Este documento presenta la lista de editores y distribuidores de la revista Los Libros en diferentes países de América Latina y Europa. También incluye información sobre la dirección de la revista en Buenos Aires, Argentina, los derechos de autor y la imprenta donde es publicada.
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Akides Ornar Mor6n
Osvaldo Roberto Dizu Chik: Enrique Lihn y Mabd Picci- ni; M(><ico: Ei@o Caldcrb Rodrl- pez; wrdr: A d r h GOfld- kz m y Vi b e VargnS; Para- gwy: ~ d o l i o Fmeko; Uruguay: Jorge Ruffineiti; Francia: Siivia Rudni. LOS LISROS es publi- poc Editorial Gama. Redaccibn Y Pu- blicidad: Tucumirr 1427, Tel.: 459640. &amnAi ns Dirrribu#m: ARGENTINA, guioxas, 6uaw6 Aires, Mxhi & Cia. S.R.L. Libreras. Tres Amricas S.R.L. Representante pera k ven- ta en el exterior: Ediciones Argn- tinas, Exportadon e Importadora S.R.L.; Bolivir: Lor Amigos del LC b r o S. A.; Cdombm: Ediciona Cruz del Sur; Chik: Editorid Uni- Mnitaria SA.; Mdxico: Antonio Navarrote ( L i Wi a Hunkirgo); m: Sekcbnr S.A.C.; PO- riS: Dbtrikiidom CwcilaPo S A ; Uruguuy: A d r b Latina Librm; Vemzwla: Senicio de Dintibu- cidnde 1aU.C.V. Rq i mo de la propiadad inteiec- tual NO 1.024.846. Hecho el dep& sto que m c a b iey, IMPRESO EN LA ARGENTINA. Los artlculos firmados que we- cm en LOS LIBROS no refl- necesrianente b opinin de b revista ~ ~ 1 0 ~ d p q ~ a tno: TYPE S.R.L. Florida 253 - A0 M Impreso en Editorid Lagos ARO 2 - No 17, Mano de 1971 Aurpit#rpor: FONDO DE CULTURA ECONOMICA EDITORIAL LOSADA S.A. MONTE AVlLA EDITORES C.A. SIGLO XXI EDITORES SA. EOKORlAL UNIVERSITARIA DE CHILE EWCiONES DE LA UNIVERSIDAD CENTRAL DE VENEZUELA Sumario Ames Ralckvin: Carte abierte a mi hamrano -a Davis P9.4 HISTOR tETAS El lu@r de Mafalda, por Oscar Steimberg FLITICA i a metamariracin del temer mundo, por Michael Klare M- 8 DOCUMENTOS Los propamw de sdstencia militar y policial de los EE.UU a Latimamrica h. 9 Paulo Freire: Fodagogk dd Oprimido W o Fm'm: Pbdegogla drJ Oprimido SOCIOLOGIA Andr6 Gunder Frank Cqitdirmo y subd.inollo m ~ L + t i n r Amrica Latina: ~i t al i smo y w-llo, por Hobart A. Spalding, Jr. pg.18 HISTORIA Ray mond Carr *, 1808-1838 La historia ck Erpeiia, por Gabriel Tonella Casares &. 20 CRITICA LITERARIA Mario Praz La amr, k mwrt, y d diablo en la literatura rominticr L# sgonla dd romanticibb, por Jaime Rest pg. 24 FlLOSOFlA Paul Ricoeur Freudc una intwpntacin & k cultura A i d * y hemendutica, por Nstor Garca Clancini POLEMICA Csrcs de la locura, p.,, M. Chorne, l. Kaumann, B. Grego A cien aos de la Comuna de Pars este nmero Estados Unidos ha acostumbrado cubrir con pala- bras grandilocuentes actos que se mostraban como derivados de algunas premisas de su propia existen- cia: la libertad y la democracia. En los hechos, la defensa del "mundo libre" sirvi de pretexto para invadir paises, destruir culturas, montar sistemas de espionaje y control sin precedentes, corromper fun- cionarios; la afirmacin del "espiritu occi&ntal" fue la excusa para trastrocar las coordenadas geogrdficas y desplazar sus tropas a todos los puntos de l a tierra; la exaltacin de la libertad fue el discurso que precedi a la negacin de los derechos de los pueblos colonizados y la de los negros de su terri- torio; el "derecho individual" tuvo su con- en el aniquilamiento masivo; la idea & soberanla se tradujo en el sistema neocolonial mBj despiadado, mientras los rascacielos se tocaban con los ghettos de negros, y portoniqueiios. A pesar del lenguaje engafioso, nadie igioraba que representaan tos Estados Unidos. Con el crecimiento de los movimientos de libera- cin, toda ceremonia verbal resulta ineficaz. Cuando amarillos y negros, latinoamericanos y orientales toman en su. mano la construccin &l futuro, las palabras reordenan su significacin, cambian de va- lor. A d a que se agudiza la lucha en Vietnam, que las contradicciones internas parecen insupenr- bles, la potencia imperialista pierde su tono y la gandilocuencia se convierte en gritos exasperados. Ms an: repite en su interior la pol ti ca repraivi que los gobiernos de los paises colonizados utilizan para someter las inJurrecciones de sus pueblos. De al l la indisirnulada represin contra el grupo m& combativo de la sociedad norteamericana: los ne- gros. De all, tambidn, el progresivo avance de una legislacin fascista como la que el estado de Califor- nia ha puesto en movimiento contra Angela Davis. La. carta que le enviare desde Francia el conocido escritor James Baldwin, constituye un dramtico Iia- rnado a la reflexin. Otra cara de los EE.UU., igualmente ilustrativa, es la que ofrecemos en el artculo del norteamericano Michael Klare sobre la utilizacin de los recursa humanas de los paises dependientes en defensa de los intereses de la metrpoli. Los cuadros que mues- tran el apoyo, formacin -y wnsea~ente infiltra- cin- & las fuerzas militares y represivas de los pases de Amrica Latina, son elocuentemente signi- f icativos. Con la nota Cerca de la locura damos por con- &- 29 cluida la polmica que se desarroll en los nmeros 12, 14 y 15/16 de Las Libros. El tema en cuestin @S- 30 suscita especial inters en momentos en que se hace manifiesta la relacin sociedad-salud mental, como lo demuestran las implicaciones polticas que ro- dearon el caso de la comunidad teraputica de Lomas de Zam-. . en se las - gio Par ver ;nr( --. me fan Da1 nbre de 1 mdr. mmm: Podra esperarse. que en la hora presente, l a bn de Ii iple visibr ,a el puel ..m -,.-..a. 3s cadeng i de las c blo norte is en la adenas, f i americanc carne ne Jera tan i i ~ y s e t r Igra, o l a n tolerable asformase UII iatiuardo a tal punto insoportable, que ste levantara espontneamente dispuesto a cprtai ligaduras. Pero no, todos parecen estar en l a ria bajo sus ataduras; ahora, ms que nunca, ,ecen medir su salvacin en cadenas y cad 'es. Y as Nswswesk, civilizado defensor de Ic lefendible, pretende ahogarte en un mar dp rimas de cocodrilo ("queda por ver qu clas liberacibn personal habra realizado ella") y I tal pretexto, te encadena. Pareces excesiva nte sola, tan sola, digo, como la madre de nilia judia en el furgn conducido hacia chau, o como' cualquiera de nuestros ante- iados encadenados juntos en nombre de Jesiis ionducidos hacia una tierra lcristiana. Bien. Puesto que vivimos en una poca en la l Se. I Dav ! cio ! opo 1 I por I I , Jacl - mie hall GJ LO ! lo l , van1 - deci me pidii: is, y eso intil, pc i que ha hice. Mu !ro no de I caso dc lemente i e escapar io es no slo crimirial sino suicida, !StadO naciendo tanto ruido como pude, aqu, Europa, en radio y televisin; de hecho, acabo regresar de una tierra, Alemania, que una lora silenciosa hizo famosa no hace mucbo. iblara del ! Angela i probabl in ejerci- !be dejars ninguna rtunidad. rengo unos veinte aos ms que tu; soy, lo tanto, de esa generacin de la cual George rson se aventur a decir que "no tena un mbro sano; ninguno en absoluto". No me o preparado, en modo alguno, para discutir -'* cuestin (no, de ninguna manera, sin caer en que en e mto seran sutilezas irrele tes), por( iuy bien lo que 61 quiere ---ir. Mi prliptu miedo de salud es, por cierto, suficientemente precario. Al tenerte en cuenta a ti, a Huey, a George y (especialmente) a Jona- than Jackson, comenc a ver a qu te referas cuando hablabas de los usos que poda darse a la experiencia del esclavo. Lo que ha ocurrido, creo, para decirlo en pocas palabras, es que toda una ste momc jue s m , , : , ,L. especial en la gente. Haba comenzado un tipo muy distinto de enseanza. El triunfo americano - en el que la tragedia americana siempre ha estado implcita- consista en lograr que la gente negra se despreciara a s misma. Cuando era pequeo, yo me despreciaba, no conoca nada mejor, y esto significaba, aun- que inconscientemente o contra mi deseo, o con gran pena, que tambin despreciaba a mi padre. Y a mi madre. Y a mis hermanos: Y a mis hermanas. A medida que creca, los negros se mataban los unos a los otros todas las noches de sbado, afuera, er Lenox Avenue; y nadie les explicaba ni me explicaba que se daba por su- puesto que ellos tenan que ser acorralados all donde estuvieran como si se tratara de animales, para que no se consideraran mejores que stos. Todo sustentaba este sentido de la realidad, nada lo negaba: y por ello se estaba listo, cuando llegara el momento de ir a trabajar, para ser tratado como esclavo. Por lo mismo se estaba dispuesto para cuando llegara el terror humano, a inclinarse ante un dios blanco y rogar a Dios por la salvacin; ese mismo Dios blanco incapaz de S I) Angela Davis naci hace 26 aos. Hija de una familia acomo- tribunal debe verificar la ilegalidad de la medida y Angela es reintegrada ' dada, desde que tena tres aos iba a escuchar al poeta negro Langston a su puesto. La reaccin ,vuelve a la carga' y en junio de 1970 es Hughes. A los 15 fue becada por un liceo privado de Nueva York que nuevamente excluida de la docencia. buscaba nios negros excepcionales. Al l estudi francs y gan una k ~ c a Condo durante el ao pasado, un joven negro de 17 aos, Jonathan para la Universidad Brandeis. .hckson, intenta liberar a otros tres militantes negros en pleno proceso Angela prosigui sus estudios en l'a Corbona. en Pars, y volvi a judicial, la polica abre fuego y mata a Jackson, al juez y a dos de l os. Brandeis donde sigui los cursos de Herbert Marcuse. En 1969 fu evadidos. La polica seala, entonces, que Angela Davis haba comprado designada profesora suplente en la universidad de California. Participb las armas utilizadas en la operacin. Durante tres meses, de agosto a activamente en la lucha poltica. Miembro del partido comunista, luch octubre, es febrilmente buscada. Al fin, la detienen en un hotel de con los estudiantes negros defendiendo la causa de 10s Panteras Negras. Es- Nueva York. De al l fu8 conducida a California, donde actualmente t o tiene consecuencias inmediatas: el F.B.1. denuncia la presencia intolera- afronta la posibilidad de la muerte: en California la ley pena a los ble en la Universidad de una negra comunista. cmplices con la misma conderta que a los autores de actos girninales: Una resolucin del consejo de regentes de la universidad la sanciona y la cmara de gas. es expulsada. Sin embargo, ante la ola de protestas que se levanta, un levantar un dedo para hacer algo tan mnimo como ayudarte a pagar tus cuentas, incapaz de despertar a tiempo para ayudarte a salvar tu nio! Siempre hay, por supuesto, algo ms que cual- quier cuadro que pueda ser apreciado rpida- mente; en todo este gemir y lamentarse, observar, calcular, payasear, sobrevivir y sentirse listo, se estaba dejando olvidada alguna tremenda fuerza, fuerza que es parte de nuestro legado hoy da. Pero ese aspecto particular de nuestro proceso comienza ahora a ser superado. El secreto ha sido ' develado: isomos hombres! Pero la brusca, abierta articujacin de este secreto, ha llevado a la nacin hacia la muerte. Me gustara poder decir "hacia la vida", pero esto sera mucho pedir a una disparatada coleccin de gente des- ubicada que todava se agacha en los vagones de sus trenes y canta Onward Christian Soldiers. La nacin, si Estados Unidos es una nacin, no est ni mnimamente preparada para este da. Es un da que los americanos nunca esperaron ni desea- ron ver, aunque piadosamente todos puedan declarar su creencia en "el progreso y la demo- cracia". Ahora, estas palabras en labios ameri- canos se han convertido en una especie de obsce- nidad universal: porque estas gentes ms des- graciadas que nadie, fuertes creyentes en la aritmtica, nunca esperaron confrontarse con el lgebra de su historia. Un nlodo de medir la salud de una nacin o discernir lo que sta realmente considera sus inte- reses -o en qu grado puede considerarse como una nacin distinta de una coalicin de determi- nados intereses- es examinar aquellas personas que ell'a elige para representarla o protegerla. Una mirada a los lderes (o figurones) de Amrica muestra que sta se halla en. el lmite del caos absoluto, y sugiere tambin el porvenir que los intereses americanos, si no el grueso de la gente americana, parecen desear para-someter a los negros. (En realidad, una mirada a nuestro pasa- do nos lo demuestra). Est claro que, lJara el grueso de nuestros (nominales) compatriotas, todos nosotros somos comerciables. Y los seores Nixon, Agnew, Mitchell, Hoover, para no decir nada, por supuesto, de los Kings'Row y el arri- bista Ronnie Reagan, no dudarn ni un instante en llevar a cabo lo que ellos insisten en afirmar que es el deseo del pueblo. Pero cul es, en Estados Unidos, el deseo del pueblo? Y quines de los arriba nombrados son el pueblo? El pueblo, cualquiera sea l, sabe tanto de las fuerzas que han ubicado a los seo- res arriba nombrados en el poder como de las fuerzas responsables de la carnicera en Vietnam. El deseo del pueblo, en Estados Unidos, ha'esta- do siempre a merced de la ignorancia no mera- mente fenomnica sino sagrada, y sacramente cultivada: la mejor para ser utilizada por una economa carnvora que democrticamente em- bauca, de igual manera, a blancos y negros. Pero la democrticamente embauca, de igual manera, a blancos y negros. Pero la sin embargo lo sos- pechan), lo que encierra un peligro mortal para los blancos y una tragedia para la nacin. O para decirlo de otra manera, mientras los blancos americanos busquen refugio en su calidad de blancos -mientras sean incapaces de salir de esta trampa monstruosa- seguirn permitiendo que millones de seres humanos sean asesinados en su nombre y sern manejados y cedern a lo que ellos habrn de considerar -justificar- como una guerra racial. Mientras su blancura establezca tan siniestra distancia entre ellos y su propia expe- riencia y la experiencia de otros, nunca se senti- rn suficientemente humanos, suficientemente dignos como para hacerse responsables de s, de SUS lderes, su tierra,> sus hijos o sus destinos. Sucumbirn (tal como una vez lo establecimos en nuestra iglesia negra) por sus propios pecados, es decir por sus propios errores. Y esto, no es nece- sario explicitarlo, est ocurriendo hoy da a nues- tro alrededor. Slo unos pocos de los millones de seres de este extenso pas son conscidntes de que la suerte que te est reservada a ti, hermana Angela, y a George Jackson y a los innumerables prisioneros de nuestros campos de concentracin -pues no son otra cosa-, es una suerte que est a punto db devorarlos a ellos tambin. Las vidas de los blancos, para las fuerzas que gobiernan este pas, no son mas.sagradas que las de los negros, como muchos y cada vez ms estudiantes lo estn descu- briendo, como lo prueban en Vietnam los cad- veres de los americanos blancos. Si el pueblo americano es incapaz de cuestionar a sus repre- sentantes electos para la redencin de su propio honor y la vida de sus hijos, nosotros, los negros, los ms repudiados de los hijos del Oeste, poca ayuda podemos esperar de sus manos; lo que, despus de todo, no es una novedad. Los ameri- canos no se dan cuenta de que una guerra entre hermanos, en una misma ciudad, en un mismo suelo, no es una guerra racial sino una guerra civil. Pero la ilusin americana no consiste er, creer que todos sus hermanos son blancos, sino en creer que todos los blancos son sus hermanos. Sea pues as. Nosotros no podemos despertar al que duerme, y Dios sabe que lo hemos inten- tado. Debemos hacer lo que est en nuestras manos, y fortalecernos y salvarnos unos a los otros; nosotros no nos estamos hundiendo en un aptico autodesprecio, nosotros realmente nos sentimos suficientemente dignos de luchar hasta con las fuerzas ms inexorables para cambiar nuestro destino, el de nuestros hijos y la condi- cin humana. Sabemos que un hombre no es una cosa y que no debe ser puesto a merced de las cosas. Sabemos que el aire y el agua pertenecen a toda clase de hombres y no tan slo a los indus- triales. Sabemos que un nio no viene al mundo tan slo para ser el instrumento del provecho de otro. Sabemos que democracia no significa coac- cionar a todos hacia una mortal -y finalmente perversa- mediocridad, sino la libertad de todos para aspirar a lo mejor de s. Sabemos que nosotros, los negros, y no slo nosotros, los negros, hemos sido y somos las vic!imas de un sistema cuyo nico combustibk es la codicia, cuyo nico dios es l a utilidad. Sabemos que los frutos de este sistema han sido ignorancia, desesperacin y muerte; y sabemos que el sistema est condenado porque el mundo ya no puede sustentarlo, si en verdad alguna vez lo pudo. Y sabemos que, a fin de perpetuar el sistema, todos nosotros hemos sido despiada- damente tratados como bestias y no se nos ha , sino mentido, mentido acerca de nosotros mis- mos, de la clase de hombres a que pertenecemos, y de nuestro pasado, y acerca del amor, la vida y la muerte, as como se nos ha dicho que alma y cuerpo slo pueden reunirse en el cielo. La enorme revoluci6n que tu generacin ha llevado a cabo en la conciencia de los negros, mi querida hermana, significa ya el comienio, ya el fin de Estados Unidos. Algunos de nosotros, blancos y negros, sabemos qu6 gran precio acaba de pagarse para dar a luz a una nueva cpnciencia, un nuevo pueblo, una nacin sin precedentes. Si somos conscientes y no hacemos nada, somos peores que los asesinos a sueldo que actan en nuestro nombre. Si somos conscientes, luego debemos luchar por tu vida como si se tratara de la nuestra -de ia que por otra parte se trata- y bloquear con nuestros cuerpos el corredor que conduce a la cmara de gas, puesto que si a ti te llevan por la maana vendrn por nosotros esa misma noche. Por todo esto: paz. Traduccin: hllnica Virasoro. LOS LIBROS, Mano de 1971 historietas El lugar de Mafalda Dnde est Mafalda? Como his- torieta, para un pblico amplio todo inters empieza y termina con ella; sin embargo, las fuentes posiblk son variadas, adems de algo contradic- torias. Tanto grfica como temtica- mente, es forzoso que Mafalda deba algo a Nsncy (Periquita), la nena comn de Bushmiller; formalmente ms distante, pero sobrellevando una adultez psicol6gica que la acer- ca ms al personaje argentino, se recorta la Pequefa Lul. Y local- mente antecedi en cierto sentido a Mafalda "Mara Luz", otra nena ar- gentina prodiyio. Pero en cualquier caso, ms all de las importantes diferencias intelectuales y "caracte- - rolgicas" que la separan de otras heronas infantiles; hay en Mafalda la bsqueda de un lenguaje narrativo riguroso, que aleja a la tira de la sencillez o inmediatez, de aquellas creaciones. La multiplicacin, o la unificacin sorpresiva de los pasos del relato; la utilizacin alternada del desenlace abrupto y del "mind- stretching". que repite o prolonga, desde otro ngulo, la escena decisi- va; la riqueza de la lnea, que com- pensa con creces la prdida de los detalles que surgen de esfurnaturas y volmenes, identifican una l inea expresiva que coloca a Quino en la sucesin mayor de la creacin gr- fica. Sin conexiones temticas, pero fundando la manera y el mmpo de la historieta breve, anticipan la sol- wncia narrativa de Mafalda las crea- ciones mayores de Millar Watt, Al Capp y otro Soglow'. Por supuesto, Mafalda reconoce otro parenjesco. mucho ms con- temporneo (en sentido amplio) que Entre otras. y respectivamente, "Pop" !historieta que innw6 en el tema de la conexin narrativa e n m cuadros); "Li'i Abner"; "The Little King" (El R y P.tisu). los anteriores. Los chicos de hanuts ("Rabanitos") comparten algunos de los principales marcos referenciales de Mafalda; en especial. el concepto de salud psicolgica. Pero al cotejar de cerca ambas creaciones se pierde, rpidamente, esa sensacin de seme- janza. Entre los personajes de Peauts no hay ningn lcido; cada uno de ellos ve el mundo a travs de cate- wrias determinadas por una perso- nalidad que recorta o califica con precisibn -no con objetividad- el campo de lo percibido; vive inmerso en los problemas que le causa una condicin neurtica particular, o se desconecta parcialmente de los demts como conseaiencia de esa misma condicin neurtica2. Las acciones de Charlie Brown, Lucy, Schroeder o Linus componen histo- rias paralelas y tr5gias: cada perso- naje se dirige, tozudamente, hacia objetivos que s61o servirn para pro- longar su situacin, o para agravarla. Ninguno "sabe lo que quiere", y los personajes centrales -Charlie, Snoo- W- parecen serlo, precisamente, por ostentar respectivamente el mximo grado de la indefensin y de la incomunicacin. La rigidez hace posible, aqu, un logro narra- tivo: los personajes & Pwnuts tie- nen densidad dram8tica. Los conflic- tos que los enfrentan no pueden traducirse fcilmente a un esquema racional separado de su mundo, o reducirse a momentos aislados de una concepcin que incluya la solu- ci bn satisfactoria de sus desen- aientros. El humor vuelve cabalmente t r a gicbmicos a los F nuts; en Mafalda. de Pea- ,da slo 2) C. Sluzky y O. Marom wllsiaon, on aportes a le Primera Bienal de la His- torieta (l. Di Talla 1968). el csrkcsr puntual de la particulaiddes neur6- ti- de lor personajes ds Prnua; Chsrlie, Luey, Schroeder ron, en cada caso, el personaje y su condicin pe- tolbpcs. - .- sed ios llado -1 :r; h existe por alusin. Elementos trans- parentes de un discurso que se re- suelve en epigramas, Mafalda y sus amigos articulan las oposiciones con- ceptuales de una visin racional y segura de la Historia. Muy apopia- darnente, la tira los define, bsicb' mente, en trmincs de un conjunto de ideas y de rasgos de carcter. Est claro que Mafalda es una humanista actualizada, Manolito un mercantilista, Susanita una dama hipcrita, Felipito un ciudadano con sentido comn, Mguelito un intelec- tual fascista que poco a poco se M transformando, temiblemente, en un profesional de la duda metdica. Por supuesto, las ideas conscien- tes y los rasgos caracterolbgicos no agotan la definicin de los persona- jes de la tira; pero el mundo de sus temores y deseos inconscientes est cur'mrnente oculto, o sealado por la ms amplia generalidad. Miguelito oailta sus terrores noc- turnos, Felipito enmudece cuando pasa la nena que adora; y ambos hechos escapan, evidentemente, al habitual mundo de &as de Mafal- da. Pero nada indica que ambos sintomas no san intercambiables: ni Felipito ni Miguelito wseen ca- racteristicas de perswiali tx- duym la presencia de ot En el sector fernenin da y Smnita- la situacin parece in- ver t i r ~: no se presenta corno viable una Mafalda .tmida, o una Susanita ernotiva. Pero es porque en ellas la distancia entre pensamiento y erno- cin se ha suprimido del todo. Algo t i l para construir una tira que vehimliza, en la mayora de sus epi- , un chista conapmrl, acaba- en un guiAo a la opinin ex- ,,,,,,d de su pblim (la clase media r - dad que r ras. o -Mafal liberal r El grado de abstraccin y espe- cializacin de los temas que preocu- pan a Mafalda (que en los comien- zos de la tira tena cinco afos) es altsimo: en varias entregas lleg a ocuparla, por ejemplo, el problema de la emigracin de tcnicos al ex- tranjero. Y los episodios de "refres- a", que, cada vez menos frecuente- mente, aparentan balancear la Serie- dad de los temas centrales con series d s leves de "gags", se desarrollan en un mbito fsico que es de otro mundo, en relacin con el que sirve de trasfondo al tronco central de las narraciones. Cuando Mafalda hace sus travesuras no ideolgcss, no est sometida a las leyes realistas que rigen a la otra Mafalda. Y aban- dona entonces, fabulosamente, la fuerza de gravedad (en el episodio de los sifones, que utiliza como motores a retropropulsin) o es ro- deada por bichos con superpoderes (en la serie del ajedrez, con hormi- gas capaces de llevarse las piezas). Cuando estos recreos finalizan, y como indicando que lo que sigue no es ya mero humor, Mafalda vuelve a la seriedad cotidiana de las leyes del mundo fsico y del intercambio de conceptos con seres que son, o casi son, pura cc inciencia. n a y cnrr;+iuiiaS signifibLtvm. alguna vez, incluido en ,un episodio que la situaba en un perodo de vacaciones, Mafalda encuentra un interlocutor del que supone que no puede definirseslopor su concien- cia, y le pregunta si nunca pens6 en consultar a un psicoanalista. Pero ese interlocutor es una cosa; un ar- bolito retorcido, en medio de ' un bosque de rboles erguidos y vigo- rosos. Frtera del barqub, Y ante la cer- cana r nk comprometedora de sus iguales, Mafalda vuelve a situarse en un campo en el que los problemas humanos podr an solucionarse, des- de taS leyes de la herencia, y se dicen en seguida a s mismos que lo que los divierte no es eso, sino las agudezas de la pequea acerca del armamentismo y la carencia genera- lizada de sensibilidad social. Podra pensarse en una razn ms de la cohdicin de cartoon his- tarietado infantil de. Mafalda: de acuerdo con UM elemental funcio- nalidad, Mafalda sera una nena por- que, ante la realidad de la censura, surgira inconscientemente el recur- so de vehiculizar de un modo apa- rentemente inocente ideas pol tica- mente reprimibles (antiinilitarismo; antiexplotacin; antirrepresin). epcin en su carrera. Pero que mn- creta el ejercicio de una habilidad narrativa que no hubiera tenido apli- cacin en otros gneros. . Como casi todos los buenos dibu- jante~ humorsticos del pas. Quino CONCURSO SOBRE TEMAS ECONOMICOS debe algo a Steinberg; pero su lnea respeta, en sus exploraciones, carri- les mucho ms estrictos, que se ajus- El Fondo de Cultura Econmica ha tan con mucha mayor frecuencia a las determinaciones de una idea y de un concepto previos y que se prestan en consecuencia, muy til- mente, al esquematismo de la narra- cin. Quino parece haber renuncia- do desde un principio al camino de las trasmutaciones, de los enriqueci- convocado a un concurso sobre loa siguientes temas: 1. Las empresas multinacionales en el desarrollo y en la integracin econmica de Lanoamtrica. 2. El derecho de las empksas multi- nacionales en Latinoam~riai. Pro- blemas y sugestiones. I criterio 5s de tod de la iiicldre de SuJciiiiui. con sentido co- mn, los problemas de ideas; y con mdico clinico los que no 10 son, ms la' ayuda de algn aparato de ortodoncia. Lo ejem~ ?stalli- do de ira de Felipito e cree aludido, al men'cit cente- mente Mafalda un retran en el que figura la palabra "dientes". El es dientudo 'y de cabeza deforme; lo que no es conciencia es accidente poral, o lsmite directa- 'nte por e 4quf. la I ~i, y a la vez la ,~lucin, de la comparacin con LeanuU. En los trminos de su per- enencia a un gnero, Peanuts es, :laramente, una historieta; Mafalda, e formacin mixta, a medio cami- entre la historieta y el csrtoon. te gnero grfico incluye, bsica !nte, los dibujos de cuadro v m- habitual ; de noti tema, n m, en los asuntos polticos les de actualidad. El artoa :a, por lo general, sobre el tado. convirtiendo a sus *=a- lo, con e m, - "; +- . , mientos alocados que los dibujantes de la lfnea de Sal Steinberg encuen- Las bases que rigen el concurso es- tipulan: tran a travds de la bsqueda no planeo- da del hallazgo grbf ico. Inversamente, su estilo se caracteriza por el esta- blecimiento de conexiones perfectas 1. Las estudios debern ser inhdi- tos, escritos en espaol, y mi ox- tensin podrd fluctuar entre 100 y 200 pginas tamao carta, a doble espacio. Debed pnsentaree un original y tres wpias. 2. El plazo para la entrega de tra- bajos concluir6 el 15 de julio de 1971. 3. Los trabajos debern firmarse con seud6nimo y presentarse en sobre cerrado, acompaando otro sobre con el se!udnimo escrito en el exterior, y dentro del cual se determine nombre, naciona- lidad, fecha y lugar de nacimien- to, domicilio y estudios efec- tuados. 4. Los premios sern 106 siguientes: a) uSs 2.000 al autor del estudio que en opinin del jurado rena loa mayons mritos m cada uno de los temas. b) Diploma especial a cada uno & los trabajos que obtengan mencin honorfica. c) Si el jurndo lo considera perti- nente, se pubiicarn los tra- bajos, con el sello del Fondo, reconociendo siempre los de- rechos de autof del wncur- ante. 5. En ningn caso dedarare desierto el concurso, si m presen- tan al menas 10 trabajaa para el ~ c i i v o tema. cuando s mar ino - , entre una idea (verbal, aunque a veces el dibujo sea mudo) y una expresin grfica; vigoroso -y mnsigu iente- t del rela- to dibujado. Diestr lo de un bn grfica; veh cu- te de opinin com- se trar 1 cuerpo. conclusi61 a narraci~ a corrieni por un r A m , t. partida .pblico amplio; portador, , = U,? ' lenguaje verbal agradablemente culturalizante, Ma- falda atrapa a sus lectores con la ilusin de un ejercicio de lectura anticonformista, fundado ideologa que reniega del un; no Esi me .en una OStaMidl. 3 transpa- 11 vez no sea as; en la historie ., +rece alentar una funcionalidad ms inmanente. La niez de Mafalda permite aparentemente postular un paralelismo constante entre las rela- ciones sociales del orden m8s geno ral y las primarias; o ms bien, una relacibn de condicionamiento que va de las segundas a las primeras. "Cierto que la familia es la base de la sociedad; no me acordaba", dice Mafalda, mientras sus padres se en- an en una pelea violenta. Otra la envarada sombra de algn 3dor sarmientino podra haber o dirigiendo, traicioneramente, 5bil creador. ment. Pero la agilidad y 1; rencia de sus juegos conceptuales se 1 u-w mente icos, que darios e encuer aparecen i / revistas itran su fundan en un repertorio de tipos humanos a lo Pizzurno: determi- nados, muy pedaggicamen'te, por un elemental Medio Ambiente en el que campean, cmodamente, las caracterizaciones sociales del sentido comn. No slo ce da la montona ja de una 2ueb Se- cias y luchas ve( cia ni2 tra Y SO- in iro- tema .--A-- meros n con- situa- o los tic b U M P jinal acer circunsta Setiora nora Go . . * que la hi B una pec que el ni! Jorda s e rda. Y de eto de un viejo tascista sea, a su vez, un pe. m. Evidentc deas en 1 acin, v :menia, con SUS ideas el sentido de nudos de tambin en el sentido autor de ruido tar rieta, un :ho. Quino no iq qudo fascista; adems -y esto in. troduce en una historieta a m a a la actualidad histrica un sbito in. ricto- el ber const una histc P.- L- - blafalda 1 nbin, en cartoon < , - aod r ia lugar Je xi- ? de imq casbde bruto ra . . ~inaci6n 1 que el h ;ulte ser, ~satista- ijo de un tambin . . est ha: de ano del hi , v e nec na como Mafalda jro su rietas, 7a ex- un gaiiego Druto. LOS raares ae dibujante constituv ? de histc e casi ur Mafalda recato c advierter sta perrr mt e con ref ranesc - )S LIBRO poltica La rnercenarizacin del Tercer Mundo En sus esfuerzos por asegurar y mantener su control sobe los recur- sos de la mayor p a e del Tercer Mundo, Estados Unidos se ha en- frentado con la resistencia de los Wl or en rebelin que han mr r i - do a la insuneccibn a r d como el bi co medio de obtener el control pobre sus propias vidas*. Algunas ve- ces fw necesaria la intervencin de Estado6 Uhidor con sus propias tro- pas de combate para reprimir estos, levantamientos (Corea, El Lbano, V h m , h RepklMica .Dominicana, Cambodi). Con ms frecuencia, sin embargo, el Gobierno ha considera- & conveniente el empleo de merca- mrioc extranjeros y de los ejercita da los regmenes amigos para conse- guir sus propsitos. En Vietnam, por ejemplo, se han utilizado fondos norteamericanos pera pagar los gas- tos de las tropas coreanas, thailrn- desas y filipinas, alle* del ejrcito de un milln de hombres del rbgi- m' de Saigh. Por aRadidura, Esta- dos U n h ha sobornado a las go- biernos de Coma y Thailandia con mil millones de dlares a cada uno para conseguir el uso de shs solda- dor_?mo ame de cafln en Vkt- mm.l Incluso, varias minoras M- cimales que haitan la regin mon- taosa de lndochina central han sido movilizadas ' oomo ejrcitos "imguiares" dirigida por la CIA sostenw el mayor p e ~ da la lucha en Laos y Vietnam del Norte. EItKkr Unidos utilit tcticas simi- hnc en Bolivia, el Congo y Bahfa & lot Cochinos. La sustitucin de tropas m e - rmaicanas por mercenarios en la guarra contra la insurreccin, supo- ne diversas ventajas pera el estddish- m t militar de Estada Unidos: se redum la oposicin interna a las in- tervendones en el extranjero porque nwstr8 pnrticip6cin es menor visi- bk y menoc costosa; re reata la oposicin externa porque la pabia- cin no se enfrenta con la presencia m & nuestras fue- expedi- doparias y ' finalmente, el manteni- 1. Va: Smdo L EE. UU., Comit de FWlckmc Ex mr l ~, Subcomiti cb A c u r d D t V p C d p r & ~ ( k E~t ador Un& m $1 oxtmjuo, Auard.r, l . prt., R.pOblia & Filipinr; 3 puto, W n o & Wki- dio; 6 puta, FWiica & dome. miento de las tropas extranjeras l e cuesta mucho menos a Estados Uni- dos. Estos beneficios fueron sinteti- zados por el anterior Secretario de Defensa, Clark Clifford, en una decla- racin ante el Congreso desusa- damente sincera, el 15 de enero de 1969 : "Es absolutamente claro que el objtivo mds decisivo de nuestros esfuerzos de defensa colec- tiva en As debe ser ayudar a nds- tros aliados en la consolidacin de su propia capacidad de defaw. Adlemc de un costo wktamhlmte m u r (un raklado asiitico cuesta alrededor de 1115 parte' de su equi- valente norteamericano), nos esrimu- h, psrs una pdi r h mi, iientajas pol/dcas y psrpsr&It5@e8s a ambo8 la- dos del (El subrayado es nuestro.) El costo de l a marcanarizacin ha tenido SUS oscilaciones: las cifras del Pentgono indican que entre 1950 y 1966 Estados Unidos pioporcion uSs 19.000 millones en armas, abas- tecimientos, entrenamiento y dinero en efectivo a os ejrcitos del Tercer Myndo bajo' el Programa de Asisten- ' cia Militar (Military Assistanoe Pro- grain-MAP) -y esta canticid exclu- ye la ayuda militar vinculada con Vietnam. 3 Los abastecimientos en- 2. Dlprtimenrr, & D.frfua & EE.UU., ie 1970 tMnu &v@t md Drlbrr m -m for Flod Y u r 1970-74 (Wrhkrgton. D.C.. 1988). 3. emrmmmto cb Lbfama de EE.UU., Of ~dr l Sr ar ar i oAj unt ot i eDb fwi en widdInamiwioiul . Mili- t a y Amkmu F.ctr WUdtington, O.C., 19691, pp. 1617. viadoe a travs del MAP incluyeron 2.812 aviones de combate F-86, 201 escampavas, 20.639 tanques, 3.460 cohetes "Honest John" y 2.088.000 rifles.4 El Pentgono ha concedido tambidn crditos a algunos paises se- leccionados del Tercer Mundo a tra- vs del programa de Ventas Militares en el Exterior (Foreigr Military Sa- les-FMS) para b compra de material de guerra. Como parte del MAP y del FMS, el Departamento de De- fensa ha proporcionado entrena- miento a alrededor de 297.000 mili- tares extranjeros, en Estados Unidos y en el .exterior.= Un Congreso celoso en materia presupuestaria ha limitado en los ltimos aos la asignacin corres- pondiente a la asistencia niilitar a U$S 350 millones (tdngase en cuenta que esta cifra excluye los pagos a las tropas del "mundo l i be" en Vietnam del Sur, Laos y Cambodia, que se encuentran considerados en b asigiscin del Departamento de Defensa). El 72 por ciento de esta cifra correspondi a los cuatro "pases pioneros en defensa" -Coma, China Nacionalista, Turqua y Grecia- que, constituyen los so- portes fundamentales de nuestros bastiones de h Guerra Fria h t r a la "agresin comunista". Otro 10 por ciento m dirige a tres paises "en los cuales tenemos bases e instala- ciones importantes" (probablemente EspaRa, Etiopa y Filipinas). El 20 por ciento restante se di va, en el 4 Ibid., p. 20 5. The New York T i m 10 de nwiem bm da 1970. programa del a k fiscal 1971, entre otros 41 paises (en ciertos casos s- lo para fines de entrenamiento). Con el argumento de que l a poli- ca constituye l a "primer lnea & defensa" mt r a la insurgencia y la subversibn, Estados Unidos estable- ci un progama masivo & asisten a a policial estrechamente vincula& con el programa de asistencia mili- tar. Entre 1961 y 1969, Estados Unidos gast ms de u$s 236 millo- nes en este programa para suminis- trar a las fuerzas policiales del Ter- cer Mundo equipo moderno & comunicaciones, sistemas de inteli- genaa y equipos antidisturbio. Co- mo en el' caso & la ayuda MAP, esta asistencia ha estado acompa- Aada por programas de entrenamien- to en ,Estados Unidos y en el extranjero.7 El Rograma de Asistenaa Militar es administrado por un grupo conse- jero residente de asistencia militar (MAAG) o por misiones militares, en cada pas receptor. Estos grupos proporcionan instruccin a las tro- pas locales que usarn el equipo suministrado por el MAP y gene- ralmente supervisan el proceso & mercenarizacin. Las mismas funcio- nes son desempeiiadas en relacin a los programas de asistencia policial por la Oficina de Seguridad Pblica de la Agencia para el Desarrollo In- ternacional (AID) de Estadas Uni- dos, en Washington y p?r medio & Consejeros en Seguridad Pblica r e sidentes en los paises receptores. LA DOCTRINA NlXON La Administracin Nixon trata de modernizar y fortalecer nuestros ejdrcitos mercenarios en el Tercer Mundo con el fin & reducir an ms la presencia militar de EHados Unidos en el extranjero. Esta poli- 6. Cmara de Representantes de EE. UU., Comit4 de fig>&ioner, Sub- comit de Asipacioms pera dmmcb ext er m y or@tnirrmR af i W pin 1971. Audiencias, 9lef perodo iativo. * pene (Washiw D.C.: U.S. G o v e m m t Rindng mi=, 1970). pp. 304-10. (Citado mbr como Awsntncia exteriw 1971.1 7. Cobre los antshnter del pogb me de asistancia policial dase: "US. Police Ms t a n c e Rmmr in Letm America." NACLA -t?r, Vd . IV (Mayo-Junio & 19701, pp. 28-31. t i ca. l a as llamada "doctrina Nixon", requiere evidentemente un gran inaemento en 10s fondos del documento MAP. (Slo la vietnamizacin costa- ,r otros u$a 6.000 millones en los prximos aos, mientras que la corean izacin costara entre . u$s 1.000 y 2.000 millones). Por lo tan- Los programas to, el Ejecutivo calcula que solicita- r del Conyeso la aprobacin de de asistencia militar una asigiacin suplementaria & asistencia militar que puede exceder el -ianal del de y policial de los EE.UU. 350 millones. El Secretario de De- fensa, 'Melvin Laird, sostuvo el 10 de marzo & 1970, al describir ante el Congraso la estrategia de deibnsa a latinoarririca &l Ejecutivo que: "La poltica b- sica de disminuir los compromisos militares directos de Estados Uni- dos no podr tener xito a menos que proporcionemos a nuestros amigos y aliados, ya sea a travs de a ayuda o de los crditos de venta, la asistencia material necesa- GASTOS DE AYUDA MILITAR ra para asegrrar la contribucin ms efectiva mi b l e del potencial h u m o que dcprn y eitdn di, perodo 1950.1 968 1 mestos a cornorometer Dara su de- i ema propia ; para la comn. Una (en miIIonesdedlared parte del mismo no dispone senci- llamente de los rewnos o de la capacidad tdcnica nexesarias para asumir, sin nuestra asistencia, ma- yores responsabilidades en su pro- pia defensa. Los aspectos de nues- tra nueva poltica que constituyen un dasaf i o para nosotros podrn consicuentemente ser mejor alcanza- dos cuando cada socio .sea respon- sable de su pat e y contribuya l o ms que pueda al esfuerzo comn. En la mayora & los casos, esto significa un potencial humano local organizado en titenas cumedes ade- cuadamente equipedas y bien entre- nedas con la syuda & material, en- trenamiento, ~ o l o g / a y dotecio- nes esp&les svministracrlos por Estadas Unidos a travs del Pro- grama de AsiJtencia Militar, o como Ventas Militares en el ExtranjeroW.s (El subrayado es nuestro.) De acuerdo con Laird, el Rogra- ma de Asistencia Militar es el "ingediente esencial" de la politica de Ni xon "si vamos a hacer honor a nuestras obligaciones, apoyar a nues- tros aliados y reducir tambidn la probabilidad & tener que compro- meter a unidades & combate norte- americanas. Visto en estos trminos, un dlar del MAP es mucho ms valioso que un dlar gaitado directa- mente por los ejt5rcitos norteameri- Canos"9. 8. Aorosncin extaiot 1971, p. 307. 9. [kpertamnto e h w Q EE. UU., Fi wl Yssr 1971 LMrnm R0g. m 8nd m (Washington, D.C., 1970). *Esta ertailo y los kumsntor QW se ah.m hen sido twrictdor de NACLA NEYMETTER, Vol. IV, No 7, Noviembre 1970. LX)s LIBROS, Mar#, de 1971 f PAlS 1950163 1964 1965 1966 1967 1968 1950168 Argentina 2.8 1.5 6.0 6.4 6.8 10.9 34.4 Bolivia 5.4 3.2 1.9 2.4 2.9 3.5 19.3 Brasil 150.6 9.1 11.4 9.5 13.4 12.6 206.7 Chile 52.0 7.8 6.3 8.4 4.7 7.5 86.7 Colombia 39.4 6.2 5.7 8.3 7.9 12.2 79.7 Costa Rica .8 .5 .2 .1 .1 .1 1.8 Cuba 10.6 10.6 Rep. Dominicana 8,2 1.5 1.2 1.6 3.4 2.3 18.3 Ecuador 22.2 2.6 2.3 3.9 3.1 2.8 37.0 El Salvador 1.7 .9 .8 .7 .6 .6 5.3 Guatemala 5.3 1.4 1.5 1.2 1.4 2.3 13.1 Hait 3.2 3.2 Honduras 2.6 .4 .7 .7 1 .O 1 .O 6.4 Jamaica * .2 .4 .3 .3 1.1 Mxico .6 .3 .2 .2 .2 .1 1.7 Nicaragua 4.5 1.2 1.2 1 .O 1 .O 1.3 10,2 Panama 1.1 .2 .2 .4 .5 .3 2.6 Paraguay .9 1.2 .9 1 .O 1.1 1.8 7 .O Per 41.1 10.0 8.2 7.3 6.6 8.7 81.9 Uruguay 27.5 1.7 2.4 2.5 1.6 2.0 37.8 Venezuela 1.6 1.5 1.3 1 .O 1 .O 1.3 7.6 Area Latinoamericana 6.9 .5 3.0 1.8 1.3 1.0 14.5 Total Latinoamdrica** 388.8 52.1 55.9 58.4 59.1 72.8 687.0 Nota: Los totales pueden no coincidir con la suma de los parciales por el redondeo. Menos de u$s 50.000 ** Incluye totales de los pases clasificados 1 Fuente: Departamento d e Defensa de EE.UU., Oficina del Secretario Adj unto de Defensa en Segu- ridad Internacional, Nlili$ry Assiittrnoe Facb. (Washington, D.C., 1969), pp. 16-1 7 MISIONES DE AYUDA MILITAR ENTRENAMIENTO DE DE LOS EE.UU. MILITARES EXTRANJEROS d DOTACIONES AUTORIZADAS DE PERSONAL DE LOSGRU- POS CONSEJEROS DE ASISTENCIA MILITAR DE EE.UU, MISIONES MILITARES Y GRUPOS MILITARES, AL 30 DE JULIO DE 1970. COMANDO SUR (Sauthcom) + M i l i Assistmco P q f m 1 Fuente: Oficina del Seuetario Adjunto de Defensa (Asuntos de 1. Fuente: Departamento de Defensa (cuadro incluido por el Senador Seguridad Internacional), m Amhnm Fct, El)ander en b b g wd o d R d , l o de abril, 1969, pg. S3510). (Washington, D.C.: U.S. Dept. de Defensa, 1969) p. 21. ' b I RESUMEN DE LOS ESTUDIANTES DEL MAP'i Pais Argentina ............. Bolivia ............... Brasil ................ Chile ................ Colombia ............. ............ Costa Rica Repblica Dominicana ... .............. Ecuador El Salvador.. ........... Guatemala ............ ............ Honduras. Nicaragua. ............ Panam .............. Pgregwiy. ............. Per .............,... Uruguay .............. Venezuela.. ........... ... Total, SOUTHCOM h i S Atgentina Bolivia Brasil Chile Colombia Costa Rica Cuba Rep. Dominicana Ecuador El Salvador Gua ternala Haiti Honduras Mxico Nicaragua Panam Paraguay Per Uruguay Venezuela Total Latinoamrica / PelwMl EE.UU. 33 40 69 32 48 . 4 39 39 15 26 14 15 5 17 38 20 51 505 hfi0d0 50-63 1.190 764 3.4 16 2.219 2.51 6 208 52 1 955 2.246 304 903 504 746 240 2.366 768 204 2.820 807 724 24.421 hsonal Extranjero 6 7 33 5 5 1 2 5 2 3 2 2 1 3 4 5 2 88 ki 0d0 64-68 1.216 1.432 2.255 1.448 1.378 32 1 1.419 1.549 528 1.117 602 306 1.204 2.106 564 1 624 607 2.382 22.058 Total 39 47 102 37 53 1 4 1 44 17 29 16 17 6 20 42 25 53 593 ~ - 1 2.406 2.196 5.67 1 3.667 3.894 529 52 1 2.374 3.795 832 2.020 504 1.348 546 3.570 2.874 768 4.444 1.414 3.106 06.479 ASISTENCIA POLICIAL ' - PERIODO 1961-69 * pbr wilo fk&s 3 (en miles & h4am1 L 1. Incluye mercancas enviadas (p. ej.: equipos de radio, gases antidis- disticas e informes, 0por.docis ikpon Los datos son al 30 de junio turbios, armas pequeas, vehculos patrulleros). entrenamiento en Es- de cada ano. tados Unidos y otros paises y entrenamiento local proporcionado por 3. Las categoras estadsticas utilizadas por la Al 0 para informar sobre los Consejeros en Seguridad Pblica de EE.UU. esta asistencia varan de ano en ao, por lo que resulta posible que 2. Fuente U.S. Admcy for ln~mvdonrl Dorriogmrnt, Divisin de Esta- las cifres de algunos aos sean menores que el monto total de ayuda. LOS LIBROS, Mano de 1971 11 1968 - 109 623 75 341 239 762 223 173 218 04 99 197 - 103 280 158 353 - - 4.037 I b i s Argentina Bolivia M I Chile Colombia Costa Rica Rep. Dominicana Ecuador El Salvador Guatemala Guayana Honduras Jamh MBX~CO Panam Per UW~Y Veneruela Otros pases Ayuda regional Total Latinoarner. . 1964 26 286 1.098 283 340 60 44 270 168 128 44 137 - 77 639 11 338 - 537 4.486 198g - 117 862 68 299 215 435 199 99 411 166 88 - 128 132 224 331 - - 3.931 1 Total 61-89 120 1.598 7.416 2.265 5.723 1.235 3.1 16 3.219 1.826 2.482 955 1581.188 451 745 1.467 4.1 15 1.032 2.627 582 1.468 43.630 1963 5 413 1.292 449 1.607 165 440 1.117 336 166 - 104 - - 569 466 - 263 - 529 7.951 1- 41 104 774 459 818 141 97 307 183 270 12 500 - 245 125 737 288 459 - 88 5.448 1961 - 155 718 - 16 - - 142 325 319 - 83 - 500 160 46 - - 24 30 2.51 8 1962 1 339 $96 206 - - - 374 105 77 - 61 - - 27 226 3 27 558 266 2.866 7 1966 47 13 754 435 1.799 182 569 340 220 249 552 127 - - 137 1.060 160 425 - 18 7.087 1967 - 62 699 290 503 233 769 247 187 644 98 119 166 - 141 529 188 431 - - 5.306 ENTRENAMIENTO DE PERSONAL POLICIAL EN EE.UU. Y EL EXTRANJERO 1 Siguiendo en todos los as- pectos el modelo del"MAP, Es- tados Unidos ha establecido un programa masivo de entrena- miento policial que, de acuer- do con la AID, compredi a ms de un mi l l n de pdi c as del Tercer Mundo. El programa de entrenamiento policial de EE. UU., supervisado por la Oficina de Seguridad Pblica de la AID, incluye instruccin en Estados Unidos para tcni- cos y comandos policiales, en- 'trenamiento en ciertos "terce- ros pases" y entrenamiento local para la polica de tropa proporcionado por los " C m - jeros en Seguridad Pblica" & EE. UU. Los totales mundiales del si- guiente cuadro son -Cantida & personal entrenado en EE. UU., perodo 1967-69: 2.1 72; cantidad entrenada en terceros pases, 291 ; cantidad de Conse- jeros en Seguridad Pblca en el extranjero al 30 de j uni o de 1968: 407. b r Pas Argentina Bolivia Brasil Chile Colombia Costa Rica Rep. Dominicana Ecuador El Salvador Guatemala Guyana Honduras Jamaica Nicaragua Panami P=WJay Per Uruguay 3 Venezuela Otros/ Regional Total v 1 Fuente: AID, Divisin de Estadsticas e 1"formes. parstion R. port, datos al 30 de junio de cada afio. 2 Se lleva adelante entrenamiento policial en Filipinas, Puerto Rico y otros pases no identificados. 3 Uno de los Consejeros en Seguridad Pblica en el Uruguay, Dan Mitrione, fue ejecutado por los tupamaros el 8 de agosto de 1970. Personal entrenado eri EE.UU. 1967/69 33 14 224 30 89 64 66 30 34 106 33 29 3 1 35 5 1 8 36 43 172 7 1.135 Personal entrenado en twceros pases 1967/69 - - - - - - 1 - - 2 - - - 1 - - - - - 4 - Consejetos en seguridad pblica al 30/6/68 - - 3 17 1 7 4 15 6 4 2 2 2 2 - 3 - 9 3 1 O -- 90 BlOGRAFlAS EN EL FONDO DE CULTURA Afirma una y otra vez sil simpata por la causa de las masas en las distintas guerras campesinas. "La guerra' de Espartaco a favor de los es- clavos fue la guerra ms justa que registra la historia, quiz la nica guerra justa." Dice de los anabaptistas: "expresaron esa peligrosa verdad que se oculta en nuestros corazones, o sea, que los hombres nacen iguales que si los papas trataron a ros prncipes como a vasallos. la clase media trata a los aldea- nos como a bestias". En un artcdo del Diccionario filos- fico muestra una evidente zo- zobra ante este problema de la igualdad. "Dios nos otorg la razn y el fruto de ello es la esclavitud humana sobre casi toda la tierra". "Pero el mayor mal no es la desigualdad sino la dependencia. Es inevitable que el gnero humano est di- vidido en dos clases con muchas subdivisiones -ooreso- - - . - -1 - - - res y oprimidos-. Por fortuna el hbito, la necesidad y la falta de tiempo impiden que la mayora de los oprimidos se den cuenta de su situacin. Cuando la comprenden surge la guerra c i d que siempre con- cluye con la esclavitud del pue- blo, pues el dinero es el verda- dero poder del Estado. La igualdad no es posible, ya que los hombres nacieron con el afn de dominar y la aficcin al ocio. El gnero humano slo ouede subsistir mientras hava ' , un gran nmero de hombres tiles y sin propiedad alguna". VOLTAIRE, de H. A' . Brailsford. Pgitzas 91 y 92 De haber tenido mas enten- dimiento, sensibilidad e imagi- nacin, hubi era aprendido mucho ms de los chinos. As como pudieron educar a algu- nos mongoles y elevarlos de la barbarie a la civilizacin, po- dran haber transformado a Marco Polo de mercader me- dieval en hombre culto, pero ni su inteligencia ni su sensi- bilidad permitieron semejante transformacin. A pesar del valor educativo de sus viajes y de su contacto con hombres de espritu mucho ms avanzado que el suyo, sus capacidades no le permitieron sacar ventaja. No obstante su espritu evolu- ciono, pcr obra de los viajes y de las experiencias, hasta un grado que le permiti escribir algo que dif icilmente hubieran podido comprender plenamen- te sus contemporneos occi- dentales, aunque no rompi las ataduras mentales de su educa- cin europea tanto como lo hubiera hecho si los chinos hubieran conseguido elevarlo a su propio nivel. MARCO POLO. de Maurice Collis. Pginas 208 y 209 Doctrina de paz, en su fres- ca novedad. Doctrina de fuerza tambin, y de energa. Hay que insistir en ello tanto ms cuanto mayor sea la violencia con que se lo niega. A travs de sus frmulas de 1516, de 1517, cmo se capta directamente el alma inquieta, atormentada, el alma violenta tambin, el alma excesiva de Martn Lutero. Va, o ms bien salta, de contraste en contras- te, brinca con una holgura, una vivacidad, una escalofriante osada, del pesimismo ms de- sesperado al optimismo ms confiado, de una aceptacin exaltada, del infierno al ms dulce abandono en los brazos de la divinidad: del terror al amor, a la muerte, a la vida. Nada es ms pattico, ms per- sonal tambin y menos iibres- co. Ese movimiento prodigioso, esos saltos y esos transportes tan bruscos de las cimas a los bajos fondos, mantienen en el "sistema" de Lutero, en esos aiios de plena y joven energa, Lutero en 1516 tiene treinta y tres aos, una tonicidad, una robustez, una salud que no conservar siempre. Sin ella, no se sabra de dnde brota la energa viril y la audacia del luchador de 1517. MARTIN LUTERO, de L. Febure. Pginas 61 y 62. A Guillermo le importaban bien poco las teoras polticas o los dogmas religiosos. Era el giro de los acontecimientos, las caractersticas de los indivi- duos, las inmediatas necesi- dades del pueblo lo que regia sus actos. Por instinto saba siempre hacerse cargo de la situacin; estaba dotado de un espritu infinitamente flexible, abierto a las impresiones y a la periencia, y por encima de do, saba comprender a los res humanos, sus necesidades prdcticas y sus visiones irrazo- nables. En l venca siempre su propio carActer, no la teora impuesta. Europa podra ganar en orden y coherencia con la rigurosa sumisin de todos los sbditos de Felipe a su volun- tad soberana, o la total exter- minacin de las sedas herti- cas, pero Guillermo no poda ver ms all de los sufrimientos inmediatos de esos sbditos. Para Felipe, las leyes y las teo- ras eran buenas o malas en s mismas; para Guillermo nica- mente en sus efectos. Si Felipe crea en la uniformidad y la direccin, Guillermo prefera la variedad y la discrecin indivi- dual. Las leyes contra los here- jes, por ejemplo, se aplicaban con poco rigor en los Pases Bajos, donde las sectas disru- taban de muchas simpatas. Felipe orden a sus ministros que las hicieran sentir en todo su peso, pero Guillermo consi- der esto imprudente y obr, en sus propios distritos, de acuerdo con su criterio perso- nal; en ocasiones, llegaba hasta a prevenir a los acusados, para tener la seguridad de no verse en el trance de arrestarlos. Una conducta as socava los cimien- tos del estado autoritario, pero Guillermo pensaba menos en el Estado que en los seres huma- nos que eran parte de l. GUILLERMO EL TACITURNO de C. 1 iqina 40 O S LIBROS, Mano de 1971 Paulo Freire: pedagoga del oprimido lulo Fni r e ikl oprimido r d . &i portuguh de J or p Mel kdo . krrr N-, 250 @gs. "O nos oonvencsmor 6 que ndk educa r nadie, o no superare- mor b conopcin antidialgica de la muacin". Frente a una educa- IJn qw ensea al homke r u@- h r n r siturcianrr dir'igidas por [roa -bs mismos que educan-, iw imgoni, vidones del mwdo to- ~ I m t e distintas a las que rmlmen- 1 ~r kn -8 eduando, qW 10 mddr r r o b j j o de M pr- y no &joto, Ir visin que Paulo Freire nor & de Ir educacin pone en tela U@ juicio todas los valores 6 nurr- tror dmmir Prdrobgicos rctui1.r. Eh un Cbnt i mt e como el nues- tro, que sufre pofundos y iwoerr. rbe arrnbior, cuy8 tasa de nr t r l i dd a Ir my o r el mundo, la educa- ci&n 61puoblo Con miras r que d mhmo pueblo puIcl8 transformar el inundo en qw vive y liberarse, es udrnunul, E l eduuador bradl di o Paulo ?.ir@, profesor do Historia y Filo- iAl8 & Ir Uni vr ni dd da Rwifa, ~maui ) ui, trabajo, de alfabetiza- n hrcir 1947, en el Nordeste de mil, Ptonto comprendi que con rglicrcin del mitodo que cond- iur durantc, sus aos de trabajo ttmo p-, podra obtener dtdo, nw importames. En 45 d as da t t i br j o, un analfabeto prend 8 8 "&ir l a pnlrbrr aut h* tic&, 8 transformar $1 mundo, a h## cultura". Lo, resultados fue- ron nr l mr me impririonrnteo y la aplicacin e esta podagogia conti- nu drlurtr con el awv o dol -no. S -iuron &A para @tu coordinadores y el plan para al ao 1964 prevea la creacin ' E 2.000 "Crculos de Cultura" que odrlrn trobaj u con 30 analfabetos w "Circulo". Sin embargo, el Gol pr de Esmdo B 1964 impotibilit la aplicacin a este piar e impidi6 que un pen- idor reelmmte mmprometido con llberacibn del hombre, conrin-rm w trabajo. Paulo Freire tuvo que sufrir p r i m o la prisin y luego el exilio. r o el goriluo, M> pdo evi tw que el anoci mi ento de w Pedr- goglr se extendiera y se estudiara en varhs partes del continente, as como tampoco pudo evitar la circu- incir, de sus dos o b r n fundrmen- uhr L. Eduatln como 6 k librtrd y P m r d.I Opri- mi&. P~ u l o Freire lbm "mncrpcin bacteriolgica" del rnrlfabetismo, 8 aquella que l o considera como una enfermedad, como una "hierba dani- M" que m i t a ser "' erradi da". Es b trdi ci onal concrpcin que habla de la "incspecidad del pue- blo", de su "innata apata". La alfa- betizacin pan esta concepcin es slo un acto de ''depositar" en el analfabeto palabras sin sentido, sfla- bar, letras. De esta manera la pala- bra pierde su sentido verdadero y el r ~ l f o b e t o p m a ser un mero depo- sitario .de slabas, dcil a todo aque- l l o que el educador pretende dal e, f i t i l instrumento en medio de la alienacin a que estd sometido. Sin duda alguna, MI auno l o seala Freire, este t i po de -4fibetizaci6n esconde un " mi do b Ia libertad". El hombre que r eci b k palabra, no lo suya, sino la del educador, no es tomado como un sujeto, sino como un objeto del pro&, y por l o tsmo no puede comti tul rw en un autntico factor de cambio de la realidad. No puede afirmarse como sujeto de derechos. Para Paulo Freire, la educacin %lo es autdnticamerrte humanista cuando se encara sin temor a la li- bertad, y busca la integracin del hombre a su realidad, cwndo busca que ste pwda decir su verdadera palabra, aq-lla palabra que real- mente vale para &. La alfaetitscin r s i ooncsbida es sinnimo de cun- ciemiucin. Es refkxibr y rcubr drl hombre tobn al mundo para dnnrformwlo. Mientras l o que el hombre hace dentro de la alfa- betizacin "ingenua" es meramente repetir palabras, textos, aqui se llega a que el hombre se considere sujeto 6 un proceso y diga "su palabra" p r a transformar la realidad. Al decir su palabra, el hombre. que admira al mundo, l o objetiva y lo transforma. Es necesario, por medio de la alfabetizacin -que corno un acto creador es ya peciago- gia- se estimule cada vez ms este poder de admiracin del mundo, para que el analfabetismo no comti - tuya un freno, ya que nadie es anal- fabeto por eleccin sino porque las condiciones objetivas en las que te encuentra l o llevan a serlo. Su situa- an roca1 y econmica le niegan el derecho a la a l f a b e t i d n . No ser6 por medio de fraser pre- viamente hechas, que el educando repite y que no tienen ningn senti- do para 151, con las cuales lograr la visin crtica de la realidad, que ne- cesita para sentirse sujeto de trans- formaciones, y para comprender que en cuanto su trabajo significa tram- formar al mundo, d haciendo cu- tun. El ejemplo que Paulo Freire at a en su libro La Educacin como pictica & h liknsd de aquella mujer qw frente a una lmina qw representaba un jarrn con flores. exclam con emocin: "Hago cultu- ra, S hacer sto", es muy signifi- cativo para comprender cmo el educando comprende que, aun sien- do analfabeto, su trabajo es cultura, e implica una manera de saber. Y oomprende finalmente que no hay una ignorancia absoluta, as como no hay un saber absoluto; la prime- ra como una carga propia del edu- cando y l o segundo como un privi- legio propio del educador, sino que por el contrario, la relacin edu- candoeducador es un didlogo com- tantemente af t i co en el cual ambos aprenden continuamente. Mientras que numr o actual siste- ma de alfabetizacin adapta al horn- b e a situaciones ya hechas, la poda- gogla de Paulo Freire lo libera, porque espierta en el hombre la conciencia crtica qw le lleva a des- cubrir que l o que 61 haca es cultura, y que objetivindola comprende pro- fundamente la realidad en que esta inmerso. Esa fue la experiencia 41ie vivieron los habitbntes de un "cante- grill" de Montevideo y que qued :sgistrado en un libro annimot, que ha conocido ya su tercera edi- cin que provoc, primero el asom- bro y la curiosidad y luego la avidez da las capas ms educadas de la d e d a d , a medida que a travs de sus pginas iban descubriendo la existencia de una wrdadera cultura oailta. La prot-nista del libro Hi l da, potuta comn una mr- dnz , narr su vida, la forma en que cri y educ a sus hijos, demos- trando fehacientemente l o que 0s- cer Lewk llam "Cultura de la pobreza". Pero una vez escrito el libro, al leerlo coment qus su obra era una crtica a la sociedad, aun cuaruio ella conscientemente no l o habla querido hacer asl. Objetlv los hechos y ciesciibri6 la realidad histrica en la que estaba viviendo, comprendiendo en forma extreme- damente clara la relacin del hom- bre con la sociedad, las limitaciones que &a le impone y la forma en 1 Se vive como se pwde, anni- mo. Ed. Tierra Nueva, Montevi- deo, 3a. Ed. 1970. La primera y segunda edicin pertenecen a Ed. Alfa de Montevideo. 2 Hilda, protesta contra un8 ma- dre, de Jos Canel. Ed. Tiir Nueva, Montevidso, 1970. FOUCAULT La palabrsr y Isr El proyecto de la obra es triple: primero, es una arqrnologfa, un es- tudio sistemtico que busca recons- tituir, a travs de las obras de los tericos y los pragmAticos, las confi- guraciones mentales que dan cuenta de la naturaleza de las "ciencias", desde fines del Renacimiento, y .de la forma en que stas consideran a las "cosas"; segundo una inmtigi- cibrr que intenta revelar la existencia y significacin de obras que la histo- ria de la cultura descuida constante- mente; tercero, es una critica que re- encuentra a partir de que id- y de qu sistemas de ideas se formaron esas "ciencias humanas" que contri- buyen a la ambigedad del mundo actual. El rigor, la originalidad, la inspiraci6n de Michel Foucault nos traen una mirada radicalmente nue- va sobre el pasado de la cultura occidental y una concepcin mds lcida de la confusin de su presen- te. De este libro se ha dicho que es "la mds grande revolucin desde el existencialisrno" El nacimiento de la cl i ni a Fundamentalmente, este libro es una contribucin a la historia de las ideas y, en conaeto, de la idea del hombre que se ha ido abriendo paso COLECCION TEORIA Y PRACTICA en la poca moderna, desde la pers- pectiva de la medicina. Estudia as las transformaciones socioculturales y econmicas y las del examen m- dico, las estructuras lingsticas y las tcnicas anatomopatolgicas. Su interes no se limita, por lo t-Jnto, al campo de la medicina y de la histo- ria de la medicina; tarnbih interesa a los historiadores y socilogos del conocimiento el planteamiento origi- nal del libro: la medicina como lenguaje, como ptica cientfica y como relacin interhumana. Arqueologa del sabe En esta obra Foiiuault define lo que para 61 significa "arqueologfa", idea que est en la base de sus obras anteriores. Esta definicin resultaba indispensable por tratarse de una palabra peligrosa que parece evocar las ruinas que el paso del tiempo M dejando y que ahora permanecen fi - jas en su mutismo. Foucault quiere demostrar que unidades como la medicina, la economa poltica y la biologa forman otros tantos domi- nios autnomos. aunque no sean independientes, reglamentados, aun- que esten en perpetua transforma- cin, annimos y sin sujeto, aunque atraviesen tantas &ras individuales. Ah donde la historia & las ideas buscaba develar, al descifrar los tex- tos, los movimientos seaetos del pensamiento, Fousul t quiere hacer aparecer, en su especificidad. el ni- vel de las "cosas dichas": su mndi- cibn de aparici6n. las formas de su cmulo y de su encadenamiento, las reglas de su transformacin. El do- minio de las cosas dichas es l o que se llama archivo; la arqueologFa esta destinada a hacer su anlisis. ALTHUSSER La Rwolucibn Terica da Mwx Casi todos los textos includos nacieron de una coyuntura: refle- xin sobre una obra, respuesta a una crtica o a objeciones. " bn los testigos de una experiencia singular: la investigacin del pensamiento filosfico de Marx, indispensable para librarnas del callejn sin salida te6rico en el que la historia nos habia confinado" -dice el autor. El fin del dogmatismo nos ha puesta frente a una realidad: que la filo- sofa marxista esta en gan parte todava por constituirse, pues slo han sido colocadas las piedras angu- lares; que las dificultades tericas que se presentaban bajo la noche del dogmatisrno no eran del todo artificiales, tambin se deban al es- tado no elaborado de la filosofa marxista; que habia problemas no solucionados en las formas congela- das y caricaturescas y aun en la monstruosidad te6riCa del marxismo ciego y grotesco, y, finalmente, que es neaesario plantear y afrontar estos problemas abiertamente. As, las tesis del autor estn dirigidas aontra dos falsas interpretaciones de la teoria de Marx: la interpretacin dogmtica y la interpretacin opor- tunista. Para Althusser, 'a teora marxista no es ni un dogma ni una ideolog ia idealista, es una ciencia. Y, por lo tanto, debe ser tratada cientificamente. con rigor y preci- sin. Louis Althusser y Etienne Balibar: Panlser El Capital "El nkl eo del anlisis de Louk Althusser es episternolgico -dice el Times Litterary !bpplernent-. La naturaleza de su ejercicio es la ex- ploracin del proceso de Marx para comprender y su principal mtodo una lectura crtica intensamsnte detallada de la obra, usando todos los recursos de las disciplinas lin- gstica, literaria y f i l df i ca. . . la disertacin de E. Balibar sobre el materialismo histrico sigue resuelta- mente en las alturas de l o que pc+ dria llamarse metahistoria". El libro mnsta de tres partes principales: un estudio de Louis Althusser titula- do "de El Capitat a la filosofia de k x " y otro sobre "El objeto de El Capitl", as como un ensayo de Etienne Bal i br "Sobre los concep tos fundamentales del materialismo histbico". En su edi ci b en espaol, el fa- moso libro reunido por Louis Al- thusser, ha quedado reducido a las contribuciones de ste y Etienne Balibar, por la que "reproduce y representa, estrictamente, las posi- ciones tericas del texto original". Por otra parte, es una edicin nue w, ya que algunas da sus p5ginas, especialmente en el texto de Bali- bar, son inditas en frands. Marta Harnecker Los Conclptor Fudmmt&# d Matrri al ho Histbrico Las cualidades pedag69tcra de este libro se anan al mrito de ex- poner con claridad y rigor cientifico la teora marxista de la historia y al mrito de presentar la tesis de los pensadores cl&sicos de maneta con- cisa y accesible al estudiante. En virtud de definiciones precisas. es- quemas y referencias constantes a las fuentes, este trabajo es Ctil, ante todo, para la formacin terica en el campo de las ideas del materia- lismo histrico y como has? del &- lisis concreto de la situacin econb- mica y poltica de los paises latino- americanos, as como para mejor rpanejo & los instrumentos de tra- bajo marxistas. Facilita, por l o tan- to, la lectura de Marx, Lenin. Engels y de todos los grandas clsicos mar- xistas, de quienes & en la segunda parte los textos capitales inditpen- sables para el conocimiento mbs profundo de la teora. Marta Harnecker, es discpula d6 Louis Althusser en la Ecole Noirnab de Par {s. LOS LIBROS, Marzo de 1971 1 S NOVEDADES DE TIEMPO CONTEMPORANEO coleccin nmeros . - .--- - - ----.---- O. Lukcs. T. W. Adorno, R. Jakobson: Realismo: mito, doc- trina o tendencia histrica? ficaiones Nicols Casullo: Para hacer el amor en los parques Lincoln Silva: Rebelin despus Marino Milella: La esponja mundo actual Norman Mailer: Los ejrcitos de l a noche Paulo Cannabrava Filho: Militarismo e imperialismo en el Brasil Norman Mailer: Miami y el sitio de Chicago serie negra Horace McCoy : Acaso no matan a los caballos? Raymond Chandler: El simple arte de matar Jos Giovanni: El ltimo suspiro Horace McCoy: Luces de Hollywpod Jos Giovanni: Alias "Ho" anlisis y perspectivas J. Petras y M. Zeitlin: Amrica Latina: Reforma o revolucin? E. Veron y otros: Ciencias sociales: ideologa y realidad nacional signos O. Braun: Desarrollo del capital monopolista en Argentina l. Horowitz, R. Fagen y otros: Cuba: diez aos despus comunicaciones R. Barthes y otros: Lo verosmil R. Barthes y otros: La semiologa A. J. Greimas y otros: Anlisis estructural del relato e que el hombre busca superarlas. Descubriendo por sus propios medios que el hombre est en cons- tante bsqueda, y que la educacin que le prive de la misma no hace ms que adaptarlo, alienarlo, quitar- le sus derechos, negarle el principal de ellos: el de alcanzar su reali- zacin. La educacin debe encararse como un quehacer humano, que se da en el tiempo y en el espacio, entre los hombres, en su relacin con el mundo. Partiendo de esta concepcin, Paulo Freire hace hinca- pi en el .valor hombre. Afirma que no hay pedagoga que no exija un concepto del hombre. Si una ac- cin pedaggica toma al hombre como un ser de adaptacin al mun- do, si lo mira como una cosa, sus mtodos se adecuarn a esta concep cin y solo domesticarn al ser humano, lo adaptarh. En cambio, si la pedagoga toma al hombre como un ser de transformacin del mundo, como sujeto, tratar6 de lib- rarlo cada vez ms, para que se des- cubra como un ser en el mundo y con el mundo, para que admirn- dolo, lo comprenda y lo transforme. El hombre es un ser de praxis; no puede ser objeto ni espectador del mund. Por eso, una verdadera accin pedaggica no puede manipu- lar al hombre, cosificarlo, adaptarlo a sus condiciones. Quizs sta sea una de las verdaes ms duras para nuestras Blites dominantes en Amri- ca Latina, donde la educacin que ellas mismas imparten tiende a cosi- ficar, a dominar al hombre, quitn- dole su derecho a la libre transfor- macin del mundo, de su realidad social,. de decir su palabra. Quit6s sea este el temor mayor de esas cla- ses frente a una pedagoga de la libertad, humanizante, donde el hombre libremente escoge su cami- no, se realiza como un ser da opcio- nes, elige sus objetivos, descubre su verdadera vocscin de hombre in- concluso q w reconoce ser y busca su completa humanizacin. Paulo Freire aitica duramerte la educacin qwt i l llama "bancaria", donde el hombre es el simple depo- sitario de aquello q w los educado- res quieren darle, donde no se supera la relacin educando- educador, ya que se basa en una concepcin falsa del hombre, al que considera como un recipiente vaco que debe llenar con palabras y le- tras, frenando sus inquietudes y sus deseos y evitando que el hombre conozca el mundo y lo transforme. Para Paulo Freire la educacin se basa en el dilogo, en la comunica- cin, donde se supera la relacin educando+ducador y los hombres se educan entre s i y para el mundo, donde decir su palabra no es slo para unos pocos hombres sino que es el derecho de todos. El punto de partida del mtodo pedaggico de Freire esta dado por un mnimo de palabras, oriundas del mundo del alfabetizando, que en forma crtica vuelven a 61 para pro- vocar su accin transformadora. Un estudio previo a l a tarea de alfabetizar, extrae del universo del educando las palabras de mayor sen- tido, que luego se descomponen, para darle no solo el dominio de l a escritura y lectura, sino 'tambin del compromiso que esas palabras signi- fican para con el mundo. Estas son las palabras generadoras, a partir de las cuales pueden ir formndose otras que, cargadas de significado verdadero para el educando, van develando sus situaciones propias, Estas situaciones se codifican en cuadros o slides, donde el educan- do l as objetiva y comienza, lue. go, a descodificar aticarnente3. De esta manera, la codificacin y la descodificacin permiten que redes- cubra las palabras en el contexto de las situaciones vividas. A esta altura, puede objetivar las cosas de su mun- do vital, proceso transformador a travs del cual aparece la realidad con sus verdaderos desafos, que poco a poco lo llevan a descubrirse 3 Debido al poco espacio de que disponemos hemos sintetizado el mtodo aeado por Paulo Freire y su aplicacin. Para una mejor comprensin ver el Apn- dice del libro La Eduacin como pWc a de ia libertad y la segunda parte del Captulo 3 de Pedagoga &l Oprimido. como sujeto del quehacer histrico. La alfabetizacin, entonces, no es una mera repeticin de palabras, sino l a vivencia critica de su propia palabra. El educando vuelve a vivir la realidad; ha salido de la concien- cia dgi ca para asumir los compro- misos de la conciencia crtica. De esta manera va objetivando el mundo, y a l a vez que surge la con- ciencia de Bste, tambin surge la conciencia de s . Descubre que el mundo de l a conciencia es elabora- cin humana, en el trabajo. Uno de los ejemplos que cita Paulo Freire es el de una mujer que en medio de una discusin de un Crculo de Cultura, dijo que l e gus- taba hablar sobre el tema propuesto, porque ella viva as. Mientras viva no vea; sin embargo, discutindolo poda ver cmo viva. Haba objeti. vado SU situacin y esta misma si. tuacin era un desafo; haba vino su realidad crticamente. He ah la meta d s importante de esta peda- m a: cuando la conciencia se hace crtica y se perciben claramente las situaciones de injusticia y de opre- sin. Toda la pedagoga de Paulo Frei- re se sustenta en situaciones conae- tas. No es el fruto solamente de un trabajo intelectual, sino que, como el mismo Freire .lo afirma, se fue profundizando y perfeccionando en la prctica, en la experiencia, junto a proletarios. hombres de clase me- dia, analfabetos y campesinos. Paulo Freire es un pensador que se pre- ocupa por el hombre, por su huma- nizacin. Se preocupa para que exis- ta realmente una prctica de la libertad . PAULO FREIRE Brasilefio, nordestino. Edad: 48 aos. Antes del golpe militar de 1964, encargado por el Ministerio de Educacin y Cultura del Brasil, del sector de Alfabetizacin de Adul- tos. Con amplia colaboracin de universitarios, cre "crcu- los de cultura" y "centros de cultura popular" en todo el Brasil. Su "mtodo" fue probado y elaborado a partir de experiencias prcticas. En fonna elaborada surgi sobre todo a partir de 1961. El "Movimiento de Educacin de Base", patrocinado por el Episcopado Brasilefio, tom el "mOtodo Paulo Freire" como linea programtica antes de 1964. Con el golpe militar, se hizo imposible continuar h. actividades en Brasil. Paulo Freire emigra a Chile, dicta ctedra en la Universidad, inspira y asesora programas de concientizacin. Desde 1968, consultor de la NESC0. En 1969, diez meses de magisterio en la Universidad de Har- vard, USA. Desde el comienzo de 1970, en Ginebra, consul- tor del Consejo Mundial de Iglesias, sector "Educacin". Hay una invitacin para asesorar la reforma educacional proyectada por el actual gobierno de Per. El documento de CELAM (Consejo Episcopal Latino Americano) sobre la "Educacin liberadora" (Medellin, 1968) se inspir6 funda- mentalmente en las ideas de Paulo Freke. Colabor6 tam- bin, en los ltimos afios, con el CIDOC de Cuernavaca, M6xico. I Desde su fundacin, MONTE AVl LA se traz metas tan ambi- ciosas e incitantes que el escep- ticismo de algunos las conside- raba de dificil realizacibn. No obstante, 8 10s dos aAos de ha- ber lanzado sus primeros ttulos, este editorial ha alcanzado pro- porciones y ceractersticas inter- nacioaales que /a sitan al lado de las d s importantes de nues- tro idioma, con una produccin de nivel univiorsel. En la actualidad MONTE AVI- LA ha obtenido un promedio de publicacidn de nueve ttulos por mes, con un total de ejemplares impresos que alcenza la cifra de 764 mil volmenes. Entre I w 222 ttulos publicados en tan brew tiempo, figuran un Premio Nobel, un Premio "Rmulo Ge- Ilegbs", algunos Premios Nacio- nales de Literatura, Premios Uni- NUESTRO SEGUNDO ANIVERSARIO ersitarios, Premios Municipales. Las letras latinoamericanas figu- ran en el catdloqo actual de MONTE AVILA con muy im- wrtanres libms que abarcan as- pectos sociales, pol/ticar y eco- nmicos, as como art/Aicos y literarios de nuestro continente. Entre otros, mencionemos los si- guientes: El Papel Pol ti co y Social de las Fuerzas Armadas en Amrica Latina, de Vi r gi h Rafael Beltrdn; Problemas del Desarrollo y de la I nt egac i h en America Latina, de Marcos Ka- pln; La Casa Verde, de Maria Vargas Llosa; Mi h s i a es para esta gente, de Daniel Moyano; y prbximes a editarse, una Ant do- ga del poeta peruano Carlos Ger- mn Bell,. Ambages, del a wn - tino Csar Femdndez Moreno, etctera. Atenta, asimismo, a las inquietv- des del mundo contemporBneo y empefiada en plantear y dilucidw los temas fundamentales de nues- tra poca, MONTE AVl LA ha creado una nueva col~ccidn pro- gramada en formato de bolsillo, .+gil, polmica, abierta a todas las pergwctiws dentro la actuali- dad politica, social, cultural y econmica. Los primeros titu- los: Ya no es paribk callar. T b da l a verdad sobre la crisis del comunismo francds e intermio- nal, de Roger Garwdy; y La Revolucin Cultural de China, de Joan Robinson. Tal wz habria que ailadir, como abono a esta inusitada proyeccidn de MONTE AVILA, las recientes contrata- ciones que alcanzan hasta 2YU) nuevas titulos, enm los cuales se . encuentran algunas tan notables como Iwtroduccin a la Li m tura Hispanoamericana, de &S Michel Seuphor: El estilo y el grito (Catorce ensayos sobre el arte de este 4710) El "estilo" y el "pito", es decir, lo construido y lo informal, la es- tructura y la mancha. el canto y la emocin. la conciencia Y el choaue. . , la d mc k n y el instante. A estas alturas Seuphor interru.ii- pe la relacin hieMrica para dedicar ocndos estudios a Mondrian y Arp, creadores ejemplares en mi opinin, hambres de estilo, o sea de discipli- na y reduccin. Dentro de esa mis- ma perspectiva se insertan monogra- f a s sobre la escultura y la arquitec- tura, gneros que por su materia y ai funcin se prohiben el grito, exi- gen el estilo. La tercera parte agrupa una serie de reflexiones personales mediante las cuales el autor afirma la supre- macfa del estilo en todas las mani- festaciones de la vida. Se trata de UM meditacin a la vez esttica, moral y metafigica, que no por ello deja de estar apasionadamente com- prometida con el presente, que quie- re surcitar ia adhesin y la contra- diccin. Robert Garaundy: Ya no es posible callar Roda la verdad sobre la crisis del comu- nismo frances e internacional) A la vez que se refiere a las di- vergencias personales de su autor con la direccin del Partido Comu- nista Francg, divergencias ya pues- tas de relieve en El Gran Viraje del Socialismo, el presente volumen tra- ta de demostrar que ms alld de l o que se ha llamado el "caso Ga- raudy", hay un problema fundamen- tal que se plantea a todos aquellas que se preocupan por el futuro: el relativo al anlisis del movimiento de la sociedad actual y de .las pers- pectivas del socialisnb. Consecuen- cia de las conmociones habidas en el seno de la izquierda europea a r al z de dos grandes amntecimientos -cri si s de mayo-junio en 1968 en Francia, intervencin sovi8tica en Checoeslovaquia-, Ya no es posibie callar discute, en el fonda, ciirno reorganizar las relaciones socialec y las instituciones que las expresan, tanto al nivel de los Estados corno de los partidos, para que las posibili- dades tcnicas de nuestro tiempo, al desar r ol l ar se libremente, contri - buyan a la pl eni tud de los hombres y no a su alienacin. William York Tindall: Gua para la lectura de James Joyce Una de las principales autorida- des joyceanas en el mundo entero ha emprendido en este l i br o el pri- mer anlisis detallado de todas las obras en prosa escritas por Joyce. Aunque mediante estudios separa- dos, William York Tidall examina Dubi i nen, Stephm h, Ex*, Portrait of t he Arti st as a Young Man, i yses y Fmmgi ns Wake con plena conciencia de sus relaciones particulares y, sobre todo, de las relaciones que mantienen con el des- arrollo del arte de Joyce concebido como una totalidad. Franco; Hirtaru dot cinw. De Col6n a Fidd Castro, de Eric Will,ams; Crltia Lbr uk &m- pl et s, de Marrhall McLuhsn; Rhetnosinr. h i e l o mtre Ir Li- teratura y las Arbr #&tias, db Mario Prsz; ia Hr di da de El Dorado, de V. S Naipsul; Arte e Iludh, de E. H. Gombrich y ta Humanidad en el Ao 2000, ab Robert Jungk. Pbl todo l o antes dicho, al ni& su temer a& de publicacianer, MONTE AVl LA puede uf amm de estar contribuyendo, de m ~ s ra especial, a la valorizixibn de los bi mcuhurales abf pafs, ca- mo meta hacia el dss,mllo inte- gral de Venezda y a w i ncwp6 rscidn al munclb Iatinoamcrrmcrrcam y a la culivn, mundhl c m r*)z y fisanom/a W D ~ Una obra como l a de Joya, que se ensancha y prolonga en diferentes niveks, exige, al ser abordada, una progresiva complejidad y muy diver- sos puntos de vista. Por el l o el tn- baj o de Tindall ha consistido prE mordialmente en pl anteare i n t m gantes, en aventurar nrpuestu y, a veces, al estar egur o de ellas, e x p m sarlas. Ci l Kndaa a los textar, n o haciendo sobre J o y a mismo sino referencias incidentales, condWn- dose n o como cr i t i co o acadtmico sino como profesor, Tindrll nos ha- ce expkmar las profundidac gran escritor irlands. LOS LIBROS, Marzo de 1971 Gunder Frank: capitalismo y subdesarrollo en Andrd Gunder Frank Capi tal i smo y SuMmwollo on Am(ria MM Trad. del ingls de Elpidio Pacio Signos, Bs. As., 326 pgs. En los ltimos aos, sobre todo despus del redescubrimiento del tercer mundo, numerosas obras se han referido a los problemas del desarrollo, subdesarrollo, o a los di- versos tipos de relaciones entre los llamados pases avanzados y no avanzados. La mayora de stas en- focan el problema mediante un es- trecho tecnicismo o lo miran como un fenmeno aislado, referido a una regin o a un solo pals. Algunas, sin embargo, toman el problema en su conjunto, o sea como una faz del sistema capitalista mundial. En este ltimo grupo se pueden ubicar, entre otros, los escritos de Harry Magdoff, Pierre Jale y James O'Co- mor1. Casi todos los trabajos de este tipo siguen una lfnea que em- pieza mn J. A. Hobson y .V. l. Len in *. Por eso caen en una especie de localismo al estudiar el imperia- lismo del stglo XIX y el XX. Con- centran su atenci6n. en general, so- bre los mecanismos de reciente crea- cin por medio de los cuales el capi- tal i smo i nternaci onal explota sistemticamente al mundo bajo su dominio. La obra de Andrd Gunder Frank vuelve a plantear el problema en un plano ms importante con la hiptesis de que el subdesarrollo btinoamericano empez en el pri- mer momento de la conquista, que es una consecuencia inevitable del capitalismo mismo, y no, como han especulado otros, el resultado de una etapa histrica del capitalismo ya maduro. El libro de Frank m basa en tres . l . Magdoff, nir Agr of Inv#rwkm' (New York, Modern Reader. 1969); JalC, El ~l i r w mun& rn k .conomi. mundi al (M6xico. Siglo XXI ) ; O'conner, m Mrr,in# of Economie 1-kn, (Daroit. Mi d r w, Radi- cal Educaion Project. s.f.). 2 Hobron, I&frm: A Shrdy (Ann Arbor, Michiga, Univsnity of Mkhi- gan. 1965. Primera edki6n: Londm, 1902, revisada, 19061: Lenin, El 1- riJ&tno, k E- Supmb dJ &pita- Irima Obra co-, Bueno8 Ai m, - Cartag, T. XXII. tesis fundamentales, mediante las cuales, segn 41, se puede explicar el subdesarrollo del continente y toda una dinmica de la sociedad de ayer y hoy. Las tres, expuestas como contradicciones inherentes al capita- lismo mismo, son: la de expropia- ci6n/apropiacin que opera a todos los niveles de la sociedad. la de po- larizacin entre las qetrpolis y sus satdlites, y, finalmente, la de cambio y continuidad que sintetiza el hecho de que las formas cambian en cuan- to a sus contenidos especfica pero no en cuanto a las relaciones bsicas entre los grupos sociales. En cinco ensayos Frank trata de demostrar que existan en el siglo XVI igual que en nuestros das esas contradicciones, no d i o a nivel internacional sino tambin a nivel nacional, provincial y local. De esta, forma dibuja un cuadro de cfrculos condntricos de explote c i h que, si bien cambian en sus for- mas externas se mantienen dentro del esquema metrpoli-satdlite y expro- pacin/apropiaci6n. Hasta qu punto logra Frank su propsito? Si por una parte le fal- tan datos para apoyar con mayor exactitud su tesis en lo que m refie- re a los primeros lustros despus de b conquista, al llegar al siglo XIX o al siglo XX existen hechos concretos para documentar su argumento. Sin embargo, una de las fallas m8s gran- des del libro es su escasa docu- mentacin o, lo que quizs saa ms justo, la existencia de una docu- mentacin que no rwonirknnnw prueba los puntos en discusin. A pesar de esto, no creernos q d lo sealado se convierta en un factor en su contra demasiado importante. Como dice el autor mismo, el traba- jo es una tentativa terica ms que otra cosa Y nos parece que hay que re#rvat el juicio definitivo hasta que otros estudios confirmen o nie- guen las hiptesis propuestas. Un libro, por ejemplo, que inten- ta reunir la documentacin necesa- ria, es el de Stanley y Brbara Stein a . Mediante un examen de la historia europea m& que americana esboza el predominio de Espaa y Portugal en la economla colonial y su reemplazo a t r d de los aos por los ingleres y, en menor; escala, por otras naciones europees. Lo in- teresante de la obra de la Stein es Latina que, an no siendo ellos marxistas, apoyan en el plano internacional la tesis de Frank con una copiosa do- cumentacibn sacada de archivos eu- ropeos y americanos. Si bien dan igual peso a las ideas en s mismas que a los acontecimientos econ- micos y no plantean su esquema en la misma terminologa que Frank, sus conclusiones concuerdan con las de Frank en cuanto a las relaciones entre las metrpolis europeas y sus satdlites europeos y entre Ambica Latina y las metrpolis europeas, o sea loa crculos de explotacin du- rante la poca colonial. Frank. entre otras cosas. enuncia la necesidad de estudiar el capita- lismo en su conjunto, como un sis- tema Integro. A pesar de esto, sus ensayos estn centrados sobre pases o regiones individuales (Chile, Brasil). Quizs no existan datos sufi- cientes para llevar a cabo la gigan- tesca tarea de estudiar el continente en su totalidad y haya que limitarse a hacirlo con una sola regin al estudiar el imperialismo, como hace Frank en su ltimo ensayo sobre la ayuda al exterior y las inversiones norteamericanas. Lo que algunos alticus llaman una falla metodo- lgica, es en realidad el resultado de que 10s datos no existan en suficien- te cantidad como para montar un trabajo total. Son discutibles, en cambio, algu- nas de las interpretaciones de Frank, en lo que m refiere a amnte- cimientos ms recientes, como cuan- & Mal a. por ejemplo, que la r m - lucin de 1891 en Chile frustr la ltima tentativa o posibilidad que tuvo ese pas de ser dueb de sus propios recursos naturales. La revo- lucin, inspirada por el capitalismo extranjero unido a ciertos sectores nacionales. tuvo como resultante la ooncentracin de las alitreras del norte por capitales ingleses y abri paso despus a las grandes c o m afas norteamericanas en la zona del cobre . Pero, qu posibilidades realmente tena Chile en el murido capitalista de ese entoncas? Los precio6 estaban manipulados como hoy, las fuentes ndr baratas explo- tadas casi del mismo - 3. El transporte, seguros y el sistem? de distribucin quedaban en manos je 4. V r Ha& Ramfmz N.cachea, B.2. m.- y le cwwumviwdm & ldOl (Smtiago, Editorial Univenit.. rk, 1858). los ingleses y no exista, como hoy, un bloque de pases no capitalista para ayudar al pals a salir del mundo capitalista. De haber visto bloqueadas las posibilidades en Chi k en lo que respecta al cobre, los capi- tales seguramente hubieran invertido en el Africa Central, dentro de la &bita de los ingleses. Finalmente, dado el papel de la burguesa nacio- MI en Amrica Latina, qu dife- rencia hubiera resultado realmente de la derrota de la r ml uci bn de 1891? Dentro del marco tdri co, la obra de Frank parece apoyar en cierto modo las teoras de Rosa Luxern- burgos. Los mismos fenmenos que seibla ella como m e integral de la transformacidn de economas no ca- pitalistas en economias capitalistm, aparecen para Frank en Amrica La- tina: el control de la tierra y la recwsos naturales (producido ya en el siglo XVI en los centros m& avanzados del imperio espaibl), la introduccin de una economla basa- * en el intercambio de productor para romper las economas naturales fuera del sistema (cosa que los esps- rblas hicieron inclusive por la. fuer- za, mediante el r-o de mercan- cas a los indios por los corregi- dores), y, finalmente, la destruccin de las industrias rurales o de la industria casera, lograda por medio de los monopolios oficiales como el del pulque en Mbxico, o por la pr oh ibici6n de industrias locales (vinos o ciertos tipos de textiles en el caso de Amrica Latina). As, aunque no todas las formas se transforman instantdneamente en tipo capitalista, bs colonias (o la frontera como lo llama Luxembw- gol quedan igualmente i n c o r m al sistema mundial. Comparta o no el lector nwatras refkxiones, le ser4 imposible leer el trabajo de Frank sin repensar poi l o menos toda la historia del, conti- neme. Este solo hecho es suficiente para calificar al texto que nos ocupa como uno de los m8s importantes entre los aparecidos en lo6 ltimos a&. Si no estudiamos el pasado y el presente para entender mejor los mecanismos de dominacin, no sera pasibla llegar a romperlos ni ame truir una nueva sociedad. 1 ARGUDAS: El zorro de arriba y d zorro 1 de abajo Editorial Losada public originanamen te Los ros profundos y Todas las sangres, sin duda ias dos obras ms relevantes de Jost Marfa Arguedas. Ahora presenta El zorro de arriba y el zorro de abajo, obra pstuma a ia vez que testamento l i t era~o de este gran escritor latinoamericano que puso fin a su vi-& el 28 de noviembre de 1969. Un fragmento de esta novela apareci en Los Libros No 6. Entre los innumerables textos referidos a su obra hemos escogido, para celebrar este acontecimiento edito- rial, los & Mano Vargas Uosa y Emilio Adolfo Westphaien, junto con un pequeflo fragmento del "Primer diario" de ia obra referida. En la literatura peruana "hispanis- peruana son Cdar Vallejo, en poosla, tas e indigsnistas levantaron UJM do- y Jos Marla Arguedas, en la narrati- ble barrera de prejuicios y exclusivis- va. ma paalelor que, en la prdctica, se trsdujo en testimonios literarios inau- tntiaor y falaces de la realidad indi- gna. Las princesas incas de Chocsno son tan irreales como el emparador Ti t i m con su pepium & alas & prqia de Alejandro Peralta. Ambas fiaciones expresan un mundo por la m(s fdgil y provisional & sus carac- mlsticas: el decorado. En definitiva, no son mpremntaciones estticas, trnporiciones de una realidad, sino Qmpk construcciones del espritu dn asiento histrico ni social. Por crminoc muy distintos, hispanistas e indignims fueron vlctimas de una misma alienacin y responsal uni impostura idhtia. Los primaos en superar en ardiccioner y r o m el c l r ~ i o VI- doro en que giraba la literatura as con- -.#- ..: (. . .) Arguedas no slo difiere de los escritores peruanos que han trata- do temas andinos por su conocimien- to de la sierra, tambiBn por l a actitud con que se enfrenta a esta realidad. Argwdas no muestra hacia el indio conmiseracin, benevolencia, ningu- no de e s a sentimientos que expresan sobre todo una distancia entre quien escribe y aquello sobre lo que escri- be, sino una identidad previa y total: habla de la tierra como de s i mismo. (. . .) En sus novelas y cuentos, Jos Marla Arguedas consigue -el primero en Amrica Latina- reem piazar los indios abstractos y subjeti- vos que crearon moderninas e indige- nistas, por perconrjos mkr, es decir seres concretos, objetivos, situados social e histricamente". M.V.LI.1 "OEomombo esar plginm porque os me ha dicho hesta la saciedsd que si logro .rcr>;r recuperad k anided. Pero como no he podido escribir w h las @mar eleO,eO,dot, elsbomdos, paqueflos o muy 8mbicia#,f, voy a azI bi r wbre el dnico qus m atrae: BStQ db cdmO no pvde matsnne y cdmo afwa m devano las @stx'&mando um forme & liquiderme con &anEir, mokmndo lo mmar pwible a quienes I ammrn mi a0rpwicibn y a quienes ese dsrrpsric$in les causad alguna f m de pbm. Es msrsvillosrnenrs inquietante esta pmocupscidn ma, y de -a, par smgiar el suicidio & modo que ocwn, de la mqmelor fwms &#e. Cho que a u m msniktacin natural de la vanidad, & le ena rcUa, y quid cdel ego/smo que se pmnt sn bien disfrazados & m&$, db p &M. VOY 8 m, & m~r cl ~r , Si F, @S@ dmw qu es d nico -cuya emncia vivo y siento como para poder ~rnunitido r un h r ; wy e mar & mexlar/o y enlazado con los motivos &#&S F una nowIa que, finalmente, dkidibmtimrle: El ron0 & urib y oi nwto & absjo; mmbidn lo m l a d con todo lo que rn mnt/dma instanras medid sobm le m@ y sobre el Perci, sin que hayan estado v f f i wme n t e cvm~ndi dos dentro del plan de 18 non&." (Prima diario) Nadie "dejara ae senrirsu roca-- , mnfundido por l a proximidad a que ve desarrollarse el drama, compulsn- dole casi a intervenir, a querer evitar lo inevitable. P~rque JoJ Mara Ar- guedas ha wastrocado las regias del arte: a 111s pginas de narracin, en donde recrea en carne y hueso, en sangre y espritu, en sueno y mito, la realidad tremenda, dolorosa, pujante, ciegamente esperanzada de una co- munidad en feroz competencia para, la mGafa, sobrevivir; para exprimir mbs riqueza, los otros; ha superpues- to aquellas pbginas, quizas d s efec- tivas por ser l a manifestacin directa y descarnada de un combate interior, en las que, ante la imposibilidad de escribir, segn explica, acerca de los temas elegidos 'pequenos o muy ambiciosos', decide tratar de lo nico que me atrae, esto de c h o no pude matame. . . Es extrano, sin embargo, sentir en l a prosa mds angustiada de Josd Mara Arguedas, t al un filn oculto pero cierto, la presencia de un hdlito clido constante, no apaciguabte; per- cibir siempre, a psar de cerrazones, de caidas y recuidas, un amor entra- able r todo lo viviente (Yo estoy &riendo hml%no, m ca& tez amo msel mundo. b wl8 presencia de un rbol me compensa & todo lo wfrido), amor al que la proximidad de l a muerte indudablemente exalta Y que pa su calor nos hace creer que no podrh ser apagado, que el plazo no ser hasta el prximo atasco sino indefinidamente extendido. (. . .) La intromisin violenta de ios dilemas propios del autor en el desarrollo de una obra de arte aut- noma pwde parecer a primera vista susceptible de ofuscar, turbar y des- viar de los objetivos precisos y pecu- liares de Bsta. Sospechamos, sin embargo, que en El zomde arriba y el z om de abejo habra rns bien que buscar cierta sutil coincidencia o confluencia de ambos; no sera capri- cho ni intemperancia de Jos Mara Arguedas incluir los Diarios como marco y sostn del relato; estos daran resonancia, cuando no marqa- ran una tnica especial a los sucesos de la novela. (. . .) Como un desmentido a la motivacin que dio Jos Mara Ar- yedas para eliminarse -el agota- miento de su capacidad creadora- puede sealarse que el relato gana en fluidez e interBs a medida que avan- za; no creo equivocarme mucho si considero la Segunda Pane del libro ms convincente l a Primera. El .gran fresco ha quedado esbozado en sta, pero es,en los casos concretos de l a Segunda, en esos breves y vivos relatos que rdpidamente se encade- nan, acumulan y redoblan as; su efecto que surgen algunos personajes, tan memorables como los de sus mejores y ms dlebres narraciones. (E.A.W.) Editorial Losacta - Altina 9131 - Bueno, Aires - Montevideo - San- tiago & Chile - Lima - Bogot -.. W6 LIBROS, Marso de 1971 historia La historia de Espaa oe cie Es1 2 1 del mc "la =v. mt tar exc ha! La m ymond Carr la dependencia econmica, stas su1 I wb. 1808-1939 las cuestiones sociopolticas bsicas ?ad. del ingles por Juan Rartn a ambas orillas del Atlntico, cues- pella, Jorge Garzolini y Gabriela tiones que en las dos riberas ouedan tberg) relegadas a segundo plano, aunque iel, pgs. no resueltas, por la precaria pero '3 duradera estabilizacin poltica del ltimo cuarto del siglo XIX. Preca- riedad debida a que, en un clima P S interroi gantes que intenta con- testar el prestigioso hispanista in- gls', as como los hechos que se propone interpretar y ubicar dentro ' una explicacin coherente, tras- nden de la pura "historia de ~aa" para extender su relevancia o todos aquellos paises (tales como los de Amrica Latina) que tienen y ha6 tenido problemas polticos y sociales no resueltos en la transicin N antiguo rgimen a lo que podra- 1s vagamente caracterizar,, como I sociedad moderna". Desde la independencia del conti- nte hispanoamericano, la antigua 2rpoli y sus ex-colonias siguen )luciones sociopolticas notable- i nt e. paralelas. El parecido es i t o ms de sealar cuanto que, ieptuando el movimiento migra- 'io a fines del siglo XIX y princi- js del XX, los contactos entre o y otro lado del Atlntico son JV escasos y raramente amigables Sta bien entrado el presente s~glo. reg cle ma el guerra civil intermitente, la hege- ma de los caudillos militares, el lionalismo armado, los sectarismos ricales y anticlericales, los proble- 1s de la distribucin de la tierra, d4ficit presupuestario, el atrasc \/ w l bie quf son La versibn espaRola del libro del profe- Car contiene pocos cambias con res- t o al original inglh, pss al snuncio la portada de que nos hallamos ante 1 rdici6n ~arrsgida y aumentada por el ,,.or". En reatidad. las adiciones ms mnantos no r, deben al propio autor. a de ellm es el enrsyo de J. Romero ura y el partido conservador: 1s otm cin notable n la extensa coleccin de fotogsf fa, todas ellas apropiadas e inte- remtss, aunque la oslidbd e la r e p b duccibn no sea excelente. Le edici6n original inglesa no tiene ningAn apoyo fico. Ls traduccibn en g n m l est n hecha, y le edicibn estd m6s cuidada ! la ingles, cuyas frecuentes erratas, I a veces irritantes. Es arnbidn de ialar que la censura ha limado torp- nte el epnogo sobre la Guerra Civil en cdicfn espaliola. Esta m la Oni a infe- rid& de la edicin espaliola qw, a lo ns, mejora la inglesa Europa occidental. Este hilo con- ductor lo lleva a Carr a travs de la laberntica estructura de la historia espaola contempornea. La inva- sin napolenica y la crisis del an?i- guo rhi men, los en2yos liberales v el "parlamentarismo pretoriano", que culminan en la Gloriosa revo- Iiicin de 1868. Tras el fracaso de mundial de crecimiento y de opti- mismo econmicos, los pases hispa- nos han imitado las formas polticas de la Europa avanzada sin resolver los problemas sociales que sta ha resuelto (o est resolv~endoi. Debido a l o cual, cuando los embates del siglo XX (guerras mundiales y gran depresin econmica) sacudieron los ti ngl ados pseudodemocrticos en Espaa v Latinoamrica, stos se vi- nieron abajo ruidosamente, dejando al descubierto el entramado de ba- yonetas, togas forenses, patibulos y ttulos de propiedad que los soste- na. ,Y as estamos hoy da, con alguna Que otra excepcin honrosa, que parece confirmar ms que negar la regla. He aqu el probiema fundamental que Carr se plantea en el caso de Espaia: el c6mo Y el por qu del fracaso del sistema liberal (o parla- mentario, o democrtico, o dem- crata-burgcs, a gusto de cada cual) en el pas, al tiempo que tal sistema triunfaba en casi todo el resto de la varias frmulas de ~ b i e r n o revolu- cionarias. incluida la Primera Repii- blica. federalista, utpica y anarqui- zante, la restauradn de la monar- aua borbnica a finales de 1874 abre una era de estabilidad poltica -ficticia v represiva- bajo la batuta de Antonio Cnovas del Castillo, que dirige un acompasado concierto a dos partidos -el Il?.nadn "turno pacfico" de liberales v conserva- dores- con acomoaamiento de fraude electoral a cargo de los Ministerios del Interior. Los movi- mientos de independencia en Cuba :/ Filipinas introduieron f uert e dis- cordancias en el conjunto; el propio maestro y director fue asesinado en 1897. Pese a todo, la desafinada orquestina subsisti, cada vez ms estridente y destemplada , hasta que el General Primo de Rivera, con el apoyo de un rey con aficiones militaristas y veleidades autocrticos; decidi ocupar la escena a los sones. va casi olvidados, de una banda militar. La czda de la dictadura de Primo de Rivera en 1930, y de la monaraua en 1931 dieron entrada a la Cegunda Reoblica, cayos ori - genes intelectuales, polticos y socia- les estn bien analizados por Carr. Falta aqu, sin embargo, un estudio de la coyuntura econmica espaola en el perodo 1929-1936 que, a mi modo de ver, es clave para la com- prensip de la rpida secuencia de regmenes polticos que tuvo lugar en Espaa durante estos aos. L i cada de la dictadura (enero 1930), el fracaso de los siguientes gobiernos monrquicos: la cada de la monar- qua (abril 1931 ), el rpido awta- miento de las combinaciones parla- mentarias republicanas de centro- izquierda, el triunfo de la derecha tras la disolucin de las Cortes no v iembre 19331, la revolucin abortada de octubre de 1934, la nueva disolucin de las Cortes y el Triunfo de la izquierda (febrero 1936). el golpe abortado de los generales y el inicio de la guerra civil (julio 1936), toda esta dram- tica sucesin tiene una explicacin profunda en las tremendas tensiones aue PI crecimiento econmico esta- ba produciendo en un pas arcaico y anquilosado, pero la explicacin coyuntural (del cundo y del cmo) radica en la crisis mundial, que tal hiato marc en la historia no s61o de Espaa, sino de otros pases muejados de tensiones comparables o idbnticas, como Alemania, Aus- tria. Argentina, Chile, MBxico o Srasil. Carr apenas hace referencia a este factor, es decir, a los efectos sociales v. derivadamente, pol iticos q w tuvo en Espaiia la crisis mundial iniciada en USA en otoRo de 1929. Verdad es que estas repercusiones no han sido estudiadas en la actua- lidad con la atencibn que merecen. !ncluso los mejores historiadores, como Carr, hipnotizados por el dra- ma v el paradigma de la lucha ideo- ICqica, no distinguen el juego, a la vez complejo y prosaico, del deficit en la balanza de pagos, la cada de la inversin y el aumento del paro. La omisin, sin embargo, es grave. Que Espaa era (Les? un pas en estado de guerra civil latente desde 1808 parece indudable (Antonio Ramos Oliveira en su Historia L EspaRa es quien primero y ms sa- tisfactoriamente ha expuesto esta tesis). Ahora bien, el que la guerra :vil estallara cuando y en las cir- I ESTUDIOS SOBRE "'ORAVIA l D E O LOG l A Y N EOCO LO- otivas que le dan coherencia, Girard ca de lo realidad. De ah el ttulo del Edoardo Sanguineti NIALISMO ceala que la estructura en que se presente ensayo: "Mentira romntica Hugo Co I ~ l l o basa la creacin novelesca es el deseo y verdad novelesca". metafsico. Tal deseo se manifiesta - Estudios sobre Moravia toma co- mo pun:o de partida e! anlisis de varias obras de este conccido y am- pliamente discutido escritor, estable- Qendo comparaciones entre ollas. Sanguineti estudia e! problema exis- tencia] del hombre en las obras de Moravia y dentro de ello la psi ci n adoptada por el autor ante Ia corrup- Qn burguesa, posicin que se pro- yecta a t r ads de sus personajes en las obras analizadas; se enfoca el ptoble- ma del enfrentamiento pasivo de clases sociales, sin presentar solucio- nes que conduzcan a la sustitucin de un sistema por otro. La primera novela de Alberto Moravia, Los Indi- ferentes, fue escrita cuando el autor a h no habia cumplido los diecisiete silos y, como I mismo 13 confiesa, no estaba en su Animo criticar a una sociedad ni manifestar ideas y pensa- mientos pesimistas. En Agostino, se@ Sanguineti, Moravia reencuen- tra su verdadera y ms profun3a inspiracin luego de un periodo de obras de dudosa calidad. En La des- obediencia, Mora via tiene cport uni- dad de presentar de nuevo, y tal vez de profindizar mds evidentemente, el drama de la aiienacjbn vital de un muchacho. La Romana, El desprecio y El aburrimiento son otras de las obras sagazmente analizadas en el presente volumen por la pluma de Edoardo Sanguineti Hugo Calello, argentino, treinta y seis aos. Licenciado en Sociologa en la Universidad de Buenos Aires. Profesor adjunto de la ctedra e Sociologa de la Facultad de Ciericias Econmicas de la misma Universidad. Director del Instituto de Sociologa de la Universidad del Litoral (Rosa- rio). Director del trsbajo de campo del proyecto de investigacin dirigido por Albert Meister (Ecole Pratique de Hautes Etudies, la Sorbona, Pars), sobre Desarrolla de Comunidades y Cambio Social, Argentina, 1961. Contratado por la Universidad Cen- tral de Venezuela, reside en Caracas desde 1967, dictando clases en la Facultad de Ciencias Econmicas y Sociales. Director del trabajo sobre Estratificacin Social del Estudio de Caracas. Ha publicado: Ideologa y medio industrial (en colaboracin), 1962; Desarrollo Comunitario y Cambio Social (en colaboracin), re- edicibn; Hacia una Sociologa del Subdesarrollo, 1969; Subdesarrollo y Estructura de Clases en Venezuela, 1969, y en la Coleccin Nuevos Planteamientos, de Ediciones de la Eiblioteca, acaba de publicar el inte- resante trabajo Ciencia y Revolucin en Amrica Latina. MEIV TIRA R Ol14AilTTZCA Y VERDAD ,YO C'ELESCA Ren Girard El objetivo de este ensayo de Ren Cirard es igualmente complejo y smbicioso: el definir la esencia de la novel?, de lo novelesco, a travs del estudio concreto de cinco grandes novelistas como Cervantes, Flaubert, St endhal , Dostoiewski y houst . ~ Qu rasgos comunes encontrar en novelistas tan dismiles y tan distan- tes unos de otros? Cmo precisar la naturaleza de un gnero frente al cual todas las definiciones han. resultado estrechas y, al mismo tiempo, contra- dictorias entre s? Consecuente con las modernas tentativas que buscan en todo fenC meno creador las estructuras signif en el comportamiento mismo del hombre. El ser humano no desea rspontneamente movido por sus propio5 valores y sus solas pasiones. En todo deseo hay una mediacin: es en funcin de un modelo, de un mediador, como se gesta y tiende a realizarse el deseo. Luego el hombre no es un ser autnomo sino mediati- zado. a!ienado. Y su mediacin al hacerse progresiva en el mundo mo- derno se vuelve tambin ms comple- ja y trgica. La novela autntica, pues. la nove- la "novelesca" por excelencia sera aquella que toma conciencia de tal mediacin y revela el mecanismo que sta desencadena en el hombre: la imitacin, el deseo de copia, la vani- dad, la envidia, el odio, el snobisn,.~, el sadismo, el demonismo, etc. Cer- vantes, Flaubert, Stendhal, Dos- toiewski y Proust son geniales para Girard. y de sus obras se desprende r 1lULI i- visit \ll~;\'l'll~ 1 ROMANTlCA y\ l+;l:l)1l) NOVELESCA una profuncia verdad, en tanto son novelistas del deseo metafsico, es decir, en tanto denuncian -con ir- nica 'y sobrecogedora lucidez- el mito de una supuesta autonoma en el hombre. Esta es la actitud que Girard opone a la actitud romntica. El romanticismo -as como l o llama Cirard el "neorromanticismo" con- temporneo- consiste en una mitifi- cacin del yo, en la oposicin ms o menos radical, ms o menos regoci- jada entrz la sociedad y el individuo, en la afirmacin de la espontaneidad del deseo. La novela romntica, al ---'-irse de tales ilusiones, se v.-'.- ,n mistificadora y no visih LITERATURA Y SUBLITE- RATURA Segundo Ser r ano Poncelz Entre lo literario y lo alitcrai W, U subliterario, es decir, entre la crea- cin esttica por medio de la palabra y la palabra como instrumento para conseguir fines pseudoestticos, hay una delgada frontera que. con fre- cuencia, se traspone. Algunos ensa- yos de este libro tratan el tema en casos concretos: los comics o dibujos parlantes, las novelas "papulares", los "romances de ciego" tradicionales en la literatura espalola. Otros ensa- yos de los aqui reunidos se destinan al examen de las relaciones entre literatura e historia, as como a la crtica de altas creaciones literarias: Kaf ka. Dostoievski, Balzac, Todos ?Ilos ilustran al lector sobre diversos aspectos de la "crtica estructural" preconizada por su autor, profesor en la ctedra de Teora Literaria en la Universidad Central de Venezuela. OS LIBROS, Marzo de 1971 arnstmcb en que lo hizo se debe a factores externos al pi s Y estas circumancias deteminaron fuerte -e su eeinlace. es decir, la vic- torJ(1 de Renco y la dxtrema dera &a. Pasw esto por alto podra ha- a*na creer en la ineluctabilidad del triunfo de los ultraconsbnmdores en E- y en otros pa(m hispanos. mncluhi6n que la historia reciente de algunos pases parece confirmar pero que, analizada con ms cuida- do y contrastada con los casos r a cieotes de Chile y Cuba, no parece tener nada de necesario. Carr pace por alto estos factores econ6micos externos y la consecuencia implicita parece se que la victoria conmrw dora era inevitable: los liberales es- taban perdida ob inido. Aqu es donde veo yo la mayor debilidad del libro, Para hallar su mayor acierto tene mos que remontarnor al siglo XIX. Su anlisis de los elementos del juego polltico m Cr Isr isbsli- res e8 no 0610 magistral, sino origi- nalisimo. Su di rcuri b de la trada trono-prrtidcs-ajrcito como un ~ 1 t r o b e n q u e losrlidos siempre triunfan del inde(wmdbp m i r ni asa y plena de aciertos a la hora de examinar la rmlidad. Su va- lkkrz dura tanto como ei libro mismo. En la dbda de 1930, elimi- m& el trono, los pol ti as C, el ejdrcito quaj8n fn#rtr a f mt e, dueos del ampo. Los pollticos wnan la primaros maltos a los pun- me, pero ejdrdto aaba por gormlor fuera de aomt#te Y quabm tolo en d ring. En I& complicadas danza y con- tr8ciankts de la pol l t i a isabelirm despliego cm w virtuosismo de hi s toriador. Jarrds han qwdado tm dsror la resmes politicos que, tras una fmhtda libefal, mnti#ien a la eiorna derecha en el poder. No es d l o que lmbel II, en oonnivencia dmamh con los elementos m48 &mi ar &l partido moderado o modokmdo rinwsamente con el oomsnnitirmo ilustrado da la Unin liberhl, impida por todos los medios. legales o ilegales, que los progresis- tas lleguen al poder. Es q w cuando &os, a l ' k h con el ejrcito, con- si gm al fin, tras un pronunciamien- t o triunfante. formar gobierno. son incapaces de resolver los problOm8S de fondo que el pas tiene plantea- dos, terminan por perder la induda- ble popularidad de que gozaban ni- cialmente, y son presa fcil de un contragolpe reaccionario. Este esquema se repite con pocas mi& ciones a lo largo del siglo XIX (erpecialmente en 1820,1840, 1854 y 1868) porque, como Carr advierte muy bien, el miaocosmos poltico apenat representa unos estrechos sectores dentro de la poblacin, cuya inrnema mayora, pobre e ignorante, no comprende el juego y cubre con imparcial apata tanto a quienes pretenden (algunos sincera- *te) representarla, como a los de- fensores de las minoras privilegia- das. He aqul b causa funoamental, en pocas pslsbras, del fracaso da1 intento liberal en Espea. Mi des- ui pci b es indudablemente insufi- ciente y no hace justicia al libro enjuiciado. Para colmar la deficien- ,#a, nada mejor que leer a Cerr: lo recomiendo sinceramente. No quiere ello decir q w no haya en el libro otros defectos sdemlk de Iw ~ l * , defectos rmnora pero no inrignifantes. M, por ejemplo, lor vscilrntes intentos de C m pera rehsbilitsr a Frnrndo VI1 como vlctirna 6 b hittoriografla liberal. Lleverla mucho tiempo y espacio mf wr satibctorlmente algunas de las afirmaciones de Carr (la historio- gref (a deri al espaola, en particulaf Sulrez Verdeguer y Pintos Vieites, ml i za un esfuerzo concertado psra mralmr la labor de Fernando Vil, aunque la opinin de Carr est wrios grada a la izquierda de -os "nsoabsolutistes"), pero ba8ta.m- d&ar l o f ondos que son algunos do sus argumentos. En una oca&, al principio del capitulo IV, el ca- r h pretmdidsrnente populw del gobierno de Fernando se demuestra por el hecho de que el rey se acon- sejaba frecuentemente de una cama- rilla de compadres entre los que habla varios individuos de baja esto- fa (junto mn el embajador del Zar y varios aristaatas crapulosos). El profesor Carr parece considerar ple- beyismo y populismo como sin& nirnos. Yo creo, y espero que la mayora de mis lectores este de acuerdo, que son ms bien antit- ticos. En otra ocasin, los rigores de la represin durante la "ominosa dbda", el segundo perodo abcolu- tista del reinado de Fernando VII, son minimizadas porque, tras dos aiios de persecuci6n ininterrumpida contra los liberales, &a se hizo luego intermitente. En breve, Carr trata de hacer con el absolutismo de Fernando VI1 lo que muchos perio- distas actualmente hacen con el rgi- men de Franco (ambos perodos timen mucho, y muy interesantes puntos en comn que algn dla me gustar la analizar) : hacer olvidar su o r i w y su carcter reaccionarios basdndose en un plebeyismo dmagbgico (camarilla, falange) y hadendo valer una tmida, limitade e intermitente moderacin politica, que en realidad fue impuesta por el fracaso de una polltica econmica trstnochada (negativa de Femando a reformar la Hacienda, corporatkmo dirigiste y aut4rquico de 1938 a 1958). Otro mor gma de Can es llamw al periodo 18561866 "la so- ciedad opulenta" y definirlo como de "expansin econ6mica". Esta caracterizacin no slo exagerada, sino equivocada, de la econornla espaola durante estos aos la he refutado en m8s de una ocasin (la ms reciente qui d sea mi articulo "Fenoceniles, Econom{a y Revolu- cin" en el libro de C. Lida e l. Zavala, k Ck*oludbn & 1868). Baste decir aqul que stos son los allor m que el deserrollo agrlcola y la expansin industrial fuer6n saai- ficsdor al tendido de una red ferro- viaria demasiado extensa, demasiado cara y demasiado rdpidamente com- truida para Las necasidades de un pals tan atrasado como Espaiia. Este error produjo la severa depresi6n de 1864-68, precipit6 la Revolucin de 1868 y mar& profundanme a la economla espaiola durante varia decadas. Las caracterizaciones de Carr son a veces extravagantes. As, cuando en una nota (Cap. XIV, No 3) sugie- re similitudes ideol6gicas entre el General Primo de Rivera y Fidel Cdaro. O cuando basa las preten- didas amplitud de miras y moder- nidad de Alfori~o Xl l l en el hecho de que le gustaban los automviles (Cap. XII, No 1). O cuando logra sorprendente pero indoaimenteda exactitud estadistica al decirnos (Cap. XI, No 1) que el 30010 de b inversibn bancaria espaiiola a partir de 1908 fue vasca. O cuando se nos informa (Cap. X, No 3, nota) que los espables no tienen inteiQ por la naturaleza ya que, especialmente los campesinos, "no saben mda ni se interesan por los pjaros". Sin embargo, m todos sus de fectos, el libro de Carr SS m e rante para todos, no &lo para lor espacialistas en historia mt empor i nea de Espaa. Al principio de este articulo tnn4 de morvar que tu interb trasciende de los limites de EspaAa. Quiero ahora decir qw el libro es rnagistial, que si sudcita dis- conformidades es porque Can redxt sa idees, ideer originales que no todos sus lectores compert ~n. Pero steesunodesusm&itOsydesus atractivos. He aqul un libro am el ' que discutir y pensar. He, aqu un l i ko que plantee problemas diflci- W, relevantes, un libro que no se contenta con exponer, que trata (y casi siempre l o consigue) de com- prendw..Un libro que es, y sed por muchos anos, insustituible. RN NRW VORK. TODOS LOS LIBROS QUE SE MDlTAN EN ESPA~~OL, LAS TRADUCCIONKS AL I NOLI E OR LOS AUTORRS LATlNOAMllRlCANOS V LAS MAS IMPORTANTES REVISTAS. TAMbIEN TEXTOS ISCOLARESm SOLICITE NUESTRO CATAL000m ENVI AMOS CI DI DOS A TODO I L MUNDO ERNESTO CARDENAL Homenaje a los indios ameri- canos Libos "Connoh". Serie ''Letras de Amrica " Nacido en Granada, Nicaragua, en 1925, Ernesto Cardenal es, sin duda, uno de los grandes poetas hispano- americanos de nuestros das. Luego de estudiar Filosofa y Le- tras en la Universidad Nacional Aut- noma de MCxico y de seguir cursos de postgrado en la Universidad de Columbia, Cardenal se radic durante dos aos en Europa. De regreso a Nicaragua, se incorpor a la lucha clandestina wntra la dictadura de Anastasio Somoza. Esta experiencia se refleja en los poemas de denuncia pditica y social que, ms tarde, nuni en BorrCao (1960) y Ep- srr (196 1). En 1957, a raz & una profunda aiss personal, ingres wmo novicio en el monasterio de Gethscmani, en Kentucky, donde encontr al clebre pensador y poeta trapense Thomas k t o n , cuya influencia fue decisiva para elescritor nicaragense. En 1%5, despus de haber permanecido dos aos en el convento benedictino de Cuernavaca y realizado sus estudios de Tedoga en el seminario de Cristo Sacerdote, en la Ceja (Antioquia, Colombia), retorn a su pas, donde recibi las rdenes sagradas. Des& entonas, Ernesto Cardenal vive dedicado a la vi& monstica en la sociedad con templativa Nutstra Scois & !hkntmam, fundada por i en una de las islas del archipidlago del mismo nombre en el Lago & Ni i g u a . De los poemas reunidos en esta obra, al igual que los publicados en Fl estrrcaio dtidoro (1 M), ha dicho J. M. Oviedo: "Se bata & una pasi a que mtmciP, que culmina en una epifana cuyo protagonista sed el hombre desaiienado en medio de una sociedad concebida como fratemi- dad. Pero esa arcadia futura no es un suefo en el vaco; la hazaa potica & Cardenal consiste en hacemos ver que la historia de Amrica es una predcci6n, que esa utopa ya ocurri y que nuevos signos fa anuncian en medio & la hecatombe". Alberto Escobar La Partida Inconclusa. Teora y Mtodo de Interpretacin Literaria. Esta nueva obra del crtico y en- sayista peruano Alberto Escobar, resume las lecciones sobre metodo- logia de la interpretacin literaria dictadas por el autor en la Univer- sidad de San Marcos de Lima, y expone los principios tericos fun- damentales que orientan su fecunda labor como critico. La parti& m- conchisa representa, & este modo, uno de los aportes hispanoamen- canas ms valiosos a la discusin abierta, en nuestros das, sobre la naturaleza y el sentido del discurso aiiico. Frente a la actitud dogmtica asumida por algunos de los expo- nentes de ias principales corrientes criticas contemporhrkas, en el sen- tido de exciuir todo posible aporte procedente de otra tendencia distin- ta a la suya, el autor & La patids inconclusa sostiene una actitud abierta que le permite integrar como distintos momentos de una misma interpretacin litefaria los aportes ms signific~ativos de 'la lingistica estructural, del anlisis estilistico, de la critica temtica y de la investiga- cin histricocultural. Frente . a la kct un W, que persigue en los textos literarios &S correlatos ms inmediatos con la realidad cotidiana, Escobv propone una lectura ms alerta que l def m wmo el arte & la m ~ ~ c i n . "Podramos defuiir el arte de la interpretacin -dice- como el em- pleo de un conjunto de premisa$ tericas que sirve de fundamento a un d t o d o riguroso, con el que se pretende someter las obras moder- nas a un tipo de estudio y anlisis equivalente al que la filologa con- sagr para las piezas antiguas. De modo que nada es ms ajeno al es- pritu del intrprete que el dogma- tismo, pues sus premisas estn abier- tas a la discusin y en aptitud de ser enriquecidas con el perfecciona- miento que le propongan los nuevos criterios lingsticos, estticos y, en ~n e r a l , los hallazgos provenientes de las ciencias humanas. El autor de La partida incondilla logra integrar dentro de un mismo mtodo de interpretacibn de la obra literaria los andisis inmanentes de la obra y las investigaciones que nos permiten comprender cul ha sido el papel o la funcin que dicha obra satisface dentro de la cultura y de la sociedad en la que est inscripta. Cada obra literaria permite, en otros trminos, reiniciar esta partida in- conclusa que el discurso crtico esta- blece con ocasin de ella mediante un dilogo que sobrevive o, por lo menos, i nt ent a sobrevivir a la muerte. COLECCION TEORIA LITERARIA TITULOS PUBLICADOS Cdorn Goic LA NOVELA CHILENA Los mitos degradados Robert Humphrey LA CORRIENTE DE LA CONCIENCIA EN LA NOVELA MODERNA Jose Miguel IMez LA CREACION POETICA En prensa Jaime Giordano LA EDAD DEL ENSUEO La itnaginaci6n potica de Ruben Daro Anrs Jde s LAS FORMAS SIMPLES Walter Binni LA POETICA DEL DECADENTISMO Juan Villegas LA INTERPRETACION DE OBRA DRAMATICA ARlSTO FANES Los Caballeros. Las nubes. ALFREDO CALCAGNO Y OSCAR VARSAVSKY Modelos Matemticos RICHARO GOTl El movimiento de las guerrilas en Amrica Latina OLGA MORALES El nio y su expresin ~lsticz ADRIANA CAMPO Y JOSEFlNA ESCC Padres y Maestros. Nuevas perspsc- tivas para los centros de padres. n Daro. JAIME GIOROANO La edad del ensueo. La imaginacin potica de Rub CLOOOMIRO ALMEYDA Sociologismo e ideologismo de una teora revolucionaria. PUBLICACIONES PERIODICAS l DAD m n ANALES DE LA UNlVERSl DE CHILE No 147 Julio-Septiembre 19bu CORMORAN No 8 Diciembre 1970 DI LEMAS Revista de Ideas No 6 Diciembre 1970 PANORAMA ECONOMICO No 259 Enero 1971 REVISTA ORBITA Revista de ciencia y tecnologi No 6 Enero 1971. LOS LiBROS, Marzo & 1971 23 literaria Las agonas del Romanticismo Mario Praz La carne, la muerte y el diablo en la literatura romntica. Llonte Avila, 560 pgs. Han transcurrido ya ms de cua- renta aos desde que Mario Praz public su clsico estudio sobre los aspectos mrbidos de la literatura y el arte romnticos, sin duda el tra- bajo que con justicia ha gozado de mayor prestigio en la abundante v docta produccin de este crtico. Con el paso del tiempo, una aureola casi legendaria ha rodeado al libro, que ahora finalmente aparece en tra- dui t t l Po l i n t sas COI -d nu . cis a rr M2 nr r ed rat de! rit Jai Th lec iin ser Y gu ex, rcin castellana con el mismo ulo que tiene el original italiano. cierto, la trayectoria de este uminoso estudio no ha estado ;provista de episodios significa- 2s y de anecdotas pintorescas. a de las circunstancias ms curio- que han acompaado su difusin xiste en que la traduccin inglesa enominada The Rornantic Ago- ..,- disfrut de .una repercusin que tal vez ha superado el renombre del texto original, hecho fcil de comprender si se toma en cuenta e la actividad ms asidua y repre- itativa de Praz se ha orientado ria el estudio de ciertos aspectos ,, la literatura de Inglaterra, con preferencia en su relacin con auto- res y movimientos creativos de Ita- lia. Fue esta traduccin inglesa, pre- amente, la que dio motivo a una tplia y fundamentada reseiia que iurice Heine public en 1934 (al ?sente, incorporada en la compila- in de sus trabajos sobre el Mar- Cs de Sade). Sin embargo, en una _ta introductoria de la segunda ici6n inglesa, el mismo Praz decla- ,a en 1950 qu8 su obra, agotada sde haca muchos aos, haba sus- ado algiinas opiniones. ins6litas o sconcepantes entre quienes tenan conocimiento pobre o nulo de a, tal como sucedi con Charles :kson cuando en 1948 escriba en ie Outer Edget que as mejores :turas a que puede aspirar un de- cueiite sexual. deben buscarse en (ario Pra y en "Bertolt echt" ( ! ) En verda ances de la pre- Tte indagacin son mAs modestos circunspectos: el propsito que i al investigador se limitaba a aminar y ordenar ciertos motivos tz" (Yc) id, los alc . , romnticos, cuya persistencia y rei- teracin dan lugar a un paciente ras- treo de fuentes e influencias. El cua- dro trazado tena por objeto singu- larizar una predileccin de estirpe romntica que explcitamente asu- mieron Poe y Baudelaire, al sostener la exis;encia de un vnculo estrecho y poco menos que necesario entre la intensidad potica y la evocacin de estados anmicos melanclicos v atribulados, hiptesis expuesta por el autor de El cuervo en la exoesis de su propia comws;cin: el tono ms adecuado a la belleza en su ms elevada manifestacin es la tristeza. Circunstancia que pobl la literatura de amadas 'Snauidas o desfallecien- tes y de crepusculares meditaciones sobre la muerte. Este ncleo inicial se ensancha al incorporar un amplio halo de reverberaciones contiguas que abarcan el satanismo, la inter- vencin de \~ampiros v medusas, la algofilia, e! regodeo en torno de fla- gelaciones, la presencia de mujeres fatales, e! desarrollo de las inclina- ciones que conduciran al decaden- tisrno. En consecuencia, el centro de inters se va trasladando a la exolo- racin primordial de la psicologa romntica en sus aspectos sadomaso- quistas. No cabe duda de que, en su condicin de acopio erudito, se tra- ta de una labor impecable, que an sigue a~rovisionando a la crtica de una copiosa materia prima y de cier- tas pautas temticas imprescindibles para la resolucin de mltiples pro- blemas sugeridos por el itinerario que la .poesa comenz a recorrer hace uncs doscientos a?@, que si- gui transitando a lo largo de! siglo X I X y en el que todava suele aven- turarse durant e nuestra propia centuria. Sin embargo, tal como lo advirti Maurice Heine en su recesa funda- mentalmente elogiosa, La carne, la muerte y el diablo no deja de suici- tar algunas reservas. La tarea que se propone cumplir este ilustrado tra- bajo apunta a desenvolver las posibi- lidades implcitas en una cer?era observacin que Sainte-Beuve es- boz en un artculo aparecido en 1843: "Me a!revo a sostener, sin :emor a ser desmentido, que Byron y Sade (pido disculpas por la apro- ximacin) han sido tal vez los ms grandes inspiradores de nuestros modernos, uno manifiesto y visible, el otro clandestino (pero no tanto). Al leer algunos de nuestros novelis- tas en boga, si se desea llegar al fondo del cofre, a la escalera secreta de la alcoba, no hay que perder jams esta llave ltima". La defi- ciencia que se observa en los esfuer- zos de Praz debe atribuirse a su excesiva fidelidad a la metodologa que haba impuesto Croce: hay una clara nocin de la singularidad que posee el fenmeno romntico, en la medida en que todo estudio literario tambin supone una "crtica de la vida", pero esta ltima queda frus- trada en razn de una predisposi- cin muy tpica de los investigado- res liberales, que eluden -o dan por supuesto- el anlisis ideolgico y su consiguiente compromiso. A causa de ello son omitidas las dos pregun- tas bsicas cuyas respuestas hubieran permitido que el nutrido cmulo de informacin se enriqueciera con la coherencia de un hilo conductor: i ) qu factores estimularon la mor- bidez de la mentalidad romntica y 2) cul era el motivo de la impor- tancia que, malgrd lui. Praz se vio en la necesidad de conferir al Mar- quQ de Sade. Por aadidura, el des- cuido de estas respuestas impidi caracterizar convenientemente el perodo estudiado y preci pi tj al autor en una interpretacin discuti- ble, que consiste en afirmar que el Romanticismo y sus epgonos se oeculiarizaron por "la sensibilidad ertica", en vez de reconocerles una sensibilidad ertica IUy putkukr, El ingrediente ertico, en mayor o menor grado, es casi constante en el arte europeo, a partir del momen- to en que empieza a manifestarse la searlarizacith que habra de prevale- cer en la ptica burguesa: ya' se exhibe abiertamente en Boccaccio y en Chaucer; es lcito sospechar su presencia en la armnica concepcin de la figura humana que elabora la plstica renacentista; est presente en la novelstica de Fielding y en la mercenaria kmy Hill. Pero, salvo excepciones, este erotismo pone el acento en el regocijo compartido, est desprovisto de algofilia o mor- bidez. Ello todava se observa en Casanova, aunque ya se perfilan in- dicios de violencia y compulsin (manifiestos por ejemplo en el silln mecanizado 'que se describe en las Mimdrn, VI, 1) . Al introducir la Okmci de Richardson como antece- &nte inmediato de Sade, el mismo Praz nos ofrece un valioso dato para establecer la cronologa del cambio & actitud y la irrupcin de la cruel- dad como estimulante ertico; por cierto, esta extensa narracin, apare- cida entre 1747 y el a60 siguiente, traza la imagen de la "doncella per- seguida" que luego Justin, en los trminos de una parodia casi feroz, lleva a las consecuencias ltimas. Pero sera intil tratar de evaluar el significado de este suceso literario si se pasara por alto el aintexto en que se halla inserto, proporcionado por la obra de Richardson en con- junto; no olvidemos que este autor vena a corregir las costumbres laxas de su poca con el argumento mer- cantilista de que la virtud redita dividendos materiales, segn lo ejemplifica en Pmei a, como testi- monio de la penetracin que en el curso del siglo XVl l l est realizando la mentalidad de la pequea burgue- sa inglesa, la anki ot a de este rela- to ilustra las ventajas que puede obtener una muchacha pobre que defiende su recato, asediada por un rico libertino; a la larga, el sitiador no tendr ms remedio que casarse y la perseguida resultar benef iciade con su fortuna; por supuesto, no es indispensble preocuparse demasiado por el hecho de que el galn hubiese exhibido una notoria proclividad disoluta. Esto parece demostrar que las pautas de conducta haban deja- do de apoyar* en la conviccin o el escepticismo, para convertirse en meros problemas de opinin, sujetos a las exigencias de oferta y demanda que impone el msumo social. De conformidad con ello, la respetabi- lidad consista en saber quedarse a mitad de camino, luego , de haber recorrido solamente un trecho a&- arado. Una di? las tantas lecturas a las que se presta la J u b de Sade consiste en mostrarnoo, con autdn- tico humor m&o, las cwearencias de romper ese compromiso y de transitar la totalidad del camino has- ta su meta final: entre e mercanti- lismo de Pamela y la criminalidad de Juliette no hay una diferencia de naturaleza, sino apenas de grado. (De paso, sealemos que Philippe Sollers perciba con agudeza esta situacin, cuando en su ensayo so- bre "Sade en el texto" dedic6 un prrafo esclarecedor a la importan- cia que el dinero adquiere en la his- toria de Juliette). Por lo tanto, la morbidez romn- tica no es una eleccin gratuita y arbitraria del artista, sino que res- ponde a causas profundas y dema- siado complejas para que su estudio resulte fcil. Este rasgo de la sensibi- lidad que prevalece desde la segunda mitad del siglo XVIII, adems, se manifiesta literariamente de maneras muy variadas y hasta opuestas: puede ser un reflejo de la sociedad (en Richardson), un ataque a la si- tuacin imperante (en Sade y Bau- delaire) o la moda surgida de un proceso de ideologizacn (en Un sector considerable de la "narrativa gtica" y su prosapia). De cualquier forma, es posible reconoce dos fac- t ores desencadenantes principales: antes de la Revolucin Francesa, la compulsin impuesta por un sistema mni ci st a; despus de 1789, el avance gradual pero firme de una estrategia destinada a frenar el dina- mismo del proceso de cambio. El primero de estos aspectos es conse- arencia del racionalismo posrenacen- tista codificado en la filosofa de Descartes y en la fsica de Newton; postula la existencia de un orden cerrado cuyos movimientos tienen por objeto exclusivo la conservacin del sistema, no su modificacin; trasladado al plano del comporta- miento humano, este criterio engen- dra una explosiva parlisis social y un deterioro moral inevitable (docu- mentado en una abundante litera- tura libertina y en el elemento de denuncia que asoma con acento diverso en El carsmbnto & Fgaro y en Las rrlricioms peligroras). Como desafo a esta situacin, se consolida una actitud dinmica que -a canalizarse mediante la toma de conciencia del cambio en cierne; tal como profetiz Blake, esta promo- cin del dinamismo fue interpretada por los sectores dominantes en tr- minos de conjura satdnica, l o cual puede haber conducido -a modo de rplica- hacia el cultivo intencional de una rebelda artstica impregnada de materiales presuntamente demo- nacos. Pero cuando el proceso din- mico finalmente pareci desencade- narse, surgi una nueva barrera de contencin -favorecida por quienes compartan la mentalidad del viejo Grandet- que propici el desarrollo de un "cambio limitado". Entonces, el conflicto del est8blir)lnwm con la actividad creativa se agudiz: a nivel especulativo e imaginativo el dina- mismo -por simples razones de coherencia intelectual- se revel como una dialctica mntinua y abierta (o como alternativa, algunos significativos artistas reaccionarios, de la especie de T. S. Eliot en nues- tros das, confiaron en una quim& rica posibilidad de replegarse hacia el pasado, sin componendas), en tanto que a nivel prctico oper una restrictiva conservacin del nuevo sbtu quo. Esto de algn modo esti- mul la generalizacin de la morbi- dez artstica, que a veces buscaba en el culto del mal una ruptura con la supuesta respetabilidad del orden oonstituido, o que en otras ocasio- nes entraaba una respuesta a la atmsfera mmpulsiva o ensayaba el desenmascaramiento de aquella con- ducta que se. coniideraba irregular pero que no haba sido erradicada, sino que nicamente haba derivado hacia la clandestinidad: El contra- ataque consisti -y an consiste- en apelar a la censura que simul aiestionar la moralidad de Sade, Flaubert o Baudelaire, pero que de una manera deliberada o inadvertida supon a una verdadera mordaza ideolgica. Por supuesto, estas reflexiones slo enuncian el proceso en forma harto esquemtica y hasta rgida, pero quiz sean suficientes para comprender el papel protagnico que Sade desempellb en el conflicto romntico, sin que tal vez en senti- do estricto haya sido romntico 81 mismo, sino simplemente un racio- nalista dieciochesco exasperado has- ta ei aiestionamiento de la raciona- lidad (corno ya se prefiguraba en Hume). Aqu radica la principal debilidad de La carne, l a mwrt. y d diablo, que el mismo Praz percibe con profundo desconcierto pues, a medida que avanza su argumenta- cin sobre la morbidez romntica, se, va haciendo ms evidente que Sade es el pivote del intrincado fenmeno, pese a que el crtico se aferra a la nocin de que este escri- tor no es un artista sino un porn- grafo, "sin el mnimo soplo de arte". Es bastante paradjico hablar de un escritor "extraliterario" -te- sis, por l o dems, muy utilizada-, pero ello se origina en el hecho de que Praz encara la evaluacin de Sade con l o que en ingls suele Ila- marse una stock rerponcs (una opi- nin admitida sin el auxilio de la capacidad de juicio propiaj. Por consiguiente, no se da cuenta de que el autor de Jurtino no se limita a ser el mero emborronador de fan- tasas inveros {miles sobrecargadas de violencia y erotismo, sino que ade- ms es otra cosa: un pensador origi- nal que indaga la problemtica rela- cin entre naturaleza y organizacin social y que en el curso de su labor intuye que esta ltima slo es una (una codificacin arbitroria cuya eficacia radica en un mnimo indispensable de consenso); tal inter- pretacin de la obra de Sade, por aadidura, parece confirmada por el hecho de que los cuatro planificado- res en Los 120 dias & 8odocnr comienzan por redactar un regla- mento. Resultara demasiado largo desarrollar los fundamentos de esta hiptesis, pero Sade pertenece a la representativa tradicin que en la literatura europea moderna explor el "elogio de la locura" como r.duc- do ad 8bsurdum cuya meta es la crtica del comportamiento, y acer- ca de su produccin podra decirse lo que Polonio afirmaba de Hamlet: la suya es una locura que no carece de mtodo. Detrs de todo ello se puede entrever un intento casi desesperado de superar la insuficien- cia que padecen las categoras de nuestro pensamiento habitual, some- tidas -especialmente en el aspecto moral- a un maniquesmo irreduc- tibie. En suma, cabe puntualizar que La mno, Ir mur a y el diablo se presta a cuestionamientos serios, ya que Praz no quiso exceder las fron- teras de lo que 151 consideraba pro- pio de la crtica literaria. Pero tam- poco esta opinin sobre su trabajo resulta totalmente justa: dentro de los lmites enumerativos, descrip- tivos y comparativos que eligi, fue capaz de cumplir una empresa me- morable, sin la cual resultara mucho ms difcil -acaso imposi- ble- llevar adelante la tarea inter- pretat va desechada. Por- cierto, haber satisfecho esta imperiosa Mi- si6n no es escaso mrito. SEGISMUNDO RUCH S.A. Papeles importados para ediciones DlARiOS OBRAS ILUSTRACON (MAQUIWA Y GENUINO) CROMEKOTE AV* BELORANO W/ 0 TM- aM@41/ WM BULlNOS MReS . 1, Lo6 LIBROS, Marro de 1Wi. f ilosof ia Paul Ricoeur: desde dnde leer a Freud? Paul Ricoeur Froud: una inrrproticin da k cul- tura Siglo XXI, 483 pgs. Puede escribirse un libro cobre Freud sin "la competencia del ana- lista ni la experiencia del analiza- do"? Ricoeur abre el libro con esta pregunta; el editor francs -y el de la versin castellana, que repite su presentacibn- la reiteran en la con- tratapa. Pareciera que el autor y los editores creyeran que es el primer interrogante que se le ocurre al lec- tor & la obra o al que recorre una librera y la toma ocasionalmente en sus manos. Sin embargo, el autor no se demora ms que una pgina y media para darnos apenas dos expli- caciones: primero, no se trata de un libro sobre el psicoanlisis, sino so- 5re la obra de Freud como interpre- tacin global de nuestra cultura; en tanto esta interpretacin es propues- ta por medio de una obra escrita, se dirige a los no analistas y a los no analizados. R icoeur reconoce que una aproximacin a Freud s6io por los textos tiene lmites que nica- mente la practica terapbtica puede trascender, pero a la vez conf la en que esa "mera" lectura revele aspectos del pensamiento de Freud descui- dados u ocultos por una ciencia res- tringida a la experiencia anal tica. En segundo lugar, Freud le inte- resa a Ricoeur por su lugar dentro de una bsqueda mayor: la "de una gran filosofa del lenguaje que dt5 cuenta de las mltiples funciones del significar humano" (p. 7). Aqu se impone una aclaracin respecto de los desplazamientos operados del tltulo original (Da Ilnterprmiai - Esmi sur Fnud) al de la versin castellana. El cambio probablemente fortalezca la apelacin al compra- dor, pero al precio de dos infideli- dades al contenido. En efecto, el ttulo castellano saca a heud del subttulo en letra menor de la edi- cin francesa y le atribuye ser d tema del libro; a la inversa, trasleda la palabra "interpretacin" al sub- tftulo y, en vez de designar el pro- blema hermenutica en general, que es el marco en el cual Ricoeur pien- sa a Freud, la reduce a anunciar la "interpretacin de la cultura" segn Freud, que es nada ms que una seccin y cubre 86 pginas de las 483 de la edicin en nuestro idio- ma. Esta transformacin publicitaria disimula que Freud es aqu un "ca- so" en ese vasto proyecto que es desde hace una &da la filosofa de Ricoeur: replantear la dislocacin producida en el discurso humano por el desarrollo independiente de las disciplinas que trabajan sobre el lenguaje (las matemticas, la lgica simblica, la semiologa, la estdtica, las ciencias exegticas, etc.). Ese horizonte es an ms insospechable antes de entrar en el libro, porque ste es el primero de Ricoeur en nuestro idioma; otros textos suyos sobre hermenutica y epistemologla del lenguaje llegaron nicamente a lectores especializados. UN PUBLICO NUEVO Pero este intento de situar al psicoan6lisis en la hermenutica y en un campo interdixiplinario exige preguntarse si Freud puede ser ledo desde fuera del psicoandlisis, .si no hay que decir de dl lo que se dijo de Marx: que inaugura las condicio- nes de su propia lectura. El psico- andlisis engendr un nuevo sisteme de conceptos (inconsciente, repre sentacin, ello, yo, superyo, cuerpo, deseo, etc.) que es tan indispensable para hablar de la realidad como de la comprensibn psimanaltica de lo real. La mutacin que Freud pro- dujo en el moci mi ento permite decir de sus textos lo que Proust dijo de los Cuartetos de Beethom: que crearon el pblico de los C w - tetos de Beethown. Pero si esto es verdad, tambin es cierto que la ver- dad del psicoan4lbis se halla dispw. sa en la cultura actual, y no siempre es fcil sbw quin habla desde den- tro o desde fuera de un movimiento tan fecundo y tan descentrado que podra aplidrsele lo que Ricoeur afirm de los estudios husserlianos en un artculo de 1953: que la his- toria de la fenomenologia es "la his- torie de las herejas husserlisnes"~. Uno de los mritos de Ricoeur es replantear les fronteras entre lo in- temo y l o externo del psicoandlisis, y as por ejemplo encontrar las mejores razones para legitimar las ambigiiedades de w lmguaje, no en 61 mi mo, sino en la lingstica y la filosofa de los smbolos. Lo lamen- table es que ese esfueno slo exista en el libro m prctica -por l o d e d inteligente y erudita- y no vaya precedido por una reflexin metodol6gica sobre' las condiciones de una lectvra filosfica de Freud, de una integracin de ws conceptos y sus interpretecioner en otro dis- curso. Especialmente ante la obra freudiana, que elaborb de ante- la significaci6n de los actos que la rechazan, es necesario preguntarse si los cuestionamientos no son re& tencias y los intentos de integrackk en otra problemtica el recurso ms astuto para negarla disolvindola. No aeemos que Ricoeur haya despejado totalmente estas dudas, ni siquiera en un artculo posterior al libr$, donde busc una justifica- cin ms aiidadosa de w lectura filosfica de Freud. Al l desarrolla la idea de que es el caracter de texto de la obra freudiana lo que la hace accesible al fil6sofo: "aun cuando l nos habla de pulsin, nos 1. Sur Ii - . Esprit. Paris, .Ib 29. No 208.1S3, p. 830. 2. Unrmup&5t hayLi r. i . . LLu& W. La NII. Puh, r(k 24, C3wr NO 31, 1987, W. 111-126. m L a ~ r # r p m b i r . d u *U, krh, 198. habla de ella en y a ~ar t i r de un piano de expresin, en'y a partir de &tos efectos de sentido que se dan a descifrar y que pueden ser tratados como textos: textos onlri- cos o textos sintomticos". Adems, la experiencia analtica -porque se da en medio de signos- es homo- gnea a la totalidad de la experien- cia humana e igualmente comunica- ble: "la relacin analtica no es radicalmente distinta de aqulla que el no analizad0 puede comprender". Aunque el fil6sofo no pueda llegar a vivenciarla, puede recibir su trans- posicin al plano terico mediante conceptos descriptivos, "del mismo modo que en el teatro puedo com ~render situaciones, sentimientos, conductas que no he vivido", gracias a una "simpatia intelectual". Por otra parte -agrega Riaxur- Freud no pretendi el exclusivismo inter- pretativo, corno si abarcara la totali- dad de lo real; declar que su obra %lo aclarecla un grupo de pulsio- nes. Hay, poc eso, una necesidad de arbitraje y & coordinacin de estas interpretaciones con otras que de- m& una actividad f ilos6fica. Pero este "arbitraje" tambin es neceario por discordancias dentro de la mis- ma doctrina, como la que existe entre los descubrimientos freudianos y las conceptualizaciones realizadas por el sistema. "Los conceptos m los cualas opera una teora no son todos objetivos en el campo que la teora tematiza. As una filorofla nueva se expresa en parte en el len- guaje de una filosofa anterior". . . "En el caso de Freud el des%uerdo es manifiesto: sus descubrimientos se efectan en el plano de los efectos de sentido, pero l sigue expmi h- dolos en el lenguaje y en la con- aeptualizacin del energetisrno de sus maestros de Viena y Berln". Todo esto es correcto. S610 que podrlamos devolver a Ricoeur el argumento, y preguntar si la inter- pretacin que el filsofo hace de Freud no pu8cie estar contaminada por ws experiencias y su lenguaje filosfico .nt#ionr al desaibri- miento del psicoanlisis. La fjlosof a perdera entonces esa especie de pb Labra final (la vieja petensibn de ser la &de del saber) y estarfa com- prometida en una lucha de iguales: dsl mismo modo que hay un "arbi- waje" filosfico de la teora psico- analitica, no debiera haber algo as como un "control" de la experien- cia filodbf ica en la terapia? LLU M C H A S DE FREUD El psicoanlisis se insuibe en el debate lingstico actual al hacer del lenguaje del sueib el modelo de todas las expresiones d i , sustitutivas, del deseo humano. El pskoedlss no interpreta el su& sdlado, tino el texto del relato del suefio; no trabaja sobre el inums- enw, sino sobre su lenguaje. El sueo es el lugar privilegiado por Freud porque all se produce la ar- ticulacin del deseo y del lenguaje, y en tal sentido este proceso -esta "semntica del deseo", como la Ila ma Ricoew- es paradigma de @as las formas culturales, de todo dis- arrso que "quiere decir otra cosa que lo que dice, que tiene doble sentido, que es equivoco" (p. 10). La duplicidad de sentido plantea el problema &l lenguaje simblico y de su interpretacin. Ricoeur dis- cute primero la teora demasiado laxa de Cassirer que califica de slrnbolo toda mediacin entre lo real y el espritu, y la rechaza por- que desconoce la distincin entre expresiones unvocas y multlvocas, que es la que aea el problema her- meneutico. Distingue luego tres "zonas & emergencia del slmbolo": la de los sfmbolos c&smicos, ligados a los ritos, a los mitos y a l& expe- riencias de lo sagrado; y estudiadas por la fenomenologia de la religibn; b de lo onrico, objeto del psico anlisis; y la de la imaginacin po- tica, tal como fue vista entre otros por Bachelard. En estas tres mani- festaciones del lenguaje simblico encuentra una estructura semntica comn: la del doble sentido. Sin embargo, advierte que la concepcibn del smbolo que surge & estas tres reas, como analoga entre el sen- tido de un mundo concreto y un trasmundo platnico, descuida el hecho de que la analoga es s61o "una de las relaciones puestas en juego entre el sentido manifiesto y el sentido latente" (p. 19). Entre uno y otro se intercalan una varie- dad de distorsiones, astucias y falsi- ficaciones de sentido, que reclaman ia interpretacin. Propone entonces &limitar el campo del smbolo por referencia al acto interpretativo: "hay smbolo all donde la expre- sin lingstica se presta por su doble sentido o sus sentidos mlti- pies a un trabajo de interpretacin. Lo que suscita este trabajo eS una untido, m unr nkcin da mtido 8 mtMo, da1 mddo wgundo am d p r i m r o , w l o n o u m n ~ & rwlogk, wl qw d -ti& pr i mo disimulo o te* d w" (PP. 19-20). . . Pero, , quin es el sujeto que interpreta? . Paque estas distorsio- nes del proceso de simbolizacin indican que hay una oond.ndi Wrr del sentido. La desm'utificacin de esta &ciencia realizada por Freud, su teora & bs ilusione~, converge con la teora de la ideologia enmas- caradora de Freud y con la genealo- gla de la moral de Nietzche. Los tres constituyen. lo que Ricoeur llama una ''escueia de la sospecha", dedicada a desmontar los mecanis- mos de simulacin de la conciencia. De tal modo radicalizan la empresa cartesiana: "El filsofo formado en b escuela de Descartes sabe que las cosas son dudosas, que no m tales como aparecen; pero no duda de que la conciencia sea tal como se aparecs a sl misma; en ella, sentido y conciencia del sentido coinciden; desde Marx, Nietzche y Freud, lo dudamos. Despus & la duda sobre la cosa, entramos en la duda sobre la conciencia" (p. 33). Ricoeur, separndose de las inter- pretaciones lacanianas de Freud y althusserianas de Marx, no cree que esta desmistifimcin de la ooncien- cia desemboque simplemente en una muerte del sujeto. Freud, Marx Y Nietzche comienzan sospechando de !as ilusiones de la conciencia y des- arrollan mtodos de desciframiento, pero "ios ves, finalmente, lejos de ser detractores de la 'conciencia', apuntan a una extensin de la mis- ma" (p. 34): Marx quieie liberar la praxis por el conocimiento de la necesidad, y esta liberacin es inse- perabie de una toma de conciencia que triunfe sobre las mistif icaciones de la conciencia falsa; Nieuche bus- ca el aumento de la potencia &l hombre, pero el significado de la voluntad de poder &be ser recupe- rado por la meditacibi de las cifras del superhombre, del eterno retorno y de Dionisos; Freud procura que el analizado, haciendo suyo el sentido que le era ajeno, amplie su campo de conciencia y viva ms libre. La hermendutica, entonces, como disci- plina de la interpretacin, abarca dos movimientos: la dombtiftadn Y la recdsai br & aenddo. Si bien hay una apariencia engaiiosa que es preciso destruir, esa &struccin abre el eswi o para que surja un sentido nuevo y verdadero: el del trabajo realizado por la voluntad de poder, el ser social y el psiquismo inconsciente. NARCISO SIN ESPEmS Qu significa este cuestiona- miento 'de la conciencia para un pensador como Ricoew, dentifi- cado can b f ilosof b ref lexiw, "esta basta tradicin de b f i h f fa mo- derna que pan@ de Desmtm, m dererrolla con K m, Ficha y ia a>. niente reflexiva de la filosof la eure pea"? (p. 4113. Lo que la "escuela de ia sospecha" hace -#lente es que no hay conciencia a priai. No exirte una conciencia inmediata de s misma, ni de la cotas: no hay datos hmediatm & la anciencia. Por eso Ricoew rechata la auto- posicin del yo como pensamiento e imuicibn, d modo & Chautes, y b Wuce a ser el pdo 'htencional de todos los signoz, obras y objetos, m que el hombre puebla el mun- do. La adquisicin de la conciencia, 3. V i r anbiin Hilwim .t *M, db Cwil. Rr fr. 1960,2r d., p. 36. .la conquista de un yo, es insepara- ble de las obras que producirnos. ta conciencia no es algo dado; "es una tarea" (pp. 4142). No se es cons- ciente; se llega a serlo (p. 371 1. Tal formulacir> es coherente con los primeros libros de Ricoeur, que ya proponian un cogito &m- trrdo. Sin embargo, su filosofa -al comienzo fenomenol6gi& y o n t i lgica- profundiza este tema rne- diante una progresiva apertura a una reflexin sobre la historia y sobre la epistemologla de las cienclas del hombre. Asi, el primer volumen de su Philaophk 6 k voiont -un .estudio fenomenolgico en el estilo de los que Sanre y Merleau-Ponty dedicaron a la imaginacin, las erno- ciones y la percepcibn- sealaba que "el clrculo estril que el yo forma con 41 mismo" se rompe por el arraigo & la conciencia en el cuerpo y por su apertura al mundo y a la trasoendencia4; lejos del vo- luntarismo sanreano, ese texto ana- lizaba la accin del hombre como UM dialctica entre lo voluntario y lo involuntario, siendo sobre todo el incqnsciente el que introduce lo involuntario en la conducta, el que niega la, autoaf irmacin absoluta del yo y la pretensin de la conciencia de ser transparente a s l mismas. En Hirtoim at rhiti subraya una y otra vez que no hay toma de conciencia si no,= "pasa por una cierta rnedi- taci6n sobre la historia", y que no hay wdadera conciencia filobfica de la historia, de su sentido, sin atravesar p r i mo la objetividad esta- blecida por el historiadore. La desconfianza hacia la aprehen- sin inmediata de la conciencia, y por lo tanto hacia el mtodo eid- tico, se radicaliza en el libro sobre Freud. Constantemente, habla de un "desasimiento", una "desposesin". un "descentramiento" de la concien- cia, y compara ese cambio en la comprensin que el hombre tiene de s mismo con los producidos por Cop4mico y Darwin cuando lo expulsaron del centro del universo y de ia vida. El psicoanlisis ense& que el mt r o del sujeto no estd en i miuno. Hsy algo "siempre ante- rior" lo genera y lo explica, una "argw~>@la del sujeto", dice Ri- coeur adoptando una expresi6n de Merieau-Ponty. "Se podr la retomar toda le Wzi te6rica de Freud desde el punto de vista de sus implica- cienes nmpmah; se veda que el tema de lo anterior es su obsesin caracterstica" (p. 38517. Esta regre- sin es, en aianto al individuo, un retorno a las idgenes primarias y a la infancia; en cuanto a la cultura, una blisqueda del tiempo original, de un inawisciente "fuera del tiem- po", "exento de contradicciones" y regido por el principio de placer. Pero "slo tiene arch6 un sujeto que tiene un telos" (p. 402)8, aclara Ricoeur, porque si puedo apropiar- me de un sentido que est detrs de m es porque estoy movindome hacia algo que est delante de m. Este movimiento ascendente, agrega, se hace por una serie de figuras, cada una de las cuales encuentra su sentido en las siguientes. Hay una teleologa' del sujeto, que compone una dialctica con la arqueologa. La nocin de teleologa no est en Freud, aunque Ricoeur declara ha- liarla "implcita" en los procesos de identif icaci6n y sublimacin. De todos modos, es mediante un anli- sis de la Fenomenologia del espri- tu, de Hegel, que incorpora la di- mensin teleolgica. Le interesa este complemento de la arqueologa por- que la dialctica de las figuras da su sentido filosfico a toda maduracin psicolgica y porque dichas figuras prestan un contenido a la idea vaca de proyecto existencial. EL PSlCOANALlSlS ES UNA CIENCIA? El tema del sujeto ordena tam- bin, indirectamente, la discusin del status cientfico del psico- anlisis. Esta problemtica aparece en dos niveles: en la lectura de los textos freudianos, al distinguir la energtica de la hermenutica; en el debate epistemolgico mismo, al considerar las crticas neopositivistas y la relacin del psicoanlisis con la fenomenologa. "Los escritos de Freud se presen- tan a la primera mirada como un discurso mixto, incluso ambiguo, que lo mismo enuncia conflictos de fuerzas que ser an. de la competencia de una energdtica, como relaciones de sentido que correspon%ran a la jurisdiccin de una hermenutica" (p. 60). Partiendo del texto freudia- no ms "cientificista" -Proyecto de una ptiaologa para neurlogos-, por lo tanto el que ms se resiste al inters hermenut,ico de Ricoeur, ste considera el propbsito del pri- mer Freud de encuadrar a la psico- loga en las exigencias de las ciencias naturales, tomando de la 7. En les &ms citar usanos la traduc- cin castellaa de Armando Suksz y otros, publicada por Siglo XXI, que en general encmacwnor correcta y adecuada a las conwnciones mh co- rrientes del lenguaje psicoanal ltico en nuestro idioma. En esta fraw preb- ri ma una versin personal, porque es uno de los ato$ en que hay &masia- da libertad en la transposicin. 8. En esta frmula, que es daM par# b compremi6n de 10 tilama parte &I libro, los trlductotws invirtieron el sentido. En francs kmo8: "Ssul a une uch4 un tujet qui e un W. (p. 444). La vadn ~ l h dice: "S610 un sujeto que tiene uch6 dano tambin un bkr". fsica el principio de constancia y representndose "los procesos ps- quicos (son palabrs de Freud) como estados cuantitativamente determinados de part culas materia- les especificables" (p. 64). Si bien Freud corrigi luego este fisiolo- ~i smo ingenuo, su obra -afirma Ricoeur- debe seguir siendo vista, eri parte, como una teora energ- tica de las pulsimes, a la que se enfrenta una hermendutica. La teo- ra energ6tica est fundada cobre una doble tpica (conscientepre- consciente-inconsciente/el lo-yo- superyo) y una econmica; su' len- guaje es el de la fuerza -Carga, in- vestigacin, etc.- y emplea explica- ciones causales. El lenguaje del sentido -significacin de los snto- mas, de los sueiios, de los juegos de palabras- ofrece, en cambio, inter- pretaciones que procuran extraer lo oculto detrs de lo manifiesto. Evi- dentemente, la disyuntiva de esta oposicin es la de si el psiquismo es reductible a un conocimiento exclu- sivamente objetivo, verificabie y causal, o si hay una subjetividad, una difanncia de lo humano, que reclama una interpretacin para los signos de su ambigedad. Cuatro captulos estn dedicados a mostrar que ambas dimensiones -la energ& t i ca y la hermenutica- son indisociables, que su complementa- riedad da al ~sicoanlisis su valor singular, y cmo comprendiendo a una por la otra se alcanza la consis- tencia del discurso freudiano. En este debate interno de la doc- trina est contenida la discusin sobre su validez cientfica. La u f i - ca ms "devastadora" al psicoanli- sis, recuerda Ricoeur, es la de .Nagel: le exige ser capaz de valida- cin emprica, o sea, poder deducir de sus proposiciones consecuencias determinadas, y contar con procedi- mientos para relacionar tal o cual nocin t dri ca con hechos definidos, no ambiguos. Si la interpretacih es su mtodo principal, debe poder decir en qu6 condiciones una inter- pretacin es Jl i da: por su c o k rencia, porque el paciente la acepta o porque mejora su enfermedad? Sera necesario que las interpretacio- nes tuvieran un cardcter objetivo, .que una serie de investigadores inde- pendientes pudiera acceder a un mismo material, reunido en circuns- tancias cuidadosamente codificadas. Ricoeur responde a esta crtica, como tambin a la de psiaanalistas y psiclogos que reformularon la doctrina freudiana para satisfaca tales exigencias (Rapaport. Skinner y Madison), sosteniendo que "el psicoanlisis 'no es una ciencia de observacin"; es ms bien "una ciencia exegtica, que wrsa sobre las relaciones de sentido entre los obje- tos sustituidos y los objetos origina- rios (y perdidos) de la pulsin" (p. 31 3). Las objeciones desconocen el cardcter especfico del discurso analtico, la distincin entre e1 moti- vo, en el senti do de "razn para. . .", y la causa, en el sentido de conexin entre hechos obsenm- bles. Por eso "el psicoandlisis tiene ms relacin con las disciplinas his- tricas -que intentan comprender las razones de los actos hurnanos- que con la psicologa del comporta- miento" (p. 316). El otro gran frente de conflicto epistemolgico se encuentra en la relacin del psicoanlisis con la fenomenologa. Ambos tienen coin- cidencias notables, observa Ricoeur: en uno y en otro el acto inicial es la desposesin de la conciencia inme- diata como origen y lugar del senti- do; este descentramiento es conver- gente tambin por la referencia a lo "irreflexivo", a la intersubjetividad, al cuerpo y al pasado (a pesar de los distintos significados de estos trmi- nos en una tendencia y en otra). Pero si fenomenologa y psicoan- lisis apuntan a una misma "constitu- ucin del sujeto como ser del deseo en un discurso intersubjetivo autn- tico" (p. 340). se separan al con- cebir la articulacin de l o consciente con lo que no lo es. El sentido que el inconsciente revela no est rnera- mente implcito, corno supone el fenomenlogo, sino aislado de la conciencia por una barrera. Esta represin slo puede ser levantada por la tcnica analtica. La f mme - nologa permite comprender que el sentido efectivamente vivido de una conducta desborda la representacin que la conciencia tiene de l, pero no puede explicar la distorsin del texto original. La "insuf iciencia" de la fenome- nologa representa los lmites de toda filosof ia, su necesidad de que el psicoanlisis la discuta y la "ins- truya". Como dice Ricoeur, ante la obra de Freud "no es tal o cual tema de la reflexin filosfica el que es afectado o puesto en cues- tin, sino la totalidad del proyecto filosfico'q. Ningn otro discpulo de Hlsserl entre los que escribieron sobre el psicoanlisis (Sartre, Mer- leau-Ponty o de Waelhens) habfa demostrado tanta sensibilidad y penetracin para asumir desde "den- tro" la nueva problemtica propues- ta por Freud, ninguno se mostr tan disponible a cuestionar la subjeti- vidad filosfica a la luz de sus apor- tes. Quiz por eso sta es la obra de filosofa ms exhaustiva sobre el psicoanlisis, la que discierne mejor su espacio propio y sus interdepen- dencia~ con otras corrientes. Nos ayuda a ver algo m& que una a&- dota en el hecho de que Husserl . Freud hayan sido alumnos de Brm- tano. - -- polemica Cerca de la locura La respuesta de Grimson a nuestro comentario crtico1 merece algunas pun- tualizaciones que pueden ser tiles para la tarea que nos es comn: comprender las relaciones entre procesos de perso- nalidad y estructura de las organiza- ciones. Nuestra discusin parti del i nt e nogante: Les la comunidad teraputica un captulo ms de las instituciones to- tales definidas por Goffman, o es en cam- bio una organizacin que no participa de los r a w definitorios de &as? La res- puesta de Grimson parece en cambio res- ponder al interrogante: es la comunidad teraputica la solucin de mayor alcance para la renovacin de la asistencia psi- quitrica en la Argentina? Si bien los participantes de esta polmica estamos de acuerdo en que la comunidad teraputica representa un valioso progreso respecto de la asistencia psiquitrica tradicional, nuestros desacuerdos en las respuestas a ambos interrogantes surgen por razones que vate l a pena Mat ar. Que la comunidad teraputica no es una institucin total s61o podra decirse si efectivamente no comprometiera el tiempo total de sus integrantes y10 no estuvienui stos sometidos a un rgimen burocrtico. Llamar "externacin"1 a la mbemacin. por breve que sta sea, es un reairso verbal que aparenta definir la co- munidad teraputica como institucin no-total, pero que no cambia su realidad, ni sus consecuencias sobre la desestruc- turacin de la identidad. Baste saber cmo Goffman contrasta el rol curativo del psiquiatra moderno (cuyo objetivo es b externacini con el rol de custodio del priquiam c W o (quien 'decretando cr& nica ia enfermedad mental, no aspira a la extemscin). Dice: "El cometido psiqui- trico formal de estos hospitales (los psiquitricos) da luger a ataques an ms directos y uriotos contra la imagen que el paciente tiene de s mismo. Cuanto & "mdico" y p r w sea un hos- pital psiquLhtrico, cuanto ms tienda a cumplir una funcin tw@utica y no de mera custodia, ms probable ser que el personal jerrquico superior interpele al peciente y le recuerde a cada instante que su vida pasada ha sido un fracaso, que la causa del fracaso estuvo en su interior, que su actitud ante la vida es err6nea. y que si aspira a SBI persona debe cambiar su modo de tratar con 17 gente y sus idea sobre s mismo".2 Suponer, tambin, que favorecer la igualdad de opiniones entre miembros del personal y pacientes lleve necesariamente a que ambas partes de la tradicional dico- toma &icepaciente tengan igual peso en la torna de decisiones, y por ende la organizaci6n k i r o d t i c a m vea as d e mi da, implica asimisno la utiluaci6n de un recurso t'nmmmte verbal. Dice Grirn- m: "Cuando hablo de igualdad en el proceso de decisi6n quiero decir que el rodela en la comunidad es el de igual- dad de opiniones".' Sin embargo, el mis- mo G r i m n reconoca en otro prrafo que d d i 6 n se relaciona en ltima ins- tancia con poder. Cree entonces Grim- son que igualdad de opiniones es sin& nimo de igualdad de poder? Creemos di- ficil enconna una argumentacin que justiifie Ir equivalencia entre ambos tr- minos. Tratemos de comprender cual es la porici6n de Grimson -que l o lleva a pen- ai que la comunidad teraputica no es una hst i t uci on total- tal como queda aclarada en su respuesta. Clasifica las ins- tituciones psiquitricas segn el m 0 4 0 Picq>atolWeo que utilizan (por ej. psi- quiatra clsica versus psiquiatra din- mica), asociando cada uno de estos mo- delos con un conjunto do val om que les sera concomitante (valores autoritarios versus valores democrticos). Su criterio de clasificacin se expresa en el siguiente Prrafo: "i Qu6 continuidad existe con el sistema ~si qui tri co asilar cuando lo que hace la comunidad teraputica desde el primer momento es confrontar al pacien- te con los valores sostenidos por esa co- munidad que incluyen el reemplazo de un modelo de dependencia por un mo- delo de participacin, la refutacin del fundamento biolgico de la enfermedad y el desarrollo de una concepcin interac- cional? " Por otra parte, en la siguiente cita, que transcribimos nuevamente. ve- mos cmo Grimson liga estos modelos psicopatolgicos con valores especficos: por un lado la institucin psiquitrica tra- dicional que se caracterizara "por ser autoritaria, custodial, opresiva y rgida" y por otro la comunidad teraputica que es "democrtica, su objetivo es la resolucin de la situacin patolgica, es humanitaria y es flexible".3 En cambi o el criterio con que Goffman construye su categorizacin es el de las owict.rirtiar orgm01iciori.L.I. Slo en t6rminos de la confusin de cri- terios que sealamos puede Grimson aso- ciarse con Goffman "en todo lo que ten- ga relacin con su estudio monumental de las instituciones totales" y abando- narlo cuando se trata de comprender la comunidad teraputica en virtud de que Goffman sblo se ha referido "inciden- talmenteWl a las mismas. El criterio del autor de Intrmdor, es vlido para cual- quier institucin: toda vez que la comu- nidad teraputica presenta los rasgos es- tructurales propios de una institucin total os una institucin totiil. Poco im- porta si Goffman se ha referido "inciden- talmente" o no se ha referido para nada a la comunidad ter-tica. Coherente con este equvoco, Grim- son cree posible cerrar la discusin di- ciendo que "pusde suponerse a priori en- tre los participantes de esta polmica que una proposicin que incluya como una de sus partes la idea 'cambio de valores est respaldada por una solvencia intelec- tual suficiente como para admitir que los valores no llueven solos y que se ligan a cambios estructurales correletivos".l Pero al menos desde Marx el tema de la autonoma relativa de los valores ha dividido a los cientficos sociales. Por ello deben hacer explcita su hiptesis tanto quienes piensan que las acciones de los grupos no est h determinadas por los va- lores a los que stos apelan y s por circunstancias estructurales, como quienes se ubican en la perspectiva inversa. Ade- ms, sea cual sea la perspectiva en que se ubiquen, le relacin entre cambio de va- lores y cambio de estructura no es de ningbn modo unlvoDe; por ende, aun co- nociendo los valores de una institucin, no puede deducirse de ellos cu!l es su estructura. La traduccin que Grimson hace de Las cat-as de Goffman a categoras psicopatol6gicas se reitera claramente en otro terna: el de la relaci6n mdico- mi ent e. Para Goffman la definicin so- ;al de la cupla mdicoenfermo mental implica consecuencias especficas para las relaciones interpersonales que ella pauta. Grimson cree que al sustituir "un modelo (mdico-paciente) de dependencia por un modelo de participacin"1 habra evitado las consecuencias que Goffman predice para toda relacin interpersonal entre m- dico y paciente. Pero para Goffman estas consecuencias son independientes de las teoras psicopatolgicas que se utilicen y las trascienden. Antes de entrar en juego una teora psicopatolgica determinada, la definicin social de los roles comple- mentarios "mdico" y "enfermo mental" estructura de hecho una situacin que no se modifica sustituyendo una teora psi- copatolgica por otra o un modelo de relacin que derive en una u otra estra- tegia curativa (segn decida promover la independencia o la dependencia del pa- ciente). En el contexto de la teora de Goffman mientras no se modifique la de- finicin social de "loco" no se superar el estigma que posee esta identidad ni las consecuencias que ste acarrea. As re- ubicado el problema es dudoso asumir que la comunidad teraputica ha resuelto $te dilema. Precisamente este diierna, cuya di fi - cultad fundamental estriba en compro- meter la identidad social del propio pro- fesional que clasifica las personas en "sa- nas" O "enfermas", ha sido abordado ra- dicalmente por la corriente, sugerente- mente denominada, "antipsiquiatra". In- dependientemente de no ser claros an ws resultados, este movimiento - y nin- gn otro en la actualidad- rechaza para sus profesionales la adjudicacin social de "sanos" para poder as rechazar la atri- bucin estigmatizada de "locos" para sus pacientes. Slo desconociendo el intento antipsiquitrico de obviar las definiciones estigmatizadas y sus consecuencias puede Grimson afirmar que "la desestructu- racin permanente que proponen Cooper y otros permite el desarrollo de la enfer- medad como 'estilo de vida'."l - As, y en virtud de los equvocos que venimos setialando a lo largo de esta no- ta, Grimson consigue contrastar toa las versiones modernas de la prctica psiqui- trica con el asilo psiquitrico tradicional, las primeras democrticas y con funda- mentacin dinmica. el segundo. autori- tario y con fundamentacin psiguibtrica cldsica. Pero los criterios que dibujan este wntraste: teora psicopatolgica e ideo- loga, irrelevantes para la teora de Goffman. no permiten adems discrimi. m entre las distintas formas asistenciales dentro de la psiquiatra moderna misma. Que no lo permiten se ilustra, por ejem- plo, en el hecho de que la comunidad teraputica puede ser puesta en prctica tanto en el hospital general, como en el asilo psiquitrico. como en forma de hos- pital de da en los centros de salud. Se explica entonces que para discriminarlas Grimson apele a factores que no se vincu- lan con el tema que vena desarrollando: tipo de poblaci6n beneficiada por los di- versos servicios ,y gravedad de la patolo- ga que stos atienden. Estos factores que introduce, por otra parte, resultan meras descripciones, en todo caso generaliza- ciones empricas mientras no se explique: a) por qu los centros de salud no pue den atender tanto clase baja como clase media, y b) por qu6 los hospitales gene- rales no pueden asistir patologa grave. Hasta ac hemos precisado los concep- tos en disciisin. Para que este esfuerzo no se disuelva en una confrontacin de "posiciones" que perduren inmodificadas conviene transformar la controversia te6- rica en interrogantes que puedan resol- verse -y no conciliarse- por medio de observaciones empricas. Esto es, que per- mitah confrontar las "posiciones" te- ricas con los hechos. Propongamos al- gunas: i s e sostiene la hiptesis de Goffman de que las caractersticas de las instituciones totales en que l se centra son condicin necesaria y suficiente para la dasestructuracin del yo? i Mant e niendo estas caractersticas, pero variando otros factores, se verifican los resultados que Goffman predice para los procasos de identidad o Bstos se modifican? Por ejemplo. qu resultados diferenciales se producen en los procesos de identidad variando el tiempo de internacin; y prin- cipalmente, qu consecuencias acarrea -a diferencia de lo que sucede en el asi)o psiquitrico- que el paciente pueda hacer uso de algunas de sus capacidades adul- tas: participacin en la organizacin de la ins t i tucin, empleo no-planif icado de cierto tiempo libre, por ejemplo. Qu consecuencias intrMuce la afiliacin vo- luntaria en una institucin versus la afilia- cin involuntaria? Esta pregunta est centrada fundamentalmente en cmo en- frentan el estigma social los internos in- voluntarios, por ejemplo los "locos". Pensamos que la comunidad terap6u- tica representa una experiencia pri vi l e giada para dar respuesta a estas pregun- tas, mediante la observacin sistemtica y evaluacin de los datos relevantes. Por ltimo, esta discusin, como por lo dems, cualquier otra, nicament ser fructfera salvando las desvirtuaciones que invariablemente amenazan una tarea cientfica. Por un lado la verbalizacibn librada a s misma, conjuradora de tolu- ciones de palabra, por otro la impotencia de la acumulacin emprica que no per- mite a la experiencia perdurar. Reivin- dicando la eficacia de las operaciones que practica sobre la realidad, desdetia la con- ceptualizacin y se automolimita a "ges- toc" que &lo son capaces de repetirse a s mismos. Confiando en la posibilidad de superar estas desvirtuaciones hemos tomado l a ~niciativa de esta polmica e insistimos hoy en ella. Miriam Chorne Beatriz Grego lrene F. de Kaumann l. Ricardo Grlmron. '<Cerca de lar coms nidadea tcaPp6uticu". Loa Libma, N 15-16, -o-febrero 1970. 2- %ving Gothnan. Intemadoa, Amo- uortu, ed. 1970. 3- Ricardo Grlirwn. <'La comulljdad te- nputica Y el hospital pEi(iuiitrico*'. Revt t a A W n t i ~ de Pskologfa N08. muu> 1970. Buenos Aires. t J Por un lamentable error, en el n4rnem anterior se omiti el nombre de Ricardo W. Grimson como autot del artlculo "Cerca de las comunidades teta@uticasw. i A CIEN ASOS DE Le& CO NA Lenin: Cual es la, herencia de la Comuna? Han pasado cuarenta aos desde la En un principio se trat de un para aokstar al Pars revolucionario), proclamacin de la Comuna de Pars. movirnienh muy heterogneo y con- esta coailcirjn hurguesi logr enfren- Segn la costumbre establecida, ef km. 53 l se adhirieron tambin los tar con el proletariado parisiense a proletariado francs honr m mtt- g a ~ i o w, con la esperanza de que la los a?-acadcis campesinos y a la nes y manifestaciones el recuerdo de #muna reanudarja la perra contra peqwca bwguesa de provincias, y los hombres de la revolucih del 18 for; alemana, Il&dola a un ventu- rodear la mitad de Pars m un de marzo de 1871. A finales de mayo r m di - ~~f nbc~, LO apoyaron astmis- c r wf o de hierro (la otra mitad haba volver a llevar coronas c!e flores a las t05 p q u e 5 ~ comerciantes, en sido -do por el ejrcito alemn). tumbas de 10s fxitnfnu~rds fusiladm peligre de rvina ci no se aplazaba el EP ;lIoun;ls grande ciudades de Fran- durante la terrible "Semana de Ma- m las teras vencidas y de fm cia (Ma~sdta, tyon, Saint-Etienne, yo", y ante elras volver a jWar que d ~ i t e r m rjPv?tngdos (aplazamiento Oi j m v otras), los obreros tambin luchar sin descanso hasta lograr el qe les n wb a e: pbi emo, pero que in'wtaron t cmr el poder. proclamar pleno triunfo de sus ideas, hasta dar la Comuna les mndi i >) . por ftimo, ta Comc~na v acudir en auxilio de c ~ E ~ I cumplimiento a la obra por en un comipn7o embin simpatiza- Paris, pero estos intentos fracasaron ellos legada. ronen ciwu v d o con l los republi- rpi damte. Y Pars, que haba sido Por qu6, pues, no sblo el prole- canos h: pes~s, temrosm de Que la e! pr i nmo pn enarbolar la bandera de tariado francs, sino el de todo ot reaccionarla Asmbl a Nacional (los la ikurreccin proletaria, qued mundo, honra a los hombre% de la "rumle", tos s I v ~ ~ D ~ terratenientars) abandonado a sus propias fuerzas y Comuna de Pars como a sus pi.ecur- restabfeciesen ia mnmquia. Pero el mncienado a una muerte cierta. sores? Cul es la herencia de 18 papel ftrn&?rnPrrtdt en este movimien- Una revolucin social. para triun- Comuna? tn lo dmernpea:on, naturalmente, br , necmita por !o m n m dos condi- La Comuna surgi s~ont6fle3- l os obreros (sobre todo, los artesanos a o w : uc, aito desarrollo de las mente, nadie la prepar de un modo p~rk~ensesl, enre los cuales se haba fuerzas productivas y un proletariado consciente y sistemtico. La dsgra- realizado en los ltimos aos del pr~parado para ella. Pemen 1871 no ciada guerra con Alemania, las tortu- Segundo imperio una intensa propa- se dio ninguna de estas condiciones. ras del sitio, el paro obrero y la ruina ganda socialista, Mando incluso mu- El capitatismo frands se hallaba an de la peqMa burguesa, la indgna- &os de ellos afiliados a la Interna- pom desarrollado, y Francia era cin de las masas contra las clases c i mf . entonces, en to fundamental, un pas superiores y las autoridades, que %lo los obreros permanecieron be peqtrea huryest'a (artesanos, haban demostrado una incapacidad fieles a b Comina hasta el fin. Los campesinos, tenderos, etc.). Por otra absoluta; la sorda efervescencia en el repubficanos burgwz&s y la pequea parte, no exista un partido obrero, y seno de la clase obrera, descontenta . bwgtesa se apartaron bien pronto ia cl xe obrera no tena preparacin de su situacin y ansiosa de un n w o deella: unos se asustaron del carcter ni haba pasado por un largo adiestra- rgimen social; la composicin reao -reuolucimario xrciatista &l mv i - miento, y en su mayora ni siquiera cionaria de la Asamblea Nacmal, mion*. rJe su m5cter proletario; cornpmdia con claridad cules eran que haca temer por los destinas de ovc se apartaron de 61 al ver que sus fines ni aj mo poda alcanzarlos. la Repblica, todo ello y otras rrau- estaba m$enado a una derrota No h&ibia una orcjanixin poltica chas causas se conciliaron para Impul- iwitabte. %lo los proletarios kan- seria del proletariado, ni fuertes sin- sar a la poblacibn parisiense 8 la - anoyaron a su @yerno sin dicatos, ni grandes coowrativas.. . revolucin del 18 de marzo, que puso bm ni desmayo, sSlo ellos lucha- Pero l o qr r le falt6 principal mente inesperadamente el poder en fm'k?6 ron y murieron por 01, es decir, por la a la Comuna fue tiempo. posibilidad de la Guardia Nacional, en ma m de la clase obrera y de la pequeb . - - burguesa, que se haba unido a &la. Fue un acontecimiento histrico sin precedentes. Hasta entonoes, d poder haba estado l o genersit en manos de los terratenientes y de fas. capitalistas, es decir, de sus apodara- dos, que constitulan el llamado go- bierno. Despub de la revoluci6n det 18 de marzo, cuando el gobierno Ael sefior Thiers huy6 de Pars con sus tropas, su polica y sus funcionarios, el ~uebl o aued duefio de la si-- ci" y el goder pas a manos del etmancipacin de la dase obrera, por proletariado. Pero en la saciedad W fututo para todos los traba- moderna, el proletariado, avasalhdo ~ X~ OT~ S. en l o econmico pcr el capital, m Abandwlada por ne aliados de puede dominar poliicamente si no y sin mur con ningn a mo , rompe las cadenas que l o atan J 4 G o m m a qua ser derrotada capital. De ah I' que el movimiento de ~i t abl erment e. Toda la Burguesa la Comuna debiera adquirir inevita- fmoe$a, todos los terratenientes, blemente un tinte sociafista, e decir, balsism y fabricantes, todos lar debiera tender al derrocamiento dei $rmdas y pequefa ladrones, todas dominio de la burguesa, de todomi- b e x p W m , se unieron mtra nacin del capital, a la destruccih ck ella. Con h ayuda de Bismarck (que las bases mismas del r6gtmen social ciej6 en libertad a 100.000 soldados contemporneo. franceses prisioneros de los alemanes 30 de &se cuenta de la situacin y emprender la realizacibn de su pro- grama, No haba tenido tiempo de me r nianos a la obra cuando el goberno. afrincfwmio en Versalles y -a& por toda la burguesa, inici fas operaconas militares contra Par (s. ta Comuna tuw que pensar ante tado en su propia defensa. Y hasta el final mismo, que sobrevino en la emana det 21 al 28 de mayo, ya no tuvo tiemd, de pensar con seriedad e? otra casa. Sin embargo, pese a esas condi- ciones tan desfavorables y a la breve- dad de su existencia, la Comuna tuvo tiempo de adoptar algunas medidas que caracterizan suficientemente su verdadero sentido y sus objetivos. La Comuna sustituy el ejrcito perma- nente, instrumento ciego en manos de las clases dominantes, por el arrna- mento general del pueblo; proclam la separacin de la Iglesia y el Estado; suprimi la subvencin del culto (es decir, el sueldo que el Estado pagaba a los curas) y dio un carcter estricta- mente laico a la instruccin pblica, con lo que asest un fuerte golpe a los gendarmes de sotana. Poco fue lo que tuvo tiempo de hacer en ei terreno puramente social, pero ese poco muestra con suficiente claridad su-carcter de gobierno popular, de gobierno obrero: qued suprimido el trabajo nocturno en las tahonas; fue abolido el sisteina de las multas, esa expoliacin consagrada por la ley de que se haca vlct~ma a los obreros; por ltimo se promulg el famoso decreto en virtud del cual todas las fbricas y todos los talleres abamlo- rudos O paralizados por sus dueos eran entregados a las cooperativas obreras, con el fin de reanudar la produccin. Y para subrayar, como si dijramos, su carcter' de gobierno autnticamente democrtico y prole- tario, la Comuna dispuso que la remuneracin de todos los funciona- rios administrativos y del gobierno no fuera superior al salario normat & un obrero, ni pasara en ningn caso de los 6.000 francas al aRo. Todas estas medidas mostraban con harta elocuencia que la Comuna constitua una amenaza mortal para el .viejo mundo, basado en el avasalla- miento y la explotacin. Esa era la razn de que la sociedad burguesa no pudiera dormir tranquila mieritras en el ayuntamiento de Parls ondease la roja bandera del proletariado. Y cuando la fuerza organizada del go- bierno pudo, por fin, d o m i ~ r a la fuerza mal organizada .de la revolu- ciijn, los generales bonapartistas, esos generales batidos por los alemanes y wlientes ante sus derrotados compe- triotas vencidos, esos Rennenkampf y Meller-Zakomielski' franczses, hicieron una matanza corno jams se haba visto en Par [s. Cerca de 30.000 parisienses fueron muertos por la soldadesca desenfrenada; unos 45.000 fueron detenidos, siendo eje- cutados posteriormente muchos & Rennsnksmpf y Me1k~-ZekomWi: tp- nerales zaristas que se hicieron &labres por sus brutales- expediciones punitivas durante l a revoluci6n 1-1907. ellos; miles fueron los desterrados o n a enviados a trabajos forzador. En to- 1 seszan de la hablar? mostrado claramente que la cfasr. obre= debe luchar por su tal, Pars perdi unos 100.000 hijos, emancipa cijn. Las per~ecuciones y entre ellos a 10s mejores obreros de / Primera Xwesnacional O W ~ F Z ~ ~ ~ S me mo s todos los oficios. f? fnfernacional eran comparables a La burguesa estaba contenta. " Ahora se ha acabado con el socia- lismo para mucho tiempo! ", deca su jefe, el sanguinario enano Thiers, cuando CI y sus generales hubieron ahogado en sangre la sublevacin del proletariado de Parls. Mas fueron vanos los graznidos de esos cuervos burgueses. Al cabo de unos seis aos de haber sido aplastada la Comuna, mando muchos de sus defensores se hallaban an en presidio o en el exilio, inicise en Francia un nuevo movimiento obrero. La nueva genera- cin socialista, enriquecida con la experiencia de sus predecesores, cuya derrota no la haba descorazonado en absoluto, recogi la bandera que haban soltado las manos de los defensores de la Comuna y la llev adelante con firmeza y audacia, al grito de " Viva la revolucibn social, viva la Comunal ". Y tres o cuatro aios ms tarde, un nuevo partido obrero y b agitacin levantada por &e en el pas obligaron a las clases dominantes a poner en libertad a los hombres de la Comuna que el gobier- no an manten a presos. Honran el recuerdo de b Comuna no slo los obreros franceses, sino tambibn el proletariado de todo el l9r perjecuciones que sufrieron los pn' mas crisrhnos en la Roma anri- gm. Tambi&n ellos eran pocos al ' c?mienzo, pero los patricios de Ro n a h eb an sentido instintiva- mertre que si triunfaban los cristia- ' nos, swa la prdida del imperio , romano. Las penecuciones romanas , no slvaron el Imperio; en nuestros dias, !as pemecuciones contra la j Internacional no podrn salvar el e esedo de c ms existente. l mundo, pues aquella no luch por un objetivo local oestrechamente nacio- ml, sino por la emancipacin de toda la humanidad trabajadora, de todos las humillados y ofendidos. Como combatiente de vanguardia de la revolucin social* la ~omuna se ha ganado la simpatia en todos 10s lugares donde sufre y lucha el prole- tariado. El cuadro de SU vida Y de su muerte, el ejemplo de un gobierno obrero que conquist Y retuvo en sus manos durante ms de dos meses la capital del mundo, el espectculo de la heroica lucha del proletariado y de sus padecimientos despus de la de- rrota, todo esto ha levantado la moral de millones de obreros, atenta- do sus esperanzas y ganado sus simpatias para el socialismo. El tro- nar de los caiones de Paris ha desper- tado de su sueio profundo a las capas &S atrasadas del proletariado y dado en todas partes un impulso a la propaganda socialista revolucio- naria. Por eso no ha muerto la causa de IaComuna, por eso sigue viviendo hasta hoy da en cada uno de noso- tros. La causa de la Comuna es la de la revolucin social, es la caus de la completa emancipacin pol itica y econmica de los trabajadores, es la cducadelproletariadomundial.Yen este sentido es inmortal. V. 1. Lmin ' ............................. 1 Marx evoc luego la revolucidn I de Febrero y record que este movi- mienra haba sido apoyado por una fraccin de la burguesa contr? el p8mFwtrdo Wbernante. La revolucin ' de Febrero Aaba ofrecido a los obrt?ros S610 promesas y lo nico i que him es reemplazar un equipo En 1870, Io guerra f r mc o - o ~ a - m habia impedido a la Asociaubn Internacional de Trakejadores reati- zar su con- anual. Tras el apfas- famiento de la Conuna de Pars, el Consejo Gmr a ! "0 slo r ~ v o que organizar tareas de smorro en fevor de los refugiadm franceses, sino que debi enf r en?~ una aisis imericr a mo consecuencia de ~ Q S mqi~es lanzados por algunos miembros in- gleses contra Marx, autor del L l m miento sobre kq guiomcvil en Frm- d. El 25 de julio. y de aaierdo a la proposicin de Enpl s , se decidi realizar una conferencia de l ea Inter- nacionai en Londres para considerar fundamentalmente el problema de la Alianza de le Democracia Socialista. La conferencia se realizo entre el 17 y el 23 de setiembre de 1871. Dos das desws de su clausura, e\ Consejo General organit6 un M- quete para conmemorar el sptimo .anivwsrro & la t~ternacianal. El d ia r I o neoyorquino, The World, +blic un in+orne de l a reuni6n en su edicin del 18 dp octubre. Lo que reproduce es un fragmento e , informacin. Londres, 26 de setiembre - ... M, , fu, &pido pm; de: n~ por aclamecin. Los sitias de hnor fue- ron owpador & la siguiente mane- ra: a la derecha del p&d?nte, e! general Wroblewski y a su zqurrda el coronel Dom&alvski, knnsfno del genenrl Dombrdwski, mi do du- rante la Comurae. A sus kdbs ma - 1. Dombmw&a, pmf Dotaen ' h wf ? ? h de la clase dominante que rttc rnoh?mrnrp Irmib'o :on p@f orrt>, Le i n w r m i h de Junio ~on. mmt r e, en arno de los com- bates de la Cnmunn. j ,%&;a sido una ~ & / i b n contra toda i. M n Finnlet. qhnm hn@rn j c / m dominante, ir?chlso cmtra la readente m Porrs, mwmbro 8ef Consejo de la Inremocicitl y, ftaccibn m& radical. Los trabajado- miritz- del Tntfiajo dum..t- ef Cobtemo de ia Comuna ' nir is>e m 1848 hsbian llevado al 1 poder b hcunbms nuevos, sintieron 3. Eugenio Vatin, ?O& ptlrtc m , 10 c m&n de la JntemacicmXt i i mt i nt i menh. que fueron traicio- y, ms tarde. en h insunrcciiirt de Com,rnq en ,a rndm Y me hablan cambiado un lucha j -o te opresores por otros. El ftitno movimiento fue le Co- ban /as wfloritas Mm. Ef man~; muna y fi@ el n ? ~ gran& de todos; 130mbrn-i corrd trsn l a q i r i o n e s sobre el asunto no la carne que pdrb we en M a n diferir: la Comuna fue la toda sr no hizo m& que m ; - conqur& del poder poltico por la pulw un cuchillo. d e obrera. Le Comuna ha sido &$to de mchar malentendidos. ............................. El discurso &I presid8nte f i ~e La C ~ ~ a no Pudo fundar una cono jnm&ia;b a forma nuwa de gobierno de clase. se Al destruir las cmdiciones de opre- por h h r ia siid" existentes y a/ transferir todos d d a : alguien pmj d[r I" #&OS de t d j 0 a los trabaja- en, el & , , , & edad, gws &res productivos lfonando de esta Hablando de ,a tnhemb m r a a todos lar individuos fsica- cjma, Sarhrvg que el gran gxito m e aptas a tmbaiar para vivir) se hasta ese momento haba cwwl aa- M a destruido para siempre la b8se sus esf uem, se **i8 a +-i rmm- * toda d o mh c i h d clase Y de cias sobre las cuales los miea&@ tod$ og>nesin. Pero p r a que se pue- no paeeian poder slguno, Jndmk - & kikigr a cabo tal cambio, ser fundacin de la I ~~wwG- cK, ~ era nax&uia une dictadura del proleta- rado, y la primera condicicn de tal dP cimmfBnEk' IW &tadm es la exismncia & un ejdr- era Pwucm de )m 6' &o pfo&tsna ias cI8ces obreras quienes estaban pamtCi@m& en fe misma. No era el wit% &? wrt &~t & conquistar en el campo de equipo de pol t i m hbifes: hdas bsntlta el dwecho a su propia eman- los polricos del mondo n?unidos, c pi n. La tarea de la Internacio- no hubieran podcto la situ& nsl consiste en organizar y coordi- ci6n y las circctnstmcias que eran m%r las fmils obreras para el fu- necesarias para mequrstr el xito & N f O comba&. ............................. la l n ternaciwl. La Internacional m hb;a propa- gado ningn credo perri cut. Su BIBLIOGRAFIA tarea consista en organixar /as fuer- &N OIS?ELLAMO ras de la clase obrers, unir y CODF. George~ Bourgin, La comuna, EU- dinar /os diversos movimienfm c)W DEBA, Bs. AS. 1962 ros. Las circunstancias que ayudaron Albeft OHivier, La comuna, Alianza, en tal medida al desarrotlo as !s Madrid, 1967 lntr?rnacional, eran las candicimes H. P. O. Lissagaray, Historia de la i? los trabaja don?^, cada vez ms Comuna de 1871, Artiach ed., Ma- explotados en mdo el mundo. Ese drid, 1970 era el secreto del dxito. LOS acm* Cartas Marx, La guerra civil en c;mientos de las ltimas semmaa Francia (varias ediciones). LOS LIBROS, Mano de 1971 los libros Libros distribuidos en Amrica Latina desde el 16 de diciembre al 15 de febrero de 1971 ANTROPOLOGIA Viktor E. von Gebsettel, Eughe Minkowski, Emi n W. Straus Antropdogla de la alienacin Trad. de Sof la Elisa Lecca Monte Avila, Caracas, 177 Mgs. Minkowdti: "Estudio psb dgi co y andlisis fsnome- nolgico de un caso de ndmcol k esquizofdnica" (1923). Von Gebmttd: "El mundo ok/ mancasta'' (1938). Sheus: "Estesio- l ogi a y alucinaciones" f 1948). Tras ensayos fundamenta- les wyas lecciones antici- padom se mvelan hoy como sorpmdenter Jean Servier El hombre y l o invisible Trad. del frands de Jorge Cruz Monte Avila, Caracas, 421 pgs. El aul w de Historia de la utopfe vuelve aqui a po- ner en enmdIcho al gvm da los dogmas en que se unda -bastante mal a su juicb- h cviIizaci& ay:- danml, y, en primer tdr- mino, el evolucionismo, popularizado en nuestro ti.- debido a la obre de Teilimrd de mr di n. &forme a w exposicin, todos estos sistemw y ceo- ras pedgwn un solo fin: calmar l a angustk, del hombm bhntw aislado del resto de la humanidad, jummficer & algn modo w mima ARQUITECTURA Eduardo Sacrisfe Charlas a principiantes EUDEBA, Bs. As., 16t pbgs., $ 18.00 Geoffrey Scon Arquitectura del humanismo Trad. del ingles de Jos4 Luis Cano Tembleque Barral. Barcelona, 209 pgs. Un estudio sobre la histo- ria del gusto. Primera edi- cin asp&oh & este estu- dio apamcido wiginaria- mente en 1914. BlOG RAF IAS - Bi an Crozier Franco, historia y bi ogaf le (Tomos l y 11) Trad. del ingles de Joaquin Esteban Erruca Novelas y cuentos, Madrid, 427 y 383 pgs. resp., $9.00 c/u Le tesis del autor es la si- gviente: que el gabierno que ascendib al poder a la ca/da de la monaquia "debib haber vRto que d Estado estabe en quiebra y debib haber escuchado ias adwmenciss de Franco acudiendo al Ejrcito pwa restabkcer el o d n . Un pwiodo de celme, an a costa de ums cuantas vi- des (sic) hsbria podido evimr la terrible tragedia que sigvib. Incluw, irni- camente, habria podido ahorrar el prolongsdo pe- rodo de gobierno wt or i - mrio que Espalia ha teni- do con Franco". Vale decir que U no hubiera existido el Frente Popular y h revohcib, espdlola. q u i d Fnnco no lnrbiara sido necesario, verdad &a que no requiere les 800 Mi nas que dedica el autor a demostrarle Anatoli Lunacharski Semblanzas de revolucionarias Trad. del ingles de Pedro Scaron Marcha. Montevidedo, 177 pgs.. $ 7.50 "Este vokrmen , sem- blanzas pertenece, . natural- mente, al grupo de los textos explodvar da1 au- tor. . . Le mayor p e a dc aqu6flas a qumnes Luna- charski rinda tributo, an hoy son 'personas inexit- tentes' en la URSS. L a rinde tributo a w manera, afectuan, y sin emhrgo imparcial, retratndolac tanto en ws puntos fuer- tes como an los flecac ln- cluso a Lenin, que ya nb be en su lecho de sgank mando se publicb b Sek- blanza da Lunacharski S& b a 61, no se le -be, como el San Supermen de la leyen& oficial". f l s w~ Dwtscher) CIENCIA Pino Donizetti La revolucin de la ~i i d0 r a ~ r a d . 'del italiano de Marla v Vctor ~ensavlle Monte Avila, Caracas. 208 *s. Sobre el tema de lar anti- conceptivar l* pe. aspectos anatbmicos y ft- sionmkxx 2de pea: res t i moni os dirsctos m- @dos por el autor. Kopal. Lytteton, Urey, Mac Donald, Opik, Gregory. Johnson, Lowrnan, Mayar. Berry. Malina. Le luna y el hombre Trad. del ingls de Francisco Gonzdlez Aramburu Siglo XXI , MBxico, 183 pgs., $ 13.44 "El ortgen de la /une", "Wcologia lunar", "Medi- cina luner*', son algunos de los ensayos reunidos por un gnrpo de especialis- tas, en torno a la luna y a las asomluosas posibili- dades que wr wn de sus recursos P. B. Medawar El arte da l o soluble Trad. del ingls de NBstor Alfredo M lguez Monte Avila, Carecas. 214 pgs. Recopilecibn de ensayos que exponen las idses del autor, Premio Nobel de Medicine 1960. sobre Is cmtivi&d y la ori@m/i- dad en k ciencia -arte de lo soluble por compwa- cin con la politica, arte de lo posible- as/ como sobre las coneximes Igi- cas entre el pensamiento c d o r y el pensamiento critico. Gerold Stahl Al explorar el infinito Universitaria de Chile, Santiago, 108 *. Gordon Rattray Taylor La revolucin biolgica Bruguera Argentina, 6s. As., 288 pgs. $18.00 CRITICA E HISTORIA LITERARIA Emilio Alarcos Llorach Estudias de gametica funcional del espaol Gredos, Madrid, 253 pgs. Estos estudios anticipan le Gramdtica Emt i oh da Alarcos Llorach. Indegs- ciones de lingistica e avctural mraspecto a valo- res y funciones de las distintas carsgories gama- ticales. Drnaso Alonso y Carlos Bousofio Seis calas en la expresibn titeraria espaiola (prosa-poesa- teatro) Gredos, Madrid, 442 pgs. Nueva ediciik, ampliada, de un libro ayos aportes a la "ciencia de la litera- tura" no siempre han sido &bidamente cons~derados. . E n m los artiwlac que conti ene se destacan: "Sintapas no progresivos y pluraIi&: tres calillas en la prosa castellana". "Tcticas da los con/irntos pwalelsticw de Rkqver". Cieanth Brooks El misticismo latente en la literatura moderna Trad. del ingls da Estela M. Hechart Nova, Bs. As.. 170 pgs. $5.00 El titulo original. a de- &o de h wa&ctora, es El Dios oculto. El autor. en- ~ Wr a d o &ntro de h 11s- msds "nueva critica uni- d m r m " cm, encontrar- lo detds de las obras de Hemingway. Faulkner, Yeats, Eliot y Warren. Paul Dewx>uzis Cervantes y la ~ner aci n del 98 Ediciones Iberoamericanas S.A., Madrid. 154 pgs. Alberto Escobar La pertida inconclusa Universitaria de Chile, Santiago . 185 pgs. El critico peruano intenta en esta obra, a travs de h eplicacibn concrsta de ws puntos de vkta a wi a r textos hispanoamericanos y ~ o l e s , una metodo- logia del andliws textual. Warren French J. D. Sal i np Trad. del ingles de Nelly Aphalo Fabril. Bs. As.. 245 pgs., $3.90 M. Garcia-Vio Mundo y trasmundo de las leyendas de BBcquar Gredos. Madrid, 288 m. Las leyendas a~l i zedas a travs de sus consmntes y la concor(+mcia entm di- chas narraciones y el resto' dc la produociik de BBc qver. Zunilda Gertel Le novela hispano- americana mt empo- rdnea Colurnba, Bs. As. Jakobson, Tinianov. E ichembaum . Br i k . Shklovski, Vinogradov. Tomashevsk i. Propp Teora de la l i wat ura de l a formalirtar ru* Antologa preparada y presentada por Tzvetan Todorov Trad. del f r a h de Ana Maria Netol Signos, Bs. As., 235 pgs. $17.00 Tkxtar sekccions&s del mdo impwtmte movi mh- 00 de critica litmrmb de que a mgamemoria. No4 Jitrik Ensayos y estudios de lit8ratwa ergntina Galerna. Bs. As.. 252 pgs.. $11.00 Este nuevo libro de Jiwik n x h ensayos y estudios de literatura a r g n t h : Cbmbucems, &ir-, Gi- vez, La generacib, &/SO, El procaso & nacionsliza- ci6n & la literetum, atc., que fueron publicad& ori@mriamente en di- revmis del peis y da1 ex- aanpro. Incluye a&m& un emy o sobre: Para una lectura de Facundo constituir el prblogo & le edicibn da1 Facundo & Swmisntv que pbl i csr i Casa de las Arnr~cas en u/&. -- GONICAS Y DOCUMENTOS Dorn Heldrr Cmara Pobreza, abundancia y solidaridad Zero, Espaa, 48pSgs..$1.20 ' Alocuci6n dc HI Ms r uC m ~ . . obispo , Recife. en BI&a y Fancia. Helder Cdmara - A. Fragoso Ewng~l i o y justicia Zero. Espaa. 50 m., $1.20 Reporta* dc " P r i m P!a- m" a Heldw (%mara y diser tecibrr de Fragoso (obispo do Cuatsns, Bras.'ll en Be10 Horizocte. Carlos Flores Marini Casas virreinales en la ciudad de Mdxico Fondo de Cultura. M6xic0, 117 pgs.. $ 8.16 Angelo Maria Ripellino Sobre literatura rusa Trad. del italiano de Antonio Pigrou Rodr guez arral, Barcelona. 304 *. El autor, erpscielism en kngva y lieretura N=, nos introduce aqu al uni- wrw &? Awzhavin, Push- kin, Lsrmontov, Tintchm CWjw,' Blok, h t e m k . Maiekovski. Une &? lat wmi r i mac i m mSr wer- m& y compmnsivw so- &m el tma Mauricio Rugandas Album da qa@ tpico8 chilenos Unimrsitarie de Chila, Santiego, 68 *. Izqubrdw y dsnchas en Ad r i c a Latina Seleccidn y comentarios por Carlos Machado Patria Grande, Mont evW, 165 pgs., $ 5.00 Oocumwl*# y textos. La mw& histrka &? une np.611 &1 mundo que est descubrirndo ru p r wh voz. Los tertimoni# q w deswbren lar huellas y mzm d camino a tran- dar. ECONOMIA R. G. D. Allem T#iir macro- econmica ~ ~ ~ 6 n mrn(tia) Trad. del ingls de Jod Luis Barinege Aguilar, Madrid. 31 6 p8es. $ 43.50 Mijeil Bor Objetivo, y m(todos & Ir planif i&6n swl i ca Trad. del ing* de Deniel Lacalla Ciencia Nueve. Wr i d . 309 *.. $25.20 Howard S. Ellis Compsndio & r c a r d a ante-, vd. I Trad. del ingls de H. Willsr y A. A l m z Luyl la Aguibr, Madrid, 534 w., $ 26.00 Bernard F. Haley Compendio de Economa Contempo- rhnaa. vol. I I Trad. del ingls de Luis Guereca Tosantos Aguilar. Madrid, 524 pgs.. $ 26.00 Pierre Jals El tercer mundo en la economa mundial Trad. del frands de Francisco Gonzlez Aramburu Siglo XXI, Mexico. 197 pgs., $20.16 Sntesis & enorme utili- dad acerca &? la economk del Temer Mundo, por uno &? los e&oecre/istRt mds importantes en el tema. Un libro que entra en la wtegora de los / l e d o s de "Conrulta" pero wya frecuentacin &e& mr -insblitame~te- til. Carlos Marx Salario, precio y ganancia Organizacin, Bs. As.. 87 pgs. Louis Pehuet olgeniz8cin t kni ca d~ la empresa industrial . Trad: del francs de Franciscu Hortelano Aguilar, Madrid. 732 &S. $46.50 Evgeni Preokazhenski Le nwva cnxnomla Trad.: copia fiel de la vatsin publicada en Le Habana en 1968 Pesado y Presente, 356 pgs., $12.00 UM obr. asrica & fun- damental importancia m el &b a r sovtico sabre la indvItrklizacibrr &? Ia dh& &?/ 20. Sus endlirir anti ci pn wluciuws que economistas taies como Young, Raornstein-Roda, Nurkw y Rebid,, cbmen- zwon a fgrmuler en ros l t i ma Mor mpecto de la indutbrhlitsin de los p a l a wn d k n mr Carlos Rhcm Mmwl da Umos d, produCci6n wnadaror Difusin, Bs. As.. 253 *., $25.00 &rai d St um El Fondo Monetario m Amrica Latina Patria Grande, Mqntevideo. 80 P&P., S 5.00 Un & l a elbctw mpti vac ck los planes &1 F.M.I. subm le econom L k t i n m m n m n ~ a qw m li- mita a los comum Y . P- POCQ hedtos nuwor y un miucidb m- an&l @&rico. Varios Amrica latina. Ciencia y tecnologa en el desarrollo de la sociedad Universitaria de Chile. Santiago, 206 pgs. ENSAYO Alex Comfort Los fabricantes de angustia Trad. del ingls de Eduardo Goligorsk y Granica, 0s. As., 22 &s. Sergio Cotta El desafio tecnolgico Trad. del italiano de Maria lrene Viggiolo de More EUDEBA. Bs. As., 201 pgs.. $7.00 Msditaciones sobm nuestra &me &l ectual prohwr de Filosofa &l Demho de l a Universidad de Roma. AgMrt el I I Galerna, Bs. As., 115 pgs.. 8 12.00 cL)mpilado por Juan Ur - 10 Kreimw, se ofrece un exhuudivo panorame &? los N m s populams en la A r p n t i ~ actual a travs & une document&8 in- formaci n, testimonios meles y &fEcar. El punto & pertida para el trabajo es explcito: la nueva m3- sica "mrmite un nuevo tipo de comunicacin': ' Paul Lafargue El derecho a la pereza Trad. del frands de J. W. Noriega Galerna, Bs. As.. 115 &s., $3.80 Nuwa edicin (y nueva traduccibn) del famoso en- sayo del yerno de Marx. Lefawe, nacido en Cuba m 1842, fue el primer di put ado socialista de Fremm. Lawrence Lipton Le raiolucin er6tica en las arms Trad. del ingls de Ana Weyl and R~dol f o Alonro Editor, m. 4s.. 101 p8gs. Alicia Nydia Lehourcade La creaci6n del hombre en las qan&s religiones de Ambica pmcolombina Ediciones Cultura HispBnica, Madrid, 186 pgs. Margaret Mead Cultura y compromiso. Estudio sobre la ruptura generacional Trad. del ingl6s de Eduardo Goligorsky ' Granica. Bs. As., 134 pgs. Otra vez sobre las genera- ciones como categoras que trascienden las estruc- turas sociales concretas: la historia al margen de la historia. Miguel Rojas Mix La imagen artstica de Chile Universitaria de Chile, Santiago, 158 pgs. Miguel Angel Speroni Mequiavelo Rueda, Bs. As., 196 pgs. Meditaciones alrededor del autor de El Prncipe. Henry David Thoreau Desobediencia civil Universitaria de Chile. Sentiago. 84 pgs. Jorge Waxemberg La asctica de la renuncia . Emecb, Bs. As.. 149 pgs., $ 6 2 0 Risieri ~r ondi zi El yo como estructura dinmica Paids, Bs. As., 191 m., $8.00 Reedicin, con algunas modificaciones, de Subs- tancia y funcin en el pro- blema del yo, aparecido originalmente en 1952. Una de las obras mds des- tacadas del ex rector de la Universidad de Buenos A ires. Aladair Macl ntyre Historia de la (tica Trad. del inals de Roberto ~ u a n Walton Paids. Bs. As.. 259 m., $ 29.50 Desde os sofktas a N ~ Q - che por un ex profesor de filasofa social de la Uni- vem'ed da Esrex. HISTORIA Otelo Borroni Roberto Vacca Le.vida de Eva Pern Galerna. Bs. As., 348 pgs., $ 12.00 La presente investigacin periodstica constituye el primer intanto de explorar sistemticamente la vida de uno de los mitos ms controvertidos de la Histo- ria Argentina contempord- nea. A unque poldmico, este trabajo rewonde a las exigencias de una metodo- loga rigurosa cuya princi- pal meta fue la obje- tividad. E. H. Carr 1917 antes y despues Trad. del ingls de Jos Santos Tembleque Anagrama, Barcelona, 201 &s., $ 12.60 Un libro compuesto de ar- tculos, prlogos y comen- tarios, pero donde apare- cen las caractersticas fundamentales del ms grande historiador de la revolucin rusa, con todas sus dotes de equilibrio y de pmdencia histrica. Adolfo Dorman Historia de la industria argentina SolarIHachette, Bs. As., 400 m. Un "Cl8sico" de la biblio- grafa referida a la historia econmica argentina. Esta nueva y remozada edicin actualiza el libro original al refundirlo el autor con otra obra suya hace tiem- po agotada: Evoluci6n in- dustrial argentina. Moiss Gonzlez Raza y tierra. La guerra de castas y el henequn El Colegio de Mexico, 392 pgs., $ 16.20 Nuevo aporte a la historia del Yucetn. Se incluyen dos 8pBndices: uno esta- dstico y otro documental. Jaques Lafaye Los conquistadores Trad. del frands de Elsa Cecilia Frost Siglo XX-I . Mxico, 242 ptigs., $ 13.44 Dos posiciones totalmente opuestas se han mantenido durante cuatro siglos para juzgar la Conquiste de Adr i ce. Desde el hfati- geble Padre Les Casas, has- m historiatores y emlo- gas modernos juzgan ese proceso como un emoci- dio-genocidio destructor de culturas y de hombres y que se prolonga hasta nuestros das con el exter- minio de los p&os sobre- vivientes autctonos de nuestra Amdrica. Pera otros, esa "leyenda negra" pretende ocultar une psta heroica, cristiana y salva- dora, cumplida por la Europa renacentista. Jec- ques L, faye, joven histo- riador francs, ofrece un resumen ohjetivo del pro- cesa que hab,a de revetar a Europ;; un continente nuevo, violt~co por la fuer- za y por la ;..?rucia. George Lichtheim Los or genes del socialismo Trad. del inglbs de Carlos Piera Anagrama, Barcelona, ! 294 pgs., $ 18.00 k Una historie de los or* nes del socialismo hsota 1848 realizada con rigor e inteligencia. Una amplia bi bl i ografa incorporada en las notas lo conviwte en un libro til y de con- sulta obligada. Manuel Rabanal Espaia antigua en les fuentes giegas Gredos. Madrid, 221 pgs. "Una seleccin de textos griegos antiguos referentes a Hispania. Unos comenta- rios en forma de introduc- ciones, de resmenes temticos, de notas di= muy diverso contenido fi- lolgico, y tambin un ndice-estudio de topni- mos, antropnimw y pn- tilicios. Tal es, lector, la materia que ocupa lar p6 ginas de este pequeno libro" (Del prlogo). 1 HUMOR Sacha Guitry Las mujeres y el amor Trad. del francs de M iguel G imnez Sales Edisven $.A,. Barcelona, 203 pgs, LITERATURA EUROPEA Y NOR- TEAMERICANA La confesibn Trad. del francs de Jorge Cruz Monte Avila. Caracas, 450 &s. Viceminrstro de Rel mb nes Exteriores de CheM>es- lovequb de& 1919, el aut or fue detenido en 1951 y juzgado en el f e moso proceso cont ra Slansky. Condenado a tm bajos forzadm en copbns perpetua, fue rehabilitado h T ORGANIZACION Solicite cualquier LlBRERlA AL sERwclo llbro anunciado en esta revlata PILOTO DEL LIBRO Boletines pdriddicos ARGENTINO de informacidn La primer librerla (No se atienden Cwilia de Cweo 234 volante de pedidos de la Argentina) Suc. 12 B w m Aires Amrica Latina Argentina i . LO6 LIBROS, lYIaao de 1971 33 en 1956. El l i ko mlam al m i s m o implacable cpe triturb a 10s mejores mili- mnms &?/ movimiento m- voluciansro dumnm el stolinirmo. Artur London La conferi6n ii'Aveui Trad. del francs de M. Angel Ayuso. Madrid, 522 &s.. S 19.80 El mismo libro, en um treaticci&n singukrmente empobrecida han Giono Angclo Trad. del tranceP &-* "' Eva lribarna Dietrch Monte Avila, Caracas, 177 Pags. Publicado wi pi ~l mr nt 8 m 1958, esa obra mues- 88 el " * p i m . r r do" k algrnas & lar prmnajes mdr cdkbres &? Gimo. UM k las f i gvm c@t.l.s b la linmtura frmcem. Ercole Pani La incre ibb aventura da Ernesto Trad. del italiano de Stefana Ayo Monte Avila. Caracas, 175 p6gs. Rebfos, mcwrdoo, f!rsp montos k diarios, Mulos iswatw & ambimas y k p e m Uru 8ntoIoga -1 k si mkmo. Po- pu- por el wt or de Las mujeres. Mara Teresa Le6n Memoria da la m8imcol e Losada, Bs. AS., 331 * Los muerdas -#mar & ternura- da ia cmoci k escritora erpcoh. D8 Nwv8 York a Plkin, k MoscaSmnJoddsCoe m Ri a; &R. todo b Bumar Ai m. don& vivi kuna 23 aoc. y Rom, don& m#&? atualmsnm. GuWme Apollinaire El mfin, falso mri m o historias y monturas del barn D ' O r m Fedor Doaoievski El cocodrilo Introduccin por Edwd Bayley Cabtsyud-Des, 8s. AS, 126 pgs.. S 3.90 S i m e de Besuwir La wjez Trad. del franch de Aurora Bsmtdez Sudsmericsna. 0s. As, 677 w.. S 18.90 Yx* q m la, hanm -do -*,*,I rente w .did pamr a implicwia UM c onr n~~~~t i n mdicsl. Impwb4 darm at e laulmdb con d ~ n w rrfwmm ICmiarkr que &- bran intacto el w s a m m r . s ~ ~ , g w r c k ~ c u c dsda#, oikncio rokr b cvr r t i h; por eso es pmi - so quebrar er $kncio". lmp90bIs mducci h. Gustavo Adolfo B*uer R i m y ley& Introduccin y notas de E. F. Lwa Difusin, 6s. As., 319 &S. Lobssng Rbmpa Avivando la llama Trad. del i n g k de Rose Albert ni a& la prhnrar 8tt& Y=, dffw- W -m 4 @e y kr hito8 & U- d, kr mwv8doI.r d 8 - dor&l 8~8&mWh A. S. Neill Hija on likrtd Trad. del ingls de Eduardo Goligorrhv Granica. &A* 230 p(gl. ~l wt or &f p&oonocsr m "SwnmrHJ: & G m &m&, U robril d M ~ ~ i p k 6 h absoka r k Mo O +61o condci- W 81 &&O IQ 0- isaei sctdfler Rasas y cm!i ow del conocimiento Trad. del ingls * Si kb Costa M, %.A% 144 * LA, i nento & hW- dn a h -8 && d pr mo b VRm #&uc hd Sursna ~i mi sn de MOI~MI El dtodo mw- m la rml bnza ch la hittorb E*&, 179 p&s, S 792 Uwpnopuao- mk o n &a wa d , h hstor4 irmnD, m hP ~ u p r k n c r i , ~ m b wi k. dr rrr niirtodcr PLASTICA Rayrnond Cogniat El mt i duno Trrd. ckl frmdh d. R. Santos Tonoella Aguila, Wr i d , S 3b Philippe Dwdy El Jdo XVl l T d . &l M& R. gnt, ~ ~ d b Aguibw, Wid, 2 v o l ~ , S 70D CWe El siglo Gay XVIII Trad. del fmnds de R. smtw Tonwfb Aguila. Msdrid. 2 0 8 ~ . S 3 5 POESIA ~dkl Al bati sob. la h @Ba Lbre de le Sinera. B a wh , 101 *. S 5,40 Al Al- canto mumador E-, Br A*. 78 *. S 580 Eduado Anguiw P#rk mri a Unkwsimia & Chik, SantiaOO. 108 OQr Juan Calor Arar* El dt 0 v Ir MllPIOk E n d . Bs. Ar 6 2 i 4 , t 5 8 i ) Jwoe- Lo, in8mtlt.r Ediciones Cu- Hapbia. w a . 51 plOr novdor y W W o d d 96 mro. Armando Ur i b No hay l u ~ w universitaria de Chib Santiago, 56 w. Mari0 V ~ W ~ S L k a Los Mo r Resentecibn de Nelson Oario Universttais de Chik Santiago. 120 P&% "'Esta edici6n & LOS MOS -8chn kc8m &m- U k t n b en idioma &d wtori2.d. pa el prr toda /a p r i r r dr Amrica brin8 en aryo arritwio, con mopcih Cuba, no p u d cW- lar k b l mma o-" LITERATURA INFANTIL A.M. Cocagnoc ~ o a tres ~ r b ~ i s c chl m u r d Trad. del f r wds de Antonio Ji-z Lwdi Aguila, 24 w., S 12.50 PE OAGOG I A A. Glen - J. Dorman Cbno endw e b r e r u m Trad. del ingls de Maria M ~i quei i a N iel Aguibr, Madrid 116p@.. S 6.00 CeWi n Freimt Tcnica Frrkwt de la ascuela modrrnr Trad. del Francs de Juliets Campes Siglo XXI, Mkico - 145 Pgl.. S 8.12 w b n d, & l& Troquel, 6s. As, 215 pgs. Nuevamente en km im presa las e x ~ ~ i o n e s "extr8.s" drl autor & E l tercer ojo. Alexander Sbhenitsyn El pcibell6n dwl d n a r Trad. del rulo de Ins del Campo Ruiz Aguilar, Madrid, 2 volrnemit, S 37.00 nrdvocib> *f libro nnPJrtY,m drl nn- tido do -10 No&/. Julio Verne El l i na Agutlar, Madrid, ' 1.m-:: 991.W 'e Abraham Zak Gimm los bosques sibrlancr Trad. del [ di r h de A. Rosenblum Candelabro. Bt. As.. 450 p8qs.. $ 10.00 LITERATURA HISPANO AMERICANA Josd Mai a A- T o d ~ Im mgn (Tomo 1 y ll) Loda. Bs. As., 273 y 260 pgs. respect. Resdic~n & gn e critor pemno utw b Los ros profundos y El zorro de arriba y el zorro de abqo. abra ptwr>. k prbxima aprici6n. Job Balza Ordmcn. Ejercccios Nomativos 1962/19a Monte Avib, Ceraas, 1 6 4 . ~ 4 ~ . Nbcrdo m el hit8 rkl Ornoco h m 30 rilos, &m& &&e 8s wt or & dor n 0 y . k Mazo Anterior llSS5) y Lago l-j. A c N d M n m: Se- i 1 Tucurnan 1425 1 l I l teoentas palmeras plent* das en el mismo lugw. Mario Benedeni La tregua Uniwataria de Chtk. Santiago, 152 pgs. Susana Bornbal LO prediccin ch Wtn11b6 Lorads. 6s. As., 1 16 pgs., S 4.50 Un nuevo libro b k wm- (k Tres Domi-. Alejo Csrpentter Guerra del tiempo Barral. Barcelona. ' 139 p~9s. Esm cuarto bbo & Qr. pantier, publicado en 1956, a un cojunto &t am a1 qu. w8 dima y abrU(~m. dnikn con k mr t t r i a nur8tivo qcrr la ha canrg. do como uno k loa mlr i m m mar mt4mrn h p a &luu. Juan Fresn Biosutobioq.1 ia dw ~ o r p ~ u i r b p c 6910 X X l. 0s. AS $ 20.00 Un -O ' " d i mt i ~ ~ ~ / ~ to" Mica Csrlor A. Go&k Ferdndez 1998: DscUibr m E m B . Bs. As., 366 Pgs.. S 9.80 Javier Auque Lara Lm murtos tkm sed Monte AVII~, ~arscas, 324 pbp. I nddi t a d u m a quinar dlor ma norrlr a una poyeccibn m lo ti ami 0 dr br knunclrp fomuk &S por al di 6 ~ n n liberal #&u [iritbn: lar hr i bkr 8bu- r* cometida pa un biHno impo9ukr rrnm Ir & 20.000 trabrjmfom en huel p en /a zona b ~ mmr a kl cBkna. Nicols Mancera Los licnnoga Plus Ultra. 9s. As.. 204 pgs., f 8.50 Pr i ma ir>cur&5n en k li- mtvn, nscb gloriosa por cierto, k UM d t t e da & comwc~l ar- pntina Jorge Musto Nosotros, ot r a Monte Avila. Caracas, 133 pgs. Nacido M Monmi ko, di mt w dr l TMWO El G./- M, 81 autor k /as not e lis Un largo silencio, No- che de circo y La decisin nos mmqp ahora esre vo- lumen que rem ri r cuentos Mwio Rodriguez Cuenta ~ ~ n o c i m r r a n - Unimsitera de Chile Santiago. 279 pbgs. Perla Rotzait EI otro rfo Testigo, 6s As. 105 p@. F i t ~ l i r a k l c m r ) OP vanizado por SU&IWF WM M 1m7 E O ~ el /U* do fomrdo por L.apo#o -, G.k* Gwcfa W.t y Augvrto Roa m Tito Santoro ln ~ t t . r r i ~ ~ k J S h o m k a p n ~ a k s c m 8 d a s ) Hachetm. 0s. As. 208 P@. Dalton Trwizwi Nonl w nada ej mpl 6. r Trad. del portugus de Juan Garcia Gaya Monte Avila, Cwacas 208 w. Son k primwrt exprrkn- ciaa d, asa curntrm brr rikAo que r comarao hoy M S &S -0 Matsuo Basho Sendas de Oku Versin castellana de Octavio Pqz y Ei ki chi Hayashiya Barral, Barcelona, 128 pgs. M a t s u o B a s h o (1644-76941, uno de los ms destacados min ;? - ; a- tas y poetas japonc =. @a- ducido por un japons y por Octavio Paz que, co- mo l o setiala en su exce- / en te estudio preliminar no conoce la lengua orien- tal. Universitaria de Chile. Santiago, 258 pgs. Philippe Devillers Lo que verdaderamente di j o Mao Trad. del francs de Prez Delgado Aguilar, Madrid, 284 pgs., $ 9.50 en diversas publicaciones - la m a yora agotadas- entre los que se destacan los dedicados a la epilep- sia, esquizofrenia y, por otra parte. los aportes al anlisis psicosomtico y las experiencias con narco- anlisis. Un libro esperado que permitir reflexionar sobre la obra y la accin ya consagrada de uno de 10s maestros del psicoan- lisis en la Argentina. . Francisco de Quevedo Poemas satricos y burlescos Ll i bre de la Sinera, Barcelona, 121 pgs.. $ 5,OO Robert O. Carleton Aspectos metodolgicos Y sociolgicos de la fecundidad humana Centro Latinoamericano de Demograf a (CELADE) Santiago, 207 pgs. lsaac Deutscher Las races de la burocracia Trad. del ingles de Jos Cano Tembleque Anagrama, Barcelona, 57 pgs., $ 2.70 Tr es conferenci as de Deurscher en la London School of Economics dedi- cadas a analizar por qu ninguna revolucin hasta el presente ha logrado des- articular y acabar con el poder de la burocracia. Luis Einaudi Florilegio del buen gobierno 3rganizaci6n Techint Bs. As.,~249 pgs. Merced a una novedosa combi naci n d accin empresarial y accin ideo- lgica, Organizacin Tech- i nt edita una expurgada seleccin .de escritos del economista liberal italiano Luiai Einaudi, con el fin John K. Galbraith Cmo controlar a los militares Trad. del irigls de Luis Bernard Granica, Bs. As.. 84 pgs. de la Argent i na pas- enigma, de las unidades fundamentales de la eco- noma, de la tanguidad y de Ortega y Gasset. Richard Schickel Cine y cultura de masas Trad. del ingls de Jorge Piatigorsky ?aids, Bs. As., 239 pgs., $ 8.90 Rodol fo Stavenhagen Las clases sociales en las sociedades agrarias Si gl oXXI Mxi co, 292 pgs. $ 13.44 En la poca del despertar de los pueblos coloniales y semicoloniales la atencin de los estudiosos, en los pases subdesarrollados, se desva de los grupos ' Pri - mi tivos" o "exticos' hacia las poblaciones rura- les ms "modernas", ms cercanas a nosotros, hacia 10s campesinos. El autor se propone analizar en qu medida constituyen una masa homognea, o estn divididos en clases socia- les Mario Satz Las frutas Alonso, Bs. As., 46 pgs. Enrique Pichon-Rivi6re Ana Pampliega de Quiroga Psicologa de la vida cotidiana Galerna, Bs. As. 182 pgs. $ 7.40 El inters material -publi- cado originalmente en la revista Primera Plana- es doble: por un lada las su- gestivas ideas de los auto- res sobre el ftbol, la opinin pblica, la infor- macin, etc.; por otro, permite preguntarse sobre la funcin que cumple una tarea de "divulgacin" donde se simplifica para hacerse entender. Los con- ceptos corren el riesgo de degradarse a simples pala- bras creando la ilusin de un saber al alcance del lec- Heckccher Cosio Villegas Mi r Quesada, Brogan, Fainsod Mehnert .Brademas McCarthy El intelectual en la pol itica Compilado por H. Malcolm McDonald. Trad. del ingls de Alicia McGaw Fabril, Bs. As., 161 pgs., $ 3.30 Ponencias presentadas al congreso "El intelectual y la poltica", desarrollado en la Universidad de Te- xas, en abril de 1965 Ernesto Cardenal Homenaje a los indios americanos Universitaria de Chile, Santiago, 126 pgs. John D. Mac Donald La nica mujer en el juego Trad. del ingls de Daniel Landes Emec, 5s. As., 238 pgs., $ 4,00 Guillermo Carnero comp.l Antologa de la poesa prerromntica espaola Barral, Barcelona, 275 pgs. Una seleccin de la obra de ms de cuarenta poetas cuya actividad queda l oca lizada en el siglo XVl l l y primer tercio del XIX, en un intento de redescubrir el prerromanticismo. Ellery Queen Besa y mata Trad. del ingls de Mary Wi lliams Ernec, Bs. As., 165 pgs., $ 4.00 Salvador de Madariaga Anarqua o jerarqua Aguilar, Madrid, 176 pgs.. $ 7.50 Eduardo Gonzlez Lanuza Profesin de fe y otros poemas Emec, Bs. As., 71 &s., $ 5.80 de mostrar las convenien- cias del buen gobierno. . burgus 1 TEATRO l tor ms distrado. "The Times" New Team POLlTlCA En busca del poder negro Al berto I aiiaterro 1 Andr Gunder Frank ( Bruguera ~r gent i na, 5; . As. 356 pgs. $ 15.75 Curso bsico de Alessandro Pi uor no, Luciano Gallino, Antoni o Gramsci Gramsci y las ciencias sociales Trad. de Jos Ari c e lsidoro Flambaun Pasado y Presente, Crdoba, 134 pgs., $ 6.50 Un volumen que muestra las limitaciones de la cr- tica de los althusserianos al pensamiento de Grams- ci. Los autores muestran que el esfuerzo de conbep- tual i zaci n de Gramsci mantiene una au tonoma terica an valedera res- pecto a la historia poltica de Italia. micoanlisis Capitalismo y subdesarrollo en America latina Trad. del ingls de El pi di o Pacios Signos, Bs. As., 317 DAOS. $ 14.00 Jarnes Joyce Exilados Trad. del ingls de Javier Fernc;dez de Castro Barral, Barcelona, 134 pgs. Vladimir Holan Una noche con Hamlet y otros poemas Trad. del checu de Josef Forbelsky Barral, Barcelona, 1 14 pgs. El poeta checoslovaco ira- ducido al castellano. Paids. Bs. As., 324 pgs., $9.60 La tercera edicin del li- bro de Tallaferro insiste en una lectura temtica de 10s textos de Freud que, al eludir la lectura "lire- ral", pone nfasis en orde- namiento cuya claridad es pareja a su pobreza. - PSICOLOGIA Ver &este nmero 1 pg. 18. Antoni o Magaa-Ecquivel Teatro Mexicano del G. w. Al l port Desarrollo y cambio Trad. del ingls de N. Si to y M. Accinelli Paids, Bs. As., 135 pgs. Peter i;ang Rei mut Reiche Modelos de la revolucin colonial (Descripciones y documentos) Trad. del alemn de Carlos Gerhard Siglo XXI , Mxico. 222 pgs. $ 1 1.70 Los autores, miembros de la Li ga de Estudtantes Soc i al i s t as Ahmanes (SDS) exponen brbvemen- te pero con inteligencia, la siglo XX Fondo de Cultura, Mxico, 482 pgs. $ 30.00 Octavio Paz, Elena Garro, Antonio Gonzlez Caba- llero, Hctor Azar, Maruxa Vilalta, Emilio Carballido, Margarita Urueta, Hugo Argelles, Vicente Leero. Juan Larrea Versin celeste Traduccionesde Luis Felipe Vivanco, Gerardo Diego, Carlos Barral y el autor Barral, Barcelona, 335 pgs. La obra potica de uno de los ms destacados inte- grantes de la legendaria generacin del 27. Los poemas escritos originaria' mente en francs se ofre- cen en versin bilinge. C. W. Valenttne Tests de inteligencia para nios Trad. del ingls de Gonzalo Gonzalvo Mainar Aguilar, Madrid, 1% pgs. $ 26.50 Gregorio Fingermann El juego y sus proyecciones sociales El Ateneo, Bs. As. 157 pgs. Carlos Solrzano (comp.) Teatro breve hispanoamericano Aguilar, Madrid, 362 pgs. $ 21.52 Sula Wol ff l Trastornos osouicos del Ur i Avnery Israel sin sionistas Trad. del ingls de. Sara y Hugo Tobal De la Fl or, Bs. As., 244 pgs.. $ 14.00 Avnery, diputado judo en el parlamento israel, de- muestra que es posible una plena convivencia en el Medio Oriente entre rabes y judos, a condi- cin de que lsrael deje de ser sionista. Daniel Lagache La unidad de la psicologa Trad. del francs de Mari t Threse Cevasco "Psicologa o psicolo- gas? " La pregunta del autor es respondida en el ttulo: el conflicto entre psicologa experimental y psicologa clnica es un momento superado de la historia de la psicologa -asegura Lagache. niio: causas y 'tratamientos Trad. del ingles de Manuel Cuesta Rueda Siglo XXI , Espaa, 269 pgs. $ 14.00 Un libro informar~vo y claro elaborado sobre la base de la amplia expe- riencia de la autora y de los trabajos de Spi n, Pia- get y M. Klein. Maurice y Bl anca' ~ol ho Poemas ingleses metafsicos del siglo XVl l Texto original y versin castellana Barial, Barcelona, 181 pgs. Antologa & textos de Donne, George Herbert, Crashaw, Vaughan, Marvell y otros poetas del grupo que al filo de 1700 reno- varon la lrica inglesa y, junto a Shakespeare, sea- laron la superacin del pe- traquismo y la incorpora- cin de un lenguaje vivo y aun coloquial. La selec- cin de Blanca y Maurice Molho va acompaada de un prlogo sobre Donne y su escuela potica. historia de la teora revo- ' Sociales de la Universidad Nacional Autnoma de Mexico El perfi l de Mxico en 1980 lucionaria, desde la teora de la revolucin colonial y de las '%Ideas y ciudades". Insti tuto de Investigaciones Barry Feinbery Ronald Kasrils Bertrand Russell responde Seleccin de su correspondencia(l950-1968) Traduccin del ingls de Eduardo Goligorsky Granica, Bs. As., 225 pgs. VARIO? si gl i X X I . Mxico. 301 pgs., $ 20.16 Bonifacio del Carril El problema pol ti co Emec. Bs. As., 173 pgs., $ 4.80 Harry Levinson Psicologa del ejecutivo Trad. del ingls de Horacio Laurora Un examen prospectivo del desarrollo que proba- blemente tendr Mxico hacia final de la dcada en todas las reas que obede- cen a los planificadores. Prolijo material que olvi- da, sin embargo, dos nive- les: el cambio en las relaciones de propiedad y en el poder del Estado. Eva G iberti Los argentinos y el amor Merl n, Bs. As., 109 pgs. Benjamn Constant Principios de pol ti ca Trad. del francs de Josefa Hernndez Al fonso Aguilar, Madri d. 21 6 pgs. $ 6.30 Paids, Bs. As. 406 pgs. W. K. C. Guthrie Orfeo y la religin 9r iega (Estudio cobre el "movimiento rf ico") Trad. del ingls de Juan Valmard EUDEBA. Bs. As., 285 pgs., $ 16.00 Paul Kielhoz Angustia (aspectos psiqu icos y sornticos) Aguilar, Madri d. $ 18.00 Al do Guglielmone Viva la lata! De la fl or. Bs. As. Dibujos de Quino, prlogo de Brasc. De cmo variar el men diariamente con una buena reserva de ali- men tos envasados. Karl W. Deutsch El anlisis de las relaciones internacionales Trad. del ingls de Eduardo J. Prieto Paids. Bs. As., 243 pgs.. $ 12.40 Un intento de explicita- cin de las reglas que ha- ran "racional" la poltica exterior de los Estados. Una sofisticada utopa, un i ueoo tecnocrtico oara E. A. Peel Fundamentos psicolgicos de la educacin Trad. del ingls de Csar Mai l l o 304 pgs. $ 20.50 Pablo Neruda Las piedras del cielo Losada. Bs. As., 91 pgs. Al fredo Mascia Poltica y tango Paids, Bs. As., 315 pgs.. $ 9.30 Introduccin a los progra- mas de estudio de la Es- cuela de Dirigentes de la Fundacin Galileo, desti- nado a "ayudar a los jve- nes cargados de ideal, ima- gi naci n y proyeccin creativas" en el que se habla de la politica, de la importancia de la empresa, Leopoldo Mara Panero As se fund Carnaby Street Llibres de la Sinera, Barcelona, 77 pgs.. $ 5.4C La nueva. vanguardia espa- ola, por los caminos de Juan Larrea Enrique Vichon Rivi6re Del psicoanlisis a la psicologa social Galerna, Bs. As., 455 pgs. $ 28.00 J. L. Wheeler- Herbert Goldhor Administracin prctica de bibliotecas pblicas Trad. del ingles de Agustin Conti n Fondo de Cultura. Mxico. 603 pgs., $ 48.30 Jessie Berr~ard El juego del sexo Trad. del ingls de huienes creen que los con- Recopilacin de trabajos f l i ct n se resuelven a t r a 1 que hasta ahora haban fs oe la ciencia. 1 permanecido diseminados Roberto 6iiio Paids, Bs. As., 432 pgs Nicanor Parra Obra gruesa LOS LIBROS, Marzo de 1971 Ada Aisenson Kogan 1 ntroducciri a la psicologa (Documentos para su historia, Jos Rafael Paz Psicopatologa. Sus fundanientos dinimicos El derecho s la pereza Daniel Def.ie Enrique Pichon- R ivi6re Cuentos de piratas, crmenes Ana Mara Parnpliega de Qurroga y fantasmas Psicologa de la vida cotidiana Marcelo Pichon-R iviere Otels Bonsni - Roberto Vacm Referencias La vida de Eve P d n Agarrate! ! ! Tomo 1: Documentos para su historia Testimonios de la mrsisa joven en Tomo I 1: Testimonios pase sil historia la Argentina ( 1 lustrado) Ensayos y estudios de literatura Revista Argentinai de Psicologa No 5 Enrique Pichon-Riviere REED1CfONES: Osvaldo Bayer David Liberman Severim, Di Giovanni. El idealista de la violencia Lingstica, interaccin camunicstiva " q.,.*ca m..: - - - 7 - 9 -. (Edicin de bolsillo) Jean B. Fages Rodolfo Bohoslavsky Para comprender el estructuralimo Orientacin vocacional. La &rategia Darcy R ibeiro La Universidad necesaria En Librera Galerna, Tucumdn 1427, Buenos Aires, y en todas las buenas libreras.