Xirau, Ramn

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EL TIEMPO VIVIDO acerca de “estar” por RAMON XIRAU ‘sig, a5ge | REE a siglo veintiuno editores, s.a. de c.v. EPRD OL AOU 28 LEGER COWOASH siglo veintiuno de espafa editores, s.a. CALE RAZ 5 zea) Mad, Esa ‘dicign a cui dl story de mart oer Portada de german moat, primera edicign, 1985 Segunda edicion, 1989 GFigle sai editor a. de, { coeicion con ef colegi nacional Fab 968-23 18682 (derechos rservador conform I ey lmpresoy hecho en meice/prnted and made in mexico Introduccién [9] L San Agus mis [13] HL Sartre o del presente [29] MIL, Heacia la presencia [47] IV, Comentarios y eriticas [51] V. El estar. La presencia (57) VI. Existr, permenecer, Io eterno [85] VIL Alma-cucrpo [99] Confesiones, Libro XI y otros libros Bibliografia [113] rmopucca6x Este libro prosigue una linea de pensemiento que ini- desde uno de mis primeros libros Y digo que la ‘prosigue” porque, salvo algunas paginas en las cuales me acerco @ aquel ensayo, lo demas es nuevo. De he: cho, aunque en los iltimos dos tres aiios aquel libro haya vuelto a “simpatizarme” (no volv{ a leerlo en mucho tiempo) creo ahora haber precisado més las fdeas que ya alli aparecian latentes, ‘Algunos lo han dicho: en nuestra vida tenemos po- cas ideas —si por idea se entiende jin pensamiento que va a fondo y mos obsesiona. Asi, en términos mu- scales, yo diria que lo que escribimos —y decimaos— remite a un tema y a variaciones sobre este teme. Es de esperar que tema y variaciones se enriquezcen al paso de los tiempos. En estes piginas dedicadas al tiempo vuivido —em- pleo los términes de Bergson aunque, como se veré, no rmuches de sus ideas— lo més nuevo, novedoso y acaso original (original hasta qué punto?) ea aqui le siti ma parte de mi breve opus: la que se refiere = la atencién, a los dos niveles de vide —existencia y per ‘manencia—, la de lo que he queride Namar “alma- cuerpo”. El tema ya en mi antiguo es el del “estar” y de le “presencia”, ahora vistos con cierto detalle y bajo nueva luz. Nunca me ha convencido la expresién ae “tiempo interior”. 2Qué nos es externo?, 2qué nos cs interno? Ademas, oponer lo interno a lo externo, * Sentido de 1a presencia, México, Fondo de Cultura Eeo- émies, 1988. 1 10 Inrnopuecton suponiendo que pudiera heber aqui reparaciones, con- duce muchos problemas: afirmar dnieamente como iencia —o cual es falez—, prescindir del cuerpo —lo cual, nuevamente, es falaz.* Por esto prefiero los términos “tiempo vivide” —habria podido smpo vivo” o “tiempo en vivo"— ‘con toda nuestra alma y todo nuestro cuerpo, con “alma-cuerpo”. Estaria por decie, con Michel Serres (hablamos largamente del asunto hace ocho meses en la Alta Provenza), que todo tiempo —el de las cose- chas, el de In fisica, el de la duracién de los seres vivos 0 no vivos (Whitchead se referia a las montaiias como una large “melodia”)— es nuestro tiempo. No iré tan lejos en estas paginas, aunque algin probable que haya que ir precisamente tan lejos. jempre tne he visto influido por el “‘personslismo" no, no me guste encesillarme, Sin duda a veces coincide —se veré— con Emmanuel Mounier, aun- que 10 mucho, © por lo menos no muy consoiente- mente, con Mex Scheler a quien no leo hace aios. Bisteme aqui con decir que lo que me ocups y preo- cups es la persona, Jo que Unamuno llamaba, aunque no sigo & Unamuno, el hombre de carne y hueso. EL indice de este libro puede llevar a sorpreses 4Por qué del primero al segundo capitulo el “salto” de San Agustin a Sartre? No han escrito abundante- mente sobre el tiempo, por solamente referirme a algu- nos contemporineos, Bergson, Husserl, Whitehead, Heidegger? No han eserito, justamente, acerca del tiempo vivido? Sobre el primero, de quien, « pesar * AI final do su vide Joaquin Xirau, wi pedre, tendie a tar estas separaciones, Vénse su ensayo Las dimensiones de jempe, shore lategrado ea la relente antologla Amor y mun: do y ores escrtos, Barcelona, Peninsula y Universitat Aut noma de Bareelons, 1983. mvrropucci6n u de lo dicho algo mis arriba, recibo sin duda influen- cias, el problema es que he escrito tres, cuatro veces sobre él, No podria ahora afiadir, en el caso de Berg- son, nada de nuevo. Ademés a Bergson me refiero en las ocasiones que considero pertinentes, Algo sucede en el caso de Heidegger. Por lo que ataie a Husserl, cus principales ideas estén, renovadas sin du da, en Sartre quien es més claro que Huscerl. White- head, por su parte, se refiere poco al hombre vivo, aun ‘cuando funde toda su filosofia en la categoria de ta “ereatividad” ‘Se verd que estoy mucho mis cerca de Agustin que de Sartre, pero lo que aqui imporia ea decir por qué hie elegido # uno y otro, La razén es sencilla; sus mis- rms discordanciss me proporcionan un contrapunto necesario y, sobre todo, itil para desariollar mis ideas. No me refiero en este Tiempo vivido a cuestiones ftioasy mejor dicho, cuando lo hago, lo hago de ma. nera implicita, Menos me refiero @ euestiones sociales. Estoy seguro de que mis ideas pueden y aun deben llevar a unas y a otras. 2No es la moral, no es la vida social cosa viva y vivida? La respuesta no admite du- dss, Es posible que algiin dia escriba sobre ética y sociedad partiendo de ideas que estin en el presente libro, No hago, naturalmente, ninguna promesa. ‘Poco me refiero también al lamado problema del ral y poco a las negatividades y pasividades que nos limitan, No eran, por shora, mi tema, Diré, sin em- argo, que en cuanto al problema metafisico del mal me acerco a le posicién platénico-agustiniana que ve en el mal una carencia de ser; por lo que se refiere al mal moral, remito al capitulo sobre las “‘pasiones de disminucién’” que expléndidamente ha tratado Teilhard ae Chardin en el mejor do sus libros: EU medio divino. Y remito # no solamente a los eristianos, sino a 12 vrnopucetox toda persone que quiera ver claro; el libro de Tei hard de Chardin no requiere, por lo que a este punto toca, tal creencia 0 tal otra ereencia, Poco me queda por decir. Lo digo por punt. 1] Empleo las palabras “estar” y “presencia” (tam bign, derivada de In primera, la palabra “stancia”) en un sentido que creo preciso, La presencia es fun- Aamental pero no seria posible sin nuestro “estar” en ‘al mundo, un “estar”, por cierto, que poco o nada t ze que ver con los “stares” de Heidegger 0 Sartre 2] En 1953 me inspiré en un vereo excepcional de Jorge Guillén: “soy; mis, estoy, respiro”. El verso gue inspirandome; vivir es estar, y estar es Ia posi Dilidad de verdaderamente “resp 3] Este libro deriva de las conferencias que en el ‘mes de agosto imparti, en forma de cursill, como miembro de El Colegio Nacional. Ea posible que, en algunas partes, perssta cierto tono de conferencia. No quiero modificarlo en exceso, Por lo demés este libro es bastante més detallado que aquel cursillo de seis ‘conferencia Nada més; espero que el libro se explique por sco. Si mo To hace, culpa es de quien lo eseribié. Es pero igualmente que cada lector, a su manera, pueda revivir lo que aqui digo y eseribo, y pueda incorpo- rarlo, matizadamente, a su propia presencia.” Son Angel, noviembre de 1988 * Véase en te libro una suerte do “saludo” « todos los que de muy jovenes haciamos la revata Prosencia: Jacinto ‘Vigueiea, Angel Palerm, Manuel Darin, Carlos Blanco y, sobre todo fae el alu de la ceva, x José Miguel Garcia ‘Ascot, si se quiere, a Jomi Gare’ Ascot, magalfice amigo, prossta_y poou. san acusrix CONFESIONES, LIBRO XI ¥ OTROS Limnos ais El anilisis del tiempo vivido, aun cuando tenga ‘edentes en Plotino y, mis remotamente, en Platsn, ‘es descubrimiento de San Agustin, Al tiempo que ‘‘vivimos” se dedioa el Libro XI de las Confesiones. Con todo, hay que tener en cuenta que l tema o In vivencia del tiempo —te trata, en efecto, de una wivencia— aparece en otros escritos agustii nos Ademés, esta vivencia, hay que recordarlo, queda ‘enmarcada ¢ inmersa en la historia del hombre desde Ja creacién hasta el fin del mundo que San Agustin describe en esta obra deslumbrante que es Ia Ciudad de Dios, ya parcialmente previste en In “megal6polis de los estoicos y en los eceritos de Filén de Alejandria. El hombre, en verdad, es tiempo, brevisimo tiempo del gran tiempo, el de In historia humana universal, presidido por Ia Jerusalén celeste, euyo sentido precise con claridad Christopher Dawson al decir que en ella el rey ex ln verdad, la ley es cl Amor y In duracién, es la Erernidad”. Vivimos en la eivitas peregrina, pero podemos alcan- sar la ciudad celeste; el tiempo nuestro, el de la his- 2 Ante todo en De Triniate, Enarrationes in Psmos y w fncipslmente xi y 3115, * Christopher Dawson, “St. Augustine c and hie age”, cu ol iro Ste gating, his ege, his life nd though. (1958). as) —— ——— u sax acustin toria de todos los hombres, puede conducisnos a lx eternidad? $i, por lo pronto —tema de estes pégi- nnae—, nos stenemos al tiempo personal, veremos que Agustin fue el descubridor de nuestras vivencias tem- porales, Ciertamente, algunos parrafos platénicos, so bre tado en el Pimeo, pode tencia de este tiempo en Platén, pero Platén se referfa ante todo al tiempo eésmico, En cuanto a Plotino, la influencia es més directa, San Agustin ge refiere 2 ella desde sa “visiéa de Ostia”, en cl Libro 1X de las Con- Jesiones. Pero es importante, de une ver por todas, sefalar tune diferencia decisiva entre Plotino y San Agust EL primero al referirse al tiempo vivido recuerda, sobre todo, el “alma del mundo” y no el alia pe sonal, San’ Agustin, después de eu “visién”, habla de nuestro tiempo, del tiempo que vivimes y en el ‘cual nos desvivimes, el tiempo en el cual nos va la salvacién o le condena, Y éste ca justamente, el tema de las Confesiones, Libro XI. hacer sospechar la xi Giertamnente, desde el capitulo x del Libro HI se plan- tea Agustin el problema que habri de replantearse en Ja Ciudad de Dios. Esoribe: “Por ventura, Sefior, siendo tuya la eternidad, ignoras las cosas que te digo © ves en el tiempo, lo que se ejesuta en el tiempo?” Dios, en su eternidad, sabe qué es el tiempo y lo que 2 Una de las grandes diferenciaa entre Agustin y noestros contemporinecs —por ejemplo Heldogger 0 Sartre— 2 que guél parte de Ia existencia do le etermidad para entender cl tiempo mientras que éstos parten del tiempo para quedere, fraouentemente, dentro. de Tor limites del tiempo. 4 Sobre esta vsién, véese Emest Barker, From Alexander 0 Constantine, Osforé, 1956. sax acustine 15 en €l tiempo se “ejecuta”; quienes ignoran ef sentido del tiempo son los hombres. El cielo y Ia tierra fueron hhechos por Dios y si podemos decir que han sido “he- chos” es porque “‘mudan” y “cambian” y asi procla- man y “elaman” “que no se han hecho a si mismos” (Confesiones x1, 1). Lo que ignoremos es un coneci: rmiento claro del porgué de la creacién ; nuestra ci ‘eomperada con la eiencia (Confesiones x1, wv). Y la pregunta persiste en este hermoso estilo exclamativo de Agustin: “Todas las cosas te alaban, joh Creador de todo! Pero .cdmo las hieiste, ob Dios?” En efecto, los diez primeros capitulos del Libro XI ‘estin dedicados a la eternidad divina y al “principio” que constituyen el ciclo y Ia tierra, Justamente porque ya se subo que Dios eterno es necesario, hay que a lizar esta no-eternidad que es el tiempo humano. ,Cudl sla relacién entre Ia eternidad y el tiempo? Dios hizo el mundo mediante ef Logos, mediante la Palabra. Esto ‘cuanto sabemos; lo demis es misterio, Asi escribe Agustin: “De algin modo lo veo, pero no sé como declararlo sino diciendo que todo lo que comiense ser deja de ser, entonces comienza y entonces acaba euando Ie razén ctema, en In que nada empieza ni acaba, se conoce que debié comenzar o debi6 acabar” (Confesiones x1, vit). Y ya en tono de plegaria: “i gate cuando hablas interiormente el que pueda; que ¥0, confiadamente, clamaré, conforme a tu oréculo: 1Qué excelsas son tus obras, Sefior: todas las has he- ‘cho con sabiduria! Este ea el principio y en este prin- ipio hiciste el cielo y Ia therra” (Confesiones xu, 9). Poco 2e ha diseutido el sentido del tiempo hasta este punto; hasta aqui Jes preguntas, repetidas més tarde en la Ciudad de Dios, lo son acerca del porgué del “co- rmienzo”, el porqué de la creacién del hombre, Pasemos ee 16 SAN acustiN 4 los andlisis y las perplejidades que nacen del tiem. Be viido, del tempo humeno, vivido en excrpo Contrariamente a la eternidad, donde todo es “ donde odo promo anny demesne 3 huidizo y mudable: “veo... que todo presente es empujado por el futuro, y que todo futuro esté prece: ido de un preterit, y todo lo pretérito y futuro es a ¥ anwar” (Confoiones xy 11). Y ol ene 0, “gqué es pues el tiempo?; gquién podré explicay to filly brevemente? gquén pode comprendos ‘on el pensamiento, para hablar luego do 8...?, 2qué Coss tds familar mentamos en nucstras conversicio: nes que el tiempo...? zQué es pues el tiempo? Si nadie web prance A que Cesena que me pregunta, no'lo sé”. (Confesiones x1, 14) Y¥ en este mismo capitulo, Sen Agustin empicea a enunciar Tas dudas, las paradojas que la reflexién sobre el tiempo implica, ¢Cémo decir que el pasedo y el futuro son cuando en realidad han dejado de ser'o todavia no son?, zodme Preguntarnos por el ser del presente ai al decit que ex ya ha dejado de ser? Y ai el presente no pasara ya no setia tempo sino que seria este “hoy” que es el “ciem pre” de Ia eternidad. Con todo, decimos que el pasado fuo “‘corto” © “largo” y que el futuro seri “largo” © “corto”, Las preguntas que se plantea San Agustin, eplanteadas en el siglo xx por Bergson, Heidegger, Husserl, Sartre, no son ociosas, ni son abstractas pues. to que tn cusitn de vids ’ero zpodemos hablar de un tiempo largo o un Siampo breve cuando non refers al paseo lf ture, cuando sabemes que ninguno de los dos es? EL hecho es que hasta este punto nos liemos referido Al tiempo en términos “égicos” y no vitales. Este san acustix uv tiempo, por ast devirl, ideal, se asemeja mis al tiem- ppo que Zenén de Elea desmenuzaba hasta hacer que la tortugn pudiera alcanzar a Aquiles#* Se trate también del tiempo desmenuzable y de hecho inexistente que iseutia el escéptico Sexto Empirioo.* A partir del ea pitulo 15 del Libro XII, San Agustin empieza a desea: trafiar dl sentido del tiempo vivido, el tiempo que vivi- mpo también se preste « paradojas, ros aunque ese ti solamente resueltas mas adelante. gDar sentido al tiempo? Veamos una posibilidad. Sino podemos decir que el pretérito, el futuro y aun cl presente sean “largos” 0 “cortos", acaso podamos, ‘en cambio, afirmar que el pasado que vivimos “ue largo 0 que —reino de las posibilidades— el futuro “sera” largo, Pero ol hocho es que nuevamente las pa- labras humanas son insuficientes, No podemos en ver- dad decir que algo que fue sea ahora largo; menos ppodemos decir que serd largo el futuro, Pero apuremos ‘algo ms el asunto, Parece abrirse une posibitidad si Alecimos “largo fue aquel tiempo siendo presente, por- dito ee sino un colacin a sedis, a efecto, no queda claro decir que el “presente” fuera largo. Y aqui Jantea 1a famosa hipétesis de San Agustin, hipé- is que también Mevaré a paradoja. Supongamos que aiios pasados son presentes pero la verdad es que no To son; supongamos que un mes patado es presen- te, pero la verdad es que no lo es; supongamos que tn dia, una hora, un minuto, un segundo son presentes, pero la verdad es que no lo son, Escribe San Agustin: ® De hecho, en la paradoja de Zend no pueden moverse mi Aquiles nf Ie tortugs. ‘Angel Custodio Vega hace notar el paraeliono y x veces 1a cunsidentidad ontre Sexto Empirico y San Agustin. Véa- i eiticn de las Confestones, Madsid, 1979. — a SAN AGuSTiN “el presente no tiene espacio alguno”, Naturalmente, ¥ con mayor razén, el mismo argumento puede spli, carse al futuro, Pero dejemes de analizar conceptuslmente, dejemos los “momentos” de este tiempo ideal e hipotético para pasar de Ilene al tiempo que vivi vivencia del tiempo no es conceptu que In “semtimas”, “Y, sj ble, sabremos embargo, sentimos los i tervalos de los tiempos y los comparamos entre si, y de- cimos que unos son més largos y otros mis breves.” Vitalmente heblando sabemos que las cosas futucas asadas son. Peto si son, y para evitar nuevas parade. iss, adénde podemos decir que estén?; yedmo pode. ‘mos recordar y eémo podemos prever y, cosa importan: te en San Agustin, podemos profetizer o pudieron hacerlo los profetes biblicos? Nos lo dice en parte Sécrates: conocer es recordar. Por otra parte, Plotine, cuando habla del alma del ‘mundo, dice que la memoria es Ia imagen de la eter nidad (Platén habia dicho, en el Timeo, que et mundo es In imagen mévil de la eternidad). San Agustin, en relacién al alma de cada persona, al tiempo-vivencia, el tiempo-sentimiento —jy en euintos siglos #6 adelanta aqui a Bergson!— dice que el pasado esta en nosotros, imagen mévil de lo eterno, en la “memoria”, y que so. 0g el presente en nuestra constante “visién” y que el futuro existe en Ia concieneia bajo la forma de la “previsiGn” (teoldgicamente, exegéticamente, de la Profecia). Ahondemos en el sentido de este’ tiempo, cen el sentido de le presencia que este tiempo puede ofrecernos.? * Las palabras “eentido do 1a presencia” no son satis: ‘es, Si las empleo aqui es porque tendrén par ficacién capeciel » partir del capitulo mde Hempo vivido bergsoniene, al que agel me refi 9 san acustite Penszaos en “las coats patadas; las penaon las reavivemos, Iason, pro en realidad, noon "ooat lo que la memoria recopea; resupera ls “pe Ia nen yor ingen?” de ncn “psendo por los setidos, jprinieron cm el alma como “inves”, Pevsaré ani adelante eb wentido de Ta meneria deserito por San Aguain en ol Libro X de las Confesons. Por lo pronto psig por ls emi nos de Libro XL t "to parece claro: el pasado essen nototon ea ciso'a la memevi, Pro zl fututo?, qv suede on {I Taturo? No parce fic i ex nada fill pede Lo iinico que podemos decir es que no eet prede- Sire ninguna cos “eno le imaginaca ol aly 8 Gott, muowra. ena ‘en vata. tenpo.pessnal y : "Moe cone ceura Sines antennas en lt di si 4 nv no ene di cn ropiolad que son tes Toe tenpos (presents, pasado J Tutre) sine gue tl yer seria ms propio desir que ls apes sn sans cov pany ra a prisea presecia provi = In dl prevent, dela “visi” la eer, de la “expec tei! Ft ego onl to pede sex, coy 1 pens Arsen, movimiento dee cons del mando sito on Sn Aqui, Lo stan ave Pag sn Saige Han ip Plain cnc, cologne fumes, Sine Boren all pre el mimo. Ben de sa unlvocamente Is fos que la metifora sguatinana se tram sin duds de una metifora— quiera decir que el presente es siempre el tiempo vivo que nos permite mira, ver, ‘tender. rs 20 SAN AcustiN Porque de hecho existen movimientos que no son tom orale, Paria pensar, también con Atenas ee el tempo es el que pone de manifiesto el movimiento de los astros. Sin dude el tiempo exterior que medimas procede del movimiento de Ie tierra y del sol pero el tiempo de verdad, mi tiempo, nuestro tiempo, lo es del alms. Est tiempo del alma “cs una cierta distensién”# tna suerte de relaein viva y dinémica que nos remite al recuerdo y, a partir del recuerdo, ala presencia y a Bert de uno y otra ala expectatvas. En realidad Y aqui la experiencia es la que tenemos todos vi- mos de hecho todes los “tiempos”: presente, pase, ¥ fucose enrevera, se tlacionanvivamente _ Escribe San Agustin: “...En ti, alma mia, mido los Wiempos. El tiempo es cosa del alia, .. Un futuro largo 2 una larga expoctacién del futuro’ y “un pasado lar. 80, que ya mo es, una larga memoria del pasado”, Resumo eon las palabras del propio Agustin en el capitulo 200 y altimo del Libro XI: lejos de mi pensar que ti,-ereador del universo, creador de. les almas y de los euerpos, si, lejos de ani pensar que ti conozeas asf todas las cosss futuras y pasadas, i lac conoces de otro modo, de otro modo mis admirable y mis profundo. Porque no suceden en ti, inconmate, Dlemento eter, esto es creador verdadero, ente cen, no de las inteligencias... pues asi como conociste desde principio el cielo ta tiera, ono Berra sin de confiese y quien no Io entiende te lo confiee # Algunos uaducces tendon deny par“ cen dientio por “apa”. Es inj cent a palin, “Usomin” pare Ses mee ie jr oe I an “oul dunia SAN austin a Seres ereados, vivimos el tiempo de muestras alias creadas. El anilisis del tiempo, lo vimos, remite a la creactin del mundo y del hombre. Volveré sobre el asunto, con alguna referencia a la Ciudad de Dios y a lus Confesiones. Antes ex necesario recordar, con al- gin detalle, Ia teoria acerca de la memoria en el Libro X de las Confesiones, libro menos conocido que €1 XI pero de primera importancia, puesto que la me- rmoria e ol hondén mismo del alma. A partir del capitulo vit del Libro X, Agustin se progunta: “zquién soy yo?” Responde: “Soy un hom- Dre”, y este hombre que es Agustin quiere legar Dios por los eaminos del alma y, ante todo, por el ca ‘ino de la memoria, En el “ascenso por grados hacia Dios”, la memoria desempefia el papel decisive. 2Qué ‘ela memoria?; ze dénde proviene Ia memoria? En De Genesi ad litteram (v, 6), escribia San Agus- ti: “,. hablamos con el fin de ensefiar o de recordar”. En pocas palabras el lenguaje esté hecho de signos jempre de menor cuantia que aquello a lo que remi- ten; nos permite conversar, conocernos, conocer y edu: carnos. La teoria agustiniane del lenguaje, ligada a la memoria (al recuerdo), tiene un valor pedagégico del cual San Agustin habia dicho mucho en uno de sus libros de primera época.™* Pero, insistamos, de donde proviene la memoria? Ya en De Genesi ad litte. ram (xit, 6) escribia: “...vemos un euerpo que no he Diames visto antes y de abi nace una imagen de él en nuestra conciencia y en esta misma conciencia lo re- ‘eordamos cuando esté ausente”, La memoria, por Jo 1 Le tora lingltion de San Agustin aparece, sobre todo, fen De magisiro (caps. 711). Muchos pensadores han admire: ‘do el eaudio agustiniano sobre slguos y simbolos; entre ellos Wingenstcin w0Se trata de De magisto. Or 2 sa acusttn Bron rexguerde y protege lo que le etrogun ls dues de los sentido (es ingens). Tado nove rocede det mundo sense aun cuands ests Shrepee _ Peto thoniemon mis en el sentido dela memeria, Eseribe San Agustin: “.. heme ante los campos y an. hos senos de ta memos ond estén lor tore de Sonumerabes imagenes de toda else de coe sean Ges por To senda Bn ol Litro X do tes Confesiones, Sen Agustin re- tera to que yu beeverente bia dicho on De Covad ad titeran. To que tetrdamos prods’ de ncaa seman y demasten percep.” Aa, on meres vse encuetvan "Joe as cna que cntson po 4a pusrta” y Ie memoria ee “on gran Teepe” dboude reside lon eeonerdoe revived 0 orc Patents Intntens te recuerdos eatin almscene doy all" Ntualene, sie hers side vo he Bite manoras Cae el rerio, et pena le todo, es devir, ce : Prosig con San Agua ss dela memoria et ‘Alli... en el aula inmen: todas las cosas que reeuerdo Son hemos Is mthor de Agustin al re venri He peat, eh sede alee te ‘ae, seain Agi, le seo no ts ean; nos engafan tues Jultos seca terme tidos, i "Seu teaada intrrotr yaas de I ind do itorpetar vis de Is Imdgpes de Sen Aut “gui elrecepeat— camo foes de Is ike ta ‘Mone encima. Peg ran etna leo, aungte Agi se dbs bth ute ee fay 4! sn’ clonents nosanaaton opal Pave a ee sue aula el ncnaist en pkgs cen Se fermotinen. Porto denis, y por diferente que san exe genplan ol tras de ncnssene™ en sods sas Acustin 23 hhaber experimentado o ereilo:” Las primeras provelen de las imagenes que nos hacemos del mundo; las se- ggundas son crefdas porque en algim momento anterior Tian sido, directa o indizectamente, experimentadas y vivida En anilisis psicolégioos sorprendentemente exac- tos, San Agustin considera —“momento” tereero des puds de la seusacién y del eprendizaje— que la me- Imoria es una verdadere “wvirtud”, 0, como & dice, “una gran virtud”. Lo es hasta tel punto que Agustin te ve Hleado a dese: “no oy capa de aburear tol mente To que soy”.** Mi ‘meollo mismo del alma.” Continda el anélisis. Agustin excribe: “pero no son ‘estas cosaa las Gnicas que encierra la inmensidad de mi memoria”, Asi, las cosas que se hon aprendido —artes liberales, retérica, dialéctica. /.— constituyen toda una gama de lo que podria llamarse “objetos mentales", no transformades por el alma puesto que siguen siendo siempre lo mismo que se ha aprendi ‘Yen una frase decisiva, dice Agustin que estas “cosas aprendidas” estin ‘“depositadas en unas maravilloses celdas, de las cuales salen de modo maravilloso cuando se lus recuerda”, La verdad es que no sabemos exactamente de dénde provienen estas ‘“‘cosas mentales”, Solamente sabemos 1 Mis que al “condcete a ti mismo” coerce, Ia frase gustinisns recuenda a Herdelito, da quien es casi seguro que tx este punto no hublera aectbido ninguna influenci. En et feagmento 101 leemos: “Me he investigado « mi mismo” —lo cual no quiete decir que Heséclite sc haya encontrado sic pre a ai mismo. También Herdelito decfa que uo es posible fonocer de todo el alma, tan grande es su Togos. M8'No sieapee ‘Sen Agustin Identifies claramnente alma y temori, En todo easo, Ia memoria, por mévil que sen, e8 lo nico que woe acerea « la eternided ————_ $s 4 SAN AGUSTIN: que no parecen venir de las imigenes de los sentidos Y que “ya estaban en el alma, aunque tan retirades ‘sepultadas como si estuviesen en cuevas muy ocultas” Pero demos un paso més, Aparte de sensaciones y conocimientos aprendidos “también estén en la memo. via laa razones y las leyesinfinitas de los mimezos y dimensiones, ninguna de las cuales ha side impresa en ella por los sentidos del cuerpo...” Gracias a la memotia, en efecto, recuerdo, No sola- ‘mente esto; también recuerdo que he recardado, de tal modo que el recuerdo del recuerdo es una suerte de reflexiin —de flexién ha Ta memoria y para el alma. Hosta aqui hemos visto que en la memoria esté lo sensible, lo aprendido, lo inteligible. También estén en ella nuestras afecciones, “las afeeciones de mi alma” Las afecciones son equello que nos afecta, aquello que viene © nosotros como algo “padecido”, No siempre evan eonsigo, al recordarlas, los mismos sentimientos, Pasiones, emociones que las suseiteron, porque —y Te observaciin es aguda— a veces “no estando alegre, recuerdo haherme alegrado; y no estando triste, re, ccuerdo mi tristeza pasada’ Ya me he referido al olvido. Precisemos su funcién. aHabria que decir, con este gran pocta que fue y eo Emilio Prados, que existe Ia “memoria del elvido”? Ast {to pensaba ya San Agustin, E! oWvido forma parte de Ja memoria, Lo cual es de dificil comprensién, Sole. ‘mente podemos decir que “'a pesar de todo, de una wu otra manera, aun cuando sea incomprensible e inex. cable, tengo la cetidumbre de asordarme del mi to olvido, que sepulta a aquello de lo que ten reouerdo i ne tenon Proguotémonos otra vez acerea del sentido de la me- moria, Una frase lapidaria de San Agustin parece si mismo, esencial pera ‘saw acustine 25 fdenttiee memoria y alma: “La memoria soy ye sity moun cou. Gran cre ce ond de Tn memory este el nay eto sy yo mismo.” ‘De hecho cl hombre es toda “una vida maravillosamen- te imens”, conta en inagen mul def tera nel Libro, Agustin niin qu ns dsp de oun, Ducneventura, lamard el "iperaio dl time hala Dion Sind le memoria x acrersen tore le eeeno, eve pare gar a Dion Dabra qoe SCaaposr” le memoria eiina pate “arte on Dios gEo verdaderamente cero ce "sltpe: er"? Ding trancndente «cualquier memoria uma, sas preteen muesta memoria y races a ta pe Se leanne termino el invari, Hay que rept: “Cie o que habits en all la morora) y on el te encueto eunndo de ti ago memo En De Cenesi ad litteram (v, 6), Agustin sostiene que Ja primera materia informe “fue ereada en wn princi- pio” y que fue ereada de tal modo que fuera “caps de convertirse en Ix naturaleza de los euerpos y los csptritus?, Como es sabido, Agustin sostuvo, en efecto, la doctrina de Ja doble creacién, doble pero no sepa rada la segunda de la primera, En la frase de De Ge- nesta litteram que cabo de citar vite una palabra clave: la palabra “‘capaz™. Si se piensa que existe una prima cain dee infront nea tig Ge, esta creacién contiene ya el cosmos orde- ‘que el mundo es eterno, afirma Agustin que la no eter- nnidad del mundo se muestra, via de la fe, por la lectara de las Sagradas Escrituras y, argumento finalata y ra zonable, por la hermosura de} mundo cuya formacién, solamente se explica por la “poderosa mano de Dios". bal SAN acusTin En el acto de In ereacién se insoribe el tiempo y este tempo no es efclico —Agustin se preveupé mucho en ‘mostrar que el desarrollo del mundo y del hombre eon, por asi decirlo lineales y tienen un principio y un fin, Este tiempo mo existia antes de la creacidn. Por esto San Agustin eacribe en la Ciudad de Dios (xit, 21): “+00 podia haber antes del mundo algin tiempo pasado, porque no habia ninguna eriatura con cuyos ‘mudables movimientos fueran suoediendo”, Al erear al hombre, “nacié toda la plenitud del linaje humano (Ciudad de Dios xx, 21). De esta manera, el tiempo vivido, ol tiempo personal de cada hombre debe con. cebirse como parte de este amplisimo proceso que va de Ta Greacién al Juicio Final, y, caso del hombre, 1 Ia resurreccién de los euerpos. Dos amores fundaron dos ciudades, el amor egoista: la Ciudad del Hombre, el amor que es caridad: la Ciudad de Dios. Una vez Megados a Ia ciudad celeste, estaremos en la “mansién de a alubanza perfecta”, Pero este morar, este hubitar, este “estar” en la ciudad que es “ciclo de este cielo”, es ya un estar defi fuera del tiempo. Desde nuestro mando, desde nuestro 'iempo, podemos vislumbrar lo que seré la vida eterna en “la grondesa y la hermosura de su reine”. Este reino, “grander de hermosura”, hay que “ematlo” antes de verlo para que lleguemet a la “visién” (Bna- rrationes in Pual., 144.15) 2Cémo sera el reino del cual, dentro de nuestro tiempo, tenemos una imagen en la memoria? Somos seres limitadisimos dentro de nuestra dignidad, Por lo tanto, el reino solamente seré parcialmente inteligible ‘mediante metéforas hermosamente potticas: {0h ala. Danza feliz del cielo, donde el templo de Dios son los Angeles! AU reina suma concordia entre los que te alaban; alli hay goro seguro en lox que cantan, donde san acustin a7 ringuna ley de los miembros repugna a la ley de la mente, donde no hay conflictos de codicis, ni peligro para la vicioria de la earidad” (Sermén 256, 1). EL mundo tiene historia; historia tiene la humani dad ¢ hisoria vivida, tiempo vivido, cada hombre en ta memoria, la visién (o atencién) y la expectacién Giertunente, Plotine hablé acerca det ticmpo vivo pero Sen Agustin literalmente se invents el tempo vi ‘vido, persenal, el de las moradas, el del “estar”, acerca del cual algo habré de decir en Ta dhima parte de este libro. ————[_—— —__—-— SARTRE © DEL PRESENTE Abundan jos filésofos de todos los tiempos que se han ‘ocupado del problema del tiempo. Entre ellos, y para solamente citar autores del siglo xx, Edmund Husserl, ALN. Whitehead, Miguel de Unarouno —aungue éste de manera més fragmentaria—, Martin Heidegger? ePor qué elegis, entre los contemporineos, « Sartre? Existen, para la intencién de estas paginas, dos raz0 nes; creo que Sartre ha escrito lo mis liicido acerca del tiempo en los iltimos eincuenta afos; creo también que su filosofia —en mi camino hacia el “ester”—* me sirve, si asf se quiere, de “contrapunto”, En poces palabras, Sartre, en muchos puntos opues to a lo que pienso decir, me permite pensar con ét y tabi Voy de acuerdo con Raymond Aron: el mejor libro de Sartre es Elser y la nada y no, como queria ereeslo Sartre, la Critica de la razén dialéctica* contra él. 4 Berguon. Lo replto, he escrito demasiadas veces sobre su filosofia y, como re ver, esté presente varias veces en this sudlisis de loy alimos capitulos, Heidegger: i, el "serpare Janmuerte” y tuntoy temas sobre la temporalided en ou primers oc2, Por lo que toca a Husserl, me parece mis claro Sette eceénlexe que’ en este libro los fldsafos que teeto son ruator de vee mis propias tsis y éstas remiten al estar” y a is 3 En 1986 escribi: “El ser y Ja nada ea un libro més claro Y ands presco ---que EI ser y el tempo UIntroduccién a la for 30 SARTRE © DEL PRESENTE > tajante entre el “Para si" y el “En si" cs crucial para entender la filosofia de Sartre, Hay que recordarla aunque se la reouerde con brevedad. Parte Sartre, en El ser y la nada, del cogito, del “yo pienso”, pero, » diferencia dal cogito de Descartes -también del de Husserl—*, el de Sartre no es siem. pre claro o distintos es, frecuentemente, “pre-reflexi vo". Por otra parte, el cosito sartriano es dingmico y es creador y, en este sentido, de hecho se funde con Ia “Realidad humana” y con el “Para si”. Pero si el “Para si" es dinamicidad (la de nuestra. conciencia Viva), existe otra realidad inmévil, invariable, siempre idéntica a sf misma, La constituye el “En si", no muy distinto a laa “esencias” de los clisicos y hermans del Ser de Parménides. Asi escribe Sartre: “El ser en si masivo." De manera mas sencilla —y aqui nos aleja- ‘mos del ser de Parménides—, el “En sf” es el ser de las ‘Sigemos narrando Yo que podria haberse olvidado de puro sabido, Para Sartre “la existencia precede a Ja esencia”. De hecho no existe una esencia humana hasta quo el hombre, ya muerto, ya “ha sido”. Clara- ‘mente lo decia Sartre en Et existenctalismo es un hu- manismo: “El hombre es primeramente un proyecto ue se vive a si mismo subjetivamente, y no un rmusgo, una podredumbre o una coliflor.”* El “Para si” de la isoria de ta jitosofia). Sign pensando Io sane, si bien insicto, Ia filesofia posterior de Heidegger ex mir riea que le de Sartre. “Me refier, naturalmente, a las Meditaciones cartesnas, EL “En si” (rein de Tan eeencssfljas) no es extetamen te el de las “costs”. Pars in embarge, puedo con siderar a ambos como términos equvalentes porque cumplen ‘ena mime fancibny de "ser" vvos pars convertion fen meres “objets”, “cones, vidos escladas por la objetiviad, 1s eatencis de vide, In earencia de creatvidad SARTRE © DEL PRESENTE 31 conciencia y Ia vida dinémicas no esté relacionado con el “En si” a menos que —cosa que sucede frecuen- temente— nos “cosifiquemos”, seames “coliflores” y et “En si" penetre en nuestro “Para si”. Por otra parte el hombre, la “Realidad humana”, es, para Sartre, el ser en el cual se manifiesta Ia “na. a” en el sentido, por ejemplo, cosa que shora nos atafie, de que no “soy to que fui”. Con lo cual lege. nuestro tema, al que Sartre lama problema de mporatidad?. Antes de referieme a él, una obser. que no deja de ser una perplejidad. Bergson, en un texto famoso de La evolucisn erea dora, levi «cabo un amplio anilists de la idea y la ‘imagen de la Neda, asumto que ya en 1906 Je hacia decir: “suscitard cuestiones ‘angusti No le falta. ba razén. Bergson argiiia que no podemos imaginar ni pensar la Nada, Respondiendo a la vieja pregunta de Leibni (“zpor qué mis bien ser que nada?”), Bergson afirmaha que siempre que tratamos de im nar la nada imaginamos alguna cosa y que, si quere- recisarla conceptualmente, remite a algiin tipo de afirmacién, ero sea el problema de la “temporalidad”, que tra. toré sin alejarme demasiado del texto mismo de Sartre En Fl ser y 1a nada cuyo texto seguiré de cerca, Sartre ancliza la “estructura” de Ja terporalidad en unas sesenta paginas muy apretadas, dificiles pero nunca eonfusas, En ellas el momento privilegiado del po és el presente, No podria ser otta cosa puesto que Sartre fue el fil6cofo del “compromiso” (Pengage- ment) y que el compromiso, siempre ligado a la liber. tad, se ejerce individual y socialmente en el presente. © Elser y la nada, cogunds pare, capitulo u, ademis de al: ‘eonas breves excursiones par ottot textos 32 SARTRE 0 DEL PRESENTE Esta idea-clave deberd estar muy presente si queremos entender el problema de la temporalidad, Sartte divide sus analisis en dos partes: el fenome- nol6gico y el ontolégica. Veremos que este doble ani- lisis a veces se entrevera de tal modo que es dificil dis tinguie un aspecto del otro. Por lo que toca a la “temporalidad”, hay que verla como condicién de toda existencia, como estructura, ¥ como tiempo que viv ‘mos, nunea como tiempo “externo”! ‘No se trata, por lo tanto, de ver el presente, el pa- sado, el futuro como datos separados entre sis hay que verles como “momentos estructurales de una sittesis estructural”, En otras palabras, presente, pasado, fu- turo, las tres edstasis del tiempo, se enlazan en ls con- ceiencia humans y To hacen de manera estructural Son el ser del hombre, La temporalidad es “origina: rig en el sentido de ser un fundamento y aun, en ‘cuanto @ nuestro tema, el armazin de todos tos tiem- Pos, Asi, los “momentos” del tiempo son manifestacio- nies de la “temporalidad”, le cual, a au ver, les “otorga sentido”. Sabemos que presente, pasado, futuro son inseparables, Por mor de la clarided, y a sabiendas de que se trata de casos extremes, podemos llevar « cabo un analisis fenomenoligico del pasado, el presen: te, el futuro, El pasado Parece inevitable, si queremos describir los fenémenos pasados, tener principalmente en cuenta el sentido de 1 En este sentido, Sarto, en cusnto « Tog términos, se acer: on a Hased. La palabra ekstass, aplicada al temp, provieno de Het Aepger SARTRE © DEL PRESENTE, 38 Ja memoria, Pero, segiin Sartre, las teotias filos6ticas cen cuante a la memoria no han aclarado el problemas Jo han “oscurecido”, El lector se dard cuenta, si re- cuerda In teoria agustiniana, que ésta no oscurece el problema: ¢s uno de los mejores andlisis de ta memo- ria quo se hayan realizado; por otra parte, Bergson no confunde el pasado con el presente. En la teoria Dergsoniana ce tan preciso el valor de lo memorinso como lo es el del presente visto como “atencién a la vida"? Pero volvames a Sartre; su ambiciin es gran de, Lo que Sartre pretende es decimos, “de una vez por todas”, cual es el ser del pasado, No le falta sn a Sartre cuando dice que las teo- forma de rasgos fisicos en el cerebro. y, puesto. que toda localizacion cerebral es presente, tiende a anular 1 pasado o, por lo menos, a no explicarlo. Si pensa- mos que todo es presente, que todo est ahi, no damos cuenta le la “pasividad” Wel pasado, es decir, su miedo de ser algo ya hecho; tammpoco distinguimas la memo de la imeginacién, Ex Lo imuginaria, uno de los mejo- res libros de Sartre, se distingue la memoria y la “ima- _gex-fiecién”, Si nos decidimos por la teoria de Ias loa- ciones cerebrales, esta distincién, importante como resultaria un sinsentido, Y no es gue Sartre quiera renunciar a las investigaciones bioldgicas; importa que se sigan estudiando por asi decirlo in vitro, que la Hay que leer bien el Wibro de Bergson, Maverix y memo- via, Para mayor cloridad det anilisis, Berean, may explic- Ja memoria de Ie peseepoiin, pero también We en Ia realidad de In. conclencis " op entremezclan conetantemen To ex menee en el caso de Bergson a quien, mis que s ningin otro se reflere. at SARTRE 0 DEL PRESENTE psicologfa, In genética, analicen cieatificamente tos fenémenos cerebrates, Importa, pero tal investigacion no es suficiente porque frecuentemente describir lo que stucede no es necesariamente deccribir eémo sucede y, ‘menos atin, por qué suoede To que sucede. La idea comin y corriente acerca del pasado no difiere demasiado de la idea cientfica. En una de sus {frases agudas ¢ irSnicas, eseibe Sartre: “La concien ‘cia popular otorge al pasado una suerte de exietenc honorifics.” Por atta parte, el sentido comin suele tener una idea muy imprecisa del presente. Pero qué es lo que los filésofos no han podido ex- plicar? No han podido ver emo el pasado puede “re. racer, en una palabra, existir para nosotros”. Bergson, segin Sartre —y nuevamente lo que aqui dice no es dal todo exacto—, supondria o bien que el pasedo es inconsciente y, por lo tanto, ineognoscible o bien que 3 conseiente sin hacerse presente. Por su parte, Hus. serl, en quien algunas veces Sartze se inspira, piensa que el pasado es retencién, pero Husserl es idealista Y, dentro del inarco de su idealismo, no queda claro imo esta retencién podria ponerse en contacto con: ereto con nuestra doble trascendencia humana que implica, por una parte, que las cosas de los hombres ‘son-en-elamundo”, ni, por otra parte, este ir hacia el futuro que en cierto modo nos “adviene” sesiin pala- dra de Heidegger que Sartre acepta. En otras palabras, quienes eeparan el pasado del presente de manera ra ical —el caso més claro seria el de Descartes— dan 4 la conciencie la estructura de algo estitico, hacen de lla una suerte de “En af”. Si lo pasado fuera lo que fue y Gnicamente lo que fue, 8 nos convertria en una ‘suerte de “cosa”, Sartre piensa, con raién, que cl pasado existe “en funcién de cierto ser que soy”, y faquf el pasado no es una cosa ni es una “nada”. En SARTRE 0 DEL, PRESENTE 35 otras palabras, el pasado lo es de nuestro presente, el presente “conereto y vivide”. Pablo, ahora un hombre de cuarenta ais, fue un presente a los veinte como lo 8 shora en sus cuarenta, En cierto modo, Pablo si- ‘gue siendo, lo cual pareceria entrafiar cierta idea de Ja permanencia pero ésta no puede explicar el tiempo; de hecho lo supone. No desaparece el problema. Como se unen los pasados para formar et pasado? Volvamos al caso de Pablo, Este Pablo hipotético —de hecho cualquiera de nosotros— gusteba de la misica, 2Cual seria su pasado? Escribe Sartre: “Pablo-gustando- lasmisica”. El hecho es que Pablo tiene wn pasado y, cuando muera, diremos que tuvo un pasado del eval, yo que lo recuerdo, soy el responsable (respondo de su recuerdo y puedo sctuslizarlo) La descripeién, hasta aqui, parece ser clara, No puede serlo del todo mientras no precisemos qué sig- jea la palabra “tener” que se ha deslizado en las frases anteriores, Las conus del mundo carecen de pasado, es decir, no Jo tienen, EL Snico ser que To tiene es el hombre en sa ser temporal, El pasado esti presente pero no puede ser este presente. Sucede lo contrario: “el presente es su pasado" de tal modo que en realidad el pasado no Jo tenemos: nos es. El pasado, diferente del presente, “viene al mundo” gracias al “Para oi”, a la “Realidad humana”, concrela y activa. Por esto Sartre dice no tanto “yo soy” sino “yo me soy”, puesto que este ser es “mio”, radicalmente “mio"2* ¥ si de veras me soy, 2 Ortera y Cast se anticips en muchos afcs « Sartre al strat In “radicalidad” do la vide, de" Tistdvia”, EL hecho es importante a ‘vem bala que exerbie un “prélogo pare uve que hacerlo Ortega une vee, pare que sus ideas fueren de verdad conocides, ay 36 SARTRE © DEL PRESENTE el recuerdo, la memoria, también, me son, En términos de Sarre, tengo gue ner ml paseo "endo yo mame mi pasnds™, Coun alrlerino ota prone det ros qe “tas eta tra eal ts decve, Barbe Snes Era dain tl sale onli del presente en el pasado y representa una sintesis originaria de cscs dow sods dela temporada” Preccmos azo sein Ln “snes” do oa habla Sarre ole de ilps coal elle clase “eng Ar nt pn es ot erable, lo cul signin que oun "En a? en easitge cus os ttle ws a sey tral srojce onda tro que no puedo modificar. . Lo que hasta aqui he escrito implica una negacién, una fovea de never que Barto mile Jeligat por Ineo et plo *nada El hose nas dees tl sc, En en entde ol pana no yo score tat to. colo que nosy En pears de Series el peat at Ba qn sy en eto rep ata agui la prncpaler momerton dl anil, No todo le que die Save me peeve exasoy princi! mentee falas ver el pasado como “cosa com “Ei ‘No hay eras formas de Yer y consol p sado? Reservo una posible respuesta para oe respuesta para el final de ", 0 si se quiere, y en pasado de tal manera pasado, un pasado EL presente EL “presente” y la “presencia”, vistos por Sartre co: ‘mo complementarias, son momentos privile Fy tos privilegiados del EI presente es din: -2, mévil, es el momento vivi- SARTRE © DEL PRESENTE dt do en que en cada momento soy. Se trata det presente {que permite estar comprometide y ser libremente res: Ponsable hacia los demis. En términos de Sartre, si el pasado es “En ai", el presente es “Para si". ‘Dividemos el presente y subdividémoslo en instan- tea; la divisién habr& de conducirnos —en este punto Heidegger comulga con Husterl— a una pulverizacién del presente, a tina suerte de “nada”, Pero ver el pre- cenle como’ algo indefinidamente divisible no es la iinjca manera de verlo, El presente es “presencia” en sn cuanto 1a presencia se distingue de la cuanto se apart del pasado.™" En el se- fo de la palabra “presencia” es presen fine algo, persona, ser vivo, cosa. Sartre esti en lo Certo: le presencia es la forma del salir de si, fuera dle i, de manera, sin embargo, que no, soy aquello ha- ‘ia lo cual me disijo, Soy ante un rbol o una piedras ho soy piedra ni drbol. Y si prescindimos por ah tle los dems hombres, de los “otros”, de la “humani Timitamos a nuestro “ser-en-ebmundo”, jprdemos decir que no somos las costs del mundo en el {ral estamos. De hecho, el presente cobra sentido cuan lo es presencia del hombre (del “Para si", de la “Rea- 2") ante las cosas en cuanto “cocxiste” con ells sin serlas, Pero precisemos algo mis la nocién dle “presencia” en Sartre. Digdmosla en una cita rela ja: “La presencia ante un ser implica Gque estamos ligados a este ser mediante una relacién {de interioridad, De no ser asi no seria posible relacin tlguna entre el presente y el ser; pero esta relacién de jntimidad es negativa, De no serlo, la relacién de inte- rioridad se desvaneceria en pura y simple identifica- 1 Se werd, mis adelante, que mai uso del términe presencia rads tiene que ver con el sentido primero que le da Sertre Y poco com el segundo, 38 SARTRE © DEL, PaESENTE iba, As Ia Presencia ante el Ser por parte del Par ss el tatimonio deaf en preancta da ter cone no siendo el ser: presencia del ser ex presencia del Pare si en cuanto no es, Porque Ia negacién remite no. 2 tuna diferencia de modo de ser que distnguirfa al Pare si del ser, sino « una diferencia del ser. Esto se exprest brevemente al decir que el presente no ex” No oe te escapa que la cita tiene aus problemas (eat expresada dle manere concisa. pero atato demasiado cancisa), Trato de resumir. Si el ser esti presente ante las co, sss y su relacién con elles es de “interioridad” esto vo puede significer que la inteioridad sea idertided entre mi presencia y las cose. En otras palabres, no Duden identificare presencia y ser. De ahi cl omplee or parte de Sartre, de términos negativoa: no soy el ter de lo que esté ahi, ante mf, aun en términos de ‘te estar que Sartre Hama “Inteioridad" En este son, Lido, el presente no es y lo que el presente uo es tonal: te jastamente en esto que lamamos else, el ser de los entes, La buida del “P aqui nic. mente que el tiempo pase y huya yo msine hecle a de presencia, rehiye at sem, on €l coexisten y el cer de las coms que El futuro “Por ta realidad humana... el futuro legs al mun- 40”, o, mejor dicho, Hega al mundo, por el hombre toda Is “temporalidad”, y asi lega, con @l, el futuro, En lugar de preguntarnos por el ser del futuro, debe. ‘mos més bien preguntarnos qué es el porvenir, ‘exactamente, * P ‘en qué coneiste ser su (nuestro) propio SARTRE © DEL, PRESENTE id Empecemos por tratar de ver squello que el porve- nir no ex Por Io pronto el porvenir no ex la represen- tacién, Cuando nos representamos el porvenir, euando proyectamos, por ejemplo, ir al mar o quedarnos en ‘casa, tenemos que saber que estas representaciones pueden variar, alterarse 0, incluso, anularse. El por- venir, en este sentido, no ¢s “mio. De hecho, por In epreventacién percibo el presente. Tampoco acepta if jea bergsoniana de! futuro cuando Bergson fafirma que el presente “esta prefiado de porvenir”, La rmetéfora bergsoniana seria, para Sartre, una metéfora vgn que, por lo deméa, acaba por referirse al presente. Hasta aqui lo que el futuro no es, Pero zqué es et Suture? En una frase lapidaria escribe Sartre: “EL futuro es lo que he de ser en cuanto puedo serlo", es deci, en cuanto no puedo serlo ahora, en la presencia. Precisa Sartre: “el futuro es of ser detérminante que el Para si ha de ser mas alla del ser”, En este sentido no podemos aplicar el término de “ser” al futuro. Y 10 por femos hacerlo porque el futuro es “proyecto”. TI problema mas agudo se presenta cuando babla- mos del ser del futuro, es decir, del ser que no somos, ‘© que no comos todavia. Para evitar la contradiccién aque el ser del futuro implica, Sartre utiliza un término uy tliado al del proyecto que somos: el “porveni’ ine es “posibilidad”. El futuro es lo “posible”, aquello aque puedo legar a ser (aunque no legue a serlo), como persona viva y libre, Asi escribe Sartre: ". oy smi foturo en la perspective constante de la posibilidad de no serlo”, Esta postbilidad no se refiere aqui a la riuerte; se refiere a toda una gems de proyectos que pueden reaultar im-posibles. Tal es 1 fundamento de Ja libertad. Si ya fuéramos, de antemano, esta 0 aquella posibilidad dejariamos de ser libres, y estariamos to- flimente determinados: “.. el Para si no puede munca

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