La Ciudad Del Mercurio
La Ciudad Del Mercurio
La Ciudad Del Mercurio
huancavelica 1570-1700
Carlos Contreras
COLECCION MINIMA / 13
Este libro es uno de los resultados del Proyecto Estudios Comparativos en el Area Andina. Minera y espacio econmico en los Andes, siglos XVI-XX.
IEP ediciones
Horado Urteaga 694. Lima 11 Telfs. 32-3070 / 24-4856 Impreso en el Per 1 edicin, setiembre 1982
CONTENIDO
Introduccin l. Fundacin y emplazamiento 2. Poder y burocracia 3. Sectores sociales y tnicos en la ciudad 4. La vivienda: del campamento a la ciudad minera 5. Abastecimiento y mercado urbano 6. Conclusin: Huancavelica en el sistema urbano colonial Bibliografa
11 19 24 40 72 78 114 119
INTRODUCCION
EN EL PROCESO de la historia urbana mundial las ciudades de Amrica Latina erigidas en el siglo XVI mostraron una peculiaridad importante, hasta el punto de constituir un desafo a la teora clsica acerca del origen y funcin de los centros urbanos, conformada sustancialmente sobre la base de la historia de Europa. Varios autores han sabido a su tiem_____
La base de este estudio es el captulo II de la tesis "El azogue en el Per colonial, 1570-1650", que para optar el bachillerato present en la Pontificia Universidad Catlica en 1981. Para su publicacin ha sido ampliado y reformulado en varias partes. En ello quiere agradecer a Carlos Sempat Assa dourian, inspirador de varias de las ideas presentes en el texto. Asimismo, a Heraclio Bonilla, Jos Deustua, Alberto Flores-Galindo y Jos Matos Mar, quienes leyeron las versiones preliminares y con sus observaciones me hicieron ms consciente de los defectos y vacos de este trabajo, y as me ayudaron a aliviarlos. Como es norma, sin embargo, las imperfecciones y/o errores que an subsisten son de mi entera responsabilidad.
12
Contreras
po comprender dicha singularidad, pues en oposicin a la experiencia histrica de Occidente, las ciudades coloniales hispanoamericanas no tuvieron el papel disruptivo o revolucionario de las europeas en la economa agraria muchas veces "cerrada" que las rodeaba. Una dbil vida mercantil y una escasa autonoma poltica municipal habra preservado a las urbes coloniales de convertirse en entes histricamente dinmicos, capaces de servir de puntos de apoyo para una progresiva mercantilizacin de la economa rural (Cardoso 1975). La ciudad colonial en Amrica Latina habra as convivido armnicamente con su entorno rural, y slo la mayor densidad demogrfica la diferenciaba de l. 1 En efecto, cuando uno revisa la historia de Trujillo o Huamanga, centros administrativos o meros pun tos de escala, cede a la tentacin de pensar que estas urbes tenan el destino ms bien de apuntalar el sistema de la economa rural del espacio colonial peruano, antes que debilitarlo o competir con l. Pero hablar de "ciudad colonial" en Amrica Latina tiene el defecto de ocultar la diversidad que exista entre los distintos centros urbanos coloniales. Y ocurre precisamente un tipo de ella, la ciudad minera, que se aparta ms del modelo antes des1. Sobre las ciudades de la Amrica Latina colonial, escribe Braudel: "...no haba distincin alguna entre ellas y su entorno rural y no haba tampoco industrias que repartir con l". Braudel 1974: 417.
Introduccin
13
crito. La imagen de la apacible vida citadina colonial, con sus estamentos jerrquicos celosamente guardados y su aire conventual (Romero 1976), cede aqu paso a una activa 'movilidad social' y una cotidianidad plena de violencia y corrupcin. Un espritu ms bien mercantil y usurero se aloja en estas ciudades, donde la velocidad de circulacin de la moneda puede levantar o derribar fortunas de la noche a la maana. Mas no slo la presencia de una industria productora de metales al pie de la poblacin creaba esa circulacin tan fluida y un mercado tan activo, sino adems la complicidad de la geografa, que ubic los yacimientos minerales en lugares que por sus condiciones ecolgicas se hallaban definitivamente fuera de lo que fue la geografa de la produccin y de los caminos en la Amrica prehispnica. Los colonizadores debieron montar todo un sistema logstico destinado exclusivamente para atender estos centros minero-urbanos. Y de alguna manera podemos decir que la ciudad minera fue entre nosotros un producto colonial por excelencia: no hubo precedente prehispnico alguno que la sustentara. Si la realidad de un fuerte mercado de consumo, sin embargo, acerca a estas villas mineras al modelo de las ciudades del occidente europeo, ocurre acaso lo mismo respecto a la presencia de una autnoma organizacin municipal? Fueron Guanajuato,
14
Contreras
Zacatecas o Potos "mundos libres" donde podan hallar refugio los habitantes del campo? La importancia de estas cuestiones ameritan investigaciones profundas de las villas mineras ms destacadas y con mejor documentacin conservada en el caso colonial peruano: Potos y Huancavelica. Hay adems otra razn. La presencia de mercados con una fuerte circulacin monetaria, enclavados en los centros mineros, tuvieron la virtud de mercantilizar a su vez la produccin agraria de su entorno. La historia urbana deja as de ser tal para convertirse en un problema de historia regional (Assadourian 1982: 277-321). Precisar los lmites del espacio atrado por el comercio minero, las variables de su configuracin en el tiempo, la competencia que dentro del mismo se produca con otros mercados, no necesariamente mineros, son justamente, junto con las preguntas anteriores, uno de los propsitos de este trabajo dedicado al estudio urbano de Huancavelica entre 1570 y 1700. Por su parte, el orden interno de la ciudad reaccion a travs de varios mecanismos frente a dicho proceso, y en ello nos centraremos en el anlisis de la morfologa o estructura social de la poblacin, donde la combinacin de los factores tnico y social adquiri connotaciones peculiares, que a su vez expresaron e indujeron modificaciones en la historia del entorno regional.
Introduccin
15
Huancavelica fue fundada en 1571, mucho despus que la mayor parte de ciudades espaolas en el Per (que lo fueron entre 1532 y 1545, principalmente). Haba ya concluido la poca de la Conquista y sus subsecuentes guerras "civiles" y era entonces cuando precisamente el Estado colonial, como expresin de la corona espaola, iba invadiendo el espacio poltico que la desaparicin de los caudillos de la Conquista vena dejando vacos. Veremos ms tarde cmo en Huancavelica, a travs de su estructura de gobierno, se expres bien esta voluntad de dominio imperial. Pero nuestra villa, enclavada en los Andes, al sureste de Lima, tuvo como razn de ser servir de "asiento" a la poblacin que trabajaba en las minas de azogue, colindante con ella. 2 Durante su desarrollo es posible distinguir una etapa inicial, correspondiente a sus cinco o seis primeras dcadas, cuando el "sello minero" estuvo presente en todos los niveles de la vida urbana. Posteriormente este carcter monofuncional se ira, ms que perdiendo, encubrindose por un conjunto de mecanismos econmicos y sociales, que si bien en ltima instancia
2. Desde la dcada de 1570 y a lo largo de todo el perodo colonial, el mercurio (o azogue, como fue su nombre colonial) se convirti en el principal insumo para la produccin de la plata, y las minas de Huancavelica fueron el complemento indispensable de las de Potos y otras minas de plata de explotacin posterior. Al respecto vese Lohmann 1949 y Contreras 1981.
16
Contreras
eran todos dependientes de la actividad minera, tuvieron el efecto de despojar a la villa del aspecto de un simple campamento minero. Desde el eclipse de las minas de mercurio, a comienzos del siglo XIX, Huancavelica perdida su razn de ser inicia su decadencia como centro urbano. En 1876 su poblacin era apenas la mitad de la que tuvo dos siglos atrs, y si bien en el siglo XX, con la revitalizacin de las minas de mercurio y la explotacin de otras, de plata, recuper un lugar en la estructura regional urbana, su rol de lder le ha sido definitivamente arrebatado por los centros que desde finales del siglo XIX comenzaron a copar el espacio de la sierra central. Actualmente, con sus 25 mil habitantes es slo un polo subsidiario, al servicio de Huancayo, Tarma u otros centros ms dinmicos. Para nuestro estudio podemos decir que hemos trabajado con prcticamente todos los tipos de documentos coloniales que estuvieron a nuestro alcance, en los archivos de Lima y la misma Huancavelica. Esto es, desde las clsicas crnicas y memorias de virreyes, hasta las Causas Civiles y Criminales a cargo del Cabildo local. Revisamos asimismo los juicios de Residencia seguidos a algunas autoridades de la Villa, as como algunos libros notariales de la poca. El principal problema para quien quiera profundizar en la historia de esta ciudad reside, sin embargo, en haberse perdido sus libros de Cabildo, donde podran hallarse algunos datos cla-
Introduccin
17
ves respecto al abastecimiento de la poblacin y el juego de poderes locales. Asimismo no hemos podido hallar la documentacin que registra el ingreso de ganado a la Villa (los libros de Sisa) y de cereales a la alhndiga local. En consecuencia, hacer una reconstruccin ms o menos precisa del abastecimiento, con volmenes y series de precios, resulta por el momento una tarea impracticable. Los libros parroquiales, por su parte, que registran el movimiento demogrfico de la Villa, existen, incompletos, en la misma Huancavelica, slo a partir del siglo XVIII. La exposicin comprende cinco partes. La primera presenta la gnesis de la Villa, el porqu de su aparicin y su emplazamiento, y los efectos que tuvo su sbita emergencia en el paisaje que la albergaba. En la segunda nos ocupar la organizacin administrativa del centro urbano, el surgimiento de un poder local y sus relaciones con el Estado central. En la tercera intentamos delinear los rasgos ms importantes de la evolucin de la estructura social de Huancavelica y estudiaremos la manera cmo a partir del conglomerado de poblacin inicial se constituy una estructura ms compleja, en la que lleg a integrarse el sector indgena, y en la que logr fortalecerse la lite de comerciantes. La parte cuarta es una aproximacin al estudio social de la vivienda en la villa minera, y en la quinta hacemos un detenido anlisis de la configuracin y comporta-
18
Contreras
miento del circuito de abastecimiento de la poblacin y el impacto que el mismo tuvo en la economa regional. Las conclusiones buscan ordenar los resultados mejor inclinados a una generalizacin acerca del proceso de los centros urbanos mineros en el Per colonial.
1
FUNDACION Y EMPLAZAMIENTO
EL PRIMERO de enero de 1564 Amador de Cabrera registraba ante Lope de Barrientos, Alcalde Ordinario de Huamanga, el "denuncio" de las minas de mercurio de Santa Brbara, iniciando de inmediato su explotacin tanto l como otros espaoles, a quienes cedi o vendi algunas pertenencias de las mismas. El emplazamiento de los minerales de cinabrio no poda ser menos atractivo. Se trataba de una cordillera, que la nieve cubra durante los meses de invierno, "despoblada y frigidsima". El rea de trabajo en la extraccin de minerales se ubicaba entre los 3,800 y los 4,400 m.s.n.m. As, no slo el temperamento del clima, "muy fro y desabrido" en expresin de Mura ([1590] 1962: 239), sino adems el
3. Durante los primeros aos de explotacin el destino de la produccin de mercurio fue casi exclusivamente el virreinato de Nueva Espaa.
20
Contreras
enrarecimiento del aire venan a constituirse en desafos a estos mineros para el logro de sus propsitos. Estos yacimientos mineros, ubicados en las mismas cumbres de la cordillera, llmense Huancavelica, Potos, Castrovirreyna o Pasco, con sus dinmicas villas ubicadas en sus faldas, resultan as el mejor testimonio material de la potencia transformadora de la poltica del mercantilismo, ya entonces ascendente en la economa mundial. En efecto, los pioneros mineros espaoles en el Per de la segunda mitad del siglo XVI debieron abandonar sus cmodos asientos de Lima; Huamanga o Arequipa, para alojarse en emplazamientos que llegaron a sobrepasar los 4,000 m.s.n.m. "Pero todo lo hace sufrir el deseo de plata" es la correcta conclusin de Mura (Ibid.). La presencia de hombres dedicados a la actividad minera en estas alturas introducira ms o menos pronto graves alteraciones en la ecologa de la regin circundante. En Huancavelica pocas dcadas despus de iniciada la explotacin del mercurio el nico rbol del rea, el quinual, haba desaparecido en el contorno inmediato de la mina, al utilizarlo los mineros como lea para la fundicin en los hornos, y el sustituto que se le busc: el ichu, se hallaba en camino de seguir el mismo fin, y ya en 1586 era necesario alejarse ocho o ms kilmetros para conseguirlo (Cantos de Andrade [1586] 1965). En 1589 el
1/ Fundacin y emplazamiento
21
virrey Conde del Villar hubo de librar una Provisin reglamentando el corte del ichu, a fin de impedir su total extincin. Otra alteracin ocurrira con el ganado nativo. La presencia de las minas pronto la hara disminuir, obligado a convivir y a ser parcialmente sustituida por el ganado europeo: "En contorno desta villa hay poca ganado deste silvestre, por la contratacin de la gente y del ganado domstico, ans de la tierra coma de Castilla, que se cra y se multiplica mucho' (Ibid: 307). Pero otros tantos cambios acontecieron en el paisaje humano de la regin. La concentracin de trabajadores y empleados cre su prolongacin urbana al pie mismo del cerro mineral. A diferencia de otro tipo de ciudades hispanoamericanas, donde el acta de fundacin es previa a cualquier poblamiento al extremo, inclusive, que tal acta es un indispensable requisito ritual del asentamiento humano las ciudades mineras surgen ms a menos espontneamente, hereja que es un preludio de la inestabilidad social y poltica que las caracterizar luego fuertemente. 4 En efecto, ya desde las primeros tiempos de explotacin de las minas (el segunda lustra de la dcada de 1560) las mineras, y en general las personas empleadas en las
4. Sobre las ciudades mineras hispanoamericanas pueden consultarse los trabajos de Alvaro Jara (1966) y Ralph Gakenheimer (1972); asimismo resulta til el artculo de Guillermo Cspedes en la Historia econmica y social de Espaa
22
Contreras
minas, vivan en la quebrada que se halla al sur del cerro Santa Brbara, a distancia de una media legua (2.5 kilmetros) de la bocamina. As, Montesinos afirma que al momento de su fundacin formal: "A via ya en Guancabelica muchos vezinos y forma de pueblo; tenan una capilla de Nuestra Seora, donde oian missa". 5 Una vez puestas las minas bajo los interesados ojos del Estado, el virrey Toledo dispuso su fundacin oficial, realizada el 4 de agosto de 1571. Inmediatamente se procedi a la formalidad del trazo de la plaza pblica, con los respectivos emplazamientos para los edificios destinados a los poderes religiosos y polticos, a la vez que se hizo el reparto de solares para quienes se constituan en vecinos principales: encomenderos-mineros, o mineros, simplemente. * Estos fueron un total de 26 a 30, segn el testimonio de Cantos de Andrade. 6 La ciudad fue fundada con el estatuto de
y Amrica que dirigi Vicens Vives (Cspedes 1958). Estudios ms especficos son: el de Lewis Hanke sobre Potos (1956), de Alberto Crespo Rodas sobre la villa de Oruro (1966) y de Philip Hadley sobre Santa Eu1alia-Chihuahua, en Mxico (1979). 5. Montesinos [1644] 1906, II: 42. Esta misma espontaneidad en el asiento urbano puede advertirse para el caso de la villa de Pasco (Prez Arauco 1980: 35). 6. " ... y repartio solares a veinte y seis u treinta personas, poco ms o menos; ..." Cantos de Andrade, [1586] 1965: 305. * En este trabajo el trmino mineros, se emplea nicamente para aludir a los dueos o empresarios de minas, y no para designar a los trabajadores u operarios.
1/ Fundacin y emplazamiento
23
"Villa" solamente, y recibi el nombre de Villa Rica de Oropesa. Pese a lo duro de su clima, ya mencionado, Vzquez de Espinosa, que la visit a comien zos del siglo XVII, la describe como un "valle de alegre vista en medio de la puna" (Vzquez de Espinosa [1628]1948: 501). La atraviesa el ro Ichu, cruzado por dos puentes en el siglo XVII. Era norma por entonces dotar de "trminos" de jurisdiccin a las poblaciones de espaoles fundadas; furonle dadas seis leguas por tales a la flamante Villa, sin tener "otro pueblo de espaoles ni de yndos en su jurisdiccin" (Cantos de Andrade [1586]1965: 305). Durante la poca colonial Huancavelica mantuvo los rasgos ms visibles de la ciudad pre-industrial.7 El mercado, por ejemplo, se ubicaba en un lugar cntrico ( vase plano en pgina 68), las viviendas de la lite ocupaban asimismo las calles centrales, mientras que las ms modestas se ubicaban en la periferia. Las actividades que significaban el ejercicio de la autoridad pblica se realizaban pblicamente. As, por ejemplo, la poblacin de la villa debi acostumbrarse al espectculo del control de registro y salida de las mulas que abastecan la ciudad, realizado en la misma plaza principal o de los Poderes.
7. Aqu recogemos el concepto de ciudad pre-industrial, de finido por Giden Sjoberg (1960).
2
PODER Y BUROCRACIA
EL FUNCIONAMIENTO y la estructura de la burocracia colonial en Amrica han sido ya enfocados en sus aspectos institucionales por varios trabajos, 8 queda, sin embargo, la tarea de emprender el anlisis y la reflexin acerca de los efectos que dicho sistema administrativo tuvo en los procesos econmicos y social que le estuvieron adscritos. El estudio de la estructura del poder en Huancavelica nos permitir esta vez aproximarnos al conocimiento del sistema de gobierno asumido en un asiento productivo, erigido por los espaoles dentro de un contexto colonial.
8. Para el perodo que nos ocupa, v. Cngora 1951 y Lohmann 1957. Sobre el tema ms especfico de la historia urbana colonial contamos con la monumental obra de Constantino Bayle, Los cabildos seculares en la Amrica espaola (1952).
2/ Poder y burocracia
25
La corona espaola cre en la Gobernacin una frmula poltica que hizo compatibles dos objetivos aparentemente contradictorios: la eficiencia administrativa originada en la concentracin de poder en un solo aparato de gobierno local, y el control directo que los ms altos organismos del poder colonial en Amrica deban ejercer sobre la marcha de actividades claves, como era la minera (tomemos en cuenta que en cierto modo es ms factible el control sobre un poder concentrado que sobre una dispersa red del mismo). Huancavelica se convirti as en una de las dos, gobernaciones de la Real Audiencia de Lima. Y su Gobernador result el depositario de una inmensa autoridad. Pero un acercamiento diacrnico al problema de la administracin y el gobierno en Huancavelica permite distinguir un primer momento de tanteos y reacomodos que abarca, gruesamente, el ltimo tercio del siglo XVI. Huancavelica formaba inicialmente con Huamanga un solo Corregimiento, teniendo como sede Huamanga, ciudad fundada en 1539. Debido a la creciente importancia que a partir de la dcada 1571-80 fue adquiriendo el asiento de minas de Huancavelica, el Corregidor encargado deba realizar continuos viajes entre ambas ciudades, los que dadas las condiciones de transporte de la poca debieron resultar no slo muy incmodos, sino tambin bastante len-
26
Contreras
tos (la distancia era aproximadamente de unos cien kilmetros) . El virrey Enrquez zanj esta situacin creando, en 1581, el Corregimiento de Huancavelica, independizndolo as del gobierno de Huamanga. 9 Las previsibles razones que dictaron tal decisin las describe en marzo del ao siguiente en una carta a Espaa: "[Huancavelica] est distante de Guamanga veinte y quatro leguas y visto el dao que resultava a la Real Hazienda de quel corregidor hiziese ausencia de las minas para acudir a lo de Huamanga y asi mismo la poca justicia que avia en Huamanga por ser governada por teniente del corregidor y los ynsultos y desbergenzas y atrevimientos que all pasavan y an pasado me parecio que al servicio de V. M. y descarga de su Real Conciencia convena dividir la juridiccion y que hubiese corregidor en Guancavelica" (Levillier 1920-27, IX: 79). No cabe duda que la administracin de justicia en el campamento minero que era la Villa Rica de Oropesa y en la ciudad silvestre que era an Huamanga deba ser una tarea de bastante enjundia y que, por lo tanto, exiga la presencia permanente y
9. Fernando de Montesinos atribuye tal reforma al virrey Toledo. Montesinos [1644 1906, II: 81.
2/ Poder y burocracia
27
efectiva de la autoridad. 10 Sin embargo, las presiones econmicas que debi soportar el Estado colonial en la dcada de 1581-90 debieron ser ms fuertes todava que aquella comprobacin, cuando en 1586 el virrey Conde del Villar, que haba sucedido en el cargo a Enrquez, decidi retornar a la situacin anterior refundiendo ambos corregimientos, para lo que adujo razones de economa de las arcas fiscales (Levillier 1920-37, X: 225). Por otra parte, la ausencia de una autoridad permanente en las minas de mercurio y su Villa pareci contar con la complicidad de sus principales pobladores, deseosos seguramente de gozar de la mayor libertad de accin que se derivara de dicha ausencia. 11 Quin-
10. La ciudad de Huamanga, fundada en 1539 como San Juan de la Frontera de Huamanga, se caracteriz durante el siglo XVI y buena parte del XVII por tener una vida social bastante agitada. Puede verse sobre esto los libros de la Cmara de Justicia de Huamanga y los del Cabildo de dicha ciudad, que se encuentran en la Biblioteca Nacional, Lima. 11. Seala efectivamente Francisco de Bscones, el 8 de enero de 1588, que en las oportunidades en que el Corregidor ha debido ausentarse para atender el gobierno de Huamanga "no dexo en ella [la Villa de Huancavelica] teniente ni justicia [autoridad] alguna por que no era menester por la poca gente y comunicacin que en estas minas [hay] rrespeto de no aver en ellas mas de hasta treinta y seis mineros y otras algunas personas que los sirven en sus haciendas". En el mismo sentido declara tambin Juan de Villegas, minero. AGN (Archivo General de la Nacin), Minera, Leg. 13, ff. 75v.-78v.
28
Contreras
ce aos despus, sin embargo, en 1601, ocurre la creacin definitiva del Corregimiento de Huancavelica. Como ya resulta familiar a los estudiosos de la historia colonial, la demarcacin poltica no coincida necesariamente con la concerniente al aparato fiscal, o religioso. Esto resulta evidente en el caso que estudiamos. A diferencia de lo ocurrido en materia de gobierno y justicia, en lo referente a la administracin fiscal Huancavelica y Huamanga permanecieron unidas. Sin embargo, desde 1578 la sede de esa administracin fue trasladada de Huamanga, donde hasta entonces haba venido funcionando, a Huancavelica, donde ya era evidente que haban hallado sede los intereses econmicos ms fuertes del Estado colonial. En cambio, en lo concerniente a lo eclesistico, Huancavelica permaneci sujeta a Huamanga, la urbe ms agraria y seorial, la que as ofici de sede del Obispado que llev su nombre. Adems de los corregimientos de Huamanga y Huancavelica, dicho Obispado comprenda los de Huanta, Vilcashuamn, Andahuaylas, Angaraes, Castrovirreyna, Parinacochas y Lucanas. Cuando en 1784 se implant en el Per el sistema de Intendencias, Huancavelica pas a convertirse en una de las siete que entonces se crearon. Geogr-
2/ Poder y burocracia
29
ficamente era la ms pequea de todas. El haberse hecho de ese pequeo territorio toda una Intendencia, testimonia la importancia que por entonces an mantena la actividad minera local en la economa del virreinato peruano. Esto, adems, se vincula con la poltica colonial con respecto al problema del poder y la economa, asunto que anunciramos al presentar esta seccin. Fue un mecanismo de la estrategia poltica colonial espaola el concentrar en un solo aparato de poder, y con frecuencia en una sola persona, la administracin poltica, judicial y econmica de, ms que una regin, de un asiento productivo, as por lo menos durante la poca de la dinasta de los Austrias. El propsito de aquel mecanismo estaba en poner el aparato coercitivo (que por su carcter colonial era notable) a disposicin de la "buena marcha" de la produccin econmica en cuestin. Esto sera as tratndose sobre todo de la produccin de bienes claves para el imperio hispnico, como era el caso de los metales. Esta fusin del poder poltico con el econmico vendra de esta manera a expresar la importancia que en la dimensin econmica puede alcanzar el factor de coercin "extra-econmica" que es la institucin poltica. La presencia de un poder colonial en la minera de los siglos XVI y XVII, con toda la capacidad de expropiacin del excedente, ya en energa humana o en especies, que
30
Contreras
sobre la poblacin nativa ejerca el Estado colonizador en virtud del 'derecho de Conquista', tendra, pues, un rol decisivo en la configuracin de las caractersticas ms notables de la economa minera.12 En otras palabras: desprovista de las instituciones coercitivas de la encomienda y la mita y de la capacidad de juego de una autoridad, que al finalizar el ejercicio de su cargo deber responder ante el Estado central ms por el xito de la produccin de metales que por la correccin en la administracin de justicia, de que tambin se ocupaba, la produccin minera hubiera sido impensable. La funcin principal de toda aquella masa de poder concentrada sera, pues, ms que la instauracin de un orden y una justicia en abstracto, hacer rentable, mediante un determinado orden y una determinada justicia, una actividad productiva tan importante como la minera del mercurio. La creacin de unidades poltico-administrativas autnomas en torno a los asientos de minas se en12. La potencia econmica de la poltica institucionalizada fue ntidamente advertida por Marx, particularmente para los momentos de cambio de las sociedades. As, refirindose a los procesos de "acumulacin originaria", escribe: "En parte, estos mtodos se basan, como ocurre en el sistema colonial, en la ms avasalladora de las fuerzas. Pero todos ellos se valen del poder del Estado, de la fuerza concentrada y organizada de la sociedad (. .) La violencia es la comadrona de toda sociedad vieja que lleva en sus entraas otra nueva. Es por s misma, una potencia econmica". Marx 1959, 1: 638/39.
2/ Poder y burocracia
31
marcara, pues, dentro de esta estrategia. Desde un primer momento, en Huancavelica, el Gobernador de la ciudad fue a la vez el Alcalde de Minas, y cuando se cre el cargo de Corregidor en la provincia, ocup siempre, simultneamente, el cargo de Gobernador de las minas. 13 Como tal, tena la importante funcin de controlar el "entero" de las mitas que servan a aquellas y realizar la distribucin de los mitayos entre los mineros. Adems, deba cuidar que con tales trabajadores se cumplieran las normas legales prescritas. La persecucin del contrabando era otra de las tareas que le incumban; se lleg a acusar a algn corregidor de apropiarse de las mercaderas confiscadas por ser de conduccin ilegal. 14 Adems el Corregidor ejerca, simultneamente, el mismo cargo en el corregimiento adjunto de Angaraes, uno de los ms importantes desde el punto de vista del nmero y riqueza de sus tributarios. Por tal razn se incrementaban las posibilidades de juego de esta autoridad con relacin a la mano de obra. Como si todo ese poder no fuera suficiente, dicho Corregidor era tambin Superinten-
13. Puede verse Levillier 1920-27, IX: 183-84; Florentino Meza 1943: 16; Lohmann 1949; primeros caps. y Vzquez de Espinosa [1628] 1948: 487. 14. As ocurri con Martn de Valencegui, quien ocup el cargo durante el perodo 1646-48. Tras el Juicio de Residencia que se le practicara qued demandado por la fuerte suma de 116,403 pesos (AGN. Residencias. Leg. 33. Cdno. 94, 1650)
32
Contreras
dente de la Caja Real de Huancavelica (Lohmann 1949: 64). En un principio se le aadan otras funciones ms prosaicas, como la administracin del Hospital de los Naturales que funcionaba en la Villa, pero para sta y algunas otras fueron encargados despus los Regidores del Cabildo de la poblacin. 15 Sin lugar a dudas, pocas veces se halla tal concentracin de poder local formalizado institucionalmente. Como resultaba comprensible, la delegacin de tan colosal autoridad deba recaer en hombres cuya fidelidad a la corona ofreciese la mayor confianza, puesto que evidentemente era en su beneficio que se deba ejercer todo ese poder. Por eso la designacin de las autoridades de las minas, pero en especial la del Corregidor, recay siempre directamente en el Virrey. Este, tal como hicieron Toledo y sus sucesores, para el gobierno de Huancavelica nombraba a personas muy cercanas a l. Una cdula de 1607, confirmada en 1618, recomend que el en cargado del gobierno de Huancavelica fuese un Oidor de la Real Audiencia de Lima (que tambin se recomendaba para Potos), lo que fue cumplido fielmente por los virreyes posteriores. 16
15. Biblioteca Nacional (B. N.), Manusc. A189/1594. 16. Una relacin de quienes ocuparon el cargo de corregidor de Huancavelica, y el tiempo que dur su gobierno, puede hallarse en el libro de Antonio Saldaa y Pineda, Puntual descripcin de la Real mina de Huancavelica. Lima, 1748.
2/ Poder y burocracia
33
El perodo de duracin del cargo de Corregidor no se hallaba establecido, de manera que variaba en cada caso. De cualquier manera, la remocin era frecuente y el promedio de duracin en el cargo puede establecerse en unos tres aos. Este continuo cambio de las personas llamadas a ejercer la autoridad debi ser parte de la estrategia del Estado colonial, que con esto trataba de impedir la consolidacin de alguna persona en tan importante cargo. El gobierno mientras por un lado reforzaba el cargo de Corregidor, por otro cuidaba que el mismo no degenerase en un patrimonio, es decir, en un poder local ms o menos independiente del poder central. Adems del Corregidor, en las minas sola haber por lo menos un Veedor (en oportunidades llegaron hasta ser tres en el asiento), cuyo sueldo era pagado a prorrata entre los mineros, segn los recursos e indios de provisin con que contaban. Luego, " por ser asiento de minas y aver tanta cantidad de yndios en ellas", tambin se nombraba para Huancavelica un Protector de Indios (Levillier 1920-27, IX: 183). De la materia fiscal se hallaban a cargo tres Oficiales Reales o Factores. Dos de ellos Contadores, y uno Tesorero. El que era Contador-jefe ejerca tambin la funcin de Inspector de minas y deba responsabilizarse por el buen estado de las mismas. A su cargo corra tambin el correcto registro de
34
Contreras
las minas del Rey. Uno de los Factores deba residir en Chincha, puerto por donde se embarcaba el mercurio, y suponemos que debi corresponder tal residencia al que Gwendolynn Cobb llama Contador-asistente (Cobb 1977: 38). Durante los siglos XVI y XVII el sueldo de estos Oficiales era de 800 pesos anuales ensayados. Como qued dicho, estas autoridades tenan comprendida en su jurisdiccin fiscal la Caja de Huamanga, a cargo de funcionarios subordinados o Tenientes del Gobernador. Quienes ocupaban los cargos de Factores u Oficiales Reales eran tambin designados por el Virrey y deban contar no slo con su estima sino, tambin, con solvencia econmica, ya que deban ofrecer una fuerte fianza antes de ejercer el cargo. 17 Con frecuencia eran mineros en Huancavelica o encomenderos en la regin. En la breve crnica del secretario del virrey Conde del Villar, publicada por Escandell, se menciona cmo Jernimo Torres y Portugal, hijo del Conde, hizo un gran favor a su ntimo amigo Rodrigo de Arias, al hacerlo nombrar Tesorero de Huancavelica. Aquellos cargos deban ser, pues, muy codiciados y hallarse reservados a quienes mediante el dinero o los altos fa-
17. A fines del siglo XVI el Factor uflo de Roman haba presentado una fianza de siete mil pesos; los otros dos Factores, igual cantidad. Roman era, adems, encomendero en Huamanga (BN. manusc. B734/1611).
2/ Poder y burocracia
35
vores pudiesen sortear las barreras que los precedan (Escandell 1950). La escala de remuneraciones del cuadro burocrtico en Huancavelica pone tambin en evidencia el carcter de la poltica colonial. Correspondan los sueldos ms altos a quienes controlaban la marcha eficiente de las minas: Corregidor-Alcalde de Minas (mil a dos mil pesos anuales, llegando a tres mil en 1616) y Veedor(es); para quienes fiscalizaban los impuestos, es decir los Oficiales Reales, haba sueldos intermedios (800 pesos); para el Protector de Naturales el sueldo ms bajo de la administracin (600 pesos). Se comprende, pues, donde estaban los verdaderos intereses del gobierno colonial. El ingreso salarial relativamente bajo del Protector de los Naturales colocaba a quienes ejercan este cargo en una situacin de evidente inferioridad social y lo hacan presa ms o menos fcil de los cohechos y sobornos de los mineros y dems autoridades. 18. Los clrigos, miembros del Cabildo, escribano y otras autoridades menores completaban el cuadro burocrtico del asiento minero. El Cabildo estaba solamente compuesto por cuatro Regidores "cada18 Hallamos adems, en un documento fechado en 1608, que el Protector de los Naturales era entonces Juan de Sotomayor, precisamente uno de los mineros ms prominentes de la Villa (AGN, Minera. Leg. 41, Cdno. 1).
36
Contreras
eros". Sin embargo, a mediados del siglo XVII, parece que el nmero aument a cinco. 19 Los cargos de Regidores solan ser puestos a remate (costumbre en casi todos los Cabildos hispanoamericanos); el precio que se pagaba en Huancavelica durante el perodo que cubre nuestro estudio oscil entre 500 y 600 pesos. 20 Los alguaciles, encargados principalmente de ejercer el control sobre el comercio en la localidad minera, se hallaban prohibidos de tener "trato con pan, vino ni otros mantenimientos". 21 Quienes ocuparon los cargos en el Cabildo fueron con frecuencia algunos de los mineros principales del asiento, quienes buscaban los cargos por el prestigio inherente a su ejercicio o, lo que resulta ms importante, porque los cargos solan ser fuentes de apropiacin de tierras e indios; de recursos, en todo caso, que podan ser usados luego en beneficio de su actividad minera. El cargo de escribano pblico en la Villa tambin fue susceptible de compra, por lo menos en el siglo XVI. Los 'beneficios' que de tal inversin obte-
19. Ramrez ([1597] 1906, I: 299). En 168.3 el nmero de Regidores, segn un documento, era de cinco (BN. manusc. B1504/1639, ff. 231-261). 20. BN. manusc. B1504/1631, ff. ibid. y Archivo Histrico del Concejo Provincial de Huancavelica (AHCPH) Exp. Coloniales, siglo XVII, Leg. 3 y Leg. 4. 21. AGN. Residencias. Leg. 34, cdno. 97, 1657-1663, fl. 343v.
2/ Poder y burocracia
37
na el comprador estaran en los pagos o presentes que los mineros solan hacer a la autoridad encargada del registro de las pertenencias en las minas o la correccin del salario pagado a los indios de mita. La consignacin de unas cuantas varas ms en una rica veta o el olvido de unos cuantos pesos de menos en el pago de jornales debieron tener su "justo precio". 22 Del esquema burocrtico descrito, dos son los aspectos que merecen destacarse, aun cuando no hayan sido exclusivos del caso huancavelicano durante el perodo que estudiamos: 1. la no coincidente superposicin entre los diferentes niveles de la administracin. Huancavelica, hemos visto, gozaba de autonoma para el gobierno "civil" en relacin a Huamanga, la ciudad espaola ms prxima; pero en materia eclesistica segua dependiendo de ella; en el campo fiscal, en cambio, la relacin entre ambas ciudades era la inversa. 2. La extraordinaria concentracin de poder que tena la autoridad mxima, el Corregidor. An en el siglo XVIII, el de las reformas borbnicas, en el "Lazarillo de ciegos caminantes" se anota que: "No hay villa ms pacficamente gobernada en todo el mundo que la de Huancavelica, porque la dirige solamente un hombre sabio, con
22. AGN Minera Leg. 13, ff. 10v. y ss. El primer escribano de Huancavelica y que ocupara el cargo hasta fines del siglo XVI, Francisco de Bscones, haba hecho compra del car go durante el gobierno del virrey Toledo.
38
Contreras
un teniente muy sujeto a sus rdenes, sin mas alcaldes, letrados ni procuradores" (Carri de la Bandera [1773] 1974, II: 138) . La presencia de una burocracia en el asiento minero con tan fuerte dependencia del gobierno central estaba destinada, adems de propender a que no se omitiera accin alguna que asegurase el xito de la produccin de mercurio, tambin a impedir la emergencia de un poder local entre los mineros capaz de desafiar al Estado colonial. En efecto, un hacendado prspero o un dueo de obrajes importante en las regiones de Arequipa o Huamanga podan lograr el nombramiento de Corregidor en sus respectivas provincias, mediante el trmite de comprar el cargo o a travs de alguna buena relacin con el poder colonial en Lima, pero jams un rico minero de Huancavelica logr fusionar de modo tan ntido el poder econmico y el poltico. Los mineros del mercurio nicamente pudieron en cualquier caso hacerse de cargos menores, como Regidores, Alguaciles o Protector de Indios. Ms adelante se apreciar, sin embargo, que las propias leyes del desarrollo de una urbe pre-industrial llevaron hacia mediados del siglo XVII al surgimiento de una capa de mercaderes econmicamente fuertes, y lo ms importante cuyos mecanismos de enriquecimiento apenas dependan (a diferencia de lo ocurrido con los mineros) del aparato coercitivo colonial. Este hecho, no obstante, no implicara ningn desafo al poder estatal, desde que los merca-
2/ Poder y burocracia
39
deres se ocupaban de la circulacin de los bienes y no de su produccin. Buscaron, pues, la preservacin de lo ya establecido antes que transformaciones que pudieran transtornar sus actividades mercantiles.
3
SECTORES SOCIALES Y ETNICOS EN LA CIUDAD
UNA CARACTERSTICA que distingue bien a las ciudades mineras, de otro tipo de ciudades "espaolas" fundadas en Amrica durante el siglo XVI, es la exclusividad de su funcin. Ciudades como Lima, Arequipa o Huamanga eran, adems de centros administrativos, puertos, ciudades-escala, o ciudadesfronteras, segn los casos; rara vez cumplan una sola de estas funciones, y en el ms extremo de los casos se privilegiaba solamente a una de ellas. Ciudades como Potos o Huancavelica, o ms tarde Cerro de Pasco, por ejemplo, tenan en cambio una nica funcin: servir de alojamiento a la poblacin que trabajaba en sus minas. 23 Refirindose a Huancavelica, Cobo dice: "Por su respeto las minas de
23. Gakenheimer 1972. Igualmente Henri Favre: "Huancavelica no ha sido nunca un centro administrativo, comercial o militar como lo fuera Jauja, Ayacucho o Cajamarca,
41
mercurio se pobl aquella villa", ([1653]1964: 160). Esta exclusividad de funcin convierte aquellos centros urbanos en entes totalmente dependientes para su desarrollo, de la prosperidad de las minas a las que sirven. En otros trminos, el auge o decadencia de esos pueblos resulta en el largo y mediano plazo un buen termmetro de la bonanza o crisis en el nivel de la produccin minera local. En efecto, a menos que sea la actividad comercial, finalmente dependiente tambin de la produccin de metales, no hay otro medio de subsistencia en este tipo de ciudades que no sea la actividad minera o, en cualquier caso, la produccin artesanal de algn tipo de insumos que ella requiera: "cuyos vecinos sigue diciendo Cobo de Huancavelica no tienen otro trato ni heredades que la labor destas minas" (Ibid.). Sintetizando, en Huancavelica, como en otras villas mineras, se viva de la minera o, en su defecto, atendiendo al mercado que creaba ms o menos directamente. La misma altitud del emplazamiento de la Villa Rica de Oropesa, 3,680 m.s.n.m., era un "mal necesario" que los espaoles dedicados a las minas debiepor ejemplo. Ms que a imperativos estratgicos su creacin obedeci a consideraciones de orden econmico. La ciudad naci a causa del descubrimiento de un yacimiento de mercurio y la evolucin de la produccin de este mineral bastara para dar cuenta de la sociedad huancavelicana, de sus grandes horas como de su precoz decadencia". (Favre 1965).
42
Contreras
ron aprender a soportar. Comparemos con la altura de otras ciudades fundadas por los espaoles en el siglo XVI en los Andes, como Cajamarca, 2,750 m.; Arequipa 2,350 m.; o Huamanga, 2,700 m.; todas, pues, en el lmite bajo de la regin quechua. La villa de Huancavelica, tal como afirma Favre, vivi as sus momentos de apogeo durante las fases de esplendor minero, y se apag durante sus crisis, sobre todo si stas resultaban muy prolongadas. En sus mejores momentos durante el rgimen colonial redonde los diez mil habitantes. 24 Sin embargo, para los siglos XVI y XVII se carece de referencias precisas. Algunos historiadores de la poca como Lpez de Velasco (1574) y Antonio de Herrera (1601) informan de un nmero de 300 espaoles, refirindose seguramente a los adultos y quizs slo a los hombres (aunque las mujeres espaolas debieron ser ms bien escasas en la villa, sobre todo en sus primeros tiempos). Vzquez de Espinosa, algunas dcadas despus, eleva esta cifra a 400 espaoles. Otras fuentes dan una informacin de distinto tipo, aunque ms bien complementaria. As, Balthazar Ramrez, para los aos finales del siglo XVI (1597), da un total de dos mil habitantes, entre espaoles y otros, especificando, adems, la existen24. Cosme Bueno le asigna ocho mil habitantes para mediados del siglo XVIII (1951: 75). El censo de Gil de Taboada de 1791-95, cerca de cinco mil, y el de 1812 poco ms de diez mil habitantes.
43
cia de uno cincuenta "vecinos labradores" (de minas, se entiende) . La descripcin annima de comienzos del siglo XVII (quiz ligeramente anterior al testimonio de Antonio Vzquez de Espinosa) informa de la existencia de dos mil "casas de espaoles" y tres mil indios. Y para 1685 un testimonio declara la presencia de medio millar o ms de vecinos espaoles.25 En todo caso si se toma en consideracin que la cuota de mitayos a las minas, de 1570 a 1640 oscil entre 1,500 y 3,500 hombres, y que stos con frecuencia llevaban a las minas consigo a sus mujeres e hijos y que, adems, debi existir un nmero importante de trabajadores libres, creemos que la poblacin de la villa incluyendo sus barrios indgenas perifricos debi redondear los cinco mil habitantes durante el perodo comprendido entre fines del siglo XVI a fines del XVII. Durante la segunda mitad de ste, si bien descendi sensiblemente la cuota de mitayos, no debe suponerse un automtico o proporcional decrecimiento de la poblacin, puesto que bien podra estar operando una
25. Lpez de Velasco (1574) 1894: 477. Herrera (1601) 1944: 128. Vzquez de Espinosa (1628) 1948: 501. Lewin (ed.) 1958: 82/83. La referencia en esta obra a "casas de espaoles" debe ser errada, quizs se refiera con ese nmero a la poblacin espaola y mestiza total, pero aun as su cifra resulta elevada respecto a otros testimonios. Por otro lado, Lohmann dice que hacia 1580 haba en el casco urbano de la villa ms de 170 viviendas, aunque sin citar su fuente (Las minas, p. 110). Juan Luis Lpez, Descripcin de Huancavelica (1685), Citado en Lohmann 1949: 419.
44
Contreras
paulatina sustitucin del trabajo forzado por trabajo libre (ver nota 42). Durante esta segunda mitad del siglo ms bien, a juzgar por muchas referencias halladas en el archivo de Huancavelica, parece efectuarse en la Villa una expansin urbana. En las Parroquias situadas en la periferia de la poblacin, como San Cristbal y San Sebastin, chacras de cultivo o lugares donde antao funcionaron molinos u hornos de fundicin para el mercurio, fueron adquiridos por espaoles, mestizos e incluso por algn "comn de indios" para edificar viviendas. 26 Hacia 1685 Huancavelica albergaba cinco centenares de vecinos espaoles y una cantidad similar de indios tributarios. * Es decir, un millar de presumibles jefes de familia, sin considerar la poblacin mestiza exenta de tributo ni la poblacin esclava. En conclusin, un conjunto multirracial que fcilmente poda exceder los cinco mil habitantes. El punto ms bajo en cuanto al nmero de la poblacin de la villa debi ocurrir durante las prime26. En la Parroquia de San Cristbal, Martn de Aristival compr en 1656 un solar junto al ro, donde antes funcionaba un molino. En 1658 ya existan casas en toda esta ribera (AHCPH. Exp. Cols. siglo XVII, Leg. 9). En la Parroquia de San Sebastin el Comn de Indios de ella, por intermedio de su Cacique, Lorenzo Ramos, compr en 1686 unas tierras en Yananaco a Juan Salvador de la Torre, y don Lorenzo " dio sitios en ellas a los yndios () para que edificasen casas". (AHCPH. Exp. Cols. siglo XVII, Leg. 8). * Vase cuadro 1, p. 67.
45
ras dcadas del siglo XVIII, cuando la produccin de mercurio encontr asimismo sus niveles ms crticos. 27 El libro de Gernimo de Sola y Fuente (1745) menciona una "Villa tan corta", al referirse a Huancavelica. Mucha de la poblacin calculada era una poblacin flotante y, adems, fluctuante, segn la temporada del ao o, si se prefiere, de la produccin (quizs ah tenemos la dificultad de los informantes para ser ms precisos en cuanto a su nmero). La Relacin de 1586, luego de informar de la presencia en la Villa de 35 a 40 vecinos, refiere: "aunque de ordinario hay mucha gente y contrataciones: porque todo el sustento de esta villa es de acarreto" (Cantos de Andrade [1586]1965, I: 305). Poblacin flotante eran los arrieros y, sobre todo en nmero, los mitayos, quienes rotaban cada dos meses. Durante el perodo de lluvias, enero-abril, la cuota de mitayos a "enterar" se reduca a la mitad. As podemos ver que la poblacin de Huancavelica, sobre todo entre 1570 y el primer tercio del siglo XVII, consista de un pequeo ncleo fijo, compuesto de las autoridades, algunos mineros (pues los ms de ellos, durante las estaciones que no eran de produccin en las minas, o no requeran perentoria27. Una serie de la produccin de mercurio del siglo XVIII aun cuando no estrictamente anual puede verse en BN. manusc. C3404/1791 o en el libro de Saldaa y Pineda. Puntual descripcin, para la produccin hasta 1748.
46
Contreras
mente su presencia, preferan retirarse a lugares ms clidos y cmodos) y oficiales artesanos, todos los cuales deban representar un porcentaje muy pequeo de la poblacin total; y un nmero mayoritario de poblacin flotante, sobre todo indgena. Hacia mediados del siglo XVII, y en adelante, parece incrementarse el nmero de moradores permanentes de la villa. Entonces sta encubre su exclusividad minera, la que, sin embargo, permanecer siempre latente a lo largo de su historia. Esta inestabilidad de la poblacin, causada principalmente por el mismo ritmo cclico de la produccin minera, se convertira en uno de los factores responsables de la conversin de la villa en un pueblo "inquieto" y difcil de gobernar. Otros factores seran la misma psicologa del minero y la presencia de muchos "soldados" (espaoles sin ocupacin) a la caza de fortuna, especialmente por medio del juego y del crimen. 28 As, en una carta del segundo Marqus de Caete, fechada en diciembre de 1590, ste recomendaba que: "...por ser aquel oficio [de Corregidor de Huancavelica] ms difcil de gobernar que ninguna de las otras cosas de este reyno porque al cevo de las minas acude quantidad de
28. Aun cuando sin citar su basamento emprico, son interesantes los apuntes de Favre en un artculo acerca de algunas caractersticas sociales de la ciudad de Huancavelica
47
gente vagabunda y perdida y los mas de los mineros tambin lo son y () es muy necesario persona que [para el oficio] tenga esperiencia de las cosas de esta tierra porque de otra manera primero que lo venga a entender le abran engaado muchas veces" (Levillier 1920-27, XII: 72-73). La inestabilidad demogrfica complica nuestras posibilidades para realizar una distincin de grupos o sectores sociales de la poblacin de la villa. Es posible, no obstante, entrever lo siguiente. Indudablemente, comenzando por los sectores dominantes, habra que distinguir a las altas autoridades (Corregidor, Oficiales Reales, Veedores, Escribano del Cabildo, Regidores, Protector de Indios) y principales mineros, que fueron siempre slo unas pocas decenas. Con frecuencia, adems, ambos (principales mineros y principales autoridades)
durante el rgimen colonial: "A lo largo de todo el perodo colonial, Huancavelica permanece principalmente como un campamento minero. En esa poca el aspecto pionero de la aglomeracin se nota tanto entre las costumbres (desarrollo de los juegos de envite, frecuencia de homicidios, tasa elevada de hijos naturales nacidos de padres espaoles, gran libertad sexual, etc.) como en la estructura demogrfica de la poblacin. Frecuentemente, el inmigrante espaol en busca de un rico filn, iba solo a Huancavelica, dejando a su familia en la costa o en Lima, lo que explica, a la vez, el importante desequilibrio de la proporcin de sexos en favor de la fraccin masculina y, dentro de la pirmide de edades, la proporcin elevada de los grupos inferiores en relacin con los
48
Contreras
solan ser las mismas personas. Eran quienes usufructuaban una dosis muy concentrada de poder y disfrutaban de los ms altos ingresos tratndose de las autoridades, efectivamente, no debemos considerar slo los nominales. Propiamente eran stos quienes reciban el nombre de "Vecinos". Son, pues, los 35 a 40 de que en 1586 nos habla la Relacin de Cantos de Andrade, o los 50 "vecinos labradores" que nos refiere Balthazar Ramrez. Tenan todos "solar conocido" en la ciudad y, tratndose de los mineros, deberamos aadir, asimismo, "mina conocida" en el asiento. Figuraban siempre con preferencia en los contratos que para la produccin de mercurio se pactaban con el Estado, y su carcter era cuasi-hereditario. As, el nmero de estos vecinos vali muy poco durante las primeras dcadas y quizs tampoco cambiaron los apellidos. Los 26 30 hombres que recibieron solares en Huancavelica el 4. de agosto de 1571 no llegaban siquiera a doblarse 60 70 aos ms tarde.
grupos superiores. Tal situacin pudo perpetuarse durante dos siglos en la medida en que el modo de apropiacin y de explotacin de las minas lejos de favorecer la implantacin definitiva de los inmigrantes mantena la inestabilidad del poblamiento y la movilidad de la poblacin oponindose as a la emergencia de algunas familias que hubieran podido capitalizar en su provecho ttulos, honores, tierras y clientelas" (Favre 1965: 25-27). Por mi parte discrepo de algunas de estas conclusiones, o an ms: su generalizacin para todo el perodo colonial, de caractersticas de la ciudad de Huancavelica que lo fueron slo durante ciertos perodos.
49
Sin embargo, ms que la adjudicacin del solar resultaba como distintivo de los miembros de este grupo el hecho de recibir indios de mita para su servicio. Todos los mineros "obligados" en los contratos con el Estado para la produccin de mercurio tenan derecho a una asignacin de mitayos. Y aun cuando la norma jurdica estableca que stos no podan ser dedicados a menesteres distintos a los relativos a la produccin de mercurio, en la prctica dicha distraccin operaba, as como tambin se acostumbraba el alquiler de los indios a otros mineros o espaoles, convirtiendo de esta manera el derecho a recibir mitayos en la percepcin de una renta. 29 La asignacin ms especfica de "indios de plaza" con que se distingua a ciertos vecinos de la Villa resultaba, sin embargo, el autntico sello de esta aristocracia local. En efecto, cada seis meses asistan 50 indios de la provincia de Chumbivilcas a cumplir con esta clase de mita. Los beneficiarios eran algunas instituciones de Huancavelica como Conventos, el Hospital, el Correo o autoridades; pero tambin varios particulares en virtud de algn inmemorial derecho. En 1660, por ejemplo, 36 vecinos recibieron as estos "indios de plaza". 30
29. AGN. Minera. Legs. 12, 13 y 14. 30. En la reparticin de 1660, aparte de los 36 vecinos que recibieron un solo indio, se repartieron 3 al Convento de Santo Domingo, y otros tantos a la Compaa de Jess como al
50
Contreras
La vida de estos vecinos no gozaba del carcter sedentario y apacible del aristcrata rural clsico. Slo quizs las autoridades por razones inherentes a sus cargos, residan permanentemente en la villa, pero los principales mineros solan buscar, cuando la oportunidad se presentaba, la vida ms cmoda y diversa de ciudades como Huamanga o Lima, las ms prximas a la villa, o si eran encomenderos se ocupaban de atender sus encomiendas cuando las alternancias del ciclo de la produccin minera se los permita. As, deban pues mantener casa en por lo menos dos urbes, y la de Huancavelica quedaba durante alguna parte del ao desocupada. El escribano Francisco de Bscones, acusado de descuidar su cargo por dedicarse al juego, dice as: "ansi como nunca ay ocupacin juego algunas bezes a juegos modestos porque no ay otro entretenimiento y aun muchas beces no ay quien juegue porque el berano los mineros asisten al cerro en sus asientos y beneficio
Hospital Real y al Gobernador, dos al Tesorero, Contador, Alfrez Real, Alguacil Mayor, Alcalde Provincial, Sargento Mayor y Depositario General; y uno para la Iglesia Mayor, el Vicario, el Procurador General, el Escribano de Cabildo, el Protector de Indios, el Mdico de la Villa y el Alcalde Mayor. Adems se consideraron otros 2 para el abasto de carne y para el Correo Mayor. AHCPH. Expdtes. Cols. siglo XVII. Leg. 11.
51
del azogue e no bienen al pueblo sino es los domingos y fiestas que es quando algunas bezes se juega y el inbierno no queda minero en este asiento que no se baya a guamanga o a pueblos de yndios huyendo del temple deste asiento y queda con muy poca gente e no ay con quien jugar". 31 Esta trashumancia dificultaba el desarrollo en este grupo de un estilo de vida plenamente seorial (la casa mantenida con boato, los criados fieles y bien tratados). Incluso, en la Villa no hacan, en muchos casos, vida de familia, pues la esposa espaola prefera la separacin durante la mayor parte del ao del marido rico, a la rusticidad y monotona de lo que pensaba, no sin razn, deba ser la vida en Huancavelica, y as atendan la casa en Huamanga o Lima. Los negros esclavos que se hallaban en Huancavelica Lockhart, basndose en un documento del Archivo General de Indias, encuentra un nmero de 253 para 1592 (Lockhart 1968: 191) trabajaban en su gran mayora como artesanos (fabricando ollas de barro vidriado para los hornos, principalmente), herreros o capataces en las labores de extraccin, y muy pocos deban ser sirvientes y menos an de librea en las casas de la ciudad.
52
Contreras
Desprovistos de aquel estilo seorial, los vecinos tampoco exhiban la sobriedad y vida metdica del comerciante urbano. "La villa es de gente rica y que gastan el dinero con prodigalidad y excesivamente", escribe Mura en su Historia ([1590] 1962: 239). La actividad minera tena an en aquellos tiempos algo de la imagen mgica que tuvo en el medioevo europeo, que la vinculaba con duendes y alquimistas ms que con mineros y metalrgicos. Donde la riqueza pareca ms cosa de magia que de mtodos racionales, el dinero tambin se dilapidaba generosamente y se confiaba ("invirtindolo": a veces) al azar. Cosa comn en todos los asientos mineros fueron las casas de juego o "mesas de trucos", para cuya instalacin sola realizarse una puja pblica; 32 y el consumo de vinos y aguardiente era bastante fuerte en Huancavelica. Por otra parte, el consumo de bienes de duracin intermedia, como ropa y atuendos en general, por parte de este grupo de los "vecinos" aun cuando quizs, no slo exclusivamente de ellos era tambin ostentoso y derrochador. Escribe el autor de la "Descripcin annima": "y nunca a tan mercaderes y otras gentes que vienen a tratar en la villa, porque es rica y tiene muy grande trato de mercaderes que gastan y venden por ao muchas mercaderas" (Lewin, ed. 1958: 82-83). En la documen-
53
tacin revisada, tanto en los archivos de Lima como en Huancavelica, acerca de las existencias en bienes de los mercaderes, hallamos que una gran cantidad se halla compuesta de indumentaria u objetos importados de Europa. Los terciopelos, sedas y ruanes debieron pues ser las telas lucidas por este privilegiado grupo social. Desde mediados del siglo XVII, cuando se produce el encumbramiento social de los mercaderes en la Villa y el asentamiento ms permanente de una lite, la "casa" recibira ms atencin, y desde entonces stas comenzaron a gozar del adorno de los manteles y tafetanes trados del viejo continente. 33 Las alhajas y adornos preciosos, los vestidos europeos y a veces algunos muebles son precisamente los bienes que en los testamentos permiten distinguir a los miembros de este grupo social. 34 Es importante anotar que algunos de los consumos de estos vecinos, inclusive donaciones para iglesias y conventos, eran hechos en o para Hua-
33. AGN. Real Audiencia, Leg. 22, Cdno. 117, 1585. AHCPH. Exp. Cols. siglo XVII, Leg. 13, 1635; Exp. Cols. siglo XIX, Leg. 20, 1694; Exp. Cols. siglo XVII, Leg. 1. 1694 y Exp. CoIs. siglo XVII. Leg. 17, 1697. 34. Una gran cantidad de testamentos pueden examinarse en el AHCPH. Resulta significativo adems la alta frecuencia de los robos de ropa importada que se presentaban en la Villa en el siglo XVII.
54
Contreras
manga, crendose de esta manera un drenaje de 'excedente' de nuestra Villa. 35 La composicin de esta aristocracia huancavelicana sin embargo sufri una variacin en el tiempo. Y as, si en un principio, excluyendo a las principales autoridades, los mineros la monopolizaban, ya desde mediados del siglo XVII encontramos que en el plano de la vida econmica el poder se ha diversificado acogiendo a un grupo de mercaderes poderosos. Un Miguel de Villa, por ejemplo, que en 1694 dispona de casi diez mil pesos en mercaderas en su bazar en Huancavelica, o un Joseph de los Tueros en 1697, con ms de 30,000 pesos, deban seguramente considerarse y ser considerados sin duda como vecinos distinguidos de la ciudad. 36 Los libros notariales son adems los que sugieren dicha evolucin, puesto que en ellos se ad-
35. Puede revisarse la Relacin sobre Huamanga, de Pedro de Ribera y Antonio Chvez de Guevara (1586), en las Relaciones Geogrficas de Indias editadas por Jimnez de la Espada, donde hay una lista de las capillas o altares ofrecidos en las iglesias y monasterios de la ciudad de Huamanga. Ah figuran muchos mineros de Huancavelica, como Amador de Cabrera, Antonio de Or, Pedro de Contreras, Hernn Guilln, etc. El ejemplo mejor documentado de este drenaje de excedente de Huancavelica a Huamanga puede hallarse, en todo caso, en Miriam Salas 1979, a propsito del caso de los Or. 36. AHCPH. Exp. Cols siglo XIX, Leg. 20 y siglo XVII, Leg. 17.
55
vierte que si en los primeros tiempos, correspondientes al siglo XVI e inicios del XVII, casi nicamente mineros figuran entre los "concertantes", y las actas son mayoritariamente sobre asuntos vinculados a la minera local, tras el primer tercio del siglo XVII son ms bien asuntos de comerciantes (poderes, fianzas, prstamos, etc.) y diversos contratos de trabajo los que llenan los libros notariales. 37 Y ya no son al menos no exclusivamente como en el sigla XVI los nombres de los grandes mineros los que dominan la villa. Y esto ltimo porque, a su vez, los mineros haban pasado por un proceso de desconcentracin desde comienzos del siglo XVII, cuya virtud fue haber desaparecido a los "grandes mineros" presentes en el siglo XVI. En efecto, hasta 1600 se mantuvieron los repartos de varios centenares de mitayos a algunos pocos mineros, quienes en contrapartida deban entregar al Almacn Real cantidades de mercurio que fluctuaban entre los quinientos y mil quintales. Esto haca que tres o cuatro mineros representasen con su produccin de metal el 25%, o inclusive ms, de la produccin total alcanzada en un determinado perodo. Durante el siglo XVII, en cambio, los mitayos repartidos no slo que disminuyeron sino que adems se repartie-
37. El AHCPH conserva prcticamente completa la coleccin de libros notariales de Huancavelica desde 1590.
56
Contreras
ron de modo ms equitativo entre los mineros. En 1684, por ejemplo, 30 mineros deban repartirse slo 329 mitayos (ver la Memoria de La Palata en Fuentes 1859, t. II). Un sector ms numeroso, y por debajo del que acabamos de describir, estaba constituido por mineros y comerciantes de menor cuanta. Algunos de estos mineros, inclusive, ejercan las labores mineras ilegalmente, en minas a las que no tenan derecho, o en las que estaba prohibida la explotacin por tratarse de lugares peligrosos y/o insuficientemente habilitados. Se trataba tambin de mayordomos o administradores de las minas, de oficiales artesanos, mercaderes y algunas autoridades menores (alguaciles, pregoneros, etc.). Algunos eran indios. Entre los mineros que en 1595 laboraban oficialmente en las minas de mercurio, encontramos de un total de 58 mineros a 8 indios o indias; sus entregas de metal, sin embargo, eran bastante mnimas en comparacin al promedio o a las de los mineros espaoles.38 Etnicamente este sector inclua tambin algunos negros, que oficiaban de empleados en las minas como capataces, ya sea en las labores de extraccin como en las de fundicin, o como artesanos en la villa (Bowser 1977: 183) .
57
Este sector pluritnico debi ser el principal responsable de la conversin de la Villa de Huancavelica en "el ms inquieto pueblo de indios" como la definan las autoridades virreinales (imagen que contrasta con la que siglo y medio despus dara Concolorcorvo). En efecto, este grupo social estaba dotado de aquellas caractersticas que distinguen a los grupos en transicin en una sociedad donde la riqueza poda adquirirse o por lo menos exista esta idea en la poblacin de un modo ms o menos rpido y sin la necesidad de inversiones de tal magnitud que las pusiera fuera del alcance de quienes no contaban con grandes capitales o recursos que los reemplazaran. La mayor parte de estos hombres no debieron tener "solar conocido" en la ciudad; su misma inestabilidad los llevaba a vivir en casas en arriendo, de propiedad de los miembros del estrato superior. 39 Cuando actuaban como empresarios en las minas, una de las principales caractersticas que los
39. En los lanzamientos de bienes ocurridos alrededor de 1620 en varias casas de Huancavelica, puede comprobarse cmo sus ocupantes, inquilinos, eran artesanos (sastres, plateros, etc.) y oficiales menores que vivan en las casas de propiedad de quienes pueden ser considerados miembros del estrato superior (prominentes mineros, como es el caso de Garca de la Vega, Sotomayor, Contreras, etc.). Cf. BN. manusc. Z539/1618; Z439/1619; Z532/1624; Z534/1625 y en el AGN. Real Audiencia, Leg. 90, Cdno. 334, 1633.
58
Contreras
distingue es la ilegalidad de sus actividades. Trabajaban, como dijimos, minas o vetas vedadas para la explotacin, cuando no actuaban arrendando las minas de sus titulares cosa que la legislacin las ms de las veces prohibi fungiendo ser administradores o mayordomos de las mismas.40 La fuerza de trabajo la conseguan asimismo por mecanismos perseguidos por la justicia, como era el traspaso de mitayos de los titulares de las minas que no usaban su contingente asignado en la mita o lo hacan slo parcialmente. Sera importante, por todo esto, establecer el monto de la produccin logrado dentro de este marco de ilegalidad, y as tambin la magnitud del mismo en relacin al total alcanzado en el asiento de Huancavelica. Nuestra presuncin es que esa magnitud no debi ser nada pequea. Advirtamos que por las condiciones en que desarrollaban sus actividades econmicas, estos "empresarios" resultaban los principales responsables de los derrumbes en las minas y de los abusos cometidos en relacin a la mano de obra. Asimismo, eran quienes ms "extraviaban" el mercurio producido en sus actividades, comercializndolo por vas
40. Tal prctica puede encontrarse en la Memoria del virrey Duque de la Palata, donde se encuentra una buena descripcin de lo sucedido en las minas desde mediados del siglo XVII hasta la fecha de su memoria, a fines del mismo siglo (Fuentes (ed.) 1859, II).
59
ilegales. La constatacin de todo esto conducira, a fines del siglo XVII, al virrey Duque de la Palata a tratar de erradicar este tipo de mineros. Algunos otros se dedicaban, tambin, al cateo de minas con la esperanza de labrarse una fortuna mediante el expediente de algn feliz hallazgo. Como para ello no colocaban demasiados escrpulos ni columnas de refuerzo en los socavones, cuando se trataba de minas ya en explotacin, sus actividades de bsqueda perjudicaban con frecuencia el estado de algunas labores o vetas. As tambin, la Palata restringira a estos cateadores (o "buscones") a reas perifricas. Este oficio de mineros clandestinos y "buscones" pudo ser la actividad de los hombres que los testimonios de la poca calificaban (un poco injustamente) como "vagabundos" o "soldados". El comercio era otra actividad que, como la minera, compartan con miembros del grupo superior, aun cuando quizs bajo distintas condiciones o dimensiones. Como arrieros o comerciantes en el asiento minero, o ambas cosas, muchos de los miembros de este sector social vivan de proveer insumos a la industria minera, o del comercio de ropa y otros bienes destinados a los mineros y al sector de poblacin de la Villa inserta en el circuito mercantil. En un empadronamiento de arrieros hecho en Huancavelica en 1691 hallamos a 68 sujetos, ocho de ellos con apellidos indgenas, dueos de mulas,
60
Contreras
cuyo nmero oscilaba entre diez y veinte en la mayora de los casos.41 Fcil es comprender que este sector social era el ms reacio a las reformas que el Estado trataba de impulsar, pues prcticamente cualquiera de ellas tendra como consecuencia una agresin a sus actividades. Socialmente hablando eran a la vez los hombres ms inquietos y los ms conservadores. Por otra parte, sus relaciones con el "patriciado" local, eran bastante ntimas y recprocas, por lo que muchas veces ste los protega y se aliaba a sus intereses. Esto resultar ms comprensible cuando a su vez se entienda que el sector "legal" de la explotacin minera y el movimiento comercial que le estaba anexo y lo sustentaba, para su subsistencia dependa de ese otro sector "ilegal", formando ambos, finalmente, parte de la misma estructura de produccin. Los miembros del sector "marginal" debieron ser conscientes de lo indispensables que eran en dicha estructura, y tal percepcin incrementaba su fuerza. Resulta as comprensible su persistencia a lo largo de todo el perodo considerado en este estudio. Slo a fines del siglo XVII, durante el gobierno del virrey Duque de la Palata, recibiran un serio ataque por parte del Estado colonial.
61
Por su parte, la vida cotidiana de la Villa reproduca aquella estrecha vinculacin entre el sector superior y medio de la poblacin. Incluso podra sealarse que desde la fundacin de la ciudad, en este sector intermedio se formaron grupos de clientela de los principales vecinos de Huancavelica. As en los juicios que entre los "Principales" se entablaban en la villa cada quien acuda acompaado de 'bandas de gente" que les eran adictas. Los "soldados" y mercaderes debieron ser los rivales frecuentes de los mineros y autoridades en los garitos o casas de juego que abundaban en la ciudad. Ah cambiaban a veces de manos las fortunas, se concertaban operaciones comerciales, ventas y acuerdos, crmenes y contrabandos. Sin embargo, es importante advertir que los mecanismos de acceso de un sector social hacia el otro eran sumamente difciles por hallarse limitados por rgidos dispositivos legales, adems de supeditados a vinculaciones con las ms altas jerarquas coloniales. En la prctica nicamente el matrimonio permita sortear tales barreras. En qu medida se us con tal fin? Es algo que las fuentes no permiten responder cabalmente. Finalmente, el sector ms numeroso y miserable de la Villa es el de los trabajadores, los mitayos indgenas, principalmente. Este sector merecera especficamente todo un estudio aparte. Aqu que-
62
Contreras
remos destacar solamente tres aspectos respecto a su participacin en el cuadro social de la Villa: 1. su carcter rotativo, que los converta en pobladores eventuales; 2. la existencia de un grupo de trabajadores, que siendo de origen mitayo en la mayora de los casos, permanecan como asalariados o "alquilados" en las labores, de manera as menos intermitente. Su nmero y proporcin sobre el total de los trabajadores es difcil de calcular, pero los mismos se habran incrementado durante el perodo 1620-1640; 42 3. que por el hecho de repartirse
42. El siguiente cuadro muestra un grueso ndice comparativo del nmero de mitayos y volumen de la produccin de mercurio entre 1578 y 1673.
Aos (a) 1578 1588 1593 1603 1613 1621 1633 1648 1663 Mitayos 100 112 69 47 70 67 43 19 19 Produccin (b) 65 97 95 48 85 70 62 67 66
(a) Se ha tomado como ao base cualquier ao entre 1581 y 1585, perodo en que el nmero de mitayos fue de 3,280 (= 100) y el promedio anual de la produccin, de 7,700 quintales (= 100). En la eleccin de los aos de referencia se ha considerado dos criterios: el que cubran con intervalos ms o menos regulares todos los cambios en la cuota de mitayos a Huancavelica y que sean aos que no hayan presentado trastornos especiales para la produccin (a excepcin del caso de 1603, comprendido en un ciclo de produccin deliberadamente
63
estos mitayos segn los ayllus o parcialidades a los que pertenecan, y en ocasiones poda tratarse incluso de un repartimiento entero, especialmente al tratarse de la entrega de un contingente grande a un minero principal, en Huancavelica mantenan dentro de su turno de trabajo su cohesin tnica o comunitaria. El mantenimiento de una divisin tnica de la poblacin dentro de la ciudad resulta as otro de los rasgos caractersticos de Huancavelica. De hecho, cada repartimiento de los que mitaban a las minas
bajo por la enorme cantidad existente por entonces de mercurio acumulado. Este ao se incluy, sin embargo, para tener alguna referencia en el perodo 1593-1613). (b) Corresponde al promedio anual del quinquenio en que se halla el ao comprendido. En este cuadro puede apreciarse cmo (suponiendo la inexistencia de grandes cambios en la calidad de los minerales yacentes en las minas) de 1621-33 en adelante habra una presencia de trabajo libre sustituyendo a la menguante mita, la que explicara as ese distanciamiento entre ambos ndices. Creemos que difcilmente las innovaciones tcnicas en la extraccin y el beneficio podran por s solas estar explicando un hipottico crecimiento de la productividad del trabajo de tanta magnitud. Ms bien, atendiendo a los numerosos testimonios (Zavala 1978-80, II: 65; Lohmann 1950: 264, citando al jesuita Juan de Anaya hacia el tiempo del virrey Conde de Chinchn; Stern 1979: cap. VI, p. 18), e indicios que refieren la importancia del trabajo libre o voluntario a partir de 1630, pensamos que es el incremento de esta forma de trabajo la que, al menos tambin y principalmente, contribuira a explicar el descenso en el ndice de mitayos paralelo a la estabilidad, en un nivel por cierto ms alto, de la produccin de mercurio. Luego de 1630, creemos que los 447 indios de mita que "slo se recivian quando mas..." (BN. Z597/sin fechar) en Huancavelica, no debieron ser ms que los trabajadores libres o indios mingados que ah laboraban. Resulta sintomtico, adems, que sea en el Asiento de 1645 cuando el gobierno, seguramente ante la imposibilidad de, por un lado, afrontar el entero de un contingente suficiente de mitayos y, por otro, detener una realidad (necesaria?) cada vez ms extendida, debi autorizar la contratacin de trabajadores libres por parte de los mineros (Lohmann 1949: 333).
64
Contreras
reciba un solar ubicado en alguna de las parroquias que rodeaban la Villa "donde se puedan recoger con puntualidad para el entero de sus mittas e juntamente cerca a congregarse a la educacin de la Doctrina Cristina. . .". 43 Adems de este sector de trabajadores indgenas en las minas, exista una mita de la plaza, servicio que prestaba exclusivamente un repartimiento; 44 y yanaconas en los monasterios o en sus propiedades, y en instituciones como el Hospital de Indios que exista en la Villa. 45 Otro grupo perteneciente a este sector popular, tnicamente distinto, como diferente era tambin su condicin legal en la mayora de los casos, fue el de negros esclavos. En un censo levantado en 1592, se da la cifra de 253 negros en Huancavelica, de los cuales diez eran libertos (Lockhart 1968: 191); cifra relativamente alta para una ciudad serrana como sta y que slo se explica por la presencia de las minas, donde los negros desempeaban funciones como capataces o artesanos especializados. Los mismos libros notariales del siglo XVI
43. BN. manusc. B1211/1655. Tambin pueden verse otros casos de adjudicacin de solares en AHCPH. Exp. Cols. siglo XVII, Legs. 1, 8 y 9. 44. Este fue el repartimiento de Capacmarca, provincia de Chumbivilcas. BN. manusc. B228/1658. 45. AGN. Derecho Indgena, Cdno. 65, 1619.
65
sealan un importante comercio de esclavos en Huancavelica. Los miembros de este sector inferior tenan ms limitadas posibilidades de ascenso a los otros sectores sociales. Quienes se asimilaban al rango de los trabajadores libres podan quizs convertirse en artesanos u oficiales especializados, sobre todo cuando las tcnicas mineras en Huancavelica se complican, a partir de la dcada de 1630. Su nmero para cada perodo es muy difcil de establecer; el mismo, adems, debi fluctuar grandemente a travs de las dcadas, tanto estacional como cclicamente. Desde fines del siglo XVI, pero en especial hacia 1620, se registran las compras hechas por varios indios, de solares o parte de solares en la Villa; hecho que estara expresando el crecimiento (al menos en importancia) para tal poca del nmero de indios con residencia ms o menos permanente en la ciudad. Dichos terrenos, sin embargo, se ubicaban en lugares alejados del centro mismo de la ciudad, y sus precios eran relativamente bajos (50 pesos, por ejemplo) en comparacin con los ubicados en lugares cntricos ( Zea [1779] 1977: 117). Desde entonces no slo fue incrementndose el nmero de indios residentes de manera permanente en la Villa, sino que los testamentos de stos, adems de aumentar en nmero desde aproximada-
66
Contreras
mente la dcada de 1630, muestran tambin que el grado de insercin de los indios en la economa mercantil de la urbe, sus convenios con espaoles e inclusive con otros indios por diversos conceptos: venta de frutas, contratos de trabajo, etc., adquieren una calidad nueva.46 Insercin que, no obstante, no implica enriquecimiento en muchos casos, cuando en el testamento se consigna: "no tiene mas bienes que los que heredo de su padre". Los indios vivan as en su mayora en barrios separados (hoy comunidades) del centro de la poblacin, originando una periferia indgena. Otros hacan su habitacin en el mismo Cerro Santa Brbara y en el de Chaclatacana, frente a ste. En un censo de la poblacin tributara de Huancavelica, de 1683, podemos advertir la distincin de cinco reas de vivienda: tres parroquias, las minas y la villa propiamente dicha (ver Cuadro 1). Cada parroquia tena su Iglesia, donde los indios residentes tenan que congregarse cada domingo para or misa. 47
46. Los testamentos en AHCPH. Nuestra corta permanencia en Huancavelica no nos permiti un mejor estudio de la vida econmica de los pobladores de Huancavelica a base de estos testamentos y las escrituras pblicas. Queda, sin embargo, abierta esta posibilidad para los investigadores de la historia urbana colonial. 47. BN; manusc. B1504/1639.
67
Parroquia San Cristbal Parroquia San Sebastin Parroquia La Ascensin * (anexa a San Sebastin) Parroquia Santa Ana Cerros Santa Brbara y Chaclatacana
46 (100%) 82 (100%)
56 (70.0%)
__________________________________________
* El documento no discrimina entre originarios y forasteros. Ello explica por qu los porcentajes no suman cien en el Total.
69
La distribucin de los 521 indios tributarios 48 residentes estaba realizada de la siguiente manera: 46.4% en las parroquias perifricas; 38.2% en la misma Villa; y 15.4% en las minas de Santa Brbara y Chaclatacana (vase el plano de la ciudad). Es interesante, por otra parte, advertir cmo la mayora de los indios calificados como "forasteros" se asentaban dentro de la villa propiamente dicha (128 de un total de 200, vale decir un 64%; teniendo solamente esta rea el 38%, como indica el cuadro, de la poblacin indgena). De hecho, de los residentes especficamente en ella, el 64.3% eran "forasteros". Entre los residentes en las minas este porcentaje era de 30%; correspondiendo a las parroquias indgenas solamente un 19.3% de forasteros. La Villa Rica de Oropesa presenta as una separacin espacial entre la poblacin indgena integrada permanentemente a la vida urbana local, y la que se mantiene todava aparte de los circuitos mercantiles de la ciudad. En efecto, el grueso porcentaje de indios forasteros en la ciudad deba es48. Calculando un coeficiente de nmero de personas por tributario, podramos contar con una buena aproximacin a la poblacin indgena total en Huancavelica para finales del siglo XVII. Asignando a tal coeficiente un valor de 3 a 3.5 (Mellafe 1980), tendramos una poblacin total oscilando entre los 2,000 y los 2,400 pobladores, que es ms o menos la cura que ofrecen los documentos del siglo XVII para la poblacin indgena asentada en Huancavelica (por ejemplo: AGN. Residencias, Leg. 33. cdno. 94, 1650. f. 178v.).
70
Contreras
tar desligado de sus vnculos con los grupos comunitarios originales y en Huancavelica desempearan oficios urbanos de modesto alcance (artesanos, sastres, peluqueros, pequeos comerciantes, servicio domstico, etc.). Corresponde posiblemente a los que dejaron registrado un testamento al morir, y pequeas deudas con espaoles u otros indios. El resultado del censo tambin muestra que hacia finales del siglo XVII la poblacin indgena adulta haba alcanzado un equilibrio con la espaola. Efectivamente, un testimonio apenas dos aos posterior al censo de 1683, expresa la presencia de ms de medio millar de vecinos espaoles" (Lohmann 1949: 419); seguramente, sin embargo, residentes sobre todo en el rea del "cercado". La vida en las parroquias que circundaban el ncleo de la villa gozaba as de cierta distancia y diferenciacin frente a sta. Basta agregar que en ellas an regan las autoridades indgenas y tena vigencia "el comn de indios". Fue precisamente en las parroquias de San Cristbal y la Ascensin donde en 1667 las autoridades de Huancavelica descubrieron una conspiracin dirigida por los propios caciques contra los espaoles: "...dentro de pocos dias se avian de acabar todos los espaoles y avian de quedar solos los yndios porque los avian de matar a todos...". Lo interesante en este movimiento
71
contra los colonos blancos es que no se trataba de un movimiento exclusivamente indgena, sino que: "avian de juntarse negros mulatos y yndios y avian de matar a todos los espaoles..."; y se aada: "...que si acasso algun yndio bolviesse por su amo [espaol] lo matarian tambin". 49
49. AHCPH. Exp. Cols. siglo XVII, Leg. 1. Los indios com prometidos eran casi todos de procedencia huanca (del valle de Jauja), y las autoridades de Huancavelica llegaron a sospechar la existencia de vinculaciones del movimiento con Lima a travs de los arrieros.
4
LA VIVIENDA: DEL CAMPAMENTO A LA CIUDAD MINERA
LA CONSTRUCCIN de viviendas y edificios pblicos de la villa no demand mayores inversiones, pues en sus comienzos, y con la posible excepcin de los templos, fueron bastante simples, utilizando piedras para los muros y paja para los techos (ocasionalmente se menciona tejas para stos, pero stas al parecer eran utilizadas solamente para el frente); los tijerales se hacan con palos, al igual que los marcos de puertas y ventanas. 50 El eficiente observador Rodrigo de Cantos de Andrade refiere a propsito de esto: "El edificio de las casas de esta villa es humilde, de paredes bajas y cubiertas de paja. El almacn real donde se mete y guarda el
73
azogue est cubierto de teja, y otras dos o tres casas; pero el barro de que se hacen [las tejas] es malo y crudo, y ansi es menester gasto y cuidado en ellas casi siempre reparando" (Cantos de Andrade [1586]1965, I: 308). Durante su etapa inicial no hubo concesiones a la comodidad en este campamento minero que era la Villa Rica de Oropesa; ni siquiera en las casas de los ricos, habitadas, por lo dems, slo en ciertos perodos del ao. Las mejores casas solan tener un patio y en la parte posterior un corral. 51 Los materiales necesarios en mayores cantidades para la construccin: piedras y paja, se obtenan de los alrededores de la misma poblacin, siendo as la madera el material que relativamente creaba mayores problemas y gastos para su proveimiento. Para los muros se utiliz la carcana, formacin calcrea originada por la solidificacin de aguas sulfatadas, procedente de una fuente termal cerca de la villa: "La qual no es muy pesada, antes algo liviana y ligera," (Mura [1590] 1962: 239). La descripcin annima del Per de comienzos del siglo XVII describe la manera cmo poda propiciarse la formacin de estas piedras para as no tener que depender de la lenta accin de la naturaleza. 52
51. Ibid. 52. Lewin (ed.) 1958: "La (sic) que quieren que [el agua del puquio caliente] se convierta en piedra la hacen entrar
74
Contreras
Por otra parte, el ichu abundaba en los contornos de la Villa. Si se quera una casa en el centro de la poblacin, bien ubicada para el ejercicio del comercio o como smbolo del "status" social de sus moradores, lo difcil no era financiar la construccin, sino ms bien conseguir la adjudicacin del solar. Durante los primeros tiempos, para esto se requera de una buena influencia en el Cabildo local. Los miembros de la lite local no tenan mayor problema, pues eran quienes monopolizaban los cargos de Regidores y Alguaciles en la Villa. Los primeros pobladores espaoles de Huancavelica (esos 26 30 que nos refiere la Relacin de Cantos de Andrade) monopolizaron prcticamente los solares de la plaza y calles aledaas. Juan de Sotomayor, por ejemplo, prominente minero en Santa Brbara y uno de los pioneros en Huancavelica, era al morir dueo de toda una calle (" ... una hacera de dies tiendas con sus trastiendas y dos callexones que estan ansimismo entre las dichas tiendas y ansimismo entre las dichas tiendas y ansimismo una cassa de vivienda que esta en una esquina dellas en los altos con su aguan a la calle (. . .) y unos pedazos de soen un muy grande cercado o cueva que esta feita [no ser: fecha?] para este efecto, y cuanta agua alli entra en poco tiempo se hace una pea muy dura y daqu la cortan y labran, y todas las casas de la villa son hechas desta piedra es de color amarilla y un poco blanda" (p. 83).
75
lares que estn a las espaldas dellas que coxe una cuadra entera de arriva avaxo en la plaza publica desta villa") adems de otros solares, viviendas y establecimientos que sus herederos luego iran vendiendo. 53 Otro tanto podemos decir de Pedro de Contreras, otro de los "notables" de Huancavelica, y tambin de los pioneros como Sotomayor. En 1633 encontramos a su hijo (llamado tambin Pedro) como dueo de casas y tiendas ubicadas en la Plaza Mayor.54 Quienes llegaron posteriormente a las minas debieron contentarse con solares en otras plazuelas, que llevaban el nombre de la orden religiosa que haba erigido un templo en ellas. Con el crecimiento y prosperidad de la Villa, los vecinos fundadores que haban conseguido solares en la Plaza Mayor pudieron hacer un pinge negocio con la venta de las casas o terrenos que haban acumulado. Durante la segunda mitad del siglo XVII, con el incremento de la pob1acin permanente en la villa y el encumbramiento social de los comerciantes, las viviendas debieron ganar en comodidad y prestancia. Es precisamente en esta poca que se concluyeron o mejoraron casi todos los templos, los que llegaron a sumar siete, nmero apreciable en una ciudad de slo unos pocos miles de habitantes, ms
53. BN. manusc. Z539/1618. 54. AGN. Real Audiencia, Causas Civiles, Leg. 90, Cdno. 334, 1633, ff. 2-3v.
76
Contreras
explicable si tomamos en cuenta que en el contexto de las ciudades pre-industriales, y ms an en el caso de las ciudades coloniales hispanoamericanas, impregnadas de una fuerte tradicin religiosa, el templo represent uno de los ms importantes smbolos de la riqueza y fe de sus moradores (Jones 1973: 50-51). En resumen, la segunda mitad del siglo XVII vera un incremento de la inversin en construcciones, lo que contribuy al desarrollo de una diversificacin ocupacional de sus pobladores. Los datos sobre precios de las viviendas son muy escuetos. En 1618, por ejemplo, Nicols Ximnez de Cervantes compr la calle de diez tiendas de la plaza pblica, que perteneca a Juan de Sotomayor, por 16 mil pesos (diez mil al contado y seis mil a pagar luego de cuatro meses). Tres tiendas de stas las que daban a una esquina de la plaza despus fueron vendidas por Ximnez a Francisco Gmez de la Torre en ocho mil pesos en 1624. Este, al ao siguiente volvi a venderlas, esta vez a Juan de la Cueva, en 7,500 pesos. 55 Calculando un precio por cada una de estas tiendas en 2,500 pesos, equivaldra a la suma de 8,000 jornales de un mitayo, segn su salario en la poca. 56 Los precios de
55. BN. manusc. Z539/1638; Z532/1624 y Z534/1625, respectivamente. 56. El salario de los trabajadores libres a lo largo del siglo XVII se situ en un promedio de tres a uno, en relacin al percibido por los mitayos.
77
las viviendas en las parroquias, segn algunas pocas referencias, eran inferiores. Mil pesos pag, por ejemplo, en 1650 Pedro de Avellaneda a Francisco de la Chica por una casa en Santa Ana. 57 El arrendamiento de una casa en la Villa oscilaba entre 150 y 200 pesos anuales para las bien ubicadas; o sea, unos 500 de aquellos jornales. 58 Tambin solan alquilarse solares vacos a los indios en las Parroquias, donde stos seguramente construiran una precaria vivienda. En 1636 hallamos adems una forma de pago por este tipo de arriendo, que indica hasta qu punto las parroquias (la de la Ascencin en este caso) eran mundos relativamente impermeables a la circulacin monetaria. Una pareja de indios Luringuancas pagara al dueo del terreno, en cada ao, tres gallinas, una en cada Pascua. 59 Un sistema de acequias, derivadas del ro Icho, que cruzaba la Villa, y de caeras de barro vidriado abasteca de agua a los moradores. 60
57. AHCPH. Exp. Cols. siglo XVII, Leg. 20. 58. AGN. Real Audiencia, Leg. 90. Cdno. 334, 1633 (Causas Civiles); ff. 80v y ss. 59. AHCPH. Exp. Cols. siglo XVII, Leg. 22, 1632. 60. Ibid.
5
ABASTECIMIENTO Y MERCADO URBANO
EXAMINEMOS ahora el problema del abastecimiento de la poblacin en lo referente a bienes de consumo. Ya se ha dicho que Huancavelica tuvo a lo largo del perodo 1570-1650 un buen sector de poblacin de carcter flotante, bsicamente los mitayos. Resulta bastante probable que estos mitayos mantuviesen todava un circuito de abastecimiento parcialmente independiente de los circuitos mercantiles. As, la cifra de cinco mil habitantes que anteriormente calculamos para la Villa debe tal vez reducirse (sobre todo en la temporada de las mitas "chicas"), al menos en las primeras dcadas del siglo XVII. O mejor, decir que no toda ella constitua el mercado de bienes de consumo para los circuitos mercantiles. Aproximadamente desde 164050 en adelante, al incrementarse el nmero de in-
79
dios "libres" en los trabajos mineros se habra producido, tambin, un ensanchamiento paralelo del mercado. Cuando la Villa conoca sus primeros momentos y los vecinos de la misma eran solamente mineros, no exista an un sistema organizado de abastecimiento, ya sea de bienes de consumo o de bienes de produccin para la industria minera, y as, hasta bien avanzada la dcada de 1570 por lo menos, fueron los propios mineros quienes debieron encargarse de la obtencin de alimentos, ropa y otros bienes para ellos y sus trabajadores, as como de herramientas y otros insumos para las minas. Para esto el minero recurra a "compaeros" (socios) o a "aviadores" generalmente afincados en Lima, con quienes efectuaba acuerdos para tal fin. Tambin sola tener l mismo una recua de acmilas con la que transportaba por "cuenta propia los bienes necesarios. As, en el concurso de acreedores contra Amador de Cabrera en 1571-72, al plantearse el embargo de sus bienes no mineros y querer incluirse entre stos la recua de mulas que posea, Cabrera aleg que ella le era indispensable para los fines de la produccin de mercurio, puesto que era "menester enviar a la ciudad de los Reyes con la dicha harria [la recua de mulas] porque aqu no se podra hallar lo necesario y si se hallase alguna vez
80
Contreras
seria tan caro que fuesen mayores los gastos que el provecho". 61 Adems, durante los primeros 10 15 aos, la gran mayora de productos deba llevarse desde Lima, desaprovechndose as las potencialidades de la regin circundante. Muy pronto, sin embargo, stas habran de alcanzar su desarrollo en torno al mercado que creaba el centro minero. En lo concerniente al abastecimiento de alimentos, anotamos que no obstante hallarse las minas de mercurio en un paraje yermo y frgido, tuvieron, a diferencia de otros centros mineros coloniales, la caracterstica de hallarse insertas en un conjunto rico y apretado de pisos ecolgicos. Esto determinara, por una parte, que el abastecimiento de productos agropecuarios se consiguiera desde zonas relativamente prximas y, por otra, que si bien el radio del rea de aprovisionamiento de Huancavelica fue as menos amplio que en el caso de otros centros mineros, tuviera a la vez un perfil mejor definido. En efecto, en el hinterland de la Villa Rica de Oropesa era posible la prctica de una variada agricultura. As, el maz se produca en abundan61. AGN. Minera. Leg. 11. ff. 416. Cabrera se esforz en demostrar que la recua de mulas deba ser considerada un insumo minero, puesto que amparndose en la legislacin as lograba evitar el embargo de las bestias.
81
cia en el valle del Mantaro, el trigo, maz y otros cereales, en Acobamba y Huanta; caa de azcar, verduras y frutas en las zonas clidas de Lircay y Tayacaja; y los valles del ro Apurmac, e incluso la regin de Abancay, vertan a veces su produccin de azcar en la villa de Huancavelica. Los valles de la costa desde Caete hasta Nasca la provean de vino, aguardiente y frutas (ver mapa en p. 82). Todas estas zonas de produccin agrcola y productos derivados, que como podr apreciarse conforman un tringulo con sus vrtices en Pisco, Jauja y Andahuaylas, producan para el abastecimiento de principalmente tres mercados contenidos en dicho tringulo: Castrovirreyna, Huancavelica y Huamanga; los dos primeros: asientos mineros, y el ltimo una importante ciudad de espaoles que constitua la cabeza administrativa de todos los corregimientos del distrito. Huancavelica, sin embargo, se hallaba en una posicin ms equidistante de estas reas de produccin. En efecto, conducir, por ejemplo azcar desde Abancay hasta Castrovirreyna, resultaba un viaje ms largo y costoso que hacerlo slo hasta Huancavelica; lo mismo podemos decir a propsito de llevar maz de Jauja hasta Huamanga lo cual, adems, hubiera resultado innecesario dado que los huamanguinos podan obtener tal cereal en zonas como Acobamba, mucho ms prxima a la ciudad. Sostenemos pues as que fue el mercado de Huancaveli-
83
ca, de los tres citados, al que le cupo el papel principal de crear y mantener una integracin regional econmica dentro de los linderos sealados, restndoles a los otros una funcin que oscil entre el apuntalamiento y la quiebra de las fronteras de tal regin. 62 Varios productos alimenticios llegaban elaborados a la villa. As suceda por ejemplo, con el azcar, las pasas, el vino y el aguardiente. Los cereales, salvo el maz que, en parte por lo menos, llegaba en estado natural, sobre todo para el consumo de la poblacin indgena, llegaba asimismo en estado de harinas o inclusive, en el caso del trigo, como pan. Guamn Poma menciona as que Huanca62. Con respecto a Castrovirreyna, aunque no se conoce todava un estudio sobre este asiento, las fuentes dejan entrever su rpida decadencia en las primeras dcadas del siglo XVII, tras un esperanzador boom de la produccin de plata en la dcada de 1590 (pueden consultarse las Memorias de los Virreyes de la poca, as como varios manuscritos de la BN referidos al traslado de mitayos de Castrovirreyna a Huancavelica, ante la paralizacin o disminucin de los trabajos en aquella). Por otro lado, resulta sintomtico que las llamadas "Mercedes de tierras" en los valles del hoy llamado Sur chico (de Caete a Nasca) se inicien precisamente en los aos que siguieron inmediatamente al boom del mercurio Huancavelicano: las dcadas de 1580 y 1590 (Coleccin Vargas Ugarte, Papeles Varios, t. 36, documento octavo). Sobre la relacin entre mercados urbanos y formaciones regionales resulta de utilidad el aporte de Alejandra Moreno (1972).
84
Contreras
velica es "rrica en comida de pan de guamanga" ([1613] 1936: 1048). Huamanga fue, adems, clebre en el tiempo colonial por su actividad panificadora. La "exportacin" de los "panes de Huamanga" lleg a punto tal que en esta ciudad el producto comenz a escasear y por consiguiente que su precio se elevara considerablemente, particularmente en las dcadas de 1580 y 1590 (Rivera Serna 1978, I), perodo que precisamente coincide con los momentos de mayor auge en la produccin de Huancavelica. Seguramente sta era, pues, uno de los mercados o "polos" que con mayor fuerza atraa el producto. Para Huancavelica no hemos encontrado, adems, la existencia de molinos de harina o de alguna actividad panificadora en escala suficiente. Los productos ganaderos no crearon ningn problema en cuanto a su abastecimiento, ya que el ganado ovino y vacuno abundaba en las mismas inmediaciones de las minas, ah exista un buen pasto para el ganado de origen forneo, y ah los habitantes de Huancavelica debieron disfrutar, siempre y cuando tuviesen los medios necesarios, de la "bonsima manteca", "muchos quesos" y "buenas cecinas", de que nos habla la descripcin annima de comienzos del siglo XVII (Lewin, ed. 1958: 82-83). En los corrales existentes en la parte posterior de las viviendas debieron criarse aves de corral y otros animales domsticos que contribuiran as a diver-
85
sificar la dieta de los pobladores de la villa. En este rengln es ciertamente interesante constatar el carcter local de la actividad ganadera, as como el del beneficio y elaboracin de productos derivados, a diferencia de lo acontecido en los productos de origen agrcola. Desde la dcada de 1620 hasta fines del siglo XVII se registran varios testimonios acerca de la presencia y consolidacin de muchas haciendas, sobre todo de estancias de ganado vacuno, en lugares prximos a Huancavelica, como Paucar, Huanta, Pacti y Mayomarca. 63. No son raros los arrendamientos de dichas estancias as como de las haciendas cerealeras en Acobamba y la "Ysla de Tayacaxa".64 En lo que respecta al consumo de productos agropecuarios, ste se describe como abundante y "de mucha grozedad" por los testimonios de la poca. En el Juicio de Residencia hecho al Corregidor Martn de Valencegui, en 1650, un testigo declara (y ninguno lo desminti): "que el consumo y bezindad que ttiene dicha villa y su contorno y de los yndios que bienen a la mita y de los que entran para alquilarse que sson dos o tres mill que ay en dicha villa de hordinario que todos gastan mucho bino y ttiene por asierto no a mucho [no
63. AGN. Real Audiencia, Causas Civiles. Leg. 90. Cdno. 334. 1633, f. 41; Zea [1779] 1977. 64. AHCPH. Exp. Cols. siglo XVII, Legs. 4, 11 y 19.
86
Contreras
es exageracin] el gasto de ocho o diez mill botijas cada ao. Y en quanto a las vacas y carneros ttiene por asierto que se gastan la cantidad que la pregunta refiere [500 reses y 1600 carneros por ao]". 65 Tanto el vino como los carneros y las vacas se hallaban, a partir de una orden del virrey Marqus de Mancera (1639-1648), sujetos al pago de un canon de sisa: dos reales por cada botija de vino que se vendiere, dos reales por cada carnero, y medio real por cada arroba de vaca. 66 Es precisamente el hallazgo de esos libros del cobro del canon de sisa lo que alguna vez permitir cuantificar el consumo de estos bienes en la villa de Huancavelica. Los cereales, como el maz y el trigo, se remataban a "traxineros", que se "obligaban" as a abastecer de dichos productos a la alhndiga local. 67 Para los aos 1641-42 era Gonzalo Gutirrez el trajinero obligado, quien se encargaba tambin de la conduccin de vino a la villa. El control del ingreso de sus recuas, verificado en la plaza principal, permite aproximamos al consumo de cereales y
65. AGN. Residencias. Leg. 33, Cdno. 94, 1650, ff. 178v. 66. Ibid. Durante los tres aos que Martn de Valencegui permaneci en el cargo de Corregidor de Huancavelica (16461648), este canon de sisa sum el monto de 10,000 pesos. 67. Una buena gua metodolgica para el estudio del abastecimiento de los centros urbanos coloniales, en Solano 1975.
87
maz en dichos aos. As, entre enero de 1641 y setiembre de 1642 ingresaron al depsito municipal de Huancavelica 4,480 fanegas de maz y trigo; de ellas 2,043 fueron en granos de maz y el resto, 2,437, en estado de harinas. El Vino de Ica, por su parte, ingres en cantidad de 3,774 botijas, ms 350 arrobas, a lo que habra que aadir 450 botijas de vino de Guayaquil para completar este rubro.68 Podemos presumir que el maz en grano se hallaba ms bien destinado a abastecer a la poblacin indgena de la villa, exclusivamente, mientras que las harinas se consumiran por todos los grupos sociales, aun cuando tal vez no en idnticas proporciones. Las remisiones de los "traxineros obligados", sin embargo, o no tenan carcter de exclusividad o resultaban insuficientes para ciertas pocas, puesto que es posible registrar documentalmente algunos ingresos de harina a la Villa por parte de particulares, no destinados a la alhndiga municipal, sino a su libre venta en las tiendas de los comerciantes.69
68. AHCPH. Exp. Cols. siglo XVII. Leg. 6. La fanega equivale a 55.1/2 litros. La botija mantuvo medidas muy variables, pero puede servimos de gua saber que en tal poca una mula cargaba solamente dos botijas, siendo la capacidad de carga de la mula de dos quintales. 69. As en 1657 ingresan harinas tradas desde un valle "junto al Cusca". El documento aparece con motivo del litigio suscitado al negarse los comerciantes a pagar el derecho de alcabala, alegando tratarse de harinas. Se les respondi
88
Contreras
Desconocemos, desgraciadamente, si este tipo de envo fue constante o espordico. Otros productos alimenticios mencionados frecuentemente en las fuentes son el azcar, proveniente de Andahuaylas y destinado fundamentalmente a la poblacin "blanca", y la coca de Huanta, para el consumo indgena. El otro gran sector de bienes de consumo indispensables a los pobladores de la Villa eran los tejidos y dems "aderezos" complementarios. Es necesario establecer una diferenciacin entre el consumo de los altos estratos de la poblacin y el correspondiente a los sectores populares y mestizos, pero es una tarea difcil conocer el volumen de dichos consumos a partir de las fuentes disponibles. El abastecimiento a los ltimos provena de obrajes instalados en las cercanas de Huamanga y en la provincia de Vilcabamba. 70 All se fabricaba
que la excepcin de este pago "solo habla con los labradores que venden sus cosechas, y esto es bendiendolas en alhondigas y no de otra manera, y assi quando los que permitieron dichas arina son mercaderes y que en esto han tenido sus ganancias por sus contrataciones de ropa y otros generas no es justo pretender eceptuarse de pagar el alcabala", exceptundose slo el pan cocido. AHCPH. Exp. Cols. siglo XVII, Leg. 4. 70. Silva Santisteban 1964. Tambin Salas 1979. Tambin se registra, sin embargo, en Huancavelica la presencia de textiles procedentes de Quito.
89
ropas burdas y "de la tierra". A semejanza de lo ocurrido con las reas de produccin agrcola, la creacin y funcionamiento de estos centros textiles obedeci principalmente a la presencia del importante mercado de bienes de consumo que fue Huancavelica. Por el contrario, el vestido utilizado por los notables era de origen europeo. Este tipo de demanda obr entonces como un egreso del excedente econmico producido en la regin, en parte en beneficio de los comerciantes de Lima y en parte, tambin, de la entonces naciente manufactura europea. Es precisamente la presencia de una inmensa variedad de tejidos y artculos de pasamanera europea lo que confiri a Huancavelica, desde sus primeras pocas, ese sello de cosmopolitismo del que disfrutaron en Hispanoamrica, adems de las urbes mineras, solamente las ciudades portuarias. En efecto, los bazares de Huancavelica se hallaban bien surtidos de ruanes, cambrais, tafetanes, listonera, tijeras, botones y medias de las ms diversas clases, etc.; artculos a los que acceda principalmente la poblacin de origen europeo, pero tambin algunos mestizos e inclusive indios ya insertos en la economa mercantil, que sobre todo en las ltimas dcadas del siglo XVII se encuentran registrados entre los personajes que han recibido mercadera
71. AHCPH. Exp. Cols. siglo XIX, Leg. 20.
90
Contreras
"fiada" de tales bazares. 71 Sin embargo, no nicamente es el comercio de bienes de ultramar el que nos seala la asimilacin de la villa a los ejemplos ms dinmicos del mercado colonial, sino tambin aquel otro de bienes "nacionales" (" de la tierra"), que no obstante proceder de regiones muy apartadas del virreinato, provienen precisamente de espacios que han desarrollado una especializacin productiva a escala de todo el espacio del virreinato peruano (Assadourian 1982: 135-221). Los bazares de la villa expendan as junto a los paos de Flandes y la seda china, los famosos cordobanes, sombreros de vicua del Cusco, yerba mate del Paraguay, tocuyo del Cusco y Quito, velas de sebo de Chile, etc. Sealemos, adems, que la integracin de este segundo tipo de bienes al 'stock' comercial en la Villa indicndonos el rol positivo que Huancavelica juega en la integracin econmica de todo el espacio peruano no se contrapone al rol ms preciso que el centro minero ejerci en la organizacin del espacio regional que ms inmediatamente la rodeaba (ese "tringulo" descrito en lapo 81), dado que ste corri a cargo ms bien del sector bsico de bienes de subsistencia. Examinemos ahora algunas de las formas que asuma la comercializacin de los bienes de consumo en Huancavelica.
91
Ante todo, es destacable la existencia en la Villa de un grupo de comerciantes. Las fuentes, en efecto, son muy elocuentes para describir la existencia entre los pobladores de muchos "tratantes" o "mercaderes". Por otra parte, en los interrogatorios verificados hacia mediados del siglo XVII aparecen muchos mercaderes residentes en Huancavelica que se identifican como tales. Y de entonces en adelante tanto los libros notariales como las causas judiciales aparecen plagadas de asuntos contenciosos entre o con comerciantes. Las mercaderas cuya produccin se realizaba en las inmediaciones de la Villa, la comercializaban, sin embargo, los mismos dueos o administradores de las unidades de produccin correspondientes. Para el caso importante, adems, de bienes como carne y cereales, la existencia de los ya mencionados "asientos" o contratos con "traxineros" especficos, que ingresaban los productos a los depsitos municipales, debi restringir la actividad de los comerciantes en este rubro. Sin embargo, como quiera que salvo la ganadera no era posible la produccin de otros bienes de consumo inmediato en el entorno de las minas, la comercializacin de la mayor parte de las mercaderas debi estar a cargo de quienes haban hecho del comercio su medio de subsistencia o enriquecimiento.
92
Contreras
Dentro de ellos puede inclusive distinguirse una subespecializacin : entre los comerciantes con tienda fija en la Villa 72 y quienes eran simplemente arrieros y comerciantes itinerantes. Hubo, adems, los casos de gente que se dedicaba a la actividad comercial de manera slo parcial o espordica, aprovechando su inactividad de ciertas pocas. Asimismo, tambin puede mencionarse una combinacin de los dos tipos descritos, es decir, arrieros, dueos de recuas, que contaban con una tienda en el pueblo para vender sus mercaderas. Entre los tenderos, por su lado, las fuentes permiten tambin establecer una distincin. El ejemplo ms grfico lo tenemos para el caso de la venta del vino y aguardiente a no dudarlo uno de los rubros ms importantes y lucrativos del comercio huancavelicano. El documento que hemos hallado distingue a bodegueros de pulperos. Los primeros eran quienes realizaban la venta y distribucin en gran escala (pues en el registro practicado se les hall cantidades que oscilaban entre las 100 y 300 botijas de vino, en cada caso), y los segundos, quienes vendan al menudeo (sus existencias eran de solamente una a diez botijas de vino). 73 Los llamados pulperos, adems, al igual que
72. En Huancavelica existi una calle llamada "Mercaderes", donde seguramente se ubicaba un buen nmero de bazares y bodegas, convirtindose de esta manera en la arteria comercial de la villa ( Zea [1779] 1977 : 42) . 73. AGN. Residencias, Leg. 33, Cdno. 94, 1650, ff. 467 y ss.
93
los plateros, sastres y otros negociantes solan trabajar en un local arrendado. 74 Para el caso del comercio de ropa la regla parece haber sido "el gran bazar", en los que se expenda a la vez textiles importados como ropa "de la tierra".75 Esta presencia hegemnica del gran bazar funciona sobre todo despus de finalizado el primer tercio del siglo XVII. Desde entonces la ya cualitativa especializacin de los mercaderes y la necesidad de adelantar capitales por un lapso ms prolongado, presente en el rubro indumentaria (en relacin al de alimentacin, u otro tipo de bienes de consumo inmediato), debieron acabar con los que habran sido buhoneros y pequeos mercaderes de telas en los tiempos iniciales de la Villa. En la documentacin revisada resulta difcil calcular cul o cules eran los casos ms frecuentes en el comercio de la Villa, y de qu volumen en ste era responsable cada tipo de comerciante. En cualquier caso, el primer problema que stos deban afrontar era cubrir sus gastos de transporte. Las distancias que deban vencer variaban de unas cuantas leguas, tratndose de los valles cer74. Ver nota 39. 75. Entre los muchos testimonios que podran citarse: AHCPH. Exp. Cols. siglo XVII, Leg. 13, 1635, siglo XIX, Leg. 20, 1694 y siglo XVII, Leg. 17, 1697.
94
Contreras
canos (Acobamba, Lircay, Huanta) a varias decenas en el caso de las mercaderas enviadas desde el Callao o el azcar desde Abancay (ver mapa en p. 82).
CUADRO N 2
1.5 10 12 14 16 22
22 40 47 60 60 72
Fuentes:
Vzquez de Espinosa (1628) 1948; Cantos de Andrade (1586) 1965; Mura (1590) 1962; Me morias de los virreyes Esquilache y Mancera; y Carri de la Bandera (1773) 1974 76.
76. Para el tramo Huancavelica-Huamanga algunas fuentes difieren en sus clculos (Vzquez de Espinosa, por ejemplo, anota 30 leguas); aqu hemos preferido el que ofrece la mayora de las fuentes. La distancia a Andahuaylas y Aban-
95
En el grfico de pg. 96 se ilustra el cuadro de distancias, relacionndolo con el tipo de abastecimiento de productos. En lneas generales puede advertirse que de los puntos ms alejados (Lima, Pisco, Andahuaylas) nicamente llegaban a la Villa de Huancavelica productos en un estado final de elaboracin: mercaderas manufacturadas importadas desde Lima; vino y aguardiente desde el rea de Ica; azcar y tejidos burdos desde Andahuaylas; es decir que nicamente productos conteniendo ya un buen porcentaje de valor agregado podan costear su transporte al mercado de Huancavelica. Los productos alimenticios provenan en general de puntos ms prximos (Acobamba, Lircay, Huanta), siendo Jauja y Huamanga los relativamente ms alejados al respecto; mas a la vez tambin centros de produccin desde donde se enviaba los productos en un estado de semi-elaboracin por lo menos (el pan de Huamanga o la harina de Jauja por ejemplo). Los procay procede de Concolorcorvo. Nos hemos visto obligados a este uso anacrnico, pues en las fuentes disponibles de los siglos XVI y XVII no se encuentra referencias a las rutas de Huancavelica a esas regiones. Esta ausencia bien podra considerarse como indicio del escaso uso de tales rutas. Sin embargo, lo que proponemos es que en esta ruta Huamanga oficiara de ciudad-escala; razn por la que las referencias (s abundantes) a la ruta Huancavelica-Huamanga estaran encubriendo la existencia de la ruta Huancavelica-Andahuaylas.
HUANCAVELICA
97
ductos ganaderos constituan el caso extremo, pues provenan prcticamente de la misma Huancavelica. Calculando en cinco leguas el avance diario de una recua de mulas cargadas a travs de los caminos de la sierra, tenemos que los cereales y las frutas se hallaban a unos tres das de camino, el maz de Jauja y el pan de Huamanga a unos cuatro das de viaje y el azcar y la ropa ya fuera proveniente de los obrajes de Andahuaylas o la europea trada de Lima, a poco ms de 10 das de viaje. La duracin de los viajes poda prolongarse en la estacin de lluvias o cuando escaseara la hierba para las acmilas.77 El intenso fro y lo malo de los caminos colaboraban para lo incmodo y lento de los viajes y, por consiguiente, tambin para el incremento del costo de los mismos. La mala infraestructura caminera repercutir, como se ver despus, en el encarecimiento de los productos comercializados en Huancavelica: "todo el sustento desta Villa es de acarreto y muy costoso por los ruines y asperos caminos". (Cantos de Andrade de [1586] 1965: I, 305).
77. Ahora bien, debemos considerar que para un jinete diestro y urgido aquellos tiempos de viaje resultan excesivos. Este poda cubrir la distancia desde la villa hasta Huamanga en slo tres das; trasladarse a Jauja o Castrovirreyna en slo dos jornadas; y hasta Lima podran bastarle 8 das para terminar el viaje (datos tomados utilizando testimonios de los viajeros de esas rutas antes de la inauguracin del ferrocarril a Huancavelica en 1926).
98
Contreras
El mecanismo de funcionamiento de las "empresas" comerciales dependa mucho de los recursos de que al respecto pudiera disponer el comerciante. Algunos de stos eran, por ejemplo, tambin mineros o encomenderos e incluso autoridades. Para el segundo caso, podan aprovechar del tributo en especies de sus encomiendas, localizadas en la provincia de Huamanga, para el comercio de estos efectos en la Villa. Estos encomenderos-comerciantes muchas veces posean unidades de produccin agropecuaria y con no poca frecuencia eran tambin dueos de obrajes (Salas 1979); aprovechando para todas estas empresas los recursos laborales de su encomienda. En estos casos, la actividad comercial que desarrollaban vena a constituirse en el elemento integrador de sus complejos empresariales. Mineros y encomenderos al actuar como comerciantes usaron de su control sobre la fuerza de trabajo indgena (sus mitayos o indios encomendados) para el transporte de las mercaderas. Tambin hay referencias que informan cmo los mineros aprovechan de importar mercaderas de consumo final a la Villa cuando conducan insumos especficos para la produccin minera.78 Dems est decir que eran estos "comerciantes" (titulares de minas con su respectiva provisin de mitayos, o de encomiendas) quienes lograban maximizar sus beneficios en la
78. AGN. Minera. Leg. 11.
99
comercializacin de los productos agropecuarios o textiles "nacionales". Otro tanto podemos decir de las autoridades estatales que cedieron a la tentacin de usar su poder para incrementar sus ingresos, y encontraron en el comercio uno de los mejores medios. As, Diego Messa, Corregidor de Huancavelica entre 1677-1679, fue acusado en el Juicio de Residencia que se le siguiera de haber empleado a los indios de la provincia de Angaraes (incluidos en su jurisdiccin) en la conduccin a la Villa "de haves tozinos carbon lea", utilizando las recuas de los propios indios. 79 La comercializacin de los bienes importados de Europa, textiles y pasamanera fundamentalmente, pero tambin algunas piezas de hierro para la minera; o de productos provenientes de fuera de los lindero de la regin articulada por el "polo huancavelicano" mulas y velas de sebo chilenas o tejidos de Quito, qued en manos de comerciantes especializados. Este tipo de comerciantes no slo fueron los que adelantaron una mayor cantidad de capital en sus operaciones, sino que asimismo eran quienes con ms frecuencia funcionaban como agen79. AHCPH. Exp. Cols. siglo XVII. Leg. 4, 1679. Diego Messa luego incrementaba sus beneficios, puesto que entregaba a los mitayos los bienes que traa como pago de sus jornales: "se les pago asimismo en ropa de la tierra que haviendose comprado por el Sor. Diego quatro reales vara se les dio a ocho".
100
Contreras
80
o en todo caso,
En estos casos dicha vinculacin ocasionaba que los beneficios del capital comercial, antes que permanecer o consumirse en la regin, salieran de ella, dada la general dependencia en que para los comerciantes de Huancavelica se sola transformar esta
80. Un documento de 1577 nos muestra a un comerciante de Lima, Antonio Daz, enviando a su hijo Juan Alonso con una partida de mercaderas a Huancavelica para su comercio. Dichas mercaderas haban sido compradas a otro mercader de Lima, en abril de dicho ao, y su importe deba ser cancelado a fin del mes de agosto. El litigio surgira cuando Daz y su hijo incumplieron con este pago. AGN. Real Audiencia Causas Civiles, Leg. 17, Cdno. 82, 1577. Para el siglo XVII: AHCPH. Exp. Cols. siglo XVII, Leg. 18, 1675 y 169; y Leg. 17, 1697. En este ltimo documento encontramos al comerciante Joseph de los Tueros, quien escribe a uno de sus proveedores de Lima, en los siguientes trminos. "El portador es Juan de Arteaga Villela que ba a vender un poco de Ropa de la tierra y el arriero que lleba hasta esa ciudad es seguro y se buelbe a esta villa y puede Vm. venirse con el o sino que me traiga los reales y generos que ai [Lima] alla en ser y acave VM. de concluir con esta dependencia quanto antes que ynsta ya mucho el tiempo y el despacho de la Harmada y me ymporta el salir de aqu para Lima. Arteaga dara resivo de los que Vm. le entregare que traiga este arriero que dicho lleva hasta esa ciudad que es lo que por aora se ofresse que avisar a Vm. cuya vida guarde Dios" Huancavelica, 24 de febrero de 1696. 81. En 1686 por ejemplo, se constituy en Santiago de Chile una compaa para enviar al Per 1,503 mulas, adems de otros efectos, por un valor total (incluido el flete) de 11,067 pesos. Una de las partes, la encargada de realizar el
101
vinculacin. 82 La relacin con Lima obraba asimismo a travs de los mecanismos de crdito, correspondiendo la parte acreedora a la capital del virreinato. 83 Este tipo de comerciantes poda poseer un bazar en la Villa o, simplemente, actuar como distribuidores. Adems, sus mecanismos de aprovisionamiento eran diversos. A veces se encargaban ellos mismos del acarreo de las mercaderas hasta la Villa, norma inicial cuando an no se constitua con fuerza el oficio de arriero, y de los comerciantes de menores recursos. Otras veces hacan sus encargos a arrieros o comerciantes itinerantes (inclusive a mineros que viajaban a Lima para el efecto de algn trmite o negocio) que cubran la ruta del Camino Real: de Lima al Cusco, pasando por Huamanga.
viaje con las mercaderas, falleci el ao siguientes en Huancavelica, donde deba hallarse vendindolas (cf. Armando de Ramn 1978: 108. El mismo caso en AHCPH. Exp. Cols. siglo XVII Leg. 20). Tambin hemos hallado el caso de un productor de vino en Ica, Antonio de Vargas, quien remite parte de la produccin a Huancavelica "a donde tiene puesto por bodeguero a Francisco Carrasco". AHCPH. Exp. Cols. siglo XVII, Leg. 6, 1680. 82. El "agente" en Huancavelica remita al "principal" de Lima una fraccin del beneficio (los 2/3, por ejemplo, en un caso registrado en 1694). AHCPH. Exp. Cols. siglo XVII, Leg. 20. 83. AHCPH. Exp. Cols. siglo XVII, Leg. 9, 1688.
102
Contreras
Imaginamos que el desvo para Huancavelica en el Camino Real, a 10 leguas de ella, debi ser punto de un activo movimiento comercial. Ah los mercaderes de Huancavelica se abastecan de los productos que los arrieros transportaban hasta Huamanga, el Cusco, e inclusive Potos. Estos comerciantes tambin se servan de un trmite poco ortodoxo, que consista en encargar diversas mercaderas para su comercio en la Villa al arriero que cada dos meses vena desde Lima con el dinero destinado a la paga de los mitayos asignados a las minas. Para tal fin dicho arriero utilizaba como capital el dinero destinado a pagar la Mita, debiendo obtener al final algn margen de ganancia, seguramente por el riesgo que la operacin significaba. El trmite era ilegal, y como tal fue denunciado en 1622; resultaba adems perjudicial, puesto que era causa de que "cuando llega [dicho arriero con el dinero] ha ms de tres semanas que los indios han cumplido [con su Mita] y estn esperando esta paga"; y el testimonio contina: "El gobernador y los oficiales reales lo consienten por sus intereses".84 Como para muchos otros elementos, la segunda mi tad del siglo XVII, a travs del archivo de Huan-
84. El documento es una carta dirigida al rey por el Sargento Juan de Aponte Figueroa, espaol avecindado de Huamanga. Lleva por fecha 24 de abril de 1622, y se halla resumida en Zavala 1978-80: II, 80.
103
cavelica, muestra la consolidacin de un oficio y/o una funcin en la Villa. Esta es la de los arrieros. Desde entonces los testimonios acerca del comercio de mulas de Huancavelica se vuelven numerosos, ya se trate de compras de mulas, donde muchas veces es un mercader quien otorga la fianza de la operacin a favor del arriero, empeo de las acmilas como garanta por algn prstamo, robo de las mismas, etc. Las mulas, adems, han desplazado del transporte ya a los "carneros de la tierra" o llamas.85 Y podramos decir que en Huancavelica constituyen un bien fcilmente intercambiable, con gran circulacin a travs de los empeos y los robos, por ejemplo. Pero los arrieros no fueron un grupo homogneo. Puede distinguirse entre ellos a los pequeos arrieros, con dos piaras (20 mulas) o menos, de quienes contaban con varias decenas de animales o piaras (ver cuadro 3). Los primeros, que constituan un 65% del total de arrieros, reunan slo el 33% de las mulas, mientras que el restante 35% de arrieros posea el 67%. Los dueos de varias piaras solan contratar permanentemente un herrador, quien por lo general re85. Hasta la primera mitad del siglo XVII, en efecto, las llamas constituan el principal medio para la conduccin de cereales a la villa. En la relacin de 1641-42 aparecen ya algunas mulas en este comercio (AHCPH. Exp. Cols. siglo XVII, Leg. 6), para en adelante hacer desaparecer el ganado de origen andino en este trajn.
104
Contreras
ciba un pago en especies.86 No ha podido apreciarse diferencia entre el tipo de productos que transportaban unos y otros, en los casos en que esta informacin se menciona.
Para el abastecimiento de la Villa de Huancavelica funcionaban distintos tipos de empresas comerciales o de mercaderes. Pero aqu se hace necesario intentar una elaboracin diacrnica. As, el si-
105
glo XVII vera el eclipse del tipo de complejos empresariales (agrcola - ganaderos - mineros - textiles) dirigidos por encomenderos o mineros, quienes sirvindose de los recursos de mano de obra que disfrutaban haban logrado no solamente establecerlos, sino adems extender sus actividades hasta el punto de la misma comercializacin de la produccin en el mercado local. La decadencia del sistema de la encomienda y la disminucin de mitayos asignados (o efectivamente concurrentes) a la produccin minera es decir, la decadencia de los mecanismos por los que los espaoles usufructuaban el excedente de la economa indgena minaran la posibilidad de que persistieran las empresas mercantiles anexas a estos complejos empresariales e, inclusive, la de stos mismos. La compra, hacia 1620, de las tiendas que haban sido de Juan de Sotomayor, por parte de Juan de la Cueva prominente banquero y comerciante de Lima podra ser sntoma del desplazamiento de los encomenderos y/o mineros del comercio, por accin de los comerciantes especializados. Fueron estos, mercaderes locales? o, como Juan de la Cueva, sujetos asentados en Lima? En manos de quin o quines comenzara a concentrarse el dominio de los mercados interiores, o de los mercados mineros una vez debilitadas las instituciones coercitivas coloniales? A la luz de la documentacin del archivo de Huancavelica, que cubre bsicamente la segunda mitad
106
Contreras
del siglo XVII, podemos ver que, en efecto, un siglo despus de fundada la Villa es un grupo de mercaderes especializados, con vnculos, y sobre todo con vnculos de dependencia, con los comerciantes limeos, quien controla el abastecimiento de principalmente los bienes importados, que incluyen muchos de los insumos mineros, as como de los producidos en el rea costea (vino y aguardiente, jabones, etc.) o en regiones apartadas del virreinato. Desconocemos qu ocurrira respecto a los bienes procedentes del entorno regional. En conclusin, a fines del siglo XVII se hace perceptible que ya no son, como cien aos atrs, los grandes mineros quienes dominan la sociedad huancavelicana. A pesar que es la produccin minera la actividad fundamental que secularmente sigue siendo la razn de ser de esta poblacin, su desarrollo urbano haba producido un conjunto de mecanismos que socialmente encubran la exclusividad minera de la villa. Entre el ms de medio millar de vecinos espaoles que, segn un testimonio de 1685, poblaban Huancavelica, 87 los apellidos de los grandes comerciantes eran los de mayor relevancia social, y seran tambin ellos quienes mayoritariamente controlaban el "activo comercio, valuado en ms de 600 mil pesos al ao" que se verificaba en Huan-
87. Juan Luis Lpez (1685), citado por Lohmann 1949: 419.
107
cavelica. 88 Sin embargo, la decadencia de la produccin de mercurio durante la primera mitad del siglo XVIII reducira los lmites de la actividad comercial, siendo tal vez sta la razn por la que en dicha poca se sucedieron tantos cambios en la propiedad agraria de la regin. 89 Otra de las caractersticas de la villa de Huancavelica, en lo concerniente al abastecimiento de bienes de consumo, fue el alto precio de los mis88. Ibid. Una idea aproximada acerca del volumen del comercio local nos la puede ofrecer el monto de los remates del Derecho de Alcabalas, hechos a fines del siglo XVII en Huancavelica. Estos eran ganados con sumas fijadas entre los 1,600 y 1.700 pesos anuales (AHCPH. Exp. Cols. siglo XVII, Leg. 22, 1692 y Leg. 4, 1698). Siendo el derecho de alcabala el 4% del valor de las mercaderas, se puede calcular que con un ingreso de mercaderas gravadas por valor de 40,000 a 42,000 pesos anualmente, ya estaran los asentistas de alcabalas recuperando la suma invertida. Para evaluar la consistencia del monto del comercio local ofrecido por Lpez hay que considerar, sin embargo, que ste incluye el comercio del rubro cereales y carne que se hallaba exento del derecho de alcabala. 89. De once haciendas cuya historia se conoce entre 1690 y 1760, slo una ha permanecido en el interior de una misma familia durante por lo menos tres generaciones y siete han sido vendidas ms de tres veces. (Favre 1976: 108). La depresin que en el consumo alimenticio de la Villa pudo inducir la crisis de la produccin minera local sera eventualmente un componente para la explicacin de estas transferencias. Siguiendo a Le Goff, adems, bien pudieron ser los comerciantes de la ciudad quienes ante el agotamiento de su actividad mercantil, transfirieron sus capitales a la tierra ( Le Goff 1969: 73).
108
Contreras
mos, lo que situaba el nivel del costo de vida por encima del existente en otras ciudades del virreinato peruano. Dicha situacin no dej de inquietar al gobierno virreinal, que preocupado por mantener bajos los costos de produccin del mercurio, procur que los alimentos consumidos por los trabajadores de las minas (uno de los rubros de indudablemente mayor incidencia en la determinacin de los costos) tuvieran un control de precios. As, tras el Asiento para la produccin firmado entre el Estado y los mineros en 1590, se estableci que: "Ansimismo el dicho Seor Visorrey para las provisiones que los dichos mineros pidieren para los corregidores comarcanos vendan de las comunidades que tuvieren necesidad para beneficio de las dichas minas y sustento de los yndios sin selos encarecer por manera alguna mas de a los precios ordinarios en que se venden a los demas y venia de lo susodicho se dara horden como aya una alhondiga en el dicho asiento de guancabelica".90 Las mercaderas dentro de la Villa eran, por otra parte, muchas veces pagadas con mercurio, incluso en las ventas al menudeo; fungiendo as dicho metal de moneda en el comercio local. 91 Esta se90. AGN. Minera. Leg. 15, f. 93. 91. AGN. Real Audiencia, Causas Civiles, Leg. 22, Cdno. 117, 1585. El 5 de agosto de 1590 el Alcalde de Minas de
109
ra otra de las puertas que el contrabando del mercurio tena abiertas en los manejos entre mineros y "rescatadores". La situacin de altos precios afectaba, por otro lado, tambin a los insumos propiamente mineros. Al asignarle el virrey Enrquez al flamante Corregidor de Huancavelica un sueldo de dos mil pesos anuales, que era el mismo que perciba el de Huamanga y el doble de lo correspondiente a otros corregidores de otras provincias, informa en una carta a Espaa: "y con esto aun morira de hambre porque la tierra es muy cara . . ." ( Levillier 192027: IX, 79). Cosas parecidas escribieron el virrey Conde del Villar y su sucesor, el segundo Marqus de Caete. Este deca que con los sueldos considerados para los Contadores y el Tesorero: "no se podan sustentar por ser aquella tierra muy cara y todo de acarreto"; de tal manera, se quejaba de ser muy difcil hallar gente dispuesta para aceptar dichos cargos (Ibid: 81 y XII: 96/97). Algunas dcadas despus otros testimonios sealan una situacin semejante. En la probanza del Veedor de las
Huancavelica reciba as la instruccin "de que persona alguna no pueda vender trucar ni canbiar azogue alguno so pena denlo aver perdido con el quatro tanto todo para la Camara de Su Magestad y que esta misma pena tengan el conprador y vendedor enteramente". AHCPH, Exp. Cols. siglo XVII, Leg. 19.
110
Contreras
minas de Huancavelica, Juan de Buenda, realizada en 1615, un testigo declara: " ... a gastado [el Veedor mencionado] y gasta mucha cantidad de pesos en sustentarse por ser casado y con hijos y ser esta tierra muy cara y tener una casa en esta villa y otra en el cerro y ansimismo enrregalo y buen tratamiento de los yndios que tiene a su cargo a lo qual no basta ni alcansa el salario de mill y ducientos ducados que le dan en cada un ao con el que no se puede ssustentar la mitad dell [ao] por ser como dicho tiene esta tierra muy cara porque se traen todas las cosas y bastimentos de acarreto y de muy lejos porque en ella no se da ni cria cosa alguna por su mal temple". 92 Los dems declarantes en esta probanza corroboraron lo anotado en esta cita: "es muy poco el salario de mill y ducientos ducados que se le da por ser como es esta villa muy cara y que qualquier persona particular gasta mucho mas", declara otro testigo. En la segunda mitad del siglo XVII se estimaba en unos cinco mil pesos anuales la suma necesaria para que una casa se mantuviera con
111
"grandeza y lucimiento". 93 Este alto costo de vida afectaba esencialmente a la poblacin dependiente de los circuitos mercantiles para su subsistencia: espaoles, mestizos e indios "libres", y descansaba en dos razones. Una, era el hecho de ser el abastecimiento "todo de acarreto" para emplear los trminos del virrey Enrquez; y la otra, el factor de la presencia de una fuerte demanda en el mercado local, dado el continuo incremento de circulante que produca la actividad minera. Este ltimo factor debi hacerse especialmente patente durante los ciclos de auge en la produccin, como la dcada 1581-90 (recordemos que a tal dcada corresponden las quejas de los virreyes Enrquez, del Villar y Caete, a propsito de los bajos sueldos de las autoridades). Es evidente que quienes tenan su ingreso en forma de renta fija, como los
93. En el Juicio de Residencia sostenido contra el ex Tesorero de la Caja de Huancavelica, Antonio de la Calle, se le emplaz: "el haver entrado dicho Don Antonio de la Calle en esta Villa a usar dicho ofizio tan pobre que comia en unos mates y dentro de breves das embio por mano de Juan de Aserin dos mil pesos a Espaa y gasto en su luzimiento muchos pesos siendo el salario de solos setecientos y setenta pesos tubo bajilla y alajas y compro un solar que fabrico para una yndia en quien tiene hijos siendo cassado en Arequipa. Y dicho Don Francisco de Horos [un cmplice de la Calle] tuvo en el gasto de su cassa la grandeza y lucimiento que es notorio, en su perssona, muger e hijos que no hera posible sustentarlo con cinco mill pesos de renta". AHCPH. Exp. Cols. siglo XVII, Leg. 4, 1679.
112
Contreras
funcionarios, resultaban especialmente afectados por los efectos causados por la mayor demanda. En las pocas de estabilidad en la produccin, el nivel de los precios, aun cuando relativamente elevados, debi de mantenerse dentro de lmites semejantes a los de otras poblaciones hispanoamericanas. El aspecto ideolgico-cultural de la vida urbana en Huancavelica resulta difcil de encarar, ante la carencia de fuentes al respecto. No nos hemos propuesto, adems, realizar aqu un estudio integral de la ciudad. Es, sin embargo, deducible que por el lado de los sectores sociales dominantes no existi ni pudo existir, tratndose de mineros y mercaderes angurrientos como eran, una slida vocacin cultural. Slo en una fecha tan tarda, como 1641, encontramos el pedido del "cabildo justicia y regimiento de la villa de Huancavelica al Virrey, sobre querer un colegio all"; es decir, en el tiempo en que en otras ciudades del virreinato no slo se hallaban colegios establecidos varias dcadas atrs, sino que ya se solicitaba el establecimiento de universidades (Hanke 1977-79, III: 250). El colegio se abrira finalmente en 1685, regentado por los jesuitas (Lohmann 1949: 334-35). Por otro lado, los libros parecen haber sido escasos en Huancavelica. Los nicos mencionados en los testamentos de los miembros de la lite, al efectuarse el inventario de sus bienes, son libros de
113
cuentas (de la "chacra" o del bazar); y son muy raros incluso los libros religiosos, (pero s se presentan algunos "lienzos" de temas sagrados). El tiempo de ocio del grupo social dominante en la Villa debi as consumirse ms en las casas de juego que en la lectura. De hecho, entre los varios inventarios de existencias en bazares que hemos revisado en el archivo de Huancavelica, solamente en uno hallamos libros, algunos "de ramilletes" y otros tres "de Ystoria de este Reyno", que se vendan al pblico confundidos entre las agujas de arriero, azcar, cuchillos y cordellate. 94
94. Se trata del bazar de Miguel de Villa. AHCPH. Exp. Cols. siglo XIX, Leg. 20, 1694.
6
CONCLUSION: HUANCAVELICA EN EL SISTEMA URBANO COLONIAL
LUEGO DE ESTA revista del escenario urbano que fue Huancavelica durante fines del siglo XVI y el siglo XVII, resulta posible, al comparado con otras ciudades del espacio colonial hispanoamericano de aquella poca, esbozar algunas conclusiones. As, podemos sealar que si bien Huancavelica, como otros centros mineros coloniales, se caracteriz por lo exclusivo de su funcin, que la hara partcipe de varios rasgos comunes a esos centros: inestabilidad poblacional, corrupcin y violencia, gran afluencia de trabajadores libres, etc., supo hallar, en un ciclo largo de auge en la produccin, una cierta diversidad social (ocupacional) entre su poblacin, logro que se expres de modo ms evidente en la emergencia de una capa de fuertes comerciantes, que ya sea autnomamente o vinculados a Lima fueron ganando el control de varias es-
6/ Conclusin
115
feras de la villa hasta llegar a dominar su espacio social despus de 1650, del mismo modo como lo hacan ya en otras urbes virreinales, sobre todo portuarias. Desde entonces hubo una poblacin ms estable en la Villa y las relaciones entre indios, mestizos y blancos se hizo ms fluida y libre. En Huancavelica, al igual que en las ciudades coloniales o pre-industriales, fue caracterstica la identificacin entre la burocracia gobernante y el grupo econmicamente dominante. El control del poder poltico y la fuerza que ste concentraba se convirti en un requisito verdaderamente clave para la supervivencia de la oligarqua como tal. Esta oligarqua, adems, pasado el perodo inicial de la explotacin minera (es decir, pasado el "boom" de la dcada de 1580) se convirti por varias dcadas en un grupo social verdaderamente impermeable para los efectos del ascenso de los otros sectores sociales, hasta que transcurridas las primeras dcadas del siglo XVI el debilitamiento de las instituciones coloniales de la encomienda y la mita, abrieron las puertas al ms libre ejercicio del capital comercial, que as comenz a infiltrarse en la vida econmica y social de Huancavelica. Otra conclusin, de consecuencias parcialmente distintas aunque complementarias, radica en el hecho de la presencia de un importante y dinmico sector "intermedio" en la poblacin, inquieto y conser-
116
Contreras
vador, y asociado a un mercado de consumo bastante activo. La existencia de este sector intermedio tuvo la virtud de romper, al menos parcialmente, cierto dualismo entre los sectores blanco e indgena presente en ciertas ciudades coloniales hispanoamericanas. Todo esto causado ciertamente por el carcter minero del asentamiento. En efecto, fue esta actividad econmica la minera la que impuls una fuerte circulacin mercantil, capaz de desplazar las bases de la "economa natural" en que de lo contrario pudieron haberse sumido algunos sectores de la Villa. Gran parte de los individuos que constituan dicho sector intermedio de la sociedad urbana de Huancavelica, sustentaban su posicin social desempeando los oficios remunerados con dinero que la explotacin minera haba establecido, ya directamente (artesanos, olleros, arrieros, curtidores) o indirectamente, a travs de la creacin de un mercado de consumo (pulperos, plateros, sastres). En todo esto es importante considerar que la actividad minera, puntal de toda esta estructura, produca un bien esencialmente exportable con relacin a la regin que articulaba; 95 es decir,
95. Existan ciertas minas de plata en la regin, tales como Castrovirreyna, Julcani, Lucanas y algunas otras minas menores localizadas en las cercanas de Huamanga o de Vilcabamba; pero el grueso de la produccin sala siempre hacia la costa, desde donde se le embarcaba hasta su destino final: Potos.
6/ Conclusin
117
un bien incapaz de realizarse localmente como valor de uso. Por esto mismo debe destacarse que la produccin de mercurio permiti mercantilizar las otras reas y modos de produccin adscritos, ampliando as constantemente la esfera de la circulacin dentro de un espacio no slo cada vez ms amplio sino tambin ms profundo. Si bien entonces el producto final el mercurio se exportaba de la regin, al momento de abandonarla se haba realizado varias veces como mercanca en su interior (Assadourian 1979, Assadourian et. al. 1980). La presencia de las minas fue responsable de una caracterstica que distingue a Huancavelica de otras poblaciones del virreinato peruano, es decir la fuerte presencia en ella del Estado central. Este hecho puso importantes lmites a la capacidad de juego del patriciado local, que no goz de la autonoma de otras lites regionales, que efectivamente llegaron a fusionar en ellas el poder poltico y el econmico. La villa minera entonces se hall lejos de constituirse en un mundo urbano autnomo, y sus habitantes no fueron 'ciudadanos' que al modo de las urbes europeas gozaran de un conjunto de derechos "cvicos" que los diferenciasen de la poblacin rural. Cuando en la segunda mitad del siglo XVII se hizo visible en Huancavelica el predominio social alcanzado por los comerciantes sobre cualquier otro grupo, esta nueva lite guarda-
118
Contreras
ra, sin embargo, una mayor independencia frente al Estado colonial, puesto que a diferencia de la lite anterior, compuesta por mineros, su poder econmico no dependa de subsidios o crditos que dicho Estado pudiera facilitarle.
BIBLIOGRAFIA
a.
FUENTES MANUSCRITAS Archivo General de la Nacin (AGN) Serie Derecho Indgena " Juicios de Residencia " Minera " Real Audiencia Archivo Histrico del Concejo Provincial de Huancavelica (AHCPH): Seccin Colonial Biblioteca Nacional (BN) Seccin Manuscritos Archivo Astete Concha Coleccin Vargas Ugarte: Seccin Papeles Varios
b. FUENTES IMPRESAS BUENO, Cosme 1951 (s. xvIII) Geografa del Per virreinal. Daniel Valcrcel (ed.), Lima.
120
Contreras
CANTOS DE ANDRADE, Rodrigo (1586) 1965 "Relacin de la Villa de Oropesa y Minas de Guancavelica". Marcos Jimnez de la Espada (ed.), Relaciones Geogrficas de Indias. Madrid, vol. I, pp. 303-309. CARRIO DE LA BANDERA, Alonso (Concolorcorvo) (1773) 1974 El lazarillo de ciegos caminantes. PEISA, Lima, 2 ts. COBO, Bernab (1653) 1964 Historia del Nuevo Mundo. Biblioteca de Autores Espaoles, Madrid. FUENTES, Manuel A. 1859 Memorias de los virreyes que han gobernado el Per. Imprenta del Estado, Lima, 6 ts., ts. I y II. GUAMAN POMA DE AYALA, Phelipe (1613) 1936 Nueva Coronica y Buen Gobierno. Institut d' Ethnologie, Paris (ed. facsimilar). HANKE, Lewis 1977-79 Gua de las fuentes en el Archivo General de Indias para el estudio de la administracin virreinal espaola en Mxico y en el Per, 1535-1700. Koln, Wien, Bohlau Verlag, 3 ts., t. III. HERRERA, Antonio de (1601) 1944 Historia general de los hechos de los castellanos en las islas y tierra de el Mar Ocano. Editorial Guarania. Asuncin del Paraguay. LEVILLIER, Roberto (ed.) 1920-27 Gobernantes del Per. Cartas y papeles del siglo XVI. Madrid, 14 ts. LEWIN, Boleslao (ed.) 1958 Descripcin del Virreinato del Per (crnica inedita de comienzos del siglo XVII). Instituto de Investigaciones Histricas de la Universidad Nacional del Litoral, Rosario.
Bibliografa
121
LOPEZ DE VELAZCO, Juan (1574) 1894 Geografa y descripcin universal de las Indias. Sociedad Geogrfica de Madrid, Madrid. MONTESINOS, Fernando (1644) 1906 Anales del Per, 1498-1642. Vctor Martua (ed.), Madrid, 2 vols. MURUA, Martn (1590) 1962 Historia General del Per. Origen y descendencia de los Incas. Instituto Gonzlez Fernndez de Oviedo, Madrid. POLO, Jos T. (ed.) 1896 Memorias de los Virreyes del Per. Imprenta del Estado; Lima. RAMIREZ, Balthasar (1597) 1906 "Description del Reyno del Pir (del sitio, temple, provincias, obispados y ciudades, de los naturales, de sus lenguas y traje)" en Vctor Martua (ed.), Juicio de Lmites entre el Per y Bolivia. Prueba peruana presentada al gobierno de la Repblica Argentina. Barcelona, t. I, pp. 281363. RIBERA, Pedro de y Antonio CHAVEZ DE GUEVARA (1586) 1965 "Relacin de la ciudad de Guamanga y sus trminos", en Marcos Jimnez de la Espada, Relaciones Geogrficas de Indias. Biblioteca de Autores Espaoles, vol. I, pp. 181-204. SALDAA y PINEDA, Antonio 1748 Puntual descripcin de la Real mina de Huancavelica. Lima. SOLA Y FUENTE, Gernimo 1745 Nuevo Assiento que de orden del Rey ha celebrado el Sr. D. Gernimo de con el Gremio de Mineros, Administradores de la Real Mina de la Villa Rica de Oropeza de Guancavelica, Lima.
122
Contreras
VAZQUEZ DE ESPINOSA, Antonio (1628) 1948 Compendio y descripcin de las Indias Occidentales. Smithsonian Miscellaneous Collection. Washington. ZEA, Angel (1779) 1977 Extracto de las Escrituras Pblicas que contienen los Censos y Capellanias de este Convento de Santo Toms de Aquino de Guancavelica del Orden de Predicadores en el que se individualizan los progresos que ha tenido cada censo, desde su principio, hasta el presente. Universidad Nacional Mayor de San Marcos, Seminario de Historia Rural Andina, Lima. c. LIBROS, ARTICULOS, TESIS ASSADOURlAN, Carlos Sempat 1979 "La produccin de la Mercancia Dinero en la formacin del mercado interno colonial (el caso del espacio peruano, siglo XVI)". En Enrique Florescano (comp.), Ensayos sobre el desarrollo econmico de Mxico y Amrica Latina (1500-1975). Fondo de Cultura Econmica, Mxico. 1982 El sistema de la economa colonial. Mercado interno, regiones y espacio econmico. Instituto de Estudios Peruanos, Lima. ASSADOURIAN, Carlos Sempat, Heraclio BONILLA y otros 1980 Minera y espacio econmico en los Andes, siglos XVI-XX. Instituto de Estudios Peruanos, Lima. BAYLE, Constantino 1952 Los Cabildos seculares en la Amrica espaola. Sapientia, Madrid. BOWSER, Frederick 1977 El esclavo africano en el Per colonial, 1524-1650. Siglo XXI, Mxico.
Bibliografa
123
BRAUDEL, Fernand 1974 Civilizacin material y capitalismo. Labor, Barcelona. CARDOS O, Fernando 1975 Autoritarismo e democratizacao. Paze Terra, Ro de Janeiro. CESPEDES DEL CASTILLO, Guillermo "La sociedad colonial hispanoamericana en los siglos XVI y XVII", En Jaime Vicens Vives (ed.), Historia econmica y social de Espaa y Amrica. 5 ts., t. III COBB, Gwendolin 1977 Potos y Huancavelica (bases econmicas, 15451640). Banco Minero, La Paz. CONTRERAS, Carlos 1981 El azogue en el Per colonial, 1570-1650. Tesis, Pontificia Universidad Catlica del Per, Lima. CRESPO RODAS, Alberto 1966 "La fundacin de la Villa de San Felipe de Austria y Asiento de las minas de Oruro". En Revista Histrica, t. XXIX, pp, 304-326, Lima. ESCANDELL, Bartolom 1950 "Aportacin al estudio del gobierno del Conde del Villar: Hechos y personajes de la corte virreinal", En Revista de Indias, N 39, pp, 69-95. Madrid. FAVRE, Henri 1965 "Caracteres sociales fundamentales de la aglomeracin urbana de Huancavelica". En Cuadernos de Antropologa, N 8, pp, 25-30, Lima, 1976 "Evolucin y situacin de la hacienda tradicional de la regin de Huancavelica", En Jos Matos Mar (comp.), Hacienda, comunidad y campesinado en el Per. Per Problema 3. Instituto de Estudios Peruanos, Lima, pp. 105-138.
124
Contreras
FLORENTINO MEZA, Mximo 1943 Historia de las minas de Huancavelica. Tesis, Pontificia Universidad Catlica del Per, Lima. GAKENHEIMER, Ralph 1972 "The early colonial mining town: Some special opportunities for the study of urban structure". En Urbanizacin y proceso social en Amrica. Instituto de Estudios Peruanos, Lima, pp. 359-371. GONGORA, Mario 1951 El estado en el derecho indiano; poca de fundacin (1492-1570). Santiago de Chile. HADLEY, Philip L. 1979 Minera y sociedad en el centro minero de Santa Eulalia, Chihuahua (1709-1750). Fondo de Cultura Econmica, Mxico. HANKE, Lewis 1956 The Imperial City of Potos. An unwritten chapter in the History of Spanish America. The Hague. JARA, Alvaro 1966 Tres ensayos sobre economa minera hispanoamericana. Universidad de Chile, Santiago. JONES, Emrys 1973 Pueblos y ciudades. EUDEBA, Buenos Aires. LE GOFF, Jacques 1969 Mercaderes y banqueros de la Edad Media. EUDEBA, Buenos Aires. LOCKHART, James 1968 Spanish Peru, 1532-1560. Madison, Wisconsin. LOHMANN, Guillermo 1949 Las minas de Huancavelica en los siglos XVI y XVII. Escuela de Estudios Hispanoamericanos, Sevilla. 1950 "Un opsculo desconocido de Solrzano Pereira sobre la mita". En Anuario de Estudios Americanos, vol. VII. pp. 255-277, Sevilla.
Bibliografa
125
1957
MARX, Karl 1959 El Capital, Crtica de la Economa Poltica. Fondo de Cultura Econmica, Mxico, 3 ts. MELLAFE, Rolando 1980 "Tamao de la familia en la historia de Latinoamrica, 1562-1950". En Histrica, vol. IV, N 1, pp. 3-19. Lima. MORENO TOSCANO, Alejandra 1972 "Economa regional y urbanizacin: tres ejemplos de relacin entre ciudades y regiones en Nueva Espaa a finales del siglo XVIII". En Urbanizacin y proceso social en Amrica. Instituto de Estudios Peruanos, Lima, pp. 191-217. PEREZ ARAUCO, Csar 1980 Cerro de Pasco (historia del pueblo mrtir del Per, siglos XVI-XIX). El Pueblo, Cerro de Pasco, mimeo. RAMON, Armando de 1978 Historia urbana. Una metodologa aplicada. CLACSO-SIAP, Buenos Aires. RIVERA, Ral 1978 "El trigo: comercio y panificacin en las reas de Lima y Huamanga (siglo XVI)". En Historia, Problema y Promesa. Pontificia Universidad Catlica del Per, Lima, 2 ts., t. I, pp. 533-545. ROMERO, Jos Luis 1976 Latinoamrica: las ciudades y las ideas. Siglo XXI, Mxico. SALAS, Miriam 1979 De los obrajes de Canaria y Chincheros a las comunidades indgenas de Vilcashuamn. Lima.
126
Contreras
SILVA SANTISTEBAN, Fernando 1964 Los obrajes en el virreinato del Per. Museo Nacional de Historia, Lima. SJOBERG, Giden 1960 The pre-industrial city, past and present. The Free-Press, New York. SOLANO, Francisco de 1975 "Introduccin al estudio del abastecimiento de la ciudad colonial". En Jorge E. Hardoy y Richard Schaedel (comps.), Las ciudades de Am'rica Latina y sus reas de influencia a travs de la historia. SIAP, Buenos Aires, pp. 133-165. STERN, Steve 1979 The challenge of conquest: the Indian peoples of Huamanga, Peru and the foundation of a colonial society, 1532-1640. Tesis PhD. Universidad de Yale. ZAVALA, Silvio 1978-80 El servicio personal de los indios en el Per. El Colegio de Mxico, Mxico, 3 ts., ts. I y II.
El texto de este libro se presenta en caracteres Caledonia de 10 p. con 2 p. de interlnea y de 8 p. con 1 p. de interlnea en la bibliografa y notas de pie de pgina. Los cuadros y anexos en Aster de 8 p. con 1 p. de interlnea. Los ttulos de captulo en Garamond cur sivos de 12 p. La caja mide 20x32 picas. El papel empleado es Bond de 60 gr. La cartula, plastificada, eS en cartulina Campcote de 240 gr. La impresin concluy el 14 de setiembre de 1982 en los talleres de INDUSTRIALgrfica S.A., Chavn 45, Lima 5.