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Emma León

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Emma len

Al hablar de relaciones sociales, tanto para el sentido lego como para el cientfico, se da por sentado que en stas siempre existe un otro, es decir, un ser humano, un organismo vivo; el cual tiene una esencia o unos rasgos caractersticos que definen su hombreidad. Zubiri dice que dichos rasgos son notas1, es decir, lo que es De suyo2 a la cosa; y stas son: el vivir, el sentir, el vivir, la inteligencia, el sentir y la inteligencia sentiente; notas que hacen que Zubiri defina el hombre como una una sustantividad psico-orgnica3. Sin embargo, entre estas sustantividades, es decir, entre los seres humanos, hay diferencias. Zubiri acota que de dichas diferencias hay que hacer una observacin, a saber, que los dems no son simplemente diferentes. Son algo distinto: los dems son diversos. Son diferentes pero dentro del mismo phylum, esto es, dentro de la misma especie. Los diversos son diferentes, pero dentro de la misma versin: son di-versos: es la diversidad. Diversidad es diferencia dentro de la misma versin. Un perro y un hombre son ciertamente diferentes en el sentido de que el uno no es el otro, pero son diversos? No lo son porque su versin es distinta. Son diversos dos hombres entre s. Un perro y un hombre son diferentes pero no diversos. La diversidad no es una distincin tan slo numrica y cualitativa sino distincin dentro de la misma especie. Y como los hombres son animales de realidades, resulta que el diverso de m no es solamente que tenga otros caracteres, sino que es otro animal de realidades. Este momento de realidad es esencial; sin l no habra diversidad humana de una manera expresa y formal. El hombre es de suyo un animal diverso en el sentido de que perteneciendo a una misma especie sin embargo constituye por su momento de realidad otra realidad, pero otra dentro de la misma especie de realidad4 cuando se habla del Otro, como ser humano, se concibe por lo general que hay diferencias, sin embargo, en este texto concebimos al ser humano

Zubiri en su teora el Hombre y Dios, para explicar qu es el hombre define en primera instancia el concepto de realidad. Segn l, ttodo lo real est constituido por ciertas notas, concepto que
emplea para sustituir el concepto de propiedadespiedades, por que el de notas tiene una doble ventaja para designar unitariamente dos momentos de la cosa. Por un lado la nota pertenece a la cosa; por otro, notifica lo que la cosa es segn esta nota. As, argumenta, el calor es una nota de la cosa y al mismo tiempo notifica lo que segn esta nota es la cosa. Entiendo por realidad de algo el que estas notas pertenezcan a la cosa de suyo, es decir, que no sean tan slo signos de respuesta. Realidad significa formalidad, Todas las notas, adems de un contenido propio y de su propia existencia, tienen una formalidad de alteridad distinta segn sea el aprehensor. Para el animal la formalidad de lo aprehendido es mera estimulidad; para el hombre lo aprehendido es de suyo, es realidad. Toda nota es en la cosa una nota-de. De qu? De todas las dems. Estas notas de una cosa real son de dos tipos: unas se deben a la actuacin de unas cosas sobre otras. Son las que llamo notas adventicias. Pero hay otras que no proceden de esta actuacin sino que pertenecen a la cosa por lo que sta es ya de suyo. Son sus notas. Por esta razn las llamo notas formales. Este carcter de su constituye el modo propio como esta cosa es una. La unidad est moralizada en cada cosa.
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ZUBIRI, X. (19 84). El hombre y Dios, Madrid: Alianza. Primera edicin P. 11.. ZUBIRI, X. (19 84). El hombre y Dios, Madrid: Alianza. Primera edicin P. 23 ZUBIRI, X. (19 84). El hombre y Dios, Madrid: Alianza. Primera edicin P. 35

como diverso; diversidad que establece una demacracin5, limites o como dice Sabido fronteras; la frontera tiene una caracterstica fundamental demarca, circunscribe, divide y delimita: ella incluye y excluye, identifica lo que est a dentro y lo que se encuentra a fuera, separa al Nosotros de lo ajeno y se extiende al peligroso terreno de la <<no perteneca>>. La frontera, como escenario de reglamentacin y de orden, marca el fin de una zona segura y el principio de otra, quiz incierta. Es un muro contradictoriamente real y ficticio, un artificio, un mito, y a la vez una realidad prosaica, una cotidianidad violenta que establece imaginarios y concretos. 6 (2009). Segn el Diccionario de Corominas, la palabra extrao proviene del latn extraneus, que significa: exterior, ajeno, extranjero. sta es una palabra derivada del prefijo extra, que significa <<fuera de>>. Para Bernhard Waldenfels, citado por Olga Sabido, Lo extrao est emparentado con lo no familiar,7. Definir lo extrao, entonces requiere dirigirnos hacia aquello que lo hace posible. En este caso aquello que lo niega, a saber, lo familiar; lo propio (dem). Bajo su contraste (dem) puede distinguiere entre lo extrao (Fremdes) y lo de ndole extraa (Fremdartiges). En el caso de los primero se alude a los contenidos y campos de experiencia contrarios a lo propio: <<Propiedad>> se entiende aqu en sentido amplio
como pertenencia, confiabilidad, disponibilidad, lo extrao significa todo aquello que no pertenece al mundo familiar: trtese de la aparicin repentina de una enfermedad (extraa al cuerpo), la sudadera que alguien dejada en un bao pblico o cualquier otra cosa que no pertenece al mbito de lo que me es accesible, confiable, disponible. En la misma lnea significa aquello que es propio, en tanto que perteneca pero tambin en el sentido de adecuado, convincente, apropiado, correcto. Por otra parte, lo de ndole extraa: Se refiere a estructuras de experiencia y a rdenes de la experiencia. Y as eso se puede llamar <<extrao estructural>> . A ello corresponde el caso de un idioma, lo que no slo es desconocido sino incomprensible. Lo de ndole extraa presupone una forma determinada de normalidad, que separa lo de ndole 9 extraa como anomala sea como sea, la conversin de otro en extrao conjuga la experiencia
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Sabido, O., Carretero, R. Delagado, M. y Waldman, G. Los rosotros del otro. Reconocimiento , invencin y borramiento de la alteridsad., Edirtorial Anthropos. 2009. Barcelona. Piemera edicin.
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Waldenfels, B. (1992) Respuesta a lo ajeno: sobre la realcin entre la cultura propia y la ajena, Revista de filosfia d ela Universidad de Costsata Rica , XXX (71) p. 1-6. Citado por : Sabido, O., Carretero, R. Delagado, M. y Waldman, G. Los rosotros del otro. Reconocimiento , invencin y borramiento de la alteridsad., Edirtorial Anthropos. 2009. Barcelona. Piemera edicin. P. 28
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Waldenfels, B. (2001) Mundo familiar y mundo extrao. Problemas d ela intersubjetividad y d ela intercuklturalidad a partir de Edmund Husserl. Ideas y valores , numero 16, agosto p. 119-131 Citado por : Sabido, O., Carretero, R. Delagado, M. y Waldman, G. Los rosotros del otro. Reconocimiento , invencin y borramiento de la alteridsad., Edirtorial Anthropos. 2009. Barcelona. Piemera edicin. P. 28

Waldenfels, B. (2001) Mundo familiar y mundo extrao. Problemas d ela intersubjetividad y d ela intercuklturalidad a partir de Edmund Husserl. Ideas y valores , numero 16, agosto p. 119-131 Citado por : Sabido, O., Carretero, R. Delagado, M. y Waldman, G. Los rosotros del otro. Reconocimiento , invencin y borramiento de la alteridsad., Edirtorial Anthropos. 2009. Barcelona. Piemera edicin. P. 28

subjetiva con ciertos mecanismos de construccin social, segn determinado mbito u <<horizonte de familiaridad >> donde el mundo aparece como algo accesible, confiable y disponible. Alfred Schtz nos hace saber que cada objeto aparece en este horizonte y que, por ello, conocemos prcticamente el mundo, pues ste nos es dado por un acervo de conocimiento incuestionado que se dispara en cada nuevo aviso (1974, p. 107). El <<horizonte de familiaridad >> nos es otra cosa q ue el conjunto de marcos interpretativos con los que se nos da el 10 mundo Bajo es te rgimen interpretativo el extrao es to do aquel que no pertenece a determinado <<orden de familiaridad>>, sea ste cultural, etario, de gnero, estatus, tnico, religioso, econmico, o definido en in situ. Su papel nada tiene de inocente ya que tiene efectos dominantes: para decirlo con Bourdeu , se configuran las formas de visin y divisin del mundo que han sido forjadas e incorporadas histricamente, de manera que quien no coincide con tales esquemas de sentido puede ser considerado no slo extrao sino malo, peor, impuro, peligroso, incomodo o sospechoso. El extrao o los extraos son solo maneras en las que 11 alguien o algunos salen fuera del orden y del horizonte de una familiaridad determinada. 12 no hay extraos en s, sino extraos para alguien Lo anterior tambin significa que varan las relaciones ante aquel o aquellos que no son pertenecientes a marcos familiares de sentido. el extrao puede ser considerado como un enemigo y no necesariamente proveniente del exterior : enemigo interno que, como los pobres, desequilibran con sus presencia el orden confiable y la seguridad. Tambin, puede provocar comportamientos indiferentes e indolentes- hacer como que no <<se leve>>, generar el diseo de estrategias de entendimiento o asimilacin, si de pautas 13 culturales se trata. EMERGENCIA DEL EXTRAO El extrao no es una propiedad no depende de atributos inherentes a un individuo o grupo- en particular sino una relacin que implica movimiento, jerarquas y contingencia. Es una 14 construccin social, consiste en ubicarse y ser ubicado en una posicin determinada. el extrao es algo arbitrario, pues no est contenido en ninguna realidad. Depende de un juego de posiciones, en ltima instancia, de las relaciones que entablan las personas. En consecuencia, dada esta condicin relacional no cabe sustentacin alguna de aquello que llamamos <<Otro>>, pues no vemos ni tratamos con abstracciones generales sino con personas particulares socialmente diferenciadas, en las que no slo anidan elementos simblicos o

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ideacinales sino la propia corporalidad El extrao, entonces, es una <<forma social>>, una forma particular de ser con otros , cuyo contenido puede provenir de todo tipo de condiciones (genero, edad, estatus, clase social o religin, entre muchas otras posibles) Repetimos no son las personas las que por atributos propios se ubican como extraas , sino una determinada relacin 16 la que las colca en tal posicin. Como toda forma social su lugar es, sin duda, el <<orden de la interaccin >> , entendiendo por tal <<[aqul] que se da exclusivamente en las situaciones sociales , es decir, en las que dos o ms individuos se hallan en presencia de sus respuestas 17 fsicas respectivas (Goffman, 1991: 173 ) Dentro de este orden siempre se trata de ubicar al Otro de responder a qu categora pertenece y en ese sentido se le da un lugar. Cada sociedad 18 establece sus propios medios para categorizar a las personas (1998 , p.11), para ubicarlas en un determinado lugar y para establecer expectativas de su comportamiento, as como para 19 evaluarlas. As la emergencia del extrao adquiere presencia y realidad cuando se 20 establece el contacto o se est prximo a alguien o algunos con l os que se relaciona. Queda claro entonces, que << el extrao >> slo es posible en tanto que exista proximidad entre ste , motivo de tal designacin, y aquel o aquellos que as lo definen: es quien est cerca o respecto de aquellos con quien se tiene contacto. Los habitantes de Siria deca Simmel_ no son extraos, sino desconocidos. El extrao, entonces, est cerca porque aparece en la experiencia de seres humanos que interactan; pero est lejos porque no coincide con el horizonte y orden de lo familiar desde el cual se da sentido a la realidad. En tal textura algo o alguien es extrao porque ha entrado en el <<mundo de vida>> de otro, quiera lo o no, ocasionando una ruptura de sentido con lo que se considera natural, lgico y bueno. Sin embargo, lo anterior no explica por qu muchas veces a tal posicin se le coloca una condicin
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Goffman, E. (1991) Los momentos y suis hombres. Textos seleccionados y presentados por Yves Winkin, Barcelona, paidos. Citado por Sabido, O., Carretero, R. Delagado, M. y Waldman, G. Los rosotros del otro. Reconocimiento , invencin y borramiento de la alteridsad., Edirtorial Anthropos. 2009. Barcelona. Piemera edicin. P. 35

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Goffman, E. (1999) Estigma. La identidad deterioridad. Buenos Aires , AmorrortuCitado por Sabido, O., Carretero, R. Delagado, M. y Waldman, G. Los rosotros del otro. Reconocimiento , invencin y borramiento de la alteridsad., Edirtorial Anthropos. 2009. Barcelona. Piemera edicin. P. 35

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de negatividad, es decir, de negacin y desprecio. Pareciera que falta un ingrediente ms en 21 esta relacin, a saber, carcter asimtrico. Existen muchas posibilidad desde considerar y experimentar la extraeza d de los otros: atraccin, respeto, indiferencia o aversin. Pero lo cierto es que ella se encuentra marcada por relaciones desiguales, generalmente de carcter negativo. El trastrocamiento del horizonte y orden familiar -y de los criterios de pertenencia y comunicacin respeto a la interpretacin del mundo no es la nica razn para que, en esta forma particular de <<ser con otros>>, los 22 <<otros>> sean despreciados y desvalorizados Es en este punto donde vale recordar que toda categorizacin supone al mismo tiempo un aspecto cognitivo, emocional y evaluativo (Parsons 1968). No hay duda que las relaciones de dominacin y subalternidad traspasan tales procesos de apreciacin y valoracin y que, en este marco, las mismas nominaciones para los extraos cambian segn sean clasificados y posicionados dentro de relaciones de poder asimtricas 23 (econmicas, polticas y culturales) Len nos dice que todas <<las palabras tienen filo, son adherentes, definen y ubican a cada cosa nombrada en reinos de perteneca y de identidad 24 valorativa (2005: 77) Las denominaciones y asignaciones desventajosas sobre los extraos 25 son expresin de posiciones subalternas o marginales frente a lo establecido (Elias 1998) Por otro lado, queda claro que ninguna realidad colocada fuera de cualquier eje de perteneca es neutra en el plano de los afectos, ni estos presentan un rostro homogneo para todo el mundo. La negatividad puede tener gradaciones en tanto que no es lo mismo despreciar a los extraos y en ese sentido desvalorizarlos, que odiarlos y temerles; es distinto evadirlos por la irritacin que ellos provocan, que aquellas ocasiones destinadas a su aniquilacin y destruccin. 26

La construccin del extrao, entonces, implica el modo como las estructuras de familiaridad se incardinan y forman parte no solo del mbito hermenutico sino de las diferencias entre ordenes sensibles. La familiaridad supone un <<saber social>> condensado en la misma corporeidad, particularmente en los sentidos corporales, donde las jerarquas sociales ( desprecios y

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Leon, E. (2005) Sentido Ajeno. Competencias ontolgicas de encuentro de dos mundos , Mexico , instituto de Investigaciones Historicas. Unamm. Citado por Sabido, O., Carretero, R. Delagado, M. y Waldman, G. Los rosotros del otro. Reconocimiento , invencin y borramiento de la alteridsad., Edirtorial Anthropos. 2009. Barcelona. Piemera edicin. P. 36
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desvalorizaciones) operan a trastienda de las conciencias de los agentes. En suma, la forma de 27 <<ser con los otros>> es de hecho una forma de <<ser sensibles con ellos>>

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