Factor Grotesco
Factor Grotesco
Factor Grotesco
Catlogo de Exposicin, 22 de octubre de 2012 a 10 de febrero de 2013, Museo Picasso Mlaga. Comisario: Jos Lebrero. Asesor cientfico: Luis Puelles.
Fundacin Museo Picasso Mlaga, 2012,365 pp.
El Museo Picasso de Mlaga celebra su
dcimo aniversario con una exposicin
que explora el mundo de lo grotesco a
lo largo de ms de quinientos aos, y un
catlogo con ocho ensayos y una selec-
cin de obras de ms de 74 artistas. El
conjunto logra un atractivo retrato de lo
grotesco, si se puede definir algo que es
como una ola en el mar, una energa que
reaparece en diversos momentos hist-
ricos, siempre burlando los lmites de
las reglas artsticas y proponiendo nue-
vas formas desde territorios alternati-
vos a la belleza antigua y la estrechez
del buen gusto.
Una primera dificultad para el estu-
dio del tema es la condicin transver-
sal de lo grotesco, que se manifiesta
en mbitos tan diversos como la pin-
tura ornamental en el Renacimiento,
el mundo carnavalesco, el legado me-
dieval de las danzas de la Muerte y la
drlerie, la commedia dell'arte, la litera-
tura romntica, la caricatura, la obra de
Bruegel, Callot, Goya, Ensor o Bacon...
Pese a la amplitud y variedad del pano-
rama, los ocho ensayos construyen un
itinerario relevante, que no puede ser
exhaustivo. La teora esttica, el arte
y la literatura ocupan el centro de la
refiexin, que termina descubriendo
tambin la presencia incuestionable de
lo grotesco en el cine.
La lectura de los distintos ensayos va
dando forma a una definicin de la ca-
tegora esttica de lo grotesco, que no
se lograr hasta el Romanticismo. En el
recorrido lo ms interesante es el inter-
cambio entre la teora y las obras, y la
inspiracin de unas artes en otras. (Para
Montaigne y Thophile Gautier la evo-
cacin de los grutescos ornamentales
es la metfora de una libertad deseada
para la creacin literaria). Autores que
tradicionalmente se utilizaron para de-
finir lo grotesco -como Bruegel, Callot
o Goya- permitieron despus descubrir
su espritu en otros, pero a lo largo de
este proceso histrico ser necesario
matizar qu se entiende por grotesco
al aplicar la categora al estudio de di-
versos ejemplos artsticos. Ese esfuerzo
constante de actualizacin va acom-
paado de una bibliografa relevante y
muy reciente.
En el catlogo El factor grotesco, tras
una aproximacin general a una es-
ttica de lo grotesco, escrita por Luis
Puelles, se consideran las contribucio-
nes nacionales. Martin Clayton analiza
el inters de Leonardo por lo grotesco
cmico, pero no puede an considerar
esta forma de grotesco como un gne-
ro en el arte del siglo XVI, no tuvo de-
sarrollo en la pintura del maestro, y no
puede compararse su importancia con
la difusin del grotesco malvado en el
arte italiano. La fealdad grotesca expre-
saba en todo el arte europeo el vicio y
contrastaba con la divina belleza de las
figuras sagradas. A continuacin, Va-
leriano Bozal reflexiona sobre el arte y
la literatura espaola del barroco y la
obra de Goya. Lo grotesco en Quevedo
respetaba los lmites de una sociedad
estamental, esa estructura se desborda
en la obra de Goya, en la que la risa y
la sombra alcanzan a toda la sociedad,
proponiendo un retrato de grupo desde
un punto de vista que hasta ahora slo
se haba utilizado para sealar a algu-
nos individuos extraos. La invasin
francesa y la represin absolutista que
acab con las esperanzas ilustradas,
inspiraron lo grotesco en la obra de
Goya, que imagin un pas incapaz de
regeneracin. Los Disparates y las Pin-
turas negras anunciaban el Ruedo ibri-
co y Luces de bohemia de Valle-Incln.
El captulo de Werner Hofmann in-
troduce a la caricatura en la estela de
lo grotesco, estudindola como contra-
punto del "gran estilo" en el arte. La fi-
gura ms destacada en su anlisis es el
ingls Hogarth, su obra seala la posi-
bilidad de una alternativa radical a los
cuadros clsicos y sus temas trascen-
dentales. El arte se cuestiona a s mismo,
la farsa se vuelve trgica y existencial,
tambin irnica y metafsica.
Frances S. Connelly repasa el arte
moderno britnico a la luz de lo grotes-
co, en un captulo lleno de precisin y
sutiles matices. Destaca tres autores en
el siglo XVIII: Hogarth, Fuseli y Blake.
En el XIX explica el sentido de la apor-
tacin terica de John Ruskin en Las
piedras de Venecia y Pintores modernos.
La obra de John Ruskin seal la impor-
tancia del espectador enfrentado a lo
grotesco: la suya no es una experiencia
de contemplacin, requiere desenmara-
ar lo que ve, ideando nuevas posibilida-
des a partir de los fragmentos propues-
tos. Connelly destaca lo estimulante de
esa invitacin a explorar un espacio de
juego, que aleja lo grotesco de las con-
notaciones negativas tradicionalmente
asociadas con l.
En el siglo XVIII la caricatura de
Hogarth hered el papel del carnaval,
su licencia para satirizar y desafiar las
convenciones sociales. Pero la cari-
catura se revel como una stira ms
poderosa que el carnaval, porque no
estaba circunscrita a determinadas fe-
chas y poda actuar durante todo el ao.
Y su denuncia alentaba nuevos movi-
mientos que reclamaban democracia y
reforma social. El pblico de las estam-
pas cmicas de Hogarth se extendi a
la clase media, los trabajadores y los
aristcratas. Era un incipiente pblico
de masas que disfrutaba de una crtica
social expresada en un lenguaje cmi-
co. Ni siquiera requera un conocimien-
to previo del arte, como denunci el
propio Johann Wolfgang von Goethe.
Entre los artistas britnicos del XX,
analizados desde el punto de vista de lo
grotesco, destaca sobre todo Bacon, por
su tratamiento de las figuras humanas,
en las que ha desparecido cualquier
ideal de humanidad o individualidad.
Son apenas despojos de carne en con-
vulsin. La violencia visceral de esta
pintura paraliza al espectador entre la
fascinacin y el horror.
Es interesante tambin el estudio de
otros autores por Frances S. Connelly,
BIBLIOTECA
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que los relaciona con lo grotesco mati-
zando muy diversos aspectos para ex-
plicar ese reconocimiento, como el tono
apocalptico que logran los dibujos de
Henry Moore de los refugiados en el
metro de Londres durante los bombar-
deos alemanes de la Segunda Guerra
Mundial. O la herencia de Hogarth en el
collage Qu es lo que hace que los hoga-
res de hoy sean tan diferentes, tan llama-
tivos? de Richard Hamilton.
A continuacin Michel Melot estudia
el intercambio entre literatura y pintura
en el arte francs del siglo XIX. Sita lo
grotesco en la vanguardia del arte popu-
lar, cuando ste se enfrenta al arte culto.
Entre el siglo XVI y el XVII se produ-
ce un ascenso social de los plebeyos al
estatus de la burguesa, gracias a la edu-
cacin, el dinero o el desempeo de un
cargo. Se desarrolla entonces un arte
popular erudito para este nuevo pbli-
co, del que seran ejemplo Rabelais en
Francia, la commedia deU'arte en Italia,
Cervantes en Espaa, Shakespeare en
Inglaterra y Simplicius Simplicissimus
de Grimmelshausen en Alemania. Un
proceso similar ocurre en el Romanti-
cismo con el ascenso social de la bur-
guesa. Renace lo grotesco con su mejor
espritu provocador y combativo, y en-
cuentra un soporte nuevo en la prensa,
que se dirige a un pblico ms amplio.
Lo grotesco evoluciona en su contenido,
pasando de lo divertido a lo fantstico,
lo excntrico y lo ridculo. Es entonces
introducido en los gneros artsticos
dramticos.
El prirer periodo de libertad de
prensa vio la salida de peridicos satri-
cos ilustrados como: La Caricature (La
Caricatura), Le Charivari (El Guirigay)
y, ms tarde, Punch (Polichinela).'Fueron
herederos del espritu del carnaval y de
los bufones del Antiguo Rgimen, que
ellos convirtieron en un bufn republi-
cano. Pero sera necesaria la influencia
de la cultura inglesa y la alemana al final
de las guerras napolenicas, para que lo
.grotesco cuajara en Erancia.
Los dos grandes autores de la teora
de lo grotesco en el siglo XIX francs
fueron Victor Hugo y Charles Baude-
laire. En el prefacio a Cromwell Hugo
defendi el contraste de lo grotesco
frente a lo sublime, recurso que marca
el nacimiento de la comedia moderna.
Baudelaire, trabajando en una primera
historia de la caricatura, defini lo gro-
tesco distinguindolo de lo caricatures-
co y lo burlesco. La caricatura ridiculi-
zaba a sus vctimas desfigurndolas, y la
risa surga de la transgresin de las nor-
mas de la belleza y el dibujo clsico. Lo
grotesco va ms all: cuestiona la per-
tenencia de la victima al gnero huma-
no, la ofensa puede ser la regresin a la
animalidad o a la condicin vegetal. En
lo cmico absoluto de Baudelaire es la
condicin humana la que est en cues-
tin, no la identidad social (lo cmico
relativo). Las reflexiones de Baudelaire
acompaan obras como las Escenas de
la vida privada y pblica de los animales,
de Grandville, que dibuj una caricatu-
ra de la sociedad francesa con una carga
onrica precursora del surrealismo.
El ensayo de Xavier Tricot estudia el
grotesco macabro y burlesco en la pin-
tura de James Ensor, en relacin con la
tradicin carnavalesca de Blgica. Y este
captulo cierra una secuencia de evolu-
cin de lo grotesco que haba encontra-
do los primeros ejemplos en el arte fla-
menco de El Bosco y Bruegel. El ltimo
ensayo terico del catlogo, escrito por
Emmanuel Dreux, trata de lo grotesco
en el cine. Busca sus races en el music-
hall, el circo y la escuela de pantomima
britnica, que gracias a Chaplin, con-
quist el cine americano. Las posibili-
dades tcnicas del cinematgrafo per-
mitieron desde muy pronto explotar lo
inaudito y llegar a creaciones fabulosas
ms all de lo natural o de los lmites
del sentido comn. Dreux reconoce con
facilidad el espritu grotesco en las pri-
meras dcadas de la historia del cine. En
sus ltimos ejemplos nos ensea a mirar
aspectos ms sutiles, como el desfile de
los colegiales que se rebelan en Cero en
conducta de Jean Vigo, o la acumulacin
de decorados falsos e irreales en las lti-
mas pelculas de Fellini.
Termina aqu un apasionante recorri-
do persiguiendo lo grotesco, que logra
una visin panormica y aporta muchos
matices en el anlisis de los ejemplos.
Va acompaado de una seleccin de
obras de la exposicin, que incluye una
produccin mucho ms reciente. Echo
de menos alguna referencia a estas l-
timas obras en los textos. Tambin una
reflexin sobre lo grotesco en Picasso,
tan cercano muchas veces a la provoca-
cin de la caricatura, que se ha estudiado
con tanto detalle en los ensayos. No slo
Goya, tambin Mir y Dal cultivaron lo
grotesco y contribuyeron a su relevancia
en el arte espaol contemporneo.
BEATRIZ FERNNDEZ RUIZ
Universidad Complutense de Madrid
364 GOYA 341 ANO 2012
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