Esoterismo - Cosmogonia Perenne
Esoterismo - Cosmogonia Perenne
Esoterismo - Cosmogonia Perenne
EL SIMBOLISMO DE LA RUEDA
FEDERICO GONZALEZ
I
1. La Cosmogona Perenne
La cosmogona es una ciencia que ha existido en todos los pueblos arcaicos y tradicionales
y se refiere al conocimiento del hombre (cosmos en pequeo) y el universo (hombre
grande), hecho que de modo unnime y de manera perenne se ha repetido a lo largo del
tiempo (historia) y del espacio (geografa) describiendo una sola y nica realidad, la del
cosmos, que, por otra parte, es la misma que la que vivimos y habitamos los
contemporneos, pues es esencialmente inmutable a pesar de las cambiantes formas en que
puede expresarse o ser aprehendida, ya que se mantiene perennemente viva
!sta ciencia, prcticamente desconocida para el ser humano actual, que es producto del
racionalismo, el positivismo, el materialismo, y la t"cnica, fue sin embargo la estructura de
base, primaria, donde tanto los pueblos primitivos como las grandes civili#aciones de la
antig$edad (por e%emplo& los egipcios), fundaron sus creencias, y la herramienta con la que
construyeron su vida y cultura, que en el caso del e%emplo antes mencionado dur' tres mil
aos( otro tanto pudiera decirse del imperio chino, o me%or de la )radici'n extremo*
oriental, aunque en verdad esta ciencia es el denominador comn de todas las tradiciones
conocidas, as ellas se encuentren vivas o aparentemente muertas
+emos de agregar que el modo normal en que esa ,osmogona, -niversal y .erenne, se
expresa es el smbolo, o un con%unto de smbolos en acci'n, constituyendo c'digos y
estructuras que se con%ugan permanentemente entre s, manifestando y vehiculando la
realidad, o sea, toda la posibilidad del discurso universal, que se hace audible y
comprensible por su intermedio !l smbolo es por lo tanto la traducci'n inteligible de una
realidad cosmog'nica, y al mismo tiempo esa realidad en s, al nivel en que ella se expresa
(/)
.ara el caso de la cosmogona nos interesan particularmente los smbolos num"ricos y
geom"tricos, que, como se sabe, mantienen una perfecta correspondencia entre s y
constituyen m'dulos paradigmticos, presentes en toda cultura por conformar la estructura
misma de cualquier construcci'n, en este caso, de la ,onstrucci'n -niversal 0in embargo
aqu trataremos no s'lo los nmeros y figuras geom"tricas y el simbolismo constructivo en
general, sino en particular el smbolo de la rueda( haciendo la salvedad que aquello que la
simb'lica manifiesta dentro de s, en lo ms hondo de su intimidad, no es sino la totalidad
del cosmos, actual y constante, pues ella misma, la ,osmogona .erenne y -niversal *y no
s'lo la ciencia que trata de ella*, vlida para todo tiempo y lugar en la dimensi'n de lo
humano, no es nada ms que un smbolo de algo mucho ms amplio que la trasciende, ya
que puede ser concebida y explicada como una modalidad arquetpica del 0er -niversal
.udiera pensarse equivocadamente que las estructuras simb'licas son meras convenciones
utili#adas para describir la realidad !so sera vlido nicamente en la medida en que
igualmente se aplicara a cualquier manifestaci'n, que es siempre una determinaci'n, una
fi%aci'n, comen#ando por el lengua%e, el verbo( pero es obvio que no hay manera de
aprehender la realidad si no es por medio del smbolo (ling$stico, num"rico, geom"trico,
etc) y los c'digos que "ste conforma
1qu hay que decir que el smbolo no es arbitrario, sino que "l refle%a aut"nticamente lo que
expresa, requisito sin el cual sera imposible cualquier relaci'n o comunicaci'n 2 recordar
que por tomar una forma constituye una estructura en el torrente de lo no enunciado, en la
vida larval y ca'tica del devenir Los antiguos conocan sobradamente esta verdad, y de all
el valor creativo que atribuan a la palabra( o sea que el su%eto participa de cualquier hecho
ob%etivo y por tanto lo genera( la historia de sus ciclos tambi"n testimonia esta interrelaci'n
constante 0in embargo, la irrealidad del mundo *y el hombre* s'lo pueden advertirse
porque ellos existen, y deben ser, en ese caso, su%etos y ob%etos de alguna revelaci'n Los
smbolos, como los conceptos, o los seres, son imprescindibles en el plan del -niverso, y
algunos c'digos como el aritm"tico o el geom"trico, entre otros, no son convenciones
casuales sino que expresan realidades arquetpicas y conforman la base de cualquier
estructura, no s'lo en lo 3exterior3 sino en lo 3interior3, al punto que pudiera decirse que
estas imgenes constituyen categoras propias del pensamiento, y hacen del hombre un
aut"ntico intermediario entre lo conocido y lo desconocido, es decir& el mayor de los
smbolos, capa# de unificar por su mediaci'n la multitud de lo disperso
. E! Sm"o!o #e !a R$e#a
)al ve#, de entre los smbolos sacros de todos los pueblos sea el de la 4ueda el ms
universal !llo se debe, por un lado, a que este smbolo aparece unnimemente, directa o
indirectamente tratado en todas las tradiciones, y parecera ser consubstancial al hombre, y
por otro, a que la misma universalidad de los significados de la rueda, y su conexi'n directa
o indirecta con los dems smbolos sagrados, en especial, nmeros y figuras geom"tricas,
hacen de ella una especie de modelo simb'lico, una imagen del cosmos .ues la rueda en el
plano es un crculo, y la circularidad es una manifestaci'n espontnea de todo el cosmos(
por lo tanto esa energa ha de provenir de un punto central que la irradia, tal el caso de una
rueda, smbolo del movimiento y tambi"n de la inmovilidad, que puede girar y reiterar sus
ciclos, posibilitando la marcha, merced a un e%e inm'vil !n el plano esto se representa
como un centro del que la circunferencia extrae su forma (con cordel o comps es
imprescindible tener un punto fi%o para tra#ar la circunferencia) por irradiaci'n, tal cual la
energa potencial del e%e se transmite a la llanta por mediaci'n de los rayos de las ruedas,
anlogas al radio de la circunferencia(
(5)
cualquiera que tra#a una circunferencia sabe que
"sta depende del punto central y no a la inversa !ntre el punto central y la circunferencia se
configura el crculo( el valor aritm"tico asignado al primero es la unidad, que es una
representaci'n natural del punto geom"trico, y a la segunda el nueve, que es el nmero del
ciclo por ser el de la circularidad, como ms adelante veremos La suma de ambos nos da la
decena (/ 6 7 8 /9) que es modelo num"rico de la tetraktys pitag'rica, el cual puede ser
puesto en relaci'n con cualquier otra aritmosofa, ya que los nmeros *y las figuras
geom"tricas* son m'dulos arm'nicos arquetpicos, vlidos en todo lo manifestado y por lo
tanto para cualquier tiempo y lugar dentro de este ciclo humano
1s pues, no debe extraarnos que en este traba%o se traten con%untamente los smbolos de
la rueda y el crculo, el de la espiral, y aun el de la esfera, pues "sta no es sino el crculo en
la tridimensionalidad :gualmente que se mencionen smbolos estrechamente asociados al
de la rueda como el de la cru#, el cuadrado, y otros, as como que se recurra a las distintas
tradiciones donde se encuentra atestiguado 0in embargo este smbolo est presente en
nuestra propia )radici'n y se halla a nuestro alcance traba%ar con "l !n la misma
cotidianidad podemos observarlo constantemente( de hecho es evidente en la vida misma,
pues como hemos sealado las cosas se producen con un movimiento circular y por lo tanto
son cclicas, lo cual es un pensamiento emitido por todas las doctrinas metafsicas, aunque a
veces en ellas se lo d" por supuesto y en otras se lo destaque especialmente La figura
esquemtica de la rueda en el plano ha sido asociada al sol por numerosos pueblos y de
hecho an hoy es el smbolo astrol'gico de ese astro( en alquimia representa al oro, su
equivalente terrestre ;e all a asociar el recorrido del sol con un carro dorado, o de fuego,
hay s'lo un paso ;e hecho su alcance es significativamente ms amplio y se corresponde
con la idea arquetpica de ,entro& aquello que es capa# de generar un orden en la masa
amorfa del caos( el punto inm'vil imprescindible a toda creaci'n, el motor merced al cual
el devenir tiene un sentido
!ste punto central de la 4ueda del <undo se comunica con la periferia, como ya se di%o, a
trav"s de rayos, que son por lo tanto intermediarios entre ambos( y mientras la rueda gira
sobre s misma simboli#ando el movimiento y el tiempo, el e%e permanece fi%o expresando
la inmovilidad y lo eterno
(=)
!l crculo y la esfera han sido tomados por numerosos pueblos y distintos autores antiguos
como figuras perfectas y expresiones de la totalidad La rueda en particular est asociada a
los ciclos que reitera una y otra ve# y por lo tanto a lo relativo, a lo pasa%ero, a lo
contingente, pero sobre todo a la recurrencia, a la reiteraci'n ,omo podr observarse, y as
lo seguiremos viendo, este smbolo se presta a innumerables transposiciones al plano
metafsico, ontol'gico y c'smico y es ob%eto de conocimiento y especulaci'n
Lo que es un punto central al crculo, es el e%e con respecto a la esfera, por lo que centro y
e%e se corresponden exactamente, siendo el primero un smbolo plano y el otro
tridimensional del mismo concepto
0i el punto es virtual, inmanifestado y geom"tricamente no existe, la periferia de la rueda
ser visible y representar, en el orden c'smico, a la manifestaci'n universal, y en el mundo
del hombre, a cualquier expresi'n, por lo que tambi"n pueden equipararse el punto y el
crculo, a potencia y acto, por ende, a contemplaci'n y acci'n
La primera divisi'n a que puede dar lugar el smbolo de la rueda es la bipartici'n de la
figura que la representa en dos mitades anlogas y exactas >stas representan los dos
movimientos, de ascenso y descenso, que reali#a la rueda en el recorrido de un ciclo, as
"ste sea el del sol en el ao, o el del da, o el de la luna en un mes, o el de la vida de un ser
humano( el de principio y fin con el que est signada cualquier creaci'n
.rincipio y fin tienen un origen y destino comn, lo que da lugar, adems, a las ideas de
reincidencia o repetici'n, creencias y conceptos de todos los pueblos arcaicos y
tradicionales que han vivido siempre un tiempo cclico y no uno lineal e indefinido, tal
como lo solemos concebir los contemporneos ,ualquier punto de la periferia *los que son
de nmero indefinido y pueden simboli#ar, cada uno, la vida de un hombre en la multitud
de lo creado* es un refle%o del centro y se encuentra conectado a "l por el rayo, pero
mientras que en la llanta todo es sucesivo, desde el punto de vista central las cosas son
simultneas !sta figura tambi"n puede adaptarse obviamente a los conceptos de interior y
exterior, de lu# y refle%o, y tambi"n de realidad e ilusi'n, puesto que la permanencia del
punto no se altera ante las formas cambiantes y siempre perecederas del transcurrir
perif"rico
?os dice 4en" @uenon que& 3!l centro es, ante todo, el origen, el punto de partida de todas
las cosas( es el punto principal, sin forma ni dimensiones, por lo tanto indivisible, y, por
consiguiente, la nica imagen que pueda darse de la -nidad primordial ;e "l, por
irradiaci'n, son producidas todas las cosas, as como la -nidad produce todos los nmeros,
sin que por ello su esencia quede modificada o afectada en manera alguna3
)odos los puntos de la circunferencia estn a igual distancia del centro, le son equidistantes,
por lo que las innumerables energas del cosmos se neutrali#an en su seno
@eom"tricamente es el e%e vertical que atraviesa distintos planos circulares hori#ontales,
que "l mismo genera, los que giran como ruedas a su alrededor conformando la cadena de
mundos, los distintos estados de un 0er -niversal
La energa de la irradiaci'n llegada a sus propios limites retorna a su fuente por mediaci'n
del mismo rayo que las conecta, para ser reabsorbida en el .rincipio, que nuevamente
vuelve a emanarla hacia la periferia, conformando esta interrelaci'n, ad extra y ad intra,
una especie de respiraci'n universal sellada por las leyes c'smicas de la dial"ctica .or lo
que el ,entro, o el !%e, es el Arigen y el .rincipio, e irradiando todo de >l, a >l todo
retorna
!l centro es pues una regi'n mtica, una idea arquetpica que, sin embargo, se manifiesta en
determinados puntos de la circunferencia que, de esta manera, pasan a su ve# a ser centros
para el sistema que ellos generan, siempre y cuando sean aut"nticos refle%os del punto
original, o lo que es lo mismo, que ese ,entro fuese una teofana, o una hierofana, un
lugar, persona u ob%eto que expresase la unidad de un modo particular, y que igualmente la
irradiara !n ese caso los distintos centros o puntos significativos en la periferia serian
focos 3cosmi#ados3 que estaran estableciendo contacto con el punto medio, rompiendo as
con el movimiento homog"neo y reiterativo de la 4ueda .or este camino el sabio perfecto,
segn el taosmo, podra acceder al 3punto central de la 4ueda3, en comuni'n con el
principio, en absoluto reposo, imitando 3su acci'n no actuante3
(B)
%. Sm"o!o& M'(o& R'(o
!l simbolismo del 3centro del mundo3 pudiera transponerse al del 3e%e del mundo3 y
relacionarse entonces nuestro smbolo con todos aquellos que significan este e%e !n
particular con los smbolos del rbol (1rbol de la Cida) y la montaa, y todos los
indicadores de puntos de coyuntura en la geografa y la historia sagrada, los que se han
manifestado a lo largo del tiempo y en distintos lugares !stos sitios o seres especiales, que
son smbolos por sus mismas caractersticas mgico*tergicas, promueven una ruptura de
nivel que permite comunicarse con otros mundos, o estados de consciencia diferentes, con
#onas vedadas del universo y de nosotros mismos !n el ser humano ese ,entro del que
hablamos est alo%ado en el cora#'n, como lo atestiguan la totalidad de las tradiciones
La montaa y el rbol son adems dos smbolos de ascenso, al igual que la escalera, y
suponen la idea de salida de un plano o mundo, y el ingreso a otro superior
@eom"tricamente esta posibilidad est marcada por la figura de la espiral, que es capa# de
salir del plano y de la reincidencia rutinaria, y proyectar un nuevo movimiento circular, esta
ve# en un plano distinto 1 la espiral suele tambi"n representrsela en forma doble,
conformando en lo volum"trico una especie de trompo, donde una de las espirales es
3evolutiva3 y la otra 3involutiva3, complementndose perennemente
.or otra parte el crculo es anlogo al cuadrado .odra decirse que este ltimo es una
solidificaci'n de aqu"l, marcada por la agresividad rgida de las aristas en comparaci'n con
la blandura y suavidad de la forma circular( esto tambi"n corre para cubo y esfera 0in
embargo ambas figuras tienen =D9 grados, ya que esa es la superficie del crculo, tambi"n
configurada por los cuatro ngulos rectos de 79 grados del cuadrngulo )radicionalmente
se ha tomado la figura de la esfera, o el crculo, como ms perfecta que la del cubo o
cuadrado -na de las ra#ones ya ha sido mencionada& los rayos que unen a la periferia de la
esfera con el centro son de igual distancia, mientras que en el cubo o cuadrado no ocurre lo
mismo !n general se ha relacionado al crculo con el cielo (una semiesfera) y al cuadrado
con la tierra !ntre ambos conforman el cosmos, como puede observarse en el simbolismo
arquitect'nico, en especial el del templo, pues "ste constituye una imagen del universo
(E)
.or lo que la asociaci'n del circulo con el cuadrado (y el cuaternario y la cru#) resulta
naturalmente de las propias caractersticas inherentes a estos smbolos, los cuales se
entrela#an entre s de modo espontneo tal cual las ideas y arquetipos que ellos representan
Colveremos ms adelante sobre estos temas, d"%esenos ahora hacer algunas precisiones
sobre los smbolos y tambi"n sobre los mitos y ritos !n primer lugar sealaremos que los
smbolos no son, para la 0imb'lica, lo que suele entender hoy el hombre contemporneo
por tales !s decir, simples alegoras o convenciones impuestas por el ser humano
4epitmoslo& estas versiones, en realidad, no son sino grados de lectura de lo que es el
smbolo en s, en las que se hace hincapi" s'lo por su aspecto psicol'gico, o simplemente
por su valor prctico, y conllevan el enorme peligro de reducir el smbolo s'lo a eso, con lo
que no se hace otra cosa que negarlo, al tergiversar su sentido !l smbolo es mucho ms
amplio y no se reduce a estas dos lecturas sino que esencialmente su carcter es metafsico
y ontol'gico (en cuanto se refiere al ser y es transformador) y por lo tanto arquetpico !sto
es el smbolo, cuya funci'n a cualquier nivel de lectura que se observe, no es ms que la de
llevar de lo conocido a lo desconocido por su mediaci'n
1qu"l que ha tenido oportunidad de estudiar las culturas tradicionales ha podido observar la
importancia trascendental que "ste posee siempre en ellas !so se debe a que para "stas el
smbolo en s est cargado de una energa especial, de una fuer#a mgica *por manifestar
verdades desconocidas de secretos implcitos en el mundo, y de ese modo revelarlos*, que
es ob%eto de veneraci'n y reverencia, como lo atestiguan las sociedades arcaicas, que toman
estos smbolos (u ob%etos*smbolos) como aut"nticos representantes de otros mundos
verticales( de las energas del ms all, capaces de transmitir el conocimiento de otras
realidades, o me%or, de otros planos, que igualmente, constituyen el total de la realidad
!n cuanto al mito, presente en todas las culturas antiguas, adems de revelar verdades
cosmog'nicas y proponer un modelo e%emplar de vida y reali#aci'n, es el factor aglutinante
que ha dado cohesi'n a la existencia de los innumerables pueblos, posibilitando as su
organi#aci'n social !l mito es un smbolo que se transmite de manera oral( de otro lado el
rito dramati#a el mito y perpetuamente lo actuali#a, simboli#ndolo( por lo que smbolo,
mito y rito conforman un solo con%unto, como ya se ha sealado en otros lugares, y debe
darse por sobreentendido que cuando hablamos de smbolo, tambi"n nos estamos refiriendo
a mito y rito
Colviendo al t"rmino metafsica, una ve# hecha la salvedad de que se refiere a aquello que
est allende la fsica, debemos clarificar que no s'lo con "l se menciona lo que excede a la
materia, sino tambi"n a lo que est ms all de lo psicol'gico, por ser arquetpico 2 aun
ms que eso, pues el sentido que se le asigna a la palabra metafsica en la simb'lica es igual
a querer expresar aquello que est ms all del ser, lo suprac'smico y suprahumano
!l smbolo es el vehculo que liga dos realidades, o me%or dos planos de una misma
realidad .articipa pues de ambas& de all su pluralidad de significados .ara la antig$edad,
el smbolo era el representante de una energa*fuer#a que permita la ruptura de nivel el
acceso a otros mundos, o el acceso al conocimiento de diferentes planos de este mismo
mundo, caracteri#ados por distintos grados de conciencia !l smbolo era y es, en
consecuencia, el medio de comunicaci'n entre los dioses y los hombres, ob%eto sagrado por
excelencia, ya que "l cuenta la historia verdadera, la efica#, y no la siempre cambiante, de
mltiples falsas apariencias ;escribe entonces a la realidad tal cual es y no permite as el
engao de los sentidos, las desviaciones y enredos a que es tan proclive nuestra
personalidad 0e cree por lo tanto en "l y se le reconocen los valores de que es portador, sin
caer en la equivocaci'n grosera de tomar al smbolo por lo simboli#ado, al vehculo por la
meta del via%e
!l t"rmino griego symbolon se refera a dos mitades de algo que se %untaban, que
coincidan, y conformaban un signo de reconocimiento( puede apreciarse inmediatamente
que estas dos mitades son anlogas, lo que caracteri#a a la simb'lica, pues nada ni nadie
puede expresar o transmitir algo si no lo hace mediante una correspondencia entre lo que
quiere manifestar y la forma en que lo manifiesta .or lo que la representaci'n simb'lica ha
de expresar la idea metafsica, describiendo y repitiendo la cosmogona arquetpica,
participando de ese modo en el proceso creacional ,omo estamos viendo el smbolo est
ntimamente relacionado con las leyes de analoga y correspondencia presentes en el
<odelo del -niverso, en la ,osmogona .erenne
!n rigor cualquier cosa puede ser un smbolo pues ella expresa a su manera su origen y la
mano de su creador, el misterio que ella oculta dentro de s )oda expresi'n es simb'lica
pues conlleva implcita un gesto original 0in embargo hay que distinguir entre los smbolos
revelados especficamente para el conocimiento de una realidad, y los smbolos
espontneos de la psique individual que por esa ra#'n no es capa# de traspasar ese nivel de
consciencia <ientras los primeros se suponen no humanos, los segundos no pueden
exceder el nivel psicol'gico ligado en simbologa con lo lunar y sublunar Los primeros
expresan una realidad trascendente, los otros no logran manifestar sino el poder de lo
inmanente y denotan la garra del demiurgo
)ambi"n debe distinguirse el smbolo del emblema, y sobre todo, como ya se ha sealado,
de la alegora, que pone un espacio entre el smbolo y lo simboli#ado, y se presenta tambi"n
como una versi'n a nivel psicol'gico, como inexistente o soada, diferente de la realidad y
exactitud de aquello que los smbolos expresan
!n forma grfica y en las artes plsticas y monumentos se conservan los smbolos visuales
de las culturas antiguas( de forma oral se han transmitido sus mitos y sus canciones rtmicas
rituales, repetitivas y cclicas y muchos de ellos se encuentran consignados por escrito(
antrop'logos, arque'logos, historiadores, y otros especialistas, nos comunican nuevos
halla#gos que confirman la completa importancia que atribuan a sus smbolos los pueblos
tradicionales, ya que conocedores de la ,osmogona 1rquetpica, reiteraban sus gestos
simb'licos, los que eran enseados y aprendidos, pues el conocimiento del significado del
smbolo no se puede obtener de otra manera +oy en da es a%ena a la mentalidad oficial la
idea de un <odelo del -niverso (conocida por todos los pueblos tradicionales), un plan
arquetpico e invariable que supone la presencia de un 1rquitecto y que es vlido para todo
tiempo y lugar, en la escala humana, y que, de hecho, tambi"n est transcurriendo ahora
:gualmente se ignora la existencia de la Filosofa .erenne, o sea de una misma filosofa,
id"ntica en los principios, en todas las tradiciones del mundo !sta ,osmogona y Filosofa
perennes se ocultan dentro de los smbolos tradicionales, de origen revelado, que pueden
ser encarnados por aqu"llos que consigan lograrlo, pues los conocimientos, energas y
experiencias que los smbolos contienen, de carcter arquetpico y cosmog'nico, pueden
vivenciarse en el constante ahora, siempre que los interesados sean pacientes en efectivi#ar
una nueva forma de aprendi#a%e y ser favorecidos por tamaa gracia( en todo caso esta es
una experiencia extraa y a veces se ve como muy rara y muy difcil de asumir, segn lo
atestigua la tropa alqumica
(D)
La rueda, como smbolo del ciclo, est su%eta a un invariable retorno que, sin embargo,
tiene determinados puntos que la limitan !stos puntos estn magnficamente
e%emplificados por el camino del sol en el ao, la rueda solar, la que se caracteri#a por tener
dos momentos mximos en su recorrido en los cuales el sol parece detener su rodar( nos
referimos a los solsticios de invierno y verano !llos bien pueden situarse en los extremos
de la rueda, o del crculo, y marcar esos momentos +ay tambi"n otros momentos
importantes en el recorrido del carro solar, los equinoccios, y ellos se encuentran
perfectamente equidistantes de los solsticios marcando as un crculo dividido en cuatro
partes exactamente iguales
.ero el cuaternario como divisi'n normal del ciclo no s'lo es reconocido en el recorrido
anual del sol, sino en el diario (aparente), el cual es dividido tambi"n cuatripartitamente en
medianoche (9 hs), amanecer (D hs), medioda (/5 hs) y atardecer (/G hs)
(H)
:gualmente se lo puede encontrar en cualquier ciclo o manifestaci'n, pues el cuaternario es
el signo de lo creado& tambi"n en la divisi'n espacial fi%a los cuatro puntos cardinales en
relaci'n a la lnea del hori#onte
(G)
0e pueden tambi"n nombrar otros e%emplos de esta ley del cuaternario( las distintas edades
de un hombre& nie#, %uventud, madure#, ve%e# :gualmente las edades del mundo
caracteri#adas de manera descendente por el oro, la plata, el bronce, y esta ltima que
estamos viviendo, por el hierro Lo mismo las estaciones del ao& invierno, primavera,
verano y otoo( las fases de la luna, e igualmente los elementos, o principios constitutivos
de la materia& Fuego, 1ire, 1gua y )ierra, a los que adems las distintas tradiciones les han
asociado colores, como signos cualitativos
Colvemos a ligar as estrechamente la figura del crculo y el cuadrado a trav"s del
cuaternario !l ciclo, o sea el smbolo de la rueda en movimiento, funde indisolublemente
estas figuras entre s en estrecha vinculaci'n con la simb'lica atribuida a espacio y tiempo,
relacionndose al crculo con este ltimo y al cuadrado (o cuaternario) con el primero
La rueda de seis rayos tiene una particularidad mgica& el tamao del radio divide siempre a
la llanta en seis partes iguales
La rueda #odiacal divide el ao en doce perodos, llamados signos, los que tambi"n en
ciclos mayores estn equiparados a eras( subdivisiones todas de la figura partida por el
binario y cuaternario como ya vimos 1gregaremos que el t"rmino 3#odiaco3, de origen
griego, se traduce por 3rueda de la vida3
Los distintos nmeros de rayos de las ruedas no son arbitrarios y se refieren a la partici'n
del crculo en tales o cuales segmentos, signados por dismiles nmeros, de acuerdo a c'mo
se encara la figura, en qu" contexto, y para qu" fines( todo ello ligado con los atributos
propios de cada nmero y sus correspondencias geom"tricas !n la )radici'n +erm"tica,
donde se produce una amalgama entre los nombres rosa y rota (8 rueda), la flor es la
imagen de lo circular, como bien puede advertirse en los mandalas que son ciertas 3rosetas3
de las catedrales europeas )odo esto hace particularmente significativas las diferentes
modalidades del smbolo en general, relacionndolo con aspectos dismiles de la realidad, o
me%or, con referencias varias acerca de c'mo encararla, todas ellas complementarias
1s como el punto se corresponde con la unidad aritm"tica y el cuadrngulo con el cuatro,
el ciclo se expresa por el nmero nueve !ste nmero es irreducible y como se sabe todos
sus mltiplos (y submltiplos) regresan indefectiblemente a "l, por e%emplo& 7 x 5 8 /G 8 /
6 G 8 7( 7 x = 8 5H 8 5 6 H 8 7 ( 7 x B 8 =D 8 = 6 D 8 7 , etc .or otro lado divide la
circunferencia en cuatro partes, e introduce la circularidad en las cifras con que se lo
conecta, cosa que efectan tambi"n sus mltiplos, relacionando as cualquier nmero con la
figura del crculo( debemos recordar que esta ltima se forma con el valor 7 de la
circunferencia, ms el valor / del punto central Lo mismo sucede con el cuadrngulo que
igualmente se construye desde un punto central cru#ado por dos ortogonales, lo que
representa una cru#, cuyo medio exacto es otro nuevo punto, el nmero cinco, que en la
alquimia corresponde al "ter, en filosofa a la quintaesencia, y que ha sido importante en
distintas tradiciones entre ellas la china y las precolombinas
(7)
,on el nmero siete sucede
lo mismo, ya que es considerado el central de una rueda de seis rayos !n realidad, y por
otra de las transposiciones entre el smbolo del crculo y el cuadrado y de lo plano a lo
espacial, el siete es el punto central del cubo, de seis caras y doce aristas, otro de los
smbolos*modelo del universo
(/9)
!l simbolismo de los nmeros, como ya lo destacamos, est estrechamente relacionado con
nuestro tema !l sistema pitag'rico decimal, con el que nos mane%amos, est formado por
nueve dgitos llamados naturales y el agregado del cero que tiene un valor posicional en los
distintos niveles en que se expresa& decenas, centenas, etc( volvi"ndose a reiterar a
cualquier nivel los mismos nueve nmeros en su via%e circular .ara el hermetismo la serie
num"rica tiene una caracterstica especial& la unidad genera todos los nmeros y por adici'n
est presente en todos ellos( por lo que el nmero uno sera el mayor, y los dems,
divisiones o fragmentaciones de la unidad primordial ,omo se ve, aqu los nmeros no
estn expresando simples cantidades, sino cualidades, siendo tomados como m'dulos
arm'nicos arquetpicos La antig$edad tena primordialmente en cuenta la idea que el
nmero significaba( es decir que utili#aba esta escala de modo vertical, que para ello haba
sido diseada( lo cual no obstaba para que se la usase adems en forma cuantitativa y
hori#ontal para otras funciones que consideraba secundarias o refle%as Los conceptos que
los nmeros manifiestan y sus representaciones geom"tricas estn ntimamente asociados a
lo metafsico y cosmog'nico y corresponden a realidades esenciales del universo y el
hombre Las combinaciones entre los distintos nmeros de la escala hace posible la
cohesi'n universal, ya que de hecho, los nmeros no son ni ms ni menos que conceptos de
relaci'n !l denario es una clave mgica& con los die# primeros nmeros se puede nombrar
cualquier cosa !n la tradici'n hebrea los mismos nmeros son representados por letras,
pues todo el alfabeto tiene un valor num"rico( en el islamismo igual La relaci'n entre letra
y letra o lo que es lo mismo entre nmero y nmero, produce el discurso del cosmos, el
lengua%e del universo, ya que nmeros y letras conforman c'digos reveladores del
conocimiento del 0er -niversal
http&IIJJJgeocitiescomI1thensI;elphiI==G9Is5fgon5htm http&IIJJJgeocitiescomI1the
nsI;elphiI==G9Is5fgon5htm
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Cer 4en" @uenon& Smbolos Fundamentales de la Ciencia Sagrada, !udeba, Kuenos
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