Indemnización Civil en Ecuador
Indemnización Civil en Ecuador
Indemnización Civil en Ecuador
I. Introducción.
Con el objeto de tratar que este artículo pueda otorgar la mayor cantidad de
información al estudiante lector sobre el cálculo de la indemnización por
muerte en el ámbito civil, ha sido necesario estudiar los diferentes temas de
actualidad que están relacionados con la muerte y el valor de la vida para la
sociedad actual. Entre éstos, el aborto, el suicidio, la eutanasia, la pena de
muerte; que, entre otros, han generado una discusión filosófica y religiosa
sobre el final de la vida. Hay reacciones sociales admitidas a generalizadas
respecto de la muerte; de cierta forma estamos preparados para la muerte
de los padres, pero no para la de los hijos. La muerte de un hijo implica un
dolor que se puede pactar, pero no eliminar y no es lo mismo no tener hijos
que haberlos tenido y perdido. La discusión se incrementa al tratar de
comparar la muerte de los hijos con la del cónyuge, y en algunos casos con
la de los padres, ya que como bien se ha reconocido, son sentimientos
subjetivos. Por ser subjetivos, es importante tener en cuenta las creencias
que dan forma a una sociedad para tratar de establecer los factores que se
deben considerar para indemnizar la muerte de una persona. En un mundo
en que conviven musulmanes, judíos, católicos, hinduistas, budistas (entre
otros) y sus diferentes concepciones sobre la muerte, las influencias en el
ordenamiento jurídico son evidentes, dependiendo del lugar en que nos
encontramos. Por este motivo Norberto Bobbio afirma: “Estudiar una
civilización desde el punto de vista normativo significa, en últimas,
preguntarse cuáles acciones en esa determinada sociedad fueron
prohibidas, cuáles obligatorias, cuáles permitidas; significa, en otras
palabras, descubrir la dirección o las direcciones fundamentales hacia las
cuales se dirigió la vida del individuo.”2 Sin embargo, con el transcurso del
tiempo, el derecho ha procurado separarse de la religión y las creencias
para establecer las reglas de conducta más adecuadas para la generalidad
de la sociedad, en vigía del interés común. Siendo la vida un bien jurídico
protegido para todas las culturas que habitan el mundo, ha propuesto
parámetros generales para reparar la muerte de toda persona.
1
Agradezco a ANA MARÍA PAZ por su colaboración en la investigación.
2
NORBERTO BOBBIO, Teoría General del Derecho; Segunda Edición, Bogotá: Editorial Temis, 2002,
p.4.
A pesar de los parámetros generales existentes en el Ecuador, mi primer
reto ha sido comprender por qué en una sociedad donde todos los días se
conoce una cantidad de noticias sobre accidentes que han causado la
muerte, es difícil encontrar un juicio de daños y perjuicios por este
particular. Una causa sería que para nuestra cultura la muerte es
irreparable-un sentimiento recurrente. Otra posibilidad podría ser el
desconocimiento de los derechos que nos otorga la ley para la
indemnización civil por muerte. Hay actores sociales que tienen creencias
erradas sobre los efectos legales de la muerte. Dicen que cuando se
produce una muerte nace exclusivamente la responsabilidad penal,
desalentando a los perjudicados en el ejercicio de su acción.3 A falta de una
respuesta cierta, y con muchas incógnitas de por medio, he decidido que se
debe dar una respuesta sobre el contenido de la indemnización. La fuente
será la ley ecuatoriana, a pesar de que no ha regulado la manera en que se
debe calcular esta indemnización. Su lógica es que la casuística es variada y
que el juez debe tener en cuenta las circunstancias en cada caso al
determinarla. Para interpretarla se utilizará aquella jurisprudencia
ecuatoriana que pueda dar una luz sobre las soluciones, y la doctrina
nacional y extranjera.
El derecho de daños ecuatoriano tiene una función compensatoria y otra
demarcadora. Es decir, busca restituir a la víctima al estado anterior a la
producción del daño y establecer límites de actuación para los sujetos de la
sociedad. La única excepción a lo anterior se dio mientras estuvo vigente el
Decreto 1038A4, reconocido como una norma punitiva y penalizadora. En la
actualidad la función compensatoria del derecho de daños prueba que
nuestra sociedad intenta precautelar el bienestar general por medio de la
protección del patrimonio particular, cuando una conducta ilícita lo ha
mermado. El otro efecto de esta función es que el juez únicamente puede
reparar los daños que han sido debidamente probados, siempre que
cumplan los requisitos de ser ciertos, actuales o futuros, materiales o
morales, cuando no se trate de aquellos casos en que se revierte la carga
de la prueba, como en la responsabilidad por riesgo.
Si el propósito de toda indemnización es restituir el patrimonio de la víctima
a la situación anterior al suceso que le ocasionó perjuicios, en el caso de la
muerte es necesario tener en cuenta el patrimonio5 que ha sido perjudicado
por su causa. Esto implica tomar en cuenta que el primer patrimonio
afectado es el del fallecido. Adicionalmente, y como toda persona interactúa
con la sociedad que le rodea, los patrimonios de terceros también pueden
ser afectados. Esta distinción resulta útil porque permite determinar si la
acción planteada se deduce a título hereditario o personal, dependiendo del
3
Para aclarar los requisitos para que haya responsabilidad penal y las diferencias entre la
responsabilidad civil y la penal es ilustrativo revisar ARTURO ALESSANDRI RODRÍGUEZ; De la
Responsabilidad Extracontractual en el Derecho Civil Chileno; Santiago: Editorial Jurídica de
Chile, 2005, que de la página 13 a la 34 hace un análisis en este sentido. También se puede
revisar JORGE PEIRANO FACIO; Responsabilidad Extracontractual; Bogotá: Editorial Temis, 2004,
pp.26-31.
4
R.O. 245, 31 de Diciembre de 1976. Derogado en R.O. 156 de 19 de Septiembre de 1997.
5
A este respecto se debe definir patrimonio de una manera más general (como me lo enseñara
el profesor VLADIMIR VILLALBA), es decir, no únicamente como el conjunto de activos y pasivos que
conforman el acervo evaluable económicamente de una persona, sino también incluyendo el
valor intangible inherente a la misma.
patrimonio conculcado. Es decir, si la muerte vulnera el patrimonio del
difunto, corresponde una acción hereditaria; y si el patrimonio de otros
sujetos, la acción personal. Dependiendo del título por el que se demande
varían los daños reparables, por lo que es necesario tener en cuenta el
patrimonio afectado para calcular el monto de la indemnización. Por este
motivo, el análisis que sigue sobre el cálculo de la indemnización civil por
muerte se organiza teniendo en cuenta el patrimonio mermado. Para
garantizar que el lector comprenda quien es titular de la acción,
dependiendo del patrimonio reducido, se ha preferido utilizar una definición
amplia de la palabra patrimonio y entender que éste no se limita
únicamente a lo evaluable económicamente. En consecuencia, no nos
referimos a daños patrimoniales y extrapatrimoniales, como ha preferido la
doctrina más moderna. Tampoco nos referiremos a daños materiales o
morales, como lo hace la jurisprudencia ecuatoriana, porque los perjuicios
morales son sólo uno de los elementos del daño inmaterial.6 Por ello hemos
de referirnos a daños materiales e inmateriales.
6
“Comúnmente, al daño se le clasifica en material y moral, cada uno de los cuales goza de
identidad propia y autonomía. Igualmente, no resultan excluyentes entre sí en el marco de un
único evento dañoso; muy por el contrario, en la mayoría de las veces se presentan ambos.”
(Comité Delfina Torres Vda. De Concha Vs. PETROECUADOR y filiales, No. 229-2002, 29 de
Octubre de 2002, R.O. 43, 19 de Marzo de 2003)
7
El artículo 31 del Código de Procedimiento Penal vigente ha sido interpretado en el sentido de
que siempre que fuera posible determinar los perjuicios en la misma sentencia, corresponde al
Tribunal Penal hacerlo, caso contrario es competente el Presidente del Tribunal de Garantías
Penales que dictó la sentencia condenatoria. (Código de Procedimiento Penal, RO. 360, 13 de
Enero de 2000, Reformado a 9 de Marzo de 2009)
8
Art. 369.- Si el accidente causa la muerte del trabajador y ésta se produce dentro de los
ciento ochenta días siguientes al accidente, el empleador está obligado a indemnizar a los
derechohabientes del fallecido con una suma igual al sueldo o salario de cuatro años.
(Codificación del Código del Trabajo, R.O. 167, 16 de Diciembre de 2005)
sufriera el patrimonio del causante a causa de su muerte? Este es el punto
en que el derecho deja de tener respuestas y entran en juego los diferentes
valores sociales. Quizá la única respuesta del derecho ha sido y será la
seguridad jurídica, porque se debe garantizar que los acreedores del
causante tengan un patrimonio del cual reclamar el pago y, en caso que el
causante tuviere deudas, es posible que los perjuicios ocasionados por su
muerte temprana sirvan para pagar a los acreedores. Habrá que considerar
el principio de igualdad reconocido en el artículo 11 no.9 de la Constitución
de la República del Ecuador9 y comprender que al fallecido, representado
por sus sucesores, se le debe reconocer los mismos derechos que al que ha
sufrido un accidente en vida.10 En este sentido, a pesar que una persona
fallezca se debe precautelar su propiedad. Si en el caso de lesiones
personales se obliga al responsable a la reparación del daño emergente,
lucro cesante y daño moral, no puede ser menos en el caso de muerte,
porque se produciría una desigualdad entre el responsable de una lesión a
la integridad física y moral y el que ha transgredido un bien jurídico
protegido de enorme importancia social como es la vida. En base a lo
anterior, es acertado hacer un cálculo de la indemnización que corresponde
a los herederos cuando se establece la responsabilidad del demandado por
la muerte de la víctima.
9
Constitución de la República del Ecuador, R.O. No. 449 de 20 de octubre de 2008.
10
En contraste con las diferentes teorías que sustentan o repudian la sucesión por causa de
muerte, JUAN LARREA HOLGUÍN; Derecho Civil Ecuatoriano, Vol. IX La sucesión por causa de Muerte;
Quito: Corporación de Estudios y Publicaciones, 1997, pp. 45-50, “Los argumentos que
conducen a reconocer la sucesión por causa de muerte como institución conveniente y
necesaria, conforme con la naturaleza del hombre y de la sociedad, pueden agruparse en los
siguientes puntos: 1. Deriva de la esencia misma de la propiedad privada; 2. Afianza el respeto
debido a la voluntad de las personas; 3. Robustece vínculos familiares; 4. Da estabilidad a las
relaciones sociales; 5. Estimula el crecimiento económico de la sociedad; y, 6. Respeta los
sentimientos humanos sanos y espontáneos.”
11
No se entiende con qué fundamento se dejó de incluir el daño emergente en la
indemnización. “En cuanto a los gastos de entierro y a a la multa exigida en el numeral quinto
del libelo debe anotarse: a) consta del certificado de fs. 9 que el IESS reembolsó al patrono la
suma de S/. 2.294,00 suplidos por éste para enterrar al obrero; b) Que por lo dispuesto en el
inciso final del Art. 343 del Código del Trabajo, en todo caso de muerte del trabajador
producida por accidente, es obligación patronal sufragar los gastos del entierro en un monto no
inferior a mil sucres, valor que será entregado de inmediato a los deudos. Por tanto el exceso
sobre los mil sucres pertenece a los derechohabientes.” (DOLORES SANDOVAL VS. RODOLFO
GRANDA, Gaceta Judicial 7, 14 de Noviembre de 1974)
daño moral, la jurisprudencia ha considerado que corresponde a una acción
independiente ante los jueces de lo civil. Las sentencias revisadas permiten
comprobar que el cálculo de la indemnización únicamente toma en cuenta
el sueldo de los últimos 4 años, por lo que se resalta que “las
indemnizaciones deben calcularse sobre un millón cien mil sucres, según los
rubros dispuestos por el inferior…”12, dejando a entrever la importancia del
salario a efectos de calcular la indemnización. Se ha dado importancia a
esta posición legal y jurisprudencial, porque en otras áreas como el Derecho
de Tránsito también ha sido utilizada, con las modificaciones necesarias,
para calcular la indemnización por muerte. La trascendencia de lo anterior
radica en la alta afluencia de acciones hereditarias de indemnización por
muerte que se deducen en estas materias. Lastimosamente, por el
restringido contenido de la indemnización establecida en materia laboral,
todavía es necesario un debate más amplio sobre los montos que deberían
conformarla. Para fomentar este debate, a continuación se expone una
visión personal sobre los componentes de la indemnización en base a la
doctrina más reciente.
12
No. 22-2004, 26 de Abril de 2004, R.O. Nº 465, Viernes 19 de Noviembre de 2004, p.32.
13
Comité Delfina Torres Vda. De Concha Vs. PETROECUADOR y filiales, No. 229-2002, 29 de
Octubre de 2002, R.O. 43, 19 de Marzo de 2003.
14
JAVIER TAMAYO JARAMILLO; Tratado de Responsabilidad Civil, Tomo II; Bogotá: Legis Editores, 2007,
p.989.
mermado el patrimonio material del causante y que sean acreditables, en
consecuencia, exigibles.
Al momento de cuantificar el lucro cesante surgen nuevas preguntas. ¿Si la
víctima no ha cumplido su expectativa de vida, los herederos pueden
reclamar la reparación del lucro cesante correspondiente a los años que el
causante dejó de vivir? Hay dos tesis posibles. La primera es que sí,
mientras los daños afecten al patrimonio del causante, éste tiene derecho a
la reparación. Por otro lado, la doctrina y la jurisprudencia colombiana han
sostenido que “no habrá lucro cesante hereditario si la muerte es
instantánea. Y si se produce minutos o días después, el lucro cesante
hereditario es ínfimo, pues solo cubre lo que la víctima habría ganado
durante esos minutos o días si no hubiera sido lesionada y posteriormente
fallecido.”15 Los argumentos expuestos por JAVIER TAMAYO JARAMILLO a favor de
esta tesis incrementan la incertidumbre. El argumento más fuerte, expuesto
parcialmente por el citado autor, es que no se puede reparar falsas
expectativas, y que al ser la muerte un hecho cierto e indeterminado y no
haber certeza sobre lo que puede pasar en la vida de la persona en los años
que sobrevengan, el lucro cesante es una mera expectativa. Por lo que el
actor no podrá probar la certeza del daño.16 En consecuencia, en los casos
de acciones hereditarias no se repara el lucro cesante que antecede la
muerte de la víctima.
15
JAVIER TAMAYO JARAMILLO; Tratado de Responsabilidad Civil, Tomo II; Bogotá: Legis Editores, 2007,
p.989.
16
Este tema no acaba de convencer, porque sería posible probar que el trabajador iba a
permanecer en su trabajo y que su sueldo sería estable. Sin embargo, sigue siendo discutible
que el fallecido alegue que iba a vivir hasta cumplir su expectativa de vida y que exija se le
repare daños que, para él, no eran ciertos.
17
Serie 17, Gaceta Judicial 5, 28 de Febrero de 2001.
se considera que el sufrimiento y el dolor son subjetivos, pero ha sido uno
de los métodos utilizados para calcular una indemnización tan complicada.
Nuestra jurisprudencia ha llegado a la conclusión que “el valor que… se fija
como reparación de los perjuicios morales sólo busca atenuar el efecto
anímico y sicológico”18 Es decir, esta indemnización no compensa el dolor,
únicamente lo reconoce y trata de compensarlo. El artículo 2232 del código
civil dispone que la determinación del valor de la indemnización por daño
moral queda a la prudencia del juez.19 Esto ha dado lugar a que la
determinación del daño moral sea más arbitraria que motivada y que se
establezca una suma sin hacer un análisis profundo. El criterio,
mayoritariamente acogido, ha sido que “el daño moral no requiere de una
prueba específica, porque la afección de los sentimientos se guarda en la
intimidad del ser humano. Su existencia y extensión no son, pues,
susceptibles de demostración objetiva; por eso, el actor damnificado debe
concretarse a demostrar las circunstancias conocidas que rodearon al hecho
ilícito, de las cuales el juzgador pueda inducir la existencia de los
sufrimientos psíquicos nocivos como angustia, ansiedad, perturbaciones,
incertidumbres, etc. que pudo haber sufrido el damnificado.” 20 Es un criterio
arriesgado para algunos doctrinarios, porque puede dar lugar a
indemnizaciones disparejas en casos similares. No obstante, resulta útil si el
juzgador toma en cuenta las circunstancias que exige demostrar. Lo que se
debe tener en cuenta es que el daño moral es subjetivo, por lo que no
puede ser tarifado, caso contrario, el juez tiene la obligación de establecer
la indemnización adecuándose a las circunstancias del caso. En su artículo,
La Cuantificación del Daño Moral, IRIBARNE coincide con lo expresado: “la
pregunta acerca de la ‘cuantificación del daño moral’ no debe conducir a
tarifaciones rígidas, ni permite elaborar un ‘instrumental’ de medición. No
puede concebirse una ingeniería matemática para la cuantificación que
procuramos”21
¿Qué debe buscar la indemnización de la acción hereditaria? Esta pregunta
genera una amplia discusión. ¿Cómo puede repararse el dolor, miedo o
vergüenza a quienes no lo sufrieron (los herederos)? La respuesta se
encuentra en que el patrimonio del causante se beneficia de la reparación.
Más los problemas continúan al verificar que no se puede tratar de consolar
o atenuar el sufrimiento anímico de alguien que ya no existe. Quizá, por la
importancia de la familia para nuestra sociedad, tras la muerte del
causante, sus sucesores pueden utilizar el dinero de la indemnización para
simbolizar su vida y consolar la situación lesiva e injusta que dio lugar al
deceso. Un ejemplo de esta clase de símbolos son los memoriales a los
fallecidos, que poco a poco se convierten en una práctica más común en
nuestro país. Otra opción es la donación del dinero para actividades con las
que el fallecido estaba relacionado o que hubiera querido que se lleven a
18
ANDRADE MEDINA VS. CONELEC Y EMELMANABI. No. 168-2007. Corte Suprema de Justicia, Sala de
lo Administrativo. 11 de abril de 2007.
19
Codificación del Código Civil, R.O. 46, 24 de Junio de 2005
20
DR. WAGNER VIÑÁN VS. COLEGIO DE MÉDICOS DE IMBABURA. R.O. N° 87 de 22 de mayo de 2003 No. 43-
2002. Juzgado Cuarto de lo Civil de Ibarra. 15 de Febrero del 2001, Considerando DÉCIMO
SEXTO.
21
HECTOR PEDRO IRIBARNE; La Cuantificación del Daño Moral; Revista de Derecho de Daños 6, Daño
Moral; Buenos Aires: Rubinzal-Culzoni Editores, 1999, p. 195.
cabo. El cumplimiento de aquello que, en derecho sucesorio, se denomina
“la última voluntad del causante”.
Esta discusión ha tenido relevancia en el derecho de tránsito ecuatoriano
que ha utilizado las escalas de dolor para cuantificar el daño moral, en
consecuencia, las anteriormente criticadas tarifaciones rígidas. Sin
embargo, al analizar la posición de los jueces de lo civil en los casos de
lesiones personales, se verifica que todavía hay incongruencias. Este tema
puede dar lugar a un amplio debate que inicia al determinar que el dolor no
es evaluable económicamente y que varias circunstancias pueden hacer
que su cuantificación sea diferente en el mismo caso. Por lo que no deja de
ser uno de los temas más profundos e interesantes planteados por la
jurisprudencia, y requerirá una extensa discusión conforme se continúe
desarrollando el derecho de daños.
22
Gaceta Judicial. Año LXXXIII. Serie XIV. No. 2. Pág. 399. Quito, 21 de enero de 1983
23
Art. 2214.- El que ha cometido un delito o cuasidelito que ha inferido daño a otro, está
obligado a la indemnización; sin perjuicio de la pena que le impongan las leyes por el delito o
cuasidelito. (Codificación del Código Civil, R.O. 46, 24 de Junio de 2005)
estos jueces. A falta de criterios claros sobre lo que debería contener la
indemnización, a continuación se discute este particular.
III. b. Legitimarios:
Conclusiones:
31
RAMÓN DANIEL PIZARRO; Cuantificación de la Indemnización del Daño Moral; Revista de Derecho
de Daños, Cuantificación del Daño; Buenos Aires: Rubinzal-Culzoni Editores, 2001, p. 339.
32
RAMÓN DANIEL PIZARRO; Cuantificación de la Indemnización del Daño Moral; Revista de Derecho
de Daños, Cuantificación del Daño; Buenos Aires: Rubinzal-Culzoni Editores, 2001, p. 339.
públicamente de ellos.”33 El valor del muerto puede estar en el poder
económico, poder social, o en el amor desinteresado. Por ser subjetivo,
puede quedarse dentro de lo invalorable materialmente o ser valorado a
pesar de su inmaterialidad. El Derecho nada más ha de seguir
evolucionando en precautelar un bien jurídico protegido, la vida.
NOTA FINAL:
BIBLIOGRAFÍA:
Doctrina:
Normas:
33
OLAF B. RADER; Tumba y Poder, El culto político a los muertos desde Alejandro Magno hasta
Lenin; Madrid: Ediciones Ciruela, 2006, p.275.
- Decreto 1038-A, R.O. 245, 31 de Diciembre de 1976. Derogado en R.O. 156
de 19 de Septiembre de 1997.
- Código de Procedimiento Penal, RO. 360, 13 de Enero de 2000, Reformado
a 9 de Marzo de 2009
- Codificación del Código Civil, R.O. 46, 24 de Junio de 2005
- Codificación del Código del Trabajo, R.O. 167, 16 de Diciembre de 2005
- Constitución de la República del Ecuador, R.O. No. 449 de 20 de octubre de
2008.
Jurisprudencia: