Hidrología Urbana
Hidrología Urbana
Hidrología Urbana
Problem
atica general del drenaje de aguas pluviales en zonas urbanas
Josep Dolz Ripolles . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 1
Elecci
on del nivel de seguridad de la red de drenaje
Manuel Gomez Valentn . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
13
Informaci
on de datos de lluvia. Lluvia de proyecto
Manuel Gomez Valentn . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
29
Lluvia neta. P
erdidas de precipitaci
on.
Tiempo de concentraci
on en zona urbana Manuel Gomez Valentn . . . .
67
M
etodo racional en zona urbana. Bases conceptuales y
aplicaci
on en medio urbano Ra
ul Lopez Alonso . . . . . . . . . . . .
81
. . 113
Transformaci
on lluvia - escorrenta mediante uso de la onda cinem
atica
Manuel Gomez Valentn . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 125
An
alisis del comportamiento hidr
aulico de rejas y sumideros
Manuel Gomez Valentn . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 137
Modelos de flujo en calles y criterios de riesgo asociado
Leonardo Nana Escobar . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 149
Modelo de Lluviaescorrenta: HEC-1
Hans Sanchez Tueros . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 179
BMP. T
ecnicas alternativas de drenaje. Dep
ositos de retenci
on
Manuel Gomez Valentn . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 201
Predimensionamiento de dep
ositos de retenci
on
en redes de alcantarillado Hans Sanchez Tueros . . . . . . . . . . . . 217
Grandes colectores. Criterios hidr
aulicos de dise
no
Josep Dolz Ripolles . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 239
Estaciones de bombeo en sistemas de drenaje urbano
Enrique Cabrera Marcet, Vicente Espert Alemany, Jorge Garca-Serra Garca . . 249
Dise
no con r
egimen permanente: curvas de remanso
Hans Sanchez Tueros . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 287
. . . . 331
Gesti
on municipal: los Planes Especiales de Alcantarillado
como figuras de gesti
on. El caso de Barcelona Pere Malgrat Bregolat
. . 347
Introducci
on hist
orica
A lo largo del siglo XIX la construccion de redes de alcantarillado en grandes ciudades sufrio un
fuerte impulso. En gran medida ello se debio a que fue probada la relacion entre enfermedades
endemicas y la ausencia de un correcto drenaje de las aguas residuales urbanas. Estas redes de
alcantarillado, que tambien drenaban las aguas pluviales, fueron proyectadas hasta mitad del
siglo XX sin disponer de unos criterios tecnicos (hidraulicos e hidrologicos) rigurosos.
El rapido crecimiento urbano que se inicio en la segunda mitad del siglo XX dio lugar a
graves deficits de infraestructuras urbanas para el drenaje de las aguas de lluvia, lo que motiv
o
importantes problemas de inundacion. Todo ello impulso la aplicacion de los conceptos clasicos
de la Hidraulica e Hidrologa al medio urbano: estudio de la lluvia, de la transformacion lluviaescorrenta y del comportamiento hidraulico del alcantarillado. De este modo hizo su aparici
on
una nueva disciplina: la Hidrologa Urbana.
A partir de los a
nos ochenta, una vez ya se ha realizado un notable avance en el conocimiento
de los fenomenos ligados a la cantidad (caudales), se ha impulsado el estudio de los fenomenos
ligados a la calidad (carga contaminante) del drenaje urbano. El interes de este nuevo
enfoque ambientalista del estudio del drenaje urbano es motivado por los graves problemas
de contaminacion que pueden crear las aguas de escorrenta urbana que son vertidas por la red
de alcantarillado a un determinado medio receptor (normalmente ro o mar).
Observamos, pues, que en el estudio y realizacion de infraestructuras de drenaje urbano ha
existido una evolucion en los objetivos a conseguir. Estos objetivos podran calificarse, en orden
cronologico, como: higienicos, hidraulicos y ambientales.
Incidencia de la urbanizaci
on en el proceso de escorrenta
Tema 1
10
8
6
4
2
0
5 3
55
60
65
70
55
60
65
70
Aos
25
Area Impermeable %
20
15
10
0
5 3
Aos
Tema 1
Figura 3: Influencia del area urbanizada (a%) y del area que abarca la red de alcantarillado (b%)
en la variacion de los caudales de periodo de retorno un a
no: (caudal despues de urbanizar) /
(caudal antes de urbanizar)
Influencia del area urbanizada (a%) y del area que abarca la red de alcantarillado (b%) en la
variacion de los caudales de periodo de retorno un a
no: (caudal despues de urbanizar) / (caudal
antes de urbanizar)
Caudal de proyecto
Dado que los datos de lluvia suelen ser mas abundantes que los de caudales, normalmente el
caudal de proyecto en un colector de pluviales de una determinada cuenca sera fijado teniendo
en cuenta, entre otros factores, sus caractersticas pluviometricas. Es obvio que los episodios
lluviosos en una cuenca dada no son siempre identicos: existe una distribucion espacial y
temporal de la lluvia que vara de un episodio a otro. Normalmente las cuencas urbanas son de
peque
na dimension y por ello suele considerarse que la lluvia afecta a su totalidad (no se tiene
Tema 1
4.1
Dep
ositos de retenci
on
Cornella de Llobregat es una ciudad situada junto al tramo final del ro Llobregat y su
area urbana recoge las aguas pluviales de zonas situadas aguas arriba de la misma. La fuerte
urbanizacion de estas zonas junto con la insuficiente capacidad de drenaje de la red de Cornell
a,
hacen que se vea frecuentemente sometida a inundaciones. Ello se agrava cuando las fuertes
lluvias locales coinciden con avenidas en el Llobregat, lo que dificulta o incluso impide el
desag
ue de los colectores al ro. Al objeto de solucionar esta problematica se han proyectado
diferentes actuaciones, siendo una de ellas la construccion de una balsa que permita almacenar
la escorrenta cuando no es posible desaguar al ro. Esta balsa ocupa una superficie de 50.000
m2 y admite un calado de 4 m. Dado su poco frecuente funcionamiento, la mayor parte del
tiempo estara en seco y se preve su utilizacion como parque p
ublico. El desag
ue de la balsa al
ro se realizara por gravedad cuando los niveles del ro y de la balsa lo permitan, o por bombeo,
en caso contrario. La capacidad de bombeo prevista son dos grupos de 7 m3 /s. Cabe indicar
que el hidrograma de entrada (periodo de retorno 10 a
nos) presenta un caudal maximo de 130
m3 /s. Al objeto de fijar las necesidades de bombeo, se analizo la estrategia de puesta en marcha
y parada de los grupos en funcion de los niveles en la balsa y en el colector que desagua a la
misma (en este caso se trata de un canal). Un detallado estudio de los criterios hidraulicos de
dise
no de los depositos de retencion puede verse en Stahre y Urbonas (1990) y STU (1994).
4.2
Tema 1
colectores en la zona baja. Ello exige que la antigua red de drenaje existente en esta zona debe
sea capaz de transportar la escorrenta generada por la lluvia que cae sobre ella.
El valle de Mexico, Domnguez y Jimenez (1992), en el que se encuentra situada Ciudad
de Mexico, historicamente presenta notables problemas de drenaje debido al caracter cerrado
del mismo. Cabe indicar que Ciudad de Mexico esta ubicada en una antigua zona de lagunas
que recogan el drenaje de las laderas circundantes. Estas lagunas que inicialmente (antes de la
colonizacion) ocupaban una superficie de 1700 km2 han quedado reducidas actualmente a unos
50 km2 . La necesidad de dar salida fuera del valle al agua que actualmente ya no puede ser
temporalmente almacenada en las lagunas, ha llevado a la construccion de diferentes colectores
y canales. Estas actuaciones se iniciaron en 1607, siendo la u
ltima de ellas la denominada
Drenaje Profundo, cuya primera fase termino de construirse en 1975. Consiste en un sistema
de colectores situados a una profundidad comprendida entre 10 y 217 m, y que funcionan por
gravedad. La gran profundidad a que estan situados les hace resistentes a los efectos ssmicos
y evita que sean afectados por el hundimiento progresivo de las capas superficiales de terreno.
Este hundimiento, debido a la gran extraccion de agua de los acuferos, ha llegado a superar 0.5
m/a
no en la superficie de la zona centro del Distrito Federal. En la actualidad se han construido
110.7 km de t
unel, cuyo diametro vara de 3.1 a 6.5 m y la capacidad entre 20 y 220 m3 /s.
Al objeto de interceptar las aguas pluviales de las partes altas de las cuencas urbanas de
Barcelona y de los municipios limtrofes de L Hospitalet y Esplugues, se ha realizado un proyecto
que contempla la construccion de un colector interceptor (Colector Interceptor Oriental de
Rieras). Este colector debe transportar unos caudales que varan desde 33 m3 /s al inicio a
220 m3 /s al final (periodo de retorno 10 a
nos). Esta formado por dos tramos notablemente
diferenciados: el primero es un t
unel de seccion circular de 6 km de longitud y 6 m de diametro,
y el segundo (de 2 km) consiste en un cajero de 7 conductos circulares de 3.3 m de diametro. El
colector se inicia a la cota 45 y su entrega al ro Llobregat se sit
ua a la cota 4. Se ha dise
nado
de forma que trabaje en lamina libre en los primeros 5 km (de la cota 45 a la 23) y en presion
en los 3 km restantes (de la cota 23 a la 4). A lo largo del tramo en lamina libre recibe todas
las incorporaciones de caudal existentes, situandose este tramo a la cota mas elevada posible al
objeto de reducir al mnimo la altura que deben salvar las diferentes incorporaciones de caudales
(en algunas zonas el colector esta situado a mas de 60 m de profundidad). Dado que la secci
on
es constante en el tramo en lamina libre (diametro 6 m), el incremento de capacidad que exige
la sucesiva incorporacion de caudales se obtiene incrementando la pendiente.
Una de las actuaciones mas importantes incluida en la nueva red de colectores del frente
martimo de Barcelona, es la construccion del colector de Ciudadela. Este colector intercepta
caudales de la parte alta de la cuenca del Bogatell (24.5 de km2 , aproximadamente un 20% de la
superficie urbana de Barcelona) conduciendolos directamente al mar. De esta forma se descarga
notablemente la red del Bogatell y se evitan los tradicionales problemas por inundacion existentes
en la parte baja de la cuenca del Bogatell y actualmente ocupada por la nueva Villa Olmpica.
El colector tiene una longitud total de casi 3 km, transporta un caudal comprendido entre los
145 m3 /s al inicio y los 210 m3 /s al final. Presenta dos tramos notablemente diferenciados: un
tramo inicial de 716 m, con fuerte desnivel (de la cota 24.5 a la cota 10.5) y un tramo posterior,
con desniveles mucho mas reducidos. El primer tramo fue dise
nado para trabajar en presi
on
y el segundo en lamina libre. El tramo en presion esta formado por 3 tuberas de 3.25 m de
diametro colocadas mediante hinca. Dos elementos importantes de este colector son las obras
de toma (al inicio del tramo en presion) y el desag
ue (al final del mismo). El dise
no de ambas
4.3
C
alculo hidr
aulico de las redes de drenaje urbano.
matem
atica
Modelaci
on
10
Tema 1
en gran medida de la calidad de los datos de campo disponibles para ajustar dichos parametros.
A nuestro entender este es un serio problema que limita en gran medida la correcta utilizaci
on
de la modelacion matematica en Hidrologa Urbana. Chow (1981) y Yen (1990) se
nalan el riesgo
que supone el asumir los resultados de un modelo numerico sin someterlos previamente a un
crtico analisis ingenieril por parte de tecnicos que posean un claro conocimiento fsico de los
fenomenos objeto de estudio. Por otra parte, seg
un McPherson y Zuidema (1978), los avances
en la modelacion matematica han superado la disponibilidad de datos de campo que permiten
su calibracion. Esta situacion tambien se da en nuestro pas, donde todos somos conscientes
de las dificultades que existen para obtener unos datos de campo que, por ejemplo, permitan
conocer con una mnima fiabilidad el hidrograma de proyecto de una determinada cuenca, o las
caractersticas geometricas (secciones, pendientes, disposicion en planta) de la red de grandes
colectores de una ciudad. A nuestro entender sera de sumo interes el que la Administracion
intensificara la obtencion y tratamiento de datos de campo (fundamentalmente lluvia y caudal),
de forma que pudiera avanzarse en el conocimiento de los fenomenos hidrologicos. Ello permitira
optimizar las cuantiosas inversiones que actualmente se realizan.
Bibliografa
11
(1994).
Minist`ere de
(1994).
Yen, B.C. (1990). Return period risk and probability in urban storm drainage. From the
experience of 20th century to the science in 21st century. Int. Conference on Urban Storm
Drainage. Osaka. Japon.
Yoshino, F., Yoshitani, J. (1990). Estimation of runoff changes due to urbanization in
Japan. Fifth International Conference on Urban Storm Drainage. Osaka. Japon.
Introducci
on
Cualquier dise
no en el campo de la Ingeniera Hidr
aulica e Hidrologica asume una vida u
til
de la instalaci
on, de manera que se espera que durante ese periodo de tiempo se cumplan las
especificaciones y criterios utilizados en su dise
no. Esa vida u
til en ocasiones esta definida
de manera muy concreta y determinada. Por ejemplo, el t
unel de desvo del ro durante la
construcci
on de una presa debe funcionar durante un corto n
umero de a
nos, los que duren las
obras de la presa. Una atagua provisional, un recinto estanco para la construcci
on de una
obra martima, etc. son otros ejemplos de obras de vida u
til limitada. Pero en instalaciones
grandes, lease encauzamientos, grandes conducciones, etc. este concepto de vida u
til no est
a tan
claramente establecido. El tecnico responsable de la infraestructura debe manejar el problema
de dise
nar una obra considerando los da
nos que pueden producirse en caso de un fallo en el
funcionamiento de la misma. Hasta ahora, entendemos que el sistema de drenaje est
a constituido
b
asicamente por la red de alcantarillado o red de drenaje, y el primer problema que se plantea
es decidir para que tipo de eventos de lluvia debemos dise
nar esta infraestructura. La pregunta
inmediata es: que nivel de seguridad debemos utilizar en el dise
no de la red?
14
Tema 2
P (X > Q) =
1
T
P (X > Q)n = 1 [1
1 n
]
T
15
T=5
20
36
67
89
99
99.9
99.9
99.9
T = 10
10
19
41
65
88
99.5
99.9
99.9
T = 50
2
4
10
18
33
64
87
99.9
T = 100
1
2
5
10
18
40
63
99.3
T = 500
0.2
0.4
1
2
4
10
18
63
An
alisis de coste beneficio para la determinaci
on del periodo
de retorno
Este es un enfoque cl
asico de cualquier actuaci
on, analizar la inversi
on optima a realizar en
funci
on de la maximizaci
on de beneficio obtenido. Podemos plantear por ejemplo para la red de
drenaje a construir cu
al sera el costo asociado a la construccion de la misma. Para una serie de
lluvias de periodo de retorno por ejemplo 2, 5, 10 a
nos, etc. evaluamos los caudales de calculo
y dise
namos la red adecuada para su circulaci
on con los criterios que se fijen en su momento.
Para cada uno de los dise
nos, podemos evaluar el presupuesto de construccion. A
un cuando
la realizaci
on de presupuestos es siempre una tarea difcil que puede dar resultados diferentes
seg
un la persona que lo realice, esta fase del estudio se puede considerar razonablemente objetiva
si utilizamos los mismos precios unitarios para las diferentes unidades de obra en cada uno de
los presupuestos. El resultado ser
a una curva de costes creciente con el periodo de retorno
considerado.
Podemos cruzar esta informacion con otra distinta. Podemos plantear un horizonte de
vida u
til de la construcci
on de N a
nos (por ejemplo 50). Si este periodo de tiempo fuera de
comportamiento normal, sin a
nos muy secos ni muy h
umedos, y por ejemplo nuestra obra de
drenaje fuera de periodo de retorno 10 a
nos, como media la capacidad de desag
ue de la red
se vera superada 5 veces en esos 50 a
nos. Si por contra el periodo de retorno de dise
no de
nuestra obra fuera 25 a
nos, como media se vera superada solo 2 veces en esos 50 a
nos. Podemos
evaluar los da
nos asociados a las inundaciones en este horizonte de tiempo (los 50 a
nos de vida
u
til), para cada obra de drenaje construida. Los da
nos aumentan cuanto menor es el periodo
de retorno de dise
no de la red de alcantarillado, y en cambio disminuyen a medida que sube el
periodo de retorno de las lluvias empleadas en el dise
no de la red de drenaje. Es por tanto una
curva decreciente, del tipo de la indicada en la figura.
El coste total de la infraestructura durante su periodo de vida u
til es la suma de los costes
de construcci
on y de los da
nos durante esa vida u
til. La composici
on de las dos curvas produce
una curva suma, cuyo mnimo debera se
nalar el periodo de retorno m
as economico en el dise
no
de la red de alcantarillado.
Este proceso sera el deseable para dimensionar desde un punto de vista de rentabilidad
16
Tema 2
C oste
Costede
lared
Coste
m nim o
Daosasociados
en la vida til
T ptim o
Periodo de
retorno
Selecci
on de un periodo de retorno de dise
no en la red de
drenaje
De las diferentes opciones de seleccion de periodo de retorno que se utilizan en otras latitudes,
podemos encontrar una gran variabilidad seg
un el pas que se trate. En pases nordicos como
por ejemplo en algunas ciudades de Suecia, se han propuesto dise
nos para periodos de retorno
bajos, de 2 a 5 a
nos. Pero hay que indicar que en este caso se realiza un an
alisis conjunto del
comportamiento de la red enterrada y del flujo en la calle, aceptando un sistema de drenaje
17
4.1
Criterios de dise
no en EEUU
En los EEUU el problema del drenaje de aguas pluviales es algo diferente al europeo. La
urbanizaci
on de las ciudades norteamericanas presenta un grado de impermeabilidad menor por
ejemplo del que tenemos en Espa
na, especialmente en las areas residenciales donde abunda la
alternancia de casa individual y jardn privado. El patr
on urbano de nuestras poblaciones tan
solo es comparable en el caso de los centros de negocios tipo downtown o en algunas ciudades
en concreto. La mayor parte del transporte de agua pluvial debe realizarse mediante canales a
cielo abierto o cunetas junto a vas de comunicacion. Eso ha hecho que los Departamentos de
Transportes de algunos estados norteamericanos se hayan mostrado muy interesados en resolver
el tema del drenaje para no afectar a las vas de comunicacion. Como consecuencia, algunas
de las referencias de trabajo mas importantes se encuentran en los Manuales de Drenaje de
estos Departamentos de Transportes, o bien de ciudades o condados que han establecido sus
propios Manuales de Drenaje. No existe una unicidad en los criterios adoptados pero puede ser
indicativo del mismo el siguiente resumen.
El estado de Virginia propone en su Manual de Drenaje de 10 a 25 a
nos para los colectores
de desag
ue. Mientras tanto, en Connecticcut se sugiere el valor 10 a
nos simplemente, para
sumideros y conductos de evacuacion. El condado de Clark, que incluye la ciudad de Las Vegas
en Nevada, propone dise
nar para 10 a
nos y comprobar el funcionamiento de la red ante lluvias
de 100 a
nos de periodo de retorno. Aqu tambien se considera la capacidad de transporte de
las calles. El estado de Nueva York se refiere en su manual a los canales de desag
ue grandes,
exigiendo en ellos un periodo de retorno de c
alculo de 100 a
nos. En Georgia nos encontramos
con ejemplos de condados como el de Gwinette que propugnan valores de periodo de retorno
de 25 a
nos para los colectores de drenaje. En Texas tambien sugieren la adopci
on de un valor
de 25 a
nos. A diferencia de estos valores considerados en estos Manuales de Drenaje, todava
encontramos referencias de uso o de formacion donde se recomienda dise
nar con periodos de
retorno 5 a
nos (Iowa State Univ). Vemos pues un estado de la cuesti
on bastante variado.
18
4.2
Tema 2
Criterios de dise
no en Canad
a
Canad
a es otro pas con larga tradici
on en el tema de drenaje urbano. En este sentido es un pas
donde se ha aplicado a nivel normativo el concepto de drenaje dual. En esas condiciones, por
ejemplo el estado de Alberta propone para la red de drenaje un periodo de retorno de 5 a
nos,
mientras que el resto de caudal circulara por la calle. Se incluyen estudios de comportamiento
del sistema superficial hasta periodos de retorno de 100 a
nos. De todos modos se indica que cada
poblaci
on fija su nivel de dise
no en la red de drenaje, y se comentan que hay poblaciones que
dise
nan con 2 a
nos de periodo de retorno y otras con 10 a
nos. La capital Ottawa tambien dise
na
la red entre 1 y 5 a
nos de periodo de retorno, pero exige la comprobaci
on del comportamiento
de la red de calles para periodos de retorno de 100 a
nos (SWM Planning and Design Manual.
Ministry of the Environment, Draft Final Report, Noviembre 1999), en los que exige condiciones
de funcionalidad a sus calles seg
un la importancia de las mismas. Vas principales no deben
presentar calados superiores a los 15 cm, y en otras de menor importancia se limita a que el
agua no alcance la acera, en un pas donde se encuentran bordillos de 20 a 30 cm de altura.
4.3
Frecuencia de inundacion
10
20
30
50
19
4.4
De las referencias de normas tecnicas de pases europeos, quizas la mas interesante sea la ATV
118, Dise
no Hidr
aulico y Simulaci
on del Comportamiento de Redes de Alcantarillado, de uso en
Alemania y pases de influencia germana. De salida la norma ATV plantea un cierto conflicto
con la nueva EN-752 pues la primera considera las frecuencias de inundaci
on como un criterio
inapropiado mientras que prefiere utilizar las frecuencias de entrada en carga de la red. La
norma germana sugiere el empleo de una lluvia de proyecto o una serie de precipitaciones
hist
oricas de unos 30 a
nos. A pesar de considerarlo inadecuado, contiene una tabla que indica
las frecuencias de inundaci
on admisibles.
Tabla 3. Frecuencias de inundaci
on sugeridas en la ATV - 118
Zona de estudio
Area rural
Areas de edificacion moderada
Centros urbanos
Metro - pasos subterr
aneos
Frecuencia de inundacion
1 a
no
2 a
nos
3 a
nos
5 a
nos
4.5
Criterio de dise
no utilizado en Espa
na
No existe una legislacion a nivel nacional sobre el periodo de retorno a considerar en el dise
no de
la red de alcantarillado. Revisando los valores mas habituales encontrados en diferentes ciudades
20
Tema 2
espa
nolas, encontramos que el valor de 10 a
nos es el mas habitual. Alguna considera valores de
25 a
nos o un criterio de exigencia que ciertas zonas de la ciudad, definidas como estrategicas en
caso de inundaci
on tengan un nivel de seguridad mayor como por ejemplo vas de emergencia o
de evacuacion o acceso de servicios de urgencia, a las que se va a exigir periodos de retorno de
50 a
nos.
21
Cuenca de
cabecera
Cuenca urbana
22
Tema 2
Relacion de areas
10000/1
1000/1
100/1
10/1
1/1
Periodo de retorno 2 a
nos
Cauce principal Colector
1
2
2
1
1
2
2
1
2
2
2
2
2
2
2
2
2
2
2
2
Periodo de retorno 5 a
nos
Cauce principal colector
1
5
5
1
2
5
5
2
2
5
5
5
5
5
5
5
5
5
5
5
23
todo independientes, por lo que no sera aceptable considerar que por un colector viene el caudal
maximo asociado al suceso de lluvia de dise
no, y por el ro el nivel esta en condiciones de aguas
bajas. En el caso de vertidos a un cauce, el US Army Corps of Engineers y otros Departamentos
norteamericanos sugieren el uso de las siguientes tablas 4 a 6. De acuerdo con la relaci
on entre
superficie de la cuenca fluvial y de la cuenca urbana se sugieren unos periodos de retorno de
dise
no de la red de drenaje y unos periodos de retorno del caudal existente en el ro en la zona
de desag
ue de la red y viceversa. Estos datos proceden del Cuerpo de Ingenieros del Ejercito de
los EEUU y del Departamento de Transportes (US. Dep. of Transportation, 1996)
Tabla 5. Periodos de retorno a considerar en obras de drenaje vertiendo a cauces
entre 10 y 25 a
nos
Periodo de retorno a considerar en sucesos concurrentes
Relacion de areas
10000/1
1000/1
100/1
10/1
1/1
Periodo de retorno 10 a
nos
Cauce principal Colector
1
10
10
1
2
10
10
2
5
10
10
5
10
10
10
10
10
10
10
10
Periodo de retorno 25 a
nos
Cauce principal colector
2
25
25
2
5
25
25
5
10
25
25
10
10
25
25
10
25
25
25
25
Relacion de areas
10000/1
1000/1
100/1
10/1
1/1
Periodo de retorno 50 a
nos
Cauce principal Colector
2
50
50
2
5
50
50
5
10
50
50
10
25
50
50
25
50
50
50
50
24
Tema 2
A la vista de estas recomendaciones podemos plantear un caso de una cuenca urbana con una
superficie de 15 Km2 y una cuenca de cabecera de 150 Km2 que aporta a un ro que atraviesa la
poblaci
on. Si dise
namos el cauce principal del ro en nuestra poblaci
on para periodo de retorno
de 50 a
nos, como las dos cuencas presentan una relacion de areas del orden de 10, esto supone
que entre la red de drenaje y las calles ha de llegar al cauce del ro un caudal producido por una
lluvia de periodo de retorno de 25 a
nos en la zona urbana. Deberamos considerar por tanto en
el dise
no de la red de drenaje de la ciudad el an
alisis con periodo de retorno de 25 a
nos (tabla 6).
Trabajar con periodos de retorno m
as peque
nos puede ser peligroso e incoherente. Este analisis
debe considerar la aportaci
on desde la ciudad al ro de esos caudales, que pueden llegar bien a
traves exclusivamente de la red de drenaje (dise
no de res para periodo de retorno 25 a
nos) o de
manera conjunta red / calles. En este u
ltimo caso, debemos verificar el comportamiento de la
superficie de la ciudad para esos caudales de dise
no, los niveles de agua alcanzados y los posibles
riesgos asociados a ese flujo en la calle. Para el dise
no de la red de alcantarillado de periodo de
retorno 25 a
nos o del nivel que se fije, se tomar
an como niveles en el ro a la salida de la red,
actuando como condici
on de contorno, un calado en el cauce correspondiente a un caudal en el
ro de periodo de retorno 10 a
nos (tabla 5).
on de areas sera de 1000, y los sucesos
Si la cuenca de cabecera fuera de 15000 Km2 , la relaci
de lluvia seran menos coincidentes en las dos cuencas. Cuando se dise
na el encauzamiento del
ro para periodo de retorno de 50 a
nos, se asume concurrente con el caudal maximo en el ro una
aportacion desde la red de un caudal de periodo de retorno de 2 a
nos (tabla 6). Esto no quiere
decir que la red de alcantarillado este dise
nada para 2 a
nos, sino para el nivel de seguridad que
fijemos, por ejemplo para 10 a
nos. Tan solo nos indica que a la hora de dise
nar el encauzamiento
del ro tenemos que considerar unos niveles de agua en la red con ese periodo de retorno ya que
dadas las diferencias de area entre cuencas los picos de caudal en el ro y a la salida de la red de
alcantarillado es poco probable que coincidan. En el dise
no de la red de alcantarillado, si esta
es de 10 a
nos de periodo de retorno, los niveles de agua en el ro seran los correspondientes a un
caudal de periodo de retorno de 1 a
no (tabla 5).
Igualmente, a la hora de calcular los niveles de agua en la red de alcantarillado con caudales
de periodo de retorno 10 a
nos, el nivel de agua en el ro que actuar
a como condicion de contorno
deber
a ser el correspondiente a un caudal en el ro de periodo de retorno 2 a
nos.
25
26
Tema 2
cuando se acaba de construir una red de alcantarillado nueva, y calculada con las herramientas
mas modernas? Pues porque no hemos considerado el problema de manera global sino parcial,
eliminando los dos primeros pasos del proceso de dise
no y centr
andonos s
olo en el tercero.
Pero ese analisis para periodos de retorno bajos no debe ser el u
nico a realizar. Es necesario
que estudiemos que pasa en nuestras ciudades en caso de lluvias mas intensas. Estaremos de
acuerdo en mantener un nivel de dise
no para nuestras redes de drenaje en el entorno de los 10
a
nos, pero quiz
as sugiriendo una revisi
on al alza. Pero tambien hemos de conocer que pasa ante
lluvias de periodo de retorno muy superior. A este respecto deberamos tener en cuenta los
criterios establecidos en otros pases como dise
nar la red para una tormenta menor, del orden
de 10 a
nos por ejemplo, y comprobar el comportamiento para otra tormenta mayor, del orden
de los 100 a
nos por ejemplo. Para esas tormentas mayores hemos de considerar como sistema de
drenaje tanto el subterr
aneo (red de drenaje) como el superficial (las calles) y evaluar el estado
de los niveles de agua y las velocidades alcanzadas en superficie, valorando los riesgos asociados
a esos valores.
Resumen y conclusiones
En este tema se han discutido algunos de los enfoques para determinar el nivel de seguridad
adecuado en nuestras ciudades ante tormentas. Debemos propugnar un enfoque global de la
soluci
on del problema de manera sistem
atica, analizando primero el comportamiento de la
superficie de nuestras ciudades en tiempo de lluvia y despues el dimensionado de nuestra red
de alcantarillado para los caudales que estamos en condiciones de captar. Ademas, considerar
solo el an
alisis para periodos de retorno bajos supone no valorar adecuadamente la situaci
on
de nuestras ciudades ante la lluvia. Debemos introducir conceptos nuevos como el de dise
no
a dos niveles, uno para tormentas menores en base a la que tras evaluar la respuesta de la
ciudad dise
namos exclusivamente la red enterrada, y otro para tormentas mayores en los que
consideramos el comportamiento tanto de la red enterrada como de la ciudad para tormentas
con periodos de retorno m
as altos. Solo as podremos garantizar un buen funcionamiento de
nuestras poblaciones ante la presencia de lluvias intensas a la vez que entendemos mejor los
problemas derivados de la presencia del agua en la ciudad.
Bibliografa
ATV-A 118-E. 1998 Standards for the Hydraulic Calculations of wastewater, Stormwater and
Combined wastewater Sewers
Fleming, G. (2002) Flood Risk Management. Thomas Telford. Londres
Clark
County
(1999) Hydrologic Criteria
http://www.ccrfcd.org/drainagestandards.htm
and
Drainage
Design
Manual.
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New York State (2001) Stormwater Management Design Manual New York State
http://www.dec.state.ny.us/website/dow/swmanual/swmanual.html
Ottawa (1986) - Design Manual for Sewer Hydraulics - March 1980, Revised March 1986. City
of Ottawa.
TDOT (2002) Hydraulic
http://www.dot.state.tx.us
Design
Manual.
Texas
Dep.
of
Transportation.
Virginia
Dep.
of
Transportation.
DE LLUVIA A UTILIZAR.
INFORMACION
LLUVIA DE PROYECTO
Manuel Gomez Valentn
Dep. de Ingeniera Hidraulica, Martima y Ambiental. UPC.
E.T.S. Ingenieros de Caminos, Canales y Puertos
Jordi Girona 1-3. D-1. 08034 BARCELONA
Datos de lluvia
1.1
El estudio hidrol
ogico de cuencas urbanas presenta una serie de particularidades derivadas del
hecho urbano. En primer lugar, las dimensiones de las cuencas son mucho m
as peque
nas que las
correspondientes a los ros. Mientras que en el estudio hidrol
ogico habitual de un ro, la unidad
de medida de la cuenca suele ser el Km2 , con supercies totales de decenas, cientos o incluso
miles de kil
ometros cuadrados, en zona urbana la unidad de medida es la Hect
area, o sea 100
2
veces menos que 1 Km .
Este trabajo a escala reducida hace que todos lo dem
as elementos del estudio queden
afectados por un factor de escala. No encontraremos caudales de miles o cientos de metros
c
ubicos por segundo sino del orden de pocos metros c
ubicos por segundo. Pero el hecho m
as
signicativo es la reducci
on de la escala de tiempo en todos los procesos. Los tiempos de
concentraci
on se mediran en minutos (no en horas ni das) y por esta razon, la cuenca urbana
sera sensible a efectos de lluvias muy intensas y que duren pocos minutos. Un suceso de lluvia
muy intensa de duraci
on 15 minutos, que act
ue sobre una peque
na supercie (pocas Hectareas)
tendr
a una repercusi
on indudable en el caudal punta pero si la supercie total de la cuenca es de
a muy limitada, al difuminarse entre los efectos
decenas o cientos de Km2 , esa inuencia quedar
globales de una gran cuenca.
Por esta razon, en los estudios de hidrologa urbana el intervalo de tiempo en que debemos
disponer de informaci
on de lluvia es mucho m
as peque
no que el habitual en los estudios
hidrol
ogicos de cauces naturales. Los intervalos de tiempo de media hora o una hora. habituales
en el estudio hidrol
ogico de una cuenca uvial no son admisibles en general en zona urbana.
Deberemos operar con pasos de tiempo de 5 a 10 minutos, como norma general, o incluso menores
seg
un el tama
no de cuenca. Esto supone una informaci
on muy detallada de la evoluci
on de la
lluvia en el tiempo
Este nivel de detalle en la informaci
on puede suponer un problema ya no siempre est
a
29
30
Tema 3
2
2.1
An
alisis de datos de lluvia
Enfoques del estudio seg
un el nivel de informaci
on disponible
CAUDAL
PRECIPITA CI N
C U EN C A
I(t)
Q (t)
31
32
Tema 3
an
alisis como:
1. Estacionariedad. Si tengo una serie temporal de por ejemplo 45 a
nos, sera bueno analizar
subintervalos de tiempo de 20 a 25 a
nos, con un cierto solape entre ellos. Evaluados los
valores medios y las varianzas de estas subseries temporales, no deberan diferenciarse entre
ellas en mas de un 15%. Si se supera ese valor, quiere decir que ha habido cambios en las
condiciones de medida, etc, que oblgan a analizar con m
as detalle la serie para corregir ese
problema. Este an
alisis parte del principio que las condiciones meteorol
ogicas no se han
modicado en el tiempo y que por tanto, salvo ciclos locales de sequas o precipitaciones
intensas, el clima no se ha modicado sustancialmente sobre todo en las pocas decenas de
a
nos de los que tenemos registros.
2. Homogeneidad. Cuando realizamos un analisis estadstico por ejemplo de extremos, es
conveniente comprobar que la poblacion de datos que manejamos sea homogenea desde
el punto de vista estadstico. Deben realizarse los tests de hipotesis que empleamos
com
unmente como el test Chi cuadrado, o el Kolmogorov - Smirnov.
3. Consistencia. Los datos de la serie temporal que manejamos deben presentar lo que
denominamos consistencia: las condiciones de medida de los datos de lluvia deberan ser
las mismas y no variar a lo largo del tiempo. Cuando se dispone de una serie de estaciones
meteorologicas en una region climatol
ogicamente homogenea, donde el regimen de lluvias
es u
nico, es posible realizar un an
alisis con el n de vericar la consistencia de la serie
de datos pluviometricos en dichas estaciones. Las causas de una falta de consistencia en
los datos de una estacion durante un periodo pueden ser muy variadas: cambios en las
condiciones del aparato registrador, cambios en el procedimiento de observaci
on, cambio
de emplazamiento de la estacion, etc. El metodo utilizado para vericar dicha consistencia
es el analisis de curvas de doble masa. Consiste en construir una curva doble acumulativa,
en la cual son relacionados los totales anuales acumulados de una determinada estaci
on
con la media acumulada de los totales anuales de todas las estaciones del area, considerada
hom
ogenea desde el punto de vista de datos. Vamos a poner un ejemplo de 5 estaciones
en el area de la ciudad de Pamplona.En nuestro caso se consideran homogeneas las 5
estaciones de las que se disponen datos, Pamplona, Otazu, Irotz, Ilund
ain y No
ain, y que
presentan simultaneidad de registros a partir del a
no 1981.
Cuanto mayor n
umero de estaciones se disponga, la media acumulada de los totales anuales
sera menos sensible a la falta de consistencia de los datos de alguna de ellas, con lo que
el an
alisis es mas able. Si la serie de datos de una determinada estaci
on es consistente
durante un determinado periodo, la curva de doble masa en dicho periodo, debe presentar
una pendiente constante. En caso contrario, es decir si a partir de un determinado punto
de la curva se produce un cambio de pendiente (ver gura 2) nos indica que comienza un
periodo con datos no consistentes, habiendose producido alg
un cambio que afecta a los
datos de medida.
El an
alisis de doble masa acumulada realizado para las estaciones de la comarca
de Pamplona nos indica que los datos de la estaci
on de Pamplona presentan un
comportamiento correcto, mientras que otras estaciones, como por ejemplo la de Irotz,
presentan cambios de pendiente que sugieren una falta de consistencia en la serie. Puesto
que el periodo de simultaneidad de registros (1981-1993) es muy corto, el an
alisis realizado
no es del todo concluyente para decidir que series de datos son las m
as adecuadas en
33
S2
S1
34
Tema 3
Figura 3: An
alisis de dobles masas, estacion de Pamplona
de un 10%, podemos utilizar para completar el dato que falta de la lluvia diaria de un
cierto da en un observatorio, la media aritmetica de los datos de los demas observatorios
2. Si las diferencias son mas importantes, se puede aplicar el procedimento propuesto por el
National Weather Service (NWS)
Se representan en unos ejes coordenados, tomando como origen la estaci
on X, cuyos
datos se desean completar. En cada cuadrante debera haber al menos una estaci
on. Se
ponderar
an los datos de cada estacion, de manera inversamente proporcional al cuadrado
de las distancias, siendo x,y las coordenadas de las estaciones de que se dispone de datos,
referidas al origen.
1
W = 2
x + y2
Pi W
PX =
En este procedimiento se supone que las precipitaciones en puntos situados cerca no son
independientes de la precipitaci
on inc
ognita, y por tanto no har
a falta usar todos los datos.
Bastara utilizar una estacion por cuadrante, y se seleccionara la mas cercana al origen.
3. Podemos elaborar con los datos correspondientes a las estaciones de que se dispone de
datos de un mapa de isoyetas, a partir del cual extraer el dato que falta en el observatorio
de estudio. Esto se hara para cada caso de relleno de datos, lo que a menos que se disponga
de un procedimiento de elaboraci
on de los mapas bastante r
apido, puede ser un proceso
mas lento.
4. Si conocemos el valor de la lluvia media anual en la estaci
on X objeto de estudio, pero en
la que falta el valor PX a completar, y disponemos de los datos de lluvia media anual en
35
Figura 4: An
alisis de dobles masas, estacion Irotz
on X, podemos
las otras estaciones y el dato de lluvia Pi el da en que falta en la estaci
aplicar una funci
on de ponderaci
on del tipo:
PX =
1 NX
NX
NX
(
P1 + ...
Pi + ... +
Pm )
m N1
Ni
Nm
An
alisis estadstico de datos
36
Tema 3
5.1
Series de m
aximos anuales
En el an
alisis de extremos, consideremos por ejemplo la variable precipitacion cada en 24 horas.
Si disponemos de 40 a
nos de observaciones, el total de datos alcanza los varios miles (365 x 40),
de los que la gran mayora seran ceros (das sin lluvia). Es posible realizar una selecci
on previa, y
pasar a una poblaci
on algo mas reducida. Consideremos as el valor m
aximo de la precipitaci
on
en 24 horas, registrado en cada a
no. Pasamos as a un total de 40 datos, que constituyen
los maximos anuales. Este proceso supone en ocasiones una cierta perdida de informaci
on del
fen
omeno de la precipitacion. Puede ser que durante un a
no lluvioso, se hayan producido 2 o 3
das con mayor precipitaci
on que la del da mas lluvioso de un a
no calicado como seco. De esos
2 o 3 valores, tan solo consideraremos uno, el valor m
aximo anual. Sustituimos valores grandes
de la lluvia cada en 24 horas, por otros m
as bajos pero que resultan ser los maximos anuales
de un a
no seco. Esta perdida de calidad en la informaci
on puede demostrarse que afecta m
as
a los resultados asociados a la estimacion de valores con periodos de retorno bajos (inferiores a
10 a
nos, aproximadamente) mientras que para periodos de retorno altos (100, 500) no supone
un gran problema.
Referente a la estadstica de extremos, las distribuciones mas habitualmente empleadas son
las de Gumbel, Log-Pearson III y recientemente se ha a
nadido la SQRT-ET m
ax.
5.2
Distribuci
on tipo Gumbel
((xa)
1.2825
x
donde x
es la media de los valores maximos anuales y x es su desviacion standard. Chow
37
K(T ) =
yT ys
ss
5.3
T
)]
T 1
Distribuci
on tipo Log-Pearson III
Esta distribuci
on, de tres par
ametros, forma parte de la familia de distribuciones tipo Pearson,
y es muy utilizada por ejemplo en los USA. En este caso primero se transforman los datos de
caudal, precipitaci
on, etc. X, en su logaritmo en base 10, de la forma Z=log X.
La funci
on de densidad de probabilidad se puede expresar como:
F (Z) =
(Z )1 e(Z)
x()
=[
2 2
]
Cs (Z)
= Z Z
38
Tema 3
Cs =
3
N (Zi Z)
(N 1)(N 2)Z3
La distribuci
on Log-Pearson III es algo mas sensible a los errores en la serie de datos. Al
ser una distribuci
on de tres par
ametros, en el papel doble logartmico aparece como una curva
(frente a la recta de Gumbel), pero en ocasiones pueden aparecer un m
aximo local y darse la
paradoja que el valor para periodo de retorno 500 a
nos sea menor que para los 100 a
nos, en caso
de errores en la serie.
5.4
Distribuci
on tipo SQRT-ET m
ax
En 1986 un grupo de investigadores japoneses dirigidos por Takeharu Etoh y Akira Murota [ET]
proponen una nueva distribuci
on que denominaron SQRT-ET MAX (M
aximos de la exponencial
de la raz cuadrada). Para la proposici
on del modelo, Etoh y Murota [ET y JF] se basaron en
las siguientes hip
otesis de partida:
La duracion y la intensidad m
axima en una tormenta individual son variables
independientes entre s
La duracion se distribuye seg
un una variable aleatoria exponencial y la intensidad m
axima
seg
un una variable aleatoria de distribuci
on Gamma
La cantidad total de lluvia es proporcional al producto de duraci
on e intensidad siendo la
constante de proporcionalidad de 0.5 lo que asume una forma triangular del hietograma.
Este es el patron de lluvias de Chow, que se acepta como valido para lluvias de tipo frontal
o ciclonico como son las del noroeste de la Pennsula Iberica
Estas hip
otesis de partida han sido aceptadas como v
alidas en la descripcion de una tormenta
individual en lluvias de tipo cicl
onico, aunque en la actualidad se est
an ensayando otros tipos
de patrones de precipitaci
on como puede ser el dobre tri
angulo. Aceptando dichas hip
otesis se
obtiene que la funci
on de distribuci
on puede expresarse con la siguiente expresion:
F (x) = ek(1+
x)e
donde k es el par
ametro de frecuencia, y es el parametro de escala. Los par
ametros anteriores
no se pueden obtener de una manera f
acil y directa, de modo similar a la Gumbel o LP3. Para
hacer mas sencilla su aplicaci
on, se ha desarrollado un procedimiento de utilizaci
on de la SQRTET max (Zorraquino, 2000). A partir de los datos de la serie de m
aximos anuales, estimamos el
coeciente de variaci
on de la serie, como por ejemplo:
Cv =
x
x
39
i]
a0
a1
a2
a3
a4
a5
a6
Tramo 1
1.318615
-3.16463
-1.59532
-6.26911
-11.3177
-22.6976
-22.0663
Tramo 2
1.801513
2.473761
23.5562
49.95727
59.77564
35.69688
8.505713
Tramo3
-3978.19
-18497.5
-35681.4
-36581.5
-21017.8
-6417.12
-813.381
En base a los mismos tramos denidos por el coeciente de variacion, se aproxima el valor
on del tipo:
de I1 mediante una expresi
I1 = e[bj [ln(k)]
j]
b0
b1
b2
b3
b4
b5
b6
Tramo 1
2.307319
-0.13667
-0.07504
-0.01346
0.003228
0.000521
0.00014
Tramo 2
2.342697
-0.14978
-0.09931
0.003444
0.001014
-0.00014
5.49*106
Tramo3
-0.93151
2.156709
-0.77977
0.112962
-0.00934
0.000412
-7.5*106
I1
k
k
1e 2 x
x)e
40
Tema 3
Esta formulaci
on fue denominada m
aximo de la exponencial de la raz cuadrada (SQRTET MAX). Ha sido adoptada como distribuci
on estadstica de referencia en Espa
na por la
administracion. Tanto el Ministerio de Fomento como el de Medio Ambiente la exigen en sus
proyectos por algunas de las siguientes razones:
a) Es una ley de distribuci
on que ha sido propuesto especcamente para la modelaci
on
estadstica de maximas lluvias diarias.
b) Est
a formulada con s
olo dos par
ametros lo que conlleva una completa denici
on de los
cuantiles en funci
on exclusivamente del coeciente de variaci
on con lo que se consigue una mayor
facilidad de presentacion de resultados.
c) Por la propia denici
on de la ley, proporciona resultados m
as conservadores que la
tradicional ley de Gumbel.
d) Conduce a valores mas conservadores que los otros modelos de ley analizados para las
regiones climaticas de la Espa
na peninsular con cuantiles menores, mostrando unos resultados
similares en el resto de las regiones.
e) Demuestra una buena capacidad para reproducir las propiedades estadsticas observadas
en los datos, lo que se comprobo mediante tecnicas de simulacion de Montecarlo.
5.5
Fuentes de informaci
on de datos de lluvia tratados por la distribuci
on
SQRT-ET
41
1) Localizaci
on en los planos del punto geogr
aco deseado.
2) Estimacion mediante las Isolneas representadas del coeciente de variacion Cv y del valor
medio x
de la maxima precipitaci
on diaria anual.
3) Para el periodo de retorno deseado T y el valor de Cv, obtenci
on del cuantil regional
Yt (tambien denominado Factor de Amplicaci
on KT en el Mapa para el C
alculo de M
aximas
Precipitaciones Diarias en la Espa
na Peninsular de 1997), mediante la tabla 7.1. de la publicaci
on
mencionada.
4) Realizar (seg
un se recoge en la expresion 3.1) el producto del cuantil regional Yt por el
valor medio P obteniendose X(T), es decir, el cuantil local buscado o lo que es lo mismo, la
precipitacion m
axima en 24 horas para el periodo de retorno T (tambien denominado PT en el
Mapa para el C
alculo de M
aximas Precipitaciones Diarias en la Espa
na Peninsularde 1997)
5.6
An
alisis con series parciales
El an
alisis de extremos se realiza en general con series de maximos anuales. As, cada uno de los
a
nos de los que se dispone datos, proporciona un valor para la serie. Sin embargo, puede darse
seguramente que en un mismo a
no haya m
as de un suceso de precipitacion de gran magnitud.
Sin embargo, al considerar tan solo el m
aximo anual estamos descartando esa informacion del
observatorio. Entonces se puede considerar todos los valores de precipitaci
on por encima de
un cierto valor umbral, lo que en nomenclatura anglosajona se conoce como POT (peak over
threshold) o en castellano valores sobre un umbral. En ese caso estamos aceptando que todos los
sucesos de lluvia considerados son sucesos independientes, lo que es razonable aceptar. Ademas,
otro hecho signicativo es que si aceptamos una formulaci
on tipo Chow para una distribuci
on de
extremos como la Gumbel, por ejemplo, no es posible obtener periodos de retorno de la variable
considerada (precipitacion, intensidad, etc) menores de un a
no. La variable reducida yT se dene
como:
yT = ln[ln(
T
)]
T 1
donde si T 1 dicha variable queda indenida. Sin embargo, sucesos de poca precipitaci
on
parece logico que puedan superarse m
as de una vez cada a
no. Podemos relacionar entonces
el periodo de retorno entre una estadstica de series parciales TP y otra de series de maximos
anuales TA como:
TP =
1
lnTA ln(TA 1)
42
Tema 3
Tabla 1. Comparaci
on de periodos de retorno calculados con series de m
aximos
anuales o con series parciales
Periodo de retorno (a
nos)
(maximos anuales)
20
15
10
8
5
3
2
1.582
1.157
1.0186
1.00248
1.00000614
Periodo de retorno (a
nos)
(series parciales)
19.5
14.49
9.49
7.49
4.48
2.47
1.44
1
0.5 (6 meses)
0.25 (3 meses)
0.166 (2 meses)
0.083 (1 mes)
La relacion precipitaci
on/duraci
on es mas importante para cuencas peque
nas que la relaci
on
precipitaci
on/
area (Moisello, 1993). Por esa razon se han centrado la mayor parte de los estudios
en la variabilidad temporal de la precipitaci
on.
Un primer proceso de an
alisis de la informaci
on de lluvia en forma de hietogramas existentes
es el establecimiento de una curva IntensidadDuraci
onFrecuencia (IDF). Una curva IDF
supone una relaci
on entre las intensidades medias m
aximas esperables, para cada duraci
on
de precipitaci
on, con un periodo de retorno considerado. El proceso de obtenci
on esta
sucientemente descrito en muchos textos de hidrologa (Chow, 1988). La ventaja de trabajar
en cuencas urbanas es que los periodos de retorno que se suelen considerar en zonas urbanas
(5, 10 a
nos) son bajos, por lo que la longitud de la serie temporal para obtener una curva IDF
able puede ser de tan solo 20 a 30 a
nos, mientras que estudios para periodos de retorno altos
(100 a 500 a
nos) recurren necesariamente a extrapolaciones de tipo estadstico que pueden ser
en alg
un caso arriesgadas.
Para obtener las curva IDF se debe realizar el siguiente proceso:
(i) considerar todas las precipitaciones registradas a lo largo de un gran n
umero de a
nos, a
nivel de hietograma y en intervalos de registro de al menos 10 minutos,
(ii) ordenar estas precipitaciones, clasicandolas en base a los diferentes intervalos de
referencia (10, 15, 20, 25, 30 minutos, etc.)
(iii) obtener, para cada intervalo de referencia, la serie de Intensidades Medias Maximas
Anuales para cada a
no de registro,
43
Intensidad
Curva
IDF
Tr1
Tr2
Tr3
Tr4
Tiempo
Figura 5: Curva IntensidadDuraci
onFrecuencia tipo
Las familias de curvas IDF se suelen ajustar mediante expresiones analticas que faciliten su
operaci
on. Las mas habituales son las expresiones tipo Talbot o Montana. La curva tipo Talbot,
propone un ajuste de una hiperbola:
I=
a
D+b
44
Tema 3
I=
a
(D + b)c
6.1
La informaci
on de campo obtenida en diversos estudios realizados en diferentes pases se ha
dirigido hacia el an
alisis de relaciones entre la lluvia de cortas duraciones, de la que se disponen
en general de menos nivel de informaci
on, y la lluvia de duraciones horarias o superiores, nivel
de datos mas facilmente obtenible en observatorios meteorologicos.
Hersheld (1962) estudi
o para los EEUU la relaci
on entre la precipitaci
on cada en 1 hora
y en 6 horas, frente a la total cada en 24 horas, para un periodo de retorno de 2 a
nos. La
relacion P1 h /P24 h vara entre el 10% y el 60%, con una media del 40% mientras que P6 h /P24 h
variaba entre el 50% y el 80% con un valor medio de 70%. Sin embargo para duraciones D m
as
peque
nas, la relaci
on entre la lluvia cada en D y la cada en 1 hora, vara muy poco a lo largo
de todo el pas y ademas era bastante independiente del periodo de retorno (Bell, 1969). Los
datos estimados para los Estados Unidos y Australia se reejan en la tabla 2.
Tabla 2. Relaciones PD /P1 h (D en minutos)
USA
2 a
nos
5
0.29
15
0.57
30
0.79
120
1.25
Australia
2 a
nos
10 a
nos
25 a
nos
5
0.30
0.31
0.30
15
0.57
0.58
0.58
30
0.77
0.78
0.79
120
1.24
1.25
1.23
Del an
alisis de estos datos parece desprenderse que la relaci
on precipitaci
on/duraci
on
para tiempos cortos (menores que 2 horas) es bastante estable, incluso para periodos de
retorno diferentes. Bell tambien comprob
o que la relaci
on PD /P24 h es mucho menos estable
para duraciones mayores. Goswami (1973), utilizando las relaciones de Bell, desarroll
o una
45
metodologa de obtenci
on de relaciones precipitacion/duraci
on para la India, asumiendo una
relacion Lluvia en 1 hora/Lluvia en 24 horas de 0.435 . Calenda (1993) ha propuesto una
relacion Lluvia en 1 hora/Lluvia en 24 horas para diferentes periodos de retorno, en la zona de
Roma, que se muestran en la tabla 3. Por supuesto que esa variaci
on con el periodo de retorno
entra en conicto con los datos de Australia y USA.
P1 h /P24 h
0.436
0.460
0.467
0.471
0.475
En Espa
na no se ha emprendido un an
alisis sistematico de curvas IDF para distintas
duraciones de lluvia. Si analizamos el comportamiento de las curvas IDF sinteticas incluidas en la
Instrucci
on de Carreteras, 5.2.I.C. donde Id es la intensidad media diaria en mm/h, P24 horas /24,
on entre intensidad horaria e intensidad media diaria, que depende de
y el cociente IId1 la relaci
la ubicaci
on geogr
aca.
I1 280.1 D0.1
I
= ( ) 0.4
Id
Id
D I1 280.1 D0.1
PD
= ( ) 0.4
P24 h
24 Id
46
Tema 3
Tabla 4. Relaciones PD /P1 h para diferentes cocientes
Duracion D
5 minutos
10 minutos
15 minutos
30 minutos
60 minutos
120 minutos
I1
Id
=8
0.265
0.394
0.493
0.711
1.000
1.371
I1
Id
I1
Id
= 12
0.332
0.467
0.564
0.761
1.000
1.274
Los valores para el factor 12 son similares a los presentados en la literatura. Se sigue
trabajando en esta lnea que permitira obtener informaci
on sobre la precipitaci
on en duraciones
cortas, las mas adecuadas para estudios de hidrologa urbana.
6.2
Relaciones precipitaci
on/
area
Estudio de regionalizaci
on de precipitaciones en Espa
na.
Obtenci
on de curvas IDF sint
etica
En lugares donde s
olo se dispone de observaciones de precipitaci
on diaria, es posible obtener
informaci
on de precipitaci
on para duraciones m
as cortas (1 hora, 30 minutos, 10 minutos, etc) a
partir de estudios de regionalizaci
on de la precipitaci
on. El estudio realizado por Temez (1966)
en Espa
na permite a partir del dato de lluvia en 24 horas, estimar unos valores de precipitaci
on
para duraciones m
as cortas.
47
Analizando la forma tpica de una curva IDF se aprecia que el valor de la Intensidad de
precipitacion aumenta a medida que reducimos la duraci
on D. Se comprueba experimentalmente
que todas las curvas de una estaci
on correspondientes a diferentes periodos de retorno son anes,
y por ello se podran reducir a una ley u
nica adimensional. Dicha ley sera independiente de
los valores absolutos de lluvia, dado su car
acter adimensional. El par
ametro diferenciador m
as
adecuado en nuestro caso, teniendo en cuenta que en las estaciones meteorologicas espa
nolas se
registra precipitaci
on diaria, en 24 horas, sera la lluvia media durante esas 24 horas, o Id :
I1
Id
Pd
24
La ley adimensional para una familia de curvas IDF sera del tipo:
Id =
I
= (D)
Id
donde I representa la intensidad de precipitaci
on para una duraci
on D generica. La ley anterior
es caracterstica en cada estacion y una funci
on de la distribuci
on temporal de la lluvia tipo.
Ser
a diferente de un observatorio a otro, reejando las diferencias de clima existente. El estudio
de Temez lleva a la conclusion que con datos de numerosas estaciones espa
nolas, las curvas
adimensionales I/Id se pueden representar con suciente aproximacion por medio de una ley
general ampliada de la anterior:
I
= (D, K)
Id
con un par
ametro indeterminado K, variable de un lugar a otro. El par
ametro K se eligio como
on universal,
la relaci
on I1 /Id donde I1 es la intensidad horaria correspondiente. Como expresi
se propone una ley IntensidadDuraci
on del tipo:
48
Tema 3
I
I1 280.1 D0.1
= ( ) 0.4
Id
Id
En cada estacion habr
a que estimar el factor IId1 , factor regional que representa la relaci
on
entre la intensidad horaria y la diaria, para el mismo periodo de retorno. Para ello se puede
hacer uso del mapa adjunto, extrado de la mencionada Instruccion de carreteras.
Queda como u
nico dato a estimar el valor de la intensidad Id , intensidad media
correspondiente a la precipitaci
on cada correspondiente a 24 horas jas, es decir, por ejemplo
desde las 8 de la ma
nana a las 8 de la noche siempre. Estimaremos este valor como:
Id =
Pd
24
on m
axima diaria cada en la estacion de estudio, para el periodo
donde Pd es la precipitaci
de retorno considerado. Dicho valor se puede obtener ajustando distribuciones de extremos a
partir de los datos de precipitaciones diarias que se pueden obtener en el Instituto Meteorol
ogico
Nacional (IMN).
Patrones de precipitaci
on
A medio camino entre los enfoques de banco de datos de lluvia o de lluvia de proyecto,
existe una tercera va, basada en el concepto de patrones de precipitaci
on. Partiendo de
la hip
otesis que las causas locales que dan origen a la precipitaci
on son limitadas, y que la
orografa y otros condicionantes que pueden afectar al desarrollo de la precipitaci
on se mantienen
aproximadamente invariantes a lo largo del tiempo, se puede suponer que en cada lugar existen
solo unas ciertas evoluciones temporales de la precipitaci
on posibles, independientemente de la
cantidad de lluvia que tenga asociada el suceso, y limitadas en n
umero. Estas pautas de evoluci
on
temporal, representadas por su hietograma, constituyen los patrones locales de precipitacion.
Asociadas a estos patrones, se pueden denir unas lluvias de proyecto, que ser
an representativas
no solo del volumen de precipitaci
on asociado al perodo de retorno correspondiente, sin
o tambien
de su distribuci
on temporal.
La metodologa de los patrones de precipitaci
on brinda la oportunidad de aproximarse al
problema de la forma del hietograma de una manera m
as realista que los bloques alternados,
pero sin entrar en la complicacion (de c
alculo y de necesidades de informaci
on previa) que implica
la utilizaci
on de las series historicas completas.
En primer lugar hay que analizar todos los datos de lluvia registrados en el observatorio.
Pero claro, existen muy diferentes sucesos de lluvia, de duraciones que van desde pocos minutos
hasta varios das, y precipitaciones desde pocos milmetros a varias decenas de milmetros. Un
primer paso es la normalizaci
on de sucesos de lluvia para poder comparar entre s sucesos muy
diferentes. Para ello se utiliza el pluviograma acumulado, doblemente normalizado respecto a
la duraci
on del suceso de lluvia y de la precipitaci
on total del suceso. As cualquier hietograma
registrado se transforma en una curva denida en ejes coordenados con valores entre 0 y 1.
49
8.1
Esquema metodol
ogico a seguir en la identicaci
on de un patr
on de lluvia
Una vez normalizados todos los sucesos de lluvia, conviene realizar una serie de pasos para la
identicaci
on del patr
on de precipitaci
on:
1 Identicaci
on de sucesos. En este caso es subjetiva pero a la vez fundamental para
determinar las caractersticas de cada uno de los sucesos de lluvia a analizar. Es necesario
adoptar un criterio objetivo primero para separarlo sucesos de lluvia entre si por ejemplo
intervalo de tiempo sin llover entre dos sucesos de lluvia. Sera bueno que de estos criterios
50
Tema 3
51
8.2
Distribuci
on de Hu
Hu (1967) desarroll
o a partir del an
alisis de los datos de lluvia del estado de Illinois (USA),
para cuencas de hasta 400 millas cuadradas de supercie, una serie de patrones temporales de
precipitaci
on. De acuerdo con los datos analizados, distribuy
o las precipitaciones en cuatro
grupos, de acuerdo con la intensidad de precipitaci
on (cuatro cuartiles). Las distribuciones
que se consideran mas adecuadas para su empleo en procesos de dimensionamiento son las
correspondientes a los dos primeros cuartiles, las m
as severas.
Figura 9: Distribuci
on temporal propuesto por Hu
52
Tema 3
Lluvia totalen %
40
30
50% de Probabilidad
20
10
0
10
20
30
40
50
60
70
80
90
100
1.0
0.5
IA
I
III
II
0.0
0
12
15
18
Tiem po (horas)
21
24
8.3
53
Distribuci
on del Soil Conservation Service
El SCS desarroll
o a partir de sus observaciones, una serie de distribuciones temporales de
precipitaci
on para ser usadas por sus propios servicios tecnicos. En total fueron cuatro
distribuciones, adecuadas a diferentes areas geogracas de los USA para lluvias de 24 horas
de duraci
on. Quiere ello decir que si disponemos de la precipitaci
on diaria, dato muy frecuente
en multitud de servicios meteorol
ogicos, podramos distribuirla a lo largo del da con un cierto
criterio. La tipo I y Ia, es representativa del clima de la costa del Pacco, al sur y norte dentro
de los USA, respectivamente. La tipo III representa la correspondiente a la costa atl
antica y del
golfo de Mexico, y la tipo II representa al clima de tipo continental del resto del pas. La gura
11 representa la distribuci
on temporal de los 4 patrones de lluvia
8.4
54
Tema 3
de tipo analtico (hiperbola, etc) de manera que se obtienen formulas como las tipo Montana,
Talbot o KeiferChu, en funci
on del tipo de expresi
on escogida.
Dado que las curvas IDF recogen una informaci
on hist
orica de la pluviometra de la cuenca,
pueden ser un punto de partida para construir a partir de ellas la lluvia de proyecto que
emplearemos en nuestro proceso hidrol
ogico.
9.1
Intensidad
La lluvia de proyecto m
as sencilla de construir es la que considera una intensidad de precipitaci
on
constante durante todo el tiempo de lluvia.
it
C urva
ID F
Tiem po
9.2
Tormenta triangular
55
lluvias. Considerar uniforme el suceso de lluvia puede desvirtuar en gran medida los posteriores
resultados.
Una forma muy simple de incluir un cierto patr
on temporal es suponer que la intensidad de
precipitacion sigue una distribuci
on triangular. Podemos partir bien de un dato de precipitaci
on
diaria en 24 horas, bien de los datos de una curva IDF:
imax
Td
Precipitaci
on diaria en 24 horas. P.
on m
axima
Hietograma triangular, Tiempo base TD = 24 h, con intensidad de precipitaci
on:
imax . Se verica la relaci
P =
imax TD
2
56
9.3
Tema 3
I
2.3 Im
VOLUMEN DE LLUVIA
A = 14.11 %
B = 56.44 %
C = 29.45 %
1.0 Im
0.15 Im
A
0.25 D
0.25 D
0.5 D
0.20 Im
9.4
57
En Gran Breta
na se utilizan las lluvias de proyecto indicadas en los Flood Studies Report (FSR).
Para cada duraci
on de suceso de lluvia, 30 minutos, 1 hora, 2 horas, etc. el volumen de lluvia es
el obtenido a partir de la curva IDF y la distribuci
on temporal es igual a la distribuci
on media
presentada por las tormentas reales registradas, consider
andolas centradas alrededor del periodo
de lluvia m
as intenso. Se presenta para una duraci
on de lluvia de 30 minutos la tormenta de
proyecto propuesta en los FSR.
9.5
Permite desarrollar un hietograma continuo de lluvia a partir de una curva IDF. Consideremos
un hietograma de lluvia como el de la gura 16. Para una intensidad de precipitacion cualquiera
i, esta se producir
a dos veces, una en la fase de subida y otra en la de cada del hietograma.
Medida desde el instante en que se produce la m
axima intensidad, llamaremos Ta y Tb a los
tiempos en que se produce la intensidad i. El tiempo total Td entre los instantes en que se
produce una intensidad i es:
58
Tema 3
Td = Ta + Tb
El coeciente de avance de la tormenta sera la relaci
on
Ta
Td
luego
Intensidad de Precipitacin
r=
Td =
Tb
Ta
=
r
(1 r)
Td
r.Td
(1-r).Td
ib= f(tb)
ia= f(ta)
i
0
1
Tiem po
ta
tb
P =
r Td
0
ia dta +
(1r)Td
0
ib dtb
59
dP
= i(Ta ) = i(Tb )
dTd
Por otro lado, impondremos que la cantidad total de precipitaci
on se mantenga igual a la
indicada por la curva IDF, luego podremos expresar
P = Td imedia,Td
Derivando esta u
ltima expresi
on con respecto a Td e igualando con la anterior establecemos
que:
dimedia,Td
dP
= imedia,Td + Td
= i(Ta )
dTd
dTd
ormula de la curva IDF del tipo:
Keifer y Chu consideran como funci
on imedia,Td una f
imedia,Td =
Tde
c
+f
f
ormula conocida como de tipo KeiferChu. Derivando esa expresi
on y reordenando, podemos
calcular cuanto vale ia (o ib ).
ia =
c [(1 e)Tde + f ]
(Tde + f )2
9.6
En Francia se han desarrollado lluvias de proyecto especialmente en la zona sur del pas, cerca
de la costa mediterr
anea, donde el clima es proclive a la presencia de fuertes lluvias de tipo
convectivo. Una de las m
as empleadas ha sido la desarrollada por M. Desbordes del Laboratorio
de Hidrologa Matem
atica de Montpellier. Propone para la lluvia una estructura en forma de
doble tri
angulo, como la mostrada en la gura 17.
La duracion de la lluvia se propone de 4 horas. Existe un periodo de tiempo donde
la intensidad de precipitaci
on es mucho mas intensa, y este periodo puede oscilar entre 15
minutos y una hora (normalmente se acota en 30 minutos). El tiempo de m
axima intensidad de
precipitacion se ja a las 3 horas de lluvia. Se impone que la intensidad media de precipitaci
on
durante las cuatro horas de lluvia corresponda a un periodo de retorno de 3 o 4 a
nos (seg
un
la zona objeto de estudio) y que la intensidad media de precipitaci
on durante el periodo de
60
Tema 3
P1
P2
0.50 h.
3 h.
4 h.
9.7
M
etodo de los bloques alternados
Pbloque
= I5
minutos
61
I5
I10
I15
Pbloque
= I10
minutos
10 I5
minutos
o lo que es lo mismo
Pbloque
= I10
minutos
10 Pbloque
Pbloque
= I15
minutos
15 I10
minutos
10
o lo que es lo mismo
Pbloque
= I15
minutos
15 Pbloque 1 Pbloque
Estos bloque de lluvia se van distribuyendo de forma alternada, alrededor del bloque de
lluvia de mayor intensidad, uno a cada lado, o bien se redistribuyen en el tiempo, dando al
hietograma una forma acorde con el aspecto de las tormentas de la zona, siempre y cuando se
disponga de informaci
on al respecto.
62
9.8
Tema 3
Ejemplo de aplicaci
on del m
etodo de los bloques alternados
I(mm/h) =
4477.44
t(minutos) + 19.031
Intensidad (mm/h)
200
150
100
50
0
0
20
40
60
80
100
120
140
t (minutos)
63
Tabla 5. M
etodo de los bloques alternados.
Duracion
Intensidad
(minutos)
5.00
10.00
15.00
20.00
25.00
30.00
35.00
40.00
45.00
50.00
55.00
60.00
mm/h
186.32
154.23
131.57
114.71
101.69
91.32
82.87
75.85
69.93
64.86
60.48
56.65
Lluvia
Acumulada
mm
15.53
25.70
32.89
38.24
42.37
45.66
48.34
50.57
52.44
54.05
55.44
56.65
Incremento
de lluvia
mm
15.53
10.18
7.19
5.35
4.13
3.29
2.68
2.23
1.88
1.61
1.39
1.21
Bloque
1
2
3
4
5
6
7
8
9
10
11
12
Intensidad
del bloque
mm/h
186.32
122.14
86.25
64.15
49.58
39.47
32.16
26.72
22.54
19.28
16.67
14.56
Los bloques de lluvia de 5 minutos se reordenaron de manera tal que la forma del hietograma
concordara con tormentas reales registradas en la ciudad de Barcelona. Analizando los datos
disponibles se observaba que la mayoria de las veces la punta de intensidad se produca en el
primer tercio de la duraci
on total de la lluvia. Por otro lado, la curva IDF se obtuvo a partir de
los registros de una estacion pluviometrica situada en un monte cercano a Barcelona. El efecto
orogr
aco poda ser el responsable de una intensidad de precipitaci
on extremadamente alta como
la de los 5 primeros minutos. Con objeto de reducir dicho efecto, se realiz
o un promediado de
los valores de intensidad del primer y segundo bloque, con lo que el hietograma de proyecto
denitivo es el mostrado en la gura 21.
10
Resumen y conclusiones
64
Tema 3
Intensidad (mm/hra)
200
186.32
150
122.14
100
86.25
64.15
49.58
50
16.67
22.54
39.47
32.16
26.72
19.28
14.56
0
5
10
15
20
25
30
35
40
45
50
55
60
Tiempo (minutos)
Figura 20: Resultado del metodo de los bloques alternados
11
Bibliografa
65
200
Intensidad (mm/hra)
154.2
154.2
150
100
86.2
64.2
50
49.6
39.5
32.2
26.7
22.5
19.3
16.7
14.6
45
50
55
60
0
5
10
15
20
25
30
35
40
Tiempo (minutos)
Figura 21: Lluvia de proyecto empleada
Journal of Hyd. Division. Vol. 83. HY4. pp. 125.
Moisello, U. (1993) Statistical Analysis of Rainfall Data, en Urban Storm Drainage, Ed. C.
Cao, B.C. Yen, M. Benedini. Water Resources Publication.
NERC (1975). Flood Studies Report. Londres. Natural Environmental Research Council.
Sifalda, V. (1973). Development of a design rain for assigning dimensions to sewer nets.
Gwf, Wasser/Abwasser n. 9 (en aleman).
T
emez, J.R. (1966) Calculo hidrometeorol
ogico de caudales maximos en peque
nas cuencas
naturales. MOPU.
Terstriep, M.L. and J.B. Stall (1974). The Illinois urban drainage area simulator,
ILLUDAS. Boletn 58. Illinois State Water Survey. Urbana. Illinois.
Yen, B.C., Chow, V.T. (1969) A laboratory study of surface runo due to moving rainstorms.
Water Resources Research. Vol. 5 n. 5. pp. 9891006.
68
Tema 4
Q
Situacin posteriora la
urbanizacin
Situacin inicial
t
Figura 1: Influencia de la urbanizaci
on sobre la respuesta hidrol
ogica
a
nos, similares caudales especficos a los obtenidos en cuencas naturales para lluvias de 500 a
nos
de periodo de retorno.
El impacto tpico de un proceso urbanizador se muestra en la figura 1 de forma cualitativa.
El hidrograma de la situaci
on post-desarrollo difiere de la situacion previa en varios puntos
importantes:
1. El volumen total de escorrenta es mayor
2. El proceso de concentraci
on de caudal ocurre con mayor rapidez
3. El caudal punta es mayor
4. El tiempo de concentraci
on se acorta
5. La calidad del agua de escorrenta se deteriora
Desde luego todos los sucesos son achacables a la actividad urbanizadora. El aumento de
volumen se origina al reducirse la infiltraci
on como producto de la elevada impermeabilidad
del medio, la reducci
on en el tiempo base del hidrograma se explica a traves de las mayores
velocidades del agua por una red de drenaje artificial mucho menos rugosa, y finalmente el
caudal punta mayor es consecuencia de los dos casos anteriores. En relacion al deterioro de la
calidad del agua, la escorrenta en superficie arrastra todo tipo de elementos existentes en la
ciudad (polvo, restos org
anicos, grasas, etc)
El crecimiento del coeficiente de escorrenta con la impermeabilidad del suelo es un hecho
establecido. En la figura 2 podemos apreciar como para un ejemplo de cuencas urbanas en
Denver (Colorado) se aprecia un claro crecimiento del coeficiente de escorrenta que alcanza
valores de 0.90. Estos datos fueron recogidos durante un periodo de 2 a
nos por lo que su
representatividad se limita a este rango de sucesos de lluvia. Hay que indicar que adem
as el
coeficiente de escorrenta no es un valor fijo sino que depende del volumen de escorrenta
Perdidas de precipitaci
on
69
C oeficiente de
1
escorrenta
0.9
0.8
0.7
0.6
0.5
0.4
0.3
0.2
0.1
0
0
10
20
30
40
50
60
70
80
90
100
% Im perm eabilidad
Elecci
on de la metodologa de estudio: Qmax vs. Hidrograma
70
Tema 4
el hidrograma de caudales que se produce. La segunda opcion es mas completa, si bien tambien
necesita un nivel de informaci
on previa superior. Salvo en casos de cuencas peque
nas (menores
de 1 Km2 ) donde aceptaremos el uso de metodologas de calculo que proporcionen solo el caudal
punta (metodo racional), en general se propondr
a la obtenci
on del hidrograma de caudal. Por
ejemplo, el manual de drenaje del Denver District propone un lmite al metodo racional para
una superficie de 160 acres (0.640 Km2 ). Aunque algunas recomendaciones actuales permiten el
empleo del metodo racional para cuencas mayores de 1 Km2 , sin embargo proponemos en esos
casos la obtencion del hidrograma de caudal.
Una discusion muy interesante pero que dejaremos para el tema de criterios de dise
no es la
referente al nivel de seguridad con el que se dise
na la red. La ocurrencia de un suceso que supere
las previsiones de calculo siempre sera posible, y la frecuencia con que se supere depender
a de
las condiciones de dise
no adoptadas. El nivel de estas condiciones de dise
no deber
a decidirse
desde la colectividad, valorando el coste de la infraestructura de drenaje frente a los posibles
da
nos que una inundaci
on urbana pueda producir.
La decision de optar por un estudio hidrol
ogico completo, obteniendo hidrogramas de caudal,
no condiciona a priori el tipo de an
alisis hidr
aulico. Conocidos los hidrogramas de caudal,
podemos optar por realizar un estudio en regimen no permanente o bien decantarnos por
un estudio hidr
aulico en regimen permanente (tipo curva de remanso) particularizado para
el caudal m
aximo del hidrograma calculado. Por el contrario, hecho el estudio hidrol
ogico
mediante el metodo racional, sera absurdo pretender realizar un an
alisis hidr
aulico en regimen
no permanente pues este precisa de datos de entrada en forma de hidrograma de caudal mientras
que solo dispondramos de un valor de caudal m
aximo.
R. Permanente
R. No permanente
M. Racional
SI
NO
Hidrogramas
SI
SI
Lluvia neta. P
erdidas de precipitaci
on
Perdidas de precipitaci
on
71
significativos y tan solo el estado inicial de caudales circulando por la red de drenaje puede tener
alguna influencia).
3.1
P
erdidas por almacenamiento en depresiones
Las perdidas por almacenamiento en depresiones son un elemento difcil de valorar. Existen datos
de campo que relacionan en algunas cuencas experimentales la perdida por almacenamiento en
depresiones frente a la pendiente media de la cuenca. Como orden de magnitud indicar que
estas perdidas son del orden de pocos mm de precipitacion, 2 - 4 mm, y que se incrementan para
terrenos llanos con poca pendiente tal y como caba esperar. Se proponen correlaciones con la
pendiente de la cuenca, del tipo:
dp = 0.7696 I 0.49
donde dp sera la perdida por almacenamiento de depresiones del terreno, en milmetros, y la
pendiente media de la cuenca I se expresa en tanto por ciento (Manual de SWMM).
Hay que indicar que en muchos casos se utilizan como un par
ametro de calibraci
on en
muchos modelos de calculo puesto que, aunque representan una perdida de precipitaci
on real,
su estimacion a priori es muy difcil.
Tabla 1. P
erdidas por almacenamiento en depresiones (valores en mm)
Tipo de terreno
Impermeable:
Viales y Areas pavimentadas
Tejados planos
Tejados inclinados
Permeable:
Cesped
Areas de arbolado
3.2
Retenci
on total
Valor recomendado
1.3 a 3.8
2.5 a 7.5
1.3 a 2.5
2.5
2.5
1.2
5 a 12.5
5 a 15.2
8-9
10
P
erdidas por infiltraci
on
En relaci
on al proceso de infiltraci
on, la complejidad del comportamiento del estrato superficial
del terreno, normalmente en condiciones no saturadas, es bien conocida siendo objeto de estudios
de detalle por especialistas. La variabilidad espacial de la capacidad de infiltraci
on del suelo
an
ade un grado de dificultad adicional ya que los datos de campo se estiman mediante ensayos
en peque
nas porciones del terreno. Es notable la dispersi
on existente en los datos experimentales
obtenidos mediante ensayos de infiltraci
on in situ. En este sentido, no hay que olvidar que en la
mayora de cuencas experimentales tan solo nos limitamos a medir la precipitaci
on, la mayora
de las veces en un solo punto, y el caudal de salida, sin posibilidad alguna de registrar de forma
Intensidad (mm/h)
72
Tema 4
40
30
20
10
0
1 2 3 4 5 6 7 8 9 10 11 12 13 14
Tiempo (minutos)
Figura 3: Modelo de infiltraci
on lineal
3.3
P
erdidas lineales
3.3.1
M
etodo de Horton
La ecuaci
on de Horton se desarrolla a partir de la hip
otesis que la variaci
on de la capacidad de
infiltraci
on en cualquier momento, es proporcional a la diferencia entre la capacidad actual de
Perdidas de precipitaci
on
fo
73
fp = fa + (fo -fa)e-kt
Curva de capacidad de infiltracin
H ietogram a
fa
0
T
Figura 4: Variaci
on de la infiltraci
on seg
un el metodo de Horton
infiltraci
on en el terreno y la capacidad lmite asintotica de infiltraci
on que presenta ese terreno.
df
= K(f f )
dt
on
donde f (mm/h) es la capacidad de infiltraci
on actual, f (mm/h) es la capacidad de infiltraci
del terreno para tiempo infinito y K es la constante de proporcionalidad. Si aceptamos que a
on
tiempo cero la capacidad de infiltraci
on del terreno es de valor fo , podemos integrar la ecuaci
anterior para obtener:
f = f + (fo f )eKt
La ecuaci
on anterior no es directamente aplicable pues la capacidad de infiltraci
on del terreno
no decrece tan r
apidamente a menos que la intensidad de precipitaci
on sea siempre superior a
la capacidad de infiltraci
on.
Si la curva de infiltraci
on esta por encima del hietograma, la capacidad de infiltraci
on sera
igual a la intensidad de lluvia. Es decir:
74
Tema 4
fo
fp
f(to)
F
fp
t
tp tp1
t1
t
F (t) =
f (t) = f t +
fo f
(1 eKt )
K
on iguala a la infiltrada
Se puede estimar el tiempo tp en que la cantidad de agua de precipitaci
en el terreno. Dicho tiempo se denomina ponding time o instante de escurrimiento y representa
el instante a partir del cual se produce una escorrenta neta.
3.3.2
M
etodo del n
umero de curva (CN) del SCS
El metodo del n
umero de curva desarrollado por el Soil Conservation Service de los Estados
Unidos es un metodo muy difundido sobretodo gracias a los numerosos datos de campo que
existen en la literatura sobre el tema. La ecuacion de continuidad se puede expresar como:
Q = P Ia S
donde Q sera el volumen de agua de escorrenta hasta el instante t, P el volumen de agua
on inicial
procedente de la precipitaci
on cada hasta el instante t, Ia una perdida de precipitaci
antes de iniciarse el proceso de escorrenta en la cuenca y S sera la cantidad de agua infiltrada
en la cuenca. El metodo del n
umero de curva propone la existencia de una relaci
on de
proporcionalidad como la siguiente:
Q
S
=
S
P Ia
Perdidas de precipitaci
on
75
Q=
(P Ia )2
P Ia + S
S = 25.4
100
10
CN
Tiempo de concentraci
on
El tiempo de concentraci
on dentro de zona urbana sigue manteniendo la definici
on tradicional
en hidrologa es decir, el tiempo que tarda una gota desde el punto m
as alejado de la salida
de la cuenca en alcanzar dicha salida. Sin embargo la especificidad del hecho urbano se
refleja en que el agua recorre habitualmente dos tipos de camino: uno superficial, hasta
alcanzar alguna de las estructuras de captaci
on y ser engullida en la red, y dos, por la propia
red de drenaje. Las caractersticas de los dos caminos son radicalmente distintas. Por un
lado la superficie de la ciudad, tejados, acera, cunetas, rigolas junto a bordillo presentan un
comportamiento mas bidimensional, con un material m
as rugoso y un camino menos definido.
Por el contrario, la red de drenaje presenta una trama de drenaje muy bien definida, con sus
conductos secundarios, primarios, donde el flujo es fundamentalmente de tipo unidimensional,
y en general con materiales en las paredes mas lisos que en la superficie.
En estas condiciones se suele dividir el tiempo de concentracion en dos sumandos, a saber
tiempo de entrada y tiempo de viaje
Tc = Tentrada + Tviaje
donde cada uno de ellos representa los dos caminos comentados con anterioridad. Trasladamos
el problema a resolver, la estimacion del Tc , a la estimacion de otros dos tiempos, si bien cada
76
Tema 4
4.1
Tiempo de entrada
Hasta que el agua entra en la red de drenaje, esta puede recorrer diferentes tipos de superficies
y caminos. Cuando contamos con un terreno natural, el tiempo de entrada ser
a estimado con
ayuda de las mismas expresiones que se emplean para los estudios hidrologicos de cuencas rurales.
En nuestro caso podemos emplear la expresi
on propuesta por Temez
Tc = 0.3 (
L
J 0.25
)0.76
Si el terreno de escorrenta es mas urbano, se puede aproximar el tipo de flujo creado por
el denominado overland flow, tpico de flujo en un plano. Dicho flujo puede ser descrito por
una aproximaci
on de tipo onda cinem
atica como la siguiente, expresando las ecuaciones de
continuidad y de equilibrio de fuerzas:
y
q
+
=if
x
t
1/2
q=
y 5/3 Io
n
5 y 2/3 Io
q
=
y
3
n
5 y 5/3 Io
q
=
y
3 yn
5q
5
= v=c
3y
3
donde c es la celeridad con que se propaga una onda de caudal por acciones de tipo cinem
atico
(gravedad y fricci
on). Combinando esta u
ltima expresi
on con la ecuaci
on de conservacion de la
masa podemos escribir utilizando la regla de la cadena:
q
q
+c
= c(i f )
t
x
Con un enfoque similar pero utilizando como variable independiente el calado en vez del
caudal, podemos llegar a escribir la ecuaci
on hom
ologa
Perdidas de precipitaci
on
77
y
y
+c
= if
t
x
Si c = dx/dt, pendiente de unas lneas dentro del plano de soluci
on x/t que llamaremos lneas
caractersticas, la expresion anterior se puede escribir en derivadas totales, v
alidas a lo largo de
las mencionadas lneas caractersticas, como:
dy
=if
dt
Si nos fijamos por ejemplo en la evoluci
on del perfil de l
amina de agua que escurre por un
plano inclinado, podemos integrar la ecuaci
on anterior a lo largo de la lnea caracterstica como:
y = (i f )t
Reemplazamos en la expresion de pendiente de las lneas caractersticas, el resultado anterior:
1/2
2/3
5q
5 y If
dx
=
=
dt
3y
3
n
1/2
5 (i f )2/3 t2/3 Io
3
n
x=
Io
(i f )2/3 t5/3
n
que describe la trayectoria en el plano x/t de la lnea caracterstica, y de la que se podra extraer
el perfil de l
amina de agua que adoptar
a sobre el plano en cuesti
on. Para el caso en que (i-f) sea
constante, el tiempo que tarda en alcanzarse el equilibrio, o lo que es lo mismo, el tiempo que
tarda en alcanzar el extremo aguas abajo una gota de agua cada en el extremo aguas arriba,
instante en que colabora en la escorrenta de salida toda la cuenca, se puede obtener despejando
de la ecuaci
on anterior, el tiempo correspondiente para la longitud L
t=
Ln
Io (i f )2/3
3/5
78
4.2
Tema 4
Tiempo de viaje
Como se indico previamente, el tiempo de viaje es el que tarda el agua en discurrir por el interior
de la red. En primera aproximaci
on podemos estimarlo como el cociente entre la longitud
recorrida y la velocidad del agua:
tviaje =
L
v
La longitud recorrida se estima de los planos en planta de la red, pudiendo definirse con
bastante precision. La velocidad del agua dentro de la red no es conocida a priori. El valor de
la velocidad depende de las condiciones geometricas de la red (seccion, pendiente, rugosidad)
y tambien del caudal circulante. En la realidad el caudal circulante vara con el tiempo por lo
que en consecuencia la velocidad no es un dato fijo. Para realizar una estimaci
on de ese valor
diversos procedimientos utilizan la velocidad correspondiente al caudal m
aximo de paso. Pero
recordemos que el tiempo de concentraci
on, y por tanto sus componentes tiempo de entrada y
tiempo de viaje, se estima antes de realizar el estudio hidrologico, cuando a
un no conocemos cual
es el caudal maximo de circulaci
on. Quiere ello decir que tal y como se vera en el desarrollo y
aplicaci
on del metodo racional, la estimaci
on del tiempo de viaje por la red puede ser en algunos
casos un proceso iterativo.
Bibliografa
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Perdidas de precipitaci
on
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Viessman, W., Lewis, G., Knapp, J. (1989). Introduction to Hydrology. Harper and
Row. New York.
Antecedentes del m
etodo racional. Uso y difusi
on actual
82
Tema 5
bien, de dise
no en caso de estructuras de bajo riesgo, pues en algunos casos puede ser m
as
economico sobredimensionarlas que tomar datos con la precision necesaria para aplicar modelos
mas complejos.
(1)
siendo:
aximo en el punto de c
alculo
Qm Caudal m
I Intensidad de lluvia correspondiente a un periodo de retorno dado
A Supercie de la cuenca drenante en el punto de c
alculo
C Coeciente de escorrenta emprico relacionado con las perdidas de lluvia
Si se expresa Qm en m3 /s, I en mm/h y A en km2 , que es la forma habitual de presentarla
cuando se trabaja en el sistema metrico, la expresi
on 1 queda como sigue:
Qm =
CIA
3.6
(2)
Las hip
otesis fundamentales del metodo racional, representadas en la gura 1-a, son las
siguientes:
La intensidad de precipitaci
on es uniforme en el espacio y no vara en el tiempo.
La duracion de la precipitaci
on que produce el caudal m
aximo dada una intesidad I es
equivalente al tiempo de concentracion tc . Por consiguiente, resulta un hietograma de
calculo rectangular cuya altura total toma un valor de I tc [L].
El tiempo de concentraci
on, se considera como el tiempo que tarda toda el area drenante
en contribuir a la escorrenta en la seccion de salida, as como el instante en que se produce
el caudal m
aximo en dicha secci
on. El tiempo que transcurre entre el cese de la lluvia y
el nal de la escorrenta coincide con el tiempo de concentraci
on, esto supone considerar
un hidrograma con una duraci
on base dos veces dicho tiempo (gura 1-a). N
otese que
si la duraci
on de la lluvia excediera al tiempo de concentracion, para igual intensidad, se
mantendra constante el caudal m
aximo alcanzado en el instante de equilibrio hasta que
83
nalizara la lluvia (gura 1-b). Por contra, en caso de que se tuviera una lluvia de igual
intensidad pero de duraci
on inferior al tiempo de concentraci
on, el caudal m
aximo sera
menor que en los casos anteriores, pues no se alcanzara el instante en que toda la cuenca
contribuye simult
aneamente (gura 1-c).
El coeciente de escorrenta se mantiene uniforme en el tiempo y en el area drenante
considerada, por lo que la lluvia neta es equivalente a un hietograma rectangular de valor
C I tc [L].
El periodo de retorno del caudal m
aximo calculado es el mismo que el de la intensidad
media maxima de calculo.
El almacenamiento de agua en la cuenca es insignicante, es decir, no se dan procesos
importantes de laminaci
on de hidrogramas, ya sea en la red de drenaje o en estructuras
singulares.
Con independencia de la existencia de versiones del metodo que corrigen ciertos grados de
desviacion de las hip
otesis anteriores a traves del uso de coecientes empricos, dichas hip
otesis
imponen una serie de limitaciones a la cuenca objeto de estudio, que se exponen a continuaci
on:
Si la intensidad de precipitaci
on debe ser uniforme en el espacio esto implica que la
supercie de la cuenca no debe ser muy extensa, pues son habituales las tormentas de
gran variabilidad espacial.
Puesto que el valor de la intensidad media m
axima de precipitaci
on debe mantenerse
constante para toda la duraci
on de la lluvia de calculo, tambien es necesario que el valor
del tiempo de concentraci
on sea limitado, de tal modo que se garantice que la duraci
on de
la tormenta al menos iguale al tiempo de concentracion.
En la practica las dos limitaciones anteriores equivalen a un restricci
on de la supercie
maxima de la cuenca a la que es posible aplicar el metodo racional. Aunque no existe
consenso respecto a dicho lmite maximo entre los diferentes autores, podemos establecer
un rango de variaci
on m
as o menos estrecho, que oscila entre 0.25 y 5 mi2 . Para Yevjevich
(1992) el area de la cuenca no debe exceder de 0.25 mi2 , mientras que en el otro extremo
Singh (1988) la eleva a 5. Una posici
on intermedia la representan Viessman etal. (1989)
ltimo, Ponce (1989) propone que el
ya que propugnan un lmite maximo de 1 mi2 . Por u
lmite se encontrara entre 0.5 y 1 mi2 .
Cuencas donde exista una gran heterogeneidad en sus caractersticas fsicas como, por
ejemplo, en la cubierta vegetal, tipo de suelo, grado de impermeabilidad, pendiente media,
red de drenaje, entre otros, ser
a necesario en la pr
actica dividir las mismas en subcuencas
de modo que estas sean lo mas homogeneas posibles.
84
Tema 5
CI
Q m ax
tc
tc
Figura 1-a
CI
tc
tc
Q
Q m ax
t
Figura 1-b
CI
tc
tc
Q
t
Figura 1-c
Figura 1: Hip
otesis del metodo racional
Obtenci
on de los par
ametros de la f
ormula racional
3.1
Coeficiente de escorrenta
85
86
Tema 5
M nim o
M xim o
0.70
0.50
0.95
0.70
0.30
0.40
0.60
0.25
0.50
0.50
0.60
0.80
0.40
0.70
0.10
0.20
0.20
0.10
0.20
0.60
0.25
0.35
0.40
0.25
0.45
0.90
ZonasC om erciales
A rea de centro ciudad
Area de suburbios
Zonas R esidenciales
Area unifam iliar
Bloquesaislados
Bloquescontiguos
Residencialsuburbana
Apartam entosen reasresidenciales
Zonas V erdes y Especiales
Parquesy cem enterios
Terrenosde juego
Ferrocarriles
Areasno edificadasterrenosperm eables
Areasno edificadasterrenosim perm eables
Autopistasy Portuarias
Figura 2: Variaci
on de C con la intensidad de lluvia para diferentes tipos de urbanizaci
on
87
1.0
0.8
T = 100
0.6
50
25
10
0.4
0.2
0.0
0.0
0.2
0.4
0.6
0.8
1.0
Figura 3: Variaci
on de C en funci
on del periodo de retorno (T)
correspondientes coecientes.
En general, se acepta en el metodo racional que el periodo de retorno asociado a una
lluvia es equivalente al de la escorrenta generada. Ahora bien, si, por ejemplo, las condiciones
antecedentes de humedad del terreno, entre otros factores, varan de un episodio a otro, la lluvia
neta generada no sera equivalente y, por lo tanto, tampoco los coecientes ni los caudales punta.
Debido a esto, se han desarrollado metodologas que intentan tener en cuenta este fen
omeno
variando los coecientes de escorrenta en funci
on del estado antecedente de humedad. De todos
modos, en cuencas urbanas la importancia de este fen
omeno se aten
ua ampliamente, debido
a que los grados de impermeabilidad son elevados y, por consiguiente, es factible suponer que
los periodos de retorno de lluvia y caudal son equivalentes. No obstante, diferentes grados de
mantenimiento de la red de drenaje pueden condicionar el caudal de paso en las conducciones
y, por lo tanto, el caudal m
aximo, aunque no se vea alterado el volumen total de lluvia neta.
Es habitual que a pesar de que se realice una divisi
on en subcuencas a partir de una cuenca
inicial con objeto de conseguir el mayor grado de homogeneidad posible, el terreno de las mismas
no sea totalmente homogeneo, sobre todo en urbanizaci
on tipo residencial con importantes zonas
ajardinadas. En ese caso es habitual en zonas urbanas tomar un coeciente de escorrenta medio
a partir de una ponderaci
on de areas:
C=
(3)
88
Tema 5
donde C es el coeciente de escorrenta medio, A el area considerada y los subndices per e imp
corresponden a zona permeable o impermeable de la supercie considerada.
En la versi
on del metodo racional propuesta por la Direcci
on General de Carreteras, el
coeciente de escorrenta se obtiene mediante la siguiente expresion:
C=
(4)
siendo:
on total diaria en mm correspondiente al periodo de retorno de c
alculo. La
Pd Precipitaci
version de la DGC suministra sus valores en forma de isolneas para todo el territorio
espa
nol.
P0 Umbral de escorrenta. Dene el valor de altura de lluvia a partir del cual se inicia
la escorrenta. La DGC suministra su valor en tablas en funci
on del complejo suelovegetacion, valor que posteriormente debe ser afectado por un coeciente corrector en
funci
on de la humedad inicial de terreno. El umbral de escorrenta en zonas altamente
impermeables tiende a ser cero y la importancia de la humedad inicial es practicamente
nula, por lo tanto, en esos casos el coeciente de escorrenta tiende a 1.
En denitiva, cabe decir que de los par
ametros necesarios para la aplicacion del metodo
racional el coeciente de escorrenta es el que presenta mayor subjetividad en su estimacion,
puesto que depende en gran medida de los datos experimentales con que se cuente en la region
de estudio. Adem
as, como hemos visto, en dicho coeciente se intentan reproducir fen
omenos
de muy diferente naturaleza que afectan al proceso de perdidas, complicando su seleccion. A
pesar de todo ello, el metodo racional produce los mejores resultados en cuencas urbanas con
altos grados de impermeabilidad, ya que disminuye la dicultad de estimaci
on de los coecientes
mas adecuados para el calculo, al variar estos en intervalos mas reducidos.
3.2
Lluvia de c
alculo. Duraci
on e intensidad
3.2.1
Tiempo de concentraci
on
El tiempo de concentraci
on se dene como el tiempo que tarda una partcula de agua en recorrer
la distancia entre el punto hidr
aulicamente mas alejado y la seccion de c
alculo de la cuenca
considerada. Asimismo, asumiendo las hipotesis del metodo racional, se tiene que dicho tiempo
89
tc = tentrada + tviaje
Por lo tanto, la obtenci
on de tc se realizar
a mediante la determinacion de los tiempos de
entrada y de viaje. A continuaci
on, se expondr
an algunas de las metodologas para la obtenci
on
de ambos tiempos caractersticos de zona urbana.
3.2.2
El tipo de ujo que se desarrolla hasta que el agua se incorpora en la red, recorre habitualmente
supercies de muy distinta naturaleza, como son cubiertas de edicios, aceras, calzadas y cunetas
que, en general y excepto en el caso de ujo desarrollado en largos tramos de cunetas, presentan
un comportamiento bidimensional. A continuaci
on, se presentan algunas de las f
ormulas, en su
mayor parte empricas, que permiten una estimacion del tiempo de entrada a la red.
En caso de que el terreno, a traves del que discurre el ujo en supercie, sea eminentemente
de caracter natural, es posible aplicar expresiones como la propuesta por Temez para la version
de la Direcci
on General de Carreteras:
Tc = 0.3
L
J 0.25
0.76
(5)
90
Tema 5
(6)
91
(7)
donde:
te Tiempo de entrada [horas]
L Distancia entre el punto de entrada y el hidr
aulicamente mas alejado [m]
n Coeciente de rugosidad de Manning en la supercie de escurrimiento
S Pendiente media del terreno en el tramo recorrido [m/m]
CI Valor de la intensidad de lluvia neta que resulta de aplicar coeciente de escorrenta.
[mm/h]
Puesto que la expresi
on 7 es funci
on de la intensidad de lluvia y que para su c
alculo es necesario
conocer el valor del tiempo de concentraci
on global, su utilizaci
on requiere la aplicaci
on de un
proceso iterativo, lo que diculta su uso frente a otras expresiones.
Los tiempos de entrada, en general, varan entre 5 y 20 minutos, en funci
on de los diferentes
grados de impermeabilidad, pendientes medias del terreno y distribuci
on de las estructuras de
captaci
on, entre otros factores. As, para zonas urbanas muy impermeabilizadas conectadas
directamente a la red varan entre 5 y 10 minutos, mientras que en caso de una menor presencia
de estructuras de captacion o zonas no conectadas directamente se tienen valores entre 15 y 20
minutos. Si la red de drenaje recibe aportaciones de cuencas naturales en cabecera los tiempos
de entrada pueden verse aumentados signicativamente, dependiendo de las caractersticas de
la misma.
3.2.3
Tiempo de viaje
92
Tema 5
tviaje =
L
v
(8)
(9)
donde:
V Velocidad media del ujo [m/s]
R Radio Hidr
aulico, cociente entre el area y perimetro mojado [m]
S Pendiente del tramo de conducci
on considerado [m/m]
n Coeciente de Manning.
Como hemos visto, la velocidad es funcion del caudal de paso, que es precisamente lo que
pretendemos determinar, por consiguiente, aplicando esta metodologa el proceso debe ser
iterativo. Si, por ejemplo, se pretende dise
nar la seccion de una conducci
on en un punto de
calculo, uno de los posibles esquemas a seguir en la aplicacion del metodo racional sera el que
se reeja en la gura 5.
Asimismo, existen una serie de expresiones de car
acter global que suministran el tiempo de
concentraci
on total en zona urbana, como es el caso de una modicaci
on de la expresi
on 5 de
Temez:
Tc =
siendo:
Tc
1 + 3 (2 )
(10)
93
Valorinicialtviaje
Q=
CI(tc = te + tv)A
3.6
Longitud
tviaje = Velocidad
NO
SI
FIN
94
Tema 5
1
0.9
0.8
Tc/Tc
0.7
0.6
0.5
0.4
0.3
0.2
0.1
0
0
0.2
0.4
0.6
0.8
m
Figura 6: Variaci
on de Tc /Tc frente al grado de impermeabilidad , en la expresi
on 10
on global en zona urbana [horas]
Tc Tiempo de concentraci
on zona no urbana obtenido mediante la expresi
on 5 [horas]
Tc Tiempo de concentraci
Grado de impermeabilidad de la cuenca
Superf icieimpermeable
Superf icietotal
3.2.4
Intensidad media m
axima
Intensidad
95
tc
Tiem po
Figura 7: Determinaci
on de la intensidad media a partir de la curva IDF
estudio. Como se ha visto en temas anteriores, estas curvas se confeccionan a partir de los
hietogramas registrados en diferentes estaciones pluviometricas, y nos suministran la intensidad
media maxima para una duraci
on de lluvia correspondiente a un periodo de retorno dado (ver
gura 7). Es frecuente ajustar a las curvas IDF expresiones analticas del tipo hiperb
olico como
la de Talbot:
I=
a
b+t
It = Id
I1
Id
280.1 t0.1
280.1 1
(11)
siendo:
axima en mm/h asociada a una duraci
on, t y al periodo de retorno
It Intensidad media m
considerado.
on, en mm/h, correspondiente al periodo de retorno.
Id Intensidad media diaria de precipitaci
Es equivalente a Pd /24.
96
Tema 5
3.3
Area de drenaje
La aplicaci
on del metodo racional al dise
no de una red de alcantarillado implica el conocimiento
previo del area tributaria y del esquema drenante y, por lo tanto, es sencillo determinar el valor de
la misma. Ahora bien, en el caso que se utilice la f
ormula racional como metodo de an
alisis para
obtener un orden de magnitud del caudal m
aximo de paso, la determinaci
on del area tributaria al
punto de c
alculo requerir
a, en general, mayor informaci
on que en el caso de una cuenca natural.
Esto es debido a que a la hora de denir las divisorias, adem
as de tener en cuenta la topografa
supercial, sera necesario disponer de suciente denici
on de la red de alcantarillado. Por
ejemplo, la disposici
on de las estructuras de captaci
on de escorrenta supercial puede suponer
que parte de la misma abandone la cuenca por supercie sin introducirse en la red o por el
contrario que zonas que aparentemente en supercie drenan fuera de los lmites de las divisorias
esten conectadas a la red de drenaje que se pretenda analizar.
Como se ha visto anteriormente no existe un consenso general acerca del tama
no m
aximo de
la cuenca para el que es aplicable el metodo racional. Sin embargo, dado que se cuenta con gran
n
umero de metodos alternativos aceptaremos que su uso es adecuado para cuencas menores de 1
on de la DGC para cuencas naturales el lmite maximo se acepta hasta los 3000
km2 . En la versi
on de un coeciente corrector que intenta obviar la improbabilidad
km2 , debido a la introducci
que en tal extensi
on de cuenca se cumpla una distribuci
on uniforme de la escorrenta durante un
tiempo equivalente al tiempo de concentracion. Dicho coeciente se estima seg
un la expresi
on:
K =1+
Tc1.25
Tc1.25 + 14
97
Aplicaci
on del M
etodo Racional considerando subcuencas
Q = I(Tcg )
i=1
Ci Ai =
I(Ti ) Ci Ai
i=1
98
Tema 5
99
I/C A /Q
IDF
Q
CA
Tiem po
Figura 8-a
I/C A /Q
IDF
Q
CA
Tiem po
Figura 8-b
Figura 8: Curvas IDF-CA-Q
100
Tema 5
I/C A /Q
IDF
Qa
CA
Tiem po
I/C A /Q
IDF
Qb
Qa
CA
Tiem po
101
102
Tema 5
5
5.1
Sea la cuenca de la gura 11, que ha sido dividida en 4 subcuencas con las caractersticas que
se muestran en el cuadro 2. En dicho cuadro las columnas 2 y 3 corresponden a la cota superior
e inferior del colector o curso principal, la columna 4 es la longitud del mismo y las columnas 5
y 6 son los valores del area y del coeciente de escorrenta de cada subcuenca respectivamente.
Puesto que el eje en planta y las cotas de la solera de los colectores est
an ya predenidos,
se desea dise
nar la seccion de los mismos en los puntos 1, 2 y 3 tomando seccion circular y de
modo que la relaci
on entre el calado maximo y el di
ametro sea de 0.85.
A los colectores de las subcuencas B,C y D se incorporan otros ramales de orden menor y
de los que no realizar
an c
alculos de dise
no. Asimismo, se tomar
a la seccion de cada colector
constante en toda su longitud.
Subcuenca
A
B
C
D
103
Cota sup.
(m )
141.0
130.5
131.0
126.0
C ota inf.
(m )
130.5
126.0
126.0
122.0
Long.
(km )
0.35
0.55
0.45
0.70
A rea
(km )
0.29
0.25
0.14
0.32
C
0.40
0.80
0.80
0.80
Subcuenca de cabecera A
tc = 3600 0.3
L
J 0.25
0.76
0.35
= 3600 0.3
0.030.25
0.76
= 947s
I(mm/h) =
4477.44
4477.44
=
= 128.61mm/h
19.031 + t
19.031 + (947/60)
Aplicando la f
ormula racional:
Q=
5.1.2
Secci
on 1
on en la
Tomando como hip
otesis que tv(inicial) = 138 s, se tiene que el tiempo de concentraci
seccion 1 sera la suma del tiempo de concentraci
on de la cuenca A y del tiempo de viaje en el
tramo de colector de la cuenca B. Se asume que el tiempo de entrada de la cuenca B es menor
que el tiempo de concentraci
on de la cuenca de la cabecera A.
tc(inicial) = te + tv(inicial) = 947 + 138 = 1085s
La intensidad correspondiente a una duraci
on de 1085 s:
I(mm/h) =
4477.44
4477.44
=
= 120.64mm/h
19.031 + t
19.031 + (1085/60)
104
Tema 5
El coeciente de escorrenta medio para las cuencas A y B:
(CA AA ) + (CB AB )
(0.4 0.29) + (0.8 0.25)
=
= 0.59
AA + AB
0.29 + 0.25
Cm =
Aplicando la f
ormula racional:
Q=
A partir de la f
ormula de Manning (ecuaci
on 12) e imponiendo que el calado m
aximo es 0.85
veces el diametro:
Q = n1 S 1/2
D=
V =
0.25D2 arcos 1
3.1136Qn
1/2
So
3/8
2y
D
Darcos 1
2y
D
2/3
2y
2 1
y
D
5/3
y
D
(12)
3/8
= 1.943m
550
L
=
= 138s
V
3.974
Vemos que el tiempo de viaje calculado converge con el supuesto incialmente, por lo tanto, el
tiempo de concentraci
on sera 1085 s. Asimismo, el diametro podr
a tomarse del orden de 1.943
m (deber
a elegirse un di
ametro comercial) y el caudal de paso en la seccion 1 es de 10.676 m3 /s.
5.1.3
Secci
on 2
te = 3600
0.0543(1.1 C)L1/2
0.0543 (1.1 0.80) 1001/2
=
3600
= 512s
S 1/3
1.51/3
105
Si realizamos la hip
otesis de que el tv(inicial) =124 s, el tiempo de concentracion en la seccion
2 sera:
tc(inicial) = te + tv(inicial) = 512 + 124 = 636s
La intensidad correspondiente a una duraci
on de 636 s:
I(mm/h) =
4477.44
4477.44
=
= 151.107mm/h
19.031 + t
19.031 + (636/60)
Aplicando la f
ormula racional:
Q=
A partir de la f
ormula de Manning e imponiendo que el calado m
aximo es 0.85 veces el
di
ametro:
D=
V =
3.1136Qn
1/2
So
3/8
3/8
= 1.349m
450
L
=
= 124s
V
3.631
5.1.4
Secci
on 3
El tiempo de concentraci
on en el punto 3 (cuenca global) viene dado por la suma del tiempo
de viaje en el colector de la subcuenca D y el m
aximo de los tiempos de concentracion de las
secciones 1 y 2:
tc = max[tc(1) , tc(2) ] + tv(3)
Tomando que tv(inicial) =170 s se tiene que:
106
Tema 5
4477.44
4477.44
=
= 112.08mm/h
19.031 + t
19.031 + (1255/60)
Cm =
Cm =
Aplicando la f
ormula racional:
Q=
A partir de la f
ormula de Manning e imponiendo que el calado m
aximo es 0.85 veces el
di
ametro:
D=
V =
3.1136Qn
1/2
So
3/8
3/8
= 2.687m
700
L
=
= 170s
V
4.122
ametro de
Por lo tanto, el caudal en la secci
on 3 es de 21.70 m3 /s correspondiendole un di
seccion circular (no comercial) de 2.687 m. Debido al gran tama
no de la secci
on en circunstancias
reales lo mas indicado sera utilizar secciones rectangulares de menor altura.
5.2
Ejemplo 2
Sup
ongase una cuenca como la de la gura 12 donde debido a la forma en planta pueden
distinguirse dos subcuencas. La subcuenca tributaria al punto A tiene un area de 0.8 km2 y
Seccin
107
S
(-)
D
(m )
V
Tv
(m /s) (s)
Tc
(s)
Sub.A
141.0
130.5
0.35
0.40
0.03000
947
0.29
128.62
4.144
130.5
126.0
0.55
0.59
0.00818
1381
0.54
106.50
9.425
1.854
3.852
143
1090
130.5
126.0
0.55
0.59
0.00818
1090
0.54
120.38
10.654 1.942
3.972
138
1085
130.5
126.0
0.55
0.59
0.00818
1085
0.54
120.61
10.674 1.943
3.974
138
1085
131.0
126.0
0.45
0.80
0.01111
862
0.14
134.04
4.170
1.290
3.524
128
639
131.0
126.0
0.45
0.80
0.01111
639
0.14
150.85
4.693
1.348
3.629
124
635
131.0
126.0
0.45
0.80
0.01111
635
0.14
151.19
4.704
1.349
3.631
124
635
126.0
122.0
0.70
0.68 0.005714
1643
1.00
96.48
18.224 2.540
3.970
176
1261
126.0
122.0
0.70
0.68 0.005714
1261
1.00
111.79
21.116 2.684
4.119
170
1255
126.0
122.0
0.70
0.68 0.005714
1255
1.00
112.09
21.172 2.687
4.122
170
1255
tc = 0.3
0.76
= 0.3
J 0.25
1.65
0.0050.25
0.76
= 1.20h
A
B
108
Tema 5
4610.1
4610.1
=
= 50.1mm/h
20.1 + t
20.1 + 72
IA (mm/h) =
Por u
ltimo, aplicando la f
ormula racional:
Q=
tc = 0.3
J 0.25
IB (mm/h) =
Q=
0.76
2.38
= 0.3
0.0050.25
0.76
= 1.59h
4610.1
4610.1
=
= 39.9mm/h
20.1 + t
20.1 + 95.4
Si el coeciente de escorrenta es uniforme, para que QB fuese mayor que QA se debe cumplir
que AB /AA > IA /IB , es decir, que la tasa de crecimiento del area tributaria aguas abajo sea
mayor que la tasa de decremento de la intensidad, producida por el aumento del tiempo de
concentraci
on.
5.3
Ejemplo 3
Sea una cuenca como la gura 13 compuesta por dos tipos de supercies claramente
diferenciadas. Una subcuenca A de cabecera, de car
acter forestal con un area de 32 ha y
un coeciente de escorrenta de 0.20. Aguas abajo existe una subcuenca urbana de 46 ha y un
coeciente de escorrenta de 0.60. El tiempo de concentraci
on de toda la cuenca se ha calculado
en 60 minutos mientras que para la subcuenca urbana resulta de 20 minutos. Calc
ulese el caudal
maximo en el punto de concentraci
on de la cuenca global para una lluvia determinada por la
IDF:I(mm/h) = 4610.1(20.1 + t(min))1 .
Aplicando la IDF para el tiempo de concentraci
on de 60 minutos se tiene:
I(mm/h) =
4610.1
4610.1
=
= 57.55mm/h
20.1 + t
20.1 + 60
109
Cm =
(CA AA ) + (CB AB )
(0.32 0.20) + (0.46 0.60)
= 0.44
=
AA + AB
0.32 + 0.46
Finalmente el caudal m
aximo en la cuenca global, aplicando la f
ormula racional:
Q=
Ahora bien, dado que la subcuenca forestal de cabecera contribuye con un bajo producto de
CA y presenta un alto tiempo de concentracion es posible que el caudal maximo contemplando
solamente la subcuenca urbana sea mayor que el obtenido globalmente. Repitiendo el proceso
anterior para esta u
nica cuenca se tiene:
IB (mm/h) =
QB =
4610.1
4610.1
=
= 114.97mm/h
20.1 + t
20.1 + 20
5.4
Ejemplo 4
Sea una cuenca con un area tributaria de 1 km2 compuesta por dos subcuencas con caractersticas
muy diferenciadas que drenan a un mismo punto de concentraci
on, como se muestra en la gura
14. Una primera (A) con un area de 0.4 km2 , un coeciente de escorrenta de 0.6 y un tiempo
de concentraci
on de 20 minutos. Por otro lado, la subcuenca B tiene una supercie de 0.6 km2 ,
un valor del coeciente de escorrenta de 0.3 y un tiempo de concentraci
on de 60 minutos.
110
Tema 5
B
A
Duracin de lluvia
(m in)
20
30
40
50
60
Intensidad de lluvia
(m m /h)
119.83
102.50
90.22
80.99
73.76
A rea contribuyente de B
(km )
0.2
0.3
0.4
0.5
0.6
Cuadro 4
La subcuenca B contribuye globalmente con un alto tiempo de concentraci
on que no es
compensado con un producto CA o area efectiva. Por lo tanto, el tiempo de concentracion de
la cuenca aumenta considerablemente sin un aporte proporcional de escorrenta. Si tomamos
la duraci
on de la lluvia de calculo equivalente al tiempo de concentracion m
aximo, es decir,
el de la subcuenca B se producir
a una atenuaci
on importante del caudal pico al disminuir el
valor de la intensidad de lluvia. La duraci
on de la lluvia adecuada esta comprendida entre tca
y tcb , de forma que determine el caudal m
aximo. Calcularemos el caudal punta en el punto
de concentraci
on de la cuenca para valores de duraci
on de lluvia entre 20 y 60 minutos, con
intervalos de 10 minutos teniendo en cuenta una distribuci
on lineal del area acumulada en la
seccion B, tal como se muestra en el cuadro 4.
En primer lugar realizaremos los c
alculos de forma global, tomando tc =60 minutos y A=1
km2 .
Q=
Q=
111
ICA
119.83 ((0.6 0.4) + (0.3 0.2))
=
= 10.0m3 /s
3.6
3.6
Sucesivos calculos para duraciones de 30, 40 y 50 minutos dan como resultado valores de
caudal m
aximos inferiores, por lo tanto, la lluvia de calculo debe tener una duraci
on de 20
minutos.
Bibliografa
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Viessmann, W., Lewis, G. L., Knapp, J. W. (1989). Introduction to Hydrology. Harper
112
Tema 5
114
Tema 6
Hidrograma Unitario de
duracin D
115
Modelo de dep
osito
(2)
116
Tema 6
sino un tiempo caracterstico de la cuenca, que explica en terminos globales el viaje y la retenci
on
del agua en el medio urbano.
A partir de esta expresi
on podemos desarrollar la ecuaci
on de continuidad como:
dQ
dt
I Q=K
I
Q
dQ
=
+
K
K
dt
ecuaci
on diferencial de primer orden que puede resolverse, reordenando terminos y con ayuda
de un factor de integraci
on:
Q
dQ t/K
I t/K
e
e
= et/K +
K
K
dt
d
I t/K
e
= (Qet/K )
K
dt
t
I /K
e
d
(Qet/K ) =
0 K
Aceptando que el caudal inicial de escorrenta es nulo (Q=0 para t=0), razonable en nuestro
caso, llegamos a una expresion nal como la siguiente para el caudal:
Q(t) =
t
I( )
0
t
K
(3)
Podramos resolverla asumiendo que para t=0 el caudal circulante sea el caudal de agua
residual circulante por la red. Si analizamos esta expresion vemos que nos proporciona el caudal
de escorrenta producido hasta un intante cualquiera t. Recordemos que el valor del caudal de
entrada I, es una funci
on variable en el tiempo tambien, y conocida.
Hasta aqu este razonamiento matematico es muy completo pero no sabemos si tiene visos
de realidad, y ni siquiera podemos conocer si esta funci
on puede ser capaz de representar la
escorrenta en zona urbana. Para entender mejor el proceso, estimemos la respuesta que se
produce en caudal mediante esta aproximaci
on para un impulso de lluvia unidad. Esta es
la denici
on de hidrograma unitario, si recordamos. Por ello, si esta metodologa es valida,
el resultado debera tener un cierto parecido con un hidrograma unitario obtenido por otros
procesos.
on
Si durante un cierto tiempo total to , tenemos una lluvia de intensidad constante I, la ecuaci
3 se reescribe sacando fuera de la integral terminos constantes en el tiempo (aceptamos que K
no vara durante el proceso de transformaci
on lluvia/escorrenta) como:
Q=
I
K
t
0
t
K
t
K
|t0
Q = I(1 e t/K )
(4)
117
Qo
to
dQ
dt
(5)
ecuaci
on de primer orden cuya soluci
on directa es Q = Qo e(tto )/K , una exponencial decreciente
desde un valor inicial Qo en un intante to . Representando los dos resultados de caudal para los
dos tramos de tiempo, desde 0 a to y desde to en adelante se obtiene la gura 3, mostrando
una fase de subida del hidrograma hasta un cierto m
aximo, para a continuaci
on presentar una
fase de cada mediante una exponencial decreciente, propia de la fase de agotamiento de un
hidrograma. Adicionalmente, si comparamos la expresion 3 con la denici
on del hidrograma
unitario instant
aneo, h, veremos que esta es:
t
Q(t) =
I( )h(t )d
por lo que identicando componentes en ambas ecuaciones, tenemos que se puede obtener un
hidrograma unitario a partir del modelo de dep
ositos, y que en el caso de un solo deposito el
hidrograma unitario vale:
h(t) =
1 t/K
e
K
(6)
118
Tema 6
Q2 Q1
Q1 + Q2
=K
2
t
(7)
Q2 =
Q1
2t
Q1
+K
I1
2K + t
2
t
(8)
(9)
Como ejemplo de aplicacion, calculemos el caudal de escorrenta de una cuenca urbana cuya
area es de 18 Ha, coeciente K= 12 minutos, debido a un hietograma como el indicado en la
tabla 1. Los valores de precipitaci
on se dan en lluvia total (mm) para cada intervalo de tiempo
de estudio, que es de 2 minutos.
Lo apuntado hasta ahora para un dep
osito u
nico se puede generalizar a mas de un dep
osito
en serie, o combinaciones de dep
ositos en serie y paralelo, como los de la gura 4. En el caso de
dep
ositos en serie, el caudal de salida del u
ltimo dep
osito se puede expresar como:
1
et/Kn
Q(t) =
Kn (n)
t
Kn
n1
(10)
119
2
1.5
0
0.5
Caudal(m 3/s)
2.5
3.5
10
20
30
40
50
60
70
80
90
100
Tiem po (m in)
120
Tema 6
Tabla 1. Aplicaci
on del modelo de dep
ositos.
almacenamiento 12 minutos
t=2 minutos.
Instante (m in)
Precipitacin (m m )
Caudal(m 3/s)
2.
4.
6.
8.
10.
12.
14.
16.
18.
20.
22.
24.
26.
28.
30.
32.
34.
36.
38.
40.
42.
44.
46.
48.
50.
52.
54.
56.
58.
60.
62.
64.
66.
68.
70.
72.
74.
76.
78.
80.
82.
84.
86.
88.
90.
92.
94.
96.
98.
100.
0.50
0.50
0.50
0.50
0.50
0.68
0.68
0.68
0.68
0.68
1.17
1.17
1.17
1.17
1.17
2.74
2.74
2.74
2.74
2.74
0.85
0.85
0.85
0.85
0.85
0.58
0.58
0.58
0.58
0.58
0.00
0.00
0.00
0.00
0.00
0.00
0.00
0.00
0.00
0.00
0.00
0.00
0.00
0.00
0.00
0.00
0.00
0.00
0.00
0.00
0.00
0.12
0.21
0.30
0.37
0.43
0.52
0.60
0.66
0.72
0.77
0.92
1.05
1.15
1.25
1.32
1.75
2.11
2.42
2.68
2.90
2.65
2.44
2.26
2.11
1.98
1.81
1.66
1.54
1.43
1.35
1.14
0.96
0.82
0.69
0.58
0.49
0.42
0.35
0.30
0.25
0.21
0.18
0.15
0.13
0.11
0.09
0.08
0.07
0.06
Coeficiente de
121
q1
q2
q1
t
q3
q2
t
q4
q3
t
q4
t
qn
qn-1
qn
t
Determinaci
on de K a partir de medidas de campo
Partimos del conocimiento de un hietograma de lluvia neta cada sobre la cuenca objeto de
estudio, y del hidrograma de caudal de escorrenta asociado. Se puede demostrar (Chow, 1988
pp. 261 y 262) que la diferencia entre el momento de primer orden del hietograma con respecto al
origen de tiempo, partido por la lluvia neta total, y el momento de primer orden del hidrograma
de caudal, dividido entre el volumen total de escorrentia es igual al producto del n
umero de
122
Tema 6
dep
ositos por el coeciente temporal K:
MQ1
MI1
=nK
Vtotal
Pneta
(11)
= n(n + 1) K 2 + 2nk
Vtotal
Pneta
Pneta
(12)
IM P 1.9 0.36
)
P
T E 0.21 L0.15 HP 0.07
100
(13)
123
Q
0.35 Tc
0.45 Tc
Tc
(14)
un la denici
on al uso entre nosotros.
donde Tc es el tiempo de concentracion de la cuenca, seg
Podemos comparar los resultados para una serie de cuencas reales de la ciudad de Pamplona
124
Tema 6
obtenidos a traves del ajuste de correlacion de Desbordes, y los resultantes a partir del tiempo
de concentraci
on.
Tabla 2. Comparaci
on de constantes calculadas por la expresi
on de Desbordes y a
partir del Tiempo de concentraci
on
Cuencas de estudio
Berriozar
Centro
Artica 3
Bara
nain
Alemanes
Valor seg
un Desbordes
17 minutos
10.4 minutos
10.6 minutos
25.2 minutos
10.2 minutos
Con estos datos estamos obteniendo resultados muy similares por la va de estimar la
constante del dep
osito a traves de la expresion (13) o bien a traves de emplear una metodologa
tradicional de estimar el tiempo de concentraci
on y emplear un hidrograma unitario triangular,
proceso habitual en muchos programas de c
alculo. Las mejores aproximaciones se obtienen
para cuencas de tama
no mediopeque
no (30 a 40 Ha) como las presentadas, con grados de
impermeabilidad elevados (mas del 70%)
Resumen
Bibliografa
Introducci
on
126
Tema 7
127
Conceptos b
asicos de onda cinem
atica
La escorrenta del agua de lluvia sobre un plano, que aparece referenciada en ocasiones con el
termino de overland ow, puede describirse con ayuda de las ecuaciones del ujo no permanente (Saint Venant) pero su empleo en un caso como el que nos ocupa supondra un exceso de
calculo. La aproximaci
on basada en la denominada onda cinem
atica (considera como las fuerzas
mas importantes del movimiento del agua la gravedad y la fricci
on), asume que si analizamos el
ujo en el plano inclinado, en un ancho unidad, el caudal unitario es proporcional al calado, en
la forma:
(1)
(2)
1/2
y 5/3 Io
(3)
n
donde q representa el caudal de escorrenta por unidad de anchura, y es la altura de l
amina
de agua de escorrenta, i la intensidad de precipitaci
on, Io la pendiente media del plano, y n
el coeciente de rugosidad de Manning del sustrato del plano. Para una lluvia de intensidad
constante se puede plantear una soluci
on analtica de estas ecuaciones. Sea
q=
1/2
5 y 2/3 Io
q
=
y
3
n
(4)
5 y 5/3 Io
q
=
y
3 yn
5q
5
= v=c
3y
3
(5)
donde c es la celeridad con que se propaga una onda de caudal por acciones de tipo cinem
atico
(gravedad y fricci
on). Combinando esta u
ltima expresi
on con la ecuaci
on de conservaci
on de
128
Tema 7
la masa, podemos escribir utilizando la regla de la cadena una ecuacion diferencial de primer
orden, solo en terminos de caudal q:
q
q
+c
=ci
t
x
(6)
(7)
q=
(i)t
(8)
k+1
5 k+1 2/5
5 qj+1
= (qj+1
)
c=
k+1
3 yj+1
3
Io
n
129
3/5
(9)
Como ecuacion diferencial de primer orden, precisa tan solo de una condici
on de contorno.
Se toma valor de caudal nulo en el extremo aguas arriba del plano.
La onda cinematica presenta ademas algunas caractersticas derivadas de su formulaci
on.
No es capaz de reproducir la inuencia de las posibles condiciones de contorno existentes en el
extremo aguas abajo. Esto no es un gran problema en el estudio del proceso de transformaci
on
lluvia-caudal ya que dicilmente nos encontraremos niveles de agua tan altos que inuyan en
dicho proceso. Las l
aminas de agua suelen ser del orden de los milmetros o como mucho de
pocos centmetros.
La segunda particularidad de la onda cinem
atica es la incapacidad de atenuar el caudal
maximo. Si revisamos la ecuaci
on 7, y para un caso de propagaci
on de un hidrograma de caudal
sin contribuci
on de precipitaci
on (i=0), la ecuaci
on diferencial que se observa sera:
dq
=0
dt
(10)
SWMM es un paquete de c
alculo hidrol
ogico e hidr
aulico desarrollado entre 1969 y 1971, y
apoyado por la Agencia de Protecci
on del medio ambiente norteamericana (EPA), de acceso
libre a traves de internet (http://www.epa.gov) lo que ha hecho que se haya convertido en un
referente de calculo en el ambito del drenaje urbano. La versi
on 2 aparecio en 1975, la 3 en
1981 y la versi
on 4, con sucesivas modicaciones tipo 4.3 o 4.4, es la u
ltima versi
on disponible.
Consta de una serie de m
odulos que abarcan desde el proceso de transformaci
on lluvia - caudal,
el calculo hidr
aulico de la red, la acumulaci
on y transporte de contaminantes, etc.
130
Tema 7
i (t)
Q = W .( H ho) 5 / 3
Io
n
ho
dS
dt
(11)
5/3
Hi+1 Hi
Io
Io
5/3
+ W (Hi ho)
)=A
n
n
t
(12)
131
Coef. de rugosidad n
0.011
0.01
0.02
0.10 - 0.20
0.02
0.13
0.45
Rango habitual
0.01 - 0.013
0.01 - 0.16
0.012 - 0.030
0.012 - 0.033
0.01 - 0.32
0.39 - 0.63
Modelo Hec-1
132
Tema 7
etc). Recientemente han aparecido versiones mas ociales adaptadas al formato PC, en concreto HEC-HMS, que permiten un uso mucho m
as agradable de HEC-1 frente al espartano
concepto de archivo de entrada de datos realizado mediante editor ASCII. Se puede elaborar
el archivo de entrada de datos, mediante el sencillo sistema de arrastrar y ubicar en un panel
gr
aco, si bien no todas las opciones de HEC-1 est
an implementadas (por ejemplo no permite
de manera directa considerar vertederos en depositos de retencion) y no permite exportar un
chero tipo ASCII para ejecutarse en HEC-1.
Si bien inicialmente HEC-1 es conocido por estudios hidrol
ogicos de grandes cuencas, donde
se suelen utilizar tecnicas de hidrograma unitario fundamentalmente, se le a
nadi
o hace algunos
a
nos un m
odulo de c
alculo que permite utilizar como proceso de transformaci
on lluvia - caudal la
metodologa de onda cinem
atica. HEC-1 s se puede considerar como un programa que resuelve
una onda cinem
atica para toda la longitud del plano de escorrenta. Dene en su formulaci
on
tres niveles de ujo:
Flujo supercial: escorrenta sobre un plano inclinado que permite reproducir el ujo en
tejados, terrazas, aceras, etc.
Colector principal: Al que vierten los caudales recogidos por los colectores secundarios
Esta estructura puede parecer un poco rgida aunque no es necesario emplear los tres niveles.
Los dos u
ltimos son tan solo elementos de transporte, siendo el primero el u
nico que reproduce
el proceso de transformaci
on lluvia-caudal. En medio urbano una opci
on habitual puede ser
utilizar la opci
on de ujo supercial y colector principal exclusivamente.
Los elementos de transporte de HEC-1 son algo limitados, pues tan solo acepta secciones
triangulares/trapeciales simetricas, cuadradas o circulares. Esto hace que desde el punto de
vista hidr
aulico sea limitado pero existen versiones donde se han incorporado nuevas tipologas
como por ejemplo un tri
angulo rect
angulo, que reeje el bordillo/calzada.
HEC-1 considera un an
alisis hidr
aulico simplicado de la red, basado en una formulaci
on de
onda cinem
atica, pero que no permite reejar procesos como la entrada en carga, o la inuencia
sobre un colector de los niveles aguas abajo. Con relaci
on al proceso numerico de solucion de
la onda cinem
atica, HEC-1 utiliza un esquema propuesto por Leclerc y Schaake (1973), de tipo
explcito, y en las versiones posteriores a 1988, los intervalos de espacio y de tiempo de calculo
para la resoluci
on los escoge directamente el programa. Si bien cuando utilizamos HEC-1 el
mnimo intervalo de tiempo de estudio hidrol
ogico se ja en 1 minuto, internamente el m
odulo
de soluci
on de onda cinem
atica utiliza intervalos de tiempo inferiores, si bien luego da los datos
interpolados cada minuto.
133
134
Tema 7
Tabla 2. Factores de rugosidad considerados en HEC-1
Tipo de supercie
Plantaci
on densa
Praderas
Cesped
Praderas de hierba corta
Vegetacion dispersa
Arcilla suelta - tierra
Hormig
on / pav. bituminoso
(calados menores de 6 mm )
Hormig
on / pav. bituminoso
(calados superiores de 6 mm )
Coef. de rugosidad N
0.50 - 0.50
0.30 - 0.40
0.20 - 0.30
0.10 - 0.20
0.05 - 0.13
0.01 - 0.03
0.10 - 0.15
0.05 - 0.10
Par
ametros de ajuste: ancho de cuenca vs. rugosidad
135
La escala espacial se reere a las dimensiones que se adaoptan para la discretizacion de la cuenca
en subcuencas. Podemos considerar seg
un sea la escala de detalle del trabajo, subcuencas de
10 a 20 Hectareas (tama
no m
aximo) hasta cuencas de 0.1 a 0.2 Hectareas e incluso menores. A
mayor tam
no de subcuenca, menos trabajo ya que tendremos un menor n
umero de subcuencas,
pero ello nos obligar
a a trabajar con par
ametros mas agregados, es decir, parametros medios
de la subcuenca considerada.
Consideremos una cuenca de 8 o 10 Hectareas. Ello sera como considerar 8 o 10 manzanas
del ensanche de la ciudad de Barcelona. Analizar ese espacio urbano como una u
nica entidad,
transformando esa realidad en solo dos planos inclinados presupone incorporar en esos dos
planos los tejados, viales e incluso la red secundaria de recogida de pluviales. La longitud
de escorrentia no es la misma y el valor de la rugosidad de ese plano ya no representa una
textura real, identicable con un u
nico sustrato, sino una textura agregada o equivalente, tal
que produzca los mismos resultados de caudal de escorrenta que un estudio de detalle que
individualizara las 8 o 10 manzanas del ensanche barcelones. Se entiende que los coecientes de
rugosidad no ser
an los mismos en un caso (cuenca global de 10 manzanas de casas) que en otro
(an
alisis individual a nivel de cada manzana de casas). Los datos de los coecientes de rugosidad
que se encuentran en tablas y documentaciones existentes sobre el tema no siempre reeren la
escala de subcuenca para la que han sido deducidos. Por ejemplo, los datos de referencia de
coecientes de rugosidad en el manual de SWMM se han extrado para un an
alisis de detalle, y si
los us
aramos para un estudio con menos subcuencas, los resultados seran err
oneos. Lo que s es
claro es que los coecientes se reducen a medida que el tama
no de la cuenca aumenta. Estudios
de Pedraza (1999) donde se comparan medidas experimentales de una cuenca con simulaciones
a diferentes escalas, muestran este efecto.
Se ha simplicado la ecuaci
on de equilibrio de fuerzas hasta el punto de considerar tan s
olo las
fuerzas de fricci
on y de gravedad. Por tanto, en principio debemos aplicar este modelo cuando
las fuerzas prediminantes sean precisamente estas. Cuando las lluvias son muy ligeras, el tipo
de ujo que se desarrolla en el plano suele ser laminar. Al aumentar las precipitaciones podemos
pasar a ujo turbulento. Sera interesante encontrar un cierto par
ametro de referencia que
permitiera decidir si esta aproximaci
on de c
alculo es correcta o no. Woolhiser y Ligget (1967)
indicaron que la aproximaci
on de onda cinem
atica es correcta para el overland ow, el ujo de
escorrenta supercial, cuando un par
ametro denido por ellos como n
umero cinematico k:
k=
Io L
yo F ro2
(3)
136
Tema 7
(4)
En general, para las pendientes habituales de tejados y calles, salvo tramos casi horizontales,
se verican estas condiciones sin problema .
Bibliografa
Chow, V.T., Maidment, D., Mays, L. (1994). Hidrologa General y Aplicada. McGraw-Hill.
Engman, E.T. (1986) Roughness coecients for Routing Surface Runo. ASCE. J. of Irrigation and Drainage Eng. Vol. 112. Feb. no 2. pp. 39 - 53.
Pedraza, R.A. (1999). Efecto de la discretizaci
on areal de las cuencas urbanas sobre la respuesta
del modelo de onda cinem
atica. Informe de avance 1. Univ. Nacional de Cordoba.
Leclerc, G., Schaake, J. (1973). Methodology for assessing the potential impact of urban
development on urban runo. Report 167. MIT. Cambridge. en HEC-1, Flood Hydrograph
package users manual.
ANALISIS
DEL COMPORTAMIENTO
HIDRAULICO DE REJAS Y SUMIDEROS
Manuel Gomez Valentn
Dep. de Ingeniera Hidraulica, Martima y Ambiental. UPC.
E.T.S. Ingenieros de Caminos, Canales y Puertos
Jordi Girona 1-3. D-1. 08034 BARCELONA
Introducci
on
Diferentes autores suelen distinguir 4 subproblemas dentro del problema general del Drenaje
Urbano. Podemos enumerarlos como:
Determinar la cantidad de agua con la que debemos tratar
Introducir el agua en la red
Dise
nar una red de conductos suficiente para transportar los caudales de c
alculo
Verter dichos caudales a un medio receptor
De los cuatro subproblemas del drenaje urbano, el primero de ellos es el problema hidrol
ogico,
mientras que el tercero es el problema hidr
aulico y el cuarto afecta a los problemas de vertido
al exterior. Entre estos pasos, existe uno que con frecuencia solemos olvidar: los caudales de
escorrenta deben introducirse en la red de drenaje y en los puntos previstos, para que el agua
no circule descontrolada por la superficie de la ciudad.
En numerosas ciudades algunas superficies, por ejemplo los tejados, suelen estar directamente
conectados a la red de drenaje, asegurando as la captaci
on de la escorrenta. Para la lluvia sobre
aceras, viales, plazas y espacios abiertos contamos en superficie con rejillas de captaci
on, tambien
denominadas sumideros o imbornales, que tiene la responsabilidad de recoger el caudal, fruto del
proceso de transformacion lluvia en escorrenta, que circula por la calle y aceras, e introducirlo
en la red de drenaje.
En el proceso de dise
no de una red de drenaje, estamos haciendo siempre la hip
otesis implcita
de que la lluvia cada que se transforma en escorrenta superficial, entra en la red de drenaje en
la misma zona en que cae. Definimos en base a esa hip
otesis una serie de subcuencas hidrol
ogicas
cuyos lmites estan fijados en el supuesto que el agua superficial no los supera. Cuando esto no
137
138
Tema 8
OBRAS DE CAPTACIN
INSUFICIENTES
DIRECCIN DE LA
ESCORRENTA
B
14
12
10
LIMITE DE CUENCA TEORICO
An
alisis del comportamiento hidraulico de rejas y sumideros
139
En los ensayos lo que se reproduce es el flujo en una calle que presenta una pendiente
longitudinal Iy , con una seccion transversal mojada triangular de pendiente transversal Ix . Si
denominamos Q al caudal de paso por la calle (en este caso nuestra plataforma), en los ensayos
se mide el calado de aproximacion y (calado que se alcanza junto al borde de la plataforma,
justo aguas arriba del imbornal) y el caudal captado Qx para una serie de valores de pendientes
y caudales. Denominaremos eficiencia de captaci
on de la reja, E, el cociente entre el caudal
interceptado y el caudal de paso por la calle. El dato de caudal captado no refleja demasiado
bien el comportamiento hidr
aulico de la reja pues un caudal recogido de 10 l/s es mucho si
el que baja por la calle es de 20 l/s, y es poco frente a 150 l/s. Este factor explica mejor el
rendimiento de una reja como estructura de captaci
on frente al caudal circulante por la calle.
Las comparaciones entre rejas las estableceremos en terminos de eficiencia de captacion.
140
Tema 8
2.1
Imbornales ensayados
En una primera fase, los 9 imbornales que se ensayaron se exhiben en la Figura 2. Se trata
de los mas habituales en la ciudad de Barcelona. Cuatro de ellos tienen unas dimensiones
similares (80 x 30 cm) otro mas presenta dimensiones del orden de 100 x 50 cm, y adem
as se han
ensayado combinaciones en serie o en paralelo de esta reja mas grande. Tambien se ha estudiado
el imbornal de buz
on o de ventana lateral, s
olo y combinado con otra reja. Las dimensiones
exactas se indican en la tabla 1.
An
alisis del comportamiento hidraulico de rejas y sumideros
141
142
Tema 8
El comportamiento de todas las rejas es mas parecido para los caudales bajos (20 o 50
l/s), present
andose mayores diferencias en las eficiencias de captacion para caudales m
as
altos (mayores de 50 l/s)
Las menores pendientes longitudinales (menores al 1%) producen un patr
on de flujo de
tipo bidimensional, mientras que para pendientes superiores el patr
on de flujo es m
as
unidimensional
Si bien las condiciones de ensayo no son exactamente las mismas que se presentan en una
calle, el hecho de que todas las rejas se ensayen en iguales circunstancias hace que se
pongan claramente de manifiesto las diferencias relativas de una reja frente a otra
El estudio realizado someta a ensayo cada reja en una plataforma de ancho 3 metros, donde se
variaban las pendientes longitudinales y transversales, y el caudal circulante. Se intentaron
diferentes ajustes que permitieran una aplicaci
on sencilla de los resultados experimentales.
Inicialmente se proponan relaciones lineales entre la eficiencia de captacion y el calado del
flujo en la plataforma. Esto permita definir una recta para cada caudal circulante por la calle.
El ajuste es mas claro para caudales altos y menos evidente para caudales bajos.
Siguiendo experiencias realizadas en otros pases, se tanteo un ajuste entre la eficiencia de
captaci
on E y el cociente Q/y. Estudios previos de otros autores (3) sugeran relaciones lineales
E vs. Q/y. A la vista de los datos de nuestros ensayos, se propone una relaci
on de ajuste
potencial del tipo:
B
Q
(7)
E=A
y
donde:
E eficiencia de captaci
on de la reja
Q caudal circulante por un ancho de 3 metros junto al bordillo (l/s)
y calado de agua inmediatamente antes de la reja (mm)
A, B par
ametros de ajuste
Como se puede ver en la figura 4, la ecuaci
on de ajuste propuesta describe bastante bien el
comportamiento de las Rejas. Otras experiencias de laboratorio no llegan a valores de Q/y como
los que aqu nos ocupan, hasta 8, qued
andose en valores cercanos a 1. Para las rejas ensayadas
se pueden indicar los valores de los coeficientes A y B que caracterizan totalmente la reja, frente
al uso de abacos para cada caudal. En la tabla siguiente se resumen los valores de los par
ametros
A y B hallados mediante esta ecuaci
on de ajuste propuesta:
An
alisis del comportamiento hidraulico de rejas y sumideros
143
1.00
Potencial (Datos de
Ensayo)
0.90
0.80
0.70
0.60
E = 0,44(Q/y)-0,81
0.50
AJUSTE POTENCIAL
0.40
0.30
0.20
0.10
0.00
0.00
1.00
2.00
3.00
4.00
5.00
6.00
7.00
8.00
9.00
Q/y
A
B
REJA 1
0.47
0.77
REJA 9
0.67
0.74
Qcalle (1 (1 3 Ix )2
E=A
y
donde:
on por la calle
Qcalle Caudal de circulaci
Ix Pendiente transversal de la calle
para un flujo con calado junto al bordillo mayor que 3 Ix
B
(8)
144
Tema 8
0.39
Ag0.35 p0.13
B = 0.36
(9)
long
anch
(10)
Esta u
ltima expresi
on se ha modificado a partir de experiencias de laboratorio recientes
(Mur, 2002) para aumentar los rangos de aplicaci
on de esta expresion. Para rejas de hasta 2
metros de largo y 1.5 metros de ancho, se propone un ajuste del tipo:
B = 4.013
long0.053
anch1.581
(10bis)
donde:
Ag area que engloba todos los huecos
p porcentaje de area de huecos respecto al area que los engloba a todos p =
Ahuecos
Ag
nt n
umero de barras transversales
umero de barras longitudinales
nl n
umero de barras diagonales
nd n
long Longitud de la reja
anch anchura de la reja
Este ajuste reproduce el comportamiento de todo tipo de rejas con un rango de valores,
en sus caractersticas geometricas, similares a las ensayadas. Podemos aproximar la ecuacion
de ajuste de la eficiencia de una reja sin tener que realizar ning
un ensayo previo. Como
ejemplo, presentamos las ecuaciones de ajuste para las dos rejas siguientes, comparandolas con
las obtenidas a partir de los datos de ensayo:
Como vemos en las figuras 5 y 6, para la reja B-50 y la Meridiana, la ecuaci
on hallada a partir
de la funci
on de ajuste propuesta, cuyos par
ametros dependen de las caractersticas geometricas,
es muy similar a la obtenida mediante el ajuste de los datos experimentales. En ambos casos,
describen el comportamiento de forma suficientemente adecuada.
An
alisis del comportamiento hidraulico de rejas y sumideros
145
REJA BENITO
1
0.9
Q/y
0.8
0.7
Potencial (Q/y)
0.6
0.5
0.4
0.3
0.2
0.1
0
0
Q /y
Figura 5: Ajuste te
orico y comparaci
on con ensayos de la Reja Benito Delta 50
REJA MERIDIANA
1
0.9
Q/y
0.8
0.7
Potencial (Q/y)
0.6
0.5
0.4
0.3
0.2
0.1
0
0
Q6
/y
10
12
Figura 6: Ajuste te
orico y comparaci
on con ensayos de la Reja tipo Meridiana
146
Tema 8
C
alculo del coeficiente de desag
ue de la reja. Ordenaci
on de
rejas atendiendo a su capacidad de captaci
on
Los datos obtenidos ponen de manifiesto las ventajas de una reja frente a otra, pero debe
entenderse que lo son en terminos absolutos. Se comprueba que p.e. la reja 7 capta mayor
caudal que la reja 1 o 2, pero ello puede ser debido a que es m
as grande y no a un dise
no
hidr
aulico mejor. De acuerdo con estudios previos de Moskow expuestos en Subramanya (4),
podemos aproximar el flujo encima de la reja como un flujo de tipo espacialmente variado
(caudal variable con la posici
on) y donde el caudal captado por la reja se puede aproximar por
una ecuaci
on 1D de tipo orificio:
(11)
q = Cd AT 2 g E
Si todas las rejas ensayadas tuvieran igual area de huecos, AT a igualdad de condiciones de flujo
de aproximaci
on E, el mayor o menor caudal captado sera funci
on del coeficiente de desag
ue de
An
alisis del comportamiento hidraulico de rejas y sumideros
147
cada reja. A partir de los ensayos, se dispone para cada reja de los valores de Q, caudal captado,
fraccion de huecos, AT
area total de la reja y E, energa del flujo circulante, luego podemos
ue, para cada reja y para cada combinaci
on geometrica de
calcular el Cd , coeficiente de desag
pendientes en la calle, asumiendo un flujo 1D espacialmente variado sobre la reja. Se considera
un valor del coeficiente de desag
ue global de cada reja
Para cualquier reja se observa que para caudales medio/altos (50 l/seg.), el coeficiente
de desag
ue Cd depende poco de la pendiente longitudinal, y en cambio depende bastante de
la pendiente transversal. Para pendientes transversales bajas (1%) los resultados no son tan
claros dado que en ese caso la realidad del flujo no es unidimensional. De nuevo notamos una
influencia muy significativa de la pendiente transversal de la calle.
Tabla 3. Valores de coeficiente de desag
ue, Cd
Cd
REJA 1
0.2
REJA 2
0.245
REJA 3
0.33
REJA 4
0.27
REJA 7
0.24
REJA 8
0.22
REJA 9
0.16
En la tabla adjunta se indican los valores obtenidos de Cd para todas las rejas ensayadas,
considerando un caudal de circulaci
on de 100 l/seg., y una pendiente longitudinal del 2%.
Q = 1 00 l s eg R4
0,6
Ix = 4%
0,5
Ix = 3%
Ix = 2%
Ix = 1%
Cd
0,4
Ix = 0%
0,3
0,2
0,1
0
0
10
12
I0 (%)
148
Tema 8
pone de manifiesto cu
al es la mejor de las formas hidr
aulicas para una reja de captaci
on.
Se observa por ejemplo que las rejas que captan m
as, las interceptoras sola o en grupo, son
precisamente las que presentan un peor dise
no hidr
aulico y que captan mas agua porque
presentan una mayor area de huecos. Rejas mas peque
nas presentan coeficientes de desag
ue
incluso el doble. Este hecho debera ser tenido en cuenta a la hora de proponer nuevos dise
nos
de rejas de captacion.
Referencias bibliogr
aficas
ASCE (1992). Design and Construction of Urban Stormwater Management Systems. Manual
and Report of Engineering Practice n. 77. New York.
Cabot, J., (1998) Sntesis de los ensayos realizados con una instalaci
on experimental a escala
real de an
alisis de capacidad de imbornales. Jornadas de la AEAS.
G
omez, M., Gonz
alez, J., Guerra, W. (1998). Informe de los resultados obtenidos en los
ensayos de caracterizacion de las 9 rejas ensayadas (Estudio realizado a peticion de CLABSA)
Departamento de Hidr
aulica de la E.T.S. de Ing. de Caminos, Canales y Puertos de Barcelona.
G
omez, M., Gonz
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Introducci
on
Por que y en que casos es importante estudiar la escorrenta sobre las calles de una ciudad?
Hay que tener en cuenta que normalmente las calles no se dise
nan para conducir el agua de
lluvia en grandes cantidades sino que se dise
nan para facilitar la circulaci
on de autom
oviles y
vehculos en general. Sin embargo, suelen estar preparadas para conducir una peque
na cantidad
de agua, principalmente la que se genera en la misma calle a causa de la lluvia y con el prop
osito
de que sea interceptada en el transcurso de un corto trayecto por alguna boca de tormenta o
imbornal.
En ciudades en crecimiento, es com
un que el sistema de drenaje quede infradimensionado
para tormentas medianas, entre otras razones, debido al aumento del area impermeable aguas
arriba del sistema de drenaje en cuesti
on. En estas situaciones, el sistema alcanza r
apidamente
su maxima capacidad, pudiendo incluso funcionar a presi
on, en el caso de que sea subterraneo,
y su lnea piezometrica llegar a alcanzar la cota del terreno.
A partir de ese momento el agua que escurre por las calles ya no puede ser captada y si esta
situacion se agrava a
un m
as, los imbornales no solo son in
utiles para captar el agua sino que se
convierten en una fuente de salida de agua. En este caso el sistema solo servira para trasladar
una cantidad determinada de agua de un lugar (el de mayor cota piezometrica) a otro (el de
menor cota piezometrica). Si esto sucede solo en un imbornal, puede que el exceso de escorrenta
sea captado a una corta distancia aguas abajo.
Si la situaci
on se generaliza, puede que la escorrenta se transforme en una gran corriente de
agua que se mueva por las calles, cuyos calados y, si la pendiente de las calles es importante,
velocidades, sean peligrosos para la seguridad de peatones y la circulaci
on de vehculos. Por
esta razon es importante conocer no s
olo los caudales, sino tambien los calados y velocidades
maximas que pueden alcanzarse en las calles en relacion con una tormenta de un determinado
perodo de retorno. Adem
as, esta informacion puede ayudar en gran medida a localizar las
zonas donde podra ser necesario un redimensionamiento del sistema de drenaje y d
onde sera
mas urgente o prioritario.
149
150
Tema 9
Otro motivo por el cual puede ser interesante modelar el flujo en redes de calles es para
complementar la modelacion del flujo en un sistema de drenaje pluvial. De esta manera, surge el
concepto de drenaje dual, que considera al agua generada por la lluvia moviendose en dos planos
paralelos, uno subterr
aneo formado por el sistema de alcantarillado y uno superficial formado
por la red de calles, ambos interconectados por medio de las bocas de tormenta o imbornales y
donde se permite el libre intercambio de flujo entre ambos planos y en todo momento. Esto es
lo que sucede realmente, por lo tanto, una modelaci
on de este tipo permitira un an
alisis mas
riguroso del drenaje urbano.
Utilizando este concepto, si un sistema de drenaje es insuficiente para conducir toda la
escorrenta que se genera en superficie, pero se demuestra a traves de la modelacion del flujo
en las calles que el agua que no entra en el sistema produce calados y/o velocidades que no
superan ciertos lmites impuestos como criterios de dise
no, o que la duraci
on de la situaci
on
no es importante, sera posible contar con una capacidad adicional del sistema que brindara
esa conduccion controlada del agua por las calles, pudiendose evitar quiz
a una costosa obra de
rehabilitaci
on.
Tambien puede usarse este metodo de an
alisis para determinar las distancias maximas a las
que pueden estar colocados los imbornales sin ocasionar un flujo desmesurado en las calles.
Es necesario, por lo tanto, contar con criterios que acoten el caudal que puedan transportar
las calles en funci
on de la restricci
on de los calados por un lado, de las velocidades por otro y de
combinaciones de calados y velocidades, para que este flujo no se convierta en un peligro para
las personas que las utilizan en situaciones especiales.
Se define como red de calles a un grupo de calles de longitud variable, que por tener distintas
direcciones se intersectan dando lugar a los cruces de calles. Desde un punto de vista hidr
aulico,
en una red de calles se distinguen dos tipos de elementos, las calles por un lado, y los cruces por
el otro. El flujo en las calles puede considerarse unidimensional, mientras que en los cruces el
flujo puede tener una estructura en general bi- o tridimensional
2.1
151
Secci
on transversal
Las secciones de las calles, generalmente estan compuestas por los siguientes elementos: la
lnea de edificaci
on, la acera o vereda, el bordillo o cord
on y la calzada, con una disposici
on de
estos elementos, con frecuencia, simetrica con respecto al eje de la calzada (ver figura 1), aunque
las dimensiones de los mismos puedan variar o incluso alguno de ellos faltar.
La lnea de edificaci
on es el lmite entre la propiedad p
ublica y la privada, materializado
generalmente por la fachada de los edificios o por alg
un otro elemento de division fsica, verja,
puerta, port
on, seto, etc. La acera o vereda es el espacio destinado a la circulacion de los
peatones y consiste en un solado construido generalmente de baldosas o losas que pueden ser de
diferentes tama
nos y materiales. La acera suele estar elevada con respecto a la calzada una altura
variable, que suele ser normalmente de 10 a 20 cm, pero que puede llegar excepcionalmente a
los 50 cm. El lmite entre la acera y la calzada es un escalon llamado bordillo o cord
on que se
suele construir de piedra labrada u hormig
on prefabricado o in situ.
Figura 1: Seccion transversal tpica de una calle en una ciudad con sistema de drenaje pluvial
subterr
aneo
En nuestro caso, llamaremos calle al espacio comprendido entre lneas de edificaci
on y se
entender
a como ancho de calle, a la distancia entre lneas de edificaci
on. Sin embargo, si la
forma de la seccion as lo exigiera, podr
a definirse un ancho de calle activo que ser
a el ancho
que se considera que contribuir
a activamente a la conducci
on del agua. Esto suceder
a, por
ejemplo, cuando las aceras se encuentren muy elevadas con respecto a la calle o se considere que
el calado en ellas ser
a muy peque
no comparado con el que se produzca sobre la calzada. En esta
circunstancia, el ancho de calle ser
a la distancia entre bordillos.
Relaci
on de aspecto
Se define como relacion de aspecto la relacion existente entre el ancho de la calle y el calado de
la escorrenta que por ella circula, b/y. Considerando de la manera indicada el ancho de la calle,
sera frecuente encontrar anchos de calles de 10 a 20 metros y a
un mayores. Teniendo en cuenta
que la escorrenta en la misma puede llegar a ser del orden de varias decenas de centmetros,
quiz
as 1 metro, vemos que las relaciones de aspecto que normalmente nos encontraremos seran
sin lugar a dudas mayores a 10 para los calados mayores, pudiendo llegar f
acilmente a 100 en el
152
Tema 9
2.2
153
b)
c)
Q
Q
Q3
Q3
Q4
Q3
Figura 2: Clasificacion de cruces de dos calles atendiendo a la direccion del flujo en las calles.
(a) convergentes, (b) divergentes y (c) convergentes y divergentes
Bifurcaciones o uniones en T
Las bifurcaciones y uniones pueden ser consideradas como casos especiales de cruces de dos
calles, definidos como cruces de dos calles en los cuales una de las calles comienza o termina en
el mismo cruce. Las bifurcaciones se dan cuando el flujo entra al cruce por una calle y sale por
dos y las uniones cuando el flujo entra por dos calles y sale por una.
Secci
on transversal
Si es relativamente f
acil determinar en planta la superficie del cruce, no lo es tanto averiguar
la seccion transversal del cruce, aunque posee los mismos elementos que las secciones de las
calles. No estara muy alejado de la realidad suponer que la secci
on transversal del cruce sea
igual a la de las calles, excepto por el hecho de que generalmente existe un ensanchamiento por
el redondeo de la esquina de la calzada. Conociendo entonces la secci
on transversal de las calles
que conforman el cruce, es posible tener una idea bastante aproximada de la seccion en el cruce,
que es suficiente considerando la simplificacion que se tendr
a en cuenta para la aplicaci
on de un
modelo numerico.
Pendientes
La superficie del cruce puede tener una topografa compleja, formada por la combinaci
on de
las pendientes transversales y longitudinales de las calles, ya que es un elemento de transici
on
entre dos calles que en general tendran pendientes longitudinales diferentes. Cuando las calles
del cruce tienen importancias diferentes, la seccion del cruce, efectuando un corte por el eje de
la calle de menor importancia, tendr
a la configuraci
on de la figura 3. En cambio, si el corte lo
154
Tema 9
Calle de menor
importancia
Calle de mayor
importancia
(Cruce)
Calle de menor
importancia
(2)
155
y
V
V
+V
+g
g S0 S f = 0
t
x
x
Onda Cinemtica
Onda Difusiva
Onda Dinmica cuasi-permanente
Onda Dinmica
3.1
Debido a su formulaci
on matematica, el modelo basado en la aproximaci
on de la onda cinem
atica
necesita una sola condici
on de contorno aguas arriba para su resoluci
on. Si las calles a analizar
forman una red, el proceso de c
alculo puede realizarse tramo a tramo, desde aguas arriba hacia
aguas abajo. Debido a las limitaciones propias de su formulaci
on (imposibilidad de tener en
cuenta las condiciones de contorno de aguas abajo) su empleo queda restringido a calles de
elevada pendiente, digamos mayores a 0,01 y que presentaran, casi con toda probabilidad, flujos
supercrticos.
Seg
un Stephenson y Meadows (1986), en una calle (o plano o conducto) con una pendiente
de fondo de 0,01, los primeros tres terminos de la ecuaci
on din
amica (2) seran dos ordenes
de magnitud inferiores a la pendiente de fondo si los calados son menores a 0,1 metro. La
inexactitud de las soluciones omitiendo estos terminos fue evaluada por varios investigadores,
entre ellos Woolhiser y Liggett (1967) (seg
un Stephenson y Meadows, 1986) que investigaron la
exactitud de la aproximaci
on cinematica y encontraron que es muy buena si el n
umero cinematico
definido como:
So L
k=
yl F rl2
es mayor que 20 y razonable si es mayor a 10, siendo yl el calado en el extremo aguas abajo de
umero de Froude en el mismo lugar. Morris
un plano de longitud L y pendiente S0 y F rl el n
y Woolhiser (1980) y Woolhiser (1981) (seg
un Stephenson y Meadows, 1986) encontraron m
as
tarde que se requiere tambien el siguiente criterio adicional:
k=
So L
yl F r 2
156
3.2
Tema 9
Descripci
on del modelo num
erico MENRED
4.1
M
odulo de transformaci
on lluvia-escorrenta
4.2
Resoluci
on del flujo en las calles
Para el c
alculo del flujo en las calles se utilizan las ecuaciones completas de Saint-Venant. Dada
la naturaleza de estas ecuaciones, es necesario recurrir a metodos numericos para su resoluci
on.
Mediante estos metodos numericos se obtiene la solucion del flujo en puntos seleccionados de una
malla en el dominio espacio-tiempo, proceso conocido como discretizacion. De esta manera, cada
calle se divide en N n
umero de tramos iguales de una longitud igual a Dx, quedando discretizada
en N-1 puntos interiores y dos puntos extremos, en los cuales se obtienen las caractersticas del
flujo en terminos de calado y velocidad.
El esquema numerico empleado para resolver el flujo en los puntos interiores de la calle es
el esquema de MacCormack (Chaudhry, 1993). La principal ventaja de este esquema sobre
el de las caractersticas, por ejemplo, es que tiene la capacidad de modelar flujos subcrticos
157
y supercrticos en una misma calle sin necesidad de aislarlos ni de localizar los resaltos. El
principal inconveniente es que, debido a la forma de plantear las diferencias finitas, no es posible
resolver los puntos extremos, debiendose usar para ello otro metodo, si fuera necesario.
El flujo en los puntos extremos se resuelve por el esquema de intervalos especficos del metodo
de las caractersticas. En las calles de entrada a la red, el flujo en el punto inicial se resuelve junto
con la condici
on de contorno de aguas arriba, que es conocida, y el del punto final se resuelve
simultaneamente con el cruce. En las calles de salida de la red, el flujo en el punto inicial se
resuelve simultaneamente con el cruce y el del punto final se resuelve con la condici
on de contorno
de aguas abajo, si el flujo es subcrtico y con las caractersticas del flujo en el pen
ultimo punto si
es supercrtico. El flujo en los puntos finales de las calles intermedias que tienen flujo supercrtico
tambien se resuelve conociendo las caractersticas del flujo en el pen
ultimo punto de la calle.
Para un tratamiento detallado de las condiciones iniciales y de contorno consideradas en el
modelo numerico, puede consultarse Nana (1999).
4.3
C
alculo del caudal extrado por los imbornales y rejas de captaci
on
E=A
Q
y
B
A=
0.39
Ag0.35 p0.13
B = 4.013
long0.053
anch1.581
Donde Ag es el area que engloba todos los huecos de la reja, p el porcentaje de area de
umero de barras
huecos (Ah ) respecto al area que los engloba a todos = AH/Ag x 100, nt es el n
transversales al flujo, nl el n
umero de barras longitudinales, nd el n
umero de barras diagonales,
long la longitud de la reja en la direcci
on del flujo y anch el ancho de la reja.
Con estas relaciones se puede calcular el caudal que extrae cada una de las rejas de captacion
de la calle en funci
on del calado inmediatamente aguas arriba de la reja y de las caractersticas
geometricas de la misma.
158
4.4
Tema 9
Resoluci
on del flujo en los cruces de calles
Para la resoluci
on del flujo en los cruces se usa el enfoque experimental en un caso o un balance
de energa entre los flujos convergentes al cruce en otro, seg
un sea el tipo de cruce de que se
trate, clasificados seg
un el tipo de flujo en las calles de entrada y en las calles de salida.
El enfoque experimental se basa en los resultados experimentales obtenidos en un cruce de
calles ortogonales con flujo supercrtico tanto en las calles de aproximaci
on como en las de salida
del cruce. Estas experiencias se recogen en Nana (1999), en donde se obtiene una relaci
on entre
la potencia de los flujos de entrada y los caudales de salida (Figura 5) y una relaci
on entre los
n
umeros de Froude y las potencias de los flujos de entrada (Figura 6). En la Figura 5, Wx y
on x y a la suma de potencias
WT se refieren a la potencia del flujo de entrada en la direcci
de ambos flujos de entrada, respectivamente y Qsx y QT se refieren al caudal de salida por la
calle de la direcci
on x y la suma de caudales de salida, respectivamente. En la Figura 6, Fex
y Fey se refieren a los n
umeros de Froude de los flujos de entrada al cruce por las direcciones
x e y, respectivamente.
Para el caso de cruces de calles de anchos desiguales (relaciones de anchos 1/2 y 2/3),
los resultados experimentales se recogen en Gonzalo (2002), en donde tambien se obtiene una
relacion entre la potencia de los flujos de entrada y los caudales de salida (Figura 7). En este caso,
es necesario conocer adicionalmente la relacion entre los caudales de entrada para determinar
el tipo de flujo, lo que no era necesario en el caso anterior. Las funciones de ajuste a los datos
experimentales son:
P ara
anchox
= 1.5
anchoy
P ara
anchox
=2
anchoy
Qs x
Wx 3
Wx 2
Wx
= 1.2
1.8
+ 1.3
+ 0.23
QT
WT
WT
WT
Qs x
Wx 3
Wx 2
Wx
= 1.2
2
+ 1.4
+ 0.29
QT
WT
WT
WT
159
1
y = 0,91
0.9
Tipo IIa
Patrn
Patrn
dede flujo
TipoI IIb
flujo Tipo
0.8
0.7
y = 0,66x + 0,17
Q sx /Q T
0.6
3
Tipo I
Tipo IIb
0.2
0.1
y = 0,09
0
0
0.1
0.2
0.3
0.4
0.5
0.6
0.7
0.8
0.9
W x /W T
resalto
0.6
Patrn de flujo
Tipo IIb
Patrn de flujo
Tipo IIa
0.5
0.4
Fey = -0,69(Wx/WT) + 0,78
Patrn de
flujo Tipo I
Fex
Fey
0.2
0.1
0
0
0.1
0.2
0.3
0.4
0.5
0.6
0.7
0.8
0.9
W x /W T
Figura 6: Ley de variacion del n
umero de Froude en la entrada del cruce en ambas direcciones
en funci
on de la proporci
on de potencia de flujos de entrada en la direcci
on x
160
Tema 9
0.9
ax/ay = 1,5
ax/ay = 2
0.8
0.7
Qsx/QT
0.6
0.5
ax/ay = 1
0.4
0.3
0.2
0.1
0
0
0.1
0.2
0.3
0.4
0.5
0.6
0.7
0.8
0.9
W x /W T
Figura 7: Ley de variacion que fija la proporci
on entre caudales de salida en la direcci
on x en
funci
on de la proporci
on de potencia del flujo de entrada en la misma direcci
on, para calles de
ancho desigual
161
El flujo circulante por calles y aceras debera ser tal que los par
ametros hidr
aulicos de la
misma, calados, velocidades o combinaciones de los mismos, se mantuvieran por debajo de
ciertos valores lmite aconsejables. No hay muchos trabajos referentes a criterios de seguridad
del flujo en zona urbana. Entre los encontrados en la bibliografa, podemos citar los siguientes:
5.1
En lo que concierne a da
nos materiales y a minimizaci
on de los mismos, podemos convenir que
un calado m
aximo admisible en una calle es aquel que no permita el ingreso del agua pluvial en
los comercios o viviendas particulares. En muchas ciudades de los Estados Unidos de America
este es precisamente el criterio adoptado, entre otros. En este sentido, se conocen dos criterios
basados en este concepto, el del Urban Drainage and Flood Control District de Denver, Colorado
(UDFCD) y el del Regional Flood Control District del Condado de Clark, Nevada (CCRFCD).
Criterio de Denver
El Manual de Criterios de Drenaje de Denver, Colorado, EE.UU. (Wright-McLaughlin, 1969),
establece que en las calles definidas como locales, categora en la que entraran las calles sujetas
a este tipo de estudio, se permite un calado tal que la cota de la l
amina de agua no produzca
la inundaci
on de la planta baja de edificios residenciales, p
ublicos, comerciales e industriales y
como maximo se aceptan 45 cm sobre el nivel mnimo de la calle. Los edificios con cota de piso
terminado inferior a este valor, deber
an protegerse contra inundaciones. En calles de mayor
importancia los criterios van siendo cada vez mas restrictivos.
Criterio de Mendoza
En la ciudad de Mendoza (Rep. Argentina), dadas las caractersticas de la urbanizaci
on
y siguiendo el criterio de Denver, el calado m
aximo admisible en la calle que no producira el
ingreso del agua en edificios p
ublicos o privados se ha considerado de 30 cm. Este criterio ha
sido utilizado como parametro para analizar la peligrosidad del flujo en las calles de esa ciudad
(Nana, 1999).
Criterio del Condado de Clark
El Manual de Criterios Hidrol
ogicos y de Dise
no del Drenaje del Condado de Clark, Nevada,
EE.UU. (CCRFCD, 1999) establece que para las calles locales con anchos menores a 24 m, se
permite considerar un calado maximo sobre la parte m
as baja de la calle, normalmente junto
al bordillo, de 30 cm, para evaluar la capacidad de transporte de la misma. Por otro lado, en
zonas con riesgo de inundaci
on, se establece que el nivel de piso terminado en las viviendas deber
ser como mnimo de 45 cm sobre el nivel de la parte alta del bordillo, o bien, deberan estar
protegidas contra inundaciones, lo que estara aceptando en esas zonas, la ocurrencia de calados
de ese calibre.
En otras ciudades, como en Austin, Texas, se utiliza el criterio de dejar reservada una zona de
la calzada, la m
as alta, junto a la coronaci
on, para la circulaci
on de vehculos de emergencia. De
este modo no se define un calado maximo en forma explcita, sino que se hace implcitamente
definiendolo como aquel que no supere la cota de la coronaci
on de la calle, valor que puede
variar ampliamente en funci
on del ancho de la calle y de las pendientes transversales que posea
162
Tema 9
1.5
Velocidad [m/s]
Vy = 0,5 m2/s
0.5
ZONA NO PELIGROSA
Calado = 1 m
0
0
0.5
1.5
Calado [m]
5.2
Criterio de T
emez
Este criterio, propuesto por Temez (1992), se utiliza en la definicion de una zona de inundaci
on peligrosa. Temez define la zona de inundaci
on peligrosa, como aquella en donde existe
serio riesgo de perdida de vidas humanas o graves da
nos personales. Para que una zona merezca
tal calificativo, deben darse las condiciones desfavorables de calado y velocidad del flujo que se
definen en la figura 8.
Este criterio es una variante de otros propuestos por Bewick (1988) para Nueva Zelanda y
por Jaeggi y Zarn (1990) para Suiza (ambos seg
un Temez, 1992) y ademas tiene en cuenta los
resultados de ensayos de laboratorio de situaciones lmite de estabilidad de personas realizadas
por Abt et al. (1989) en la Universidad de Colorado, especialmente en lo que ata
ne al producto
de la velocidad por el calado, aplicando un coeficiente de seguridad variable.
El lmite de calados propuesto por Temez, de 1 m, podra resultar adecuado en su caso para
el an
alisis de vas de intenso desag
ue y para evaluar el riesgo de perdida de vidas, pero este
calado lmite parece ser excesivo en zonas densamente pobladas, en las que un calado de esa
magnitud, sin tener en cuenta la velocidad, ocasionara posiblemente no perdida de vidas pero
s cuantiosos da
nos materiales.
En cuanto a la velocidad lmite de 1 m/s, cabe acotar que es el u
nico criterio que se ha
encontrado que limita en alg
un momento la velocidad con independencia del calado.
163
Criterio de Abt
El criterio de peligrosidad utilizado por Temez para velocidades entre 0,5 y 1 m/s, evaluado
como un producto lmite de velocidad por calado de 0,5 m2 /s es un criterio tomado aparentemente de las experiencias de Abt et al. (1989), en donde se tuvieron en cuenta velocidades del
flujo de 0,36 a 3,05 m/s y calados de 0,49 a 1,2 m. Por este motivo, estimamos que ese valor
lmite del producto de la velocidad por el calado puede tomarse como criterio, por lo menos
hasta velocidades de unos 3 m/s. Para estas condiciones del flujo, Abt et al. encontraron que
las personas perdan la estabilidad para valores del producto velocidad por calado de 0,70 a 2,12
m2 /s, dependiendo de la altura y peso de las personas (a mayor producto peso por altura, mayor
estabilidad). Teniendo en cuenta estos valores, imponiendo un lmite de 0,5 m2 /s, independientemente del peso y altura de las personas, estaramos considerando coeficientes de seguridad de
1,4 a 4,2.
Criterio del Condado de Clark
En el Manual de Criterios Hidrol
ogicos y de Dise
no del Drenaje del Condado de Clark,
Nevada, EE.UU. (CCRFCD, 1999) se exige que en las calles con anchos menores a 24 m, el
producto del calado en la parte m
as baja de la calle, junto al bordillo, por la velocidad no
supere el valor de 0,55 m2 /s. Este valor es algo superior al del criterio anterior, por lo que se
tomara como referencia el de Abt.
Criterio de la Estabilidad al Deslizamiento
Este criterio fue propuesto en Nana (1999), ante la ausencia de otros criterios en los cuales
se tuviera en cuenta la velocidad y calado del flujo, en conjunto. Para elaborar este criterio, se
consider
o la estabilidad al deslizamiento de una persona ante la fuerza de arrastre que ejerce
el flujo sobre ella. Cuando es necesario cruzar una calle en la cual el flujo posee una velocidad
y un calado determinados, uno tiene la incertidumbre de que si el agua podr
a ser capaz de
arrastrarnos o no. Para establecer dicho criterio, se plante
o que la fuerza que ejerce el agua
sobre una persona sea tal que no provoque su deslizamiento y/o cada (Figura 9). La fuerza de
arrastre del agua puede evaluarse como:
F1 =
1
Cd A v 2
2
164
Tema 9
P/2
b/2
P/2
Figura 9: Esquema de las fuerzas actuantes sobre las piernas de una persona, en el caso de estar
sometida a la accion de la escorrenta
Considerando que el coeficiente de arrastre para un cilindro de altura infinita es igual a 1,2
(Streeter y Wylie, 1979), la densidad del agua es de 1000 kg/m3, el ancho de las piernas b = 0,1
m x 2 = 0,2 m, el peso de la persona de 60 kgf y el coeficiente de friccion entre caucho y hormig
on
h
umedos igual a 0,50 (Gieck, 1981), con un coeficiente de seguridad de 2, para incluir el efecto
del empuje y la posible variaci
on de los par
ametros considerados, la condicion de estabilidad
vendra dada por la siguiente desigualdad:
v2 y
2 0.5 60 9.81 m3
2P
m3
=
=
1.23
Cd B 2
1.2 2 1000 0.2 s2
s2
165
ZONA DE
INUNDACIN
PELIGROSA
6
5.5
Velocidad [m/s]
5
4.5
4
3.5
6.5
3
2.5
2
ZONA NO
PELIGROSA
1.5
1
0.5
0
0
0.05
0.1
0.15
0.2
0.25
0.3
0.35
0.4
0.45
0.5
Calado [m]
Figura 10: Criterio propuesto para la delimitaci
on de la zona de inundaci
on peligrosa
Mv = F1
1
y
y
= Cd Av 2
2
2
2
Por otra parte, el momento estabilizador esta constituido por el peso de la persona, aplicado
en su centro de gravedad, por lo que tendr
a un brazo de palanca igual a la mitad del di
ametro
de las piernas, es decir, b/4 (Figura 11).
Me = P
b
4
60 0.05
m4
P b/4
m4
=
=
0.25
Cd b2
1.2 1000/9.81 0.2 2 s2
s2
que arrojara un valor de Vy > 0,5 m2 /s, que coincide finalmente con el criterio de Abt, aplicando
los coeficientes de seguridad apuntados.
En la Tabla 1, se presenta un resumen de los criterios disponibles para evaluar la peligrosidad
del flujo en calles. En primer lugar, tenemos como referencia el criterio de calado m
aximo que
se establece en el Manual de Criterios de Drenaje de Denver (calado < 0,45 m). La aplicaci
on
del espritu de este criterio a la ciudad de Mendoza, nos brinda un criterio de calado m
aximo
166
Tema 9
b/4
P
F1
b/2
y/2
Figura 11: Esquema de las fuerzas actuantes sobre las piernas de una persona, para evaluar su
estabilidad al vuelco producido por la acci
on de la escorrenta
y (m)
0.45
0.30
0.30
Seg
un ancho
de flujo
1
v (m/s)
vy (m2 /s
v2 y (m3 /s2 )
0.55
0.5
0.50
1.23
0.5
167
El terreno donde se asienta la ciudad de Mendoza posee una pendiente dominante importante
(1 al 4 %) que va disminuyendo progresivamente hacia aguas abajo conforme se avanza hacia el
este. Ademas, su red de calles es aproximadamente ortogonal, teniendo las calles de la misma
direccion la misma pendiente y quedando los cruces formados con la misma fisonoma que los
estudiados experimentalmente en Nana (1999).
La subcuenca de estudio se encuadra dentro de una zona de aproximadamente 1 km de
ancho, limitada al este por un futuro canal de drenaje (calle Belgrano) y al oeste por un canal
de riego (canal Jarillal) situado en el costado este de la calle Boulogne Sur Mer, que ante una
tormenta act
ua de canal de drenaje, recogiendo el desag
ue que proviene del parque Gral. San
Martn, situado al oeste de esta zona (Figura 12). La subcuenca elegida es la delimitada por las
calles Emilio Civit al norte y Arstides Villanueva al sur. El area de esta subcuenca es de unas
52 Ha.
En la subcuenca elegida las calles poseen pendientes tales que se preve encontrar flujos
supercrticos a la salida de casi todos los cruces, por lo que sera posible aplicar los resultados
experimentales para resolver la distribuci
on de los caudales aguas abajo de los mismos.
6.1
La subcuenca de estudio abarca 30 manzanas, quedando la red formada por 50 tramos de calles
y 21 cruces, existiendo entre ellos dos uniones y una bifurcaci
on en T. Las calles en la cuenca
elegida son m
as o menos paralelas entre s y poseen dos direcciones principales, una en sentido
sur-norte y la otra en sentido oeste-este, formando una red aproximadamente ortogonal (Figura
12). El rango de pendientes de las calles se extiende del 0,4 al 2,5 %. La pendiente media de
las calles de la direccion oeste-este es de 1,8% y la de la otra direccion es de 1,1%. En cuanto al
angulo entre las calles, podemos decir que la mitad de los cruces son de angulo recto.
La seccion transversal de las calles de la subcuenca en estudio sigue un patr
on como el
ilustrado en la Figura 13, con una distancia entre lneas de edificaci
on de aproximadamente 20
m y un ancho de calzada de 10 m. Aunque a veces suele ser menor, la pendiente transversal
tanto de la calle como de la acera es del 2 %, para facilitar el drenaje de las superficies hacia
las acequias, que normalmente se encuentran situadas entre el bordillo o cord
on de la calle y
la acera o vereda. Teniendo en cuenta estas dimensiones y ubicando el 0 relativo en el punto
mas bajo de la calle, las cotas significativas en el an
alisis de la escorrenta en las calles seran las
indicadas en la figura.
Las calzadas se encuentran revestidas con pavimento bituminoso o de hormig
on, mayoritariamente de este u
ltimo, en muy buen estado de conservaci
on, por lo que se estim
o adecuado
un coeficiente medio de rugosidad de Manning de 0,015. Las superficies de los cruces de calles
poseen una notable falta de uniformidad en cuanto a pendientes transversales y longitudinales.
Para la modelaci
on numerica se considero el area de cruce horizontal e igual al producto de los
anchos de las calles que concurren a el, 100 m2 .
168
Tema 9
1800
1700
1600
10
18
17
25
24
8
3
15 16
7
6
1
22
29
13
40
39
23
14
30
45
37
44
35
34
42
19
1400
26
1300
50
38
28
12
47
46
36
20 21
27
1500
32
31
Calle M. Belgrano
( futuro canal)
1900
2000
49
43
48
33
41
1200
2900
3000
3100
3200
3300
3400
3500
3600
3700
3800
3900
4000
4100
4200
Figura 12: Red de calles perteneciente a una subcuenca de la ciudad de Mendoza elegida para
la aplicaci
on del modelo numerico
Lnea de
Edificacin
Acequia
0,50
> 0,10
0,10
10 m
-0,50
> 0,30
Acera o
vereda
Calzada
> 0,20
2%
2%
0,00
5m
Figura 13: Seccion transversal de las calles. (Lnea de trazos: seccion simulada numericamente)
6.2
169
Teniendo la informaci
on referente a las coordenadas de los cruces de las calles, puede definirse
la totalidad de la red: longitud y pendiente de las calles, angulo entre calles y superficie de las
manzanas.
Areas
de drenaje conectadas a cada calle: la informaci
on necesaria para determinar la
porci
on de superficie de cada manzana que desagua a cada calle, consiste normalmente en un
plano catastral en donde est
an detallados los lmites de las propiedades e informacion sobre la
calle sobre la cual desagua cada propiedad. Como no fue posible contar con esa informaci
on, se
supuso que la porci
on de desag
ue a cada calle es igual al cociente entre la longitud de la calle y
el permetro de la manzana.
Tormenta de proyecto: se utilizaron las tormentas de proyecto de la ciudad de Mendoza
correspondientes a periodos de retorno de 5, 10 y 25 a
nos de una hora de duraci
on. Dichas
tormentas fueron facilitadas por el Centro Regional Andino del Instituto Nacional del Agua
(ex-INCyTH). En cuanto a la evaluaci
on de las perdidas de la precipitaci
on (evaporacion, intercepcion e infiltraci
on), para este caso, se considero que son iguales a 0, basandose en la hip
otesis
pesimista de que haya habido una lluvia precedente al momento de caer la tormenta de proyecto,
de intensidad y duraci
on suficiente como para que el suelo estuviera saturado y las depresiones
llenas de agua.
Hidrogramas de entrada: En las calles de entrada a la red por el lmite oeste, calles 2, 4 y
10, se consider
o un hidrograma de entrada mnimo, puesto que se supondr
a que la mayora del
caudal que proviene del oeste de la subcuenca es interceptado por el canal Jarillal. Este caudal
se consider
o constante e igual a 0,1 m3 /s mientras dura la tormenta, lo que equivale a calados
aproximados de 6 a 7 cm en esas calles.
En las calles de entrada a la red por el lmite sur, calles 1, 5, 12, 19, 26, 33 y 41, se deberan
incluir como hidrogramas de entrada, los hidrogramas de salida obtenidos en la modelaci
on de
la subcuenca situada aguas arriba. Por simplicidad, se supuso un caudal de entrada equivalente
al aporte de media manzana aguas arriba de cada calle considerada.
6.3
Criterios de aplicaci
on
Para evaluar la peligrosidad del flujo en las calles de la ciudad de Mendoza se utilizaron 4
criterios a saber:
Criterio de calado m
aximo admisible, y = 0,30 m, llamado criterio de Mendoza
Criterio de velocidad m
axima admisible, V = 1 m/s, llamado criterio de Temez
Criterio del producto m
aximo de la velocidad por el calado, Vy = 0,5 m2 s, llamado criterio
de Abt o de estabilidad al vuelco
Criterio del producto m
aximo de la velocidad al cuadrado por el calado, V2 y = 1,23 m3 /s2 ,
llamado criterio de estabilidad al deslizamiento
170
Tema 9
Resultados de la simulaci
on
7.1
Hidrogramas de salida
7.2
Calados y velocidades
Una importante ventaja de la metodologa adoptada es que se pueden conocer en cada instante
de tiempo analizado, los calados y velocidades en cada punto de la malla de c
alculo, en este
caso, cada 6 a 7 m de longitud y cada 1 segundo. En consecuencia, pueden conocerse los calados
y velocidades maximos que se han producido en cada tramo de calles a traves del tiempo. Esta
informaci
on sera u
til a la hora de comparar los calados y velocidades obtenidos con los criterios
de valoraci
on de la peligrosidad del flujo adoptados y establecer la duraci
on de esta situaci
on.
Como ejemplo, se presentan en las figuras 14 y 15, la evoluci
on en el tiempo de estos
par
ametros correspondientes a las calles 28 y 49, asociados a un periodo de retorno de 25 a
nos.
Cabe aclarar que los calados y velocidades maximos se producen, en general, para diferentes
instantes en diferentes secciones. Tambien se presenta en las mismas figuras el valor maximo del
producto del calado por el cuadrado de la velocidad que servir
a para aplicar criterio de peligrosidad correspondiente. Una explicaci
on detallada de estos hidrogramas, as como una evaluaci
on
del error cometido en la modelaci
on numerica puede consultarse en Nana (1999).
7.3
Influencia del n
umero de rejas en el caudal de escorrenta
Una caracterstica importante del modelo es que permite evaluar la influencia de la colocaci
on
de rejas de captacion en el comportamiento del flujo en toda la red. De esta manera, es posible
realizar una planificaci
on del tipo de rejas a utilizar y la distribuci
on de las mismas en toda la
red de calles de una manera optima, colocandolas s
olo en aquellas calles en que sean necesarias
y en la cantidad optima para evitar problemas derivados de una escorrenta peligrosa.
En la Figura 16, podemos observar como ejemplo la influencia de las rejas de captaci
on en
el caudal de las calles de salida de la cuenca por el lmite Este (calles 48 + 49 +50), para un
periodo de retorno de 25 a
nos. En estas simulaciones, se han colocado 1, 2, 3 y 4 rejas a cada
lado de las calles en todas y cada una de las calles de la red, excepto en la calle 37, que se ha
fijado la cantidad de rejas en 1 en todas las simulaciones debido a su corta longitud.
171
0.7
Calle 28
TR 25 aos
0.6
0.5
V2y
V mx
y mx
0.4
1.5
0.3
2.5
0.2
0.5
0.1
0
0
600
1200
1800
2400
3000
3600
4200
4800
0
5400
Tiempo [s]
Figura 14: Evoluci
on de los calados maximos, velocidades maximas y del valor m
aximo del
producto V 2 y a traves del tiempo en la calle 28
3.5
0.5
2.5
0.45
0.4
0.35
V2y
0.3
V mx
y mx
0.25
1.5
0.2
2
V y = 1,23 m /s
1
0.15
V = 1 m/s
Calle 49
TR 25 aos
0.1
0.5
0.05
0
0
600
1200
1800
2400
3000
3600
4200
4800
0
5400
Tiempo [s]
Figura 15: Evoluci
on de los calados maximos, velocidades maximas y del valor m
aximo del
2
producto V y a traves del tiempo en la calle 49
172
Tema 9
20
18
Calles 48 + 49 + 50
TR 25 aos
16
14
Caudal [m3/s]
Sin Rejas
12
1 reja/calle
10
2 rejas/calle
3 rejas/calle
4 rejas/calle
0
0
600
1200
1800
2400
3000
3600
4200
4800
5400
Tiempo [s]
Figura 16: Influencia de las rejas de captaci
on en el hidrograma de caudal de las calles
An
alisis de resultados
173
30
25
TR 25 aos
TR 10 aos
TR 5 aos
Tiempo [min]
20
15
10
0
1
11
13
15
17
19
21
23
25
27
29
31
33
35
37
39
41
43
45
47
49
Calle
Figura 17: Duraci
on de la peligrosidad por calle, en minutos, seg
un el criterio de calado m
aximo
aplicado en la ciudad de Mendoza
174
Tema 9
70
TR 25 aos
60
TR 10 aos
TR 5 aos
Tiempo [min]
50
40
30
20
10
0
1
11
13
15
17
19
21
23
25
27
29
31
33
35
37
39
41
43
45
47
49
Calle
Figura 18: Duraci
on de la peligrosidad por calle, en minutos, seg
un el criterio de velocidad
maxima de Temez (1992)
18
16
Tiempo [min]
12
TR 25 aos
TR 10 aos
TR 5 aos
10
0
1
11
13
15
17
19
21
23
25
27
29
31
33
35
37
39
41
43
45
47
49
Calle
Figura 19: Duraci
on de la peligrosidad por calle, en minutos, seg
un el criterio del producto de
la velocidad por el calado
175
20
18
Sin rejas
14
Tiempo [min]
16
1 reja/calle
12
2 rejas/calle
3 rejas/calle
10
4 rejas/calle
8
0
1
11
13
15
17
19
21
23
25
27
29
31
33
35
37
39
41
43
45
47
49
Calle
18
16
V2y>1,23
Tiempo [min]
14
Vy>0,5
12
10
0
1
11
13
15
17
19
21
23
25
27
29
31
33
35
37
39
41
43
45
47
49
Calle
Figura 21: Comparaci
on de la aplicaci
on de los criterios que tienen en cuenta la velocidad y el
calado en forma conjunta, para un periodo de retorno de 25 a
nos
176
Tema 9
eval
uan la velocidad y el calado en conjunto, en donde podemos apreciar que ambos criterios
son, en este caso, complementarios. En general, se aprecia que en calles de menor pendiente (11,
18, 25, 32, 40, 47) prima el criterio de la velocidad por el calado, mientras que en algunas calles
de mayor pendiente (44, 48, 49), tiene mayor influencia el criterio de la velocidad al cuadrado
por el calado, lo que es l
ogico, por las mayores velocidades. Esto obliga a no decantarse por
ning
un criterio en particular, sino a considerar siempre el m
as restrictivo de todos para las
caractersticas de la red de calles y las condiciones del flujo que estemos analizando.
Referencias
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Saint-Venant, A.J.C. B. de (1871) . Theorie du mouvement non-permanent des eaux, avec
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umenes de la
Academia de Ciencias, Vol. 73, Pars, pp.147-154 y 237-240.
Secci
on de Ingeniera Hidr
aulica e Hidrol
ogica, UPC (2001). Definici
on de Criterios de
177
Introducci
on
El modelo de an
alisis de la transformacion lluviaescorrenta HEC1 ha sido desarrollado por
el Hydrologic Engineering Center, Corps of Engineers, Department of the Army, U.S.A., y
cubre en gran medida las necesidades de estudio en lo referente a tratamiento de datos de
lluvia, denici
on de cuencas y transformacion lluviaescorrenta. HEC1 pretende simular dicho
proceso de transformacion lluviaescorrenta tal y como ocurre en una cuenca real. Para ello,
el modelo se estructura en una serie de componentes que pretenden modelar los diferentes
mecanismos meteorologicos, hidrol
ogicos e hidr
aulicos que comprenden dicho proceso. Se trata
de un modelo globalizado (lumped), que asocia a una cuenca un u
nico juego de par
ametros que
la denen ( p.e. un u
nico coeciente de escorrenta, o un u
nico n
umero de curva SCS); por este
motivo, su uso requiere que las cuencas sean homogeneas en todos sus parametros signicativos.
No obstante, el programa permite dividir la cuenca de estudio en subcuencas de
caractersticas homogeneas. Al tratarse de un modelo globalizado, esta posibilidad es de gran
interes ya que, en funci
on de la calidad de nuestros datos, podemos lograr una estimaci
on
mas ajustada reduciendo el tama
no de la subcuenca. As, cada una de estas subcuencas, debe
representar una regi
on en la que puedan aceptarse caractersticas hidr
aulicas e hidrol
ogicas
uniformes.
Este proceso de discretizacion es muy importante en la hidrologa urbana, porque permite
describir la cuenca a un nivel de detalle muy minucioso, pudiendo llegarse a analizar a un nivel
de tejado por tejado y calle por calle, representando de una manera m
as real el comportamiento
hidrol
ogico e hidr
aulico de la cuenca. En cuencas urbanas es mas f
acil llegar a determinar la
caractersticas topogr
acas de la cuenca porque la supercie de la misma se puede considerar
que est
a formada por planos inclinados (p.e. tejados, calles, etc.).
179
180
Tema 10
Consideraciones previas
Dada una cuenca natural o urbana a estudiar, el primer paso debe ser su correcta delimitaci
on,
y el estudio de sus caractersticas geomorfol
ogicas, as como de su red hidrogr
aca, vegetaci
on,
grado de urbanizaci
on y topografa.
En la Hidrologa urbana es m
as delicada la delimitacion de la cuencas debido a que la
topografa supercial de los tejados y calles tienen un sentido, pero muchas veces los colectores
y las redes de alcantarillado tienen otro. La presencia de imbornales en un n
umero insuciente
tambien puede modicar el esquema hidrol
ogico de la cuenca.
Una vez caracterizada y discretizada la cuenca, se deben transformar estos valores en
par
ametros adecuados y establecidos por HEC1 para su procesamiento.
Para realizar el proceso de datos de una cuenca, el programa HEC1 parte de ciertas
hip
otesis. La magnitud de una cuenca se dene por su area. El coeciente de escorrenta
o de impermeabilidad es u
nico para una cuenca y no considera la distribuci
on espacial del
area impermeable dentro de la cuenca. As, si en ella se aprecian zonas claramente mas
permeables que otras (p.e. zona urbanizada y zona no urbanizada), deber
a ser dividida para
poder diferenciar mejor estos dos comportamientos. En el caso de que las pendientes en diversas
zonas sean muy distintas, o que haya zonas a cotas diferentes, o que la intensidad de las lluvias
sea poco uniforme sobre la cuenca, esta debera ser subdividida tanto m
as cuanta mayor nura
se quiera en el estudio.
Evidentemente, cada una de las divisiones que se hace debe venir apoyada por datos ables;
no tendra sentido dividir la cuenca buscando mayor precisi
on y nutrir despues el modelo con
datos inexactos o poco ables. En el caso de que los datos sean escasos, es conveniente no dividir
mucho la cuenca, e incluso se puede plantear un metodo de calculo alternativo, como el metodo
racional.
Dentro del objetivo de caracterizaci
on hidrol
ogica de una cuenca, se pueden obtener los
par
ametros que rigen su comportamiento a partir de la comparaci
on con medidas reales
de caudal. As, un m
odulo de optimizaci
on, permite obtener los par
ametros hidrol
ogicos
minimizando las diferencias entre el hidrograma de c
alculo y el observado. El hidrograma que
proporciona HEC1 se sit
ua en el extremo aguas abajo de la cuenca; as pues, se debe hacer
coincidir el punto de estudio del programa con el punto en que se cuenta con datos reales. De
este modo, si en una ciudad contamos con dos registros de caudales, sera interesante dividir
la cuenca global en dos subcuencas en funci
on de cada estacion de aforo, las que trabajar
an
independientemente y aportar
an sus respectivos coecientes que se podran ir comparando.
HEC1 originalmente ha sido dise
nado para tratar cuencas rurales, pero muchas de estas
utilidades pueden ser utilizadas en cuencas urbanas. En el caso del modulo que simula embalse,
tambien pueden simular el comportamiento de dep
ositos de retencion en lnea, aunque sin
considerar la inuencia del conducto de salida. As mismo el modulo de extracci
on de caudal,
puede simular la captaci
on de los imbornales.
Se debe hacer hincapie en que la versatilidad del programa en lo que respecta a divisi
on en
subcuencas y optimizaci
on de par
ametros hace que, en un uso incorrecto del programa, se cuente
181
A
P1
P1
P2
P2
Figura 1: Representacion sintetica de una cuenca
con un n
umero tan grande como se quiera de grados de libertad, que permitir
an en denitiva
ajustar cualquier hidrograma medido, a
un con par
ametros fsicamente inaceptables. No se debe
perder de vista la fsica del problema, y no se debe manejar un n
umero de par
ametros que no
pueda ser optimizado de modo able por los datos disponibles; el n
umero de grados de libertad
debe reducirse al mnimo indispensable.
El ajuste de par
ametros y el analisis de los parametros ajustados, as como de los resultados
obtenidos, debe hacerse en base a la experiencia del usuario del programa, que necesariamente
debe tener conocimientos de hidrologa. As, no son aceptables ajustes en que, para un terreno
completamente urbanizado obtengamos un grado de impermeabilidad del 10 %, no es aceptable
obtener un caudal pico tres veces superior al que se obtendra con el metodo racional, y no es
aceptable un ajuste total del caudal pico si el instante en que se da no coincide sucientemente
con lo observado. Estos y otros controles son necesarios para asegurar que no estamos cometiendo
errores groseros, ya que por decientes que sean los datos de partida y por descabellados que
sean los coecientes que impongamos, el programa siempre dara un resultado.
La cuenca objeto de estudio se sintetiza esquematicamente en una serie de bloques unidos por
barras, de modo similar a los diagramas de ujo de un programa inform
atico. En la Figura 1 se
muestra una cuenca urbana y su representaci
on, tal y como sera interpretada por HEC1.
182
Tema 10
Este modelo esta compuesto por varios elementos o modulos que se encargan de representar
los diferentes procesos meteorologicos, hidrol
ogicos e hidr
aulicos que comprenden el proceso de
escurrimiento de aguas de lluvia. Para ello utilizan funciones y relaciones matematicas muy
conocidas y de probada eciencia. La mayora de estas aplicaciones han sido pensadas para
cuencas rurales. Sin embargo hay algunas de ellas que bien pueden ser aprovechadas en la
hidrologa urbana, de las cuales nos encargaremos de resaltarlas en esta seccion.
4.1
Precipitaci
on
4.2
183
P
erdidas e Infiltraci
on
4.3
Modelos de Transformaci
on Lluvia-Escorrenta
184
Tema 10
Lluvia Neta
1m
L
So
Escorrenta
4.4
Propagaci
on
Cuando se conoce el hidrograma resultante de una subcuenca, que tiene que discurrir aguas
abajo por un tramo medianamente largo, es necesario propagarlo hasta el punto deseado. En el
proceso de propagaci
on sufre cambios tanto de laminaci
on y sobre todo de desplazamiento en el
tiempo; todo esto principalmente en funci
on de la geometra del cauce, la pendiente del conducto
y la longitud de recorrido. Para calcular esta modicaci
on del hidrograma, es decir modelar la
propagaci
on, HEC-1 dispone de 5 modelos. En estos modelos propuestos se considera siempre
que el fen
omeno de propagaci
on no depende de las condiciones aguas abajo. Asimismo estos
modelos estan pensados para resolver la propagaci
on en cuencas naturales con cierto desarrollo
en su cauce e incluso algunos tienen la particularidad de simular la laminaci
on de embalses si lo
hubieran. En hidrologa urbana el que mejores resultados da es el metodo de la onda cinem
atica.
4.5
Otros Componentes
185
0.50
0.45
0.40
0.35
0.30
0.25
0.20
0.15
0.10
0.05
0.00
0.00
0.05
0.10
0.15
0.20
0.25
0.30
0.35
0.40
0.45
0.50
Existen b
asicamente tres presentaciones del modelo HEC-1:
Modelo Original
Visual-HEC-1 (Gracal HEC-1)
HEC-HMS
5.1
Modelo Original
186
Tema 10
ZZ
Figura 4: Entrada de datos del Hec-1 tipo texto
En la gura 4 se muestra un registro de entrada de datos de una cuenca. La informaci
on
que se le suministre sera en unidades del SI (tarjeta IM). La cuenca tiene un registro de lluvia
denominada 100 (tarjeta PG) cuya informaci
on esta dada a intervalos de 5 minutos (tarjeta IN)
y la informaci
on de la lluvia se da mediante la tarjeta IP. El estudio se realizara a intervalos de
1 minuto (mnimo que puede aceptar HEC-1) (tarjeta IT), no se considerar
an perdidas en esta
cuenca (tarjeta LU) y el proceso de transformaci
on lluvia escorrenta se efectuara con la opcion
de la onda cinem
atica (UK, RK).
187
5.2
188
Tema 10
5.3
HEC-HMS
189
190
Tema 10
A continuaci
on se desarrollara un ejemplo en el que se presentan las opciones b
asicas para el
an
alisis hidrol
ogico de una cuenca urbana. Con este ejemplo se trata de demostrar que en la
hidrologa urbana se puede analizar el suceso de lluvia y de drenaje a un nivel muy detallado,
llegandose a analizar casi cada palmo de una calle. El ejemplo estudia el paso inferior de la
Av. Carrilet. Se trata de una peque
na travesa ubicada en la ciudad de Barcelona, que cruza a
distinto nivel (por abajo) con una avenida importante como la Ronda del Mig, ver gura 9. El
problema de estos cruces es que con fuertes precipitaciones tienden a inundarse en los puntos
bajos, debido a que la u
nica salida que tienen son los imbornales y si estos son insucientes, el
agua se ir
a almacenando en el paso inferior. Mediante el an
alisis a realizar estaremos capacitados
para decidir si el n
umero de imbornales es suciente o no para la lluvia de proyecto que nos
planteemos.
Con la nalidad de simplicar el estudio del problema, algunos de los valores de la cuenca
real han sido alterados. De esta manera el ejemplo sera mas did
actico.
6.1
Informaci
on empleada
La informaci
on de lluvia que se ha utilizado para este ejemplo se obtuvo de la curva IDF para
el periodo de retorno de 50 a
nos ajustado a partir de la f
ormula de Talbot seg
un los datos del
Observatorio Fabra de Barcelona (V
azquez, et al. 1987). Una vez seleccionada la curva IDF,
se calculo, el hietograma de lluvia, que se presenta en la gura 10, mediante el metodo de los
bloques alternados (Chow 1988). A esta lluvia no se le ha afectado ninguna perdida, debido a
que el pavimento es totalmente impermeable y los sucesos de lluvia y escurrimiento se dan en
un corto periodo de tiempo y por lo tanto la evaporaci
on se considera insignicante.
191
220
Precipitacin (mm)
200
180
Para el Tr = 50
160
140
120
100
80
60
40
20
0
5
10
15
20
25
30
35
40
45
50
55
60
65
70
75
80
85
90
Duracin (mint)
Figura 10: Hietograma obtenido a partir del metodo de los bloques alternados, con la IDF de
T=50 a
nos.
0.6
0.5
0.4
0.3
0.2
0.1
0.0
0
0.005
0.01
0.015
0.02
0.025
0.03
192
Tema 10
Para la generaci
on de escorrenta se ha empleado el metodo de la onda cinem
atica, as como
para la propagaci
on. La captacion de los imbornales se ha efectuado mediante el m
odulo de
Diversion, cuya tasa de captaci
on se ha obtenido de ensayos de laboratorio a una escala 1:1. En
la gura 11 se muestra el tipo de imbornal que tiene la calle, as como su respectiva curva de
captaci
on.
Los elementos geomorfologicos de cada subcuenca son simplemente las caractersticas del
pavimento de cada calle, como la pendiente, la rugosidad y las dimensiones exactas, tanto para
longitudes como para areas.
6.2
An
alisis del proyecto
Para analizar en detalle la escorrenta en el paso inferior de la Av. Carrilet se considera necesario
realizar una subdivisi
on de la cuenca en subcuencas, cuya subdivisi
on realizaremos de acuerdo
a los imbornales que encontremos y la pendiente de la calle, ya que los dem
as par
ametros son
identicos. Si nos apoyamos en el esquema del perl de la avenida (ver gura 12) vemos que
lo podemos dividir en 6 partes que llamaremos (CALLE1, CALLE2, etc) que estan limitadas
por sus respectivos imbornales (P1, P2, ...), y en cada CALLE se puede considerar pendiente
uniforme. En la gura 13 se presenta el esquema de la cuenca tal y como ha sido subdividida.
En esta gura tambien se observa que cada CALLE es simetrica en el lado derecho e izquierdo si
lo dividimos por el centro de la calzada. Por lo tanto puede analizarse s
olo un lado y el resultado
nal sera el doble.
6.3
Proceso de c
alculo
L = 37 m.
I = 0.030
P7
L = 76 m.
I = 0.060
Calle 5
L = 56 m.
I = 0.015
P4
P5
P6
Calle 6
L = 47 m.
I = 0.005
Calle 4
193
L = 90 m.
I = 0.060
P2
P3
Calle 3
L = 70 m.
I = 0.030
Calle 2
P1
Calle 1
Punto Bajo
194
Tema 10
BARCELONA
P1
Calle 1
Calle 1
P2
1xE24
1xE24
Calle 2
Calle 2
P3
1xE24
1xE24
Calle 3
Calle 3
1xE24
1xE24
1xE24
1xE24
P4
Calle 4
Calle 4
1xE24
1xE24
P5
Calle 5
Calle 5
1xE24
1xE24
P6
Calle 6
Calle 6
P7
L'Hospitalet
CALLE1
CALLE6
SRECA1
CALLE2
SRECA6
CALLE5
SRECA2
SRECA5
SRECA3
SRECA4
Combinacin de
hidrogramas
195
196
Tema 10
Escurrim iento
superficialen tejado
Escurrim iento
superficialen aceras
Escurrim iento
superficialen calles
En este ejemplo vamos a calcular el aporte de escorrenta que tiene una cuenca que est
a formada
por una calle, su acera y el tejado de las casas (ver gura 16). Con nes did
acticos las dimensiones
del n
umero de casas y de la calle se han reducido. Lo que se trata de explicar con este ejemplo
es que el estudio hidrol
ogico de una cuenca urbana se puede llegar a realizar a un detalle de
calle por calle y casa por casa, por supuesto siempre que se cuente con la informacion adecuada
para realizar un estudio a este detalle; de lo contrario es mejor ampliar la cuenca a manzana por
manzana o barrio por barrio y trabajar con valores promedio o aproximados. No tendra sentido
discretizar tanto la cuenca sin contar con el soporte de informaci
on que la sostenga, Para este
tipo de estudios es necesario conocer las dimensiones, la pendiente y rugosidad de cada calle y
acera, as como de cada tejado. Del mismo modo es necesario conocer las conexiones de desag
ue
y otros factores que pueden inuir en el drenaje de las aguas pluviales
7.1
Informaci
on empleada
La informaci
on de lluvia que se ha utilizado para este ejemplo es la misma del ejemplo anterior
(ver gura 10) A esta lluvia tampoco se le ha afectado ninguna perdida, porque la cuenca de
estudio se considera sucientemente impermeable.
Los elementos geomorfologicos de cada subcuenca son simplemente las caractersticas de cada
subcuenca, como la pendiente, la rugosidad y las dimensiones exactas, tanto para longitudes
como para areas.
197
Terraza
Tejado2
Tejado1
C alle
C olector2
C olector1
7.2
An
alisis del proyecto
7.3
Proceso de c
alculo
El proceso de calculo que habra que seguir y que se reeja gura 18 si utilizamos el programa
HEC-HMS, sera el siguiente:
a. Calculo del hidrograma de escorrenta directa del Tejado2
b. El caudal del Tejado2 va directamente al Colector1, donde es propagado hasta el punto
198
Tema 10
199
determinada zona producto de otras zonas aguas arriba. Vemos que es posible llevar en paralelo
el comportamiento de las calles por un lado, y as determinar los caudales que realmente entran
en la red de drenaje, y por otro el de la red de alcantarillado. Hay que indicar que el m
odulo
hidr
aulico de propagaci
on de HEC-HMS no es muy completo al ser realizado solo por onda
cinematica lo que en caso de pendientes bajas del colector puede suponer un error notable.
Bibliografa
Users
V
azquez, R., Reda
no, A., Lorente, J. 1987. Curvas IDF Barcelona Fabra. Revista de
Obras P
ublicas. Madrid. P
aginas 91 a 102. n. 2. Febrero.
Introducci
on
202
Tema 11
Medidas no estructurales
Este elemento es mas conocido dentro de otros programas de proteccion ante inundaciones de
ros y cauces naturales. La idea existente detr
as de estas medidas son actuaciones de tipo legal
que eviten a priori situaciones de asentamientos en zonas de peligro que puedan sufrir da
nos.
Bajo estas medidas podemos incluir:
Realizacion de un estudio general de drenaje que obtenga como resultados del mismo la
determinaci
on de mapas de riesgo, incluyendo las zonas con falta de capacidad de desag
ue
con la red existente.
Ordenaci
on del suelo urbano y urbanizable programado para considerar en su desarrollo
el aumento de escorrenta producido.
Ordenaci
on del subsuelo urbano incorporando las reservas de espacio para trazado de
futuros ejes drenantes.
En relaci
on al primer apartado, la realizaci
on del estudio de drenaje y la definici
on de zonas
de riesgo para diferentes periodos de retorno tiene como objetivo conocer en detalle la situaci
on
actual para a la vista de la misma decidir sobre la ubicaci
on de por ejemplo nuevos equipamientos
urbanos. Zonas con gran falta de capacidad de desag
ue presentar
an problemas de drenaje
para infraestructuras subterr
aneas (aparcamientos, pasos inferiores, etc.). No quiere decir que
debamos prohibir su construcci
on sino que desde la administraci
on, en este caso municipal, se
deben exigir las garantas suficientes para asegurar el buen funcionamiento de la obra incluyendo
los elementos de seguridad pertinentes.
El planeamiento urbano deber
a considerarse y utilizarse como una herramienta de soluci
on
de problemas de falta de capacidad de la red. El proceso de urbanizaci
on de un terreno de
cabecera de cuenca existente supone un hecho ya conocido: aumento de impermeabilidad y
por tanto incremento de caudales de escorrenta en relaci
on con los que se producan sobre la
cubierta natural inicial. Mediante ordenanzas legales se podra llegar a exigir que la urbanizaci
on
del suelo natural no suponga un incremento de caudales punta de escorrenta. Dicha exigencia
se traducira en la seleccion de tecnicas de reduccion de caudales de escorrenta que podran
suponer incluso asignar espacios a elementos de almacenamiento de aguas pluviales, limitando
la superficie a edificar.
Pero estas decisiones a nivel de ordenacion urbana, tradicionalmente se han aplicado tan solo
a la superficie urbana. La existencia cada vez mayor de servicios e infraestructuras que ocupan
el subsuelo obligan a tener en consideraci
on el planeamiento del mismo (Arandes, 1992). El
trazado de un colector de drenaje tiene una rigidez mucho mayor al funcionar el flujo del agua
por gravedad, que la que presenta por ejemplo una tubera de abastecimiento, lnea electrica
e incluso un paso inferior de una va urbana. Con frecuencia, trazados de vas ferreas, etc.
interfieren con la traza de los colectores siendo estos u
ltimos los que en general acaban cediendo
protagonismo, muchas veces sin las suficientes garantas de funcionamiento para las obras de
paso. Mucho peor, en ocasiones por falta de previsi
on no se dejan pasos previstos para las aguas
pluviales debiendo solucionarse a posteriori mediante obras tales como sifones, de funcionamiento
siempre problematico.
203
La utilizaci
on de estos recursos puede, va actuaciones no ligadas a nuevas obras, mejorar
el comportamiento de la ciudad. En ocasiones estas decisiones van a ir unidas al empleo de
tecnicas distintas a la contrucci
on de nuevos ejes de drenaje, que act
uan en la lnea de reducir
caudales de circulaci
on y mejorar la calidad de los efluentes urbanos, algunas de las cuales vamos
a describir a continuaci
on.
Estas ideas anteriores circulaban por las cabezas de numerosas personas en los a
nos 80 y 90
del siglo pasado. Se utilizaban conceptos como los de source control o control en el origen,
refiriendose a tecnicas de reduccion de escorrenta. Pero esto es solo una parte de las posibilidades
ligadas con estos conceptos nuevos. A mediados de los a
nos 90 empezo a utilizarse el acr
onimo de
BMP, referido a Best Management Practices, entendiendo por tales todas aquellas tecnicas
que tuvieran una acci
on sobre la reduccion de caudales de escorrenta y de mejora de la calidad
de los efluentes urbanos, y que por ende redundaran en unas menores dimensiones de red de
drenaje. Este concepto fue desarrollado r
apidamente en el seno de la Asociacion Americana
de Ingenieros Civiles (ASCE) que cre
o un comite de trabajo para una revisi
on de las BMPs
existentes dentro de un ambicioso programa de estudio denominado NPDES National Pollution
Discharge Elimination System, y los subprogramas Stormwater Permit (Permiso de vertido a
cauce natural de aguas de escorrenta urbana) y TDML (Total daily maximum load, evaluaci
on
de cargas contaminantes diarias maximas). La idea de las BMPs es mas amplia y engloba
tanto aspectos de reduccion de escorrenta (aspectos cuantitativos) como de reduccion de carga
contaminante (aspectos cualitativos).
Las tecnicas utilizadas para eliminar carga contaminante de la escorrenta urbana son las
denominadas BMPs. No hay una BMP u
nica a utilizar en cada caso. Cada proyecto de actuacion
debe valorar que alternativas puede utilizar y que BMP o BMPs pueden ser las adecuadas al
caso concreto. Hay varios factores a considerar en la eleccion de una BMP. El apoyo de la
opini
on p
ublica a traves de campa
nas de informaci
on es uno de ellos. El apoyo poltico desde los
poderes municipales o supramunicipales es otro de ellos. Hasta hace poco nuestro pas no estaba
suficientemente maduro para asumir estos nuevos conceptos. En este momento se empiezan a
ver actuaciones que demuestran una mayor sensibilidad de nuestras autoridades. La prioridad
medioambiental que empezamos a dar a nuestras actuaciones es un camino a seguir para difundir
el uso de estas tecnicas.
Factores tecnicos a considerar en cada evaluacion de posibles aplicaciones de BMPs deben
ser:
Disponibilidad de terreno
Tipos de contaminantes a eliminar y eficiencia de eliminaci
on de los mismos
Niveles de aguas subterraneas
Tipos de suelo
Costes de aplicacion de la BMP
204
Tema 11
Costes de mantenimiento
Algunas de las tecnicas aplicables se revisan a continuacion. En algunos casos seran aplicables
y en otros no tanto. En general se tratar
a de actuaciones distribuidas, repartidas a lo largo de
toda la cuenca pero cuya efectividad merece ser evaluada.
Reducci
on de la escorrenta superficial. Acondicionamiento
de la ciudad
Hemos comentado anteriormente que dos de las consecuencias mas importantes del fen
omeno
de la urbanizaci
on sobre el comportamiento hidrol
ogico de la ciudad son la impermeabilizaci
on
del suelo, con el aumento de volumen de escorrenta consiguiente, y la reducci
on del tiempo
de concentraci
on en una cuenca urbana, dado que la menor rugosidad de la superficie hace
que las aguas de escorrenta lleguen antes a las zonas bajas de las cuencas urbanas provocando
la aparici
on de caudales punta mayores que antes. Si esto son algunas de las consecuencias
de un proceso de urbanizaci
on que no ha tenido en cuenta en su desarrollo el problema del
drenaje de la ciudad, podemos a partir de ahora tratar de corregir algunos de esos aspectos,
actuando precisamente a nivel de planeamiento urbanstico, intentando conseguir una ciudad
mas permeable, en definitiva incorporando los aspectos del drenaje al desarrollo urbano de la
ciudad.
4.1
T
ecnicas de infiltraci
on en el terreno
4.2
La forma mas sencilla de reducir la escorrenta superficial es dejar escurrir el agua sobre un
terreno natural, cubierto de vegetaci
on. De ese modo permitimos la infiltraci
on natural sobre el
terreno, la cual depender
a del tipo de suelo y de la posici
on del nivel fre
atico.
205
4.3
Cunetas filtrantes
4.4
Dep
ositos y zanjas de infiltraci
on
206
Tema 11
4.5
T
ecnicas de aumento del tiempo de escorrenta
Si mediante actuaciones en superficie logramos reducir el tiempo de entrada del agua en la red de
drenaje, podemos disminuir los caudales pico de los hidrogramas de entrada y consecuentemente
lograr dise
nos mas economicos en la red de drenaje, caso de tratarse de una red de nueva
construcci
on, o mejorar el comportamiento hidr
aulico de una red existente.
207
208
Tema 11
Figura 5: Dep
ositos de infiltraci
on
4.6
Retenci
on de la escorrenta en el origen (source control)
209
Estas recomendaciones hechas para zonas de aparcamiento pueden extenderse a otros usos
como por ejemplo parques p
ublicos, zonas de ocio, etc.
210
Tema 11
Pozo de Im bornal
4.7
Pavimentos porosos
Si hasta ahora estamos hablando de actuar sobre las edificaciones, un area importante de todas
las ciudades viene ocupada por los viales de circulaci
on, calles, avenidas, etc. Tradicionalmente
se han empleado mezclas bituminosas o de hormig
on cuyo grado de impermeabilidad era elevado,
escurriendo el agua de lluvia encima de la calle y dirigiendose a la red de drenaje.
El objetivo era por un lado evitar la degradaci
on del material de rodadura por la posible
puesta en carga del agua retenida en poros o fisuras, y por otro limitar la posible perdida de
capacidad portante del material de explanada por el aumento de contenido en agua. Si el sustrato
lo permite, se pueden emplear calzadas porosas, formadas por mezclas abiertas que permiten un
cierto grado de infiltraci
on en el terreno. Hormigones porosos con un 25% de huecos presentan
resistencias del orden de los 100 Kp/cm2 y permeabilidades del orden de 0.1 a 1 cm/s. Se han
experimentado hasta ahora sobre todo a nivel de superficies de parking, con pavimentos hechos
con hormig
on poroso o mediante placas alveoladas (con agujeros), y en alg
un caso en zonas de
peajes de autopista (cerca de Nancy, Francia) donde se ha utilizado como ligante una resina de
poliester.
Su uso es a
un incipiente y no est
a suficientemente aclarado el tema de la durabilidad del
material, el efecto de los ciclos de hielo/deshielo en el agua retenida en los poros, etc. Otro
de los problemas que plantean las calzadas porosas son la infiltraci
on y arrastre de sustancias
contaminantes (aceites minerales, metales pesados, etc.) que introducidos en el terreno pueden
alcanzar los acuferos de la zona, provocando una poluci
on y deterioro de la calidad del agua
211
212
Tema 11
CI
K =0.2 cm /s
1.0
0.9
0.8
K =2 cm /s
0.7
0.6
0.5
K =20 cm /s
0.4
0.3
0.2
0.1
0.2
0.3
Porosidad
Figura 9: Variaci
on de C1 frente a porosidad
para un material con porosidad del 20% y con una permeabilidad de unos 2 cm/s (cota normal en
hormigones porosos) supone un ahorro de espesor del orden de un 40%. Los materiales de empleo
pueden ser hormigones porosos de cemento, o mezclas bituminosas porosas. Se consiguen en el
primer caso con granulometras discontinuas (falta de algunos tama
nos intermedios de grano) y
relaciones agua/cemento bajas. A pesar de su aparente falta de compacidad alcanzan resistencias
de 150 Kg/cm2 sin demasiados problemas, con permeabilidades de 1 a 2 cm/s. Tengamos en
cuenta que una arena gruesa presenta permeabilidades del orden de 0.1 cm/s. La estructura
ideal, desde varios puntos de vista estara compuesta por una capa de rodadura abierta, y una
capa de base de mayor porosidad, para dificultar la colmataci
on en profundidad, aislada del
medio a traves de una capa impermeable cerca de la zona de los drenes profundos. La gradaci
on
de porosidades tiene por objeto facilitar la regeneraci
on del pavimento si se colmata en superficie.
Un lavado a presi
on arrastra al fondo los materiales retenidos que pueden ser recogidos por los
drenes de fondo. Incluso si es posible acceder a traves de estos drenes profundos se puede intentar
una regeneraci
on mediante lavado a contracorriente.
4.8
Dep
ositos de retenci
on
Constituyen una de las tecnicas mas habituales para reducir la magnitud de los caudales pico de
escorrenta. Consiste en dedicar un espacio con cierta capacidad de almacenamiento para retener
parte del volumen del hidrograma de caudal de escorrenta, reduciendo adem
as por laminaci
on
el caudal pico que debe transportar la red de drenaje aguas abajo. Los vol
umenes de agua
almacenados pueden liberarse poco a poco una vez haya pasado la tormenta. Dada su especial
relevancia, sera objeto de atenci
on especial en el tema siguiente.
213
214
4.9
Tema 11
Estimaciones econ
omicas de estos elementos
A la hora de decidir el empleo de alguna de estas tecnicas alternativas debe valorarse el coste
asociado a cada una de ellas. Es difcil su valoraci
on, en especial porque son tecnicas nuevas con
pocos referentes y ademas no se dispone de estimaciones contrastadas en el caso de realizaciones
en nuestro pas, por lo que debemos recurrir a valoraciones en pases proximos. Los datos de
la tabla siguiente han sido extrados de informaci
on sobre realizaciones en Francia (Valiron y
Tabuchi, 1992). Los costes de los pavimentos porosos varan en funci
on de si se disponen drenes
subterr
aneos y su espaciamiento.
Una comparaci
on completa de la valoraci
on de estas opciones debera hacerse incluyendo los
resultados de una soluci
on convencional, confiando exclusivamente en la red de drenaje, frente
al empleo de otras tecnicas no convencionales como estas comentadas. Resultados obtenidos en
algunas poblaciones francesas indican que los costes son muy similares, o tan solo ligeramente
superiores por el lado de las tecnicas alternativas.
Tabla 1. Costes de construcci
on y mantenimiento de algunas soluciones
alternativas de drenaje
Tipo de soluci
on
Coste de construccion
Zanjas drenantes
Pozos de infiltraci
on
45 /m3 +
2.25 /m2 cesped
3.75 /m2 sup. drenada
Pavimentos alveolares
Pavimentos porosos
Dep
ositos al aire libre
Dep
ositos enterrados
15 /m2
33 a 66 /m2
12 a 60 /m3
150 a 525 /m3
Coste de
mantenimiento anual
0.75 /m2
225 /pozo
cada 2 a
nos
0.75 a 2.1 /m2
0.75 /m3
0.75 /m3
Explotaci
on de una red de drenaje.
Esquemas de control en tiempo real
Hemos comentado algunas actuaciones relacionadas con el medio fsico superficial urbano, como
la posibilidad de aprovechar la capacidad filtrante del terreno o el almacenamiento del agua de
lluvia en dep
ositos de retencion. Adem
as de las mencionadas, tenemos una u
ltima alternativa
de trabajo como sera una explotaci
on de la red de drenaje existente aprovechando su capacidad
de almacenamiento.
215
Resumen y conclusiones
En estas p
aginas se ha descrito una visi
on de la ciudad como el medio propio de actuaci
on
para estudiar o resolver problemas asociados al drenaje urbano. La opci
on de recurrir a obras
de ingeniera, grandes colectores, etc. soluciones que podramos denominar duras desde un
punto de vista ambiental, no debe hacernos olvidar que son posibles otro tipo de actuaciones
mas blandas. En ocasiones estas no resuelven el problema y por tanto debemos seguir
considerando la construcci
on de infraestructuras de drenaje tradicionales, pero en cualquier
caso debemos afrontar la soluci
on de los problemas de drenaje urbano desde un punto de vista
amplio, considerando el problema global y valorando las opciones de reducci
on de escorrenta,
permeabilizaci
on del tejido urbano, etc. frente a la tradicional construcci
on de colectores.
Ademas, incorporan una ventaja adicional: suponen un primer nivel de tratamiento de las
aguas de escorrenta y pueden reducir de manera significativa las cargas contaminantes vertidas
a los medios receptores.
216
Tema 11
Bibliografa
PREDIMENSIONAMIENTO DE DEPOSITOS
DE
EN REDES DE ALCANTARILLADO
RETENCION
Hans Paul Sanchez Tueros
Dep. de Ingeniera Hidraulica, Martima y Ambiental. UPC
E.T.S. Ingenieros de Caminos, Canales y Puertos
Jordi Girona 1-3. D-1. 08034 BARCELONA
Uno de los principales problemas que sufren las ciudades ubicadas en zonas de fuertes
precipitaciones, es el asociado a la evacuacion de sus aguas pluviales. El mal funcionamiento de la
red de alcantarillado origina grandes perdidas econ
omicas y sociales, por lo que la preocupaci
on
de los ingenieros ha sido siempre buscar los metodos mas id
oneos para drenar las ciudades sin
que se produzcan da
nos y que a la vez esten al alcance presupuestario de los ayuntamientos. Esta
tarea es necesaria en muchas ciudades, ya sea porque los dise
nos de los colectores se hicieron
sin datos ables de lluvia o porque se emplearon calculos y vericaciones que no representan el
comportamiento real del ujo, o simplemente por el aumento de las zonas urbanas que origina
la ampliaci
on de la red de drenaje y la impermeabilizaci
on del suelo, elevando los caudales de
escorrenta mas de lo que puede evacuar el colector.
Para hacer frente a este problema se puede recurrir a adecuar las dimensiones del colector
para que pueda drenar los caudales requeridos, es decir, construir o reconstruir el colector con
las nuevas dimensiones. Esta medida puede ser difcil desde el punto de vista econ
omico por lo
que implica la ejecuci
on de nuevas obras, la rehabilitaci
on de colectores existentes y no solo en
puntos localizados sino a lo largo de toda la red, lo que origina la sobreelevaci
on de los costes
por causas indirectas como: la obstruccion del tr
ansito de vehculos, la reposicion y cuidado de
las lneas de otros servicios (luz, gas, agua, telefono, etc.). Incluso muchas veces por falta de
espacios disponibles es imposible ampliar la red, por lo que se requiere utilizar otras medidas.
Los dep
ositos de retencion, en sus diferentes variantes, hoy en da se han convertido en
uno de los metodos propuestos con mayor frecuencia para solucionar los problemas de falta de
capacidad de las redes, pero hay que indicar que muchas veces se sugiere su empleo sin tener un
conocimiento cuantitativo de la magnitud del deposito que se requiere.
En este capitulo se pretende dar a conocer los conceptos generales sobre depositos de
retencion, as como el funcionamiento y su dimensionamiento
217
218
Tema 12
Concepto de dep
osito de retenci
on
Los dep
ositos de retencion son elementos estructurales que consisten en dedicar una cierta
supercie de terreno, con su correspondiente capacidad de almacenamiento, para retener parte
del volumen del hidrograma de caudal de escorrenta y reducir por laminaci
on y almacenamiento
los caudales pico que se presenten, hasta un caudal m
aximo que se desee hacer circular por la
red, cuya magnitud est
a en funci
on de la capacidad de desag
ue de la red existente aguas abajo.
La salida de los dep
ositos puede estar condicionada por valvulas de restricci
on.
Dentro de los dep
ositos de retencion podemos distinguir dos tipos: los dep
ositos de retencion
sin derivacion y los dep
ositos de retencion con derivaci
on:
2.1
Dep
ositos de retenci
on sin derivacion
Depsito de
retencin
Conducto de salida
Conducto de entrada
219
Caudal de Salida
Depsito de
retencin
Caudal de Entrada
Vlvula de regulacin
Figura 2: Dep
osito sin derivaci
on con v
alvula u orificio de regulaci
on
El funcionamiento de estos dep
ositos dentro de la red es muy similar a la gestion de cuencas
hidrogr
acas, donde las soluciones a la mejora del comportamiento de la red uvial pasan por
una adecuaci
on de los cauces y por la ejecucion de obras como los embalses de laminacion, cuyo
objetivo es proteger el tramo de cauce y las poblaciones existentes aguas abajo del embalse.
El funcionamiento de un embalse de laminaci
on es un problema cl
asico de atenuacion de un
hidrograma de caudal que entra en el embalse, fruto de una crecida aguas arriba, y su salida
controlada por los organos de desag
ue (aliviadero, desag
ues de fondo y medio fondo) de manera
que el caudal punta de salida del embalse sea inferior al de entrada y de magnitud tal que no
produzca da
nos aguas abajo del embalse. Aprovechando esta idea cl
asica y aplicandola a un
problema como el del drenaje urbano, tenemos que a peque
na escala en la red de drenaje, los
mismos elementos que en una cuenca hidrograca; los colectores de la red son similares a los
cauces naturales y la necesidad de que no se desborden es la misma en ambos casos. Para proteger
una zona de la red del desbordamiento podemos reducir los caudales circulantes poniendo un
embalse de laminacion que en el caso de drenaje urbano reciben el nombre de dep
ositos de
retencion (detention basin)
2.2
Dep
ositos de retenci
on con derivacion
Estos dep
ositos tambien reciben el nombre de depositos en paralelo, y se caracterizan porque
parte de las aguas circulantes por la red son derivadas mediante una estructura de alivio y una
conducci
on a un dep
osito ubicado fuera de la red, (por lo que se les denomina o-line storage
basin) reteniendose all para luego ser evacuadas.
Su principal desventaja es que no siempre es posible vaciarlo por gravedad, lo cual supone
un coste adicional, adem
as de que en el coste se debe incluir la construcci
on del elemento de
conducci
on y el de vaciado, que debera ser lo mas corto posible por cuestiones economicas.
Como ventaja, el dep
osito puede estar ubicado en cualquier lugar d
andole una cierta exibilidad
para elegir la ubicaci
on adecuada.
220
Tema 12
Conducto de
derivacin
Conducto de
entrada
Depsito de
retencin
Conducto de
derivacin
Figura 4: Dep
osito de retencion con derivaci
on, en Denver. Est
a siendo usado como campo
deportivo en epocas de tiempo seco
2.3
221
Dep
ositos de retenci
on mixtos (serie/paralelo)
Dimensionamiento de dep
ositos de retenci
on
222
Tema 12
Con salida libre y considerando la inuencia del conducto de salida.
Con salida anegada y considerando la inuencia del conducto de salida.
Depositos de retencion con derivaci
on.
Vertido lateral sin considerar la interacci
on dep
osito-red.
Vertido lateral considerando la interacci
on dep
osito-red
A continuaci
on explicaremos cada uno de estos casos.
3.1
Predimensionamiento de dep
ositos de retenci
on sin derivaci
on
3.1.1
Akan (Akan, 1990) realiza unos estudios de tipo numerico, para dep
ositos de retencion sin
derivaci
on, con estructura de salida en forma de oricio o vertedero.
Caudal de
Entrada (I)
h
Caudal de
Salida (Q)
(1)
223
altura-volumen est
a dada en forma tabular, las constantes b y c pueden ser encontradas a traves
del an
alisis de mnimos cuadrados.
El metodo de estudio se basa en dep
ositos con salida libre, sin estar afectado por las
condiciones aguas abajo del conducto de salida, se calcula con la combinaci
on de la ecuaci
on de
la conservacion de la masa (ec. 2), la ecuaci
on que relaciona la altura de descarga del dep
osito
con el volumen almacenado (ec. 1) y una expresion que describe el paso del ujo a traves de la
estructura de salida, ya sea para oricios (ec. 3) o vertederos (ec. 4). El resultado lo expresa en
ecuaciones diferenciales, los cuales los resuelve por diferencias nitas y nalmente los generaliza
en par
ametros adimensionales que son presentados en diversas gr
acas.
I Q=
ds
dt
(2)
Q = ko .ao . 2gh
(3)
Q = kw .L.h3/2
(4)
La representacion gr
aca de los resultados para dep
ositos con salida tipo oricio (ver Abaco
1) se realiza utilizando par
ametros adimensionales como Q*, P y So los cuales estan denidos
como:
Qp
Ip
(5)
ko .ao . 2gh
Ip tp 0.5/c
Ip
b
(6)
s0
Ip tp
(7)
Q =
P =
So =
224
Tema 12
P =
kw .L
Ip
Ip tp
b
1.5/c
(8)
Q
Tp
Ip
2.67*Tp
225
Se realizo un an
alisis de dep
ositos de retencion sin derivaci
on, con salida libre, pero considerando
la inuencia del conducto de salida (H. S
anchez - 1988), para lo cual, se desarroll
o un
modelo matematico para simular numericamente el comportamiento hidraulico de un esquema
de drenaje, en ujo no permanente, formado por un dep
osito de retencion al que entra un
hidrograma triangular con dimensiones proporcionales al hidrograma unitario triangular del Soil
Conservation Service [1]. Sale por un conducto que puede ser de secci
on rectangular o circular,
de longitud sucientemente larga, como para que las condiciones de contorno del conducto aguas
abajo no inuya en el desag
ue del dep
osito.
El an
alisis hidr
aulico de este esquema se basa en resolver las variables de transici
on entre el
osito) como se puede
dep
osito y el conducto de salida (calado yk , velocidad vk y altura h del dep
ver en la Figura 7, para ello se resuelve conjuntamente la ecuaci
on de la conservaci
on de la masa
del dep
osito (ec. 9), la ecuacion de la conservacion de la energa entre el dep
osito y el conducto
de salida (ec. 10) y la ecuaci
on asociada a la caracterstica negativa del ujo no permanente en
la salida de deposito (ec. 11), que precisamente es la inuencia del conducto de salida.
I Q=
vk vs
dh
.Sup
dt
(9)
1
.vk2 + yk = h
2g
(10)
g
.(yk ys ) + g.t.(If s Io ) = 0
cs
(11)
Con los resultados de las simulaciones se realizaron abacos, que relacionan el porcentaje de
laminaci
on del dep
osito con parametros dimensionales que estan en funci
on de las caractersticas
del hidrograma de entrada, las dimensiones del dep
ositos y las dimensiones del conducto de
salida.
vk
yk
Depsito de retencin
Conducto
de salida
226
Tema 12
%Lam =
Ip Q p
100
Ip
(12)
Ip
B
3/4 Sup
L = Qb
tp
(13)
donde Ip es el caudal punta del hidrograma de entrada en m3 /s, Qp es el caudal punta del
hidrograma de salida del dep
osito en m3 /s, Qb es el caudal base del hidrograma de entrada en
3
osito, en
m /s, tp es el tiempo de ocurrencia del caudal punta del hidrograma de entrada al dep
2
segundos, Sup es el valor de la supercie del dep
osito, en m y B es el ancho del conducto de
salida del dep
osito, expresado en metros.
(14)
Utilizando el mismo procedimiento descrito para realizar los abacos de depositos con conducto
con el par
ametro Y (ec. 16), vease Abaco
6.
Sup
X=
N D t0.7
p
Ip
Y =
N D
Ip
Qb
tp
Sup
(15)
(16)
Ejemplo de Aplicaci
on
En una ciudad se desea proyectar un dep
osito de retencion para poder laminar el caudal
punta del hidrograma de escorrenta de entrada que tiene las siguientes caractersticas: Ip = 20
m3 /s y tp = 1 hora; a un hidrograma que tenga como caudal punta 12 m3 /s. El colector esta
227
formado por un conducto rectangular de 2 m., de ancho. Por el colector normalmente circula
un caudal base de 2 m3 /s.
Como dato tenemos, Ip=20 m3 /s, tp =3600 seg., Qb=2 m3 /s, Qp=12 m3 /s y B=2 m. Se
calcula el porcentaje de laminacion que vamos a aplicar, para lo cual utilizamos la ecuaci
on (ec.
12), de donde %Lam=40 %, con este valor ingresamos en el Abaco 3 para interpolar en la curva
respectiva de Qb/Ip=0.1, y hallamos el valor del par
ametro L=7.6, con este valor vamos a la
ecuaci
on (ec. 13) y despejamos el valor de la supercie del dep
osito, siendo Sup = 14550 m2 =
15000 m2 .
Finalmente para calcular la altura del dep
osito calculamos con la ecuacion (ec. 14) el
par
ametro G = 1517 = 1.52E+03, con este valor ingresamos en el Abaco
4 de donde tenemos
que Hmax=3.8 m.
Por lo tanto necesitaremos un dep
osito de 15 mil metros cuadrados de supercie en planta
y 3.8 metros de altura u
til.
3.1.3
h
ho
h > ho
yk
ho
yk
h < ho
228
Tema 12
El an
alisis hidr
aulico del dep
osito se realiza basandose en tres ecuaciones: la ecuaci
on de
la conservaci
on de la masa (ec. 9), la ecuaci
on de la conservaci
on de la energa (ec. 10), si el
nivel de agua en el dep
osito no cubre totalmente el oricio, de lo contrario, si cubre totalmente
el oricio utilizara la ecuaci
on de desag
ue de oricio (ec. 17) y la tercera ecuaci
on es la que
considera la inuencia del conducto de salida: la ecuaci
on de ujo asociada a la caracterstica
negativa del conducto de salida en el punto de intersecci
on con el dep
osito (ec. 11).
Q = Cd Ao 2g(h yk ) = yk vk B
(17)
donde Cd es el coeciente de descarga de oricios, Ao es el area abierta del oricio, que en caso
de ser rectangular como fue desarrollado en este ensayo sera igual a (h0 .B), B es el ancho del
conducto de salida, vk y yk es la velocidad y el calado en el punto inicial del conducto de salida.
h es el nivel de agua en el dep
osito con respecto al fondo del conducto de salida.
Los resultados de los ensayos numericos se presentan gracamente, donde se establecen curvas
en funci
on de dos par
ametros Q* (ec. 18), y S (ec. 19). Cada curva representa los resultados
para un determinado caudal punta del hidrograma de entrada (Ip). El conjunto de estas curvas
permite proponer un abaco, y cada abaco representa los resultados para cada altura de oricio,
7, Abaco
8, Abaco
9, Abaco
10, y Abaco
11).
es decir para cada valor de ho , (vease Abaco
Qp
Ip
(18)
Sup
tb B 2
(19)
Q =
S =
donde Qp es el caudal punta del hidrograma de salida m3 /s, Ip es el caudal punta del hidrograma
osito en m2 , tb es el tiempo base del
de entrada m3 /s, Sup es la supercie en planta del dep
hidrograma de entrada en segundos y B es el ancho del conducto de salida en metros.
Para calcular la altura m
axima del nivel del agua en el dep
osito, se trazaron curvas donde
se graca el caudal punta del hidrograma de entrada (Ip) dividido entre el nivel m
aximo de la
altura del agua en el dep
osito (Hmax), relacionando con el par
ametro S (ec. 19). Cada curva
representa los valores para una determinada altura de oricio (h0 ), y un conjunto de estas curvas
forman un abaco con los resultados de un mismo ancho de conducto de salida (B). (Vease Abaco
seg., B=2 m. Con la ecuacion (ec. 18) calculamos el valor de Q*=0.2, para ingresar al Abaco
9
229
ametro
en el cual interceptamos en la curva que corresponde al Ip = 25 m3 /s, y obtener el par
S=0.55.
En la ecuaci
on (ec. 19), remplazamos el valor de S y calculamos el area de la supercie del
dep
osito, Sup = 7920 m2 . Para calcular la altura del nivel del agua en el dep
osito recurrimos al
Abaco 12 que es el que corresponde a un colector de anchura B = 2 m., en donde con el valor
de S que hemos hallado, interceptamos a la curva que corresponde a h0 = 0.6 m y obtenemos,
el valor de Ip/Hmax, de lo cual deducimos que Hmax = 4.8 m.
Por lo tanto para laminar el caudal jado, es necesario un dep
osito de aproximadamente
2
8000 m de supercie y 4.8 m de altura u
til.
3.2
3.2.1
Predimensionamiento de dep
ositos de retenci
on con derivaci
on
Vertido sin considerar la interacci
on dep
osito-red
Cmara de
Captacin
Vertedero
Lateral
230
Tema 12
la ecuaci
on de la conservaci
on de la masa (ec. 20), la ecuaci
on de la conservaci
on de la energa
(ec. 10), y la ecuaci
on de las caractersticas negativas del conducto de salida (ec. 11).
I Q Qv =
dh
Sup
dt
(20)
R=
Vd
tp
(21)
En el Abaco
16 se puede ver que el porcentaje de laminaci
on esta directamente relacionado
con el volumen del dep
osito de retencion, es decir a mayor porcentaje de laminaci
on
necesitaremos mayor volumen del deposito, sin inuir directamente las dimensiones geometricas
del vertedero ni del conducto de salida, puesto que estos valores indirectamente inuyen en la
laminaci
on, ya que si bajamos la altura del vertedero (P), haremos que mayor cantidad de agua
se derive por el vertedero por lo cual mayor ser
a el volumen del dep
osito y tambien sera mayor la
laminaci
on, al igual ocurre con los par
ametros de longitud del vertedero (L) y ancho del conducto
de salida (B). Existen muchas combinaciones de estos tres parametros con el que se puede obtener
la misma laminaci
on y por ende aproximadamente el mismo volumen de almacenamiento.
Ejemplo de Aplicaci
on
Existe una red de alcantarillado que est
a dise
nado para evacuar como m
aximo un caudal
ltimos tiempos por el incremento de las zonas urbanas y la
de 20 m3 /s. Se sabe que en los u
impermeabilizaci
on de los suelos la escorrenta supercial se ha incrementado calcul
andose en
un caudal pico de 35 m3 /s el cual tiene ocurrencia a la hora de iniciarse la escorrenta. Para
solucionar este problema se pretende construir un dep
osito de retencion que este ubicado fuera
de la red, por razones de espaci
o y se desea saber aproximadamente cuanto volumen debe tener
este deposito.
Los datos que conocemos son los siguientes: Ip=35 m3 /s, Qp= 20 m3 /s y tp=3600 seg.
De la ecuacion (ec. 12), calculamos el porcentaje de laminacion %Lam=43 %, con este valor
ingresamos al Abaco
16 y en la curva que corresponde a un Ip de 35 m3 /s interpolamos y
obtenemos el valor del parametro R=15.5, del cual despejamos el valor del volumen del dep
osito
seg
un la ecuaci
on (ec. 21). Por lo tanto necesitamos un volumen u
til de dep
ositos de 55.800,00
m3 .
231
Vertedero Lateral
Cmara de
Derivacin
L
P
Depsito de Retencin de
Superficie (Sup)
Conducto de
Salida
P =
Sup
tp
L
Ho
0.3
(22)
232
Tema 12
Depsito de Retencin
Depsito de Retencin
Depsito de Retencin
Depsito de Retencin
Depsito de Retencin
Depsito de Retencin
Figura 11: Fases de comportamiento de depositos con vertido lateral considerando la interaccion
dep
ositored
233
Salieron curvas que representan los resultados para un determinado ancho de conducto de
salida (B) y el conjunto de curvas forman un abaco para cada caudal punta del hidrograma de
F =
Sup Hmax
tb
(23)
Sup
tb B
(24)
N=
Ejemplo de Aplicaci
on
Se tiene una red de alcantarillado de 2 metros de ancho, al que se le pretende construir un
dep
osito de retencion para laminar el hidrograma de entrada, que tiene un caudal punta de 35
m3 /s y un tiempo base de una hora y media, a un hidrograma con caudal punta de 21 m3 /s.
Para ello se pretende construir un dep
osito de retencion con derivaci
on. Se ha planteado poner
un vertedero de una altura de 2 metros y una longitud de 6 metros..
Como datos del problema tenemos: Ip=35 m3 /s, Qp=21 m3 /s, tb=5400 seg., B=2 m., Ho=2
m., L=6 m.
Del Abaco
18 obtenemos P = 3.8
Reemplazando la ecuaci
on (ec. 22); tenemos Sup = 14,758 = 15,000 m2
Con la ecuaci
on (ec. 24), calculamos, N = 1.40
Del Abaco
20 obtenemos F = 11.2
Y de la ecuaci
on (ec. 23); despejamos Hmax = 4.0 metros.
234
4
4.1
Tema 12
CONSIDERACIONES DE DISENO
Situaci
on en Vertical
Se recomienda, de acuerdo con Koral y Saatci (1976), que las dimensiones en altura del dep
osito
deben estar entre 2.5 y los 4.0 metros. Algunos estudios economicos indican que a profundidades
peque
nas se precisan depositos de excesiva supercie, siendo mas caros de construir y sobretodo
difciles de hallar. De todos modos debe tomarse este dato como orientativo pues tambien existen
otros par
ametros que inuyen en el dise
no de los colectores como la cota de la solera de la red
y la cota del fondo del dep
osito, para que sea posible vaciarlo por gravedad.
4.2
Situaci
on en Planta
4.3
Entrada en el dep
osito
4.4
235
presi
on para facilitar la limpieza de fondo. Disposiciones habituales pueden ser observadas en
la Figura 12
4.5
Vertedero de Seguridad
El dep
osito de retencion una vez lleno eliminar
a los excesos de caudal a traves de un elemento
de vertido. Este descargar
a normalmente aguas abajo al propio colector. Como criterios de
dise
no, dimensionar el vertedero con una nivel de seguridad elevado, como mnimo para poder
desaguar todo el caudal de entrada en el dep
osito, previendo la posibilidad de que la salida
se cegue o quede inutilizada. Ubicarlo en el extremo opuesto del elemento de salida pues los
otantes suelen concentrarse cerca de dicho punto. Incluir alg
un tipo de deector para evitar el
vertido de elementos otantes (vease tipos de deector en la Figura 13).
236
4.6
Tema 12
Elementos auxiliares
4.7
Accesorios de Limpieza
4.8
Elementos de regulaci
on del caudal de salida
4.8.1
Orificios
Los oricios estan considerados dentro de los denominados mecanismos jos, si es que no se les
agrega una compuerta que regule el paso del caudal. El ujo de salida viene gobernado por la
siguiente ecuaci
on:
Q = Cd A 2g(h a)
(25)
ue; A es el area
donde: Q es el caudal de salida a traves del oricio, Cd es el coeciente de desag
del oricio; g es la aceleraci
on de la gravedad; h el nivel del agua en el dep
osito y a es la altura
del centro geometrico del oricio.
Como regla de buena practica, se dispondr
an rejas de proteccion que dejen una supercie de
abertura mnima de 20 veces la supercie del oricio de salida.
237
Vertederos
4.8.3
Reguladores Especiales
Los reguladores especiales son aquellos que te permiten controlar la salida del agua de acuerdo a
tus necesidades. Un ejemplo de un regulador especial es ubicar una bomba que regule el caudal de
salida del dep
osito. Pero en lo posible es preferible pensar en un elemento regulador sin consumo
de energa, para que en caso de fallo del suministro electrico no bloquee el funcionamiento del
dep
osito, ademas de que no se incrementen los costos de utilizaci
on.
En los u
ltimos a
nos se han desarrollado algunos elementos para limitar el caudal de salida
del dep
osito, los cuales a grandes rasgos consisten en piezas que mecanicamente y gracias a su
geometra desvan la salida del caudal guiando el recorrido por un camino espiral o en forma de
torbellino, lo que origina una perdida de energa debido a que la presi
on (energa potencial) es
transformada en energa cinetica (velocidad) pero solo parte de ella es usada en direcci
on del
movimiento de salida, la otra parte se pierde al chocar con las paredes de la v
alvula y al girar la
masa de agua. Esto hace que el caudal de salida sea menor que el caudal a traves de un vaciado
por oricio simple de igual secci
on.
4.0
3.5
Vlvula
Hydrobrake
3.0
2.5
Orificio
2.0
1.5
1.0
0.5
0.0
0
20
40
60
80
100
238
Tema 12
Los problemas de mantenimiento detectados son los mismos que en otro tipo de oricios.
De estos tipos de reguladores podemos mencionar el Steinscrew (valvula espiral), hydrobrake
(v
alvula de v
ortice o torbellino), wirbeldrossel (v
alvula de turbulencia). La idea principal de
estas valvulas es mantener casi constante la salida del ujo reduciendo en lo mnimo la inuencia
de la altura de carga del dep
osito. En la Figura 14, se muestra una gr
aca que compara la salida
del caudal por un oricio y una v
alvula Hydrobrake en funci
on de la altura de carga, teniendo
ambas la misma area de abertura. En este gr
aco se observa que para una misma variabilidad
de alturas de carga que va de 0 a 3.4 metros, en la v
alvula Hydrobrake existe una variabilidad
de caudal de 0 a 30 litros por segundo (lps), en cambio para una salida con oricio se tiene una
variabilidad de caudal de 0 a 92 lps, siendo 3 veces mayor que las v
alvulas especiales.
Bibliografa
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Drainage Engineering, 116(4), with permission ASCE
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ASCE (1985) Stormwater Detention Outlet Control Structures Task Committee on the
Design of Outlet Control Structures. New York
ASCE (1992) Design and Construction of Urban Stormwater Management Systems, ASCE
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G
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on al Estudio del Movimiento Variable en L
amina Libre
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Koral, Saatci (1976) Dimensions of Storm Water Basins Gas-Wasser-Abwasser.
Munz, W. (1975) Dimensions of Storm Water Basins Gas-Wasser-Abwasser n. 3
S
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V
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HIDRAULICOS DE DISENO
Jose Dolz Ripolles
Dep. de Ingeniera Hidraulica, Martima y Ambiental. UPC.
E.T.S. Ingenieros de Caminos, Canales y Puertos
Jordi Girona 1-3. D-1. 08034 BARCELONA
Introducci
on
Los procesos de urbanizacion intensiva, tan frecuentes actualmente, exigen unas elevadas
inversiones en obras de infraestructura para el drenaje de las aguas pluviales, evitando de esta
forma los elevados costes economicos y sociales que comportan las inundaciones urbanas.
Seguidamente se presenta una revision y an
alisis de los criterios y valores normalmente
utilizados para fijar los principales par
ametros hidr
aulicos a tener en cuenta en el proyecto de
colectores de aguas pluviales. As, son analizados: las velocidades lmite (maxima y mnima)
recomendables en un colector, las perdidas de carga, los resguardos, la entrada en carga, la
incorporaci
on de caudales en colectores profundos, las uniones de colectores, la intercepci
on de
residuales, la retenci
on de s
olidos y los sifones.
Velocidades lmite
En el dise
no hidr
aulico de colectores es conveniente limitar la velocidad del agua al objeto de:
Asegurar la autolimpieza del colector. La velocidad del agua debe de ser suficientemente
elevada a fin de evitar la sedimentacion de las partculas s
olidas que transporta, lo que
podra incidir en su correcto funcionamiento.
Evitar da
nos en las paredes del colector debido a la accion mecanica del agua, lo que
requiere limitar superiormente su velocidad.
Para un caudal y condiciones de contorno dadas, la velocidad en una secci
on depende de la
pendiente del colector y de las caractersticas geometricas de dicha secci
on (forma y rugosidad).
Normalmente, y siempre que la topografa lo permita, es la pendiente el par
ametro que admite
una mayor variabilidad y por tanto se fija de manera que se verifiquen las velocidades lmite
239
240
Tema 13
recomendadas. No obstante, al objeto de que para caudales bajos la velocidad sea superior a la
mnima recomendada, suelen utilizarse secciones que presentan una canaleta en su solera. Ello
tambien favorece las labores de mantenimiento e inspeccion, ya que para caudales bajos puede
disponerse de una zona seca en la solera.
No siempre es posible conseguir simultaneamente que un colector presente una velocidad que
asegure la autolimpieza cuando transporta caudales bajos (por ejemplo, caudal de residuales en
un colector unitario) y que para caudales elevados (drenaje de pluviales) dicha velocidad sea
inferior a un valor recomendado. En determinados casos puede asumirse que para caudales bajos
exista una cierta sedimentacion siempre que se presenten caudales suficientemente elevados y
frecuentes que aseguren la limpieza del colector.
Cuando, dadas las caractersticas topogr
aficas, no es posible limitar la pendiente del colector
por debajo de un valor que asegure velocidades inferiores a la recomendada, deber
an introducirse
estructuras de disipacion de energa en el colector.
2.1
Velocidad mnima
Criterios de dise
no de grandes colectores
2.2
241
Velocidad m
axima
La velocidad m
axima admisible en un colector de hormig
on es fijada para evitar, en la medida
de lo posible, el deterioro de las juntas y de las paredes del colector (fundamentalmente la solera)
debido a la acci
on erosiva del agua. Esta acci
on erosiva puede ser motivada por el propio poder
abrasivo del agua o como consecuencia de fen
omenos de cavitacion. Para evitar estos fen
omenos
de cavitacion es importante cuidar la ejecuci
on de la solera, de manera que la superficie de
hormig
on en contacto con el agua a elevada velocidad presente las menores irregularidades
posibles.
El poder abrasivo del agua sobre el hormig
on depende de la velocidad y calidad del agua,
de la resistencia superficial del hormig
on y de las caractersticas del material arrastrado por el
agua (tama
no, forma, cantidad y dureza). La existencia de partculas s
olidas arrastradas por
el agua incrementa de forma muy importante su poder abrasivo. En este sentido, seg
un Davis
y Sorensen (pp. 7-8, 1969), se han observado velocidades superiores a 12 m/s en agua limpia
sin que produzcan da
nos en el hormig
on. Asimismo se
nalan que son admisibles velocidades del
orden de 3 m/s en aguas que arrastren sedimentos.
La bibliografa presenta una enorme disparidad de criterios en cuanto a la m
axima velocidad
admisible en un colector de aguas pluviales.
A nuestro entender, para un colector de hormig
on que presente una correcta ejecuci
on
(principalmente en juntas y solera) la velocidad m
axima debera ser fijada teniendo en cuenta
los siguientes factores que son favorables a permitir velocidades elevadas:
Baja cantidad y peque
no tama
no del material s
olido transportado.
Existencia de un espesor de hormig
on de sacrificio en la solera.
Car
acter esporadico en el funcionamiento del colector.
Existencia de una labor de inspecci
on y mantenimiento, favorecida por el mencionado
caracter esporadico en el funcionamiento del colector.
Aunque, como hemos dicho, no es posible extraer una conclusi
on clara de la informaci
on
bibliogr
afica disponible, en el caso de un colector de pluviales que no presente unas caractersticas
marcadamente contrarias a lo expresado en los cuatro puntos anteriores, creemos que para
el caudal de proyecto no es recomendable sobrepasar la velocidad de 6 m/s. No obstante,
entendemos que esta velocidad puede ser superada en tramos concretos del colector si se preve
una rigurosa labor de mantenimiento.
El valor de 6 m/s coincide con el propuesto por la Comision de Urbanismo y Servicios
Comunes de Barcelona y otros Municipios (pp. 42, 1971). Asimismo cabe indicar que dicho
valor es superior a los 3 m/s, recomendados por el Instituto Eduardo Torroja (pp. 70, 1980), o
a los 4.5 m/s recomendados por la Direccion General de Carreteras (pp. 12, 1983) y por G
omez
Navarro y Aracil (pp. 41, 1958). A nuestro entender el habitual marcado car
acter esporadico
del funcionamiento de un colector de aguas pluviales, justifica el poder admitir velocidades
maximas elevadas, siempre y cuando exista una correcta labor de inspeccion y mantenimiento.
242
Tema 13
En este sentido, Vallarino (pp. II-4, 1974) indica que no es recomendable sobrepasar los 4 m/s
en obras de funcionamiento continuo, pero en el caso de funcionamiento espor
adico (como en
los aliviaderos de presas) pueden admitirse velocidades superiores a los 20 m/s, debido a que la
brevedad de su uso limita el deterioro del hormig
on y facilita la inspeccion y mantenimiento.
En colectores que tambien transporten aguas residuales de forma continua, la velocidad de
estas no deber
a ser superior a los 3 m/s al objeto de evitar el deterioro de la solera del colector,
ASCE y WPCF (pp. 130, 1986). Cabe se
nalar tambien el interes de limitar esta velocidad
al objeto de evitar unas condiciones de trabajo peligrosas para el personal encargado de la
inspecci
on y mantenimiento.
Un detallado estudio sobre la erosi
on producida por el agua en el hormig
on puede verse en
ACI Committee (pp. 136-137, 1987).
P
erdidas de energa
El c
alculo hidr
aulico de un colector requiere evaluar las perdidas de energa que sufre el agua en
su circulacion. Estas perdidas pueden ser de dos tipos: las debidas a la resistencia al flujo que
presentan las paredes del colector y las debidas a modificaciones locales de su geometra.
3.1
Resistencia al flujo
Normalmente se eval
ua mediante la f
ormula de Manning, donde la resistencia que ofrecen al
flujo las paredes del colector se caracteriza mediante el coeficiente de rugosidad de Manning,
n. Este coeficiente, con dimensiones de T/L1/3, depende de diferentes factores. Para el caso
de un colector de hormig
on depender
a en gran medida de su ejecuci
on y mantenimiento. La
ejecucion y el mantenimiento condicionan el tama
no de las irregularidades superficiales debidas
al encofrado, a las juntas, a la acci
on del agua circulante, a incrustaciones en las paredes y a los
posibles dep
ositos de materiales solidos en la solera.
Seg
un Chow (pp. 111, 1973) valores normales del coeficiente de rugosidad de Manning (en
s/m1/3) para conductos de hormig
on son los comprendidos entre 0.013 y 0.015, dependiendo
del acabado de las superficies. En el caso de que existan dep
ositos solidos en la solera, un valor
normal es 0.017. Teniendo en cuenta lo anterior, parece razonable considerar un valor de 0.015
en colectores de hormigon para pluviales, construidos y mantenidos de forma habitual. En el
supuesto de una ejecuci
on muy cuidada (prefabricado, por ejemplo) y limpieza asegurada podra
tomarse un valor algo inferior.
3.2
P
erdidas locales de energa
Cualquier alteraci
on en el flujo lineal de un colector provoca una perdida de energa localizada.
As cabe indicar que existen perdidas de energa en: los cambios de seccion, en los tramos
curvos, en las uniones con otros colectores, etc. Dada la enorme variedad de tipologas que
pueden presentar estas singularidades, normalmente existen dificultades para poder cuantificar
Criterios de dise
no de grandes colectores
243
v12 v22
2g
v2
2g
Resguardos
244
Tema 13
Entrada en carga
Incorporaci
on de caudales en colectores profundos
La construcci
on de un colector a cota notablemente inferior a la superficie conlleva un problema
que a veces es difcil de resolver: la incorporaci
on de caudales procedentes de la superficie. La
correcta incorporaci
on de dichos caudales requiere la disipaci
on previa de la energa potencial
debida a la diferencia de cotas. Asimismo es importante evitar la entrada de caudales
importantes de aire arrastrados por el agua en su cada, que podran crear embolsamientos
y disminuir notablemente la capacidad de la incorporaci
on y del colector si trabaja en presi
on.
Ademas, en este u
ltimo caso, el colector podra estar sometido a no deseables efectos mecanicos
ocasionados por las mencionadas bolsas de aire.
Normalmente el dise
no de estas estructuras requiere un estudio en modelo reducido. Kennedy
et al. (1987) proponen un dise
no puesto a punto en modelo reducido e instalado Phoenix,
consistente en una rampa helicoidal. Otro dise
no, Yoshioka y Nagai (1984), consiste en una
cada a lo largo de un cilindro vertical de 10 m de di
ametro. Este cilindro presenta una serie
Criterios de dise
no de grandes colectores
245
de soleras horizontales equidistantes 4.2 m a traves de las cuales cae el agua. Esta prevista la
instalaci
on de uno de estos dispositivos en Tama New Town (Japon) para un caudal de 5.8 m3 /s
y una altura de 31.2 m.
Uniones de colectores
El correcto dise
no de la uni
on de dos colectores esta orientado fundamentalmente a evitar
perdidas de energa y fen
omenos locales que dificultan el movimiento del agua. Debido a las
elevadas velocidades que comporta, cuidar el dise
no de estas obras es mucho mas importante
en el caso de que el flujo sea r
apido. Seg
un el Corps of Engineers (pp. 161, 1975), en el caso
de regimen r
apido, el angulo formado por los dos colectores no debe ser superior a los 120 y el
n
umero de Froude en la uni
on no debe ser superior a 1.2 con objeto de evitar problemas por
inestabilidad del flujo. Aunque probablemente estas condiciones resultan muy restrictivas, y en
algunos casos resulte muy difcil llevarlas a la pr
actica, nos muestran la dificultad existente en
el correcto dise
no de estas obras.
Supuesta la no existencia de perdida de energa, la incorporaci
on de un caudal a un colector
en regimen r
apido supone una elevaci
on local de la l
amina de agua y una disminuci
on del n
umero
de Froude (si el regimen es lento se produce una depresi
on de la l
amina y un aumento del n
umero
de Froude). Esta elevaci
on de la l
amina puede provocar la entrada en carga del colector, mientras
que la disminuci
on del n
umero de Froude puede dar lugar a un resalto hidr
aulico que a su vez
propicia la entrada en carga. Al objeto de evitar este problema, es de interes que el caudal
incorporado lo haga con el menor angulo posible y presente la misma velocidad y nivel de
la superficie libre que el caudal del colector principal. Asimismo, al objeto de compensar la
elevacion de la l
amina libre que supone la incorporaci
on de un caudal cuando el regimen es
r
apido, aguas arriba de la secci
on de incorporaci
on en el colector principal puede situarse un
tramo de mayor pendiente que provoque una disminuci
on de calados antes de recibir el nuevo
caudal. El estudio del comportamiento hidr
aulico de una seccion puede realizarse de una forma
sencilla mediante la aplicacion del teorema de la cantidad de movimiento. No obstante en los
casos en que se requiera un elevado grado de seguridad en el dise
no, probablemente ser
a preciso
el estudio en modelo reducido.
En colectores de tipo unitario es preciso evitar que las aguas residuales sean vertidas sin un previo
tratamiento. Por este motivo, son necesarias estructuras de intercepcion de las aguas residuales
para ser posteriormente conducidas a una planta depuradora. Un correcto dise
no de estas
estructuras debe compatibilizar la eficaz intercepcion con el evitar interferencias en el flujo del
colector cuando este funcione con el caudal de proyecto. En particular es de interes el conseguir
que el caudal captado por el interceptor, cuando el colector funciona a plena carga, no supere
en gran medida el caudal de residuales tenido en cuenta en el proyecto del interceptor. Tambien
tiene notable importancia que el dise
no del interceptor asegure su autolimpieza, evitando posibles
obturaciones del mismo. La dificultad en el correcto dise
no de estas estructuras queda patente
si tenemos en cuenta que, seg
un Sarginson (pp. 131, 1979), un tercio de los aproximadamente
246
Tema 13
Retenci
on de s
olidos
En cabecera de las redes de drenaje, las aguas pluviales incorporadas suelen transportar
abundante material s
olido. Es de interes evitar las incorporaciones de estos materiales a los
colectores ya que su posterior sedimentacion requerira una costosa labor de limpieza. Adem
as
la presencia de materiales solidos incrementa notablemente la capacidad erosiva del agua sobre
las paredes del colector. En STU (1988) pueden ser consultados los criterios de dise
no de estas
estructuras.
En la figura 2 se presenta la obra construida en cabecera del colector de la Riera de La Salut,
Sant Feliu de Llobregat (Barcelona). El caudal de proyecto es 55 m3 /s, siendo la capacidad
aproximada en volumen de almacenamiento de solidos 350 m3 . La tipologa propuesta facilita
la retirada mec
anica de estos solidos.
Criterios de dise
no de grandes colectores
247
10
Sifones
Los sifones invertidos son elementos relativamente frecuentes en las redes de colectores. Su
utilizaci
on suele justificarse por la necesidad de superar alg
un obst
aculo que se opone al trazado
del colector: ferrocarril, vial subterr
aneo, etc. La principal caracterstica de estas estructuras es
el hecho de permanecer llenas de agua aunque el caudal transportado sea peque
no o inexistente.
Es aconsejable la construccion de varios sifones contiguos de forma que a medida que aumente
el caudal vayan poniendose sucesivamente en funcionamiento, lo que puede conseguirse mediante
vertederos laterales convenientemente dispuestos. Esta disposicion debe asegurar una velocidad
mnima en los sifones al objeto de conseguir su autolimpieza. Seg
un la Comisi
on de Urbanismo
y Servicios Comunes de Barcelona y Otros Municipios (pp. 86, 1971), la velocidad deber
a ser
superior a 1.5 m/s para un colector unitario y superior a 0.9 m/s para un colector que s
olo
transporte aguas pluviales. Es obvio que en colectores que incluyan un tramo en sif
on, es de
gran interes el limitar al maximo el transporte de s
olidos.
El perfil longitudinal de un sif
on debe de ser fijado teniendo en cuenta las posibles perdidas de
energa y el facilitar su limpieza. Por ello deber
an de evitarse los cambios bruscos de alineacion
(en planta y alzado) y de secci
on. La parte ascendente es conveniente que presente una pendiente
no excesivamente fuerte. Seg
un la Comisi
on citada anteriormente (pp. 87), no superior a los
o
26.5 .
Dada la problem
atica que presenta el correcto mantenimiento de estas estructuras, es
recomendable que u
nicamente se construyan cuando no sean viables otras soluciones. Para
un m
as detallado an
alisis de los criterios de dise
no puede consultarse STU (1988).
248
11
Tema 13
Bibliografa
(1980).
Instrucci
on para obras de hormig
on armado o
Kennedy, J.F., Jain, S.C., Quinones, R. (1987). Helicoidal ramp dropshoft. Journal of
Hydraulic Engineering. ASCE. Vol.114, No.3, pp. 315-325.
Ranja Raju, K.G. (1981). Flow trough open channels. Tata McGraw Hill. New Delhi.
Sarginson, E.J. (1979). Storm sewage overflow systems. Developments in sewage-1. (ed.
R.E. Bartlett). Applied Science. London.
STU (Service Technique de lUrbanisme). (1988). Deversoirs dorage, chambres de
dessablement, siphons. Les editions du STU. Paris.
Subramanya, K. (1982). Flow in open channels. Tata McGraw Hill. New Delhi.
Vallarino, E. (1974). Obras Hidr
aulicas. Tomo IV: Conducciones. Servicio de Publicaciones
de la E.T.S. Ing. Caminos, Canales y Puertos. Madrid.
Yoshioka, T., Nagai, T. (1984). Flexible energy dissipation for high head conditions, double
care unit model. Third International Conference on Urban Storm Drain age. G
oteborg, Suecia.
RESUMEN
La presente contribuci
on destaca los aspectos mas relevantes de las estaciones de bombeo con
un enfasis especial en las singularidades que presentan cuando operan en el marco del drenaje
urbano. En primer lugar, y tras la descripci
on de los datos esenciales requeridos por su dise
no,
se dan directrices para seleccionar el elemento mas importante, la bomba. A continuaci
on se
revisa la problem
atica de la regulaci
on, con especial atencion al dimensionado del volumen de los
pozos de bombeo. Finalmente se dan directrices y dimensiones mnimas para ubicar las bombas
de manera que en la pr
actica trabajen en las condiciones y con los rendimientos previstos en la
fase de dise
no.
Introducci
on
250
Tema 14
Todas las estaciones de bombeo presentan, dentro de sus notables singularidades, una
problematica com
un, por lo que el enfoque que se plantea es general aunque prestando atenci
on
especial a los aspectos propios del drenaje urbano. En concreto la singularidad m
as relevante
son los grandes caudales de pluviales que trasiegan, con un orden de magnitud muy distinto al
de otras utilidades (riego o abastecimiento urbano), con alturas de elevacion muy reducidas, por
lo que casi siempre las bombas utilizadas son de ujo axial. Y como consecuencia de ello en
estas estaciones de bombeo el caudal elevado sigue, practicamente, el ritmo del caudal entrante
pues el dep
osito de bombeo, desde la optica de los caudales circulantes, tiene una capacidad de
regulaci
on mnima.
Por lo general, las estaciones de bombeo son instalaciones que requieren inversiones
importantes, tanto en obra civil como en equipamiento electromecanico. Y no solo eso. Los
gastos de operacion y mantenimiento de su explotaci
on son muy signicativos, por lo que su
construcci
on debe evitarse cuando sea posible. Esta importante cuesti
on, tan ligada al tendido
y dise
no de la red de drenaje no se aborda en el texto. De otra parte, las limitaciones de espacio
y tiempo que impone el curso de Hidrologa Urbana en el que esta contribuci
on se enmarca,
hace que presentemos una vision de conjunto de los aspectos m
as importantes a considerar en
el dise
no de un bombeo, a
un cuando no con el detalle suciente como para poder resolver todos
los problemas que su dise
no presenta. En todo caso, las referencias aportadas y en particular
las de caracter general (Sanks, 1989; Sedille, 1976) pueden auxiliar a subsanar las inevitables
carencias propias de la sntesis que se presenta.
A la hora de dise
nar una estaci
on de bombeo lo primero es establecer con precision su funci
on,
es decir, el caudal que debe trasegar y el desnivel a vencer. Y ademas, como los caudales de las
estaciones de bombeo que operan en un drenaje urbano son fuertemente variables en el tiempo,
hay que concretar esta variaci
on temporal. Si las aguas son estrictamente residuales, la variaci
on
sigue con puntualidad la curva de la demanda de agua potable, y esta es bien conocida (Cabrera
y col., 1996 y Garca y col., 2004). En general se admite que una parte del agua consumida (en
torno al 60%) se drena a traves de la red de alcantarillado urbano, un porcentaje que disminuye
a medida que la demanda aumenta (Bourrier, 1997). La estimaci
on de las pluviales, con su
modulaci
on en el tiempo, es tratada en otra leccion del curso, por lo que no conviene abundar
en esta cuestion, de otra parte mucho m
as compleja y trascendente que el simple calculo de las
necesidades de bombeo de aguas residuales.
Conocido el caudal, y su evoluci
on temporal, a bombear es menester concretar la altura de
elevacion, una simple cuesti
on que depende de la topografa del terreno. En ocasiones, sobre
todo en los bombeos de pluviales, la altura de elevaci
on no es constante pues depende del nivel de
agua del dep
osito de regulaci
on. Cual se vera m
as adelante (apartado 4.3.1) su variacion puede
ser un porcentaje importante dados los ordenes de magnitud de las alturas de estos bombeos,.
Concretar el punto de funcionamiento, o sea el par de funciones caudal altura [Q(t) - H(t)],
es cuestion esencial. Obviamente, y dado que no es constante, hay que prever una regulaci
on
que permita atender las necesidades del momento con el mayor rendimiento posible dando con
ello respuesta a los dos problemas basicos de todo bombeo: la seleccion de sus bombas y su
251
600 l/h y da
Agua potable
360 l/h y da
Agua residual
0
1000
10.000
100.000
1.000.000
habitantes
La hidr
aulica de una estaci
on de bombeo
252
Tema 14
Nos referimos ya en lo que sigue al regimen estacionario de la estacion de bombeo a partir del
cual se seleccionan la/s bomba/s que integran la estacion de bombeo. Es, sin duda, la cuesti
on
mas importante del tema que nos ocupa. Una seleccion que comienza concretando el n
umero de
unidades. Porque dada la gran variabilidad del caudal a bombear se necesitan varias bombas,
un n
umero que suele estar comprendido entre dos y cinco. Un primer criterio para jarlo es
dividir el caudal m
aximo por el mnimo. El n
umero de bombas se asocia al entero mas pr
oximo
al cociente y, denido este, tambien lo esta el punto de trabajo (Q0 , Hb0 ) de mayor eciencia de
la bomba.
Establecido, o cuanto menos tanteado, el dato de partida fundamental, a continuaci
on se
concreta la velocidad a la que girar
a la bomba. Este es un par
ametro singular, sobre el que el
proyectista tiene escaso margen de maniobra. En efecto, los motores que arrastran las bombas
son asncronos, por lo que giran a una velocidad algo inferior a alguna de las sincr
onicas dadas
por la ecuaci
on
Ns =
300
60f
=
p
p
(1)
3.1
Se aportan los criterios de seleccion de una bomba y, ya seleccionada, se estudian sus curvas
caractersticas.
3.1.1
Tipo de bomba
no de
El n
umero especco de revoluciones, nq , importantsimo desde la perspectiva del dise
bombas a
un cuando no tanto desde la panor
amica de su utilizacion, es el que a partir de los
datos b
asicos que denen el funcionamiento de una bomba en su punto nominal o de m
aximo
rendimiento (los valores Q0 , Hb 0, N0 ) permite su seleccion. Su valor (Cabrera y col. 1996) es:
nq = N0
Q0
3/4
Hb0
(2)
253
Centrfugas
m ulticelulares
15
40
90
125
320
600
Figura 2: Evoluci
on de la morfologa del rodete con nq
Los tama
nos de los rodetes representados guardan en cada caso proporcionalidad con los
de una bomba patr
on a partir de la cual, y bas
andose en la teora de semejanza de las
as detalles ver el concepto de diametro
turbom
aquinas, se ha establecido el concepto de nq (para m
especco en Sedille, 1967). Un bajo valor de nq presupone una altura manometrica elevada y un
caudal discreto (todo en terminos relativos) y entramos en el campo de las bombas centrfugas.
Por el contrario, si el caudal es grande y la altura peque
na, iremos a parar a las bombas axiales
de elevado nq .
La mayora de las bombas utilizadas en aguas residuales (grandes caudales y peque
nas
alturas) son axiales y como trasiegan aguas brutas deben permitir el paso de los objetos extra
nos
que llegan al sistema. Por ello, en lo que sigue solo nos referimos a las bombas axiales, cuya
instalaci
on se lleva a cabo casi siempre con el eje vertical, y sumergidas en el deposito, tal como
muestra la Figura 3. Constan de las siguientes partes:
254
Tema 14
Boca de entrada o aspiracion A, generalmente en forma abocinada y sin conducto de
aspiracion.
Rodete R, accionado por el motor de arrastre, con los alabes transformados en palas
unidas al eje por su base, y cuya seccion recta esta constituida por perles aerodin
amicos.
Como en cualquier rodete de una turbobomba, la cesi
on de energa al uido se realiza
mediante el incremento de su momento cinetico (entre la entrada y la salida de las palas).
Cada lete uido, por discurrir sobre supercies cilndricas de diferente radio, tiene un
comportamiento diferente.
Cubo CU, cuya misi
on es servir de apoyo al eje de accionamiento.
Difusor D, con alabes jos, los cuales unen el cubo a la carcasa exterior. Como a
la salida del rodete el uido posee una componente de velocidad en direcci
on axial y
otra en sentido de giro, la mision de los alabes del difusor es eliminar esta componente
de giro y transformarla en energa de presi
on. En el caso de que no se realizase esta
transformacion, la energa cinetica de rotaci
on, que ha sido comunicada al uido por el
rodete, se disipara en forma de calor por rozamiento viscoso en la tubera de impulsi
on,
y tendra la consideraci
on de perdidas en la bomba. Por ello, y para conseguir esta
recuperacion, la salida de los alabes del difusor deber
a ser en direcci
on axial.
Difusor axial DA, sin alabes, instalado para acoplar el di
ametro de salida del difusor con
alabes D al di
ametro de la tubera de impulsi
on.
Codo CO, que permite el paso del eje de accionamiento y de su acoplamiento con el motor
de arrastre.
255
Flujo
Secundario
Flujo
Principal
Figura 4: Flujos principal y secundario de un rodete axial alejado del punto de dise
no.
3.1.2
Curvas caractersticas
Las prestaciones de una bomba las resumen dos de las tres curvas caractersticas. De hecho
la tercera puede obtenerse de las otras dos. La primera de tales curvas es la alturacaudal,
H = H(Q), lugar geometrico de puntos que, para una velocidad de giro concreta, puede atender
una bomba. En general esta curva se suministra en el primer cuadrante. En cualquier caso,
para llevar a cabo el an
alisis de transitorios es menester conocer esta curva tanto en el segundo
cuadrante como su valor a velocidades de giro diferentes a la nominal. El comportamiento
completo de una turbobomba puede consultarse en el trabajo de Marchal y col. (1965). La
segunda de las curvas relaciona el rendimiento con el caudal = (Q). Esta curva indica el
punto de dise
no en el que la bomba proporciona sus prestaciones m
as elevadas. La tercera de
las curvas relaciona la potencia con el caudal y como se ha dicho, puede obtenerse a partir de
las dos precedentes.
REND
%
H P absorb.
100
200
300
400
500
m 3/h
256
Tema 14
Con todo, en aplicaciones numericas, conviene expresar las gracas precedentes de manera
analtica, y la propuesta mas usual es utilizar expresiones cuadraticas para las dos primeras
curvas (H - Q y - Q), resultando una c
ubica para la tercera de ellas (P - Q). Para ello
se puede realizar un ajuste por el metodo de los mnimos cuadrados (Chapra y Canale, 2001),
seleccionando previamente unos cinco puntos en las gracas de las dos primeras curvas. El ajuste
permite simular de manera analtica el comportamiento de la bomba a partir de las ecuaciones:
Altura manometrica-caudal
Hb = A + BQ + CQ2
(3)
g = DQ + EQ2
(4)
Rendimiento global-caudal
que son las dos ecuaciones independientes que el fabricante determina en su banco de
ensayos. La tercera es inmediata a partir de los datos obtenidos. En efecto se tiene:
Potencia absorbida-caudal
Pa =
QHb
Q(A + BQ + CQ2 )
=
g
DQ + EQ2
(5)
Pa
e
(6)
257
nal que puedan presentar. Por ello hay que uniformizar el ujo y evitar la prerrotaci
on a la
entrada del rodete, lo cual se consigue con un adecuado dise
no de la c
amara de aspiraci
on, una
cuestion que se aborda en el punto 5.
3.2
El sistema resistente
Las curvas caractersticas de una bomba indican las prestaciones que puede dar, pero para
concretar su punto de trabajo es menester conocer la resistencia que debe vencer, es decir, las
caractersticas del sistema en el que va a operar. El problema es similar a las prestaciones que,
nalmente, es capaz de ofrecer un atleta. En funci
on de su estado de forma y de sus capacidades
sera capaz de soportar un determinado esfuerzo. Pero sus prestaciones nales dependen del
trazado que debe recorrer.
La resistencia que una bomba debe vencer depende fundamentalmente de dos factores. El
primero el desnivel a vencer y el segundo las caractersticas hidr
aulicas de la tubera de descarga
de la bomba. En particular, y para el sistema m
as elemental que nos podemos encontrar,
precisamos la longitud de la tubera L, su di
ametro D as como la rugosidad de las paredes
dependiente de su material. Se deber
an conocer asimismo las distintas singularidades de la
instalaci
on, tales como codos, v
alvulas, etc., que se contemplan en la ecuaci
on de perdidas a
traves de su longitud equivalente o a traves del coeciente de perdidas menores. Suponemos,
en una primera aproximaci
on (Cabrera y col., 1996), que el factor de fricci
on f de la tubera es
constante.
La ecuaci
on de Darcy-Weisbach, pues, en el caso de expresar las perdidas menores a traves
del concepto de longitud equivalente, suma de la geometrica mas la cticia que proporciona una
perdida similar al de los accesorios de la tubera, permite escribir:
hf = f
8f LT
LT v 2
= 2 5 Q2 = KQ2
D 2g
gD
(7)
258
Tema 14
Finalmente, la ecuaci
on de la curva resistente sera la suma del desnivel geometrico y de las
perdidas:
H (r) (Q) = Hg + K Q2
(8)
3.3
El punto de funcionamiento
El punto de trabajo en el que nalmente va a operar una bomba depende tanto de la caracterstica
motriz que presenta (3), como de la caracterstica resistente a vencer (8). Es, pues, el equilibrio
entre lo que es capaz de aportar y la resistencia que debe vencer. Se determinar
a analtica o
gr
acamente, siendo esta u
ltima va, por dos motivos, m
as directa:
Los fabricantes proporcionan siempre las gracas de las caractersticas motrices de las
bombas. La va analtica exige, previamente, el ajuste de las mismas.
El metodo gr
aco es mas claro e intuitivo y admite con sencillez el analisis de alternativas.
En lo que sigue se presentan las dos soluciones, analtica y graca, para el sistema de la
Figura 7.
3.3.1
Soluci
on analtica
No hay m
as que combinar las ecuaciones (3) y (8), resultando:
H (m) (Q) = H (r) (Q)
(9)
A + BQ + CQ2 = Hg + KQ2
3.3.2
259
(10)
Soluci
on gr
afica
Figura 8: Obtenci
on gr
afica del punto de funcionamiento
Cual se ha dicho, la resoluci
on gr
aca es mucho mas intuitiva que la analtica, porque de
inmediato puede deducirse c
omo se modica el punto de trabajo cuando el nivel de agua del
dep
osito de regulaci
on vara, tal cual acontece en los bombeos de pluviales. Con el nivel de agua
en el dep
osito decrece la altura de bombeo y aumenta el caudal trasegado, lo que tambien afecta
al rendimiento de la bomba a
un cuando si opera en la parte plana de la curva, la variaci
on es
mnima.
3.4
Al dise
nar una estaci
on de bombeo, la decisi
on m
as importante es la seleccion (n
umero y tipo)
de la/s bomba/s. Debe resolverse del analisis del punto de funcionamiento calculado de manera
que al m
as frecuente le corresponda el mayor rendimiento. Pero a
un siendo esta la fase clave,
no conviene olvidar toda una serie de cuestiones y problemas complementarios. En particular, y
desde la optica que nos ocupa, las mas importantes son la regulaci
on, las dimensiones del pozo
y las medidas que deben respetarse al ubicar las bombas en su interior. Se trata todo ello m
as
adelante.
Pero en las estaciones de bombeo tambien pueden aparecer una serie de problemas que, a
un
cuando en un tema tan general no hay espacio para tratarlos, si conviene al menos citarlos. Ya
nos hemos referido a la necesidad de valorar las sobrepresiones depresiones que pueden aparecer
durante los arranques y paradas del sistema. Tambien se ha comentado la potencial aparicion
de vibraciones y ruidos en algunas instalaciones, provocados por un funcionamiento inestable,
habiendose al respecto detallado algunas referencias. Entre los problemas que mencionan est
a
260
Tema 14
la cavitacion, el cebado, la presencia del aire atrapado y el arranque de las bombas. A ellos nos
referimos con brevedad.
3.4.1
Cavitaci
on
Es muy difcil se presente en las estaciones de bombeo mas caractersticas de los sistemas de
drenaje urbano, toda vez que las bombas acostumbran a estar sumergidas o, lo que es lo mismo,
a aspirar en carga. Y en estas condiciones es practicamente imposible que aparezcan depresiones
en la aspiracion y, por lo tanto, que la presi
on llegue a descender hasta igualarse a la presion de
vapor, la causa que provoca la ebullici
on del agua a temperatura ambiente. Como ello acontece en
la aspiraci
on de la bomba, en cuanto el rodete le comunica energa al agua se produce un brusco
aumento de presi
on y el colapso repentino de las cavidades de vapor, dando lugar a los efectos
propios de una cavitaci
on que afecta adversamente al funcionamiento de una turbom
aquina
hidr
aulica. En el caso de bombas la zona de erosi
on se encuentra en el punto de mnima presion,
esto es sobre los alabes una vez pasada la arista de entrada. Rebasada esta zona, y cual se ha
dicho, el rodete comunica energa al uido, aumentando la presi
on y condensando las posibles
burbujas formadas.
Los efectos de la cavitacion en bombas son:
Audibles. Trepidaci
on o golpeteo del lquido sobre la pared s
olida, semejante a un martilleo
irregular, o al ruido de un chorro de grava sobre una chapa met
alica. Estos golpes pueden
convertirse en verdaderas detonaciones cuando toda la masa lquida entra en ebullici
on.
Visibles. Se forman nubes blancas, no transparentes, con fuerte efervescencia que, seg
un
la intensidad de la cavitaci
on, ocupan un volumen mayor o menor del lquido.
Sensibles. En ocasiones pueden producirse vibraciones peligrosas en las maquinas e incluso
en la estructura de la obra civil.
Energeticos y destructivos. A causa de la disminuci
on de la seccion transversal u
til de
los canales entre alabes se perturba m
as o menos la conguraci
on de la corriente, por lo
que desciende el caudal con relaci
on al esperado, aumentan las perdidas de potencia y
disminuye el rendimiento. Adem
as, el material de las paredes solidas llega a romperse por
fatiga.
3.4.2
Cebado de bombas
261
Aire atrapado
Este problema se presenta con una cierta frecuencia en las instalaciones que nos ocupan, sobre
todo cuando tratando de aprovechar al m
aximo la capacidad del dep
osito de bombeo, la orden de
paro de las bombas se da con escasa altura de agua en la solera del pozo. En estas circunstancias,
las vorticidades que se generan en la aspiraci
on y que deben tratar de evitarse en la medida de
lo posible, pueden propiciar la entrada de aire en el sistema. Como quiera que tal ocurre justo
antes de la parada, las sobrepresiones del transitorio que acostumbran a seguir dicha parada
pueden, con la presencia del aire atrapado, aumentar de manera notable.
La evaluacion de los picos de presi
on generados por el aire es un tema complejo, abordado en
repetidas ocasiones por los autores (Cabrera y col., 1998; Izquierdo y col., 1999). Con todo, m
as
importante es evitar la presencia de aire que evaluar las consecuencias de su presencia. Por ello
no debe apurarse el nivel de parada de las bombas y, al mismo tiempo deben evitarse remolinos
y vorticidades. Jonsson (1985) detalla el caso de una estaci
on de bombeo de aguas residuales
en Suecia en donde con s
olo ajustar el nivel de paro, las sobrepresiones se redujeron m
as de 35
m.c.a.
3.4.4
El arranque en bombas
El arranque siempre supone una demanda de energa superior a la requerida en regimen normal
de funcionamiento, pues deben acelerarse tanto las masas rotantes de la bomba y su motor
como la misma columna de agua. Como consecuencia, y del mismo modo que a partir de una
cierta potencia los motores se arrancan con el cambio estrella triangulo (disminuyendo as la
intensidad demandada a la red), el dimensionado de los motores de arrastre debe contemplar la
potencia requerida por el arranque en la bomba. Con todo, como la mayor parte de las bombas
utilizadas en aguas residuales son sumergidas y el motor electrico forma parte del conjunto, es
cuestion que afecta sobre todo al fabricante. Pero como conviene conocer la problem
atica propia
del caso.
Figura 9: Obtenci
on gr
afica del punto de funcionamiento
El arranque de las bombas en ocasiones se acostumbra a efectuar cerrando una v
alvula
dispuesta a la salida del grupo, para as evitar la superposici
on de aceleraciones. Con la valvula
cerrada la columna de agua permanece en reposo mientras las masas giratorias alcanzan la
262
Tema 14
H = H VC
3
Par M otor
PVR
Q = 0
H H
= g
Q = Q 0
P0
H = H0
4
2
5
1
Par R esistente
N
N VR
N 0VC N 0
La regulaci
on de una estaci
on de bombeo
En las estaciones de bombeo que aqu nos ocupan la necesidad de regular es maxima. Con unos
caudales entrantes fuertemente variables en el tiempo, el caudal impulsado debe seguir cuanto
mas mejor a aquellos. En lo que sigue nos centramos en los tres tipos de regulaci
on que en la
pr
actica se utilizan. El primero es el que hasta hace unas pocas decadas se vena practicando en
los mas de los sistemas a presion. Consiste en variar el punto de funcionamiento aumentando
la resistencia del sistema. El segundo que con la disminuci
on de precios de los variadores de
frecuencia que lo hacen posible se utiliza mas cada da act
ua sobre la caracterstica motriz. El
u
ltimo es propio de los bombeos de aguas pluviales. Mediante el acoplamiento de bombas en
paralelo, y utilizando como colch
on el volumen del pozo, permite impulsar una amplia gama de
caudales. Es claro que los u
ltimos dos metodos pueden combinarse, y as se hace en la practica.
4.1
Regulaci
on por variaci
on de la curva resistente
Es el procedimiento de regulaci
on, por sencillo, mas antiguo y conocido. Consiste en accionar
la v
alvula de regulaci
on instalada a la salida de la bomba, de manera que, seg
un su apertura, se
263
tendr
an unas perdidas y con ella una curva resistente. La Figura 11 muestra el cambio del punto
de trabajo. Y as, si la instalaci
on se encuentra funcionando en el punto P0 , el de funcionamiento
optimo, y se desea reducir el caudal impulsado para adecuarlo a las nuevas necesidades, hay que
cerrar parcialmente la v
alvula de regulaci
on aumentando as las perdidas de la instalaci
on, lo
(r)
(r)
que se traduce en una mayor pendiente de la curva resistente, que pasa de H0 a H1 . El
punto nuevo de trabajo es P1 reduciendose el caudal y aumentando la altura creada por la
bomba, necesaria para poder vencer las perdidas adicionales creadas. Al cambiar el punto de
funcionamiento, la potencia absorbida Pa1 es menor que Pa0 , frecuente en las bombas centrfugas
como la representada en la Figura 11.
4.2
Regulaci
on por variaci
on de la curva motriz
264
Tema 14
4.3
Regulaci
on utilizando el volumen del dep
osito
Potencia
P < 11 Kw
11 < P < 160 Kw
P > 160 Kw
M
aximo n
umero de arranques por hora = Nah
20
15
10
265
Z4
Z4
A4
P4
Z3
A3
P3
Z2
A2
P2
Z1
A1
P1
Z0
A4
V4
Z3
V4
A3
V3
Z2
V3
A2
V2
Z1
A1
V1
Z0
V2
P1+P2+P3+P4 V 1
V0
V0
Z=0
Z=0
Z
A4
Z4
A4
Z4
3B
4B
A3
Z3
3B
4B
Z3
P4
P4
2B
A2
Z2
A4
3B
A4
3B
4B
P4
3B
4B
P4
P4
Z2
1B
Z1
A1
Z1
0B
Z0
Z0
0B
0
0
1Q b
2Q b
3Q b
Q e 4Q b
t
0
0
266
Tema 14
Z
A4
Z4
A3
Z3
3B
Z1
A2
1B
A1
Z 1 0B
A2
Z2
4B
A1
0B
A3
2B
Z3
2B
Z2
A4
3B
Z4
1B
A4
3B
4B
A3
2B
4B
A2
1B
A1
0B
1B
A1
0B
1B
Z0
P1+P2+
+P3+P4
0B
0
Z0
P1+P2+
+P3+P4
P1+P2+
+P3+P4
0
0
1Q b
2Q b
3Q b
Q e 4Q b
tv
tll
Tc
C
alculo del volumen de regulaci
on para el esquema de funcionamiento EF1
(11)
estaran funcionando permanentemente en EF1 las i-1 primeras bombas, mientras la bomba i
estara parando y arrancando sucesivamente con el nivel, dentro del volumen de regulaci
on i ,
oscilando entre Zi1 y Zi .
En estas condiciones el tiempo transcurrido entre dos arranques consecutivos de esta bomba
i sera:
T = tll + tV =
i
i
+
Qe (i 1) Qb iQb Qe
(12)
Qe = Qmi =
(i 1) Qb + i Qb
2
(13)
267
Tmin =
4 i
3600
=
Qb
Nah
(14)
a partir del cual obtenemos (15) el volumen parcial mnimo requerido, expresado en m3 cuando
el caudal de bombeo este expresado en m3 /s.
i =
900 Qb
Nah
(15)
H
H (m )
P0
-Z0
P1
H (r)
P2
P3
P4
-Z1
-Z2
-Z3
-Z4
Figura 16: Punto de funcionamiento de la bomba dependiendo del nivel del pozo de bombeo
on de
Se abandona ahora la hip
otesis de caudal Qb constante. Pasa a ser Qb = Qb (Z), funci
la cota de agua del dep
osito (Figura 16). En este caso al poder la bomba suministrar una serie
de caudales continuos hay posibilidades de que el nivel se estabilice, lo que a caudal constante
independiente del nivel s
olo es posible cuando el caudal entrante coincide con el de una bomba
o alguno de sus m
ultiplos. En estas condiciones, suponiendo que la curva caracterstica de
la bomba viene dada por la relaci
on cuadr
atica Hb = C DQ2 , y la curva resistente de la
(r)
2
a (15) de
instalaci
on por H = ( Z) + KQ , el punto de funcionamiento de la bomba lo dar
acuerdo con:
Q(Z) =
C ( Z)
Qi = Q(Zi ) =
K +D
C ( Zi )
K +D
(16)
(17)
el sistema esta en el volumen i entre los niveles Zi1 y Zi , y pueden contemplarse tres casos:
268
Tema 14
(18)
(19)
c) La tercera posibilidad es, a los efectos de dimensionado del volumen, la que importa ya
que en ella hay oscilaci
on, con i-1 bombas funcionando permanentemente mientras la bomba
i arranca y para alternativamente. El caudal entrante m
as desfavorable es el que da lugar
al perodo mnimo entre dos arranques consecutivos. Diversas manipulaciones (Cabrera y col,
1986), permiten llegar a la ecuaci
on (19) que posibilita determinar el caudal m
as desfavorable
Qmi
iQi Qmi
1
(i 1)Qi Qmi
(Qi Qi1 )Qmi
1
ln
ln
+
2
2
i
iQi1 Qmi (i 1)
(i 1)Qi1 Qmi i(iQi Qmi )(iQi1 Qmi )
(20)
ecuaci
on en donde, a priori, adem
as de Qmi , se desconocen los valores de las variables Zi y Qi ,
por lo que es menester estimar el volumen a calcular i , o lo que es lo mismo, el incremento de
nivel de agua en el pozo de bombeo Zi
Zi =
i
S
(21)
as de la ecuaci
on (21)
y, en consecuencia, a partir de (16), Qi . En denitiva, (16), (19), (20), adem
que seguidamente se detalla, son las ecuaciones que permiten determinar las cuatro inc
ognitas,
on (20) impone en el balance de tiempos de la oscilacion el valor
Qmi , Zi , Qi y i . La ecuaci
entre dos arranques consecutivos, Tmin , aportado por el fabricante.
i =
2(K + D)
i Qi1
Qi(i1)
(i1)Qi Qmi
ln (i1)Q
i1 Qmi
(22)
Las ecuaciones (19) y (21) son consistentes para i 2. Por ello el primer volumen i requiere
un tratamiento diferente. Las ecuaciones a considerar son la (22) que permite determinar Qm1
269
1
Q1 Qm1
Qm1 (Q1 Q0 )
= 2(K + D) S ln
+
2
Q0 Qm1 (Q1 Qm1 ) (Q0 Qm1 )
Qm1
(23)
i =
1
Q1m
2(K+D)
Z1 Z0
Tmin
1 Qm1
Q1 Q0 + Qm1 ln Q
Q0 Qm1
(24)
Finalmente, para determinar las cuatro variables del caso a saber, Zi , Qi , Qm1 y i , se sigue
un proceso iterativo que exige de nuevo el concurso de las ecuaciones (16) y (19).
4.3.2
C
alculo del volumen de regulaci
on para el esquema de funcionamiento EF2
(25)
un caudal de entrada que obliga a que arranquen sucesivamente las bombas hasta llegar a la
n
umero i. A partir de ese momento el nivel de agua desciende y cuando el dep
osito se ha
vaciado (excluyendo el volumen de reserva) se detienen todas las bombas de manera simultanea.
En estas condiciones el periodo entre dos arranques consecutivos de la bomba i lo da (24)
i
i
j
j=1 j
+
Ti = tp + tf =
Q (j 1)Qb iQb Qe
j=1 e
(26)
i1
i1
(iQb Qmi ) [Qmi (i 1) Qb ]
j
j=1 j
Tmin
i =
Qb
iQb Qmi j=1 Qmi (j 1)Qb
as como
(27)
270
Tema 14
11
Tmin
i1
j
j
=
+
+
(2i 1) Qb 2Qmi j=1 Qmi (j 1) Qb
j=1
i1
j
(iQb Qmi ) [Qmi (i 1) Qb ]
2Qmi (2i 1)Qb
[Qmi (i 1) Qb ]2
j=1
(28)
ecuaciones que resueltas por aproximaciones sucesivas determinan las dos incognitas Qmi y i ,
an en Goldschmidt
ya que el periodo Tmin es un dato que establece Nah . Estos desarrollos est
(1974).
Conviene observar que, como antes, para el primer nivel (i=1) las ecuaciones (25) y (26) no
son consistentes, algo l
ogico porque ahora los sistemas de regulacion (EF1 y EF2) coinciden.
Por ello, para i=1, es de aplicaci
on la ecuaci
on (15).
El proceso de calculo, bastante tedioso por cierto, puede parcialmente soslayarse utilizando
la Tabla 1 que da los vol
umenes de trabajo, admitiendo un caudal diferente de las bombas Qi ,
pero constante cualquiera sea el nivel de agua en el pozo. El caudal Qi se expresa en m3 /h.
N
umero de bombas
1
2
3
4
5
6
7
8
El pozo de bombeo
271
5.1
Problemas hidr
aulicos que pueden aparecer en el pozo
5.1.1
Ya se han comentado los problemas que su arrastre puede provocar tras la parada de la bomba.
Tambien origina una perdida de su rendimiento. Pero de lo que aqu se trata es de analizar
las causas que lo pueden motivar. La gura 17 recoge los casos m
as importantes. La entrada
de aire puede ser directa (Figura 17.a), debida a la formaci
on de v
ortices superciales (Figura
17.b), por la formaci
on de burbujas debido a la existencia de chorros libres (Figura 17.c) o por
liberaci
on del aire disuelto en el agua en el caso de formarse v
ortices sumergidos (Figura 17.d).
Para evitarlo hay que procurar una sumergencia mnima, evitar la prerrotaci
on en el ujo de
llegada as como las posibles asimetras en el mismo. Una baja sumergencia favorece tambien
272
Tema 14
Caso a
Caso b
Caso c
Caso d
la formaci
on de estos vortices, donde la entrada de aire puede ser continua o intermitente.
Son f
acilmente visibles en las instalaciones en funcionamiento. La colocacion de estructuras
antivortice y el aumento de la sumergencia son medidas a adoptar para limitar su formacion.
5.1.2
De efecto semejante al del vortice sumergido, si bien en este caso la rotacion no se origina en
las cercanas de la campana de aspiraci
on, sino en la masa uida del dep
osito que converge
hacia la bomba, debido a una distorsi
on del campo de velocidades. Esta rotaci
on del ujo se
ve amplicada en la entrada a la campana de aspiraci
on, si bien, en el caso de una tubera
de aspiraci
on sucientemente larga, puede amortiguarse hasta su practica desaparicion. La
uniformidad del campo de velocidades en el dep
osito de aspiraci
on evita este tipo de ujo.
273
Este es un problema frecuente en el caso de varias bombas situadas en el mismo deposito con las
tomas de aspiraci
on alineadas en el sentido del ujo. Aguas abajo de cada una de las tuberas
de aspiraci
on (Figura 19) se forma una estela en la que el ujo es claramente turbulento,
originando vibraciones, ruidos, disminuciones de rendimiento y descensos de presi
on. Al igual
que en el caso anterior, si el conducto de aspiracion de la bomba es sucientemente largo, el
perl de velocidades puede uniformizarse, disminuyendo los efectos de la turbulencia creada por
la estela. Asimismo, estos efectos pueden paliarse aumentando la separaci
on entre las campanas
de aspiraci
on de las bombas, y aumentando tambien el ancho de la c
amara de aspiraci
on. En este
caso se recomienda una distancia entre campanas superior a 8D (siendo D el di
ametro de la boca
de aspiraci
on) y un ancho del dep
osito superior a 3D. En cualquier caso, la mejor soluci
on para
evitar las turbulencias originadas por la estela es colocar la toma de las bombas no alineadas
entre s en el sentido del ujo, sino perpendicularmente a el.
A SPIRA CI N
BO M BA 1
A SPIRA CI N
BO M BA 2
ESTELA
PLA N TA
5.1.4
5.1.5
274
Tema 14
5.2
Criterios de dise
no
Para lograr estas condiciones de ujo se hace necesario seguir una serie de recomendaciones
generales que pasamos a exponer a continuaci
on.
5.2.1
275
Zona C
3/4 D a D
Zona B
2D
Zona A
2D
W = 6D
Pendiente inferiora 10
D
Solera
Plana
ngulo m xim o 20
D/2
2/3 W
5.2.2
Zona de transici
on desde la entrada a la c
amara de aspiraci
on.
276
Tema 14
Suciente distancia entre la seccion de entrada y la toma de las bombas para amortiguar
las perturbaciones que siempre se producen en el ujo de entrada. Generalmente esta se
mide en n
umero de di
ametros de la boca de aspiracion.
Guiado del ujo de la manera m
as suave posible, evitando zonas donde puedan provocarse
estancamientos. Para ello se recomienda dar una forma divergente al dep
osito de aspiraci
on
entre la entrada y la aspiraci
on de las bombas (ver Figura 22).
Evitar los puntos angulosos en los que se favorecen los sedimentos. Para ello realizar una
transici
on suave entre la solera del deposito y los muros laterales.
5.2.3
Zona de aspiraci
on.
5.2.4
277
BOM BA
BOM BA
BOM BA
Cono
Excntrico
R
Brida de
conexin
a la
bom ba
d
Aletas
278
5.3
Tema 14
Dimensiones recomendadas
Los valores recomendados de las variables que denen la geometra del dep
osito de aspiraci
on
vienen recogidos, para instalaciones tipo, en la bibliografa existente. Asimismo, los fabricantes
suelen dar las dimensiones recomendadas de los dep
ositos para cada uno de sus modelos de
bombas. Estas dimensiones (Prosser, 1997) son orientativas por cuanto, como ya se ha dicho, si
la instalaci
on presenta singularidades es necesario un detallado estudio apoyado en un modelo
fsico a escala.
5.3.1
Campanas de aspiraci
on
ELIPSE
b
r
D
5.3.2
Sumergencia mnima.
279
que puede darse el caso de que con una sumergencia determinada no se formen v
ortices pero
exista cavitacion. Por ello las condiciones a comprobar para determinar el nivel mnimo en el
dep
osito para el funcionamiento de las bombas son la sumergencia y la profundidad mnima de
la bomba requerida para evitar cavitaci
on.
Generalmente estos valores los proporciona el fabricante, si bien para un esquema como
el que aparece en la Figura 27 se recomienda una sumergencia mnima de 1.5 D y un valor
de C cercano a 0.5 D. En el caso de disponer de un ujo en muy buenas condiciones puede
disminuirse la sumergencia para ahorrar volumen de excavaci
on, mientras que en el caso de una
instalaci
on en funcionamiento con problemas de v
ortices, el aumento de la sumergencia puede
ser una soluci
on.
S 15
'D
C = 05 D
D
5.3.3
Instalaci
on para una sola bomba.
1/4 D
1/4 D
2D
RA D IO 1/2 D
1/2 D
12 b)
12 a)
1/4 D
RADIO = D
12 c)
280
Tema 14
ALZADO
Cota m nim a
delagua
Cota m nim a
delagua
S = 1'0 D
(m nim o)
d
D
S = 1'5 D
(m nim o)
C = 0'5 D
X = 0'25 D
PLANTA
w = 2D
w = 2D
b)EN TRA D A M ED IA N TE
CA M PA N A V ERTICA L
281
Instalaci
on para varias bombas.
La primera recomendaci
on a realizar en el caso de un dep
osito de aspiraci
on para varias bombas
es la que aparece en la Figura 31. Se debe intentar que el ujo de entrada sea perpendicular
a la lnea de bombas. En caso de que no sea as, habr
a que aumentar la distancia entre la
entrada al dep
osito y la lnea de bombas. La distribucion en planta de la zona de aspiraci
on
puede realizarse, en principio, de dos maneras: con zona de aspiraci
on com
un o con zonas
de aspiraci
on individuales (tabiques separadores entre las zonas de aspiraci
on de las diferentes
bombas). Este u
ltimo caso es el mas aconsejable cuando se prevea un ujo poco uniforme.
En el caso de zonas de aspiraci
on individuales valen las recomendaciones hechas para una sola
bomba. En la Figura 31 puede verse una instalaci
on de este tipo. La ventaja que presenta es que
las condiciones de aspiracion no se ven afectadas por el n
umero de bombas en funcionamiento.
La longitud L es funci
on de la calidad del ujo de aproximaci
on a la zona de aspiraci
on. En
cualquier caso se recomienda que no sea inferior a 4D. La separaci
on entre ejes de campanas de
aspiracion debe estar en el intervalo 2D a 2.5D.
N o m enorde 4D
2 D
Zona C
3/4 D a D
Zona B
2D
Zona A
2D
W = 6D
Pendiente inferiora 10
D
Solera
Plana
ngulo m xim o 20
D /2
2/3 W
282
Tema 14
En muchos casos los fabricantes proporcionan abacos para el dimensionado del dep
osito de
aspiracion, generalmente basados en su propia experiencia.
ELEMENTOS COMPLEMENTARIOS
El sistema hidr
aulico analizado (bombas ubicadas en pozos de bombeo de capacidades y medidas
descritas en los puntos precedentes) se completa con toda una serie de equipamientos hidr
aulicos,
tanto en la aspiraci
on como en la impulsi
on. Algunos ya han sido descritos a
un cuando todos
se describen sucintamente.
6.1
Equipamientos en la aspiraci
on
Boca de aspiraci
on. Puede tener forma abocinada o forma de cono convergente-divergente, y
con ella se inicia la tubera de aspiraci
on. Su importancia radica en el hecho de que proporciona
una alimentaci
on uniforme a la bomba. De cualquier modo, resulta obligado disponerla cuando
la velocidad en la tubera de aspiraci
on rebasa los 0.8 m/s, debido a que la perdida de carga
localizada en la misma entrada de la aspiraci
on puede ser notable. Su forma cumple, pues, la
doble misi
on de disminuir perdidas de carga y de uniformar el ujo de entrada.
Dispositivos antiv
ortices. La rotaci
on del agua en la boca de aspiraci
on se puede eliminar,
bien con un adecuado dise
no de la c
amara de aspiraci
on, o bien instalando una cruceta en la
propia boca de entrada. Esta cruceta deber
a ser de peque
no espesor, para no originar excesivas
perdidas de carga.
Filtro o colador. Se trata de un cilindro perforado, que impide el paso a la tubera de
aspiracion de s
olidos arrastrados por el agua que puedan da
nar el rodete de la bomba. Es
de obligada instalacion en las bombas de pozo, por el posible arrastre de arenas, y de rara
implantaci
on en aspiraciones directas desde depositos de aguas limpias. En este u
ltimo caso, si
existen arenas procedentes del pozo estas sedimentan en el deposito, y por las alturas mnimas
de la boca de aspiraci
on se garantiza la no succion de estos sedimentos.
V
alvula de pie. Es una v
alvula antirretorno instalada en la base de la tubera de aspiraci
on,
para:
a)- Impedir el vaciado de la tubera, y no tener que cebar la bomba en el subsiguiente arranque.
b)- En algunos procedimientos de cebado, retener el agua que llena la tubera de aspiraci
on.
Presenta el grave inconveniente de aumentar las perdidas de carga, y en consecuencia
aumenta el peligro de cavitacion. En bombas sumergidas, como las mas de las utilizadas en
sistemas de drenaje urbano, no hay la menor necesidad de ellas.
V
alvula de aspiraci
on. Cuando se aspira de un dep
osito en carga es de gran utilidad
emplazar una v
alvula de compuerta en la tubera de aspiraci
on, que permita el acceso a la
bomba y su desmontaje sin necesidad de vaciar el dep
osito. En este caso carecen de sentido la
v
alvula de pie y el sistema de cebado. Como las maniobras de esta valvula ser
an circunstanciales,
no es preciso motorizarla.
283
Colector de aspiraci
on. Cuando hay varias bombas en paralelo con un colector de
aspiracion com
un, se deber
a evitar en todo momento la generaci
on de bolsas de aire en su
interior. Para ello este colector tendra una ligera pendiente ascendente, del orden del 2 por 100.
Ademas, cuando su di
ametro rebase los 600 mm es conveniente que sea visitable y disponga de
un registro de entrada.
Tubera de aspiraci
on. Para evitar los problemas de cavitacion derivados de una perdida
de carga excesiva, la maxima velocidad en la tubera de aspiraci
on sera del orden de 1.5 m/s.
Como en la entrada de la bomba la velocidad es algo superior (del orden de 2.5 m/s), el
acoplamiento entre el extremo nal de la tubera de aspiraci
on y la entrada de la bomba se
o
realizara con un cono recto de apertura entre 10 y 30 .
6.2
Equipamientos en la impulsi
on
En el lado de la impulsi
on, los equipamientos requeridos son:
Cono de impulsi
on. A la salida de la bomba la velocidad del uido es del orden de 3 a
7 m/s. Debido a que la velocidad en la tubera de impulsi
on tiene un orden de magnitud muy
inferior (1 y 1.5 m/s), se debe acoplar un difusor entre la salida de la bomba y el inicio de la
tubera de impulsi
on, que generalmente ser
a un cono recto con un angulo de 8 a 10.
Sistema de cebado. Se coloca en bombas instaladas en aspiracion. Es el dispositivo que
sirve para llenar de agua el rodete y la tubera de aspiraci
on, cuando estos se encuentran llenos
de aire en la primera puesta en marcha, o despues de trabajos de reparaci
on o mantenimiento.
Seg
un el dispositivo instalado, se requerir
a o no v
alvula de pie. Toda bomba debe estar cebada
cuando se la pone en marcha, ya que el giro del rodete en aire no crea la succi
on suciente para
elevar el agua del dep
osito de aspiraci
on y que esta alcance el rodete.
V
alvula de retenci
on. La nalidad de esta v
alvula es impedir el vaciado de la tubera de
impulsion a traves de la bomba cuando esta esta parada, as como evitar que el rodete gire en
sentido inverso al normal de funcionamiento si se produjese este vaciado.
V
alvula de regulaci
on. La v
alvula de compuerta sirve para poder aislar la bomba de la
tubera de impulsi
on; adem
as se puede utilizar para variar el punto de funcionamiento de la
bomba cuando hay necesidad de ello. Por esta raz
on, a dicha v
alvula se le denomina v
alvula de
regulaci
on.
Sistema de protecci
on. Cuando hayan golpes de ariete importantes se puede equipar
el tramo de impulsi
on con un sistema de proteccion para amortiguar las sobrepresiones y/o
depresiones generadas.
6.3
Otros elementos
Nos hemos referido, dentro de los elementos complementarios, a los hidraulicos. Pero en una
estacion de bombeo hay otros equipamientos electromecanicos que son imprescindibles para su
normal funcionamiento. Nos referimos a todo el sistema de control (sensores, dispositivos de
284
Tema 14
medida, programadores,), as como todo el sistema de suministro de energa que, por lo general,
sera electrico si bien deber
a incluir una fuente de alimentaci
on alternativa para evitar que se
produzcan desbordamientos cuando hay un fallo en la lnea electrica de alimentacion, lo que
es probable ocurra en caso de fuerte tormenta que es, precisamente cuando las necesidades de
elevar agua de lluvia son m
aximas. Lo normal, en estos casos, es recurrir a grupos electrogenos.
Detalles referentes a estas cuestiones pueden verse en (UDMF, 1990).
Conclusion
A
un cuando el enfoque del texto precedente se ha orientado fundamentalmente a estaciones
de bombeo instaladas en sistemas de drenaje urbano, la mayor parte de la problem
atica aqu
expuesta es compartida por cualquier estaci
on de bombeo, raz
on por la cual se la ha dotado el
texto que aqu concluye de un contenido m
as general. Y as por ejemplo problemas de cavitacion
o de cebado no es probable se presenten en bombas que aspiran en carga. Pero, en cualquier caso,
siempre es conveniente conocer bien las causas que pueden generar un determinado problema
en una estacion de bombeo. Conocidas estas, a
un cuando inicialmente no se disponga de la
soluci
on, el problema est
a en vas de soluci
on. Porque, sin la menor duda, la problem
atica mas
grave a la que un tecnico se debe enfrentar es la ignorancia y el desconocimiento general. Y con
el n de obviarlo hasta el punto que lo permite un texto de extensi
on limitada, se ha redactado
con una orientaci
on bastante general esta contribuci
on al Curso de Hidrologa Urbana.
Referencias
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Hidr
aulicos a Presion. Unidad Docente Mec
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285
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Pluviales y/o Residuales. Generalitat Valenciana. Consejera de Industria, Comercio y Turismo.
CON REGIMEN
DISENO
PERMANENTE:
CURVAS DE REMANSO
Hans Sanchez, Manuel Gomez
Dep. de Ingeniera Hidraulica, Martima y Ambiental. UPC
E.T.S. Ingenieros de Caminos, Canales y Puertos
Jordi Girona 1-3. D-1. 08034 Barcelona
Introducci
on
El estudio hidr
aulico en una cuenca urbana consiste en calcular lo m
as exactamente posible las
variables hidr
aulicas (calado, velocidad, caudal) del agua cuando circula por las alcantarillas,
producto de la escorrenta superficial que entra a la red por las zonas previstas.
Para que estas variables hidr
aulicas se aproximen lo mas fielmente posible a la realidad, los
colectores pluviales se deben dise
nar representado un movimiento no permanente gradualmente
variable, para lo que es necesario contar con los respectivos hidrogramas de entrada,
caudal/tiempo, y la suficiente y precisa informaci
on topogr
afica de la red. Porque de nada
servira utilizar un metodo tan preciso y laborioso si no se cuenta con una buena informaci
on
que respalde la precisi
on de los calculos.
En el caso de cuencas que no cuentan con la suficiente informaci
on ya sea topogr
afica o
hidrol
ogica, (p.e. que tenga un estudio hidrol
ogico basado en el metodo racional), o simplemente
se desee hacer un estudio rapido y aproximados se puede recurrir a estudiar los colectores
suponiendo movimiento permanente. En este caso se considera como caudal de entrada el
caudal m
aximo del hidrograma, obviando la evoluci
on temporal de dicho hidrograma.
Dentro de la aproximaci
on basada en el regimen permanente, podemos encontrar dos tipos
de movimiento:
288
Tema 15
An
alisis hidr
aulico considerando movimiento permanente
uniforme
(1)
Q=A
Rh
Io
(2)
La ecuaci
on 2 representa una funci
on implcita del calado, dado que el caudal (Q) y la
pendiente (Io ) son datos de partida, mientras que el coeficiente de rugosidad (n) se toma
en funci
on de la eleccion del material de las paredes del colector. El area mojada (A) y el
olo dependen, una vez elegida la
radio hidr
aulico (Rh = area mojada sobre permetro mojado) s
tipologa de la secci
on, del nivel de agua alcanzado en el colector. Muchas veces, esta ecuacion
implcita se resuelve con ayuda de abacos de calculo existentes para los tipos de seccion m
as
usadas.
An
alisis hidr
aulico considerando movimiento permanente
gradualmente variado
Con este metodo se aproximan las condiciones del movimiento no permanente en cada conducto
de la red de drenaje, por las de un movimiento permanente para el caudal m
aximo circulante
por cada tramo, y considerando las variaciones del calado y velocidad que se producen a lo largo
Dise
no con regimen permanente: curvas de remanso.
289
H=
v2
Q2
+y+z =
+y+z
2g
2gA2
(3)
donde H sera la energa total, z cota de la solera del colector, v la velocidad media del agua, y el
calado (para pendientes suaves), Q es el caudal circulante, A el area mojada y g la aceleraci
on
de la gravedad. Para estimar la l
amina de agua, calcularemos primero la variaci
on de energa
total a lo largo del conducto de la red. Si diferenciamos primero la ecuaci
on 3, con respecto a la
abscisa del colector x, obtendremos el gradiente energetico a lo largo del colector en la direccion
del flujo, como se muestra a continuaci
on:
Q2 dA dy
dz
dH
=
+
+
3
dx
gA
dx
dx dx
(4)
(5)
Esta ecuaci
on diferencial, no lineal y de primer orden, necesita para su resoluci
on numerica
una condici
on de contorno. Esta se expresa en forma de calado, en el extremo aguas arriba
para flujos de tipo supercrtico, Fr>1, y en el extremo aguas abajo en el caso de flujos de
tipo subcrtico, Fr<1. La condici
on de contorno representa desde un punto de vista fsico la
influencia que el resto de la red ejerce sobre el conducto que estamos estudiando. Esta influencia
se traducira en que para el mismo caudal circulante, podremos encontrar unos calados mayores
o menores dependiendo de la situaci
on del resto de la red.
Mediante la formulaci
on propuesta, vamos resolviendo la red conducto por conducto.
Tendremos en cuenta para cada uno el caudal m
aximo circulante y la condici
on de contorno
impuesta en cada conducto por el resto de la red.
290
Tema 15
Comparaci
on de perfiles hidr
aulicos calculados con flujo
permanente y flujo no permanente en un conducto aislado
Necesitamos poder cuantificar la magnitud del error que se comete cuando se utilizan uno de
estos procedimientos hidr
aulicos simplificados. Para ello vamos a comprobar en un caso sencillo
las diferencias en el comportamiento hidr
aulico entre un calculo en regimen no permanente y
las aproximaciones en flujo permanente.
El an
alisis lo haremos para un conducto recto de 1000 metros de longitud, de seccion
rectangular con ancho en la base de 2 metros, y una rugosidad de Manning de 0.018. El
comportamiento hidr
aulico del conducto lo analizaremos primeramente en flujo no permanente
(el que mas se ajusta a la realidad) y luego en flujo permanente, con un caudal de dise
no igual
al caudal punta del hidrograma utilizado en el flujo no permanente.
Como sabemos el flujo no permanente no trabaja con un caudal constante en el tiempo, como
lo hace el flujo permanente, sino con un hidrograma que est
a compuesto de varios caudales que
ocurren en instantes de tiempo diferente y por lo tanto existen diferentes formas de hidrogramas
que tengan un mismo caudal punta. Primero tendremos que definir que tipo de hidrograma
utilizaremos para la comparaci
on, para lo cual haremos diferentes ensayos. Primero probaremos
con 3 hidrogramas todos ellos con el mismo caudal punta y caudal base, y con el mismo tiempo
base (60 minutos), pero con distintos tiempo punta (ver figura 1), cada uno 0.2, 0.5 y 0.8 veces
el tiempo base. Todos los hidrogramas tienen el mismo volumen y se considerara una condici
on
de contorno aguas abajo de vertido libre.
Q
0.8 tb
0.5 tb
0.2 tb
Qp
Qb
tb
Dise
no con regimen permanente: curvas de remanso.
291
4.0
C alado (m etros)
3.5
3.0
2.5
Perfiles de agua calculados para los
tres hidrogram as con diferentes
tiem pos de caudalpunta
2.0
1.5
1.0
100
200
300
400
500
600
700
800
900
1000
Qb
0.5 h.
1 h.
2 h.
3 h.
292
Tema 15
4.0
C alado (m etros)
3.5
3.0
Tb=3.0 h.
2.5
Tb=2.0 h.
2.0
Tb=1.0 h.
Tb=0.5 h.
1.5
1.0
Fondo delcanal
0.5
0.0
0
100
200
300
400
500
600
700
800
900
1000
C
alculo hidr
aulico de redes en r
egimen permanente
El proceso de analisis de conductos en redes no es tan directo ni evidente. Primero hay que definir
la tipologa de red que se nos presenta para que de acuerdo a ella sigamos el procedimientos de
calculo adecuado. Existen dos tipo de red.
Redes arborescentes y
Redes malladas
5.1
Redes arborescentes
Una red arborescente es aquella que en todos sus nudos la salida del agua solo se puede realizar
por un conducto (ver figura 6). En este tipo de red, se tiene la ventaja de conocer siempre
Dise
no con regimen permanente: curvas de remanso.
293
4.0
C alado (m etros)
3.5
Calado Norm al
3.0
Curva de Rem anso
2.5
Tb=3.0 h.
Tb=2.0 h.
2.0
Tb=1.0 h.
1.5
Tb=0.5 h.
1.0
Fondo delcanal
0.5
0.0
0
100
200
300
400
500
600
700
800
900
1000
Figura 5: Comparaci
on de perfiles hidr
aulicos obtenidos con flujo permanente y no permanente
294
Tema 15
entre conductos. En redes que funcionan con flujos subcrticos (Fr<1) se tiene la condicion
de contorno de salida de la red, en el u
ltimo conducto aguas abajo. Se empieza calculando el
perfil hidr
aulico desde ese punto. Cuando se llega con la integraci
on numerica a un nudo de
uni
on de conductos, procederemos aplicando la conservaci
on de energa total entre extremos de
conductos concurrentes en el nudo. As obtendremos los calados en los extremo aguas abajo
de los conductos situado aguas arriba del que acabamos de calcular. Este calado nos dar
a las
condiciones de contorno de sus respectivos conductos el que nos servir
a para calculamos sus
respectivos perfiles. Se sigue el mismo procedimiento con los demas nudos aguas arriba y sus
conductos.
1 m 3/s
6.5 m 3/s
1 m 3/s
Io = 0.001
L = 100 m
Io = 0.005
L = 200 m
Io = 0.001
L = 100 m
3
5
Io = 0.003
L = 200 m
Io = 0.001
L = 100 m
Dise
no con regimen permanente: curvas de remanso.
295
Tabla 1. Comparaci
on de resultados de la red propuesta
Conducto
1
2
3
4
5
calado
ag. arriba
1.07
1.82
1.66
2.07
1.92
Calado
ag. abajo
1.74
1.92
1.99
2.17
1.23
Altura seccion
grad. variado
1.95
2.15
2.20
2.40
2.15
Altura seccion
perm. uniforme
1.30
1.20
1.70
1.20
2.75
y (m )
C olector 1
4
3
G .Variado
P.U niform e
2
1
0
40
80
120
160
200
x (m )
y (m )
C olector5
3
P.U niform e
G .Variado
2
1
0
400
440
480
520
560
600
x (m )
Figura 7: Perfiles de l
amina de agua para los colectores 1 y 5. Hipotesis de flujo gradualmente
variado
Ello pone de manifiesto que la aproximaci
on de flujo permanente uniforme puede dar tanto
dise
nos sobredimensionados como infradimensionados. En algunos casos, las diferencias son muy
elevadas, como es el caso del conducto 4. Si este conducto hubiera sido dise
nado utilizando el
flujo uniforme, el conducto habra entrado en presion y adem
as con una notable carga. En la
figura 7, se muestran los perfiles de l
amina de agua para los conductos 1 y 5 calculados mediante
la aproximacion de flujo gradualmente variado. Tambien se indican las alturas de seccion que
se obtendran en un proceso de dise
no considerando las hip
otesis de movimiento permanente
uniforme y movimiento permanente gradualmente variado.
296
5.2
Tema 15
Redes malladas
Q1
Q2
5
3
6
7
4
d
10
8
g
11
Salida
Por eso, los calculos en redes malladas siempre son muy laboriosos y a
un m
as si se tienen
muchas mallas, debido a las multiples iteraciones que se deben realizar. Para su soluci
on
es necesario recurrir a programas inform
aticos. Lamentablemente en el mercado no existen
softwares que hagan este trabajo y los programas que trabajan con la hip
otesis de flujo
permanente gradualmente variado lo hacen con redes arborescentes como el conocido HECRAS. Y los que trabajan con redes malladas siempre utilizan el flujo no permanente y son
softwares demasiado costosos, aunque hay algunos gratuitos como el SWMM, cuyo uso no es
f
acil y no justifica utilizar este modelo de simulaci
on de regimen no permanente para trabajar
con regimen permanente poniendo un hidrograma de caudal constante.
Dise
no con regimen permanente: curvas de remanso.
297
Cuando en una red tenemos los hidrogramas de entrada en los nudos, normalmente nos
quedamos con el valor del caudal punta. Si hacemos entrar ese caudal en la red, a medida
que progresamos aguas abajo los valores de caudal se van sumando (pensemos por ejemplo en
una red arborescente). Sin embargo estos caudales en la realidad quiz
a no se sumen porque se
producen en tiempos distintos. Esto supone que en general, cuanto mayor sea la red, el caudal
final de c
alculo esta muy sobredimensionado pues el decalaje temporal entre caudales punta no
se considera.
En el apartado 4 se vio que los resultados del flujo permanente son aceptablemente similares
a los del flujo no permanente. Esto ocurren en canales independientes, cuando se trabaja con
un solo hidrograma en flujo no permanente y el caudal punta de este hidrograma se utiliza
para trabajar en flujo permanente. Pero la situaci
on es muy distinta cuando se trabaja en redes
porque all intervienen varios hidrogramas diferentes los cuales tienen sus propias caractersiticas.
Para hacer m
as clara la explicacion la ilustraremos mediante un ejemplo sencillo. En la figura
9, tenemos un red de alcantarillado similar a un ejemplo antes estudiado. En la red ingresan
caudales por los conductos 1, 2 y 4 y salen por conducto 5. Los hidrogramas que ingresan a la
red estan representados en misma figura.
QB
Q
QA
QA
QC
QC
QB
Hidrogram a A
Hidrogram a B
Hidrogram a C
3
5
Q SA L
t
Figura 9: Esquema de la red de alcantarillado analizada
Representando el flujo en regimen permanente, se dira que por el conducto 1, ingresa el
maximo caudal del hidrograma A (QA ) y tambien por el conducto 2 y 4 ingresan sus respectivos
maximos caudales. Despues de circular por la red, el caudal que saldra por el conducto 5, sera
la suma de los caudales que han entrado por cada uno de los conductos (QA + QB + QC ).
Al hacer el an
alisis de la red en regimen no permanente, no tendramos que sumar los caudales
puntas sino los hidrogramas, cada uno en relaci
on al tiempo de llegada al conducto de salida. En
la figura 10, se muestra el hidrograma suma que obtendramos. El caudal maximo (Qs al) que
saldra por el conducto 5, sera el mayor caudal del hidrograma que resulta de sumar los otros
tres hidrogramas de entrada. En este caso el caudal maximo es aproximadamente un 50% menor
298
Tema 15
que la suma de lo caudales punta. Esta diferencia es consecuencia del decalaje temporal de los
caudales maximos. Esto no ocurrira si por los tres nudos ingresaran caudales con ocurrencia de
caudal punta similares y las longitudes de los conductos no fueran diferentes o muy largas para
que la propagaci
on no altere derivando el hidrograma.
Q
Q A +Q B+Q C
Hidrogram a A
Hidrogram a B
Q SAL
H idrogram a C
Hidrogram a Sal
QA
Q A+Q B+Q C
QC
QB
Bibliografa
Introducci
on
Descripci
on matem
atica del movimiento
Las hip
otesis basicas de las que partimos para describir el movimiento no permanente son las
siguientes:
El ujo en cada conducto de la red es de tipo unidimensional. Solo tenemos en cuenta la
velocidad del agua en la direcci
on de la alineaci
on del conducto.
Aceptaremos una distribuci
on uniforme de velocidades en cada seccion, despreciando las
variaciones transversales de velocidad dentro de la misma.
Suponemos que la curvatura de la l
amina de agua es reducida, por lo que en el seno del
uido aceptamos la existencia de una distribuci
on hidrost
atica de presiones.
A partir de estas hip
otesis principales, se aplican los mismos principios que se emplean en
cualquier problema hidr
aulico, esto es, la conservacion de la masa o ecuaci
on de continuidad,
y la ecuaci
on de equilibrio de fuerzas actuantes. En el caso del movimiento no permanente en
l
amina libre, las ecuaciones de conservacion de la masa y de equilibrio de fuerzas adoptan la
siguiente expresi
on, para un conducto de seccion constante:
y
A v
y
+v
+
=0
t
x
b x
299
(1)
300
Tema 16
v
y
v
+v
+g
g(Io If ) = 0
t
x
x
(2)
v
+ v x
Fuerzas de inercia sobre el agua en movimiento (aceleraciones local y convectiva)
y
x
Fuerzas de presion debidas a los diferentes niveles de agua entre puntos del colector
y F r 2
t v
1 v
g t
F r2
(3)
Si el movimiento fuera permanente las variaciones respecto del tiempo tanto del calado como
de la velocidad seran nulas, por lo que el comportamiento se podra describir con el primer
termino de la derecha de la ecuaci
on (3), que resulta ser la expresi
on de la curva de remanso. En
la medida que los terminos del segundo miembro de la ecuacion sean importantes (variaciones
temporales de calado y velocidad) las diferencias entre el calculo con una u otra expresi
on seran
mas signicativas.
Si bien representan como decamos antes el caso mas general de movimiento, la dicultad de
resolucion junto a la necesidad de disponer de mucha mayor informaci
on sobre la red y sobre el
proceso de transformacion lluviaescorrenta, hizo que se utilizaran metodos de dise
no hidr
aulico
mas sencillos. Si bien suponen un avance respecto a los metodos de dise
no que consideran ujo
permanente, todava no tienen en cuenta en el proceso de c
alculo todos los terminos de la
ecuaci
on de equilibrio din
amico. La solucion sera un resultado en ujo no permanente, pero
301
302
Tema 16
que se desee y del procedimiento numerico de integracion. Los metodos numericos de
tipo explcito como tienen una limitaci
on en el valor del intervalo de tiempo de an
alisis,
que a su vez es funcion del intervalo de espacio seleccionado, se encargan de calcularlo
ellos mismos para cumplir esa limitacion. En aquellos que permitan la opci
on de elegir el
intervalo de tiempo (Programas que resuelven por metodos de tipo implcito), y aunque los
manuales de usuario sugieren elegir un intervalo de tiempo de 5 a 10 minutos, en muchos
casos el valor nal debe elegirse alrededor de 1 minuto. Si bien los manuales indican que
esos algoritmo de calculo son incondicionalmente estable, ello no siempre es del todo cierto
pues hidrogramas de entrada muy abruptos o cambios de regimen r
apido a lento, pueden
generar inestabilidades de calculo.
5. Empleo de las ecuaciones completas de SaintVenant, sobre todo en casos donde la red
presente tanto ujos r
apidos (altas pendientes Fr>1) como lentos (pendientes reducidas
Fr<1). Los aspectos numericos sobre el tipo de esquema empleado no son tan importantes a
nivel de usuario. Sin embargo, tener presente que aquellos modelos que emplean esquemas
numericos de tipo explcito, (tipo Euler modicado, Leapfrog, etc) presentan limitaciones
en la eleccion de los valores del incremento de tiempo de calculo, cosa que los modelos con
esquema de tipo implcito (Preissmann, AbbottIonescu, etc) no tienen esta limitaci
on.
Esto no supone ninguna desventaja clara de unos frente a otros, sino que sencillamente es
un hecho que el usuario ha de tener en cuenta al utilizar el modelo.
6. Capacidad de resoluci
on de todo tipo de redes, tanto malladas como arborescentes.
Algunos modelos comerciales no son capaces de resolver redes de tipo mallado, con circuitos
cerrados internos, como las de la gura 1.
RED
ARBORESCENTE
RED
MALLADA
303
304
Tema 16
lo que en fase de diagnosis de una situaci
on existente sera muy frecuente que parte de la
red pueda funcionar en presi
on. Existen dos procedimientos de formulaci
on del ujo en
presi
on: uno a traves del denominado movimiento en bloque (Dieguez, 1994) y el otro el
denominado como ranura de Preissmann (gura 3), que consiste en prolongar de forma
cticia la seccion en su parte superior para mantener la existencia de una l
amina libre,
donde la altura de agua alcanzada por encima de la cota de coronaci
on de la seccion sera
la altura de presi
on existente en cada punto.
3.1
Modelos comerciales m
as empleados
305
306
Tema 16
Utiliza un metodo implcito de soluci
on (esquema de AbbottIonescu). Considera la
entrada en carga de los conductos, as como realiza una aproximacion a la transici
on
de ujos mediante resalto, aunque no de forma completa. Dispone de unas salidas gr
acas
por pantalla que facilitan el an
alisis de resultados. MOUSE es un programa que incluye
ademas modulos de c
alculo de la lluvia de dise
no y de estudio de la transformaci
on lluvia
escorrenta. Se le han a
nadido en a
nos recientes otros modulos para el estudio de la
contaminaci
on pluvial, posibilidades de control en tiempo real de la red, etc.
3.2
307
M
odulos de c
alculo adicional que pueden incorporar
Algunos de los modelos revisados anteriormente presentan aparte de los temas de tratamiento
gr
aco (importacion - exportacion de cheros en diferentes formatos gr
acos o de base de datos)
la posibilidad de analizar otros temas de interes ligados a las redes de alcantarillado.
Transporte de sedimentos: Acumulacion en supercie transporte a lo largo de la red.
Hay que indicar que estos procesos son todava difciles de calibrar. Las caractersticas de los
sedimentos, su granulometra y sobre todo el grado de cohesi
on de los mismos, condiciona el
comportamiento a nivel de red.
Acumulaci
on de contaminantes y calidad del agua en la red, SWMM, MOUSE,
CANOE e INFOWORKS permiten estudiar la acumulaci
on en el tiempo de carga contaminante
en supercie de la ciudad, su arrastre por la lluvia y la propagaci
on y vertido al exterior. El tema
de estimar los polutogramas de vertido es sin duda uno de los m
as importantes en un futuro
pr
oximo por las consecuencias sobre nuestros medios receptores, ros o costas, de los vertidos
desde la red de alcantarillado en tiempo de lluvia.
Procesos de tratamiento y depuraci
on, SWMM permite aproximar el efecto de un
tratamiento fsico-qumico sencillo. MOUSE o INFOWORKS optan por dejar ese tema aparte
para otros modelos de simulacion de plantas de tratamiento (STOAT, etc)
Algunas de las consideraciones que haremos en este apartado se han dicho anteriormente.
Primero, insistir en la calidad de los datos de base que hay que suministrar al modelo completo.
Est
a en relacion directa con la conanza en los resultados nales del mismo. Datos de partida
adecuados de lluvia, de caudales de escorrenta y de geometra de la red son indispensables
para sacar todo el partido posible a un modelo de simulaci
on. Si no se disponen de todas esas
condiciones hay que pensar detenidamente si vale la pena realizar una simulaci
on de la red, y la
abilidad que daremos a los resultados de la misma.
Segundo, la utilizaci
on de un modelo completo supone en muchos casos un volumen y un
tiempo de trabajo adicional notable del que el menos importante es el tiempo de c
alculo por
ordenador. No es autom
atico sentarse ante la pantalla del PC y esperar que vayan saliendo
resultados, pues si no se dispone de la topografa de la red, hay que encargarla, analizarla e
introducirla en el modelo. El estudio de transformaci
on lluviaescorrenta se complica (ya no se
trata de aplicar el metodo racional) y aunque tambien se puede realizar con ayuda de un modelo
numerico, surgen dudas a la hora de escoger una serie de par
ametros.
Y tercero, el aprovechamiento maximo de las capacidades del modelo requiere una persona o
un equipo de trabajo dedicado a estos temas. Instalar el modelo supone un desembolso inicial,
pero su explotaci
on requiere una atenci
on continua para conocer las capacidades y limitaciones
de todos los modelos.
La necesidad de estimar una serie de parametros que el programa pide hace que se recurra
308
Tema 16
en demasa a la opci
on por defecto en el programa. Muchas veces desconocemos el valor, ni
siquiera aproximado, de alguno de los coecientes que nos pide. Y claro, la opci
on de darle
a la tecla return a veces es una tentacion demasiado grande. El m
aximo aprovechamiento
de las capacidades de estos programas se obtiene cuando se introduce como se ha dicho antes,
informacion able. Y esa informaci
on es fruto de mediciones, bien geometricas o topogracas,
o bien hidrol
ogicas o hidr
aulicas. Ning
un dato sacado de una tabla de un manual de usuario o de
un libro puede mejorar el inapreciable valor de un dato medido in situ. El mayor rendimiento en
la utilizaci
on de estos programas de calculo se obtiene cuando se conjugan su empleo con medidas
de campo, especialmente las de lluvia y caudal asociado, que permiten extraer conclusiones de
primera mano sobre el comportamiento de la red.
Entre los resultados que podemos observar se encuentran toda una serie de fen
omenos que
solo pueden ser descritos mediante ujo no permanente:
Atenuaci
on de caudales, reduccion del caudal punta a medida que los hidrogramas de
caudal se propagan por la red.
No unicidad entre calados y caudales. Especialmente para colectores con pendientes
reducidas, la evoluci
on de caudales y calados en una seccion sigue una relaci
on como
la expresada en la gura 4. As durante la fase de aumento de caudales de paso se
producen menores niveles de agua asociados a un caudal determinado que durante la
fase de decrecimiento de caudales, para ese mismo caudal. Este fenomeno es tanto mas
acusado cuanto mas reducida es la pendiente del colector.
309
FLUJO PERMANENTE
FLUJO NO PERMANENTE
UNIFORME
GRADUAL.
VARIADO
MODELO
HIDROLGICO
ONDA
CINEMATICA
MODELO
COMPLETO
Datos del
estudio
hidrolgico
Qmax
Qmax
Hidrograma
Q/t
Hidrograma
Q/t
Hidrograma
Q/t
Condiciones
de contorno
NO
Ag. Arriba
y ag. Abajo
Incluida en los
parmetros
Slo aguas
arriba
Ag. Arriba
y ag. Abajo
Efectos de
reflujo
NO
SI
SI
NO
SI
Geometra
de la red
CON
DETALLE
CON
DETALLE
Incluida en los
parmetros
CON
DETALLE
MUY EN
DETALLE
Atenuacin de
caudal punta
NO
NO
SI
NO
SI
Efectos
dinmicos
(aceleracion)
NO
NO
NO
NO
SI
310
Tema 16
Bibliografa
Manual of
Introducci
on
312
Tema 17
Descripci
on de la cuenca
Se ha seleccionado una cuenca dentro del municipio de Sant Boi de Llobregat, poblaci
on dentro
del area metropolitana de Barcelona y en el delta del ro Llobregat, sita a poco m
as de 4 Km
del mar. Su trama urbana puede ser considerada como representativa de otras poblaciones de
su entorno, a saber, cuenca muy impermeable con pendientes mediasaltas en su parte superior
y terreno muy llano cerca de la zona de desembocadura, en este caso a la margen derecha del
ro Llobregat.
La cuenca experimental se ubuca en la zona conocida como la Riereta y presenta un area
de aproximadamente 18 Ha, en el casco antiguo de la poblaci
on, con ausencia casi total de
zonas verdes y una elevada impermeabilidad en supercie. El colector principal dentro de la
cuenca tiene una longitud total de 865 m y lo podemos dividir en 4 tramos. El primero est
a
comprendido entre la calle Cerdanya y la calle Francesc Maci`
a. Su longitud total es de 365 m
con una pendiente media del 2.7%. Sus secci
on transversal es circular y presenta una variedad
de di
ametros que estan entre 300 y 600 mm. El segundo tramo aguas abajo discurre por la calle
Jaume I y su longitud y pendiente media son de 350 m y 2.8% respectivamente. Su secci
on
transversal es circular de 1500 mm de di
ametro a excepcion de los u
ltimos 50 metros que es
de 1200 mm. El tercer tramo a distinguir discurre por la calle de la Rutlla con una longitud y
pendiente media de 100 m y 1.304% respectivamente. Su seccion transversal es circular de 1500
mm de di
ametro. El cuarto y u
ltimo tramo que naliza en el punto de medida de la cuenca
situado en la calle Joan Bardina tiene una longitud estimada de 54 m y una pendiente media
del 0.65%, con un colector circular de di
ametro 1200 mm.
313
314
Tema 17
La supercie de la cuenca presenta una elevada pendiente transversal al colector que discurre
por los puntos bajos de la cuenca. El drenaje de los tejados no est
a conectado directamente
a la red de drenaje sino que vierte directamente a la calle a traves de canalones de desag
ue.
Una serie de grandes rejas de captaci
on ubicadas en las calzadas garantizan la captacion de la
escorrenta.
4.1
Medida de precipitaci
on
315
316
Tema 17
4.2
Medida de caudal
Es importante que a la hora de seleccionar una cuenca se elija con una salida u
nica de caudal
para reducir los puntos de medida. El caudal en la secci
on de salida se obtendr
a mediante
procedimiento indirecto, midiendo una velocidad media del ujo y el calado (nivel de agua)
correspondiente que nos permita determinar la secci
on mojada. El caudal circulante ser
a el
producto del area mojada por la velocidad medida, asumiendo este dato como velocidad media
del ujo en la secci
on.
4.2.1
Medida de velocidad
tAB =
L
Vultrasonido + V cos
v=
2
v 2 cos 2 )T
(Vultrasonido
2 L cos
317
B
VA-B
A
L cos
4.2.3
Un emisor de ultrasonidos sumergido en el seno del uido, emite un haz de ondas que se reejan
en las partculas en suspension o en las burbujas de aire que transporta el agua, y que presentan
una variaci
on de frecuencia debido al efecto Doppler. Se emite un haz de ultrasonidos, en un
angulo con una frecuencia f, que regresa reejada al emisor con una frecuencia f. La variaci
on
de frecuencia es proporcional a la velocidad de desplazamiento de las partculas en que se reejan
lso ultrasonidos:
318
Tema 17
Flujo con
partculas en
suspensin
Emisor y
receptor de
ultrasonidos
Emisor de
ultrasonidos
Perfil de
velocidades
Calado
V =
Vultrasonido (f f )
2 f cos
Una variante es ubicar el medidor bajo un elemento otante. Esto es debido a que en caso
de grandes colectores el haz de ultrasonidos no cubre toda la seccion y la medida puede ser poco
representativa. En general los errores en la estimacion de caudal pueden llegar a ser del orden
del 17%
4.2.4
La velocidad se mide en este caso con un dispositivo de tipo electromagnetico para lamina libre
como el que se muestra en la gura 4. El fundamento fsico de este aparato se basa en la ley de
319
Faraday, la cual indica que cuando un elemento conductor (en este caso el agua) se mueve dentro
de un campo magnetico (generado por el aparato), se crea una corriente electrica proporcional
a la velocidad del conductor. De esta manera el sensor de caudal crea un campo magnetico y a
partir de la intensidad de campo electrico creada por el agua al pasar se puede discernir el valor
de la velocidad del agua. El dato obtenido es representativo de una corona cercana al medidor,
de aproximadamente unos 20 cm. Se hace la extrapolaci
on de considerar este dato como el valor
de la velocidad media en la secci
on. Del mismo modo que se emplea este procedimiento existen
otros medios de obtener un valor de la velocidad del agua en el colector. Es muy importante el
hecho de disponer de alguna informaci
on referente a la velocidad del agua para poder obtener
el caudal de paso.
4.2.5
Medida de calado
A partir de una medida de velocidad media, debemos estimar la seccion ocupada por el ujo.
Conocida la geometra del conducto, conociendo el calado podemos evaluar la secci
on mojada.
Medida mediante sensor de presi
on
El calado puede ser obtenido mediante un sensor de presi
on tipo piezorresistivo, similar a
otros ya utilizados en estudios de laboratorio. El sensor detecta una presi
on hidrost
atica, que
se convierte en altura de agua de manera directa. La precauci
on que hay que tener a la hora de
instalarlo es evitar en la medida, la presion din
amica debida a la componente de velocidad. Si
disponemos el sensor con la parte sensible encarada contra el ujo de aproximaci
on, la velocidad
V del agua generar
a una componente de presi
on din
amica asociada a la velocidad, del orden
on adicional sera del
de V 2 /2g. Si nos encontramos con velocidades del agua de 1 m/s, la presi
orden de 5 cm, y para velocidades de 2 m/s se llega a 20 cm de error en la lectura de nivel. Es
muy importante ubicar la zona sensible de la sonda, orientada hacia aguas abajo o dentro de
un tubo o en una hendidura en la pared, donde se supriman los efectos de presi
on din
amica.
Teniendo en cuenta que los calados son del orden de centmetros o pocos metros, el error que se
producira sera muy importante.
320
Tema 17
Medida por ultrasonidos
h = D d = D Vultrasonido
T
2
con h, calado, D altura desde el emisor de ultrasonidos hasta la solera del colector y d distancia
entre emisor y supercie libre. Para una temperatura del aire de 10o C se estima una velocidad
as
de propagaci
on del ultrasonido de 337.62 m/s. Este valor es muy sensible a la Ta , mucho m
que en el caso del agua, sobre todo en terminos relativos. Se estima una variaci
on del orden de:
Vultrasonido = 331.62 +
1+
273
Emisor de ultrasonidos
Banda muerta
Calado
5
5.1
321
Resultados obtenidos
Datos de precipitaci
on
El registro de precipitaciones se ha llevado desde el mes de Julio de 1994 hasta 1997. Globalmente
y analizando los datos de precipitaci
on en 24 horas, vemos que reejan un regimen pluviometrico
tpico de nuestras zonas. Los meses mas lluviosos han sido Septiembre y Octubre, algo menos
Diciembre y presenta un periodo de reducida pluviosidad hasta recuperarse en Abril, Mayo y
Junio. Agosto ha sido una sorpresa al proporcionar una precipitaci
on total de m
as de 100 mm.
Tal y como se indicaba en el punto 4.2. no se dispone de datos de caudal representativos
asociados a las lluvias hasta el mes de Abril, por lo que el analisis de hietogramas y su traducci
on
en caudal solo es u
til a partir de dicha fecha. De todos modos se presentan los hietogramas de
los sucesos de lluvia mas intensos durante estos u
ltimos 10 meses.
5.2
Caudales de escorrenta
Se naliz
o la instalaci
on del medidor de caudal el da 5 de Diciembre de 1994, si bien por
problemas operativos con el mismo durante el primer mes los datos recogidos hasta mediados
de enero no son utilizables. Hay que destacar que la puesta en funcionamiento del medidor de
caudal coincidi
o con un periodo de sequa en los primeros meses tan solo roto parcialmente con
algunos chubascos a nales del mes de abril (das 19 a 24), y tormentas aisladas y en general de
poca importancia en Mayo y Junio. Como ejemplo de datos de medida se presenta el suceso de
lluvia del da 23 de Abril de 1995 como indicativo de un estudio de un suceso tipo de lluvia.
5.2.1
322
Tema 17
Lluvia
total
(mm)
15.6
11.6
5.0
5.0
5.4
9.2
4.8
Duracion
(minutos)
169
188
43
37
95
Intensidad
maxima
(mm/h)
36.9
12.48
22.32
38.88
19.8
16.98
34.95
Caudal
maximo
(l/s)
1013.8
212.4
305.8
446.2
625.8
193.3
348.6
Coeciente
de
escorrentia
0.37
0.31
0.25
0.39
0.36
0.24
0.24
An
alisis de la calidad de la informaci
on obtenida
El an
alisis hidrol
ogico e hidr
aulico parte como dato de inicio de la informaci
on de campo obtenida
en la cuenca piloto. Dejando aparte la revisi
on de toda la informaci
on topogr
aca referida a la red
de drenaje y a la supercie de la cuenca, que es sin duda tan importante o m
as que las medidas
hidrol
ogicas, los datos de precipitacion y caudal son el elemento b
asico del estudio. Debemos
concentrar esfuerzos en eliminar fuentes de error y vericar cuidadosamente la informaci
on
323
Figura 10: Hidrograma de caudal medido (trazo continuo) y calculado del da 23/04/95
obtenida.
Con respecto a la precipitaci
on ya se ha comentado la previsi
on de recoger el volumen total
de lluvia para compararlo con la informaci
on que se obtiene de las cazoletas basculantes. Ello
es tanto mas importante cuanto mas intensas sean las precipitaciones a estudiar. El analisis y
comparaci
on de vol
umenes permitira conrmar la calibraci
on de las cazoletas del pluvi
ometro a
la vez que permitir
a detectar defectos o desviaciones en la medida del aparato.
El punto m
as delicado es la vericacion de la medida de caudal. Cuando para su medida nos
valemos de una seccion de control que provoca una relaci
on biunvoca calado/caudal, hay que
controlar que las condiciones de seccion de control se mantengan durante el proceso de medida.
Es frecuente el caso de aprovechar un escalon de solera o un estrechamiento que provoque regimen
crtico pero que para caudales medios o altos quedan anegados perdiendose la relaci
on hidr
aulica
de control entre calado y caudal. Cuando ni siquiera existe esa relaci
on hidr
aulica de calado y
caudal es indispensable tener alguna medida de la velocidad del agua. Conar solo en medidas
de nivel y determinar la velocidad a partir de la hip
otesis de ocurrencia de calado normal y
un coeciente de rugosidad estimado mediante tablas, pueden dar lugar a resultados en caudal
324
Tema 17
Figura 11: Diagramas calado/caudal en ejes doblemente logartmicos. Resultados periodo Abril
Junio 1995
325
claramente erroneos.
Una forma de vericar que las medidas obtenidas mediante el sensor de caudal son coherentes
puede ser la representacion de los pares de datos calado medido, caudal estimado a partir de
la medida de velocidad en unos ejes doblemente logartmicos. Si las condiciones de medida no
cambian, los pares de puntos deberan ubicarse agrupados en una zona del plano. Si por ejemplo
la seccion en que se encuentra el medidor de caudal fuera una secci
on de control (por calado
crtico o con calado normal) todos los puntos estaran alrededor de una curva. La ocurrencia
de situaciones hidr
aulicas diferentes, como por ejemplo el funcionamiento en l
amina libre o
la entrada en carga del colector, la presencia de efectos de reujo desde aguas abajo, etc. se
apreciar
a en estos gracos. La gura 11 muestra los resultados obtenidos hasta el momento en la
campa
na de medidas, que muestran en general un agrupamiento correcto, presentando tan solo
una mayor dispersi
on para calados bajos (del orden de los 10 a 15 cm). La gura 12 muestra
algunos de estos diagramas para situaciones hidr
aulicas tpicas, entrada en carga, efectos de
niveles aguas abajo (marea, por ejemplo), histeresis para caudales altos, etc.
7
7.1
An
alisis hidrol
ogicos e hidr
aulicos
P
erdidas de precipitaci
on
7.2
Procesos de transformaci
on lluvia - caudal
En el proceso de calibraci
on y validaci
on se ha utilizado el modelo HYDRO-WORKS (Hydraulics
Research, 1995). El proceso de transformaci
on lluvia-escorrenta se ha representado mediante la
aproximacion de dep
osito lineal y la propagaci
on de caudales se realiza mediante el empleo de
un modelo basado en las ecuaciones completas de SaintVenant. El balance entre lluvia neta y
caudal de escorrenta se expresa como
I Q=
dQ
dS
=K
dt
dt
326
Tema 17
P neta (mm)
327
6.0
5.5
5.0
4.5
4.0
3.5
3.0
2.5
2.0
1.5
1.0
4
10
11
12
13
14
15
16
P Total (mm)
IM P 1.9 0.21
)
T
HP e0.07
100
donde:
K Coeciente de almacenamiento, en segundos
A Area de la cuenca, en Ha
L Longitud del curso principal de la cuenca (m)
Io Pendiente media de la cuenca en tanto por ciento
IMP Porcentaje de impermeabilidad de la cuenca
T Duraci
on de la lluvia, en segundos
HPe Precipitaci
on efectiva durante la duraci
on T, en metros
Los resultados iniciales indicaban una infravaloraci
on del caudal punta con respecto al caudal
maximo medido. El interes de ajustar en la medida de lo posible el caudal punta viene en relaci
on
328
Tema 17
0.8
Simulado
Q (m /s)
1.0
0.3
Q (m /s)
22/11/95
0.4
1.2
0.6
0.4
0.2
0.1
0.2
0.0
0
20
40
60
80
0.0
100
10
Tiempo (min)
20
30
40
50
Tiempo (min)
Qsim. (l/s)
750
650
550
450
350
250
150
150
250
350
450
550 650
Q re g. (l/s)
750
850
950
1050
Figura 15: Caudales punta registrados y calculados para diferentes sucesos de lluvia
An
alisis de la cuenca global
329
Pluvimetro
Medidor
de caudal
Zona con
inundaciones
330
Tema 17
Resumen y conclusiones
La aplicaci
on del Wallingford Procedure ha producido un dise
no que minimiza los vol
umenes
de inundaci
on. La calidad del dise
no propuesto viene fundamentada en el estudio hidrol
ogico e
hidr
aulico realizado, que considera los parametros que rigen dichos comportamientos extrados
de un estudio a partir de medidas tomadas sobre la misma red de alcantarillado a rehabilitar.
Como se ha visto anteriormente, son varios los benecios derivados del hecho de contar
con un procedimiento est
andar de estudio de los sistemas de drenaje urbano, especialmente
desarrollado para su aplicaci
on en un determinado ambito geogr
aco. Ahora bien, la falta de
un procedimiento an
alogo al WP, m
as o menos ocial en ciertos ambitos de estudio, no impide
que las fases a realizar sigan una secuencia operativa similar al esquema presentado, ya que este
sistematiza un procedimiento bastante logico.
A la vista de los resultados obtenidos se tiene una base racional para analizar los criterios de
dise
no empleados habitualmente en el proceso de dimensionamiento de redes de alcantarillado,
coecientes de escorrenta, etc. sobre la base de los datos nales, un objetivo deseable seria
proponer que en adelante las metodologas de an
alisis y rehabilitacion de redes de drenaje,
incluyan un periodo de medidas de campo en la red existente durante un cierto tiempo, que
permita recoger un n
umero de eventos de lluvia sucientes (5 a 7) para poder calibrar un
modelo hidrol
ogico e hidr
aulico de la red, validado con datos reales, sobre el que se analizar
an
las hip
otesis de nuevas secciones, pendientes o nuevos ejes drenantes, con todos los benecios
que sobre el dise
no nal tendr
a el hecho de trabajar con par
ametros obtenidos in situ sobre la
red a rehabilitar.
10
Bibliografa
G
omez, M. 1988. Contribuci
on al estudio del movimiento variable en l
amina libre en las redes
de alcantarillado. Aplicaciones. Tesis Doctoral. ETSECCPB. Barcelona.
G
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Research, 1995. HYDRO-WORKS. Users Manual. Wallingford. UK.
Desbordes, M. 1974. Reexions sur les methodes de calcul des reseaux urbains dassainissement
pluvial. Th`ese. Montpellier.
WRc 1994. Sewerage Rehabilitation Manual. Water Resources Centre. Swindon. UK.
Bertrand-Krajewski, J.L, Laplace, D., Joannins, C., Chebbbo, G. (2000) Mesures en Hydrologie
Urbaine et assainissement. TecDoc Lavoisier. Paris.
Introducci
on
Los estudios relacionados con el drenaje urbano se han centrado en general en los problemas
asociados a la cantidad de agua cada sobre una cuenca urbana. Las consecuencias de una
incapacidad de desag
ue de una red y las inundaciones asociadas al problema han centrado, sin
duda por su espectacularidad, la atenci
on de los responsables municipales. Pero en los u
ltimos
a
nos se ha empezado a atisbar un segundo problema: el de la calidad de ese agua de escorrenta
producida sobre un medio urbano, con una carga contaminante no despreciable y los problemas
de su vertido a un medio natural. Es sobre las caractersticas de este agua de escorrenta y
algunas de sus consecuencias sobre lo que se centrara la segunda parte de la exposici
on.
Este fen
omeno de vertido es conocido con las siglas CSO (Combined Sewer Overows), lo
que en castellano seran los vertidos procedentes de una red de alcantarillado de tipo unitario
en tiempo de lluvia. El mayor peligro se produce cuando una lluvia de tipo medio, provoca un
caudal ligeramente superior pero no mucho mayor a la capacidad de la planta de tratamiento.
En esas condiciones el grado de dilucion de la descarga al medio receptor es mucho menor que
en un da de lluvia intensa, y por tanto las concentraciones de materias contaminantes mucho
mas elevadas y potencialmente mas peligrosas. Si a ello sumamos el hecho que, por ejemplo,
una gran parte de nuestros ros presenta un caudal circulante bajo, la capacidad de diluci
on
del medio receptor es reducida, acentu
andose los problemas de contaminaci
on en los cauces.
Cuando la zona de vertido se encuentra junto a un espacio de uso p
ublico, por ejemplo una
playa, este lugar puede quedar gravemente afectado por el arrastre de residuos, contaminaci
on
de las aguas, etc. inutilizando la capacidad del mismo para usos recreativos durante varios das.
Seg
un se ha observado en otros pases, la mayor carga contaminante esta asociada a
los primeros minutos de lluvia. Quiere ello decir que muchas veces, los primeros caudales
transportan concentraciones m
as altas y por tanto con un riesgo contaminante mucho mayor que
por ejemplo los caudales m
aximos, donde dado el gran volumen de agua circulante por unidad de
tiempo, se produce una diluci
on mayor de las sustancias que transporta. Si podemos determinar
331
332
Tema 18
Par
ametros de calidad del agua a considerar
333
334
Tema 18
de nitratos tambien. El crecimiento de algas puede producir un aumento en el consumo
de oxgeno durante la respiraci
on nocturna, reduciendo las cantidades de DO en el agua
por las noches. Tambien suponen un aumento de algas en supercie, olores molestos,
coloracion del agua, etc.
E.- Metales pesados, presentes casi siempre en el agua de escorrenta, muchos de ellos pueden
causar da
nos incluso letales por encima de unas concentraciones umbral. Los metales que se
controlan habitualmente son Arsenico, Bario, Cadmio, Cromo, Cobre, Hierro, Manganeso,
Mercurio, Nquel, Plata, Plomo, Selenio y Cinc. Los m
as habituales son el Plomo, Cobre
y Cinc. El hierro y el manganeso usualmente aparecen juntos y no son especialmente
peligrosos en las concentraciones que suelen presentar en cauces naturales. Pueden crear
problemas de color, con concentraciones del orden de 0.3 mg/l de Fe y 0.05 mg/l de Mn.
Cuando aparecen mayores cantidades es porque se encuentran asociados como cloruros,
bicarbonatos o sulfatos, en estado de reducci
on. En presencia de oxgeno, el ion Fe+2 se
+3
oxido ferrico insoluble.
oxida a Fe , formando un compuesto de hidr
F.- Otras sustancias t
oxicas pueden aparecer en el agua como resultado de un vertido
t
oxico. Algunos de estos productos se pueden encontrar en las aguas de escorrenta, tales
como los ptalatos, compuestos plasticos, fenoles y cresoles, empleados en los tratamientos
de conservacion de la madera, pesticidas o herbicidas, aceites y grasas, metales, etc.
Los cloruros son tambien habituales de las aguas ade escorrenta, especialmente en
lugares donde se emplean sales para eliminar la nieve. Ultimamente se encuentran
concentraciones elevadas de PCBs en a cauces naturales, policloruros de bifenilo, o
hidrocarburos arom
aticos, petroleos y gasolinas.
3.1
Acumulaci
on de contaminantes
3.2
De entre las fuentes de contaminacion que pueden actuar en una zona urbana podemos destacar:
335
La presencia de estos elementos forma una capa de suciedad en las calles y parques, donde
se acumula esta serie de residuos. Se puede analizar la composicion de este polvo procedente del
barrido de la ciudad. Se han observado composiciones con m
as del 50% de las partculas entre
los tama
nos de 0.25 y 0.5 mm. Las partculas con tama
nos por debajo de 0.35 mm suponen casi
un 50% en peso del total. Las de tama
nos menores a 0.2 mm suponen un 10% del peso. Por
contra, partculas menores de 0.125 mm suponen tan solo un 2% del total en peso.
El agua de escorrenta arrastra las partculas mas nas, y algunas de ellas disueltas, pues se
ha estimado a partir de medidas reales que mas de un 80% presenta tama
nos inferiores a los
0.125 mm. El agua de escorrenta de supercie urbana presenta composiciones como la indicada
en la tabla 1, referente a 4 estudios llevados a cabo en 1984 (Rexnord Inc., 1984).
Tabla 1. An
alisis granulom
etrico del material de escorrenta
Tama
no (m)
>250
88 - 250
44 - 88
< 44
Sacramento
1.54
9.07
10.70
78.69
Harrisburg
6.10
6.70
11.70
75.50
Milwaukee
14.56
7.00
5.84
72.60
Eand
3.58
1.30
8.06
87.06
Media
6.45
6.02
9.08
78.45
336
Tema 18
100
90
80
70
60
50
40
Funcin lineal
30
Funcin potencial
Funcin exponencial
20
10
0
0
10
tiempo (das)
Kg / Km calzada / imbornal
395
3.81
26.8
61 109 (n
umero/Km/imbornal)
3.5 109 (n
umero/Km/imbornal)
282.2 106
M ichaelis M enton
Carga(t) (T m/Ha) =
C5 t
C6 + t
3.3
337
Escorrenta superficial
El agua de lluvia arrastra todos estos elementos, transportando esta carga contaminante hasta
la red y evacu
andola hacia el medio receptor. En EEUU se ha determinado que m
as del 80% de
los problemas de contaminaci
on de los medios acuaticos se debe a estas escorrentas urbanas.
Tabla 3. Variabilidad de la calidad del agua de escorrenta
Datos de cuencas en
Suecia/Rusia/Inglaterra
DBO5
TOC
DQO
S
olidos en suspensi
on
S
olidos totales
S
olidos vol
atiles
Nitrogeno org
anico
Nitrogeno Kjeldahl
Nitrogeno (amonio)
Nitrogeno (nitratos)
F
osforo soluble
F
osforo ttoal
Aceites
Fenoles
Plomo
Coliformes totales
Coliformes fecales
Cuencas ubicadas
en EEUU
36 - 285
18 - 3100
30 - 14511
Concentraci
on
(mg/l)
< 1 - 7700 mg/l
1 - 150 mg/l
5 - 3100 mg/l
2 - 11300 mg/l
200 - 14600 mg/l
12 - 1600 mg/l
0.01 - 16 mg/l
0.01 - 4.5 mg/l
0.1 - 2.5 mg/l
0.01 - 1.5 mg/l
0.1 - 10 mg/l
0.1 - 125 mg/l
0 - 110 mg/l
0 - 0.2 mg/l
0 - 1.9 mg/l
200 - 146 106 /100 ml
200 - 1.2 106 /100 ml
Lluvia de 5 horas
Lluvia de 1.5 horas
Lluvia de 1horas
Lluvia de 0.5 horas
Estudios recientes apuntan que ciertos comtaminantes son aportados de forma principal
por el agua de lluvia. Algunos compuestos de nitr
ogeno y otros metales pesados, cobre y
cadmio, son aportados de forma mayoritaria por el agua de lluvia. No es posible dar unos datos
de concentraciones medias de estos elementos pues dada la gran variabilidad de condiciones
productoras de contaminaci
on, son precisos estudios especcos en cada lugar. Como dato indicar
la variabilidad observada entre 8 lugares de Estados Unidos con seguimiento especco, y su
338
Tema 18
comparaci
on con otros pases europeos. No obstante esta variabilidad, el National Urban Runo
Program (NURP) desarrollado por la EPA propuso unas concentraciones medias orientativas
para cada evento de lluvia, en funci
on de la ocupaci
on del suelo, recogidas en la tabla 3.
Se suele representar el proceso de lavado y arrastre de materiales en supercie de la ciudad
por obra de la escorrenta mediante una formulaci
on de tipo exponencial:
dP
= KIP
dt
donde P es la carga de solidos existente en supercie, I la intensidad de precipitaci
on (lluvia
neta) y K un coeciente de ajuste.
3.4
Cargas m
asicas
Se dene la carga m
asica total retenida, como la carga de un contaminante dado arrastrada
por la escorrenta de lluvia, durante un periodo de tiempo y por unidad de area. Se emplean
estos datos referidos a concentraciones medias cuando no existe una informaci
on detallada de la
evoluci
on en el tiempo de la carga contaminante. A partir del dato de volumen de escorrenta,
y de la concentraci
on media se obtiene la carga total.
L = CR
no, R volumen de escorrenta anual (mm/a
no), C concentraci
on
donde L, carga anual en mg/m2 /a
media, en mg/l. A partir de los datos del NURP se detectan una serie de contaminantes que
se presentan en mayor n
umero que otros. En particular, metales como el Cu, Zn y Pb se
encontraron en el 95% de los casos estudiados. Los contaminantes organicos se presentaron en
menor cantidad, entre el 1 y el 9% de las muestras. Para comparar los datos de contaminancion
difusa en zonas urbanas y rurales se presenta la tabla siguiente, donde en funci
on de los usos del
olidos en suspensi
on, Nitr
ogeno y F
osforo total, Plomo,
suelo se presentan los datos de DBO5 , S
Cobre y Cinc.
Tabla 4. Cargas m
asicas anuales seg
un usos del suelo
Carga m
asica (Kg/Ha/a
no)
DBO5 S
olidos N total P total Plomo
50
460
8.5
2.0
0.50
35
420
6.6
1.8
0.30
87
840
14.5
2.7
0.85
18
450
26
1.05
5
85
3
0.10
87
990
13.8
0.7
0.50
Cobre
0.20
0.10
0.24
Cinc
0.40
0.25
1.35
0.08
0.47
339
Estos datos solo se indican a ttulo orientativo, dado que se produce una gran variabilidad
en funci
on del lugar de an
alisis, por lo que se recomienda realizar estudios especcos en cada
caso, mediante toma y analisis de muestras procedentes de la zona de estudio.
Objetivos de calidad.
receptor
Hay dos tipos de formas de considerar el impacto ambiental sobre los cauces que provocan los
vertidos desde las redes de alcantarillado unitarias.
A.- Estandares de emisi
on (ES, Emission Standards) donde se estudian e imponen
restricciones a los vertidos que se realizan, evaluando su frecuencia, volumen, carga
contaminante, etc. El problema estriba en que un mismo tipo de vertido puede provocar
efectos radicalmente diferentes sobre un ro u otro por ejemplo atendiendo al caudal que
circula por el ro. Lo que en alg
un caso puede ser un peque
no caudal de vertido con una
carga contaminante que es f
acilmente diluida por un caudal de ro importante, en otros
casos puede suponer un caudal de vertido muy superior al que lleva el ro. Adem
as,
cualquier actuaci
on que hacemos a la hora de reducir la frecuencia de vertidos, sus
vol
umenes, etc. aun reconociendo que cualquier reducci
on de vertidos es positiva, no
valora nunca cuantitativamente la repercusi
on que sobre el medio uvial tiene.
B.- Objetivos de calidad ambiental (EQS, Environmental Quality Standards) Son
objetivos que se plantean no sobre los vertidos sino directamente sobre el medio. Se eval
ua
la capacidad del medio receptor para adaptarse a los contaminantes y adem
as se puede
especicar que impactos son tolerables en funci
on del ro.
Existen una serie de usos que se reconocen como propios de las aguas superciales. El
mantenimiento de la vida pisccola en el cauce es uno de ellos. Los vertidos desde la red suponen
que durante un cierto periodo de tiempo las concentraciones de oxgeno disuelto pueden bajar
sensiblemente, o aumentar las concentraciones de amoniaco que pueden poner en peligro la
supervivencia de la fauna.
La posibilidad de dedicar esas aguas al ba
no y otros usos de aprovechamiento del agua es otra
de ellas y no hay duda que un vertido con una carga microbiol
ogica puede superar los niveles
autorizados por la norma de aguas de ba
no. Y a
un podemos reconocer un uso m
as ligado con la
creacion de un entorno agradable que permita a los ciudadanos disfrutar de su tiempo de ocio
y esparcimiento en las cercanas de un ro o de tna playa, sin necesidad de que necesariamente
haya peces o las aguas sean aptas para el ba
no. Pero la presencia de elementos otantes o solidos
de gran tama
no, olores o coloraci
on del agua pueden arruinar ese esparcimiento ciudadano.
Carecemos todava de una ordenaci
on de objetivos de calidad a nivel europeo. Tan solo la
Directiva de aguas de ba
no se ha traspuesto a todas las administraciones de la Uni
on Europea.
Sin embargo en el resto de posibles usos no hay un acuerdo denitivo. La referencia de trabajo
mas conocida y utilizada en muchos pases es el Manual de Contaminaci
on Urbana (Urban
Pollution Management, UPM) desarrollado en el Reino Unido. La necesidad de desarrollar
340
Tema 18
DO % saturaci
on
percentil 10
80
70
60
50
20
DBO (mg/l)
percentil 90
2.5
4.0
6.0
8.0
15.0
Amoniaco no ionizado
mg N/l percentil 95
0.021
0.021
0.021
-
La clasicacion establece 5 niveles de calidad, desde el mas estricto, RE1, donde por ejemplo
solo se acepta que durante el 10% o menos del tiempo el agua presente un grado de saturaci
on
de oxgeno inferior al 80%. Frente a ese nivel, tenemos la clasicacion RE5 donde se es menos
estricto y se acepta que durante el 10% o menos del tiempo el agua presente un grado de
saturaci
on de oxgeno inferior al 20%. Pero hay que indicar que la clasicaci
on con estos
estandares esta orientada a proporcionar un nivel de protecci
on adecuado a ecosistemas que
reciben vertidos de manera continuada.
Los organismos p
ublicos deben decidir cu
al es el nivel de calidad que deseamos para nuestro
tramo de ro. Es importante ser realista y adecuar los objetivos a la situacion y posibilidades del
cauce. No tiene sentido que en un ro mediterr
aneo que sufre un estiaje importante en verano de
manera que puede quedarse seco, empecemos a plantearnos establecer comunidades de salmones.
Podemos plantear un objetivo gradual de mejora. Por ejemplo empezar con un nivel RE5 que
mantenga unos estandares de uso y esparcimiento. Que transforme el ro en un lugar agradable
para circular junto a el, pasear, hacer deporte o incluso pasar la tarde junto al ro. Logrado ese
objetivo que puede ser una labor de a
nos, podemos plantearnos pasar a un nivel RE4 o si se es
mas ambicioso RE3. En este caso mediante actuaciones para la reduccion de vertidos podemos
lograr esa mejora que redundar
a en una mejor calidad del medio uvial y del entorno. Hay
un hecho comprobado: en la medida que una poblaci
on se acostumbra a utilizar un entorno
uvial exigir
a unos niveles de calidad adecuados a esas actividades.
Los vertidos en tiempo de lluvia pueden afectar signicativamente aunque por periodos de
tiempo cortos, los estandares de calidad del agua del ro. Sin embargo el impacto puede ser
desproporcionado. Si por ejemplo un vertido reduce durante dos horas los niveles de oxgeno
disuelto por debajo de los umbrales de supervivencia de la fauna pisccola, se puede provocar
una gran mortandad de peces. De nada sirve decir que al cabo de pocas horas se recuperar
an
los niveles de oxgeno en el agua pues los peces muertos difcilmente resucitar
an. De este hecho
surge la necesidad de elaborar estandares de vertidos no continuados sino discontinuos. As
aparecen los denominados FIS (Fundamental Interminent Standards)
4.1
341
Periodo de retorno
1 mes
6 meses
1 a
no
Concentraci
on de Oxgeno Disuelto mg/l
1 hora
6 horas
24 horas
5.0
5.5
6.0
4.5
5.0
5.5
4.0
4.5
5.0
Concentraci
on de Oxgeno Disuelto mg/l
1 hora
6 horas
24 horas
4.0
5.0
5.5
3.5
4.5
5.0
3.0
4.0
4.5
342
Tema 18
Periodo de retorno
1 mes
6 meses
1 a
no
Concentraci
on de Oxgeno Disuelto mg/l
1 hora
6 horas
24 horas
3.0
3.5
4.0
2.5
3.0
3.5
2.0
2.5
3.0
Estos valores pueden entender como sigue. Si tenemos un ecosistema clasicado como
adecuado para salm
onidos, se acepta que una lluvia de periodo de retorno de 1 mes puede
provocar que durante 1 hora el nivel de oxgeno disuelto descienda pero a no menos que 5 mg/l,
que durante 6 horas el nivel baje a un valor medio durante esas horas pero a no menos que 5.5
mg/l y que durante 24 horas el nivel baje a un valor medio durante esas horas pero no menor
que 6 mg/l. Una lluvia de periodo de retorno 1 mes es muy frecuente y se imponen unos valores
de referencia mas elevados que en caso de lluvias de periodo de retorno de 1 a
no. En este caso, a
las lluvias de periodo de retorno 1 a
no se exige que la concentraci
on de oxgeno disuelto no baje
como media durante 1 hora, de 4 mg/l, que durante 6 horas no baje de un valor medio de 4.5
mg/l y que durante 24 horas no baje de un valor medio de 5 mg/l. Estamos hablando en general
de niveles de oxgeno disuelto altos, tal y como lo requieren las comunidades de salm
onidos. Se
desarrollan estandares similares para el amoniaco no ionizado, que pueden consultarse en UPM
(1998).
Estrategias de soluci
on del problema
El estudio de la reducci
on del impacto contaminante sobre los cauces naturales procedente de
los vertidos de la red de drenaje en tiempo de lluvia, debe abordarse analizando de forma
conjunta los aspectos de cantidad y calidad del agua. Aspirar a que el 100% de las aguas de
escorrenta urbana se depuren antes de su vertido no es practicable, dado que deberamos dise
nar
unas instalaciones de tratamiento y depuraci
on varias decenas de veces superiores a las que ya
tenemos. Sirva como ejemplo que la capacidad de tratamiento de la estaci
on depuradora del
3
Besos, en Barcelona, tiene una capacidad del orden de los 1012 m /s mientras que el caudal
punta producto de la escorrenta urbana para un periodo de retorno de 10 a
nos en la zona servida
3
por dicha planta de tratamiento es cercano a los 500 m /s.
Pero debemos analizar la distribuci
on en el tiempo de la carga contaminante transportada
por el caudal de escorrenta y determinar si existe el fenomeno de primer lavado de la supercie
de la ciudad (rst ush). Si ello es as, tal vez sea planteable la posibilidad de almacenar si
no toda el agua de escorrenta, s al menos la primera que transporta una carga contaminante
superior. De acuerdo con la gura siguiente, y seg
un experiencias realizadas en otras ciudades
existe el fenomeno comentado, una carga contaminante mayor asociada a las primeras aguas de
escorrenta. Dicho fen
omeno puede ser mas acusado en zonas que presenten precipitaciones con
grandes intensidades de lluvia en pocos minutos. En este caso un almacenamiento de volumen
343
5.1
Almacenamiento en la red
El planteamiento en este caso es que para lluvias moderadas la propia red almacene sus
vol
umenes de agua de escorrenta, evitando el vertido al medio receptor. Para ello se deben
disponer elementos de regulaci
on, tipo compuertas o presas m
oviles (hinchables, por ejemplo) que
permiten almacenar esas aguas. Caso de que la precipitacion aumente, dichos elementos dejaran
de actuar y se restituiran las condiciones de funcionamiento natural de la red, produciendose el
vertido al cauce, si bien en teora algo mas diluido que el procedente de un rst ush.
344
5.2
Tema 18
Almacenamiento en dep
ositos de retenci
on
Frente a la opci
on anterior, se puede plantear el almacenamiento de los primeros vol
umenes de
agua en un dep
osito construido a tal efecto. Dicho dep
osito puede disponerse bien intercalado
en lnea en la red (almacenamiento on line) o bien aparte, en paralelo, donde el agua debe llegar
despues de sobrepasar una estructura de intercepci
on (almacenamiento o line). El esquema
de funcionamiento es tambien muy simple. Por ejemplo, para la operaci
on de un dep
osito en
lnea como el de la gura, el agua en tiempo seco atraviesa el deposito y se dirige a la planta de
tratamiento. Por contra, en tiempo de lluvia, al aumentar el caudal de paso existe un elemento de
regulaci
on que limita el caudal que va hacia la planta de tratamiento, almacenando el sobrante.
Cuando el dep
osito se llena, existen estructuras en forma de aliviadero que permiten verter al
medio receptor el caudal que llega por la red de drenaje. Una vez que ha dejado de llover,
se ir
a vaciando poco a poco el dep
osito de retencion, cuyas aguas se dirigir
an a la planta de
tratamiento. De esa manera hemos retenido los primeros vol
umenes de escorrenta, y podemos
mitigar en parte el impacto sobre el cauce de vertido. La forma de operacion de un dep
osito en
paralelo es similar, solo que el agua entra en dicho dep
osito cuando se supera un cierto caudal
de paso por la red por lo que en tiempo seco dicho dep
osito esta vaco. Una diferencia de
funcionamiento entre ambos es que el vaciado del dep
osito de retencion debe hacerse con ayuda
de un grupo de bombeo.
qout
qin
qin
qout
qspill
S1
qin
qout
qin
qout
S2
Figura 3: Dep
ositos de retencion, en serie y paralelo
Consideraciones finales
345
soluci
on a este problema requiere un analisis especco de cada caso y la propuesta de reducci
on
de carga contaminante debe contemplar adem
as el tratamiento conjunto de los aspectos de
cantidad y calidad. No olvidemos que si bien el objetivo primero de una red de drenaje es ese,
drenar eliminando de supercie las aguas de lluvia, ello puede y debe cumplirse salvaguardando
en la medida de lo posible las condiciones del medio al que cada red vierte.
Bibliografa
J. Wiley. New
FIGURAS DE GESTION.
EL CASO DE
BARCELONA
Pere Malgrat i Bregolat
Director de Proyectos y Obras. CLABSA
C/ Acero, 16, 2o . 08038 BARCELONA
Necesidad de la Planificaci
on de Sistemas de Saneamiento
a. las ciudades han visto con frecuencia desbordados sus planes de crecimiento, incluso
en muchos casos se ha producido dicho crecimiento sin ning
un plan de ordenacion que
lo controle. Ello ha motivado que muchas veces el nuevo sistema de drenaje se haya
proyectado descoordinadamente con el resto de la red de alcantarillado, sin estudiar las
posibles influencias en las cuencas aguas abajo de la nueva urbanizacion, dise
nandose
incluso inadecuadamente el nuevo sistema de drenaje por esta falta de control.
b. a pesar de las molestias que ocasionan a los habitantes las deficiencias del drenaje de
aguas pluviales, y la inadecuada gestion de las aguas residuales, las inversiones en la red
de alcantarillado no son concebidas muchas veces como prioritarias en los presupuestos
municipales.
347
348
Tema 19
Caractersticas de la Planificaci
on del Saneamiento
Las caractersticas basicas de esta planificacion, han sido determinadas en el marco de la nueva
ciencia de la hidrologa urbana, surgida en los u
ltimos a
nos como una rama distinta de la
hidrologa tradicional, con el fin de resolver cientficamente los problemas hidrologicos asociados
al crecimiento urbano. Estas caractersticas basicas de la planificacion deberan ser:
a. Ha de contemplar el estudio de las cuencas vertientes en su integridad, lo cual en muchos
casos implica un ambito hidrologico supramunicipal. Ello choca a veces con el caracter
municipal que tienen los planes especiales de alcantarillado o saneamiento en general.
b. Ha de basarse en la incorporaci
on armoniosa al desarrollo y mejora urbana de cauces
naturales, estanques, alcantarillas, dispositivos de control y tratamiento, as como
dispositivos de captacion y desag
ues. Ello implicara, por ejemplo, que cualquier
modificacion o ampliacion de la red existente, se realice teniendo en cuenta el conjunto de
la red de alcantarillado, evitando por ejemplo el caso com
un de que la construccion de una
nueva alcantarilla en una zona, agrave los problemas aguas abajo.
c. Lo deseable, es que el sistema de drenaje urbano no se implante en una urbanizacion una
vez desarrollada, sino que sea una fuente de concepcion en el dise
no urbanstico, empezando
a ser posible, ya a nivel de la planificacion urbanstica (que debera regular no solo el suelo
sino tambien el subsuelo).
En este sentido, es imprescindible la existencia de una adecuada coordinacion con los
urbanistas y proyectistas de otras infraestructuras como ferrocarril y metro, para conseguir
respetar las vas necesarias de drenaje, ya que de otro modo pueden provocarse graves
problemas de muy difcil solucion.
d. Debe estudiar la viabilidad de tecnicas compensatorias de infiltracion - retencion o tecnicas
alternativas de drenaje que permitan reducir los caudales circulantes en la red y su
contaminacion asociada, a base de fomentar la infiltracion y el almacenamiento en el
subsuelo.
e. Ha de tener en cuenta que, adem
as del flujo del agua por el sistema inferior de drenaje
constituido por imbornales, rejas y red de alcantarillado con sus instalaciones subterraneas,
existe un flujo por un sistema superior (concepto llamado de drenaje dual), constituido
por las rieras naturales, estanques a cielo abierto y las estructuras viarias.
349
El sistema superior es el fundamento de un buen drenaje urbano, pues debera ser capaz
de evacuar los caudales que no absorba la red de alcantarillado. Si se dise
na bien
el sistema superior, el riesgo de perdida de vidas y materiales, queda practicamente
eliminado. Es fundamental considerar que el sistema superior de drenaje existe realmente,
independientemente de haber sido dise
nado o no, y de haberse tenido en cuenta o no en
el desarrollo urbano. El agua obedecera las leyes de la gravedad buscando el punto m
as
bajo tanto si edificios o personas estan en el o no.
Ello implicara estudiar con detalle posibles efectos barrera que puedan suponer las
rasantes decididas en nuevos viales respecto a zonas consolidadas urbansticamente. Es
decir, dado que el alcantarillado se dise
na para que se llene como media una vez cada T
(periodo de retorno) a
nos (10 en general en Espa
na), existiran una serie de lluvias (de
T>10 a
nos) que produciran caudales de escorrenta no vehiculados por el alcantarillado.
La existencia de barreras urbansticas puede suponer que estos caudales no vehiculados
inunden areas deprimidas topograficamente. La planificacion debera pues estudiar la
permeabilizacion de estas barreras. Finalmente la falta o escasez de imbornales puede
determinar tambien un comportamiento no deseado en el sistema superior, que deber
a
tenerse en cuenta en la planificacion.
f. Debe contemplar la posibilidad de implantar tecnicas de control en tiempo real del
funcionamiento de la red de alcantarillado, que esencialmente permitan reducir los
problemas de inundaciones gracias a un mejor aprovechamiento de la capacidad de la red,
y disminuir el impacto ambiental de sus vertidos en tiempo de lluvia al medio receptor
gracias a una mejor gestion de los caudales evacuados en casos de lluvias poco intensas.
g. El funcionamiento de la red de alcantarillado, debera estudiarse con un modelo matematico
hidrologico o hidraulico de simulacion (dadas las limitaciones del com
unmente utilizado
metodo racional) calibrado con datos de sensores de telesupervision.
h. El alcantarillado debera restituir las aguas de lluvia captadas, en las mejores condiciones
posibles al medio receptor, minimizando el impacto de los vertidos en tiempo de lluvia
(llamados DSU en el caso mayoritario en Espa
na de redes unitarias).
i. Debe abordar el estudio del sistema de saneamiento urbano de una forma integral, es decir,
no solo contemplando la red de alcantarillado, sino tambien la depuradora y el medio
receptor. De hecho, a nivel cuantitativo es evidente que el comportamiento del medio
receptor (avenida en el ro, temporal en el mar, etc) afecta al de la red de alcantarillado. A
su vez, a nivel cualitativo es tambien meridiano que de cara a reducir el impacto ambiental
del alcantarillado al medio receptor en tiempo de lluvia (por las DSU), es necesario estudiar
y gestionar conjuntamente alcantarillado, depuradora y medio receptor.
j. En las zonas sensibles a inundaciones se estudiaran soluciones locales que puedan suponer
una apreciable mejora de su funcionamiento.
350
Tema 19
351
352
Tema 19
Los datos fenomenologicos mas importantes son los pluviometricos, y tambien los de niveles,
caudales y polutogramas en la zona. Las solicitaciones del sistema son las lluvias y para definir
estas es importante tener series historicas suficientemente largas y de calidad. En este apartado
de datos fenomenologicos se incluyen tambien las referencias de problemas registrados en la red
o en el medio receptor para diversas lluvias.
Los datos estructurales consisten, entre otros, en el trazado en planta de los diferentes
colectores, los datos de altimetra de la red (cota de las tapas de los pozos de registro y su
profundidad), las correspondientes secciones transversales, as como cualquier otro elemento que
forme parte de la estructura de red de alcantarillado, de la depuradora y del medio receptor.
En general sobre la cartografa disponible se realiza la definicion de las subcuencas vertientes y
la determinacion de la red a analizar.
Para cada subcuenca vertiente se determinan sus parametros caractersticos:
impermeabilidad, longitud, pendiente, etc.
area,
353
Ante las disfunciones del sistema de saneamiento de cualquier ciudad, traducidas esencialmente
en inundaciones e impacto ambiental negativo de sus vertidos en tiempo de lluvia al medio
receptor, se pueden plantear diversas actuaciones. Lo logico es planificar estas actuaciones
pensando en el sistema integral de saneamiento: drenaje pluvial - alcantarillado - depuradora medio receptor (ver Figura 3), dada la interaccion entre todos estos subsistemas. De hecho una
red de alcantarillado o una depuradora no se pueden gestionar racionalmente por s mismas sin
tenerse m
utuamente en cuenta o sin tener en cuenta el medio receptor, ya que finalmente no
solo deben funcionar bien cada una individualmente, evacuando aguas pluviales y residuales o
depurando, sino que cada vez mas se les exige que esta gestion de alcantarillado y depuradora
produzca el mnimo impacto sobre el medio receptor tanto en tiempo seco como en tiempo de
lluvia. Todo ello puede condicionar la estrategia de funcionamiento de los aliviaderos de pluviales
y de los interceptores de aguas residuales, y la gestion en tiempo de lluvia de las depuradoras
entre otros aspectos.
En la Figura 4 se expone la enorme gama de actuaciones posibles, ordenadas siguiendo un
orden practico desde aguas arriba hacia el medio receptor; ademas se incluyen sus objetivos
esenciales. Asimismo se incluyen como ejemplo 4 figuras que corresponden a algunas de las
actuaciones mas emblematicas.
354
Tema 19
355
356
Tema 19
Figura 8: Area
de infiltracion inundable en la Villa Olmpica de Barcelona
357
358
Tema 19
6
6.1
n
n
n
n
n
n
n
1:
2:
3:
4:
5:
6:
7:
Memoria
Anejo de analisis de la estructura y del funcionamiento de la red
Anejo de actuaciones propuestas
Planos
Normas Urbansticas
Presupuestos
Recomendaciones: de planificacion (actualizacion del Plan Especial de
Saneamiento, tecnicas compensatorias de infiltracion-retencion), de
proyectos (pliego de condiciones, dise
no hidraulico, dise
no mecanico),
de explotacion, de mantenimiento, de proteccion civil y de seguridad y
salud
359
Esta necesidad de regular globalmente el saneamiento, que supone una mejora cualitativa
en la proteccion del medio ambiente, ya ha sido puesta en practica desde hace algunos a
nos
en diversos pases como EUA, Francia, Alemania, Japon, Inglaterra o Dinamarca (Stahre et al,
1990; Marchans et al, 1995; Bergue et al, 1994; Valbon et al, 1992).
Por ello, el Ayuntamiento de Barcelona decidio en 1997 elaborar un Plan Especial de
Alcantarillado de Barcelona (PECLAB97) que por 5a vez en su historia realizara una
planificacion global de su drenaje urbano, con los objetivos basicos de erradicar las inundaciones
que todava se producan en diversas areas de la ciudad, y proteger los usos l
udicos en las
amplias zonas de medio receptor recuperadas para uso ciudadano en los u
ltimos a
nos. Este plan
ha servido de base como veremos, para la puesta en marcha de una serie de proyectos para evitar
inundaciones y a la vez para la mejora medioambiental de sus medios receptores, entre los cuales
destacan la construccion de depositos de regulacion (normalmente enterrados) intercalados en
los puntos estrategicos de su red de saneamiento, y para el inicio del funcionamiento de un
sistema de gestion integrada de dicha red y de las depuradoras.
6.2
La Gesti
on Avanzada del Drenaje Urbano (GADU): El Modelo Barcelona
360
6.3
Tema 19
La Planificaci
on: el PECLAB
Despues de los planes directores de alcantarillado de 1891, 1952, 1969 y 1988 (Malgrat, 1992), los
muchos cambios acaecidos en todos los sentidos (urbansticos, tecnologicos, conceptuales, etc.)
han desembocado en 1997 en un 5o plan muy ambicioso (PECLAB97), redactado por CLABSA,
que contempla soluciones innovadoras para el control de las inundaciones y la contaminacion
producida por las aguas de tormenta (actuaciones reductoras del impacto ambiental).
Los dos objetivos basicos perseguidos han sido evitar inundaciones para lluvias de 10 a
nos de
perodo de retorno, llegando a 50 a
nos en algunos puntos crticos, y reducir el n
umero de vertidos
actuales en tiempo de lluvia al medio receptor a una tercera parte, y mas especficamente reducir
el porcentaje de horas de ba
no prohibido por culpa de la lluvia de un 5 a un 1,5%.
En conjunto, el PECLAB contiene un detallado estudio de la situacion y deficiencias actuales
en base a una compleja modelizacion matematica de su sistema de alcantarillado (Cabot et
al, 1999; Malgrat et al, 2000), integrado con su depuradora y sus medios receptores (Figuras
9 a 15), los criterios, metodologas y planteamientos utilizados, las propuestas valoradas y
una serie de recomendaciones y normativas. Dicho documento es una pieza clave para la
programacion cuatrianual de los programas de obras, y constituye asimismo un documento
con validez urbanstica y por tanto imperativo en la configuracion de la planificacion urbanstica
y de otras infraestructuras.
361
362
Tema 19
363
Figura 15: Ejemplo de modelizacion integrada de las DSU del alcantarillado y del ro Bes`os en
las playas de Barcelona
364
Tema 19
6.4
Desde la redaccion del PECLAB, una parte importante (60%) de las actuaciones primarias
previstas han sido ya ejecutadas. El listado de obras de alcantarillado mas significativas en el
perodo 1997-2003, puede hallarse en la Figura 16. En total, se trata de 8 depositos enterrados
(figuras 17 y 18) y e1 deposito a cielo abierto con un volumen total de 492.200 m3 (que supone
que el 88% del volumen total de depositos de uso mixto planificados ya este construido), 25 km
de grandes colectores y 5 compuertas de derivacion, con una inversion total de 113 M de euros.
(Malgrat et al, 2003).
6.5
La Explotaci
on y Mantenimiento sostenibles
- Informaci
on meteopluviom
etrica de calidad, procedente de la red de pluviometros,
partes meteorologicos a 1-3 das vista, imagenes de los satelites Meteosat, modelos de
simulacion a meso escala y los radares meteorologicos.
365
366
Tema 19
Figura 19: Sistema de Telecontrol del Alcantarillado de Barcelona. Centro de control del
Alcantarillado de Barcelona
Beneficios de la Planificaci
on y Gesti
on avanzada
367
b) Para los gestores: definicion clara de prioridades y actuaciones con un solido soporte
tecnico, voz propia ante intervenciones de otras administraciones, y gestion eficaz de
emergencias y averas.
c) Para los ciudadanos: alta calidad del servicio, disminucion de incomodidades (olores,
inundaciones), y preservacion del medio ambiente.
Conclusiones
368
Tema 19
Bibliografa
Bergue, J.M.; Rupert, R. (1994) . Guide Technique des bassins de retenue deaux pluviales.
Ed. Tec & Doc Lavoisier. Pars.
Cabot, J.; Raso, J.; Sindreu, J.; Malgrat, P.; Mart, J.; Guti
errez, L.A. (1999) .
Detention tank sizing using a long-term simulation model. 8th International Conference Urban
Storm Drainage (ICUSD). Sidney (Australia).
Guti
errez, L.A. (1999). Experiencias de Barcelona en la gestion de aguas de tormenta.
Jornadas Tecnicas de ADECAGUA (Proma). Bilbao.
Guti
errez, L.A. (2001). La gestion del alcantarillado de Barcelona. Fundacion Canal Isabel
II. El agua en las grandes ciudades europeas. Madrid.
Malgrat, P. (1992). Desarrollo del PECB: Hacia el drenaje urbano del futuro. III Curso
Avenidas. Escuela de Caminos. Barcelona.
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III Curso Avenidas. Escuela de Caminos. Barcelona.
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de alcantarillado. AEAS. XIV Jornadas Tecnicas.
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Barcelonas urban drainage system. IAHR. IAWQ. 6th International conference on Urban Storm
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Malgrat, P.; Cabot, J.; Raso, J. (1998). Application of integrated modelling to improve
water quality at Barcelonas beaches. IMUG (Integrated Modelling User Group). Towards a
Common European Procedure for integrated Waste Water Planning and Management. Bruselas.
Malgrat, P.; Raso, J. (2000). Planificacion y gestion integral del saneamiento: alcantarillado,
depuradora y medio receptor en base a la modelizacion matematica integrada. Jornadas AEAS.
Granada.
Malgrat, P.; Verdejo, J.M.; Castillo, F.; Vilalta, A. (2003). Los depositos de retenci
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de aguas pluviales de Barcelona: un nuevo enfoque en la lucha contra las inundaciones y la
proteccion medioambiental. IV Congreso Nacional de la Ingeniera Civil. Madrid.
Marchans, A.; Badot, R.; De Belly, B.; Romain, M. (1995). Les Bassins de retention
des eaux pluviales. Mode demploi. NANCIE. Centre International de lEau.
Stahre, P.; Urbonas, B. (1990). Storm-Water Detention. Ed: Prentice Hall.
Valbon, G.; Maurin, G.; Boursier, A.; Chocat, B.; Teniere-Buchot, P.F.; Mongeau,
D. (1992). Hydrotechnologie Urbaine: les bassins nouvelle vague. Coloque sur les bassins de
retenue. Pantin/Seine Sant-Denis.
DE
PROGRAMA NACIONAL DE MEDICION
DESCARGAS DE SISTEMAS UNITARIOS (DSU)
Jeronimo Puertas1 , Joaqun Suarez 1 , Jose Ramon Barro 2 , Luis Ortega
1 Universidade Da Coru
na
2 Ministerio de Medio Ambiente
3 Infraestructura y Ecologa S.L.
Antecedentes
Unicamente se prestaba atencion al drenaje y control de las inundaciones para evitar los fuertes
da
nos economicos y humanos que podan provocar. Sin embargo, estudios realizados sobre el
tema ponen de manifiesto que las aguas pluviales llevan asociada una carga contaminante nada
despreciable.
En las zonas urbanas este problema se agrava, ya que la urbanizaci
on del suelo incrementa la
superficie impermeable, aumentando la escorrenta, y las actividades que sobre el se desarrollan
provocan una mayor concentraci
on de contaminantes y de s
olidos en suspensi
on susceptibles de
ser arrastrados por un fen
omeno tormentoso.
Las experiencias europeas, basadas en campa
nas de medida (francesas, alemanas, holandesas,
inglesas,...) corroboran la idoneidad, efectividad e incluso la rentabilidad a largo plazo de un
control de la contaminaci
on pluvial urbana. La contaminaci
on pluvial urbana es un hecho muy
preocupante en Europa y en general en los pases desarrollados. En Espa
na, el Grupo GADU
(Gestion Avanzada del Drenaje Urbano) de la AEAS (Asociaci
on Espa
nola de Abastecimiento
de Agua y Saneamiento), auspiciado por el Ministerio de Medio Ambiente, viene se
nalando desde
hace a
nos la importancia del problema. Varios grupos universitarios tambien estan planteando
distintas campa
nas piloto de an
alisis del problema.
Aunque no solo es un problema de las redes unitarias, dado que las aguas estrictamente
pluviales tambien generan contaminaci
on, el primer foco de preocupaci
on son los reboses de
alcantarillado unitario, tambien llamados Descargas de Sistemas Unitarios de alcantarillado
(DSU). Estos reboses estan asociados a insuficiencias de drenaje de la red, y se manifiestan como
vertidos al medio receptor, con una carga contaminante que proviene de la contaminaci
on de la
cuenca urbana en lo que respecta a la fracci
on pluvial, y de los usos urbanos en lo que respecta
a la fracci
on residual. Las diluciones en el vertido son variables, aunque se podra dar el entorno
(3-8) como marco de referencia.
369
370
Tema 20
En Espa
na apenas se conoce con cierto detalle esta problematica ni se tienen inventariados
los desbordamientos, descargas o vertidos pluviales de este tipo. El tipo de contaminacion de las
cuencas espa
nolas y la eficacia de algunas medidas que se est
an tomando para paliar sus efectos
(tanques de primer lavado de la Confederaci
on Hidrografica del Norte) son datos necesarios para
comprender el problema y son desconocidos al iniciar el presente estudio.
Este hecho ha provocado que dentro del ambito de competencias del Estado, la Direccion
General de Obras Hidr
aulicas y Calidad de las Aguas, y mas concretamente la Subdirecci
on
General de Tratamiento y Control de Calidad de las Aguas, promueva este estudio, alentado
por el grupo GADU de la AEAS, con el fin de cuantificar y evaluar el efecto de las descargas de
los sistemas unitarios del alcantarillado (DSUs) en epoca de lluvia, en cinco cuencas piloto de
diferentes municipios espa
noles.
El presente trabajo, realizado por la Direcci
on General de Obras Hidr
aulicas y Calidad de las
Aguas con la colaboraci
on de INFRAESTRUCTURA Y ECOLOGIA, S.L., y la Universidade
Da Coru
na supone una importante tarea de colaboraci
on entre distintos organismos, empresas
y administraciones p
ublicas. La infinidad de ambitos geograficos de trabajo y de competencias
en materia de saneamiento y alcantarillado ha obligado a un amplio trabajo de coordinaci
on y
a la gestion de numerosos flujos de informaci
on con objeto de recabar los datos necesarios para
acometer este trabajo y comunicar progresivamente los resultados obtenidos.
Concretamente, han estado implicados dentro del presente trabajo:
- Ayuntamiento de Madrid. Secci
on de Alcantarillado.
- Clabsa (Barcelona). Explotaci
on y Control de Vertidos.
- Ayuntamiento de Valencia. Secci
on de Planificaci
on y Proyectos.
- EMASESA (Sevilla). Divisi
on de Ingeniera.
- Ayuntamiento de Vitoria - Gasteiz. Secci
on de Medio Ambiente.
Basta se
nalar que sin la colaboraci
on de todos ellos, el presente trabajo no habra sido posible.
371
1972. Despues de a
nos de estudios de caracterizacion de este tipo de sucesos se propusieron las
medidas de control pertinentes y se comprob
o el elevado coste economico que supona minorar
la contaminaci
on que era vertida al medio acu
atico a traves de este tipo de vertidos (Cost
Methodology of Combined Sewer Overflows and Storm Discharges, EPA-430/9-79-003). A
pesar de que desde esos a
nos se llevan invertidos muchos recursos en el conocimiento y control
del problema todava hoy sigue siendo una de las principales causas de contaminaci
on del agua.
En Europa el control de la contaminaci
on del agua de origen urbano sigui
o pautas similares
a las de EE.UU. y concluy
o tambien, al termino de la decada de los 80, que la eliminaci
on o
minimizacion de los reboses de los sistemas unitarios deba considerarse como objetivo prioritario
en los planes de saneamiento y mejora de la calidad del agua de los sistemas acuaticos. La
Directiva 91/271 sobre tratamiento de aguas residuales es, sin embargo, poco explcita en relaci
on
con este problema. S
olo cita de forma generica que todo tipo de agua que entre en una red
unitaria deber
a ser tratada y cita de forma explcita la necesidad de minimizar los vertidos de
las aguas de tormenta.
Actualmente, se admite que el control de las DSU debe realizarse bajo el principio de
la Gestion Integrada, considerando todas las relaciones que se establecen entre: A) lluvia,
B) superficie de cuenca C) sistema de colectores; D) estacion depuradora; E) medio receptor
aplicando siempre las que son definidas como tecnicas de gestion de la escorrenta urbana
(TGEU) (BMP- Best Management Practices). Para poner en pr
actica estas medidas se
necesita tener un buen conocimiento de los siguientes puntos:
1. Objetivos de calidad del agua en el medio receptor
2. Medida y an
alisis de las lluvias
3. Modelos de transformaci
on de lluvia-escorrenta
4. Caracterizacion (caudales, concentraciones, distribucion granulometrica de los solidos) y
modelado de los reboses
5. Comportamiento de la estacion depuradora frente a variaciones de caudal y carga
6. Capacidad autodepuradora del medio receptor
Una vision integral de la gesti
on del sistema que minimice los impactos y permita alcanzar
los objetivos de transporte y mantenimiento de la calidad del agua fijados obliga a desarrollar
una estrategia de control total de la contaminaci
on. La contaminacion que se permita entrar
a la red de saneamiento desde la cuenca (por escorrenta o por aguas residuales urbanas), las
transformaciones que dicha contaminaci
on sufra en la red, la capacidad de transporte de la red
y las diluciones que se permitan en los reboses, los sistemas de control y tratamiento que se
implanten a lo largo de la red, determinar
an que tipo de aguas residuales, caudales y cargas
recibir
a la EDAR, que condicionar
an su dise
no y sus estrategias de explotaci
on.
La gestion de las DSU va a ser siempre difcil tal y como se pone de manifiesto analizando
simplemente uno de los factores, la lluvia, de naturaleza estocastica, por lo que sera imposible
una protecci
on absoluta del medio receptor. Se trata entonces de establecer un nivel de
contaminaci
on asumible por el medio receptor y asegurar que esa carga no va a ser superada.
372
Tema 20
La contaminaci
on asociada a un suceso de DSU no es solo la que proviene del agua residual,
que s proporciona una gran parte de algunos contaminantes, como los nutrientes o la DBO.
La concentraci
on de actividades humanas en la cuenca genera deposici
on de polvo, suciedad,
arenas, metales pesados, t
oxicos y contaminaci
on bacteriol
ogica sobre las superficies. Estos
materiales son lavados y arrastrados por la escorrenta superficial, y al final acaba aumentando
la contaminaci
on de las aguas receptoras.
Las cargas contaminantes anualmente vertidas al medio receptor por las aguas de escorrenta
son del mismo orden de magnitud que las vertidas por la red de aguas residuales tras tratamiento
convencional, al menos para contaminantes como los s
olidos en suspensi
on. Los vertidos de
nutrientes y metales pesados desde sistemas separativos y por DSUs desde sistemas unitarios
son comparables, calculados por area de superficie pavimentada.
Caracterizaci
on de las cuencas
3.1
Descripci
on de las cuencas
El proyecto se enmarca en esta primera fase en cinco ciudades y, dentro de ellas, en cinco
cuencas con caractersticas conocidas. Solo una de ellas (Arroyo del Fresno- Madrid) puede
considerarse una cuenca heterogenea, ya que es de una gran extensi
on y usos variados. El resto
son cuencas peque
nas, de caractersticas uniformes y representativas de una tipologa, de unos
usos urbanos y de una zona clim
atica, por lo que cabe suponer que sus resultados puedan tener
cierta extrapolabilidad a cuencas del mismo ambito geogr
afico. A continuaci
on se citan las
cuencas estudiadas:
Barcelona: Bac de Roda
Es una cuenca urbana, de 170 Ha drenadas, con alcantarillado unitario y entrega al mar
Mediterr
aneo con una seccion de dos cajones de 5 metros de anchura y 2 de altura. Su pendiente
media es del orden de 0.1%, y su grado de impermeabilidad de 80%. Se trata de una zona
373
3.2
374
Tema 20
SEVILLA
M A D R ID
VITO R IA
BARCELO NA
VA LEN C IA
GENERA LIDADES
SI
SI
SI
SI
SI
SI
SI
SI
SI
NO
SI
SI
NO
NO
NO
SI
NO
NO
NO
SI
SI
NO
NO
NO
NO
NO
NO
SI
---
NO
Industria escasa
SI
SI
SI
NO
NO
SI
SI
NO
SI
SI
---
SI
NO
NO
SI
---
SEVILLA
M A D R ID
VITO R IA
BARCELO NA
VA LEN C IA
GENERA LIDADES
SI
SI
SI
SI
NO
SI
SI
NO
NO
NO
SI
NO
NINGUNA
POCA S
PO CAS
NINGUNA
PO CAS
NING UNA/
PO CAS
SEVILLA
M A D R ID
VITO R IA
BARCELO NA
VA LEN C IA
GENERA LIDADES
23%
5%
65%
65%
100%
65% - 100%
C alles peatonales
100%
100%
H orm ign (% )
2%
O tros (% )
10%
30% **
0% - 10%
375
M A D R ID
VITO R IA
BARCELO NA
VA LEN C IA
GENERA LIDADES
64
350
235
90
64 - 350
18000
190000
45000
39950
8000
8000-190000
NO
SI
SI
SI
SI
SI
SI
NO
SI
NO
NO
NO
SEVILLA
D.- R especto a la poblacin:
D ensidad m edia de poblacin (plan
de urbanism o,hab/H a)
Poblacin residente en la cuenca
SEVILLA
M A D R ID
VITO R IA
BARCELO NA
VA LEN C IA
GENERA LIDADES
M UY VAR.
3-8
3-4
3-8
NO
NO
SI
NO
NO
10%
5%
NO
Tejados
...C on pendiente y tejas (u otro
m aterial)(% )
7%
20%
100%
(5% - 100% )
95%
...horizontales,aterrazados (% )
80%
0%
100%
95%
(0% - 100% )
SI
SI
SI
SI
SI
SI
376
Tema 20
VITO R IA
BARCELO NA
VA LEN C IA
GENERA LIDADES
30% /70%
25% /75%
50% /50%
25% - 75%
SI/1 DA
NO
SI/7 D AS
1 D A /7
D AS
SI/1 DA
SI/3 D AS
SI/7 D AS
1 D A /7
D AS
SI/3 D AS
NO
SI/7 D AS
0% /7 D AS
SI/1 DA
SI/3 D AS
SI/7 D AS
1 D A /7
D AS
NO
NO
SI/30 D AS
NO
SI
SI
SI
SI
VITO R IA
BARCELO NA
VA LEN C IA
GENERA LIDADES
SI
NO
SI
M UCHAS
ALG UNA
SEVILLA
M A D R ID
SEVILLA
M A D R ID
SI
LA
M AYO R A
SI
SI
ALG U N A/
M UCHAS
ALG UNA
M UCHAS
SEVILLA
M A D R ID
VITO R IA
BARCELO NA
VA LEN C IA
GENERA LIDADES
BUENO
BUENO
BUENO
REG ULAR
BUENO
BUENO
Infiltracin
BAJA
SE
DESCON.
BAJA
M EDIA
M EDIA
BAJA/M EDIA
SEVILLA
M A D R ID
VITO R IA
BARCELO NA
377
VA LEN C IA
GENERA LIDADES
SI
SI
SI
SI
SI
SI
NO
NO
NO
NO
SI
NO
SI
NO
SI
SI
NO
SI
SEVILLA
M A D R ID
BARCELO NA
VA LEN C IA
GENERA LIDADES
A LG U N A
A LG U N A
ALG U N A /
M UY
SIG N IFIC ATIVA
PO C O
IM PO R TAN TE
PO C O
IM PO R TAN TE
VITO R IA
ALG U N A,
PO C O
IM PO R TAN TE
ALG U N A,
PO C O
IM PO R TAN TE
378
Tema 20
para obtener un orden de magnitud, por ejemplo, entre la carga contaminante aportada
anualmente por CSO o escorrenta urbana y la aportada por las depuradoras, etc.
4.1
En funci
on de los conceptos descritos en el anterior apartado, se han definido los objetivos
perseguidos con la ejecucion de los extensos trabajos de campo realizados. Estos objetivos son,
en puridad, un paso intermedio que debe afianzarse de forma s
olida para cubrir los objetivos
finales perseguidos en el presente trabajo.
Por ello, su funci
on, a
un siendo importante, es principalmente instrumental.
Son, a grandes rasgos, los siguientes:
Conocimiento de los niveles de contaminaci
on de tiempo seco en las redes unitarias
analizadas; caracterizacion de la variaci
on horaria de concentraciones y caudales
(contaminacion de base).
Caracterizacion de DSUs de NIVEL II para fosforo y metales pesados.
Caracterizacion de DSUs de NIVEL III para DBO5, DQO, TOC, solidos, NTK, nitr
ogeno
amoniacal (NH4+ ) y turbidez.
Medici
on de hidrocarburos siguiendo el suceso a partir de muestras simples (NIVEL III).
En las cuencas de Barcelona y Valencia se analiza la contaminaci
on bacteriol
ogica (NIVEL
III).
La organizaci
on de la informaci
on obtenida, la parametrizacion de los sucesos muestreados, el
tratamiento y analisis posterior de la informacion va a permitir obtener los verdaderos objetivos
del estudio, que son los resultados generalizables a tres escalas espaciales diferentes:
379
A ESCALA DE CUENCA
Concentraciones punta de contaminaci
on (mg/l).
Concentraciones medias en un suceso (mg/l) - Cargas totales movilizadas por unidad de
superficie drenada (g/m2).
Flujo m
asico maximo registrado (mg/s).
A ESCALA NACIONAL
Conocimiento de la situacion de partida (an
alisis de un n
umero limitado de ciudades).
Comparacion de las cargas entre cuencas.
Evoluci
on temporal de la campa
na de muestreo. Incidencias
5.1
Instrumentaci
on
Madrid
La estacion de Madrid, situada en el colector de Arroyo Fresno, comenz
o a funcionar
correctamente desde primeros de Febrero de 2000. El 4 de Junio, una tormenta de caractersticas
torrenciales llego a inundar la plataforma protegida y elevada m
as de dos metros en la que se
380
Tema 20
381
produce la descarga de aguas pluviales (Azud) y otra aguas abajo (Viveros). Dentro del proyecto
inicial tan s
olo se consideraba una estacion (Yurre) pero se procedi
o a una ampliaci
on en dos
fases, debido al interes mostrado por el Ayuntamiento de Vitoria, y la posterior aprobaci
on por
parte de la DGOHCA-MMA. En el presente informe se presentan los resultados de la estacion
Eroski, que es la que se corresponde con una cuenca urbana.
Barcelona
En este caso la explotaci
on de todo el sistema corrio mediante subcontrataci
on a cargo de
CLABSA.
Los vientos de Levante, que provocan la entrada de agua de mar en el colector, han sido
un problema continuo en la explotaci
on de esta estacion, ya que han provocado disparos del
tomamuestras sin correspondencia con caudales de lluvia y descalibraciones en las sondas debido
a las fuertes oscilaciones de pH y conductividad que supone pasar de agua residual a agua de
mar.
Tambien se han dado algunos problemas de programaci
on del equipo, lo que ha hecho que en
algunos sucesos de lluvia no se hayan cogido las muestras con la cadencia inicialmente marcada.
No se ha realizado m
as que una campa
na de tiempo seco, concretamente el 4 de Octubre de
2000, ante la dificultad de cambiar el emplazamiento de los equipos.
Sintesis de resultados
Los resultados del estudio son muy prolijos, y es el Ministerio de Medio Ambiente el responsable
de su difusi
on completa. Se avanza no obstante un extracto con los resultados m
as notables, y
unos breves comentarios sobre ellos. Se plantean tres tipos de resultados: tablas de valores
promedio, correlaciones entre parametros, y graficos sobre funciones de probabilidad, que
permitan ver la distribuci
on de los resultados, bien por cuencas, bien agrupados.
6.1
Se presentan a continuaci
on los resultados promediados para los distintos par
ametros
considerados:
Concentraci
on m
axima (mg/l).
Medida puntual, sujeta a valores poco representativos
No se puede calcular para muestras compuestas (metales)
Muy sensible a la energa cinetica inicial del medio (pendiente, intensidad de lluvia,...).
Concentraci
on media de suceso (CMS) ponderada al volumen de escorrenta (mg/l).
382
Tema 20
Valor promediado, u
til para calcular masa total de contaminaci
on.
Se puede calcular para todas las muestras.
Poco sensible a singularidades y factores geometricos.
Vi
DQ O
1716.6
1344.4
1475.0
1395.8
568.7
DBO 5
759.0
792.1
521.1
340.7
CO T
58.9
100.5
66.7
52.7
62.5
N TK
86.3
72.1
46.0
41.8
53.0
NH4+
45.9
37.6
13.2
16.9
19.7
P -total
5.0
7.5
23.0
5.5
6.2
SS
1722.2
1189.2
1239.0
965.9
560.7
SSV
1266.6
744.8
SD
551.2
893.5
SDV
304.0
572.2
ST
2200.8
1801.8
Turbidez
572.4
331.4
4775.5
536.5
1496.0
340.0
483.5
5790.8
1313.2
1941.2
356.8
323.4
240.9
226.1
C ond.
0.8
0.9
5.3
0.8
1.5
Tem p
20.3
17.5
11.2
20.3
20.1
pH
8.4
8.4
6.5
8.0
8.1
H C (dis)
11.0
10.7
8.8
5.973
8.5
Prom edio
1300.1
603.2
68.3
59.9
26.7
9.5
1135.4
728.8
1650.5
424.9
2609.6
286.8
1.9
17.9
7.9
9.0
Se observa una cierta uniformidad en los valores obtenidos en todas las cuencas. Si se
consideran los indicadores m
as habituales, los solidos en suspensi
on y la DQO, se perciben
valores muy semejantes en todas las cuencas salvo en Valencia. Este hecho, que se repetira
383
sistematicamente, se debe a que los sistemas de evacuacion de aguas de Valencia asumen los
excedentes de las acequias de regado, lo que supone una fuente de aguas par
asitas difcil de
evaluar y de segregar. Los resultados obtenidos en Valencia no se consideraran a la hora de
proponer tendencias generales para las cuencas del territorio estatal.
Contaminaci
on media de suceso
Se
Vi
DQ O
833.7
679.8
583.9
670.8
293.2
DBO 5
388.8
384.3
324.0
166.2
CO T
35.0
53.2
33.2
22.2
34.9
N TK
46.4
38.0
17.1
20.2
40.5
NH4+
22.0
19.0
5.7
8.2
13.8
C M S (m g/L)
P-total
4.9
7.5
9.0
5.5
6.2
SS
733.4
597.3
527.5
421.2
229.4
SSV
486.7
353.3
224.0
134.3
SD
324.9
361.7
631.3
272.8
964.4
147.5
279.1
1158.8
694.0
1193.8
SDV
131.6
173.0
ST
1058.3
959.0
Turbidez
222.0
209.6
117.2
125.0
C ond.
0.5
0.7
1.4
0.5
1.3
Tem p
18.9
16.4
22.4
18.7
19.5
pH
7.4
8.0
7.6
7.4
7.6
C u (dis)
0.0
0.0
0.1
0.0
0.0
Zn (dis)
0.4
0.3
0.0
0.9
0.2
P b (dis)
0.4
0.1
0.0
0.1
0.0
H C (dis)
5.1
5.7
4.7
3.2
1.4
Prom edio
612.3
315.8
35.7
32.4
13.8
6.6
501.8
299.6
511.0
182.8
1012.8
168.5
0.9
19.2
7.6
0.0
0.4
0.1
4.0
384
Tema 20
C M S (m g/L)
DQ O
DBO 5
NH4+
P-total
SS
C u (dis)
P b (dis)
C M S (m g/L)
DQ O
DBO 5
NH4+
P-total
SS
C u (dis)
P b (dis)
Prom edio
612.27
315.82
13.77
6.63
501.77
0.04
0.13
Prom edio
612.27
315.82
13.77
6.63
501.77
0.04
0.13
A L E M A N IA
GRAN
BR ETA A
V arios fuentes
E L L IS (1989)
[1]
[2 ]
80 -230
N O V O TN Y
(1991)
[3 ]
LA R G ER
M ETC A LF ED D Y
[1977]
[1991]
[4]
[5]
----
260 -480
60 -220
12 a 82
43 -225 [90]
60 -200
59 -222 [115]
3.8 -11.7
----
----
----
1.8 -2.7
1a11
1.2 -2.8
270 -550
45 -55
100 -1100
0.06 -0.4
----
----
----
0.01 -0.1
0.08 -0.45
0.40
0.14 -0.60
ELLIS
H O LA N D A
U S-E P A , 1978
AGUA
R E SID U A L
E FL U E N T
[1986]
N W R W (1991)
T PIC A
E D A R -T PIC O
[6 ]
[7]
----
148 -389
[5]
60 -200
40 -124
----
----
115
91/271
250 -1000
< 125
110 -400
< 25
12 a 50
1a11
100 -1000
105 -320
----
0.04 -0.05
0.04 -01
4 a 15
< 1 (<2)
370
100 -350
< 35
----
----
----
----
Carga movilizada
La carga movilizada es un valor independiente de las posibles fuentes de agua par
asita limpia
que se aporten a la cuenca, y s
olo da idea de la contaminaci
on disponible y movilizada en
superficie y en el sistema de colectores. Los valores son en este caso altos para la cuenca de
Valencia, lo que indica que la contaminaci
on disponible para su movilizaci
on es muy alta.
Es muy destacable el hecho de que los colectores de Valencia y Barcelona son los de mayores
dimensiones, debido a las caractersticas de la precipitaci
on en la zona mediterr
anea. Este hecho,
unido a las bajas pendientes, conlleva unas deposiciones en los colectores que seran movilizadas
durante los sucesos de lluvia y que son de gran magnitud, por encima de los del resto de ciudades,
con sistemas de drenaje mas reducidos, y menor carga depositada.
C argas m ovilizadas (g/m 2)
Se
Vi
DQ O
1.30
0.20
10.48
0.95
2.59
DBO 5
0.55
0.11
0.42
1.49
CO T
0.05
0.02
0.78
0.03
0.52
N TK
0.05
0.01
0.23
0.02
0.39
NH4+
0.02
0.00
0.08
0.01
0.24
P-total
0.01
0.00
0.09
0.01
0.07
SS
1.28
0.21
9.08
0.67
1.88
SSV
0.83
0.11
0.35
1.17
SD
0.47
0.11
0.47
14.52
SDV
0.18
0.07
ST
1.75
0.32
0.00006
0.00002
C u (dis)
0.28
3.54
24.93
1.15
16.39
Prom edio
3.1
0.6
0.3
0.1
0.1
0.0
2.6
0.6
6.1
1.0
8.9
0.00033
0.00007
0.00029
0.00015
15.06
Zn (dis)
0.00066
0.00014
0.00048
0.00267
0.00162
0.00111
P b (dis)
0.00069
0.00003
0.00028
0.00022
0.00052
0.00035
H C (dis)
0.00947
0.00170
0.04149
0.00466
0.01082
0.01363
385
Flujo m
asico
El flujo m
asico es difcilmente comparable entre unas cuencas y otras, ya que depende de la
magnitud de la cuenca. Los valores de Barcelona son muy altos para los solidos y sus par
ametros
asociados (DQO) ya que las tasas de contaminacion disponibles en el sistema de drenaje de
Barcelona tambien lo son. El hecho de que la cuenca de Bac de Roda incluyese zonas de obras
con gran producci
on de s
olidos puede ser una causa de estos valores, adicional a la ya apuntada
en el apartado anterior. Los valores altos de Madrid se deben a la gran magnitud de la cuenca,
a pesar de que la carga disponible por metro cuadrado no es muy alta.
Flujos m sicos inst.m x.(K g/s)
Se
Vi
DQ O
DBO 5
0.50
0.21
3.62
2.11
6.34
1.04
0.49
0.83
0.53
CO T
N TK
0.02
0.02
0.25
0.17
0.47
0.14
0.03
0.02
0.19
0.11
NH4+
0.01
0.08
0.04
0.01
0.06
P-total
SS
0.00
0.56
0.00
3.43
0.00
7.13
0.00
0.72
0.00
0.63
SSV
SD
0.37
0.19
2.05
2.43
36.10
0.42
0.38
0.42
4.34
SDV
0.11
1.75
0.24
1.24
ST
H C (dis)
0.71
0.00
5.17
0.03
1.01
0.01
4.92
0.00
6.2
41.08
0.03
Prom edio
2.47
0.83
0.19
0.09
0.04
0.00
2.49
0.81
8.69
0.83
10.58
0.01
Est
a ampliamente reconocido en la bibliografa que algunos de los par
ametros indicadores de la
contaminaci
on estan correlacionados. As, es habitual aceptar que existe una alta correlaci
on
entre la DQO y la DBO5, y de ambas con los s
olidos en suspensi
on. Del mismo modo, los
metales suelen tener altas correlaciones los unos con los otros, y tambien con los solidos.
Por otro lado, los nutrientes (N, P), suelen estar correlacionados entre s.
Estas tendencias se han comprobado en las cuencas objeto de estudio. Se presenta como
ejemplo la tabla de coeficientes de correlacion cruzada obtenida para el par
ametro concentraci
on
maxima en la cuenca de Madrid.
El informe del proyecto incluye ajustes de regresi
on entre las variables que presentan
coeficientes relevantes, tanto de tipo univariante como multivariante: en este u
ltimo caso se
aporta tambien un an
alisis de la varianza.
386
Tema 20
Concentracin m xim a
DQ O
DBO 5
CO T
N TK
NH4+
P-total
SS
SSV
SD
SD V
ST
Turbidez
Cond.
Tem p
pH
C u (dis)
Zn (dis)
Pb (dis)
HC (dis)
6.3
D Q O DBO 5 C O T
1.000 0.916 0.506
0.916
1.000 0.345 0.5168 0.4987 0.4339 0.8071 0.8799 0.2379 0.1624 0.6971 0.7834 -0.159
0.506
0.631
0.517 0.130
0.519
0.499 0.177
0.896
0.521
0.838
0.907
0.276
0.149
0.687
0.847
1 0.6861 0.3047 0.3929 0.3134 0.2117 0.3328 0.4267 0.4237 0.1405 0.1051 0.4086 0.5402 0.1924 0.2139
1 0.3311 0.1923
0.202 0.3311
0.818 0.7744
-0.04 -0.246
1 0.6818 -0.036
-0.24
0.8
1 0.9704 0.7279 0.5214 0.2615 0.1214 0.0647 -0.062 0.3537 0.0964 0.2524
-0.170 -0.155 -0.708 0.2182 0.1051 -0.027 -0.168 -0.246 0.0647 0.1097 -0.022 -0.468 0.7359 0.9546
0.098
0.527
0.734
0.827 0.342 0.3716 0.5402 0.3473 0.6597 0.8048 0.3537 0.2248 0.6487 0.6349
0.829 0.6977
0.532
0.678 0.009 0.1084 0.1924 0.3061 0.7197 0.7399 0.0964 -0.016 0.5722 0.3298 -0.433 0.0681 -0.131 0.5955
0.829
1 0.7953
0.706
0.823
0.604 -0.062
-0.13
Distribuci
on de los datos. Tendencias globales
DQ O -Vi-M ax
DQ O -M -M ax
95
DQ O -Se-M ax
90
DQ O -V-M ax
DQ O -B-M ax
Percent
80
70
60
50
40
30
20
10
5
1
100
1000
10000
LocationScale
3.0878 0.2229
AD * F/C
1.50 8/0
3.0330 0.3360
1.80 11/0
3.1923 0.2059
2.7217 0.1637
1.41 10/0
2.66 4/0
3.1375 0.1690
1.82 6/0
387
El objeto de las gr
aficas como las que se presentan es intentar percibir coincidencias entre
tendencias mediante la comparacion de sus respectivas curvas de ajuste. A continuaci
on se
presenta la curva correspondiente a la concentraci
on m
axima de DQO:
Se puede observar como, salvo en el caso de Valencia, las tendencias son muy similares. La
excepcionalidad de Valencia ya ha sido comentada, y m
as bien cabe una justificaci
on sobre el
porque de una similitud en cuencas tan distintas.
Lo primero que cabe apuntar es que dicha similitud afecta al orden de magnitud, ya que las
escalas presentadas son logartmicas.
Las cuencas presentadas incluyen usos del suelo relativamente parecidos (salvo Madrid, con
algo menos de impermeabilidad), pero regmenes pluviometricos muy distintos. A ciudades como
Valencia y Barcelona, de pluviometra de tipo mediterr
aneo, se opone por ejemplo Vitoria, con
un regimen pluviometrico mucho mas continuo, y Madrid y Sevilla, como caso intermedios.
Aceptando una carga en superficie parecida en todas las ciudades, debida a un uso del
suelo similar, un regimen pluviometrico con intensidades mayores debera generar menores
concentraciones. Esto es as en Valencia, pero el efecto de las acequias es dominante. En el
caso de Barcelona, sin aportaciones parasitas, la concentracion es homologable al resto.
La explicaci
on que se propone es que las maximas concentraciones no se deben esencialmente
a la contaminaci
on de superficie, sino al arrastre de la contaminaci
on sedimentada en los
colectores durante el tiempo seco.
Los colectores de Barcelona son mucho mayores que los de Vitoria o Sevilla para una superficie
similar. Las cargas sedimentadas en tiempo seco en Barcelona seran por tanto muy superiores:
de hecho se constato un alto grado de sedimentaci
on en el colector de Bac de Roda.
95
90
Percent
80
70
60
50
40
Location
Scale
2.7681
0.2858
MTTF
StD ev
728.09
536.05
Median
IQR
586.33
537.79
Failure
Censor
35
0
AD*
Correlation
30
20
10
5
1
100
1000
0.7261
0.9848
388
Tema 20
Dado que los colectores estan dimensionados para el regimen pluviometrico de cada cuenca,
la relaci
on entre los caudales que circulan por el colector y la magnitud de este es mas o menos
invariante. Si la masa sedimentada es proporcional al tama
no del colector, y el caudal circulante
tambien, la concentraci
on m
axima, que puede ser interpretada como una relaci
on entre la masa
sedimentada y el caudal circulante, ser
a tambien invariante, y lo mismo cabe decir, con mayor
propiedad, de la contaminaci
on media de suceso.
Desde este punto de vista, si se agrupan todos los datos independientemente de la cuenca
a la que pertenecen ( con la excepcion de Valencia), se puede obtener un ajuste con muy alta
correlacion.
Lo que se ha apuntado para la DQO es tambien aplicable a otros contaminantes siempre
que se puedan correlacionar con la fracci
on solida, que es la que sedimenta. As, los s
olidos en
suspension tambien presentan un buen empaquetamiento, como se aprecia en la siguiente figura.
Probability PlotforSS-CM S
Lognorm albase 10 D istribution -LSXY Estim ates -95.0% C I
Com plete D ata
99
95
90
Percent
80
70
60
50
40
30
Location
Scale
2.6741
0.3149
M TTF
StD ev
614.18
510.86
M edian
IQ R
472.19
480.53
Failure
C ensor
35
0
AD *
C orrelation
0.7772
0.9743
20
10
5
1
100
1000
389
NH4+-Vi-M ax
NH4+-M-M ax
95
NH4+-Se-M ax
90
NH4+-V-M ax
NH4+-B-M ax
Percent
80
70
60
50
40
LocationScale
AD* F/C
1.1958 0.1881
1.89 8/0
1.4906 0.3021
1.49 11/0
30
1.6359 0.1541
1.22 10/0
1.2522 0.2034
2.73 4/0
1.1366 0.2361
2.30 5/0
20
10
5
1
10
100
Las graficas presentadas para estos parametros son uno de los resultados mas notables
del estudio, cuyas conclusiones todava estan abiertas, y cuya segunda fase se licitara,
probablemente, este a
no.