Cuento S 333

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Fuente: "Cuentos para crecimiento personal"

Hace mucho tiempo, una joven China llamada Li se


cas y fue a vivir con el marido y la suegra.
Despus de algunos das, no se entenda con ella.
Sus personalidades eran muy diferentes y Li fue
irritndose con los hbitos de la suegra, que
frecuentemente la criticaba.

Los meses pasaron y Li y su suegra cada vez
discutan ms y peleaban. De acuerdo con una
antigua tradicin china, la nuera tiene que cuidar a
la suegra y obedecerla en todo.

Li, no soportando ms vivir con la suegra, decidi
tomar una decisin y visitar a un amigo de su
padre. Despus de orla, l tom un paquete de
hierbas y le dijo:

- "No debers usarlas de una sola vez para liberarte de tu
suegra, porque ello causara sospechas. Debers darle
varias hierbas que irn lentamente envenenando a tu
suegra. Cada dos das pondrs un poco de estas hierbas en
su comida. Ahora, para tener certeza de que cuando ella
muera nadie sospechar de ti, debers tener mucho cuidado
y actuar de manera muy amable. No discutas, aydala a
resolver sus problemas. Recuerda, tienes que escucharme y
seguir todas mis instrucciones".
Li respondi:
- "S, Sr. Huang, har todo lo que el seor me pida".
Li qued muy contenta, agradeci al Sr. Huang, y volvi muy apurada para comenzar el
proyecto de asesinar a su suegra.
Pasaron las semanas y cada dos das, Li serva una comida especialmente tratada a su
suegra. Siempre recordaba lo que el Sr. Huang le haba recomendado sobre evitar
sospechas, y as control su temperamento, obedeca a la suegra y la trataba como si fuese
su propia madre.
Despus de seis meses, la casa entera estaba
completamente cambiada. Li haba controlado
su temperamento y casi nunca la aborreca. En
esos meses, no haba tenido ni una discusin
con su suegra, que ahora pareca mucho ms
amable y ms fcil de lidiar con ella. Las
actitudes de la suegra tambin cambiaron y
ambas pasaron a tratarse como madre e hija.

Un da Li fue nuevamente en procura del Sr.
Huang, para pedirle ayuda y le dijo:
-"Querido Sr. Huang, por favor aydeme a
evitar que el veneno mate a mi suegra. Ella se ha transformado en una mujer agradable y la
amo como si fuese mi madre. No quiero que ella muera por causa del veneno que le di".
El Sr. Huang sonri y seal con la cabeza:
-"Sra. Li, no tiene por qu preocuparse. Su suegra no ha cambiado, la que cambi fue usted.
Las hierbas que le d, eran vitaminas para mejorar su salud, el veneno estaba en su mente,
en su actitud, pero fue echado fuera y sustituido por el amor que pas a darle a ella".

En la China existe un adagio que dice: "La persona que ama a los otros, tambin ser
amada". La mayor parte de las veces recibiremos de las otras personas lo que le damos.
Acurdate siempre: "El plantar es opcional, pero la cosecha es obligatoria, por eso ten
cuidado con lo que plantas".

CUENTO: EL TRIPLE FILTRO
En la antigua Grecia, Scrates fue famoso por la
prctica de su conocimiento, con alto respeto. Un da un
conocido se encontr con el gran filsofo y le dijo:
-"Sabes lo que escuch acerca de tu amigo?"

-"Espera un minuto, replic Scrates.

Antes de decirme cualquier cosa quisiera que pasaras
un pequeo examen. Es llamado el examen del triple
filtro."
-"Triple filtro?"

-"Correcto," continu Scrates.

"Antes de que me hables sobre mi amigo, puede ser
una buena idea tomar un momento y filtrar lo que vas a
decir. Es por eso que lo llamo el examen del triple filtro.
-"El primer filtro es la verdad.

- Ests absolutamente seguro de que lo que vas a
decirme es cierto?"

-"No," dijo el hombre, "realmente solo escuch sobre eso
y..."

-"Muy bien," dijo Scrates. Entonces realmente no sabes
si es cierto o no!
Ahora permteme aplicar el segundo filtro, el filtro de la
bondad.
-Es algo bueno lo que vas a decirme de mi amigo?"
-"No, por el contrario..."
-"Entonces, " continu Scrates, "t deseas decirme algo
malo sobre el, pero no ests seguro de que sea cierto. T
puedes an pasar el examen, porque queda un filtro: El
filtro de la utilidad.
-Ser til para m lo que vas a decirme de mi amigo?"
-"No, realmente no."
-"Bien," concluy Scrates, "si lo que deseas decirme
no es cierto ni bueno e incluso no es til, por qu
decrmelo?"
La lucirnaga y el serpiente
Cuenta la leyenda, que una vez, una serpiente empez a perseguir con locura a una bella
lucirnaga.
El insecto iluminado hua con mucha velocidad de la feroz depredadora, pero la serpiente no
pensaba desistir. Huy un da, y ella no desista, dos das y nada. En el tercer da, sin fuerzas,
la lucirnaga par y dijo a la serpiente:
- Puedo hacerte unas preguntas?
- No acostumbro dar ste precedente a nadie ..
- .. pero como te voy a devorar, puedes preguntar.
- Pertenezco a tu cadena alimenticia?
- No
- Yo te hice algn mal?
- No
- Entonces, Porque quieres acabar conmigo?
- Porque no soporto verte brillar.

La rana y el escorpin
Cuenta un relato popular africano que en las orillas del ro Nger, viva una rana muy
generosa. Cuando llegaba la poca de las lluvias ella ayudaba a todos los animales que se
encontraban en problemas ante la crecida del rio.

Cruzaba sobre su espalda a los
ratones, e incluso a alguna
nutritiva mosca a la que se le
mojaban las alas impidindole
volar. Pues su generosidad y
nobleza no le permitan
aprovecharse de ellas en
circunstancias tan desiguales.
Tambin vivia por all un
escorpin, que cierto da le
suplic a la rana: Deseo
atravesar el ro, pero no estoy
preparado para nadar. Por
favor, hermana rana, llvame a
la otra orilla sobre tu espalda
La rana, que haba aprendido
mucho durante su larga vida llena de privaciones y desencantos, respondi enseguida: Que
te lleve sobre mi espalda? Ni pensarlo! Te conozco lo suficiente para saber que si te subo a
mi espalda, me inyectars un veneno letal y morir!
El inteligente escorpin le dijo: No digas estupideces. Ten por seguro que no te picar.
Porque si as lo hiciera, t te hundiras en las aguas y yo, que no s nadar, perecera ahogado
La rana se neg al principio, pero la incuestionable lgica del escorpin fueron
convencindola y finalmente acept. Lo carg sobre su resbaladiza espalda, donde l se
agarr, y comenzaron la travesa del ro Nger.
Todo iba bien. La rana nadaba con soltura a pesar de sostener sobre su espalda al escorpin.
Poco a poco fue perdiendo el miedo a aquel animal que llevaba sobre su espalda.
Llegaron a mitad del ro. Atrs haba quedado una orilla. Frente a ellos se divisaba la orilla a
la que deban llegar. La rana, hbilmente sorte un remolino
Fue aqu, y de repente, cuando el escorpin pic a la rana. Ella sinti un dolor agudo y
percibi cmo el veneno se extenda por todo su cuerpo. Comenzaron a fallarle las fuerzas y
su vista se nubl. Mientras se ahogaba, le quedaron fuerzas para gritarle al escorpin:
Lo saba!. Pero Por qu lo has hecho?
El escorpin respondi: No puedo evitarlo. Es mi naturaleza
Y juntos desaparecieron en medio del remolino mientras se ahogaban en las profundas
aguas del ro Nger.
Nota: Como rana de pura cepa desde hace muchas generaciones, tengo que aadir que la
rana tampoco pudo evitarlo. Tambin es su naturaleza
uno elije, ser rana o ser escorpin, ser rana significa tener confianza en el otro a pesar de su mala fama, y si elijes ser
escorpin, siempre querras engaar, sabiendo lo mucho que va sufrir el otro.
Por ms que deseemos y queramos, es dificil ir encontra de nuestra naturaleza. sta aparece en el momento menos
pensado y ms inoportuno. Quizs, si aceptamos tal y como somos y tal como son los dems, podremos sortear situaciones
como el de la rana y el escorpin para prevenir hacer y/o hacernos dao.
no importa cuantas veces te hieran o te engaen si tu naturaleza es como la de la rana siempre volveras a confiar y a ser
valiente x q el engao finalmente es problema de quien engao
Es muy duro ser escorpin tambin no fue intencin engaar a la rana porque el mismo escorpin lo dijo. Muchas
veces como seres humanos no podemos evitar hacer dao, por mucho que nos esforcemos, en un descuido de nuestros
impulsos verbales (e incluso fsicos), herimos a nuestros seres amados, para que nunca vuelvan a confiar en nosotros,
obviamente tambin perdemos :( y mucho.
Es una carga traer ste aguijn que lo tuvimos que desarrollar por los tiempos difciles, para el escorpin es mas fcil
cortarse la cola, y como le hacemos nosotros humanos para evitar daar al prjimo, a nuestros mas allegados, a nuestra
pareja, a nuestros hijos?!
El amor y la pasin
Una princesa que slo tena 17 aos estaba locamente enamorada de un capitn de su guardia.
Deseaba casarse con l, an a costa de lo que pudiera perder.
Su padre, el Rey, que tena fama de sabio no cesaba de decirle:
- No ests preparada para recorrer el camino del amor.
- El amor es renuncia y as como regala, crucifica.
- Todava eres muy joven y a veces caprichosa.
- Si buscas en el amor slo la paz y el placer, no es este el momento de casarte.
La princesa responda:
- Pero padre, ser tan feliz junto a l !
- No me separar ni un solo instante de su lado.
- Compartiremos hasta el ms profundo de nuestros sueos.
Entonces el rey reflexion y se dijo:
- Las prohibiciones hacen crecer el deseo.
- Si le prohbo que se encontrar con su amado, su deseo por l crecer desesperado.
- Adems los sabios dicen:
Cuando el amor os llegue, seguidlo, aunque sus senderos son arduos y penosos
De modo que al fin el Rey dijo a su hija:
- Hija ma, voy a someter a prueba tu amor por ese joven.
- Vas a ser encerrada con l cuarenta das y cuarenta noches.
- Si al final siguen querindose casar es que ests preparada y entonces tendrs mi
consentimiento.
La princesa, loca de alegra, acept la prueba y le di las gracias a su padre.
Todo march perfectamente, pero tras la excitacin y la euforia de los primeros das no tard
en presentarse la rutina y el aburrimiento. Lo que al principio era msica celestial para la
princesa se fue tornando ruido. Comenz a vivir un ir y venir entre el dolor y el placer, la
alegra y la tristeza. As, antes de que pasaran dos semanas ya estaba deseando tener otro tipo
de compaa, llegando a repudiar todo lo dijera o hiciese su amante. A las tres semanas estaba
tan harta de aquel hombre que chillaba y aporreaba la puerta de su recinto. Cuando al fin pudo
salir de all, se ech en brazos de su padre agradecida de haberle librado de aquel a quin
haba llegado a aborrecer.
Al tiempo, cuando la princesa recobr la serenidad perdida, le dijo a su padre:
-Padre, hblame del matrimonio.
Y su padre, el rey, le dijo:
-Escucha lo que dicen los poetas de nuestro reino:
Dejad que en vuestra unin crezcan los espacios.
Amaos el uno al otro, ms no hagis del amor una prisin.
Llenaos mutuamente las copas, pero no bebis de la misma.
Compartid vuestro pan, ms no comis del mismo trozo.
Y permaneced juntos, ms no demasiados juntos,
pues ni el roble ni el ciprs, crecen uno a la sombra del otro

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