Este documento presenta una introducción a un curso de Derecho Procesal Penal. Discute la necesidad auténtica de estudiar esta materia y cómo está vinculada a la solución de conflictos. Explica que los abogados desempeñan un rol protagónico en la resolución de la tensión entre el conflicto y el poder a través del Derecho. Finalmente, enfatiza que el ejercicio de la abogacía tiene un significado social, aunque muchos abogados lo ignoren.
Este documento presenta una introducción a un curso de Derecho Procesal Penal. Discute la necesidad auténtica de estudiar esta materia y cómo está vinculada a la solución de conflictos. Explica que los abogados desempeñan un rol protagónico en la resolución de la tensión entre el conflicto y el poder a través del Derecho. Finalmente, enfatiza que el ejercicio de la abogacía tiene un significado social, aunque muchos abogados lo ignoren.
Título original
Alberto Binder - Introducción Al Derecho Procesal Penal (1)
Este documento presenta una introducción a un curso de Derecho Procesal Penal. Discute la necesidad auténtica de estudiar esta materia y cómo está vinculada a la solución de conflictos. Explica que los abogados desempeñan un rol protagónico en la resolución de la tensión entre el conflicto y el poder a través del Derecho. Finalmente, enfatiza que el ejercicio de la abogacía tiene un significado social, aunque muchos abogados lo ignoren.
Este documento presenta una introducción a un curso de Derecho Procesal Penal. Discute la necesidad auténtica de estudiar esta materia y cómo está vinculada a la solución de conflictos. Explica que los abogados desempeñan un rol protagónico en la resolución de la tensión entre el conflicto y el poder a través del Derecho. Finalmente, enfatiza que el ejercicio de la abogacía tiene un significado social, aunque muchos abogados lo ignoren.
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I.
BASES, OBJETIVOS Y METODOLOGA
DE ESTE CURSO zyxwvutsrqponmlkjihgfedcbaZYXWVUTSRQPONMLKJIHGFEDCBA Cuando comenzamos un curso universitario no es co- mn preguntarnos para qu necesitamos ese curso. En reali- dad, la respuesta parece venir prefabricada: lo necesitamos para aprobar un examen y as adelantar posiciones en nues- tra carrera hacia la obtencin del ttulo. No sera justo repro- char aqu a los estudiantes aquello que todos, en mayor o menor medida, nos hemos visto compelidos a realizar. Sin embargo, creo importante que el lector- estudiante de esta obra si es que, devorado por la prisa, no ha decidido pasar por alto estas pginas iniciales, que no corresponden a nin- gn punto del programa reflexione sobre estas palabras de Ortega: "El estudiante es un ser humano, masculino o feme- nino, a quien la vida le impone la necesidad de estudiar las ciencias de las cuales l no ha sentido inmediata,zyxwvutsrqponmlkjihgfedcbaYWVUTSRQPONMLJIHGFEDCBA autntica necesidad". 1 ' Ver ORTEGA Y GASSETT, Jos: Unas lecciones de metafsica. Alianza, Libro de bolsillo, 1984. El problema de la necesidad de estudiar una materia se vincula tam- bin con las exigencias que el sistema judicial le impone al futuro aboga- do: en ese sentido en tanto los sistemas judiciales continen aferrados a frmulas arcaicas o a rituales que tienen mayor valor que las finalidades de solucin del caso o el cumplimiento de las finalidades de la adminis- tracin de justicia, la enseanza del Derecho estar orientada tarde o temprano a satisfacer necesidades. As se genera un crculo vicioso a Iravs del cual la enseanza universitaria reproduce estos elementos, es- ta frmulas arcaicas y esta visin degradada de la profesin jurdica que proviene del ritualismo forense y a su vez las distintas generaciones de bogados que mantienen el sistema judicial en ese nivel. Una de las tareas importantes en este tiempo es romper con ese crculo vicioso. Ya sea median- te la reformulacin de los sistemas judiciales o mediante la modificacin de ion contenidos de la enseanza. Hasta ahora no se ha podido hacerlo. 28 ALBERTO M. BINDER Siempre he credo que la primera leccin de un curso universitario se deba dedicar a persuadir a los alumnos de lazyxwvutsrqponmlkjihgfedcbaYWVUTSRQPONMLJIHGFEDCBA autntica necesidad del esfuerzo que comenzaban a reali- zar. Muchos docentes consagran horas largas y tediosas a explicar supuestas autonomas cientficas o a exponer evolu- ciones histricas de las cuales, segn ellos, surge evidente la necesidad imperiosa de estudiar esa ciencia particular antes que cualquier otra. 2 Tales explicaciones, sin embargo, suelen alejar el contenido del curso de las necesidades concretas de los alumnos o los agobian bajo el peso de problemas cuya importancia no logran apreciar. Otros profesores se concen- tran en destacar la "estrechsima" relacin que existira en- tre la ciencia que explican y la vida cotidiana del abogado, de modo tal que los conocimientos que ellos trasmiten aparecen frente a los alumnos como la fuente directa del prestigio, el xito econmico y profesional o, a veces, el mero sustento del abogado que ellos aspiran a ser. Rara vez, a mi juicio, se estimula a los estudiantes a reflexionar sobre la autntica necesidad de estudiar una ma- teria. Por qu debemos estudiar el Derecho penal? Por qu debemos conocer las reglas del proceso penal? Cul es la autntica necesidad de saber algo sobre ellos? Quien opt con verdadera vocacin por la carrera de le- yes, eligi dedicarse a un rea muy particular de la vida so- cial: la solucin de los conflictos. As como el mdico sabe que su vida profesional siempre estar ligada a la salud (o a la enfermedad) de los hombres, el abogado debe saber que l siempre deber hacerse cargo, de un modo u otro, de un con- Sin embargo ha sido ms fcil provocar modificaciones en los siste- mas judiciales que modificar sustancialmente el rumbo de la enseanza del Derecho." 2 "Esto no significa de ninguna manera quitarle importancia a la perspec- tiva histrica en la enseanza del Derecho, al contrario creo que uno de los defectos principales de la actual enseanza y eso se nota claramente en la enseanza del Derecho penal y el Derecho procesal penal, es la ausencia de una reflexin histrica sobre el funcionamiento de las insti- tuciones y la creacin de las doctrinas que las explican: no al estilo de un simple relato lineal sino buscando una explicacin profunda que per- mita construir un pensamiento jurdico con conciencia histrica". Ver BINDER, Alberto: "La Reforma judicial del programa poltico al programa cientfico", en Ideas y materiales para la reforma de la justicia penal, Ad Hoe. Ilnciios Aires. 1999. INTRODUCCIN AL DERECHO PROCESAL PENAL, 29 flicto interpersonal. Aun quienes elijan dedicarse a la inves- tigacin jurdica ms abstracta, siempre encontrarn en ella un punto de contacto con la conllictividad humana, con la controversia de intereses, y la consiguiente infelicidad que ello genera. Pero tambin es cierto que el abogado estar igualmente ligado azyxwvutsrqponmlkjihgfedcbaYWVUTSRQPONMLJIHGFEDCBA la solucin de esos mismos conflictos. El Derecho es un formidable instrumento para solucionar conflictos (tam- bin para evitarlos, que es un modo anticipado de solucin) o para generarlos, que es otro de sus efectos sociales, Se trata de una herramienta que sirve para solucionar los conflictos de diferentes maneras, segn las valoraciones dominantes en una sociedad determinada y en una poca precisa. Por supuesto, la palabra "solucin" no tiene aqu un significado muy preciso. No significa, por ejemplo, que "todo el mundo queda feliz, luego de la intervencin del Derecho", como en los finales de los cuentos infantiles. Hasta se podra decir que el Derecho nunca soluciona nada; que lo que hace, en realidad, es redefinir los conflictos humanos, a veces de un modo ms aceptable para todas las partes involucradas. Otras veces, redefine el conflicto imponiendo esa redefinicin a al- guno o todos los involucrados apoyndose en la fuerza estatal y el Derecho penal funciona as en una proporcin muy alta. No es el objetivo de este captulo analizar este tema: por ahora, dejaremos todos estos problemas englobados en la palabra "solucin", pero el lector ya est advertido sobre la complejidad del tema y sobre la necesidad de no tomar la palabra "solucin" en un sentido simple, que irremediable- mente llevara a una visin simplista del fenmeno jurdico. Lo cierto es que el Derecho se instala en un nivel muy bsico de la vida social: precisamente aquel donde el poder se en- cuentra con el conflicto (o el disenso) y debe resolverlo (o redefinirlo a travs de vas institucionales). El Derecho no es sino una manifestacin del poder. Dere- cho y poder son las dos caras de una misma moneda, ligada directamente al fenmeno asociativo, a la sociedad humana. 3 3 Ver el prlogo de Norberto Bobbio, de FERRAJOLI, Luigi: Derecho y razn, Trotta, Madrid, 1996, y su Teora general del Derecho. Temis, Bogot, 1987. El Derecho y el poder son dos fenmenos que estn asociados pero en una relacin conflictiva. El Derecho en su naturaleza ms profunda se opone a 3 0 ALBERTO M. BINDER El abogado es un tcnico en el uso del Derecho y, por ello, se sita de un modo muy particular en ese punto de encuentro entre el conflicto y el poder. l ser protagonista, lo quiera o no, de la resolucin de esa tensin. Y puede asu- mir ese protagonismo por diversas razones: algunos harn de ello su medio de vida y manutencin; otros buscarn de- fender ciertos valores o un programa y un ideal de vida so- cial; otros habr que lo harn como modo de ascenso social, y habr otros tantos, incluso, que nunca se preguntarn ni sabrn por qu lo hacen. Normalmente todas estas razones se mezclarn o variarn a lo largo de la vida. Por ello es importante comprender quezyxwvutsrqponmlkjihgfedcbaYWVUTSRQPONMLJIHGFEDCBA el ejercicio de la abogaca nunca ser una actividad inocente. Su proximidad al conflicto y al poder hacen que toda accin u omisin de los abogados tenga un significado social que muchos de ellos se esfuerzan en ignorar. 4 la fuerza y se opone al poderoso, el Derecho, en ltima Instancia, es el derecho de los dbiles frente a aquellos que tienen la capacidad de impo- ner una regla basada en su exclusiva conveniencia cada vez que lo de- seen. Es cierto que a lo largo de la historia y en especial en los ltimos dos siglos en los cuales el fenmeno normativo acompaa de un modo muy particular la constitucin de las nuevas sociedades complejas, el Derecho ha cumplido funciones de legitimacin conservacin o de presin directa- mente, pero ello no quita que l deba ser pensado bsicamente desde la categora del dbil- En ese sentido, las elaboraciones en la filosofa de la alteridad y en la tica de la liberacin que constituyen la categora de vctima como una categora central en la formulacin del pensamiento prctico permiten tambin Interpelar a! pensamiento jurdico desde esa categora. Si el Derecho es un Instrumento de los dbiles puede ser pensa- do desde ellos y para ellos, si en determinadas circunstancias y en deter- minados momentos histricos el Derecho como fenmeno global es apro- piado por los sectores poderosos, que lo necesitan para reforzar el poder que ya tienen y volverlo inexpugnable; entonces sa es la ms profunda distorsin del fenmeno normativo. Ver sobre la categora de "vctima", DUSSELL, Enrique: tica de la liberacin, Trotta, Buenos Aires, 1997. 4 Tambin es necesario destacar la funcin de los sectores profesionales del Derecho en la conservacin de las estructuras judiciales coloniales que hoy constituyen un obstculo fundamental para el desarrollo de esas sociedades y para la vigencia del Estado de Derecho, de la Repblica y de la democracia. En este sentido los sectores profesionales vinculados a los distintos oficios jurdicos constituyen una apreciable fuerza de con- servacin que hace peligrar muchos de los intentos de reforma que se han llevado a cabo en nuestro pas y en la regin latinoamericana. Sobre las relaciones entre la formacin del jurista y el desarrollo del capitalis- mo, ver BARCELLONA, Pietro y COTTURRI: El Estado y los juristas, Fontanella, 1976. INTRODUCCIN AL DERECHO PROCESAL PENAL, 31 No se debe deducir de esto que el abogado sea un perso naje necesariamente importante de la vida social, o que l ten- ga una "misin", que convierta a su profesin en una especie de sacerdocio. Nada de eso. No se trata aqu del valor de la profesin del abogado valor que variar segn la persona que la ejerza. Se busca, simplemente, destacar que, por la ndole de su profesin, su actividad estar siempre ligada a problemas muy bsicos de los seres humanos y a reglas de convivencia que constituyen la trama de la vida social. En el caso particular del Derecho penal y el Derecho pro- cesal penal, este protagonismo del abogado es mucho ms dramtico. Como luego veremos, ya no se trata de cualquier conflicto ni de cualquier solucin. Generalmente, la cuota de violencia social que encierran los conflictos captados por el sistema penal es muy grande, y la "solucin" que propone el Estado suele contener tambin una alta cuota de violencia. Baste considerar que, muchas veces, la "solucin estatal" reside enzyxwvutsrqponmlkjihgfedcbaYWVUTSRQPONMLJIHGFEDCBA encerrar a seres humanos enjaulas que, para tran- quilidad de los que quedamos afuera, hemos aprendido a lla- mar "crceles". No ocultamos, as, que no son demasiado di- ferentes a las jaulas usadas para los animales, cuyo encierro suele conmovernos con mucha mayor facilidad que el de un semejante. Es evidente pues que, en el campo del Derecho penal y procesal penal, el abogado est muy cerca de otro de los gran- des fenmenos bsicos de la sociedad: la violencia, y ello por- que la violencia estatal, ms all del problema de su legitimi- dad o ilegitimidad, forma parte de la totalidad de la violencia social. Si a cualquiera de nosotros le dijeran que el da de ma- ana, a las 17.30 horas, debe resolver o ayudar a resolver un conflicto determinado, donde una de las alternativas posi- bles es la aplicacin de la violencia o fuerza estatal, a conse- cuencia de la cual una persona determinada (con nombre y apellido) puede ser obligada a pasar varios aos adentro de una jaula; o si supiramos que de la correcta o incorrecta solucin del conflicto que maana a las 17.30 debemos re- solver, dependen cuestiones tan importantes como la paz social, el derecho de la vctima a una justa reparacin de los daos sufridos, o la efectiva vigencia de valores importantes zyxvutsrqponmljihgfedcbaYVUTSRPONMLJIHEDCBA para la mayora de los ciudadanos, seguramente nos preocu- 32 ALBERTO M. BINDER paramos por afrontar esa tarea del mejor modo posible. In- clusive, ms de uno pasara la noche en vela, meditando o estudiando las posibles soluciones de ese conflicto o "caso". Los estudiantes se sienten todava lejos de situaciones como sa. Sin embargo, pronto estarn cerca de ellas y com- prendern que su actuacin no slo no podr ser superficial ni inocente, sino que, adems, estar directamente vincula- da a consecuencias de gran importancia para la vida indivi- dual y social. Este curso es parte del adiestramiento bsico para po- der afrontar en el futuro esa labor. Pero cabe preguntarse aqu: qu significazyxwvutsrqponmlkjihgfedcbaYWVUTSRQPONMLJIHGFEDCBA adiestramiento bsico? No es eso ms propio de algn deporte? Y la respuesta a esta pregunta tie- ne dos dimensiones. Por una parte, el adiestramiento bsico se refiere a la capacidad elemental de anlisis jurdico: por otra, se refiere a la sensibilidad elemental para percibir las afectaciones a la dignidad humana. Ambas dimensiones de- bern ser desarrolladas con mayor profundidad durante el resto de la preparacin universitaria. No obstante, este cur- so busca brindar a los alumnos las bases de esa preparacin futura. Por eso se trata slo de unos "lincamientos", de una gua bsica para iniciar un camino que, espero, ya no finali- ce durante todo el resto de la preparacin universitaria y con- tine durante el ejercicio profesional. Este pequeo libro es slo una "propedutica" y, como tal, supone que luego co- menzar el verdadero aprendizaje. 5 El anlisis jurdico es la aptitud fundamental que debe cultivar un abogado. Muchos alumnos y algunos profeso- res insisten en que se deben ensear cuestiones "prcti- 5 Para la profundizacin de los estudios, la obra de MAIER, Julio B. J.: Derecho procesal penal, an sigue siendo el punto de referencia ineludi- ble en nuestro pas para tener una visin integral y profunda de los fun- damentos de esta materia. A su vez es el mejor puente para llegar a los procesalistas clsicos. Del mismo modo como Ferrajoli ha hecho una relectura de los pensadores ilustrados, hoy vuelve a ser productiva la lectura de esos clsicos porque nos encontramos en una etapa de transi- cin de las estructuras procesales que obliga a repensar muchas catego- ras fundamentales elaborados por esos procesalistas. En primer lugar creo que es ampliamente provechosa la lectura de la produccin proce- sal de Francesco Carrara tanto en su Programa como en los Opsculos. ya que posiblemente sea de todos esos pensadores quien presenta con mayor claridad el programa poltico del proceso penal. INTRODUCCIN AL DERECHO PROCESAL PENAL, 3 3 cas", y entienden por "practicidad" el conocimiento de los pla- zos y las rutinas judiciales. sa es una visin menor, que degrada la actividad intelectual del abogado y lo transforma en un gestor de frusleras. La verdadera "funcin prctica" del abogado consiste en su capacidad para construir, con los mltiples elementos de la vida social, un "caso jurdico", es decir una situacin vital que tiene significado para el Dere- cho, porque puede ser solucionada por l. Por eso, el mayor conocimiento que tenga el abogado del orden jurdico le permitir seleccionar los elementos relevan- tes de la vida social y construir la solucin que ese mismo orden jurdico ha previsto para ese caso. Del mismo modo, un juez deber saber construir los hechos que conforman el objeto de su juicio, as como el abogado defensor deber sa- ber construir el caso que funda el reclamo o la pretensin de su cliente. Para llevar a cabo estas actividades, que son ejem- plos de la vida "prctica" del abogado, le resulta imprescindi- ble ser apto para realizar lo que denominamos "anlisis jur- dico". Por ello, adiestrarse en el anlisis jurdico debe ser la primera de las preocupaciones del estudiante, quien no debe confundir "conocimiento prctico" con las pobres habilida- des del gestor tribunalicio. Nuestras escuelas de leyes se han caracterizado por su enciclopedismo: los alumnos reciben un cmulo de informa- cin que no logran aprehender ni tienen capacidad para ma- nejar y que, por lo tanto, conspira contra su propio conoci- miento y su crecimiento como abogados o juristas. La gran masa de informacin que ha producido la segunda mitad de nuestro siglo y las enormes facilidades para su circulacin- han dado el golpe de gracia al enciclopedismo, ya que toda la informacin inclusive apenas un sector de ella se ha vuel- to inabarcable. La persistencia del "enciclopedismo" es, sin embargo, el mayor mal de nuestra pedagoga universitaria. El anlisis jurdico, por el contrario, es la actividad que nos permite extraer soluciones jurdicas concretas para un CISO o una clase de casos. Es siempre conocimiento aplicado o aplicable, y por ello verdadero conocimiento. Para practicar- lo n necesario tener informacin sobre las normas jurdicas, ioIiu mi i s contenidos, su estructura, su funcin y tambin I O I H I su lunclonamiento. Implica, adems, la comprensin del tilden (uridlco como un sistema dinmico, donde cada 34 ALBERTO M. BINDER norma interacta coi) las dems para adquirir la plenitud de su propio sentido, 101 orden jurdico no es una estructura esttica; antes bien, se asemeja a un caleidoscopio. Tener informacin sobre el contenido de las normas es fundamen- tal; pero ello no significa que hay que conocerzyxwvutsrqponmlkjihgfedcbaYWVUTSRQPONMLJIHGFEDCBA todas las nor- mas. La clave consiste en tener un buen manejo de la estruc- tura global de nuestro orden jurdico y el conocimiento ms acabado posible de sus normas elementales. Es imprescindi- ble, no obstante, conocer el contenido sustancial de las prin- cipales normas que configuran un rea especial dentro del orden jurdico como son, en nuestro curso, las normas que estructuran bsicamente el Derecho procesal penal, si se quiere adquirir algn tipo de especializacin o manejar, al menos, con fluidez esa rea particular del Derecho. Sobre esta base se debe aprender a "trabajar" con las normas jurdicas. Y para ello, como en cualquier oficio, quien maneja mejor los instrumentos para el trabajo logra mejo- res resultados. Todo abogado sabe muy bien que frente a cada caso deber realizar una investigacin jurdica. Habr casos que le demandarn un gran trabajo de bsqueda de informacin suplementaria; quizs, la resolucin de otros slo le exigir la ratificacin del contenido de algunos ar- tculos que ya conoce. Por eso, el estudiante no debe albergar la expectativa de que recibir en la Universidad todo el conocimiento o la in- formacin que necesita para desarrollar su tarea profesional con idoneidad: al contrario, tiene el derecho y el deber de exigir que no se le d informacin superflua y que se le ense- e a trabajar con las normas, a realizar ajustados anlisis jurdicos: slo as ser un abogado que sabe estudiar frente a sus casos, que sabe "trabajar" con el Derecho. Por otra parte, si bien la ciencia del Derecho se ocupa principalmente de normas jurdicas, el jurista no debe des- entenderse del fundamento de esas normas, como tampoco puede desentenderse de su funcionamiento en el campo de la vida social. No obstante, el estudiante deber acostumbrarse a trabajar sobre el eje de la norma jurdica, porque all la ciencia jurdica adquiere su mxima productividad. Cuando hablamos del fundamento o del funcionamiento, lo debemos referir siempre a una norma jurdica, porque ello es lo que le da especificidad a nuestro saber. INTRODUCCIN AL DERECHO PROCESAL PENAL, 35 Preocuparse del "fundamento" de las normas nos lleva al plano de la poltica, de la moral; en fin, alzyxwvutsrqponmlkjihgfedcbaYWVUTSRQPONMLJIHGFEDCBA plano de los valores. Existen muchas posturas acerca de la relacin que debe existir entre los valores o la moral y el Derecho. Discutir esos temas formar parte de los cursos de filosofa del Derecho. Pero lo que debe quedar claro es que nadie pos- tula que exista una relacin de indiferencia entre el Derecho y los valores; o, dicho de otra manera, que el Derecho sea un fenmeno neutro al valor. Por eso, ms all de la postura filosfica que finalmente asuma el lector, ya debe acostum- brarse a pensar las normas jurdicas en trminos de valor, es decir, a saber distinguir si ellas, segn sus convicciones, son valiosas o disvaliosas. Otro de los cnceres de la vida univer- sitaria es la enseanza de una "exgesis mediocre" que no debe ser confundida con la Escuela de Exgesis, segn la cual el estudiante debe ser un simple lector- repetidor de c- digos y textos legales. Por otra parte, tampoco el estudiante debe desentenderse del "funcionamiento" de las normas. Siempre existe una dis- cordancia entre el programa normativo y la realidad, particu- larmente la realidad de la vida judicial. De esa discordancia se nutre la permanente funcin crtica de la ciencia jurdica. Sin embargo, a veces, esa discordancia adquiere niveles escanda- losos. En esos casos, el jurista debe cuidarse muy bien de seguir "hablando" de las normas, como si nada pasara. 6 Quie- 15 La reduccin de la brecha entre los derechos reconocidos formalmente y por lo tanto vlidos y su vigencia, es decir el efectivo cumplimiento de esos derechos es la principal tarea del pensamiento jurdico en esta po- ca. No slo debe denunciar y criticar esta situacin como inadmisible para el Estado de Derecho y la democracia sino que debe tambin elabo- rar los instrumentos tericos para superar esta situacin. Conceptos tales como normas programticas, el concepto abstracto de accin e inclusive muchas interpretaciones sobre el sentido de los derechos fundamenta- les han servido para ocultar este fenmeno de los derechos proclamados pero no cumplidos. El concepto mismo de Derecho subjetivo ha servido para ello ya que nos hemos acostumbrado a pensar que una persona puede tener un derecho aunque no tenga ninguna posibilidad real de poder exigirlo. Esta grave y fundamental inconsecuencia es uno de los modos como el pensamiento jurdico ha contribuido a cumplir funciones puramente legitimadoras de poderes constituidos de facto; sigue siendo la gran complicidad del pensamiento jurdico con las situaciones de in- justicia. El garantismo, una teora crtica del Derecho, debe asumir esta turen como una tarea esencial. Ver FERRAJOLI, Luigi: Derecho y razn. Trotta. Buenos Aires, 1995, en particular captulos 13 y 14. 36 ALBERTO M. BINDER res asumen esta posicin, muchas veces escondidos en esa "exgesis mediocre" de la que ya hablamos, se convierten en cmplices de la degradacin del Derecho; y posiblemente no exista papel ms triste para el abogado ya que, junto con la degradacin de la juridicidad, se degrada a s mismo. Han existido muchos casos de juristas que siguiendo ese camino han terminado siendo simples encubridores de las peores dic- taduras: meros "leguleyos" al servicio del poder. Debemos tener claro, asimismo, que, si bien no preten- demos ya una ciencia que nos proporcione certezas absolu- tas sobre la realidad (la norma jurdica es, tambin, una parte de la realidad, aunque de carcter ideal o cultural), rio pode- mos renunciar a que la ciencia nos proporcionezyxwvutsrqponmlkjihgfedcbaYWVUTSRQPONMLJIHGFEDCBA iuia certi- dumbre comunicable y criticable y que, adems, nos permita actuar sobre la realidad con un margen apreciable de seguri- dad. Aveces la ciencia jurdica se aparta de su realidad bsi- ca, que son las normas jurdicas, y comienza a construir pro- posiciones que slo pueden suscitar adhesin o repulsa, pero nunca crtica. En esos casos, en verdad, la ciencia se desen- tiende del fundamento real de las normas y corre el riesgo de dejar de lado aquello que le confiere riqueza al Derecho: el hecho de ser un instrumento de poder, conformado dentro de una determinada cultura. Por ltimo, si la ciencia jurdi- ca se desentiende del funcionamiento real de las normas, corre el riesgo de comenzar a trabajar sobre puras ficciones y per- der, incluso, su carcter cientfico. 7 7 Sigue siendo problemtico y en particular confuso hablar del carcter cien- tfico del Derecho. En particular cuando se pretende hablar del Derecho como un todo, como un cuerpo de doctrina y no de algunas de sus propo- siciones en particular. Cuando ello ocurre, la posibilidad de que se pre- tenda revestir de cientificidad opiniones o reglas morales es muy grande. La tradicin de un corpus que debe ser legitimado en su conjunto como un sistema cerrado y autosuficiente forma parte del pensamiento filosfico y tico con claridad por lo menos desde Cristian Wolff en adelante. Me pare- ce que hoy todava tiene una fuerza importante en el campo del Derecho penal donde se presentan sistemas completos que no pretenden siquiera ser ya descripciones de un sistema jurdico determinado sino modelos completos con un alto contenido de deber ser. Frente a ello, el camino ms seguro es asumir que el pensamiento jurdico es un saber complejo donde se articulan distintos niveles de reflexin y en el cual se producen con no tanta frecuencia corno sera deseable, proposiciones que tienen ca-utrnjigedcaZYXVUTSRPONMLJIHGFEDCBA r c t er cientfico. De all a otorgarle cientificidad al conjunto de la reflexin j ur di c a creo que hay todava un largo camino por recorrer. INTRODUCCIN AL DERECHO PROCESAL PENAL, 37 Como he tratado de destacar hasta ahora, el anlisis mi dico es la actividad fundamental del abogado. Por lo mismo, no resulta sencillo. Se requiere prctica. No hay otra forma de adquirirlo que no sea utilizarlo desde el inicio. Un curso uni- versitario de leyes debe trabajar sobre casos porque es el modo ms directo y til para aprender a manejar las leyes y conocer los instrumentos que permiten encontrar las soluciones en cada caso. En consecuencia, la metodologa de casos deber acompaar a las distintas unidades temticas que conforman este libro, segn las indicaciones de cada profesor. 8 Para que el trabajo sobre los casos sea productivo es necesario afrontar su resolucin con cierta informacin tc- 8 En el apndice se agregan algunas indicaciones para el desarrollo de los casos en el mbito del Derecho procesal penal tratando de desarrollar una gua de anlisis que cumpla alguna funcin parecida, por lo menos en el mbito de la resolucin de casos, a la que cumple la Teora del Delito en el mbito del Derecho penal. La integracin del anlisis proce- sal y penal en la metodologa de casos es crucial inclusive para el desa- rrollo terico del Derecho penal. Existe una tendencia a utilizar el mto- do de casos abstrayndolo de las condiciones procesales y del contexto procesal en que debe desarrollarse la dogmtica. Esto produce un doble defecto, en primer lugar desde el punto de vista de la enseanza, si bien permite detectar con mayor claridad los problemas estrictamente penales, le otorga al caso un grado de artificialidad y permite a su vez construir casos con niveles de artificialidad que poco ayudan al estudiante a desa- rrollar un anlisis jurdico integral. En segundo lugar como el mtodo de casos cumple tambin una funcin importante en el desarrollo progresi- vo de la dogmtica penal, elaborar casos con niveles de abstraccin del contexto procesal ha llevado, a mi juicio, a que la dogmtica penal tenga bases discutibles en el plano epistemolgico. Si el mtodo de casos cum- ple una funcin parecida a la que la experimentacin cumple en las cien- cias naturales o fsicas es evidente que esa experimentacin (en tanto pone a prueba a las doctrinas), debe tratar de reproducir las condiciones reales de funcionamiento de los fenmenos sin perjuicio de someterlas a un proceso de abstraccin; sera como si un fsico o un qumico, realiza- ra todos los experimentos en el vaco y luego considerara que la presin o la humedad, por ejemplo, son defectos de la naturaleza. Muchas veces hemos visto que frente a las inquietudes de los alum- nos simplemente el profesor les contesta que se es un problema de prue- ba, como si los problemas de prueba no fueran centrales en la constitu- cin de un caso y permiten inclusive un nivel importante de anlisis jurdico. La falta de reconocimiento que la dogmtica penal ha hecho del contexto procesal es una de las razones que han permitido que ella se desarrolle en el vaco y por lo tanto no reconozca limitaciones y condicio- nantes que son esenciales desde el punto de vista del sistema de garan- tas. Ello es un error terico de base, que la enseanza no debe seguir propagando. 38 ALBERTO M. BINDER nica y con vocacin de adquirir, por medio de la investiga- cin personal, la informacin restante. Este curso aspira a brindar la informacin tcnica elemental y a estimular la in- vestigacin personal. Pero algo debe quedar en claro desde el principio: "anlisis jurdico"zyxwvutsrqponmlkjihgfedcbaYWVUTSRQPONMLJIHGFEDCBA no significa razonar correctamen- te frente al caso con una buena dosis de imaginacin, algo de audacia y un poco de verborragia. Eso podr servir para pasar algn examen, pero es un engao que el estudiante se hace a s mismo. Nada puede reemplazar al conocimien- to terico. La imaginacin lo realza, la audacia puede lle- gar a convertirlo en un instrumento poderoso y el buen decir puede transformarlo en algo bello; pero ninguna de estas cualidades basta por s misma. Slo quien conjugue todos estos factores con el conocimiento y el raciocinio co- rrecto y agudo, habr conquistado la herramienta funda- mental del jurista. En esta obra se formularn los contenidos tcnicos m- nimos. ste es un libro para estudiantes, que pretende faci- litarles el aprendizaje del Derecho procesal penal, estimu- lando su capacidad crtica y su creatividad; sin embargo, nunca podr suplir el esfuerzo personal, la responsabilidad individual y el afn de saber. La segunda dimensin del adiestramiento bsico del abo- gado consiste en el desarrollo de una sensibilidad capaz de reconocer las afectaciones a la dignidad humana. Ya destaca- mos que Derecho y poder son trminos inescindibles de un mismo fenmeno y que el abogado, lo quiera o no, estar siem- pre inmerso en conflictos en los que el poder juega un papel relevante. Debemos comprender, pues, que el Derecho tal como lo conocemos actualmente es un producto cultural de mu- chos siglos y ha insumido enormes esfuerzos de la humani- dad. Aquello que llamamos Estado de Derecho es un determi- nado punto de equilibrio o armona entre el poder y el Derecho, de modo tal que ste aparece, fundamentalmente, como un lmite al poder. Por otra parte, lo que llamamos conciencia jurdica y que, por supuesto, el alumno debe imprescindiblemente co- menzar a desarrollar es la conciencia de que el Derecho li- mita al poder. INTRODUCCIN AL DERECHO PROCESAL PENAL, 39 Quienquiera que conozca la evolucin de las luchas en (orno al Derecho sabe que esa relacin limitadora no es una relacin formal, sino que es una manifestacin ms hist- rica y culturalmente condicionada de la lucha por la pre- servacin igualitaria de la dignidad humana. En un Estado de Derecho, es el Derecho quien limita al poder para preser- var la dignidad de todas las personas. Slo as el Estado de Derecho llega a serzyxwvutsrqponmlkjihgfedcbaYWVUTSRQPONMLJIHGFEDCBA el orden de los hombres libres e igualmen- te dignos y se diferencia de las reglas que ordenan las activi- dades de los esclavos. Las normas pueden ser, as, tanto ins- trumentos de dominacin como de liberacin, y detrs de esta tensin se esconde una lucha en la que el alumno participar desde ahora, consciente o inconscientemente. Es convenien- te, por lo tanto, que se prepare para participar activamente en esta lucha. Cabe destacar, nuevamente, que el rea de estudio que encaramos en este curso nos enfrenta de un modo especial al problema de la dignidad humana. La poltica criminal de un pas (luego veremos la corresponsabilidad del Derecho penal y el Derecho procesal penal en la ejecucin de esa poltica) es el termmetro preciso de la vigencia de los derechos humanos en esa sociedad. Por ello, la "conciencia jurdica" de quien trabaja en esta rea a veces dramtica del Derecho penal, deber ser ms profunda, ms atenta a los innumerables ries- gos que corren los derechos de las personas; riesgos ocultos, inclusive, en los pliegues de nuestras rutinas, aparentemen- te triviales. Este curso procura, pues, ayudar a formar la conciencia jurdica de los alumnos. Por ello se destacar continuamente la importancia poltico-social de las diversas instituciones, se liar mayor hincapi en la perspectiva garantizadora o se sealar con insistencia el fundamento poltico de las nor- mas y su posible (o real) distorsin poltico- criminal. Se buscar sealar, tambin, que no es necesario sen- tarse a esperar el "Derecho nuevo" de una sociedad ms jus- ta; que, al contrario, es posible contribuir a la construccin de esa sociedad, procurando un determinado uso del Dere- cho. Tradicionalmente, han sido los sectores ms poderosos de la sociedad quienes saben usar el Derecho. Se puede y se debe asumir la misin de que el Derecho pueda ser usa- do |)or los sectores humildes y marginados de nuestras so- 40 ALBERTO M. BINDER ciedades. 9 Aun aquellas instituciones que no fueron pensa- das para satisfacer las necesidades de esos sectores, pueden ser transformadas mediante una interpretacin y una prc- tica "alternativa". De este modo, el Derecho se puede conver- tir en un instrumento ms en la construccin de esa socie- dad distinta que anhelamos. stos son los objetivos y los presupuestos metodolgi- cos de este curso. Espero que los alumnos y profesores que utilicen este libro se preocupen de discutir sobre ellos y los acepten libremente. Guardo la esperanza, tambin, de que este libro sirva para despertar en los alumnos una verdadera vocacin transformadora: siempre he pensado que conocer el Derecho es slo la base para afrontar la verdadera tarea de los juristas latinoamericanos: acompaar las luchas de nues- tro pueblo humilde; evitar que el Derecho consolide la domi- nacin de los ms poderosos; y disear as las normas de una sociedad verdaderamente igualitaria, verdaderamente democrtica y justa ...esforzadamente justa. 9 Lo que se ha denominado "uso alternativo del derecho" ha generado un movimiento de reflexin y de prctica alrededor de la incorporacin de los instrumentos jurdicos en las luchas polticas y sectoriales de grupos que antes no lo utilizaban. Si finalmente el derecho puede convertirse en un instrumento de liberacin o no, es otro problema que no quita que se puedan lograr avances importantes si esos sectores comienzan a utilizar los instrumentos normativos y judiciales existentes. Lo que sucede es que normalmente los ciudadanos tienen buenas razones para no utilizar esos instrumentos, as como para no recurrir a los sistemas judiciales. Revertir esta situacin es un programa poltico, del cual se debe preocu- par el pensamiento jurdico nutrindolo con ideas, propuestas y estrate- gias concretas. Ver BARCELLONA, Pietro:zyxwvutsrqponmlkjihgfedcbaYWVUTSRQPONMLJIHGFEDCBA El uso alternativo del Derecho, Fontanella.