La Relacion Con Los Padres en La Pastoral Juvenil PDF
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Juvenil
I.
INTRODUCCIN
La finalidad de este captulo es abordar un tema que es de tremenda importancia en la Pastoral Juvenil y
que el lder de jvenes har bien, primero, en entender su importancia y, segundo, en tratarlo de una
manera sabia y eficaz.
Se trata de la relacin que el ministerio juvenil ha de tener con los padres. Es nuestra opinin, aunque no
es compartida por todos los autores que trabajan la Pastoral Juvenil, que debe existir una buena y fluida
colaboracin entre los responsables del ministerio juvenil y los padres de los jvenes a los que se est
ministrando. A lo largo de estas pginas iremos tratando los aspectos ms importantes de esta relacin.
II.
TIPOS DE PADRES
Cuando llevamos a cabo la Pastoral Juvenil vamos a tener que lidiar con diferentes tipos de padres.
Vamos a encontrar progenitores que responden y valoran de formas diferentes el trabajo que estamos
llevando a cabo con sus hijos.
A. Un primer tipo de padres son aquellos que podramos calificar de positivos. Se trata de aquellos que
entienden y valoran el trabajo que se est llevando a cabo con sus hijos. Son conscientes de la
necesidad de que sus hijos sean ministrados espiritualmente y encontraremos en ellos apoyo a la
mayora de nuestras iniciativas, siempre en funcin de sus posibilidades. Estas personas nos
transmitirn valoracin por nuestro trabajo, nimo y estmulo para seguir adelante.
Por lo general, estos padres acostumbran a estar involucrados activamente en la educacin
espiritual de sus hijos en el seno familiar y, por tanto, entienden que el ministerio juvenil de la
iglesia es un complemento importante al trabajo que ya realizan en la casa.
Personas de este tipo estn dispuestas a llevar a cabo los sacrificios que sean necesarios
para que sus hijos puedan asistir a las actividades de la iglesia. Adems, animarn a sus
hijos a participar e involucrarse en las mismas.
En muchos casos, estos padres se preocuparn genuinamente por la marcha del ministerio y
no ser extrao, que si hay canales que lo permiten, expresen sus opiniones y
preocupaciones al respecto. Hemos de valorarlas y entender que responden a un inters
honesto, sincero y, como hemos dicho antes, genuino. Este tipo de padres puede ser un
tremendo activo y un gran aliado en nuestro ministerio. El lder de jvenes cometera un
grave error si se muestra insensible a los comentarios y preocupaciones de estos padres.
B. Un segundo tipo de padres podra ser denominado como indiferentes. Su indiferencia refleja la
valoracin e importancia que dan a la Pastoral Juvenil. Este tipo de personas tambin podra ser
catalogado como "consumidores" ya que esta es la mentalidad que les caracteriza. Utilizarn los
servicios de la Pastoral Juvenil en la medida en que les conviene y no entren en conflicto con otros
intereses o prioridades. Las actividades, las reuniones o los eventos patrocinados por el grupo juvenil
sern valorados en funcin de los intereses paternos, no necesariamente a la luz de la inversin que
pueda suponer de cara a la formacin espiritual de sus hijos.
Generalizando, podramos afirmar que este tipo de padres no son activos en la formacin
espiritual de sus hijos, consideran que la iglesia debe responsabilizarse de esta tarea, eso s,
supeditando esta formacin a sus propios intereses personales.
Como resultado de su indiferencia es difcil que estos padres puedan involucrarse en el
ministerio juvenil. Tampoco tienden a ser padres combativos en el sentido negativo del
trmino. Naturalmente, nunca saldr de sus labios una palabra de gratitud o nimo para el
equipo que trabaje con sus hijos. Como buenos consumidores, consideran que esa es la
tarea de los lderes y para eso estn.
Sus quejas, cuando las expongan, rara vez tendrn que ver con el fondo, sino con la forma.
No se quejarn de los contenidos, los valores que se transmitan en el grupo o los estudios
que se hagan. Expresarn su malestar por los horarios, el coste de las actividades y otros
detalles que entren en colisin con sus intereses personales.
C. Hay un tercer grupo de padres al que vamos a llamar "superprotectores". Se trata de aquellos que
tienen una preocupacin excesiva y, demasiado a menudo, exclusiva por sus hijos. Estos padres
valoran todo el programa juvenil y toda la estrategia de la Pastoral Juvenil en funcin de las
necesidades y problemas peculiares de sus hijos. Presionarn e intentarn por todos los medios de
cambiar el enfoque del ministerio juvenil para que ste adapte a lo que ellos perciben como
necesidades prioritarias de sus vstagos.
Es difcil para estos padres llegar a entender que sus hijos forman parte de un todo, de un
grupo, y que la Pastoral Juvenil ha de mirar por el bienestar general de todos los jvenes y,
no nica y exclusivamente por uno, o unos pocos. No estamos diciendo que no sean
legtimas las necesidades de todos y cada uno de los individuos del grupo Naturalmente que
lo son! Lo que tratamos de afirmar es que la Pastoral Juvenil no puede orientarse ni plantear
sus estrategias en funcin de un solo individuo, sino sobre la base de una visin de conjunto,
que trate de ministrar y bendecir al mayor nmero de personas.
En casos extremos, estas personas pueden llegar a ser manipuladoras y, en ocasiones,
intentarn crear un estado de opinin favorable a sus tesis, entre el resto de los padres. Si
este caso se produce, pueden llegar a crearse situaciones de tensin e incluso de
enfrentamiento entre los padres y el equipo que lidera el ministerio juvenil. Dentro de este
tipo de situaciones podra darse el caso de tratar de enfrentar al pastor principal de la iglesia
con el lder de jvenes o el equipo de lidera la Pastoral Juvenil.
D. Un ltimo tipo de padres que queremos destacar son aquellos que podramos denominar
combativos. Desgraciadamente, este tipo de progenitores se da en la mayora, si no en todos los
grupos de jvenes. Estas personas tienen una actitud abiertamente hostil y negativa hacia el trabajo
con los jvenes. No siempre ser fcil entender las razones que llevan a algunos padres a este tipo
de actitudes. En ocasiones, su oposicin puede deberse a un antagonismo personal hacia nosotros
como lderes. Si este es el caso, haramos bien en revisar nuestro comportamiento y asegurarnos de
que no existe ninguna causa objetiva en nuestro comportamiento o actitudes que puedan ser la
razn de dicha oposicin.
En otras ocasiones, esta oposicin puede ser una proyeccin de una problemtica personal.
Tal vez los hijos no estn caminando de forma correcta con el Seor, o incluso, han
abandonado la iglesia. Esto puede crear una amargura en los padres y se proyecta hacia el
ministerio juvenil de la iglesia en general y los lderes en particular. Los padres pueden llegar
a culpar a stos del fracaso de sus hijos, ya sea de forma consciente o inconsciente. Un lder
debe ser paciente ante este tipo de situaciones y derrochar grandes dosis de compasin y
amor, pero al mismo tiempo, hacer lo posible para que un espritu de amargura no dae al
ministerio en su conjunto.
Tambin existe una oposicin o actitud negativa que nace de una diferente forma de
comprender el ministerio juvenil. Hay padres que no estn de acuerdo en la forma en que la
Pastoral Juvenil es desarrollada y, en su opinin, las cosas deberan ser hechas de forma
diferente. El lder debe ser siempre sensible a la crtica a fin de no convertirse, como dice la
Escritura, "en un necio en su propia opinin"
Puede darse el caso en que realmente estemos equivocados y nuestra manera de enfocar el
ministerio no es la ms correcta. Pero tambin puede darse la situacin que simplemente es
una disparidad de opiniones. Esto ltimo es respetable. Haramos bien de explicar de la
mejor manera posible a los padres los principios, valores y objetivos que mueven nuestra
actuacin. Hay ocasiones, en que el acuerdo con los padres no puede darse sobre la base
de mtodos, pero hemos de procurar que s lo est al nivel de objetivos, principios y valores.
No pretendemos decir que todos los padres han de estar forzosamente identificados dentro de
una de estas categoras. Estos tipos han sido mencionados tan slo a ttulo orientativo. Estamos
seguros que t puedes desarrollar tus propias "clasificaciones" y que el grupo que lderes tiene
"especimenes" nicos y originales que no se dan en otros grupos de jvenes.
III.
Nuestra consigna para todo lder de jvenes sera la de hacer de los padres, siempre que esto sea
posible y por todos los medios a nuestro alcance, nuestros aliados. Para conseguir este objetivo no
existe nada mejor que la comunicacin. Es preferible que en el mbito de la comunicacin con los padres
tu pecado sea por exceso y no por defecto. Queremos darte algunas ideas prcticas en este sentido.
A. Toma la iniciativa en comunicarte. No esperes que los padres vengan a ti buscando
informacin. Una de tus responsabilidades como lder o responsable del ministerio juvenil es
mantener, en la medida de lo posible, a los padres informados acerca del trabajo que ests
llevando a cabo.
Piensa que la informacin es un derecho de los padres y un arma a tu favor en el ministerio.
Es importante que informes a los progenitores lo mximo que est a tu alcance acerca de
todo lo que el ministerio juvenil planea llevar a cabo con sus hijos. Hemos de entender que
es normal, legtimo y genuino que los padres deseen saber hacia dnde se dirige la Pastoral
Juvenil de su iglesia. Es perfectamente comprensible que deseen saber qu se pretende
hacer con sus hijos. En algunos casos, por prudencia, algunos padres no preguntarn o no
verbalizarn sus inquietudes. Sin embargo, no debemos engaarnos, esto no significa que
stas no existan.
Un lder de jvenes cometera un grave y gran error al interpretar o considerar como una
intromisin en su ministerio, en su "terreno", las inquietudes, preguntas y sugerencias de los
padres. Todo esto puede ser prevenido por medio de una buena informacin, cuanto ms,
mejor, a los padres.
Si en tu Pastoral Juvenil ests utilizando el acercamiento educativo de los grupos pequeos,
comparte con los lderes de dichos grupos la importancia y la necesidad de la comunicacin
con los padres. Crea en tu iglesia una "cultura de la comunicacin". Explica a cada lder de
grupo pequeo que tener informados a los padres forma parte de su responsabilidad de
ministerio.
B. Usa todos los medios de comunicacin a tu alcance. Si la iglesia tiene un boletn, salo.
Si el pastor te permite utilizar el culto de la iglesia para dar informacin, hazlo. Si hay
reuniones administrativas en tu congregacin, pide dar un informe. Usa todos los canales a
tu alcance, pero especialmente utiliza los dos ms importantes.
El primero es acercarte a los padres personalmente. Como antes dijimos, habla con ellos,
escchalos, explcales cmo estn sus hijos y cmo los ves. Pdeles su opinin, su
evaluacin del trabajo y su valoracin de cmo estn sus vstagos.
Acrcate a los padres siempre que exista una razn en la conducta o evolucin de sus hijos
que lo haga necesario. Pero hazlo tambin de una forma rutinaria. Comparte las buenas
noticias, no vayas nicamente con las malas o negativas.
Si tu grupo de jvenes es muy numeroso y, por tanto, acercarte a los padres personalmente
sera una tarea enorme, hazlo, como dijimos anteriormente, por medio de los lderes de los
grupos pequeos.
El segundo, es organizar con cierta periodicidad reuniones para padres. Tal vez tu iglesia
ya tiene esa tradicin. Si es as, adelante. En caso contrario, te animamos a que la pongas
en prctica. La periodicidad de estas reuniones no tiene que ser excesiva. Nuestra
recomendacin sera el tener un par de ellas al ao.
Lo ms natural sera organizar una al principio del curso escolar, o de ao natural, en funcin
de cmo funcione el calendario del grupo de jvenes. Esta reunin servira para informar a
los padres del rumbo que tomar la Pastoral Juvenil durante el ao. Es el tiempo para
explicar los objetivos y los programas que se desarrollarn. As mismo, se puede aprovechar
para informar sobre cualquier cambio que se haya producido en los programas o los lderes.
En esta reunin se pueden compartir motivos de oracin y pedir, si fuera necesario, la
participacin activa de los padres. Toda reunin debera tener un tiempo para ruegos,
preguntas y sugerencias de parte de los progenitores. Tener esta reunin al principio del
curso ayudar a los padres a una mejor comprensin del trabajo que pretendemos llevar a
cabo con sus hijos y puede generar una confianza y apoyo al trabajo juvenil.
La otra reunin podra llevarse a cabo al final del ao natural o del curso escolar. Si la
primera tena como objetivo presentar el nuevo plan de trabajo, la segunda tendra como
propsito hacer una evaluacin del mismo. En esta reunin, de forma honesta, se debera
hacer un balance del trabajo realizado, de los logros y posibles fracasos y de los cambios
que deberan ser llevados a cabo. Como dijimos anteriormente, es preciso articular un
tiempo que permita a los padres expresar cualquier tipo de sugerencia o preocupacin que
pudieran tener.
IV.
Ya hemos hablado con anterioridad en este libro acerca del papel fundamental de la familia en la
educacin espiritual de los jvenes. Por tanto, no nos vamos a extender excesivamente sobre este
asunto. Los padres son los principales responsables de que sus hijos reciban una formacin espiritual.
En esta tarea tan importante, la iglesia y, consecuentemente, el ministerio juvenil es un simple
colaborador.
Nosotros tenemos la tarea de ayudar, reforzar y complementar si cabe, el trabajo realizado por los
progenitores, nunca, sustituirlo. Por tanto, debemos evitar caer en la trampa de creer, o de que nos
hagan creer, que es nuestra la responsabilidad de que los jvenes se formen y desarrollen
espiritualmente.
Nuestro trabajo es una tarea de colaboracin, volvemos a insistir, en ninguna manera de suplantacin.
Es importante tener claro este concepto para evitar males posteriores. Uno de los peligros a evitar
consiste en la pretensin de algunos padres de que la responsabilidad de la educacin espiritual de sus
hijos sea nuestra, consecuentemente, tambin lo sea el resultado final. De este modo, nos traspasan a
nosotros una carga que la Biblia no nos otorga. Si equivocadamente la aceptamos, aceptamos tambin
la responsabilidad de los resultados y esto nos puede crear un gran sentido de culpabilidad y fracaso.
Lo anteriormente dicho no significa que el ministerio juvenil no deba de hacer el mayor esfuerzo posible
por ministrar a cada joven de la mejor manera posible y hacer todo lo que est a su alcance para
ministrarlo en sus necesidades. Sin embargo, seamos capaces de discernir la diferencia entre colaborar
y suplantar.
Este apartado, no obstante, no estara completo si no hablramos de una posibilidad que es muy
probable que se plantee en nuestro ministerio de Pastoral Juvenil. Qu sucede con aquellos jvenes
que por diferentes razones no reciben en casa la formacin o educacin espiritual que necesitan y a la
que tienen total derecho? Esto puede ser debido a numerosas causas. En ocasiones, puede tratarse de
muchachas o muchachos que provienen de hogares no cristianos, ellos se han convertido pero no as
sus padres, por lo cual, poca formacin espiritual les podrn proporcionar estos. Tambin puede darse el
caso de que haya padres que han abandonado la fe o no estn caminando de forma fiel con el Seor.
Tambin, desgraciadamente, se da el caso de padres que no consideran importante la formacin
espiritual de sus hijos, ya que su propia espiritualidad es bastante nominal.
En situaciones de este tipo hemos de entender que la comunidad debe actuar como una autntica familia
adoptiva, llevando a cabo aquellas funciones que la familia natural no puede o se niega a asumir. Puede
darse el caso en que realmente nos veamos, como comunidad, en la necesidad de "adoptar"
espiritualmente a esos muchachos y muchachas y caminar una milla extra con ellos, precisamente
aquella que sus progenitores han decidido no caminar.
Aunque esto puede darse, no todos los casos son iguales. No podemos poner al mismo nivel el padre
que no es creyente y aquel que no considera que deba hacer ningn esfuerzo por educar espiritualmente
a su hijo, ya que para eso est la iglesia. La responsabilidad que "voluntariamente" asumamos no puede,
ni debe, ser la misma en ambos casos.
El punto final que queremos remarcar es que, en todo caso, cuando las circunstancias lo requieren,
podemos libremente asumir un determinado grado de responsabilidad por la vida espiritual de ciertos
jvenes. Ahora bien, este siempre ser voluntario, fruto de nuestra carga y/o amor por los jvenes, nunca
ha de serlo por las presiones o manipulaciones familiares. En cualquier caso, no olvidemos que los
resultados finales estn siempre en las manos de Dios. Nunca, nunca podemos asumir responsabilidad
de que sus vidas cambien.
V.
Las relaciones con los padres pueden ser complicadas y dar lugar a ciertos peligros de los que es bueno
que el lder sea consciente y procure, en la medida de lo posible, evitarlos. Tan slo mencionaremos tres
que nos parecen muy importantes y significativos. Sin duda, tu experiencia directa como lder te dar
pautas y pistas y te pondr en alerta acerca de otros peligros que tambin debes tener en cuenta.
A. En primer lugar, evita ser manipulado por medio de los elogios. Vas a encontrar padres
que utilizan el elogio de una forma genuina, a fin de expresar su gratitud y reconocimiento
por el trabajo que llevas a cabo con sus hijos. Pero no siempre el elogio tiene este propsito.
En ocasiones, hay progenitores que lo usan como una forma de atarnos y obligarnos
moralmente a una mayor dedicacin a sus hijos.
Estos padres utilizan el halago y apelan a nuestro ego dicindonos el increble trabajo que
llevamos a cabo, lo mucho que sus hijos respetan nuestra opinin, la influencia tan grande
que tenemos sobre ellos, etc., etc. Apelan a nuestro ego y nosotros, cndidamente, nos
dejamos embaucar y caemos en sus redes. Nos creemos que todo eso es verdad y que sin
duda somos gente muy importante y, sin darnos cuenta, queremos dedicar ms tiempo a
esos muchachos y muchachas para afianzar nuestra influencia.
Justo lo que ellos queran. Hemos cado en la trampa y estamos haciendo lo que ellos
planeaban que hiciramos. Han apelado a nuestro ego para hacernos actuar en funcin de
cmo ellos desean, lo cual, no siempre es malo, pero no debera ser esta la motivacin que
moviera nuestro trabajo o nuestra dedicacin a ningn joven. Cuidado con el ego, es fcil de
manipular y controlar.
B. Un segundo peligro a evitar es "la triangulizacin". Este fenmeno se da cuando los padres
nos utilizan a nosotros para dirimir o solucionar sus conflictos con sus hijos. Pretenden que
actuemos de mediadores o que hagamos determinadas cosas a fin de que ellos puedan
obtener determinados resultados. Sin darnos cuenta, podemos vernos envueltos en medio
de un fuego cruzado que puede daarnos a nosotros mismos, daar nuestra autoridad como
lderes y, adems, daar nuestra relacin con los padres, los muchachos o con ambos a la
vez.
No estamos diciendo que no existan determinadas situaciones en que se deba hacer una
intervencin pastoral, bien sea cerca de los padres o de los muchachos. Hemos de discernir
muy bien y buscar la direccin del Seor para entender cundo esto debe ser hecho. Lo que
tratamos aqu es de advertir acerca del peligro de ser utilizados como parte de las luchas o
conflictos familiares.
C. Un tercer peligro es convertirnos en la polica montada de Canad. Hay padres que
tienen problemas de disciplina con sus hijos y pretendern que seamos nosotros quienes
solucionemos los mismos. Estos problemas pueden estar relacionados con el tabaco, la
bebida, los horarios de entrada y salida, la participacin en ciertas actividades y un largo
etctera de posibilidades y situaciones.
Imponer una cierta disciplina o hbitos de comportamiento es impopular y tiene un precio a
pagar. Muchos padres no quieren o no pueden llevar a cabo dicha imposicin. Esto puede
suceder por razones diferentes y, en ocasiones, muy comprensibles. Ahora bien, los padres
no pueden pretender que nos convirtamos en los policas de sus hijos y que nosotros
hagamos lo que ellos no pueden o no quieren hacer.
No es el lder de jvenes quin debe decirle a los muchachos y muchachas la hora a la que
deben regresar a sus casas. Tampoco si deben o no asistir a ciertos espectculos o ver
determinados programas de televisin. Esto corresponde al mbito de la autoridad familiar.
El grupo de jvenes ha de tener unas pautas de comportamiento que rijan sus actividades y
la participacin en las mismas. Esto es algo normal y natural, pero diferente a convertirnos
en el brazo armado de la familia.
VI.
Es nuestra humilde y sincera opinin, que vale la pena involucrar, el mximo que sea posible, a los
padres en la Pastoral Juvenil. Los padres son un activo que no debemos de menospreciar ni dejar de
lado. De qu formas pueden participar en el ministerio juvenil? Vamos a indicar algunas maneras
prcticas en las que esto es posible.
A. Apoyo en oracin. En la medida en que consideres importante la oracin podrs valorar
este tipo de participacin de parte de los padres. Existen iglesias locales en las que un grupo
de progenitores han tomado la iniciativa de constituir grupos de oracin para apoyar la
Pastoral Juvenil. Los promotores de esta iniciativa convocan a otros padres a orar e
interceder por los jvenes de la iglesia y por todas las actividades de la Pastoral Juvenil.
En contacto continuo con los lderes de jvenes, intercambian informacin y estn al caso de
las necesidades y motivos de oracin que se producen con relacin al trabajo con la
adolescencia y la juventud. Los padres interceden por los lderes, por los jvenes con
problemas en su caminar con Dios, por las actividades programadas, por las muchachas y
muchachos no cristianos relacionados con el grupo y as, un largo etctera.
Otra forma en que los padres pueden participar por medio de la oracin es adoptando
jvenes y tomando el compromiso de orar por ellos de forma regular y sistemtica.
Conocemos iglesias que han patrocinado este tipo de iniciativas y se han asegurado que
todos y cada uno de los muchachos y muchachas de la congregacin estn acogidos en
oracin por familias o individuos de la iglesia. Este tipo de acciones, no slo provee una
cobertura de oracin para todos los jvenes, sino que en muchas ocasiones, tambin ayuda
a desarrollar unas buenas relaciones entre jvenes y adultos en la iglesia.
B. Apoyo logstico. Muchos padres no podrn ni querrn participar en actividades del grupo de
jvenes que tengan relacin con la enseanza, la oracin, la adoracin o cosas similares.
Sin embargo, vas a encontrar un buen grupo de progenitores que estaran dispuestos a
colaborar en, como se dice, comnmente lo que haga falta. Su colaboracin puede
plasmarse en transportar jvenes de un lado a otro de la ciudad, ayudar con comida, facilitar
casas para reuniones de grupos pequeos, realizar montajes tcnicos para reuniones y un
largo etctera de posibilidades. No despreciemos esta posibilidad y seamos creativos a la
hora de pedir a padres que nos ayuden con muchos detalles logsticos que, en ocasiones,
nos roban un tiempo increble y en otras carecemos de la habilidad o capacidad para
hacerlas.
C. Liderazgo. De nuevo hemos de afirmar que no todos los autores estn de acuerdo con
hacer partcipes a los padres de liderazgo de la Pastoral Juvenil. En algunos grupos de
jvenes los nicos adultos que participan del ministerio son los lderes. Algunos jvenes se
sienten incmodos si ven adultos participando en las reuniones o tomando parte en las
actividades del grupo.
Sin embargo, creemos que en muchos casos puede ser un gran desperdicio no utilizar el
gran potencial que algunos adultos pueden tener para el ministerio con jvenes. Veamos
algunos ejemplos. Matrimonios jvenes pueden ser perfectos para ministrar a jvenes
adultos, pero tambin, y en muchos casos, a adolescentes. No es extrao encontrar ciertos
adultos que tienen una gracia y una capacidad enorme para relacionarse con los
adolescentes a pesar de la diferencia de edad.
No estamos afirmando que cualquier adulto, por el hecho de serlo est capacitado para
participar en un ministerio con jvenes, pero tampoco hemos de desechar a un adulto
simplemente debido a su edad. Haremos bien en estar atentos a los dones y capacidades
que el Seor ha distribuido en la iglesia. Podemos encontrarnos con la agradable sorpresa
de que hay buenos adultos que pueden ser de increble ayuda para nuestro ministerio de
Pastoral Juvenil.
El punto crtico es saber discernir quines son las personas ms adecuadas y en qu
posiciones podemos hacerlas participar. Nuestra intencin con estas breves lneas es
ayudarnos a abrir la mente y no cerrarnos a la posibilidad de que personas adultas puedan
participar en el trabajo con los jvenes. La edad, volvemos a insistir, no ha de ser siempre
una desventaja. Tampoco existe ninguna ley escrita que afirme que un adulto no deba o
pueda participar en la Pastoral Juvenil, tampoco es cierto que los jvenes, por sistema,
rechacen a los adultos.
Los adultos pueden participar como conferenciantes, pueden ser excelentes mentores y
pueden dirigir grupos pequeos. Pueden hacer un trabajo fabuloso con adolescentes y
grupos de parejas no casadas. Siempre depender de sus dones, capacidades y
disponibilidad para el ministerio.
VII.
Es imposible llevar a cabo una Pastoral Juvenil completa sin incluir a la familia. La familia, cuando ejerce
como fuerza transmisora de valores, sigue siendo la influencia mayor en la vida de los jvenes. Por otro
lado, ya hemos mencionado que la familia es la principal responsable de la transmisin de la fe y sus
valores a los hijos. Por ltimo, tambin hemos subrayado nuestro papel como colaboradores en dicho
proceso.
Pero nadie ensea a los padres a ejercer como tales. Nadie nace sabiendo y se da el caso de que
muchos padres no ejercen su labor como educadores espirituales simplemente porque no saben cmo
hacerlo, nadie les ha enseado, nadie les ha dado pautas al respecto.
Los lderes juveniles han de darse cuenta que cuanto ms fuertes y conscientes de su labor sean las
familias, mayor bendicin recibir el ministerio juvenil. De esto se deduce que fortaleciendo a las familias,
ayudndolas y proveyendo todo tipo de recursos, capacitacin e ideas, estamos fortaleciendo el
ministerio juvenil.
Si no hay un ambiente familiar implicado en la educacin espiritual de los hijos nuestro ministerio sufre, y
sufre en dos maneras. Primero, porque las muchachas y muchachos que recibimos carecen de valores y
fundamentos espirituales slidos. Segundo, porque lo que tratemos de educar por medio de la Pastoral
Juvenil no encontrar un respaldo en el hogar.
Ya hemos mencionado anteriormente que existen padres que son indiferentes y han decidido delegar
esa funcin en la iglesia. De acuerdo. Con ellos no podemos contar, pero vamos a centrarnos en todos
aquellos que desearan hacerlo y no lo llevan a cabo porque no pueden, o bien no saben.
Es importante que pongamos a disposicin de esos padres estrategias, recursos y, si es necesario y
posible, capacitacin. Es muy probable que todo ello escape y vaya ms all de nuestras capacidades,
pero el objetivo de estas lneas es despertar en nosotros la necesidad de ministrar a los padres como un
medio para fortalecer la Pastoral Juvenil.
Tal vez algunos padres pueden encargarse ellos mismos de esta tarea y colaborar de ese
modo con el trabajo juvenil. En otros casos, ser nuestra responsabilidad llamar la atencin del
pastor principal de la iglesia sobre la urgencia y la necesidad de ministrar a los padres para que
el trabajo de la Pastoral Juvenil sea ms completo y ms eficaz.