La Columna Periodística
La Columna Periodística
La Columna Periodística
Morn Torres afirma que la columna actual responde a lo que en el viejo periodismo
era el artculo de un colaborador fijo, denominndose columnista al que antes se
llamaba articulista
El creador del artculo literario en Espaa es tambin el antecedente ms significativo
del columnismo contemporneo, seala Grohmann.
Los miembros de la generacin del 27 no solo eran poetas, tambin articulistas, los
mismos que alumbraban la posguerra. No obstante, la censura del rgimen franquista
fue quien no permiti que el articulismo desembocase an en el concepto que hoy
tenemos de columna periodstica.
Una vez muerto Franco, el columnismo estalla dentro del periodismo espaol, es
entonces cuando todos los diarios cuentan en sus filas con su propio columnista.
El columnismo nace en Madrid, pero para saber de qu forma se desarrolla en Espaa
debemos prestar atencin al columnismo noteamericano.
El columnismo americano ofrece informacin y anlisis en sus textos y, en general es
menos creativo que el nuestro y contiene otros recursos retricos. Todo esto ha
llevado al columnismo espaol a bifurcarse en dos tipos, divergentes y a la vez
complementarios:
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Antonio Lpez Hidalgo, asegura que los columnistas y el columnismo estn de moda
actualmente. Bernardo Gmez Caldern afirma que ningn gnero periodstico
atraviesa hoy un momento ms feliz desde el punto de vista cuantitativo que la
columna de opinin.
Grohmann destaca diferentes factores que influyen positivamente en el desarrollo,
maduracin y auge del gnero:
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Dejando un poco de lado las diferentes teoras de los distintos autores que han
dedicado parte de su carrera profesional a un gnero tan amplio como es la columna
periodstica y tras habernos adentrado un poco en sus orgenes, vamos a profundizar
un poco en sus elementos paralingsticos, en su estructura y vamos a trata de
ejemplificarlo.
La columna periodstica ofrece una serie de de caractersticas propias en su
presentacin que la diferencian con nitidez de otros gneros periodsticos de opinin.
No todos los diarios otorgan al gnero estas cinco caractersticas. Algunos medios
prescinden de de algunas de ellas. Pero, en general, todos los peridicos y revistas
tienen en cuenta estos elementos extralingsticos, que van ms all de la propia
redaccin, para facilitar al lector la localizacin del autor de las columnas y de las
mismas. Estos elementos son los siguientes:
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Jess Cana Larequi, concluye que sin ninguna duda, la relacin existente entre
contenido y forma, informacin y diseo, es de tal magnitud que puede afirmarse que
son dos partes que conforman un mismo todo. Tanto es as que partiendo de esta
relacin se pueden establecer modelos o categoras de diarios. Asimismo, este autor
entiende que el tratamiento tipogrfico entre informacin y opinin es distinto.
Como podemos apreciar en prrafos anteriores, las figuras del periodista y del
columnista han estado siempre un poco difuminadas e incluso han llegado a
confundirse la una con la otra.
Rodolfo Serrano, afirma que sin buscarlo, los periodistas se han convertido en
odiados pistoleros, cada vez ms rpidos, y cada vez tambin menos justos. Las
empresas informativas han tenido mucho que ver con este encanallamiento de la
profesin, al ir perdiendo, cada vez ms deprisa, la funcin social de su activad
empresarial. Se ha ido produciendo una falta de conexin entre los periodistas y la
gente de la calle
Hangs Magnus Enzensberger acusa a los periodistas de haber colaborado en crear esta
atmsfera de banalidad que existe en la sociedad. El periodismo depende de un
mercado de masas que en cierto modo va en busca de la tirada. Pero ese tipo de xitos
tambin se paga, en cuanto a credibilidad, respeto, etc. * + Ahora hay mayor cinismo
por parte del lector y es el precio a pagar por la masificacin de la informacin Todos
somos vctimas del periodismo, especialmente de la clase informada, de la cual formo
parte
El lector busca en el periodista y en el columnista una voz que proteja sus
hechos, un portavoz de sus propios sentimientos y convencimiento. Un claro ejemplo
de ello es Maruja Torres, periodista y narradora que comenz a trabajar en el mundo
de la informacin en 1964. Como redactora del diario El Pais, ha cultivado todos los
gneros periodsticos, desde la crnica social y la crtica cinematogrfica, hasta el
reportaje de guerra como enviada especial a los frentes del Lbano y Panam. El estilo
redaccional de Maruja Torres est caracterizado por la agudeza, el humor corrosivo, la
parodia de las ideas y las frases hechas, la crtica burlona y despiadada dirigida a la
mentiras del poder y a la supuesta superioridad que da la riqueza. Maruja, cree en la
columna como denuncia, como poder de convocatoria y como arma para hacer
pblicas las situaciones injustas o los abusos de cualquier poder.
Todas estas caractersticas podemos apreciarlas en sus escritos en el diario El Pas. Sus
columnas son verdaderos textos de opinin, crticos y juiciosos. Maruja se posiciona
claramente con respecto al tema tratado y lo desarrolla con total claridad y sencillez.
En una de sus tantas columnas que tanto inters han despertado entre los lectores
podemos apreciar todas estas caractersticas citadas anteriormente que condicionan
su estilo:
Acoger
Me entusiasm cuando supe que Cospedal haba invitado a un pobre a su
mesa. La especial sensibilidad de esta gente me puede
MARUJA TORRES 3 ENE 2013
Tengo en alto aprecio los cuentos navideos que destacan la bondad de los
poderosos y la piedad de las damas del ropero, de modo que galop en el ter
de puro entusiasmo cuando corri la nueva ignoro si rumor o leyenda urbana,
hoy en da nunca se sabe cuando te ensartan la trola de que doa Mara
Dolores de Cospedal haba invitado a un pobre a su mesa para que la viera
deglutir mazapanes con la peineta calada. La especial sensibilidad de esta
gente me puede.
Y es por ello que formulo un deseo ntimo, a la par que pblico, ante el da de
Reyes y su gozosa vspera, y con la reforma del Cdigo Penal del seor
Gallardn en trmite como leiv motiv y estmulo para la proeza. Mi idea, ante el
peligro que corren de sufrir castigo legal las personas de buen corazn que
acogen en sus casas a inmigrantes ilegales desamparados por el sistema, es
ofrecerme para hacerme cargo, en plan ejemplarizante, del nclito ministro de
Justicia, a quien ofrezco desde aqu mi humilde pero limpia y venturosa
morada.
Se preguntarn ustedes necesita el Justiciero mi acogida? No, pero yo s, y
estoy dispuesta a poner en prctica ese otro cdigo, el de conducta, que, con
fecundo afn, practican los gobernantes del PP: la caridad bien entendida
empieza por uno mismo. A m me sentara muy bien tener a don Alberto en el
cuarto de planchar, que mide bastante ms que la plancha, aunque carece de
calefaccin, pero yo misma no dudara en calentarle cada 15 minutos,
asomando la cabeza por la puerta para dedicarle un ardoroso y alborozado
Feliz Ao!.
No digo que al experimentar l mismo, en sus propias carnes, mi especial
ternura, cambiara de conciencia: pero igual cambibamos de ministro.
Un par de das seran suficientes.
En esta columna, que trata sobre la reforma del Cdigo Penal del art 318 que
criminaliza la hospitalidad, la propia Maruja se atreve a acoger en su propia casa al
ministro de justicia de Espaa para as denunciar dicha reforma.
Discursos
La aficin a la retrica que muestran estos das polticos y autoridades termina
resultando soporfera
MARUJA TORRES 27 DIC 2012
Las Felices Fiestas suelen presentar territorios peligrosos, minados por
polvorones y parientes no deseados, as como por la modalidad discurso de
racimo, arma tediosamente letal que multiplica sus efectos soporferos cuando,
despus, los medios dan en destripar, desde cualquier ngulo, la redundante
palabrera. Los discursos son jerrquicos, de tal modo que el seor Rajoy,
respetuoso con el Rey y el Papa, ha tenido el detalle de colocar su deposicin
el Da de los Inocentes, lo cual me parece de lo ms propio pues, cuando
incumpla lo que prometer en tal fecha si es que resulta inteligible que
promete algo podr aducir que se trataba de la tpica inocentada, como
cuanto lleva dicho en su ao de mandato.
Siempre que se produce un evento de este tipo y, en especial, cuando el
orador es del ms alto fuste, viene a mi mente esa biblia laica de consulta
permanente debera hallarse en todas las mesitas de noche y emitirse en
todos los colegios, desde la enseanza primaria tituladaLa vida de
Brian. Creo que tanto el Rey como el Pontfice y el presidente del Gobierno, y
asimismo los mandatarios autonmicos, los alcaldes y el caso Botella, deberan
visionar la secuencia del Sermn de la Montaa, en versin Monty Python,
antes de currarse los ensayos.
Que dice qu? Qu panes? Qu peces? Ms claro, que no se entiende!
Tales podran ser las quejas de nosotros los ciudadanos o quiz sbditos
cuando ejercemos de Brian y su madre. Confieso que la mayora de las veces,
como ellos, al final prefiero la lapidacin. Es ms honrada. Que te turren a
retrica con lo que tenemos encima me parece una muestra de impotencia, y
de querer salvar el cuello, pattica y lamentable.
Me horroriza pensar que no solo ya no quedan actores como antes. Adems,
han muerto los guionistas.
Tres ms
Un ao de Gobierno y hemos llegado aqu sin apenas quejarnos. Nos quedan
tres por delante. Despierta, Espaa.
MARUJA TORRES 20 DIC 2012
El Tribunal Constitucional tiene el cuajo de avalar la decisin del Gobierno
vasco de dar atencin sanitaria a los inmigrantes sin papeles y, encima, afirma
que el derecho a la salud y el derecho a la integridad fsica asiste a los
inmigrantes sin papeles.
All ellos. All el Tribunal, con sus pueteras. Lo que ahora necesitamos es
que el presidente don Mariano saque los cojinetes de la faltriquera y se plante.
Y, si es necesario, que se presente en barba y levita en la mismsima Euskadi,
y que con sus propias manos agarre a los dichos inmigrantes y los arrastre si
es necesario, con grilletes: casi todos son negros hasta una Autonoma que
haya entendido perfectamente que podemos ser un pas pobre, arruinado,
saqueado, expoliado y a la par sin conciencia.
Trasldese a los inmigrantes, del Pas Vasco a Madrid, y abandneselos, en la
capital del Reino, a las puertas de la catedral de la Almudena, para que se
dediquen a la mendicidad navidea. Pero ndense con cuidado las sensibles
almas embotelladas capitalinas pues, en caso de acercarse al mencionado
inmigrante con un bolo o limosna en la mano, corren el peligro de contraer
enfermedad contagiosa no tratada por la Sanidad pblica. Aqu el
bienintencionado donante con mantilla si es ella, con clavel en la solapa si es
l debe superar la pena que le produce no poder realizar una obra buena y,
con decisin, optar por una obra ms a lo grande, colectiva, aunque con
salpicaduras. Esto es, debe patear la cabeza del inmigrante, librando a la
comunidad de un gasto a la par que de un indeseable. Luego tendr que
quemar los zapatos, pero ello sea hecho a mayor gloria del Seor.
Un ao de Gobierno y hemos llegado aqu sin apenas quejarnos. Nos quedan
tres por delante. Despierta, Espaa.
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Embestir
Desde que el ministro Von Wert asumi que l es como un toro bravo, esta
antitaurina probada suea, qu digo soar, deliro, por el deseo de convertirme
en picadora, lanza en mano
MARUJA TORRES13 DIC 2012
La anhelada manifestacin cibersacrade Benedictuit-16 no debera distraernos
de otros placeres concretos y terrenales, de los que disfrutamos en la Piel de
Toro. Son mltiples y variados, pero todos proceden del mismo vivero de
estupideces malsanas: el Gobierno (la oposicin, inexistente, da para lo que
da). Me refiero al placer de llevarles la contraria. Desde que el ministro Von
Wert asumi que l es como uno de esos animales bravos, y que se crece ante
el castigo, nuestros alicientes brotan por doquier. Desde dicho momento
confesional crecido porque el hombre sin duda se refera a sus atributos: los
tengo como un toro, era el burdo mensaje subyacente en sus bajos fondos,
esta antitaurina probada suea, qu digo soar, deliro, por el deseo de
convertirme en picadora, lanza en mano.
Consumidos por el nimo de contradiccin estamos ya unos cuantos, hasta el
punto de que, escuchando a otro soberbio de cabecera, Gallardn, echando
mierda sobre la judicatura, yo, que generalmente sostengo que cuanto ms
lejos se quede una de los juzgados, mejor, estoy dispuesta a rodear
amorosamente cuantos edificios emblemticos de la justicia haya, y a
abrazarlos y restregarme contra sus muros como una frentica. Lo de la
sanidad ya lo estn viendo ustedes: empezaron los de arriba acusando a los
profesionales de no mirar ms que por sus intereses, y cada da somos ms
quienes nos solidarizamos con su lucha, que es la nuestra.
Llegados a este punto me deleito con una fantasa cuya materializacin
superara cualquier otra. Y es que si la Mara Antonieta barbuda que nos
gobierna sigue en este plan con los croissants, muy pronto estaremos todos
incluida esa parte de sus propios votantes a la que van arrollando listos y
dispuestos para iniciar, por fin y con dos siglos y pico aos de retraso, la
Revolucin Francesa. Allons, enfants.
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Espaa
Cuando los jvenes despierten del mal sueo que constituye su falta de
oportunidades en el mercado laboral, descubrirn que apenas pueden moverse
bajo el peso de los antiguos grilletes
MARUJA TORRES 6 DIC 2012
La vidente de El Escorial sigue sin ser enterrada y es objeto de peregrinaciones
y rogativas por parte de sus fieles. No se me ocurre una metfora mejor de esta
Espaa del Vivan las caenasa la que nuestros gobernantes, armas de
destruccin masivamente elegidas por el propio pueblo en un momento suicida,
nos estn devolviendo. En realidad, siempre ha sido as: si el fiambre tiene el
acierto de no cambiar de sitio, la marea reaccionaria regresar a su lado, y el
culto continuar. No cerris el Valle de los Cados ni permitis atentado alguno
contra su recia y castellana arquitectura: veris casarse en l a los hijos de
Rajoy o de Gallardn.
La Espaa del Opus y de los obispos faldisecos, de Queipo de Llano y de
Ana Impunidad Botella, de Wert y de los antiilustrados, de Ignacio Gonzlez el
Privatizador y Daz Ferrn el Manos Peligrosas, la Espaa del crucifijo y la
pandereta. La maligna Espaa que siempre conspira contra sus mejores hijos,
la que uniforma y mata. La Espaa mitad catequista, mitad verdugo, sazonada
por el credo neoliberal.
Matar la enseanza, la sanidad, la justicia, el empleo... Las conquistas sociales,
la equidad, la laicidad, la diversidad. Cuando los jvenes despierten del mal
sueo que constituye su falta de oportunidades en el mercado laboral,
descubrirn que apenas pueden moverse bajo el peso de los antiguos grilletes.
As las cosas, queridos miembros del Gobierno, si queris promover la marca
Espaa en el extranjero deberais ser honestos y grabar un vdeo con el surtido
de peinetas de Cospedal. Como banda sonora, las carcajadas histricas del tal
Wert, esa risa de quien an no se cree que la Historia le haya convertido en
instrumento de aniquilacin en lugar de reservarle una suite en Ciempozuelos,
por usar una expresin tan retrgrada como el propio ministro.
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Paul Johnson habla de cinco cualidades esenciales para ser un buen columnista:
conocimiento, las lecturas, el instinto para las noticias, la necesidad de variedad y no
explotar nuestro poder de columnista con fines personales. Para escuchar nuestros
problemas no estn los lectores (..) al mismo tiempo, ser nosotros mismos () Para
que el artculo tenga xito, el lector debe gustar de nosotros y para ello debe
conocernos
La libertad de la que goza el columnista le lleva a elegir cualquier tema de
realidad, ya sea actual o no, excepcin hecha de los columnistas especializados que,
como tambin es lgico, comentan diariamente el asunto de su parcela de
conocimiento.
Importa el tema, sobre el ngulo desde donde el columnista mira el mundo y su
mundo.
El estilo de un articulista se asemeja al alio de una ensalada. Los ingredientes con los
que los columnistas cubre el fondo de la fuente suele ser los que recolectar del huerto
unnime de la actualidad (escndalos, equvocos, aciertos, epidemias o pandemias)
pero la singularidad, aquello que condena a unos a la mediocridad y a otros los ensalza
a la atalaya de la perspicacia o la brillantez es un aderezo secreto compuesto por una
sintaxis y un vocabulario particulares pero tambin por unas obsesiones, un humor y
una forma de ver el mundo Alejandro V. Garca. El alio secreto del columnista.
El tema, en muchos casos, est condicionado por la propia fuente informativa que es,
en ocasiones la que determina el tema a tratar.
El problema radica hoy precisamente, en que buena parte de los columnistas de
nuestro pas han perdido el contacto con sus fuentes informativas, a excepcin de los
columnistas especializados. Este divorcio nos conduce a que el columnista escriba sin
haber contrastado ni hechos ni fuentes y que, como consecuencia, sus principios
ideolgicos se impongan frente a la realidad de los acontecimientos.
El tema de la columna es libre, ste es un gnero en el que tambin cabe la
especializacin. Algunas especializaciones requieren, como es obvio, el profundo
dominio no slo del tema, sino de su propio lxico, cuales son los temas taurinos o
determinados deportes que no son tan populares como el ftbol.
No siempre el columnista se siente cmodo en el estrecho margen que ofrece el
comentario de la noticia o el rumor. De manera que, prefiere volcar el contenido de
sus textos sobre la realidad cotidiana para desinhibirse de su compromiso con la
actualidad.
El columnista encuentra en las breves noticias publicadas en la prensa, en las
noticias que oye en la radio o ve en la televisin, historias grandes o pequeas que le
sirven para crear sus textos. No slo se trata de hallar un tema para destriparlo, sino
que es necesario entrar a matar o a escribir desde un ngulo nuevo distinto que
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Y es que, como bien dice, Antonio Lpez Hidalgo, la columna est escrita a
sangre, como un poema; pero tambin es fruto de la reflexin, como el editorial; y de
la documentacin y la creatividad, como el reportaje. Es un cctel variado, un brebaje
completo de frmulas no escritas.
No podemos dejar de resear aqu esa capacidad infinita que la columna tiene dentro
del estrecho margen en el que el periodista o el escritor escriben. Es un gnero libre,
sin corss, que confiere al columnista el poder para contar lo que no ocurre, lo que se
queda oculto detrs de los acontecimientos, lo que no se percibe a simple vista, lo que
no est escrito en las pginas de informacin.
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