Viaje A La Muchedumbre

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COLECCIN

MNIMA
52
VIAJE A LA
MUCHEDUMBRE
por
PEDRO MIR
seleccin 'J
prlogo de
JAIME LABA5TIDA
)l(l

edtores
MEXICO
ESPANA
ARGENTINA
COLOMBIA
sialo veintlunQ de espaa editores, sa
C/Pt1.zA 5. MADIlID 33. ESPANA
siglo veintiuno argentina editores, 8a
portada de anhelo hernndez
primera edicin, 1972
segunda edicin, 1975
tercera edicin, 1978
siglo xxi editores, s. a.
ISBN 968.23-0163.7
derechos reservados conforme a la ley
impreso y hecho en mxico
printed and made in mexico
NDICE
El viaje de Pedro Mir hacia la muchedumbre
por Jaime Labastida IX
Hay un pas en el mundo 1
Si alguien quiere saber cul es mi patria 19
Domin 31
Contracanto a Walt Whitman 37
Elega del 14 de junio 69
Balada del exiliado 73
Al portaviones "Intrpido" 77
Ni un paso atrs 85
Meditacin a orillas de la tarde 89
Amn de mariposas 95
Concierto de esperanza para la mano izquierda 113
[VII}
EL VIAJE DE PEDRO MIR HACIA LA
MUCHEDUMBRE
JAIME LABASTIDA
La primera vez que o el nombre de Pedro Mir fue
el ao de 1963, cuando un exiliado dominicano ley
su poema "Hay un pas en el mundo" en los traba-
jos del Primer Encuentro Latinoamericano de Poe-
tas, realizado en la ciudad de Mxico. Junto a la seu-
Jopoesa que habamos odo a lo largo del Encuen-
trO, el poema de Mir result un verdadero deslum-
bramiento.
Posteriormente quise saber quin era, qu haba
escrito, qu edad tena, si an viva y dnde. En nin-
guna parte pude encontrar ni siquiera referencias
sobre su persona. La Historia de la /itera/lira latino-
.11l/ericalla, de Enrique Anderson Imbert, por ejem-
plo, pasa en silencio sobre su obra. No volv a es-
cuchar ms el nombre de Mir hasta que en 1971
Arnaldo Orfila Reynal me dijo que un grupo de
intelectuales latinoamericanos lo haba vsitado, que
algunos de ellos queran trabar conocimiento con
colegas mexicanos, y mi asombro no tuvo lmite cuan-
do me dijo que uno de los integrantes del grupo se
llamaba Pedro Mir. De modo que Mir exista. be
inmediato quise conocerlo y me sorprendi ver en
l a un hombre pequeo, enjuto, increblemente vi-
vaz, que no representaba la edad que rena. En una
tx
reunin con amigos ley otros poemas que no cono-
camos y en seguida nos preguntamos: cmo es po-
sible que este poeta, nacido en San Pedro de Maco-
rs, en la Dominicana, en 1913, sea un desconocido
en Amrica? Qu puede explicar que su nombre
no aparezca al lado de los de Nicols Guilln, Pablo
Neruda o Nicanor Parra?
Quiz dos cosas por encima de otras: sus poemas
han sido publicados en plaqueltes de tirada o circu-
lacin limitada, que difcilmente han salido de la
Dominicana; no ha habido en su pas el movimiento
social revolucionario que lo proyecte fuera de las
fronteras nacionales.
Pedro Mir debi haber sido conocido, cuando ms
tarde, hacia la dcada de los cincuenta; las grandes
editoriales latinoamericanas le hubieran podido dar
la trascendencia de que gozan sus hermanos mayores,
Guilln y Neruda. En 1965, cuando la invasin nor-
teamericana a su pas, Mir se encontraba en Pars;
los hechos hicieron que mucha gente quisiera cono-
cer su poesa: pero para esa gente no se trataba del
poeta Pedro Mir, por necesidad o azar nacido en
Santo Domingo, sino de un dominicano, por azar
poeta, que se encontraba en Pars en los momentos
en que su patria era noticia internacional. la Revo-
lucin cubana ha proyectado a toda una nueva gene-
racin de poetas fuera de la isla; lo propio ocurre
ahora con respecto a Chile. Mir ha corrido con mala
suerte. Su primer gran poema, Hay UIZ pas eIl el
mundo, fue publicado en 1949, cuando Mir se en-
contraba exiliado en la isla de Cuba. Antes de l,
x
slo haba escrito poemas menores, de los que por
supuesto no quiere acordarse, publicados en diarios
y revistas dispersos. En 1953 publico en Guatemala
el Contracanto a Walt lf?hitman (Canto a nosotros
mismos). Luego guard un largo silencio hasta que
public Amn de mariposas, ya de regreso en San-
to Domingo, en 1969. Entre este poema, dos peque-
os libros: uno de POeSa poltica, otro de raz amo-
rosa; posteriormente slo el C01lcierto de esperanza
para la mano izqllierda, que aqu se publica por pri-
mera vez.
Sus tres grandes poemas, poemas en los que res-
plandece un factor de equilibrio, en los que predo-
mina un sistema orgnico de estructura conceptual
y que estn marcados por una sola preocupacin: la
poltica, son, pues, Hay Ull pas en el mundo, Con-
tracanto a 1fl'alt W'hitman y Amn de mariposas.
Mir es, en verdad, un gran poeta poltico, defi-
nido por el denominador de un sujeto plural: nos-
otros; pero el nosotros de Pedro Mir no es el
nosotros de Aim Csaire, de clara raz africana y
cuyo vrtice de esperanza se encuentra en un re-
torno mtico al pasado y al pas natal. El nosotros
de Mir es, tambin como el sujeto de Csaire, un
sujeto plural, pero identificado por las relaciones del
trabajo y la opresin: independientemente de que
haya venido de frica o no, el trabajador, el proleta-
rio latinoamericano, del campo o la ciudad.
Yo, un hijo del Caribe,
preciJamente antillano.
XI
Producto primitivo de 111M illgenlla
"iatma borinqtlea
y un obrero Cltbano..
l'engo a hablarle a lF'alt lf
7
hitma11,
fin COJmoJ,
un hijo de Manhattan.
En efecto, su padre fue un tcnico cubano que lle-
g a Santo Domingo como mecnico en la indus-
tria azucarera; su madre era puertorriquea: un an-
tillano perfecto, pues. Y desde luego su preocupa-
cin primigenia es la Repblica de Santo Domingo,
y despus el Caribe, pero tambin Amrica Latina.
Lo anterior hace que Pedro Mir sea uno de los
pocos poetas que conozca directamente a su pblico,
que sea amado por ste y que forme multituds siem-
pre que se anuncia en Santo Domingo uno de sus
recitales poticos. Amigos dominicanos me han di-
cho que los recitales de Mir son, por decirlo as,
verdaderos mtines a los que acuden cinco o seis mil
personas, la mayor parte estudiantes, campesinos y
obreros. En Pedro Mir cobra nuevo vigor, pues, en
muy alto nivel de calidad, la tradicin del poeta po-
pular: es un mester de juglara, tan culto como uno
de clereca, que interpreta cabalmente los sentimien-
tos populares, y al que su pueblo responde como a
muy escasos poetas en sus propios pases.
No cabe duda que Pedro Mir es un poeta inte-
lectual, en el mejor sentido de esta expresin. Em-
pieza a escribir relativamente "tarde" desde el punto
de vista de la cronologa vital. Su primer poema
XII
importante fue escrito nel lIlezzo del call1mill di 1.1
sua vi/a: Conlracallto a \r""11 \I"hilmall revela p.
cuatro aos ms tarde, al pocta en plena madu'
rez, seguro de su voz, orquestando la meloda a lo
largo de 600 versos o ms, cindose a un tema como
piejo sin apartarse de l: un poema que se desen-
vuelve en un plano histrico y dialctico, por el cual
el poeta recupera el yo, prstino y combativo, de
WhitmaQ en el nosotros de los pueblos explotados.
que sera su directo desenlace.
Amn de mariposas recoge el desgarramiento de
la ltima fase de la lucha contra el dictador Ra-
fael Lenidas Trujillo. hste mand asesinar a tres
hermanas, las tres her'llanas Mirabal, pertenecientes
a la burguesa domh,;('ana, pero que se le enfrenta-
ban abiertamente en la lucha poltica. El crimen fue
tan insensato que Mir advirti en l, y as 10 hace
constar en uno de los versos, que "la sociedad esta-
blecida ha muerto". Un crimen de esa naturaleza
subvierte por entero los pretendidos valores de una
sociedad. La vida humana, la muerte humana es en-
tonces ms poderosa que la estructura de la repre-
sin, la mariposa es ms fuerte que el mrmol.
Es que
hllY columnas de mrmol impetuoso no rendidas al
tiempo
'Y pirmides absolutas erigidas sobre las civilizaciones
que no pueden resis#, la muerte de ciertas mariposas.
XIII
No vacilo en decirlo: estamos frente a uno de los
~ t latinoamericanos ms autnticos e importan-
tes de la hora presente. Quiz en l y en un puado
de nombres americanos podamos reencontrar la clara
pz de la poesa poltica, hondamente humana y re-
volucionaria, que constituye el signo ms legtimo
del presente potico de Amrica Latina.
Es muy difcil que se pueda "descubrir" a un
gran poeta cuando ya ha escrito el grueso (posible-
mente la totalidad: Mir ha decidido no escribir ms
poesa) de su obra. Esta funcin cumple la presente
publicacin: da a conocer un autor de nivel conti-
nental, que no merece el silencio que hasta hoy lo
ha envueltO.
Ci/ldad de Mxico, mayo de 1972
XIV
VIAJE A LA MUCHEDUMBRE
hay un pas
en el mundo
poema gris en varias ocasiones
Ah, desventurados! -exclam indignado el
sirio-. Cmo imaginar semejante exceso
de rabia furiosa? Me dan ganas de dar tres
pasos y aplastar de tres patadas a todo ese
hormiguero de ridculos asesinos...
No os tomis ese trabajo -le respondie-
ron-o Ellos mismos se encargan de su ruina.
VOLTAIRE, Micromegas, cap. VII.
Hay
un pas en el mundo
colocado
en el mismo trayecto del sol.
Oriundo de la noche.
Colocado
en un inverosmil archipilago
de azcar y de alcohol.
Sencillamente
liviano,
como un ala de murcilago
apoyado en la brisa.
Sencillamente
claro,
como el rastro del beso en las solteras
antiguas
o el da en los tejados.
Sencillamente
frutal. Fluvial. Y material. Y sin embargo
sencillamente trrido y pateado
como una adolescente en las caderas.
Sencillamente triste y oprimido.
Sinceramente agreste y despoblado.
3
En verdad.
Con tres millones
suma de la vida
y entre tanto
cuatro cordilleras cardinales
y una inmensa baha y otra inmensa baha,
tres pennsulas con islas adyacentes
y un asombro de ros verticales
y tierra bajo los rboles y tierra
bajo los ros y en la falda del monte
y al pie de la colina y detrs del horizonte
y tierra desde el canto de los gallos
y tierra bajo el galope de los caballos
y tierra sobre el da, bajo el mapa, alrededor
y debajo de todas las huellas y en medio del amor.
Entonces
es 10 que he declarado.
Hay
un pas en el mundo
sencillamente agreste y despoblado.
4
Algn amor creer
que en este fluvial pas en que la tierra brota,
y se derrama y cruje como una vena rota,
donde el da tiene su triunfo verdadero,
irn los campesinos con asombro y apero
a cultivar
cantando
su franja propietaria.
Este amor
quebrar su inocencia solitaria.
Pero no.
y creer
que en medio de esta tierra recrecida,
donde quiera, donde ruedan montaas por los valles
como frescas monedas azules, donde duerme
un bosque en cada flor y en cada flor la vida,
irn los campesinos por la loma dormida
a gozar
forcejeando
con su propia cosecha.
Este amor
doblar su luminosa flecha.
Pero no.
y creer
de donde el viento asalta el ntimo terrn
y lo conviene en tropas de cumbres y praderas,
donde cada colina parece un corazn,
en cada campesino irn las primaveras
cantando
5
entre los surcos
su propiedad.
Este amor
alcanzar su floreciente edad.
Pero no.
Hay
un p:ls en el mundo
donde un campesino breve,
seco y agrio
muere y muerde
descal70
su polvo derruido,
y la t ~ r r no alcanza para su bronca muerte.
Odio bien! No alcanza para quedar dormido.
Es Uf pas pequeo y agredido. Sencil1amenre triste,
triste y torvo, triste y acre. Ya lo dije:
stncilllamenre triste y oprimido.
6
No es eso solamente.
Faltan hombres
para tanta tierra. Es decir, faltan hombres
que desnuden la virgen cordillera y la hagan madre
despus de unas canciones.
Madre de la hortaliza.
Madre del pan. Madre del lienzo y del techo.
Madre solcita y nocturna junto al lecho...
Faltan hombres que arrodillen los rboles y entonces
los alcen contra el sol y la distancia.
Contra las leyes de la gravedad.
y les saquen reposo, rebelda y claridad.
y hombres que se acuesten con la arcilla
y la dejen parida de paredes.
y hombres
que descifren los dioses de los ros
y los suban temblando entre las redes.
y hombres en la costa y en los fros
desfiladeros
y en toda desolacin.
Esto es, faltan hombres.
y falta una cancin.
7
Procedente del fondo de la noche
vengo a hablar de un pas.
Precisamente
pobre de poblacin.
Pero
no es eso solamente.
Natural de la noche soy producto de un viaje.
Dadme tiempo
coraje
para hacer la cancin.
8
Plumn de nido nivel de luna
salud del oro guitarra abierta
final de viaje donde una isla
los campesinos no tienen tierra.
Decid al viento los apellidos
de los ladrones y las cavernas
y abrid los ojos donde un desastre
los campesinos no tienen tierra.
El aire brusco de un breve puo
que se detiene junto a una piedra
abre una herida donde unos ojos
los campesinos no tienen tierra.
los que la roban no tienen ngeles
no tienen rbita entre las piernas
no tienen sexo donde una patria
los campesinos no tienen tierra.
No tienen paz entre las pestaas
no tienen tierra no tienen tierra.
9
Pas inverosmil.
Donde la tierra brota
y se derrama y cruje como una vena rota,
donde alcanza la estatura del vrtigo,
donde las aves nadan o vuelan pero en el medio
no hay ms que tierra:
los campesinos no tienen tierra.
Y entonces,
de dnde ha salido esa cancin?
Cmo es posible?
Quin dice que entre la fina
salud del oro
los campesinos no tienen tierra?
sa es otra cancin. Escuchad
la cancin deliciosa de los ingenios de azcar
y de alcohol.
10
Miro un brusco nopel de ranes
son del ingenio
sus soportes de verde aborigen
son del ingenio
y las mansas montafas de origen
son del ingenio
y la ca y la yerba y el mimbre
son del ingenio
y los muelles y el agua y el liquen
son del ingenio
y el camino y sus dos cicatrices
son del ingenio
y los pueblos pequeos y vrgenes
son del ingenio
y los brazos del hombre ms simple
son del ingenio
y sus venas de joven calibre
son del ingenio
y los guardias con voz de fusiles
son del ingenio
y las manchas de plomo en las ittgles
son del ingenio
y la furia y el odio sin lmites
son del ingenio
y las leyes calladas y tristes
son del ingenio
y las culpas que no se redimen
son del ingenio
veinte veces lo digo y lo dije
son del ingenio
"nuestros campos de gloria repiten"
son del ingenio
11
en la sombra del ancla persisten
son del ingenio
aunque arrojen la carga del crimen
lejos del puerto
con la sangre el sudor y. el salitre
son del ingenio.
12
y ste es el resultado.
El da luminoso
regresando a travs de los cristales
del azcar, primero se encuentra al labrador.
En seguida al leero y al picador
de caa
rodeado de sus hijos llenando la carreta.
y al nio del guarapo y despus al anciano sereno
con el reloj, que lo mira con su muerte secreta,
y a la joven temprana cosindose los prpados
en el saco cien mil y al rastro del salario
perdido entre las hojas del listero. Y al perfil
sudoroso de los cargadores envueltos en su capa
de msculos morenos. Y al albail celeste
colocando en el cielo el ltimo ladrillo
de la chimenea. Y al carpintero gris
clavando el atad para la urgente muerte,
cuando suena el silbato, blanco y definitivo,
que el reposo contiene
El da luminoso despierta en las espaldas
de repente, corre entre los rales,
sube por las gras, cae en los almacenes.
En los patios, al pie de una lavandera,
mojada en las canciones, cruje y rejuvenece.
En las calles se queja en el pregn. Apenas
su pie despunta desgarra los pesebres.
Recorre las ciudades llenas de los abogados
que no son ms que placas y silencio, a los poetas
que no son ms que nieblas y silencio y a los jueces
13
silenciosos. Sube, salta, delira en las esquinas
}" el da luminoso se resuelve en un dlar inminente.
Un dlar! He aqu el resultado. Un borbot6n de
sangre.
Silenciosa, terminante. Sangre herida en el viento.
Sangre en el efectivo producto de amargura.
:este es un pas que no merece el nombre de pas.
Sino de tumba, fretro, hueco o sepultura.
Es cierto que lo beso y que me besa
y que su beso no sabe ms que a sangre.
Que da vendr, oculto en la esperanza,
con su canasta llena de iras implacables
y rostros contrados y puos y puales.
Pero tened cuidado. No es justo que el castigo
caiga sobre todos. Busquemos los culpables.
y entonces caiga el peso infinito de los pueblos
sobre los hombros de los culpables.
14
1
y as
palor de luna
pasajeros
despoblados y :lgrestes del rodo,
van montaas y valles por el ro
camino de los puertos extranjeros.
Es verdad que en el trnsito del ro,
cordilleras de miel, desfiladeros
de azcar y cristales marineros
disfrutan de un metlico albedro,
y que al pie del esfuerzo solidario
aparece el instinto proletario.
Pero ebrio de organo y de ans
y mrtir de los trridos paisajes
hay un hombre de pie en los engranajes.
Desterrado en su tierra. Y un pas
15
2
en el mundo,
fragante,
colocado
en el mismo trayecto de la guerra.
Traficante de tierras y sin tierra.
Material. Matinal. Y desterrado.
y as no puede ser. Desde la sierra
proceder un rumor iluminado
probablemente ronco y derramado.
Probablemente en busca de la tierra.
Traspasar los campos y el celeste
dominio desde el este hasta el oeste
conmoviendo la ltima raz
y sacando los hroes de la rumba
habr sangre de nuevo en el pas.
Habr sangre de nuevo en el pas.
16
y sta es mi ltima palabra.
Quiero
orla. Quiero verla en cada puerta
de religin, donde una mano abierta
solicita un milagro del estero.
Quiero ver su amargura necesaria
donde el hombre y la res y el surco duermen
y adelgazan los sueos en el germen
de quietud que eterniza la plegaria.
Donde un ngel respira.
Donde arde
una splica plida y secreta
y siguiendo el carril de la carreta
un boyero se extingue con la tarde.
Despus
no quiero ms que paz.
Un nido
de constructiva paz en cada palma.
y quizs a propsito del alma
el enjambre de besos
y el olvido.
17
si alguien quiere saber
cul es mi patria
1
Si alguien quiere saber cul es mI patria
no la busque,
no pregunte por ella.
Siga el rastro goteante por el mapa
y su efigie de patas imperfectas.
No pregunte si viene del roco
o si tiene espirales en las piedras
o si tiene sabor ultramarino
o si el clima le huele en primavera.
No la busque ni alargue las pupilas.
No pregunte por ella.
(Tanto arrojo en la lucha irremediable
y an no hay quien lo sepa!
Tanto acero y fulgor de resistir
y an no hay quien lo vea!)
No, no la busque.
Si alguien quiere saber cul es mi patria,
no pregunte por ella.
No quiera saber si hay bosques, trinos,
pennsulas muchsimas y ajenas,
o si hay cuatro cadenas de montaas,
21
todas derechas,
o si hay varios destinos de bahas
y todas extranjeras.
Siga el rastro goteando por la brisa
y all donde la sombra se presenta,
donde el tiempo castiga y desmorona,
ya no la busque,
no pregunte por ella.
Su propia sangre, su rbita querida,
su instantneo chispazo de presencia,
su funeral de risa y de sonrisa,
su potrero de espaldas indirectas,
su puo de silencio en cada boca,
su borbotn de ira en cada mueca,
sus manos enguantadas en la fbrica y
sus pies descalzos en la carretera,
las largas cicatrices que le bajan
como antiguos riachuelos, su siniestra
figura de mujer
obligada a parir
con cada coz que busca su cadera
para echar una fila de habitantes
listos para la rueda,
todo dir de pronto dnde existe
una patria moderna.
Dnde habr que buscar y qu pregunta
se solicita. Porque apenas
surge la realidad y se apresura
una pregunta, ya est la respuesta.
No, no la busque.
Tendra que pelear por ella...
22
11
Asl Vamos los pueblos de la Amrica
en mangas de camisa. No pregunte
nadie por la patria de nadie.
No pregunte
si el plomo est prohibido, si la sangre
est prohibida, si en las leyes
est prohibida el hambre.
Si resulta la noche
y firmemente los labriegos saben
el rumbo de 1a aurora,
el curso de la siembra. S los sables
duermen por largo tiempo,
si estn prohibidas las crceles...
Porque apenas un crudo mozalbete desgranado
enarbola la paz como un fragante
pabe1l6n infinito, en nombre del amor
d de la juventud en medio de las calles,
el ltigo produce su rbrica instantnea,
su bronco privi1egio. Porque apenas
un escritor coloca sus telares
en la pgina blanca y teje un grito
y pide paz y pide voz o pide pan y luz
para las sombras populares,
para los barrios, pata las nias,
para las fbricas, para los matorrales,
cuando no es el ostracismo es el silencio,
cuando no es el olvido es el gendarme...
23
y as vamos los pueblos de la Amrica
tan numerosos y unos. No pregunte
nadie
por la patria de nadie.
Ni en los pases del mar o los ocanos
todos con sus hermosas capitales,
ni en las islas o los cayos
1
matlna.es.
No pregunte si hay minas infinitas,
todas inagotables,
y luchas por salvarlas del saqueo,
todas con cadveres. ..
Un aroma comn, un aire juSto
de familia recorre nuestros ngeles,
nuestros fusiles, nuestras metonimias...
Un roStrO amargo y una misma mano y unas tardes
melanclicas de nuestras tierras cran
los mismos sudores, los mismos ademanes
y la misma garra sangrienta y conocida.
Nadie pregunte por la patria de nadie.
Por encima de nuestras cordilleras y las lneas
fronterizas, ms rejas y alambradas que carcter,
o diferencia o rumbo del perfil,
el mismo drama grande,
el mismo cerco impuro el ojo vigilante.
Veinte patrias para un solo tormento.
Un solo corazn para veinte fatigas nacionales.
Un mismo amor, un mismo beso para nuestras tierras
y un mismo desgarramiento en nuestra carne.
24
No, no pregunte
nadie por la patria de nadie.
Tendra que mudar de pensamiento
y llorar solamente por la sangre...
25
111
Si alguien quiere saber cul es mi patria
se lo dir algn da.
Cuando hayan florecido los camellos
en medio del desierto. Cuando digan
que las mujeres bajan sus dos manos
de la cabeza y la alzan en la brisa,
cuando los trenes salgan a la calle
el da de la fiesta con sus vas
bajo el brazo y descanse el fogonero.
Cuando la caa se desnude y ran
los machetes en fuga hacia el batey
dejando en paz las manos sorprendidas.
Cuando todo milagro sea posible
y ya no sea milagro el de la vida:
Cuando empiece a bajar esta marea
de ignominia
y deje al descubierto hacia la aurora
el fondo firme de los pueblos. Da
juSto de enumerar las cordilleras
y decir cules son las siete risas
de la nueva semana y cules son
los meses que contienen alegra.
Entonces se sabr cul es mi patria
y mucha gente ir con sus camisas
de todos los colores y ciudades.
26
Llenarn sus costuras con la firma
nuestra, de nuestra libertad y entonces
irn a repartirlas.
La llevarn al viento por los valles
en todas las Antillas.
Dirn que somos libres y golosos,
que gozamos del pan y de la espiga.
Que cada hombre tiene dignidad,
cada mujer sonrisa.
Que tenemos la patria verdadera
y sta tambin ser la patria ma.
Si alguien quiere saber cul es mi patria
se 10 dir ese da.
Yo 10 dir tocando la guitarra
con mi novia bordada en la camisa,
con botones de oro, blancos puos
y una gran amapola sonreda...
Si alguien quiere saber dnde est ella
yo 10 dir ese da
Ahora no la busque.
No pregunte por ella todava.
Pero el da fragante que lo sepa
procure estar bien cerca y bullicioso,
porque habr patria grande para entonces
y no habr ni un silencio de rodillas...
27
IV
Si alguien quiere saber cul es mi patria,
lo dir en una tarde americana.
Cuando el mundo se quite la cabeza
y le arranque la espina innominada.
Cuando el hilo de todas las fronteras
teja como una alfombra todas las patrias.
y una risa inmensa
recorra las montaas
y haga huir como murcilagos despavoridos
a los acorazados con sus arrogancias,
con su larga cadena de oprobio
que une nuestras gargantas
y nos saca en sangre y pulpa
las tierras perfumadas...
y empiece entonces a inundar las calIes
tanta gente escondida dentro de su casaca,
y las imprentas salgan a ver
con el vientre lleno de libros y de portadas
todos nuestros suburbios desde sus pginas
y las madres alcen sus hijos hacia la luz
de la aurora, sin guerra y sin amenazas...
Da justo y solemne de contestar
de cunto goce se compone una patria.
Cules son los veinte ruidos
de la nueva batalIa.
2R
A quin le corresponde el apetito,
a quin el gesto copioso y la guirnalda,
qu colorido el del ms ancho traje,
qu ritmo el de la ms noble carcajada.
Cules bueyes y cules sementales
en la exposicin donde las frutas y las canastas...
Pero ahora
nadie pregunte por la patria
de nadie.
y el da en que estalle
la libertad suprema y soberana,
procure estar bien cerca y bullicioso
porque habr una gran patria,
una grande, inmensa, inmvil patria para todos
y no habr ni un pas para estas lgrimas...
29
domin
En tu pen solitario
lleno de olvido y dolor,
estrictamente salario,
perpetuamente sudor.
En tu girn de archipilago
de ton y caaveral,
chupado por el murcilago
numeroso del central.
En tu estirpe de malarias
6eCECtaS como tu voz,
llena de angustias agrarias
y ae silencio feroz;
Dominl, no ests tan solo,
no ests solo, Domini.
Del ~ u d o r hasta el polo
el mundo lucha por ti.
A pesar de tantos daos,
tanto silencio, a pesar
de tantos sufridos aos
sin comprender, sin pelear;
a pesar de que tu islote
cierra el horizonte y vas
solo como un galeote,
solo y sin brisa quizs;
Dominf, no ests tan solo,
no ests solo, DominL
33
Del ecuador hasta el polo
el mundo lucha por ti.
y que tus golpes los cargas
en tu solitaria piel,
y que tus noches amargas
te son solas, te son hiel;
Domini, no ests tan solo,
no ests solo, Domin.
Te acosa el hambre y el dolo,
slo que t no ests solo,
y hoy que miran hacia ti
tamos hombres y mujeres
qu te pasa, Domin?
Hay un mundo de quehaceres
y t duermes o algo as.
o algo ms entraado...
Como si llna soledad
desenvolviera a tu lado
slo sombras, slo edad.
Como si el tiempo y el agua
que sollozan en tu pie,
o el sol que nace en la fragua
y va a morir al caf,
o la nia jumo al ro
y t en tu caaveral
34
y la tierra y el boho
fueran todos del central
y el hambre y los goterones
de sangre y lgrimas y
sudor agrio, en los terrones
de tu parcia, para ti
fueran solamente. Fueran
slo de tu soledad.
y como si hoy estuvieran
solos los hombres de edad,
y las mujeres de espera
y los jvenes de amor.
Como si el mundo no fuera
hoy tu apoyo y tu vigor:
miles de manos y fuegos
de millones en un haz;
de soldados, de labriegos,
de los que llenan la paz
de alegra y de esper:mza,
de los que van al taller
o vienen de la labranza,
de los que saben leer...
De aquel que no, pero sabe
tu lomo herido y tu voz,
llena de un silencio grave
y de un agravio precoz,
35
del ecuador hasta el polo
hoy todos luchan por ti.
Te acosa el hambre y el dolo,
slo que t no ests solo
Domin, no ests tan solo,
no ests solo, Domin!
36
contracanto a
walt whitman
(canto a nosotros mismos)
Contracanto a un clebre poema de Walt Whitman
publicado en 1855 con el ttulo de Canto " miJ-
mo (Song 01 myselj) que se inicia as:
"Yo, Walt Whitman, un cosmos,
un hijo de Manhattan..."
Yo,
un hijo del Caribe,
precisamente antillano.
Producto primitivo de una ingenua
criatura borinquea
y un obrero cubano,
nacido justamente, y pobremente,
en suelo quisqueyano.
Recorrido de voces,
lleno de pupilas
que a travs de las islas se dilatan,
vengo a hablarle a Walt Whitman,
un cosmos,
un hijo de Manhattan.
Preguntarn
quin eres t?
Comprendo.
Que nadie me pregunte
quin es Walt Whitman.
Ira a sollozar sobre su barba blanca.
Sin embargo,
voy a decir de nuevo quin es Walt Whitman,
un cosmos,
un hijo de Manhattan.
39
1
Hubo una vez un tertitorio puro.
rboles y terrones sin rbricas ni alambres.
Hubo una vez un territorio sin tacha.
Hace ya muchos aos. Ms all de los padres de los
padres
las llanuras jugaban a galopes de bfalos.
Las costas infinitas jugaban a las perlas.
Las rocas descean su vientre de diamantes.
y las lomas jugaban a cabras y gacelas...
Por los claros del bosque la brisa regresaba
cargada de insolencias de ciervos y abedules
que henchan de simiente los poros de la tarde.
y era una tierra pura poblada de sorpresas.
Donde un terrn tocaba la semilla
precipitaba un bosque de dulzura fragante.
Le acometa a veces un frenes de polen
que exprima los lamos, los pinos, los abetos,
y enfrascaba en racimos la noche y los paisajes.
y eran minas y bosques y praderas
cundidos de arroyuelos y nubes y animales.
40
2
(Oh, Walt Whitman de barba luminosa... !)
Era el ancho Far-West y el Mississippi y las
Montaas
RocalIosas y el Valle de Kentucky
y las selvas de Maine y las colinas de Vermonr
y el llano de las costas y ms...
y solamente
faltaban los delirios del hombre y su tabeza.
Solamente faltaba que la palabra
mo
penetrara en las minas y las Cl.levas
y cayera en el surco y besara la EstrelIa
Polar. Y cada hombre
llevara sobre el pecho,
bajo el brazo, en las pupilas y en los hombros,
su caudaloso yo,
su permanencia
en s mismo,
y lo volcara por aquel desenfrenado tctrltorio.
41
3
Que nadie me pregunte
quin es Walt Whitman.
A travs de los siglos
ira a sollozar sobre su barba blanca.
He dicho que dir
y estoy diciendo
quin era el infinito y luminoso
Walt Whitman,
un cosmos
un hijo de Manhattan!
42
4
Hubo una vez un intachable territorio puro.
Solamente faltaba que la palabra
mo
penetrara su rgimen oscuro.
Sin embargo,
el yo que iba a decirla estaba all
pero cogido
como un pez
en su red de costillas.
Estaba
pero interno, pero adusto y cpnfinado
y amaba y deshojaba sus novias amarillas.
Afuera estaba el firme sistema de la Ley.
Estaba la celosa
regulacin de la conducta.
La Ley del algodn, la Ley del sueo,
la Ley inglesa, dura y definitiva.
Y apenas
un breve yo surga entre dos prpados,
se iluminaba el cumplimiento de la Ley.
Y entonces,
cada cual derogaba su yo desestimado
entre el musgo, la sombra, la amapola
y el buey.
43
5
y un da
(Oh, Walt Whitman de barba insospechada... !)
al pie de la palabra
yo
resplandeci la palabra
Democracia.
Fue un salto.
De repente
el ms recndito yo
encontr su secreto beneficio.
Libertad de Trabajo. Libertad de Conciencia.
Libertad de Palabra. Libertad de Camino.
Libertad de aventura, proyecto y fantasa.
Libertad de fracaso, de amor y de apellido.
Libertad sin retorno ni vrtices ni orugas.
Libertad de quererme y mirarme en su pupila.
Libertad de la dulce asamblea que tengo en mi
corazn
contigo y con tOda la infinita humanidad que rueda
a travs
de todas las edades, los aos, las tierras, los pases,
los credos, los horizontes.. , y fue la necesaria
instalacin del jbilo.
Las colinas desataron luceros y lucirnagas.
Las uvas se embriagaron de vino y de perennidad.
44
En todo el territorio
se hizo la gran puerta de la oportunidad
y todo el mundo tuvo acceso a la palabra
mo.
45
6
Oh, Walt Whitman, tu barba sensitiva
era una red al viento!
Vibraba y se llenaba de encendidas figuras
de novias y donceles, de bravos y labriegos,
de rudos mozalbetes camino del riachuelo,
de guapos con espuelas y mozas con sonrisa,
de marchas presurosas de seres infinitos,
de trenzas o sombreros...
y t fuiste escuchando
camino por camino
golpendoles el pecho
palabra con palabra.
Oh, Walt Whitman de barba candorosa,
alcanzo por los aos tu roja llamarada!
46
7
Los hombres avanzaron con su suerte
robusta y masculina,
sudorosa. Pilotearon los barcos
y los das. En la ruta pelearon con los indios
y las indias. En las noches contaron sus historias
y ciudades. En la brisa colgaron sus camisas
y caminos. En los valles pusieron diligencias
y ciudades. En la birsa colgaron sus camisas
y el olor de los pechos procedentes del hacha
y a veces se extraviaron en las sombras
de un vientre de muchacha...
Aquel territorio fue creciendo hacia arriba
y hacia abajo.
Rascacielos
y minas
se iban alejando de la tierra,
unidos y distantes.
Los ms fuenes, los ms iluminados, los ms
p ~ s de violar lIn camino, fueron adelante.
Otros quedaron atrs. Pero la marcha
segua sin sosiego, sin volver la mirada.
Era preciso
confianza en s mismo.
Era preciso
fe.
y suavemente se forj la cancin:
yo el cow-boy y yo el aventurero
47
y yo el pioneer y yo el lavador de oro
y yo Alvin, yo William con mi nombre y mi suerte
de barajas,
y yo el predicador con mi voz de bartono
y yo la doncella que tengo mi cara
y yo la meretriz que tengo mi contorno
y yo el comerciante, capitn de mi plata
y yo
el ser humano
en pos de la fortuna para m, sobre m,
detrs de m.
y con el mundo entero
a mis pies, sometido a mi voz,
recogido en mi espalda
y la estatura de la cordillera yo
y las espigas de la llanura yo
y el resplandor de los arados yo
y las orillas de ~ arroyos yo
y el corazn de la amatista yo
y yo
Walt Whitman,
un cosmos,
un hijo de Manhattan... !
48
8
Secreta maravilla de una historia que nace... !
Con aquel ancho grito
fue construida una nacin gigante.
Formada de relatos y naciones pequeas
que entonces se encontraban como el mundo
entre dos grandes mares...
y luego
se ha llenado de golfos, islotes y ballenas,
esclavos, argonautas y esquimales...
Por los mares bravos
empez a transitar el clper yanqui,
en tierra se elevaron estructuras de acero,
se escribieron poemas y cdigos y mrmoles
y aquella nacin obtuvo sus ardientes batallas
y sus fechas gloriosas y sus hroes totales
que tenan an entre los labios
la fragancia
y el zumo
de la tierra olorosa con que hacan su pan,
su trayecto y su equipaje...
y aqulla fue una gran nacin de rumbos y albedro.
y el yo
-la rotacin de todos los espejos
sobre una sola imagen-
hall su prodigioso mensaje primitivo
en un inmenso, puro, territorio intachable
que lloraba la ausencia de la palabra
mo.
49
9
Porque
qu ha sido un gran poeta indeclinable
sino un estanque lmpido
donde un pueblo descubre su perfecto
semblante?
Qu ha sido
sino un parque sumergido
donde todos los hombees se reconocen
por el lenguaje?
Y qu
sino una cuerda de infinita guitarra
donde pulsan los dedos de los pueblos
su ~ e n c i l l su propia, su fuerte y
verdadera cancin innumerable?
Por eso t, numeroso Walt Whitman, que viste y
deliraste
la palabra precisa para cantar tu pueblo,
que en medio de la noche dijiste
yo
y el pescador se comprendi en su capa
y el cazador se oy en mitad de su disparo
y el leador se conoci en su hacha
y el labriego en su siembra y el lavador
de oro en su semblante amarillo sobre el agua
y la doncella en su ciudad futura
que crece y que madura
bajo la saya
y la meretriz en su fuente de alegra
50
y el minero de sombra en sus pasos debajo de la
patria...
cuando el alto predicador, bajando la cabeza,
entre dos largas manos, deca
yo
y se encontraba unido al fundidor y al vendedor
y al caminante oscuro de suave polvareda
y al soador y al trepador
y al albail terrestre parecido a una lpida
y al labrador y al tejedor
y al marinero blanco parecido a un pauelo...
y el pueblo entero se miraba a s mismo
cuando escuchaba la palabra
yo
y el pueblo entero se escuchaba en ti mismo
cuando escuchaba la palabra
yo, Walt Whitman, un cosmos,
un hijo de Manhattan...!
Porque t eras el pueblo, t eras yo,
y yo era la Democracia, el apellido del pueblo,
y yo era tambin Walc Whitman, un cosmos,
un hijo de Manhattan...!
51
10
Nadie supo qu noche desgreada,
un rostro fro, de bajo celentreo,
se hall en una moneda. Qu reseco semblante
se pareci de pronto a un crculo metlico y 5Onoro.
Qu cara seca se vio en circulacin de mano en mano.
Qu seca boca dijo de pronto
yo
y empez a conjugarse, a cumplirse y a multiplicars::
en todas las monedas.
En monedas de oro, de cobre, de nquel,
en monedas de manos, de venas de vrgenes,
de labradores y pastores, de cabreros y albailes.
Nadie quin fue el desceido primero.
Mas se le vio una maana adquirir el crepscljlo.
Mas se le vio otra maana comprar la conciencia.
y del fondo de los ros, de los barrancos, de la mdula
de los arbustos, del filo de las cordilleras,
pasando por torrentes de sudor y de sangre,
surgieron entonces los Bancos, los Trusts, los
monopolios,
las Corporaciones... Y, cuando nadie lo supo,
fueron a dar all la cara de la nia y el corazn
del aventurero y las cabriolas del cow-qoy y los
anhelos
del pioneer... y todo aquel inmenso territorio
empez a circular por las cajas de los Bancos, 101
libros
de las Corporaciones, las oficinas de los
52
la!; m4quinas de calcular...
y ya:
s: ~ vio una maana adquirir la gran puerca de la
oportunidad
y ya m ~ s nadie tuvo acceso a la palabra mo
1 ya m ~ nadie ha comprendido la palabra yo.
53
11
Preguntadlo a la noche y al vino y a la aurora...
Por detrs de las colinas de Vermont, los llanos de
las Costas,
por el ancho Far-West y las Montaas Rocallosas,
por el valle de Kentucky y las selvas de Maine.
Atravesad las fbricas de muebles y automviles, los
muelles,
las minas, las casas de apartamientos, los ascensores
celestiales,
los lupanares, los instrumentos de los artistas;
buscad un piano oscuro, revolved las cuerdas,
los martillos, el teclado, rompedle el arpa silencios:l
y tiradla sobre los ltimos rales de la madrugada...
Intilmente.
No encontraris el limpio acento de la palabra
yo.
Quebrad un telfono y un disco de baquelita,
arrancadle los alambres a un altoparlante nocturno,
sacad al sol el alma de un violn Stradivarius...
Intilmente.
No encontraris el limpio acento de la palabra
yo.
(Oh, Walt Whitman, de barba desgarrada!)
Qu de rostros cados, qu de lenguas atadas,
qu de vencidos hgados y arterias derrotadas... !
54
No enconrraris
ms nunca
de la palabra
yo.
el acenro sin mancha
55
12
Ahora,
escuchadme bien:
si alguien quiere enconrrar de nuevo
la anrigua palabra
yo
vaya a la calle del oro, vaya a Wall Strece.
No preguntis por Me Babbitt. l os lo dir.
-Yo, Babbitt, un cosmos,
un hijo de Manhartan.
l os lo dir
-Traedme las Antillas
sobre varios calibres presurosos, sobre cintas
de ametralladoras, sobre los caterpllares de los
tanques
traedme las Antillas.
y en medio de un aroma silencioso
all viene la isla de Santo Domingo.
- Traedme la Amrica Central.
y en medio de un aroma pavoroso
all viene callada Nicaragua.
-Traedme la Amrica del Sur.
y en medio de un :troma p a ~ o s o
all viene cojeando Venezuela.
y en medio de un celeste bogota;:o
all viene cayendo Colombia.
All viene cayendo Ecuador.
All viene cayendo Brasil.
All viene cayendo Puerro Rico.
56
En medio de un volllmen salino
all viene cayendo Chile...
Vienen todos. All vienen cayendo.
Cuba trae su dolor envuelto en un estremecimiento
de comparsas.
Mxico trae su rencor envuelto en una sola mirada
fronteriza.
y Ha;t, y Uruguay y Paraguay, vienen cayendo.
y Guatemala, El Salvador y Panam, vienen cayendo.
Vienen todos. Vienen cayendo.
No preguntis por Mr. Babbitt, os lo he dicho.
-Traedme todos esos pueblos en azcar, en nitrato,
en estao, en petrleo, en bananas,
en almbar
traedme todos esos pueblos.
No preguntis por Me. Babbitt, os lo he dicho.
Vienen todos, vienen cayendo.
57
13
Si queris encontrar el duro acento moderno
de la palabra
yo
id a Santo Domingo.
Pasad por Nicaragua. Preguntad en Honduras.
Escuchad al Per, a Bolivia, a la Argentina.
Dondequiera hallaris un capitn sonoro
un yo.
Un jefe luminoso,
un yo, un cosmos,
Un hombre providencial,
un yo, un cosmos, un hijo de su patria.
y en medio de la noche fragorosa de la Amrica
escucharis, detrs de madureces y fragancias,
mezclados con sordos quejidos, con blasfemias y
gritos,
con sollozos y puos, con largas lgrimas y largas
aristas y maldiciones largas
un yo, Walt Whitman, un cosmos,
un hijo de Manhattan.
Una cancin antigua convertida en razn de fuerza
entre los engranajes de las factoras, en las calles
de las ciudades. Un yo, un cosmos, en las
guardarrayas,
y en los vagones y en los molinos de los centrales.
Una cancin antigua convertida en razn de sangre
y de miseria,
un yo, un Walt Whitman, un cosmos,
un hijo de Manhattan... !
58
14
Porque
qu ha sido la ,-entura de los pueblos
si no un cambio continuo, un movimiento
eterno,
un fuego infinito que se enciende y que se
apaga?
Qu ha sido
si no un chorro incomenido,
espejo ayer de oteros y palmares,
hoy nube blanca?
Y qu
si no una brega infatigable
en que hoy manda un puado de golosos
y maana los puos deliciosos,
fragantes y frenticos del pueblo
innumerable?
Por eso t, innmero Walt Whitman,
que en mitad de la noche dijiste
yo
y el herrero sonoro se descubri en la llama
y el forjador y el fogonero
y el cuidador del faro, celeste de mindas,
y el fundidor y el leero
y la nia celeste colando la alborada
y el pionero y el bombero
y el cochero y el aventurero y el arriero...
T,
que en medio de la noche dijiste
59
Yo, Walt Whitman, un cosmos,
un hijo de Manhattan
y un pueblo entero se descubri en (U lengua
y se lanz de lleno a construir su casa,
hoy,
que ha perdido su casa,
hoy,
que tiene un puado de golosos sonrientes y
engredos,
hoy,
que ha camb:ado el fuego infinito que se
enciende y que se apaga
hoy...
hoy no te reconoce
desgarrado Walt Whitman,
porque tu signo est guardado en las cajas de los
Bancos,
porque tu voz est en las islas guardadas por arrecifes
de bayonetas y puales,
porque tu voz inunda los decretos y los centros de
Beneficencia
y los juegos de lotera,
porque hoy,
cuando un magnate sonrosado,
en medio de la noche csmica,
desenfrenadamente dice
yo
detrs de su garganta se escucha el ruido de la
muchedumbre
ensangrentadas explotadas refugiadas
que torvamente dicen
t
60
y escupen sangre emre los engranajes,
en las fromeras y las guardarrayas...
Oh, Walt Whitman de barba imerminable!
61
15
Y ahora
ya no es la palabra
yo
la palabra cumplida
la palabra de toque para empezar el mundo.
Y ahora
ahora es la palabra
nosotros.
Y ahora,
ahora es llegada la hora del contracanto.
Nosotros los ferroviarios,
nosotros los. estudiantes,
nosotros los mineros,
nosotros los campesinos,
nosotros los pobres de la tierra,
los pobladores del mundo,
los hroes 'del trabajo cotidiano,
con nuestro amor y con nuestros puos,
enamorados de la esperanza.
Nosotros los blancos,
los negros, los amarillos,
los indios, los cobrizos,
los moros y morenos,
los rojos y aceitunados,
los {Ubios y los platinos,
unificados por el trabajo,
por la miseria, por el silencio,
por el grito de un hombre solitario
62
que en medio de la noche,
con un perfecto ltigo,
con un salario o ~ u r o
Con un pual de oro y un semblante de hierro,
desenfrenadamente grita
yo
y siente el eco cristalino
de una ducha de sangre
que decididamente se alimenta en
nosotros
y en medio de los muelles alejndose
nosotros
y al pie del horizonte de las fbricas
nosotros
y en la flor y en los cuadros y en los tlnele1
nosotros
y en la alta estructura camino de las rbitas
nosotros
camino de los mrmoles
nosotros
camino de las crceles
nosotros...
63
16
y un da,
en medio del asombro ms grande de la historia,
pasando a travs de rr.uros y muralbs
la risa y la victoria,
encendiendo candiles de jbilo en los ojos
y en los tneles y en los escombros,
oh, Walt Whitman de barba nuestra y definitiva!
Nosotros para nosotros, sobre nosotros
y delante de nosotros...
Recogeremos puos y semilleros de todos los pueblos
y en carrera de hombros y brazos reunidos
los plantaremos repentinamente
en las ca1les de Chile, de Ecuador y Colombia,
de Per y Paraguay,
de El Salvador y Brasil,
en los suburbios de Buenos Aires y de La Habana
y a1l en Macors del Mar, pueblo pequeo y mo,
hondo rincn de aguas perdido en el Caribe,
donde la sangre tiene
cierto rumor de hlices quebrndose en el ro...
Oh, Walt Whitman de estampa proletaria!
Por las calles de Honduras y el Uruguay.
Por los campos de Hait y los rumbos de Venezuela.
En plena Guatemala con su joven espigil.
En Costa Rica y en Panam.
En Bolivia, en Jamaica y dondequiera,
dondequiera que un hombre de trabajo
se trague la sonrisa,
64
se muerda la mirada,
escupa la garganta silenciosa
en la faz del fusil y del jornal.
Oh, \'<'alt \",,'hitman!
B1andierido el corazn de nuestros das delante de
nosotros,
nosotros y nosotros y nosotros.
65
17
Por qu querais escuchar a un poeta?
Estoy hablando con unos y con Otros.
Con aquellos que vinieron a apartarlo de su pueblo.
a separarlo de su sangre y de su tierra,
a inundarle su camino.
Aquellos que lo inscribieron en el ejrcito.
Los que violaron su barba luminosa y le pusieron un
fusil
sobre sus hombros cargados de doncellas y pioneros.
Los que no quieren a Walt Whitman el demcrata,
sino a un tal Whitman atmico y salvaje.
Los que quieren ponerle zapatones
para aplastar la cabeza de los pueblos.
Moler en sangre las sienes de las nias.
Desintegrar en tomos las fibras del abuelo.
Los que toman la lengua de Walt Whitman
por signo de metralla,
por bandera de fuego.
No, Walt Whitman, aqu estn los poetas de hoy
levantados para justificarte!
"-Poetas venideros, levantaos, porque flosotros
debis ustificarme.'"
Aqu estamos, Walt Whitman, para justificarte.
Aqu estamos
pord
pidiendo paz.
La paz que requeras
para empujar el mundo con tu canto.
66
Aqu estamos
salvando tus colinas de Vermont,
tus selvas de Maine, el zumo y la fragancia de tu
tierra,
tus guapos con espuelas, tus mozas con sonrisas,
tus rudos mozalbetes camino del riachuelo.
Salvndolos, Walt Whitman, de los traficantes
que toman tu lenguaje por lenguaje de guerra.
No, Walt Whitman, aqu estn los poetas de hoy,
los obreros de hoy, los pioneros de hoy, los
campesinos
de hoy,
firmes y levantados para justificarte!
Oh, Walt Whitman de barba levantada!
Aqu estamos sin barba,
sin brazos, sin odo,
sin fuerzas en los labios,
mirados de reojo,
rojos y perseguidos,
llenos de pupilas
que a travs de las islas se dilatan,
llenos de coraje, de I.udos de soberbia
que a travs de los pueblos se desatan,
con tu signo y tu idioma de Walt Whitman
aqu estamos
en pie
para justificarte,
continuo compaero de Manhattan!
67
elega del 14 de junio
Se respira a estas horas
bocanadas de aire de una atmsfera inquieta.
Cruzan pufiales de silencio, lvidos
puales de silencio innominado.
Ni un rumor, ni una hazaa secreta,
ni un vencido poblado.
El dolor ms oscuro cava incesantemence.
Muerde la boca su vencida lengua, y chupa
la sangre airada que tiene un sabor a gente.
Galopa la brisa con la muerte en la grupa.
Saber que los hombres puros, los tejidos
en una labor ms fina que la de las araas,
muerden y pelean iin horas ni sonidos,
sin flautas del esfuerzo ni tmpanos de hazaas.
Ver lo que envuelve el silencio ms crudo.
Que es la lucha ms firme y la fe delicada,
hecha de piedra pura y de corazn desnudo,
convertida en silencio y edificio de nada.
Saber que aquellas frentes vestidas por la luna
de una genuina palidez, sudor de sueo,
transitan por un eco de noticia ninguna,
por un triunf ~ arco y una gloria sin dueo.
Dolidamente cruzan sus dos manos de ira
los relojes callados, erguidos en la esfera.
Es un tiempo que pasa y que parece mentira.
Slo la sien golpeando parece verdadera.
71
y nadie sabe nada, slo que no se rinde
nunca la piedra pura y el corazn abierto.
y que toda esperanza se recoge en la linde
sollozada de luna de un combatiente muerto.
y que toda victoria tiene melancola.
Taciturno perfil de mariposa inquieta.
Justa gloria, aunque no hayan ruidos sobre el tejado.
Ni crucen en las homs solas de lejana,
ni un rumor, ni una hazaa secreta,
ni un vencido poblado.
1959
72
balada del exiliado
Desde el borde bravo donde ocurre otra luz
distante
envuelto en mi pronstico de estrellas
pido que me devuelvan mis bahas
mis golpeantes
pennsulas
mis cuatro cordilleras
mis ciudades descalzas por el campo
mis provincias de polvo y de arena
Pido mi pequea Repblica en relieve
derivada de la caa de azcar
rica en granos
cristalinos de ausencia
Reclamo mis colinas mis bosques mis caadas
el rostro de mis hijos compatriota de mis hijos
y compatriota de las manos de los boyeros
y sus carretas
Reclamo las cenizas de mi madre
-polen delicado que sigue siendo polen-
su sitio de reposo reclama mi cabeza
Pido mis tres millones de habitantes
consabida la polica
si abre al pueblo de par en par las puertas
y a los soldados, nacidos como yo
junto a las mismas aguas y a la misma sal
y a la misma almohada y a la misma piedra
Pido la entrada de la capital
75
o la Baha Escocesa
libres de portaviones y de acorazados
y de helicpteros y lanchas torpederas
por lo que ms amarga sufre la sal marina
contra el sueo que vuelve
y los aos que esperan
Pido lo que ms me pertenece
mi patria
por su dolor y el mo
por su sangre y mi sangre
por mi ausencia y su ausencia
yo cantando baladas por tierras del exilio
ella en cristales de azcar por playas extranjeras.
1962
76
al portaviones "intrpido"
Santo Domingo, febrero de 1962 (de las agencias
cablegrficas internacionales): "Mil quinientos ma-
rinos del portaviones Inrrepid desembarcaron aqu
en viaje de descanso y esparcimiento".
Yo s que eres un triunfo de formidable acero,
yo s que tus marinos son muchos abejorros
blancos de nudoso pauelo,
yo s que por la lnea que ronda tu cintura
de hierro vaga una lengua azul
que lame y acaricia tus entraas de fuego,
yo s que por las ondas que muerden tus dos hlices
huyen despavoridos los tiburones y los celentreos,
yo s que cuando suenan tus pblicos caones
huyen como palomas 1) gallaretas los archipilagos;
yo s que eres nn portaviones todopoderoso,
yo s que t defiendes un formidable imperio
que se reclina bajo ~ hombros,
que en ti se apoya y extiende su comercio,
yo s que eres un portaviones todopoderoso,
un dios marino que vomita fuego
y hunde de un solo soplo las pequeas Antillas
como todo un poderoso portaviones Intrpido.
Pero t has ido a la pequea rada de Santo Domingo,
pero t has ido a la dulce bahla de Santo Domingo
ligeramente agitada por ondas subterrneas
en los alrededores de este mes de febrero,
pero t has ido a la dulce baha de Santo Domingo
79
con todos tus marinos de nudoso pauelo,
pero t has ido a las pequeas aguas de Santo
Domingo
solamente por miedo,
solamente por miedo.
A estas aguas pacficas y elsticas,
solamente por miedo.
iQuin pudiera decirlo de tus bronces,
portaviones Intrpido!
T tan lleno de potencias interiores,
t tan lleno de bruscas erupciones
y movimientos ssmicos
y huracanes de roca derretida
y tanto fuego,
capaz de aniquilar a todas las Antillas
con un solo resuello,
surto en la enternecida rada de Santo Domingo
solamente por miedo,
con todos tus caones desplazados
solamente por miedo,
bien ceido el feroz cintur6n acorazado
solamente por miedo.
Ser porque la carabela capitana,
aquella Santa Mara, hace ya mucho tiempo,
vino a amarrar indgenas despus de descubiertos
y fue en los farallones y las rocas
convertida en cadver marinero?
Ser porque el furioso buque insignia
80
acorazado de Memphis, no hace an mucho tiempo,
vino con sus cuatro chimeneas
a contener al pueblo
y fue en los farallones y las rocas
convertido en cadver marinero?
No, portaviones Intrpido,
t eres demasiado triunfo
de la alianza del bronce y el acero
para huir de farallones y de rocas,
de la espuma y del viemo,
a ti te aterrorizan otras fuerzas
ms anchas que el imperio
que apenas se cobija en tu coraza
como los celentreos,
que ponen en peligro tu sendero
y espantan tu comercio,
a ti te aterrorizan estos hombres,
fieros y subterrneos,
que de pronto crecen, se dan la mano
por todos los pases,
rompen gobiernos como si fueran viejas
cartas marcadas o portaviones viejos,
suben y destruyen las mentiras
de todos los imperios,
de todas las agencias cablegrficas,
de todos los consorcios extranjeros,
de todos los caones y los buques
soberbios, de todos los aviones
y de los portaviones,
81
los aviadores y los marineros,
las embajadas y los consulados,
de todos los Estados y sus Departamentos,
sus Congresos y sus Conferencias,
su diplomacia y sus testaferros.
A. ti te atemorizan esas ganas
de morirse que tienen estos pueblos,
porque van muchos aos, muchas elecciones,
muchos millones y mllchos prisioneros
y muchas jornadas de sudor no p g ~ o
y demasiado silencio,
y con esto no pueden tus caones de bronce,
tu coraza de acero,
y con esto no pueden tus mentiras de plomo,
tus entraas de fuego,
porque van muchos aos, mucha sangre
mezclada con sudores y atropellos,
mucha mutilacin y mucha infamia
y demasiado ejrcito,
y con esto no pueden los rugidos
de tus calderas, ni tus motores areos
ni tus gras elctricas y pavorosas
ni tus toneladas de desplazamiento.
Oh, portaviones Intrpido!,
t en estas trridas aguas de Santo Domingo
solamente por miedo.
Recoge, prodigioso milagro de la orilla,
tuS dos anclas de hierro
82
y vete envuelto en pertinentes suavidades
y secretos,
vete al (avor del diluido viento,
que hay pasiones y oscuros huracanes
en todo el archipilago de las Antillas,
y no vuelvas, antes que el incendio
de todas las mujeres ). los hombres
de todos los pueblos
alcancen lo que alcanzan en el mundo
ellos, solamente por clera infinita
y t,
solamente por miedo.
1962
83
ni un paso atrs
rbol de luna que obedece al clima
en un sistema de nocturnidad,
no permitas que el murdago te oprima.
Ni un paso atrs.
No permitas que el largo regImIento
de los aos de crimen pertinaz,
te toque el hombro con el pensamiento.
Ni un paso atrs.
Que la alta flor que de tus ramas brota
en este chapuzn de libertad,
no pierda en miel ni la ms breve gota.
Ni un paso atrs.
Ni un paso atrs, soldados y civiles
hermanados de pronto en la verdad.
La vida es una sobre los fusiles,
que no hay trincheras para los reptiles,
de malos nuestros a extranjeros viles.
Ni un paso atrs.
La libertad como un antiguo espejo
roto en la luz, se multiplica ms,
y cada vez que un trozo da un reflejo
el tiempo nuevo le repite al viejo:
ni un paso atrs.
Ni un paso atrs, ni l:n paso atrs, ni un paso
de retorno al ayer, ni la mitad
de un paso en el sentido del ocaso,
ni un paso atrs.
87
Que en la lucha del pueblo se confirme,
-sangre y sudor- la nacionalidad.
y pecho al plomo y la conciencia en firme.
y en cada corazn ni un paso atrs.
1965
88
meditacin a orillas
de la tarde
Plurales, los pueblos del Caribe, silenciosos
algunos, otros tristes y annimos, y algunos
salidos de la fuente del olvido, como ocurre
cada vez que la noche se detiene en un recodo
juntO a una ventana persuasiva,
duermen.
Duermen. Tal vez inolvidablemente, con palabras
dulces sobre un incomprendido mrmol. "Aqu
complace
su inquietud eterna un alma innumerable." Y es un
pueblo
cualquiera del Caribe. No, no es un pueblo
cualquiera.
Es la orilla alucinante en que un taln resbala
o lucha. Pendiente clave junto a una herida nota.
Nota salvaje de tambor o cuero.
Atento a todo, un poderoso empuje de molino.
Situado en estas vsperas mortales, sin quererlo
llama a todos a enarbolar la lanza
y el jamelgo y el burro necesariamente
porque somos nudos de un mismo tallo
y nuestras hambres y nuestros sueos
se reconocen por los mismos gestos y las mismas
obras. Debemos comprendernos con soltura
frente al molino. Flacos, posedos, pobres
y gesticulantes, sin saber de qu agria disciplina
nos procede esta marca y esta lucha, pero juntos.
Siempre juntos frente al molino.
Siempre el molino y esta vez con aspas
91
silenciosas e insinuantes, su vientre financiero,
su flor registradora, intransferible, su tibia
sucursal en todo el mundo como un cuarto
menguante.
Pero aqu estamos todos con la misma
rodilla clavada en nuestras tierras. Oro antiguo
que nos corre desde entonces, desde aquellas
floridas carabelas en forma de gaviotas,
por estas mismas venas enlazadas en hbitos,
heridas y colores, recibido en el beso
de nuestras rodillas simples y seculares,
en el arco brusco del lomo; el oro, el oro antiguo
avejenta el molino, lo sofoca, lo revienta,
y por nosotros se encabrita el pono,
y un burro joven huele los refranes, juega a Sancho,
cuando una lanza erguida suena en la pared del aire.
Seremos felices, nosotros los pueblos del Caribe.
Nuestras familias llanas regresarn del sueo.
Vamos a usar los norebres recogidos, de pronto,
como una brizna flotante que rueda con la espuma
al exprimir el viaje. Seremos felices, ya no cabe
duda. No cabe duda. Hay que limpiar la casa.
En todas partes ruge cierto animal de limpieza.
Es justo que nos regocijemos y que nos decidamos.
Triunfa nuestro apellido emancipado y mestizo.
Claro! Hemos sufrido mucho y nuestra sangre
ha enriquecido a muchos, ya era hora! Saludemos
la hora. Ciertamente, saludemos la hora y el da,
y venga tambin el mes y todo el calendario.
92
Este momento gusta y solicita. Nuestro es.
De ahora en adelante cambiaremos la sangte
de negocio en sangre de martirio o flor de triunfo.
sta es aquella meditacin tranquila que digo a
ustedes
sosegadamente y a orillas de la tarde
frente por frente del inmenso regazo trrido del m:l!'
Caribe.
93
amn de
marIposas
El autor
y bajo el ttulo de
Amn de mariposas
A LA EMBAJADORA NORTEAMERICANA
EN MXICO, EL AO DE 1914
porque, durante la ocupacin de Veracruz por tropas
de su propio pas, exclama:
.. futa es la danza de la muerte
y creo que nosotros tocamos el violn!"
y por lo que en sus palabras suena de admonitorio,
de desgarrador y quin sabe si hasta de maternal,
dedica
este poema
cincuenta aos despus,
cuando es ms alegre el gatillo del violn,
cuando ms tumultuoso el delirio de la danza.
95
Mariposa:
caricatura de aeroplano.
Pulso de abismo,
erudita de ptalos.
Antes que las manos
en la pared te mataron
.. .los ojos de los nios...
PEDRO MA. CRUZ, Races iluminadas
PRIMER TIEMPO
Cuando supe que haban cado las tres hermanas
Mirabal
me dije:
la sociedad establecida ha muerto.
(lapislzuli a cuento de todo emblema ruidoso
ments en A referido a un imperio en agona
y cuanto ha sido conocido desde entonces
me dije
y cuanto ha sido comprendido desde entonces
me dije
es que la sociedad establecida ha muerto)
Comprend
que muchas unidades navales alrededor del mundo
inician su naufragio
en medio de la espuma
pensadora
y que grandes ejrcitos reconocidos en el planeta
comienzan a derramarse
en el regazo de la duda
pesarosa
97
Es que
hay columnas de mrmol impetuoso no rendidas al
tiempo
y pirmides absolutos erigidas sobre las civilizaciones
que no pueden resistir la muerte de ciertas mariposas
98
Cuando supe que tres de los espejos de la sociedad
tres respetos del brazo y orgullo de los hombres
tres y entonces madres
y comienzo del da
haban cado
asesinadas
oh asesinadas
a pesar de sus telares en sonrisa
a pesar de sus abriles en riachuelo
a pesar de sus neblinas en reposo
(y todo el da lleno de grandes ojos abiertos)
roto el crneo
despedazado el vientre
partida la plegaria
oh asesinadas
comprend que el asesinato como bestia incendiada
por la cola
no se detendra ya
ante ninguna puerta de concordia
ante ninguna persiana de ternura
ante ningn dintel ni balaustrada
ni ante paredes
ni ante rendijas
ni ante el paroxismo
de los progenitores iniciales
99
porque a partir de enconces el plomo perdi su rumbo
y el sencido su rango
y slo quedaba en pie
la Humanidad
emplazada a durar sobre este punto
escandaloso
de la inmensidad
del Universo
Supe entonces que el asesinato ocupaba el lugar
del pensamiento
que en la luz de la casa
comenzaba a aclimatarse
el puerco cimarrn
y la araa peluda
que la lechuza se instalaba en la escuela
que en los parques infantiles
se aposentaba el hurn
y el tiburn en las fuentes
y engranaje y pual
y mun y muleta
en los copos de la cuna
o que empezaba entonces la poca rotunda
del bien y del mal
desnudos
freme a frence
conminados a una sola
implacable definitiva
decidida victoria
muerte a muerte
100
Oh asesinadas
No era una vez
porque no puedo contar la historia de los hombres
que cayeron en Maimn
y Estero Hondo
a unos pocos disparos de Constanza
en el mismo corazn del ao de 1959
puesto que todo el mundo sabe que somos el silencio
aun en horas de infortunio
No era una vez porque no puedo contar la historia
ele este viejo pas del que brot la Amrica Latina
puesto que todo el mundo sabe que brot de sus
vrtebras
en una noche metlica denominada
silencio
de una vrtebra llamada Esclavitud
de otra vrtebra llamada Encomienda
de otra vrtebra llamada Ingenio
r que <le una gran vrtebra dorsal le descendi
completa
la Doctrina de Monroe
No contar esta historia porque era una vez no la
primeta
que los hombres caan como caen los hombres
con un gesto de fecundidad
pat dotar de pursima sangre los msculos de la
tierra
101
La espada tiene una espiga
la espiga tiene una espera
la espera tiene una sangre
que invade a la verdadera
que invade al caavt.ral
litOral y cordillera
y a todos se nos parece
de perfil en la bandera
la espiga tiene una espada
la espada una calavera
102
Pero un da se supo que tres veces el crepsculo
tres veces el equilibrio de la maternidad
tres la continuacin de nuestro territorio
sobre la superficie de los nios adyacentes
reconocidas las tres en la movida fiebre
de los regazos y los biberones
protegidas las tres por la andadura
de su maternidad navegadora
navegable
por el espejo de su matrimonio
por la certeza de su vecindario
por la armona de su crecimiento
y su triple escuela de amparo
haban cado en un mismo silencio asesinadas
y eran las tres hermanas Mirabal
oh asesinadas
entonces se supo que ya no quedaba ms
que dentro de los caones haba pavor
que la plvora tena miedo
que el estampido sudaba espanto
y el plomo lividez
y que entrbamos de lleno en la agona de una edad
que esto era el desenlace de la Era
Cristiana
103
Oh dormidas
oh delicadas
qu injuria de meditar
El mes de noviembre descenda sobre los hombro.
como los rboles an debajo de la noche y an
dando
sombra
Oh eternas
El pndulo palpitaba las horas del municipio
y el pequeo reloj destilaba en silencio gota a gota
veinticinco visiones de un da llamado de noviembre
Pero an no era el fin
oh dormidas
an no era el fin
no era el fin
104
SEGUNDO TIEMPO
Cuando supe que una pequea inflamacin del suelo
en el Cementerio de Arlington
se cubra de flores y manojos de lgrimas
con insistencia de pabellones y caballos nocturnos
alrededor de un toque de afligida trompeta
cuando todo peridico se abra en esas pginas
cuando se hicieron rojas todas las rosas amarillas
en Dalias
Texas
me dije
cmo era presidencial
el nuevo mes de noviembre
ya millones de seres tocaron lo imposible
ya millones de seres ya millones de estatuas ya
millones
de muros de columnas y de mquinas
comprendieron de sbito
que el asesinato
no ha sido
ni un fragmento de minuto
calculado solamente para las cabezas semicoloniales
y sustantivas
de las tres hermanas Mirabal
105
sino
que este indito estilo de la muerte
producto de las manos de los hombres
de manos de hermanos
(por todo el sIglo)
muerte sana f artelllnA
(por todo el mundo)
provista de catlogo
(por todo el tiempo)
de nmero de serie o serial number
y venida de fuera O made in usa
fra inalterable desdeosa desde arriba desde
entonces
esta muerte
esta muerto
esta muerte
asume contenido universal
forzosamente adscrita a la condicin
del ser humano
en cuyo espectro solar figuran todas las f6rmulas
personales
y todas las instancias puras
del individuo
tal
como va por la calle
106
como habitante de la ciudad con todo su derecho
como
continuador esencial del ndice de poblacin o sase
representante manufacturero indiferente geilte de
seguros repartidor de leche I1salariado guarda
campestre administrador o sabio o poeta o portador
de una botella de entusiasmo etlico donde estn
convocadas todas las palabras
ciclamen platabanda metempscosls
cancula claudi>. clavicmbalo
cartulario ventico vejiga
trepa caterva mequetrefe
primicia verdulero postulante!
palabras todas sustitutlvl1s
palabras pronunciables
en lugar de presuntas actitudes
y todas las maldidones y protestas
y las posiciones geomtrks igual
que la rotura del sentido Igual
que la totura de una biela isual
que el desgarrn de la barrig igual
mente todo desquiciado y rom
pido todo maligno y amargo
todo reducido a sombra
y nadidad y oscuridad
y estadidad
palabras mentirosas llenas
de contenido impronunciable
y desechos del organismo
de cualquier muchacha igual
que de cualquier cochero igual
107
que el choque de la portezuela
del catafalco igual
fue esta universal investidura de la que no est exento
nadie nadie
ni yo
ni t
ni nosotros ni ellos ni nadie
podridamente nadie
nadie
desde el mismo momento en que fueron golpeadas
ciertamente
profesionalmente
maquinalmente
tres de las hermanas Mirabal
hasta llegar
en punto
exactamente
al
fin fin fin
de la Era
Cristiana
108
(Oigamos
oigamos
esto retumba en el
ms
absoluto silencio
muchas unidades navales en todos los ocanos inician
su hundimiento despus
de deglutir los archipilagos
de miel envenenada
grandes ejrcitos destacados en la entrada del mundo
comienzan a reintegrarse
a sus viejos orgenes
de sudor y clamor
en el seno de las masas
populares
en el ms
en el ms categrico y el ms
absoluto
silencio)
109
Porque
hay columnas de mrmol impetuoso no rendidas al
tiempo
y pirmides absolutas erigidas sobre las civilizaciones
que no pueden resistir la muerte de ciertas mariposas
y calles enteras de urbes imperiales llenas de
transentes
sostenidas desde la base por tirantes y cuerdas de
armona
de padre a hija de joven a jovenzuela de escultor a
modelo
y artilleros atormentados por la duda bajo el crneo
cuyas miradas vuelan millares de leguas sobre el
horizonte
para alcanzar un rostro flotante ms all de los mares
r camioneros rubios de grandes ojos azules
obviamente veloces
que son los que dibujan o trazan las grandes
carreteras
y transportan la grasa que engendra las bombas
nucleares
y portaviones nuevos de planchas adineradas
invencibles
insospechablemente unidos al rumbo del acero y del
petrleo
y gigantes de miedo y fronteras de radar y divisiones
areas
110
y artefactos electrnicos y m!quinas infernales
dirigidas
de la tierra hacia el mar y del cielo a la tierra y
viceversa
que no pueden
resistir
la muerte
de ciertas
mariposas
porque la vida entera se sostiene sobre un eje de
sangre
y hay pirmides muertas sobre el suelo que
humillaron
porque el asesinato tiene que respetar si quiere ser
respetado
y los grandes imperios deben medir sus pasos
respetuosos
porque lo necesariamente dbil es lo necesariamente
fuerte
cuando la sociedad establecida muere por los cuatro
costados
cuando hay una hora en los relojes antiguos y los
modernos
que anuncia que los ms grandes imperios del p l n t ~
no pueden resistir la muerte muerte
de ciertas ciertas
debilidades amn
de mafiposas
111
concierto de esperanza
para la mano izquierda
To love, and bear; to hope till Hope creates
From its own wreck the thing it
contemplates...
[Amar y soportar; esperar hasta que la
Esperanza cree,
de sus propios despojos, aquello que
anhela...]
SHELLE'l'
INTRODUCCIN
Los rodillos cayeron sobre los guijarros. Y
la aurora al bailar devino polvareda.
Oh, todo qued reducido a polvo! Polvo!
Hasta las mismas lgrimas vertidas
recobran Su estructura polvorienta.
Un justo anhelo de morir despierto
para no perdurar solamente dormido.
Una equidad o ecuacin o igualdad
universable del asesinato. Y por lo mismo
todo en polvo y sinrazn como un antiguo piano.
A esto ha quedado reducido este pals.
A polvo. Puesto que nada permanece en pie.
Ni en piedra...
y continuando el argumento fro
con que est construido este concierto
no queda ms que un prfido comps
que repetidamente apaga al instrumento vida.
Dado que simplemente equilibrando el tiempo
sobre una tensa cuerda, la vibraci6n ecunime
compona resultados que se extienden timbremente
por sin sobre tras de la humana.
115
y no admitamos que pudo sufrirse ms y todava
puede sufrirse ms cuando es sabido
que una fuerza superior y ms rentable
decide el contenido de nuestras existencias.
Se puede ser ms dbil que el final proyectado
se puede ser ms dbil todava. Sin embargo
la naturaleza misma de los pueblos constituye
un sistema de violencia un coro de conmocin
que denodadamente restablece la asonancia vida.
Una violencia tal que como tal violencia
no es ms que una respuesta s o una respuesta no.
y es as como ha sido decretado que la muerte
definitivamente debe morir, quedar cumplidamente
muerta, airadamente muerta la misma muerte.
Desplazada y borrada de las calles nocturnas
y los viejos caminos. Echada de las casas
universitarias y los sindicatos en huelga.
Proscrita de los ros y las hmedas solitarias
celdas. Del Cdigo Penal. Y de la isla
de Santo Domingo situada en el Mar Caribe
donde el asesinato por temor y por terror
anuncia su pertinaz imperio sobre el mundo.
116
A CAPRICCIO
Este concierto
no ha sido copiado
de manuscrito alguno.
No ha sido extrado
de ninguna botella
descubierta en la playa.
Ni en los bolsillos
de un centinela exacto
que se qued dormido.
Ni en las bodegas
de un galen hundido
desde entonces.
la herencia de algn
pirata no lo ha dejado
en la arena.
Ni siquiera ha sido
escuchado en un piano
de cola todava.
Este concierto
obedece a su propia
concreta situacin
porque en esencia
117
todo ha sido reducido
a polvo. Polvo!
y hay que ordenar
un toque de esperanza
al primer corneta
y al ltimo redoblante
del batalln de
la maana.
118
ANDANTE
Los rodillos cayeron sobre los guijarros
exactamente aquella maana proyectada en almejas.
Mas no fue solamente sobre la isla de Santo
Domingo --denominada en el Mar Caribe
clidamente
patria ma- sino mucho ms lejos, traspasando
las anchas cordilleras y las zonas volcnicas
de todo planisferio. Fue una conducta planetaria.
Un ecumnico establecimiento del abuso.
Puesto que si el derecho de propiedad
est constituido por algunas palabras
que estabilizan a las corporaciones y sostienen
sobre la alta espuma a la marina mercante
es porque algunos hombres bajo algunos almendros
tjer<:en la razn de que su casa es suya.
y continuando el argumento fro
que sirve de pentagrama a este concierto
la patria
es el derecho de propiedad ms inviolable.
y una patria es una sola patria
que cubre el universo en varios pasaportes
y no hay patria que se abalance sobre otra patria.
y el tanque no es la norma fsica ni el portaviones
119
el orJen natural. Ni el rascacielos constituye
por razones de acero un mandamiento irrevocable.
Ni la ciberntica le ocurre al hombre
como una hemotisis. Puesto que entonces
la escala se desprende de las cuerdas
y asciende en espiral a las frecuencias
ms vvidas, resuenan los trombones, la atmsfera
tiembla con la percusin desenfrenada del timbal
subJesarroIlaJo, la orquesta universal retumba,
el gran concierto de la humanidad sacude
sus entraas, el tmpano lanza un alarido,
las leyes histricas trepidan bajo las patas
de los contrabajos mientras los violoncelos
del corazn humano resuenan para estaIlar
estrepitosamente en todos los confines
en un desentumecido solo de esperanza.
120
SOLO DE ESPERANZA
La esperanza es un nido
y una semilla en el suelo.
La esperanza una flor
en forma de coliflor
que mastican lejanos
los camellos.
La esperanza es la raz
en la humedad, y el arroyo
en el desierto.
El barco sobre la mar
y Federico en sus versos.
La esperanza es un concierto
popular
en los aos duros
y en doscientos muertos.
El caballo en la montaa
y en Granada un monumento.
La esperanza es un cuartel
de polica consagrado
a cuidar la tranquilidad
del pensamiento
el orden del arcoris
y la equidad del recuerdo.
La esperanza es la esperanza
convertida en ley
de los pueblos,
el pueblo convertido en ley
y la esperanza en Gobierno.
121
La esperanza es un Estado
de muchachas escribiendo
un plan quinquenal de nios
y una constitucin del soneto.
La esperanza es contar con todo
lo que necesita el librero
y el obrero de obras pblicas
para trazar un camino
que una a todos los pueblos
del mundo,
convierta a todas las patrias
en una sola patria,
rena todos los brazos
en un solo trabajo
sideral y alegre,
lleve la flor y la coliflor
a los desiertos,
traiga invasiones de trigo
y de manzana a los centrales
azucareros.
Un ro de lunas que gira
en el corazn del sistema
planetario y derrama
la mdula del hombre
sobre la espuma del
firmamento.
La esperanza es la muerte
de lo que fuera antiguo
y ha sido eterno.
La esperanza es la muerte de la muerte.
La esperanza es la esperanza
de reanudar la juventud del pueblo.
122
GRAVE
Cuntos mnos han muerto
a la sombra de nuestras esperanzas!
Nosotros los mayores no merecemos perd6n.
Utilizamos la ternura para infundir
y las escuelas matutinas para inculcar
y las estatuas callejeras para inflijir
y los discursos en la plaza para perpetrar
y los manuales y las prdicas y los
premios dominicales y los programas
infantiles en la televisi6n y luego
los dejamos morir traspasados por
las bayonetas. Cuntos nios han muerto
a la sombra de nuestras esperanzas!
Nosotros los mayores somos inventores
del cario y luego productores de la bayoneta.
Nosotros acariciamos la esperanza y luego
somos los impvidos verdugos de la esperanza.
Hemos inventado la ley y el cumplimiento
de la ley. Hemos creado la vida y decretado
la muerte. Somos los treinta dineros
de nuestras propias alegras. Merecemos
tristeza. merecemos eternamente la esperanza.
Vivir la realidad y estrangular
los sueos. Ajusticiarlos a quemarropa.
Ponerles nuestros nombres y asesinarlos.
Nosotros los mayores que hemos perdido
el respeto al pasado y asesinamos el futuro.
Los que decimos: son los hijos ajenos!
123
como si fueran ajenos nuestros hijos
como si fueran hijos del rbol o de las rocas
o del crepsculo boreal como si fueran
hijos de la llama y del ornitorrinco
como si fueran hijos de otros sistemas
solares o patrias csmicas ultravioletas
como si nosotros los mayores no furamos
los padres de los hijos o si los hijos
de los mayores fueran los hijos de los menores.
Somos nosotros los culpables. Somos
los implacables destructores de nosotros mismos.
No merecemos perdn. Merecemos la esperanza
eternamente sumergidos en la esperanza.
124
CADENCIA
La esperanza es un muerto
con los labios mordidos.
La esperanza es crispar
los puos frente al olvido.
La esperanza es un tema triste
que resuena en un ro negro
que llevamos dentro.
La esperanza es un ntimo
rencor cuando los pueblos
se desangran, cuando ha visto
el mundo llenarse de clamor
y sacrificio
no solamente el alma
de Santo Domingo
sino el tiempo el corazn
unnime del siglo
en todos los idiomas
y todos los delirios.
La esperanza es la hora
de impulsar la marcha
del reloj, de practicar
el barco sobre la mar
y el caballo en la montaa
que amaba Federico.
125
La esperanza es el fin
de la Humanidad
si no torcemos el rumbo
del rodillo
si una antorcha y un puo
no alzan los volcanes
y desbordan los ros
de redencin en redencin
hasta la carcajada de los nios.
La esperanza es la ltima
vez
cuando por delante y por detrs
no queda otro camino
que la realidad golpeante
y golpeable
palpitante y palpitable
como un vals
sobre los cinco sentidos.
La esperanza es el fin
de la esperanza
y el comienzo
del destino
de la esperanza.
126
DIANA
Este concierto
ha sido escrito
para una sola mano
porque en esencia
todo ha sido reducido
a polvo. Polvo!
y no subsiste nada.
Ni en pie ni en piedra.
Apenas la esperana
llenndose de muerte
y esperando la muerte
de la esperanza
la abalible agona
de la esperanza
cuando ya reverbera
la radiante explosi6n
de la realidad
brotando de los despojos
de la esperanza.
y aqu concluye
cntre nosotros
este convicto concierto
de la esperanza.
127
impreso en offset marvi, s. a.
calle leiria 72 - mxico 13, d. f.
dos mil ejemplares y sobrantes para reposicin
9 de mayo de 1978

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