Hidrología Urbana

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INDICE

Problem
atica general del drenaje de aguas pluviales en zonas urbanas
Josep Dolz Ripolles . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 1
Elecci
on del nivel de seguridad de la red de drenaje
Manuel Gomez Valentn . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .

13

Informaci
on de datos de lluvia. Lluvia de proyecto
Manuel Gomez Valentn . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .

29

Lluvia neta. P
erdidas de precipitaci
on.
Tiempo de concentraci
on en zona urbana Manuel Gomez Valentn . . . .

67

M
etodo racional en zona urbana. Bases conceptuales y
aplicaci
on en medio urbano Ra
ul Lopez Alonso . . . . . . . . . . . .

81

Hidrograma unitario y Modelos de dep


ositos Manuel Gomez Valentn

. . 113

Transformaci
on lluvia - escorrenta mediante uso de la onda cinem
atica
Manuel Gomez Valentn . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 125
An
alisis del comportamiento hidr
aulico de rejas y sumideros
Manuel Gomez Valentn . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 137
Modelos de flujo en calles y criterios de riesgo asociado
Leonardo Nana Escobar . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 149
Modelo de Lluviaescorrenta: HEC-1
Hans Sanchez Tueros . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 179
BMP. T
ecnicas alternativas de drenaje. Dep
ositos de retenci
on
Manuel Gomez Valentn . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 201
Predimensionamiento de dep
ositos de retenci
on
en redes de alcantarillado Hans Sanchez Tueros . . . . . . . . . . . . 217
Grandes colectores. Criterios hidr
aulicos de dise
no
Josep Dolz Ripolles . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 239
Estaciones de bombeo en sistemas de drenaje urbano
Enrique Cabrera Marcet, Vicente Espert Alemany, Jorge Garca-Serra Garca . . 249
Dise
no con r
egimen permanente: curvas de remanso
Hans Sanchez Tueros . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 287

Movimiento no permanente. Modelos de c


alculo
Manuel Gomez Valentn . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 299
Estudio e instrumentaci
on de una cuenca urbana en el municipio de
Sant Boi de Llobregat Manuel Gomez Valentn . . . . . . . . . . . . 311
Problemas de calidad de las aguas receptoras en caso de
vertido desde colectores unitarios: CSO Manuel Gomez Valentn

. . . . 331

Gesti
on municipal: los Planes Especiales de Alcantarillado
como figuras de gesti
on. El caso de Barcelona Pere Malgrat Bregolat

. . 347

Programa nacional de medici


on de descargas de sistemas unitarios (DSU).
Proyecto PROMEDSU Jeronimo Puertas Agudo
. . . . . . . . . . . 369

PROBLEMATICA GENERAL DEL DRENAJE DE


AGUAS PLUVIALES EN ZONAS URBANAS
Jose Dolz Ripolles
Dep. de Ingeniera Hidraulica, Martima y Ambiental. UPC.
E.T.S. Ingenieros de Caminos, Canales y Puertos
Jordi Girona 1-3. D-1. 08034 BARCELONA

Introducci
on hist
orica

A lo largo del siglo XIX la construccion de redes de alcantarillado en grandes ciudades sufrio un
fuerte impulso. En gran medida ello se debio a que fue probada la relacion entre enfermedades
endemicas y la ausencia de un correcto drenaje de las aguas residuales urbanas. Estas redes de
alcantarillado, que tambien drenaban las aguas pluviales, fueron proyectadas hasta mitad del
siglo XX sin disponer de unos criterios tecnicos (hidraulicos e hidrologicos) rigurosos.
El rapido crecimiento urbano que se inicio en la segunda mitad del siglo XX dio lugar a
graves deficits de infraestructuras urbanas para el drenaje de las aguas de lluvia, lo que motiv
o
importantes problemas de inundacion. Todo ello impulso la aplicacion de los conceptos clasicos
de la Hidraulica e Hidrologa al medio urbano: estudio de la lluvia, de la transformacion lluviaescorrenta y del comportamiento hidraulico del alcantarillado. De este modo hizo su aparici
on
una nueva disciplina: la Hidrologa Urbana.
A partir de los a
nos ochenta, una vez ya se ha realizado un notable avance en el conocimiento
de los fenomenos ligados a la cantidad (caudales), se ha impulsado el estudio de los fenomenos
ligados a la calidad (carga contaminante) del drenaje urbano. El interes de este nuevo
enfoque ambientalista del estudio del drenaje urbano es motivado por los graves problemas
de contaminacion que pueden crear las aguas de escorrenta urbana que son vertidas por la red
de alcantarillado a un determinado medio receptor (normalmente ro o mar).
Observamos, pues, que en el estudio y realizacion de infraestructuras de drenaje urbano ha
existido una evolucion en los objetivos a conseguir. Estos objetivos podran calificarse, en orden
cronologico, como: higienicos, hidraulicos y ambientales.

Incidencia de la urbanizaci
on en el proceso de escorrenta

Es conocida la tendencia al desplazamiento de la poblacion desde zonas rurales hacia zonas


urbanas. En la actualidad casi el 50% de la poblacion mundial vive en zonas urbanas, habiendose
1

Tema 1

Caudal mximo anual m3/s

10
8
6
4
2
0
5 3

55

60

65

70

55

60

65

70

Aos

25

Area Impermeable %

20

15

10

0
5 3

Aos

Figura 1: Caudal maximo anual y porcentaje de superficie impermeabilizada.


incrementado en mas de un 80% en los u
ltimos 20 a
nos. En Espa
na entre 1980 y 1981 el total
de poblacion en capitales de provincia se multiplico por 4.5
La urbanizacion de una cuenca modifica su respuesta hidrologica frente a una determinada
lluvia. La urbanizacion conlleva la alteracion de las redes de drenaje natural (construccion de
colectores y encauzamientos que aumentan la velocidad del agua hacia aguas abajo de la cuenca)
y un incremento de las zonas impermeables en superficie, todo ello con el criterio de drenar lo
mas eficiente y rapido posible el area urbanizada. Como hemos dicho, esta dinamica afecta a la
hidrologa de la cuenca y muy especialmente a las zonas situadas aguas abajo. La urbanizacion
aguas arriba modifica el hidrograma que reciben estas zonas de forma que se incrementan el
volumen de escorrenta y el caudal maximo. Asimismo es menor el tiempo que transcurre entre
el inicio de la escorrenta provocada por la lluvia y el maximo caudal: disminuye el tiempo de
concentracion. Todo ello conlleva que la zona aguas abajo este afectada con mayor frecuencia por
caudales que pueden crear problemas por inundacion, tanto mas importantes cuanto menores
sean las pendientes. En la figura 1 puede verse la evolucion a lo largo del perodo 1954-1973 del
maximo caudal anual en una peque
na cuenca (4.7 km2 ) del sureste de Inglaterra en funcion de
la impermeabilizacion provocada por la urbanizacion, Hall (pp. 165, 1984).
El Ministerio de Construccion del Japon inicio en 1969 un estudio experimental sobre
la influencia de la urbanizacion en el comportamiento hidrologico de 13 cuencas urbanas
de diferentes tama
nos (de 0.32 a 23.96 km2 ). Los resultados obtenidos se utilizaron en
la planificacion de las actuaciones frente a las inundaciones, Yoshino y Yoshitani (1990).
Refiriendonos a una de las trece cuencas (la de Minamiosawa, de 0.97 km2 ) cuya urbanizacion
paso a afectar del 0 al 61.5% de su superficie, las principales conclusiones son:
El coeficiente de escorrenta paso de tener un valor comprendido entre 0.03 y 0.46 (31
episodios lluviosos estudiados) a otro comprendido entre 0.11 y 0.64 (20 episodios lluviosos
estudiados). Cabe indicar que el coeficiente de escorrenta tiende a ser mayor cuanto mayor
es la intensidad.
El tiempo de concentracion paso de estar comprendido entre 60 y 100 minutos antes de la
urbanizacion, a 35-50 minutos despues de la urbanizacion.

Problematica general del drenaje urbano

Delleur (1982) presenta la experiencia de Brater y Sherill seg


un la cual, para cuencas de
Michigan, el porcentaje de area impermeabilizada por la urbanizacion de un territorio (I) est
a
relacionado con la densidad de poblacion en habitantes por milla cuadrada (h) seg
un la expresi
on:
I = 1.38 h. Tambien Delleur (1982) muestra los resultados obtenidos por Anderson en el estudio
de la reduccion del tiempo de respuesta (tiempo comprendido entre los centros de gravedad del
hietograma y del hidrograma) en funcion del grado de urbanizacion. Estos resultados, obtenidos
para cuencas cercanas a Washington D.C., se presentan en la figura 2.

Figura 2: Incidencia de la urbanizacion en el tiempo de respuesta T. El parametro P es un ndice


de pendiente/longitud de la cuenca. La pendiente S esta expresada en pies/milla y la longitud
L en millas
La disminucion del tiempo de respuesta es debido, como ya se ha comentado anteriormente,
a la mayor velocidad del agua en una cuenca urbana que en una cuenca natural. Evidentemente
en este aumento de velocidad juega un papel importante la red de colectores.
Leopold, en Delleur (1982), al estudiar una cuenca de una milla cuadrada cercana a
Washington DC, dedujo las curvas de la figura 3 donde se muestra la influencia del
area
urbanizada y de la red de alcantarillado en los caudales de periodos de retorno un a
no.
La problematica anteriormente expuesta es mucho mas acusada en las regiones mediterraneas
donde suele darse un rapido y desordenado crecimiento urbano (sobre todo en el litoral) a
la vez que existen una condiciones hidrologicas adversas, Arandes (1992). Estas condiciones
hidrologicas son: lluvias localmente muy intensas y cuencas peque
nas con fuerte pendiente. Un
detallado an
alisis de estas precipitaciones puede verse en Martn (1992). En Barcelona la lluvia
de periodo de retorno 10 a
nos es de 33 mm para una duracion de 15 minutos y 44 mm para
una duraci
on de media hora. Estas fuertes intensidades dan lugar a importantes caudales punta
debido a las elevadas pendientes que presentan las cuencas y la baja permeabilidad de las areas
urbanas. Cabe recordar que tanto las fuertes pendientes como las intensidades de lluvia elevadas
disminuyen el coeficiente de escorrenta, lo que se pone en evidencia en la figura 4. Este grafico,
presentado por el Minist`ere de lEnvironement (1994), muestra la dependencia del coeficiente de
escorrenta respecto de la permeabilidad del terreno, la intensidad de lluvias y la pendiente.
Fue obtenido con datos experimentales procedentes de peque
nas cuencas interceptadas por
autopistas. Observese la importante influencia de la pendiente para intensidades superiores
a los 70 mm/h.

Tema 1

Figura 3: Influencia del area urbanizada (a%) y del area que abarca la red de alcantarillado (b%)
en la variacion de los caudales de periodo de retorno un a
no: (caudal despues de urbanizar) /
(caudal antes de urbanizar)
Influencia del area urbanizada (a%) y del area que abarca la red de alcantarillado (b%) en la
variacion de los caudales de periodo de retorno un a
no: (caudal despues de urbanizar) / (caudal
antes de urbanizar)

Figura 4: Influencia de la intensidad de lluvia y la pendiente en el coeficiente de escorrenta

Caudal de proyecto

Dado que los datos de lluvia suelen ser mas abundantes que los de caudales, normalmente el
caudal de proyecto en un colector de pluviales de una determinada cuenca sera fijado teniendo
en cuenta, entre otros factores, sus caractersticas pluviometricas. Es obvio que los episodios
lluviosos en una cuenca dada no son siempre identicos: existe una distribucion espacial y
temporal de la lluvia que vara de un episodio a otro. Normalmente las cuencas urbanas son de
peque
na dimension y por ello suele considerarse que la lluvia afecta a su totalidad (no se tiene

Problematica general del drenaje urbano

en cuenta la distribucion espacial).


El caracter aleatorio de la lluvia en el tiempo se tiene en cuenta a traves del periodo de
retorno: una lluvia es de periodo de retorno T a
nos si la probabilidad de ser igualada o superada
a lo largo de un determinado a
no es 1/T. Por tanto el nivel de seguridad en la capacidad del
colector esta dado por el periodo de retorno considerado. Este parametro sera fijado atendiendo a
un analisis coste-beneficio (coste de las inversiones en estructuras de drenaje urbano y beneficios
debidos a la reduccion de perdidas por inundacion). A modo de ejemplo cabe indicar que en
el Plan Especial de Alcantarillado de Barcelona se considero un periodo de retorno de 10 a
nos.
Seg
un Yen (1990) existe en los pases desarrollados una tendencia a considerar periodos de
retorno mayores debido a que el aumento de los costes de los bienes urbanos es superior al de los
costes de las obras de drenaje. Un detallado analisis de las implicaciones economicas del drenaje
urbano puede verse en Parker et al. (1987). Otra tendencia es la de incorporar a las calles como
elementos de desag
ue para caudales de periodos de retorno algo elevados. Evidentemente, esto
requiere un adecuado dise
no de las calzadas y de sus intersecciones.
Cabe indicar que en todo lo expuesto anteriormente, implcitamente se supone que el periodo
de retorno de un caudal es identico al de la lluvia que lo genera, o sea: lluvias de periodo T dan
lugar a caudales tambien de periodo T. Ello es tanto mas cierto cuanto mas importante sea el
episodio lluvioso. As cabe indicar que para lluvias muy intensas correspondientes a elevados
periodos de retorno, tiene poca incidencia en la formacion de la escorrenta el estado en que se
encuentra el terreno: grado de humedad y vegetacion. No ocurre lo mismo para las lluvias de
bajo periodo de retorno.
Hemos visto que al urbanizar una cuenca se incrementan los caudales asociados a una lluvia
dada. Por este motivo, el periodo de retorno del caudal asociado a una lluvia determinada
disminuye con la urbanizacion de la cuenca.
Para la obtencion de una lluvia (o caudal) asociada a un determinado periodo de retorno se
han propuesto diferentes distribuciones de probabilidad, pero la bondad del calculo estar
a en
gran medida condicionada por la calidad y amplitud de la serie de datos de campo disponibles
para ajustar dicha distribucion. No obstante hay que hacer notar que en el caso de una serie
corta de datos, la distribucion que ofrece un mejor ajuste no tiene por que ser la que asegure una
mejor extrapolacion para obtener el valor correspondiente a un determinado periodo de retorno.
Habitualmente se utilizan las curvas intensidad-duracion- frecuencia (curvas IDF) para la
obtencion del valor de una determinada lluvia. Estas curvas nos proporcionan para cierta regi
on
y una frecuencia dada (periodo de retorno), la relacion entre intensidad media maxima de lluvia
y la duracion de lluvia. Cabe indicar que estas curvas solo nos dan informacion sobre la maxima
intensidad media esperable a lo largo de cierto intervalo de tiempo, y no sobre el resto de la
tormenta: lluvia cada antes y despues de dicho intervalo. O sea, la duracion de la tormenta es,
en principio, superior al tiempo considerado en las curvas IDF.
En el dise
no de estructuras de drenaje urbano, cada vez mas se precisa conocer no ya el
caudal de proyecto sino el hidrograma de proyecto. Este es el caso del proyecto de depositos
de retencion donde el volumen del hidrograma es un dato basico para el dise
no. La correcta
obtencion del hidrograma, que tambien es preciso conocer si se desea estudiar el funcionamiento
en regimen variable de una red de colectores, conlleva la dificultad de establecer la distribuci
on

Tema 1

espacial y temporal de la lluvia.

Infraestructuras de drenaje urbano

Normalmente estas infraestructuras estan encaminadas a corregir los efectos negativos


provocados por la urbanizacion, o sea se tiende a disminuir los caudales punta y aumentar la
capacidad de la red de drenaje. Dada la elevada densidad de nuestras ciudades es practicamente
imposible disminuir de forma significativa la escorrenta mediante la infiltracion natural en el
terreno: ello requerira disponer de espacio suficiente para, por ejemplo, crear zonas verdes donde
se produjera dicha infiltracion.

4.1

Dep
ositos de retenci
on

Una forma de evitar inundaciones cuando la capacidad de la red de drenaje es insuficiente


consiste en el almacenamiento parcial de la escorrenta. Existen tres diferentes maneras de
conseguir artificialmente este almacenamiento: balsas, depositos subterraneos, utilizacion de la
propia red de colectores cuando existe una fuerte distribucion espacial de la lluvia y no toda la
red drena al mismo tiempo, etc. El correcto dise
no de estas estructuras requiere un buen conoci
miento del hidrograma de proyecto ya que la forma y el volumen de este fijaran la capacidad de
almacenamiento necesaria.
En las redes unitarias, cada vez son mas utilizados los depositos de retencion para almacenar
la escorrenta de una lluvia no muy intensa o la escorrenta inicial debida a una lluvia intensa.
Estas escorrentas suelen presentar una eleva da carga contaminante lo que aconseja evitar su
vertido sin previo tratamiento. El almacenamiento de esta escorrenta permite su tratamiento
posterior sin tener que incrementar notablemente la capacidad de las plantas depuradoras.
La ciudad de Osaka (Japon) puede ser un ejemplo de este tipo de actuaciones, Murakami
(1990) y Hashimoto et al. (1990). Esta ciudad, que posee un sistema unitario de alcantarillado,
presenta la doble problematica anteriormente expuesta: inundaciones motivadas por la
urbanizacion intensiva y necesidad de tratar la escorrenta. Actualmente esta en construccion un
gran colector situado a 30-40 m bajo la superficie, de 6.5 m de diametro y 12.2 km de longitud,
cuya finalidad es facilitar el drenaje de un area de 12 km2 . Este colector esta dise
nado de forma
que en parte tambien pueda ser utilizado como deposito de retencion de la escorrenta con fuerte
carga contaminante.
Otra actuacion en esta misma ciudad consiste en un deposito de 1.9 km de longitud y 10
m de diametro, construido a unos 20 m de profundidad. Este deposito tiene por objeto evitar
inundaciones en un area con deficiente capacidad de drenaje. Esta obra esta parcialmente en
servicio desde 1986 y varias veces ha entrado en funcionamiento. En particular, en septiembre de
1989 se almacenaron 100.000 m3 en una hora, debido a una lluvia de 110 mm con una intensidad
maxima de 47 mm/h. En este caso fueron inundadas 963 viviendas, mientras que en 1982 (antes
de construir esta obra) una lluvia de 140 mm con intensidad maxima de 33 mm/h, inundo 25.303
viviendas.

Problematica general del drenaje urbano

Cornella de Llobregat es una ciudad situada junto al tramo final del ro Llobregat y su
area urbana recoge las aguas pluviales de zonas situadas aguas arriba de la misma. La fuerte
urbanizacion de estas zonas junto con la insuficiente capacidad de drenaje de la red de Cornell
a,
hacen que se vea frecuentemente sometida a inundaciones. Ello se agrava cuando las fuertes
lluvias locales coinciden con avenidas en el Llobregat, lo que dificulta o incluso impide el
desag
ue de los colectores al ro. Al objeto de solucionar esta problematica se han proyectado
diferentes actuaciones, siendo una de ellas la construccion de una balsa que permita almacenar
la escorrenta cuando no es posible desaguar al ro. Esta balsa ocupa una superficie de 50.000
m2 y admite un calado de 4 m. Dado su poco frecuente funcionamiento, la mayor parte del
tiempo estara en seco y se preve su utilizacion como parque p
ublico. El desag
ue de la balsa al
ro se realizara por gravedad cuando los niveles del ro y de la balsa lo permitan, o por bombeo,
en caso contrario. La capacidad de bombeo prevista son dos grupos de 7 m3 /s. Cabe indicar
que el hidrograma de entrada (periodo de retorno 10 a
nos) presenta un caudal maximo de 130
m3 /s. Al objeto de fijar las necesidades de bombeo, se analizo la estrategia de puesta en marcha
y parada de los grupos en funcion de los niveles en la balsa y en el colector que desagua a la
misma (en este caso se trata de un canal). Un detallado estudio de los criterios hidraulicos de
dise
no de los depositos de retencion puede verse en Stahre y Urbonas (1990) y STU (1994).

4.2

Colectores interceptores pluviales

El resolver problemas de drenaje en zonas urbanas densamente pobladas mediante la


construccion de nuevos colectores presenta la dificultad de compatibilizar dicha construcci
on
con la escasez de espacio disponible en superficie, la afeccion a las redes de servicios urbanos y
la incidencia en un trafico durante la construccion. Ello puede ser paliado en gran medida si el
nuevo colector se sit
ua a la profundidad suficiente para que pueda ser construido en t
unel.
Es frecuente que el desarrollo urbano se inicie en un area llana, y posteriormente se extienda a
zonas aguas arriba de la cuenca donde existen desniveles importantes. Este esquema es habitual
en ciudades costeras o situadas en valles fluviales. Como consecuencia de ello, suelen presentarse
problemas de capacidad en la red de drenaje existente en la zona baja, ya que normalmente
esta fue proyectada y construida sin tener en cuenta el incremento de caudal que supondra la
posterior urbanizacion de las zonas situadas aguas arriba. El resolver esta situacion suele ser
complejo debido a que las pendientes disponibles en la zona baja suelen ser muy peque
nas, lo
que obliga a considerar secciones importantes en los posibles nuevos colectores en lamina libre
a construir en esta zona, y ello, normalmente es incompatible con el escaso espacio disponible
en sus viales.
Una posible solucion a esta problematica consiste en la construccion de colectores dise
nados
para que trabajen en presion y que, aprovechando el desnivel existente, intercepten las aguas
pluviales en la zona alta y las transporten aguas abajo de la zona baja. El dise
no en presi
on
requerira unas secciones menores y permitira una mayor flexibilidad en el trazado. Esto u
ltimo
puede ser de gran interes en areas densamente urbanizadas, ya que inclusive puede permitir
ubicar el colector a una profundidad suficiente como para que pueda ser construido en t
unel y
de este modo afectar lo mnimo posible a las redes de servicios urbanos y al trafico.
El dise
no en presion del nuevo colector normalmente no permitira la conexion de otros

Tema 1

colectores en la zona baja. Ello exige que la antigua red de drenaje existente en esta zona debe
sea capaz de transportar la escorrenta generada por la lluvia que cae sobre ella.
El valle de Mexico, Domnguez y Jimenez (1992), en el que se encuentra situada Ciudad
de Mexico, historicamente presenta notables problemas de drenaje debido al caracter cerrado
del mismo. Cabe indicar que Ciudad de Mexico esta ubicada en una antigua zona de lagunas
que recogan el drenaje de las laderas circundantes. Estas lagunas que inicialmente (antes de la
colonizacion) ocupaban una superficie de 1700 km2 han quedado reducidas actualmente a unos
50 km2 . La necesidad de dar salida fuera del valle al agua que actualmente ya no puede ser
temporalmente almacenada en las lagunas, ha llevado a la construccion de diferentes colectores
y canales. Estas actuaciones se iniciaron en 1607, siendo la u
ltima de ellas la denominada
Drenaje Profundo, cuya primera fase termino de construirse en 1975. Consiste en un sistema
de colectores situados a una profundidad comprendida entre 10 y 217 m, y que funcionan por
gravedad. La gran profundidad a que estan situados les hace resistentes a los efectos ssmicos
y evita que sean afectados por el hundimiento progresivo de las capas superficiales de terreno.
Este hundimiento, debido a la gran extraccion de agua de los acuferos, ha llegado a superar 0.5
m/a
no en la superficie de la zona centro del Distrito Federal. En la actualidad se han construido
110.7 km de t
unel, cuyo diametro vara de 3.1 a 6.5 m y la capacidad entre 20 y 220 m3 /s.
Al objeto de interceptar las aguas pluviales de las partes altas de las cuencas urbanas de
Barcelona y de los municipios limtrofes de L Hospitalet y Esplugues, se ha realizado un proyecto
que contempla la construccion de un colector interceptor (Colector Interceptor Oriental de
Rieras). Este colector debe transportar unos caudales que varan desde 33 m3 /s al inicio a
220 m3 /s al final (periodo de retorno 10 a
nos). Esta formado por dos tramos notablemente
diferenciados: el primero es un t
unel de seccion circular de 6 km de longitud y 6 m de diametro,
y el segundo (de 2 km) consiste en un cajero de 7 conductos circulares de 3.3 m de diametro. El
colector se inicia a la cota 45 y su entrega al ro Llobregat se sit
ua a la cota 4. Se ha dise
nado
de forma que trabaje en lamina libre en los primeros 5 km (de la cota 45 a la 23) y en presion
en los 3 km restantes (de la cota 23 a la 4). A lo largo del tramo en lamina libre recibe todas
las incorporaciones de caudal existentes, situandose este tramo a la cota mas elevada posible al
objeto de reducir al mnimo la altura que deben salvar las diferentes incorporaciones de caudales
(en algunas zonas el colector esta situado a mas de 60 m de profundidad). Dado que la secci
on
es constante en el tramo en lamina libre (diametro 6 m), el incremento de capacidad que exige
la sucesiva incorporacion de caudales se obtiene incrementando la pendiente.
Una de las actuaciones mas importantes incluida en la nueva red de colectores del frente
martimo de Barcelona, es la construccion del colector de Ciudadela. Este colector intercepta
caudales de la parte alta de la cuenca del Bogatell (24.5 de km2 , aproximadamente un 20% de la
superficie urbana de Barcelona) conduciendolos directamente al mar. De esta forma se descarga
notablemente la red del Bogatell y se evitan los tradicionales problemas por inundacion existentes
en la parte baja de la cuenca del Bogatell y actualmente ocupada por la nueva Villa Olmpica.
El colector tiene una longitud total de casi 3 km, transporta un caudal comprendido entre los
145 m3 /s al inicio y los 210 m3 /s al final. Presenta dos tramos notablemente diferenciados: un
tramo inicial de 716 m, con fuerte desnivel (de la cota 24.5 a la cota 10.5) y un tramo posterior,
con desniveles mucho mas reducidos. El primer tramo fue dise
nado para trabajar en presi
on
y el segundo en lamina libre. El tramo en presion esta formado por 3 tuberas de 3.25 m de
diametro colocadas mediante hinca. Dos elementos importantes de este colector son las obras
de toma (al inicio del tramo en presion) y el desag
ue (al final del mismo). El dise
no de ambas

Problematica general del drenaje urbano

obras fue realizado mediante modelo reducido a escala 1:21.38.

4.3

C
alculo hidr
aulico de las redes de drenaje urbano.
matem
atica

Modelaci
on

Normalmente los colectores de pluviales se dise


nan de forma que, para el caudal de proyecto,
su funcionamiento sea en lamina libre. Ello permite incorporar por gravedad los caudales que
discurren en superficie. En el caso de que el colector entrara en carga, podra ocurrir que los
elementos que conectan al colector con la superficie se conviertan en puntos de salida de agua
procedente del colector.
Un colector funcionando en lamina libre presenta un movimiento no permanente
gradualmente variable, es decir: el calado y la velocidad varan tanto de seccion a seccion para
un mismo instante, como de un instante a otro para una misma seccion. Estudiar un colector
en regimen no permanente gradualmente variable requiere conocer los hidrogramas de entrada.
Con menor grado de aproximacion, puede estudiarse el comportamiento hidraulico en lamina
libre de un colector suponiendo movimiento permanente gradualmente variado. En este caso se
considera que el calado y la velocidad son constantes en el tiempo, pero variables de una secci
on
a otra. Para ello se utiliza la teora de las curvas de remanso y se considera el caudal maximo
del hidrograma correspondiente.
Hace unos a
nos (y a
un hoy en da) era habitual dimensionar los colectores suponiendo
movimiento permanente y uniforme: calados y velocidades constantes en todo instante y secci
on.
Para ello se suele utilizar la formula de Manning y tambien se considera el caudal maximo
del hidrograma correspondiente. Con esta hipotesis de calculo no se tiene en cuenta, entre
otros aspectos, la incidencia de las condiciones de contorno en el comportamiento hidraulico del
colector (por ejemplo, niveles en el extremo aguas abajo).
La obtencion del hidrograma correspondiente a la cuenca que drena el colector presenta una
notable incertidumbre debido fundamentalmente a la dificultad en determinar la distribuci
on
espacio temporal de la lluvia de dise
no y al calculo de la escorrenta. Por este motivo estimamos
que normalmente no se justifica la complejidad de un calculo en regimen no permanente
y por tanto parece logico realizar el calculo hidraulico suponiendo movimiento permanente
gradualmente variado.
Para el estudio de un colector en presion podra tambien suponerse movimiento permanente
y considerarse el caudal maximo del correspondiente hidrograma. El que en realidad no sea
movimiento permanente, no introduce un error importante en el calculo dada la lenta variaci
on
de caudales.
Al igual que en otros campos de la Ingeniera Hidraulica, en los u
ltimos a
nos ha tenido
lugar un gran avance en la formulacion y aplicacion de los modelos numericos para el estudio
del drenaje urbano, por ejemplo ver Gomez (1992), Nix (1994). Dichos modelos permiten, en
principio, un detallado analisis del comportamiento hidraulico de las redes de drenaje urbano. No
obstante, para su correcta utilizacion se precisa conocer una serie de parametros que identifiquen
las particularidades del problema estudiado. La bondad de los resultados obtenidos depender
a

10

Tema 1

en gran medida de la calidad de los datos de campo disponibles para ajustar dichos parametros.
A nuestro entender este es un serio problema que limita en gran medida la correcta utilizaci
on
de la modelacion matematica en Hidrologa Urbana. Chow (1981) y Yen (1990) se
nalan el riesgo
que supone el asumir los resultados de un modelo numerico sin someterlos previamente a un
crtico analisis ingenieril por parte de tecnicos que posean un claro conocimiento fsico de los
fenomenos objeto de estudio. Por otra parte, seg
un McPherson y Zuidema (1978), los avances
en la modelacion matematica han superado la disponibilidad de datos de campo que permiten
su calibracion. Esta situacion tambien se da en nuestro pas, donde todos somos conscientes
de las dificultades que existen para obtener unos datos de campo que, por ejemplo, permitan
conocer con una mnima fiabilidad el hidrograma de proyecto de una determinada cuenca, o las
caractersticas geometricas (secciones, pendientes, disposicion en planta) de la red de grandes
colectores de una ciudad. A nuestro entender sera de sumo interes el que la Administracion
intensificara la obtencion y tratamiento de datos de campo (fundamentalmente lluvia y caudal),
de forma que pudiera avanzarse en el conocimiento de los fenomenos hidrologicos. Ello permitira
optimizar las cuantiosas inversiones que actualmente se realizan.

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ELECCION DEL NIVEL DE SEGURIDAD DEL


SISTEMA DE DRENAJE
Manuel Gomez Valentn
Dep. de Ingeniera Hidraulica, Martima y Ambiental. UPC.
E.T.S. Ingenieros de Caminos, Canales y Puertos
Jordi Girona 1-3. D-1. 08034 BARCELONA

Introducci
on

Cualquier dise
no en el campo de la Ingeniera Hidr
aulica e Hidrologica asume una vida u
til
de la instalaci
on, de manera que se espera que durante ese periodo de tiempo se cumplan las
especificaciones y criterios utilizados en su dise
no. Esa vida u
til en ocasiones esta definida
de manera muy concreta y determinada. Por ejemplo, el t
unel de desvo del ro durante la
construcci
on de una presa debe funcionar durante un corto n
umero de a
nos, los que duren las
obras de la presa. Una atagua provisional, un recinto estanco para la construcci
on de una
obra martima, etc. son otros ejemplos de obras de vida u
til limitada. Pero en instalaciones
grandes, lease encauzamientos, grandes conducciones, etc. este concepto de vida u
til no est
a tan
claramente establecido. El tecnico responsable de la infraestructura debe manejar el problema
de dise
nar una obra considerando los da
nos que pueden producirse en caso de un fallo en el
funcionamiento de la misma. Hasta ahora, entendemos que el sistema de drenaje est
a constituido
b
asicamente por la red de alcantarillado o red de drenaje, y el primer problema que se plantea
es decidir para que tipo de eventos de lluvia debemos dise
nar esta infraestructura. La pregunta
inmediata es: que nivel de seguridad debemos utilizar en el dise
no de la red?

Periodo de retorno considerado en el dise


no de la red

La red de drenaje debe cumplir la misi


on de evacuar los caudales de escorrenta de la lluvia
cada en medio urbano, para as permitir el normal desarrollo de las actividades ciudadanas.
Cuanto mayores sean las dimensiones de la red, menos probabilidades tiene de verse superada
su capacidad de desag
ue, y menos problemas de inundaci
on encontraremos en la superficie de
la ciudad. Pero por supuesto, no se puede asegurar que las probabilidades de inundaci
on en la
ciudad sean del todo nulas. Siempre es posible un fallo hidr
aulico, falta de capacidad de desag
ue
de la red, cuando se presenta un suceso de lluvia superior al considerado para el dise
no de la
red o que puedan darse circunstancias accidentales (hundimiento o fallo estructural, bloqueo por
arrastres de materiales solidos, etc) que generen una inundaci
on en la ciudad.
13

14

Tema 2

El criterio de seleccion del nivel de seguridad se suele realizar en el ambito hidrol


ogico e
hidr
aulico recurriendo a un concepto que denominamos periodo de retorno. Decimos que un
valor de nivel o caudal, por ejemplo un caudal de valor Qo, es de periodo de retorno T a
nos,
cuando como media se produce un caudal mayor que Qo una vez cada T a
nos. Quiere ello decir
que si tuvieramos informaci
on del comportamiento de la variable en cuesti
on (caudal Q, por
ejemplo) durante un horizonte de tiempo de muchos a
nos, N, veramos que tiene periodo de
retorno T a
nos como el cociente entre el n
umero de veces, m, que se ha superado el valor Qo, y
el n
umero total de a
nos del que se dispone informaci
on, N.
m
1
=
T
N
Esta definici
on anterior esta expresada en terminos de frecuencia de superaci
on de la variable
Q y se puede realizar de manera aproximada cuando el n
umero de a
nos del que se dispone
informaci
on es elevado. Por contra, cuando el n
umero de a
nos con datos de lluvia o caudal no es
muy grande, para hacer una predicci
on de comportamiento futuro debemos pasar al dominio de
la probabilidad. Un suceso de periodo de retorno T, presenta una probabilidad de ser superado,
P, que se puede expresar como:

P (X > Q) =

1
T

Cuando analizamos un periodo de n a


nos, podemos preguntarnos cu
al es la probabilidad
de que no sea superado una vez al menos el valor de referencia, por ejemplo el caudal Q. Si
nos,
llamamos P (X < Q)n a la probabilidad de que Q no se iguale o supere en un periodo de n a
asumiendo que los eventos de caudal son sucesos independientes, podemos escribir:
P (X < Q)n = P (X < Q)n = [1 P (X > Q)]n
Si queremos expresar la probabilidad de que se vea superado una vez en los n a
nos, sera:
P (X > Q)n = 1 [1 P (X > Q)]n
Si lo expresamos en terminos de periodo de retorno, se puede escribir:

P (X > Q)n = 1 [1

1 n
]
T

Podemos expresar la probabilidad de que un suceso de periodo de retorno T a


nos ocurra
en un periodo de tiempo de n a
nos en la tabla siguiente, expresada en tanto por ciento dicha
probabilidad.

Eleccion del nivel de seguridad del sistema de drenaje

15

Tabla 1. Probabilidad de que un suceso de periodo de retorno T ocurra en n a


nos
Periodo de tiempo n a
nos
1
2
5
10
20
50
100
500

T=5
20
36
67
89
99
99.9
99.9
99.9

T = 10
10
19
41
65
88
99.5
99.9
99.9

T = 50
2
4
10
18
33
64
87
99.9

T = 100
1
2
5
10
18
40
63
99.3

T = 500
0.2
0.4
1
2
4
10
18
63

An
alisis de coste beneficio para la determinaci
on del periodo
de retorno

Este es un enfoque cl
asico de cualquier actuaci
on, analizar la inversi
on optima a realizar en
funci
on de la maximizaci
on de beneficio obtenido. Podemos plantear por ejemplo para la red de
drenaje a construir cu
al sera el costo asociado a la construccion de la misma. Para una serie de
lluvias de periodo de retorno por ejemplo 2, 5, 10 a
nos, etc. evaluamos los caudales de calculo
y dise
namos la red adecuada para su circulaci
on con los criterios que se fijen en su momento.
Para cada uno de los dise
nos, podemos evaluar el presupuesto de construccion. A
un cuando
la realizaci
on de presupuestos es siempre una tarea difcil que puede dar resultados diferentes
seg
un la persona que lo realice, esta fase del estudio se puede considerar razonablemente objetiva
si utilizamos los mismos precios unitarios para las diferentes unidades de obra en cada uno de
los presupuestos. El resultado ser
a una curva de costes creciente con el periodo de retorno
considerado.
Podemos cruzar esta informacion con otra distinta. Podemos plantear un horizonte de
vida u
til de la construcci
on de N a
nos (por ejemplo 50). Si este periodo de tiempo fuera de
comportamiento normal, sin a
nos muy secos ni muy h
umedos, y por ejemplo nuestra obra de
drenaje fuera de periodo de retorno 10 a
nos, como media la capacidad de desag
ue de la red
se vera superada 5 veces en esos 50 a
nos. Si por contra el periodo de retorno de dise
no de
nuestra obra fuera 25 a
nos, como media se vera superada solo 2 veces en esos 50 a
nos. Podemos
evaluar los da
nos asociados a las inundaciones en este horizonte de tiempo (los 50 a
nos de vida
u
til), para cada obra de drenaje construida. Los da
nos aumentan cuanto menor es el periodo
de retorno de dise
no de la red de alcantarillado, y en cambio disminuyen a medida que sube el
periodo de retorno de las lluvias empleadas en el dise
no de la red de drenaje. Es por tanto una
curva decreciente, del tipo de la indicada en la figura.
El coste total de la infraestructura durante su periodo de vida u
til es la suma de los costes
de construcci
on y de los da
nos durante esa vida u
til. La composici
on de las dos curvas produce
una curva suma, cuyo mnimo debera se
nalar el periodo de retorno m
as economico en el dise
no
de la red de alcantarillado.
Este proceso sera el deseable para dimensionar desde un punto de vista de rentabilidad

16

Tema 2

C oste
Costede
lared

Coste
m nim o
Daosasociados
en la vida til

T ptim o

Periodo de
retorno

Figura 1: Estimacion del periodo de retorno


economica la obra a construir. Sin embargo surgen problemas a la hora de evaluar la curva
de da
nos por inundaci
on. No es f
acil asignar un coste econ
omico objetivo a esos da
nos. Una
parte puede ser extremadamente objetiva, por ejemplo incorporando la valoraci
on pericial por
las compa
nas de seguros de los da
nos de los bienes que tienen asegurados. O los costes por da
nos
o lucro cesante de compa
nas de servicios p
ublicos (telefonos, luz, transportes ferroviarios o por
carretera, etc). Pero existen a veces otros muchos da
nos de cariz local o individual, derivados
de los problemas que sufre cualquier residente bien en su casa por no poder salir al quedarse
bloqueado, o los costes en tiempo derivados de quedar retenidos sin acceder a su casa o trabajo.
Este procedimiento a
un siendo desde un punto de vista racional el m
as solido, no se utiliza
de manera habitual por los inconvenientes planteados en la valoraci
on de da
nos. Es cierto que
cada vez mas se ajustan los estudios de costes asociados a estos da
nos, y existen proyectos de
investigaci
on en otros pases en la lnea de permitir su empleo con bases de datos mas ajustadas
y f
aciles de usar. Ante los problemas descritos, se suele recurrir a fijar un periodo de retorno de
referencia para los caudales de dise
no (o las lluvias de dise
no) a utilizar en el dimensionado y
calculo de la red de drenaje.

Selecci
on de un periodo de retorno de dise
no en la red de
drenaje

De las diferentes opciones de seleccion de periodo de retorno que se utilizan en otras latitudes,
podemos encontrar una gran variabilidad seg
un el pas que se trate. En pases nordicos como
por ejemplo en algunas ciudades de Suecia, se han propuesto dise
nos para periodos de retorno
bajos, de 2 a 5 a
nos. Pero hay que indicar que en este caso se realiza un an
alisis conjunto del
comportamiento de la red enterrada y del flujo en la calle, aceptando un sistema de drenaje

Eleccion del nivel de seguridad del sistema de drenaje

17

dual. Ello supone adem


as la incorporaci
on de la presencia del agua en el dise
no de la ciudad en
superficie, previendo vas de circulaci
on y puntos de recogida de la misma.
Las ciudades que aceptan el concepto de drenaje dual con estos periodos de retorno de dise
no
mas bajos, asumen que parte del agua circular
a en superficie, y que algunas veces durante un
a
no, tendr
an dificultades de tr
afico viario o peatonal. Pero tambien hay que apuntar que el
dise
no de las calles es tal que permite transportar una cierta cantidad de agua sin producir
da
nos graves ni inundaciones localizadas, y finalmente ese caudal puede ser desaguado a alg
un
cauce natural sin suponer un problema de inundaci
on. Aplican el siguiente concepto: parte del
flujo circula por la red y parte del flujo circula por la calle cuando la capacidad de desag
ue de la
red se supera. Esta idea no es f
acilmente aplicable a ciudades muy consolidadas y m
as antiguas,
pues en ellas en ocasiones nos encontramos con calles de perfil longitudinal tal, que tenemos
puntos bajos en los que se concentra caudal afluente de las calles colindantes. Si ese punto bajo
no se drena mediante un conducto de la red enterrada, podemos crear un problema local de
inundaci
on grave.

4.1

Criterios de dise
no en EEUU

En los EEUU el problema del drenaje de aguas pluviales es algo diferente al europeo. La
urbanizaci
on de las ciudades norteamericanas presenta un grado de impermeabilidad menor por
ejemplo del que tenemos en Espa
na, especialmente en las areas residenciales donde abunda la
alternancia de casa individual y jardn privado. El patr
on urbano de nuestras poblaciones tan
solo es comparable en el caso de los centros de negocios tipo downtown o en algunas ciudades
en concreto. La mayor parte del transporte de agua pluvial debe realizarse mediante canales a
cielo abierto o cunetas junto a vas de comunicacion. Eso ha hecho que los Departamentos de
Transportes de algunos estados norteamericanos se hayan mostrado muy interesados en resolver
el tema del drenaje para no afectar a las vas de comunicacion. Como consecuencia, algunas
de las referencias de trabajo mas importantes se encuentran en los Manuales de Drenaje de
estos Departamentos de Transportes, o bien de ciudades o condados que han establecido sus
propios Manuales de Drenaje. No existe una unicidad en los criterios adoptados pero puede ser
indicativo del mismo el siguiente resumen.
El estado de Virginia propone en su Manual de Drenaje de 10 a 25 a
nos para los colectores
de desag
ue. Mientras tanto, en Connecticcut se sugiere el valor 10 a
nos simplemente, para
sumideros y conductos de evacuacion. El condado de Clark, que incluye la ciudad de Las Vegas
en Nevada, propone dise
nar para 10 a
nos y comprobar el funcionamiento de la red ante lluvias
de 100 a
nos de periodo de retorno. Aqu tambien se considera la capacidad de transporte de
las calles. El estado de Nueva York se refiere en su manual a los canales de desag
ue grandes,
exigiendo en ellos un periodo de retorno de c
alculo de 100 a
nos. En Georgia nos encontramos
con ejemplos de condados como el de Gwinette que propugnan valores de periodo de retorno
de 25 a
nos para los colectores de drenaje. En Texas tambien sugieren la adopci
on de un valor
de 25 a
nos. A diferencia de estos valores considerados en estos Manuales de Drenaje, todava
encontramos referencias de uso o de formacion donde se recomienda dise
nar con periodos de
retorno 5 a
nos (Iowa State Univ). Vemos pues un estado de la cuesti
on bastante variado.

18

4.2

Tema 2

Criterios de dise
no en Canad
a

Canad
a es otro pas con larga tradici
on en el tema de drenaje urbano. En este sentido es un pas
donde se ha aplicado a nivel normativo el concepto de drenaje dual. En esas condiciones, por
ejemplo el estado de Alberta propone para la red de drenaje un periodo de retorno de 5 a
nos,
mientras que el resto de caudal circulara por la calle. Se incluyen estudios de comportamiento
del sistema superficial hasta periodos de retorno de 100 a
nos. De todos modos se indica que cada
poblaci
on fija su nivel de dise
no en la red de drenaje, y se comentan que hay poblaciones que
dise
nan con 2 a
nos de periodo de retorno y otras con 10 a
nos. La capital Ottawa tambien dise
na
la red entre 1 y 5 a
nos de periodo de retorno, pero exige la comprobaci
on del comportamiento
de la red de calles para periodos de retorno de 100 a
nos (SWM Planning and Design Manual.
Ministry of the Environment, Draft Final Report, Noviembre 1999), en los que exige condiciones
de funcionalidad a sus calles seg
un la importancia de las mismas. Vas principales no deben
presentar calados superiores a los 15 cm, y en otras de menor importancia se limita a que el
agua no alcance la acera, en un pas donde se encuentran bordillos de 20 a 30 cm de altura.

4.3

Normativa europea. Norma EN-752

Europa ha hecho un esfuerzo en los u


ltimos a
nos, cuando en el Comite Europeo de Normalizaci
on
CEN/TC 165 se elaboro la EN-752, Norma europea con 7 apartados que algunos pases han
traspuesto en su normativa interna (Francia, Alemania, Dinamarca, etc). En concreto la parte 4
se refiere a los conductos de la red de alcantarillado. Entre los aspectos interesantes que recoge,
indicar que la expresi
on de Colebrook-White y la de Manning son las recomendadas como m
as
adecuadas para el c
alculo de perdidas de carga, pero donde supone un cierto cambio con las
pr
acticas habituales es al introducir el concepto de dise
no de la red en funci
on de la frecuencia
de inundaci
on.
Hasta ahora estamos dise
nando en funci
on del periodo de retorno de la lluvia cada,
asumiendo que lluvias de periodo de retorno T a
nos generan caudales de periodo de retorno
tambien de T a
nos, circunstancia que en el medio urbano es m
as razonable de aceptar que en el
medio rural dada la elevada impermeabilidad y la escasa o nula dependencia de la humedad del
terreno permeable, ya que este casi no existe. Desde luego es interesante el hecho de transferir
el criterio de dise
no a la frecuencia de cu
antas veces nos mojamos los pies, por expresarlo
gr
aficamente y no de la lluvia que cae. El resumen de la norma EN-752 se recoge en la tabla
siguiente:

Tabla 2. Frecuencias de inundaci


on sugeridas en la EN 752
Zona de estudio
Area rural
Area residencial
Centro ciudad, zonas industriales y comerciales
Metro - pasos subterr
aneos

Frecuencia de inundacion
10
20
30
50

Eleccion del nivel de seguridad del sistema de drenaje

19

Nos estan exigiendo para el referente m


as cercano a nuestras ciudades, tipo centro ciudad,
una frecuencia de inundaci
on de 1 vez cada 30 a
nos. Esto suele estar por encima de los valores
habituales que manejamos habitualmente. En la norma adem
as se indican los procesos de
calculo hidr
aulico y la sugerencia de emplear un modelo de simulaci
on aceptado por la autoridad
municipal. En el p
arrafo siguiente a la tabla de referencia anterior, se introduce una frase que
permite al utilizar el modelo de simulacion mencionado anteriormente, ... garantizar un nivel
adecuado de proteccion contra la inundaci
on en lugares especialmente sensibles.... La traduccion
a nivel llano de esta frase es que permite a las administraciones municipales rebajar los niveles
de proteccion de la tabla anterior, pero obliga a justificar a la municipalidad que adopte este
criterio, cual es el nivel de proteccion adecuado y por que considera que ese es el nivel adecuado
con preferencia al indicado en la norma.
Este hecho est
a provocando una serie de dolores de cabeza en las ciudades europeas
preocupadas por estos temas, y en sus responsables de alcantarillado. En los proximos a
nos
nos veremos obligados todos a revisar nuestros criterios de dise
no y a evaluar las consecuencias
de este cambio.

4.4

Normativa alemana ATV-118

De las referencias de normas tecnicas de pases europeos, quizas la mas interesante sea la ATV
118, Dise
no Hidr
aulico y Simulaci
on del Comportamiento de Redes de Alcantarillado, de uso en
Alemania y pases de influencia germana. De salida la norma ATV plantea un cierto conflicto
con la nueva EN-752 pues la primera considera las frecuencias de inundaci
on como un criterio
inapropiado mientras que prefiere utilizar las frecuencias de entrada en carga de la red. La
norma germana sugiere el empleo de una lluvia de proyecto o una serie de precipitaciones
hist
oricas de unos 30 a
nos. A pesar de considerarlo inadecuado, contiene una tabla que indica
las frecuencias de inundaci
on admisibles.
Tabla 3. Frecuencias de inundaci
on sugeridas en la ATV - 118

Zona de estudio
Area rural
Areas de edificacion moderada
Centros urbanos
Metro - pasos subterr
aneos

Frecuencia de inundacion
1 a
no
2 a
nos
3 a
nos
5 a
nos

Los valores son muy diferentes de los de la EN752 y supondr


an un problema de adaptaci
on
en el pas, de acuerdo con las opiniones formuladas por expertos alemanes.

4.5

Criterio de dise
no utilizado en Espa
na

No existe una legislacion a nivel nacional sobre el periodo de retorno a considerar en el dise
no de
la red de alcantarillado. Revisando los valores mas habituales encontrados en diferentes ciudades

20

Tema 2

espa
nolas, encontramos que el valor de 10 a
nos es el mas habitual. Alguna considera valores de
25 a
nos o un criterio de exigencia que ciertas zonas de la ciudad, definidas como estrategicas en
caso de inundaci
on tengan un nivel de seguridad mayor como por ejemplo vas de emergencia o
de evacuacion o acceso de servicios de urgencia, a las que se va a exigir periodos de retorno de
50 a
nos.

Criterio de homogeneidad del periodo de retorno. Cuenca


urbana y cuenca de cabecera

Es frecuente que el estudio de la red de una poblaci


on contemple zonas mas conflictivas que
otras o zonas donde la orografa o la ocupaci
on en superficie dificulte la aplicaci
on de alg
un
tipo de soluci
on. En esas condiciones, puede darse el caso de que alg
un tecnico caiga en la
tentaci
on de, para no complicarse la vida en alguna zona de la ciudad, aceptar alguna soluci
on
mas sencilla y ademas con un periodo de retorno menor. Esto es una situaci
on que debe evitarse
encarecidamente.
Una red con un ndice de rendimiento no homogeneo tendr
a entonces una serie de puntos
debiles por los que en caso de problemas, se iniciar
a la inundaci
on. Debe tenderse hacia un
objetivo de nivel de seguridad lo m
as homogeneo posible, para que de esa manera en caso de
inundaci
on, esta se produzca no de manera concentrada sino de manera repartida. De este modo
podemos entender tambien que los da
nos en vez de estar concentrados se hallaran mucho m
as
repartidos. Afectar
an a una mayor superficie de la ciudad pero esos da
nos seran en terminos
absolutos mucho menos importantes. No es aceptable ese espectaculo de poblaciones con las
plantas bajas inundadas en los barrios de zonas con baja pendiente por falta de capacidad de
desag
ue de la red, mientras que otros barrios de zonas con mayor pendiente tienen un nivel de
seguridad m
as alto con una capacidad de desag
ue combinada entre la red enterrada y el flujo
superficial por las calles.
Sin entrar en contradicci
on con lo anterior, algunas poblaciones empiezan a exigir un nivel
de seguridad m
as alto en algunas zonas, pero no con ning
un criterio de exclusion. Se trata de
exigir que por ejemplo ciertos ejes de circulaci
on viaria tengan un nivel de seguridad mayor, por
ejemplo de periodo de retorno de 50 a
nos, con el objetivo de que esas vas puedan ser utilizadas
por los servicios de emergencia, bomberos, polica, proteccion civil, servicios medicos, etc. en
caso de necesidad. Se aseguran unos ejes de evacuaci
on o acceso en caso de necesidad, de manera
que a
un con problemas en parte de la ciudad, esas vas pueden permitir acceder con prontitud
y mitigar los efectos de las inundaciones.
En ocasiones las poblaciones presentan en la zona aguas arriba de la poblaci
on una cuenca
de cabecera, con una cubierta natural. Adem
as esa cuenca desagua en la ciudad y su desag
ue
se integra en la red de alcantarillado. Pero a veces, cuando la cuenca es m
as grande, el caudal
tambien crece y se prefiere establecer un cauce especfico para su desag
ue. En este caso los
periodos de retorno de la cuenca de cabecera y de la poblaci
on pueden ser diferentes. Se suele
dimensionar la capacidad del cauce especial para el caudal de periodo de retorno T a
nos, con la
superficie de la cuenca de cabecera, sin considerar la superficie de la ciudad. La red de drenaje
de la poblaci
on se calcula para el periodo de retorno T, en general inferior.

Eleccion del nivel de seguridad del sistema de drenaje

21

Cuenca de
cabecera

Cuenca urbana

Figura 2: Cuencas urbanas y cuencas de cabecera

A veces se propone calcular las dimensiones de ese cauce especial de desag


ue de ros o
rieras considerando la superficie de la cuenca de cabecera m
as la superficie de la ciudad. Eso
proporciona un caudal mayor y un mayor nivel de seguridad del elemento de desag
ue, pero a
la vez estamos considerando que el agua que cae en la ciudad acabar
a llegando al cauce de
desag
ue. Eso a veces no es as pues el agua circula por la superficie de la ciudad y por las calles
sin necesidad de llegar al cauce del ro. Se puede dar la paradoja de que dise
namos un cauce
para un caudal que a lo mejor no llega. Se suele indicar en muchos proyectos que si se supera la
capacidad de desag
ue de la red, el agua en superficie alcanza el cauce. Pero no siempre podemos
garantizar que ello sea as pues la topografa superficial de la ciudad puede facilitar que el agua
se dirija hacia aguas abajo o no alcance el cauce en la zona urbana.
Pero incluso se puede dar otra circunstancia m
as curiosa: aceptamos que el agua llegue al
cauce de desag
ue y por eso dimensionamos ese cauce con una capacidad de desag
ue suficiente,
pero no comprobamos en absoluto los efectos que puede producir en la ciudad. Esta situaci
on
final puede ser francamente chocante: el agua llega al cauce de desag
ue que esta dise
nado para
transportarla, pero antes en la ciudad ha producido una serie de inundaciones y da
nos que no
hemos evaluado.
En este caso el procedimiento propuesto sera dimensionar el cauce de evacuaci
on con periodo
de retorno T y evaluar el comportamiento de la ciudad para los caudales de ese mismo periodo
de retorno. No quiere decir que necesariamente se propugne el dise
no de la red de alcantarillado
para ese periodo de retorno de T a
nos, que seguramente sera superior a los 10 o 50 a
nos, pero
s se sugiere que se analice el efecto que tienen sobre la ciudad esas aguas que discurren en
superficie, y que como mnimo se sepa que pasara, que calles presentaran los niveles maximos de
agua y en base a eso poder tomar decisiones, bien de actuaci
on en superficie o bien adecuando
la superficie de la ciudad a esas posibles circunstancias. Los periodos de retorno a considerar en
cada caso deberan ser funci
on de los tama
nos relativos de las cuencas urbana y de cabecera.

22

Tema 2

Periodo de retorno de dise


no para cuencas urbanas vertiendo
a cauces. Condici
on de contorno a considerar

La red de drenaje de pluviales tiene su periodo de retorno de dise


no, acorde con los criterios
expuestos anteriormente. Sin embargo la red desagua al final en un cauce natural y en el c
alculo
hidr
aulico del tramo final debe considerarse como condicion de contorno el posible nivel de agua
que exista en el cauce. La cuenca asociada al cauce suele ser de mayores dimensiones que la
zona urbana que drena a traves del colector por lo que el suceso de lluvia que se produce en la
ciudad no tiene la misma importancia a nivel de cuenca. Aparece la duda de que nivel de agua
en el cauce hay que utilizar como condici
on de contorno en el c
alculo del colector.
Esta pregunta se puede reformular en el sentido de que periodo de retorno debera
considerarse en el cauce, con su caudal asociado correspondiente, en el dise
no del conducto. En
principio los sucesos que producen caudales importantes en la cuenca fluvial y la cuenca urbana
se pueden considerar sucesos independientes, cuando la diferencia de tama
no entre cuencas es
grande. Por otro lado, si la cuenca urbana es muy peque
na y el suceso de lluvia act
ua de manera
uniforme en todo el territorio, difcilmente se producir
an en el mismo momento las puntas de
caudal en el cauce y en el colector de desag
ue. Ello se debe a los diferentes tiempos de respuesta
hidrol
ogica de las cuencas.
Cuantificar este hecho es un tema complejo. La ocurrencia simult
anea de dos sucesos
independientes se define como el producto de la probabilidad de ocurrencia de cada uno de
los sucesos. En otras palabras, si los sucesos son independientes, la probabilidad de ocurrencia
de un suceso de periodo de retorno de 5 a
nos en la zona urbana y en la cuenca fluvial m
as grande
es de 0.2 x 0.2 = 0.04, es decir de 25 a
nos de periodo de retorno.
Tabla 4. Periodos de retorno a considerar en obras de drenaje vertiendo a cauces
entre 2 y 5 a
nos

Periodo de retorno a considerar en sucesos concurrentes

Relacion de areas
10000/1
1000/1
100/1
10/1
1/1

Periodo de retorno 2 a
nos
Cauce principal Colector
1
2
2
1
1
2
2
1
2
2
2
2
2
2
2
2
2
2
2
2

Periodo de retorno 5 a
nos
Cauce principal colector
1
5
5
1
2
5
5
2
2
5
5
5
5
5
5
5
5
5
5
5

En circunstancias normales, los sucesos de lluvia en la cuenca grande y peque


na no son del

Eleccion del nivel de seguridad del sistema de drenaje

23

todo independientes, por lo que no sera aceptable considerar que por un colector viene el caudal
maximo asociado al suceso de lluvia de dise
no, y por el ro el nivel esta en condiciones de aguas
bajas. En el caso de vertidos a un cauce, el US Army Corps of Engineers y otros Departamentos
norteamericanos sugieren el uso de las siguientes tablas 4 a 6. De acuerdo con la relaci
on entre
superficie de la cuenca fluvial y de la cuenca urbana se sugieren unos periodos de retorno de
dise
no de la red de drenaje y unos periodos de retorno del caudal existente en el ro en la zona
de desag
ue de la red y viceversa. Estos datos proceden del Cuerpo de Ingenieros del Ejercito de
los EEUU y del Departamento de Transportes (US. Dep. of Transportation, 1996)
Tabla 5. Periodos de retorno a considerar en obras de drenaje vertiendo a cauces
entre 10 y 25 a
nos
Periodo de retorno a considerar en sucesos concurrentes

Relacion de areas
10000/1
1000/1
100/1
10/1
1/1

Periodo de retorno 10 a
nos
Cauce principal Colector
1
10
10
1
2
10
10
2
5
10
10
5
10
10
10
10
10
10
10
10

Periodo de retorno 25 a
nos
Cauce principal colector
2
25
25
2
5
25
25
5
10
25
25
10
10
25
25
10
25
25
25
25

Tabla 6. Periodos de retorno a considerar en obras de drenaje vertiendo a cauces


entre 50 y 100 a
nos
Periodo de retorno a considerar en sucesos concurrentes

Relacion de areas
10000/1
1000/1
100/1
10/1
1/1

Periodo de retorno 50 a
nos
Cauce principal Colector
2
50
50
2
5
50
50
5
10
50
50
10
25
50
50
25
50
50
50
50

Periodo de retorno 100 a


nos
Cauce principal
colector
2
100
100
2
10
100
100
50
25
100
100
25
50
100
100
50
100
100
100
100

24

Tema 2

A la vista de estas recomendaciones podemos plantear un caso de una cuenca urbana con una
superficie de 15 Km2 y una cuenca de cabecera de 150 Km2 que aporta a un ro que atraviesa la
poblaci
on. Si dise
namos el cauce principal del ro en nuestra poblaci
on para periodo de retorno
de 50 a
nos, como las dos cuencas presentan una relacion de areas del orden de 10, esto supone
que entre la red de drenaje y las calles ha de llegar al cauce del ro un caudal producido por una
lluvia de periodo de retorno de 25 a
nos en la zona urbana. Deberamos considerar por tanto en
el dise
no de la red de drenaje de la ciudad el an
alisis con periodo de retorno de 25 a
nos (tabla 6).
Trabajar con periodos de retorno m
as peque
nos puede ser peligroso e incoherente. Este analisis
debe considerar la aportaci
on desde la ciudad al ro de esos caudales, que pueden llegar bien a
traves exclusivamente de la red de drenaje (dise
no de res para periodo de retorno 25 a
nos) o de
manera conjunta red / calles. En este u
ltimo caso, debemos verificar el comportamiento de la
superficie de la ciudad para esos caudales de dise
no, los niveles de agua alcanzados y los posibles
riesgos asociados a ese flujo en la calle. Para el dise
no de la red de alcantarillado de periodo de
retorno 25 a
nos o del nivel que se fije, se tomar
an como niveles en el ro a la salida de la red,
actuando como condici
on de contorno, un calado en el cauce correspondiente a un caudal en el
ro de periodo de retorno 10 a
nos (tabla 5).
on de areas sera de 1000, y los sucesos
Si la cuenca de cabecera fuera de 15000 Km2 , la relaci
de lluvia seran menos coincidentes en las dos cuencas. Cuando se dise
na el encauzamiento del
ro para periodo de retorno de 50 a
nos, se asume concurrente con el caudal maximo en el ro una
aportacion desde la red de un caudal de periodo de retorno de 2 a
nos (tabla 6). Esto no quiere
decir que la red de alcantarillado este dise
nada para 2 a
nos, sino para el nivel de seguridad que
fijemos, por ejemplo para 10 a
nos. Tan solo nos indica que a la hora de dise
nar el encauzamiento
del ro tenemos que considerar unos niveles de agua en la red con ese periodo de retorno ya que
dadas las diferencias de area entre cuencas los picos de caudal en el ro y a la salida de la red de
alcantarillado es poco probable que coincidan. En el dise
no de la red de alcantarillado, si esta
es de 10 a
nos de periodo de retorno, los niveles de agua en el ro seran los correspondientes a un
caudal de periodo de retorno de 1 a
no (tabla 5).
Igualmente, a la hora de calcular los niveles de agua en la red de alcantarillado con caudales
de periodo de retorno 10 a
nos, el nivel de agua en el ro que actuar
a como condicion de contorno
deber
a ser el correspondiente a un caudal en el ro de periodo de retorno 2 a
nos.

Criterios globales de dise


no a considerar en el sistema de
drenaje de una poblaci
on

Se han mencionado diferentes aspectos relativos al dise


no de la red de drenaje. Pero la seguridad
ante inundaciones de una ciudad es algo m
as que el funcionamiento de una red de drenaje.
Durante mucho tiempo la atenci
on se ha centrado exclusivamente en este aspecto. Y en ocasiones
con situaciones algo contradictorias como se ha apuntado anteriormente en el dise
no combinado
de redes de alcantarillado y cauces fluviales en zona urbana.
El sistema de drenaje de una poblaci
on esta compuesto en principio por la red de drenaje
enterrada y por la red superficial formada por las calles de la ciudad. Estos u
ltimos son los
primeros elementos de circulacion de caudal y adem
as son los que estan en contacto con el

Eleccion del nivel de seguridad del sistema de drenaje

25

ciudadano. Los primeros problemas de inundaci


on se detectan en las calles y pueden darse
a veces no por falta de capacidad de la red sino por problemas derivados de la circulaci
on
desordenada de caudales en la superficie de la poblaci
on o mala captacion. Parece por tanto
que este hecho debera considerarse a la hora de fijar criterios de dise
no en el sistema de drenaje
global.
La conexi
on entre ambos elementos del sistema se realiza a traves de los elementos de
captaci
on (rejas o sumideros) que limitan los caudales en la calle y ademas los introducen en
la red. Este sistema debe dise
narse de manera combinada con los anteriores, y con un criterio
doble: evitar que los caudales de circulaci
on crezcan de manera descontrolada, en el sentido de
que puedan llegar a ser elevados y supongan un riesgo para los peatones o conductores, y por
otro el introducir el agua en la red.
Si se fija un periodo de retorno de dise
no, de 10 a
nos por ejemplo, este criterio de calculo se
ha referido siempre al de los conductos de evacuacion que tenemos que ubicar. Pero resaltar otra
vez que el centrar exclusivamente este criterio en la red es una vision sesgada y en absoluto global
del problema. Como hemos indicado anteriormente, este criterio debe extenderse al an
alisis del
funcionamiento de tres subsistemas:
An
alisis de la escorrenta en las calles y en el resto de la superficie de la ciudad
An
alisis del sistema de recogida (rejas y sumideros)
An
alisis de capacidad de la red de alcantarillado
En el primer apartado debemos evaluar c
omo funciona nuestra ciudad en un da de lluvia.
Supone analizar el comportamiento hidrol
ogico e hidr
aulico de la zona urbana incluyendo la
red de calles y de los caudales que circulan por ella. Este an
alisis debe hacerse combinado
con el sistema de captaci
on, las rejas o sumideros existentes en la superficie de la ciudad, para
determinar la eficiencia de recogida de ese sistema y definir los caudales realmente captados
hacia la red y los caudales existentes en la superficie de la ciudad. Este an
alisis se debera
hacer prioritariamente en cualquier ciudad, sin suponer como se hace hasta ahora que el agua
de lluvia acabe entrando en la red. El agua primero circula por la ciudad y va entrando en la
red en la medida que existen elementos de captacion suficientes. Si no es as, el agua circula
de manera libre en la superficie de la ciudad debiendo valorarse los problemas que estos flujos
puedan producir.
El otro resultado de este primer an
alisis es, como se ha indicado, los caudales captados por
el sistema de captacion e introducidos en la red. Es muy importante reflexionar sobre este
hecho: ese resultado es el esquema de caudales con que realmente debe calcularse la red. En la
actualidad estamos asumiendo que el agua de escorrenta entra en la red y adem
as en los sitios
que nosotros decimos.
Pero puede ser en muchos casos una ilusion y la realidad ser m
as dura de aceptar: el agua no
hace lo que nosotros queremos sino lo que el sistema de drenaje le permite, circular en superficie
y entrar en la red una parte de ella. Este an
alisis no se ha realizado hasta ahora de manera
sistematica, con lo cual estamos incurriendo en una serie de errores cuyas consecuencias a veces
sorprenden incluso a los tecnicos municipales. Como es posible que tengamos inundaciones

26

Tema 2

cuando se acaba de construir una red de alcantarillado nueva, y calculada con las herramientas
mas modernas? Pues porque no hemos considerado el problema de manera global sino parcial,
eliminando los dos primeros pasos del proceso de dise
no y centr
andonos s
olo en el tercero.
Pero ese analisis para periodos de retorno bajos no debe ser el u
nico a realizar. Es necesario
que estudiemos que pasa en nuestras ciudades en caso de lluvias mas intensas. Estaremos de
acuerdo en mantener un nivel de dise
no para nuestras redes de drenaje en el entorno de los 10
a
nos, pero quiz
as sugiriendo una revisi
on al alza. Pero tambien hemos de conocer que pasa ante
lluvias de periodo de retorno muy superior. A este respecto deberamos tener en cuenta los
criterios establecidos en otros pases como dise
nar la red para una tormenta menor, del orden
de 10 a
nos por ejemplo, y comprobar el comportamiento para otra tormenta mayor, del orden
de los 100 a
nos por ejemplo. Para esas tormentas mayores hemos de considerar como sistema de
drenaje tanto el subterr
aneo (red de drenaje) como el superficial (las calles) y evaluar el estado
de los niveles de agua y las velocidades alcanzadas en superficie, valorando los riesgos asociados
a esos valores.

Resumen y conclusiones

En este tema se han discutido algunos de los enfoques para determinar el nivel de seguridad
adecuado en nuestras ciudades ante tormentas. Debemos propugnar un enfoque global de la
soluci
on del problema de manera sistem
atica, analizando primero el comportamiento de la
superficie de nuestras ciudades en tiempo de lluvia y despues el dimensionado de nuestra red
de alcantarillado para los caudales que estamos en condiciones de captar. Ademas, considerar
solo el an
alisis para periodos de retorno bajos supone no valorar adecuadamente la situaci
on
de nuestras ciudades ante la lluvia. Debemos introducir conceptos nuevos como el de dise
no
a dos niveles, uno para tormentas menores en base a la que tras evaluar la respuesta de la
ciudad dise
namos exclusivamente la red enterrada, y otro para tormentas mayores en los que
consideramos el comportamiento tanto de la red enterrada como de la ciudad para tormentas
con periodos de retorno m
as altos. Solo as podremos garantizar un buen funcionamiento de
nuestras poblaciones ante la presencia de lluvias intensas a la vez que entendemos mejor los
problemas derivados de la presencia del agua en la ciudad.

Bibliografa

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Combined wastewater Sewers
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Eleccion del nivel de seguridad del sistema de drenaje

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VDOT
(2002) Drainage Manual.
http://www.extranet.vdot.state.va.us/locdes/

Virginia

Dep.

of

Transportation.

DE LLUVIA A UTILIZAR.
INFORMACION
LLUVIA DE PROYECTO
Manuel Gomez Valentn
Dep. de Ingeniera Hidraulica, Martima y Ambiental. UPC.
E.T.S. Ingenieros de Caminos, Canales y Puertos
Jordi Girona 1-3. D-1. 08034 BARCELONA

Datos de lluvia

1.1

Efectos de escala en los estudios de tipo hidrol


ogico en zona urbana

El estudio hidrol
ogico de cuencas urbanas presenta una serie de particularidades derivadas del
hecho urbano. En primer lugar, las dimensiones de las cuencas son mucho m
as peque
nas que las
correspondientes a los ros. Mientras que en el estudio hidrol
ogico habitual de un ro, la unidad
de medida de la cuenca suele ser el Km2 , con supercies totales de decenas, cientos o incluso
miles de kil
ometros cuadrados, en zona urbana la unidad de medida es la Hect
area, o sea 100
2
veces menos que 1 Km .
Este trabajo a escala reducida hace que todos lo dem
as elementos del estudio queden
afectados por un factor de escala. No encontraremos caudales de miles o cientos de metros
c
ubicos por segundo sino del orden de pocos metros c
ubicos por segundo. Pero el hecho m
as
signicativo es la reducci
on de la escala de tiempo en todos los procesos. Los tiempos de
concentraci
on se mediran en minutos (no en horas ni das) y por esta razon, la cuenca urbana
sera sensible a efectos de lluvias muy intensas y que duren pocos minutos. Un suceso de lluvia
muy intensa de duraci
on 15 minutos, que act
ue sobre una peque
na supercie (pocas Hectareas)
tendr
a una repercusi
on indudable en el caudal punta pero si la supercie total de la cuenca es de
a muy limitada, al difuminarse entre los efectos
decenas o cientos de Km2 , esa inuencia quedar
globales de una gran cuenca.
Por esta razon, en los estudios de hidrologa urbana el intervalo de tiempo en que debemos
disponer de informaci
on de lluvia es mucho m
as peque
no que el habitual en los estudios
hidrol
ogicos de cauces naturales. Los intervalos de tiempo de media hora o una hora. habituales
en el estudio hidrol
ogico de una cuenca uvial no son admisibles en general en zona urbana.
Deberemos operar con pasos de tiempo de 5 a 10 minutos, como norma general, o incluso menores
seg
un el tama
no de cuenca. Esto supone una informaci
on muy detallada de la evoluci
on de la
lluvia en el tiempo
Este nivel de detalle en la informaci
on puede suponer un problema ya no siempre est
a
29

30

Tema 3

disponible, al carecer o bien de observatorios meteorologicos, o por falta de equipamiento de


estos con un pluvi
ometro de intensidad. La informaci
on de lluvia cada en 24 horas que es la
mas habitualmente registrada, puede ser por s sola muy poco u
til a nivel de estudios en zona
urbana.

2
2.1

An
alisis de datos de lluvia
Enfoques del estudio seg
un el nivel de informaci
on disponible

Si consideramos la cuenca hidrol


ogica objeto de estudio como un sistema din
amico, el proceso
que se produce en ella desde el enfoque de la din
amica de sistemas sera la acci
on de una se
nal de
entrada, la lluvia, que sufre una modicaci
on debida a las caractersticas de la cuenca, proceso
lluviaescorrenta, para transformarse en una se
nal de salida como es el caudal.

CAUDAL

PRECIPITA CI N

C U EN C A
I(t)

Q (t)

Figura 1: Esquema representando el comportamiento hidrol


ogico de una cuenca
La primera informacion o se
nal de entrada en el ciclo hidrol
ogico debe ser por tanto la
informaci
on relativa a la lluvia. Esta debera proceder de medidas reales de eventos de lluvia
registrados sobre la cuenca objeto de estudio o, en su defecto, en zonas inmediatas. Cuando
estamos interesados en estudios de dimensionamiento o comprobacion de la situaci
on de una
cuenca o un tramo de cauce concreto ante lluvias extremas, estamos hablando de estudios de
sucesos de lluvias aislados. Para este tipo de analisis se pueden emplear dos tipos de informaci
on
pluviometrica:
1. Lluvias hist
oricas registradas y que produjeron serias consecuencias desde el punto de vista
de inundaci
on en la cuenca, y que dejaron adem
as secuelas en la memoria historica de la
poblaci
on. Se tratara de un proceso de dise
no de una infraestructura (encauzamiento, etc)
cuyo objetivo nal es que si se volviera a dar una precipitaci
on igual a la que se registr
o
ese da, no se produjeran inundaciones. Este criterio no est
a basado en consideraciones
estadsticas de riesgo, sino que se asocia a un suceso concreto. Es facilmente explicable
a la poblaci
on, e incluso se puede ilustrar con documentaci
on de los efectos producidos
por la inundaci
on hist
orica, indicando que esos da
nos ya no se producir
an con las nuevas
actuaciones.
2. Series temporales de lluvias, registradas en observatorios dentro de la zona de estudio,
o incluso series sinteticas generadas a partir de metodos estadsticos. Con estos datos

Informacion de lluvia a utilizar. Lluvia de proyecto

31

de lluvia, aplicaremos un modelo de transformaci


on lluviaescorrenta y as se obtienen
los diferentes hidrogramas de caudal, sobre los que se realiza un an
alisis estadstico para
determinar el valor del ujo asociado a un periodo de retorno determinado. Otra manera
de utilizar estos datos sera establecer un an
alisis de comportamiento de la cuenca no en
el dominio de la probabilidad de inundacion sino en el de frecuencia de inundaci
on. Si
asumimos que los datos de lluvia registrados son representativos de la precipitaci
on en
la cuenca, y aceptamos que en el futuro seguir
a lloviendo como hasta ahora, podemos
realizar los estudios hidrol
ogicos e hidr
aulicos para comprobar el comportamiento de la
infraestructura a dise
nar. Si por ejemplo, tenemos datos de lluvia de 20 a
nos, digamos unos
1200 sucesos de lluvia por ejemplo, lo que supone una media de 60 sucesos de lluvia al a
no,
tenemos que realizar los 1200 estudios de transformacion lluvia - caudal, y los 1200 c
alculos
hidr
aulicos asociados. Podemos evaluar cuantas veces se supera la capacidad de desag
ue
de la obra hidr
aulica, en un cierto n
umero de a
nos. Este enfoque da como resultado el
poder decir que la obra dise
nada se ver
a superada un n
umero X de veces en N a
nos (igual
a los que tenemos datos). No se trata de ning
un concepto estadstico, ni de periodo de
retorno. Se trata de un an
alisis de frecuencia de inundaci
on. El inconveniente que tiene
este procedimiento es que no solemos tener series temporales muy largas, sino que tan solo
disponemos de series de 20, 30 a
nos (algunos casos excepcionales como los pluviometros
de Barcelona o Valencia, pueden llegar a 50 o mas a
nos). Cuando tenemos un resultado
como por ejemplo, que no se inunda nunca en los 20 a
nos de registro, que pasara con
esa obra en un periodo de 30 a
nos, o de 100? Si dispusieramos de 100 a
nos de registros,
podramos realizar este proceso hasta ese nivel de informacion. Pero en general, ya hemos
dicho que suelen ser como maximo de 20 a
nos o menos la longitud de esos registros. Este
procedimiento sera adecuado para aquellas obras que suelan tener un periodo de retorno
de dise
no bajo, del orden de 10 a 20 a
nos, cosa por ejemplo frecuente en infraestructuras
urbanas.
3. Lluvias de proyecto, obtenidas a partir de informaci
on globalizada en forma de curvas
IntensidadDuraci
onFrecuencia. Podemos denir a esta lluvia de proyecto como una
lluvia tipo, o lluvia sintetica que se puede asociar a un cierto periodo de retorno, y se
admite (a pesar de que no sea estrictamente cierto) que el caudal de escorrenta calculado
a partir de esta lluvia de proyecto tiene el mismo periodo de retorno. Esta idea introduce
un concepto de seguridad/riesgo, al asociar una noci
on de periodo de retorno al hietograma
de lluvia a utilizar, y por ende al caudal de dise
no.

Datos de series temporales.


An
alisis de calidad de la informaci
on

Los datos de informaci


on pluviometrica corresponden a registros de lluvia cada en diferentes
duraciones. Tenemos datos cada 24 h, 12 h, 1 h, 5 minutos, etc. Cuando recibimos la
informaci
on que ha proporcionado el Servicio Meteorol
ogico hemos de realizar una serie de
procesos para vericar la calidad de la informaci
on que vamos a manejar. En general, los
Servicios Meteorol
ogicos se dedican a la recoleccion de datos, pero no necesariamente realizan
los test de calidad para vericar que la informaci
on que entregan es correcta. Hay innumerables
fuentes de error: de transcripci
on, perdidas de informaci
on, etc. Hay que realizar una serie de

32

Tema 3

an
alisis como:
1. Estacionariedad. Si tengo una serie temporal de por ejemplo 45 a
nos, sera bueno analizar
subintervalos de tiempo de 20 a 25 a
nos, con un cierto solape entre ellos. Evaluados los
valores medios y las varianzas de estas subseries temporales, no deberan diferenciarse entre
ellas en mas de un 15%. Si se supera ese valor, quiere decir que ha habido cambios en las
condiciones de medida, etc, que oblgan a analizar con m
as detalle la serie para corregir ese
problema. Este an
alisis parte del principio que las condiciones meteorol
ogicas no se han
modicado en el tiempo y que por tanto, salvo ciclos locales de sequas o precipitaciones
intensas, el clima no se ha modicado sustancialmente sobre todo en las pocas decenas de
a
nos de los que tenemos registros.
2. Homogeneidad. Cuando realizamos un analisis estadstico por ejemplo de extremos, es
conveniente comprobar que la poblacion de datos que manejamos sea homogenea desde
el punto de vista estadstico. Deben realizarse los tests de hipotesis que empleamos
com
unmente como el test Chi cuadrado, o el Kolmogorov - Smirnov.
3. Consistencia. Los datos de la serie temporal que manejamos deben presentar lo que
denominamos consistencia: las condiciones de medida de los datos de lluvia deberan ser
las mismas y no variar a lo largo del tiempo. Cuando se dispone de una serie de estaciones
meteorologicas en una region climatol
ogicamente homogenea, donde el regimen de lluvias
es u
nico, es posible realizar un an
alisis con el n de vericar la consistencia de la serie
de datos pluviometricos en dichas estaciones. Las causas de una falta de consistencia en
los datos de una estacion durante un periodo pueden ser muy variadas: cambios en las
condiciones del aparato registrador, cambios en el procedimiento de observaci
on, cambio
de emplazamiento de la estacion, etc. El metodo utilizado para vericar dicha consistencia
es el analisis de curvas de doble masa. Consiste en construir una curva doble acumulativa,
en la cual son relacionados los totales anuales acumulados de una determinada estaci
on
con la media acumulada de los totales anuales de todas las estaciones del area, considerada
hom
ogenea desde el punto de vista de datos. Vamos a poner un ejemplo de 5 estaciones
en el area de la ciudad de Pamplona.En nuestro caso se consideran homogeneas las 5
estaciones de las que se disponen datos, Pamplona, Otazu, Irotz, Ilund
ain y No
ain, y que
presentan simultaneidad de registros a partir del a
no 1981.
Cuanto mayor n
umero de estaciones se disponga, la media acumulada de los totales anuales
sera menos sensible a la falta de consistencia de los datos de alguna de ellas, con lo que
el an
alisis es mas able. Si la serie de datos de una determinada estaci
on es consistente
durante un determinado periodo, la curva de doble masa en dicho periodo, debe presentar
una pendiente constante. En caso contrario, es decir si a partir de un determinado punto
de la curva se produce un cambio de pendiente (ver gura 2) nos indica que comienza un
periodo con datos no consistentes, habiendose producido alg
un cambio que afecta a los
datos de medida.
El an
alisis de doble masa acumulada realizado para las estaciones de la comarca
de Pamplona nos indica que los datos de la estaci
on de Pamplona presentan un
comportamiento correcto, mientras que otras estaciones, como por ejemplo la de Irotz,
presentan cambios de pendiente que sugieren una falta de consistencia en la serie. Puesto
que el periodo de simultaneidad de registros (1981-1993) es muy corto, el an
alisis realizado
no es del todo concluyente para decidir que series de datos son las m
as adecuadas en

Informacion de lluvia a utilizar. Lluvia de proyecto

33

S2

S1

Figura 2: Curva de doble masa acumulada.


la obtenci
on de un hietograma de dise
no, pero ilustra las diferencias entre estaciones de
medida.
4. Adecuaci
on. Aunque aparezca al nal, debe ser una de las primeras cosas que analicemos.
Nos referimos en concreto a la duraci
on de la serie. Para cualquier an
alisis sera deseable
disponer de datos de un mnimo de 25 a 30 a
nos. Esto no se puede improvisar y los datos
son los que son. De todos modos, si en el observatorio que nos interesa la duraci
on es
menor por ejemplo de 18 a 20 a
nos, podramos comparar algunos estadsticos de esa serie
mas corta frente a otra serie mas larga de un observatorio cercano y que tenga las mismas
condiciones meteorologicas (por ejemplo que no esten separados por monta
nas elevadas,
que esten a menos de 100 Km, etc). En ese caso podramos analizar los cocientes entre las
medias de las dos series, as como el cociente de varianzas y deberan ser en ambos casos
similares a 1.

Procedimientos para completar series temporales

Es posible que en nuestro estudio hidrol


ogico manejemos datos de varios observatorios. Y
seguro que cuando analicemos la informaci
on de todos ellos habr
a a
nos, meses o das en los
que tendremos datos de unos observatorios y de otros no. Es conveniente que tengamos datos
todos los das, horas, etc. en todos los obsrvatorios a la vez, por lo que aquellos periodos de
tiempo que no sea as, deber
an descartarse. Claro que al hacer esto, puede darse el caso que la
duraci
on de la serie se reduzca de manera drastica. Descartar un a
no de datos porque durante
un n
umero de das no se dispone de datos en uno de los observatorios es una l
astima. Por ello,
se han desarrollado una serie de procedimientos para completar datos que faltan en alguna de
las series temporales a analizar. Los metodos que se describir
an a continuaci
on se supone que
se aplican a series de datos de precipitacion diaria (lluvia en 24 horas).
1. Si los datos de la precipitaci
on de los observatorios en cuestion no dieren entre ellos m
as

34

Tema 3

Figura 3: An
alisis de dobles masas, estacion de Pamplona
de un 10%, podemos utilizar para completar el dato que falta de la lluvia diaria de un
cierto da en un observatorio, la media aritmetica de los datos de los demas observatorios
2. Si las diferencias son mas importantes, se puede aplicar el procedimento propuesto por el
National Weather Service (NWS)
Se representan en unos ejes coordenados, tomando como origen la estaci
on X, cuyos
datos se desean completar. En cada cuadrante debera haber al menos una estaci
on. Se
ponderar
an los datos de cada estacion, de manera inversamente proporcional al cuadrado
de las distancias, siendo x,y las coordenadas de las estaciones de que se dispone de datos,
referidas al origen.
1
W = 2
x + y2


Pi W
PX = 

En este procedimiento se supone que las precipitaciones en puntos situados cerca no son
independientes de la precipitaci
on inc
ognita, y por tanto no har
a falta usar todos los datos.
Bastara utilizar una estacion por cuadrante, y se seleccionara la mas cercana al origen.
3. Podemos elaborar con los datos correspondientes a las estaciones de que se dispone de
datos de un mapa de isoyetas, a partir del cual extraer el dato que falta en el observatorio
de estudio. Esto se hara para cada caso de relleno de datos, lo que a menos que se disponga
de un procedimiento de elaboraci
on de los mapas bastante r
apido, puede ser un proceso
mas lento.
4. Si conocemos el valor de la lluvia media anual en la estaci
on X objeto de estudio, pero en
la que falta el valor PX a completar, y disponemos de los datos de lluvia media anual en

Informacion de lluvia a utilizar. Lluvia de proyecto

35

Figura 4: An
alisis de dobles masas, estacion Irotz
on X, podemos
las otras estaciones y el dato de lluvia Pi el da en que falta en la estaci
aplicar una funci
on de ponderaci
on del tipo:
PX =

1 NX
NX
NX
(
P1 + ...
Pi + ... +
Pm )
m N1
Ni
Nm

5. Correlaciones. Con los a


nos de los que se dispone datos de todos los observatorios utilizados
en el estudio, y para rellenar los datos de la estacion X que faltan, se puede establecer una
funci
on de correlacion entre la precipitaci
on de la estacion X y las demas. La funci
on de
correlacion puede ser cualquiera, pero en general se emplean funciones de tipo potencial,
del tipo:
m
PX = a1 P11 + a2 P22 + ... + am Pm

Los coecientes ai y i se ajustan con los datos de los a


nos de que se dispone informaci
on.

An
alisis estadstico de datos

El estudio de caracterizacion de la precipitaci


on en un observatorio se realiza durante la fase de
dise
no de una obra hidr
aulica, con un horizonte de futuro. Debemos predecir c
omo se comportara
la precipitaci
on en el futuro y a falta de modelos deterministas que permitan predecir con
garantas este comportamiento, asumiremos que seguir
a lloviendo de la misma manera

36

Tema 3

que lo ha venido haciendo hasta ahora. Para caracterizar la historia de la precipitaci


on
cada hasta el momento, debemos analizar toda la informaci
on hist
orica existente, es decir,
analizar los datos de lluvia del observatorio.
Los procesos hidrologicos de precipitacion, transformaci
on lluvia caudal, etc. evolucionan de
una manera tal que parte puede considerarse predecible (o determinista) y parte aleatoria. Para
estudiar este fenomeno, y en particular para evaluar valores extremales, debemos analizar que
distribuci
on estadstica se ajusta mejor a los datos disponibles.

5.1

Series de m
aximos anuales

En el an
alisis de extremos, consideremos por ejemplo la variable precipitacion cada en 24 horas.
Si disponemos de 40 a
nos de observaciones, el total de datos alcanza los varios miles (365 x 40),
de los que la gran mayora seran ceros (das sin lluvia). Es posible realizar una selecci
on previa, y
pasar a una poblaci
on algo mas reducida. Consideremos as el valor m
aximo de la precipitaci
on
en 24 horas, registrado en cada a
no. Pasamos as a un total de 40 datos, que constituyen
los maximos anuales. Este proceso supone en ocasiones una cierta perdida de informaci
on del
fen
omeno de la precipitacion. Puede ser que durante un a
no lluvioso, se hayan producido 2 o 3
das con mayor precipitaci
on que la del da mas lluvioso de un a
no calicado como seco. De esos
2 o 3 valores, tan solo consideraremos uno, el valor m
aximo anual. Sustituimos valores grandes
de la lluvia cada en 24 horas, por otros m
as bajos pero que resultan ser los maximos anuales
de un a
no seco. Esta perdida de calidad en la informaci
on puede demostrarse que afecta m
as
a los resultados asociados a la estimacion de valores con periodos de retorno bajos (inferiores a
10 a
nos, aproximadamente) mientras que para periodos de retorno altos (100, 500) no supone
un gran problema.
Referente a la estadstica de extremos, las distribuciones mas habitualmente empleadas son
las de Gumbel, Log-Pearson III y recientemente se ha a
nadido la SQRT-ET m
ax.

5.2

Distribuci
on tipo Gumbel

Gumbel propuso la denominada distribuci


on de extremos tipo I, con dos parametros, cuya
funci
on de distribuci
on de probabilidad es la siguiente:
F (x) = ee

((xa)

Los coecientes y a se pueden expresar como:


a=x
0.45005x
=

1.2825
x

donde x
es la media de los valores maximos anuales y x es su desviacion standard. Chow

Informacion de lluvia a utilizar. Lluvia de proyecto

37

demuestra que esta distribuci


on puede expresarse de manera que el valor de la variable X cuyo
periodo de retorno es T, se puede expresar de manera que:
X(T ) = x
+ K(T )x
donde el factor K(T) es el factor de frecuencia, funci
on del periodo de retorno. Podemos expresar
este valor como:

K(T ) =

yT ys
ss

donde los valores ys y ss se denominan media reducida y desviaci


on standard reducida, cuyo
valor depende del tama
no de la muestra (n
umero de a
nos de los que se dispone de datos). El
on del periodo de retorno:
factor yT se denomina variable reducida, y es funci
yT = ln[ln(

5.3

T
)]
T 1

Distribuci
on tipo Log-Pearson III

Esta distribuci
on, de tres par
ametros, forma parte de la familia de distribuciones tipo Pearson,
y es muy utilizada por ejemplo en los USA. En este caso primero se transforman los datos de
caudal, precipitaci
on, etc. X, en su logaritmo en base 10, de la forma Z=log X.
La funci
on de densidad de probabilidad se puede expresar como:

F (Z) =

(Z )1 e(Z)
x()

donde los 3 par


ametros de la distribucion, , ,  se denen como:
Z
=

=[

2 2
]
Cs (Z)

 = Z Z

donde Z es la media de los logaritmos de los valores maximos anuales, y Z la desviacion


estandard. Si llamamos X a los datos de la serie de valores, y Z a la serie de logaritmos de los
nos, como:
valores, podemos expresar ZT valor de la variable Z con periodo de retorno T a
Z(T ) = Z + KZ Z

38

Tema 3

on del periodo de retorno de estudio y del coeciente de


El factor de frecuencia KZ es funci
oblicuidad de la distribuci
on, que se puede expresar para una serie de N datos como:

Cs =

3
N (Zi Z)
(N 1)(N 2)Z3

La distribuci
on Log-Pearson III es algo mas sensible a los errores en la serie de datos. Al
ser una distribuci
on de tres par
ametros, en el papel doble logartmico aparece como una curva
(frente a la recta de Gumbel), pero en ocasiones pueden aparecer un m
aximo local y darse la
paradoja que el valor para periodo de retorno 500 a
nos sea menor que para los 100 a
nos, en caso
de errores en la serie.

5.4

Distribuci
on tipo SQRT-ET m
ax

En 1986 un grupo de investigadores japoneses dirigidos por Takeharu Etoh y Akira Murota [ET]
proponen una nueva distribuci
on que denominaron SQRT-ET MAX (M
aximos de la exponencial
de la raz cuadrada). Para la proposici
on del modelo, Etoh y Murota [ET y JF] se basaron en
las siguientes hip
otesis de partida:
La duracion y la intensidad m
axima en una tormenta individual son variables
independientes entre s
La duracion se distribuye seg
un una variable aleatoria exponencial y la intensidad m
axima
seg
un una variable aleatoria de distribuci
on Gamma
La cantidad total de lluvia es proporcional al producto de duraci
on e intensidad siendo la
constante de proporcionalidad de 0.5 lo que asume una forma triangular del hietograma.
Este es el patron de lluvias de Chow, que se acepta como valido para lluvias de tipo frontal
o ciclonico como son las del noroeste de la Pennsula Iberica
Estas hip
otesis de partida han sido aceptadas como v
alidas en la descripcion de una tormenta
individual en lluvias de tipo cicl
onico, aunque en la actualidad se est
an ensayando otros tipos
de patrones de precipitaci
on como puede ser el dobre tri
angulo. Aceptando dichas hip
otesis se
obtiene que la funci
on de distribuci
on puede expresarse con la siguiente expresion:
F (x) = ek(1+

x)e

donde k es el par
ametro de frecuencia, y es el parametro de escala. Los par
ametros anteriores
no se pueden obtener de una manera f
acil y directa, de modo similar a la Gumbel o LP3. Para
hacer mas sencilla su aplicaci
on, se ha desarrollado un procedimiento de utilizaci
on de la SQRTET max (Zorraquino, 2000). A partir de los datos de la serie de m
aximos anuales, estimamos el
coeciente de variaci
on de la serie, como por ejemplo:
Cv =

x
x

Informacion de lluvia a utilizar. Lluvia de proyecto

39

A partir de este valor, y en funci


on del rango en que se encuentre (hasta el momento se
puede aplicar para Cv entre 0.19 y 0.99) expresaremos el factor k como el siguiente polinomio.
Denimos el tramo 1, como aquel en que el coeciente de variacion de la serie esta entre 0.19 y
0.29, tramo 2 aquel en que el coeciente de variaci
on de la serie esta entre 0.30 y 0.69, y tramo
3 con series de coeciente de variacion entre 0.70 y 0.999
k = e[ai [ln(Cv )]

i]

donde los coecientes ai tienen los siguientes valores:

a0
a1
a2
a3
a4
a5
a6

Tramo 1
1.318615
-3.16463
-1.59532
-6.26911
-11.3177
-22.6976
-22.0663

Tramo 2
1.801513
2.473761
23.5562
49.95727
59.77564
35.69688
8.505713

Tramo3
-3978.19
-18497.5
-35681.4
-36581.5
-21017.8
-6417.12
-813.381

En base a los mismos tramos denidos por el coeciente de variacion, se aproxima el valor
on del tipo:
de I1 mediante una expresi
I1 = e[bj [ln(k)]

j]

donde los coecientes correspondientes bj son los siguientes:

b0
b1
b2
b3
b4
b5
b6

Tramo 1
2.307319
-0.13667
-0.07504
-0.01346
0.003228
0.000521
0.00014

Tramo 2
2.342697
-0.14978
-0.09931
0.003444
0.001014
-0.00014
5.49*106

Tramo3
-0.93151
2.156709
-0.77977
0.112962
-0.00934
0.000412
-7.5*106

Podemos realizar la estimacion del par


ametro mediante la expresion analtica siguiente:

I1
k
k
1e 2 x

De esta manera, nos queda defnida la funci


on de distribuci
on acumulada
F (x) = ek(1+

x)e

40

Tema 3

Esta formulaci
on fue denominada m
aximo de la exponencial de la raz cuadrada (SQRTET MAX). Ha sido adoptada como distribuci
on estadstica de referencia en Espa
na por la
administracion. Tanto el Ministerio de Fomento como el de Medio Ambiente la exigen en sus
proyectos por algunas de las siguientes razones:
a) Es una ley de distribuci
on que ha sido propuesto especcamente para la modelaci
on
estadstica de maximas lluvias diarias.
b) Est
a formulada con s
olo dos par
ametros lo que conlleva una completa denici
on de los
cuantiles en funci
on exclusivamente del coeciente de variaci
on con lo que se consigue una mayor
facilidad de presentacion de resultados.
c) Por la propia denici
on de la ley, proporciona resultados m
as conservadores que la
tradicional ley de Gumbel.
d) Conduce a valores mas conservadores que los otros modelos de ley analizados para las
regiones climaticas de la Espa
na peninsular con cuantiles menores, mostrando unos resultados
similares en el resto de las regiones.
e) Demuestra una buena capacidad para reproducir las propiedades estadsticas observadas
en los datos, lo que se comprobo mediante tecnicas de simulacion de Montecarlo.

5.5

Fuentes de informaci
on de datos de lluvia tratados por la distribuci
on
SQRT-ET

La dicultad de aplicar directamente la funci


on de distribuci
on SQRT - ET, hizo que diferentes
organismos presentaran procedimientos m
as sencillos. En la publicacion Recomanacions sobre
m`etodes destimacio davingudes m
aximes de 1994, editada por la extinta Junta dAig
ues de
la Generalitat de Catalunya, se presentaba una tabla con una serie de factores de manera que a
partir del valor de la variable de periodo de retorno calculada mediante la distribuci
on Gumbel,
la mas utilizada en el ambito profesional en Espa
na, multiplicando por ese factor elegido seg
un
el periodo de retorno deseado y el coeciente de variacion de la serie, permita obtener el valor
de la variable (lluvia, caudal, etc) de periodo de retorno deseado seg
un la distribuci
on SQRT-ET
max.
Posteriormente, en el a
no 2001 la Direccion General de Carreteras del Ministerio de Fomento
edita la publicaci
on M
aximas lluvias diarias en la Espa
na peninsular, donde se presenta un
trabajo del Centro de Estudios Hidrogr
acos del C.E.D.E.X., que introduce mejoras en el proceso
de estimacion de las maximas lluvias previsibles en las distintas regiones de la Espa
na peninsular,
no s
olo en la aportaci
on de nuevos datos desde 1970 sino en la aplicaci
on de nuevas tecnologas
estadsticas. Todo ello unido al tratamiento inform
atico aprovechando las capacidades de
los Sistemas de Informacion Geogr
aca (SIG), hace de el mencionado documento sea una
herramienta muy u
til permitiendo de una forma r
apida obtener las m
aximas precipitaciones
en un determinado lugar de la Espa
na peninsular con solo conocer sus coordenadas geogr
acas
o U.T.M en funci
on de los distintos periodos de retorno.
El proceso operativo de obtenci
on de los valores de lluvia maxima diaria, X(T), para distintos
periodos de retorno a partir de estos mapas es el siguiente:

Informacion de lluvia a utilizar. Lluvia de proyecto

41

1) Localizaci
on en los planos del punto geogr
aco deseado.
2) Estimacion mediante las Isolneas representadas del coeciente de variacion Cv y del valor
medio x
de la maxima precipitaci
on diaria anual.
3) Para el periodo de retorno deseado T y el valor de Cv, obtenci
on del cuantil regional
Yt (tambien denominado Factor de Amplicaci
on KT en el Mapa para el C
alculo de M
aximas
Precipitaciones Diarias en la Espa
na Peninsular de 1997), mediante la tabla 7.1. de la publicaci
on
mencionada.
4) Realizar (seg
un se recoge en la expresion 3.1) el producto del cuantil regional Yt por el
valor medio P obteniendose X(T), es decir, el cuantil local buscado o lo que es lo mismo, la
precipitacion m
axima en 24 horas para el periodo de retorno T (tambien denominado PT en el
Mapa para el C
alculo de M
aximas Precipitaciones Diarias en la Espa
na Peninsularde 1997)

5.6

An
alisis con series parciales

El an
alisis de extremos se realiza en general con series de maximos anuales. As, cada uno de los
a
nos de los que se dispone datos, proporciona un valor para la serie. Sin embargo, puede darse
seguramente que en un mismo a
no haya m
as de un suceso de precipitacion de gran magnitud.
Sin embargo, al considerar tan solo el m
aximo anual estamos descartando esa informacion del
observatorio. Entonces se puede considerar todos los valores de precipitaci
on por encima de
un cierto valor umbral, lo que en nomenclatura anglosajona se conoce como POT (peak over
threshold) o en castellano valores sobre un umbral. En ese caso estamos aceptando que todos los
sucesos de lluvia considerados son sucesos independientes, lo que es razonable aceptar. Ademas,
otro hecho signicativo es que si aceptamos una formulaci
on tipo Chow para una distribuci
on de
extremos como la Gumbel, por ejemplo, no es posible obtener periodos de retorno de la variable
considerada (precipitacion, intensidad, etc) menores de un a
no. La variable reducida yT se dene
como:

yT = ln[ln(

T
)]
T 1

donde si T 1 dicha variable queda indenida. Sin embargo, sucesos de poca precipitaci
on
parece logico que puedan superarse m
as de una vez cada a
no. Podemos relacionar entonces
el periodo de retorno entre una estadstica de series parciales TP y otra de series de maximos
anuales TA como:

TP =

1
lnTA ln(TA 1)

En general, cuando los periodos de retorno son elevados (mayores de 20 a


nos) los resultados
son similares y donde dieren en mayor grado es a partir de periodos de retorno inferiores a 10
a
nos. La tabla siguiente muestra la relaci
on anterior para una serie de valores de periodo de
retorno anual y calculados a partir de series parciales.

42

Tema 3

Tabla 1. Comparaci
on de periodos de retorno calculados con series de m
aximos
anuales o con series parciales
Periodo de retorno (a
nos)
(maximos anuales)
20
15
10
8
5
3
2
1.582
1.157
1.0186
1.00248
1.00000614

Periodo de retorno (a
nos)
(series parciales)
19.5
14.49
9.49
7.49
4.48
2.47
1.44
1
0.5 (6 meses)
0.25 (3 meses)
0.166 (2 meses)
0.083 (1 mes)

Curvas Intensidad Duraci


on Frecuencia

La relacion precipitaci
on/duraci
on es mas importante para cuencas peque
nas que la relaci
on
precipitaci
on/
area (Moisello, 1993). Por esa razon se han centrado la mayor parte de los estudios
en la variabilidad temporal de la precipitaci
on.
Un primer proceso de an
alisis de la informaci
on de lluvia en forma de hietogramas existentes
es el establecimiento de una curva IntensidadDuraci
onFrecuencia (IDF). Una curva IDF
supone una relaci
on entre las intensidades medias m
aximas esperables, para cada duraci
on
de precipitaci
on, con un periodo de retorno considerado. El proceso de obtenci
on esta
sucientemente descrito en muchos textos de hidrologa (Chow, 1988). La ventaja de trabajar
en cuencas urbanas es que los periodos de retorno que se suelen considerar en zonas urbanas
(5, 10 a
nos) son bajos, por lo que la longitud de la serie temporal para obtener una curva IDF
able puede ser de tan solo 20 a 30 a
nos, mientras que estudios para periodos de retorno altos
(100 a 500 a
nos) recurren necesariamente a extrapolaciones de tipo estadstico que pueden ser
en alg
un caso arriesgadas.
Para obtener las curva IDF se debe realizar el siguiente proceso:
(i) considerar todas las precipitaciones registradas a lo largo de un gran n
umero de a
nos, a
nivel de hietograma y en intervalos de registro de al menos 10 minutos,
(ii) ordenar estas precipitaciones, clasicandolas en base a los diferentes intervalos de
referencia (10, 15, 20, 25, 30 minutos, etc.)
(iii) obtener, para cada intervalo de referencia, la serie de Intensidades Medias Maximas
Anuales para cada a
no de registro,

Informacion de lluvia a utilizar. Lluvia de proyecto

43

(iv) Obtener a partir de una distribuci


on de extremos, como por ejemplo una ley tipo Gumbel,
para cada intervalo de referencia, las Intensidades Medias M
aximas Anuales para cada periodo
de retorno, y nalmente
(v) En base a los datos anteriores denir la familia de curvas Intensidad-Duraci
on-Frecuencia
de la estacion de estudio, a partir de los puntos con igual periodo de retorno.
En la serie de maximos anuales estamos obligados a considerar para cada intervalo de tiempo
de referencia el valor m
aximo de cada a
no, mientras que sera posible en vez de considerar
un valor m
aximo por a
no. considerar para el total de a
nos de que se disponen datos, N,
los N maximos valores observados, pudiendose darse el caso de que dos o mas de los valores
considerados se produjeran en un mismo a
no que puede haber sido extraordinariamente lluvioso,
y que en alg
un otro a
no no haya ning
un valor incluido en los datos empleados para la serie de
maximos. En este caso deberemos emplear en el calculo la metodologa de series parciales. De
todos modos, para periodos de retorno de 10 a
nos o mayores, las diferencias entre el calculo con
series anuales o con series parciales son poco importantes.

Intensidad

Curva
IDF

Tr1
Tr2
Tr3

Tr4

Tiempo
Figura 5: Curva IntensidadDuraci
onFrecuencia tipo
Las familias de curvas IDF se suelen ajustar mediante expresiones analticas que faciliten su
operaci
on. Las mas habituales son las expresiones tipo Talbot o Montana. La curva tipo Talbot,
propone un ajuste de una hiperbola:

I=

a
D+b

mientras que la tipo Montana, ajusta una funci


on potencial:
I = aDb
Una expresi
on generalizada que incluye las dos anteriores es la denida por la funci
on de ajuste:

44

Tema 3

I=

a
(D + b)c

Es muy importante que la funci


on de ajuste utilizada lo sea dentro del rango de duraciones
de precipitaci
on para el que ha sido encontrada. Extrapolaciones especialmente para duraciones
mas cortas pueden llevar a resultados matematicamente coherentes pero fsicamente imposibles
(Enormes intensidades de precipitaci
on para duraciones de lluvia muy peque
nas).
Debido a la complejidad del proceso y en mayor medida a que generalmente no es posible
disponer en muchos observatorios de la gran cantidad de datos en forma de hietogramas que son
necesarios para la obtencion de la familia de curvas IDF de dichos observatorios, diversos autores
han buscado relaciones algebraicas que permiten expresar de una manera general la Intensidad
Media M
axima en funci
on del intervalo de referencia y del periodo de retorno, a partir de unos
datos de pluviometra mas f
acilmente disponibles como es la precipitaci
on cada en 24 horas.

6.1

Datos de lluvia para cortas duraciones

La informaci
on de campo obtenida en diversos estudios realizados en diferentes pases se ha
dirigido hacia el an
alisis de relaciones entre la lluvia de cortas duraciones, de la que se disponen
en general de menos nivel de informaci
on, y la lluvia de duraciones horarias o superiores, nivel
de datos mas facilmente obtenible en observatorios meteorologicos.
Hersheld (1962) estudi
o para los EEUU la relaci
on entre la precipitaci
on cada en 1 hora
y en 6 horas, frente a la total cada en 24 horas, para un periodo de retorno de 2 a
nos. La
relacion P1 h /P24 h vara entre el 10% y el 60%, con una media del 40% mientras que P6 h /P24 h
variaba entre el 50% y el 80% con un valor medio de 70%. Sin embargo para duraciones D m
as
peque
nas, la relaci
on entre la lluvia cada en D y la cada en 1 hora, vara muy poco a lo largo
de todo el pas y ademas era bastante independiente del periodo de retorno (Bell, 1969). Los
datos estimados para los Estados Unidos y Australia se reejan en la tabla 2.
Tabla 2. Relaciones PD /P1 h (D en minutos)
USA
2 a
nos

5
0.29

15
0.57

30
0.79

120
1.25

Australia
2 a
nos
10 a
nos
25 a
nos

5
0.30
0.31
0.30

15
0.57
0.58
0.58

30
0.77
0.78
0.79

120
1.24
1.25
1.23

Del an
alisis de estos datos parece desprenderse que la relaci
on precipitaci
on/duraci
on
para tiempos cortos (menores que 2 horas) es bastante estable, incluso para periodos de
retorno diferentes. Bell tambien comprob
o que la relaci
on PD /P24 h es mucho menos estable
para duraciones mayores. Goswami (1973), utilizando las relaciones de Bell, desarroll
o una

Informacion de lluvia a utilizar. Lluvia de proyecto

45

metodologa de obtenci
on de relaciones precipitacion/duraci
on para la India, asumiendo una
relacion Lluvia en 1 hora/Lluvia en 24 horas de 0.435 . Calenda (1993) ha propuesto una
relacion Lluvia en 1 hora/Lluvia en 24 horas para diferentes periodos de retorno, en la zona de
Roma, que se muestran en la tabla 3. Por supuesto que esa variaci
on con el periodo de retorno
entra en conicto con los datos de Australia y USA.

Tabla 3. Relaciones P1 h /P24 h


Periodo de retorno
2
10
25
50
100

P1 h /P24 h
0.436
0.460
0.467
0.471
0.475

En Espa
na no se ha emprendido un an
alisis sistematico de curvas IDF para distintas
duraciones de lluvia. Si analizamos el comportamiento de las curvas IDF sinteticas incluidas en la
Instrucci
on de Carreteras, 5.2.I.C. donde Id es la intensidad media diaria en mm/h, P24 horas /24,
on entre intensidad horaria e intensidad media diaria, que depende de
y el cociente IId1 la relaci
la ubicaci
on geogr
aca.

I1 280.1 D0.1
I
= ( ) 0.4
Id
Id

Si trabajamos esta expresi


on, podemos llegar a una relacion entre la lluvia cada en una
duraci
on D, y la cada en 24 horas, PD /P24 h de manera que:

D I1 280.1 D0.1
PD
= ( ) 0.4
P24 h
24 Id

Dicho cociente es independiente del periodo de retorno, en la lnea de las experiencias


australianas y norteamericanas, y tan solo depende de la duraci
on y de la zona geogr
aca.
La relacion IId1 vara entre 8 y 12 aproximadamente, con lo que para estos valores extremos, se
presenta en la tabla adjunta la relaci
on entre la precipitaci
on cada en diferentes duraciones y
la lluvia en 24 horas.

46

Tema 3
Tabla 4. Relaciones PD /P1 h para diferentes cocientes

Duracion D
5 minutos
10 minutos
15 minutos
30 minutos
60 minutos
120 minutos

I1
Id

=8
0.265
0.394
0.493
0.711
1.000
1.371

I1
Id

I1
Id

= 12
0.332
0.467
0.564
0.761
1.000
1.274

Los valores para el factor 12 son similares a los presentados en la literatura. Se sigue
trabajando en esta lnea que permitira obtener informaci
on sobre la precipitaci
on en duraciones
cortas, las mas adecuadas para estudios de hidrologa urbana.

6.2

Relaciones precipitaci
on/
area

Otro problema en el campo de las precipitaciones intensas es la dependencia de la lluvia con


el area de la cuenca. Seg
un la experiencia m
as extendida, las precipitaciones m
as intensas se
concentran en peque
nas
areas. Por ello, una vez obtenido el patr
on temporal de lluvia en un
punto (para una duraci
on y un periodo de retorno deseado) hay que transformar ese dato puntual
en una distribuci
on espacial.
En zona urbana son aplicables los mismos procedimientos que se emplean en cuencas uviales,
es decir, considerar como lluvia media la media aritmetica de los valores de los diferentes
observatorios que se dispone, o bien emplear los metodos de los polgonos de Thiessen o de
isoyetas. Su aplicaci
on esta recogida en todo texto de hidrologa b
asica (Chow, 1994).
La importancia de la distribuci
on espacial depende del tama
no de la cuenca. Para cuencas
peque
nas la distribuci
on habitual que se considera es la uniforme. Yen y Chow (1969)
concluyeron que una tormenta en movimiento produce caudales punta similares a los que
producira una tormenta equivalente, pero de tipo estacionario. Sin embargo, los vol
umenes
de hidrograma s pueden variar de manera m
as signicativa por lo que en estudios de dep
ositos
de retencion u otros donde el volumen de hidrograma es signicativo, se puede indicar que se
esta sobreestimando el volumen.

Estudio de regionalizaci
on de precipitaciones en Espa
na.
Obtenci
on de curvas IDF sint
etica

En lugares donde s
olo se dispone de observaciones de precipitaci
on diaria, es posible obtener
informaci
on de precipitaci
on para duraciones m
as cortas (1 hora, 30 minutos, 10 minutos, etc) a
partir de estudios de regionalizaci
on de la precipitaci
on. El estudio realizado por Temez (1966)
en Espa
na permite a partir del dato de lluvia en 24 horas, estimar unos valores de precipitaci
on
para duraciones m
as cortas.

Informacion de lluvia a utilizar. Lluvia de proyecto

47

Analizando la forma tpica de una curva IDF se aprecia que el valor de la Intensidad de
precipitacion aumenta a medida que reducimos la duraci
on D. Se comprueba experimentalmente
que todas las curvas de una estaci
on correspondientes a diferentes periodos de retorno son anes,
y por ello se podran reducir a una ley u
nica adimensional. Dicha ley sera independiente de
los valores absolutos de lluvia, dado su car
acter adimensional. El par
ametro diferenciador m
as
adecuado en nuestro caso, teniendo en cuenta que en las estaciones meteorologicas espa
nolas se
registra precipitaci
on diaria, en 24 horas, sera la lluvia media durante esas 24 horas, o Id :

Figura 6: Mapa para la estimaci


on del factor regional

I1
Id

Pd
24
La ley adimensional para una familia de curvas IDF sera del tipo:
Id =

I
= (D)
Id
donde I representa la intensidad de precipitaci
on para una duraci
on D generica. La ley anterior
es caracterstica en cada estacion y una funci
on de la distribuci
on temporal de la lluvia tipo.
Ser
a diferente de un observatorio a otro, reejando las diferencias de clima existente. El estudio
de Temez lleva a la conclusion que con datos de numerosas estaciones espa
nolas, las curvas
adimensionales I/Id se pueden representar con suciente aproximacion por medio de una ley
general ampliada de la anterior:
I
= (D, K)
Id
con un par
ametro indeterminado K, variable de un lugar a otro. El par
ametro K se eligio como
on universal,
la relaci
on I1 /Id donde I1 es la intensidad horaria correspondiente. Como expresi
se propone una ley IntensidadDuraci
on del tipo:

48

Tema 3

I
I1 280.1 D0.1
= ( ) 0.4
Id
Id
En cada estacion habr
a que estimar el factor IId1 , factor regional que representa la relaci
on
entre la intensidad horaria y la diaria, para el mismo periodo de retorno. Para ello se puede
hacer uso del mapa adjunto, extrado de la mencionada Instruccion de carreteras.
Queda como u
nico dato a estimar el valor de la intensidad Id , intensidad media
correspondiente a la precipitaci
on cada correspondiente a 24 horas jas, es decir, por ejemplo
desde las 8 de la ma
nana a las 8 de la noche siempre. Estimaremos este valor como:

Id =

Pd
24

on m
axima diaria cada en la estacion de estudio, para el periodo
donde Pd es la precipitaci
de retorno considerado. Dicho valor se puede obtener ajustando distribuciones de extremos a
partir de los datos de precipitaciones diarias que se pueden obtener en el Instituto Meteorol
ogico
Nacional (IMN).

Patrones de precipitaci
on

A medio camino entre los enfoques de banco de datos de lluvia o de lluvia de proyecto,
existe una tercera va, basada en el concepto de patrones de precipitaci
on. Partiendo de
la hip
otesis que las causas locales que dan origen a la precipitaci
on son limitadas, y que la
orografa y otros condicionantes que pueden afectar al desarrollo de la precipitaci
on se mantienen
aproximadamente invariantes a lo largo del tiempo, se puede suponer que en cada lugar existen
solo unas ciertas evoluciones temporales de la precipitaci
on posibles, independientemente de la
cantidad de lluvia que tenga asociada el suceso, y limitadas en n
umero. Estas pautas de evoluci
on
temporal, representadas por su hietograma, constituyen los patrones locales de precipitacion.
Asociadas a estos patrones, se pueden denir unas lluvias de proyecto, que ser
an representativas
no solo del volumen de precipitaci
on asociado al perodo de retorno correspondiente, sin
o tambien
de su distribuci
on temporal.
La metodologa de los patrones de precipitaci
on brinda la oportunidad de aproximarse al
problema de la forma del hietograma de una manera m
as realista que los bloques alternados,
pero sin entrar en la complicacion (de c
alculo y de necesidades de informaci
on previa) que implica
la utilizaci
on de las series historicas completas.
En primer lugar hay que analizar todos los datos de lluvia registrados en el observatorio.
Pero claro, existen muy diferentes sucesos de lluvia, de duraciones que van desde pocos minutos
hasta varios das, y precipitaciones desde pocos milmetros a varias decenas de milmetros. Un
primer paso es la normalizaci
on de sucesos de lluvia para poder comparar entre s sucesos muy
diferentes. Para ello se utiliza el pluviograma acumulado, doblemente normalizado respecto a
la duraci
on del suceso de lluvia y de la precipitaci
on total del suceso. As cualquier hietograma
registrado se transforma en una curva denida en ejes coordenados con valores entre 0 y 1.

Informacion de lluvia a utilizar. Lluvia de proyecto

49

Un primer paso que debemos hacer es representar de manera gr


aca los pluviogramas
normalizados para intentar identicar grosso modo la existencia o no de esas pautas temporales
comunes entre varios hietogramas. Es posible que en un mismo observatorio se presenten m
as de
un patr
on, dadas las diferentes cuasas climaticas de origen de precipitaci
on, por ejemplo lluvias
de primavera y lluvias de oto
no. Es cierto que en ocasiones cuando representamos estas curvas
no vemos nada a simple vista y puede ser que en dicho observatorio no exista ese patr
on de
forma clara. Pero otras veces se aprecian como algunas curvas se van agrupando en una cierta
zona del diagrama. Ese hecho es indicador que varios sucesos de lluvia presentan una misma
distribuci
on temporal. Podemos plantear la b
usqueda de ese patr
on y aplicarlo tambien a la
lluvia de proyecto, considerando que la cantidad de precipitaci
on se determine a partir de la
curva IDF, para la duraci
on de la precipitaci
on decidida seg
un el tama
no de la cuenca, y para
el periodo de retorno deseado, y la distribuci
on temporal de esa lluvia sea la obtenida a partir
del patr
on de lluvia.

Figura 7: Pluviogramas acumulados

8.1

Esquema metodol
ogico a seguir en la identicaci
on de un patr
on de lluvia

Una vez normalizados todos los sucesos de lluvia, conviene realizar una serie de pasos para la
identicaci
on del patr
on de precipitaci
on:
1 Identicaci
on de sucesos. En este caso es subjetiva pero a la vez fundamental para
determinar las caractersticas de cada uno de los sucesos de lluvia a analizar. Es necesario
adoptar un criterio objetivo primero para separarlo sucesos de lluvia entre si por ejemplo
intervalo de tiempo sin llover entre dos sucesos de lluvia. Sera bueno que de estos criterios

50

Tema 3

Figura 8: Pluviogramas acumulados separados por zonas


adoptados fueron f
acilmente probables para poder automatizar el proceso de tratamiento
de los datos.
2 Variables descriptivas de los sucesos. Que variables identican un suceso o que
variables deben ser tenidas en cuenta?. La pr
actica hidrol
ogica ha ido eligiendo a lo
largo del tiempo unos cuantos conceptos clave en relacion a la denici
on de lo que es un
suceso de lluvia como por ejemplo intensidad maxima, precipitaci
on total, duraci
on etc.
Hay que decidir cu
ales de estos u otras variables se incorporar
a al an
alisis del patr
on de
precipitaci
on.
3 Tratamiento de la forma de los sucesos. La forma de un suceso de lluvia no
es una magnitud numerica u
nica sino que representa una evoluci
on temporal de la
intensidad de precipitaci
on. Se trata de una curva que por tanto no puede ser tratada
de manera autom
atica. Hay que decidir previamente como se analiza esa forma, cual es
la representaci
on m
as adecuada y de que manera se discretiza el suceso de lluvia. La
representacion escogida ya se ha dicho que deber
a normalizarse, de manera que todos los
eventos de precipitacion que se analicen tengan el mismo n
umero de variables y del mismo
rango y as se puedan comparar entre ellas mediante an
alisis estadsticos de tipo factorial o
cluster. Una representaci
on clasica en los estudios hidrol
ogicos que cumple estos requisitos
es el pluviograma acumulado doblemente normalizado con respecto a la duraci
on y a la
precipitaci
on total.
4 Filtrado de los sucesos de lluvia. Hay que determinar que sucesos se analizaran y
cu
ales no. A tal efecto es necesario establecer las variables de decision y los criterios
justicados que permitan eliminar eventos de lluvia por ejemplo por su poca intensidad o
su corta duracion.
5 Reducci
on de datos mediante an
alisis factorial. De todas las variables seleccionadas
para describir los sucesos de precipitaci
on y de cara a realizar analisis de clasicacion con

Informacion de lluvia a utilizar. Lluvia de proyecto

51

un coste computacional razonable, habr


a que identicar las m
as signicativas es decir
aquellas que permitan sintetizar mejor el banco de datos. Esto puede hacerse mediante un
an
alisis factorial que permite identicar los factores estadsticamente mas relevantes.
Una vez obtenidos esos factores mas relevantes deberan interpretarse sus componentes
principales. Las variables escogidas mediante an
alisis factorial suelen ser combinaciones
lineales de variables b
asicas.
Estas nuevas variables muchas veces representan
caractersticas profundas del evento de lluvia descrito. Habr
a que comprobar si en este
caso se puede llegar a una interpretacion fsica del mismo no.
6 Clasicaci
on de los sucesos mediante an
alisis cluster de todas las variables.
Denidas las variables m
as relevantes, se trata de identicar las posibles agrupaciones
que se presenten entre estas. Esto se hara mediante un an
alisis cluster de las variables y
nalizado este an
alisis habr
a que comprobar si las agrupaciones obtenidas correspondan a
patrones de precipitaci
on.
7 Revision del metodo. En funci
on de los resultados obtenidos, antes de darlos por buenos
para el dise
no habr
a que comprobar c
omo describen los sucesos extraordinarios que se han
registrado en el observatorio.

8.2

Distribuci
on de Hu

Precipitacin acum ulada en %

Hu (1967) desarroll
o a partir del an
alisis de los datos de lluvia del estado de Illinois (USA),
para cuencas de hasta 400 millas cuadradas de supercie, una serie de patrones temporales de
precipitaci
on. De acuerdo con los datos analizados, distribuy
o las precipitaciones en cuatro
grupos, de acuerdo con la intensidad de precipitaci
on (cuatro cuartiles). Las distribuciones
que se consideran mas adecuadas para su empleo en procesos de dimensionamiento son las
correspondientes a los dos primeros cuartiles, las m
as severas.

Tiem po de duracin de la torm enta en %

Figura 9: Distribuci
on temporal propuesto por Hu

52

Tema 3

Lluvia totalen %

40

30

50% de Probabilidad

20

10

0
10

20

30

40

50

60

70

80

90

100

Tiem po de D uracin de la torm enta en %

Figura 10: Patr


on de distribuci
on temporal de lluvia incluido en ILLUDAS

La gura 9 muestra la distribuci


on de precipitaci
on acumulada en funci
on del tiempo, que
corresponde al primer cuartil (lluvias m
as severas) y para diferentes patrones de probabilidad.
Se entiende que por ejemplo la gr
aca de un patr
on de distribuci
on corresponde a un 10 por
ciento de probabilidad, cuando la probabilidad de que el patr
on de distribuci
on temporal este
situado a la izquierda de dicha gr
aca es precisamente de un 10 %.
Se presenta la distribuci
on temporal expresada en tanto por ciento de la cantidad de lluvia
total, para el patr
on de distribuci
on con probabilidad 50 %. Esta es la distribucion temporal
escogida en algunos modelos de simulacion como ILLUDAS. Dicha lluvia de proyecto se ha
popularizado con el nombre de lluvia de dise
no del Illinois State Water Survey (ISWS), para
una duraci
on de 1 hora.

Fraccin de la Lluvia en 24 horas

1.0

0.5

IA
I

III
II

0.0
0

12

15

18

Tiem po (horas)

Figura 11: Patrones de lluvia del SCS

21

24

Informacion de lluvia a utilizar. Lluvia de proyecto

8.3

53

Distribuci
on del Soil Conservation Service

El SCS desarroll
o a partir de sus observaciones, una serie de distribuciones temporales de
precipitaci
on para ser usadas por sus propios servicios tecnicos. En total fueron cuatro
distribuciones, adecuadas a diferentes areas geogracas de los USA para lluvias de 24 horas
de duraci
on. Quiere ello decir que si disponemos de la precipitaci
on diaria, dato muy frecuente
en multitud de servicios meteorol
ogicos, podramos distribuirla a lo largo del da con un cierto
criterio. La tipo I y Ia, es representativa del clima de la costa del Pacco, al sur y norte dentro
de los USA, respectivamente. La tipo III representa la correspondiente a la costa atl
antica y del
golfo de Mexico, y la tipo II representa al clima de tipo continental del resto del pas. La gura
11 representa la distribuci
on temporal de los 4 patrones de lluvia

8.4

Comentarios sobre los patrones de distribuci


on

No debemos perder de vista que estas distribuciones de precipitaci


on provienen de un an
alisis
estadstico de datos reales obtenidos en unas zonas geogracas muy concretas. Quiere ello decir
que por ejemplo las distribuciones de Hu se adaptan a lo observado en cuencas de Illinois, pero
siempre tendremos la duda de como se pueden comportar en una zona distinta, con un clima
que puede ser diferente, etc. (por otro lado, debo confesar que desconozco las caractersticas
del clima de Illinois). La aplicaci
on de cualquiera de estos patrones debera realizarse con
todas las precauciones necesarias, solo en el caso de tener una cierta informaci
on previa de
comportamiento climatol
ogico similar en la zona objeto de estudio, y a falta de mejores datos
de informaci
on. En situaciones donde no se de este comportamiento similar, es preferible acudir
a otros procedimientos de estimacion de la lluvia de proyecto, o incluso a emplear metodos de
calculo del caudal de escorrenta mas simplicados.
Por otra parte, hay que indicar que la denici
on de un patr
on de lluvia requiere una
menor cantidad de informaci
on que la denici
on de por ejemplo una curva intensidadduraci
on
frecuencia. Al no estar ligados a periodos de retorno, basta un n
umero elevado de sucesos de
lluvia que se produzcan en un periodo m
as corto, 3 o 4 a
nos, para poder denir un patr
on.
Estudios realizados a partir de datos de los 3 u
ltimos a
nos para un observatorio sito en la Esc.
de Ing. de Caminos apuntan resultados prometedores. Dado el patr
on, y denida la duraci
on
de la lluvia de proyecto D, tenemos la precipitaci
on m
axima para una lluvia de duraci
on D y
periodo de retorno T a
nos, a partir de la curva IDF. Con ayuda del patr
on, podemos establecer
la lluvia de proyecto.

Tormentas de proyecto a partir de curvas IDF

Las curvas IntensidadDuraci


onFrecuencia (IDF) representan un nivel de informaci
on global
referente al comportamiento pluviometrico de una zona. Su construcci
on se realiza analizando los
registros de todas las tormentas y sus periodos mas intensos de precipitaci
on. Estas intensidades
se ordenan para cada uno de los periodos de tiempo considerados (5, 10, 15 minutos, etc) en
funci
on de su valor, realizando un tratamiento estadstico de los datos y asignando periodos de
retorno. Los resultados se presentan en forma de curva, pudiendose ajustar alguna expresi
on

54

Tema 3

de tipo analtico (hiperbola, etc) de manera que se obtienen formulas como las tipo Montana,
Talbot o KeiferChu, en funci
on del tipo de expresi
on escogida.
Dado que las curvas IDF recogen una informaci
on hist
orica de la pluviometra de la cuenca,
pueden ser un punto de partida para construir a partir de ellas la lluvia de proyecto que
emplearemos en nuestro proceso hidrol
ogico.

9.1

Lluvia constante o en bloque

Intensidad

La lluvia de proyecto m
as sencilla de construir es la que considera una intensidad de precipitaci
on
constante durante todo el tiempo de lluvia.

it

C urva
ID F

Tiem po

Figura 12: Tormenta de proyecto con lluvia constante


Se supone que las precipitaciones causantes de problemas de inundaci
on son aquellas de corta
duraci
on y gran intensidad. As para el dise
no de una cuenca peque
na se considera que el mayor
caudal de aportaci
on se produce cuando toda la cuenca colabora en el proceso de escorrenta, por
lo que se supone una intensidad de precipitaci
on constante durante un tiempo igual al tiempo
de concentraci
on de la cuenca. Ese valor de I se obtiene a partir de la curva IDF de periodo de
retorno escogido, para una duraci
on igual al tiempo de concentraci
on de la cuenca.
Fijemonos que acabamos de plantear una de las hip
otesis en que se basa el metodo
racional: intensidad de precipitacion constante para una lluvia de duraci
on igual al tiempo
de concentraci
on. Podemos interpretar al Metodo racional como un proceso de estudio que
considera una tormenta de proyecto muy simple (lluvia constante en toda la cuenca a lo largo
del tiempo).

9.2

Tormenta triangular

Si la tormenta de proyecto considerando lluvia constante puede ser v


alida en cuenas peque
nas
(pocas hectareas), cuando la supercie aumenta y consiguientemente aumentan los tiempos de
concentraci
on, puede alejarse bastante de la realidad. Durante un suceso de lluvia se producen
situaciones de gran intensidad de precipitaci
on junto a otras con practicamente ausencia de

Informacion de lluvia a utilizar. Lluvia de proyecto

55

lluvias. Considerar uniforme el suceso de lluvia puede desvirtuar en gran medida los posteriores
resultados.
Una forma muy simple de incluir un cierto patr
on temporal es suponer que la intensidad de
precipitacion sigue una distribuci
on triangular. Podemos partir bien de un dato de precipitaci
on
diaria en 24 horas, bien de los datos de una curva IDF:

imax

Td

Figura 13: Tormenta de proyecto triangular

Precipitaci
on diaria en 24 horas. P.
on m
axima
Hietograma triangular, Tiempo base TD = 24 h, con intensidad de precipitaci
on:
imax . Se verica la relaci

P =

imax TD
2

Datos de la curva IDF


Obtenido el valor de la Intensidad media m
axima i para una duraci
on D, en la curva IDF
correspondiente, la cantidad de lluvia total se reparte en forma de hietograma triangular,
umenes de lluvia.
con una imax tal que se verique igualdad de vol
1
imax D = i D
2
Normalmente y a falta de m
as informaci
on se supone un tri
angulo is
osceles, situando la
intensidad m
axima en el punto medio de la duraci
on considerada. Se puede denir un cierto
coeciente de avance o retardo de la tormenta, en funci
on de si a partir de informaci
on de sucesos
de lluvia que tengamos de esa cuenca podemos concluir un adelanto o un retardo en el pico de
intensidad de precipitaci
on con relaci
on al tiempo total de lluvia. Normalmente las tormentas
suelen tener una forma tal que la punta de lluvia se produce en el primer tercio del periodo de
lluvia, aunque este hecho debe conrmarse para cada lugar.

56

9.3

Tema 3

Tormenta tipo Sifalda

Sifalda (1973) propuso una modicaci


on de la tormenta de proyecto con lluvia constante, para
incluir una cierta variabilidad temporal. Consiste en incluir dos bloque en forma de trapecio,
antes y despues de una parte central con intensidad de precipitaci
on constante. Dado que para
duraciones de lluvia habituales (30 a 60 minutos) el valor de intensidad obtenido en la IDF es un
valor medio durante ese periodo de tiempo, dentro de la duraci
on de lluvia y para intervalos de
tiempo menores (5 o 10 minutos) se pueden producir intensidades de precipitaci
on m
as elevadas,
por lo que Sifalda propone modicar el patr
on de lluvia constante.

I
2.3 Im

VOLUMEN DE LLUVIA
A = 14.11 %
B = 56.44 %
C = 29.45 %

1.0 Im

0.15 Im

A
0.25 D

0.25 D

0.5 D

0.20 Im

Figura 14: Tormenta de proyecto tipo Sifalda

As el primer bloque de precipitaci


on, para la cuarta parte de la duraci
on del tiempo de lluvia
se lleva un 14% del volumen total de agua cada. Durante ese periodo de tiempo, la intensidad
de precipitaci
on es aproximadamente 0.575 veces la intensidad media correspondiente a todo el
periodo de lluvia. El segundo bloque, tambien extendido sobre una cuarta parte del periodo
de lluvia, presenta una intensidad de precipitaci
on constante e igual a 2.3 veces la intensidad
media correspondiente a todo el tiempo de lluvia. Este bloque se lleva un 56% del volumen total
de lluvia cada, y da cuenta del periodo de precipitaci
on m
as intenso que siempre se produce
en toda tormenta. Finalmente, existe un tercer bloque de lluvia, extendido sobre la mitad del
tiempo de precipitaci
on, con un 30% del volumen de lluvia total, y con una intensidad media en
el bloque 0.6 veces la intensidad media de todo el periodo de lluvia.

Informacion de lluvia a utilizar. Lluvia de proyecto

9.4

57

Flood Studies Report

En Gran Breta
na se utilizan las lluvias de proyecto indicadas en los Flood Studies Report (FSR).
Para cada duraci
on de suceso de lluvia, 30 minutos, 1 hora, 2 horas, etc. el volumen de lluvia es
el obtenido a partir de la curva IDF y la distribuci
on temporal es igual a la distribuci
on media
presentada por las tormentas reales registradas, consider
andolas centradas alrededor del periodo
de lluvia m
as intenso. Se presenta para una duraci
on de lluvia de 30 minutos la tormenta de
proyecto propuesta en los FSR.

Figura 15: Tormenta de proyecto FSR

9.5

Lluvias tipo KeiferChu

Permite desarrollar un hietograma continuo de lluvia a partir de una curva IDF. Consideremos
un hietograma de lluvia como el de la gura 16. Para una intensidad de precipitacion cualquiera
i, esta se producir
a dos veces, una en la fase de subida y otra en la de cada del hietograma.
Medida desde el instante en que se produce la m
axima intensidad, llamaremos Ta y Tb a los
tiempos en que se produce la intensidad i. El tiempo total Td entre los instantes en que se
produce una intensidad i es:

58

Tema 3

Td = Ta + Tb
El coeciente de avance de la tormenta sera la relaci
on
Ta
Td

luego

Intensidad de Precipitacin

r=

Td =

Tb
Ta
=
r
(1 r)

Td

r.Td

(1-r).Td

ib= f(tb)

ia= f(ta)

i
0
1

Tiem po
ta

tb

Figura 16: Tormenta de proyecto tipo KeiferChu


El perl del hietograma puede ser descrito mediante dos funciones ia e ib , representando las
intensidades de precipitaci
on antes y despues de la intensidad m
axima. Para una duraci
on de
on P cada ser
a:
lluvia Td , la cantidad total de precipitaci

P =

 r Td
0

ia dta +

 (1r)Td
0

ib dtb

Recordemos que para una duraci


on dada cualquiera, se cumple que ia = ib . Derivemos la
expresion anterior con respecto a Td y obtenemos:

Informacion de lluvia a utilizar. Lluvia de proyecto

59

dP
= i(Ta ) = i(Tb )
dTd
Por otro lado, impondremos que la cantidad total de precipitaci
on se mantenga igual a la
indicada por la curva IDF, luego podremos expresar

P = Td imedia,Td
Derivando esta u
ltima expresi
on con respecto a Td e igualando con la anterior establecemos
que:
dimedia,Td
dP
= imedia,Td + Td
= i(Ta )
dTd
dTd
ormula de la curva IDF del tipo:
Keifer y Chu consideran como funci
on imedia,Td una f
imedia,Td =

Tde

c
+f

f
ormula conocida como de tipo KeiferChu. Derivando esa expresi
on y reordenando, podemos
calcular cuanto vale ia (o ib ).

ia =

c [(1 e)Tde + f ]
(Tde + f )2

Para distintos valores de Td podemos estimar el valor de las intensidades de precipitaci


on ia
y el instante en que se producen, conocido el coeciente de avance de la tormenta. Este metodo
fue desarrollado en 1957 por Keifer y Chu, y ha sido muy utilizado en Estados Unidos.

9.6

Lluvias doble tri


angulo

En Francia se han desarrollado lluvias de proyecto especialmente en la zona sur del pas, cerca
de la costa mediterr
anea, donde el clima es proclive a la presencia de fuertes lluvias de tipo
convectivo. Una de las m
as empleadas ha sido la desarrollada por M. Desbordes del Laboratorio
de Hidrologa Matem
atica de Montpellier. Propone para la lluvia una estructura en forma de
doble tri
angulo, como la mostrada en la gura 17.
La duracion de la lluvia se propone de 4 horas. Existe un periodo de tiempo donde
la intensidad de precipitaci
on es mucho mas intensa, y este periodo puede oscilar entre 15
minutos y una hora (normalmente se acota en 30 minutos). El tiempo de m
axima intensidad de
precipitacion se ja a las 3 horas de lluvia. Se impone que la intensidad media de precipitaci
on
durante las cuatro horas de lluvia corresponda a un periodo de retorno de 3 o 4 a
nos (seg
un
la zona objeto de estudio) y que la intensidad media de precipitaci
on durante el periodo de

60

Tema 3

P1

P2

0.50 h.
3 h.

4 h.

Figura 17: Tormenta de proyecto con lluvia en doble tri


angulo
lluvia m
as intensa sea correspondiente a un periodo de retorno de 10 a
nos. Imponiendo estas
condiciones se puede dibujar un perl de intensidades de lluvia como el de la gura 17. Para
facilitar la tarea es mas sencillo localizar los puntos P1 y P2, indicados en el gr
aco.

9.7

M
etodo de los bloques alternados

Se trata sin duda del m


as extendido de los metodos para obtener una lluvia de proyecto a
partir de la curva IDF. El hietograma producido por medio de este procedimiento, especica
la precipitaci
on en un n
umero n de intervalos de tiempo t, para una lluvia de duraci
on total
Td = n t. Una vez seleccionado el periodo de retorno deseado, se toman los datos de intensidad
de precipitaci
on de la curva IDF para duraciones t, 2t, 3t ..., as como la precipitacion
total obtenida multiplicando las intensidades por las duraciones de lluvia. Se trata de estimar
los intervalos mas desfavorables de precipitacion, de acuerdo con la gura 18. Para el tiempo
t, por ejemplo 5 minutos, la cantidad de lluvia m
axima es el dato directo de la curva IDF. Por
tanto tenemos un bloque de lluvia con duraci
on 5 minutos y con intensidad de precipitaci
on la
que indica la IDF.

Pbloque

= I5

minutos

Para un tiempo 2t, 10 minutos, la cantidad de lluvia m


axima en esos 10 minutos
corresponde al dato de la curva IDF, un bloque de lluvia de duraci
on 10 minutos. Pero
dentro de esos 10 minutos, admitimos que los 5 minutos m
as desfavorables corresponden a
una precipitaci
on igual al bloque de lluvia calculado en el primer paso. Luego para los segundos
5 minutos, el bloque de lluvia que incluiremos en nuestro hietograma de dise
no sera uno que
produzca una precipitaci
on igual a:

Informacion de lluvia a utilizar. Lluvia de proyecto

61

I5
I10
I15

Figura 18: Metodo de los bloques alternados

Pbloque

= I10

minutos

10 I5

minutos

o lo que es lo mismo

Pbloque

= I10

minutos

10 Pbloque

Para un tiempo 3t, 15 minutos, la precipitaci


on del tercer bloque de 5 minutos de lluvia
sera:

Pbloque

= I15

minutos

15 I10

minutos

10

o lo que es lo mismo

Pbloque

= I15

minutos

15 Pbloque 1 Pbloque

Estos bloque de lluvia se van distribuyendo de forma alternada, alrededor del bloque de
lluvia de mayor intensidad, uno a cada lado, o bien se redistribuyen en el tiempo, dando al
hietograma una forma acorde con el aspecto de las tormentas de la zona, siempre y cuando se
disponga de informaci
on al respecto.

62

9.8

Tema 3

Ejemplo de aplicaci
on del m
etodo de los bloques alternados

Vamos a presentar una aplicacion de este metodo en la denici


on de la tormenta de proyecto
empleada en el Plan Especial de Alcantarillado de la ciudad de Barcelona. La ausencia de una
serie cronologica de sucesos de lluvia sucientemente larga y el coste que supona realizar un
estudio de transformaci
on lluvia escorrrenta para los datos registrados, supuso la utilizaci
on de
una lluvia de proyecto en el estudio hidrol
ogico. La curva IntensidadDuraci
onFrecuencia es
del tipo Talbot y presenta la siguiente formula de ajuste:

I(mm/h) =

4477.44
t(minutos) + 19.031

Intensidad (mm/h)

200
150
100
50
0
0

20

40

60

80

100

120

140

t (minutos)

Figura 19: Curva IDF para la ciudad de Barcelona

El procedimiento completo para un incremento de tiempo de 5 minutos y una duraci


on de lluvia
de 1 hora, as como los valores de calculo se muestran en la tabla 5. La primera columna indica las
duraci
on total de lluvia. La segunda columna muestra el valor de la intensidad de precipitaci
on
obtenido a partir de la IDF. La tercera columna muestra la lluvia acumulada hasta el momento,
producto de la primera y segunda columnas. La cuarta columna muestra los incrementos de
lluvia que se producen para cada incremento de tiempo (5 minutos), considerando que en el
tiempo anterior se han producido los periodos m
as desfavorables de lluvia de 5,10,15,20 minutos
etc. Finalmente la 6 columna indica para cada bloque de lluvia la intensidad de precipitaci
on
asociada. Para cada duraci
on de lluvia, la intensidad media de precipitaci
on es la dada por la
IDF. El hietograma sintetico se muestra en la gura 20.

Informacion de lluvia a utilizar. Lluvia de proyecto

63

Tabla 5. M
etodo de los bloques alternados.
Duracion

Intensidad

(minutos)
5.00
10.00
15.00
20.00
25.00
30.00
35.00
40.00
45.00
50.00
55.00
60.00

mm/h
186.32
154.23
131.57
114.71
101.69
91.32
82.87
75.85
69.93
64.86
60.48
56.65

Lluvia
Acumulada
mm
15.53
25.70
32.89
38.24
42.37
45.66
48.34
50.57
52.44
54.05
55.44
56.65

Incremento
de lluvia
mm
15.53
10.18
7.19
5.35
4.13
3.29
2.68
2.23
1.88
1.61
1.39
1.21

Bloque

1
2
3
4
5
6
7
8
9
10
11
12

Intensidad
del bloque
mm/h
186.32
122.14
86.25
64.15
49.58
39.47
32.16
26.72
22.54
19.28
16.67
14.56

Los bloques de lluvia de 5 minutos se reordenaron de manera tal que la forma del hietograma
concordara con tormentas reales registradas en la ciudad de Barcelona. Analizando los datos
disponibles se observaba que la mayoria de las veces la punta de intensidad se produca en el
primer tercio de la duraci
on total de la lluvia. Por otro lado, la curva IDF se obtuvo a partir de
los registros de una estacion pluviometrica situada en un monte cercano a Barcelona. El efecto
orogr
aco poda ser el responsable de una intensidad de precipitaci
on extremadamente alta como
la de los 5 primeros minutos. Con objeto de reducir dicho efecto, se realiz
o un promediado de
los valores de intensidad del primer y segundo bloque, con lo que el hietograma de proyecto
denitivo es el mostrado en la gura 21.

10

Resumen y conclusiones

Se han presentado una serie de procedimientos de estimacion de lluvias de proyecto para la


realizaci
on de estudios hidrol
ogicos en cuencas urbanas. La mayora de los procesos parten de una
informaci
on de base como son las curvas de IntensidadDuraci
onFrecuencia de observatorios
sitos en las cuencas objeto de estudio. De la calidad de dicha curva IDF dependera en gran
medida la abilidad del procedimiento y la representatividad de la lluvia de proyecto considerada.
Cuando no dispongamos de curvas IDF en la zona, podemos adoptar curvas IDF de otros
observatorios siempre y cuando las condiciones meteorologicas sean similares a la de la zona
analizada. Cuando ello no sea as, corremos el riesgo de trabajar con una lluvia de proyecto
poco o nada representativa de la cuenca. Si ni siquiera podemos adoptar otra curva IDF puesto
que o bien no existe, o no tenemos datos ables y tan solo disponemos de valores de precipitaci
on
total en 24 horas por ejemplo, sera conveniente reconsiderar los lmites del estudio hidrol
ogico
y adoptar procedimientos que no consideren la evoluci
on temporal de la precipitaci
on.

64

Tema 3

Intensidad (mm/hra)

200

186.32

150
122.14

100

86.25
64.15
49.58

50
16.67

22.54

39.47

32.16

26.72

19.28

14.56

0
5

10

15

20

25

30

35

40

45

50

55

60

Tiempo (minutos)
Figura 20: Resultado del metodo de los bloques alternados

11

Bibliografa

Ayuntamiento de Barcelona (1988). Plan Especial de Alcantarillado.


Bell, F.C. (1969) Generalized Rainfalldurationfrequency relationships. Journal of Hyd.
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Keifer, C.J. and H.H. Chu (1957). Synthetic storm pattern for drainage design. ASCE.

Informacion de lluvia a utilizar. Lluvia de proyecto

65

200

Intensidad (mm/hra)

154.2

154.2

150

100

86.2
64.2

50

49.6

39.5

32.2

26.7

22.5

19.3

16.7

14.6

45

50

55

60

0
5

10

15

20

25

30

35

40

Tiempo (minutos)
Figura 21: Lluvia de proyecto empleada
Journal of Hyd. Division. Vol. 83. HY4. pp. 125.
Moisello, U. (1993) Statistical Analysis of Rainfall Data, en Urban Storm Drainage, Ed. C.
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T
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nas cuencas
naturales. MOPU.
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Water Resources Research. Vol. 5 n. 5. pp. 9891006.

LLUVIA NETA. PERDIDAS DE PRECIPITACION.


TIEMPO DE CONCENTRACION EN ZONA
URBANA
Manuel Gomez Valentn
Dep. de Ingeniera Hidraulica, Martima y Ambiental. UPC.
E.T.S. Ingenieros de Caminos, Canales y Puertos
Jordi Girona 1-3. D-1. 08034 BARCELONA

Influencia del hecho urbano en la respuesta hidrol


ogica

El proceso de transformacion lluviaescorrenta en zona urbana presenta una serie de


particularidades en relaci
on al mismo proceso en un terreno natural. El hecho urbano, la gran
superficie impermeable presente y la existencia de una red de drenaje artificial con puntos
localizados de entrada de agua en la red afectan a una serie de puntos. En primer lugar a la
propia definici
on de la cuenca, que si bien en espacios naturales se realiza atendiendo al relieve
superficial, en zona urbana debe tener en cuenta esto pero a la vez la presencia de la red de
drenaje. No es infrecuente que el drenaje artificial no se realice en las mismas direcciones que
la escorrenta superficial, y por ejemplo en zonas urbanas con cierta pendiente nos podemos
encontrar con colectores de drenaje transversales. La capacidad de los elementos de captacion
de esa escorrenta superficial puede ser otro factor que influya en la definici
on del concepto de
cuenca urbana, al permitir la transferencia de caudales superficiales entre cuencas, modificando
las superficies de aportaci
on respectivas de cada colector.
La escala espacial de estudio de las cuencas urbanas suele ser mucho m
as peque
na que la de
un estudio hidrol
ogico de cuencas naturales. La unidad de medida ser
a mas habitualmente la
Hectarea, frente al Kil
ometro cuadrado. La escala de tiempos, por lo que respecta a los tiempos
totales de estudio e intervalos de analisis, sera tambien necesariamente mucho menor. Frente al
valor habitual de muchas horas o incluso das, seg
un las dimensiones de la cuenca, e intervalos
de tiempo de 1 hora o a veces mas, frecuente en estudios hidrol
ogicos de cuencas naturales, en
cuencas urbanas la duraci
on total del tiempo de estudio ser
a de pocas horas, con intervalos de
tiempo del orden de los minutos. Esta reducci
on de escala de detalle en el estudio supone que
una traslaci
on sin m
as de metodos y modelos de analisis habituales en hidrologa de superficie
puede llevar a resultados err
oneos. Un efecto derivado tambien del medio urbano es la elevada
generacion de escorrenta reflejada en terminos de caudal especfico (Caudal punta / superficie
de la cuenca) de la zona urbana. Como orden de magnitud se puede indicar que en poblaciones
dentro del area metropolitana de Barcelona se eval
uan para lluvias de periodo de retorno de 10
67

68

Tema 4

Q
Situacin posteriora la
urbanizacin

Situacin inicial

t
Figura 1: Influencia de la urbanizaci
on sobre la respuesta hidrol
ogica
a
nos, similares caudales especficos a los obtenidos en cuencas naturales para lluvias de 500 a
nos
de periodo de retorno.
El impacto tpico de un proceso urbanizador se muestra en la figura 1 de forma cualitativa.
El hidrograma de la situaci
on post-desarrollo difiere de la situacion previa en varios puntos
importantes:
1. El volumen total de escorrenta es mayor
2. El proceso de concentraci
on de caudal ocurre con mayor rapidez
3. El caudal punta es mayor
4. El tiempo de concentraci
on se acorta
5. La calidad del agua de escorrenta se deteriora
Desde luego todos los sucesos son achacables a la actividad urbanizadora. El aumento de
volumen se origina al reducirse la infiltraci
on como producto de la elevada impermeabilidad
del medio, la reducci
on en el tiempo base del hidrograma se explica a traves de las mayores
velocidades del agua por una red de drenaje artificial mucho menos rugosa, y finalmente el
caudal punta mayor es consecuencia de los dos casos anteriores. En relacion al deterioro de la
calidad del agua, la escorrenta en superficie arrastra todo tipo de elementos existentes en la
ciudad (polvo, restos org
anicos, grasas, etc)
El crecimiento del coeficiente de escorrenta con la impermeabilidad del suelo es un hecho
establecido. En la figura 2 podemos apreciar como para un ejemplo de cuencas urbanas en
Denver (Colorado) se aprecia un claro crecimiento del coeficiente de escorrenta que alcanza
valores de 0.90. Estos datos fueron recogidos durante un periodo de 2 a
nos por lo que su
representatividad se limita a este rango de sucesos de lluvia. Hay que indicar que adem
as el
coeficiente de escorrenta no es un valor fijo sino que depende del volumen de escorrenta

Perdidas de precipitaci
on

69

C oeficiente de
1
escorrenta
0.9

C = (8.58 x 10-7)I3 (7.8 x 10-5)I+ 0.00774I+ 0.04

0.8
0.7
0.6
0.5
0.4
0.3
0.2
0.1
0
0

10

20

30

40

50

60

70

80

90

100

% Im perm eabilidad

Figura 2: Coeficiente de escorrenta frente a impermeabilidad del suelo


Otro factor propio de las cuencas urbanas es la distinci
on que podemos hacer entre el area
impermeable que est
a directamente conectada a la red de drenaje y la que no lo est
a. Es frecuente
que en nuestras ciudades los drenajes de tejados y azoteas sean realizados mediante bajantes
conectados a la red de drenaje. Esta situaci
on reduce notablemente los tiempos de entrada en
la red al no tener que discurrir en superficie. Se puede afirmar que los caudales punta est
an
directamente relacionados con el area impermeable directamente conectada, especialmente en
cuencas peque
nas. Por ello es muy importante que las superficies directamente conectadas sean
lo mas precisamente evaluadas. Tambien es conveniente que en esa evaluacion se incluyan las
previsiones de crecimiento de la ciudad.

Elecci
on de la metodologa de estudio: Qmax vs. Hidrograma

Al abordar un estudio hidrol


ogico de una cuenca concreta, entre las m
ultiples preguntas a realizar
deberamos hacernos las siguientes:
Es totalmente urbana o presenta un componente de terreno natural
Las pendientes son homogeneas o no
El tipo de suelo y la ocupaci
on del mismo es homogenea o no
La red de drenaje es homogenea o no
A la vista de las respuestas dadas a estas cuestiones dividiremos la cuenca de estudio en
porciones mas peque
nas, subcuencas, que s se puedan estimar homogeneas.
El punto siguiente ser
a determinar el tipo de an
alisis hidrol
ogico a proponer. Un estudio
hidrol
ogico puede limitarse a estimar el caudal maximo producido por una lluvia, o bien a definir

70

Tema 4

el hidrograma de caudales que se produce. La segunda opcion es mas completa, si bien tambien
necesita un nivel de informaci
on previa superior. Salvo en casos de cuencas peque
nas (menores
de 1 Km2 ) donde aceptaremos el uso de metodologas de calculo que proporcionen solo el caudal
punta (metodo racional), en general se propondr
a la obtenci
on del hidrograma de caudal. Por
ejemplo, el manual de drenaje del Denver District propone un lmite al metodo racional para
una superficie de 160 acres (0.640 Km2 ). Aunque algunas recomendaciones actuales permiten el
empleo del metodo racional para cuencas mayores de 1 Km2 , sin embargo proponemos en esos
casos la obtencion del hidrograma de caudal.
Una discusion muy interesante pero que dejaremos para el tema de criterios de dise
no es la
referente al nivel de seguridad con el que se dise
na la red. La ocurrencia de un suceso que supere
las previsiones de calculo siempre sera posible, y la frecuencia con que se supere depender
a de
las condiciones de dise
no adoptadas. El nivel de estas condiciones de dise
no deber
a decidirse
desde la colectividad, valorando el coste de la infraestructura de drenaje frente a los posibles
da
nos que una inundaci
on urbana pueda producir.
La decision de optar por un estudio hidrol
ogico completo, obteniendo hidrogramas de caudal,
no condiciona a priori el tipo de an
alisis hidr
aulico. Conocidos los hidrogramas de caudal,
podemos optar por realizar un estudio en regimen no permanente o bien decantarnos por
un estudio hidr
aulico en regimen permanente (tipo curva de remanso) particularizado para
el caudal m
aximo del hidrograma calculado. Por el contrario, hecho el estudio hidrol
ogico
mediante el metodo racional, sera absurdo pretender realizar un an
alisis hidr
aulico en regimen
no permanente pues este precisa de datos de entrada en forma de hidrograma de caudal mientras
que solo dispondramos de un valor de caudal m
aximo.

Combinaciones de estudios hidrol


ogicos e hidr
aulicos posibles

R. Permanente
R. No permanente

M. Racional
SI
NO

Hidrogramas
SI
SI

Lluvia neta. P
erdidas de precipitaci
on

Como el primer paso de todo estudio de transformaci


on lluvia - caudal , estimaremos la fraccion
de lluvia cada que se va a transformar en escorrenta de superficie, parte que denominaremos
lluvia neta, a base de restar de la lluvia total cada las posibles perdidas de precipitaci
on que
se produzcan. Dado el car
acter de las cuencas de estudio, las perdidas de precipitaci
on tienen
un peso menor que en cuencas con terreno natural. La cubierta vegetal es escasa por lo que la
intercepci
on de la vegetaci
on es despreciable. La evapotranspiraci
on tambien puede desestimarse
dado el corto espacio de tiempo de estudio. Solamente pueden tener una cierta influencia la
infiltraci
on, y tan solo en funci
on de la mayor presencia de suelo permeable, y las perdidas
por almacenamiento en depresiones, charcos, puntos bajos, etc. En la medida que las perdidas
sean menos significativas, sera mas correcta la asociacion entre periodos de retorno de lluvias y
periodos de retorno de caudales de escorrenta (los estados de humedad previa del suelo no ser
an

Perdidas de precipitaci
on

71

significativos y tan solo el estado inicial de caudales circulando por la red de drenaje puede tener
alguna influencia).

3.1

P
erdidas por almacenamiento en depresiones

Las perdidas por almacenamiento en depresiones son un elemento difcil de valorar. Existen datos
de campo que relacionan en algunas cuencas experimentales la perdida por almacenamiento en
depresiones frente a la pendiente media de la cuenca. Como orden de magnitud indicar que
estas perdidas son del orden de pocos mm de precipitacion, 2 - 4 mm, y que se incrementan para
terrenos llanos con poca pendiente tal y como caba esperar. Se proponen correlaciones con la
pendiente de la cuenca, del tipo:
dp = 0.7696 I 0.49
donde dp sera la perdida por almacenamiento de depresiones del terreno, en milmetros, y la
pendiente media de la cuenca I se expresa en tanto por ciento (Manual de SWMM).
Hay que indicar que en muchos casos se utilizan como un par
ametro de calibraci
on en
muchos modelos de calculo puesto que, aunque representan una perdida de precipitaci
on real,
su estimacion a priori es muy difcil.
Tabla 1. P
erdidas por almacenamiento en depresiones (valores en mm)

Tipo de terreno
Impermeable:
Viales y Areas pavimentadas
Tejados planos
Tejados inclinados
Permeable:
Cesped
Areas de arbolado

3.2

Retenci
on total

Valor recomendado

1.3 a 3.8
2.5 a 7.5
1.3 a 2.5

2.5
2.5
1.2

5 a 12.5
5 a 15.2

8-9
10

P
erdidas por infiltraci
on

En relaci
on al proceso de infiltraci
on, la complejidad del comportamiento del estrato superficial
del terreno, normalmente en condiciones no saturadas, es bien conocida siendo objeto de estudios
de detalle por especialistas. La variabilidad espacial de la capacidad de infiltraci
on del suelo
an
ade un grado de dificultad adicional ya que los datos de campo se estiman mediante ensayos
en peque
nas porciones del terreno. Es notable la dispersi
on existente en los datos experimentales
obtenidos mediante ensayos de infiltraci
on in situ. En este sentido, no hay que olvidar que en la
mayora de cuencas experimentales tan solo nos limitamos a medir la precipitaci
on, la mayora
de las veces en un solo punto, y el caudal de salida, sin posibilidad alguna de registrar de forma

Intensidad (mm/h)

72

Tema 4

40
30
20
10
0
1 2 3 4 5 6 7 8 9 10 11 12 13 14
Tiempo (minutos)
Figura 3: Modelo de infiltraci
on lineal

directa el proceso de perdidas. La capacidad de infiltraci


on de un terreno depende del tipo de
suelo existente, la pendiente del terreno, el grado de humedad previo del mismo suelo, su ndice
de porosidad, etc.
Por todo lo dicho antes, el proceso de estimaci
on de perdidas presenta una notable dosis de
empirismo. La gran mayora de modelos comerciales de calculo de redes de drenaje incorpora una
serie de metodos de estimacion de las perdidas de los que vamos a presentar los mas habituales.

3.3

P
erdidas lineales

En aquellos terrenos donde la capacidad de infiltraci


on no vare mucho a lo largo del tiempo
de duraci
on de lluvia. se asume una distribuci
on temporal constante de la misma. Es este
el modelo mas secillo que se puede plantear y tiene bastante uso en hidrologa urbana. Nos
limitamos a proponer un u
nico par
ametro, la capacidad de infiltracon de la cuenca. En ocasiones
se transforma en un modelo de dos par
ametros al considerar una cierta abstraccion inicial, o
umbral de escorrenta, expresada en milmetros. En cuencas urbanas, a diferencia de cuencas
rurales con suelos arenosos, limosos, etc. las perdidas de precipitaci
on varan poco con el tiempo.
La humedad del suelo es poco significativa con lo que podemos aproximar la infiltracion por un
valor constante.Tambien en suelos con alta impermeabilidad, y en sucesos de lluvia de cortos,
la variaci
on de la capacidad de infiltraci
on del suelo se puede despreciar.

3.3.1

M
etodo de Horton

La ecuaci
on de Horton se desarrolla a partir de la hip
otesis que la variaci
on de la capacidad de
infiltraci
on en cualquier momento, es proporcional a la diferencia entre la capacidad actual de

Perdidas de precipitaci
on

fo

73

fp = fa + (fo -fa)e-kt
Curva de capacidad de infiltracin
H ietogram a

fa
0

T
Figura 4: Variaci
on de la infiltraci
on seg
un el metodo de Horton
infiltraci
on en el terreno y la capacidad lmite asintotica de infiltraci
on que presenta ese terreno.
df
= K(f f )
dt
on
donde f (mm/h) es la capacidad de infiltraci
on actual, f (mm/h) es la capacidad de infiltraci
del terreno para tiempo infinito y K es la constante de proporcionalidad. Si aceptamos que a
on
tiempo cero la capacidad de infiltraci
on del terreno es de valor fo , podemos integrar la ecuaci
anterior para obtener:
f = f + (fo f )eKt
La ecuaci
on anterior no es directamente aplicable pues la capacidad de infiltraci
on del terreno
no decrece tan r
apidamente a menos que la intensidad de precipitaci
on sea siempre superior a
la capacidad de infiltraci
on.
Si la curva de infiltraci
on esta por encima del hietograma, la capacidad de infiltraci
on sera
igual a la intensidad de lluvia. Es decir:

f (t) = mnimo[f, i(t)]


Como los valores habituales de infiltraci
on inicial en un terreno son en general superiores a la
intensidad inicial de un suceso de lluvia, una aplicaci
on directa de la expresi
on de Horton supone
una reducci
on de la capacidad de infiltraci
on del terreno independientemente de la cantidad de
agua que se ha infiltrado en el suelo. Este problema se aborda trabajando con la funci
on de
infiltraci
on acumulada, F(t):

74

Tema 4

fo

fp
f(to)
F

fp
t

tp tp1

t1

Figura 5: Uso de la infiltraci


on acumulada. Definici
on del ponding time.

 t

F (t) =

f (t) = f t +

fo f
(1 eKt )
K

on iguala a la infiltrada
Se puede estimar el tiempo tp en que la cantidad de agua de precipitaci
en el terreno. Dicho tiempo se denomina ponding time o instante de escurrimiento y representa
el instante a partir del cual se produce una escorrenta neta.

3.3.2

M
etodo del n
umero de curva (CN) del SCS

El metodo del n
umero de curva desarrollado por el Soil Conservation Service de los Estados
Unidos es un metodo muy difundido sobretodo gracias a los numerosos datos de campo que
existen en la literatura sobre el tema. La ecuacion de continuidad se puede expresar como:
Q = P Ia S 
donde Q sera el volumen de agua de escorrenta hasta el instante t, P el volumen de agua
on inicial
procedente de la precipitaci
on cada hasta el instante t, Ia una perdida de precipitaci
antes de iniciarse el proceso de escorrenta en la cuenca y S sera la cantidad de agua infiltrada
en la cuenca. El metodo del n
umero de curva propone la existencia de una relaci
on de
proporcionalidad como la siguiente:
Q
S
=
S
P Ia

Perdidas de precipitaci
on

75

donde S representa la capacidad m


axima de retencion de agua por el suelo de la cuenca y
los demas terminos ya han sido definidos. Combinando ambas expresiones anteriores podemos
obtener:

Q=

(P Ia )2
P Ia + S

Nuestro dato es P y nuestro objetivo es calcular Q. El procedimiento del n


umero de curva
on entre la
permite estimar las dos variables que todava restan, S e Ia , proponiendo una relaci
capacidad de retenci
on m
axima del suelo y la composici
on y ocupaci
on del mismo. Clasifica los
terrenos asign
andoles un n
umero entre 0 y 100, al que denomina n
umero de curva CN de
manera que la retenci
on m
axima, expresada en mm, sera:


S = 25.4

100
10
CN

Terrenos muy permeables con una capacidad de retenci


on practicamente infinita tendran
n
umeros de curva de 0, mientras que terrenos muy impermeables con capacidad de infiltraci
on
nula recibiran un n
umero de curva de 100. Por otra parte el procedimiento del SCS propone
alculo de la lluvia neta se realiza
tambien una relaci
on Ia =0.2 S. En estas condiciones, el c
mediante un u
nico par
ametro representativo del tipo y usos del suelo. Esta sencillez de operacion
es otro factor que ha servido para popularizar el procedimiento.

Tiempo de concentraci
on

El tiempo de concentraci
on dentro de zona urbana sigue manteniendo la definici
on tradicional
en hidrologa es decir, el tiempo que tarda una gota desde el punto m
as alejado de la salida
de la cuenca en alcanzar dicha salida. Sin embargo la especificidad del hecho urbano se
refleja en que el agua recorre habitualmente dos tipos de camino: uno superficial, hasta
alcanzar alguna de las estructuras de captaci
on y ser engullida en la red, y dos, por la propia
red de drenaje. Las caractersticas de los dos caminos son radicalmente distintas. Por un
lado la superficie de la ciudad, tejados, acera, cunetas, rigolas junto a bordillo presentan un
comportamiento mas bidimensional, con un material m
as rugoso y un camino menos definido.
Por el contrario, la red de drenaje presenta una trama de drenaje muy bien definida, con sus
conductos secundarios, primarios, donde el flujo es fundamentalmente de tipo unidimensional,
y en general con materiales en las paredes mas lisos que en la superficie.
En estas condiciones se suele dividir el tiempo de concentracion en dos sumandos, a saber
tiempo de entrada y tiempo de viaje
Tc = Tentrada + Tviaje
donde cada uno de ellos representa los dos caminos comentados con anterioridad. Trasladamos
el problema a resolver, la estimacion del Tc , a la estimacion de otros dos tiempos, si bien cada

76

Tema 4

uno de ellos con una metodologa diferente acorde con su realidad.

4.1

Tiempo de entrada

Hasta que el agua entra en la red de drenaje, esta puede recorrer diferentes tipos de superficies
y caminos. Cuando contamos con un terreno natural, el tiempo de entrada ser
a estimado con
ayuda de las mismas expresiones que se emplean para los estudios hidrologicos de cuencas rurales.
En nuestro caso podemos emplear la expresi
on propuesta por Temez

Tc = 0.3 (

L
J 0.25

)0.76

Si el terreno de escorrenta es mas urbano, se puede aproximar el tipo de flujo creado por
el denominado overland flow, tpico de flujo en un plano. Dicho flujo puede ser descrito por
una aproximaci
on de tipo onda cinem
atica como la siguiente, expresando las ecuaciones de
continuidad y de equilibrio de fuerzas:
y
q
+
=if
x
t
1/2

q=

y 5/3 Io
n

donde q representa el caudal de escorrenta por unidad de anchura, y es la altura de l


amina
de agua de escorrenta, i la intensidad de precipitaci
on, Io la pendiente media del plano, y n
el coeficiente de rugosidad de Manning del sustrato del plano. Para una lluvia de intensidad
constante y despreciando la infiltraci
on, o bien en el caso de que el factor (i-f) sea practicamente
constante, se puede plantear una soluci
on analtica de estas ecuaciones: Sea
1/2

5 y 2/3 Io
q
=
y
3
n

multiplicando numerador y denominador por el calado, y, se puede obtener


1/2

5 y 5/3 Io
q
=
y
3 yn

5q
5
= v=c
3y
3

donde c es la celeridad con que se propaga una onda de caudal por acciones de tipo cinem
atico
(gravedad y fricci
on). Combinando esta u
ltima expresi
on con la ecuaci
on de conservacion de la
masa podemos escribir utilizando la regla de la cadena:
q
q
+c
= c(i f )
t
x
Con un enfoque similar pero utilizando como variable independiente el calado en vez del
caudal, podemos llegar a escribir la ecuaci
on hom
ologa

Perdidas de precipitaci
on

77

y
y
+c
= if
t
x
Si c = dx/dt, pendiente de unas lneas dentro del plano de soluci
on x/t que llamaremos lneas
caractersticas, la expresion anterior se puede escribir en derivadas totales, v
alidas a lo largo de
las mencionadas lneas caractersticas, como:
dy
=if
dt
Si nos fijamos por ejemplo en la evoluci
on del perfil de l
amina de agua que escurre por un
plano inclinado, podemos integrar la ecuaci
on anterior a lo largo de la lnea caracterstica como:
y = (i f )t
Reemplazamos en la expresion de pendiente de las lneas caractersticas, el resultado anterior:
1/2

2/3
5q
5 y If
dx
=
=
dt
3y
3
n

1/2

5 (i f )2/3 t2/3 Io
3
n

Integrando esta expresion con respecto al tiempo, obtenemos el resultado siguiente:

x=

Io
(i f )2/3 t5/3
n

que describe la trayectoria en el plano x/t de la lnea caracterstica, y de la que se podra extraer
el perfil de l
amina de agua que adoptar
a sobre el plano en cuesti
on. Para el caso en que (i-f) sea
constante, el tiempo que tarda en alcanzarse el equilibrio, o lo que es lo mismo, el tiempo que
tarda en alcanzar el extremo aguas abajo una gota de agua cada en el extremo aguas arriba,
instante en que colabora en la escorrenta de salida toda la cuenca, se puede obtener despejando
de la ecuaci
on anterior, el tiempo correspondiente para la longitud L


t=

Ln

Io (i f )2/3

3/5

Esta es la expresion correspondiente al tiempo de concentraci


on si aceptamos que el patr
on
de flujo en la superficie de la ciudad antes de la entrada en la red est
a descrito por el overland
flow, flujo a traves de planos inclinados. Como orden de magnitud indicar que en zona urbana
con la densidad de edificaci
on de nuestras ciudades, el tiempo de entrada suele estar entre 5 y 20
minutos. En zonas fuertemente impermeables, y con una gran mayora de terreno directamente
conectado a la red, el tiempo de entrada est
a del orden de 5 a 10 minutos, mientras que en zonas
con menos densidad de obras de captaci
on se alcanzan los 15 a 20 minutos.

78

4.2

Tema 4

Tiempo de viaje

Como se indico previamente, el tiempo de viaje es el que tarda el agua en discurrir por el interior
de la red. En primera aproximaci
on podemos estimarlo como el cociente entre la longitud
recorrida y la velocidad del agua:

tviaje =

L
v

La longitud recorrida se estima de los planos en planta de la red, pudiendo definirse con
bastante precision. La velocidad del agua dentro de la red no es conocida a priori. El valor de
la velocidad depende de las condiciones geometricas de la red (seccion, pendiente, rugosidad)
y tambien del caudal circulante. En la realidad el caudal circulante vara con el tiempo por lo
que en consecuencia la velocidad no es un dato fijo. Para realizar una estimaci
on de ese valor
diversos procedimientos utilizan la velocidad correspondiente al caudal m
aximo de paso. Pero
recordemos que el tiempo de concentraci
on, y por tanto sus componentes tiempo de entrada y
tiempo de viaje, se estima antes de realizar el estudio hidrologico, cuando a
un no conocemos cual
es el caudal maximo de circulaci
on. Quiere ello decir que tal y como se vera en el desarrollo y
aplicaci
on del metodo racional, la estimaci
on del tiempo de viaje por la red puede ser en algunos
casos un proceso iterativo.

Bibliografa

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Bedient, P., Huber, W. (1988). Hydrology and Floodplain Analysis. AddissonWesley.
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Ing. de Caminos, Canales y Puertos. Madrid.
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Perdidas de precipitaci
on

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Viessman, W., Lewis, G., Knapp, J. (1989). Introduction to Hydrology. Harper and
Row. New York.

METODO RACIONAL EN ZONA URBANA.


BASES CONCEPTUALES Y APLICACION EN
MEDIO URBANO
Ra
ul Lopez Alonso
Dpto. de Ingeniera Agroforestal. UdL.
E.T.S. Enginyeria Agr`aria
Av. Alcalde Rovira Roure, 177. 25198 LLEIDA

Antecedentes del m
etodo racional. Uso y difusi
on actual

El origen de los fundamentos te


oricos del metodo racional se sit
ua en la segunda mitad del siglo
XIX, aunque no existe unanimidad a la hora de establecer la identidad de su precursor. Algunos
autores propugnan que los principios de la f
ormula fueron establecidos por T.J. Mulvaney en
una publicaci
on del Instituto de Ingenieros Civiles de Irlanda en 1851, al plantearse la obtenci
on
de caudales maximos a partir de registros de precipitaci
on. Por otra parte, en la literatura
estadounidense el metodo se cita por primera vez por E. Kuichling en 1889, quien lo aplic
o en
el dise
no del sistema de alcantarillado de Rochester (Nueva York). En Gran Breta
na la f
ormula
racional se conoce tambien como el metodo de Lloyd-Davies, a partir de la publicaci
on de un
artculo del autor hom
onimo en 1906.
Actualmente, el uso del metodo racional esta muy extendido en el dise
no de sistemas de
alcantarillado y estructuras de drenaje, por ejemplo en carreteras. La amplia difusi
on de que
ha sido objeto es atribuida a su simplicidad y a la facilidad con la que es posible obtener
los datos para su aplicaci
on, aunque es necesario tener presente las limitaciones y aplicar
correctamente su metodologa. Debido a la gran experiencia acumulada en su aplicaci
on as
como a la disposici
on de datos experimentales en gran variedad de cuencas, se han desarrollado
una serie de metodologas regionales que pretenden mantener la validez del metodo frente a
ciertos rangos de desviacion de las hip
otesis fundamentales del mismo. Concretamente, en
Espa
na tiene un amplio uso la versi
on propuesta por la Direcci
on General de Carreteras (DGC)
que se elaboro contando con datos empricos de varias cuencas aforadas en su mayora de car
acter
natural.
Desde la formulacion del metodo racional el avance en el conocimiento cientco que se
ha producido en Hidrologa, puesto de maniesto por modelos con mayor base fsica y que
ademas permiten el analisis temporal, junto con los ostensibles progresos habidos en inform
atica,
que han permitido su uso r
apido y sencillo, han reducido su campo aplicaci
on. A pesar de
todo ello, actualmente su uso puede justicarse si se emplea como metodo de predise
no, o
81

82

Tema 5

bien, de dise
no en caso de estructuras de bajo riesgo, pues en algunos casos puede ser m
as
economico sobredimensionarlas que tomar datos con la precision necesaria para aplicar modelos
mas complejos.

Fundamentos del Metodo Racional

El metodo racional se basa en la obtencion del caudal m


aximo de escorrenta Qm de una
cuenca, determinado un periodo de retorno, mediante la siguiente f
ormula expresada en unidades
homogeneas:
Qm = CIA

(1)

siendo:
aximo en el punto de c
alculo
Qm Caudal m
I Intensidad de lluvia correspondiente a un periodo de retorno dado
A Supercie de la cuenca drenante en el punto de c
alculo
C Coeciente de escorrenta emprico relacionado con las perdidas de lluvia
Si se expresa Qm en m3 /s, I en mm/h y A en km2 , que es la forma habitual de presentarla
cuando se trabaja en el sistema metrico, la expresi
on 1 queda como sigue:
Qm =

CIA
3.6

(2)

Las hip
otesis fundamentales del metodo racional, representadas en la gura 1-a, son las
siguientes:
La intensidad de precipitaci
on es uniforme en el espacio y no vara en el tiempo.
La duracion de la precipitaci
on que produce el caudal m
aximo dada una intesidad I es
equivalente al tiempo de concentracion tc . Por consiguiente, resulta un hietograma de
calculo rectangular cuya altura total toma un valor de I tc [L].
El tiempo de concentraci
on, se considera como el tiempo que tarda toda el area drenante
en contribuir a la escorrenta en la seccion de salida, as como el instante en que se produce
el caudal m
aximo en dicha secci
on. El tiempo que transcurre entre el cese de la lluvia y
el nal de la escorrenta coincide con el tiempo de concentraci
on, esto supone considerar
un hidrograma con una duraci
on base dos veces dicho tiempo (gura 1-a). N
otese que
si la duraci
on de la lluvia excediera al tiempo de concentracion, para igual intensidad, se
mantendra constante el caudal m
aximo alcanzado en el instante de equilibrio hasta que

Metodo Racional en zona urbana

83

nalizara la lluvia (gura 1-b). Por contra, en caso de que se tuviera una lluvia de igual
intensidad pero de duraci
on inferior al tiempo de concentraci
on, el caudal m
aximo sera
menor que en los casos anteriores, pues no se alcanzara el instante en que toda la cuenca
contribuye simult
aneamente (gura 1-c).
El coeciente de escorrenta se mantiene uniforme en el tiempo y en el area drenante
considerada, por lo que la lluvia neta es equivalente a un hietograma rectangular de valor
C I tc [L].
El periodo de retorno del caudal m
aximo calculado es el mismo que el de la intensidad
media maxima de calculo.
El almacenamiento de agua en la cuenca es insignicante, es decir, no se dan procesos
importantes de laminaci
on de hidrogramas, ya sea en la red de drenaje o en estructuras
singulares.

Con independencia de la existencia de versiones del metodo que corrigen ciertos grados de
desviacion de las hip
otesis anteriores a traves del uso de coecientes empricos, dichas hip
otesis
imponen una serie de limitaciones a la cuenca objeto de estudio, que se exponen a continuaci
on:
Si la intensidad de precipitaci
on debe ser uniforme en el espacio esto implica que la
supercie de la cuenca no debe ser muy extensa, pues son habituales las tormentas de
gran variabilidad espacial.
Puesto que el valor de la intensidad media m
axima de precipitaci
on debe mantenerse
constante para toda la duraci
on de la lluvia de calculo, tambien es necesario que el valor
del tiempo de concentraci
on sea limitado, de tal modo que se garantice que la duraci
on de
la tormenta al menos iguale al tiempo de concentracion.
En la practica las dos limitaciones anteriores equivalen a un restricci
on de la supercie
maxima de la cuenca a la que es posible aplicar el metodo racional. Aunque no existe
consenso respecto a dicho lmite maximo entre los diferentes autores, podemos establecer
un rango de variaci
on m
as o menos estrecho, que oscila entre 0.25 y 5 mi2 . Para Yevjevich
(1992) el area de la cuenca no debe exceder de 0.25 mi2 , mientras que en el otro extremo
Singh (1988) la eleva a 5. Una posici
on intermedia la representan Viessman etal. (1989)
ltimo, Ponce (1989) propone que el
ya que propugnan un lmite maximo de 1 mi2 . Por u
lmite se encontrara entre 0.5 y 1 mi2 .
Cuencas donde exista una gran heterogeneidad en sus caractersticas fsicas como, por
ejemplo, en la cubierta vegetal, tipo de suelo, grado de impermeabilidad, pendiente media,
red de drenaje, entre otros, ser
a necesario en la pr
actica dividir las mismas en subcuencas
de modo que estas sean lo mas homogeneas posibles.

En denitiva, se trata de que en la aplicaci


on del metodo tengamos presente en todo momento
las hip
otesis fundamentales que dan validez al mismo.

84

Tema 5

CI

Q m ax

tc

tc
Figura 1-a

CI

tc

tc

Q
Q m ax
t

Figura 1-b
CI

tc
tc
Q
t

Figura 1-c
Figura 1: Hip
otesis del metodo racional

Metodo Racional en zona urbana

Obtenci
on de los par
ametros de la f
ormula racional

3.1

Coeficiente de escorrenta

85

El coeciente de escorrenta se dene, esencialmente, como la relaci


on entre el volumen de lluvia
neta (o de escorrenta) y el de la lluvia total, y, por lo tanto, te
oricamente vara en el rango de
valores entre 0 y 1. De un modo particular en el metodo racional el coeciente de escorrenta
puede expresarse como la relacion entre las intensidades medias de la lluvia efectiva y total,
y tambien como el caudal maximo por unidad de area y por unidad de intensidad media de
lluvia total. Aunque el metodo racional se denomina como tal a partir de considerar que puede
llegarse a el de forma teorica, la utilizaci
on en el mismo de coecientes de caracter experimental
implica cierto grado de empirismo, ya que el usuario debe escoger los valores m
as acordes con la
experiencia. De todos modos, en zonas urbanas con grados de impermeabilidad de la supercie
muy elevados los coecientes de escorrenta tienden a 1 y se mueven en intervalos relativamente
peque
nos, lo que facilita su elecci
on.
Principalmente, el fen
omeno fsico que intenta reproducir el coeciente de escorrenta es el
proceso de perdidas que act
ua en diferentes vas (interceptaci
on, almacenamiento en depresiones,
inltraci
on, evapotranspiraci
on, etc.), y que depende de las caractersticas del uso y tipo de suelo,
de la topografa y de la propia tormenta. Como se ha indicado anteriormente, la aplicaci
on de
dicho coeciente se produce de forma uniforme en toda la duraci
on de la lluvia, lo que contradice
lo observado experimentalmente, puesto que el ndice de perdidas disminuye al aumentar la
duraci
on de la lluvia. Por ello, otras funciones de perdidas asignan un valor de perdidas iniciales,
o umbral de escorrenta, y una vez cubiertas estas utilizan una funci
on de inltraci
on de car
acter
decreciente. El uso del coeciente de escorrenta en el metodo racional supone considerar un
ndice promedio de perdidas totales durante un tiempo equivalente al de concentraci
on.
En el cuadro 1 se muestra un rango de valores que pueden estimarse del coeciente de
escorrenta para determinados usos urbanos del suelo. A continuaci
on se analizaran las causas
fundamentales por las que el coeciente de escorrenta puede tomar diferentes valores para un
mismo uso de suelo.
El proceso de perdidas tambien es afectado por la magnitud de la intensidad de lluvia.
Efectivamente, cuanto mayor sea esta, menor es la importancia de dicho proceso, lo que se
traduce en la tendencia al aumento del coeciente de escorrenta como se muestra en la gura 2,
desarrollada para el Condado de Kern en California (County of Kern, 1985). Esto implica que
se produce una variaci
on del coeciente de escorrenta con el periodo de retorno, siendo habitual
encontrar tablas que proporcionan el valor del mismo para periodos de retorno de 5 y 10 a
nos,
debiendose aumentar en un porcentaje determinado cuando se calculan periodos mayores o bien
se suministran gr
acos de conversion como el de la gura 3 desarrollado por Water Resources
Engineers para el Condado de Solano en California (County of Solano, 1977).
Las caractersticas topogr
acas del terreno tambien inciden en el proceso que determina la
lluvia neta, puesto que a mayores pendientes medias de la supercie de escurrimiento, diferentes
tipos de perdidas como, por ejemplo, la inltraci
on y la retencion supercial presentan menor
importancia, por ello es frecuente encontrar tablas del coeciente de escorrenta donde para
un mismo uso de suelo o cobertura vegetal se denen varios grados de pendiente con sus

86

Tema 5

M nim o

M xim o

0.70
0.50

0.95
0.70

0.30
0.40
0.60
0.25
0.50

0.50
0.60
0.80
0.40
0.70

0.10
0.20
0.20
0.10
0.20
0.60

0.25
0.35
0.40
0.25
0.45
0.90

ZonasC om erciales
A rea de centro ciudad
Area de suburbios
Zonas R esidenciales
Area unifam iliar
Bloquesaislados
Bloquescontiguos
Residencialsuburbana
Apartam entosen reasresidenciales
Zonas V erdes y Especiales
Parquesy cem enterios
Terrenosde juego
Ferrocarriles
Areasno edificadasterrenosperm eables
Areasno edificadasterrenosim perm eables
Autopistasy Portuarias

Tom ado de Corporacin M etropolitana de Barcelona (1981).

Cuadro 1Valores del coeciente de escorrenta


para diferentes usos del suelo

Figura 2: Variaci
on de C con la intensidad de lluvia para diferentes tipos de urbanizaci
on

C oeficiente de escorrenta para T aos de periodo de retorno

Metodo Racional en zona urbana

87

1.0

0.8

T = 100

0.6

50
25
10

0.4

0.2

0.0
0.0

0.2

0.4

0.6

0.8

1.0

Coeficiente de escorrenta para 10 aos de periodo de retorno

Figura 3: Variaci
on de C en funci
on del periodo de retorno (T)

correspondientes coecientes.
En general, se acepta en el metodo racional que el periodo de retorno asociado a una
lluvia es equivalente al de la escorrenta generada. Ahora bien, si, por ejemplo, las condiciones
antecedentes de humedad del terreno, entre otros factores, varan de un episodio a otro, la lluvia
neta generada no sera equivalente y, por lo tanto, tampoco los coecientes ni los caudales punta.
Debido a esto, se han desarrollado metodologas que intentan tener en cuenta este fen
omeno
variando los coecientes de escorrenta en funci
on del estado antecedente de humedad. De todos
modos, en cuencas urbanas la importancia de este fen
omeno se aten
ua ampliamente, debido
a que los grados de impermeabilidad son elevados y, por consiguiente, es factible suponer que
los periodos de retorno de lluvia y caudal son equivalentes. No obstante, diferentes grados de
mantenimiento de la red de drenaje pueden condicionar el caudal de paso en las conducciones
y, por lo tanto, el caudal m
aximo, aunque no se vea alterado el volumen total de lluvia neta.
Es habitual que a pesar de que se realice una divisi
on en subcuencas a partir de una cuenca
inicial con objeto de conseguir el mayor grado de homogeneidad posible, el terreno de las mismas
no sea totalmente homogeneo, sobre todo en urbanizaci
on tipo residencial con importantes zonas
ajardinadas. En ese caso es habitual en zonas urbanas tomar un coeciente de escorrenta medio
a partir de una ponderaci
on de areas:

C=

(Cper Aper ) + (Cimp Aimp )


Aper + Aimp

(3)

88

Tema 5

donde C es el coeciente de escorrenta medio, A el area considerada y los subndices per e imp
corresponden a zona permeable o impermeable de la supercie considerada.
En la versi
on del metodo racional propuesta por la Direcci
on General de Carreteras, el
coeciente de escorrenta se obtiene mediante la siguiente expresion:

C=

(Pd P0 )(Pd + 23P0 )


(Pd + 11P0 )2

(4)

siendo:
on total diaria en mm correspondiente al periodo de retorno de c
alculo. La
Pd Precipitaci
version de la DGC suministra sus valores en forma de isolneas para todo el territorio
espa
nol.
P0 Umbral de escorrenta. Dene el valor de altura de lluvia a partir del cual se inicia
la escorrenta. La DGC suministra su valor en tablas en funci
on del complejo suelovegetacion, valor que posteriormente debe ser afectado por un coeciente corrector en
funci
on de la humedad inicial de terreno. El umbral de escorrenta en zonas altamente
impermeables tiende a ser cero y la importancia de la humedad inicial es practicamente
nula, por lo tanto, en esos casos el coeciente de escorrenta tiende a 1.
En denitiva, cabe decir que de los par
ametros necesarios para la aplicacion del metodo
racional el coeciente de escorrenta es el que presenta mayor subjetividad en su estimacion,
puesto que depende en gran medida de los datos experimentales con que se cuente en la region
de estudio. Adem
as, como hemos visto, en dicho coeciente se intentan reproducir fen
omenos
de muy diferente naturaleza que afectan al proceso de perdidas, complicando su seleccion. A
pesar de todo ello, el metodo racional produce los mejores resultados en cuencas urbanas con
altos grados de impermeabilidad, ya que disminuye la dicultad de estimaci
on de los coecientes
mas adecuados para el calculo, al variar estos en intervalos mas reducidos.

3.2

Lluvia de c
alculo. Duraci
on e intensidad

Como se ha comentado anteriormente, la lluvia de calculo corresponde a un hietograma


rectangular de intensidad uniforme I y una duraci
on equivalente al tiempo de concentraci
on
de la cuenca, lo que implica una altura total de lluvia de valor I tc [L] precipitando de
manera uniforme en toda la supercie de la cuenca. Por consiguiente, conociendo tc e I queda
determinada la lluvia de c
alculo.

3.2.1

Tiempo de concentraci
on

El tiempo de concentraci
on se dene como el tiempo que tarda una partcula de agua en recorrer
la distancia entre el punto hidr
aulicamente mas alejado y la seccion de c
alculo de la cuenca
considerada. Asimismo, asumiendo las hipotesis del metodo racional, se tiene que dicho tiempo

Metodo Racional en zona urbana

89

equivale al que transcurre entre el comienzo de la lluvia y el instante en que se produce el


caudal m
aximo, es decir, el instante en que toda la cuenca contribuye a la escorrenta (tiempo
de equilibrio) y que coincide con la duraci
on de escorrenta despues de nalizada la lluvia (ver
gura 1-a).
El tiempo de concentraci
on es funci
on, por un lado, de las caractersticas geomorfol
ogicas
de la cuenca (forma en planta, pendiente media, cubierta vegetal, topografa de las vertientes,
densidad y geometra de la red de drenaje, etc.) que facilitan en mayor o menor medida la
evacuacion de la escorrenta y, por otro lado, de la intensidad de lluvia, pues la velocidad
del ujo vara con el caudal de escorrenta generado. Los procesos de urbanizaci
on, en general,
disminuyen notablemente la rugosidad de las supercies de escurrimiento, las impermeabilizan, y
ademas aumentan la densidad de la red de drenaje y su capacidad de desag
ue. Por consiguiente,
se genera mas escorrenta y esta es evacuada en menor tiempo. Todo ello redunda en una
disminuci
on signicativa de los tiempos de concentraci
on en zona urbana respecto al terreno
natural.
El tiempo de concentraci
on corresponde a ujos de distintas caractersticas que se desarrollan
hasta que la escorrenta abandona la cuenca. En zona urbana distinguiremos dos grupos de
ujo, dada su diferente naturaleza, y que corresponden, en primer termino, al que se produce en
supercie desde que la lluvia entra en contacto con la misma hasta que se introduce en la red de
alcantarillado a traves de las estructuras de captacion y, en segundo termino, al que tiene lugar
en el interior de la red de drenaje. En virtud de esta clasicaci
on, el tiempo de concentraci
on
de la cuenca lo obtendremos como la suma de ambos:

tc = tentrada + tviaje
Por lo tanto, la obtenci
on de tc se realizar
a mediante la determinacion de los tiempos de
entrada y de viaje. A continuaci
on, se expondr
an algunas de las metodologas para la obtenci
on
de ambos tiempos caractersticos de zona urbana.

3.2.2

Tiempo de entrada a la red

El tipo de ujo que se desarrolla hasta que el agua se incorpora en la red, recorre habitualmente
supercies de muy distinta naturaleza, como son cubiertas de edicios, aceras, calzadas y cunetas
que, en general y excepto en el caso de ujo desarrollado en largos tramos de cunetas, presentan
un comportamiento bidimensional. A continuaci
on, se presentan algunas de las f
ormulas, en su
mayor parte empricas, que permiten una estimacion del tiempo de entrada a la red.
En caso de que el terreno, a traves del que discurre el ujo en supercie, sea eminentemente
de caracter natural, es posible aplicar expresiones como la propuesta por Temez para la version
de la Direcci
on General de Carreteras:


Tc = 0.3

L
J 0.25

0.76

(5)

90

Tema 5

Figura 4: Nomograma para el calculo del tiempo de entrada en ujo supercial


on [horas]
Tc Tiempo de concentraci
L Distancia entre el punto de estudio y el hidr
aulicamente mas alejado, [km]
J Pendiente media del terreno en el tramo recorrido. [km/km]
Su aplicaci
on es adecuada para cuencas naturales de cabecera en zona urbana, en las que el
recorrido del ujo no origine valores de c
alculo menores de 0.25 horas, pues dicha expresi
on ha
sido desarrollada para esquemas de drenaje donde predomine la componente de curso canalizado
frente a la supercial.
Alternativamente, es frecuente el uso de nomogramas, como el que se muestra en la gura
4, para la obtenci
on del tiempo de entrada donde el tipo de ujo sea netamente supercial, con
la posibilidad de aplicaci
on tanto en zona natural como impermeabilizada.
Tambien es posible aplicar la formula emprica 6, de la Federal Aviation Administration
(FAA) de Estados Unidos, expresi
on que fue desarrollada a partir de datos de campo en pistas de
aterrizaje, por consiguiente, es recomendable su uso para zonas fundamentalmente impermeables
con predominio de ujo supercial.
te = 0.0543(1.1 C)L1/2 S 1/3
donde:

(6)

Metodo Racional en zona urbana

91

te Tiempo de entrada [horas]


L Distancia entre el punto de entrada y el hidr
aulicamente mas alejado [m]
S Pendiente media del terreno en el tramo recorrido [%]
C Coeciente de escorrenta de la supercie a traves de la cual se desarrolla el ujo.
A partir de la teora de la onda cinem
atica (el movimiento viene determinado solamente
por las fuerzas gravitatorias y disipativas) aplicada a la escorrenta generada sobre un plano
inclinado y tomando como hip
otesis que la intensidad neta es constante y el ujo desarrollado
es turbulento, es posible obtener la siguiente expresi
on:
te = 0.1165L3/5 n3/5 S 3/10 (CI)2/5

(7)

donde:
te Tiempo de entrada [horas]
L Distancia entre el punto de entrada y el hidr
aulicamente mas alejado [m]
n Coeciente de rugosidad de Manning en la supercie de escurrimiento
S Pendiente media del terreno en el tramo recorrido [m/m]
CI Valor de la intensidad de lluvia neta que resulta de aplicar coeciente de escorrenta.
[mm/h]
Puesto que la expresi
on 7 es funci
on de la intensidad de lluvia y que para su c
alculo es necesario
conocer el valor del tiempo de concentraci
on global, su utilizaci
on requiere la aplicaci
on de un
proceso iterativo, lo que diculta su uso frente a otras expresiones.
Los tiempos de entrada, en general, varan entre 5 y 20 minutos, en funci
on de los diferentes
grados de impermeabilidad, pendientes medias del terreno y distribuci
on de las estructuras de
captaci
on, entre otros factores. As, para zonas urbanas muy impermeabilizadas conectadas
directamente a la red varan entre 5 y 10 minutos, mientras que en caso de una menor presencia
de estructuras de captacion o zonas no conectadas directamente se tienen valores entre 15 y 20
minutos. Si la red de drenaje recibe aportaciones de cuencas naturales en cabecera los tiempos
de entrada pueden verse aumentados signicativamente, dependiendo de las caractersticas de
la misma.

3.2.3

Tiempo de viaje

El tiempo de viaje corresponde al ujo que se desarrolla en el interior de la red de alcantarillado y,


por lo tanto, presenta una naturaleza principalmente unidimensional, bien distinta al producido

92

Tema 5

en supercie, al tener lugar a traves de conductos hidr


aulicamente bien denidos y de los que
es relativamente sencillo disponer de buena informaci
on.
Una posible estimacion del tiempo de viaje del ujo en los diferentes tramos que recorre
desde su entrada a la red hasta su salida del sistema, viene dada por la relacion entre la longitud
recorrida por el ujo y la velocidad del mismo:

tviaje =

L
v

(8)

Si bien la longitud recorrida es f


acilmente determinable, la velocidad vara en el espacio
y en el tiempo. Para facilitar el uso del metodo racional es recomendable introducir ciertas
simplicaciones a la hora de determinar la velocidad del agua. Para eliminar del c
alculo la
variabilidad en el tiempo se toma la velocidad correspondiente al caudal m
aximo de paso. Por
otra parte, adem
as, considerando que el ujo es permanente en el tiempo y uniforme en el
espacio, la velocidad media es la misma en todas las secciones de la conduccion, por lo que
puede estimarse a traves de formulas empricas que relacionan el calado con el caudal circulante;
por ejemplo, la de Manning:
V = n1 R2/3 S 1/2

(9)

donde:
V Velocidad media del ujo [m/s]
R Radio Hidr
aulico, cociente entre el area y perimetro mojado [m]
S Pendiente del tramo de conducci
on considerado [m/m]
n Coeciente de Manning.
Como hemos visto, la velocidad es funcion del caudal de paso, que es precisamente lo que
pretendemos determinar, por consiguiente, aplicando esta metodologa el proceso debe ser
iterativo. Si, por ejemplo, se pretende dise
nar la seccion de una conducci
on en un punto de
calculo, uno de los posibles esquemas a seguir en la aplicacion del metodo racional sera el que
se reeja en la gura 5.
Asimismo, existen una serie de expresiones de car
acter global que suministran el tiempo de
concentraci
on total en zona urbana, como es el caso de una modicaci
on de la expresi
on 5 de
Temez:
Tc =
siendo:

Tc
1 + 3 (2 )


(10)

Metodo Racional en zona urbana

93

Valorinicialtviaje

Q=

CI(tc = te + tv)A
3.6

CA LCU LO H ID R U LICO (M anning)


D eterm inacin de V elocidad (V)

Longitud
tviaje = Velocidad

NO

tviaje ? tviaje (inicial)

SI

Figura 5: Diagrama de calculo del tiempo de viaje en zona urbana

FIN

94

Tema 5

1
0.9
0.8

Tc/Tc

0.7
0.6
0.5
0.4
0.3
0.2
0.1
0
0

0.2

0.4

0.6

0.8

m
Figura 6: Variaci
on de Tc /Tc frente al grado de impermeabilidad , en la expresi
on 10
on global en zona urbana [horas]
Tc Tiempo de concentraci
on zona no urbana obtenido mediante la expresi
on 5 [horas]
Tc Tiempo de concentraci
Grado de impermeabilidad de la cuenca

Superf icieimpermeable
Superf icietotal

La expresion 10 pretende reproducir la disminuci


on de Tc debido a la impermeabilizaci
on
del terreno en base a la f
ormula 5. Si =0 (supercie natural) se obtiene que Tc =Tc y si
actica
=1 (supercie urbana impermeabilizada) se tiene que Tc =Tc /4. Sin embargo, en la pr
para valores de superiores a 0.30 se obtienen tiempos de concentraci
on muy cercanos a Tc /4
(ver gura 6), posiblemente infravalorados para rangos de impermeabilidad media. Su uso sera
recomendable como orden de magnitud en un predise
no o como valor inicial de c
alculo en un
proceso de obtencion del tiempo de concentraci
on de modo iterativo, as como tambien en caso
de que se pretenda obtener un orden de magnitud del caudal de escorrenta y no se cuente con
suciente informaci
on acerca de la red de drenaje.

3.2.4

Intensidad media m
axima

El valor de la intensidad media m


axima I viene determinado por la duraci
on de la lluvia, que
equivale al tiempo de concentraci
on, y el periodo de retorno seleccionado. Para su determinaci
on
contamos con las curvas de Intensidad-Duraci
on-Frecuencia (IDF) obtenidas para la regi
on de

Intensidad

Metodo Racional en zona urbana

95

tc

Tiem po

Figura 7: Determinaci
on de la intensidad media a partir de la curva IDF
estudio. Como se ha visto en temas anteriores, estas curvas se confeccionan a partir de los
hietogramas registrados en diferentes estaciones pluviometricas, y nos suministran la intensidad
media maxima para una duraci
on de lluvia correspondiente a un periodo de retorno dado (ver
gura 7). Es frecuente ajustar a las curvas IDF expresiones analticas del tipo hiperb
olico como
la de Talbot:
I=

a
b+t

donde I es la intensidad de lluvia, t es la duraci


on y a y b son constantes a determinar en funci
on
del periodo de retorno. A mayores duraciones de precipitaci
on corresponden intensidades medias
maximas menores, mientras que en lluvias de poca duraci
on se registran altas intensidades
medias maximas, lo que se reeja en el decrecimiento de la curva IDF con el tiempo.
La Direccion General de Carreteras propone una familia de curvas IDF para su uso en
Espa
na, estando caracterizadas por un factor regional. La expresi
on propuesta es la siguiente:


It = Id

I1
Id

 280.1 t0.1
280.1 1

(11)

siendo:
axima en mm/h asociada a una duraci
on, t y al periodo de retorno
It Intensidad media m
considerado.
on, en mm/h, correspondiente al periodo de retorno.
Id Intensidad media diaria de precipitaci
Es equivalente a Pd /24.

96

Tema 5

on diaria en mm correspondiente a dicho periodo de retorno. Puede obtenerse


Pd Precipitaci
directamente de los registros de precipitaci
on de las estaciones en cuestion, o bien a traves
de mapas de isolneas.
I1 Intensidad horaria de precipitaci
on en mm/h correspondiente a dicho periodo de retorno.
ametro que representa la relaci
on de la intensidad horaria con la diaria del mismo
I1 /Id Par
periodo de retorno, y que depende de la zona de estudio incluyendo un cierto efecto de
regionalizaci
on de par
ametros. Sus valores pueden obtenerse a traves de un mapa de
isolneas.
t Duracion en horas del intervalo al que se reere la intensidad y que en el caso del metodo
racional equivale al tiempo de concentracion.

Habitualmente, las redes de drenaje urbano suelen dise


narse para periodos de retorno entre
5 y 10 a
nos, ya que asumir niveles de seguridad muy altos es econ
omicamente costoso al alojarse
la infraestructura de drenaje en el subsuelo, a no ser que se dispongan sistemas alternativos
de drenaje en supercie destinados a disminuir la lluvia efectiva. De todos modos, el nivel
de seguridad, generalmente, no es jado por el proyectista, sino que viene determinado por la
administracion competente.

3.3

Area de drenaje

La aplicaci
on del metodo racional al dise
no de una red de alcantarillado implica el conocimiento
previo del area tributaria y del esquema drenante y, por lo tanto, es sencillo determinar el valor de
la misma. Ahora bien, en el caso que se utilice la f
ormula racional como metodo de an
alisis para
obtener un orden de magnitud del caudal m
aximo de paso, la determinaci
on del area tributaria al
punto de c
alculo requerir
a, en general, mayor informaci
on que en el caso de una cuenca natural.
Esto es debido a que a la hora de denir las divisorias, adem
as de tener en cuenta la topografa
supercial, sera necesario disponer de suciente denici
on de la red de alcantarillado. Por
ejemplo, la disposici
on de las estructuras de captaci
on de escorrenta supercial puede suponer
que parte de la misma abandone la cuenca por supercie sin introducirse en la red o por el
contrario que zonas que aparentemente en supercie drenan fuera de los lmites de las divisorias
esten conectadas a la red de drenaje que se pretenda analizar.
Como se ha visto anteriormente no existe un consenso general acerca del tama
no m
aximo de
la cuenca para el que es aplicable el metodo racional. Sin embargo, dado que se cuenta con gran
n
umero de metodos alternativos aceptaremos que su uso es adecuado para cuencas menores de 1
on de la DGC para cuencas naturales el lmite maximo se acepta hasta los 3000
km2 . En la versi
on de un coeciente corrector que intenta obviar la improbabilidad
km2 , debido a la introducci
que en tal extensi
on de cuenca se cumpla una distribuci
on uniforme de la escorrenta durante un
tiempo equivalente al tiempo de concentracion. Dicho coeciente se estima seg
un la expresi
on:

K =1+

Tc1.25
Tc1.25 + 14

Metodo Racional en zona urbana

97

andose que para los tiempos de


donde Tc es el tiempo de concentracion en horas, comprob
concentraci
on habituales en cuencas urbanas el valor de K esta muy pr
oximo a 1. Por el contrario,
para tiempos de concentraci
on correspondientes al lmite de los 3000 km2 , K toma valores tales
que suponen un aumento en torno al 80% del caudal m
aximo.

Aplicaci
on del M
etodo Racional considerando subcuencas

Habitualmente, ya sea en dise


no como en an
alisis, es necesario aplicar el metodo racional al
calculo de subcuencas. En caso de pretender obtener un orden de magnitud del caudal de paso
en una cuenca que presente importantes heterogeneidades en la pendiente media del terreno o
en el tipo de supercie, conviene delimitar un determinado n
umero de subcuencas que presenten
caractersticas geomorfol
ogicas comunes para obtener as un valor m
as preciso. Por otro lado,
al dise
nar un sistema de alcantarillado, aunque drene una cuenca homogenea, se debe conocer
el caudal m
aximo no s
olo para el punto de salida sino tambien en otros puntos intermedios a
efectos de determinar la seccion m
as adecuada.
La aplicaci
on del metodo racional en subcuencas, aunque aparentemente es sencilla, a
menudo se realiza incorrectamente. Una encuesta realizada a 23 municipios del estado de
Wisconsin (EUA) durante 1967, en la que se peda aplicar el metodo, demostro que solamente
6 de los encuestados lo hicieron correctamente (Ardis etal., 1969). Entre los errores m
as
destacables se tienen:
Calcular los caudales individualmente para cada subcuenca y sumarlos hacia aguas abajo.
Esto no es correcto, puesto que implica el uso de una lluvia de c
alculo diferente para
cada subcuenca y los caudales punta de cada una ocurriran en instantes diferentes.
Consiguientemente, respecto al caudal maximo en el punto de concentraci
on global se
cumple que:
N

Q = I(Tcg )


i=1

Ci Ai =

I(Ti ) Ci Ai

i=1

Siendo I(Tcg ) la intensidad para el tiempo de concentraci


on global y correspondiendo el
subndice i a cada una de las subcuencas determinadas. Esta incorrecta aplicaci
on puede
suponer una sobrevaloraci
on de los caudales maximos, ya que, generalmente, tiene mayor
efecto el aumento de la intensidad, determinado por los reducidos tiempos de concentraci
on
de cada subcuenca, que la disminuci
on del area drenante.
Eleccion inadecuada del tiempo de concentraci
on para cada punto de c
alculo y que debe
ser el valor maximo entre los posibles caminos de la escorrenta. Este error necesariamente
sobrevalora los caudales, pues se obtienen intensidades medias mayores debido a la
naturaleza hiperb
olica de las curvas IDF.
En ocasiones en la aplicaci
on del metodo racional pueden obtenerse, para un mismo periodo
de retorno, caudales mayores para una parte que para la totalidad de la cuenca. Efectivamente,

98

Tema 5

dado que la intensidad de lluvia de c


alculo se encuentra asociada a un determinado tiempo
de concentraci
on, una intensidad de lluvia mayor afectando a una porci
on de la cuenca puede
producir mayor caudal m
aximo que una intensidad menor sobre toda la cuenca. Con objeto de
ilustrar este defecto utilizaremos la curva acumulada de area efectiva con respecto al tiempo de
concentraci
on.
Sea una cuenca como la de la gura 8-a, en la que el coeciente de escorrenta es uniforme
en el espacio, y donde se conoce el eje drenante principal sobre el que se determina el tiempo de
concentraci
on. Si, tomando como origen el punto hidr
aulicamente mas alejado, se calcula para
cada seccion del eje el producto que determina su area tributaria por el coeciente de escorrenta
medio de dicha area, obtendremos la curva acumulada CA. Si dicha curva es multiplicada por la
curva IDF de periodo de retorno deseado, obtendremos la curva de evoluci
on del caudal m
aximo
a lo largo del eje drenante principal, como se muestra en la gura 8-a.
Si la curva CA no tiene un incremento m
as o menos lineal, el caudal m
aximo no
necesariamente aumenta hacia aguas abajo del eje drenante, como se muestra en la gura 8-b.
Por lo tanto, el caudal m
aximo puede no venir determinado por el punto de concentraci
on global
de la cuenca. Ejemplos de lo anterior seran subcuencas con altos valores del producto CA y
bajos tiempos de concentracion, situadas aguas arriba de subcuencas con propiedades inversas,
lo que podra provocar que el valor del caudal m
aximo calculado en el punto de concentraci
on
global fuera menor que el calculado en la primera subcuenca.
En sntesis, como regla general, para que el caudal m
aximo que suministra el metodo racional
sea el que se obtiene considerando toda el area que drena a una determinada secci
on debe
cumplirse que la tasa de crecimiento de la supercie drenante efectiva en direcci
on aguas abajo
iguale al menos a la tasa de decremento de su correspondiente intensidad de lluvia.
Tambien se pueden presentar otras inconsistencias en el calculo, por ejemplo si existe
una cuenca de cabecera con altos valores del tiempo de concentracion pero bajos de area
y/o coeciente de escorrenta situada aguas arriba de una subcuenca altamente urbanizada.
En ese caso es posible que el caudal maximo calculado englobando las dos subcuencas sea
inferior que el obtenido al considerar solamente la subcuenca urbanizada (ver gura 9). Esto se
debe a que la cuenca de cabecera contribuye con bajos productos CA, mientras que aumenta
considerablemente el tiempo de concentracion, disminuyendo, por lo tanto, la intensidad media
maxima de calculo.
En la gura 10 se muestra un posible procedimiento para dimensionar dos secciones de
colector (1 y 2) conocidas las pendientes de los mismos y en un area dividida en 3 subcuencas. Las
subcuencas A y C se consideran de car
acter natural y de tiempos de concentraci
on determinados
previamente. La subcuenca B corresponde a una cuenca densamente urbanizada y que drena al
colector B, de modo que la escorrenta se incorpora en diferentes puntos a lo largo del mismo.
Supondremos que el colector B quedar
a determinado por las dimensiones de la seccion 1 y que
el colector D no recibe aportaciones de escorrenta en supercie aguas abajo de la seccion 2.

Metodo Racional en zona urbana

99

I/C A /Q

IDF
Q

CA

Tiem po

Figura 8-a

I/C A /Q

IDF
Q

CA

Tiem po

Figura 8-b
Figura 8: Curvas IDF-CA-Q

100

Tema 5

I/C A /Q

IDF

Qa

CA
Tiem po

I/C A /Q

IDF

Qb
Qa
CA

Tiem po

Figura 9: Curva IDF-CA-Q

Metodo Racional en zona urbana

Figura 10: Diagrama para el calculo de subcuencas

101

102

Tema 5

Figura 11: Cuenca del ejemplo 1

5
5.1

Ejemplos de aplicacion del M


etodo Racional. Casos especiales
Ejemplo 1

Sea la cuenca de la gura 11, que ha sido dividida en 4 subcuencas con las caractersticas que
se muestran en el cuadro 2. En dicho cuadro las columnas 2 y 3 corresponden a la cota superior
e inferior del colector o curso principal, la columna 4 es la longitud del mismo y las columnas 5
y 6 son los valores del area y del coeciente de escorrenta de cada subcuenca respectivamente.
Puesto que el eje en planta y las cotas de la solera de los colectores est
an ya predenidos,
se desea dise
nar la seccion de los mismos en los puntos 1, 2 y 3 tomando seccion circular y de
modo que la relaci
on entre el calado maximo y el di
ametro sea de 0.85.
A los colectores de las subcuencas B,C y D se incorporan otros ramales de orden menor y
de los que no realizar
an c
alculos de dise
no. Asimismo, se tomar
a la seccion de cada colector
constante en toda su longitud.

Metodo Racional en zona urbana

Subcuenca
A
B
C
D

103

Cota sup.
(m )
141.0
130.5
131.0
126.0

C ota inf.
(m )
130.5
126.0
126.0
122.0

Long.
(km )
0.35
0.55
0.45
0.70

A rea
(km )
0.29
0.25
0.14
0.32

C
0.40
0.80
0.80
0.80

Cuadro 2Datos subcuencas del ejemplo 1


5.1.1

Subcuenca de cabecera A

Puesto que se trata de una cuenca de cabecera natural podemos aplicar la f


ormula de Temez
para obtener el tiempo de concentraci
on:


tc = 3600 0.3

L
J 0.25

0.76

0.35
= 3600 0.3
0.030.25

0.76

= 947s

La intensidad correspondiente a 947 segundos de duracion de lluvia:

I(mm/h) =

4477.44
4477.44
=
= 128.61mm/h
19.031 + t
19.031 + (947/60)

Aplicando la f
ormula racional:

Q=

5.1.2

0.4 128.61 0.29


CIA
=
= 4.144m3 /s
3.6
3.6

Secci
on 1

on en la
Tomando como hip
otesis que tv(inicial) = 138 s, se tiene que el tiempo de concentraci
seccion 1 sera la suma del tiempo de concentraci
on de la cuenca A y del tiempo de viaje en el
tramo de colector de la cuenca B. Se asume que el tiempo de entrada de la cuenca B es menor
que el tiempo de concentraci
on de la cuenca de la cabecera A.
tc(inicial) = te + tv(inicial) = 947 + 138 = 1085s
La intensidad correspondiente a una duraci
on de 1085 s:

I(mm/h) =

4477.44
4477.44
=
= 120.64mm/h
19.031 + t
19.031 + (1085/60)

104

Tema 5
El coeciente de escorrenta medio para las cuencas A y B:
(CA AA ) + (CB AB )
(0.4 0.29) + (0.8 0.25)
=
= 0.59
AA + AB
0.29 + 0.25

Cm =

Aplicando la f
ormula racional:

Q=

0.59 120.64 (0.29 + 0.25)


CIA
=
= 10.676m3 /s
3.6
3.6

A partir de la f
ormula de Manning (ecuaci
on 12) e imponiendo que el calado m
aximo es 0.85
veces el diametro:


Q = n1 S 1/2

D=

V =

0.25D2 arcos 1


3.1136Qn
1/2

So

3/8

2y
D

Darcos 1



2y
D
2/3
2y

2 1

y
D

5/3

y
D

(12)

3.1136 10.676 0.016


(8.8182 103 )1/2

3/8

= 1.943m

0.4514 1/2 2/3 0.4514


S D
(8.182 103 )1/2 1.9432/3 = 3.974m/s
=
n
0.016

El tiempo de viaje para una velocidad de 3.974 m/s:


tv =

550
L
=
= 138s
V
3.974

Vemos que el tiempo de viaje calculado converge con el supuesto incialmente, por lo tanto, el
tiempo de concentraci
on sera 1085 s. Asimismo, el diametro podr
a tomarse del orden de 1.943
m (deber
a elegirse un di
ametro comercial) y el caudal de paso en la seccion 1 es de 10.676 m3 /s.

5.1.3

Secci
on 2

Para determinar el tiempo de entrada en la subcuenca C se sabe que la supercie de escurrimiento


tiene una pendiente media del 1.5% y una longitud de recorrido de 100 m. Aplicando la f
ormula
de la FAA:

te = 3600

0.0543(1.1 C)L1/2
0.0543 (1.1 0.80) 1001/2
=
3600

= 512s
S 1/3
1.51/3

Metodo Racional en zona urbana

105

Si realizamos la hip
otesis de que el tv(inicial) =124 s, el tiempo de concentracion en la seccion
2 sera:
tc(inicial) = te + tv(inicial) = 512 + 124 = 636s
La intensidad correspondiente a una duraci
on de 636 s:
I(mm/h) =

4477.44
4477.44
=
= 151.107mm/h
19.031 + t
19.031 + (636/60)

Aplicando la f
ormula racional:

Q=

0.8 151.107 0.14


CIA
=
= 4.701m3 /s
3.6
3.6

A partir de la f
ormula de Manning e imponiendo que el calado m
aximo es 0.85 veces el
di
ametro:

D=

V =

3.1136Qn
1/2

So

3/8

3.1136 4.701 0.016


(1.1111 102 )1/2

3/8

= 1.349m

0.4514 1/2 2/3 0.4514


S D
(1.1111 102 )1/2 1.3492/3 = 3.631m/s
=
n
0.016

El tiempo de viaje para una velocidad de 3.631 m/s


tv =

450
L
=
= 124s
V
3.631

ametro de seccion circular


Por lo tanto, el caudal en la secci
on 2 es de 4.701 m3 /s con un di
(no comercial) de 1.349 m.

5.1.4

Secci
on 3

El tiempo de concentraci
on en el punto 3 (cuenca global) viene dado por la suma del tiempo
de viaje en el colector de la subcuenca D y el m
aximo de los tiempos de concentracion de las
secciones 1 y 2:
tc = max[tc(1) , tc(2) ] + tv(3)
Tomando que tv(inicial) =170 s se tiene que:

106

Tema 5

tc(inicial) = tc + tv(inicial) = 1085 + 170 = 1255s


La intensidad para 1255 s:
I(mm/h) =

4477.44
4477.44
=
= 112.08mm/h
19.031 + t
19.031 + (1255/60)

El coeciente de escorrenta medio de la cuenca global:

Cm =

(CA AA ) + (CB AB ) + (CC AC ) + (CD AD )


AA + AB + AC + AD

Cm =

(0.4 0.29) + (0.8 (0.25 + 0.14 + 0.32))


= 0.68
0.29 + 0.25 + 0.14 + 0.32

Aplicando la f
ormula racional:

Q=

0.68 112.08 (0.14 + 0.25 + 0.29 + 0.32)


CIA
=
= 21.170m3 /s
3.6
3.6

A partir de la f
ormula de Manning e imponiendo que el calado m
aximo es 0.85 veces el
di
ametro:

D=

V =

3.1136Qn
1/2

So

3/8

3.1136 21.70 0.016


(5.714 103 )1/2

3/8

= 2.687m

0.4514 1/2 2/3 0.4514


S D
(5.714 103 )1/2 2.6872/3 = 4.122m/s
=
n
0.016

El tiempo de viaje sera:


tv =

700
L
=
= 170s
V
4.122

ametro de
Por lo tanto, el caudal en la secci
on 3 es de 21.70 m3 /s correspondiendole un di
seccion circular (no comercial) de 2.687 m. Debido al gran tama
no de la secci
on en circunstancias
reales lo mas indicado sera utilizar secciones rectangulares de menor altura.

5.2

Ejemplo 2

Sup
ongase una cuenca como la de la gura 12 donde debido a la forma en planta pueden
distinguirse dos subcuencas. La subcuenca tributaria al punto A tiene un area de 0.8 km2 y

Metodo Racional en zona urbana

Seccin

C ota s. C ota i. Long.


C
(m )
(m )
(km )

107

S
(-)

Tc ini. A rea Intern. Q m ax


(s)
(km ) (m m /h) (m 3/s)

D
(m )

V
Tv
(m /s) (s)

Tc
(s)

Sub.A

141.0

130.5

0.35

0.40

0.03000

947

0.29

128.62

4.144

130.5

126.0

0.55

0.59

0.00818

1381

0.54

106.50

9.425

1.854

3.852

143

1090

130.5

126.0

0.55

0.59

0.00818

1090

0.54

120.38

10.654 1.942

3.972

138

1085

130.5

126.0

0.55

0.59

0.00818

1085

0.54

120.61

10.674 1.943

3.974

138

1085

131.0

126.0

0.45

0.80

0.01111

862

0.14

134.04

4.170

1.290

3.524

128

639

131.0

126.0

0.45

0.80

0.01111

639

0.14

150.85

4.693

1.348

3.629

124

635

131.0

126.0

0.45

0.80

0.01111

635

0.14

151.19

4.704

1.349

3.631

124

635

126.0

122.0

0.70

0.68 0.005714

1643

1.00

96.48

18.224 2.540

3.970

176

1261

126.0

122.0

0.70

0.68 0.005714

1261

1.00

111.79

21.116 2.684

4.119

170

1255

126.0

122.0

0.70

0.68 0.005714

1255

1.00

112.09

21.172 2.687

4.122

170

1255

Cuadro 3 Resolucion del ejemplo 1


una longitud de curso principal de 1.65 km. La cuenca global tributaria en el punto B tiene un
area de 0.9 km2 y el curso principal mide 2.38 km. La pendiente media del cauce principal es
de 0.005 y el valor del coeciente de escorrenta es 0.5. Calc
ulese el caudal maximo en el punto
A y en el punto B, para una lluvia denida por la IDF: I(mm/h) = 4610.1(20.1 + t(min))1 .
El tiempo de concentraci
on del punto A puede obtenerse aplicando la f
ormula de Temez:


tc = 0.3

0.76

= 0.3

J 0.25

1.65
0.0050.25

0.76

= 1.20h

La intensidad media corresponde para el tiempo de concentraci


on de 72 minutos:

A
B

Figura 12: Cuenca del ejemplo 2

108

Tema 5

4610.1
4610.1
=
= 50.1mm/h
20.1 + t
20.1 + 72

IA (mm/h) =

Por u
ltimo, aplicando la f
ormula racional:

Q=

0.50 50.1 0.80


CIA
=
= 5.57m3 /s
3.6
3.6

Si repetimos el mismo proceso de c


alculo para la cuenca global, en el punto B se tiene:


tc = 0.3

J 0.25

IB (mm/h) =

Q=

0.76

2.38
= 0.3
0.0050.25

0.76

= 1.59h

4610.1
4610.1
=
= 39.9mm/h
20.1 + t
20.1 + 95.4

0.50 39.9 0.90


CIA
=
= 4.99m3 /s
3.6
3.6

Si el coeciente de escorrenta es uniforme, para que QB fuese mayor que QA se debe cumplir
que AB /AA > IA /IB , es decir, que la tasa de crecimiento del area tributaria aguas abajo sea
mayor que la tasa de decremento de la intensidad, producida por el aumento del tiempo de
concentraci
on.

5.3

Ejemplo 3

Sea una cuenca como la gura 13 compuesta por dos tipos de supercies claramente
diferenciadas. Una subcuenca A de cabecera, de car
acter forestal con un area de 32 ha y
un coeciente de escorrenta de 0.20. Aguas abajo existe una subcuenca urbana de 46 ha y un
coeciente de escorrenta de 0.60. El tiempo de concentraci
on de toda la cuenca se ha calculado
en 60 minutos mientras que para la subcuenca urbana resulta de 20 minutos. Calc
ulese el caudal
maximo en el punto de concentraci
on de la cuenca global para una lluvia determinada por la
IDF:I(mm/h) = 4610.1(20.1 + t(min))1 .
Aplicando la IDF para el tiempo de concentraci
on de 60 minutos se tiene:

I(mm/h) =

4610.1
4610.1
=
= 57.55mm/h
20.1 + t
20.1 + 60

Estimaremos un coeciente de escorrenta medio ponderando el area correspondiente a cada


uno:

Metodo Racional en zona urbana

109

Figura 13: Cuenca del ejemplo 3

Cm =

(CA AA ) + (CB AB )
(0.32 0.20) + (0.46 0.60)
= 0.44
=
AA + AB
0.32 + 0.46

Finalmente el caudal m
aximo en la cuenca global, aplicando la f
ormula racional:

Q=

0.435 57.55 0.78


CIA
=
= 5.49m3 /s
3.6
3.6

Ahora bien, dado que la subcuenca forestal de cabecera contribuye con un bajo producto de
CA y presenta un alto tiempo de concentracion es posible que el caudal maximo contemplando
solamente la subcuenca urbana sea mayor que el obtenido globalmente. Repitiendo el proceso
anterior para esta u
nica cuenca se tiene:
IB (mm/h) =

QB =

4610.1
4610.1
=
= 114.97mm/h
20.1 + t
20.1 + 20

0.60 114.97 0.46


CIA
=
= 8.81m3 /s
3.6
3.6

Por lo tanto, se comprueba que QB > Q.

5.4

Ejemplo 4

Sea una cuenca con un area tributaria de 1 km2 compuesta por dos subcuencas con caractersticas
muy diferenciadas que drenan a un mismo punto de concentraci
on, como se muestra en la gura
14. Una primera (A) con un area de 0.4 km2 , un coeciente de escorrenta de 0.6 y un tiempo
de concentraci
on de 20 minutos. Por otro lado, la subcuenca B tiene una supercie de 0.6 km2 ,
un valor del coeciente de escorrenta de 0.3 y un tiempo de concentraci
on de 60 minutos.

110

Tema 5

B
A

Figura 14: Cuenca del ejemplo 4

Duracin de lluvia
(m in)
20
30
40
50
60

Intensidad de lluvia
(m m /h)
119.83
102.50
90.22
80.99
73.76

A rea contribuyente de B
(km )
0.2
0.3
0.4
0.5
0.6

Cuadro 4
La subcuenca B contribuye globalmente con un alto tiempo de concentraci
on que no es
compensado con un producto CA o area efectiva. Por lo tanto, el tiempo de concentracion de
la cuenca aumenta considerablemente sin un aporte proporcional de escorrenta. Si tomamos
la duraci
on de la lluvia de calculo equivalente al tiempo de concentracion m
aximo, es decir,
el de la subcuenca B se producir
a una atenuaci
on importante del caudal pico al disminuir el
valor de la intensidad de lluvia. La duraci
on de la lluvia adecuada esta comprendida entre tca
y tcb , de forma que determine el caudal m
aximo. Calcularemos el caudal punta en el punto
de concentraci
on de la cuenca para valores de duraci
on de lluvia entre 20 y 60 minutos, con
intervalos de 10 minutos teniendo en cuenta una distribuci
on lineal del area acumulada en la
seccion B, tal como se muestra en el cuadro 4.
En primer lugar realizaremos los c
alculos de forma global, tomando tc =60 minutos y A=1
km2 .

Q=

73.76 ((0.6 0.4) + (0.3 0.6))


ICA
=
= 8.61m3 /s
3.6
3.6

Calculando el caudal con duraci


on de lluvia de 20 minutos:

Metodo Racional en zona urbana

Q=

111

ICA
119.83 ((0.6 0.4) + (0.3 0.2))
=
= 10.0m3 /s
3.6
3.6

Sucesivos calculos para duraciones de 30, 40 y 50 minutos dan como resultado valores de
caudal m
aximos inferiores, por lo tanto, la lluvia de calculo debe tener una duraci
on de 20
minutos.

Bibliografa

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HIDROGRAMA UNITARIO Y MODELOS DE


DEPOSITOS
Manuel Gomez Valentn
Dep. de Ingeniera Hidraulica, Martima y Ambiental. UPC.
E.T.S. Ingenieros de Caminos, Canales y Puertos
Jordi Girona 1-3. D-1. 08034 BARCELONA

Hidrograma unitario. Planteamiento

El proceso de transformar la lluvia neta en caudal se abord


o en los albores de la Hidrologa
Urbana mediante los mismos conceptos empleados en estudios hidrol
ogicos de cuencas rurales.
El metodo mas universalmente utilizado en dichos estudios es el Hidrograma Unitario y ese es
el primero de los metodos que se emplearon. El concepto existente propuesto por Sherman en
los a
nos treinta, es muy sencillo y f
acil de comprender: entendemos por hidrograma unitario
la respuesta en caudal de la cuenca, ante una lluvia unidad (1 mm) uniformemente repartida
por toda la cuenca. M
as tarde Nash y Dooge (1959) reformularan el concepto, generalizando el
concepto de hidrograma unitario como el hidrograma resultane de un impulso de lluvia efectiva
unitaria distribuido uniformemente sobre la cuenca y constante durante una unidad de tiempo.
El hidrograma unitario instant
aneo as denido considera que la transformaci
on lluvia - caudal
es la de un sistema lineal e invariable en el tiempo. En general, se suele referir a una duraci
on
cualquiera D, por lo que tenemos un hidrograma como el inidicado en la gura:
Las propiedades m
as importantes en la aplicaci
on del hidrograma unitario seran
Linealidad en la respuesta. Si un hidrograma H es la respuesta en caudales a una lluvia
I1 , para una lluvia doble, igual a 2I1 , la respuesta en caudal de la cuenca es 2H
Aditividad de la respuesta, donde se asume adem
as la invariancia temporal de la respuesta
en caudal, que quiere decir que la respuesta de un suceso de lluvia I1 mas I2 , es igual a
calcular primero la respuesta en caudal ante una lluvia I1 , despues la respuesta en caudal
ante una lluvia I2 , y sumar nalmente los dos hidrogramas de respuesta
La u
ltima de las propiedades presupone que la respuesta de la cuenca es igual al principio
que al nal de la lluvia. Si bien eso no es estrictamente cierto, se acepta como hip
otesis que
simplica mucho su empleo. El hidrograma unitario es el procedimiento m
as universalmente
empleado en el estudio hidrol
ogico de cuencas naturales. La bondad del metodo radica en
que el hidrograma unitario sea representativo de la realidad de la cuenca. Y para ello, debe
113

114

Tema 6

Lluvia Neta 1 mm.

Hidrograma Unitario de
duracin D

Figura 1: Hidrograma unitario


obtenerse a partir de medidas de campo, de las que se pueda extraer el hidrograma unitario. No
es sencilla su extraccion, dado que asegurar que la lluvia sea uniforme no es f
acil, o tampoco
que se cometan mnimos errores de medida de caudal o precipitaci
on. La alternativa es recurrir
a hidrogramas unitarios sinteticos, es decir, aproximaciones al hidrograma unitario basadas en
datos simplicados de la cuenca, como el tiempo de concentraci
on, etc. Y estas aproximaciones
cuando la cuenca es peque
na pueden suponer notables diferencias con la realidad.
La zona urbana es un espacio donde el concepto tiempo de concentraci
on representativo
de una cuenca es m
as difcil de aceptar como algo independiente del suceso de precipitaci
on.
Hemos visto al analizar el tiempo de entrada en la red, como la inuencia de la intensidad
de precipitaci
on aparece de manera clara. Si bien se podra entrar en un proceso de soluci
on
aproximado, en general en el ambito de la hidrologa urbana se preere optar por metodologas
que no incluyan la necesidad de determinar un Tc a priori, apareciendo dicho concepto con
poserioridad como un valor medio de la cuenca.
Se sigue empleando en caso de analisis de cuencas urbanas para estudios de anteproyecto y
para tener una idea aproximada del orden de magnitud de los caudales de estudio. En ese caso
se suele trabajar con subcuencas de tama
nos medio - grandes en terminos de cuencas urbana
(10 a 25 Hectareas), y asumiendo estimaciones de tiempo de concentracion de la subcuenca
independiente del suceso de lluvia. El m
as empleado sigue siendo el hidrograma del SCS en su
version adimensional o triangular, o el de Clark. El primero de ellos depende tan s
olo del valor
del tiempo de concentraci
on mientras que el segundo utiliza la curva area - tiempo, ademas
de un coeciente K que representa retardos del ujo de agua dentro de la cuenca, y que en el
caso de cuencas urbanas sera un valor mucho m
as peque
no que los habitualmente empleados en
cuencas rurales, por lo que en ocasiones se desprecia. La versi
on de la curva area/tiempo que
en el fondo es el conocido metodo de las isocronas, esta incluida en algunos modelos comerciales
como MOUSE.

Hidrograma Unitario y Modelos de dep


ositos

115

Modelo de dep
osito

Otra de las vas de aproximaci


on al proceso de transformaci
on lluvia escorrenta parte de un
punto de vista distinto a todos los anteriores. Asume una esquematizaci
on general de los procesos
que se desarrollan en la supercie de la ciudad y a priori, carente de una relaci
on fsica con lo
que se observa. No intenta aportar por ejemplo una formulaci
on matematica de los procesos de
escorrenta en supercie sino que propone la suposici
on de un comportamiento de la zona de
estudio similar al de un dep
osito (gura 2), que estara regido exclusivamente por una ecuaci
on
de equilibrio de masa, funci
on de los caudales de entrada y salida y con su correspondiente
variaci
on de almacenamiento, tipo
dS
(1)
I Q=
dt
donde los terminos representados son: I, caudal de entrada correspondiente a la aportaci
on de

Figura 2: Esquema del modelo de dep


osito
la precipitaci
on cada sobre la cuenca de supercie A igual al producto de dicha supercie por
la intensidad de precipitaci
on, Q, el caudal de escorrenta generado y S el almacenamiento o
retencion dentro de la cuenca. Esta suposici
on, en principio alejada de nuestra intuici
on y de la
percepcion del fen
omeno que tenemos, debera conrmarse con posterioridad mediante datos de
campo, o al menos demostrar que presenta una respuesta hidrologica similar a la de una cuenca
urbana ante un evento lluvioso.
A partir de la expresi
on anterior, el problema sigue sin resolverse pues desde un punto de
vista matematico nos encontramos con una ecuaci
on con tres terminos, de los que solo conocemos
uno de ellos, el caudal de entrada I. Para poder resolverla debemos recurrir a la propuesta de
alguna relaci
on entre las otras dos variables, caudal de escorrenta y almacenamiento. Se suele
postular una relaci
on general de tipo no lineal:
S = KQn

(2)

donde n es un exponente adimensional. Con animo de simplicar al m


aximo la relacion, se
puede trabajar con exponentes de valor unidad, lo que implica una relaci
on lineal entre el
almacenamiento en la cuenca y el caudal de escorrenta. En estas condiciones la constante de
almacenamiento, K, tiene dimensiones de tiempo. Ese tiempo no es el tiempo de concentracion

116

Tema 6

sino un tiempo caracterstico de la cuenca, que explica en terminos globales el viaje y la retenci
on
del agua en el medio urbano.
A partir de esta expresi
on podemos desarrollar la ecuaci
on de continuidad como:
dQ
dt

I Q=K

I
Q
dQ
=
+
K
K
dt

ecuaci
on diferencial de primer orden que puede resolverse, reordenando terminos y con ayuda
de un factor de integraci
on:
Q
dQ t/K
I t/K
e
e
= et/K +
K
K
dt
d
I t/K
e
= (Qet/K )
K
dt
 t
I /K
e
d
(Qet/K ) =
0 K
Aceptando que el caudal inicial de escorrenta es nulo (Q=0 para t=0), razonable en nuestro
caso, llegamos a una expresion nal como la siguiente para el caudal:

Q(t) =

 t
I( )
0

t
K

(3)

Podramos resolverla asumiendo que para t=0 el caudal circulante sea el caudal de agua
residual circulante por la red. Si analizamos esta expresion vemos que nos proporciona el caudal
de escorrenta producido hasta un intante cualquiera t. Recordemos que el valor del caudal de
entrada I, es una funci
on variable en el tiempo tambien, y conocida.
Hasta aqu este razonamiento matematico es muy completo pero no sabemos si tiene visos
de realidad, y ni siquiera podemos conocer si esta funci
on puede ser capaz de representar la
escorrenta en zona urbana. Para entender mejor el proceso, estimemos la respuesta que se
produce en caudal mediante esta aproximaci
on para un impulso de lluvia unidad. Esta es
la denici
on de hidrograma unitario, si recordamos. Por ello, si esta metodologa es valida,
el resultado debera tener un cierto parecido con un hidrograma unitario obtenido por otros
procesos.
on
Si durante un cierto tiempo total to , tenemos una lluvia de intensidad constante I, la ecuaci
3 se reescribe sacando fuera de la integral terminos constantes en el tiempo (aceptamos que K
no vara durante el proceso de transformaci
on lluvia/escorrenta) como:

Q=

I
K

 t
0

t
K

que integrada entre 0 y t resulta:


Q = Ie

t
K

|t0

Q = I(1 e t/K )

(4)

Hidrograma Unitario y Modelos de dep


ositos

117

Qo

to

Figura 3: Respuesta en caudal. Lluvia unitaria


Por otro lado, como la lluvia tiene una duraci
on limitada hasta un valor to , tenemos que a
partir de ese momento I=0 y la ecuaci
on de continuidad que gobierna el proceso de generaci
on
de escorrenta en la cuenca es:
Q = K

dQ
dt

(5)

ecuaci
on de primer orden cuya soluci
on directa es Q = Qo e(tto )/K , una exponencial decreciente
desde un valor inicial Qo en un intante to . Representando los dos resultados de caudal para los
dos tramos de tiempo, desde 0 a to y desde to en adelante se obtiene la gura 3, mostrando
una fase de subida del hidrograma hasta un cierto m
aximo, para a continuaci
on presentar una
fase de cada mediante una exponencial decreciente, propia de la fase de agotamiento de un
hidrograma. Adicionalmente, si comparamos la expresion 3 con la denici
on del hidrograma
unitario instant
aneo, h, veremos que esta es:
 t

Q(t) =

I( )h(t )d

por lo que identicando componentes en ambas ecuaciones, tenemos que se puede obtener un
hidrograma unitario a partir del modelo de dep
ositos, y que en el caso de un solo deposito el
hidrograma unitario vale:

h(t) =

1 t/K
e
K

(6)

118

Tema 6

Vemos como a traves de una aproximaci


on que en principio pareca muy alejada de la
realidad, llegamos a plantear un modelo de respuesta hidrol
ogica que presenta una concordancia
con la aproximaci
on del hidrograma unitario.
Desde una visi
on de aplicaci
on pr
actica, el modelo de depositos se resuelve por medio de
procesos numericos. Para el caso de un solo deposito, discreticemos la expresion de conservacion
de la masa entre dos instantes, t1 y t2 . Los caudales de escorrenta correspondientes ser
an Q1 y
on del hietograma t, el
Q2 . Durante todo este periodo de tiempo, igual al intervalo de denici
caudal generado por la precipitaci
on cada ha sido I1 . En estas condiciones podemos plantear:
I1

Q2 Q1
Q1 + Q2
=K
2
t

(7)

En el instante inicial conocemos el valor de Q1 , escorrenta inicial, que ser


a nula. Podemos
despejar el valor de Q2 reagrupando terminos:


Q2 =

Q1
2t
Q1
+K
I1
2K + t
2
t

(8)

Hay que tener la precauci


on de elegir un valor del t adecuado. Algunos valores del intervalo
de tiempo pueden provocar una amplicaci
on del hidrograma de salida, lo que no es admisible
fsicamente, con respecto al de entrada por efectos p
uramente numericos. Debe vericarse la
siguiente condicion:
t < 2K

(9)

Como ejemplo de aplicacion, calculemos el caudal de escorrenta de una cuenca urbana cuya
area es de 18 Ha, coeciente K= 12 minutos, debido a un hietograma como el indicado en la
tabla 1. Los valores de precipitaci
on se dan en lluvia total (mm) para cada intervalo de tiempo
de estudio, que es de 2 minutos.
Lo apuntado hasta ahora para un dep
osito u
nico se puede generalizar a mas de un dep
osito
en serie, o combinaciones de dep
ositos en serie y paralelo, como los de la gura 4. En el caso de
dep
ositos en serie, el caudal de salida del u
ltimo dep
osito se puede expresar como:
1
et/Kn
Q(t) =
Kn (n)

t
Kn

n1

(10)

donde (n) representa el valor de la funci


on gamma, para el valor n, generalizaci
on del valor de
n! (factorial de n) a n
umeros no enteros. Se asume que todos los dep
ositos tendran la misma
constante de tiempo K. Como conrmacion de la bondad de esta metodologa y su relaci
on
con las tecnicas mas habituales de hidrograma unitario, se puede demostrar que el hidrograma
unitario adimensional que propone el SCS se obtiene a partir de un n
umero de dep
ositos igual
a 4.55 (recordemos que la denici
on del hidrograma unitario del SCS es una funci
on gamma, la
misma que se obtiene en el modelo de depositos). Por todo esto, la aproximacion de un modelo de
dep
ositos se puede relacionar con las metodologas tipo Hidrograma Unitario, englobandose en

119

2
1.5
0

0.5

Caudal(m 3/s)

2.5

3.5

Hidrograma Unitario y Modelos de dep


ositos

10

20

30

40

50

60

70

80

90

100

Tiem po (m in)

Figura 4: Hidrograma de caudal para el hietograma de la tabla 1

120

Tema 6

Tabla 1. Aplicaci
on del modelo de dep
ositos.
almacenamiento 12 minutos

t=2 minutos.

Instante (m in)

Precipitacin (m m )

Caudal(m 3/s)

2.
4.
6.
8.
10.
12.
14.
16.
18.
20.
22.
24.
26.
28.
30.
32.
34.
36.
38.
40.
42.
44.
46.
48.
50.
52.
54.
56.
58.
60.
62.
64.
66.
68.
70.
72.
74.
76.
78.
80.
82.
84.
86.
88.
90.
92.
94.
96.
98.
100.

0.50
0.50
0.50
0.50
0.50
0.68
0.68
0.68
0.68
0.68
1.17
1.17
1.17
1.17
1.17
2.74
2.74
2.74
2.74
2.74
0.85
0.85
0.85
0.85
0.85
0.58
0.58
0.58
0.58
0.58
0.00
0.00
0.00
0.00
0.00
0.00
0.00
0.00
0.00
0.00
0.00
0.00
0.00
0.00
0.00
0.00
0.00
0.00
0.00
0.00

0.00
0.12
0.21
0.30
0.37
0.43
0.52
0.60
0.66
0.72
0.77
0.92
1.05
1.15
1.25
1.32
1.75
2.11
2.42
2.68
2.90
2.65
2.44
2.26
2.11
1.98
1.81
1.66
1.54
1.43
1.35
1.14
0.96
0.82
0.69
0.58
0.49
0.42
0.35
0.30
0.25
0.21
0.18
0.15
0.13
0.11
0.09
0.08
0.07
0.06

Coeficiente de

Hidrograma Unitario y Modelos de dep


ositos

121

q1

q2
q1
t

q3

q2
t

q4

q3
t
q4
t
qn
qn-1
qn
t

Figura 5: Cascada de depositos lineales


ellas como Hidrograma unitario de Nash, de acuerdo con el estudio realizado por Nash (1957). Se
representara como un modelo de dos par
ametros en general: n
umero de dep
ositos y coeciente
K.
Tambien es factible una combinaci
on de dep
ositos en paralelo, por ejemplo representando
en uno de ellos la escorrenta de la zona impermeable y en otro la de la zona permeable. El
n
umero de dep
ositos en cada una de las dos cadenas puede ser diferente, as como el valor de los
coecientes K para los depositos representando la parte permeable e impermeable de la cuenca.
La precision de este proceso descansa fundamentalmente en la estimacion correcta del
par
ametro K, representativo de la cuenca. Todas las situaciones que condicionan la respuesta
en caudal de una cuenca urbana se recogen en el valor de este par
ametro. Como hemos dicho
anteriormente, este K con dimensiones de tiempo no representa directamente los tiempos mas
tradicionales que se manejan en hidrologa urbana como el tiempo de concentraci
on, etc. Se
puede demostrar que representa la diferencia de tiempos entre el centroide de lluvia y
el centroide del hidrograma de caudal asociado. Es caracterstico de la cuenca y recoge
todos los fen
omenos propios del proceso lluviaescorrenta, de acuerdo con la conceptualizaci
on
realizada. A continuacion vamos a presentar los procesos de determinacion de este par
ametro,
a partir o bien de medidas de campo (hietogramas e hidrogramas de caudal asociados), o bien
mediante correlaciones con otros parametros morfologicos de las cuencas urbanas.

Determinaci
on de K a partir de medidas de campo

Partimos del conocimiento de un hietograma de lluvia neta cada sobre la cuenca objeto de
estudio, y del hidrograma de caudal de escorrenta asociado. Se puede demostrar (Chow, 1988
pp. 261 y 262) que la diferencia entre el momento de primer orden del hietograma con respecto al
origen de tiempo, partido por la lluvia neta total, y el momento de primer orden del hidrograma
de caudal, dividido entre el volumen total de escorrentia es igual al producto del n
umero de

122

Tema 6

dep
ositos por el coeciente temporal K:
MQ1
MI1

=nK
Vtotal
Pneta

(11)

Por otro lado es posible derivar una expresi


on similar para los momentos de segundo orden
(Ayuso, 1990)
MI2
MI1
MQ2

= n(n + 1) K 2 + 2nk
Vtotal
Pneta
Pneta

(12)

Este proceso es aplicable siempre y cuando se disponga de informacion de campo en la


cuenca objeto de estudio. Si no disponemos de esa informaci
on, o bien corresponde a otra
cuenca cercana, no sera aplicable este proceso de identicacion de par
ametros pues ni siquiera
en el caso de cuencas cercanas pueden trasponerse este tipo de resultados entre cuencas. Por otro
lado, se ha comprobado que en cuencas urbanas, de tama
no reducido y fuertemente urbanizadas,
el n
umero de dep
ositos es siempre cercano a 1. Por ello, en ocasiones se propone imponer el
n
umero de dep
ositos (valor unidad) y estimar directamente el valor del coeciente K en base a
informaci
on general de la cuenca.

Determinacion de K a partir de correlaciones con otros


parametros de la cuenca

Una segunda va de actuaci


on para aquellas cuencas de las que no se dispone de informaci
on
de lluvia y caudales de escorrenta asociados es estimar a partir de los valores obtenidos de K
en cuencas con datos de lluvia y caudal, unas funciones de correlaci
on con otros par
ametros
morfol
ogicos mas universales y a la vez mas f
acilmente obtenibles. El objetivo es extender la
aplicaci
on del metodo a todo tipo de cuencas en especial aquellas de las que no se dispone de
datos de comportamiento hidrol
ogico. A partir de multitud de cuencas instrumentadas diversos
autores han propuesto relaciones con el area, pendiente media, etc. En particular, Desbordes
(1974) propone la relacion siguiente obtenida a partir de cuencas experimentales en la zona
francesa, e incorporada en el modelo de simulaci
on HydroWorks (1994):
K = 50A0.18 (1 +

IM P 1.9 0.36
)
P
T E 0.21 L0.15 HP 0.07
100

donde cada termino representa:


K Valor del par
ametro temporal (minutos)
A Area de la cuenca, en Hectareas
IMP Valor del % de impermeabilizaci
on del suelo
P pendiente media en %

(13)

Hidrograma Unitario y Modelos de dep


ositos

123

Q
0.35 Tc

0.45 Tc

Tc

Figura 6: Hidrograma unitario triangular


TE Duraci
on de la lluvia neta, en minutos
L Longitud del colector principal, en metros
HP Precipitaci
on neta cada, en metros
Otros autores proponen diferentes tipos de correlaciones adaptadas a las caractersticas de
las cuencas que han sido estudiadas. De acuerdo con los estudios comparativos realizados vemos
que la presentada es la que tiene unas condiciones de aplicaci
on mejores a nuestras cuencas. El
valor de K es muy sensible sobre todo al porcentaje de area impermeable y al area de la cuenca.
A partir de esta funci
on de regresi
on es posible obtener un valor de K. Recuperemos la
denici
on dada del valor temporal K, como el intervalo entre el centroide del hietograma de lluvia
neta y el centroide del hidrograma de caudal asociado. Si por alg
un procedimiento pudieramos
on de la diferencia entre centroides podramos entonces
estimar el valor de ese tlag , denici
aproximar por otro lado el valor de K y comparar los valores obtenidos as. Si empleamos en el
estudio del proceso de transformaci
on lluvia escorrenta un hidrograma unitario triangular como
el propuesto por el S.C.S. podemos estimar cuanto vale el tlag , considerado como diferencia entre
los centros de masas del hietograma, en este caso lluvia unidad, y del hidrograma unitario.
De acuerdo con Temez, debemos recordar que en la denici
on del mismo hemos de utilizar
el concepto de tiempo de concentracion como el tiempo en que toda la cuenca colabora en la
escorrenta, no como lo presenta el S.C.S. como tiempo de inexion. En estas condiciones, con
un hidrograma unitario con un tiempo base igual a la duraci
on de lluvia mas el tiempo de
concentraci
on de la cuenca, se puede aproximar el tlag como:
tlag = 0.45Tc

(14)

un la denici
on al uso entre nosotros.
donde Tc es el tiempo de concentracion de la cuenca, seg
Podemos comparar los resultados para una serie de cuencas reales de la ciudad de Pamplona

124

Tema 6

obtenidos a traves del ajuste de correlacion de Desbordes, y los resultantes a partir del tiempo
de concentraci
on.
Tabla 2. Comparaci
on de constantes calculadas por la expresi
on de Desbordes y a
partir del Tiempo de concentraci
on
Cuencas de estudio
Berriozar
Centro
Artica 3
Bara
nain
Alemanes

Valor Tlag = 0.45 Tc


19 minutos
11.4 minutos
12 minutos
26.4 minutos
10.8 minutos

Valor seg
un Desbordes
17 minutos
10.4 minutos
10.6 minutos
25.2 minutos
10.2 minutos

Con estos datos estamos obteniendo resultados muy similares por la va de estimar la
constante del dep
osito a traves de la expresion (13) o bien a traves de emplear una metodologa
tradicional de estimar el tiempo de concentraci
on y emplear un hidrograma unitario triangular,
proceso habitual en muchos programas de c
alculo. Las mejores aproximaciones se obtienen
para cuencas de tama
no mediopeque
no (30 a 40 Ha) como las presentadas, con grados de
impermeabilidad elevados (mas del 70%)

Resumen

En este captulo se ha introducido la metodologa del uso de dep


ositos lineales para representar la
creacion de escorrenta en la supercie de la ciudad. Si bien el procedimiento ha sido inicialmente
derivado para cuencas de las que se dispone de informaci
on de lluvia y caudal (obtenci
on de
K a partir de datos de campo), la utilizaci
on de correlaciones como la presentada permite su
aplicaci
on a cuencas de las que no se dispone de datos de lluvia y caudal. Su uso no ha sido a
un
muy difundido en aplicaciones a casos de ciudades espa
nolas por lo que se ha utilizado tan solo
como complementario a otros mas establecidos (hidrograma unitario).

Bibliografa

Ayuso, J.L. (1990) Circulaci


on de ujos. Monografa 179. Servicio de Publicaciones.
Universidad de Cordoba.
Chow, V.T., Maidment, D., Mays, L (1988) Applied Hydrology. McGraw-Hill. New
York.
Dooge, J.C.I. (1959) A general theory of the unit hydrograph. J. of Geophysical Research.
Vo.. 64. pp. 242-256. Hydrology. McGraw-Hill. New York.
Hydro-Works (1995) Manual de Usuario. Hydraulic Research Ltd. Wallingford.
Shaw, E. (1991) Hydrology in Practice. Chapmann and Hall. Londres.

TRANSFORMACION LLUVIA - CAUDAL


MEDIANTE USO DE LA ONDA CINEMATICA
Manuel Gomez Valentn
Dep. de Ingeniera Hidraulica, Martima y Ambiental. UPC.
E.T.S. Ingenieros de Caminos, Canales y Puertos
Jordi Girona 1-3. D-1. 08034 BARCELONA

Introducci
on

El estudio del proceso de transformaci


on lluvia - escorrenta se puede realizar mediante diferentes metodologas. Algunas como la formulacion en base a un modelo de dep
ositos asumen la
incapacidad de describir el fen
omeno fsico y proponen un modelo simple que luego sera comprobado si describe sucientemente bien la realidad. En el otro extremo de este planteamiento
se encuentra la aproximaci
on por onda cinem
atica. Este caso se basa en la utilizaci
on conjunta
de una informaci
on topogr
aca de buena calidad y de suciente detalle espacial (se alcanzan
ya resoluciones de 50 a 100 metros, y a veces menos) y de una descripcion matematica lo mas
precisa posible del movimiento del agua en la supercie de la cuenca. El concepto de supercie

Figura 1: Esquema de planos de escorrenta


de la cuenca tambien sufre una ligera modicaci
on: la supercie real con todo su conjunto de
imperfecciones y obstaculos que presenta (irregularidades de las aceras, buzones, cabinas de
telefonos, arboles, bancos, parterres, etc) es reducida a porciones de plano inclinado, denidos
por una longitud de escorrenta supercial, un ancho del mismo, una inclinaci
on y un coeciente
de rugosidad. Analizaremos en un ejemplo sencillo estos conceptos presentados.
Consideremos la porcion de zona urbana de la gura 2. La vista aerea de esta zona nos
muestra un conjunto de zonas cuya escorrenta acabar
a en la red de drenaje. Estas zonas est
an
compuestas por tejados, patios interiores, tramos de acera o de calzada, zonas de aparcamiento,
125

126

Tema 7

Figura 2: Foto aerea de zona urbana

etc. Dichas zonas comparten una caracterstica com


un: son todas supercies aproximadamente
planas, compuestas por diferentes sustratos (pavimentos, losetas, tejas, etc.) y con diferentes
pendientes.
Podemos realizar un proceso de simplicaci
on desde esta realidad a otra m
as manejable
desde un punto de vista matem
atico. Pasaremos desde la realidad de la zona urbana a la
abstraccion de un esquema de funcionamiento compuesto por dos planos inclinados, cada uno
de ellos correspondientes a la porci
on de cuenca que aporta caudal de escorrenta por cada lado
del colector de estudio. La pendiente de cada plano ser
a un valor medio ponderado en funci
on de
las pendientes de cada zona y su longitud de escorrenta. La rugosidad del plano correspondiente
sera tambien un valor medio ponderado de las rugosidades de las supercies contempladas.
Hemos incorporado en un solo plano diferentes supercies pero la formulaci
on que se presentar
a podra extenderse incluso a nivel de cada uno de los tejados individualizados de cada casa,
siempre y cuando dispusieramos de suciente nivel de informacion topogr
aca y de caracterizacion del tipo de suelo (pavimento bituminoso, loseta cer
amica, acera de hormigon, teja arabe,
etc). En este punto en los u
ltimos a
nos se han incorporado de manera conjunta la aproximaci
on
de tipo onda cinem
atica con el uso de sistemas de informacion geogr
aca (SIG). Especialmente,
en la medida que la escala de aproximacion al problema se haga cada vez mas grande, y se
disponga de informaci
on suciente para su inclusi
on, veremos un incremento de uso de esta
metodologa.
Pero no es obligatorio recurrir al empleo de un SIG sino que ciertos programas comerciales
de tipo hidrol
ogico disponibles en el mercado permiten una aproximaci
on a esta metodologa
de calculo por onda cinem
atica, a un coste reducido. Tras presentar primero los fundamentos del metodo de la onda cinem
atica, repasaremos la aproximaci
on que realizan dos modelos
comerciales de acceso directo (sin coste) como SWMM (Bloque RUNOFF) o HEC-1.

Transformacion lluvia - caudal mediante uso de la onda cinem


atica

127

Conceptos b
asicos de onda cinem
atica

La escorrenta del agua de lluvia sobre un plano, que aparece referenciada en ocasiones con el
termino de overland ow, puede describirse con ayuda de las ecuaciones del ujo no permanente (Saint Venant) pero su empleo en un caso como el que nos ocupa supondra un exceso de
calculo. La aproximaci
on basada en la denominada onda cinem
atica (considera como las fuerzas
mas importantes del movimiento del agua la gravedad y la fricci
on), asume que si analizamos el
ujo en el plano inclinado, en un ancho unidad, el caudal unitario es proporcional al calado, en
la forma:

Figura 3: Perl longitudinal del plano inclinado


q = y n

(1)

q, caudal unitario, y, calado y coeciente que depende de la pendiente del plano y de la


rugosidad del mismo. Expresemos con ayuda de una relaci
on como la anterior (p.e. Manning)
las ecuaciones de continuidad y de equilibrio de fuerzas:
y
q
+
=i
x
t

(2)

1/2

y 5/3 Io
(3)
n
donde q representa el caudal de escorrenta por unidad de anchura, y es la altura de l
amina
de agua de escorrenta, i la intensidad de precipitaci
on, Io la pendiente media del plano, y n
el coeciente de rugosidad de Manning del sustrato del plano. Para una lluvia de intensidad
constante se puede plantear una soluci
on analtica de estas ecuaciones. Sea
q=

1/2

5 y 2/3 Io
q
=
y
3
n

(4)

multiplicando numerador y denominador por el calado, y, se puede obtener


1/2

5 y 5/3 Io
q
=
y
3 yn

5q
5
= v=c
3y
3

(5)

donde c es la celeridad con que se propaga una onda de caudal por acciones de tipo cinem
atico
(gravedad y fricci
on). Combinando esta u
ltima expresi
on con la ecuaci
on de conservaci
on de

128

Tema 7

la masa, podemos escribir utilizando la regla de la cadena una ecuacion diferencial de primer
orden, solo en terminos de caudal q:
q
q
+c
=ci
t
x

(6)

Para facilitar la soluci


on, podemos interpretar el valor de c = dx/dt, como la pendiente
de unas ciertas lneas dentro del plano de soluci
on, dominio x/t, que llamaremos lneas caractersticas. En ese caso, la expresion anterior se puede escribir en derivadas totales, v
alidas a lo
largo de las mencionadas lneas caractersticas, como:
dq
=i
dt

(7)

Si nos jamos por ejemplo en la evoluci


on del perl de l
amina de agua que escurre por un
plano inclinado, podemos integrar la ecuaci
on anterior a lo largo de la lnea caracterstica como:


q=

(i)t

(8)

En general no podemos recurrir a integraciones analticas, dado que ni la intensidad de


precipitaci
on ni la celeridad de onda es constante. Se suele recurrir a esquemas numericos en
diferencias nitas, lineales o no lineales (Chow et al, 1994). Para una malla como la indicada
en la gura 4, podemos plantear:

Figura 4: Esquema de solucion para la onda cinem


atica
k+1
k
qj+1
qj+1
q
=
t
t
k+1
qj+1
qjk+1
q
=
x
x

El valor de la celeridad se puede expresar, para un esquema totalmente implcito, a partir


de la ecuaci
on 3, como:

Transformacion lluvia - caudal mediante uso de la onda cinem


atica

k+1

5 k+1 2/5
5 qj+1
= (qj+1
)
c=
k+1
3 yj+1
3

Io
n

129

3/5

(9)

Como ecuacion diferencial de primer orden, precisa tan solo de una condici
on de contorno.
Se toma valor de caudal nulo en el extremo aguas arriba del plano.
La onda cinematica presenta ademas algunas caractersticas derivadas de su formulaci
on.
No es capaz de reproducir la inuencia de las posibles condiciones de contorno existentes en el
extremo aguas abajo. Esto no es un gran problema en el estudio del proceso de transformaci
on
lluvia-caudal ya que dicilmente nos encontraremos niveles de agua tan altos que inuyan en
dicho proceso. Las l
aminas de agua suelen ser del orden de los milmetros o como mucho de
pocos centmetros.
La segunda particularidad de la onda cinem
atica es la incapacidad de atenuar el caudal
maximo. Si revisamos la ecuaci
on 7, y para un caso de propagaci
on de un hidrograma de caudal
sin contribuci
on de precipitaci
on (i=0), la ecuaci
on diferencial que se observa sera:
dq
=0
dt

(10)

Integrando a lo largo de la lnea caracterstica, obtenemos la relacion q=cte. Particularizando


para la lnea caracterstica que parte del extremo aguas arriba y en el momento en que se da el
caudal m
aximo, y nos movemos a lo largo de esa lnea, hasta el extremo aguas abajo, en todos
los puntos de dicha lnea el caudal observado ser
a el mismo.
En resumen obtenemos como resultado un caudal unitario que suponemos que entra repartido
por unidad de longitud en el colector existente (red secundaria o primaria). Si bien esa no es
exactamente la realidad, podemos entender que en una manzana de casas de 100 metros, en la
que hay de 5 a 6 portales de vivienda, m
as 3 o 4 entradas puntuales de sumideros de pluviales,
tenemos facimente 9 a 10 entradas. Considerar 10 entradas puntuales o considerar que el caudal
de esas 10 entradas entra repartido por unidad de longitud, no supone un error considerable.
Ese caudal es el que incorporaremos al calculo hidr
aulico de la red.

SWMM-RUNOFF. Modelo de dep


osito con salida tipo onda
cinem
atica

SWMM es un paquete de c
alculo hidrol
ogico e hidr
aulico desarrollado entre 1969 y 1971, y
apoyado por la Agencia de Protecci
on del medio ambiente norteamericana (EPA), de acceso
libre a traves de internet (http://www.epa.gov) lo que ha hecho que se haya convertido en un
referente de calculo en el ambito del drenaje urbano. La versi
on 2 aparecio en 1975, la 3 en
1981 y la versi
on 4, con sucesivas modicaciones tipo 4.3 o 4.4, es la u
ltima versi
on disponible.
Consta de una serie de m
odulos que abarcan desde el proceso de transformaci
on lluvia - caudal,
el calculo hidr
aulico de la red, la acumulaci
on y transporte de contaminantes, etc.

130

Tema 7

i (t)

Q = W .( H ho) 5 / 3

Io
n

ho

Figura 5: Esquema de dep


osito usado en RUNOFF
En el c
alculo hidrol
ogico de caudales que realiza en el bloque RUNOFF, propone una
metodologa que se denomina a veces de tipo onda cinem
atica, aunque en realidad podemos
denirla como una formulaci
on mixta entre modelo de dep
osito y de onda cinem
atica. Supone
que la subcuenca objeto de estudio, denida a partir de su area, pendiente transversal, rugosidad
supercial, etc. tiene un comportamiento de tipo dep
osito lineal. Asume una cierta abstracci
on
inicial, de manera que hasta que no se ha producido una cierta precipitaci
on umbral, no se genera
escorrenta. A partir de ese momento, el dep
osito representado en la gura 5, viene gobernado
por una ecuaci
on de conservacion de la masa del tipo:
I Q=

dS
dt

(11)

donde el termino de caudal de salida del dep


osito se expresa asumiendo que el nivel de agua
disponible para generar caudal de escorrenta (H-ho) coincide con el calado normal correspondiente al caudal de salida o caudal de escorrenta. As tendremos:

5/3

A i(t) 0.5(W (Hi+1 ho)

Hi+1 Hi
Io
Io
5/3
+ W (Hi ho)
)=A

n
n
t

donde cada uno de los terminos indicados en la ecuaci


on representa:
A Supercie en planta de la subcuenca
i(t) Intensidad de precipitaci
on cada en la subcuenca
W Ancho de la subcuenca

(12)

Transformacion lluvia - caudal mediante uso de la onda cinem


atica

131

H Altura de agua en la subcuenca


ho Abstracci
on inicial o umbral de escorrenta de la subcuenca
Io Pendiente media de la subcuenca
n Coeciente de rugosidad supercial
La formulaci
on propuesta combina una estructura tipo dep
osito (H, valor de la altura de
agua en el mismo) con un caudal de salida del mismo aproximado por una expresi
on de calado
normal, igual al que utiliza la onda cinem
atica. No describe el comportamiento del agua en la
cuenca sino tan solo el caudal a la salida de la misma. El modelo recomienda como par
ametros
de ajuste el ancho de cuenca W y el coeciente de rugosidad n, de la supercie de la cuenca. La
sugerencia de considerar W como par
ametro de ajuste debera sustituirse por la preferencia de
empleo de n (coef. de rugosidad).En la tabla 1 se indican los valores recomendados en el manual
de usuario de SWMM.
La ecuaci
on anterior se resuelve por metodos numericos, actualizando el valor del nivel de
agua y del caudal de aportaci
on correspondiente. En caso de trabajar con cuencas m
as grandes,
RUNOFF permite la inclusion de una serie de canales de aportacion (para reproducir el efecto
del ujo en cunetas o en calzada junto a bordillo) que conforman un mini-esquema de recogida
de escorrenta supercial dentro de la cuenca.
Tabla 1. Factores de rugosidad considerados en SWMM
Tipo de supercie
Pavimento hormig
on/bet
un
Arena na
Terreno de grava
Praderas de hierba corta
Arcilla - limo
Terreno irregular (natural)
Hierba

Coef. de rugosidad n
0.011
0.01
0.02
0.10 - 0.20
0.02
0.13
0.45

Rango habitual
0.01 - 0.013
0.01 - 0.16
0.012 - 0.030
0.012 - 0.033
0.01 - 0.32
0.39 - 0.63

Modelo Hec-1

HEC-1 es un modelo hidrol


ogico que se ha convertido en el estandard de c
alculo hidrol
ogico
mas universal. Desarrollado por el Hydrologic Engineering Center, del Cuerpo de Ingenieros
del Ejercito de los Estados Unidos, (http://www.wrc-hec.usace.army.mil) fue inicialmente concebido para estudios hidrol
ogicos de cuencas naturales de gran tama
no, pero posteriormente fue
adaptado para realizar estudios hidrol
ogicos a peque
na escala, adecuados al ambito urbano. Es
un programa que funciona sobre sistema operativo MS-DOS, y cuando se ejecuta desde Windows se abre la ventana de MS-DOS para su operaci
on. Est
a permanentemente mantenido y
actualizado, habiendo sido su c
odigo base adaptado por algunas empresas que han presentado
modulos de pre y postproceso del programa de calculo (ej. VisualHec1, de Haestad Methods,

132

Tema 7

etc). Recientemente han aparecido versiones mas ociales adaptadas al formato PC, en concreto HEC-HMS, que permiten un uso mucho m
as agradable de HEC-1 frente al espartano
concepto de archivo de entrada de datos realizado mediante editor ASCII. Se puede elaborar
el archivo de entrada de datos, mediante el sencillo sistema de arrastrar y ubicar en un panel
gr
aco, si bien no todas las opciones de HEC-1 est
an implementadas (por ejemplo no permite
de manera directa considerar vertederos en depositos de retencion) y no permite exportar un
chero tipo ASCII para ejecutarse en HEC-1.
Si bien inicialmente HEC-1 es conocido por estudios hidrol
ogicos de grandes cuencas, donde
se suelen utilizar tecnicas de hidrograma unitario fundamentalmente, se le a
nadi
o hace algunos
a
nos un m
odulo de c
alculo que permite utilizar como proceso de transformaci
on lluvia - caudal la
metodologa de onda cinem
atica. HEC-1 s se puede considerar como un programa que resuelve
una onda cinem
atica para toda la longitud del plano de escorrenta. Dene en su formulaci
on
tres niveles de ujo:

Flujo supercial: escorrenta sobre un plano inclinado que permite reproducir el ujo en
tejados, terrazas, aceras, etc.

Colectores secundarios: encargados de recoger la escorrenta supercial. Asume que cada


uno de estos colectores drenan igual supercie

Colector principal: Al que vierten los caudales recogidos por los colectores secundarios

Esta estructura puede parecer un poco rgida aunque no es necesario emplear los tres niveles.
Los dos u
ltimos son tan solo elementos de transporte, siendo el primero el u
nico que reproduce
el proceso de transformaci
on lluvia-caudal. En medio urbano una opci
on habitual puede ser
utilizar la opci
on de ujo supercial y colector principal exclusivamente.
Los elementos de transporte de HEC-1 son algo limitados, pues tan solo acepta secciones
triangulares/trapeciales simetricas, cuadradas o circulares. Esto hace que desde el punto de
vista hidr
aulico sea limitado pero existen versiones donde se han incorporado nuevas tipologas
como por ejemplo un tri
angulo rect
angulo, que reeje el bordillo/calzada.
HEC-1 considera un an
alisis hidr
aulico simplicado de la red, basado en una formulaci
on de
onda cinem
atica, pero que no permite reejar procesos como la entrada en carga, o la inuencia
sobre un colector de los niveles aguas abajo. Con relaci
on al proceso numerico de solucion de
la onda cinem
atica, HEC-1 utiliza un esquema propuesto por Leclerc y Schaake (1973), de tipo
explcito, y en las versiones posteriores a 1988, los intervalos de espacio y de tiempo de calculo
para la resoluci
on los escoge directamente el programa. Si bien cuando utilizamos HEC-1 el
mnimo intervalo de tiempo de estudio hidrol
ogico se ja en 1 minuto, internamente el m
odulo
de soluci
on de onda cinem
atica utiliza intervalos de tiempo inferiores, si bien luego da los datos
interpolados cada minuto.

Transformacion lluvia - caudal mediante uso de la onda cinem


atica

Figura 6: Esquemas de flujo dentro de HEC-1. Onda cinem


atica

Figura 7: HEC-1: Secciones transversales consideradas en la propagaci


on

133

134

Tema 7
Tabla 2. Factores de rugosidad considerados en HEC-1
Tipo de supercie
Plantaci
on densa
Praderas
Cesped
Praderas de hierba corta
Vegetacion dispersa
Arcilla suelta - tierra
Hormig
on / pav. bituminoso
(calados menores de 6 mm )
Hormig
on / pav. bituminoso
(calados superiores de 6 mm )

Coef. de rugosidad N
0.50 - 0.50
0.30 - 0.40
0.20 - 0.30
0.10 - 0.20
0.05 - 0.13
0.01 - 0.03
0.10 - 0.15
0.05 - 0.10

Par
ametros de ajuste: ancho de cuenca vs. rugosidad

Para validar cualquier modelo realizado, la comparaci


on entre medidas de campo y los resultados
de calculo debe hacerse a traves del ajuste de los par
ametros del modelo. La seleccion de estos
par
ametros ofrece dos opciones. Por ejemplo, cuando se utiliza SWMM y se recurre al manual
de usuario del mismo, Huber et al. (1992) recomiendan seleccionar un coeciente de rugosidad
de la tabla que se incluye en el manual y luego variar la anchura de la cuenca, tomando esta
como elemento de calibracion, hasta ajustar los resultados con el calculo. Este enfoque es algo
atpico, dado que se toma como cierto un coeciente de una tabla, y se trata de ajustar un
par
ametro geometrico, que parece que se podra medir. Adem
as hay que indicar que los valores
de rugosidad indicados son siempre orientativos, y no tienen en cuenta un problema como es el
de la escala areal para la que se han determinado.
Una cuenca de peque
nas dimensiones sobre la que se realiza un estudio hidrologico, presenta
un coeciente de rugosidad que, si fueramos analizando al detalle, sera el de la supercie por
la que escurre el agua. Cuando aumentamos la escala de trabajo y el tama
no de la cuenca, la
escorrenta supercial es una mezcla de ujo sobre planos inclinados y ujo en peque
nos cauces
(cunetas, ujo junto al bordillo de la calle, etc.). Los coecientes de rugosidad efectivos que
retrasan el ujo de agua enm una cuenca de tama
no grande, son una mezcla de rugosidad sobre
plano y sobre cauce. En general, dado que la primera (sobre plano) es mayor que la segunda
(cauce), al aumentar el tama
no de la cuenca de estudio, el coeciente de rugosidad se reduce.
Este efecto de la escala espacial de la rugosidad, hace que tenga mucho mas sentido fsico
denir en base a la topografa el ancho de cuenca, y considerar como par
ametro de ajuste el
coeciente de rugosidad. Esto supondr
a que seg
un sea el tama
no de subcuencas consideradas,
el coeciente de rugosidad sera uno u otro, decreciente al aumentar el tama
no de cuenca.

Transformacion lluvia - caudal mediante uso de la onda cinem


atica

135

Efectos de la escala espacial del problema

La escala espacial se reere a las dimensiones que se adaoptan para la discretizacion de la cuenca
en subcuencas. Podemos considerar seg
un sea la escala de detalle del trabajo, subcuencas de
10 a 20 Hectareas (tama
no m
aximo) hasta cuencas de 0.1 a 0.2 Hectareas e incluso menores. A
mayor tam
no de subcuenca, menos trabajo ya que tendremos un menor n
umero de subcuencas,
pero ello nos obligar
a a trabajar con par
ametros mas agregados, es decir, parametros medios
de la subcuenca considerada.
Consideremos una cuenca de 8 o 10 Hectareas. Ello sera como considerar 8 o 10 manzanas
del ensanche de la ciudad de Barcelona. Analizar ese espacio urbano como una u
nica entidad,
transformando esa realidad en solo dos planos inclinados presupone incorporar en esos dos
planos los tejados, viales e incluso la red secundaria de recogida de pluviales. La longitud
de escorrentia no es la misma y el valor de la rugosidad de ese plano ya no representa una
textura real, identicable con un u
nico sustrato, sino una textura agregada o equivalente, tal
que produzca los mismos resultados de caudal de escorrenta que un estudio de detalle que
individualizara las 8 o 10 manzanas del ensanche barcelones. Se entiende que los coecientes de
rugosidad no ser
an los mismos en un caso (cuenca global de 10 manzanas de casas) que en otro
(an
alisis individual a nivel de cada manzana de casas). Los datos de los coecientes de rugosidad
que se encuentran en tablas y documentaciones existentes sobre el tema no siempre reeren la
escala de subcuenca para la que han sido deducidos. Por ejemplo, los datos de referencia de
coecientes de rugosidad en el manual de SWMM se han extrado para un an
alisis de detalle, y si
los us
aramos para un estudio con menos subcuencas, los resultados seran err
oneos. Lo que s es
claro es que los coecientes se reducen a medida que el tama
no de la cuenca aumenta. Estudios
de Pedraza (1999) donde se comparan medidas experimentales de una cuenca con simulaciones
a diferentes escalas, muestran este efecto.

Aplicabilidad de esta aproximaci


on

Se ha simplicado la ecuaci
on de equilibrio de fuerzas hasta el punto de considerar tan s
olo las
fuerzas de fricci
on y de gravedad. Por tanto, en principio debemos aplicar este modelo cuando
las fuerzas prediminantes sean precisamente estas. Cuando las lluvias son muy ligeras, el tipo
de ujo que se desarrolla en el plano suele ser laminar. Al aumentar las precipitaciones podemos
pasar a ujo turbulento. Sera interesante encontrar un cierto par
ametro de referencia que
permitiera decidir si esta aproximaci
on de c
alculo es correcta o no. Woolhiser y Ligget (1967)
indicaron que la aproximaci
on de onda cinem
atica es correcta para el overland ow, el ujo de
escorrenta supercial, cuando un par
ametro denido por ellos como n
umero cinematico k:

k=

Io L
yo F ro2

(3)

con Io la pendiente media de la cuenca/plano, L, la longitud de escorrenta, yo , F ro el calado y


el n
umero de Froude en el extremo aguas abajo del plano, es mayor que 20. Morris y Woolhiser
profundizan en este criterio, y para n
umeros de Froude mayores de 0.5 proponen una relaci
on

136

Tema 7

mas sencilla del tipo:


kF ro2 > 5

(4)

En general, para las pendientes habituales de tejados y calles, salvo tramos casi horizontales,
se verican estas condiciones sin problema .

Bibliografa

Chow, V.T., Maidment, D., Mays, L. (1994). Hidrologa General y Aplicada. McGraw-Hill.
Engman, E.T. (1986) Roughness coecients for Routing Surface Runo. ASCE. J. of Irrigation and Drainage Eng. Vol. 112. Feb. no 2. pp. 39 - 53.
Pedraza, R.A. (1999). Efecto de la discretizaci
on areal de las cuencas urbanas sobre la respuesta
del modelo de onda cinem
atica. Informe de avance 1. Univ. Nacional de Cordoba.
Leclerc, G., Schaake, J. (1973). Methodology for assessing the potential impact of urban
development on urban runo. Report 167. MIT. Cambridge. en HEC-1, Flood Hydrograph
package users manual.


ANALISIS
DEL COMPORTAMIENTO
HIDRAULICO DE REJAS Y SUMIDEROS
Manuel Gomez Valentn
Dep. de Ingeniera Hidraulica, Martima y Ambiental. UPC.
E.T.S. Ingenieros de Caminos, Canales y Puertos
Jordi Girona 1-3. D-1. 08034 BARCELONA

Introducci
on

Diferentes autores suelen distinguir 4 subproblemas dentro del problema general del Drenaje
Urbano. Podemos enumerarlos como:
Determinar la cantidad de agua con la que debemos tratar
Introducir el agua en la red
Dise
nar una red de conductos suficiente para transportar los caudales de c
alculo
Verter dichos caudales a un medio receptor
De los cuatro subproblemas del drenaje urbano, el primero de ellos es el problema hidrol
ogico,
mientras que el tercero es el problema hidr
aulico y el cuarto afecta a los problemas de vertido
al exterior. Entre estos pasos, existe uno que con frecuencia solemos olvidar: los caudales de
escorrenta deben introducirse en la red de drenaje y en los puntos previstos, para que el agua
no circule descontrolada por la superficie de la ciudad.
En numerosas ciudades algunas superficies, por ejemplo los tejados, suelen estar directamente
conectados a la red de drenaje, asegurando as la captaci
on de la escorrenta. Para la lluvia sobre
aceras, viales, plazas y espacios abiertos contamos en superficie con rejillas de captaci
on, tambien
denominadas sumideros o imbornales, que tiene la responsabilidad de recoger el caudal, fruto del
proceso de transformacion lluvia en escorrenta, que circula por la calle y aceras, e introducirlo
en la red de drenaje.
En el proceso de dise
no de una red de drenaje, estamos haciendo siempre la hip
otesis implcita
de que la lluvia cada que se transforma en escorrenta superficial, entra en la red de drenaje en
la misma zona en que cae. Definimos en base a esa hip
otesis una serie de subcuencas hidrol
ogicas
cuyos lmites estan fijados en el supuesto que el agua superficial no los supera. Cuando esto no
137

138

Tema 8

OBRAS DE CAPTACIN
INSUFICIENTES

DIRECCIN DE LA
ESCORRENTA

B
14

12
10
LIMITE DE CUENCA TEORICO

Figura 1: Cuencas hidrol


ogicas alteradas por la falta de captaci
on superficial

se cumple, el esquema hidrologico e hidr


aulico que hemos supuesto en la ciudad puede saltar en
pedazos.
Consideremos el caso de la figura 1, donde unas estructuras de captaci
on insuficientes,
modifican el esquema hidrol
ogico de respuesta (de hecho cambia los lmites de cuenca hidrologico)
y el esquema hidraulico de calculo de dos colectores. Parte de la escorrenta de la cuenca 1 pasa a
la cuenca 2, y caudales que estaban previstos desaguar por el colector AB, acaban entrando en el
CD. Dos colectores como los AB y CD, calculados con una metodologa hidrol
ogica e hidr
aulica
correcta, funcionan de manera diferente a lo previsto, uno por debajo de sus caudales de dise
no
y otro sobrecargado.
Existen muchos tipos diferentes de rejas donde podemos encontrar c
omo algunas captan mas
caudal que otras, o tienen mayor area de huecos, las hay que tienen las barras diagonales, otras
transversales, etc. pero el motivo a tanta diversidad no lo debemos buscar necesariamente en
su funcionalidad, sino en la estetica. Se deciden dise
nos nuevos atendiendo a sus dimensiones,
formas, integraci
on en el mobiliario urbano, etc. Los suministradores y fabricantes proporcionan
numerosos datos sobre su comportamiento estructural pero raramente lo hacen sobre su
capacidad de captar caudales.
Hace pocos a
nos, a raz de un encargo de la empresa de gesti
on del alcantarillado de
Barcelona, CLABSA (Clavegueram de Barcelona S.A.) se realizaron una serie de ensayos en
el Laboratorio de Hidr
aulica de la E.T.S. de Ing. de Caminos, Canales y Puertos de Barcelona,
del comportamiento de un conjunto de rejas (las m
as comunes en Barcelona). Ello dio motivo
al inicio de una lnea de trabajo, parte de cuyos resultados se presentan a continuaci
on.

An
alisis del comportamiento hidraulico de rejas y sumideros

139

Caractersticas de los ensayos de laboratorio

La plataforma construida en el Laboratorio de Hidr


aulica de la E.T.S. de Ingenieros de Caminos
de Barcelona presenta unas dimensiones de 5.5 m de largo por 4 m de anchura, permitiendo una
zona de ensayo u
til de 5.5 x 3 m, reproduciendo el ancho de un vial urbano. Est
a apoyada en
tres puntos, lo que variando estos apoyos le permite modificar las pendientes, alcanz
andose un
maximo del 10% longitudinal y un 4% transversal. Un dep
osito de alimentacion en la cabecera
de la plataforma consigue que la entrada del agua en la misma sea suave, proporcionando
una condici
on de contorno que permite al agua alcanzar de forma r
apida un movimiento
unidimensional. Los ensayos realizados en regimen permanente se hicieron con caudales de
paso de 20 a 200 l/s. El caudal de entrada se mide con ayuda de un medidor de caudal
electromagnetico mientras que el caudal captado se mide con ayuda de un vertedero triangular.
Las caractersticas de la plataforma permite realizar ensayos a escala real (1:1).

Figura 2: Plataforma de ensayo para rejas e imbornales

En los ensayos lo que se reproduce es el flujo en una calle que presenta una pendiente
longitudinal Iy , con una seccion transversal mojada triangular de pendiente transversal Ix . Si
denominamos Q al caudal de paso por la calle (en este caso nuestra plataforma), en los ensayos
se mide el calado de aproximacion y (calado que se alcanza junto al borde de la plataforma,
justo aguas arriba del imbornal) y el caudal captado Qx para una serie de valores de pendientes
y caudales. Denominaremos eficiencia de captaci
on de la reja, E, el cociente entre el caudal
interceptado y el caudal de paso por la calle. El dato de caudal captado no refleja demasiado
bien el comportamiento hidr
aulico de la reja pues un caudal recogido de 10 l/s es mucho si
el que baja por la calle es de 20 l/s, y es poco frente a 150 l/s. Este factor explica mejor el
rendimiento de una reja como estructura de captaci
on frente al caudal circulante por la calle.
Las comparaciones entre rejas las estableceremos en terminos de eficiencia de captacion.

140

Tema 8

2.1

Imbornales ensayados

En una primera fase, los 9 imbornales que se ensayaron se exhiben en la Figura 2. Se trata
de los mas habituales en la ciudad de Barcelona. Cuatro de ellos tienen unas dimensiones
similares (80 x 30 cm) otro mas presenta dimensiones del orden de 100 x 50 cm, y adem
as se han
ensayado combinaciones en serie o en paralelo de esta reja mas grande. Tambien se ha estudiado
el imbornal de buz
on o de ventana lateral, s
olo y combinado con otra reja. Las dimensiones
exactas se indican en la tabla 1.

Tabla 1. Caractersticas geom


etricas de los imbornales ensayados
Longitud (cm) Anchura (cm) Area total (cm2 ) Area de huecos (cm2 )
Reja 1
78
36.4
2839
1214
Reja 2
78
34.1
2659
873
Reja 3
64
30
1920
693
Reja 4
77.6
34.5
2677
1050
Reja 7
97.5
47.5
4825
1400
Reja 8
97.5
95
9650
2800
Reja 9
195
47.5
9650
2800

Para todos ellos se obtuvo la capacidad de captaci


on para cada caudal y combinaci
on de
pendientes ensayadas. Se ensayaron ocho pendientes longitudinales 0, 0.5, 1, 2, 4, 6, 8 y 10%,
cinco pendientes transversales 0, 1, 2, 3 y 4%, y todas las correspondientes combinaciones de
las mismas (en total 40 combinaciones) para cada uno de los caudales de estudio. Para cada
reja ensayada se obtiene una serie de abacos de dise
no que permiten para cada caudal ensayado,
determinar la eficiencia de captacion en funci
on de las pendientes longitudinales y transversales
de la calle en cuestion. Un ejemplo de los datos obtenidos se indica en la figura 2. Al termino
de los ensayos se llego a una serie de conclusiones:
Para comparar el comportamiento hidr
aulico entre diferentes situaciones es conveniente
introducir una nueva variable, la eficiencia de captaci
on E, cociente entre el caudal
interceptado por el imbornal y el caudal de paso por la calle o plataforma
La eficiencia de captacion de una reja depende claramente del caudal de paso y del valor
de las pendientes transversal y longitudinal. La variaci
on de pendiente transversal puede
aumentar/reducir hasta en un 50% la eficiencia de captaci
on. Para caudales bajos (20 a 50
l/s) el rango de valores de eficiencia alcanza valores maximos del 60 al 80%. Para caudales
superiores a estos, nos movemos en rangos menores, como maximo del 40% y en cuanto
aumentamos las pendientes longitudinales se cae a valores del 10 al 20%
La pendiente longitudinal tiene gran influencia sobre la eficiencia de captaci
on hasta valores
del 2 al 4%. Para pendientes mayores la influencia es mucho menor hasta el punto que
podemos considerar que el imbornal mantiene una eficiencia residual casi constante a partir
de esas pendientes lmite indicadas

An
alisis del comportamiento hidraulico de rejas y sumideros

141

Reja 1: modelo R-121

Reja 2: modelo IMPU

Reja 3: modelo E-25

Reja 4: modelo Ebro

Reja 5: modelo Ebro con


ventana lateral

Reja 6: imbornal de ventana lateral

Reja 7: reja interceptora

Reja 8: dos interceptoras en paralelo

Figura 3: Imbornales ensayados

142

Tema 8
El comportamiento de todas las rejas es mas parecido para los caudales bajos (20 o 50
l/s), present
andose mayores diferencias en las eficiencias de captacion para caudales m
as
altos (mayores de 50 l/s)
Las menores pendientes longitudinales (menores al 1%) producen un patr
on de flujo de
tipo bidimensional, mientras que para pendientes superiores el patr
on de flujo es m
as
unidimensional
Si bien las condiciones de ensayo no son exactamente las mismas que se presentan en una
calle, el hecho de que todas las rejas se ensayen en iguales circunstancias hace que se
pongan claramente de manifiesto las diferencias relativas de una reja frente a otra

Ajuste de datos experimentales.


comportamiento de las rejas

Ajuste potencial del

El estudio realizado someta a ensayo cada reja en una plataforma de ancho 3 metros, donde se
variaban las pendientes longitudinales y transversales, y el caudal circulante. Se intentaron
diferentes ajustes que permitieran una aplicaci
on sencilla de los resultados experimentales.
Inicialmente se proponan relaciones lineales entre la eficiencia de captacion y el calado del
flujo en la plataforma. Esto permita definir una recta para cada caudal circulante por la calle.
El ajuste es mas claro para caudales altos y menos evidente para caudales bajos.
Siguiendo experiencias realizadas en otros pases, se tanteo un ajuste entre la eficiencia de
captaci
on E y el cociente Q/y. Estudios previos de otros autores (3) sugeran relaciones lineales
E vs. Q/y. A la vista de los datos de nuestros ensayos, se propone una relaci
on de ajuste
potencial del tipo:
 B
Q
(7)
E=A
y
donde:
E eficiencia de captaci
on de la reja
Q caudal circulante por un ancho de 3 metros junto al bordillo (l/s)
y calado de agua inmediatamente antes de la reja (mm)
A, B par
ametros de ajuste
Como se puede ver en la figura 4, la ecuaci
on de ajuste propuesta describe bastante bien el
comportamiento de las Rejas. Otras experiencias de laboratorio no llegan a valores de Q/y como
los que aqu nos ocupan, hasta 8, qued
andose en valores cercanos a 1. Para las rejas ensayadas
se pueden indicar los valores de los coeficientes A y B que caracterizan totalmente la reja, frente
al uso de abacos para cada caudal. En la tabla siguiente se resumen los valores de los par
ametros
A y B hallados mediante esta ecuaci
on de ajuste propuesta:

An
alisis del comportamiento hidraulico de rejas y sumideros

143

Grfica E-Q/y de la REJA 4


Datos de Ensayo

1.00

Potencial (Datos de
Ensayo)

0.90

0.80

0.70

0.60

E = 0,44(Q/y)-0,81

0.50

AJUSTE POTENCIAL

0.40

0.30

0.20

0.10

0.00
0.00

1.00

2.00

3.00

4.00

5.00

6.00

7.00

8.00

9.00

Q/y

Figura 4: Ajuste potencial a partir de los datos experimentales

A
B

REJA 1
0.47
0.77

Tabla 2. Valores de coeficientes A y B


REJA 2 REJA 3 REJA 4 REJA 7 REJA 8
0.4
0.39
0.44
0.52
0.73
0.82
0.77
0.81
0.74
0.49

REJA 9
0.67
0.74

De todos modos, recordemos que esta funci


on de ajuste considera tan s
olo el caudal que
circula por un ancho de 3 metros junto al bordillo. En caso de que el ancho de superficie libre
del flujo en la calle no supere los 3 metros, el caudal Q que aparece en la ecuaci
on coincide
con el caudal de la calle. Si el ancho de superficie libre es superior a 3 metros la ecuaci
on
7 puede generalizarse haciendo que aparezca el caudal de paso por la calle, considerando una
aproximacion de distribuci
on uniforme de velocidad. La expresi
on sera:


Qcalle (1 (1 3 Ix )2
E=A
y
donde:
on por la calle
Qcalle Caudal de circulaci
Ix Pendiente transversal de la calle
para un flujo con calado junto al bordillo mayor que 3 Ix

B

(8)

144

Tema 8

Ajuste potencial funci


on de la geometra de la reja

Si bien esta aproximacion es comoda y f


acil de utilizar, sera deseable poder extender este analisis
a rejas que no han podido ensayarse. Los mejores resultados se obtendr
an a partir de los ensayos
de la reja, pero no siempre dispondremos de datos experimentales. Se busca una correlaci
on
entre los par
ametros A y B, base del ajuste potencial, con algunas caractersticas geometricas
importantes de las rejas. Despues de varios intentos se propone una ecuacion funcional del tipo:
A=

0.39
Ag0.35 p0.13

(nt + 1)0.01 (nl + 1)0.11 (nd + 1)0.03

B = 0.36

(9)

long
anch

(10)

Esta u
ltima expresi
on se ha modificado a partir de experiencias de laboratorio recientes
(Mur, 2002) para aumentar los rangos de aplicaci
on de esta expresion. Para rejas de hasta 2
metros de largo y 1.5 metros de ancho, se propone un ajuste del tipo:

B = 4.013

long0.053
anch1.581

(10bis)

donde:
Ag area que engloba todos los huecos
p porcentaje de area de huecos respecto al area que los engloba a todos p =

Ahuecos
Ag

nt n
umero de barras transversales
umero de barras longitudinales
nl n
umero de barras diagonales
nd n
long Longitud de la reja
anch anchura de la reja
Este ajuste reproduce el comportamiento de todo tipo de rejas con un rango de valores,
en sus caractersticas geometricas, similares a las ensayadas. Podemos aproximar la ecuacion
de ajuste de la eficiencia de una reja sin tener que realizar ning
un ensayo previo. Como
ejemplo, presentamos las ecuaciones de ajuste para las dos rejas siguientes, comparandolas con
las obtenidas a partir de los datos de ensayo:
Como vemos en las figuras 5 y 6, para la reja B-50 y la Meridiana, la ecuaci
on hallada a partir
de la funci
on de ajuste propuesta, cuyos par
ametros dependen de las caractersticas geometricas,
es muy similar a la obtenida mediante el ajuste de los datos experimentales. En ambos casos,
describen el comportamiento de forma suficientemente adecuada.

An
alisis del comportamiento hidraulico de rejas y sumideros

145

REJA BENITO
1

0.9

Q/y

0.8

0.7

Potencial (Q/y)
0.6

0.5

Potencial (Aj. Segn


Geom.)

0.4

0.3

0.2

0.1

0
0

Q /y

Figura 5: Ajuste te
orico y comparaci
on con ensayos de la Reja Benito Delta 50

REJA MERIDIANA
1

0.9

Q/y

0.8

0.7

Potencial (Q/y)

0.6

0.5

Potencial (Aj. Segn


Geom.)

0.4

0.3

0.2

0.1

0
0

Q6
/y

10

12

Figura 6: Ajuste te
orico y comparaci
on con ensayos de la Reja tipo Meridiana

Figura 7: Reja Benito Delta 50

146

Tema 8

Figura 8: Reja tipo Meridiana


Los estudios que se realizaron hasta el a
no pasado se basaban en imbornales cuyas
dimensiones estaban en el entorno de los 35 - 50 cm de ancho por longitudes de 60 cm a 1
m. Para verificar los resultados obtenidos y para observar la evoluci
on de la capacidad de
captaci
on en funci
on del largo y ancho de la reja, se ha ampliado el rango de las dimensiones
de las rejas de estudio. El rango de dimensiones de las rejas estudiadas ha sido, en cuanto al
ancho, desde 17 cm hasta 150 cm, y las longitudes han variado desde los 18 cm hasta casi los 2
m.
Al aumentar el ancho de la reja se observa siempre un aumento de la eficiencia de la misma.
Este incremento es cada vez menor a partir de un ancho de 1 metro, aunque el incremento no
se puede considerar como despreciable. De todos modos, en calles muy anchas, colocar toda la
fila de rejas en sentido transversal puede no ser funcional ya que, las de la zona central, apenas
ayudar
an a aumentar la eficiencia de captaci
on o s
olo actuar
an en caso de que el caudal de
circulaci
on sea muy grande, con un ancho superficial que abarque toda la calle.
Al aumentar la longitud de la reja se observa en cambio un aumento de la eficiencia de
captaci
on hasta que la longitud es, aproximadamente, de 1 metro. A partir de ah, seguir
aumentando la longitud no ayuda a aumentar de manera apreciable la eficiencia por lo que no
se recomiendan situaciones como, por ejemplo, la colocacion de dos rejas en serie, prefiriendose
la colocaci
on de dos rejas en paralelo.

C
alculo del coeficiente de desag
ue de la reja. Ordenaci
on de
rejas atendiendo a su capacidad de captaci
on

Los datos obtenidos ponen de manifiesto las ventajas de una reja frente a otra, pero debe
entenderse que lo son en terminos absolutos. Se comprueba que p.e. la reja 7 capta mayor
caudal que la reja 1 o 2, pero ello puede ser debido a que es m
as grande y no a un dise
no
hidr
aulico mejor. De acuerdo con estudios previos de Moskow expuestos en Subramanya (4),
podemos aproximar el flujo encima de la reja como un flujo de tipo espacialmente variado
(caudal variable con la posici
on) y donde el caudal captado por la reja se puede aproximar por
una ecuaci
on 1D de tipo orificio:

(11)
q = Cd  AT 2 g E
Si todas las rejas ensayadas tuvieran igual area de huecos,  AT a igualdad de condiciones de flujo
de aproximaci
on E, el mayor o menor caudal captado sera funci
on del coeficiente de desag
ue de

An
alisis del comportamiento hidraulico de rejas y sumideros

147

cada reja. A partir de los ensayos, se dispone para cada reja de los valores de Q, caudal captado,
 fraccion de huecos, AT
area total de la reja y E, energa del flujo circulante, luego podemos
ue, para cada reja y para cada combinaci
on geometrica de
calcular el Cd , coeficiente de desag
pendientes en la calle, asumiendo un flujo 1D espacialmente variado sobre la reja. Se considera
un valor del coeficiente de desag
ue global de cada reja
Para cualquier reja se observa que para caudales medio/altos (50 l/seg.), el coeficiente
de desag
ue Cd depende poco de la pendiente longitudinal, y en cambio depende bastante de
la pendiente transversal. Para pendientes transversales bajas (1%) los resultados no son tan
claros dado que en ese caso la realidad del flujo no es unidimensional. De nuevo notamos una
influencia muy significativa de la pendiente transversal de la calle.
Tabla 3. Valores de coeficiente de desag
ue, Cd

Cd

REJA 1
0.2

REJA 2
0.245

REJA 3
0.33

REJA 4
0.27

REJA 7
0.24

REJA 8
0.22

REJA 9
0.16

En la tabla adjunta se indican los valores obtenidos de Cd para todas las rejas ensayadas,
considerando un caudal de circulaci
on de 100 l/seg., y una pendiente longitudinal del 2%.

Q = 1 00 l s eg R4
0,6
Ix = 4%

0,5

Ix = 3%
Ix = 2%
Ix = 1%

Cd

0,4

Ix = 0%

0,3

0,2

0,1

0
0

10

12

I0 (%)

Figura 9: Relacion Cd Pendiente para la Reja 4


A partir de estos valores podemos realizar un ranking de las rejas, de mayor a peor capacidad
de captacion, a igualdad de area de huecos, seg
un sea el coeficiente de desag
ue. Esta ordenaci
on

148

Tema 8

pone de manifiesto cu
al es la mejor de las formas hidr
aulicas para una reja de captaci
on.
Se observa por ejemplo que las rejas que captan m
as, las interceptoras sola o en grupo, son
precisamente las que presentan un peor dise
no hidr
aulico y que captan mas agua porque
presentan una mayor area de huecos. Rejas mas peque
nas presentan coeficientes de desag
ue
incluso el doble. Este hecho debera ser tenido en cuenta a la hora de proponer nuevos dise
nos
de rejas de captacion.

Referencias bibliogr
aficas

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and Report of Engineering Practice n. 77. New York.
Cabot, J., (1998) Sntesis de los ensayos realizados con una instalaci
on experimental a escala
real de an
alisis de capacidad de imbornales. Jornadas de la AEAS.
G
omez, M., Gonz
alez, J., Guerra, W. (1998). Informe de los resultados obtenidos en los
ensayos de caracterizacion de las 9 rejas ensayadas (Estudio realizado a peticion de CLABSA)
Departamento de Hidr
aulica de la E.T.S. de Ing. de Caminos, Canales y Puertos de Barcelona.
G
omez, M., Gonz
alez, J., Guerra, W., Malgrat, P. (1998). Una metodologa de
ensayo de sumideros y de c
alculo del Caudal captado en viales urbanos. XVIII Congreso
Latinoamericano de Hidr
aulica. Oaxaca. Mexico.
G
omez, M., Martnez, P., Gonz
alez, J. (1998). Experimental analysis of gutter inlets in
high discharge conditions. Proceedings of the Novatech 98 conference, Lyon. Mayo 1998.
Martnez P. (2000) Estudio de eficiencia de captaci
on de rejas y criterios de ubicacion en
viales urbanos. Tesina de especialidad. ETSECCPB. Barcelona.
Mur, M.J. (2002) Estudio de la influencia de la geometra sobre la capacidad de captaci
on de
una reja / imbornal. Tesina de especialidad. ETSECCPB. Barcelona.
Spaliviero, F., R.W.P. May, Escarameia, M. (1999). Spacing of Road Gullies. Hydraulic
performance of BS EN 124 gully gratings. HR Wallingford Report SR533.
Subramanya, K. (1982). Flow in open channels. Ed. Mc. Graw-Hill. New York.
Wen-Hsiung, Li (1954). Hydraulic theory for design of stormwater inlets. Proc. 33 Annual
meeting. Highway Research Board. January 1954.

MODELOS DE FLUJO EN CALLES Y CRITERIOS


DE RIESGO ASOCIADOS
Leonardo S. Nana Escobar
Dep. de Tecnologa de la Construccion
E.T.S. Ingenieros de Caminos, Canales y Puertos
Campus de la Cartuja. 18071 GRANADA

Introducci
on

Por que y en que casos es importante estudiar la escorrenta sobre las calles de una ciudad?
Hay que tener en cuenta que normalmente las calles no se dise
nan para conducir el agua de
lluvia en grandes cantidades sino que se dise
nan para facilitar la circulaci
on de autom
oviles y
vehculos en general. Sin embargo, suelen estar preparadas para conducir una peque
na cantidad
de agua, principalmente la que se genera en la misma calle a causa de la lluvia y con el prop
osito
de que sea interceptada en el transcurso de un corto trayecto por alguna boca de tormenta o
imbornal.
En ciudades en crecimiento, es com
un que el sistema de drenaje quede infradimensionado
para tormentas medianas, entre otras razones, debido al aumento del area impermeable aguas
arriba del sistema de drenaje en cuesti
on. En estas situaciones, el sistema alcanza r
apidamente
su maxima capacidad, pudiendo incluso funcionar a presi
on, en el caso de que sea subterraneo,
y su lnea piezometrica llegar a alcanzar la cota del terreno.
A partir de ese momento el agua que escurre por las calles ya no puede ser captada y si esta
situacion se agrava a
un m
as, los imbornales no solo son in
utiles para captar el agua sino que se
convierten en una fuente de salida de agua. En este caso el sistema solo servira para trasladar
una cantidad determinada de agua de un lugar (el de mayor cota piezometrica) a otro (el de
menor cota piezometrica). Si esto sucede solo en un imbornal, puede que el exceso de escorrenta
sea captado a una corta distancia aguas abajo.
Si la situaci
on se generaliza, puede que la escorrenta se transforme en una gran corriente de
agua que se mueva por las calles, cuyos calados y, si la pendiente de las calles es importante,
velocidades, sean peligrosos para la seguridad de peatones y la circulaci
on de vehculos. Por
esta razon es importante conocer no s
olo los caudales, sino tambien los calados y velocidades
maximas que pueden alcanzarse en las calles en relacion con una tormenta de un determinado
perodo de retorno. Adem
as, esta informacion puede ayudar en gran medida a localizar las
zonas donde podra ser necesario un redimensionamiento del sistema de drenaje y d
onde sera
mas urgente o prioritario.
149

150

Tema 9

Otro motivo por el cual puede ser interesante modelar el flujo en redes de calles es para
complementar la modelacion del flujo en un sistema de drenaje pluvial. De esta manera, surge el
concepto de drenaje dual, que considera al agua generada por la lluvia moviendose en dos planos
paralelos, uno subterr
aneo formado por el sistema de alcantarillado y uno superficial formado
por la red de calles, ambos interconectados por medio de las bocas de tormenta o imbornales y
donde se permite el libre intercambio de flujo entre ambos planos y en todo momento. Esto es
lo que sucede realmente, por lo tanto, una modelaci
on de este tipo permitira un an
alisis mas
riguroso del drenaje urbano.
Utilizando este concepto, si un sistema de drenaje es insuficiente para conducir toda la
escorrenta que se genera en superficie, pero se demuestra a traves de la modelacion del flujo
en las calles que el agua que no entra en el sistema produce calados y/o velocidades que no
superan ciertos lmites impuestos como criterios de dise
no, o que la duraci
on de la situaci
on
no es importante, sera posible contar con una capacidad adicional del sistema que brindara
esa conduccion controlada del agua por las calles, pudiendose evitar quiz
a una costosa obra de
rehabilitaci
on.
Tambien puede usarse este metodo de an
alisis para determinar las distancias maximas a las
que pueden estar colocados los imbornales sin ocasionar un flujo desmesurado en las calles.
Es necesario, por lo tanto, contar con criterios que acoten el caudal que puedan transportar
las calles en funci
on de la restricci
on de los calados por un lado, de las velocidades por otro y de
combinaciones de calados y velocidades, para que este flujo no se convierta en un peligro para
las personas que las utilizan en situaciones especiales.

Caractersticas de las redes de calles

Se define como red de calles a un grupo de calles de longitud variable, que por tener distintas
direcciones se intersectan dando lugar a los cruces de calles. Desde un punto de vista hidr
aulico,
en una red de calles se distinguen dos tipos de elementos, las calles por un lado, y los cruces por
el otro. El flujo en las calles puede considerarse unidimensional, mientras que en los cruces el
flujo puede tener una estructura en general bi- o tridimensional

2.1

Caractersticas de las calles

Al objeto de estudiar su comportamiento hidr


aulico, en principio las calles pueden considerarse
conductos unidimensionales en l
amina libre, cuyas longitudes son frecuentemente de un orden
de magnitud superior a su ancho. Por ser elementos unidimensionales, las calles pueden representarse por un eje y pueden definirse por la posici
on de ese eje en el espacio y una determinada
seccion transversal caracterstica de toda la calle o de un tramo de la misma. Las calles a las
que nos referimos son las que pertenecen a un area urbanizada, es decir, con aceras y calzadas
convenientemente revestidas con materiales de distintos tipos seg
un el lugar geogr
afico de que
se trate, pero en general impermeables.

Modelos de flujo en calles y criterios de riesgo asociado

151

Secci
on transversal
Las secciones de las calles, generalmente estan compuestas por los siguientes elementos: la
lnea de edificaci
on, la acera o vereda, el bordillo o cord
on y la calzada, con una disposici
on de
estos elementos, con frecuencia, simetrica con respecto al eje de la calzada (ver figura 1), aunque
las dimensiones de los mismos puedan variar o incluso alguno de ellos faltar.
La lnea de edificaci
on es el lmite entre la propiedad p
ublica y la privada, materializado
generalmente por la fachada de los edificios o por alg
un otro elemento de division fsica, verja,
puerta, port
on, seto, etc. La acera o vereda es el espacio destinado a la circulacion de los
peatones y consiste en un solado construido generalmente de baldosas o losas que pueden ser de
diferentes tama
nos y materiales. La acera suele estar elevada con respecto a la calzada una altura
variable, que suele ser normalmente de 10 a 20 cm, pero que puede llegar excepcionalmente a
los 50 cm. El lmite entre la acera y la calzada es un escalon llamado bordillo o cord
on que se
suele construir de piedra labrada u hormig
on prefabricado o in situ.




 




   



 



 

 

Figura 1: Seccion transversal tpica de una calle en una ciudad con sistema de drenaje pluvial
subterr
aneo
En nuestro caso, llamaremos calle al espacio comprendido entre lneas de edificaci
on y se
entender
a como ancho de calle, a la distancia entre lneas de edificaci
on. Sin embargo, si la
forma de la seccion as lo exigiera, podr
a definirse un ancho de calle activo que ser
a el ancho
que se considera que contribuir
a activamente a la conducci
on del agua. Esto suceder
a, por
ejemplo, cuando las aceras se encuentren muy elevadas con respecto a la calle o se considere que
el calado en ellas ser
a muy peque
no comparado con el que se produzca sobre la calzada. En esta
circunstancia, el ancho de calle ser
a la distancia entre bordillos.
Relaci
on de aspecto
Se define como relacion de aspecto la relacion existente entre el ancho de la calle y el calado de
la escorrenta que por ella circula, b/y. Considerando de la manera indicada el ancho de la calle,
sera frecuente encontrar anchos de calles de 10 a 20 metros y a
un mayores. Teniendo en cuenta
que la escorrenta en la misma puede llegar a ser del orden de varias decenas de centmetros,
quiz
as 1 metro, vemos que las relaciones de aspecto que normalmente nos encontraremos seran
sin lugar a dudas mayores a 10 para los calados mayores, pudiendo llegar f
acilmente a 100 en el

152

Tema 9

caso de que los calados sean del orden de la decena de centmetros.


Pendientes
Longitudinal: la pendiente longitudinal es la que se refiere al eje longitudinal de la calle.
Normalmente, la pendiente suele ser constante o vara muy poco en el tramo de calles delimitado por dos cruces adyacentes, por lo que puede definirse en funci
on de las cotas de los cruces
que delimitan el tramo y la longitud del mismo. La magnitud de las pendientes depende fundamentalmente de la situacion topogr
afica de la ciudad y puede llegar a variar dr
asticamente de
un punto a otro de la misma.
Transversal: La calzada, por su parte, puede tener una elevaci
on en la parte central formando
una pendiente en el sentido transversal al de circulaci
on de los vehculos y que no suele superar el
2%, que sirve para permitir el escurrimiento del agua de lluvia hacia los bordillos y mantener seca
la zona de circulaci
on de los automotores. Para una calzada de 10 metros de ancho, estaramos
hablando de una elevaci
on de 10 cm, aproximadamente igual a la altura del bordillo. Con el
mismo fin, la acera tambien suele tener una pendiente transversal hacia el bordillo, que suele
ser del 1 al 2

2.2

Caractersticas de los cruces de calles

El cruce de calles es el lugar fsico que es com


un a dos o m
as calles. En una primera aproximaci
on
consideraremos solo los cruces de dos calles, de modo que el cruce de calles puede delimitarse
en planta por la intersecci
on de ambas calles. En este caso el cruce sera una superficie de forma
cuadrangular cuyas aristas tienen la longitud del ancho de las calles que lo forman, las que en
general, tendr
an el mismo orden de magnitud. Con el objeto de estudiar su comportamiento
hidr
aulico, el cruce es un elemento bidimensional, ya que permitira la circulaci
on del agua sobre
toda su superficie en cualquier direcci
on. Si bien los cruces de calles estan formados, en la
generalidad de los casos, por dos calles en angulo recto, existe un n
umero ilimitado de tipos de
cruces, ya que el angulo entre ellas podra ser cualquiera e incluso las calles podran cambiar su
alineaci
on de un lado a otro del cruce.
Clasificaci
on de los cruces de dos calles
Seg
un la direcci
on que tenga el flujo en cada uno de los tramos de calles que est
an conectados
al cruce y haciendo una analoga con la clasificaci
on de Yen (1986) para uniones de conductos
de alcantarillado, podemos clasificar los cruces en:
Convergentes: el flujo entra por tres calles y sale por una (figura 2(a))
Divergentes: el flujo entra por una calle y sale por tres (figura 2(b))
Convergente y divergente: el flujo entra por dos calles adyacentes y sale por las otras dos
(figura 2(c))
El cruce convergente no planteara problemas en cuanto a la obtenci
on del caudal en la u
nica
calles con flujo saliente. El cruce divergente presenta un alto grado de dificultad de resoluci
on,

Modelos de flujo en calles y criterios de riesgo asociado

153

puesto que tendramos que resolver 3 caudales conociendo s


olo uno y la geometra de las calles
adyacentes. Este tipo de cruce, aunque es posible que se presente, no sera frecuente encontrarlo.
El tercer tipo de cruce, con flujo entrante por dos calles adyacentes y saliente por las restantes,
ha sido estudiado experimentalmente en el caso de flujos supercrticos, con angulo recto y calles
de igual ancho (Nana, 1999) y se cuenta con relaciones que ligan las potencias de los flujos
entrantes con los caudales de salida, para ese caso.
a)

b)

c)

Q
Q

Q3

Q3

Q4

Q3

Figura 2: Clasificacion de cruces de dos calles atendiendo a la direccion del flujo en las calles.
(a) convergentes, (b) divergentes y (c) convergentes y divergentes
Bifurcaciones o uniones en T
Las bifurcaciones y uniones pueden ser consideradas como casos especiales de cruces de dos
calles, definidos como cruces de dos calles en los cuales una de las calles comienza o termina en
el mismo cruce. Las bifurcaciones se dan cuando el flujo entra al cruce por una calle y sale por
dos y las uniones cuando el flujo entra por dos calles y sale por una.
Secci
on transversal
Si es relativamente f
acil determinar en planta la superficie del cruce, no lo es tanto averiguar
la seccion transversal del cruce, aunque posee los mismos elementos que las secciones de las
calles. No estara muy alejado de la realidad suponer que la secci
on transversal del cruce sea
igual a la de las calles, excepto por el hecho de que generalmente existe un ensanchamiento por
el redondeo de la esquina de la calzada. Conociendo entonces la secci
on transversal de las calles
que conforman el cruce, es posible tener una idea bastante aproximada de la seccion en el cruce,
que es suficiente considerando la simplificacion que se tendr
a en cuenta para la aplicaci
on de un
modelo numerico.
Pendientes
La superficie del cruce puede tener una topografa compleja, formada por la combinaci
on de
las pendientes transversales y longitudinales de las calles, ya que es un elemento de transici
on
entre dos calles que en general tendran pendientes longitudinales diferentes. Cuando las calles
del cruce tienen importancias diferentes, la seccion del cruce, efectuando un corte por el eje de
la calle de menor importancia, tendr
a la configuraci
on de la figura 3. En cambio, si el corte lo

154

Tema 9

Calle de menor
importancia

Calle de mayor
importancia
(Cruce)

Calle de menor
importancia

Figura 3: Seccion transversal de un cruce de calles de distinta importancia


hicieramos por el eje de la calle de mayor importancia, probablemente no se distinguira cambio
alguno de pendiente dentro del cruce.
Cuando las importancias de las calles son aproximadamente de la misma magnitud, el cruce
puede tener una topografa mas compleja. En virtud de las simplificaciones a adoptar para la
aplicaci
on del modelo numerico esta cuestion tendr
a una importancia secundaria.

Modelos para el estudio del flujo en calles

Suponiendo resuelto el problema de transformaci


on lluvia-escorrenta y que se aplicar
an metodos
para su resoluci
on con los que sea posible la obtenci
on de hidrogramas caudal/tiempo, el siguiente
problema a abordar es el del estudio del flujo en las calles.
Para el estudio del movimiento del flujo no permanente en l
amina libre, pueden usarse las
llamadas ecuaciones de Saint-Venant, desarrolladas por primera vez por A.J.C. Barre de SaintVenant (1871):
Q A
+
=q
(1)
x
t
(Q2
y
Q
+
+g A
gA(Io If ) = 0
t
x A)
x

(2)

Donde: Q es el caudal, A el area del flujo, q un caudal lateral de entrada uniformemente


distribuido, V la velocidad media del flujo, y el calado, S0 la pendiente de la solera, Sf la
pendiente de fricci
on o motriz, g la aceleracion de la gravedad, x,t el espacio y el tiempo,
respectivamente.
Debido a las dificultades de resoluci
on numerica de estas ecuaciones, se han venido usando
expresiones simplificadas de dichas ecuaciones. Los metodos aproximados mas habituales, en
funci
on de los terminos de la ecuaci
on de equilibrio din
amico que se consideran, se detallan en
siguiente parrafo.
El modelo de la onda din
amica incluye todos los terminos de la ecuaci
on din
amica. En la
aproximacion de la onda din
amica cuasi-permanente se desprecia el termino de variaci
on local
de la velocidad (V /t) y en la aproximacion de la onda difusiva se desprecian los terminos

Modelos de flujo en calles y criterios de riesgo asociado

155

y
V
V
+V
+g
g S0 S f = 0
t
x
x

Onda Cinemtica
Onda Difusiva
Onda Dinmica cuasi-permanente
Onda Dinmica

Figura 4: Aproximaciones del flujo


inerciales (V /t y V /x). Estas aproximaciones son poco utilizadas por suponer un escaso
ahorro de tiempo de c
alculo en ordenador frente a las ecuaciones completas (G
omez, 1988, 1992).
Finalmente tenemos la aproximaci
on de la onda cinem
atica, en la que se desprecian los terminos
inerciales y de presi
on ( gy/x).

3.1

Modelos de onda cinem


atica

Debido a su formulaci
on matematica, el modelo basado en la aproximaci
on de la onda cinem
atica
necesita una sola condici
on de contorno aguas arriba para su resoluci
on. Si las calles a analizar
forman una red, el proceso de c
alculo puede realizarse tramo a tramo, desde aguas arriba hacia
aguas abajo. Debido a las limitaciones propias de su formulaci
on (imposibilidad de tener en
cuenta las condiciones de contorno de aguas abajo) su empleo queda restringido a calles de
elevada pendiente, digamos mayores a 0,01 y que presentaran, casi con toda probabilidad, flujos
supercrticos.
Seg
un Stephenson y Meadows (1986), en una calle (o plano o conducto) con una pendiente
de fondo de 0,01, los primeros tres terminos de la ecuaci
on din
amica (2) seran dos ordenes
de magnitud inferiores a la pendiente de fondo si los calados son menores a 0,1 metro. La
inexactitud de las soluciones omitiendo estos terminos fue evaluada por varios investigadores,
entre ellos Woolhiser y Liggett (1967) (seg
un Stephenson y Meadows, 1986) que investigaron la
exactitud de la aproximaci
on cinematica y encontraron que es muy buena si el n
umero cinematico
definido como:
So L
k=
yl F rl2
es mayor que 20 y razonable si es mayor a 10, siendo yl el calado en el extremo aguas abajo de
umero de Froude en el mismo lugar. Morris
un plano de longitud L y pendiente S0 y F rl el n
y Woolhiser (1980) y Woolhiser (1981) (seg
un Stephenson y Meadows, 1986) encontraron m
as
tarde que se requiere tambien el siguiente criterio adicional:
k=

So L
yl F r 2

156

3.2

Tema 9

Modelos de flujo no permanente

Los modelos que utilizan la ecuaci


on din
amica completa, permiten tener en cuenta todos los
factores que influyen en el movimiento del fluido, por lo cual se trata de la mejor aproximaci
on
posible. Como contrapartida, es necesario suministrarles la informaci
on m
as detallada posible
sobre la geometra de la red (pendientes, secciones transversales, etc.). Si esa informacion no
esta disponible, tendr
a que encargarse una topografa de la red de drenaje superficial. En este
caso, se esta ante una ventaja con respecto al estudio de una red de drenaje subterr
aneo, en la
cual sera mas difcil disponer de esta informaci
on.

Descripci
on del modelo num
erico MENRED

Se trata de un modelo no comercial, desarrollado en la E.T.S. de Ingenieros de Caminos, Canales


y Puertos de Barcelona por Nana (1999), con el fin de evaluar el comportamiento hidr
aulico
del flujo en una red de calles. A continuaci
on se describe brevemente el modelo, que consta de
un m
odulo de transformaci
on lluvia-escorrenta y otro que resuelve el flujo en la red de calles
propiamente dicha.

4.1

M
odulo de transformaci
on lluvia-escorrenta

Simplificando la superficie de escurrimiento de las manzanas, reemplaz


andolas por planos inclinados de superficie equivalente y caracterizados por sus dimensiones, sus pendientes, y sus
coeficientes de rugosidad de Manning, es posible transformar la precipitaci
on que cae en estos planos inclinados en escorrenta mediante la utilizaci
on de la teora de la onda cinem
atica,
suponiendo que el flujo que se desarrolla en ellos es el denominado overland flow. Mediante
esta teora se simula el transito del agua desde el momento en que cae hasta que alcanza el
conducto principal de desag
ue.
El c
alculo del caudal a la salida de cada plano se realiza con un esquema en diferencias
finitas, con un intervalo de tiempo que cumple la condici
on de Courant-Friedrichs.

4.2

Resoluci
on del flujo en las calles

Para el c
alculo del flujo en las calles se utilizan las ecuaciones completas de Saint-Venant. Dada
la naturaleza de estas ecuaciones, es necesario recurrir a metodos numericos para su resoluci
on.
Mediante estos metodos numericos se obtiene la solucion del flujo en puntos seleccionados de una
malla en el dominio espacio-tiempo, proceso conocido como discretizacion. De esta manera, cada
calle se divide en N n
umero de tramos iguales de una longitud igual a Dx, quedando discretizada
en N-1 puntos interiores y dos puntos extremos, en los cuales se obtienen las caractersticas del
flujo en terminos de calado y velocidad.
El esquema numerico empleado para resolver el flujo en los puntos interiores de la calle es
el esquema de MacCormack (Chaudhry, 1993). La principal ventaja de este esquema sobre
el de las caractersticas, por ejemplo, es que tiene la capacidad de modelar flujos subcrticos

Modelos de flujo en calles y criterios de riesgo asociado

157

y supercrticos en una misma calle sin necesidad de aislarlos ni de localizar los resaltos. El
principal inconveniente es que, debido a la forma de plantear las diferencias finitas, no es posible
resolver los puntos extremos, debiendose usar para ello otro metodo, si fuera necesario.
El flujo en los puntos extremos se resuelve por el esquema de intervalos especficos del metodo
de las caractersticas. En las calles de entrada a la red, el flujo en el punto inicial se resuelve junto
con la condici
on de contorno de aguas arriba, que es conocida, y el del punto final se resuelve
simultaneamente con el cruce. En las calles de salida de la red, el flujo en el punto inicial se
resuelve simultaneamente con el cruce y el del punto final se resuelve con la condici
on de contorno
de aguas abajo, si el flujo es subcrtico y con las caractersticas del flujo en el pen
ultimo punto si
es supercrtico. El flujo en los puntos finales de las calles intermedias que tienen flujo supercrtico
tambien se resuelve conociendo las caractersticas del flujo en el pen
ultimo punto de la calle.
Para un tratamiento detallado de las condiciones iniciales y de contorno consideradas en el
modelo numerico, puede consultarse Nana (1999).

4.3

C
alculo del caudal extrado por los imbornales y rejas de captaci
on

Para incluir la influencia de los imbornales o rejas de captaci


on, se utilizan las curvas de eficiencia
de captacion obtenidas experimentalmente por G
omez et al. (2000), que responden a la funci
on
siguiente:


E=A

Q
y

B

donde E es la eficiencia de captaci


on, definida como Qi/Q, siendo Qi el caudal interceptado, Q
el caudal circulante por los 3 m de ancho de calle junto al bordillo [l/s], y el calado del flujo
inmediatamente aguas arriba de la reja en [mm], siendo A y B, par
ametros caracxtersticos de
las rejas que se determinan a partir de ensayos de laboratorio, o que se pueden aproximar en
funci
on de las caractersticas geometricas de las rejas como sigue:

A=

0.39
Ag0.35 p0.13

(nt + 1)0.01 (nl + 1)0.11 (nd + 1)0.03

B = 4.013

long0.053
anch1.581

Donde Ag es el area que engloba todos los huecos de la reja, p el porcentaje de area de
umero de barras
huecos (Ah ) respecto al area que los engloba a todos = AH/Ag x 100, nt es el n
transversales al flujo, nl el n
umero de barras longitudinales, nd el n
umero de barras diagonales,
long la longitud de la reja en la direcci
on del flujo y anch el ancho de la reja.
Con estas relaciones se puede calcular el caudal que extrae cada una de las rejas de captacion
de la calle en funci
on del calado inmediatamente aguas arriba de la reja y de las caractersticas
geometricas de la misma.

158

4.4

Tema 9

Resoluci
on del flujo en los cruces de calles

Para la resoluci
on del flujo en los cruces se usa el enfoque experimental en un caso o un balance
de energa entre los flujos convergentes al cruce en otro, seg
un sea el tipo de cruce de que se
trate, clasificados seg
un el tipo de flujo en las calles de entrada y en las calles de salida.
El enfoque experimental se basa en los resultados experimentales obtenidos en un cruce de
calles ortogonales con flujo supercrtico tanto en las calles de aproximaci
on como en las de salida
del cruce. Estas experiencias se recogen en Nana (1999), en donde se obtiene una relaci
on entre
la potencia de los flujos de entrada y los caudales de salida (Figura 5) y una relaci
on entre los
n
umeros de Froude y las potencias de los flujos de entrada (Figura 6). En la Figura 5, Wx y
on x y a la suma de potencias
WT se refieren a la potencia del flujo de entrada en la direcci
de ambos flujos de entrada, respectivamente y Qsx y QT se refieren al caudal de salida por la
calle de la direcci
on x y la suma de caudales de salida, respectivamente. En la Figura 6, Fex
y Fey se refieren a los n
umeros de Froude de los flujos de entrada al cruce por las direcciones
x e y, respectivamente.
Para el caso de cruces de calles de anchos desiguales (relaciones de anchos 1/2 y 2/3),
los resultados experimentales se recogen en Gonzalo (2002), en donde tambien se obtiene una
relacion entre la potencia de los flujos de entrada y los caudales de salida (Figura 7). En este caso,
es necesario conocer adicionalmente la relacion entre los caudales de entrada para determinar
el tipo de flujo, lo que no era necesario en el caso anterior. Las funciones de ajuste a los datos
experimentales son:

P ara

anchox
= 1.5
anchoy

P ara

anchox
=2
anchoy

Qs x
Wx 3
Wx 2
Wx
= 1.2
1.8
+ 1.3
+ 0.23
QT
WT
WT
WT
Qs x
Wx 3
Wx 2
Wx
= 1.2
2
+ 1.4
+ 0.29
QT
WT
WT
WT

Los cruces que no re


unen las condiciones necesarias para que pueda aplicarse la metodologa
experimental, as como todas las bifurcaciones y uniones, se resuelven con un enfoque unidimensional, que es el que se acostumbra aplicar para resolver el flujo en las uniones de dos o mas
canales. Se trata b
asicamente de que entre ellos se cumplan los principios de conservacion de la
masa y de la energa.

Criterios para la evaluaci


on de la peligrosidad del flujo en las
calles

La seguridad de las actividades ciudadanas durante el suceso de lluvia, como el tr


afico peatonal y
vehicular o la no inundabilidad de viviendas, es el objetivo principal que gua el funcionamiento
del sistema de drenaje. No puede negarse la importante funci
on que cumplen las calles en este
sentido, debido a la gran capacidad de transporte del flujo que muchas de ellas pueden tener,
pero su funci
on principal sigue siendo, una parte, la acera, para la circulaci
on de personas y
otra, la calzada, para el transporte de vehculos.

Modelos de flujo en calles y criterios de riesgo asociado

159

1
y = 0,91

Patrn de flujo Patrn de


Patrn de flujo
Tipo IIa
Tipo II flujo Tipo I

0.9

Tipo IIa

Patrn
Patrn
dede flujo
TipoI IIb
flujo Tipo

0.8
0.7
y = 0,66x + 0,17

Q sx /Q T

0.6
3

Tipo I

y = 1,16x - 2,04x + 1,98x - 0,14


0.5
y = 1,16x3 - 1,44x2 + 1,38x + 0,04
0.4
0.3

Tipo IIb

0.2

0.1
y = 0,09
0
0

0.1

0.2

0.3

0.4

0.5

0.6

0.7

0.8

0.9

W x /W T

resalto

Figura 5: Ley de variacion que fija la proporci


on entre caudales de salida en la direcci
on x en
funci
on de la proporci
on de potencia del flujo de entrada en la misma direcci
on
0.7

0.6

Patrn de flujo
Tipo IIb

Patrn de flujo
Tipo IIa
0.5

0.4
Fey = -0,69(Wx/WT) + 0,78

Fex= 0,69(Wx/WT) + 0,09


0.3

Patrn de
flujo Tipo I

Fex

Fey

0.2

0.1

0
0

0.1

0.2

0.3

0.4

0.5

0.6

0.7

0.8

0.9

W x /W T
Figura 6: Ley de variacion del n
umero de Froude en la entrada del cruce en ambas direcciones
en funci
on de la proporci
on de potencia de flujos de entrada en la direcci
on x

160

Tema 9

0.9

ax/ay = 1,5

ax/ay = 2

0.8

0.7

Qsx/QT

0.6

0.5

ax/ay = 1

0.4

0.3

0.2

0.1

0
0

0.1

0.2

0.3

0.4

0.5

0.6

0.7

0.8

0.9

W x /W T
Figura 7: Ley de variacion que fija la proporci
on entre caudales de salida en la direcci
on x en
funci
on de la proporci
on de potencia del flujo de entrada en la misma direcci
on, para calles de
ancho desigual

Modelos de flujo en calles y criterios de riesgo asociado

161

El flujo circulante por calles y aceras debera ser tal que los par
ametros hidr
aulicos de la
misma, calados, velocidades o combinaciones de los mismos, se mantuvieran por debajo de
ciertos valores lmite aconsejables. No hay muchos trabajos referentes a criterios de seguridad
del flujo en zona urbana. Entre los encontrados en la bibliografa, podemos citar los siguientes:

5.1

Criterios basados en un calado m


aximo admisible del flujo

En lo que concierne a da
nos materiales y a minimizaci
on de los mismos, podemos convenir que
un calado m
aximo admisible en una calle es aquel que no permita el ingreso del agua pluvial en
los comercios o viviendas particulares. En muchas ciudades de los Estados Unidos de America
este es precisamente el criterio adoptado, entre otros. En este sentido, se conocen dos criterios
basados en este concepto, el del Urban Drainage and Flood Control District de Denver, Colorado
(UDFCD) y el del Regional Flood Control District del Condado de Clark, Nevada (CCRFCD).
Criterio de Denver
El Manual de Criterios de Drenaje de Denver, Colorado, EE.UU. (Wright-McLaughlin, 1969),
establece que en las calles definidas como locales, categora en la que entraran las calles sujetas
a este tipo de estudio, se permite un calado tal que la cota de la l
amina de agua no produzca
la inundaci
on de la planta baja de edificios residenciales, p
ublicos, comerciales e industriales y
como maximo se aceptan 45 cm sobre el nivel mnimo de la calle. Los edificios con cota de piso
terminado inferior a este valor, deber
an protegerse contra inundaciones. En calles de mayor
importancia los criterios van siendo cada vez mas restrictivos.
Criterio de Mendoza
En la ciudad de Mendoza (Rep. Argentina), dadas las caractersticas de la urbanizaci
on
y siguiendo el criterio de Denver, el calado m
aximo admisible en la calle que no producira el
ingreso del agua en edificios p
ublicos o privados se ha considerado de 30 cm. Este criterio ha
sido utilizado como parametro para analizar la peligrosidad del flujo en las calles de esa ciudad
(Nana, 1999).
Criterio del Condado de Clark
El Manual de Criterios Hidrol
ogicos y de Dise
no del Drenaje del Condado de Clark, Nevada,
EE.UU. (CCRFCD, 1999) establece que para las calles locales con anchos menores a 24 m, se
permite considerar un calado maximo sobre la parte m
as baja de la calle, normalmente junto
al bordillo, de 30 cm, para evaluar la capacidad de transporte de la misma. Por otro lado, en
zonas con riesgo de inundaci
on, se establece que el nivel de piso terminado en las viviendas deber
ser como mnimo de 45 cm sobre el nivel de la parte alta del bordillo, o bien, deberan estar
protegidas contra inundaciones, lo que estara aceptando en esas zonas, la ocurrencia de calados
de ese calibre.
En otras ciudades, como en Austin, Texas, se utiliza el criterio de dejar reservada una zona de
la calzada, la m
as alta, junto a la coronaci
on, para la circulaci
on de vehculos de emergencia. De
este modo no se define un calado maximo en forma explcita, sino que se hace implcitamente
definiendolo como aquel que no supere la cota de la coronaci
on de la calle, valor que puede
variar ampliamente en funci
on del ancho de la calle y de las pendientes transversales que posea

162

Tema 9

1.5

Velocidad [m/s]

ZONA DE INUNDACIN PELIGROSA


Velocidad = 1 m/s

Vy = 0,5 m2/s

0.5

ZONA NO PELIGROSA
Calado = 1 m
0
0

0.5

1.5

Calado [m]

Figura 8: Criterio para la delimitaci


on de la zona de inundaci
on peligrosa, seg
un Temez (1992)
(Departamento de Obras P
ublicas de la Ciudad de Austin, 1977).

5.2

Criterios basados en la consideraci


on conjunta de los calados y velocidades del flujo

Criterio de T
emez
Este criterio, propuesto por Temez (1992), se utiliza en la definicion de una zona de inundaci
on peligrosa. Temez define la zona de inundaci
on peligrosa, como aquella en donde existe
serio riesgo de perdida de vidas humanas o graves da
nos personales. Para que una zona merezca
tal calificativo, deben darse las condiciones desfavorables de calado y velocidad del flujo que se
definen en la figura 8.
Este criterio es una variante de otros propuestos por Bewick (1988) para Nueva Zelanda y
por Jaeggi y Zarn (1990) para Suiza (ambos seg
un Temez, 1992) y ademas tiene en cuenta los
resultados de ensayos de laboratorio de situaciones lmite de estabilidad de personas realizadas
por Abt et al. (1989) en la Universidad de Colorado, especialmente en lo que ata
ne al producto
de la velocidad por el calado, aplicando un coeficiente de seguridad variable.
El lmite de calados propuesto por Temez, de 1 m, podra resultar adecuado en su caso para
el an
alisis de vas de intenso desag
ue y para evaluar el riesgo de perdida de vidas, pero este
calado lmite parece ser excesivo en zonas densamente pobladas, en las que un calado de esa
magnitud, sin tener en cuenta la velocidad, ocasionara posiblemente no perdida de vidas pero
s cuantiosos da
nos materiales.
En cuanto a la velocidad lmite de 1 m/s, cabe acotar que es el u
nico criterio que se ha
encontrado que limita en alg
un momento la velocidad con independencia del calado.

Modelos de flujo en calles y criterios de riesgo asociado

163

Criterio de Abt
El criterio de peligrosidad utilizado por Temez para velocidades entre 0,5 y 1 m/s, evaluado
como un producto lmite de velocidad por calado de 0,5 m2 /s es un criterio tomado aparentemente de las experiencias de Abt et al. (1989), en donde se tuvieron en cuenta velocidades del
flujo de 0,36 a 3,05 m/s y calados de 0,49 a 1,2 m. Por este motivo, estimamos que ese valor
lmite del producto de la velocidad por el calado puede tomarse como criterio, por lo menos
hasta velocidades de unos 3 m/s. Para estas condiciones del flujo, Abt et al. encontraron que
las personas perdan la estabilidad para valores del producto velocidad por calado de 0,70 a 2,12
m2 /s, dependiendo de la altura y peso de las personas (a mayor producto peso por altura, mayor
estabilidad). Teniendo en cuenta estos valores, imponiendo un lmite de 0,5 m2 /s, independientemente del peso y altura de las personas, estaramos considerando coeficientes de seguridad de
1,4 a 4,2.
Criterio del Condado de Clark
En el Manual de Criterios Hidrol
ogicos y de Dise
no del Drenaje del Condado de Clark,
Nevada, EE.UU. (CCRFCD, 1999) se exige que en las calles con anchos menores a 24 m, el
producto del calado en la parte m
as baja de la calle, junto al bordillo, por la velocidad no
supere el valor de 0,55 m2 /s. Este valor es algo superior al del criterio anterior, por lo que se
tomara como referencia el de Abt.
Criterio de la Estabilidad al Deslizamiento
Este criterio fue propuesto en Nana (1999), ante la ausencia de otros criterios en los cuales
se tuviera en cuenta la velocidad y calado del flujo, en conjunto. Para elaborar este criterio, se
consider
o la estabilidad al deslizamiento de una persona ante la fuerza de arrastre que ejerce
el flujo sobre ella. Cuando es necesario cruzar una calle en la cual el flujo posee una velocidad
y un calado determinados, uno tiene la incertidumbre de que si el agua podr
a ser capaz de
arrastrarnos o no. Para establecer dicho criterio, se plante
o que la fuerza que ejerce el agua
sobre una persona sea tal que no provoque su deslizamiento y/o cada (Figura 9). La fuerza de
arrastre del agua puede evaluarse como:
F1 =

1
Cd A v 2
2

Donde Cd es el coeficiente de arrastre, que depende basicamente de la forma de la superficie


contra la cual choca el fluido, r la densidad del fluido, A la proyecci
on frontal del area en donde
act
ua la fuerza del agua que es igual a y b, el calado por el ancho de la persona, en este caso
de las piernas, v la velocidad del fluido. Por otro lado, suponiendo que la persona en cuesti
on
pueda ser capaz de mantenerse en pie, la fuerza que debe equilibrarla es la de fricci
on del calzado
sobre el suelo y que sera igual a:
F = P
Siendo el coeficiente de friccion, que depende de los materiales del calzado y del suelo y
del estado de ambos, y P el peso de la persona. No se tiene en cuenta aqu el empuje vertical
hacia arriba generado por el volumen lquido desalojado por la parte sumergida del cuerpo.

164

Tema 9

P/2

b/2

P/2
Figura 9: Esquema de las fuerzas actuantes sobre las piernas de una persona, en el caso de estar
sometida a la accion de la escorrenta
Considerando que el coeficiente de arrastre para un cilindro de altura infinita es igual a 1,2
(Streeter y Wylie, 1979), la densidad del agua es de 1000 kg/m3, el ancho de las piernas b = 0,1
m x 2 = 0,2 m, el peso de la persona de 60 kgf y el coeficiente de friccion entre caucho y hormig
on
h
umedos igual a 0,50 (Gieck, 1981), con un coeficiente de seguridad de 2, para incluir el efecto
del empuje y la posible variaci
on de los par
ametros considerados, la condicion de estabilidad
vendra dada por la siguiente desigualdad:

v2 y

2 0.5 60 9.81 m3
2P
m3
=
=
1.23
Cd B 2
1.2 2 1000 0.2 s2
s2

El coeficiente de seguridad puede interpretarse aplicado al coeficiente de fricci


on, dada su
incertidumbre por los distintos materiales y estados en los que pueden estar tanto el suelo como
el calzado, o tambien al peso o ancho del peat
on, ya que puede darse el caso de que el peso sea
menor o el ancho de sus piernas mayor o que exista una combinaci
on desfavorable de los tres
factores.
Si bien a este criterio se le ponen cifras en funci
on de una cierta tipologa de peat
on, debe
remarcarse la versatilidad del mismo, dado que puede adaptarse al peso, tama
no y forma de
peat
on que se crea conveniente para cada caso, as como a los diferentes tipos de pavimento y
de calzado que se quieran analizar.
El criterio de peligrosidad elaborado quedara definido, teniendo en cuenta tambien los criterios de calados maximos, como se muestra en la figura 10.
Criterio de Estabilidad al Vuelco
En el estudio realizado por la Secci
on de Ingeniera Hidr
aulica e Hidrologica de la UPC (2001)
para analizar el espaciamiento entre imbornales de la ciudad de Barcelona, se ha considerado la
estabilidad al vuelco de un peat
on para obtener un criterio de seguridad. Considerando al peat
on
como un solido rgido, hip
otesis que se cumple solo en forma aproximada, el momento volcador
sera el provocado por la fuerza din
amica del flujo sobre el peaton, definida anteriormente como
F1, aplicada a una altura de la mitad del calado.

Modelos de flujo en calles y criterios de riesgo asociado

165

ZONA DE
INUNDACIN
PELIGROSA

6
5.5

Velocidad [m/s]

5
4.5

V2y = 1,23 m3/s2

4
3.5

Calado lmite Denver

6.5

Calado lmite Mendoza

3
2.5
2

ZONA NO
PELIGROSA

1.5
1
0.5
0
0

0.05

0.1

0.15

0.2

0.25

0.3

0.35

0.4

0.45

0.5

Calado [m]
Figura 10: Criterio propuesto para la delimitaci
on de la zona de inundaci
on peligrosa

Mv = F1

1
y
y
= Cd Av 2
2
2
2

Por otra parte, el momento estabilizador esta constituido por el peso de la persona, aplicado
en su centro de gravedad, por lo que tendr
a un brazo de palanca igual a la mitad del di
ametro
de las piernas, es decir, b/4 (Figura 11).
Me = P

b
4

Efectuando el equilibrio de fuerzas en un peat


on tal como el considerado en la seccion anterior
y aplicando aqu tambien un coeficiente de seguridad de 2 para considerar el efecto del empuje
y una posible variaci
on de los par
ametros aplicados, podemos llegar a la siguiente desigualdad:
v2y2

60 0.05
m4
P b/4
m4
=
=
0.25
Cd b2
1.2 1000/9.81 0.2 2 s2
s2

que arrojara un valor de Vy > 0,5 m2 /s, que coincide finalmente con el criterio de Abt, aplicando
los coeficientes de seguridad apuntados.
En la Tabla 1, se presenta un resumen de los criterios disponibles para evaluar la peligrosidad
del flujo en calles. En primer lugar, tenemos como referencia el criterio de calado m
aximo que
se establece en el Manual de Criterios de Drenaje de Denver (calado < 0,45 m). La aplicaci
on
del espritu de este criterio a la ciudad de Mendoza, nos brinda un criterio de calado m
aximo

166

Tema 9

b/4
P

F1

b/2

y/2

Figura 11: Esquema de las fuerzas actuantes sobre las piernas de una persona, para evaluar su
estabilidad al vuelco producido por la acci
on de la escorrenta

de 0,30 m, que es el que se utiliz


o para evaluar el riesgo de la escorrenta en esa ciudad. Este
u
ltimo criterio coincide con el calado lmite aceptado en el Condado de Clark para evaluar la
capacidad de transporte de escorrenta de las calles locales.
Con respecto a los criterios que tienen en cuenta la velocidad, tenemos el de Temez, que
considera una velocidad m
axima de 1 m/s y el de Abt definido por un producto Vy m
aximo
on de experiencias de laboratorio e incluyendo un coeficiente de seguridad,
de 0,5 m2 /s, en funci
criterio que coincide con el adoptado para evaluar el riesgo del flujo en calles de Barcelona
basado en la valoraci
on de la estabilidad al vuelco y aproximadamente con el del Condado de
Clark. Finalmente, se tiene un criterio donde se fija un producto V2 y maximo de 1,23 m3 /s2 ,
que se basa en la valoracion de la estabilidad al deslizamiento y que se ha utilizado para evaluar
el riesgo del flujo en las calles de Mendoza.

Tabla 1.Criterios de evaluaci


on de la peligrosidad del flujo en calles
Criterio
Denver (Wright-Mc Laughlin, 1969)
Mendoza (Nana, 1999)
Condado de Clark (CCRFCD, 1999)
Austin (City of Austin
Dep. Public Works, 1977)
Temez (Temez, 1992)
Abt (Abt et al., 1989)
Estabilidad al deslizamiento (Nana, 1999)
Estabilidad al vuelco (SIHH, UPC, 2001)

y (m)
0.45
0.30
0.30
Seg
un ancho
de flujo
1

v (m/s)

vy (m2 /s

v2 y (m3 /s2 )

0.55

0.5
0.50
1.23
0.5

Modelos de flujo en calles y criterios de riesgo asociado

167

Caso de estudio: Aplicaci


on del modelo MENRED a un sector de la ciudad de Mendoza

El terreno donde se asienta la ciudad de Mendoza posee una pendiente dominante importante
(1 al 4 %) que va disminuyendo progresivamente hacia aguas abajo conforme se avanza hacia el
este. Ademas, su red de calles es aproximadamente ortogonal, teniendo las calles de la misma
direccion la misma pendiente y quedando los cruces formados con la misma fisonoma que los
estudiados experimentalmente en Nana (1999).
La subcuenca de estudio se encuadra dentro de una zona de aproximadamente 1 km de
ancho, limitada al este por un futuro canal de drenaje (calle Belgrano) y al oeste por un canal
de riego (canal Jarillal) situado en el costado este de la calle Boulogne Sur Mer, que ante una
tormenta act
ua de canal de drenaje, recogiendo el desag
ue que proviene del parque Gral. San
Martn, situado al oeste de esta zona (Figura 12). La subcuenca elegida es la delimitada por las
calles Emilio Civit al norte y Arstides Villanueva al sur. El area de esta subcuenca es de unas
52 Ha.
En la subcuenca elegida las calles poseen pendientes tales que se preve encontrar flujos
supercrticos a la salida de casi todos los cruces, por lo que sera posible aplicar los resultados
experimentales para resolver la distribuci
on de los caudales aguas abajo de los mismos.

6.1

Caractersticas de la red de calles

La subcuenca de estudio abarca 30 manzanas, quedando la red formada por 50 tramos de calles
y 21 cruces, existiendo entre ellos dos uniones y una bifurcaci
on en T. Las calles en la cuenca
elegida son m
as o menos paralelas entre s y poseen dos direcciones principales, una en sentido
sur-norte y la otra en sentido oeste-este, formando una red aproximadamente ortogonal (Figura
12). El rango de pendientes de las calles se extiende del 0,4 al 2,5 %. La pendiente media de
las calles de la direccion oeste-este es de 1,8% y la de la otra direccion es de 1,1%. En cuanto al
angulo entre las calles, podemos decir que la mitad de los cruces son de angulo recto.
La seccion transversal de las calles de la subcuenca en estudio sigue un patr
on como el
ilustrado en la Figura 13, con una distancia entre lneas de edificaci
on de aproximadamente 20
m y un ancho de calzada de 10 m. Aunque a veces suele ser menor, la pendiente transversal
tanto de la calle como de la acera es del 2 %, para facilitar el drenaje de las superficies hacia
las acequias, que normalmente se encuentran situadas entre el bordillo o cord
on de la calle y
la acera o vereda. Teniendo en cuenta estas dimensiones y ubicando el 0 relativo en el punto
mas bajo de la calle, las cotas significativas en el an
alisis de la escorrenta en las calles seran las
indicadas en la figura.
Las calzadas se encuentran revestidas con pavimento bituminoso o de hormig
on, mayoritariamente de este u
ltimo, en muy buen estado de conservaci
on, por lo que se estim
o adecuado
un coeficiente medio de rugosidad de Manning de 0,015. Las superficies de los cruces de calles
poseen una notable falta de uniformidad en cuanto a pendientes transversales y longitudinales.
Para la modelaci
on numerica se considero el area de cruce horizontal e igual al producto de los
anchos de las calles que concurren a el, 100 m2 .

168

Tema 9

Distancia S-N [m]

1800

1700

1600

Avda. Emilio Civit


11

10

18

17

25
24

8
3

15 16
7

6
1

22

29

13

40
39

23

14

30

45

37

44

35

34

42

19
1400

26

1300

Avda. Arstides Villanueva

50

38

28

12

47

46

36

20 21
27

1500

32

31

Calle M. Belgrano
( futuro canal)

1900

Avda. Boulogne Sur Mer


(canal Jarillal)

2000

49

43
48

33
41

1200
2900

3000

3100

3200

3300

3400

3500

3600

3700

3800

3900

4000

4100

4200

Distancia O-E [m]

Figura 12: Red de calles perteneciente a una subcuenca de la ciudad de Mendoza elegida para
la aplicaci
on del modelo numerico

Lnea de
Edificacin

Acequia
0,50
> 0,10

0,10

10 m
-0,50

> 0,30

Acera o
vereda

Calzada

> 0,20

2%
2%

0,00
5m

Figura 13: Seccion transversal de las calles. (Lnea de trazos: seccion simulada numericamente)

Modelos de flujo en calles y criterios de riesgo asociado

6.2

169

Geometra de la red de calles

Teniendo la informaci
on referente a las coordenadas de los cruces de las calles, puede definirse
la totalidad de la red: longitud y pendiente de las calles, angulo entre calles y superficie de las
manzanas.

Areas
de drenaje conectadas a cada calle: la informaci
on necesaria para determinar la
porci
on de superficie de cada manzana que desagua a cada calle, consiste normalmente en un
plano catastral en donde est
an detallados los lmites de las propiedades e informacion sobre la
calle sobre la cual desagua cada propiedad. Como no fue posible contar con esa informaci
on, se
supuso que la porci
on de desag
ue a cada calle es igual al cociente entre la longitud de la calle y
el permetro de la manzana.
Tormenta de proyecto: se utilizaron las tormentas de proyecto de la ciudad de Mendoza
correspondientes a periodos de retorno de 5, 10 y 25 a
nos de una hora de duraci
on. Dichas
tormentas fueron facilitadas por el Centro Regional Andino del Instituto Nacional del Agua
(ex-INCyTH). En cuanto a la evaluaci
on de las perdidas de la precipitaci
on (evaporacion, intercepcion e infiltraci
on), para este caso, se considero que son iguales a 0, basandose en la hip
otesis
pesimista de que haya habido una lluvia precedente al momento de caer la tormenta de proyecto,
de intensidad y duraci
on suficiente como para que el suelo estuviera saturado y las depresiones
llenas de agua.
Hidrogramas de entrada: En las calles de entrada a la red por el lmite oeste, calles 2, 4 y
10, se consider
o un hidrograma de entrada mnimo, puesto que se supondr
a que la mayora del
caudal que proviene del oeste de la subcuenca es interceptado por el canal Jarillal. Este caudal
se consider
o constante e igual a 0,1 m3 /s mientras dura la tormenta, lo que equivale a calados
aproximados de 6 a 7 cm en esas calles.
En las calles de entrada a la red por el lmite sur, calles 1, 5, 12, 19, 26, 33 y 41, se deberan
incluir como hidrogramas de entrada, los hidrogramas de salida obtenidos en la modelaci
on de
la subcuenca situada aguas arriba. Por simplicidad, se supuso un caudal de entrada equivalente
al aporte de media manzana aguas arriba de cada calle considerada.

6.3

Criterios de aplicaci
on

Para evaluar la peligrosidad del flujo en las calles de la ciudad de Mendoza se utilizaron 4
criterios a saber:
Criterio de calado m
aximo admisible, y = 0,30 m, llamado criterio de Mendoza
Criterio de velocidad m
axima admisible, V = 1 m/s, llamado criterio de Temez
Criterio del producto m
aximo de la velocidad por el calado, Vy = 0,5 m2 s, llamado criterio
de Abt o de estabilidad al vuelco
Criterio del producto m
aximo de la velocidad al cuadrado por el calado, V2 y = 1,23 m3 /s2 ,
llamado criterio de estabilidad al deslizamiento

170

Tema 9

Resultados de la simulaci
on

7.1

Hidrogramas de salida

La primera informacion importante que puede obtenerse es la de los hidrogramas de salida de


la red tanto por el lmite norte como por el este. Se tendran de esta manera 6 hidrogramas de
salida correspondientes a otras tantas calles cuyo flujo abandona la cuenca por el lmite norte,
calles 11, 18, 25, 32, 40 y 47 y podran servir como hidrogramas de entrada en el caso que se
desee analizar el flujo en las calles de la subcuenca situada al norte de la considerada.
Tambien se tendran los hidrogramas de salida correspondientes a las calles cuyo flujo abandona la cuenca por el lmite este, calles 48, 49 y 50 y podran ser u
tiles para estudiar el flujo de las
calles de la cuenca situada al este de la considerada, o bien, para el dise
no y dimensionamiento
del canal de drenaje de calle Belgrano.

7.2

Calados y velocidades

Una importante ventaja de la metodologa adoptada es que se pueden conocer en cada instante
de tiempo analizado, los calados y velocidades en cada punto de la malla de c
alculo, en este
caso, cada 6 a 7 m de longitud y cada 1 segundo. En consecuencia, pueden conocerse los calados
y velocidades maximos que se han producido en cada tramo de calles a traves del tiempo. Esta
informaci
on sera u
til a la hora de comparar los calados y velocidades obtenidos con los criterios
de valoraci
on de la peligrosidad del flujo adoptados y establecer la duraci
on de esta situaci
on.
Como ejemplo, se presentan en las figuras 14 y 15, la evoluci
on en el tiempo de estos
par
ametros correspondientes a las calles 28 y 49, asociados a un periodo de retorno de 25 a
nos.
Cabe aclarar que los calados y velocidades maximos se producen, en general, para diferentes
instantes en diferentes secciones. Tambien se presenta en las mismas figuras el valor maximo del
producto del calado por el cuadrado de la velocidad que servir
a para aplicar criterio de peligrosidad correspondiente. Una explicaci
on detallada de estos hidrogramas, as como una evaluaci
on
del error cometido en la modelaci
on numerica puede consultarse en Nana (1999).

7.3

Influencia del n
umero de rejas en el caudal de escorrenta

Una caracterstica importante del modelo es que permite evaluar la influencia de la colocaci
on
de rejas de captacion en el comportamiento del flujo en toda la red. De esta manera, es posible
realizar una planificaci
on del tipo de rejas a utilizar y la distribuci
on de las mismas en toda la
red de calles de una manera optima, colocandolas s
olo en aquellas calles en que sean necesarias
y en la cantidad optima para evitar problemas derivados de una escorrenta peligrosa.
En la Figura 16, podemos observar como ejemplo la influencia de las rejas de captaci
on en
el caudal de las calles de salida de la cuenca por el lmite Este (calles 48 + 49 +50), para un
periodo de retorno de 25 a
nos. En estas simulaciones, se han colocado 1, 2, 3 y 4 rejas a cada
lado de las calles en todas y cada una de las calles de la red, excepto en la calle 37, que se ha
fijado la cantidad de rejas en 1 en todas las simulaciones debido a su corta longitud.

Modelos de flujo en calles y criterios de riesgo asociado

171

0.7

Calle 28
TR 25 aos

0.6

0.5

V2y

V mx
y mx

0.4

1.5
0.3

V2y = 1,23 m3/s2


V = 1 m/s

Calado mximo [m]

Velocidad mxima [m/s]


2
3
2
V y [m /s ]

2.5

0.2

0.5

0.1

0
0

600

1200

1800

2400

3000

3600

4200

4800

0
5400

Tiempo [s]
Figura 14: Evoluci
on de los calados maximos, velocidades maximas y del valor m
aximo del
producto V 2 y a traves del tiempo en la calle 28
3.5

0.5

Velocidad mxima [m/s]


2
3
2
V y [m /s ]

2.5

0.45

0.4

0.35

V2y

0.3

V mx

y mx

0.25

1.5
0.2
2

V y = 1,23 m /s
1

0.15

V = 1 m/s

Calado mximo [m]

Calle 49
TR 25 aos

0.1
0.5
0.05

0
0

600

1200

1800

2400

3000

3600

4200

4800

0
5400

Tiempo [s]
Figura 15: Evoluci
on de los calados maximos, velocidades maximas y del valor m
aximo del
2
producto V y a traves del tiempo en la calle 49

172

Tema 9

20

18

Calles 48 + 49 + 50
TR 25 aos

16

14

Caudal [m3/s]

Sin Rejas
12

1 reja/calle
10

2 rejas/calle

3 rejas/calle

4 rejas/calle

0
0

600

1200

1800

2400

3000

3600

4200

4800

5400

Tiempo [s]
Figura 16: Influencia de las rejas de captaci
on en el hidrograma de caudal de las calles

An
alisis de resultados

En las figuras 17 a 21 se presenta la duraci


on de la peligrosidad del flujo en cada calle para cada
periodo de retorno, tomando como base los cuatro criterios comentados anteriormente.
En general, se encontr
o una situaci
on de flujos muy r
apidos en las calles para los tres periodos
de retorno estudiados. Para un periodo de retorno de 25 a
nos, se encontraron velocidades del
flujo que en ocasiones superaron, aunque por poco, los 3 m/s durante un lapso de tiempo de 9
minutos.
Casi la mitad de las calles superaron la velocidad de 2 m/s durante m
as de 10 minutos.
Las altas velocidades encontradas estan relacionadas con las fuertes pendientes de las calles, en
las que se comprueba que el flujo alcanza regimen supercrtico en todas, excepto en la 41. Los
n
umeros de Froude m
aximos del flujo varan entre 1,1 y 2,2 seg
un la calle. Por este motivo, el
criterio de Temez se cumplio solo en la calle 41. En las dem
as, esa situacion llego a durar mas
de 45 minutos en 12 calles, mas de 30 minutos en 34 calles y mas de 20 minutos en todas ellas.
Las calles mas desfavorecidas son las que tienen direccion oeste-este.
En lo que respecta al criterio de calados m
aximos adaptado a Mendoza, para un periodo de
retorno de 25 a
nos, 43 calles superan en alg
un momento los 30 cm de calado, 9 de las cuales
lo hacen durante m
as de 20 minutos y 25 mas de 10 minutos. Las calles que poseen direccion
sur-norte tienden a ser las que alcanzan mayores calados.

Modelos de flujo en calles y criterios de riesgo asociado

173

30

Tiempo durante el cual


y > 0,30 m
Criterio de Mendoza

25

TR 25 aos
TR 10 aos
TR 5 aos

Tiempo [min]

20

15

10

0
1

11

13

15

17

19

21

23

25

27

29

31

33

35

37

39

41

43

45

47

49

Calle
Figura 17: Duraci
on de la peligrosidad por calle, en minutos, seg
un el criterio de calado m
aximo
aplicado en la ciudad de Mendoza

El criterio de Abt no se cumple en 23 calles para un periodo de retorno de 25 a


nos y en 6 de
ellas la situacion dura m
as de 10 minutos y en 17, mas de 5 minutos.
Por u
ltimo, el criterio de peligrosidad que tiene en cuenta la estabilidad al deslizamiento
no se cumple en 20 de las calles para un periodo de retorno de 25 a
nos, de las cuales en 6 la
situacion dura entre 11 y 15 minutos, en tanto que en 9 calles esta duraci
on es de 6 a 10 minutos.
En la Figura 20 podemos ver la influencia de la densidad de rejas de captaci
on en la duraci
on
de la peligrosidad de la escorrenta evaluada con el criterio de la velocidad al cuadrado por el
calado para un periodo de retorno de 25 a
nos. Podemos ver como, para densidades de 3 y 4 rejas
por calle, no existe ninguna calle en la red en la que se observe escorrenta peligrosa seg
un este
criterio. Estas simulaciones fueron realizadas con una densidad fija de rejas en todas las calles de
la red, pero tambien sera completamente factible con este mismo modelo realizar simulaciones
con densidades de rejas variables calle a calle, buscando el n
umero de rejas mnimo necesario y
sus ubicaciones optimas, compatibles con los criterios de seguridad que se adopten. Este tipo
de an
alisis hace suponer adem
as que la red de alcantarillado dise
nada con los caudales captados
por dichas rejas, sera la red m
as economica posible y compatible con los criterios de seguridad
adoptados. Observese, que incluso podra existir un cierto n
umero de calles que no necesiten
poseer una red de alcantarillado con capacidad para captar escorrenta pluvial, por lo que sera
suficiente dise
narlas s
olo para conducir las aguas residuales.
En la Figura 21 podemos ver una comparaci
on de la aplicaci
on de los dos criterios que

174

Tema 9
70

TR 25 aos

Tiempo durante el cual V > 1 m/s


Criterio de Tmez

60

TR 10 aos
TR 5 aos

Tiempo [min]

50

40

30

20

10

0
1

11

13

15

17

19

21

23

25

27

29

31

33

35

37

39

41

43

45

47

49

Calle
Figura 18: Duraci
on de la peligrosidad por calle, en minutos, seg
un el criterio de velocidad
maxima de Temez (1992)
18

Duracin de la escorrenta peligrosa

16

Criterio de Abt,Vy < 0,5 m /s


14

Tiempo [min]

12

TR 25 aos
TR 10 aos
TR 5 aos

10

0
1

11

13

15

17

19

21

23

25

27

29

31

33

35

37

39

41

43

45

47

49

Calle
Figura 19: Duraci
on de la peligrosidad por calle, en minutos, seg
un el criterio del producto de
la velocidad por el calado

Modelos de flujo en calles y criterios de riesgo asociado

175

20

Duracin de la escorrenta peligrosa

18

Sin rejas

14

Tiempo [min]

Criterio V y < 1,23 m /s - TR 25 aos

16

1 reja/calle
12

2 rejas/calle
3 rejas/calle

10

4 rejas/calle
8

0
1

11

13

15

17

19

21

23

25

27

29

31

33

35

37

39

41

43

45

47

49

Calle

Figura 20: Duraci


on de la peligrosidad por calle, en minutos, seg
un el criterio del producto de
la velocidad al cuadrado por el calado, para un periodo de retorno de 25 a
nos
20

Aplicacin de los criterios de


velocidad del flujo para TR 25 aos

18

16

V2y>1,23

Tiempo [min]

14

Vy>0,5
12

10

0
1

11

13

15

17

19

21

23

25

27

29

31

33

35

37

39

41

43

45

47

49

Calle
Figura 21: Comparaci
on de la aplicaci
on de los criterios que tienen en cuenta la velocidad y el
calado en forma conjunta, para un periodo de retorno de 25 a
nos

176

Tema 9

eval
uan la velocidad y el calado en conjunto, en donde podemos apreciar que ambos criterios
son, en este caso, complementarios. En general, se aprecia que en calles de menor pendiente (11,
18, 25, 32, 40, 47) prima el criterio de la velocidad por el calado, mientras que en algunas calles
de mayor pendiente (44, 48, 49), tiene mayor influencia el criterio de la velocidad al cuadrado
por el calado, lo que es l
ogico, por las mayores velocidades. Esto obliga a no decantarse por
ning
un criterio en particular, sino a considerar siempre el m
as restrictivo de todos para las
caractersticas de la red de calles y las condiciones del flujo que estemos analizando.

Referencias

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Austin, Texas.
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Ingenieros de Caminos, Canales y Puertos No. 10, Madrid, pp. 59-78.
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on de caudales en cruces de calles con anchos
diferentes. Tesina de Especialidad. ETSECCPB. UPC. Barcelona.
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de la escorrenta superficial en medio urbano. Tesina de Especialidad. ETSECCPB. UPC.
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Nana E., L.S. (1999). Metodologa numerico-experimental para el analisis del riesgo asociado a la escorrenta pluvial en una red de calles. Tesis Doctoral. Universitat Polit`ecnica de
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Secci
on de Ingeniera Hidr
aulica e Hidrol
ogica, UPC (2001). Definici
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Modelos de flujo en calles y criterios de riesgo asociado

177

Riesgo para el Flujo en Calles. An


alisis del espaciamiento para rejas e imbornales utilizados en
la Ciudad de Barcelona. E.T.S.E.C.C.P., Universitat Polit`ecnica de Catalunya, Barcelona.
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Colegio de Ingenieros de Caminos, Canales y Puertos No. 10, Madrid, pp.105-115.
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Flood Control District, Denver.
Yen, B.C. (1986). Hydraulics of sewers. In: Advances in Hydroscience, B.C.Yen (ed.), Vol.
14, Academic Press, London, pp. 1-122.

EJEMPLO DE ESTUDIO DE ESCORRENTIA EN


MEDIO URBANO. APLICACIONES CON HEC-1,
HEC-HMS, VISUAL HEC-1
Hans Sanchez, Manuel Gomez
Dep. de Ingeniera Hidraulica, Martima y Ambiental. UPC.
E.T.S. Ingenieros de Caminos, Canales y Puertos
Jordi Girona 1-3. D-1. 08034 BARCELONA

Introducci
on

El modelo de an
alisis de la transformacion lluviaescorrenta HEC1 ha sido desarrollado por
el Hydrologic Engineering Center, Corps of Engineers, Department of the Army, U.S.A., y
cubre en gran medida las necesidades de estudio en lo referente a tratamiento de datos de
lluvia, denici
on de cuencas y transformacion lluviaescorrenta. HEC1 pretende simular dicho
proceso de transformacion lluviaescorrenta tal y como ocurre en una cuenca real. Para ello,
el modelo se estructura en una serie de componentes que pretenden modelar los diferentes
mecanismos meteorologicos, hidrol
ogicos e hidr
aulicos que comprenden dicho proceso. Se trata
de un modelo globalizado (lumped), que asocia a una cuenca un u
nico juego de par
ametros que
la denen ( p.e. un u
nico coeciente de escorrenta, o un u
nico n
umero de curva SCS); por este
motivo, su uso requiere que las cuencas sean homogeneas en todos sus parametros signicativos.
No obstante, el programa permite dividir la cuenca de estudio en subcuencas de
caractersticas homogeneas. Al tratarse de un modelo globalizado, esta posibilidad es de gran
interes ya que, en funci
on de la calidad de nuestros datos, podemos lograr una estimaci
on
mas ajustada reduciendo el tama
no de la subcuenca. As, cada una de estas subcuencas, debe
representar una regi
on en la que puedan aceptarse caractersticas hidr
aulicas e hidrol
ogicas
uniformes.
Este proceso de discretizacion es muy importante en la hidrologa urbana, porque permite
describir la cuenca a un nivel de detalle muy minucioso, pudiendo llegarse a analizar a un nivel
de tejado por tejado y calle por calle, representando de una manera m
as real el comportamiento
hidrol
ogico e hidr
aulico de la cuenca. En cuencas urbanas es mas f
acil llegar a determinar la
caractersticas topogr
acas de la cuenca porque la supercie de la misma se puede considerar
que est
a formada por planos inclinados (p.e. tejados, calles, etc.).
179

180

Tema 10

Consideraciones previas

Dada una cuenca natural o urbana a estudiar, el primer paso debe ser su correcta delimitaci
on,
y el estudio de sus caractersticas geomorfol
ogicas, as como de su red hidrogr
aca, vegetaci
on,
grado de urbanizaci
on y topografa.
En la Hidrologa urbana es m
as delicada la delimitacion de la cuencas debido a que la
topografa supercial de los tejados y calles tienen un sentido, pero muchas veces los colectores
y las redes de alcantarillado tienen otro. La presencia de imbornales en un n
umero insuciente
tambien puede modicar el esquema hidrol
ogico de la cuenca.
Una vez caracterizada y discretizada la cuenca, se deben transformar estos valores en
par
ametros adecuados y establecidos por HEC1 para su procesamiento.
Para realizar el proceso de datos de una cuenca, el programa HEC1 parte de ciertas
hip
otesis. La magnitud de una cuenca se dene por su area. El coeciente de escorrenta
o de impermeabilidad es u
nico para una cuenca y no considera la distribuci
on espacial del
area impermeable dentro de la cuenca. As, si en ella se aprecian zonas claramente mas
permeables que otras (p.e. zona urbanizada y zona no urbanizada), deber
a ser dividida para
poder diferenciar mejor estos dos comportamientos. En el caso de que las pendientes en diversas
zonas sean muy distintas, o que haya zonas a cotas diferentes, o que la intensidad de las lluvias
sea poco uniforme sobre la cuenca, esta debera ser subdividida tanto m
as cuanta mayor nura
se quiera en el estudio.
Evidentemente, cada una de las divisiones que se hace debe venir apoyada por datos ables;
no tendra sentido dividir la cuenca buscando mayor precisi
on y nutrir despues el modelo con
datos inexactos o poco ables. En el caso de que los datos sean escasos, es conveniente no dividir
mucho la cuenca, e incluso se puede plantear un metodo de calculo alternativo, como el metodo
racional.
Dentro del objetivo de caracterizaci
on hidrol
ogica de una cuenca, se pueden obtener los
par
ametros que rigen su comportamiento a partir de la comparaci
on con medidas reales
de caudal. As, un m
odulo de optimizaci
on, permite obtener los par
ametros hidrol
ogicos
minimizando las diferencias entre el hidrograma de c
alculo y el observado. El hidrograma que
proporciona HEC1 se sit
ua en el extremo aguas abajo de la cuenca; as pues, se debe hacer
coincidir el punto de estudio del programa con el punto en que se cuenta con datos reales. De
este modo, si en una ciudad contamos con dos registros de caudales, sera interesante dividir
la cuenca global en dos subcuencas en funci
on de cada estacion de aforo, las que trabajar
an
independientemente y aportar
an sus respectivos coecientes que se podran ir comparando.
HEC1 originalmente ha sido dise
nado para tratar cuencas rurales, pero muchas de estas
utilidades pueden ser utilizadas en cuencas urbanas. En el caso del modulo que simula embalse,
tambien pueden simular el comportamiento de dep
ositos de retencion en lnea, aunque sin
considerar la inuencia del conducto de salida. As mismo el modulo de extracci
on de caudal,
puede simular la captaci
on de los imbornales.
Se debe hacer hincapie en que la versatilidad del programa en lo que respecta a divisi
on en
subcuencas y optimizaci
on de par
ametros hace que, en un uso incorrecto del programa, se cuente

Ejemplos de estudio de escorrenta en medio urbano. Aplicaciones

181

A
P1

P1

P2

P2
Figura 1: Representacion sintetica de una cuenca
con un n
umero tan grande como se quiera de grados de libertad, que permitir
an en denitiva
ajustar cualquier hidrograma medido, a
un con par
ametros fsicamente inaceptables. No se debe
perder de vista la fsica del problema, y no se debe manejar un n
umero de par
ametros que no
pueda ser optimizado de modo able por los datos disponibles; el n
umero de grados de libertad
debe reducirse al mnimo indispensable.
El ajuste de par
ametros y el analisis de los parametros ajustados, as como de los resultados
obtenidos, debe hacerse en base a la experiencia del usuario del programa, que necesariamente
debe tener conocimientos de hidrologa. As, no son aceptables ajustes en que, para un terreno
completamente urbanizado obtengamos un grado de impermeabilidad del 10 %, no es aceptable
obtener un caudal pico tres veces superior al que se obtendra con el metodo racional, y no es
aceptable un ajuste total del caudal pico si el instante en que se da no coincide sucientemente
con lo observado. Estos y otros controles son necesarios para asegurar que no estamos cometiendo
errores groseros, ya que por decientes que sean los datos de partida y por descabellados que
sean los coecientes que impongamos, el programa siempre dara un resultado.

Estructura del modelo

La cuenca objeto de estudio se sintetiza esquematicamente en una serie de bloques unidos por
barras, de modo similar a los diagramas de ujo de un programa inform
atico. En la Figura 1 se
muestra una cuenca urbana y su representaci
on, tal y como sera interpretada por HEC1.

182

Tema 10

Los cuadros representan hidrogramas provenientes de escorrenta en una subcuenca, los


crculos representan los puntos aguas abajo de una subcuenca y las lneas, la conexi
on de la
cuenca con el punto. Si la lnea tiene una echa, representa la propagaci
on del hidrograma.
Como se ve en la gura 1, en el punto P1 convergen los hidrogramas de la cuenca A, y el de
la cuenca B. All se suman y se propaga el resultado a traves de la cuenca C, hasta llegar al
punto P2 . En este punto convergen el hidrograma propagado del punto P1 y el hidrograma de
la escorrenta de la cuenca C.
Este esquema es el habitual de trabajo con el programa HEC1. Siempre se comienza a
calcular desde aguas arriba hacia aguas abajo y las subcuencas acaban en puntos singulares
siempre que los haya. En el caso de que tuvieramos un registro de caudal en el punto aguas
abajo de las cuencas A y B, podramos hacer una primera estima de sus parametros por separado,
optimizando los hidrogramas obtenidos con los datos registrados. Con los par
ametros ya jados
a su valor optimo en estas zonas intentaramos lo mismo en la cuenca C. Esto corresponde al
caso ideal de que tengamos un registro de caudal aguas abajo de cada subcuenca. Sin embargo,
esto no es lo habitual por lo que si s
olo tenemos un dato de medida de caudal, por ejemplo en
ametros y optimizar otros, sin salirnos de los margenes
el punto P2 , deberemos jar algunos par
fsicamente admisibles.

Elementos del modelo

Este modelo esta compuesto por varios elementos o modulos que se encargan de representar
los diferentes procesos meteorologicos, hidrol
ogicos e hidr
aulicos que comprenden el proceso de
escurrimiento de aguas de lluvia. Para ello utilizan funciones y relaciones matematicas muy
conocidas y de probada eciencia. La mayora de estas aplicaciones han sido pensadas para
cuencas rurales. Sin embargo hay algunas de ellas que bien pueden ser aprovechadas en la
hidrologa urbana, de las cuales nos encargaremos de resaltarlas en esta seccion.

4.1

Precipitaci
on

La entrada de los datos se har


a en forma de hietograma, mediante un patr
on de lluvias y
una lluvia total, la cual se distribuir
a seg
un el patr
on. Dichos hietogramas se usan como
dato de entrada para todos los calculos de escorrenta posteriores debiendo indicar a cada
subcuenca el o los hietogramas que utilizar
a como patron de c
alculo. La lluvia total puede
ser una media ponderada de varias estaciones encarg
andose el programa de calcular esta media
seg
un los par
ametros de ponderacion y la informaci
on de las estaciones que se le de. En el
caso de no disponer de datos de lluvia, se puede introducir una tormenta sintetica, que se basa
generalmente en el an
alisis detallado de la informaci
on de precipitaciones sobre largos periodos
para una misma regi
on. HEC-1 tambien puede generar la distribuci
on de tormentas sinteticas
mediante tres metodos que vienen incorporados.

Ejemplos de estudio de escorrenta en medio urbano. Aplicaciones

4.2

183

P
erdidas e Infiltraci
on

El modelo HEC-1, tambien contempla los calculos de perdidas de precipitaci


on. Calculada
la perdida, lo resta a la precipitaci
on para obtener la lluvia neta con la cual realizar
a el
proceso de escorrenta. El modelo HEC-1 contiene cinco metodos para determinar las perdidas.
Alguno de estos metodos no son aplicables en nuestro entorno porque est
an m
as pensados
para cuencas tpicas Norteamericanas y sobre todo para cuencas rurales, aunque en terminos
generales se asume que en una cuenca urbana como las que tenemos por Espa
na la inltraci
on
es practicamente nula. En determinadas cuencas urbanas se podra utilizar la Tasa de Perdida
Inicial y Uniforme. Este metodo es el mas sencillo y consiste en especicar una perdida inicial
y una tasa de perdida constante. Toda el agua de lluvia es consumida hasta que el volumen
inicial de perdida se satisfaga y luego las aguas de lluvia se eliminan a una tasa constante. En
cabeceras de cuencas urbanas donde hay muchas zonas no urbanizadas tambien se podra utilizar
el metodo del N
umero de Curva SCS. Se trata del conocido metodo del Servicio de Conservaci
on
de Suelos que establece una relacion de las caractersticas de drenaje de los grupos de suelo a un
n
umero de curva. El n
umero de curva esta en funci
on de la cubierta del suelo, el tipo de uso de
la tierra y las condiciones de la humedad inicial. Las perdidas de precipitaci
on se calculan sobre
la base de los valores del n
umero de curva y un factor que es la capacidad inicial de retenci
on
del terreno. Pero lo que le hace aplicable este metodo a algunas cuencas urbanas es que HEC1
ha agregado una funci
on que permite considerar parte de la cuenca como impermeable; en esta
parte de la cuenca no se considera ning
un tipo de perdida. De esta manera permite denir
mejor las zonas que son completamente impermeables con las zonas que no lo son como grandes
parques o zonas verdes.

4.3

Modelos de Transformaci
on Lluvia-Escorrenta

Los metodos que ofrece HEC-1 para la transformaci


on lluvia-escorrenta son dos: el Hidrograma
Unitario y la Onda Cinem
atica: El Hidrograma Unitario es una funci
on de transferencia de
una lluvia de magnitud uno sobre toda la cuenca. Es muy aplicado a cuencas rurales aunque
tambien se podra aplicar a cuencas urbanas pero mejores resultados para este tipo de cuencas
se obtiene con el metodo de la Onda Cinem
atica, porque considera que la cuenca est
a formada
por un conjunto de planos inclinados rectangulares, sobre el que cae la lluvia neta y escurre a lo
largo del plano hasta alcanzar su eje inferior obedeciendo a las ecuaciones de la onda cinem
atica,
donde pasa a formar parte del ujo del colector o del ujo en la calle junto al bordillo (ver gura
2). Los par
ametros usados en este modelo son las caractersticas fsicas de la cuenca, como la
longitud, la rugosidad y la pendiente. HEC-1 resuelve la ecuaciones de la onda cinem
atica para
la transformaci
on lluvia-escorrenta, usando tecnicas numericas de aproximacion de diferencias
nitas propuestas por Leclerc y Schaake (1973).
En el punto de aguas abajo de una subcuenca pueden converger varios hidrogramas. El
modelo permite sumarlos.

184

Tema 10

Lluvia Neta

1m

L
So

Escorrenta

Figura 2: Escurrimiento superficial en Onda Cinematica

4.4

Propagaci
on

Cuando se conoce el hidrograma resultante de una subcuenca, que tiene que discurrir aguas
abajo por un tramo medianamente largo, es necesario propagarlo hasta el punto deseado. En el
proceso de propagaci
on sufre cambios tanto de laminaci
on y sobre todo de desplazamiento en el
tiempo; todo esto principalmente en funci
on de la geometra del cauce, la pendiente del conducto
y la longitud de recorrido. Para calcular esta modicaci
on del hidrograma, es decir modelar la
propagaci
on, HEC-1 dispone de 5 modelos. En estos modelos propuestos se considera siempre
que el fen
omeno de propagaci
on no depende de las condiciones aguas abajo. Asimismo estos
modelos estan pensados para resolver la propagaci
on en cuencas naturales con cierto desarrollo
en su cauce e incluso algunos tienen la particularidad de simular la laminaci
on de embalses si lo
hubieran. En hidrologa urbana el que mejores resultados da es el metodo de la onda cinem
atica.

4.5

Otros Componentes

Ademas de los componentes antes se


nalados HEC-1 tambien cuenta con otros m
odulos como el
DIVERSION, que consiste en derivar una parte de un hidrograma de acuerdo a una tabla de
extraccion establecida. Este componente se puede emplear en hidrologa urbana para simular
la captaci
on de los imbornales. Por ejemplo si se conoce la tasa de captacion de estos, como
se muestra en la gura 3, lo que hace este modulo es analizar cada caudal del hidrograma en
la calle justo antes del imbornal, compararlo con la tasa de captaci
on y separarlo de acuerdo a
esta. Este caudal derivado o separado puede introducirse despues en otro punto cualquiera, por
ejemplo, en el punto de entrada en la red de drenaje.
El modelo HEC-1 tambien cuenta con un m
odulo que permite optimizar los par
ametros de
la cuenca en el caso de que se cuente con datos reales en un punto aguas abajo de la cuenca.
La comparaci
on entre los hidrogramas real y calculado permite realizar un ajuste optimo de
par
ametros, tanto en lo que se reere a las perdidas por inltraci
on y detencion como a la

Ejemplos de estudio de escorrenta en medio urbano. Aplicaciones

185

0.50

C audalC aptado (m 3/s)

0.45
0.40
0.35
0.30
0.25
0.20
0.15
0.10
0.05
0.00
0.00

0.05

0.10

0.15

0.20

0.25

0.30

0.35

0.40

0.45

0.50

C audalC alle (m 3/s)

Figura 3: Tasa de captacion de un imbornal


denici
on del hidrograma unitario o de los par
ametros de la onda cinematica. La abilidad del
ajuste viene ligada a la cantidad y calidad de los datos de que se disponga.
Finalmente el modelo HEC-1, tiene incorporado otros m
odulos que no son necesariamente
hidrol
ogicos ni hidr
aulicos y que mas tienen que ver con la evaluaci
on de la informaci
on as como
con la seguridad y an
alisis economico de riesgos de inundaci
on.

Opciones de programas disponibles

Existen b
asicamente tres presentaciones del modelo HEC-1:
Modelo Original
Visual-HEC-1 (Gracal HEC-1)
HEC-HMS

5.1

Modelo Original

En el modelo original que est


a hecho en el lenguaje Fortran, la entrada de datos se realiza
desde un chero exterior del tipo texto. Este chero consta de lneas. A traves de estas lneas
al modelo se le proporciona, en una forma establecida y secuencial, los datos requeridos y los
procesos fsicos que debe utilizar para efectuar su tarea. Para realizar la entrada de datos es
necesario conocer los codigos de caracteres que identican el tipo y categora de dato que se
le esta suministrando y ponerlos en un orden secuencial. Cada lnea del chero de entrada de
datos tiene un identicador que consta de dos letras que se escriben al comienzo de la lnea, este
identicador tambien recibe el nombre de REGISTRO o TARJETA. La primera letra del registro

186

Tema 10

hace referencia a la familia a la que pertenece, (por ejemplo si es I: signica Iniciaci


on, es decir
todos los registros que empiecen por I, seran registros de iniciaci
on y sirven para determinar la
informaci
on general de la simulaci
on, como el nombre del proyecto que trabajamos, el tiempo
de los hidrogramas a generar, el sistema de unidades que vamos a trabajar etc. Si la primera
letra del registro fuera U signicara que vamos a hacer una generaci
on de escorrenta, si fuera
la letra R signica Propagaci
on y as sucesivamente). La segunda letra dene la opcion que
vamos a elegir dentro de una familia (por ejemplo si queremos que genere la escorrenta por el
modelo del hidrograma unitario sintetico de Clark, pondremos primero la U, de escorrenta y
luego la C, para que lo haga por Clark, entonces el registro sera UC, pero si queremos que
sea por la onda cinematica, ponemos en lugar de la C la letra K (Kinematic), por lo tanto el
registro sera UK). Despues del registro se debe poner la informaci
on relacionada con la misma
y esta informaci
on tambien tiene su respectivo orden el cual se puede encontrar en el Manual
del Usuario del HEC-1 que f
acilmente se puede obtener por Internet. Existen algunos registros
que no comienzan con dos letras sino con el signo asterisco (*) la que signica que estos son
los registros de organizaci
on de lectura y escritura de la entrada de datos. No son registros que
inuyan ni en las caractersticas de la cuenca ni en el modelo matematico que utilicemos para
simular estos, sino simplemente inuyen en la forma de entrar los datos o en algunos aspectos
de la salida de resultados.
ID ESTUDIO DE LA CU EN CA CA LA
ID
*FREE
*D IA G RA M
IT
1 0 0 100
IM
IN
5 0 0
IO
1 2
PG 100
PI 1.46 1.54 1.67 1.83 2.05 2.32 2.66 3.10 3.72 4.88
PI 8.10 16.91 16.91 6.03 4.19 3.37 2.86 2.48 2.18 1.93
PI 1.74 1.60 1.50 1.43
KK CUENCA
KM
ESCORRENTIA DE LA CU EN CA CA LA
BA 78e-6
PR 100
LU
0 0
UK 74 0.034 0.016 100
RK 87 0.030 0.016
0 TRA P 0 63

ZZ
Figura 4: Entrada de datos del Hec-1 tipo texto
En la gura 4 se muestra un registro de entrada de datos de una cuenca. La informaci
on
que se le suministre sera en unidades del SI (tarjeta IM). La cuenca tiene un registro de lluvia
denominada 100 (tarjeta PG) cuya informaci
on esta dada a intervalos de 5 minutos (tarjeta IN)
y la informaci
on de la lluvia se da mediante la tarjeta IP. El estudio se realizara a intervalos de
1 minuto (mnimo que puede aceptar HEC-1) (tarjeta IT), no se considerar
an perdidas en esta
cuenca (tarjeta LU) y el proceso de transformaci
on lluvia escorrenta se efectuara con la opcion
de la onda cinem
atica (UK, RK).

Ejemplos de estudio de escorrenta en medio urbano. Aplicaciones

187

En cuanto a la salida de resultados HEC-1 presenta muchas opciones de acuerdo al modelo


matematico que se utiliz
o y tambien presenta una gran variedad de grado de detalle que
puede ser controlado por el usuario mediante el archivo de entrada de datos y sus respectivos
registros. La salida de datos se da en un archivo de texto, cuyo nombre previamente hemos
elegido interactivamente al ejecutar el programa. La informaci
on se presenta en un formato
preestablecido por HEC-1.
El modelo original de HEC-1, se podra decir que actualmente est
a en desuso a nivel de
usuario novel u ocasional, debido a que su utilizaci
on es complicada porque es necesario recordar
muchos codigos y comandos, los cuales ademas deben estar puestos en un orden preestablecido y
cualquier error no solo no dara resultados sino que estos seran incorrectos lo que confundiran
al usuario. Sin embargo a nivel usuario experto ya sea como programaci
on o investigaci
on es
ideal porque tiene su c
odigo fuente abierto, permitiendo hacer modicaciones al programa para
que se ajuste a sus necesidades particulares.

Figura 5: Interfaz de entrada de datos del Modelo Visual Hec-1

5.2

Visual-HEC-1 (Grafical HEC-1)

El modelo Visual-HEC-1 o recientemente llamado Gracal HEC-1 ha sido elaborado por la


compa
na Haestad Methods. Este programa es de pago y es el mismo programa original del
HEC-1 en FORTRAN, al cual se le ha agregado m
odulos de pre y post proceso graco para
facilitar la entrada de datos y la interpretaci
on de los resultados, debido que en el modelo HEC1 original la entrada de datos es muy engorroso. El modelo Visual-HEC-1 lo u
nico que hace
es generar un archivo de entrada de datos tipo texto con sus c
odigos respectivos tal cual como

188

Tema 10

lo interpreta el modelo original de HEC-1, a partir de la informaci


on que se le suministre al
programa por medio de sus gr
acos y ventanas de facil uso, como se pueden observar en la
gura 5.
Los resultados que de Visual HEC-1 son identicos a los del modelo original, en un archivo
tipo texto. Sin embargo tambien puede dar el resultado del hidrograma de cada proceso de
calculo en forma tabulada o gr
aca, ver gura 6.

Figura 6: Presentacion de resultados en el Modelo Visual Hec-1

5.3

HEC-HMS

El programa HEC-HMS ha sido desarrollado por el Cuerpo de Ingenieros del Ejercito


de los Estados Unidos (los mismos que desarrollaron el programa original HEC-1). Es
un programa gratuito que se puede bajar por internet en la p
agina de sus autores
(http://www.hec.usace.army.mil) y actualmente est
a muy difundido. Este programa trabaja
con el codigo fuente de HEC-1, al cual se le ha cambiado principalmente la interfaz de entrada
y salida de datos, para que sea m
as amigable al usuario. De esta manera la entrada de datos se
realiza mediante gracos sencillos de la cuenca y ventanas tipo Windows, evitandose la entrada
de datos tipo texto y teniendo que recordar las etiquetas y c
odigos respectivos (UK, ID, KK,
ZZ..). De igual manera los resultados son mas esteticos y faciles de manejar. En la gura 7 se
muestra el interfaz de entrada de datos de este programa.
La salida de resultados de este programa est
a mas trabajada, porque pueden obtenerse los
hidrogramas en forma tabulada o en forma gr
aca y tambien es posible obtener un resumen
general de los caudales maximos, ver gura 8.

Ejemplos de estudio de escorrenta en medio urbano. Aplicaciones

Figura 7: Interfaz de entrada de datos del programa HEC-HMS

Figura 8: Interfaz de salida de resultados del programa HEC-HMS

189

190

Tema 10

Figura 9: Vista en planta de la Av. Carrilet

Ejemplo 1: Estudio del paso inferior de la Av.Carrilet

A continuaci
on se desarrollara un ejemplo en el que se presentan las opciones b
asicas para el
an
alisis hidrol
ogico de una cuenca urbana. Con este ejemplo se trata de demostrar que en la
hidrologa urbana se puede analizar el suceso de lluvia y de drenaje a un nivel muy detallado,
llegandose a analizar casi cada palmo de una calle. El ejemplo estudia el paso inferior de la
Av. Carrilet. Se trata de una peque
na travesa ubicada en la ciudad de Barcelona, que cruza a
distinto nivel (por abajo) con una avenida importante como la Ronda del Mig, ver gura 9. El
problema de estos cruces es que con fuertes precipitaciones tienden a inundarse en los puntos
bajos, debido a que la u
nica salida que tienen son los imbornales y si estos son insucientes, el
agua se ir
a almacenando en el paso inferior. Mediante el an
alisis a realizar estaremos capacitados
para decidir si el n
umero de imbornales es suciente o no para la lluvia de proyecto que nos
planteemos.
Con la nalidad de simplicar el estudio del problema, algunos de los valores de la cuenca
real han sido alterados. De esta manera el ejemplo sera mas did
actico.

6.1

Informaci
on empleada

La informaci
on de lluvia que se ha utilizado para este ejemplo se obtuvo de la curva IDF para
el periodo de retorno de 50 a
nos ajustado a partir de la f
ormula de Talbot seg
un los datos del
Observatorio Fabra de Barcelona (V
azquez, et al. 1987). Una vez seleccionada la curva IDF,
se calculo, el hietograma de lluvia, que se presenta en la gura 10, mediante el metodo de los
bloques alternados (Chow 1988). A esta lluvia no se le ha afectado ninguna perdida, debido a
que el pavimento es totalmente impermeable y los sucesos de lluvia y escurrimiento se dan en
un corto periodo de tiempo y por lo tanto la evaporaci
on se considera insignicante.

Ejemplos de estudio de escorrenta en medio urbano. Aplicaciones

191

220

Precipitacin (mm)

200
180

Para el Tr = 50

160
140
120
100
80
60
40
20
0
5

10

15

20

25

30

35

40

45

50

55

60

65

70

75

80

85

90

95 100 105 110 115 120

Duracin (mint)

Figura 10: Hietograma obtenido a partir del metodo de los bloques alternados, con la IDF de
T=50 a
nos.

C audalde A fluencia (m 3/s)

0.6

0.5

0.4

0.3

0.2

0.1

0.0
0

0.005

0.01

0.015

0.02

0.025

0.03

C audalC aptado (m 3/s)

Figura 11: Imbornal tipo de la Av. Carrilet y su curva de captaci


on

192

Tema 10

Para la generaci
on de escorrenta se ha empleado el metodo de la onda cinem
atica, as como
para la propagaci
on. La captacion de los imbornales se ha efectuado mediante el m
odulo de
Diversion, cuya tasa de captaci
on se ha obtenido de ensayos de laboratorio a una escala 1:1. En
la gura 11 se muestra el tipo de imbornal que tiene la calle, as como su respectiva curva de
captaci
on.
Los elementos geomorfologicos de cada subcuenca son simplemente las caractersticas del
pavimento de cada calle, como la pendiente, la rugosidad y las dimensiones exactas, tanto para
longitudes como para areas.

6.2

An
alisis del proyecto

Para analizar en detalle la escorrenta en el paso inferior de la Av. Carrilet se considera necesario
realizar una subdivisi
on de la cuenca en subcuencas, cuya subdivisi
on realizaremos de acuerdo
a los imbornales que encontremos y la pendiente de la calle, ya que los dem
as par
ametros son
identicos. Si nos apoyamos en el esquema del perl de la avenida (ver gura 12) vemos que
lo podemos dividir en 6 partes que llamaremos (CALLE1, CALLE2, etc) que estan limitadas
por sus respectivos imbornales (P1, P2, ...), y en cada CALLE se puede considerar pendiente
uniforme. En la gura 13 se presenta el esquema de la cuenca tal y como ha sido subdividida.
En esta gura tambien se observa que cada CALLE es simetrica en el lado derecho e izquierdo si
lo dividimos por el centro de la calzada. Por lo tanto puede analizarse s
olo un lado y el resultado
nal sera el doble.

6.3

Proceso de c
alculo

El modelo HEC-1 calcular


a la red siempre desde aguas arriba hasta aguas abajo. As, el esquema
de calculo que habra que seguir, podra responder a la siguiente secuencia:
a. Calculo del hidrograma de escorrenta directa de la subcuenca CALLE1.
b. Extracci
on del hidrograma de la CALLE1, por su respectivo imbornal El hidrograma no
extrado, pasa a la CALLE2.
c. Determinacion de la escorrenta directa correspondiente a la subcuenca CALLE 2,
considerando el caudal que viene de la cuenca aguas arriba (CALLE1).
d. Extracci
on del hidrograma de la CALLE2, por su imbornal. El hidrograma que no es
captado pasa a la CALLE 3
e. Calculo de la propagaci
on del hidrograma no extrado de la CALLE2 a traves de la
CALLE3. La CALLE3 no genera escorrenta directa por estar cubierta. El hidrograma
que habra al nal de la CALLE3 sera el hidrograma propagado que viene de la CALLE2
y que ha pasado a la CALLE3.
f. Extracci
on del hidrograma de la CALLE3, por su imbornal. Solo queda al nal de la
CALLE3 el hidrograma que no ha sido captado por el imbornal.

Ejemplos de estudio de escorrenta en medio urbano. Aplicaciones

L = 37 m.
I = 0.030

P7

L = 76 m.
I = 0.060

Calle 5

L = 56 m.
I = 0.015

P4

P5

P6
Calle 6

L = 47 m.
I = 0.005

Calle 4

193

L = 90 m.
I = 0.060

P2

P3
Calle 3

L = 70 m.
I = 0.030

Calle 2

P1
Calle 1

Punto Bajo

Figura 12: Esquema del perl longitudinal de la Av. Carrilet


g. Obtenci
on del hidrograma de escorrenta directa de la CALLE6. En este instante no calcula
el hidrograma de la CALLE4, porque est
a ubicado aguas abajo de otras subcuencas que
todava no han sido calculadas. Por lo tanto primero calcula las subcuencas aguas arriba.
h. Extracci
on del hidrograma de la CALLE6, por su respectivo imbornal El hidrograma que
no ha sido extrado pasa a la CALLE5
i. Determinaci
on de la escorrenta directa correspondiente a la CALLE 5, considerando el
caudal que viene de la CALLE6.
j. Extracci
on del hidrograma de la CALLE5, por su imbornal.
k. Propagaci
on del hidrograma que no es captado por el imbornal de la CALLE5, a traves
de la CALLE4. La CALLE4 no genera escorrenta por estar cubierto.
l. Extraccion del hidrograma de la CALLE4, por su imbornal.
m. Combinaci
on de los hidrogramas que quedan al nal de la CALLE3 y de la CALLE4
para determinar el hidrograma total de escorrenta de una de las mitades simetricas de la
cuenca. El hidrograma de toda la cuenca sera el doble de este u
ltimo hidrograma.
Siguiendo esta secuencia HEC1 interpretara las cuencas como se muestra en la gura 14 y
en la gura 15 se muestra la representacion de este proyecto utilizando el modelo HEC-HMS

194

Tema 10

BARCELONA

P1

Calle 1

Calle 1

P2
1xE24

1xE24

Calle 2

Calle 2

P3
1xE24

1xE24

Calle 3

Calle 3

1xE24

1xE24
1xE24

1xE24

P4

Calle 4

Calle 4

1xE24

1xE24

P5

Calle 5

Calle 5

1xE24

1xE24

P6

Calle 6

Calle 6

P7

L'Hospitalet

Figura 13: Esquema de la subdivisi


on de la Av. Carrilet

Ejemplos de estudio de escorrenta en medio urbano. Aplicaciones

CALLE1

CALLE6
SRECA1

CALLE2

SRECA6

CALLE5
SRECA2

SRECA5

SRECA3

SRECA4

Combinacin de
hidrogramas

Figura 14: Esquema de interpretaci


on de la cuenca de la Av. Carrilet por HEC1

Figura 15: Esquema del proyecto de la Av. Carrilet en el modelo HEC-HMS

195

196

Tema 10

Escurrim iento superficial


en terraza

Escurrim iento
superficialen tejado

Escurrim iento
superficialen aceras
Escurrim iento
superficialen calles

Figura 16: Esquema de la calle Alba

Ejemplo 2: Estudio detallado del aporte de escorrenta de la


calle Alba

En este ejemplo vamos a calcular el aporte de escorrenta que tiene una cuenca que est
a formada
por una calle, su acera y el tejado de las casas (ver gura 16). Con nes did
acticos las dimensiones
del n
umero de casas y de la calle se han reducido. Lo que se trata de explicar con este ejemplo
es que el estudio hidrol
ogico de una cuenca urbana se puede llegar a realizar a un detalle de
calle por calle y casa por casa, por supuesto siempre que se cuente con la informacion adecuada
para realizar un estudio a este detalle; de lo contrario es mejor ampliar la cuenca a manzana por
manzana o barrio por barrio y trabajar con valores promedio o aproximados. No tendra sentido
discretizar tanto la cuenca sin contar con el soporte de informaci
on que la sostenga, Para este
tipo de estudios es necesario conocer las dimensiones, la pendiente y rugosidad de cada calle y
acera, as como de cada tejado. Del mismo modo es necesario conocer las conexiones de desag
ue
y otros factores que pueden inuir en el drenaje de las aguas pluviales

7.1

Informaci
on empleada

La informaci
on de lluvia que se ha utilizado para este ejemplo es la misma del ejemplo anterior
(ver gura 10) A esta lluvia tampoco se le ha afectado ninguna perdida, porque la cuenca de
estudio se considera sucientemente impermeable.
Los elementos geomorfologicos de cada subcuenca son simplemente las caractersticas de cada
subcuenca, como la pendiente, la rugosidad y las dimensiones exactas, tanto para longitudes
como para areas.

Ejemplos de estudio de escorrenta en medio urbano. Aplicaciones

197

Terraza
Tejado2

Tejado1

C alle

C olector2

C olector1

Figura 17: Discretizacion en subcuencas de la calle Alba

7.2

An
alisis del proyecto

Para realizar un correcto an


alisis de nuestra cuenca es necesario dividirlo en subcuencas. Las
subcuencas seran 4: Tejado1, Terraza, Tejado2, y Calle (ver gura 17). Las subcuencas Tejado1,
Terraza y Tejado2 estan comprendidas por las supercies de dichos tejados o terrazas, cuyas
aguas nalmente van a ir a parar directamente al colector principal mediante un bajante de
aguas pluviales. La subcuenca Calle est
a comprendido por la supercie de la calzada y la acera
y por lo tanto esta subcuenca tendr
a que ser tratada con dos tipos de suelos diferentes, cuya
diferencia principal es la pendiente. Las aguas de la subcuenca Calle antes de ser captadas
por su imbornal van a recorrer por el bordillo de la calzada, convirtiendose este en un colector
secundario.
Para la generacion de escorrenta se ha empleado el metodo de la onda cinem
atica. La
captaci
on del hidrograma de la subcuenca Calle por su imbornal, se ha efectuado mediante el
modulo de Diversion.

7.3

Proceso de c
alculo

El proceso de calculo que habra que seguir y que se reeja gura 18 si utilizamos el programa
HEC-HMS, sera el siguiente:
a. Calculo del hidrograma de escorrenta directa del Tejado2
b. El caudal del Tejado2 va directamente al Colector1, donde es propagado hasta el punto

198

Tema 10

Figura 18: Proyecto Calle Alba en el programa HEC-HMS


P-intermedio.
c. Determinacion de la escorrenta directa correspondiente a la Terraza.
d. El caudal de la Terraza se junta con el caudal que viene propagado del Tejado2 en el
punto P-intermedio
e. El caudal del punto P-intermedio es propagado a traves del Colector2, hasta el punto
P-final
f. C
alculo de la escorrenta directa del Tejado1, que se junta con el que viene propagado
desde el punto P-intermedio.
g. Determinacion de la escorrenta de la Calle, donde debe hacerse el calculo del hidrograma
considerando la acera y la calzada como dos supercies diferentes en una misma cuenca.
h. Extracci
on del hidrograma de la Calle, por su respectivo imbornal
i. Finalmente se hace la suma de los tres hidrogramas que llegan al punto P-final,
el hidrograma propagado del punto P-intermedio, el hidrograma del Tejado1 y el
hidrograma captado por el imbornal de la Calle.
Esta suma sera el caudal que aporta esta zona a la red de alcantarillado. Tambien como
informaci
on tendremos que el caudal que no es captado por el imbornal de la Calle sera el
caudal que pasa a la siguiente calle y podremos saber la cantidad de caudal que recibe una

Ejemplos de estudio de escorrenta en medio urbano. Aplicaciones

199

determinada zona producto de otras zonas aguas arriba. Vemos que es posible llevar en paralelo
el comportamiento de las calles por un lado, y as determinar los caudales que realmente entran
en la red de drenaje, y por otro el de la red de alcantarillado. Hay que indicar que el m
odulo
hidr
aulico de propagaci
on de HEC-HMS no es muy completo al ser realizado solo por onda
cinematica lo que en caso de pendientes bajas del colector puede suponer un error notable.

Bibliografa

Aparicio, F. J. (1989). Fundamentos de hidrologa de supercie. Ed. Limusa S.A. Mexico


D.F.
Chow, V. T. et al. (1988). Applied Hydrology. Ed. McGraw Hill. New York.
Leclerc y Schaake (1973). Methodology for Assessing the Potential Impact of Urban
Development on Urban Runo and the Relative Eciency of Runo Control Alternatives,.
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Massachusetts.
US Army Corps of Engineers. (1981). HEC1 Flood Hydrograph Package.
Manual. The Hydrologic Engineering Center. California.

Users

V
azquez, R., Reda
no, A., Lorente, J. 1987. Curvas IDF Barcelona Fabra. Revista de
Obras P
ublicas. Madrid. P
aginas 91 a 102. n. 2. Febrero.

BMP. TECNICAS ALTERNATIVAS DE


DRENAJE. DEPOSITOS DE RETENCION
Manuel Gomez Valentn
Dep. de Ingeniera Hidraulica, Martima y Ambiental. UPC.
E.T.S. Ingenieros de Caminos, Canales y Puertos
Jordi Girona 1-3. D-1. 08034 BARCELONA

Introducci
on

Podemos distinguir cuatro estadios en el proceso de resoluci


on de los problemas de drenaje:
A Determinaci
on del grado de protecci
on proporcionado por las obras, es decir, la
frecuencia tolerable de mal funcionamiento o inundaci
on que podemos admitir. Desde
un punto de vista de economa no parece l
ogico proporcionar el mismo grado de seguridad
ante un fallo para todas las obras, lo que puede en ocasiones suponer elevadas inversiones,
sin tener en cuenta las perdidas econ
omicas que ese fallo supondra en cada caso.
B Seleccionar la lluvia de dise
no, lo cual debe realizarse a partir del estudio de la
informaci
on existente. Una lluvia de dise
no puede ser todo lo complicada que se quiera,
pero el nivel de sofisticaci
on empleado en su obtenci
on deber
a ser acorde con el empleado
en otros pasos del dise
no del sistema de drenaje.
C Elecci
on del proceso de transformaci
on lluviaescorrenta, en funci
on del resultado
que queramos obtener.
D Determinaci
on del tama
no adecuado del colector o canal para evacuar los caudales
evaluados en el apartado anterior. Este es ya un problema m
as hidr
aulico, relacionado con
la capacidad de desag
ue de las secciones propuestas en el dise
no.
Ante los problemas planteados, el u
ltimo paso es la decision sobre un tama
no de colector
a construir. Aunque las soluciones ingenieriles por excelencia son las que podemos calificar
de duras, (nuevas obras, rehabilitaci
on de colectores existentes, etc), soluciones todas
ellas englobadas bajo el apelativo de estructurales, existen toda una serie de medidas no
estructurales que los poderes p
ublicos de muchos pases han puesto en pr
actica, tales como
el control de los usos del terreno no permitiendo determinadas actividades en las cercanas de
cauces, o la obligaci
on a los usuarios que est
an dispuestos a aceptar dichos riesgos a acogerse a un
sistema de seguros que les cubran en caso de desgracia liberando as a los organismos p
ublicos
de la necesidad de atender econ
omicamente a dichos particulares que ya est
an cubiertos por
seguros propios.
201

202

Tema 11

Medidas no estructurales

Este elemento es mas conocido dentro de otros programas de proteccion ante inundaciones de
ros y cauces naturales. La idea existente detr
as de estas medidas son actuaciones de tipo legal
que eviten a priori situaciones de asentamientos en zonas de peligro que puedan sufrir da
nos.
Bajo estas medidas podemos incluir:
Realizacion de un estudio general de drenaje que obtenga como resultados del mismo la
determinaci
on de mapas de riesgo, incluyendo las zonas con falta de capacidad de desag
ue
con la red existente.
Ordenaci
on del suelo urbano y urbanizable programado para considerar en su desarrollo
el aumento de escorrenta producido.
Ordenaci
on del subsuelo urbano incorporando las reservas de espacio para trazado de
futuros ejes drenantes.
En relaci
on al primer apartado, la realizaci
on del estudio de drenaje y la definici
on de zonas
de riesgo para diferentes periodos de retorno tiene como objetivo conocer en detalle la situaci
on
actual para a la vista de la misma decidir sobre la ubicaci
on de por ejemplo nuevos equipamientos
urbanos. Zonas con gran falta de capacidad de desag
ue presentar
an problemas de drenaje
para infraestructuras subterr
aneas (aparcamientos, pasos inferiores, etc.). No quiere decir que
debamos prohibir su construcci
on sino que desde la administraci
on, en este caso municipal, se
deben exigir las garantas suficientes para asegurar el buen funcionamiento de la obra incluyendo
los elementos de seguridad pertinentes.
El planeamiento urbano deber
a considerarse y utilizarse como una herramienta de soluci
on
de problemas de falta de capacidad de la red. El proceso de urbanizaci
on de un terreno de
cabecera de cuenca existente supone un hecho ya conocido: aumento de impermeabilidad y
por tanto incremento de caudales de escorrenta en relaci
on con los que se producan sobre la
cubierta natural inicial. Mediante ordenanzas legales se podra llegar a exigir que la urbanizaci
on
del suelo natural no suponga un incremento de caudales punta de escorrenta. Dicha exigencia
se traducira en la seleccion de tecnicas de reduccion de caudales de escorrenta que podran
suponer incluso asignar espacios a elementos de almacenamiento de aguas pluviales, limitando
la superficie a edificar.
Pero estas decisiones a nivel de ordenacion urbana, tradicionalmente se han aplicado tan solo
a la superficie urbana. La existencia cada vez mayor de servicios e infraestructuras que ocupan
el subsuelo obligan a tener en consideraci
on el planeamiento del mismo (Arandes, 1992). El
trazado de un colector de drenaje tiene una rigidez mucho mayor al funcionar el flujo del agua
por gravedad, que la que presenta por ejemplo una tubera de abastecimiento, lnea electrica
e incluso un paso inferior de una va urbana. Con frecuencia, trazados de vas ferreas, etc.
interfieren con la traza de los colectores siendo estos u
ltimos los que en general acaban cediendo
protagonismo, muchas veces sin las suficientes garantas de funcionamiento para las obras de
paso. Mucho peor, en ocasiones por falta de previsi
on no se dejan pasos previstos para las aguas
pluviales debiendo solucionarse a posteriori mediante obras tales como sifones, de funcionamiento
siempre problematico.

Tecnicas alternativas de drenaje

203

La utilizaci
on de estos recursos puede, va actuaciones no ligadas a nuevas obras, mejorar
el comportamiento de la ciudad. En ocasiones estas decisiones van a ir unidas al empleo de
tecnicas distintas a la contrucci
on de nuevos ejes de drenaje, que act
uan en la lnea de reducir
caudales de circulaci
on y mejorar la calidad de los efluentes urbanos, algunas de las cuales vamos
a describir a continuaci
on.

BMP: concepto y aplicaciones

Estas ideas anteriores circulaban por las cabezas de numerosas personas en los a
nos 80 y 90
del siglo pasado. Se utilizaban conceptos como los de source control o control en el origen,
refiriendose a tecnicas de reduccion de escorrenta. Pero esto es solo una parte de las posibilidades
ligadas con estos conceptos nuevos. A mediados de los a
nos 90 empezo a utilizarse el acr
onimo de
BMP, referido a Best Management Practices, entendiendo por tales todas aquellas tecnicas
que tuvieran una acci
on sobre la reduccion de caudales de escorrenta y de mejora de la calidad
de los efluentes urbanos, y que por ende redundaran en unas menores dimensiones de red de
drenaje. Este concepto fue desarrollado r
apidamente en el seno de la Asociacion Americana
de Ingenieros Civiles (ASCE) que cre
o un comite de trabajo para una revisi
on de las BMPs
existentes dentro de un ambicioso programa de estudio denominado NPDES National Pollution
Discharge Elimination System, y los subprogramas Stormwater Permit (Permiso de vertido a
cauce natural de aguas de escorrenta urbana) y TDML (Total daily maximum load, evaluaci
on
de cargas contaminantes diarias maximas). La idea de las BMPs es mas amplia y engloba
tanto aspectos de reduccion de escorrenta (aspectos cuantitativos) como de reduccion de carga
contaminante (aspectos cualitativos).
Las tecnicas utilizadas para eliminar carga contaminante de la escorrenta urbana son las
denominadas BMPs. No hay una BMP u
nica a utilizar en cada caso. Cada proyecto de actuacion
debe valorar que alternativas puede utilizar y que BMP o BMPs pueden ser las adecuadas al
caso concreto. Hay varios factores a considerar en la eleccion de una BMP. El apoyo de la
opini
on p
ublica a traves de campa
nas de informaci
on es uno de ellos. El apoyo poltico desde los
poderes municipales o supramunicipales es otro de ellos. Hasta hace poco nuestro pas no estaba
suficientemente maduro para asumir estos nuevos conceptos. En este momento se empiezan a
ver actuaciones que demuestran una mayor sensibilidad de nuestras autoridades. La prioridad
medioambiental que empezamos a dar a nuestras actuaciones es un camino a seguir para difundir
el uso de estas tecnicas.
Factores tecnicos a considerar en cada evaluacion de posibles aplicaciones de BMPs deben
ser:
Disponibilidad de terreno
Tipos de contaminantes a eliminar y eficiencia de eliminaci
on de los mismos
Niveles de aguas subterraneas
Tipos de suelo
Costes de aplicacion de la BMP

204

Tema 11
Costes de mantenimiento

Algunas de las tecnicas aplicables se revisan a continuacion. En algunos casos seran aplicables
y en otros no tanto. En general se tratar
a de actuaciones distribuidas, repartidas a lo largo de
toda la cuenca pero cuya efectividad merece ser evaluada.

Reducci
on de la escorrenta superficial. Acondicionamiento
de la ciudad

Hemos comentado anteriormente que dos de las consecuencias mas importantes del fen
omeno
de la urbanizaci
on sobre el comportamiento hidrol
ogico de la ciudad son la impermeabilizaci
on
del suelo, con el aumento de volumen de escorrenta consiguiente, y la reducci
on del tiempo
de concentraci
on en una cuenca urbana, dado que la menor rugosidad de la superficie hace
que las aguas de escorrenta lleguen antes a las zonas bajas de las cuencas urbanas provocando
la aparici
on de caudales punta mayores que antes. Si esto son algunas de las consecuencias
de un proceso de urbanizaci
on que no ha tenido en cuenta en su desarrollo el problema del
drenaje de la ciudad, podemos a partir de ahora tratar de corregir algunos de esos aspectos,
actuando precisamente a nivel de planeamiento urbanstico, intentando conseguir una ciudad
mas permeable, en definitiva incorporando los aspectos del drenaje al desarrollo urbano de la
ciudad.

4.1

T
ecnicas de infiltraci
on en el terreno

En algunos casos, el sustrato natural de las ciudades presenta unas caractersticas de


permeabilidad elevadas, al estar formado por materiales tipo gravas o arenas. La ubicaci
on de
ciudades y pueblos cerca de cauces naturales, por facilidad de aprovisionamiento de agua, supone
que en muchos casos el asentamiento urbano se halla ubicado sobre materiales sedimentarios
muchas veces bastante permeables. La construccion de aceras, viales, etc. ha impermeabilizado
la superficie urbana, eliminando la capacidad de infiltraci
on de ese terreno. Podemos tratar de
aprovecharlo de diversas maneras como por ejemplo:
Favorecer la escorrenta sobre suelo natural
Uso de cunetas o calzadas filtrantes
Depositos de infiltraci
on
Zanjas de infiltraci
on

4.2

Escorrenta sobre suelo natural

La forma mas sencilla de reducir la escorrenta superficial es dejar escurrir el agua sobre un
terreno natural, cubierto de vegetaci
on. De ese modo permitimos la infiltraci
on natural sobre el
terreno, la cual depender
a del tipo de suelo y de la posici
on del nivel fre
atico.

Tecnicas alternativas de drenaje

205

Figura 1: Escorrenta sobre terreno natural


Para valorar su importancia es necesario conocer en detalle la permeabilidad del terreno,
la composici
on del mismo y la posibilidad de contaminar el acufero por arrastres de materias
nocivas incorporadas a traves de la escorrenta superficial proveniente del lavado de la ciudad.
Si esto es as puede ser necesario instalar drenes subter
aneos conectados a la red de drenaje en
alg
un punto aguas abajo. Esto quiere decir que el agua de escorrenta volver
a a la red pero se
habr
a aumentado el tiempo de concentraci
on y reducido significativamente el caudal punta a la
vez que numerosas impurezas habran quedado retenidas en el terreno que actuar
a a manera de
filtro.

4.3

Cunetas filtrantes

Se pueden disponer junto a los viales de circulaci


on, cunetas filtrantes para retener el flujo y
facilitar la infiltraci
on en el terreno. Es importante la existencia de una buena vegetaci
on, ya
que el crecimiento de las races puede abrir y regenerar suelos que se encontraran parcialmente
colmatados. Cuando el arrastre de sedimentos es muy elevado, hay que regenerar el terreno
eliminando los arrastres acumulados.

4.4

Dep
ositos y zanjas de infiltraci
on

Se trata de reservar espacios suficientes para concentrar aguas de escorrenta en superficie,


proveniente de tejados u otras superficies impermeables, y aprovechar la capacidad de infiltraci
on
del terreno. Con respecto a las dos opciones anteriores, requieren menos espacio pero necesitan
a su vez de un mantenimiento m
as cuidado. La perdida de capacidad de infiltraci
on por
colmataci
on los puede convertir en un estanque de aguas turbias, con sedimentos que impiden
el crecimiento de vegetacion. Dado que el mantenimiento es m
as complejo, se utilizan menos
que los anteriores sistemas pero pueden ser perfectamente aplicables. Ejemplos de aplicacion
pueden ser:

206

Tema 11

Figura 2: Cuneta filtrante (Phoenix AZ)


Zanjas longitudinales, paralelas a viales, que permiten un volumen notable seg
un la
longitud de la misma
Vol
umenes disponibles en espacios urbanos no utilizados como la zona central de las
rotondas, o ramales de incorporaci
on a vas rapidas. Su proliferaci
on en zona urbana
supone la posibilidad de empleo de un espacio infrautilizado. Supondra cambiar los dise
nos
actuales de peque
nas lomas, por los de zona excavada con posibilidad de incluir vegetacion.
Zonas de parterre junto a edificios. Se puede aprovechar ese volumen para gestionar la
escorrenta de los tejados de las edificaciones que disponen de estos parterres cercanos.

Algunas de estas actuaciones se pueden implementar de manera inmediata, con peque


nas
modificaciones. Pero supone sobre todo incorporar al dise
no urbano en superficie la presencia
del agua en el medio urbano y el acondicionamiento de la superficie de la ciudad para el manejo
de esa escorrenta.

4.5

T
ecnicas de aumento del tiempo de escorrenta

Si mediante actuaciones en superficie logramos reducir el tiempo de entrada del agua en la red de
drenaje, podemos disminuir los caudales pico de los hidrogramas de entrada y consecuentemente
lograr dise
nos mas economicos en la red de drenaje, caso de tratarse de una red de nueva
construcci
on, o mejorar el comportamiento hidr
aulico de una red existente.

Tecnicas alternativas de drenaje

Figura 3: Cuneta filtrante. Sant Boi de Llobregat

Figura 4: Vertido de pluviales de tejados

207

208

Tema 11

Figura 5: Dep
ositos de infiltraci
on

4.6

Retenci
on de la escorrenta en el origen (source control)

Se trata de retener el agua en la zona donde se produce la escorrenta un tiempo suficiente


para que llegue a la red de drenaje m
as tarde de lo que lo haca hasta entonces. Muchas
de estas tecnicas fueron implementadas a finales de los a
nos 60 y principios de los 70 en
ciudades de Estados Unidos, y desde entonces se han extendido a otras partes del mundo. Estas
actuaciones suelen englobarse en lo que se denomina source control, o control/retencion de la
escorrenta en el origen, y caso de llevarse a cabo de forma eficiente y con un mantenimiento
preventivo constituyen unas tecnicas excelentes. Sin embargo, en muchos casos es difcil realizar
ese mantenimiento por lo que su efectividad queda entonces disminuida.
Podemos controlar el agua de escorrenta que se produce en los tejados y terrazas de las
casas. Un dise
no posible se indica en la figura 4. Mediante un sencillo aliviadero perimetral,
se almacena una cierta cantidad de agua (10 a 20 cm) que es drenada a traves de peque
nos
agujeros mientras no se supera la altura de retenci
on, y a traves de todo el permetro circular
una vez se alcanza el lmite de almacenamiento. Con esto se consigue retener en cada edificio
el agua de escorrenta correspondiente a su superficie. Si esta tecnica se implementara en todas
las nuevas construcciones, la suma de contribuciones de retencion en todas las edificaciones de
un area podra llegar a ser algo muy importante dentro del drenaje ciudadano, especialmente
en zonas de gran densidad de edificaci
on. Este concepto de retenci
on choca frontalmente con
la mentalidad actual de los propietarios que pretenden drenar lo m
as rapidamente posible las
aguas de lluvia de sus tejados, para evitar problemas de humedades y filtraciones en caso de
construcciones en mal estado.
Otro punto de actuaci
on puede ser la utilizaci
on de grandes areas en zona urbana como

Tecnicas alternativas de drenaje

209

Figura 6: Retencion del agua en terrazas de edificios


dep
ositos de acumulacion temporal de agua de escorrenta. En muchas ciudades se dedican
miles de metros cuadrados a zonas de aparcamiento que pueden rendir otra utilidad en tiempo
de lluvia. Podemos situar unos limitadores de entrada del agua de escorrenta, de manera que el
resto se vaya acumulando en la zona de aparcamiento. En su dise
no debe tenerse en cuenta que
la primera actividad de la zona es la de aparcamiento y que por tanto la inundaci
on controlada
debe producirse pocas veces y sin da
nos para los vehculos estacionados. Como reglas generales
de utilizaci
on podemos indicar (Stahre y Urbonas, 1990):

Mantener la frecuencia de inundaci


on en niveles bajos. La maxima inundaci
on permitida
debera producirse como mucho una vez cada 5 o 10 a
nos.
La altura de inundaci
on m
axima permitida debera estar alrededor de los 20 cm para una
tormenta de periodo de retorno elevado (100 a
nos o as).
Situar las partes bajas de la zona de aparcamiento, por tanto las de m
axima inundaci
on,
en las zonas menos usadas por los vehculos. Cuando se planifique la superficie de
aparcamiento, tener en cuenta este detalle y decidir las pendientes del terreno.
Prever salidas de agua para drenar el parking una vez pasada la tormenta en un tiempo
no superior a media hora.
Disponer los limitadores de entrada de agua, similares a los indicados en la figura 5, en
puntos no accesibles f
acilmente para evitar la accion vand
alica de personas.

Estas recomendaciones hechas para zonas de aparcamiento pueden extenderse a otros usos
como por ejemplo parques p
ublicos, zonas de ocio, etc.

210

Tema 11

Pozo de Im bornal

Figura 7: Retencion de entrada de flujo usada en zonas de parking

4.7

Pavimentos porosos

Si hasta ahora estamos hablando de actuar sobre las edificaciones, un area importante de todas
las ciudades viene ocupada por los viales de circulaci
on, calles, avenidas, etc. Tradicionalmente
se han empleado mezclas bituminosas o de hormig
on cuyo grado de impermeabilidad era elevado,
escurriendo el agua de lluvia encima de la calle y dirigiendose a la red de drenaje.
El objetivo era por un lado evitar la degradaci
on del material de rodadura por la posible
puesta en carga del agua retenida en poros o fisuras, y por otro limitar la posible perdida de
capacidad portante del material de explanada por el aumento de contenido en agua. Si el sustrato
lo permite, se pueden emplear calzadas porosas, formadas por mezclas abiertas que permiten un
cierto grado de infiltraci
on en el terreno. Hormigones porosos con un 25% de huecos presentan
resistencias del orden de los 100 Kp/cm2 y permeabilidades del orden de 0.1 a 1 cm/s. Se han
experimentado hasta ahora sobre todo a nivel de superficies de parking, con pavimentos hechos
con hormig
on poroso o mediante placas alveoladas (con agujeros), y en alg
un caso en zonas de
peajes de autopista (cerca de Nancy, Francia) donde se ha utilizado como ligante una resina de
poliester.
Su uso es a
un incipiente y no est
a suficientemente aclarado el tema de la durabilidad del
material, el efecto de los ciclos de hielo/deshielo en el agua retenida en los poros, etc. Otro
de los problemas que plantean las calzadas porosas son la infiltraci
on y arrastre de sustancias
contaminantes (aceites minerales, metales pesados, etc.) que introducidos en el terreno pueden
alcanzar los acuferos de la zona, provocando una poluci
on y deterioro de la calidad del agua

Tecnicas alternativas de drenaje

211

Figura 8: Pavimentos porosos


subterr
anea. De todos modos datos aportados en una zona experimental francesa (Valiron
y Tabuchi, 1992) indican que el terreno act
ua a manera de filtro, reteniendo en un espesor
de entre 50 cm a 1 metro el mayor porcentaje de carga contaminante. Por debajo de estas
profundidades las concentraciones de sustancias como metales pesados, etc. son muy inferiores.
A pesar de esta indicacion no perdamos de vista que la carga contaminante retenida constituye
un dep
osito que puede movilizarse con cualquier otra tormenta importante lo que supone una
almacenamiento latente que hay que controlar y seguir. Para evitar estos riesgos es preferible
la recogida inferior con ayuda de drenes que dirigen el caudal infiltrado hacia la red de drenaje,
evitando la contaminaci
on de las aguas subterr
aneas.
El flujo en el medio poroso se puede describir mediante la ecuaci
on de Boussinesq, ecuacion
de continuidad que incluye la ley de Darcy de movimiento en medio poroso:
K 2H
I
H
=
+
2
t
2n x
n
donde H es la altura de agua en la calzada porosa, x la abscisa horizontal (distancia al dren), K
permeabilidad del medio poroso, n la porosidad e I la intensidad de precipitaci
on. La ecuaci
on
anterior se puede resolver mediante metodos numericos. Si definimos el coeficiente C1 como la

212

Tema 11

relacion entre la altura m


axima de agua alcanzada en la estructura porosa teniendo en cuenta
que es drenada por el tubo inferior, frente al espesor de calzada necesario para almacenar toda
la cantidad de agua cada (si no existe drenaje inferior) vemos como en la figura 7 se muestra
la variaci
on de C1 con la porosidad para diferentes valores de la permeabilidad del material de
calzada para el caso de un espaciamiento de drenes de unos 20 metros. Disponer drenes inferiores

CI
K =0.2 cm /s

1.0
0.9
0.8

K =2 cm /s
0.7
0.6
0.5

K =20 cm /s

0.4
0.3
0.2
0.1

0.2

0.3

Porosidad

Figura 9: Variaci
on de C1 frente a porosidad
para un material con porosidad del 20% y con una permeabilidad de unos 2 cm/s (cota normal en
hormigones porosos) supone un ahorro de espesor del orden de un 40%. Los materiales de empleo
pueden ser hormigones porosos de cemento, o mezclas bituminosas porosas. Se consiguen en el
primer caso con granulometras discontinuas (falta de algunos tama
nos intermedios de grano) y
relaciones agua/cemento bajas. A pesar de su aparente falta de compacidad alcanzan resistencias
de 150 Kg/cm2 sin demasiados problemas, con permeabilidades de 1 a 2 cm/s. Tengamos en
cuenta que una arena gruesa presenta permeabilidades del orden de 0.1 cm/s. La estructura
ideal, desde varios puntos de vista estara compuesta por una capa de rodadura abierta, y una
capa de base de mayor porosidad, para dificultar la colmataci
on en profundidad, aislada del
medio a traves de una capa impermeable cerca de la zona de los drenes profundos. La gradaci
on
de porosidades tiene por objeto facilitar la regeneraci
on del pavimento si se colmata en superficie.
Un lavado a presi
on arrastra al fondo los materiales retenidos que pueden ser recogidos por los
drenes de fondo. Incluso si es posible acceder a traves de estos drenes profundos se puede intentar
una regeneraci
on mediante lavado a contracorriente.

4.8

Dep
ositos de retenci
on

Constituyen una de las tecnicas mas habituales para reducir la magnitud de los caudales pico de
escorrenta. Consiste en dedicar un espacio con cierta capacidad de almacenamiento para retener
parte del volumen del hidrograma de caudal de escorrenta, reduciendo adem
as por laminaci
on
el caudal pico que debe transportar la red de drenaje aguas abajo. Los vol
umenes de agua
almacenados pueden liberarse poco a poco una vez haya pasado la tormenta. Dada su especial
relevancia, sera objeto de atenci
on especial en el tema siguiente.

Tecnicas alternativas de drenaje

Figura 10: Balsa de laminacion

Figura 11: Aliviadero de la balsa tipo morning glory

213

214

4.9

Tema 11

Estimaciones econ
omicas de estos elementos

A la hora de decidir el empleo de alguna de estas tecnicas alternativas debe valorarse el coste
asociado a cada una de ellas. Es difcil su valoraci
on, en especial porque son tecnicas nuevas con
pocos referentes y ademas no se dispone de estimaciones contrastadas en el caso de realizaciones
en nuestro pas, por lo que debemos recurrir a valoraciones en pases proximos. Los datos de
la tabla siguiente han sido extrados de informaci
on sobre realizaciones en Francia (Valiron y
Tabuchi, 1992). Los costes de los pavimentos porosos varan en funci
on de si se disponen drenes
subterr
aneos y su espaciamiento.
Una comparaci
on completa de la valoraci
on de estas opciones debera hacerse incluyendo los
resultados de una soluci
on convencional, confiando exclusivamente en la red de drenaje, frente
al empleo de otras tecnicas no convencionales como estas comentadas. Resultados obtenidos en
algunas poblaciones francesas indican que los costes son muy similares, o tan solo ligeramente
superiores por el lado de las tecnicas alternativas.
Tabla 1. Costes de construcci
on y mantenimiento de algunas soluciones
alternativas de drenaje
Tipo de soluci
on

Coste de construccion

Zanjas drenantes
Pozos de infiltraci
on

45 /m3 +
2.25 /m2 cesped
3.75 /m2 sup. drenada

Pavimentos alveolares
Pavimentos porosos
Dep
ositos al aire libre
Dep
ositos enterrados

15 /m2
33 a 66 /m2
12 a 60 /m3
150 a 525 /m3

Coste de
mantenimiento anual
0.75 /m2
225 /pozo
cada 2 a
nos
0.75 a 2.1 /m2
0.75 /m3
0.75 /m3

Los costes de construccion en el caso de dep


ositos de hormigon se estiman en un 60-70 %
de obra civil y un 30 a 40 % en equipos. En estos casos se ha incluido el coste del terreno. La
valoraci
on debe tomarse con reservas en terminos absolutos pero puede ser m
as realista a nivel
de costes relativos.

Explotaci
on de una red de drenaje.
Esquemas de control en tiempo real

Hemos comentado algunas actuaciones relacionadas con el medio fsico superficial urbano, como
la posibilidad de aprovechar la capacidad filtrante del terreno o el almacenamiento del agua de
lluvia en dep
ositos de retencion. Adem
as de las mencionadas, tenemos una u
ltima alternativa
de trabajo como sera una explotaci
on de la red de drenaje existente aprovechando su capacidad
de almacenamiento.

Tecnicas alternativas de drenaje

215

En cierta medida, la presencia de dep


ositos de retencion ya supone un aprovechamiento del
almacenamiento de la red; sin embargo podemos ir mas alla, dotando al dep
osito o a otras
zonas de la red de elementos de regulaci
on y control, compuertas, azudes de altura variable,
estaciones de bombeo, etc. De esta manera podemos incorporar a la gestion de la red elementos
activos, como los mismos dep
ositos, que podemos utilizar a la manera de embalses de regulacion,
llen
andolos o vaci
andolos en el momento que consideremos oportunos. De ese modo podemos
reducir el impacto de los caudales que entran en la red, limitando los caudales punta de
circulaci
on, los vertidos al medio por ejemplo incluyendo entre los objetivos penalizar de forma
distinta los vertidos al medio receptor en las diferentes salidas, intentando que en una zona de
playa se vierta menos que en una zona donde no hay ninguna actividad humana (G
omez et al,
1988), (Rodellar y G
omez, 1991). La implementaci
on de un esquema de control de este tipo
precisa tres elementos:
1. Sistema de monitorizacion y seguimiento de variables meteorologicas (lluvia) e hidr
aulicas
(niveles y caudales) en diferentes puntos de la red.
2. Centro de proceso, donde se recibe la informaci
on del estado de la red, se realizan
las predicciones de comportamiento, las acciones de control a adoptar (subir o bajar
compuertas) y se analizan mediante modelos numericos de simulacion las repercusiones
sobre el estado de la red de dichos movimientos.
3. Elementos de actuaci
on en la red, compuertas, v
alvulas, etc.
Este sera un u
ltimo estadio en el proceso de gestion de una red de drenaje, que requiere
un conocimiento muy profundo del modo de funcionamiento hidrol
ogico e hidr
aulico tanto de
nuestra ciudad como de la red de drenaje asociada. La toma de decisiones sobre movimientos
de actuadores dentro de la red y sus consecuencias sobre el flujo s
olo pueden hacerse desde
la seguridad de conocer c
omo reacciona nuestra red, conocimiento que se adquiere tan solo
al cabo de un seguimiento de varios a
nos de la misma con ayuda tanto de medidas reales de
funcionamiento de la red como de modelaciones matem
aticas de la misma que permiten predecir
comportamientos para diferentes escenarios.

Resumen y conclusiones

En estas p
aginas se ha descrito una visi
on de la ciudad como el medio propio de actuaci
on
para estudiar o resolver problemas asociados al drenaje urbano. La opci
on de recurrir a obras
de ingeniera, grandes colectores, etc. soluciones que podramos denominar duras desde un
punto de vista ambiental, no debe hacernos olvidar que son posibles otro tipo de actuaciones
mas blandas. En ocasiones estas no resuelven el problema y por tanto debemos seguir
considerando la construcci
on de infraestructuras de drenaje tradicionales, pero en cualquier
caso debemos afrontar la soluci
on de los problemas de drenaje urbano desde un punto de vista
amplio, considerando el problema global y valorando las opciones de reducci
on de escorrenta,
permeabilizaci
on del tejido urbano, etc. frente a la tradicional construcci
on de colectores.
Ademas, incorporan una ventaja adicional: suponen un primer nivel de tratamiento de las
aguas de escorrenta y pueden reducir de manera significativa las cargas contaminantes vertidas
a los medios receptores.

216

Tema 11

Bibliografa

Arandes, R. (1992) Planeamiento urbanstico y Drenaje Urbano en Dolz, J., G


omez, M.,
Martn, J.P. Ed. (1992) Inundaciones y redes de drenaje urbano. Colegio de Ing. de Caminos.
Madrid.
ASCE (2001) Guide for Best Management Practice (BMP) selection ir urban developed areas
. American Society of Civil Engineers. New York.
ASCE (1986) Design and Construction of Sanitary Storm Sewer. Manual of Engineering
Practice 37. American Society of Civil Engineers. New York.
Bolinaga, J.J. (1979) Drenaje Urbano. INOS. Caracas.
Chow, V.T., Maidment, D.R., Mays, L.W. (1988) Applied Hydrology. McGrawHill.
New York.
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Colegio de Ing. de Caminos. Madrid.
G
omez, M. Martn, J.P., Rodellar, J. Quer, J.L. (1988) Algoritmos de control del flujo
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Rodellar, J, G
omez, M. (1991) Automatic control of a sewage interceptor ASCE National
Conf. on Water Resources, Planning & management. New Orleans.
Stahre, P., Urbonas, B,. (1990) Storm Water detention. Prentice Hall. New York.
Valiron, F., Tabuchi, J.P. (1992) Maitrise de la Pollution Urbaine par Temps de Pluie.
Ed. Tec-Doc Lavoisier. Pars.


PREDIMENSIONAMIENTO DE DEPOSITOS
DE
EN REDES DE ALCANTARILLADO
RETENCION
Hans Paul Sanchez Tueros
Dep. de Ingeniera Hidraulica, Martima y Ambiental. UPC
E.T.S. Ingenieros de Caminos, Canales y Puertos
Jordi Girona 1-3. D-1. 08034 BARCELONA

Planteamiento del problema

Uno de los principales problemas que sufren las ciudades ubicadas en zonas de fuertes
precipitaciones, es el asociado a la evacuacion de sus aguas pluviales. El mal funcionamiento de la
red de alcantarillado origina grandes perdidas econ
omicas y sociales, por lo que la preocupaci
on
de los ingenieros ha sido siempre buscar los metodos mas id
oneos para drenar las ciudades sin
que se produzcan da
nos y que a la vez esten al alcance presupuestario de los ayuntamientos. Esta
tarea es necesaria en muchas ciudades, ya sea porque los dise
nos de los colectores se hicieron
sin datos ables de lluvia o porque se emplearon calculos y vericaciones que no representan el
comportamiento real del ujo, o simplemente por el aumento de las zonas urbanas que origina
la ampliaci
on de la red de drenaje y la impermeabilizaci
on del suelo, elevando los caudales de
escorrenta mas de lo que puede evacuar el colector.
Para hacer frente a este problema se puede recurrir a adecuar las dimensiones del colector
para que pueda drenar los caudales requeridos, es decir, construir o reconstruir el colector con
las nuevas dimensiones. Esta medida puede ser difcil desde el punto de vista econ
omico por lo
que implica la ejecuci
on de nuevas obras, la rehabilitaci
on de colectores existentes y no solo en
puntos localizados sino a lo largo de toda la red, lo que origina la sobreelevaci
on de los costes
por causas indirectas como: la obstruccion del tr
ansito de vehculos, la reposicion y cuidado de
las lneas de otros servicios (luz, gas, agua, telefono, etc.). Incluso muchas veces por falta de
espacios disponibles es imposible ampliar la red, por lo que se requiere utilizar otras medidas.
Los dep
ositos de retencion, en sus diferentes variantes, hoy en da se han convertido en
uno de los metodos propuestos con mayor frecuencia para solucionar los problemas de falta de
capacidad de las redes, pero hay que indicar que muchas veces se sugiere su empleo sin tener un
conocimiento cuantitativo de la magnitud del deposito que se requiere.
En este capitulo se pretende dar a conocer los conceptos generales sobre depositos de
retencion, as como el funcionamiento y su dimensionamiento
217

218

Tema 12

Concepto de dep
osito de retenci
on

Los dep
ositos de retencion son elementos estructurales que consisten en dedicar una cierta
supercie de terreno, con su correspondiente capacidad de almacenamiento, para retener parte
del volumen del hidrograma de caudal de escorrenta y reducir por laminaci
on y almacenamiento
los caudales pico que se presenten, hasta un caudal m
aximo que se desee hacer circular por la
red, cuya magnitud est
a en funci
on de la capacidad de desag
ue de la red existente aguas abajo.
La salida de los dep
ositos puede estar condicionada por valvulas de restricci
on.
Dentro de los dep
ositos de retencion podemos distinguir dos tipos: los dep
ositos de retencion
sin derivacion y los dep
ositos de retencion con derivaci
on:

2.1

Dep
ositos de retenci
on sin derivacion

Tambien llamados dep


ositos en serie o en lnea (on line storage basin), son dep
ositos que estan
ubicados en la traza del colector, de manera que todo el ujo circulante atraviesa el dep
osito de
retencion, y cuya funci
on consiste principalmente en atenuar los caudales punta aprovechando
la capacidad de almacenamiento y laminaci
on que tenga el dep
osito. Al dep
osito se le puede
adicionar un elemento regulador que limite el caudal de salida a un valor m
aximo deseado,
acorde con las condiciones del conducto de desag
ue. En este tipo de dep
ositos, el parametro
hidr
aulico mas importante es el area en planta que controla los niveles de agua en el dep
osito.
Su principal desventaja radica en que no siempre es posible disponer de un area lo
sucientemente grande como para laminar adecuadamente los caudales de entrada y que adem
as
este en la traza de la red, pero tiene la ventaja de un dise
no y explotaci
on sencillo y el que en
la mayora de los casos el vaciado se hace por gravedad (vease Figura 1 y Figura 2)

Depsito de
retencin

Conducto de salida
Conducto de entrada

Figura 1: Esquema de una red con dep


osito sin derivaci
on

Depositos de retencion. Predimensionamiento

219

Caudal de Salida

Depsito de
retencin

Caudal de Entrada

Vlvula de regulacin

Figura 2: Dep
osito sin derivaci
on con v
alvula u orificio de regulaci
on
El funcionamiento de estos dep
ositos dentro de la red es muy similar a la gestion de cuencas
hidrogr
acas, donde las soluciones a la mejora del comportamiento de la red uvial pasan por
una adecuaci
on de los cauces y por la ejecucion de obras como los embalses de laminacion, cuyo
objetivo es proteger el tramo de cauce y las poblaciones existentes aguas abajo del embalse.
El funcionamiento de un embalse de laminaci
on es un problema cl
asico de atenuacion de un
hidrograma de caudal que entra en el embalse, fruto de una crecida aguas arriba, y su salida
controlada por los organos de desag
ue (aliviadero, desag
ues de fondo y medio fondo) de manera
que el caudal punta de salida del embalse sea inferior al de entrada y de magnitud tal que no
produzca da
nos aguas abajo del embalse. Aprovechando esta idea cl
asica y aplicandola a un
problema como el del drenaje urbano, tenemos que a peque
na escala en la red de drenaje, los
mismos elementos que en una cuenca hidrograca; los colectores de la red son similares a los
cauces naturales y la necesidad de que no se desborden es la misma en ambos casos. Para proteger
una zona de la red del desbordamiento podemos reducir los caudales circulantes poniendo un
embalse de laminacion que en el caso de drenaje urbano reciben el nombre de dep
ositos de
retencion (detention basin)

2.2

Dep
ositos de retenci
on con derivacion

Estos dep
ositos tambien reciben el nombre de depositos en paralelo, y se caracterizan porque
parte de las aguas circulantes por la red son derivadas mediante una estructura de alivio y una
conducci
on a un dep
osito ubicado fuera de la red, (por lo que se les denomina o-line storage
basin) reteniendose all para luego ser evacuadas.
Su principal desventaja es que no siempre es posible vaciarlo por gravedad, lo cual supone
un coste adicional, adem
as de que en el coste se debe incluir la construcci
on del elemento de
conducci
on y el de vaciado, que debera ser lo mas corto posible por cuestiones economicas.
Como ventaja, el dep
osito puede estar ubicado en cualquier lugar d
andole una cierta exibilidad
para elegir la ubicaci
on adecuada.

220

Tema 12

Lo mas signicativo de este tipo de dep


ositos es su volumen de almacenamiento, siendo
necesario que se cuente con una capacidad suciente para almacenar los vol
umenes requeridos,
no siendo tan crucial el valor de la supercie del dep
osito a diferencia del dep
osito en lnea,
(vease Figura 3).

Conducto de
derivacin

Conducto de
entrada

Depsito de
retencin

Conducto de
derivacin

Figura 3: Esquema de una red con dep


osito de retencion con derivaci
on

El funcionamiento de este tipo de dep


ositos es muy simple, ya que consiste en guardar o
almacenar en un dep
osito el agua que no cabe en la red, para luego ser evacuada progresivamente
una vez haya pasado la tormenta. Lo que importa de este dep
osito es el volumen que almacene,
que debe ser igual o mayor a la precipitaci
on de dise
no menos lo que soporte la red.
En tiempo seco algunos dep
ositos son utilizados para diferentes nes (estacionamientos,
parques, campos deportivos, etc.), porque no circulan por el caudales residuales y solo cumple
su funci
on real cuando los caudales generados por la lluvia sobrepasan el caudal admitido por la
red. Un cl
asico ejemplo se muestra en la Figura 4, donde la supercie del dep
osito esta siendo
usada como un campo deportivo. Se trata de un dep
osito de retencion con derivaci
on, que
controla los ujos de escorrenta para caudales mayores a los 10 a
nos de periodo de retorno.

Figura 4: Dep
osito de retencion con derivaci
on, en Denver. Est
a siendo usado como campo
deportivo en epocas de tiempo seco

Depositos de retencion. Predimensionamiento

2.3

221

Dep
ositos de retenci
on mixtos (serie/paralelo)

Tambien es posible hacer una combinaci


on de los dep
ositos en serie y paralelo, disponiendo de
dos dep
ositos que funcionen conjuntamente, uno en serie y otro en paralelo.
La idea de esta combinaci
on es que el dep
osito en serie lamine el caudal de la red, y si
la capacidad de este es sobrepasada, mediante un vertedero lateral el exceso de caudal sera
derivado a un dep
osito en paralelo el cual retendra las aguas hasta que pase la tormenta para
luego desaguala poco a poco.
Tambien algunas veces se utiliza la combinacion de dep
ositos con la nalidad de controlar
la contaminaci
on ambiental, utilizando el dep
osito en paralelo para almacenar la primera aguas
de lavado (rst ush) y que estas no se viertan directamente en el lecho de los ros o en el mar,
y el dep
osito en serie cumple u
nicamente la funci
on de laminaci
on del caudal. En ocasiones
podemos dimensionar un mismo dep
osito donde un cierto volumen se dedica a retener primeras
escorrentas, y el resto a laminar caudales punta.

Dimensionamiento de dep
ositos de retenci
on

El correcto dimensionamiento hidr


aulico de los depositos de retencion se realiza mediante un
modelo matematico, que resuelva el ujo no permanente de la red, para la lluvia de dise
no,
tomando en cuenta las caractersticas hidr
aulicas, hidrol
ogicas y topogracas del proyecto de
estudio. Esta es la u
nica manera de dise
nar nalmente un dep
osito de retencion.
Pero a nivel de predimensionamiento se han realizado algunos estudios con la nalidad de
facilitar y brindar en forma gr
aca la posibilidad de obtener las dimensiones aproximadas del
dep
osito y tener una idea r
apida de la magnitud de dep
osito que se requiere para laminar un
cierto caudal de entrada. Pero este procedimiento de ninguna manera puede sustituir a los
estudios detallados que se deben hacer cuando se llegue a la etapa de dise
no.
Estas herramientas de predise
no en forma de abacos fueron elaboradas a traves de
simulaciones hidr
aulicas para diferentes tipo de dep
ositos, y en los que se ensayaron diferentes
combinaciones de supercies de dep
ositos, anchos de conducto de salida, tipos de vertedero y
diferentes hidrogramas de entrada. Se han llegado a simular casi unas 10 mil combinaciones para
cada tipo de dep
osito. El intervalo de variaci
on de par
ametros ensayado fue: en caudal punta
del hidrograma de entrada desde los 5 hasta los 50 m3 /s, en ancho de conducto de salida desde
los 2 hasta los 8 metros, en longitud de vertedero desde los 2 hasta los 8 metros, en supercies
de dep
osito desde los 5 mil hasta los 50 mil metros cuadrados.
Con los resultados obtenidos se propusieron una serie de abacos para su empleo a la hora de
predimensionar los dep
osito de retencion.
Los tipos de dep
ositos que se han analizado son los siguientes:
Depositos de retencion sin derivaci
on.
Con salida libre o anegada, sin considerar la inuencia del conducto de salida.

222

Tema 12
Con salida libre y considerando la inuencia del conducto de salida.
Con salida anegada y considerando la inuencia del conducto de salida.
Depositos de retencion con derivaci
on.
Vertido lateral sin considerar la interacci
on dep
osito-red.
Vertido lateral considerando la interacci
on dep
osito-red
A continuaci
on explicaremos cada uno de estos casos.

3.1

Predimensionamiento de dep
ositos de retenci
on sin derivaci
on

3.1.1

Con salida libre y anegada, sin considerar la influencia del conducto de


salida

Akan (Akan, 1990) realiza unos estudios de tipo numerico, para dep
ositos de retencion sin
derivaci
on, con estructura de salida en forma de oricio o vertedero.

Caudal de
Entrada (I)

h
Caudal de
Salida (Q)

Figura 5: Esquema de dep


osito de retencion analizado por Akan
La geometra de los dep
ositos puede ser cualquiera, y se considera tanto dep
ositos naturales
o articiales. La relaci
on de la altura de agua (h) con el volumen de almacenamiento (s) de los
dep
ositos debe estar expresada como:
s = bhc

(1)

donde la constante c es adimensional, y la constante b tiene dimensiones de (longitud)3c .


Estas constantes dependen de la geometra y el tama
no del dep
osito. Para depositos de paredes
verticales la constante c = 1 y b equivale a la supercie en planta del dep
osito. Si la relacion

Depositos de retencion. Predimensionamiento

223

altura-volumen est
a dada en forma tabular, las constantes b y c pueden ser encontradas a traves
del an
alisis de mnimos cuadrados.
El metodo de estudio se basa en dep
ositos con salida libre, sin estar afectado por las
condiciones aguas abajo del conducto de salida, se calcula con la combinaci
on de la ecuaci
on de
la conservacion de la masa (ec. 2), la ecuaci
on que relaciona la altura de descarga del dep
osito
con el volumen almacenado (ec. 1) y una expresion que describe el paso del ujo a traves de la
estructura de salida, ya sea para oricios (ec. 3) o vertederos (ec. 4). El resultado lo expresa en
ecuaciones diferenciales, los cuales los resuelve por diferencias nitas y nalmente los generaliza
en par
ametros adimensionales que son presentados en diversas gr
acas.
I Q=

ds
dt

(2)

Q = ko .ao . 2gh

(3)

Q = kw .L.h3/2

(4)

donde, I es el caudal de entrada, Q es el caudal de salida, ds es el incremento del volumen de


almacenamiento en un tiempo dt, siendo este el diferencial de tiempo, ao es el area del oricio,
ko coeciente de descarga del oricio, kw es el coeciente de descarga del vertedero y L es el
ancho del vertedero, g es la aceleracion de la gravedad, y h es la altura de carga.

La representacion gr
aca de los resultados para dep
ositos con salida tipo oricio (ver Abaco
1) se realiza utilizando par
ametros adimensionales como Q*, P y So los cuales estan denidos
como:
Qp
Ip

(5)




ko .ao . 2gh
Ip tp 0.5/c
Ip
b

(6)

s0
Ip tp

(7)

Q =


P =

So =

donde: Qp es el caudal punta del hidrograma de salida del dep


osito en m3 /s, Ip es el caudal
punta del hidrograma de entrada en m3 /s, tp es el tiempo de ocurrencia del caudal pico de
entrada en segundos, so es el volumen de almacenamiento del deposito en el estado inicial (no
confundir con el par
ametro So) en m3 , b y c son los coecientes que relacionan el volumen de
almacenamiento del deposito con la altura de descarga (ec. 1).
Para dep
ositos de retencion con salidas tipo vertedero, Akan presenta otros abacos de

predimensionamiento (vease Abaco


2). Estos gr
acos fueron realizados siguiendo la misma

224

Tema 12

metodologa que los de oricio, variando s


olo el parametro P que esta denido por los valores
de la geometra del vertedero (ec. 8):


P =

kw .L
Ip



Ip tp
b

1.5/c

(8)

Los resultados de los abacos de predimensionamiento estan realizados para cualquier


hidrograma de entrada de forma triangular, con dimensiones proporcionales al hidrograma
unitario triangular del Soil Conservation Service [1], tal y como se muestra en la Figura 6.

Q
Tp

Ip

2.67*Tp

Figura 6: Hidrograma Unitario del Soil Conservation Service


Ejemplo de Aplicaci
on:
Una red ha sido dise
nada para evacuar un caudal m
aximo de 13.5 m3 /s. Debido a la
expansi
on de la ciudad, el hidrograma de escorrenta de dise
no se ha incrementado a 20 m3 /s con
un tiempo pico de 1 hora. Se necesita conocer aproximadamente las dimensiones de un deposito
de retencion que pueda laminar el caudal del nuevo hidrograma, para solucionar el problema,
sabiendo que el dep
osito evacuara sus aguas por un oricio de di
ametro 1.5 m, que es el mismo
di
ametro de la red. El dep
osito sera de paredes verticales y el volumen de almacenamiento inicial
se considera cero (s0 = 0).
Como datos tenemos: Qp=13.5 m3 /s, Ip=20 m3 /s, tp=3600 seg, D=1.5 m, s0 =0, c=1, por
ser el deposito de paredes verticales, necesitamos conocer b, que es igual al area en planta del
dep
osito.
Calculamos Q* (ec. 5) que es igual a 0.675, sabiendo que s0 =0, entonces So=0 (ec. 7) y

c=1, ingresamos al Abaco


1, hallamos el valor de P=1.12. Reemplazamos el valor de P en la
ecuaci
on (ec. 6), despejamos el valor de b, ya que conocemos las otras variables (b=10000 m2 .).
Para evaluar la altura del dep
osito despejamos h de la ecuacion (ec. 3), resultando h=2.6
m. A este valor se le a
nadir
a el resguardo correspondiente.
Por lo tanto para solucionar el problema necesitamos un dep
osito de paredes verticales de
10.000 m2 de supercie en planta y una altura efectiva de 2.6 m., aproximadamente.

Depositos de retencion. Predimensionamiento


3.1.2

225

Con salida libre y considerando la influencia del conducto de salida

Se realizo un an
alisis de dep
ositos de retencion sin derivaci
on, con salida libre, pero considerando
la inuencia del conducto de salida (H. S
anchez - 1988), para lo cual, se desarroll
o un
modelo matematico para simular numericamente el comportamiento hidraulico de un esquema
de drenaje, en ujo no permanente, formado por un dep
osito de retencion al que entra un
hidrograma triangular con dimensiones proporcionales al hidrograma unitario triangular del Soil
Conservation Service [1]. Sale por un conducto que puede ser de secci
on rectangular o circular,
de longitud sucientemente larga, como para que las condiciones de contorno del conducto aguas
abajo no inuya en el desag
ue del dep
osito.
El an
alisis hidr
aulico de este esquema se basa en resolver las variables de transici
on entre el
osito) como se puede
dep
osito y el conducto de salida (calado yk , velocidad vk y altura h del dep
ver en la Figura 7, para ello se resuelve conjuntamente la ecuaci
on de la conservaci
on de la masa
del dep
osito (ec. 9), la ecuacion de la conservacion de la energa entre el dep
osito y el conducto
de salida (ec. 10) y la ecuaci
on asociada a la caracterstica negativa del ujo no permanente en
la salida de deposito (ec. 11), que precisamente es la inuencia del conducto de salida.

I Q=


vk vs

dh
.Sup
dt

(9)

1
.vk2 + yk = h
2g

(10)

g
.(yk ys ) + g.t.(If s Io ) = 0
cs

(11)

Con los resultados de las simulaciones se realizaron abacos, que relacionan el porcentaje de
laminaci
on del dep
osito con parametros dimensionales que estan en funci
on de las caractersticas
del hidrograma de entrada, las dimensiones del dep
ositos y las dimensiones del conducto de
salida.

vk

yk

Depsito de retencin

Conducto
de salida

Figura 7: Interaccion entre el dep


osito y el conducto de salida

226

Tema 12

Para conductos de salida tipo rectangular, se propone la gr


aca que se muestra en el Abaco
3 donde se relaciona el porcentaje de laminaci
on (%Lam) (ec. 12) y un par
ametro L (ec. 13),
Denido como:

%Lam =

Ip Q p
100
Ip

(12)

Ip
B

3/4 Sup

L = Qb
tp

(13)

donde Ip es el caudal punta del hidrograma de entrada en m3 /s, Qp es el caudal punta del
hidrograma de salida del dep
osito en m3 /s, Qb es el caudal base del hidrograma de entrada en
3
osito, en
m /s, tp es el tiempo de ocurrencia del caudal punta del hidrograma de entrada al dep
2
segundos, Sup es el valor de la supercie del dep
osito, en m y B es el ancho del conducto de
salida del dep
osito, expresado en metros.

Para calcular la altura m


axima del nivel del agua en el dep
osito (Hmax) se propone el Abaco
4 que relaciona este parametro, en metros, con un par
ametro G (ec. 14), que esta en funci
on de
las caractersticas del hidrograma de entrada, de las dimensiones de dep
osito y del conducto de
salida.
Ip3.5 tp
G=
Sup B 2.5

(14)

Utilizando el mismo procedimiento descrito para realizar los abacos de depositos con conducto

de salida rectangular, se propone Abacos


para conductos de salida circular. Con la diferencia de
que en lugar de utilizar como variable el ancho del conducto de salida (B) se utiliz
o el di
ametro
del conducto (D), adem
as de que se agrego otro par
ametro que es el n
umero de conductos (N),
con lo cual se da la posibilidad de utilizar una batera de conductos iguales como salida. Los
abacos propuestos consisten en un gr
aco que relaciona el porcentaje de laminaci
on (%Lam)

(ec. 12) con un par


ametro X (ec. 15) vease Abaco 5 y la altura m
axima del dep
osito (Hmax)

con el par
ametro Y (ec. 16), vease Abaco
6.
Sup

X=
N D t0.7
p
Ip

Y =
N D

Ip
Qb

tp
Sup

(15)

(16)

Ejemplo de Aplicaci
on
En una ciudad se desea proyectar un dep
osito de retencion para poder laminar el caudal
punta del hidrograma de escorrenta de entrada que tiene las siguientes caractersticas: Ip = 20
m3 /s y tp = 1 hora; a un hidrograma que tenga como caudal punta 12 m3 /s. El colector esta

Depositos de retencion. Predimensionamiento

227

formado por un conducto rectangular de 2 m., de ancho. Por el colector normalmente circula
un caudal base de 2 m3 /s.
Como dato tenemos, Ip=20 m3 /s, tp =3600 seg., Qb=2 m3 /s, Qp=12 m3 /s y B=2 m. Se
calcula el porcentaje de laminacion que vamos a aplicar, para lo cual utilizamos la ecuaci
on (ec.

12), de donde %Lam=40 %, con este valor ingresamos en el Abaco 3 para interpolar en la curva
respectiva de Qb/Ip=0.1, y hallamos el valor del par
ametro L=7.6, con este valor vamos a la
ecuaci
on (ec. 13) y despejamos el valor de la supercie del dep
osito, siendo Sup = 14550 m2 =
15000 m2 .
Finalmente para calcular la altura del dep
osito calculamos con la ecuacion (ec. 14) el

par
ametro G = 1517 = 1.52E+03, con este valor ingresamos en el Abaco
4 de donde tenemos
que Hmax=3.8 m.
Por lo tanto necesitaremos un dep
osito de 15 mil metros cuadrados de supercie en planta
y 3.8 metros de altura u
til.

3.1.3

Con salida sumergida y considerando la influencia del conducto de salida

Como una manera de complementar los estudios de predimensionamiento de depositos de


retencion antes realizados, en la ETSECCPB se realizo un an
alisis de dep
ositos de retencion sin
derivaci
on, con salida sumergida y considerando la inuencia aguas abajo del conducto de salida
(S. V
azquez, 2000), para lo cual, se desarroll
o un modelo matematico que simula numericamente
el comportamiento hidr
aulico en ujo no permanente de un esquema de drenaje como se muestra
en la Figura 8, el cual esta formado por un dep
osito de retencion al que entra un hidrograma
triangular e igual que en los anteriores casos, con dimensiones proporcionales al hidrograma
unitario triangular del Soil Conservation Service.
Este hidrograma sale por un conducto de secci
on rectangular, de longitud sucientemente
larga, como para que las condiciones de contorno del conducto aguas abajo no inuya en el
desag
ue del dep
osito. La salida del dep
osito se realiza por un oricio tambien de seccion
rectangular del mismo ancho que el conducto de salida y una altura igual a h0 .

h
ho

h > ho

yk

ho

yk

h < ho

Figura 8: Corte longitudinal de esquema de desag


ue de dep
osito por orificio

228

Tema 12

El an
alisis hidr
aulico del dep
osito se realiza basandose en tres ecuaciones: la ecuaci
on de
la conservaci
on de la masa (ec. 9), la ecuaci
on de la conservaci
on de la energa (ec. 10), si el
nivel de agua en el dep
osito no cubre totalmente el oricio, de lo contrario, si cubre totalmente
el oricio utilizara la ecuaci
on de desag
ue de oricio (ec. 17) y la tercera ecuaci
on es la que
considera la inuencia del conducto de salida: la ecuaci
on de ujo asociada a la caracterstica
negativa del conducto de salida en el punto de intersecci
on con el dep
osito (ec. 11).


Q = Cd Ao 2g(h yk ) = yk vk B

(17)

donde Cd es el coeciente de descarga de oricios, Ao es el area abierta del oricio, que en caso
de ser rectangular como fue desarrollado en este ensayo sera igual a (h0 .B), B es el ancho del
conducto de salida, vk y yk es la velocidad y el calado en el punto inicial del conducto de salida.
h es el nivel de agua en el dep
osito con respecto al fondo del conducto de salida.
Los resultados de los ensayos numericos se presentan gracamente, donde se establecen curvas
en funci
on de dos par
ametros Q* (ec. 18), y S (ec. 19). Cada curva representa los resultados
para un determinado caudal punta del hidrograma de entrada (Ip). El conjunto de estas curvas
permite proponer un abaco, y cada abaco representa los resultados para cada altura de oricio,

7, Abaco
8, Abaco
9, Abaco
10, y Abaco
11).
es decir para cada valor de ho , (vease Abaco
Qp
Ip

(18)

Sup
tb B 2

(19)

Q =

S =

donde Qp es el caudal punta del hidrograma de salida m3 /s, Ip es el caudal punta del hidrograma
osito en m2 , tb es el tiempo base del
de entrada m3 /s, Sup es la supercie en planta del dep
hidrograma de entrada en segundos y B es el ancho del conducto de salida en metros.
Para calcular la altura m
axima del nivel del agua en el dep
osito, se trazaron curvas donde
se graca el caudal punta del hidrograma de entrada (Ip) dividido entre el nivel m
aximo de la
altura del agua en el dep
osito (Hmax), relacionando con el par
ametro S (ec. 19). Cada curva
representa los valores para una determinada altura de oricio (h0 ), y un conjunto de estas curvas

forman un abaco con los resultados de un mismo ancho de conducto de salida (B). (Vease Abaco

12, Abaco 13, Abaco 14 y Abaco 15).


Ejemplo de Aplicaci
on
Se necesita construir un dep
osito de retencion con salida por oricio, para laminar el caudal
punta de un hidrograma de entrada de 25 m3 /s a 5 m3 /s y se sabe que el hidrograma de entrada
tiene un tiempo base de 1 hora. El conducto de salida es rectangular con una anchura de 2 m.
Que dimensiones aproximadamente debera tener el dep
osito, si el oricio es rectangular de la
misma anchura del conducto de salida y tiene una abertura de 0.6 m.?.
En este caso conocemos los siguiente datos: Ip=25 m3 /s, Qp=5 m3 /s, h0 =0.6 m., tb=3600

seg., B=2 m. Con la ecuacion (ec. 18) calculamos el valor de Q*=0.2, para ingresar al Abaco
9

Depositos de retencion. Predimensionamiento

229

ametro
en el cual interceptamos en la curva que corresponde al Ip = 25 m3 /s, y obtener el par
S=0.55.
En la ecuaci
on (ec. 19), remplazamos el valor de S y calculamos el area de la supercie del
dep
osito, Sup = 7920 m2 . Para calcular la altura del nivel del agua en el dep
osito recurrimos al

Abaco 12 que es el que corresponde a un colector de anchura B = 2 m., en donde con el valor
de S que hemos hallado, interceptamos a la curva que corresponde a h0 = 0.6 m y obtenemos,
el valor de Ip/Hmax, de lo cual deducimos que Hmax = 4.8 m.
Por lo tanto para laminar el caudal jado, es necesario un dep
osito de aproximadamente
2
8000 m de supercie y 4.8 m de altura u
til.

3.2
3.2.1

Predimensionamiento de dep
ositos de retenci
on con derivaci
on
Vertido sin considerar la interacci
on dep
osito-red

Se ha realizado un estudio numerico del comportamiento hidr


aulico de depositos de retencion
con derivaci
on, con salida libre y sin considerar la interacci
on dep
osito-red (H. S
anchez 1998),
para lo cual se han creado modelos matematicos que resuelvan hidr
aulicamente un esquema de
drenaje formado por una red, que tiene una c
amara de captacion o derivaci
on que se encarga de
derivar el exceso de escorrenta a un dep
osito ubicado fuera de la red, mediante un conducto de
derivaci
on, donde se almacena los excedentes de caudal y posteriormente son evacuados, (vease
Figura 9).

Cmara de
Captacin

Vertedero
Lateral

Figura 9: Vista en perspectiva del esquema de deposito con derivacion libre


Los calculos hidr
aulicos de sistema de drenaje se desarrollaron resolviendo en regimen no
permanente todo el esquema de drenaje, al que ingresa un hidrograma triangular con dimensiones
proporcionales al hidrograma unitario triangular del Soil Conservation Service. La c
amara de
captaci
on se considera como un dep
osito sin derivaci
on con dimensi
on de supercie muy reducida,
para que no afecte en la laminaci
on. Para ello se utiliz
o un sistema de ecuaciones formado por

230

Tema 12

la ecuaci
on de la conservaci
on de la masa (ec. 20), la ecuaci
on de la conservaci
on de la energa
(ec. 10), y la ecuaci
on de las caractersticas negativas del conducto de salida (ec. 11).

I Q Qv =

dh
Sup
dt

(20)

donde I es el caudal de entrada a la c


amara de captacion, Q es el caudal que sale de la c
amara
de captacion por el conducto de salida, Qv es el caudal que sale de la camara de captacion por
el vertedero lateral (ec. 4), el cual a su vez esta en funci
on de la geometra del vertedero y el
nivel del agua h en la c
amara de captacion y Sup es la supercie de la c
amara de captacion.

Con los resultados de estos ensayos se propone el Abaco


16, donde se relaciona el porcentaje
de laminaci
on (ec. 12) con el par
ametro R (ec. 21), que esta en funci
on del volumen del dep
osito
de retencion (Vd) en metros c
ubicos y el tiempo de ocurrencia del caudal pico del hidrograma
de entrada (tp) en segundos.

R=

Vd
tp

(21)

En el Abaco
16 se puede ver que el porcentaje de laminaci
on esta directamente relacionado
con el volumen del dep
osito de retencion, es decir a mayor porcentaje de laminaci
on
necesitaremos mayor volumen del deposito, sin inuir directamente las dimensiones geometricas
del vertedero ni del conducto de salida, puesto que estos valores indirectamente inuyen en la
laminaci
on, ya que si bajamos la altura del vertedero (P), haremos que mayor cantidad de agua
se derive por el vertedero por lo cual mayor ser
a el volumen del dep
osito y tambien sera mayor la
laminaci
on, al igual ocurre con los par
ametros de longitud del vertedero (L) y ancho del conducto
de salida (B). Existen muchas combinaciones de estos tres parametros con el que se puede obtener
la misma laminaci
on y por ende aproximadamente el mismo volumen de almacenamiento.
Ejemplo de Aplicaci
on
Existe una red de alcantarillado que est
a dise
nado para evacuar como m
aximo un caudal
ltimos tiempos por el incremento de las zonas urbanas y la
de 20 m3 /s. Se sabe que en los u
impermeabilizaci
on de los suelos la escorrenta supercial se ha incrementado calcul
andose en
un caudal pico de 35 m3 /s el cual tiene ocurrencia a la hora de iniciarse la escorrenta. Para
solucionar este problema se pretende construir un dep
osito de retencion que este ubicado fuera
de la red, por razones de espaci
o y se desea saber aproximadamente cuanto volumen debe tener
este deposito.
Los datos que conocemos son los siguientes: Ip=35 m3 /s, Qp= 20 m3 /s y tp=3600 seg.
De la ecuacion (ec. 12), calculamos el porcentaje de laminacion %Lam=43 %, con este valor

ingresamos al Abaco
16 y en la curva que corresponde a un Ip de 35 m3 /s interpolamos y
obtenemos el valor del parametro R=15.5, del cual despejamos el valor del volumen del dep
osito
seg
un la ecuaci
on (ec. 21). Por lo tanto necesitamos un volumen u
til de dep
ositos de 55.800,00
m3 .

Depositos de retencion. Predimensionamiento


3.2.2

231

Vertido laterial considerando la interacci


on dep
osito-red

Se ha realizado estudios de dep


ositos de retencion con salida libre y considerando la interacci
on
dep
osito-red (S. V
azquez, 2000), lo que signica que el dep
osito de retencion esta muy cerca de
la camara de derivaci
on (vease Figura 10) de tal manera que las aguas ingresen al dep
osito a
traves del vertedero lateral y tambien estas puedan retornar a la red seg
un las circunstancias
hidr
aulicas que se presenten.
La soluci
on hidr
aulica del esquema de drenaje pasa por resolver en regimen no permanente
la camara de derivaci
on, como si se tratara de un dep
osito en lnea, pero cuya supercie ser
a
muy peque
na.
Las ecuaciones a utilizar son: la ecuacion de la conservaci
on de la masa en la camara de
derivaci
on, la ecuaci
on de la conservacion de la energa entre el la camara y el conducto de
salida y la ecuaci
on de las caractersticas negativas en el punto de uni
on del conducto de salida
y la camara de derivaci
on.

Vertedero Lateral
Cmara de
Derivacin
L
P

Depsito de Retencin de
Superficie (Sup)

Conducto de
Salida

Figura 10: Perspectiva del esquema de dep


osito con derivacion influenciada
Para la simulaci
on hidr
aulica de este esquema se tuvo en cuenta las distintas fases que
presenta el comportamiento de este tipo de depositos, como se muestra en la Figura 11.
Los resultados de todos los ensayos que se hicieron fueron gracados relacionando la
laminaci
on Q* (ec. 5) con un par
ametro P (ec. 22), que esta en funci
on de la supercie del
dep
osito (Sup) en metros cuadrados, el tiempo base del hidrograma de entrada (tb) en segundos,
la longitud del vertedero (L) en metros y la altura del vertedero (Ho) tambien en metros.

P =

Sup

tp

L
Ho

0.3

(22)

232

Tema 12

Depsito de Retencin

FASE 1: Comienza el ascenso del


agua en la cmara de derivacin. La
altura del agua no ha alcanzado la
altura del vertedero, no entra agua al
depsito por lo tanto no hay
laminacin.

Depsito de Retencin

FASE 2: Al superar el agua la cota del


vertedero, se inicia el vertido al
depsito de retencin, ascendiendo el
nivel del agua en el depsito hasta
alcanzar la cota del vertedero

Depsito de Retencin

FASE 3: En este instante el flujo a


travs del vertedero ya no es libre sino
sumergido.

Depsito de Retencin

Depsito de Retencin

Depsito de Retencin

FASE 4: En esta parte el caudal de


entrada a la cmara ha descendido, el
nivel del agua en el depsito es mayor
que en la cmara, por lo cual el flujo se
invierte producindose un retorno de
agua a la red.

FASE 5: Aqu el agua en la cmara


desciende por debajo de la cota del
vertedero y el retorno de agua del
depsito a la cmara se realiza como
un vertido libre.

FASE 6: Aqu el nivel del agua en el


colector retorna al del caudal base,
quedando solo almacenado la parte
que no puede salir por el vertedero,
para que luego sea desaguado por
otros medios.

Figura 11: Fases de comportamiento de depositos con vertido lateral considerando la interaccion
dep
ositored

Depositos de retencion. Predimensionamiento

233

Salieron curvas que representan los resultados para un determinado ancho de conducto de
salida (B) y el conjunto de curvas forman un abaco para cada caudal punta del hidrograma de

entrada. (vease Abaco


17, Abaco
18 y Abaco
19).
De igual manera para calcular la altura m
axima del nivel del agua en el dep
osito los resultados
se expresaron en gracas que relacionan un par
ametro F (ec. 23), con otro parametro N (ec.

24); (vease Abaco


20). Estos par
ametros estan en funci
on de la supercie del dep
osito (Sup) en
axima del nivel del agua (Hmax) en metros, el tiempo base del hidrograma de
m2 , la altura m
entrada (tb) en segundos y el ancho del conducto de salida (B) en metros.

F =

Sup Hmax
tb

(23)

Sup
tb B

(24)

N=

Ejemplo de Aplicaci
on
Se tiene una red de alcantarillado de 2 metros de ancho, al que se le pretende construir un
dep
osito de retencion para laminar el hidrograma de entrada, que tiene un caudal punta de 35
m3 /s y un tiempo base de una hora y media, a un hidrograma con caudal punta de 21 m3 /s.
Para ello se pretende construir un dep
osito de retencion con derivaci
on. Se ha planteado poner
un vertedero de una altura de 2 metros y una longitud de 6 metros..
Como datos del problema tenemos: Ip=35 m3 /s, Qp=21 m3 /s, tb=5400 seg., B=2 m., Ho=2
m., L=6 m.

De la ecuacion (ec. 5), calculamos Q*=0.6

Del Abaco
18 obtenemos P = 3.8
Reemplazando la ecuaci
on (ec. 22); tenemos Sup = 14,758 = 15,000 m2
Con la ecuaci
on (ec. 24), calculamos, N = 1.40

Del Abaco
20 obtenemos F = 11.2
Y de la ecuaci
on (ec. 23); despejamos Hmax = 4.0 metros.

Por lo tanto necesitaramos un dep


osito de 15 mil metros cuadrados de supercie con una
altura u
til de 4 metros.

234

4
4.1

Tema 12

CONSIDERACIONES DE DISENO
Situaci
on en Vertical

Se recomienda, de acuerdo con Koral y Saatci (1976), que las dimensiones en altura del dep
osito
deben estar entre 2.5 y los 4.0 metros. Algunos estudios economicos indican que a profundidades
peque
nas se precisan depositos de excesiva supercie, siendo mas caros de construir y sobretodo
difciles de hallar. De todos modos debe tomarse este dato como orientativo pues tambien existen
otros par
ametros que inuyen en el dise
no de los colectores como la cota de la solera de la red
y la cota del fondo del dep
osito, para que sea posible vaciarlo por gravedad.

4.2

Situaci
on en Planta

Una forma rectangular tiene ventajas de minimizaci


on de costos de construccion,
recomendandose dise
nar con anchos de la mitad a las dos terceras partes de la longitud del
dep
osito. De todos modos, la disponibilidad del terreno es uno de los factores mas importantes,
sobre todo en grandes urbes, que determina la geometra en planta del dep
osito pudiendo dictar
formar mas caprichosas.
Los dep
ositos circulares u octogonales seran m
as caros de construccion pero tienen mayores
facilidades de auto-limpieza, ya que en el centro del dep
osito se le pondra una v
alvula de desag
ue
para las aguas de limpieza.

4.3

Entrada en el dep
osito

La entrada en los dep


ositos depende del tipo de dep
osito. En los dep
ositos en serie no se necesitan
elementos especiales de entrada en el deposito. Tan solo tener en cuenta el hecho de que las
aguas residuales circulan continuamente. En cambio en dep
ositos en paralelo la entrada en el
dep
osito se realiza a traves de alguna estructura, habitualmente un aliviadero lateral.
Considerando la autolimpieza del dep
osito, si tan solo se pretende utilizar el mismo como
almacenamiento temporal, cuando haya m
as de una entrada hay que tener en cuenta que no
se creen zonas muertas o patrones de ujo que perturben la entrada y salida, y que faciliten
la acumulaci
on de sedimentos en ciertas partes del deposito. Si pretendemos en cambio que
el dep
osito sirva para realizar una primer decantaci
on de las aguas entrantes, dispondremos
elementos de disipaci
on de energa para dicultar que el agua entrante ponga en resuspensi
on
sedimentos del deposito.

4.4

Consideraciones sobre el fondo del dep


osito

Para facilitar la limpieza del dep


osito y la eliminaci
on de sedimentos, es necesario disponer fondos
con pendientes laterales y canaletas de recogida de fondo. Muchas veces se puede realizar con
una tubera cortada por la mitad. Algunos dep
ositos estan equipados con salidas de agua a

Depositos de retencion. Predimensionamiento

235

presi
on para facilitar la limpieza de fondo. Disposiciones habituales pueden ser observadas en
la Figura 12

Figura 12: Disposici


on de fondos de dep
ositos habituales

4.5

Vertedero de Seguridad

El dep
osito de retencion una vez lleno eliminar
a los excesos de caudal a traves de un elemento
de vertido. Este descargar
a normalmente aguas abajo al propio colector. Como criterios de
dise
no, dimensionar el vertedero con una nivel de seguridad elevado, como mnimo para poder
desaguar todo el caudal de entrada en el dep
osito, previendo la posibilidad de que la salida
se cegue o quede inutilizada. Ubicarlo en el extremo opuesto del elemento de salida pues los
otantes suelen concentrarse cerca de dicho punto. Incluir alg
un tipo de deector para evitar el
vertido de elementos otantes (vease tipos de deector en la Figura 13).

Figura 13: Vertederos de seguridad con deflectores

236

4.6

Tema 12

Elementos auxiliares

Se considera elementos auxiliares al suministro electrico para la iluminaci


on, a los labores de
bombeo, a los accesos de operacion e inspeccion, as como a la ventilacion para los dep
ositos
enterrados. Una buena ventilaci
on se consigue cuando se puede renovar el volumen de aire de
4 a 6 veces por hora. No se suele considerar la aireacion a traves de los conductos de entrada
y salida del dep
osito. Como orden de magnitud considerar una velocidad de renovaci
on del aire
de 0.25 m/s en los casos mas desfavorables.

4.7

Accesorios de Limpieza

Debido a que existen sedimentos que se acumulan en el fondo de los dep


ositos, es necesario
limpiarlas ocasionalmente, para lo cual se dise
na accesorios de limpieza manuales o autom
aticos
seg
un, la magnitud del dep
osito y la necesidad. Existen un gran variedad de accesorios que
facilitan este trabajo, entre ellos se puede mencionar a los depositos movibles de agua de limpieza
(movable ushing water container).

4.8

Elementos de regulaci
on del caudal de salida

Uno de los elementos mas importantes de un dep


osito de retencion, sobre todo si se dise
na con
una limitaci
on en el caudal de salida, es el elemento regulador de caudal. Un regulador puede ser
desde un simples oricio, hasta cualquier mecanismo, v
alvula o compuerta manejado de forma
mecanica. Entre los elementos de regulacion podemos considerar los diferentes tipos de oricios,
los vertederos con su amplia gama de variedades y los reguladores especiales.

4.8.1

Orificios

Los oricios estan considerados dentro de los denominados mecanismos jos, si es que no se les
agrega una compuerta que regule el paso del caudal. El ujo de salida viene gobernado por la
siguiente ecuaci
on:


Q = Cd A 2g(h a)

(25)

ue; A es el area
donde: Q es el caudal de salida a traves del oricio, Cd es el coeciente de desag
del oricio; g es la aceleraci
on de la gravedad; h el nivel del agua en el dep
osito y a es la altura
del centro geometrico del oricio.
Como regla de buena practica, se dispondr
an rejas de proteccion que dejen una supercie de
abertura mnima de 20 veces la supercie del oricio de salida.

Depositos de retencion. Predimensionamiento


4.8.2

237

Vertederos

El empleo de vertederos es muy habitual en el caso de depositos de retencion, sobre todo a


cielo abierto, bien como elementos del sistema de vaciado o bien como elemento de seguridad
del dep
osito. Las forma habitual suele ser rectangular, de los que existen extensos ensayos de
laboratorio y documentaci
on sobre sus coecientes desag
ue.

4.8.3

Reguladores Especiales

Los reguladores especiales son aquellos que te permiten controlar la salida del agua de acuerdo a
tus necesidades. Un ejemplo de un regulador especial es ubicar una bomba que regule el caudal de
salida del dep
osito. Pero en lo posible es preferible pensar en un elemento regulador sin consumo
de energa, para que en caso de fallo del suministro electrico no bloquee el funcionamiento del
dep
osito, ademas de que no se incrementen los costos de utilizaci
on.
En los u
ltimos a
nos se han desarrollado algunos elementos para limitar el caudal de salida
del dep
osito, los cuales a grandes rasgos consisten en piezas que mecanicamente y gracias a su
geometra desvan la salida del caudal guiando el recorrido por un camino espiral o en forma de
torbellino, lo que origina una perdida de energa debido a que la presi
on (energa potencial) es
transformada en energa cinetica (velocidad) pero solo parte de ella es usada en direcci
on del
movimiento de salida, la otra parte se pierde al chocar con las paredes de la v
alvula y al girar la
masa de agua. Esto hace que el caudal de salida sea menor que el caudal a traves de un vaciado
por oricio simple de igual secci
on.

4.0
3.5

Vlvula
Hydrobrake

Altura de carga (m)

3.0
2.5

Orificio

2.0
1.5
1.0
0.5
0.0
0

20

40

60

80

100

Caudal de salida (lps)

Figura 14: Comparaci


on del caudal de salida por un orificio y una v
alvula Hydrobrake

238

Tema 12

Los problemas de mantenimiento detectados son los mismos que en otro tipo de oricios.
De estos tipos de reguladores podemos mencionar el Steinscrew (valvula espiral), hydrobrake
(v
alvula de v
ortice o torbellino), wirbeldrossel (v
alvula de turbulencia). La idea principal de
estas valvulas es mantener casi constante la salida del ujo reduciendo en lo mnimo la inuencia
de la altura de carga del dep
osito. En la Figura 14, se muestra una gr
aca que compara la salida
del caudal por un oricio y una v
alvula Hydrobrake en funci
on de la altura de carga, teniendo
ambas la misma area de abertura. En este gr
aco se observa que para una misma variabilidad
de alturas de carga que va de 0 a 3.4 metros, en la v
alvula Hydrobrake existe una variabilidad
de caudal de 0 a 30 litros por segundo (lps), en cambio para una salida con oricio se tiene una
variabilidad de caudal de 0 a 92 lps, siendo 3 veces mayor que las v
alvulas especiales.

Bibliografa

Akan, A.O. (1990) Single Outlet Pond Analysis ans Design Journal of irrigation and
Drainage Engineering, 116(4), with permission ASCE
Akan, A. O (1993) Urban Stormwater Hidrology. Technomic Publishing Company, U.S.A.
ASCE (1985) Stormwater Detention Outlet Control Structures Task Committee on the
Design of Outlet Control Structures. New York
ASCE (1992) Design and Construction of Urban Stormwater Management Systems, ASCE
Manual of Engineering Practice n. 77. New York.
G
omez, Manuel (1988) Contribuci
on al Estudio del Movimiento Variable en L
amina Libre
en las Redes de Alcantarillado. Aplicaciones. Tesis Doctoral. ETSECCPB - UPC.
Koral, Saatci (1976) Dimensions of Storm Water Basins Gas-Wasser-Abwasser.
Munz, W. (1975) Dimensions of Storm Water Basins Gas-Wasser-Abwasser n. 3
S
anchez H., (1998) An
alisis del Pre-dimensionamiento de Depositos de Retencion en Redes
de Alcantarillado. Tesina. ETSECCPB - UPC. Barcelona.
Stahre, P., Urbonas, B. (1990) Stormwater Detention. Prentice Hall. Englewood Clis.
V
azquez S. (2000) Predimensionamiento de Dep
ositos de Retencion. Tesina. ETSECCPBUPC. Barcelona.

GRANDES COLECTORES. CRITERIOS

HIDRAULICOS DE DISENO
Jose Dolz Ripolles
Dep. de Ingeniera Hidraulica, Martima y Ambiental. UPC.
E.T.S. Ingenieros de Caminos, Canales y Puertos
Jordi Girona 1-3. D-1. 08034 BARCELONA

Introducci
on

Los procesos de urbanizacion intensiva, tan frecuentes actualmente, exigen unas elevadas
inversiones en obras de infraestructura para el drenaje de las aguas pluviales, evitando de esta
forma los elevados costes economicos y sociales que comportan las inundaciones urbanas.
Seguidamente se presenta una revision y an
alisis de los criterios y valores normalmente
utilizados para fijar los principales par
ametros hidr
aulicos a tener en cuenta en el proyecto de
colectores de aguas pluviales. As, son analizados: las velocidades lmite (maxima y mnima)
recomendables en un colector, las perdidas de carga, los resguardos, la entrada en carga, la
incorporaci
on de caudales en colectores profundos, las uniones de colectores, la intercepci
on de
residuales, la retenci
on de s
olidos y los sifones.

Velocidades lmite

En el dise
no hidr
aulico de colectores es conveniente limitar la velocidad del agua al objeto de:
Asegurar la autolimpieza del colector. La velocidad del agua debe de ser suficientemente
elevada a fin de evitar la sedimentacion de las partculas s
olidas que transporta, lo que
podra incidir en su correcto funcionamiento.
Evitar da
nos en las paredes del colector debido a la accion mecanica del agua, lo que
requiere limitar superiormente su velocidad.
Para un caudal y condiciones de contorno dadas, la velocidad en una secci
on depende de la
pendiente del colector y de las caractersticas geometricas de dicha secci
on (forma y rugosidad).
Normalmente, y siempre que la topografa lo permita, es la pendiente el par
ametro que admite
una mayor variabilidad y por tanto se fija de manera que se verifiquen las velocidades lmite
239

240

Tema 13

recomendadas. No obstante, al objeto de que para caudales bajos la velocidad sea superior a la
mnima recomendada, suelen utilizarse secciones que presentan una canaleta en su solera. Ello
tambien favorece las labores de mantenimiento e inspeccion, ya que para caudales bajos puede
disponerse de una zona seca en la solera.
No siempre es posible conseguir simultaneamente que un colector presente una velocidad que
asegure la autolimpieza cuando transporta caudales bajos (por ejemplo, caudal de residuales en
un colector unitario) y que para caudales elevados (drenaje de pluviales) dicha velocidad sea
inferior a un valor recomendado. En determinados casos puede asumirse que para caudales bajos
exista una cierta sedimentacion siempre que se presenten caudales suficientemente elevados y
frecuentes que aseguren la limpieza del colector.
Cuando, dadas las caractersticas topogr
aficas, no es posible limitar la pendiente del colector
por debajo de un valor que asegure velocidades inferiores a la recomendada, deber
an introducirse
estructuras de disipacion de energa en el colector.

2.1

Velocidad mnima

Existen diferentes aspectos a tener en cuenta al fijar la velocidad mnima admisible en un


colector: naturaleza del agua transportada (residual o pluvial), caractersticas del material
arrastrado por el agua, caudal transportado (en porcentaje del caudal de proyecto), posible
nalar que:
formacion de SH2 , etc. Cabe se
Las aguas pluviales suelen arrastrar partculas s
olidas de mayor tama
no y m
as f
acilmente
sedimentables que las residuales.
Cabe esperar que a menor caudal transportado por un colector, menor sea la velocidad.
Si el colector transporta aguas residuales, puede ocurrir que la naturaleza de estas propicie
on
la formaci
on de SH2 , no deseable dado que puede dar lugar a problemas de conservaci
en el colector y en las instalaciones de tratamiento, as como malos olores y una atmosfera
peligrosa para las personas responsables de la inspeccion y mantenimiento. La formaci
on
de SH2 es favorecida, entre otros factores, por elevadas temperaturas y bajas velocidades.
Seg
un el ASCE y WPCF (pp. 126, 1986), para aguas residuales con elevada DBO y a
temperatura pr
oxima a los 30o C es aconsejable una velocidad superior a 1 m/s.
Para una misma velocidad, el grado de turbulencia (y por tanto la capacidad de transporte
de material solido) disminuye con el area de la seccion recta.
Aunque no existe un criterio un
anime para fijar el valor de la velocidad mnima admisible,
en colectores dise
nados para el transporte de elevados caudales de aguas pluviales se establecen
los siguientes valores que pueden servir de referencia:
La velocidad mnima para el caudal de proyecto ser
a de 1 m/s.
En colectores que tambien transporten aguas residuales, la velocidad de estas deber
a ser
superior a 0.6 m/s.

Criterios de dise
no de grandes colectores

2.2

241

Velocidad m
axima

La velocidad m
axima admisible en un colector de hormig
on es fijada para evitar, en la medida
de lo posible, el deterioro de las juntas y de las paredes del colector (fundamentalmente la solera)
debido a la acci
on erosiva del agua. Esta acci
on erosiva puede ser motivada por el propio poder
abrasivo del agua o como consecuencia de fen
omenos de cavitacion. Para evitar estos fen
omenos
de cavitacion es importante cuidar la ejecuci
on de la solera, de manera que la superficie de
hormig
on en contacto con el agua a elevada velocidad presente las menores irregularidades
posibles.
El poder abrasivo del agua sobre el hormig
on depende de la velocidad y calidad del agua,
de la resistencia superficial del hormig
on y de las caractersticas del material arrastrado por el
agua (tama
no, forma, cantidad y dureza). La existencia de partculas s
olidas arrastradas por
el agua incrementa de forma muy importante su poder abrasivo. En este sentido, seg
un Davis
y Sorensen (pp. 7-8, 1969), se han observado velocidades superiores a 12 m/s en agua limpia
sin que produzcan da
nos en el hormig
on. Asimismo se
nalan que son admisibles velocidades del
orden de 3 m/s en aguas que arrastren sedimentos.
La bibliografa presenta una enorme disparidad de criterios en cuanto a la m
axima velocidad
admisible en un colector de aguas pluviales.
A nuestro entender, para un colector de hormig
on que presente una correcta ejecuci
on
(principalmente en juntas y solera) la velocidad m
axima debera ser fijada teniendo en cuenta
los siguientes factores que son favorables a permitir velocidades elevadas:
Baja cantidad y peque
no tama
no del material s
olido transportado.
Existencia de un espesor de hormig
on de sacrificio en la solera.
Car
acter esporadico en el funcionamiento del colector.
Existencia de una labor de inspecci
on y mantenimiento, favorecida por el mencionado
caracter esporadico en el funcionamiento del colector.
Aunque, como hemos dicho, no es posible extraer una conclusi
on clara de la informaci
on
bibliogr
afica disponible, en el caso de un colector de pluviales que no presente unas caractersticas
marcadamente contrarias a lo expresado en los cuatro puntos anteriores, creemos que para
el caudal de proyecto no es recomendable sobrepasar la velocidad de 6 m/s. No obstante,
entendemos que esta velocidad puede ser superada en tramos concretos del colector si se preve
una rigurosa labor de mantenimiento.
El valor de 6 m/s coincide con el propuesto por la Comision de Urbanismo y Servicios
Comunes de Barcelona y otros Municipios (pp. 42, 1971). Asimismo cabe indicar que dicho
valor es superior a los 3 m/s, recomendados por el Instituto Eduardo Torroja (pp. 70, 1980), o
a los 4.5 m/s recomendados por la Direccion General de Carreteras (pp. 12, 1983) y por G
omez
Navarro y Aracil (pp. 41, 1958). A nuestro entender el habitual marcado car
acter esporadico
del funcionamiento de un colector de aguas pluviales, justifica el poder admitir velocidades
maximas elevadas, siempre y cuando exista una correcta labor de inspeccion y mantenimiento.

242

Tema 13

En este sentido, Vallarino (pp. II-4, 1974) indica que no es recomendable sobrepasar los 4 m/s
en obras de funcionamiento continuo, pero en el caso de funcionamiento espor
adico (como en
los aliviaderos de presas) pueden admitirse velocidades superiores a los 20 m/s, debido a que la
brevedad de su uso limita el deterioro del hormig
on y facilita la inspeccion y mantenimiento.
En colectores que tambien transporten aguas residuales de forma continua, la velocidad de
estas no deber
a ser superior a los 3 m/s al objeto de evitar el deterioro de la solera del colector,
ASCE y WPCF (pp. 130, 1986). Cabe se
nalar tambien el interes de limitar esta velocidad
al objeto de evitar unas condiciones de trabajo peligrosas para el personal encargado de la
inspecci
on y mantenimiento.
Un detallado estudio sobre la erosi
on producida por el agua en el hormig
on puede verse en
ACI Committee (pp. 136-137, 1987).

P
erdidas de energa

El c
alculo hidr
aulico de un colector requiere evaluar las perdidas de energa que sufre el agua en
su circulacion. Estas perdidas pueden ser de dos tipos: las debidas a la resistencia al flujo que
presentan las paredes del colector y las debidas a modificaciones locales de su geometra.

3.1

Resistencia al flujo

Normalmente se eval
ua mediante la f
ormula de Manning, donde la resistencia que ofrecen al
flujo las paredes del colector se caracteriza mediante el coeficiente de rugosidad de Manning,
n. Este coeficiente, con dimensiones de T/L1/3, depende de diferentes factores. Para el caso
de un colector de hormig
on depender
a en gran medida de su ejecuci
on y mantenimiento. La
ejecucion y el mantenimiento condicionan el tama
no de las irregularidades superficiales debidas
al encofrado, a las juntas, a la acci
on del agua circulante, a incrustaciones en las paredes y a los
posibles dep
ositos de materiales solidos en la solera.
Seg
un Chow (pp. 111, 1973) valores normales del coeficiente de rugosidad de Manning (en
s/m1/3) para conductos de hormig
on son los comprendidos entre 0.013 y 0.015, dependiendo
del acabado de las superficies. En el caso de que existan dep
ositos solidos en la solera, un valor
normal es 0.017. Teniendo en cuenta lo anterior, parece razonable considerar un valor de 0.015
en colectores de hormigon para pluviales, construidos y mantenidos de forma habitual. En el
supuesto de una ejecuci
on muy cuidada (prefabricado, por ejemplo) y limpieza asegurada podra
tomarse un valor algo inferior.

3.2

P
erdidas locales de energa

Cualquier alteraci
on en el flujo lineal de un colector provoca una perdida de energa localizada.
As cabe indicar que existen perdidas de energa en: los cambios de seccion, en los tramos
curvos, en las uniones con otros colectores, etc. Dada la enorme variedad de tipologas que
pueden presentar estas singularidades, normalmente existen dificultades para poder cuantificar

Criterios de dise
no de grandes colectores

243

las perdidas de energa que provocan. No obstante, si en el proyecto se cuida su dise


no hidr
aulico,
cabe esperar que dichas perdidas no sean determinantes de la capacidad del colector.
En las modificaciones del ancho del colector, el dise
no de la transici
on deber
a ser mas cuidado
en el caso de aumento de la anchura que en el caso de una disminuci
on. Ello es debido a que
las expansiones del flujo son m
as propicias a disipar energa que las restricciones. Seg
un Ranga
Raju (pp. 251-254, 1981) en el caso de una expansi
on en seccion rectangular y flujo en regimen
lento, la longitud de la transici
on debe estar comprendida entre 2 y 2.5 veces la disminuci
on de
ancho. En este caso la perdida de energa es:

v12 v22
2g

donde v1 y v2 son las velocidades antes y despues de la transicion respectivamente. El valor


de k esta comprendido entre 0.2 y 0.3.
Para el caso de disminuci
on brusca del ancho (nula longitud de transici
on), el mismo autor
estima la perdida de energa en:

v2
2g

donde v es la velocidad despues de la transicion y k es un par


ametro que depende de las
caractersticas de la contraccion y de la relaci
on entre el ancho y el calado. El valor de k est
a
normalmente comprendido entre 0.06 y 0.1. Si la transici
on no es brusca (tenga una cierta
longitud) la perdida de energa sera notablemente inferior.
En el caso de regimen r
apido, el correcto dise
no hidr
aulico de una transici
on es mucho
mas complejo debido a presencia de ondas superficiales. Un detallado estudio puede verse en
Subramanya (1982).

Resguardos

Al objeto de asegurar un correcto funcionamiento en l


amina libre para el caudal de proyecto,
se sugiere que el colector presente como mnimo un resguardo de 0.2 m en el caso de cubierta
plana. Si la cubierta es abovedada, se propone que el m
aximo calado admisible para el caudal
de proyecto se sit
ue 0.1 m por debajo del calado correspondiente al m
aximo caudal en regimen
permanente y uniforme que admite la secci
on prevista. Cabe recordar que el m
aximo caudal
que es posible transportar en regimen permanente y uniforme corresponde a un calado inferior
al de seccion llena. En el caso de seccion circular de di
ametro D, dicho calado es 0.94 D.

244

Tema 13

Entrada en carga

Aunque normalmente los colectores de pluviales son proyectados para trabajar en l


amina libre
cuando transportan el caudal de proyecto, no cabe duda que en elg
un momento se presentar
an
caudales superiores que provocar
an su entrada en carga.
Es conveniente analizar el proceso de entrada en carga del colector y fijar su dise
no hidr
aulico
de forma que dicho proceso se realice de manera adecuada. Es importante asegurar que el avance
del frente de entrada en carga no sea obstaculizado por dificultades en la expulsi
on del aire que
desplaza dicho frente. Si por ejemplo, como suele ser habitual, la entrada en carga se produce
desde aguas abajo hacia aguas arriba, es de interes que los resguardos se agoten de una forma
continua en esa misma direcci
on a medida que aumente el caudal, evitando la formaci
on de bolsas
de aire situadas junto a la clave del colector. Dichas bolsas pueden disminuir notablemente la
capacidad de desag
ue y provocar sobrepresio nes no deseadas.
Es frecuente que un colector presente pendientes que disminuyen hacia aguas abajo. Ello
puede dar lugar a un regimen r
apido aguas arriba y lento aguas abajo, lo que obliga a la existencia
de un resalto hidr
aulico en el lmite com
un de ambos regmenes. Este resalto conlleva un brusco
incremento de calado hacia aguas abajo. Normalmente, las condiciones de contorno existentes
en el extremo aguas abajo del colector obligan a que dicho resalto hidraulico se propague hacia
aguas arriba a medida que aumenta el caudal. Para caudales suficientemente elevados, la entrada
en carga se producir
a a traves del resalto hidr
aulico.
Cuando se proyecta un tramo de colector para que trabaje en presi
on, el correcto an
alisis
de la entrada en carga tiene una mayor importancia y muy en especial el dise
no de la obra de
embocadura del tramo en presi
on. Si la entrada en carga se realiza desde aguas abajo hacia aguas
arriba, dicha obra deber
a asegurar que la seccion inicial del colector en presi
on sea la u
ltima en
entrar en carga al objeto de evitar dificultades en la expulsi
on del aire. Un correcto dise
no de
la embocadura normalmente requiere un ensayo en modelo reducido, que estar
a justificado en
el caso de tratarse de un gran colector cuyo buen funcionamiento hidr
aulico desea asegurarse.

Incorporaci
on de caudales en colectores profundos

La construcci
on de un colector a cota notablemente inferior a la superficie conlleva un problema
que a veces es difcil de resolver: la incorporaci
on de caudales procedentes de la superficie. La
correcta incorporaci
on de dichos caudales requiere la disipaci
on previa de la energa potencial
debida a la diferencia de cotas. Asimismo es importante evitar la entrada de caudales
importantes de aire arrastrados por el agua en su cada, que podran crear embolsamientos
y disminuir notablemente la capacidad de la incorporaci
on y del colector si trabaja en presi
on.
Ademas, en este u
ltimo caso, el colector podra estar sometido a no deseables efectos mecanicos
ocasionados por las mencionadas bolsas de aire.
Normalmente el dise
no de estas estructuras requiere un estudio en modelo reducido. Kennedy
et al. (1987) proponen un dise
no puesto a punto en modelo reducido e instalado Phoenix,
consistente en una rampa helicoidal. Otro dise
no, Yoshioka y Nagai (1984), consiste en una
cada a lo largo de un cilindro vertical de 10 m de di
ametro. Este cilindro presenta una serie

Criterios de dise
no de grandes colectores

245

de soleras horizontales equidistantes 4.2 m a traves de las cuales cae el agua. Esta prevista la
instalaci
on de uno de estos dispositivos en Tama New Town (Japon) para un caudal de 5.8 m3 /s
y una altura de 31.2 m.

Uniones de colectores

El correcto dise
no de la uni
on de dos colectores esta orientado fundamentalmente a evitar
perdidas de energa y fen
omenos locales que dificultan el movimiento del agua. Debido a las
elevadas velocidades que comporta, cuidar el dise
no de estas obras es mucho mas importante
en el caso de que el flujo sea r
apido. Seg
un el Corps of Engineers (pp. 161, 1975), en el caso
de regimen r
apido, el angulo formado por los dos colectores no debe ser superior a los 120 y el
n
umero de Froude en la uni
on no debe ser superior a 1.2 con objeto de evitar problemas por
inestabilidad del flujo. Aunque probablemente estas condiciones resultan muy restrictivas, y en
algunos casos resulte muy difcil llevarlas a la pr
actica, nos muestran la dificultad existente en
el correcto dise
no de estas obras.
Supuesta la no existencia de perdida de energa, la incorporaci
on de un caudal a un colector
en regimen r
apido supone una elevaci
on local de la l
amina de agua y una disminuci
on del n
umero
de Froude (si el regimen es lento se produce una depresi
on de la l
amina y un aumento del n
umero
de Froude). Esta elevaci
on de la l
amina puede provocar la entrada en carga del colector, mientras
que la disminuci
on del n
umero de Froude puede dar lugar a un resalto hidr
aulico que a su vez
propicia la entrada en carga. Al objeto de evitar este problema, es de interes que el caudal
incorporado lo haga con el menor angulo posible y presente la misma velocidad y nivel de
la superficie libre que el caudal del colector principal. Asimismo, al objeto de compensar la
elevacion de la l
amina libre que supone la incorporaci
on de un caudal cuando el regimen es
r
apido, aguas arriba de la secci
on de incorporaci
on en el colector principal puede situarse un
tramo de mayor pendiente que provoque una disminuci
on de calados antes de recibir el nuevo
caudal. El estudio del comportamiento hidr
aulico de una seccion puede realizarse de una forma
sencilla mediante la aplicacion del teorema de la cantidad de movimiento. No obstante en los
casos en que se requiera un elevado grado de seguridad en el dise
no, probablemente ser
a preciso
el estudio en modelo reducido.

Interceptores de aguas residuales

En colectores de tipo unitario es preciso evitar que las aguas residuales sean vertidas sin un previo
tratamiento. Por este motivo, son necesarias estructuras de intercepcion de las aguas residuales
para ser posteriormente conducidas a una planta depuradora. Un correcto dise
no de estas
estructuras debe compatibilizar la eficaz intercepcion con el evitar interferencias en el flujo del
colector cuando este funcione con el caudal de proyecto. En particular es de interes el conseguir
que el caudal captado por el interceptor, cuando el colector funciona a plena carga, no supere
en gran medida el caudal de residuales tenido en cuenta en el proyecto del interceptor. Tambien
tiene notable importancia que el dise
no del interceptor asegure su autolimpieza, evitando posibles
obturaciones del mismo. La dificultad en el correcto dise
no de estas estructuras queda patente
si tenemos en cuenta que, seg
un Sarginson (pp. 131, 1979), un tercio de los aproximadamente

246

Tema 13

Figura 1: Interceptor de aguas residuales. Esquema

4000 interceptores existentes en Gran Breta


na presentaba un comportamiento defectuoso. Mayor
detalle de los criterios de dise
no puede encontrarse en STU (1988).
En la figura 1 se muestra la tipologa utilizada para la intercepci
on de los nuevos colectores
del frente martimo de Barcelona. El esquema mostrado se refiere al colector de Ciutat Vella,
formado por dos conductos contiguos cuyo caudal de proyecto es 29.4 m3 /s.La velocidad en
la zona de contrapendiente cuando se presentan caudales importantes debe de ser lo suficiente
elevada como para permitir el arrastre de los solidos depositados por las aguas residuales. En este
sentido, cabe indicar que la disminuci
on en el ancho de la seccion da lugar a un incremento de
velocidad. Las dimensiones de la ventana de intercepci
on condicionan la capacidad de desag
ue
y por tanto fijan el m
aximo caudal interceptado cuando el colector transporta el caudal de
proyecto.

Retenci
on de s
olidos

En cabecera de las redes de drenaje, las aguas pluviales incorporadas suelen transportar
abundante material s
olido. Es de interes evitar las incorporaciones de estos materiales a los
colectores ya que su posterior sedimentacion requerira una costosa labor de limpieza. Adem
as
la presencia de materiales solidos incrementa notablemente la capacidad erosiva del agua sobre
las paredes del colector. En STU (1988) pueden ser consultados los criterios de dise
no de estas
estructuras.
En la figura 2 se presenta la obra construida en cabecera del colector de la Riera de La Salut,
Sant Feliu de Llobregat (Barcelona). El caudal de proyecto es 55 m3 /s, siendo la capacidad
aproximada en volumen de almacenamiento de solidos 350 m3 . La tipologa propuesta facilita
la retirada mec
anica de estos solidos.

Criterios de dise
no de grandes colectores

247

Figura 2: Obra de retenci


on de s
olidos en cabecera del colector de la Riera de La Salut

10

Sifones

Los sifones invertidos son elementos relativamente frecuentes en las redes de colectores. Su
utilizaci
on suele justificarse por la necesidad de superar alg
un obst
aculo que se opone al trazado
del colector: ferrocarril, vial subterr
aneo, etc. La principal caracterstica de estas estructuras es
el hecho de permanecer llenas de agua aunque el caudal transportado sea peque
no o inexistente.
Es aconsejable la construccion de varios sifones contiguos de forma que a medida que aumente
el caudal vayan poniendose sucesivamente en funcionamiento, lo que puede conseguirse mediante
vertederos laterales convenientemente dispuestos. Esta disposicion debe asegurar una velocidad
mnima en los sifones al objeto de conseguir su autolimpieza. Seg
un la Comisi
on de Urbanismo
y Servicios Comunes de Barcelona y Otros Municipios (pp. 86, 1971), la velocidad deber
a ser
superior a 1.5 m/s para un colector unitario y superior a 0.9 m/s para un colector que s
olo
transporte aguas pluviales. Es obvio que en colectores que incluyan un tramo en sif
on, es de
gran interes el limitar al maximo el transporte de s
olidos.
El perfil longitudinal de un sif
on debe de ser fijado teniendo en cuenta las posibles perdidas de
energa y el facilitar su limpieza. Por ello deber
an de evitarse los cambios bruscos de alineacion
(en planta y alzado) y de secci
on. La parte ascendente es conveniente que presente una pendiente
no excesivamente fuerte. Seg
un la Comisi
on citada anteriormente (pp. 87), no superior a los
o
26.5 .
Dada la problem
atica que presenta el correcto mantenimiento de estas estructuras, es
recomendable que u
nicamente se construyan cuando no sean viables otras soluciones. Para
un m
as detallado an
alisis de los criterios de dise
no puede consultarse STU (1988).

248

11

Tema 13

Bibliografa

ACI Committee. (1987). Erosion of concrete in hydraulic structures. ACI Materials


Journal, March-April.
ASCE, WPCF. (1986). Design and construction of sanitary and storm sewers. New York.
Chow, V.T. (1973). Open channel hydraulics. McGraw Hill. New York.
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New York.
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peque
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G
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Tipografa Artstica. Madrid.
Instituto Eduardo Torroja.
pretensado. Madrid.

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on para obras de hormig
on armado o

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Hydraulic Engineering. ASCE. Vol.114, No.3, pp. 315-325.
Ranja Raju, K.G. (1981). Flow trough open channels. Tata McGraw Hill. New Delhi.
Sarginson, E.J. (1979). Storm sewage overflow systems. Developments in sewage-1. (ed.
R.E. Bartlett). Applied Science. London.
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dessablement, siphons. Les editions du STU. Paris.
Subramanya, K. (1982). Flow in open channels. Tata McGraw Hill. New Delhi.
Vallarino, E. (1974). Obras Hidr
aulicas. Tomo IV: Conducciones. Servicio de Publicaciones
de la E.T.S. Ing. Caminos, Canales y Puertos. Madrid.
Yoshioka, T., Nagai, T. (1984). Flexible energy dissipation for high head conditions, double
care unit model. Third International Conference on Urban Storm Drain age. G
oteborg, Suecia.

ESTACIONES DE BOMBEO EN SISTEMAS DE


DRENAJE URBANO
Enrique Cabrera Marcet, Vicente Espert Alemany, Jorge Garca-Serra Garca
Instituto Tecnologico del Agua
Universidad Politecnica de Valencia

RESUMEN
La presente contribuci
on destaca los aspectos mas relevantes de las estaciones de bombeo con
un enfasis especial en las singularidades que presentan cuando operan en el marco del drenaje
urbano. En primer lugar, y tras la descripci
on de los datos esenciales requeridos por su dise
no,
se dan directrices para seleccionar el elemento mas importante, la bomba. A continuaci
on se
revisa la problem
atica de la regulaci
on, con especial atencion al dimensionado del volumen de los
pozos de bombeo. Finalmente se dan directrices y dimensiones mnimas para ubicar las bombas
de manera que en la pr
actica trabajen en las condiciones y con los rendimientos previstos en la
fase de dise
no.

Introducci
on

El hombre, desde siempre, ha imitado a la naturaleza. Por ello, en cuanto sinti


o la necesidad
de vehicular el agua desde donde la haba hasta donde se necesitaba, comenzo a desarrollar
sistemas de transporte en regimen de l
amina libre, por lo que la conducci
on de agua a presi
on, o
sea, forzada, y las turbobombas que requieren, tienen mucha menor tradici
on que la conducci
on
natural del agua en regimen de l
amina libre. Los sistemas de elevacion del agua que la antig
uedad
conocio (la noria o el tornillo de Arqumedes) eran bombas volumetricas que se integraban
perfectamente en el transporte natural del agua. Hay que esperar hasta el siglo XVII para
ver las primeras turbobombas que, bas
andose en la ecuaci
on de Euler, hoy caracterizan las
instalaciones que nos ocupan.
Con el paso del tiempo y por diversas circunstancias que no es del caso analizar, el
transporte de agua a presi
on esta adquiriendo protagonismo. Con todo conviene citar la
razon fundamental: la gran exibilidad y el margen de maniobra que permite la conduccion
a presi
on, lejos de la rigidez de la conducci
on en l
amina libre que siempre esta condicionada
por la topografa. Pero recientemente tambien vienen cobrando importancia insert
andose
en la conducci
on natural del agua, siendo el drenaje un excelente ejemplo. Sobre todo en
drenajes urbanos de ciudades costeras de desniveles escasos y caudales de escorrenta imponentes,
consecuencia de la impermeabilizacion del terreno.
249

250

Tema 14

Todas las estaciones de bombeo presentan, dentro de sus notables singularidades, una
problematica com
un, por lo que el enfoque que se plantea es general aunque prestando atenci
on
especial a los aspectos propios del drenaje urbano. En concreto la singularidad m
as relevante
son los grandes caudales de pluviales que trasiegan, con un orden de magnitud muy distinto al
de otras utilidades (riego o abastecimiento urbano), con alturas de elevacion muy reducidas, por
lo que casi siempre las bombas utilizadas son de ujo axial. Y como consecuencia de ello en
estas estaciones de bombeo el caudal elevado sigue, practicamente, el ritmo del caudal entrante
pues el dep
osito de bombeo, desde la optica de los caudales circulantes, tiene una capacidad de
regulaci
on mnima.
Por lo general, las estaciones de bombeo son instalaciones que requieren inversiones
importantes, tanto en obra civil como en equipamiento electromecanico. Y no solo eso. Los
gastos de operacion y mantenimiento de su explotaci
on son muy signicativos, por lo que su
construcci
on debe evitarse cuando sea posible. Esta importante cuesti
on, tan ligada al tendido
y dise
no de la red de drenaje no se aborda en el texto. De otra parte, las limitaciones de espacio
y tiempo que impone el curso de Hidrologa Urbana en el que esta contribuci
on se enmarca,
hace que presentemos una vision de conjunto de los aspectos m
as importantes a considerar en
el dise
no de un bombeo, a
un cuando no con el detalle suciente como para poder resolver todos
los problemas que su dise
no presenta. En todo caso, las referencias aportadas y en particular
las de caracter general (Sanks, 1989; Sedille, 1976) pueden auxiliar a subsanar las inevitables
carencias propias de la sntesis que se presenta.

Etapas que comporta el dise


no de una estaci
on de bombeo

A la hora de dise
nar una estaci
on de bombeo lo primero es establecer con precision su funci
on,
es decir, el caudal que debe trasegar y el desnivel a vencer. Y ademas, como los caudales de las
estaciones de bombeo que operan en un drenaje urbano son fuertemente variables en el tiempo,
hay que concretar esta variaci
on temporal. Si las aguas son estrictamente residuales, la variaci
on
sigue con puntualidad la curva de la demanda de agua potable, y esta es bien conocida (Cabrera
y col., 1996 y Garca y col., 2004). En general se admite que una parte del agua consumida (en
torno al 60%) se drena a traves de la red de alcantarillado urbano, un porcentaje que disminuye
a medida que la demanda aumenta (Bourrier, 1997). La estimaci
on de las pluviales, con su
modulaci
on en el tiempo, es tratada en otra leccion del curso, por lo que no conviene abundar
en esta cuestion, de otra parte mucho m
as compleja y trascendente que el simple calculo de las
necesidades de bombeo de aguas residuales.
Conocido el caudal, y su evoluci
on temporal, a bombear es menester concretar la altura de
elevacion, una simple cuesti
on que depende de la topografa del terreno. En ocasiones, sobre
todo en los bombeos de pluviales, la altura de elevaci
on no es constante pues depende del nivel de
agua del dep
osito de regulaci
on. Cual se vera m
as adelante (apartado 4.3.1) su variacion puede
ser un porcentaje importante dados los ordenes de magnitud de las alturas de estos bombeos,.
Concretar el punto de funcionamiento, o sea el par de funciones caudal altura [Q(t) - H(t)],
es cuestion esencial. Obviamente, y dado que no es constante, hay que prever una regulaci
on
que permita atender las necesidades del momento con el mayor rendimiento posible dando con
ello respuesta a los dos problemas basicos de todo bombeo: la seleccion de sus bombas y su

Estaciones de bombeo en sistemas de drenaje urbano

251

600 l/h y da

Agua potable
360 l/h y da
Agua residual

0
1000

10.000

100.000

1.000.000
habitantes

Figura 1: Agua consumida frente agua urbana drenada


regulaci
on, cuestiones se abordan en los dos apartados que siguen.
La regulaci
on en las estaciones de bombeo se acostumbra a realizar utilizando el volumen
del pozo de bombeo que, de alg
un modo, act
ua de pulm
on. Por ello la determinaci
on de su
capacidad es cuestion esencial. Pero no solo importan sus dimensiones. Tambien es esencial la
disposici
on de las bombas en su interior. Evitar las vorticidades que genera la aspiraci
on de
las bombas requiere adoptar una serie de medidas concretas. Los apartados cuarto y quinto
tratan estos aspectos. El tema concluye listando y describiendo las funciones b
asicas que deben
satisfacer los elementos complementarios que se integran en una estacion de bombeo. Porque,
hay que insistir, aqu solo se ofrece una vision de conjunto a partir de la cual se conoce el angulo
de ataque mas adecuado para dimensionar unas instalaciones cada vez m
as utilizadas en los
sistemas de drenaje urbano.

La hidr
aulica de una estaci
on de bombeo

Nos referimos a la hidr


aulica basica de una estacion de bombeo, que es la que corresponde
a la determinacion del punto de trabajo de las bombas. Para ello conviene, en primer lugar,
concretar el elemento motriz o sea, las bombas a instalar. En segundo lugar, a partir del desnivel
a vencer y de la resistencia que la tubera ofrece a los distintos caudales a trasegar, hay que
determinar la resistencia que ofrece la instalacion a las bombas. Finalmente la superposici
on de
ambas curvas (motriz y resistente), proporciona el punto de trabajo de la instalaci
on, el objetivo
de este punto.
En el marco de un epgrafe generico titulado hidr
aulica de la estacion de bombeo, cuestiones
de vital importancia como el an
alisis de los transitorios hidr
aulicos, as como el de la estabilidad
de funcionamiento con las potenciales vibraciones de las bombas, quedan al margen de un tema
que tiene la vocaci
on de ofrecer una panor
amica general. Estas cuestiones, dada su importancia
no poda ser de otro modo, estan ampliamente tratadas en la literatura. Una visi
on detallada
del estudio de transitorios en bombeos se presenta en Abreu y col, (1994), mientras que un
excelente resumen de la problematica de la estabilidad en bombas puede verse en Fanelli (1976).
Detalles adicionales se pueden ver en Popescu y col. (2003).

252

Tema 14

Nos referimos ya en lo que sigue al regimen estacionario de la estacion de bombeo a partir del
cual se seleccionan la/s bomba/s que integran la estacion de bombeo. Es, sin duda, la cuesti
on
mas importante del tema que nos ocupa. Una seleccion que comienza concretando el n
umero de
unidades. Porque dada la gran variabilidad del caudal a bombear se necesitan varias bombas,
un n
umero que suele estar comprendido entre dos y cinco. Un primer criterio para jarlo es
dividir el caudal m
aximo por el mnimo. El n
umero de bombas se asocia al entero mas pr
oximo
al cociente y, denido este, tambien lo esta el punto de trabajo (Q0 , Hb0 ) de mayor eciencia de
la bomba.
Establecido, o cuanto menos tanteado, el dato de partida fundamental, a continuaci
on se
concreta la velocidad a la que girar
a la bomba. Este es un par
ametro singular, sobre el que el
proyectista tiene escaso margen de maniobra. En efecto, los motores que arrastran las bombas
son asncronos, por lo que giran a una velocidad algo inferior a alguna de las sincr
onicas dadas
por la ecuaci
on

Ns =

300
60f
=
p
p

(1)

siendo Ns la velocidad de sincronismo (en revoluciones por minuto, rpm), f la frecuencia de la


corriente (50 Hz en Espa
na) y p el n
umero de pares de polos del motor. Con la potencia (o
sea con el tama
no del motor) el valor de p aumenta (siempre igual a un n
umero entero), por lo
que las velocidades sincr
onicas son 3000, 1500, 1000, 750 rpm,... Por ello los motores asncronos
giran a velocidades ligeramente inferiores, en torno al 98 % lo que supone un deslizamiento del
2%, un valor que depende de la potencia. En denitiva, las bombas acostumbran a girar a 1950,
1460, 970 rpm., etc. Una velocidad de giro que denominaremos N0 .
Las tres variables precedentes permiten determinar el tipo de bomba que m
as conviene
utilizar, y seleccionarla de acuerdo con posibilidades que el mercado ofrece.

3.1

El elemento motriz de la estaci


on de bombeo

Se aportan los criterios de seleccion de una bomba y, ya seleccionada, se estudian sus curvas
caractersticas.

3.1.1

Tipo de bomba

no de
El n
umero especco de revoluciones, nq , importantsimo desde la perspectiva del dise
bombas a
un cuando no tanto desde la panor
amica de su utilizacion, es el que a partir de los
datos b
asicos que denen el funcionamiento de una bomba en su punto nominal o de m
aximo
rendimiento (los valores Q0 , Hb 0, N0 ) permite su seleccion. Su valor (Cabrera y col. 1996) es:

nq = N0

Q0

3/4

Hb0

(2)

Estaciones de bombeo en sistemas de drenaje urbano

253

on (2) no es homogenea, por lo que


con nq y N0 en rpm, Q0 en m3 /s y Hb0 en m. La ecuaci
las variables deben expresarse en las unidades consignadas. Se demuestra (Cabrera y col, 1996)
que todas las bombas que comparten un mismo valor de nq son geometricamente semejantes,
lo que permite asociar dicho par
ametro a la morfologa de la m
aquina. La Figura 2 muestra la
evoluci
on del rodete con el aumento del n
umero especco de revoluciones.

Centrfugas
m ulticelulares

15

40

90

125

320

600

Figura 2: Evoluci
on de la morfologa del rodete con nq
Los tama
nos de los rodetes representados guardan en cada caso proporcionalidad con los
de una bomba patr
on a partir de la cual, y bas
andose en la teora de semejanza de las
as detalles ver el concepto de diametro
turbom
aquinas, se ha establecido el concepto de nq (para m
especco en Sedille, 1967). Un bajo valor de nq presupone una altura manometrica elevada y un
caudal discreto (todo en terminos relativos) y entramos en el campo de las bombas centrfugas.
Por el contrario, si el caudal es grande y la altura peque
na, iremos a parar a las bombas axiales
de elevado nq .
La mayora de las bombas utilizadas en aguas residuales (grandes caudales y peque
nas
alturas) son axiales y como trasiegan aguas brutas deben permitir el paso de los objetos extra
nos
que llegan al sistema. Por ello, en lo que sigue solo nos referimos a las bombas axiales, cuya
instalaci
on se lleva a cabo casi siempre con el eje vertical, y sumergidas en el deposito, tal como
muestra la Figura 3. Constan de las siguientes partes:

Figura 3: Elementos que componen una bomba axial

254

Tema 14
Boca de entrada o aspiracion A, generalmente en forma abocinada y sin conducto de
aspiracion.
Rodete R, accionado por el motor de arrastre, con los alabes transformados en palas
unidas al eje por su base, y cuya seccion recta esta constituida por perles aerodin
amicos.
Como en cualquier rodete de una turbobomba, la cesi
on de energa al uido se realiza
mediante el incremento de su momento cinetico (entre la entrada y la salida de las palas).
Cada lete uido, por discurrir sobre supercies cilndricas de diferente radio, tiene un
comportamiento diferente.
Cubo CU, cuya misi
on es servir de apoyo al eje de accionamiento.
Difusor D, con alabes jos, los cuales unen el cubo a la carcasa exterior. Como a
la salida del rodete el uido posee una componente de velocidad en direcci
on axial y
otra en sentido de giro, la mision de los alabes del difusor es eliminar esta componente
de giro y transformarla en energa de presi
on. En el caso de que no se realizase esta
transformacion, la energa cinetica de rotaci
on, que ha sido comunicada al uido por el
rodete, se disipara en forma de calor por rozamiento viscoso en la tubera de impulsi
on,
y tendra la consideraci
on de perdidas en la bomba. Por ello, y para conseguir esta
recuperacion, la salida de los alabes del difusor deber
a ser en direcci
on axial.
Difusor axial DA, sin alabes, instalado para acoplar el di
ametro de salida del difusor con
alabes D al di
ametro de la tubera de impulsi
on.
Codo CO, que permite el paso del eje de accionamiento y de su acoplamiento con el motor
de arrastre.

Conviene ahora centrarse en el concepto de punto de rendimiento optimo. Y es que la


totalidad de las bombas ofrecen sus mejores prestaciones en un punto de funcionamiento concreto
(H, Q) y a medida que se alejan del mismo su rendimiento decrece. Ello es porque en el ujo
correspondiente al caudal de dise
no cualquier partcula uida dentro del rodete se mantiene sobre
la misma supercie de radio constante, con un movimiento de giro superpuesto al de avance. Y
lo mismo vale para el movimiento dentro del difusor con alabes. En otras palabras, en rodetes
axiales el ujo se establece sobre supercies cilndricas coaxiales al eje de accionamiento. De
hecho, esta es una de las hip
otesis adoptadas en el dise
no de estos rodetes, una situacion que
solo se da en un punto de funcionamiento.
Sin embargo, cuando el caudal trasegado por la bomba axial no es el de dise
no, el movimiento
principal de las partculas de uido se va a establecer sobre supercies conicas y no sobre
cilndricas, dando origen a los ujos secundarios indicados en la Figura 4. La complejidad
que comporta el tratamiento analtico de los ujos secundarios es enorme, por lo que de hecho
todas las bombas se han venido dise
nando admitiendo una aproximaci
on unidimensional que no
contemplaba las vorticidades ni remolinos, por resultar sucientemente precisa para las distintas
aplicaciones practicas. En la actualidad, dado el avance de las tecnicas numericas y de las de
medicion y el desarrollo de los modelos de turbulencia, se efect
uan para cualquier punto de
trabajo de la bomba simulaciones 3D. Con todo, cuanto m
as alejado se este del punto de dise
no
el rendimiento es peor.

Estaciones de bombeo en sistemas de drenaje urbano

255

Flujo
Secundario

Flujo
Principal

Figura 4: Flujos principal y secundario de un rodete axial alejado del punto de dise
no.

3.1.2

Curvas caractersticas

Las prestaciones de una bomba las resumen dos de las tres curvas caractersticas. De hecho
la tercera puede obtenerse de las otras dos. La primera de tales curvas es la alturacaudal,
H = H(Q), lugar geometrico de puntos que, para una velocidad de giro concreta, puede atender
una bomba. En general esta curva se suministra en el primer cuadrante. En cualquier caso,
para llevar a cabo el an
alisis de transitorios es menester conocer esta curva tanto en el segundo
cuadrante como su valor a velocidades de giro diferentes a la nominal. El comportamiento
completo de una turbobomba puede consultarse en el trabajo de Marchal y col. (1965). La
segunda de las curvas relaciona el rendimiento con el caudal = (Q). Esta curva indica el
punto de dise
no en el que la bomba proporciona sus prestaciones m
as elevadas. La tercera de
las curvas relaciona la potencia con el caudal y como se ha dicho, puede obtenerse a partir de
las dos precedentes.

REND
%

H P absorb.

100

200

300

400

500

m 3/h

Figura 5: Curvas caractersticas de una bomba centrfuga


Los fabricantes proporcionan gr
acamente las curvas. La Figura 5 las muestra para una
bomba centrfuga girando a 1450 rpm, y con un di
ametro del rodete de 408 mm (en las bombas
centrfugas, - Cabrera y col., 1996 -, los rodetes se recortan hasta un 10% para poder suministrar
caudales dentro de una amplia horquilla. En la Figura 5 150/400 m3 /h).

256

Tema 14

Con todo, en aplicaciones numericas, conviene expresar las gracas precedentes de manera
analtica, y la propuesta mas usual es utilizar expresiones cuadraticas para las dos primeras
curvas (H - Q y - Q), resultando una c
ubica para la tercera de ellas (P - Q). Para ello
se puede realizar un ajuste por el metodo de los mnimos cuadrados (Chapra y Canale, 2001),
seleccionando previamente unos cinco puntos en las gracas de las dos primeras curvas. El ajuste
permite simular de manera analtica el comportamiento de la bomba a partir de las ecuaciones:
Altura manometrica-caudal
Hb = A + BQ + CQ2

(3)

g = DQ + EQ2

(4)

Rendimiento global-caudal

que son las dos ecuaciones independientes que el fabricante determina en su banco de
ensayos. La tercera es inmediata a partir de los datos obtenidos. En efecto se tiene:
Potencia absorbida-caudal
Pa =

QHb
Q(A + BQ + CQ2 )
=
g
DQ + EQ2

(5)

Finalmente la potencia nominal del motor que acciona la bomba deber


a ser igual o superior
a dicha potencia absorbida de acuerdo con
PN

Pa
e

(6)

siendo e el rendimiento electrico del motor.


La forma general de las curvas caractersticas de las bombas axiales Hb = Hb (Q) y Pa =
Pa (Q) se aprecia en la Figura 6. En ellas destaca la existencia de tres zonas: descendente,
ascendente (e inestable a veces, - Fanelli, 1976-) y, nuevamente, descendente. En esta u
ltima
zona se encuentra el punto optimo de funcionamiento de caudal Q0 . En el tramo NP, cuando
existe, aparecen en la zona m
as cargada de las palas despegues de la capa lmite. La parte MN,
aunque corresponde a una zona estable, presenta muchas veces un funcionamiento mec
anico
ruidoso y conlleva la presencia de vibraciones. Por ello, la parte de funcionamiento aconsejable
se encuentra a la derecha de P.
La curva de potencias de accionamiento da, por lo general, un valor entre doble y triple para
caudal nulo que el que corresponde al punto optimo. Este hecho se debe tener en cuenta al
elegir el motor de arrastre, especialmente en el caso de que la bomba pueda funcionar a caudales
bajos o nulos por el cierre de una v
alvula en la tubera de impulsi
on. Sin embargo, para evitar
el alto consumo de potencia de este tipo de bombas funcionando a caudales bajos, no se instalan
v
alvulas a la salida de la bomba, m
axime cuando la altura de impulsi
on es baja. En las bombas
axiales, el hecho de tener una aspiracion uniforme tiene una gran inuencia en la caracterstica

Estaciones de bombeo en sistemas de drenaje urbano

257

nal que puedan presentar. Por ello hay que uniformizar el ujo y evitar la prerrotaci
on a la
entrada del rodete, lo cual se consigue con un adecuado dise
no de la c
amara de aspiraci
on, una
cuestion que se aborda en el punto 5.

Figura 6: Forma general de las curvas caractersticas de bombas axiales

3.2

El sistema resistente

Las curvas caractersticas de una bomba indican las prestaciones que puede dar, pero para
concretar su punto de trabajo es menester conocer la resistencia que debe vencer, es decir, las
caractersticas del sistema en el que va a operar. El problema es similar a las prestaciones que,
nalmente, es capaz de ofrecer un atleta. En funci
on de su estado de forma y de sus capacidades
sera capaz de soportar un determinado esfuerzo. Pero sus prestaciones nales dependen del
trazado que debe recorrer.
La resistencia que una bomba debe vencer depende fundamentalmente de dos factores. El
primero el desnivel a vencer y el segundo las caractersticas hidr
aulicas de la tubera de descarga
de la bomba. En particular, y para el sistema m
as elemental que nos podemos encontrar,
precisamos la longitud de la tubera L, su di
ametro D as como la rugosidad de las paredes
dependiente de su material. Se deber
an conocer asimismo las distintas singularidades de la
instalaci
on, tales como codos, v
alvulas, etc., que se contemplan en la ecuaci
on de perdidas a
traves de su longitud equivalente o a traves del coeciente de perdidas menores. Suponemos,
en una primera aproximaci
on (Cabrera y col., 1996), que el factor de fricci
on f de la tubera es
constante.
La ecuaci
on de Darcy-Weisbach, pues, en el caso de expresar las perdidas menores a traves
del concepto de longitud equivalente, suma de la geometrica mas la cticia que proporciona una
perdida similar al de los accesorios de la tubera, permite escribir:

hf = f

8f LT
LT v 2
= 2 5 Q2 = KQ2
D 2g
gD

(7)

en donde LT es la suma de la longitud total geometrica, mas la longitud equivalente de perdidas.

258

Tema 14

Finalmente, la ecuaci
on de la curva resistente sera la suma del desnivel geometrico y de las
perdidas:
H (r) (Q) = Hg + K Q2

(8)

que evidencia que la resistencia es la suma de un valor constante, el desnivel equivalente a la


energa u
til que el uido trasegado va a ganar, m
as una resistencia variable que depende de la
tubera por la que circula el ujo y del caudal nal circulante. La Figura 7 muestra el bombeo
convencional mas sencillo que se nos puede presentar en la practica

Figura 7: Bombeo elemental

3.3

El punto de funcionamiento

El punto de trabajo en el que nalmente va a operar una bomba depende tanto de la caracterstica
motriz que presenta (3), como de la caracterstica resistente a vencer (8). Es, pues, el equilibrio
entre lo que es capaz de aportar y la resistencia que debe vencer. Se determinar
a analtica o
gr
acamente, siendo esta u
ltima va, por dos motivos, m
as directa:
Los fabricantes proporcionan siempre las gracas de las caractersticas motrices de las
bombas. La va analtica exige, previamente, el ajuste de las mismas.
El metodo gr
aco es mas claro e intuitivo y admite con sencillez el analisis de alternativas.
En lo que sigue se presentan las dos soluciones, analtica y graca, para el sistema de la
Figura 7.

3.3.1

Soluci
on analtica

No hay m
as que combinar las ecuaciones (3) y (8), resultando:
H (m) (Q) = H (r) (Q)

(9)

es decir, el punto de funcionamiento de la instalaci


on corresponde al caudal que iguala la altura
motriz a la resistente, es decir, la soluci
on de la ecuaci
on (10)

Estaciones de bombeo en sistemas de drenaje urbano

A + BQ + CQ2 = Hg + KQ2

3.3.2

259

(10)

Soluci
on gr
afica

Cuando abordamos el problema de la determinaci


on del punto de funcionamiento de un sistema
disponemos de la curva de la bomba del cat
alogo y de la curva resistente analtica de la
instalaci
on (ecuaci
on de Darcy-Weisbach). La superposici
on gr
aca de la segunda con la primera
proporciona el punto de trabajo. O sea, resolver gr
acamente la ecuaci
on (10), tal cual muestra
la Figura 8.

Figura 8: Obtenci
on gr
afica del punto de funcionamiento
Cual se ha dicho, la resoluci
on gr
aca es mucho mas intuitiva que la analtica, porque de
inmediato puede deducirse c
omo se modica el punto de trabajo cuando el nivel de agua del
dep
osito de regulaci
on vara, tal cual acontece en los bombeos de pluviales. Con el nivel de agua
en el dep
osito decrece la altura de bombeo y aumenta el caudal trasegado, lo que tambien afecta
al rendimiento de la bomba a
un cuando si opera en la parte plana de la curva, la variaci
on es
mnima.

3.4

Otras cuestiones importantes a considerar

Al dise
nar una estaci
on de bombeo, la decisi
on m
as importante es la seleccion (n
umero y tipo)
de la/s bomba/s. Debe resolverse del analisis del punto de funcionamiento calculado de manera
que al m
as frecuente le corresponda el mayor rendimiento. Pero a
un siendo esta la fase clave,
no conviene olvidar toda una serie de cuestiones y problemas complementarios. En particular, y
desde la optica que nos ocupa, las mas importantes son la regulaci
on, las dimensiones del pozo
y las medidas que deben respetarse al ubicar las bombas en su interior. Se trata todo ello m
as
adelante.
Pero en las estaciones de bombeo tambien pueden aparecer una serie de problemas que, a
un
cuando en un tema tan general no hay espacio para tratarlos, si conviene al menos citarlos. Ya
nos hemos referido a la necesidad de valorar las sobrepresiones depresiones que pueden aparecer
durante los arranques y paradas del sistema. Tambien se ha comentado la potencial aparicion
de vibraciones y ruidos en algunas instalaciones, provocados por un funcionamiento inestable,
habiendose al respecto detallado algunas referencias. Entre los problemas que mencionan est
a

260

Tema 14

la cavitacion, el cebado, la presencia del aire atrapado y el arranque de las bombas. A ellos nos
referimos con brevedad.

3.4.1

Cavitaci
on

Es muy difcil se presente en las estaciones de bombeo mas caractersticas de los sistemas de
drenaje urbano, toda vez que las bombas acostumbran a estar sumergidas o, lo que es lo mismo,
a aspirar en carga. Y en estas condiciones es practicamente imposible que aparezcan depresiones
en la aspiracion y, por lo tanto, que la presi
on llegue a descender hasta igualarse a la presion de
vapor, la causa que provoca la ebullici
on del agua a temperatura ambiente. Como ello acontece en
la aspiraci
on de la bomba, en cuanto el rodete le comunica energa al agua se produce un brusco
aumento de presi
on y el colapso repentino de las cavidades de vapor, dando lugar a los efectos
propios de una cavitaci
on que afecta adversamente al funcionamiento de una turbom
aquina
hidr
aulica. En el caso de bombas la zona de erosi
on se encuentra en el punto de mnima presion,
esto es sobre los alabes una vez pasada la arista de entrada. Rebasada esta zona, y cual se ha
dicho, el rodete comunica energa al uido, aumentando la presi
on y condensando las posibles
burbujas formadas.
Los efectos de la cavitacion en bombas son:

Audibles. Trepidaci
on o golpeteo del lquido sobre la pared s
olida, semejante a un martilleo
irregular, o al ruido de un chorro de grava sobre una chapa met
alica. Estos golpes pueden
convertirse en verdaderas detonaciones cuando toda la masa lquida entra en ebullici
on.
Visibles. Se forman nubes blancas, no transparentes, con fuerte efervescencia que, seg
un
la intensidad de la cavitaci
on, ocupan un volumen mayor o menor del lquido.
Sensibles. En ocasiones pueden producirse vibraciones peligrosas en las maquinas e incluso
en la estructura de la obra civil.
Energeticos y destructivos. A causa de la disminuci
on de la seccion transversal u
til de
los canales entre alabes se perturba m
as o menos la conguraci
on de la corriente, por lo
que desciende el caudal con relaci
on al esperado, aumentan las perdidas de potencia y
disminuye el rendimiento. Adem
as, el material de las paredes solidas llega a romperse por
fatiga.

3.4.2

Cebado de bombas

Es un problema que, por lo general, tampoco se va a presentar en las estaciones de bombeo


objeto de nuestra atenci
on, porque las bombas est
an permanentemente sumergidas, por lo que
aspiracion y rodete deben estar siempre llenos de agua. Pero si tal no fuese el caso habra que
cebarlos y, despues, arrancar. Las estrategias con que se acometen estos procesos pueden verse
en Sedille (1967).

Estaciones de bombeo en sistemas de drenaje urbano


3.4.3

261

Aire atrapado

Este problema se presenta con una cierta frecuencia en las instalaciones que nos ocupan, sobre
todo cuando tratando de aprovechar al m
aximo la capacidad del dep
osito de bombeo, la orden de
paro de las bombas se da con escasa altura de agua en la solera del pozo. En estas circunstancias,
las vorticidades que se generan en la aspiraci
on y que deben tratar de evitarse en la medida de
lo posible, pueden propiciar la entrada de aire en el sistema. Como quiera que tal ocurre justo
antes de la parada, las sobrepresiones del transitorio que acostumbran a seguir dicha parada
pueden, con la presencia del aire atrapado, aumentar de manera notable.
La evaluacion de los picos de presi
on generados por el aire es un tema complejo, abordado en
repetidas ocasiones por los autores (Cabrera y col., 1998; Izquierdo y col., 1999). Con todo, m
as
importante es evitar la presencia de aire que evaluar las consecuencias de su presencia. Por ello
no debe apurarse el nivel de parada de las bombas y, al mismo tiempo deben evitarse remolinos
y vorticidades. Jonsson (1985) detalla el caso de una estaci
on de bombeo de aguas residuales
en Suecia en donde con s
olo ajustar el nivel de paro, las sobrepresiones se redujeron m
as de 35
m.c.a.

3.4.4

El arranque en bombas

El arranque siempre supone una demanda de energa superior a la requerida en regimen normal
de funcionamiento, pues deben acelerarse tanto las masas rotantes de la bomba y su motor
como la misma columna de agua. Como consecuencia, y del mismo modo que a partir de una
cierta potencia los motores se arrancan con el cambio estrella triangulo (disminuyendo as la
intensidad demandada a la red), el dimensionado de los motores de arrastre debe contemplar la
potencia requerida por el arranque en la bomba. Con todo, como la mayor parte de las bombas
utilizadas en aguas residuales son sumergidas y el motor electrico forma parte del conjunto, es
cuestion que afecta sobre todo al fabricante. Pero como conviene conocer la problem
atica propia
del caso.

Figura 9: Obtenci
on gr
afica del punto de funcionamiento
El arranque de las bombas en ocasiones se acostumbra a efectuar cerrando una v
alvula
dispuesta a la salida del grupo, para as evitar la superposici
on de aceleraciones. Con la valvula
cerrada la columna de agua permanece en reposo mientras las masas giratorias alcanzan la

262

Tema 14

velocidad de giro. La Figura 9 muestra la variaci


on, en el plano H-Q, del punto de funcionamiento
durante el arranque.
Sin embargo, estas bombas dan un gran caudal a peque
na altura y el par que absorben es
superior a v
alvula cerrada que a v
alvula abierta. Ello queda de maniesto en las curvas de par
motor y par resistente indicadas en la Figura 10, donde podemos ver que el par absorbido en
el arranque a v
alvula de regulaci
on cerrada, curvas 1-2-3, es mayor que el correspondiente al
arranque con v
alvula abierta en circuito abierto y v
alvula de retenci
on, curvas 1-4, o bien el
caso de v
alvula abierta en circuito cerrado, curva 5. Por ello, y por la consideraci
on de potencia
absorbida durante el arranque, las bombas axiales se arrancan con la v
alvula de regulaci
on
abierta. Adem
as puede ocurrir que la potencia absorbida en el momento de apertura de la
v
alvula de retenci
on (punto PV R ) sea superior a la correspondiente al punto de funcionamiento
de regimen (punto P0 ); en este caso el motor de arrastre se debe dimensionar con arreglo a esta
mayor potencia.
M
Q = 0
PVC

H = H VC

3
Par M otor
PVR

Q = 0
H H
= g

Q = Q 0
P0

H = H0

4
2

5
1

Par R esistente

N
N VR

N 0VC N 0

Figura 10: Variaci


on del par con la velocidad de rotaci
on en el arranque de bombas axiales

La regulaci
on de una estaci
on de bombeo

En las estaciones de bombeo que aqu nos ocupan la necesidad de regular es maxima. Con unos
caudales entrantes fuertemente variables en el tiempo, el caudal impulsado debe seguir cuanto
mas mejor a aquellos. En lo que sigue nos centramos en los tres tipos de regulaci
on que en la
pr
actica se utilizan. El primero es el que hasta hace unas pocas decadas se vena practicando en
los mas de los sistemas a presion. Consiste en variar el punto de funcionamiento aumentando
la resistencia del sistema. El segundo que con la disminuci
on de precios de los variadores de
frecuencia que lo hacen posible se utiliza mas cada da act
ua sobre la caracterstica motriz. El
u
ltimo es propio de los bombeos de aguas pluviales. Mediante el acoplamiento de bombas en
paralelo, y utilizando como colch
on el volumen del pozo, permite impulsar una amplia gama de
caudales. Es claro que los u
ltimos dos metodos pueden combinarse, y as se hace en la practica.

4.1

Regulaci
on por variaci
on de la curva resistente

Es el procedimiento de regulaci
on, por sencillo, mas antiguo y conocido. Consiste en accionar
la v
alvula de regulaci
on instalada a la salida de la bomba, de manera que, seg
un su apertura, se

Estaciones de bombeo en sistemas de drenaje urbano

263

tendr
an unas perdidas y con ella una curva resistente. La Figura 11 muestra el cambio del punto
de trabajo. Y as, si la instalaci
on se encuentra funcionando en el punto P0 , el de funcionamiento
optimo, y se desea reducir el caudal impulsado para adecuarlo a las nuevas necesidades, hay que
cerrar parcialmente la v
alvula de regulaci
on aumentando as las perdidas de la instalaci
on, lo
(r)
(r)
que se traduce en una mayor pendiente de la curva resistente, que pasa de H0 a H1 . El
punto nuevo de trabajo es P1 reduciendose el caudal y aumentando la altura creada por la
bomba, necesaria para poder vencer las perdidas adicionales creadas. Al cambiar el punto de
funcionamiento, la potencia absorbida Pa1 es menor que Pa0 , frecuente en las bombas centrfugas
como la representada en la Figura 11.

Figura 11: Regulacion por variaci


on de la curva resistente
Con este tipo de regulaci
on, al modicar el caudal, el rendimiento de la bomba disminuye
as, cual se ha dicho, las perdidas en la instalaci
on aumentan (de
(desde 0 hasta 1 ). Adem
hf0 = Hb0 Hg a hf1 = Hb1 Hg ). Al reducir el caudal, disminuye el rendimiento de la
bomba y aumentan las perdidas en la instalaci
on, por lo que el rendimiento energetico disminuye.
El problema que plantea este simple proceder es, pues, de tipo energetico. De hecho equivale a
reducir la velocidad de un coche accionando el freno de mano (aumento de resistencia) en vez
de quitar el pie del acelerador. Con todo, esta regulaci
on es la m
as f
acil, c
omoda y economica
(en inversi
on que no en explotaci
on).

4.2

Regulaci
on por variaci
on de la curva motriz

Una segunda posibilidad es variar la curva motriz, ya cambiando la velocidad de giro de la


bomba, ya acoplando bombas en paralelo o ya combinando las dos anteriores.
La regulaci
on por variaci
on de velocidad se utiliza cada da mas porque los variadores de
frecuencia, anta
no caros, hoy son asequibles y, lo m
as interesante, cada vez lo seran m
as. De
acuerdo con (1), al cambiar la frecuencia (desde 50 Hz, hasta un lmite inferior de unos 30 Hz),
la velocidad de giro del motor de arrastre hace lo propio. Como quiera que (Cabrera y col.,
1996) la altura de bombeo es proporcional al cuadrado de la velocidad de giro, al disminuir esta

264

Tema 14

Figura 12: Regulacion por variaci


on de la curva motriz (variaci
on de la velocidad de giro)
la curva caracterstica de la bomba, cual detalla en la Figura 12, se desplaza con un descenso en
sus prestaciones paralelamente a la inicial. Al disminuir la velocidad de giro hasta N1 , desde el
punto P0 (la bomba giraba su velocidad nominal N0 ) se alcanza el P1 .

4.3

Regulaci
on utilizando el volumen del dep
osito

Se trata de determinar el volumen del dep


osito de bombeo requerido para la adecuada regulaci
on
de la estacion de bombeo. Y ello con independencia de las medidas necesarias demandadas por
la hidr
aulica de los ujos de aspiracion, cuesti
on asimismo muy importante y a la que se dedica
el apartado 5. Pues bien, desde la optica de la regulacion que utiliza como colch
on el volumen
del dep
osito, el dato basico es el n
umero de arranques horarios m
aximo que admiten los motores
de las bombas, par
ametro que disminuye con la potencia. Y ello porque la limitaci
on del n
umero
de arranques por unidad de tiempo, por lo general arranques / hora, Nah , viene dada por el
superior calentamiento de los motores durante el mismo. A
un cuando es el fabricante quien
proporciona el valor a adoptar, a ttulo orientativo (depende del tipo de motor electrico y de la
tecnologa del fabricante) se dan los siguientes ordenes de magnitud:

Potencia
P < 11 Kw
11 < P < 160 Kw
P > 160 Kw

M
aximo n
umero de arranques por hora = Nah
20
15
10

En lo que sigue, y para los dos tipos de regulaci


on que se utilizan, se dan los criterios
b
asicos del dimensionado del volumen requerido por el pozo para no exceder el n
umero maximo

Estaciones de bombeo en sistemas de drenaje urbano

265

de arranques. En todo el desarrollo se supone que el n


umero n de bombas que se instalan
es dato de partida. L
ogicamente el caudal total que puedan elevar debe, al menos, igualar al
caudal m
aximo entrante. Es evidente que con el n
umero de bombas aumenta la inversi
on en
equipamiento electromecanico pero, en cambio, se requiere un volumen inferior en el pozo de
bombeo. Existe un punto optimo de equilibrio a determinar por tanteos.
ESQ U EM A D E FU N C IO N A M IEN TO EF1

Z4

Z4

A4
P4

Z3

A3
P3

Z2

A2
P2

Z1

ESQ U EM A D E FU N C IO N A M IEN TO EF2

A1
P1

Z0

A4

V4
Z3

V4

A3

V3
Z2

V3

A2

V2
Z1

A1

V1
Z0

V2
P1+P2+P3+P4 V 1

V0

V0

Z=0

Z=0

Figura 13: Esquemas de regulacion utilizando el volumen del pozo de bombeo


Los esquemas de funcionamiento se muestran, para cuatro bombas instaladas, en la Figura
13, donde Ai indica que el arranque de la bomba i ocurre en el nivel Zi , mientras su paro Pi
depende del tipo de regulaci
on. En el primero es en Zi1 mientras en el segundo es en Z0 . El
primer esquema proporciona un caudal de salida m
as uniforme (tanto m
as cuantas mas bombas
se instalen), pues el caudal bombeado trata, hasta cierto punto, de seguir el caudal entrante,
mientras en el segundo el caudal es mucho mas variable. La ventaja del segundo esquema es
requerir un volumen inferior.
La Figura 14 muestra, para Qe superior a 3Qb aunque inferior a 4Qb como, en el esquema
EF1, iran entrando en funcionamiento las bombas hasta llegar al cuarto nivel, as como las
oscilaciones en el tiempo del nivel del deposito Z=Z(t).
Z

Z
A4

Z4

A4
Z4

3B

4B

A3

Z3

3B
4B

Z3

P4

P4

2B
A2

Z2

A4
3B

A4
3B

4B
P4

3B
4B

P4

P4

Z2

1B
Z1

A1

Z1

0B
Z0

Z0
0B

0
0

1Q b

2Q b

3Q b

Q e 4Q b

t
0
0

Figura 14: Esquema de funcionamiento EF1 para un caudal de entrada Q3 Qe Q4


Finalmente la Figura 15, an
aloga a la Figura 14, presenta gr
acas similares correspondientes
al esquema EF2.

266

Tema 14

Z
A4

Z4
A3

Z3

3B

Z1

A2
1B
A1
Z 1 0B

A2

Z2

4B
A1
0B

A3
2B

Z3

2B
Z2

A4
3B

Z4

1B

A4
3B
4B

A3
2B

4B

A2
1B
A1
0B

1B
A1
0B

1B

Z0

P1+P2+
+P3+P4

0B
0

Z0

P1+P2+
+P3+P4

P1+P2+
+P3+P4

0
0

1Q b

2Q b

3Q b

Q e 4Q b

tv

tll
Tc

Figura 15: Esquema de funcionamiento EF2 para un caudal de entrada Q3 Qe Q4


4.3.1

C
alculo del volumen de regulaci
on para el esquema de funcionamiento EF1

Se trata de determinar los vol


umenes parciales i del pozo de bombeo, siendo 0 el volumen de
reserva mnimo establecido por la sumergencia mnima, un concepto al que nos referiremos en
el pr
oximo apartado. Admitimos, inicialmente, que el caudal bombeado por las bombas Qb no
depende del desnivel a vencer, hip
otesis que abandonaremos mas adelante.
Para el caudal entrante Qe del intervalo
(i 1) Qb < Qe < i Qb

(11)

estaran funcionando permanentemente en EF1 las i-1 primeras bombas, mientras la bomba i
estara parando y arrancando sucesivamente con el nivel, dentro del volumen de regulaci
on i ,
oscilando entre Zi1 y Zi .
En estas condiciones el tiempo transcurrido entre dos arranques consecutivos de esta bomba
i sera:
T = tll + tV =

i
i
+
Qe (i 1) Qb iQb Qe

(12)

donde cada sumando representa, respectivamente, el tiempo correspondiente a la fase de llenado


alculo. Pues bien, de entre todos los caudales
y vaciado del volumen parcial i objeto de c
as desfavorable desde la optica del motor de arrastre de
entrantes Qe que cumplen con (11) el m
la bomba es el que genera un mayor n
umero de arranques por unidad de tiempo, o sea, al que
hace menor el intervalo de tiempo T = Tmin entre dos arranques consecutivos de la bomba i.
Se determina derivando con relaci
on al caudal de entrada e igualando despues a cero (12) dicha
expresion. El valor de Qe que se obtiene es:

Qe = Qmi =

(i 1) Qb + i Qb
2

(13)

Estaciones de bombeo en sistemas de drenaje urbano

267

al que corresponde un determinado periodo mnimo que igualado al m


aximo intervalo de tiempo
permitido entre arranques, resulta:

Tmin =

4 i
3600
=
Qb
Nah

(14)

a partir del cual obtenemos (15) el volumen parcial mnimo requerido, expresado en m3 cuando
el caudal de bombeo este expresado en m3 /s.

i =

900 Qb
Nah

(15)

H
H (m )
P0

-Z0

P1

H (r)

P2

P3
P4

-Z1
-Z2
-Z3
-Z4

Figura 16: Punto de funcionamiento de la bomba dependiendo del nivel del pozo de bombeo
on de
Se abandona ahora la hip
otesis de caudal Qb constante. Pasa a ser Qb = Qb (Z), funci
la cota de agua del dep
osito (Figura 16). En este caso al poder la bomba suministrar una serie
de caudales continuos hay posibilidades de que el nivel se estabilice, lo que a caudal constante
independiente del nivel s
olo es posible cuando el caudal entrante coincide con el de una bomba
o alguno de sus m
ultiplos. En estas condiciones, suponiendo que la curva caracterstica de
la bomba viene dada por la relaci
on cuadr
atica Hb = C DQ2 , y la curva resistente de la
(r)
2
a (15) de
instalaci
on por H = ( Z) + KQ , el punto de funcionamiento de la bomba lo dar
acuerdo con:


Q(Z) =

C ( Z)
Qi = Q(Zi ) =
K +D

C ( Zi )
K +D

(16)

Cuando el caudal entrante Qe , verica (17)


(i 1) Qi1 Qe i Qi

(17)

el sistema esta en el volumen i entre los niveles Zi1 y Zi , y pueden contemplarse tres casos:

268

Tema 14

a) El sistema, con el nivel de agua ascendente en el pozo, se estabiliza bombeando un caudal


entrante Qea de manera que con (i-1 ) bombas funcionando se cumple:
(i 1) Qi1 Qea (i 1) Qi

(18)

b) El sistema , con el nivel de agua descendente en el pozo, se estabiliza bombeando un caudal


entrante Qed de manera que con i bombas funcionando se cumple
iQi Qec iQi1

(19)

c) La tercera posibilidad es, a los efectos de dimensionado del volumen, la que importa ya
que en ella hay oscilaci
on, con i-1 bombas funcionando permanentemente mientras la bomba
i arranca y para alternativamente. El caudal entrante m
as desfavorable es el que da lugar
al perodo mnimo entre dos arranques consecutivos. Diversas manipulaciones (Cabrera y col,
1986), permiten llegar a la ecuaci
on (19) que posibilita determinar el caudal m
as desfavorable
Qmi

iQi Qmi
1
(i 1)Qi Qmi
(Qi Qi1 )Qmi
1

ln

ln
+
2
2
i
iQi1 Qmi (i 1)
(i 1)Qi1 Qmi i(iQi Qmi )(iQi1 Qmi )

(Qi Qi1 )Qmi


=0
(i 1)[(i 1) Qi Qmi ] [(i 1) Qi1 Qmi ]

(20)

ecuaci
on en donde, a priori, adem
as de Qmi , se desconocen los valores de las variables Zi y Qi ,
por lo que es menester estimar el volumen a calcular i , o lo que es lo mismo, el incremento de
nivel de agua en el pozo de bombeo Zi

Zi =

i
S

(21)

as de la ecuaci
on (21)
y, en consecuencia, a partir de (16), Qi . En denitiva, (16), (19), (20), adem
que seguidamente se detalla, son las ecuaciones que permiten determinar las cuatro inc
ognitas,
on (20) impone en el balance de tiempos de la oscilacion el valor
Qmi , Zi , Qi y i . La ecuaci
entre dos arranques consecutivos, Tmin , aportado por el fabricante.

i =

2(K + D)

i Qi1
Qi(i1)

Tmin (Zi Zi1 )


Qmi
Qmi
i Qmi
ln iQiQi1
Qmi + (i1)2
i2

(i1)Qi Qmi
ln (i1)Q
i1 Qmi

(22)

Las ecuaciones (19) y (21) son consistentes para i 2. Por ello el primer volumen i requiere
un tratamiento diferente. Las ecuaciones a considerar son la (22) que permite determinar Qm1

Estaciones de bombeo en sistemas de drenaje urbano

269

1
Q1 Qm1
Qm1 (Q1 Q0 )
= 2(K + D) S ln
+
2
Q0 Qm1 (Q1 Qm1 ) (Q0 Qm1 )
Qm1

(23)

conjuntamente con la que impone el Tmin del fabricante.

i =

1
Q1m

2(K+D)
Z1 Z0

Tmin

1 Qm1
Q1 Q0 + Qm1 ln Q
Q0 Qm1

(24)

Finalmente, para determinar las cuatro variables del caso a saber, Zi , Qi , Qm1 y i , se sigue
un proceso iterativo que exige de nuevo el concurso de las ecuaciones (16) y (19).

4.3.2

C
alculo del volumen de regulaci
on para el esquema de funcionamiento EF2

En ocasiones, y cuando no importa que en la descarga el caudal uct


ue de manera notable (caso
de un bombeo exclusivo de aguas pluviales) se recurre al esquema de funcionamiento EF2 en
donde con el nivel de agua en el pozo creciendo, entran de manera sucesiva las bombas hasta
que el caudal elevado excede al entrante, momento a partir del cual, y hasta que no se llegue al
nivel mnimo, ya no se detiene ninguna bomba.
osito, y
Con la hip
otesis de caudal bombeado Qb independiente del nivel de agua en el dep
para un caudal de entrada Qe que verique:
(i 1) Qb Qe i Qb

(25)

un caudal de entrada que obliga a que arranquen sucesivamente las bombas hasta llegar a la
n
umero i. A partir de ese momento el nivel de agua desciende y cuando el dep
osito se ha
vaciado (excluyendo el volumen de reserva) se detienen todas las bombas de manera simultanea.
En estas condiciones el periodo entre dos arranques consecutivos de la bomba i lo da (24)


i


i
j
j=1 j
+
Ti = tp + tf =
Q (j 1)Qb iQb Qe
j=1 e

(26)

on a Qe , obtenemos el Tmin , dado por el caudal Qe = Qmin , resultando


Derivando Ti con relaci

i1

i1

(iQb Qmi ) [Qmi (i 1) Qb ]
j
j=1 j

Tmin

i =
Qb
iQb Qmi j=1 Qmi (j 1)Qb

as como

(27)

270

Tema 14

11

Tmin

i1

j
j
=
+
+
(2i 1) Qb 2Qmi j=1 Qmi (j 1) Qb
j=1

i1
j
(iQb Qmi ) [Qmi (i 1) Qb ] 
2Qmi (2i 1)Qb
[Qmi (i 1) Qb ]2
j=1

(28)

ecuaciones que resueltas por aproximaciones sucesivas determinan las dos incognitas Qmi y i ,
an en Goldschmidt
ya que el periodo Tmin es un dato que establece Nah . Estos desarrollos est
(1974).
Conviene observar que, como antes, para el primer nivel (i=1) las ecuaciones (25) y (26) no
son consistentes, algo l
ogico porque ahora los sistemas de regulacion (EF1 y EF2) coinciden.
Por ello, para i=1, es de aplicaci
on la ecuaci
on (15).
El proceso de calculo, bastante tedioso por cierto, puede parcialmente soslayarse utilizando
la Tabla 1 que da los vol
umenes de trabajo, admitiendo un caudal diferente de las bombas Qi ,
pero constante cualquiera sea el nivel de agua en el pozo. El caudal Qi se expresa en m3 /h.
N
umero de bombas
1
2
3
4
5
6
7
8

Volumen parcial (en m3 )


V1 = (0.9Q1 )/Nah
V2 = 0.392(0.9Q2 )/Nah
V3 = 0.264(0.9Q3 )/Nah
V4 = 0.216(0.9Q4 )/Nah
V5 = 0.188(0.9Q5 )/Nah
V6 = 0.167(0.9Q6 )/Nah
V7 = 0.152(0.9Q7 )/Nah
V8 = 0.140(0.9Q8 )/Nah

Tabla 1.- Determinaci


on aproximada de los vol
umenes parciales Vi (EF2)
Puede comprobarse, en caso de que las bombas instaladas sean iguales que los valores de
la Tabla 1 pr
acticamente coinciden con los determinados a partir de (25) y (26). Esto es lo
frecuente pues permite programar el orden de arranque de las bombas de manera que al nal
trabajen todas en condiciones similares. Sin tal cambio la primera bomba trabaja mucho m
as
que la u
ltima.

El pozo de bombeo

Cual se ha dicho el dimensionado hidr


aulico de una estacion de bombeo comporta el dise
no y
seleccion de todos los elementos de la misma. Incluye, pues, las tuberas de llegada, el deposito,
la aspiraci
on de las bombas, su seleccion y las conducciones de impulsion con todos los elementos
accesorios incluidos. De entre todos destaca el dise
no del dep
osito por ser un aspecto de vital
importancia para conseguir un correcto funcionamiento de las bombas. A el nos refrimos.

Estaciones de bombeo en sistemas de drenaje urbano

271

Entre los problemas derivados de un mal dimensionado del sistema de aspiraci


on del dep
osito
estan la disminuci
on del rendimiento y caudal de las bombas respecto a los valores de dise
no,
problemas mecanicos debidos a vibraciones, sedimentos, etc. Todo ello implica una serie de
costes extra que se originan por estas circunstancias. Retrasos en la puesta en servicio de
la instalaci
on, aumento de los costes de mantenimiento, modicaciones en la obra despues de
detectar los errores de dise
no, incremento en los costes energeticos, disminuci
on en la vida u
til
de las bombas, etc.
Lo deseable es disponer de un ujo lo m
as uniforme posible, no variable con el tiempo y
monof
asico (libre de la existencia de aire). Pero inevitablemente surgen problemas derivados de
los efectos de capa lmite en las paredes del dep
osito, vorticidades, turbulencias, etc. Por ello el
dise
no se debe centrar en la determinaci
on de la forma del dep
osito, las dimensiones mnimas de
los elementos en planta (y consecuentemente la seccion total S), la cota mnima de aspiraci
on
respecto de la solera del deposito (que condiciona el volumen muerto del dep
osito) y el volumen
de regulaci
on, aspecto ya considerado. El volumen total es la suma del volumen muerto y del
volumen de regulaci
on.
El an
alisis desde un punto de vista fsico-matematico de las condiciones del ujo para un caso
concreto de estacion de bombeo resulta muy complicado. Sin embargo, existen recomendaciones
de dise
no avaladas por la experiencia en multitud de instalaciones, as como por el ensayo en
modelos reducidos de diferentes sistemas. Entre las mas conocidas se destacan la del British
Hydromechanics Research Association, BHRA, (Prosser, 1997) y la del Hydraulic Institute (HI,
1983). En cualquier caso, en instalaciones de gran entidad puede estar justicada la realizaci
on
de un estudio m
as detallado, apoyado en un modelo fsico reducido. En otras ocasiones puede
ser suciente seguir las recomendaciones y, si es necesario, consultar al fabricante de bombas
que acostumbra a disponer de abacos con las dimensiones de los depositos, confeccionados en
base a la experiencia adquirida en instalaciones en funcionamiento.

5.1

Problemas hidr
aulicos que pueden aparecer en el pozo

Antes de detallar valores recomendados en la pr


actica para el dise
no de dep
ositos, conviene
describir efectos que puede producir un dise
no inadecuado del dep
osito y de la aspiraci
on de la
bomba.

5.1.1

Entrada de aire en el conducto de aspiraci


on de la bomba.

Ya se han comentado los problemas que su arrastre puede provocar tras la parada de la bomba.
Tambien origina una perdida de su rendimiento. Pero de lo que aqu se trata es de analizar
las causas que lo pueden motivar. La gura 17 recoge los casos m
as importantes. La entrada
de aire puede ser directa (Figura 17.a), debida a la formaci
on de v
ortices superciales (Figura
17.b), por la formaci
on de burbujas debido a la existencia de chorros libres (Figura 17.c) o por
liberaci
on del aire disuelto en el agua en el caso de formarse v
ortices sumergidos (Figura 17.d).
Para evitarlo hay que procurar una sumergencia mnima, evitar la prerrotaci
on en el ujo de
llegada as como las posibles asimetras en el mismo. Una baja sumergencia favorece tambien

272

Tema 14

Caso a

Caso b

Caso c

Caso d

Figura 17: Entrada de aire en el conducto de aspiraci


on.

la formaci
on de estos vortices, donde la entrada de aire puede ser continua o intermitente.
Son f
acilmente visibles en las instalaciones en funcionamiento. La colocacion de estructuras
antivortice y el aumento de la sumergencia son medidas a adoptar para limitar su formacion.

5.1.2

Grandes turbulencias originadas en la masa fluida.

De efecto semejante al del vortice sumergido, si bien en este caso la rotacion no se origina en
las cercanas de la campana de aspiraci
on, sino en la masa uida del dep
osito que converge
hacia la bomba, debido a una distorsi
on del campo de velocidades. Esta rotaci
on del ujo se
ve amplicada en la entrada a la campana de aspiraci
on, si bien, en el caso de una tubera
de aspiraci
on sucientemente larga, puede amortiguarse hasta su practica desaparicion. La
uniformidad del campo de velocidades en el dep
osito de aspiraci
on evita este tipo de ujo.

Figura 18: Grandes turbulencias en el flujo de llegada.

Estaciones de bombeo en sistemas de drenaje urbano


5.1.3

273

Turbulencias originadas en la estela creada por un obst


aculo.

Este es un problema frecuente en el caso de varias bombas situadas en el mismo deposito con las
tomas de aspiraci
on alineadas en el sentido del ujo. Aguas abajo de cada una de las tuberas
de aspiraci
on (Figura 19) se forma una estela en la que el ujo es claramente turbulento,
originando vibraciones, ruidos, disminuciones de rendimiento y descensos de presi
on. Al igual
que en el caso anterior, si el conducto de aspiracion de la bomba es sucientemente largo, el
perl de velocidades puede uniformizarse, disminuyendo los efectos de la turbulencia creada por
la estela. Asimismo, estos efectos pueden paliarse aumentando la separaci
on entre las campanas
de aspiraci
on de las bombas, y aumentando tambien el ancho de la c
amara de aspiraci
on. En este
caso se recomienda una distancia entre campanas superior a 8D (siendo D el di
ametro de la boca
de aspiraci
on) y un ancho del dep
osito superior a 3D. En cualquier caso, la mejor soluci
on para
evitar las turbulencias originadas por la estela es colocar la toma de las bombas no alineadas
entre s en el sentido del ujo, sino perpendicularmente a el.

A SPIRA CI N
BO M BA 1

A SPIRA CI N
BO M BA 2

ESTELA

PLA N TA

Figura 19: Estelas originadas por alineamiento de tomas.

5.1.4

Perfil de velocidades no uniforme

Un perl de velocidades no uniforme en el ujo de aspiraci


on a las bombas da lugar a una
disminuci
on del rendimiento de estas, al tiempo que quedan descompensadas las cargas sobre el
rodete, provocando desgastes en los cojinetes y problemas mecanicos en general.

5.1.5

Zonas de estancamiento del flujo

Debido a un mal dise


no del dep
osito de aspiraci
on se pueden crear regiones donde el ujo este
parado. Debido a ello, la capa lmite entre la zona de estancamiento y el ujo principal sufrir
a
uctuaciones que se reejar
an en inestabilidades en este u
ltimo. Si estas zonas de estancamiento
se encuentran en contacto con la solera del dep
osito, se puede producir sedimentacion de
partculas

274

Tema 14

Figura 20: Zona de estancamiento de flujo. Vista lateral.

5.2

Criterios de dise
no

Las caractersticas que debe reunir un correcto dise


no del dep
osito de aspiraci
on son:
Flujo uniforme.
Disipaci
on de la energa cinetica del ujo lo m
as lejos posible de la aspiracion de las bombas.
De no poder aumentar esta distancia se recomienda el uso de pantallas tranquilizadoras.
Todos los elementos que obstruyen en el ujo deben alejarse lo m
as posible de la toma.
Guiar al uido hacia la toma de la forma m
as suave posible. En caso de requerirse
cambios de direcci
on, disponer los elementos necesarios para que se hagan gradualmente.
Evitar zonas de estancamiento en el dep
osito que puedan propiciar el dep
osito de
sedimentos.
Disponer los elementos necesarios para retener solidos (rejas), y dimensionar
adecuadamente las bombas de manera que permitan su paso (en aguas residuales o en
bombeo de aguas brutas).
Mantener las velocidades por debajo de unos valores m
aximos recomendados a n de evitar
turbulencias y disminuir las perdidas energeticas. Para el ujo de entrada al dep
osito 0.6
m/s, para el ujo de aproximaci
on a la toma 0.3 m/s, para la entrada a la toma, formada
generalmente por una campana de aspiraci
on alrededor de 1 m/s y para la tubera de
aspiracion propiamente dicha, en el caso de que exista 2 m/s. En el caso de arrastre de
solidos, estas velocidades mnimas se pueden aumentar hasta 0.7 m/s.

Para lograr estas condiciones de ujo se hace necesario seguir una serie de recomendaciones
generales que pasamos a exponer a continuaci
on.

5.2.1

Zona de entrada de flujo.

Velocidades inferiores a 1.2 m/s en el canal o tubera de entrada.


Colocaci
on de dispositivos de control del ujo (v
alvulas o compuertas).

Estaciones de bombeo en sistemas de drenaje urbano

275

Evitar en lo posible la entrada en cada libre. En caso de necesidad, alejarla lo m


as posible
de la aspiraci
on de la bomba.
Velocidad inferior a 0.6 m/s en la entrada al dep
osito.
En general, es conveniente colocar pantallas tranquilizadoras (Figura 21). Estas permiten
reducir, desde la optica que ahora contemplamos, las dimensiones del dep
osito. Son u
tiles
en el caso de depositos para bombas de poco caudal, generalmente con poco espacio
disponible.
Colocaci
on de rejas en el caso de que el paso de la bomba sea insuciente.
En el caso de disponer de varios equipos, la entrada debe ser perpendicular a la lnea de
bombas y coincidir con el eje de simetra del conjunto (Figura 22).

Figura 21: Pantallas tranquilizadoras de flujo

Zona C

3/4 D a D

Zona B
2D
Zona A
2D
W = 6D

Pendiente inferiora 10
D
Solera
Plana
ngulo m xim o 20

D/2

2/3 W

Figura 22: Entrada normal a la lnea de bombas.

5.2.2

Zona de transici
on desde la entrada a la c
amara de aspiraci
on.

Solera con ligera pendiente, inferior a 100 .


Se recomienda colocar, en el caso de disponer de varias bombas, muros para separar los
ujos de entrada a ellas. De esta manera disminuyen las perturbaciones entre bombas
contiguas.

276

Tema 14
Suciente distancia entre la seccion de entrada y la toma de las bombas para amortiguar
las perturbaciones que siempre se producen en el ujo de entrada. Generalmente esta se
mide en n
umero de di
ametros de la boca de aspiracion.
Guiado del ujo de la manera m
as suave posible, evitando zonas donde puedan provocarse
estancamientos. Para ello se recomienda dar una forma divergente al dep
osito de aspiraci
on
entre la entrada y la aspiraci
on de las bombas (ver Figura 22).
Evitar los puntos angulosos en los que se favorecen los sedimentos. Para ello realizar una
transici
on suave entre la solera del deposito y los muros laterales.

5.2.3

Zona de aspiraci
on.

Solera plana, evitando los puntos angulosos.


Velocidad de circulaci
on inferior a 0.3 m/s (0.7 m/s si existe arrastre de s
olidos).
Separaci
on adecuada entre la aspiraci
on de las bombas y los muros y solera del dep
osito.
Colocaci
on de estructuras antiv
ortice en caso que sea necesario.
La toma esta constituida por una campana que gua al uido hacia la bomba a traves
de la tubera de aspiraci
on. La colocaci
on de este dispositivo consigue evitar turbulencias
y disminuir las perdidas energeticas a la entrada de la bomba (ver Figura 23). D es el
di
ametro de aspiracion de la boca de entrada a la campana que puede estar suspendida
verticalmente o colocada sobre el propio muro del dep
osito (Figura 24). En bombas
sumergidas se adopta la primera disposicion.
Generalmente la zona de aspiraci
on es rectangular, si bien pueden adoptarse otras
disposiciones.
El nivel del agua en el dep
osito sobre la entrada a la campana, denominado sumergencia
S, la distancia entre la solera y la campana C y el nivel mnimo de agua sobre la entrada
al impulsor para evitar cavitaci
on son valores a tener en cuenta en el dise
no. De hecho,
estos valores daran la profundidad de excavaci
on y el volumen muerto, por lo que est
an
ntimamente relacionados con los costes de ejecucion del dep
osito de aspiraci
on. En
ocasiones los proporciona el fabricante.
Los sensores de nivel para el arranque y parada de las bombas, cuando sean necesarios,
deben protegerse en una peque
na camara comunicada por su parte inferior con el dep
osito
de aspiraci
on.

5.2.4

Zona entre la toma y el impulsor.

En esta zona el ujo siempre es en carga.


Los cambios de seccion en la tubera, caso de tener que realizarlos, deben ser graduales y
mediante conos excentricos para evitar acumulaciones de aire (Figura 25).

Estaciones de bombeo en sistemas de drenaje urbano

277

Figura 23: Diferencia entre toma con y sin campana

BOM BA
BOM BA
BOM BA

a.V erticalen pozo hm edo

b.H orizontalen pozo seco

c.V erticalen pozo seco

Figura 24: Diferentes tipos de toma.


Mayor longitud de tubera aumenta las perdidas de carga con el consiguiente riesgo de
cavitacion. Sin embargo, con la longitud el ujo de entrada en la bomba es m
as uniforme.
El di
ametro de la tubera d debe ser al menos igual al de la brida de aspiraci
on de la
bomba.
Los codos deben tener un radio R igual o superior a 1.5 veces el di
ametro de la tubera d.
En ocasiones, para guiar el ujo se les coloca aletas interiores.
Entre secciones que presenten cambio de caractersticas o de direccion del ujo debe existir
un tramo recto de longitud igual o superior a 1.5 veces el di
ametro de la tubera.

Cono
Excntrico
R

Brida de
conexin
a la
bom ba

d
Aletas

Figura 25: Tramo de conduccion desde la toma al impulsor.

278

5.3

Tema 14

Dimensiones recomendadas

Los valores recomendados de las variables que denen la geometra del dep
osito de aspiraci
on
vienen recogidos, para instalaciones tipo, en la bibliografa existente. Asimismo, los fabricantes
suelen dar las dimensiones recomendadas de los dep
ositos para cada uno de sus modelos de
bombas. Estas dimensiones (Prosser, 1997) son orientativas por cuanto, como ya se ha dicho, si
la instalaci
on presenta singularidades es necesario un detallado estudio apoyado en un modelo
fsico a escala.

5.3.1

Campanas de aspiraci
on

Su principal objetivo es asegurar una entrada de ujo lo m


as uniforme posible a la tubera de
aspiracion. Asimismo, las perdidas energeticas a la entrada se ven disminuidas. La Figura 26
detalla la relaci
on mnima entre el radio R y el di
ametro interior de la tubera para evitar la
separacion del ujo, en el caso de una instalaci
on en pozo seco con la aspiraci
on realizada a
traves de un muro vertical (Figura 24.b). El di
ametro de entrada a la campana sera el de la
tubera mas en 2R. En instalaciones con aspiraci
on vertical (Figura 24a y 24c) se utiliza una
entrada en forma de campana basada en un cuadrante de elipse de semiejes a y b. La Figura 26
se recoge tal disposicion.

ELIPSE

b
r
D

Figura 26: Campana de entrada a la tubera de aspiraci


on.
La relacion D/d entre el di
ametro de entrada a la campana D y el de la tubera d, esta
usualmente en el rango 1.5 a 1.8. Llamando b al semieje mayor de la elipse y 2r al espesor de
la conducci
on se puede establecer que D = d + 2a + 2r.

5.3.2

Sumergencia mnima.

La sumergencia, la cota mnima de agua sobre la entrada a la campana de aspiraci


on necesaria
para evitar la formaci
on de v
ortices, es uno de los par
ametros, junto con la distancia de la
entrada de la campana a la solera del dep
osito (C), que dene la profundidad de excavaci
on
y el volumen muerto a considerar. De hecho, a partir de estos valores, la cota de parada
de las bombas respecto de la solera del deposito Zp quedara denida por S+C. Adem
as, es
menester comprobar si la sumergencia mnima indicada es suciente para evitar cavitaci
on, ya

Estaciones de bombeo en sistemas de drenaje urbano

279

que puede darse el caso de que con una sumergencia determinada no se formen v
ortices pero
exista cavitacion. Por ello las condiciones a comprobar para determinar el nivel mnimo en el
dep
osito para el funcionamiento de las bombas son la sumergencia y la profundidad mnima de
la bomba requerida para evitar cavitaci
on.
Generalmente estos valores los proporciona el fabricante, si bien para un esquema como
el que aparece en la Figura 27 se recomienda una sumergencia mnima de 1.5 D y un valor
de C cercano a 0.5 D. En el caso de disponer de un ujo en muy buenas condiciones puede
disminuirse la sumergencia para ahorrar volumen de excavaci
on, mientras que en el caso de una
instalaci
on en funcionamiento con problemas de v
ortices, el aumento de la sumergencia puede
ser una soluci
on.

S 15
'D
C = 05 D
D

Figura 27: Sumergencia.

5.3.3

Instalaci
on para una sola bomba.

Por lo que respecta a la zona de aspiraci


on hay que distinguir dos casos. Bomba sumergida o
bomba en pozo seco. La Figura 28 representa varias disposiciones posibles para una instalacion

1/4 D

1/4 D

2D

RA D IO 1/2 D

1/2 D
12 b)

12 a)

1/4 D

RADIO = D

12 c)

Figura 28: Instalaci


on de una bomba en pozo h
umedo. Planta.

280

Tema 14

con bomba sumergida donde el ujo sea uniforme en el dep


osito de aspiraci
on. Como ya se ha
comentado anteriormente la relacion D/d oscila entre 1.5 y 1.8. El ancho del dep
osito (valor
recomendado 2D) puede ser aumentado hasta 3D. En el caso de no disponer de condiciones de
ujo uniforme ser
a necesario instalar dispositivos tranquilizadores y antivortice, o aumentar la
sumergencia.
Para el caso de bomba en pozo seco, las dimensiones recomendadas aparecen en la Figura
29, tanto para entrada a traves de muro como para entrada mediante campana.

ALZADO

Cota m nim a
delagua

Cota m nim a
delagua

S = 1'0 D
(m nim o)
d
D

S = 1'5 D
(m nim o)
C = 0'5 D

X = 0'25 D

PLANTA

w = 2D

a)EN TRA D A H O RIZO N TA L

w = 2D

b)EN TRA D A M ED IA N TE
CA M PA N A V ERTICA L

Figura 29: Instalaci


on de una bomba en pozo seco.

En cuanto a la longitud de la zona de aspiraci


on L, esta se suele medir desde la seccion
donde se ubica el u
ltimo obst
aculo hasta la pared nal del dep
osito (aguas abajo de la campana
de aspiraci
on). Dependiendo de las caractersticas del dep
osito y de la uniformidad del ujo se
tienen unos u otros valores. Como mnimo se aconseja un valor de L = 4D para ujos de entrada
en condiciones muy satisfactorias. Este valor mnimo se puede incrementar hasta 10D o valores
superiores en muchos casos, dependiendo de la forma de entrada. Por ejemplo, el valor 10D es
el mnimo recomendado para el caso que aparece en la Figura 30, en el que el ujo de entrada
debe realizar un cambio de direcci
on de 900 .

Figura 30: Flujo de entrada con cambio brusco de direcci


on.

Estaciones de bombeo en sistemas de drenaje urbano


5.3.4

281

Instalaci
on para varias bombas.

La primera recomendaci
on a realizar en el caso de un dep
osito de aspiraci
on para varias bombas
es la que aparece en la Figura 31. Se debe intentar que el ujo de entrada sea perpendicular
a la lnea de bombas. En caso de que no sea as, habr
a que aumentar la distancia entre la
entrada al dep
osito y la lnea de bombas. La distribucion en planta de la zona de aspiraci
on
puede realizarse, en principio, de dos maneras: con zona de aspiraci
on com
un o con zonas
de aspiraci
on individuales (tabiques separadores entre las zonas de aspiraci
on de las diferentes
bombas). Este u
ltimo caso es el mas aconsejable cuando se prevea un ujo poco uniforme.
En el caso de zonas de aspiraci
on individuales valen las recomendaciones hechas para una sola
bomba. En la Figura 31 puede verse una instalaci
on de este tipo. La ventaja que presenta es que
las condiciones de aspiracion no se ven afectadas por el n
umero de bombas en funcionamiento.
La longitud L es funci
on de la calidad del ujo de aproximaci
on a la zona de aspiraci
on. En
cualquier caso se recomienda que no sea inferior a 4D. La separaci
on entre ejes de campanas de
aspiracion debe estar en el intervalo 2D a 2.5D.

N o m enorde 4D

2 D

Figura 31: Zonas de aspiraci


on individuales para varias bombas.
En el caso de c
amara de aspiraci
on compartida, la inuencia sobre las condiciones de
aspiracion del n
umero de bombas en funcionamiento depender
a de multitud de factores, lo
que complica el c
alculo de las dimensiones idoneas. En la Figura 32 puede verse una instalaci
on
de este tipo.

Zona C

3/4 D a D

Zona B
2D
Zona A
2D
W = 6D

Pendiente inferiora 10
D
Solera
Plana
ngulo m xim o 20

D /2

2/3 W

Figura 32: Dep


osito de aspiraci
on con camara compartida.

282

Tema 14

En muchos casos los fabricantes proporcionan abacos para el dimensionado del dep
osito de
aspiracion, generalmente basados en su propia experiencia.

ELEMENTOS COMPLEMENTARIOS

El sistema hidr
aulico analizado (bombas ubicadas en pozos de bombeo de capacidades y medidas
descritas en los puntos precedentes) se completa con toda una serie de equipamientos hidr
aulicos,
tanto en la aspiraci
on como en la impulsi
on. Algunos ya han sido descritos a
un cuando todos
se describen sucintamente.

6.1

Equipamientos en la aspiraci
on

Boca de aspiraci
on. Puede tener forma abocinada o forma de cono convergente-divergente, y
con ella se inicia la tubera de aspiraci
on. Su importancia radica en el hecho de que proporciona
una alimentaci
on uniforme a la bomba. De cualquier modo, resulta obligado disponerla cuando
la velocidad en la tubera de aspiraci
on rebasa los 0.8 m/s, debido a que la perdida de carga
localizada en la misma entrada de la aspiraci
on puede ser notable. Su forma cumple, pues, la
doble misi
on de disminuir perdidas de carga y de uniformar el ujo de entrada.
Dispositivos antiv
ortices. La rotaci
on del agua en la boca de aspiraci
on se puede eliminar,
bien con un adecuado dise
no de la c
amara de aspiraci
on, o bien instalando una cruceta en la
propia boca de entrada. Esta cruceta deber
a ser de peque
no espesor, para no originar excesivas
perdidas de carga.
Filtro o colador. Se trata de un cilindro perforado, que impide el paso a la tubera de
aspiracion de s
olidos arrastrados por el agua que puedan da
nar el rodete de la bomba. Es
de obligada instalacion en las bombas de pozo, por el posible arrastre de arenas, y de rara
implantaci
on en aspiraciones directas desde depositos de aguas limpias. En este u
ltimo caso, si
existen arenas procedentes del pozo estas sedimentan en el deposito, y por las alturas mnimas
de la boca de aspiraci
on se garantiza la no succion de estos sedimentos.
V
alvula de pie. Es una v
alvula antirretorno instalada en la base de la tubera de aspiraci
on,
para:
a)- Impedir el vaciado de la tubera, y no tener que cebar la bomba en el subsiguiente arranque.
b)- En algunos procedimientos de cebado, retener el agua que llena la tubera de aspiraci
on.
Presenta el grave inconveniente de aumentar las perdidas de carga, y en consecuencia
aumenta el peligro de cavitacion. En bombas sumergidas, como las mas de las utilizadas en
sistemas de drenaje urbano, no hay la menor necesidad de ellas.
V
alvula de aspiraci
on. Cuando se aspira de un dep
osito en carga es de gran utilidad
emplazar una v
alvula de compuerta en la tubera de aspiraci
on, que permita el acceso a la
bomba y su desmontaje sin necesidad de vaciar el dep
osito. En este caso carecen de sentido la
v
alvula de pie y el sistema de cebado. Como las maniobras de esta valvula ser
an circunstanciales,
no es preciso motorizarla.

Estaciones de bombeo en sistemas de drenaje urbano

283

Colector de aspiraci
on. Cuando hay varias bombas en paralelo con un colector de
aspiracion com
un, se deber
a evitar en todo momento la generaci
on de bolsas de aire en su
interior. Para ello este colector tendra una ligera pendiente ascendente, del orden del 2 por 100.
Ademas, cuando su di
ametro rebase los 600 mm es conveniente que sea visitable y disponga de
un registro de entrada.
Tubera de aspiraci
on. Para evitar los problemas de cavitacion derivados de una perdida
de carga excesiva, la maxima velocidad en la tubera de aspiraci
on sera del orden de 1.5 m/s.
Como en la entrada de la bomba la velocidad es algo superior (del orden de 2.5 m/s), el
acoplamiento entre el extremo nal de la tubera de aspiraci
on y la entrada de la bomba se
o
realizara con un cono recto de apertura entre 10 y 30 .

6.2

Equipamientos en la impulsi
on

En el lado de la impulsi
on, los equipamientos requeridos son:
Cono de impulsi
on. A la salida de la bomba la velocidad del uido es del orden de 3 a
7 m/s. Debido a que la velocidad en la tubera de impulsi
on tiene un orden de magnitud muy
inferior (1 y 1.5 m/s), se debe acoplar un difusor entre la salida de la bomba y el inicio de la
tubera de impulsi
on, que generalmente ser
a un cono recto con un angulo de 8 a 10.
Sistema de cebado. Se coloca en bombas instaladas en aspiracion. Es el dispositivo que
sirve para llenar de agua el rodete y la tubera de aspiraci
on, cuando estos se encuentran llenos
de aire en la primera puesta en marcha, o despues de trabajos de reparaci
on o mantenimiento.
Seg
un el dispositivo instalado, se requerir
a o no v
alvula de pie. Toda bomba debe estar cebada
cuando se la pone en marcha, ya que el giro del rodete en aire no crea la succi
on suciente para
elevar el agua del dep
osito de aspiraci
on y que esta alcance el rodete.
V
alvula de retenci
on. La nalidad de esta v
alvula es impedir el vaciado de la tubera de
impulsion a traves de la bomba cuando esta esta parada, as como evitar que el rodete gire en
sentido inverso al normal de funcionamiento si se produjese este vaciado.
V
alvula de regulaci
on. La v
alvula de compuerta sirve para poder aislar la bomba de la
tubera de impulsi
on; adem
as se puede utilizar para variar el punto de funcionamiento de la
bomba cuando hay necesidad de ello. Por esta raz
on, a dicha v
alvula se le denomina v
alvula de
regulaci
on.
Sistema de protecci
on. Cuando hayan golpes de ariete importantes se puede equipar
el tramo de impulsi
on con un sistema de proteccion para amortiguar las sobrepresiones y/o
depresiones generadas.

6.3

Otros elementos

Nos hemos referido, dentro de los elementos complementarios, a los hidraulicos. Pero en una
estacion de bombeo hay otros equipamientos electromecanicos que son imprescindibles para su
normal funcionamiento. Nos referimos a todo el sistema de control (sensores, dispositivos de

284

Tema 14

medida, programadores,), as como todo el sistema de suministro de energa que, por lo general,
sera electrico si bien deber
a incluir una fuente de alimentaci
on alternativa para evitar que se
produzcan desbordamientos cuando hay un fallo en la lnea electrica de alimentacion, lo que
es probable ocurra en caso de fuerte tormenta que es, precisamente cuando las necesidades de
elevar agua de lluvia son m
aximas. Lo normal, en estos casos, es recurrir a grupos electrogenos.
Detalles referentes a estas cuestiones pueden verse en (UDMF, 1990).

Conclusion

A
un cuando el enfoque del texto precedente se ha orientado fundamentalmente a estaciones
de bombeo instaladas en sistemas de drenaje urbano, la mayor parte de la problem
atica aqu
expuesta es compartida por cualquier estaci
on de bombeo, raz
on por la cual se la ha dotado el
texto que aqu concluye de un contenido m
as general. Y as por ejemplo problemas de cavitacion
o de cebado no es probable se presenten en bombas que aspiran en carga. Pero, en cualquier caso,
siempre es conveniente conocer bien las causas que pueden generar un determinado problema
en una estacion de bombeo. Conocidas estas, a
un cuando inicialmente no se disponga de la
soluci
on, el problema est
a en vas de soluci
on. Porque, sin la menor duda, la problem
atica mas
grave a la que un tecnico se debe enfrentar es la ignorancia y el desconocimiento general. Y con
el n de obviarlo hasta el punto que lo permite un texto de extensi
on limitada, se ha redactado
con una orientaci
on bastante general esta contribuci
on al Curso de Hidrologa Urbana.

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CON REGIMEN

DISENO
PERMANENTE:
CURVAS DE REMANSO
Hans Sanchez, Manuel Gomez
Dep. de Ingeniera Hidraulica, Martima y Ambiental. UPC
E.T.S. Ingenieros de Caminos, Canales y Puertos
Jordi Girona 1-3. D-1. 08034 Barcelona

Introducci
on

El estudio hidr
aulico en una cuenca urbana consiste en calcular lo m
as exactamente posible las
variables hidr
aulicas (calado, velocidad, caudal) del agua cuando circula por las alcantarillas,
producto de la escorrenta superficial que entra a la red por las zonas previstas.
Para que estas variables hidr
aulicas se aproximen lo mas fielmente posible a la realidad, los
colectores pluviales se deben dise
nar representado un movimiento no permanente gradualmente
variable, para lo que es necesario contar con los respectivos hidrogramas de entrada,
caudal/tiempo, y la suficiente y precisa informaci
on topogr
afica de la red. Porque de nada
servira utilizar un metodo tan preciso y laborioso si no se cuenta con una buena informaci
on
que respalde la precisi
on de los calculos.
En el caso de cuencas que no cuentan con la suficiente informaci
on ya sea topogr
afica o
hidrol
ogica, (p.e. que tenga un estudio hidrol
ogico basado en el metodo racional), o simplemente
se desee hacer un estudio rapido y aproximados se puede recurrir a estudiar los colectores
suponiendo movimiento permanente. En este caso se considera como caudal de entrada el
caudal m
aximo del hidrograma, obviando la evoluci
on temporal de dicho hidrograma.
Dentro de la aproximaci
on basada en el regimen permanente, podemos encontrar dos tipos
de movimiento:

Movimiento permanente uniforme, en el que para un conducto de seccion constante, el


nivel de agua es el mismo para todos los puntos.
Movimiento permanente gradualmente variado, donde para un conducto de secci
on
constante, el nivel de agua puede variar punto a punto.
287

288

Tema 15

An
alisis hidr
aulico considerando movimiento permanente
uniforme

Habitualmente para resolver cualquier problema hidr


aulico ya sea un canal aislado o en una
sucesion de canales, se recurra a las f
ormulas del flujo permanente uniforme, asumiendo que el
flujo en el conducto se comportaba como tal. El problema que se planteaba consista en dar la
geometra del conducto de la red y el caudal de entrada. Asumir esta forma de c
alculo es la que
menos se aproxima a la realidad y pr
acticamente nunca se da en las redes de alcantarillado.
La u
nica ventaja aparente de este metodo es la facilidad de c
alculo que demanda y adem
as se
supona que cumple el famoso dicho de que est
a del lado de la seguridad aunque no siempre es
as. Teoricamente se dice que el flujo en canales abiertos es uniforme si la profundidad de flujo, el
area mojada, la velocidad y el caudal en cada seccion del canal son constantes. El establecimiento
de este flujo requiere que la superficie del agua y la lnea de energa sean paralelas al fondo del
canal (ec.1), es decir que la pendiente de la lnea de energa (If ), es igual a la pendiente de la
solera del conducto (Io ). (Chow, 1994).
Io = If

(1)

En estas condiciones el nivel de agua en el conducto, denominado calado normal, se estima


con la ayuda de f
ormulas empricas como las de Bazn o Manning (ec.2) que permiten relacionar
el caudal circulante con el calado. Para un tramo de colector, donde la pendiente y el caudal de
paso son conocidos, hay que tantear la secci
on adecuada, con los criterios de dise
no impuestos
al efecto (velocidades maximas y mnimas, resguardos entre calado m
aximo y altura de secci
on,
etc).
2/3

Q=A

Rh

Io

(2)

La ecuaci
on 2 representa una funci
on implcita del calado, dado que el caudal (Q) y la
pendiente (Io ) son datos de partida, mientras que el coeficiente de rugosidad (n) se toma
en funci
on de la eleccion del material de las paredes del colector. El area mojada (A) y el
olo dependen, una vez elegida la
radio hidr
aulico (Rh = area mojada sobre permetro mojado) s
tipologa de la secci
on, del nivel de agua alcanzado en el colector. Muchas veces, esta ecuacion
implcita se resuelve con ayuda de abacos de calculo existentes para los tipos de seccion m
as
usadas.

An
alisis hidr
aulico considerando movimiento permanente
gradualmente variado

Con este metodo se aproximan las condiciones del movimiento no permanente en cada conducto
de la red de drenaje, por las de un movimiento permanente para el caudal m
aximo circulante
por cada tramo, y considerando las variaciones del calado y velocidad que se producen a lo largo

Dise
no con regimen permanente: curvas de remanso.

289

de cada uno de los conductos. El c


alculo del perfil de la l
amina de agua se realiza atendiendo
a consideraciones de tipo energetico. La altura de energa en una secci
on cualquiera de colector
se puede expresar como:

H=

v2
Q2
+y+z =
+y+z
2g
2gA2

(3)

donde H sera la energa total, z cota de la solera del colector, v la velocidad media del agua, y el
calado (para pendientes suaves), Q es el caudal circulante, A el area mojada y g la aceleraci
on
de la gravedad. Para estimar la l
amina de agua, calcularemos primero la variaci
on de energa
total a lo largo del conducto de la red. Si diferenciamos primero la ecuaci
on 3, con respecto a la
abscisa del colector x, obtendremos el gradiente energetico a lo largo del colector en la direccion
del flujo, como se muestra a continuaci
on:
Q2 dA dy
dz
dH
=
+
+

3
dx
gA
dx
dx dx

(4)

Para el caso de un conducto de seccion constante, situaci


on habitual en las redes de drenaje,
podemos expresar la variaci
on de area con la abscisa x, como (dA/dx = b.dy/dx), donde b
representa el ancho superficial del flujo. El termino dH/dx es la pendiente de la lnea de energa.
Como esa variacion es siempre negativa (disipaci
on de energa en la direcci
on del movimiento),
se suele escribir el termino de pendiente motriz, como If = dH/dx con lo que hacemos que
If sea una cantidad eminentemente positiva. Del mismo modo, el termino dz/dx representa la
variaci
on de cota de la solera del colector en la direcci
on del flujo. Es negativo cuando la elevaci
on
del colector se reduce, y positivo cuando se aumenta. Para trabajar con cantidades positivas
que reflejen la pendiente del colector en el caso m
as habitual de perdida de cota de solera,
consideramos Io = dz/dx pendiente del colector. Agrupando terminos, podemos plantear la
ecuaci
on diferencial que verifica la l
amina de agua, en el caso del movimiento gradualmente
variado en l
amina libre para un conducto de seccion constante.
Io If
dy
=
Q2 b
dx
1 gA
3

(5)

Esta ecuaci
on diferencial, no lineal y de primer orden, necesita para su resoluci
on numerica
una condici
on de contorno. Esta se expresa en forma de calado, en el extremo aguas arriba
para flujos de tipo supercrtico, Fr>1, y en el extremo aguas abajo en el caso de flujos de
tipo subcrtico, Fr<1. La condici
on de contorno representa desde un punto de vista fsico la
influencia que el resto de la red ejerce sobre el conducto que estamos estudiando. Esta influencia
se traducira en que para el mismo caudal circulante, podremos encontrar unos calados mayores
o menores dependiendo de la situaci
on del resto de la red.
Mediante la formulaci
on propuesta, vamos resolviendo la red conducto por conducto.
Tendremos en cuenta para cada uno el caudal m
aximo circulante y la condici
on de contorno
impuesta en cada conducto por el resto de la red.

290

Tema 15

Comparaci
on de perfiles hidr
aulicos calculados con flujo
permanente y flujo no permanente en un conducto aislado

Necesitamos poder cuantificar la magnitud del error que se comete cuando se utilizan uno de
estos procedimientos hidr
aulicos simplificados. Para ello vamos a comprobar en un caso sencillo
las diferencias en el comportamiento hidr
aulico entre un calculo en regimen no permanente y
las aproximaciones en flujo permanente.
El an
alisis lo haremos para un conducto recto de 1000 metros de longitud, de seccion
rectangular con ancho en la base de 2 metros, y una rugosidad de Manning de 0.018. El
comportamiento hidr
aulico del conducto lo analizaremos primeramente en flujo no permanente
(el que mas se ajusta a la realidad) y luego en flujo permanente, con un caudal de dise
no igual
al caudal punta del hidrograma utilizado en el flujo no permanente.
Como sabemos el flujo no permanente no trabaja con un caudal constante en el tiempo, como
lo hace el flujo permanente, sino con un hidrograma que est
a compuesto de varios caudales que
ocurren en instantes de tiempo diferente y por lo tanto existen diferentes formas de hidrogramas
que tengan un mismo caudal punta. Primero tendremos que definir que tipo de hidrograma
utilizaremos para la comparaci
on, para lo cual haremos diferentes ensayos. Primero probaremos
con 3 hidrogramas todos ellos con el mismo caudal punta y caudal base, y con el mismo tiempo
base (60 minutos), pero con distintos tiempo punta (ver figura 1), cada uno 0.2, 0.5 y 0.8 veces
el tiempo base. Todos los hidrogramas tienen el mismo volumen y se considerara una condici
on
de contorno aguas abajo de vertido libre.
Q

0.8 tb
0.5 tb
0.2 tb

Qp

Qb

tb

Figura 1: Hidrogramas con diferentes instantes de ocurrencia del caudal punta


Para cada caso, se eval
ua la envolvente de calados m
aximos obtenidos. No se trata de un
perfil de l
amina de agua en alg
un momento determinado, sino que est
a formado por los valores
de los calados maximos obtenidos en cada punto de c
alculo. Se puede asegurar que cualquier
perfil de l
amina de agua estar
a por debajo de esta envolvente de calados. El intervalo de espacio
empleado es de 20 metros
En la figura 2 se observa el perfil de l
amina de agua para los 3 casos. Los resultados muestran
que los 3 perfiles hidr
aulicos resultantes son muy similares (pr
acticamente identicos). Se puede
concluir que en el caso de colectores lineales y aislados el instante en que se presenta el caudal
punta no afecta al comportamiento hidr
aulico del colector. Por lo tanto podremos elegir para
nuestra comparaci
on cualquiera de ellos.

Dise
no con regimen permanente: curvas de remanso.

291

4.0

C alado (m etros)

3.5
3.0
2.5
Perfiles de agua calculados para los
tres hidrogram as con diferentes
tiem pos de caudalpunta

2.0
1.5
1.0

Fondo delC anal


0.5
0.0
0

100

200

300

400

500

600

700

800

900

1000

Longitud delcanal(m etros)

Figura 2: Envolventes de calados m


aximos para hidrogramas con instantes de ocurrencia del
caudal punta diferentes, a igual caudal maximo y tiempo base
Como segunda experiencia, analizaremos el perfil hidr
aulico de 4 hidrogramas (ver figura 3),
todos ellos de mismo caudal base y caudal punta, iguales a los del ejemplo anterior, pero con
diferentes tiempo base de 0.5, 1, 2 y 3 horas y por lo tanto diferentes vol
umenes asociados al
hidrograma. En la figura 4 se presentan los perfiles calculados. A diferencia del caso anterior,
cuando los hidrogramas presentan vol
umenes diferentes, las envolventes de calado maximo son
distintas, tanto mayores cuanto mayor es el volumen del hidrograma.
Q
Qp

Qb
0.5 h.

1 h.
2 h.
3 h.

Figura 3: Hidrogramas con tiempo base diferentes


Finalmente en la figura 5, se hace la comparaci
on de los perfiles hidr
aulicos obtenidos
utilizando el flujo no permanente para los diferentes tiempos base, con el perfil hidr
aulico
calculado empleando la curva de remanso y el calado normal, correspondiente al caudal m
aximo
de los hidrogramas empleados. Podemos concluir lo siguiente:
El calado normal proporciona, en este caso, un valor muy sobredimensionado, ya que
sobrepasa al calado real, en algunos casos mas del 50%. Logicamente en los puntos mas
cercanos a la salida del canal la diferencia es mayor, debido a la condici
on de contorno de
vertido libre.

292

Tema 15

4.0

C alado (m etros)

3.5
3.0
Tb=3.0 h.

2.5

Tb=2.0 h.

2.0

Tb=1.0 h.
Tb=0.5 h.

1.5
1.0

Fondo delcanal
0.5
0.0
0

100

200

300

400

500

600

700

800

900

1000

Longitud delC anal(m etros)

Figura 4: Envolventes de calados m


aximos para hidrogramas con tiempos base iguales
El perfil de la curva de remanso, en este caso, se acerca mucho mas a la realidad, sobre
todo cuando es mayor el tiempo base del hidrograma o cuanto mayor es el volumen del
hidrograma. La diferencia de los resultados se hace mayor cuanto menor es el tiempo
base. En hidrologa urbana normalmente las cuencas son peque
nas y de superficie bastante
impermeable haciendo que los tiempos de concentraci
on sean peque
nos, consecuentemente
el tiempo base de los hidrogramas sera peque
no y los caudales punta muy elevados. En
ese caso los perfiles obtenidos con la curva de remanso se diferenciaran m
as de la realidad.
La curva de remanso al considerar la condici
on de contorno no comete errores groseros,
como lo hace el calado normal, en el extremo aguas abajo del canal, incluso en esta zona
las diferencias son menores que en otras.
La curva de remanso esta por encima de todas las envolventes de calados maximos, pero
como mucho del orden de 10%, y se puede considerar que esta del lado de la seguridad y
no esta tan sobredimensionado como el regimen permanente uniforme (calado normal).

C
alculo hidr
aulico de redes en r
egimen permanente

El proceso de analisis de conductos en redes no es tan directo ni evidente. Primero hay que definir
la tipologa de red que se nos presenta para que de acuerdo a ella sigamos el procedimientos de
calculo adecuado. Existen dos tipo de red.
Redes arborescentes y
Redes malladas

5.1

Redes arborescentes

Una red arborescente es aquella que en todos sus nudos la salida del agua solo se puede realizar
por un conducto (ver figura 6). En este tipo de red, se tiene la ventaja de conocer siempre

Dise
no con regimen permanente: curvas de remanso.

293

4.0

C alado (m etros)

3.5

Calado Norm al

3.0
Curva de Rem anso

2.5

Tb=3.0 h.
Tb=2.0 h.

2.0

Tb=1.0 h.

1.5

Tb=0.5 h.

1.0

Fondo delcanal
0.5
0.0
0

100

200

300

400

500

600

700

800

900

1000

Longitud delC anal(m etros)

Figura 5: Comparaci
on de perfiles hidr
aulicos obtenidos con flujo permanente y no permanente

el caudal de funcionamiento de todos los elementos de la misma. Conocidos los caudales de


entrada en la red. A partir de esto, s
olo queda calcular el perfil del agua. Los c
alculos se
pueden realizar, si utilizamos el flujo permanente, considerando un flujo uniforme o un flujo
gradualmente variado.
La simulacion de la red utilizando la hip
otesis del flujo uniforme es la m
as sencilla de realizar
y es la que mas se ha estado realizando hasta hace no muchos a
nos e incluso actualmente se
puede encontrar en algunos proyectos, aunque de ninguna manera es recomendable hacerlo
como dise
no definitivo. Esta metodologa se realiza determinando el calado normal en cada
conducto, en funci
on del caudal que circule por el mismo, que como se ha dicho siempre es
conocido. Sobre esta opcion de c
alculo hay que hacer una serie de comentarios. En primer
lugar, es un procedimiento que act
ua conducto por conducto, pero que no tiene en cuenta en
absoluto las influencias del resto de la red, ni siquiera la de los conductos adyacente al que
estamos calculando, es decir no considera condiciones de contorno. Por otra parte la condicion
de movimiento permanente uniforme s
olo se alcanza para longitudes de conducto elevadas, de
muchos cientos o miles de metros, por lo que en la realidad es poco frecuente en un conducto
de una red de drenaje. Adem
as este metodo tampoco tiene en cuenta la longitud del tramo
objeto de estudio. Para el, un conducto de 500 metros y otro de 6 metros de longitud tendran
el mismo nivel de agua en todos los puntos, a igualdad de geometra y caudal circulante. Debido
a todo lo dicho hasta ahora, el an
alisis de una red o incluso de un tramo de la misma utilizando
exclusivamente la hipotesis de movimiento permanente uniforme produce dise
nos inadecuados
ya sean sobredimensionados o infradimensionados, seg
un el tipo de flujo y las condiciones de
contorno. Puede considerarse adecuada esta metodologa en los casos de conductos aislados, o
situaciones donde las condiciones de contorno no supongan influencia alguna sobre el flujo en
los conductos estudiados.
El calculo utilizando la hip
otesis del flujo gradualmente variado, se ajusta m
as a la realidad
porque no solo considera la longitud de los conductos sino que tambien considera la influencia
entre ellos. La forma de calcular es determinar en cada conducto la condicion de contorno, lo que
se obtiene haciendo un balance de energa en cada nudo. Ademas esto sirve como interrelacion

294

Tema 15

entre conductos. En redes que funcionan con flujos subcrticos (Fr<1) se tiene la condicion
de contorno de salida de la red, en el u
ltimo conducto aguas abajo. Se empieza calculando el
perfil hidr
aulico desde ese punto. Cuando se llega con la integraci
on numerica a un nudo de
uni
on de conductos, procederemos aplicando la conservaci
on de energa total entre extremos de
conductos concurrentes en el nudo. As obtendremos los calados en los extremo aguas abajo
de los conductos situado aguas arriba del que acabamos de calcular. Este calado nos dar
a las
condiciones de contorno de sus respectivos conductos el que nos servir
a para calculamos sus
respectivos perfiles. Se sigue el mismo procedimiento con los demas nudos aguas arriba y sus
conductos.

1 m 3/s

6.5 m 3/s

1 m 3/s

Io = 0.001
L = 100 m

Io = 0.005
L = 200 m

Io = 0.001
L = 100 m

3
5
Io = 0.003
L = 200 m

Io = 0.001
L = 100 m

Figura 6: Esquema de la red de drenaje analizada


Comparaci
on de perfiles hidr
aulicos en redes arborescentes calculadas con flujo
permanente y flujo no permanente
Consideremos un caso como el reflejado en la figura 6. Tenemos una red de drenaje con
cinco tramos de pendiente decreciente. Los colectores a realizar seran de hormig
on (coeficiente
de rugosidad de Manning 0.015) y se ha decidido por razones de limitaci
on de espacio en los
viales por donde discurrir
an, que tengan un ancho m
aximo de 2 metros. El u
ltimo tramo vierte
a un cauce natural tal que las aguas de este se encuentran siempre por debajo de la solera del
tramo de salida, por lo que puede considerarse como un vertido libre (calado crtico en la u
ltima
seccion). Para un caudal de entrada de 6.5 m3 /s en el colector 1, y de 1 m3 /s en los colectores
2 y 4, hay que determinar la altura de secci
on para cada tramo.
Primero calcularemos los calados normales en cada tramo aplicando la f
ormula de Manning,
cuyos resultados son 1.07, 0.99, 1.46, 0.99 y 2.52 m. Si el dise
no pretende garantizar un flujo en
l
amina libre, con un resguardo mnimo de 20 cm por ejemplo, las alturas de seccion para cada
tramo pueden ser 1.30, 1.20, 1.70, 1.20 y 2.75 m.
Ahora calculamos el perfil del agua aplicando las ecuaciones de la curva de remanso. Los
resultados en forma de calado para el extremo aguas arriba y aguas abajo de cada colector
comparado con los resultados obtenidos con la f
ormula de Manning se presentan en la tabla
1. Se aprecian sensibles diferencias. Por ejemplo el conducto de salida (5) presenta calados
inferiores en la aproximacion de flujo gradualmente variado, mientras que los dem
as presentan
calados mucho mas altos con esta aproximacion.

Dise
no con regimen permanente: curvas de remanso.

295

Tabla 1. Comparaci
on de resultados de la red propuesta
Conducto
1
2
3
4
5

calado
ag. arriba
1.07
1.82
1.66
2.07
1.92

Calado
ag. abajo
1.74
1.92
1.99
2.17
1.23

Altura seccion
grad. variado
1.95
2.15
2.20
2.40
2.15

Altura seccion
perm. uniforme
1.30
1.20
1.70
1.20
2.75

y (m )

C olector 1

4
3

G .Variado
P.U niform e

2
1
0
40

80

120

160

200

x (m )

y (m )

C olector5
3

P.U niform e
G .Variado

2
1
0
400

440

480

520

560

600

x (m )

Figura 7: Perfiles de l
amina de agua para los colectores 1 y 5. Hipotesis de flujo gradualmente
variado
Ello pone de manifiesto que la aproximaci
on de flujo permanente uniforme puede dar tanto
dise
nos sobredimensionados como infradimensionados. En algunos casos, las diferencias son muy
elevadas, como es el caso del conducto 4. Si este conducto hubiera sido dise
nado utilizando el
flujo uniforme, el conducto habra entrado en presion y adem
as con una notable carga. En la
figura 7, se muestran los perfiles de l
amina de agua para los conductos 1 y 5 calculados mediante
la aproximacion de flujo gradualmente variado. Tambien se indican las alturas de seccion que
se obtendran en un proceso de dise
no considerando las hip
otesis de movimiento permanente
uniforme y movimiento permanente gradualmente variado.

296

5.2

Tema 15

Redes malladas

Se considera red mallada cuando en uno o m


as nudos hay 2 o m
as conductos de salida donde se
pueden distribuir los caudales (ver figura 8) y por lo tanto no se conocen a priori los caudales
con que trabajan los conductos de la red. Para el c
alculo hidr
aulico de estas redes se debe
obtener el perfil de l
amina de agua a la vez que la distribuci
on de caudales en la red y esto se
consigue solamente recurriendo a metodos iterativos hasta obtener los valores que satisfagan la
distribuci
on de caudales (ley de continuidad) y el balance de energa en los nudos. Por ejemplo
en la figura 8, el caudal que ingresa por el nudo a no sabemos que porcentaje se distribuye por
el conducto 1 y que porcentaje lo hace por el conducto 2. Muchas veces ni tan siquiera sabemos
el sentido del flujo, pues podra ser que en el conducto 1 el sentido del caudal no sea del nudo a
hacia el nudo b, sino al reves, el flujo ira del nudo b al nudo a. Entonces el caudal del conducto 2
no sera una parte del caudal que entra en a sino todo el caudal m
as lo que viene del conducto 1.
Lo mismo sucede con los demas conductos. Para empezar un calculo se deben suponer todos los
caudal de los conductos y sus sentidos. Con estos caudales supuestos calcular, en cada conducto
su perfil hidr
aulico y en cada nudo el balance de energa y de continuidad Estos balances ir
an
corrigiendo los caudales hasta obtener valores que satisfagan estas ecuaciones.

Q1

Q2

5
3

6
7

4
d

10

8
g

11

Salida

Figura 8: Red de drenaje tipo mallada

Por eso, los calculos en redes malladas siempre son muy laboriosos y a
un m
as si se tienen
muchas mallas, debido a las multiples iteraciones que se deben realizar. Para su soluci
on
es necesario recurrir a programas inform
aticos. Lamentablemente en el mercado no existen
softwares que hagan este trabajo y los programas que trabajan con la hip
otesis de flujo
permanente gradualmente variado lo hacen con redes arborescentes como el conocido HECRAS. Y los que trabajan con redes malladas siempre utilizan el flujo no permanente y son
softwares demasiado costosos, aunque hay algunos gratuitos como el SWMM, cuyo uso no es
f
acil y no justifica utilizar este modelo de simulaci
on de regimen no permanente para trabajar
con regimen permanente poniendo un hidrograma de caudal constante.

Dise
no con regimen permanente: curvas de remanso.

297

Problemas de decalaje temporal en redes al considerar el flujo


en r
egimen permanente

Cuando en una red tenemos los hidrogramas de entrada en los nudos, normalmente nos
quedamos con el valor del caudal punta. Si hacemos entrar ese caudal en la red, a medida
que progresamos aguas abajo los valores de caudal se van sumando (pensemos por ejemplo en
una red arborescente). Sin embargo estos caudales en la realidad quiz
a no se sumen porque se
producen en tiempos distintos. Esto supone que en general, cuanto mayor sea la red, el caudal
final de c
alculo esta muy sobredimensionado pues el decalaje temporal entre caudales punta no
se considera.
En el apartado 4 se vio que los resultados del flujo permanente son aceptablemente similares
a los del flujo no permanente. Esto ocurren en canales independientes, cuando se trabaja con
un solo hidrograma en flujo no permanente y el caudal punta de este hidrograma se utiliza
para trabajar en flujo permanente. Pero la situaci
on es muy distinta cuando se trabaja en redes
porque all intervienen varios hidrogramas diferentes los cuales tienen sus propias caractersiticas.
Para hacer m
as clara la explicacion la ilustraremos mediante un ejemplo sencillo. En la figura
9, tenemos un red de alcantarillado similar a un ejemplo antes estudiado. En la red ingresan
caudales por los conductos 1, 2 y 4 y salen por conducto 5. Los hidrogramas que ingresan a la
red estan representados en misma figura.
QB
Q
QA

QA

QC

QC

QB
Hidrogram a A

Hidrogram a B

Hidrogram a C

3
5

Q SA L

t
Figura 9: Esquema de la red de alcantarillado analizada
Representando el flujo en regimen permanente, se dira que por el conducto 1, ingresa el
maximo caudal del hidrograma A (QA ) y tambien por el conducto 2 y 4 ingresan sus respectivos
maximos caudales. Despues de circular por la red, el caudal que saldra por el conducto 5, sera
la suma de los caudales que han entrado por cada uno de los conductos (QA + QB + QC ).
Al hacer el an
alisis de la red en regimen no permanente, no tendramos que sumar los caudales
puntas sino los hidrogramas, cada uno en relaci
on al tiempo de llegada al conducto de salida. En
la figura 10, se muestra el hidrograma suma que obtendramos. El caudal maximo (Qs al) que
saldra por el conducto 5, sera el mayor caudal del hidrograma que resulta de sumar los otros
tres hidrogramas de entrada. En este caso el caudal maximo es aproximadamente un 50% menor

298

Tema 15

que la suma de lo caudales punta. Esta diferencia es consecuencia del decalaje temporal de los
caudales maximos. Esto no ocurrira si por los tres nudos ingresaran caudales con ocurrencia de
caudal punta similares y las longitudes de los conductos no fueran diferentes o muy largas para
que la propagaci
on no altere derivando el hidrograma.
Q
Q A +Q B+Q C
Hidrogram a A
Hidrogram a B

Q SAL

H idrogram a C
Hidrogram a Sal

QA

Q A+Q B+Q C

QC

QB

Figura 10: Comparaci


on de hidrogramas de salida

Bibliografa

Chow, V.T. (1994). Hidr


aulica de Canales Abiertos. McGraw-Hill Interamericana S.A.
Bogota.
French, R.H. (1988). Hidr
aulica de canales abiertos. McGraw-Hill Interamericana S.A.
Bogota.
Griell, R. (1996) Resolucio general de xarxes hidr`
auliques de conductes en r`egim permanent
gradualment variat. Modelacio de r`egims r`
apid i lent, en l`
amina lliure, i de fluxe en
pressio, incloent limitaci
o dalcada de c`arrega en nusos. Tesina de Especialidad (Hidr
aulica
y Energetica), ETSECCPB-UPC
G
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Redes de Alcantarillado. Aplicaciones. Tesis Doctoral. ETSECCPB - UPC.
G
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aulico de las redes de drenaje urbano. Ed. Dolz, J.,
G
omez, M., Martn, J.P. Col. Ing. de Caminos, Canales y Puertos de Madrid. Pp. 59-78.
Madrid

MOVIMIENTO NO PERMANENTE. MODELOS


DE CALCULO
Manuel Gomez Valentn
Dep. de Ingeniera Hidraulica, Martima y Ambiental. UPC.
E.T.S. Ingenieros de Caminos, Canales y Puertos
Jordi Girona 1-3. D-1. 08034 BARCELONA

Introducci
on

El ujo del agua en la naturaleza presenta habitualmente una variaci


on con el tiempo por lo que
el tipo mas general de movimiento que se puede analizar sera el denominado no permanente. A
partir de esta premisa, si deseamos representar lo mas elmente posible el ujo existente en una
red de alcantarillado, deberemos adoptar la aproximaci
on del movimiento no permanente.

Descripci
on matem
atica del movimiento

Las hip
otesis basicas de las que partimos para describir el movimiento no permanente son las
siguientes:
El ujo en cada conducto de la red es de tipo unidimensional. Solo tenemos en cuenta la
velocidad del agua en la direcci
on de la alineaci
on del conducto.
Aceptaremos una distribuci
on uniforme de velocidades en cada seccion, despreciando las
variaciones transversales de velocidad dentro de la misma.
Suponemos que la curvatura de la l
amina de agua es reducida, por lo que en el seno del
uido aceptamos la existencia de una distribuci
on hidrost
atica de presiones.
A partir de estas hip
otesis principales, se aplican los mismos principios que se emplean en
cualquier problema hidr
aulico, esto es, la conservacion de la masa o ecuaci
on de continuidad,
y la ecuaci
on de equilibrio de fuerzas actuantes. En el caso del movimiento no permanente en
l
amina libre, las ecuaciones de conservacion de la masa y de equilibrio de fuerzas adoptan la
siguiente expresi
on, para un conducto de seccion constante:
y
A v
y
+v
+
=0
t
x
b x
299

(1)

300

Tema 16

v
y
v
+v
+g
g(Io If ) = 0
t
x
x

(2)

donde v, es la velocidad media del agua en la secci


on, y el nivel de agua (calado) en dicha
seccion, A es la seccion transversal del conducto ocupada por el ujo, b el ancho supercial del
agua, g la aceleraci
on de la gravedad, Io pendiente de la solera del conducto, If la pendiente de
la lnea de energa, x la abscisa a lo largo del conducto y t el tiempo.
La ecuaci
on matematica anterior representa algo tan sencillo como la expresion de todas las
fuerzas que act
uan sobre el agua, a saber:
v
t

v
+ v x
Fuerzas de inercia sobre el agua en movimiento (aceleraciones local y convectiva)
y
x

Fuerzas de presion debidas a los diferentes niveles de agua entre puntos del colector

on de las fuerzas gravitatorias


Io Pendiente del colector, expresi
If Pendiente motriz (perdida de energa por unidad de peso y por unidad de longitud)
expresion de las fuerzas de disipaci
on de energa por fricci
on, etc.
Estas ecuaciones deducidas por SaintVenant (1871), no tienen soluci
on analtica por lo que
debe abordarse su tratamiento mediante metodos numericos. Tecnicas bien conocidas como los
metodos en diferencias nitas, elementos nitos o el metodo de las caractersticas (Streeter y
Wylie, 1979) se pueden utilizar en su resolucion. La utilizacion de un metodo u otro producir
a
resultados casi iguales, por lo que no se puede reconocer un procedimiento como muy superior
a los otros.
La formulaci
on presentada engloba todas las descripciones de movimiento en lamina libre.
Si por ejemplo, de la ecuaci
on (1) despejamos el termino de variaci
on de velocidad seg
un la
direccion del ujo v/x, y reemplazamos en la ecuacion (2) obtendramos:
Io If
y
=
+
x
1 F r2

y F r 2
t v

1 v
g t
F r2

(3)

Si el movimiento fuera permanente las variaciones respecto del tiempo tanto del calado como
de la velocidad seran nulas, por lo que el comportamiento se podra describir con el primer
termino de la derecha de la ecuaci
on (3), que resulta ser la expresi
on de la curva de remanso. En
la medida que los terminos del segundo miembro de la ecuacion sean importantes (variaciones
temporales de calado y velocidad) las diferencias entre el calculo con una u otra expresi
on seran
mas signicativas.
Si bien representan como decamos antes el caso mas general de movimiento, la dicultad de
resolucion junto a la necesidad de disponer de mucha mayor informaci
on sobre la red y sobre el
proceso de transformacion lluviaescorrenta, hizo que se utilizaran metodos de dise
no hidr
aulico
mas sencillos. Si bien suponen un avance respecto a los metodos de dise
no que consideran ujo
permanente, todava no tienen en cuenta en el proceso de c
alculo todos los terminos de la
ecuaci
on de equilibrio din
amico. La solucion sera un resultado en ujo no permanente, pero

Movimiento no permanente. Modelos de calculo

301

tan solo una aproximaci


on al comportamiento descrito por las expresiones (1) y (2). Dichas
aproximaciones pueden consultarse en alguna de las referencias (Gomez, 1988, 1992). Hoy da
las razones que impulsaban el uso de modelos simplicados, fundamentalmente el menor tiempo
de calculo por ordenador, han desaparecido ante los incrementos de capacidad de c
alculo por
lo que dedicaremos todo el captulo a los modelos que resuelven el regimen no permanente de
forma completa.

Modelos basados en las ecuaciones de SaintVenant. Modelos


completos

En el momento presente, donde numerosas administraciones se encuentran con la realidad de


unas redes de drenaje con muchos problemas de funcionamiento, la forma m
as economica y
r
apida de abordar la soluci
on de esos problemas es con ayuda de un modelo numerico de
simulacion de la red. Algunos aspectos a considerar a la hora de realizar un estudio en regimen
no permanente a traves de un modelo de calculo ser
an:
1. Necesitan como datos de partida un estudio hidrol
ogico previo que proporcione
hidrogramas de caudal/tiempo. No tiene sentido emplear un modelo en regimen no
permanente con unos caudales estimados a partir del metodo racional. Los procedimientos
para realizar dicho estudio se han comentado en temas anteriores.
2. Para que los resultados de calculo sean representativos, necesita que se le suministre una
informaci
on sobre la geometra de la red, datos de pendiente, secciones transversales, saltos
de solera, etc. lo mas detallada posible. Ello solo es posible despues de realizar o actualizar
el inventario de la red: trazados en planta, perl longitudinal, secciones transversales
y puntos singulares de la red. Debemos tener presente que el empleo de herramientas
complejas, como seran estos modelos, dentro del c
alculo hidr
aulico, requiere un nivel parejo
en el detalle de la red a estudiar. Si no disponemos de una buena topografa de la red, con
datos ables de pendientes, tipos de secciones transversales, etc, puede darse la paradoja
que estemos exigiendo al modelo numerico una precision en su c
alculo de calados de por
ejemplo 1 cm, cuando en la informaci
on inicial relativa a los datos de solera del colector
podemos estar introduciendo un error del orden de decmetros.
3. Eleccion del intervalo de espacio de estudio. No vamos a calcular las condiciones de ujo en
todos los puntos de la red, por ejemplo cada milmetro de distancia. El c
alculo numerico
no se realiza de forma continua en el espacio sino solo en una serie de puntos de c
alculo
separados por una distancia x. Cuanto menor sea esta distancia mayor n
umero de puntos
de calculo, mejor conocimiento de la red pero tambien mayor esfuerzo de calculo y mayor
n
umero de resultados de an
alisis. Una red de alcantarillado se puede estudiar con intervalos
de espacio de 10 a 20 metros. En caso de tramos especialmente cortos, debe tomarse la
precauci
on de que haya un mnimo de puntos de estudio (4 o 5).
4. Eleccion del intervalo de tiempo de estudio. De igual forma que no se resuelve de forma
continua en el espacio, tampoco se sigue el mismo proceso en el tiempo sino que se calcula
en una serie de puntos discretos. El intervalo de tiempo depender
a del nivel de detalle

302

Tema 16
que se desee y del procedimiento numerico de integracion. Los metodos numericos de
tipo explcito como tienen una limitaci
on en el valor del intervalo de tiempo de an
alisis,
que a su vez es funcion del intervalo de espacio seleccionado, se encargan de calcularlo
ellos mismos para cumplir esa limitacion. En aquellos que permitan la opci
on de elegir el
intervalo de tiempo (Programas que resuelven por metodos de tipo implcito), y aunque los
manuales de usuario sugieren elegir un intervalo de tiempo de 5 a 10 minutos, en muchos
casos el valor nal debe elegirse alrededor de 1 minuto. Si bien los manuales indican que
esos algoritmo de calculo son incondicionalmente estable, ello no siempre es del todo cierto
pues hidrogramas de entrada muy abruptos o cambios de regimen r
apido a lento, pueden
generar inestabilidades de calculo.

5. Empleo de las ecuaciones completas de SaintVenant, sobre todo en casos donde la red
presente tanto ujos r
apidos (altas pendientes Fr>1) como lentos (pendientes reducidas
Fr<1). Los aspectos numericos sobre el tipo de esquema empleado no son tan importantes a
nivel de usuario. Sin embargo, tener presente que aquellos modelos que emplean esquemas
numericos de tipo explcito, (tipo Euler modicado, Leapfrog, etc) presentan limitaciones
en la eleccion de los valores del incremento de tiempo de calculo, cosa que los modelos con
esquema de tipo implcito (Preissmann, AbbottIonescu, etc) no tienen esta limitaci
on.
Esto no supone ninguna desventaja clara de unos frente a otros, sino que sencillamente es
un hecho que el usuario ha de tener en cuenta al utilizar el modelo.
6. Capacidad de resoluci
on de todo tipo de redes, tanto malladas como arborescentes.
Algunos modelos comerciales no son capaces de resolver redes de tipo mallado, con circuitos
cerrados internos, como las de la gura 1.

RED
ARBORESCENTE

RED
MALLADA

Figura 1: Redes de tipo arborescente y mallada


7. El proceso de calculo se inicia a partir de una condici
on inicial que representa la situacion
de la red en el primer instante de c
alculo. Representara el estado de la red con los caudales
de aguas residuales circulando por la misma. En caso de colectores que solo transportan
aguas pluviales, el modelo debe permitir la representaci
on de una condici
on inicial de
caudal y calado cero.
8. En el proceso de calculo se deben incluir las condiciones de contorno habituales, tanto de
tipo externo (caudales de entrada en cualquier punto de la red, condiciones de desag
ue
varias, etc) como de tipo interno (nudos de uni
on de colectores, resaltos moviles, entrada
en carga, etc.). La formulaci
on del nudo de uni
on es una de las que presenta mayor

Movimiento no permanente. Modelos de calculo

303

complejidad. Por ejemplo, considerando solo ujo en l


amina libre, cada conducto de
entrada en un nudo puede presentar cuatro tipos de ujo distintos, (vertido libre con
regimen crtico o r
apido, entrada en regimen lento con nivel de agua por encima del
calado crtico, y resalto hidr
aulico localizado junto al nudo) y un conducto de salida
presenta dos tipos de ujo diferentes (seg
un el conducto aguas abajo presente ujo lento
o r
apido). Si pensamos que en un nudo conuyen varios conductos y salen otros tantos,
las combinaciones de ujo pueden resultar numerossimas. Para un caso sencillo de nudo
con 3 conductos de entrada y uno de salida, tenemos 128 combinaciones distintas de ujo
posibles que el modelo debe ser capaz de resolver.

Figura 2: Tipos de flujo en el nudo


9. Posibilidad de calculo de todo tipo de ujo, r
apidos y lentos, as como de la transicion entre
ambos. La topografa de muchas redes de drenaje presenta un escalonado de pendientes
en los colectores, de mayor a menor. As en las partes altas el ujo es de tipo supercrtico
(n
umero de Froude mayor que 1) y en las zonas cercanas a la salida de la red sera de tipo
subcrtico (n
umero de Froude maenor que 1). La transici
on entre ambos ujos se realiza
mediante un resalto hidr
aulico que, dada la variaci
on temporal de los caudales de paso,
sera movil.
10. Resolucion simultanea de todos los puntos de la red, en cada instante de tiempo de
calculo. Algunos modelos comerciales resuelven primero un conducto para todo el tiempo
de estudio, luego otro, y as sucesivamente, en un proceso que se suele denominar en
cascada, empezando por los conductos de aguas arriba y progresando hacia aguas abajo.
De ese modo se agiliza el proceso numerico pero no se tienen en cuenta de forma correcta
todas las interacciones entre los conductos de la red. Se debe exigir que para cada instante
de tiempo de calculo, se resuelvan las condiciones de ujo de todos los puntos de la red
incluidos en el c
alculo.
11. Debe ser capaz de simular la entrada en carga de los colectores de la red. Nos encontramos
cada vez mas con redes de drenaje que presentan una gran insuciencia de desag
ue, por

304

Tema 16
lo que en fase de diagnosis de una situaci
on existente sera muy frecuente que parte de la
red pueda funcionar en presi
on. Existen dos procedimientos de formulaci
on del ujo en
presi
on: uno a traves del denominado movimiento en bloque (Dieguez, 1994) y el otro el
denominado como ranura de Preissmann (gura 3), que consiste en prolongar de forma
cticia la seccion en su parte superior para mantener la existencia de una l
amina libre,
donde la altura de agua alcanzada por encima de la cota de coronaci
on de la seccion sera
la altura de presi
on existente en cada punto.

Figura 3: Uso de la ranura de Preissmann


12. El modelo deber
a poder incluir todas las tipologas de seccion existentes en la red. Algunos
modelos se limitan a trabajar con un conjunto de formas de secci
on predenidas, circulares,
ovoides, etc. Si bien estas son las mas habituales, es frecuente encontrarse en nuestras
redes, secciones de formas extra
nas y que suelen estar en tramos importantes. Para que el
an
alisis hidr
aulico sea lo mas able posible, ser
a conveniente poder introducir en el c
alculo
incluso esas secciones.
13. Para facilitar el an
alisis de resultados, es conveniente que el modelo disponga de alg
un
modulo de an
alisis graco para hacer m
as f
acil y r
apida la evaluaci
on del estado de una
red. Pensemos que el resultado de c
alculo son las variables de ujo, calado y velocidad, en
cada punto de estudio de cada colector y en cada instante de tiempo. Por ejemplo para
un caso de estudio llevado a cabo en la red de Barcelona, con 43 colectores y 935 puntos
de estudio durante 4 horas, con intervalos de tiempo de estudio de 5 segundos, resulta un
total de mas de 8.000.000 de datos, cifra que hace absolutamente inviable su an
alisis a
nivel de listados o incluso de dibujo en plotter.

3.1

Modelos comerciales m
as empleados

Presentaremos algunos de los modelos mas conocidos para el calculo hidr


aulico de redes de
drenaje. Hemos seleccionado un total de 5 principales, incluyendo algunas versiones de los
mismos, que ser
an:

Movimiento no permanente. Modelos de calculo

305

EXTRAN modelo incorporado en el paquete SWMM, desarrollado por la Agencia


norteamericana de Proteccion del Medio Ambiente. Se trata de la subrutina de c
alculo
hidr
aulico, EXtended TRANsport, que utiliza las ecuaciones de SaintVenant y un metodo
explcito de soluci
on. Es practicamente el standard de c
alculo utilizado en USA, donde
se realizan reuniones anuales de usuarios del mismo, debido a su bajo precio (150 d
olares,
o gratis si se descarga desde alguna de las direcciones de Internet ) que ha facilitado su
difusi
on. Es un modelo simple de concepci
on, f
acil de utilizar, bien documentado, pero
con detalles en la soluci
on numerica desde el punto de vista hidr
aulico (aproximacion a
la entrada en carga, cambios de regimen, etc.) algo inferiores a otros modelos. Existen
versiones para PC y para gran ordenador. Sus salidas de resultados se limitan a datos
numericos en forma de tabla y gr
acos para impresora. La versi
on para WINDOWS es
accesible va INTERNET en la direcci
on http://www.epa.gov, al igual que el resto del
modelo SWMM. De todos modos no se recomienda su uso, debido a algunos problemas
detectados con la misma. Puede ser u
til a priori para conocer algo sobre el modelo, pero
se recomienda el uso de las versiones no Windows.
Empresas privadas o grupos de investigaci
on han desarrollado una serie de elementos,
b
asicamente en forma de programas de preproceso o postproceso para SWMM, o han
incluido el c
odigo de calculo de SWMM en programas comerciales. Entre los m
as conocidos
tenemos:
XP-Software, empresa australiana con delegaciones en USA, se ha dedicado a
generar con el codigo fuente de SWMM procedente de la EPA, un programa
de tratamiento de datos incial y de an
alisis de resultados nales.
Se han
introducido ciertas mejoras en el proceso de calculo hidrol
ogico e hidr
aulico, de
manera que se presenta con el nombre XP-SWMM, pero la base sigue siendo el
mismo SWMM. El costo aproximado del programa estar
a sobre los 10.000 dolares
(http://www.xpsoftware.com)
MIKE-SWMM. El Danish Hydraulic Institute, si bien tiene su propio modelo de
calculo, ha desarrollado un m
odulo de enlace de SWMM con un editor gr
aco similar
al empleado en MOUSE, para la entrada de datos y el an
alisis de resultados. Tambien
existen modulos que permiten enlazar MIKE-SWMM con un sistema de informaci
on
geograca como ARCVIEW.(http://www.dhi-es.com)
PCSWMM Desde 1984, la Universidad de Guelph en Ontario, Canad
a,
(http://www.chi.on.ca/pcswmm.html) ha desarrollado un programa de c
alculo con
modulos gr
acos, que incorpora SWMM como c
odigo de calculo. Se trata de un
modelo muy extendido por Canad
a y los Estados Unidos. Su coste es mucho menor
que otros similares (del orden de los 500 d
olares).
Model Turbo View (MTV). Brooks Software desarroll
o unos programas de
visualizaci
on que funcionan uno para RUNOFF y otro para EXTRAN. No han
tenido tanta difusi
on como cualquiera de los anteriores y no han sido actualizados
desde 1999. Se tratara de una opci
on menos clara de uso que los anteriores.
(http://24.131.1.16/10brooks/index.html)
MOUSE version para PC del modelo por el Danish Hydraulic Institute. Presentado en 1986, se
trata en la actualidad de uno de los modelos con mayor penetraci
on en el mercado. A ello
contribuye su concepci
on a partir de un funcionamiento a base de men
us autoexplicativos.

306

Tema 16
Utiliza un metodo implcito de soluci
on (esquema de AbbottIonescu). Considera la
entrada en carga de los conductos, as como realiza una aproximacion a la transici
on
de ujos mediante resalto, aunque no de forma completa. Dispone de unas salidas gr
acas
por pantalla que facilitan el an
alisis de resultados. MOUSE es un programa que incluye
ademas modulos de c
alculo de la lluvia de dise
no y de estudio de la transformaci
on lluvia
escorrenta. Se le han a
nadido en a
nos recientes otros modulos para el estudio de la
contaminaci
on pluvial, posibilidades de control en tiempo real de la red, etc.

HYDROWORKS desarrollado por Wallingford Software, empresa del grupo Hydraulics


ResearchWallingford, en Inglaterra, presenta una concepcion muy parecida a la de
MOUSE. Es un modelo que engloba todos los procesos de la hidrologa urbana, lluvias,
escorrenta, etc., pensado para desarrollarse en ordenador personal. Un sistema de men
us
autoexplicativos lleva al usuario a realizar el proceso de calculo, desde el principio al nal.
HYDROWORKS es una versi
on reciente (1994) para redes malladas de un modelo previo,
SPIDA y de otro denominado WALLRUS, tambien de Wallingford Software, aunque
este u
ltimo s
olo permita resolver redes de tipo arborescente. En la actualidad se ha
desarrollado el programa INFOWORKS, que incluye todas las utilidades de un GIS para
preparaci
on de datos y para an
alisis de resultados. Se trata junto con MOUSE de las
opciones mas destacadas aunque tambien mas caras, estando los precios alrededor de los
dos millones de pesetas versiones basicas, coste que aumenta a medida que se a
nadedn
modulos adicionales (transporte de sedimentos, de contaminantes, etc)
CAREDAS , desarrollado por la empresa SOGREAH, de Francia. Se trata del primer modelo
comercial desarrollado ya en los a
nos 1973 y 1974. Es uno de los modelos completos
mas interesantes desde un punto de vista de los procesos hidr
aulicos (empleo del esquema
implcito de Preissmann, simulaci
on de la entrada en carga), pero menos atractivo debido
a que no incorpora m
oduos gr
acos de analisis de datos. Es frecuente encontrarlo en
universidades o centros ociales, y no tanto por usuarios privados, debido a ser un modelo
bajo patente y a su precio de comercializaci
on. Hace poco mas de dos a
nos, sali
o al
mercado el programa CANOE, distribuido pr SOGREAH (http://www.sogreah.fr/) que
s incorpora utilidades gr
acas de pre y postproceso, lo que lo ha puesto a un nivel similar
al de XP-SWMM, Mouse o Infoworks.
MARA , se trata de un modelo no comercial, desarrollado en la Escuela de Ingenieros de
Caminos de Barcelona. Apto para todo tipo de redes, malladas o arborescentes, utiliza un
esquema explcito de soluci
on (Metodo de las caractersticas rectas). Simula la transici
on
mediante resaltos moviles, localizando cada resalto y siguiendolo por toda la red en su
desplazamiento. Aproxima la entrada en carga, mediante una prolongaci
on vertical de la
seccion con un ancho cticio, articio similar al utilizado por los dem
as modelos. Dispone
a su vez de un m
odulo de an
alisis graco de resultados muy potente, que permite visualizar
en pantalla gr
aca el comportamiento hidr
aulico de cada conducto de la red. Carece de
modulo hidrol
ogico de soluci
on, pero en este momento se esta desarrollando una conexi
on
con HEC-1, de manera que se pueda usar este como modulo hidrol
ogico y MARA como
modulo hidr
aulico. Este modelo ha sido utilizado para el estudio en regimen no permanente
de la nueva red de colectores del frente martimo de Barcelona, construidos con motivo de
los Juegos Olmpicos.

Movimiento no permanente. Modelos de calculo

3.2

307

M
odulos de c
alculo adicional que pueden incorporar

Algunos de los modelos revisados anteriormente presentan aparte de los temas de tratamiento
gr
aco (importacion - exportacion de cheros en diferentes formatos gr
acos o de base de datos)
la posibilidad de analizar otros temas de interes ligados a las redes de alcantarillado.
Transporte de sedimentos: Acumulacion en supercie transporte a lo largo de la red.
Hay que indicar que estos procesos son todava difciles de calibrar. Las caractersticas de los
sedimentos, su granulometra y sobre todo el grado de cohesi
on de los mismos, condiciona el
comportamiento a nivel de red.
Acumulaci
on de contaminantes y calidad del agua en la red, SWMM, MOUSE,
CANOE e INFOWORKS permiten estudiar la acumulaci
on en el tiempo de carga contaminante
en supercie de la ciudad, su arrastre por la lluvia y la propagaci
on y vertido al exterior. El tema
de estimar los polutogramas de vertido es sin duda uno de los m
as importantes en un futuro
pr
oximo por las consecuencias sobre nuestros medios receptores, ros o costas, de los vertidos
desde la red de alcantarillado en tiempo de lluvia.
Procesos de tratamiento y depuraci
on, SWMM permite aproximar el efecto de un
tratamiento fsico-qumico sencillo. MOUSE o INFOWORKS optan por dejar ese tema aparte
para otros modelos de simulacion de plantas de tratamiento (STOAT, etc)

Consideraciones sobre la utilizaci


on de un modelo completo

Algunas de las consideraciones que haremos en este apartado se han dicho anteriormente.
Primero, insistir en la calidad de los datos de base que hay que suministrar al modelo completo.
Est
a en relacion directa con la conanza en los resultados nales del mismo. Datos de partida
adecuados de lluvia, de caudales de escorrenta y de geometra de la red son indispensables
para sacar todo el partido posible a un modelo de simulaci
on. Si no se disponen de todas esas
condiciones hay que pensar detenidamente si vale la pena realizar una simulaci
on de la red, y la
abilidad que daremos a los resultados de la misma.
Segundo, la utilizaci
on de un modelo completo supone en muchos casos un volumen y un
tiempo de trabajo adicional notable del que el menos importante es el tiempo de c
alculo por
ordenador. No es autom
atico sentarse ante la pantalla del PC y esperar que vayan saliendo
resultados, pues si no se dispone de la topografa de la red, hay que encargarla, analizarla e
introducirla en el modelo. El estudio de transformaci
on lluviaescorrenta se complica (ya no se
trata de aplicar el metodo racional) y aunque tambien se puede realizar con ayuda de un modelo
numerico, surgen dudas a la hora de escoger una serie de par
ametros.
Y tercero, el aprovechamiento maximo de las capacidades del modelo requiere una persona o
un equipo de trabajo dedicado a estos temas. Instalar el modelo supone un desembolso inicial,
pero su explotaci
on requiere una atenci
on continua para conocer las capacidades y limitaciones
de todos los modelos.
La necesidad de estimar una serie de parametros que el programa pide hace que se recurra

308

Tema 16

en demasa a la opci
on por defecto en el programa. Muchas veces desconocemos el valor, ni
siquiera aproximado, de alguno de los coecientes que nos pide. Y claro, la opci
on de darle
a la tecla return a veces es una tentacion demasiado grande. El m
aximo aprovechamiento
de las capacidades de estos programas se obtiene cuando se introduce como se ha dicho antes,
informacion able. Y esa informaci
on es fruto de mediciones, bien geometricas o topogracas,
o bien hidrol
ogicas o hidr
aulicas. Ning
un dato sacado de una tabla de un manual de usuario o de
un libro puede mejorar el inapreciable valor de un dato medido in situ. El mayor rendimiento en
la utilizaci
on de estos programas de calculo se obtiene cuando se conjugan su empleo con medidas
de campo, especialmente las de lluvia y caudal asociado, que permiten extraer conclusiones de
primera mano sobre el comportamiento de la red.
Entre los resultados que podemos observar se encuentran toda una serie de fen
omenos que
solo pueden ser descritos mediante ujo no permanente:
Atenuaci
on de caudales, reduccion del caudal punta a medida que los hidrogramas de
caudal se propagan por la red.
No unicidad entre calados y caudales. Especialmente para colectores con pendientes
reducidas, la evoluci
on de caudales y calados en una seccion sigue una relaci
on como
la expresada en la gura 4. As durante la fase de aumento de caudales de paso se
producen menores niveles de agua asociados a un caudal determinado que durante la
fase de decrecimiento de caudales, para ese mismo caudal. Este fenomeno es tanto mas
acusado cuanto mas reducida es la pendiente del colector.

Figura 4: Bucle de evolucion calado/caudal


Empleo como condicion de dise
no para nuevos colectores de la envolvente de calados
maximos que se produce. En cada punto de c
alculo de cada colector de la red se toma el
valor m
aximo alcanzado por el calado a lo largo de todo el suceso de estudio. Dicho valor
maximo se produce en un instante de tiempo determinado que no tiene por que coincidir

Movimiento no permanente. Modelos de calculo

309

con el instante en que se produce elcalado maximo en otro punto de c


alculo. Al considerar
todos los calados maximos alcanzados en cada punto (denici
on de envolvente) estamos
garantizando que el perl de l
amina de agua que se ha producido en cualquier instante en
el colector esta por debajo de esa curva envolvente. Hay que aclarar que esta envolvente
no representa el perl de l
amina de agua para ning
un instante determinado sino que se
construye a partir de los calados m
aximos en cada punto.
Es el u
nico procedimiento que tiene en cuenta una caracterstica muy importante de
los hidrogramas de caudal: el volumen de escorrenta. C
alculos hidr
aulicos en regimen
permanente para hidrogramas con igual caudal punta pero con diferente tiempo base (y
por tanto con diferentes vol
umenes de agua asociados), solo consideran el caudal maximo
y por tanto no diferir
an en nada en su resultado. Sin embargo, c
alculos en regimen no
permanente para cada uno de ellos pueden diferir de forma sustancial. Los efectos de
almacenamiento dentro de la propia red empezar
an a jugar un papel no tenido en cuenta
hasta ahora. Se convierte en la u
nica alernativa para el correcto an
alisis de dep
ositos de
retencion y vol
umenes de inundaci
on.

A la vista de la situacion de cada red y de las disponibilidades existentes en cada


administraci
on respecto a datos disponibles, etc. se debe escoger el procedimiento de an
alisis
hidr
aulico mas adecuado a la red objeto de estudio. Como resumen a lo expuesto en estas
lneas queremos presentar este cuadroresumen nal que recoge las diferentes metodologas
presentadas, ujos permanentes uniforme y gradualmente variado, as como el empleo de modelos
completos y dos de los procedimientos simplicados que en ocasiones se emplean con los ujos
no permanentes, modelos hidrol
ogicos y onda cinematica.

FLUJO PERMANENTE

FLUJO NO PERMANENTE

UNIFORME

GRADUAL.
VARIADO

MODELO
HIDROLGICO

ONDA
CINEMATICA

MODELO
COMPLETO

Datos del
estudio
hidrolgico

Qmax

Qmax

Hidrograma
Q/t

Hidrograma
Q/t

Hidrograma
Q/t

Condiciones
de contorno

NO

Ag. Arriba
y ag. Abajo

Incluida en los
parmetros

Slo aguas
arriba

Ag. Arriba
y ag. Abajo

Efectos de
reflujo

NO

SI

SI

NO

SI

Geometra
de la red

CON
DETALLE

CON
DETALLE

Incluida en los
parmetros

CON
DETALLE

MUY EN
DETALLE

Atenuacin de
caudal punta

NO

NO

SI

NO

SI

Efectos
dinmicos
(aceleracion)

NO

NO

NO

NO

SI

310

Tema 16

Bibliografa

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E.T.S. Ingenieros de Caminos, Canales y Puertos
Jordi Girona 1-3. D-1. 08034 BARCELONA

Introducci
on

El estudio de la hidrologa urbana y en particular de los procesos de lluvia y escorrenta que


suceden en la supercie de una ciudad se ha abordado con una falta general de comprobaciones
con medidas reales que permitieran cuanticar el comportamiento en supercie de nuestras
ciudades y de nuestras redes de drenaje en general. Ello supone que estudios de diagnosis
del estado actual de las redes o bien proyectos de ampliacion de nuevos colectores se realizan
asumiendo una serie de par
ametros y coecientes que han sido estimados a partir de medidas
de campo, en otros pases y en condiciones de lluvias o de urbanizaci
on muchas veces distintas
a las nuestras. Zonas como el litoral mediterraneo, con una meteorologa muy especca y con
un nivel de ocupaci
on urbana que se traduce en un alto grado de impermeabilidad generan un
nivel de respuesta en caudales poco o nada comparable a lo referido en la literatura tecnica. Si
tenemos presente los da
nos por inundaci
on que se producen en las areas urbanas y los costes de
reforma o de creacion de nuevas redes, vemos que obras que suponen inversiones muy elevadas
son decididas en gran parte con una carencia de informacion hidrol
ogica de la zona urbana en
cuestion.
Para paliar esta falta de informaci
on el u
nico camino realista es el establecimiento de cuencas
piloto que permitan conocer a traves de un seguimiento de las mismas, la respuesta hidrologica
de nuestras ciudades y sus redes de drenaje. En este sentido se ha puesto en marcha una cuenca
experimental dentro del proyecto SPRINT SP/98, Rehabilitaci
on de redes de drenaje en pases
miembros de la Uni
on Europea, nanciado a traves del programa de investigaci
on SPRINT de
transferencia de tecnologa entre pases miembros de la Union Europea, y que cuenta adem
as
con el apoyo de la Comisi
on de Investigaci
on de Ciencia y Tecnologa (CICYT) del Ministerio
de Educaci
on y Ciencia, y del Ayuntamiento de Sant Boi de Llobregat (Barcelona).
311

312

Tema 17

Objetivos y beneficios del estudio

Uno de los objetivos de este proyecto es la caracterizacion hidrol


ogica de una cuenca urbana
en condiciones de gran densidad de edicaci
on, es decir muy impermeable, y sometida a una
meteorologa de tipo mediterr
aneo. Por caracterizaci
on entendemos en una primera fase la
estimacion entre otros de par
ametros tan sencillos y a la vez tan esclarecedores como el coeciente
de escorrenta, la fracci
on de precipitaci
on transformada en caudal, o el tiempo de concentraci
on,
y tambien entenderemos por caracterizacion en una segunda fase el estudio del proceso de
formacion de los hidrogramas de escorrenta, sus caudales punta, y el comportamiento hidr
aulico
de la red de drenaje. Estos objetivos se van a cumplir con ayuda de un seguimiento a medio
plazo de esta cuenca, instalando medidores de lluvia y caudal durante un periodo mnimo de
dos a
nos.
Entre los benecios inmediatos, conocer la respuesta hidrol
ogica de una cuenca permitir
a
conocer los parametros que gobiernan el proceso hidrol
ogico y que condicionan los caudales de
dise
no de la red y en consecuencia el dise
no de los colectores de evacuacion de aguas pluviales.
Tambien permitir
a hacer extrapolaciones a otras cuencas con situaciones similares de ocupacion
urbana y de meteorologa, resultando en conjunto en una evaluaci
on m
as correcta del estado
actual de nuestras redes, y tambien en los nuevos proyectos o ampliaciones de nuevos colectores,
permitiendo en su caso dise
nos mas aproximados a la realidad y por tanto m
as seguros y
economicos.

Descripci
on de la cuenca

Se ha seleccionado una cuenca dentro del municipio de Sant Boi de Llobregat, poblaci
on dentro
del area metropolitana de Barcelona y en el delta del ro Llobregat, sita a poco m
as de 4 Km
del mar. Su trama urbana puede ser considerada como representativa de otras poblaciones de
su entorno, a saber, cuenca muy impermeable con pendientes mediasaltas en su parte superior
y terreno muy llano cerca de la zona de desembocadura, en este caso a la margen derecha del
ro Llobregat.
La cuenca experimental se ubuca en la zona conocida como la Riereta y presenta un area
de aproximadamente 18 Ha, en el casco antiguo de la poblaci
on, con ausencia casi total de
zonas verdes y una elevada impermeabilidad en supercie. El colector principal dentro de la
cuenca tiene una longitud total de 865 m y lo podemos dividir en 4 tramos. El primero est
a
comprendido entre la calle Cerdanya y la calle Francesc Maci`
a. Su longitud total es de 365 m
con una pendiente media del 2.7%. Sus secci
on transversal es circular y presenta una variedad
de di
ametros que estan entre 300 y 600 mm. El segundo tramo aguas abajo discurre por la calle
Jaume I y su longitud y pendiente media son de 350 m y 2.8% respectivamente. Su secci
on
transversal es circular de 1500 mm de di
ametro a excepcion de los u
ltimos 50 metros que es
de 1200 mm. El tercer tramo a distinguir discurre por la calle de la Rutlla con una longitud y
pendiente media de 100 m y 1.304% respectivamente. Su seccion transversal es circular de 1500
mm de di
ametro. El cuarto y u
ltimo tramo que naliza en el punto de medida de la cuenca
situado en la calle Joan Bardina tiene una longitud estimada de 54 m y una pendiente media
del 0.65%, con un colector circular de di
ametro 1200 mm.

Instrumentacion de cuencas urbanas. Medidas y resultados

Figura 1: Cuenca experimental de Riereta. Planta

313

314

Tema 17

La supercie de la cuenca presenta una elevada pendiente transversal al colector que discurre
por los puntos bajos de la cuenca. El drenaje de los tejados no est
a conectado directamente
a la red de drenaje sino que vierte directamente a la calle a traves de canalones de desag
ue.
Una serie de grandes rejas de captaci
on ubicadas en las calzadas garantizan la captacion de la
escorrenta.

Equipos de medida utilizados

Para un estudio cuantitativo del comportamiento hidrol


ogico es necesario registrar los datos
de lluvia cada en la cuenca (informaci
on en intensidades de precipitaci
on) y de caudales de
escorrenta de salida de la cuenca asociados a esas lluvias. Los costes de instalacion de los
mismos se han reducido en los u
ltimos a
nos de manera que un punto de medida de lluvia
puede costar del orden de las 350.000 Ptas mientras que la medida de caudal depender
a de las
condiciones del punto de medida, pudiendo variar desde las 400.000 Ptas si es posible encontrar
un lugar que asegure una relaci
on u
nica entre calado y caudal, por ejemplo un escal
on en el
colector, etc. hasta los 2.000.000 de Ptas o mas si nos decantamos por un medidor de caudal
electromagnetico o por ultrasonidos.

4.1

Medida de precipitaci
on

Los datos de precipitaci


on se obtendr
an mediante un pluvi
ometro de cazoletas basculantes
instalado adecuadamente en las proximidades de la cuenca. En nuestro caso se utiliza el
modelo ARG-100 fabricado por la Campbell Scientic by Environmental Measurements Ltd.
Sus principales caractersticas son las siguentes:
Resolucion de precipitaci
on: 0.2 mm
Supercie del colector: 506.5 cm2
Cada vez que se produce un vuelco de las cazoletas, el aparato transmite una se
nal a un
datalogger que almacenar
a la informaci
on del instante en que se ha producido cada vuelco hasta
que sea transferida a un ordenador port
atil. Adicionalmente medimos tambien la cantidad de
precipitaci
on cada con ayuda de un totalizador que nos permite comparar los datos obtenidos
a partir de la informaci
on de vuelcos, frente al total recogido en la estaci
on de medida. Hay que
indicar que para intensidades de precipitaci
on elevadas los pluvi
ometros de cazoletas basculantes
pueden dar una informaci
on por debajo de la real debido a problemas de falta de calibraci
on.
Se ha realizado una calibraci
on estatica y din
amica en laboratorio del aparato antes de su
posicionamiento. El volumen de vuelco de las cazoletas se ha comprobado con ayuda de pipeta
aforada y vericado peri
odicamente in situ. Respecto a las intensidades de precipitacion se
ha calibrado en laboratorio obteniendose la relaci
on experimental entre intensidades reales y
medidas por el pluvi
ometro.
En las siguientes guras 2 y 3 se muestra el aspecto del pluvi
ografo de cazoletas basculantes
y la estacion completa respectivamente, as como la relacion de calibraci
on del pluvi
ometro
empleado.

Instrumentacion de cuencas urbanas. Medidas y resultados

Figura 2: Pluviografo de balancn. Estaci


on de medida

Figura 3: Relacion de calibraci


on entre intensidades te
oricas y reales

315

316

Tema 17

4.2

Medida de caudal

Es importante que a la hora de seleccionar una cuenca se elija con una salida u
nica de caudal
para reducir los puntos de medida. El caudal en la secci
on de salida se obtendr
a mediante
procedimiento indirecto, midiendo una velocidad media del ujo y el calado (nivel de agua)
correspondiente que nos permita determinar la secci
on mojada. El caudal circulante ser
a el
producto del area mojada por la velocidad medida, asumiendo este dato como velocidad media
del ujo en la secci
on.

4.2.1

Medida de velocidad

Aprovecharemos para realizar un peque


no resumen de las tecnicas de medida de caudal aplicables
en l
amina libre, a partir de medidas de velocidad. Basicamente podemos incluir las siguientes:
Medida del tiempo de viaje de ultrasonidos
Medida por efecto Doppler
Medida por inducci
on electromagnetica
4.2.2

Medida del tiempo de viaje del ultrasonido

En el primer caso, el procedimiento est


a descrito en la norma francesa NF ISO 6416. La velocidad
de la onda en el agua es la suma algebraica de la velocidad del ultrasonido m
as la componente
de la velocidad media del agua en la direcci
on del movimiento del ultrasonido. Si se enva un
pulso desde A hasta B, el tiempo que tarda en circular es:

tAB =

L
Vultrasonido + V cos

Combinando un doble recorrido, de A a B y de B hasta A, para aumentar el tiempo de tr


ansito,
podemos despejar el valor de la velocidad como:

v=

2
v 2 cos 2 )T
(Vultrasonido
2 L cos

de donde se puede despejar la V media del ujo, siendo T la diferencia de tr


ansito entre A-B
y B-A. Se pueden alcanzar resoluciones de hasta 1 cm/s y en general los fabricantes garantizan
una buena linealidad en la respuesta. Las fuentes de error deben asociarse a las medidas de
tiempo de viaje de la onda y a la estimacion de la velocidad del ultrasonido. Por ejemplo, para
una longitud L de 2 metros y a una Ta de 10o C para una velocidad del orden de 0.5 m/s con un
angulo = 45o , la diferencia de tiempos T es del orden de 106 segundos con lo que el reloj
debe tener una considerable precisi
on. Se pueden considerar sucesivos rebotes entre A y B para
aumentar la longitud recorrida por el ultrasonido, o realizar N medidas para ser promediadas.

Instrumentacion de cuencas urbanas. Medidas y resultados

317

B
VA-B

Direccin del flujo

A
L cos

Figura 4: Medida del tiempo de viaje del ultrasonido


Con referencia a la velocidad del ultrasonido, esta depende de la temperatura y la densidad.
La variacion con la temperatura es del orden de:
Vultrasonido = 1557 0.0245(74 T a )2
lo que supone que para 0o sea 1422.8 m/s y a 40o sea 1528.7 m/s, una variaci
on del 7.5%. Una
alculo de la velocidad del ultrasonido. En
variaci
on de 10o supone un error de un 2% en el c
general salvo ocasionales vertidos termicos, la variaci
on de temperatura del agua es reducida,
bastante menor que la variaci
on de temperatura ambiente. Otro punto de error es la salinidad
del agua, que puede estimarse de acuerdo con:

Vultrasonido = 1415.5 + 1.13Sa + 3.627T a


donde Sa es la salinidad en g/l, y T a temperatura en grados centgrados.
Finalmente indicar que la medida realizada proporciona una velocidad caracterstica para un
calado igual al de los emisores y receptores de ultrasonidos. Si el nivel de agua est
a por debajo
de los emisores, no registrara nada. Si el medidor est
a ubicado muy bajo, la medida puede ser
poco representativa del perl de velocidades. Se sugiere disponer tres medidores a diferentes
niveles para que la medida sea representativa.

4.2.3

Medida por efecto Doppler

Un emisor de ultrasonidos sumergido en el seno del uido, emite un haz de ondas que se reejan
en las partculas en suspension o en las burbujas de aire que transporta el agua, y que presentan
una variaci
on de frecuencia debido al efecto Doppler. Se emite un haz de ultrasonidos, en un
angulo con una frecuencia f, que regresa reejada al emisor con una frecuencia f. La variaci
on
de frecuencia es proporcional a la velocidad de desplazamiento de las partculas en que se reejan
lso ultrasonidos:

318

Tema 17

Flujo con
partculas en
suspensin
Emisor y
receptor de
ultrasonidos

Figura 5: Medida de caudal por efecto Doppler

Emisor de
ultrasonidos
Perfil de
velocidades

Calado

Figura 6: Medidor Doppler flotante

V =

Vultrasonido (f f  )
2 f cos

Una variante es ubicar el medidor bajo un elemento otante. Esto es debido a que en caso
de grandes colectores el haz de ultrasonidos no cubre toda la seccion y la medida puede ser poco
representativa. En general los errores en la estimacion de caudal pueden llegar a ser del orden
del 17%

4.2.4

Medida por inducci


on electrom
agn
etica

La velocidad se mide en este caso con un dispositivo de tipo electromagnetico para lamina libre
como el que se muestra en la gura 4. El fundamento fsico de este aparato se basa en la ley de

Instrumentacion de cuencas urbanas. Medidas y resultados

319

Faraday, la cual indica que cuando un elemento conductor (en este caso el agua) se mueve dentro
de un campo magnetico (generado por el aparato), se crea una corriente electrica proporcional
a la velocidad del conductor. De esta manera el sensor de caudal crea un campo magnetico y a
partir de la intensidad de campo electrico creada por el agua al pasar se puede discernir el valor
de la velocidad del agua. El dato obtenido es representativo de una corona cercana al medidor,
de aproximadamente unos 20 cm. Se hace la extrapolaci
on de considerar este dato como el valor
de la velocidad media en la secci
on. Del mismo modo que se emplea este procedimiento existen
otros medios de obtener un valor de la velocidad del agua en el colector. Es muy importante el
hecho de disponer de alguna informaci
on referente a la velocidad del agua para poder obtener
el caudal de paso.

Figura 7: Procedimiento de medida del caudal por efecto electromagnetico

4.2.5

Medida de calado

A partir de una medida de velocidad media, debemos estimar la seccion ocupada por el ujo.
Conocida la geometra del conducto, conociendo el calado podemos evaluar la secci
on mojada.
Medida mediante sensor de presi
on
El calado puede ser obtenido mediante un sensor de presi
on tipo piezorresistivo, similar a
otros ya utilizados en estudios de laboratorio. El sensor detecta una presi
on hidrost
atica, que
se convierte en altura de agua de manera directa. La precauci
on que hay que tener a la hora de
instalarlo es evitar en la medida, la presion din
amica debida a la componente de velocidad. Si
disponemos el sensor con la parte sensible encarada contra el ujo de aproximaci
on, la velocidad
V del agua generar
a una componente de presi
on din
amica asociada a la velocidad, del orden
on adicional sera del
de V 2 /2g. Si nos encontramos con velocidades del agua de 1 m/s, la presi
orden de 5 cm, y para velocidades de 2 m/s se llega a 20 cm de error en la lectura de nivel. Es
muy importante ubicar la zona sensible de la sonda, orientada hacia aguas abajo o dentro de
un tubo o en una hendidura en la pared, donde se supriman los efectos de presi
on din
amica.
Teniendo en cuenta que los calados son del orden de centmetros o pocos metros, el error que se
producira sera muy importante.

320

Tema 17
Medida por ultrasonidos

El principio de medida consiste en medir el tiempo de viaje (ida y vuelta) de un ultrasonido


desde un emisor hasta la supercie del agua, y su retorno. Conocido el tiempo de viaje, tenemos:

h = D d = D Vultrasonido

T
2

con h, calado, D altura desde el emisor de ultrasonidos hasta la solera del colector y d distancia
entre emisor y supercie libre. Para una temperatura del aire de 10o C se estima una velocidad
as
de propagaci
on del ultrasonido de 337.62 m/s. Este valor es muy sensible a la Ta , mucho m
que en el caso del agua, sobre todo en terminos relativos. Se estima una variaci
on del orden de:


Vultrasonido = 331.62 +

1+

273

Emisor de ultrasonidos
Banda muerta

Calado

Figura 8: Procedimiento de medida de nivel por ultrasonidos


Para evitar errores debido a mala estimacion de la velocidad de propagaci
on del ultrasonido,
se sugiere instalarlo lo mas cerca posible del nivel de agua. Tambien recordar que los ultrasonidos
sufren un amortiguamiento a medida que se alejan del emisor. Este amortiguamiento es
despreciable para recorridos de 2 a 3 metros, pero puede ser de un 20% para distancias de
6 metros. En general, los errores seran mayores cuanto mayor sea la distancia a medir, por lo
que se recomienda reducir esta al maximo. Una diferencia de temperatura de 15o , p. ejemplo
entre zona de emisor y nivel de agua, fruto de ubicar el emisor muy alto, cerca de la tapa de
alcantarillado sometida a una fuerte insolaci
on, puede suponer un error relativo del 2.5% del
calado a medir. Si la distancia es de 2 metros, ello supone 5 cm de error en la medida de calado,
lo que en caso de secciones tipo cajon no muy altas, puede ser un error muy importante en la
seccion mojada.

Instrumentacion de cuencas urbanas. Medidas y resultados

5
5.1

321

Resultados obtenidos
Datos de precipitaci
on

El registro de precipitaciones se ha llevado desde el mes de Julio de 1994 hasta 1997. Globalmente
y analizando los datos de precipitaci
on en 24 horas, vemos que reejan un regimen pluviometrico
tpico de nuestras zonas. Los meses mas lluviosos han sido Septiembre y Octubre, algo menos
Diciembre y presenta un periodo de reducida pluviosidad hasta recuperarse en Abril, Mayo y
Junio. Agosto ha sido una sorpresa al proporcionar una precipitaci
on total de m
as de 100 mm.
Tal y como se indicaba en el punto 4.2. no se dispone de datos de caudal representativos
asociados a las lluvias hasta el mes de Abril, por lo que el analisis de hietogramas y su traducci
on
en caudal solo es u
til a partir de dicha fecha. De todos modos se presentan los hietogramas de
los sucesos de lluvia mas intensos durante estos u
ltimos 10 meses.

5.2

Caudales de escorrenta

Se naliz
o la instalaci
on del medidor de caudal el da 5 de Diciembre de 1994, si bien por
problemas operativos con el mismo durante el primer mes los datos recogidos hasta mediados
de enero no son utilizables. Hay que destacar que la puesta en funcionamiento del medidor de
caudal coincidi
o con un periodo de sequa en los primeros meses tan solo roto parcialmente con
algunos chubascos a nales del mes de abril (das 19 a 24), y tormentas aisladas y en general de
poca importancia en Mayo y Junio. Como ejemplo de datos de medida se presenta el suceso de
lluvia del da 23 de Abril de 1995 como indicativo de un estudio de un suceso tipo de lluvia.

5.2.1

Suceso de lluvia del 23/04/95

El da 23 de Abril de 1995, da de Sant Jordi, se produjo una precipitaci


on total de 16.2 mm. El
hietograma del suceso se reeja en la gura 5 para intervalos de tiempo de 1 minuto, mientras
que el hidrograma de caudal asociado se indica en la gura 6 para el mismo paso de tiempo.
Desde el punto de vista de escorrenta producida se estima un coeciente de escorrenta del
orden de 0.35, reducido pero acorde para una lluvia no muy intensa e indicativo del hecho de
que existen unas perdidas de precipitaci
on en una cuenca urbana tanto m
as signicativas cuanto
menos importante es la precipitacion total.
La abilidad de la informaci
on de lluvia queda conrmada con el dato del totalizador de lluvia
comparado con el resultado de los datos de vuelcos del pluvi
ometro de balancn. Por otra parte,
la abilidad de la medida de caudal no queda asegurada a priori si bien podemos comparar los
resultados del hidrograma de caudal obtenido a partir del producto de area por velocidad, frente
al resultado de estimar una velocidad a partir del dato de calado asumiendo un comportamiento
de calado normal, lo que dada la ausencia de efectos de reujo seg
un responsables de la red
y de acuerdo con los valores de velocidades elevadas que se presentan (del orden de 2 m/s y
superiores) puede ser una aproximaci
on aceptable. Para valores del coeciente de rugosidad de
Manning 0.017, los resultados se indican en la misma gura 6 mostrando una tendencia muy

322

Tema 17

Figura 9: Hietograma de lluvia del da 23/04/95


similar con los resultados de caudal directos. El an
alisis de sensibilidad de los datos (asumiendo
errores de medida en 1 cm en los calados y de 3 cm/s en la velocidad, la precision del aparato)
tambien indican peque
nas desviaciones respecto a la medida.

Tabla 1. Datos de medidas empleados en la validaci


on
Suceso
de lluvia
23-04-95
24-04-95
22-11-95
11-05-95
9-06-95
30-01-96
17-04-96

Lluvia
total
(mm)
15.6
11.6
5.0
5.0
5.4
9.2
4.8

Duracion
(minutos)
169
188
43
37
95

Intensidad
maxima
(mm/h)
36.9
12.48
22.32
38.88
19.8
16.98
34.95

Caudal
maximo
(l/s)
1013.8
212.4
305.8
446.2
625.8
193.3
348.6

Coeciente
de
escorrentia
0.37
0.31
0.25
0.39
0.36
0.24
0.24

An
alisis de la calidad de la informaci
on obtenida

El an
alisis hidrol
ogico e hidr
aulico parte como dato de inicio de la informaci
on de campo obtenida
en la cuenca piloto. Dejando aparte la revisi
on de toda la informaci
on topogr
aca referida a la red
de drenaje y a la supercie de la cuenca, que es sin duda tan importante o m
as que las medidas
hidrol
ogicas, los datos de precipitacion y caudal son el elemento b
asico del estudio. Debemos
concentrar esfuerzos en eliminar fuentes de error y vericar cuidadosamente la informaci
on

Instrumentacion de cuencas urbanas. Medidas y resultados

323

Figura 10: Hidrograma de caudal medido (trazo continuo) y calculado del da 23/04/95

obtenida.
Con respecto a la precipitaci
on ya se ha comentado la previsi
on de recoger el volumen total
de lluvia para compararlo con la informaci
on que se obtiene de las cazoletas basculantes. Ello
es tanto mas importante cuanto mas intensas sean las precipitaciones a estudiar. El analisis y
comparaci
on de vol
umenes permitira conrmar la calibraci
on de las cazoletas del pluvi
ometro a
la vez que permitir
a detectar defectos o desviaciones en la medida del aparato.
El punto m
as delicado es la vericacion de la medida de caudal. Cuando para su medida nos
valemos de una seccion de control que provoca una relaci
on biunvoca calado/caudal, hay que
controlar que las condiciones de seccion de control se mantengan durante el proceso de medida.
Es frecuente el caso de aprovechar un escalon de solera o un estrechamiento que provoque regimen
crtico pero que para caudales medios o altos quedan anegados perdiendose la relaci
on hidr
aulica
de control entre calado y caudal. Cuando ni siquiera existe esa relaci
on hidr
aulica de calado y
caudal es indispensable tener alguna medida de la velocidad del agua. Conar solo en medidas
de nivel y determinar la velocidad a partir de la hip
otesis de ocurrencia de calado normal y
un coeciente de rugosidad estimado mediante tablas, pueden dar lugar a resultados en caudal

324

Tema 17

Figura 11: Diagramas calado/caudal en ejes doblemente logartmicos. Resultados periodo Abril
Junio 1995

Instrumentacion de cuencas urbanas. Medidas y resultados

325

claramente erroneos.
Una forma de vericar que las medidas obtenidas mediante el sensor de caudal son coherentes
puede ser la representacion de los pares de datos calado medido, caudal estimado a partir de
la medida de velocidad en unos ejes doblemente logartmicos. Si las condiciones de medida no
cambian, los pares de puntos deberan ubicarse agrupados en una zona del plano. Si por ejemplo
la seccion en que se encuentra el medidor de caudal fuera una secci
on de control (por calado
crtico o con calado normal) todos los puntos estaran alrededor de una curva. La ocurrencia
de situaciones hidr
aulicas diferentes, como por ejemplo el funcionamiento en l
amina libre o
la entrada en carga del colector, la presencia de efectos de reujo desde aguas abajo, etc. se
apreciar
a en estos gracos. La gura 11 muestra los resultados obtenidos hasta el momento en la
campa
na de medidas, que muestran en general un agrupamiento correcto, presentando tan solo
una mayor dispersi
on para calados bajos (del orden de los 10 a 15 cm). La gura 12 muestra
algunos de estos diagramas para situaciones hidr
aulicas tpicas, entrada en carga, efectos de
niveles aguas abajo (marea, por ejemplo), histeresis para caudales altos, etc.

7
7.1

An
alisis hidrol
ogicos e hidr
aulicos
P
erdidas de precipitaci
on

En cuencas urbanas dada la elevada tasa de impermeabilidad as como los peque


nos tama
nos
de cuenca, se propone un modelo sencillo de perdidas de precipitaci
on. En nuestro caso, se
emplea una funci
on de perdidas de tipo constante. Dadas las precipitaciones suaves que se han
registrado, se propone una perdida de precipitaci
on constante de 6 mm/h.

7.2

Procesos de transformaci
on lluvia - caudal

En el proceso de calibraci
on y validaci
on se ha utilizado el modelo HYDRO-WORKS (Hydraulics
Research, 1995). El proceso de transformaci
on lluvia-escorrenta se ha representado mediante la
aproximacion de dep
osito lineal y la propagaci
on de caudales se realiza mediante el empleo de
un modelo basado en las ecuaciones completas de SaintVenant. El balance entre lluvia neta y
caudal de escorrenta se expresa como

I Q=

dQ
dS
=K
dt
dt

donde I es el caudal de entrada en la cuenca, aportado por la lluvia neta cada, Q es el


caudal de escorrenta producido, S es el almacenamiento existente en la cuenca, que se expresa
mediante una relaci
on lineal con el caudal de escorrenta. La constante de proporcionalidad K,
que tiene dimensiones de tiempo, recoge todas las caractersticas hidrol
ogicas de la cuenca.
La precision del modelo de calculo escogido depende de una correcta evaluaci
on del valor
de esta constante. En nuestro caso vamos a proceder a su estimacion por una doble va:
primero, utilizaremos algunas de las expresiones obtenidas mediante correlaciones a partir de

326

Tema 17

Figura 12: Diagramas calado/caudal en ejes doblemente logartmicos. a) Entrada en carga. b)


Marea para calados y caudales bajos. c) Bucles de histeresis para caudales altos

P neta (mm)

Instrumentacion de cuencas urbanas. Medidas y resultados

327

6.0
5.5
5.0
4.5
4.0
3.5
3.0
2.5
2.0
1.5
1.0
4

10

11

12

13

14

15

16

P Total (mm)

Figura 13: Relacion lluvia neta - lluvia bruta registrada


datos reales de cuencas en otros pases y que a partir de caractersticas fsico-geometricas de la
cuenca permiten obtener una estimacion de K, y segundo, a partir de los datos reales obtenidos
directamente en la cuenca, vericar dichos valores y proponer en su caso correcciones.
Se decidi
o emplear la expresion propuesta por M. Desbordes (1974) obtenida partir de datos
de cuencas experimentales en Francia, recogida en el modelo HYDRO-WORKS (1995). Las
condiciones meteorologicas de algunas de las cuencas estudiadas, sitas en la zona mediterranea
francesa las hacan las mas similares a las nuestras, en cuanto a climatologa, de las estudiadas
en otros pases. La expresion propuesta es la siguiente:
K = 50A0.18 L0.15 Io0.36 (1 +

IM P 1.9 0.21
)
T
HP e0.07
100

donde:
K Coeciente de almacenamiento, en segundos
A Area de la cuenca, en Ha
L Longitud del curso principal de la cuenca (m)
Io Pendiente media de la cuenca en tanto por ciento
IMP Porcentaje de impermeabilidad de la cuenca
T Duraci
on de la lluvia, en segundos
HPe Precipitaci
on efectiva durante la duraci
on T, en metros
Los resultados iniciales indicaban una infravaloraci
on del caudal punta con respecto al caudal
maximo medido. El interes de ajustar en la medida de lo posible el caudal punta viene en relaci
on

328

Tema 17

a que dicho caudal condiciona los tama


nos maximos de conducto en el dimensionado de la red.
Hemos propuesto modicar la expresion anterior, multiplic
andola por el factor 0.8, reduciendo
los valores de la K seg
un Desbordes, y aumentando la respuesta en caudal punta de la cuenca.
Los resultados indicados en la gura 14 muestran el comportamiento para dos sucesos de lluvia
registrados. En la gura 15 se representan los datos de caudales punta registrados y calculados
para los sucesos de lluvia mas importantes. De todos modos los sucesos registrados no han
presentado un gran caudal, salvo dos de ellos, estando en general entre los 150 y 450 l/s y hasta
ahora los resultados son mas aceptables para caudales bajos mientras que en los caudales mas
altos, las medidas tienden a estar algo por encima de los valores calculados.
23/04/95
Registrado

0.8

Simulado

Q (m /s)

1.0

0.3

Q (m /s)

22/11/95

0.4

1.2

0.6
0.4

0.2
0.1

0.2
0.0
0

20

40

60

80

0.0

100

10

Tiempo (min)

20

30

40

50

Tiempo (min)

Figura 14: Hidrogramas registrados y calculados en la salida de la cuenca


1050
950
850

Qsim. (l/s)

750
650
550
450
350
250
150
150

250

350

450

550 650
Q re g. (l/s)

750

850

950

1050

Figura 15: Caudales punta registrados y calculados para diferentes sucesos de lluvia

An
alisis de la cuenca global

Con ayuda del modelo calibrado, se realiz


o el estudio del comportamiento de la cuenca global
ante una lluvia de dise
no obtenida por el procedimiento de bloques alternados, para un periodo
de retorno de 10 a
nos. Dada su proximidad se empleo la lluvia denida a partir de la Curva
Intensidad-Duraci
on-Frecuencia del observatorio de Barcelona capital. Los resultados obtenidos
indicaban una entrada en presi
on de casi toda la red, produciendose una salida de agua superior
3
as de 47 Ha, concentr
andose la inundaci
on en una
a los 5000 m para una cuenca de poco m
serie de puntos bajos de la red. La abilidad de estos resultados se basa en que los par
ametros
que gobiernan los procesos hidrol
ogicos e hidr
aulicos en la cuenca han sido obtenidos a partir de
medidas in situ sobre la misma red de estudio, no estimados con tablas o abacos que se presentan
en la bibliografa de la disciplina, ni de trabajos en otras poblaciones.

Instrumentacion de cuencas urbanas. Medidas y resultados

329

Pluvimetro

Medidor
de caudal

Zona con
inundaciones

Figura 16: Esquema en planta de la red

A la vista de la situacion se plantearon diferentes alternativas. En su an


alisis se utiliz
o el
modelo elaborado, opt
andose en su caso por independizar el desag
ue de los puntos bajos de
la cuenca del resto de la misma, evitar el problema de inundaci
on por posible retroceso del
agua, y proponer una nueva salida al cauce m
as cercano (ro Llobregat). La nueva propuesta
analizada con ayuda de Hydro-Works, presentaba un comportamiento mucho mejor que el inicial,
reduciendose los problemas de inundaci
on a un volumen de salida de agua de 55 m3 , del orden
de un 1% del inicial para una lluvia de proyecto de 10 a
nos de periodo de retorno. El criterio
de dise
no de la red admite en este caso ujo en presi
on, y trata de minimizar el volumen de
agua que sale de la red. Se han propuesto cambios de conducto, en aras a mejorar la capacidad
de desag
ue de ciertos ejes, as como la creacion de la nueva salida, para facilitar y mejorar el
desag
ue de los puntos m
as bajos de la cuenca.
En este apartado es donde el criterio del ingeniero o tecnico responsable entra a valorar la
soluci
on m
as adecuada para el problema en cuesti
on de su cuenca. Cada poblaci
on tiene unos
problemas y unas soluciones especcas, diferentes unas de otras, y el conocimiento de la red
combinado con una herramienta como el modelo calibrado y validado, permitiendo un r
apido
an
alisis de diferentes alternativas, es sin lugar a dudas la metodologa mas adecuada de solucion.

330

Tema 17

Resumen y conclusiones

La aplicaci
on del Wallingford Procedure ha producido un dise
no que minimiza los vol
umenes
de inundaci
on. La calidad del dise
no propuesto viene fundamentada en el estudio hidrol
ogico e
hidr
aulico realizado, que considera los parametros que rigen dichos comportamientos extrados
de un estudio a partir de medidas tomadas sobre la misma red de alcantarillado a rehabilitar.
Como se ha visto anteriormente, son varios los benecios derivados del hecho de contar
con un procedimiento est
andar de estudio de los sistemas de drenaje urbano, especialmente
desarrollado para su aplicaci
on en un determinado ambito geogr
aco. Ahora bien, la falta de
un procedimiento an
alogo al WP, m
as o menos ocial en ciertos ambitos de estudio, no impide
que las fases a realizar sigan una secuencia operativa similar al esquema presentado, ya que este
sistematiza un procedimiento bastante logico.
A la vista de los resultados obtenidos se tiene una base racional para analizar los criterios de
dise
no empleados habitualmente en el proceso de dimensionamiento de redes de alcantarillado,
coecientes de escorrenta, etc. sobre la base de los datos nales, un objetivo deseable seria
proponer que en adelante las metodologas de an
alisis y rehabilitacion de redes de drenaje,
incluyan un periodo de medidas de campo en la red existente durante un cierto tiempo, que
permita recoger un n
umero de eventos de lluvia sucientes (5 a 7) para poder calibrar un
modelo hidrol
ogico e hidr
aulico de la red, validado con datos reales, sobre el que se analizar
an
las hip
otesis de nuevas secciones, pendientes o nuevos ejes drenantes, con todos los benecios
que sobre el dise
no nal tendr
a el hecho de trabajar con par
ametros obtenidos in situ sobre la
red a rehabilitar.

10

Bibliografa

G
omez, M. 1988. Contribuci
on al estudio del movimiento variable en l
amina libre en las redes
de alcantarillado. Aplicaciones. Tesis Doctoral. ETSECCPB. Barcelona.
G
omez, M., Lopez, R. 1996. Informe nal sobre el Proyecto SPRINT SP-98. DG-XII. Hydraulics
Research, 1995. HYDRO-WORKS. Users Manual. Wallingford. UK.
Desbordes, M. 1974. Reexions sur les methodes de calcul des reseaux urbains dassainissement
pluvial. Th`ese. Montpellier.
WRc 1994. Sewerage Rehabilitation Manual. Water Resources Centre. Swindon. UK.
Bertrand-Krajewski, J.L, Laplace, D., Joannins, C., Chebbbo, G. (2000) Mesures en Hydrologie
Urbaine et assainissement. TecDoc Lavoisier. Paris.

PROBLEMAS DE CALIDAD DE LAS AGUAS


RECEPTORAS EN CASO DE VERTIDOS DESDE
COLECTORES UNITARIOS: CSO
Manuel Gomez Valentn
Dep. de Ingeniera Hidraulica, Martima y Ambiental. UPC.
E.T.S. Ingenieros de Caminos, Canales y Puertos
Jordi Girona 1-3. D-1. 08034 BARCELONA

Introducci
on

Los estudios relacionados con el drenaje urbano se han centrado en general en los problemas
asociados a la cantidad de agua cada sobre una cuenca urbana. Las consecuencias de una
incapacidad de desag
ue de una red y las inundaciones asociadas al problema han centrado, sin
duda por su espectacularidad, la atenci
on de los responsables municipales. Pero en los u
ltimos
a
nos se ha empezado a atisbar un segundo problema: el de la calidad de ese agua de escorrenta
producida sobre un medio urbano, con una carga contaminante no despreciable y los problemas
de su vertido a un medio natural. Es sobre las caractersticas de este agua de escorrenta y
algunas de sus consecuencias sobre lo que se centrara la segunda parte de la exposici
on.
Este fen
omeno de vertido es conocido con las siglas CSO (Combined Sewer Overows), lo
que en castellano seran los vertidos procedentes de una red de alcantarillado de tipo unitario
en tiempo de lluvia. El mayor peligro se produce cuando una lluvia de tipo medio, provoca un
caudal ligeramente superior pero no mucho mayor a la capacidad de la planta de tratamiento.
En esas condiciones el grado de dilucion de la descarga al medio receptor es mucho menor que
en un da de lluvia intensa, y por tanto las concentraciones de materias contaminantes mucho
mas elevadas y potencialmente mas peligrosas. Si a ello sumamos el hecho que, por ejemplo,
una gran parte de nuestros ros presenta un caudal circulante bajo, la capacidad de diluci
on
del medio receptor es reducida, acentu
andose los problemas de contaminaci
on en los cauces.
Cuando la zona de vertido se encuentra junto a un espacio de uso p
ublico, por ejemplo una
playa, este lugar puede quedar gravemente afectado por el arrastre de residuos, contaminaci
on
de las aguas, etc. inutilizando la capacidad del mismo para usos recreativos durante varios das.
Seg
un se ha observado en otros pases, la mayor carga contaminante esta asociada a
los primeros minutos de lluvia. Quiere ello decir que muchas veces, los primeros caudales
transportan concentraciones m
as altas y por tanto con un riesgo contaminante mucho mayor que
por ejemplo los caudales m
aximos, donde dado el gran volumen de agua circulante por unidad de
tiempo, se produce una diluci
on mayor de las sustancias que transporta. Si podemos determinar
331

332

Tema 18

relaciones entre el hidrograma de caudal circulante por la red de alcantarillado y la evoluci


on
temporal de la carga contaminante, el denominado polutograma, podra darse el caso de que
almacenando una peque
na porci
on de las primeras aguas de escorrenta se redujera de una forma
notable la carga contaminante vertida al medio receptor. Este an
alisis conjunto de los aspectos
de cantidad y calidad del agua de escorrenta, debera vericarse de forma experimental.
Finalmente, y tal y como se ha indicado con anterioridad, en el caso de vertido a un ro los
reducidos caudales habituales de muchos ros espa
noles presentan un inconveniente a
nadido al no
poder diluir los efectos del vertido procedente de una red de alcantarillado. Aquellas cantidades
de sustancias que vertidas en un ro con un caudal alto supondran unas concentraciones
peque
nas, en el caso contrario se incrementan sencillamente por el hecho de circular un reducido
caudal por el ro. El regimen hidr
aulico de circulacion del ro supone tambien una evoluci
on a
lo largo del mismo de esa carga contaminante, mediante procesos de transporte. Cuando aguas
abajo existen otros usos para el agua del ro, recreativos, de abastecimiento, etc. es necesario
poder predecir las consecuencias de estos vertidos, evaluando las variaciones en el tiempo y
en el espacio de la concentracion de sustancias contaminantes, vericando que sus valores se
encuentren dentro de los lmites admisibles para cada uso. Adem
as no hay que perder de vista
que en estos momentos los planes de saneamiento de las cuencas espa
nolas tienden a reducir o
eliminar los vertidos de aguas residuales sin tratar a los cauces naturales. Quiere ello decir que
una vez logrado el objetivo del tratamiento integral, los u
nicos puntos de vertido a un ro seran
en muchos casos los procedentes de redes de alcantarillado unitario.

Par
ametros de calidad del agua a considerar

Existen numerosas sustancias que sea en la precipitacion o ya en el agua de escorrenta, pueden


producir una serie de cambios en especies animales, plantas, etc. Cuando estos cambios se
consideran inaceptables, al material que produce esta alteraci
on lo denominamos contaminante.
La cantidad de estas materias en el agua se puede considerar como un ndice de calidad de la
misma. Se clasican estas sustancias en grupos de acuerdo a su origen, actividad, etc. Entre los
mas habituales tenemos:
A.- Sedimentos. Su mayor o menor presencia en el agua de escorrenta depender
a de
la existencia de materias solidas erosionables en la cuenca. Los efectos de una gran
cantidad de sedimentos sobre el medio receptor son: un aumento de la turbiedad del agua,
reduciendo la transmisi
on de luz y el crecimiento de la ora acu
atica; la acumulaci
on en la
zona de fondo, limitando las zonas de puesta de los peces; la colmatacion de las agallas de
los peces; la alteracion de la cadena alimenticia del medio acu
atico; la acumulaci
on fsica
de masas de sedimentos, cubriendo zonas profundas, y nalmente la alteracion estetica del
medio. El contenido de materia s
olida se estima a partir de estos parametros:
S
olidos en suspensi
on, s
olidos vol
atiles y no vol
atiles, turbiedad y s
olidos
sedimentables. Los solidos en suspensi
on se distinguen de los disueltos a traves de
ltraci
on en bra de vidrio, o membrana tipo Millipore de 0.4 m. Los solidos totales
seran la suma de los s
olidos en suspensi
on y los disueltos. Es en denitiva la fracci
on
que queda despues de la evaporacion del agua (104o C para evaporar el agua y 180o C

Problemas de calidad de las aguas receptoras: CSO

333

para eliminar el agua ocluida). Se expresan en mg/l. Los s


olidos vol
atiles, son aquellos
que desaparecen a temperatura de 550o C durante 1 hora transform
andose a partir de
anico. Los
compuestos de carbono en CO2 , ya que son fundamentalmente de tipo org
solidos no vol
atiles son aquella fraccion inerte que queda despues de someterlos a esa
temperatura. En la escorrenta de lluvia, las sustancias qumicas estan muchas veces
asociadas o adheridas a partculas muy nas de tama
nos menores de 100 m. Las
arcillas y lodos que sedimentan muy lentamente pueden ser el medio de transporte
de una gran parte de la carga contaminante.
La mayor parte de la turbiedad que se encuentra en un agua proviene del arrastre
de partculas coloidales, arcillas, bras vegetales, etc. Los jabones y detergentes
producen tambien coloides que permanecen en el agua. La turbiedad se estima
mediante procesos fotometricos, determinando la cantidad de luz de una intensidad
dada que es absorbida o dispersada.
B.- Sustancias con demanda de oxgeno. El oxgeno disuelto en el agua, DO, necesario
para la vida acu
atica, se consume en parte por las reacciones de oxidacion de materia
org
anica derivada de algunas actividades biol
ogicas o qumicas. Este oxgeno eliminado, se
repone a traves del aporte atmosferico o de la producci
on de O2 por las algas y vegetales
acuaticos. El problema surge cuando la producci
on o aporte de O2 no alcanza a compensar
el consumo de O2 en las reacciones de oxidacion. las consecuencias pueden ser la reduccion
de niveles de ozgeno por debajo de los umbrales de supervivencia de las especies animales.
Se estima de forma directa mediante la medida de oxgeno disuelto, DO, o de forma
anico total TOC.
indirecta mediante la estimaci
on de DBO5 , DQO, o el carbono org
C.- Indicadores biol
ogicos como los coliformes fecales o totales, o los organismos patogenos
como la shigella, salmonella o el clostridium, responsables de alteraciones de salud en
animales y personas. El agua de escorrenta puede contener cantidades importantes de
estas bacterias. Otras mas peligrosas como la vibrio comma (colera), salmonella typhosa,
ya suponen serios problemas de salud y pueden crear epidemias. Otros elementos m
as
reducidos son los virus, la estructura biol
ogica mas peque
na conocida que dispone de
todos los mecanismos e informaci
on necesarios para su reproduccion.
D.- Nutrientes, o bioestimulantes, sustancias qumicas que estimulan el crecimiento de algas
y plantas acu
aticas. Los nutrientes basicos son carbono, nitr
ogeno y f
osforo. El nitr
ogeno
es un constituyente de protenas, clorola y otros compuestos biol
ogicos. Tras la muerte
de estos, los compuestos organicos complejos se rompen en formas mas simples debido a la
accion de las bacterias. Las protenas se convierten en amino
acidos, y despues se reducem
a amoniaco NH3. En presencia de oxgeno, el amoniaco se oxida a nitritos N O2 y luego a
anica viva a traves de la
nitratos N O3 . Este puede ser de nuevo convertido en materia org
fotosntesis de las plantas. Se eval
ua el contenido en nitr
ogeno total, nitr
ogeno org
anico,
TKN nitr
ogeno Kjeldhal total, nitratos, amoniaco, fosfatos totales, TOC y otras medidas
indirectas como la masa de algas.
Micronutrientes son aquellos que se necesitan en peque
nas dosis. El f
osforo es un elemento
que aparece pr
acticamente todo el en forma de fosfatos. Fosfatos condensados como los
piro, meta y polifosfatos son habitualmente empleados en los detergentes caseros. El
f
osforo en forma de ortofosfato est
a f
acilmente disponible para estimular el crecimiento de
plantas y suele ser el factor limitador del crecimiento. El nitrogeno en forma amoniaco o

334

Tema 18
de nitratos tambien. El crecimiento de algas puede producir un aumento en el consumo
de oxgeno durante la respiraci
on nocturna, reduciendo las cantidades de DO en el agua
por las noches. Tambien suponen un aumento de algas en supercie, olores molestos,
coloracion del agua, etc.

E.- Metales pesados, presentes casi siempre en el agua de escorrenta, muchos de ellos pueden
causar da
nos incluso letales por encima de unas concentraciones umbral. Los metales que se
controlan habitualmente son Arsenico, Bario, Cadmio, Cromo, Cobre, Hierro, Manganeso,
Mercurio, Nquel, Plata, Plomo, Selenio y Cinc. Los m
as habituales son el Plomo, Cobre
y Cinc. El hierro y el manganeso usualmente aparecen juntos y no son especialmente
peligrosos en las concentraciones que suelen presentar en cauces naturales. Pueden crear
problemas de color, con concentraciones del orden de 0.3 mg/l de Fe y 0.05 mg/l de Mn.
Cuando aparecen mayores cantidades es porque se encuentran asociados como cloruros,
bicarbonatos o sulfatos, en estado de reducci
on. En presencia de oxgeno, el ion Fe+2 se
+3
oxido ferrico insoluble.
oxida a Fe , formando un compuesto de hidr
F.- Otras sustancias t
oxicas pueden aparecer en el agua como resultado de un vertido
t
oxico. Algunos de estos productos se pueden encontrar en las aguas de escorrenta, tales
como los ptalatos, compuestos plasticos, fenoles y cresoles, empleados en los tratamientos
de conservacion de la madera, pesticidas o herbicidas, aceites y grasas, metales, etc.
Los cloruros son tambien habituales de las aguas ade escorrenta, especialmente en
lugares donde se emplean sales para eliminar la nieve. Ultimamente se encuentran
concentraciones elevadas de PCBs en a cauces naturales, policloruros de bifenilo, o
hidrocarburos arom
aticos, petroleos y gasolinas.

Procesos a considerar en el estudio de vertidos en tiemp de


lluvia

Este problema puede seguirse paso a paso. A continuaci


on pasaremos a detallar los procesos
mas importantes y algunas de las alternativas de modelacion matematica o de evaluacion en
campo.

3.1

Acumulaci
on de contaminantes

Se produce un proceso de acumulaci


on de carga contaminante en supercie a lo largo de los
das anterioes a un suceso de lluvia. Este proceso es el que se denomina en ingles buildup o
incluso durante sucesos de lluvia muy ligeros que generan poca o nula escorrenta. Datos de
medias de campo indican que intensidades menores de 0.013 mm/h no interrumpen el proceso
de acumulaci
on. Esta acumulaci
on se debe a diferentes fuentes de contaminacion.

3.2

Fuentes de contaminacion en zona urbana

De entre las fuentes de contaminacion que pueden actuar en una zona urbana podemos destacar:

Problemas de calidad de las aguas receptoras: CSO

335

Restos organicos de vegetales y animales domesticos (plantas, perros, pajaros, etc)

Restos solidos de basuras y lixiviados procedentes de estas.

Sustancias qumicas varias procedentes de procesos industriales.

Compuestos y sustancias en suspension que han precipitado.

Residuos toxicos procedentes de emisiones de vehculos (grasas, humos, etc)

La presencia de estos elementos forma una capa de suciedad en las calles y parques, donde
se acumula esta serie de residuos. Se puede analizar la composicion de este polvo procedente del
barrido de la ciudad. Se han observado composiciones con m
as del 50% de las partculas entre
los tama
nos de 0.25 y 0.5 mm. Las partculas con tama
nos por debajo de 0.35 mm suponen casi
un 50% en peso del total. Las de tama
nos menores a 0.2 mm suponen un 10% del peso. Por
contra, partculas menores de 0.125 mm suponen tan solo un 2% del total en peso.
El agua de escorrenta arrastra las partculas mas nas, y algunas de ellas disueltas, pues se
ha estimado a partir de medidas reales que mas de un 80% presenta tama
nos inferiores a los
0.125 mm. El agua de escorrenta de supercie urbana presenta composiciones como la indicada
en la tabla 1, referente a 4 estudios llevados a cabo en 1984 (Rexnord Inc., 1984).

Tabla 1. An
alisis granulom
etrico del material de escorrenta
Tama
no (m)
>250
88 - 250
44 - 88
< 44

Sacramento
1.54
9.07
10.70
78.69

Harrisburg
6.10
6.70
11.70
75.50

Milwaukee
14.56
7.00
5.84
72.60

Eand
3.58
1.30
8.06
87.06

Media
6.45
6.02
9.08
78.45

La mayor parte de la contaminaci


on por metales pesados se detecta en la supercie de las
calles, debido a emisiones industriales o de vehculos. Los metales mas habituales son el plomo y
el cinc, aparte del hierro. Adem
as de estos metales, los vehculos en circulaci
on desprenden grasas
y aceites que tambien se depositan en supercie. Las cantidades de estas materias dependen del
tipo de motor y de la cantidad de tr
aco (ver tabla 2).

336

Tema 18
100

Carga de slidos (kg/ha)

90
80
70
60
50
40

Funcin lineal

30

Funcin potencial
Funcin exponencial

20

Funcin Michaelis - Menton

10
0
0

10

tiempo (das)

Figura 1: Funciones de acumulaci


on de carga contaminante en superficie
Tabla 2. Cantidad y caractersticas de los contaminantes encontrados en calzadas
urbanas
COMPONENTES
S
olidos Totales
Demanda de oxgeno
DBO5
DQO
Bacteriol
ogicos
Coliformes totales
Coliformes fecales
Pesticidas
PCB

Kg / Km calzada / imbornal
395
3.81
26.8
61 109 (n
umero/Km/imbornal)
3.5 109 (n
umero/Km/imbornal)
282.2 106

Diferentes tipos de pavimentos presentar


an adem
as capacidades de almacenamiento de
contaminantes distintas. Se ha comprobado que supercies con pavimento bituminoso almacenan
mayores cantidades que aquellas con pavimento de hormig
on. Las condiciones de mantenimiento
y conservacion inuyen tambien en la carga contaminante. Tambien inuir
an otras condiciones
como la realizaci
on de obras en ciudad, la periodicidad de limpieza de calles, etc. Se han
comprobado diferentes funciones de acumulaci
on de carga contaminante en supercie. Funciones
de tipo potencial, exponencial o Michaelis-Menton han sido ajustadas en diferentes ciudades.
Los coecientes de ajuste de cada una de esas funciones deberan ajustarse a partir de datos de
campo, por ejemplo de informaciones procedentes de las cargas eliminadas por las m
aquinas de
barrido, etc.
Lineal
Exponencial

Carga(t) (T m/Ha) = C1 tC2


Carga(t) (T m/Ha) = C3 (1 et C4 )

M ichaelis M enton

Carga(t) (T m/Ha) =

C5 t
C6 + t

Problemas de calidad de las aguas receptoras: CSO

3.3

337

Escorrenta superficial

El agua de lluvia arrastra todos estos elementos, transportando esta carga contaminante hasta
la red y evacu
andola hacia el medio receptor. En EEUU se ha determinado que m
as del 80% de
los problemas de contaminaci
on de los medios acuaticos se debe a estas escorrentas urbanas.
Tabla 3. Variabilidad de la calidad del agua de escorrenta

Datos de cuencas en
Suecia/Rusia/Inglaterra
DBO5
TOC
DQO
S
olidos en suspensi
on
S
olidos totales
S
olidos vol
atiles
Nitrogeno org
anico
Nitrogeno Kjeldahl
Nitrogeno (amonio)
Nitrogeno (nitratos)
F
osforo soluble
F
osforo ttoal
Aceites
Fenoles
Plomo
Coliformes totales
Coliformes fecales

Cuencas ubicadas
en EEUU
36 - 285
18 - 3100
30 - 14511

Concentraci
on
(mg/l)
< 1 - 7700 mg/l
1 - 150 mg/l
5 - 3100 mg/l
2 - 11300 mg/l
200 - 14600 mg/l
12 - 1600 mg/l
0.01 - 16 mg/l
0.01 - 4.5 mg/l
0.1 - 2.5 mg/l
0.01 - 1.5 mg/l
0.1 - 10 mg/l
0.1 - 125 mg/l
0 - 110 mg/l
0 - 0.2 mg/l
0 - 1.9 mg/l
200 - 146 106 /100 ml
200 - 1.2 106 /100 ml

La lluvia limpia la atm


osfera, arrastrando partculas en suspension, y a la vez su escorrenta
arrastra tambien las materias depositadas en las supercies impermeables. Se considera que las
intensidades de lluvia y duraciones asociadas sucientes para producir una limpieza del orden
del 90% de la carga contaminante en las calles, de acuerdo con datos de la EPA ser
an:
2.54 mm/h (0.1 pulgadas/hora)
8.4 mm/h (0.1 pulgadas/hora)
12.7 mm/h (0.1 pulgadas/hora)
25.4 mm/h (0.1 pulgadas/hora)

Lluvia de 5 horas
Lluvia de 1.5 horas
Lluvia de 1horas
Lluvia de 0.5 horas

Estudios recientes apuntan que ciertos comtaminantes son aportados de forma principal
por el agua de lluvia. Algunos compuestos de nitr
ogeno y otros metales pesados, cobre y
cadmio, son aportados de forma mayoritaria por el agua de lluvia. No es posible dar unos datos
de concentraciones medias de estos elementos pues dada la gran variabilidad de condiciones
productoras de contaminaci
on, son precisos estudios especcos en cada lugar. Como dato indicar
la variabilidad observada entre 8 lugares de Estados Unidos con seguimiento especco, y su

338

Tema 18

comparaci
on con otros pases europeos. No obstante esta variabilidad, el National Urban Runo
Program (NURP) desarrollado por la EPA propuso unas concentraciones medias orientativas
para cada evento de lluvia, en funci
on de la ocupaci
on del suelo, recogidas en la tabla 3.
Se suele representar el proceso de lavado y arrastre de materiales en supercie de la ciudad
por obra de la escorrenta mediante una formulaci
on de tipo exponencial:
dP
= KIP
dt
donde P es la carga de solidos existente en supercie, I la intensidad de precipitaci
on (lluvia
neta) y K un coeciente de ajuste.

3.4

Cargas m
asicas

Se dene la carga m
asica total retenida, como la carga de un contaminante dado arrastrada
por la escorrenta de lluvia, durante un periodo de tiempo y por unidad de area. Se emplean
estos datos referidos a concentraciones medias cuando no existe una informaci
on detallada de la
evoluci
on en el tiempo de la carga contaminante. A partir del dato de volumen de escorrenta,
y de la concentraci
on media se obtiene la carga total.

L = CR
no, R volumen de escorrenta anual (mm/a
no), C concentraci
on
donde L, carga anual en mg/m2 /a
media, en mg/l. A partir de los datos del NURP se detectan una serie de contaminantes que
se presentan en mayor n
umero que otros. En particular, metales como el Cu, Zn y Pb se
encontraron en el 95% de los casos estudiados. Los contaminantes organicos se presentaron en
menor cantidad, entre el 1 y el 9% de las muestras. Para comparar los datos de contaminancion
difusa en zonas urbanas y rurales se presenta la tabla siguiente, donde en funci
on de los usos del
olidos en suspensi
on, Nitr
ogeno y F
osforo total, Plomo,
suelo se presentan los datos de DBO5 , S
Cobre y Cinc.

Tabla 4. Cargas m
asicas anuales seg
un usos del suelo

Uso del suelo


Urbano
Residencial
Comercial
Cultivo
Bosque
Viales

Carga m
asica (Kg/Ha/a
no)
DBO5 S
olidos N total P total Plomo
50
460
8.5
2.0
0.50
35
420
6.6
1.8
0.30
87
840
14.5
2.7
0.85
18
450
26
1.05
5
85
3
0.10
87
990
13.8
0.7
0.50

Cobre
0.20
0.10
0.24

Cinc
0.40
0.25
1.35

0.08

0.47

Problemas de calidad de las aguas receptoras: CSO

339

Estos datos solo se indican a ttulo orientativo, dado que se produce una gran variabilidad
en funci
on del lugar de an
alisis, por lo que se recomienda realizar estudios especcos en cada
caso, mediante toma y analisis de muestras procedentes de la zona de estudio.

Objetivos de calidad.
receptor

Estandares de calidad en el medio

Hay dos tipos de formas de considerar el impacto ambiental sobre los cauces que provocan los
vertidos desde las redes de alcantarillado unitarias.
A.- Estandares de emisi
on (ES, Emission Standards) donde se estudian e imponen
restricciones a los vertidos que se realizan, evaluando su frecuencia, volumen, carga
contaminante, etc. El problema estriba en que un mismo tipo de vertido puede provocar
efectos radicalmente diferentes sobre un ro u otro por ejemplo atendiendo al caudal que
circula por el ro. Lo que en alg
un caso puede ser un peque
no caudal de vertido con una
carga contaminante que es f
acilmente diluida por un caudal de ro importante, en otros
casos puede suponer un caudal de vertido muy superior al que lleva el ro. Adem
as,
cualquier actuaci
on que hacemos a la hora de reducir la frecuencia de vertidos, sus
vol
umenes, etc. aun reconociendo que cualquier reducci
on de vertidos es positiva, no
valora nunca cuantitativamente la repercusi
on que sobre el medio uvial tiene.
B.- Objetivos de calidad ambiental (EQS, Environmental Quality Standards) Son
objetivos que se plantean no sobre los vertidos sino directamente sobre el medio. Se eval
ua
la capacidad del medio receptor para adaptarse a los contaminantes y adem
as se puede
especicar que impactos son tolerables en funci
on del ro.
Existen una serie de usos que se reconocen como propios de las aguas superciales. El
mantenimiento de la vida pisccola en el cauce es uno de ellos. Los vertidos desde la red suponen
que durante un cierto periodo de tiempo las concentraciones de oxgeno disuelto pueden bajar
sensiblemente, o aumentar las concentraciones de amoniaco que pueden poner en peligro la
supervivencia de la fauna.
La posibilidad de dedicar esas aguas al ba
no y otros usos de aprovechamiento del agua es otra
de ellas y no hay duda que un vertido con una carga microbiol
ogica puede superar los niveles
autorizados por la norma de aguas de ba
no. Y a
un podemos reconocer un uso m
as ligado con la
creacion de un entorno agradable que permita a los ciudadanos disfrutar de su tiempo de ocio
y esparcimiento en las cercanas de un ro o de tna playa, sin necesidad de que necesariamente
haya peces o las aguas sean aptas para el ba
no. Pero la presencia de elementos otantes o solidos
de gran tama
no, olores o coloraci
on del agua pueden arruinar ese esparcimiento ciudadano.
Carecemos todava de una ordenaci
on de objetivos de calidad a nivel europeo. Tan solo la
Directiva de aguas de ba
no se ha traspuesto a todas las administraciones de la Uni
on Europea.
Sin embargo en el resto de posibles usos no hay un acuerdo denitivo. La referencia de trabajo
mas conocida y utilizada en muchos pases es el Manual de Contaminaci
on Urbana (Urban
Pollution Management, UPM) desarrollado en el Reino Unido. La necesidad de desarrollar

340

Tema 18

estandares en caso de vertido para proteger la vida acu


atica ha establecido una serie de niveles
RE de 1 a 5 (River Ecosystem) en funcion de unos valores de oxgeno disuelto, DBO, amonio o
amoniaco no ionizado, como se indican en la tabla aiguiente:

Tabla 5. Estandares de calidad del ro, basados en percentiles


Clase
RE1
RE2
RE3
RE4
RE5

DO % saturaci
on
percentil 10
80
70
60
50
20

DBO (mg/l)
percentil 90
2.5
4.0
6.0
8.0
15.0

Amonio (mg N/l)


percentil 90
0.25
0.60
1.30
2.50
9.00

Amoniaco no ionizado
mg N/l percentil 95
0.021
0.021
0.021
-

La clasicacion establece 5 niveles de calidad, desde el mas estricto, RE1, donde por ejemplo
solo se acepta que durante el 10% o menos del tiempo el agua presente un grado de saturaci
on
de oxgeno inferior al 80%. Frente a ese nivel, tenemos la clasicacion RE5 donde se es menos
estricto y se acepta que durante el 10% o menos del tiempo el agua presente un grado de
saturaci
on de oxgeno inferior al 20%. Pero hay que indicar que la clasicaci
on con estos
estandares esta orientada a proporcionar un nivel de protecci
on adecuado a ecosistemas que
reciben vertidos de manera continuada.
Los organismos p
ublicos deben decidir cu
al es el nivel de calidad que deseamos para nuestro
tramo de ro. Es importante ser realista y adecuar los objetivos a la situacion y posibilidades del
cauce. No tiene sentido que en un ro mediterr
aneo que sufre un estiaje importante en verano de
manera que puede quedarse seco, empecemos a plantearnos establecer comunidades de salmones.
Podemos plantear un objetivo gradual de mejora. Por ejemplo empezar con un nivel RE5 que
mantenga unos estandares de uso y esparcimiento. Que transforme el ro en un lugar agradable
para circular junto a el, pasear, hacer deporte o incluso pasar la tarde junto al ro. Logrado ese
objetivo que puede ser una labor de a
nos, podemos plantearnos pasar a un nivel RE4 o si se es
mas ambicioso RE3. En este caso mediante actuaciones para la reduccion de vertidos podemos
lograr esa mejora que redundar
a en una mejor calidad del medio uvial y del entorno. Hay
un hecho comprobado: en la medida que una poblaci
on se acostumbra a utilizar un entorno
uvial exigir
a unos niveles de calidad adecuados a esas actividades.
Los vertidos en tiempo de lluvia pueden afectar signicativamente aunque por periodos de
tiempo cortos, los estandares de calidad del agua del ro. Sin embargo el impacto puede ser
desproporcionado. Si por ejemplo un vertido reduce durante dos horas los niveles de oxgeno
disuelto por debajo de los umbrales de supervivencia de la fauna pisccola, se puede provocar
una gran mortandad de peces. De nada sirve decir que al cabo de pocas horas se recuperar
an
los niveles de oxgeno en el agua pues los peces muertos difcilmente resucitar
an. De este hecho
surge la necesidad de elaborar estandares de vertidos no continuados sino discontinuos. As
aparecen los denominados FIS (Fundamental Interminent Standards)

Problemas de calidad de las aguas receptoras: CSO

4.1

341

Estandares para vertidos discontinuos (FIS, Fundamental Intermittent


Standards)

El problema de los vertidos discontinuos afecta fundamentalmente a la calidad de los medios


clasicados como tipo RE1 o RE2. Es en estos medios donde nos planteamos la conservacion de la
vida pisccola, en donde un vertido puntual durante pocas horas puede generar una mortandad
de peces importante. Este fen
omeno era apreciado en diferentes pases donde despues de un
suceso de lluvia, aguas abajo de las poblaciones se observaban mortandades de peces en los
cauces. Los avances en estos temas han establecido 3 tipos de estandares, referentes a niveles
de proteccion diferentes para episodios de hasta 1 a
no de periodo de retorno. Estos tres niveles
son
a) Ecosistema adecuado para salm
onidos
b) Ecosistema adecuado para ciprnidos
c) Ecosistema marginal para ciprnidos
Los niveles a y b proporcionan protecci
on para toda la vida del pez. El nivel c tan solo
garantiza una proteccion adecuada para individuos adultos. Presentamos a continuaci
on los
niveles de proteccion exigidos en cada caso.
Tabla 6. FIS para oxgeno disuelto. Concentraciones /duraciones umbral que no
deben ser superadas m
as frecuentemente de lo indicado. Ecosistema adecuado
para salm
onidos

Periodo de retorno
1 mes
6 meses
1 a
no

Concentraci
on de Oxgeno Disuelto mg/l
1 hora
6 horas
24 horas
5.0
5.5
6.0
4.5
5.0
5.5
4.0
4.5
5.0

Tabla 7. FIS para oxgeno disuelto. Concentraciones /duraciones umbral que no


deben ser superadas m
as frecuentemente de lo indicado. Ecosistema adecuado
para ciprnidos
Periodo de retorno
1 mes
6 meses
1 a
no

Concentraci
on de Oxgeno Disuelto mg/l
1 hora
6 horas
24 horas
4.0
5.0
5.5
3.5
4.5
5.0
3.0
4.0
4.5

342

Tema 18

Tabla 8. FIS para oxgeno disuelto. Concentraciones /duraciones umbral que no


deben ser superadas m
as frecuentemente de lo indicado. Ecosistema marginal
para ciprnidos

Periodo de retorno
1 mes
6 meses
1 a
no

Concentraci
on de Oxgeno Disuelto mg/l
1 hora
6 horas
24 horas
3.0
3.5
4.0
2.5
3.0
3.5
2.0
2.5
3.0

Estos valores pueden entender como sigue. Si tenemos un ecosistema clasicado como
adecuado para salm
onidos, se acepta que una lluvia de periodo de retorno de 1 mes puede
provocar que durante 1 hora el nivel de oxgeno disuelto descienda pero a no menos que 5 mg/l,
que durante 6 horas el nivel baje a un valor medio durante esas horas pero a no menos que 5.5
mg/l y que durante 24 horas el nivel baje a un valor medio durante esas horas pero no menor
que 6 mg/l. Una lluvia de periodo de retorno 1 mes es muy frecuente y se imponen unos valores
de referencia mas elevados que en caso de lluvias de periodo de retorno de 1 a
no. En este caso, a
las lluvias de periodo de retorno 1 a
no se exige que la concentraci
on de oxgeno disuelto no baje
como media durante 1 hora, de 4 mg/l, que durante 6 horas no baje de un valor medio de 4.5
mg/l y que durante 24 horas no baje de un valor medio de 5 mg/l. Estamos hablando en general
de niveles de oxgeno disuelto altos, tal y como lo requieren las comunidades de salm
onidos. Se
desarrollan estandares similares para el amoniaco no ionizado, que pueden consultarse en UPM
(1998).

Estrategias de soluci
on del problema

El estudio de la reducci
on del impacto contaminante sobre los cauces naturales procedente de
los vertidos de la red de drenaje en tiempo de lluvia, debe abordarse analizando de forma
conjunta los aspectos de cantidad y calidad del agua. Aspirar a que el 100% de las aguas de
escorrenta urbana se depuren antes de su vertido no es practicable, dado que deberamos dise
nar
unas instalaciones de tratamiento y depuraci
on varias decenas de veces superiores a las que ya
tenemos. Sirva como ejemplo que la capacidad de tratamiento de la estaci
on depuradora del
3
Besos, en Barcelona, tiene una capacidad del orden de los 1012 m /s mientras que el caudal
punta producto de la escorrenta urbana para un periodo de retorno de 10 a
nos en la zona servida
3
por dicha planta de tratamiento es cercano a los 500 m /s.
Pero debemos analizar la distribuci
on en el tiempo de la carga contaminante transportada
por el caudal de escorrenta y determinar si existe el fenomeno de primer lavado de la supercie
de la ciudad (rst ush). Si ello es as, tal vez sea planteable la posibilidad de almacenar si
no toda el agua de escorrenta, s al menos la primera que transporta una carga contaminante
superior. De acuerdo con la gura siguiente, y seg
un experiencias realizadas en otras ciudades
existe el fenomeno comentado, una carga contaminante mayor asociada a las primeras aguas de
escorrenta. Dicho fen
omeno puede ser mas acusado en zonas que presenten precipitaciones con
grandes intensidades de lluvia en pocos minutos. En este caso un almacenamiento de volumen

Problemas de calidad de las aguas receptoras: CSO

343

moderado, pero todava del orden de decenas de miles de metros c


ubicos, puede ser una estrategia
de control de la contaminaci
on vertida al medio.
Encontrar esas reservas de espacio no es f
acil, y en este momento existen dos enfoques de
soluci
on: ubicar dep
ositos de retencion de las primeras aguas de escorrenta para una vez pasado
el episodio de lluvia, enviar poco a poco hacia la planta de tratamiento, o bien aprovechar la
capacidad de almacenamiento existente en la red de drenaje actual, disponiendo elementos de
control como compuertas, etc. que permitan almacenar en la propia red esos vol
umenes de agua.

5.1

Almacenamiento en la red

El planteamiento en este caso es que para lluvias moderadas la propia red almacene sus
vol
umenes de agua de escorrenta, evitando el vertido al medio receptor. Para ello se deben
disponer elementos de regulaci
on, tipo compuertas o presas m
oviles (hinchables, por ejemplo) que
permiten almacenar esas aguas. Caso de que la precipitacion aumente, dichos elementos dejaran
de actuar y se restituiran las condiciones de funcionamiento natural de la red, produciendose el
vertido al cauce, si bien en teora algo mas diluido que el procedente de un rst ush.

Figura 2: Posibilidad de almacenamiento en la red


Este planteamiento supone varias cosas: primero, se dispone de una red con una capacidad
de almacenamiento importante; segundo, se tiene un conocimiento muy exacto del estado de
la red en cada instante (sistema de medida y control) y tercero, se debe conocer muy bien el
comportamiento hidr
aulico de la red y las repercusiones que puede tener cualquier maniobra de
los organos de control, que por supuesto, hay que instalar. Los esquemas de control en tiempo
real (RTC) que se proponen en algunas poblaciones deben cumplir todos estos requisitos. Para
ello es preciso disponer de un sistema de control y adquisici
on de datos del estado de la red,
niveles de agua, caudales circulantes, etc. y profundizar en el conocimiento de la red de drenaje
existente. Ello no siempre es posible, y en nuestro pas menos pues ni siquiera todas las grandes
ciudades tienen constancia documental (planos de planta, perl longitudinal, secciones, obras
singulares, etc.) de sus redes. Quizas por ese motivo lo consideremos un objetivo difcil de
alcanzar en cualquier poblaci
on.

344

5.2

Tema 18

Almacenamiento en dep
ositos de retenci
on

Frente a la opci
on anterior, se puede plantear el almacenamiento de los primeros vol
umenes de
agua en un dep
osito construido a tal efecto. Dicho dep
osito puede disponerse bien intercalado
en lnea en la red (almacenamiento on line) o bien aparte, en paralelo, donde el agua debe llegar
despues de sobrepasar una estructura de intercepci
on (almacenamiento o line). El esquema
de funcionamiento es tambien muy simple. Por ejemplo, para la operaci
on de un dep
osito en
lnea como el de la gura, el agua en tiempo seco atraviesa el deposito y se dirige a la planta de
tratamiento. Por contra, en tiempo de lluvia, al aumentar el caudal de paso existe un elemento de
regulaci
on que limita el caudal que va hacia la planta de tratamiento, almacenando el sobrante.
Cuando el dep
osito se llena, existen estructuras en forma de aliviadero que permiten verter al
medio receptor el caudal que llega por la red de drenaje. Una vez que ha dejado de llover,
se ir
a vaciando poco a poco el dep
osito de retencion, cuyas aguas se dirigir
an a la planta de
tratamiento. De esa manera hemos retenido los primeros vol
umenes de escorrenta, y podemos
mitigar en parte el impacto sobre el cauce de vertido. La forma de operacion de un dep
osito en
paralelo es similar, solo que el agua entra en dicho dep
osito cuando se supera un cierto caudal
de paso por la red por lo que en tiempo seco dicho dep
osito esta vaco. Una diferencia de
funcionamiento entre ambos es que el vaciado del dep
osito de retencion debe hacerse con ayuda
de un grupo de bombeo.

qout

qin

qin

qout
qspill

S1

qin

qout

qin

qout

S2

Figura 3: Dep
ositos de retencion, en serie y paralelo

Consideraciones finales

En estas lneas se ha querido tan solo plantear un toque de atenci


on al problema de
contaminaci
on en los medios naturales originados por vertidos procedentes de las redes de
drenaje urbanas. Si bien hasta ahora los aspectos de tipo cuantitativo han primado en los
estudios y actuaciones sobre la red, no hemos de perder de vista que la conservacion de los
medios naturales, el control cada vez mayor de los vertidos sin depurar, etc. van a dejar como
una de las fuentes de contaminaci
on puntuales a los vertidos de las redes de drenaje urbano. La

Problemas de calidad de las aguas receptoras: CSO

345

soluci
on a este problema requiere un analisis especco de cada caso y la propuesta de reducci
on
de carga contaminante debe contemplar adem
as el tratamiento conjunto de los aspectos de
cantidad y calidad. No olvidemos que si bien el objetivo primero de una red de drenaje es ese,
drenar eliminando de supercie las aguas de lluvia, ello puede y debe cumplirse salvaguardando
en la medida de lo posible las condiciones del medio al que cada red vierte.

Bibliografa

Fourth International Conference on Urban Storm Drainage. Lausana. 1987.


Fifth International Conference on Urban Storm Drainage. Osaka. 1990.
Sixth International Conference on Urban Storm Drainage. Niagara Falls. 1993.
Rexnord Inc. (1984) Source and Migration of Highway Runo Pollutants. Research report
para la FHWA (NTIS PB86227915).
UPM (1998) Urban Pollution Management. Foundation for Water Research. London.
Urbonas, B., Stahre, P. (1992) Stormwater: Best Management Practices and
Detention, Prentice Hall. New York.
Urbonas, B., Roesner, L. (1986) Urban Runo Quality Impact and Quality
Enhancement Technology. American Society of Civil Engineers. New York.
Wanielista, M.P., Yousef, Y.A. (1993) Stormwater Management.
York.

J. Wiley. New

MUNICIPAL: LOS PLANES


GESTION
ESPECIALES DE ALCANTARILLADO COMO

FIGURAS DE GESTION.
EL CASO DE
BARCELONA
Pere Malgrat i Bregolat
Director de Proyectos y Obras. CLABSA
C/ Acero, 16, 2o . 08038 BARCELONA

Necesidad de la Planificaci
on de Sistemas de Saneamiento

En 1800 solo un 1% de la poblacion mundial viva en ciudades de mas de 10.000 habitantes, en


1960 dicha proporcion era del 20% y se preve que en el a
no 2025 sera del 65%. Esta concentraci
on
de la poblacion mundial en las ciudades provoca un progresivo aumento de la complejidad del
dise
no de las infraestructuras, en particular de las relacionadas con la gestion del agua en la
ciudad tales como el suministro de agua potable, gestion de las aguas residuales, drenaje de las
aguas pluviales, etc., siendo cada vez mayores las inversiones requeridas en ellas.
Esta concentracion de la poblacion en las ciudades, ha conllevado un aumento brutal de su
urbanizacion, y por tanto de su impermeabilidad, produciendo un aumento en los vol
umenes de
escorrenta y un aumento de las velocidades de flujo, reduciendo los tiempos de concentraci
on.
Estos dos efectos combinados tienen consecuencias drasticas en cuanto a los caudales punta que
se producen en la red de alcantarillado. A su vez, este efecto se ha visto agravado por dos hechos:

a. las ciudades han visto con frecuencia desbordados sus planes de crecimiento, incluso
en muchos casos se ha producido dicho crecimiento sin ning
un plan de ordenacion que
lo controle. Ello ha motivado que muchas veces el nuevo sistema de drenaje se haya
proyectado descoordinadamente con el resto de la red de alcantarillado, sin estudiar las
posibles influencias en las cuencas aguas abajo de la nueva urbanizacion, dise
nandose
incluso inadecuadamente el nuevo sistema de drenaje por esta falta de control.
b. a pesar de las molestias que ocasionan a los habitantes las deficiencias del drenaje de
aguas pluviales, y la inadecuada gestion de las aguas residuales, las inversiones en la red
de alcantarillado no son concebidas muchas veces como prioritarias en los presupuestos
municipales.
347

348

Tema 19

Como consecuencia, en muchas ciudades existe en la actualidad una problematica de drenaje


de aguas pluviales y residuales, que en ciertos casos puede llegar a ser muy grave (inundaciones,
impacto grave de los vertidos en tiempo de lluvia a los medios receptores, etc).
Esta problematica planteada en las redes de alcantarillado de las ciudades, ha generado
una progresiva, aunque lenta concienciacion (por ejemplo en Espa
na), de que es imprescindible
realizar una planificacion del drenaje urbano que permita cumplir adecuadamente sus tres
funciones esenciales de proteccion: higienica de los habitantes de la ciudad, ante inundaciones y
ambiental del medio receptor.

Caractersticas de la Planificaci
on del Saneamiento

Las caractersticas basicas de esta planificacion, han sido determinadas en el marco de la nueva
ciencia de la hidrologa urbana, surgida en los u
ltimos a
nos como una rama distinta de la
hidrologa tradicional, con el fin de resolver cientficamente los problemas hidrologicos asociados
al crecimiento urbano. Estas caractersticas basicas de la planificacion deberan ser:
a. Ha de contemplar el estudio de las cuencas vertientes en su integridad, lo cual en muchos
casos implica un ambito hidrologico supramunicipal. Ello choca a veces con el caracter
municipal que tienen los planes especiales de alcantarillado o saneamiento en general.
b. Ha de basarse en la incorporaci
on armoniosa al desarrollo y mejora urbana de cauces
naturales, estanques, alcantarillas, dispositivos de control y tratamiento, as como
dispositivos de captacion y desag
ues. Ello implicara, por ejemplo, que cualquier
modificacion o ampliacion de la red existente, se realice teniendo en cuenta el conjunto de
la red de alcantarillado, evitando por ejemplo el caso com
un de que la construccion de una
nueva alcantarilla en una zona, agrave los problemas aguas abajo.
c. Lo deseable, es que el sistema de drenaje urbano no se implante en una urbanizacion una
vez desarrollada, sino que sea una fuente de concepcion en el dise
no urbanstico, empezando
a ser posible, ya a nivel de la planificacion urbanstica (que debera regular no solo el suelo
sino tambien el subsuelo).
En este sentido, es imprescindible la existencia de una adecuada coordinacion con los
urbanistas y proyectistas de otras infraestructuras como ferrocarril y metro, para conseguir
respetar las vas necesarias de drenaje, ya que de otro modo pueden provocarse graves
problemas de muy difcil solucion.
d. Debe estudiar la viabilidad de tecnicas compensatorias de infiltracion - retencion o tecnicas
alternativas de drenaje que permitan reducir los caudales circulantes en la red y su
contaminacion asociada, a base de fomentar la infiltracion y el almacenamiento en el
subsuelo.
e. Ha de tener en cuenta que, adem
as del flujo del agua por el sistema inferior de drenaje
constituido por imbornales, rejas y red de alcantarillado con sus instalaciones subterraneas,
existe un flujo por un sistema superior (concepto llamado de drenaje dual), constituido
por las rieras naturales, estanques a cielo abierto y las estructuras viarias.

Gestion municipal. Planes Especiales de Alcantarillado

349

El sistema superior es el fundamento de un buen drenaje urbano, pues debera ser capaz
de evacuar los caudales que no absorba la red de alcantarillado. Si se dise
na bien
el sistema superior, el riesgo de perdida de vidas y materiales, queda practicamente
eliminado. Es fundamental considerar que el sistema superior de drenaje existe realmente,
independientemente de haber sido dise
nado o no, y de haberse tenido en cuenta o no en
el desarrollo urbano. El agua obedecera las leyes de la gravedad buscando el punto m
as
bajo tanto si edificios o personas estan en el o no.
Ello implicara estudiar con detalle posibles efectos barrera que puedan suponer las
rasantes decididas en nuevos viales respecto a zonas consolidadas urbansticamente. Es
decir, dado que el alcantarillado se dise
na para que se llene como media una vez cada T
(periodo de retorno) a
nos (10 en general en Espa
na), existiran una serie de lluvias (de
T>10 a
nos) que produciran caudales de escorrenta no vehiculados por el alcantarillado.
La existencia de barreras urbansticas puede suponer que estos caudales no vehiculados
inunden areas deprimidas topograficamente. La planificacion debera pues estudiar la
permeabilizacion de estas barreras. Finalmente la falta o escasez de imbornales puede
determinar tambien un comportamiento no deseado en el sistema superior, que deber
a
tenerse en cuenta en la planificacion.
f. Debe contemplar la posibilidad de implantar tecnicas de control en tiempo real del
funcionamiento de la red de alcantarillado, que esencialmente permitan reducir los
problemas de inundaciones gracias a un mejor aprovechamiento de la capacidad de la red,
y disminuir el impacto ambiental de sus vertidos en tiempo de lluvia al medio receptor
gracias a una mejor gestion de los caudales evacuados en casos de lluvias poco intensas.
g. El funcionamiento de la red de alcantarillado, debera estudiarse con un modelo matematico
hidrologico o hidraulico de simulacion (dadas las limitaciones del com
unmente utilizado
metodo racional) calibrado con datos de sensores de telesupervision.
h. El alcantarillado debera restituir las aguas de lluvia captadas, en las mejores condiciones
posibles al medio receptor, minimizando el impacto de los vertidos en tiempo de lluvia
(llamados DSU en el caso mayoritario en Espa
na de redes unitarias).
i. Debe abordar el estudio del sistema de saneamiento urbano de una forma integral, es decir,
no solo contemplando la red de alcantarillado, sino tambien la depuradora y el medio
receptor. De hecho, a nivel cuantitativo es evidente que el comportamiento del medio
receptor (avenida en el ro, temporal en el mar, etc) afecta al de la red de alcantarillado. A
su vez, a nivel cualitativo es tambien meridiano que de cara a reducir el impacto ambiental
del alcantarillado al medio receptor en tiempo de lluvia (por las DSU), es necesario estudiar
y gestionar conjuntamente alcantarillado, depuradora y medio receptor.
j. En las zonas sensibles a inundaciones se estudiaran soluciones locales que puedan suponer
una apreciable mejora de su funcionamiento.

350

Tema 19

Metodologa general de la planificaci


on del saneamiento

En la Figura 1 puede verse la metodologa a seguir en la planificacion.

Figura 1: Metodologa de la planificacion

Existe en el caso mas general, un amplio abanico de datos estructurales y fenomenologicos


necesarios para la planificacion, tal como se ve en la Figura 2.

Gestion municipal. Planes Especiales de Alcantarillado

Figura 2: Tipologa de datos necesarios para la planificacion del alcantarillado

351

352

Tema 19

Los datos fenomenologicos mas importantes son los pluviometricos, y tambien los de niveles,
caudales y polutogramas en la zona. Las solicitaciones del sistema son las lluvias y para definir
estas es importante tener series historicas suficientemente largas y de calidad. En este apartado
de datos fenomenologicos se incluyen tambien las referencias de problemas registrados en la red
o en el medio receptor para diversas lluvias.
Los datos estructurales consisten, entre otros, en el trazado en planta de los diferentes
colectores, los datos de altimetra de la red (cota de las tapas de los pozos de registro y su
profundidad), las correspondientes secciones transversales, as como cualquier otro elemento que
forme parte de la estructura de red de alcantarillado, de la depuradora y del medio receptor.
En general sobre la cartografa disponible se realiza la definicion de las subcuencas vertientes y
la determinacion de la red a analizar.
Para cada subcuenca vertiente se determinan sus parametros caractersticos:
impermeabilidad, longitud, pendiente, etc.

area,

En lo que se refiere a la modelizacion matematica, aunque existen multitud de modelos


de simulacion de redes de alcantarillado, tanto comerciales como academicos, el n
umero se
reduce cuando se exige que hayan sido utilizados en situaciones parecidas a las que se pretende
abordar. Ademas el modelo de simulaci
on ha de permitir modelar la escorrenta y la propagaci
on
de los caudales resultantes por la red, solucionando en el mejor de los casos las ecuaciones de
Saint Venant completas, de forma que se puedan estudiar redes malladas, puntos singulares,
aliviaderos, flujos en presion, etc.
En ciudades medianas o grandes, que acostumbran a tener redes complejas, se elegira en
general modelos matematicos de los denominados de nivel III (maxima precision) como el
MOUSE, del Danish Hydraulic Institute (DHI) utilizado ya en Espa
na en las ciudades de
Barcelona, Murcia, Alicante, Vitoria, Las Palmas, Pamplona, Reus, Palencia y Ganda entre
otras, el HYDROWORKS, de HR Wallingford, o el SWMM de la EPA.
Una fase esencial de la metodologa es la diagnosis, la cual ha de permitir un conocimiento
del funcionamiento y del estado de las instalaciones en su conjunto: red primaria, red
secundaria, elementos auxiliares, equipamientos de regulacion, estaciones de tratamiento,
impacto de los vertidos, sistemas de informacion y control, etc. Ademas debe cubrir tanto
las insuficiencias hidraulicas como las deficiencias estructurales, los efectos contaminantes en los
medios receptores, los defectos de gesti
on, las carencias de todo tipo, etc.
Para realizar una correcta diagnosis se deben tener en cuenta los siguientes aspectos:
Recopilacion exhaustiva de antecedentes y de informacion .
Inspeccion ocular sobre el terreno
Seguimiento de una metodologa apropiada
Utilizacion de un modelo de analisis y simulacion
Utilizacion de otros sistemas informaticos de aplicacion funcional

Gestion municipal. Planes Especiales de Alcantarillado

353

En los pases europeos del area mediterranea es habitual diagnosticar el comportamiento de


la red para lluvias de 10 a
nos de perodo de retorno.
Para ajustar y contrastar la diagnosis es necesario realizar una labor de calibracion del
modelo ajustando sus parametros de manera que los resultados que proporcione el modelo se
correspondan con la realidad. En muchos casos los u
nicos datos de que se dispone son las
incidencias por inundacion (saltos de tapas, etc.) recibidas de diversas fuentes.
Posteriormente, hay que iniciar la fase de prognosis, donde fruto de la diagnosis completa se
puede deducir con mas facilidad toda la serie de actuaciones necesarias, debidamente justificadas
y presupuestadas y que se deberan adaptar a toda una serie de condicionantes urbansticos,
orohidrograficos, sociales y economicos.
En esta fase de prognosis se comprobara mediante el modelo de simulacion el buen
funcionamiento de las actuaciones previstas. La diagnosis y la prognosis constituyen el
n
ucleo fundamental de la planificacion, cuyo resultado final es el Plan Director o Especial de
Saneamiento.

Planteamiento de las actuaciones posibles en el marco del


saneamiento integral

Ante las disfunciones del sistema de saneamiento de cualquier ciudad, traducidas esencialmente
en inundaciones e impacto ambiental negativo de sus vertidos en tiempo de lluvia al medio
receptor, se pueden plantear diversas actuaciones. Lo logico es planificar estas actuaciones
pensando en el sistema integral de saneamiento: drenaje pluvial - alcantarillado - depuradora medio receptor (ver Figura 3), dada la interaccion entre todos estos subsistemas. De hecho una
red de alcantarillado o una depuradora no se pueden gestionar racionalmente por s mismas sin
tenerse m
utuamente en cuenta o sin tener en cuenta el medio receptor, ya que finalmente no
solo deben funcionar bien cada una individualmente, evacuando aguas pluviales y residuales o
depurando, sino que cada vez mas se les exige que esta gestion de alcantarillado y depuradora
produzca el mnimo impacto sobre el medio receptor tanto en tiempo seco como en tiempo de
lluvia. Todo ello puede condicionar la estrategia de funcionamiento de los aliviaderos de pluviales
y de los interceptores de aguas residuales, y la gestion en tiempo de lluvia de las depuradoras
entre otros aspectos.
En la Figura 4 se expone la enorme gama de actuaciones posibles, ordenadas siguiendo un
orden practico desde aguas arriba hacia el medio receptor; ademas se incluyen sus objetivos
esenciales. Asimismo se incluyen como ejemplo 4 figuras que corresponden a algunas de las
actuaciones mas emblematicas.

354

Tema 19

Figura 3: Subsistemas integrantes del saneamiento urbano

Gestion municipal. Planes Especiales de Alcantarillado

355

Figura 4: Clasificacion de actuaciones posibles en el sistema de saneamiento y sus objetivos

356

Tema 19

Figura 5: Deposito de retencion al aire libre integrado en un parque de Barcelona

Figura 6: Ejemplo de almacenamiento en red producido por compuertas

Gestion municipal. Planes Especiales de Alcantarillado

Figura 7: Revestimiento alveolado de la Villa Olmpica de Barcelona.

Figura 8: Area
de infiltracion inundable en la Villa Olmpica de Barcelona

357

358

Tema 19

Contenido de un plan director o especial de saneamiento

Lo deseable es que la planificacion del alcantarillado o drenaje urbano de un municipio cuyas


caractersticas se acaban de exponer, se plasme en un documento oficial que se tramite
urbansticamente como Plan Especial de Saneamiento, siguiendo la legislacion urbanstica
nacional o regional que corresponda.
A ttulo indicativo se incluyen a continuacion los documentos que conforman en general un
Plan Director o Especial de Saneamiento:
Documento
Documento
Documento
Documento
Documento
Documento
Documento

6
6.1

n
n
n
n
n
n
n

1:
2:
3:
4:
5:
6:
7:

Memoria
Anejo de analisis de la estructura y del funcionamiento de la red
Anejo de actuaciones propuestas
Planos
Normas Urbansticas
Presupuestos
Recomendaciones: de planificacion (actualizacion del Plan Especial de
Saneamiento, tecnicas compensatorias de infiltracion-retencion), de
proyectos (pliego de condiciones, dise
no hidraulico, dise
no mecanico),
de explotacion, de mantenimiento, de proteccion civil y de seguridad y
salud

El Plan Especial de Alcantarillado de Barcelona


Introducci
on

Como ya se ha comentado, las redes de alcantarillado o drenaje urbano tienen modernamente


3 grandes funciones: higienista (conduccion de las aguas residuales evitando problemas de
salubridad a la poblacion), evitar inundaciones, y en los u
ltimos a
nos, restituir al medio receptor
las aguas captadas con el mnimo de contaminacion posible, tal como prescriben las directivas
europeas (marco del agua, aguas de ba
no, etc.).
En este sentido el conjunto de instalaciones que forma el sistema de saneamiento de Barcelona
y en general el de cualquier otra ciudad necesita una eficaz regulacion hidraulica para conseguir:

- Aumentar la capacidad de la red de alcantarillado mediante la regulacion de las puntas, y


optimizar su funcionamiento mediante derivacion por colectores alternativos.
- Reducir las descargas del sistema unitario (DSU) a los medios receptores (ros Bes`os y
Llobregat y mar Mediterraneo) a causa de los aguaceros, reduciendo su contaminacion.
- Mejorar el funcionamiento de las depuradoras incrementando la regularidad de los caudales
de entrada y protegerlas frente a las perjudiciales variaciones de caudal ocasionadas por
los frecuentes episodios de lluvia importante y repentina.

Gestion municipal. Planes Especiales de Alcantarillado

359

Esta necesidad de regular globalmente el saneamiento, que supone una mejora cualitativa
en la proteccion del medio ambiente, ya ha sido puesta en practica desde hace algunos a
nos
en diversos pases como EUA, Francia, Alemania, Japon, Inglaterra o Dinamarca (Stahre et al,
1990; Marchans et al, 1995; Bergue et al, 1994; Valbon et al, 1992).
Por ello, el Ayuntamiento de Barcelona decidio en 1997 elaborar un Plan Especial de
Alcantarillado de Barcelona (PECLAB97) que por 5a vez en su historia realizara una
planificacion global de su drenaje urbano, con los objetivos basicos de erradicar las inundaciones
que todava se producan en diversas areas de la ciudad, y proteger los usos l
udicos en las
amplias zonas de medio receptor recuperadas para uso ciudadano en los u
ltimos a
nos. Este plan
ha servido de base como veremos, para la puesta en marcha de una serie de proyectos para evitar
inundaciones y a la vez para la mejora medioambiental de sus medios receptores, entre los cuales
destacan la construccion de depositos de regulacion (normalmente enterrados) intercalados en
los puntos estrategicos de su red de saneamiento, y para el inicio del funcionamiento de un
sistema de gestion integrada de dicha red y de las depuradoras.

6.2

La Gesti
on Avanzada del Drenaje Urbano (GADU): El Modelo Barcelona

El nuevo Plan Especial de Alcantarillado de Barcelona, es de hecho el resultado de la aplicaci


on
de un nuevo tipo de gestion en las redes de alcantarillado o drenaje urbano: la GADU o Gesti
on
Avanzada del Drenaje Urbano, o lo que se ha venido a llamar Modelo Barcelona (Malgrat
et al 1993; Gutierrez, 1999, Gutierrez 2001). Este modelo ha sido concebido y aplicado por
CLABSA en Barcelona, convirtiendo la gestion de su alcantarillado en una de las mas modernas y
avanzadas del mundo. CLABSA cuenta con 84 personas dedicadas a esta gestion integral, que va
desde la planificacion de actuaciones, su proyecto y ejecucion, y su explotacion y mantenimiento
basadas en un moderno centro de control en tiempo real.
GADU es una metodologa de trabajo que permite la implementacion de las tecnicas m
as
modernas y avanzadas a todos los ambitos de la gestion de las redes de alcantarillado y drenaje
urbano: planificacion, proyecto, direccion de obra, explotacion y mantenimiento, y se basa en
los siguientes principios basicos:

- Conocimiento preciso y exhaustivo de la red y de su comportamiento a traves de potentes


sistemas informaticos cartograficos (GIS), de modelizacion y de telecontrol.
- Planificacion integral basada en modelos de simulacion del alcantarillado, integrado con la
depuradora y el medio receptor, con criterios de regulacion y control en tiempo real.
- Gestion completa y coordinada en tiempo real, integrada con el resto del ciclo integral del
agua, con el medioambiente y con el urbanismo.
- Enfoque medioambiental, sostenible y de calidad. - Divulgacion y concienciacion.

360

6.3

Tema 19

La Planificaci
on: el PECLAB

Despues de los planes directores de alcantarillado de 1891, 1952, 1969 y 1988 (Malgrat, 1992), los
muchos cambios acaecidos en todos los sentidos (urbansticos, tecnologicos, conceptuales, etc.)
han desembocado en 1997 en un 5o plan muy ambicioso (PECLAB97), redactado por CLABSA,
que contempla soluciones innovadoras para el control de las inundaciones y la contaminacion
producida por las aguas de tormenta (actuaciones reductoras del impacto ambiental).
Los dos objetivos basicos perseguidos han sido evitar inundaciones para lluvias de 10 a
nos de
perodo de retorno, llegando a 50 a
nos en algunos puntos crticos, y reducir el n
umero de vertidos
actuales en tiempo de lluvia al medio receptor a una tercera parte, y mas especficamente reducir
el porcentaje de horas de ba
no prohibido por culpa de la lluvia de un 5 a un 1,5%.
En conjunto, el PECLAB contiene un detallado estudio de la situacion y deficiencias actuales
en base a una compleja modelizacion matematica de su sistema de alcantarillado (Cabot et
al, 1999; Malgrat et al, 2000), integrado con su depuradora y sus medios receptores (Figuras
9 a 15), los criterios, metodologas y planteamientos utilizados, las propuestas valoradas y
una serie de recomendaciones y normativas. Dicho documento es una pieza clave para la
programacion cuatrianual de los programas de obras, y constituye asimismo un documento
con validez urbanstica y por tanto imperativo en la configuracion de la planificacion urbanstica
y de otras infraestructuras.

Figura 9: Esquema de modelizacion integral del medio hdrico.


Las grandes obras primarias del PECLAB consisten en 13 depositos de uso mixto
(anti-inundacion y anti-DSU), 10 depositos exclusivamente anti-DSU, 37 compuertas de
almacenamiento en colectores, 10 compuertas de derivacion y 57 km de grandes colectores. La
capacidad global de almacenamiento prevista es de casi 1.000.000 m3 con una inversion prevista
es de 242 M de euros.

Gestion municipal. Planes Especiales de Alcantarillado

361

Figura 10: El sistema de modelizacion integral del alcantarillado-depuradora-medio receptor de


Barcelona

Figura 11: Modelizacion de la lluvia en Barcelona (Superficie IDF y lluvias sinteticas)

362

Tema 19

Figura 12: Ejemplo de Modelizacion y calibracion de las aguas residuales

Figura 13: Ejemplo de modelizacion de la propagacion por la red

Gestion municipal. Planes Especiales de Alcantarillado

363

Figura 14: Ejemplo de modelizacion y calibracion de la calidad de las aguas.

Figura 15: Ejemplo de modelizacion integrada de las DSU del alcantarillado y del ro Bes`os en
las playas de Barcelona

364

Tema 19

6.4

Las grandes obras ejecutadas

Desde la redaccion del PECLAB, una parte importante (60%) de las actuaciones primarias
previstas han sido ya ejecutadas. El listado de obras de alcantarillado mas significativas en el
perodo 1997-2003, puede hallarse en la Figura 16. En total, se trata de 8 depositos enterrados
(figuras 17 y 18) y e1 deposito a cielo abierto con un volumen total de 492.200 m3 (que supone
que el 88% del volumen total de depositos de uso mixto planificados ya este construido), 25 km
de grandes colectores y 5 compuertas de derivacion, con una inversion total de 113 M de euros.
(Malgrat et al, 2003).

Figura 16: Depositos construidos en Barcelona 1997-2003

6.5

La Explotaci
on y Mantenimiento sostenibles

La explotacion de la red de drenaje urbano con depositos de retencion no es concebible sin


un completo sistema de control en tiempo real de sensores y actuadores en los depositos y en
toda la red, previamente planificados en el Plan Especial. Sinteticamente, Barcelona cuenta
actualmente con telecontrol sobre 23 pluviometros, 2 radares meteorologicos del INM e ICM,
149 limnmetros, 29 compuertas, 8 valvulas, 14 bombeos y 6 depositos a traves de 67 estaciones
remotas y 146 lneas de comunicaciones (ver Fig. 19).
Cabe destacar 4 aspectos primordiales en una explotacion avanzada:

- Informaci
on meteopluviom
etrica de calidad, procedente de la red de pluviometros,
partes meteorologicos a 1-3 das vista, imagenes de los satelites Meteosat, modelos de
simulacion a meso escala y los radares meteorologicos.

Gestion municipal. Planes Especiales de Alcantarillado

365

- Sistema de telecontrol centralizado en tiempo real (ver Figuras 19 y 20), que


permite el conocimiento del funcionamiento del sistema y de sus actuadores, el control
de los mismos y la calibracion de los modelos de simulacion. Su mantenimiento es
especialmente importante: para alcanzar 100
- Estrategias
optimas locales y globales de regulacion de caudales.
- Coordinaci
on interna y con el resto de grupo operativos municipales, que obliga a
disponer de procedimientos claros y bien dise
nados de operacion crtica y de personal
formado y disponible de 24 h x 365 d.

Figura 17: Foto Deposito de Bori i Fontesta

Figura 18: Vista 3D Deposito Drs. Dolsa

366

Tema 19

Figura 19: Sistema de Telecontrol del Alcantarillado de Barcelona. Centro de control del
Alcantarillado de Barcelona

Figura 20: Centro de control del Alcantarillado de Barcelona


Desde su puesta en funcionamiento en 1999, la operacion de los depositos han solventado
con exito la regulacion de las lluvias en sus cuencas protegiendo la ciudad (ver Figura 21). Los
depositos act
uan entre 20 y 35 veces al a
no. Cabe destacar especialmente su intervencion,
llenandose todos a su maxima capacidad, en la tormenta excepcional del 31-Jul-2002, que
produjo inundaciones en todo el area metropolitana que rodea Barcelona, pero no as en la
propia Barcelona.

Beneficios de la Planificaci
on y Gesti
on avanzada

La experiencia de Barcelona en la planificacion y gestion avanzada de su alcantarillado ha puesto


de manifiesto importantes beneficios:
a) Para el municipio: eficiencia de las inversiones (mas resultados con el mismo dinero), mayor
eficacia (cada se gasta en la direccion correcta), aprovechamiento de oportunidades para
iniciativas de terceros y obtencion de subvenciones.

Gestion municipal. Planes Especiales de Alcantarillado

367

Figura 21: Resumen del funcionamiento de los depositos de retencion de Barcelona en


explotacion 1999-2003

b) Para los gestores: definicion clara de prioridades y actuaciones con un solido soporte
tecnico, voz propia ante intervenciones de otras administraciones, y gestion eficaz de
emergencias y averas.

c) Para los ciudadanos: alta calidad del servicio, disminucion de incomodidades (olores,
inundaciones), y preservacion del medio ambiente.

Conclusiones

La problematica de las inundaciones que sufren periodicamente las redes de alcantarillado o


drenaje urbano, as como la problematica del impacto que estas redes producen en tiempo
de lluvia en el medio receptor, requieren de un correcto diagnostico en base a un modelo
matematico de simulacion adecuadamente calibrado, y de una propuesta de actuaciones
necesarias, determinadas y comprobadas con dicho modelo. Todo ello es importante que se
sistematice en un plan director de saneamiento, que siempre que sea posible se debera tramitar
como Plan Especial de Saneamiento, para dotarle del maximo poder urbanstico.
Dicho plan debe abordarse desde una perspectiva integral y global que abarca alcantarillado,
depuracion e impacto sobre los medios receptores. Tambien ha de estar coordinado con los
cambios urbansticos a medio y largo plazo, para conseguir una optima rentabilidad social.
Debe destacarse finalmente que el ciclo de las obras de drenaje urbano se inicia con una
adecuada planificacion y contin
ua con las fases de proyecto, ejecucion de obra y con las
permanentes actividades de explotacion (con el apoyo de completos sistemas de control en tiempo
real) y mantenimiento. Todo este planteamiento ha sido implementado con exito en Barcelona
en los u
ltimos a
nos, donde con las bases del modelo GADU (Gestion Avanzada del Drenaje
Urbano), se han planificado, proyectado, construido y explotado importantes infraestructuras
de drenaje urbano, entre las que destacan 9 depositos de retencion, en su mayora enterrados,
que suponen un volumen global de casi 500.000 m3 y una inversion de 113 M de euros.

368

Tema 19

Bibliografa

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Stahre, P.; Urbonas, B. (1990). Storm-Water Detention. Ed: Prentice Hall.
Valbon, G.; Maurin, G.; Boursier, A.; Chocat, B.; Teniere-Buchot, P.F.; Mongeau,
D. (1992). Hydrotechnologie Urbaine: les bassins nouvelle vague. Coloque sur les bassins de
retenue. Pantin/Seine Sant-Denis.

DE
PROGRAMA NACIONAL DE MEDICION
DESCARGAS DE SISTEMAS UNITARIOS (DSU)
Jeronimo Puertas1 , Joaqun Suarez 1 , Jose Ramon Barro 2 , Luis Ortega

1 Universidade Da Coru
na
2 Ministerio de Medio Ambiente
3 Infraestructura y Ecologa S.L.

Antecedentes

Hasta hace pocos a


nos apenas se consideraban los problemas de degradaci
on de la calidad que
originan las aguas pluviales ni las aguas vertidas desde sistemas unitarios con alta diluci
on.

Unicamente se prestaba atencion al drenaje y control de las inundaciones para evitar los fuertes
da
nos economicos y humanos que podan provocar. Sin embargo, estudios realizados sobre el
tema ponen de manifiesto que las aguas pluviales llevan asociada una carga contaminante nada
despreciable.
En las zonas urbanas este problema se agrava, ya que la urbanizaci
on del suelo incrementa la
superficie impermeable, aumentando la escorrenta, y las actividades que sobre el se desarrollan
provocan una mayor concentraci
on de contaminantes y de s
olidos en suspensi
on susceptibles de
ser arrastrados por un fen
omeno tormentoso.
Las experiencias europeas, basadas en campa
nas de medida (francesas, alemanas, holandesas,
inglesas,...) corroboran la idoneidad, efectividad e incluso la rentabilidad a largo plazo de un
control de la contaminaci
on pluvial urbana. La contaminaci
on pluvial urbana es un hecho muy
preocupante en Europa y en general en los pases desarrollados. En Espa
na, el Grupo GADU
(Gestion Avanzada del Drenaje Urbano) de la AEAS (Asociaci
on Espa
nola de Abastecimiento
de Agua y Saneamiento), auspiciado por el Ministerio de Medio Ambiente, viene se
nalando desde
hace a
nos la importancia del problema. Varios grupos universitarios tambien estan planteando
distintas campa
nas piloto de an
alisis del problema.
Aunque no solo es un problema de las redes unitarias, dado que las aguas estrictamente
pluviales tambien generan contaminaci
on, el primer foco de preocupaci
on son los reboses de
alcantarillado unitario, tambien llamados Descargas de Sistemas Unitarios de alcantarillado
(DSU). Estos reboses estan asociados a insuficiencias de drenaje de la red, y se manifiestan como
vertidos al medio receptor, con una carga contaminante que proviene de la contaminaci
on de la
cuenca urbana en lo que respecta a la fracci
on pluvial, y de los usos urbanos en lo que respecta
a la fracci
on residual. Las diluciones en el vertido son variables, aunque se podra dar el entorno
(3-8) como marco de referencia.
369

370

Tema 20

En Espa
na apenas se conoce con cierto detalle esta problematica ni se tienen inventariados
los desbordamientos, descargas o vertidos pluviales de este tipo. El tipo de contaminacion de las
cuencas espa
nolas y la eficacia de algunas medidas que se est
an tomando para paliar sus efectos
(tanques de primer lavado de la Confederaci
on Hidrografica del Norte) son datos necesarios para
comprender el problema y son desconocidos al iniciar el presente estudio.
Este hecho ha provocado que dentro del ambito de competencias del Estado, la Direccion
General de Obras Hidr
aulicas y Calidad de las Aguas, y mas concretamente la Subdirecci
on
General de Tratamiento y Control de Calidad de las Aguas, promueva este estudio, alentado
por el grupo GADU de la AEAS, con el fin de cuantificar y evaluar el efecto de las descargas de
los sistemas unitarios del alcantarillado (DSUs) en epoca de lluvia, en cinco cuencas piloto de
diferentes municipios espa
noles.
El presente trabajo, realizado por la Direcci
on General de Obras Hidr
aulicas y Calidad de las
Aguas con la colaboraci
on de INFRAESTRUCTURA Y ECOLOGIA, S.L., y la Universidade
Da Coru
na supone una importante tarea de colaboraci
on entre distintos organismos, empresas
y administraciones p
ublicas. La infinidad de ambitos geograficos de trabajo y de competencias
en materia de saneamiento y alcantarillado ha obligado a un amplio trabajo de coordinaci
on y
a la gestion de numerosos flujos de informaci
on con objeto de recabar los datos necesarios para
acometer este trabajo y comunicar progresivamente los resultados obtenidos.
Concretamente, han estado implicados dentro del presente trabajo:
- Ayuntamiento de Madrid. Secci
on de Alcantarillado.
- Clabsa (Barcelona). Explotaci
on y Control de Vertidos.
- Ayuntamiento de Valencia. Secci
on de Planificaci
on y Proyectos.
- EMASESA (Sevilla). Divisi
on de Ingeniera.
- Ayuntamiento de Vitoria - Gasteiz. Secci
on de Medio Ambiente.
Basta se
nalar que sin la colaboraci
on de todos ellos, el presente trabajo no habra sido posible.

Conceptos fundamentales de descargas de sistemas unitarios

Los primeros esfuerzos en depuracion de aguas residuales se centraron en el control de los


vertidos puntuales de origen urbano e industrial. Despues de un fuerte desarrollo en sistemas
de tratamiento se comprobo que en muchos pases la calidad de las aguas no era todava
satisfactoria. Se observo que una gran parte del problema era originado por los vertidos
intermitentes que se producan durante y despues de las lluvias desde los alcantarillados unitarios
de los n
ucleos urbanos. Este tipo de vertidos se denomina reboses de alcantarillado unitario
(RAU), descargas de sistemas unitarios (DSU), alivios de tormenta (C.H.N., 1995), o Combined
Sewer Overflows (CSO), en la literatura anglosajona. Fue en EE.UU. donde por primera vez se
reconocio la importancia de este problema en la Federal Water Control Act Amendments de

Programa nacional de medici


on de descargas de sistemas unitarios (DSU)

371

1972. Despues de a
nos de estudios de caracterizacion de este tipo de sucesos se propusieron las
medidas de control pertinentes y se comprob
o el elevado coste economico que supona minorar
la contaminaci
on que era vertida al medio acu
atico a traves de este tipo de vertidos (Cost
Methodology of Combined Sewer Overflows and Storm Discharges, EPA-430/9-79-003). A
pesar de que desde esos a
nos se llevan invertidos muchos recursos en el conocimiento y control
del problema todava hoy sigue siendo una de las principales causas de contaminaci
on del agua.
En Europa el control de la contaminaci
on del agua de origen urbano sigui
o pautas similares
a las de EE.UU. y concluy
o tambien, al termino de la decada de los 80, que la eliminaci
on o
minimizacion de los reboses de los sistemas unitarios deba considerarse como objetivo prioritario
en los planes de saneamiento y mejora de la calidad del agua de los sistemas acuaticos. La
Directiva 91/271 sobre tratamiento de aguas residuales es, sin embargo, poco explcita en relaci
on
con este problema. S
olo cita de forma generica que todo tipo de agua que entre en una red
unitaria deber
a ser tratada y cita de forma explcita la necesidad de minimizar los vertidos de
las aguas de tormenta.
Actualmente, se admite que el control de las DSU debe realizarse bajo el principio de
la Gestion Integrada, considerando todas las relaciones que se establecen entre: A) lluvia,
B) superficie de cuenca C) sistema de colectores; D) estacion depuradora; E) medio receptor
aplicando siempre las que son definidas como tecnicas de gestion de la escorrenta urbana
(TGEU) (BMP- Best Management Practices). Para poner en pr
actica estas medidas se
necesita tener un buen conocimiento de los siguientes puntos:
1. Objetivos de calidad del agua en el medio receptor
2. Medida y an
alisis de las lluvias
3. Modelos de transformaci
on de lluvia-escorrenta
4. Caracterizacion (caudales, concentraciones, distribucion granulometrica de los solidos) y
modelado de los reboses
5. Comportamiento de la estacion depuradora frente a variaciones de caudal y carga
6. Capacidad autodepuradora del medio receptor
Una vision integral de la gesti
on del sistema que minimice los impactos y permita alcanzar
los objetivos de transporte y mantenimiento de la calidad del agua fijados obliga a desarrollar
una estrategia de control total de la contaminaci
on. La contaminacion que se permita entrar
a la red de saneamiento desde la cuenca (por escorrenta o por aguas residuales urbanas), las
transformaciones que dicha contaminaci
on sufra en la red, la capacidad de transporte de la red
y las diluciones que se permitan en los reboses, los sistemas de control y tratamiento que se
implanten a lo largo de la red, determinar
an que tipo de aguas residuales, caudales y cargas
recibir
a la EDAR, que condicionar
an su dise
no y sus estrategias de explotaci
on.
La gestion de las DSU va a ser siempre difcil tal y como se pone de manifiesto analizando
simplemente uno de los factores, la lluvia, de naturaleza estocastica, por lo que sera imposible
una protecci
on absoluta del medio receptor. Se trata entonces de establecer un nivel de
contaminaci
on asumible por el medio receptor y asegurar que esa carga no va a ser superada.

372

Tema 20

La contaminaci
on asociada a un suceso de DSU no es solo la que proviene del agua residual,
que s proporciona una gran parte de algunos contaminantes, como los nutrientes o la DBO.
La concentraci
on de actividades humanas en la cuenca genera deposici
on de polvo, suciedad,
arenas, metales pesados, t
oxicos y contaminaci
on bacteriol
ogica sobre las superficies. Estos
materiales son lavados y arrastrados por la escorrenta superficial, y al final acaba aumentando
la contaminaci
on de las aguas receptoras.
Las cargas contaminantes anualmente vertidas al medio receptor por las aguas de escorrenta
son del mismo orden de magnitud que las vertidas por la red de aguas residuales tras tratamiento
convencional, al menos para contaminantes como los s
olidos en suspensi
on. Los vertidos de
nutrientes y metales pesados desde sistemas separativos y por DSUs desde sistemas unitarios
son comparables, calculados por area de superficie pavimentada.

Caracterizaci
on de las cuencas

El presente estudio se centra en el an


alisis de las cargas contaminantes que circulan por los
sistemas de alcantarillado y que eventualmente pueden ser vertidos al medio receptor en un
episodio de lluvia. Se han escogido cinco cuencas correspondientes a cinco ciudades cuyos
servicios de gestion del saneamiento se mostraron receptivos a colaborar en el estudio. Estas
ciudades son Barcelona, Madrid, Sevilla, Valencia y Vitoria.
La eleccion de las cuencas no es una labor trivial. Basta comentar que tres de las cinco
cuencas piloto inicialmente designadas en el Pliego, despues de analizar con detalle su idoneidad
para ser incluidas dentro de este estudio piloto, fueron sustituidas por otras en las que los
distintos par
ametros que afectan al balance de masas estaban mas controlados. El hecho
de que exista un punto de control claro, y la minimizaci
on de interferencias (infiltraciones,
aguas par
asitas, vertidos industriales,...) son temas clave para escoger una u otra cuenca. La
homogeneidad global de la cuenca tambien es importante a la hora de buscar explicaciones a los
resultados que se obtienen.

3.1

Descripci
on de las cuencas

El proyecto se enmarca en esta primera fase en cinco ciudades y, dentro de ellas, en cinco
cuencas con caractersticas conocidas. Solo una de ellas (Arroyo del Fresno- Madrid) puede
considerarse una cuenca heterogenea, ya que es de una gran extensi
on y usos variados. El resto
son cuencas peque
nas, de caractersticas uniformes y representativas de una tipologa, de unos
usos urbanos y de una zona clim
atica, por lo que cabe suponer que sus resultados puedan tener
cierta extrapolabilidad a cuencas del mismo ambito geogr
afico. A continuaci
on se citan las
cuencas estudiadas:
Barcelona: Bac de Roda
Es una cuenca urbana, de 170 Ha drenadas, con alcantarillado unitario y entrega al mar
Mediterr
aneo con una seccion de dos cajones de 5 metros de anchura y 2 de altura. Su pendiente
media es del orden de 0.1%, y su grado de impermeabilidad de 80%. Se trata de una zona

Programa nacional de medici


on de descargas de sistemas unitarios (DSU)

373

en expansion urbanstica, con lo que en un futuro los par


ametros de la cuenca pueden variar
levemente.
Madrid: Arroyo del Fresno
Es una cuenca mixta, de uso urbano y rural, de 3800 Ha y pendiente media del 2%, con
red de saneamiento unitaria y entrega al ro Manzanares. Su grado de impermeabilidad es del
37%. Al tratarse de una cuenca de grandes dimensiones, los par
ametros que se obtengan se
entender
an representativos del conjunto de la cuenca, y no podr
an imputarse a un uso concreto.
Sevilla: Los Remedios
Es una cuenca urbana, de 135 Ha y edificaci
on muy densa, con bloques de m
as de 4 alturas.
Incluye los barrios de Triana y Los Remedios, con una pendiente media del 0.5%. Entrega a la
estacion de bombeo de Los Remedios, junto al ro Guadalquivir. Se trata de una cuenca muy
homogenea, representativa de un tipo de urbanizaci
on y de una zona clim
atica caracterizada
por una pluviometra muy escasa.
Valencia: Malvarrosa
Es una cuenca urbana y de muy baja pendiente, con 89.7 Ha totales, de las que 74 Ha est
an
drenadas por la red, correspondiendo el resto a playas. El medio receptor es el Mar Mediterr
aneo,
y cuenta con una estaci
on de bombeo para impulsar las aguas residuales; los alivios son vertidos
al mar. El grado de impermeabilizaci
on es importante, pero las edificaciones no son muy altas.
El clima es mediterr
aneo.
Vitoria: Almendra
La cuenca, de 132 Ha, cubre el casco antiguo (Almendra) y parte del Ensanche de la ciudad.
Las pendientes en la Almendra son muy altas (3% o mas) y se hacen algo mas bajas en la zona
del Ensanche. El medio receptor es el ro Zadorra. Es una zona muy densamente urbanizada,
completamente impermeable y con un clima representativo de la zona norte peninsular.

3.2

Caractersticas de las cuencas

Como ya se ha comentado en apartados anteriores, la contaminacion de las aguas de escorrenta


urbana y de los DSUs est
a muy condicionada por las caractersticas de la cuenca que se estudie.
Los procesos de acumulacion de la contaminaci
on en la superficie de la cuenca va a depender,
sobre todo, de los usos y actividades que en ella se realicen.
Con el fin de recabar una informaci
on mnima de los factores que caracterizan a las cuencas
seleccionadas se elaboro un cuestionario, que rellenaron los distintos organismos gestores del
alcantarillado, y que dio lugar a la tabla de caractersticas que se presenta:

374

Tema 20

SEVILLA

M A D R ID

VITO R IA

BARCELO NA

VA LEN C IA

GENERA LIDADES

A .- A ctividades que se realizan en las cuencas:


Fundam entalm ente residencial

SI

SI

SI

SI

SI

SI

Fundam entalm ente residencialcon


actividad com ercial

SI

SI

SI

NO

SI

SI

Fundam entalm ente com ercial,con


num erosos negocios o em presas en
los edificios;pocos residentes

NO

NO

NO

SI

NO

NO

C entro com ercialim portante,u otro


tipo de actividad,que atraiga a la
poblacin

NO

SI

SI

NO

NO

NO

Parte im portante de la cuenca con


industria

NO

NO

NO

SI

---

NO

Industria escasa

SI

SI

SI

NO

NO

SI

Identificados los vertidos industriales

SI

NO

SI

SI

---

Alguna industria con vertidos


conflictivos

SI

NO

NO

SI

---

SEVILLA

M A D R ID

VITO R IA

BARCELO NA

VA LEN C IA

GENERA LIDADES

B.- R especto altrfico:


Atravesada por arterias im portantes
de la ciudad,con alta carga de trfico

SI

SI

SI

SI

NO

SI

Trfico tranquilo,fundam entalm ente


de residentes

SI

NO

NO

NO

SI

NO

NINGUNA

POCA S

PO CAS

NINGUNA

PO CAS

NING UNA/
PO CAS

SEVILLA

M A D R ID

VITO R IA

BARCELO NA

VA LEN C IA

GENERA LIDADES

23%

5%

65%

65%

100%

65% - 100%

C alles peatonales

C .- P avim entos de las calles:


Piedra (% )
Aglom erado asfltico (% )

100%

100%

H orm ign (% )

2%

O tros (% )

10%

30% **

0% - 10%

Programa nacional de medici


on de descargas de sistemas unitarios (DSU)

375

M A D R ID

VITO R IA

BARCELO NA

VA LEN C IA

GENERA LIDADES

64

350

235

90

64 - 350

18000

190000

45000

39950

8000

8000-190000

Poblacin es bastante estable y no


hay puntas porturism o

NO

SI

SI

SI

SI

SI

Fiestas o actos con aum ento fuerte


de poblacin

SI

NO

SI

NO

NO

NO

SEVILLA
D.- R especto a la poblacin:
D ensidad m edia de poblacin (plan
de urbanism o,hab/H a)
Poblacin residente en la cuenca

SEVILLA

M A D R ID

VITO R IA

BARCELO NA

VA LEN C IA

GENERA LIDADES

M UY VAR.

3-8

3-4

3-8

NO

NO

SI

NO

NO

10%

5%

E.- R especto a los edificios:


4-12
N plantas de los edificios
M ED 6-7
Stanos con bom beos

NO

Tejados
...C on pendiente y tejas (u otro
m aterial)(% )

7%
20%

100%

(5% - 100% )
95%
...horizontales,aterrazados (% )

80%

0%

100%

95%
(0% - 100% )

Bajantes de los tejados o azoteas


estn a la red de alcantarillado

SI

SI

SI

SI

SI

SI

376

Tema 20

VITO R IA

BARCELO NA

VA LEN C IA

GENERA LIDADES

30% /70%

25% /75%

50% /50%

25% - 75%

se realiza baldeo /frecuencia

SI/1 DA

NO

SI/7 D AS

1 D A /7
D AS

se realiza barrido /frecuencia

SI/1 DA

SI/3 D AS

SI/7 D AS

1 D A /7
D AS

SI/3 D AS

NO

SI/7 D AS

0% /7 D AS

se utilizan barredoras aspiradoras


/frecuencia

SI/1 DA

SI/3 D AS

SI/7 D AS

1 D A /7
D AS

se utilizan lavaceras /frecuencia

NO

NO

SI/30 D AS

NO

C am paas lim pieza sum ideros e


im bornales /frecuencia

SI

SI

SI

SI

VITO R IA

BARCELO NA

VA LEN C IA

GENERA LIDADES

SI

NO

SI

M UCHAS

ALG UNA

SEVILLA

M A D R ID

F.- R especto a los hbitos de lim pieza viaria:


Tipo de lim pieza de la calle
100%
(% m anual/ % m ecnica)
R especto a la lim pieza m anual:

R especto a la lim pieza m ecnica


se utilizan baldeadoras /
frecuencia

SEVILLA

M A D R ID

G .- R especto a la vegetacin de las calles:


Existe algn parque o zona
ajardinada im portante

H ay calles con rboles

SI

LA
M AYO R A

SI

SI

ALG U N A/
M UCHAS

ALG UNA

M UCHAS

SEVILLA

M A D R ID

VITO R IA

BARCELO NA

VA LEN C IA

GENERA LIDADES

Estado generalde la red de


alcantarillado

BUENO

BUENO

BUENO

REG ULAR

BUENO

BUENO

Infiltracin

BAJA

SE
DESCON.

BAJA

M EDIA

M EDIA

BAJA/M EDIA

H.- La red de alcantarillado:

Programa nacional de medici


on de descargas de sistemas unitarios (DSU)

SEVILLA

M A D R ID

VITO R IA

BARCELO NA

377

VA LEN C IA

GENERA LIDADES

I.- C ontam inacin atm osfrica


Fundam entalm ente debida altrfico

SI

SI

SI

SI

SI

SI

Industria o actividad en la cuenca,o


proxim idades,que aporta m ucho
polvo

NO

NO

NO

NO

SI

NO

Industria o actividad en la cuenca,o


proxim idades,que aporta
com puestos nitrogenados

SI

NO

SI

SI

NO

SI

SEVILLA

M A D R ID

BARCELO NA

VA LEN C IA

GENERA LIDADES

A LG U N A

A LG U N A

ALG U N A /

M UY
SIG N IFIC ATIVA

PO C O
IM PO R TAN TE

PO C O
IM PO R TAN TE

VITO R IA

J.- R especto a posible contam inacin por obras:


D urante elperiodo de estudio en la
ALG U N A,
PO C O
cuenca piloto ha habido obras de
IM PO R TAN TE
edificacin

ALG U N A,
PO C O
IM PO R TAN TE

ALG U N A,
PO C O
IM PO R TAN TE

Objetivos y metodologa de trabajo

El objetivo de este estudio es la evaluaci


on y caracterizacion de las cargas contaminantes
asociadas a las DSU. Para ello, se plantean campa
nas de toma de muestras en tiempo de lluvia,
y un posterior an
alisis de las muestras recogidas.
El tratamiento de los datos obtenidos permitir
a una evaluaci
on global de las cargas que
aporta a cuenca al medio receptor, y permitir
a inferir c
omo esta contaminacion puede ser paliada
con medidas correctoras, como la interposicion de dep
ositos de retencion. Se buscar
a asimismo
una comparaci
on entre los resultados obtenidos en las distintas ciudades.
El nivel de aproximaci
on a utilizar en un estudio de caracterizacion de aguas de escorrenta
de tormenta debe ser funci
on de los problemas de impacto sobre la calidad de las aguas en el
medio receptor que sea necesario estudiar o solucionar y, consecuentemente, de los objetivos
perseguidos que, a su vez, quedan condicionados por los recursos disponibles. L
ogicamente,
cuanto m
as preciso sea este nivel, mejor sera la definici
on que se realice del problema fsico y
mas extensos los objetivos alcanzados; todo ello a expensas de un coste mas elevado.
En este sentido, existen tres niveles de aproximacion que se definen de la siguiente forma en
la bibliografa (EPA, 1976, citada en ASCE, 1993):
a) Nivel I - Cargas medias anuales aportadas por las tormentas: Este nivel de
aproximacion estima la carga total de contaminaci
on aportada por las aguas de tormenta
desde una cuenca urbana o un area urbana durante un a
no. Este tipo de informaci
on es u
til
cuando se estudian problemas de calidad de aguas a largo plazo, tales como problemas de
eutrofizaci
on, cargas de t
oxicos con efectos cronicos, sedimentacion, etc. Son datos u
tiles

378

Tema 20
para obtener un orden de magnitud, por ejemplo, entre la carga contaminante aportada
anualmente por CSO o escorrenta urbana y la aportada por las depuradoras, etc.

b) Nivel II - Cargas asociadas a sucesos de tormenta: Este nivel de aproximaci


on
estima la distribuci
on de cargas asociadas a cada suceso de tormenta a o largo de un a
no
e indica la variabilidad de la contaminaci
on total movilizada o generada en cada suceso de
tormenta. Este nivel de detalle puede ser necesario cuando se analizan sucesos o problemas
transitorios de contaminaci
on tales como problemas de oxgeno disuelto o problemas con
concentraci
on de bacterias, etc.
c) Nivel III - Variaci
on de la carga durante un suceso de tormenta: Este nivel de
aproximacion describe la carga de un suceso de tormenta en funci
on del tiempo en cada
suceso. Este nivel de aproximaci
on permite estudiar el efecto de las diferentes fuentes
de contaminaci
on y de, por ejemplo, las variaciones en la intensidad de la lluvia y puede
indicar la existencia o no de primer lavado de contaminantes. Este tipo de estudios es
adecuado para el dise
no de estructuras de control y tratamiento de aguas de tormenta.
Estos niveles de analisis abarcan con precisi
on creciente desde una relativamente simple
carga media anual hasta una detallada representaci
on de la contaminaci
on durante un
suceso de tormenta

4.1

Objetivos establecidos para la caracterizaci


on de las DSUs en este
proyecto

En funci
on de los conceptos descritos en el anterior apartado, se han definido los objetivos
perseguidos con la ejecucion de los extensos trabajos de campo realizados. Estos objetivos son,
en puridad, un paso intermedio que debe afianzarse de forma s
olida para cubrir los objetivos
finales perseguidos en el presente trabajo.
Por ello, su funci
on, a
un siendo importante, es principalmente instrumental.
Son, a grandes rasgos, los siguientes:
Conocimiento de los niveles de contaminaci
on de tiempo seco en las redes unitarias
analizadas; caracterizacion de la variaci
on horaria de concentraciones y caudales
(contaminacion de base).
Caracterizacion de DSUs de NIVEL II para fosforo y metales pesados.
Caracterizacion de DSUs de NIVEL III para DBO5, DQO, TOC, solidos, NTK, nitr
ogeno
amoniacal (NH4+ ) y turbidez.
Medici
on de hidrocarburos siguiendo el suceso a partir de muestras simples (NIVEL III).
En las cuencas de Barcelona y Valencia se analiza la contaminaci
on bacteriol
ogica (NIVEL
III).
La organizaci
on de la informaci
on obtenida, la parametrizacion de los sucesos muestreados, el
tratamiento y analisis posterior de la informacion va a permitir obtener los verdaderos objetivos
del estudio, que son los resultados generalizables a tres escalas espaciales diferentes:

Programa nacional de medici


on de descargas de sistemas unitarios (DSU)

379

A ESCALA DE CUENCA
Concentraciones punta de contaminaci
on (mg/l).
Concentraciones medias en un suceso (mg/l) - Cargas totales movilizadas por unidad de
superficie drenada (g/m2).
Flujo m
asico maximo registrado (mg/s).
A ESCALA NACIONAL
Conocimiento de la situacion de partida (an
alisis de un n
umero limitado de ciudades).
Comparacion de las cargas entre cuencas.

Evoluci
on temporal de la campa
na de muestreo. Incidencias

En este apartado de hace un resumen de cu


ales han sido las tareas de campo acometidas y los
resultados obtenidos con ellas. Tambien se rese
nan los problemas encontrados y su resoluci
on.
Se consideraron los siguientes factores para ubicar las estaciones tomamuestras:
Representatividad del punto de muestreo, con objeto de que los datos obtenidos
contuviesen una informaci
on relevante.
Economa de instalaci
on, para evitar costosas obras de infraestructura (casetas,
canalizaciones, etc...).
Comodidad de acceso para el personal de mantenimiento, con objeto de evitar accidentes
y trabajos en condiciones penosas.
Caractersticas hidr
aulicas favorables para una correcta medida de los valores buscados
(caudal, precipitaci
on, etc.), evitando tramos con regimen hidr
aulico poco definido o
afectado de forma grave por singularidades (remansos, flujo inverso, turbulencias, etc.).
Resguardo frente a inundaciones, con objeto de que fuertes avenidas no afectasen a los
equipos de medicion

5.1

Instrumentaci
on

Madrid
La estacion de Madrid, situada en el colector de Arroyo Fresno, comenz
o a funcionar
correctamente desde primeros de Febrero de 2000. El 4 de Junio, una tormenta de caractersticas
torrenciales llego a inundar la plataforma protegida y elevada m
as de dos metros en la que se

380

Tema 20

encontraban situados los equipos tomamuestras y arrastr


o uno de los datalogger encargado de
recoger datos de nivel de l
amina que estaba anclado a la pared. Dicho evento interrumpi
o la toma
de datos durante 15 das, hasta que se subsanaron los destrozos cometidos por la inundaci
on.
El pluvi
ometro fue correctamente instalado en perfecto orden de funcionamiento el 11 de
Febrero de 2000 en el cementerio de Fuencarral. Inicialmente la empresa suministradora de
los equipos coloc
o una cazoleta que no era la apropiada y el software no estaba correctamente
instalado por lo que se retras
o la toma de datos pluviales. Esta instalaci
on defectuosa del
software fue repetida por la misma empresa en Vitoria y Valencia, por lo que dicho retraso
aparece en todas estas estaciones. Corregido ya el problema, sus lecturas fueron periodicamente
volcadas y comprobadas.
Valencia
En la estaci
on de Valencia, ubicada en la Malvarrosa, los equipos comenzaron a instalarse el
13 de Marzo de 2000 y empezaron a funcionar a principios de Mayo, aunque hubo que realizar
una reinstalaci
on y cambio casi completo el 11 de Mayo. El da 25 de Mayo se pas
o nuevamente
a revisar el correcto funcionamiento de la instalaci
on.
M
as adelante a
un, el 12 de Diciembre de 2000, hubo que realizar una nueva instalaci
on
del limnmetro, ya que sus lecturas no eran correctas. Todos estos problemas venan derivados
de la complejidad de medida en la secci
on ya que, a bajos niveles, era mayor la altura de los
residuos acumulados (fango, trapos, etc.), que la de la l
amina de agua, lo que provocaba fuertes
turbulencias en el agua y un rebote incorrecto de la se
nal emitida por el sensor.
La medici
on con caudalmetro Doppler, con objeto de definir la curva de descarga de la
seccion, comenzo el da 22 de septiembre de 2000 y finalizo el 12 de Diciembre de 2000. Conocidos
los problemas de la medida de nivel en el punto de entrada a la c
amara de bombeo, se procedi
o
a situar el nuevo sensor en un punto m
as adecuado del colector de entrada.
Sevilla
La instalaci
on de los equipos de la estaci
on situada en la cuenca de Triana - Los Remedios
empezo a principios de Mayo de 2000, una vez terminada por parte de EMASESA la caseta que
los deba albergar. Esta estaci
on ha sido la que menos problemas de mantenimiento y explotaci
on
ha dado, tanto por un buen dise
no inicial del sistema de control como por la seleccion de un
punto de toma de muestras y medida de niveles muy adecuado. Sus caudales de aguas residuales
son, adem
as, muy regulares en calidad, con lo que se produce poca descalibraci
on de los equipos.
Quiz
a el mayor inconveniente ha sido el acceso a la tubera, ya que la profundidad del pozo de
registro era mucha, aproximadamente cinco metros.
Vitoria
En esta ciudad la instalaci
on empezo el 23 de Febrero de 2000. Se realizaron m
ultiples visitas,
ya que se trataba del sistema de drenaje del que se iban a recabar m
as datos, lo que obligaba a
una mayor atenci
on.
Se dispusieron cuatro estaciones, situadas una de ellas en la propia cuenca en estudio (Eroski),
otra en el aliviadero de pluviales (Yurre), otra aguas arriba del cauce del Zadorra en el que se

Programa nacional de medici


on de descargas de sistemas unitarios (DSU)

381

produce la descarga de aguas pluviales (Azud) y otra aguas abajo (Viveros). Dentro del proyecto
inicial tan s
olo se consideraba una estacion (Yurre) pero se procedi
o a una ampliaci
on en dos
fases, debido al interes mostrado por el Ayuntamiento de Vitoria, y la posterior aprobaci
on por
parte de la DGOHCA-MMA. En el presente informe se presentan los resultados de la estacion
Eroski, que es la que se corresponde con una cuenca urbana.
Barcelona
En este caso la explotaci
on de todo el sistema corrio mediante subcontrataci
on a cargo de
CLABSA.
Los vientos de Levante, que provocan la entrada de agua de mar en el colector, han sido
un problema continuo en la explotaci
on de esta estacion, ya que han provocado disparos del
tomamuestras sin correspondencia con caudales de lluvia y descalibraciones en las sondas debido
a las fuertes oscilaciones de pH y conductividad que supone pasar de agua residual a agua de
mar.
Tambien se han dado algunos problemas de programaci
on del equipo, lo que ha hecho que en
algunos sucesos de lluvia no se hayan cogido las muestras con la cadencia inicialmente marcada.
No se ha realizado m
as que una campa
na de tiempo seco, concretamente el 4 de Octubre de
2000, ante la dificultad de cambiar el emplazamiento de los equipos.

Sintesis de resultados

Los resultados del estudio son muy prolijos, y es el Ministerio de Medio Ambiente el responsable
de su difusi
on completa. Se avanza no obstante un extracto con los resultados m
as notables, y
unos breves comentarios sobre ellos. Se plantean tres tipos de resultados: tablas de valores
promedio, correlaciones entre parametros, y graficos sobre funciones de probabilidad, que
permitan ver la distribuci
on de los resultados, bien por cuencas, bien agrupados.

6.1

Tablas de resultados por par


ametros

Se presentan a continuaci
on los resultados promediados para los distintos par
ametros
considerados:
Concentraci
on m
axima (mg/l).
Medida puntual, sujeta a valores poco representativos
No se puede calcular para muestras compuestas (metales)
Muy sensible a la energa cinetica inicial del medio (pendiente, intensidad de lluvia,...).
Concentraci
on media de suceso (CMS) ponderada al volumen de escorrenta (mg/l).

382

Tema 20
Valor promediado, u
til para calcular masa total de contaminaci
on.
Se puede calcular para todas las muestras.
Poco sensible a singularidades y factores geometricos.

Carga total movilizada a lo largo del suceso (g/m2).


Se calcula a partir de la CMS y del area de la cuenca.
Presenta valores bajos para cuencas no muy urbanizadas.
Es sensible a singularidades de la cuenca como obras, etc.
Flujo m
asico maximo instant
aneo (mg/s).
Es muy sensible a valores singulares y a la cinetica inicial de la cuenca.
Tiene una interpretaci
on parecida a la concentraci
on m
axima.
Es u
til para modelar un pico de contaminaci
on al medio receptor.
No se calcula para los metales (muestra compuesta).
Concentraci
on m
axima
Se

Vi

DQ O

1716.6

1344.4

1475.0

1395.8

568.7

DBO 5

759.0

792.1

521.1

340.7

CO T

58.9

100.5

66.7

52.7

62.5

N TK

86.3

72.1

46.0

41.8

53.0

NH4+

45.9

37.6

13.2

16.9

19.7

C oncentraciones m xim as (m g/l)

P -total

5.0

7.5

23.0

5.5

6.2

SS

1722.2

1189.2

1239.0

965.9

560.7

SSV

1266.6

744.8

SD

551.2

893.5

SDV

304.0

572.2

ST

2200.8

1801.8

Turbidez

572.4

331.4

4775.5

536.5

1496.0

340.0

483.5

5790.8

1313.2

1941.2

356.8

323.4

240.9

226.1

C ond.

0.8

0.9

5.3

0.8

1.5

Tem p

20.3

17.5

11.2

20.3

20.1

pH

8.4

8.4

6.5

8.0

8.1

H C (dis)

11.0

10.7

8.8

5.973

8.5

Prom edio
1300.1
603.2
68.3
59.9
26.7
9.5
1135.4
728.8
1650.5
424.9
2609.6
286.8
1.9
17.9
7.9
9.0

Se observa una cierta uniformidad en los valores obtenidos en todas las cuencas. Si se
consideran los indicadores m
as habituales, los solidos en suspensi
on y la DQO, se perciben
valores muy semejantes en todas las cuencas salvo en Valencia. Este hecho, que se repetira

Programa nacional de medici


on de descargas de sistemas unitarios (DSU)

383

sistematicamente, se debe a que los sistemas de evacuacion de aguas de Valencia asumen los
excedentes de las acequias de regado, lo que supone una fuente de aguas par
asitas difcil de
evaluar y de segregar. Los resultados obtenidos en Valencia no se consideraran a la hora de
proponer tendencias generales para las cuencas del territorio estatal.
Contaminaci
on media de suceso

Se

Vi

DQ O

833.7

679.8

583.9

670.8

293.2

DBO 5

388.8

384.3

324.0

166.2

CO T

35.0

53.2

33.2

22.2

34.9

N TK

46.4

38.0

17.1

20.2

40.5

NH4+

22.0

19.0

5.7

8.2

13.8

C M S (m g/L)

P-total

4.9

7.5

9.0

5.5

6.2

SS

733.4

597.3

527.5

421.2

229.4

SSV

486.7

353.3

224.0

134.3

SD

324.9

361.7

631.3

272.8

964.4

147.5

279.1

1158.8

694.0

1193.8

SDV

131.6

173.0

ST

1058.3

959.0

Turbidez

222.0

209.6

117.2

125.0

C ond.

0.5

0.7

1.4

0.5

1.3

Tem p

18.9

16.4

22.4

18.7

19.5

pH

7.4

8.0

7.6

7.4

7.6

C u (dis)

0.0

0.0

0.1

0.0

0.0

Zn (dis)

0.4

0.3

0.0

0.9

0.2

P b (dis)

0.4

0.1

0.0

0.1

0.0

H C (dis)

5.1

5.7

4.7

3.2

1.4

Prom edio
612.3
315.8
35.7
32.4
13.8
6.6
501.8
299.6
511.0
182.8
1012.8
168.5
0.9
19.2
7.6
0.0
0.4
0.1
4.0

La tabla de concentraciones medias de suceso es probablemente la mas interesante, al no


proponer un valor puntual sino una estimaci
on de la carga media transportada durante todo
el suceso de lluvia. Es asimismo el valor mas extrapolable, y sobre el que hay m
as referencias
bibliogr
aficas. Como se puede apreciar, hay una cierta homogeneidad entre los valores medidos
en las distintas cuencas, con las salvedades ya comentadas para el caso de Valencia.
A continuaci
on se comparan los datos obtenidos para algunos de los par
ametros con los
recogidos en la bibliografa:
Los datos obtenidos estan dentro de los ordenes de magnitud recogidos en la bibliografa,
aunque conviene resaltar que los valores de DQO y s
olidos en suspensi
on (SS), indicadores
habituales, est
an en el extremos superior de los intervalos propuestos, e incluso sobre ellos.

384

Tema 20

C M S (m g/L)
DQ O
DBO 5
NH4+
P-total
SS
C u (dis)
P b (dis)

C M S (m g/L)
DQ O
DBO 5
NH4+
P-total
SS
C u (dis)
P b (dis)

Prom edio
612.27
315.82
13.77
6.63
501.77
0.04
0.13

Prom edio
612.27
315.82
13.77
6.63
501.77
0.04
0.13

A L E M A N IA

GRAN
BR ETA A

V arios fuentes

E L L IS (1989)

[1]

[2 ]

80 -230

250 -530 [380]

N O V O TN Y
(1991)
[3 ]

LA R G ER

M ETC A LF ED D Y

[1977]

[1991]

[4]

[5]

----

264 -481 [367]

260 -480
60 -220

12 a 82

43 -225 [90]

60 -200

59 -222 [115]

3.8 -11.7

3.1 -8.0 [6]

----

----

----

1.8 -2.7

6.5 -14.0 [10]

1a11

1.23 -2.78 [1.95]

1.2 -2.8
270 -550

45 -55

176 -647 [425]

100 -1100

273 -551 [370]

0.06 -0.4

0.10 -1.07 [0.87]

----

----

----

0.01 -0.1

0.08 -0.45

0.40

0.14 -0.60 [0.37]

0.14 -0.60

ELLIS

H O LA N D A

U S-E P A , 1978

AGUA
R E SID U A L

E FL U E N T

[1986]

N W R W (1991)

T PIC A

E D A R -T PIC O

[6 ]

[7]

----

148 -389

[5]

60 -200

40 -124

----

----

115

91/271

250 -1000

< 125

110 -400

< 25

12 a 50

1a11
100 -1000

105 -320

----

0.04 -0.05

0.04 -01

4 a 15

< 1 (<2)

370

100 -350

< 35

----

----

----

----

Carga movilizada
La carga movilizada es un valor independiente de las posibles fuentes de agua par
asita limpia
que se aporten a la cuenca, y s
olo da idea de la contaminaci
on disponible y movilizada en
superficie y en el sistema de colectores. Los valores son en este caso altos para la cuenca de
Valencia, lo que indica que la contaminaci
on disponible para su movilizaci
on es muy alta.
Es muy destacable el hecho de que los colectores de Valencia y Barcelona son los de mayores
dimensiones, debido a las caractersticas de la precipitaci
on en la zona mediterr
anea. Este hecho,
unido a las bajas pendientes, conlleva unas deposiciones en los colectores que seran movilizadas
durante los sucesos de lluvia y que son de gran magnitud, por encima de los del resto de ciudades,
con sistemas de drenaje mas reducidos, y menor carga depositada.
C argas m ovilizadas (g/m 2)

Se

Vi

DQ O

1.30

0.20

10.48

0.95

2.59

DBO 5

0.55

0.11

0.42

1.49

CO T

0.05

0.02

0.78

0.03

0.52

N TK

0.05

0.01

0.23

0.02

0.39

NH4+

0.02

0.00

0.08

0.01

0.24

P-total

0.01

0.00

0.09

0.01

0.07

SS

1.28

0.21

9.08

0.67

1.88

SSV

0.83

0.11

0.35

1.17

SD

0.47

0.11

0.47

14.52

SDV

0.18

0.07

ST

1.75

0.32

0.00006

0.00002

C u (dis)

0.28

3.54

24.93

1.15

16.39

Prom edio
3.1
0.6
0.3
0.1
0.1
0.0
2.6
0.6
6.1
1.0
8.9

0.00033

0.00007

0.00029

0.00015

15.06

Zn (dis)

0.00066

0.00014

0.00048

0.00267

0.00162

0.00111

P b (dis)

0.00069

0.00003

0.00028

0.00022

0.00052

0.00035

H C (dis)

0.00947

0.00170

0.04149

0.00466

0.01082

0.01363

Programa nacional de medici


on de descargas de sistemas unitarios (DSU)

385

Flujo m
asico
El flujo m
asico es difcilmente comparable entre unas cuencas y otras, ya que depende de la
magnitud de la cuenca. Los valores de Barcelona son muy altos para los solidos y sus par
ametros
asociados (DQO) ya que las tasas de contaminacion disponibles en el sistema de drenaje de
Barcelona tambien lo son. El hecho de que la cuenca de Bac de Roda incluyese zonas de obras
con gran producci
on de s
olidos puede ser una causa de estos valores, adicional a la ya apuntada
en el apartado anterior. Los valores altos de Madrid se deben a la gran magnitud de la cuenca,
a pesar de que la carga disponible por metro cuadrado no es muy alta.
Flujos m sicos inst.m x.(K g/s)

Se

Vi

DQ O
DBO 5

0.50
0.21

3.62
2.11

6.34

1.04
0.49

0.83
0.53

CO T
N TK

0.02
0.02

0.25
0.17

0.47
0.14

0.03
0.02

0.19
0.11

NH4+

0.01

0.08

0.04

0.01

0.06

P-total
SS

0.00
0.56

0.00
3.43

0.00
7.13

0.00
0.72

0.00
0.63

SSV
SD

0.37
0.19

2.05
2.43

36.10

0.42
0.38

0.42
4.34

SDV

0.11

1.75

0.24

1.24

ST
H C (dis)

0.71
0.00

5.17
0.03

1.01
0.01

4.92
0.00

6.2

41.08
0.03

Prom edio
2.47
0.83
0.19
0.09
0.04
0.00
2.49
0.81
8.69
0.83
10.58
0.01

Correlaciones entre par


ametros

Est
a ampliamente reconocido en la bibliografa que algunos de los par
ametros indicadores de la
contaminaci
on estan correlacionados. As, es habitual aceptar que existe una alta correlaci
on
entre la DQO y la DBO5, y de ambas con los s
olidos en suspensi
on. Del mismo modo, los
metales suelen tener altas correlaciones los unos con los otros, y tambien con los solidos.
Por otro lado, los nutrientes (N, P), suelen estar correlacionados entre s.
Estas tendencias se han comprobado en las cuencas objeto de estudio. Se presenta como
ejemplo la tabla de coeficientes de correlacion cruzada obtenida para el par
ametro concentraci
on
maxima en la cuenca de Madrid.
El informe del proyecto incluye ajustes de regresi
on entre las variables que presentan
coeficientes relevantes, tanto de tipo univariante como multivariante: en este u
ltimo caso se
aporta tambien un an
alisis de la varianza.

386

Tema 20

Concentracin m xim a
DQ O
DBO 5
CO T
N TK
NH4+
P-total
SS
SSV
SD
SD V
ST
Turbidez
Cond.
Tem p
pH
C u (dis)
Zn (dis)
Pb (dis)
HC (dis)

6.3

D Q O DBO 5 C O T
1.000 0.916 0.506

NTK NH4+ P-total SS


SSV
SD
SD V
ST
TurbidezCond. Tem p pH
C u (dis)Zn (dis)Pb (dis)H C (dis)
0.631 0.5189 0.5211 0.8376 0.9073 0.2762 0.1494 0.6867 0.8472 -0.091 -0.024 -0.17 0.527 0.7338 0.5318 0.7064

0.916

1.000 0.345 0.5168 0.4987 0.4339 0.8071 0.8799 0.2379 0.1624 0.6971 0.7834 -0.159

0.506

0.345 1.000 0.1301

0.177 0.0538 0.2457 0.4159 0.4378 0.3476

-0.02 -0.155 0.3829 0.8272 0.6779 0.8427

0.631

0.517 0.130

0.896 0.7791 0.4609 0.4817 0.2805 0.1823 0.4157 0.4532

0.519

0.499 0.177

0.896

0.521
0.838

0.434 0.054 0.7791 0.6861


1 0.4967 0.4326 -8E-05 -0.091 0.2542 0.285 -0.042 0.1444 -0.027 0.4423 0.3473 0.3061 0.3645
0.807 0.246 0.4609 0.3047 0.4967
1 0.9355 0.202 0.0733 0.7972 0.6201 -0.297 0.0626 -0.168 0.5739 0.6597 0.7197 0.823

0.907

0.880 0.416 0.4817 0.3929 0.4326 0.9355

0.276

0.238 0.438 0.2805 0.3134 -8E-05

0.149

0.162 0.348 0.1823 0.2117 -0.091 0.0733 0.1923 0.9704

0.687

0.697 0.332 0.4157 0.3328 0.2542 0.7972

0.847

0.783 0.821 0.4532 0.4267

0.332 0.8213 -0.301 -0.694 -0.708 0.1337 0.3422 0.0095 -0.017


0.434 0.2949 0.2182 0.3813 0.3716 0.1084 0.3101

1 0.6861 0.3047 0.3929 0.3134 0.2117 0.3328 0.4267 0.4237 0.1405 0.1051 0.4086 0.5402 0.1924 0.2139

1 0.3311 0.1923

0.202 0.3311

0.818 0.7744

-0.04 -0.246

1 0.6481 0.4331 0.2812 0.1404 0.1097

0.818 0.7279 0.6481

1 0.6818 -0.036

0.285 0.6201 0.7744 0.5214 0.4331 0.6818

-0.091 -0.159 -0.301 0.434 0.4237 -0.042 -0.297


-0.024 -0.020 -0.694 0.2949 0.1405 0.1444 0.0626

-0.24

0.604 0.8048 0.7399

0.8

1 0.9704 0.7279 0.5214 0.2615 0.1214 0.0647 -0.062 0.3537 0.0964 0.2524

-0.28 0.2248 -0.016 0.2195

0.166 -0.022 0.2786 0.6487 0.5722 0.7665

-0.2 -0.385 -0.468 0.2184 0.6349 0.3298 0.4829

-0.24 0.2615 0.2812 -0.036


-0.2
1 0.6285 0.7359 -0.034
-0.04 0.1214 0.1404 0.166 -0.385 0.6285
1 0.9546 0.0791

-0.170 -0.155 -0.708 0.2182 0.1051 -0.027 -0.168 -0.246 0.0647 0.1097 -0.022 -0.468 0.7359 0.9546

1 -0.077 -0.186 -0.131

-0.28 0.2786 0.2184 -0.034 0.0791 -0.077

0.098

0.527

0.383 0.134 0.3813 0.4086 0.4423 0.5739

0.734

0.827 0.342 0.3716 0.5402 0.3473 0.6597 0.8048 0.3537 0.2248 0.6487 0.6349

-0.04 -0.186 0.6244

0.829 0.6977

0.532

0.678 0.009 0.1084 0.1924 0.3061 0.7197 0.7399 0.0964 -0.016 0.5722 0.3298 -0.433 0.0681 -0.131 0.5955

0.829

1 0.7953

0.706

0.843 -0.017 0.3101 0.2139 0.3645

0.823

0.604 -0.062

-0.13 -0.433 -0.213


-0.04 0.0681 0.3028

-0.13

0.8 0.2524 0.2195 0.7665 0.4829 -0.213 0.3028

1 0.6244 0.5955 0.2878

0.098 0.2878 0.6977 0.7953

Distribuci
on de los datos. Tendencias globales

Una vez obtenidos los datos m


as relevantes para cada una de las cuencas, y observadas las
relaciones entre parametros, se plantea la extrapolabilidad de los resultados: es decir, el hecho
de que los resultados obtenidos para una cuenca sirvan para reproducir comportamientos en
otra.
Se ha realizado un an
alisis de los datos obtenidos, mediante su ajuste a distintas funciones de
distribuci
on. En terminos generales la funci
on de mejor ajuste es la lognormal. En la presente
sntesis solo se presentaran datos sobre el soporte de la distribuci
on lognormal.

Probability PlotforDQ O -Vi-M ax-DQ O -B-M ax


Lognorm albase 10 D istribution -M L E stim ates
C om plete D ata
99

DQ O -Vi-M ax
DQ O -M -M ax

95

DQ O -Se-M ax

90

DQ O -V-M ax
DQ O -B-M ax

Percent

80
70
60
50
40
30
20
10
5

1
100

1000

10000

LocationScale
3.0878 0.2229

AD * F/C
1.50 8/0

3.0330 0.3360

1.80 11/0

3.1923 0.2059
2.7217 0.1637

1.41 10/0
2.66 4/0

3.1375 0.1690

1.82 6/0

Programa nacional de medici


on de descargas de sistemas unitarios (DSU)

387

El objeto de las gr
aficas como las que se presentan es intentar percibir coincidencias entre
tendencias mediante la comparacion de sus respectivas curvas de ajuste. A continuaci
on se
presenta la curva correspondiente a la concentraci
on m
axima de DQO:
Se puede observar como, salvo en el caso de Valencia, las tendencias son muy similares. La
excepcionalidad de Valencia ya ha sido comentada, y m
as bien cabe una justificaci
on sobre el
porque de una similitud en cuencas tan distintas.
Lo primero que cabe apuntar es que dicha similitud afecta al orden de magnitud, ya que las
escalas presentadas son logartmicas.
Las cuencas presentadas incluyen usos del suelo relativamente parecidos (salvo Madrid, con
algo menos de impermeabilidad), pero regmenes pluviometricos muy distintos. A ciudades como
Valencia y Barcelona, de pluviometra de tipo mediterr
aneo, se opone por ejemplo Vitoria, con
un regimen pluviometrico mucho mas continuo, y Madrid y Sevilla, como caso intermedios.
Aceptando una carga en superficie parecida en todas las ciudades, debida a un uso del
suelo similar, un regimen pluviometrico con intensidades mayores debera generar menores
concentraciones. Esto es as en Valencia, pero el efecto de las acequias es dominante. En el
caso de Barcelona, sin aportaciones parasitas, la concentracion es homologable al resto.
La explicaci
on que se propone es que las maximas concentraciones no se deben esencialmente
a la contaminaci
on de superficie, sino al arrastre de la contaminaci
on sedimentada en los
colectores durante el tiempo seco.
Los colectores de Barcelona son mucho mayores que los de Vitoria o Sevilla para una superficie
similar. Las cargas sedimentadas en tiempo seco en Barcelona seran por tanto muy superiores:
de hecho se constato un alto grado de sedimentaci
on en el colector de Bac de Roda.

Probability PlotforDQ O -CM S


Lognorm albase 10 D istribution -LS XY E stim ates -95.0% C I
Com plete D ata
99

95
90

Percent

80
70
60
50
40

Location
Scale

2.7681
0.2858

MTTF
StD ev

728.09
536.05

Median
IQR

586.33
537.79

Failure
Censor

35
0

AD*
Correlation

30
20
10
5

1
100

1000

0.7261
0.9848

388

Tema 20

Dado que los colectores estan dimensionados para el regimen pluviometrico de cada cuenca,
la relaci
on entre los caudales que circulan por el colector y la magnitud de este es mas o menos
invariante. Si la masa sedimentada es proporcional al tama
no del colector, y el caudal circulante
tambien, la concentraci
on m
axima, que puede ser interpretada como una relaci
on entre la masa
sedimentada y el caudal circulante, ser
a tambien invariante, y lo mismo cabe decir, con mayor
propiedad, de la contaminaci
on media de suceso.
Desde este punto de vista, si se agrupan todos los datos independientemente de la cuenca
a la que pertenecen ( con la excepcion de Valencia), se puede obtener un ajuste con muy alta
correlacion.
Lo que se ha apuntado para la DQO es tambien aplicable a otros contaminantes siempre
que se puedan correlacionar con la fracci
on solida, que es la que sedimenta. As, los s
olidos en
suspension tambien presentan un buen empaquetamiento, como se aprecia en la siguiente figura.
Probability PlotforSS-CM S
Lognorm albase 10 D istribution -LSXY Estim ates -95.0% C I
Com plete D ata
99

95
90

Percent

80
70
60
50
40
30

Location
Scale

2.6741
0.3149

M TTF
StD ev

614.18
510.86

M edian
IQ R

472.19
480.53

Failure
C ensor

35
0

AD *
C orrelation

0.7772
0.9743

20
10
5

1
100

1000

Para los contaminantes no asociados a la fracci


on solida sedimentable, las tendencias son muy
dispares. En el caso del nitr
ogeno amoniacal, se observa como Barcelona, con caudales muy altos,
arroja concentraciones muy bajas, mientras que Sevilla, con gran densidad de poblaci
on en la
cuenca, presenta valores de la concentraci
on mucho m
as altos. En este caso, y en general en
aquellos en que la correlaci
on con los solidos es baja, la agrupaci
on no es posible.
Se han estudiado las tendencias para la carga por unidad de superficie y para el flujo m
asico.
Estos par
ametros dependen de la magnitud de los colectores y de la cuenca, y son difcilmente
agrupables.
En suma, la contaminaci
on media de suceso es el parametro mas extrapolable, y presenta
valores razonablemente uniformes para aquellas cuencas sin interacciones parasitas y para los
par
ametros que correlacionan bien con los solidos sedimentables.

Programa nacional de medici


on de descargas de sistemas unitarios (DSU)

389

Probability PlotforNH 4+-Vi-M ax-N H4+-B-M ax


Lognorm albase 10 Distribution -M L Estim ates
Com plete D ata
99

NH4+-Vi-M ax
NH4+-M-M ax

95

NH4+-Se-M ax

90

NH4+-V-M ax
NH4+-B-M ax

Percent

80
70
60
50
40

LocationScale

AD* F/C

1.1958 0.1881

1.89 8/0

1.4906 0.3021

1.49 11/0

30

1.6359 0.1541

1.22 10/0

1.2522 0.2034

2.73 4/0

1.1366 0.2361

2.30 5/0

20
10
5

1
10

100

Las graficas presentadas para estos parametros son uno de los resultados mas notables
del estudio, cuyas conclusiones todava estan abiertas, y cuya segunda fase se licitara,
probablemente, este a
no.

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