Prólogo Crash Ballard
Prólogo Crash Ballard
Prólogo Crash Ballard
J. G. Ballard
(Publicado en ingls en 1973. En espaol, Barcelona, Minotauro, 1979. Adaptacin cinematogrfica
de David Cronenberg, en 1996.)
El matrimonio de la razn y la pesadilla que domin el siglo XX ha engendrado un mundo cada vez
ms ambiguo. Los espectros de siniestras tecnologas y los sueos que el dinero puede comprar se
mueven en un paisaje de comunicaciones. El armamento tecnolgico y los anuncios de bebidas
gaseosas coexisten en un dominio de luces enceguecedoras gobernado por la publicidad y los seudo
acontecimientos, la ciencia y la pornografa. Los leitmotive gemelos de este siglo, el sexo y la
paranoia, presiden nuestras existencias. El jbilo de McLuhan frente a los mosaicos de informacin
ultrarrpida no basta para que olvidemos el profundo pesimismo de Freud en El malestar de la
cultura. El vouyerismo, la insatisfaccin, la puerilidad de nuestros sueos y aspiraciones, todas estas
enfermedades de la psique han culminado ahora en la vctima ms aterradora de nuestra poca: la
muerte del afecto.
Este abandono del sentimiento y la emocin ha preparado el camino a nuestros placeres ms tiernos
y reales: en las excitaciones provocadas por el sufrimiento y la mutilacin; en el sexo como una
arena ideal -semejante a un cultivo de pus estril- para todas las vernicas de nuestras perversiones;
en nuestro poder de conceptualizacin, en apariencia ilimitado. Nuestros hijos tienen menos que
temer de los coches en las autopistas del maana que del placer con que calculamos sus muertes
futuras de acuerdo con los parmetros ms elegantes. Mostrar los dudosos encantos de la existencia
en este glauco paraso se ha convertido cada vez ms en una funcin propia de la ciencia ficcin.
Creo con firmeza que la CF, considerada a menudo un mero retoo, es al contrario la principal
tradicin de una respuesta de la imaginacin frente a la ciencia y la tecnologa y que corre en una
lnea ininterrumpida de H.G. Wells, Aldous Huxley, y los autores norteamricanos modernos de
ciencia ficcin, hasta los innovadores de hoy, como William Burroughs.
El hecho capital del siglo XX es la aparicin del concepto de posibilidad ilimitada. Este predicado
de la ciencia y la tecnologa implica la nocin de una moratoria del pasado -el pasado ya no es
pertinente, y tal vez est muerto- y las ilimitadas alternativas accesibles en el presente. La filosofa
social y sexual del asiento eyectable une el primer vuelo de los hermanos Wright con la invencin
de la pldora.
No parece haber gnero mejor equipado que la ciencia ficcin para explorar este inmenso
continente de lo posible. Ninguna otra forma narrativa dispone de un repertorio de imgenes e ideas
adecuadas para tratar el presente, y mucho menos el porvenir. La caracterstica dominante de la
novela moderna es su preocupacin por el aislamiento del individuo, la atmsfera de introspeccin
y alienacin, un estado mental que se presenta siempre como si fuera la marca distintiva de la
conciencia del siglo XX.
Nada menos cierto. Al contrario, a mi juicio esta psicologa procede totalmente del siglo pasado, e
ilustra la reaccin contra las presiones de la sociedad burguesa, el carcter monoltico de la era
victoriana y la figura tirnica del pater familias parapetado en su autoridad sexual y econmica. Se
trata de una ptica resueltamente retrospectiva, obsesionada por la naturaleza subjetiva de la
experiencia, y que adems tiene como tema la racionalizacin de la culpa y el enajenamiento. Los
elementos de esta literatura son la introspeccin, el pesimismo y la sofisticacin. No obstante, si
algo distingue al siglo XX es por cierto el optimismo, la iconografa del producto de masas, la
ingenuidad, el gozo libre de culpa de todas las posibilidades de la mente.
La modalidad imaginativa que se manifiesta hoy en la ciencia ficcin no es nueva. Homero,
Shakespeare y Milton inventaron otros mundos para hablar del nuestro. La accin de la ciencia
ficcin como un gnero separado, de reputacin algo dudosa, es un fenmeno reciente y que est
unido a la casi desaparicin de la poesa dramtica y filosfica y al lento deterioro de la novela
tradicional, cada vez ms dedicada a describir exclusivamente distintos matices de las relaciones
humanas. Entre los temas que la novela tradicional ha descuidado, los ms importantes son sin duda
la dinmica de las sociedades humanas (la novela tradicional tiende a presentarlas como estticas) y
el puesto del hombre en el universo. Aun ingenua o crudamente, la ciencia ficcin intenta al menos
poner un marco filosfico o metafsico a los acontecimientos ms importantes de nuestras vidas y
nuestras conciencias.
Esta defensa general de la ciencia ficcin se debe obviamente a que mi propia carrera de escritor ha
estado unida a ella durante unos veinte aos. Desde un principio, cuando me volv por vez primera
hacia el gnero, tuve la conviccin de que la clave del presente est en el futuro, ms que en el
pasado. En esa poca, sin embargo, no me satisfaca el apego convulsivo de la CF por dos temas
principales: el espacio exterior y el futuro remoto. Tanto con propsitos emblemticos como
tericos y de programa, di el nombre de espacio interior al nuevo territorio que yo deseaba
explorar: ese dominio psicolgico (y que aparece, por ejemplo, en los cuadros surrealistas) donde el
mundo exterior de la realidad y el mundo interior de la mente se encuentran y se funden.
Mi intencin primera era escribir una obra de ficcin sobre el mundo actual. En el contexto de la
dcada del 50, cuando uno poda or en la radio los primeros mensajes del Sputnik I, como la seal
avanzada de un nuevo universo, este propsito requera unas tcnicas completamente distintas de
las utilizadas por el novelista del siglo XIX. Yo crea en verdad que si fuera posible borrar del todo
la literatura existente, estando obligados a comenzar de nuevo sin ningn conocimiento del pasado,
todos los escritores empezaran a producir inevitablemente algo muy semejante a la ciencia ficcin.
La ciencia y la tecnologa se multiplican a nuestro alrededor. Cada vez son ms ellas las que nos
dictan el lenguaje en que pensamos y hablamos. Utilizamos ese lenguaje, o enmudecemos.
No obstante, por una paradoja irnica, la ciencia ficcin se convirti en la primer vctima de este
mundo cambiante que anticip y ayud a crear. El porvenir entrevisto por los autores de las dcadas
del 40 y el 50 es ya nuestro pasado. Las imgenes entonces predminantes, no solo los primeros
vuelos a la luna y los viajes interplanetarios sino tambin nuestras cambiantes relaciones sociales y
polticas en un mundo gobernado por la tecnologa, hoy parecen los enormes fragmentos de un
decorado teatral desechado. 2001: Odisea del espacio comunicaba esta impresin de un modo
particularmente conmovedor. Este film anuncia a mi juicio el fin de la poca heroica de la ciencia
ficcin moderna. Los paisajes y el vestuario cuidadosamente concebidos, las maquetas
espectaculares, me hicieron pensar en Lo que el viento se llev; la epopeya tecnolgica se
transformaba en una especie de novela histrica al revs, un mundo cerrado donde nunca se
permita que entrase la luz cruda de la realidad contempornea.
Nuestros conceptos de pasado, presente y futuro necesitan ser revisados, cada vez ms. As como el
pasado mismo -en un plano social y psicolgico- fue una vctima de Hiroshima y la era nuclear, as
a su vez el futuro est dejando de existir, devorado por un presente insaciable. Hemos anexado el
maana al hoy, lo hemos reducido a una mera alternativa entre otras que nos ofrecen ahora. Las
opciones proliferan a nuestro alrededor. Vivimos en un mundo casi infantil donde todo deseo,
cualquier posibilidad, trtese de estilos de vida, viajes, identidades sexuales, puede ser satisfecho en
seguida.
Aadir que a mi criterio el equilibrio entre realidad y ficcin cambi radicalmente en la dcada del
sesenta, y los papeles se estn invirtiendo. Vivimos en un mundo gobernado por ficciones de toda
indole: la produccin en masa, la publicidad, la poltica conducida como una rama de la publicidad,
la traduccin instantnea de la ciencia y la tecnologa en imaginera popular, la confusin y
confrontacin de identidades en el dominio de los bienes de consumo, la anulacin anticipada, en la
pantalla de TV, de toda reaccin personal a alguna experiencia. Vivimos dentro de una enorme
novela. Cada vez es menos necesario que el escritor invente un contenido ficticio. La ficcin ya est
ah. La tarea del escritor es inventar la realidad.
En el pasado, dbamos siempre por supuesto que el mundo exterior era la realidad, aunque confusa
e incierta, y que el mundo interior de la mente, con sus sueos, esperanzas, ambiciones, constitua el
dominio de la fantasa y la imaginacin. Al parecer esos roles se han invertido. El mtodo ms
prudente y eficaz para afrontar el mundo que nos rodea es considerarlo completamente ficticio y
recprocamente, el pequeo nodo de realidad que nos han dejado est dentro de nuestras cabezas. La
distincin clsica de Freud entre el contenido latente y el contenido manifiesto de los sueos, entre
lo aparente y lo real, hay que aplicarla hoy al mundo externo de la llamada realidad.
Frente a estas transformaciones, cul es la tarea del escritor? Puede seguir utilizando las tcnicas
y perspectivas de la novela del siglo XIX, la narrativa lineal, la mesurada cronologa, los personajes
representativos fastuosamente instalados en un tiempo y un espacio amplios? El tema principal
puede seguir siendo las fuentes pretritas de un carcter o una personalidad, la lenta inspeccin de
las races, el examen de los matices ms sutiles pueden encontrarse en el mundo del
comportamiento social y las relaciones humanas? Posee an el escritor autoridad moral suficiente
para inventar un universo autnomo y cerrado en s mismo, manejando a sus personajes como un
inquisidor que conoce de antemano todas las preguntas? Tiene derecho a dejar de lado lo que
prefiere no entender, incluyendo sus motivos y prejuicios, y su propia psicopatologa?
Entiendo que el papel, la autoridad y la libertad misma del escritor han cambiado radicalmente.
Estoy convencido de que en cierto sentido el escritor ya no sabe nada. No hay en l una actitud
moral. Al lector slo puede ofrecerle el contenido de su propia mente, una serie de opciones y
alternativas imaginarias. El papel del escritor es hoy el del hombre de ciencia, en un safari o en el
laboratorio, enfrentado a un terreno o tema absolutamente desconocidos. Todo lo que puede hacer
es esbozar varias hiptesis y confrontarlas con los hechos.
Crash es un libro de ese tipo, una metfora extrema para una situacin extrema, un conjunto de
medidas desesperadas a las que slo se recurrir en caso de emergencia. Si no me equivoco, y si lo
que he hecho en estos ltimos aos es intentar redescubrir el presente, Crash es una novela
apocalptica de hoy que contina la serie iniciada por otros libros mos en los que imaginaba un
cataclismo mundial en un futuro cercano o inmediato: El mundo sumergido, La sequa y El mundo
de cristal.
Crash por supuesto no trata de una catstrofe imaginaria, por muy prxima que pueda parecer, sino
de un cataclismo pandmico institucionalizado en todas las sociedades industriales, y que provoca
cada ao miles de muertos y millones de heridos. Es lcito ver en los accidentes de automvil un
siniestro presagio de una boda de pesadilla entre la tecnologa y el sexo? La tecnologa moderna
llegar a proporcionarnos unos instrumentos hasta ahora inconcebibles para que exploremos nuestra
propia psicopatologa? Estas nuevas fijaciones de nuestra perversidad innata podrn ser de algn
modo benficas? No estamos asistiendo al desarrollo de una tecnologa perversa, ms poderosa
que la razn?
A lo largo de Crash he tratado el automvil no slo como una metfora total de la vida del hombre
en la sociedad contempornea. En este sentido la novela tiene una intencin poltica completamente
separada del contenido sexual, pero an as prefiero pensar que Crash es la primera novela
Novelas
El huracn csmico, tambin publicada como El viento de la nada y El viento de ninguna parte
(1962). The Wind from Nowhere. Mxico, Diana, 1966
El mundo sumergido (1962). The Drowned World . Barcelona, Vrtice, 1964
La sequa (1964). The Drought. Buenos Aires, Minotauro, 1979
El mundo de cristal (1966) The Crystak World
La exhibicin de atrocidades (1970) (adaptacin cinematogrfica de Jonathan Weiss en el ao
2000)
Crash (1973) (adaptacin cinematogrfica de David Cronenberg, en 1996). Barcelona, Minotauro,
1979
La isla de cemento (1974). Concrete Island. Barcelona, Minotauro, 1984
Rascacielos (1975). High-Rise. Barcelona, E.D.H.A.S.A., 1982
Compaa de sueos ilimitada (1979). The Unlimited Dream Company. Barcelona, Minotauro,
1990
Hola, Amrica (1981). Hello America. Barcelona, Minotauro, 1986
El imperio del sol (1984) (adaptacin cinematogrfica de Steven Spielberg, en 1987). Empire of the
Sun. Barcelona, E.D.H.A.S.A., 1984
El da de la creacin (1987). The Day of Creation. Buenos Aires, Minotauro, 1989
Furia Feroz (1988)
La bondad de las mujeres (1991). The Kindness Of Women. Barcelona, Salamandra, 1997
Noches de cocana (1994). Cocaine Nights. Barcelona, Minotauro, 1997
Fuga al paraso (1996). Rushing To Paradise. Barcelona, Emec, 1995
Super-Cannes (2000)
Milenio negro (2003)