Cartas Sobre Tacna
Cartas Sobre Tacna
Cartas Sobre Tacna
SUMARIO INTRODUCCIN CAPTULO I CARTAS DEL PERIODO DE LA INDEPENDENCIA E INICIO DE LA REPBLICA CAPTULO II CARTAS EN LA GUERRA DEL GUANO Y DEL SALITRE CAPTULO III CARTAS POST CAUTIVERIO DE TACNA
INTRODUCCIN Adolecemos de fuentes de consulta confiables para conocer el pasado de nuestra patria chica. Ello pasa necesariamente por la escasez de libros sobre las ciencias sociales en relacin directa con la regin de Tacna. Pocos libros se estn publicando en los ltimos quinquenios. Para coadyuvar en la solucin de dicho problema publicamos Cartas sobre Tacna, una antologa de misivas histricas, redactadas por personajes que estn vinculados directamente al proceso histrico de Tacna. Los criterios utilizados para la publicacin de las cincuenta y un cartas han sido: Que haya sido redactada en el antiguo departamento de Tacna, cuyo remitente (o receptor) sea un personaje vinculado a la historia de la regin de Tacna. Que la misiva contenga un valor testimonial, literario o histrico Que las fuentes sean confiables, es decir, que provengan de fuentes primarias (manuscritos, impresos publicados en el momento histrico). Las cartas se han ordenado cronolgicamente, se ha actualizado la ortografa. Tacna, agosto del 2013
Carta n- 01 Carta de Francisco Antonio de Zela, al capitn don Antonio de Rivero y Aranibar
Comandancia Militar de la Unin Americana Tacna y 22 de junio de 1811 Seor capitn don Antonio de Rivero y Aranbar. Arica. Muy seor mo y de mi mayor aprecio: Habiendo asumido el mando poltico y militar de este Partido el da 20 de los corrientes, por exigirlo as urgentes circunstancias del momento, el bien general del pueblo y su distrito, los cuales en caso de no pronunciarse por la Patria pudieran ser hostilizados en breve tiempo por las tropas del mando del excelentsimo seor Castelli, que se hallan en activo movimiento desde que se viol escandalosamente, por parte del general Goyeneche, el armisticio pactado, se hace indispensable que vuestra merced se abstenga de todo procedimiento que est en contradiccin con estas ideas y
tienda a perturbar el orden y unin que felizmente se van conservando y consolidando en esta plaza; y que mucho menos, intente vuestra merced recobrar con el auxilio de la fuerza el indicado mando, pues, prescindiendo de que sus esfuerzos seran infructuosos, subsistira el hecho de que le hago responsable desde este momento a nombre del Rey y de la Patria de los funestos resultados que podra traer aparejada una conducta tan poco meditada, pero circunspecta y nada conforme al bien pblico. Espero, antes bien, que penetrada vuestra merced de la fuerza de las razones expuestas contribuir con la ms prudente renuncia, a la unin de todos los pueblos del Partido colocado a mis rdenes. Dios guarde a vuestra merced muchos aos Francisco Antonio de Zela
Carta n- 02 Cuartel general en Chagres, noviembre 05 de 1813 Muy seor mo y apreciadsimo amigo: Desde su magnfico palacio es que contesto a la favorecida de usted, del 25 de noviembre ltimo en que me felicita por nuestra segunda victoria, mucho ms grande todava que la primera bajo de diversos aspectos. Doy a usted expresivas gracias por su fineza, suplicndole excuse repetirlas de oficio porque el corazn se descubre ms bien en la correspondencia familiar, pero ver con gusto su homila que me ofrece usted como no se deja arrastrar en
ella de los impulsos de su pasin en favor de un amigo que en todas estas cosas no ha sido otra cosa que un instrumento de la mano omnipotente y un protegido de la Seora del Carmen, a quienes debe usted dar las gracias por m, y empear en sus fervorosas oraciones para que me continen sus eficaces auxilios para la feliz conclusin de su gran obra. Ya he dicho a usted que le escribo desde su hermoso palacio en que entr ayer sin novedad, dando la preferencia a su amistosa ofrecida sobre todos los motivos que podan inclinarme a habitar otras casas. Ella ha sufrido recientes daos en algunos de sus adornos y muebles a la despedida de los piratas terrestres, pero espero en Dios que sern los ltimos que le hagan. Deseo saber de las resultas de la expedicin de Cochabamba a cuyo buen xito contribuir no poco la presencia y amonestaciones pastorales de usted. Segn noticias se hallaba todava el bribn de Arenales all, aplastando bajo la enorme carga de sus asombrosas depredaciones. Si Juregui se apresura como no dudo lo habra hecho, hay probabilidad que queden stas y l tal vez con ellas. El negocio de Tacna es negocio concluido, pero no se logr la captura del infame Paillardelle que es lstima; la tctica militar de los valientes caudillos de la insurreccin es apearse ante todo de caballos voladores y apostarse luego del alcance de la pelota. Consrvese usted con cabal salud y sin cuidados sobre estas provincias: lograrn de quietud inalterable, como lo ser el afecto que le profesa a usted, su afectsimo, atento y reconocido servidor. Q.S.M.B.
Joaqun de la Pezuela P.D. Nunca debera ser la ida de [usted] con la expedicin, a la vista, sino en una distancia que no aventure su persona en algn caso poco afortunado, sobre lo que Juregui dir a usted lo que conviene a su seguridad. Que hermoso palacio y qu familia tan atenta. Rbrica de Pezuela. Ilustrsimo seor Arzobispo don Ventura Mara de Mojos (3) --(1) En la comunicacin al Cabildo refiere haber sido hasta 1812 amigo de Paillardelle y de Gmez hombres y cristianos. (2) Debi decir el religioso dominico el por qu de esa obligacin de Paillardelle y Gmez hacia su reverencia. (3) La firma de Pezuela con rbrica, la rbrica de la P.D. y la P.D. misma, estn escritas de puo y letra de Pezuela en la carta indita que sirve para este apunte.
Carta n- 03 Carta de Incln a Lizardo Montero (12-10-1879) Tacna, octubre 12 de 1879 Muy apreciado amigo: An no puedo dominar la impresin profunda y desesperante que me ha causado la catstrofe del Huscar, que no debi de perecer de un modo tan fatal, pues si en las peripecias de la guerra uno de los contendores debe triunfar o sucumbir, la razn exige que tales hechos tengan lugar cuando se busca un resultado, contando antes con la posibilidad de llegar a obtenerlo. Obrar de otra manera es aventurar a la casualidad o a la suerte el porvenir de las naciones, olvidando las lecciones de la ciencia militar y de la historia. Tal ha sucedido, amigo mo, con el Huscar que personificaba en la actual guerra las glorias y pericia de nuestra marina. Una imprudencia ha venido a eclipsarlas, cuando an pudo dar mayores glorias a nuestro pabelln. La nica esperanza que an nos queda es que nuestro amigo Grau y algunos de sus compaeros hayan salvado. Este siquiera ser un consuelo. La consternacin en el pas es general y por consecuencia las recriminaciones contra Prado, suponiendo
que oblig a Grau a salir, a pesar de las observaciones que hizo. A Garca lo destrozan atribuyndole no solo cobarda, sino complicidad como mulo de la gloria de Grau, etc. La situacin, amigo mo, no puede ser ms complicada y desesperante, siendo de ello la causa principal el que tengamos en el corazn de este departamento y del de Tarapac un ejrcito aliado, pronto a volvernos las espaldas y a unirse con nuestros enemigos. Tiempo hace ya que muchos jefes y oficiales bolivianos han manifestado en esta tendencia a ese respecto, pero desde la noticia de la prdida del Huscar se han quitado la careta y dicen con empaque que lo que conviene a Bolivia es aceptar las propuestas de Chile y quedarse con esto, etc. A mi juicio si Daza permanece fiel no ser extrao que lo sacrifiquen. Tal es nuestra situacin. Como es de esperarse la fatal noticia habr producido una aterrante conmocin en Lima y en el Congreso. Temo que se tomen medidas extremas e irreflexivas que compliquen ms la situacin. Dios nos salve. Si se adquiere alguna noticia respecto a Grau y compaeros, srvete comunicrmela. Mi situacin general no puede ser ms complicada. Un deber me llama all y otro muy triste y sagrado me obliga a no abandonar a mi seora madre que se halla casi en agona. Deseando se retemple tu nimo para soportar el cmulo de sinsabores que nos rodean soy tuyo, afectsimo y seguro servidor. J. Incln.
Tacna, enero 20 de 1880 Mi ilustre Jefe y digno seor y amigo: Hace cuatro das que la cuarta Divisin, compuesta de los batallones "Victoria" N 6 y "Huscar" N 9, y la quinta Divisin, con los batallones "Granaderos del Cusco" y "Lima", aparte del batalln "Arequipa" N 13, nos encontramos en esta ciudad, y supongo, como los dems, como una medida poltica; pues hay fundadas sospechas de que el enemigo emprender siempre un desembarco en el Morro de Sama o Ite, con un grueso ejrcito, con el fin de tomar Tacna; y que la Escuadra amenazar y tratar de llamar la atencin por mar al puerto de Arica. Si tal cosa sucede, el general Montero tendr que mandar cinco o seis mil hombres a esta ciudad, que unidos a los tres mil bolivianos que no prestan mucha esperanza, resistirn un desigual combate y con probabilidades de no muy buen xito, y con el resultado tristsimo tal vez de perder Arica. Para evitar cualquier emergencia, debiera seor venir cuanto antes a sta, toda la fuerza existente en Arequipa y la Gendarmera de Puno, de manera que Tacna conserve siempre seis mil peruanos y otros seis mil o ms en el puerto de Arica; esta es mi humilde opinin y lo general. Sensible es Excelentsimo seor, que tenga que participarle, que tengamos que luchar contra dos poderosos enemigos: el primero, los especuladores que no desprecian ocasin, sin tener en cuenta la honra de la Patria; y el enemigo chileno, que ya casi lo tenemos encima. Hace das que pblicamente y por la prensa se dice: que no lleg un contingente de dineros en plata sellada, mientras tanto, al Ejrcito se paga y da socorros diarios en papel moneda y niquel, aqu slo se recibe el billete de un sol por 25
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centavos plata, y el niquel por ningn valor. Por qu el general (sic) Montero autoriza esta horrible especulacin? Por qu Excelentsimo seor el coronel La Torre, primer Jefe del batalln "Victoria" N 6, Comandante General de la (cuarta?) Divisin y Jefe del Estado Mayor General del Ejrcito, investido de tres poderes, se desentiende o se hace el sordo? Preciso es decirlo seor, porque son los primeros que lucran y sacan partidos de esta situacin porque procuran desesperar a la tropa y oficiales; nada puede hacer el soldado con cincuenta centavos en billete de socorros diarios, quedando as reducidos a diez soles plata el de subteniente, doce soles el de teniente y as sucesivamente. Es necesario seor, que su mano regeneradora se haga sentir hasta estos lugares, y precisamente aqu, en este ejrcito, que es el de vanguardia, y que pronto medir sus armas con el enemigo. Es preciso, que los negociantes, cobardes y traidores a la Patria, salgan de los puestos que hoy ocupan y marchen a Lima; que se cumpla su deseo de la reforma de arriba para abajo; si no hay jefes dignos para desempear los puestos, hay paisanos, hay subalternos Seor, una palabra que usted cambiar por completo la faz, de hombres oscuros, saldrn grandes capitanes y hombres conspicuos para los puestos Excelentsimo seor. Como le he indicado en mis cartas anteriores, es urgente cambiar el personal, de los actuales jefes, en general, de todos; primero porque es muy posible que traicionen tarde o temprano a vuestra Excelencia, segundo, por cobardes, como lo han demostrado y probado en San Francisco, como pblicamente lo pregonan los oficiales subalternos de los distintos cuerpos; y tercero, por ineptos y especuladores, pues segn la calma y la tranquilidad ms pasmosa que vemos, no podemos menos que creer que nos hallamos en plena paz, o que tienen algn plan inicuo.
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Hace un mes Excelentsimo seor, que nada sabemos de Lima, ni de vuestra Excelencia, y con razn, nos hallamos alarmados, pues la incertidumbre nos mata. A veces creemos que intencionalmente se interceptan nuestras comunicaciones. En Arica contina el mismo indiferentismo, la paz octaviana. Oficiales y tropa nos hallamos descalzos y peor vestidos; el valor de una prenda, cuesta el sueldo ntegro del subalterno; todo por la desentendencia de quienes pudieran remediarlo; y al ejrcito boliviano se los paga y socorre en plata. Rogando a vuestra Excelencia, que penetrado de mi lealtad y decidida adhesin, por la honra y gloria de su gobierno y principalmente de su persona, mande en el da, mande o nombre en un Jefe de Estado Mayor General y competente, primer Jefe para los batallones "Cazadores del Rmac" N 5, "Victoria" N 6, "Huscar" N 9, "Arequipa" N 13 y "Ayacucho" y "Prado" N 12, y "Granaderos del Cusco". Sus antecedentes y ninguna simpata por el gobierno de vuestra Excelencia y la nota de cobardes, que famosamente tienen, y sus especulaciones en sus batallones, los hacen indignos de permanecer en los puestos. Si no hay jefes para los primeros puestos, que se nombre a los segundos comandantes, de primeros jefes, que estoy seguro que sabrn corresponder a la confianza de vuestra Excelencia y as sucesivamente. Rogndole se digne impartirme rdenes, para emprender mi marcha a Lima o poder permanecer aqu, me repito de vuestra Excelencia, atento y respetuoso subalterno y amigo seguro servidor. Agustn Aguirre
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Carta n- 05 Carta de Montero a Pirola (01-1880) Seor doctor Nicols de Pirola Mi distinguido seor y amigo: Desde el veinte del pasado (mes) no s nada respecto al desarrollo de los acontecimientos en la capital, no he tenido ms comunicacin que algunas notas pasadas de orden de usted por conducto de la secretaria de guerra, relativa a la moral y disciplina del ejrcito, al juicio seguido al seor (Juan G.) Moore, excomandante de la blindada Independencia, y a la pronta terminacin del ltimo juicio seguido al general en jefe y dems en el encuentro de San Francisco. Ya hace pues un mes, seor Presidente, que estoy a oscuras y que no s el pensamiento del gobierno respecto a la nueva campaa, que en mi humilde concepto debe emprenderse. He visto en un peridico la organizacin que se ha dado al ejrcito en campaa, y si me es permitido manifestarle mi opinin dicha organizacin no producir los efectos que el supremo gobierno cree conseguir: descentralizar el poder cuando en estas pocas debe estar en una sola mano. Si formados los cuatro cuerpos del ejrcito, quisiera usted darle unidad, vida, necesita a todo
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trance, cueste lo que costare, ponerse usted a la cabeza para reasumir el mando y darle esa unidad; repito, que tan necesario es para cimentar la disciplina y moralidad evitando de este modo los escndalos de que ms de una vez ha sido teatro nuestro ejrcito. Adems es necesario para que usted pueda cimentar su dominio en el pas, para que usted pueda asegurar la posicin que ocupa y tenga derecho a ello, que el ejrcito le conozca, que se acostumbre a obedecerlo y que llegue a respetarlo por sus hechos gloriosos, pero en el campo de batalla. Usted con su inteligencia, patriotismo y energa, nunca desmentidos, puede hacer mucho en el gobierno, por este pobre pas, pero temo que la empresa que con tanto valor ha acometido, no le produzca sino frutos amargos, y amargos desengaos. El pas en la poca presente es impaciente, espera de usted milagros, necesita hacerlos y ellos se realizarn, si usted consigue los elementos que necesita para derrotar al enemigo. El ejrcito que tengo el honor de mandar y cuya disciplina y moralidad la han manifestado al frente del enemigo, y en su bella retirada (sic) de Tarapac, no tuvo ms suerte ni ms ambicin que morir defendiendo los sacrosantos derechos de su patria; este ejrcito ser el baluarte ms firme y el apoyo ms slido de su gobierno y tenga usted la seguridad que sus rdenes, cualesquiera que ellas sean, sern mandatos que se cumplirn en el acto por el jefe superior y sus subordinados, con la abnegacin del patriota y con la estricta rigidez que la ordenanza seala al soldado.
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Le deseo a usted das felices y que el ao de 1880 sea precursor de grandes hechos y seale pocas gloriosas para el pas bajo los auspicios de su gobierno. Acepte usted las consideraciones de profundo respeto con que me es grato suscribirme de usted. Su muy atento seguro servidor y amigo. (Lizardo) Montero (*) ----(*) Advertencia de otra mano. Esta carta se recibi en Arequipa a las 12 del da, enero 31 de 1880. Tejeda.
Arica, febrero 3 de 1880 Excelentsimo seor Don Nicols de Pirola Lima Estimado seor y amigo: Sin ninguna de sus favorecidas a qu referirme, despus de las dos nicas de usted que tuve la grata satisfaccin de corresponder en su oportunidad, pero ahora a darle cuenta de la situacin de este cuartel general en donde, ante todo le dir, marchan las cosas con extrema
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regularidad. Por las ltimas noticias de La Paz, se sabe que el general Campero ha asumido ya el supremo mando de la Repblica, y, segn se me asegura, se ocupan de reunir tropas para reforzar su ejrcito de Tacna, el que dicho sea de paso, se comporta admirablemente. Nuestro ejrcito sigue mejorando cada da en organizacin y disciplina: las fuerzas peruanobolivianas comandadas por (Andrs A.) Cceres han regresado a Tacna; la dcima Divisin del Primer Ejrcito del Sur, formada de los batallones que mandaban Chocano y Gamarra, se halla situada a las rdenes del coronel Velarde que ha sido absuelto en el juicio, en la provincia de Moquegua; en Ite conservo a (Gregorio) Albarracn con su escuadrn (Flanqueadores de Tacna), y en Camarones est el Prefecto de Tarapac con sus guerrilleros, y los escuadrones Hsares y Guas, ltimamente mandados. Vestuario es lo que ms falta me hace tanto como el dinero, cuyos contingentes ya he pedido al gobierno, sean en plata y que no bajen de ciento cincuenta mil, sin cuya suma es bien difcil el sostenimiento del ejrcito en este rarsimo departamento, mucho menos despus que los Decretos Supremos que reducen el billete a doce peniques. Por el estado general del ejrcito que remit ltimamente al gobierno, conocer usted las apremiantes necesidades de este cuartel general: refuerzo de tropas y artillera de campaa, es lo que ms se necesita, y sobre cuyo punto llamo la atencin de usted.
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He sido sorprendido con el cambio de Subprefecto de esta provincia, sin que haya precedido indicacin ni motivo alguno sobre el particular, siendo el relevado nombrado por m en la difcil situacin porque atravesamos en los das de la ausencia del general (Mariano Ignacio) Prado. Me ha sorprendido igualmente que el secretario de guerra se dirija al Prefecto de este departamento, pidindole la relacin circunstanciada del personal y material de este cuartel general, siendo as que soy yo el conducto directo para entenderse el gobierno con este ejrcito. Hace cinco das que he recibido mi nombramiento de general en jefe del Primer Ejrcito del Sur, y otro oficio del secretario de gobierno, limitando en igual sentido mis facultades. Hoy proceder a dar las resoluciones convenientes desprendindome ya de la autoridad poltica que invest desde el veintisis de noviembre, una vez que solo los decretos a que me refiero aguardaba para salvar las formas de mi cambio de autoridad. Reitero a usted mis anteriores manifestaciones sobre mi ninguna ambicin de mando, y mi completa abstraccin de toda aspiracin personal, sindome grato repetirle, que ya para m es lo mismo morir por mi patria, en la ms alta jerarqua como de simple soldado. Que se conserve usted con la mejor salud y obteniendo el mejor xito en su gobierno, son los deseos de su afectsimo amigo y seguro servidor. (Lizardo) Montero
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Carta n- 07 Carta de Incln a Montero (05-03-1880) Tacna, marzo 05 de 1880 Seor contralmirante don Lizardo Montero Mi distinguido amigo: Supongo que las mltiples atenciones que te rodean no te hayan permitido contestar a las diversas que te he dirigido desde mi venida a sta. Por consecuencia no hago queja de ello y repito est inspirado por el inters que nos inspira a todos. Creo, amigo mo, llegada la vez de que vayan ingresando a esta plaza todos los cuerpos que sean indispensables para guarnecer ese puerto, por las razones siguientes: 1- porque mejoren higinicas; de clima y de condiciones
2- porque s por diversos conductos que los soldados estn muy violentos por su escasa y mala alimentacin, as como por las fatigas que sufren a la intemperie, recibiendo racin escasa de agua, descontento que se explica con la desercin que estn sufriendo los cuerpos y, 3- porque ha llegado el caso de concentrar ac las fuerzas que deban obrar o esperar al enemigo, pues hay ms recursos y elementos para su completa organizacin. Por otra parte, no me parece necesario ni conveniente que ests corriendo los peligros que presenta el diario y
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desventajoso bombardeo, exponindote a una desgracia que dara por consecuencia la desorganizacin del ejrcito y con ella la ruina de la patria. Un general en jefe no debe prodigar su persona a los peligros sino en momentos graves y decisivos y stos no han llegado an. El seor coronel Carrillo basta a mi juicio para quedar encargado de la defensa de Arica en el que no llegar el caso de que intenten un desembarco. Nuestra situacin es delicadsima y requiere aprovechar los instantes y concentrar el mayor nmero de elementos ya que nada podemos esperar del gobierno de Lima, que por su inercia parece que quisiera nuestro sacrificio. Estamos pues reducidos a nosotros mismos y a lo que puedan ofrecernos nuestros aliados para los que eres un lazo de unin indispensable. Si tenemos la suerte que los chilenos se entretengan en ocupar el valle de Moquegua, nos habremos salvado, pues podremos completar nuestro equipo de campaa y habrn descansado y reorganizndose las fuerzas de Bolivia que estn en marcha. Con ellos y con los cuerpos de la Divisin Gamarra podremos presentar al enemigo en una batalla campal diez mil hombres bien organizados. Los reconocimientos que he practicado con los jefes que hay en esta plaza de las posiciones que dominan este valle, nos han manifestado que no hay una sola posicin ventajosa en que pudiramos arrastrar al enemigo a combatir pues el terreno no presenta sino llanos o curvas suavemente inclinadas, sin ventaja para los defensores del terreno y antes por el contrario favorables para la artillera y
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caballera enemiga. Dadas tales condiciones topogrficas, parece lo ms conveniente anticiparnos a ocupar el valle de Sama que an cuando no ofrece posiciones ventajosas, presenta dos ventajas: impedir que el enemigo ocupe el valle, obligndolo a combatir sin poder refrescar su gente y caballada, y colocar a nuestros soldados en una posicin desesperada, en la cual no les quedara ms eleccin que la muerte o la victoria, pues colocados entre el enemigo y un ro invadeable, distantes diez leguas de Tacna, no les quedara otra eleccin, pues si se dispersasen la caballera enemiga los exterminara. Colocarlos en tal posicin es semejarla a la quema de las naves de Hernn Corts en la conquista de Mxico. Pienso as porque la historia y la experiencia me han demostrado que el ejrcito que combate teniendo una ciudad a su espalda afloja con facilidad, y ms si parte de ese ejrcito pertenece a los habitantes de ella. En la batalla de La Palma influy mucho tal circunstancia, as como en el combate del Morro del 65, en que los ariqueos nos abandonaron cobardemente, portndose con bravura en el del Conde, cuando obedecan a Elas, porque no tenan casita dnde guarecerse. Quince o veinte das que los chilenos se demoren en el valle de Moquegua, si sus habitantes los hostilizan con perseverancia harn que se diezmen por las enfermedades y sin ser la Capua que enerv las huestes de Anbal nos presentar al enemigo debilitado, compensando as la prdida que sufre el nuestro por igual causa. Tan luego que los chilenos se preparen a avanzar sobre Citana, si ocupan Moquegua o no, debera ordenar a Gamarra que defienda Ilabaya con sus fuerzas y de all a mi
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hacienda de (Coruca?), por donde sin peligro posible, puede ejecutar un brillante movimiento de flanco para reunrsenos en Sama, o pasar a sta por el camino del puquio y descender a Calana. Las fuerzas de Moquegua nos podan quedar siempre inquietando la retaguardia enemiga unida a los guerrilleros de Locumba, etc. El conocimiento personal que tengo del terreno me hace darte tal opinin como fcil de realizar y de utilizar fuerzas que quedaran aisladas, una vez desocupado Moquegua por los chilenos. Por el telegrama que te he dirigido vers que he procedido con actividad y economa en las adquisiciones hechas. Tuyo afectsimo amigo seguro servidor. J. Incln.
Tacna, marzo 25 de 1880 Excelentsimo seor Don Nicols de Pirola Lima Muy estimado amigo: Aun cuando hace muy pocos das que escrib a usted, vuelvo a repetirlo hoy, confirmando en todas sus partes los
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diversos puntos de mi anterior. La situacin ha variado poco despus de mi ltima correspondencia; los buques enemigos, es decir, dos de ellos, se encuentran como antes frente al puerto, y, segn parece, con pocas ganas de darnos das como los del veintisiete del pasado y diecisiete del actual, en los que se les dio su correspondiente leccin. Puede ser tambin, que la rotura del can del Angamos, cuya noticia se confirma, sea tambin una de las principales causas de su inaccin. Hemos sabido posteriormente que los buques chilenos que atacaron a la Unin el diecisiete, han sufrido averas casi de tanta consideracin como las del combate del veintisiete; los pormenores de aquellas funciones de armas, que juzgo racional confundirlas en un solo parte, para las apreciaciones que el gobierno haga de los servicios prestados por los defensores de la plaza, los envo en esta misma fecha al secretario de guerra. La escasez de fondos para el sostenimiento del ejrcito es abrumadora, habindome visto obligado a pedir prestados al comandante en jefe del ejrcito boliviano veinte mil soles, porque ya no tena en comisara ni un centavo para diarios de la tropa. Con este motivo pues, y en fuerza de otras necesidades que no han sido cubiertas, y que me han colocado en la ms desesperante situacin, paso hoy al secretario de guerra una larga nota, pues me asalta el temor de que mis pedidos quiz no han sido oportunamente presentados a usted. He credo, as mismo, conveniente girar a cargo de la caja fiscal de Lima, por la suma de treinta mil libras esterlinas; recurso al que he tenido que apelar en fuerza de
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la necesidad y en previsin de cualquier emergencia. Y ya que he tomado la iniciativa sobre este punto, vuelvo a reiterar a usted la indicacin de que los contingentes se me enven en letras, pues en esta plaza hay estancadas inmensas cantidades, que al enumerarlas con las remesas de Lima, tienen necesariamente que servir de causa a la continuada depreciacin. Hoy tambin pido instrucciones al gobierno sobre mis ulteriores operaciones, pues hasta la fecha todo lo que se me ha dicho es que me mantenga indefinidamente en este departamento, y como no es posible suponer que el ejrcito enemigo favorezca con su ineptitud tal situacin, es por esto que necesito, por lo menos, que se me faculte ampliamente para toda emergencia, de una manera expresa. La revolucin de Bolivia fue completamente ahogada por la fuerza de la opinin, el ejrcito aliado ha correspondido dignamente a la fe que siempre he tenido en su prudencia y lealtad. Los enemigos tomaron Moquegua, y, segn se me anuncia, han emprendido contra las posiciones de los ngeles, con el fin, sin duda, de cortarnos desde aquel formidable punto de apoyo, nuestra comunicacin con el norte. Yo, en vista del resultado y de sus posteriores movimientos, emprender a mi vez, tambin, los que ms convengan a mis circunstancias. Que disfrute usted de salud y felicidad son los deseos de su afectsimo amigo y seguro servidor. (Lizardo) Montero
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Cuartel general en Tacna, abril 02 de 1880 Excelentsimo seor Don Nicols de Pirola Lima Muy estimado amigo: Aprovecho de la salida de la Victorious para escribir a usted la presente, en medio de las variadas impresiones que me dominan. El enemigo despus de haber tomado el departamento de Moquegua, porque sus defensores, desde que quedaron segregados de mi autoridad solo han pensado, sin duda, en retirarse a Arequipa; ha dado, como debe usted suponer, los resultados ms adversos para nosotros: el enemigo ha ocupado los ngeles, y ha tomado como mil reses, lo que unido a otras ventajas obtenidas, constituye ya la base segura para sus operaciones, que no han tardado en emprenderlas, fijando su lnea de aquel punto a la costa, y excursionado ya sobre ese departamento. Ayer se bati una avanzada nuestra en Locumba, a donde lleg una del enemigo, quedando el triunfo por nosotros, segn ver usted por el boletn oficial que le remito.
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Las esperanzas de auxilios y refuerzos oportunos a este cuartel general las he perdido, en vista del clebre y candoroso parte que me hace el Prefecto de Arequipa, y cuya copia y contestacin le adjunto a fin de que vea usted la ninguna conciencia que tienen ciertos caballeros del estado de la guerra, de la situacin y condiciones de las fuerzas, y del ningn conocimiento que tienen, en fin, de los hombres como yo. El contingente de cuatrocientos mil soles lo hizo regresar el Prefecto de ese mismo departamento, as que, esto unido a la escasez, miseria, estado de desnudez, hambre y la ninguna esperanza de mejoramiento, me ha colocado en una situacin desesperada. De este departamento es imposible conseguir nada, pues como ya le he dicho a usted, y como lo ha palpado (del) Solar, es un pueblo esencialmente mercantilista y un refractario (sic) a la guerra nacional. Los enemigos nos han interceptado las remesas de reses, as que, a lo ms, solo pueden los proveedores proporcionarnos media racin de carne. Se deben muchos ajustamientos al ejrcito, y no hay ya diario para la tropa, siendo tan grave la situacin que si el Prefecto no me consigue los veinte mil soles, que tengo que devolver al ejrcito aliado, no s a la verdad lo que deber hacer. Por lo dems, estoy ya concentrando las fuerzas en esta plaza, pues es ya inevitable una prxima batalla en estos lugares, veremos si la providencia corona nuestros esfuerzos y sacrificios concedindonos el triunfo. Cuntas
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probabilidades de feliz xito habran, si en el mes y da transcurridos desde la invasin de Moquegua, hubiesen venido unos cuatro o cinco mil hombres por Arequipa para atacar al enemigo en combinacin conmigo por su vanguardia y retaguardia! Pero en fin ya esto no tiene remedio y no hay nada que pensar en la solucin de este gran problema, de vida o muerte para la alianza. Ayer se public un bando estableciendo el emprstito forzoso: veremos si se renen siquiera los veinte mil soles que se deben a Bolivia. Poniendo, por ahora, punto a sta y desendole felicidad, me despido como siempre su amigo afectsimo y seguro servidor. (Lizardo) Montero
Carta n- 10 Carta del coronel Alfonso Ugarte al contralmirante Lizardo Montero (Tacna, 11-04-1880)
Tacna, 11 de abril de 1880. Benemrito seor general Montero (*) Presente. Siento mucho haber estado desgraciado en la entrevista ltima que tuvimos, porque el objeto de mi visita a usted slo fue procurar, por cuantos medios estuvieran a mi alcance, el mejorar en cuanto sea posible la situacin de la Divisin de mi mando.
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Convencido como estoy ya de que no es posible trasladar la Divisin a sta y estando frente al enemigo, de ningn modo puedo renunciar mi puesto y debo permanecer en l, cualquiera que sea su destino, con cuyo motivo me voy a Arica, a donde espero sus rdenes. Soy de usted seor general, su atento y seguro servidor. Alfonso Ugarte. (*) Lizardo Montero tena el grado de contralmirante, y era el jefe del primer ejrcito del sur.
Cuartel general en Tacna, abril 13 de 1880 Excelentsimo seor Don Nicols de Pirola Lima Muy estimado amigo mo: La ltima que he recibido de usted es de fecha anterior a la que me trajo la Unin, y de cuyo contenido acus a usted inmediato recibo. La situacin ha variado poco desde mi anterior correspondencia: el enemigo se mantiene an, segn datos
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recibidos, en su lnea de Pacocha al Hospicio; sus avanzadas han llegado a Locumba, pero de este sitio no pasan todava. A fin de conciliar las opiniones de los ejrcitos aliados, y elegir el campo de batalla ms a propsito para asegurar el xito, he reunido una junta de guerra mixta, es decir, peruana y boliviana, ante la cual se ventil la cuestin sobre las operaciones que deban emprenderse, es decir, sobre si deba salir el ejrcito a Sama a aguardar al enemigo, o si deba esperarlo a las inmediaciones de Tacna; esto por supuesto despus de previos estudios y reconocimientos. La mayora, que dicho sea de paso, estuvo en los miembros de la junta pertenecientes al ejrcito nacional, resolvi la permanencia en este cuartel general hasta la aproximacin del enemigo, y, como este plan estaba en armona con el que yo me he formado hasta ahora, se han sujetado, por consiguiente, nuestros movimientos a lo resuelto, mientras las operaciones del ejrcito invasor no nos facilitan el cambio. Es indudable que los chilenos contaron en mucho con el rpido movimiento de nuestro ejrcito sobre ellos, pero como hemos hecho lo contrario de lo que suponan, quiz se encuentran contrariados, y de ah las vacilaciones y desacuerdos en que se encuentran. He hecho cuanto esfuerzo ha estado a mi alcance, para organizar convenientemente las fuerzas de montoneras y guerrilleros que se ocupen exclusivamente de hostilizar las avanzadas y lnea de enemigo. Hasta la fecha tengo ya como quinientos hombres en diversos partidos, cuyo mando en jefe he dado al coronel de caballera don Rafael Ramrez. Mucho debemos prometernos del xito de los guerrilleros.
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Lo que nos hace mucha falta es equipo, menaje y armamento a propsito para esa clase de fuerzas, pues lo nico de que puedo disponer son rifles Chassepot, y de muy malos caballos, y todo esto en escaso nmero. De oficio digo al gobierno la situacin econmica de este cuartel general. El emprstito iniciado por nuestro comn amigo, el doctor (del) Solar, ha sido menos que ilusorio; el billete de banco est a veinte centavos y circula con mucha dificultad. El contingente de (cuatrocientos mil soles) billetes, queda, pues, reducido a su ms simple expresin, sin haber logrado sino ajustar febrero y parte de marzo. Y ya que de esto me ocupo, dir a usted que en este departamento, es imposible que el militar pueda sostenerse con el medio sueldo decretado por el gobierno, aun cuando se les pague con plata sellada. Justo sera hacer alguna excepcin con este ejrcito. De Arequipa se me anuncia que deben salir tres mil hombres a Tarata. Interesando a usted en el envo de cuanto recurso me sea necesario, me repito siempre de usted, atento amigo y seguro servidor. (Lizardo) Montero
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Excelentsimo seor general Don Nicols de Pirola Lima Mi estimado amigo: Aprovecho de la salida de un buque de guerra extranjero, para escribir a usted sta, en medio de la natural excitacin causada por la proximidad del enemigo. ste ha avanzado hasta Sama, el da de ayer, en nmero de mil y tantos hombres, y como la fuerza de nuestros guerrilleros ah existentes, era en todo inferior a los invasores, se replegaron a este cuartel general no sin haber tenido un serio cambio de balas, cuyos pormenores no conozco an en todos sus detalles por no haberse todava incorporado a ste el coronel Ramrez, y no obstante la llegada de (Gregorio) Albarracn, el da de ayer. Me tiene usted, pues, a siete leguas del enemigo y tomando ya todas las providencias que la situacin exige para salir maana a su encuentro. Vamos a ver, pues, si la suerte no nos es adversa y logramos un verdadero triunfo sobre las fuerzas invasoras. El sbado ingres a este cuartel general la Divisin Acosta del ejrcito boliviano, cuyo nmero es de mil trescientos hombres en buen estado. Con motivo de la recepcin que hice a dicha fuerza y aprovechando de la oportunidad para pasar una revista general a los ejrcitos aliados, lanc una proclama adecuada a las circunstancias, como ver usted por el ejemplar que le adjunto a sta.
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En grandes apuros nos vimos para devolver a la comisara boliviana los veinte mil soles en metlico que me proporcion para socorrernos. El emprstito local no surte an sus verdaderos efectos, pues como ya he dicho a usted en otras ocasiones, este departamento es esencialmente mercantilista y de un patriotismo casi relajado (sic), y poco o nada debe esperarse de su abnegacin e inters por nuestro mejoramiento y triunfo. De las fuerzas, que segn se me anunci en das pasados, deban destacarse de Arequipa a este cuartel general o sobre Tarata nada s an, lo que me hace perder la esperanza de que lleguen con oportunidad al centro de las operaciones prximas a desarrollarse. Nuestro comn amigo, el doctor (del) Solar, contina haciendo magnfica autoridad y cada da en el ms perfecto acuerdo conmigo. Por lo dems el ejrcito est lleno de entusiasmo por la prxima batalla, con cuyo contingente moral, haremos esfuerzos, a fin de suplir la deficiencia de nuestra artillera y caballera. Que se conserve usted disfrutando de felicidad, es el deseo de su afectsimo amigo y seguro servidor. (Lizardo) Montero
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Tacna, abril 21 de 1880 Excelentsimo seor Don Nicols de Pirola Lima Mi estimado amigo: A mi carta de fecha diecinueve, que va junto con sta, y cuyo contenido confirmo en parte, slo tengo que agregar que el coronel Ramrez lleg a este cuartel general, despus de haber cumplido satisfactoriamente con su deber en Sama. Los destacamentos enemigos, recorren todo ese valle, y, segn las ltimas noticias, desembarcan parte de su fuerza por el morro del mismo nombre. Nosotros estamos expeditos para salirles al encuentro, esto sin perjuicio de todas las medidas de vigilancia y hostilidad que se han puesto en prctica. Ayer en la madrugada hemos sido sorprendidos con la llegada del general (Narciso) Campero a este cuartel general. Ha venido sin fuerza, pero acompaado del seor Bustamante, Ministro del Per en Bolivia, y dos o tres edecanes. El ilustre husped ha sido bien recibido, especialmente por m, que no teniendo ms pensamiento que el triunfo de mi patria, veo en cada patriota verdadero, por aislado que se presente, un poderoso contingente para la lucha.
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Nada s an de las fuerzas de Arequipa. Cada da advierto ms la necesidad de una regular caballera, cuya falta quiera Dios que no nos sea funesta. La ropa de lana para la tropa y dinero en metlico para su sostenimiento son tambin las premiosas necesidades del momento. En fin, mi estimable amigo, pocos momentos ms y habremos: o sucumbido con gloria, o habremos salvado la alianza, mientras tanto disponga usted del aprecio de su afectsimo amigo y seguro servidor. (Lizardo) Montero
Tacna, abril 29 de 1880 Excelentsimo seor Don Nicols de Pirola Lima Mi estimado amigo: Hace algunos correos que no recibo comunicacin de usted, y como, a decir verdad, mejor nos entendemos por medio de nuestra correspondencia privada que por la oficial y destemplada que me dirige la secretaria de guerra, deseara por este motivo, que la que con justicia prefiero, en
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obsequio a nuestras relaciones y por el bien del pas, no escasease jams y fuese siempre tan explcita como al principio. En mi anterior, doy parte a usted del arribo de la Divisin boliviana Acosta, y, ltimamente, de la inesperada llegada del general Campero, acompaado del seor Ministro Bustamante. Dicho general fue hecho reconocer por m como Director de la Guerra, y nuestras relaciones oficiales y particulares se cultivan, desde ese da, de la manera ms estrecha y sincera. Parece que ha resuelto su regreso a Bolivia para instalar la Convencin Nacional, y teniendo, sin duda, en cuenta su viaje dict al da siguiente de ser reconocido una orden general declarndome general en jefe de los ejrcitos aliados. Aun cuando el enemigo parece que no quiere avanzar de su principal lnea de defensa, se resolvi, sin embargo, que saliese el ejrcito a campamento, situando la lnea entre Sama y Tacna. El movimiento ha tenido lugar, pero hemos palpado la imposibilidad de sostenernos ah por la falta de agua, forraje y dems artculos de subsistencia para el ejrcito y las brigadas que en tal estado y escaso atienden a su servicio. Con este motivo, pues, hemos dispuesto, anoche, el acercarnos a Tacna, situndonos en las faldas de la cuesta que circunda el valle, y estableciendo nuestra primera avanzada en Quebrada Honda, la gran guardia tendida en el campamento que hemos dejado, y las partidas sueltas de guerrilleros en los diversos puntos en donde se puede vigilar y hostilizar al enemigo. Las vacilaciones de ms de dos meses en que est el enemigo, las enfermedades que segn noticias los abruman, su cuasi apoltronamiento en la provincia de Moquegua, la
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decepcin que han sufrido de mi ningn propsito de moverme de la lnea de defensa de Tacna y Arica, y otros incidentes ms que contribuyen a formar la fisonoma de la situacin del invasor, me hacen desesperar de la resolucin que tenga para buscarnos, en cuyo caso es de absoluta necesidad que empleando los esfuerzos ms supremos, empiecen las fuerzas de Arequipa a asediar por la retaguardia a los chilenos, a fin de obligarlos o a darme combate, o a estrellarse desesperados contra el ms prximo. Estoy en continua comunicacin con el ( coronel) Leyva, ya porque de su circunspeccin y tino debo esperar la mejor armona entre nosotros, como porque de su experiencia y conocimientos militares se puede obtener inmenso provecho en la presente campaa, marchando como felizmente marchamos en combinacin y perfecto acuerdo. Tengo un alto concepto del (coronel) Leyva, y si como debo esperarlo l corresponde a la fe que tengo en sus cualidades como patriota, caballero y soldado, entonces se puede asegurar que mientras al gobierno lo rodean hombres como (del) Solar y Leyva y otros no menos dignos, se puede abrigar la fundada esperanza de la salvacin interna y externa de nuestro pobre pas. Me he impuesto de los desrdenes escandalosos y mezquinos de Arequipa, en donde debamos esperar que hubiese la mejor armona entre las principales autoridades y sus subordinados, como felizmente pasa este departamento, en donde lejos de experimentar esos sinsabores se disfruta en lo general de paz y armona entre las autoridades polticas y militares.
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Por ac vivimos en la ms completa ignorancia, respecto de lo que por all se hace y pasa, especialmente sobre la adquisicin de elementos blicos para la consecucin de la guerra. Que disfrute usted de salud y felicidad, son los deseos de su afectsimo amigo (y) seguro servidor. (Lizardo) Montero
Altos de Tacna, mayo 05 de 1880 Excelentsimo seor Don Nicols de Pirola Mi estimado amigo: Nos tiene usted fuera de la ciudad, esperando que el enemigo avance sobre nosotros, segn datos recibidos, pero a pesar de todo insisto en mi opinin de que el ejrcito chileno no nos buscar. Sus movimientos no tienen otro objeto que alejarnos de nuestra base de operaciones, que de este modo fue su movimiento de flanco, o sobre Arica, que es el punto objetivo de ellos. El seor general Campero, que lleg junto con el Ministro Bustamante ha sido reconocido por m como general en jefe del ejrcito aliado, en armona con uno de los artculos consignados en el Protocolo (de 1873). Sobre l pesa, pues por ahora, toda la responsabilidad respecto a las operaciones militares y como
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la moral militar es la base fundamental para el buen xito de stas, me concretar pues a obedecer ciegamente las rdenes que me sean comunicadas, cumplindolas con todo el celo patritico de que est animado el ejrcito que me honro de comandar. Los jefes de cuerpo, que usted orden fuesen destinados a este ejrcito, se hallan actualmente en sus respectivas colocaciones, no habindose podido an cumplir la refundicin de algunos, porque temo que se pierdan. Con mayor extensin hablar a usted (del) Solar y Bustamante. Cuando me permit hacer al gobierno observaciones, no tena otro mvil que el buen servicio, ni otro norte que mi lealtad al gobierno y mi amor al pas; por lo dems yo no tengo amores ni con comandantes generales, ni con jefes de cuerpo. He tenido necesidad de colocar al coronel Velarde como Jefe de Estado Mayor en reemplazo del de igual clase seor La Torre, cuya inutilidad y mala conducta lo colocan a gran distancia de los buenos servidores de la nacin. Estaba escribindole esta comunicacin, cuando entr en mi carpa el seor general (Narciso) Campero a manifestarme que debiendo regresar a Bolivia, haba llegado el caso de que volviera a hacerme cargo del mando del ejrcito aliado; semejante determinacin me ha causado honda pena, tanto porque estaba ya muy hallado con este cumplido caballero, cuanto porque la enorme responsabilidad que pesaba sobre m se haba reconcentrado en el Director de la Guerra, y yo me encontraba como general en jefe de mi ejrcito, sin ms responsabilidades que en el campo de batalla. En fin qu hacer, mi amigo,
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venga lo que viniere, tenemos que sacrificarnos por nuestra patria, adelante pues. Se va el tren, no tengo ms tiempo que para asegurarle que este ejrcito ser siempre digno del pas y de la confianza del gobierno. Acepte usted mi doctor y amigo la afeccin (sic) sincera de su atento seguro servidor.
(Lizardo) Montero
Tacna, 20 de mayo de 1880 Seor don Jos Gonzlez W. Calientes Mi muy querido pap: Hubiera querido verte, pero el llamado de la Patria lo impide, hoy he venido con una recua de agua. He ascendido a sargento efectivo, por lo de Tarapac en accin de armas. He cambiado una lampa por un fusil, estoy en la primera compaa del Pisagua. El enemigo est muy cerca y pronto habr una batalla, la moral es muy alta, tenemos confianza en los jefes, pero hay demora en las soluciones.
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Mndeme al tambo de los Dondero: el poncho negro y unas balas antiguas de la cocina. Le encargo el riego de la chacra, de las verduras, los palqueos me deben dos arrobas de papa (---) Darle medida la alfalfa a los conejos y corderos, hay que trasegar el vino a las pipas chicas, las gallinas guardarlas en la cocina. Si pasa algo le dejo la Tomasa y mi hijo, no teman, yo seguir la suerte, ustedes cudense aunque ya estn viejos, le abraza y se despide tu hijo, Abelardo Gonzlez (Archivo RHC)
Campo de la Alianza, mayo 23 de 1880 Excelentsimo seor Don Nicols de Pirola Lima Mi estimado amigo:
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Aprovecho del seguro conducto que hoy se me ofrece para escribir a usted la presente (carta), participndole los sucesos del da de ayer. En efecto, acabbamos de hacer ejercicios, cuando nos anunciaron la proximidad del enemigo: acto continuo se form la lnea de batalla y la recorrimos con el general Campero, perorando a las tropas, cuyo entusiasmo es verdaderamente extraordinario. Apenas avistado, rompi nuestra artillera sus fuegos en muy buena direccin, recibiendo tambin la contestacin del enemigo con la misma certeza que nuestros tiros. No sabemos los daos que le hemos causado, pero lo positivo es que ellos se activaron despavoridamente dejndonos algunos despojos de prendas y municiones, y causndonos la muerte de un joven sucrense y las heridas de dos soldados ms. Por datos recibidos se sabe que an no se mueve decididamente de Sama el enemigo, y que, por consiguiente, se mantiene siempre en su estado de vacilacin. Sabemos igualmente que nuestras primeras fuerzas de Arequipa han ocupado Moquegua, y que se anuncia el bombardeo de Arica en combinacin con el ataque que debe dar el ejrcito de Baquedano. Reitero a usted la necesidad de mis pedidos hechos al gobierno, a fin de aliviar en algo nuestra situacin si llegan a tiempo los auxilios pedidos. El ejrcito sigue cada da ganando ms en moralidad y disciplina, condiciones que unidas al entusiasmo verdaderamente patritico que manifiestan por la prxima
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batalla, lo colocan en posicin ventajosa respecto del enemigo. Por lo dems, slo deseo que la providencia haga justicia a nuestra (causa) que en cuanto a sacrificios por el triunfo, ya usted y el pas sabe que no los s escasear, y que el ejrcito que tengo a mis rdenes lo considero capaz de todo lo grande, tal es su resignacin y moralidad. Que se conserve usted con salud y felicidad es el anhelo de su afectsimo amigo y seguro servidor. (Lizardo) Montero Nota. He dicho a usted ya en mis anteriores (cartas) la necesidad en que me he visto de separar del Estado Mayor al coronel La Torre, por su mala conducta y abandono en el servicio; nombr una comisin con el objeto que informase sobre el estado en que se hallaba esa oficina y hoy remito ese informe al Ministro de Guerra, valo usted y juzgue si he procedido bien. En las actuales circunstancias no pueden haber trminos medios en el servicio, si esto sucediese todo se perdera, y la disciplina y la moralidad militar desapareceran por completo, no pudiendo cosechar un ejrcito sino derrotas y derrotas. Mientras merezca la confianza del gobierno y del pas en el arduo y difcil puesto que ocupo, ser inflexible para los malos militares y peruanos que no cumplan su deber. De un momento a otro combatiremos. Dejaremos bien puesto el honor de nuestras armas. Le suplico cuando reciba cartas mas le haga comunicar a mi seora que estoy bien, porque muchas veces no tengo tiempo para escribirle un solo rengln.
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(Lizardo) Montero
Carta n- 18 Carta de Pedro A. del Solar a Pirola (29-05-1880) (reservada) Tarata, mayo 29 de 1880 Seor don Nicols de Pirola Mi muy distinguido amigo: Oficialmente como Prefecto doy al gobierno parte del desgraciado acontecimiento del veintisis, como comandante de una Divisin, lo he pasado al general en Jefe del Ejrcito por el conducto regular, y lo mando para que sea publicado. Har a usted en esta mis especiales apreciaciones o indicaciones. El nmero de nuestras fuerzas efectivas que entraron en batalla, ha sido segn el parte del da anterior, cinco mil hombres, y el de los bolivianos no llegaba a cuatro mil. Las fuerzas enemigas, segn todos los datos recogidos de prisioneros y clculos de los inteligentes, fluctuaban de dieciocho a veinte mil hombres. As es que nos formaron con su primera lnea un arco que exceda a nuestro frente. Solo sta entr en combate y las masas de sus tropas, su numerosa artillera y sus formidables ametralladoras, nos destrozaron sin hacer uso de su reserva.
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El nmero, pues, ha sido la primera causa de nuestro contraste. Pero no lo ha sido menos la mala direccin dada por Campero, la falta de plan, o ms bien dicho, la no ejecucin del plan acordado anticipadamente. En el campo han peleado nuestras fuerzas con valor heroico, pero los cuerpos bolivianos se dispersaron antes de los diez minutos (sic), de una manera incontenible; yo los he hecho lancear y he tratado de contenerlos a riendazas y con revlver en mano, era imposible, nos hacan fuego. A un mayor boliviano llamado Marcial, despus de abofetearlo para hacerle regresar al combate, se arrodill suplicndome que no lo obligara ni lo matara (sic), le hice arrancar las presillas que conservo en mi poder y lo bot, conteniendo a los que me rodeaban de que lo mataran. El estupendo (sic) nmero de jefes muertos y heridos y el de oficiales peruanos, con el de bolivianos que casi est reducido al general Prez, muerto y Camacho, muy mal herido, es el mejor argumento. Pero hay algo mucho ms grave. Cuatro das antes del combate, practic el enemigo un reconocimiento bastante atrevido y desde ese da mand el general Campero llevar su equipaje y algunos vveres a Palca (1). El da del combate, l y los suyos, la primera orden que dieron fue, poner a salvo sus carpas y equipajes, y hacerlos conducir en esa direccin. Terminado el combate, ha abandonado el campo antes que yo y muchos otros; y cuando llegu a la poblacin, todo su empeo era salir en esa direccin. Design primero el Alto de Lima, luego Pocollay, cuando estuvimos all, Pacha, y al llegar a este punto, me manifest su resolucin de irse a Bolivia por
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Palca, entonces me separ de l y segu mi camino, con la fuerza que llevaba, para Tarata. Dos jefes lo acompaaron; hoy han regresado de Palca y ambos me afirman que cuando lleg Campero, lo esperaban sus mozos con un magnfico equipaje y buenas provisiones. Las tropas bolivianas han hecho un saqueo devastador, por donde han pasado, se han llevado brigadas enteras, cargadas con cuanto encontraban y hacan fuego a los que se defendan. La segunda edicin de San Francisco, corregida y aumentada. La opinin unnime en el ejrcito y la ma, y la de todos, es no volver a pelear ms juntos con los bolivianos. Esta causa y la falta de disposiciones militares, y la de recursos, que es absoluta, ha hecho que no se rena el ejrcito derrotado, y dificulto todava que sea gran cosa. En cuanto a mi, yo estar en el territorio de mi jurisdiccin hasta que me sea posible, y en ltimo caso me retirar por Puno.
Se ha perdido la mayor parte del armamento, casi toda la artillera y municiones, y la desmoralizacin de la oficialidad y tropa es incalculable (sic). Deseo que por all las cosas marchen en otra forma y que sus resultados correspondan a los esfuerzos y sacrificios de usted.
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Mis recuerdos a la seora y nios, al doctor Panizo y dems amigos, y usted mande a su amigo. Pedro Alejandrino del Solar
Carta n- 19 Carta de Jos Joaqun Incln al Jefe de la plaza de Arica (01-06-1880) Al seor coronel Jefe de la Plaza. Arica, 01 de junio de 1880 Seor coronel: Poco despus que me separ de vuestra seora en compaa del coronel Belaunde, a quien no pude mandar oportunamente a cumplir arresto decretado al monitor Manco Cpac, por habrsele encontrado tarde y por necesitarse orden para el comandante de dicho monitor, como lo hice presente a vuestra seora me dirig a mi alojamiento mandando a dicho jefe, bajo su palabra de honor, al batalln Iquique, en virtud de la orden recibida en el trnsito, reservndome prevenir despus que se le retuviera en calidad de preso. Entretanto, por va de precaucin, mand al mayor Pozo fuese a las bateras del Norte, a prevenir al tercer Jefe del Batalln (Cazadores de) Pirola que no obedeciese ninguna orden que pudiera haberle dado el coronel Belaunde. En la maana de hoy mand a dicho mayor al batalln Iquique a prevenir al jefe de l que pusiera preso al coronel Belaunde y me ha contestado que no se haba
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presentado arrestado, cometiendo esta nueva falta de insubordinacin, sobre la que motiv la orden de su prisin. Por las investigaciones que he hecho practicar, resulta que haba tenido una bestia lista y que se ha fugado, llevndose un soldado de gua, infamando con el delito de desercin la alta clase con que fue investido. Como la falta de movilidad en el valle de Lluta, al que es seguro que se ha dirigido, puede retardar su fuga, sera conveniente que vuestra seora ordenase a las autoridades de ese valle que capturen al prfugo. Sensible es, seor coronel, que en estos momentos tan solemnes para la patria, cuando todos sus hijos deben dar ejemplos de abnegacin y sacrificio, haya hijos que la denigren por actos de pusilanimidad e insubordinacin como los del individuo de que me ocupo. Dios guarde a vuestra seora. Jos J. Incln
Cartas en el Cautiverio
Carta n- 20 Carta de Amalia Puga a Federico Barreto Bustos Seor don J. Federico Barreto Director de El Progresista Tacna Amigo y colega estimabilsimo:
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Bien por la Bohemia. Acaba usted de honrarla con un trabajo que en mi humilde concepto vale mucho, y yo, que me precio de justiciera, y que por carcter y conviccin s elogiar cuanto me parece digno de elogio, no quiero retardar ni un solo da mis felicitaciones, tanto ms cuanto que abrigo la seguridad de que han de serle gratas, porque no se le esconder a usted que son muy sinceras. Gracias a la amabilidad de nuestro consocio Pagador, he tenido ocasin de leer y releer, ntelo usted bien, la brillante silva asonantada que ha publicado usted en el nmero 165 de El Progresista, y le aseguro que me ha entusiasmado grandemente ese trabajo, que bastara a darle reputacin envidiable de poeta si sus anteriores obras no se la hubieran ya conquistado. Creo, por mejor decir siento, que el verso asonante es el ms dulce y delicado de los versos, cuando es bueno; me gusta mucho ms un bello romance, sobre todo si es heroico, o mixto de endecaslabos con heptaslabos, que todas las dems rimas de nuestra armoniosa lengua, excepcin hecha, por supuesto, del rey de la poesa, el inmortal soneto, urea copa en que bebe el vate la linfa de Castalia, como dice el siempre inspirado Llona; tiene tan indefinible vagaroso encanto a mi odo la suave y delicada msica del asonante, que algunas veces me parece fuerte, duro, hasta chilln el consonante: me hace el efecto de los colores muy subidos, de esos colorines resaltantes que seducen a las seoras cursis, y que son desdeados por la elegancia femenina, la cual otorga el cetro de su predileccin a los colores plidos desmayados, casi etreos. Y aqu recuerdo las grficas palabras de un amigo mo, persona de probado buen gusto en materias literarias, quien, al manifestarle yo la opinin que ms arriba expreso, me contest una vez: -Tiene usted razn! El consonante es el tan tan que ha menester el bailarn chambn para
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mover los pies: el asonante es el ligero comps que marca apenas los movimientos de la danza y que basta, no obstante, para los hbiles discpulos de Terpscore. ste es, seguramente, el motivo por qu no aprecia las bellezas del romance el vulgo de los lectores. Pero veo que, entrando en apreciaciones si no inoportunas por lo menos inoficiosas, voy gastando el tiempo que debera emplear tan slo en aplaudir su Delirium Tremens, puesto que con ese objeto he tomado la pluma. Perdone usted mis anteriores digresiones y las que vinieren, si acaso no puedo evitarlas, cosa que me propongo- y adelante. Muy hermosa me ha parecido su citada produccin. Le aseguro a usted que al comenzar a leerla vinieron a mi mente, como evocados por un conjuro, y sin explicarme yo el por qu, pues no hay mucha relacin en el tema aquellos notables versos de Manuel Reina, Una noche en el Tortoni, que principian: El caf resplandece. Besos de oro la luz de las artsticas lucernas da en mrmoles, espejos, porcelanas y en las brillantes copas de bohemia. Las cristalinas notas del piano en la clida atmsfera se besan con los chasquidos de las blancas bolas y el rumor de la alegre concurrencia. Todo es placer. Abandonado y solo en medio del bullicio est el poeta, buscando del licor en la onda amarga olvido a su pesar, tumba a sus penas.
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El mismo sabor de las sublimes estrofas anteriores que cito de memoria y que tal vez he alterado en algoencuentro en la composicin de usted, y le prometo que para m eso es mucho, pues tengo a Reina por un gran poeta. Bastante fluidez, bastante naturalidad, bastante galanura se halla en los versos de usted, tiene usted endecaslabos bellsimos, llenos, armoniosos, y algunos tan poticos, que parecen jirones de la veste de Apolo. Para que no crea usted hiperblicas mis alabanzas, voy a permitirme hacer una que otra cita. Hlas aqu: En las noches heladas del Invierno, cuando parece un panten la Tierra y hay fro, mucho fro en las cabaas y nieve, mucha nieve en las aceras Quin da calor, decidme, a los mendigos que gimen en los quicios de las puertas con el pecho desnudo y cubierta de escarcha la cabeza? Dignos de un verdadero poeta son estos versos, que van desenvolvindose como una pieza de raso y conmoviendo hondamente el corazn. Tambin me parecen soberbios los que siguen, dirigidos a la ginebra como quien apostrofa a la mismsima ambrosa de Hebe, siendo as que sus virtudes, valgan verdades, no son superiores a las del famoso blsamo del Flo Blas, que tantos estragos hizo en el fuerte estmago de aquel infeliz Sancho del poema cervantesco, por ms que cierta laya de Quijotes tristes Quijotes- que llamaramos de la copa, si cabe el smil, les atribuyan las ms portentosas: Salve! T tienes el poder grandioso
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de alentar al soldado en la pelea y de darle coraje y darle empuje para morir al pie de su bandera. T al peregrino de este mundo loco bro y valor le prestas, y, cuando lleno el corazn de tedio, inclina sobre el pecho la cabeza y alza el pual sangriento del suicida para apagar la luz de su existencia, t, licor de los dioses, t, licor de los sabios y poetas, viertes sobre l el blsamo divino de la embriaguez que inspira y que recrea. Confieso que no todos los versos de la anterior estancia me parecen igualmente bellos, pero si son bellsimos la mayor parte. El adjetivo sangriento, aplicado al pual que no ha alcanzado a herir, no dir que sea enteramente impropio, pero me habra gustado que lo reemplazase usted poniendo en su lugar otra palabra y cuidando, eso s, de que tuviera sta la misma energa que aquel. Esto es notable, y me duele la asonancia que hay en el segundo verso y que el quita en mucho su armona: T electrizas las almas, coronas de centellas las cabezas y haces brotar de las sonoras arpas, como bandadas de aves vocingleras, los cuartetos flamantes y las silvas robustas y opulentas No pertenezco al nmero de los enemigos personales del adjetivo; antes bien, creo que proscribindolo con el
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rigor que aquellos piden, con el rigor valbueniano, la poesa resultara pobre, descarnada, por ello no critico el ltimo de los versos arriba apuntados. que el corazn se ensancha entre mi pecho y que me corre lava entre las venas. Son endecaslabos que en cualquier composicin castellana brillaran como diamantes finsimos, sobre todo cambiando en por la preposicin entre del segundo, y esto solo a fin de evitar la repeticin, que, como no es en este caso un defecto y ms bien puede ser cuestin de gustos, quiz ha sido intencional y meditada. Yo siento que tu sabia generosa me anima y me consuela; que ella es la vida de la vida ma, que ella hasta Dios me eleva, que ella hasta Dios me empuja (este verso me parece intil despus del muy expresivo anterior, y podra ser tachado como ripio por un crtico severo). y que ella, en fin, alumbra mi cabeza cuando lleno de encono o de ternura empuo entre mis manos altaneras la lira patria de Gonzlez Prada y la guzla romntica de Selgas Yo habra puesto o en lugar de y (acaso es errata) a este verso delicado como ltima espirante vibracin de un lad medieval pulsado bajo la almena por enamorado trovador. Este admirable y potico verso no es diamante, no
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tiene las irradiaciones de la piedra herida en sus facetas por el rayo solar; es perla de oriente inmejorable vista a la luz de la luna, perla que figurara dignamente en el collar de las musas. Quisiera, como un ltimo consuelo, morir ahogado por tu dulce esencia como murieron, en mejores das, Edgardo Poe, Byron y Espronceda. Dadme Ginebra! Quiero cobrar bros para entrar otra vez en la pelea y aplastar bajo el peso de mi mano a la turba funesta que apostada en mitad de mi camino se retuerce envidiosa y altanera e intenta detener con torpes vallas el carro de anchas ruedas en que yo como un dios de origen griego voy a galope al templo de Minerva! Muy bueno! Estos tres ltimos versos son grficos, admirables. Dadme ginebra! Quiero alzar el vuelo a la regin etrea, y rerme del mundo y sus falsas y rerme del cielo y sus promesas Estas blasfemas imprecaciones son, por desgracia, muy naturales, muy propias en boca de un hombre ebrio y desesperado, en boca de un viciosos incorregible; porque el ser encenagado en la infamia, el ser envuelto entre los harapos de espantosa miseria moral, deja de pertenecer al
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nmero de los escpticos y descredos para formar en las filas de los impos y de los ateos: la degradacin lo borra todo, hasta la consoladora nocin de una sabia y misericordiosa Providencia. Desventurados! Como al hijo prdigo de la parbola evanglica, no les queda a esos infelices ms recurso que pastar puercos y dormir, no ya como aquel a la intemperie, sino a la sombra deletrea del rbol de la depravacin. Y ay de ellos si no convierten la llorosa mirada al techo paterno! Ay de ellos si con lgrimas de arrepentimiento sincero y firme propsito de enmienda no piden a la sociedad donde siempre habr corazones nobles que les preparen el festn- les devuelva el patrimonio de su aprecio. A rer! A beber! Es necesario despreciar la existencia, que todas sus venturas y esperanzas y todos sus encantos y grandezas no valen Vive el Cielo! lo que vale una copa de ginebra Call el poeta. Una muchacha hermosa de ojos de fuego y blonda cabellera se le acerc con aire enternecido y le bes la frente y la cabeza. Despus sigui la orga entre cantares, gritos y blasfemias La conclusin por la sobria a la vez que completa, por la sencilla a la par que enrgica, nada deja que desear; tiene, a mi entender todo el valor de una triste sarcstica carcajada; encierra a mi modo de ver toda la amargura, toda la hiel de compasiva interjeccin velada por una sonrisa de irona.
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Resumiendo: fuera de dos o tres versos que encuentro mal acentuados y que en nada afectan la belleza del conjunto como no desfiguran el rostro de la hermosa del conjunto como no desfiguran el rostro de la hermosa los diminutos lunares, que muchos hallan graciosos, toda la composicin, como forma, me parece irreprochable. Como fondo, puede que algunos lo crean himno ditirmbico, propio de un sacerdote que coronado de pmpanos y hiedra ofreciese sacrificios al dios del vino, y tomndola por tal, la tilden de desmoralizadora: peor para ellos, pues a travs de la copa de ginebra, se transparenta un alma desgarrada en mil sangrientos jirones, y a la luz infernal de los blandones de la orga, se ve un cuadro que no puede menos que llenar de horror los corazones honrados Para acabar, no dejar de decir a usted una cosa que me ocurre con tanta maestra ha escrito usted: Deliriums Tremens que me asalta un temor: tal vez no pocos lectores se habrn imaginado que usted ha sido alguna vez lo digo como un encomio, a despecho de la repugnancia que me inspira el vocablo y slo en gracia de la propiedad borracho. Mas los que no podemos abrigar tal sospecha, tendremos mayor razn para admirar y aplaudir a usted, que as adivina y describe las regiones de la embriaguez, esas oscuras regiones que deben de estar llenas de sombras, sin ms fulgores que los siniestros y azulados del relmpago en las noches de tormenta Reciba usted mis calurosas felicitaciones, y crea que soy su amiga y colega afectsima. Lima, 21 de junio de 1892. Amalia Puga
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Queridos compaeros: Ayer recib el diploma de miembro de la Bohemia de Tacna. Mil gracias. El diploma viene en papel rosado. Contiene firmas que me son gratas, y trae, sobre todo, resaltando sobre los negros caracteres la imagen de la ciudad querida. Si, compaeros, a travs del rosado pliego, vi pasar una procesin de hermosas vrgenes y de apuestos hroes; vi, adems, el panorama de Tacna, la verde campia, las casas de severo aspecto, las torres de las iglesias, y vi, por ltimo blanqueando al sol entre la verdura, las ruinas de los pueblecillos que sealan el paso de los vencedores. Acudi a mi memoria la escena de la instalacin de la Bohemia en casa de Juan Pagador (1). Estbamos en un saln tapizado de rojo, rodeados de panoplias y de banderas que, por cierto, no ostentaban ms de dos colores: los de Angamos y el Morro. All, en aquel saln que hablaba del arte, en sus conjuntos y en sus detalles, nos encontrbamos algunos embriones de hombres, libando en cristalinas copas lquidos esmeraldinos o de matices de mbar; y lo hacamos sin pensar, tal vez, que la sociedad nacida al ruido de los vasos pudiera tener, ms tarde, un fin tan noble, como es la idea pura de la patria. Nosotros, los cautivos, llena todava la memoria con el recuerdo de catstrofes apocalpticas, llena de visiones pavorosas, henchido el corazn de duelo por los ausentes que se pasean de noche en el Campo de la Alianza, escudriando el suelo y el espacio, como en busca de un enemigo ms a quien matar; nos hallbamos en aquel sitio, aturdindonos de risa, mientras sentamos que una voz
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ntima nos deca: re, re, porque maana ocupars tu sitio al lado de los que murieron libres. Me llamis, con verdadera indulgencia, el de las endechas arrulladoras, el de las fieras protestas por los derechos de Tacna. Qu hice yo, para merecer de vosotros semejante lisonjero calificativo? Mis versos, amigos mos, si en verdad llevan escondido algn arrullo, es el de las torcaces que aletean bajo los punzantes yarales de nuestras nativas comarcas; mis versos, si entraan algn eco bronco, es el eco de los dolores del pueblo que vio, en un instante, talados sus campos, en ruina el paterno techo, sin vasos el altar. Es a vosotros a quienes se debe aplaudir, porque en medio de los silencios que producen sensacin de muerte, hacis vibrar, poderosa, la nota de la esperanza; es a vosotros, los que os iluminis con entusiasmo perseverante, con el fin de derribar el muro de la apata que como las aguas del Mar Muerto, reduce a nada todo germen de vidaa quienes se debe aplaudir. La Bohemia de Tacna, engendrada en el martirio, nacida en humilde cuna, sin esplendores ni salvas, ni augustos programas, levanta paulatinamente la cabeza, y crece y se desarrolla respirando un aire vivificante: el vaho que sale caliente de lo ms hondo de los corazones patriotas; y llegar da en que, erguida muestre en su frente resplandores de gloria. La obra es lenta; lenta es la germinacin de la semilla; pero su fruto es seguro Trabajar, trabajar pero sin humedecer la pluma en sangre, sin llenarse el cerebro de ruinas y devastaciones, sin necios clamoreos, sin imprecaciones y con ideal: la reconstruccin de todo lo deshecho. No hay espritu pblico? Formarlo. Hay patriotismo? Alentarlo. Hay virtud? Apoyarla. No hay esperanza? Crearla.
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Lejos de nosotros las frases al parecer fundidas en molde acerado, las declamaciones jeremiacas y las maldiciones desenterradas al remover el polvo de la historia. Me acuerdo de que me dirijo a escritores; que no olviden ellos que al pueblo se le habla el lenguaje del corazn, sencillo y vehemente, no el de las academias, inflado y fro. La fecha se vence. Hemos hecho lo bastante? Se puede an hacer ms? Ay de aquellos que, colocados por la complacencia del pueblo en lugar prominente, no tuvieron pronta la palabra para defendernos, lista la mano para verter el blsamo sobre nuestras heridas! Ay de aquellos que usurparon ttulos, para presentarse ante nosotros a reclamar el laurel de victorias por ellos no conseguidas! Nuestros nervios son demasiados vigorosos para adormecerse con el vapor de la disculpa, y la acusacin tremenda, implacable, palpita ya en nuestros cerebros, con toda la fuerza que le presta el sentimiento de una justicia inflexible. Todava es el tiempo de la siembra; maana ser primavera, y los buenos recibirn las flores que espontneamente ha de brindarles la gratitud popular, en vista de lo real conseguido, de lo positivamente alcanzado. En el ltimo lustro se ha notado una reaccin generosa en el sentimiento nacional, un tiempo resfriado. Las escuelas, las academias literarias, los centros cientficos, el ejrcito mismo, fijaron la pupila en la nublada comarca del sur, y la verdad de nuestra tristeza impresion los nimos hasta el punto, que pronto, con todo linaje de expedientes, erogaciones, conciertos, funciones teatrales, etc., se nos ha probado que nuestra suerte futura, lejos de ser indiferente a los que han visto correr sangre tacnea sin cobarde economa, es, al contrario, el pensamiento dominante en las clases humildes, las elevadas, y en el gobierno.
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Lstima es que tan laudable labor haya sido manchada en ocasiones con el claro indicio de lucro personal y culpable. El nombre de Tacna, sus miserias y hasta su dolor, han sido mezclados en los listines de toros y los espectculos teatrales, como incentivo a la congregacin de pblico para las fiestas: tanto para uno, tanto para el rescate. Por desgracia, el porvenir de las provincias cautivas no depende exclusivamente de la virtud de sus pobladores; si ello fuera as, ya podamos preparar las estrofas de las canciones triunfales, mas, relacionados nuestros propios intereses con los de un orden distinto, es menester aguardar otro fallo, el fallo de un juez que no ser nuestro deseo, ni nuestra aspiracin, ni nuestra esperanza. En la hora temida, tan temida como esperada, Hacia dnde encaminaremos nuestros pasos? Qu columna tendremos que nos gue? Marcharemos, cabizbajos y llorosos, a golpear nuestra frente contra las tumbas de nuestros hermanos muertos? No! Esto correspondera a otros que a nosotros. Entonces, posedos de rabia desbordante, empuaramos la espada rota en Arica, recogeramos la ensea desgarrada en Miraflores, para blandir la una contra todo y contra todos, para levantar la otra y agitarla en las brisas del norte y del sur? No, tampoco! Eso sera de insensatos y correspond era a otros que a nosotros. Entre la humillacin y la lucha, no hay un camino salvador? S, el del trabajo; con l se evita la primera y se aleja los males de la segunda: pondremos otra patria dentro de la gran patria, y hacia el rincn escogido llevaremos nuestra energa y nuestra esperanza. Qu ms nos dara vivir aqu? Tacna no son las casas que nos albergan ni los campos que cultivamos: Tacna es el espritu que llevamos con nosotros a donde quiera que nos presentamos.
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Hagamos, pues, provisin de luz, en previsin de los das negros, y ante la amenaza de horas amargas, acopio de fortalezas. Pero, qu digo? Han llegado, por ventura, el ltimo instante? Sabemos ya qu suerte nos espera? No! Qu dice el pueblo, en el 28 de julio, cuando se agrupa en torno del pabelln querido y canta el himno de las antiguas glorias? Si sabis la respuesta, a qu la lamentacin? Oh, Tacna, con cunto amor vuelvo hacia ti los ojos del corazn! Yo veo que eres un nido de guilas! En la Bohemia afilan su pico los pequeuelos y ensayan el aletazo demoledor de torres! De la Cautiva saldrn los grandes poetas, los grandes filsofos y los grandes oradores; los primeros harn resonar la trompa de oro con sones de victoria; los segundos oh Tacna! Proclamarn la verdad de tus sabios, y los ltimos harn caer su palabra, como lluvia repetida, sobre el campo de tus derechos. Adis, amigos mos. Lejos de vosotros labro mi capullo. Os cito para el saln conocido; all juraremos ante la espada, y escribiremos con lquido rojo, jams expuesto al aire, nuestra ltima resolucin sobre el blanco de nuestra bandera. Oruro, 24 de julio de 1892. ----(1) Juan Pagador: seudnimo de Rmulo Cneo Vidal, historiador, periodista, poeta ariqueo.
Carta n- 22
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Moquegua, enero 30 de 1895 Seor Jos Payan Lima Muy seor mo Acabo de informarme que la colonia, por el distinguido rgano de usted, trata de honrar los restos del que fue coronel don Juan Luis Pacheco de Cspedes, muerto en el combate de Torata, ocurrido el 27 del corriente. El encargado de usted, seor Minutto, supongo que ha de escribir a usted por correo de hoy, hacindole presente que, lejos de oponer inconveniente alguno al respecto, he ofrecido cuanta facilidad de mi depende, para coadyuvar al noble y generoso objeto que se propone la colonia cubana, lo que har, en efecto, en su oportunidad. Pero antes debo dejar constancia de lo siguiente, por lo que pudiera convenir. Inmediatamente que termin el combate, fue reconocido el cadver del coronel Pacheco, orden su traslacin a la iglesia del pueblo de Torata, con todos los honores militares que correspondieron a la clase que en nuestro ejrcito se le reconoca. Una vez en el templo, por disposicin ma, se le hicieron los honores religiosos con toda la solemnidad posible en una pequea capital de distrito, los despojos materiales del valiente coronel fueron encerrados en el mejor atad que en el pueblo pude encontrar y sepultados convenientemente. Una cruz de fierro con las iniciales del nombre y apellido del occiso, hace distinguir la ltima morada del coronel. En una palabra, he procurado llenar no slo los deberes humanitarios consiguientes en casos como los que
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relaciono: que he hecho tambin cuanto estuvo de mi parte, para honrar los restos del antiguo jefe, del compaero, del amigo que siempre me distingui con su aprecio y amistad, aunque recientemente formramos, l en las filas revolucionarias y yo en las del gobierno del excelentsimo seor general Cceres. Nada extrao tiene, pues, -seor y amigo- que haya querido cumplir hasta lo ltimo con los deberes que se deben al hombre, al amigo, y al compaero de campaa desde el ao 1879, luego despus la declaratoria de guerra nacional. Srvase, seor, patentizarlo as a la nobilsima y siempre patriota colonia cubana, tan querida entre nosotros, y aceptar, junto con el ofrecimiento de mi amistad franca y leal, la expresin de aprecio y consideraciones con que me ofrezco de usted, muy obsecuente amigo y seguro servidor. (Fdo.) Hctor F. Garca (En El Comercio de Lima, 1895)
Caracas, agosto 07 de 1897 Al seor Jos Mara Barreto Tacna Mi distinguido amigo: Muy agradecido estoy a la carta de usted y a los nobles sentimientos que la inspiran. Fue a mi llegada de Europa que encontr en Amrica el rumor de mi muerte: lstima grande que no sea verdad
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tanta mentira! La prensa americana ha colmado la medida de la generosidad. Aunque mi vanidad fuera insaciable, como el Minotauro de la fbula, no podra pedir ms al elogio, ni exigir para su satisfaccin un grano ms de la mirra embriagadora que manos piadosas queman sobre las tumbas de los hombres harto felices para no morir en el olvido. En la seora Cabello de Carbonera contest a todos mis generosos necrlogos, y a Rubn Daro, por su noble conducta, le escrib tambin, ambas cartas las ver usted publicadas una, en El Sufragio y otra en El Cojo Ilustrado, de esta ciudad, que le remito. Va con esta mi fotografa. Es la ltima que se ha hecho aqu. Cuente usted con que al revisar mis papeles, todos desordenados por esta vida nmada que llevo, escoger algo de lo indito que tengo, para enviar al gallardo peridico de usted. Yo sigo viaje para Nueva York, y all resucitar mi Hispano Amrica. Entre tanto crame usted aqu como all su verdadero amigo y servidor. Vargas Vila (Letras, 1897)
Carta n- 24
Carta de Artidoro Espejo al Director de La Voz del Sur Tacna, 29 de julio de 1900. Seores de La Voz del Sur Presente.
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Creo necesario hacer una ligera exposicin de la conferencia que, en el carcter de Presidente de la Sociedad de Artesanos El Porvenir, tuve con el seor Intendente de la provincia don Manuel Francisco Palacios B., el da 27 del presente. El Intendente me manifest que al examinar el programa de las fiestas del 28, haba notado que pensaba cantarse el Himno de Tacna; que ese himno era depresivo para Chile; que habindose escrito contra los chilenos, no poda permitirse se cantara en el teatro Municipal y que deba reemplazarse con el Himno Nacional del Per. Le contest que el programa de las fiestas del presente ao, era exactamente igual al que vena formndose desde hace ms de diez aos; que el ao pasado, siendo Intendente el mismo seor Palacios, se haba cantado el Himno de Tacna en el teatro Municipal, y que no era propio que en Tacna los peruanos, cantaran la letra del Himno Nacional. Insisti el seor Intendente en que no deba cantarse el Himno de Tacna, y entonces le dije que inmediatamente reunira al directorio de la Sociedad de Artesanos y llamara tambin a otros socios que pudieran ilustrarnos con su opinin y le comunicara lo que se acordara. Despus me pregunt si iba a tener lugar alguna procesin llevando estandarte. Le indiqu que se trataba nicamente de que la Sociedad de Artesanos fuera a misa llevando su nuevo estandarte para hacerlo bendecir. Entonces me dijo que mejor sera llevar el estandarte plegado a la iglesia, porque un estandarte era el smbolo de la soberana y como el de la Sociedad de Artesanos era estandarte peruano, no poda exhibirse en pblico; que una corporacin numerosa ocupaba la va pblica perturbando el trfico, y que poda suceder que un roto (palabra textual) nos insultara, provocando un conflicto.
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Le repliqu que el estandarte que llevaramos era de una sociedad de beneficencia; que todas las sociedades llevan, en Tacna, sus estandartes en las asistencias pblicas; que no crea justo que con un estandarte peruano debiera hacerse una excepcin, y que colocando polica podra fcilmente conservarse el orden. Me propuso que el estandarte fuera llevado solo por el directorio de la Sociedad. Le contest que todos los socios haban sido citados con ese objeto, y que me sera imposible convencerlos de que fueran al templo sin su estandarte. Despus de algunas otras observaciones, lo nico que pudo conseguirse fue que se permitiera a la Sociedad llevar el estandarte al templo, para que terminada la misa, volviera acompaado slo por el Directorio. Al despedirme, me indic que le mandara el programa reformado, para hacerlo publicar en El Norte. Le contest que le comunicara lo que se resolviera. La junta que convoqu resolvi, por unanimidad, no aceptar las condiciones impuestas por el seor Intendente, y no celebrar fiesta este ao, desde que no haba libertad para ello. Esta resolucin fue puesta en conocimiento de la autoridad. Respecto de las banderas pas lo siguiente: El 25, si mal no recuerdo, fue una comisin donde el Intendente para saber si era permitido poner en los edificios particulares, banderas peruanas el 28 de julio. El seor Palacios contest que si los peruanos tuvieran en Tacna un Cnsul, a otro representante oficialmente reconocido, que pidiera el permiso para poner banderas, lo concedera gustoso; pero no siendo as, le era imposible acceder.
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Esta contestacin y lo que sobre el particular public El Norte de ese da, nos hizo ver que ya se tena preparada la negativa. Despus se tuvo conocimiento de que el Ministro del Interior haba ordenado al Intendente de Tacna, que permitiera toda fiesta que no alterara el orden. Entonces se nombr otra comisin para que nuevamente preguntara al Intendente si permita poner banderas. Esta comisin no lleg a hablar con la autoridad, no obstante haberse anunciado. En mi entrevista hice yo especialmente la pregunta respecto de las banderas, y me contest que no poda permitir que se pusieran. Con este motivo record el incidente ocurrido con una bandera chilena el 18 de setiembre ltimo. Le hice algunas observaciones, pero todo fue intil; la prohibicin de poner banderas en el aniversario del Per era terminante. Igual cosa pas cuando pregunt si poda quemarse cohetes en ese da, se me dijo que en ninguna parte de Chile se permiten quemar cohetes; que con ello se alarmaba a la poblacin; se ocasionaban desrdenes y aun incidentes desagradables. Agradeciendo a ustedes, seores editores, la publicacin de la presente, me suscribo, atentamente. Su seguro servidor. M. Artidoro Espejo. (En La Voz del Sur, 1900) De la lectura atenta de la carta escrita por el doctor Artidoro Espejo, resumimos: a) El doctor Espejo, siendo Presidente de la Sociedad de Artesanos, convers con Manuel Francisco Palacios (intendente de la provincia de Tacna) el 27 de julio de 1900.
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b) El intendente chileno no quera que se cante el Himno de Tacna (compuesto por Modesto Molina Paniagua, en julio de 1886), porque agraviaba al estado chileno; en reemplazo, debera de cantarse el Himno Nacional del Per. c) El doctor Espejo replic que la programacin era similar a la de los ltimos diez aos transcurridos. Adems, era incongruente cantar el Himno Nacional, por estar cautivo la poblacin tacnea. Este aspecto se dilucid con que el doctor Espejo consultara al directorio de la Sociedad. d) Sobre la bendicin del estandarte de la Sociedad de Artesanos, el Presidente de dicha institucin asever que dicho acto religioso se efectuara en el templo de San Ramn. El intendente expres: que mejor sera llevar el estandarte plegado a la iglesia, porque un estandarte era el smbolo de la soberana y como el de la Sociedad de Artesanos era estandarte peruano, no poda exhibirse en pblico; que una corporacin numerosa ocupaba la va pblica perturbando el trfico, y que poda suceder que un roto (palabra textual) nos insultara, provocando un conflicto. Le repliqu que el estandarte que llevaramos era de una sociedad de beneficencia; que todas las sociedades llevan, en Tacna, sus estandartes en las asistencias pblicas; que no crea justo que con un estandarte peruano debiera hacerse una excepcin, y que colocando polica podra fcilmente conservarse el orden. Me propuso que el estandarte fuera llevado solo por el directorio de la Sociedad. Le contest que todos los socios haban sido citados con ese objeto, y que me sera imposible convencerlos de que fueran al templo sin su estandarte. Despus de algunas otras observaciones, lo nico que pudo conseguirse fue que se permitiera a la Sociedad llevar el estandarte al templo, para que terminada la misa, volviera acompaado slo por el Directorio. ()
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Le contest al intendente, que le comunicara lo que se resolviera. La junta que convoqu resolvi, por unanimidad, no aceptar las condiciones impuestas por el seor Intendente, y no celebrar fiesta este ao, desde que no haba libertad para ello. Esta resolucin fue puesta en conocimiento de la autoridad. e) Sobre las banderas peruanas, el doctor Espejo asever: que el da veinticinco de julio, fue una comisin donde el Intendente para saber si era permitido poner en los edificios particulares, banderas peruanas el 28 de julio. El seor Palacios contest que si los peruanos tuvieran en Tacna un Cnsul, a otro representante oficialmente reconocido, que pidiera el permiso para poner banderas, lo concedera gustoso; pero no siendo as, le era imposible acceder. () Entonces se nombr otra comisin para que nuevamente preguntara al Intendente si permita poner banderas. Esta comisin no lleg a hablar con la autoridad, no obstante haberse anunciado. En mi entrevista hice yo especialmente la pregunta respecto de las banderas, y me contest que no poda permitir que se pusieran. Con este motivo record el incidente ocurrido con una bandera chilena el 18 de setiembre ltimo. Le hice algunas observaciones, pero todo fue intil; la prohibicin de poner banderas en el aniversario del Per era terminante Despus se tuvo conocimiento de que el Ministro del Interior haba ordenado al Intendente de Tacna, que permitiera toda fiesta que no alterara el orden.
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Seor Mximo R. Lira Presente Respetado seor y amigo: Voy a dar respuesta a su apreciable carta de esta fecha, haciendo la exposicin de lo que recuerdo en nuestra conversacin de ayer, a fin de que si hay exageraciones en la publicacin de La Voz del Sur, se rectifiquen y se deshagan las erradas impresiones que haya podido producir, como usted lo quiere. Cuando me present donde usted, ignoraba que me haba hecho llamar e ignoraba tambin el objeto de la llamada. Mi nimo al presentarme en la intendencia fue ponerme de acuerdo con usted, acerca de las reparaciones que iba a emprender en el templo de San Ramn, y preguntarle con cunto podra contribuir el fisco para estos trabajos. Esta fue mi determinacin. Pero cuando nos pusimos al habla, usted me dijo: lo he hecho llamar, habindole contestado: que no saba, porque no estaba en casa, que recin me vena de la iglesia. Si usted me hubiera dicho que me llamaba para aplaudir mis propsitos y ofrecerme cooperacin, pero que extraaba que en esto hubiera querido prescindir de la autoridad administrativa, mi contestacin hubiera sido de agradecimiento, asegurando que haba ido a la intendencia a ponerme de acuerdo con la autoridad en las reparaciones que iba a hacer.
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Pero lejos de esto, usted, despus de ofrecerme el asiento con la amabilidad que lo caracteriza, me dijo: Le he hecho llamar para decirle que usted no puede emprender trabajos en el templo de San Ramn, por ser este templo de propiedad fiscal. Aqu fue mi sorpresa, porque no lo esperaba, pues que llevaba casi certeza de tener en la autoridad el mejor apoyo. A esta sorpresa ma llama La Voz del Sur asombro. No me asombr, fue una sorpresa, en medio de la cual dije que el templo de San Ramn no era propiedad fiscal, sino de la iglesia, por lo cual estaba bajo mi administracin; pero que si usted crea lo contrario, furamos al juicio que pusiera en claro el derecho legtimo de la iglesia. Conviniendo en esto los dos, y ofrecindole yo que paralizara mis trabajos mientras tanto, sigui entre nosotros la conversacin ms familiar y sincera, como han sido las que siempre hemos sido. Y fue entonces cuando usted me dice que las reparaciones que se iban a hacer le parecan inadecuadas, y que lo que haba que hacer era concluir cuanto antes el templo en construccin. Tambin me ofreci usted espontnea cooperacin para mejorar el canto del coro en las distribuciones del culto; y otras cosas que, por no ser pertinentes al asunto que motiva esta carta, no menciono. Altercado desagradable, prohibicin terminante no ha habido, sino en la forma que dejo indicada. Esta es la verdad de lo acontecido en nuestra conversacin de ayer, salvo error; y lo digo en respuesta a su apreciable, para que haga de esta carta el uso que quiera.
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Quedando como siempre de usted su atento y seguro servidor Jos F. Anda (La Voz del Sur de Tacna, 1906)
Carta n- 26 Carta de Vitaliano Berroa a Benedicto Rosado Arica, 18 de agosto de 1906 Seor don Benedicto Rosado Putre Seor cura: He recibido su oficio del 31 del corriente dirigido desde la viceparroquia de Putre. Me trascribe usted una nota del Subdelegado seor Reynaud, por la que le impide, por orden del Gobernador del departamento, el asentar en los libros parroquiales partidas de matrimonios o de bautismos y expedir copias o certificados de documentos o partidas ya asentadas a los libros. Adems, el Subdelegado de Putre de motus propio hace una declaracin inusitada, por decir lo menos, al ofrecerle a usted el uso de la casa cural, como si l fuera dueo de ella, aadiendo una contradiccin terminante, al decirle que ella es cural o fiscal, lo que discutir con el prroco reconocido por el supremo gobierno. No quiero entrar en el fondo de la cuestin, limitndome a impartir a usted las rdenes que dejen a
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salvo derechos incuestionables, en cuyo ejercicio nadie debe inmiscuirse. Es su deber asentar en los libros parroquiales partidas de matrimonios o de bautismos y expedir copias o certificados de documentos o partidas ya asentadas en los libros. Me extraa y me resisto a creer que el seor Gobernador haya impartido aquellas rdenes prohibitivas, porque si a usted no le pueden impedir bautizar a los nios y bendecir las uniones de los esposos catlicos, tampoco le pueden impedir llevar los libros correspondientes en que se registren tales hechos, para que en todo tiempo haya memoria de los que han ingresado al cristianismo y de los hogares catlicos que se han formado; otra cosa sera si usted pretendiese llevar el registro civil de nacidos y casados. Por el mismo motivo no se le puede impedir la expedicin de certificados de esos actos religiosos, porque solo usted puede certificar quines pertenecen al gremio de la iglesia por haber ingresado a ella por el bautismo, y cules esposos acudieron al pie de los altares a recibir la bendicin nupcial. Si tales certificados no tienen valor, esa desautorizacin la darn los tribunales y dems autoridades en vista de esos documentos. Debo declarar a usted que la casa cural pertenece a la parroquia de Beln, mientras esa propiedad no se dispute legalmente por los personeros del fisco, que no son los subdelegados. Dios guarde a usted. J. Vitaliano Berroa. (La Voz del Sur de Tacna, 1906)
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Carta n- 27 Carta de Benedicto Rosado al Director de La Voz del Sur Putre, 24 de agosto de 1906 Seores redactores de La Voz del Sur Tacna Honda sensacin ha sufrido el vecindario de este pueblo, con la llegada de una comisin compuesta de seis policas a cargo del oficial seor Jos del C. Maldonado, quienes, una vez que llegaron el da 23 del presente a las 04,00 p. m.- se pusieron a las rdenes del Subdelegado, don Mauricio Reynaud, el que con este auxilio, procedi a tomar preso al prroco don Benedicto Rosado que ejerca sus funciones eclesisticas en este pueblo, en representacin del seor Jess del Carpio, cura propietario de esta viceparroquia. El Subdelegado procedi en este acto sin ningn miramiento y hasta con rudeza, pues no permiti, siquiera, que el expresado sacerdote acabara de administrar el bautismo a varias criaturas que esperaban este sacramento. Una vez preso el seor cura y conducido, en calidad de tal, a la Subdelegacin, el seor Reynaud le oblig a que fuera nuevamente con l a la iglesia, en donde le exigi que le hiciera entrega de ella El seor Rosado le manifest que l acataba la orden del Juzgado de Letras, respecto a su persona, pero que no poda hacer entrega de la iglesia por no estar autorizado, agregando que si l gustaba la invadiera e hiciera en ella lo
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que creyera conveniente, ya que dispona de fuerzas para tal cosa. El Subdelegado penetr entonces en el templo acompaado de algunos soldados, dejando uno en la puerta para que no entrara nadie. Despus de un gran rato de permanencia en el interior del sagrado recinto, salieron todos y quitando las llaves al mayordomo, cerr las puertas y las lacr. En seguida colocaron al seor Rosado en la casa donde estaba alojado con centinela de vista hasta el da siguiente en que emprendieron marcha para Arica. Advertir a ustedes, seores redactores, que en este pueblo existe como en todos los dems- una casa cural construida a expensas del vecindario. El Subdelegado pretextando ser casa fiscal, la ocupa para oficina civil, Subdelegacin y escuela, ahorrando as los emolumentos que para pagar arrendamientos de casa le da el fisco. Se acusa al seor cura de usurpacin de funciones pblicas. Un pretexto como otro cualquiera, seores redactores. No dudamos que los tribunales de Justicia de la provincia decretarn en el acto la libertad del seor Rosado y le dejarn cumplir tranquilamente las obligaciones de su sagrado ministerio. Soy de usted su atento y seguro servidor. Agregaremos aqu, para completar las informaciones que se nos dan en la carta que precede, que el seor cura
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Rosado lleg esta maana a Arica, en donde contina en prisin. (La Voz del Sur de Tacna, 1906)
Carta n- 28 Carta de J. Vitaliano Berroa dirigida al Director del diario La Voz del Sur Arica, 31 de agosto de 1906 Seores redactores de La Voz del Sur Muy seores mos: Con algn atraso me he impuesto de un artculo editorial que trae el n 1311 de El Pacfico intitulado Para la inteligencia del caso del presbtero don Benedicto Rosado . Para rectificar las afirmaciones del editorialista suplico a ustedes se dignen dar cabida en su popular diario a las siguientes lneas. Es verdad que segn el artculo III del Tratado de Ancn, el territorio de las provincias de Tacna y Arica est sujeto a la legislacin y autoridades chilenas, pero l a aplicacin de esas leyes se limita, por la naturaleza de la situacin creada a causa de la posesin precaria que Chile tiene en estas provincias. Es por esto que las disposiciones de la legislacin chilena no pueden aplicarse a los asuntos religiosos de esta seccin de la Dicesis de Arequipa; esto mismo acontece con las leyes constitucionales y dems secundarias que se refieren al derecho de sufragio y electoral que no se aplican a los habitantes de Tacna y
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Arica, porque no estn incorporadas a la entidad poltica de la Repblica de Chile. De aqu se deduce lgicamente que el ejercicio de las atribuciones del patronato chileno, segn el Tratado de Ancn, no alcanza a este territorio prendario, por no haberse legalmente segregado de la Dicesis de Arequipa. Esta es la razn por qu el Presidente de Chile nunca ha intervenido en el nombramiento de los obispos de Arequipa, como tiene derecho de hacerlo con los prelados de las dicesis chilenas; esta es la razn porque el Delegado Apostlico residente en Lima es el que ejerce su jurisdiccin eclesistica en estos curatos, sin que haya sido disputado ese derecho por el seor Delegado, residente en Santiago; esta es la razn por qu el gobierno de la Moneda ha trabajado con todas sus fuerzas e influencias para obtener del Santo Padre la mutilacin de la Dicesis arequipea; cuando esto ltimo consiga, el ejercicio del patronato por parte de Chile ser legal y obligatorio en estas parroquias. Pero voy a concederle al editorialista de El Pacfico que sea una realidad el derecho del Presidente de Chile para ejercer cannicamente las atribuciones del patronato en Tacna y Arica. Aun en ese supuesto no encuentro fundamento al pretendido pase para el nombramiento del seor Rosado. Este seor fue nombrado cura encargado de la parroquia de Berln por el diocesano de Arequipa y con ese carcter empez a ejercer sus funciones propias, cuando el seor Gobernador del departamento pretendi impedirle, exigiendo el previo pase para su nombramiento; el suscrito se opuso a esta exigencia fundado en razones claramente expuestas en diferentes oficios que corren en los antecedentes del juicio criminal iniciado al seor Rosado.
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Para refutar las aseveraciones de El Pacfico me basta copiar lo que al respecto escribe el reverendo seor don Justo Donoso, Obispo de la Serena, y miembro de la Facultad de Teologa y Ciencias Sagradas de la Universidad de Chile, en su obra Derecho cannico americano cuyas doctrinas son justamente seguidas en Chile, advirtindose que el autor es ardiente defensor de las regalas del Patrn. Escribe el seor Donoso: Los curas interinos que administran las parroquias, sea por estar suspendidos los propietarios, o por enfermedad, o ausencia de estos, o por muerte, renuncia o destitucin de los mismos, mientras se proveen las vacantes por oposicin con arreglo a las leyes, son nombrados exclusivamente por los prelados eclesisticos, sin que intervenga ninguna presentacin, de parte de las autoridades que ejercen el patronato. El canonista Zolozano citado por el mismo Donoso dice: ni al Patrn se le perjudica, ni hace agravio, en que el nombrado por el prelado, entre a ejercer semejante ministerio en intern, sin su presentacin; porque esta de derecho solo le compete en los beneficios que se proveen en propiedad. Si en Chile se acostumbra dar cuenta al supremo gobierno o a los intendentes respectivos de los nombramientos de interinos que hacen los prelados para la administracin de las parroquias vacantes, hasta este acto de cortesa cumpli el seor Rosado, comunicando su nombramiento a los subdelegados, observando la va jerrquica. Dispensen ustedes la extensin de la presente y acepten las expresiones de aprecio de su seguro servidor y capelln.
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J. Vitaliano Berroa, cura y Vicario de Arica (La Voz del Sur de Tacna, 1906)
Carta n- 29 Carta de J. Vitaliano Berroa al Director de La Voz del Sur Arica, agosto 28 de 1907 Seor Director de La Voz del Sur Tacna Muy seor mo: Quedar agradecido a su atencin, si se digna insertar en su diario la presente. De vena estuvo el pudoroso editorialista de El Pacfico de Tacna, al referir el hecho bblico de la desnudez de No, como prefacio de su artculo, con que ha credo conveniente comentar la carta que dirig a La Voz del Sur sobre el clero peruano. Afirma que le sobran documentos () para probar que el clero de Tacna no tiene moralidad: este juicio est en pugna con la conciencia pblica, que reconoce que el clero peruano, con rarsimas excepciones, cumple austeramente sus deberes. Iniciar polmica en este terreno, sera mortificar al pblico y faltarle el respeto, no porque resulte verdad lo que sospecha, sino porque hay que considerar la fecundidad de imaginacin que debe poseer el periodista de
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El Pacfico, que tras del hecho bblico, que da vida a su artculo, vendran las pginas desvergonzadas estilo Zolacon que nos amenaza. Qudese para l esa ingrata tarea, que lo mismo podra referirse a algunos miembros que forman la excepcin en el respetable clero chileno. El seor Prado Fernndez asegur que las familias chilenas no se confesaban jams con un sacerdote peruano, lo que le contradije, precisamente defendindolas contra ese rudo golpe, porque la nacionalidad de un sacerdote no es obstculo para cumplir con los deberes religiosos, mxime si pueden dirigirse a los de la minora, de conducta moral, que acepta el contendor. Por esto deca que si al seor Prado Fernndez le informaron, en Tacna, de hallarse alguna familia en esta condicin, sera porque sta no acostumbraba confesarse en ninguna parte, y que en Arica no exista familia catlica que se alejara de los sacramentos por una consideracin semejante. No hay en este punto, pues, ninguna suposicin temeraria de mi parte: el audaz habr sido el periodista Prado Fernndez y sern audaces los que piensen que las familias catlicas chilenas se alejen del confesionario, porque temen encontrar all, en vez del sacerdote, al propagandista enemigo de su patria. Es aventurado suponer que el Obispo de Arequipa se resiste a que ejerzan aqu su ministerio sacerdotes chilenos, por temor de que pudieran hacer sombra, con su ciencia o con sus virtudes, a los curas peruanos: esas cualidades no se temen, sino que se buscan y constituyen el legtimo honor del clero catlico, y yo anhelo siempre la compaa de sacerdotes de estas condiciones, que me estimulen y me den el ejemplo. Ser ms bien una medida de prudencia del Obispo, que trata de evitar contiendas polticas, perniciosas para la religin, prefiriendo la homogeneidad del clero, es decir, que sea en su totalidad peruano o chileno, para
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cumplir con tranquilidad su misin evanglica, dado el estado especial en que se hallan estos territorios. Slo una ardiente fantasa puede divagar tanto sobre el telegrama del Obispo de Arequipa, por el que bendijo a los que, titulndose cautivos, le dieron la bienvenida en la ocasin rememorada. Por lo que a m respecta, yo no he hecho alusin alguna inconveniente como lo quiere hacer entender el periodista chileno de Tacna- al rectificar la aseveracin de que los chilenos abandonaron el templo, siguiendo al seor Ministro de la Corte, y si califiqu de nota discordante la actitud del respetable seor Ministro, ello no significa censura alguna, puesto que puede vibrar una nota muy sonora; que no pertenezca a determinada meloda, de las muchas que puede producir la gama musical del sentimiento patritico. Saludo a usted afectuosamente. J. Vitaliano Berroa (La Voz del Sur de Tacna, 1907)
Carta n- 30 Carta de Jos Flix Anda a Mariano Holgun Tacna, 6 de setiembre de 1907 Ilustrsimo monseor Mariano Holgun Ilustrsimo monseor: Estuve en Estique, a hacer la fiesta del Corpus y atender otras necesidades de estos fieles y he realizado
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matrimonios, bautizos que se han presentado, leyendo las proclamas todos los das que he permanecido all para cumplir de algn modo lo prescrito, atendidas las circunstancias, lo que pongo en conocimiento de usted ilustrsimo, para que se digne aprobar mi procedimiento. Los indios, con motivo de hallarse sin sacerdote que los atienda en sus necesidades espirituales, aprovechando de mi presencia en dicho pueblo me presentaron un acta original, la que mando para que usted ilustrsima, disponga lo que sea conveniente. Tengo conocimiento de las sesiones diplomticas con respecto a nuestra situacin fracasaron y no se ha conseguido nada en nuestro favor. Hoy, el seor Intendente est inscribiendo como propiedad fiscal la iglesia en construccin, y juzgo que esto hace slo por negarme la personera cuando me presento oponindome a esta inscripcin. Ya me lo ha dicho que todos los cooperadores que tengo conmigo slo pueden decir misa y que yo quedar pronto anulado por falta de exequtur en nuestro nombramiento. Si la delegacin apostlica, el supremo gobierno no han seguido nada Cmo va a hacer este Vicario? Si me dejan algn tiempo con jurisdiccin Cmo dirijo solo esta inmensa parroquia con el hospital, las viceparroquias? Yo viejo y enfermo, voluntad no me falta, pero fuerzas me faltan Se va a consentir que esta parroquia quede sin servicio?
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Tantas veces he pedido a usted ilustrsima normas de conducta en esta aflictiva situacin, ninguna respuesta he conseguido. Yo pensaba ir a esa por tantos asuntos ni tengo parte, pero ni usted me da la licencia ni las circunstancias me lo permiten Cmo se me aligera un poco tanto trabajo abrumador? Yo que padezco, que sufro, opino ya que otra cosa puedo hacer que se pida el exequator y se mande otro personal para que releve al presente que est cansado de tanto sufrir. O en su defecto, que se gestione todo inters para hacer presente a Chile que no tiene derecho en sus arbitrarias pretensiones. Ilustrsima, ms que nunca tengo varios asuntos por lo que necesito consultar con usted ilustrsima, personalmente Cmo lo hago? Pronto sabr usted ilustrsima, el curso que tomaron las cosas y deseo que usted no me deje solo. Dios guarde a usted ilustrsima, Jos Flix Anda
Carta n- 31 Carta de los hermanos Barreto Bustos a Jos Flix Anda Tacna, 16 de abril de 1909 Seor cura y Vicario de la parroquia don Jos Flix Anda
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Presente Respetado seor cura: El Pacfico ha publicado en su edicin de anoche un suelto de crnica en el que se trata de desautorizar la relacin que La Voz del Sur hizo el mircoles ltimo para dar a conocer al pblico la conferencia que el da anterior celebraron en la quinta Las Palmeras, su excelencia el Presidente de Chile y usted, acerca del servicio religioso de Tacna y Arica. Dice, al efecto, el diario chileno de la localidad que las frases que La Voz del Sur atribuye a ambos conferenciantes no estn conformes con lo que se dijo y que en la mencionada relacin se estampan declaraciones con errores sustanciales que alteran la verdad de lo ocurrido. Esta desmentida, seor cura, pone la seriedad de nuestro peridico en tela de juicio, y hace falta, por tal motivo, que la autorizada palabra de usted desvanezca las dudas que, respecto de este asunto, puedan haber surgido en la opinin pblica. En consecuencia, rogamsle, encarecidamente, se sirva decirnos cules son las declaraciones con errores sustanciales que aparecen en nuestra relacin del mircoles a fin de rectificarlas en el acto y dejar establecida, de esta manera, la verdad absoluta de las importantes declaraciones formuladas en presencia de usted por el primer magistrado de Chile. Reciba usted, estimable seor cura, nuestros agradecimientos anticipados por este sealado favor y
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acepte usted, al mismo tiempo, las expresiones de nuestra ms distinguida consideracin. Hermanos Barreto
Carta n- 32 Carta de Jos Flix Anda a los hermanos Barreto Bustos Tacna, 16 de abril de 1909 Seores hermanos Barreto Presente Muy seores mos: Contestando la carta de ustedes de esta misma fecha me apresuro a decirles que la relacin hecha en La Voz del Sur de la entrevista que tuve en la quinta Las palmeras con su excelencia el Presidente de Chile contienen, en esencia, las declaraciones formuladas en aquella oportunidad por el excelentsimo seor Montt. A mi juicio, los errores que hay en esa relacin son ms bien de forma que de fondo, salvo que El Pacfico juzgue errores sustanciales: 1 El que ustedes llamen conferencia a lo que fue una simple conversacin. 2 El que ustedes digan que el Presidente de Chile iba a dirigirse al Obispo de Arequipa, cuando lo que manifest su excelencia fue que iba a conseguir del
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mencionado Obispo el nombramiento de tres sacerdotes chilenos para Tacna, y 3 El que ustedes empleen la forma suplicatoria en la primera pregunta que me hizo el excelentsimo seor Montt cuando la forma que emple su excelencia en ese caso fue desnuda de toda frase que significara una peticin. Debo agregarles, por lo dems, que no fue el Presidente el que design los puestos que tendran los tres sacerdotes chilenos, sino yo, ponindome en el caso hipottico de que el Obispo de Arequipa autorizara la venida de esos sacerdotes a esta parroquia. Tambin creo del caso manifestarles que no fue el excelentsimo seor Montt el que me invit a visitar la iglesia de San Ramn, sino yo, por el contrario, quien invit a su excelencia. Fuera de estos puntos no hallo otra cosa que cambie sustancialmente la relacin publicada el mircoles en La Voz del Sur. Dejo contestada as la apreciable carta de ustedes y aprovecho la oportunidad para manifestarles mi consideracin y aprecio. Jos Flix Anda (La Voz del Sur de Tacna, 1909)
Carta n- 33 Carta de Jos M. Flores Mestre a Mximo Lira Tacna, a 17 de noviembre de 1909
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Seor Intendente de la provincia, don Mximo R. Lira Seor Intendente: Cumplo con el doloroso deber de comunicar a usted el fallecimiento del seor cura y Vicario de esta parroquia, don Jos Flix Anda, acaecido ayer a horas 05,50 p. m. Al mismo tiempo participo a usted que, por orden del ilustrsimo monseor Obispo de esta Dicesis, me ha encargado de la administracin de la parroquia. Lo que tengo el honor de comunicar a usted para los fines legales, Dios guarde a usted, J. M. Flores Mestre
Carta n- 34 Carta de Jos M. Flores Mestre a Mximo Lira Tacna, 23 de noviembre de 1909 Seor Intendente de la provincia, Don Mximo R. Lira Seor Intendente: Tengo el honor de comunicar a usted que el ilustrsimo monseor Obispo de la Dicesis, en diecisis del mes en curso, me ha nombrado cura interino de esta parroquia de San Pedro de Tacna y que en tal virtud y por haber tenido conocimiento slo hoy de esta disposicin del
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Diocesano, asumo desde este momento el cargo que me ha sido encomendado. Lo que me es grato poner en conocimiento de usted para los fines de ley, Dios guarde a usted. Jos Flores Mestre
Tacna, 24 de noviembre de 1909 Seor Intendente de la provincia Don Mximo R. Lira Seor Intendente: Ayer, a las cuatro p. m. que recib orden del ilustrsimo monseor Obispo de la Dicesis de comunicar oficialmente a usted mi nombramiento de cura interino de esta parroquia, hice entregar al seor Secretario de esa Intendencia el oficio de estilo en el que, adems, haca saber a usted que desde ese momento asuma, en tal carcter, la parroquia. No obstante esto, se ha llevado a cabo la clausura de las iglesias que hay en esta ciudad, segn me dicen, a las doce de la noche.
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Igual cosa ha pasado con las iglesias de la viceparroquia y en una de stas, la de Calana, el Subdelegado de ese pueblo, con amenazas y aseveraciones falsas, como decir que yo haba dicho a usted quien era la persona que tena las llaves del templo y deba entregarlas, se ha apoderado de ellas. Hechos de esta naturaleza, que estimo atentatorios a los derechos de la iglesia catlica protegida y bien amparada por las leyes de Chile, me obligan, como prroco que soy, a protestar de ellos, reservndome el derecho de pedir amparo a los tribunales de justicia. En las dos iglesias de esta ciudad, San Ramn y Espritu Santo se halla reservada la sagrada eucarista y no siendo posible dejarla as, una vez que han sido clausurados esos templos, dgnese usted disponer que el da de maana se abran las dos iglesias a fin de poder celebrar el santo sacrificio de la misa y consumir las sagradas formas. Yo celebrar en San Ramn y el presbtero seor Quiroz en el Espritu Santo. Dios guarde a usted. Jos M. Flores Mestre (La Voz del Sur de Tacna, 1909)
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Lima, 14 de febrero de 1924. Ilustre principista: Muy grata sorpresa tuve al recibir su carta pues en silencio obstinado haba sido el indicio ms elocuente de su pereza, de la que ya ni tena derecho para quejarme porque un quid progno / as creo que se escribe y no soy latinista como (mi casi jefe don German) me impidi cumplir con mi promesa de entregarle algunos libros, que por lo dems, segn veo, habran sido pospuestos por cosas intiles etc. Y si algo tiene de fastidioso para m esta correspondencia que se inicia y que deseo que no se interrumpa a pesar de ello, es el hecho de obligarme a poner pluma nueva a mi lapicero y a buscar mi viejo papel para escribir. Porque las despensas de estas vacaciones se llenan invariablemente con las viejas provisiones: la monotona del trabajo diario alternada pasajeramente con alguna distraccin: pongo trabajo por pudor porque suena bien y porque al fin y al cabo trabajo es ir a las mismas horas todos los das, a las oficinas que tienen la honra de albergar a tan alto personaje como me crea antes yo. Dos veces he apualeado con saa criminal a don Manuel Ignacio de Vivanco, una en Mundial y otra en Variedades pero ello fue anunciado slo como preliminar de un descuartizamiento minucioso. Desmortajamiento que tardar mucho en hacerse pblicamente y eso espero que cuando yo llegue al otro mundo tendr compasin el alma de la pobre vctima y no desenvainar la espada gloriosa de Cachamarca, Yumira, Arequipa, etc. para castigar mis ultrajes. Y aun suponiendo que yo quisiera tan mal a mi hombre para atentar decididamente contra (l) opacndolo de las felicidades del olvido en que est, sera una sensualidad ms o menos frvola, un lujo demasiado caro.
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Se satisfara mi vanidad al ver mi nombre en los escaparates de las libreras junto a Anatole France, al caballero audaz y a Roberto Maclean Estens y al ver dos o tres elogios periodsticos cuyos trminos (hoy) conocemos ya. Pero no me atrevo a afirmar que se venderan diez ejemplares: veinte o treinta de regalo a amigos dilectos con dedicatorias elocuentes: lo leeran ocho; lo criticaran veinte siempre al encontrarme me daran frases afectuosas, y fuera del ambiente que llamaremos literario se suscitaran por todo comentario, frases con espritu anlogo a esta: joven que ha escrito este libro es hermano del diputado no? Todo esto puede ser la Gloria pero el billete de entrada cuesta treinta o cuarenta o cincuenta libras. Vale decir, un viaje al interior o al extranjero. La estupenda compaa de (Duran?) Torzoff cobra solo cinco (- - -) por platea. Comprendo la publicidad como medio para vivir: ejemplo, Luis Alberto Snchez, lo necesito urgentemente ganar dinero ni estoy en condiciones para hacerme pagar mis producciones. La publicidad se vuelve una cuestin de compromiso, sin esa urgencia, es decir una cosa circunstancial inferior. O puede tener un justificativo ms amplio y ms alto: servir de propaganda, desdear a la Belleza por frvola y por egosta y a la erudicin pa pesarla, y por intil para buscar la justicia. No el estudio del pasado y no estudio del presente tan dramtico, son, obligatoriamente interesante. Ni el estudio cortas, libros y peridicos sino el contacto directo con la vida y la obra la literatura que cultive. As parece. Si no obsesin y especializacin ser motivo preferente. No creo que me obligue a nada mi pasado espiritual. La inquietud tiene en s misma su plenitud y explicacin. La ciudadana que acabo de cumplir el doce me autoriza a considerar como paleoltica a la poca que la precede.
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Del resto, de la literatura impublicable, la que basta fragmentariamente de cada emocin artstica no le hablo porque eso no puedo ni debe mostrarse en vitrinas. Y perd por esta larga espeluznante justificacin en la que quiero publicarme a m mismo. Hablemos de usted: si me he antepuesto es solo por seguir el orden de la carta que contesto a vuelo pluma segn lo notar por las enmendaduras, cacofonas, etc. etc. que abundan en lo ya escrito y que abundarn seguramente en lo que est por escribirse. Eso de dar recetas o (terapia) en forma de consejo resulta tan difcil como un amoro que estoy intentando. Pontificar, (advertir) hacer retrica! Qu horror! (Es si que?) (---) el consejo a seguir si algo puedo decirle es esto: poeta, ensayista, novelista o historiador (que todo lo podra hacer de modo que la discrecin me impide elogiar) no es la aventura principista la que puede dar muchos laureles a su primera salida. Los entuertos que hay que deshacer, los desalmados gigantes con quienes hay que combatir no estn entre las mseras gentes donde los van a buscar. Quijotera sin quijotismo, obra de juventud pero sin rebeldas, obra de camarilla donde prima la mediocridad ms crasa (hago la excepcin de t y otra mas) va a atacar no a lo palpitante, no a lo que merece ataque inmediato como es la dictadura que se va a perpetuar por medio y va a defender no a lo que es lucha y abnegacin y sacrificio para tantas necedades librrimas en el mundo. Actitud (---) puesto que persigue a los perseguidos, favorece a los poderosos y que ( usted ) que no tiene intereses cannicos y sociales hasta polticas que defender, que no tiene inconfesables odiosidades personales que
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vengar habr de arrepentirse despus de haber secundado. Esto, si se realizan sus propsitos. Yo s de muchos casos idnticos a la Revista de Portugal de que habla Gheirgen Las Masas Pero que esto resulta tambin receta: le medecin malgre (hui?) . Ningn (otro tema) ni ninguna novedad por el estilo ha aparecido desgraciadamente en el tiempo que media entre su ausencia y este clido mes de febrero. Habr ledo del libro de Guillen a favor de la reeleccin tan vilmente refutado por Mora y por Jos Diez Canseco quien le hizo una parodia muy ingeniosa. Sabr usted tambin del artculo de Bedoya, contra Francisco Garca Caldern, refutado por del guila. Bedoya insistir en este nmero sobre el asunto con tono amostazado. Hay para rato con esto. Dice que no comprende porque sus compatriotas admiran tanto a Pancho. El da en que los libros de ste aparezcan en folletn y se vendan en kiosco y se titulen dos amores de una monja o el hijo del ahorcado o cosas semejantes recin podr hacerlo digno de que tan musitado crtico aplaque sus vas olmpicas. Lo que atrae el comentario general es la poltica, tambin. La exhibicin del partido democrtico, al que pertenece, dicho sea de paso, el futuro Director de Los Principios dio motivo al da siguiente a un gracioso conflicto entre los adherentes que solicitaban su remuneracin y los intermediarios que queran hacer un pequeo negocio, conflicto que concluy con la airada intervencin policaca, como si de una manifestacin estudiantil se tratase. Hay otros incidentes que no le interesarn y que prueban que el Ssamo brete (de la fuerza) est en apoyar la candidatura del patriota ciudadano que nos rige. Creo
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que el buen don Rafael Larco le va a suceder lo mismo que al candidato de (muestra?) revela, desgraciadamente inconclusa que no tiene tiempo ni para ver los fuegos artificiales que se van a encender en su honor. He estado en contacto estos ltimos das con el hermano de Auza mdico y recin venido de Estados Unidos. Est haciendo interesantsimos y originales estudios sobre Tacna partiendo desde el punto de vista sociolgico. Examinando a nuestra tierra, encuentro como causas del espritu de independencia, de altivez, de iniciativa que all hubo desde hace tanto tiempo segn probamos en memorables conferencias, en primer lugar la subdivisin de la propiedad fue originado desde la colonia, la ausencia del gamonalismo y de la opresin sobre el pueblo y adems el espritu pblico exento de predominio clerical. Esto est vinculado a otras tierras sobre la raza aborgenes (atacama y aymara) sobre las regiones originarias de las family espaolas que fueron a establecerse all, sobre el mestizaje y sobre la inmigracin europea que podran dar materia para un libro sin precedentes. Se acaba el tiempo y el papel destinados a nuestra charla y me veo precisado a darle hasta pronto un apretn de manos en nombre de la verdad de mi aprecio y de mi afecto. Jorge Basadre (*) (*) La carta se halla en el Fondo Miscelnico del Archivo Regional de Tacna. En pocos renglones, comunica mucho: efervescencia juvenil, irreverencia a lo retrgrado, la caligrafa especial se relaciona directamente con la manera cmo se comunica con su amigo Jos Jimnez Borja.
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No es con la palabra compaero, la ms hermos a que puede pronunciar un hombre libre, como le dirijo estas palabras tristes y fervorosas. Qu quedara entonces para espritus como Daniel Schweitzer, Presidente de la Federacin de Estudiantes de Chile, que en 1921 nos dirigi a los estudiantes del Per una carta que guardamos en nuestro recuerdo y en nuestro corazn abjurando del pasado en lo que tuvo de malo y de injusto? Compaero en la edad, en el amor por la justicia que en l no est desviado por el orgullo de pertenecer al pas vencedor, en el ensueo de una Amrica unida, sin iniquidades internacionales ni sociales. Respeto personal, simpata, curiosidad puede haber al hablarle a usted; pero no el respeto uncioso, apostlico que debe inspirar el saludo proletario. Al leader obrero que viene a sumarse a la dispendiosa exhibicin plebiscitaria chilena, dan ganas de decirle burgusmente: Excelentsimo seor. Un ignorado estudiante peruano se dirige a usted sin ms ttulos que sus veinte aos y que su inquietud social. Porqu se agigant en su alma adolescente el culto de los valores morales cuando supo que desde hace muchos aos Juan Enrique Lagarrigue est proclamando en Santiago que Tacna y Arica deben ser entregadas al Per, que Carlos Vicua Fuentes perdi su ctedra porque dijo la misma verdad, que Domingo Gmez Rojas muri en 1920, en una crcel de Santiago despus de escribir sobre la justicia unos versos que muchos jvenes de Amrica sabemos de
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memoria, mientras sus compaeros eran calumniados, perseguidos, befados al no sumarse a una movilizacin criminal contra el Per; porque tena fe y esperanza en la vanguardia del proletariado y de la juventud chilenas para que la llaga purulenta que envenena la conciencia americana se cicatrizara en la nica forma cmo es posible que lo sea, ha sido extraa y sorpresiva la aparicin del leader comunista de Chile en el mismo escenario donde tan bien estn el general Fernndez Pradel y don Luis Barcel. Dicen que usted es tacneo. Ello implica que usted conoce de cerca el problema, que sabe cmo en 1894, cuando el plebiscito debi realizarse legalmente, el Per hubiera obtenido una votacin cannica; cmo hasta 1918, con ligeras variantes el resultado hubiera sido igual; cmo el militarismo y la burguesa de Santiago, han apelado a la violencia contra los regncolas, primero contra sus instituciones y despus contra ellos mismos. Por ms triste que haya sido la niez pobre de usted, no ha sido tan triste como la niez de aquellos que entre sus canciones de cuna ya oyeron la verdica histrica de la opresin, de aquellos cuyo sueo inocente fue turbado ms de una vez por el meeting hostil, de aquellos cuya vida quiz mediocre conoci lo fatdico y lo azaroso con la expulsin. Su sentimiento de la justicia brot slo ante el dolor de las fbricas? Nunca vio brotar las lgrimas de una mujer tacnea, esas lgrimas que dirase han sido juntadas para formar un pozo donde se purifican todos los peruanos? A qu pobres ha venido usted a defender en Tacna? El ser ms pobre ac es el indio. Y yo lo llevara a usted a Tarata para que viera a ms de ciento cincuenta refugiados de las poblaciones cercanas a la frontera, que han abandonado la choza a la que tan afectos son por su egosmo de indios y de pequeos propietarios, ante el
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terrorismo de los carabineros, esos carabineros que sirven tambin para masacrar a los obreros en los das de huelga. Lo llevara a Charaa, donde el cuadro es idntico, como si fuera calcado. Lo llevara a Cosapilla, a Caplina, a Challaviento, a Ancomarca, a todos los pueblecitos que han quedado desolados. Le dara a leer algunas cartas de conscriptos que estn en Copiap que no tienen ortografa pero que tienen ms emocin que un poema. Pero no ir usted hasta all. Seguir usted en Tacna. Alternar acaso con hombres que han ordenado o consentido el asalto de muchos contra pocos, con profesionales del insulto, con idelogos del laque; visitar usted los locales de las sociedades de nativos, organizadas sobre el modelo de algo horrendo para usted como para todo socialista del fascismo; tendr usted acaso un auditorio de obreros, pero obreros del Fisco, que no saben la Internacional sino el Himno de Yungay. Y el discurso que usted pronuncie en la plazuela, servir para los planes del General y del Obispo, del carabinero y del matn. Acaso perore usted para razonar su actitud. Y tendr usted que hacer prodigios de ingenio para poner epgrafes de Marx a esta obra del orgullo, de los intereses creados, del cuidado estratgico que Chile viene editando hace tanto tiempo, sin lograr concluirla, en Tacna y Arica, para ungir y santificar desde el punto de vista humano, la obra siniestra que inici Mximo Lira. Acaso cite usted ejemplos anlogos al suyo; pero no podr citar el nombre de Liebknecht, que grit profticamente contra la Alemania kaiserista y que fue leader comunista en Alemania, correligionario de usted; ni podr usted citar a Cachin, a Doriot, a todos los diputados comunistas franceses que an ahora mismo estn luchando contra la conquista, la violencia, la injusticia que Francia comete en frica.
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Y todos los tacneos, todos los peruanos que reclamamos Tacna y Arica tan slo por la misma razn con que la Rusia Sovitica reclam Ucrania y reclama Besarabia; todos los que hacemos del amor a la justicia internacional algo similar al amor a la justicia social, todos los que anhelamos la paz y la unin en Amrica, tendremos que quedarnos callados cuando, una vez ms, los chauvinistas nos hablen con el terrible argumento de los hechos. Lo saluda. JORGE BASADRE G. (*) (*) En Justicia 1926. Respecto de la carta puntualiza despus: abierta, el mismo semanario,
Hace quince das, de estas mismas columnas, Jorge Basadre dirigi al diputado comunista Luis V. Cruz una Carta Abierta, resaltando con enrgico relieve las incongruencias paradojales de su actitud. Luis V. Cruz no ha contestado. Bien es sabido que el leader del proletariado santiaguino lleg a Tacna para incorporarse de mlite sumiso a la propaganda chauvinista de Chile y que esta propaganda no polemiza, por sistema, sobre ningn tpico restringido a la elevacin del pensamiento puro, pero era tal la gravedad del cargo y tan incisiva y directa la alusin que haca presumir, aunque de frmula, una breve respuesta sinceratoria. Pero pasa que Luis V. Cruz no puede ni podr nunca conciliar su apostolado de vanguardia de la claudicacin y el retraso reaccionario que significa doblegarse al inters patriotero de la oligarqua, la burocracia y la burguesa en general que explota al trabajador de su pas. Ser comunista es cuando menos odiar el imperialismo y la guerra, execrar la hipertrofia del patriotismo que se resume en el ansia de expansin, y dar su anatema, tanto en la lucha de clases como de naciones, al derecho brutal del ms fuerte. Y la
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propaganda chilena a cuyo servicio est Luis V. Cruz ha tenido su cspide en una conferencia sobre el Derecho de la Victoria amenizada con msicas militares, proyecciones luminosas y embanderamiento del local! ( Justicia n- 05, del 24-04-1926, p. 03). En varias cartas personales, el recuerda esta misiva memorable. doctor Basadre
Carta n- 38 Carta de Eva Garca Sierra a Enrique de las Casas Tacna, 13 de abril de 1926 Seor Enrique de las Casas, Alcalde del Concejo Distrital de Barranco S. A. Profundamente emocionada he recibido su muy atenta comunicacin del cuatro del mes prximo pasado, en la que me comunica usted el acuerdo del municipio de su digna presidencia que me otorga una medalla de oro y el respectivo diploma, por mi intervencin en los luctuosos acontecimientos que vienen desarrollndose en ste mi querido suelo natal. La actitud ma, como la de toda mujer nacida en esta gloriosa ciudad, ha sido siempre la de mantener el fuego sagrado del amor a la Patria de nuestros antepasados, sin trepidar jams cuando se ha tratado de probar al invasor que sobre el derecho a la vida est el incontrovertible que sobre esta tierra tenemos los peruanos. Es por eso que al referirme el homenaje con que el Concejo de Barranco ha tenido la gentileza de honrarme, lo
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hago considerndolo, no como un tributo a mi persona, sino como un estmulo para todas mis compatriotas con quienes siento y sufro el oprobio de nuestros opresores. Conservar siempre con uncin patritica como testimonio de la gentileza de los miembros de esa corporacin la medalla y diploma recibidos, que servirn para inspirarnos nobles principios que perpeten el sagrado derecho que los peruanos tenemos a estas dos ciudades, hoy cautivas, de Tacna y Arica. Dios guarde a usted, S. A. Eva Garca Sierra
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Lima, 23 de mayo de 1931 Seor Director de La Nacin Tacna La presente tiene por objeto solicitar de este el envo del peridico de su direccin a esta Biblioteca. En menos de un ao ella ha ido recuperando varios cientos de libros que estaban en poder de los alumnos, ex alumnos y catedrticos desde largo tiempo atrs; continuando a pesar de la grave crisis econmica de sus nuevas adquisiciones; estableciendo en sus servicios la norma de que no debe de haber prejuicios para las ideas ni para las doctrinas; aumentando, depurando sus listas de suscripciones a peridicos y revistas; inaugurando una seccin de consultas e informaciones bibliogrficas; incrementando por medio de valiosas donaciones y entregas en depsito la seccin peruana y la seccin histrica; suministrando fuentes y referencias a las comisiones de
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reforma electoral; creando un departamento de librera para la importacin de libros a precio de costo. Todo ello es poco. Hay mucho por hacer, inclusive la catalogacin cientfica para la cual ya ha sido solicitado un especialista extranjero. Entre lo que hay por hacer est precisamente la organizacin definitiva de un servicio completo de peridicos peruanos. La Universidad debe y quiere mirar ante todo el Per. Urge un centro donde pueda suministrarse al pblico en general, fcilmente informaciones sobre lo que ocurre en cada una de las provincias. Siendo provinciana la mayora de los estudiantes, ella ser la primera beneficiada con este servicio. Cuidadosamente, en carpetas especiales sern guardadas y clasificadas, adems, los informes, datos y estudios publicados en dichos peridicos que sean de inters permanente. Seguro que no se negar usted a la obra de vinculacin espiritual entre todo el Per que significa el envo de su peridico a esta Biblioteca, me suscribo de usted atentamente, ofrecindole los servicios de ella en lo que sea posible. Jorge Basadre (*) (*) En La Nacin de Tacna, 1931.
Carta n- 40 Carta de Jorge Basadre Grohmann a Jos Jimnez Borja Madrid, 14 de noviembre de 1933
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M querido Jos Jimnez: Muchsimo agradezco su visita, tanto por las noticias que me trae como por el recuerdo cordial que implica. Bien s que nuestra amistad es bien slida, en realidad un parentesco. Rugole que me disculpe lo breve premioso de mi respuesta. He estado enfermo varias semanas y ando ahora con trabajo atrasado. Hace tiempo que pasaron los das en que poda sentarme tranquilamente a despachar mi correspondencia; y ahora la gripe a que aludo ha venido, como vulgarmente se dice, a llover sobre mojado. Por lo dems, le contar que vivo tranquilo y, por lo general, contento, trabajando bastante, cosa en la que me doy cuenta ahora que insisto demasiado en esta carta. No tengo lujo ni estrecheces. Mantengo mi independencia y limpieza de vida. Preparo con celo un libro que imagino estar listo en la segunda mitad del ao entrante. Es un trabajo de largo metraje en el que me jacto de estar poniendo el sello de la maduracin producida en estos dos aos. Sent muchsimo las terribles desgracias familiares de Bielich y con el afecto que siempre le he tenido, le mand unas lneas a Villalta 235, cuyo extravo sera imperdonable. No olvide que estoy a su disposicin para cualquier encargo. Conoce usted Mangas y capirotes; el estudio sobre el teatro clsico espaol de Berganda? Dicen que este joven neocatlico es un nuevo Unamuno. Por lo dems, entre las traducciones le recomiendo Canguro de Lawrence y Contrapunto de Huxley; y en la nueva hornadas de autores Lino (N? es Calsio?), autor de El
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negrero, biografa novelada. En teatro, lo ms interesante que he visto es el ballet popular artstico introducido por Argentina y su compaa de viejos, viejas, nios, nias, etc. recogidos de Andaluca, todo bajo la inspiracin del gran Lorca. Bueno, sin papel ya, me resta enviarle mi ms cordial abrazo. Jorge Basadre (*) (*) En la tesis Jos Jimnez Borja y sus aportes al campo de la educacin y la cultura, de Juan Flores Granda y Julio Paniagua Vargas, 1996. Instituto Superior Pedaggico Jos Jimnez Borja de Tacna.
Carta n- 41 Carta de Jorge Basadre Grohmann a Jos Jimnez Borja Barcelona 23 de (---) 1934 Mi querido Jos Jimnez Borja He sabido por Pareja que acaba de publicar usted un libro de gran importancia sobre los problemas que tanto tiempo le han venido preocupando. Mucho me alegro por esta noticia; y deseo que su laboriosidad y fervor tengan la recompensa moral y material a que son acreedoras. Revisando revistas especializadas he hecho una lista para que la confronte usted con las que tenga y pueda en seguida, segn su criterio, al envo de ejemplares de su libro. Estas remesas pueden darle la oportunidad de tiles y placenteras relaciones y canjes.
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Espaa: Revista de Teologa espaola Medinaceli 4 Madrid. Residencia Pinar 21 Madrid Academia Espaola Felipe IV Madrid Anales de la Universidad de Madrid Revista de Pedagoga Madrid Norteamrica: The Romanic Review University New York Jhon L. Gerig, editor. Hispania Stanford University California The Modern Language Journal Menasla Wisconsin The Modern Language Forum Los ngeles California Modern Language Notes Baltimore Hispanic Philadelphia Pa. Review University of Pennsylvania Columbia
Instituto de las Espaas Columbia University New Cork Francia: Revue de lenseignement des langues vivantes litraitie (Divier) 4-6 Rue de la Sorbone Pars. Alemania: Ibero Amerikanisches Institut Breitest 37 Berlin Inglaterra: Modern Languages (The Modern Language Association) 23 Lawr Road Hampstesd N.W 3
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The Modern Language Reviesd Cambridge University Press Fetter Lane London E C 4. Hispanoamrica: Anales de la Universidad de Chile Humanidades (Facultad de Ciencias de la Educacin) Investigaciones Lingsticas Mxico El libro y el pueblo Mxico Joaqun Garca Monje Repertorio Americano San Jos de Costa Rica Revista Catlica Chile Revista Bimestre Cubana La Habana Nosotros Buenos Aires Atenea Concepcin Chile Nombres de personas tampoco quiero dejar de mencionarles americanos: Pedro Henriquez Urea, (creo que est en La Plata pero no s); Alfonso Reyes, Ro de Janeiro; Gabriela Mistral, Consulado de Chile en Madrid; Francisco Garca Caldern. En Estados Unidos: Federico de Onis, Instituto de las Espaas (N.Y. Angel del Ro idem.; Alfred Coester, Hispania; M. Romera Navarro Hispanic Review. En Madrid, el llamado Centro de Estudios Histricos, bajo la eminente direccin de don Ramn Menndez Vidal, no es sino un vivero de fillogos. En la R. de Fal. E. figuran como redactores: A. Alonso, Dmaso Alonso, Amrico
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Castro, V. Garca de Diego, J. F. Montesinos, T. Navarro Toms, F. de Onis; B. Snchez Alonso; A. G. Solalinde; H. Seris; E F V No s nada de muchos de ellos; pero Castro y Navarro Tomas me parecen interesantes para usted. Este ltimo ingresa dentro de poco en la Academia Espaola. Va a leer un trabajo sobre el acento castellano. Le llamo la atencin tambin sobre una coleccin relacionada con hispanoamericanismos que est editando la Revista de Filologa. Muchas de las revistas y personas a las que enve usted su libro no darn seales de vida. No importa. Hay que hacer lo posible por entrar en la Internacional de los especializados. Su contacto lejano y cordial ser una amistad sin insidias y un estmulo y un apoyo frente a la indiferencia o a la injusticia de la patria. Crame siempre su amigo carioso y cordial. Jorge Basadre (*) (*) En el legajo de Jos Jimnez Borja, Fondo Miscelnico del Archivo Regional de Tacna.
Carta n- 42 Carta de Jorge Basadre Grohmann a Werner Gorbitz Arbul Lima, 31 de marzo de 1972 Seor don
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Werner Gorbitz Arbul Presidente de la Comisin Organizadora y de Gobierno Universitario de Tacna Muy distinguido seor Presidente: Same permitido, en primer lugar, enviarle mi ms sinceras felicitaciones por el encargo que ha recibido usted de presidir la Comisin Organizadora y de Gobierno de la novsima Universidad de Tacna. El establecimiento de ella, en mi concepto, es el acontecimiento cultural de mayor importancia en la historia de mi tierra nativa. Hago los votos muy fervientes por el xito de la labor de usted y de la institucin tan dignamente entregada a usted. Ningn honor que yo haya recibido en el pas o en el extranjero es tan alto como el que me trae su atento oficio que ahora respondo. Tan grato como emocionante ser para m participar en la ceremonia con la que inaugurar el ao acadmico, el sbado trece de mayo. Har lo posible para viajar a Tacna en compaa de mi esposa con el objeto de estar presente en la semana cultural que se iniciar el domingo siete del mismo mes. Agradezco conmovido la invitacin antedicha, as como las generosas palabras con que usted la acompaa. Reitero a usted el testimonio de mi ms alta consideracin. JORGE BASADRE (*) (*) En Vigil n- 01, revista de la Universidad Nacional de Tacna, 1972. La creacin de la Universidad Nacional de
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Tacna, es el acontecimiento cultural del siglo XX, en el gobierno del general Juan Velasco Alvarado, en 1971.
Carta n- 43 Carta de Jorge Basadre Grohmann a Ernesto Ypez Lima, 5 de diciembre de 1972 Seor Ernesto Yepez Linton House Wilbraham Road Manchester 14. England Muy estimado amigo: Le agradezco vivamente su carta del 20 de noviembre y me alegro de que se encuentre usted bien y trabajando con intensidad. He visto su libro y le envo mis felicitaciones por l. Quisiera tener un poco ms de tiempo para enviarle algunas observaciones, de acuerdo con su sugerencia. La obra ma que se ha publicado recientemente es Introduccin a las bases documentales para (la) Historia de la Repblica del Per en dos tomos y con un extenso ndice anexo. Lamento no poder enviarle un ejemplar, porque el editor, Pablo L. Villanueva, me dio unos cuantos y ya se me han agotado. La reedicin de Per: problema y posibilidad demorar algn tiempo ms. Mi propsito es reproducir
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intacto el texto de cada captulo, agregando sistemticamente comentarios adicionales. Al final ir un apndice con una interpretacin sobre lo que ha ocurrido en nuestro pas desde 1931, fecha de impresin del libro, hasta ahora. No conozco la obra Bandits de Hobsbawn. Hace mucho tiempo he sostenido que la ausencia de latifundio, por el contrario, la presencia del minifundio, contribuy al rechazo de Tacna ante la chilenizacin. Con haciendas grandes, provocando el cambio de dueos, hubiera sido posible la llegada de campesinos del sur que, por su parte, no se hubiera conformado nunca con pedacitos de tierra para cuyo trabajo es necesario establecer un horario de regado, cuyos orgenes se remontan hasta muy lejos. Por otra parte, el habitante de la zona rural tacnea, dentro de su pobreza, pudo tener un comportamiento muy alejado del que corresponde a las vctimas del gamonalismo. Arica, en cambio, fue fcilmente chilenizado en la zona urbana. Bast con establecer el ferrocarril a La Paz, con expulsar a los llamados playeros o sea a la gente que trabajaba en los servicios portuarios, a los empleados de las agencias comerciales, etc. Contra lo que se crea, la campia ariquea se mantuvo peruana en gran parte, como lo comprobamos en 1926. Azapa, Lluta, Putre, por ejemplo por motivos anlogos a los de la zona rural tacnea, conservaban entonces las viejas races. Ya que tan gentilmente me ofrece usted su ayuda, le ruego enviarme el libro de Hobsbawn. Quizs en el futuro le moleste con otros pedidos. Pero todo bajo la condicin de que los materiales que remita, yo los compense poniendo en sus manos libros peruanos en circulacin.
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Me parece excelente la idea de que se traduzca al ingls su libro. No deje de aprovechar esta oportunidad. Pero me permito insinuarle que lo revise con mucho cuidado. Ya le anunci para un futuro prximo una carta con mis comentarios. No son para que los siga; sino para darle una impresin personal, muy subjetiva. Muchas gracias por su recuerdo tan bienvenido y mis mejores deseos. Un saludo muy afectuoso de Jorge Basadre (*) --(*) En Contexto n- 05-06, p. 14.
Carta n- 44 Carta de Jorge Basadre Grohmann Lima, 29 de setiembre de 1973 Mi muy estimado amigo: He demorado en exceso la respuesta a su carta porque me cogi una feroz bronquitis con altsima temperatura y apenas empiezo a recuperarme. Ojal pueda usted realizar los dos proyectos que alberga. Uno el de tacneizar el suplemento de Correo dedicado a la fiesta de agosto. Me pide sugerencias sobre l. No las necesita. Sin embargo, como lector eventual, y si el espacio lo permite, creo que le interesara declaraciones obtenidas gracias a su utilsima grabadora, de tacneos
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viejos como, por ejemplo, don Guillermo Saudo, Juan y Guillermo Auza, Humberto Vaccaro, la seora Rejas de Bocchio y otros, no demasiados. Ojala fuera posible que usted escriba a Hctor Velarde y le pida el texto de un lindo artculo que public en (el) Dominical de El Comercio hace mucho tiempo para reivindicar el mrito y el significado de la tpica arquitectura tacnea. La direccin de Hctor Velarde es: Hctor Velarde, 14, Lima. Lo interesante sera una carta suya. Puede usted mencionar mi nombre. Yo, por mi parte, reforzar la gestin. En cuanto a los reportajes a plebiscitarios. Se trata de una idea extraordinaria. La biblioteca de Tacna posee un ejemplar de mi obra El proceso de Tacna y Arica, editado por el Ministerio de Relaciones Exteriores en 1927 y all quizs haya algn punto de partida o de referencia a lo que usted efecte. Le envo, bajo ste mismo sobre, la copia de un informe mo sobre los sucesos de Challaviento incluido en dicho libro. Me permito decirle, tambin, en calidad de lector eventual, que sera importante incluir testimonios de la zona campesina. Cmo est Luis Cavagnaro? Es una pena que no aparecieran en el reportaje las lneas que redact en el aeropuerto en respaldo del Grupo Teatral. Puede usted publicarlas cuando lo crea oportuno. Vamos a ocuparnos, con mi hermana Luisa, del mausoleo de la familia en lo que sea posible. Ya tenemos personas que van a ayudarnos. Muy bello su poema. He tratado de conseguir que venga Oscar Vargas Romero para que le haga publicar en el suplemento dominical de Correo; pero no aparece no
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obstante sus ofrecimientos. Debe de estar muy ocupado o quizs agripado. Un saludo muy cordial de Jorge Basadre Tambin va copia de la carta a Luis V. Cruz (*)
Carta n- 45 Carta de Jorge Basadre Grohmann a Fredy Gambetta Ura Lima, 14 de setiembre de 1975 Seor: Fredy Gambetta Dos de mayo n- 623 Tacna Mi querido Fredy: Mucho gusto tuve al recibir su carta. Le agradezco desde el fondo del corazn su recuerdo tan generoso. No entiendo bien algunos puntos de su carta y espero que mis dudas queden aclaradas con los peridicos que, segn me dice, vienen por separado. Todava no llegaron. El almuerzo del 24 en El Hueco de Pocollay no s qu significado tuvo. Me alegro porque de acuerdo con lo que
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usted me dice se reunieron grandes tacneos. Si se acordaron de m, mil gracias. Tal vez estaba presente mi espritu, sin saberlo yo ni ustedes. Por desgracia no vi el documental televisado sobre Tacna. Nuestra costumbre, la de Chabuca y la ma, es no otorgar nuestro tiempo a la televisin. De haberlo sabido, ese hbito se rompe sin remedio. Me alegro que hayan acompaado ustedes a Jos Jimnez Borja. Es uno de los hombres de espritu ms finos que conoc. Jams olvidar nuestra aventura de El Alma de Tacna con la que me jacto de que abrimos una senda para el tacneismo literario e histrico, no obstante las imperfecciones del texto, debidas a nuestra inexperiencia y al apuro de aquellos momentos. Me sorprende la noticia de que se halla usted en la condicin de cesante a pesar de haber ganado un premio y dos menciones honrosas. Anhelamos vivamente, Chabuca y yo, que sea un percance transitorio. No deje de avisarme lo que ocurra. Si se concretan algunas conversaciones ya iniciadas, quizs para Navidad pueda estar listo un nuevo libro mo, el ms querido de todos. Recuerdos afectuossimos a todos los amigos jams olvidados. Un abrazo de Jorge Basadre Fredy: le suplico me aclare el asunto de la reforma agraria en Tacna. En mi ltimo viaje encontr a gente dolida, gente
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peruansima, en los das ms duros porque les haban ocasionado molestias. Qu ha pasado? Por qu sufren tacneos en ese agro de minifundio? Acaba de fallecer Luis Cneo Harrinson. Su hermana ha publicado en El Comercio un aviso de defuncin en que lo convierte en autor exclusivo de la biblioteca de Tacna. Es el empleo de la tcnica de la farsa que ya aparece en la placa conmemorativa del edificio. La biblioteca fue imaginada y realizada por mi (persona) como Ministro de Educacin y como bibliotecario 1919-1932, 1935-1940, 1945-1948 en esta ltima etapa a cargo de la Biblioteca Nacional destruida y rehecha. En 1956-1958 establec una poltica bibliotecaria nacional incluyendo las barriadas de Lima y Callao y bibliobuses en ambas ciudades. Cneo me pidi, adulatoriamente, que (---) para Tacna con la creacin de un museo y quiso aprovechar mi salida del Ministerio para, adulando primero a la esposa de Prado y luego a Pease controlar al personal de la biblioteca de nuestra tierra. No dio un centavo para ella. Mi ayuda a Tacna como Ministro hllase como dije en las charlas con Macera: 1) en la biblioteca 2) en la escuela Normal de Varones 3) en el Instituto de Comercio 4) en el Instituto Agropecuario de Calana. No me dejaron crear la Universidad (*).
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Lima, 31 de octubre de 1975. Seor Luis Cavagnaro Archivo General de la Nacin Bolognesi 629 Tacna Mi querido Lucho: Gran alegra tuve al recibir su carta del 23. Le envo mis felicitaciones porque ya se instal el Archivo en Bolognesi 629; porque el equipo a su lado es bueno y entusiasta; y porque ya ha tenido usted las primeras sorpresas documentales al inventariar el archivo de la Corte Superior. Nada tiene usted que agradecerme ni por mi gestin ante Guillermo Durand ni por haberlo acompaado en la ceremonia de su graduacin. Se trata apenas del cumplimiento de un deber y de pequeos testimonios que exteriorizan mi altsima estimacin y mi sincera amistad hacia usted. Lo acompao con mis mejores deseos en la obra ya iniciada y quisiera tener menos aos y tiempo para trabajar con los papeles hoy bajo su cuidado. En el curso del mes de noviembre no creo que alcance a la Feria del Libro a inaugurarse el 15- saldr mi obra La Vida y la Historia. No es, en realidad, un libro de memorias. Se trata de un conjunto de ensayos sobre Personas, lugares y problemas. Entre sus captulos figura
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Infancia en Tacna. Totalmente re-escrita y un largo trabajo sobre el plebiscito y lo que vino despus hasta el pacto de 1929, tal como los viv y de acuerdo con lo que al respecto conozco. La seccin que versa sobre los Buenos Oficios tiene como base los documentos textuales del Embajador en Washington, Hernn Velarde, valiosa fuente que tuvo la gentileza de prestarme su hijo mi gran amigo Hctor Velarde. Este ltimo estudio aparece tambin en el prximo nmero de Historia y Cultura revista del Museo Nacional de Historia cuya aparicin ha demorado mucho, o sea demasiado. En la revista van como anexo mi informe sobre Challaviento y (en copia facsimilar) la carta abierta al diputado comunista chileno Luis V. Cruz que apareci en Justicia; y fue el desafo para una polmica en relacin con el asunto de Tacna y Arica. Usted sabe ya de nuestro amigo Franklin no es el Director del Museo. Lo ha reemplazado Mara Rostowroski. No hace mucho tiempo lleg a mis manos la Gua Azul que, para todos los pases del mund o, edita la Editorial Hachette de Pars. Es un resumen admirable claro y preciso cuya difusin sobrepasa los lmites imaginables. Me estoy refiriendo al tomo concerniente al Per, en la edicin de 1975. Las secciones geogrficas, arqueolgicas e histricas, impecables. En las pginas finales hay datos y consejos para los turistas en lo que atae a cada uno de los lugares por visitar. Magnficas las pginas sobre Cuzco, Arequipa, Lima, etc. A Tacna le dedica una brevsima referencia y dice que lo nico interesante all es la pila de la plaza. He aqu una prueba del abandono en que vive nuestra ciudad. Las entidades que laboran por el turismo, hoy dentro del nivel de un Ministerio propio, nada han hecho para que esta zona, a la que se dedica inmensas cantidades de retrica cada 28
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de agosto, sea atractiva para los eventuales visitantes que a ella arriban. Muchos saludos a todos los amigos. Un abrazo y los mejores deseos de su afmo. Jorge Basadre (*) --(*) En Contexto n- 7-8, Revista de la Universidad Jorge Basadre Grohmann, enero 1987.
Tacna, 5 de agosto de 1977. Seor don Eduardo Lizrraga 2 de mayo 897 D. Muy estimado amigo: Acabo de recibir su carta del dos del presente y me apresuro a darle respuesta con la cordialidad que siempre ha existido entre nosotros. La casa que edific mi abuelo antes de la guerra con Chile fue el lugar donde nacieron mi padre, mis hermanos y yo. All se instal el Banco de Tacna. All (segn un dato que
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recogen Zora Carvajal y Palacios Rodrguez) flame la bandera peruana despus de que fue prohibida. Pocos quedan vivos entre los que participaron o vieron el Club Per cuyo centro estuvo all para unir a los jvenes tacneos de principios de siglo; entre ellos debe estar Juan Auza. Perdimos ese inmueble cuando la chilenizacin arruin a mi familia y tuvimos que emigrar en 1912. No creo que fuese luego una escuelita chilena. Tampoco me parece que Allende dejara de utilizar el magnfico y gran Liceo chileno con el eminente director Galecio y con profesores selectos de formacin alemana. Durante el Plebiscito de 1925-1926 hall que aquella casa era casino militar. Cuando regres despus de la Reincorporacin de Tacna al Per, all por 1931, el local era de la Caja de Depsitos y Consignaciones. Lgicamente estuvo all luego el Banco de la Nacin. Si en el interior han surgido en cuarenta y siete aos deterioros, la culpa recae o sobre la Caja o sobre el Banco. Existe, pues, una leyenda negra sobre esa pobre mansin. Yo no he intervenido para preservarla. No soy hombre soberbio. Carezco de influencia. Si el Banco y (si as lo desea) el Concejo Provincial considera necesaria la demolicin, creo que podran hacer valer su propsito ante el organismo tcnico del Instituto Nacional de Cultura que se ocupa del patrimonio arquitectnico; y movilizar al Ministerio de Economa del cual depende el Banco, as como al Ministerio de Vivienda y tambin a otros organismos rectores. En cuanto a la plaza a la que usted tan generosamente alude, no creo merecerla; y considero que sera injusta en relacin con tantos tacneos y tacneas con ms mritos que yo. Le suplico no hablar ms de eso.
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2. Jams supe que la Municipalidad me hubiese otorgado la Medalla de Tacna, a pesar que estuve all dos veces el ao pasado. Mi nica relacin con dicho organismo surgi cuando se me llam por telfono, en fecha muy cercana al 28 de agosto de 1976, para solicitarme que pronunciase un discurso en una actuacin realzada por el Presidente de la Repblica. El tiempo era demasiado estrecho. Muy distinto fue el caso de la inauguracin de la Universidad de Tacna, cuando tuvo usted conmigo una actitud tan previsora, generosa e inolvidable. No s si usted sabe que estuve enfermo. Por el motivo de mi convalecencia no podra viajar, por ahora. Creo, adems, francamente, que, dentro de un clima de malentendidos, suspicacias e incomprensiones, no es oportuna la honrosa medalla en mi caso. 3. La creacin de un Museo, aparte del Museo Ferroviario, es una idea por la que doy mi voto favorable en el libro reciente La vida y la historia. Est muy bien, a mi juicio, que funcione en la Casa (de la) Jurdica. Para llevar a la prctica dicha iniciativa, habra que llegar a un acuerdo con el Prefecto, lo cual implicara una coordinacin entre las personas y entidades que mandan en la ciudad y una adecuacin con el Plan Tacna. En la Casa (de la) Jurdica o fuera de ella ojal la exposicin sea un xito. Nuevamente, muchas gracias por todo. Con mis mejores deseos, un abrazo muy cordial. Jorge Basadre (*) ---
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Carta n- 48 Carta de Jorge Basadre Grohmann a Guido Fernndez de Crdova Lima, 26 de noviembre de 1977 Seor: Guido Fernndez de Crdova Amzaga Casilla 343 Tacna Muy estimado amigo: Muchas gracias por la carta del 17 de noviembre. No necesito mucho tiempo para responderle. Jams olvidar la ceremonia en el cementerio de Tacna cuando fueron repatriados los restos de nuestro Vigil. Su Homila Otoal a Francisco salv aquel momento. Fue el homenaje aislado de una Tacna alta, libre, irrevocablemente libre, una vez ms frente al Per oficial. A m me parece que el homenaje a Vigil en Lima estuvo muy mal al principio, despus de la bochornosa demora. Al fin y al cabo, se le rindieron honores de Ministro de Estado, el atad sali del cementerio de Maravillas y entr al Club Departamental Tacna y estuvo all presente el Ministro de Educacin ya que no fue el Presidente. Lastimoso fue lo ocurrido en nuestra tierra: el marco soldadesco, el forzado alejamiento del pueblo, la carrera
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desenfrenada por las calles en vez de pasear a don Francisco de Paula con el decoro que l hubiese preferido. La no existencia de una pausa en el centro cvico y ante su monumento tan unido a nuestra historia comn, el ingreso a una tumba inconclusa etc. Pareci como usted dice, una exhibicin de mutismo y de desprecios castrenses quizs refinados por algn recndito temor a recelar de este hombre que tantos temores o recelos suscit a lo largo de su vida. Dnde estaba el homenaje de la juventud? Usted lo simboliz. Soy buen amigo de Eduardo Lizrraga; pero no me pareci adecuado que se volcara en una ardorosa arenga masnica y en nada ms que eso ante la tumba recin abierta de quien, segn sus propias palabras, estim mucho a los buenos masones y los defendi con bellas palabras aunque dijo que l no perteneca a esa agrupacin. Lo paradojal y contradictorio de lo ocurrido culmin al editar el Instituto Nacional de Cultura en una antologa bien seleccionada y anotada del gran pensador algo absolutamente indispensable- sino apenas dos escritos suyos dispersos antes en revistas: uno sobre las asociaciones y otro sobre la educacin femenina. A este ltimo opsculo prolog una seora sueca, viuda de Augusto Salazar Bondy, desconocedora del Per que se dedic a hacer reparos al pensamiento de un hombre que tanto luch por la liberacin de la mujer; reparos marxistas leninistas como si Vigil hubiera pertenecido a la poca de la Revolucin Rusa. De ah el gran significado reivindicatorio de su Homila. Aparte de su innegable mrito literario. El papel se acaba y la charla se interrumpe y apenas si me queda un espacio para un abrazo cordial.
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Carta n- 49 Carta de Jorge Basadre Grohmann a Luis Cavagnaro Orellana Lima, 5 de febrero de 1979 Seor doctor Luis Cavagnaro Orellana Director del Archivo Departamental Conjunto Habitacional Jos Rosa Ara F 3. Tacna Mi querido Lucho: Muchas veces, a travs del tiempo largo, he tenido la intencin de escribirle; pero la vida lo dispersa y absorbe a uno de modo increble, por lo menos en esta ciudad. Ahora, en un esfuerzo que implica robar un minuto a otras tareas, le envo estas lneas. Va en ellas, en primer lugar, mi sincersima gratitud por la generosidad de usted, de sus compaeros de trabajo en el Archivo y de los amigos tacneos que ms estimo y quiero, los que tuvieron la
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gallarda de defender la casa del Obispado frente a la ignominia que se consum con ella, as como tambin en disponer una reafirmacin tacneista en relacin con la casa de mi familia. Esa generosidad se ha extremado con motivo del acto oficial que se efectu en Torre Tagle. Usted sabe, Lucho, que yo puedo tener muchos defectos; pero que entre ellos no est la vanidad. Interpreto la simpata de mucha gente ante aquella ceremonia como una actitud de simpata ante un fenmeno poco comn: el gesto de consideracin no ante la poltica o el poder econmico o social sino ante la cultura. Digan lo que digan sobre mi obra, nadie puede dudar de que empec a estudiar la Historia del Per a los 16 aos en la Biblioteca Nacional y de que antes de cumplir la edad de la ciudadana publiqu en el Boletn Bibliogrfico de San Marcos el trabajo sobre Flora Tristn. Y aunque han pasado muchos aos, he seguido trabajando en el mismo campo. Me sorprende que, siendo tantos los defectos de que he escrito, las objeciones ms insistentes se hayan basado en calumnias. As, la especie de que cambi la versin sobre el viaje de Prado durante la guerra con Chile; infamia refutada con pruebas en el prlogo al libro Introduccin a las fuentes documentales As tambin la insidia en relacin con la cita de Perolali Malmignati sobre la entrada de los chilenos en Lima que desment en un reportaje publicado en La Crnica e incluido en el libro Apertura del que creo le di un ejemplar en uno de sus recientes viajes a Lima. Por otra parte, han sido increbles las pruebas de cario que han llegado a m con motivo de aquella condecoracin a tantas personas entregada antes. Es en realidad, algo emocionante, superior a todo lo que poda sospechar. Parecera que hay aqu como una expresin de alivio ante el hecho de que se haya exaltado a un civil ajeno a las camarillas de todo orden que se agitan en Lima.
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Parecera tambin como una especie de sorpresa ante el hecho de que est vivo todava un hombre al que se le dio por muerto (y hubo motivos para llegar a esa suposicin) no hace mucho tiempo. Pero mi mayor orgullo dervase de la repercusin de mi discurso en Tacna. Sin ofender a quienes tenan conmigo tan especial deferencia, me di el gusto de decirles que no hacan nada por nuestra tierra. Y, a la vez, utilic la ocasin para proclamar lo que mis padres me ensearon desde nio: que todos los tacneos son mis hermanos sin diferencias sociales, ni de raza ni de ocupacin. Perdneme, Lucho, estos desahogos; pero con usted, mejor que con nadie, puedo, segn creo, incurrir en el delito de hacer confidencias como las que aqu sintetizo. Esta maana convers rpidamente con algunos responsables del documental cinematogrfico y estn muy contentos con l despus de haberlo procesado en Venezuela ya que en Lima no hay tantas facilidades para eso. Tienen, segn me dicen, una pelcula como para una media hora; pero deben reducirla a diez minutos ms o menos ya que si ellos no la recortan, los exhibidores lo harn de todas maneras, interesados en su negocio y nada ms que en l. Ojal salga mejor que el ensayo dirigido por Pablo de Madalengoitia que tropez con muchas dificultades en lo que atae al material del que dispuso, pues l se queja de que le hicieron sabotaje aun en relacin con las cintas, el sonido, etc. Adems, sospecho que mi querido amigo Pablo se desentendi de muchos detalles esenciales en su trabajo. En fin, aquello fue un ensayo de buena fe cuya frustracin se compensa en algo porque no hubo injerencia de la poltica y dio cabida a la linda msica de usted y tambin a los poetas tacneos aunque imperfectamente.
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Cmo anda su trabajo sobre Historia de Tacna? Supongo que ha visto usted el libro de Tamayo Herrera sobre el Cuzco Republicano y el de Flores Galindo sobre Arequipa. En lo que pueda servirle aqu, no deje de avisarme. Con Grover habl por telfono. Un abrazo para Fredy siempre presente tambin en mi recuerdo y carios para su hijita. Muchas gracias de nuevo, su viejo amigo. Jorge Basadre (*). --(*) En Contexto n- 07-08, 1987.
Carta n- 50 Carta de Jorge Basadre Grohmann a Guido Fernndez de Crdova Lima, 5 de febrero de 1979 Seor don Guido Fernndez de Crdova Amzaga Tacna. Muy estimado amigo: Con nuestro brevsimo encuentro durante mi ltima visita, en momentos en que me propona visitar a la familia de mi gran amigo y camarada de juventud Guillermo Auza
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Arce, convenimos en que haca mucho tiempo que no sabamos el uno del otro. Ahora con tanto afn le envo estas lneas de afectuoso recuerdo. Ignoro si public usted su anunciado libro de cuentos tacneos. Ojal est ya a disposicin de sus lectores. Con mucha atencin le el ltimo nmero de Kilka. Increble la continuidad de dicha revista; sin que amenge su calidad. Al dar acogida a poetas que no son del terruo y al atraer a autores de proyeccin continental, rompe las vallas provincianas como nunca ocurriera en la historia de la literatura tacnea. Por otra parte, ustedes en su propia obra, se ponen a la altura de esta poca en que el mundo se hace diminuto. Este ao de 1979, con todo lo que se cuenta a los peruanos, se presenta amenazador en muchos sentidos. La crisis financiera no se convirti en catstrofe aunque ella pareci insistente; pero el respiro, slo es un respiro, lleva un costo social tremendo. La Constituyente, en mi concepto, no supera al parlamento que dio la caduca carta poltica de 1933. La transferencia del poder no sabemos si se realizar en forma ordenada; si ha de quedar frustrada o no; si ha de llevar a mejores cerebros al comando del Estado. Los nubarrones internacionales aparecen visibles en el norte y en el sur, acaso habr que llamar tambin en nuestro enredo del norte y del sur, al Papa. En fin, mi querido Guido, muchos se angustian y ahondan su pesimismo. Por mi parte, con la inmensa pena de haber llegado a la edad que tengo y ver al Per tan lejos de lo que soamos en la juventud. A pesar de todo, de tanto deterioro, de tanta corrupcin, veo mucha gente joven capaz y preparada aunque, a la vez, marginada. Acaba de publicarse un libro
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con unas conferencias sobre Filosofa Alemana Contempornea que auspici la Universidad Cayetano Heredia, dentro de nuestras obvias limitaciones, es algo que hubiese sido inconcebible en los aos en que estudiaba yo Filosofa en la Universidad de San Marcos. As es tambin en otros campos. La Universidad del Pacfico ha reunido a maestros especialistas en ciencias sociales y econmicas. Preparan para marzo un seminario sobre colonialismo interno que puede ser sensacional. As son las paradojas de este Per. Ustedes en Tacna, vivo contraste con la Tacna oficial, tiene gente joven, nueva y confiada, similar en otras zonas del pas. Me he desahogado un poco y as cumplo con el deber tan grato para mi de reanudar mis conversaciones con usted. Saludos a todos los amigos y abrazos fraternos de Jorge Basadre (*) (*) En Contexto n- 05-06, 1984.
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Tacna. Muy estimado amigo: Estas lneas le llegan gracias a la gentileza del Presidente del Club Departamental Tacna don Luis Bocchio Rejas, mi saludo fraternal a usted y a todos los tacneos y residentes en Tacna que tienen y tendrn la dicha y el honor de estar presentes en las fiestas de nuestro cincuentenario. Rugole divulgar este sencillo y fervoroso mensaje (?) impedido de viajar por motivos muy contrarios a mi voluntad, los acompao con lo mejor de mi espritu que se asocia a su jbilo y a su orgullo; les enva los mejores deseos; y les reitera su porfiada fe en el porvenir. Qu viva Tacna! Un abrazo muy sincero de Jorge Basadre Grohmann. (*) --(*) Diario Correo de Tacna, del 28-08-1979.
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BIBLIOGRAFA
HUALPA CONDORI, Reymundo: Basadre en Tacna Tacna, 2003 HUALPA Tacna CONDIRI, Reymundo: Diccionario histrico de
Tacna, 2005 CD HUALPA CONDORI, Reymundo: Toma Zepita, toma Tarapac Tacna, 2009, CD
Diarios o revistas: La Voz del Sur, El Tacora, El Morro de Arica, La Voz de Tacna, Justicia, La Patria, La Nacin, Caplina, Correo, La Repblica, Letras, El Progresista, Contexto
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