Este documento resume las reflexiones de tres teólogos españoles sobre la exhortación apostólica "Evangelii Gaudium" del Papa Francisco. José Ignacio González Faus destaca que el documento enfatiza que el evangelio tiene un contenido social ineludible y que existe un vínculo inseparable entre la fe y los pobres. También critica el desorden económico que empobrece y excluye. El documento marcará no solo el actual pontificado, sino que traza las grandes líneas de lo que supone ser cristiano hoy.
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Este documento resume las reflexiones de tres teólogos españoles sobre la exhortación apostólica "Evangelii Gaudium" del Papa Francisco. José Ignacio González Faus destaca que el documento enfatiza que el evangelio tiene un contenido social ineludible y que existe un vínculo inseparable entre la fe y los pobres. También critica el desorden económico que empobrece y excluye. El documento marcará no solo el actual pontificado, sino que traza las grandes líneas de lo que supone ser cristiano hoy.
Este documento resume las reflexiones de tres teólogos españoles sobre la exhortación apostólica "Evangelii Gaudium" del Papa Francisco. José Ignacio González Faus destaca que el documento enfatiza que el evangelio tiene un contenido social ineludible y que existe un vínculo inseparable entre la fe y los pobres. También critica el desorden económico que empobrece y excluye. El documento marcará no solo el actual pontificado, sino que traza las grandes líneas de lo que supone ser cristiano hoy.
Este documento resume las reflexiones de tres teólogos españoles sobre la exhortación apostólica "Evangelii Gaudium" del Papa Francisco. José Ignacio González Faus destaca que el documento enfatiza que el evangelio tiene un contenido social ineludible y que existe un vínculo inseparable entre la fe y los pobres. También critica el desorden económico que empobrece y excluye. El documento marcará no solo el actual pontificado, sino que traza las grandes líneas de lo que supone ser cristiano hoy.
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PLIEGO
2.879. 25-31 de enero de 2014
Tres reconocidos telogos espaoles comparten aqu con nuestros lectores algunas de las refexiones que les ha sugerido la lectura de la exhortacin apostlica Evangelii gaudium, considerada ya por muchos como la hoja de ruta del papa Francisco al frente de la Iglesia catlica. De sus respectivos comentarios se deduce que este documento no solo marcar el pulso y el curso del actual pontifcado, sino que traza las grandes lneas de lo que supone ser cristiano en el mundo de hoy. TRES MIRADAS A EVANGELII GAUDIUM Jos Ignacio Gonzlez Faus Josep M. Rovira Belloso Luis Gonzlez-Carvajal Santabrbara P L I E G O P L I E G O La esencia cristiana movi al Vaticano II (en la constitucin sobre la Iglesia en el mundo), esto le lleva a la raz ltima de casi todas las desigualdades, que est en el campo econmico. Y le inspira algunas de las formulaciones ms difanas y valiosas de todo el documento. Eso es lo que me gustara mostrar aqu. Esa radicacin en lo econmico acta en dos niveles: uno ms primario, que se expresa en una serie de consideraciones globales sobre la realidad de pobres y enfermos (protagonistas de los evangelios, no lo olvidemos). Y otro que concreta lo dicho sobre los pobres con algunas refexiones sobre nuestro (des) orden econmico tan profundamente empobrecedor. Si algn piadoso cree que eso es un reduccionismo materialista, recuerde la frase de N. Berdiaef que no deberamos cansarnos de repetir y que parece animar todo el documento: El pan para m es un problema material; el pan para mi hermano es un problema espiritual. Luego, estas consideraciones hacia fuera implicarn otras hacia dentro que diseen cmo debemos ser nosotros y la Iglesia para poder realizar esa misin 1 . Vamos a ir vindolo. 1. Los pobres El kerygma tiene un contenido ineludiblemente social (nm. 177). Es decir: Existe un vnculo inseparable entre nuestra fe y los pobres, el cual nos debe llevar a privilegiar no tanto a los amigos y vecinos ricos, sino sobre todo a los pobres y enfermos, a esos que suelen ser despreciados y olvidados, a aquellos que no tienen con qu recompensarte (nm. 48). Si las cosas son as, y lo son, se sigue una advertencia estremecedora para todas las gentes religiosas: Hacer odos sordos al clamor de los pobres, cuando nosotros somos los instrumentos de Dios para escuchar al pobre, nos sita fuera de la voluntad del Padre (nm. 187). Sin una opcin preferencial por los pobres, todo anuncio del Evangelio corre el riesgo de ser incomprendido y de ahogarse en ese mar de palabras al que la sociedad de la comunicacin nos somete cada da (nm. 199). Y, para evitar escapatorias, convendr subrayar una conclusin bien clara: Ninguna hermenutica eclesial tiene derecho a relativizar ese mensaje tan claro, tan directo, simple y elocuente. LO MEJOR DE LA ALEGRA DEL EVANGELIO JOS IGNACIO GONZLEZ FAUS Responsable del rea teolgica de Cristianismo y Justicia E l alma de la pasada exhortacin del papa Francisco sobre la alegra del Evangelio me parece que radica en esta frase: El Evangelio es el mensaje ms hermoso que tiene este mundo (nm. 277). Qu bien dicho: no se trata de tener la razn ni de la religin verdadera que est por encima de todo. Se trata de una oferta, de un anuncio que yo tambin considero el ms hermoso que he recibido: la revelacin del amor increble de Dios a los hombres, visibilizado en el envo y la entrega de Su Hijo. De esa oferta increble se sigue este prrafo central: Cada persona humana es digna de nuestra entrega. No por su aspecto, sus capacidades o las satisfacciones que nos brinde, sino porque es obra de Dios, criatura suya. l la cre a su imagen y refeja algo de su gloria. Todo ser humano es refejo de la ternura infnita del Seor y l mismo habita en su vida Ms all de toda apariencia, cada uno es inmensamente sagrado y merece nuestro cario y nuestra entrega. Por eso, si logro ayudar a una sola persona a vivir mejor, eso ya justifca la entrega de mi vida (nm. 274, subrayado del original). He aqu el meollo del cristianismo. Y de este venero tan rico, brota un hilo conductor del texto que me parece estar en la igualdad entre todos los seres humanos y que Francisco prefere expresar con la palabra equidad, la cual ayuda a percibir mejor cmo toda desigualdad, toda inequidad es una autntica iniquidad. Curiosamente, y siguiendo la misma intuicin que 24 () No nos preocupemos solo por no caer en errores doctrinales A los defensores de la ortodoxia se dirige a veces el reproche de pasividad, de indulgencia o de complicidad culpables respecto a situaciones de injusticia intolerables (nm. 194). 2. El desorden econmico Es fcil predecir que las consecuencias econmicas del apartado anterior van a resultar explosivas. Si matar es pecado, hay que proclamar que nuestra economa mata y excluye: No puede ser que no sea noticia un anciano que muere de fro en la calle y que s lo sea una cada de dos puntos en la bolsa No se puede tolerar que se tire comida cuando hay gente que pasa hambre (nm. 53) 2 . Pero as es ya, s se tolera. Sin citarlos, se encara aqu Francisco con todos los defensores de la teora del goteo (del derrame, en lenguaje del documento), segn la cual, cuando los ricos tienen mucho, rebosan de sus copas bienes sufcientes que alimentan a los pobres. Segn el obispo de Roma, esa opinin, que jams ha sido confrmada por los hechos, expresa una confanza burda e ingenua en la bondad de quienes detentan el poder econmico y en los mecanismos sacralizados del sistema econmico imperante (nm. 54). La realidad es, ms bien, que mientras las ganancias de unos pocos crecen exponencialmente, las de la mayora se quedan cada vez ms lejos del bienestar de esa minora feliz. Y eso es la negacin de la primaca del ser humano! (nm. 55). Naturalmente, les ha faltado tiempo a los fundamentalistas del Tea Party para clamar escandalizados que eso es marxismo puro. Hay que agradecer esta reaccin, porque pone en evidencia la ignorancia de todos esos partisanos del neoliberalismo ms cruel: no tienen ni remota idea de lo que es marxismo. Y recurren al consabido truco de etiquetar con una palabra que les parece malsonante todo aquello que les molesta (yo viv algo de este modo de argumentar en mi infancia, cuando demandas razonables de cambio en la Iglesia se rechazaban con un indignado eso es protestantismo. Luego vino el Vaticano II y acept muchas de aquellas cosas protestantes). Estos buenos teapartysanos parecen creer que el mundo se divide en dos: su egosmo (que es la verdad) y todo lo contrario a ese egosmo (que es marxismo). Deberan leer y meditar el prrafo de Francisco con que abramos esta exposicin. Pero el hecho es que, ante la situacin antes descrita, el Papa reclama un cambio de actitud enrgico por parte de los dirigentes polticos (nm. 58), y avisa que, sin ese cambio, ser imposible erradicar la violencia que tarde o temprano provocar su explosin (nm. 59): porque la inequidad genera una violencia que las carreras armamentistas no resuelven ni resolvern jams (nm. 60). No aduce, por intiles, las lgicas consideraciones morales contra esa evidencia: simplemente, dice que ser inevitable. Y esa reaccin violenta solo podr evitarse aceptando lo que hoy ms nos negamos a aceptar: El salario justo [que] permite el acceso adecuado a los bienes destinados al uso comn (nm. 192). Ya es otra bomba la mera expresin salario justo, hoy que hemos puesto de moda hablar hipcritamente de moderacin salarial, evitando toda califcacin moral. Y as, sin darnos cuenta, nos atrevemos a proclamar la afrmacin que ms pone en cuestin nuestro sistema: que solo los salarios injustos crean puestos de trabajo. Pero eso, es trabajo o esclavitud? Es justo un sistema que solo puede funcionar con injusticias graves? Me pregunto cmo recibirn estas verdades nuestros gobernantes, dado que varios de ellos se declaran catlicos, y todos pretenden que su partido se inspira en el humanismo cristiano, pese a que sus polticas hayan sido literalmente inhumanas y anticristianas, y sin percibir que estn confundiendo un individualismo egosta y competitivo con el personalismo comunitario y solidario del humanismo cristiano. Pero el hecho es que algunas de las frases citadas suenan como respuestas literales a declaraciones de nuestro Gobierno; aunque s bien que, en ltima instancia, no es a ellos, sino al FMI, a quien parecen ir dirigidas 3 . En cualquier caso, y para concluir: La necesidad de resolver las causas estructurales de la pobreza no puede esperar Los planes asistenciales que atienden ciertas urgencias solo deberan pensarse como respuestas pasajeras. Mientras no se resuelvan radicalmente los problemas de los pobres, renunciando a la autonoma absoluta de los mercados y de la especulacin fnanciera y atacando las causas estructurales de la inequidad, no se resolvern los problemas del mundo y en defnitiva ningn problema (nm. 202). Los subrayados son mos. Los he destacado porque, el mismo da en que redacto este comentario, la prensa de Barcelona destaca en titulares que se desborda la solidaridad en la recogida para el banco de alimentos. De acuerdo con el texto citado de Francisco, creo que lo que se desbord fue la generosidad (y ojal contine desbordndose). Pero esa generosidad no da ms que respuestas pasajeras. Y lo urgente es una solidaridad que atienda a las causas estructurales que crean esas situaciones desesperadas. 25 26 Son solo ejemplos. Pero todos brotan de una preciosa visin global de la Iglesia que vale la pena citar a pesar de su extensin: Prefero una Iglesia accidentada, herida y manchada por salir a la calle, antes que una Iglesia enferma por el encierro y la comodidad de aferrarse a las propias seguridades. No quiero una Iglesia preocupada por el centro y que termine clausurada en una maraa de obsesiones y procedimientos Ms que el temor a equivocarnos, espero que nos mueva el temor a encerrarnos en las estructuras que nos dan una falsa contencin, en las normas que nos vuelven jueces implacables, en las costumbres donde nos sentimos tranquilos, mientras afuera hay una multitud de hambrientos y Jess nos repite sin cansarse: Dadles vosotros de comer (Mc 6, 35) (nm. 49). Quin no agradecer este magnfco texto? l lleva a rechazar a quienes se sienten superiores a otros por cumplir determinadas normas o por ser inquebrantablemente feles a cierto estilo catlico propio del pasado (nm. 94). Y aqu valen las palabras evanglicas: Quien tenga odos para or, que oiga. 5. A modo de apndice secundario Sealado lo anterior, que me parece lo esencial y que es enormemente consolador, cabe comentar otros detalles secundarios sin pretensin de exhaustividad: el texto es demasiado largo y entra en otros mil campos que, en mi opinin, habran quedado mejor en otro momento porque pueden diluir lo anterior. El estilo es mucho ms directo que el de los clsicos documentos pontifcios: ha desaparecido el plural mayesttico (Nos) para dejar paso a un singular humilde. Tambin llama la atencin algo de las citas, como es el empeo por citar a sus predecesores (y tambin a muchas conferencias episcopales de todo el mundo) para mantener una sensacin de continuidad, como el escriba sabio del evangelio que saca de su tesoro cosas nuevas y viejas. Adems de eso, Francisco echa mano de sus lecturas personales, y encontramos citados a Bernanos, Guardini o el flsofo argentino Ismael Quiles. Pero, en este marco, sorprender la ausencia de nombres como Rahner, Schillebeeckx, que acaricien los odos (nm. 31), como es prctica habitual en nuestra Iglesia. La necesidad de una profunda readaptacin del lenguaje, porque con frecuencia los feles, escuchando un lenguaje completamente ortodoxo, reciben algo que no responde al verdadero Evangelio de Jesucristo (nm. 41) 4 . Otra advertencia de tremenda actualidad es la de no acentuar demasiado los preceptos de la Iglesia, para no convertir nuestra religin en una esclavitud cuando la misericordia de Dios quiso que fuera libre (nm. 43). Y, ms teolgicamente, recordar que la unidad de la Iglesia nunca es uniformidad, sino multiforme armona que atrae (nm. 117). 3. Una mstica imprescindible Por supuesto, Francisco sabe bien que, en todo lo anterior, hay mucho ms que imperativos ticos. Se necesita una verdadera experiencia espiritual del valor absoluto de cada persona, junto a la fuerza que suele brotar de toda mstica autntica. La exhortacin deja esto muy claro, ya desde el canto a la alegra con que se abre. Y luego aprovecha para aliar con algunos matices importantes los actuales afanes de bsqueda de experiencias msticas. Por ejemplo, la vuelta a lo sagrado y las bsquedas espirituales que caracterizan a nuestra poca son fenmenos ambiguos (nm. 89), porque se debe rechazar la tentacin de una espiritualidad oculta e individualista, que poco tiene que ver con las exigencias de la caridad y con la lgica de la encarnacin (nm. 262). Pues la contemplacin que deja fuera a los dems es un engao (nm. 281). No debe de ser casualidad que todas estas msticas hodiernas que olvidan la centralidad de los pobres en la misma experiencia mstica sean luego reticentes a la hora de aceptar la Encarnacin. 4. Una Iglesia para esa misin Tras estas refexiones misioneras, siguen otras sobre la Iglesia hacia dentro, que reclaman una impostergable renovacin eclesial (nm. 27). Esta reclama, empalmando con lo anterior, que todos los cristianos, tambin los pastores, estn llamados a preocuparse por la construccin de un mundo mejor (nm. 183). Ms el reconocimiento de que existen en la Iglesia unas estructuras y un clima poco acogedores, que contribuyen a que parte de nuestro pueblo bautizado no experimente su pertenencia a la Iglesia (nm. 63). En esta lnea del cambio estructural, valgan como ejemplos: La necesidad de descentralizacin, porque el papa no debe reemplazar a los episcopados locales en el discernimiento de los problemas, ni se le puede pedir a l una palabra completa o defnitiva sobre las cuestiones que afectan a la Iglesia y al mundo (nms. 16, 184). Ello exige escuchar a todos y no solo a algunos P L I E G O N O T A S 1. Huelga aclarar que esta sistematizacin del do- cumento es totalmente ma, como se ver por lo que dir al nal. 2. En este punto, aunque no lo cite, Francisco me parece muy cercano al economista suizo J. Ziegler, vicepresidente del Consejo de Derechos Humanos de la ONU, quien sostiene que en nuestro mundo de hoy cada nio que muere de hambre es un asesinato, y que la deuda de los pases perifricos de Europa debera ser auditada y, probablemente, no debe ser pagada 3. As, en la citada demanda de cambio de actitud enrgico por parte de los dirigentes polticos (nm. 58), como tambin en la advertencia de que, ante el conicto, algunos simplemente lo miran y siguen adelante como si no pasara nada (nm. 227). 4. Este tema es mucho ms importante de lo que pen- samos. Por eso me atrevo a remitir al apndice que le dediqu en Otro mundo es posible desde Jess, Sal Terrae, Santander, 2010, pgs. 309-312. 27 Congar, Metz, Gutirrez Lo destaco solo como dato curioso y porque creo que algunos de estos nombres habran aportado posibilidades de formulacin ms adaptadas algunas veces a la hermenutica del hombre de hoy. Son solo observaciones accesorias, hechas a vuela pluma. Lo decisivo es no olvidar el mensaje central. Ojal no lo olvidemos, de veras. LA RENOVACIN ECLESIAL PASA POR EL EVANGELIO JOSEP M. ROVIRA BELLOSO Profesor emrito de la Facultad de Teologa de Catalua E vangelii gaudium es la sntesis de todas las forecillas que el Papa ha dicho o realizado, aqu y all, en estos meses de pontifcado, reunidas en una exhortacin apostlica muy cercana en rango a una encclica papal. Ahora ya nadie podr decir que el contexto no permite tomar al pie de la letra lo que el Papa ha dicho de paso, seguramente con otras palabras, dichas en el avin No es nada original decir que la exhortacin se presenta como el programa del papa Francisco. Este programa pone de relieve un tema con muchsimas variaciones: la renovacin eclesial coincide con una Iglesia que escucha a fondo el Evangelio de Jess y, por tanto, es fel a su misin evangelizadora. Cada cristiano encontrar el don del sentido de la vida si es fel al testimonio evangelizador, fruto de vivir la Palabra de Dios que es Jesucristo y de expresarla con palabras humanas que nos acercan a la gente. Para exponer con objetividad las grandes lneas de este programa, no hay ms que transcribir algo que el papa Francisco dice en la Introduccin. En efecto, despus de ponderar la alegra espiritual que comunica la novedad del Evangelio (nm. 14), expone estas grandes lneas: Reforma de la Iglesia a partir de su misin evangelizadora. La Iglesia ha de entenderse en consecuencia como la totalidad del Pueblo de Dios que evangeliza. Inclusin social de los pobres en la sociedad y en la Iglesia. La paz y el dilogo social. Las motivaciones espirituales para la tarea misionera. Sin olvidar, por fn, las tentaciones de los evangelizadores y la homila de los ministros. La homila es importantsima: merece estar entre los grandes ejes de la exhortacin. Ahora destacar una serie de puntos signifcativos, importantes. Los sealar tambin con objetividad, puesto que los acompao con palabras mismas del Papa; pero con cierta subjetividad, porque elijo los que me han impactado: 1. Colegialidad. Sinodalidad. Una llamada a la colegialidad, entendida en la prctica como descentralizacin (nm. 16). Tambin en el nm. 33 se alude a la sinodalidad: Lo importante es no caminar solos, contar siempre con los hermanos y, especialmente, con la gua de los obispos, en un sabio y realista discernimiento pastoral. 2. La parroquia. La parroquia se supone que est en contacto con los hogares y con la vida del pueblo, para que no se convierta en una prolija estructura separada de la gente o en grupo de selectos que se miran a s mismos (nm. 28). 3. Jerarqua de verdades. Algunas verdades reveladas son ms importantes por expresar ms directamente el corazn del Evangelio. En este ncleo fundamental, lo que resplandece es la belleza del amor salvfco de Dios manifestado en Jesucristo muerto y resucitado (nm. 36), segn la jerarqua de verdades enseada por el Vaticano II, en Unitatis Redintegratio, nm. 11. 4. En el mensaje moral de la Iglesia tambin hay una jerarqua, en las virtudes y en los actos que de ellas proceden. All lo que cuenta es, ante todo, la fe que se hace activa por la caridad. Las obras de amor al prjimo son la manifestacin externa ms perfecta de la gracia interior del Espritu (nm. 37). Si no se observa esta armona evanglica, solo se dar testimonio de algunos acentos doctrinales o morales sin olor de Evangelio. 5. Iglesia abierta y misericordiosa. La Iglesia esta llamada a ser la casa abierta del Padre. Uno de los signos concretos de esa apertura es tener templos con las puertas abiertas en todas partes. () Pero hay otras puertas que tampoco se deben cerrar. Todos pueden participar de alguna manera en la vida eclesial, todos pueden integrar la comunidad, y tampoco las puertas de los sacramentos deberan cerrarse por una razn cualquiera. Esto vale sobre todo cuando se trata de ese sacramento que es la puerta, el Bautismo. La Eucarista, si bien constituye la plenitud de la vida sacramental, no es un premio para los perfectos, sino un generoso remedio y un alimento para los dbiles (nm. 47). 6. La alegra de vivir frecuentemente se apaga, incluso en los pases ricos (nm. 52). He aqu una de las causas: el becerro de oro ha encontrado una versin nueva y despiadada en el fetichismo del dinero y en la dictadura de la economa sin un rostro y sin un objetivo verdaderamente humano (nm. 55). Mientras las ganancias de unos 28 EL PROGRAMA DEL PAPA FRANCISCO LUIS GONZLEZ-CARVAJAL SANTABRBARA Profesor jubilado de la Facultad de Teologa de la Universidad Ponticia Comillas A unque ofcialmente la primera encclica del papa Francisco fue Lumen fdei (29 de junio de 2013), como estaba redactada prcticamente en su totalidad por Benedicto XVI, el tradicional carcter programtico del primer documento de un papa qued aplazado para el siguiente, que ha resultado ser la exhortacin apostlica Evangelii gaudium (24 de noviembre de 2013). Expresamente, dice en el nm. 25: Lo que tratar de expresar aqu tiene un sentido programtico y consecuencias importantes. LA BARCA DE PEDRO ABANDONA EL PUERTO Quizs una parbola con la que Joseph Bouchaud expres la impresin producida por Juan XXIII podramos aplicarla con ms motivo todava al papa Francisco. Adems de algunas adaptaciones obvias, voy a resumirla, porque el texto original tiene cinco pginas: Haba una vez un barco, un viejo y hermoso barco que llevaba mucho tiempo anclado en el muelle. La vida a bordo tena distincin. Los ofciales estaban ataviados con uniformes de distintos colores negros los de ms baja graduacin, violceos y rojos otros, a los que algunos haban aadido adornos (capas, armios, condecoraciones). Las relaciones entre los mandos superiores y los subalternos se regan por un ceremonial cargado de ampulosos ritos y reverencias. En realidad, la vida a bordo resultaba fcil porque todo cuanto haba que hacer u omitir estaba regulado por un reglamento muy preciso que todos observaban escrupulosamente. Como es lgico, en el barco haba tambin marineros, aunque apenas se les vea en cubierta. Trabajaban en las bodegas y en la sala de mquinas, a pesar de que el cuidado de los motores 11. La idea y la realidad. No poner en prctica, no llevar a la realidad la Palabra, es edifcar sobre arena, permanecer en la pura idea y degenerar en intimismos y gnosticismos que no dan fruto, que esterilizan su dinamismo (nm. 233). 12. El dilogo social como contribucin a la paz. En el dilogo con los hermanos ortodoxos, los catlicos tenemos la posibilidad de aprender algo ms sobre el sentido de la colegialidad episcopal y sobre su experiencia de la sinodalidad. () El Espritu puede llevarnos cada vez ms a la verdad y al bien (nm. 246). Un dilogo en el que se busquen la paz social y la justicia es en s mismo, ms all de lo meramente pragmtico, un compromiso tico que crea nuevas condiciones sociales, hasta encontrar purifcacin y enriquecimiento (nm. 250). Los creyentes nos sentimos cerca tambin de quienes [aun siendo no creyentes] buscan sinceramente la verdad, la bondad y la belleza, que para nosotros tienen su mxima expresin y su fuente en Dios (nm. 257). La exhortacin acaba con la confanza plena en la intercesin de Mara, a quien dirige una bellsima plagaria. Aviso: quienes encuentren muy larga la exhortacin, y esto les tiente a no leerla, no se desanimen. La pueden tomar como un libro de lectura espiritual, del que es bueno leer cuatro pginas diarias. pocos crecen exponencialmente, las de la mayora se quedan cada vez ms lejos del bienestar (nm. 56). Todo por los intereses de un mercado divinizado (Ibid.). Es necesaria una reforma fnanciera que no ignore la tica (nm. 58). 7. Un cristianismo de devociones dispersas se contrapone a un cristianismo de fe, esperanza y caridad como respuesta a Cristo, centro y fundamento de todo el proceso de la fe: Hay cierto cristianismo de devociones propio de una vivencia individual y sentimental de la fe (nm. 70). Pero no se debe juzgar negativamente a quien tiene devociones que dan sentido a su vida, cuando estas devociones llevan al sujeto que las practica al amor a sus hermanos. 8. Cmo entender la Iglesia? El Pueblo de Dios que evangeliza hunde sus races en la Trinidad, pero tiene su concrecin en la historia de un Pueblo peregrino y evangelizador, lo cual siempre trasciende toda necesaria expresin institucional (nm. 111). La Iglesia tiene que ser el lugar de la misericordia gratuita, donde todo el mundo pueda sentirse acogido, amado, perdonado y alentado a vivir segn la vida buena del Evangelio (nm. 114). La Iglesia ha de fomentar la inculturacin (la revelacin presentada a partir y en la cultura aborigen) y el sentido de la fe del Pueblo fel. As, la piedad popular es la revelacin expresada en la cultura de los sencillos (nms. 122-126). 9. El kerygma es trinitario. (El kerygma es el primer anuncio explcito de Cristo, que debe ocupar el centro de la actividad evangelizadora). Es el fuego del Espritu que se dona en forma de lenguas y nos hace creer en Jesucristo, que, con su muerte y resurreccin, nos revela y nos comunica la misericordia infnita del Padre (nm. 164). 10. Evangelizar es hacer presente en el mundo el Reino de Dios (nm. 176). El kerygma tiene un contenido ineludiblemente social: en el corazn mismo del Evangelio est la vida comunitaria y el compromiso con los otros. El contenido del primer anuncio tiene una inmediata repercusin moral cuyo centro es la caridad (nm. 177). P L I E G O 29 no era demasiado importante en un navo que no abandona nunca el puerto. Las seoras venerables que paseaban por el muelle se decan unas a otras: Ese barco es mi preferido; es un barco muy fel, no se mueve nunca de su sitio. Un da se jubil el capitn y, cumpliendo el reglamento de rgimen interno, los ofciales de uniforme rojo se reunieron para nombrar un nuevo capitn y eligieron a uno de ellos, ya de edad avanzada, que subi con cierta difcultad la escalera que conduce al puesto de mando. Y, de repente, se le oy decir algo que dej petrifcados a todos: Levad anclas, rumbo a la mar!. Uno de los ofciales se atrevi a preguntar: Hemos entendido bien? Podra repetir?. Y el capitn repiti con voz muy clara: He dicho: rumbo a alta mar!. Entre los ofciales se extendi un murmullo que acab convirtindose en clamor: Est completamente loco, se va a hundir el barco!. En cambio, muchos marineros se alegraron, viendo que se acababa la monotona. Cuando la tierra desapareci de la vista se desencaden una tempestad, y entonces todos cayeron en la cuenta de que el reglamento vigente en el puerto no serva para alta mar. Algunos gritaban, muertos de miedo: Volvamos al puerto, que nos hundimos; pero, al fn y al cabo, los barcos estn hechos para navegar. Y empez a cambiar el reglamento 1 . El programa del papa Francisco es, en esencia, una pastoral misionera; y una pastoral misionera no espera a que la gente visite el barco, sino que va a buscarla all donde est. Dicho como en la parbola de Bouchaud, el barco abandona el puerto y pone rumbo a alta mar. La Iglesia dice el Papa debe ser una comunidad en salida (EG, 23). Y no le preocupan los riesgos que pueda correr el barco alejndose del puerto: Prefero dice una Iglesia accidentada, herida y manchada por salir a la calle, antes que una Iglesia enferma por el encierro y la comodidad de aferrarse a las propias seguridades (EG, 49). El papa Francisco coincide con la parbola en que el reglamento vlido para el puerto no sirve para alta mar: La pastoral en clave de misin pretende abandonar el cmodo criterio pastoral del siempre se ha hecho as (EG, 33). En su constante discernimiento, la Iglesia puede llegar a reconocer costumbres propias no directamente ligadas al ncleo del Evangelio [ que] pueden ser bellas, pero ahora no prestan el mismo servicio en orden a la transmisin del Evangelio. No tengamos miedo de revisarlas (EG, 43). UNA IGLESIA CON ROSTRO AMABLE Una pastoral misionera requiere tambin que el barco de la Iglesia resulte acogedor para quienes suban a bordo. La Iglesia dice el Papa debe tener las puertas abiertas. Uno de los signos concretos de esa apertura es tener templos con las puertas abiertas en todas partes. () Pero hay otras puertas que tampoco se deben cerrar. Todos pueden participar de alguna manera en la vida eclesial, todos pueden integrar la comunidad, y tampoco las puertas de los sacramentos deberan cerrarse por una razn cualquiera. Esto vale sobre todo cuando se trata de ese sacramento que es la puerta, el Bautismo. () A menudo nos comportamos como controladores de la gracia y no como facilitadores. Pero la Iglesia no es una aduana; es la casa paterna donde hay lugar para cada uno con su vida a cuestas (EG, 47). En mi opinin, esto habra requerido un poco ms de precisin. Ledo as, podra parecer que no debemos ver problema en admitir al bautismo o al sacramento del matrimonio a personas que lo solicitan por no disgustar a los abuelos o porque es ms vistosa la ceremonia en la iglesia que en el juzgado, lo cual arruinara todos los esfuerzos hechos despus del Concilio para que los sacramentos no sean actos sociales, sino celebraciones de la fe. Ciertamente, no puede ser eso lo que el Papa tiene en la mente, puesto que ms adelante critica que en muchas partes hay una sacramentalizacin sin otras formas de evangelizacin (EG, 63). El ejemplo que emple en la homila del 25 de mayo en la capilla de Santa Marta es fundamental para entender que no est cuestionando la necesidad de la fe para recibir esos sacramentos, sino el rigorismo moral: imaginemos dijo una madre soltera que va a la parroquia para bautizar al nio y le niegan el sacramento por no estar casada. Esta joven, que tuvo la valenta de llevar adelante el embarazo y no abortar, qu encuentra? Una puerta 30 ley de gradualidad dice no puede identifcarse con la gradualidad de la ley, como si hubiera varios grados o formas de precepto en la ley divina para los diversos hombres y situaciones (FC, 34 e). En cambio, el papa Francisco no pone el acento en lo que les falta para alcanzar el ideal tico, sino en lo que han conseguido: Sin disminuir el valor del ideal evanglico, hay que acompaar con misericordia y paciencia las etapas posibles de crecimiento de las personas que se van construyendo da a da. A los sacerdotes les recuerdo que el confesionario no debe ser una sala de torturas, sino el lugar de la misericordia del Seor que nos estimula a hacer el bien posible. Un pequeo paso, en medio de grandes lmites humanos, puede ser ms agradable a Dios que la vida exteriormente correcta de quien transcurre sus das sin enfrentar importantes difcultades (EG, 44). Adems, poco antes haba dicho que la Eucarista, si bien constituye la plenitud de la vida sacramental, no es un premio para los perfectos, sino un generoso remedio y un alimento para los dbiles. Estas convicciones tambin tienen consecuencias pastorales que estamos llamados a considerar con prudencia y audacia (EG, 45; las cursivas son mas). As pues, la exhortacin apostlica anuncia posteriores concreciones. La cuestin decisiva es quin las har. Recordemos la famosa frase del Conde de Romanones, que se ha convertido en un aforismo: Hagan otros las leyes y que me dejen a m hacer los reglamentos, porque con un reglamento a mi gusto, convierto en inefcaz la ley que ms me disgusta 3 . Eso pas en buena parte con las leyes hechas por el Vaticano II y podra volver a ocurrir con las del papa Francisco. Pero si los posteriores reglamentos fueran ms tolerantes que los actuales, nadie debera escandalizarse, dado que estamos viviendo con toda naturalidad esa tolerancia en los temas de moral social, al no negar la comunin eucarstica a muchos cristianos que estn muy lejos de vivir las exigencias sociales del cristianismo. Naturalmente, muchas ms cosas mereceran ser comentadas, pero el espacio disponible en estas pginas impone unos lmites. podra invitar no como ideal absoluto, pero s como el nico ideal que en estos momentos est a su alcance a poner fn a la promiscuidad e intentar vivir un amor fel con un solo compaero o compaera que sea expresin de una unidad espiritual. Esto es lo que en moral llamamos ley de la gradualidad (de hecho, el Papa cita a pie de pgina el nm. 34 de la Familiaris consortio, en el que Juan Pablo II la menciona). La ley de la gradualidad dice, en esencia, que, si somos incapaces de vivir en estos momentos alguno de los ideales ticos propuestos por el Evangelio, debemos establecer una sucesin de objetivos posibles, entendindolos como etapas intermedias de un itinerario de perfeccionamiento continuo que vaya acercndonos poco a poco a la meta. La pregunta que surge es si esas personas podran recibir la comunin sin haber llegado a la meta. A la luz del tratamiento dado por Juan Pablo II a la ley de la gradualidad, la respuesta solo puede ser negativa. Con lenguaje del mundo de la educacin, l no admita ninguna adaptacin curricular signifcativa que permitiera aprobar a quienes no fueran capaces de alcanzar los objetivos generales: La llamada cerrada. Esto les sucede a muchas. Esto no es un buen celo pastoral. Aleja del Seor, no abre las puertas. Y as, cuando vamos por este camino, con esta actitud, no hacemos bien a la gente, al Pueblo de Dios. Jess instituy siete sacramentos y nosotros, con esta actitud, instituimos el octavo, el sacramento de la aduana pastoral 2 . CONTRA EL RIGORISMO MORAL La Iglesia dice la exhortacin apostlica tiene que ser el lugar de la misericordia gratuita, donde todo el mundo pueda sentirse acogido, amado, perdonado y alentado a vivir segn la vida buena del Evangelio (EG, 114). La tarea evangelizadora () procura siempre comunicar mejor la verdad del Evangelio en un contexto determinado, sin renunciar a la verdad, al bien y a la luz que pueda aportar cuando la perfeccin no es posible (EG, 45; las cursivas son mas). Las ltimas palabras me parecen muy importantes, porque a veces lo mejor es enemigo de lo bueno algo ignorado a menudo durante los pontifcados anteriores y podran ser liberadoras para muchos que estn viviendo situaciones difciles. Pongamos un ejemplo concreto referido a los cristianos que tienen una orientacin homosexual. La doctrina ofcial de la Iglesia dice que, sin renunciar al amor ni a la creatividad en el servicio a los dems, deben renunciar a la actividad y a las expresiones homosexuales. Ciertamente, no es un ideal inasequible, puesto que muchos de ellos lo consiguen (igual, por otra parte, que muchas personas heterosexuales, sin tener vocacin de clibes, renuncian a mantener relaciones sexuales por haberse quedado solteras contra su voluntad, haber enviudado o haberse divorciado; y eso no les impide mantener la alegra de vivir porque realizan una magnfca labor en el campo del arte, de la ciencia, de la educacin o del voluntariado social y eclesial). Sin embargo, hay tambin otros cristianos homosexuales que no se sienten capaces de alcanzar ese ideal tico y estn practicando una sexualidad muy activa y promiscua. A la luz del nm. 45 de la EG, se les P L I E G O N O T A S 1. La parbola es de Joseph BOUCHAUD, Los cristianos del primer amor, Sociedad de Educacin Atenas, Madrid, 1972, pp. 83-87. 2. FRANCISCO, Meditaciones durante las misas ce- lebradas en la capilla de Santa Marta: Ecclesia, n 3.690-3.691 (31 de agosto y 7 de septiembre de 2013), 1.289. 3. CONDE DE ROMANONES, Breviario de poltica experimental, Ed. Plus Ultra, Madrid, 1974, p. 89.