Antecedentes Historicos de La Teoria de Sistemas
Antecedentes Historicos de La Teoria de Sistemas
Antecedentes Historicos de La Teoria de Sistemas
La primera definición de administración fue elaborada en 5000 a.C. por los sumerios quienes
fueron además la primera civilización conocida que registró las operaciones comerciales. Dos
mil cuatrocientos años más tarde, los egipcios fueron pioneros en lo que respecta a
descentralización del mando y las actividades.
El primer concepto reconocido de organización fue elaborado por los hebreos cerca de 1491
a.C., mientras que Nabuconodosor, rey del imperio babilónico, fue el primero en incentivar a
sus subordinados (principalmente militares y campesinos) mediante el salario.
El método de la partida doble de la administración contable fue creado en 1340 por L. Pacioli
mientras que los hermanos Soranzo iniciaron el uso del libro diario y mayor. Años más tarde,
en 1776, el “padre de la economía” Adam Smith transmitió a los trabajadores manufactureros
el principio de especialización y control para poner en práctica lo que otros sólo habían
desarrollado teóricamente. Por su parte Robert Owen esbozó la necesidad de prácticas
(relaciones de personal reconocido y aplicado) además de capacitar al personal y brindarle
mejores condiciones de trabajo a los obreros.[1]
El contexto –valor que le dieron al termino tgs- en el que la TGS. Se puso en marcha es
el de una ciencia dominada por las operaciones de un método analítico, una concepción
de la empresa científica cuyo paradigma venía siendo la Física. Los sistemas complejos,
como los organismos o las sociedades, permiten este tipo de aproximación sólo con
muchas limitaciones. La solución a menudo era negar la pertinencia científica de la
investigación de problemas relativos a esos niveles de la realidad, como cuando una
sociedad científica prohibió debatir en sus sesiones el problema de en qué consiste y a
qué se debe la consciencia. Esta situación resultaba particularmente insatisfactoria en
Biología, una ciencia natural que parecía quedar relegada a la función de describir,
obligada a renunciar a cualquier intento de interpretar y predecir.