El documento describe cómo la tecnología de reproducción ha permitido que el arte sea más accesible al público general a través de reproducciones, dando lugar a una industria cultural que comercializa objetos de arte. Ahora, los museos venden recuerdos y souvenirs inspirados en sus obras maestras, convirtiendo el arte en un objeto de consumo disponible para todos los bolsillos. Esto plantea el arte como una mercancía con valor de cambio, ya sea en forma de reproducciones o de las piezas originales.
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El documento describe cómo la tecnología de reproducción ha permitido que el arte sea más accesible al público general a través de reproducciones, dando lugar a una industria cultural que comercializa objetos de arte. Ahora, los museos venden recuerdos y souvenirs inspirados en sus obras maestras, convirtiendo el arte en un objeto de consumo disponible para todos los bolsillos. Esto plantea el arte como una mercancía con valor de cambio, ya sea en forma de reproducciones o de las piezas originales.
El documento describe cómo la tecnología de reproducción ha permitido que el arte sea más accesible al público general a través de reproducciones, dando lugar a una industria cultural que comercializa objetos de arte. Ahora, los museos venden recuerdos y souvenirs inspirados en sus obras maestras, convirtiendo el arte en un objeto de consumo disponible para todos los bolsillos. Esto plantea el arte como una mercancía con valor de cambio, ya sea en forma de reproducciones o de las piezas originales.
El documento describe cómo la tecnología de reproducción ha permitido que el arte sea más accesible al público general a través de reproducciones, dando lugar a una industria cultural que comercializa objetos de arte. Ahora, los museos venden recuerdos y souvenirs inspirados en sus obras maestras, convirtiendo el arte en un objeto de consumo disponible para todos los bolsillos. Esto plantea el arte como una mercancía con valor de cambio, ya sea en forma de reproducciones o de las piezas originales.
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El arte como mercanca: la tienda en el museo
El desarrollo tecnolgico en general y la
invencin y mejora de los diferentes sistemas de reproduccin en concreto permitieron la rpida democratizacin del arte. Antes de que se diera este gran salto en la historia, las obras de arte podan ser consideradas exclusivamente piezas nicas, imposibles de duplicar o reproducir, por lo que su valor era incalculable y slo eran accesibles a una reducida parte de la sociedad. Hoy en da la idea de obra arte como una pieza nica y exclusiva sigue teniendo vigor, ya que la obra original de un artista, aunque se pueda reproducir, sigue teniendo esa impronta de originalidad y autora. Es decir, que aunque existan muchas reproducciones de El Guernica, slo hay uno original pintado a mano por Picasso en un momento concreto de la historia y que se encuentra expuesto en un museo y no en el escaparate de una tienda. La reproductibilidad del arte no ha ocasionado la desaparicin el concepto de autor o la desvalorizacin del arte, sino que ha permitido que otras personas con menor poder adquisitivo puedan tener acceso a las obras de arte. Hoy da, cualquiera puede tener en el saln de su casa una lmina de Van Gogh o una taza con una pintura de Miguel ngel. En este sentido, la reproductibilidad tcnica ha ocasionado el desarrollo de una poderosa industria cultural capaz de transformar las obras de arte en objetos de consumo, asequibles a cualquier tipo de bolsillo. Las casas de subastas ya no son el nico sitio donde se pueden adquirir obras de arte. Todos los grandes museos poseen a la salida una tienda donde el ciudadano de a pie puede encontrar multitud de objetos en los que se imprimen las obras de arte que se han visto durante la visita. Es en el mismo museo donde se aprecian las dos concepciones de la obra de arte: el arte como pieza nica y el arte como objeto de consumo. Sin embargo, cabe tener en cuenta que tanto la entrada al museo como la adquisicin de una reproduccin no son
gratuitas, de ah el carcter de negocio y tambin de mercanca que envuelve
el mbito artstico. Por slo citar algunos ejemplos, en las tiendas de museos como el Thyssen-Bornemisza se puede encontrar desde un juego de caf de cermica, inspirado en Mata Mua de Paul Gauguin o una caja de esencias basada en el cuadro de Claude Monet, La casa entre las rosas. En el museo de Chillida, podemos adquirir desde un pauelo de seda de doble tela, que reproduce dos de las tres piezas del Peine del Viento de San Sebastin hasta una bandeja de 12x12 cm en porcelana blanca con dibujo negro que reproduce la serigrafa realizada en 1992 que lleva por titulo Amnista. Todos estos objetos nos llevan a reflexionar sobre la magnitud del negocio del arte, del alcance y posibilidades que desarrolla la gran industria cultural en torno a las obras de arte y sus autores. El arte es mercanca, desde el momento en que supone un valor de cambio y se concibe como un objeto de trato o venta. Tanto las reproducciones que encontramos como las piezas originales son (o han sido) objeto de cambio o venta.