataz. Naba era an semsava|e y, por aaddura, toda una mu|er, que
haba adqurdo una gran experenca de os hombres en casa de m
srvente Kefaos. Sn duda asumra cuaquer resgo para ganarse un
sncero afecto y dos saba cuntas smuacones me vera obgado a
soportar. M escava me serva puntuamente en e echo cada noche
como s nada hubese cambado, pero Ourd, aque muchachto de frmes
membros que en otro tempo acarcara a pe de en que su padre me
haba entregado atsbando curoso por sus abertas fauces, acababa de
atravesar e umbra de a nfanca y en sus o|os se refe|aba a turbacn
de su mente. Su nobe naturaeza e mpeda mantener ago ocuto.
Yo era muy conscente de todo aqueo.
Y sn embargo resutaba sorprendente que me sntera tan poco
afectado por a cuestn. No amaba a Naba, pero e amor consttuye una
nfma parte en os vncuos que unen a un hombre y una mu|er. Era tan
ma como s a hubese cuberto con e veo y a amase esposa. Un ao
atrs hubese sentdo... ta vez ra? S, por o menos ra. Y a ra que
hubese descargado sobre aquea mu|er que me perteneca y su amante
hubera sdo terrbe. En aqueos momentos ncamente confaba que se
comportasen dscretamente, que a stuacn no egase a un extremo en
e que me creyese obgado a actuar. Y, por encma de todo, deseaba
evtarme castgar una ofensa que no senta.
Pero acaso m corazn estaba vaco, puesto que no arda de
ndgnacn? No. Ou suceda entonces? Hurgu en y descubr que me
senta avado. Me compaca secretamente porque por o menos aquea
mu|er no vertera amargo anto cuando me separase de ea. No se
repetra e caso de Asharhamat.
Asharhamat! Con so pronuncar su nombre, susurraro en a ntmdad
de m nqueto esprtu, todo resutaba evdente para m. Haba retornado
a ea por e smpe hecho de consentr en e regreso a aquea cudad en
que haban muerto ms esperanzas, donde quz, s e dos o hubese
querdo, hubera poddo sentarse a m ado como rena y consorte. Cada
mo|n de a carretera que conduca a Nnve me aproxmaba ms a ea.
Su magen enaba m mente como s ncamente esperase aque
momento, ecpsando a a pequea Naba, que me haba resguardado en
sus brazos protectores.
Taes eran ms pensamentos cuando me desped de Merope y me
dspona a partr haca a cudad, donde de nuevo sera h|o de un padre
poderoso y me vera cuberto de gora y honores, como e predecto de
mpero, seor de todo menos de ms propas y sencosas pasones.
#$'
Nchoas Gud
E Asro
##"
De nuevo vovmos a encontrarnos: pareca aguardarme sentado entre
e povo antes de que yo acanzase e tmo mo|n de a carretera de
Nnve. Comprend de qun se trataba a o e|os, en cuanto dscern que
aque buto corresponda a un hombre y que no era uno de esos efectos
engaosos que produce en so con os ob|etos dstantes. N squera me
sorprend su presenca.
Apenas haba cambado desde a tma vez que nos vmos, haca unos
sete aos. Detuve m cabao ante y m sombra se proyect sobre e
ugar en que permaneca sentado. E hombre evant haca m sus o|os
vacos y sn vda y me sonr.
-Por fn regresas a tu hogar, seor Tgath Assur -d|o-. S ben
vendo.
Indqu a ekalli encargado de m escota que sguese avanzando por a
carretera, pues me reunra ms tarde con , y me qued mrando
f|amente a maxxu con expresn cas horrorzada y en senco.
-Oun me da a benvenda, ancano? -pregunt-. Habas por t
msmo o en nombre de otro?
-Acaso no has sdo amado, prncpe?
Los cegos sempre parecen ver ms a de donde posan sus o|os,
como s pudesen penetrar en os oscuros veos de este mundo. Ta
suceda con . Se dra que trataba de caar en m mrada, pero en
readad captaba a nsensbe verdad ocuta tras a mscara de m rostro.
Entreabr os resecos y marchtos abos como s ntentase rerse, mas no
profr nngn sondo. Pareca burarse de m en senco.
-Me consta que eres un envado de dos -excam con e nmo
sobrecogdo-. Haba..., qu queres de m?
-Yo, seor? Nada! -repuso azando os degados hombros con are
ndferente-. Es posbe que hayas vsto tantas cosas y aprenddo tan
pocas? T, que escaaste a monte Eph para orar y recbr
reveacones...? Acaso e dos no te arrop en sus manos en a regn de
os huesos? Ya pesar de todo me preguntas qu quero de t?
-Entonces qu has vendo a decrme? Haba! Ten cemenca porque
estoy sumdo en tnebas.
-Eso est me|or, seor. Aprende a someterte porque a vountad de
dos se manfesta de dstnto modo en e destno de cada hombre.
Smpemente debo transmtrte este mensa|e: has de endurecer tu
corazn porque ha egado a hora de as despeddas. Durante os
prxmos aos pronuncars a paabra ads hasta que se te entumezca
a engua.
-Ta es e destno de todos os hombres.
-S..., a fna de su vda. Pero t an eres |oven.
#$(
Nchoas Gud
E Asro
-Para eo he vendo a Nnve? Para despedrme?
-No, sno para cumpr a vountad de dos. -Az sus degados
hombros y parec ae|arme de sus pensamentos-. Vete ya, prncpe,
porque tus o|os an sguen cegados. Ve.
Deb preguntare ago ms porque eran muchas as cosas que deseaba
conocer, mas comprend que hubera sdo en vano y guard senco: no
era ms que un ancano sentado entre e povo |unto a camno, cego y
pobre ante un prncpe poderoso, pero e prncpe se haba convertdo en
un ob|eto en e que no vaa a pena reparar. Yo no era nada: se dra que
haba ovdado m exstenca.
Espoe m cabao y me ae| sn mrare. No me hubese atrevdo.
Cunto tempo puede perturbarnos un hecho cuando ya ha sdo
ovdado y cuya sombra todo o oscurece y o hace nvsbe?
Los emsaros de rey acuderon a recbrnos unos dos beru antes de
egar a as puertas de a cudad y segudamente se adeantaron a
anuncar m egada. Las muraas de Nnve estaban engaanadas con
estandartes y nos acogeron con ofrendas de pan, vno y fores. Cabagu
por a cae de Ishtar entre os vtores de a gente retumbando en ms
odos, mentras me drga a encuentro de m padre, que me esperaba en
a escaera de paaco y que me abraz ante todos. Yo ya haba ovdado
cuanto me haba dcho e maxxu acerca de despeddas, apartndoe
totamente de ms pensamentos.
E rey exutaba aegra.
-H|o mo! -excamaba con voz enronquecda por a emocn-. M
h|o, conqustador de nacones! Nade ms goroso que t, orguo de
Assur!
Y a gente me vtoreaba como s hubese regresado con un centenar de
prncpes extran|eros encadenados a m carroza. Las muttudes sempre
acaman a aqueos que son ensazados en su presenca: hubesen obrado
de gua modo con e escavo que mpaba as sandaas de rey s ste e
hubese dado gua acogda. Sn embargo no creo que o hcese as
porque a m me quera reamente.
E rey estaba acompaado por todos os dgnataros de a corte, es
decr, cas todos. Advert a ausenca de Asarhadn y tambn de seor
Snahusur.
Observ que m padre estaba muy enve|ecdo.
-Esta noche ceebraremos un banquete en tu honor -ndc,
conducndome haca as grandes puertas de bronce que tenan a atura
de cuatro personas superpuestas-. Nos embragaremos, nos aegraremos
y desecharemos cuaquer negro pensamento, verdad? Te parece ben?
-S, me parece muy ben.
En qu estaba pensando mentras habbamos? E rey segua ms
pasos apoyando a mano en m hombro y aferrndose a m como s
tuvese medo de caerse. Estuve a punto de ovdarme de porque, de
pronto...
#$)
Nchoas Gud
E Asro
Acaso no fuese ms que una sombra en aque vasto san de muros
pntados y coumnas de cedro tan enormes que dos hombres no huberan
poddo abarcaras. La dstngu un nstante porque se retr rpdamente
entre as sombras y desaparec. Sn embargo no pude de|ar de
reconocera.
Era Asharhamat, cuyo rostro se me apareca todas as noches entre a
oscurdad. La reconoc nmedatamente, pese a veo con que se cubra,
como a hubera reconocdo aunque me hubesen arrancado os o|os de as
rbtas. Ea so me drg una mrada en a que pude eer... ta vez nada.
Acaso ncamente un odo morta. Lo gnoro.
Estaba muy adeantada en su embarazo. De modo que por o menos
aqueo haba sdo certo.
-S. Maana tendremos tempo para tratar de os asuntos de estado,
de acuerdo? Maana vover a ser e rey.
Y me apret e brazo, movmento que me sac de m abstraccn.
Mrame -pareca decrme-. Soy tu padre y te quero. Y por e
momento soy e rey.
Sn embargo no pude evtar advertr que su turbante en|oyado ya no
poda ocutar sus bancos cabeos y que contnuamente pareca fatare a
respracn. Su rostro estaba ntensamente arrugado y tena as me|as
hunddas: no recordaba en nada aque que haba sdo.
Aquea noche nos aegramos y nos emborrachamos, pero no fue e vno
o que enturbaba su mente. Incaba una hstora y se nterrumpa en
mtad de a descrpcn porque haba ovdado o que quera decr y se
enfureca s aguen ntentaba recordrseo. Y en sus arrebatos de ra,
sempre acababa menconando a Asarhadn.
-Madto muchacho! Porque nunca ser ms que un muchacho, un
pa|aro asdo a as fadas de su madre. |ams se convertr en un hombre
y ta vez sea vountad de dos que no egue a renar.
-E dos ya ha expresado su vountad en este sentdo -repuse,
apoyando a mano en e brazo de seor Sennaquerb, porque ago tan
eve como ese contacto que haca dez aos e hubera rrtado como una
mpertnenca ntoerabe ahora consegua dstraere y tranquzare-. Y
sempre ha sdo un exceente sodado. Deberas dare e mando de un
e|rcto para que emprendese una gran guerra y te aseguro que no
tendras ocasn de avergonzarte.
-Ya me sento avergonzado.
E rey, hosco y resentdo, apret os puos y gope geramente a
mesa.
-Dnde est a seora Shadtu? -grt de pronto-. Dnde se
encuentra? Por qu no ha vendo a agasa|ar a su hermano?
Pase a mrada en torno buscando a aguen en quen descargar su ra
por aquea ofensa. Por fn descubr a un chamben, un ve|o eunuco
amado Shupa que e serva desde haca trenta aos.
-Vamos! A qu esperas? Ve a buscara!
E chamben, que conoca os arrebatos de su amo, ncn a cabeza
repetdamente ante e monarca como un p|aro que pcoteara as
semas.
#%*
Nchoas Gud
E Asro
Mr en torno a os restantes persona|es que se sentaban a a mesa, os
hermanos de rey y sus h|os, ms propos hermanos que por razn de su
cuna haban estado ms o menos tan encumbrados como yo, a os
hombres de humde orgen a quenes a fortuna o sus vrtudes haban
eevado a poder a ado de rey, hombres que haban sdo grandes en e
pas de Assur, agunos de eos antes de que yo nacera. Muchos no
puderon, o no quseron, mrarme a os o|os. Todos parecan asustados.
Estaban enterados de o que haba suceddo entre Shadtu y yo aquea
tma noche? Nabusharusur o haba sabdo o ntudo. Ouz en todo
Nnve tan so o gnorase e rey.
Pero acaso necestaban ser sabedores de eo para sentrse asustados?
No bastaba quz con segur sendo servdores de monarca en e decve
de su exstenca, cuando su heredero estaba tan eno de odo? Oan a m
padre burarse de su sucesor y no decan nada, qu huberan poddo
decr? Cuntos de estos persona|es veran caer su cabeza rodando por
os sueos e da en que Asarhadn tomase e cetro rea en sus manos?
No..., ya tenan bastante que temer sn que m eve pecado turbase sus
mentes.
Y e rey? E rey ya haba ovdado a Shadtu. Una muchacha rabe de
cuts pdo como e humo danzaba hacendo resonar unos pequeos
crtaos entre os dedos a son de a msca de un fautsta atavado con a
tnca psada caracterstca de os egpcos. E rey rea y pamoteaba y a
muchacha e sonrea con os o|os. M padre haba bebdo demasado y no
poda segur e comps, mas eo careca de mportanca. Y su ra se haba
evaporado en aque nstante de ocoso pacer.
-Verdad que es magnfca, Tgath, h|o mo? -susurr dndome un
codazo que estuvo a punto de hacerme vocar a copa que tena en as
manos-. Es una muchacha precosa!, verdad? Y te has f|ado cmo e
bran os senos y e ventre ungdos con eos? Esta muchacha sera
capaz de de|ar exhausto a un hombre, verdad? Te a voy a regaar... Has
odo pequea? Te cedo a m h|o, e poderoso Tgath Assur, predecto de
dos! |a, |a, |a!
-Augusto seor, a seora Shadtu...
-Cmo? Ou deseas, Shupa? -repuso vovndose haca con e
ceo fruncdo, aunque supuse que tan so estaba sorprenddo.
-La seora Shadtu...
-Ou sucede con ea?
-Te ruega que a dscupes, augusto seor, pero e duee a cabeza y no
vendr.
-S? Bueno, y qu mporta? Por qu me moestas, Shupa? No ves
que estoy con m h|o?
Y, por fn, cuando a atas horas en que e vno y su propa debdad e
de|aron extenuado, acompa a seor de mundo a su echo, e descac
as sandaas, e cubr con una capa y me sent a su ado hasta que se
qued dormdo. E rey era ve|o y su vda, como e vno derramado, se
perda goteando sn apenas hacer rudo.
Yo, que me haba hecho hombre en aque gran paaco, no necestaba
nnguna mpara para encontrar m camno. Sa a pato, que estaba vaco
y envueto en sombras. No haba nade, so renaba a noche, tranqua y
#%!
Nchoas Gud
E Asro
sencosa. Me sent en un ve|o banco de pedra sostenendo entre as
manos a copa de vno que haba evado conmgo mentras me sumerga
en ms recuerdos.
Soy Tgath Assur, h|o de Sennaquerb, seor de a Terra, Rey de
Reyes!
Aqueas paabras resonaban en m mente como s aguen acabase de
pronuncaras. Yo haba evantado a cabeza y, en aque msmo ugar,
haca muchos aos, haba descuberto a rey, radante como e so.
Seor de a Terra, Rey de Reyes. Y, a a sazn, tan so un ancano, m
padre, que yaca roncando en su habtacn. Y qu haba sdo de Tgath?
Fugazmente, tras una coumna, haba aparecdo ante ms o|os
Asharhamat espando a su antguo amante. Asharhamat, en cuyos o|os
poda perderse un hombre! Por o menos no me haba ovdado, aunque
sn duda hubera sdo preferbe.
Tom un trago y ech a copa a ms pes: e vno haba perddo sabor
para m y a noche era demasado arga.
-Seor...
Me vov, pero no v nada. De pronto aguen surg entre as sombras...,
era una mu|er. Por un momento pens..., pero no! Se trataba de a
muchacha rabe.
-Nade ha sabdo decrme cu era tu habtacn y he vendo a
buscarte.
De qu me estara habando? De pronto record que se trataba de
obsequo de m padre. Y por qu no? Ou dferenca poda exstr?
-Ven -e d|e hacndoe seas para que se aproxmase-. Acrcate
para que te vea.
La |oven se adeant avanzando sencosa con sus pes descazos. Le
tend a mano y ea a cog y se arrod ante m. Percb su oor a
madera de sndao y a ungentos.
-Me han dcho que eres un gran conqustador -susurr-. Esta noche
podrs conqustar Araba.
Su rsa sonaba en ms odos como un tado de campanas. Abr su
tnca, que se desz por sus hombros, sabendo que a encontrara
hermosa.
-Busquemos un ugar donde estar cmodos -d|e evantndome-.
Podemos r a a Casa de a Guerra y echar a agn cadete de su echo.
Ouz haba bebdo ms de o que pensaba. Acaso fuese dando trasps.
Tropec con a copa que haba de|ado apoyada en e sueo y e vno se
derram por as pedras como s fuese sangre.
-Ya no ests en e gneceo, prncpe.
Me haba quedado dormdo apretando a narz contra un suave seno
que oa a refnados ungentos. Cuando despert, antes de que pudese
darme cuenta de o que suceda, descubr que aguen me arrastraba de
echo trndome de un tobo.
Se trataba de Tabshar Sn.
#%"
Nchoas Gud
E Asro
-Te has perddo e desayuno y te castgar a mpar os estabos hasta
a cena -me d|o sonrndome. Y con e mun que asomaba ba|o a
manga de su verde unforme sea haca e |ergn-. Oun es tu
amga?
No o saba. De pronto record que no tena a menor dea.
-Oun eres? -e pregunt, vovndome haca ea.
La |oven sonr como s se tratase de una broma.
-E rab kisir desea saber tu nombre y yo tambn porque eres
encantadora! Oun eres?
-Como preferas amarme, seor, aunque me bautzaron con e
nombre de Zabbe. Me o puso m madre en recuerdo de una rena.
-Y estuvo muy acertada.
Tabshar Sn me tend una |ofana de agua y me av e rostro,
sntndome ya totamente desperto y satsfecho de vere.
-Sn duda me haban asgnado habtacones en a casa de m padre,
pero no ogr encontraras. Ve a buscaras y esprame a, Zabbe.
La |oven recog sus ropas y se march con gran avo de m parte. Las
mu|eres son muy tes de noche, cuando uno se sente soo y desea estar
cmodo, pero a uz de da pertenece a os hombres.
-Ven -e ndqu a Tabshar Sn, pasndoe e brazo por os hombros y
comprobando que era ms ba|to de o que yo recordaba-. Debes
contrmeo todo mentras tomamos unas |arras de cerveza, porque sento
grandes deseos de beber cerveza de Nnve...
Nos sentamos apoyando as espadas contra a pared de antguo
cuarte de cadetes, dsfrutando de so y ya ago bebdos.
-Recuerdas? -me pregunt por fn con os o|os cerrados y una db
sonrsa en os abos-. Precsamente aqu fue donde te d as prmeras
eccones de esgrma. Pens: Es tenaz, pero que dos e ayude en un
dueo. Confo que hayas me|orado desde entonces.
-Un poco -repuse recordando a Asarhadn-. Bastante para evtar
que me degee cuaquer borracho armado, pero no es m arma favorta.
-No..., era e arma preferda de Asarhadn. Mas eso fue antes de que
se convrtese en e marsarru y ovdase que es un sodado.
No e respond, mas no Cre que m nterocutor esperase una
respuesta.
-So me queda un cadete -repuso susprando como aque que
expone sus afccones-. Otro prncpe rea... que se astar en e e|rcto
a prxma temporada.
Ago en su tono de voz me nct a mrare, a f|arme en por vez
prmera y observ o que antes me haba pasado sn advertr: Tabshar Sn,
a gua que todos, haba enve|ecdo. Su barba era ms canosa que negra
y su rostro, cuando cerraba os o|os, cas recordaba e de un cadver.
-Y qu hars entonces? -e pregunt.
-No o s, n me preocupa. Supongo que vover a m hogar, a puebo
donde nac y en e que ya no conozco a nade, y regar as pameras.
-Ven conmgo a Amat e nstruye a os sodados que debo evarme en
m prxma campaa contra os medas.
-Lo dces en sero? -excam sorprenddo, mrndome con o|os muy
abertos como s acabase de despertarse.
#%#
Nchoas Gud
E Asro
-S.
-Entonces podra tener a suerte de encontrar a muerte en a ucha.
-Vendrs?
-Desde uego que s! Gracas, prncpe..., ser como en os ve|os
tempos!
-No, mucho me|or!
Cog a |arra de cerveza que haba estado apoyada en su regazo y me a
ev a os abos hasta apurar su contendo muy satsfecho de m msmo.
-Dnde se encuentra Asarhadn? -pregunt ago ndecso.
-En Kaah. Pero egar maana porque e rey e ha amado. No perde
ocasn de humare y e hace venr aprovechando que ests aqu para
que sea testgo de amor que e puebo profesa a su hermano.
-Crees que me aman?
-S, pero no debes enorguecerte demasado de eo. Certo que te
ensazan por uchar contra os medas y por e odo que demuestras haca
os babonos, pero te dstnguen prncpamente porque no eres
Asarhadn.
-Y sn embargo fue e escogdo de os doses.
-Pero de nade ms -concuy Tabshar Sn, azando os hombros como
s e fro e moestase-. Habr probemas. Me gustara mucho
encontrarme e|os de Nnve cuando e seor Asarhadn comence su
renado.
-An pueden suceder muchas cosas antes de que egue ese
momento. E rey todava puede vvr muchos aos.
-S, pero no renar muchos ms. Ya e has vsto, prncpe. Cunto
tempo tardar tu hermano en convertrse en rey... de hecho, aunque no
de nombre?
Recuper a |arra de cerveza, mas ncamente para depostara
nuevamente sobre sus pernas. La as con fuerza y parec ovdara por
competo.
-De modo que, como comprenders -prosgu fnamente, cerrando
una vez ms os o|os-, no sentr nngn pesar por marcharme de aqu n
me mporta morr a manos de os medas: todo me da gua.
E resto de a maana me v muy soctado por ofcaes y sodados, con
agunos de os cuaes haba uchado en e sur, mentras haba otros a
quenes no conoca. Me senta sempre centro de un grupo de hombres,
que me nterrogaban acerca de a estratega que haba segudo con a
cabaera escta y se nteresaban por saber s haba encontrado carros
tes para combatr en terreno escarpado o se mtaban a escucharme en
senco. Agunos ncuso me ofrecan sus servcos para uchar contra os
medas. Pareca que os nformes que haba envado desde e norte haban
encontrado una ampa dfusn en a Casa de a Guerra, ya que era mayor
que nunca m popuardad entre e e|rcto.
Pero, como Tabshar Sn haba seaado, se deba menos a ms mrtos
que por nfuenca de m hermano. Yo era dstnto y no comparta su
amor haca os babonos, o que me gran|eaba su adhesn.
#%$
Nchoas Gud
E Asro
Desde que e soberano Sargn pasara a saco a cudad de Marduk
condenndoa a destruccn y convrtndoa en refugo de raposas y ndo
de echuzas, se haban formado dos partdos con dos tendencas muy
dferencadas en e pas de Assur:, una de eas consderaba que e rey
haba obrado ncuamente a destrur e antguo poder de Babona, a a
que se referan como a una madre, y puesto que teman a ra de su dos
deseaban vover a evantar sus muraas, purfcar sus santuaros y que e
rey o uno de sus h|os asumera e poder renando en Sumer ba|o a gda
de Marduk. Ta era a vountad de os sacerdotes y de mes de personas
sencas. E otro partdo, y ste era e ms poderoso, pues contaba con e
favor de e|rcto y a gente de puebo, deseaba que Babona sguera
eternamente en runas. Para qu evantar otra nacn enemga? -
decan-. Acaso no tenemos a os brbaros en e norte y en e este? No
nos basta con eos?
Mentras vvese e rey, os muros de Babona no se evantaran:
aqua era a vountad rea. Pero cuando e rey murese... Se saba que os
sacerdotes e|ercan gran nfuenca en Asarhadn y que soa audr a os
graves crmenes cometdos contra os antguos doses. Y muchos estaban
asustados.
De modo que a gente y e e|rcto buscaban a aguen preferbe a
Asarhadn, y por eo me respetaban a m y a e desprecaban y m
nombre era eogado por todos.
Pero pretender rvazar con m hermano era quebrantar e derecho
egtmo de sucesn y a vountad de os doses, y yo no estaba dspuesto
a adoptar seme|ante postura. Cuando por fn se comprendese m
poscn, e puebo me susttura por otro doo. Ta era a advertenca de
Tabshar Sn.
Y Tabshar Sn era ms ntegente que yo, que an era bastante |oven
para que me haagase despertar a atencn popuar. Segn dcen, a
vandad de os sodados es como un agu|ero cavado en a arena: todo se
o traga.
Sn embargo, e rey haba enve|ecdo y comenzaba a chochear y ya no
recordaba, o haba de|ado de preocupare, que un da podra renar otro
monarca en e pas de Assur, porque agu|oneaba m orguo y odaba a
Asarhadn, de que hubese poddo desembarazarse sguendo una
potca ms prudente. La ntervencn de monarca me haba creado un
enemgo en m propo hermano y ambos pagaramos cara agn da
aquea rrefexn.
Pero, como he dcho, me senta haagado. No crea que fuese per|udca
verme tan exatado. Acaso mereca menos yo, conqustador de tantas
nacones? Asarhadn poseera e trono, por qu no ba yo a tener a
gora?
Asarhadn poseera e trono..., y acaso como marsarru no era ya
dueo de ago que para m sgnfcaba ms que e propo trono en a
persona de a seora Asharhamat? Haba sdo un error regresar a Nnve,
ahora o comprenda caramente, pero ya a haba vsto y no poda evtar
que aque veneno me emponzoase a sangre.
Yo no poda provocar nngn dao nterponndome en su camno. O
acaso no era eso o que ea haba hecho? Unos momentos, unas
#%%
Nchoas Gud
E Asro
paabras... no ba a pedre nada ms. Ea estaba embarazada, por o que
todo sera absoutamente nocente: no habra ugar a escndao: Ta era o
que me deca a m msmo e ncuso crea.
Pero era mposbe magnar que se tratara de una entrevsta secreta.
En e paaco rea no exsten secretos, y sn duda a seora Asharhamat se
encontrara rodeada de espas: a seora Naqua, cuando no su h|o,
desearan estar ben nformados. Y, de todos modos, s Asarhadn vova a
cambar de opnn en agn momento y decda m muerte, no sera por
os ceos que yo e nsprase a causa de su mu|er.
Por tanto resov que aquea msma noche acudra a vstara en su
|ardn. Ta vez ea, por prudenca, no accedese a verme, pero yo ra de
todos modos.
A a postrera uz de da me encontraba sentado en un banco de pedra
|unto a a fuente de cantarnas aguas. Haba egado hasta a
acompaado por un eunuco que se retr segudamente en busca de su
ama, y estaba soo, o cas soo, porque contra ms espnas se frotaba
una gata envarada y excesvamente gruesa para satar a ms rodas. La
recog porque ramos antguos amgos.
-Hoa, querda Lamashtu! -murmur acarcndoe a papada. La gata
ronrone y hund evemente sus garras en m muso ena de |bo-.
Has enve|ecdo mucho desde a tma vez que nos vmos. Parece que tu
ama te sgue querendo.
-Su ama ha sdo sempre constante en sus afectos.
Levant a mrada sorprenddo ante a proxmdad de aquea voz y
descubr a presenca de Asharhamat, que se apoyaba en e borde de a
fuente. Haba egado tan sgosamente que n squera percb e frufr de
sus ropas.
-Ago que t no puedes afrmar -prosgu con are totamente
nexpresvo-. Para qu has vendo, Tgath?
-Cre que, por o menos, eso no requerra nnguna expcacn -
repuse sonrente, pensando que yo haba cometdo una nsensatez.
-No sentes escrpuos vstando a a mu|er de tu hermano? Aunque,
caro, o haba ovdado: Asarhadn se encuentra en Kaah.
Esboz una sonrsa que no refe| nnguna aegra, como s e costase
un gran esfuerzo o se hubese ovdado de sonrer, aunque me parec que
haba acanzado su ob|etvo.
-S, est en Kaah. Legar maana y nos reunremos en presenca de
rey, pero sn duda t e vers antes. S o deseas, puedes decre que he
vendo a verte.
-Oueres hacerme creer que no e temes? -excam sorprendda,
sentndose a m ado y cogendo a a gata de ms rodas para depostara
en su regazo-. En fn..., te creo. |ams pens que tu cobarda se debese
a Asarhadn.
-Has sdo desdchada, Asharhamat?
Me respond con una mrada en a que se ea ta asombro y dsgusto
que no creo haber sentdo |ams tanta vergenza como en aqueos
momentos, aunque en estos nstantes gnoro a razn, porque, en
readad, no haba tendo otras aternatvas.
#%&
Nchoas Gud
E Asro
-S, he sdo muy desdchada -repuso con voz temborosa,
esforzndose por contener e anto-. Soy nfez ahora y sn duda o
segur sendo hasta que egue a muerte, a suya o a ma, como una
beracn. Cmo puedes preguntarme s he sdo desdchada s hace cas
dos aos que soy su esposa?
Ba| a mrada haca su ventre, redondo como un men, y o oprm
con as manos como s tratara de ocutaro de m vsta. La gata se
escabu sencosa acaso percbendo a tensn que se respraba en e
ambente.
-A m pequeo, a que tanto amaba, e amaron Snddnapa, pero
mur cuando tena pocos meses. No desesperes -me d|eron-, tendrs
otros h|os. Y ahora vuevo a estar embarazada, pero odo a este no
antes de que nazca..., porque ser suyo, h|o de Asarhadn. Est
destnado a renar como su padre, pero s yo pudera... Deseara que m
seor esposo tuvese un cadver por heredero!
Se expresaba con esa amargura que so pueden expermentar as
mu|eres, que refe|a a sensacn de n|ustca de que se senten vctmas
ante a trana de sus propas pasones a creerse traconadas por a
mpacabe gca de a msma naturaeza y que sta a muchas de eas
fuera de ese mgco crcuo que nosotros denomnamos nocentemente
os avatares de a vda, como s se hubese extngudo para eas toda
posbdad de dcha y resuctaran cua esprtus vengadores. Todo eso o
comprend en aque precso momento mrando os o|os enro|ecdos por e
odo de Asharhamat.
Pero aqua fue una ntucn nstantnea que desaparec a ver su
rostro surcado por ardentes grmas. La cog entre ms brazos sn que
ofrecese resstenca.
-Lo sento muchsmo -susurr, besndoe os cabeos-. Cunto o
sento! So me propona acatar a vountad de os doses y he atrado a
desgraca sobre nosotros.
-Oh, no me habes de tu dos! -excam, apartndose bruscamente
de m, reavvada su cera como brasas recn atzadas-. Cmo ha
|ugado con nosotros tu dos! Un no que arro|ase pedras a un ndo de
p|aros no habra mostrado menos pedad! T amas a esto a vountad
de os doses. La vountad de os doses!... Por ago tan mezquno me
arro|aste a echo de Asarhadn!
Intent decr ago, pero as paabras mureron en ms abos y me mt
a sostenera por os hombros, sntendo a terrbe emocn que a agtaba.
-Sabes o que ha representado para m compartr su echo, Tgath? -
Una sonrsa terrbe y pattca asom a sus abos-. En nuestra noche de
bodas me d|o: Veamos tu trasero, mu|er: mustrame qu te ha
enseado m hermano de as artes de compacer a un hombre. Aquas
fueron as prmeras paabras que o tras recbr e veo de matrmono. Yo
haba sdo nstruda para ofrecer sumsn, pero, pese a eo, no creo que
m mardo haya encontrado mucho pacer en m. Sabes qu suee hacer
cuando est embragado? Enva a sus rameras para que me nstruyan. A
veces ncuso se presenta con eas. Te dverten estas ntmdades de m
vda conyuga, Tgath? O acaso te sentes ncmodo?
#%'
Nchoas Gud
E Asro
Debo reconocer a mposbdad de expresar o que senta en aqueos
momentos. Haba enmudecdo por competo, hasta e are de ms
pumones pareca haberse sodfcado corto heo. Me senta ncapaz de
expermentar sensacn aguna, a gua que as badosas que psaban ms
sandaas. Era como en ese nstante en medo de una bataa en que
recbmos una gran herda y de repente quedamos cegados, parazados
como ante un rempago..., sabemos que aparecer e door, pero por e
momento an no se ha presentado.
Mas, aun as, deba surgr. Cuando recobr e rtmo de m respracn
dese grtar de raba, sentr en as manos e contacto de un arma, a ser
posbe un hacha, pues hubera querdo derramar a sangre de Asarhadn
en e povo. No me propona mataro smpemente: hubese querdo
despedazare en pequeos fragmentos y amentar con eos a os perros.
Por qu no habra acabado con cuando tuve ocasn de eo, cuando su
garganta estuvo ba|o a ho|a de m espada?...
Me evant tembando de cega ra. No poda mrar a Asharhamat, no
poda.
-Dos..., cunto me aegra decrteo! -aad con voz serena,
totamente nexpresva-. Mra adonde nos ha conducdo a vountad de
Assur, porque no es pedad o que espero nsprar sno vergenza!
-Entonces has consegudo tus deseos porque me sento terrbemente
avergonzado.
-Pues o ceebro -d|o, tocndome e brazo con su pequea y banca
mano-. Porque egar un da en que te pedr que des a espada a tu
dos y vuevas conmgo.
#%(
Nchoas Gud
E Asro
##"!
Aunque e rey aguardaba m presenca en e banquete que ceebraba
aquea noche, no me sent con nmos para cumpr ms deberes de
sbdto e h|o. Apenas recordaba a exstenca de monarca: so saba que
me resutaba mposbe permanecer una hora ms en a cudad de Nnve.
De modo que no eabor pretextos n env mensa|es. Smpemente
acud a recoger m cabao de os estabos de a Casa de a Guerra y sa
en dreccn a campo. La sombras de a noche cubran e mundo con sus
aas, pero apenas me d cuenta de eo. Las senes me paptaban como s
a cabeza fuese a estaarme ante e menor sondo.
-Tanto me ha degradado e contacto de tu hermano que ya no
puedes amarme, Tgaht? -me haba preguntado ea buronamente-. S
deseas conocer ago ms acerca de sus vstas a m echo, so tenes que
preguntarme porque no voy a ocutarte nada. Oun con ms derecho a
conocer as ntmdades que exstan entre Asarhadn y yo y as sutezas
de que se vae para gran|earse e afecto de una mu|er? Oueres que te o
cuente todo, Tgath?
Pareca a punto de orar o rer sucesva e ncuso smutneamente. Por
tmo se ech en ms brazos soozando como una cratura.
-No me de|es en esta oscurdad, Tgath!... Te o supco! No vuevas
a abandonarme!
No cruzamos ms paabras. N squera recuerdo cundo me separ de
ea, pero an me parece ver su rostro baado por as grmas.
De modo que sa con m cabao en a oscura noche semenoquecdo y
cegado por a ra.
Durante o que me pareceron ntermnabes horas segu gaopando,
hostgando m montura hasta que sus fancos estuveron cubertos de
espuma, hasta que no pudo segur correndo y se detuvo, esforzndose
por reguar su respracn, |adeando rudosamente su ampo pecho ante
e esfuerzo reazado.
Desmont y anduvmos |untos, de|ando muy atrs as uces de as
ataayas de a cudad.
E vento era fro como e heo y se ftraba por m capa como mes de
aferes. La oscurdad era tan ntensa que no dstngua e sueo que
psaba.
Por fn, cuando comenz a acarrseme e cerebro, sent una oeada de
fro que me obg a vover a a readad y trat de ocazar agn refugo a
m arededor. No tard en descubrr una choza en runas, sn duda a
resdenca de agn campesno ya faecdo. E techo haba desaparecdo y
os muros de adobe estaban destrozados por e paso de tempo, pero an
era bastante sda para ofrecer certa proteccn contra e vento.
Asegur m cabao y me acurruqu en una esquna, tras arrebu|arme en
m capa. No era un ugar que ofrecese muchas comoddades, pero por o
#%)
Nchoas Gud
E Asro
menos a no morra de fro y no estaba en condcones de mostrarme
demasado exgente.
Toda desesperacn encuentra su fn y a ma tampoco fue eterna. En
as fras horas de amanecer se haba reducdo a un hosco resentmento,
profundamente sombro pero que, por o menos, ya no me desgarraba e
pecho como una comadre|a atrapada en un saco. Comenc a consderar
con certa satsfaccn a posbdad de degoar a Asarhadn. Aquea dea
me compaca en extremo y por un momento experment ago parecdo
a pacer. Levar a cabo seme|ante accn sera mposbe, porque a
persona de marsarru era tan sagrada como a de propo rey, pero aun as
no podan prvarme de a satsfaccn de magnaro: ste es sempre e
prmer paso que emprende a mente para sanarse, a usn de que todo
puede zan|arse con una soa accn.
Segudamente me pante soucones ms prctcas. S no poda matar
a Asarhadn, s me sera posbe pedre que repudase a su mu|er: ea no
e mportaba, y una vez e hubese dado un heredero saudabe... Pero
tambn eso era mposbe. De todos era ben conocda a profeca segn
a cua ea deba ser madre de reyes. Asharhamat era e seo de
egtmdad de Asarhadn en sus pretensones a a corona. S ea tena
h|os con otro hombre y os presagos es eran favorabes, os
descendentes de Asarhadn |ams estaran a savo.
Vueve a espada a tu dos... y regresa conmgo -haba dcho ea-.
Vueve a espada a tu dos. Cmo ba yo a hacer ago seme|ante?
No poda permtrme matar a Asarhadn honorabemente, en ea
enfrentamento, pero s me era posbe maqunar su asesnato. S, a gente
mora daramente sn despertar sospechas. Acaso Arad Nn no haba
haado a muerte? No me costara encontrar cmpces vountaros entre
os que poder escoger, porque pocas veces un heredero rea haba gozado
de menos smpatas que Asarhadn. Ouz una copa de vno
envenenado...
Pero sera yo capaz de hacer ago seme|ante? No, me era mposbe.
Haba egado a odare, mas por m parte poda sentrse seguro: no me
senta con bastantes arrestos para eo.
Ou era, pues, o que me quedaba? ncamente agunos encuentros
furtvos con Asharhamat? O quz n squera eso?
Aqua era una terrbe encruc|ada.
Despertaba tmdamente e aba. E so de Assur se evantaba tras as
montaas de este. A prncpo ncamente se ntua su confuso contorno,
mentras que e ceo tomaba pauatnamente una grs tonadad hasta
que, por fn, e dos e nsuf su fuego y e astro rrad de nuevo a uz
expusando a os oscuros fantasmas de a noche: un da ms e mundo
dsfrutaba de aque don de vda.
No poda consderarme muy ntegente. Tena as pernas entumecdas
por e fro, senta hambre y m mente estaba embotada por un hosco y
pertnaz resentmento, como os vapores de vno tras una noche de
crpua. Me senta de tan sombro y emponzoado taante que todo
cuanto me rodeaba, ncuso e respandor de so, me pareca n|usto.
Estaba a muchos beru de a vvenda ms prxma. N squera se
aprecaba a proxmdad de nngn sembrado y, sn embargo, mrando en
#&*
Nchoas Gud
E Asro
torno, tena a vaga sensacn de dentfcar e ugar donde me haaba.
Posbemente habra pasado por a en aguna ocasn saendo de caza.
Fuese como fuese me era famar...
A cabo de tres horas egu accdentamente a un puebo, aunque no
me haba propuesto encontraro. Los campesnos se agoparon arededor
de m cabao grtando: Es Tgath Assur! Tgath! Tgath! Y, en
cuanto desmont, me v acosado por mu|eres que me ofrecan cerveza en
grandes |arras de arca y bande|as de fruta y cordero asado.
Entre os hombres se encontraban agunos que haban combatdo en
Khaue. Nos sentamos arededor de fuego -a parecer e nceo de a
pobacn conssta en unos sesenta o setenta adeanos comprenddos
nos y ancanos- y ceebramos un mprovsado banquete.
Ante tan nsstente hosptadad es dfc concentrarse en as propas
desgracas personaes, por o que, absorto en aquea dstraccn, tard
bastante tempo en recordar que era e ms desdchado de os hombres.
Me avergonz habero ovdado, pero, como es natura, por entonces ya
era demasado tarde, puesto que, an contra m vountad, me senta muy
anmado, y agradeca a os grandes doses que huberan bendecdo a os
hombres otorgndoes corazones nfantes e nconstantes para que sus
pesares puderan tener tan mtados acances. Mas aquea constatacn
no me enorgueca.
-Oudate con nosotros! -me d|eron os notabes de ugar-. Tu
compaa nos traer buena suerte y a bendcn de os doses.
Por qu no?, pens. S, permanecera con eos agn tempo,
refugndome en aque pobado.
Pero en e pas de Assur no haba ugar donde e seor Tgath Assur
pudera ocutarse. A a maana sguente se present en e puebo uno de
os herados de rey, de cuyo bastn de mando pendan varas cntas
pateadas.
-E seor Sennaquerb, soberano de as Cuatro Partes de Mundo,
sauda a prncpe rea, seor Tgath Assur -anunc como s se drgera
a una muttud en vez de a un soo hombre. Era ato y barbampo,
reamente de porte muy arrogante, caracterstco de esos cortesanos que
ucen espadas ncrustadas de pedrera-. Soy uno de os mtpes
emsaros envados para ndagar a repentna desaparcn de seor
Tgath Assur.
Aqueo era ago que poda haber esperado. M padre, que por su
avanzada edad soa ser presa de sbtos temores, probabemente haba
ordenado a sus servdores que me buscaran por todas partes,
conmnndoos a no regresar sn evare notcas mas. Posbemente su
guarda estara regstrando codo a codo toda a cudad, tratando de
encontrarme vvo o muerto. Me haba comportado muy cruemente, deba
habere avsado.
-Puedes decr a rey que me has encontrado -respond-. Estoy aqu y
permanecer agn tempo.
-E seor Sennaquerb te supca que regreses nmedatamente -
repuso muy ergudo. Reamente era un tpo sumamente afectado.
-Eso es mposbe.
#&!
Nchoas Gud
E Asro
E hombre sonr. Cmo no ba a sonrer s transmta as paabras de
rey?
-Y por qu es mposbe?
-No es posbe porque no es sa m vountad! -grt perdda a
pacenca-. Ve, d a rey m padre que r cuando quera! Vete!
D una patada en e sueo sumamente dsgustado y e hombre se
sobresat. Esos eunucos paacegos no se dstnguen precsamente por su
vaor. A cabo de un nstante haba vueto a montar en su cabao y
regresaba a Nnve, tras evantar una nube de povo.
Mentras permanec entre os adeanos sa cada da de caza. Regresaba
cargado de venados y |abaes y ms sencos anftrones estaban
encantados con ta abundanca de carne fresca, aunque yo dsfrutaba
escasamente con aque deporte.
ncamente deseaba estar soo, y por eo pasaba a mayor parte de a
tarde sentado a a sombra de una acaca, devanndome os sesos sobre
os extraos gros que haban tomado as exstencas de Asharhamat,
Asarhadn y a ma. Aunque ms cavacones no conducan a nngn ugar
porque no exstan soucones, pues e dos as o haba querdo, pero as
caracterstcas de probema se reveaban graduamente con
descorazonadora cardad.
Todos estbamos atrapados: Asharhamat en un matrmono que se
basaba en a amargura y e odo; Asarhadn encumbrado en una poscn
demasado eevada para sus deseos y su capacdad. Y yo... amaba a una
mu|er que no podra consegur, o que consttua un hecho bastante
comn, y tambn podra vvr perfectamente sn a gora de renado.
Por qu entonces sentrme tan desdchado? No o saba y aqu era m
tormento, gnoraro.
Cada noche, sentado entre os hombres de puebo, habbamos de a
guerra y de os cutvos, ncos temas apropados, y bebamos cerveza
hasta que egaba a hora de dormr y ms sueos no me atormentaban.
As transcurreron cnco das.
A tercer da e rey env otro de sus herados, a que tambn desped,
aunque ms cortsmente que a prmero y, a anochecer de qunto da,
mucho despus de que os resdentes de puebo se huberon retrado a
descansar, se present otro emsaro, a que e anunc que regresara a
Nnve. Respond que e haban ordenado que me acompaase, pero e
d|e que no pensaba permtro: no era un muchacho que hace novos en
a escuea y debe ser arrastrado por una ore|a y regresara soo, como me
haba marchado.
A a maana sguente, mentras montaba en m cabao, una mu|er me
do una |arra de agua y un cesto de mmbre eno de pan y carne seca.
Me ae| sn mrar atrs y sn or otro sondo que e eco de os cascos de
m cabao.
La puerta de Nerga, que da a a carretera de Tarbsu, an estaba
cerrada cuando egu, de modo que tuve que amar a grtos a vga e
dentfcarme para que me permtese entrar. Cruc smpemente por ea
#&"
Nchoas Gud
E Asro
y pas cas sn ser advertdo, como un |nete ms entre tantos peatones.
Cuando un prncpe no va acompaado de su escota se converte en un
ser annmo, carece de especa ma|estad y nade e reconoce. A veces es
convenente recordar ago as.
Apenas haba entrado a ms aposentos para despo|arme de m capa y
qutarme e povo de camno cuando un pa|e rrump en m habtacn e
nmedatamente tras e propo rey.
-Debera ordenar que te cortasen os pes por marcharte de ese
modo! -excam abrazndome-. Negar acatamento a soberano es un
crmen que se castga con a muerte. H|o mo, por mucho que te ame,
debera condenarte a perder a vda por ta nsoenca. S no fuese por tu
hermano! Tu ausenca ha obgado a Pollino a quedarse en Nnve,
aguardando ms de o que e hubese agradado y a m me ha dvertdo
enormemente su ra y su mpacenca. Sempre es un pacer vere
eno|ado, pero en esta ocasn est cas fuera de s, no de|a de habar de
tu desmedda desfachatez y de que s fuese rey te hubese desoado
vvo. Por fn has tendo a fortuna de que te haya reconocdo como su
enemgo. Ven..., ms nvtados estn esperando en tu honor.
Nuestra entrada en e gran san caus certa sensacn, porque nade
saba a razn de que yo hubese abandonado a cudad e gnoraban s a
m regreso segura dsfrutando de favor rea. Los paacos son foco de
constantes murmuracones y posbemente a mtad de os hombres que
cenaban con nosotros aquea noche esperaban que se produ|ese agn
cambo mportante, como s fuese a barreros un terremoto, a haceres
perder o ganar e favor rea.
Y, como coofn, estaba a reaccn de m hermano Asarhadn a ver
aparecer a rey apoyndose en m brazo, o que e hzo padecer de ra.
De modo que e banquete de m padre fue causa de gran nquetud y,
como soa suceder en os tmos aos de su renado, degener
rpdamente en orga y desenfreno. Apenas haba transcurrdo una hora,
cortesanos que soan comportarse con a mayor dgndad, con os o|os
nyectados en sangre a causa de vno, se arro|aban entre s proyectes
de carne asada, y por o menos tres danzarnas acabaron echadas sobre
una mesa y fueron posedas sucesvamente por dstntos hombres que
aguardaban turno rguroso. Era un escenaro dgno de un cuarte mtar
de provncas tras dos meses de campaa.
Pero e rey dsfrutaba con eo. Se rea y profera chstes obscenos,
anmando a aqueos que an se contenan para que se ncorporasen a
|ogoro genera. Sus paceres parecan haber quedado reducdos a
agu|onear a Asarhadn y a presencar a depravacn de sus nobes. Por
fn se evant de a sa, fue haca un rncn y vomt rudosamente,
consntendo en retrarse a contnuacn a su echo.
Y durante todo aque tempo m hermano y yo, como sguendo un
tcto acuerdo, bebmos escasamente, apenas habamos con quenes nos
rodeaban y evtamos cudadosamente cruzar nuestras mradas.
Cuaquera hubese magnado a vernos que ncuso nos resutaba
nsoportabe reconocer nuestra mutua exstenca.
Pero cuando fnamente e rey sa, tambn yo me retr a descansar,
de|ando e campo bre a Asarhadn. Estaba cansado de Nnve: so
#&#
Nchoas Gud
E Asro
deseaba regresar a seguro retro de m guarncn de Amat, donde os
ncos enemgos se encontraban en e campo de bataa. Me hubera
sentdo muy dchoso s hubese poddo abandonar toda aquea rudosa
corrupcn a m hermano, que sn duda se senta ms a gusto que yo.
Oue ta sea su castgo, pens: renar en esta perrera hasta que a
repugnanca corroa sus partes vtaes y acabe con . En cuanto e rey me
de|e en bertad, hur voando como un p|aro de estas redes de oro y me
resarcr con creces amontonando os cadveres de os medas como
monumentos a m gora nmorta.
Tan senca resuta a enmaraada red de a vda a un hombre |oven,
porque an segua sendo |oven, aunque me senta ve|o y eno de cnca
sabdura.
Una vez en ms habtacones, Zabbe, a |oven rabe, me ayud a
desnudarme y me frot os membros con acete ntensamente
perfumado. Ba|o sus sabas manos qued cas dormdo.
-M seor ha estado ausente muchos das -murmur mentras baaba
m rostro con agua mezcada con ptaos de fores-. Temo que m seor
haya ovdado a su escava.
As haba sdo: n por un momento me haba acordado de ea, pero me
parec una descortesa reconocero y me mt a sonrere.
-Zabbe so vve para compacerte, seor-prosgu con voz tan eve
como e aeteo de un p|aro y acarcndome suavemente m membro,
que en breve qued erecto como s fuese de bronce. En su pdo rostro
se refe|aba a uz de a mpara de acete, convrtndoa en e nco
ob|eto rea de a estanca-. M seor debe aprender a berarse de toda
preocupacn, a desechara como una prenda suca. M seor debe
permtr que Zabbe ave su corazn.
A ms odos egaba su voz como s fuese un no que se sente
acunado, conscentemente aunque sn mportarme que aqueas paabras
no fuesen ms que a experta aba de una ramera. Ou mportaba s era
o no rea? Por qu deba preocuparme? So exsta aque momento,
aque nstante que yo poda consderar mo. La fecdad era una sombra,
mas e pacer, por o menos, era rea.
A a maana sguente despert con una terrbe |aqueca. E brasero,
fro desde haca horas, haba de|ado en e ambente un tenue oor a humo
y Zabbe roncaba como un bfao de agua. Aqu era e fna de a pasn:
una maana de nverno, a cabeza aturdda y una mu|er que en cuanto
abrese os o|os sn duda esperara que se a reconocese como una
bendcn de ceo. Me cubr con m tnca y abandon sgosamente a
habtacn. Por a noche ta vez vovese a desear e consueo que me
ofreca a escava, pero por e momento no poda enfrentarme a ea. Me
escabu a a Casa de a Guerra, donde podra depurarme e ama con e
vapor de os baos y dsfrutar de amuerzo de os sodados a base de
cerveza y m|o cocdo.
-E augusto seor Sennaquerb, soberano de as Cuatro Partes de
Mundo, sauda a prncpe rea Tgath Assur!
#&$
Nchoas Gud
E Asro
Su voz reson como un tambor de guerra hasta os ms recndtos
rncones de a mesa de os ofcaes. Yo estaba sentado de espadas a a
puerta y no me habra sorprenddo tanto s aguen me hubese hunddo a
punta de una espada en os ompatos. Me vov y descubr a herado
provsto de su bastn de mando con as cntas de pata, y e corazn me
do un vueco en e pecho.
-E augusto seor Sennaquerb socta...
-Ben, ben. Dme dnde debo acudr -e nterrump.
Estaba comenzando a cansarme su compcado rtua.
-S te dgnas acompaarme ahora msmo...
Hzo un ademn ampuoso ndcando e camno y yo me evant
dcmente para segure.
Afuera me aguardaba una tera. |ams haba sdo conducdo de aque
modo, puesto que sempre haba pensado que tena dos pernas fuertes y
resstentes y no me pareca aqu momento apropado para comportarme
como una cortesana regaada, de modo que a desped y segu a pe a
emsaro. Recorrmos os parques de paaco, cruzamos a puerta de
Igsgsg y segudamente os |ardnes que se extendan desde e recodo
formado por e ro y a parte norte de a muraa de a cudad, ugar
predecto de m padre, y donde e encontr sentado ba|o un emparrado
con una copa de vno en a mano. Le acompaaba Asarhadn con aspecto
tan mahumorado como a noche anteror.
-Por fn se dgna e hroe concedernos un momento! -excam
evantndose de a sa con mrada racunda-. Me sorprende que se haya
tomado seme|ante moesta.
E rey se ech a rer y arro| e contendo de su copa en e sueo, ba|o
un matorra forecdo.
-E marsarru me estaba dcendo que tu campaa contra os medas ha
sdo totamente nfructuosa. Dce que so estaremos reamente a savo
evtando a cera de os doses.
Vov a rerse y do una patada en e sueo para acentuar a ntencn
de sus paabras, y Asarhadn frunc e entrece|o y gru como un toro
agu|oneado por as moscas. Era evdente que aquea cuestn se
proongaba desde haca rato.
-Como sempre, e seor marsarru tene razn -repuse-. So un
neco provocara a cera de gran Assur, pero no creo que e moeste que
recordemos a os medas que es y no Ahura e dos de os pases
occdentaes.
-Me refero a tempo de Marduk en Babona -repuso Asarhadn
sentndose nuevamente.
Pareca como s temera que fuese a dare a mano.
-E ugar est en runas. Recuerdas cmo coaboramos ambos en su
destruccn? Y Marduk ha abandonado su cudad y rnde acatamento a
Assur en su tempo de Nnve. Acaso sugeres que debera ser de otro
modo? -e respond con una sonrsa.
En aque momento e odaba ms profundamente que a nade en m
vda. Mas no pensaba en os medas, en os tempos en runas de Babona
n en e honor de os doses nmortaes, sno en Asharhamat.
#&%
Nchoas Gud
E Asro
-S, m seor marsarru -ntervno e rey-, acaso crees que debera
ser de otro modo?
Estaba sentado con as manos entre as rodas y nos mraba
aternatvamente a uno y a otro. Le braban os o|os de maca, pero e
so respandeca mpacabe sobre sus bancos cabeos, que reveaban su
avanzada edad.
Asarhadn cog una pedrecta y a proyect contra un p|aro que se
haba posado en a rama de un rbo, a unos vente pasos. Err e tro y e
ave revoote por os ares.
-Los medas no son ms pegrosos que ese p|aro -observ. Mas e
en sus o|os cuan conscente era de haber euddo una respuesta drecta.
-A qu te referes, m querdo h|o..., a ese p|aro o a a nfabdad
de tu brazo?
-E dos de Babona debe ser resttudo a su cudad -repuso
Asarhadn, parecendo omtr a rona de rey-. Marduk, que no pasa por
ato nnguna ofensa, ha concebdo una gran ra contra e pas de Assur. No
podremos prosperar hasta que su cudad sea reconstruda. S no
cumpmos con este deber, nuestra dnasta ser extermnada.
-Yo no nac en e pas de Sumer -d|e-. Soy h|o de norte y me
someto a a msercorda de Assur.
-No era necesaro que nos recordases que cas eres extran|ero, seor
Tgath.
-Tampoco os dems ovdamos que tu madre se venda en as
tabernas de Borsppa, seor marsarru.
Asarhadn se evant preso de terrbe ra y ev a mano a a
empuadura de su espada. Creo que s no hubese sdo por a presenca
de rey habramos drmdo a msmo nuestras dferencas de una vez
para sempre, pero m padre se evant a separarnos.
-Cmo os atrevs! -grt-. Cmo os habs atrevdo! Acaso soy
un patn con os pes enos de barro para ver cmo ms h|os se
agu|onean mutuamente y se enfrentan? Os o prohbo! Sntate,
Asarhadn, puesto que t eres e ms dgno de censura! Estbamos
habando de os medas...
La crss se super tan rpdamente como haba comenzado. Asarhadn
vov a sentarse, pero desde aque momento parec como s hubese
ensordecdo, ta fue e mpacto que e haban causado nuestras paabras.
-Puedo entonces habar de os medas? -pregunt.
A parecer ya habamos concudo con os restantes tpcos.
-S, h|o mo. Habame de eos.
-Son un puebo nsgnfcante, carecen de mportanca -expc m
hermano sn mrarme squera.
-Los sagar, os myane y os ranzu, agunas trbus aras son reamente
nsgnfcantes y, asados, carecen de mportanca. Pero s se unen y
ogran constturse en una nacn, egarn a ser pegrosos. Y eso es o
que est comenzando a suceder ba|o e domno de un hombre amado
Daaukka, que se da a s msmo e ttuo de rey. Yo e he conocdo
personamente y podra convertrse en un tembe enemgo. Adems, han
descuberto un nuevo dos...
#&&
Nchoas Gud
E Asro
Estuve habando durante agn tempo, expcndoes todo cuanto
haba aprenddo en as montaas de este, y e rey escuch con gran
atencn. De vez en cuando me nterrumpa para hacerme aguna
pregunta, ta vez un nombre o e sgnfcado de una paabra extran|era,
pero, por o dems, mantuvo un senco mpenetrabe.
-Y crees que avanzarn en dreccn oeste? -pregunt por fn,
cruzando as manos en su regazo.
-S, augusto seor. A menos que os detengamos a tempo, ba|arn de
sus montaas como obos. Debemos haceres pagar caras sus ambcones
y, s a eccn es bastante dura, acaso nos de|en en paz durante una
generacn.
-Y para eo sn duda necestas un gran e|rcto -ntervno de pronto
Asarhadn-, un e|rcto muy superor a que actuamente tenes a tu
mando.
-S, necestar ms hombres. Ouz otras sesenta compaas.
M hermano asnt como s aquea fuese a respuesta que estaba
esperando y exhb una tensa sonrsa que daba a entender que se haban
confrmado sus sospechas.
-M seor rey -pregunt por fn-, has consderado con qu fnadad
rene m hermano tantas fuerzas? Sn duda no ser para uchar contra os
medas. No es posbe que esos brbaros montaeses, que so amenazan
nuestras provncas orentaes, |ustfquen una respuesta masva. Creo que
as razones de que e seor Tgath Assur desee fortaecer su e|rcto en e
norte tenen muy poco que ver con eos.
-Y qu razones seran sas, m seor marsarru?
E rey aguard una respuesta observando a su h|o con o|os entornados
y mrada nqustva.
-Penso que se prepara para e da en que deba renar un nuevo
monarca en Nnve y que se propone ser coronado msmo.
Asarhadn cruz os brazos sobre e pecho y se vov a mrarme. Te
he descuberto -expresaba su mrada-. Te parece que has sdo muy
ntegente, pero conozco tus ntrgas desde e prmer momento.
-S es eso o que m hermano cree, puedo dare una respuesta muy
senca -repuse sonrendo, aunque en aque momento m caro haca
Asarhadn se haba extngudo-: que se ponga msmo a frente de ese
e|rcto, que o converta en su arma y no en a ma. Es un exceente
sodado y sn duda sadr vctoroso. Oue dsfrute y no yo de a gora de
a conqusta.
-As podrs quedarte en a capta y consprar con ms enemgos, no
es eso? Acaso me crees tan neco, Tgath?
-S preparo un e|rcto en e norte dces que trato de usurparte a
corona -respond adeando a cabeza dvertdo-. Y s opto por
permanecer en Nnve tambn te arrebato tus derechos. Decdete,
Asarhadn. Cues crees que son ms ntencones? Debes resover de una
vez de qu modo crees que voy a traconarte.
E rey se ech a rer, y a ver que m hermano ntentaba responderme e
hzo seas conmnndoe a guardar senco.
#&'
Nchoas Gud
E Asro
-Ahora habemos de cosas seras -orden-. Dces que puedes
detener a os medas durante una generacn, Tgath. Crees que uego
vovern?
-S, augusto seor. Vovern en cuanto encuentren otro rey que es
haga ovdar e poder de Assur.
-S..., as debe ser -mov trstemente a cabeza-. En os tempos de
m |uventud, cuando uch contra os hebreos en as cudades de Tro y
Sdn, estuve en as costas de mar de norte y tuve ocasn de ver cmo
aman a arena, as oas de aque mar. Avanzan y retroceden
sucesvamente y cada una es ms potente que a anteror hasta que ega
a novena y tma. De modo que ese Daaukka que se dce rey no es
como a tma oa?
-No, seor. Su padre acaso fue a prmera y ta vez sea a segunda.
-Entonces trata de ganar e mayor tempo posbe a nuestro favor,
Tgath, h|o mo. Me aegro de ser ve|o para no verme sometdo a tantos
trastornos.
A or aqueas paabras Asarhadn se evant y se ae| sn n squera
mrarnos. E rey no ntent detenere.
-Seras capaz de hacer ago seme|ante? -pregunt por fn-.
Decararas a guerra a seor Pollino para renar en su ugar?
-No.
-Es una stma, pues seras me|or rey. Pero nunca puede preverse o
que os doses nos deparan. Odo pensar en o que suceder cuando yo
haya muerto.
Se acarc a barba, que ya era muy banca, y se qued contempando
e |ardn, aunque f|ando su mrada en un punto ndefndo. O acaso
estara vendo os tempos que e sucederan? Lo gnoro.
-Lbrars esa gran bataa contra os medas -anunc fnamente-.
Pero creo que ser e tmo don que recbrs de ms manos. Soy ve|o y
estoy cansado. Las fuerzas me abandonan por momentos y no puedo
enfrentarme yo soo a Asarhadn.
-Soo, augusto seor?
-S -Me mr cambando repentnamente de expresn-. Acaso no o
sabas? M hermano e seor Snahusur se est murendo.
-No, no o saba. Tena entenddo que se encontraba enfermo, pero...
-S, se muere. Ve a vere, h|o, porque sempre ha sdo tu amgo.
Mentras aguardaba en e vestbuo de paaco de m to me mpreson
e senco a renante. Muchos eran os que haban acuddo a presentar
sus respetos a turtanu, sn duda en su mayora confando obtener un
postrer favor, pero nade hababa. Era como s todos esperasen en
cuaquer momento a aparcn de agn persona|e y desearan no
perderse ta ocasn.
O|a no me suceda ago seme|ante y pueda encontrar m simtu entre
e fragor de a bataa, en e momento ms nesperado!, pens.
#&(
Nchoas Gud
E Asro
-E seor Snahusur desea verte ahora msmo -anunc e chamben
cas susurrando as paabras en m odo-. Te dgnas acompaarme,
prncpe?
Los presentes nos sgueron con a mrada cuando samos de san. Me
pregunt cuntos de eos me envdaran necamente.
La habtacn de turtanu era muy pequea y estaba decorada con
sobredad, ncamente contaba con un par de cmodas de cedro. Pese a
que estaba a punto de exhaar su tmo suspro, e seor Snahusur,
turtanu rea, yaca en un senco |ergn. Me sent a su ado y cog su
mano entre as mas. Me sorprenderon sus escasas fuerzas. A parecer su
enfermedad e haba consumdo porque tena e rostro muy afado.
Pero cuando se drg a m su voz an sonaba frme.
-S que has vsto a rey -murmur-. Ha dado su aprobacn para
que combatas a os medas?
-S, seor... Parece que estoy destnado a ser un conqustador.
No me devov a sonrsa, aunque supongo que capt m rona.
-S, un conqustador -asnt. Cerr un momento os o|os y uego
vov a abrros, drase que con un terrbe esfuerzo de vountad-.
Cuando egue e momento tambn Asarhadn ser un conqustador. Me
pregunt qu consecuencas reportar eo para e pas de Assur.
-Crees que obro equvocadamente, seor?
-Equvocado...? No, pero ya no mporta o que crea. N e rey n yo
mportamos ahora. tambn o sabe. Asarhadn y t debs drmr e
futuro entre vosotros.
Me dspona a respondere, a decre que seguramente se recuperara y
que an vvra muchos aos, pero no o hce. Ou hubese ganado
mntndoe cuando msmo habra sabdo que ms paabras no eran
certas? En su rostro se ea a certeza de su prxmo fn, aunque no
pareca mportare.
-Cuando muera, os mdcos me destrparn para tranquzarse y
asegurarse de que no he sdo envenenado -sonr como s se tratase de
una chquada-, y encontrarn ms entraas corrompdas porque no
muero a manos de nngn enemgo, Tgath. Me pregunto cunto habr
ofenddo a dos para que me condene de este modo.
-Eres un hombre padoso, seor... No puede exstr pecado en t.
-Lo crees as? -pregunt estrechndome a mano-. Ouz sea certo,
pero no estoy tranquo. Todos hemos obrado muy equvocadamente,
Tgath, aunque no acerto a descubrr dnde. Es probabe que os augures
nos hayan mbudo de fasas esperanzas. Ta vez pecamos creyendo
conocer a vountad dvna.
Permanecmos en senco argo rato, mentras e seor turtanu pareca
rememorar e snuoso decurso de su vda. Segua sostenendo m mano,
pero tena a mpresn de que haba ovdado m presenca. Era como s
por un momento se hubese ausentado para prosegur su proongada
agona, y aqueo era ago que se vera obgado a hacer por s soo.
-Hubera deseado verte antes -prosgu por fn, nterrumpendo ms
pensamentos y producndome un sobresato-, pero abandonaste tan
rpdamente a cudad.... No, no necestas expcarte. Como es natura,
#&)
Nchoas Gud
E Asro
tambn yo tengo ms espas y conozco a razn. Ou hars, Tgath, h|o
mo? Ou hars?
-Hacer, seor? Ou puedo hacer?
-So e dos o sabe.
-Sn embargo no se manfesta -repuse, preguntndome cmo habra
surgdo aque tema-. Mantene ocutos sus desgnos y nos vemos
obgados a andar a tentas entre a oscurdad de nuestros deseos.
-S..., ocutos. En esto y en tantas otras cosas... Pero acaso no es todo
o msmo, Tgath? No es a vda como una tnca sn costura? Debes
vover a verme.
-S, seor. Sempre que o desees.
Le compadec..., aunque soamente porque saba que se estaba
murendo. Entonces no me daba cuenta de que quz haba egado a
comprender que e mundo era ms perverso y os desgnos dvnos ms
snuosos de o que aque ser prudente y padoso |ams podra entender.
Ta vez por fn haba egado a a concusn de que no comprenda nada:
acaso sea ste e tmo don que os doses otorgan a quenes os srven.
Snahusur sonr de un modo engmtco.
Pero no vov a vere. En e nstante de m marcha ya haba oscurecdo y
e seor turtanu morra a ponerse e so de sguente da. Mas cuando
regrese a ms aposentos, yo gnoraba todo esto: so saba que me senta
deprmdo. Encontr a Zabbe esperndome.
-Has tendo una vsta, seor -me comunc con voz nstamente
tensa, como s ago coartase sus paabras-. Vno una mu|er, una escava
domstca, segn creo, pero de modaes muy refnados. Ouera verte, mas
no pudo esperar, de modo que me entreg ago para t. Est ah, sobre a
mesa.
Era un paquetto atado con un decado paueo. No o abr
nmedatamente, aunque ea pareca estar esperando que as o hcese.
Descubr que no senta deseos de satsfacer su curosdad.
-No se do a conocer? -pregunt.
-No, seor.
-Ben, entonces ordena que me srvan a cena nmedatamente.
Me qued nmv, sn pensar en nada hasta que por fn deshce e
nudo. En e nteror aparec un broche de apszu de esos que as
mu|eres utzan para recogerse e veo. Estaba taado, decorado con
fguras de gatos, y proceda de Tro. Por o menos eso haba sdo o que
me d|o aque mercader a maana que o compr en un bazar para
obsequar a Asharhamat, a parecer haca tanto tempo.
#'*
Nchoas Gud
E Asro
##"!!
Durante todo aque nverno, Nnve fue como un perro ve|o que se
muerde a s msmo durmendo. Se produ|eron dsturbos, atercados
tabernaros que degeneraron rpdamente en tumutos, y se provocaron
ncendos en os dstrtos ms pobres. La gente hababa de presagos y de
nacmento de monstruos. Renaba nquetud genera, cuya causa se
desconoca. Todos parecan esperar que sucedese ago, aunque nade
saba qu poda ser. No haba paz.
Para m todo comenz con a muerte de seor Snahusur. En su
testamento me nombraba nco heredero, puesto que no haba tendo
descendenca. Entr en posesn de sus paacos, de sus vastas
propedades a o argo de Eufrates superor y de cantdades ncacuabes
de oro y pata. S sumamos a esto cuanto e rey me haba dado, me
convert, despus de m padre y de m hermano, en e hombre ms rco
de pas de Assur.
Pero, a parecer, a rqueza no era todo o que estaba destnado a
heredar porque e rey no desgn nngn sucesor a cargo de turtanu.
Corran rumores -a cudad estaba ena de eos- de que m padre so
esperaba que yo se o pdese. Y con toda probabdad eso era o que
pensaba Asarhadn y posbemente yo msmo.
Cuando an estaban preparando e cadver de seor Snahusur para
ser seputado |unto a os restos de sus antepasados, acud a vstarme a
ms habtacones una deegacn de ofcaes veteranos de quradu.
-E rey est demasado ve|o para gobernar soo -me d|eron-. S no
asumes e cargo de tu dfunto to, gran parte, quz a mayora de sus
poderes, pasarn a Asarhadn.
-Y sera eso tan terrbe? Asarhadn debe renar agn da... No e r
ma aprender a e|ercer autordad. Adems, e rey puede escoger a
cuaquer otra persona como turtanu.
-A qun? Oun resutara aceptabe para Asarhadn?
-Tampoco yo sera aceptabe para . Pero Asarhadn an no es rey,
por qu debe depender de a eeccn?
-Porque os hombres e temen.
-Por qu?
-Porque e marsarru ha |urado que todo aque que se encuentre por
encma suyo en este renado, no vvr una hora en e prxmo.
-Acaso eso no me afecta tambn a m? Soy tan vunerabe como
cuaquera y m hermano ordenara que me cortasen e cueo antes que a
nade.
-S t eres e nuevo turtanu, ta vez podra evtarse que Asarhadn
egase a renar.
-No soy mago, cabaeros. No entra en ms posbdades mantener
eternamente vvo a m padre.
-E seor Tgath Assur no parece dspuesto a comprendernos.
#'!
Nchoas Gud
E Asro
As se desarro nuestra entrevsta. Pero acaso poda decres que ya
haba empeado m paabra en aque asunto? Ou an me senta gado
a a promesa hecha a Asarhadn cuando todava ramos amgos? N
squera yo msmo o saba, pero, de todos modos, aqueo era una
ncongruenca.
Los ofcaes de quradu saban perfectamente que hubese sdo muy
fc. En m cadad de turtanu y con e peno apoyo de rey, me hubese
ganado a e|rcto, convrtndoo en nco nstrumento de m vountad, de
modo que, cuando egase e momento, estara en condcones de de|ar
arrnconado a Asarhadn y asumr e trono por derecho propo o, s o
prefera, de|ndoe aparecer como un hombre de pa|a y reservndome
toda a autordad rea. Incuso hubese poddo obgare a separarse de
Asharhamat para poder casarme con ea. Como turtanu, m poder no
conocera mtes sempre que tuvese arrestos para usaro.
Pero e obstcuo conssta en que yo no estaba preparado para
despo|ar a m hermano de os derechos que egamente e correspondan.
Asharhamat me haba dcho que dese a espada a m dos, pero no poda.
E dos haba mpuesto su marca tanto en m esprtu como en m cuerpo.
Me haba hecho sentr demasadas veces su presenca para que pudera
gnorar su vountad, y sta era a de que Asarhadn renase. En resumen,
me asustaba cometer aque acto de mpedad que tantos me nstaban a
evar a cabo. Tema tener que arrostrar a ra de Assur. Antes de egar a
eso, aunque no fuese por otra cosa, estaba dspuesto a comportarme
como un cobarde.
Ou era o que e maxxu me haba dcho? En os prxmos aos te
despedrs tantas veces que se te entumecer a engua. Aqu era m
naterabe destno, a vountad de dos. No poda ser de otro modo. As
fue cmo en os rtos funeraros de seor Snahusur, m protector y
amgo, comenc a pronuncar a paabra ads.
Durante tres das e cadver de turtanu estuvo expuesto en su casa,
para que toda a cudad pudera acudr a rendr homena|e a aque gran
hombre que haba sdo prmer mnstro de estado. Asarhadn haba
regresado a Kaah y e rey, sguendo una antgua costumbre, no ntervno
en e dueo: de toda m fama ncamente yo ve a dfunto. De da ba y
vena a gente, examnaban a cadver y se retraban. E poderoso turtanu
no era ya ms que un ob|eto de curosdad. Se dra que a gente no
recordaba de qun se trataba, a gua que un ser extrao que ya antes
de estar seputado en su tumba hubese sdo ovdado, como s, a fna,
aquea vda que haba estado tan ena de actvdad no sgnfcase nada.
Y, por fn, tuvo ugar a procesn, una ceremona sencosa e
mponente que parec seaar e trnsto de a nocenca por e mundo.
En m cadad de heredero presd a fnebre comtva tras e senco
fretro de madera en e que su cuerpo fue trasadado a a sagrada cudad
de Assur, a un sarcfago de pedra. En a cmara funerara rea no se
percba nngn sondo; a msma muttud que se haba congregado ante
e paaco rea haba enmudecdo respetando e senco que ya haba
descenddo sobre e turtanu cuando an estaba con vda.
A egar a as puertas de a cudad e fretro fue coocado sobre una
carroza. Segudo de a guarda de honor nc un va|e de cnco das a
#'"
Nchoas Gud
E Asro
Assur. Durante e camno por carretera cada da era gua a precedente.
Nade deca paabra.
E seor Snahusur, ungdo su cuerpo con fragantes eos, fue
fnamente depostado en su tumba. La osa de pedra cubr sus restos y
fue seada en bronce. |ams vovera a ver a uz de da. Sera sta
reamente una despedda?
Morr, convertrse en ago vago, en un esprtu, o quz n squera eso.
Ta vez so en povo nvsbe, esparcdo por a terra por un vento
ndferente. Era un pensamento horrbe.
En nuestro camno de regreso a Nnve me pareca or a rsa de dos
burndose de m, de todos nosotros.
Pero aunque os hombres mueren, a vda contna. Leg e momento
en que Asharhamat, a quen no haba vsto desde a prmera vez que
regres a Nnve, dara a uz a su h|o y env en busca de m.
-E h|o de Asarhadn se amar Shamash Shumukn -d|o tendda en
e echo. Nos encontrbamos en sus aposentos, yo me sentaba a su ado y
ea entreazaba sus argos y degados dedos en os mos-. Te das
cuenta de cmo trata de sobornar a Seor de a Decsn? Shamash ha
creado un nombre. Temo que e prmer acto de esta cratura conssta en
dar muerte a su madre. Sufro horrbes pesadas, Tgath. Estoy ena de
temor y n squera conozco a razn. Puesto que e dos no me concede su
favor, tampoco debera temer su ra. Por qu debo asustarme s dara por
ben recbda a muerte?
-Ou pesadas son sas, Asharhamat?
-Sueo en un ncendo..., todo est eno de fuego, amaradas ro|as y
doradas como enguas de serpentes. Arededor mo arden os muros de
un gran paaco y soy yo quen o ha prenddo con una antorcha. Muero
por m propa mano, pero en readad no soy yo. Lo veo todo como a
travs de os o|os de otra persona.
-Has consutado a un sha'ilu?
-Oh, s, a varos! -Se ech a rer como en un repentno acceso de
hstera que concuy en un segundo y me estrech con ms fuerza a
mano-. En casa de tu hermano abunda todo gnero de advnos. Una vez
hce m eeccn, se acarcaron as barbas con aspecto grave y me
aseguraron que me dran a verdad. Uno de eos dce que as amas
representan a ra de Assur por aguna obgacn que he ncumpdo; otro
me asegura que evo en ms entraas a propo so que umnar e
mundo. Imagnas que aguen pudera creer ago seme|ante de a
smente de Asarhadn? He odo ta cantdad de nsensateces de esos
doctos varones como para decdrme a ovdar e asunto. Sn embargo
creo que e dos se propone vengarse de m, que se ensaa
anuncndome m propa muerte.
-No morrs, Asharhamat -murmur pasndoe e brazo por e cueo y
atrayndoa haca m. Intua que o que e deca era certo, aunque no
saba de dnde provena ta certeza-. Nuestro amor no puede acabar tan
pronto.
Me mr a os o|os sonrendo y no pude menos que preguntarme por
qu ba e dos a vengarse en Asharhamat. Ou haba poddo hacer que
e hubese ofenddo? En aque momento me roz os abos con a punta
#'#
Nchoas Gud
E Asro
de os dedos y observ que sus grandes o|os negros estaban enos de
grmas.
- Perdname..., perdname por haberte abandonado! -excam.
-Cmo no ba a perdonarte, Tgath? -repuso azndose y
estrechando contra m su cuerpo temboroso. O quz fuese yo quen
tembaba?-. Hace mucho que te perdon, m amor. Aunque debes saber
que abomn de t. Pero s vueves a amarme como entonces retrar m
madcn.
-No, no o hagas porque tu madcn me obgaba a verme
eternamente persegudo por tu amor, y eso no es un castgo. En este
tempo he comprenddo que cuando no tengo tu magen ante m estoy
cas muerto.
Nos abrazamos orando porque habamos vueto a vvr. So nos
mportaba saber que nos perteneceramos mutuamente hasta e tmo
sopo de nuestro aento. Vueve a espada a tu dos, me haba dcho. Y
an no haba encontrado yo e vaor necesaro? Acaso no segua sendo
ma pese a os doses y a os hombres?
Pero e seor Assur es sabo, ms sabo de o que yo magnaba.
E cego permanece entre a oscurdad magnndose baado en uz.
Tus o|os te cegan, haba dcho e maxxu. Pero yo tambn deba haber
estado sordo porque sus advertencas no sgnfcaron nada para m. Me
senta nuevamente dchoso, desumbrado por e amor de Asharhamat.
Estaba ea tan cega como yo? No o creo, as mu|eres son muy
astutas. Asharhamat haba obrado ma a concenca y sn que e
mportase: no tema a hombres n a doses. Tena un vaor genunamente
femenno.
-Me he enterado de que tenes una concubna rabe -me reproch-.
Nnsunna, m doncea, a vo cuando fue a vstarte.
-Se trata de un obsequo de rey -repuse ago avergonzado y
sonrendo como un neco-. S o deseas, a despedr.
-No, no o hagas. S o hceras, a gente murmurara porque una mu|er
desdeada, aunque se trate de una escava, sempre haba. Consrvaa y
acustate con ea, haze creer que dsfruta de tu favor. Nosotros
podremos vernos pocas veces y no me mporta cmo gastes tu smente
mentras me reserves tu corazn.
Los hombres somos unos necos cuando magnamos ser muy astutos:
so as mu|eres y as vboras o son.
Vente das despus Asharhamat do a uz un no robusto a que
amaron Shamash Shumukn, de acuerdo con os deseos de su padre, y
sus temores no se veron confrmados. Sgu con vda y segua vvendo
tras as ceebracones de Aktu y as nundacones de prmavera, cuando
ea se despd de m en e nstante en que emprenda e va|e de regreso
a Amat.
#'$
Nchoas Gud
E Asro
Pas prmero por Los tres eones para vstar a m madre y dsfrutar
de unos das de descanso antes de reunrme con as nuevas compaas de
sodados que me acompaaran a a guarncn. Me propona dedcarme a
cazar y compartr agunas |arras de cerveza con ms traba|adores a
anochecer. Aguardaba muy usonado aqueos das sn magnar que en
m casa me aguardaban otras ntrgas.
Aquea noche, a a hora de cenar, Naba no aparec en nngn
momento. Pregunt por ea, pero m madre ba| smpemente os o|os y
murmur agunas paabras confusas que no entend.
-Acaso deseas decrme ago, Merope? -e pregunt.
-No, h|o mo -repuso an sn mrarme-. No deseo decrte nada.
E eve nfass con que pronunc aquea frase era harto eocuente.
No..., no deseaba decrme nada.
-Pero s sucedese ago me o dras, verdad?
Senco.
Ou posbdades tena? Por qu me moestaba squera en
preguntar, puesto que ya poda magnar o que haba suceddo durante
m ausenca?
-Ordena a Naba que comparezca ante m presenca maana por a
maana -d|e evantndome de a mesa. A m ado tena una |arra
semena de vno. Decd evrmea, puesto que no tendra con quen
compartr m echo-. Hasta entonces no quero vera, pero deseo que me
srva e desayuno.
-Lathkadas, yo...
-Ou, madre?
-Nada -repuso. Y segudamente evant haca m sus o|os secos y
ardorosos-. Savo que te muestres comprensvo con ea: hazo por m.
-S, madre. Maana por a maana decdr hasta qu punto puedo ser
comprensvo. Cuda de que Naba se presente ante m.
Y me retr a ms habtacones.
Aquea noche dorm ms profundamente que nunca, sn verme
perturbado por nnguna pesada, y a a maana sguente me senta
mucho me|or.
Naba me srv e desayuno. Estaba muy sencosa y evtaba mrarme
drectamente. No necest expcacones.
-Te has enamorado de ese muchacho? -e pregunt sbtamente,
aunque me haba propuesto no decre nada-. Sabes a qun me refero:
a Ourd, e h|o de m capataz.
-Seor, yo... -babuc, mrndome con os o|os enos de grmas,
aqueos o|os tan parecdos a os de Asharhamat.
Sn duda estaba asustada. Pero yo ya me haba cansado de tanto anto
femenno.
-Ben: s e queres, no veo nconvenente en que consgas tus deseos
-d|e con suavdad, cogendo un pedazo de pan y sumergndoo en a
cerveza-. Esta maana habar con su padre y me enterar de a dote
que desea recbr... No te arrodes, muchacha! Ya basta!
Se haba postrado en e sueo, a ms pes, y se abrazaba a ms tobos.
Me asombr comprobar cuan fc haba sdo hacer dchosa a aquea
mu|er.
#'%
Nchoas Gud
E Asro
-Basta Naba! Basta ya! Eso est me|or. Ya habaremos de esto
cuando todo se haya resueto. Mrchate..., d|ame desayunar en paz.
Por fn Naba se sec os o|os y se march. E suave roce de sus pes
descazos sobre as badosas se perd a o e|os como e vento arrastra
as ho|as cadas.
Se present uno de ms servdores a retrar a va|a de desayuno y e
orden que encendera fuego en a casa de baos y que me srvese una
|arra de vno nar que me haba trado de Amat y cas haba agotado,
aunque no me mportaba porque e rey Argsts sn duda en breve me
envara otro emba|ador tratando de consegur nuevos favores. Acud a
bao de vapor y estuve sentado durante cas una hora entre aque
ambente cdo y hmedo. Segudamente me vest, ung m barba y
cabeos con acetes, sntndome de nuevo como un ser humano y a
contnuacn hce acudr a m presenca a Tahu Ishtar.
-Capataz, est tu h|o dspuesto a tomar esposa?
Comprend que e haba cogdo por sorpresa. Frunc e entrece|o
preocupado e hzo una profunda reverenca.
-Seor, me sento avergonzado -comenz-. Este asunto... es como
un nsuto que te ha sdo nferdo..., y me duee muchsmo.
-So te he preguntado s Ourd desea casarse. No quero hacer ms
averguacones. La escava Naba sabe comportarse en e echo y har
fez a tu h|o. Certo que es brbara e magno que agunos aos mayor
que , pero eso no es necesaramente un nconvenente: so o sera s
ambos fuesen nos. Tambn es traba|adora. Te dar dez scos de pata
para que no egue a su esposo como una pordosera. Ou me respondes,
capataz?
No pude magnar qu deba esperar Tahu Ishar porque en aque
momento perd su grave dgndad y se qued boquaberto, ncapaz de
pronuncar paabra. Tuve que hacer un esfuerzo para contener una
sonrsa.
-Perdn -prosegu cuando me resut evdente que no ba a recbr
respuesta-. Tenes ago que ob|etar de esa muchacha?
-No, seor. Habendo sdo tu..., m h|o puede sentrse muy honrado...
Y dez scos de pata es una suma mportante.
-Consderamos entonces e trato en frme?
Le tend a mano y se a qued mrando como s no supera que hacer
hasta que por fn a cog estrechndoa con fuerza.
-M h|o estar en deuda contgo toda a vda, seor -d|o cas orando
-. Has honrado m casa cuando hubeses poddo...
-No habemos ms de este asunto -repuse, desprendndome con
dfcutades de su mano y emprendendo e regreso a m casa-. Los
casaremos este nverno, cuando vueva de Amat. Entretanto, mentras yo
me encuentre en Los tres eones, me comprometo a no evarme a esa
muchacha a echo y podr vvr ba|o a proteccn de m seora madre,
que a quere como a una h|a.
-Por o que se refere a tu echo no es necesaro que te prves de ea
-repuso Tahu Ishtar, muy convencdo, pues era hombre respetuoso con
a propedad a|ena-. Segur sendo tuya hasta que tome e veo de m
#'&
Nchoas Gud
E Asro
h|o: un prncpe rea no es un hombre cuaquera. M h|o no puede
reprocharte nada.
-No obstante prefero que sea consderada como una h|a de m casa.
Hasta que Ourd est dspuesto a recamara, no penso vover a
conocera.
Y en eo quedamos. Me separ de Tahu Ishtar y acud a m casa para
comuncar a Naba y a m madre que tenan que prepararse para ceebrar
a boda. Luego, cansado de habar, orden que ensasen m cabao y
part a cazar |abaes con un carca| eno de |abanas y no regres hasta
que hubo anochecdo.
Una semana despus, cuando desde e te|ado de m casa se dstngua
e povo que evantaban as coumnas de cabaos de ms nuevos sodados,
me desped de m madre.
-Estar ausente tres o cuatro meses -e anunc-. Pasar todo este
tempo con as tropas, por o que ser me|or que te quedes aqu.
Me respond con una ncnacn de cabeza y me do un beso. A cabo
de dos horas me haba reundo con e e|rcto.
Me drg haca e norte acompaado de unos tres m hombres, a
prmera parte de contngente que m padre me haba prometdo para
emprender a guerra contra os medas. Los adestrara durante todo e
verano y, tras pasar e nverno en Amat, podran ncorporarse a as fas
de os sodados ya curtdos en a anteror campaa.
Pero no poda centrar todas ms esperanzas en as fuerzas de e|rcto
de Assur, porque tena ntencn de someter a Daaukka a una prueba
ms dfc de o que poda magnar, a cuyo fn haba envado un
mensa|ero a norte por as montaas Kashar y cruzando e ro Bohtn
hasta e pas de Shupra portador de sguente mensa|e:
Al seor Tabiti, hijo de Argimpasa, jefe de la tribu sacan de los 5coloti,
con los saludos y todo el respeto de su hermano de sangre el seor
Tiglath Assur, hijo de 5ennaquerib, que reina en el pas de Assur. En
recuerdo del afecto que el seor Tabiti jur profesar al seor Tiglath
Assur, ste espera que monte en su caballo antes del da primero del mes
de lyyar y se apresure a reunirse con l en la guarnicin de Amat, donde
compartirn unas copas de vino nairi y planearn la conquista de una
frtil tierra.
Y a se encontraba. Cuando egu e encontr |unto a ro, donde haba
acampado acompaado de cncuenta guerreros.
-Has engordado -observ con su caracterstca sonrsa fena,
mentras sostena a brda de m cabao aguardando a que yo
desmontase. N squera pas |unto a as muraas de a fortaeza, sno que
acud drectamente a su campamento-. Acaso as conspracones de
Nnve no te han permtdo hacer un poco de saudabe e|ercco?
-Por qu no os habs ao|ado t y tus acompaantes en e recnto de
a guarncn? D orden de que os recberan con todos os honores y os
encuentro nstaados |unto a ro. Acaso no han cumpdo ms
nstruccones o smpemente es que os Scoot desprecan toda case de
comoddades?
#''
Nchoas Gud
E Asro
Tabt se ech a rer y me pas e brazo por os hombros, mentras nos
drgamos a su tenda.
-No, no han desobedecdo tus nstruccones. Tus ofcaes nos han
tratado con a mayor amabdad. Especamente ese obeso |ono que vste
como un prncpe..., cuyo nombre he ovdado.
-Kefaos -respond con una sonrsa-. No es un sodado sno un tpo
muy astuto y amgo mo.
-Tambn yo soy astuto. Ese |ono trata de negocar con oro y cabaos,
pero puesto que dces que es tu amgo so e engaar un poco.
-S confas hacerte rco, te aconse|o que busques a otra vctma.
-Sn duda me aconse|as ben porque debes conocer e proverbo:
Confa en un hebreo antes que en un fenco y en un fenco antes que en
un |ono, pero no confes |ams en un |ono. Perdn, ovdaba que eres
medo |ono!
Nos echamos a rer, mas no pensaba desanmarme tan pronto.
-An no me has dcho por qu ests aqu -nsst-, en tendas de
pees, en ugar de dsfrutar de a hosptadad de m guarncn.
-He estado tratando de expcrteo, prncpe Tgath, pero no me
escuchas.
Se sent sobre una manta de cabao que estaba tendda a a sombra
de fadn de su tenda y me hzo seas de que sguera su e|empo.
Cuando ambos estuvmos nstaados, do una pamada y un pequeo, sn
duda uno de sus nnumerabes h|os, nos tra|o unos paos humeantes
para mparnos a cara y as manos y un par de copas de cobre, as como
un pee|o de eche fermentada de yegua amada safid alech, esta tma
una atencn a a que gustosamente hubese renuncado.
-No me nspraba demasado confanza -prosgu fnamente, tras
apurar su bebda y vover a enar nuestras copas-. Ms hombres creeran
que estoy oco s me nstaase en ese ugar acompaado de unas fuerzas
tan reducdas y no dormran tranquos rodeados de extran|eros armados
dentro de os atos muros de tu fortaeza. Te respeto como sodado,
prncpe, y te quero como s fueras m hermano, h|o de os msmos
padres, pero tus sodados han sdo hasta hace muy poco ms enemgos en
e campo de bataa y os hombres deben dar muestras de certa
prudenca. Espero que no te sentas ofenddo.
No o estaba. En readad, cada vez senta ms consderacn haca y
mayor era m convencmento de haber obrado acertadamente
ncuyndoe en ms panes.
Pero, como es natura, uno de nosotros deba decr ago.
-Veo que ests aumentando a mportanca de tu guarncn -
prosgu fnamente-. Debes haber vendo acompaado de unos tres m
hombres de Nnve y he credo contar vente carros. En e ro Bohtn no
tenas n a mtad de taes fuerzas. Tambn me ha amado a atencn e
nmero de cabaos que estn pacendo en estas proxmdades.
-Parece que no se te ha escapado gran cosa.
-Los nmadas mantenemos os o|os ben abertos -repuso Tabt, |efe
de os sacan. Se encog de hombros como un enorme gato que se
estrara ba|o e cdo so y sonr-. Tengo a mpresn de que te
preparas para un enfrentamento defntvo con e seor Daaukka, es
#'(
Nchoas Gud
E Asro
as? A ms odos han egado notcas de desarroo de tu tma campaa,
brada e pasado verano. Supongo que me has hecho venr porque buscas
aados para uchar contra os medas, es as?
-Y deduzco que a razn de que hayas acuddo es porque ta aventura
es de tu agrado.
Pero m brbaro amgo, que por su astuca poda compararse a m
escavo Kefaos, se mt a enar de nuevo nuestras copas con su
poderoso e nfecto cor.
-He vendo por e afecto que te profeso -repuso mrndome de reo|o
y sonrendo evemente-. La guerra es otra cuestn, una cuestn
prctca en a que e caudo debe consderar e benestar de su puebo.
Lo cua sgnfca que como buen Scoott, dgno h|o de m padre, estoy
deseando enterarme de qu case de soborno te propones ofrecerme,
hermano mo.
Tardamos poco tempo en egar a un acuerdo. A a hora de cenar Tabt
y yo habamos convendo que os sacan atacaran por e norte y obgaran
a abandonar a confederacn de Daaukka a os manna, una trbu menos
mportante por sus habdades bcas que por su poscn estratgca,
que amenazaban Musasr y as cabeceras de Zab Menor. La nca
dfcutad prevsbe proceda de os urartu.
-Tendremos que trasadarnos a a costa norte de mar Agtado y uego
haca e sur -propuso Tabt, dbu|ando a trayectora en e povo con os
dedos, como una cabra que se estrara para acanzar as uvas de una
parra-. Nos mantendremos ae|ados de Tushpa, pero e rey Argsts sgue
atrbuyndose a propedad de todos aqueos terrtoros y es mprobabe
que nos permta pasar bremente.
-Lo har s sabe que no vas a deteneros. Por qu no pods cruzar
sus fronteras cuando ya os habs adentrado en eas? Esto es ago que
puedo souconar.
-Lo crees as? Ser me|or que te asegures porque, s tengo que
decarar a guerra a os manna, e prxmo verano tendr que pasarme
todo este tempo va|ando y no puedo permtrme egar tarde: as terras
de os urartu son muy ncementes cuando egan as neves.
-Confa en m. Atacaremos a os medas por e norte y e oeste como
dos manos que se cerrasen en su garganta.
-Me parece muy ben, porque estoy cansado de Shupra y a m puebo
e convene una temporada de ucha. Nngn Scoott que se prece muere
en su echo..., no sera dgno de .
Eran muy entradas as sombras cuando fnamente atraves as puertas
de a fortaeza. A prncpo os sodados de a guarda no me reconoceron.
-No estbamos seguros de que voveses, rab shaqe -grtaron desde
as empazadas cuando os saud y reconoceron m voz-.
Empezbamos a pensar que ta vez habas decddo quedarte para
sempre en Nnve.
-No hay nada que pueda retenerme e|os de Amat. Acaso no es e
|ardn de mundo? Abrd a entrada, perros, u ordenar que os azoten!
#')
Nchoas Gud
E Asro
Se echaron a rer y a pronto me encontr rodeado de sodados que me
aumbraron e camno. Eran tantos que m cabao estuvo a punto de
enoquecer por temor a as antorchas. Debo confesar honradamente que
me sent como s de nuevo estuvera en m casa, porque ante todo era un
sodado y e verdadero hogar de un sodado se haa entre su guarncn.
La fortaeza se haaba prctcamente termnada. Las pedras recn
cortadas de a gran muraa, cuyas arstas braban por efecto de cnce,
se evantaban sobre as heras de cuartees de adobes, patos de
nstruccn y estabos. Los sodados y sus mu|eres estaban sentados a
are bre dsfrutando de fresco y hmedo ambente nocturno y sus
mparas de acete chsporroteaban en a oscurdad crcundante, como
estreas que hubesen cado de ceo por graca dvna. Se dstngua e
murmuo de nnumerabes conversacones, entre as que de vez en
cuando brotaban carca|adas y, a veces, egaban asmsmo a ms odos os
renchos nquetos de os cabaos y e sondo de sus cascos gopeando a
dura terra. Los fuegos de os hogares estaban ya cas fros, pero an se
percba e oor a carne, a m|o y a ceboas asadas. S, reamente aqu
era m hogar: atrs quedaba Nnve con sus caes pavmentadas y sus
ntrgas.
En as ventanas de paaco que Kefaos haba construdo para m se
vean uces encenddas: sn duda ms crados se preguntaran por qu me
retrasaba. Un paafrenero se hzo cargo de m cabao y sub a ma|estuosa
escaera de pedra hasta as atas puertas de cedro que se abreron para
recbrme. Las domstcas se arrodaron a verme y os escrbas
ncnaron e espnazo en profundo saudo. E shaknu haba regresado y
con e poder rea. La ntma sensacn de regreso a hogar haba
desaparecdo.
-Seor prncpe, hay muchos asuntos pendentes de resoucn.
-Y que sn duda tambn podrn souconarse maana, Ushnu -
repqu, hacndoe seas para que se apartase-. De modo que
esperaremos hasta entonces. E camno de Nnve es muy fatgoso y me
sento como s hubese cabagado todos sus beru en un soo da.
M escrba prncpa se ncn de nuevo, a parecer poco compacdo por
m respuesta. Comenc a qutarme e pectora mentras que una de ms
escavas me descazaba as sandaas.
-Deseas que te prepare ago para cenar, augusto seor? -pregunt
a tempo que me mpaba e povo de os tobos con un pao hmedo.
Me mr, sonrndome nsegura, como s temese que fuese a gopeare en
e momento ms nesperado. Me pregunt s reamente pareca tan
mpacente.
-No, Gameat, gracas -respond, qutndoe suavemente e pao de
a mano. Era una escava de m madre que estaba a nuestro servco
desde que nos nstaamos en Los tres eones y que haca aos que me
conoca-. Ouz tomar un poco de vno antes de acostarme.
La mu|er se evant como un perro a or a voz de su amo.
-S, m seor. Ahora msmo.
-A propsto, Gameat, dnde est e seor Kefaos? Me sorprende no
habere vsto esta noche.
#(*
Nchoas Gud
E Asro
-Vno a verte, seor, pero... tuvo que marcharse. Deseas que e haga
amar?
-No, no se trata de nada mportante.
Me qued sentado en un san tomando e vno que Gameat me haba
servdo, satsfecho de sentrme soo, pero, por e momento, demasado
fatgado squera para arrastrarme hasta m echo. Durante unos mnutos
se me qued a mente en banco y uego, muy graduamente, me sum en
a grata aoranza de os recuerdos.
-Asharhamat! -murmur.
Aque nombre pareca tener vda propa. Asharhamat! Me bastaba con
evocaro para que su magen domnase ms pensamentos. Me recordara
ea tambn? Me compaca pensar que as era.
Me evant decddo a abandonar taes recuerdos y retrarme a dormr.
Dnde se encontrara Kefaos? Era nsto que no hubese acuddo a
recbrme tras tan arga ausenca. Gameat haba dcho que haba vendo a
verme... Ou e obgara a retrarse?
Pero no mportaba. Por o menos por e momento. A da sguente de
nuevo me vera absorbdo por ms escrbas, sodados, amgos y enemgos,
pero aquea noche no deseaba ser e seor Tgath Assur, rab shaqe de
e|rcto rea, shaknu de norte, h|o de seor Sennaquerb y amo de un
grego gordo y granu|a que me trataba como s fuese yo quen e
pertenecese. Aquea noche no deseaba ser nade, so quera dormr.
Percb una uz ttante en m habtacn. Sn duda aguna escava
socta, me haba de|ado una mpara encendda. Poda consderarme un
hombre afortunado por verme rodeado de taes atencones. Pens que
deba hacer ago para demostrar m reconocmento. Pero tambn eso
poda aguardar a da sguente.
Apart a un ado a cortna y me qued parazado por a mpresn a
descubrr a Zabbe aguardndome |unto a m |ergn. La fuctuante y
amarenta uz proyectaba en su rostro cencento un refe|o cas
dabco, como s su beeza encerrase agn pacer prohbdo.
-Acaso me haba ovdado m seor? -me pregunt sonrendo con
nquetud. Cruz os brazos ante su pecho y con as puntas de os dedos
hzo caer as mangas de su tnca, descubrendo sus senos-. S de|as
postergada a tu pobre escava puedes destrozare e corazn.
-Esa mu|er es un dabo, seor. Desde que eg aqu hace tres das ha
sembrado e terror entre tus srventas. Me ech de tu casa a msma
noche en que egaste, con tan terrbes madcones, que no me atrev a
vover.
Y mentras hababa, Kefaos se acarcaba a barba temboroso y agtado
y mraba en torno como s, ncuso en su propa casa, temese no haarse
a savo de Zabbe.
-Se comporta como s ya fuese a duea de paaco de shaknu -
prosgu fnamente-. Como s ocupase e ugar de Naba o e de tu
seora madre, y nade se atreve a contradecra. Confo que no habrs
sdo tan nsensato como para pensar en cubrr a esa mu|er con e veo!
#(!
Nchoas Gud
E Asro
-No, Kefaos..., no temas. No he pensado en nngn momento en tomar
esposa.
-Ben, seor, pero o mportante es saber qu espera ea. Ve con
cudado, es de as que arro|an proyectes.
-Arro|ar proyectes?
-S, naturamente: copas de vno que estaan contra as paredes como
e granzo sobre as te|as. -Se encog de hombros como s e
sorprendera que yo pudese ser tan bobacn como para haber esperado
otra cosa-. Pgae, seor. Recurdae qun es e dueo en e paaco de
prncpe rea. Es o ms razonabe que puedes hacer. Coge un tgo de
pe de hpoptamo y aztaa hasta que e hayas despee|ado e trasero,
porque s no e recuerdas que debe mantenerse en su ugar, te har tan
desdchado que ansars marchar a a guerra para berarte de su domno.
-S, as o har. Aunque so sea por compacerte y restabecer e buen
orden entre m servco domstco, e pegar.
-No ovdes hacero, seor.
Kefaos se fue tranquzando poco a poco, consondose graduamente
ante as segurdades que e d y por a abundanca de m propo vno.
Mentras aguardbamos a que sus servdores nos preparasen e amuerzo
-sabendo que m dgno escavo |ams se evantaba hasta dos horas
antes de medoda, tampoco yo me haba desayunado-, me cont todo
cuanto haba suceddo en Amat durante m ausenca y me descrb
especamente sus argucas para enrquecernos a ambos.
-Ese brbaro que vve en una tenda de cuero -me conf como aque
que est reveando un secreto- ese Tabt, tene unos cabaos magnfcos
y gran rqueza en oro. Me gustara saber dnde os obtene.
-Expoando a tpos ncautos como t -brome, ofrecndoe m copa
para que vovese a enara-. D|ae que dsfrute de momento de su
prosperdad. Tras a prxma campaa de verano tendr muchas ms
propedades que podrs sustraere.
-Eso me parece muy ntegente -repuso e erudto fsco, asntendo
gravemente. Por entonces ya estaba demasado borracho para captar m
sarcasmo, pero, como sempre, segua estando muy cdo para que no se
e escapase e factor prncpa-. Vas a engrandecer a esa trbu de
adrones nmadas que se convertrn en una nacn tembe. Y ese Tabt,
segn tengo entenddo, es tu amgo. En aos venderos, cuando tu
hermano ocupe e trono, necestars amgos as.
-No estoy maqunando nnguna tracn, Kefaos. Te expresas como as
maas enguas de Nnve: todos estn urdendo hstoras acerca de ms
posbes proyectos para traconar a Asarhadn.
-Yo no he habado de tracn, seor, pero un hombre que cuenta con
poderosos aados sempre es dgno de respeto.
Cerr ms odos a taes paabras. Desde que m hermano haba sdo
nombrado marsarru me haba propuesto negarme a escuchar todo cuanto
no deseara or. A cabo de un rato sa de a casa de Kefaos y acud a
reunrme con ms escrbas, que se haaban deseosos de agobarme con
montaas de traba|o. Cuando e ceo comenz a oscurecerse, haba
ovdado por competo m prudente aanza con os esctas, que, de todos
modos, ya haban recogdo sus tendas y emprenddo e camno de
#("
Nchoas Gud
E Asro
regreso a pas de Shupra. Los o|os me escocan y so pensaba en
evadrme meda hora en os baos de vapor, cenar y acostarme.
Mentras me encontraba en e bao vendo brotar e vapor de brasero
encenddo, me acord de Zabbe. Cmo se habra atrevdo aquea zorra
a segurme desde Nnve sn m permso? N squera una esposa habra
actuado de ta modo.
Aunque o certo era qu no me haba segudo: haba egado a Amat
con unos tres das de anteacn, transportada en una sa de manos
como una gran dama. No era sorprendente que ms srventas estuveran
atemorzadas.
Oun e habra factado su escota? Una escava no emprende
seme|ante va|e por su cuenta. Aguen e habra ordenado que acudese,
proporconndoe proteccn y medos econmcos. Aguen a haba
envado y me preguntaba cmo no se me haba ocurrdo antes.
Se trataba de una espa.
No me moest en preguntarme por cuenta de qun: ms movmentos
e ntencones nteresaban a muy pocas personas.
Habra sospechado ago Asharhamat? Haze creer que dsfruta de tu
favor, me haba aconse|ado. S, Asharhamat deba haber comprenddo
todos estos mane|os me|or que yo. Yo, que n squera haba prestado
atencn a m escavo cuando me haba aconse|ado que me buscase a
proteccn de amgos poderosos.
Por unos momentos consder a posbdad de devover a aquea
ramera rabe a gneceo de m padre, pero fue cosa de un momento.
Despus de todo, de qu poda enterarse en Amat que yo no qusera
que se supese en Nnve o ms probabemente en Kaah?
No... permtra que se quedase. Para qu crear dfcutades a
Asarhadn y a su madre buscando a otra que a susttuyese? La utzara
como as rameras de as tabernas y e permtra que fsgonease os
secretos que qusera.
Pero, por o menos en este aspecto, aquea noche segura e sabo
conse|o de m amgo Kefaos y e arrancara agunos |rones de pe para
que no se e ocurrese vover a hacer e pape de dama dstnguda. Me
bastaba con recordar as mradas enas de terror de ms servdoras para
que vovera a encenderse m ra.
-Ekalli, ve a a ora de ro y corta una vara verde de tamao de m
brazo. Asegrate de que es ben recta y sa y qutae a corteza savo en
e extremo ms grueso.
E hombre sonr exhbendo todos sus dentes, manchados de |ugo de
dtes. Era un muchacho recn egado de aguna adea y haba
comprenddo que no seran sus omos os que recbran a azotana:
aqueo era o nco que e mportaba.
E bastonco cru| en e are con un sondo que recordaba a as abe|as
enfurecdas. En aqueos puntos donde haba sdo descortezado an
segua sendo resbaadzo. Sonre pensando cmo hara baar a aquea
ntrgante rabe.
|unto a m dormtoro haba una estanca de reducdas dmensones que
utzaba cuando cenaba soo. A a encontr con otras dos o tres
domstcas que me preparaban a mesa. Se cubra ncamente con una
#(#
Nchoas Gud
E Asro
eve tnca de no que apenas e egaba a as rodas y que estaba
mo|ada y se e adhera a cuerpo. Estaba en cucas, |unto a m sa,
como s a consderara de su pertenenca.
Comprend que ms escavas a temeran: era a concubna de su seor,
a que dsfrutaba de su favor, a hembra en a que verta su smente.
Deba |actarse de que detentaba e poder, ta vez ncuso aardeara de
tener en sus manos a vda o muerte de cuaquera de eas, suposcones
que sn duda se esforzara por estmuar.
Pues taes pretensones concuran aquea msma noche.
Zabbe me recb sonrente, pero a ver e pao que evaba en a mano
a sonrsa se he en sus abos y en sus negros o|os br una mrada de
terror.
Las mu|eres que a acompaaban desapareceron en senco como
ratones asustados.
-Augusto seor, yo no...!
La concubna enmudec repentnamente en cuanto apoy con
suavdad a punta de pao en su hombro desnudo.
-Te has exceddo -manfest en un tono cas ndferente-. No eres
ms que una ramera de bonto cuerpo, que sabe baar a son de a fauta
y os crtaos y despertar un poco de pasn, y eo te ha hecho creer que
eres poderosa.
-S a m seor e pace... -babuc ba|ando os o|os que por entonces
ya expresaban una profunda humdad.
Como muchas mu|eres, comprenda que su fuerza radcaba en aardear
de su debdad. S, o me|or era hacer creer a aque nsensato que
repentnamente se haba vueto sumsa.
-A tu seor no e pace que os servdores en os que ha confado
durante muchos aos demostrndoe su fdedad sean expusados de su
casa como perros sn amo. No, no estoy compacdo.
Repentnamente a as por a manga, obgndoa a arrodarse. E te|do
ced rasgndose y de|ndoa semdesnuda. Zabbe se acurruc a ms
pes con e rostro hunddo en e sueo, pero a as por su arga y negra
cabeera y a obgu a echar atrs a cabeza y a mrarme.
-E-res me-nos que na-da! -sabe apretando os dentes, enfurecdo
y acompaando ms paabras con sendos zurragazos-. En es-ta ca-sa no
e-res na-de!
A cada gope apareca en su espada una tenue nea ro|za, y mentras
me mraba una eve capa de sudor cubr su frente y percb sus suaves
que|dos. A prncpo cre que eran de door, pero me equvocaba, por o
menos no so eran de door.
-Oh, seor! Oh, m amo!
La voz pareca brotar de su ms profundo nteror. Sus manos, que se
aferraban a ms pernas, se deszaron por e borde de m tnca apartando
a un ado m taparrabo. Intensfqu e gope de m tgo de modo que
parec hundrse en su carne como e fo de una espada, empapndoa en
sangre, pero aqueo an parec exctara ms.
-M seor!
Sus paabras me egaban confusas y ahogadas. Apret e rostro contra
m sexo y de pronto cog m membro entre sus abos. Respraba
#($
Nchoas Gud
E Asro
entrecortadamente, a tempo que pareca devorarme como una mendga
muerta de hambre.
No soy de pedra y ms sentdos estaban muy despertos. De pronto me
abandon a ndgnacn y fue susttuda por una pasn mucho ms
sava|e y sn darme cuenta se me cay e tgo en e sueo.
Zabbe se ech haca atrs un momento sn sotarse de ms pernas,
f|ando en m sus o|os enos de grmas. Pero no oraba de door n
temor, sno por ver nsatsfechas sus ansas.
-Seor, te o ruego!...
Me senta como en trance. A cabo de un nstante me recuper y a
apart con ta voenca que se gope en e sueo. D meda vueta y sa
de a habtacn, sntendo como s a cabeza fuese a estaarme.
Durante dos horas permanec sentado en e exteror en un banco de
pedra de |ardn empapndome de fresco nocturno. Los pensamentos se
agopaban tumutuosamente en m cerebro, sucedndose unos tras otros
con ta rapdez que se reproducan en mgenes confusas. Me pregunt
qu era o que haba vsto en m nteror que me enaba de tan terrbe y
decoso temor. Ou era yo? Una besta o un hombre? Lo gnoraba..., y
prefera segur gnorndoo. Sn embargo no poda ae|ar de m mente ta
conocmento que me persegua de forma obsesva.
Pens en Asharhamat y en m hermano. Sucedera de gua modo
entre eos? Era yo soo quen as se vea mtado..., o acaso Asarhadn
era mucho ms experto?
S, naturamente. Asarhadn, con su deberada, torpe y burda u|ura...,
por o menos se comprenda a s msmo.
Por tmo ncuso egaron a cansarme m ntrospeccn y ms
remordmentos. La cabeza me zumbaba, pens tomar unas copas para
tranquzarme y poder concar e sueo.
Cuando entr en m habtacn encontr a Zabbe aguardndome,
todava cuberta por a eve tnca de no que se haba convertdo en
puros andra|os.
Me sorprend vera, puesto que no esperaba n deseaba su presenca.
Pero, de todos modos, se haba presentado. En un extremo de m
afombra descubr una |arra de pata ena de vno fresco de a bodega y
|unto a ea una copa de oro.
Y sobre m amohada estaba e tgo an manchado de sangre.
Zabbe me srv e vno y ev a copa hasta ms abos. Beb
dcmente, trasegando e qudo con dfcutades y, aunque haba egado
a odara, despertaron de nuevo ms deseos.
La muchacha comprend taes sentmentos y os acept
gustosamente.
-Mustrame tu espada! -e ndqu.
Zabbe se puso en cucas, apoyndose en rodas y codos y con a
cabeza recostada en a pared. A a uz de a mpara as marcas de sus
hombros se vean cas negras. Percb su respracn |adeante como
entrecortada por una voenta pasn.
Cuando separ sus nagas y me ntrodu|e en ea ncamente brot de
sus abos un gemdo mezca de door y pacer.
#(%
Nchoas Gud
E Asro
A parecer aquea mu|er haba encontrado o que buscaba: aqueo era
ago que no me nteresaba tratar de comprender.
#(&
Nchoas Gud
E Asro
##"!!!
Zabbe guard e tgo que cada noche depostaba a pe de m |ergn
con una |arra de vno y una soa copa. M deber conssta en utzaro y, s
no o haca, ea se nquetaba prmero y uego se vova fra e nsensbe,
pero se preocupaba muy seramente de mantenero esconddo,
guardndoo como s fuese un tesoro. Aque nstrumento provocaba en
ea un ntenso despertar de os sentdos, una exctacn smar a un
frenes regoso, como s a vara fexbe se hubese convertdo en su
doo, en e smboo de su dos a que supcaba que a berase medante
sumsn y door.
A prncpo cubr su espada y nagas con feos verdugones, seaes que
e duraban varos das, pero con e tempo me bastaba con rozara
suavemente, hacere notar en a pe a dura y sa superfce de tgo
para provocar sus soozos de deseo. Supcaba, pero nunca que e evtase
e castgo. Deseaba que a amenazase, que a gopease provocndoe e
door o acaso a muerte. Ouera sentr dao. A veces e pezcaba un seno
hasta de|rseo maguado. E ncuso haca cosas peores, cosas que me
avergenza recordar. En una o dos ocasones perd a cabeza y estuve a
punto de matara, y ea cas parec desearo, como s eo hubera
sgnfcado e como de a dcha: aqua era una febre nexpcabe.
Y, en cuanto a m, me suceda ago parecdo. Durante meses
practcamos este crue |uego cas cada noche sn egar |ams a sacarnos,
gua que s esta afcn se nutrese en s msma convrtndose en una
obsesn.
Los vncuos entre hombres y mu|eres son tan dversos como os dbu|os
que e so forma en as ondas de as aguas y de mutacones tan rpdas.
No habo de amor, porque por m parte no ntervena ta sentmento: no
amaba a Zabbe n ea a m. Compartamos a pasn, y una pasn que
coexste con e despreco e ncuso con e odo, no es gua que e amor.
Legu a dsfrutar de un modo fro y exqusto con aquea mu|er, con su
carne y su nsacabe deseo mezca de door, pero eso fue todo.
Y qu haba sdo de Asharhamat? Acaso me haba ovdado de ea?
Tan absorto me encontraba amentando m nuevo apetto por a
cruedad que a haba ae|ado de ms pensamentos? Nada de eso, en
readad pareca que cuanto ms prenddo me haaba en as redes de
Zabbe ms deseaba a Asharhamat.
No me mporta con quen gastes tu smente -me haba dcho-,
mentras me reserves tu corazn. Yo haba egado a temer a sabdura
de as mu|eres, y en este aspecto Asharhamat demostraba sero en gran
medda. Le constaba que no tena rvaes. A qun poda yo amar que no
fuese ea? Exprma ms omos en Zabbe en un frenes cada vez mayor y,
sn embargo, da tras da, haba egado a odar su msma presenca.
#('
Nchoas Gud
E Asro
E magno que sus sentmentos no dferan de os mos. Mentras nos
afanbamos en nuestra mutua u|ura creo que aprendmos a odarnos
uno a otro.
Pero Zabbe no era o nco exstente en Amat. Yo no haba sdo
destnado a aque ugar para soazarme con una ramera sno para
combatr a frente de os e|rctos de m padre. Tena que preparar un
e|rcto para a guerra, y durante horas, y en ocasones das, apenas me
acordaba de ea mentras me entregaba a a honesta y estmuante tarea
de adestrar a ms hombres.
Ascend a varos membros de as compaas que haban combatdo en
as campaas emprenddas durante os dos tmos aos y os puse a
frente de os recutas recn egados de Nnve. Tabshar Sn se encargaba
de nstrur a a guarncn, y cuando poda garantzarme que os
muchachos se haban convertdo en sodados capaces de formar
decentemente en a paza de armas, me evaba a as montaas cuatro o
cnco compaas a a vez para reazar manobras, emprendendo marchas
forzadas que duraban doce o ncuso qunce o vente das.
Regresbamos a Amat con os rostros curtdos por e so y os pes
ensangrentados, porque saba que aqueos hombres deberan enfrentarse
a os medas en su terreno y, por consguente, no escatmaba nngn
esfuerzo para que aqueos adeanos que haban sado de Amat
retornaran a ea como autntcos sodados.
E nvarabemente m antguo nstructor me rogaba que e permtese
acompaarnos y sempre e daba a msma respuesta:
-Pretendes avergonzarme ante esos prncpantes, Tabshar Sn? En m
cadad de comandante en |efe, curtdo en muchas bataas, gozo de certo
prestgo ante eos, pero qu pensaran de m s me veran a ado de un
veterano como t que perd una mano uchando en as fas de m
abueo?
-Te comprendo muy ben, prncpe -responda, mrndome con os
o|os entornados y expresn acusadora-. Temes que sea demasado ve|o
y me quede rezagado, no es eso?
-Ms ben me asusta que podamos quedarnos rezagados nosotros,
amgo mo.
-Entonces promteme que cuando e prxmo verano marchs haca
os montes Zagros no me de|ars aqu. An me quedan agunas bataas
que uchar y deseo ver a ese brbn de Daaukka, a quen tanto admras
para |uzgar por m msmo s es ta como t e descrbes.
-Ser como o deseas. Pero e prxmo verano, no ste.
Acaso confaba que Tabshar Sn cambara de dea? Ignoro o que
magnaba, pero que dos me perdone por haber reazado seme|ante
promesa... y habera cumpdo.
De ese modo pasbamos os das, esforzndonos en e ofco de os
sodados, dchosos de agotarnos en e e|ercco de as armas y con as
sandaas cubertas de povo, soando constantemente en a proxmdad
de a gora y de a muerte. As transcurreron os trrdos meses de
verano, preparando a egada de as prxmas uvas nvernaes y m
regreso a Nnve.
Aunque, en certo modo, |ams deb haber partdo.
#((
Nchoas Gud
E Asro
Tras a muerte de seor Snahusur, e rey no haba desgnado otro
turtanu y se haba esforzado denodadamente por gobernar soo. Era un
expermento condenado de antemano a fracaso, porque e mpero de
Assur era demasado vasto y m padre haba enve|ecdo. Sn embargo o
ntent. Yo poda cabrar a ntensdad de sus esfuerzos por as cartas que
me egaban cas daramente a cuarte genera de a guarncn.
Hoy he recibido embajadores de Ashdod en audiencia pblica. Me han
trado obsequios de su monarca y mensajes en los que me califica de
bondadoso padre de su pueblo, pero en privado me han dicho que estn
cansados de su gobierno y me piden permiso para derrocarle e instalar en
el trono a su hijo. El muchacho, hijo de una de mis mujeres que fue
donada a 5harruludari cuando le puse al frente del pas tras la revuelta de
Zedekiah de Ascaln restablecindole en el trono de sus antepasados, es
una criatura perversa.
Me han informado que se ha declarado la peste en la ciudad de Dilbat y
que durante tres noches sucesivas han visto gotear sangre a la luna. Los
sacerdotes dicen que debera ayunar y afeitarme la barba en seal de
contricin por haber pecado contra 5in y Nergal; pero si as fuera, por
qu los dioses dejan caer su ira sobre Dilbat, esa abominable pocilga
cuyos ciudadanos, como t recordars, se unieron a los elamitas y a esos
hijos de perra babilonios en una cruel rebelin que me arrebat la vida de
mi primognito? No acabo de comprender por qu debo incomodarme...
Pese a que me consta que an es pronto, he hecho estudiar los
augurios del nuevo hijo que Asharhamat ha parido para tu querido
hermano, el seor Pono. Lo considero una precaucin razonable, puesto
que lamentablemente el mocoso no da muestras de favorecernos con su
desaparicin como el anterior. 5egn parece, disfruta de tan excelente
salud como su padre, pero los dioses, en su gran sabidura, han mitigado
este agravio declarando que, por lo menos, jams ocupar mi trono.
5egn me dijeron, el hgado de la cabra estaba lleno de gusanos, y su
corazn era tan negro como si lo hubiesen sometido al fuego...
Sometdo a fuego... Record os sueos de Asharhamat acerca de un
ncendo morta y me pregunt qu se habran propuesto reveare os
Seores de a Decsn.
Como sempre me mostr muy cudadoso en ms respuestas y evt
dare conse|o aguno, pese a que e rey m padre as me o haba
soctado. Yo no sera turtanu, de nombre n de hecho, en Nnve n en
Amat. Asarhadn deba renar y yo no vea a necesdad de ntentar
mpedr o nevtabe.
De modo que e prmer da de Ksef, cuando as carreteras an estaban
enas de barro producdo por as prmeras uvas nvernaes, emprend a
marcha haca e sur con una guarda persona de cen hombres. Zabbe
va|aba con nosotros en un carro, pero no dsfrutaba de va|e y me
abrumaba con sus que|as cada vez que me aventuraba a aproxmarme a
ea, o que no suceda con frecuenca. So ntent poseera en una
ocasn: a noche que nos detuvmos en un puebo cerca de Ekosh,
cuando, tras haber bebdo ms cerveza de o aconse|abe, a derrb sobre
#()
Nchoas Gud
E Asro
una mesa y me ber de una semana de abstnenca. A a maana
sguente se que| amargamente dcendo que haba estado cas hasta e
amanecer qutndose as astas de os senos y de ventre.
-Contn tu engua, mu|er -a amenac-, o te vender a agn
conductor de caravanas que huea peor que sus cameos.
A cabo de dez das, cuando nos aproxmbamos a os terrenos que
pertenecan a m propedad, de| a rab kisir a cargo de m escota y de
carro para que os condu|era hasta Nnve. Deseaba pasar unos das
tranquos en Los tres eones y me habra sentdo muy avergonzado s
m madre hubera egado a tener conocmento de a exstenca de
Zabbe.
Es magnfco regresar a propo hogar tras muchos meses de ausenca.
Desde que me haba convertdo en e heredero de seor Snahusur haba
entrado en posesn de magnfcas propedades, a mayora de as cuaes
n squera conoca, pero Los tres eones era m verdadero hogar. A no
era e rab shaqe n e shaknu, n squera e h|o de rey o rva de un gran
prncpe, sno smpemente un terratenente y un campesno. En aque
ugar coma m propo pan y beba m propa cerveza. Y a, ba|o m propo
techado, confaba que un da reposaran ms huesos.
La tma cosecha de ao haba sdo ya recogda y os campos estaban
cubertos de secos rastro|os. E barro que se extenda por as oras de
cana pareca granto, y e agua, que apenas cubra e fondo, no egara
hasta e ventre de un buey. E ceo tena un tono pomzo y a o e|os se
dstngua e eco sofocado de trueno de Adad, pero aquea noche an no
ova. En e nstante en que me acerqu a pato de a gran|a dstngu os
rempagos que se dbu|aban en e ceo, tras as montaas de este.
Las srventas de a fnca se haban reundo en un grupo en e porche de
a casa y murmuraban entre s mrndome como s no pudesen magnar
a razn de m presenca en aque ugar. Un muchacho acud a hacerse
cargo de m cabao para conducro a os estabos.
-Ben -pregunt con una ampa sonrsa, nqurndome qu probema
poda haberse susctado-, no vas a servrme una copa de cerveza?
Dnde se haa m seora madre?
-Estoy aqu, h|o mo -repuso, adeantndose de entre as sombras de
a puerta-. Bendtos sean os doses que te han permtdo regresar a m
ado!
La bes en os abos y |untos entramos en a casa, donde me av a
cara en una |ofana de agua caente. Durante todo aque tempo m
madre permanec a m ado con as manos cruzadas en su cntura como
s estuvera supcando. No de|aba de preguntarme qu nueva catstrofe
domstca se habra abatdo sobre nosotros, hasta que Naba entr en a
habtacn, tan sencosa como un feno y apostndose compungda |unto
a hogar con a mrada f|a en e sueo, como s contempase su ventre,
que se haba hnchado ba|o su tnca hasta acanzar as dmensones de
un men.
A vera esta en sonoras carca|adas, y ea huy soozando
rudosamente, cubrndose e rostro con as manos.
-Habra sdo convenente que mantuveran certa dscrecn antes de
que se ceebraran os esponsaes -d|e fnamente, cuando ogr domnar
#)*
Nchoas Gud
E Asro
ms rsas-. Tendremos que casar en seguda a esta gata en ceo o e
|oven Ourd ser padre antes de convertrse en mardo.
-Entonces no ests enfadado, Lathkadas?
M madre me observaba con una expresn que refe|aba a nquetud
que a haba domnado hasta entonces y a sensacn de grattud y
sorpresa que expermentaba en aqueos momentos, como s se sntera
avada a detectar certa debdad en m.
-No, Merope, no estoy enfadado -repuse, pasndoe e brazo por os
hombros-. Sabes muy ben que hace cas un ao que no frecuento a esa
muchacha porque comparte tu habtacn y no a ma, de modo que no
tengo nngn nters en este asunto. S Ourd no se sente dsgustado,
menos razones tengo yo para estaro.
A a maana sguente compareceron ante m presenca Tahu Ishtar y
su h|o. Por tratarse de una vsta protocoara os recb ante a puerta de
m casa. Me hceron una profunda reverenca y me ofreceron rcos
presentes, bordados, |oyas de cobre, pan, vno de dtes y frutos
ambarados, que acept en nombre de m escava, dando de ta modo
consentmento a os esponsaes. Por fn Naba sa de a casa
acompaada de m madre y su futuro esposo vert acete perfumado
sobre sus cabeos. A prncpo a muchacha se ruborz compacda y
uego, cas a punto, esta de nuevo en anto y tuveron que
acompaara a nteror de a casa, protegda sempre por Merope como
una cueca que vgase a su poueo.
-M esposa se comportaba de gua modo cuando estaba embarazada
-me conf Tahu Ishtar cuando as mu|eres desapareceron-. Parece
como s tuveran e dabo en e cuerpo. Es una gran bendcn haber
nacdo hombre.
Los tres brndamos con cerveza y Tahu Ishtar y yo acordamos que,
dadas as crcunstancas, sera convenente que e matrmono se
ceebrase antes de que yo me vese obgado a regresar a Nnve. Ourd
permaneca sencoso mentras habbamos y hunda os pes en e povo.
Aunque antes de tres das tendra esposa, an no era ms que un
chquo.
A da sguente y a otro estuvo ovendo desde medoda hasta a
puesta de so y n squera pude dstraerme saendo de caza. Intent
mantenerme ae|ado de m madre, que a parecer estaba sumamente
ocupada con os preparatvos de banquete nupca de Naba y, por tmo,
me retr a uno de os estabos, donde me sent sobre sacos de m|o y me
embragu de cerveza. Me senta fuera de ugar y hubese preferdo
encontrarme en Amat.
Pero a tercer da e so aparec de nuevo y a a hora tercera de a
maana, cuando e pato de a gran|a estaba eno de campesnos de os
pobados vecnos, condu|e a Naba a casa de Tahu Ishtar, que en adeante
sera su suegro. La muchacha se sent en un banco ante a puerta y Ourd
a cubr con un veo y manfest en voz ata, para que todos puderan
ore, que se haba convertdo en su esposa. Pareca muy compacdo
#)!
Nchoas Gud
E Asro
consgo msmo y fue muy acamado porque era muy aprecado por todos.
En cuanto a Naba no or tanto como yo esperaba. A fna me adeant y
entregu soemnemente su dote a Ourd, contando ostensbemente os
dez scos de pata para que todos puderan ver que e h|o de m capataz
se haba convertdo en un hombre respetabe.
Los crados asaron sete cabras para dar de comer a os nvtados y
consummos muchas |arras de cerveza. Todos estaban contentos y, a
ponerse e so, Ourd condu|o a su nueva esposa a casa de su padre por
vez prmera, aunque gnoro s ograra entrar en ea dado o adeantada
que se encontraba en su embarazo. Sn embargo me parec que ambos
se sentan muy satsfechos con su suerte.
Poco despus me acost, evndome por toda compaa una |arra de
fuerte vno de dtes. Me congratuaba de os acontecmentos vvdos
aquea |ornada, porque deseaba toda suerte de benes para Ourd y
senta gran apreco haca Naba, mas debo confesar que m aegra estaba
empaada de certa trsteza.
|ams cubrr a nnguna mu|er con e veo -pens-. Y s tengo h|os,
sern engendrados en concubnas. Me bastaba con cerrar os o|os para
ver e rostro de Asharhamat... Asharhamat, m amada, que se haba
convertdo en a esposa de m hermano y madre de su h|o.
Cuando os hombres beben vno de dtes en abundanca se ven bres
de sus pesadas y roncan como cerdos sn que nada os moeste: as es
cmo os grandes doses es dspensan su cemenca.
-Acaso a m seor Tgath Assur, poderoso rab shaqe, no e agrada e
vno? Perdn, haba ovdado que so bebe sangre fresca de os medas!
Aqueas paabras se veron coreadas por mtpes carca|adas. Nos
encontrbamos en un banquete ofrecdo por Nabu Pashr, h|o de uno de
os hermanos menores de rey, un hombre que a a sazn careca de
mportanca, aunque confaba acanzara en e prxmo renado. N
squera ogro recordar por qu asst, puesto que poda haber magnado
que en aque ugar nade se aventurara a demostrarme amstad.
Pero aquea agudeza fue muy ceebrada, y Asarhadn, entre otros,
tambn se permt exhbr su ngeno.
-Cuando egue a prmavera m nobe hermano brar una gran
bataa -prosgu ta vez estmuado por m senco-. Se propone drgr
ms de vente m hombre haca as montaas de este... Ser una espece
de expedcn para capturar cabaos.
De nuevo estaaron as carca|adas porque era muy tarde y todos
estbamos bebdos, ncuso as rameras. Los fautstas se sentaban en un
rncn apoyando as cabezas en as rodas y dormtaban pcdamente.
La mesa estaba cuberta con charcos de vno derramado.
Aguard sn decr paabra. Los comensaes que tena ms prxmos
desvaron sus mradas haca m hermano, esforzndose todo o posbe por
gnorar m exstenca. En cuanto a os dems, todos se sentan fuera de m
acance y, por tanto, en condcones de permtrse certas ronas y
#)"
Nchoas Gud
E Asro
repartan su atencn entre Asarhadn y yo. Era una espece de |uego: en
aque entorno se sentan nmunes para manfestarme su enemstad.
Me d|e que era e marsarru, que su persona era sagrada y nade
poda nsutare pbcamente. S e responda como mereca, ncamente
consegura ponerme en rdcuo.
Sn embargo segua sendo Asarhadn, m amgo de a nfanca, m
hermano a quen en otro tempo tanto haba querdo y que en aqueos
momentos se en|ugaba os grasentos dedos en su tnca recamada de
pata y me sonrea odando m propa presenca. Cmo era posbe que
hubsemos egado hasta aque extremo?
-E gran guerrero! Se ha nstaado en ese puebucho de chozas de
adobe a que cafca de fortaeza y proyecta ncursones contra trbus
nmadas que no han dormdo dos veces en un msmo ugar desde que
naceron! Oh, todo eso es muy goroso!
-Y su madre era camarera en un taberna |ona y n e propo rey...!
N squera conoca e nombre de aque perro que se sentaba a escasa
dstanca de Asarhadn y me observaba con mrada vaca e nexpresva.
Ouz fuese tan neco que magnase estar protegdo por un mgco
crcuo que e haca nvunerabe, mas sn duda deb de advertr en m
rostro e error que haba cometdo porque concuy su perorata
farfuando nntegbemente sus paabras.
Los presentes enmudeceron ante a determnacn con que me evant
de a mesa y se apresuraron a apartarse de m camno, comprendendo
que uno de eos haba frmado su sentenca de muerte, mentras que yo
separaba de una patada a parte de a mesa que se nterpona entre
nosotros.
-No! No! Yo no pretenda...!
Nade trat de ntervenr y aque ndvduo estaba demasado borracho
y asustado para ntentar defenderse. Le as por a barba con a mano
zquerda y con a derecha desenfund m daga y e asest una cuchada
tan profunda en su magro pescuezo que a ho|a de arma ara e hueso.
La sangre man a borbotones, cubrndome a m, a mesa y a pared
que estaba a ms espadas, sn que e desdchado ograse proferr un
gemdo. Le sot y cay nerte, de espadas sobre e banco en que se
haaba sentado.
-Me he cobrado este nsuto -excam, paseando entre eos una
mrada desafadora-. Y s aguen desea exgrme aguna satsfaccn por
este hecho ya sabe dnde encontrarme.
Y dando meda vueta sa de a estanca. Mentras me acercaba a a
puerta, o que me parec un trayecto argusmo, egaron a ms odos as
paabras de m hermano.
-Madto seas, Tgath! -excam-. Pagars cara tu hazaa! Madto
seas!
Pero nade ntent retenerme, y a m paso, camno de regreso a hogar,
a gente con a que me cruzaba se mtaba a mrarme sn entremeterse
conmgo, pensando que no era de su ncumbenca averguar por qu ms
manos, ms ropas e ncuso m cara y m barba estaban manchadas de
sangre: deba de tener e aspecto de un carncero.
#)#
Nchoas Gud
E Asro
Y era un carncero: haba matado a un hombre por a nca razn de
que haba tratado de nsutar a m madre. Le haba matado reamente
por eso? No, o haba hecho porque no era Asarhadn y, por tanto, s me
era posbe dare muerte. La sangre que haba empapado m tnca y que
se estaba secando como e barro deba haber sdo a de Asarhadn.
Ms escavos acuderon a recbrme en a puerta. Haban pertenecdo a
seor Snahusur a gua que e paaco en e que yo vva y, por
consguente, apenas me conocan. No hceron nngn comentaro, pero
cuando me desnud y con e cuerpo suco de sangre es ped vno, agua
caente y acetes perfumados, me pregunt qu deban haber magnado.
N squera entonces me moest en pensar.
No me arrepenta de o que haba suceddo: no permtra que se
burasen de m. De aque modo e seor marsarru, e escogdo de Assur,
sabra que no poda humarme. No amentaba nada, nada...
E rey, como es natura, se enfurec. A a maana sguente me orden
que comparecese ante su presenca. Le encontr en e |ardn, sentado en
un banco de pedra y acompaado de Asarhadn.
Pero, por o menos, aqu no era un acto pbco; en aqueas
crcunstancas no e deba nngn respeto especa a m hermano.
-Deseo saber cmo te has atrevdo a hacer seme|ante cosa -me
espet m padre con voz grave e nexpresva-. Ouero saber por qu
magnas que puedes degoar a un hombre ante vente o trenta de ms
nobes y creer que no vas a ser castgado.
Drg una mrada haca Asarhadn, que sonrea forzadamente. A
parecer, por razones que yo gnoraba, tambn deseaba enterarse.
-En prmer ugar no eran tus nobes, sno os de tu h|o y heredero e
seor marsarru. Y, en segundo, s desea dfamar a aguen
amparndose en a proteccn que e brnda su rango, yo me propongo
ensear a sus monos amaestrados a mantener su|etas as enguas,
porque no dsfrutan de gua prvego. S mat a un hombre, caga m
responsabdad sobre Asarhadn..., porque no es propo de m naturaeza
sufrr pasvamente os dcteros de os escavos.
-Es eso certo? -pregunt e rey, vovndose haca m hermano-.
Es certo o que dce Tgath? Comet ese perro a nsoenca de nsutar
a m h|o?
-E seor Tgath Assur se expresa con frases ncendaras, como
corresponde a un conqustador, pero no por eo est Grttu Marduk
menos muerto.
-Ta era su nombre? -pregunt devovendo a Asarhadn su tensa y
despectva mrada-. No comprendo que seme|ante gusano asprase a a
dgndad de ostentar un nombre.
-Deberas ganarte a vda degoando a as personas, Tgath. Te haras
famoso en as cae|ueas de Nnve.
#)$
Nchoas Gud
E Asro
-Y m seor marsarru podra haberse estabecdo como encargado de
un burde, puesto que ese gnero de vda parece tan de su agrado.
-Basta ya! Estoy harto de oros! -grt e rey, ponndose
bruscamente en pe, como s de repente su asento estuvese a ro|o vvo
-. Soy ve|o y me nego a segur escuchndoos... La cabeza me duee
cuando os ogo dar grtos. Basta he dcho!
Asarhadn sgu sonrendo nmutabe, pero en aque momento drga
su despreco contra m padre en ugar de haca m.
-Lamento haber puesto a prueba tu pacenca, augusto seor, pero
puesto que mpcaba un despreco a a dgndad rea...
-Naturamente..., a dgndad! -rept e rey como s aquea paabra
formase parte de una nvocacn, mentras pasaba su mrada de
Asarhadn a m nqueta e nsegura-. S, a dgndad de m casa...
E humor de os ancanos es tan mudabe como e ceo en prmavera. A
cabo de un nstante, a parecer sn transcn, mud su contnente.
-Ahora recuerdo! -Me as de brazo, apretndome como s qusera
comprobar sus fuerzas-. Tenas que responder a su nsuto... Ese perro se
atrev a menosprecar a m h|o. Ou fue o que te d|o, Tgath? Aunque,
de todos modos, no mporta...
Vov a sentarse y desaparec a ansedad de su rostro. Apoy as
manos en as rodas a parecer muy satsfecho y en paz consgo msmo.
Asarhadn y yo cambamos una mrada sobre a cabeza de rey y m
hermano enarc as ce|as como s d|ese: Te das cuenta de cmo est?
-Pero debes protegerte, h|o mo -prosgu e soberano Sennaquerb,
seor de as Cuatro Partes de Mundo, azando haca m su mrada en a
que se refe|aba de nuevo a preocupacn-. Ve a casa de ese hombre,
ese ta Grttu Marduk, y deposta ofrendas de pan y vno s no queres que
su esprtu se vengue de t.
-Me parece muy oportuno que tomes taes precaucones -ntervno
Asarhadn, asntendo gravemente.
-Lo ves? Asarhadn est de acuerdo conmgo -nsst e rey,
paseando de uno a otro su mrada-. Ve, Tgath, ve nmedatamente. Y
ahora de|adme soo. Me gusta dar de comer a os p|aros que se detenen
en m |ardn cuando vuean haca e sur. Me conocen y no me tenen
medo, pero s hay aguen conmgo no se acercan. Idos.
Me march, pero no fu a casa de Grttu Marduk para apacar su
esprtu, porque me nquetaba muy poco a cera de un ser como aqu,
tanto vvo como muerto. Las sombras de todos aqueos a quenes haba
matado podan abandonarme tranquamente a ms enemgos vvos.
Asarhadn haba aprenddo agunas cosas desde que recb a
bendcn dvna. Fuese como fuese haba adqurdo certa suteza, por o
menos a necesara para saber cmo mane|ar a rey. S, desde uego, m
padre estaba acabado y dentro de pocos aos sera Asarhadn quen
detentara e poder en e pas de Assur, ta como haban prevsto os
ofcaes de quradu.
Pero yo ya me haba hecho a a dea de que me mova en un ndo de
escorpones y nada me produca vrtgo.
Cuando egu a m casa aguardaba en m puerta una sa de mano
cuyos portadores ucan e dstntvo de a casa rea.
#)%
Nchoas Gud
E Asro
En a saa de audenca que en tempos de Snahusur estuvo atestada
de cortesanos que acudan a formuare m petcones, se encontraba
ncamente a seora Shadtu.
-D|ste que me mataras cuando voveras a verme -murmur. Estaba
sentada sobre una mesa y ba|o su eve tnca se e transparentaban as
pernas-, pero no creo que acabes hoy conmgo. Confo que por e
momento te hayas sacado de sangre.
Sonrea con are de compcdad, dndome a entender que comprenda
m acttud y que ms crmenes an me hacan ms atractvo. Y aunque
saba que era perversa y que su cuerpo era un nstrumento que conduca
a a desgraca, no poda apartar de m mente e pensamento de que
tambn era muy hermosa.
-No, no te matar, pero s no me dces en seguda por qu has vendo
te arrancar a pe a tras.
-Me utzars como a tu escava Zabbe? -repuso ntenconadamente
con una duce sonrsa, como s aquea perspectva no e dsgustase
demasado-. Sabas que es una espa?
-S, envada por a seora Naqua.
-A parecer m querdo hermano ha crecdo en sabdura con e paso de
os aos. Bsame, Tgath!
-Por qu has vendo?
-Bsame prmero y uego te o dr! Bsame!... S que ardes en
deseos de hacero!
No se equvocaba porque o certo era que expermentaba una extraa
desazn. Me ncn a besara y ea me ech os brazos a cueo e
ntrodu|o su puntaguda engua entre ms abos. Apoy ms manos en sus
senos y sent en ms pamas sus duros pezones que pezqu hasta
hacere dao. La |oven de| caer os brazos y gm doorda, pero no se
defend. So sus o|os enos de grmas me mraron supcantes.
-Se dra que m tradora concubna y t sos guaes -sse.
-S..., somos guaes.
As o reveaba su vda expresn.
Por fn a sot y ea se cubr os senos con os brazos.
-No |uegues conmgo, Shadtu: no soy uno de tus serves cortesanos.
-O|a o fueses, Tgath, amor mo! Me gustara que t... Oh, creo
que evar as hueas de tus dedos hasta a tumba!
-Dme de una vez para qu has vendo o rs a parar a ea antes de o
que magnas.
-Preferra que me enterraras en tu echo -susurr, vovendo a
abrazarme y a besarme en a boca-. Te amo, Tgath, porque eres e
nco hombre de Nnve que no me teme!
Me br de sus brazos y retroced, apartndome de ea porque en
readad su proxmdad me ateraba profundamente.
-Te temo ms que nade.
-No tenes medo de m sno de t msmo, o acaso te asuste
traconarte. Puedes consderarte afortunado porque nunca has sentdo
temor, o ta vez sea certo que eres ms fuerte que todos nosotros.
-Y t, hermana?
-Oh, s, naturamente! Estoy muerta de medo!
#)&
Nchoas Gud
E Asro
Lo advert caramente. Se ea en sus o|os y, sn embargo, no era terror
haca os seres humanos n a os hechos que stos puderan reazar n a a
msma muerte. Era una nquetud que naca de ama, e temor a
abandono y a a desesperacn, e pavor que expermenta quen se ha
sumergdo en as tnebas y sabe que |ams podr sar de eas.
-Vamos, haba! -a aprem, rechazando todo sentmento de pedad,
puesto que no tena por qu compadecer a Shadtu-. Ou has vendo a
decrme?
La |oven se rgu en a mesa, coqueta y dstante, y |uguete con sus
uas pntadas, a parecer dspuesta a hacerse de rogar.
-Ou queres saber? -me pregunt sn mrarme, como s estuvera
totamente concentrada en sus manos.
-Por qu te encuentras aqu?
-Ya te o he dcho... Porque te amo. Y porque debes tomar partdo
rpdamente.
No e exg expcacones. Toda a cudad tomaba partdo o ntentaba
obgarme a ofreceres un bando por e que optar.
-E rey pronto de|ar de renar -prosgu manfestando un hecho
evdente-. Porque est ve|o y cansado y debe sustture un hombre
|oven. La cuestn es qun ser su sucesor, s t o Asarhadn. Yo
preferra que fueses t, pero, veando por m segurdad, debo formar
parte de os que mueven a baanza a favor de ganador.
-Este probema ya se ha resueto. Asarhadn fue desgnado por e
dos: es e marsarru y ser rey.
-Lo crees reamente? -repuso evantando a mrada haca m con una
sonrsa, como s hubese dcho ago dvertdo-. Ta vez s t o deseas
Asarhadn ser rey, pero t podras ser su turtanu. E e|rcto r donde t
ordenes y e e|rcto puede consegur o que se proponga. No sera a
prmera vez que un turtanu ha domnado con mano frrea a rey. Ta vez
sea sa a vountad dvna.
-Shadtu, hermana, por qu se sucd e baru Rman Assur?
Tambn por decsn dvna?
La |oven desv un nstante su mrada y permanec sentada con as
manos cruzadas sobre e hada, f|ando su mrada en un punto ndefndo.
Pese a toda su madad no era cobarde y no recordaba habera vsto
demostrar una soa vez autntco temor, pero en aque momento s o
senta.
-Por qu ba a sabero? Me nteresan os cuerpos de os hombres, no
sus corazones.
Y anz una rsa estrdente, como as carca|adas carentes de aegra de
os dementes, desvando su mrada de m.
-T e sedu|ste, verdad? - nsst, cogendo su rostro entre ms
manos y obgndoa a mrarme-. Te metste en su echo y e obgaste a
traconar su deber.
-Cmo o sabes?
-Es de domno comn... Yo he sdo e tmo en enterarme. Me o d|o
en Amat aguen que quz t no conoces.
-No es certo! No o es! La seora Naqua...!
#)'
Nchoas Gud
E Asro
-Cmo? Te obg ea? O acaso descubrstes que ambas
compartas dntcas ambcones?
Shadtu se apart de m ado y a nstante f| en m una mrada feroz y
desafante, caracterstca de quen ha sacado fuerzas de faqueza. No, no
me o dra, pero tampoco o negaba.
-Ou descubr Rman Assur entre os presagos, hermana? Lo
sabes?
-S te o d|era y ese conocmento te ayudase a arrebatare a corona a
Asarhadn, te quedaras con su esposa o conmgo?
-Me quedara con Asharhamat.
-Entonces me temo que a verdad mur con Rman Assur.
Vov a rer con profunda amargura, porque ya haba tomado partdo.
La abofete enrgcamente y cay en e sueo. Cuando se vov a
mrarme tena a boca ena de sangre, pero segua rendo.
Aquea noche vst a Asharhamat en sus aposentos sn mportarme
que aguen pudera enterarse. Asarhadn permanecera en Nnve
durante otros dez das... S egaba ago a sus odos y deseaba pedrme
cuentas, estaba dspuesto a dare su merecdo.
Vueve a espada a tu dos, me haba dcho ea. Pero pareca como s
hubera sdo Assur quen me hubese dado a espada a m. S haba
decddo ocutar sus desgnos, yo me senta en bertad de segur ms
propos mpusos.
Esperara a que Asarhadn protestase y en aquea ocasn m mano no
se detendra.
Asharhamat me recb en una habtacn anexa a su dormtoro. Tena
aspecto extenuado, como s e recente parto hubese mnado sus fuerzas,
y sus senos estaban henchdos de eche.
-No penso amamantar a h|o de m mardo -ndc, parecendo
regodearse ante ta pensamento-. So tendr que deberme a vda. Han
trado a agunas campesnas para que se encarguen de su cranza. Nada
ms apropado para un h|o de Asarhadn.
-D|ame que te eve conmgo! Vamos a Amat y que Asarhadn acuda
a buscarnos a s tene arrestos para eo.
No parec haberme odo. Se dra que no adverta m exstenca, tan
obsesonada se haaba con su nfortuno.
Hasta qu extremo habamos egado por m causa?
-Se desarroa muy ben -prosgu. Pens s estara desvarando-. Es
sano y robusto como su padre, pero nunca cer a corona de Assur.
-An me deseas, Asharhamat? Entonces ven conmgo, acompame.
En a habtacn contgua podr reposar m espada. No es necesaro que
vayamos a Amat porque no habr dferenca aguna.
Se evant decdda, me cog de brazo con ambas manos y me empu|
haca su dormtoro. La puerta estaba entornada. Cmo no me haba
dado cuenta antes?
-Ou podra hacer Asarhadn s nos sorprendera? -prosgu
sonrendo, mentra cruzbamos e umbra-. Debo parr e h|o que e
#)(
Nchoas Gud
E Asro
suceda en e trono, y ese h|o an ha de ser engendrado en m ventre.
Ou puede hacer Asarhadn?
Legamos a una habtacn pequea en a que se encontraban dos de
sus donceas, acurrucadas en un rncn, dobando y recogendo pezas de
encera, entregadas a ocupacones femennas cuya utdad ncamente
eas comprenden. Nos mraron y, a descubrr m presenca, se evantaron
dspuestas a abandonar a estanca. No se demoraron un nstante: en sus
o|os braba e temor porque comprendan que su ama estaba cometendo
una ocura. Saeron y cerraron a puerta sencosamente.
Sn decr paabra Asharhamat se despo| de su tnca por a cabeza,
aparecendo desnuda ante m. Segua sendo hermosa, para m ms
hermosa que a propa vda, pero ya no era tan |oven. Sus senos, en otro
tempo menudos y ergudos, estaban henchdos, a punto de estaar, y en
su ventre aparecan as seaes propas de os embarazos sufrdos. Me
arrod ante ea, hundendo a me|a en sus pobres carnes, y os o|os se
me enaron de grmas de pedad.
-Acaso me he vueto tan horrbe, Tgath? -murmur, acarcndome
os cabeos-. He perddo tu amor?
-Oh, no, amor mo! Amor mo! -repet una y otra vez sn poder
encontrar otras paabras-. Amor mo!
Permanecmos argo rato abrazados a a fuctuante uz de una mpara
hasta que perd a nocn de tempo. Ovd cuaquer cosa que no fuese a
Asharhamat y perd m vergenza, temores y sentdo de deber: era como
un recpente vaco que ea haba enado con su amor.
Aquea noche nos convertmos de nuevo en una soa carne. Entr en
ea y fumos un nco cuerpo. Con Asharhamat era absoutamente
dstnto que con otras mu|eres, porque yo no pensaba en e pacer.
Expermentaba un sordo |bo que hera ms sentdos, pero que no era
smpemente fruto de deseo. No poda resstr a dea de separarme de
ea, ya que m esprtu e perteneca y, sn ea, vagara por os ares como
un fantasma. Comprenda que vva so para ea, que ramos so uno.
-Ven conmgo! -e d|e cuando por fn ogramos pronuncar paabra-.
Acompame y estaremos |untos hasta a muerte!
-Y cunto puede tardar en producrse?
-No mporta! |ams te de|ar!
-Debes hacero..., sabes que debes hacero.
-So s que te amo.
-No me r contgo, Tgath -repuso, nterrumpendo nuestro abrazo e
ncorporndose en e echo-. Ha pasado e momento oportuno.
ncamente expresas tus deseos, no te das cuenta de o que es
nevtabe. Ya hcste tu eeccn, o acaso tu dos a hzo por t.
-T me mportas ms que cuaquer dos.
-As o crees en estos momentos, pero maana o pasado pensars de
otro modo. Le perteneces a , no a m. Ahora o comprendo y no me
ressto: entendo perfectamente que debe ser as.
-Por qu?
-Porque ta es su vountad.
#))
Nchoas Gud
E Asro
Saba que o que ea deca era certo y que era ms fuerte que yo, pero
me atormentaba a dea de marcharme, de pasar das o aos sn vera y
en m fuero nterno madeca e nombre de dos.
E maxxu me haba dcho que haba egado a hora de as despeddas y
que se me entumecera a engua dcendo ads.
En a oscurdad, mentras e mundo an segua veado por as aas de a
muerte, me evant y me fu.
-Ya no encuentro favor ante os o|os de m seor? -gema a astuta
Zabbe, arrodada a ms pes como una pentente, cuberta de harapos y
con os brazos desnudos-. Has de|ado de honrarme. Me has desterrado
de tu presenca y, desde que regresaste de Nnve, pueden contarse con
os dedos de una mano as noches que vsto tu echo. S he pecado
nconscentemente contra m seor, castgame, s es precso con a
muerte, pero no me ae|es de t, no me atormentes con esta terrbe
agona.
Humaba a cabeza en e sueo y se abrazaba a ms tobos baando
ms pes en grmas. Resutaba muy convncente, pero nada hay ms
pegroso que una mu|er cuando se muestra db y sumsa. Comprend
que haba cometdo un error a menosprecara.
-Treme e tgo! -orden.
Pero saba que no a satsfara eternamente despee|ndoe a espada
y entretenndoa con agunos arrumacos y revocones sava|es. Zabbe
saba que tena una rva y no descansara hasta descubrr qun era. De
todos modos ta era e propsto que a haba conducdo hasta m:
nvestgar m vda prvada. Pero o certo era que yo ya me haba cansado
de soportar sus mposturas y abrgaba certos panes respecto a ea.
Dentro de qunce das regresara a Amat a frente de dez compaas de
sodados, que dotaran a guarncn, mentras parta con m nuevo
e|rcto a os montes Zagros, en cuyo momento confaba haber de|ado
mpa a taba de m vda.
-Debemos aguardar y observar -e haba dcho a Asharhamat-. Ta
vez encuentre a muerte en e campo de bataa, o Asarhadn, en una de
sus borracheras, caga por una escaera y se rompa a cabeza, o e dos se
canse de tanta nsensatez y destruya e mundo. No nos queda ms que
esperar.
Era certo. Durante todos aqueos meses que estuve en a cudad, a v
tan so cnco veces y os das ntermedos nos mtamos a esperar. Yo
vva pendente de as pocas horas que pasbamos |untos, vva so para
ea. Incuso me nvada una sensacn de vaco cuando pensaba en m
ucha contra os medas: a gora y e pegro no eran nada para m s me
apartaban de sus brazos. No haba desdeado a Zabbe a mpusos de una
exagerada decadeza: se trataba smpemente de que, en ocasones
muchos das, haba egado a ovdar su exstenca.
Durante aqueos meses pasados en Nnve haban egado a ms odos
muchos comentaros a os que apenas haba prestado atencn. E rey era
un ancano con un pe en e otro mundo, pero a muerte de una persona
$**
Nchoas Gud
E Asro
representara a vda de muchos y as conspracones se mutpcaban
como os gusanos en a carroa de un en y crcuaban rumores por
doquer.
Yo estaba constantemente reundo con persona|es, a veces conocdos,
en encuentros que parecan fortutos. Por e|empo, recba nvtacones
para ncorporarme a una partda de caza y entre un centenar de personas
acababa tenendo como compaero a agn rab abru que estaba a frente
de una guarncn estratgca que se haaba dsfrutando de permso.
Charbamos sn apresurarnos durante a caza y, en e curso de nuestra
conversacn, surgan ausones a a stuacn actua y que|as sobre a
potca que Asarhadn segua con Babona. Yo responda de modo poco
comprometdo y, de pronto, m nterocutor me ofreca su apoyo s me
decda a dsputar e derecho a trono de m hermano. Stuacones como
sta se me presentaron en mtpes ocasones.
Agunos encuentros no fueron tan fortutos. E qunto da prevo a
comenzo de festva de Aktu, dos horas antes de amanecer, me
despert e mayordomo de a casa dcendo que se haba presentado un
vstante que no se atreva a despedr. E recn egado acuda en una sa
de manos y vesta tnca con capucha que e ocutaba e rostro. M
servdor n squera estaba seguro de que fuese un hombre e ncuso
tema que se tratase de un asesno.
Recog a |abana que tena apoyada contra a pared y acud a
encuentro de extrao vstante. Cuando estuvmos soos, e hombre de|
caer su capucha en a espada, descubrndose e rostro: se trataba de m
rea hermano, e escrba Nabusharusur.
-Se dra que te sorprende verme -me saud, fruncendo os abos en
una sonrsa.
-Todo cuanto pueda sucederme en Nnve ha de|ado de sorprenderme
-repuse-. Sn pretender ofenderte, hermano, podras decrme qu
deseas de m a estas horas?
Nabusharusur |ugueteaba nervoso con a manga de su tnca y se e
formaban agunas arrugutas en e rabo de os o|os como s estuvera
aguzando a mrada. Era un hombre -en caso de que pudese dare ta
ttuo- cuya vda sempre estaba pendente de fo de una nava|a.
-Vengo a decrte que tenes muchos enemgos.
-No me sorprende, puesto que no he evado precsamente una
exstenca ntachabe.
-Te buras de m, hermano?
-No, hermano -respond, sonrendo con tan escasa aegra como e
propo Nabusharusur-. Me buro de m msmo. No soy tan neco como
pareces creer.
-Entonces debes saber que abergas espas en tu propa casa. Por
e|empo, esa mu|er, Zabbe.
-Ya me haban advertdo de eo. Pero qu voy a hacer? La mtad de
os habtantes de esta cudad se ganan e pan espando a a otra mtad.
Dme qu es o que gnoro.
-Para ganarse e pan, esa mu|er ha prometdo a a seora Naqua que
te envenenara. Yo no aceptara n una copa de vno de sus manos... Como
ves, te he dcho ago que gnoras.
$*!
Nchoas Gud
E Asro
-En efecto... Me permtes que te pregunte por qu te has preocupado
por eo y cmo o sabes ?
-Me preocupa porque todava no he perddo as esperanzas contgo,
Tgath -repuso con un eve encogmento de sus degados y femenes
hombros, como s hcese mucho tempo que huberan muerto sus
usones-. Eres un nsensato a quen cega e pasado mpdndoe ver e
futuro, pero no sempre ser as. Y, segn ms conocmentos en esta
matera..., ta como has sugerdo, qu secretos no son venaes en esta
cudad?
Se despd con una ncnacn de cabeza y como sempre me sent
avado a vere partr. Nabusharusur era un ndvduo nquetante y su
constante desasosego creaba una atmsfera que e acompaaba
dondequera que se encontrase, contagando a todo aque que resprase
su msmo are. Regres a m habtacn, perdda toda esperanza de
descanso, aguardando a que despuntara e aba.
Y a anochecer de sguente da, cuando fu a acostarme, encontr |unto
a m echo a Zabbe con su tgo y una |arra de vno. La muchacha me
sonr y comprend que Nabusharusur me haba savado a vda.
-No tengo sed -e d|e-. Pero bebe t s o deseas. Bebe antes de que
se caente.
Neg con a cabeza.
-No, no me gusta e vno.
Pero yo recordaba habera vsto beber de aque msmo vno en
nnmeras ocasones.
-Ben, pues s o preferes, castgame...
Sonr a verme coger e tgo. Sn duda crea que e deseo me
resecara a garganta y que en agn momento antes de amanecer
bebera y encontrara a muerte.
Zabbe evant e borde de m camsn e ntrodu|o m membro en su
boca y, a tempo que yo e azotaba a espada, gema hacndome sentr
a presn de su engua. Durante todo e tempo que me estuvo
succonando, yo segu azotndoa hasta que v brotar a sangre. Aquea
noche entr en ea dos veces, mas me abstuve de tocar e vno.
A a maana sguente, antes de que saera e so, a de| durmendo y
me ev a |arra. Las cocneras ya se haban evantando, de modo que
entr en a cocna y cog una de as rebanadas argas y degadas de pan
que come e servco sn que nade se sorprendese de eo.
E |ardn de a parte posteror de a casa estaba abandonado desde os
tmos aos en que vv e seor Snahusur. Abundaban as maas
herbas y puuaban as ratas, atrevdas craturas grandes como gatos que
no teman a hombres, anmaes n doses.
Me sent en un banco de pedra y me entretuve en desmgar e pan,
empaparo de vno y echaro segudamente en e sueo.
A cabo de un rato acud una rata que se paraz a verme
observndoa, con sus cruees o|os y, por fn, cuando se asegur de que
no ba a entremeterme, se acerc a ofatear un pedazo de pan. Se o
com, y uego otro y otro. Aguard mentras e roedor husmeaba en torno
buscando ms comda y arrastrando tras de s su coa arga y peada.
$*"
Nchoas Gud
E Asro
Y de pronto evant as patas deanteras y cay fumnado. Me acerqu
a su cuerpo y e d una patada para asegurarme: se qued tan nmv
como un eo.
De modo que era certo..., no caba duda. Vert e resto de vno en e
sueo.
Zabbe no pudo ocutar su sorpresa a verme con vda.
-Ordena a una srventa que me traga e amuerzo -e d|e-. Rpdo,
estoy hambrento!
Y as era en verdad. Todo sabe exceentemente a un hombre que se
sente fez por haber savado a vda: saba que estaba en deuda con m
hermano Nabusharusur.
Y Zabbe o pagara caro: yo me cudara de eo.
Por a maana partmos haca Amat. Los cuartees de a Casa de a
Guerra estaban totamente umnados con antorchas a fn de que os
sodados preparasen su equpo para una arga marcha. Pertenecan a os
nuevos recutamentos y saban que agunos de eos ran a a guerra: sn
duda aquea noche dormran poco. Comprenda perfectamente o que
deban sentr, me bastaba con recordar a arga marcha a Khaue.
Pero en m cerebro no resonaba e fragor de as armas n e estrpto de
os cascos de os cabaos. Aqueos sondos haban perddo su aterrador
mpacto para m y, adems, me aguardaban os brazos de una mu|er
amada. Separarme de ea sera ms terrbe que a msma muerte.
Asharhamat me esperaba en su dormtoro. Confaba que sus donceas
mpedran cuaquer posbe ntrusn hasta quz una hora antes de que
aparecesen as prmeras uces. Asarhadn haba pasado cas todo e mes
en Kaah, segn decan esperando a que yo regresara a norte.
|unto a su echo se vea una soa mpara de acete. Se vov haca m
sonrente, recostndose en un brazo. Me arrod a su ado y me acarc
e rostro, apoyando evemente as yemas de os dedos en m pe y
besndome en a boca. Nos besamos con avdez, cas con voenca, sn
cruzar paabra: no haba tempo para eo. Hcmos e amor como
hambrentos en un festn, como s e mundo fuese a desaparecer a cabo
de un nstante.
-Ou haremos durante todo e tempo que dure nuestra separacn?
-pregunt por fn, acurrucndose en ms brazos cuando agotamos
nuestra pasn.
-Sufrr -repuse, puesto que no exsta otra respuesta-. Seguremos
amentando nuestras esperanzas y aguardaremos.
-Por cunto tempo?
-No o s.
-Depende de a vountad dvna.
-As es.
-S.
Los gros cantaban en e |ardn. La madre Tgrs estaba en pena
crecda y e mundo despertaba un ao ms. Y a amanecer yo partra
para uchar contra os medas.
$*#
Nchoas Gud
E Asro
-Tgath...
-S?
-Es posbe que haya quedado embarazada.
La estrech con fuerza en ms brazos sn moverme, ta vez ncuso sn
resprar. Ou senta en aqueos momentos? Expermentaba una fra
emocn, me senta ntensamente sorprenddo.
-Ser de m?
-Confo que as sea. Podra ser de Asarhadn porque cumpe muy
femente con sus regos deberes, pero no o creo. Penso que es tuyo,
aunque so sea porque sento que ya quero a esta cratura.
-Entonces me aegro.
-Tambn yo.
Record que dentro de una hora, quz menos, tendramos que
separarnos. Cmo podra soportaro? Ahora sera ms dfc que nunca e
ae|amento.
Pero o resst. Y aunque tena e corazn destrozado, tambn pude
resstro. La urea aborada de Assur umn m marcha a frente de tres
m sodados, espectcuo que fue acamado por todo Nnve. Yo ya no
perteneca a Asharhamat, n a m h|o an no nato, n squera a m msmo,
sno a rey, a e|rcto y a a muttud que deseaba vtorear a su hroe de
momento, grtar su nombre hasta enronquecer y ovdaro despus: vova
a ser un ob|eto sagrado, un gran hombre.
Pas una noche en Los tres eones para despedrme de m madre -e
maxxu no se haba equvocado porque haba egado a cansarme de tanta
despedda- y uego marchamos en dreccn norte sguendo os senderos
de as montaas, que eran dfcutosos pero acortaban e trayecto y, en
todo caso, consttuan una experenca muy convenente para a campaa
a a que debamos enfrentarnos.
Zabbe va|aba en un carro en agn ugar de tren de equpa|e sn que
yo a hcese acudr a m presenca. Me mtaba a esperar.
Por fn acanzamos a cumbre de as montaas y ante m vsta aparec
e Gran Zab serpenteando brante a a uz de so como una serpente
pateada. Cuando nuestros cabaos puderan abrevarse en sus aguas nos
encontraramos a menos de dos |ornadas de dstanca de Amat.
Aquea noche dormmos en as proxmdades de una adea de
respetabes dmensones amada Adn, cuyo |efe acud a m tenda y,
tras una profunda reverenca, me pd a bendcn rea. Se a conced y
segudamente e pregunt s en su puebo haba agn obrero que
traba|ase os metaes que pudese arregarnos e e|e de un carro.
Respond afrmatvamente.
-Es precso que sea un hombre fuerte, porque es un carro muy
pesado... Necestamos cuatro bueyes para trar de .
-Oh, no ser nngn probema para , seor, porque tene as fuerzas
de un buey!
-Ben, entonces envameo.
$*$
Nchoas Gud
E Asro
E e|e poda haber esperado hasta que egsemos a Amat, pero yo no.
A cabo de meda hora aparec e herrero, que respond perfectamente
a ms expectatvas: era un ggante, de brazos tan poderosos como os
musos de un hombre, y tena e pecho y e rostro cuberto de ccatrces
producdas por e horno. Era muy feo y en agn accdente haba perddo
un o|o, cuya cuenca vaca cubra con un sco de cobre. Le estuve
observando mentras traba|aba, y cuando hubo concudo e nvt a tomar
una |arra de cerveza conmgo. La compartmos en perfecta armona, como
s nos hubsemos conocdo toda a vda. E herrero se rascaba e negro
veo de ventre mentras beba. Comprend que satsfaca perfectamente
ms expectatvas.
-Dme, herrero, tenes esposa? -me nteres.
-Lamentabemente, no, seor -repuso con neca sonrsa-. La tena,
pero mur. Ahora sus h|os no tenen madre y no hay nade que cude de
m.
-Tuvo que ser una prdda terrbe para t. Era hermosa?
-En absouto, seor. Era demasado seca y tena e cuts basto como
granto, pero qu puede esperar un desgracado tuerto como yo? Y, por
aaddura, tena engua de vbora.
-Supongo que e pegaras.
-Oh, s, seor! Le pegaba como todo hombre que se prece. Pero no
con eo consegua amansara.
No necestaba or ms. Entr en m tenda para recoger ago que haba
adqurdo en Nnve, un magnfco tgo no mayor que e brazo de un
hombre, pero te|do con pe de |aba y que haba sdo empapado en agua
saada.
-Acompame, herrero -e ndqu.
Nos drgmos a tren de equpa|e, donde ocac e carro en e que
va|aba Zabbe, a a que encontr desnuda como cuando vno a mundo,
pntndose as uas de os pes. La muchacha sonr a verme, pero, sn
dare tempo a pronuncar paabra, a as por a mueca y a arrastr hasta
e povo. A vera se umn de pacer e nco o|o de herrero, y sn duda
|ustamente, puesto que dudo que en su puebo exstera otra mu|er que
pudera comparrsee.
-Aqu tenes a tu nueva esposa, herrero...
-No, seor, no! -vocfer Zabbe, tratando ntmente de berarse de
m mano. La as con ms fuerza-. Cemenca, augusto seor, no me
sometas a ago seme|ante! No!
No me dgn responder a sus grtos. Aque asunto deba zan|arse entre
hombres, por o que me drg excusvamente a herrero.
-Debo confesarte que tambn es muy desenguada, pero te aseguro
que s e pegas sempre que sea necesaro egar a quererte. Como dote
te regao este tgo.
Y propnndoe un fuerte empu|n a env tambaendose haca su
nuevo esposo, que a recb con bastante habdad.
Zabbe arremet contra con sus uas, pero e hombre se ech a rer
y e propn un traveso mo|cn que a proyect sobre e bando barro de
sueo. La mu|er se ncorpor orando a raudaes con un cardena en a
me|a que sn duda e durara muchos das.
$*%
Nchoas Gud
E Asro
-Seor, te o ruego... -gm, tendndome a mano en ademn de
spca.
-Cate porque an mereces mucho ms! Acaso esperabas que
acogese a una asesna en m echo?
E herrero a as por a mueca y a obg a evantarse. Fnamente,
con as desnudas pernas cubertas de barro, a mu|er se qued nmv.
Sus o|os enos de grmas mporaban cemenca, pero sn duda
comprenda que no a encontrara.
-Gracas, seor..., es magnfca -excam e hombre, acarcndoe e
hombro y e seno sn mportare que ea se estremecera a su contacto-.
Es bastante hermosa para que no me mporte o desenguada que pueda
ser.
-S, pero no ovdes pegare. Arrncae a pe de a espada -e suger,
sonrendo con torva satsfaccn, dsfrutando ante a pare|a que formaban
-. Y te adverto que a menos que ests hastado de a vda no ovdes
hacere probar os amentos antes de comeros. Es rabe y utza agunas
especas extcas. Ve con cudado no mueras de una ndgestn.
Zabbe me anz una mrada asesna..., tan asesna que por Un nstante
ament separarme de ea. S, era evdente que me odaba. Pero acaso
me haba mportado antes su odo?
-Lvatea antes de que cambe de dea, herrero.
Los grtos que profr Zabbe mentras e hombre se a evaba fueron
odos por todo e e|rcto; sus madcones vbraron proongadamente en
e are.
-Oue os doses te abandonen, Tgath Assur! -vocferaba-. Oue
tengas una muerte horrbe en e pas de os medas y os perros devoren
tu cadver!
Eran tantas as mu|eres que me haban madecdo en m vda que me
pregunt s os doses se moestaran en escucharas.
$*&
Nchoas Gud
E Asro
##!#
Durante aqueos dos aos os butres haban reazado su traba|o.
Exceptuando os huesos que se mantenan undos por |rones de carne
descompuesta, apenas quedaban restos de os cadveres de Uksatar y os
cuatro notabes de a trbu myane. Las msmas ropas que vestan en e
nstante en que mureron haban quedado destrudas, por o que n
squera aqueos que como yo habamos presencado su e|ecucn
ogramos dstnguros.
Espectro, m corce, que a a sazn ya era un magnfco sementa, un
cabao destnado a a guerra educado para enfrentarse en bataa y no
verse afectado por e oor a sangre, rench nervoso y evant a terra
con sus cascos cuando me detuve un nstante para contempar aque
macabro espectcuo: os cnco esqueetos de aqueos hombres que
haban sdo empaados como escarmento, a ovdados para que
contempasen con as vacas cuencas de sus o|os as montaas de este
desde as que haban osado decarar a guerra a pas de Assur.
Pero, naturamente, a advertenca haba sdo nt. En e transcurso de
aqueos dos aos, de modo ntermtente y en especa durante e nverno
que acababa de transcurrr, bandas de sateadores medas haban
atravesado aqueas fronteras, sometendo a pa|e todas as adeas de
contorno. No haba nada sorprendente en eo. Puesto que saban que de
todos modos ba a regresar, para qu ban a refrenar aqueos nmadas
su natura codca?
Y aunque yo no estuvera dspuesto a reconocero fcmente, taes
ncursones no me moestaban demasado, puesto que |ustfcaran a
guerra que estbamos a punto de decarar a puebo de Ahura.
De todos modos no ramos unos vugares depredadores a quenes
mpusaba e ansa de asesnar y robar cuanto pudramos, sno que
representbamos a brazo |ustcero de nuestro dos, que no toeraba ver
sometdo a su puebo a tantas ve|acones. Pero o ms mportante de
aque hecho era a mtacn que demostraba en e domno que Daaukka
e|erca sobre su confederacn trba.
Daaukka no era en modo aguno un neco, y saba que ncendar os
pobados stuados a oeste de ro Dyaa y arrebatares su ganado
propcara a confagracn que nevtabemente deba producrse.
Tampoco gnoraba que m potca mtar contaba con una fuerte
oposcn, y que an deba ganarme a vountad de m padre para que
auspcase ta empresa y era bastante ntegente para comprender que
en Nnve estbamos perfectamente nformados de todas as chozas que
se ncendaban, os campesnos que eran extermnados y as meddas de
cebada que se sustraan, y que todo aqueo serva para reforzar m tess
de que os medas consttuan una amenaza que deba ser apastada.
$*'
Nchoas Gud
E Asro
Por consguente e constaba que aqueas provocacones fronterzas
eran desatnadas y no as mpeda porque e era mposbe. Su voz apenas
tena fuerza de ey entre as trbus de Zagros, por mucho que se
atrbuyese a s msmo e ttuo de shah-ye-shah, rey de todos os reyes de
os aros. Peor para .
De modo que mentras observaba os restos de aqueos myane a
quenes haba ordenado dar muerte, con sus crneos ncamente
cubertos por agunos restos de carne reseca y agostada por e so,
sonrendo dabcamente ahora que ya dsfrutaban de bastante serendad
para reconsderar a rdcua ocura de sus crmenes, no amentaba que m
avso hubese sdo desprecado y prometa a Assur que os medas no
voveran a necestar seme|antes advertencas durante muchos aos en e
futuro.
Regres a campamento, una extensn de tendas que consttuan cas
una cudad sobre a nmensa anura, donde e e|rcto de Nnve
dsfrutaba de un proongado y tmo atardecer apacbe antes de mo|ar
nuestras sandaas en e Dyaa por postrera vez para ntroducrnos en as
terras de os medas.
Me vea obgado a refrenar a Espectro, que tensaba sus brdas deseoso
de emprender a carrera. Sus argas y pateadas crnes fotaban a vento y
os mscuos de su poderoso cuerpo se dbu|aban tensos y arqueados ba|o
a pe. Era un magnfco corce, potente y rpdo, y estaba convencdo de
que me traera suerte.
Cuando entr en e campamento os hombres me recberon entre
vtores y acamacones. S encontraba agn rostro conocdo sonrea y e
devova su saudo porque os sodados deben estar convencdos de que
sus superores se preocupan por eos. Me haban confado sus vdas aun
sabendo que os conduca contra un enemgo de notoro vaor y ferocdad
y, como deseaban sar trunfantes y arosos de aquea empresa, haban
creado un doo a que amaban Tgath Assur. Sempre sucede gua: se
enatece a un hombre para favorecer os propstos y esperanzas de
muchos.
Y aque ao de nuevo enarboamos a ensea de a estrea
ensangrentada que ondeaba en nuestros estandartes ba|o e sgno aado
de Assur, porque esperaba que no so ms hombres creyesen en e mto
de sedu de poderoso Sargn.
Sn embargo no confaba ncamente en a maga de m propa
reputacn. E e|rcto que conduca haca e Zagros estaba formado por
vente m hombres fuertes, dscpnados y aguerrdos, conscentes de o
que de eos se esperaba, muchos de os cuaes eran veteranos de
antguas campaas y conocan e terror de a bataa. S ramos
derrotados, sera yo quen habra fracasado y no eos. Pero estaba seguro
de que venceramos.
-Cundo evantamos e campamento, rab shaqe? -pregunt
Lushakn su|etando as brdas de Espectro para que yo desmontase.
-Una hora antes de amanecer -repuse-. Cudate de que os sodados
estn dspuestos para partr con as prmeras uces. Deseo que os medas
se den cuenta de que, aunque somos numerosos, estamos organzados.
-Crees que nos vgan?
$*(
Nchoas Gud
E Asro
-Me consta que as es -repuse mrndoe f|amente y enarcando as
ce|as con fngda sorpresa, como s no pudese creer que pudera ser tan
ngenuo-. Sus observadores nos evan unas cnco horas de venta|a
desde e tercer da que samos de Amat. S marchases en vanguarda
conmgo, habras poddo ver os excrementos que han de|ado sus cabaos
por e camno.
Tabshar Sn se ech a rer:
-Deberas r con ms cudado, prncpe, o este bobacn acabar
creyndote.
Lushakn tambn se r a comprender que e haba gastado una
broma. Conoca a aqueos hombres desde m ms terna |uventud y poda
permtrme seme|antes confanzas.
-No obstante estn ah -asegur-. No son tan necos como para dar
a conocer su stuacn, pero me consta que se encuentran prxmos:
presento que nos estn vgando.
En m tenda guardaba exceentes mapas evantados de os terrtoros
stuados a este de Dyaa, proyectados sobre pergamnos por os
escavos cmeros que habamos berado de cautvero en nuestra tma
campaa. En eos apareca hasta a tma pedra de as estepas de
Zagros: por o menos no avanzaramos a cegas.
-Debemos mantenernos en as anuras -suger a ms ofcaes-. Un
e|rcto de estas dmensones no puede manobrar venta|osamente por as
montaas y, adems, para qu dar ocasn a Daaukka de que nos tenda
una emboscada? Contamos con una venta|a numrca a nuestro favor.
Pese a a cabaera que ogren reunr os medas, no pueden confar en
apastarnos y un ggante no se ntroducra en una |arra de cerveza para
emprender una bataa.
-Acaso smpemente decdan gnorarnos y aguardar en as montaas
hasta que egue e nverno en que nos veremos obgados a retrarnos.
-Daaukka uchar. Sabe muy ben que un rey no o es de hecho s no
puede proteger a su puebo. Devastaremos de ta modo os Zagros que se
vern obgados a uchar.
Cuando a entrevsta hubo fnazado, Lushakn y Tabshar Sn se
quedaron conmgo y os tres tomamos unas copas y habamos de os
gorosos tempos pasados hasta muy entrada a noche. Habamos perddo
as esperanzas de dormr y en taes ocasones es me|or no encontrarse
soo.
En e nstante en que e so comenzaba a asomar por e grsceo ceo,
os e|rctos vengadores de Assur ya estaban en marcha, y a medoda
cruzamos e ro y psamos a terra que nuestros enemgos consderaban
suya.
A caer e crepscuo de segundo da regresaron nuestros observadores
y nos nformaron de que haban dvsado a prmera adea meda. Por a
maana mpart nstruccones:
-Levaos una compaa y destrudo todo: que no quede un muro en
pe n una cabaa... Todo! Incendad as cosechas y regresad con todos
os anmaes que pods: no tenemos por qu prvar a nuestros sodados
de amentos. En cuanto a os dems, matados y arro|ad sus cadveres a
os pozos. Extermnad a cuaquer hombre armado que encontrs o que
$*)
Nchoas Gud
E Asro
ofrezca resstenca; enaremos e pas de mendgos y vagabundos que
Daaukka tendr que amentar... s e es posbe. Oue nade moeste a as
mu|eres: debemos demostrares que no somos unos brbaros.
Los medas construyen sus casas de pedra, pero os te|ados son de
madera. A a maana sguente an seguan ardendo, tendo e ceo de
aqueas attudes de un omnoso negro ro|zo. Ms sodados se regoc|aron
con eo. Y cmo no ban a nacero puesto que nuestros enemgos nos
haban castgado de gua modo? Pero ante aque espectcuo se me
hearon as entraas.
Durante muchos das se repteron taes hazaas. Compaas de
hombres se separaban de contngente prncpa de e|rcto y se
entregaban a saqueo y a pa|e. Nuestras reservas de grano estaban a
rebosar y contbamos con cabaos, ganado y cabras que bastaran para
abastecer a unas fuerzas que decupcasen nuestros efectvos.
Encontramos oro y pata, que repart en cadad de botn entre os
sodados, reservndome como de costumbre una qunta parte.
En breve -a gua que sucedera en nuestra tma campaa-
acuderon a nuestro encuentro os notabes de as adeas y nos ofreceron
trbutos para que respetsemos sus vdas y sus hacendas, pero yo me
mostraba mpacabe.
-Habs prestado adhesn a un rey perverso -es deca-. es e
cupabe de que sufrs nuestra venganza por enfrentarse a pas de
Assur. Todo cuanto ests sufrendo m propo puebo o ha padecdo antes
que vosotros..., y mucho ms. Los segudores de Daaukka deben
enterarse de cu es e preco que exge m dos a aqueos que se buran
de su poder.
A or ms paabras os notabes se amentaban en tonos desgarrados y
se mesaban as barbas.
-Pero nosotros so somos pastores y campesnos, augusto seor! No
guerreamos n empuamos as armas contra e pas de Assur!
Perdnanos!
-Acaso os mos no eran tambn campesnos y pastores? No
acompaan vuestros h|os a e|rcto de Daaukka? Sn embargo mostrar
certa cemenca haca vosotros, sn duda ms de a que ha hecho gaa
aque de quen me propongo tomar venganza: os conceder un da de
graca. Reund os benes que os sean posbes y marchad a as montaas.
Debers de|ar vuestros carros, pero podrs evaros todo cuanto ogrs
cargar en vuestras espadas. Partd a encuentro de Daaukka. Le
expcars cu es vuestra stuacn y e exgrs que os dspense su
proteccn, como es de |ustca. Decde que e seor Tgath Assur, h|o de
rey y prncpe de os pases occdentaes, no ce|ar en su avance
destructor hasta que sea arro|ado de pas por a fuerza o venza a sus
enemgos en franco combate.
Y ac a mano a modo de despedda para que pudesen ver a estrea
ensangrentada de m pama y comprenderan qun es haba habado.
Y as, mentras ms paabras crcuaban de puebo en puebo, as
estepas de os Zagros se enaron de amentos y os senderos y camnos
se atestaron de peregrnos. A gua que as aguas se rompen ante a proa
de un buque, as a gente que se autocafcaba de ara se desperdg ante
$!*
Nchoas Gud
E Asro
as coumnas de nuestro e|rcto. Desde a dstanca veamos
nnterrumpdamente as nubes de povo que evantaban sus pes
descazos mentras emprendan una desesperada huda para brarse de a
destruccn.
Y sempre encontrbamos sus pobados vacos, as cabras todava
atadas en os patos y os graneros ntactos, porque saban que s
quebrantaban e pacto os perseguramos y mataramos, abandonando
sus cadveres para amento de os perros: todo aqueo que no podamos
evarnos o quembamos y destruamos.
En muchas ocasones ncuso nos encontramos agunas mu|eres
abandonadas o que se haban quedado por vountad propa. Una vez
haamos dos hermanas en a choza de un notabe, segn me d|eron,
esposas de un hombre de setenta y tantos aos. Cansadas de destno
que es haba tocado en suerte, me rogaron que es encontrase esposos
|venes entre os sodados de Assur. Las |venes me aseguraron que
podan satsfacer a cuaquer hombre dgno de consderarse como ta y me
nvtaron a comprobaro por m msmo. Haca muchos das que estaba
soo, y por tanto me sent muy satsfecho de poder compaceras.
Segudamente es entregu dos scos de pata a cada una y es d|e que
estaban en bertad de segur a e|rcto, pero que cuando renase a paz
podran escoger entre aqueos que ms as hubesen agradado y tomar e
veo segn a costumbre de m pas, con o que pareceron muy
satsfechas.
La mayor parte de pas sufra os rgores de una estacn dura. Poco a
poco e terreno ganaba ardez. Aque nverno se hara sentr e hambre, y
muchos de os que haban hudo de sus hogares no vvran para regresar
a eos y pereceran en as conas, acogendo a muerte como una
beracn de sus penadades. Era un trste destno cuya responsabdad
recaa sobre Daaukka y o saba muy ben.
De modo que no me sorprend que me anuncaran a egada de un
mensa|ero en son de paz.
Cuando os medas desean paramentar envan un emsaro con una
anza de cuya punta surgen cntas bancas. A medda que se aproxma, e
hombre agta a anza sobre su cabeza y as cntas respandecen a so,
precaucn nt, puesto que un soo hombre a cabao no basta para
asustar a un e|rcto, y nosotros e hubsemos permtdo atravesar
nuestras neas sn tan ostentosa exhbcn de sus ntencones.
En cuanto se encontr dentro de campamento, desmont y, sn
cambar paabra, fue conducdo nmedatamente a m tenda acompaado
de un centnea.
-Te enva Daaukka? -e pregunt.
-Soy portador de un mensa|e de shah-ye-shah -repuso como s
desease afearme m mpertnenca a audr a tan emnente persona|e
smpemente por su nombre-. Desea reunrse contgo a soas,
garantzndote tu segurdad.
Era un hombre |oven, ato y apuesto, de o|os grandes como una mu|er y
barba negra y brante cudadosamente rzada. Sonrea mostrando sus
dentes como s estuvera muy conscente de a mpresn que causaba.
$!!
Nchoas Gud
E Asro
-Por qu debemos far a vda de nuestro prncpe a taes garantas?
-e pregunt Lushakn. Aquea pregunta cas equvaa a un caro desafo
-. Por qu hemos de creer en as paabras de Daaukka?
-Porque tambn yo as creo -anunc e mensa|ero, ostentoso como
un pavo rea-. Soy Tanus, prmognto de Rametea, parsua de a trbu de
os upasha y me quedar aqu hasta que e seor Tgath Assur regrese
eso.
Y pase una mrada en torno como s esperase que e fectsemos por
su herosmo.
-Dnde debo encontrarme con e shah-ye-shah? -pregunt-. O
acaso tene que ser un secreto?
-Te aguarda a menos de dos horas de aqu, en e ugar donde as
conas ncan su ascenso... a.
Aende as estepas dstngu un muro yermo y resquebra|ado. Contra
as verdes praderas se recortaban afadas rocas que parecan haberse
henddo desde gran profunddad, como esprtus de agn antguo
unverso que huberan retornado para domnar aque mundo verde. Y ms
a se encontraban os montes Zagros envuetos en una nebna negro
azuada, de coor de meta quemado. Daaukka me esperara a soo, en
agn ugar esconddo escogdo por msmo, e|os de a vsta y de
cuaquer posbdad de ayuda.
-Muy ben -d|e sn permtrme un nstante de vacacn-. A pe de
as conas. Cmo dar con ?
-No debes preocuparte, seor. te encontrar.
Y me sonr entornando os o|os. Tena a arroganca caracterstca de
os hombres prmtvos que apenas han vsto e mundo fuera de su propo
puebo. No me agrad.
-Entonces no me preocupar. N en se n en otro punto -repuse
mtando su sonrsa-. Lushakn, acompaa a seor Tanus a m tenda.
Cuda de que e den de comer y acomdae hasta m regreso.
Tabshar Sn me sgu cuando ba a recoger m cabao, refe|ando una
ntensa ra en todos os movmentos de su sdo y ve|o cuerpo, pero por
o menos tuvo a decadeza de aguardar a que nuestro husped no
pudera ornos.
-Has perddo e seso, prncpe? -d|o con voz sbante, echando una
mrada sgosa en torno para asegurarse de que nade era testgo de
tamaa nsoenca-. Has perddo sentdo de o que debes a estos
hombres a quenes has conducdo hasta e fn de mundo? Ese shah-ye-
sha, ese brbaro nacdo ba|o una manta de montar, sn duda te estar
aguardando con vente asesnos para degoarte.
-Oueres que os medas magnen que e sedu de Gran Sargn es
tene medo? -repuse, pasndoe e brazo por os hombros.
-S... Ousera que es hceras comprender que os hombres de Sargn
no estn drgdos por un nsensato que despreca su vda como s se
tratara de una sandaa rota.
-Oh, no tengo a ntencn de hacer seme|ante cosa! -contest
rendo, porque quera como s fuera m padre a aque ve|o rab kisir, terror
de os h|os de ve|o Sennaquerb-. Y s descubro que me he equvocado
$!"
Nchoas Gud
E Asro
puedes castgarme hacndome mpar os estabos de a Casa de a
Guerra.
-Te envara a dentro de un saco de cuero -contnu, cas mascando
as paabras-. Por o menos que te acompae una escota... Lvate
agunos hombres.
-No. Daaukka ha peddo que vaya soo.
-Por qu tenemos que cumpr as rdenes de Daaukka? De|a que te
acompae. No tendr nada que ob|etar ante a presenca de un ancano
manco.
-S te vese sn duda creera que te propones dare muerte. No, ha
especfcado muy caramente que debo r soo. No e temo y confo
absoutamente en su paabra.
-Ou puede esperarse de un hombre que vve entre os brbaros?
-De a paabra de ese brbaro podemos farnos totamente.
Haca cas una hora que e so haba descenddo en su trnsto haca
occdente, cuando m cabao acab de atravesar as atas herbas de as
estepas e ncamos nuestra escaada por as rocosas conas de os
montes Zagros. Espectro escog cudadosamente un camno entre as
escarpadas pedras. Pareca ntur e pegro que encerraban aqueos
angostos senderos enos de recovecos y bruscas pendentes, en os que
detrs de cada escarpe podan ocutarse vente hombres prestos a caer
sobre nosotros y donde nuestras vdas pegraban a cada nstante tras
atravesar agn pequeo caro, y ergua as ore|as esforzndose por
captar e menor rudo. Pero e senco era absouto: Daaukka ta vez
estara aguardando en agn ugar ms ae|ado, sencoso como a propa
muerte. Aunque haba fado en su paabra y en m sedu protector, me
senta nqueto.
-Veo que has acceddo a venr. Por fn podremos habar y entendernos
de hombre a hombre.
Haba surgdo repentnamente ante ms o|os sn que e hubese odo
acercarse. Segua montando su espnddo corce negro e ba
acompaado de otro de muy ucda estampa montado por un hermoso y
robusto muchacho de ocho o nueve aos, sn duda h|o suyo y que, pese a
su barbampo rostro, ya haba perddo a |uven duzura de a nfanca.
Sospech e ncuso tem que cuando crecera se aseme|ara a su padre en
todos sus aspectos.
Daaukka no evaba otra compaa n exhba ms arma que una
espada de ho|a corta que su|etaba en e cnto. No me haba equvocado
con : no era hombre que se dengrase con ves tracones.
-Es m prmognto -ndc sn mrare squera-. Se ama
Khshathrta y e he trado conmgo para que pueda conocerte y aprender
cmo se comportan os hombres.
Aquea expcacn era nnecesara. E no no apartaba os o|os de m,
como s deseara grabar m magen en su mente hasta e tmo detae. Su
padre e haba evado consgo para hacere comprender que aquea
guerra no concura con una o dez bataas, sno que se transmtra de
$!#
Nchoas Gud
E Asro
una en otra generacn mentras persstera a smente de os ukshatar, y
acaso an despus. Daaukka deseaba demostrarme que m enemgo no
era un hombre sno una nacn y que as nacones sempre vueven a
resurgr. Sus ntencones no me haban pasado por ato.
-He vsto tu e|rcto -prosgu tras una breve pausa-. Es un
espectcuo mponente que sembra e terror en e corazn de os
sencos adeanos, pero que haar su destruccn en as praderas de
Meda. Uno u otro e|rcto sern destrudos..., aunque an no podemos
aventurar cu de eos. Sn embargo confo que sean os sodados de
Assur quenes yazgan expuestos a so.
Sonre a muchacho, que por un nstante ovd ante qun se
encontraba y me devov a sonrsa. No pude menos que preguntarme
qu pensara de aqueas nvectvas que cruzaba con su padre.
Comprendera que carecan de sentdo, que eran una espece de con|uro
para susctar fantasmas en os que nade crea? Me pareca mprobabe.
-Los hombres que me sguen trpcan as fuerzas de tu e|rcto -
prosgu Daaukka-. Nuestra cabaera es nnumerabe. Vae ms que te
retres ahora s confas regresar a tu patra. Acaso crees consegur a
vctora?
-He vencdo en ms de una ocasn a fuerzas muy superores a as
mas. Puedes estar a frente de e|rcto ms poderoso, pero de todos
modos te vencer. No somos chusma, Daaukka, sno sodados de Assur, y
hemos conqustado un mundo ms vasto de o que puedas magnar. La
ho|a de una daga ta vez no sea ms arga que tus dedos, pero te
atravesara e corazn, mentras que una espada de barro se
desmoronara ba|o su propo peso.
Daaukka no respond porque sobraban as paabras. En a atanera
mrada de sus negros o|os comprend perfectamente que no era hombre
que se amedrentara ante agunas amenazas. S, brara m gran bataa,
puesto que eo comara tanto os deseos de Daaukka como os mos. Tan
so quera hacerme comprender que confaba degoarme con su espada.
-S tanto desprecas a vda, supongo que te decdrs a ba|ar de as
montaas con tu e|rcto -aventur.
No era aqua una cuestn que me mportase en s msma, sno a que
de ea se desprenda: cundo pensaba hacero.
E shah-ye-shah, seor de os aros, se mt a asentr en senco.
-S -d|o por fn-, ser yo quen esco|a e tempo y e ugar, pero
voveremos a encontrarnos. Medremos nuestra vrtud y veremos qun es
e protegdo de Ahura.
-La guerra tene poco que ver con a vrtud, Daaukka, y trunfa aque
que comete menos errores.
Me sonr como s amentase a mezqundad de m esprtu.
-Voy a hacerte un regao -aad. Y sn voverse tend a mano a su
h|o que e entreg una bosa-. Como dces, trunfa aque que comete
menos errores.
De| caer a bosa en e sueo y sn aadr paabra obg a dar meda
vueta a su cabao y emprend a marcha por e pedregoso camno.
Aguard hasta que y su h|o se perderon de vsta, y entonces desmont
para recoger a bosa y a abr. En e nteror se encontraba a cabeza de
$!$
Nchoas Gud
E Asro
Upash, e nobe uqukad que haba credo que podra venderme a su
nuevo amo como s fuese varas meddas de m|o. Le as por os cabeos y
examn su rostro. No haca mucho que haba sdo decaptado y an heda
a sangre fresca. Sus o|os, veados por a muerte, estaban desorbtados,
como s e hubesen cogdo por sorpresa, y quz as hubese sdo. Pareca
que en aquea ocasn no haba poddo berarse de su simtu.
Regres a as herbosas estepas y desde a emprend a marcha haca
e campamento. Una hora antes de anochecer resonaban os tambores de
os centneas que anuncaban m egada.
Taunus, e upasha, fue e prmero que acud a recbrme.
-Veo que has regresado con vda -observ como s me censurase
haber dudado de a paabra de su rey.
-S, aqu estoy y no voveremos a vernos hasta e da en que e csped
se ta de sangre.
M nterocutor se ech a rer. Estaba convencdo de su trunfo y o
demostraba rudosamente. Lo nco que comprenda era que se
aproxmaba una gran bataa, seguramente a prmera en que ntervendra
en su vda, y por tanto deba creer que so poda ser suya a vctora. Era
bastante |oven para pensaro as. Fustg su cabao y march a gaope;
regres a sus montaas para reunrse con su gente y su poderoso seor.
Es un pobre neco -pens-. No se da cuenta de nada.
Mentras atravesaba e campamento en dreccn a m tenda, os
sodados me acamaban a m paso, manfestando de aque modo su
aegra a ver que no haba haado a muerte por nngn barranco y que
vova a encontrarme entre eos para conducros savos a hogar cuando
hubsemos acabado con e tmo meda. Eso es o que pensan todos os
sodados y e comandante que o gnora es hombre perddo.
Y vocferaban m nombre hasta enronquecer, gopeando sus escudos
con as espadas cuando yo evantaba a mano mostrando a estrea
ensangrentada. Eran como nos asustados en a oscurdad y e sedu de
Gran Sargn y yo nos habamos convertdo en su nca uz.
-Tabshar Sn -d|e a ancano cuando acud a m encuentro con una
copa de vno-. Vamos a enfrentarnos con una carncera como no se
haba vsto desde Khaue o ncuso peor, porque os medas combatrn
hasta que os hayamos destrozado ba|o as ruedas de nuestros carros.
-Hemos vendo a cumpr una msn mposbe, prncpe? -pregunt.
Su mrada me hzo comprender que se mtaba a comprobar m vaor,
porque no exsta hombre que menos temese a a muerte que m rab
kisir. Me ech a rer.
-No. No tenemos otra eeccn -e d|e por fn-. No podemos
renuncar a esta bataa porque, s ahora no o hacemos, dentro de un ao
tendremos que rechazaros ba|o os muros de Nnve. No nos queda otra
opcn.
-Entonces os derrotaremos -repuso como s manfestara ago
evdente-. E dos no nos abandonar.
-S, os venceremos.
Aquea noche, cuando me acost, record a sonrsa con que Daaukka
se haba despeddo de m: tambn crea contar con e favor de os
doses.
$!%
Nchoas Gud
E Asro
Durante dez das avanzamos enta y cautamente. No tena ntencn de
de|arme sorprender por a repentna aparcn de e|rcto de Daaukka,
por o que envaba observadores que penaban a zona en todas
dreccones, ncuso por as montaas, y nos nformaban segudamente de
todo cuanto se mova a unos vente beru de nuestras coumnas. No os
vmos en nngn momento: eran tan nvsbes como e vento y, sn
embargo, no me caba a menor duda que os medas estaban cerca y se
concentraban para presentarnos bataa.
A atardecer de dcmo da, en medo de una tormenta de povo
procedente de deserto de norte, que sofocaba a hombres y cabaos, y
ba|o un ceo que pareca a punto de despomarse sobre nosotros como s
fuese a bveda de a terra, un |nete sotaro eg a nuestro
campamento. Vesta e unforme de os medas y se cubra narz y boca
con un gran paueo orado de monedtas de pata de modo que
ncamente eran vsbes sus o|os. Cuando os centneas e exgeron e
santo y sea, rog que e condu|esen a m presenca.
-Ou es o que deseas? -e nterpe mpacente, muy dsgustado a
encontrarme sometdo a crudo y arenoso vendava, pues todo aque que
poda evtaro no se aventuraba a sar de su tenda en seme|antes
condcones-. Ou queres de m?
E hombre adeant un paso, de|ndome ver sus o|os y comprend de
qun se trataba. Su mrada era astuta e ntegente y tena una cadad
fena: aque hombre no era meda. Desped a guardn.
-Entremos en m tenda -e d|e en cuanto nos quedamos soos-. Me
traes agn recado de seor Tabt?
-Hermano, soy Tabt.
Con un nco y destro movmento se qut e paueo y a punto me
encontr ante e |efe de os sacan, que r compacdo ante m sorpresa.
Nos dmos un fuerte abrazo.
-Confo que e seor Tgath no haya ovdado traer vno a este
snestro ugar -ndc mpndose e povo de brazos y hombros-.
Tengo e gaznate reseco, y aunque se trate de ese suco breba|e que te
regaaron os urartu ser ben recbdo. Por os doses! Son stas as
rcas praderas que prometste dar a os Scoot como s se tratase de un
mpero dgno de reyes?
-Cuando no corre vento produce me|or mpresn. Y, desde uego, s
que tengo vno.
Orden que asaran una cabra y, mentras aguardbamos a que
estuvese a punto, Tabt y yo comenzamos una |arra y nos embragamos
|untos. Se senta muy cansado porque haba partdo de su campamento
haca vente das para reazar un reconocmento de terreno y
encontrarse con e e|rcto de Assur.
-Hemos de|ado os carros con as mu|eres y os nos en as costas de
ago Urma -me nform-. Tengo dez m magnfcos sodados y
va|amos a gran veocdad. Me sguen con unos ocho das de dferenca y
se encuentran cerca de a fada de as montaas Eburz. He tendo que
$!&
Nchoas Gud
E Asro
atravesar e deserto que nos separa de aque punto, un ugar espantoso
donde so moran os escorpones, y a v cmo se concentraban os
medas. Han escogdo una zona muy adecuada para eos s se decden a
presentar a a bataa, porque se haan nstaados en una eevacn de
terreno a unos ocho das de marcha. Daaukka debe de evar un e|rcto
de cncuenta y cnco m hombres.
-Me hab de sesenta.
-Entonces sern sesenta m. Le creo. Cuntos tenes t, trenta m?
-Vente.
-Trenta contra sesenta... As sea. -Se encog de hombros como s o
consderase una mnuca-. Vencste a ms tropas en e ro Bohtn sendo
mucho ms numerosos nuestros efectvos.
-Conoce e enemgo nuestra egada?
-Creo que no. Las montaas de norte estn pobadas por cmeros que
odan a os medas. En cuanto estemos prxmos decaptarn a os |efes
que Daaukka es ha mpuesto y feste|arn aborozados nuestra egada:
dudo que hayan egado notcas de nuestra venda a sur. Es agradabe
nvadr pases donde se nos recbe como beradores.
No hce nngn comentaro porque ms experencas haban sdo muy
dstntas. Pero tampoco abrgaba yo e propsto de nstaarme en aque
ugar como en e caso de Tabt.
-Es mportante? -pregunt Tabt de pronto-. Has basado tus
panes en a sorpresa?
Estuve a punto de echarme a rer.
-No, m seor. Pero abrgo a duda de que ago pueda consttur una
sorpresa para Daaukka, n squera su propa derrota.
-Entonces debe de contar con poderosos ngromantes a su servco -
repuso e |efe de os sacan, fruncendo e entrece|o y movendo dubtatvo
a cabeza-. La maga consttuye una gran venta|a en a guerra. Ouz
deberamos...
-No..., no se trata de eso -repuse rendo abertamente, ncapaz de
contenerme, aunque Tabt ya estaba demasado borracho para sentrse
ofenddo-. Se trata sencamente de que e shah-ye-shah acostumbra a
consderar e futuro desde una gran perspectva. Sus panes no dependen
de xto de esta bataa n de a prxma, n squera de su propa
supervvenca. Prepara os cmentos de una casa en a que nunca resdr,
pero que proyecta con gran cardad. Agn da, mucho despus de su
muerte, os medas se convertrn en una gran nacn que gobernar e
ancho mundo. En esa empresa se haa empeado. Sabe que todo esto
egar y parece bastare seme|ante conocmento.
-Entonces est oco..., pero es un oco de os ms pegrosos, porque
contaga a os dems de su propa ocura.
-S, amgo mo. -Vov a enar nuestras copas y beb un buen trago de
vno que parec acararme a mente, aunque senta que sus vapores
nundaban m cerebro-. Es muy pegroso.
Tabt se qued con nosotros hasta e da sguente por a noche y
durante aque tempo habamos de todo cuanto haba vsto desde que
entr en as terras que os aros consderaban suyas. Era un hombre
ntegente que ba por e mundo con o|os ben abertos. S hubese sdo
$!'
Nchoas Gud
E Asro
ms ambcoso, habra consttudo tan gran amenaza como e propo
Daaukka, pero sus sueos no abarcaban mperos n aspraba a servr a
avarca de extraos doses. Smpemente deseaba unos pastos fecundos
para su puebo y, desde uego, partcpar de a gora de os sodados. Ta
vez en ese sentdo su prudenca fuese envdabe y, por o menos en
aqueos momentos, era un amgo que nada me ocutaba.
-Los cmeros no estn deseosos de ucha -me d|o-. Intent
atraeros a una aanza, pero tenen medo y, de todos modos, no nos
seran de gran ayuda. Sus nstntos son como os de os perros y acaso
correran a amer e sueo que psa Daaukka s os amase con un
sbdo. S no trunfamos en esta gran bataa que te propones emprender,
nos vovern rpdamente a espada.
-Habame de o que has vsto en e e|rcto de Daaukka.
-Ou podra decrte? -Escup en e sueo para demostrar e
despreco que e nspraban sus enemgos, pero ambos conocamos a
verdad-. Son muchos y tenen mportantes contngentes de cabaera.
Me encontraba en un promontoro a una hora de marcha de su
campamento y no tengo o|os de gavn para contar as pumas de sus
fechas. Adems, crcuaban patruas por e entorno y no me atrev a
permanecer a mucho tempo.
-Lo s. La prudenca es a prmera vrtud de un comandante. So te
preguntaba qu has vsto.
Satsfecho con aquea respuesta, Tabt, h|o de Argmpasa, ote haca
a nebuosa e ndefnda nea de as montaas que se extendan haca e
sur entornando os o|os. Estbamos ms a de os terrapenes que nos
servan de parapeto contra un posbe ataque por sorpresa y e so se
ocutaba muy e|os a nuestras espadas.
-Me sorprend una cosa -cont por fn-. Han construdo cercas para
sus cabaos, una a cada extremo de campamento. Eso es ago que no
esperaba, quz Daaukka est estudando a posbdad de combatr
como os hombres de Assur.
Me sonr creyendo haber hecho un comentaro gracoso. Se me form
un nudo en e estmago: s os medas dvdan su cabaera en os fancos
y de|aban a nfantera en e centro, eo sgnfcaba que haban
comenzado a organzarse y que ucharan en undades en ugar de trbus,
como acostumbraban hasta entonces. Y sgnfcaba asmsmo que
Daaukka haba aprenddo ago en a campaa que nos haba enfrentado
haca dos aos y que, por tanto, ya no envara a sus hombres sobre
nosotros en oeadas nformes uchando como brbaros, obsesonados
ncamente por su gora persona y a perspectva de obtener agn botn
y confando ncamente en su cabaera, su vaor y e favor de sus doses,
sno que tendramos que enfrentarnos con unas fuerzas, aunque torpes,
dscpnadas. En defntva, sgnfcaba que Daaukka haba descuberto a
tctca mtar.
$!(
Nchoas Gud
E Asro
###
Tres das despus de que Tabt marchara para reunrse con sus
hombres, ms observadores reazaron su prmer contacto con as fuerzas
enemgas. Hasta m egaron notcas de sus encuentros y de aguna
refrega, por o que orden qu en o sucesvo as patruas saesen
acompaadas por agn contngente de as tropas.
Los medas emprenderon una sere de ataques por sorpresa, ms ben
nsgnfcantes escaramuzas que autntcas bataas, destnadas
ncamente a poner a prueba nuestras defensas. En respuesta env dos
compaas de cabaera para que efectuase un ataque nocturno sobre
una de as avanzadas contraras y regresaron con cuarenta cabezas
recn cortadas, despus de o cua cesaron as ncursones enemgas.
Dos das ms tarde, acompaado de una patrua, reac m prmera
vsta de nspeccn a campamento de Daaukka.
Nos detuvmos en o ato de un promontoro, quz e msmo en e que
Tabt se haba ocutado para espar por vez prmera a nuestro comn
enemgo, pero yo no me ocut, no por hacer aarde de vaor sno porque,
puesto que no estaba soo, me encontraba a menos de tres horas de
gaope de as neas de ms centneas y, por aaddura, deseaba ser vsto.
A a sazn os medas ya conocan aque hermoso sementa pateado y a
su |nete y deseaba haceres comprender que haba egado y que estaba
prxmo nuestro a|uste de cuentas.
Un grupo de sodados de cabaera cruz e vae como a medo beru de
nosotros, pero so eran cnco y evdentemente no deseaban
enfrentrsenos. Por fn se detuveron y permaneceron a a expectatva,
aguardando a ver qu hacamos nosotros mentras se dedcaban a
nspecconar a os ntrusos. Uno de eos montaba un espnddo cabao
negro y, aunque a dstanca que nos separaba era excesva para
asegurarse, me parec que se trataba de propo Daaukka.
Tabt tena razn. E shah-ye-shah haba escogdo acertadamente su
poscn. Su campamento ocupaba e punto ms eevado de una suave
pendente, o que factara a sus sodados una ampa zona para
manobrar, mentras que as espesas y secas herbas ocutaran todo
gnero de obstcuos a ms carros. Para stuarnos en as proxmdades de
os puntos de agua tendramos que nstaarnos en e fondo de vae, un
angosto para|e en e que, egado e caso, nos veramos obgados a
retrarnos entre certa confusn. Y, por aaddura, estaba e vento
ncesante y endabadamente trrdo que cambaba bruscamente de
dreccn en cuanto e so acanzaba su punto ms eevado. A partr de
medoda, cuando combatsemos cuerpo a cuerpo y nuestras fechas y
|abanas ms o necestasen, tendramos e vento en contra.
$!)
Nchoas Gud
E Asro
Ser yo quen esco|a e tempo y e ugar -me haba dcho-.
Medremos nuestra vrtud con a vuestra y veremos qun es e preferdo
de Ahura.
Haba escogdo su poscn y o haba hecho ben. Pero me haba |urado
que sera yo quen decdra e momento en que se ncara a bataa y
que ndudabemente sera e que me resutase ms provechoso.
-Ya he vsto bastante -d|e-. Vovamos y evantemos nuestro
campamento. Parece que tenemos una cta.
En e camno de regreso me stu a a retaguarda de a coumna,
deseando evtar cuaquer posbe consuta mentras trataba de decdr
qu deba hacerse. Por fn, cansado de tanta ntrospeccn, me dedqu a
escuchar a conversacn que sostenan os dos sodados que marchaban
deante de m, un par de campesnos recn ncorporados a fas que
todava crean que o ms mportante de mundo eran sus sencas
adeas. Sn embargo, su conversacn me resutaba bastante entretenda,
puesto que no trataban de guerras, estrategas n de a ocura de su
comandante..., porque ya tena a cabeza bastante ena de todos estos
temas.
-F|ate en ese terreno -deca uno de eos seaando despectvamente
haca e vae donde dentro de pocos das quz yacera muerto-. Me
pregunto por qu se moesta esta gente en uchar por seme|ante terra,
un povorento pedrega. Aqu destrozaras un centenar de re|as de arado
de cobre para ograr cutvar un campo con que amentar a una esposa.
-So s fuera muy refnada -repuso su compaero, rendo y dndoe
un codazo-, y una prodgosa meona. De otro modo no s cmo podra
regar este terreno. Por os sesenta grandes doses, f|ate en esas herbas
tan resecas! Con este vento, s estaase una tormenta, e prmer
rempago ncendara e terreno hasta donde acanza a vsta!
De| de escucharos..., ya haba odo bastante. E corazn me ata
tumutuosamente en e pecho como e marto de un herrero.
A atardecer de sguente da habamos construdo nuestros terrapenes
en e fondo de vae, donde nos resguardaramos todo o posbe.
Daaukka no trat en nngn momento de nterferrse en nuestras
manobras. Para qu ba a hacero s nos estbamos encerrando en
nuestra propa trampa?
Aquea noche, cuando os ofcaes de e|rcto de norte se reuneron
en m tenda, no sentan una gran dsposcn de nmo.
-Esto es una ocura -observaron-. Debemos retrarnos y provocar a
ucha en un terreno ms favorabe.
-No podemos retrarnos -respond-. Hemos provocado este desafo y
Daaukka o ha aceptado. S retrocedemos habr ganado a partda
demostrando que e tememos. stas son as me|ores condcones que
podemos esperar, puesto que s renuncsemos a una bataa en estos
momentos, regresara a sus montaas pretextando haber sado
vctoroso, o que no hara ms que robustecer su poscn en detrmento
de a nuestra. No, debemos uchar ahora.
-Nos fata espaco para manobrar y a atardecer tendremos e vento
en contra.
$"*
Nchoas Gud
E Asro
-Entonces debemos atacaros en su propo terreno y venceros antes
de que se desate e vento. Adems, por a tarde, nuestros aados esctas
se habrn undo a nuestras fuerzas y os arremetern por a retaguarda.
-Fas demasado en ese banddo de Tabt. Probabemente en estos
momentos ya nos habr venddo a Daaukka.
Me abstuve de responder y se produ|o un fro senco durante e cua
aqueos que hasta entonces haban sdo ms hermanos de armas se
mtaron a f|ar su mrada en e sueo, carraspeando ncmodos.
-Las herbas son demasado atas -prosgueron fnamente-.
Podemos perder a mtad de nuestros carros antes de que acancen as
neas enemgas.
-Ya he pensando en eso. Dad orden de que os fuegos de
campamento estn encenddos toda a noche y que os hombres se haen
dspuestos a emprender a marcha tres horas antes de amanecer. Decd a
os cocneros que tengan e desayuno dspuesto para entonces: nos
espera una arga |ornada. Y recordad que s maana samos vctorosos y
s todo esto es posbe, deseo capturar a Daaukka con vda. Nos
enfrentamos a un dea ms que a un hombre. Y ese rey de os medas
sera ms pegroso muerto que vvo.
Dos horas despus de medoda regres a tma patrua de
reconocmento: cnco hombres que se haban arresgado a aproxmarse
hasta as neas enemgas a pe y entre a oscurdad. S hubesen sdo
descubertos, no habran poddo escapar de a terrbe suerte que os
medas hacan correr a sus prsoneros.
-Ou vstes? -es pregunt.
-Poca cosa, rab shaqe. Estn baando.
-Baando?
-S, baan y grtan endabadamente. Se turnan para atravesar
correndo grandes hogueras. Drase que estn terrbemente borrachos,
savo que no creo que e vno haga actuar a os hombres de ese modo.
-Tendremos que ngenrnosas para haceres pasar un da tan
entretendo como a noche -repuse sonrendo evemente.
E hombre me mr como s creyese que me haba vueto oco.
-S, rab shaqe... Como gustes.
Le autorc que se retrase a descansar una o dos horas hasta que e
e|rcto se preparase para emprender a bataa. S, me haba credo oco y
quz tuvese razn. La dea que se haba confgurado en m mente ncuso
a m msmo me pareca bastante descabeada. Un comandante oco
drgendo a sus sodados contra un enemgo que tambn o estaba... no
era una perspectva muy haagea para poder descansar a gusto en e
|ergn.
-Me sento aterrado, prncpe. Ou te propones?
Tabshar Sn se encontraba ante m. Haba egado tan sencosamente
que apenas haba advertdo su presenca.
-Proponerme? -e saud con una sonrsa-. Har o que me has
enseado, rab kisir: trunfar o morr. Y quz consga ambas cosas.
-No bromees conmgo, prncpe. Presento e batdo de negras aas
sobre nuestras cabezas.
$"!
Nchoas Gud
E Asro
Bastaba con mrare para comprender que era as. Me sent
avergonzado porque no es muy apropado que os |venes bromeen
necamente sobre temas tan graves.
-Te has enterado de nforme de a patrua?
Tabshar Sn asnt con una sea.
-Entonces s a os medas es agrada tanto correr entre hogueras,
maana tendrn una ocasn magnfca para hacero. Una hora antes de
amanecer, cuando comence a evantarse e vento, ordenar que
ncenden os matorraes que crecen ms a de nuestros terrapenes.
Provocaremos una nea de amaradas a todo o ancho de vae, y a cabo
de dos horas e vento as conducr hasta e campamento de Daaukka y
nosotros no nos encontraremos muy e|os.
-E fuego despe|ar e camno para nuestros carros -concuy Tabshar
Sn, movendo pensatvo a cabeza mentras consderaba aquea
perspectva-, y os medas, en su eevado promontoro y con e vento de
cara, tendrn que enfrentarse a dos enemgos.
-Y cuando atravesen as amaradas, s o consguen, sus cabaos
sern presa de pnco y sus formacones quedarn destrozadas. Ta es
como o magno, pero tercamente os panes sempre son perfectos y
funconan. Preferra enfrentarme con eos a, en ugar de en este vae.
-Y qu me dces de caor? La mayora de nuestros sodados van
descazos y s deben avanzar por terreno requemado...
-Los seguremos un cuarto de hora despus de haberse propagado e
fuego. S avanza tan rpdamente como confo, e sueo habr tendo
tempo de enfrarse.
-Y s cambara a dreccn de vento?
Le pas e brazo por os hombros porque e quera. Sn embargo
hubese preferdo que no amentase os acucantes temores que me
oprman e corazn.
-Entonces... -d|e escudrando a oscurdad donde os fuegos de os
medas aparecan como dmnutos puntos umnosos, guaes a estreas
agonzantes-, entonces comprender cuan neco he sdo y que por fn e
dos me ha vueto a espada.
Entre as sombras ms profundas de a noche, a a fantasmagrca y
fuctuante uz de mes de fogatas, e e|rcto de norte se prepar para e
ataque. En e rostro de os hombres se refe|aba e temor, n squera se
es permtra a graca de hacer frente a enemgo a a uz de da, sno
que quz morran antes de que e so saese y sus esprtus erraran en
aquea terrbe oscurdad. Era espantoso prepararse para a bataa en
pena noche.
Ya haba escogdo a unos cncuenta membros de quradu a mando de
Lushakn, a quenes haba conmnado a senco y que, a una sea ma,
sataran sobre nuestros terrapenes y provocaran a terrbe
confagracn con sus antorchas. Eos seran os prmeros que
encontraran a muerte s a fortuna nos era adversa, con o que podran
consderarse afortunados.
$""
Nchoas Gud
E Asro
Savo aqueos hombres y Tabshar Sn, nade ms conoca ms
descabeados panes, que n squera haba confado a ms ofcaes. No
quera que ms hombres tuveran tempo de pensar, de ponderar os
resgos a que estaba sometendo nuestras exstencas. En breve tendran
ocasn de comprobaros por s msmos.
Como esperaba, una hora antes de amanecer e vento hzo su
aparcn. Mont en m carro y me adeant para enfrentarme a |uco de
ms hombres.
-Nos hemos vsto favorecdos por Assur -grt. M voz resonaba entre
as heras de sodados egando a odos de aqueos que estaban
demasado e|os-. nos ayudar a detener a os medas aqu, en as
terras que consderan suyas, y no ba|o os propos muros de nuestras
magnfcas cudades. Lbraremos una bataa terrbe porque ucharemos
hasta e fna..., e suyo o e nuestro. Pero no emprenderemos soos a
guerra. Contamos con muchos aados: quz antes de que e so acance
su cnt, Daaukka descubrr que os esctas estn psndoe os taones.
E ncuso antes, ta vez sn que un soo hombre de Assur tenga que
empuar su espada, os medas ucharn con un enemgo ms terrbe que
os hombres. Contempad a brante fuego de Assur, seor de os ceos!
A una sea de m brazo, Lushakn y sus hombres cruzaron os
terrapenes y apcaron sus encenddas antorchas a a seca herba y a
cabo de un nstante nos encontramos ante una cortna de fuego amaro y
negro ro|zo que sbaba como una extensa e racunda serpente de
terrbe aspecto.
-Contempad cmo e vento reavva e fuego! -vocfer porque
apenas poda or m propa voz sobre e furoso creptar de as amas-.
Ved cmo avanza haca os enemgos de nuestro dos! Preparad vuestros
corazones... y dsponeos a seguro haca a conqusta y a gora!
N squera e fuego consegua sofocar os rugdos de nuestro e|rcto.
Como un soo hombre, vente m voces a un tempo grtaron: Assur es
rey! Assur es rey! Assur es rey! En aque momento, cuando por fn se
encontraron a s msmos, me habran segudo hasta as propas amas.
E ncendo se fue propagando haca deante, con mayor rapdez de o
que yo haba magnado, umnando a noche con un extrao respandor
que recordaba a uz de da. Era un espectcuo magnfco, no poda de|ar
de preguntarme qu pensara Daaukka cuando o vese egar haca .
-Ahora avancemos entamente, a paso!... Adeante!
Nos precptamos entre os renchos de os cabaos, qu apenas podan
domnar su terror, cruzamos os terrapenes y hoamos e sueo
ennegrecdo, que ya sentmos fro ba|o nuestros pes. Las amaradas
corran a o e|os mpusadas por e nexorabe vento: e msercordoso
Assur no me haba defraudado.
Yo ba montado en un mponente carro de guerra arrastrado por cuatro
corcees protegdos con reucente armadura de cobre. Pese a a capa de
humo que envova a atmsfera, advert que e ceo comenzaba a
acararse anuncando a egada de a aurora.
Oue Tabt cumpa su paabra! -pens-. Oue abata sobre a
retaguarda de Daaukka a fuerza de su cabaera..., aunque so sea
para vengarnos s fracasamos en nuestro ntento!
$"#
Nchoas Gud
E Asro
Cuando apenas haba recorrdo doscentos codos sobre as abrasadas
praderas, descubr a prmera vctma de enemgo, un cadver retorcdo y
ennegrecdo por e fuego, con os o|os abertos, os gobos ocuares
desechos por e caor y os abos retorcdos en grotesca mueca. Sn duda
se trataba de un espa que se habra vsto sorprenddo por a repentna
muraa de fuego y, sn poder darse a a fuga, haba sufrdo un terrbe
fna.
Y segumos encontrando a otros cadveres, gnoro cuntos, cabaos y
hombres, cuyos mortaes aardos habran quedado sofocados por e
creptar de fuego. Nos habra preparado aguna sorpresa Daaukka?
Legaramos aguna vez a sabero?
Habamos atravesado a mtad de vae cuando vovmos a dstngur
ndcos de nuestros enemgos. E fuego se propagaba ya a tontas y a
ocas, parecendo extngurse totamente y reavvndose a contnuacn.
En uno de aqueos nstantes de descans, os medas rrumperon en e
campo de accn. Eran unos dos m o tres m hombres a cabao cuyos
o|os haban sdo vendados para obgaros a cargar contra nosotros, pero
que an estaban semenoquecdos por e pnco. Lanzando grtos que
recordaban os adrdos de os perros enfurecdos ante e oor de a
sangre, arrancaron as vendas de os o|os de sus monturas y se
precptaban haca nosotros en frentco gaope. Los recbmos con una
nube de fechas y, aunque a cuarta parte de aque contngente encontr
a muerte despomndose de sus cabagaduras, sgueron avanzando en
nuevas oeadas. Con e fuego a sus espadas y drgndose a una muerte
certa, acudan haca nosotros pronuncando e nombre de su dos en e
nstante en que se enfrentaban a su trgco destno. Es cto que un
guerrero se enorguezca de sus enemgos y sn duda aqueos hombres
eran magnfcos combatentes, hombres vaerosos a os que consttua un
honor extermnar en e campo de bataa.
Y eso fue o que hcmos. Entre a cega confusn producda por e
fuego, as formacones de cabaera medas se haban dsemnado y
aqueos hombres so podan atacar en en|ambre. Como avspas
enfurecdas, no tenan a oportundad de romper nuestros escuadrones de
cabaera, por o que se mtaban a acosarnos y caer derrbados ante
nuestras fechas y |abanas y ba|o as ruedas de os carros. Luchaban con
espnddo vaor, perdendo a vda en su empeo y sucumban
desprecando a msma muerte.
Cruc e campo de bataa de uno a otro extremo dsemnando a os
|netes medas que trataban de reagruparse para cargar sobre nosotros. La
terra ennegrecda estaba cuberta de cadveres y morbundos que yacan
por doquer como ho|as cadas tras un vendava, y m pesado carro
bndado, que apenas podan evantar ocho hombres hasta a atura de sus
rodas, sataba sobre eos como s fuesen as pedras de camno. A ms
odos egaban os aardos que proferan cuando ms ruedas, resbaadzas
por a sangre, tronchaban con repentno mpacto e pecho de agn
hombre. Una de ms vctmas que tena as pernas destrozadas trat de
vengarse en ms cabaos, acuchando sava|emente sus ventres con a
espada. Me apart con toda rapdez, ae|ndome de su acance, y a pasar
$"$
Nchoas Gud
E Asro
por su ado hund a punta de m |abana en su cueo. E hombre se
despom mortamente herdo.
As fue cmo a cabaera meda uch y perec. Retrasaron un poco
nuestro avance, pero a parecer aquea breve demora bast para
|ustfcar e frenes de su desesperada carncera.
Por entonces e fuego haba acanzado a cumbre de a arga pendente,
hasta os terrapenes que rodeaban e campamento de Daaukka, y,
aunque e vento haba amanado, an fue bastante ntenso para superar
aque nsgnfcante obstcuo. En breve as tendas se ncendaron y
mentras os tmos enemgos que se encontraban en e campo daban
meda vueta para emprender a huda, detuve m carro para dar un
descanso a ms cabaos y observar m entorno. A cabo de unos
momentos e fuego o haba destrudo todo como s a |ams hubese
habdo nade.
Pero dnde se encontraban os medas?
Naturamente! Cmo no me haba dado cuenta antes? Nuestros
enemgos haban escapado tras a cortna de amas y humo y se
agrupaban en a e|ana, fuera de nuestro acance y de fuego. Por eo
haba cargado su cabaera contra nosotros con ta temeraro vaor, para
ganar unos momentos en caso de que cambase e vento.
Y eso era o que estaba sucedendo: nuestra buena suerte no poda
proongarse eternamente. Una vez acanzado e muro de vae y hasta a
msma cumbre, e vento comenz a desaparecer y e fuego parec
quedar atrapado en e campamento de Daaukka, donde se fue
extnguendo entamente. A sera donde nos encontraramos con nuestro
enemgo, entre as cenzas de su bauarte, y a no tardar mucho se ncara
a bataa.
Una hora antes de medoda egamos por fn a as nmedacones de
ncendado campamento de Daaukka y en breve ms hombres formaron
varos equpos y excavaron dstntos sectores de os terrapenes con os
que comaron a zan|a crcundante a fn de permtr e acceso de nuestros
carros a a zona. As fue cmo tomamos posesn de terreno, pese a que
no habamos conqustado nada, n squera a propa terra requemada:
smpemente habamos egado a escenaro donde se desarroara
nuestro enfrentamento, pues mentras e humo ba desaparecendo
advertmos que os medas estaban organzndose para emprender e
contraataque.
As sera cmo medran sus fuerzas os dos grandes e|rctos, n tan
squera separados por medo beru de terra sa y ennegrecda por e
fuego. Combatramos en terreno ano, o que prvara a Daaukka de
aquea venta|a tctca, pero se haba retrado con sus tropas en exceente
formacn y sus fuerzas an seguan sendo numrcamente superores. Y
a a sazn todos, os medas y nosotros por gua, estbamos cansados,
nsensbes a temor y embrutecdos por e hedor de a sangre, o que
sgnfcaba que a prxma bataa se desarroara con a cruedad de os
hombres que ya han perddo toda esperanza y comprenden que deben
hacer pagar cara su vda.
Los medas haban formado sus neas sguendo as pautas de nosotros
aprenddas. Los sodados de nfantera se encontraban en e centro
$"%
Nchoas Gud
E Asro
fanqueados por a cabaera. No tenan carros, nstrumento bco con e
que as nacones montaosas haban egado a famarzarse, pero nuestro
campo de bataa se vea tan mtado que tema no poder utzar
venta|osamente os nuestros: haba egado e momento de entabar a
ucha cuerpo a cuerpo, dura e mpacabe. So fataba un detonador que
dese comenzo a combate.
Renaba un profundo senco, esa terrbe cama que precede a a
tormenta, mentras ambos bandos permanecamos a a expectatva. A ms
odos egaba e rechnar de arns de ms cabaos. Todos, ncuso os
medas, parecan estar aguardando una sea ma para ncar e combate.
Por fn, cuando no pude resstr por ms tempo aquea stuacn,
evant e brazo y grt: Assur es rey!, que a nstante se vo coreado
por vente m voces. Hce restaar m tgo, e carro se precpt haca
adeante y me encontr avanzando haca as neas enemgas.
Advert que m anzas apuntaban haca m pecho, pero no me mport:
a bataa haba comenzado y, mentras chocaba contra o que pareca una
muraa de |netes contraros, me sent tan nmorta como os propos
doses.
No exsten paabras bastante expresvas para descrbr os sucesos que
aconteceron durante a sguente hora, que se sucederon ante ms o|os
veados por una cortna de sangre, mentras me senta domnado por e
fragor de a bataa. M carro choc contra una roca y se romp e e|e de
una rueda. Desenganch uno de os cabaos de tro cortndoe as
cuerdas y apenas haba tendo tempo de montar en sus omos armado
ncamente con m corta espada y una |abana, cuando v venr haca m
a un meda a gaope apuntndome con su anza, dspuesto a ensartarme
como s fuese una manzana. No advert su presenca hasta que se
encontr a unos cuarenta o cncuenta pasos, aproxmndose como una
exhaacn, pero me parec que dspona de un tempo nfnto. Con un
g movmento, retorcndome gua que una serpente, proyect contra
m |abana nstntvamente. E |nete se desz tras os cuartos traseros
de su cabao y cay muerto cas a ms pes con a punta de arma
asomando un pamo de su espada.
Doses! -pens-. Me he savado! Apoy un pe en e pecho de
hombre y desprend a |abana de un trn. De taes cosas es capaz un
hombre cuando est enfebrecdo por a ucha.
Durante aquea |ornada me parec estar protegdo por un tasmn
magroso: nada poda acanzarme. Centenares de espadas, anzas y
fechas se drgan contra m, pero sempre erraban su ob|etvo, se
despomaban antes de tempo o yo era capaz de eudras. A veces me
vea rodeado por ms enemgos a pe y a cabao y, sn embargo,
atravesaba sus fas como s fuese un campo de cebada. No tena medo.
Ou poda temer s a muerte era un dos que nspraba m destra?
Pero por fn me desprend de ta encantamento. De repente me
encontr soo. No dstngua nngn enemgo a m acance, y cuando
escudr en torno v que e campo estaba densamente cuberto de
cadveres y morbundos, tanto medas como de ms propos sodados, que
haban seado esa tregua que subsste entre os cadveres de todas as
$"&
Nchoas Gud
E Asro
nacones. Haba sdo una |ornada sangrenta y an no haba transcurrdo
dos horas desde e medoda.
Habamos acanzado un terrbe punto muerto en e que ambos e|rctos
ncamente podan anquarse entre s, confando cada uno en nfgr e
gope morta antes de recbro en sus propos hombres. La mayora de os
sodados de ms escuadrones de nfantera seguan resstendo, pero os
medas, en mayor nmero y despegando un vaor sorprendente y
temeraro, os acorraaban de modo mpacabe. La cabaera de ambos
bandos haba abandonado toda pretensn de mantener una estratega
cohesva y erraban sobre sus corcees entre muttudes de sodados
tratando de acertar todos os bancos posbes.
Comprend que a stuacn no poda empeorar: os doses crearon a
guerra para castgar a nqudad humana. Pero nmedatamente consder
que debamos superarnos, que debamos...
Pero cmo? Yo ya no era e rab shaqe, sno un sodado ms. E tempo
de organzar compcadas estrategas haba pasado y aqueos hombres
abrazados estrechamente en a ms hedonda carncera so se
separaran cuando uno u otro bando estuvesen demasado cansado para
segur resstendo.
Y antes de que aqueo sucedera...
De pronto percb ago..., un agudo grto de guerra que pareca proceder
de agn ugar gnorado, como os grtos de hacn cuando cae sobre su
presa. Sn embargo, aque sondo me resutaba extraamente famar,
aunque no poda recordar cundo o haba odo anterormente...
Y repentnamente record. Vov a cabeza sabendo o que encontrara:
os |netes esctas que descendan tumutuosamente, de un prxmo
promontoro, en una avaancha de hombres y cabaos: Tabt haba
cumpdo su paabra.
Tambn ms hombres o haban odo, a gua que os medas, y aqueo
parec dar un nuevo sesgo a a bataa. De pronto, como s huberan
recobrado nmos, antes de que se hcese sentr e mpacto de a prmera
carga, os sodados de Assur recuperaron sus bros. E enemgo comenz a
desmoronarse y segudamente, por momentos, a gua que cuando se
psa un madero podrdo, romperon a formacn de sus neas.
Taes hechos sueen sucederse rpdamente. Lo que hasta haca unos
momentos haba sdo una bataa se convrt a punto en un tumuto. Los
esctas, como aves carroeras, anquaron a un enemgo que ya estaba
herdo de muerte. Los vaentes guerreros de Daaukka, aqueos a os que
no obgamos a poner pes en povorosa, se veron psoteados ba|o nuestra
sava|e y vctorosa acometda y a contnuacn sobrevno una terrbe
carncera.
Y todo aqueo prosgu hasta que a cemente oscurdad nos obg a
detenernos. Mentras se proong a uz de da, os medas sufreron
mutacn y extermno. Los que haban cado herdos, perddo sus
cabaos o se encontraban atrapados tras a rpda corrente de nuestro
avance, pereceron como ove|as en e ta|o de carncero, mentras que os
vencedores se desqutaban recogendo manos y cabezas en cadad de
trofeos. En una ocasn recuerdo que aguen arranc a pe de a mano
$"'
Nchoas Gud
E Asro
de un hombre evndose ncuso as uas ro|as de sangre que cuando se
secara sn duda consttura a funda de un carca|.
Ms sodados se cansaron pronto de practcar este deporte. Levaban
uchando desde varas horas antes de amanecer y se haban sacado de
tanto extermno, por o que nuestros ofcaes no tardaron en restturos
a orden. Pero os esctas acababan de ncorporarse a a ucha, estaban
sedentos de sangre y sentan como s es hubesen escatmado su parte
de ucha, por o que se comportaban como brbaros, dspuestos a sacar e
mayor provecho de cuanto quedase. No dependan de m y me hubese
sdo mposbe conteneros.
Aunque o deseaba reamente? Lo gnoro. A prncpo n squera me
cruz por a magnacn a necesdad de tomar aguna medda. Estaba
aturddo por e agotamento y durante varos mnutos permanec nmv,
contempando a carncera que se desarroaba ante ms o|os con a
mpavdez de un anma estuto. Sn embargo, en cuanto os medas
ncaron a huda, ms ofcaes acuderon a reunrse conmgo en e campo
de bataa, aguardando rdenes. Comprend que haba egado e
momento de vover a a readad.
-Lushakn! -am, repentnamente aarmado-. Lushakn, coge os
hombres que necestes y ve en busca de Daaukka! S sgue en e campo,
da con . Tremeo con vda s te es posbe (nos sera de muy poca
utdad s e hubese degoado agn banddo escta), pero tremeo vvo
o muerto.
-Nade s no t e ha vsto con vda, rab shaqe -repuso sensatamente
-. Cmo podramos dstngur entre s a esos sangunaros medas?
-Entonces coged prsoneros y entre eos seguramente encontrars a
aguno dspuesto a vender a su seor a cambo de su vda. Apresuraos!
Mentras Lushakn montaba en su cabao, dsponndose a cumpr ms
rdenes, me esforc por ordenar ms pensamentos. En aqueos
momentos ya hubese tendo que haber tomado nstntvamente agunas
dsposcones... Cues eran? En m mente pareca ncapaz de
confgurarse otra magen que a de cuerpo destrozado y ensangrentado
de Daaukka.
No poda escaprseme de aque modo; no poda permtro despus de
todo cuanto haba suceddo.
Debes refexonar -me d|e a m msmo-. Hoy te ha corresponddo a
vctora. Interpreta tu pape de vencedor.
-Concede una hora a os hombres -orden-, y uego deseo que
concuya todo esto. Y enva patruas en busca de a cabaera meda que
ha ogrado escapar. No os entremets con eos, mtaos a comprobar e
nmero de sus efectvos.
-Y qu hacemos con os esctas, rab shaqe?
-S, qu hacemos con os esctas, rab shaqe?
Ante m se encontraba Tabt ncnndose sobre su cabagadura y
sonrndome conmseratvo. Su aspecto era tan fresco como s acabara de
evantarse.
-Los de|aremos a cudado de adrn de su |efe -repuse-. Cmo
ests, hermano? Hubsemos poddo concur a |ornada sn tu ayuda, pero
ta vez os hombres crean que es habs servdo de ago.
$"(
Nchoas Gud
E Asro
E |efe sacan ech atrs a cabeza y r como un chaca. De pronto,
como s hubese recordado ago, obg a dar meda vueta a su cabao e
nspeccon su entorno.
-No han escapado muchos sodados de nfantera -observ-. La
cabaera ha sdo ms afortunada, ago amentabe porque os cabaos
medas son magnfcos. Sn embargo, os adrones deben tomar e botn
que encuentran, hermano.
Vov a rerse. Tabt era bastante ntegente y comprenda que no
tena motvos para sentrse nsatsfecho con os ogros de a |ornada.
-Pero no puedo entretenerme -prosgu trando de sus rendas-. Ms
hombres exgen que os acompae en su deporte.
-Tabt...
-Ou sucede, hermano? -se nteres, observndome
nqustvamente.
-S encontrases vvo a shah Daaukka...
-Lo matar. Es eso o que deseas, hermano?
-Lo necesto vvo: es totamente mprescndbe.
-Comprendo: deseas mataro con tus propas manos -respond
exhbendo os bancos dentes en dvertda sonrsa-. S se nterpone en
m camno te o reservar. Ads, hermano!
Y march como un chquo deseoso de cazar cone|os. Envd su
despreocupada vsn de a vda.
E senco que sgu se vo nterrumpdo por as angustosas voces y os
grtos de os morbundos. Los autntcos horrores sempre surgen a fna
de as bataas y ta vez sea me|or as, porque gracas a eo os hombres
ovdan que a guerra es ago sero y no a acometeran
despreocupadamente. Sodados con as tncas empapadas en sangre se
sentaban sobre os cadveres de sus enemgos y apagaban su sed
bebendo agua de as botas que es entregaban mu|eres que an
gnoraban s sus h|os y esposos haban muerto. Ms hombres ya haban
comenzado a dsputar por e botn y, en breve, s nade os vgaba,
acabaran por cortarse os gaznates entre s. Ta es sempre a gorosa
concusn de a guerra.
-Estoy cansado de todo esto -manfest sn drgrme a nade en
partcuar-. Preparadme un cabao para regresar a campamento y
cudad de que ms rdenes sean e|ecutadas.
Cas haba oscurecdo cuando vova a encontrarme en m tenda. Una
vez superado e oor a carncera aguardaba a que me srveran a cena y
confaba poder entregarme a nmagnabe u|o de un ben merecdo
descanso. Mas eo no ba a ser posbe.
Un reducdo grupo de hombres me aguardaba entre e ms absouto
senco y, a sus pes, tenddo, se encontraba un cuerpo envueto en una
manta.
Por fn, con e aturdmento propo de quenes han vsto ms de o que
pueden resstr, comprend que en aque envotoro se ocutaba otro
cadver... S haban sdo tantas as vctmas, por qu ba a mportarme
una ms?
Y de pronto sent que se me formaba un nudo en a boca de estmago.
Me arrod |unto a aque cuerpo y descubr su rostro: ante m aparec
$")
Nchoas Gud
E Asro
Tabshar Sn que me observaba con o|os desorbtados y veados que an
acusaban e morta mpacto.
Haba estado en muchas bataas, pero creo que hasta aque momento
|ams egu a odar de ta modo a ms enemgos.
Hay ocasones en que parece mposbe embragarse. Lo ntent, pero
me resut nt. Cada trago que tomaba ntensfcaba m door de ta
modo que m mente, a gua que un no que |ugase con una daga,
pareca herrse en cada uno de sus torpes movmentos.
De modo que mentras me encontraba sentado |unto a una fogata
frente a m tenda con e cadver de Tabshar Sn a ms pes, envueto y
dspuesto para ser enterrado, me senta terrbemente abatdo. Le haba
acanzado una anza ba|o e brazo, cuya asta se quebr cuando a punta e
atraves e centro de pecho. Dcen que herdas tan profundas no causan
door, que os hombres mueren en cuanto senten e mpacto de gope
que os fumna: confaba que aqueo hubese sdo certo.
Haba encontrado su simtu como cuaquer sodado y haba pasado
nadvertdo hasta que aguen record que aqu era e ancano que haba
dado a prncpe Tgath Assur sus prmeras eccones en e arte de a
guerra y que e rab shaqe e amaba como s fuese su segundo padre. Y
reamente, aunque no pudese orare, e quera. Ou era o que me
mpeda verter grmas sobre e cuerpo de Tabshar Sn? Por qu m
pesar no encontraba ms sada que aque oscuro odo?
E vno me saba amargo. La vda era amarga y a muerte tan so a
tma de as cruees buras de dos. Por a maana enterraramos a m
ve|o rab kisir y me prometa a m msmo que muchos prsoneros medas
apacaran su esprtu vertendo a sangre de su corazn sobre a tumba
de m amgo. Pagaran con su vda, aunque a cupa fuese ms ma que de
eos, porque deba habero de|ado en Amat para que vvese en paz hasta
que encontrase a muerte en su echo. Sn embargo, aqueo ya no
mportaba: os medas o pagaran caro. Buscara una hacha y yo msmo
cortara sus cabezas, obgndoos a arrodarse sobre e montcuo que
coronase su tumba y de ese modo redmran m cupa. La fata de
descanso, a tensn de a ucha, e door y os remordmentos me
convertan en un ser crue.
Ouz estuvese ebro. Acaso fuese me|or suponer que deba estaro. De
otro modo resuta dfc expcar o que suced cuando condu|eron a
Daaukka ante m presenca.
Aque proceso se haba estado desarroando durante a tarde y por a
noche. Lushakn y sus espas haban estado nspecconando a todos os
hombres de certa mportanca que se encontraban entre os
supervventes medas, aqueos que haban tendo a fortuna de haber sdo
hechos prsoneros, o os que smpemente fueron descubertos en agn
ugar de campo de bataa an vvos para que vaese a pena capturaros.
Ta vez fuesen vente o trenta os que atados de pes y manos
aguardaban de rodas ante m tenda a que e conqustador decdese su
destno. Sn duda a mayora esperaban a muerte, pero an no haba
$#*
Nchoas Gud
E Asro
decddo qu ba a hacer con eos. Ante m comparec un nuevo hombre;
e estuve observando unos nstantes para confrmar que no se trataba de
Daaukka y uego e obgu a retrarse, sumndome de nuevo en ms
sombras refexones.
Pero por fn aparec ante ms o|os: estaba vvo y en m poder. Me
evant y me vov haca Lushakn, que me observaba sonrente.
-S, rab shaqe -d|o-. Cre que se trataba de . Estos escavos
trataran de venderte tantos Daaukka como semas hay en un campo de
cebada, pero en esta ocasn su paabra me nspr ms confanza.
Nuestro hroe se encontraba en a retaguarda enfrentndose a una
muttud de esos brbones esctas con a requemada estaca de una tenda
de campaa. Te aseguro que no parec agradares demasado que es
prvsemos de su dversn. Tu amgo e seor Tabt te o puede confrmar
porque ncuso tuvmos que mutar a uno de eos para obgaros a
recuperar sus buenos modaes.
-Lvate a os dems y d|anos -orden.
-No pretenders quedarte soo con , rab shaqe -sugr fruncendo
e entrece|o-; es un hombre pegroso...
-Es bastante nofensvo -repqu, esforzndome por no mostrarme
mpacente-. No tenes por qu preocuparte por m, Lushakn. An puedo
defenderme de un hombre desarmado que tene as manos atadas a a
espada.
Me obedec a regaadentes y a cabo de unos momentos e shahye-
shah se encontraba sentado en un eo a otro ado de fuego,
observndome con sus negros o|os de expresn cansada.
-S me das tu paabra de no voar m hosptadad, te de|ar as manos
bres -e d|e.
Daaukka consder un momento m propuesta y uego asnt.
Desenfund m daga de cnturn y cort as cuerdas que e su|etaban
as manos. Luego en una copa de vno y a depost |unto a sus pes.
Daaukka a cog y apur su contendo de un soo trago. Vov a enrsea
y a vac de nuevo, por o que acab de|ando a |arra a su ado.
Probabemente no habra bebdo un sorbo de agua desde a maana. Vov
a sentarme.
-Ou parte de tu e|rcto sgue en pe? -e pregunt-. Acaso un
terco?
-Dudo que sean tantos..., y os me|ores han muerto.
N su rostro n su voz mpersona refe|aban a menor emocn. A |uzgar
por su expresn podamos estar dscutendo e destno de seres extraos.
Vov a tener a mpresn, ya recbda en nuestros anterores encuentros,
de que me haaba ante un hombre notabe.
-Sabes o que suceder segudamente? -prosegu-. Por a maana
recbr muestras de sumsn de os nobes medas que han sobrevvdo,
que se precptarn tratando de ser os prmeros en arro|arse a ms pes, y
as trbus se ncuparn entre s de haber ncado esta guerra... Y todos te
acusarn a t. Has perddo a partda, Daaukka, y a nacn que soaste
crear con estos cabrerzos habr muerto.
-Por ahora, as es. Pero, a fna, tendrs que marcharte de aqu, seor,
y os hombres vovern a for|ar sus sueos.
$#!
Nchoas Gud
E Asro
Se ev una vez ms a copa de vno a os abos y beb entamente,
como aque que se haa en paz consgo msmo. Lo que haba dcho era
certo.
-No deseo qutarte a vda -e hce saber, sntndome ncmodo,
como s en certo modo hubese sdo yo quen hubese perddo a partda
-. Te perdonar s rndes sumsn a rey de Nnve. Sera me|or que
aceptases as consecuencas de esta derrota y que, como has dcho,
aguardases tempos me|ores.
-Me|ores para qun, seor Tgath Assur? -repuso, sonrndome
como s e dvrtera m nfant sencez.
-Me|ores para tu puebo, que espero no vueva a evantar cabeza
durante m vda..., e cua, s te negas, se encontrar con un shah
escogdo por m.
-Ests seguro? S, desde uego. S, quz sera me|or para eos.
-Te sometes entonces?
-Esta noche no me someter, m seor. -Depost de nuevo a copa a
sus pes y se cubr e rostro con as manos como s ntentara despe|ar su
agotamento-. S deseas recbr m respuesta tendrs que aguardar hasta
maana, pero no antes. M vda est en tu poder y puedes tomara cuando
desees, pero de nngn modo empear m paabra smpemente porque
me encuentre cansado y desmorazado.
-Entonces aguardaremos hasta maana. Guardas!
Lushakn acud correndo ante nosotros empuando a espada, como s
esperase encontrar a Daaukka apretndome e cueo y no sentado a otro
ado de fuego, mentras regatebamos como conductores de caravanas.
Me parec que se senta defraudado.
-Busca un ugar donde e shah-ye-shah pueda descansar esta noche -
e d|e-. Y procura que se senta cmodo.
-S, seor, se har como t deseas, rab shaqe: tengo preparada una
cadena de cobre para su|etare por e cueo.
Daaukka se ech a rer: aque hombre no pareca temer a nade.
-Destnae un guardn s vas a estar ms tranquo -respond-. Pero
acompae a m presenca maana cuando enve a por .
Dormra Daaukka aquea noche? A |uzgar por a personadad que ba
desveando ante m no me hubera sorprenddo enterarme de que as
haba sdo. Por m parte no pude cerrar os o|os. Permanec |unto a a
hoguera de campamento mantenndome en vea |unto a cadver de
Tabshar Sn sn ms compaa que una copa de vno hasta que nos
aumbr a uz de da.
Ouz estaba muy bebdo y os vapores etcos me nubaron e cerebro
hasta hacerme comprender que haba atrapado a Daaukka, a quen me
propona dar muerte con ms propas manos y sacrfcaro como una
prmera ofrenda a esprtu de m dfunto amgo s no se someta a poder
de Assur. Y e e|ecutara en presenca de todos sus nobes que an
seguan con vda, para que puderan enterarse de castgo que mereca un
acto de desafo. Humara a shah ante sus o|os o e entregara a a
muerte en presenca de todos. Durante aquea noche me conso
pensando en eo. Sn embargo, a veces nos consderamos sumamente
ntegentes y, en readad, somos unos necos.
$#"
Nchoas Gud
E Asro
Cuando eg e amanecer orden que cavaran a tumba de Tabshar Sn
a otro ado de os terrapenes de nuestro campamento, en e terreno que
, yo y muchos ms habamos conqustado con nuestras espadas para
mayor gora de Assur y de nuestro rey. Depost su cuerpo en a profunda
zan|a y con ms propas manos e cubr de terra. Dentro de un ao,
cuando hubese vueto a crecer a herba, nade conocera e ugar donde
reposaban sus restos. En aquea |ornada de uto, Tabshar Sn sera e
prmero que descansara en su tumba.
En a ennegrecda anura reac os tmos rtos que un hombre puede
ofrecer a un ve|o amgo y fueron muchos os que presencaron taes
hechos. Los sodados de e|rcto de norte montaron guarda en senco,
sabendo que tambn eos se veran obgados a reazar a msma tarea
por sus camaradas que haban encontrado a muerte en e campo de
bataa.
En cuanto a os medas, a a sazn nuestros prsoneros y un da antes
nuestros enemgos, presencaban asmsmo aque espectcuo sn duda
preguntndose s estaban a punto de sumrse en a profunda oscurdad de
a muerte. Tabt se encontraba detrs de m, sonrendo evemente como
s cacuase a mportanca de os despo|os. Daaukka nos acompaaba
tambn, pero haca tempo que yo haba renuncado a tratar de averguar
qu pensamentos cruzaban su mente.
Me evant y me mp as manos de terra. Haca dos das que no
dorma, a cabeza me doa y tena un sabor amargo en a boca, pero
aquas no eran ms que as heces de a |arra de vno, n ms n menos o
que yo mereca. Sn embargo, m esprtu comenzaba a serenarse y en
certo modo me haba abandonado a ra y comprenda muy caramente o
que deba hacerse.
-S os medas as o desean -grt para que todos puderan orme-, a
ucha que Assur ha emprenddo contra eos puede acabar en este msmo
nstante. Os nvto a que os arrods y |urs sumsn a rey m padre, e
seor Sennaquerb, que rena en Nnve y Kaah en nombre de Assur,
seor de as Cuatro Partes de Mundo y dueo de este ugar y de todo e
mundo.
Los nobes medas, os notabes aros, se arrodaron como un soo
hombre y |uraron... |uraron todos, menos uno. Porque e seor Daaukka,
e shah-ye-shah, e nco cuya paabra tena vaor para m, segua ergudo
sn prestar acatamento.
-No deseas |urar, m seor? -e nterrogu, sorprendndome a
comprobar que no me senta contrarado. Me pregunt por qu me
aegraba de que no se sometera. Ta vez fuese porque era un gran
hombre, de os que |ams se human...; s, quz fuese sa a razn.
-No -repuso movendo negatvamente a cabeza y cruzando os
brazos en e pecho-. Los dems pueden hacero, pero yo no. Porque he
|urado que s es precso morr como shah de os aros y arro|ar a ms
enemgos de este pas o perecer en ta ntento.
-En una ocasn me d|ste que un da nos enfrentaramos y que
entonces veramos qun era e favorto de Ahura. No puedes aceptar e
|uco de tu dos ?
$##
Nchoas Gud
E Asro
En e nstante en que haba pronuncado aqueas paabras comprend
que haba cometdo un gran error.
Daaukka tambn o comprend. Sonr evemente.
-No, m seor..., porque t ests vvo y tambn yo. E peto entre
ambos sgue en pe y so podr zan|arse entre nosotros, sn que mede
nade ms. En estos momentos m vda se haa en tus manos, s ta es tu
vountad, pero s me matas no habrs demostrado nada. Debemos
enfrentarnos uno a otro y en nco combate hasta a muerte.
Percb e estremecmento genera de todos cuantos haban sdo
testgos de aque reto. Tabt se adeant y me as de brazo.
-No debes hacer ta cosa -susurr, tenso-. Mtae ahora msmo... o
o har yo por t!
-Nade ms que yo puede matare -respond. Me haba resgnado
porque saba que no era Daaukka quen me haba tenddo aquea trampa
sno yo msmo-. Tene razn. Pde que nos enfrentemos en combate,
mdendo nuestras fuerzas o, s o prefers, su maga contra a ma. S me
nego y e mato como a un perro, entonces nunca morr sno que segur
renando eternamente en estas montaas. No me queda otra eeccn.
Tabt me sot comprendendo que tena razn.
-Pero voy a mponer una condcn -d|e en voz ata para que todos
puderan orme-. Los doses decdrn qun debe sobrevvr, mas a
guerra debe concur. S soy yo e vencedor, os parsua mantendrn a
paabra que en esta fecha han dado a m padre. S muero, e seor
Daaukka debe prometerme que durante toda su vda no ser voada a
frontera exstente entre nuestros respectvos pases.
-Acepto -repuso. Por qu no ba a acceder? Ou poda perder con
eo?-. Y debo pedr otro favor a seor Tgath Assur: deseo dsponer de
tres das antes de que nos reunamos para zan|ar esta cuestn. No penso
cometer tracn aguna, so deseo ver a m h|o una vez ms.
-As sea.
De modo que todo qued arregado: dentro de tres das ceebraramos
un dueo morta.
$#$
Nchoas Gud
E Asro
###!
Haba abrgado a esperanza de que una vez que Daaukka cayese en
ms manos podra convencere para que pdese a paz. No era muy
razonabe esperar seme|ante cosa, puesto que cuaquera aceptara unas
condcones decentes a cambo de su vda, pero una vez esta esperanza
haba resutado nt un comandante ms ntegente que yo hubese
ordenado que e shah-ye-shah encontrase a muerte dscretamente,
mantenendo as a fccn de que haba sucumbdo en combate. Los
medas o habran preferdo porque huberan poddo atrbure a prdda
de a guerra y en aos sucesvos se hubese convertdo en un hroe, un
mrtr cuyo recuerdo utzaran como smboo para convocar a as masas
cuando se snteran con bastantes fuerzas para vover a desafarnos y, por
o menos durante agunos aos, aquea stuacn sera venta|osa para m,
puesto que en m cadad de conqustador me habra convertdo en e
heredero de consderabe prestgo bco de Daaukka. Esto habra
representado un pobre consueo en susttucn de subordnado, humde y
desacredtado hombre de pa|a en que e hubese convertdo en vda -me
pregunto cmo pude magnar que Daaukka permtra ser utzado para
ta fn-, pero habra servdo de ago. Lo certo es que deba habere
cortado a cabeza cuando an e tena en m poder.
En ugar de eo comet e mayor error de m vda factando a m ms
mpacabe enemgo a oportundad de desafarme pbcamente,
enfrentamento a que no pude negarme: una vez formuado e reto me
era mposbe ordenar su e|ecucn a resgo de aparecer como un cobarde
ante e ms mportante de todos os pbcos: sus desmorazados y
derrotados segudores.
Se tratara de un enfrentamento ndvdua en e que opondra m sedu
protector a a renovada maga de su nombre y donde m rva nada tena
que perder. E shah-ye-shah me haba metdo en un cae|n sn sada
porque percba con merdana cardad ago que yo por un momento
haba egado a ovdar nexpcabemente: que aquea guerra no
concura con una bataa y una vctora y que a tctca e mportanca de
os e|rctos mportaran menos en tmo trmno que as eyendas que
rodean a os ndvduos.
Y yo haba dado a Daaukka a oportundad de crear una eyenda que su
puebo atesorara hasta e fna de os tempos.
Pero an fataban tres das para que tuvera ugar nuestro encuentro
defntvo. Prest un cabao a Daaukka con e que march haca agn
ugar de as conas sn preocuparme adonde se drga porque estaba
convencdo de que regresara. No me hara e enorme favor de hur
porque era un hombre a que no e asustaba a muerte.
Y yo no poda decr o msmo. Un dueo, en e que debe morr un
hombre para que vva otro, es ms terrbe que cuaquer bataa porque
$#%
Nchoas Gud
E Asro
en sta e pegro es menos persona. Nnguno de tus enemgos tratar
ncamente de matarte a t, y es raro e da en que muere a mtad de os
hombres que estn combatendo. Y no me avergenza confesar que tema
a Daaukka por su vaenta, fortaeza y astuca y porque desde su |uventud
se haba entregado a una exstenca de guerrero. Para no temere habra
sdo precso no tener o|os que veran n cerebro que pensase, y yo no era
tan nsensbe como un madero, por o que me senta eno de temor.
Pero a fn y a cabo aqua era una preocupacn que yo me haba
buscado y que deba sufrr a soas. E e|rcto consderaba a cuestn
como s se tratase de una mportante competcn deportva y, segn me
d|eron, se cruzaban mportantes apuestas.
Durante ms tres das de graca me reun con ms ofcaes y eaboramos
panes para nuestra retrada. Nos proponamos estabecer una guarncn
en un ugar amado Zakrut, no demasado e|os de nuestras propas
fronteras, donde de|aramos tres m hombres, y os dems regresaramos
a Amat y a as guarncones de Zamua y Namr. Todo eo se hara tanto s
trunfaba Daaukka como yo, porque a fortuna de a guerra no depende
de a vda de un soo hombre.
La noche preva a regreso de Daaukka e seor Tabt, que se daba a s
msmo e ttuo de hermano mo, acud a m tenda con os crneos
humanos que e servan de copas y con una bota de safid atesh ba|o e
brazo.
-Los medas se embragan con haoma para cobrar fuerzas, pero esto es
me|or -d|o enando una de as copas y tendndomea mentras a
sostena por as cuencas de os o|os-. Toma y bebe. S que no te agrada
su sabor, pero necestas ago y e vno te aturdr os sentdos para
maana. Bebe!
-Tan evdente es entonces e medo que sento?
-No. Lo dsmuas como e me|or, pero no necesto que me expquen
qu sensacn es esa que hea as entraas. Oun no ha tendo medo
aguna vez?
-Ouz Daaukka. -Tom un trago de safid atesh y no pude reprmr
una mueca: no era fc acostumbrarse a aque sabor-. Supongo que ta
vez Daaukka no sentr medo.
-En ta caso no es un hombre de carne y hueso y, de ser as, puedes
matare vandote de cuaquer medo sn que se empae tu honor,
porque estars brando a mundo de un demono. Dme: has combatdo
aguna vez de ese modo?
-No.
No me parec prudente menconar e ncdente sufrdo con Asarhadn
y en readad ambos casos no tenan nada en comn.
-Entonces debes saber que Daaukka espera enfrentarse contgo a
cabao, armado tan so con una anza y una espada corta. Ta es e modo
en que uchan as trbus de estos ugares, os cmeros, os esctas y esos
perros medas... Nade comprendera que rechazases seme|ante forma de
ucha y todos te creeran un cobarde s o hceses. Te he vsto montar a
cabao y te desenvueves bastante ben para haber nacdo entre os
muros de una cudad, pero, comparado con os hombres de esas trbus, no
eres muy experto.
$#&
Nchoas Gud
E Asro
-Gracas. Sn duda eres m amgo, puesto que te referes a m en
trmnos tan amabes.
-No debes sentrte ofenddo porque no dgo nada que gnores y o
hago por tu propo ben. Daaukka es un magnfco |nete. Mentras est a
omos de un cabao, te haars en desventa|a. Recurdao.
Por entonces yo ya haba bebdo mucho porque deseaba
tranquzarme, pero comprenda perfectamente que Tabt me estaba
dcendo a verdad.
-Los medas tenen en gran consderacn a os cabaos: recurdao
tambn... Daaukka cudar mucho de no herr tu montura, porque
provocar a muerte de esos anmaes sera un sacrego por e que debera
rendr cuentas a su dos. Sn embargo, t no te haas su|eto a ta
prohbcn.
-Ou me sugeres?
-Mata su cabao en cuanto te sea posbe. Obgae a uchar en e
sueo, donde por o menos te encontrars en guadad de condcones. S
fueses vencdo, consoara tu esprtu que fuese yo quen dese muerte a
Daaukka?
-No.
-De todos modos o hara para quedarme tranquo. Te consdero m
hermano, y s aguen te qutase a vda se convertra nmedatamente en
m enemgo. S, creo que de todos modos e matara para tranquzar m
concenca. Pero en consderacn a su decado sentdo de a propedad o
hara hbmente sguendo a costumbre de os Scoot, e nvtara a cenar
y e dara un veneno ento para que nade pudese saber que haba
muerto a ms manos.
-No debes hacer eso, Tabt, hermano mo. No es un fna dgno de ta
hombre.
-Entonces, s tanto te preocupa, debes matare t msmo, seor Tgath
Assur -repuso Tabt, sonrendo con a astuca de un pegroso anma-.
Ahora tengo que partr..., pero recuerda o que te he dcho: debes dar
muerte a su cabao.
Y part de|ndome a bota de safid atesh.
Aquea noche a pas sentado, a a uz de una mpara de acete para
ae|ar os esprtus y tan so beb o sufcente para aturdr ms temores y
evtar sumrme en ms pensamentos. Nade se acerc a m tenda durante
todas aqueas horas, aunque gnoro s sera porque haban recbdo
rdenes en ta sentdo o porque ms hombres consderaban que me
persegua a maa suerte y rehuan m compaa. En cuaquer caso, me
sent satsfecho de que as fuese porque prefera estar soo.
Por fn eg a maana y con ea Daaukka acompaado de un reducdo
grupo de sus partdaros, unos trescentos hombres armados, que pderon
autorzacn para presencar e dueo a fn de comprobar por s msmos
que s su shah-ye-shah sucumba haba sdo en honrada d, sn sufrr
tracn aguna, aunque no fueron sas sus paabras, puesto que no
pretenda mostrarse descorts, pero creo que deseaba asegurarse a s
msmo de que, en e caso de que resutase vencedor, dspondra de agn
medo que e permtese abandonar con vda e campamento. No tuve
nada que ob|etar porque aqueas precaucones eran muy razonabes.
$#'
Nchoas Gud
E Asro
Tambn e acompaaba su h|o Khshathrta. E muchacho cabagaba
|unto a su padre y, pese a su |uventud, me observaba aberta y
varonmente con sus grandes y graves o|os negros, mentras Daaukka y
yo f|bamos os tmos detaes.
Acordamos que ucharamos en una angosta pance exstente entre os
terrapenes de m campamento y que se stuara en a parte norte y yo
en a sur, para que nnguno de nosotros contase con a venta|a de tener e
so a sus espadas. Daaukka ra armado con una anza de unos cnco
codos de ongtud y yo evara m |abana. Adems, ambos nos
protegeramos con un pequeo escudo redondo y un espadn no mayor de
un codo.
Daaukka no montaba e cabao que yo e haba factado, sno e
espnddo sementa negro que yo ya conoca de otras ocasones, por o
que egu a a concusn de que, por as razones que fuese, no o haba
utzado durante a bataa. En cuanto a m, ba a omos de Espectro, e
cua, parecendo ntur que aquea maana sera testgo de un
enfrentamento morta, renchaba y escarbaba a terra con sus cascos
como s e consumera a ra.
Aunque deban haberse congregado unos cuarenta m hombres entre
medas, esctas y sodados de Assur para presencar e encuentro, e nco
sondo que se percba era e sbdo de vento sobre nuestras cabezas.
Nade hababa, rea n carraspeaba squera. No pude menos que pensar
que pareca como s yo ya hubese muerto.
Avanc hasta e punto de partda a omos de m cabao. Daaukka me
aguardaba en e otro extremo de campo y, cuando me detuve frente a ,
evant su anza a modo de saudo. Le respond azando m |abana para
hacere comprender que ya estaba preparado.
Uno de sus hombres acud a centro de campo exhbendo un
estandarte banco que de| caer en e sueo, sea convenda para dar
comenzo a ucha, y segudamente acud a reunrse con sus camaradas:
aqua era una cuestn que ncamente deba drmrse entre e shah-ye-
shah y yo.
Permanecmos nmves unos nstantes, en os que cas cre
nmagnabe que aqueo fuese a suceder y, de pronto, Daaukka espoe
a su cabao, que emprend un corto gaope. Segu su e|empo
sometndome a a vountad de os doses:, era mposbe retroceder.
Ou hara m adversaro segudamente? Cmo se desarroara a
ucha a omos de un corce? Es ndudabe que, en taes crcunstancas, un
proyect tene escasas probabdades de acertar en e banco. Yo me
haba e|erctado en dversas tcncas bcas, pero desconoca seme|antes
habdades. Tendra que aguardar a ver cmo se desarroaban os
acontecmentos.
No hubo que esperar mucho tempo. Daaukka fue ganando
rpdamente veocdad y se acerc a m. Por fn, cuando apenas nos
separaban cncuenta pasos, hzo descender a punta de su anza
apuntando contra m pecho.
No tena tempo para apartarme de su trayectora n contaba con otra
defensa que e escudo que evaba en e brazo zquerdo. E arma atraves
as dstntas capas de pe curtda como s fuese e te|do ms sut. A cabo
$#(
Nchoas Gud
E Asro
de un segundo, cuando Daaukka pasaba vertgnosamente por m ado, e
escudo cay rodando por os sueos como e aro de un tone y a sangre
man de m hombro, aunque magrosamente segu mantenndome a
omos de m montura. Me enderec traba|osamente y me vov mentras
sonaban en ms odos as rsas de os medas.
Daaukka no tena prsa. Gaop e|os de m y uego redu|o su marcha
hasta grar en redondo. Actuaba con cama y deberacn, perfectamente
conscente de que haba sdo e prmero en derramar a sangre de
contraro y que dsfrutaba de venta|a sobre m. Apoy a mano en su
cadera y me observ con certo despreco.
Aqueo me enfurec... y fue muy convenente para m porque
necestaba agn estmuo que me hcese reacconar.
La herda de hombro me escoca muchsmo, pero no pareca que e
brazo fuese a envararse. Comprend que no me causara a muerte s
antes no a recba de manos de m enemgo y tambn decd que no e
dara ta oportundad.
Haba egado m ocasn de arremeter contra . Band m |abana, y
cuando e tuve a m acance a anc contra Daaukka, desvando
rpdamente a Espectro, haca a derecha para evtar a anza de meda.
Pero fa e tro y e arma vo nofensvamente por encma de su hombro
y se cav en e sueo. Pas correndo por su ado y me ncn para
recogera.
Pero m adversaro no pensaba darme a oportundad de recuperara.
Cuando ya tena a |abana en a mano o a ms espadas e sondo de os
cascos de su cabao y consegu savar a vda arro|ndome a sueo. En
cuanto Daaukka comprob que e haba esquvado, obg a detenerse a
su corce y e hzo grar en redondo sn apenas darme a tempo a montar
de nuevo en Espectro e ntentar retrarme.
Los medas voveron a rerse, esta vez ms rudosamente. E senco de
ms sodados evdencaba de modo harto eocuente cuan avergonzados se
sentan de m.
A caerme se haba agrandado m herda de a que manaba abundante
sangre sobre m brazo suco de povo. No tena tempo para vendara
porque Daaukka ya estaba tomando poscones y se dspona a vover a a
carga. Intent evantar a mano zquerda sobre e hombro y sent un
ramaazo de door como s aguen estuvera echndome arena en a carne
vva.
Espectro rench rudosamente y se evant sobre sus remos
traseros..., por o menos no pareca dspuesto a hacer concesn
aguna.
D un ampo rodeo tratando de estabecer certa dstanca entre
Daaukka y yo y segudamente, cuando consder que dspona de certo
espaco para manobrar en e momento en que tuvera que repetrse e
encuentro, permt a Espectro que se adeantara.
Nuevamente e tuve a tro. Vov a arro|are e arma, que una vez ms
err su ob|etvo, acaso sorprendendo a negro sementa porque Daaukka
tambn haba faado e banco proyectando demasado tarde su anza
para poder acanzarme.
$#)
Nchoas Gud
E Asro
Sn embargo ya no ramos ncamente os hombres quenes
guerrebamos sno tambn os cabaos. Los dos enorme brutos se
embsteron de frente y todos camos por e sueo, hombres y bestas. Me
puse en pe rpdamente y desenvan a espada, esforzndome por
escudrar entre as nubes de povo para averguar qu haba suceddo.
Por fn ogr dstngur a Daaukka, que tambn empuaba su acero. Los
cabaos, encabrtados, se nterponan entre nosotros, gopendose
mutuamente con sus cascos como s hubesen asumdo por su cuenta a
ucha de sus amos. Era un espectcuo sava|e y durante unos momentos
ambos adversaros nos mtamos a observaros, nmovzados por e
terror.
Aqueo no poda contnuar. Corr en busca de m |abana y consegu
recuperara antes de que Daaukka me acanzase. A verme nuevamente
armado ech a correr tras os cabaos. Era evdente que no pensaba
arro|arme su anza n deseaba nterponerse en m camno.
Sb amando a Espectro, que acud remooneando con e pecho
ensangrentado por as herdas que e haba nfgdo su rva.
En esta ocasn tena tempo de vover a montar en porque Daaukka
an no haba acanzado su negro sementa, pero aguard un nstante
pensando que en aque momento me sera fc emnar a su montura. Un
cabao no es como un hombre y no pensa en escaburse, me bastaba
con evantar a |abana y anzara.
Mata su cabao -me haba dcho Tabt-, y obgae a uchar en e
sueo, donde por o menos os encontrars en guadad de condcones.
Era un exceente conse|o, pero con qu uchara entonces? So
contara con m espada y Daaukka dspondra de dos armas, anza y
espada. Acaso sera eo preferbe?
Vov a montar a omos de Espectro preguntndome s no habra
cometdo un error.
De nuevo nos encontrbamos frente a frente. Aguard a que Daaukka
cargase contra m, preguntndome qu esperanzas caba abrgar de
esquvare en aquea ocasn, pero me parec que vacaba. Por qu?
Ou pensamentos cruzaran por su mente? N squera poda
magnaros.
De pronto comprend qu suceda. Su corce avanzaba cabroeando con
a mpacenca caracterstcas de tan magnfcos brutos, pero sus
movmentos eran torpes. En su pecho aparecan varas herdas de as que
manaba abundante sangre, por o que comprend que Espectro, ms
afortunado que su amo, haba consegudo por o menos de|ar maparado a
su enemgo.
Daaukka, a darse cuenta de que su montura estaba herda y acaso
comenzando a sentr receos, pareca ndecso y trataba de ganar tempo
para que e corce recuperase e aento sn apartar un nstante a mrada
de a punta de m |abana.
Mas no tena por qu preocuparse porque no ba a anzara
debdamente. Aunque pareca haber me|orado, an no haba adqurdo a
destreza necesara para acertar con ea a omos de un cabao. Y aunque
acanzase m ob|etvo despus de dos o tres ntentos, sera ncamente
por pura casuadad, o que me pareca una contngenca muy aventurada
$$*
Nchoas Gud
E Asro
en que basar a propa supervvenca: sn duda que Daaukka acabara
conmgo en a prxma acometda o en a sguente.
Sn embargo qu otra opcn me quedaba? Apearme de m montura
sgnfcaba arresgarme a recbr e prmer mpacto. Haba acanzado e
corazn de muchos |netes con m |abana, pero sempre en e transcurso
de una bataa en a que mtpes armas apuntaban a un msmo ob|etvo.
Daaukka no tena a otro enemgo ms que a m, por o que no me perda
de vsta n un nstante. Poda esquvarme, mudar rpdamente de
dreccn y eudrme hbmente y, por tmo, nctarme a asestare e
mpacto defntvo y, cuando o hubese hecho y no me quedase ms arma
que m espadn, me obgara a desmontar, humndome en e povo para
acabar conmgo a su comoddad. No, no me decda a abandonar m
cabao.
M enemgo ya estaba dspuesto: o comprenda por a rgdez de sus
hombros y por e modo en que deszaba su mano por e asta de a anza.
Se dspona a atacarme y no me quedaba otra opcn que aguardar su
embestda, tratando a m vez de acertare a su paso.
D renda sueta a Espectro, que estaba ms mpacente que yo, e
ntent adaptarme a rtmo de su gaope entre e confuso sondo y e
traqueteo que producan sus cascos sobre a terra. Tena que smutanear
m ataque, escoger e momento oportuno en aqueos nstantes en que
parecamos voar |untos por os ares.
Daaukka se precpt por a anura como una fuerza cega e
ncontroabe de a naturaeza, apuntndome con su anza a tempo que
yo proyectaba m |abana haca con exceente puntera, cayendo sobre
m enemgo como una ave de presa. Pero Daaukka prevo oportunamente
m ataque y se cubr con e escudo y a |abana choc contra e borde,
desgarrndoo con su broncnea punta.
Haba errado de nuevo, pues e proyect rebot por os sueos y se
desz como una serpente.
Me haba demorado en exceso y no pude escapar: a anza de Daaukka
me acert en e costado. Sent un dooroso desgarrn y a quemadura
producda por a herda. Me retorc, e asta se romp y ca en e sueo
entre angustosos espasmos con una enorme henddura en e ventre y a
punta cavada ba|o as costas.
Me ha matado -pens. Por un nstante cre que no ograra
evantarme. Las pernas no me obedecan y senta cmo a sangre se
deszaba entre ms dedos mentras me esforzaba por recuperarme-. Soy
hombre muerto, aunque abandone e campo sn dgnarse squera
mrarme.
Sacando fuerzas de faqueza ogr arrodarme prmero y a
contnuacn ponerme dfcutosamente en pe. No quera morr como un
escavo. Dnde se encontrara m |abana?
La descubr a unos vente pasos a m zquerda, dstanca que me
parec tan remota como s hubese aterrzado en otro pas. Cmo cubrr
squera a mtad de aque trayecto antes de quedar desangrado o de que
Daaukka me psoteara como a una rana en e camno?
E meda do meda vueta y se detuvo. Por un nstante se mt a
observarme, ta vez esperando que me despomase mortamente. Ambos
$$!
Nchoas Gud
E Asro
sabamos que haba trunfado, que yo ba a morr y me sobrevvra.
Aunque desde e ugar donde me encontraba no poda vere e rostro,
comprenda perfectamente cues eran sus sentmentos.
Y Espectro? Ou haba sdo de ? E anma corr un trecho a medo
gaope, a parecer desconcertado y rench rudosamente. Le am, pero
no me hzo caso: ncuso comprenda que yo estaba acabado.
Daaukka desenvan su espada, cuya ho|a reampague ba|o e so, y
a hzo ondear sobre su cabeza porque deseaba hacerme saber que me
esperaba.
No esperara pasvamente a recbr e gope de graca: era h|o de un rey
y no quera que m padre, m dos n os sodados que me haban segudo
hasta aque ugar se avergonzaran de m consntendo en verme segado
como una haz de cebada. Aqueos vente pasos apenas mportaban s
seaaban e paso a una muerte vr y honorabe.
Senta como s ms entraas estuveran enas de ascuas encenddas y
as rodas me tembaban, pero an poda moverme. Avanc un paso,
uego otro y otro ms. Daaukka aguardaba a parecer dvertdo ante
aquea stuacn.
Y de pronto hzo restaar su espada en e cuarto trasero de poderoso
corce y hombre y anma emprenderon a carrera, prmero a trote y
ganando cada vez ms veocdad en dreccn haca m: haba egado e
momento.
Avanc un paso y uego otro: no tena nnguna oportundad, ya estaba
prctcamente muerto. Ou mportaba?
De repente m cabao parec recobrar su vtadad y avanz a gaope
haca nosotros, batendo enrgcamente e sueo con sus cascos y
evantando una densa povareda: para no haba concudo a bataa, no
se dara tan pronto por vencdo.
No sabra cmo descrbr e sondo que profr: |ams haba odo ago
seme|ante. Era un grudo que recordaba a un gran feno. Y con aque
grto de guerra hzo retembar e sueo ba|o sus remos abaanzndose
contra e negro sementa.
Espectro e acanz y do un poderoso sato que e mpus sobre e
omo de anma, gopendoe con sus cascos. Ergua e cueo y exhba
sus grandes dentes como s se propusera despedazar a su enemgo. De
nuevo ambos brutos cayeron por e sueo y Daaukka rod con eos por e
campo.
No poda perder aquea oportundad. Morra, pero no soo. Recorr o
ms rpdamente posbe a dstanca que nos separaba con pasos
espasmdcos y doorosos y recog m |abana: con e arma en a mano
vova a sentrme un hombre.
Pero gnoraba s podra arro|ara. Tena atenazada por e door a parte
zquerda de m cuerpo y senta como s fuese a despomarme de un
momento a otro. Deba ntentaro aunque fuese o tmo que hcese.
Daaukka se pona entamente en pe. Estaba sorprenddo y se dra que
me haba ovdado por competo. Pase su mrada en torno como s
tratase de recordar qu haba suceddo y uego se vov a mrarme.
Aqua era a tma oportundad que tendra. Esforzndome por ovdar
ms doores, tom mpuso y anc a |abana. Daaukka a vo egar, mas
$$"
Nchoas Gud
E Asro
no parec comprender o que suceda y ambos segumos a trayectora
de arma por os ares.
M enemgo cay como fumnado por e rayo, sn poder esquvar e
proyect que e derrb con terrbe fuerza. E arma e atraves e pecho
ba|o e ompato, hundndose en su cuerpo hasta meda asta. Daaukka
no eg a formuar nngn sondo, pero, aunque hubese tendo os o|os
cerrados, habra poddo advnar e nstante en que se produ|o por e
enorme camor que profreron os medas.
M enemgo se despom extraamente, se e dobaron as rodas y
qued encogdo en e sueo sn tan squera tambaearse.
Consderando que ya tena todo e tempo de mundo me drg
entamente haca porque no me era posbe avanzar de otro modo y
desenvan a espada.
Pero era nnecesaro. E meda yaca en e sueo a parecer ncapaz de
moverse. Me arrod |unto a .
A menos de vente pasos os cabaos evantaban nubes de povo en e
are coceando y renchando sava|emente sn reparar en nosotros. S no
acuda aguen a separaros se mataran entre s.
Daaukka comenzaba a refe|ar una nmovdad morta. Estaba tenddo
de costado y e quedaba poco tempo de vda. Me mr y trat de decr
ago, mas no ogr proferr nngn sondo. Se humedec os abos y o
ntent de nuevo:
-Crees que...? -Cerr os o|os. Por un momento pens que haba
muerto, pero vov a abrros-. Crees que ahora concur todo esto?
Comenzaba a percbr e rumor de psadas de a muttud que se
aproxmaba deseosa de presencar os tmos nstantes de vda de un
hombre: aqueo era e fn de toda ntmdad. A cabo de un nstante, vvos
o muertos, perteneceramos a nuestros vdos compatrotas.
-|ams acabar -repuse.
Sonr y se qued absoutamente nmv: haba exhaado su tmo
suspro.
De resto de aque da, e sguente y muchos otros que sgueron,
conservo escasos recuerdos porque estuve debatndome entre a vda y
a muerte. E p|aro de negras aas revoote sobre m esprtu.
-Por os sesenta grandes doses! Ou herda! A travs de ea se
dstngue e hgado!
Recuerdo haber odo aqueas paabras mentras me trasadaban a
campamento en una manta. Y nada ms. La morta expresn de rostro
de Daaukka, agunas frases..., y e resto, ncuso e door, se perde en e
ovdo.
De modo que todo cuanto conozco acerca de aque perodo en que m
vda era tan frg como una tearaa movndose a mpusos de vento,
so me consta o que me d|eron: os rumores que crcuaban por e
campamento cuando me conducan a m tenda, as aradas protestas de
ms sodados exgendo venganza contra os medas, e terrbe vento que
uuaba de modo demenca y que sop toda a noche de|ando
$$#
Nchoas Gud
E Asro
absoutamente mpo e sueo donde Daaukka y yo habamos vertdo a
sangre de contraro, o que fue consderado como un presago nefasto
para ambos bandos... De todo aqueo no me enter porque era como s
me encontrase totamente ausente.
A fn de reprmr cuaquer posbe ntervencn meda en tan terrbes
momentos -por que qun poda vatcnar de qu seran capaces
aqueos seres derrotados, hunddos en a desesperacn s ntuan que
renaba a confusn entre sus enemgos?-, os ofcaes que haban
quedado a mando de m e|rcto decderon tomar como rehn a |oven
Khshathrta. Era una precaucn razonabe porque, tras a muerte de
Daaukka, su heredero era e nco agutnante de poder que exsta entre
as trbus de os Zagros. Saban perfectamente que sn de|aban de ser
una nacn, por o que permanecan sentados resgnadamente
aguardando, mentras e h|o de su seor descansaba |unto a as hogueras
de enemgo.
Aunque ms sodados trataban amabemente a muchacho, porque os
hombres de Assur senten gran caro por os |venes, deb de ser una
prueba espantosa para . Despus de todo no era ms que un no y
estaba rodeado por aqueos a quenes e haban enseado a consderar
como monstruos de cruedad. Y, por aaddura, gnoraba qu destno e
esperaba s yo egaba a morr, acontecmento que deba parecere tan
seguro e nmnente como a prxma puesta de so. Y, a pesar de todo, se
comportaba con a tranqua dgndad de un hombre, de un descendente
de reyes. Su padre se habra sentdo orguoso porque su esprtu revva
en .
En una ocasn en que por agunos nstantes desaparec a bruma de
m cerebro, abr os o|os y encontr a no sentado en e sueo |unto a m
echo, apoyada a cabeza en as manos como s evase mucho tempo
veando. Me resut sorprendente encontrar a e h|o de enemgo a que
yo haba dado muerte, pero aque hecho snguar no me preocup:
smpemente cre estar soando. Anterormente haba tendo otras
muchas fantasas onrcas an ms extraas en m aterado y catatnco
estado, por o que a presenca de un nofensvo muchacho sentado |unto
a m echo no me parec mportante. S se trataba de un sueo, quz
fuese un mensa|ero de os doses que me reveara s por fn haba
encontrado m simtu, asunto por e que dada m debtada stuacn
ncamente senta certa curosdad. De modo que me tom con bastante
tranqudad su presenca.
-Vvrs vas a morr, seor Tgath Assur? -me pregunt en voz
ba|a como s fuese un asunto prvado que so nos concernese a ambos.
-No o s -repuse-. Hace mucho tempo que se est decdendo?
Levant tres dedos.
-Estos das, seor. Cundo o sabrs?
-No antes que t, muchacho.
Cerr os o|os y vov a sumrme en aque sueo hpntco que pareca
envoverme en as aguas de un mar nsondabe.
Ms tarde, aunque nunca he egado a sospechar squera cunto
tempo transcurr, vov a despertarme y consegu ngerr unos sorbos de
cerveza, pero e no no se encontraba conmgo.
$$$
Nchoas Gud
E Asro
Aqueo fue todo cuanto pude recordar hasta que por fn, despus de
que ms sueos me devoveron a a readad tras un argo y dfcutoso
camno por un pas pobado de monstruos, a dosa Ereshkga tuvo a ben
de|arme en bertad.
-Ah, por fn pareces vover a a vda! -excam Tabt.
Estaba en cucas como una avandera a a cabecera de m |ergn.
Tuve que grar os o|os para vere y aque esfuerzo me produ|o un ntenso
door en as cuencas. En a herda de costado pareca abergar un ndo de
escorpones y me senta baado en sudor.
-Dame ago para beber -murmur torpemente-. Ago...
Sn darme tempo a acabar ms paabras, me acercaron una copa a os
abos. En esta ocasn no era cerveza, sno vno mezcado con agua. Nada
pudo parecerme me|or tras haber ngerdo unos sorbos. Su fradad crcu
por ms venas como s hasta aque momento hubesen estado vacas.
-Ou es esto?...
Intent descubrr por qu me doa de ta forma e costado. Haba
ovdado todo o suceddo con Daaukka y su anza hasta que e ntenso
pnchazo de a herda aberta me o record. S..., entonces o record
todo.
-Te hzo un agu|ero tan grande que por huberan poddo sar tus
ntestnos y pasaros por a devanadera, hermano. Ahora ya te han cosdo,
pero fue una tarea muy dfc y perdste demasada sangre. La herda se
nfect y has estado muchos das febr y derante, mas ya has superado
e trance.
-Cunto tempo ha transcurrdo?
-Daaukka eva dez das amentando a os cuervos. Hasta esta
maana pensamos que podran ceebrar otro banquete contgo: estuvste
a punto de acompaare en e va|e.
-Y m cabao?... Cmo est Espectro?
-Ago matrecho, pero sgue con vda -repuso Tabt, rendo
suavemente-. Sabes que do muerte a sementa negro? Lo derrb y e
coce as costas como s fuesen as paredes de un ganero. Tu cabao
es un magnfco anma. S decdes vendero, espero que me o ofrezcas
antes que a nade.
-|ams o vender: me ha savado a vda!
-Lo s..., y tu sedu. Creo que tardars mucho en morrte, hermano.
Se ncn un poco ms como s se dspusese a confarme un secreto.
-Desde hace agunos das os hechceros medas han estado
vatcnando que te recuperaras. Dcen que Daaukka fue un nsensato por
enfrentarse a un ser nmorta y nade os contradce. Es ago maravoso.
No nsst porque comprend que sus paabras haban hecho mea en
m. En ugar de eo vov a darme a probar e vno en e que
probabemente haba mezcado ago ms con e agua porque en breve
vov a quedarme dormdo, en esta ocasn con un autntco sueo que se
proong durante tres o cuatro horas, y cuando despert sent que haban
crecdo ms fuerzas.
Vova a parecerme que nuevamente y por agn desgno gnorado os
doses haban decddo savarme a vda.
$$%
Nchoas Gud
E Asro
Durante os das que sgueron no tuve otras vstas que Tabt,
Khshathrta y, en una o dos ocasones Lushakn, que tena a su cargo e
mando de e|rcto de norte, pero que no me moestaba con sus
probemas. An debera transcurrr un mes antes de que me recordaran
que yo era un rab shaqe, pero prmero tuve que acordarme de que estaba
vvo.
A fna de aque mes recb a vsta de a tma persona que haba
esperado encontrar en aqueos para|es medas. Porque una maana
mentras tomaba una cucharada de gachas de avena, e nco amento
que consderaban toerabe para ms ntestnos, o que fuera de m tenda
aguen hababa con e guardn pdndoe que e autorzase a entrada.
De pronto o grtar y |urar ferozmente a aque ndvduo y advert que se
expresaba en grego. Se oy un force|eo y horrbes |uramentos y e fadn
de m tenda se abr bruscamente y aparec ante ms o|os, a uz de so
y m ve|o amgo y servdor Kefaos.
-Loados sean os doses de occdente, os seores de a autntca
maga por haberte conservado a vda, seor! -excam tras arrodarse
|unto a m echo con grandes dfcutades porque estaba ms grueso que
nunca, mentras me besaba e brazo y oraba como una mu|er.
Tena a barba y e rostro enos de povo y oa a sudor de muchas
|ornadas. Sn embargo, su presenca me caus una extraordnara aegra.
-Hace cnco das, en una adea cmera prxma a Heshr, me d|eron
que an seguas con vda, pero me resst a creer que fuese certo. En
cuanto eg e mensa|ero a Amat, augusto seor, cog m botqun y me
puse en marcha. Oue Apoo, dos sanador, sea sempre oado por haberte
savado a vda!
Y no pudo segur habando porque e domnaba a emocn y e anto
sofoc sus paabras. Tambn yo me ech a orar conmovdo ante taes
muestras de amor y eatad. |untos derramamos coposas grmas en una
escena ena de dramatsmo y que nos confort muchsmo a ambos.
Una hora despus, ms tranquzados y ante unas copas de vno, m
escavo me descrb os premnares de su va|e.
-Aunque te cueste creero, as notcas de tu vctora en a bataa y a
derrota y muerte de rey meda fueron ocasn de gran aegra en toda a
cudad de Amat. Agunos soaban con a gora, otros con e fn de a
guerra y os pegros y a exencn de os mpuestos de a campaa. Y as
rameras y taberneros con e botn de os sodados, pasando cas
nadvertdo que t, augusto seor, habas sufrdo astmosas herdas y que
ncuso en agunos sectores ya se haba dfunddo a notca de tu muerte,
tan nconstantes son os afectos humanos.
Acud a rab abru, Marduk Pashr, ese h|o de encargado de un burde
(obraste de modo muy nsensato de|ndoe a mando de a guarncn,
seor, porque ese perverso hombreco te oda y conspra con tu hermano
e marsarru a tus espadas), y con toda a humdad caracterstca de un
escavo e ped que me concedese una escota para va|ar hasta aqu, y,
aunque te cueste creero, me fue rechazada! No puedo prescndr de ms
hombres (me d|o con gran descortesa). En as actuaes crcunstancas
dspongo de escasos efectvos y me es mposbe prvarme de dez n
squera de cnco sodados expertos para que recorran os Zagros
$$&
Nchoas Gud
E Asro
satsfacendo os caprchos de un gordnfn escavo |ono. Le respond
que era e mdco de rab shaqe, que estaba gravemente herdo y en
pegro de muerte y que deba concederme una escota para que pudese
acudr en su auxo. Tengo entenddo que en estos momentos ya ha
muerto. Cunto crees que tardars en egar a su campamento? Ouz
vente das s no te cortan a cabeza por e camno. Puedes ahorrarte as
moestas, mdco. Antes de que consgas encontrar su tenda, estar
srvendo de pasto a os cuervos.
Kefaos se rgu, aspr profundamente, enndose os pumones de
are y se cubr a barba como s temese que aguen trase de ea.
-Advnas qu e respond, seor? -nqur fnamente.
-No tengo a menor dea... Tendrs que decrmeo.
Entorn un nstante os o|os como s temese que me estuvera burando
de y, tras decdr que fuese como fuese no e mportaba, extend a
mano con e ademn propo de un rey admnstrando |ustca.
-Y s no murese? -e pregunt-. O s murese dentro de un mes
por haber carecdo de os cudados necesaros? Me permto recordarte
Marduk Pashr que e seor Asarhadn an no rena en e pas de Assur y
que e soberano Sennaquerb ama a su h|o y no se mostrar parco
castgando a todo aque sospechoso de haber coadyuvado a su muerte.
Partr a os Zagros a despertar e aba, aunque no me factes escota y,
s no regreso, en Nnve tendrn notcas de a conversacn que hemos
sostendo. Y a da sguente encontr a escota aguardndome en a
puerta.
No me cost nada dar crdto a sus paabras porque Marduk Pashr, que
me constaba era partdaro de m hermano Asarhadn, razn por a cua
no haba querdo evrmeo con m e|rcto, no era persona que se
atrevera a arrostrar a cera rea.
Sn embargo, as aventuras que segudamente me descrb Kefaos
estaban demasado pagadas de embustes para poder admtras como
certas. Se empe en convencerme de que durante todo e trayecto
haba sdo acosado constantemente por banddos y sateadores, vndose
obgado a enfrentarse a voentas escaramuzas con os restos de as
fuerzas de Daaukka y me descrb toda case de absurdos que pudo
magnar. Y en cada hstora, que superaba en fantasa a a anteror, haca
gaa de su vaor y astuca a gua que un sodado veterano mostrara as
herdas recbdas en bataa. Cuando un mes ms tarde nterrogu a uno
de os sodados que e haban acompaado, me confrm que no haba
surgdo nngn ncdente y que e va|e haba transcurrdo sn probemas,
ta como haba magnado desde e prmer momento, cuando e escuchaba
tenddo en m |ergn.
Lo mportante era que Kefaos haba vendo a m ado, que haba
emprenddo un argo va|e sometndose a toda case de ncomoddades y
moestas y a a amenaza de pegros mortaes, y que todo eo o haba
hecho por m. De modo que escuch sus mentras sn rerme, ya que m
escavo, aunque pcaro en otros aspectos, era un autntco amgo.
Y hasta creo posbe que me savara a vda porque an no me haba
brado de certos accesos febres que me trat con gran xto, de
$$'
Nchoas Gud
E Asro
modo que |ams vov a recaer en aqueos deros que con tanta
nsstenca me acosaron durante os prmeros das en que sufr m herda.
Adems, era consoador tenere cerca. Me tra|o notcas de m madre y
de os chsmes que crcuaban por Nnve, y yo pude expresarme
bremente con porque conoca todos ms secretos.
Fue Kefaos quen decd que yo no estaba en condcones de regresar
a Amat aque verano, convencndome de que pasara e nverno en a
guarncn de Zakrut. As que, a medados de Tsr, porque en aqueas
montaas as neves caen tempranamente, me tenderon en un carro
eno de pa|a y me condu|eron hasta a. Fue un va|e de dez o qunce
era, pero tardaremos tres das en reazaro. Y cuando por fn egamos y
dorm por vez prmera desde haca cuatro meses entre unos muros de
adobe, me senta a borde de a muerte.
Khshathrta permanec con nosotros en cadad de rehn durante todo
e fna de aque otoo y e nverno, y entre y yo se estabec una
extraa ntmdad. Le agradaba acudr a m habtacn y pasaba agunas
horas sentado |unto a m echo charando conmgo. No pareca guardarme
nngn rencor por a muerte de su padre y, aparte eso, magno que entre
sus aprehensores ncamente yo, que como proceda de a smente de
un rey y por consguente estbamos destnados a grandes empresas,
comprenda reamente su poscn. E muchacho abrgaba grandes
esperanzas haca su futuro y no mentra s d|ese que se comportaba
como un hombre, pero despus de todo no era ms que un chquo. No
haca fata ser un advno para comprender que e h|o y heredero de
Daaukka era un ser sotaro.
Hababa mucho de su padre, haca e que profesaba gran admracn y
con entusasmo nfant me descrba as costumbres y regn de os
medas, que consderaba a ms vrtuosa de as razas. Y, en su nocenca,
me hzo muchas reveacones sobre os proyectos que Daaukka abrgaba
para su nueva nacn, os aros, predectos de Ahura, que estaban
destnados a barrer a su paso a todos os puebos de mundo. Por
Khshathrta comprend que aque hombre pegroso haba conceddo
agunos aos de graca a pas de Assur.
-M padre me hab mucho de t a vspera de su muerte -me expc
-. Me cont que s no era vountad de Ahura savare a vda, eo so
sgnfcara que, aunque e seor Tgath fuese un nfe, se encontraba
ba|o a proteccn de dos, ese simtu de que haban os sodados.
Tambn me d|o que deba separarme en paz contgo y no conducr m
nacn contra tu rey mentras te encontrases a su destra, a o que prest
|uramento. De todos modos no crea que esto fuese un gran obstcuo
porque estaba convencdo de que durante e renado de tu hermano
caeras en desgraca.
-Entonces, |oven amgo, quz seas ms tembe que tu propo padre -
repuse sonrente en tono de chanza porque se expresaba con gran
seredad para ser un no-. Ouz deberas morr para mpedr que ms
adeante puedas per|udcar a pas de Assur.
$$(
Nchoas Gud
E Asro
-No..., eso no sera prudente -d|o, negando con a cabeza como s ya
hubese medtado arga y profundamente sobre todas as posbes
contngencas-. Tengo otros hermanos con os que mantengo azos de
afecto y, s muero, sn duda me suceder uno de eos que no estar
comprometdo por nngn |uramento.
-Entonces ser me|or que acepte o que se me ofrece. Pero puedes
asegurarme que est en tu poder consodar a paz entre as trbus?
-Oh, s, porque ahora yo soy e shah! An transcurrrn agunos aos
antes de que pueda hacer vaer m vountad, pero todava ha de pasar
mucho tempo hasta que os aros vuevan a estar dspuestos a emprender
a guerra.
Pese a su nexperenca, e muchacho era muy sensato. Ya haba
asmado ese entendmento de hombres y poder para e que no exste
defncn en nuestra engua, pero que os gregos aman potca.
Khshathrta y yo nos hcmos grandes amgos. Cuando por fn estuve en
condcones de abandonar e echo y de pasear un poco vandome de un
bastn pasamos mucho tempo |untos exporando os arededores de
Zakrut, ugar demasado apartado que |ams haba magnado poder
vstar. Le cobr gran afecto y envd a Daaukka por tener un h|o como
, confando no verme nunca obgado a ordenar su muerte, porque me
hubese afgdo extraordnaramente tener que tomar ta decsn.
Poco a poco transcurr a poca de m convaecenca y en breve estuve
en condcones de atender m correspondenca durante agunas horas y
ocuparme de ms asuntos. E da que asum penamente e mando de a
guarncn he y acus terrbemente e fro, que parec nftrarse en ms
herdas -desde entonces no ha pasado un nverno sn que aquea
antgua ccatrz no me moestase-, pero estaba curado y recobraba as
fuerzas por momentos. Por e tempo en que comenz a chspear a neve
sobre as rocas ya poda montar a cabao e ncuso sar de caza.
Pero cuando apenas comenzaba a sentarme a a puerta de m casa con
una manta en as rodas, ya se empezaron a recbr deegacones, ncuso
de as trbus que no haban ntervendo en a bataa, que acudan a
Zakrut para ofrecerme su sumsn. Amontonaban tesoros en e sueo y
se arrodaban respetuosamente ante m porque, por e smpe hecho de
haber sobrevvdo a a anza de Daaukka, pareca haber acanzado un
estatus smar a de un dos, quz de un esprtu magno, a que era
convenente apacar con ofrendas y rndndoe petesa. Y en cuanto me
de|aban acudan drectamente a ver a Khshathrta y e brndaban su
adhesn - msmo me o haba confesado y adems e tena sometdo a
vganca-, pero no poda censuraros que hcesen seme|ante cosa. Yo
estaba a frente de e|rcto de Assur en os montes Zagros y tena
potestad absouta de vda o muerte, pero e no era su shah y en
haban depostado su verdadero afecto.
Con a egada de a prmavera y a medda que se aproxmaba e
momento de regresar a Amat, acud una deegacn de os parsua a
recoger a Khshathrta. Ceebr un banquete a que assteron aqueos
|efes montaeses, a parecer bastante ncmodos, sn saber cmo
comportarse en presenca de su conqustador y de seor a quen haban
$$)
Nchoas Gud
E Asro
|urado fdedad, y a a maana sguente de que resut ser su dcmo
anversaro, e shah-ye-shah y yo nos separamos como amgos.
A cabo de pocos das orden a a guarncn de Zakrut que se
preparase para emprender e retorno; ya habamos permanecdo bastante
tempo en aqueas terras de este.
Fue un va|e sn ncdentes, pero ento. Savo en tempos de guerra, un
e|rcto de tres m hombres se despaza despacosamente y yo an no
estaba totamente recuperado para poder resstr tantas horas a cabao.
Kefaos se amentaba amargamente de que no estaba preparado para
va|ar como un conductor de caravanas y por fn acab con taes agas en
e nteror de os musos que tuve que ordenar que e habtasen un carro.
Tardamos cas un mes en egar a Amat.
En m escrtoro me aguardaban muchas tabas de barro procedentes
de Nnve. La prmera a a que d ectura era de soberano Sennaquerb.
Me complace comunicarte que la seora Asharhamat ha dado a luz otro
hijo y que esta ocasin ha merecido el favor del 5eor de la Decisin. De
modo que tu hermano el seor Pollino tiene por fin un heredero, aunque
no parece demasiado satisfecho. nicamente aadir que la seora
Asharhamat me ha hecho depositario de sus confidencias, por lo que he
ordenado que se d al nio el nombre de Assurbanipal.
As pues, haba nacdo e h|o de que me haba habado Asharhamat, m
h|o, y e rey o saba.
Assurbanpa sgnfca Assur ha dado un h|o a su heredero. No me
sorprenda que Asarhadn estuvese descontento.
Pero yo me senta muy satsfecho: m h|o, e h|o de Asharhamat y mo,
sera un da e rey de mundo.
$%*
Nchoas Gud
E Asro
###!!
Aque verano y e otoo sguentes transcurreron pcdamente, y s no
feces por o menos fueron satsfactoros. Cada da me entregaba a ms
ocupacones, pero a hstora ntma de m vda segua sendo una pgna
en banco. M madre regres a Amat, donde vov a ocupar su ugar de
seora de paaco de shaknu, y ea, Kefaos y ms amgos de a
guarncn consttuyeron prctcamente ms ncas reacones. De vez en
cuando acuda agn vstante, pero aqueas nterrupcones eran breves y
o prefera as. No regres a Nnve. Espordcamente nos egaban
rumores de aguna que otra ntrga, pero a ta dstanca y con a
ofuscacn de m mente, me resut fc gnoraras. Cumpa con ms
obgacones y dsfrutaba de ms pequeos paceres y e mundo, por su
parte, prescnda ampamente de m.
Aquea stuacn dara un gro brusco y termnante e prmer da de
mes de Sebat con a egada de un emsaro envado por e comandante
de a guarncn de Nnve.
Leg a tma hora de a noche y, segn me nformaron a a maana
sguente, su cabao cay muerto de agotamento en cuanto traspas as
puertas de a fortaeza. E ofca de guarda me ndc que su mensa|e no
poda esperar. Me despert asustada una doncea y orden que hcesen
comparecer a m vstante en a cmara de audencas de paaco.
Era un rab kisir, un hombre |oven, sn duda h|o de aguna fama
mportante que haba consegudo ntroducre en e quradu como prmer
paso para segur una dstnguda carrera. Era ben parecdo, estaba
dotado de personadad y de eegantes modaes e ndudabemente |ams
haba presencado una autntca bataa. Sn embargo, eo posbemente
no era cupa suya.
-Prncpe, debo comuncarte a soas m mensa|e -ndc, anzando una
sospechosa mrada a os ofcaes que se haaban presentes.
Ya e haban regstrado y recogdo su espada, por o que yo no corra
nngn pegro de sufrr un ntento de asesnato, de modo que desped a
ms ofcaes, advrtndoos que permaneceran a acance de m voz.
Me pregunt por qu me habra dado e cafcatvo de prncpe. E
hombre haba quebrantado a etqueta mtar a no drgrse a m
desgnndome por m cargo.
En cuanto nos quedamos soos apoy una roda en terra como s se
encontrase en presenca de rey.
-E soberano Sennaquerb ha muerto -anunc sn evantar os o|os
de sueo.
- Cundo ?
-Hace dez das.
-Por qu has tardado tanto? Un buen |nete puede hacer ese trayecto
en cnco das desde Nnve.
$%!
Nchoas Gud
E Asro
-Ha habdo dsturbos en a cudad y e comandante de a guarncn
consder ms convenente...
-Aguardar a que se acarase prmero a stuacn? Comprendo.
Entonces e rey ha muerto y a stuacn es confusa. -Me esforc por
mantenerme nexpresvo. Mas cues eran reamente ms sentmentos?
Estaba mpresonado. Pero qu ms senta? Lo gnoraba-. No pudo
preverse con tempo? Sufr m padre agn accdente?
Antes de que evantase a cabeza comprend a respuesta, a pude eer
en su rostro.
-Seor...
-Haba!
-E rey fue asesnado.
Se haba puesto en pe. Estuvmos argo rato en senco ante a
espantosa evdenca de que aguen -a menos por e momento una
persona sn rostro n nombre- se hubese atrevdo a evantar su mano
contra e escogdo de Assur. E propo hecho, absoutamente
ncomprensbe, no de|aba ugar para nada ms. No expermentaba door,
temor n ra. Aqueas emocones eran demasado mezqunas para que
pudesen domnarme: me senta como s a terra se hubese aberto ba|o
ms pes.
-Cmo suced? -pregunt fnamente, sorprendndome ante e
sondo de m propa voz-. Dnde? Cmo fue?
-Estaba entregado a cuto en a casa de Shamash. Aguen, un
desconocdo, as uno de os doos de madera de os doses menores y o
utz para gopeare mortamente.
Pens que haba suceddo como en ms sueos. Aqu era e futuro que
me haba sdo reveado en a sagrada montaa de Assur y que entonces
no haba comprenddo: m padre apastado por a mano de dos.
-Un acto mpo... -fueron as ncas paabras que ogr artcuar.
Oun sentra tan poco temor de os ceos para hacer seme|ante cosa?
-. Un hecho perverso e mpo... Oun puede haber sdo capaz? Haba,
rpdo!
As a mensa|ero por e cueo de su tnca y e sacud como un perro a
un ratn.
-Oun! Madto seas! Haba!
-Seor prncpe, no o s! Yo... no estoy seguro...
S, era evdente que o saba. Le sot y de| que se apacara a ra que
me nvada.
-Oun? -repet con ms serendad.
-Se dce que han sdo tus reaes hermanos Arad Mak y
Nabusharusur...
S, naturamente. Ou dota haba sdo a no sospecharo! Oun s no
Arad, demasado estpdo para comprender a enormdad de su crmen, y
e ntegente e ntrgante Nabusharusur, que no tema a doses n a
hombres!? Naturamente, aqueos dos... So caba sorprenderse que
huberan tardado tanto tempo en actuar.
-Y se han producdo dsturbos?
-S, prncpe. La cudad se ha subevado. -Mova enrgcamente a
cabeza como s deseara dar mayor nfass a sus propas paabras-. E
$%"
Nchoas Gud
E Asro
comandante de a guarncn te ruega que e des a conocer tus
ntencones.
-Ms ntencones?
Ou quera decr aque hombre? Me encontraba a cas trenta beru de
dstanca y en pena naturaeza. Hubera tardado una semana en egar a
Nnve con un e|rcto. Ou mportanca podan tener ms ntencones?
Pero ta vez me estuvera comportando con torpeza, por o menos eso
era o que refe|aba a mrada de rab kisir.
-Prncpe, quz.... -Se nterrump y aspr profundamente como s
estuvera preparndose para someterse a |uco-. Lo certo es que Arad
Mak amenaza con procamarse rey. Ta vez ya o haya hecho en estos
momentos..., y s os rebedes se ponen a sus rdenes... Prncpe, crees
que aguen desea ver a Arad Mak en e trono de Assur?
Cues eran reamente ms ntencones? Mentras e rab kisir
aguardaba respuesta a esta pregunta consder por vez prmera a
mportanca que deba concederse en aqueos momentos a ms
ntencones.
Porque, naturamente, e comandante de a guarncn no smpatzaba
con e marsarru - por qu no se me haba ocurrdo hasta entonces que
Asarhadn ya deba ser rey?- y me estaba pdendo que me
autoprocamase. Segn haba odo hasta entonces se supona que a
guarncn se mantendra neutra sn apoyar a nsurreccn n reprmra
hasta que recberan ms notcas.
Por eso haba envado a aque |oven tan eegante, demasado astuto
para decarar abertamente a stuacn, pero que no obstante aguardaba
a que e nformase de s yo estaba dspuesto a aceptar e apoyo de
e|rcto y decararme rey.
Me estaban nvtando a acaudar a revueta contra Asarhadn.
Y, desde uego, e rab kisir segua esperando una respuesta.
-Puedes decr a comandante de a guarncn -comenc, ponderando
cada paabra como s de eas dependeran muchas vdas, o que en mayor
o menor medda era certo-, puedes decre que me propongo escrbr
una carta de psame a seor marsarru, perdn a rey, en a que e
brndar toda a eatad y obedenca que en |ustca debe esperar de un
sbdto y un membro de su propa fama.
-Entonces no pensas...?
-No, no o har -repuse f|ando en una dura mrada que refe|aba
asmsmo e asombro que senta ante su ncomprensn-. Ahora ben, me
propongo tomar as sguentes meddas: aconse|ar a comandante de a
guarncn a convenenca de restabecer e orden en a cudad de Nnve
y arrestar a os tradores Arad Mak y Nabusharusur. De otro modo e
seor Asarhadn puede obtener deduccones funestas para .
-Comprendo. No tenes otro mensa|e, prncpe?
-No.
Ante aqueas paabras se cuadr y me saud mtarmente. A
contnuacn gr sobre sus taones y sa de m presenca. Ignoro qu
sera de porque |ams vov a vere.
Con toda probabdad ms ofcaes se encontraban detrs de a puerta
esperando ser convocados a m presenca, pero no o hce. No estaba en
$%#
Nchoas Gud
E Asro
condcones de habar con nade, por o que regres a ms habtacones y
orden que me srvesen una |arra de vno. Necestaba tempo para
pensar y serenarme.
Haba obrado correctamente? Y, o que era ms mportante, me haba
comportado con prudenca? Aqueos nterrogantes me perseguan y, sn
embargo, segua retornando sempre a a msma nevtabe concusn:
que no me haba quedado otra eeccn. Hubera tendo que rebearme
contra a sucesn de m hermano mentras vv nuestro padre, cuando
an poda haber hecho prevaecer m ascendenca contra Asarhadn de
modo que nade se hubera atrevdo a cuestonara. En aqueos
momentos ncamente caba provocar una guerra cv y posbemente a
runa de mpero. Haca mucho tempo que haba tomado m decsn y
era demasado tarde para rectfcar.
Sn embargo, qu sera de m ahora que e rey haba muerto? No
abrgaba usn aguna acerca de Asarhadn... E hecho de no haberme
undo a aquea nsensata reben contra no merecera su smpata, por
eo no me vera exmdo. En e nstante en que se sntera con bastantes
fuerzas para actuar, tomara venganza contra m por os errores que haba
cometdo con e smpe hecho de exstr y ser e predecto de nuestro
padre.
Pero quz no egase nunca aque momento. Ta vez reconsderase su
postura antes de vover a desafar a shaknu de norte, e rab shaqe de un
vasto e|rcto consttudo por ofcaes eaes a su comandante. En Amat,
tan e|os de Nnve y Kaah, tan remota de os conse|os de estado, yo no
era muy nquetante. Acaso prefrese no correr e resgo que mpcaba
satsfacer sus ansas vengatvas y se conformase con de|ar as cosas
como estaban.
Esperara. Escrbra una carta que expresase a un tempo m adhesn y
eatad y e recordara, por s era necesaro, que e e|rcto de norte no
haba pasado os tmos cuatro aos mueemente atrncherado en os
cuartees. Veramos qu respuesta recba de m hermano y cu sera su
proceder en taes crcunstancas.
Y s Asarhadn fuese tan nsensato que...? En ta caso no saba cu
sera m reaccn.
E vno no me srv de ayuda. Beb cuatro copas, una tras otra, y so
consegu verme obgado a vacar m ve|ga. Cuando regres a a cmara
de audenca ms ofcaes seguan aguardndome.
-E rey ha muerto -es anunc- y e seor Asarhadn rena
actuamente en su ugar. Se han provocado agunos dsturbos en Nnve,
pero eo no nos concerne. Durante os prxmos sete das guardaremos
un perodo de uto... Maana, cuando se d a conocer a notca en a
paza de armas, ncamente debe decrse que e rey ha muerto. Ahora
pods regresar a vuestros echos.
Se marcharon sn hacer comentaro aguno. Ouz esperaban ago ms
o ta vez puderan nterpretar e futuro me|or que yo y no es agradaba
manfestaro.
Sa a bacn de a parte orenta de paaco y observ que e ceo
comenzaba a agrsarse tenuemente. M madre ya estara evantada y
deba ser nformada.
$%$
Nchoas Gud
E Asro
Se ech a orar: fue ago totamente nesperado para m. Se cubr e
rostro con as manos y esta en anto.
-Era m seor -adu|o cuando se agotaron sus grmas-. Era m seor
y e padre de m h|o. Me resuta extrao pensar que ha muerto.
Estuve un rato sentado con ea y uego sa a |ardn, donde ncamente
se percban os dstantes rumores de as srventas tra|nando en a
cocna. Merope tena razn: pareca extrao que e rey estuvera muerto.
Haba sdo o prmero que se me haba ocurrdo tras consderaro como un
asunto de estado: era e hombre que me haba engendrado y en aqueos
momentos se converta en povo en su tumba. Permanec sentado en un
banco de pedra tembando como a cuerda fo|a en e arco tras haber
arro|ado su proyect, dando renda sueta a a tensn que hasta entonces
me haba domnado.
Durante os prxmos das dstntos mensa|eros, en ocasones ofcaes,
hombres que por una u otra razn haban abandonado su guarncn y
que buscaban refugo en Amat, nos mantuveron ben nformados de os
acontecmentos que se sucedan. Arad Mak se haba procamado rey y,
o que era ms sorprendente, a guarncn de Nnve e haba apoyado.
Asarhadn haba marchado a Assur para ocupar e trono y tanto aquea
guarncn como a de Kaah e haban |urado adhesn. Mardn, Tshkhan
y Samsat, entre otras muchas cudades de oeste, donde a potca
propugnada por Asarhadn haca Babona e hacan mpopuar, se haban
undo a os rebedes, pero todas as guarncones de sur envaban
destacamentos para uchar en as fas de rey egtmo. Estaara una
guerra cv: yo no tendra nada que ver en ea, pero sucedera
guamente. Incuso era posbe, ago que me haba seaado aguno de
ms ofcaes, que hubese poddo evtara s hubese obrado de otro modo.
Los hombres pueden actuar y pensar como deseen, pero a fna os doses
mponen sus desgnos.
De modo que observaba e desarroo de os acontecmentos a
dstanca. Como prmer paso para recamar su herenca, Asarhadn se
trasad a Nnve con un e|rcto de unos vente m hombres. A verse tan
superados en nmero, os sodados de a guarncn abandonaron su
puesto y se refugaron en una cudad de Eufrates superor amada
Khanrabbat, donde os rebedes estaban reunendo sus efectvos. Segn
me d|eron, cuando Asarhadn ocup e paaco de nuestro padre se poda
cruzar e Tgrs a pe en|uto, pasando sobre os cadveres de aqueos
cudadanos de Nnve que haba ordenado e|ecutar por deseaes.
La carta que drg a nuevo rey era muy dscreta. Contena eogos para
e extnto soberano Sennaquerb, pcemes y |uramentos de eatad. No
haca nnguna ausn a a revueta, n apareca en ea nngn
ofrecmento. S Asarhadn necestaba e auxo de m e|rcto en aquea
guerra cv, so tena que pedrmeo. Decd aguardar hasta que me
amase: no pensaba arro|arme a os pes de m hermano.
Sn embargo no recb sus notcas. Transcurr e mes de Sebat y Nnve
segua mantenndose en senco.
$%%
Nchoas Gud
E Asro
Yo saa cas cada da de caza. E sueo tena una capa de heo y
escaseaban as pezas, pero era un modo de ae|ar de ms pensamentos
a nmnente tormenta y de estar a soas. Estaba cansado de sentrme
observado por ms hombres, que me asaeteaban con sus nterrogantes
mradas, parecendo preguntarme: Ou pensas hacer, rab shaqe? Ou
hars? Los venados de as montaas stuadas a oeste de heado ro no
se cuestonaban su futuro n e mo y apenas se de|aban ver.
Desde a poca de m convaecenca me haba acostumbrado a comer
a medoda; a gente adopta fcmente maas costumbres cuando se
pasa e da tumbada en e echo y e aconse|an que debe reforzarse; sn
embargo era certo que necestaba recuperar ago de peso.
Un da de| atado a Espectro y me sent tras un hueco formado por
arbustos achaparrados y retorcdos por e vento. Me dspona a abrr a
mocha y descubrr qu me haba preparado m madre para mpedr que
murese de nancn y me entretena mordsqueando una oncha de carne
de buey curada y condmentada, cuando dstngu a un |nete sotaro que
se aproxmaba haca m decddamente, aunque sn apresurarse,
cubrndose e rostro con a capucha de su tnca. E hombre obg a
detenerse su montura a unos vente pasos y parec dspuesto a aguardar
tranquamente hasta que yo dese seaes de habere vsto. Iba
desarmado y su aspecto no era amenazador.
-Deseas echar un trago? -e d|e tendndoe a bota.
E desconocdo se qut a capucha y me mostr su rostro: era
Nabusharusur.
Confeso que me sorprend su presenca. Me sonrea de un modo en
caracterstco, carente de aegra, como s hubese obtendo una vctora.
-Ms espas me nformaron de que acudes aqu cada da -d|o-. Cre
que vaa a pena arresgarse para sorprenderte a soas.
-Me has sorprenddo entonces, hermano?
-Es un modo de habar, Tgath. So deseo cambar unas paabras
contgo... Me conceders eso por o menos?
-Eres e asesno de nuestro padre y rey y un trador a su heredero.
Gustosamente te hundra a espada entre as costas.
-Sn embargo me escuchars, hermano...
-S, supongo que s.
Desmont y de| caer as rendas en e sueo. Advert que su cabao
tambn estaba castrado, por o que magn que deban compenetrarse
perfectamente.
Se sent a m ado y de nuevo e ofrec a bota, que acept bebendo
argamente. Despus de todo nos conocamos desde a nfanca.
-Hace fro -d|o-. Ouz o sento ms que t.
-Tambn yo o acuso. Se nftra en ms herdas y me dueen.
-D|eron que estuvste a punto de haar a muerte.
Sonrea socto y quz, sn darse cuenta, con are burn. S, sn duda
pensaba que estaba dando a aque gran neco a oportundad de
envanecerse con sus hstoras de sodados.
Es un error manfestar tan profundo despreco haca os dems.
Aguard en senco.
$%&
Nchoas Gud
E Asro
-Habr guerra cv -comenz por fn a ver que no estaba dspuesto a
habar-. Se brar una gran bataa ta vez dentro de pocos das.
Asarhadn ya ha marchado haca e norte. S me hubeses escuchado,
poda haberse evtado.
-Hubera poddo evtarse s no hubeses matado a rey, Nabusharusur.
S hubeses contendo tu mano, renara a paz y nuestro padre an vvra.
-Era necesaro y, adems, yo no e mat... Estuve presente, pero fue
Arad Mak quen e gope.
-Ago que nunca hubese ocurrdo s t no e hubeses nducdo a eo.
Ahrrate paabras conmgo, hermano...
Me nterrump para tomar otro trago, dcndome a m msmo que era
nt que perdese m autodomno.
-Por qu era necesaro matar a rey? -pregunt fnamente cuando
por fn ogr domnar m voz.
-Porque se haba sometdo a Asarhadn. Ya han comenzado a evantar
as muraas de Babona: estn reconstruyendo a cudad.
-Y eso te preocupa? A t, tan poco temeroso de os doses que
puedes asesnar a un rey?
-Tenes razn. No temo a os doses. -Nabusharusur hzo un eve
ademn como desdeando a todos os ceos-. No tembo ante os doos
de madera. Por qu ba a hacero? Crees que os doses exsten, Tgath?
Lo crees? -Se encog de hombros ndferente-. Yo so creo en o que
puedo ver. Creo que as muraas de Babona se estn evantando. Creo
que e rey ced sus poderes a Asarhadn porque era un ancano y ya no
e mportaba o que pudera suceder en e mundo, fuera de os |ardnes de
su paaco. Y qun s no t tene a cupa, hermano?
-Yo?
-S, t. A rey se e destroz e corazn a ver que era Asarhadn y no
t quen deba sucedere.
-Y ahora coronars a Arad Mak.
-Lo har s es precso. Arad Mak es preferbe a Asarhadn, aunque
so sea porque cumpe ms rdenes. Y no es Asarhadn. Por eo e sguen
os hombres, porque no es .
-Y t consegurs que a nacn guerree entre s para nstaar a un
neco en e trono en ugar de otro.
-S es necesaro, o har. Eso depende de t, Tgath.
Se produ|o una pausa nevtabe durante a cua so tuve tempo de
preguntarme por qu estaba escuchando aqueas paabras. Pens que ta
vez fuese porque deseaba oras.
Nabusharusur, que era sumamente astuto, ncamente me do tempo
para sugerrme aque pensamento y nada ms.
-Los e|rctos se estn concentrando a oeste de este ugar -prosgu
como s so se hubese nterrumpdo para tomar aento-. Las fuerzas
estn muy nveadas y se producr una gran carncera durante a
bataa... y acaso despus. Recuerdas cuando ramos nos, Tgath? S
Asarhadn no poda eer a eccn arro|aba su taba contra a cabeza de
ve|o Bag Teshub.
-S, o recuerdo.
$%'
Nchoas Gud
E Asro
-Nada ha cambado. Cuando Asarhadn no comprende ago, o
destroza. No comprende esta reben n as razones que a motvan y, s
trunfa, destrur meda nacn en savaguarda de su orguo. Adems,
como te he dcho, as fuerzas de os e|rctos estn muy nveadas y nade
me|or que t conoce o que sucede cuando os hombres ahuyentan a
pedad de sus corazones.
-No puedo hacer nada.
-Lo crees as?
Sentado en e fro sueo y con a bota entre as rodas, me esforzaba
por no pensar. F|aba a mrada en un punto ndefndo tratando de
mantener a mente en banco para que aquea vbora no nftrase su
veneno en m. Me ressta a aceptar a cupa que trataba de atrburme.
Me negaba a admtra...
Nabusharusur sonr a parecer sabedor de cmo acabara aqueo.
-Son muchos os que sguen a Asarhadn sn reamente desearo -
prosgu desvando su mrada-. Estn ndecsos porque no se atreven a
ncnarse por Arad Mak sabendo que es e asesno de su rey. Y, como te
he dcho, a nca venta|a con que cuenta ste es no ser Asarhadn. Pero
s t dces una paabra y te procamas rey, aun en estos momentos, a
fortaeza de Asarhadn se dsover como e heo en prmavera.
-Y qu ser de Arad Mak? Tambn se dsover?
-Yo me ocupar de ese neco.
-Encontrars a aguen que e d muerte? -pregunt vovndome
para mrare abertamente y esforzndome por sonrere de forma
ambgua-. Segur entonces os pasos de rey nuestro padre? Y,
despus de , a qun e tocar? Ta vez a m?
-Despus de no ser yo quen ostente e poder, sno t, Tgath.
-Sn embargo t me haras responsabe de a muerte de m hermano...,
de dos hermanos, Arad Mak y Asarhadn.
Nabusharusur se encog de hombros con ndferenca.
-De todos modos han de morr dos. T debes escoger cues son; no
mporta o que decdas. Sern Arad Mak y Asarhadn o Arad Mak y yo.
No consdero que a eeccn sea fc, so que debes ser t quen a
tome. Nade ms que t. Y no puedes evadrte porque tambn esta
postura entraa una eeccn. Pero ante todo hay ago que debes
consderar: s decdes apoyar a Asarhadn, quz tambn t acabes con
a cabeza entre os pes. Asarhadn te oda o quz o has ovdado?
Se evant y sacud a terra de sus ropas con are despreocupado,
como s todo aqueo no e mportase en absouto.
-No es necesaro que me respondas ahora, hermano -d|o-. Pnsao
y cuando te vea en e campo comprender qu camno has tomado..., s
egas a decdr ago.
Y sn aadr paabra mont en su cabao y se perd en a dstanca.
Y fnamente, cas en e tmo momento, recb respuesta de Nnve. No
ba drgda a m nombre, sno encabezada a comandante de a guarncn
$%(
Nchoas Gud
E Asro
de Amat y shaknu de as provncas de norte, n era en modo aguno o
que yo esperaba.
El rey ordena que se organice un ejrcito de veinticinco mil hombres
procedentes de las fortalezas de Amat, Zamua y Namri, y que estas
fuerzas se dirijan inmediatamente a la ciudad de lalah, en la provincia de
Cozan, donde debern incorporarse al ejrcito que se encuentra bajo el
mando del propio soberano. Todo esto debe tener lugar antes del ltimo
da del presente mes.
Nada ms. E escrto no acusaba recepcn de m carta n menconaba o
sugera en nngn momento que yo fuese ago ms que uno de tantos
ofcaes annmos a servco de rey. E comuncado estaba frmado por
un ta Sha Nabushu, que me resutaba desconocdo.
Apenas poda creero. Era evdente que Asarhadn pretenda
nsutarme, pero s con eo se propona mpusarme a os brazos de sus
enemgos, no poda haber encontrado me|or medo. No me sorprenda que
m hermano deseara manfestarme su despreco, pero aunque hubese
sdo por smpe prudenca deba haber dsmuado sus propstos durante
agn tempo.
Peda ventcnco m hombres, ms ben os exga. Ventcnco m
hombres de|aran as guarncones de norte pegrosamente vacas, mas
ante a perspectva de una guerra cv, aqueo no pareca mportare a
Asarhadn.
Env emsaros a punto, convocando as fuerzas exgdas para que
acudesen a Amat a marchas forzadas, aunque no tena nnguna dea de o
que hara con eas cuando egasen.
Taes asuntos no pueden permanecer mucho tempo en secreto en una
guarncn de sodados y, a anochecer, probabemente no haba nade en
Amat que gnorase a egada de a carta de Asarhadn. Y, como sempre,
en os o|os de todos se ea a pregunta: Ou vas a hacer ahora, rab
shaqe? Ou pensas hacer?
Sn embargo, aguen de| or su voz suponendo que sus conse|os
seran escuchados y, como es natura, ste fue Kefaos.
-Ahora so te quedan dos posbes vas de accn -d|o una vez hubo
despeddo a as escavas que nos srveron a cena.
Me haba nvtado haca dos horas a pasar a veada con de modo que
sus ntencones eran bastante evdentes.
-La orden de seor Asarhadn sgnfca que no puedes segur en Amat
mantenendo tu neutradad. S as o haces, sea quen sea e vencedor
sers un trador y, s vence tu hermano, sn duda drgr su e|rcto contra
t en cuanto haya acabado con os rebedes y supongo que sus fuerzas
superarn en mucho a as tuyas.
-Sus tropas estarn agotadas y debtadas, mentras que as mas se
encontrarn frescas. Adems, Asarhadn tene escasa experenca en e
mando. No me asustara enfrentarme con en e campo de bataa,
aunque se presentase con cncuenta m hombres.
$%)
Nchoas Gud
E Asro
-Por tu boca se expresa e orguo herdo, pero sabes que tus paabras
son vanas. Adems, nunca someteras a a nacn a dos guerras cves,
una tras otra. No, debes escoger ahora.
Asent cansadamente contempando m copa de vno y hastado de a
vda.
-As es -repuse-. Todo cuanto dces es certo.
-Ou hars entonces? En tus manos est e fe de a baanza. E
bando por e que te ncnes trunfar. Puedes consegur que rene
Asarhadn o pasare una ana por os abos y conducro a rastras a
Nnve detrs de tu carro. Ou pensas hacer?
Sempre vovamos a a msma cuestn. Ou hars, rab shaqe?Ou
hars?
-Debes tener presente que, s te decdes por Asarhadn, te
encontrars en e mayor pegro, amo: tu hermano no te demostrar
nngn agradecmento.
-Hace pocos das me d|eron o msmo.
-Entonces aguen ms que tu pobre escavo comprende a readad.
No s s Asarhadn exgr de t hasta e tmo aento, seor, pero s
estoy seguro de que tratar de hacerte a vda mposbe. T y tus amgos
se encontrarn en dfcutades.
Se acarc a gran barba cobrza y me mr con expresn supcante...
Comprend perfectamente o que quera decr.
-Adems -prosgu rgundose y bebendo un trago como s se
tratase de asuntos que no nos afectasen en absouto-, t seras me|or
rey que Asarhadn. S renase tu hermano, e goberno estara en manos
de advnos y magos... y de a seora Naqua. T, por o menos, eres
medo grego y, por tanto, menos procve a sus superstcones.
-Oueres decr? -repuse rendo ncontenbemente-. Es vountad
dvna que Asarhadn suceda a Sennaquerb en e trono de Assur. sa es
a nca readad a a que sempre me veo obgado a vover.
Kefaos se ncn haca m y me puso a mano en e brazo.
-S es as, seor, no nos queda esperanza aguna.
A a grscea uz de aba contemp as compaas reundas en e pato
de armas. Decocho m hombres. En a guarncn ncamente quedara
una reserva de qunentos hasta que egasen os refuerzos de Zamua y
Namr, y sete m de eos se ncorporaran nmedatamente a nuestras
fas para emprender a marcha haca Kaah. Incuso nos acompaaba
Kefaos, aunque e haba redmdo de su condcn de escavo y haba
dspuesto que se trasadase en una caravana de mercaderes que e
de|ara muy e|os de acance de Asarhadn. Pero se empe en
acompaarme.
-Ms recentes aventuras me han enardecdo para a ucha armada,
seor y, adems, s te sentes ncnado a cometer esta ocura, no puedo
prvarte de ms conse|os.
Sonrea con are ndferente y mraba en torno como s se despdese de
mundo. En aque momento se encontraba en un carro de sumnstros,
$&*
Nchoas Gud
E Asro
ahogando su terror con una |arra de vno. Probabemente sera yo e
nstrumento de su muerte. Sn embargo, |ams servdor aguno haba sdo
ms ea a su amo.
Era un fro y desapacbe amanecer. La neve se haba heado en e
sueo. No era una poca propca para emprender una campaa mtar,
pero en a mente de os sodados nnguna estacn es buena para uchar y
aqueos hombres no ban a combatr entre brbaros que vvan en
tendas, sno a enfrentarse a sus propos hermanos: en sus rostros se ea
a desesperacn que nspra una guerra cv.
-Es una fecha acaga a que nos obga a separarnos -d|o m madre,
que estaba a m ado y se cubra con una capa forrada de pe-. Temo
que obres errneamente, Lathkadas.
-Luchando por Asarhadn? S, Merope, s que acto
equvocadamente, pero en este caso, haga o que haga, obrar ma, a
gua que s me abstengo de ntervenr.
-No hay modo de vover atrs?
Se vov a m para formuarme esta pregunta cuya respuesta conoca
tan ben como yo con os o|os enos de grmas. No respond, me mt a
dare un abrazo. Sus amargos soozos me recordaban aque da en que
sendo un no abandon e gneceo para sempre, sometndome a os
deseos de rey. Era tan dferente entonces ?
-Has sdo un gran hombre en e pas de Assur -d|o por fn-. Tu dos
ha cumpdo su promesa. Pero me asusta pensar en e futuro.
-Merope, he do muchas veces a a guerra. Intenta tranquzar tu
nmo.
-No encontrar a paz porque ago en m nteror me dce que |ams
vovern a contemparte ms o|os.
Ou poda decre s saba que aque msmo mes m hermano
Asarhadn poda decaptarme con su propa espada? Las paabras de
maxxu resonaron nuevamente en m cerebro, anuncndome que haba
egado e tempo de as despeddas. No me atrev a decrseo: no poda
hacer otra cosa que guardar senco.
N squera poda aconse|are que huyese s me mataban porque ya
haba dcho que no o hara.
-S mueres, qu puede mportarme o que me espere? -haba dcho.
Aunque quz a cera de Asarhadn no acanzase a m madre: deba
conformarme con abrgar aquea esperanza.
La bes por tma vez y me separ de ea. Haba de|ado de
pertenecere o pertenecerme, a partr de entonces me deba a dos y a un
hermano que me odaba.
-Ads! -me desped.
No ovdar mentras vva a expresn de su rostro en aqueos
momentos.
Mont en Espectro y atraves as puertas de a fortaeza segudo de
maa gana por e e|rcto de norte. La muttud que se haba congregado
a ambos ados de camno para despedrnos estaba sencosa. M madre
tena razn: era un da acago.
Y entre a muttud dstngu por un breve nstante un rostro que en
seguda desaparec: e rostro curtdo de un ancano cuyos o|os estaban
$&!
Nchoas Gud
E Asro
muertos a a uz. Sn embargo, en e momento en que a vsn se
extngu, antes de que pudese darme cuenta de que se haba perddo,
me parec que sonrea burndose de m porque no poda ver con sus
o|os.
$&"
Nchoas Gud
E Asro
###!!!
En otra poca de ao a zona que rodea Khanrabbat poda resutar
bastante agradabe, pero en nverno era a pura magen de a feadad y a
desoacn. La cudad estaba vaca y por doquer, ba|o as pequeas
conas y a anura que se extenda haca e este, a herba apareca
marchta y amarenta y as desnudas ramas de os escasos arbustos se
agtaban a vento con os espasmdcos movmentos de os dedos de una
ancana. E vento era cas e nco sondo que se percba, porque ncuso
os cuervos parecan haber desaparecdo.
Asarhadn se haba nstaado a unas tres horas de marcha de
campamento rebede. Sn embargo, as caracterstcas de terreno
permtan a ambos bandos dstngur e humo de as hogueras encenddas
por e contraro. De modo que era frecuente a aparcn de as patruas
enemgas y ya se haban producdo dversos enfrentamentos antes de m
egada, que tuvo ugar e vgsmo sexto da de Sebat.
Las prmeras notcas que recb a entrar en e campamento fue que e
rey estaba muy aterado porque a noche anteror a estrea rea de
Marduk haba aparecdo rodeada por un ano amarento. Los astrogos
ofrecan dstntas expcacones para ta fenmeno, pero concdan en
afrmar que consttua un presago adverso para e pas de Assur,
concusn muy poco comprometda en vsperas de una guerra que se
anuncaba tan caamtosa.
stas fueron cas as prmeras notcas que recb, porque ante todo
me nformaron que m hermano Asarhadn no pensaba recbrme y que
deba nstaar a e|rcto de norte en una aa separada, a a zquerda de
de m hermano; es decr, en a parte acaga, y aguardar sus rdenes.
Me dspuse a acatar sus rdenes. Instaaron m tenda en un trozo de
terreno ascendente y f|aron m estandarte en a entrada, pero no me
aventur a pasear entre os sodados. Apost varos guardanes para que
no permtesen e acceso a nade savo a os mensa|eros de Asarhadn.
Coma soo y permaneca asado, entregndome a sombros
pensamentos.
Por fn acud e herado rea, pero en esta ocasn no pendan de su
bastn de mando as cntas pateadas que me hubesen reconocdo como
membro de a fama rea. Tras avanzaba un hombreco obeso, de
barba raa y o|os nexpresvos y satones como os de una rana. A parecer
se trataba de Sha Nabushu, e msmo que se haba atrevdo a darme
rdenes en nombre de rey su amo,
-Ouedas reevado de mando sobre e e|rcto de norte -me d|o-.
Dsfrutars de absouta bertad para crcuar por e campamento y
mantendrs tu rango de rab shaqe por e momento, pero se te prohbe
partcpar en a prxma bataa n squera como sodado. Esta vctora
debe obtenera e seor Asarhadn por s soo.
$&#
Nchoas Gud
E Asro
No e respond.
-Ests de acuerdo con eo? -pregunt en tono que pretenda ser
desafante, pero que refe|aba certa nsegurdad.
-Acaso se espera m conformdad? Soy un servdor de rey: a
corresponde mandar y a m obedecere.
Sha Nabushu curv a boca en nstntva sonrsa.
-Oun asumr e mando? -pregunt.
Por un nstante e hombreco vac, acaso magnando que Asarhadn
pretenda mantenero en secreto. As suee suceder: os servdores de
amos caprchosos e nsensatos sempre tenen medo.
-Yo tendr ese honor -repuso fnamente. Pens que ta vez no fuese
ncamente a m hermano a quen tema-. Dars a conocer a tus ofcaes
as rdenes de rey y es ndcars que se renan conmgo en este msmo
ugar a a hora qunta despus de medoda.
-Ya no son ms ofcaes y no estoy en condcones de dar rdenes a
nade.
En aque momento parec que habamos egado a un cae|n sn
sada. Sha Nabushu abr a boca para decr ago y uego, por o vsto, se
qued sn paabras. Me sent sumamente compacdo.
-S, naturamente -d|e-. Ya cudar de eo.
Ms ofcaes -que ya haban de|ado de sero- no se mostraron muy
satsfechos.
-Oun es ese mueco? -pregunt Lushakn-. Nade ha odo habar
de ! Cmo pueden esperar que arresguemos a vda a mando de
seme|ante tpo?
-Los hombres no accedern. Eos no reconocen ms autordad que a
de rab shaqe. Sufrremos desercones.
-Y nosotros seremos os prmeros en desertar! Es un nsuto
ntoerabe!
-Debemos conformarnos -repuse con a mayor serendad posbe
porque, aunque me senta conmovdo por sus muestras de eatad, no
poda demostrrseo-: es a vountad de rey.
-Cu es tu vountad, rab shaqe?
-Oue os reuns con vuestro nuevo comandante y obedezcs as
rdenes que procedan de a autordad rea. Oue ovds vuestros
sentmentos en esta cuestn o en posterores stuacones y que os
abstengs de manfestaros y advrts a vuestras tropas que obren de
gua modo, porque os hombres perden fcmente a cabeza por cupa
de su engua.
-Y qu ser de t, rab shaqe?
-Ou mporta? Debo confar que m simtu, como e de cuaquer
morta, se haa escrto en a taba de dos. Acaso no tarde en enterarme
de o que me espera.
Y me separ de eos, estrechando as manos de todos, porque a partr
de aque momento era como s me hubese muerto. De otro modo, cmo
ban a proteger sus vdas? Me march, embrd a Espectro y fu a pasear
por as conas de entorno. Cuando sa de campamento advert que era
segudo por dos |netes: comprend que m hermano no deseaba perderme
de vsta.
$&$
Nchoas Gud
E Asro
E tempo de as separacones. Certamente haba egado aque
momento y, como de costumbre, no o haba advertdo hasta que me
encontr nmerso en . E rey m padre, m madre, e e|rcto que amaba
como un hombre a su esposa, quz ncuso m propa vda.
Y, naturamente, Asharhamat. A ea a haba perddo antes que a nade
y, sn embargo, su recuerdo an segua astmando m corazn.
Nunca vovera a vera. Puesto que Asarhadn ya era rey, a encerrara
en e gneceo, de donde |ams sadra. Ms o|os no voveran a recrearse
en sus encantos, como s me hubese quedado cego o se hubese
extngudo a uz de mundo. Ou mportaba todo o dems y que poda
temer s deba enfrentarme con a muerte?
Acataba a vountad de dos, pero en e fondo de m corazn e
madeca.
Asharhamat, Asharhamat! Su msmo nombre tena toda a duzura de
a vda. Vvr era recordar y recordar conocer e door. No, no tema a a
muerte. Y e poder de rey m hermano se desvanec como una sombra.
Ou hcese su vountad!
Permanec ae|ado de campamento hasta ben entrada a oscurdad
(cuando os sodados ya estaban cmodamente nstaados en torno a as
hogueras dsponndose a cenar) sn duda con gran nquetud de ms dos
guardanes que se mantenan a qunentos o sescentos pasos tras de m
sn moestarse en ocutar su presenca. Luego, cuando me asegur de que
m tenda segua pertenecndome, me drg a ea. Los sodados que
encontraba a m paso me saudaban cordamente: an no se haban
enterado de que haba perddo e favor rea y quz no mportaba que as
fuera porque para eos e rey era un ser tan dstante como os propos
doses.
Cen espnddamente y me qut as sandaas, dsponndome a
acostarme, maravndome de o fcmente que un hombre puede
sentrse en paz consgo msmo cuando se ha resgnado a a muerte. Me
pregunt cmo dormra Asarhadn y descubr que no e envdaba.
Los restantes sete m sodados no egaran de Amat hasta dentro de
dos o tres das, pero a a maana sguente, con so mrar en torno,
descubr que, como por arte de maga, as fuerzas e rey se haban
mutpcado. La extensn de terreno exstente entre nuestro
campamento y a zona ocupada por e e|rcto prncpa estaba ena de
tendas mprovsadas y de hogueras en as que preparaban sus amentos.
Haban aparecdo unos tres m hombres como s surgesen de a nada, en
su mayora desertores de as fas rebedes que acudan a congracarse
con Asarhadn cuando an estaban a tempo.
Era o ms razonabe que podan hacer. Durante os tmos das por o
menos sus espas deban haber nformado a os comandantes rebedes de
que e e|rcto de norte se aproxmaba con evdentes ntencones de
ncorporarse a as tropas reaes. La baanza se ncnaba caramente a
favor de Asarhadn y, por consguente, por mucho que se esforzasen, ms
tradores hermanos se habran vsto mpotentes para mantener a su ado
a aqueos que se haban adherdo a sus fas. Nade dotado de sentdo
comn desea arresgar a vda por una causa perdda.
$&%
Nchoas Gud
E Asro
Los sodados que encontr aquea maana acampando como mendgos
a as puertas de Asarhadn eran smpemente a prmera oeada de
desertores de os segudores de Arad Mak. Seran muchos ms, a menos
que estuvese equvocado, os que se pasaran a nuestro bando.
Y Asarhadn no era tan neco como para despedros. Saba cmo crece
a desesperacn de enemgo vndose enfrentado a a desmorazadora
esperanza de obtener cemenca.
Por consguente, aunque nunca podran acanzar gran consderacn en
e favor rea, aqueos desertores de a causa rebede savaran a vda y se
es permtra servr a monarca. Asarhadn anzara anatemas y amenazas
y segudamente os perdonara, en su mayora, y eos o saban muy ben.
Y, como o saban, e e|rcto de Arad Mak se fue debtando
progresvamente antes de que egsemos a empuar as armas contra
eos.
As pues, cada noche os centneas percban os sofocados rumores de
aqueos que se deszaban entre a oscurdad, a soas, o en grupos de dos
o tres, tanto ofcaes como sodados de nfantera o de cabaera, y cada
noche os oan cuchchear entre s, ms a de os terrapenes de
campamento mentras, agazapados y temerosos en e fro sueo,
esperaban merecer a cemenca de seor Asarhadn. A veces se vean
obgados a aguardar toda a noche de|ando a sus espadas una runa
segura y tenendo como nca perspectva a segurdad que podran
acanzar abrazndose a as rodas de m hermano y supcando su
perdn. Y, por fn, a a grscea uz de amanecer, eran admtdos, se
desayunaban y se es permta dormr en cuaquer ugar donde puderan
nstaarse.
Y se sentan agradecdos haca Asarhadn: hasta un perro se muestra
reconocdo cuando se e permte vvr, pero cuando paseaba entre eos,
descubrendo de vez en cuando a aguen cuyo rostro o ncuso su nombre
me era famar, sempre ea dntca acusacn en sus humados o|os:
F|ate en qu stuacn nos encontramos, prncpe Tgath Assur, h|o
predecto de seor Sennaquerb, cuyo padre era seor de mundo y
autntco rey de pas de Assur! F|ate cmo nos encontramos y hasta
qu extremo hemos egado! Ahora debemos ncnarnos ante
Asarhadn... Pensa qu futuro nos espera a nosotros y a nuestra nacn.
Y de todo esto tan so t eres e cupabe, nade ms.
Pero, por o menos, podan confar en e futuro. Agunos de os que
acudan de noche so encontraban a muerte porque a cemenca de rey
no acanzaba a todos. M hermano dsfrutaba de exceente memora y
agunos descubran que se haban expresado con excesva acrtud en vda
de seor Sennaquerb.
|unto con otros ofcaes fu nvtado a presencar a e|ecucn de un ta
Zakr Nerga, rab abru de a guarncn de Nnve, y de quen no se conoca
crmen aguno. Sn embargo haba ofenddo de agn modo a ma|estad
de rey y deba pagar por eo vndose sometdo a fuego cargado de
cadenas, un castgo tradcona cuya prctca se conoca oramente, pero
que |ams se haba puesto en prctca en vda de m padre y que no
prometa ser un espectcuo agradabe.
$&&
Nchoas Gud
E Asro
Kefaos me acompa aegando estar nteresado desde un punto de
vsta cnco. Pese a que e advert de a cruedad de acto, se obstn en
presencaro.
-No tenes por qu preocuparte, seor -repuso sonrendo, como s se
propusera acaar uno temor puer-, porque os mdcos estamos
endurecdos ante a presenca de door. Puedo asegurarte que he sdo
testgo de cosas peores cuando assta a a consuta de m padre en
Naxos... No debes preocuparte.
Ocupamos nuestro puesto en torno a ugar donde deba ceebrarse a
e|ecucn: una smpe extensn de terra en a que arda una hoguera
desde a noche anteror. Como a maana era fra, agradecmos aque
caorco mentras esperbamos a egada de rey, aunque
probabemente Zakr Nerga no compartese nuestra opnn. E trono ya
estaba dspuesto cuando por fn se present Asarhadn magnfcente en
sus ureos ropa|es y ucendo un turbante cuberto de pedrera. Se sent y
mr en torno como e anftrn de un banquete sn dar seaes de verme.
Era a prmera vez que vea a m hermano desde haca dos aos y
puesto que no pareca probabe que sguramos concdendo con
frecuenca hasta que decdera qu ba a hacer conmgo, e observ con
curosdad para comprobar qu cambos se haban producdo en tras
recbr a dgndad rea, pero no me do a mpresn de que fuese un
hombre que encontrase pacer en a gora.
Asarhadn era ago ms |oven que yo y, sn embargo, mostraba esa
expresn vacante y ena de ansedad que yo haba advertdo tantas
veces en e rostro de nuestro padre. Estaba sentado y apoyaba a me|a
en a pama de a mano y todo e oro y as |oyas destnadas a desumbrar
a sus sbdtos no podan dsmuar su propa nquetud. Habra sdo
preferbe que e huberan permtdo segur sendo un sodado de acuerdo
con as ambcones nfantes que ambos habamos compartdo, y creo que
tambn o saba.
Por entonces e fuego ya haba quedado reducdo a un echo de ascuas
de uno o dos pamos de profunddad, cubertas con una capa de cenzas
ba|o as que respandecan os carbones encenddos. stos haban sdo
recogdos formando un crcuo sobre e que se evantaba un enorme
trpode metco de patas muy separadas que convergan a unos catorce
o qunce codos sobre e sueo y en su cspde se vea una argoa tambn
metca por a que pasaba una arga cadena de cobre con una espece de
gancho en un extremo.
Asarhadn hzo una sea anuncando que haba egado e momento de
comenzar e acto.
Un cuerpo de guarda formado por cuatro hombres tra|o a prsonero
con as manos y os pes cargados de cadenas, que se ba frotando as
muecas como s as esposas e astmasen. Haca dez aos que conoca a
Zakr Nerga, pero s no hubese sabdo prevamente a dentdad de
futuro a|ustcado, dudo que aquea maana e hubese reconocdo, ta es
a transformacn que puede sufrr quen ha pasado toda una noche
medtando sobre a proxmdad de a muerte y, en especa, de una
muerte como aqua. Haca tan so tres das que dsfrutaba de una
stuacn prvegada ostentando un cargo eevado |unto a usurpador
$&'
Nchoas Gud
E Asro
Arad Mak y sn embargo en aqueos momentos se vea abocado a tan
trste stuacn.
En readad ya pareca muerto. Tena e rostro faco y demacrado y
abra desmesuradamente os o|os, f|ando su nexpresva mrada en e
vaco como s no comprendera exactamente qu ba a sucedere. Y, sn
embargo, estaba asustado, semenoquecdo por e terror: s sus
guardanes e hubesen sotado, a buen seguro que se habra despomado
en e sueo.
No deca paabra. Tena a boca aberta y respraba afanosamente: se
dra que haba perddo a facutad de expresarse.
Asarhadn se puso en pe como s se dspusera a decr ago, atrayendo
haca a atencn genera.
Pero e rey m hermano tambn pareca haber enmudecdo
repentnamente. Mr a condenado y enro|ec de ra, mas no encontr
paabras para expresar a terrbe ndgnacn que e abrumaba con tanta
ntensdad como as cadenas que sostenan os puos y tobos de Zakr
Nerga. Por tmo vov a sentarse y, con ademn dstrado y are
mpotente, orden e nco de acto.
Durante todo aque tempo Zakr Nerga haba observado f|amente e
trpode, como s no pudese comprender con qu fnadad haba sdo
nstaado a. Le obgaron a avanzar hasta cas egar a pe de a capa de
carbones encenddos y segudamente a arrodarse, para o que no se
requr gran esfuerzo. Las cadenas que e su|etaban se unan en su
espada a unas argoas metcas que, a su vez, fueron ntroducdas en e
gancho que penda de a cadena que descenda de o ato de trpode. Los
guardanes comenzaron a trar de ea como s fuese e cubo de un pozo,
zando a Zakr Nerga, que permaneca arrodado |unto a fuego.
Entonces recuper a voz y sus grtos de pnco estremeceron e are.
No e concederon a msercorda de un rpdo fn. A prncpo osc
smpemente sobre os carbones, pero aqueo tan so fue una espece de
ensayo. A contnuacn os guardanes e evantaron rpdamente hasta
que se encontr encma de trpode, baancendose boca aba|o, a una
dstanca en a que percba e caor de fuego ago ms ntensamente que
aqueos que e observbamos.
Lentamente, codo a codo, e fueron aproxmando haca as ascuas.
Haba enronquecdo tanto que apenas se oan sus grtos, pero segua muy
vvo retorcndose haca uno y otro ado, tratando de escapar; caba
preguntarse haca dnde, puesto que s se hubera vsto bre de sus
cadenas habra cado rremsbemente en e fuego. Pero os hombres
sempre uchan para hur de a muerte aunque no tengan nnguna
esperanza.
Zakr Nerga se acercaba nexorabemente a as brasas.
An segua vvo y estaba conscente cuando comenzaron a brotare
ampoas en e rostro y en e cueo, enormes gobos enos de sangre y de
agua. A contnuacn se e chamuscaron os cabeos, se quemaron
despus y, por tmo, tambn sus ropas. Sn embargo, an vva y segua
retorcndose en sus cadenas cuando os guardanes decderon que ya
estaba bastante cerca y su|etaron e extremo de a cadena en e sueo a
una estaca de herro.
$&(
Nchoas Gud
E Asro
Por fn se qued nmv. Pareca como s huberan transcurrdo horas,
pero e espectcuo de su agona probabemente so dur unos mnutos.
Los hombres no faecen tan rpdamente a causa de as quemaduras, por
o que quz se asfxara con e tenue y banquecno humo. Se qued
baancendose en e are, oscando su cuerpo nanmado sobre os
encenddos carbones, como un trozo de asado que se ovda en e fuego.
Cuando fnamente se e desprend a carne de un pe y e hueso se
desz por e grete, dstngu |unto a m un sondo sofocado. Me vov y
descubr que Kefaos exoneraba su estmago con a cabeza entre as
rodas.
Asarhadn no se nmut: segua observando a a|ustcado sn apartar a
mrada de aque horror que haba ordenado, con expresn mpenetrabe.
Pareca haber aprenddo mucho acerca de ese aspecto de a ma|estad que
mpde exterorzar os sentmentos.
Cuando se do por satsfecho se evant de su trono y nos despd. Nos
sentmos avados porque nade deseaba permanecer en aque ugar.
Acompa a Kefaos a m tenda y e obgu a beber unas copas de vno
hasta que de| de soozar: e espectcuo haba superado sus
expectatvas.
-Por os doses! -prorrump fnamente-. Los asros sos una raza
voenta!
Le sonre aunque con escasa aegra.
-Supongo que sucede gua en todas partes -repuse-. Asarhadn no
es peor que os dems: ta es a |ustca que dspensan os reyes.
Sn embargo, a |ustca de soberano no contena e rauda de
peregrnos que cada noche desertaban de e|rcto rebede. Por as
maanas os encontrbamos acampados en as afueras de os terrapenes,
cada da en mayor nmero, y aunque e ansa de venganza de Asarhadn
e mpusaba a condenar a agunos, otros vvan y todos deseaban probar
fortuna.
Las e|ecucones se sucedan. E trpode metco se utzaba
daramente y haba ocasones en que e oor a carne quemada fotaba
sobre e campamento como una nube. No censuro a Asarhadn por eo,
puesto que es potca prudente ofrecer e|empos de os castgos que a ey
mpone a os tradores. Acosado por a reben, no poda permtrse dar
seaes de faqueza. No obstante creo que s se hubese ndagado e mv
de muchas de aqueas e|ecucones, se habra descuberto que ms ben
obedecan a temor que a a prudenca. Evdentemente m hermano
trataba de acaar sus propos temores.
E tmo da de Sebat recb un mensa|e de un amgo mo amado Snq
Adad, que haba renuncado a su aanza con Arad Mak sn haber
obtendo cemenca y que a da sguente deba ser sometdo a tormento
de fuego y deseaba verme.
-Compartmos os |uegos de a nfanca -e conf a Kefaos-, y uch
en Babona con nosotros. Era amgo mo y tambn de m hermano y me
parece muy crue que deba morr de este modo.
$&)
Nchoas Gud
E Asro
-Es muy crue que cuaquera muera de este modo! -repuso m
srvente con admrabe ucdez.
-S pudese mpedro de agn modo, o hara.
Le mr con are nterrogante y Kefaos contra|o e rostro, receoso. Por
fn hzo una sea de asentmento.
-Sera muy pegroso que nos descubreran -advrt, sacando una
pequea redoma de arca de su botqun-. En readad o guardaba para
t en caso de que te encontrases en dfcutades, pero utzao como creas
ms convenente, m nsensato amgo.
Le d as gracas y part a entrevstarme con Snq Adad.
E condenado estaba sentado entre e barro, encadenado a una estaca
metca. Tena os cabeos y a barba sucos y enmaraados y os brazos
y espada surcados por argos cardenaes que e haban producdo sus
guardanes gopendoe con sus anzas. Se vea db y agotado. No soan
magastar os amentos con os condenados a muerte, pero yo e ev
pan y vno, sn que nade tratase de mpedrme que o ntrodu|ese en a
empazada.
Me arrod a su ado y e ofrec a |arra y e pan. E hombre as con
manos temborosas un pedazo de a hogaza, que com vdamente y
tom un trago de vno. An tardara unos mnutos en sentrse dspuesto a
conversar, pero por fn, cuando hubo mtgado en parte e apremo de
hambre, me mr e ncn a cabeza susprando.
-Gracas -d|o-. Me dsgusta que te hayas afado a bando de
Asarhadn, pero te o agradezco guamente.
-Sempre he manfestado con toda cardad que respetara e derecho
ega de sucesn: nade tene derecho a consderarse engaado por m.
-Ouz no, pero os hombres sempre creen aqueo que ms es
convene.
Me sonr, o que en sus crcunstancas era una notabe manfestacn
de vaor.
-En qu stuacn se encuentran en e otro ado? -ndagu
nstntvamente.
-Stuacn? -Enarc as ce|as como s se preguntara que qu quera
decr-. Tan ma como aqu; es ms, peor.
Y con un ampo ademn de su brazo encadenado abarc e permetro
de a empazada.
-Cundo crees que Asarhadn emprender a bataa? Maana?
Pasado? Saben perfectamente que s son capturados en ese nferno no
habr savacn para eos. Cuando march, os sodados ya estaban
degoando a os ofcaes. S, estn muy ma.
-Entonces ta vez no se bre nnguna bataa. Ouz cuando egue e
momento, Asarhadn encuentre a sus enemgos de rodas pdendo
cemenca.
-Antes no eras tan ngenuo, Tgath -repuso mordendo otro trozo de
pan que devor con ferocdad mentras me mraba como s hubese
deseado desgarrarme de gua modo e corazn-. Muchos preferrn
haar a muerte honrosamente en e campo de bataa que pasar toda una
vda de servsmo sometdos a tu hermano y a os doses de Babona. Yo
fu bastante neco y db para creer que podra savar a vda
$'*
Nchoas Gud
E Asro
sometndome: ya ves qu error he cometdo. Y ahora voy a morr porque
en una ocasn decar abertamente a tu hermano que no estaba
capactado n para cudar e paomar de rey y mucho menos para
sustture. Otros mucho ms vaentes que yo no se enfrentarn a msmo
sno.
De pronto de| caer e pan en e sueo y se cubr e rostro con as
manos, estaando en agtados soozos.
-Oh, que todo haya acabado de este modo! -excam por fn,
en|ugndose as grmas con os dedos y sonrendo ncmodo-. Y o ms
rrtante es que ha sdo por cupa de Arad Mak. Oun poda desear que
renase seme|ante ndvduo? No es me|or que Asarhadn n squera vae
o que . Pero, Nabusharusur...! Oh, cmo madgo e da que escuch a
ese eunuco de engua de vbora!
-Por qu? Ou sucede con ? -repuse sn comprender nada-.
Ou tene que ver Nabusharusur?
Snq Adad me as de brazo con ambas manos, sacudndome como s
pretendera despertarme de ms sueos.
-Dfund por doquer a notca de que Arad Mak te reservaba su
puesto, Tgath. Hzo creer a todo e mundo que emprenda esta revueta
en tu nombre.
Por tmo me sot, de|ando caer as manos en su regazo. Parecan
habere abandonado as fuerzas a reconocer e enorme error cometdo.
-Ya te he dcho que os hombres creen aqueo que me|or convene a
sus deseos.
Extra|e de boso de m tnca a redoma que Kefaos me haba
entregado, ocutndoa de modo que so fuese vsbe para Snq Adad.
-Ou es? -pregunt a parecer sorprenddo.
-Tmateo maana antes de que acudan por t.
-Ou es? Un veneno?
-No..., no soy tan arro|ado como todo eso. S te proporconase un
veneno prvara a rey de su espectcuo y acabara ocupando tu ugar en
e supco. No, no es veneno.
-Ou es entonces?
-Emna e door y e medo y facta e trnsto morta Morrs, pero
sn sufrmentos. Tmateo exactamente antes de que acudan por t,
porque sus efectos no son muy duraderos y enterra e recpente entre e
barro cuando hayas concudo para que no pueda despertar sospechas.
Escond a redoma entre sus harapos y vov a cogerme de brazo.
-Te has arresgado mucho, Tgath... Oue os doses te bendgan!
-Consdrao como m reben contra Asarhadn. Lamento haberte
defraudado, amgo mo.
-Nos hemos defraudado mutuamente; t no eres peor que todos
nosotros.
Nos despedmos y regres a m tenda, ocutndome de as mradas de
os hombres. A a maana sguente no acud a presencar e fna de Snq
Adad, pero me nformaron que mur como un vaente.
Aquea noche eg un mensa|ero envado por Arad Mak. Portaba un
estandarte pdendo tregua, y Asarhadn devov a emsaro en un saco
de cuero con cen cuchadas, de modo que en su cuerpo apenas qued
$'!
Nchoas Gud
E Asro
una gota de sangre, hacendo saber as a os rebedes o que podan
esperar de .
Era evdente que s ba a producrse una bataa no tardara en tener
ugar. E propo Asarhadn se sentra defraudado s no a haba, por o que
ev adeante sus panes. No fu convocado a as reunones de estado
mayor, pero un prncpe en desgraca nunca carece de medos de
nformacn, por o que ogr enterarme de que se haban dado rdenes
de emprender a campaa a da sguente, que sera e segundo de mes
de Adar. Y adems recb nstruccones por medo de Sha Nabushu.
-T no vas a ntervenr -me rept-. No debes uchar n squera
como un vugar sodado. La gora de ese da debe corresponder
totamente a rey.
-Ya me o habas dcho. Aunque no temas: no empaar a uz gorosa
de seor Asarhadn. Estar presente ncamente como observador,
puesto que sa es a pentenca, que creo debo ofrecer a aqueos que van
a morr maana; pero, sabes?, me sento muy dchoso de no combatr en
esa bataa. No tengo nnguna ncnacn por e ofco de carncero.
Saba que aquea respuesta no e agradara, pero no caba duda de que
Sha Nabushu acept m expcacn. Durante todo e da se oyeron
rechnar as mueas. Todos sabamos que m hermano se haba evado
consgo de Nnve un carro cargado de hachas y comprendamos
perfectamente sus ntencones.
Aquea noche Lushakn me nvt a su tenda, donde os ofcaes
veteranos de e|rcto de norte que a da sguente ucharan a as
rdenes de Sha Nabushu se entregaban a a bebda para aturdrse. No
teman perder a bataa -en seme|antes crcunstancas a nade se e
ocurre que pueda encontrar a muerte n squera por accdente-, pero e
ambente que se respraba era propo de seres derrotados.
-E sobrno de m esposa estaba en a guarncn de Nnve -d|o uno
de eos-, y no e he vsto entre os desertores. Ou voy a decre cuando
regrese a Amat?
-Tendremos que purfcar nuestras armas y hacer sacrfcos: esta
case de uchas no agradan a os doses.
-Dcen que e seor Asarhadn se propone...
Levant una mano para ndcares que no deseaba or nngn
comentaro desfavorabe sobre e monarca y todos guardaron senco.
Creo que tambn eos me reprochaban en su ms profundo nteror
haberes arrastrado a tan penosas crcunstancas... Permanec un rato en
su compaa y me march.
Y a a maana sguente, a a grscea uz que precede a aba, cre que
se me abra a cabeza con e estrpto de as trompetas.
-Por qu no me han despertado? -pregunt, saendo
atropeadamente de m tenda a medo a|ustar todava e coseete de m
armadura de cobre-. Y en nombre de a dosa Ishtar!, puede saberse
dnde est m cabao?
E ordenanza mov apesadumbrado a cabeza como s e avergonzase
que pudese atrbure taes nconvenencas.
$'"
Nchoas Gud
E Asro
-Se o han evado, rab shaqe -contest-. En su ugar te de|aron una
yegua parda, de a que no puede decrse gran cosa: est tan depauperada
que so servra para amentar a os cuervos.
-Dces que m cabao no est? -repet, mrndoe con o|os
desorbtados por e asombro, ncapaz de dar crdto a sus paabras-.
Oue se o han evado?
-S, rab shaqe... Vers: es un anma fcmente reconocbe...
Naturamente, deba habero supuesto. Asarhadn quera asegurarse de
que, aunque decdese segur e proces de a bataa a o e|os, resutara
prctcamente nvsbe.
-Entonces ensame a yegua.
Reamente estaba tan enfaquecda que so hubera servdo para pasto
de aves de carroa. Se podan contar sus huesos ba|o a pe e magno
que s a hubese obgado a emprender e gaope habra cado
despomada. Sn embargo, puesto que no me propona sometera a taes
exgencas, bastara para satsfacer ms necesdades. Era como a horma
de m zapato, porque nnguno de os dos estbamos en condcones de
ntervenr en aquea guerra.
Emprend a marcha sguendo una sucesn de conas de escasa
eevacn por donde no esperaba encontrarme con nade, mantenndome
en un punto a certa dstanca entre e nceo prncpa de sodados de
nfantera y as compaas de cabaera que marchaban en vanguarda
para provocar os contactos ncaes con e e|rcto de Arad Mak. Y
puesto que e dos me convrt en su testgo, descrbr a terrbe
readad de aquea |ornada en a que presenc matanza tan monstruosa
como nt. Porque e enfrentamento de Khanrabbat fue ms ben una
matanza que una smpe bataa.
Fataba una hora para a sada de so cuando se produ|eron as
prmeras escaramuzas. La cabaera rebede haba tenddo una
emboscada y protagonz un ataque contra os |netes de Asarhadn,
arremetendo contra eos como un soo hombre. Pese a que me
encontraba a medo beru de dstanca, a ms odos egaban sus grtos de
guerra y por un momento parec como s se hubesen ntroducdo entre
as fas enemgas acaso ogrando desperdgaros y vencendo en su
empeo. De todos modos, qu pueden hacer trescentos hombres -en e
caso de que fuesen tantos- contra cnco m o cuatro m? Y cmo
ograran as abe|as vencer a un sotaro hurn que tratase de rrumpr en
su comena? La cabaera rea apast a os rebedes rodendoos, sn
permtres a huda. A cabo de meda hora a ucha haba concudo y e
sueo estaba sembrado con os cuerpos de cabaos y hombres,
morbundos y cadveres de ambos bandos. Sn embargo no haba duda
acerca de qun sera e vencedor. Aqu era e tmo combate que a
cabaera reazara durante a |ornada. Los rebedes haban perddo hasta
e tmo |nete sobre a reseca herba.
Dos horas despus e eg e turno a a nfantera. Las tropas de Arad
Mak, que contaban con ventcuatro o ventcnco escuadrones de bataa
formados apresuradamente y procedentes de compaas debtadas por
as desercones sufrdas durante os tmos das, un tota de efectvos que
no acanzaba os tres m hombres, n squera una qunta parte de sus
$'#
Nchoas Gud
E Asro
fuerzas orgnaras, se dsponan a enfrentarse a e|rcto de Asarhadn,
que en aqueos momentos deba de contar con setenta m u ochenta m
hombres.
No me moestar en descrbr a tctca mtar, porque qu tctca
puede empearse cuando un hombre se enfrenta a vente o trenta? Los
rebedes quedaron abrumadoramente apastados por e contraro,
apastados, ta es e cafcatvo dneo. Combateron vaerosamente,
como es propo de quenes no tenen otra opcn que escoger e modo de
su muerte, pero uchaban sn esperanzas.
Haca e medoda todo haba concudo, excepto a carncera fna.
Hombres escogdos por Asarhadn se anzaron a campo de bataa y
remataron a hachazos a os herdos que encontraron y tomaron trofeos de
os cados. Segudamente un carro recog as cabezas. Los pocos que
fueron tan necos o desdchados que sgueron con vda, an se veron
tratados con menos consderacn. Los ofcaes fueron desoados a
msmo, atenazados en e sueo, en cuaquer caro que encontraban, y
despee|ados como cone|os.
Tuve ocasn de advertr que por o menos cuarenta hombres sgueron
ese destno y sn duda seran muchos ms os que escaparon a m
observacn. Los sodados fueron perdonados por e momento. Los
rodearon y capturaron sn que tuvesen oportundad de escapar. Segn
supe ms tarde os obgaron a emprender a marcha desde e campo de
bataa a Khanrabbat, dstanca que corresponde a unos cncuenta o
sesenta beru, que hombres ben preparados y pertrechados no habran
poddo cubrr en menos de vente das y que eos deberon reazar sn
factares amentos n bebdas. Los escasos supervventes de seme|ante
prueba fueron condenados a traba|os forzados en a edfcacn de os
muros de adobe de nuevo tempo que Asarhadn destnaba a dos
Marduk. Me pregunto s aguno de eos sobrevvra a aque verano.
Ta es o que suced en Khanrabbat. |uro por os doses de ms padres
que sta es a verdad.
Yo fu testgo de todo eo desde certa dstanca, fectndome por no
haarme ms prxmo. A pesar de todo me reprochaba amargamente,
porque me consderaba e verdadero cupabe de ta carncera. Los
augures haban manfestado que Asarhadn deba renar en e pas de
Assur porque ta era a vountad de os doses, y yo, que me ressta a
desafar a dos por e amor de una mu|er, me haba sometdo a eo. No
pretendo que ms motvos fuesen ms nobes: Asharhamat era o que ms
me mportaba y renuncaba a ea sacrfcndoa a m obedenca.
No obstante, ta era a vountad de dos? Oue sus h|os, os hombres
de su nacn, fueran entregados como festn de perros y aves carroeras?
Haba obedecdo reamente o me haba envanecdo a nobeza de m
gesto a que haba antepuesto todo o dems? Ou haba hecho? Haba
confado a decsn de m destno, e destno de mes de personas, quz
de toda a nacn y de mundo entero, a as entraas de una cabra?
Agunas mpresones perduran en a vda de un hombre: yo nunca podr
ovdar a matanza de Khanrabbat n m sensacn de cupabdad y
vergenza. Aque da e mundo camb para m y perd para sempre a
$'$
Nchoas Gud
E Asro
usn defntva de a |uventud: poder mantenerme sempre bre de
pecado.
E resto de da hasta que desaparec por competo a uz y e campo
de bataa empapado en sangre pudo por fn ocutarse con e decoroso
veo de a oscurdad, saeron varas patruas a escudrar as conas en
busca de agn posbe fugtvo de a venganza de Asarhadn. No creo que
egasen a escapar muchos, pero aguno s ogr burar os grupos de
escavos y e hacha de verdugo. En cuanto a m hermano Nabusharusur
no mur en Khanrabbat, aunque por extraordnara casuadad fu yo
quen d con .
Estaba a punto de ponerse e so. Yo haba do paseando cas a azar,
ms que nada porque no poda dgerr a perspectva de regresar a
campamento. No deseaba contempar os rostros cupabes de os
asesnos a quenes haba conocdo toda a vda: prefera evtares a eos y
a m msmo aquea tma humacn. De modo que de| errar a su are a
a yegua parda, preocupndome ncamente de mantenerme ae|ado de
campo de bataa.
Cuando pasaba |unto a un enorme montn de rocas, coocadas una
sobre otra como ceboas en un pato, me detuve un momento -
aparentemente sn razn aguna- y ech un trago de a bota de agua que
evaba cogada de una cuerda en e hombro. No esperaba n buscaba
nada y, de pronto, percb un sondo, db pero dentfcabe: era e
araazo de meta contra a pedra.
Me vov a mrar y no dstngu nada. Prest atencn y no vov a
percbro. No haba nada: estaba seguro de eo.
Mr nuevamente en torno y por una de as profundas rend|as de aque
montn de rocas dstngu, tenue pero nconfundbemente, e contorno de
una fgura humana agazapada y ocuta, nmv como un cadver.
Desenvan a espada y, tras comprobar que no haba nade por
aqueos arededores, a devov a su funda, sntndome como un neco.
-Sa, no tenes nada que temer de m!
La fgura se mov y graduamente aparec a a confusa uz
crepuscuar a fgura de Nabusharusur: era a tma persona que hubera
esperado encontrar.
Se sent en a boca de a henddura, sostenendo todava a daga en a
mano derecha y me mr con expresn mezca de avo y dsgusto.
-Dces que no tengo nada que temer de t! Hermano, me marava
que egues a decr taes cosas, en broma o en sero! Nada que temer de
t..., por os doses!
Pareca agotado y, pese a as puseras de oro que evaba en os brazos,
su aspecto era tan desastrado como e de un pordosero. Sn embargo era
e de sempre, sn que hubese perddo un pce de su orguo.
-De modo que todo ha concudo -prosgu-. Dame un sorbo de
agua, Tgath, como s fuera tu amgo.
Beb con avdez y uego me tend a bota, pero e d|e que poda
quedrsea.
$'%
Nchoas Gud
E Asro
-Gracas. Y ahora hazme otro favor: mtame antes de entregarme a
Asarhadn. De que me encontraste muerto.
-Dnde est Arad Mak? -e pregunt tanto para desvar aque tpo
de conversacn como por curosdad, porque para qu ba a
preocuparme Arad Mak?
-Desaparec..., huy ayer. E cobarde n squera aguard a enterarse
de a respuesta que daba Asarhadn a su oferta de rendcn. No es
precso e cucho de un castrador para despo|ar a un hombre de su
vrdad. Estn todos muertos?
-Cas todos. Y os que an no han cado no tardarn mucho o ta vez
preferrn haber perecdo.
-Tras nuestra conversacn en Amat comprend que todo era nt.
Saba que no te convencera porque durante toda tu vda so has
escuchado esas voces que nade ms que t puede or y que te obstnas
en consderar de nspracn dvna. -Mov a cabeza con are fatasta y
de sus abos escap un espasmo de amarga rsa, como un grto de door
-: Eres un cobarde, Tgath, peor ncuso que Arad Mak, que por o
menos supo demostrar certo arro|o e da que encontr arrestos para
matar a rey nuestro padre. Te sentes encadenado a antguas fdedades
y a temor de que, en aguna ocasn puedas obrar de modo n|usto
smpemente porque responde a tus deseos. Desde que renuncaste a a
seora Asharhamat te has obsesonado por mostrarte abnegado. Saba
que abrazaras a causa de Asarhadn.
-Por qu no huste entonces?
-Como Arad Mak? -sonr condescendente como ante una broma
de ma gusto-. Aunque sea un eunuco debes concederme certa
dgndad, hermano. No, yo desencaden este asunto y debo asumro
hasta e fna.
La sonrsa mur en su rostro, dando paso a una expresn de cansanco
y resgnacn.
-Y ahora mtame. He fracasado, pero deseo evtar pagar por m cupa
y no estoy seguro de poseer e vaor necesaro para darme muerte yo
msmo, Tgath.
En ugar de eo desmont de m cabagadura y puse as rendas en sus
manos.
-Ya tengo bastantes cargos en m concenca -e contest-. Adems,
te debo a vda por tu oportuno avso sobre a escava Zabbe. Lvate e
cabao y huye..., nada hay que te o mpda, y en a oscurdad tenes
muchas probabdades de escapar. No te detengas n squera un nstante
hasta que te haes e|os de acance de Asarhadn.
Sn esperar a que reptese m oferta, sat a omos de a yegua y se
cog a bota de hombro.
-No creas que te estoy agradecdo, Tgath, hermano -excam,
anzndome una mrada ena de odo-. N penses que con esto queda
todo zan|ado entre nosotros, porque me debes mucho ms que tu
mserabe exstenca. S te hubeses convertdo en nuestro aado, esto no
habra ocurrdo. E ncuso ests en deuda por todo cuanto aqu ha
suceddo.
$'&
Nchoas Gud
E Asro
D una pamada en a grupa de anma, que emprend un gero trote,
y me qued observando cmo Nabusharusur marchaba haca un destno
ncerto, confando que |ams vovera a vere.
Legu a campamento de noche, gundome por a pda uz de as
hogueras. En m tenda encontr ncamente a Kefaos. En su rostro se
ean as emocones y a resgnacn caracterstcas de quen ha
presencado todos os horrores.
-Ha sdo un da espantoso -expc-: he sdo testgo de demasadas
barbardades.
-S, ha sdo un da horrbe. Yo msmo me sento hastado de a guerra.
Ou te parece s vovemos a casa?
-A casa, amo? Oueres decr a Amat?
-No, a Los tres eones. Prefero estar a a aguardar en cuaquer
otro ugar a que Asarhadn decda m suerte. So necestamos
procurarnos unos cabaos.
No aguardamos a da sguente. Una vez concuda a bataa, Espectro
reaparec atado ante m estandarte y consegu otro corce para Kefaos.
Emprendmos a marcha entre as sombras de a noche, aumbrndonos
con unas faroas que cogaban de sendos paos. Despus de cuanto haba
suceddo e camno en dreccn sur nos parec un agradabe paseo.
$''
Nchoas Gud
E Asro
###!"
Estaba convencdo de que haba acanzado e fna de m exstenca y
deseaba estar preparado. En cuanto egamos a ms propedades env a
Kefaos a Nnve en busca de un escrba para poner en orden ms asuntos.
Cuando regres, tres das despus, yo ya haba decddo que o ms
convenente era regstrar cuanto antes Los tres eones a nombre de m
madre, puesto que, s me decaraban trador, ms benes pasaran a poder
de rey. En cuanto a ms restantes pertenencas, tendra que de|aras
como estaban porque transmtr parte sgnfcatva de as vastas rquezas
que posea a agn ser querdo habra provocado e deseo de confscaras.
En taes crcunstancas, mentras que no encontrase |ustfcacn para su
madad, Asarhadn no procedera contra m madre. Asmsmo otorgu
poderes a m antguo escavo para que dspusera de modo ms
convenente de oro que haba depostado en manos de os mercaderes de
Sdn y Egpto.
-Te aconse|o que te vayas cuanto antes -e urg-. M hermano an
tardar un poco en recordar os agravos que sente contra t, pero no
egar a ovdaros.
-Podra regresar a Naxos y vvr como un potentado -repuso,
exhaando un profundo suspro-. Las sas gregas son e me|or ugar de
mundo para poder vvr cmoda y pacenteramente... Aqueo es un
paraso. Por qu no te decdes a hur conmgo, seor?
-No, s prvo a Asarhadn de su venganza, en qun crees que
descargar su ra?
-Ests pensando en a seora Merope?
-S, en ea. No tenemos tempo de r en su busca y estoy convencdo
de que me espan constantemente: debo quedarme.
-Entonces tambn yo me quedar. Permanecer aqu por o menos
hasta que se decda tu sno. Ta vez pueda servrte de aguna utdad y,
despus, sempre habr tempo.
Le abrac y, vertendo grmas de grattud, e nsst en que deseaba
que huyese, pero se neg a escucharme.
-Por vountad de m amo soy un hombre bre -anunc en tono
grandocuente-, y por tanto estoy en bertad de r y venr donde y
cuando se me anto|e. Y en estos momentos sento gran curosdad por
saber cmo se resueve este caso. Obrar como crea ms adecuado.
-Entonces espero que consderes adecuado r a Nnve y enterarte de
o que a sucede. S te confundes entre a muttud pasars sn ser
advertdo. La cudad est ena de extran|eros y nade notar tu presenca.
As o hzo, de|ndome soo para dsfrutar o me|or posbe de ms
tmos das de bertad.
Decd aguardar en Los tres eones hasta que Asarhadn me
convocara a su presenca, o que no crea que tardase en producrse,
$'(
Nchoas Gud
E Asro
porque me constaba que en breve no podra resstr a tentacn de
demostrarme que estaba en su poder. Pero decd que hasta que egase
aque momento e apartara de ms pensamentos y me entregara a ms
propos paceres. De modo que sa a cazar daramente, aunque en
nverno escaseaban as pezas, beba ms de o convenente y dorma
todo cuanto poda. Ms srventes y arrendataros no daban muestras de
sospechar as dfcutades por as que atravesaba: a vda era cas
agradabe.
A m regreso descubr que Naba era madre de un no precoso, una
cratura que ya comenzaba a gatear torpemente con sus rechonchas
pernecas, y que vova a estar embarazada. Tanto ea como su mardo
se vean dchosos: sent certa compacenca a pensar que no todas ms
accones haban sdo desafortunadas.
Porque aunque pudera presentarme con toda nocenca ante os doses,
aquea segurdad no me bastaba para avarme a sensacn de
cupabdad que en certo modo me haba nvaddo en Khanrabbat. Ta
vez Nabusharusur tuvese razn: haba credo nterpretar a vountad de
Assur y quz durante todo aque tempo me haba mtado a escuchar a
voz de ms propos temores.
M hermano, e eunuco, haba estado en o certo a atrbur e orgen de
todo o suceddo a Asharhamat. Haba renuncado a ea magnando que
actuaba nobemente. Cmo era posbe que pudese ser de otro modo
cuando e corazn me sangraba de ta modo? Y cada ao que haba
transcurrdo e|os de ea haba sdo ms duro para m, cada paso me
haba adentrado ms en a oscurdad. Sn embargo haba comenzado e
va|e y deba proseguro hasta donde me condu|ese.
Cmo ba a obrar de otro modo? A medda que Asarhadn se acercaba
ms a trono, su eeccn como marsarru haba parecdo ms y ms
descabeada. Sn embargo haba sdo procamada a vountad de os
doses y yo me haba obcecado en aceptara. Habendo perddo a
Asharhamat, cmo poda reconocer n squera nterormente que ambos
habamos reazado tan gran sacrfco en aras de destno para vero
rechazado brutamente?
Cuanto ms esfuerzo cuesta ago, ms entraabe resuta. Ta es a
ansedad que cega y cauterza. S yo haba quedado cegado por a avdez
de esprtu, cmo no ba a hacer o mposbe para que Asarhadn
renase?
Nabusharusur haba sdo |ust a cafcarme de cobarde. A parecer o
tema todo menos a muerte.
Transcurreron cnco das y uego dez. E poderoso e|rcto de
Asarhadn regres de Eufrates superor. Una tarde en que haba sado a
pasear con m cabao dstngu a os e|os as nubes de povo que
evantaban sus coumnas. Por entonces m hermano se haaba en Nnve.
Haba ceebrado su trunfo y vgaba su entorno. Y yo segua esperando
sn prsas.
Por fn eg e herado rea. Era un soo hombre: por o menos no me
evaran cargado de cadenas.
$')
Nchoas Gud
E Asro
-E rey te ordena que comparezcas ante su presenca -ndc-.
Desea que entres soo en a cudad, de modo que no provoques nngn
dsturbo.
-Ta vez podra dsfrazarme de mendgo -suger-. O acaso e rey
prefere que me conduzcan como un vugar crmna atado a a coa de un
carro?
-Ya te he nformado de a vountad rea.
-S..., o s.
Y e mensa|ero se march mpasbe, sn descabagar un nstante de su
montura, aunque por m parte tampoco me mostr demasado
hosptaaro.
De acuerdo. Procurara que m entrada en Nnve fuese o menos
espectacuar posbe. |ams se me haba ocurrdo seme|ante dea, aunque
no a hubera desechado. Marchara soo, a cabao, sn ucr nngn
dstntvo de m rango, como s fuese un adeano prspero que acude a a
capta para atender a sus negocos o a pasar unos das de esparcmento:
Asarhadn no tendra nngn motvo de que|a.
Por a maana acud a estabo acompaado de m capataz Tahu Ishtar
y ens un cabao castrado de coor pardo con e que pensaba marchar a
Nnve. En e estabo prxmo Espectro coceaba contra a puerta y
renchaba nervoso como s se dese cuenta de todo.
-Estar ausente agn tempo -e hce saber-. Y deseo que cuds
ese cabao o me|or posbe. En una ocasn, en Meda, me sav a vda.
-Se cumprn tus deseos.
M capataz acompa sus paabras con una profunda ncnacn,
mentras apoyaba a mano en su corazn. Me pregunt hasta qu punto
estara a corrente de a stuacn, pero decd que quz sera preferbe
gnoraro.
-Por s no regresara, he ceddo a fnca a m seora madre. Confo que
a srvas tan femente como a m, Tahu Ishtar.
-Tanto m h|o como yo cudaremos de ea, seor.
-Ben: entonces todo est souconado. -Sat a a grupa de anma y
tend a mano a Tahu Ishtar, que tom entre as suyas-. Te deseo que
dsfrutes de gran prosperdad y que e h|o que Naba eva en su ventre
sea otro neto que aegre tu ve|ez.
-Ads, seor! Oue os doses te acompaen!
Saba que no voveramos a vernos: se advn en su voz.
-Ads, capataz!
Cuando me sot a mano espoe m montura y abandon aque ugar
que haba sdo m casa.
Acanc e mo|n que seaaba e mte de ms propedades en a
prmera hora de a maana, pero no confaba cruzar a Gran Puerta de
Nnve hasta unas dos horas despus de medoda. Avanzando con
gereza habra poddo adeantar m egada, pero haba desayunado
coposamente, me senta perezoso y, de todos modos, no me aguardaba
nada muy agradabe en aquea cudad.
$(*
Nchoas Gud
E Asro
Desde e camno dstngua contnuamente e ro Tgrs, que en aquea
poca de ao se mantena dentro de sus estrechos cauces. Las negras y
fras aguas corran veozmente sobre su echo de pedra, zumbando como
avspas mentras tambn drga su curso haca Nnve.
Me preguntaba qu sucedera a. Debera enfrentarme a fasos
testgos, hombres comprados para decarar que yo haba consprado con
Arad Mak? Se reba|ara Asarhadn hasta ta punto, puesto que ms
que nade conoca m nocenca?
Aunque n squera en su condcn de rey se atrevera a acusarme de
ms autntcos crmenes porque cmo admtr pbcamente que su h|o y
heredero, e pequeo Assurbanpa, predecto de os doses, no haba sdo
engendrado por sno por m? No, s o saba -y sospechaba que as era
- o mantendra en secreto.
Ou era, pues, o que e restaba? Envar a un asesno a suedo que
empuase una daga ocutndose entre as sombras? Probabemente.
Todos advnaran a verdad, pero nade sera capaz de denuncara. Un
soberano puede renar abrumado por muchos escndaos porque os
hombres, s es es posbe, sempre creern o que desean.
Snq Adad as o haba dcho antes de que se desprenderan sus carnes
en e fuego. Ta es a sabdura que atesoran os condenados?
E so me cadeaba gratamente e rostro. La vda era un don de os
ceos, aunque durase una soa hora.
E camno que conduca a Nnve se haaba muy despe|ado.
Durante e trayecto, hasta que de| atrs e tmo mo|n antes de
acanzar as puertas de a cudad -en e msmo ugar donde haba
habado por tma vez con e maxxu-, me cruc con agunas personas.
A egar a punto en que ms se hunden en e barro os surcos de as
ruedas, me encontr con tres o cuatro campesnos con sus carros, que se
haban detendo a un ado de camno. Tomaban unas |arras de cerveza y
conversaban hacendo un ato en su ruta haca e mercado. Uno de eos
me mr y en su rostro se refe| una repentna expresn de sorpresa que
me hzo comprender que me haba reconocdo. Cnco mnutos despus
aqueos hombres pasaron por m ado montados en sus carros a un rpdo
troteco, pero desvando sus mradas de m.
Me detuve en e camno para comer en un para|e desde e que ya se
dstnguan as muraas de Nnve.
Cmo haba poddo suceder? Cada paso de aquea vertgnosa cada
apareca caramente ante ms o|os y, no obstante, an no poda
comprender que Asarhadn y yo, hermanos y amgos, hubsemos poddo
egar a convertrnos en tan mpacabes enemgos. Pareca extrao y no
obstante nevtabe. Me resutaba muy amargo descubrr que m vda
estaba arrunada y a suya carente de satsfaccones y que no dsfrutaba
de paz esprtua. Lo que ms amentaba era aque odo que renaba entre
nosotros, ms an que a prdda de Asharhamat, cuyo amor a menos
haba conservado. S fuera a abatrse sobre m a ho|a de un arma asesna
desde agn ugar esconddo, no me mportara que acabase con m vda.
Sn embargo amentaba que eo se consumase por a ntransgenca de m
hermano.
$(!
Nchoas Gud
E Asro
Una vez concudo m refrgero emprend e tmo trecho de va|e.
Cuando me encontraba a unos qunentos pasos de a Gran Entrada,
observ que se haba congregado una muttud.
Y una vez hube cuberto a mtad de aquea dstanca, descubr que a
gente se aneaba en e camno echando fores y monedas de oro a m
paso, vtorendome mentras trataban de tocarme a m o a m cabao.
-Assur es rey! Assur es rey! Assur es rey! -samodaban con os
rostros arreboados por a emocn.
Sus grtos resonaban en as paredes mentras cruzaba a Gran Puerta.
La cae de Nn, que conduca a paaco rea, estaba atestada de gente,
extran|eros, ndgenas, nos, hombres y mu|eres que trataban de
acercarme a sus pequeos para que m sombra se proyectase sobre eos.
Apenas poda avanzar, ta era a presn de aquea muchedumbre que
amenazaba con abaanzarse sobre m.
Y por doquer sonaban vtores, e msmo grto proferdo por tantos mes
de gargantas: Assur es rey! Assur es rey! Era como s estuvesen
acamando a su dos, a m o a ambos.
ste es e momento ms goroso de m vda -pens con e corazn
atendo tumutuosamente en e pecho-. Suceda o que suceda, |ams
vvr otra emocn gua.
Dcen en e este que as tres cosas ms aprecabes de a vda son e
amor, e poder y a venganza. Las muttudes que acudan a darme a
benvenda a m regreso a Nnve me otorgaron todas eas, aunque fuese
por un breve nstante. Fuese o que fuese o que me deparara e destno
en horas y das sucesvos, consumaba antcpadamente m venganza en
Asarhadn.
En un da de mercado y con as caes atestadas de gente e trayecto
desde a Gran Entrada hasta e paaco rea poda cubrrse en cuarenta y
cnco mnutos. Aque da, a cabao, tard ms de dos horas. E puebo de
Nnve no me de|aba avanzar. En m cabeza retumbaban sus
acamacones y me senta embargado con e vno de su adoracn: por o
menos eos no me haban ovdado.
La escaera de paaco tambn estaba ena de gente. Los nobes de a
corte, acaso atrados por a agtacn popuar, haban acuddo atavados
con as me|ores ropas, dstntvo de sus cargos, a presencar o que sn
duda |ams haban esperado que acontecese y que apenas comprendan.
Entre eos descubr muchos rostros conocdos y otros que no o eran, y en
eos se ea perpe|dad, aarma e ncuso temor. S, era evdente que
tenan medo.
Y por fn aparec e propo Asarhadn en o ato de a escaera vstendo
una urea tnca, que acuda una vez ms a someter a puebo de aquea
odada y rebede cudad. Levant a mano conmnndoos a guardar
senco, pero a muttud no e hzo caso y sgu profrendo mperturbabe
sus aegres grtos: Assur es rey! Assur es rey! Assur es rey!, como s
yo fuese su soberano y me sgueran a modo de squto a a ceremona de
m coronacn.
Detuve a pe de a escaera a m nervoso y asustado cabao y
desmont. Asarhadn permaneca nmv en o ato, ante as grandes
$("
Nchoas Gud
E Asro
puertas abertas de par en par en sus goznes de cobre, y yo aba|o: por
vez prmera nos enfrentbamos.
Sub entamente pedao a pedao. Los cortesanos me abran paso y a
m espada seguan oyndose as acamacones de puebo. Me parec
que aquea escaera |ams concua, que aque ascenso se proongaba
una eterndad.
Y fnamente me detuve ante Asarhadn, que me recb con fra
sonrsa, como s hubese estado esperando en todo momento que yo
cometese seme|ante tracn.
Me arrod a os pes de soberano acompaado constantemente de
fervor de a muttud.
La gente guard un repentno senco. Tend as manos haca , m rey
y seor, en muestra de sumsn y a contnuacn ncn a frente contra
e sueo a sus pes en un gesto que resutaba nconfundbe.
La gente parec quedarse sn aento. Ac a cabeza y ms o|os se
encontraron con os o|os enos de odo de m hermano. S, en aqueos
momentos me odaba ms que nunca. Me evant.
Asarhadn no d|o nada. Do meda vueta y entr en su paaco.
Me nformaron que era deseo de rey que yo no habtase en m antgua
resdenca, e paaco que haba heredado de seor Snahusur, sno que
resdese en e propo recnto rea. En readad me encontraba sometdo a
arresto nforma. Aunque dsfrutaba de bertad de movmentos dentro de
recnto y de a Casa de a Guerra, que a a sazn abergaba a as tropas
de sur eaes a Asarhadn, me estaba prohbdo sar a a cudad.
Era evdente que teman a as muttudes. En certo modo, pese a m
pbca sumsn a rey, seguan receando que an pudera arrebatare a
corona a m hermano, aunque era dfc saber hasta qu punto segua
tenendo poder para eo.
Yo crea que e puebo estara descontento de m: haban esperado que
e prncpe Tgath fuese su berador, su campen, haban confado en que
se produ|era un magro. Como sempre, me haba vsto ensazado y
eogado porque no era m hermano y, a pesar de todo, e haba
expresado pbcamente m sumsn.
Pero cunto e haba costado a Asarhadn recbr aque pbco
testmono de m eatad? A nade puede mponrsee o que ofrece por su
vountad y deba habere rrtado profundamente verme con e rostro
hunddo en e povo honrndoe como rey por vountad propa. La vctora
haba sdo ma; no suya, sno ma. En aque momento me haba resarcdo
de todo: |ams recobrara su orguo. Durante toda su vda recordara
cmo e haba avergonzado. Los hombres pueden trunfar aunque sea de
rodas.
Y de nuevo aguardaba su sentenca, aunque ya apenas pareca
mportarme.
Estaba soo. Las escavas me servan a comda y asstan a ms
restantes necesdades con efcaca, pero en senco. Durante tres das
permanec en absouta soedad.
$(#
Nchoas Gud
E Asro
Pero a tercer da recb una vsta. Me encontraba sentado ante un
brasero en a que haba sdo m cmara de audenca cuando se abr una
puerta y una sombra se proyect en e sueo. Abr os o|os y me encontr
con m hermana, a seora Shadtu. Por o menos no recordaba que ea
fuera una asesna.
Las escavas desapareceron repentnamente.
-Supona que en estos momentos ya habas decddo haca qu bando
te ncnabas -d|e, agradecendo a pesar mo cuaquer muestra de caor
humano por nsgnfcante que fuese.
-Y as ha sdo. Pero nuestro hermano no se toma tan en sero a sus
concubnas para preocupare adonde van o con qun se renen.
-Entonces tambn eres una de sus mu|eres?
-S, o quz pensabas que Asarhadn sera tan remgado como t?
Sonr y se sent a m ado en e echo. Era una smpe sonrsa, nada
ms.
-Los cuervos roban as mga|as que encuentran. Asarhadn conoce m
echo a gua que otros hombres. A veces me pregunto s me reconoce
cuando no estamos en . Ou fue de a escava rabe?
-Te referes a Zabbe? Se a rega a un herrero tuerto. S su brazo y
su estmago son bastante resstentes ta vez hasta sea dchosa con .
Aqueo provoc sus carca|adas. Ech atrs a cabeza y r como un
chaca. Y uego me pas os brazos por e cueo, cubr m boca con a
suya y sent cmo deszaba su engua entre ms abos. Le cubr os senos
con as manos.
-Adeante! -susurr-. No te detengas ante nada!
Y as fue. Cuando a penetr, Shadtu suspr estremecda de pasn.
A fna todo pas como s nada hubese suceddo. M hermana se as
os cabeos con a mano y vov a sonrerme.
-Te preguntars por qu he vendo... No..., no ha sdo por esto. Por o
menos no so por esto.
-Por qu entonces?
-Para decrte que ests en pegro.
En esta ocasn fu yo quen se ech a rer.
-En pegro? -Las carca|adas cas sofocaban ms paabras-. Shadtu,
hermana, magnas que no comprendo que me hao en pegro?
-Asarhadn est encenddo por a ra -repuso, gnorando aque
mpropo acceso de aegra-. Cuando entr en a cudad con os cautvos
encadenados a su carro y acompaado de un e|rcto con e que haba
obtendo una gran vctora, e puebo permanec sencoso: ncamente
se oyeron retumbar os tambores. Y sn embargo t... -Hzo un ademn
ambguo de|ando as paabras en e are-. En eso has convertdo su
trunfo..., en nada. Menos que nada. Acaso cree que reno gracas a
?, pregunta. Y sus hombres, avergonzados, no saben qu respondere.
S se atrevese, te matara.
-Y crees que o har?
-Ya e conoces. Depende de sus sueos, de sus augures... y de su
madre.
-S depende de ea, soy hombre muerto.
$($
Nchoas Gud
E Asro
Shadtu no respond. Se evant y cruz a estanca en sombras,
drgndose a a puerta que an segua aberta.
-Ads, Tgath -d|o-. Tengo a debdad de amarte: no puedo
evtaro. Me temo que no voveremos a vernos.
Y desaparec.
Estuve evantado hasta e amanecer y uego me acost, tenendo como
nca compaa m espada.
Por a maana entr una srventa con una bande|a en a que me
evaba e desayuno acompaado de un cuenco de dtes. Haba comdo
dos o tres cuando encontr un trozo de pergamno no mayor que a pama
de m mano enroado y esconddo en a bande|a y que estaba escrto en
grego.
Yo, que he sido uno de ellos, domino el arte de corromper a los
esclavos. 5i necesitas de m, susurra mi nombre en el odo de esa perra
que te sirve.
Naturamente! Cmo no ba a encontrar Kefaos e modo de
ntroducrse entre os muros de paaco de m hermano? Ou no habra
ntentado? Pero de momento no necestaba de .
Me anuncaron que deba comparecer a presenca de rey a a tercera
hora despus de medoda.
Asarhadn estaba sentado rodeado de sus concubnas. Le cogaban os
pes de a parte nferor de echo y una negra, que por todo atavo uca
sus cabeos trenzados con gruesos hos de oro, e avaba en una |ofana
de pata. Me puse a mano derecha sobre e corazn e nc una
reverenca.
-No te atrevas a hacerme eso otra vez, Tgath! -grt, apartando a a
escava de una patada y ponndose en pe-. No permtr que te bures
de m por segunda vez!
-Seor...!
-Basta!
Levant e brazo seandome y pase sava|emente a mrada en
torno.
-Fuera de aqu todas vosotras! -excam-. No ves que estoy
ocupado? Fuera!
Por un momento tan so se oy e rpdo roce de os pes desnudos en
e sueo. Cuando por fn nos encontramos soos, Asarhadn parec ms
avado.
-A veces pueden egar a ser un verdadero estorbo! -excam como
dscupndose y uego me mr de un modo curoso, cas supcante.
De repente pareca como s nada hubese suceddo entre nosotros.
-De dnde has sacado a esa negra? Es nueva?
-S -repuso sonrendo nstntvamente-. Es un regao de... Tgath,
me has hecho una suca |ugada!
-S he ofenddo a...
$(%
Nchoas Gud
E Asro
-He dcho que basta! Madto seas! Cuando empeas ese tono s que
te ests burando de m!
-T eres e rey -respond, sntndome cas capaz de compadecere.
-Lo soy reamente? S... Y qu? -Se de| caer en e echo con a
expresn enfurruada de un chquo macrado-. Por os sesenta
grandes doses, preferra no sero!
-Sn embargo o eres y es ago que n t n yo podemos evtar.
De pronto me sonr.
-No..., no podemos hacer nada, verdad?
Permanec argo rato sn decr paabra, mrando f|amente e techo.
Aguard, puesto que no me quedaba otra aternatva.
-Estuvste en Khanrabbat -me record fnamente, sn apartar su
mrada de techo, como s se drgera a otra persona-. Podas haberte
undo a os rebedes..., quz renar en m ugar y, sn embargo, vnste. Y
cuando te env a ese dota de Sha Nabushu...
-T eres e rey. No s s recordars que estuvmos de acuerdo con eo:
yo soy un sodado y tu servdor.
-Y s exgera tu vda?
-Entonces supongo que morra.
-Y debes estar pensando que cuando yo desaparezca e bastardo de a
seora Asharhamat me suceder en e trono. Habrs vsto que consdero a
m h|o un bastardo, Tgath, a ese a quen e mundo en su gnoranca cree
m h|o. O quz magnas que o gnoraba?
Vov a mrarme: s en ugar de ser un hombre hubera sdo un dos, en
aque momento me habra reducdo a cenzas. Pero no e respond.
-Ser m h|o quen rene, Tgath, hermano! M h|o y no e de otra
persona! No te guardo nngn rencor por eo en partcuar, Tgath,
porque a odo tanto como ea a m. Pero ser m h|o quen ostente a
corona.
-Eso deber decdro e dos. ser quen esco|a a sucesor a gua
que te eg a t: es nt magnar que as cosas sern de otro modo.
Asarhadn se puso bruscamente en pe, tembando de ra, mentras su
rostro se ensombreca como s pasara por una nube de tormenta.
-Oue os doses condenen tu negra ama, Tgath!
-Oue eos te concedan o que ambos sabemos que mereces, augusto
seor!
Por un momento, un soo momento, cre que Asarhadn ba a
pronuncar as paabras que e convertran de nuevo en m hermano. Ago
en sus o|os me sugr que expermentaba aque agu|n de door que se
produce cuando descubrmos o que estamos a punto de perder. Nos
mramos frente a frente: en aque nstante hubese poddo suceder
cuaquer cosa, y sn embargo cuan dferente hubera sdo a hstora de
nuestras dos vdas!
-Guardas!
A cabo de un nstante me encontr fanqueado por dos sodados. Y
cuando vov a observar e rostro de Asarhadn comprend que aque
momento haba pasado, que o que haba edo en no era ms que m
nca, tma y vana esperanza. En aqueos nstantes sus o|os expresaban
$(&
Nchoas Gud
E Asro
un odo mpacabe y a carenca de remordmentos que caracterza a os
dspotas.
-Levaos a seor Tgath Assur! -orden con a voz sofocada por a
ra-. En agn rncn debe encontrarse a |aua metca en a que
encerramos a seor Nergaushezb, rey de Babona, cuando se encontr
entre nosotros. Buscada y poneda a dsposcn de m hermano.
Uno de os sodados ntent asrme de brazo, e rechac bruscamente y
e abofete derrbndoe en e sueo.
-No te atrevers! -susurr apretando os dentes-. Me r porque o
ordena e rey, por nada ms. Oue nade se atreva a ponerme as manos
encma!
Ambos sodados estaban armados y yo no evaba squera una daga,
pero aun as retrocederon un paso. Mraron a rey con are supcante,
como s temeran que pudera fumnaros con a mrada.
Y tambn Asarhadn pareca asustado.
-S, naturamente -repuso profrendo una nervosa carca|ada-.
Recobrad vuestros modaes y comportaos debdamente. Despus de todo
es e seor Tgath Assur, un hroe, un prncpe.
Mentras os sodados me evaban con eos, a ms espadas reson e
eco de sus rsas.
Nuestra fama, a parecer, no desechaba nada. La |aua estaba en un
rncn de os caabozos de paaco y en sus barrotes se haba acumuado
e povo de ms de dez anos.
E carceero, que era un ancano amabe, un antguo sodado que haba
perddo medo pe, a mp o me|or posbe e ncuso me do un co|n
para que pudera sentarme, pues a |aua no era bastante grande para
permtrme estar de pe en ea. Me serva pan y avaba m soedad
dndome aguna conversacn. Recordaba perfectamente a
Nergaushezb, pues msmo haba ayudado a cavetear a corona en su
cabeza. Segn me d|o, a |aua no haba sdo utzada desde entonces.
Tena una esposa y vva en a cudad. Gracas a sus das y vendas
pude mantenerme a corrente de o que suceda y enterarme de tempo
que se proongaba m cautvdad. Arededor de da vente, y segn
consder a medanoche, puesto que en aque sombro stano no poda
saberse a cenca certa, recb una vsta.
Lo certo era que no esperaba ver a nade. Haba supuesto que, aparte
m carceero, a prmera persona que probabemente vera sera a
verdugo encargado de cortarme e cueo. Pero no se trataba de sno de
a seora Naqua, madre de rey.
Aunque por entonces ya deba de rondar os cuarenta o cncuenta aos,
aparte que sus cabeos haban encanecdo, se dferencaba mucho de a
mu|er que recordaba de m nfanca. Segua vstendo a msma tnca y
veo de coor negro recamados en pata. Su beeza permaneca
naterabe y su sonrsa era gua de engmtca.
E carceero, que no era m amgo, sno aque que e reevaba y que
|ams me drga a paabra, e tra|o una sa, que ea ocup,
$('
Nchoas Gud
E Asro
despdndoe con un ademn. Durante argo rato me observ en senco
a travs de os barrotes, como s aque espectcuo a compacese en
extremo.
-Cmo est tu madre, Tgath? -pregunt fnamente.
-Cuando a de| hace poco ms de un mes, se encontraba
perfectamente, seora.
-M h|o ha envado un nuevo shaknu a Amat, por o que supongo que
ahora se encontrar en esa fnca tuya amada Los tres eones.
-Donde confo que se e permta vvr en paz, seora.
-Desde uego, Tgath -repuso sonrente-. Tu madre es un ama
candda a a que no deseo nngn dao.
-Me ava orte decr eso, seora.
La mu|er vov a quedarse caada. Y de pronto, como s hubese
recordado ago dvertdo, se ech a rer. Era a suya una rsa aegre,
desenfadada, de as que por experenca haba egado a desconfar
cuando as profere una mu|er.
-Acaso no o recuerdes -me d|o-. Cuando no eras ms que un
chquo d|e a Merope que acabaras tus das fabrcando adros para os
muros de a cudad.
-S, o recuerdo. Ser se m destno?
-Eso es dfc de decdr. Por mucho que me gustase verte cuberto con
un taparrabo, sudoroso y con os codos y rodas hunddos en e fango, no
creo que sea posbe.
Y mov a cabeza apesadumbrada, como s e hubese gustado
atravesar os barrotes y consoarme.
-Debemos consderar a posbdad de que estae un tumuto popuar
-prosgu-. Un hombre que como t dsfruta de a devocn de as
masas no puede ser pbcamente humado: a gente no o toerara. Y,
por otra parte, est m h|o. Desea matarte, pero no estoy segura de que
se atreva a darte muerte y, aunque encontrase vaor para eo, sera
prudente emnarte? Cmo podemos matarte cuando a muttud y e
e|rcto te reverencan de ta modo, pese a que te sometste pbcamente
a nuestro poder? Y sn embargo debemos hacero porque, s no,
Asarhadn |ams renar de hecho mentras permanezca a tu sombra.
Como te dgo, es una espnosa cuestn. Tendr que tomar una decsn
por m h|o.
Mud geramente a sonrsa que no haba abandonado su rostro.
-O quz habas credo que te encontrabas en poder de Asarhadn.
No, ests en ms manos, Tgath. Pensas que confara a m h|o
seme|ante decsn?
- es e rey, seora, no t.
-S, es e rey, pero porque yo o quse. Y sn m no durara mucho
tempo en e trono. o sabe... o se enterar pronto.
-E dos e desgn a , seora.
-No, Tgath -repuso movendo admontoramente a cabeza, como
una madre que aecconase a su h|o-. E dos nada tuvo que ver en eo.
Fu yo quen e hzo rey, nade ms.
De modo que era certo! Los rumores que haba odo de abos de
Nabusharusur eran fdedgnos: os presagos haban sdo faseados. No se
$((
Nchoas Gud
E Asro
trataba de una fantasa de os descontentos por a repentna e nesperada
eevacn de m hermano, sno de a pura readad. Me estremec a pensar
que quz Shadtu no haba mentdo cuando me cafc de autntco
rey.
Por prmera vez desde a muerte de m padre sent que una mano de
heo me atenazaba e corazn... No era temor a a muerte, sno a ago
peor. Todos ms sacrfcos haban sdo vanos. M constante renunca
tambn nt. So haba servdo a os ntereses de Naqua, no a dos.
Constantemente haba servdo a Naqua.
-Y a muerte de Arad Nn?
-No tuve nada que ver con ea, Tgath, a menos drectamente.
Se cubr a boca con os dedos en un ademn mezca de pedad y
regoc|o.
-No s s atreverme a pronuncar e nombre de Asharhamat o de|ar
que sgas magnndoa tan pura e nocente. Los hombres sos tan necos
y crduos! S, Tgath, ea hzo aqueo que yo no poda, aunque
vandose de medos deados por m. Por una vez actuamos como
aadas. Le admnstr un veneno con a cena ante su propa madre. La
empresa no careca de vaor y exga poseer unas entraas tan duras
como as mas. Y te aseguro que e castgo que e ha sdo mpuesto como
esposa de m h|o no es menos de que merece.
No deseaba or ms. Me cubr e rostro con as manos.
-Dspn como queras de m, seora -excam-, porque ya me has
hecho e ms desdchado de os hombres.
-S, Tgath, me consta que es as.
Se evant consderando ogrados sus propstos y deseosa de de|arme
entregado a ms pensamentos.
-Asharhamat no ser a nca que sufra -cas grt, por fn con e
corazn angustado-. E dos no permtr que estos hechos queden
mpunes.
Se detuvo un nstante con a mano en a puerta y vov a sonrerme.
-Ouz no, Tgath, aunque me preocupan muy poco vuestros toscos
doses de norte. De todos modos parece que no es sobre m en quen
descarga su ra. Observa en qu stuacn te encuentras: eres t quen
permanece en este caabozo y quen debe segur en . Me pregunto s
aguna vez ogrars abandonaro.
Abandon aque ugar porque e dos an no haba sencado su voz. S
hubese recordado sus promesas, todo cuanto me haba reveado, habra
comprenddo sus desgnos.
Pero no fue as y m corazn, durante os das que sgueron,
permanec cerrado a toda esperanza, aguardando ncamente a muerte.
Y un da cre que egaba reamente.
Pero no era a muerte a que egaba sno Asarhadn, vstendo a tnca
de sodado. Vno acompaado de cuerpo de guarda de su quradu y
empuando una espada.
$()
Nchoas Gud
E Asro
-Scao de ah! -orden a carceero. Y como s no pudera contener
su ra gope a |aua con a espada-. He dcho que e saques!
Suceda gua que en ms sueos. Ta como me haba prevendo e dos:
a cudad era una |aua y Asarhadn gopeaba su acero contra os
barrotes...
Advnaba perfectamente en su rostro que habra deseado fumnarme,
pero, aunque Naqua no me o hubese advertdo, comprend que no se
atrevera. Le sonre. Saba que no poda temere porque e dos as me o
haba prometdo.
E carceero descorr e cerro|o y abr a estrecha puerteca. Era a
prmera vez desde haca cas un mes que me pona en pe y as rodas no
me sostenan.
-Sa de ah, perro! -rug m hermano, con e rostro congestonado
por a ra.
Por fn tuveron que ayudarme dos sodados. Me evant apoyndome
en a |aua en a que haba estado encerrado como un zorro en su trampa
y me bur de Asarhadn. No tuve necesdad de habar: me bastaba con
mrare a rostro, porque era quen tena medo y no yo.
-Adeante! -susurr-. Ests empuando una espada y nade va a
detenerte. Mtame y rena eternamente..., s es que aguna vez has sdo
un hombre de verdad.
-Tgath, no me...!
-Mtame! -grt sn hacere caso-. Ha de ser ahora o nunca!
Ambos sabamos que no o hara.
Permanec argo rato ndecso. Su rostro refe|aba de modo manfesto
sus sentmentos en pugna.
Deseaba matarme: haba vendo para eo!
Aun en estos momentos creo que so a mano de dos pudo
contenere. Por fn arro| a espada a sueo.
-Aseade! -orden-. E seor Tgath Assur, m rea hermano,
parece sar de una pocga...!
Mr en torno sonrendo, esperando un apauso ante su ngeno, pero
por toda respuesta recb e senco.
-No debes aguardar a or m decsn como s fueses un escavo -me
espet, ba|ando e tono de voz y f|ando sus o|os en m como s estuvese
monoogando-. Conducde a m presenca antes de tres horas.
Y dando meda vueta sa de a estanca.
Tena tres horas. Me condu|eron a ms habtacones. A prncpo apenas
poda dar un paso, pero graduamente fu recuperando esa facutad
perdda, y a me baaron y me deron de comer escavas que |ams
haba vsto, no srventas mas sno de Asarhadn. Y no pronuncaron
paabra.
Me seguan mantenendo sotaro y cautvo, pero era me|or as.
Oue haga su vountad -me d|e-. Oue me mate s as o desea, pero
no sobrevvr a a vergenza de ese da.
Me consoaba pensaro creyendo que en certo modo haba sado
vctoroso, que todava poda obtener agn trunfo.
$)*
Nchoas Gud
E Asro
A fna de pazo prevsto me haban vestdo con a tnca recamada de
pata propa de os prncpes y conducdo a presenca de rey en e gran
san donde Asarhadn me aguardaba, aunque no soo.
E gran san era un ugar nobe. A su entrada se encontraban os
enormes toros aados de cabeza y barba humanas que son os genos
protectores de os reyes. En as paredes aparecan ba|orreeves
pocromados, monumentos dedcados a as gorosas vctoras de nuestro
padre. Yo haba vsto mes de veces a a seor Sennaquerb ceebrando
agn banquete con sus nobes, admnstrando |ustca y recbendo os
trbutos de os |efes de pequeos feudos. Todo e poder y fausto de pas
de Assur apareca a representado, a gua que en sus e|rctos y en os
tempos de sus doses. Cuando os extran|eros egaban a aque ugar
tembaban; cuando acudamos nosotros, os prncpes, y a gente vugar,
quenes creamos que por boca de rey se expresaba e Gran Assur, nos
estremecamos de orguo.
Y a se encontraba Asarhadn rodeado de sus nobes y de a gora de
su renado, respandecendo como e sagrado so con su urea tnca y
sostenendo a espada tambn de oro, smboo de su dgndad,
mantenndose asado, con expresn hosca y reconcentrada.
Cuando entr en a saa todos guardaron senco y f|aron sus mradas
en e rey. Me puse a mano en e pecho y me ncn ante m soberano.
Aqueo era ago que no poda aterarse: deba acatar su autordad.
Asarhadn evant e brazo y apunt su espada contra m pecho.
-E prncpe es m enemgo -decar con voz estentrea que en a
saa-. En su corazn no respeta a nngn rey. Ya en tempos de m padre,
e seor Sennaquerb, se comport como un rebede. deseara
enmascarar su rebeda, pero no e es posbe porque so yo conozco os
entres|os de su mente, yo que he sdo su hermano.
Ba| a mano y pase a mrada en torno sn vover a cabeza para
asegurarse de que era escuchado.
Sn embargo comprend perfectamente que aqueas paabras no eran
suyas sno nspradas por Naqua. Por su boca se expresaba a voz y a
astuca maternas. Ea e haba ndcado cmo deban desarroarse os
hechos..., ya me o haba prevendo caramente a soas. Y por eo me
senta obgado a compadecer a Asarhadn, porque no pareca
comprendero.
-Por tanto, e condeno a desterro!
Se oy un murmuo de voces, muchas voces manfestando dstntas
paabras que sgnfcaban o msmo. Y mentras zumbaban como moscas
sobre una carroa, m hermano, aque que haba sdo m hermano y que
haba decarado que ya no o era, y yo cruzamos una sencosa mrada
que se expresaba con harta eocuenca.
-Oue abandone esta cudad! -prosgu sn apartar sus o|os de m-.
Oue abandone para sempre e pas de Assur y todas aqueas terras
sometdas a poder de su rey. Dentro de cnco das envar emsaros por
doquer para que procamen m veredcto y, a contnuacn, cuaquera
que e encuentre deber dare muerte. Recompensar a quen me traga
su cabeza.
$)!
Nchoas Gud
E Asro
As fue cmo obtuve cnco das de graca, cnco das en os que tomar
venta|a de ms persegudores, cnco das en que poder ponerme a savo.
-De|ade que se ocute en as oscuras terras donde no acanza e so.
Oue tema e regreso porque su rey e oda. Oue desaparezca de m vsta.
Vete!
Me obgaron a sar... Apenas recuerdo dnde me condu|eron, porque
asataban m mente confusas sensacones... Cnco das! Tena cnco das
para abandonar a terra que me haba vsto nacer, para errar en e exo
hasta m muerte. |ams vovera a ver...
Asarhadn, seaando con su espada haca un vasto deserto donde no
exstan vestgos humanos, murmuraba una soa paabra:
-Vete!
En otro tempo e dos o haba expresado de gua modo.
Y as comenz m exstenca errante, ante m se proyectaban |ornadas
enas de afccn. Cre que m vda haba concudo, que por fn e dos me
haba abandonado. Desde a hora de m nacmento, aquea noche en que
surg a estrea ensangrentada, so haban transcurrdo ventcnco
aos.
$)"
Nchoas Gud
E Asro
$%&'()(
M neto e menor es padre de una na amada Deanra, que tene
cuatro aos y manfesta una gran curosdad por ms escrtos. Ahora se
haa sentada a m ado, en un banco, observando cmo rasgueo os
caracteres en un pergamno de pe de cabra. En e exo me he
enrquecdo y puedo permtrme seme|antes u|os.
Puesto que es muy traba|oso y adems nade en estos contornos podra
eero, hace cncuenta aos que no utzo os caracteres cuneformes y
otro tanto que no me expreso en m doma nata, e acado. A parecer me
he convertdo en un autntco grego, y como ta formo as etras que
consttuyen e nombre de Deanra. A veces ea sata a sueo, coge un
pao y as dbu|a en e povo: no tardar en aprenderas.
Es una cratura muy ntegente y que me da muchas aegras. Me
agrada pensar que s ega a ve|a acaso ea esta hstora a sus propos
bznetos y que recordar con certo afecto a ancano que a escrb, as
como este momento en que estamos sentados uno |unto a otro y yo
reeno de etras e pergamno. Y de ese modo no morr de todo: en taes
vandades haan consueo os ve|os.
En su prmera |uventud os nombres o esperan todo de os doses:
rquezas, nmortadad, gora, pacer, amor..., como s a todo tuveran
derecho. E enve|ecmento es un proceso por e que aprendemos que os
doses no prestan odos a taes petcones. La voz que responde en e
vento haba de otras cosas, de sabdura y pacenca, que egan
progresvamente con e tempo. La rqueza, a gora, e pacer y a
nmortadad son cosas vacas: so e amor es rea. Ser dchoso es
conocer todo esto y es e nco don que conceden os doses. Cuando
desean cegar o condenar a un hombre e otorgan os dems. Y s se
muestran cementes, a veces se os arrebatan. Oue me permtan segur a
a sombra de m emparrado, ensendoe e afabeto a a h|a de m neto
y me sentr eno de grattud.
Es curoso e destno de os hombres. Un no nacdo en a angustosa
hora de m desterro sera ahora un ancano arrugado y, como yo, a punto
de morr. Y yo sgo vvendo. Todos han desaparecdo ya: Asarhadn,
Naqua, Asharhamat..., todos! Son fantasmas que he revvdo en as
pgnas de esta hstora, m hstora que an no ha concudo. Porque yo
estaba equvocado: e dos no me haba abandonado.
Tuve que conocer e exo y a oscurdad, a dcha, e pesar y, a veces,
os corazones humanos. Y un da regres a pas de Assur, aprend os
secretos que a se escondan y me fue reveada a vountad de os ceos.
M vda, que yo cre concuda, estaba comenzando.
Pero as fuerzas de un ancano tenen sus mtes y esa hstora deber
aguardar otro momento.
***
$)#
Nchoas Gud
E Asro
Tlulo original: The Assyrian
Traduccin de josefina Cuerrero
Nicholas Cuild, J989
Editorial Planeta, 5. A., J99J
Crcega, 273-279, 08008 8arcelona (Espaa)
Diseo coleccin y cubierta de Hans Romberg (realizacin de jordi
Royo)
llustracin cubierta:
Cabeza de bronce, segunda mitad del lll milenio, Museo de lraq,
8agdad
Primera edicin: enero de J989
5egunda edicin: abril de J989
Tercera edicin: septiembre de J989
Cuarta edicin: julio de J990
Ouinta edicin: junio de J99J
Depsito Legal: 8. 22.909-J99J l58N 84-320-4059-2
Printed in 5pain - lmpreso en Espaa
lmpresin: Talleres Crficos Dplex, 5. A.,
Ciudad de Asuncin, 26-D, 08030 8arcelona
Encuademacin: Auxiliar Crfica jiro, 5. A.
El Asirio - Nicholas Cuild
28-08-20J0
V.J joseiera
$)$

También podría gustarte