88 Minutos La Grieta Entre La Justicia y La Verdad

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Psicologa, tica y Derechos Humanos, ctedra I

88 minutos: la grieta entre la justicia y la verdad


Alejandro Ariel

88 MINUTOS: LA GRIETA ENTRE LA JUSTICIA Y LA VERDAD


CLASE EXTRAORDINARIA DICTADA POR ALEJANDRO ARIEL
28 DE MAYO DE 2008
(VERSION PRELIMINAR)
PROF. JUAN JORGE MICHEL FARIA:
Tal como lo anunciamos, tenemos hoy una clase extraordinaria, con la presencia del
Dr. Alejandro Ariel. En el pizarrn tienen anotado el listado de materiales disponibles,
todos ellos fruto de sucesivas conferencias, textos, intervenciones, producidos por
Alejandro Ariel a travs de una colaboracin sostenida a lo largo de los aos.
Comienzo mencionando el texto ya cannico sobre la pelcula Casablanca, cuyo
punto crucial de discusin es justamente la responsabilidad en Rick, el personaje de
Humprey Bogart. Otro texto, La responsabilidad de ser padre, ttulo provisorio para la
lectura que nos ofreci Alejandro Ariel sobre la pelcula Magnolia, resulta
especialmente recomendable. Se trata de tres padres que producen injurias sobre sus
hijos; uno de ellos perdona a su padre, los otros dos no. Las razones de una y otra
eleccin no son morales sino ticas. No todo puede ser perdonado a un padre. En
tercer lugar, el texto La responsabilidad ante el aborto, que han ledo durante esta
semana como antesala de la reunin de hoy. Cuarto, el texto que va a ser editorial
desde el da de maana y por toda la semana entrante, la lectura de Alejandro Ariel
sobre la pelcula El color de la noche, en la que Bruce Willis encarna a un psicoanalista
que debe responder por la transferencia, en una circunstancia extrema de la prctica
profesional. Y finalmente, cerrando este listado, el desafo ms grande de todos desde
el punto de vista de la responsabilidad, porque se trata de la responsabilidad ante la
hipnosis. Somos responsables de lo que hacemos bajo estado de hipnosis? Se trata de
la lectura que propuso Alejandro Ariel de la pelcula Old Boy, como intervencin
central en el Congreso de tica y Cine en el ao 2006.
Siguiendo esta lnea, vamos a disfrutar hoy de una lectura original sobre un nuevo film.
Recibimos entonces con un aplauso a nuestro invitado.
DR. ALEJANDRO ARIEL
Muchsimas gracias. Hasta el da sbado haba pensado hablarles de un tema, pero
en el fin de semana vi una pelcula que me hizo dejar todo lo que haba preparado.
Prefer dejar que esa pelcula y la discusin posterior trabajaran en m. La pelcula la
vimos entre las doce y la una y media dura cerca de 90 minutos. La charla dur hasta
las cinco de la maana. Tenamos necesidad de ir y volver, repasar los dilogos, re
traducir, realmente fue una de las cosas ms lindas que me han pasado en los ltimos
aos. Y tal fue mi emocin con esa experiencia, que decid dejar todo lo que haba
armado sobre otros filmes, como No hay lugar para los dbiles, La conspiracin y una
pelcula brasilera que se llama (). El plan inicial era hablarles de algo que me parece
fundamental: los fundamentos pre-jurdicos de la ley en los nios, la responsabilidad
que tienen los nios ante la ley. Quedar para otra vez.
La pelcula de la que nos vamos a ocupar hoy se llama 88 minutos. No ha sido
estrenada todava. Pero la sorpresa fue que cuando venamos para aqu vimos tres
carteles con el rostro inconfundible de Al Pacino, anunciando el estreno del film. De
todos modos, les recomiendo conseguirse una copia porque es una pelcula sobre la
que vale la pena ir y volver varias veces, ir y volver sobre pequeitas partes del texto,
muy pequeitas partes. Eso es lo que vamos a hacer hoy. El tema, si tuviramos que
nombrarlo, que describirlo, es cmo se interceptan la justicia y la verdad. Ustedes
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estn trabajando sobre las distinciones entre responsabilidad subjetiva, la


responsabilidad social y la responsabilidad jurdica. Vamos a estar por lo tanto muy en
tema.
Qu les puedo decir yo hoy acerca del libre albedro? Se trata para m de uno de los
conceptos ms difciles de transmitir, ms peligrosos de transmitir, por su cercana con
la perversin. Uno de los conceptos ms difciles y ms necesarios de transmitir a
quienes se estn formando para ser psicoanalistas el da de maana. Porque el libre
albedro est en ntima relacin con algo que se llama la regla de abstinencia. Voy a
hablarles por lo tanto de la pelcula y sobre el final voy a tratar de armarles un par de
problemas. De esos que a nosotros nos hicieron estar desde la una y media de la
maana hasta las cinco charlando, y con muchas ganas.
Les quiero decir algo, que expresamente reserv para este momento, y que no quise
adelantar al comienzo, para que no sea una frmula. Quiero decir algo de mi relacin
con Illya Michel Faria, algo que seguramente tiene que ver con el tema que nos
convoca hoy. Quiero decir lo siguiente: la amistad est hecha de encuentros breves, y
los lazos estn construidos en el respeto mutuo. La pasin que cada uno tiene est
acunada en la distancia entre ambos. Es lo que me hace venir aqu todos los aos, por
su invitacin. Con l, para hablar entre ustedes, no con ustedes... La amistad, el
respeto y la pasin, esas tres cosas que nos unen son casi como un marco. Porque no
es sencillo hablarles de lo que les voy a hablar. Me llev muchos aos poder decir lo
que les voy a decir: que es posible el humor. Es posible frente a un todo, frente al todo
que nos toca, es posible el humor. Pero no es posible con cualquiera. Dicho esto, que
de verdad haca tiempo que tena ganas de decirles y decirles en pblico, en relacin
al gusto que me da venir, vamos a ver la pelcula.
Se llama 88 minutos. El protagonista excluyente es Al Pacino No tuve espacio entre el
sbado y hoy No suelo hacer relatos donde me pongo detrs de mis ojos, en
general termino en mi voz y no detrs de mis ojos. Quiero por lo tanto que mi relato sea
una invitacin a verla, a discutirla, a interesarse por lo que de ella espero dejarles hoy.
Espero que el relato no aburra, porque la pelcula no es para nada aburrida. La
pelcula es muy entretenida, ms all de que le permita a uno pensar sobre ella.
Trata de un psiquiatra forense, encarnado por Al Pacino y su mirada. Y cuando digo Al
Pacino y su mirada es porque a medida que la pelcula va creciendo uno no se
imagina esa pelcula con otra mirada que la de Al Pacino. Esos ojos que de pronto se
mezclan en una mirada sagaz y a la vez sorprendida, esos ojos que muestran una
mirada a veces llena de dolor y miseria y a veces llena de un trabajo que iremos
descubriendo a lo largo de la pelcula, un trabajo de duelo. Un verdadero trabajo de
duelo en el sentido ms freudianamente posible. Es decir, un psiquiatra forense y el
entramado de su historia con otras historias. Una, la de su rol profesional. Dos, la de su
lugar como maestro: l ensea en la universidad, y ensea de una manera que a m
me resulta sumamente grata. Pero tambin la de su lugar frente al Estado. En tanto
psiquiatra forense tiene que responder frente al Estado, en tanto profesor tiene que
responder a sus alumnos. Este es el entramado de ese psiquiatra forense, con su
historia, con sus miedos, con sus dolores y con sus decisiones. Podramos considerar la
pelcula como la a-historia de una decisin. Es decir, que la decisin carece de
historia, no obstante lo cual les voy a contar una historia, pero lo que voy a contar es la
a-historia de una decisin. En fin, pensaba que iba a poder, porque ustedes no vieron
la pelcula, as que para m es no slo un desafo, sino que en realidad tengo muchas
ganas de contarles la pelcula. Son 88 minutos entre la vida y la muerte. Ochenta y
ocho minutos y hay desgarro, miedo y dolor, y hay adems el recuerdo en esos
ochenta y ocho minutos. Ochenta y ocho minutos y la responsabilidad por lo que este
psiquiatra forense cree, pero tambin la responsabilidad por lo que no sabe. Ochenta
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y ocho minutos pueden ser claramente toda una vida. Toda una vida y sus muertes. En
ese tiempo, que no se estira. Vieron cuando el tiempo se estira? Pero hay veces en
que el tiempo no se estira. En ese tiempo que no se estira, que se termina, y que es lo
que nos hace hablar, el tiempo de todos, el que se termina.
La pelcula comienza con l y su resaca alcohlica. El tipo se despierta en casa de una
hermosa mujer, una mujer cuya desnudez hace presumir su liviandad. Uno entrev las
posibilidades que tiene este personaje con respecto al amor. No pasaron ms que
cinco minutos del film y uno ya entrev las posibilidades del personaje. La noche
anterior ha ido con sus alumnos ensea a mdicos, abogados, a una cantidad de
gente heterognea, una especie de interdisciplina en
una universidad
norteamericana. Y la noche anterior ha habido una celebracin a la que asisti con
sus alumnos, Y fue all que conoci a esa mujer. Y ahora est desayunando con ella,
tratando de despertarse un poco, cuando lo interrumpe una llamada telefnica. Es su
secretaria, que le informa y nos enteramos con l- que ha habido otro crimen serial,
horroroso.
Sabemos entonces que la pelcula trata acerca de un asesino serial, y que este
prestigioso forense est relacionado con estos crmenes. Ha ocurrido otro asesinato. Se
ve una imagen casi dira con el pudor que debe tener el cine para mostrar hacer
ver y no producir un efecto de repulsin al divino botn. Una mujer ha sido torturada, y
hay un detalle que se va a repetir en todos los crmenes seriales: es colgada de una
pierna, lastimada, violada brutalmente hasta morir. Nuestro psiquiatra forense debe
partir hacia la escena del crimen. Inmediatamente. O sea, despus de haber pasado
una mala noche, tiene que despertarse e irse, rpidamente. La importancia de que l
deba partir hacia la escena del crimen, radica no tanto en la escena misma, sino en el
hecho de que el asesino serial responsable de esa serie de crmenes, est preso y ha
sido condenado a muerte. Cmo puede ocurrir un crimen exactamente igual a
aquellos por los cuales se ha condenado al asesino, si ste est preso? Existe por lo
tanto un margen de duda sobre si el asesino es culpable o inocente. Se nos hace
saber entonces que fue el testimonio de ese psiquiatra forense el que conden al
asesino. Y un pequeo detalle que va a ser muy importante: hay una testigo, hermana
de la vctima, una testigo muy especial. Y ha sido la reconstruccin que hace el
psiquiatra, ms el testimonio de esta testigo lo que termin condenando al asesino. Y
ya est decidido que va a ser ejecutado por ello.
Nuestro psiquiatra va a la escena del crimen, regresa luego a su despacho, y all lo
visita la polica. Lo viene a ver el FBI, lo viene a ver el fiscal, y le preguntan si est
seguro, si est seguro de esa reconstruccin. Y le preguntan si est seguro, porque
acaba de producirse otro crimen exactamente igual. Le preguntan si est seguro no
es cuestin de equivocarse con la pena de muerte, es la justicia la que est en juego.
Y casi al mismo tiempo el psiquiatra recibe un llamado y la voz de un hombre por
telfono le dice que le quedan 88 minutos de vida. A partir de ah el tipo se da cuenta
real de los 88 minutos de vida la pelcula pasa a ser entonces los 88 minutos siguientes
en la vida de este hombre. Entonces uno se pregunta, y l mismo se pregunta, ser el
criminal que est preso el responsable de este nuevo asesinato? Ser otro loco
criminal quien cometi este nuevo crimen serial exactamente igual, calcado? Ser
un imitador? Se imaginan que a partir de ese moemtno todo quedar marcado por un
vrtigo en relacin al tiempo. De hecho el que lo llama por telfono y le dice cuntos
minutos le quedan, le dice tic, toc, tic, toc, con lo cual todo el tiempo el tiempo
pasa. Pero el correr del tiempo ya no es cualquier transcurrir del tiempo. Porque por un
lado tenemos el tiempo de la pena de muerte, el asesino que est esperando su
ejecucin. Por otro lado, tenemos el tiempo de la amenaza de muerte, los 88 minutos
que le quedan. Pero tenemos tambin, y esto es muy importante, el tiempo en que la
muerte se nos hace presente. Vieron que eso ocurre a veces? No se si se dan cuenta,
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si les ha ocurrido, ni a cuntos les ha ocurrido. Pero a veces la muerte se te hace


presente, y no es que te amenazan, la muerte misma se te hace presente. A partir de
eso algo cambia. Y eso no nos ocurre hasta que nos ocurre. Inmediatamente vemos
una clave
El personaje termina de hablar con el fiscal y le dice que est seguro, con un margen
de duda que decide soportar l mismo; decide soportar la duda adems del miedo. Y
lo vemos dando clase, a la que llega un poco tarde. Pero en esa clase escuchamos
una cosa que les va a interesar mucho. All se dice que la locura es un concepto legal,
no slo mdico. Que la locura es un concepto fundamentalmente legal, eso lo dice un
psiquiatra. Es decir, que para el Estado la locura no es esencialmente un concepto
mdico, sino que para el Estado es esencialmente un concepto legal. Entonces l
pregunta, cul es la diferencia entre la locura y la cordura. Y los estudiantes responden
casi al unsono, como si hubieran aprendido la leccin la leccin la vamos a aprender
nosotros. Pero ellos responden que el lmite, la diferencia entre la locura y la cordura, es
el libre albedro. Esto es muy interesante, porque si la diferencia entre la locura y la
cordura es el libre albedro, Videla no es loco, es culpable, y eso no es poco. Contina
diciendo, entonces, que no todos los cuerdos estn sanos. Nuevo concepto. No todos
los cuerdos estn sanos, es ms, dice, los grandes casos de asesinos seriales, y no
seriales dira yo, no son locos en el sentido estricto de la ley: saben lo que hacen. A
esta frase volvimos en la discusin varias veces. Esta cuestin fundamental que yo
extraigo de esa clase aparece luego de haber vuelto y vuelto a reconstruir qu era lo
que ah se haba jugado. Porque ese dato va a atravesar toda la pelcula. El telfono
entonces insiste, en el medio de la clase, para recordarle que sus minutos se acortan. Y
una vez ms el telfono insiste. Habla y le va diciendo cuntos minutos le van
quedando. Un alumno mdico dice que alguien sano podra no poder evitar lo que va
a hacer. Alguien sano, sabe lo que hace, por estar sano, no es loco, en el sentido
jurdico, pero podra no poder evitar lo que va a hacer. Y l contesta, no se trata de
alegatos. Para eso vayan a la facultad de derecho. Ac estamos hablando de que no
se trata de opiniones, que la enfermedad en que se demuestra an, en que se pude
demostrar an el libre albedro, es legalmente punible. Y esa es su tarea como
psiquiatra. Lo que dice, y es muy interesante decirlo ac ojal tuviera la misma
ocasin de decirlo en la Facultad de Medicina- ya que la medicina no puede ser
razn para justificar la criminalidad. El psicoanlisis no culpabiliza al criminal. Lo que s
puede hacer es ligar el crimen con el deseo del criminal, pero no lo culpabiliza
finalmente. Ojo, si es responsable, la demencia no puede ser razn para justificar la
criminalidad. Otra alumna, esta vez, proveniente del derecho, lo refrenda y cita el libre
albedro con relacin a la culpabilidad y a la verdad. Nos deja preguntndonos qu
es el libre albedro. En el momento en que uno se est preguntando qu es el libre
albedro, y tiene ganas de que la clase siga, se produce una amenaza de bomba en
la Facultad. Todos deben salir apresuradamente, de hecho parten apresuradamente,
pero quedan escritos sobre la pizarra los minutos que an le quedan de vida, que son
76. El personaje se pone paranoico con sus alumnos. Empieza a mirar las caras, y en
silencio, si ustedes miran las caras de ustedes en silencio son todos culpables. Eso es lo
que le pasa a este psiquiatra, al que le quedan 76 minutos. Est el asesino entre sus
alumnos?. Las sospechas flotan en el aire. Su secretaria, muy eficiente,
envidiablemente eficiente, va consiguindole algunos datos. La polica va ayudndole
en la bsqueda, hay un momento en que van a empezar a sospechar de l, que l es
el asesino, como siempre pasa. La trama se enreda, como la vida, cada vez ms.
Adems de la alumna de derecho, y del alumno mdico, que es el preferido suyo, hay
una alumna que lo ama. Un poquito mas adelante, esa alumna le confesar que ella
est siendo perseguida por un ex novio, con el que en realidad se cas, o sea que es
su ex marido, quien adems es un ex presidiario, que result haber estado recluido en
la misma prisin donde est el asesino que van a ejecutar. Con lo cual, nuestro
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psiquiatra se pregunta: me estn haciendo esto de los 88 minutos nada ms que por
celos? Ser el ex novio de esta alumna? En este contexto, en el que l ya sospecha
de sus alumnos y ahora tambin del ex marido de esta mujer, entra en el garaje y su
auto aparece destrozado. No slo aparece destrozado, sino que en la parte de atrs
estn anotados los minutos que le quedan de vida
Mientras tanto el asesino, un perverso hecho y derecho, convence a la opinin pblica
de que no es justo ese final. No tienen pruebas fehacientes de su culpabilidad, es
decir, se re, es amable, es magnfico, es histrinico acusa al psiquiatra forense, se
burla de l, y hasta lo llega a tratar de asesino, porque van a ejecutar a un inocente. Y
el Estado comienza a sospechar que tal vez es inocente. Uno todava no sospecha.
Esto me permite hacerles la primera pregunta, rara, la piedad es justa o es
narcisstica?
Qu pasa entonces? La primera mujer, esa con la cual uno lo ha visto levantarse de
la cama al inicio del film, aparece asesinada de igual manera, colgada de una
pierna, torturada. Y l descubre all que ella es una prostituta contratada. l se da
cuenta de que le estn tendiendo una trampa. Y ms an, hay un video que cae en
manos de la polica, en el que ella dice, antes de morir salvajemente torturada, que
est frente al asesino. Frente al asesino que est recluido en la crcel cmo puede
ser? Entonces si ella dice que est frente al asesino, se hace muy difcil seguir
sosteniendo que el asesino es efectivamente el asesino Aparece entonces algo a lo
que estamos muy habituados: el periodismo amarillo. Todos los canales de la televisin
se montan sobre el espectculo. Entonces le dan el micrfono al asesino, que habla,
sonre, llora, conmueve a la opinin pblica, y en cierta forma se convierte en una
superstar. Se transforma en una estrella. Lo van a ejecutar pero es inocente, hasta que
finalmente la ejecucin parece que va a ser atrasada. Hay un momento de duda. Y
uno dice, ser que un inocente se salva, o ser que un culpable se salva.
Llegados a este momento de la pelcula ya nos han colocado en un lugar sumamente
raro. Seguimos los dilogos del psiquiatra forense, lo vamos acompaando en sus
dudas. Hasta que en un momento, queda solo. Y ah comienza a desconfiar del rostro
del asesino, una cara asquerosa, pero por una cara asquerosa no se puede desconfiar
de alguien. Entonces, una vez ms, ser que el inocente se salva, ser que el culpable
se salva Hay un instante de duda. Ac es donde el montaje de la duda, el montaje
del film, que nos hace dudar, resulta verosmil. Que sea verosmil es muy importante,
porque eso es la televisin, la televisin es verosmil, es un smil de la verdad. Y ac
tengo que plantar una pregunta, que es la pregunta de este profesor en el film, y que
es mi pregunta en lo que resta de la pelcula, en qu relacin estn justicia y verdad?
Voy a usar una definicin que me gusta mucho, una definicin que se me ocurri
hace algunos aos y que me sigue sirviendo para pensar la cuestin de la justicia. Para
m la justicia es la distribucin no personal de las diferencias. La distribucin no
personal de las diferencias. Por eso de ella se encarga el Estado, el estado no es
personal al menos no debiera serlo si es un Estado democrtico. Entonces, la justicia
implica la distribucin no personal de las diferencias.
La verdad, la defino para mi uso, porque si estoy plantando la pregunta, tengo que
hacerles saber al menos desde dnde, la sito como la pertinencia de la relacin de
un sujeto a su deseo. No la pertinencia de la relacin de un sujeto a un mbito moral,
no la pertinencia de la relacin de un sujeto a un mbito social. Sino la pertinencia de
la relacin de un sujeto a su deseo. Y eso es lo que va a conectar con el libre albedro
y esto es lo que les prometo para el final, y esto es lo maravilloso de esta pelcula y por
lo cual estoy hablando de ella.

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Los mltiples eventos van desorientando a nuestro protagonista. Est perdido, sin
tiempo, pero con una conviccin que lo anima. Pero nosotros tuvimos un instante de
duda, un instante de duda. No se puede socializar la conviccin; se puede socializar
la creencia, pero no la conviccin. As como no se puede socializar la muerte, as
como no hay socios para morir, no hay socios para la conviccin. Por lo tanto, la duda
nos deja a nosotros como punto de sospecha sobre l, que queda dudando pero con
su conviccin. De pronto, le es enviado un pequeo objeto, y esto cambia la pelcula,
apresura todo. Ese pequeo objeto es un grabador. Cuando lo acciona, la grabacin
es espeluznante. Son 88 minutos de grabacin, son 88 minutos de tortura, de gritos y de
espanto, hasta que en el minuto 88 llega por fin la muerte. Y all nos enteramos que
nuestro doctor, porque ya es nuestro, en los comienzos, cuando tena 28 aos, estaba
con su pequea hermana de doce aos que lo haba ido a visitar a Nueva York. l
tena una entrevista muy importante de trabajo, y en lugar de postergarla, o llevar a su
hermanita con l, o dejarla en casa de amigos, la deja, con doce aos, un rato sola
en su departamento. l en ese momento estaba persiguiendo a otro asesino serial. Ese
asesino serial aprovecha para entrar en su departamento y asesina a su pequea
hermana. Lo hace como venganza porque el psiquiatra forense estaba interviniendo
en su caso, por el cual todava no haba sido culpado. Todo se complica. La tortura
durante 88 minutos son los gritos de su pequea hermanita de doce aos, y esa
escena grabada, que haba ocurrido hace muchos aos, seguramente explicaba en
parte toda esa dificultad que ese hombre tena en su posibilidad de conocer el amor.
De esa grabacin slo haba dos copias, una estaba en poder de la polica y la otra
en su estudio.
Ya ah el espectador comienza a considerar que hay que dar algn lugar a la duda.
Empieza a imaginar que l est haciendo todo esto porque se quiere vengar, quiere
vengar en este asesino serial al que asesin a su hermana hace muchsimos aos. Pero
est el grabador con esta cinta. Alguien entonces haba sustrado esa grabacin, en la
polica no poda ser, tena que ser en su estudio. Solo as comienza a tomar sentido
para l el anuncio de los 88 minutos de vida. Tena que ser alguien que supiera de esos
88 minutos, que conociera la grabacin que l tena guardada en en su estudio. Su
secretaria? Imposible. Es una mujer de toda su confianza, es lesbiana, o sea que ni
siquiera se quiere casar con l. Una mujer de toda su confianza Pero un da,
celebrando en su oficina con sus estudiantes, una alumna la seduce durante la fiesta,
se acuesta con ella, y luego es esa alumna quien sustrae la grabacin.
Veamos entonces: la alumna que lo amaba, que no es sta, es culpable por su ex
novio, su ex marido, pero no es culpable de todo, es culpable de que el ex novio, ex
marido lo haya perseguido, lo haya querido matar, y finalmente termina ella misma
muerta por el asesino. La secretaria es culpable, pero no de todo, es culpable de que
se haya sustrado esa grabacin. Todo est muy claro y muy confuso a la vez. En ese
momento, la decana de la universidad lo llama de manera urgente. La pena de
muerte ha sido aplazada, la polica lo busca, y ahora de ser el responsable de que
muera un inocente, se empieza a transformar en sospechoso por los crmenes. Lo
buscan, porque en la casa de la prostituta estaban las huellas de l. Solo tiene diez
minutos y se los conceden. Diez minutos ms. Viaja, y en el viaje hacia la universidad
donde lo espera con urgencia la decana, examina los nombres de los abogados
defensores del asesino, entre los cuales est su alumna abogada. Llega a la
universidad, sube los cinco pisos y se encuentra a la decana colgada de una pierna
en el vaco de esos cinco pisos, toda cortajeada. No muerta, cortajeada y atada de
una pierna, sostenida de una soga atada a la cintura de una alumna. Su alumna
enamorada es quien est atada a una silla, al borde del precipicio edilicio del patio
interno, esos cinco pisos donde est colgada la decana. Un solo movimiento, y ella
cae. l no puede hacer nada.
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Su alumna, entonces, abogada, brillante y duea de la situacin, lo obliga a dejar su


arma, lo obliga a confesar que la testigo, hermana de la vctima, por la cual
condenaban al asesino estaba un poco drogada. No muy drogada, se dice. Slo un
poco. Pero si estaba un poco drogada era una testigo dudosa, y si poda demostrarse
que la testigo era dudosa, con la reconstruccin, de la escena no iba a alcanzar para
demostrar la culpabilidad del asesino. Nos enteramos entonces que l le haba pedido
a la testigo que no dijera que estaba un poco drogada. Durante el juicio, l haba
pedido que la testigo mintiera un poquito. Todo lo dems inculpaba al asesino, no
haba duda. Pero si ella llegaba a decir que estaba un poco drogada poda
complicarse todo.
Se imaginan adnde vamos. La abogada, que quiere demostrar ese punto de falla de
la ley, y ese punto de falla de ese hombre en relacin con la ley, ha asesinado igual
que el asesino. Como defensora de asesinos, le contaban todos los detalles, y es
entonces cuando comienza a asesinar igual que l para que pensaran que l no era
el asesino, y se generaban dudas respecto de su culpabilidad. Lo nico que esta
abogada quera era demostrar la falla en el procedimiento. Y para eso asesinaba
igual que el asesino, para despistar, para demostrar que el asesino no podra haberlo
hecho En su locura, una locura donde ella saba lo que haca, una locura que no era
legalmente tal porque ella dice que era su libre albedro, se afirma su decisin de
mostrar esa falla. En su locura, esta locura no loca, lo hace confesar el nico crimen
del cual el mdico era culpable, de pedirle a la hermana de la vctima que dijera que
no estaba drogada. Era su nico crimen. Cuando el psiquiatra le pregunta por qu
hizo lo que hizo, ella dice que ella es verdadera, que ella no ha sido manipulada.
Porque todava el espectador piensa que fue manipulada por el asesino, pero ella
dice una cosa muy interesante, algo que nos debera hacer pensar. Dijo yo soy
verdadera. Qu quiere decir? Que tambin para la perversin hay una dimensin
de la verdad. Perversin que implica haber asesinado un montn de gente nada ms
que para mostrar la falla en relacin a la ley que haba en ese hombre, que haba
dicho a la hermana de la vctima que mintiera. Que ella haya elegido lo que eligi,
slo para probar que l menta, y que ella es la verdadera. All radica la perversin.
Finalmente llega la polica, matan a esta mujer, salvan a la decana, salvan a la alumn
no haba por qu matar a nadie ms, ya estaba armado el asunto. El psiquiatra llama
por telfono al asesino, que sigue acusndolo y pide hablar con su abogada. Cuando
se entera de que est muerta, sabe que ahora el tiempo para la muerte vuelve a
correr para l. Y aqu viene lo que da sentido a todo este relato. Todo ha terminado,
estn por dejar la escena, tenemos al psiquiatra forense y a su alumna enamorada a
quien l acaba de liberar, y entonces ella le pregunta si es verdad que l le haba
pedido a la hermana de la vctima que no dijera que estaba drogada. Comentario
tpico de una mujer enamorada, inteligente, y medio guacha, que pregunta justo en el
punto que duele: es verdad que vos le pediste a la hermana de la asesinada que no
dijera que estaba drogada? Y el tipo le contesta de una forma impresionante. Le dice,
al fin, vos ests segura que l era el asesino? le pregunta l a la chica. Vos ests
segura que l haba cometido esos crmenes? Y agrega una tercera pregunta: vos
ests segura de que el tipo tena razones para asesinar? Y finalmente: ests segura
que l era el asesino?
Y ella responde afirmativamente. S. Entonces, t en mi lugar, qu hubieras hecho? O
mejor: si estuvieras en mis zapatos, qu hubieras hecho?, el guin original en ingls es
interesante porque estar en los zapatos del otro no es solo en el lugar, sino en las
circunstancias, en el cuerpo del otro. T, qu hubieras hecho? La respuesta se
convierte en una pregunta terrible, una pregunta de libre albedro, t qu hubieras
hecho? Hubieras dejado libre al asesino por una duda para la ley, que no exista para
la verdad del sujeto? Hubieras hecho lo mismo que yo hice? No hubieras hecho
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nada? Y ah le recuerda una de las clases que l haba dictado. Le dice, recuerdas
cuando se interceptan la verdad y la justicia? Dnde se interceptan, donde no se
llegan a recubrir? se interceptan es una mala traduccin. En rigor se interceptan para
no recubrirse.
Para comenzar a hablar de la cuestin, les digo que no se es libre, que hay una
experiencia de libertad, pero que no se es libre. Cuando ella le dice, pero es verdad
que le hiciste mentir? l podra responder: s, es verdad que la hice mentir, porque era
un asesino, etc.. O podra decir, s la hice mentir por venganza, por mi hermana, etc. O
s, la hice mentir, pero no estoy arrepentido porque este tipo es una mierda. Y ella
podra haber dicho, pero por qu la hacs mentir, etc., y el dilogo se tornara infinito.
Cuando en cambio l le pregunta por el libre albedro, estamos en otro escenario. Es
el de Antgona, quien es libre de decidir su destino, cuando la ley de los hombres es
injusta, cuando se impide que sea enterrado el cuerpo de Polinice. Cuando la ley de
los hombres es injusta, ella decide ofrecer su propia vida. Sola pero libre. Pero
volvamos a nuestro film: l le pregunta qu hubieras hecho vos. No da respuesta por lo
que l hizo. Deja saber lo que hizo, pero su respuesta es esta pregunta, lo cual no
significa eludir la pregunta de ella, sino situarla en su responsabilidad. Qu hubiera
hecho ella. Qu hubieran hecho los otros.
Sera excelente que si alguna vez ven la pelcula, se pregunten qu hubieran hecho
ustedes. Porque hay razones para justificar cada una de las posiciones. Razones
lgicas, razones polticas, razones psicolgicas, habr unos y otros que justifiquen las
dos posiciones. Pero insisto, hay un hiato, hay una grieta, hay una falla, donde la
verdad y la justicia no se recubren totalmente. No estoy hablando de una justicia
perversa, en la que alguien asesina para mostrar una falla anecdtica en el ejercicio
de la justicia. Me refiero a la falla estructural de la ley. Una vez ms, esa interseccin,
donde justicia y verdad no se recubren: ah hay libre albedro.
Cuando el Dante le pregunta a Beatrice en el paraso, cul es la virtud que ms ama
Dios?, esperando que la respuesta sea la belleza, los mandamientos, etc. Pero Beatrice
dice, la virtud que ms ama Dios en el hombre es el libre albedro. El libre albedro, la
decisin. l tena que tomar una decisin, y no tena que tomar una decisin por
venganza, no tena que tomar una decisin por mero capricho. Tena que ordenarse
en la dimensin de la ley pero en un punto no recubierto por ella. Y ustedes van a ser
psicoanalistas, y van a encontrarse con ese punto. Y quiera Dios, o quiera quien quiera,
que ustedes se puedan encontrar con la experiencia de ese punto antes de atender.
Ese hiato, esa grieta, esa falla, no puede salvarse con un saber. Ni el saber de la
justicia, ni el saber de la lgica, ni el saber de la poltica. No puede salvarse. Uno est
solo. Como est solo para morir, est tambin solo para decidir.
No se trata de la perversin que hace de ese libre albedro una ley personal y violenta.
La abogada del film mata nada ms que para mostrar algo. Hace de la voluntad una
ley. Y si la voluntad condena la ley, estamos ante una perversin. Ahora bien, cuando
la ley no recubre la verdad, en ese hiato, en esa falla del saber en relacin a la
verdad, hay un agujero, hay un agujero donde verdad y justicia no se recubren ms
que en la inmensidad del sujeto. En ese hiato se instala lo que ustedes llaman
responsabilidad subjetiva. Esa responsabilidad del sujeto, donde el saber no los
acompaa en su decisin. En trminos psicoanalticos, esa responsabilidad sera un
saber hacer del inconsciente. Es una decisin a solas, a solas con Dios, con el
inconsciente, como ms prefieran.
Hablamos de una conviccin. Hasta dnde se analiza uno? Hasta que tiene la
conviccin de la existencia del inconsciente, y les puedo garantizar, les puedo
transmitir, quiero hacerlo, que la conviccin de la existencia del inconsciente, no es la
creencia en l. No les va a alcanzar la creencia en el inconsciente, creencia que se
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genera en el espacio del saber. Esa creencia no les va a alcanzar para situar la
conviccin de la existencia del inconsciente. Para eso hay que hacer el camino.
La pelcula nos entrega entonces la clase nuevamente. Y en paralelo a la clase, a la
ltima clase que vamos a presenciar, nos entrega la ejecucin del asesino, que
efectivamente es un perverso. Re hasta morir. Si uno lo compara con otra ejecucin,
de otra brillante pelcula, con Susan Sarandon y Sean Penn, Mientras ests conmigo,
all tambin haba un perverso. Un perverso entre los perversos, pero a quien la monja
acompaa. Lo acompaa, lo acompaa contra todos, y lo acompaa no para
salvarlo de la muerte, sino para que pueda morir arrepentido. Y podemos decir que
muere arrepentido. El personajes de esta pelcula, en cambio, no muere arrepentido,
muere rindose del profesor que est dando su clase. A diferencia de Antgona, que
se lamenta de su destino, pero lo elig dice: a m me hubiera gustado tener familia,
tener hijos, tener sol, pero esto es lo que he elegido. A diferencia de Antgona, que no
es un hroe, sino que elige su destino, pero no se re de l, este hombre se re.
Y nuestro psiquiatra forense, maestro, hombre, dbil, fuerte, nos dice all que l no es
partidario de la pena de muerte, no se trata ni siquiera de algo de lo cual l es
partidario. Que luego del asesinato de su hermana, l pens en dejar todo, que se fue
del estado para empezar de nuevo, que tuvo que atravesar el dolor, que tuvo que
atravesar la culpa, la culpa por haberla dejado en aras de la ambicin por no
perderse esa entrevista de trabajo. Que tuvo que atravesar el odio y la venganza que
lo atormentaron durante noches, frente a un asesino que, se nos hace saber, va por su
tercera apelacin. Y es l quien nos habla de que la justicia no es por mano propia, de
que se trata de la ley. Pero ah sabemos, sabemos una vez ms que hay algo que en el
campo de la justicia no recubre el campo de la verdad, y que el sujeto est solo si le
toca en la vida tener que responder en este campo en que la justicia no recubre el
campo de la verdad. El nos dice en esa clase, esto es maravilloso, que el tiempo solo
no cura el dolor. El tiempo solo, slo as, no cura el dolor. Escucharon bien. El tiempo
solo no cura el dolor. No es que a lo largo del tiempo, lentamente, se va suturando esa
herida, con la misericordia de ese tiempo. La sutura de la herida implica la decisin de
un sujeto entre la justicia del estado y la verdad del sujeto. Ese orden de decisin,
acunado en la verdad para l, y no acunado en la venganza, es lo que va suturando
la herida.
Es lo que para nosotros, como argentinos, hace que el tiempo no sea ni el del olvido
culpable, ni el del recuerdo que mantiene el odio. El tiempo que cura las heridas no es
ni el tiempo del olvido culpable, ni el del recuerdo que mantiene el odio. Es decir, es la
relacin con la verdad del sujeto lo que va curando, cuando la justicia no es perversa.
Y de ella, de la verdad del sujeto, no dan cuenta ni la justicia de los hombres, ni lo
cierto de su lgica, ni lo cierto de su prueba tomada por la verdad. No hay prueba
cientfica de la existencia del inconsciente. Esto es lo que yo tengo para decirles a
futuros psicoanalistas. No hay prueba cientfica de la existencia del inconsciente. Su
conviccin no se tiene sin recorrer el camino. De ella, de la verdad del sujeto, solo da
cuenta esa interseccin entre justicia y verdad, que solo puede formularse con esa
pregunta. Por eso, cuando ella le dice, mentiste?, l le contesta, t, qu hubieras
hecho? T, libre de tu ideologa y tu lgica, si es que puedes. T libre de tu venganza
y tu opinin, si es que puedes. T libre de tu miedo y tu piedad por ti misma, si es que
puedes. T, qu hubieras hecho?
Para terminar, un comentario sobre el reportaje a Marcos Camacho, el jefe del Primer
Comando Nacional de San Pablo, la conocida organizacin narco. Se trata de otro
perverso, con una lucidez que parece un alfiler, pero absolutamente perverso. En este
reportaje, l nos habla de la nueva especie que se est gestando: ni explotados, ni
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infelices, ni siquiera marginales, nos dice. Estamos en la post miseria, nos dice, la post
miseria que no puede morir. Dice que ellos son una malformacin de nuestra especie
producto de un enorme error, y termina diciendo porque usted sabe, yo leo al Dante:
estamos todos en el centro del infierno.
En esta misma lnea, una noticia de la semana pasada, que tiene que ver con dos
chicos, de siete y nueve aos, que mataron una nena de dos en el barrio San Jos de
Almirante Brown. El fiscal de Lomas de Zamora dice que la conducta de estos dos
hermanos que dicen haber matado a la nena resulta conmovedora, que los chicos de
nueve y siete aos contaron con detalle la forma como muri. Y hasta el sufrimiento
que soport. Lo hicieron con total frialdad, saban lo que estaban haciendo. No eran
locos, en el sentido que le hemos dado a este trmino. Saban lo que estaban
haciendo. Comprendan ese dolor, pero no los conmovi. Fueron fros, de alguna
forma les dio placer contar eso. La nena estaba de rodillas, desnuda, atada, y en esas
condiciones fue golpeada con una varilla y ajusticiada. Les ahorro los detalles.
No hay temor al castigo en estos chicos. Y lo que es ms importante, no hay culpa. El
temor al castigo es el temor a que me dejen de amar si yo hago tal o cual cosa, me
van a dejar de amar. La culpa, en cambio es que no me dejen amarte, es decir,
cuando un sujeto se siente culpable, se siente culpable porque hizo algo mal, no tiene
temor a que no lo amen ms, tiene temor a que no dejen que l pueda amar. Esta
distincin entre la culpa y el castigo es muy interesante desde el punto de vista de la
estructura. Son cosas que como psicoanalistas tenemos que empezar a diferenciar.
Estos chicos, que no sentan el dolor del otro lo comprendan? S. Est en el lenguaje,
pero no en la culpa ni en el temor al castigo. No estn locos. Qu poco sabemos los
psicoanalistas del superyo y sus vicisitudes. Cmo nos vamos a preguntar cmo es la
nueva especie, si todava no podemos saber cmo es la nuestra
Ser tema de una prxima charla. Pero digamos que ni la polica, ni el Estado, ni la
iglesia, ni los narcos, ni los intelectuales pueden dar cuenta hoy del enigma del mal.
Por qu? Porque en la polica, en el Estado, en la iglesia, en los narcos, en los
intelectuales hay un mal. Habita el mal. Tampoco nadie puede soportar el lugar de la
verdad y la justicia. La jueza que interviene en la causa se pregunta qu se debe
hacer con los hermanitos? La jueza de menores de La Plata, Irma Lima, coincidi con
los peritos, en que no pueden ponerlos en un instituto, y sugiri que hay que sacarlos
del barrio, porque los van a matar. Las dos cosas son ciertas. Hay que buscar una
familia alternativa, pero no es fcil. Quin quiere? No son mentes normales, pero
tampoco estn locos. Y no hay especialista en el pas, ni ningn instituto adecuado
para tratar estos chicos. La jueza est preocupada en resolver con quin vivirn de
aqu en ms. Qu van a hacer con estos pibes? Se escucha por ah: hay que
matarlos, hay que neutralizarlos, hay que encerrarlos
Yo lo que digo es que hemos producido nios que no encajan en ningn lugar. Una
sociedad produce nios que no encajan en ningn lugar. Por eso la pregunta de la
pelcula, es una pregunta respecto al ser humano dnde se interceptan la verdad y
la justicia? Qu hubieras hecho t con esos nios?
Ahora s, voy a cerrar con algo que escrib, la verdad que para aliviarme un poco de
todo esto. Dice as:
Estamos en la vida a solas, en las oscuras grietas femeninas, en los vericuetos y
trincheras de los hombres, o Zeus y tu voz de trueno, el universo quiz sea una
gigantesca garganta, para poder vivir uno solo que cree saber quin es en el mundo.
Al mismo tiempo, se sabe impostor, y se convence de que an no lleg el tiempo
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donde l habr de ser realmente. Toc, toc, toc.Quin es el extranjero? Es el uno que
es otro, que quiere saber quin es en el mundo? Es el gran impostor que se convence
de que an no ha llegado el tiempo? Quin es el extranjero? Qu garganta extraa
la del mundo, cuando el vrtigo se convierte en los pulmones abiertos de una mano
que escribe su destino.

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