Francisco de Oliveira El Ornitorrinco PDF

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ARTCULOS
FRANCISCO DE OLIVEIRA
EL ORNITORRINCO
El ornitorrinco es portador de una insuperable combinacin de extraeza:
primero, tiene una forma curiosamente adaptada y en sintona con un
extrao hbitat; segundo, la razn real de su lugar especial en la historia
zoolgica es su enigmtica melnge de reptil (o de ave) con evidentes
caractersticas mamferas. Irnicamente, la peculiaridad que indica en
primer lugar una afinidad premamfera (sus propias caractersticas de
nade) no sustenta esta clasificacin. La boca del ornitorrinco es pura-
mente una adaptacin mamaria para alimentarse en aguas dulces, no un
atavismo a una forma ancestral.
Stephen Jay Gould, Bully for Brontosaurus
Indudablemente, la teora del subdesarrollo, nica alternativa original a
las teoras clsicas del crecimiento de Smith y Ricardo, no es evolucionis-
ta. Como ya se sabe, el evolucionismo tuvo una gran influencia en prc-
ticamente todos los campos de la ciencia. El propio Marx abrig una gran
admiracin por Darwin, el autor de uno de los paradigmas cientficos ms
importantes de todos los tiempos y cuya primaca es, actualmente, casi
absoluta. Pero ni Marx ni los tericos del subdesarrollo eran evolucionis-
tas. La teora de Marx, centrada en rupturas, consideraba los intereses de
clase concretos como la fuerza motriz de la historia, es decir, la concien-
cia, por imperfecta que fuera, de los sujetos constituyentes: Los hombres
hacen su propia historia. El evolucionismo excluye la conciencia: la
seleccin natural opera aleatoriamente para eliminar a los ms dbiles.
Por su parte, los tericos de la Comisin Econmica para Amrica Latina
de la ONU (CEPAL) estaban influidos por Weber y marginalmente tam-
bin por Marx, cuyo paradigma es la singularidad: no la seleccin, sino
la accin imbuida de significado. No hay un equivalente weberiano de la
finalidad evolutiva de la reproduccin de las especies.
As pues, el subdesarrollo no formaba parte de una cadena evolutiva que
parte del mundo primitivo y atraviesa etapas sucesivas hasta alcanzar el
pleno desarrollo. Por el contrario, se trataba de una singularidad histrica,
es decir, de la forma que adoptaba el desarrollo capitalista en las ex colo-
nias una vez convertidas en periferia del sistema mundial y que propor-
cionaba los inputs para la acumulacin de capital en el centro de la eco-
noma-mundo capitalista. Esta relacin, que se mantuvo incluso a travs de
drsticas transformaciones, era precisamente lo que impeda a las antiguas
colonias evolucionar y alcanzar las etapas superiores de la acumulacin
capitalista; es decir, ponerse a la altura del centro dinmico por muy a
menudo que recibieran inyecciones de modernizacin desde ste. El mar-
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xismo contaba con un extraordinario arsenal para formular la crtica de la
economa clsica y su teora de la acumulacin contena un estudio gene-
ral del desarrollo capitalista. Pero no era capaz de especificar sus formas
histricas concretas, principalmente en la periferia. Cuando se produjo el
intento de realizar esta tarea se obtuvieron resultados de gran importancia,
como la va prusiana o la revolucin pasiva, pero stos tenan un ele-
vado grado de generalidad. De hecho, durante un largo periodo de tiem-
po predomin una especie de evolucionismo marxista que proporciona-
ba una teorizacin invertebrada de la periferia capitalista y se basaba en el
programa de Stalin de las etapas histricas que atravesaban todo el cami-
no desde el comunismo primitivo, antes de la emergencia de las clases,
hasta el comunismo moderno despus de su desaparicin. En el caso de
Amrica Latina, donde la teora del subdesarrollo era considerada refor-
mista y una aliada del imperialismo estadounidense, la aceptacin de la
teora de las etapas condujo a graves errores de estrategia poltica.
El subdesarrollo poda calificarse como un ejemplo de la revolucin pasi-
va gramsciana, como mantienen Carlos Nelson Coutinho y Luis Jorge
Werneck Vianna
1
. Pero, a diferencia de la teora del subdesarrollo, esta
nocin no dice nada acerca de las particulares condiciones ex coloniales
de Amrica Latina que dotan a los Estados de la regin de su especifici-
dad poltica. Al igual que guarda silencio, tambin, sobre los anteceden-
tes de la fuerza de trabajo en las degradantes instituciones de la esclavi-
tud y de la encomienda, que les confieren su especificidad social. Florestan
Fernandes se acercaba a una interpretacin acorde con las lneas trazadas
por Gramsci en A Revoluo Burguesa no Brasil (1975), pero tambin
estaba notablemente en deuda con la CEPAL y con Celso Furtado. Detrs
de estos escritores se hallan los anlisis clsicos de Brasil, realizados en
la dcada de 1930, donde se estudiaban detenidamente las peculiaridades
de la colonia portuguesa en Amrica del Sur y de una sociabilidad mol-
deada por una combinacin del legado ibrico con un sistema de explo-
tacin basado en la esclavitud.
De este modo, el subdesarrollo no era una evolucin truncada sino un
producto de la dependencia derivada del entrelazamiento del lugar ocu-
pado por Brasil en la divisin internacional del trabajo capitalista con la
articulacin de los intereses econmicos internos. Por esta razn, la lucha
de clases interna brind una apertura, vinculada a la transformacin en la
divisin internacional del trabajo, que se materializ en la revolucin de 1930
y llev a la toma del poder de Vargas y a la industrializacin mediante
la sustitucin de las importaciones que result de la misma. En su libro
Formao Econmica do Brasil (1959), Celso Furtado nos da la clave de
esta coyuntura: la crisis econmica de 1929 condujo a una especie de 18 de
brumario brasileo en el que la industrializacin emergi como un pro-
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1
Vanse Luis Jorge WERNECK VIANNA, A Revoluo Passiva, Rio de Janeiro, 1997 y Carlos
NELSON COUTINHO, Uma via no-clssica para o capitalismo, en Mara da Conceio DINCAO
(ed.), Histria e Ideal: Ensaios sobre Caio Prado Jr, So Paulo, 1989.
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yecto para prolongar la dominacin a travs de otras formas de divisin
social del trabajo, incluso a expensas de hacer caer a los propietarios cafe-
teros de su posicin central dentro de la burguesa local. El trmino sub-
desarrollo no es neutral: su prefijo indica que las formaciones perifricas,
as constituidas, ocupan un lugar en la divisin internacional capitalista
del trabajo, que es consecuentemente jerrquica, puesto que de otro
modo el concepto carecera de sentido. Pero el concepto no constituye
una etapa ni en sentido darwiniano ni en sentido estalinista.
Avanzar a travs del atraso
Mi Crtica de la razn dualista intentaba hacer converger estos caminos
entrecruzados: como ejercicio de crtica responda a la tradicin marxista
y como estudio atendiendo a la especificidad, a la lnea de la CEPAL.
Aunque las pasiones de la poca me llevaron a lanzar cierta invectiva con-
tra los cepalinos, hace tiempo que me arrepent de aquellos errores que
eran una manera torpe de intentar introducir nuevas consideraciones en la
construccin de un modelo de subdesarrollo especficamente brasileo.
A su modo, eran un homenaje del vicio a la virtud. El ensayo era marxis-
ta y cepalino, en el sentido de que pretenda mostrar cmo la articulacin
de las formas econmicas del subdesarrollo contena fuerzas polticas
no como una contingencia externa, sino como un factor estructurador.
Furtado haba rozado esta cuestin en su interpretacin de la crisis de
sobreproduccin de caf de la dcada de 1930, pero posteriormente aban-
don esta gran intuicin. El 18 brumario de Luis Bonaparte
2
debera haber
enseado ya a los marxistas que la poltica no es externa a los movimien-
tos de clase y que las clases se forjan en la lucha, pero tambin haban
olvidado esta leccin. stos eran los dos legados que yo retom al inten-
tar comprender por qu y cmo lderes como Vargas y sus tteres el
Partido Trabalhista Brasileiro (PTB) y el Partido Social-Democrtico (PSD)
haban presidido la industrializacin de Brasil, apoyando un sector indus-
trial moderno sobre una agricultura de subsistencia atrasada.
En este proceso haba tres puntos destacados. El primero se refera a la fun-
cin que cumpla la agricultura de subsistencia en la acumulacin de capi-
tal domstica. Sobre esta cuestin Ral Prebisch y Furtado haban chocado
de bruces contra la realidad al plantear que el sector atrasado constitua un
obstculo para el desarrollo, una tesis todava de moda en teorizaciones
como el anlisis de Arthur Lewis de la regulacin salarial en condiciones de
exceso de fuerza de trabajo
3
. Estas ideas carecan de cualquier fundamen-
2
Karl MARX y Friedrich ENGELS, Obras escogidas, 2 vols., Madrid, Ediciones Akal, 1975.
3
Arthur LEWIS, Theory of Economic Growth, Londres, 1955; Ral PREBISCH, El desarrollo eco-
nmico de Amrica Latina y algunos de sus principales problemas, El Trimestre Econmico,
vol. 16, nm. 63, 1949. Este informe fundamental de la CEPAL puede encontrarse en Adolfo
GURRIERI (ed.), La obra de Prebisch en la CEPAL, Mxico, 1982.
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to histrico, dado que la economa brasilea haba exhibido una tasa de
crecimiento secular desde el siglo XIX sin parangn en ninguna otra eco-
noma capitalista del mundo
4
. Los estudios econmicos del caf mostraban
que en su ciclo inicial de expansin se utilizaron los predios de los reco-
lectores destinados a la agricultura de subsistencia para cubrir sus necesi-
dades a un bajo coste, un sistema incorporado posteriormente al sistema
desarrollado de la fazenda y cuyos beneficios hay que atribuir a un pro-
ceso de acumulacin primitiva. El propio Furtado, al estudiar el cultivo de
subsistencia en el nordeste y en Minas, percibi su funcin en la gnesis
de la acumulacin y en la expansin de los mercados orientados hacia el
exterior de So Paulo. Entonces sostuve que la agricultura atrasada finan-
ciaba la agricultura moderna y la industrializacin.
El nacimiento del sistema bancario brasileo moderno, una de cuyas cunas
estuvo en Minas, ofreca pruebas adicionales de la relacin existente entre
las formas de subsistencia y los sectores ms avanzados del capital, un
tema que podemos encontrar en La guerra civil en Francia
5
de Marx. En
aquellos momentos seal que la agricultura de subsistencia no slo
ayud a reducir el coste de la reproduccin de la fuerza de trabajo en las
ciudades, facilitando la acumulacin de capital industrial, sino que tam-
bin produjo un supervit que como no poda ser reinvertido se estaba
drenando hacia la especulacin de bienes races. El ensayo de Francisco
S Jr. escrito en la misma poca, exploraba este proceso en los contextos
locales del nordeste
6
.
Es en esta trama de imbricaciones entre la agricultura de subsistencia, el
sistema bancario, la financiacin de la acumulacin industrial y el abara-
tamiento de la reproduccin de la fuerza de trabajo en las ciudades,
donde descansa el fulcro de la expansin capitalista en Brasil. Pero la
lnea de investigacin seguida por Furtado y por la CEPAL no lo perciba,
a pesar de todo su mrito heurstico. Discrep firmemente de las teoras
que consideraban la agricultura atrasada simplemente como una obstruc-
cin, que trataban el crecimiento explosivo de las ciudades como un
fenmeno marginal y que asuman que la regulacin legal de un salario
mnimo era incompatible con la acumulacin de capital. Esto no significa
que yo considerara que stas eran unas bases slidas para la expansin
del capitalismo brasileo. Por el contrario, era y es la debilidad de este
ltimo lo que genera una distribucin de la renta tan desigual, lo cual
constituye un grave obstculo para la acumulacin futura.
A partir de aqu, deduje una explicacin del papel jugado por el ejrcito
de reserva que desarrolla actividades informales en la ciudad. Para la
4
Vase Angus MADDISON, Monitoring the World Economy 1820-1992, Pars, 1995.
5
Karl MARX y Friedrich ENGELS, Obras escogidas, cit. [N. de la T.].
6
Francisco S Jr., O desenvolvimento da agricultura nordestina e a funo das actividades
de subsistncia, Estudos CEBRAP, enero de 1993.
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mayora de los pensadores de la poca sus integrantes eran poco ms que
consumidores del excedente o meros lumpen. Sin embargo, en mi opi-
nin, este ejrcito era una de las formas mediante las cuales se rebajaba
el coste de la reproduccin de la fuerza de trabajo urbana. El fenmeno
de las construcciones chabolistas explicaba la paradoja de que los pobres,
incluidos los obreros fabriles, fueran los propietarios de sus hogares si
as es como puede llamarse al horror de las favelas, ya que de este modo
se reduca el coste monetario de su propia reproduccin.
No se trataba ni de una adaptacin darwiniana a las condiciones rurales
y urbanas de la expansin capitalista en Brasil ni de una estrategia de
supervivencia, como cierto tipo de antropologa lo habra interpretado.
Por el contrario, eran bsicamente el reflejo tanto de las formas que
adquiran los problemas sin resolver de la cuestin agraria como del sta-
tus de la fuerza de trabajo, es decir, de la subordinacin al Estado del pro-
letariado como una nueva clase social urbana, ya que ambas cuestiones
eran manifestaciones diversas de la forma brasilea especfica del trans-
formismo, consistente en una modernizacin conservadora, o de su revo-
lucin en la produccin sin una revolucin burguesa. Una vez rechazado
el dualismo de las teoras de la CEPAL, lo que saltaba a la vista era el
carcter productivo de nuestro atraso, es decir, su papel indispensable
como acompaante de la expansin capitalista. Con ello, el subdesarro-
llo poda pasar a considerarse como una excepcin permanente al siste-
ma capitalista en su periferia. Como deca Benjamin, los oprimidos saben
lo que les est pasando. En ltimo trmino, el subdesarrollo es la excep-
cin que se hace con ellos, pero no es la nica: los poblados chabolistas
como excepcin a la ciudad, el trabajo informal como excepcin a la mer-
canca, el patrimonialismo como excepcin a la competencia intercapita-
lista, la coercin estatal como excepcin a la acumulacin privada, el
keynesianismo avant la lettre, y esto ltimo tambin salpica a los capita-
lismos tardos
7
.
El estado singular de subdesarrollo se poda haber resuelto mediante una
va no evolutiva, por sus propias contradicciones, si hubiera habido
una voluntad social de sacar ventaja de las riquezas de iniquidad exis-
tentes en la periferia. El lugar de Brasil en la divisin internacional del tra-
bajo capitalista, ratificada en cada ciclo de modernizacin, podra haber
proporcionado los medios tcnicos para saltar de etapa, como ocurri
en las pocas de Vargas y de Kubitschek. El crecimiento de los sindicatos
poda haber puesto punto final a los elevados niveles de explotacin
posibilitados por el bajo coste de la mano de obra. La reforma agraria no
slo podra haber restaado el flujo del ejrcito de reserva a las ciuda-
des, sino tambin haber acabado con el poder patrimonial. Pero faltaba
la mitad de la solucin: la burguesa nacional no comparta el objetivo de
7
Vase Jos Luis FIORI (ed.), Estados e moedas no desenvolvimento das naes, Petrpolis,
1999, especialmente la segunda parte.
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una emancipacin de tales caractersticas. Por el contrario, ya debilitada
por la creciente internacionalizacin de la industria, sobre todo en las
ramas ms avanzadas del sector industrial, dio la espalda a una alianza
con las clases subordinadas
8
. El golpe de 1964, al que siguieron otros en
la mayora de los pases de Amrica Latina, clausur las posibilidades que
una vez se encontraron abiertas.
La prolongada dictadura militar que dirigi el pas entre 1964 y 1984 opt
claramente por el camino prusiano: una dura represin poltica, un con-
trol frreo de los sindicatos, un elevado grado de coercin estatal, un
incremento en el peso de las empresas estatales en la economa con el
que ningn nacionalista de pocas anteriores hubiera soado y una aper-
tura al capital extranjero; en definitiva, y utilizando la frase de Antonio
Barros de Castro, la industrializacin a marchas forzadas del pas. No se
hizo ningn esfuerzo para erradicar el patrimonialismo ni para resolver el
grave problema de la financiacin interna de la expansin capitalista que
haba sido el taln de Aquiles de la constelacin de fuerzas anterior. En
lugar de ello, la deuda externa se convirti en la va de salida, abriendo
las puertas a la financiarizacin de la economa y del Estado. Los resulta-
dos se hicieron visibles durante el ltimo gobierno militar bajo la direc-
cin del mismo gerifalte econmico, Delfim Neto, que haba supervisado
el anterior milagro brasileo. Considerado capaz de hacer milagros, se
revel como un completo impostor.
Anatoma del ornitorrinco
Cmo es el ornitorrinco? Est sumamente urbanizado, con escasa pobla-
cin y fuerza de trabajo rural y, por lo tanto, con pocos residuos preca-
pitalistas y, por el contrario, tiene una fuerte industria agropecuaria.
Cuenta con un sector industrial ptimamente desarrollado que ha experi-
mentado la segunda revolucin industrial y que en estos momentos diri-
ge lentamente sus pasos hacia la tercera revolucin, molecular-digital o
de la informacin. Su sector servicios se encuentra muy diversificado:
orientado al extremo de la poblacin con la renta ms elevada, se carac-
teriza ms por un derroche extravagante que por la sofisticacin; respec-
to al otro extremo, es considerablemente primitivo, ya que se halla limi-
tado por el escaso gasto que realizan los pobres. El sector financiero se
encuentra todava un tanto atrofiado, lo que se debe a la financiarizacin
de la economa y a la elevada deuda interna, aunque representa, no obs-
8
Fernando Henrique CARDOSO, en su libro Empresrio Industrial e Desenvolvimento Econmico
(So Paulo, 1964), reconoca que la burguesa industrial nacional prefiri una alianza con el
capital internacional. Probablemente, ste sea el mejor trabajo acadmico que haya realiza-
do este antiguo socilogo, ahora ex presidente y eterno candidato a ocupar el Planalto.
Roberto Schwarz mantiene que durante su presidencia Cardoso implement al pie de la letra
las conclusiones de su libro: al renunciar a un proyecto nacional, la burguesa local opt sin
titubear por integrar al pas en el capitalismo global.
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tante, una elevada proporcin del PIB. En 1998 sta fue del 9 por 100,
mientras que la cifra de Estados Unidos, Alemania y Francia es nica-
mente del 4 por 100 y la de Reino Unido, del 6 por 100, que son las eco-
nomas situadas en el centro financiero del capitalismo globalizado
9
. En
trminos de poblacin econmicamente activa, el segmento rural es
pequeo y descendente, el empleo industrial, que alcanz su pico ms
alto en la dcada de 1970, actualmente est reducindose y se ha produ-
cido un boom sostenido de los empleos en el sector servicios. ste es el
retrato de un animal cuya evolucin ha seguido todos los pasos familia-
res. Si fuera un primate, prcticamente sera un homo sapiens.
Aparentemente, el ornitorrinco est dotado de conciencia, puesto que fue
democratizado hace casi tres dcadas. Pero todava tienen que brotar el
conocimiento, la ciencia y la tecnologa: bsicamente an est imitando,
aunque el desciframiento del genoma Xylella fastidiosa indica que puede
no estar lejos de alcanzar ciertos avances en el campo de la biogentica
10
.
Esperemos que no decida clonarse a s mismo. Qu est faltando en esta
evolucin? La respuesta descansa en su sistema circulatorio: un porcenta-
je de deuda tan elevado en el PIB como el que presenta demuestra que la
economa no puede funcionar sin una aportacin de dinero desde el exte-
rior. Los prstamos que ha recibido son formidables: en 2001, la deuda
externa total alcanz la alarmante cifra del 41 por 100 del PIB y el pago de
los intereses de la misma fue del 9,1 por 100 del PIB. Hay pocas economas
capitalistas como sta. Quiz la proporcin sea igualmente alta en Estados
Unidos, pero hay una diferencia radical: el flujo vital que circula interna-
cionalmente y que regresa a Estados Unidos es su propia sangre, el dlar,
emitido por el mismo Estados Unidos. Desde este punto de vista, la evo-
lucin ha dado un paso hacia atrs: nosotros ya no tenemos delante el sub-
desarrollo, sino una situacin que si recuerda a algo es a la crisis de la dca-
da de 1930, cuando el coste del pago de la deuda, es decir, el pago de los
intereses ms la amortizacin del principal, consumi todos los ingresos del
pas provenientes de las exportaciones
11
. Pero hay una diferencia funda-
9
La cifra brasilea est extrada de IBGE, Sistema de Cuentas Nacionales; para los otros
pases, las medias para el periodo comprendido entre 1985 y 1991 estn tomadas de Fernando
Cardim de Carvalho y estn disponibles en www.mre.gov.br. Ntese, sin embargo, que la
cifra brasilea data del periodo de baja inflacin despus del Plan Real, lo que distorsiona
los clculos del producto del sector financiero, planteando varias dificultades metodolgi-
cas. A modo comparativo, en 1993, el sector financiero representaba una cifra estimativa del
32,8 por 100 del PIB brasileo.
10
Mariluce MOURA, O novo produto brasileiro, Pesquisa FAPESP 55 (julio de 2000). La Xilella
fastidiosa es una bacteria que causa una gama de enfermedades en las plantas y que afecta
especialmente a los naranjos y a los cafetos.
11
Vase Anibal VILLANOVA VILLELA y Wilson SUZIGAN, Poltica do goberno e crescimento da
economia brasileira, 1889-1945, Rio de Janeiro, 1973. Me he referido particularmente a su
investigacin en un ensayo sobre la extrema violencia de la crisis del periodo de entregue-
rras: A emergncia do modo de produo de mercadorias: uma interpretao terica da
economia da Repblica Velha no Brasil, en Boris FAUSTO (ed.), Histria geral da civilizao
brasileira, vol. III, O Brasil republicano, So Paulo, 1975.
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mental, ya que si bien antes de 1930 las exportaciones de caf constituan
toda la economa de Brasil, actualmente estamos tratando con un pas
industrializado que, no obstante, est regresando a la misma posicin finan-
ciera subordinada
12
. Esta dependencia externa tambin ha generado una
carga igualmente aterradora consistente en la deuda interna contrada como
mecanismo para absorber la liquidez domstica inyectada por el aflujo de
capital especulativo desde el extranjero. Pero tambin es un anticipo sobre
la produccin futura, de tal modo que si se suma la deuda interna y la
externa el resultado es que para producir un determinado PIB anual Brasil
debe contraer una suma equivalente de deuda. La financiarizacin de la
economa se ha convertido en un proceso recurrente.
La subyugacin del trabajo virtual
Bajo las condiciones de subdesarrollo del pasado, el trabajo informal
poda considerarse una transicin temporal hacia la formalizacin de las
relaciones salariales, lo que daba seales de estarse produciendo a fina-
les de la dcada de 1970 y, en mi opinin, combinando una acumulacin
total insuficiente con una atencin preferente hacia la industria
13
. En tr-
minos tericos, aqu se expresaba este lado del valor: la misma fuerza de
trabajo creada por la migracin hacia las ciudades era utilizada, ms que
como ejrcito de mano de obra de reserva precapitalista, para proporcio-
nar servicios a las ciudades inmersas en un proceso de industrializacin.
Subyugada por el resultado de la combinacin de la revolucin molecu-
lar-digital con la globalizacin del capital, la productividad del trabajo ha
dado un salto de campana hacia la plenitud del trabajo abstracto. Bajo su
actual constitucin dual formas concretas y esencia abstracta el apro-
vechamiento del trabajo vivo siempre ha encontrado un obstculo en la
porosa frontera entre el total de tiempo trabajado y el tiempo productivo
trabajado. Todo crecimiento en la productividad del trabajo se origina en
la lucha del capital por cerrar la brecha entre estas dos cantidades. En un
plano ideal, el objetivo sera transformar el total de tiempo trabajado en
trabajo no remunerado, algo que slo la hechicera podra lograr. En este
punto se da una confluencia virtual del plusvalor absoluto y del relativo,
ya que es absoluto en la medida en que el capital hace uso del trabaja-
dor cuando le necesita y relativo porque esto nicamente es posible gra-
cias a una enorme productividad.
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Entre el ltimo cuatrimestre de 2002 y marzo de 2003, los prstamos extranjeros que finan-
ciaban las exportaciones brasileas se secaron y el real perdi el 30 por 100 de su valor.
Una vez que los temores polticos suscitados por el gobierno del PT se desvanecieron, los
fondos exteriores volvieron a afluir y el tipo de cambio aument de nuevo. En la actuali-
dad, esta dependencia econmica tan dramtica, acompaada de niveles de inestabilidad
tan alarmantes, es prcticamente irreversible.
13
Vase Elson Luciano SILVA PIRES, Metamorfoses e regulao: o mercado de trabalho do
Brasil nos anos oitenta, tesis doctoral, Departamento de Sociologa, Universidad de So
Paulo, 1995.
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Nos encontramos as ante una contradiccin: la trayectoria del plusvalor
relativo debera ser la disminucin del trabajo no remunerado, pero en
realidad ocurre todo lo contrario. Ms exactamente, los aumentos en la
productividad del trabajo significan la desaparicin de los intervalos de
no trabajo, y todo el tiempo de trabajo se convierte en tiempo de pro-
duccin. Los servicios son la regin de la divisin social del trabajo donde
esta ruptura es ms vvida. Se ha creado un tipo de trabajo abstracto vir-
tual. Sus formas exticas pueden encontrarse all donde el trabajo apa-
rece como recreacin, entretenimiento, comunidad entre trabajadores y
consumidores, es decir, en los centros comerciales. Pero es en la infor-
macin donde reside el trabajo abstracto virtual. Los tipos de trabajo ms
duros y ms primitivos tambin se localizan all. Su forma es una fantas-
magora, un no lugar y un no tiempo, que equivale a todo el tiempo.
Pensemos en alguien que est en su casa accediendo a su cuenta banca-
ria a travs del ordenador, haciendo el trabajo que previamente haba
estado asignado a un cajero de banco: qu tipo de trabajo es ste? Aqu,
la potencia explicativa de conceptos como formal e informal desaparece.
Bajo esta perspectiva, parecera que el subdesarrollo ha consistido en una
evolucin inversa. Las clases dominantes, integradas en una divisin del
trabajo que coloca a los productores de materias primas en contra de los
productores de bienes de capital, optan por una forma interna de divisin
del trabajo que preserve su dominio. Es la conciencia, antes que la alea-
toriedad, la que efecta la seleccin. Hoy en da, el ornitorrinco ha per-
dido su capacidad de elegir y, con ello, su evolucin se ha truncado. La
literatura evolucionista y neoschumpeteriana sobre la economa de la tec-
nologa sugiere que el progreso tcnico es incremental y que, por ello,
depende de la acumulacin cientfica previa
14
. Mientras que durante la
segunda revolucin industrial el progreso tcnico estuvo basado en un
conocimiento ampliamente difundido, que permita a los pases saltar
hacia adelante apropindose gilmente de l, la nueva versin del cono-
cimiento cientfico no est disponible en los estantes de los supermerca-
dos de innovaciones, sino que se halla guardada bajo llave en las paten-
tes. Adems, este conocimiento cientfico es desechable y efmero, como
ha sealado Derrida. La combinacin de su carcter desechable y efme-
ro y de su progreso incremental veta el camino a las economas y socie-
dades que permanecen en la retaguardia del conocimiento cientfico. El
desciframiento del genoma de la Xylella fastidiosa parece poco ms que
un adorno o un objeto para el orgullo local, es decir, una demostracin
de las habilidades de los investigadores brasileos en un nicho de espe-
cializacin y no un presagio de una nueva pauta de la produccin de
conocimiento de ahora en adelante.
14
Vase Carlos Eduardo FERNANDEZ DA SILVEIRA, Desenvolvimento tecnolgico no Brasil:
Autonomia e dependncia num pas industrializado perifrico, tesis doctoral, University of
Campinas, 2001.
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La matriz inasequible
La revolucin molecular-digital erosiona la frontera existente entre la cien-
cia y la tecnologa: ambas estn determinadas por un nico proceso. La
ciencia nace de la produccin de tecnologa y viceversa. Esto implica que
los productos tecnolgicos no estn disponibles para ser utilizados, pues
se hallan divorciados de la ciencia que los produce; razonamiento tam-
bin vlido si invertimos sus trminos: el conocimiento cientfico no
puede producirse sin la tecnologa apropiada. La fabricacin de bombas
atmicas y de hidrgeno y la produccin correspondiente de energa
nuclear aunque la fusin todava tenga que completarse satisfactoria-
mente ya evidencian los sntomas de esta cancelacin o supresin. La
revolucin molecular-digital deletes [elimina] por utilizar un trmino
informtico definitivamente la barrera entre ellas. Los productos pura-
mente tecnolgicos que quedan son meros bienes de consumo.
Desde el punto de vista de la acumulacin de capital, esto tiene profun-
das consecuencias. La primera y ms obvia es que los pases o sistemas
perifricos actualmente subnacionales nicamente pueden copiar las
mercancas disponibles, no la matriz tecnocientfica que las produce. El
resultado es una perpetua carrera contrarreloj. La segunda consecuencia,
y tambin la menos obvia, es que la acumulacin que se realiza median-
te la copia de las mercancas disponibles esta sometida a un acelerado
proceso de obsolescencia y no deja nada tras de s, a diferencia de lo que
ocurra con la acumulacin basada en la segunda revolucin industrial. La
nueva matriz exige niveles de inversin que siempre estn por encima de
la capacidad de las fuerzas de acumulacin domsticas, con lo que se
refuerzan los mecanismos de dependencia financiera externa. Los resul-
tados siempre se quedan cortos respecto a los esfuerzos: los niveles de
acumulacin, medidos por el coeficiente de inversin en el PIB, estn en
declive, al igual que las tasas de crecimiento. En trminos utilizados fre-
cuentemente por los tericos de la CEPAL, se produce un menoscabo de
la ratio capital-produccin: cada vez se necesita ms capital para obtener
cada vez menos producto
15
. Desde el momento en el que la globalizacin
incrementa la productividad del trabajo sin generar acumulacin de capi-
tal precisamente por la naturaleza divisible de la forma tcnica molecu-
lar-digital, el nivel de ingresos se mantiene abrumadoramente desigual
intensificando esta contradiccin. Otro ejemplo lo encontramos en la pro-
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Actualmente se est discutiendo la posibilidad de que Brasil produzca su propia oferta de
televisiones digitales, sin copiar las que ya estn disponibles internacionalmente. Otra opcin
sera establecer un consorcio tecnocientfico con China. El ministro de Hacienda del PT,
Antonio Palocci, considera que no es rentable, puesto que requerira una inversin de billo-
nes de reales para obtener un rndimiento precario, dado el reducido tamao del mercado
brasileo y el sistema de patentes supervisado por la OMC. Para l, cualquier intento de
exportar televisiones digitales hechas en Brasil sera un ensueo peligroso. El mismo dilema
se present en el caso de las televisiones en color y se resolvi adaptando los modelos Palm-M
y NTSC, es decir, copias disponibles. No se realiz ningn esfuerzo tecnolgico-cientfico
para crear un modelo original, sino que nicamente se adaptaron modelos existentes.
47
ductividad de los vendedores de bebidas refrescantes en las entradas de
los estadios, que se ha visto incrementada por la gestin just in time
de sus existencias por parte de los fabricantes y distribuidores de refres-
cos, pero el trabajo por el que los vendedores realizan el valor de estas
mercancas difcilmente podra ser ms primitivo. La acumulacin molecu-
lar-digital engrana el empleo ms despiadado de la fuerza de trabajo.
Los callejones sin salida de la periferia
Vencer esta cualidad desechable y efmera para que Brasil se colocara a
la cabeza del progreso tcnico requerira un esfuerzo colosal de investi-
gacin tcnica y cientfica, as como multiplicar la partida en el PIB des-
tinada a la investigacin y el desarrollo durante un dilatado periodo de
tiempo. Segn Carlos Fernandez da Silveira, en 1997 la cantidad dedica-
da por este pas a dicha partida estaba por debajo del 1,5 por 100. La acumu-
lacin de capital necesaria para dar un salto de tales proporciones signi-
ficara no slo que se produjera una elevacin del porcentaje de inversin
del PIB durante un periodo prolongado en 1999 se mantuvo en cerca de
un 18 por 100, sino, sobre todo, cambiar la composicin de la inversin
para que se destinara una proporcin ms elevada a I+D
16
. Ha habido
periodos histricos en los que ciertos subsistemas econmicos nacionales
han consumado hazaas como sa a expensas de una exacerbada repre-
sin poltica y de un rgimen extremadamente frugal en el que la pro-
duccin de bienes de consumo ocupa un papel insignificante. Por ejem-
plo, en el caso de Japn, el ahorro entre la poblacin es tan habitual que
el pas tiene actualmente un enorme excedente de depsitos que no se
transforman en inversin; ni siquiera el consumo de aparatos electrnicos
cuya produccin se ha trasladado a China puede absorber las rentas
japonesas. Si tomamos el ejemplo de la Unin Sovitica, el arrincona-
miento absoluto de la produccin de bienes de consumo implic la para-
lizacin de su agricultura y finalmente condujo a la extensin del ham-
bre. En este caso, las formas tcnicas de la acumulacin de capital propias
de la segunda revolucin industrial facilitaron avances extraordinarios,
pero en la medida en que eran caractersticamente indivisibles, no pudie-
ron ser utilizadas para producir beneficios salariales: los equipos meta-
lrgicos no pueden fabricar pan
17
. La paradoja estriba en que la acumu-
lacin de capital bajo las formas de la segunda revolucin industrial poda
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Datos tomados de Revista BNDES, junio de 2001.
17
En los debates tericos de la dcada de 1950, el modelo adoptado por la Unin Sovitica
pareca colocar a este pas en una posicin de ventaja como Maurice Dobb y Nicholas
Kaldor sostenan debido a que los bienes de capital guiaban el desarrollo econmico.
Pero no se prest la debida atencin terica a la indivisibilidad de las formas tcnicas de la
segunda revolucin industrial, que finalmente condujeron a los atolladeros de la experien-
cia sovitica. Utilizando la ecuacin keynesiana, Y = C + S o I. Lo que en el caso sovitico
signific que no hubo manera de que el consumo no se resintiera, aunque el modelo efec-
tivamente produjo tasas de crecimiento deslumbrantes en el primer periodo de los planes
quinquenales.
48
avanzar utilizando el conocimiento tecnocientfico disponible, aunque las
formas fueran en s mismas indivisibles; en la revolucin molecular-digi-
tal, las formas son divisibles, pero el propio conocimiento tecnocientfico
se vuelve indivisible en la unidad de la ciencia y el desarrollo.
El caso de Brasil era bastante distinto. Aqu, incluso en los aos mejores,
vividos bajo el gobierno de Kubitschek, la inversin nunca super el 22
por 100 del PIB. Para aumentar este porcentaje, la dictadura militar recu-
rri a la financiacin externa creando una enorme deuda que se convir-
ti en un generador de crecimiento forzado y de subordinacin financie-
ra. Pero dado que la acumulacin incremental debe ser constante, no
habiendo da despus cuando dejan de requerirse elevadas tasas de
inversin, actualmente parece no haber nada a lo que aferrarse en un pas
que acaba de confeccionar un programa de Hambre Cero para hacer fren-
te a las terribles y prosaicas consecuencias de una distribucin incon-
mensurablemente desigual de la renta.
Los efectos de un crecimiento asombroso de la productividad del trabajo
la del trabajo abstracto virtual se vuelven devastadores cuando alcan-
zan la periferia. Aprovechndose de la enorme reserva de trabajo infor-
mal creado por la industrializacin, la acumulacin molecular-digital no
necesit socavar drsticamente las formas concretas-abstractas del traba-
jo, excepto en algunos pequeos reductos fordistas. La extraccin de
plusvalor poda ser acometida sin resistencia, libre de los impedimentos
que con todas las barreras anteriores frenaban la explotacin absoluta.
En la dcada de 1980, la tendencia hacia la formalizacin de las relaciones
salariales se estanc, y se extendi lo que todava inapropiadamente se
llama trabajo informal. La convergencia con la denominada reestructura-
cin productiva dio como resultado lo que Robert Castel ha llamado la
desafiliacin, o la deconstruccin de la relacin salarial
18
. Este proceso se
puede observar a todos los niveles y en todos los sectores de la economa.
Terciarizacin, temporalidad y flexibilizacin; tasas de desempleo que
rozan el 30 por 100 en el gran So Paulo y el 25 por 100 en Salvador;
menos contradictorio de lo que podra parecer, las ocupaciones priman
sobre los empleos: grupos de jvenes venden prcticamente de todo en
los cruces de las carreteras, limpian y ensucian a la vez los parabrisas de
los coches y trapichean por todas partes. En So Paulo, las calles Quinze
y Boa Vista las zonas tradicionales de recreo de los banqueros y de sus
empleados se han convertido en grandes alfombrados de surtidos de
ferretera. El rea alrededor del magnfico y esplndidamente iluminado
Teatro Municipal expone los dramas de una sociedad en ruinas, un bazar
variopinto donde se venden horrendas copias kitsch de bienes de consu-
mo de alta calidad. Miles de vendedores de Coca-Cola, Guaran, cerveza
y agua mineral se agolpan en las entradas de los estadios deportivos dos
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Robert CASTEL, As metamorfoses da questo social, Petrpolis, 1998.
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veces por semana. En el plano terico permanecemos mudos de asombro:
esto es trabajo abstracto virtual. Los programas de caridad intentan formar
a esta fuerza de trabajo proporcionndole titulaciones, una tarea de Ssifo
que equivale a intentar llenar una cesta de agua y que se prosigue con la
conviccin de que el buen empleo pasado de moda, el que est en los
libros, regresar cuando se reanime el ciclo econmico
19
. La verdad es,
ms exactamente, lo contrario: cuando se produzca la reanimacin, ser
intermitente y su duracin impredecible. En cada periodo venidero de cre-
cimiento el trabajo abstracto virtual calar ms profundamente.
A pesar de presentar unas tasas de crecimiento espectaculares, sostenidas
durante un largo periodo de tiempo, el ornitorrinco es una de las socie-
dades capitalistas ms desiguales de la tierra, ms, incluso, que las eco-
nomas ms pobres de frica que en trminos estrictos no se pueden con-
siderar realmente capitalistas. Estoy tentado de decir, con elegancia
francesa, et pour cause. Los determinantes ms obvios de la contradiccin
descansan en su combinacin de dependencia exterior con un status
deprimido del trabajo. Este ltimo en cierto momento sostuvo un mode-
lo de acumulacin que financi la expansin es decir, el subdesarrollo
pero, combinado con lo primero, crea un mercado interno que slo
puede consumir copias, hallndose atrapado en un crculo vicioso.
Desde el momento en el que la revolucin molecular-digital se convierte
en el principal modelo tcnico de acumulacin de capital, el mercado
puede seccionarse sin dar lugar a crisis de liquidez derivadas de la sobre-
acumulacin. stas se producen nicamente cuando la concentracin
galopante de riqueza se desacelera. Respecto al consumo de la poblacin,
a pesar de las crticas bien intencionadas, no hay crisis de liquidez, ya que
la compartimentacin digital es plenamente capaz de descender a los
infiernos de una distribucin de la renta pasmosamente desequilibrada.
Las crisis de sobreacumulacin nicamente se desarrollan como proble-
mas de competencia oligopolista, como ocurre actualmente en el sector
de las telecomunicaciones, despus de producirse la privatizacin. En
ellas, la codicia por la porcin ms jugosa hace que los gigantes de la tele-
comunicacin global se lancen a una competicin encarnizada, instalan-
do sistemas de telefona mvil y bajando los precios de los aparatos tele-
fnicos progresivamente de importacin, tropezando nicamente con
el obstculo de la indigencia de los pobres. Aun as, prcticamente todos
los productos de la revolucin molecular-digital pueden llegar a los sec-
tores con las rentas ms bajas como bienes de consumo duradero, como
lo atestiguan los enjambres de antenas e, incluso, de antenas parablicas
instaladas en las casuchas de las favelas. Podra decirse, al estilo de la
Escuela de Frankfurt, que esta capacidad para llevar el consumo a las
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En todos estos cursillos de recualificacin, los trabajadores adquieren algunos conoci-
mientos de informtica, lo que para el nuevo trabajador polivalente equivale a formular una
plegaria a Dios. No hay nada ms trgico que el hecho de que se les estn enseando los
fundamentos mismos de la desechabilidad.
50
capas ms pobres de la sociedad constituye en s misma el narctico
social ms poderoso. Celso Furtado ya haba advertido de este proceso,
aunque, en mi opinin, sobredimension la importacin de los modelos
de consumo voraz en lugar de ver la distribucin de la renta como su
determinante. Su ltimo libro, pequeo pero excelente, modifica y per-
fecciona esta admonicin
20
.
La emergencia de una nueva clase
Desde luego, en un principio las organizaciones de la clase obrera po-
dran transformar la estructura no igualitaria de nuestra distribucin de la
renta, al igual que lo hicieron en los subsistemas nacionales de Europa
con la creacin del Estado del bienestar, cuando la extensin de las rela-
ciones salariales se convirti en el vector para que la fuerza de trabajo
adquiriera un poder colectivo. Hasta cierto punto, esto efectivamente se
produjo en la dcada de 1970. El golpe militar de 1964 ya era una reac-
cin ante los signos de que las organizaciones obreras dejaban de ser las
meras correas de transmisin de lo que la literatura sociolgica denomi-
n dominacin populista
21
. La emergencia de los grandes movimientos
sindicales de la dcada de 1970, y de los cuales el PT es en gran medida
el producto, pareca indicar que poda seguirse una ruta europea
22
. La
cuota de la renta nacional atribuible a los salarios se increment y la lgi-
ca universalizadora de las demandas perseguidas por los sindicatos
autnticos en los sectores del automvil, del petrleo y de la banca
pretendi poner en marcha la expansin de la salarizacin de las rela-
ciones laborales y de sus correlatos, la seguridad social y diversos bene-
ficios indirectos. Las empresas pblicas estuvieron en la vanguardia de
este proceso los trabajadores del petrleo eran funcionarios pblicos
empleados en la produccin de mercancas, lo que dio lugar a abun-
dantes fondos de pensiones.
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Vanse, respectivamente, Celso FURTADO, Subdesenvolvimento e estagnao na Amrica
Latina, Ro de Janeiro, 1966; Anlise do modelo brasileiro, Rio de Janeiro, 1972 y, tambin,
Em busca de novo modelo: reflexes sobre a crise contempornea, So Paulo, 2002.
21
Actualmente se est produciendo una reevaluacin de dicha literatura, que consideraba
el populismo como un modelo cuasi fascista de Amrica Latina que se nutra de la pasivi-
dad de las clases trabajadoras. Vanse Alexandre FORTES, Trabalhismo e populismo: novos
contornos de um velho debate, indito y Jorge FERRERIRA (ed.), O populismo e sua histria.
Debate e crtica, Ro de Janeiro, 2001.
22
En esto haba una contradiccin: el que se llam autntico movimiento sindicalista en
oposicin a los tteres instalados en los grandes sindicatos por la dictadura trabajaba
siguiendo las pautas estadounidenses. Las negociaciones efectuadas individualmente en
cada fbrica se extendieron por todas partes, precisamente, porque los empleadores eran
mayoritariamente multinacionales, sobre todo en el sector automovilstico, que siempre
encabez el movimiento en el cinturn industrial de So Bernardo. El ejemplo clsico era
Metalrgicos de So Paulo. Posteriormente, la crisis de la deuda externa, y la consecuente
incapacidad de los fabricantes para trasladar la subida de costes a los consumidores, trajo
consigo este sindicalismo al estilo estadounidense ms prximo a los modelos europeos.
51
En 1980 este movimiento se detuvo y a partir de entonces su cada fue en
picado. Al haber sido erosionado por la reestructuracin de la produc-
cin, por el trabajo abstracto virtual y por el poder poltico, el trabajo
dej de poseer una fuerza social. Las transformaciones en las bases tec-
nomateriales de la economa difcilmente podan dejar de tener repercu-
siones sobre la composicin de la clase. Si Edward Thompson estaba en
lo cierto al insistir en que un trabajador no es meramente una posicin
en el proceso de produccin, la cuestin pendiente estriba en saber si
habra trabajadores de no existir estas posiciones. La representacin de la
clase perdi su base y el poder poltico se fund sobre la misma debili-
tada. En las condiciones especficas de Brasil, una prdida de tales carac-
tersticas tiene una enorme trascendencia. Hoy en da no hay ninguna
ruptura a la vista con la larga ruta pasiva de Brasil, pero esto ha dejado
de ser subdesarrollo.
La estructura de clase tambin se vio truncada o modificada. Las capas
superiores del antiguo proletariado se convirtieron, en parte, en lo que
Robert Reich llam analistas simblicos
23
. Ellos son los administradores
de los fondos de pensiones que tuvieron su origen en las antiguas empre-
sas pblicas, de los cuales el ms poderoso es Previ, el fondo de los fun-
cionarios del todava nacional Banco do Brasil. Este estrato est sentado
en los consejos de administracin de instituciones financieras clave, como
el Banco Nacional de Desarrollo Econmico y Social (BNDES), en calidad
de representantes de los trabajadores. La creacin de estos fondos fue
producto del florecimiento final del Estado del bienestar brasileo, que
bsicamente estuvo organizado en empresas pblicas. La Constitucin de
1988 cre el Fondo de Asistencia a los Trabajadores (FAT), que actual-
mente es la mayor fuente de capital a largo plazo del pas y que opera,
precisamente, a travs del BNDES
24
. Este simulacro de socializacin ha
producido lo que Robert Kurz llama sujetos monetarios
25
. La funcin de
los trabajadores que ascienden a estos puestos es garantizar la rentabili-
dad de los mismos fondos que estn financiando la reestructuracin de la
produccin que crea el desempleo.
Actualmente, los sindicatos del sector privado tambin estn organizando
sus propios fondos de pensiones, despus del ejemplo de los del sector
pblico. Irnicamente, as fue precisamente como Fora Sindical derrot
al sindicato de las entonces industrias nacionalizadas del acero (Siderrgica
Nacional), que estaba vinculado al CUT (Central nica dos Trabalhadores),
mediante la constitucin de un club de inversores para financiar la pri-
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23
Vase Robert REICH, The Work of Nations, Nueva York, 1992.
24
La partida de fondos de la FAT en los pasivos del BNDES aument desde el 2 por 100 en
1989 al 40 por 100 en 1999. Vase Relatrio de Atividades do BNDES de 1994 a 1999. A su
vez, la porcin de gastos del BNDES en Formacin Bruta de Capital Fijo, es decir, en inver-
sin total, fluctu entre un 3,25 por 100 en 1990, un 6,26 en 1998 y un 5,93 en 1999 (Revista
BNDES, junio de 2001).
25
Robert KURZ, Os ltimos combates, Petrpolis, 1999.
52
vatizacin de la empresa
26
. Nadie pregunt seguidamente qu pasaba con
las participaciones de los trabajadores, que o bien se esfumaron o bien
fueron adquiridas por el grupo Vicunha que actualmente controla la indus-
tria. Esto explica las recientes convergencias pragmticas entre el PT y el
PSDB, y la aparente paradoja de que el gobierno de Lula est llevando a
cabo, y radicalizando, el programa de Cardoso. No se trata de un error, sino
de la expresin de un estrato social genuinamente nuevo que se basa, por
un lado, en tcnicos e intelectuales que actan como banqueros (el ncleo
del PSDB) y, por otro, en trabajadores convertidos en gestores de fondos
de pensiones (el ncleo del PT)
27
. Lo que ambos grupos tienen en comn
es el control sobre el acceso a los fondos pblicos y un conocimiento pri-
vilegiado del interior del mundo financiero
28
.
La formacin de esta clase en la periferia del capitalismo globalizado las
teoras de Reich atienden esencialmente a este fenmeno en el centro
dinmico del sistema necesita un escrutinio ms de cerca. Ya que no slo
hay un sitio nuevo para ella en el sistema sobre todo en el sector finan-
ciero y en sus mediaciones en el Estado, lo que satisface uno de los cri-
terios marxistas para definir a una clase, sino que tambin hay una nueva
experiencia de clase, en trminos de Thompson. Las recientes celebra-
ciones por el cumpleaos del antiguo tesorero de la CUT difcilmente
podran brindar una ilustracin ms vvida del hecho de que esta expe-
riencia se circunscribe al nuevo estrato
29
. No puede extenderse al conjun-
to de los trabajadores. De hecho, estas personas ya no son trabajadores.
Se renen en los nuevos pubs mezclndose con la burguesa y con sus eje-
cutivo, pero no por ello debemos confundirles, puesto que su lugar en la
produccin se encuentra en el control del acceso a los fondos pblicos,
que no es el de la burguesa. La clase tambin rene los requisitos grams-
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Fora Sindical fue fundada en 1991 a partir de las bases de los sindicatos de So Paulo por
Luis Antonio Medeiros, un antiguo jefe comunista pragmtico. Uno de sus lderes actuales,
Antonio Rogrio Magri, fue ministro de Trabajo con el gobierno de Collor antes de ser des-
tituido en medio de acusaciones por corrupcin. El CUT se cre en 1983 por sindicalistas de
orgenes diversos: comunistas tanto prosoviticos como prochinos, troskistas y catlicos.
27
El consejo de administracin del FRB-Par, el holding que controla la aerolnea Varig, ofre-
ci tres asientos al PT. Entre los que se convirtieron en parte del rgano directivo de la orga-
nizacin se encuentra, o as era hasta fechas recientes, un miembro del consejo administra-
tivo del BNDES, el banco estatal que financi la reestructuracin del sector de la aviacin
civil, en el que Varig sumamente insolvente es la empresa principal.
28
En el caso extremo de la Rusia postsovitica, ese conocimiento y ese control previos sobre
las empresas pblicas se convirtieron, sencillamente, en saqueo, pero las privatizaciones de
Brasil y de Argentina difirieron nicamente en grado. Aquellos que bajo el gobierno de Cardoso
fueron economistas y hoy son banqueros son innumerables. La historia de las privatizaciones
de Menem podra provenir del Chicago de la poca de la prohibicin del al-cohol. Vase el
devastador anlisis de Horacio VERBITSKY, Robo para la corona: los frutos prohibidos del rbol
de la corrupcin, Buenos Aires, 1991.
29
El momento cumbre de las celebraciones que tuvieron lugar tras la victoria del PT en las
elecciones presidenciales de 2002 fue una fiesta ofrecida por el antiguo tesorero de la CUT
y de la campaa de Lula. La prensa cont un nmero de entre 15 y 18 jets privados y peque-
as aeronaves aterrizando en la fazenda donde se celebr la fiesta. Quin iba a saber que
los trabajadores posean tantos aviones?
53
cianos, dado que precisamente se deriva de un nuevo consenso entre el
Estado y el mercado. Finalmente, en la medida en que las clases se forjan
en la lucha de clases, su dinmica descansa en la apropiacin de parcelas
importantes de los fondos pblicos. Aqu es donde yace su especificidad:
su derecho de retencin no recae sobre los beneficios del sector privado,
sino sobre el lugar en el que se generan parte de esos beneficios, es decir,
sobre las finanzas pblicas. Un weberiano dira que la nueva clase est
cobrando forma en una accin racional con arreglo a valores, lo que en
ltimo trmino es la forma de su conciencia
30
.
Visto desde otro ngulo, el ornitorrinco se nos presenta con la peculiari-
dad de que los principales fondos de inversin son propiedad de los tra-
bajadores. Esto es socialismo!, es lo que exclamara alguien que resuci-
tara ahora despus de haber muerto durante las primeras dcadas del
siglo XX. Pero contrariamente a las esperanzas de algunos, el ornitorrinco
carece de momento tico-poltico. La hegemona, en la formulacin de
Gramsci, se desarrolla en la superestructura, y aqu el ornitorrinco no
tiene conciencia, nicamente rplica superestructural. El terico que lo
previ fue Ridley Scott en Blade Runner.
ste es el ornitorrinco. Ya no es posible que permanezca subdesarrollado
y se aproveche de las ventajas brindadas por la segunda revolucin indus-
trial e, igualmente, es imposible que progrese mediante la acumulacin
molecular-digital, ya que las condiciones internas que permitiran una
ruptura de estas caractersticas son deficientes. Lo que queda son las acu-
mulaciones primitivas del tipo amparado por la privatizacin. Sin embar-
go, bajo el dominio del capital financiero, actualmente stas son meras
transferencias de propiedad y no, cabalmente, acumulacin. El ornito-
rrinco est condenado a arrastrarlo todo al vrtice de la financiarizacin.
En estos momentos, bajo el gobierno del PT, ha llegado el turno de la
seguridad social, y aqulla impedir la redistribucin de la renta y la crea-
cin de un nuevo mercado que sentara las bases para la acumulacin
molecular-digital. El ornitorrinco capitalista es una acumulacin truncada
y una sociedad caracterizada por una desigualdad incorregible. Larga vida
a Marx y a Darwin, a quienes la periferia capitalista ha reunido finalmen-
te. Marx deseaba la aprobacin de Darwin, pero ste no tuvo tiempo de
leer El capital. Sin embargo, no fue en estas tierras, en las Galpagos,
donde Darwin tuvo su epifana?
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30
Me refer a este fenmeno en Medusa ou as classes mdias e a consolidao democrti-
ca, en Guillermo ODONNELL y Fbio REIS (eds.), A democracia no Brasil: dilemmas e pers-
pectivas, So Paulo, 1988, donde consider la medusa de tcnicos como un segmento
importante de las clases medias.

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