Raunig - Algunos Fragmentos Sobre Las Maquinas

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En la historia de la filosofa el problema de la mquina se considera generalmente un componente secundario de una cuestin ms general, la de la techn,

las tcnicas. Me gustara proponer aqu una inversin del punto de vista segn
la cual el problema de la tcnica sera parte del tema mucho ms extenso de la
mquina. Esta mquina est abierta al exterior y a su entorno maqunico, y
mantiene todo tipo de relaciones con los componentes sociales y las subjetividades individuales. Se trata por tanto de extender el concepto de mquina
tecnolgica hasta el de ensamblaje maqunico...1.

Gerald Raunig

Algunos fragmentos sobre las mquinas

Flix Guattari describe en este prrafo, con pocas palabras, el alcance de uno
de los principales y frecuentemente mal entendidos conceptos de su heterognea produccin terica. Como muchos trminos de la forja conceptual guattariana
la palabra mquina es arrastrada intencionadamente lejos del lenguaje cotidiano. En
su recepcin en el mbito de la teora, esta prctica de
torcer e inventar trminos condujo a extendidos y polmicos ataques contra Guattari y su colega Gilles Deleu1
ze por hippies2. La reinterpretacin del concepto de
Flix Guattari, ber Maschinen,
en Henning Schmidgen (ed.), sthetik
mquina, sin embargo, no es tan nueva y radical como
und Maschinismus. Texte zu und von
para ser atribuida solamente a los posestructuralistas
Flix Guattari, Berln, 1995, pg. 118.
franceses. Incluso en el Fragmento sobre las mquinas
2
Vase por ejemplo Richard Barbrook,
The Holy Fools, en Mute, n 11, Londe los Grundrisse de Marx3, cuyo borrador est fechado
dres, 1998, pgs. 57-65; Oliver Marentre 1857 y 1858, en tiempos de la expansin final de
chart, The Crossed Place of the Political Party, <http://www.republicart.
la revolucin industrial en Europa, encontramos ya un
net/disc/empire/marchart02_en.htm>,
movimiento claro en la direccin que Guattari indic
16 de octubre de 2005.
para expandir el pensamiento sobre la mquina.
3
MEW (Marx-Engels Werke, <http://
En esta seccin de los Grundrisse, Marx desarroll
www.mlwerke.de/me/me_mew.htm>)
vol. 42, pgs. 590-609 [castellano:
sus ideas sobre la transformacin de los medios de trabaGrundrisse. Lineamientos fundamenjo de una herramienta simple (lo que Guattari ms tarde
tales para la crtica de la economa
poltica 1857-1858 II, traduccin de
llam una protomquina) a una forma que corresponde
Wenceslao Roces, Obras Fundamenal capital fijo, en otras palabras, en mquinas tcnicas y
tales de Carlos Marx y Federico Engels, Vol. 7, Fondo de Cultura Econmaquinaria. Junto al concepto central de mquina, al
mica, Mxico, 1985; el fragmento reque dedicara ms tarde una considerable atencin en El
ferido, pgs. 105-115].
4
Capital, Marx trata lateralmente un segundo concepto
Para un resumen general de las varias referencias al Fragmento sobre
que tuvo un gran impacto en posteriores corrientes poslas mquinas en las generaciones
marxistas. El concepto de general intellect, que Marx inoperastas y posoperastas, vase
Paolo Virno, Wenn die Nacht am
trodujo como concepto secundario, fue el punto de partiefsten... Anmerkungen zum Genetida explcito para las ideas de los (pos)operastas italianos
ral Intellect, en Thomas Atzert y Jost
4
Mller (eds.), Immaterielle Arbeit und
sobre la intelectualidad de masas y el trabajo inmaterial .
imperiale Souveranitt, Munster,
Las referencias mutuas entre el posestructuralismo fran2004, pgs. 148-155

222 Gerald Raunig

Algunos fragmentos sobre las mquinas

cs y el posoperasmo italiano son por lo general tan diversas como las maneras en
que estas dos corrientes se refieren a Marx y a la vez se distancian de l; sin embargo, ambas comparten el haber perdido la relacin concreta que se da entre los dos
aspectos del pequeo fragmento marxiano (mquina - general intellect)5.

Marx sobre las mquinas

Por lo general, Marx dice que la mquina es, sencillamente, un medio para la produccin de plusvala6, en otras palabras, algo que no tiene que ver con reducir el
esfuerzo de los trabajadores sino con optimizar su explotacin. Marx describe esta
funcin de la maquinaria en el Captulo 13 de El Capital con los aspectos que aumentan la utilizacin del ser humano como fuerza de trabajo (especialmente del
trabajo de mujeres y de menores) prolongando la jornada laboral e intensificando
el trabajo. La mquina tambin aparece siempre como
un nuevo efecto de las huelgas y protestas de los trabajadores, ya que el capital no se les enfrenta solamente
con la represin directa, sino especialmente creando
5
Por ejemplo en el temprano libro de
nuevas mquinas7.
Antonio Negri Marx ms all de Marx
En el Fragmento, Marx se refiere especficamente
(Akal, Cuestiones de Antagonismo,
Madrid, 2001), escrito a partir de su
a los aspectos negativos de un desarrollo histrico al fiseminario sobre los Grundrisse en la
nal del cual la mquina, a diferencia de la herramienta,
cole National Suprieure de la Rue
de l'Ulm de Pars en 1978, no se trano se debe entender en absoluto como un medio de
ta el tema de la mquina. Maurizio
trabajo para el trabajador o trabajadora individual: al
Lazzarato es una excepcin, pues ha
seguido la idea de la relacin entre
contrario, encierra el saber y la destreza de trabajadores,
estos dos aspectos tanto en su obra
trabajadoras y cientficos como saber y destreza objetisobre el trabajo inmaterial como en
su videofilosofa.
vadas, oponindose como poder dominante a los traba6
jadores y trabajadoras dispersas. De acuerdo con Marx,
MEW vol. 23, pg. 391 [castellano:
El Capital. Crtica de la Economa Pola divisin del trabajo es especficamente la precondiltica, traduccin de Wenceslao Rocin para la aparicin de las mquinas. Es despus de
ces, Fondo de Cultura Econmica,
Mxico, 1986 (19); esta cita procede
que la mano de obra se transforma en trabajo, un tradel Vol. I, Seccin Cuarta: La probajo todava humano pero cada vez ms mecnico y
duccin de la plusvala relativa, XIII.
Maquinaria y gran industria: 1. Desamecanizado, que se dan las condiciones para que la mrrollo histrico de las mquinas, pg.
quina pueda dar un paso ms al apropiarse de estas ta303].
reas mecnicas de los trabajadores y trabajadoras: El
7
MEW vol. 4, pg. 174 [castellano:
Miseria de la filosofa, traduccin de
medio de trabajo, asimilado con el proceso de la proMart Soler, Siglo XXI, Mxico, 1987
duccin capitalista, sufre diversas metamorfosis, la lti(10), pgs. 115-116. Como potencia hostil al obrero, la maquinaria es
ma de las cuales es la mquina, o, mejor dicho, un sisproclamada y manejada de un modo
tema automtico de maquinaria (el sistema de la matendencioso y ostentoso por el capital. Las mquinas se convierten en el
quinaria, pues la mquina automtica no es ms que la
arma poderosa para reprimir las suforma ms acabada y ms adecuada de la misma, con
blevaciones obreras peridicas, las
huelgas y dems movimientos desala que la maquinaria se convierte en sistema) puesto en
tados contra la autocracia del capimovimiento por un mecanismo automtico o fuerza
tal, El Capital, Vol. I, Seccin Cuarta:
La produccin de la plusvala relativa,
motriz, que se mueve por s misma8.
XIII. Maquinaria y gran industria: 5.
Este pasaje de Marx indica que la propia mquiLucha entre el obrero y la mquina,
pg. 361].
na, en el estado final de desarrollo de los medios de tra8
bajo, no solamente incorpora estructuralmente y estra
MEW vol. 42, pg. 592 [castellano:
Grundrisse, op. cit., pgs. 106-107].

ARTE, MQUINAS, TRABAJO INMATERIAL

223

a los trabajadores y trabajadoras como autmatas, como aparato, como estructura, sino que tambin se ve simultneamente impregnada de rganos mecnicos e
intelectuales, y es mediante ese proceso que se desarrolla y renueva sucesivamente.
Marx describe aqu cmo las trabajadoras y trabajadores se ven alienados de
sus medios de trabajo, cmo se ven determinados (desde el exterior) por las mquinas, describe la dominacin del trabajo vivo por el trabajo objetivado e introduce la figura de la relacin invertida entre hombre y mquina: La actividad del trabajador, limitada a una mera abstraccin de actividad, se halla determinada y regulada en todos los aspectos por los movimientos de la mquina, y no a la inversa.
La ciencia, que obliga a los miembros inanimados de la mquina, por su construccin, a girar con arreglo al fin que se persigue, como los de un autmata, no reside en la conciencia del trabajador, sino que, por medio de la mquina, ste acta
sobre l como un poder extrao, como el poder de la misma mquina9. La inversin de la relacin entre trabajadores y trabajadoras y medios de trabajo en el sentido de la dominacin de la mquina sobre el ser humano se define aqu no slo
como una jerarquizacin del proceso de trabajo, sino que tambin se entiende
como una inversin del traspaso de saber. Mediante el proceso de objetivacin de
las formas de saber en la mquina, quienes producen este saber pierden toda competencia y poder sobre el proceso de trabajo. El trabajo mismo aparece como separado, disperso en muchos puntos del sistema mecnico, en trabajadoras y trabajadores vivos singulares. En el maquinismo, para el trabajador el saber es algo
extrao, externo, y a la par [...] el trabajo vivo se subsume al trabajo objetivado10.
Incluso para Marx en el Fragmento, sin embargo, la inmensa mquina autoactivadora es ms que un mecanismo tcnico. La mquina no aparece aqu limitada a sus aspectos tcnicos sino como un ensamblaje mecnico-intelectual-social;
aunque la tecnologa y el saber (como mquina) afectan unidireccionalmente al trabajador y a la trabajadora, la mquina no es solamente una concatenacin de tecnologa y saber, de rganos mecnicos e intelectuales, sino tambin de rganos sociales, hasta el extremo de que coordina a los trabajadores y trabajadoras aisladas.
De ah que el carcter colectivo del intelecto humano, en ltimo trmino, se
hace tambin evidente en la mquina. Las mquinas son rganos del cerebro humano creados por la mano del hombre, la potencia objetivada del saber. El desarrollo del capital fijo indica hasta qu punto el saber social general, el knowledge,
se ha convertido en fuerza productiva directa y, por tanto, hasta qu punto las condiciones del proceso social de vida se hallan sometidas al control del general intellect y transformadas con arreglo a l. Hasta qu punto las fuerzas productivas sociales son producidas no slo bajo la forma del saber sino como rganos directos
de la praxis social, [de las relaciones sociales] del proceso real de vida11. Volver
ms tarde a la importancia del general intellect, pero llegados a este punto se debe enfatizar el hecho de que la
fuerza productiva no slo corresponde a las nuevas mquinas tcnicas, ni tampoco solamente a la concatena9
Ibdem, pg. 593 [castellano:
cin de rganos mecnicos e intelectuales, sino tamdem, pg. 107].
bin y en especial a la relacin de una trabajadora o un
10
Ibdem, pg. 595 [castellano:
dem, pg. 109].
trabajador con otro y con los procesos de produccin.
11
No es solamente que el interior de la mquina tcnica se
Ibdem, pg. 602 [castellano:
dem, pg. 115].

ibibib-

224 Gerald Raunig

Algunos fragmentos sobre las mquinas

ve impregnado por lneas mecnicas e intelectuales, sino que tambin hay vnculos
y relaciones sociales que, hacindose evidentes en el exterior, devienen componentes de la mquina. El Fragmento no slo apunta al hecho de que el saber y la destreza se acumulan y absorben en el capital fijo como fuerzas productivas generales del cerebro social12 y que el proceso de transformar la produccin en saber es
una tendencia del capital, sino indica tambin que la inversin de esta tendencia,
la concatenacin de saber y tecnologa, no se agota en el capital fijo sino que se remite, ms all de la mquina y el saber objetivado en ella, a la cooperacin social y
a la comunicacin.

Cuando el teatro deviene mquina...13

Sobre la base de las tempranas tentativas de Vsevolod Meyerhold de escenificacin


para las masas, biomecnica y mecanizacin constructivista de la escena, tuvieron
lugar en el Primer Teatro de los Trabajadores de Mosc, entre 1921 y 1924, las experiencias de teatro excntrico y montaje de atracciones desarrolladas por Sergei Eisenstein y Sergei Tretiakov, experiencias de las que posteriormente emergieron diferentes estrategias de produccin artstica en el cine, la teora y la literatura
operativa. En los primeros aos veinte la inclusin de elementos del circo, de la revista y del cine sealaba en la Unin Sovitica un ataque a la prctica pura del teatro burgus, un ataque que se ejerca especialmente por medio de las atracciones. El teatro de atracciones incorporaba momentos teatrales agresivos y fsicos
con la intencin de obtener un efecto disruptivo en el mecanismo de produccin
de ilusin y empata. Al mismo tiempo, el montaje de atracciones no significaba
una acumulacin de trucos y artificios efectistas, sino el
desarrollo de elementos del circo y del vaudeville para
una ciencia natural del teatro materialista. Lo que el
Proletkult tom del circo fue la manera de entender la
12
Ibdem, pg. 594 [castellano: ibfuncin del artista, as como la fragmentacin de su esdem, pg. 108].
tructura en nmeros, secuenciando atracciones indivi13
Este fragmento es una versin abreduales no conectadas por un tema14; con Eisenstein y
viada de la seccin Theatermaschinen
gegen die Darstellung. Eisenstein und
Tretiakov, esta desconexin en apariencia deficiente se
Tretjakov im Gaswerk, en Gerald Rauconvirti en un arma contra la empata. Para contrarresnig, Kunst und Revolution. Knstlerischer Aktivismus im langen 20. Jahrtar por completo el tema, el argumento, molecularizahundert, Verlag Turia + Kant, Viena,
ron la pieza teatral, montndola como un trabajo de
2005 [hay traduccin inglesa de Aileen
Derieg: <http://www.republicart.net/
atracciones singulares. Eisenstein escribi: Considero la
publications/artandrevolution.pdf>].
atraccin como un elemento normalmente primordial e
14
Ein Experiment der Theaterarindependiente en la construccin de una produccin
beit, en Peter Gorsen y Eberhard
teatral: una unidad molecular (es decir, un compuesto)
Kndler-Bunte (eds.), Proletkult 2. Zur
Praxis und Theorie einer proletarisde la eficacia del teatro y del teatro en general15. La
chen Kulturrevolution in Sowjetrussatraccin es as ms que un mero nmero de circo, es
land 1917-1925, Stuttgart, 1975,
pg. 113.
una situacin que, como unidad molecular, contiene
15
Sergei Eisenstein, Montajes y
conflictos. La intencin de Eisenstein y Tretiakov era crear
atracciones (1923), El sentido del
una colisin con el pblico.
cine, edicin de Jay Leyda, traduccin
castellana de Norah Lacoste, Siglo
El teatro de atracciones no disimulaba que este
XXI, Mxico, 1990 (5), pg. 173.
asalto al pblico era la materia principal del teatro16.
16

Ibdem.

ARTE, MQUINAS, TRABAJO INMATERIAL

225

Contrariamente a la manera en que el ilusionismo teatral invita al pblico a tomar


parte en una experiencia de manera seudoparticipativa, el teatro de atracciones
busc establecer un proceso de excitacin fragmentada. El montaje no determinaba en este caso la macroestructura de la pieza, sino que se aplicaba a la composicin de las atracciones individuales. Actores, objetos y sonidos, no son otra cosa
que elementos a partir de los cuales la atraccin se construye17: un entretejimiento de actrices y actores que no actuaban sino que trabajaban, y de cosas, marcos
constructivos y objetos con los que actores y actrices trabajan, en lugar de decorados y atrezzo18. La accin ilusoria del teatro es una manifestacin con coherencia
interna; lo que tenemos aqu, a cambio, es una expectativa consciente del carcter
incompleto de la pieza y de actividad considerable por parte del espectador, que
debe ser capaz de orientarse por s mismo entre las ms diversas manifestaciones
que se realizan enfrente suyo19.
En sus escritos sobre el teatro de atracciones, Tretiakov indica la direccin
que debera tomar la relacin entre humanos-mquina, mquinas tcnicas y mquinas sociales: El trabajo con el material escnico, la transformacin del escenario en una mquina que ayuda a desarrollar el trabajo del actor de la manera ms
amplia y diversa posible, se justifica socialmente si esta mquina no slo mueve sus
pistones y sostiene una cierta cantidad de trabajo, sino que tambin comienza a
asumir un cierto trabajo til que sirva a las tareas en marcha de nuestra era revolucionaria20. Por encima y ms all del uso estetizante de las mquinas tcnicas y
de las construcciones como decoracin, estaba el compromiso de intentar hacer
transparente la maquinaria escnica teatral como modelo de tecnificacin y para
crear transiciones fluidas entre las mquinas tcnicas y el andamiaje constructivo y
el escenario. Ms all de la biomecnica de Meyerhold, que entrenaba con rgida
autodisciplina al cuerpo humano como una mquina pero que fcilmente degeneraba en escultura bailada, los actores y actrices se convertan aqu en elementos de
la atraccin. Y, finalmente, las ideas tayloristas sobre la administracin cientfica del
trabajo y la inversin de la relacin hombre-mquina
condujo al desarrollo de una concatenacin de mquinas tcnicas (las cosas), cuerpos actuantes y organizacin social de todos y todas las participantes, incluyen17
Ein Experiment der Theaterardo al pblico. Estas ideas sobre el entrelazamiento de
beit, op. cit, pg. 112.
estructuras tcnicas y sociales en el teatro de atraccio18
La concatenacin que aqu se desnes se mostraban slo superficialmente vinculadas a la
cribe de elementos, actrices y actores,
cosas,
sonidos y pblico, se aproxima
idea de un teatro de la era cientfica. El intento de
sorprendentemente al concepto de
calcular maqunicamente este complejo, segn la
mquina de Guattari. En El Anti Edipo, Deleuze y Guattari mencionan
propuesta de Eisenstein y Tretiakov, va ms all de una
que en el futurismo y constructivismo
relacin de exterioridad entre las mquinas tcnicas y
rusos ciertas circunstancias de produccin, a pesar de su apropiacin
los colectivos sociales, y ms all de consideraciones pucolectiva, permanecen externas a la
ramente matemticas y tcnicas.
mquina; la prctica del teatro de
atracciones parece contradecirles.
Eisenstein describi cmo la atraccin se basaba
19
Ein Experiment der Theaterarnicamente en algo relativo: la reaccin de los espectabeit, op. cit., pg. 116.
dores y espectadoras. La representacin de una situa20
Sergei Tretiakov, Theater der Atcin dada de acuerdo con un tema y su desarrollo y retraktionen, Gesichter der Avantgarsolucin mediante colisiones conectadas lgicamente
de, Aufbau, Berln y Weimar, 1985,
pg. 68.

226 Gerald Raunig

Algunos fragmentos sobre las mquinas

con dicha situacin, todo ello subordinado al psicologismo del tema, se reemplaza
por el montaje libre de atracciones, montadas para lograr un cierto efecto final y
realizar as un trabajo sobre el pblico. Eisenstein y Tretiakov queran cambiar el orden de las emociones, organizarlas de manera diferente. El pblico tena que llegar
a ser parte de la mquina que llamaban teatro de atracciones. Mediante las pruebas experimentales y el clculo matemtico, queran producir ciertos choques
emotivos en el pblico 21. El acento se pone aqu sobre ciertos choques emotivos:
al contrario que la gestin total de las emociones en el teatro burgus, se trataba
de una excitacin determinada por su grado de utilidad y demarcada con precisin
por impulsos montados de forma exacta. Esta intencin de calcular con exactitud
las emociones era un intento, contrario a la estrategia burguesa de ficcin esttica,
de dirigir y examinar esa realidad compuesta por la interaccin de signos, trabajo
corporal de actores y actrices, y pblico. Sin embargo, se debe distinguir claramente entre los medios del viejo modelo teatral y los del nuevo. Aunque la representacin teatral no se defina explcitamente en la jerga del teatro burgus como un
proceso de trabajo sobre el pblico con los medios del efecto teatral22, la intencin de promover una educacin esttica tena implcitamente un efecto similar.
No obstante, el teatro de atracciones buscaba calcular su pblico. Esto significaba
tambin que las atracciones se calculan dependiendo del pblico23. En otras palabras, cada representacin requera nuevas consideraciones: en efecto, encontraba su propsito en el propio pblico y su material en el contexto de vida del pblico. Es bien sabido cuan lejos llevaron Eisenstein y Tretiakov su experimentos de clculo; se investigaba entre las espectadoras y espectadores, observndose meticulosamente sus reacciones y evaluando cuidadosamente los resultados. El hecho de
que sus clculos tuvieran que tomar en consideracin, o al menos sa era la intencin, una gran variedad de posibles consecuencias, supona ciertamente una impredecibilidad muchsimo mayor que en las prcticas de representacin teatral decimonnicas, y ello se deba no solamente a las nuevas clases de pblico ganadas
para el teatro sino tambin al propio formato experimental de la atraccin.
Las representaciones de Escuchas, Mosc? de Tretiakov debieron constituir
un pinculo en este orden de cosas, dando lugar a situaciones tumultuosas en el
teatro24. Escrita, organizada y producida con extrema rapidez como una obra de
movilizacin y agitacin de cara a una posible revolucin alemana tras la revuelta de
Hamburgo que tuvo lugar a finales de octubre de 1923, se estren para el sexto aniversario de la Revolucin de Octubre, el 7 de noviembre de 1923. Una mirada superficial nos permite observar que la obra de Eisenstein y Tretiakov fracas a dos niveles. En un primer nivel por los acontecimientos, ya que
la revolucin, como sabemos, no tuvo lugar. A otro nivel
su tema de autorreflexin, incitar a una revolucin por
medio del arte, sobrestima la prctica artstica de una
21
Sergei Eisenstein, Montaje y
forma totalmente problemtica. La revolucin buscaba
atracciones, op. cit., pg. 172.
ser escenificada no solamente por la representacin de
22
Ein Experiment der Theaterarsituaciones, sino cambiando la situacin al intervenir en
beit, op. cit., pg. 112.
ella y mediante la abrupta transformacin del teatro bur23
Sergei Tretiakov, op. cit., pg. 69.
gus en teatro revolucionario. Pero en el estreno mos24
Vase Hrst du, Moskau?, en
covita, realizado justo en el contexto de una sociedad
Gorsen y Kndler-Bunte, op. cit., pg.
128, nota al pie.

ARTE, MQUINAS, TRABAJO INMATERIAL

227

socialista, esta representacin de la revolucin habra de tener un impacto totalmente diferente que en una situacin revolucionaria. Tretiakov y Eisenstein hicieron
un uso crecientemente tenso de las atracciones, con tal nfasis que provocaron cada
vez ms excitacin entre el pblico: hubo progresivas interrupciones, parte del pblico sac armas, se alzaron los puos y muchos extras participaron en las luchas sobre el escenario, debiendo resultar todo ello en un caos impresionante. Y se cuenta que el ardoroso pblico debi reaccionar acaloradamente no slo en el teatro,
sino tambin despus en las calles de Mosc: ms tarde se desplazaron por las calles golpeando salvajemente escaparates de tiendas y cantando canciones25.
Seguramente no se puede responder a la pregunta de hasta qu punto el
teatro de atracciones haba calculado que habra de tener lugar la espontaneidad descrita tambin fuera del teatro, aunque el clculo del pblico podra
perfectamente haber llegado tan lejos como a buscar planificar, calcular y evaluar
incluso el caos y el tumulto. Con sus reivindicaciones de una definicin exacta de las
tareas sociales y de los mtodos cientficos, Eisenstein y Tretiakov ciertamente s tuvieron xito en desplazar la mquina teatral a un terreno tan inestable que ninguna otra prctica artstica pudo estar a su altura a corto plazo.

Reinventar la mquina

En el Apndice al Anti Edipo, Gilles Deleuze y Flix Guattari no slo desarrollan


un Balance-programa para mquinas deseantes26, sino que tambin escriben, en
contraste con las ideas de Marx sobre la maquinaria27, su propio concepto de mquina que implica una expansin o renovacin del concepto, pero en absoluto una
metaforizacin de la mquina. Deleuze y Guattari no establecen un sentido figurativo de la mquina, sino
que intentan reinventar el trmino manteniendo una
distancia crtica tanto frente a su sentido cotidiano,
como frente al marxismo acadmico: No partimos de
25
Sergei Tretiakov, Notizen eines
un empleo metafrico de la palabra mquina, sino de
Dramatikers, Gesichter der Avantuna hiptesis (confusa) sobre el origen: la manera como
garde, op. cit., pg. 99.
26
algunos elementos estn determinados a formar mGilles Deleuze y Flix Guattari, El
Anti Edipo. Capitalismo y esquizofrequina por recurrencia y comunicacin28.
nia, traduccin de Francisco Monge,
La teora de la mquina de Marx se introduce mePaids, Barcelona, 1998 (3), pgs.
395-413.
diante un trmino en clave, un esquema clsico, y slo
27
En El Anti Edipo Deleuze y Guattase menciona explcitamente en la tercera parte, la parte
ri parecen referirse directamente a El
29
final del apndice . Mientras, en el captulo decimoterCapital; Guattari, en El capital como
'integral' de las formaciones de pocero de El Capital, Marx trata extensamente la cuestin
der, menciona explcitamente el
de qu es lo que convierte al instrumento de trabajo de
Fragmento sobre las mquinas [Plan
sobre el planeta. Capitalismo mundial
herramienta en mquina y en qu se distingue sta del
integrado y revoluciones moleculares,
30
instrumento que maneja el artesano . Deleuze y GuaTraficantes de Sueos, Madrid, 2004,
pgs. 75-98; accesible en <http://
ttari encuentran particularmente insuficiente en muchos
traficantes.net>].
aspectos esta concepcin lineal. Lo que cuestionan en
28
Gilles Deleuze y Flix Guattari, El
este punto es menos la lgica inmanente de la transforAnti Edipo, op. cit., pg. 396.
macin de la mquina tal como Marx la describe que el
29
Ibdem, pgs. 409 y ss.
marco que presupone como base de esta lgica: una di30

Ibdem supra nota 7.

228 Gerald Raunig

Algunos fragmentos sobre las mquinas

mensin del hombre y de la naturaleza que todas las formaciones sociales tendran
en comn. El desarrollo lineal desde la herramienta (como extensin del ser humano para mitigar el esfuerzo) hacia un trastorno, por as llamarlo, en el que la mquina en ltima instancia se independiza del ser humano, determina a la mquina
como un aspecto dentro de una serie mecnica. Este tipo de esquema, que proviene del espritu humanista y abstracto, en especial asla las fuerzas productivas de
las condiciones sociales de su ejercicio31.
Imaginada ms all de este esquema evolutivo, la mquina ya no es sencillamente una funcin singular en una serie que comienza en la herramienta y que sucede llegados a un cierto punto. De manera semejante a como el concepto de techn en la antigedad significaba tanto el objeto material como la prctica, igualmente la mquina no es slo un instrumento de trabajo en el que el saber social queda
absorbido y clausurado. Por el contrario, se abre, en contextos sociales diferentes, a
diferentes concatenaciones, conexiones y emparejamientos: Ya no existe ni hombre ni naturaleza, nicamente el proceso que los produce a uno dentro del otro y
acopla las mquinas32.
En lugar de situar la herramienta y la mquina en una serie, Deleuze y Guattari
buscan una diferenciacin ms sutil, y es as que cuestionan la manera en que Marx distingue entre mquina
y herramienta. En efecto, esta distincin se podra explicar mediante una genealoga diferente que la seguida
31
Gilles Deleuze y Flix Guattari, El
por Marx, una que se refiere a la comprensin premoAnti Edipo, op. cit., pgs. 396-397.
derna de la machina, en la que la separacin entre lo
32
Ibdem, pg. 12.
orgnico y lo mecnico era irrelevante. En El Anti Edipo,
33
Ibdem, pg. 397.
sin embargo, esta diferencia se trata de manera con34
Llegados a este punto se debe haceptual/terica: la mquina es un factor comunicativo,
cer notar que el uso del concepto de
mquina por parte de Deleuze y
la herramienta al menos en su forma no maqunica
Guattari es consistentemente indifees, al contrario, una extensin o prtesis sin comunicarente y ambivalente. Los aspectos
sombros de la maquinizacin aparecin. A la inversa, la herramienta concreta, por su uso
cen regularmente en sus escritos,
de intercambio/conexin con el ser humano, es siempre
como en las reflexiones sobre las formas de mquina de guerra fascistas y
ms mquina que la mquina tcnica que se imagina
posfascistas en Mil mesetas o el concomo aislada: Formar pieza con algo es muy diferente
cepto guattariano de servidumbre
maqunica en el capitalismo munde prolongarse o proyectarse, o hacerse reemplazar33.
dial integrado, como Guattari llam
Distinguiendo la mquina de algo que sencillaa comienzos de los ochenta al fenmeno que hoy se denomina genrimente prolonga o reemplaza al ser humano, Deleuze y
camente globalizacin. A diferencia
Guattari no slo rechazan afirmar la figura convencional
de Marx, la servidumbre maqunica
no significa aqu relacin subordinada
de la dominacin de la mquina sobre el ser humano.
del ser humano con la mquina tcTambin marcan una diferencia frente a la celebracin
nica que objetiva el saber social, sino
una forma ms general del control
simplista y optimista de cierta forma de mquina que
colectivo del saber y de la necesidad
desde el futurismo hasta los ciber-fans corre el peligro de
permanente de participacin. Es la
cualidad maqunica del capitalismo
pasar por alto el aspecto social en posibles nuevas composfordista aqu Guattari se enbinaciones hombre-mquina34. En la narracin de la
cuentra muy prximo a las teoras de
la gubernamentalidad neoliberal deadaptacin de los seres humanos a la mquina, la sustisarrolladas a partir de Foucault lo
tucin del humano por la mquina pierde de vista el senque aade a los sistemas tradicionales de represin directa una paleta de
tido de lo maqunico, segn Deleuze y Guattari, no slo
mecanismos de control que requieren
en su articulacin crtica marxista, sino tambin en su
una complicidad por parte de los individuos.

229

tendencia
eufrica.
Ya no se trata de enfrentar al hombre y la
mquina para evaluar
sus correspondencias,
sus prolongamientos,
sus posibles o imposibles sustituciones, sino
de hacerlos comunicar
a ambos para mostrar
cmo el hombre forma
una pieza con la mquina, o forma pieza
con cualquier otra cosa
para constituir una mquina35. Esas otras cosas pueden ser animales, herramientas, otras
personas, frases, signos
o deseos, pero slo devienen mquina en un
proceso de intercambio, no bajo el paradigma de la sustitucin.
Consideremos
la fbula El tercer polica de Flann OBrien,
en la que el autor irlands nos presenta clculos precisos del momento en que, debido al flujo molecular, las personas en bicicleta se convierten en bicicletas y las bicicletas en personas y en qu porcentaje, con todos los problemas que de ello se derivan: las personas se caen si no se apoyan en la pared y las bicicletas asumen rasgos humanos.
De lo que trata esta investigacin no es de las cantidades de identidad que cambian (20% bicicleta y 80% humano o, lo que resulta ms alarmante, 60% bicicleta y 40% humano), sino ms bien del intercambio y el flujo de las singularidades
maqunicas y su concatenacin con otras mquinas sociales: Nosotros creemos,
al contrario, que la mquina debe ser pensada inmediatamente con respecto a un
cuerpo social y no con respecto a un organismo biolgico humano. Si es de este
modo, no podemos considerar a la mquina como un nuevo segmento que sucede al de la herramienta, en una lnea que tendra su punto de partida en el hombre abstracto. Pues el hombre y la herramienta ya son piezas de mquina en el
cuerpo lleno de una sociedad considerada. La mquina es, en primer lugar, una
mquina social constituida por un cuerpo lleno como
instancia maquinizante y por los hombres y las herramientas que estn maquinadas en tanto que distribui35
das sobre este cuerpo36. Deleuze y Guattari desplazan
Gilles Deleuze y Flix

Guattari, El
Anti Edipo, op. cit., pg. 396.

230 Gerald Raunig

Algunos fragmentos sobre las mquinas

as la perspectiva desde la cuestin de la forma en la que la mquina es continuadora de la herramienta simple, de cmo los seres humanos y las mquinas son maquinizados, hacia aquella otra de cules son las mquinas sociales que provocan
la emergencia de determinadas mquinas tcnicas, afectivas, cognitivas, semiticas, y hacen sus concatenaciones posibles y al mismo tiempo necesarias.
El principal rasgo de la mquina es la fluidez de sus componentes: cada extensin o sustitucin carecera de comunicacin, y la cualidad de la mquina es
exactamente la contraria, o sea la comunicacin, el intercambio, la apertura. Al
contrario que la estructura y el aparato de Estado, que tienden a la clausura, lo maqunico tiende hacia la apertura permanente. Desde el texto Mquina y estructura,
escrito en 1969, hasta La heterognesis maqunica, publicado en 1992, Guattari
apunta repetidamente la cualidad diferente de mquina y estructura, mquina y
aparato estatal37: La mquina tiene algo ms que la estructura38. No se limita a
manejar y estriar entidades cerradas una respecto de la otra, sino que se abre a
otras mquinas y se mueve con sus ensamblajes maqunicos. La mquina penetra
varias estructuras simultneamente. Depende de elementos externos para poder
existir. Implica una complementariedad no slo con el ser humano que la fabrica,
que la hace funcionar o la destruye, sino que tambin mantiene en s misma una
relacin de alteridad con otras mquinas virtuales o reales39.
Adems de esta aproximacin terica a un concepto de mquina
simultneamente indiferente y ambivalente en El Anti Edipo y en varios textos de
Guattari tanto antiguos como recientes, sin embargo, es importante no omitir el
contexto histrico en que fueron escritos, que es el de un giro normativo aplicado
a lo maqunico. Guattari haba ya comenzado a desarrollar su concepto de mquina a finales de los aos sesenta, especficamente contra el trasfondo poltico de los
experimentos izquierdistas sobre las formas de organizacin. Sus empeos se dirigan inicialmente contra la dura segmentariedad de las izquierdas estatales realsocialistas y eurocomunistas, y sus exploraciones continuaron a travs de las experiencias de diversas prcticas subculturales y micropolticas, en su caso especialmente la prctica antisiquitrica; y en ltimo trmino se
convirtieron, despus de 1968, en esfuerzos por resistir
y reflexionar sobre la estructuralizacin y clausura de la
generacin sesentayochista en cuadros, facciones y cr36
Ibdem, pg. 409.
culos. El problema que Guattari trata en su primer tex37
El relevante concepto de aparato
to sobre la mquina, escrito poco despus de la expede Estado va mucho ms all que las
riencia de 1968, es el de cmo construir una organizaconcepciones tradicionales sobre el
Estado; como el opuesto de las mcin revolucionaria duradera: El problema de establequinas, los aparatos de Estado se cacer una mquina institucional que se distinga por una
racterizan por sus estructuras, sus espacios estriados y su dura segmentaaxiomtica especial y por una prctica especial; lo que
riedad.
se quiere afirmar es la garanta de que no se clausurar
38
Flix Guattari, ber Maschinen,
en alguna de las diversas formas de estructura social, esop. cit., pg. 121.
pecialmente no en la estructura estatal, que parece ser
39
Flix Guattari, La heterognesis
la piedra angular de las condiciones de produccin domaqunica, Caosmosis, Manantial,
Buenos Aires, 1996, pgs. 47-74.
minates aunque no se corresponda ya con los medios
40
Flix Guattari, Mquina y
de produccin40. No slo las condiciones de proestructura, Psicoanlisis y transverduccin dominantes, sino tambin las formas contemsalidad, Siglo XXI, Buenos Aires,
1976.

ARTE, MQUINAS, TRABAJO INMATERIAL

231

porneas de resistencia haban asumido formas


maqunicas: estructuralizacin y clausura como
gestos de (auto)proteccin. Las instituciones
maqunicas no pueden reproducir las formas
del aparato de Estado, de los aparatos que se
sostienen sobre el paradigma de la representacin, sino que producen nuevas formas de
prcticas instituyentes: El proyecto revolucionario como actividad maqunica
de subversin institucional tendra que revelar este tipo de posibilidades subjetivas
y asegurar su continuidad en cada fase de la batalla contra la posibilidad de estructuralizarse. Y an as, esta constante comprobacin de los efectos de la mquina que afecta a las estructuras nunca podra verse satisfecha con una prctica
terica. Requiere el desarrollo de una prctica analtica especfica, que se aplica
inmediatamente a cada paso de la organizacin de la batalla41.

41

Ibdem.

El general intellect y la mquina


EuroMayDay
42

Aventuramos este neologismo all


donde el autor utiliza, en alemn,
nicht-reprsentationistisch, y en ingls
non-representationist. Obviamente se
est refiriendo al hecho de que en ciertas prcticas de los movimientos de
aos recientes encontramos una negacin simultnea del rgimen de representacin clsica tanto en trminos polticos como estticos: se tratara as de
movimientos tanto no-representativos
como no-representacionales. Para
nombrar esa simultaneidad, por tanto:
no-representacionistas [NdT].
43

Esta categora de prcticas no-representacionistas no incluira al movimiento de los Foros Sociales, que an
no ha llegado a cumplir sus declaraciones, contenidas en sus estatutos,
de rechazo de la representacin tanto
en su forma como en sus contenidos.

44
Sobre las cuestiones que trata este
movimiento (principalmente la precarizacin del trabajo y la vida), vase
los artculos del monogrfico precariat de transversal, la revista online
del eipcp: <http http://eipcp.net/
transversal/0704>, en particular la
discusin terminolgica de Angela
Mitropoulos, Precari-Us?.
45

Vase <http://www.euromayday. org>


y los enlaces en este sitio web con los diversos sitios locales del EuroMayDay.

46

Sobre este aspecto de reapropiacin


de la ciudad que tiene lugar durante
las manifestaciones EuroMayDay, vase Gerald Raunig, La inseguridad vencer. Activismo contra la precariedad y
MayDay Parades, en Brumaria, n 5,
Arte: la imaginacin poltica radical, verano de 2005, <http://eipcp.net/transversal/
0704/raunig/es>.

47

La hiptesis de la traslacin, en prcticas polticas recientes, del paradigma de


la representacin al del acontecimiento,
est desarrollada por Maurizio Lazzarato en varios textos; vase Lucha, acontecimiento, media, en Brumaria, n 5,
Arte: la imaginacin poltica radical,
op.cit., <http://eipcp.net/transversal/
1003/lazzarato/es> [NdT].

Una parte importante de lo que Guattari formul en su


pensamiento sobre la mquina teniendo en cuenta el
antecedente de las experiencias de Mayo del 68 ha sido
actualizado en aos recientes quiz mucho ms de lo
que lo fuera durante los aos sesenta y setenta en la
forma de movimientos no-representacionistas42 activos
contra los regmenes migratorios y fronterizos, la globalizacin econmica y la precarizacin del trabajo y la
vida43. Este ltimo asunto es tratado especialmente por
el movimiento EuroMayDay44, que comenz en Miln y
ha buscado reapropiarse del Primero de Mayo, en particular en aos recientes. De manera semejante al pblico teatral revolucionado por la obra de Tretiakov y
Eisenstein Escuchas, Mosc?, los y las activistas del EuroMayDay tambin se mueven hoy a travs de las calles,
a veces golpeando salvajemente contra las vitrinas de
las tiendas y cantando; especficamente a travs de las
calles de unas veinte ciudades europeas entre las que se
cuentan Londres, Conpenhague, Maribor, Barcelona,
Hamburgo y Viena45. A veces se rompen vitrinas, pero
con ms frecuencia se pinta encima de ellas con spray y
se las cubre con una capa de nuevos signos46. Las EuroMayDay Parades no slo renuevan las tradiciones revolucionarias del Primero de Mayo, sino que tambin se
oponen a la privatizacin de las esferas pblicas urbanas
con sus cuerpos, imgenes, signos y declaraciones. Este
tipo de reapropiacin de la ciudad se ejecuta de manera consistente sin necesidad de escenarios ni podios, en
el esfuerzo por contrarrestar el paradigma de la representacin con el paradigma del acontecimiento47.
Pero la mquina EuroMayDay tiene dos temporalidades. No slo la del acontecimiento, sino tambin la
larga duracin de las prcticas instituyentes, en las que
la conexin entre la mquina como movimiento contra
la estructuralizacin y la mquina como fuerza social
productiva es bien clara. Organizar el Primero de Mayo
no es la nica dimensin de las y los activistas del MayDay: a pesar de los limitados recursos de que se dispo-

ne para cumplir los deseos activistas, a lo largo del ao hay microacciones y acontecimientos discursivos, comunicacin regular en listas de correo y encuentros en
varias ciudades europeas para el intercambio transnacional. Adems, est creciendo una red cada vez ms densa para atacar el asunto de la precarizacin del trabajo y la vida, no solamente en Europa.
Pero esta formacin de prcticas instituyentes es slo incipiente. De acuerdo
con el posoperasta Paolo Virno, el movimiento todava no ha empujado suficientemente lejos, hasta producir un valor poltico subversivo, las formas de batalla adecuadas para transformar la situacin de trabajo precario, temporal y atpico48. Este
tipo de empuje comienza menos con las viejas formas de organizacin en aparatos de Estado que con la concatenacin de formas maqunicas de movimiento y
formas posfordistas de trabajo y vida. En sus textos sobre este tema, especialmente en Gramtica de la multitud, Virno toma directamente del Fragmento sobre las
mquinas el concepto de general intellect introducido por Marx. Incluso si aceptramos que el saber social hubiese sido alguna vez totalmente absorbido por las mquinas tcnicas en la era de la industrializacin, esto sera totalmente impensable
en el contexto posfordista: Obviamente, este aspecto del general intellect importa, pero no lo es todo. Deberamos considerar la dimensin en la que el general intellect, en lugar de ser encarnado (o mejor, forjado en acero) en el sistema de las
mquinas, existe como un atributo del trabajo vivo49. Como formula la teora posoperasta, siguiendo a Guattari, debido a la lgica del propio desarrollo econmico
es necesario que la mquina no se entienda meramente como una estructura que
estra a los trabajadores y trabajadoras clausurando en su interior el saber social.
Yendo ms all de la idea de Marx sobre el trabajo que es absorbido en el capital
fijo, Virno afirma as su tesis de la cualidad simultneamente preindividual y transindividual del intelecto: El trabajo vivo en el posfordismo tiene como materia prima y como medios de produccin el pensamiento que se expresa mediante el lenguaje, la capacidad de aprender y comunicar, la imaginacin, en otras palabras las
capacidades que distinguen la conciencia humana. De acuerdo con esto el trabajo
vivo encarna el general intellect (el cerebro social), lo
que Marx llam el pilar de la produccin y la riqueza.
Hoy, el general intellect ya no es absorbido por el capital fijo, ya no representa slo el saber contenido en el
sistema de las mquinas, sino la cooperacin verbal de
48
Paolo Virno, Un movimento performativo, <http://eipcp.net/transversal/
una multitud de sujetos vivos50.
0704/virno/it> (italiano).
Apropindose del trmino marxiano Virno indica
49
Paolo Virno, Gramtica de la multique el intelecto no debe entenderse aqu como la
tud. Para un anlisis de las formas de
competencia exclusiva de un individuo, sino como un
vida contemporneas, Traficantes de
Sueos, Madrid; accesible en <http://
lazo comn y una fundamentacin de la individuacin
traficantes.net>.
en constante desarrollo, como una cualidad social del
50
Ibdem.

234 Gerald Raunig

Algunos fragmentos sobre las mquinas

intelecto. Aqu, la naturaleza humana pre-individual, que reside en el habla, el


pensamiento, la comunicacin, se ve aumentada por el aspecto trans-individual del
general intellect: no se trata slo de la totalidad del saber acumulado por la especie humana, no slo de las capacidades previas compartidas en comn, es tambin
el entre las trabajadoras y trabajadores cognitivos, la interaccin comunicativa, la
abstraccin y la autorreflexin de los sujetos vivos, la cooperacin, la accin coordinada del trabajo vivo.
Finalmente, sobre la base de los escritos de Virno podemos conectar el general intellect como capacidad colectiva y el concepto de mquina en el sentido de
Guattari. El saber como intelectualidad colectiva es complementario a la cualidad
maqunica de la produccin y del movimiento social. El general intellect, o el intelecto pblico, en la manera en que Virno lleva an ms lejos el concepto, es otro
nombre para la expansin guattariana del concepto de mquina ms all de la mquina tcnica y fuera de su mbito: Al interior del proceso de trabajo contemporneo existe una constelacin de conceptos que funcionan por s mismos como
mquinas productivas sin necesitad de un cuerpo mecnico ni una pequea alma
electrnica51.

Einige Fragmente ber Maschinen, en Grundrisse. Zeitschrift fr linke Theorie und Debatte, n 17,
2006. Traduccin castellana de Marcelo Expsito, revisada por Joaqun Barriendos y Gerald Raunig, a
partir de la versin inglesa de Aileen Derieg, A Few Fragments on Machines. Accesible en la revista
multilige transversal: mquinas y subjetivacin, <http://transform.eipcp.net/transversal/1106/
raunig/es>. Publicado tambin en ingls en Simon Sheikh (ed.), CAPITAL (It Fails Us Now), b_books, Berln,
2006.

51

Paolo Virno, Wenn die Nacht am


tiefsten... Anmerkungen zum General Intellect, op. cit., pg. 154.

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