Pintura Expandida Tabacalera
Pintura Expandida Tabacalera
Pintura Expandida Tabacalera
2 / JAIME DE LA JARA
4 / HISAE
ESPACIALMENTE
guillermo mora | miguel ngel tornero | 2014
EXTRAORDINARIAS
5 / FERNANDO GARCA
IKENAGA
8 / MIREN DOIZ
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OCHO
CUESTIONES
ESPACIALMENTE
EXTRAORDINARIAS
>
7 / JACOBO CASTELLANO
OCHO
CUESTIONES
Organiza
Ministerio de Educacin, Cultura y Deporte
Direccin General de Bellas Artes y Bienes Culturales
y de Archivos y Bibliotecas
Subdireccin General de Promocin de las Bellas Artes
organizada y producida por la Secretara de Estado de Cultura del Ministerio de Educacin, Cultura y Deporte, dentro del espacio de Tabacalera Promocin del Arte. Presenta
el trabajo de ocho artistas cuya obra, de apariencia objetual dentro del campo escultrico
expandido, se sita dentro de las corrientes artsticas contemporneas internacionales.
Pertenecientes a una generacin cuya obra comienza a darse a conocer a finales de los
aos noventa del siglo pasado, y que est en pleno desarrollo actualmente, sus obras
adquieren un punto en comn ya que, an partiendo de ideas propias e incluso de
soportes diferentes, que incluyen fotografa y pintura conjugan un inters por la memoria
y desmemoria de los objetos domsticos y de los lugares arquitectnicos. Todas estas
propuestas, incluso en su deconstruccin, buscan identidades escondidas, nuevas funciones,
una mirada conceptual, o simplemente, el absurdo de lo material y cotidiano que nos
rodea, desde puntos de vista absolutamente personales.
http:/www.mcu.es/promoArte/index.html
Comisariado
Virginia Torrente
Textos
Virginia Torrente
Coordinacin
Mariflor Sanz
Montaje expositivo
Montajes Horche
Traduccin al ingls
Nancy E. Brown
Iluminacin
Intervento
Fotografas
Pedro Albornoz
Transporte
SGR Exposiciones
Impresin
RotoMadrid
Seguro
Axa Art
Comunicacin
Conchita Snchez
Paloma Ballesteros
Este proyecto est especialmente concebido para ser presentado en el espacio de Tabacalera
Promocin del Arte; un lugar que rene unas caractersticas peculiares, tanto histricas
como de construccin y edificacin. Un lugar ptimo para ubicar en su interior las ocho
intervenciones artsticas site-specific realizadas in situ, como viene siendo habitual
en el trabajo de los artistas que se proponen para la exposicin.
Queremos agradecer la participacin de Jacobo Castellano, Miren Doiz, Nuria Fuster,
Fernando Garca, Hisae Ikenaga, Jaime de la Jara, Guillermo Mora y Miguel ngel
Tornero, as como el entusiasmo de la comisaria Virginia Torrente, que les ha invitado a
explorar este espacio extraordinario y cargado de memoria.
Tabacalera:
un espacio extraordinario
Virginia Torrente
Esta exposicin arranca en un lugar especfico, el edificio de Tabacalera, que tiene una
historia ligada a una economa y a un contexto poltico y social concreto. A da de hoy,
y de manera temporal, es un lugar mixto donde la gestin institucional convive con la
autogestin por parte de varios colectivos madrileos dando lugar a un caso nico y especial. Esto provoca un lugar heterogneo, de trabajo y exposicin, de negociacin del
mismo espacio y de sus contenidos, que produce un potencial de interaccin muy especial
en este edificio aparentemente venido a menos. Donde lo menos visible tambin est
presente, y es capaz de provocar mltiples y ricas estrategias de interpretacin y representacin con referencia a la antigua fbrica Tabacalera de la calle Embajadores, lo que nos
permite establecer el foco en una esttica que parte del contexto del propio inmueble.
Tabacalera:
An Extraordinary Space
Virginia Torrente
Cada edificio cuenta con su propia fuerza arquitectnica, creando conflictos a solucionar
por sus ocupantes, o consiguiendo stos doblegar su carcter. O ni una cosa ni la contraria, sino un punto medio de adaptacin. Esto se logra a travs de estrategias, de las
que el artista sabe mucho. Hablamos de las tensiones del proceso de creacin, y del repensar los mecanismos de la representacin para un lugar especfico, a travs de unos
modos de trabajo singulares. As, nos lanzamos a una aventura en la que este lugar puede
ser reprogramado para servir como instrumento de inspiracin a la labor de los artistas
de esta exposicin. Como parte viva del mismo proyecto. Como espacio activador del
propio contenido de esta muestra, de las obras que, como resultado, ahora se presentan.
Los artistas participantes se caracterizan por trabajar de manera personal y particular.
Cada uno, en su camino, ha ido marcando unas metas propias. Poco tienen en comn.
Pero s algo. El riesgo de trabajar para un espacio con un marcado carcter, donde surgen
dudas y preguntas a resolver, un riesgo aceptado y controlado que, como deca Clement
Greenberg, consiste en utilizar las caractersticas y mtodos de disciplina para criticar a
la misma disciplina, no para subvertirla o denostarla sino para afirmarla en sus competencias. Es decir, no negar el lugar de la representacin, ni pelearse con l, sino conseguir
llegar ms all del mismo, a partir de ir fabricando una narrativa que lo transforme, que
lo involucre, a partir del potencial del lugar y del pensamiento del artista, un trabajo mixto
y en comn con el espacio ocupado.
Leer el espacio
sorprendente, moldeada por el artista. Bajo prismas diferentes y personales, donde intervienen el humor, el sinsentido, la sutilidad, el brutalismo o la sugerencia surrealista,
encontramos nuevos usos o no usos para materiales conocidos, dndose as el caso
de fenmenos paranormales en armona y/o en colisin.
Las obras aqu presentadas se valen de una gama de soportes que van desde la escultura
y la instalacin a la pintura y la fotografa, pasando por el vdeo. Existe en la creacin
contempornea un peridico y constante resurgir del inters por lo hecho a mano, por el
trabajo artesanal, que parte de un deseo renovado de sentir los materiales, transformados
por el artista. Y existen muchas cuestiones de las que hablar y debatir a partir de esta materializacin en el contexto del arte contemporneo actual. Se habla de un retomar los
aos noventa, de una cierta melancola y nostalgia que imperaba a finales del siglo pasado
como marca de una poca. La solidez de la obra de arte, no importa si efmera o permanente, como huella del trabajo y la imaginacin de su autor.
Trabajar mediante ejercicios que son de aproximacin y distanciamiento, respetar o
destrozar la literalidad de los materiales empleados o de los lugares de la representacin.
Sense of Space
To quote Cristina Iglesias: It is obvious that I work
with space and in space.I looked at what sculpture
was, to what point can one express oneself and create
an active place, and yet also create a poetic
territory.() You build an exhibition with elements
that many times you had thought of for other spaces or
a specific situation, and they make you reflect upon the
transition. () That idea of a space that is nothing,
that is forgotten or is being created interests me, and
to be able to activate that situation and take it to a land
of perception that truly works, that appears to have
always been there, that does not interrupt, but does
not go by unnoticed. I want to create a place where
something happens, a poetic territory. A place where
there is nothing, or the corner of any room. The
materials are assimilated and they then speak for
themselves. () After minimalism, sculpture has
broken its own barriers. Today it is a word that
encompasses almost everything. For example, when
we speak of installation, it is a set of elements
arranged by the artist, which we would continue to call
sculpture. () The first time I visited the Reina Sofa,
in 1988, when it was not yet a museum, I remember
seeing the Panza di Buomo Collection and that notion
of installation, where an artist had worked a space so
that something happens there, to develop the senses,
to activate spaces that are sometimes asleep.
Citamos aqu a Cristina Iglesias: Es obvio que trabajo con el espacio y en el espacio.
Me planteaba qu era la escultura, hasta qu punto puede uno expresarse y crear un lugar
activo y por otro lado, tambin crear un territorio potico() Una exposicin la construyes con elementos que muchas veces habas pensado para otros espacios o una situacin
determinada, y te hacen reflexionar sobre el trnsito () Me interesa esa idea de un
espacio que no es nada, que est olvidado o se est creando, y conseguir activar esa situacin y llevarla a un terreno de percepcin que verdaderamente funcione. Que parezca
que siempre ha estado all, que no interrumpa, pero que tampoco pase desapercibido.
Quiero crear un lugar donde algo ocurra, un territorio potico. Un sitio donde no haya
nada o en cualquier esquina de una habitacin. Los materiales se incorporaron y luego
hablan por s mismos () Despus del minimalismo, la escultura ha roto sus propias
barreras. Hoy es un nombre que lo engloba casi todo. Cuando hablamos de instalacin,
por ejemplo, es una conjuncin de elementos dispuestos por el artista, que seguiramos
llamando escultura (...) la primera vez que visit el Reina Sofa, cuando todava no era
museo, en 1988, recuerdo la Coleccin Panza di Buomo y esa nocin de instalacin, donde
un artista ha trabajado un espacio para que ocurra algo, para desarrollar los sentidos,
activar lugares que a veces estn dormidos.
conseguir un giro abierto a la explicacin del trabajo artstico. El espacio como parte de
la obra, donde el protocolo de experimentacin se funde con el lugar, en un potencial
donde lo inestable, lo no permanente, es parte de la situacin creativa.
Al igual que en este escrito existe un pequeo captulo intercalado con citas de Cristina
Iglesias referentes al por qu de sus obras y la idoneidad del site-specific en su trabajo,
quiero cerrar esta introduccin a la exposicin con una breve reflexin de Boris Groys,
autor del siempre pertinente texto Polticas de la instalacin:
El soporte material de la instalacin es el espacio en s mismo. () La instalacin transforma el vaco, el espacio neutral y pblico en una obra de arte individual, e invita al visitante a experimentar este espacio como el lugar holstico, totalizador, de una obra de
arte. Todo lo que se incluye en este espacio se convierte en parte de la obra, simplemente
porque se dispone dentro de este espacio. () La instalacin demuestra una seleccin,
una cadena de opciones, una lgica de inclusiones y exclusiones. () La instalacin artstica es una forma de expandir el dominio de los derechos soberanos del artista desde
el objeto de arte individual hasta el espacio expositivo mismo. () La instalacin artstica
en la que el acto de la produccin coincide con el acto de su presentacin se convierte
en el terreno perfecto de experimentacin para revelar y explorar la ambigedad que se
encuentra en el ncleo central de la nocin occidental de libertad. () El espacio de una
instalacin artstica es la propiedad privada simblica del artista.
Los artistas participantes en Ocho cuestiones espacialmente extraordinarias, estn interesados en la confrontacin analtica del lugar expositivo con su obra, y son capaces de
convertir un espacio dado en un espacio mental. Intentan comprender, con mayor o menor
esfuerzo, la dimensin espacial que habitamos. Les interesa investigar sobre esa intensa
relacin con el sitio y su ocupacin/desocupacin. Tienen un ojo entrenado para las situaciones espaciales, una capacidad para reinterpretar y cambiar el significado de ciertos lugares. Romper la jerarqua del espacio artstico es otra de las pautas comunes a los
participantes en esta exposicin. En cualquier caso, ninguno de ellos acepta las cosas como
son, sino que todos provocan un giro de tuerca a ciertos asuntos mediante elementos y materiales que pensbamos que tenamos asumidos cul era su uso, su funcin y su destino.
Marcel Duchamp afirmaba que la mitad del trabajo la pone el artista con su obra, y la
otra mitad, el pblico con su lectura, como intrprete de su significado. As, la exposicin
se convierte en un dilogo, una conversacin.
Al artista le compete el ser capaz de relacionar el objeto, el espacio dado para mostrarlo
y el destinatario de la obra. Crear una especie de dramaturgia de la representacin. Cuestionar el lugar, con todas las consecuencias. Si centramos nuestro inters no slo en lo
expuesto sino tambin en el sitio donde se muestra, estamos dando importancia a un
fuera y dentro de la forma, ampliando la investigacin no slo a lo creado por el artista
sino tambin a su modo de habitar un lugar, de acomodarse a l. Hablamos de una nueva
comprensin del espacio expositivo, donde sus caractersticas sensoriales y volumtricas,
son percibidas y experimentadas por el autor como fuente de inspiracin, como vas de
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JACOBO CASTELLANO
JAIME DE LA JARA
MIREN DOIZ
NURIA FUSTER
FERNANDO GARCA
HISAE IKENAGA
GUILLERMO MORA
MIGUEL NGEL TORNERO
La estructura narrativa de Castellano es otro modelo al estilo Beckett: se corta y se interrumpe pero existe siempre un hilo que todo lo conecta, lo superficial y lo subterrneo,
lo literal y lo fantstico, en un orden en que expresa parte de un error, error que el artista
quiere corregir como sea, en un afn de explicarse mejor, pero donde esa comprensin
que pretende no es ni siquiera de gran importancia. Porque el trabajo tiene que gustarnos,
pero tiene tambin que resultarnos en cierta manera incmodo para querer comprenderlo.
En todo este relato de apariencia confusa, un cierto tono de melancola se aduea de las
piezas de Castellano. Escenario personal de miedos y temores, esperanzas y sueos, dudas
y afirmaciones rotundas.
Fantasmas que habitan de manera autobiogrfica en los sueos del artista, despiertan en
la obra del autor y cobran vida para salir al mundo, transformados en objetos cotidianos
que se repiten en la obra de Castellano: palillos y zapatos adquieren protagonismo en representacin de esos espritus, recuerdos atvicos de su infancia.
Un homenaje al cine que su abuelo regentaba en su pueblo, sirve de prembulo a la instalacin creada por Castellano para Tabacalera, a modo de taquilla por la que hemos de
pasar para entrar en su relato donde, una vez dentro, nos encontramos con una construccin realizada con palillos gigantes, fuera de escala, que puede ser interpretada como una
cuna, un andamio, una prisin Estos palillos hurgan en todo tipo de historias que no
han sucedido, pero que el autor prueba a escenificar.
Esos zapatos cortados, emblema de apariencia buuelesca, qu representan? La imposibilidad de hacer qu? O es que ya han cumplido con su deber en esta vida y reposan el
sueo de los muertos, descansan por fin en paz?
La memoria se convierte en juego que nos retrotrae a un campo escnico poblado de
recuerdos de la infancia y no tan lejanos. Juegos de interpretacin y percepcin a los que
se somete el propio Castellano y a los que nos arrastra con malicia intencionada, entre la
diversin y la confusin. Tambin el artista insiste en buscar en el pasado de los objetos
la fuente de un nuevo relato: el relicario de bolsillo de un pescador, rescatado de no sabemos dnde, empequeecido hasta lo minsculo en la instalacin en Tabacalera, cobra
fuerza en su diminuta escala. Palillos, zapatos, elementos cotidianos, mezclados con el
diminuto altar porttil con una virgencita dentro que los pescadores llevan como proteccin. Lo pagano se camufla en un emblema religioso.
Todos estos elementos mencionados y presentes en la instalacin, en apariencia dispersos,
van formando una coreografa teatral, y se convierten en el decorado de un cuento, de un
relato que se arma por partes, y que el espectador tiene que saber interpretar si quiere
entrar en su comprensin.
Jacobo Castellano:
Signs and Delimited Fields
An adventure toward failure (which it never is) is the
leitmotif of Jacobo Castellanos work. Castellano, who
likes to behave as a Beckett-like character, locked up
with only one toy, object he transforms confused in
the process, destroying it, into something else, into
something incredible. This is how we interpret the
Beckett-like remembrances that are crucial to
understanding Castellanos work, which force us to
open the mind wide in order to understand what he
wants to tell us.
Ghosts that autobiographically inhabit the artists
dreams are awakened in his work and take on life in
order to go out into the world, transformed as everyday
objects that are repeated in Castellanos work:
toothpicks and shoes become important in representing
those spirits, atavistic memories from his childhood.
The preface to Castellanos installation for Tabacalera
pays tribute to the movie theater his grandfather ran
in in his hometown. It is a ticket booth we have to
pass through in order to enter his story, where, once
inside, we find a construction made of giant
toothpicks, out of scale, which can be interpreted as a
cradle, scaffolding, a prison Those toothpicks delve
into all types of stories that have not happened, but
which the artist tries to stage.
Those cut shoes, apparently Buuel-like in appearance,
what do they represent? The impossibility to do what?
Or have they already fulfilled their use in this life and in
them lay the sleep of the dead, resting, at last, in peace?
Memory becomes a game that takes us back to a
scenic field populated with memories from childhood
and those not so distant. Castellano subjects himself
to games of interpretation and perception, and drags
us into them with intended malice, between fun and
confusion. The artist also insists on searching for a
new story in the objects past: a fishermans pocket
shrine, salvaged from God-knows-where by
Castellano, shrunk to miniscule in the installation in
Tabacalera, takes on strength in its diminutive scale.
Toothpicks, shoes, everyday things, mixed with a
microscopic portable alter with a tiny virgin inside
that the fishermen carry as protection. The pagan is
camouflaged in a religious symbol.
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El propio artista nos indica cmo le interesa mezclar lo solemne con lo ldico, lo desconocido con la memoria ms vvida, lo irreverente con lo sagrado. Y de estas dualidades
surge lo nuevo. Y nos permite penetrar en su instalacin por varios caminos, no solo por
la que parece obligatoria taquilla de acceso, y as, las percepciones son completamente
diferentes segn abordemos la pieza desde un lugar o desde otro. Nuestro ojo organiza
un recorrido y reordena el trabajo del artista, consciente de esa libertad, provocado intencionadamente por los elementos que componen la escenografa, con sumo cuidado,
desplegando apenas unos pocos pero suficientes elementos. Sutil y austero, potico y a la
vez contundente.
No tenemos por qu saber nada de la intolerancia del artista a la leche y cmo este acontecimiento marc su infancia. Pero a Castellano le sirve para contarnos otras cosas. Y ese
revisar acontecimientos propios, sucesos de su memoria que se trasladan al espectador, a
aos luz de lo que pas, nos llegan revestidos de un misterio contenido, perfectamente
planificado por el artista, aqu escengrafo de su propia obra. Partiendo de una precariedad de expresin y materiales, de una sobriedad extrema, con unos resultados de gran
contencin potica, Castellano consigue llegar a hacer lo mximo partiendo de lo mnimo.
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actividad de los parapetados, de lo que sucede por debajo, es bien interesante, cuando actuar en la normalidad se convierte en paradigma de dificultades.
En su bsqueda de la verdad en lo real, de la Jara tiene una gran capacidad para hablar con
su obra de los aspectos sociales de la vida. La trinchera es una reproduccin de un territorio
devastado, en emergencia y precariedad, pero tambin en posicin de lucha y combate.
Momentos donde todo es inseguro y precario, donde slo queda refugiarse debajo de una
construccin efmera. Pero no debemos escondernos en el parapeto construido por Jaime
de la Jara. Podemos asomarnos dentro y vemos que no hay nada, ni es lugar de refugio
para nadie. Salgamos a luchar.
La sociedad del espectculo mencionada por Debord debe ser revisitada en el momento actual, levantando cuestiones polticas, degradadas desde el ao 2001 a un mundo dividido
entre buenos y malos, demcratas y tiranos, pobres y ricos, empleados y desempleados. A
modo de anti-monumento elevado a los tiempos inciertos que vivimos hoy da, el trabajo de
Jaime de la Jara para Tabacalera plantea una ontologa del presente y del futuro ms cercano.
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Esos lmites de la pintura, que Miren Doiz menciona muy a menudo como referencia a
su trabajo, estn dentro de uno mismo y se muestran para afuera, y funcionan acordes a
las circunstancias espaciales, temporales e incluso personales, nos dice Doiz. De dentro
a afuera, la artista se hace con el lugar, lo ocupa y habita a su gusto, y all nos recibe,
dentro de su pintura.
Doiz trabaja bajo un mpetu imparable, racionalizado en su resultado final, pero presa de
la ambicin de llenarlo todo con otra apariencia, de camuflar el lugar dado, laboratorio
experimental donde probar y testar su propio trabajo, como un estudio de creacin a la
vista y el juicio del pblico.
En palabras de la propia artista: Lo real, entendido como veraz acta notarial de nuestra
percepcin, se difumina adquiriendo subjetividad. La obra nos concede la licencia de interpretar lo interpretado, y en cierto sentido, de profanar una intimidad retratada para
ser compartida. De este modo, los filtros de lo real y preciso, de lo adulterado e imaginado, lo vivido y lo recreado ficticiamente, se superponen sutilmente, condicionando as
nuestra mirada sobre la obra. Unas veces convirtindonos en cmplices espectadores,
otras, erigindonos como parte cosustancial a ella. Los lmites siempre son imprecisos...
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Para Trampantojo, Doiz se ocupa en crear una piel artificial que trabaja sobre la memoria
viva del lugar, que se est renovando desde hace dcadas en la antigua fbrica de Tabacalera. Esta cobertura que muda, estas paredes que llevan soportando tantas exposiciones
y las que le quedan estn en constante mutacin. Es una piel viva que, como las de
las serpientes, se pela y se cae y aparece nueva de tiempo en tiempo (un tiempo siempre
establecido, entre una exposicin y la siguiente). Y aunque aqu la norma es que no se
repinta, tiene que llegar Doiz para repintar el lugar, su espacio, hacindolo as propio e
intentando engaar al ojo del espectador que mira su trabajo.
Miren Doiz se enfrenta al espacio de Tabacalera, en sus propias palabras, de una manera
bastante clsica, puesto que precisamente voy a tratar de representar, por medio de la pintura, casi un estadio anterior del espacio y para ello voy a usar la mmesis voy a tratar
de devolver al espacio su anterior aspecto es un lugar al que la degradacin y el paso
del tiempo han dotado de una ptina muy singular
Representacin, espacio, identidad, y una vez ms, escenografa. Y como novedad en este
trabajo de Doiz, el camuflaje del espacio fsico, su piel falsa y real, el paso del tiempo
sobre las paredes de este lugar tan especial.
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paso, con flujo, con corriente, he pensado hacer esta condicin parte de la pieza. Muchos
de mis ltimos trabajos son procesuales, hay una parte importante donde yo no intervengo,
la pieza adquiere cierta autonoma. Me interesa el material, su reaccin, transformacin.
Suelo trabajar con agentes muy primarios como el aire, el fuego, el calor y la luz.
Fuster se centra en el espacio donde su instalacin tiene lugar, y lo primero que ve es que
es una zona de paso obligatorio, la primera de toda la exposicin, tanto de entrada como
de salida. As, a la artista le interesa la nocin de turbulencia que se puede generar en
una zona de trnsito, turbulencias que pueden ser de origen elico o de origen qumico,
y que finalmente, representan un contexto de perplejidad, una experiencia no slo esttica,
porque el espectador tiene que negociar con cuidado su paso. Fuster nos habla de las
derivas en el desplazamiento, de las dificultades en el camino a recorrer, de cmo estar
atentos: un paisaje de gran economa esttica que tambin nos habla de la reinvencin
de la sociedad de consumo artstico, jugando con los bordes de una intervencin mnima.
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greso, donde poder encontrar trazos de la vida y el quehacer artesanal que se pierde lenta
e irremediablemente.
Cada vez ms, el autor se ve posedo por las fuerzas y materiales de la naturaleza: piedras
y palos, sujetos por alambres, en un intento de domearlos con especial cario, sin que
sufran, para que sigan siendo lo que son aunque el artista los manipule y los traslade a
una funcin totalmente alejada de su origen, para transmutarse aqu en lujosas lmparas
de araa donde el cristal de bohemia es piedra y vidrio reciclados, donde el bronce se
transforma en alambre.
En el origen del trabajo de Garca, tambin nos consta esa permanente revisin de personajes histricos que cataloga como maestros, adoptados por l de una manera totmica
y bajo un prisma conceptual, que le inspiran lo que quiere encontrar en ellos. Y es aqu
donde aparece el personaje de Luis Candelas, legendaria figura de la historia de la ciudad
de Madrid. Nacido en Lavapis en 1804 y ejecutado en 1837, hijo de ebanista, Luis Candelas recibi educacin y lleg a ser librero en una corta etapa de su carrera profesional,
pero se decant por los robos para mantener un cierto nivel de vida. Se convirti en un
mito entre los bandoleros, y ms tarde, pas a dar nombre al clebre Mesn de Luis Candelas, junto a la Plaza Mayor de Madrid.
Desde hace un tiempo y cada vez ms comprometido con ello, Garca se atiene a mtodos
de trabajo que son artesanales y manuales, ligados a una representacin que implica una esttica de mxima austeridad. Garca desafa el sistema econmico capitalista, donde lo que
cuenta es la produccin mecanizada, volviendo al trabajo manual como modo de resistencia,
donde el valor es el tiempo precioso cuanto ms, mejor empleado en crear cada pieza.
Otra clave de su trabajo est en su esforzado quehacer artesano, al modo antiguo, donde
cada pieza est buscada y ensamblada con mximo cario y rigor, donde todo material se
reutiliza y adquiere una nueva funcin que el artista le ha buscado. Este rescate de un
folklore espaol casi olvidado y en proceso de desaparicin, supone un inmenso elogio a
la manualidad. As, Garca consigue hacer del bricolaje un terreno propio y a la vez experimental. Mediante un uso equitativo de racionalidad, intuicin y emocin, los materiales que utiliza en sus piezas, humildes a ms no poder, se transforman en objetos de
lujo, explorando as un proceso artstico propio, respetando y realzando la calidad de los
materiales empleados, y es as como los elementos ms bsicos, como piedrecillas, cristales
de botella rotos, alambre y madera, se transforman en manos del artista, nuevamente engarzados, hasta convertirse en joyas.
Las antiguas cordeleras que an sobreviven como comercios y los mesones de toda la
vida son puntos urbanos donde el autor focaliza su bsqueda que, en un recorrido ms
amplio y espiritual de inspiracin, se expande a otro tipo de recintos como son conventos
y castillos. En esta bsqueda, tanto de materiales como de inspiracin, Garca lleva un
tiempo en el que ha fijado su objetivo en Campos de Castilla. Entre Tomelloso y Miraflores de la Sierra, Garca rastrea la esencia de estos lugares no contaminados por el pro-
Una lmpara de araa es un smbolo de lujo, testigo apagado de otros tiempos que fueron
hericos. Una representacin de poder, dispositivo ostentoso que ilumin ciertos acontecimientos irrepetibles y posiblemente grandiosos, entre paredes que hoy da estn ajadas,
salones venidos a menos. Y como resultado de este trabajo, la sala de exposiciones se recompone en altar, atrio de luz, lugar de recogimiento y austeridad. Sin dar explicaciones
ni tampoco disculpas, Garca muestra su trabajo bajo un espritu libre, que oscila entre lo
crptico y lo reconocible. Trabajar en la oscuridad, en la laboriosidad artesanal hasta que
le duelan las manos, hasta encontrar y mostrar la luz.
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Viviendo actualmente entre la ciudad y el campo, el autor busca un equilibrio en el que encontrar su lugar. Si Schlosser estuviera vivo, Fernando Garca podra ser su discpulo, heredero de una potica de transformacin mnima de los materiales de la naturaleza. Nueva
ruralidad, new land art, post-escuela de Vallecas, podemos llamarlo como queramos porque
Garca no se inmuta y prosigue su camino de austeridad castellana.
Una brutal capacidad de sntesis y un arduo trabajo manual sistemtico, son el quehacer
de Fernando Garca, de quien, como Luis Candelas, nunca sabemos cul ser su prximo
golpe, dnde tendr lugar.
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Podemos as decir que la artista manipula la historia para crear una nueva, a partir de
referencias, asociaciones, rplicas, y su propia imaginacin?
El trabajo concreto para esta exposicin de Ikenaga surge de la visita a Tabacalera y la
posterior a un desguace de chatarra, fundindose en importancia ambos lugares como
origen de la pieza. Los restos de algo que ha sido, restos inexistentes o no encontrados
en la antigua fbrica de tabaco, contrastan con la proliferacin de los mismos en un lugar
sin memoria ni rastro del origen de lo que all yace, que es el desguace. Y de la fusin de
ambos, surge la pieza.
Los muebles, sus formas, parten para su creacin de lo terico hasta llegar a una representacin de lo fsico, donde su utilidad y funcionalidad son fines primordiales de su
diseo. Pero siempre est la fantasa, la irona, que puede referirse a la historia de la creacin
de dichos elementos. En la fisura entre su ya mencionada utilidad y su uso para otras
funciones inventadas, se mueve el trabajo de Ikenaga. Involuntariamente, buscamos
reconocer los objetos empleados por el artista, reapropiados con una nueva posible funcin,
o ninguna ya, porque lo que ahora nos quiere contar Ikenaga es una sensacin, no un
uso: un pensamiento, una memoria, que nos aleja de una experiencia o una realidad
reconocible. Y as, la artista nos lleva por su camino, que es una visin fuera de campo, y
que proviene de su memoria y su experiencia. De su percepcin.
Al reflexionar sobre el trabajo de Hisae Ikenaga, nos vienen a la cabeza una serie de preguntas que tienen que ver con la aproximacin de la autora a la obra: Qu nos puede revelar
un objeto de su historia particular? Pueden una serie de objetos, unos muebles o incluso
elementos constructivos y/o de derribo, ser ledos como un autorretrato de la artista?
Ikenaga explora los smbolos de la materialidad, procesos de trabajo de su propio
trabajo, desde la contingencia y lo laboral a lo efmero, dndoles mil vueltas a los
objetos que utiliza para sus investigaciones. Y lo que quiere contarnos aqu la artista se
refiere a la memoria de su recorrido, de piezas hechas y deshechas, creando un pequeo
museo a modo de muestra antolgica de lo que se ha visto y lo que no de sus experiencias, logradas y fallidas. Explicarnos su manera de pensar y trabajar. Con obras acabadas
y en proceso, con elementos que son importantes en su representacin y otros que provocaron pistas que no llevaron a nada. Como su investigacin sobre los espacios que le
han sido adjudicados para esta exposicin: dos antiguos despachos en el espacio industrial de Tabacalera que, tras una larga investigacin, apenas han provocado resultados
fidedignos de lo que all suceda. La ausencia de resultados claros lleva a la artista por
el camino de la invencin potica: si no s que haba, me lo voy a imaginar. Como me
imagino este pequeo museo de mis resultados y fallos artsticos.
Trabajar con la ausencia, la memoria fallida, y la ensoacin de todo ello junto. Porque el
hecho de recordar es a la vez el hecho de avanzar en el tiempo y en el lugar. Y de avanzar
por lo desconocido, abriendo puertas y ventanas (de manera literal en este caso) a lo visible
y a lo invisible de manera simultnea, al futuro y al pasado (del lugar que ahora es de exposicin, del propio trabajo de la artista) buscando un nuevo modo de comprensin a las cosas.
Hisae Ikenaga agradece a Vctor Marcos y a Carlos Nio E. Nio s.a su colaboracin en la realizacin de En pedazos.
hisae ikenaga thanks vctor marcos and carlos nio - e. nio s.a for their participation in the the production of in pieces.
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Una ventana cegada en Tabacalera, que la artista quiere rehacer y volver a abrir al pblico, resulta un elemento importante de la obra, se convierte en metfora de la instalacin
completa de Ikenaga. Como testigo de la falta de memoria, es una ventana mutilada,
rota, rehecha de una manera amputada, que no nos deja ver bien qu hay a su trasluz.
Esta ventana es un experimento, como la pieza entera, que recurre a una memoria del
lugar imposible de recordar y que deriva a la artista hacia reflexiones de su propia obra,
de caminos empezados y abandonados temporalmente, y que aqu encuentran su momento de salir a la luz, pero no como obras terminadas, sino como laboratorio en el que
se muestran los procesos a medias.
Mesas de trabajo con modelos y prototipos de posibles piezas se muestran al pblico,
junto a montaas de escombros de derribos, que han llegado hasta la sala de Tabacalera,
algunos tal cual se encontraron, y otros ahora cuidadosamente envueltos en papel aluminio: tras el proceso industrial viene el acabado manual. Si estos derribos se niegan a contarnos su historia, su procedencia, la artista lo oculta bajo el papel aluminio, que lo
higieniza todo. Ya no sabemos ni qu hay dentro, para romper del todo cualquier posibilidad de identificacin.
Me pareca fundamental hablar del lugar, as que decid interpretar sus restos: Ikenaga,
al intentar hilvanar una historia sobre estos dos espacios de la antigua fbrica de tabaco,
y encontrar la dificultad de seguir un rastro real de lo que all pas, le da la vuelta a la investigacin contndonos una historia absolutamente fragmentada, que le lleva a otra, la
de los caminos derivados de su propio trabajo, los que acabaron sin salir a la luz. La imprecisin del relato es el propio objetivo del mismo, cuando no se puede hilvanar, y que
el espectador lo interprete como quiera. Entre el orden y el caos, donde las referencias a
la percepcin del tiempo y de su paso aparecen imbricadas, la paradoja de la memoria y
la desmemoria, personal y colectiva, se imbrican en el trabajo de Ikenaga.
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del espacio la que contuviese la obra? De la misma manera que llevo aos trabajando con
diferentes sistemas que contienen la pintura, este nuevo proyecto usar la arquitectura
no slo como contenedor sino como activador de la pieza. Los muros y columnas de Tabacalera pueden contener la pintura, sujetarla. Del mismo modo que la pared la ha soportado siempre, la arquitectura de este espacio me brinda la oportunidad de poder sujetar
un plano pictrico. Incrustndolo en ella, encajndolo con fuerza, la pintura puede quedar
sujeta y contenida en el espacio y darle a ste un sentido expositivo activo.
La percepcin y comprensin de la pintura fascinan al artista hasta llevarla a los lmites
de su contexto, convirtiendo a la misma no en medio sino en mensaje mismo, en esencia de
expresin, en algo tan literal que cobra una fuerza fsica extraordinaria, casi paranormal,
formando parte de las salas de Tabacalera.
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From small scale to the largest, with no apparent inbetween, gigantism is part of Moras new work,
introducing architecture as the third element that joins
painting and sculpture, and in which the building that
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mimo de la calle como propias ya no se molesta ni en hacerlas el mismo que encuentra en estado lamentable, comatoso, parcial o totalmente veladas, provenientes de
escaparates de drogueras, farmacias y peluqueras. Estas fotografas tuvieron un momento
brillante, lleno de color y significado, y ahora representan una vida venida a menos, ya
pasada. Y el fotgrafo quiere ocuparse del final de sus das, de estos restos moribundos,
traerlos a un protagonismo antes de su muerte definitiva, rescatar lo que todava nos puedan
contar, aunque sea en una desmemoria absoluta.
La idea de generar imgenes originales comienza a no ser tan interesante desde hace ya un
tiempo, digamos incluso que se convierte en algo irrelevante, imponindose otros modos de
creacin que incluyen la catalogacin y archivacin, como aproximaciones diferentes. Este
otro modo posibilita una infinita combinacin que refleja y abre caminos a un trabajo nuevo.
Tornero siempre ha estado interesado en la experimentacin del soporte fotogrfico, que le
lleva por dos caminos en paralelo: hacia una expansin a la instalacin por un lado, y por
otro, al estudio de sus lmites en cuanto que hablamos de un soporte que puede mantener su
validez incluso una vez velado por el paso del tiempo. Ambos aspectos convierten su trabajo
en algo sumamente interesante. Es Tornero un fotgrafo que se ocupa de la desaparicin de
las imgenes. Me interesa constantemente barajar conceptos que estn fuera, a priori, de lo
estrictamente fotogrfico, dice. No nos engaa. Ms bien, nos est avisando de lo que va a
ocurrir, porque el destino de la imagen impresa en papel fotogrfico es su borrado por el
efecto de la luz sobre el mismo. No pasa nada. La imagen ausente, sigue siendo vlida.
La degradacin natural de la fotografa hace que lo retratado desaparezca y que lo que
quede sea el material industrial, su soporte, ese cromo de papel que persevera sin transmitir su mensaje directo. Como la tinta secreta, tenemos que saber interpretarlo ahora
en un plano oculto. Tornero est siempre atento por igual a lo visible y a lo invisible. Y
por eso ha construdo para esta exposicin un jardn interior, un invernadero fotogrfico
donde trabajar a partir de un tema que le preocupa: la fotofobia.
La fotofobia es la intolerancia a la luz. Esta intolerancia va desde una cierta molestia, a un
grado elevado en que no se soporta ningn tipo de la misma, ni solar ni artificial. Tendemos
a cerrar los ojos cuando la luz nos resulta excesiva. La fotofobia puede aparecer en cualquier
edad del ser humano, y suele manifestarse como sntoma, no como enfermedad. Aunque
todas las plantas necesitan de la luz para vivir, existen algunas especialmente sensibles a la
incidencia del sol y que se deterioran fcilmente con su sobreexposicin a la misma.
Un invernadero: un lugar concebido para criar y cuidar plantas y flores, donde mimar y
vigilar su crecimiento de cerca, un lugar tambin de investigacin. Y por qu no darle el
mismo tratamiento a la fotografa? Estas imgenes marchitas, que Tornero recoge con
Borrados no intencionados de algo que fue una historia, o un retrato, y ahora son slo
sombras de la fotografa, Tornero nos empuja a rastrear donde no queda rastro, despus
de haber arrojado una luz excesiva para cegarnos. Relatos de lo invisible, de lo escondido
tras los sucesos de la vida, de lo queda de un acto cotidiano, mucho ms relevante de lo
que parece. Silencio despus del ruido.
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Es posible trabajar desde la luz hasta doblegarla, o en realidad es que nos ha cegado ya?
Un resultado marchito, desvelado, es tan romntico como un aura propia, donde los colores que estuvieron vivos en su momento, a los que el fotgrafo dedic toda su profesionalidad para sacarlos tan reales como fueron, son ahora restos desvados, desvalidos. El
color desaparece de las fotografas igual que la planta se va marchitando en un proceso
irreversible. Como las personas, todo tiene una vida limitada.
En manos de Tornero, la fotografa se vuelve abstracta, desmemoriada, se convierte en algo
matrico. Invisible a la vista pero no al resto de los sentidos. Cobra vida ahora en forma
casi de objeto, transformndose en instalacin. Al igual que en un invernadero descuidado,
donde ya no quedan plantas ni flores, nada verde ni nada colorido, slo macetas y tierra.
Tornero, con este trabajo, nos gua a travs de una investigacin que trata sobre el halo
emocional del medio fotogrfico, del aura desvencijada, apagada por el exceso de luz.
Apenas queda su fisicidad, el material que soportaba la historia: Hay algo frgil en lo
fotogrfico en lo fsico de lo fotogrfico que se explora en estas obras como herramienta expresiva hasta convertirse en una virtud.
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