Dimensión Desconocida

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THE TWILIGHT ZONE

Publicado por Antonio Errep

Rod Serling en The Twilight Zone, Will the Real Martian Please Stand Up?, 1961. Imagen: CBS.

Ha servido de inspiracin a msicos y estrellas del rock; a escritores, dibujantes de cmic,


cineastas. No es extrao que a principios de los ochenta Steven Spielberg y John
Landis unieran fuerzas para rendirle homenaje y que en definitiva muchos artistas de su
generacin sigan teniendo presente aquella serie que tanto les impact de pequeos. Cada
Nochevieja el canal temtico Syfy le dedica un maratn de emisin ininterrumpida y uno de
sus guiones ha acabado en libros de texto escolares. Quizs lo que realmente calibra el

impacto que ha tenido este programa desde que fuera emitido en las postrimeras de la
dcada de los cincuenta sea que raro ha sido el especial de Halloween de Los
Simpson (Hungry Are the Damned, Barts Nightmare, Clown without Pity,
Homer3 , y un largo etctera) que no haya homenajeado alguno de sus episodios ms
recordados. Hablamos de The Twilight Zone, una piedra angular de la primera ficcin
televisiva estadounidense que al menos en Espaa no ha tenido la repercusin de otras
series anglosajonas o la ventaja de tener un nombre excelso como el de Alfred
Hitchcock como tarjeta de presentacin. Sin embargo, su creador, Rod Serling, no solo fue
uno de los mejores escritores televisivos de su tiempo (seis premios Emmy le avalan), sino
tambin un claro precursor de la figura del creador, guionista y supervisor que hoy da
encarnan nombres del panorama televisivo actual tan conocidos como el de David
Chase o Vince Gilligan.

Rod Serling fue un nio extrovertido y muy hablador. Al igual que otros chavales de su
generacin creci leyendo las fascinantes historias de fantasa y ciencia ficcin que ofrecan
revistas pulp como Amazing Stories o Weird Tales. Junto con su hermano mayor acuda
siempre que poda al cine para ver la ltima sensacin en cine de aventuras o de terror. Era
de esos chavales que haca de su hogar en Syracuse, Nueva York un mundo de fantasa
constante. De la fusin de esos recuerdos de infancia y los traumas de la guerra (Serling se
alist en el cuerpo de paracaidistas y luch en el frente del Pacfico durante la Segunda
Guerra Mundial) surgira el hilo conductor de la futura The Twilight Zone. Tras licenciarse
del ejrcito en 1946, aprovech el sistema de becas y ayudas que el Gobierno conceda a
los veteranos para estudiar Educacin Fsica en la Universidad de Antioch. Muy pronto
cambi sus estudios por los de Lengua y Literatura; haba descubierto que escribir era para
l una suerte de catarsis, una forma de lidiar con todo el horror que haba vivido en la
guerra. Decidido a trabajar en la radio cuando acabara sus estudios, enviaba cada guion que
completaba a todas las estaciones de radio que poda. Fue en 1949 cuando por fin uno de
sus guiones obtuvo respuesta: haba ganado el segundo premio del concurso anual de
guiones patrocinado por el programa Dr. Christian, de la CBS Radio. Tras graduarse se
mud a Cincinnati junto con su mujer. All trabaj como asalariado para la radio local
WLW escribiendo de todo un poco, desde reportajes hasta dilogos; todo sobre temas y
personajes que, segn su parecer, eran lo menos interesante del mundo. Pero haba que
pagar las facturas.

Como suele suceder, aparte del talento, la diferencia entre el xito y el fracaso estrib en
hallarse en el lugar adecuado en el momento preciso. Y en 1951 ese lugar era un nuevo
invento o forma de entretenimiento llamado televisin. El medio estaba creciendo

rpidamente y haba mucho espacio por llenar. Cualquiera con algo que decir o hacer era
bienvenido. Serling nunca haba dejado de escribir aunque fuera para s mismo y en cuanto
vio la oportunidad comenz a enviar sus trabajos a las tres grandes cadenas televisivas
(ABC, NBC y CBS) as como al creciente nmero de filiales y canales locales que iban
apareciendo como setas por toda la geografa estadounidense. En aquel hambriento nuevo
medio donde casi pareca importar ms la cantidad que la calidad, los guiones de Serling,
en los que todava haba mucho por pulir, acabaron destacando por su particular inters en
el aspecto humano de cada historia. En cuanto comprob que poda ganarse la vida como
escritor freelance para la televisin, dej su aburrido trabajo en Cincinnati. Su gran
momento lleg en 1955 con Patterns, un guion (en principio, otro de tantos) que haba
vendido al programa Kraft Television Theater. Aquella trama sobre luchas de poder dentro
de una gran corporacin dej a crtica y pblico sin habla; los articulistas vieron en aquel
episodio un paso hacia el futuro de la televisin y la respuesta de la audiencia fue tan
entusiasta que, por primera vez en la historia de la televisin, un episodio de una serie fue
reemitido. Finalmente Rod Serling se haba convertido en alguien a tener en cuenta dentro
de la industria televisiva.

The Twilight Zone, The Fear, 1964. Imagen: CBS.

La consagracin definitiva lleg un ao ms tarde con Playhouse 90, una apuesta de la CBS
por ofrecer una, nunca mejor dicho, antolgica serie de calidad como no se haba visto
antes. Con una amalgama de los mejores directores, actores, guionistas y tcnicos
disponibles, Playhouse 90 era uno de esos programas destinados a hacer historia. Por poner
un ejemplo, por all pasaron desde nombres consagrados como Charles Laughton o Boris
Karloff hasta nuevos rostros como Paul Newman o Anne Bancroft. Con una entonces
inslita duracin de hora y media, como recalcaba su ttulo, el objetivo era ofrecer tanto
adaptaciones de obras literarias famosas como obras originales de los mejores guionistas
del momento. El que el primer episodio de Playhouse 90 estuviera firmado por Serling
(aunque fuera una adaptacin) dice mucho de la reputacin que tena por aquel entonces en
la televisin. El segundo episodio, Requiem for a Heavyweight original, esta vez s, de
Serling dio de nuevo mucho que hablar. Tanto que acab siendo llevado al cine pocos
aos despus.

Con su gran carisma personal, su talento, y su sex-appeal de hombre culto de los cincuenta,
Rod Serling era una estrella; al menos, todo lo que poda serlo un escritor televisivo. Pero
haba una espinita que no le dejaba dormir, aunque fuera considerado uno de los mejores y
se hubiera comprado una casa en la playa. Una vez venda su guin, ya no tena control
alguno sobre su obra. Ya sabis, la razn ms vieja del mundo para que un guionista quiera
convertirse en director. En la televisin de los cincuenta la censura era mucho ms habitual
de lo que pueda serlo hoy y muchas veces ni siquiera se deba a razones polticas o sociales.
La influencia de los patrocinadores en el contenido de los programas era tremenda, y por
ejemplo en Requiem for a Heavyweight se censur una frase en la que alguien peda una
cerilla simplemente porque el patrocinador era una marca de mecheros. As que cuando
Serling toc peligrosos temas raciales en Noon on Doomsday, un episodio de The United
States Steel Hour, la empresa patrocinadora U.S. Steel, temiendo algn tipo de boicot, se
asegur de introducir cambios sustanciales en la trama para que ningn cliente potencial se
sintiera ofendido. La nica ofensa fue, obviamente, para el autor. La historia volvera a
repetirse en ms ocasiones y de esa frustracin naci The Twilight Zone. Serling estaba
dispuesto a tener ms control creativo sobre sus escritos y experimentar en un nuevo
formato televisivo que forzosamente haba de venir (y que en cierta medida haba ayudado
a crear). Las emisiones en directo haban protagonizado la programacin hasta entonces,
ficcin incluida. Pero poco a poco los productores comprendieron que podan sacar ms
beneficio a una grabacin enlatada que a una retransmisin de una obra de teatro destinada
a perderse en el tiempo, por el simple hecho de que una grabacin poda reutilizarse una y
otra vez aumentando as los beneficios.

Todo comenz con una original historia de un viajero en el tiempo titulada The Time
Element, palabras encabezadas por el ttulo The Twilight Zone. Rod Serling haba
escrito aquel corto relato poco despus de acabar la universidad. El argumento era sencillo:
si en vez de hablar simplemente de racismo entre blancos y negros en algn pueblecito de
Alabama, lo haca en trminos de marcianos y venusianos, no habra amenaza alguna para
los anunciantes y, con todo, quien pudiera o quisiera todava podra leer entre lneas aquello
de lo que realmente se estaba hablando. Al fin y al cabo, se consideraba que la ciencia
ficcin era un gnero totalmente inofensivo, relegado a entretenido forraje para nios y
adolescentes. Si a esto le sumamos las posibilidades que ofreca la nueva tendencia de
emitir grabaciones en vez de representaciones en directo, el siguiente paso a dar estaba ms
que claro.

El guin de The Time Element fue comprado por la CBS quizs por la sencilla razn de
que lo firmaba Rod Serling, pero tan pronto como lleg a la emisora fue archivado en ese
limbo de las almas perdidas a donde van a parar muchas historias inclasificables que
comnmente conocemos como cajn. Quizs esa trama de viajes temporales habra
quedado all para siempre, y The Twilight Zone nunca habra nacido, si no fuera porque
Bert Granet, productor de Westinghouse Desilu Playhouse, una serie de antologa, buscaba
desesperadamente una historia de empaque para su show. Tras contactar con Serling, este le
seal que una de sus historias languideca en los archivos de la CBS. Granet no se lo
pens dos veces y le compr el guin a la cadena por una suma bastante respetable. Tras
batallar con los mad men que representaban a la Westinghouse, Granet logr rodar The
Time Element con la promesa de no volver a acercarse a la ciencia ficcin nunca ms; el
legado comercial de George Westinghouse Jr. no poda ser representado por criaturas con
antenas en la cabeza. El resultado de todo aquello? Toneladas de cartas de un pblico
entusiasta y crticas que lo calificaban como el mejor episodio que se haba podido ver
en Westinghouse Desilu Playhouse. Y, quizs, (esto es una dramatizacin), algn jerifalte en
la CBS rascndose la cabeza de modo simiesco. Tal vez aquel tipo, Serling, supiera lo que
se haca despus de todo. Dmosle un piloto para esa serie que tiene en mente, a ver qu
sale.

The Twilight Zone, The Time Element, 1958. Imagen: Desilu Productions / CBS.

The Twilight Zone (una expresin sacada de la jerga de los pilotos areos) estaba a punto de
arrancar, no sin algn contratiempo. El nuevo piloto para su serie, The Happy Place,
trataba sobre una futura sociedad totalitaria donde los ciudadanos, al cumplir sesenta aos,
eran enviados al lugar feliz del ttulo, del que nunca volvan. Pero no gust a los
anunciantes por su tono tan deprimente. Serling se encogi de hombros y escribi otro
piloto, Where is Everybody?, mucho menos controvertido. Su trama sobre un tipo
amnsico que recorre una poblacin solitaria dio en el clavo y la CBS dio luz verde para
que comenzara el rodaje. The Twilight Zone haba nacido. La tarjeta de presentacin
funcion tambin con los patrocinadores, que no dudaron en subirse al barco. Con el apoyo
financiero resuelto, la CBS firm el contrato para la primera temporada de la serie, que
sera producida por el propio Serling, quien adems se aseguraba escribir el 80% de los
episodios, la posesin de los negativos y la mitad de los derechos.

Cada episodio, al comps de la hipntica msica de Bernard Herrman (aunque finalmente


sera Marius Constant quien le dara a la serie su sintona caracterstica), arrancaba con
una voz en off que nos presentaba esa dimensin desconocida donde todo era posible.

Adems, esa misma voz servira como prlogo y cierre para cada episodio. Para cualquier
seguidor de The Twilight Zone resulta difcil pensar en alguien que no sea el propio Serling
narrando cada episodio, pero la idea original fue tener a alguien de la talla de Orson Welles
como narrador. Sin embargo Orson era demasiado caro, y las otras opciones no cuajaron, de
modo que Rod se postul a s mismo. Y, como deca, resulta impensable la serie sin su
presencia en cada episodio (presencia que, tras el ltimo captulo de la primera temporada,
acab cuajando de forma fsica, y no solo con su voz). La mano derecha de Serling sera el
productor Buck Houghton, quien se asegur de llevar los rodajes a los estudios de la
MGM, que contaban con unos almacenes donde uno poda encontrar todo aquello que
pudiera desear a la hora de rodar una serie, desde una nave espacial hasta un pueblucho del
salvaje Oeste. Tambin fue l quien trajo al director de fotografa George T. Clemens,
responsable de dar una apariencia novedosa a una serie novedosa. Como directores se
contara principalmente con trabajadores experimentados en el medio televisivo, aunque en
momentos puntuales tambin trabajaron con cineastas de la talla de Jacques
Torneur, Richard Donner o Don Siegel.

La apuesta era arriesgada. Se rodaran veinte episodios antes siquiera de que hubiera un
estreno y pudiera obtenerse una respuesta del pblico. Cada episodio conllevaba un da de
ensayo y tres de rodaje. El ritmo de trabajo era exigente, especialmente para Serling, quien
deba proporcionar gran parte del material escrito aparte de desempear sus labores de
productor ejecutivo. De todas formas, en cuanto las cosas se pusieron en marcha, Serling
pudo delegar y confiar en Houghton para las tareas de produccin ejecutiva.

Dado que la fantasa y la ciencia ficcin eran gneros menores, muchos quedaron muy
sorprendidos de que un escritor de la categora de Serling decidiera de la noche a la maana
rebajarse de esa manera. Era como si Picasso hubiera decidido dejar la pintura y dedicarse
a las historietas. Pero como hemos visto, para Serling el paso estaba claro: en esos gneros
estaba el vehculo perfecto con el que poder tratar todos los temas que quisiera, y con un
formato autoconclusivo de media hora las posibilidades eran ilimitadas. En un episodio la
trama poda tener lugar en el salvaje Oeste, y al siguiente trasladar la accin a una gran
ciudad, para despus aventurarse en algn lejano planeta. En ese aspecto la libertad era
absoluta. Aunque Serling iba a proporcionar casi todos los guiones, sobre todo en aquella
primera temporada, se encarg de que dos de los escritores de fantasa y ciencia ficcin ms
reputados del momento, Charles Beaumont y Richard Matheson, contribuyeran tambin
con historias propias. A lo largo de la serie Serling y Houghton compraran historias a otros
escritores, pero Beaumont y Matheson fueron siempre la primera opcin. De su calidad
baste sealar que Matheson, por ejemplo, fue el autor de la celebrada I am Legend.

El hilo conductor de una serie tan heterognea en cuanto a sus tramas era, aparte de tocar
temas de actualidad mediante la fantasa, invitar al espectador a la reflexin, darle algo que
pensar, o bien dejarlo anonadado. Los giros argumentales y las sorpresas finales fueron una
de las seas de identidad de The Twilight Zone. Con todo, desde el punto de vista del
espectador contemporneo, hay que tener en cuenta que la industria televisiva no era tan
slida como ahora, los presupuestos eran menores y el pblico era ms inocente. Hoy en
da algunos episodios han perdido su efectividad, pero muchos otros siguen siendo muy
vlidos. Adems, en ocasiones, ya fuera por motivos de presupuesto o por un inesperado
xito entre el pblico infantil (algo que nadie en el equipo habra anticipado, dado el
tratamiento adulto del gnero), la serie tambin ofreca simples episodios de argumento
pueril que servan como simple pasatiempo. Al fin y al cabo estamos hablando del ao 1959
y no de Los Soprano. Pero en el episodio en que se decidan a profundizar en una buena
historia, The Twilight Zone sigue siendo a da de hoy algo casi nico.

Aquella primera temporada ya dio episodios fantsticos que todava hoy siguen siendo
considerados con admiracin, como The Lonely, la historia de un convicto solitario en
un asteroide; Time Enough at Last, en el que Burgess Meredith es un pobre diablo que
tan solo desea que le dejen en paz para poder leer a gusto y lo consigue cuando tras un
cataclismo se queda completamente solo sobre la faz de la Tierra; Third from the Sun,
paradigma de final sorpresa con unos cientficos que planean robar una nave espacial y
escapar antes de que estalle la guerra nuclear; The Hitch-Hiker, en el que un
autoestopista se convertir en la pesadilla de Inger Stevens, siempre acechando en cada
tramo de carretera; The After Hours, una imaginativa trama que tiene lugar en unos
grandes almacenes donde una mujer adquiere un dedal en una planta del edificio que al
parecer no existe; Walking Distance, una bonita historia inspirada por la infancia de
Serling en la que un hombre de negocios se adentra en un pueblo que se torna extraamente
familiar; y sobre todo, The Monsters Are Due on Maple Street, probablemente el
episodio ms brillante de la primera temporada: una excelente denuncia de la paranoia
anticomunista y la Caza de Brujas disfrazada de ciencia ficcin.

The Twilight Zone, The Hitch-Hiker, 1960. Imagen: CBS.

Aunque la serie haba estado a punto de no pasar del tercer episodio por su escasa
audiencia, poco a poco fue encontrando su lugar en la parrilla. Y su pblico, parte del cual,
como hemos dicho, eran nios impresionables que no fallaban ningn viernes a su cita
puntual con el mundo de Serling. Muchos de esos jvenes espectadores creceran y se
convertiran en escritores, msicos, dibujantes o cineastas famosos, y de uno u otro
modo The Twilight Zone se dejara sentir en sus obras. Durante la emisin de la primera
temporada la popularidad del programa no dej de crecer y pronto aparecieron revistas,
tebeos y juegos de mesa con el nombre de la franquicia. Con todo cabe recordar que The
Twilight Zone era un programa popular, pero no un xito rotundo. En su segunda temporada
fueron ms las celebridades de Hollywood dispuestas a aparecer en el show y la CBS
estaba ms dispuesta a pagar sus sueldos. Paradjicamente, se produjeron menos episodios,
seis de los cuales fueron rodados directamente en video, con la subsiguiente prdida de
calidad, para equilibrar un presupuesto que se estaba disparando. Con todo, en el primer
episodio emitido, King Nine Will Not Return, la historia de un piloto derribado en las
arenas del desierto durante la Segunda Guerra Mundial que de repente observa en el aire un
jet supersnico, se permitieron el lujo de rodar en exteriores y comprar un viejo
bombardero B52.

Al igual que en la primera temporada, la serie sigui combinando episodios modestos con
tramas sencillas como The Whole Truth (en el que un vendedor de coches compra un
coche encantado que le obliga a decir la verdad en todo momento) o Mr. Dingle, the
Strong (la historia de un arquetpico hombre dbil que es convertido en un moderno
Hrcules como consecuencia de un experimento sociolgico llevado a cabo por un
marciano con dos cabezas) con captulos ms complejos y vuelcos sorpresivos en la trama;
ese tipo de historias por las que The Twilight Zone es recordada. Episodios memorables de
esta segunda temporada fueron Nervous Man in a Four Dollar Room, una trama con el
sello de Serling en la que un pobre gngster fracasado encuentra a su otro yo (ms duro y
seguro de s mismo) en el espejo; The Howling Man, una de las excitantes historias con
aire de cuento tradicional por obra de Charles Beaumont; Dust, otro cuento en forma de
western crepuscular; Eye of the Beholder, probablemente el episodio ms complejo
desde el punto de vista tcnico de toda la serie y uno de los ms recordados por el pblico,
en especial por su inolvidable final (Douglas Heyes, quizs el director ms imaginativo de
todos cuantos participaron en el programa, se encarg de rodarlo); The Obsolete Man,
firmado una vez ms por Serling, es una gran crtica a los regmenes totalitarios; y The
Invaders, tpica historia Twilight Zone donde nada es lo que parece.

Seguramente casi todos los seguidores tengan entre las primeras temporadas su favorita. Yo
me quedara probablemente con la tercera, a pesar de que un agotado Rod Serling declaraba
que su inspiracin se estaba agotando: Ive never felt quite so drained of ideas as I do at
this moment (Nunca me he sentido tan falto de ideas como en este momento). Fue
durante esta temporada cuando se emitieron algunos de los episodios ms recordados de la
serie, muchos de los cuales no fueron escritos por Serling, quien, como hemos visto,
reconoca no estar pasando por uno de sus mejores momentos creativos. Ya el primer
episodio,
Two,
una
bella
historia
de
amor
entre Charles
Bronson y Elizabeth Montgomery en un mundo postapocalptico, fue escrito y dirigido
por Montgomery Pittman. Aparte de recurrir a los habituales Beaumont y Matheson
(quien escribi un episodio cmico como vehculo para Buster Keaton, adems de otro
captulo clsico de la serie, Little Girl Lost), la produccin se nutri tambin de nuevos
guionistas, entre los que sobresale Ray Bradbury y su I Sing The Body Electric, que
trata de la relacin entre una pequea y su nueva tutora robot. En varias ocasiones Serling
se dedic simplemente a adaptar relatos cortos de otros escritores, obteniendo por lo
general grandes resultados; de dichas adaptaciones hay que destacar sin duda To Serve
Man, uno de los captulos ms famosos de la serie, que versa sobre un encuentro con una
civilizacin aliengena aparentemente dispuesta a ayudarnos en todo lo que necesitemos; y
la que creo es la historia por excelencia de esta temporada, Its A Good Life, que habla de

un pueblo aterrorizado por un nio caprichoso con extraordinarios poderes (solivintale, y


tal vez acabes convertido en una caja sorpresa!). Destacara tambin Five Characters in
Search of an Exit, aunque solo fuera por su sorprendente referencia a Pirandello. A pesar
de que en esta temporada Serling contribuy con menos guiones originales de los
habituales, todava fue capaz de regalarnos algunas estupendas historias como DeathsHead Revisited, en el que un antiguo oficial de las SS que se encuentra de visita nostlgica
en Dachau, el campo de concentracin donde sirvi durante la guerra, tiene un
encontronazo demasiado realista con el pasado; The Midnight Sun, otro episodio con
tpico giro argumental marca de la casa; One More Pallbearer, uno de los varios captulos
influidos por la realidad de la Guerra Fra y el peligro nuclear, o un interesante pero menos
conocido ttulo, The Gift, historia de un contacto entre un aliengena y el Salvaje Oeste,
dcadas antes de Cowboys & Aliens.

The Twilight Zone, Mr. Dingle the Strong, 1961. Imagen: CBS.

Aunque la serie estaba haciendo historia (sobre todo en las impresionables mentes de
muchos jvenes y nios), las audiencias no eran malas, la crtica era favorable y pareca
claro que el programa formaba parte ya de la cultura norteamericana Serling estuvo

encantado cuando en cierto discurso el Secretario de Estado Dean Rusk solt esta frase:
the twilight zone in diplomacy, la cuarta temporada naci lastrada por la falta de
patrocinadores. La CBS no pudo firmar ningn acuerdo y cuando lleg la fecha lmite en la
primavera de 1962 simplemente decidi poner otro programa en su lugar, Fair Exchange. A
travs de su productora, Serling sigui con la tarea de encontrar algn patrocinador en
algn lado. Cuando finalmente lo logr, la CBS acept resucitar The Twilight Zone en enero
de 1963, sustituyendo a su vez a Fair Exchange. El problema era que el espacio que
ocupaba ahora esa emisin era de una hora, no de treinta minutos como antes, y la cadena
oblig a los productores a doblar la duracin de los dieciocho episodios que haba
encargado. Como arguyeron y protestaron Serling y el resto del equipo, treinta minutos era
el minutaje ideal para desarrollar cada episodio de la serie; alargando el programa a una
hora se perdera la esencia de esas pequeas pldoras de fantasa o cuentos contemporneos.
Tal y como afirm Houghton, con el nuevo formato si empezabas con alguien que
traspasaba paredes, cuando llegara el minuto cuarenta deba estar caminando sobre el agua
para mantener el inters del pblico. Pero la CBS no dio su brazo a torcer y la duracin del
programa se alarg hasta casi los sesenta minutos.

Adems de la nueva duracin, el otro gran problema que afect a aquella cuarta temporada
fue la marcha de Buck Houghton, quien junto a Serling haba sido el gran artfice de todo lo
que haba logrado The Twilight Zone; si Serling haba sido el cerebro, Houghton haba sido
el msculo. Ambos se haban compenetrado muy bien y aunque la cadena sigui la
recomendacin de ambos fichando a Herbert Hirschman como nuevo productor, una parte
esencial del mecanismo que haba hecho funcionar a la serie se perda con la marcha de
Houghton. Y por ltimo, pero quizs sea la causa ms importante, Rod Serling estaba
cansado. Se haba esforzado por mantener la serie a flote, pero cuando la CBS decidi
devolverla a la parrilla Serling ya haba aceptado una oferta para dar clases en la
universidad de Antioch, su alma mater. Despus de tres aos de trabajo duro en su
programa, lo cierto era que no iba a echar en falta sus labores de productor ejecutivo, que se
redujeron al mnimo. Durante aquella cuarta temporada seguira ejerciendo de presentador
y narrador, y seguira contribuyendo con algunos guiones, pero poco ms.

Todos estos factores afectaron a la calidad de la serie, que declin sensiblemente frente a
las temporadas anteriores. Sigui habiendo episodios destacables, como In His Image
(con guin de Beaumont), o el favorito de Serling en aquella temporada, On Thursday We
Leave for Home, pero sencillamente el programa ya no tena ese toque distintivo por el
que se haba caracterizado. Por otro lado, al pasar su emisin a los jueves por la noche,

Serling tema que gran parte de la audiencia ms joven del programa dejara de seguir la
serie, marcando as su inevitable final.

Tras aquella por lo general mediocre cuarta temporada, la CBS reconoci su error y renov
la serie para una quinta en la que se volvera al formato de media hora. Haba quedado
patente que algunas historias que habran podido funcionar muy bien en veintitantos
minutos quedaban diluidas al alcanzar los cincuenta. En otras ocasiones haba habido
episodios en que la trama haba funcionado pero no sus actores. Todo ello era algo que
deba ser corregido. Bert Granet, el mismo que haba hecho posible que la serie llegara a
existir, continuara como productor tras haber aterrizado en el programa a mitad de la
temporada anterior. Matheson y Beaumont (quien por causa de una enfermedad
degenerativa comenz a ser apoyado en ocasiones por Jerry Sohl como escritor negro o
fantasma) siguieron contribuyendo con sus guiones, adems de los de un Serling que
continu distanciado de la serie y centrado en sus clases acadmicas que, por otra parte,
haban resultado ser un trabajo casi tan agotador como el de productor ejecutivo.

La quinta temporada de la serie fue la constatacin de que el mejor momento del show ya
haba pasado. Los clichs eran cada vez ms evidentes y numerosos, haba historias que
parecan un remedo de otras que ya haban aparecido en temporadas anteriores, y aunque
algunos episodios contaban con buenos puntos de partida (A Kind of a Stopwatch, The
Old Man in the Cave, You Drive, The Jeopardy Room), quedaban lastrados por una
pobre produccin, intrpretes limitados o guiones poco pulidos. Con todo, cuando todos los
elementos funcionaban como era debido, The Twilight Zone segua siendo imbatible tanto
por su originalidad como por su calidad. En este aspecto, tanto por cantidad como por
calidad, Richard Matheson fue sin duda la pluma estrella de esta ltima temporada. Ya en el
segundo episodio el escritor dio en la diana con Steel, adaptacin de uno de sus relatos
en la que un antiguo boxeador (el gran Lee Marvin) metido a mnager en peleas de robots,
ha de suplantar a su combatiente robtico cuando este falla en el ltimo momento. La
semana siguiente Matheson rein de nuevo con Nightmare at 20.000 Feet, uno de los
episodios por excelencia de la serie, en el que William Shatner las pasa canutas cuando
una especie de gremlin comienza a hacer de las suyas en el exterior del avin con el que
regresa a casa tras una largo descanso por una crisis nerviosa (una de sus caractersticas
historias de terror en la cotidianidad; por algo Stephen King es un fan declarado de
Matheson). Jerry Sohl, a travs de Charles Beaumont (que aport la idea), tuvo tambin su
momento de gloria con Living Doll, el formidable captulo en que una aparentemente
inocente mueca parlante trata de acabar con la vida de Telly Savalas. Night Call
(Matheson de nuevo), Number Twelve Looks Just Like You (Beaumont/Sohl) y quizs,

en menor medida, The Masks (Serling) merecen tambin ser destacados. El resto de
episodios se debaten entre buenos arranques con malos finales, captulos ms o menos
mediocres y otros en los que directamente poco hay que salvar.

The Twilight Zone, Uncle Simon, 1964. Imagen: CBS.

El cambio de productor despus de trece episodios rodados tan solo pareci favorecer el
rpido declive de la serie. La mayora de los mejores episodios de la temporada ya haban
sido enlatados para cuando William Froug lleg a la serie, y su criterio para elegir guiones
ciertamente era bastante ms cuestionable que el de sus predecesores. Aun as hay que darle
el mrito de An Occurence at Owl Creek Bridge: con un episodio todava por rodar, la
produccin haba sobrepasado el presupuesto y la solucin de Froug fue comprar un
mediometraje francs prcticamente cine mudo que haba visto anteriormente y que
haba triunfado en Cannes. Tras ser remozado para su emisin, la sorpresa lleg cuando la
acogida del episodio fue bastante buena, tanto que acab ganando un Oscar al mejor
cortometraje.

Fue el ltimo gran logro de The Twilight Zone. Ni el nuevo productor ni los nuevos
guionistas parecan haberle cogido el punto a la serie. Matheson segua en forma, s, pero
Beaumont estaba enfermo y Serling simplemente se haba vaciado; estaba exhausto, falto
de ideas y de inters por el programa. Las audiencias seguan siendo buenas (dentro de los
mrgenes en que se haba movido la serie), pero los costes de produccin cada vez tenan
menos contentos a los capos de la cadena. Lo que pas a continuacin probablemente no
sorprendi a nadie, salvo quizs a sus espectadores ms devotos: la CBS decidi no
renovarThe Twilight Zone para una sexta temporada. Ms que satisfecho con lo que dejaba
tras de s, Serling cerr su productora y pas a trabajar en otros proyectos.

Acababan as cinco mgicas temporadas en una televisin de otra era. Mgicas porque, con
sus altibajos, The Twilight Zone haba intentado ir donde ninguna serie haba llegado antes,
adentrndose ms all del puro entretenimiento y explorando situaciones y temas que
sorprendieran o dieran que pensar al espectador. Una calidad y profundidad
convenientemente situadas en el contexto de su poca y con las que seguramente estemos
ms familiarizados en estos das que en aquella primera Edad de Oro en la televisin
norteamericana. En Espaa resulta difcil hacerse una idea de la trascendencia que The
Twilight Zone ha tenido en la historia de la televisin y en la cultura popular
norteamericana, pero como mencionaba al principio, las continuas referencias a la serie en
los especiales de Halloween de Los Simpson son un buen sntoma de la importancia del
legado que dej Serling tras de s. Adems, tanto la serie como su merchandising siguen
teniendo buenos niveles de ventas, y los fallidos intentos de resucitar la serie tanto en lo 80
como en el 2002 no han hecho sino evidenciar que la serie original fue demasiado especial
como para ser remozada as como as. Milagros como el de Doctor Who no ocurren todos
los das, y sinceramente resulta difcil concebir una nueva The Twilight Zone sin tener a
Rod Serling a los mandos de la nave. Con sus fallos, que los tiene, y que creo son ms
achacables a la industria televisiva de la poca que a sus productores, The Twilight Zone
apost claramente por la calidad (como han atestiguado muchos intrpretes y escritores que
participaron en la serie) y por dar al espectador no solo entretenimiento, sino una idea que
masticar y reflexionar. Un venerable objetivo que entronca al programa con cualquiera de
las grandes series de esta nueva era dorada de la televisin que podis tener en mente.
Serling nunca tuvo a una todopoderosa HBO detrs para apoyarle, algo que se refleja en los
continuos vaivenes de calidad en unos episodios que no dejaban de ser autoconclusivos,
pero precisamente por ello su mrito es an mayor cuando contemplamos a Robert
Redford tratando de convencer a una anciana que teme la visita de la Parca para que le
abra la puerta, o a un astronauta sucumbiendo a sus ansias de sentirse un dios cuando
descubre una civilizacin de seres diminutos, o en definitiva cualquiera de las maravillosas
historias que nos dej el programa, y que en su conjunto acabaron demostrando que realizar
ciencia ficcin adulta en la televisin era posible. Curiosamente Serling lleg a declarar

aos despus refirindose al conjunto de su obra que senta que si bien poda ser de cierta
calidad, no pasara la prueba del tiempo. Desde luego en cuanto a The Twilight Zone se
refiere no cabe duda de que se equivoc, como prueban cada Nochevieja los espectadores
de SyFy asistiendo puntuales al maratn televisivo anual de la serie, como lo hace quien
compra una camiseta o taza con el logo clsico del programa o en definitiva como lo hace
quien decide introducir un disco de tal o cual temporada en el reproductor y se deja
transportar desde su saln a eso que Serling defini como la dimensin de la
imaginacin. Por lo tanto invito a quien todava no conozca esta serie a que se aventure
por sus distintos senderos, disfrute con sus giros argumentales y paladee sus inteligentes
moralejas; en definitiva invito a los lectores a descubrir la obra cumbre de ese gran talento
televisivo que fue Rod Serling. Como deca el propio Serling en el prlogo de cada
episodio de la tercera temporada, Your next stop, the Twiight Zone!.

The Twilight Zone, Walking Distance, 1959. Imagen: CBS.

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