Arthur Miller - Después de La Caída
Arthur Miller - Después de La Caída
Arthur Miller - Después de La Caída
DESPUS DE LA CADA
ACTO PRIMERO
La accin de esta obra tiene lugar en la mente, el pensamiento y la memoria de Quentin.
Con excepcin de una nica silla, no hay muebles en el sentido convencional; ni tampoco
hay paredes ni particiones slidas.
El escenario est formado por tres planos cuya altura aumenta a medida que van hacia el
foro, y que cruzan en lnea curva desde un lado del escenario al otro. Elevndose por
encima de todo, un campo alemn de concentracin. Sus anchas ventanas de atalaya
tienen aspecto de ojos, momentneamente ciegos y oscuros, y de ellos salen dobles varillas
de refuerzo, que se proyectan cual tentculos truncos.
En los dos niveles inferiores hay zonas esculpidas, siendo neoltico el efecto total, cual si
se tratase de depsitos de lava, una flexible porcin geogrfica en la cual transcurre la
obra, entre lo que parecen ser pozos y depresiones como los que se encuentran en la lava.
La mente carece de color, pero sus recuerdos son brillantes contra el tono gris de su
panorama. Cuando alguien se siente, lo har en uno de los contrafuertes, en las camas de
roca o los bordes de las grietas. Es posible que una escena empiece en una zona
confinada, y se esparza o extienda explosivamente hacia el escenario entero, ocupando
cualquier otra zona.
Los personajes aparecen y desaparecen instantneamente, como en el cerebro; pero no es
necesario que salgan de escena caminando. El dilogo dejar entender con claridad quin
est "vivo" en un determinado momento y quin est en suspenso.
La escena se encuentra vaca. Se tiene en este momento la sensacin de que alguna figura
se ha movido en la parte ms alejada; se oyen pisadas de un par de pies y luego otras.
Cuando despacio aumenta la intensidad de la luz, los trece personajes de la obra caminan
al azar, pasando por debajo de la alta plataforma del foro. Algunos se sientan en el acto,
otros vienen adelante y parecen reconocerse entre si, mientras unos cuantos, a su vez,
siguen andando separados y completamente desvinculados; en resumen, una cantidad de
movimientos desconcertados y sin rumbo, de ritmo lento, pero no como en un sueo. Uno
de ellos, Quentin, un hombre que frisa en los cuarenta, sale de esta masa y avanza en
direccin al proscenio y a la silla. sta mira hacia nosotros, los del pblico. Una luz
intensa la envuelve ahora. Todo el movimiento cesa. Quentin se inclina hacia adelante
sobre el respaldo de la silla, en direccin al oyente, el cual, si pudiera verse, estara
sentado ms all del borde del escenario propiamente dicho.
QUENTIN.
llam impulsivamente; tengo que tomar una pequea determinacin. T lo entiendes. Uno
cavila y cavila durante meses como temiendo algo; y de pronto lo tiene delante y no sabe
qu hace. (Se decide a empezar; mira afuera.) Oh! (Interrumpido, se vuelve hacia el
oyente, con sorpresa.) Dej la compaa. No te lo escrib? Oh! Hace unos catorce meses;
unas semanas despus de morir Maggie. (MAGGIE se agita en la segunda plataforma.)
Llegu a un punto en que ya no poda concentrarme en los asuntos judiciales; no como
antes. Tuve la sensacin de ser esclavo de mi propio xito. Las cosas perdieron todas su
sentido. Aunque a veces me pregunto si no estoy tratando simplemente de aniquilarme.
Bueno, he tirado por la borda lo que otros consideran una gran situacin... Me temo que no
gran cosa; sigo viviendo en el hotel, veo poca gente, leo mucho (sonre), miro por la ventana. No s por qu sonro; tal vez me parece que todo ha terminado y volver a
engancharme en algo nuevamente. Aunque antes tuve esa misma sensacin y no hice nada.
Yo... (De nuevo interrumpido, denota sorpresa.) Mam muri. Oh! Debe hacer cuatro...
(Se oye el ruido de un avin detrs de l.) o cinco meses. S, de repente. Yo estaba en Alemania entonces y... es una de las cosas de que... (Aparece HOLGA en la plataforma
superior, buscndolo.) te quera hablar. All... conoc a una mujer. (Sonrisita bonachona.)
A todo esto, llega esta noche para pronunciar una conferencia en la Universidad de
Columbia... Es arqueloga. No s con certeza si lo que quiero es desligarme de ella... y, sin
embargo, es horrible pensar que pueda entregar mi libertad de nuevo. Bueno, s; pero ten
en cuenta lo que ha sido mi vida. Despus de todo, una vida es una evidencia y tengo dos
divorcios en mi haber. (Se vuelve a mirar fugazmente a HOLGA.) Francamente, me da un
poco de miedo... Estoy aturdido. No s qu pensar de m. Justo la otra noche... En la calle
tropec con una mujer.
FELICE (luego de haber entrado). Me recuerdas, verdad? Hace dos aos, en tu estudio,
cuando hiciste que mi marido firmara los papeles del divorcio.
QUENTIN. No s bien por qu la evoco; tal vez porque ella era toda esperanza...
FELICE. Quise decrtelo siempre... T cambiaste mi vida!
QUENTIN. En esta mujer hay algo que me irrita.
FELICE. Claro! Mi marido fue tan nio siempre... cuando estaba conmigo a solas. Pero
la forma en que t le hablaste lo hizo obrar con mucha dignidad... Casi estuve por amarlo!
Cuando salimos a la calle, me pidi una cosa. Te lo digo o lo sabes ya?
QUENTIN. Que le acostaras con l por ltima vez?
FELICE. Habra tenido gracia, verdad? El mismo da del divorcio!
QUENTIN. Tesoro, no se deja de amar a quien se am. El odio no mata ese amor.
empieza a venir hacia l y
annimos.
LOUISE
MAGGIE
MAGGIE. Quentin!
QUENTIN. Por qu
LOUISE.)
FELICE (mientras LOUISE
oscuridad.
QUENTIN.
mujer ha muerto"? Es lo mismo que amputarle un brazo. No podramos decirle que est
en camino? Y luego le damos un sedante?
QUENTIN. Dan, yo lo siento igual que t. No crees que despus de cincuenta aos
juntos, uno u otro se tiene que morir?
DAN. Muchacho, esa mujer era toda su vida. Le va a dar un sncope.
QUENTIN. Prefieres que se lo diga yo?
DAN (sin nimo; temeroso, pero acuciado). No, yo se lo dir.
QUENTIN. Esa muerte es para l tan natural como fue la boda.
Se vuelven juntos hacia IKE, que est en cama. ste no los ve an. Se desplazan bajo el
peso de la novedad. QUENTIN se vuelve al caminar.
QUENTIN.
QUENTIN
QUENTIN.
Alguien tena que decrselo. Quin lo ama ms, e] que le dice la verdad o el
que le ofrece un sedante?
Se apagan las luces que iluminan a IKE y QUENTIN viene despacio hacia el oyente.
QUENTIN.
Pero es que uno debe sentirse culpable por decir la verdad? Ahora no veo
muy bien la relacin. (Se enciende la luz en la torre, estando HOLGA debajo. sta baja la
escalera.) S, visit un campo de concentracin en Alemania. S, con esta mujer, Holga.
Ella me llev. Es extrao...!
HOLGA (volvindose hacia "l"). ste es el cuarto en que los torturaban... No, no tengo
inconveniente. Voy a traducirlo. (Se agacha un poco, para leer un texto colgado en la
pared.) "En este campo de concentracin murieron asesinados por lo menos doscientos mil
prisioneros holandeses, belgas, rusos, polacos, franceses y dinamarqueses, adems de
cuatro mil doscientos siete refugiados del ejrcito de la Repblica Espaola. La puerta de
la izquierda conduce a la cmara en que les arrancaban los dientes para recuperar el oro; la
caera del piso llevaba la sangre afuera. En ocasiones, en vez de fusilarlos, los
estrangulaban uno a uno. Los barracones de la derecha eran el prostbulo en que se
obligaba a las mujeres prisioneras a..."
QUENTIN. Creo que ya has ledo bastante, Holga.
HOLGA. No, si t quieres escuchar el resto...
QUENTIN. No, vamos. Por aquel lado el campo es hermoso. Siempre pens que el
Danubio era azul. (La iluminacin cambia a la luz del da.).
HOLGA. Solamente en el vals. En verdad, cambia un poco cerca de Viena. Supongo que
es en homenaje a Strauss.
QUENTIN. No s por qu esto me impresion de ese modo.
HOLGA. Con permiso. (Empieza a levantarse. Presiente una separacin. Para infundirle
nimo.) Sigues queriendo ver Salzburgo? Me encantara ensearte la casa de Mozart.
QUENTIN (se vuelve hacia ella). Es que aqu muri alguien que t conocieses?
HOLGA. Oh, no! Tengo la sensacin de que la gente debe verlo, sencillamente. Y t me
pareciste tan interesado!
QUENTIN. Crees entender esto?
HOLGA. Creo que todos lo entendemos, pero no nos atrevemos a admitirlo. De lo
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contrario, nos costara mucho trabajo seguir viviendo. Cuando vine a Estados Unidos por
primera vez, despus de la guerra, me sometieron a un interrogatorio. Cmo es posible
que alguien cumpla una condena de dos aos a trabajos forzados y no sea comunista o
judo?
QUENTIN (levantando la vista hacia la torre). En esto hay algo que es terriblemente...
aceptable. (Ella empieza a empujarlo hacia atrs.).
HOLGA. Sintate aqu un rato y tal vez...
QUENTIN. No. yo... (Le ha rechazado la mano.) Perdn, querida. No quise empujarte.
HOLGA (rechazada y turbada). Veo unas flores de campo all en esa montaa; voy a
arrancar unas cuantas para el auto. (Va al foro con rapidez.).
QUENTIN. Holga! (Ella prosigue la marcha. l se pone en pie de un salto y corre hasta
ella, volvindola.) Holga! (No sabe qu decir.).
HOLGA. Tal vez hemos estado juntos demasiado tiempo. Podra alquilar otro auto en
Linz; nos encontraramos ms tarde en Viena.
QUENTIN. No. Holga; no quiero separarme de ti.
HOLGA. Oigo que tus alas se abren, Quentin. Ya no estoy indefensa. Me apasiona mi
trabajo. Lo que pasa, nicamente, es que desde el instante en que me hablaste not algo
familiar, que hasta ahora nunca fue as... No se trata de que quiera casarme. Esto no me
avergenza. Pero necesito tener algo.
QUENTIN. No te doy algo yo?
HOLGA. Me das muchsimo... No me es fcil hablar de este modo. No soy una mujer a la
cual hay que tranquilizar a cada momento. Las mujeres de esa clase me parecen estpidas.
QUENTIN (le vuelve el rostro hacia l). Holga, ests llorando... por m?
HOLGA.No puedes creer en nadie, verdad?
QUENTIN. En m es en quien no creo... Juro que no s si he vivido de buena fe. Y la duda
me traba la lengua cuando pienso en prometer algo de nuevo.
HOLGA. Pero cmo es posible estar seguros de nuestra propia buena fe?
QUENTIN (sorprendido). Dios! Es maravilloso orte decir eso! Todas mis mujeres
estuvieron tan maldecidamente seguras!
HOLGA. Pero cmo es posible estarlo alguna vez?
QUENTIN (la besa agradecido). Por qu sigues volviendo a este lugar? Parece que te
destrozase. (La MADRE canta.).
HOLGA (pausa. Est incmoda, insegura). No... no s... Quizs porque yo no mor en
este sitio.
QUENTIN (se vuelve rpidamente hacia el oyente). Qu?
HOLGA. Aunque eso no tendra pies ni cabeza. La verdad, no s por qu.
QUENTIN (va hacia la silla). Esa gente...! Qu? "Deseara morir por los muertos". No,
no! Lo entiendo; la supervivencia puede ser difcil de sobrellevar. Pero yo... no creo que lo
siento de ese modo... Aunque ahora pienso en mi madre, y ella est muerta. S! (Se vuelve
hacia HOLGA) Y puede suceder que los muertos la incomoden.
HOLGA. Ocurri en mitad de la guerra. Acababa de salir de una clase y haba prospectos
ingleses en la acera. La fotografa de un campo de concentracin y gente macilenta.
Estbamos propensos a creer a los ingleses. Yo no tena la menor idea. S, en verdad. No es
fcil volverse contra el propio pas; no lo es durante una guerra. Se volvieron los norteamericanos contra su patria a causa de Hiroshima? Nunca faltan razones. Recog un folleto
y se lo llev a mi padrino. Segua siendo jefe de nuestro servicio secreto. Le pregunt si
aquello era verdad. "Por supuesto!", me dijo. "Por qu te excitas?" "Eres un cerdo!", le
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repliqu. "Son cerdos todos ustedes!" Le tir mi cartera a la cara. l la abri y meti
dentro algunos papeles, pidindome que los llevase a una cierta direccin. Me convert en
el correo de los oficiales que proyectaban asesinar a Hitler. . . A todos los ahorcaron.
QUENTIN. Por qu a ti no?
HOLGA. No me delataron.
QUENTIN. Entonces por qu dices que la buena fe nunca es segura?
HOLGA. Era mi patria. Quizs lo fue ms tiempo de lo que debi haber sido. Pero yo no
saba. Y ahora no entiendo cmo pude no saber.
QUENTIN. Holga...! Yo te bendigo tu falta de certidumbre. No parece que buscases
ninguna maldecida... victoria moral. Perdname. No he querido situarme lejos de ti. Yo...
(Levanta la vista.)
HOLGA. Voy a traer las flores! (Se pone en marcha.)
QUENTIN. Lo que pasa es que este sitio...!
HOLGA (se vuelve y con mucho amor). Ya lo s! Vuelvo en seguida.
l permanece de pie, inmvil, durante un momento; la presencia de la torre lo tortura.
Cambia el color de la torre. La mira ahora y, dirigindose al oyente:
QUENTIN.
Sin duda esper que me resultase ms extrao. Nunca pens que las piedras
tuviesen ese aspecto tan comn. Y la vista que desde aqu se divisa es ms bien pastoral.
Por qu estoy enterado de algo aqu? Ahora, aun hueco y vaco, tiene un rostro y formula
una especie de pregunta: "En qu cosa crees...
ECO (fuera). En qu cosa crees?
QUENTIN. ...que sea tan cierta como sta?" S! Esto lo construyeron creyentes. Tal vez
eso es lo espantoso. Y yo, sin creencia, me encuentro desarmado. Me parece ver los
convoyes que suben rechinando la ladera. Y yo dentro. Nadie conoce mi nombre, y, sin
embargo, me reventarn la cabeza sobre un piso de hormign... Y no hay apelacin...! (Se
vuelve rpidamente hacia el oyente.) S! Es que ya no vislumbro ninguna gracia final y
salvadora! Ha desaparecido una cierta esperanza ltima que siempre nos salvaba antes del
fin!
Aparece la MADRE; entra DAN, la besa y hace mutis.
MADRE. No comas demasiada torta, querido. Habr mucha comida en esta boda.
QUENTIN. Mam! Qu cosa extraa! Y el asesinato?
MADRE (se vuelve repentinamente hacia un nio invisible, arrodillndose). S, querido.
la tentacin de
hacerle una reverencia. (Con entusiasmo.) En cualquier restaurante... lo ven apenas los
mozos y empiezan a correr las sillas. S, querido; pero es que... la gente se da cuenta de que
es un hombre verdadero. Aun el propio doctor Strauss, el da de mi boda, se me acerc y
me dijo: "Veo claramente, Rosa, que te has casado con un hombre extraordinario." Y eso
que Strauss siempre estuvo enamorado de m. Ah, bueno! Pero es que entonces no era ms
que un pobre estudian le de medicina sin nada en que caerse muerto y mi padre no quiso
que entrase en la casa. Quin iba a decir que adquirira toda esa importancia con los
clculos a la vejiga? Aquel pobre muchacho! Me traa novelas para leer, poesa, filosofa...
Y Dios sabe cuntas cosas ms! Una vez hasta nos escapamos juntos para escuchar a
Rachmninov... (Re con tristeza; y, asombrada ms que amargada:) Por eso, sabes?, dos
semanas despus de casarnos, nos sentamos en una mesa del restaurante y tu padre me
alarg la lista de platos para que se la explicase. l no saba leer! Me asust tanto, que
estuve a punto de echar a correr. Y todo por qu? Porque tu abuela es una mujer tan fina
y sacrificada! Lo tuvieron dos meses en la escuela... y en seguida... al negocio...! As son
algunas mujeres, querido... Y ahora l le compra un Packard nuevo todos los aos... (Con
un extrao y profundo temor.) Por favor, querido, quiero que dibujes las letras. Esos
garabatos son muy feos y tu postura, tu manera de hablar... Puede ser todo tan hermoso!
Pregntale a la seorita Fisher. Durante aos exhibieron mi caligrafa clavada en la pizarra
de los boletines. Dios mo! No lo olvidar jams. La encargada de pronunciar el discurso
de despedida y con una beca para Hunter en mis manos... (De su alma se apodera una
negrura.) y cuando volv a casa, tu abuelo me dice: "Te vas a casar". Yo me senta como
si... como si tuviese unas alas pequeas y estuviese preparndome para echar a volar.
Dorm el ao entero con el muestrario de letras debajo de la almohada. Aprender,
aprenderlo todo! Oh, amor mo! Las cosas encierran un misterio tan grande!
Entra IKE en la zona, hablando al QUENTIN de joven, invisible.
IKE.
MADRE)
Por
bancos de Nueva York. Si no consigo que me descuenten una letra, cmo demonios voy a
lograr que me presten dinero? No, no, no hay dinero en Londres, no hay dinero en
Hamburgo, no hay un solo carguero en viaje en todo el mundo; el ocano est vaco,
Billy... Ahora dime la verdad. Cul es mi situacin?
Cuelga. Pausa. Permanece casi tieso, como si estuviese por soportar una tormenta.
MADRE.
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siempre", o alguna otra evasiva oportuna. Creo que es estpido, pero me siento maldito.
(FELICE levanta la mano en actitud de bendecir; luego hace mutis.) Y sigo recordando los
das en que pareca haber algo que fuese absoluto; alguna clase de obligacin decretada por
e lcielo. Tena una mesa en que cenar, una esposa... (Aparece LOUISE, con un repasador y
limpiando platera), un hijo y un mundo maravillosamente amenazado por injusticias que
yo era el llamado a corregir. Parece tan hermoso! Te acuerdas? Recuerdas cuando haba
malos y buenos? Y qu fcil diferenciarlos! El peor canalla, si amaba a los judos y odiaba
a Hitler, ya era un buen tipo. Una especie de paraso comparado con esto. (l se da cuenta
de que en la segunda plataforma aparece ELSIE, con una salida de bao colgada de los
hombros, los brazos fuera de las mangas y la espalda hacia el pblico.)Hasta que empec
a fijarme bien. Dios mo! Cuando pienso en lo que yo crea, siento impulsos de
esconderme. (Mira de reojo a ELSIE.) Pero yo no era tan joven! Un hombre de treinta y
dos aos ve a una invitada, que en su dormitorio, el de l, se quita la salida de bao
hmeda... (Cuando QUENTIN se le acerca, ELSIE se vuelve hacia l y la salida se le cae de
un hombro.) Y ella sigue all como si tal cosa, con los pechos desnudos!
ELSIE. Has concluido de trabajar? Por qu no nadas ahora? El agua est soberbia.
QUENTIN (una risa muy doloroso, hablando a gritos). Supongo que ella ignoraba que
estuviese desnuda. (Entra LOUISE y se sienta a la derecha, como si lo luciese en el suelo.
ELSIE se le junta.) Es el Paraso! Bueno, porque estaba casada. Cmo es posible tal cosa
en una mujer que se da cuenta cuando en el Cuarteto de Cuerdas de Budapest desafina un
instrumento, que se niega a usar medias de seda (Entra LOU leyendo el alegato.) porque los
japoneses estn invadiendo Manchuria y cuyo marido, un santo profesor de derecho, est
corrigiendo el escrito que yo deba presentar a la Suprema Corte en mi primera apelacin,
sentado en el csped debajo de aquella ventana?. . . Yo vea la cabeza del marido ms all
de una teta de ella... Oh, Dios mo!... Claro que entiendo, pero la cuestin es lo que uno
supone. Admitir lo que se ve! Eso es lo que hace peligrar nuestros principios! (ELSIE sale
del "cuarto" y va hacia LOUISE. QUENTIN se vuelve hacia ellas.) S, claro. Si dos
mujeres cuchicheaban y paran bruscamente cuando te acercas...
ELSIE y LOUISE (se vuelven hacia l luego de haber parado bruscamente la conversacin).
Hola!
QUENTIN. ...es sin duda que hablaban del sexo. Y si una de ellas es tu mujer, de seguro
que hablaban de ti!
ELSIE (como para inducirlo a que se vaya). Lou est en el fondo, leyendo tu alegato.
Dice que es maravilloso.
QUENTIN. As lo espero. Me preocupaba un poco lo que l pensase de mi escrito.
ELSIE. Me encantara que se lo dijeses, Quentin! Lo hars? El concepto en que tienes
su opinin. Es importante decrselo.
QUENTIN. Lo har. (Torpemente, lleva su mirada de LOUISE a ELSIE.) Se est bien aqu.
ELSIE. Es precioso. (Se refiere a LOUISE y l.) Cmo los envidio a los dos!
Aparece Lou, hombre muy bondadoso y sensitivo, con pantaloncitos de natacin. Est
abstrado en la lectura del alegato.
(se levanta. A Lou.) Quiero dar otro paseo por la playa antes de tomar el tren. Te
has peinado hoy?
LOU. Creo que s. (Dobla el escrito y viene hacia QUENTIN) Quentin! Esto es soberbio!
Tiene una calidad majestuosa, como una opinin clsica. (Mutis de ELSIE. LOU, riendo
ELSIE
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entre dientes, tira a QUENTIN de la manga). Estoy por pensar que para m es un gran honor
haberte conocido.
QUENTIN. Yo me alegro, Lou...
LOU (un brazo en torno a ELSIE). Toda tu vida cambiar con esto! Puedo pedirle un
favor?
QUENTIN. Lo que quieras, Lou.
LOU. Por qu no se lo ofreces a Elsie para que lo lea? S que es un pedido extrao,
pero...
QUENTIN. Para m sera un placer.
LOU. Se ha afectado mucho... con eso de que me citasen a declarar y todos los malditos
titulares de peridico. A pesar de todo, son cosas que afectan la vida de relacin. Por eso,
cualquier demostracin de respeto tiene mucha importancia. Por ejemplo, yo le pas el
manuscrito de mi nuevo libro para que lo leyera... y he suspendido la publicacin hasta
poderlo corregir de acuerdo con sus observaciones... Tal vez sea debido al psicoanlisis,
pero ha adquirido una percepcin tan profunda de las cosas...
LOUISE. El asado se me quema! (Mutis apresurado.)
QUENTIN. Confo que no lo dilates demasiado, Lou. Sera maravilloso que publicases
algo nuevo. Aunque ms no sea, para demostrar a esos cretinos...
LOU (mirando detrs de l). Pero sabes una cosa? Es un texto de clase, y a
juicio de Elsie, provocar nuevos ataques.
QUENTIN. Pero si la Comisin de Actividades Antiamericanas ya te ha interrogado!
Qu otro dao te pueden causar?
LOU. Un nuevo ataque significara mi separacin del consejo de la Universidad. Gracias
al voto de Mickey, me salv la ltima vez. Cuando yo me negu a declarar, Mickey
pronunci un discurso maravilloso en la reunin convocada por el decano.
QUENTIN. Bueno, Mickey es as.
LOU. Pero. Elsie, piensa... que si ahora publicase algo, atraera la tormenta. Y, sin
embargo, desistir de ese libro es casi tanto como suicidarme. Todo lo que s lo puse en l.
QUENTIN. Lou, tienes derecho a publicarlo; haber sido comunista no es ser leproso... Si
recurrimos a las izquierdas, fue solamente porque nos pareci que la verdad estaba all. . .
No debes avergonzarte.
LOU (dolorido). S. maldicin! Salvo que... yo nunca te lo dije, Quentin... (Mantiene su
postura, desalentado.)
QUENTIN (al oyente, viniendo hacia el proscenio). S! El da que el mundo se acab y
ya nadie fue inocente de nuevo! Con qu asombrosa rapidez se desplom todo!
LOU (habla directamente hacia el frente). Cuando volv de Rusia y publiqu mi estudio
sobre la legislacin sovitica... omit muchas cosas que vi. Ment. Cre que lo haca por una
buena causa, pero la mentira es lo nico que se perpeta. (Entran ELSIE y LOUISE,
hablando entre s con aire de intimidad y sin que se las oiga.) Y ahora me parece tan
extrao! Tengo mis defectos, pero nunca fui mentiroso. Lo hice en bien del partido, una
vez y otra vez, un ao tras otro. Por esa razn ahora, en ese libro mo, estoy tan decidido a
ser sincero conmigo mismo. Como ves... lo que temo no es un ataque, sino verme obligado
a defender mis propias mentiras increbles. (Se vuelve sorprendido y ve a ELSIE.)
ELSIE. Lou, me sorprendes mucho. Cre que en eso estbamos de acuerdo. (Aparecen
por el foro el PADRE y DAN.)
LOU. S, querida. Slo quise conocer la opinin de Quentin.
ELSIE. Se te salen los faldones de la camisa. (Rpidamente, l los embute dentro de los
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MADRE,
(siguiendo con la vista a la MADRE que se va). Por qu creo que todo se
desploma? Es que alguna vez estuvo firme? Y de quin es la culpa?
QUENTIN
Mutis de la MADRE. El
se pone de pie.
LOUISE.
PADRE
DAN
LOUISE
ahora
Quentin!
gira su vista hacia el suelo y luego al oyente...
QUENTIN
propia vida?
Nosotros?
Es sincero lo que ella dice, pero LOUISE ha tenido que aprenderse las palabras y, por lo
tanto, hay en la forma en que lo dice un dejo leve de frmula.
LOUISE. No me prestas ninguna atencin.
QUENTIN (para ayudarla).Te refieres a lo
Qu?
de l?
Pienso si no
se habrn casado demasiado jvenes. Yo comet ese error... Aunque t no haces cosas raras
por ah, verdad?
QUENTIN. No... No.
MICKEY. Entonces, por qu cuernos das esa sensacin de sentirte culpable?
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QUENTIN. Hasta
MICKEY. Sabes
MICKEY
MICKEY.
Ha sido espantoso, Quentin. Es extrao esto de... tener que analizar las cosas
en que uno cree; no tericamente, sino como cuestin de vida o muerte. Muchas de esas
cosas no resisten la prueba.
QUENTIN. Me parece que lo principal es no tener miedo.
MICKEY (pausa). Creo que yo no temo nada ya. (Pausa. Ambos permanecen sentados
mirando adelante fijamente. Por ltimo, MICKEY se vuelve hacia QUENTIN, que ahora lo
mira de frente. MICKEY se esfuerza por sonrer.) Es posible que dejes de ser mi amigo.
QUENTIN (procura despachar la idea riendo; en su interior cunde el terror). Oh! Por
qu?
MICKEY. Voy a decir la verdad. (Pausa.)
QUENTIN. ... Cmo se entiende?
MICKEY. Que voy a... dar nombres.
QUENTIN (incrdulo). Por qu?
MICKEY. Porque... quiero hacerlo. Durante quince aos, a cualquier sitio a que fuese,
con cualquiera que hablase, tena siempre la sensacin de estar engaando a la gente.
QUENTIN. Pero por qu no te concretas a declarar lo tuyo?
Entra MAGGIE, que se acuesta en la segunda plataforma.
MICKEY. Quieren nombres, y estn decididos
QUENTIN. Creo que es un error, Mick. Todo
El abrazo en que se trenzan los dos los hace decaer el nimo. Aparece
flores, en la plataforma superior.
HOLGA,
trayendo
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prorrumpe en llanto y se aleja hacia ELSIE, con la cual se rene a poca distancia. La
cara de ella refleja horror. En la parle delantera del escenario, MICKEY se vuelve y mira
de lado a lado a QUENTIN, en el borde ms alejado de la luz y, leyendo los sentimientos de
QUENTIN.
LOU
MICKEY.Supongo
tantos aos!
Va hacia Lou. Lo levanta y lo lleva afuera. Cobra vida la torre del campamento. QUENTIN
se separa de este grupo y se vuelve despacio hacia la torre, mirando arriba. Desciende
HOLGA, trayendo flores. Se encuentra a una distancia de QUENTIN, quien se vuelve hacia
ella.
QUENTIN. T... me amas, verdad?
HOLGA. S. (Un instante de titubeo
abogado respetable se hubiese atrevido. Es como descubrir que un cierto lazo de unin
invisible entre personas no existe en realidad. Pero en el cual yo siempre he confiado de
una manera u otra. Nunca hubiese credo que fuese tan fcil desentenderse de la gente. Y
esto es mas importante que cualquier cuestin poltica. Y me tiene un poco asustado, por lo
visto.
LOUISE (anhelando compasin, pero sin acusarlo). En ese caso, convendr que conozcas
lo que yo sent cuando encontr aquella carta en tu traje.
QUENTIN (se vuelve hacia ella, con plena conciencia del momento). No persegu ninguna
intencin de librarme de ti. Louise. (Ella no responde.) Cre que en cuanto a aquella
muchacha ya estbamos de acuerdo. Eso es todo lo que pasa? (Ella sigue sin contestar)
Sigues pensando que yo...?
LOUISE (directamente a l). No s qu es lo que buscas. Cre que hace varios aos me
habas contado la verdad acerca de esa mujer; pero despus de lo que volvi a ocurrir esta
primavera, ya no s nada.
QUENTIN (pausa). Bueno, pero... hasta esa fiesta de la otra noche... o, ms bien dicho,
durante todo este ao, pens que te sentas mucho ms feliz. Te lo juro por Dios, Louise!
Me pareci que bamos camino de algo... hasta la otra noche.
LOUISE. Pero por qu?
QUENTIN. Desesperadamente he intentado demostrarte lo que pienso de ti. Lo has visto,
verdad?
LOUISE. Quentin, ests lleno de resentimientos contra m. Me supones ciega?
QUENTIN. Mi manera de sentir est siempre en el banquillo de los acusados. Es que t
eres una espectadora inocente?
LOUISE. Te dije que yo tambin contribu. Durante un tiempo demasiado largo exig
mucho a cambio de nada.
QUENTIN. Quieres decir que el verano pasado no me planteaste la cuestin de que si yo
no cambiaba pediras el divorcio?
LOUISE. Nunca dije que yo estuviese pensando en un...
QUENTIN. Dijiste que si las cosas llegaban a ese extremo, te divorciaras... Eso no es
contribuir?
LOUISE. De todos modos, no es motivo para que un hombre ande por ah hacindole
de mdico a la primera mujer que se le pone por delante.
QUENTIN. Hasta dnde pretendes que me sienta avergonzado? Me pesa lo que hice.
Pero creo que te lo expliqu. Me pareci que yo no era nadie ni nada. No deb hacerlo,
pero lo hice; recurr al nico medio que conoca para...
LOUISE. Eso es precisamente lo que yo digo, Quentin. Sigues defendindote.
Aun
ahora mismo. (La verdad lo para en seco a l.)
QUENTIN. S, bien. T, en cambio, no tienes culpa ninguna, verdad?
LOUISE. Qu culpa?
QUENTIN. Por ejemplo, nunca te das vuelta en la cama?
LOUISE. Nunca te volv la...
QUENTIN. Me has vuelto la espalda en la cama, Louise, y yo no soy un idiota!
LOUISE. Y qu esperabas? Callado, silencioso. apoyas en m una mano...
QUENTIN (mustio). Bueno, tal vez yo no soy muy expansivo. (Pausa ligera. El se lanza
en busca de su compasin.) Louise, por ti me preocupo el da entero... y la noche entera.
LOUISE (esto es algo, pero no basta). Bien, tienes una hija. Supongo que ella te
preocupa.
20
tic..." Cruza una vieja que lleva un loro en una jaula. Ahora cruza una mujer que lleva un
loro a pasear. Qu ser del loro cuando ella no est? Todo de pronto tiene consecuencias.
(Una muchacha sencilla, con vestido de lana con mezcla de algodn, cruza leyendo una
novela de quiosco.) Cunto valor necesita una mujer sencilla! Cunta disciplina para no
pegarle fuego al Museo de Arte! (Aparece un negro pidiendo fuego.) Cmo es posible
mantenerse tan limpio, teniendo el cuarto de bao en otro piso? Debe sentirse enfurecido al
afeitarse. (Solo.) Qu es lo que me ha hecho pensar que al finalizar el da, tengo forzosamente que ir a casa? (Aparece MAGGIE, como buscando a alguien, al tiempo en que
QUENTIN se sienta en el "banco del parque".) Ah! Ahora s! sa es una verdad...!
Simtrica, piel adorable, innegable.
MAGGIE. Perdn, mster. No vio a un hombre con un perrazo?
QUENTIN. No. Pero vi a una mujer con un lorito.
MAGGIE. No, no es l. sta es la parada del mnibus?
QUENTIN. S, el letrero dice...
MAGGIE (se sienta a su lado). Yo estaba all de pie cuando vino un hombre que traa un
perro grande, me puso la correa en una mano, y se fue. Quise perseguirlo, pero el perro no
se mova. Luego vino otro hombre, tom la correa y sali disparado. No creo que el perro
fuese realmente suyo. Ms bien dira que era del primer hombre.
QUENTIN. Pero evidentemente no lo quera.
MAGGIE. Tal vez su idea fue que lo tuviese yo. Y se me ocurre que el otro lo vio
simplemente y calcul que podra conseguir un perro sin pagar nada.
QUENTIN. Bueno, lo quiere usted?
MAGGIE. Cmo pretende que yo tenga un perro? Ni siquiera creo que permitan
animales en la casa donde vivo. Qu mnibus es ste?
QUENTIN. El de la Quinta Avenida. sta es la mano que va al centro. Adonde quiere ir?
MAGGIE (piensa). S. podra ir all.
QUENTIN. Adonde?
MAGGIE. Al centro.
QUENTIN. Pasan cosas muy extraas, verdad?
MAGGIE. Bueno, ese hombre sin duda pens que yo quera un perro. Me gustara, si
tuviese dnde ponerlo; pero ni siquiera tengo heladera.
QUENTIN. S! Debe ser eso! El hombre imagin que usted tena heladera!
Ella se encoge de hombros. Pausa. l la mira mientras MAGGIE escruta la distancia por si
viene el mnibus. l no encuentra nada que decir de momento.
(apareciendo). T no hablas a ninguna mujer... como mujer! Crees que leerme
el alegato es hablar conmigo?
LOUISE
QUENTIN
En el conmutador. (Re.) No me
recuerda?
QUENTIN (sorprendido). Yo?
MAGGIE. Siempre lo... saludo ms o menos, todas las maanas, a travs de la ventana.
22
QUENTIN (una pausa breve). Ah! Al pasar por la oficina donde se atienden las visitas!
MAGGIE. Claro! Maggie! (Se seala a s misma.).
QUENTIN. Por supuesto! A veces me consigue comunicaciones.
MAGGIE. Crey que yo me acerqu y me puse a hablarle porque s?
QUENTIN. No cre nada.
MAGGIE (re). Caramba! Lo que debe haber pensado. Claro, lo que pasa es que nunca
me vio entera. Quiero decir que me vio slo la cabeza por aquella ventanita.
QUENTIN. Bueno, es un placer conocerla entera por fin.
MAGGIE (re). Vuelve a trabajar esta noche?
QUENTIN. No. Me quedo a descansar unos minutos.
MAGGIE (con un cierto sentido de la soledad de l). Oh, qu lindo es hacer eso! (Mira
indolentemente en torno. l le dirige una mirada que la recorre el cuerpo liada abajo.
(Levantndose.) se es mi mnibus?
QUENTIN. No s exactamente adonde quiere ir.
Aparece un hombre; la divisa, mira en direccin al mnibus y luego a ella, fijamente.
MAGGIE.
MAGGIE. l no quera.
QUENTIN. Oh! (Pausa.) Y qu piensa hacer ahora?
MAGGIE. Me gustara conseguir ese disco. Si supiera dnde dan descuento...
QUENTIN. No, quiero decir en general.
MAGGIE.-Por qu? Van a echarme del empleo?
QUENTIN. Eso yo no lo sabra...
MAGGIE. Aunque no me preocupa. Porque siempre puedo volver al cabello.
QUENTIN. Al qu?
MAGGIE. Yo haca demostraciones de lociones para el pelo. (Re, se roca el
cabello con
un frasco imaginario.) Es que tengo un cabello muy fuerte, sabe? El pelo de mi madre. Y
no est reseco. Se da cuenta de que no tengo el cabello reseco? La mayora de las mujeres
lo tienen reseco. Toque, tquelo... (l ha levantado la mano hacia la cabeza de ella, pero
repentinamente la baja) Oh. perdneme!
QUENTIN. No es nada.
MAGGIE. Pens que querra tocarlo.
QUENTIN. Claro.
MACOTE. Entontes, toque. Es decir, si quiere.
Ella agacha la cabeza hacia l de nuevo. l la toca en la nuca.
QUENTIN. S, es muy suave.
MAGGIE (con orgullo). Una vez me cambi de paje a globo
QUENTIN. Por qu dej ese trabajo?
MAGGIE (un estudiante la mira). Empezaron a mandarme
turbado.).
Oh! (Sostiene en alto una parle del vestido en que hay un descosido.) Esto so
me descosi en el mnibus esta maana. Voy a coserlo en casa.
QUENTIN. No me refer a eso. (Las miradas se cruzan de nuevo. Ella parece sentirse
castigada.) No es que te critique. Nada de eso, entiendes? Ella asiente, absorta en el
rostro de l.
MAGGIE. Entiendo. Creo que voy a dar un paseo por el parque.
25
QUENTIN.
Nada.
pero ella no tiene ganas de divertirse y vuelve a su libro. l se pone en marcha hacia el
dormitorio. Se detiene.) No podramos cenar fuera de casa maana por la noche? Antes
de la reunin de padres.
LOUISE. Qu padres?
QUENTIN. Los de los chicos del colegio.
LOUISE. Eso fue esta noche.
QUENTIN (sorprendido). S?
LOUISE. Claro! Yo vengo de all.
QUENTIN. Por qu no me lo recordaste cuando te llam esta tarde? Sabes que me olvido
siempre de esas cosas. Te dije que deseaba hablar con la maestra de la nena.
LOUISE (un poco ms mordaz). Cada uno hace lo que desea hacer. Quentin. (Un grito
involuntario.) Y dijiste que esta noche tenas trabajo! (Vuelve a su libro.).
QUENTIN. No trabaj.
LOUISE (siempre leyendo). Ya lo s.
QUENTIN (sorprendido). Cmo lo supiste?
LOUISE. Bueno, en primer lugar... porque Max llam a las siete y media.
QUENTIN. Max? Para qu?
LOUISE. Al parecer, toda la junta directiva estaba en su oficina y queran verte esta
noche. (l se lleva una mano a la cabeza; en el rostro se le refleja alarma.) Para ser ms
exacta, llam tres veces.
QUENTIN. Dios mo! Yo... Cmo he podido hacer eso? Qu nmero tiene en su casa?
LOUISE. La gua est en el dormitorio.
QUENTIN. Tenamos que discutir si yo puedo ocuparme de la defensa de Lou. De Vries
se qued en Nueva York slo para... dejarlo decidido. (Se interrumpe.) Cul es el nmero
de Max? Hudson 6... Qu nmero?
LOUISE. La gua est al lado de la cama.
QUENTIN. Lo sabes de memoria. Hudson 6 y... qu ms?
LOUISE. Est en la gua. (Pausa. l la mira, intrigado.) Yo no soy tu ndice telefnico.
Puedes recordar los nmeros exactamente igual que yo. Por favor, no uses ese telfono,
que la podras despertar.
QUENTIN (se vuelve). No tuve intencin de llamar desde all.
LOUISE. Pens que querras hablar en privado.
QUENTIN. No hay nada de "privado" en este asunto. Se trata de lo que comes. La
reunin estaba convocada para ver si yo tena que separarme de la firma hasta que
terminase el proceso contra Lou... O quizs para siempre. (Recuerda el nmero y va al
telfono.) Ya lo recuerdo! Hudson 6...
Ella lo sigue con la vista mientras l va al aparato. l lo toma, marca un nmero... y ella,
muy contra su voluntad.
LOUISE. se es el nmero viejo.
QUENTIN. Hudson 6-9178.
LOUISE. Lo cambiaron. (Una pausa.) Ahora es LT 3-0972.
QUENTIN (ella no lo mira de frente; l presiente lo que cree
olvidado.
LOUISE. A lo mejor sentiste miedo.
QUENTIN. Pero si toda la tarde estuve tomando notas de lo que pensaba decir
esta noche! Es increble!
LOUISE (con aviesa intencin).Tal vez no te das cuenta del miedo que tenas.
QUENTIN. S, tal vez. Hoy dijo una cosa horrible... Max. Procuraba convencerme de que
abandonase la defensa y yo le dije: "Debemos cuidarnos mucho de cambiar de conducta
slo porque el pas se ha vuelto histrico". Me pareci que no le deca nada del otro
mundo, pero l... Nunca me haba mirado de ese modo... como si de pronto nos hallsemos
parados en dos montaas muy distantes entre s. Y contest: "Yo no s que haya histeria.
Por lo menos, en esta oficina".
LOUISE. Por qu te sorprende todo eso? Max no va a poner en peligro la firma entera
para defender a un comunista. Cmo te gusta convertir en parientes a todos los dems! Si
tanto te interesa la defensa de Lou, lo mejor sera que renunciases. No es posible estar en la
procesin y verla desde el balcn.
QUENTIN (pausa). Crees que debo renunciar?
LOUISE (asintiendo con la cabeza, enfticamente). Lo que tienes que hacer es decidir
cul es tu sentimiento acerca de un cierto ser humano... y nada ms. Siquiera una vez en tu
vida. Es posible que entonces decidas lo que debas sentir hacia otros seres humanos. Clara
y definidamente.
QUENTIN. Dicho con otras palabras..., dnde estuve esta noche.
LOUISE. Me es indiferente donde hayas estado.
QUENTIN (pausa). Me qued sentado un rato en el parque. Conoc a una muchacha. Pas
por casualidad, una telefonista de la oficina. Tal vez no debiera hacerlo, pero voy a
contrtelo. Muy estpida, zonza. Duerme en el parque, llevaba el vestido roto. Dijo cosas
ridculas. Pero hubo algo que me llam la atencin; no defenda nada, no sostena nada, no
acusaba. . . Estaba simplemente all, como un rbol o un gato. Fue una cosa extraa. Me
sent abstracto a su lado. Y comprend que estbamos matndonos con abstracciones los
unos a los otros. Yo defiendo a Lou por cario, pero la sociedad transforma ese cario en
una especie de traicin, lo que ellos llaman "un plan subversivo", con lo cual terminan
sospechando de m y odindome. Por qu no hablamos con la voz que alienta por debajo
de esas "subversiones", con nuestra incertidumbre real? Acabo de llegar a casa y sent un
enorme deseo de sincerarme contigo. Y que t te sincerases conmigo. Parece absurdo, pero
esta ciudad est llena de gente que corre al encuentro de otro. Est llena de amantes...
LOUISE. Y ella qu dijo?
QUENTIN. Por lo visto, hice mal en contrtelo.
LOUISE. Por qu?
QUENTIN. Louise... No s qu es lo que me est permitido decir.
LOUISE (asiente con la cabeza). No sabes qu es lo que tienes que ocultar.
QUENTIN (indignndose). Est bien; no ocultemos nada. Pude acostarme con ella
fcilmente. (LOUISE se enrojece y se pone tensa.) No lo hice porque pens en ti... y en una
forma nueva..., como una extraa a quien nunca haba llegado a conocer. Y en virtud de un
milagro, me estabas esperando, en mi propia casa.
LOUISE. Qu quieres, que te felicite? No supondrs que una mujer verdadera se acueste
con el primer hombre que se le aparece en el camino. O que un hombre verdadero se
acueste con todas las mujeres que lo acepten. Sobre todo una ramera, como evidentemente
era sa.
28
ELSIE
Max.
telfono). Max! Lo siento mucho, se me borr de la memoria
completamente. No s cmo explicarlo, fue una laguna mental..., me parece... (Pausa.) La
radio? No. Por qu? Qu!... Cundo? (Pausa larga.) Gracias... por hacrmelo saber. S,
estuvo. Buenas noches... S, nos veremos de maana. (Cuelga. Pausa. Permanece inmvil
mirando fijamente.).
29
LOUISE. Qu pasa?
QUENTIN. Lou. Lo mat esta noche un tren del subte.
LOUISE (jadea). Cmo?
QUENTIN. No saben. Dicen que "se cay o se tir".
LOUISE. No pudo tirarse! Lo empuj la gente sin duda.
QUENTIN. No hay mucha gente a las once de la noche. Eran las once.
LOUISE. Pero por qu? Lou se conoca bien. Saba dnde estaba parado. Es imposible!
QUENTIN (mirando fijamente). Tal vez no es bastante... conocerse uno mismo. O quizs
Pero no hace ningn movimiento tampoco. Los segundos pasan marcados con el tic-tac
del reloj. Ninguno de los dos puede ser menos obstinado en su pedido de perdn o
gracia.
30
Hace un movimiento como para marcharse, y l tiene clara sensacin de la mala gana
con que ella se va.
QUENTIN. Louise, si
LOUISE. No, lo que
31
salida de ella) Saberlo todo, no reconocer nada, afeitarse muy bien la cara, recordar los
cumpleaos, abrir las portezuelas de los autos, perseguir a Louise no con la verdad, sino
con atenciones. No dar seguridades en nada que pueda comprometer. En la cama ser
absoluto. Y de ese modo ser un hombre... y ver mundo. Y, por la maana, un pual en el
corazn de esa hijita querida! (Arrojndolo hacia el sitio por donde sali LOUISE.) Perra!
(Se sienta.) Dir que estaba resfriado. Y no quise contagiar a mam. (Disgustado.) Pa...!
Papapapapa! (Resopla y trata de hablar por la nariz.) Tengo un resfriado de nariz,
queridita. . . (Gime. Pausa. Mira fijamente; ha llegado a un punto muerto. Se percibe el
ruido de un avin a chorro. Viene un changador del aeropuerto, trayendo dos valijas,
mientras HOLGA, vestida con traje de viaje, aparece y mira en torno, buscando a QUENTIN.
Un avin a chorro distante ruge al levantar vuelo. QUENTIN mira la hora en su reloj y,
avanzando hacia la silla). Las seis. Aerdromo de Idlewild. (Ahora levanta la vista en
direccin a HOLGA, quien an sigue buscndolo como si hubiese una multitud en la
plataforma superior.) Es que la evidencia es mala para las promesas! Pero de qu manera
se llega al mundo... sino con una promesa? Y, sin embargo, no debo olvidar la forma en
que me despierto. Abro los ojos todas las maanas como un nio... Aun ahora! Aun
ahora! Eso es lo ms cercano a la verdad que yo conozco, pero dnde est la evidencia?
O se trata simplemente de que mi corazn sigue latiendo?... S, por supuesto. Puedes irte.
Yo te esperar. (Con su mirada sigue al oyente que parte; ahora se levanta y va tras l
hasta el foro.) No tienes inconveniente en que me quede? Deseara dejar mis dudas
resueltas. Aunque en realidad, yo... (Re) slo vine a saludarte.
Se vuelve hacia el pblico. Mira fijamente, y en l ahora, al estar a solas, hay una clase
distinta de relacin nerviosa. La escena se encuentra a oscuras, sin ms luz que la que
alumbra a QUENTIN. Ahora se ve la torre y MAGGIE est en la segunda plataforma, cerca
de l. De pronto ella se levanta.
MAGGIE. Quentin! Quentin!
QUENTIN (en una agona).Ya voy
Al hacer funcionar un encendedor, que tiene aplicado a un cigarrillo, saltan chispas. Toda
la luz desaparece.
32
ACTO SEGUNDO
El escenario est a oscuras. Se ve una chispa; arde una llama. Al iluminarse la escena,
aparece QUENTIN encendiendo el cigarrillo; no ha transcurrido tiempo alguno. QUENTIN
sigue esperando que vuelva el oyente y camina abstrado unos pasos; mientras hace esto,
se oye el motor de un avin del aeropuerto: "...de Francfort llega en este momento a la
plataforma nueve, y los pasajeros harn el favor de...". El farfulleo se torna confuso y en
el mismo instante vemos a HOLGA, bellamente vestida, que camina a la plataforma
superior con la compaa de un changador, quien deja sus valijas y se va. Ella mira en
torno, como si estuviese en medio de una muchedumbre, hasta que por fin ve a QUENTIN,
se pone de puntillas y saluda con las manos.
HOLGA.
dispongo?
Se sienta en el borde inferior del escenario, y mira la hora en su reloj. MAGGIE aparece en
la segunda plataforma, con vestido de boda de encaje; LUCAS, modista, est de pie
sostenindole el velo. MAGGIE se encuentra nerviosa en un borde de la vida, y se mira en
un espejo.
QUENTIN.
MAGGIE (en
(con tmida idolatra). Hola...! Es...? Cmo adivinaste que era yo? (Re.)
De veras me recuerdas? Maggie! Del parque aquel da! Bueno, han pasado casi cuatro
aos y yo...
MAGGIE
MAGGIE
FELICE,
diciendo al mismo
Se perciben carcajadas al tiempo en que HOLGA aparece en una mesa de caf, con una
silla vaca a su lado. En el caf flota la msica del violn.
(lleva su mirada hacia ella, y al oyente). S, adorado otra vez! Pero... en este
caso hay algo distinto. (Yendo hacia HOLGA, dice al oyente:.) En Salzburgo, una tarde,
estbamos en un caf y repentinamente, no s por qu..., pareci que todo mora entre
nosotros. Vi que todo ocurra de nuevo. Conoces ese momento, el instante en que,
desesperadamente, te pones a hablar de arquitectura?
HOLGA. Mil quinientos treinta y cinco. El plano lo hizo el arquitecto mismo.
QUENTIN. Es hermoso!
HOLGA (distante). S.
QUENTIN (como esforzando su coraje, se vuelve de pronto hacia ella). Holga, esta
maana me pareci notar que tu almohada estaba hmeda.
HOLGA. No tiene importancia.
QUENTIN. No hay lgrimas que no la tengan.
HOLGA.Me da la impresin a veces... (Se para; luego.) de estar aburrindote.
LOUISE (entra por el foro). Yo no soy tan falta de inters, Quentin!
QUENTIN (la mira fijamente, tratando de combinar esto con su propia visin perdida, y en
esta actitud se vuelve hacia el oyente:) Todo es cuestin de poder, pero yo he perdido el...
S! (Se pone en pie de un salto y da vueltas en torno a LOUISE) Te aseguro que hubo
momentos en que se mir en el espejo y not que no le gustaba su cara; y tuve la sensacin
de que deba situarme entre ella y su imagen.
QUENTIN. Me sent culpable hasta de su cara! Pero... en este caso (Vuelve a la mesa del
caf.), hubo una especie de nueva concesin... La de no permitir que se cegase a su propia
desdicha. Vi que tena que hacerlo, como yo con respecto a la ma. Y de pronto no hubo
ms que buena voluntad y un misterio.
HOLGA. Deseara que me creyeses, Quentin. Aqu no te retiene ninguna obligacin.
QUENTIN. Me ira, Holga. Pero s que maana estara buscndote. (Entra la MADRE,
hablando en el lugar de HOLGA, en el asiento contiguo al de l.) Pero encierra una verdad
lo que t piensas. Llega un momento en que parece que me tengo que ir. No haca nada. ...
ni alejndome de ti... Pero en el hecho de irse hay una cierta libertad...
MADRE. Querido, las crisis no existen para los grandes. La primera vez que sent que te
movas, yo estaba de pie en la playa de Rockaway... (QUENTIN se ha levantado.)
QUENTIN (mirando fugazmente a la MADRE). Pero cabe que haya algn poder en esta
estupidez?
MADRE Vi una estrella, cuyo brillo aument ms y ms... y ms. De pronto cay, cual si
un gran hombre hubiese muerto y te arrancaban de mis entraas para que ocuparas su lugar
HOLGA
34
Tienes a Dan. Quentin no te hace falta! Quiere buscar trabajo, entrar quizs en
la universidad...
IKE. Trabajo tiene!
MADRE. Busca un trabajo pago. No quiero que desperdicie sus aos de juventud.
Necesita crearse una posicin!
IKE (seala a DAN). Y ste no necesita posicin? Por qu?
MADRE. Porque es distinto.
IKE. Porque sabe lo que est bien! (Seala a la MADRE y a QUENTIN juntos.) Son
iguales los dos! Qu es lo que quieren? Cristo! Cuando tena su edad, mantena a seis
personas. (Se acerca a QUENTIN.) Qu eres t, un extrao? Qu eres?
QUENTIN (mira de cerca y fijamente el desagrado en el rostro del PADRE). S, pens que
en irme haba un poder... y una traicin... Porque interviene el fracaso y al fracaso le vuelve
uno la espalda. (Mutis de IKE con la MADRE.).
IKE. Lo necesito!
DAN. No, muchacho, no lo tomes as. Yo quiero que l triunfe de nuevo, pero t te vas.
Volver a la universidad si la situacin mejora.
QUENTIN (mirando a DAN, quien habla a un QUENTIN invisible). S, los buenos se
quedan, as sea para morir all...
DAN (sealando un libro que tiene en la mano). Mi Byron. Lo pondr en tu valija. He
puesto tambin mis medias nuevas de lana... No las laves con agua caliente. Recuerda,
adems, que dondequiera que ests. (Se oye lejos un silbato de tren. DAN corre a la
segunda plataforma, gritando.) Dondequiera que ests, esta familia estar contigo!
Anmate, pues... Te mandar una lista de los libros que te aconsejo leer... (La MADRE, IKE
y DAN desaparecen saludando con las manos. FELICE se ha ido.).
MAGGIE (se incorpora de pronto en su cama; habla hacia un espacio vaco a sus pies).
Podra yo leerlos?
QUENTIN (gira en redondo, sorprendido). Chist! (Todos se han sumido en la sombra,
excepto l y MAGGIE).
MAGGIE. Quiero decir qu clase de libros? Porque bueno..., en realidad, nunca estudi
secundaria... Pero me gusta la poesa.
QUENTIN (deja de mirarla fijamente y viene con rapidez hacia el oyente). Lo que pasa
es que ya no logro verme en medio de esta vanidad.
MAGGIE (subyugada, en la cama).- Me parece mentira que hayas venido! Podras
quedarte cinco minutos? Ahora soy cantante, sabes? Ms an... (Con una risita para
consigo misma.), soy una de las tres que ms discos venden. Hace mucho tiempo que
quiero decrtelo... Nada de esto habra ocurrido si no te hubiese conocido aquel da.
QUENTIN (al oyente).Por qu hablas de amor? Todo lo que consigo ver es el poder que
ella me ofreca! Est bien... (Se vuelve hacia ella.) Har la prueba. (Se le acerca.).
MAGGIE. Lamento si por telfono parec asustada, pero no cre que estuvieses en la
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oficina despus de la medianoche... (Se re nerviosa consigo misma.) La verdad es que slo
fing llamarte. Puedes quedarte unos cinco minutos?
QUENTIN (retrocede hacia la silla). Por supuesto. No te apresures.
MAGGIE. Eso quiero decir! T te das cuenta de que yo me apresuro. Una copita? O un
bife? Aqu tienen dos heladeras. Mi agente sali para Jamaica; por eso me quedo aqu esta
semana, hasta que tenga que salir para Londres el viernes. En el Palladium, un teatro
enorme. Es casi un honor, pero me da un poco de miedo.
QUENTIN. Por qu? Te he odo. Eres maravillosa. Especialmente en... (No recuerda el
ttulo.).
MAGGIE. No, apenas estoy aprendiendo a volar... Pero leste lo que escribi el tipo del
"News"? Guarda mis discos en la heladera, por miedo a que se derritan. Soy de fuego.
QUENTIN. "Chiquita triste". Lo cantas en forma muy cautivante.
MAGGIE. S? Pues no es que yo me diga: "Voy a parecer sexual". No. Trato de...
cumplir..., simplemente..., como en el amor o... (Re.) La verdad es que no puedo creer
que ests aqu!
QUENTIN. Por qu? A m me alegra que hayas llamado; a menudo pens en ti estos
ltimos dos aos. Todas las grandes cosas que te pasaban me daban, por alguna razn, una
cierta satisfaccin secreta.
MAGGIE. Tal vez porque es obra tuya.
QUENTIN. Por qu dices eso?
MAGGIE. No s... Slo la forma en que me miraste. Hasta ese da, ni siquiera tuve coraje
para ir a ver a un agente.
QUENTIN. Cmo te mir?
MAGGIE (encogindose de hombros; esto es un misterio). Como... desde fuera de ti
mismo. La mayora de las personas la miran a una..., nada ms. No s cmo explicarlo. Y
la forma en que me hablaste.
LOUISE (que estaba sentada a la derecha, jugando solitarios). Crees que leer el
alegato ya es hablarme?
MAGGIE. Qu has querido decir con eso de... que te dio una satisfaccin secreta?
QUENTIN. Eso nada ms ... Igual que en la oficina. .. O que algunos rean y decan que
Maggie tiene el mundo a sus pies...
MAGGIE (herida e intrigada). Se rean?
QUENTIN. En cierto modo.
MAGGIE (dolorida). Es lo que yo digo! Soy un chiste para casi todos.
QUENTIN. No, es tu costumbre de decir lo que piensas, Maggie. No parece que
estuvieses sosteniendo algo, que no te... avergonzases de ser como eres.
MAGGIE. Qu quieres decir con... ser como soy?
QUENTIN (de pronto se apercibe de que ha tocado un nervio. LOUISE levanta la vista) .
Bueno, que amas la vida... y... Es difcil describirte. Yo...
LOUISE. Prostituta es la palabra! Pero eso qu importa, con tal de que te alabe?
QUENTIN (al oyente, de pie y yendo hacia la zona de MAGGIE). Eso tiene algo de
verdad... Nunca me haba alabado una mujer, as fuese una mujer de la cual me re junto
con los otros...
MAGGIE. Pero t no..., verdad? (l se vuelve hacia ella, agnicamente.) No te reste
de m?
QUENTIN. No. (De pronto se pone de pie y grita hacia el oyente:) Mentira! Desde los
primeros cinco minutos! Porque... yo... deb haber admitido que ella era un chiste, un
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hermoso pedazo de carne que trataba de tomarse en serio... Por quin le ment? Por qu
represent este papel barato de benefactor, este...?
Escucha, y ahora, de mala gana, se vuelve hacia ella otra vez.
MAGGIE. Como cuando me dijiste que me cosiera el desgarrn del vestido. Queras
estar... orgulloso de m, no es cierto?
QUENTIN (tomado de sorpresa). Creo que s... S... Claro! (Al oyente.) Bah! Orgulloso
yo!
MAGGIE (bajo la sensacin de haberlo afectado). Una copita?
QUENTIN (aflojando la tensin). No me vendra mal... (Mira en torno.) De qu son
todas estas flores?
MAGGIE (sirviendo bebida). Oh! Sigue rondndome ese tipo que se las da de prncipe, o
de rey o no s qu. No hace ms que mandarme un contrato... Con ese contrato yo cobrara
cien mil dlares si llegase a divorciarme de l. Sera como una reina o algo parecido...
Pero lo he visto slo una vez en un cabaret! (Re al darle el vaso.) Paso por querida de l
tambin. No s por qu publican esas cosas.
QUENTIN. Bueno, supongo que todos quieren tener algo que ver contigo ahora.
MAGGIE. Salud! (Beben. Ella hace una mueca.) Aborrezco el sabor, pero me encanta el
efecto. Quieres quitarte los zapatos? Quiero decir para que descanses.
QUENTIN. No, estoy bien. Por telfono pareci como si algo te asustase.
MAGGIE. Tienes que irte ya en seguida?
QUENTIN. No te da miedo estar sola aqu?
MAGGIE. No... Por qu? Eh, eh! El mes pasado cort tu foto de un diario. Cuando
estabas defendiendo a ese Reverendo Harley Barnes, en Washington. (Saca una foto
pequea, con marco, de debajo de la almohada.) Ves? Le puse marco!
QUENTIN. Hay algo que te asusta, Maggie?
MAGGIE. No; pero claro!, ests t aqu. Es curiosa la forma en que encontr esto...
Haba ido a ver a mi padre...
QUENTIN. Ahora tu padre debe estar muy orgulloso de ti.
MAGGIE (re). Oh, no! Se fue de casa cuando yo tena dieciocho meses... Sabes por
qu? Deca que no era hija suya, aunque mi madre siempre asegur que era. Ahora me
hacen reportajes y nunca s qu contestar; me preguntan dnde nac y varias otras cosas.
Por eso me pareci que si l me viese nicamente... comprendes?, verme tan slo... No
puedo explicarlo.
QUENTIN. A fin de saber quin eres.
MAGGIE. S. Pero por telfono ni siquiera quiso hablar conmigo. Contest: "Ve a ver a
mi abogado" y colg. Pero en el tren, cuando volva, encontr tu foto en el diario, justo en
mi asiento, mirndome. Y dije: "Ya s quien soy". Soy la amiga de Quentin". Pero no te
preocupes por eso. Quiero decir que puedes ser amigo de cualquier mujer, no es cierto?
QUENTIN (pausa ligera). S, Maggie, puedo ser amigo de cualquiera. Pero es que eres
tan hermosa... y no slo me refiero a tu cuerpo y a tu cara.
MAGGIE. Ni siquiera sera necesario que nos visemos de nuevo. Yo hara cualquier cosa
por ti, Quentin..., como por un dios!
QUENTIN. Pero cualquier otro te hubiese dicho que te cosieras el vestido.
MAGGIE. No, se hubiesen redo o habran buscado algo pronto. Me entiendes.
QUENTIN (al oyente). S! Todo es tan claro...! La honradez! La primera prueba de
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honradez fue que yo no trat de acostarme con ella. Lo tom como un tributo a su "valor" y
lo que pas fue que tuve miedo. Dios, qu hipocresa! Pero por qu mencionas el amor?
MAGGIE. Eh, eh! Sabes qu hice por culpa tuya? (l se vuelve de nuevo hacia ella.)
Estuve bautizando un submarino en el astillero de Crotn; porque todos los obreros me
votaron su favorita. Yo exig que subiesen diez obreros a la plataforma, porque al final son
ellos los que lo hicieron, no es verdad? Y sabes qu dijo el almirante? Que anduviese con
cuidado si no quera terminar siendo comunista. Y entonces yo de pronto me acord de ti y
le contest: "No saba que eso fuese tan terrible. Estn a favor de los pobres". No es en
eso en lo que t crees?
QUENTIN. Crea; pero el asunto es un poco ms complicado, tesoro.
MAGGIE. Oh, cmo me gustara saber algo!
QUENTIN. Sabes mirar todas las cosas con tus propios ojos, Maggie, y eso es ms
importante que todos los libros del mundo.
MAGGIE. Pero t sabes si es verdad lo que ves.
QUENTIN (intrigado). Ests asustada..., no es cierto? (MAGGIE lo mira fijamente, tensa,
y transcurre un momento largo) Qu te pasa, querida? Te da miedo estar sola? (Pausa.)
Por qu no llamas a alguien que se quede contigo?
MAGGIE. No s de nadie... que sirva para eso.
QUENTIN (pausa leve). Puedo hacer algo?... No temas preguntarme.
MAGGIE (en medio de una lucha, finalmente dice:). Podras... abrir la puerta de ese
placard?
QUENTIN (mira hacia afuera; luego a ella nuevamente). Slo abrirla?
MAGGIE. S.
camina a la periferia oscura. Ella se incorpora, cansada, expectante. l abre
una "puerta". Vuelve. Y ella se recuesta hacia atrs.
QUENTIN
humo
de ese placard, por debajo de la puerta. Sala y sala... Y se empez a llenar toda la
habitacin!
Desfallece y est casi por llorar. l la toma de una mano.
QUENTIN. Ah, criatura...! Has soado esas cosas a menudo?
MAGGIE. Pero es que estaba despierta!
QUENTIN. Bueno, soaste despierta. Fue un sueo que no pudo
MAGGIE.
S! Una vez trat de matarme con una almohada en la cara porque pareca que
yo estaba saliendo mala a causa de... algo as como su pecado. Y tengo su mismo cabello,
su misma espalda. (Se vuelve a medias hacia l, ensendole una espalda medio desnuda.)
Porque tengo una hermosa espalda, sabes? Me lo dicen todos los masajistas.
QUENTIN. S, es linda. Es hermosa. Pero no es ningn pecado llamarme.
MAGGIE (menea la cabeza como una nia; con una risita de alivio para consigo misma).
Por eso no soy mala, verdad?
QUENTIN. Eres una muchacha muy moral, Maggie.
MAGGIE (con delicadeza y temerosa). Qu... es moral?
QUENTIN. T dices la verdad, aun contra ti misma. No finges ser... (Se vuelve hacia el
oyente, con alegra horrible.) Inocente! S, de pronto estaba en presencia de alguien que
no me aporreaba con su inocencia... Y ahora todo es risible!
Aparece la MADRE, levantando un brazo. Mutis de LOUISE.
MADRE. Vi una estrella...
MAGGIE. Yo te bendigo, Quentin!
MAGGIE,
MAGGIE.
si te hace falta alguna cosa, llmame, has odo? La familia est contigo,
Quentin. (Retrocede hacia la oscuridad, saludando con una mano, al mismo tiempo en
que un tren silba.) En cualquier momento, si te hace falta algo...
QUENTIN Sorprendido,
de pronto aquellos dos apliques de la pared. (Camina hacia una "pared" levantando la
mirada.) No lo hice, pero quise hacerlo. Como. . . (Se vuelve y abre los brazos como en un
crucifijo.) As! (Disgustado, baja los brazos.) No s! Porque ella. . . me dio. . . el poder
de cambiarla. Como si yo (Grita.) sintiese algo por ella! (Casi se echa a rer.) Pero qu es
lo que pretendo hacer? Amar al mundo entero?
El parlamento termina con desprecio de s mismo y rabia. Y repentinamente, con extrema
rapidez, aparece una mujer con ropa de la primera guerra mundial, con un sombrero
femenino del tipo comnmente representado por el dibujante Charles Dana Gibson. Esta
mujer lleva una capa que le llega al tobillo y en la mano tiene un barco de vela de juguete.
Se agacha como ofreciendo el barquito a un nio, y su voz es como un susurro distante y
borroso... Entra el PADRE, llamando, y seguido por DAN.
MADRE.
adoracin.).
MAGGIE. Te gustara ver mi nuevo departamento? No hay ascensor. Ni portero. Nadie se
dara cuenta. Si quieres descansar antes de ir a Washington. (l no le responde.) Porque
acabo de enterarme... Despus de Londres, tengo que ir a Pars.
QUENTIN. Y entonces... cunto tiempo estars ausente?
MAGGIE. Ser tal vez dos meses..., creo. (Los dos llegan a la misma comprensin; la
separacin es doloroso. A los ojos de ella asoman lgrimas.) Quentin!
QUENTIN. Tesoro...! (La toma de una mano.) No esperes nada ms de m.
MAGGIE. No espero. Pero si yo fuese a Washington... me podra anotar en el hotel como
Seorita Nadie.
QUENTIN. Nadie!
MAGGIE. S. Como nada. Los nombres supuestos me dan mucho trabajo. Se me olvidan.
Pero pens en ste, porque con decirme que yo no soy nada, que no soy nadie... (Re
gozosa.) ya est!
QUENTIN. Es una idea maravillosa. Todo el gobierno me detesta y yo, mientras tanto,
all en el hotel...
MAGGIE. Eso es lo que quise decir! Justo cuando la comisin investigadora te sacude
golpes en la cabeza, t podras pensar en m... digamos desnuda...
QUENTIN. Qu divina ocurrencia!
MACGIE. ...y con eso te sentiras feliz.
QUENTIN (le sonre cariosamente). Y nervioso.
MAGGIE. Porque todo vendra a ser una misma cosa, sabes? Ayudar al prjimo, y al
sexo. Hasta seras capaz de presentar mejores argumentos al da siguiente!
QUENTIN (con una comprensin nueva y asombro). Sabes una cosa? En la frente llevas
escrita una palabra.
MAGGIE. Cul?
QUENTIN. "Ahora".
MAGGIE. Es que hay alguna otra cosa?
QUENTIN. Un futuro. Y yo vengo llevndolo a cuestas la vida entera. Como un jarrn
que no debe dejarse caer. Por lo cual no debes tocar nunca a nadie, comprendes?
MAGGIE. Pero por qu no lo sostienes con una sola mano? (Re.) Y as tocas con la
otra? Yo no te molestara para nada, Quentin. (l mira su reloj, como si empezase a
calcular que quizs no haya tiempo. MAGGIE, alentada, mira el reloj de l.)Haz de cuenta
que tuviste sed. Si as ocurre, bebes... y te vas... Y nada ms.
QUENTIN. Y t?
MAGGIE. Bueno..., a m me quedara el hecho de haber dado.
QUENTIN. Verdad que eres todo amor?
MAGGIE. Eso nicamente soy! La gente muere en cualquier momento, sabes? (De
pronto.) Oh... oh! Tengo el testamento. (Extrae del bolsillo una hoja doblada de papel
con algo escrito a mano.) Pero es legal si no est escrito a mquina?
QUENTIN (tomndolo). Qu falta te hace un testamento? (Se pone a leerlo.).
MAGGIE. Todos dicen que debo ser millonaria dentro de un par de aos ms o menos. Y
ahora voy a tener que volar mucho.
QUENTIN (la mira). Quin redact esto?
MAGGIE. Jerry Moon. Es amigo de mi agente Andy; est en el mismo edificio de
escritorios, y sabe mucho de leyes. l mismo lo firm ah como testigo. Yo vi cuando lo
firmaba. En mi dormitorio...
41
esto.
Sensacin de neutralidad en la voz). Nadie te aconsej que tuvieses un abogado?
MAGGIE. Cuando se tiene confianza en la gente, se tiene confianza..., no te parece?
QUENTIN (pausa leve. Adopta una decisin; la toma de una mano). Vamos. Te acompao
a casa.
MAGGIE (de pie junto a l). Bueno! Porque lo que est bien para Andy est bien para m
tambin. No es cierto?
QUENTIN. No puedo aconsejarte, preciosa. En esto hay algo que yo no entiendo. Vamos.
MAGGIE. No! Yo no tengo ningn lo con Andy. Yo... No vayas a pensar que me
acuesto con cualquiera que se me presente, Quentin. (QUENTIN comienza a llevarla, pero
ella sigue hablando.) He estado con muchos, pero nunca saqu nada para m. Fue como
hacer obras de caridad, me entiendes? Mi psicoanalista dice que yo doy a los necesitados.
Pero no es que yo sea un asilo. Me crees?
QUENTIN (ansindola febrilmente). Te creo. Vamos. Una pequea pandilla de chicos, con
equipos de baseball, les obstruyen el paso; uno de la primera pareja la seala.
MUCHACHO. Es Maggie! No te lo dije?
MAGGIE (asindose con fuerza del brazo de QUENTIN, a la defensiva, pero emocionada).
No, me parezco, pero yo soy Sarah Nadie.
QUENTIN. Vamos!
Trata de apartarla, pero los muchachos la retienen, y ella empieza a aceptar lpices
y pedazos de papel para firmar autgrafos.
CHICOS.
retrocediendo ella, todava firmando y riendo con ellos. Y la oscuridad envuelve a los
chicos y ella se vuelve hacia QUENTIN.
MAGGIE. Perdname.
QUENTIN. Cualquiera dira que te estaban comiendo. Te gusta eso?
MAGGIE. No, pero son gente. Por qu no te sientas hasta la hora del
la MADRE y DAN entran. MAGGIE cae a los pies de l y empieza a desatar los
cordones. Tieso, con creciente sensacin de horror, l baja la vista hacia ella. Ahora se
mueven formas en la oscuridad.
QUENTIN. Maggie!
MAGGIE (levantando la
cordones). Qu?...
QUENTIN
PADRE
carga impetuosamente
contra l.
IKE.
Ahora aparece LOUISE, que est leyendo un libro. DAN se encuentra de pie a su lado y casi
la toca con su mano.
DAN.
QUENTIN,
apretado como si lo
(ruge por encima de todos, los puos en alto, indignado contra ellos). Pero
dnde est Quentin?
MADRE. Oh, cunta poesa trajo a mi vida Strauss! Novelas para leer...
QUENTIN (yendo hacia la MADRE, abstrada en su aoranza). S s! Yo conozco esa
clase de traicin. . . Y el terror de la complicidad en ese deseo. Pero dnde est Quentin?
QUENTIN
43
Con un sollozo de amor y desesperacin, ella cae deslizndose al suelo y se ase de los
muslos de l, besndole los pantalones. l la contempla, luego de pronto la levanta y con
piedad y esperanza inmensas
QUENTIN.
Maggie, levntate!
La msica entra ahora flotando y ella le sonre en forma extraa a travs de sus lgrimas
y con una especie de afirmacin de naturaleza persistente empieza a desabrocharse la
blusa. El cuerpo de MAGGIE se contonea al comps de la msica dentro de su ropa. Y
apenas empieza ella a bailar, la cabeza de l se mueve de lado a lado.
(al oyente). No, amor no! Dejar de fingir, eso es todo! Vivir... (Busca
afanosamente los conceptos.), vivir de buena fe, aunque sea solamente a fuerza de coraje!
Vi... (A DAN e IKE.) S! No ser "bueno" ms! No estar ms disfrazado! (A la MADRE) No
sentir ms temor de demostrar lo que Quentin, Quentin, Quentin... es!
LOUISE. No tienes siquiera la decencia de...
QUENTIN
maza una vez; tiene a ambos lados otros que miran hacia abajo, en direccin a
desde sus alturas.
QUENTIN,
QUENTIN.
quieres por la maana. Y bifes... por si los quieres de noche! Quiero decir, por si acaso.
Podras comerlos como se te ocurra, cuando te parezca. (Se vuelve hacia el frente.) Te
gusto?
En el aeropuerto aparece HOLGA, que mira en torno buscndolo.
QUENTIN.
Aprate, Lucas, que no quiero hacerle esperar ms. La ceremonia es para las
tres. Date prisa, por favor! (LUCAS cose ms de prisa.)
QUENTIN. Yo quiero verla... con aquel amor de nuevo. Por qu es tan difcil! De pie
all, esa muchacha anhelante, esa victoria cubierta de encajes.
MAGGIE (mira hacia adelante sobre el borde de la vida al tiempo en que LUCAS corta con
los dientes los ltimos hilos). No vas a conocerme en adelante, Lucas! Ese hombre me
ha salvado, te lo digo en serio. Tengo un testamento nuevo y hasta he cambiado de
psicoanalista. Tengo tambin un mdico maravilloso. Y vamos a hacer todos mis contratos
de nuevo, porque nunca me pagaron lo que merezco. Me acepta Ludwig Reiner! Y eso
que l no toma ni cantantes de pera a menos que sean... en fin, ya me entiendes, que sean
como si dijramos artistas! Por mucho que le quieran pagar. Yo no me hubiese atrevido,
pero Quentin me oblig...; y ahora me ha aceptado Ludwig Reiner! Imagnate!
Ahora se vuelve al ver que QUENTIN entra. De ambos se apodera una honda impresin de
solemnidad; LUCAS se va. CARRIE toca ligeramente la frente de MAGGIE y en silencio ora.
QUENTIN. Oh, mi amorcito! Qu perfecta
MAGGIE (descendiendo hacia l). Te gusto?
eres!
QUENTIN.
Ahora se pone en marcha hacia ella, con los brazos muy abiertos y riendo; pero ella le
toca el pecho, emocionada y temerosa en una forma extraa.
MAGGIE.
Todava ests a tiempo de arrepentirte, Quentin. Yo ira adonde ests cada vez
que quisieras.
QUENTIN. Te cuesta admitir que pueda pasar algo bueno? Pero esto es real, querida.
Eres mi esposa.
MAGGIE (con la contraccin del miedo en la voz). Quiero contarte por qu fui a ver al
psicoanalista.
QUENTIN. Querida, siempre ests haciendo revelaciones nuevas, pero...
MAGGIE. Dijiste que tenemos que amar lo que ha pasado, no es as? Hasta las cosas
malas.
QUENTIN (en serio ahora, haciendo juego con la intensidad de ella). S. (Mutis de
clrigo y mujer.).
MAGGIE. Yo... estuve con dos hombres... el mismo da. (Ha apartado su mirada de l.)
(En segunda plataforma aparece un grupo de invitados a la boda.) Quiero decir el mismo
da, sabes? (Est a punto de llorar y lo mira sumisa y castigada en forma
extraa.)Siempre te amar, Quentin. Pero podramos decir sencillamente que hemos
cambiado de idea.
QUENTIN. Tesoro... Un suceso no tiene importancia en s mismo; es lo que sacas de l.
Lo que te haya pasado es lo de menos; esto es lo que sacaste de ello y esto me encanta.
(Pronto, con rapidez, al oyente.) S! Conspiramos para burlarnos del pasado, pero el
pasado es sacrosanto y sus horrores ms sacrosantos an. (Se vuelve hacia MAGGIE.) Y...
algo... ms...
MAGGIE (ahora esperanzada). Tal vez. Eso hara que fuese una esposa mejor, no es
verdad?
QUENTIN (con esperanza contra el dolor). As me gusta orte!
Entra ELSIE y se une al grupo de invitados.
(alegre, viendo un fruto del dolor pasado). Porque yo no soy curiosa! Te
sorprenderas. Hay mujeres que pasan por respetables y sonren, sin que los maridos se
enteren nunca. Pero son curiosas. Yo, en cambio, lo conozco todo y s que conmigo tengo
un rey. Hay quienes... se van a rer de ti.
QUENTIN.Ya no, querida; vern lo que yo veo. Vamos!
MAGGIE (sin ir con l). Y qu es lo que ves? Cuntamelo! (Sale de ella como una
explosin.) Porque yo creo... que una vez estuviste avergonzado. Es verdad?
QUENTIN. Vi tu sufrimiento, Maggie; y en cuanto lo vi, toda la vergenza desapareci.
MAGGIE. Estabas... avergonzado?
QUENTIN (con dificultad). S, pero eres una victoria, Maggie; como una bandera para
m, una especie de prueba, de una manera u otra, de que es posible triunfar.
MAGGIE
por qu besaste a
Elsie?
QUENTIN. Fue un saludo. Tiene la costumbre de abrazar a todo el mundo.
MAGGIE. Pero por qu le permitiste que te restregase el cuerpo?
QUENTIN (re). No me restreg...
MAGGIE (ahogando una ansiedad mucho mayor). Yo lo vi. Estabas all de pie.
QUENTIN (queriendo rer). Maggie, fue sin ninguna intencin...
MAGGIE. Quieres que vuelva a ser como era? Como si todo fuese una
niebla?
(Implorante, ahora, y levemente resentida.) No me dijiste t mismo que deba buscar el
sentido de las cosas? Por qu la dejaste hacer eso?
QUENTIN. Vino a m, me ech los brazos al cuello. Qu poda hacer?
MAGGIE (un rapto de indignacin y temor). Le hubieses dicho que se fuese a frer
esprragos!
QUENTIN (atnito). Me parece... que se te est yendo la mano, querida.
MUJER INVITADA. Ya est! Ya est!
Los invitados se ponen en fila en los escalones, formando una especie de guardia de honor
para MAGGIE y QUENTIN.
QUENTIN.
48
MAGGIE.
Ves qu grande resulta ahora el living-room? Quiero echar abajo esa pared
tambin. Est bien?
QUENTIN (no mira en la misma direccin que ella; habla a su recuerdo de esto). Pero si
acabamos de levantar esas paredes!
MAGGIE. Bueno, es cuestin de dinero solamente. Quiero que sea grande, lo mismo
que un castillo... para ti.
QUENTIN. Es precioso, querida; pero no hemos pagado los impuestos.
MAGGIE. Decas que yo tengo una palabra escrita en la frente. Por qu no puede ser
hermoso "ahora"? Me van a pagar tanto dinero el ao que viene!
QUENTIN. Pero casi lo debemos todo...
MAGGIE. No sostengas en alto el futuro como si fuese un jarrn! Toca ahora, tcame!
Estoy aqu... y esto es ahora!
Corre hacia la semioscuridad, donde la rodean CARRIE, una vestidero y otras.
(contra s mismo). Est bien! chala abajo! Que sea hermoso! Que sea
ahora! Tal vez yo soy demasiado precavido... Perdname!
QUENTIN
prestas atencin!
Del grupo sale un pianista, escuchando el disco.
QUENTIN. Ninguno se dar cuenta de eso!
MAGGIE. Me doy cuenta yo. Es que no quieres
QUENTIN.
Dime que lo haga y hablar con esa gente en cualquier momento en que. . .
(La msica cesa.).
MAGGIE. Ves? Te respetan. Pregntale a Ludwig Reiner. En cuanto entras en el estudio,
mi voz es un arrullo. Oh, yo ser una buena esposa, Quentin! Lo que pasa es que a veces
me pone nerviosa... esto de traerte mis problemas. Pero quiero que todo lo mo sea
perfecto, y lo nico que a ellos los preocupa es enriquecerse pronto con lo que yo hago.
QUENTIN. Exactamente, querida. Entonces, por qu recurres a ellos buscando tu propia
estimacin? Salimos a dar un paseo? Ya no paseamos juntos. (Se sienta sobre sus propios
talones, al lado de ella.).
MAGGIE. Me amas?
QUENTIN. Te adoro. Lo nico que deseo es que encuentres algo de alegra en tu vida!
MAGGIE. Quentin, soy un chiste que produce dinero!
QUENTIN. Creo que las cosas empiezan a cambiar... Ahora tienes una gran orquesta y a
Johnny Block, y los mejores tcnicos de sonido,..
MAGGIE. Slo en virtud de que luch por conseguirlo. Cualquiera pensara que debiesen
venir y decirme: "Mira, Maggie, nos has hecho ganar toda este dinero y ahora queremos
que mejores. Qu podemos hacer por ti?"
QUENTIN. Querida, venderan chorizos si con eso ganaran ms. Cmo esperas
encontrar comprensin en ellos?
Pausa. La sensacin de soledad se apodera de ella.
MAGGIE. Pero dnde tengo que buscarla?
QUENTIN (sorprendido y atnito). Cmo dices eso, Maggie?
MAGGIE (permanece de pie; por debajo de todo, un temor se apodera
de ella ahora).
Cuando entr en la fiesta, ni siquiera me abrazaste. Me sent como una de esas esposas... o
cosa parecida.
QUENTIN. Bueno, Donaldson estaba en mitad de una frase y yo...
MAGGIE. Y qu hay con eso? La que entraba era yo! Yo le pago el sueldo a
Donaldson, no l a m. (Aparece LOUISE ponindose "cold cream" en la cara.).
QUENTIN. Pero l dirige tu show de TV y yo quise ser corts con l.
MAGGIE. No quiero que sientas vergenza por mi culpa, Quentin; estuve en mi derecho
al decirle que no siguiera con aquellos chistes inspidos durante mi ensayo. Slo porque
tiene cultura! El pblico paga por m, no por Donaldson! Que Ludwig te explique todo lo
que yo valgo!
QUENTIN. Yo estoy casado contigo, Maggie; no necesito que Ludwig me d conferencias
sobre tu valor.
MAGGIE (mirndolo con expresin extraa y poco familiar). Por qu eres... tan fro?
QUENTIN. No soy fro. Trato de explicar lo que ha pasado.
MAGGIE. Bueno, abrzame y no expliques nada. (La toma en sus brazos y la besa.) As
no. Apritame.
QUENTIN (trata de sostenerla ms apretada, pero desiste). Vamos a dar un paseo, tesoro.
Vamos...
MAGGIE (como si se desplomase). Qu pasa?
QUENTIN. Nada.
MAGGIE. Pero Quentin... Tendras que mirarme... como notando que existo... o algo as.
Como solas mirar... saliendo de ti mismo.
50
CARRIE
y se cambia,
Has
QUENTIN.
ella.
MAGGIE.
Bueno, yo no quiero verla ms. Si llega a poner los pies en esta casa, yo saldr
en el acto.
QUENTIN. Bien, le dir que te pida perdn. (Mutis de la secretaria.).
MAGGIE. Maana no voy a trabajar. (Se acuesta en la cama como aplastada.).
QUENTIN. Est bien.
MAGGIE (incorporndose a medias sbitamente). Sabes de sobra que no "est bien"! Te
mueres de miedo pensando que pudieran acusarme judicialmente. Dilo, dilo!
QUENTIN. No me muero de miedo; lo que pasa es que ests tan soberbia en ese show y es
una lstima que...
MAGGIE (se incorpora furiosa). Te interesa el dinero nicamente! Piensas que soy una
mierda! Eh?
QUENTIN (ahogando su indignacin; la voz muy montona). Maggie, no uses ese
lenguaje conmigo.
MAGGIE. Llmame vulgar, di que hablo como un camionero. Bueno, yo sal de entre
camioneros. Y estoy a favor de los negros, los puertorriqueos y los camioneros!
QUENTIN. Entonces, por qu despides a la gente con tanta facilidad?
MAGGIE (entornando los ojos, como si volviese a verlo por primera vez). Sabes una
cosa? No te hago falta. Qu cuernos ests haciendo aqu? (Entran por encima de ellos IKE
y DAN.).
QUENTIN. Yo vivo aqu. Y t tambin, aunque no te has enterado an. Pero vas a
entregarte. Yo...
IKE. Adonde va? Yo lo necesito! Pero qu te has credo?
QUENTIN. Estoy aqu y sigo aqu. Eso es lo que me he credo. Y un da lo comprenders.
Ahora acustate; yo volver dentro de diez minutos. Deseo dar un paseo. (Va a ponerse en
marcha y ella aparece en lugar visible.)
MAGGIE. Por dnde vas a dar el paseo?
QUENTIN. Una vuelta a la manzana solamente. (Ella lo mira atentamente.) No hay gato
encerrado, querida. Slo quiero caminar.
MAGGIE (con gran suspicacia). Est bien.
y DAN hacen mutis. QUENTIN sigue unos metros, se detiene, vuelve hacia ella y la ve en
el momento en que toma un frasco de pldoras y desenrosca la tapa.
IKE
QUENTIN
Ha alargado la mano, pero ella retira las pldoras. Sin embargo, l se las arrebata otra
vez y se las guarda en su bolsillo.
QUENTIN.
Recuerda lo que pas la ltima vez. Pero no pasar ms. Nunca ms. Vuelvo
en seguida.
MAGGIE (la embriaguez le pesa sobre las palabras). Por qu llevas esos pantalones?
53
(l se vuelve hacia ella, consciente de lo que va a seguir.) Te dije que te aprietan mucho las
nalgas.
QUENTIN. Bueno, los hicieron apretados, pero puedo dar un paseo con ellos.
MAGGIE. Los putos los usan as. Se atraen con los culitos.
QUENTIN. Me ests llamando puto ahora?
MAGGIE (est muy borracha). Yo he conocido putos; y muchos no saban que lo eran...
No s si t lo sabas.
QUENTIN. Valiente manera de tratar de afirmarte, Maggie!
MAGGIE (vacilando un poco). Tengo derecho a decir lo que veo.
QUENTIN.Ests procurando que te eche? Eso es lo que buscas? Para que la vida tenga
algn sentido?
MAGGIE (sealndolo; apuntando hacia su autodominio). Eso qu viene a ser? Un
hombre fuerte y silencioso? Quiero decir que... qu es? (Trastabilla y cae. l no hace
nada por levantarla.)
QUENTIN.Ahora me voy y te dejo, ves? Y finalmente sabes dnde ests, no es as? (La
levanta enojado.) Eso es lo que buscas?
MAGGIE (se aparta de l, cae hacia adelante. l la atrapa y con brusquedad la deposita en
la cama.) Qu es lo que quieres? Por qu no te vas de una vez? (Se levanta de nuevo.)
Vas a esperar que sea vieja?... Sabes lo que me dijo hoy un chofer? "Te doy cincuenta
dlares..." (Un sollozo desgarrado y perdido, salvaje y contradictorio sale de ella.) Sabes
lo que son cincuenta dlares para un chofer de taxi? (El dolor de ella llega a l y en ese
dolor se funde la rabia de QUENTIN.) Anda, puedes irte. Yo camino perfectamente bien en
lnea recta, lo ves? (Camina con los brazos abiertos, un pie delante del otro.) Y al final,
qu? Quiero decir que si quieres bailar! Quieres bailar? (Sin aliento, ella se vuelve
hacia el fongrafo y baila en torno de l. Es una danza caricaturesca de caderas.) Es
decir, qu es lo que quieres? Qu?
QUENTIN. Por favor, no hagas eso! (La toma y la acuesta.).
MAGGIE. Vas a esperar que sea vieja? O qu? Quiero decir que qu es! Qu?
Permanece en la cama jadeando. l la mira bajando la vista y clavndola en ella,
mientras se dirige al oyente.
(va a buscar una caja al foro derecha y la trae al lado de la cama. Detrs
de l aparece FELICE). Se trata de que si hay amor, el amor debe ser ilimitado; un amor que
ni siquiera es entre personas, sino ciego, ciego al insulto, ciego a los lanzazos en la carne,
como la justicia ciega, como... (Aparece FELICE detrs de l. QUENTIN ha estado
levantando los brazos. IKE aparece encogido y como un fardo en la silla. MADRE (su voz,
fuera). Idiota!
QUENTIN
Aparece una docena de hombres en el segundo nivel, bajo la dura luz blanca de una
plataforma de subterrneo, y algunos leen diarios. Apartados de ellos, aparecen MICKEY y
Lou de uno y otro lado, acercndose mutuamente.
(sale apresuradamente, con paso vacilante). Quiero decir que por qu no te vas
de una vez!
QUENTIN (los brazos cados). Pero en nombre de quin ests volviendo la espalda?
MICKEY. Que vayamos juntos, Lou, y demos los nombres! Lou!
MAGGIE
54
LOU,
mirando fijamente a
tren del subterrneo.
QUENTIN,
QUENTIN.
Quentin! Quentin!
Todos los hombres miran a QUENTIN, luego a las "vas". Los hombres gimen. Las mano de
QUENTIN son como un torno en su cabeza. La torre se ilumina al tiempo en que... La
MADRE entra con ropa de preguerra, un bote de vela en la mano y agachndose hacia la
"puerta del cuarto de bao" como antes.
QUENTIN.
... Al lado del ocano. Aquel chalet. Aquella noche. La noche ltima!
MAGGIE,
en todo el da
MAGGIE (borracha, pero consciente).Ahora mismo estuve por suicidarme. (QUENTIN no
habla.) O es que tampoco eso lo crees?
QUENTIN (con calma absoluta, como a una distancia, pero sin hostilidad). Te salv dos
veces. Cmo pretendes que no lo crea? (Va hacia ella.) Esta humedad te hace mal a la
garganta; no deberas salir.
MAGGIE (se sienta en actitud desafiante, con las piernas colgantes). Dnde has estado?
QUENTIN (va al foro, se quita el saco). He estado en Chicago. Ya te lo dije. La sucesin
55
Hathaway.
MAGGIE (una mueca de desprecio). Sucesiones!
QUENTIN. Bueno, tengo que pagar algunas de nuestras deudas antes de salvar al mundo.
Se quita el saco y lo pone en el escritorio.
MAGGIE (desde la escollera). No oste lo que te he dicho?
QUENTIN. Lo o... No voy all, Maggie. Hay mucha humedad.
MAGGIE (lleva la vista hacia l; se levanta, con paso indeciso y entra
en el cuarto). Hoy
no fui al ensayo.
QUENTIN. Pens que no iras.
MAGGIE. Y llam al estudio para decirles que no pienso terminar ese show estpido.
Soy una artista! Ya pesar de cualquier contrato que t hagas, no tengo por qu trabajar en
bodrios!
QUENTIN. Estoy muy cansado, Maggie. Voy a dormir en el living. Buenas noches.
MAGGIE. Qu te pasa?
QUENTIN (pausa. Se vuelve hacia ella desde la salida). Me despidieron.
MAGGIE. No te despidieron.
QUENTIN. No esper que lo tomases en serio, pero la cosa es seria para m; ya no puedo
adoptar ninguna decisin sin que algo en mi interior se incorpore y se eche a rer
estruendosamente.
MAGGIE. Y la culpa es ma? Eh?
QUENTIN (pausa ligera; luego se decide). Mira, querida; esto ha pasado ya la etapa de
las culpas y las justificaciones. Yo... habl con tu mdico esta tarde.
MAGGIE (el miedo y la sospecha la fuerzan a ponerse tiesa). Acerca de qu?
QUENTIN. Quieres morir, Maggie, y la verdad es que yo no s cmo impedirlo. Pero me
ha impresionado el pensar que estuve jugando con tu vida basndome en una esperanza
idiota de que salieses de ese hechizo. Cabe una nica esperanza, querida: la de que
empieces a mirar lo que haces.
MAGGIE. Vas a encerrarme en algn sitio? Es eso?
QUENTIN. Tu mdico est procurando tomar un avin para venir aqu esta noche; con l
lo convendrs todo.
MAGGIE. A m no vas a encerrarme en ningn sitio, Mster! (Abre el frasco de las
pldoras.).
QUENTIN. Es forzoso vigilar tu salud, Maggie... (MAGGIE ingiere pldoras.) Ahora
escchame, ya que an puedes or. . . Apenas pierdas el conocimiento esta noche, llamo a
la ambulancia. No tengo fuerza suficiente para volver a pasar por todo eso. Yo ya no te
protejo ms contra los diarios. Maggie, y el sanatorio significa titulares de diarios. (Ella
levanta la botella de whisky para beber.) Tenemos que empezar a afrontar las
consecuencias de tus actos, Maggie... (Bebe whisky.) Est bien. Le dir a Carrie que llame
la ambulancia apenas note las primeras seales. Voy a dormir en el hotel. (Toma el saco.)
MAGGIE. No vayas a dormir al hotel!
QUENTIN. Entonces guarda eso y acustate.
MAGGIE (temiendo que l pueda irse, trata de alisarse el cabello revuelto). Te podras...
quedar cinco minutos?
QUENTIN. ...S. (Vuelve.).
MAGGIE. Puedes tomar el frasco si quieres. No quiero ms pldoras. (Deja las pldoras
56
quin fue Lzaro? (l se detiene de pronto. Ella mira en torno, buscndolo, sin saber que se ha ido.) Quentin! (Al no verlo, empieza a saltar de la cama; se
siente poseda de una cierta alarma) Quen...! (l vuelve a a mitad del camino.)
QUENTIN. Jess lo levant de entre los muertos. Lo dice la Biblia. Y ahora durmete.
MAGGIE. Y qu se trata de demostrar con eso?
QUENTIN. El poder de la fe.
MAGGIE. Y los que no tienen fe?
QUENTIN. Les queda la voluntad.
MAGGIE. Y cmo se consigue la voluntad?
QUENTIN. Teniendo fe.
MAGGIE. Tonteras...! (Ella se echa hacia atrs. Pausa.) Quiero pastelitos de crema!
Y tendr mi vestido de cumpleaos si soy buena? Mam! Quiero que venga mi mam!
(Se incorpora, mira en torno como en un sueo, se vuelve y lo ve.) Qu haces ah parado?
(Se levanta de la cama, entreabriendo los ojos, y viene hacia l, mirndolo a la cara; la
expresin de ella cobra vida.) Quieres... quieres msica?
QUENTIN. Est bien, acustate. Yo pondr un poco de msica.
MAGGIE. T, no; t, sintate. Y qutate los zapatos. Quiero decir que no te preocupes
ms que de descansar. No tienes que hacer nada. (Va al aparato, lo pone en marcha. Trata
de cantar, pero de pronto se despierta del todo.) Estuve durmiendo?
QUENTIN. Creo que s. Durante un momento.
MAGGIE (se acerca liada l aterrada). Estaba... mi...? Haba alguien ms aqu?
QUENTIN. No, yo solamente.
MAGGIE. Hay humo?
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de todo lo que es
vida..., yo detesto al mundo!"
MAGGIE. Fuera de aqu!
QUENTIN. Detesto a las mujeres, detesto a los hombres, detesto a cuantos no se
prosternan a mis pies proclamando mi amor sin lmites por siempre y por siempre. Pero en
ninguna pldora encontraremos la inocencia. Tralas al mar. Tira la muerte al mar y toda tu
inocencia... Haz lo ms difcil concebible... Contempla tu propio odio y vive.
MAGGIE. Y de tu odio, qu me cuentas? Sabes bien cundo fue el da que yo quise
morir. Cuando le lo que escribiste, nene. Dos meses despus que nos casamos, nene.
QUENTIN. Hagamos que no perezca la verdad... Me contaste que quisiste morir mucho
antes de conocerme.
MAGGIE. As que ni siquiera ests ah? Yo no te he conocido an. Cobarde! Y de tu
odio, qu me cuentas? (Viene adelante.) Yo estaba casada con un rey..., hijo de puta!
Quise buscar una estilogrfica para firmar unos autgrafos. Y estaba all su escritorio, el de
l... (Habla en direccin a una invisible fuente de justicia, contando su dolor.) y all estaba
su silln vaco, donde se sentaba a pensar en la manera de ayudar a la gente. Estaba su
caligrafa. Eran unas palabras... (Casi literalmente lee en el aire, y con el mismo original
asombro:) "La nica a quien amar alguna vez es mi hija. Si pudiera tan slo encontrar
una forma honorable de morir!" (Ahora se vuelve hacia l.) Cundo vas a mirar eso cara a
cara, juececito? Recuerdas cmo ca desmayada? Sobre la alfombra nueva! Eso es lo
que me mat, juececito! Estamos? (Vacilando va hacia l y le dice en la cara:) Es eso?
QUENTIN (una pausa). As es. Ahora vuelve a guardar las pldoras en el frasco y yo te
dir la verdad de todo eso.
MAGGIE. No dirs la verdad.
l trata de inclinarle la mano hacia el frasco, sujetndole ambas muecas.
QUENTIN
Ella le deja meter las pldoras en el frasco, pero se sienta en la cama, con la botella
sostenida en ambas manos.
MAGGIE (aspira una honda bocanada
QUENTIN (en serena tensin, contra
de aire). Mentiroso!
su propia auto-condenacin). Hicimos en casa
nuestra primera fiesta. Gente importante, figurones de las redes de broadcasting y
televisin, directores de programas y de cmaras...
MAGGIE. Y t sentiste vergenza de m! No mientas ahora! Todava quieres hacer de
Dios! Eso es lo que me mat, Quentin!
QUENTIN. Est bien. Pero yo no sent... vergenza. Sent... miedo. (Pausa.) No estaba
seguro si con alguno de ellos te habras acostado.
MAGGIE (atnita). Pero si no conoca a ninguno!
QUENTIN (sin mirarla). Te juro que... llegu a un momento en que ya no pude pensar de
qu estuve avergonzado. Pero era demasiado tarde. Escrib aquello, y yo era igual que
todos los dems que te haban traicionado, y ya no era posible que en m se tuviese
confianza.
MAGGIE (con mezcla de acusacin y lamento por una vida perdida). Por qu lo
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escribiste? (Solloza.)
QUENTIN. Porque cuando se haban ido ya los invitados y de pronto te volviste hacia m
acusndome de ser fro... y de estar muy lejos..., fue la primera vez en que vi tus ojos de
aquel modo... Traicionada, diciendo a gritos que por mi culpa tuviste la sensacin de no
existir...
MAGGIE. No me confundas con Louise!
QUENTIN. Eso es exactamente. Que yo pude juntar dos mujeres tan distintas en una
misma acusacin... Y con ello se cerr mi ciclo. Quise reconocer lo peor que me fue
posible imaginar..., que yo era incapaz de amor. Y lo escrib, cual si fuese una carta...
escrita en el infierno. (Ella empieza a levantar una mano, para llevrsela a la boca, y l
avanza y la sujeta de la mueca.) sa es la verdad desnuda! Quieres algo ms? (Ella lo
mira con expresin inescrutable.) Maggie, los dos somos hijos de muchos errores; todo
ser humano tiene que perdonarse a s mismo. Ninguno de nosotros dos es inocente.
Qu ms deseas?
De ella se apodera una calma extraa. Se recuesta en la cama. Parece haber cesado la
hostilidad.
MAGGIE.
QUENTIN.
MADRE.
MAGGIE,
(prosiguiendo, sin haberse detenido:) . Quentin, por qu dejas que corra el agua
ah dentro? (Retrocede horrorizada de la "puerta".) Me morir si haces eso! Vi una
estrella cuando naciste..., una luz, una luz en el mundo...
MADRE
se sostiene en el suelo con las manos y las rodillas, y jadea. Corre QUENTIN para
auxiliarla. Ella le pega, y apoyada en un codo lo contempla en lo que viene a ser
caricatura de risa.
MAGGIE
MAGGIE.
Ahora los dos sabemos! Has tratado de matarme. Mster. Me han matado un
montn de hombres, algunos que ni siquiera saban escribir de corrido; pero es lo mismo,
amigo. Ests en la cola de una larga, larga fila, Frank.
Como para defenderse contra la acusacin, QUENTIN se dispone de nuevo a ayudarla, y
absolutamente aterrada, ella salta y escapa de lado a lado del piso.
MAGGIE.
mira a MAGGIE y se dirige al oyente.) No, no. La salvamos. Por poco, pero
pudimos salvarla. El mdico me ha contado que todava tuvo unos meses buenos; y durante
un tiempo lleg a creer que se sobrepondra del todo. A menos, y eso lo sabe Dios
nicamente, que l tambin se enamorase de ella. (Casi sonre; el momento ha pasado.)
Bueno, lo dir. En realidad, es todo lo que vine a decir. Los barbitricos matan por asfixia.
Y la seal es una especie de suspiros. El diafragma se paraliza. Yo estaba fuera, en aquel
muelle. (Mira hacia arriba.) Todas aquellas estrellas, siempre tan fijas, tan afortunadas. . .
Y los preciosos segundos de ella, retorcindose en mi mano, vivos cual insectos; y percib.
Aquellos jadeos profundos, antinaturales, como las pisadas de mi paz que se acercase. .. y
comprend que los necesitaba. Pero cmo es posible? Yo amaba a esa mujer! (Entran
LOU, MICKEY, IKE, DAN, CARRIE y FELICE por puntos diversos. Aparece LOUISE.) Y el
nombre..., s, el nombre... En nombre de quin se vuelve la espalda... (Mira hacia el pblico.) salvo en tu mismo nombre? En el de Quentin! Siempre en tu asqueroso nombre
ensangrentado vuelves la espalda! (Aparece HOLGA en el nivel ms elevado.)
HOLGA. Pero ninguno a quien ellos no mataron puede ser inocente!
QUENTIN. Y el amor? Basta con el amor? Qu amor, qu ola de piedad alcanzar
jams ese conocimiento...? Yo s matar... Yo s, yo s... De todos modos ella estaba
predestinada, pero eso ya remedia todo? O ser posible... (Se vuelve hacia la torre,
camina hacia ella como si se acercase a un Dios feroz.) que esto no resulte extrao... a
alguien? Yo no estoy solo, y no existe el hombre que no prefiriera ser el nico
sobreviviente de este lugar, en vez de ser la ms sublime de sus vctimas. Cul es el
remedio? Quin puede ser inocente otra vez en esta montaa de crneos? Te dir lo que yo
s... Mis hermanos murieron aqu... (Lleva la vista desde la torre hacia abajo, a la
postrada MAGGIE.) pero mis hermanos edificaron esto; nuestros corazones labraron estas
piedras. Cul es el remedio? No, el amor, no! Yo las am a todas, a todas! Y les infund
voluntad de fracasar y de morir con tal de que yo viviese, como ellos y ellas me dieron y se
dieron entre s, con una palabra, una mirada, un ardid, una verdad, una mentira..., todo en
nombre del amor!
HOLGA. Hola!
QUENTIN. Pero qu es lo que puede defenderla? (Grita a HOLGA, hacia arriba.) Esa
mujer espera! Ella permanece inmutable, decidida, consciente del dolor de l y del suyo
propio. O es por eso... (Sobrecogido; hacia el oyente.) exactamente por lo que ella espera,
porque sabe? Qu ciudades en llamas le ensearon a ella y la muerte del amor me ense
a m... que somos muy peligrosos? (Mirando y viendo su visin.) Y por eso, por eso me
despierto todas las maanas como un nio..., an ahora, an ahora! Te juro que podra amar
al mundo nuevamente... Basta con poseer el conocimiento? Saber, aunque sea felizmente,
que nos reunimos malditos, no en un cierto jardn de frutos de cera y rboles pintados, en
ese fementido Paraso, sino despus, despus de la cada, despus de muchas, muchas
muertes. Basta con saber? Y el deseo de matar nunca se mata, pero poseyendo la
bendicin de un coraje es posible mirarlo a la cara cuando aparece, y con un golpe de
amor..., como a un idiota en la casa..., olvidarlo; una y otra vez... Eternamente? (Es
evidente que lo interrumpe el oyente. Mira su reloj.) ...Se te hace tarde. Gracias por
haberme dedicado este tiempo. No, no es la certidumbre, no es eso lo que siento. Pero
parece factible. . . no tener miedo. Tal vez sea eso lo que uno tiene. Se lo dir a ella. S,
sabr, comprender lo que quiero decirle.
QUENTIN
Se vuelve hacia el foro; vacila, y toda su familia y dems lo miran de frente. Camina hacia
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LOUISE,detenindose; pero
la MADRE, que permanece
Hola!
QUENTIN
viene a detenerse a unos metros de ella, y camina hacia ella, alargando una
mano.
QUENTIN.
Hola!
Se aleja con ella, al tiempo en que llega un fuerte murmullo, proveniente de todos los
suyos, que estn detrs, interminablemente vivos. La oscuridad los envuelve a todos.
FIN
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