Cortes de La Muerte. Luis Hurtado
Cortes de La Muerte. Luis Hurtado
Cortes de La Muerte. Luis Hurtado
DE LA
MU ER T E
Luis Hurtado de Toledo
CMC EDITOR
VALENCIA MMXII
LAS
CORTES DE LA MUERTE,
LAS CUALES VIENEN TODOS LOS ESTADOS,
Y POR VIA DE REPRESENTACION, DAN AVISO A LOS VIVIENTES Y DOCTRINA A LOS OYENTES.
LLEVAN GRACIOSO Y DELICADO ESTILO:
DIRIGIDAS
POR LUIS HURTADO DE TOLEDO
AL INVICTSIMO SEOR DON FELIPE, REY DE ESPAA Y INGLATERRA, E TC., SU SEOR Y REY.
DESPUS de haber dedicado, muy alto y muy poderoso Seor, las Cortes de
Casto-Amor vuestra alteza, hall por mi cuenta que el vulgo, pblico
examinador de ajenas causas, me habia de juzgar por hombre vano,
mayormente leyendo el Espejo de gentileza, Hospitales de damas y galanes,
con otras obras de amor que vuestra alteza ofrec. Y para evitar este dao,
pues la buena opinion es joya estimable, y mas con el vulgo, determin
tambien para su enmienda y consideracion ponelles juntamente otras cortes
que hizo la Muerte con todos los estados, con notable llamamiento, en este
presente ao; en las cuales, por apacible estilo y delicadas sentencias, cada
estado ver lo que de la Muerte se le puede proveer y en sus cortes
determinar. Las cuales fueron comenzadas por Micael de Caravajal natural de
Placencia, y agradando tal estilo, yo las prosegu y acab.
Ruego al summo Emperador, por cuya voluntad estas cortes se hacen cada
hora, d vuestra alteza muchos aos de vida contenta y empleada en su
servicio. Amen.
INTROITO
Yo fu fraile recogido,
Muy alto predicador,
Y todo bien conocido,
Hall ser cual heno y flor
Antes seco que cogido.
Al fin hceme ermitao,
Dejando el mundo y sus trajes,
Para avisaros del dao
Que los humanos lenguajes
Causan de nuevo cada ao.
Por lo cual soy enviado
De los que en el purgatorio
Antes de vos han pasado,
Para haceros notorio,
Un caso muy olvidado.
Dicen que las liviandades
Purgan all por entero;
Dicen que todas edades
Traga el infierno muy fiero,
Porque usais tantas maldades.
Y por mandado divino
La Muerte viene hacer
Cortes, y acortar camino
muchos que piensan ser
Larga su estrella y su sino.
Y sus cortes llamar
Todas naciones y estados.
Cada cual lo notar:
Sed atentos y callados,
Que siento que llega ya.
MUERTE
NGEL 1
10
ESCENA II
MACERO DE LOS ESTADOS, MACERO DE LA MUERTE, MUERTE, TODOS LOS
ESTADOS, PROCURADOR.
PROCURADOR
12
Hambrienta y esecutora
De tus rigurosas leyes:
T que eres la que veniste
Al mundo por el pecado,
Y la misma que heciste
Gustar el gusto tan triste
Por aquel negro bocado;
T que deshora salteas
Los vivientes, y convidas
A tus mesas y libreas
Lutosas, tristes, feas
Nuestras miserables vidas;
Y t que tiendes banderas
Bordadas de mil colores;
Y esas manos carniceras
Ensangrientas tristes, fieras,
En papas y emperadores;
Y t princesa, quien da
Tantos ttulos tan varios
Por nuestra culpa y afan,
Por ser todos dende Adan
A su cetro tributarios;
Y ti, Seora, quien tengo
Por tan alta y preminente,
Por ese asegur tan luengo,
A t gran seora, vengo
Con la embajada siguiente:
Todos los procuradores
De los estados y nortes,
Con poder de sus mayores
Medianos, grandes, menores,
Se han juntado en estas cortes.
Qujanse de tu poder,
Que les vas aniquilando
Las vidas; quieren saber
Si acaso podrn tener
Algun remedio, y el cundo.
Y vienen determinados
De suplicarte al presente
Que hagas los Estados
La merced que los pasados
Hacias antiguamente.
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Si tuvisedes impresa
Mi memoria, y que la huesa
Os espera, y sola os queda!
Sepa esa gente engaada
Que vive ciega entre vos,
Que si siego con mi espada,
De contino soy mandada
Como instrumento de Dios;
A nadie agravio ni puedo,
Ni nadie de m se aleja,
Porque en un punto no excedo,
Y el bueno nunca me ha miedo,
Y el malo de s se queja.
No vivan tan sabor;
Miren no los arrebate
Mi gran saa y gran furor;
Oigan que dice el Seor
Aquel verso: Vigilate.
Vigilate, quia nescitis diem neque
horam, in qua Dominus venturus sit.
Oistes bien la cancion,
Y si os cale bien dormir,
O velar de corazon,
Pues no sabeis la sazon
Quel Seor querr venir?
Tomad mis consejos sanos;
Que nadie duerma ni ciegue
Con los deleites mundanos,
Porque sabed, mis hermanos,
Que no hay plazo que no llegue.
Y el alma en cuerpo venida,
Mire cmo trata y vive;
Contino est apercebida,
Que en el libro de la vida
Todo se asienta y escribe.
Y tengan por cosa cierta
Que sin saber cmo y cundo,
Los llamar muy despierta;
Porque al viejo est la puerta,
Y al mozo voy acechando.
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ESCENA III
SATANS, MUNDO, CARNE, MACERO, MUERTE.
SATANS.
Qu alegre y regocijado
Vengo en aquesta ocasion
De haber al mundo allegado,
Aunque ronco y fatigado
De dar voces Caron!
Que en toda esta madrugada
Despertar no le he podido;
Como la noche pasada
Ha pasado gran bandada
De infieles, se ha dormido.
Mas, en fin, fin, me pas
A costa de mi dinero,
Y muchas gracias le d,
Porque al negocio que v
Muy mayor ganancia espero.
(Viene el Mundo y la Carne, y dice Satans.)
SATANS.
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SATANS.
No conoces al Lutero
Fuente de las herejas?
MUNDO.
Este es el profanador
De la evanglica ley.
Este es el que nos ha hecho
La barba, y ha de hacer,
Y el que nos da gran provecho.
Estoy dl tan satisfecho,
Que no lo puedes creer.
MUNDO.
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Oh qu hermoso Antecristo!
MUNDO.
A las cortes.
CARNE.
Negro invierno!
SATANS.
CARNE.
Caminemos prestamente,
Pues que es larga la jornada;
Y como va tanta gente
A las cortes, ciertamente
No hallarmos posada.
SATANS.
Oh Satans tentador!
Dime qu enemigo eterno,
Vienes cortes, traidor,
El mayor perseguidor
Que se halla en el infierno?
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SATANS.
Y as est determinado
Por el alto Consistorio?
Pues cmo os podeis holgar,
Viendo una cosa tan cierta,
Y que no puede faltar?
Cmo dejais de pensar
Cundo llamar la puerta?
No miran que tienen guerra
Con el mundo y su atadura,
Y aquella carne tan perra,
Y que un pi est ya en la tierra,
Y el otro en la sepoltura?
Amigos, de muy buen grado
Yo rescibo aquel presente,
Que por vos me fu enviado,
Y en l he visto y notado
Lo que quereis ciertamente.
Que fu traer presentados
Los corazones de todos,
Chicos y grandes estados,
Que de m estn agraviados
Por mil maneras y modos.
Al fin, que la redondez
Se queja de mi gran saa,
Que nadie llega vejez,
Y no deja buena tez
Aquesta aguda guadaa.
Cmo! Esta gente no siente
Que no tiene aqu cibdad
Ni morada permanente,
Y que ha de ser diligente
En buscar perpetuidad?
No ven la Jerusalen
Celestial, que los espera,
Tan llena de tanto bien?
Harto ciego ser quien
Rehusare la carrera.
Pensais que soy el que taso
Las jornadas y medidas
De los hombres, y las caso?
No soy sino un breve paso
Puesto entre entramas las vidas.
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ESCENA IV.
OBISPO, MUERTE, SAN AGUSTIN, SAN FRANCISCO, SAN JERNIMO, SATANS,
MUNDO, CARNE.
(Taen las trompetas, y viene un Obispo procurar por el estado sacerdotal.)
MUERTE.
S, Seora.
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MUERTE.
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El lobo de su rebao.
Trabaje siempre de untalles
La roa con vedegambre,
No consientan por los valles
Que anden ni por las calles
Balando y muertas de hambre.
Su cuerno de miera y sal:
Si la oveja se ha encojado,
Echela al hombro, no hay tal,
Y falta de mayoral,
No se entren en lo vedado.
De contino buenos perros,
Que ladren de noche y dia;
Y al ganado sus cencerros,
Porque, andando por los cerros,
Nadie les mate la cria;
Su yesca y su pedernal
En la bolsa, que eche fuego
Al que viene hacer mal:
Tenga cuenta su zagal
Con cada oveja y borrego.
Las enfermedades viejas
Desarraiguen tambien ellos:
Almgrenles las pellejas,
Y conozcan las ovejas,
Y las ovejas ellos,
Sus albogues y zampoa;
Y recorrer las paridas
Si les ha tocado roa:
De cualquier mala ponzoa
Muy de presto sean guaridas.
Y pues que son las colunas,
Miren questa navezuela
Peligra con mil fortunas
De herejas importunas,
Y no hay quien della se duela:
Por un cabo torbellinos
De moros y de paganos;
Por el otro remolinos
De turcos, y esos malinos
De perversos luteranos.
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Satans, procurador
De las lites infernales,
Por merced y por favor
De Lucifer, mi mayor,
Me agravio de tantos males;
Y digo que no conviene
Suplicar Dios d vida
A este estado, mas que pene,
Y luego Dios le condene
A muerte muy dolorida.
Que todo, lo que ha contado
El perlado reverendo,
Todo es fingido y forjado;
Y al padre, aunque gran letrado,
Por buena pieza os le vendo.
Y no saben los malinos
Que no se suelen fundar
Sino en repelar mezquinos,
Y buscar muchos caminos
Para poder obispar.
Y esas hurfanas doncellas
No saben que he yo notado
Lo que suelen hacer dellas.
Ay tristecillas de aquellas!
Cuntas veris que han casado!
Y si fuere menester,
Yo trair aqu la minuta
Y el registro, y podrn ver
Que con ellos no hay mujer
Que no quede disoluta.
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MUNDO.
Oh perro viejo!
Quin no entendiese tus chistes!
MUNDO.
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SATANS.
Entiendan en se holgar:
Callar, que todo es ladrar
Y dar voces en desierto.
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ESCENA V.
MUERTE, PASTOR, SAN AGUSTIN.
(Taen las trompetas, y entra el Pastor con una oveja sobre los hombros)
MUERTE.
Ni cortes ni cortesas
No s que son; ni en mis dias
Sal de con mi ganado.
MUERTE.
PASTOR.
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PASTOR.
Hi de Dios, qu de candiles
Que arden ac detrs!
Cuerpo de Sant! Y aun hay mas?
Son lmparas concejiles?
Hola, Seora, mir
Que aquellas se van matando;
Mas aceite les ech,
O de acotras lo quit,
Que cuido estn rebosando.
MUERTE.
MUERTE.
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ESCENA VI.
CABALLERO, MUERTE, SAN AGUSTIN, SAN JERNIMO.
(Taen las trompetas, y viene el Procurador de los Caballeros.)
MACERO.
Caballero de primores,
Por quin quieres procurar?
CABALLERO.
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Ha de estar apercebida,
Pues que no estn en su tierra?
Djense desa contienda
Pues que nada los desculpa;
Cada cual dellos entienda
Vivir largo sin enmienda
Antes acrecienta culpa.
La largura y brevedad
De aquesta vida presente,
Toda cuelga en la verdad
De sola la voluntad
De aquel Alto Omnipotente.
Miren que hay grandes joyeles
En otra guerra que fundo,
Y que les envian carteles
Tres enemigos creles:
El Dablo, Carne y Mundo.
En el campo los esperan
Y de punta en blanco armados;
Avisaldes que no quieran
Rendrseles; mas que mueran
Por Dios, pues son obligados.
SAN AGUSTIN.
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SAN AGUSTIN.
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Caballeros militares
Es la renta del infierno.
Qu me dices? Mas millares
Tengo dellos, si contares,
Que gente de otro gobierno.
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ESCENA VII.
RICO, MUERTE, SAN JERNIMO, SAN FRANCISCO, SATAN, MUNDO, CARNE.
(Taen las trompetas, y entra el Procurador de los Ricos.)
MUERTE.
Yo te lo dir, Seora.
Amontonan cada hora
Ducado sobre ducado,
Y en darse priesa llegar
Primero que otros lo cojan,
Quieren ellos madrugar;
A ver si pueden matar
Su sed, el mundo despojan.
Y con aquesto sostienen
Gran trabajo en lo guardar
Y grandes peligros vienen;
Porque en fin ellos no tienen
Las casas para dejar.
Sus trojes estn muy llenas,
De todos son muy honrados;
Sus cofres como colmenas;
Solamente les da penas
Que otros tengan mas ducados.
Tantos siervos y criados,
Tanta gente quien mandar,
Tantas sedas y brocados,
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SANTO DOMINGO.
Preguntaldes: qu consuelo
Esperan en sus partidas,
Cuando se romper el velo,
Y las colunas del cielo
Vieren que sern movidas?
Cuando aquel juez arado
Les vern tomar la cuenta
Del bien el mal allegado,
Al alma, y atesorado?
Oh qu dia se os presenta!
Oh qu temor sin segundo
Se espera y habeis de ver!
Cuando os dirn lo que fundo:
Hambre y sed hube en el mundo;
No me disteis comer.
Sentid qu tribulacion
Esperais, grandes y chicos!
Qu rabias de corazon,
Qu tormentos y afliccion
Os estn llamando, ricos!
Cuando los ngeles santos
Apartarn los malditos
De los justos oh qu llantos,
Qu agonas y qu espantos,
Qu clamores y qu gritos!
Cundo la bestia y dragon
De siete cuernos, bramando,
Hundir en su habitacion
Todos aquellos que son
De su opinion y su bando!
Aquella sabidura
De los sabios, qu har,
Les preguntad, aquel dia,
Cuando aquella compaa
De demonios les vern?
Cuando Belceb y secuaces,
Esecutores eternos,
Con sus gestos tan rapaces
Los lanzarn hechos haces
Do penen en los infiernos?
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Su nombre, ni le hallamos,
Ni persona le hall.
Que fu tal su desventura,
Que ninguno hay que no asombre,
Que mirando su locura,
Aun en la Sancta Escritura
No mereci tener nombre.
Ans los ricos cuitados,
Que fueron all entre vos
Avarientos desdichados,
Jams los veris nombrados
Entre los hijos de Dios.
Que los nombres de los ricos
En las cumbres vemos nos
Del mundo, grandes y chicos;
Mas los de los pobrecicos
En tus palacios, mi Dios.
Oh cuntos ricos habr
Que del libro de la vida
Se raern y raen ya,
Porque rayeron ac
A los pobres la comida!
Esotro rico sin ser,
Que su nima decia:
Corre y huelga tu placer,
Mirad si deja de arder
En los infiernos hoy dia.
Preguntalde qu le queda
De cuanto ha afanado
En su desdichada rueda,
Sino comprar con moneda
El Infierno que ha comprado.
Sentid los que pretendieron
Su vivir con mal gobierno,
Si las riquezas les dieron
Tal golpe, que en fin cayeron
En el hondo del infierno.
Oh dolor y gran tristura
De riquezas tan malinas!
Grande es vuestra desventura,
Pues que la Sancta Escriptura
Os compara las espinas.
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No se te acuerda, Satn,
Que de los tales mundanos
Est escripto y de su afan,
Que aquestos no palparn,
Aunque tengan pis y manos?
Son tan buenos perrocanos,
Que por do quiera que van,
Por m se comen las manos,
Y hllanse muy ufanos
Tenerme por capitan.
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CARNE.
ESCENA VIII.
MILON y BROCANO, ladrones, FRAY REMIGIO y FRAY MACARIO.
MILON.
Hermano, yo ya querria,
Pues veis las miserias claras,
Que disedes forma via
Cmo entrar en granjera,
Aunque fuese cortar caras.
MILON.
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MILON.
No cerreis el Breviario,
Concluyamos las completas,
Y mirad el Calendario;
Ved que manda el ordinario,
Si metermos coletas.
FRAY MACARIO.
Oh preciosa margarita!
No tardeis de comenzar.
(Comienza Macario rezar: Converte nos Deus, y sale Brocano y dice.)
BROCANO.
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Despachad, cabizmordidos,
No estemos mas barajando.
Porque son tiempos perdidos:
Los doblones escondidos
Me sac aqu rutilando.
FRAY REMIGIO.
A las cortes.
BROCANO.
Pues llevais
Dinero, aunque mas digais;
Que no es posible ir as.
FRAY MACARIO.
MILON.
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Dineros, perdonaris,
Porque no los hallaris.
MILON.
A t, Seor, si te place,
Estas almas te pedimos
Cubras, que no las enlace;
La divina Majestad
Por su infinita bondad
Os perdone este pecado.
MILON.
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Oh caso de admiracion!
MILON.
ESCENA IX.
POBRE, PERICO, JUAN, MUERTE, SAN FRANCISCO, SAN JERNIMO, SAN AGUSTIN,
CARNE, MUNDO, SATANS.
(Taen trompetas, y dice el Pobre.)
POBRE.
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POBRE.
Seora, el Procurador
De los pobres me parece.
MUERTE.
Qu pide su desventura?
POBRE.
A la h! piden, Seora,
Que les ds la sepoltura.
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MUERTE.
Pues de qu?
POBRE.
De pura hambre.
MUERTE.
MUERTE.
Pues d estn?
POBRE.
En el profundo
Del infierno, do se arean.
MUERTE.
Y vosotros?
POBRE.
Fuego y brasa.
Ellos buscando pescados
Que les quiten el hasto,
De francolines preciados;
Nosotros desarrapados,
Hambrientos, al agua y frio.
Pero yo estoy satisfecho,
Aunque agora hagan alarde
De manjares, como han hecho,
Que les tern mal provecho
Algun dia y no muy tarde.
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MUERTE.
POBRE.
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MUERTE.
Oh lstima y confusion!
Oh poca fe y gran crueza
De los que en el mundo son:
Que falte quien d meson
A t, la sancta pobreza!
POBRE.
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SAN AGUSTIN.
Qu sentirn, os demando,
Los ricos, cuando ya vieren
A los pobres descansando,
Y ellos mezquinos penando
Sin redencion, ni la esperen?
Que hambre y sed tan cruel
Vern que con ellos lidia!
Y esto ser pan y miel,
Hasta que gusten la hiel
Del pecado de la envidia.
Questa les ha de hacer
Aquellas almas pavesas
Sin dejar jams de arder,
Porque dejaron perder
Las migajas de sus mesas.
Ver que los menospreciaron
En la vida transitoria,
Y dellos nunca curaron;
Y cuando no se cataron,
Herederos son de gloria.
SAN JERNIMO
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POBRE.
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Enemigos capitales
De los vivientes humanos,
Decidme agora, infernales,
Cmo aquestas gentes tales
Se os han ido de las manos,
Pues que ni tienen favores,
Ni persona los acata?
Desdichados cazadores!
CARNE.
Calla, yo me maravillo
De t: djame hacer;
Que todo ha dir cuchillo.
Por ventura hay pobrecillo
Que no sea un Lucifer?
SATANS.
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ESCENA X.
MONJA, MUERTE, SATANS, SAN FRANCISCO, SANTO DOMINGO, SAN JERNIMO,
CARNE, NGEL.
(Taen las trompetas, y dice la Muerte.)
MUERTE.
S, Seora y mendicante,
So la regla militante
De seora sancta Clara.
MUERTE.
De qu provincia vens?
MONJA.
Y la casa do vens?
MONJA.
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MONJA.
Seora, yo fu elegida,
Como mas emparentada,
A decir que en los conventos
Destas nuestras religiones
Hay tantos desabrimientos
Y tantos remordimientos,
Que causan mil disensiones.
Que unas por no sojuzgarse
A otras menores que ellas,
Las otras por esentarse,
Jams dejan de abrasarse
Con mil fuegos y centellas.
En fin, fin, y en conclusion,
Y hablando la verdad,
Pocas ningunas son
A quien dentro el corazon
No escarbe la libertad.
Porque nias y muchachas
Nos metieron; que no vimos
Tantos daos, tantas tachas;
Mas estbamos borrachas
Cuando tal yerro hicimos.
Que nuestros padres, por dar
A los hijos la hacienda,
Nos quisieron despojar,
Y sobre todo encerrar
Donde Dios tanto se ofenda.
Oh tristes desventuradas!
De qu gustastes, mezquinas?
Pues nias y delicadas
Os trujeron engaadas
A prisiones tan continas?
Los ayunos, los azotes,
Las vigilias, los oficios,
Estos fueron vuestros dotes,
Y por seda, los picotes,
Por holandas, los cilicios;
Por libertad, la prision,
Por banquete, un ordinario,
No de faisn ni capon,
Por cintura, un buen cordon,
Por guantes, un breviario.
Un velo vistes de qu?
Es verdad que fu amarillo
O verde; ya que lo fu
Otro tal, en buena fe
Buen volante y tocadillo.
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96
Estrella resplandesciente,
Dec; que nada podr
Hacer por aquesa gente
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MUERTE.
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100
MONJA.
MONJA.
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102
Oh enemigo de natura!
Cunto has mal hecho y haces
En la humana cratura;
Si con Dios no se procura
De hacer seguras paces!
Oh, cuntas grandes y chicas
Tu engao al tormento obliga
Por lo que t las predicas,
Y como las avecicas
Se quedan presas con liga!
Oh ciegos! mirad por quien
Ha muerto el Seor. No vistes
Tan gran locura y desden
Sobre hacernos mas bien
Que jams le merecistes?
All esas tristes casadas
Se ocupen, que les convino
En las sus cargas pesadas;
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Si de vrgenes vestales,
Gentiles torpes y rudos,
Hecistes tantos caudales,
Por servir unos bestiales
De unos dioses ciegos, mudos,
Por qu estas no son tenidas
En mucho mas, pues es visto
Que renunciaron sus vidas,
Y que al fin fueron unidas
Con el mesmo Jesu-Cristo?
MUERTE.
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ESCENA XI.
CASADO, MUERTE, SATANS, MUNDO, SAN AUGUSTIN, SAN FRANCISCO,
SANTO DOMINGO, NGEL.
(Taen las trompetas, y dice el Casado.)
CASADO.
Seora, yo no quisiera
Ser molesto ni importuno
En el pasar mi carrera;
Mis, en fin, nunca Dios quiera
Que por m pierda ninguno.
Sabrs cmo los casados
Han hecho muy gran consulta,
Buenos y malos juntados,
Y lo que de sus cuidados
Ha resultado y resulta,
Es que te hacen saber
Que tienen grandes placeres
Los buenos; y has de entender
Por saber y conoscer
Que tienen buenas mujeres:
Y que caso que sostienen
Grandes trabajos, miserias,
En el estado que tienen,
Pero que al fin las mantienen
A costa de sus lacerias.
Por lo cual dicen que vayas
Cada y cuando que quisieres
A visitallos, y trayas,
Que sepas que no desmayas
A ninguno si all fueres.
Pero pues ellos han ido
A buena feria en topar
Las mujeres que han habido,
Que su gran Dios sea servido
De quererlos conservar.
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Y destos en la verdad
Por ser tan pequeo el cuento,
Los dejo con brevedad,
Y la mayor cantidad
Me paso, queste es mi intento.
Oh cun bienaventurados
Sern esos, que despues,
Y por la gloria ayuntados,
Vivieron en sus estados
Limpiamente, sin revs!
Tan buenos batalladores
No habrn miedo estos malditos
Y duros perseguidores;
Sino que tengo temores
Que deben de ser poquitos.
De la gente mal casada
Te quiero un poco contar,
Porque vive tan penada,
Tan triste y atormentada,
Que es cosa para espantar.
Qujanse que nunca curas
Meterlos en tu bandera,
Sabiendo sus desventuras;
Y contando sus tristuras,
Dicen de aquesta manera:
Que las furias infernales
Deben de ser sus madrinas,
Y estas dieron las tales
Por mujeres cardizales
Abrojos, cardos y espinas.
Pues sus dotes y ajar
Qu fueron sino fortunas,
Rabias que no han de faltar?
Por lo cual quiero contar
Las condiciones de algunas.
MUERTE.
CASADO.
115
116
CASADO.
117
118
Yo te lo quiero decir
Qu quieren desta jornada.
Pdente muy de corrida,
Y con toda brevedad,
Vayas acabar la vida,
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Mujeres, obedesced
Contino vuestros maridos,
Y muy subjetas les sed;
Guardaos, guardaos de la sed
Destos tres falsos perdidos.
Mirad que sois muy ligeras
De caer, si tropezais;
Y los trajes y maneras
Enmendad, que de rameras
Muy poco os diferenciais.
De joyeles y tesoro,
Pues Dios servido no es,
Hid; que todo es un lloro,
Y desas cadenas de oro
Sean libres nuestros pis.
En el hbito ataviado,
Con vergenza y con prudencia,
Cual conviene vuestro estado
Os poned, porque os es dado
Y desto teneis licencia.
Mas las sedas y brocados,
Margaritas, no os dn pena;
Dejaldas, y esos cuidados
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ESCENA XII.
VIUDA, MUERTE, SATANS, CARNE, MUNDO.
MUERTE.
Ay dellas desventuradas,
Que no siento qu nacistes,
De todos desamparadas,
Solitarias, apartadas,
Mas que la trtola tristes!
En qu justas y torneos,
En qu toros, juegos, caas,
Qu perlas, qu camafeos,
Qu aparatos, qu arreos
Os han visto, y qu compaas?
Qu msicas, qu danzar,
Qu brocado y qu vestidos?
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126
No pudindoos defender
De tantos lobos y trato?
Ay del solo si cayere!
Oh ley excelente y tierra!
Que otra mejor no se espere,
Donde si el marido muere,
La mujer con l se entierra.
Pero, en fin, pues la mohina
Nos sigue y ha de seguir,
Aunque nos busquis runa,
Viva, viva la gallina!
Suele el vulgo ac decir.
Seora, pues conociendo
Las viudas tan doloridas,
Que en este mundo viviendo
Continuamente muriendo
Han de vivir y afligidas,
Llenas de murmuraciones,
Que no se podrn valer,
Sin dar ellas ocasiones,
Aquestas sus peticiones
T las quieras conceder.
Que del Dador de los dones
Alcances, por su clemencia,
Les d tales corazones,
Que sufran las afliciones
Deste mundo con paciencia.
De otra suerte es imposible
Que Satn, con rabias crudas,
Pues somos gente movible,
No haga estrado terrible
En estas tristes vudas.
MUERTE.
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SATANS.
ESCENA XIII.
JUEZ, MUERTE, SAN AGUSTIN, SATANS, MUNDO.
(Taen las trompetas, y dice la Muerte.)
MUERTE.
Por mi pecado.
MUERTE.
130
Es tanta su retitud
Y tanto el placer de vellos,
Y tal su solicitud,
Que todos por su salud
Ruegan, y las vidas dellos.
En fin, quellos son cuchillos
De los pblicos pecados,
Si algunos hay, en punillos,
Porque no pueden sufrillos
Sin verlos desarraigados.
La repblica cristiana
Nuestro Seor sea loado!
Vive tan contenta y sana,
Que de aquella soberana
Juzgars ser un traslado.
MUERTE.
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ESCENA XIV
LETRADO, MUERTE, SAN HIERNIMO, SATANS.
(Taen trompetas, y entra el Letrado.)
LETRADO.
Triste de m, pecador!
Mal pleito debo tener.
Qu es esto? Qu puede ser?
No hay hombre que no se eleve;
Que mis letras y saber
No bastan defender
Que la Muerte no nos lleve!
Cmo qu! No me oirs
Solo un prrafo siquiera
Que apunta Baldo, y no mas?
MUERTE.
Dejaos ya de trasbarrs.
Sacalde luego all fuera.
SATANS.
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ESCENA XV.
MDICO, MUERTE, SAN FRANCISCO.
(Taen las trompetas, y entra el Mdico.)
MDICO.
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MDICO.
Mdicos, en el sangrar
Tened livianas las manos;
Que suele mil voces dar
La sangre, y Dios llamar,
Que sacis de sus cristianos.
Renegad deste dinero
Que tan amargo os ser
En aquel dia postrero
Que el Mdico verdadero
A cada cual curar.
Mirad que de las naciones
Su rescate, como es visto,
No fu de sangre efusiones
De becerros y cabrones,
Mas de la propia de Cristo.
Nadie suba en esa rueda
Mal segura y malhadada.
Porque no es fija ni queda.
Desechen esa moneda
Que con sangre fu mezclada.
Dec, enemigos de Dios,
Qu cruel carnicera
Es esta que anda entre vos.
Que, uno uno, y dos dos,
Asolais la monarqua?
Mdicos desventurados,
Pues veis que la medicina
No entendeis, ni sois letrados,
Porqu traeis engaados
A tantos, gente malina?
Oh, Hacedor de las gentes!
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ESCENA XVI.
LABRADOR, MUERTE, CARNE, SAN AUGUSTIN, SATANS, SAN HIERNIMO.
(Taen las trompetas.)
LABRADOR.
S, Seora, y he temor;
Y mia fe! querria volverme.
MUERTE.
Labradores.
MUERTE.
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Enemiga de bondad
Que en el infierno concluyes.
SATANS.
As no alcanzan su pan,
Ni en su vida le ternn,
Mas que trabajos, qu gentes!
Oh gentes desatinadas,
Que si acaso no os venciesen
Cobdicias desordenadas,
Las mas tenidas, preciadas,
Serades que se viesen!
Ocupados todo el ao
Al sol, al agua y al viento
Y la nieve. Oh, bien tamao.
Si trabajo tan extrao
De paciencia hay sufrimiento!
Grandes eran los favores
Que por vos se alcanzarian
Con paciencia, labradores,
Que esos afanes, sudores,
Por martirio pasarian.
MUERTE.
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ESCENA XVII.
DURANDARTE, PI DE HIERRO, rufianes; BEATRIZ, mujer mundana; MUERTE, SAN
FRANCISCO, CARNE, SATANS, SAN JERNIMO.
(Taen trompetas, y dice Durandarte.)
DURANDARTE.
Dejmonos de razones,
Y dime aqu, chocarrera,
Dnde vas, que siempre pones
Al hombre en mil confusiones
Y en sospechas mas que quiera.
BEATRIZ.
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DURANDARTE.
DURANDARTE.
Di, mi amada.
BEATRIZ.
No mas, el mi Durandarte.
DURANDARTE.
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DURANDARTE.
BEATRIZ.
Sus! no muera.
DURANDARTE.
Quin es este?
DURANDARTE.
No te pene.
BEATRIZ.
Parsceme Pi de hierro,
Y sus mesmas trazas tiene.
DURANDARTE.
Si confesado no viene,
l ha hecho muy gran yerro.
PI DE HIERRO.
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DURANDARTE.
Oh descreo de taimadas!
Y este mandoble que aqu
Me atraviesa las quijadas,
Tambien negars osadas
Que no se me di por t?
De cunto riesgo, trapaza,
Te he sacado (que esto peno),
Y hora dasme con la maza,
Parlando como picaza
Lo tuyo y tambien lo ajeno!
DURANDARTE.
Continuamente os preciastes,
Pi de hierro, en afrentar
Mujeres y deshonrar.
Bien parece que os criastes
All en algun muladar.
Ella es mujer muy honrada,
Y no es razon que de vos
Ni de nadie sea ultrajada;
Y si no, mano la espada:
Avergese entre nos.
PI DE HIERRO.
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PI DE HIERRO.
Yo soy la no deseada,
La aburrida, la olvidada.
BEATRIZ.
No lo sabes? El pecado.
BEATRIZ.
El pecado? Y es posible?
MUERTE.
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No, hermana.
BEATRIZ.
Espantada est
De cosas tan milagrosas.
MUERTE.
BEATRIZ.
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BEATRIZ.
Seora, ya no sabeis
Que vienen todas horas?
Unas tengo de siete aos,
Otras de veinte y de treinta;
Destas hay muchos rebaos.
MUERTE.
Oh desventuradas dellas,
Que tal tormento las llama!
SAN FRANCISCO.
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Amiga, si os acordais,
Ha gran tiempo que segus
Mis pisadas y me amis?
BEATRIZ.
Y el sobrenombre?
BEATRIZ.
De Todos.
Sobrina hija por cierto
De Sancha y de sus motivos.
CARNE.
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Y mazapan olvidado
Paga todos sus sirvientes.
Si no tuviese embarazos,
Que siempre mil hitos tira,
El oro ternia pedazos;
Mas uno tiene en los brazos,
Y por otros cient sospira.
CARNE.
MUERTE.
Conocmelas si son
Blancas negras aqu;
Dadme aqu cuenta y razon
De su matiz, presuncion;
Qu se hicieron? dec.
Mirad toda la frescura
Si ha escapado de mis manos,
Aunque sea de mas altura;
Y la falsa hermosura
Si la comieron gusanos.
167
ESCENA XVIII.
HERCLITO, filsofo triste; DEMCRITO, filsofo alegre; MACERO DE LA MUERTE,
MUERTE, SAN AUGUSTLN, SATANS, CARNE.
(Taen las trompetas, y dice el Macero.)
MACERO.
En la provincia de Atnas,
Do la nclita y famosa
Academia tiene llenas
De tantas virtudes buenas
La gente y tan caudalosa,
Supimos cmo has llamado
A cortes los estados
Para cosas de tu Estado;
Y vindolo pregonado,
Venimos apresurados.
Y puesto que estotras gentes,
Segun tenemos creido,
En cortes tan eminentes
Muchas cosas diferentes
De aquestas habien pedido:
Que unos te pedirian
Vidas seguras y estables,
Para ver si gozarian,
Las riquezas que tenian
Caducas y deleznables.
Otros, aos y largura,
Para gozar muy apriesa
De los dotes de Natura,
Y la fea hermosura,
Cuyo remate es la huesa;
Mas nosotros otro intento
En estas cortes llevamos;
Visto aquel gran perdimiento
Del mundo y corrompimiento,
Por otro norte tiramos.
Pues lo que soy venido
Te quiero, Muerte, contar.
Todo el tiempo que he vivido,
Sabrs que ha sido un gemido,
Un planto y un sospirar.
Un afligirme y matarme;
Y vengte suplicar
Que mas tiempo quieras darme
Para que pueda hartarme
De plair y de llorar.
MUERTE.
Ya te quiero conocer,
Que eres el gran Llora-duelos.
No eres t aquel que escribi
Aquel libro tan escuro,
Que ninguno lo entendi,
Herclito, el que naci
En Efeso de alto muro,
Ciudad grande, edificada
Por aquellas amazonas
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La honestidad y prudencia
De Pitgoras, que vemos
Perdida, y la continencia
De Scrates y clemencia,
Adonde las hallarmos?
Oh, Clebulo, que dijiste
Que de todos los estados
En el mediano consiste
La virtud! Por qu quisiste
dejarnos desamparados?
Y t, Solon, que mandaste
Mirarse el fin de las cosas,
Dinos por qu te apartaste
De las gentes que dejaste
Entre rabias tan rabiosas?
Perandro, que al furor
Mandabas poner la rienda,
Cmo no hobiste dolor
Hacer tan gran disfavor
Al mundo? No hay quien lo entienda.
Y los dems que desprecia
La gente por cosa vana,
Y de quien su madre Grecia
Tanto se jacta, y los precia
Como cosa soberana?
Mas qu digo? Muy mejor
Fu que t los atajases
Los pasos, y mas favor;
Porque en mundo tan traidor
Y malo no los dejases.
Porque, dime, qu sintieran
Aquestos que eran las cumbres
Del mundo, si ahora vieran
Lo que pasa, y entendieran
Tal corrupcion de costumbres?
Si vieran qu enhechizados
Tiene este mundo los hombres,
Qu dormidos, que encantados,
Con gnero de pecados
Que apenas les s dar nombres?
Si vieran cuntos maltratan
Ira, lujuria, avaricia;
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Y qu gentes desbaratan,
Y cun pocos se desatan
De los que ata esta cobdicia!
Es posible que esperaran
A que, Muerte, tus satas
Afilaran ni aguardaran?
No, cierto; que antes tomaran
Creles muertes secretas.
Y tuvieran por reposo
La ponzoa y el morir
Con nimo generoso;
Que mal sufre el virtoso
El vicio, te s decir.
A quin dejarn dormir
Los sospiros de los pobres,
Que el cielo quieren hundir,
Y no hay quien quiera partir
Sus oros, platas ni cobres?
Quin hay que quiera mirar
Las cosas de las vudas,
Si no es para despojar,
Repelar, descaonar?
Oh, tiempo, si no te mudas!
Pues oh furias infernales!
Aparej en el profundo
Nuevos tormentos, iguales
Que se igualen con los males
Que ha inventado ahora el mundo.
Porque quin vi los manjares
Que buscan de cada dia,
Sin dejar tierras y mares;
Y aun son pequeos lugares,
Segun su gran glotona?
Oh, Epicrio, cuntos hallo
De tu opinion! Y respondo
Que mejor ser callallo,
Pues no puedo remediallo,
Porque toca muy en hondo.
Mas, gente desvariada,
No veis un mal sin segundo,
Que por la gula malvada
Fu la tu primera entrada,
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En tu traje y tu manera
Me paresce que te vi,
Pero no con tal ceguera.
DEMCRITO.
MUERTE.
Hceme desatinar
Tu ceguedad y figura.
DEMCRITO.
Por contemplar
Los secretos de Natura.
Y tambien por no ver ya
Mas locuras, mas enojos
En el mundo, y cul est
Y siempre mas estar,
Acord destar sin ojos.
MUERTE.
Alabo tu perficion.
DEMCRITO.
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Celestial, y contemplar,
Y al Hacedor alabar,
Que tal artificio enva.
MUERTE.
No me dejes de decir
Tu oficio; que es muy gustosa
Tu historia y aun para oir.
DEMCRITO.
El reir?
DEMCRITO.
Y no otra cosa.
MUERTE.
Yo te lo dar entender.
MUERTE.
Todava te darn
Licencia para decir
Algun poco, si querrn.
DEMCRITO.
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La carne en el garabato
Se est por mengua de gato,
Podrmos aqu decir.
DIABLO.
Al presente os s decir
Que entramos sobran razones
Para llorar y reir;
Pues nadie vemos vivir
Sino con sus opiniones.
Pero sabed, mis hermanos,
Que vosotros largamente,
Aunque vivs muy ufanos
Con vuestra ciencia, mas vanos
Sois que toda esotra gente.
Por qu quereis presumir
De sabios, habiendo visto
Que de vos se han de reir,
Pues que no quereis seguir
La escuela de Jesu-Cristo?
HERCLITO.
Seora, si t procuras
De darnos tiempo y favor,
Echarmos conjeturas
Por aquestas craturas
De buscar al Crador.
Que pues ya no hay quien apruebe
Las obras de retitud,
Contra s comete aleve
Quien hoy sigue lo que debe
Ni tiene fin virtud.
Si por ella espera y piensa
Deste siglo el que bien hace
Gozar otra recompensa,
Sino aquella parte intensa
Que s mesma satisface.
MUERTE.
En aquesa confusion
No s quin sin maravilla
Se rija entre esta opinion,
Pues lo manda la razon
Contentalla y no seguilla.
Si no fuere en tal contienda
Con doble cara discreta
Por una fingida senda
Que del vulgo la defienda
Por otra en virtud secreta.
Y que en este humano seno
Donde el ciego vicio guia,
La virtud siempre en el seno,
Se publique malo el bueno
Por contraria hiproquesa.
Que pues donde reina el vicio
Virtud es escandalosa;
Turba el comun ejercicio
Quien hiciere ladronicio
Con la vida virtuosa.
Y las sendas mas estrechas
Que en virtud los sabios dan
Son las maliciosas flechas
Que el vulgo tira derechas
A los que por ella van.
Mas pues tanto bien se espera
Daquel cabo de mi afrenta,
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No rehuse la carrera
Desta vida lastimera
Quien virtud pone su cuenta.
Que por mas ques abatida
Del comun uso y costumbre,
Causa gloria tan crecida,
Que rescibe en esta vida
De la otra vida veslumbre.
Y el alegre pensamiento
Que nace de bien hacer,
Cria en el entendimiento
Parte de un contentamiento
Que en vicio no puede haber.
Del deleite en vicio sienta
Cualquier que en l se recrea,
Que es una gloria avarienta
Do el gozo no se contenta
Con haber lo que desea.
Quel vicioso corazon
Jams harta ni enriquece
Lo que en falta de razon,
Siguiendo falsa opinion,
Su voluntad apetece.
Donde es regla verdadera
Que de bienaventuranza
Del mundo nadie prospera;
Pues habiendo lo que espera,
Le nace nueva esperanza.
Y el aficion desmedida
Que en muchos fines tuviere
Su esperanza repartida,
Primero acaba la vida
Que sepa lo que se quiere.
De cuya niebla cegados,
Los dulces deseos largos
Nunca son bien consejados
Harta que son castigados
Con sus efectos amargos.
Y el deseo bullicioso
Por su ciego voluntario
Naufragio tempestoso,
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188
Tibiamente la fortuna
Combate el bajo lugar;
Jams altera la luna
La poca agua en la laguna;
La fuerza muestra en la mar.
Gcense pues los pequeos
Seguros con sus migajas
De fortuna y de sus ceos;
Que mas arde en grandes leos
El fuego que en chicas rajas.
No os mienta all la opinion
Que la gran cobdicia llama
Grandeza de corazon,
Colorando su pasion
Con aumentar honra y fama.
Dome magnanimidad
Las cobdicias desiguales
Ciegas de la voluntad
Que la flaca humanidad
Tiene en bienes temporales.
Gozaris del alegra
Que virtud de su natura
Pone al que en ella confa,
Viendo que en el alma cria
Posesion firme y segura.
Porque en esta vida llena
De miseria y afliccion,
De gozo y descanso ajena,
Nunca fu vicio sin pena,
Ni virtud sin gualardon.
Notad que si desechais
Cualquier vicio que os infierna,
Que el deleite que dejais
No perdeis; mas le trocais
Del cuerpo al nima eterna.
Pues tened en la memoria
Aquella ley que de juro
Contra vicios da victoria,
Y en la vida oculta gloria,
Y en la muerte fin seguro.
SAN AUGUSTIN.
189
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Os d lumbre y claridad,
Pues de cosa no es escaso.
Y esas vidas que peds
A la Muerte, el que da vida
Os las dar, si vens
Buscndolo, y le segus,
Que sois ovejas perdidas.
SATANS.
ESCENA XIX.
CACIQUE, indio; MUERTE, SAN AUGUSTIN, SAN FRANCISCO, SANTO DOMINGO,
SATANS, CARNE, MUNDO.
(Taen las trompetas, y entran los indios.)
CACIQUE.
192
Ni mataba, ni robaba,
Ni hacia crudas guerras.
Y agora que ya cuitados!
Nos habiamos de ver
Un poco mas regalados,
Por solo tener los grados
De cristiandad en tal ser,
Parece que desafueros,
Homicidios, fuegos, brasas,
Casos atroces y fieros,
Por estos negros dineros
Nos llueven en nuestras casas.
Oh, Dios, y qu adversidades
Son estas! No entendeis esto?
Pagar con mil creldades
Todas las necesidades
Del mundo! Di ques aquesto?
Cmo! Estamos obligados
Que todo gnero humano
Enriquezcamos cuitados!
Y tras esto aperreados
Y muertos de ajena mano?
No nos basta proveer
Las miserias de parientes,
Las de hijos y mujer,
Sino haber de sostener
Las de todas esas gentes?
Quin nunca vido al ingls,
Ni al hngaro, ques de porte,
Ni al bohemio, ni al francs,
Ni espaol, ni ginovs,
Debajo del otro norte?
Por ventura han acabado
Todo el mundo despojar,
Que cosa no haya quedado,
Pues que con tanto cuidado
Nos vayan all buscar?
Y cmo aquellas riquezas
De aquella felice Arabia,
Trsis, Sab y sus grandezas
No han hartado las bravezas
De aquesta rabiosa rabia?
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De leyes y de bondades.
Aquel jugar al terrero
Con los que saben y entienden
Que tienen oro y dinero.
Oh, mi Dios, tan verdadero,
Y en cuntos modos te ofenden!
OTRO INDIO.
No pensbamos all
Que habia en el mundo gentes
Tan perversos como hay ya:
Todos los males de ac
Nos fueron y estn presentes.
Cunto holgamos que prendan,
Ahora en tiernas edades,
Nuestros hijos, maten, hiendan;
Porque no sepan ni aprendan
Tantos insultos, maldades!
Quin vio nunca en nuestras tierras
Arcabuz, lanza ni espada,
Ni otras invenciones perras
De armas para las guerras,
Con que sangre es derramada?
Nosotros que ciertamente
Nos juzgbamos dichosos
Por vivir all en Poniente,
Do no hay estruendo de gente,
Somos los mas revoltosos!
CACIQUE.
197
198
OTRO INDIO.
199
200
La palabra divinal
Oid siempre, mis amados,
Ques medicina ral,
Y veo muy cierta seal
Para ser predestinados.
SAN FRANCISCO.
SANTO DOMINGO.
201
202
ESCENA XX.
JUDOS, MOROS, DON MOYSEN, DON SANTON, DON FARON, DON MICEN, judos;
MUERTE, SAN AGUSTIN, SAN JERNIMO, SATANS, MUNDO, SAN FRANCISCO,
SANTO DOMINGO, JARIQUE, ARFARAZ, moros; VASCO FIGUEYRA, cristiano
portugus.
(Taen las trompetas, y vienen los judos y moros y el Cristiano portugus.)
DON MOYSEN.
No te lo aconsejo, hermano;
El pollo con el milano
No se debe de burlar;
El gato con el raton,
El lobo con el cordero,
Es rin conversacion.
Nunca busques la ocasion;
Que siempre fu mal agero.
204
DON FARON.
No la veis descuadernada?
Por el Dio, que no me agrada!
Do fuego la mala res.
Y esta es la que me alababan?
No la ahucio con tal gesto;
Que ya se me espeluznaban
Los cabellos y erizaban.
Qu vista para de presto!
DON FARON.
DON SANTON.
Guayas de m! No lo viste?
Ay, qu ahinco me di, triste!
Duelos papen la embajada.
DON MICEN.
205
206
DON SANTON.
207
208
MUERTE.
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213
214
215
216
JARIQUE.
Vuestra ley...
DON SANTON.
Toda fundada
Sobre verdad sancta y reta
Y ley por Dios enviada.
DON MICEN.
217
218
De su propia voluntad.
Pero qu locura os toma
De vosotros, me dec?
Decir que vuestro Mahoma,
Que est ya hecho carcoma,
Fu profeta, y no es as.
Mas porque vuestras saetas
Os hieran y ceguedad,
Y cayais de vuestras setas,
Yo os dir aqu los profetas,
Y vosotros los contad.
David, Barunc, Ecequiel,
Ams, Jons y Esaas,
Abacub, Egeo y Joel,
Malaqua, Danel,
Miqueas y Jeremas,
Elseo, Zacaras;
Solo Ens falta del cuento
Y el profeta Sofonas,
Donde por ningunas vias
Mahoma est, ni le siento.
DON SANTON.
SATANS.
219
220
CANCION.
Uno cuidado
Que la mina vida ten,
Non lo saber ninguen.
Millor la dar entender
O men dolor lastimero.
Ainda quero faer;
Si esta cantica dixer;
Na s para que vos quero.
CANTICA.
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227
228
PORTUGUS.
Teovos de cutilar.
Van quereys sino chegar.
Ay, vleme, mia mae!
Aqui de Rey, mi seor!
MUERTE.
229
ESCENA XXI
VIEJOS Y MOZOS, VEJEZ, MUERTE, JUVENTUD, SANTO DOMINGO, VIEJO, MOZO,
CULPA; CLOTO, LAQUESIS, TROPOS, parcas; SAN JERNIMO, SAN AGUSTIN.
VEJEZ.
Qu pide la Senetud
Y esa multitud de canas,
Tan faltas ya de virtud?
VEJEZ.
Tu espada continuamente
En ellos mas siega y corta.
La romana monarqua,
Mientras que fu gobernada
De aquella sabidura
De la antigua polica,
Tuvo su bandera alzada.
Pero despues de perdida
Aquella severidad
De los viejos, y medida,
Preguntte, qu caida
Di su imperio y libertad?
Y no solamente agora
No ha conservado su imperio
Aquesta tan gran Seora,
Mas tan grande emperadora
Ha venido en vituperio.
Qu gentes ni qu naciones
Hay, que no hayan hecho estrago
En las romanas regiones?
Decidlo, Galos, Senones,
Vos que les distes tal trago?
Vosotros, Godos, ya veis
Sus muros, sus edificios
Cun por el suelo teneis;
Que piedra no hallaris
Que no sacastes de quicios.
Y no han sido tan ligeras
Vuestras prdidas continuas;
Pues hasta las gentes fieras
Y ocidentales banderas
Os han buscado rinas.
Pues la causa questa gloria
Se perdiese, gentes vanas,
Diga que fu la memoria,
Que la rden Senatoria
Se deshizo ya, y sus canas.
Con qu lgrimas, gemidos,
Te llorar, Quinto Fabio?
Con qu sospiros crecidos,
Pues hiciste los nacidos
Tan gran injuria y agravio?
231
232
Ni qu norte seguirn,
Cuando caminar querrn,
Si los viejos fallecieren?
De toda la antigedad,
Quin da testimonio, di,
Para inquirir la verdad,
Sino aquella gravedad
De aos que ves aqu?
Mira questos no pretenden
Sino sola la virtud
En el mundo, y la defienden,
Y solos estos entienden
En la sancta rectitud:
No me quiero fatigar
En darte aqu mas razones,
Porque no debas llevar
Los viejos, ni molestar
Con tus tan duras prisiones.
Solo es bien sepas de m
Las quejas grandes, creles
Que todos tienen de t;
Ver que los llevas as,
Y del mundo no te dueles.
Provea tu majestad
En sus Cortes de algun medio;
Dulase de la orfandad
Del mundo, y su adversidad:
No los dejes sin remedio.
JOVENTUD.
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236
237
238
Y as echa la tijera
Por do se les antoja.
MUERTE.
La madre Naturaleza
Su hilo limpio nos daba;
Mas ellos con gran torpeza
Ponen al comer presteza,
Por do el hilo se quebraba.
SAN JERNIMO.
Seora, mi queja es
Por ser tan largos mis dias,
Con mil penas de vejez:
Pues en cortes sois jez,
Acortad las plagas mias.
Que yo que tengo metido
El un pi en la sepultura,
De amor tierno me ha herido
Aquel falso de Cupido;
Oh qu gran desaventura!
MOZO.
239
240
241
242
ESCENA XXII.
EL AUCTOR, MUERTE.
AUCTOR.
El Secretario y Auctor
Destas cortes que has llamado,
Y tambien de las de Amor,
Se queja de tu furor,
Con el cual le has agraviado.
Que al tiempo de tu pregon
Sacaste dentre mortales
Una dama de tal son,
Que en saber y perficion
No dejaste dos iguales.
Y fu tan arrebatada
Aquesta oriental estrella,
Que saber de la llegada
Amor de su aguda espada
Pudiera ser defendella;
Y as quedan en quistion
Minerva, Amor y Natura,
Cerca de la perficion
Y del saber y aficion
Desta anglica figura.
Pide Amor el maleficio
Que en la llevar t causaste,
Pues amoroso edificio
Y altar de su sacrificio
En ella le derrocaste.
Dice y alega Natura
Que solo fabric dos
De tan perfecta hechura,
Delante la cual figura
Amor no se llame Dios.
Minerva, que ha fallescido
En el mundo su caudal,
Y que por Muerte ha perdido
Mas que Natura y Cupido,
244
Humano, tu sentimiento
Aunque con justa razon
Por pedir tan gran talento,
Me preste sentido atento,
Muy desnudo de aficion:
Si yo llev, cual recitas,
Esa dama en tierna edad
Y otras muchas infinitas,
Por bien y mal son escritas
En el libro de Verdad.
Bien sabes qu veniste
Al mundo t y los mortales,
A ganar lo que perdiste,
Por Adan, tu padre triste,
De las sillas celestiales.
Y as, como pasajero
Caminas de venta en venta.
No seas simple, grosero,
Y ac te quedes trasero
En lo que mas te contenta.
Si damas sabias, hermosas
Y varones esforzados
No se secasen cual rosas,
Serian dioses y diosas
Por los del mundo adorados.
Y as, porque solo Dios
Este honor se debe eterno,
Os los lleva dentre vos
Una una, y dos dos,
Para el cielo y el infierno;
Porque mejor conozcais
Donde va vuestra esperanza,
Y en el mundo no tengais
Fe con lo que mas amais,
245
ESCENA XXIII.
MUERTE, PROCURADORES DE LOS ESTADOS, OBISPO, NGEL, SATANS, MUNDO,
CARNE, CARON.
(Taen las trompetas, y dice la Muerte.)
MUERTE.
Gentes y procuradores,
Avis vuestros estados
Que tengan despertadores,
Porque estos linces traidores
Los miran muy desvelados.
Contino le sean presentes
Mis voces, mis alaridos;
Y las orejas patentes,
No como sordas serpientes
Se atapen mas los oidos.
Y avisaldes lo segundo
Que aquel maldito Antecristo
Ha de venir presto al mundo;
Que las sillas del profundo
Vendr poblar, ser visto.
Siempre tengan atalaya,
No les engae el perverso
Con los errores que traya;
Hganle tener raya;
Que en males ser diverso.
Miren que su nacimiento
En Babilonia ser;
Y hijo de perdimiento
Por su mal entendimiento
Y maldad se llamar.
Con cuatro suertes de engaos
Ha de pervertir las gentes;
Y estos sern tan extraos,
Tan terribles y tamaos,
Que espantarn los vivientes.
Vern con gran abundancia
De bienes para los malos;
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Y porque no le embarcaba,
Viejo loco me llamaba.
SATANS.
Qu castigo se dar
Al que engaos tan contrarios
Os ha hecho aqu, do est?
Qu castigo? El que se da
A los bellacos falsarios.
CARON.
Y concdannos perdon,
Que esta obra es acabada.
CANCION.
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