Sagan, Carl - Ciencia Ficcion
Sagan, Carl - Ciencia Ficcion
Sagan, Carl - Ciencia Ficcion
Carl Sagan
El OJO del poeta, girando en media de su arrobamiento, pasea sus miradas del cielo a la tierra y de la tierra al cielo; y como la imaginacin produce formas de cosas desconocidas. la pluma del poeta las disea y da nombre y habitacin a cosas etreas quo no son nada.
WILLIAM SHAKESPEARE Sueo
Cuando tenia diez anos, decid -desconociendo casi por completo la dicultad del problema- que el universo estaba lleno. Haba demasiados lugares para que este fuese el nico planeta habitado. Y a juzgar por la variedad de formas de vida en la Tierra (los rboles resultaban bastante distintos de la mayora de mis amigos), pens que la vida en otras partes deba ser muy distinta. Me esforc por imaginar como podra ser la vida, pero a pesar de todos mis esfuerzos, siempre pens en algn tipo de quimera terrestre, en alguna variedad de plantas y animales existentes. Por aquella poca, conoc, gracias a un amigo, las novelas sobre Marte de Edgar Rice Burroughs. No haba pensado mucho en Marte hasta entonces, pero, a travs de las aventuras de John Carter, se me presentaba un mundo extraterrestre habitado, sorprendentemente variado: antiguas profundidades marinas, estaciones
Nota: Este artculo corresponde al capitulo 9 del libro El Cerebro de Broca, de Carl Sagan.
de bombeo en grandes canales y una multiplicidad de seres, algunos de ellos exticos, como por ejemplo las bestias de carga de ocho patas. La lectura de estas novelas resultaba estimulante. En un principio. Luego, poco a poco, empezaron a surgir las dudas. La sorpresa de la trama de la primera novela sobre John Carter que le dependa de su olvido de que el ao es mas largo en Marte que en la Tierra. Pero a m me pareci que cuando se va a otro planeta, una de las primeras cosas que se hacen es la de enterarse de la duracin del da y del ao. (Incidentalmente, no recuerdo que Carter mencionase el notable hecho de que el da marciano es casi tan largo como el da terrestre. Es como si esperase que se reprodujesen las caractersticas habituales de su planeta natal en cualquier otro sitio.) Haba tambin otras observaciones menores en un principio sorprendentes, pero que tras una serena reexin resultaban decepcionantes. Por ejemplo. Burroughs comenta de pasada que en Marte existen dos colores primarios mas que en la Tierra. Estuve muchos minutos con los ojos fuertemente cerrados, concentrndome en un nuevo color primario. Pero siempre seria un marrn oscuro parecido al de las pasas. Cmo poda haber otro color primario en Marte y mucho menos dos? Qu era un color primario? Era algo que tenia que ver con la fsica o con la psicologa? Decid que Burroughs poda no saber de que estaba hablando, pero que consegua hacer reexionar a sus lectores. Y en los numerosos captulos en los que no haba mucho que pensar, haba afortunadamente, en cambio, enemigos malignos y arrojados espadachines -mas que sucientes para mantener el inters de un ciudadano de diez anos en un verano de Brooklyn. Un ao ms tarde, por pura casualidad, di con una revista titulada Astounding Science Fiction en una tienda del barrio. Una rpida ojeada a la portada y al interior me hicieron saber que era lo que haba estado buscando. No sin esfuerzo junte el dinero para pagarla, la abr al azar, me sent en un banco a menos de diez metros de la tienda y le mi primer cuento moderno de ciencia ccin, Pete puede arreglarlo, por Raymond F. Jones, una agradable historia de viajes a travs del tiempo despus del holocausto de una guerra nuclear. Haba odo hablar de la bomba atmica -recuerdo que un amigo mo me explic muy excitado que estaba compuesta de tomos- pero fue la primera vez que se me plantearon las
implicaciones sociales del desarrollo de las armas nucleares. Me hizo pensar. Pero el pequeo aparato que el mecnico Pete colocaba en los automviles de sus clientes de forma que pudiesen realizar breves viajes admonitorios por el reino del futuro, en que consista? Cmo estaba fabricado? Cmo se poda penetrar en el futuro y luego regresar? Si Raymond F. Jones lo saba, no lo estaba diciendo. Me sent atrapado. Cada mes esperaba impacientemente la salida de Astounding. Le a Julio Verne y a H. G. Wells, le de cabo a rabo las dos primeras antologas de ciencia ccin que pude encontrar, rellen chas, parecidas a las que rellenaba para los juegos de bisbol, sobre la calidad de las historias que lea. Muchas de ellas tenan mucho mrito al plantear cuestiones interesantes, pero muy poco a la hora de responderlas. Hay una parte de m que todava tiene diez aos. Pero en conjunto soy mayor. Mis facultades criticas y tal vez tambin mis preferencias literarias han mejorado. Al releer la obra de L. Ron Hubbard titulada The End Is Not Yet, que le por primera vez cuando tenia catorce anos, quede tan sorprendido de lo mucho peor que era respecto a lo que recordaba, que me plantee seriamente la posibilidad de que existiesen dos novelas con el mismo titulo y del mismo autor, pero de calidad totalmente distinta. Ya no consigo mantener esa aceptacin crdula que haba tenido. En Neutron Star de Larry Niven, la trama gira alrededor de las sorprendentes fuerzas atractivas ejercidas por un poderoso campo magntico. Pero nos vemos obligados a admitir que dentro de cientos o miles de anos, en la poca de un vuelo interestelar casual, esas fuerzas atractivas han sido olvidadas. Nos vemos obligados a admitir que la primera exploracin de una estrella de neutrones la lleva a cabo un vehculo espacial tripulado y no un vehculo espacial instrumental. Se nos pide demasiado. En una novela de ideas, las ideas han de funcionar. Sent el mismo desasosiego muchos aos antes, al leer la descripcin de Verne a propsito de que la ingravidez en un viaje lunar solo se produca en el punto del espacio en el que las fuerzas gravitatorias de la Tierra y la Luna se anulaban y con el invento de Wells de un mineral antigravitatorio llamado cavorita. Por que exista un ln de cavorita en la Tierra? Por que no se precipit en el espacio
hace muchos aos? En la pelcula de ciencia ccin, sobresaliente desde el punto de vista tcnico, que lleva por titulo Silent Running, de Douglas Trumbull, se mueren los rboles en amplios y cerrados sistemas ecolgicos espaciales. Tras semanas de mprobos trabajos y de una interminable bsqueda en los manuales de botnica, se da con la solucin: resulta ser que las plantas necesitan luz solar. Los personajes de Trumbull son capaces de construir ciudades interplanetarias, pero han olvidado la ley del inverso del cuadrado. Estaba dispuesto a pasar por alto la caracterizacin de los anillos de Saturno como gases coloreados al pastel, pero eso no. Tuve la misma impresin con la pelcula Star Trek, aunque reconozco que presupone una gran maestra; algunos amigos juiciosos me han apuntado que debo considerarla alegricamente y no literalmente. Pero cuando los astronautas procedentes de la Tierra llegan a un planeta muy alejado y encuentran all seres humanos en pleno conicto entre dos superpotencias nucleares -que se denominan Yangs y Corns, o sus equivalentes fonticos- la suspensin de la incredulidad se desmorona. En una sociedad terrestre global dentro de siglos y siglos, los ociales de la nave son embarazosamente Anglo-Americanos. Tan solo dos de los doce o quince vehculos interestelares tienen nombres no ingleses, Kongo y Potemkin (por que no Aurora?}. Y la idea de un cruce fructfero entre un Vulcano y un terrestre deja por completo de lado la biologa molecular que conocemos. (Como he hecho observar en algn otro momento, ese cruce tiene tantas probabilidades de xito como el cruce entre un hombre y una petunia.) Segn Harlan Ellison, incluso esas novedades biolgicas menores como las orejas puntiagudas de Mr. Spock y sus cejas indisciplinadas eran consideradas excesivamente atrevidas por los promotores de la pelcula; estas enormes diferencias entre Vulcanos y humanos s1o iban a confundir al pblico, pensaban, y se intent eliminar todas las caractersticas que supusiesen singularidades siolgicas de los Vulcanos. Se me plantean problemas parecidos en aquellas pelculas en las que animales conocidos, aunque ligeramente modicados -araas de diez metros de altura- amenazan ciudades terrestres: dado que los insectos y los arcnidos respiran por difusin, esos merodeadores moriran por asxia antes de poder destrozar una ciudad.
Creo que dispongo de las mismas ansias de lo maravilloso que cuando tena diez anos. Pero desde entonces he aprendido algo acerca de cmo esta organizado el mundo. La ciencia ccin me ha llevado a la ciencia. Encuentro la ciencia ms sutil, mas complicada y ms aterradora que gran parte de la ciencia ccin. Basta con tener presentes algunos de los descubrimientos cientcos de las ultimas dcadas: que Marte esta cubierto por antiguos ros secos; que los monos pueden aprender lenguajes de centenares de palabras, comprender conceptos abstractos y construir nuevos usos gramaticales; que existen partculas que atraviesan sin esfuerzo toda la Tierra de forma que hay tantas que emergen por debajo de nuestros pies como las que caen desde el cielo; que en la constelacin del Cisne hay una estrella doble, uno de cuyos componentes posee una aceleracin gravitacional tan elevada que la luz es incapaz de escaparse de l: puede resplandecer por dentro a causa de la radiacin, pero resulta invisible desde el exterior. Frente a todo esto, muchas de las ideas corrientes de la ciencia ccin palidecen, en mi opinin, al intentar compararlas. Considero que la relativa ausencia de estos hechos y las distorsiones del pensamiento cientco que se dan a veces en la ciencia ccin son oportunidades perdidas. La ciencia real puede ser un punto de partida hacia la ccin excitante y estimulante tan bueno como la ciencia falsa, y considero importante aprovechar las oportunidades que permitan introducir las ideas cientcas en una civilizacin que se basa en la ciencia pero que no hace prcticamente nada para que esta sea entendida. Pero lo mejor de la ciencia ccin sigue siendo muy bueno. Hay historias tan sabiamente construidas, tan ricas al ajustar detalles de una sociedad desconocida, que me superan antes de tener ocasin de ser crtico. Entre esas historias hay que citar The Door into Summer de Robert Heinlein, The Stars My Destination y The Demolished Man de Alfred Bester, Time and Again de Jack Finney, Dune de Frank Herbert y A Canticle for Leibowitz de Walter M. Miller. Las ideas contenidas en esos libros hacen pensar. Los aportes de Heinlein sobre la posibilidad y la utilidad social de los robots domsticos soportan perfectamente el paso de los aos. Las aportaciones a la ecologa terrestre proporcionadas por hipotticas ecologas extraterrestres, como ocurre en Dune, constituyen, en mi opinin, un importante servicio social. En He Who Shrank, Harry Hasse presenta una fascinante especulacin cosmolgica que ha sido reconsiderada seriamente en la actualidad,
la idea de un regreso innito de los universos, en el cual cada una de nuestras partculas elementales es un universo de nivel inferior y en el cual nosotros somos una partcula elemental en el siguiente universo superior. Pocas novelas de ciencia ccin combinan tan extraordinariamente bien una profunda sensibilidad humana con un tema habitual de esta especialidad. Pienso, por ejemplo, en Rogue Moon de Algis Budrys y en muchas de las obras de Ray Bradbury y Theodore Sturgeon por ejemplo. To Here and the Easel, de ste ltimo, novela en la cual se describe la esquizofrenia vista desde dentro y constituye una sugerente introduccin al Orlando Furioso de Ariosto. El astrnomo Robert S. Richardson escribi una sutil historia de ciencia ccin sobre el origen de la creacin continua de los rayos csmicos. La historia Breathes There a Man de Isaac Asimov proporciona una serie de penetrantes observaciones sobre la tensin emocional y el sentido de aislamiento de algunos de los ms importantes cientcos tericos. La obra de Arthur C. Clarke The Nine Billion Names of God inici a muchos lectores occidentales a una intrigante especulacin sobre las religiones orientales. Una de las cualidades de la ciencia ccin es la de poder transmitir fragmentos, sugerencias y frases de conocimientos desconocidos o inaccesibles al lector, And He Built a Crooked House de Heinlein posiblemente fuese para muchos lectores la primera introducci6n a la geometra tetradimensional con alguna posibilidad de ser entendida. En un trabajo de ciencia ccin reciente se presentan las matemticas del ultimo intento de Einstein en tomo a la teora del campo unicado; en otro se expone una importante ecuacin relativa a la gentica de poblaciones. Los robots de Asimov eran positrnicos, porque se acababa de descubrir el positrn. Asimov nunca explic como los positrones hacan funcionar los robots, pero sus lectores oyeron hablar de positrones. Los robots rodomagneticos de Jack Williamson funcionaban con rutenio, rodio y paladio, constituyentes del Grupo VII de los metales en la tabla peridica tras el hierro, el nquel y el cobalto. Se sugiri una analoga con el ferromagnetismo. Supongo que en la actualidad hay robots de ciencia ccin en los que intervienen los quarks o el encanto y que proporcionan una breve puerta de entrada verdad al excitante mundo de la fsica contempornea de las partculas elementales. Lest
Darkness Fall, de Sprague de Camp, es una excelente introduccin a Roma en la poca de la invasin gtica y la serie de Foundation, de Asimov, aunque no se explique en los libros, constituye un resumen muy til de una parte de la dinmica del ya lejano Imperio Romano. Las historias de viajes a travs del tiempo -por ejemplo, en los las notables ensayos de Heinlein, All You Zombies, By His Kootstraps y The Door into Summer- fuerzan al lector a contemplar la naturaleza de la causalidad y el devenir del tiempo. Son libros sobre los que se reexiona mientras el agua va llenando la baera o mientras se pasea por los bosques tras una primera nevada de invierno. Otra de las grandes cualidades de la moderna ciencia ccin reside en algunas de las formas artsticas que pone de maniesto. Llegar a tener una imagen mental de como debe ser la supercie de otro planeta ya es algo, pero examinar cualquiera de las pinturas meticulosas de la misma escena debidas a Chesley Bonestell en su primera poca es algo muy distinto. El sentido del maravilloso mundo astronmico es esplndidamente plasmado por algunos de los mejores artistas contemporneos: Don Davis, Jon Lomberg, Rick Sternbach, Robert McCall. Y en el verso de Diane Ackerman puede entreverse el anuncio de una poesa astronmica madura, plenamente en sintona con los temas habituales de la ciencia ccin. Las ideas de la ciencia ccin se presentan en la actualidad de muy diversas maneras. Tenemos los escritores de ciencia ccin como Isaac Asimov y Arthur C. Clarke, capaces de proporcionar resmenes convincentes y brillantes en forma no cticia de muchos aspectos de la ciencia y la sociedad. Algunos cientcos contemporneos han llegado a un publico mas amplio a travs de la ciencia ccin. Por ejemplo, en la interesante novela The Listeners, de James Gunn, se encuentra el siguiente comentario enunciado hace cincuenta aos sobre mi colega, el astrnomo Frank Drake: Drake! Qu es lo que sabia?. Pues result que mucho. Tambin encontramos verdadera ciencia ccin disfrazada de hechos en una vasta proliferacin de escritos y sistemas y organizaciones de creyentes pseudocienticos. Un escritor de ciencia cci6n, L. Ron Hubbard, ha fundado un culto con no poca aceptaci6n llamado Cientologia, inventado, segn me han referido, en una sola
noche tras una apuesta, segn la cual tenia que hacer lo mismo que Freud, inventar una religin y ganarse la vida con ella. Las ideas clsicas de la ciencia ccin han quedado institucionalizadas en los objetos voladores no identicados y en los sistemas que creen en astronautas en la antigedad -aunque tengo reparos al no asegurar que Stanley Weinbaum (en The Valley of Dreams) lo hizo mejor, y antes, que Erich von Daniken R. De Witt en Within the Pyramid consigue anticiparse tanto a von Daniken como a Velikovsky y ofrecer una hiptesis del supuesto origen extraterrestre de las pirmides ms coherente que la que puede encontrarse en cualquier escrito sobre antiguos astronautas y piramidologia-. En Wine of the Dreamers, John D. MacDonald (un autor de ciencia ccin actualmente convertido en uno de los escritores contemporneos de serie negra mas interesantes) escriba: y existen indicios, en la mitologa terrestre..., de grandes naves y carros que cruzaban el cielo. La historia Fare well to the Master, escrita por Harry Bates, se convirti en una pelcula titulada The Day the Earth Stood Still (que dej de lado el elemento esencial del argumento, a saber que quien tripulaba el vehculo extraterrestre era el robot y no el ser humano). La pelcula, con sus imgenes de un platillo volante sobre el cielo de Washington, jug un papel importante, en opinin de ciertos investigadores conocidos, en la oleada de OVNIs sobre Washington D.C. en 1952, justamente posterior al estreno de la pelcula. Muchas novelas populares actuales del gnero de espionaje, por la frivolidad de sus descripciones y la poca consistencia de sus argumentos, resultan calcadas de aquella ciencia ccin supercial de los anos 30 y 40. La interrelacin entre ciencia y ciencia ccin produce resultados curiosos algunas veces. No siempre queda claro si la vida imita al arte o si ocurre al revs. For ejemplo, Kurt Vonnegut, Jr., ha escrito una soberbia novela epistemolgica, The Sirens of Titan, en la que se postula un medio ambiente no globalmente adverso en la luna mayor de Satumo. Cuando en los ltimos aos diversos cientcos, entre los que me incluyo, hemos presentado indicios de que Titn posee una atmsfera densa y, posiblemente, temperaturas superiores a las esperadas, muchas personas me hicieron comentarios sobre la presencia de Kurt Vonnegut. Pero Vonnegut era graduado en fsica por la Universidad de Comell y,
por tanto, poda conocer los ltimos descubrimientos astronmicos. (Muchos de los mejores escritores de ciencia ccin tienen una base de ingeniera o de ciencia, como por ejemplo Paul Anderson, Isaac Asimov, Arthur C. Clarke, Hal Clement y Robert Heinlein.). En 1944, se descubri una atmsfera de metano en Titn, el primer satlite del sistema solar del que se supo que tena atmsfera. Tanto en este, como en muchos otros casos, el arte imita a la vida. El problema ha sido que nuestra comprensin de los dems planetas ha variado ms rpidamente que las representaciones que de ellos hace la ciencia ccin. La reconfortante zona de penumbra en un Mercurio en rotacin sncrona, un Venus de pantanos y selvas y un Marte infestado de canales son mecanismos clsicos de la ciencia ccin, pero todos ellos se basan en equivocaciones anteriores de los astrnomos planetarios. Las ideas errneas se transcriban elmente en los relatos de ciencia ccin, que eran ledos por muchos de los jvenes que iban a convertirse en la siguiente generacin de astrnomos planetarios -por tanto, estimulando el inters de los jvenes, pero simultneamente dicultando mas la correccin dc las equivocaciones de los mayores-. Pero, al haber variado nuestro conocimiento de los planetas, tambin ha variado el contexto de los correspondientes relatos de ciencia ccin. Ya resulta poco frecuente encontrar relates de ciencia ccin escritos en la actualidad en los que aparezcan campos de algas sobre la supercie de Venus. (Incidentalmente cabe decir que los propagandistas del mito acerca de los contactos con OVNIs se adaptan mas lentamente y todava podemos encontrar historias de platillos volantes procedentes de un Venus habitado por hermosos seres con tnicas blancas, de una especie de cierto Jardn del Edn. Las temperaturas de 900 F existentes en Venus proporcionan una forma de vericar tales relates.) Asimismo, la idea de una curvatura del espacio es un viejo recurso de la ciencia ccin, pero que no naci de ella. Surgi de la Teora General de la Relatividad de Einstein. La relacin entre las descripciones que de Marte hace la ciencia ccin y la exploracin actual del planeta es tan estrecha que, despus de la misin del Mariner 9 a Marte, somos capaces de atribuir a algunos crteres marcianos nombres de personalidades fallecidas del mundo de la ciencia ccin. (Vase el capitulo 11.) As, en Marte hay crteres llamados H. G. Wells, Edgar Rice
Burroughs, Stanley Weinbaum y John W. Campbell, Jr. Estos nombres han sido aprobados ocialmente por la International Astronomical Union. Sin duda alguna, a esos nombres se agregaran los de otras personalidades de la ciencia ccin tan pronto como fallezcan. El enorme inters que despierta la ciencia ccin de los jvenes se reeja en las pelculas, los programas de televisin, los comics y en la demanda de ciencia ccin en la enseanza secundaria y superior. Mi experiencia personal es la de que tales cursos pueden convertirse en interesantes experiencias educativas o en desastres, en funcin de como se programen. Los cursos en los que las lecturas son seleccionadas por los propios estudiantes no les proporcionan la oportunidad de leer lo que no han ledo. Los cursos en los que no se intenta extender la lnea argumental de la ciencia ccin para situar los elementos cientcos adecuados dejan de aprovechar una gran oportunidad educativa. Pero los cursos de ciencia ccin programados adecuadamente, en los que la ciencia o la poltica constituyen un componente integral, tienen en mi opinin una larga y provechosa vida en los planes de estudio. La mayor signicacin de la ciencia ccin para el hombre puede darse en tanto que experimento sobre el futuro, como exploracin de destinos alternativos, como intento de minimizar el choque futuro. Esta es parte de la razn por la cual la ciencia ccin presenta un inters para los jvenes: son ellos quienes vivirn el futuro. Creo rmemente que ninguna sociedad en la Tierra se encuentra bien adaptada para la Tierra de dentro de uno o dos siglos (si somos lo sucientemente prudentes o afortunados para sobrevivir hasta entonces). Necesitamos desesperadamente una exploracin de futuros alternativos, tanto experimentales como conceptuales. Las novelas y los relates de Eric Frank Russell apuntan mucho en este sentido. En ellos, podemos encontrar sistemas econmicos alternativos imaginables o la gran ecacia de una resistencia pasiva unicada ante un poder invasor. En la ciencia ccin moderna, tambin se pueden encontrar sugerencias tiles para llevar a cabo una revolucin en una sociedad tecnolgica muy mecanizada, como en The Moon Is a Harsh Mistress, de Heinlein. Cuando estas ideas se asimilan en la juventud, pueden inuir en el comportamiento adulto. Muchos cientcos que dedican sus esfuerzos a la
10
exploracin del sistema solar (entre los que me incluyo) se orientaron por primera vez hacia ese campo gracias a la ciencia ccin. Y el hecho de que parte de la ciencia ccin no fuese de gran calidad no tiene ninguna importancia. Los jvenes de diez aos no leen la literatura cientca. No se si es factible viajar a travs del tiempo hacia el pasado. Los problemas de causalidad que eso supondra me hacen ser muy escptico. Pero hay gente que piensa en ello. Lo que se llaman lneas temporales cerradas -trayectorias en el espacio-tiempo que permiten viajar a travs del tiempo sin restricciones- aparecen en algunas soluciones de las ecuaciones de campo en la relatividad general. Una pretensin reciente, tal vez errnea, es la de que las lneas temporales aparecen en las proximidades de los grandes cilindros en rotacin rpida. Me pregunto hasta que punto ha inuido la ciencia ccin en los problemas de la relatividad general. De la misma manera, los encuentros de la ciencia ccin con caractersticas culturales alternativas pueden desempear un papel importante en la actualizacin del cambio social fundamental. En toda la historia del mundo, no ha habido ninguna poca como esta en la que se hayan producido tantos cambios signicativos. La predisposicin al cambio, la bsqueda reexiva de futuros alternativos son la clave para la supervivencia de la civilizacin y tal vez de la especie humana. La nuestra es la primera generacin que se ha desarrollado con las ideas de la ciencia ccin. Conozco muchos jvenes que evidentemente se interesaran, pero que no quedaran pasmados, si recibisemos un mensaje procedente de una civilizacin extraterrestre. Ellos ya se han acomodado al futuro. Creo que no es ninguna exageracin decir que, si sobrevivimos, la ciencia ccin habr hecho una contribucin vital a la continuacin y evolucin de nuestra civilizacin.
11