Alejandro Labaka. El Obispo Que Murió Desnudo
Alejandro Labaka. El Obispo Que Murió Desnudo
Alejandro Labaka. El Obispo Que Murió Desnudo
PLIEGO
ALEJANDRO LABAKA
El obispo que muri desnudo
Jos Antonio Recalde, OFMCap
Vicepostulador de la causa de canonizacin
de monseor Labaka
Fotos: Archivo Hermanos Capuchinos
PLIEGO
ay en la Amazona de Ecuador
dos minoras indgenas en
aislamiento voluntario. Son los
taromenane y los tagaeri. Son pueblos
ancestrales que llevan siglos dedicados
a la caza y la pesca, sin ningn
contacto con lo que nosotros llamamos
civilizacin. Este fenmeno se extiende
por la amplia Amazona de Brasil, Per,
Bolivia, Colombia, Venezuela y Paraguay.
El nmero de pueblos en aislamiento
voluntario en Amrica Latina, fuera
de Brasil, son 37. En Brasil se calculan
unos 60. La Amazona ecuatoriana vive
una tensa realidad desde el ao 2013.
En el mes de marzo de ese ao, los
taromenane mataron al jefe huaorani,
Ompure, y a su esposa, Bugahey. En
represalia, y segn su ancestral ley
de venganza, un grupo de waorani dio
muerte a ms de 20 taromenane, ya no
con lanzas, sino con sofisticadas armas
modernas. El Estado ecuatoriano tom la
decisin de encarcelar a siete huaorani.
Tambin hay organismos internacionales
que velan por los pueblos ancestrales.
En medio de toda esta problemtica,
emerge la figura de un misionero que dio
su vida por la defensa de los derechos
de los pueblos ancestrales de la selva
amaznica: Alejandro Labaka Ugarte.
DE SEMINARISTA CAPUCHINO EN
NAVARRA A MISIONERO EN CHINA
Alejandro Labaka naci en un casero
de Guipzcoa llamado Beizama, a diez
kilmetros de Loyola, la patria de san
Ignacio. De familia profundamente
cristiana, a sus 12 aos sigui a su
hermano mayor en el seminario de
capuchinos de Alsasua (Navarra).
Durante 13 aos recorrer los seminarios
de la Orden capuchina, forjando su
alma misionera. A sus 18 aos, tuvo que
interrumpir sus estudios para ir al frente
de combate en la Guerra Civil espaola
(1936-39). Fue asistente sin disparar
un fusil. Se reintegr al convento y, en
1945, recibi el sacramento del Orden
sacerdotal a sus 25 aos.
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LA MISIN DE AGUARICO
EN LA AMAZONA ECUATORIANA
La Amazona es un mundo mgico.
Su extremado clima tropical, su
lejana geogrfica hizo que fuese una
regin habitada casi exclusivamente
por indgenas. Fue precisamente una
expedicin de espaoles que sali
de Quito la que descubri el gran ro
Amazonas el 12 de febrero de 1542.
Los jesuitas misionaron durante siglos
en la regin. Expulsados ellos,
la regin sufri el despojo en tiempos
de la explotacin del caucho. En 1921,
la Santa Sede encomend la misin de
Pastaza a la congregacin italiana de
los josefinos, que pronto cumplirn un
siglo de permanencia en la regin. Estos
misioneros pidieron a la Congregacin
de Propaganda Fide el desmembrar su
extensa misin, fundando una nueva
con la regin llamada Aguarico.
Y el 16 de noviembre de 1953 el papa
Po XII creaba la Prefectura apostlica
de Aguarico, encomendndola a los
capuchinos. Su extensin era de 29.000
km2. Surcada por el inmenso ro Napo
y centenares de afluentes, apenas era
habitada por unas 3.000 personas.
La mayora viva en la orilla izquierda
del Napo. Porque a su derecha nadie
osaba atravesar. Estaban los temibles
aucas, los hoy llamados huaoranis, que
tanta importancia van a tener en la vida
de Alejandro Labaka.
PREFECTO APOSTLICO
DE AGUARICO
Nombrado superior eclesistico de la
misin, el nuncio le pide a Alejandro
que se haga cargo de los aucas, los
temibles huaorani. Cmo encontr
la misin? Un somero panorama de
la situacin nos dan las siguientes
cifras: hay diez religiosos capuchinos,
15 misioneras de la Madre Laura, dos
misioneros seglares, 21 maestros,
17 escuelas, seis talleres, nueve
internados, una escuela agrcola, cuatro
almacenes sociales, dos pequeos
aeropuertos, cinco granjas en formacin
y tres estaciones de radio. An no
existen vas terrestres de acceso desde
la capital, Quito. Unos 3.000 habitantes
pueblan la extensa zona, asentados
preferentemente en las orillas de los
ros. Y estn los aucas, los temibles
aucas. El nuevo prefecto tom posesin
el 28 de marzo de 1965, en plena era
conciliar.
PARTICIPANTE EN
EL CONCILIO VATICANO II
Si bien solo particip en la ltima
etapa, para Labaka la gracia conciliar fue
decisiva. Aunque no tuvo intervencin
oral en el aula, s la tuvo escrita: la n
74 de las 133 aportaciones al documento
Ad gentes sobre las misiones. En ella
trata de la vocacin misionera, de
la espiritualidad misionera y de la
formacin doctrinal de los misioneros.
Pero lleva algo muy grabado en el
corazn del Vaticano II: semina Verbi (las
semillas del Verbo). Es un prrafo del
decreto Ad gentes: Para que los mismos
fieles puedan dar fructuosamente este
testimonio de Cristo, renanse con
aquellos hombres por el aprecio y la
caridad, reconzcanse como miembros
del grupo humano en que viven, y tomen
parte en la vida cultural y social por
las diversas relaciones y negocios de la
vida humana; estn familiarizados con
sus tradiciones nacionales y religiosas,
descubran con gozo y respeto las
semillas de la Palabra que en ellas laten
(Ad gentes, 11). Cuando sea nombrado
obispo, elegir como lema de su escudo
episcopal Semina Verbi.
Estando en Roma, dirige una carta al
papa Pablo VI pidiendo luz y orientacin
sobre el tema de los aucas: Beatsimo
Padre, tengo en la Prefectura tribus
salvajes conocidas con el nombre de
aucas, que matan a los que entran en
sus dominios y hacen incursiones hacia
las partes civilizadas donde siembran
el terror con sus muertes. Siento muy
fuerte en mi interior el mandato de
Cristo de predicar a todas las gentes,
especialmente a estos aucas Est
comenzada la campaa de acercamiento
hacia ellos; pero y esta es mi duda
hasta qu punto puedo exponer la vida
de mis misioneros, seglares y la ma
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PLIEGO
propia, propter Evangelium? Beatsimo
Padre, si en los designios de Dios fuera
necesario el sacrificio de alguna vida
para llevar a Cristo a estas tribus,
dgnese ofrecernos junto con la Divina
Vctima en su Santa Misa, para que
seamos dignos de esta gracia.
Aqu vemos clarsima su decisin
de arriesgar la vida por el Evangelio.
Regresado a Ecuador, se entrega de lleno
a la labor pastoral con las minoras.
LA NOCHE OSCURA
DE MONSEOR ALEJANDRO
A monseor Alejandro le toc vivir los
cambios profundos del posconcilio. Era
capuchino; y casi todos sus misioneros,
tambin. Y la Orden capuchina
entr en una profunda revisin de
sus Constituciones. Haba que optar
decididamente por los medios pobres
en el apostolado. La misin posea
una avioneta para el desplazamiento
de los misioneros y tambin para
avistar y conectarse con los lejanos
bohos o malocas de los aucas. Tena
tambin una granja vacuna y extensas
tierras. A muchos misioneros les
caa mal aparecer como hacendados
y propusieron desprenderse de esos
medios materiales. El 9 de febrero de
1969, el prefecto apostlico escribe una
carta al nuncio en Quito, hacindole
entrega de la avioneta. La misin se
desprende tambin de la granja. Fueron
meses de oscuridad, porque algunos
misioneros optaron por salir de la
misin. Monseor Alejandro escribi al
superior general de la Orden: Pido que
se me releve de mi cargo de prefecto
apostlico, permitindome rehacer mi
vida como simple fraile capuchino.
Siguieron trmites curiales largos y,
el 11 de junio de 1970, se hizo pblico
el nombramiento del nuevo prefecto.
Alejandro qued en la misin como
simple misionero, encargado de los
aucas. Era su vocacin: las periferias,
los pobres, lo ms difcil.
PRIMER ENCUENTRO Y
CONVIVENCIA CON LOS HUAORANI
As cuenta l su primer encuentro con
los aucas: Mi primer contacto personal
con los huaorani. El campamento
estaba junto a un lmpido riachuelo,
cruzado por un rbol que haba sido
intencionalmente tumbado para que
sirviera de puente. Seran las 10:30 de
la maana, cuando: Amigo, amigo nos
gritaron desde el rbol-puente los tres
huaorani, completamente desnudos,
ataviados con un simple ceidor que
sujetaba su pene.Escalofro? Miedo?
Alegra? Esperanza? No s qu corriente
inund mi cuerpo. Solo s que me
incorpor rpido para salir al encuentro,
haciendo un esfuerzo de memoria para
recordar algunas palabras: Nemo, nemo,
hermano, hermano huao, y estbamos
frente a frente.
Me volv para traerles los obsequios que
la Compaa me haba proporcionado;
pero, antes de que los sacara de la maleta,
ya me rodeaban los tres huaorani,
arrebatndomelos de las manos.
En visitas posteriores, me inform
de sus nombres: Peigomo, de unos 25
aos, un verdadero y peligroso lder.
LA NOCHE SAGRADA:
ALEJANDRO ES ADOPTADO POR
UNA FAMILIA HUAORANI
Como Cristo un da se encarn entre
los hombres y vino a poner su choza
entre nosotros, hacindose semejante en
todo menos en el pecado, este misionero
se hizo huao con los huaos, hasta
ser acogido como hijo por una pareja.
l nos lo cuenta: Nos acostamos muy
temprano, apenas oscureci. La casa
consta de un solo apartamento. En un
ngulo est el fogn, entre las hamacas
de Inihua y Pahua. En el otro costado
se encuentran las restantes hamacas.
Mi cama la pusieron detrs en direccin
norte-sur, en el suelo, de manera que
podemos darnos la mano con el joven
que duerme junto a m en la hamaca.
Estoy empapado de sudor y me quito
la camisa y el pantaln. El joven que
est junto a m hace exactamente lo
contrario, vistindose la camisa a
cuadros de que se adue esta tarde.
Hacia la 1 de la madrugada pens
que estaba soando. Oa una letana
en ritmo semitono. Pero pronto me di
cuenta de que era una realidad: la duea
de la casa estaba cantando, mientras
avivaba el fogn desde su hamaca. Sent
una profunda sensacin de respeto y
admiracin que hizo brotar de mi alma
una sincera plegaria.
Hacia las 5:30 de la maana se reanud
el canto. La sacerdotisa de la casa cant
tres o cuatro tonadas distintas muy
parecidas, sin dejar de avivar el fuego. Me
di cuenta de que se cruzaban frases entre
los tres; entonces opt por romper el
silencio, demostrndoles mi admiracin
por el canto. Pahua, muy complaciente,
me repiti el canto. Entonces intent
imitarle, pero sin lograrlo. Ellos
celebraron mi inexperiencia con grandes
carcajadas. Mi joven acompaante de la
hamaca me dio a entender que cantara
nuestros cantos. Inmediatamente me vino
a la mente el Sacha canquimi. Se hizo un
gran silencio hasta que clare el da.
Y ahora va a ocurrir un hecho inslito,
en un rincn perdido de la selva
amaznica de Ecuador: unos indgenas
CMO EVANGELIZAR
AL PUEBLO HUAORANI
LA MISIONOLOGA
DE ALEJANDRO LABAKA
La vida de monseor Alejandro
Labaka es heterognea. Vivi en tres
continentes: Europa, Asia y Amrica.
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PLIEGO
En sus 67 aos de vida conoci
realidades eclesiales muy diferentes:
preconciliar, conciliar y posconciliar.
Dej muchas cartas escritas, pero
pocas estrictamente misionales. Lo
que s dej como testamento de su
espiritualidad misionera es un libro,
escrito en la misma selva amaznica:
Crnica Huaorani. Aqu quiero limitarme
a este libro, descubriendo en l algunos
rasgos de la misionologa actual.
Enriquece Alejandro Labaka el
arsenal de misionologa de la Iglesia?,
se pregunta Rufino Grndez en su
voluminosa biografa Vida y martirio del
Obispo Alejandro Labaka y la Hermana
Ins Arango. Despus de haber ledo y
meditado Crnica Huaorani contesta,
puedo asegurar que s.
Compulsemos algunos rasgos de la
misionologa actual y cmo los vivi
Alejandro, el obispo desnudo.
Encarnacin en la cultura
EN SINTONA CON
EL PAPA FRANCISCO
Alejandro Labaka es un obispo de las periferias. Los 23 ltimos aos de su vida los
pas en la periferia de la frontera, inserto
en la cultura huaorani. Es obispo con olor
a oveja, y de la manera ms radical y
concreta. Sud con el calor tropical de la
selva y mezcl su sudor con sus selvticos
huaoranis. Se mezcl con ellos, comi sus
comidas, aprendi sus costumbres y su
idioma, cant sus cantos, rez sus oraciones. Calleje mucho. No quiso aprender a
conducir para mezclarse con la gente en
el autobs, para caminar por las calles.
PLIEGO
cuando convivi con los huaoranis.
Situmonos geogrficamente en
la Amazona, a la ribera derecha del
ro Napo. Desde tiempos ancestrales,
viven all pueblos que no han tenido
ningn contacto con la civilizacin
(llammosla as desde nuestra ladera).
Y entra un misionero a convivir con
ellos. Qu hace? l entr desnudo,
desarmado, llevando amistad, amor,
aceptacin. Y saba bien a lo que iba,
lo dej escrito en Crnica Huaorani:
Hoy, los que trabajen por las minoras
tienen que tener vocacin de mrtires
(Crnica Huaorani, p. 198).
B I B L I O G R A F A
La fuente ms importante para el pensamiento misionero de Alejandro Labaka es: Crnica
Huaorani, CICAME, Quito, 2011 (5 ed.).
DE LA MISIN AL MARTIRIO
Desde su infancia haba cantado un
himno misionero: Mi premio ha de ser,
oh Madre, al pie de un rbol morir. De
todos abandonado, de todos menos de ti.
Bendita mil veces, dir al expirar, la hora
en que me enviaste la fe a propagar.
Y en China va a permanecer de 1947
a 1953. Son casi siete aos en los que
el corazn de Alejandro lati a nivel
universal. China fue la misin aorada y
nunca olvidada. Su mente y su corazn
se abrieron a la cultura milenaria
de un pueblo que no conoca a Cristo.
El impacto de China durar toda la vida.
Y la ltima etapa, la ms larga (19541987), ms de 33 aos de su vida, la va
a pasar en Ecuador, patria del corazn.
Llega a Ecuador con 34 aos, en plenitud
de vida, y entrega todas sus energas a
la labor pastoral en la sierra y la costa
del pas. Pero es cuando contacta con
los pueblos ocultos amaznicos, donde
descubre especialmente su verdadera
vocacin misionera. Ciertamente que su
corazn ha vibrado a impulsos eclesiales
universales en la ltima etapa del
Concilio Vaticano II, donde se fragu
una nueva idea de misin: las semillas
del Verbo.
Y de su corazn y de su pluma
brotaron las pginas de Crnica
Huaorani, su legado misionero, su
ideario, la plasmacin de su ideal en
pginas llenas de fuego. Las escribi
muchas de ellas en la misma selva,
en las chozas de los huaorani.
El 21 de julio de 1987, monseor
Alejandro y la hermana Ins (ver
recuadro) fueron llevados en helicptero
a una apartada regin de la Amazona
donde vivan los tagaeri. Descendidos
sobre una vivienda de ellos, fueron
acogidos por las mujeres y los nios.
Ms tarde llegaron los adultos cazadores
y decidieron matarlos. La hermana Ins