Un Acercamiento A Jesús de Nazaret
Un Acercamiento A Jesús de Nazaret
Un Acercamiento A Jesús de Nazaret
Pablo RICHARD. El Jess histrico y los cuatro evangelios. Memoria, credo y canon para una reforma de la Iglesia
no desde el Jess teolgico. No se trata de negar el Jess teolgico. ste estar siempre
ah como referencia fundamental para no apartarnos del camino de la ortodoxia y para no
caer en las herejas histricas del cristianismo (arrianismo, nestorianismo, gnosticismo). La
reflexin teolgica enraizada y fundada en el Jess de la historia es ciertamente necesaria
para profundizar sistemticamente en la relevancia y significado del Jess histrico en la
Iglesia y el mundo actual. Pero una cristologa que ignora al Jess histrico es una
cristologa sin Jess, que no tiene sentido y que, aun ms, es un obstculo para la
interpretacin de los evangelios.
El credo niceno-constantinopolitano, que recitamos todos los domingos, define a Jess en
trminos filosficos y teolgicos. Definicin ciertamente necesaria en el siglo IV, pero
constatamos en ese Credo la ausencia casi total del Jess de la historia. Decimos de Jess:
Dios de Dios, Luz de Luz, Dios verdadero del Dios verdadero, engendrado no creado, de
la misma naturaleza que el Padre, luego confesamos que Jess se hizo hombre, y por
nuestra causa fue crucificado en tiempos de Poncio Pilatos: padeci y fue sepultado. Los
dos datos histricos que aqu aparecen son que Jess naci y muri, pero nada se dice
sobre qu pas entre su nacimiento y su muerte, para qu naci y por qu lo mataron. El
Jess confesado en la Iglesia es un Jess sin rostro y sin personalidad humana, un Jess
sin palabra, sin hechos, sin proyecto histrico. Lo trgico es que el catecismo de la Iglesia
y la teologa se construyeron sobre el credo niceno-constantinopolitano, marcando as
profundamente la fe de la Iglesia y la tradicin teolgica sobre Jess.
b) Un Jess de la Historia que ignora y excluye el Jess de la Fe
Nos interesa analizar cmo los discpulos histricos de Jess respondieron desde su fe al
Jess de la historia. Nos interesa vivir al Jess de la historia como una referencia
fundamental para nuestra fe en la actualidad. En los mismos 4 evangelios tenemos las dos
realidades: el Jess de la historia y el testimonio de fe de las primeras comunidades ante
este Jess de la historia. Sin olvidar este Jess histrico queremos que nuestra experiencia
de fe en Jess en la actualidad tenga esa corporeidad e identidad del Jess histrico,
aquellas que se fundan en los hechos y palabras del Jess de la historia. Queremos que
nuestro Jess de la fe tenga la misma conciencia, rostro y corazn del Jess de la historia.
Es el Jess de la historia el que queremos vivir hoy como el Jess de la fe. Es evidente que
esta relacin entre el Jess de la historia y el Jess de la fe supone aquella reconstruccin
histrica previa del Jess de la historia en s misma considerada y una interpretacin de los
4 evangelios desde este Jess de la historia. Si no tenemos la referencia al Jess de la
historia, el Jess de la fe es pura subjetividad y manipulacin. Pero tambin el Jess de la
historia debe ser asumido y vivido en nuestra prctica de fe para que no sea un puro dato
arqueolgico como tantos otros que nos llegan de la antigedad. Nuestro inters por el
Jess de la historia implica algo ms que estudiar cualquier personaje del pasado como
Aristteles, Flavio Josefo o Julio Csar. En este punto vamos ms all de la tercera etapa
en la bsqueda del Jess histrico.
c) Un Jess de la Fe que desconoce el Jess de la Historia
Veamos ahora el mismo problema, pero desde el Jess de la fe. En nuestro pueblo catlico,
el Jess de la fe presente en la piedad de la Iglesia o en la religin popular, tiene poca
relacin con el Jess de la historia. El Jess de la fe es vivido en forma intimista,
individualista, pietista o sacrificial. Vivimos un Jess idealizado como un Jess que es slo
corazn (el Sagrado Corazn) o un Jess infantilizado en una imagen esttica de nio o
un Jess exaltado como rey a la manera de los emperadores. Todas estas
representaciones imaginarias del Jess de la fe se apartan mucho del Jess de la historia.
En los diez primeros siglos del cristianismo el icono dominante fue el de Jess en la ltima
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canon para medir su autenticidad? Cmo sera, por ejemplo, una Iglesia que asumiera el
Sermn de la Montaa de Jess como el canon de su fe? No podramos tomar el evangelio
de Marcos como referencia fundamental para articular el Credo de la Iglesia? O tomar el
evangelio de Mateo como fundamento del Canon de la Iglesia? O tomar el evangelio de
Lucas y los Hechos de los Apstoles como el Camino de la Iglesia? No podramos tomar
el evangelio de Juan como la memoria y la identidad ms profunda de la comunidad del
discpulo amado que es la Iglesia? Si los evangelios son Memoria, Credo y Canon de
nuestra fe, tendramos que vivir en la actualidad segn Marcos, segn Mateo, segn Lucas
y segn Juan, y no solamente segn tal o cual definicin cristolgica o dogmtica.
El Canon del Nuevo Testamente felizmente no canoniz tal o cual teologa, sino que
canoniz para siempre la pluralidad de cuatro evangelios para reconstruir el Jess de la
historia, cuatro evangelios fundantes de nuestra forma de ser cristiano y de ser Iglesia. La
diversidad del canon bblico con su pluralidad histrica nos acerca mucho ms al Jess de
la historia que la dogmatizacin nica construida en Nicea o Calcedonia. La fe de la Iglesia
est ms cerca de la cristologa de los 4 primeros concilios que del Jess de la historia
presente en los 4 evangelios.