Manifiesto Juventud
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Las Falanges Juveniles son una organizacin falangista nacida joven y revolucionaria. Joven, no slo por la edad de sus cuadros, sino por el espritu que la anima, ya que no siempre van unidas juventud fsica y mental. Revolucionaria en el modo de ser, de actuar y de manifestar el pensamiento. Pretendemos crear un espritu revolucionario en el alma de nuestras filas, para que, con este impulso renovado, sean capaces de alcanzar con eficacia los objetivos que nuestro ideario nos impone. Revolucin en el modo de ser, lo cual quiere decir que no basta llenarse la boca con la tan llevada palabra; hace falta, en realidad, ponerla en prctica de una manera natural y habitual, intentando ser, cada uno, cada da, un poco ms merecedores de pronunciar dicha palabra. Revolucin en el modo de actuar y de difundir nuestra doctrina. Romper esquemas y sistemas preconcebidos. Siguiendo el grito anarquista, se trata de llevar la imaginacin al poder. Imaginacin para saber responder a las agresiones, imaginacin para dar un aliciente nuevo al activismo poltico e imaginacin para no estancarnos en viejos clichs, a los que ya ni se les ven las letras de lo gastados que estn. Somos un grupo de jvenes revolucionarios. Reclamamos para nosotros la noble tarea de la lucha poltica contra el sistema establecido; pretendemos erigirnos en vanguardia ideolgica de los tiempos modernos. No puede negarse que el mundo actual pasa por una de las crisis sociopolticas ms importantes de la historia, crisis que exige ser resuelta con el coraje y la valenta propios de la juventud. Es por eso que estamos en la palestra poltica. ? ? ? ? ? ? Porque, como jvenes, representamos afn de cambio y moral de ruptura; en definitiva, somos la puerta abierta a un maana mejor. Porque somos personas sin apellidos extraos. Porque exigimos constituirnos en el motor que imprima a Espaa el impulso necesario para que recobre su pulso histrico. Porque consideramos al hombre como ser libre, digno y entero. Porque creemos en la Hispanidad como Patria, como un colectivo de hombres y mujeres con un destino universal que cumplir. Porque luchamos por instaurar una Justicia Social profunda como base vital del desarrollo de la convivencia humana.
Por eso estamos luchando. Nadie puede abstraerse a la problemtica de la Espaa actual, pero aqul que lo haga debe dejar paso a la juventud decidida a transformar la sociedad. Cualquiera que pretenda eludir responsabilidades en la coyuntura que estamos viviendo, tiene la obligacin moral de no interponerse en el camino de una juventud que marcha decidida por el camino de la revolucin, de una juventud dispuesta a recuperar los valores fundamentales del ser humano. Aspiramos a destruir el Estado moderno. Este ha venido a conformarse en un pueblo, asentado en un territorio y con un poder constituido. A este poder slo tienen acceso los partidos polticos. El hombre, como mucho, puede ejercer una libertad formal supuesta- en unas elecciones que a nada ni a nadie representan, por ser una estructura vida de poder, una estructura que oprime al hombre, que limita su libertad, que pone barreras a su dignidad y atenta contra su integridad fsica y moral.
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Hay que repartir el poder, sta es una exigencia revolucionaria. Tenemos que desarrollar y aplicar una sociedad nueva: la sociedad sindical, aquella sociedad en que el hombre sea el eje y centro del sistema. En la persona, aquellas responsabilidades que le corresponda acaparar. Cualquiera que aspire a redimir al hombre no puede pensar en el Estado moderno, el hombre y ese Estado son incompatibles. Alzamos el dogma del hombre como bandera revolucionaria. La misin de la revolucin es la recuperacin de la vida humana frente al poder. Hay que imaginar un sistema en que gobernacin, legislacin y justicia nazcan y se agoten en el propio hombre. Tenemos que lograr que el hombre impere en su propio destino, gestionando sus asuntos donde le es natural, en su barrio, en su familia, en su Ayuntamiento, en su empresa... El problema de nuestra generacin es que se le ha prohibido ser rebelde, que se le ha prohibido ser original, que se le ha prohibido ser revolucionaria, que se le ha prohibido vivir con otros esquemas de conducta que no sean los del orden establecido. Algn da se darn cuenta los censores y los ladrones de la libertad que para hacer una revolucin nunca se ha pedido permiso. Sern los jvenes los que den el paso que d dos vueltas, definitivamente, a la llave de esta era que no cont para nada con ellos, si no fue para aupar a la poltrona del poder a oportunistas sin escrpulos o para tener carne de can fresca y abundante. El futuro est en los jvenes y no en las urnas. Pero cuidado!, esta frase puede ser peligrosamente mal interpretada. Los jvenes no son los hombres y mujeres del maana como se ha dicho siempre para negarles todo protagonismo en el presente. La juventud reclama su puesto de responsabilidad hoy para triunfar maana. Por una sociedad joven. Por una sociedad de hombres libres. No pedimos a los jvenes que vengan a nuestras filas invocando la salvacin de un sistema que naci muerto. Tan slo queremos que piensen por s mismos y no a travs de los coladores y depuradoras del sistema. Todo lo dems se dar por aadidura.
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