CHEJOV, Anton - Obras Cortas en Un Acto
CHEJOV, Anton - Obras Cortas en Un Acto
CHEJOV, Anton - Obras Cortas en Un Acto
Antn Chjov
TABLE OF CONTENTS
EL OSO
PERSONAJES
ESCENA PRIMERA
ESCENA II
SVIETLOVDOV (al ver a Nikita Ivnich, lanza un grito de terror y retrocede unos pasos).
Quin eres? A qu vienes? A quin buscas? (Patalea.) Quin eres?
NIKITA IVNICH. Soy yo!
Qu, est mal? (Vivamente.) Espera, mira. El rey Lear... Comprendes? Cielo negro,
lluvia, truenos: rrr!... El relmpago: zhzhzh!... cubriendo de franjas claras todo el
cielo, y entretanto:
(Impaciente.) Pronto, las palabras del loco! (Pataleando.) Recita pronto las
palabras del loco! No puedo esperar!
NIKITA IVNICH (representando el papel del loco). Qu, compadre? Mejor
es, creo yo, guarecerse bajo techado, que vagar bajo la lluvia. Cierto, compadre,
mejor sera que hicieras las paces con tus hijas. Una noche como sta es mala para
el cuerdo lo mismo que para el necio!
SVIETLOVDOV.
Brama con todas tus entraas!
Sopla, vierte, atruena y quema!
Por qu concederme gracia? Fuego y viento,
Trueno y lluvia, no sois mis hijas!
No os reprocho la crueldad:
El reino no os di en vida,
Ni os llam hijas mas.
1886
EL OSO
FARSA EN UN ACTO
PERSONAJES
ESCENA PRIMERA
Popova (de luto riguroso, sin apartar los ojos de una fotografa) y Luk.
LUK. Eso no est bien, seora... As, acabar usted con su salud... La doncella y la
cocinera han ido a recoger bayas, todo lo que est con vida retoza, hasta el gato
sabe darse gusto y corre por el patio cazando pajaritos; en cambio, usted se pasa el
da entero en la habitacin, como si estuviera en un monasterio, sin la ms pequea
alegra. Es la pura verdad! Calcule, ha transcurrido ya un ao desde que no sale
usted de casa!...
figura cuando tiraba de las riendas con todas sus fuerzas! Recuerdas? Tobi, Tobi!
Manda que le den hoy doble racin de cebada.
LUK. Bien, seora!
(Suena violentamente la campanilla.)
POPOVA (sobresaltada). Quin ser.? Di que no recibo a nadie!
LUK. Bien, seora! (Sale.)
ESCENA II
Popova (sola).
ESCENA III
Popova y Luk.
LUK (entra, alarmado). Seora, un desconocido pregunta por usted. Quiere verla...
POPOVA. No le has dicho que desde la muerte de mi esposo no recibo a
nadie?
LUK. Se lo he dicho, pero no quiere or hablar de ello. Dice que se trata de
un asunto muy importante.
POPOVA. No re-ci-bo!
LUK. Se lo he dicho, pero... debe ser un endemoniado... suelta tacos y
quiere meterse a la fuerza... ya est en el comedor.
POPOVA (irritada). Est bien, que pase... Si sern groseros!
(Luk sale.)
POPOVA. Qu pesada esa gente! Qu querrn de m? Qu necesidad
tienen de alterar mi sosiego? (Suspira.) Decididamente, no tendr ms remedio que
meterme en un convento... (Reflexiona.) S, en un convento...
ESCENA IV
SMIRNOV (entrando, a Luk). Imbcil, mucho te gusta hablar... burro! (Al ver a
Popova, muy digno.) Seora, tengo el honor de presentarme: soy Grigori Stepnovich
Smirnov, teniente de artillera retirado y propietario. Me veo obligado a
importunarla por un asunto de gran importancia...
POPOVA (sin tenderle la mano). Qu quiere usted?
SMIRNOV. Su difunto marido, a quien tena el honor de conocer, qued
debindome dos letras por un valor de mil doscientos rublos. Como quiera que
maana he de pagar intereses al Banco Agrcola, me permito rogarle, seora, que
me abone ese dinero hoy mismo.
POPOVA. Mil doscientos... Y cmo es que le deba esa cantidad mi marido?
SMIRNOV. Me compraba cebada.
POPOVA (suspirando, a Luk). No te olvides, Luk, de ordenar que den doble
racin de cebada al Tobi. (Luk sale. A Smirnov.) Si Nikoli Mijilovich le qued a
deber algo, yo se lo pagar, naturalmente; pero ha de disculparme, se lo ruego, hoy
sulfurarme?
POPOVA. Me parece que he hablado claro: cuando el administrador vuelva
de la ciudad, recibir usted el dinero.
SMIRNOV. Yo he venido a verla a usted, no al administrador! Qu diablos
me importa, y disculpe la expresin, su administrador?
POPOVA. Perdone, seor mo, no estoy acostumbrada a estas raras
expresiones ni a semejante tono. No quiero escucharle ms. (Sale rpidamente.)
ESCENA V
Smirnov (solo).
SMIRNOV. Hay que ver, eh? El estado de nimo... Hace siete meses que se le
muri el marido! Bueno, pero yo necesito pagar los intereses, s o no? Pregunto:
hay que pagar los intereses o no? Bien, a usted se le ha muerto el marido, habla de
su estado de nimo y dems comedias... el administrador se ha ido no s dnde, el
diablo le lleve, pero qu quiere usted que haga yo? Escapar de mis acreedores en
globo? Eh? O bien tomar carrerilla y estrellarme la cabeza contra la pared? Llego
a casa de Gruzdiov: no est; Yaroshivich se ha escondido; con Kuritsin he armado
la de Dios es Cristo y por poco le echo por la ventana. A Maztov me lo encuentro
con colerina; a sta, con estado de nimo. Ninguno de esos canallas paga! Y todo
porque les he tenido demasiadas consideraciones, porque soy un bobo, un trapo,
una mujeruca! He sido demasiado delicado con todos ellos! Pero, esperad!
Sabris quin soy yo! No permito que de m se burle nadie, rayos y truenos! De
aqu no me muevo mientras no me pague! Brrr!... Qu furioso estoy, qu furioso!
Hasta las rodillas me tiemblan y se me corta la respiracin!... Fu!, Dios mo, hasta
siento que me desmayo! (Grita.) Eh, de la casa!
ESCENA VI
ESCENA VII
Smirnov y Luk.
ESCENA VIII
Popova y Smirnov.
POPOVA (entra con los ojos bajos). Muy seor mo, en mi soledad he perdido la
SMIRNOV. Me lo dar!
POPOVA. Para que rabie, no le dar ni un cntimo! Puede dejarme en paz!
SMIRNOV. No tengo la satisfaccin de ser ni marido suyo ni su novio, as
que haga el favor de no venirme con escenas. (Se sienta.) No me gusta.
POPOVA (sofocada por la ira). Se ha sentado usted?
SMIRNOV. Me he sentado.
POPOVA. Haga el favor de salir!
SMIRNOV. Devulvame el dinero... (Aparte.) Ah, qu furioso estoy, qu
furioso!
POPOVA. No quiero hablar con insolentes! Tenga la bondad de retirarse!
(Pausa.) No se va? No?
SMIRNOV. No.
POPOVA. No?
SMIRNOV. No!
POPOVA. Est bien! (Toca una campanilla.)
ESCENA IX
SMIRNOV. Ya es hora, por fin, de acabar con el prejuicio de que slo los
hombres han de rendir cuentas de las ofensas? Igualdad de derechos? Venga,
igualdad de derechos! La desafo!
POPOVA. A pistola? Cuando quiera!
SMIRNOV. Ahora mismo!
POPOVA. Ahora mismo! Mi marido dej unas pistolas... Al instante las
traigo... (Da unos pasos apresuradamente y vuelve.) Con qu placer voy a meterle una
bala en su frente de cobre! Que el diablo le lleve!
(Sale.)
SMIRNOV. La matar como a un pollito! No soy un muchacho ni un
cachorro sentimental, para m no existen criaturas dbiles!
LUK. Mi buen seor!... (Se hinca de rodillas.) Concdeme esta gracia, ten
compasin de m, que soy viejo, mrchate de este lugar! Me has dejado medio
muerto de miedo y ahora quieres batirte a pistola!
SMIRNOV (sin escucharle). Batirse a pistola, sa es la igualdad de derechos,
la emancipacin! En este terreno, los dos sexos son iguales. Le pegar un tiro por
principio! Pero, qu mujer! eh? (Parodindola.) El diablo se le lleve... le meter
una bala en la frente de cobre... Qu mujer! Se ha puesto roja, echaba fuego por
los ojos... Ha aceptado el reto! Palabra de honor, es la primera vez en la vida que
veo a una mujer semejante...
LUK. Seor, vete! Rogar a Dios eternamente por ti!
SMIRNOV. sta s es una mujer! Eso est bien! Una verdadera mujer! No es
una melindrosa ni una gallina, sino fuego, dinamita, un cohete! Hasta da pena
matarla!
LUK (llora). Seor... mi buen seor, vete!
SMIRNOV. Positivamente, me gusta! Positivamente! Aunque tiene hoyitos
en las mejillas, me gusta! Estoy dispuesto incluso a perdonarle la deuda... Qu
mujer ms sorprendente!
ESCENA X
POPOVA (entra con las pistolas). Aqu estn las pistolas... Pero antes de batirnos,
har el favor de ensearme cmo hay que disparar... En mi vida he empuado una
pistola.
LUK. Slvanos, Dios del cielo, y concdenos tu gracia... Voy a buscar al
jardinero y al cochero... Qu desgracia se nos ha venido encima!... (Sale.)
SMIRNOV (examinando las pistolas). Ver, existen varias clases de pistolas. Las
hay especiales para batirse en duelo, son las pistolas con cpsula Mortimer. Pero lo
que usted tiene son revlveres del sistema Smith y Wesson de triple accin, con
extraccin y percusin central... Magnficas pistolas!... Por lo menos valen noventa
rublos el par... Hay que coger el revlver as... (Aparte.) Qu ojos! Qu ojos! Mujer
incendiaria!
POPOVA. As?
SMIRNOV. S, eso es... Luego levanta usted el gatillo... apunta, as... La
cabeza un poco atrs! Extienda bien el brazo... As... Luego, con este dedo apriete
aqu, y ya est... Lo principal es no perder la sangre fra y apuntar sin prisas...
Esforzarse para que la mano no tiemble.
POPOVA. Est bien... Batirse en una habitacin no es cmodo, vamos al
jardn.
SMIRNOV. Vamos. Pero le advierto que yo disparar al aire.
POPOVA. Slo faltaba esto! Por qu?
SMIRNOV. Porque... porque... El porqu es cosa ma!
POPOVA. Tiene miedo? S? A-a-a-ah! No, seor. No me venga usted con
escapatorias! Haga el favor de seguirme! No estar tranquila mientras no le
ESCENA XI
Los mismos, Luk (con un hacha), el jardinero (con un rastrillo), el cochero (con un
TELN
1888
PERSONAJES
ESCENA PRIMERA
hecho nada para merecerlo y... y no tengo derecho alguno para contar con su
ayuda...
CHUBUKOV. Ah, no le d vueltas, madrecita! Dgalo de una vez! A ver?
LMOV. Ahora mismo... al instante. El caso es que he venido a pedir la
mano de su hija Natalia Stepnovna.
CHUBUKOV (alegremente). Madrecita! Ivn Vaslievich! Reptalo otra vez,
no lo he odo bien.
LMOV. Tengo el honor de pedirle...
CHUBUKOV (interrumpindole). Mi querido amigo... Qu contento estoy, y
dems... Como se lo digo, y as sucesivamente. (Le abraza y le besa.) Hace tiempo
que lo deseaba. Era mi deseo de siempre. (Suelta una lagrimita.) Y siempre le he
querido a usted, ngel mo, como se quiere a un hijo. Que el cielo os conceda a los
dos paz, amor y dems, que yo deseaba tanto... Pero qu hago de pie, como un
mentecato? Me he quedado turulato de alegra, completamente turulato! Oh, yo,
con toda el alma... Voy a llamar a Natasha y dems.
LMOV (enternecido). Mi muy respetable Stepn Stepnovich, qu cree
usted, puedo confiar en el consentimiento de ella?
CHUBUKOV. Un hombre, eso es, tan guapo y... y ella, de pronto, iba a negar
su consentimiento! Seguro que est enamorada como una gatita y dems... Ahora
mismo! (Sale.)
ESCENA II
Lmov (solo).
ESCENA III
de los Bueyes estuvo, en otro tiempo, en litigio, esto es verdad; pero ahora todo el
mundo sabe que es mo. Sobre esta cuestin nada hay que discutir. Permtame
recordarle que la abuela de mi ta cedi ese prado en usufructo ilimitado y gratuito
a los campesinos del abuelo del padre de usted porque le cocan ladrillos para ella.
Los campesinos del abuelo de su padre aprovecharon gratuitamente l prado
durante unos cuarenta aos y se acostumbraron a considerarlo como suyo; pero
luego, cuando sali la ley emancipando a los siervos...
NATALIA STEPNOVNA. No fue como usted cuenta! Tanto mi abuelo
como mi bisabuelo consideraban que su tierra llegaba hasta el pantano Quemado.
Esto significa que el Pradillo de los Bueyes era nuestro. Qu puede discutirse
sobre esto? No lo comprendo. Hasta resulta desagradable!
LMOV. Le ensear los papeles, Natalia Stepnovna!
NATALIA STEPNOVNA. No, usted, simplemente, bromea o quiere
hacerme enfadar... Vaya sorpresa! Poseemos la tierra desde hace casi trescientos
aos y de pronto nos declaran que la tierra no es nuestra. Ivn Vaslievich, perdone,
pero no llego a dar crdito a mis propios odos... No es que me importe mucho ese
prado. All hay en total cinco desiatinas y no valen ms all de los trescientos rublos,
pero lo que me indigna es la injusticia. Diga lo que quiera, pero no puedo soportar
la injusticia.
LMOV. Tenga la bondad de escucharme, se lo suplico! Los campesinos del
abuelo de su padre, como ya he tenido el honor de decirle, cocan ladrillos para la
abuela de mi ta. La abuela de mi ta, deseando darles alguna satisfaccin...
NATALIA STEPNOVNA. El abuelo, la abuela, la ta... no comprendo nada!
El prado es nuestro, sa es toda la cuestin.
LMOV. Es mo.
NATALIA STEPNOVNA. Es nuestro! Aunque se pase usted dos das
demostrando lo contrario, aunque se ponga usted quince fraques, el prado es
nuestro, nuestro y nuestro... Lo suyo no lo quiero, pero tampoco deseo perder lo
mo... Ya lo sabe!
LMOV. A m, Natalia Stepnovna, el Pradillo de los Bueyes no me hace
ninguna falta, pero se trata de una cuestin de principio. Si usted tiene a bien
permitrmelo, se lo regalo.
LMOV. Es mo!
NATALIA STEPANOVNA. Es nuestro!
LMOV. Es mo!
ESCENA IV
intencin de disputarme ese prado y dems, antes lo regalo a los mujiks que a
usted. Ya lo sabe!
LMOV. No lo comprendo! Qu derecho tiene usted a regalar propiedad
ajena?
CHUBUKOV. Permtame, eso de si tengo derecho o no es cosa ma. Eso es,
joven, precisamente yo no estoy acostumbrado a que conmigo se hable en este tono
y dems. Yo, joven, soy dos veces ms viejo que usted y le ruego hable conmigo sin
agitarse y as sucesivamente.
LMOV. Nada, ustedes me toman, sencillamente, por imbcil y se ren de
m. Dicen que mi tierra es suya y an quieren que conserve la sangre fra y que
hable sin sulfurarme. Los buenos vecinos no se comportan de este modo, Stepn
Stepnovich! Usted no es un vecino, es un usurpador!
CHUBUKOV. Cmo? Qu ha dicho usted?
NATALIA STEPNOVNA. Pap, manda en seguida segadores al Pradillo!
CHUBUKOV (a Lmov). Qu ha dicho usted, muy seor mo?
NATALIA STEPNOVNA. El Pradillo de los Bueyes es nuestro y muy
nuestro, y yo no lo ceder, no lo ceder, no lo ceder!
LMOV. Esto lo veremos! En los tribunales les demostrar que es mo.
CHUBUKOV. En los tribunales? Puede usted acudir a los tribunales, muy
seor mo, y as sucesivamente! Puede hacerlo! Yo a usted le conozco, lo que usted
espera es encontrar una ocasin para querellarse y dems... Lioso que es usted!
Toda su familia ha sido trapisonda! Toda!
LMOV. Le ruego que no ofenda a mi familia! En la familia de los Lmov,
todos han sido honrados, ni uno ha sido llevado a los tribunales por malversacin
de fondos, como su to.
CHUBUKOV. Pues los Lmov, de su familia, han sido todos unos locos!
NATALIA STEPNOVNA. Todos, todos, todos!
ESCENA V
vecinos.
CHUBUKOV. Sinvergenza! Espantapjaros de mala muerte!
NATALIA STEPNOVNA. Qu monstruo! Dice que es suya una tierra que
no le pertenece y an se atreve a alzar la voz.
CHUBUKOV. Y ese esperpento, ese gallina que no ve ms all de sus narices
se atreve an a hacer peticiones de mano y dems! Qu te parece? Pedir la mano!
NATALIA STEPNOVNA. Qu peticin de mano?
CHUBUKOV. Cmo! Ha venido para pedir tu mano.
NATALIA STEPNOVNA. A pedir mi mano? A m? Por qu no me lo has
dicho antes?
CHUBUKOV. Por esto se ha vestido de frac! El salchicha ese! Honguito!
NATALIA STEPNOVNA. La ma? A pedir mi mano? Ah! (Se deja caer en
un silln y gime.) Que vuelva! Que vuelva! Ah! Que vuelva!
CHUBUKOV. Quin ha de volver?
NATALIA STEPNOVNA. Pronto, pronto! Me desmayo! Que vuelva!
(Sufre un ataque de histerismo.)
CHUBUKOV. Qu es esto? Qu te ocurre? (Se agarra la cabeza con las
manos.) Qu desgraciado soy! Me pegar un tiro! Me ahorcar! No puedo ms!
NATALIA STEPNOVNA. Me muero! Que vuelva!
CHUBUKOV. Tf! Espera. No berrees! (Sale corriendo.)
NATALIA STEPNOVNA (gime sola). Qu hemos hecho! Que vuelva! Que
vuelva!
CHUBUKOV (vuelve corriendo). Ahora volver y dems, el diablo le lleve!
Uf! Habla t misma con l, que yo, eso es, no quiero...
NATALIA STEPNOVNA (gime). Que vuelva!
ESCENA VI
hombro...
NATALIA STEPNOVNA. Y su estpido Adivina ni necesita reventar, pues
ya sin ello est reventado!
LMOV (llora). Cllese! Se me parte el corazn!
NATALIA STEPNOVNA. No me callar!
ESCENA VII
LMOV. Con razn. Todos los perros corran tras la zorra y el Escapa la
emprendi contra un camero.
CHUBUKOV. No es verdad... Querido amigo, yo me sulfuro pronto y, eso es,
le ruego poner fin a esta discusin. Lo golpe porque a todos les da envidia el
perro de otro... S! Todos son unos envidiosos! Tampoco usted, seor, est libre de
pecado! Tan pronto, eso es, tan pronto se da cuenta de que algn perro es mejor
que su Adivina, en seguida empieza... eso... lo que le digo... y as sucesivamente...
Lo recuerdo todo!
LMOV. Tambin yo lo recuerdo!
CHUBUKOV (parodindole). Tambin yo lo recuerdo... Y qu es lo que
recuerda usted?
LMOV. Palpitaciones... La pierna no me obedece... No puedo.
NATALIA STEPNOVNA (parodindole). Palpitaciones... Qu cazador es
usted? Lo que ha de hacer usted es tumbarse en la cocina al calor de la estufa y
dedicarse a cazar cucarachas, en vez de correr tras las zorras. Palpitaciones...
CHUBUKOV. La verdad, qu cazador es usted? Con las palpitaciones, eso
es, que tiene, lo mejor es quedarse en casa y no verse agitado sobre la silla de
montar. Bien estara que fuera usted de caza para cazar, pero usted va slo para
discutir, para fastidiar los perros de los otros y dems. Yo me sulfuro pronto,
dejemos esta conversacin. Lo que pasa es que usted no es un cazador, ni mucho
menos!
LMOV. Acaso lo es usted, un cazador? Usted va de caza slo para tirar de
la levita al conde e intrigar... El corazn!... Usted es un intrigante!
CHUBUKOV. Qu? Yo un intrigante? (Grita.) A callar!
LMOV. Intrigante!
CHUBUKOV. Mocoso! Cachorro!
LMOV. Vieja rata! Jesuta!
CHUBUKOV. Cllate, o te pego un tiro como a una perdiz, y an con una
dejis en paz!
LMOV. Eh? Qu? (Levantndose.) A quin?
CHUBUKOV. Ella da su consentimiento! Entonces? Besaos y... al diablo los
dos!
NATALIA STEPNOVNA (gime). l vive... S, s, doy mi consentimiento...
CHUBUKOV. Besaos!
LMOV. Eh? A quin? (l y Natalia Stepnovna se besan.) Qu agradable...
Permtanme, de qu se trata? Ah, s, comprendo... El corazn... las chispas... Soy
feliz, Natalia Stepnovna... (Le besa una mano.) No siento la pierna...
NATALIA STEPNOVNA. Yo... yo tambin soy feliz... muy feliz...
CHUBUKOV. Oh, qu peso se me ha quitado de encima!... Uf!
NATALIA STEPNOVNA. Pero... de todos modos, reconzcalo por lo menos
ahora: Adivina es peor que Escapa.
LMOV. Es mejor!
NATALIA STEPNOVNA. Es peor!
CHUBUKOV. Bueno, empieza la felicidad conyugal! Venga, champaa!
LMOV. Es mejor!
NATALIA STEPNOVNA. Es peor! Es peor! Es peor!
CHUBUKOV (intentando gritar ms que ellos). Champaa! Champaa!
TELN
1889
UN TRGICO A PESAR SUYO
FARSA EN UN ACTO
PERSONAJES
poco ms de agua...! No puedo... De este modo, sin apenas haber pegado ojo, te
levantas a las seis de la maana, y en marcha, a tomar el tren en la estacin. Corres,
temes llegar tarde, y te encuentras con barro en los caminos, niebla, fro, brr!
Llegas a la ciudad y otra vez a poner el organillo en marcha desde el comienzo. As
es, hermano. Te informo que sta es una vida archirrun, y no se la deseara ni a mi
enemigo. Comprendes? Me he puesto enfermo! Tengo asma, ardores de
estmago, siempre estoy temiendo alguna cosa, hago malas digestiones, se me
enturbia la vista... Lo creers? Me he vuelto neurastnico... (Mira a su alrededor.)
Que quede entre nosotros... Quiero ir a la consulta de Chechott o de Meriheievski.
A ver si me encuentran alguna cosa rara. Porque en los minutos de fatiga y
alelamiento, cuando los mosquitos me pican o los tenores cantan, de sbito, se me
enturbia la vista, salto, corro como un condenado y grito por toda la casa: Tengo
sed de sangre! Sangre! Y la verdad es que entonces siento deseos de acuchillar a
alguien o de romperle una silla por la cabeza. A lo que puede llevar la vida de
veraneo! Y nadie te compadece, nadie te siente lstima, como si lo que sucede
tuviera que suceder as. Hasta se ren. Pero comprende que yo soy un ser animal,
quiero vivir. Esto no es un vaudeville, sino una tragedia! Escucha, si no me das el
revlver, por lo menos comparte mi pena.
MURASHKIN. La comparto.
TOLKACHOV. Ya veo de qu modo la compartes... Adis. Voy a buscar las
anchoas, el embutido... an me hacen falta polvos para los dientes. Luego,
corriendo a la estacin.
MURASHKIN. Dnde veraneas?
TOLKACHOV. En Ro Muerto.
MURASHKIN (alegremente). Es posible? Oye, no conoces all a una
veraneante, a Olga Pvlovna Finberg?
TOLKACHOV. La conozco. Hasta me la han presentado.
MURASHKIN. Qu me dices! Qu casualidad! Qu a propsito y qu
amable por parte tuya!...
TOLKACHOV. De qu se trata?
MURASHKIN. Mi buen amigo, querido, no podras hacerme un pequeo
favor? Hazlo como amigo verdadero! Bueno, dame palabra de honor que lo vas a
cumplir!
TOLKACHOV. De qu se trata?
MURASHKIN. No por obligacin, por devocin! Te lo suplico, amigo del
alma. En primer lugar, saluda de mi parte a Olga Pvlovna y dile que estoy bien y
que le beso la mano. En segundo lugar, le llevas un objetito. Me encarg que le
comprara una mquina de coser a mano y no tengo con quin mandrsela...
Llvasela, amigo mo! Y aprovechando la ocasin le llevas tambin esta jaulita con
el canario... slo que ten cuidado, que la puertecita se rompe... Por qu me miras
de esta manera?
TOLKACHOV. Una mquina de coser... una jaula con un canario... pardillos,
pinzones...
MURASHKIN. Ivn Ivnovich, pero qu te pasa? Por qu te has puesto
como la prpura?
TOLKACHOV (pataleando). Venga ac la mquina! Dnde est la jaula?
Mntate sobre mi espalda! Trgate a este hombre! Tortralo! Acaba con l!
(Apretando los puos.) Tengo sed de sangre! De sangre!
MURASHKIN. Te has vuelto loco!
TOLKACHOV (acercndosele). Tengo sed de sangre! De sangre!
MURASHKIN (aterrorizado). Se ha vuelto loco! (Grita.) Petrushka! Mara!
Dnde estis? Salvadme, gente!
TOLKACHOV (persiguindole por la estancia). Tengo sed de sangre! De
sangre!
TELN
1890
LA BODA
ESCENA EN UN ACTO
PERSONAJES
APLMBOV. Con ron. Y di al dueo de la casa que hay poco vino. Dile que
ponga an sauternes. (A Nastasia Timofiievna.) Usted prometi tambin, y as
qued convenido, que a la cena de hoy asistira un general. Dnde est el general,
pregunto yo?
NASTASIA TIMOFIEIEVNA. De esto, hijo mo, no tengo yo la culpa.
APLMBOV. Pues quin?
NASTASIA TIMOFIIEVNA. La culpa es de Andrii Andriievich... Ayer
estuvo aqu y nos prometi traernos a un general de verdad. (Suspira.) Sin duda no
lo habr encontrado en ninguna parte, que si no, lo habra trado... Acaso bamos a
regatear nada? Para nuestra hija del alma, todo nos parece poco. Si es cuestin de
un general, que sea un general...
APLMBOV. Pero sigo... Todo el mundo sabe, y usted tambin, maman, que
antes de que yo pidiera la mano de Dshenka, la rondaba ese telegrafista, Yat. Por
qu le han invitado? Acaso no saban ustedes que esto me desagrada?
NASTASIA TIMOFIIEVNA. Oh! qu te pasa? Epaminond Maxmich, no
llevas ni veinticuatro horas de casado y ya nos ests torturando a m y a. Dshenka
con tus historias. Qu ser dentro de un ao? Qu pesado eres, qu pesado!
APLMBOV. No te gusta escuchar las verdades? Ah, ya! sas tenemos!
Pues proceda usted con nobleza. De usted quiero slo una cosa: que sea noble!
(Unas parejas bailando el grand-rond cruzan la sala; entran por una puerta y salen por
otra. La primera pareja est formada por Dshenka cori el testigo de boda; la ltima, por Yat
con Zmeikina. Esta pareja se rezaga y se queda en la sala. Entran Zhiglov y Dimba, que
van directamente a la mesa.)
EL TESTIGO DE BODA (grita). Promenade! Mssie, promenade! (Entre
bastidores.) Promenade!
(Las parejas se van.)
YAT (a Zmeikina). Piedad! Piedad, encantadora Anna Martinovna!
ZMEIKINA. Ay, qu hombre!... Ya le he dicho que hoy no tengo bien la
voz.
YAT. Se lo suplico, cante! Una sola nota! Tenga piedad! Una sola nota!
ZMEIKINA. Me tiene usted harta... (Se sienta y se abanica.)
YAT. No, usted es implacable! Una criatura tan cruel, permtame usted
expresarme as, con una voz tan maravillosa, tan maravillosa! Con una voz as,
perdone la expresin, no debera ser comadrona, sino dar conciertos en actos
pblicos! Por ejemplo, qu divina le sale a usted esa floritura... esa... (Canta en voz
baja.) Yo la he amado, con amor todava vano... Una maravilla!
ZMEIKINA (canta en voz baja). Yo la he amado, an puede haber amor...
Esto?
YAT. Esto mismo! Qu maravilla!
ZMEIKINA. No, hoy no tengo bien la voz. Tome, abanqueme un poco...
Qu calor! (A Aplmbov.) Epaminond Maxmich, qu melancola es sta? Acaso
puede poner esta cara el novio? Cmo no le da vergenza, antiptico? A ver, en
qu est usted cavilando?
APLMBOV. El casamiento es un paso serio! Hay que meditarlo y sopesarlo
todo muy circunstanciadamente.
ZMEIKINA. Qu escpticos ms antipticos son todos ustedes! A su lado
me ahogo... Denme atmsfera. Lo oyen? Denme atmsfera! (Canturrea.)
YAT. Qu maravilla! Qu maravilla!
ZMEIKINA. Abanqueme, abanqueme, que si no, me va a dar un ataque al
corazn, lo siento. Dgame, haga el favor, por qu me ahogo de esta manera?
YAT. Esto es porque ha sudado usted...
ZMEIKINA. Uf, qu vulgar es usted! No se atreva a expresarse con
semejantes palabras!
YAT. Perdn! Claro, usted est acostumbrada, perdone la expresin, a la
sociedad aristocrtica y...
ZMEIKINA. Ah, djeme usted en paz! Denme poesa, entusiasmo!
Abanique, abanique...
ZHIGLOV (a Dimba). Qu te parece si repetimos? (Llena los vasos.) Beber
siempre viene bien. Lo esencial, Jarlampi Spiridnich, es no olvidar lo que uno ha
de hacer. Bebe, pero no te pases de raya... Si se trata de beber, por qu no beber?
Beber siempre viene bien... A su salud! (Beben.) Y tigres, hay en su pas, en
Grecia?
DIMBA. Los hay.
ZHIGLOV. Y leones?
DIMBA. Tambin hay leones. Es en Rusia donde no hay nada, pero en Grecia
hay de todo. All tengo yo padre, to, hermanos, y aqu, nada.
ZHIGLOV. Hum... Y hay cachalotes en Grecia?
DIMBA. Hay de todo.
NASTASIA TIMOFIIEVNA (a su marido). A qu viene eso de beber y
comiscar sin ms ni ms? Es hora ya de que todos nos sentemos a la mesa. No
claves el tenedor en las langostas... Las hemos puesto para el general. Quiz an
venga...
ZHIGLOV. Y langostas, hay en Grecia?
DIMBA. Las hay... All hay de todo.
ZHIGLOV. Hum... Y registradores colegiados, hay?
ZMEIKINA. Me imagino la atmsfera que debe de haber en Grecia!
ZHIGLOV. Y seguramente hay mucha bribonera. En realidad, los griegos
son como los armenios o los gitanos. Lo mismo da que te vendan una esponja o un
pez de oro, lo que ellos procuran es sacarte algo ms de la cuenta. Qu te parece si
repetimos?
NASTASIA TIMOFIIEVNA. Por qu vais a repetir sin ms ni ms? Ya es
hora de que todos nos sentemos a la mesa. Son ms de las once...
ZHIGLOV. Si hemos de sentamos a la mesa, pues a la mesa. Seores,
ZHIGLOV. No quiero verla. Todo son trampas. Dan gato por liebre a la
gente sencilla... Le exprimen el ltimo jugo... Ya los conocemos a todos sos... Y
usted, joven seor, en vez de sacar la cara para defender las trampas, valdra ms
que bebiera su vaso y llenara los vasos de los dems. Eso es!
APLMBOV. Estoy completamente de acuerdo con usted, pap. A qu
viene eso de meterse en conversaciones cientficas? No es que yo est en contra de
tratar de descubrimientos cientficos, cualesquiera que sean, mas para esto existen
otras horas! Qu opinas t, ma chre?
DSHENKA. Quieren hacerse los instruidos y siempre hablan de lo que no
se comprende.
NASTASIA TIMOFIIEVNA. Gracias a Dios hemos pasado la vida sin
instruccin y ya ven, casamos a la tercera hija con una buena persona. Y si nos
encuentra poco instruidos, por qu viene a nuestra casa? Podra irse con su gente
instruida!
YAT. Siempre he tenido mucha estimacin por su familia, Nastasia
Timofiievna, y si he hablado del alumbrado elctrico, no ha sido por orgullo.
Mire, hasta brindo a su salud. A Daria Evdokmovna siempre le he deseado con
toda el alma un buen marido. En nuestros das, Nastasia Timofiievna, es difcil
encontrar un buen marido. Hoy cada quisque procura casarse por inters, por
dinero...
APLMBOV. Esto es una indirecta!
YAT (amedrentado). Aqu no hay ninguna indirecta... No me refiero a los
presentes... Lo he dicho as... en general... Por Dios! Todo el mundo sabe que se
casa usted por amor... La dote es una friolera.
NASTASIA TIMOFIIEVNA. Que es una friolera? Ah, no! Habla si
quieres, seor, pero no ms de la cuenta? Adems de mil rublos contantes y
sonantes, damos tres capuchones, la ropa de cama y todos los muebles. A ver,
dnde encuentras una dote como sta!
YAT. No quera decir... Los muebles son buenos, es verdad, y... y los
capuchones, naturalmente, pero yo lo deca en el sentido de que l se ha ofendido
pensando que yo haba soltado una indirecta.
tiempo: Cada uno en su puesto, vuelta por el viento de bolina! Oh, eso s es vida!
Das la orden de mando y te quedas contemplando cmo los marinos corren como
centellas a sus sitios y mueven juanetes y brazas. No puedes contenerte y gritas:
bravo, muchachos! (Se atraganta y tose.)
EL TESTIGO DE BODA (se apresura a aprovechar la pausa que se ha producido).
En este da, por as decirlo, de hoy, cuando nos hemos reunido en montn para
festejar a nuestro querido...
REVUNOV (interrumpindole). Eso es! Y hay que recordar todas estas cosas!
Por ejemplo: escota de trinquete, escota de vela mayor, separarlas tirando!...
EL TESTIGO DE BODA (ofendido). Por qu me interrumpe? De este modo
no vamos a pronunciar ni un solo discurso!
NASTASIA TIMOFIIEVNA. Nosotros, Excelencia, somos gente ignorante,
no entendemos nada de todo esto, mejor ser que nos cuente alguna cosa acerca
de...
REVUNOV (que no ha odo bien). Ya he comido, gracias. Dice usted: algo de
ganso? Gracias... Eso es. He recordado tiempos pasados... Y la verdad, es
agradable! Verdad, joven? Navegas por el mar, sin acordarte de las penas y... (con
voz temblorosa) recuerde qu emocin cuando se vira con viento de proa! Qu
marino no se enardece al recordar esta maniobra? No bien resuena la voz de
mando: silbando, todos arriba, a virar, es como si una chispa elctrica conmoviera a
toda la tripulacin. Desde el comandante hasta el ltimo marino, todos se
estremecen...
ZMEITJKINA. Qu aburrido! Qu aburrido! (Murmullo general.)
REVUNOV (que no la ha odo bien). Gracias, ya he comido. (Entusiasmndose.)
Todos estn preparados y tienen los ojos clavados en el oficial mayor... En las
brazas de trinquete y vela mayor a la derecha, en las brazas de juanete a la
izquierda, en la contrabraza a la izquierda, el oficial mayor da la voz de mando.
Todo se ejecuta instantneamente... Escota de trinquete, escota de foque, tirar... a
estribor! (Se levanta.) El navo se mueve en direccin al viento y, por fin, las velas
comienzan a socollar. El oficial mayor: a las brazas, a las brazas, no dormirse!, y l
se queda con los ojos clavados en la mesana y cuando, por fin, tambin esta vela se
socolla, o sea, cuando llega el momento del viraje, resuena una orden atronadora:
tira de la mesana, arriba las brazas! En aquel instante, todo vuela y cruje; la torre
de Babel: todo se ejecuta sin error. Se ha efectuado el viraje con toda felicidad!
NASTASIA TIMOFIIEVNA (furiosa). Todo un seor general y comportarse
de este modo!... A sus aos! Debera darle vergenza!
REVUNOV. Una chuleta? No la he comido, no... muchas gracias.
NASTASIA TIMOFIIEVNA (en voz alta). Digo que, a sus aos, debera
darle vergenza! General, y comportarse de este modo!
NIUNIN (confuso). Seores, bueno... vale la pena? La verdad...
REVUNOV. En primer lugar, no soy general, sino capitn de segundo rango,
lo que, segn la tabla militar de rangos, corresponde a teniente coronel.
NASTASIA TIMOFIIEVNA. Si no es usted general, por qu ha tomado el
dinero? Si le hemos pagado, no ha sido para que viniera usted a armar escndalo!
REVUNOV (asombrado). Qu dinero?
NASTASIA TIMOFIIEVNA. Ya lo sabe. Como si Andrii Andriievich no
le hubiera dado veinticinco rublos!... (A Niunin.) Y t, Andrishenka, no te has
portado bien. Yo no te haba pedido que contrataras a uno como ste!
NIUNIN. Bueno, bueno... Djenlo! Acaso vale la pena?
REVUNOV. Contrataron... pagaron... Qu significa todo esto?
APLMBOV. De todos modos, permtame... Usted ha recibido de Andrii
Andriievich veinticinco rublos, no es as?
REVUNOV. Qu veinticinco rublos? (Comprendiendo.) Ah, sas tenemos!
Ahora lo comprendo todo... Qu inmundicia! Qu inmundicia!
APLMBOV. Bien, pero ha recibido usted el dinero?
REVUNOV. Yo no he recibido dinero alguno! A paseo todos! (Se levanta, de
la mesa.) Qu asco! Qu asco! Ofender de este modo a un anciano, a un marino, a
un oficial sin tacha!... Si se tratara de una reunin de personas decentes, podra
retar a alguien en duelo, pero qu puedo hacer ahora? (Desconcertado.) Dnde
est la puerta? Por dnde se sale? Mozo, scame de aqu! Mozo! (Se dirige hacia,
TELN
1890
EL ANIVERSARIO
FARSA EN UN ACTO
PERSONAJES
JIRIN (grita por la puerta). Mandad a buscar quince kopek de gotas de valeriana a la
farmacia y que traigan agua fresca al despacho del Director! Ya os lo he dicho cien
veces! (Se dirige a la mesa.) Estoy rendido. Es el cuarto da que me paso escribiendo
sin pegar ojo; desde la maana hasta la noche escribo aqu, y desde la noche hasta
la maana, en casa. (Tose.) Y encima, inflamaciones por todo el cuerpo. Escalofros,
temperatura, tos, dolores en las piernas y en los ojos como... interjecciones. (Se
sienta.) Nuestro mico, ese canalla de Presidente, leer hoy un informe en la
asamblea general sobre el tema: Nuestro Banco en el presente y en el futuro.
Vaya Gambetta, no te digo nada!... (Escribe.) Dos... uno... uno... seis... cero... siete...
Luego seis... cero... uno... seis... l quiere deslumbrar, mientras que yo he de estar
aqu clavado, trabajando para l, como un presidiario... En este informe, l no pone
ms que un toque de poesa, mientras que yo, un da y otro da, a sacar cuentas con
el baco, as se le llevara el diablo! (Mueve las bolas del baco.) No puedo tragarle!
(Escribe.) Tenemos, pues, uno... tres... siete... dos... uno... cero... Me ha prometido
una gratificacin por el trabajo. Si hoy todo acaba bien y logra hacer tragar la bola
al pblico, tendr, segn me ha prometido, una medalla de oro y un suplemento
de trescientos rublos... Veremos. (Escribe.) Pero si mis trabajos han de quedar sin
fruto, entonces, hermano, cuidado... Soy un hombre arrebatado... En un momento
de clera, hermano, soy capaz hasta de cometer un crimen... S!
(Entre bastidores, ruido, aplausos. La voz de Shipuchin: Gracias! Gracias! Estoy
emocionado! Entra Shipuchin. Viste frac y corbata blanca; lleva en las manos un lbum
que acaban de ofrecerle.)
SHIPUCHIN (de pie, en el umbral de la puerta, de cara a la oficina). Este regalo
vuestro, estimados colaboradores mos, lo conservar hasta la propia muerte, como
recuerdo de los das ms felices de mi vida! S, seores mos! Una vez ms,
muchas gracias! (Manda un beso con la punta de los dedos y se dirige hacia Jirin.) Mi
querido, mi muy estimado Kuzm Niklievich!
(Mientras Shipuchin est en la escena, entran y salen de vez en cuando empleados
con papeles para la firma.)
JIRIN (levantndose). Tengo mucho honor en felicitarle, Andrii Andriich,
con motivo del decimoquinto aniversario de nuestro Banco y deseo que...
SHIPUCHIN (estrechndole fuertemente la mano). Gracias, querido! Muchas
gracias! En un da tan solemne, con motivo del aniversario, supongo que est
permitido incluso besarse!... (Se besan.) Estoy muy contento, mucho! Gracias por
sus servicios... por todo, gracias por todo! Si alguna cosa til he hecho desde que
tengo el honor de ser Presidente del Consejo de Administracin del Banco, lo debo,
ante todo, a mis colaboradores. (Suspira.) S, amigo mo, quince aos! Son quince
aos, tan cierto como me llamo Shipuchin! (Vivamente.) Bueno, y mi informe?
Adelanta?
JIRIN. S. Me faltan slo unas cinco pginas.
SHIPUCHIN. Magnfico. As, estar preparado a eso de las tres?
JIRIN. Si nadie me molesta, habr terminado. Lo que falta es una pequeez.
SHIPUCHIN. Estupendo. Estupendo, tan cierto como me llamo Shipuchin!
La asamblea general es a las cuatro. Por favor, amigo mo. A ver, dame la primera
mitad, lo estudiar... Venga, pronto... (Toma el informe.) Pongo en este informe
enormes esperanzas... Es mi profession de foi, o mejor dicho, mi castillo de fuegos
artificiales, tan cierto como me llamo Shipuchin! (Se sienta y lee el informe para s.)
Sin embargo, estoy cansado, diablicamente cansado... Esta noche he tenido un
pequeo ataque de gota, me he pasado la maana entera haciendo gestiones y
corriendo de un lugar a otro; luego, estas emociones, estas ovaciones, esta
agitacin... estoy cansado!
JIRIN (escribe). Dos... cero... cero... tres... nueve... dos... cero... A fuerza de
escribir tantas cifras, todo lo veo verde... Tres... uno... seis... cuatro... uno... cinco...
(Cuenta con el baco.)
SHIPUCHIN. Tambin he tenido un disgusto... Hoy por la maana ha
reputacin del Banco!... El tono es una gran cosa. Una cosa grande, tan bien
como me llamo Shipuchin! (Contempla a Jirin.) Mi buen amigo, de un momento a
otro puede presentarse una delegacin de los miembros del Consejo, y usted calza
botas de fieltro, lleva una bufanda envuelta al cuello... y una chaqueta de un color
inimaginable... Poda usted haberse puesto frac o, por lo menos, levita negra...
JIRIN. Para m, la salud vale ms que sus miembros del Consejo. Tengo
inflamado todo el cuerpo.
SHIPUCHIN (irritndose). Pero reconozca que esto es una nota discordante.
Usted altera el conjunto!
JIRI. Si llega la delegacin, puedo esconderme. No es tan grave la cosa...
(Escribe.) Siete... uno... siete... dos... uno... cinco... cero. Yo tambin detesto las notas
discordantes... Siete... dos... nueve... (Maneja las bolas del baco.) No puedo sufrir el
desorden! Hara usted bien en no invitar hoy a la comida del aniversario a las
damas...
SHIPUCHIN. Esto es una pequeez...
JIRIN. S que para que resulte chic llenar usted con ellas la sala, pero ya
ver, se lo echarn todo a rodar. A ellas se deben todos los males y todo el
desorden.
SHIPUCHIN. Al contrario, la presencia de la mujer eleva el espritu.
JIRIN. Ya... Su esposa, segn parece, es una mujer instruida, pues bien, el
lunes de la semana pasada solt una que me dej estupefacto y tard dos das en
recobrarme de mi asombro. De golpe y porrazo pregunt, en presencia de gente
extraa: Es cierto que mi marido ha comprado para nuestro Banco las acciones
del Banco Driazhski-Priazhski y que estas acciones han bajado en la Bolsa? Ah,
est tan preocupado mi marido! Esto, en presencia de gente extraa! Qu
necesidad tiene usted de hacerle confidencias de este tipo? No lo comprendo! O
quiere usted que le enzarcen en algn asunto criminal?
SHIPUCHIN. Bueno, basta, basta! Para el aniversario todo esto resulta
demasiado sombro. A propsito, me lo ha recordado usted. (Mira el reloj.) Ahora
debe venir mi esposita. En realidad, yo debera haber ido a la estacin a esperar a la
pobrecita, pero no tengo tiempo y... estoy cansado. A decir verdad, no me alegra
mucho su venida. Mejor dicho, me alegra, pero me habra sido ms agradable que
hubiera permanecido unos dos das ms en casa de su madre. Exigir que pase con
ella toda la tarde, y hoy se tiene en proyecto hacer una pequea excursin despus
de la comida... (Se estremece.) Sin embargo, me empieza ya un temblor nervioso.
Tengo los nervios tan a flor de piel que basta, me parece, la ms pequea tontera
para que rompa a llorar. No, hay que ser fuerte, tan cierto como me llamo
Shipuchin!
(Entra Tatiana Alexiievna llevando un impermeable y una bolsa de viaje cruzada
sobre el pecho.)
SHIPUCHIN. Hola! Hablando del ruin de Roma, por la puerta asoma!
beso.)
Merchtkina.)
MERCHTKINA (a la puerta, librndose de alguien que inatenta retenerla). Qu
es eso de no dejarme pasar? No faltaba ms que esto! He de verle yo misma!...
(Entra; a Shipuchin.) Tengo el honor, Excelencia... Soy Nastasia Fidorovna
Merchtkina, la esposa del secretario provincial.
SHIPUCHIN. Qu desea usted?
MERCHTKINA. Le suplico que me escuche, Excelencia; mi marido, el
secretario provincial Merchutkin, ha estado enfermo durante cinco meses, y
mientras permaneca en casa, curndose, le han despedido, sin razn alguna,
Excelencia, y cuando he ido a recibir su sueldo, me han descontado, figrese Su
Excelencia, veinticuatro rublos treinta y seis kopeks. Por qu?, pregunto. Es que l
me contestan ha pedido dinero de la mutualidad, y otros han respondido por
l. Cmo es posible? Acaso pudo haber tomado nada sin mi consentimiento?
Estas cosas no se hacen, Excelencia! Soy una mujer pobre, vivo slo de lo que me
pagan mis realquilados... Soy una mujer dbil, indefensa... Todo el mundo me
ofende, nadie tiene una buena palabra para m.
SHIPUCHIN. Permtame... (Toma la solicitud de Merchtkina y la lee de pie.)
TATIANA ALEXIIEVNA (a Jirin). Hace falta comenzar desde el principio...
La semana pasada recib, de pronto, carta de mam. Mam me escriba que un
cierto Grendilevski haba pedido la mano de mi hermana Katia. Se trata de un
joven excelente, modesto, pero sin recursos de ninguna clase y sin una posicin. Y
para colmo, figrese usted, Katia se entusiasm con l. Qu hacer? Mam me
escribi que fuera sin prdida de tiempo e influyera en Katia...
JIRIN (secamente). Permtame, me ha hecho usted equivocar! Entre usted, su
mam y Katia me he equivocado y no entiendo nada.
TATIANA ALEXIIEVNA. Vaya importancia! Y cuando una dama le hable,
escuche! Por qu est usted tan irritado hoy? Cuestin de amores? (Se re.)
SHIPUCHIN (a Merchtkina). Sin embargo, permtame, cmo es esto? No
comprendo nada...
TATIANA ALEXIIEVNA. Cuestin de amores? Ah, ya! Se ha ruborizado!
Excelencia, ordene que me entreguen aunque sea quince rublos. Estoy conforme
con que no se me d todo a la vez.
SHIPUCHIN (suspirando). Uf!
JIRIN. Andrii Andriich, as nunca terminar el informe!
SHIPUCHIN. Ahora mismo. (A Merchtkina.) No hay modo de metrselo en
la cabeza. Comprenda usted de una vez que venimos a nosotros con esta solicitud
es tan absurdo como elevar una peticin de divorcio a una farmacia o a la oficina
de contraste.
(Unos golpes dados en la puerta, llamando. Voz de Tatiana Alexiievna: Andrii,
puedo entrar?)
SHIPUCHIN (grita). Espera, querida, ahora mismo! (A Merchtkina.) A usted
no se lo han pagado todo, pero qu tenemos que ver nosotros con esto? Adems,
seora, hoy festejamos nuestro aniversario, estamos ocupados... y de un momento
a otro puede entrar aqu alguien... Perdone...
MERCHTKINA. Excelencia, tenga piedad de m, tenga piedad de una
hurfana! Soy una mujer dbil, indefensa... No puedo ms... Pleitea con los
realquilados, haz gestiones por el marido, ocpate de la casa y, como si todo esto
fuera poco, ahora mi yerno se encuentra sin empleo.
SHIPUCHIN. Seora Merchtkina, yo... No, perdone, no puedo hablar con
usted! Hasta me da vueltas la cabeza... Usted nos est estorbando a nosotros y est
perdiendo el tiempo intilmente... (Suspira; aparte.) Buen alcornoque, tan cierto
como me llamo Shipuchin! (A Jirin.) Kuzm Nikolich, explique, por favor, a la
seora Merchtkina... (Hace un gesto de hasto con la mano y pasa a la oficina.)
JIRIN (se acerca a Merchtkina. Secamente). Qu desea usted?
MERCHTKINA. Soy una mujer dbil, indefensa... Por el aspecto parezco
fuerte, pero si vamos a ver, no tengo ni un sitio sano en el cuerpo. Apenas me
sostengo de pie y he perdido el apetito. Hoy he tomado el caf sin ninguna
satisfaccin.
JIRIN. Le pregunto qu desea usted!
MERCHTKINA. Excelencia!...
JIRIN (con voz compungida). Pero piense que he de escribir el informe! No
voy a tener tiempo!... (Vuelve a la mesa.) No puedo!
MERCHTKINA. Excelencia, pero cundo voy a cobrar? Necesito el dinero
hoy.
SHIPUCHIN (aparte, con indignacin). Es mag-n-fi-ca-men-te infame! (A ella,
con suavidad.) Seora, ya se lo he dicho. Esto es un Banco, un establecimiento
privado, comercial.
MERCHTKINA. Tenga la bondad. Excelencia, sea como un verdadero
padre... Si el certificado mdico no basta, puedo presentar tambin un atestado de
la comisara. Ordene que me entreguen el dinero!
SHIPUCHIN (suspirando penosamente). Uf!
TATIANA ALEXIIEVNA (a Merchtkina). Abuela, le dicen que est usted
estorbando. Qu rara es usted, la verdad.
MERCHTKINA. Hermosa, hija, no tengo a nadie que interceda por m. El
comer y beber para m ya no son ms que un nombre, y hoy he tomado el caf sin
ninguna satisfaccin.
SHIPUCHIN (agotado, a Merchtkina). Cunto desea usted recibir?
MERCHTKINA. Veinticuatro rublos con treinta y seis kopeks.
SHIPUCHIN. Est bien!... (Saca veinticinco rublos de su cartera de bolsillo y se
los da.) Tome veinticinco rublos. Cjalos... y vyase!
JIRIN (tose, irritado).
MERCHTKINA. Mis ms humildes gracias, Excelencia... (Esconde el dinero.)
TATIANA ALEXIIEVNA (sentndose al lado de su marido). Sin embargo, ya es
hora de que me vaya a casa... (Mirando el reloj.) Pero an no he terminado... Acabo
en un minuto y me voy... Lo que pas? Ah, lo que pas! Fuimos a la velada de los
Berezhnitski... No estuvo mal, fue divertida, aunque nada extraordinario... Claro,
all estaba el que suspiraba por Katia, Grendilevski... Yo ya haba hablado con mi
hermana, haba soltado unas lagrimitas, influ en ella, y durante la misma velada
Katia se explic con Grendilevski y le dio calabazas. Bueno, me dije yo, todo se ha
resuelto a las mil maravillas: has tranquilizado a mam, has salvado a Katia, ya
puedes sentirte tranquila... Y qu te crees? Poco antes de cenar pasebamos Katia
y yo por la avenida cuando de sbito... (Emocionndose.) De sbito omos un
disparo... No, no puedo hablar de esto con calma! (Se abanica con su pauelo.) No,
no puedo!
SHIPUCHIN (suspirando). Uf!
TATIANA ALEXIEIEVNA (llora). Corremos hacia la glorieta y all... y all
yaca el pobre Grendilevski... con una pistola en la mano...
SHIPUCHIN. No, no puedo soportarlo! No puedo soportarlo! (A
Merchtkina.) Qu necesita usted an?
MERCHTKINA. Excelencia, no podra volver a ocupar su puesto mi
marido?
TATIANA ALEXIIEVNA (llorando). Se dispar directamente al corazn...
aqu, mira... Katia, la pobre, cay desmayada... Y l mismo, terriblemente asustado,
estaba ah tendido y... y peda que se llamara al doctor. Pronto acudi el mdico y...
y salv al desgraciado...
MERCHUTKINA. Excelencia, no podra volver a ocupar su puesto mi
marido?
SHIPUCHIN. No, no lo soporto! (Hora.) No lo soporto! (Tiende ambas manos
a Jirin, desesperado.) chela! chela, se lo suplico!
JIRIN (acercndose a Tatiana Alexiievna). Fuera de aqu!
SHIPUCHIN. A ella no, a sa... a esa espantosa... (seala a Merchtkina), a
sa!
JIRIN (sin entenderle; a Tatiana Alexiievna). Fuera de aqu! (Patalea.)
Lrguese!
TATIANA ALEXIIEVNA. Qu? Qu hace usted? Se ha vuelto loco?
TELN
1892
PERSONAJE
NIUJIN (con largas patillas, sin bigotes, vistiendo un viejo y rado frac, entra
majestuosamente, se inclina saludando y se ajusta el chaleco). Muy seoras mas y, en
cierto modo, muy seores mos. (Se peina las patillas.) Han pedido a mi mujer que,
con fines benficos, yo pronuncie aqu una conferencia de divulgacin. Por qu
no? Una conferencia, bueno, pues una conferencia, a m me da absolutamente lo
mismo. Desde luego, no soy profesor y carezco de ttulos acadmicos, pero, de
todos modos y a pesar de todo, hace ya treinta aos que sin cesar, hasta cabe decir
que en perjuicio de la propia salud y dems, trabajo en problemas de condicin
rigurosamente cientfica, medito y a veces hasta escribo, imagnense ustedes,
artculos doctos, es decir, no es que sean doctos, sino, y perdonen la expresin, algo
as como si fueran doctos. A propsito, estos ltimos das he escrito un enorme
artculo que he titulado Los perjuicios que causan algunos insectos. A mis hijas
les ha gustado mucho, sobre todo lo que deca acerca de las chinches, pero yo lo he
ledo y lo he roto. La verdad es que da lo mismo que escribas de un modo u otro, al
fin y al cabo no hay manera de prescindir de los polvos insecticidas. En nuestra
casa tenemos chinches hasta en el piano... Como tema de mi conferencia de hoy he
elegido, por decirlo as, los perjuicios que causa a la humanidad el uso del tabaco.
Yo mismo soy fumador, pero mi mujer me ha mandado hablar hoy sobre los
perjuicios del tabaco y, siendo as, sobran las discusiones. Si ha de ser sobre el
tabaco, pues que sea sobre el tabaco, a m me da absolutamente lo mismo, pero a
ustedes, seores mos, les propongo que tomen mi presente conferencia con la
debida seriedad; de otro modo, vayan a saber lo que podra ocurrir. Ahora bien,
aquel a quien le asuste una conferencia seca y cientfica, aquel a quien no le guste,
puede no escuchar y salir. (Se ajusta el chaleco.) Recabo sobre todo la atencin de los
seores mdicos aqu presentes, que podrn encontrar en mi conferencia muchos
datos tiles, dado que el tabaco, aparte de sus efectos nocivos, tambin se emplea
en medicina. As, por ejemplo, si se coloca una mosca en una tabaquera, la mosca
expira, probablemente debido a trastornos nerviosos. El tabaco es, sobre todo, una
planta... Cuando doy una conferencia suelo hacer guios con el ojo derecho, pero
no hagan caso; es debido a la emocin. Yo soy una persona muy nerviosa,
hablando en trminos generales, y el ojo empec a guiarlo en el ao 1889, el da 13
de setiembre, el mismo da en que mi mujer dio a luz, en cierto modo, a nuestra
cuarta hija, Vrvara. Mis hijas han nacido, todas en da 13. De todos modos (mira el
reloj), teniendo en cuenta la falta de tiempo, no vamos a desviarnos del tema de la
conferencia. Han de tener en cuenta ustedes que mi mujer es la duea de una
escuela de msica y de un internado particular, es decir, no se trata de un
internado, sino de algo as como un internado. Dicho sea nter nos, mi mujer es
aficionada a quejarse de que pasa privaciones, aunque algo tiene escondido, unos
cuarenta mil rublos, o cincuenta mil, pero yo, en cambio, no tengo sobre mi alma ni
un solo kopek, ni un ochavo, bueno, pero a qu hablar de este asunto! En la
pensin soy el ecnomo. Hago las compras de provisiones, anoto los gastos, vigilo
a la servidumbre, coso los cuadernos, mato las chinches, saco de paseo al perrito de
mi mujer, cazo ratones... Ayer por la noche fue de incumbencia ma el entregar a la
cocinera harina y mantequilla, pues haba que preparar hojuelas. Bueno, en una
palabra, hoy, cuando las hojuelas estaban ya fritas, mi mujer se ha presentado en la
cocina a decir que tres educandas no comeran hojuelas, porque se les haban
inflamado las amgdalas. Resultaba, pues, que habamos preparado algunas
hojuelas de ms. Qu mandaran ustedes hacer en caso? Al principio mi mujer
mand llevarlas al stano, pero luego estuvo reflexionando, reflexionando y dijo:
Cmete estas hojuelas t, espantapjaros. Cuando no est de buen humor, mi
mujer me llama as: espantapjaros o spid o satans. Satans, yo? Y no est de
buen humor nunca. Las hojuelas no me las com, me las tragu, sin masticar, pues
siempre estoy hambriento. Ayer, por ejemplo, no me dio de comer. A ti dice,
espantapjaros, no hay por qu darte de comer... Pero, sin embargo (mira el reloj),
nos hemos puesto a charlar por los codos y nos hemos apartado un poquitn del
tema. Vamos a proseguir. Aunque, desde luego, ustedes ahora preferiran escuchar
alguna romanza, alguna sinfona o aria... (Se pone a cantar.) No pestaeamos en el
ardor de la batalla... No recuerdo ya de dnde es esto... A propsito, se me ha
olvidado decirles que en la escuela de msica de mi mujer, aparte de las funciones
de ecnomo, a m se me encomienda la enseanza de la matemtica, de la fsica, de
TELN
1886