Pesca y Piscicultura

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PESCA Y PISCICULTUR A EN

AGUA S CO NTINENTALE S
DE A MERICA LA TINA
por
Argentino A . Bonetto
Centro de Ecologia Aplicada del Litoral
Corrientes, AR GENTINA
y
Hugo P.Castello
Divisin Limnologla
Museo Argenti no de Ciencias Naturales
Buenos Aires,ARGENTINA

Secretara General de la
Organizacin de los Estados Americanos
Programa Regional de Desarrollo Clentfflco y Tecnolgico
Washington, o.e. - 1985

Copyrigh t 1985 by
The General Secretar iat of the
Organiza tion of Amer ican
States Washington , D.C.
Derechos Reservados, 1985
Secretaria General de la
Orga nizacin de J os Estados America
nos Washington, D.C.

Esta monografa ha sido preparada para su publicacin en el


Depar tamento de Asuntos Cientficos y Tecnolgicos de la
Secretara General de la Organizacin de los Estados Americanos.
Editora: Eva V. Chesneau
Asesora Tcnica:

Prof. lrma Vila P.


Departamento de Ciencias Ecolgicas
Facultad de Ciencias Bsicas y Farmacuticas
Universidad de Chile
Santiago, CHILE

El programa de mon09rafas cientficas es un aspecto de la


vasta labor de la Organizacin de los Estados Americanos, a
cargo del Depar tamento de Asuntos Cientficos y Tecnolgicos de
la
Secretara
General
de
dicha
Organizacin,
a
cuyo
financiamiento contribuye en forma impor tante el Pr09rama
Regional de Desarrollo Cientfico y Tecnolgico.
Concebido por los Jefes de Estado Americanos en su Reunin
celebra da en Punta del Este, Uruguay, en 1967, y cristalizado
en las delibera ciones y mandatos de la Quinta Reunin del
Consejo Interamericano Cultural, llevada a cabo en Maracay,
Venezuela , en l.968, el Programa Regional de Desarrollo
Cientfico y Tecnolgico es la expresin de las aspiraciones
preconizadas por los Jefes de Estado Americanos en el sen tido
de poner la ciencia y la tecnologa al servicio de los pueblos
latinoamericanos.
Demostrando gran visin, dichos dignatarios reconocieron
que la ciencia y la tecnologa estn transformando la estructura
econmica y social de muchas naciones y que, en esta hora, por
ser instrumento indispensable de progreso en Amrica Latina,
necesitan un i<:npulso sin
precedentes.
El
Progr11ma
Regional
de
Desarrollo
Cientfico
y
Tecnolgico es un complemento de los esfuerzou nacionales de los
pases latinoamericanos y se orienta hacia la adopcin de
medidas que permitan el. fomento de la investigacin, la
ensel'lanza y la difusin de la ciencia y la tecnolo gar la
formacin y perfeccionamiento de personal cientfico; el inter
cambio de informaciones, y la transferencia y adaptacin a los
pases latinoamericanos del conocimiento y las tecnologas
generadas en otras regiones.
En el cumplimiento de estas premisas fundamentales, el
programa de monografias representa una contribucin directa a la
enseftanza de las ciencias en niveles educativos que abarcan
importantsimos sectores de la poblacin y, al mismo tiempo,
propugna la difusin del saber cien tfico.

La coleccin de monografias cientficas consta de cuatro


series, en espal'lol y portugus, sobre temas de fsica, qumica,
biologa y matem tica. Desde sus comienzos, estas obras se
destinaron a profesores y alumnos de ciencias de los primeros
al'los de la universidad, de stos se tiene testimonio de su
buena acogida.
Este prefacio brinda al. Programa Regional de Desarrollo
Cientfico y Tecnolgico de la Secretara General de la
Organizacin de los Esta dos Americanos la ocasin de
agradecer a los doctores Argenti o A . Bonetto y Hugo P.
Castello, autores de esta monografa, y a quienes tengan el
inters y buena voluntad de contribuir a su divulgacin.

111

octubre de 1985

PESCA Y PISCICULTUR A EN
A GUA S CONTINE NTALES DE
A MERICA LATINA
por
Argentino A.Bonetto
Centro de Ecologia Aplicada del Litoral
Corrientes, ARGENTI NA

y
Hugo P.Castello
Divisin Limnologia
Museo Argentino de Ciencias Naturales
Buenos Aires, ARGENTINA

Secretaria General de la
Organizacin de los Estados Americanos
Programa Regional de Desarrollo Cientfico y Tecnolgico
Washington, O.C.- 1985

Copyright 1985 by
The General Secretariat of the
Organization of American States
Washington, D.C.

Derechos Reservados, J 985


Secretara Genera l de la
Organizacin de los Estados Americanos
Washingt.0n , D.C.

Esta monografa ha sido preparada para su publicacin en el


Depar tamento de Asuntos Cientf icos y Tecnolgicos de la
Secretara General de la Organizac in de los Estados Americanos.
Editora: Eva V. Chesneau
Asesora Tcnica :

Prof. lrma Vila P.


Departamento de Ciencias Ecolgicas
Facultad de Ciencias Bsicas y Farmacuticas
Universidad de Chile
Santiago, CHILE

El programa de monografas cientficas es un aspecto de la vasta


labor de la Organizacin de los Bstados Americanos, a cargo del
Depar tamento de Asuntos Cientficos y Tecnolgicos de la Secretara
General de dicha Organizacin, a cuyo financiamiento contribuye en
forma impor tante el Programa Regional de Desarrollo Cientfico y
Tecnolgico.
concebido por los Jefes de Estado Americanos en su Reunin
celebra da en Punta del Este, Uruguay, en 1967 , y cristalizado en
las delibera ciones y mandatos de la Quinta Reunin del Consc.jo
Intecamericano Cultural, llevada a cabo en Maracay , Venezuela, en
1968, el Programa Regional de Desarrollo Cientfico y Tecnolgico es
la expresin de las aspiraciones preconizadas por los Jefes de
Estado Americanos en el sen tido de poner
la ciencia y la
tecnologa al servicio de los pueblos latinoamericanos.
Demostrando gran visin, dichos dignatarios reconocieron que
la ciencia y la tecnologa estn transformando la estructura
econmica y social de muchas naciones y que, en esta hora, por ser
instrumento indispensable de progreso en Amrica Latina, necesitan
un impulso sin
precedentes.
El Programa Regional de Desanollo Cientfico y Tecnolgico es
un complemento
de
los
esfuerzos
nacionales
de
los
pases
latinoamericanos
y se orienta hacia la adopcin de medidas que permitan el fomento de
la investigacin, la enseflanza y la difusin de la ciencia y la
tecnolo
ga,
la
formacin
y
perfeccionamiento
de
personal
cientfico1 el inter cambio de informaciones, y la transferencia y
adaptacin a los paises latinoamericanos del conocimiento y las
tecnologas generadas en otras regiones.
En el cumplimiento de estas premisas fundamentales, el programa de
monografas representa una contribucin directa a la enseflanza de
las ciencias en niveles
educativos que
abarcan
importantsimos
sectores de la poblacin y, al mismo tiempo, propugna la difusin
del saber cien tfico.

La coleccin de monografas cientficas consta de cuatro


series, en espaol y portugus, sobre temas de fsica, qumica,
biologa y matem tica.
Desde sus comienzos, estas obras se
destinaron a profesores y alumnos de ciencias de los primeros
aflos de la universidad de stos se tiene testimonio de su buena
acogida.
Este
prefacio
brinda
al
Programa
Regional
de
Desarrollo
Cientfico y Tecnolgico de la Secretara General de la Organizacin
de los Esta dos Americanos la ocasin de agradecer a los doctores
Argentino A ,
!lonetto y Hugo P. Castello, autores de esta monografa, y a quienes
tengan el inters y buena voluntad de contribuir a su divulgacin.

lr 1

octul>re de 1965

IllDlCB

A los Lectores .. .

Pgina
iii

. . 'In troduccin . .. .. . . .
CAPITULO 1.

LA ICTIOPAUN... DE AM.BJUCA

I>.TlNA Y SU

DISTRIBUClON
GEOGRAFICA.
.
CAPITULO 2. LA PROOUCCION EN LAS COMUNIDADES ICTICAS DE LOS
GRANDES SISTEMAS LATINOA!o!ERlCANOS Y SU ECOLOGIA
.
Bl Rio Magda lena . ... . . .....
. . El Ro Or inoco
. El Ro Amazonas . . . . .
. El Polgono de las Sequas de la Re9i6n
Nordeste del Br asil El Rio San Francisco y Otros de la Pend
iente Atlntica
del Sur del Bras il . ... ... ....

.
.
El
Lago
Titicaca
.............................................
El Ro Paran

1
3

ll
14

15
15
21
25

26
28
33
37

CAPITULO 3. LA MIGRACION DE LOS P8CES Y SU INFLUENCIA EN LA


PRODUCTIVIDAD
PESQUERA
DE
LOS
GRANDES
RIOS,. La Construcci6n de Repre sas y los
Peces Migrator ios . .

CAPITULO 4 . LA PISCICULTORA DE LOS PECES MIGRATORIOS MEDIANTE


EL EMPLEO DE ESTlMULANT&S DEL DESOVE. METOOOS GENERALES DE
M1'YOR APLICACION ,. ,.

41

CAPITULO 5. LA ACTIVIDAD Y PRODUCCION PESQUERA EN LOS DISTIN


TOS PAISES LATINOAMERICANOS . 47
CAPITULO 6. FACTORES NATURALES Y ANTROPICOS QUE GRAVIT1'N
NF.GATIVAMEN'?E EN LA PRODOCCION PESQUERA .

53

CAPITULO 7. LA PISCICULTURA BN AMERICA LATINA TENDENCIAS Y


PRINCIPALES BSPECIES UTILIZADAS .
Alapaima gigas ( "Paiche" o "Piraruc "I .. . .
CoLossoma macropomwn ("Pac, "Picapitinga"I y C. bidens

61

61

("Pac", "Tambaqu."l . . . . . ... . .


64
Co'lossoma mitrei ( "Pac" I . .
66
Odont:esthes bonariansis 1Pejerrey") . .
67
Chirostoma estor ( "Pescado Blanco de Pt2cuaro"} .. .
7l
Ptagioscion squamosiasimus ("Corvina , Pescada de Piau{") .
72
PLagioscion GUl'inamensis ( Cor vina ", "Pescada cacunda")
73
PeJ'Ci<Jhthys col.huapi:..m1is ("Perca " o "Trucha Bocona ") . . 73
Rhamdia sapo ("Bagre Sapo"} . . .
74
Ciahla oael.Laris ("Tucunar" , "Pavn") . . . .
74
Ciahl-a temeneis ( ''Tucunar" "Pinima") . . .
76

Astr-.:motus oca 'll.atue ("Apaiat ", "llc11r

u ")
76
Otras Especies Consideradas de Inters . .... . .
79
La Piscicultura de Especies Extrar ce9ionales . .
81
Cyprinu, aarpio ( "Ca epa)
82
Tilapia spp. y Saro therodon spp. ( "T ilapias") . 82
HiC'f'OPte:rus sal.moides Y M. dol.omi11u ( "Boca Grande", "Lobina") . 83
sal.Jnnidos . . . . . . . .
84

Pg ina
CAPIT1JLO 8. OTROS PRODUCTOS DE LAS AGUJ\S CONTINENTALES, SU
EXPLOTACION Y CULTIVO ..... 85

Peces Oc namentales........................................................................................85
C rustceos Explotacin y Cultivo de Camarones...............87
Moluscos Explotacin de lss Almejas de J\gua Dulce............89
Ranas Explotacin y Ranicultuca...........................91
Tetrpodos Acuticos.........................................................................................92
Anf ibios....................................................................................................... 93
Rept iles ... ... . ...... ............... .. .......
94

Aves................................................................................................................... 95
Ham feros ........ ...... .. . . . .............. ..
95
CAPITULO 9. LA PESCA Y LA PISCICULTURA Y SU FOMENTO EN
AMERICJ\ LJ\TINA . ,. , ,
97

Bibliograf a...................................................................................101

VI

Los pecedulceacucolas viven en las ms variadas masas de


agua, l11 iempce que &stas ofrezcan un m.nimo de condiciones de
espacio,
per sis
tencia
y
calidad
.
Incluso
algunos
han
experimentado adaptaciones que conducen a formas de resistencia,
capaces de soportar condiciones de vida en extreo severas (COl'IK>
espacios reducidos y de moderada persis tencia,uY bajos tenores de
oxigeno o altas concentraciones salinas, entre las ms notables)
Entre los mltiples ecosistemas acuticos continentales --a
dife
rencia de los marinos u ocenicos- se pueden distinguir, y no sin
cierta arbitrariedad, dos tipos fundamentales
los Lon!'ticos
(lagos,
lagunas , embalses, etc.), de aguas estancada s o con corrientes
poco
y los U'ticos (ros, arroyos, canales, etc.),
donde no
las torias,
aguas
circulan en deterinada direccin.

Tal.es
diferencias
van
ms
all
de
un
conjunto
de
caractersticas o propiedades limnolgicas que ofrecen un vaciado
contraste y que gravi tan en el poblamiento ctico y la produccin
pesquera.
Es, pues, fcil de comprender que la fauna ctica y su
productivi dad dependen en 9ran parte del tipo de ccosiste111a
acutico en que se origine y desarrolle. En l.os alllbientes
estrictamente lenticos slo pueden prosperar los peces sedentarios,
esto es, capaces de efectuar en ellos todas las funciones vitales
necesarias al desarrollo y manteni miento de sus poblaciones . En
cambio, en los ros son frecuentes los peces migratorios tpicos
que, si bien no tienen mayores inconvenientes pera vivir en aguas
l.enticas, incluyendo las de grandes proporciones como un lago, no
alcanzan a reproducirse en ellas y, como se senalar
s adelante, necesitan de las aguas l.ticas paca multiplicarse
despus de recorrer distancias en sus extensas migraciones.
Elnpero, sta no es conclusin cat1196rica ya que dichos peces
pueden desplazarse y reprodu cirse en los afluentes de un lago y
retornar al mismo en busca de ali mentacin apropiada, corno ocurre
en las mltiples represas del do Grande, en el Paran Superior.
Desde luego, la produccin ctica de los lagos resulta ras
fcil
de
!llanejar,
represent.ando
con
frecuencia
unedio
favorable para promo verla y elevarla mediante trabajos de
piscicultura. En cambio, resulta bastante difcil y oneroso adoptar
medidas para estimular dicha produc cin en los ros. En la
prctica, slo pueden adoptarse ciertas normas destinadas, entre
otros objetivos, a metodizar la explOta<:in de los recursos
paoqueros con micas a su proteccin, a efectuar tcabajoa de
ultiplicaci6n y siembra de especies particular ente valiosas, a
resca
tar peces en la<Junas marginales o islenaa sujetas a desecaciones
anua les (son liberados en aguas de rios o se utilizan en trabajos
de pisci cultura), a construir dispositivos que posibiliten el
paso de los peces por las presas, -por eje plo, sin introducir
nuevas especies, que a ve ces resulta muy fcil imponer sin que
reGulte posible prever sus conse cuencias ecolgicas finales.
Por tal motivo, loe ros --por lo menos los de cierta
importan cia-- se siguen explot.ando en condiciones naturales sin

que por lo ge neral se haganayores aportes al 111anteni111iento o


mejoramiento de su

produccin.
En cambio,
la sobrepesca,
la contaminacin, la
construc cin de repreeas y muchas otras actividades humanas tienden
a infl.uir negativamente en el rendimiento de las aguas1 estos
efectos negativos se agravan progresivamente pese a la profusin de
medidas de proteccin adoptadas y, con frecuencia, inoperantes.
Por
las
caractersticas
mencionadas
y
la
situacin
socioeconom1ca en Amrica Latina, la piscicul.tura se realiza
primordialmente en su mo dalidad extensiva, es decir, se favorece
la prol.iferacin de algunas especies mediante siembras, aunque sin
incrementar mayormente los ali mentos disponibles. Hasta el
presente se recurre en grado muy limitado a las prcticas
intensivas, concentrndolas en especies muy valiosas, como las
truchas u otras de gran rendimiento por ser fuente muy impor tante
de protenas de origen animal, cual es el caso de las tilapias" .
Por otra parte, la explotacin y el manejo biolgico de las
aguas interiores no quedan circunscritos a l.os peces y a su
produccin como alimento o al sustento de actividades deportivas. Se
explotan y/ o cul tivan algunos invertebrados como los camarones" y
almejas, adems de numerosos vertebrados tetrpodos aprovechados
por su carne o su piel, lo que, en algunos casos, puede constituir
una actividad econmica de importancia corno la explotacin de la
nutria" o quiy", Myocas1;02' aoypus, en la Argentina.
Diversos animales acuticos, especialmente peces, pueden tambin ser
propagados con mir as al control de distintas especies acuticas
consideradas nocivas, como las "pireas (SerrasaZ mt<B spp.), los
"caracoles" planorbideos del gnero BiomphaZCU'ia que diseminan la
grave parasitosis denominada esquistosomiasis (de impor tante
repercusin en muchos pases latinoamericanos tropicales y sub
tropicales), las malezas" acuticas que, como el aguapey

(Eiahho:rnia
crassipes), pueden ocasionar en grandes concentraciones serios

trastor
nos a la produccin natural, cuando no poner en peligro el
funciona miento y la estabilidad de puentes, espigones, represas,
etc.

En consecuencia, ante la amplitud del tema y la's limitaciones


de espacio a que han de ceflirse los objetivos de esta serie de
monogra fas, se procurar abarcar los aspectos ms importantes y se
pl'.oporcio
nar
al
lector
interesado
lall
referencias
bibliogrficas
pertinentes que puede consultar para ampliar sus
conocimientos sobre el particular.

1
LA lCTlOJ!'AUR1' DE AMKRJ:CA I..ArlHA Y SU DlS'i'RlBtJClOH GllOGRAPICA
El conjunto de los peces de Amrica Latina, cuyo territorio
coin
cide prcticamente con la
regin zooqeogrfica
llamada
"Amrica Neotr picap, presenta muchas peculiaridades que permiten
diferenciarlo clara
mente del correspondiente a otras regiones
ictiogeogrficas.
Esta fauna ictica lntinoameric.,na est constituida por un
nmero relativamente reducido de grandes agrupaciones o categoras
sistemti
cas de peces, pese a lo cual es notable por
su
extraordinaria
riqueza
eo
especies,
resultando
la
fauna
ms
diversificada de todas las regio nes zoogeogrficas del mundo .
Slo en las aguas del sistema amaznico se ha observado la presencia
de unas 2000 especies (Sioli, 1975). Lowe HcConnell (1975) estima
que, a pesar de las limitadas investigaciones, en muchos ros de
esta cuenca el nmero de especies conocid as llegara a unas 2400.
Una de las caractersticas sobresalientes de la ictiofauna
de Amrica Neotrpica es el evidente predominio de los peces
characiformes y siluriformes,
grupos que
incluyen
formas
muy
primitivas
junto con otras muy especializadas, particularmente
entre l.os primeros1 este as pecto se adviert principalmente en la
evolucin de los dientes y la
conformacin general del cuerpo {Lowe-1'1cConnell, op. cit.).
Estos

ces habran evolucionado en el transcurso de un prolongado aislamiento


durante el perodo terciario cuando, debido a una notable radiacin
adaptativa, llegaron a ocupar los ms variados niohos ecolgicos.
Tal. iotiofauna exhibe un notable endemismo y, por ello, es
muy
distinta
de
la
que
prevalece
en
los
territorios
ms
septentrionales del continente
americano
(regi6n
nertica)1 se
relaciona, aunque a gran distancia, con la africana. En efecto,
las antiguas conexiones z009eo grficas con Africa, documentadas en
muy diversos grupos, se extienden tambin al terreno de la fauna
ctica, y es as que se da una caracte rstica distribucin
anfiatlntica, evidenciada por l.os clsicos casos de los Cichlidae
(perciformes) y el grupo de los characiformes, aunque no se observan
gneros comunes y la similitud alcanza slo al. nivel de
familia (Ringuelet et al,., 1967) . Los siluriformes --que tambin pro
porcionan
relevantes
ejemplos
de
radiacin
adaptativa-se
encuentran asimismo en Africa, pero la concordancia no alcanza el
nivel taxonmico
de familia, lo que indicara relaciones muy
lejanas que se remontar an
por lo menos al perodo eoterciario (Ringuelet, op. cit.).
Este cuadro se complica con el aporte menos significativo, peco
no por ello menos interesante, de otros grupos de peces de estirpe y
ori gen geogrfico distinto, lo que da lugar a una considera.ble
betecoge neidad.
Dentro del conjunto, Ringuelet (op. cit.)
distingue:
l. Grupos autctonos o de estirpe austroarnericana, constituyentes de la
mayor parte de los peces actuales, que incluyen gneros fsiles
conocidos desde el periodo terciario superior idnticos a los

pe-

actua les. Aqu se encuentran muchos characiforrnes, el orden de los


9ymnoti
forrnes, todas las familias dulceacuicolas de los silurifonnes, los
per cichtidos Y.. todos los gneros de los cclidos (perciformes), los
osteo9losidos entre los clupeiformes y los nndidos. Tambin constituirn

grupos autctonos, por su probable genocentro austroamer icano,


los
gneros do cipcinodont if oc111es, aunque el grupo puede ser considerado
como de or igen centroamer icano o acaso ne rtico.
2.

Grupos de origen centroamericano, en loa cuales se puede in clui r a los


ciprinodontiformee por la abundancia de formas presentes en la actualidad
en la zona y terr itor ios adyacentes. Muchos de sus gne ros, como, por
eje111plo, Orsotias en la re9 in andina , resultan secunda r lamente
aut6ctonos y endicos .

3.

Grupos de d istr ibucin


cclidoa .

antiatlntica (af roamer icana) , como

los

4. Gr upos de or igen austral o notogeico, como los synbranchifor


-s, de confonoac i6n anguiliforme, cuya distr ibucin se extiende
aca so a toda la 1'Jnr ica Neotr6pica , el sudeste asitico y a la regin
australi.Dna.
5.

Grupos de estirpe notogeica restr ingida, como los galaxoideos, cuyas


familias Aplochitonidae y Galaxidae se localhan en el extremo mer
idional de la Amr ica Neotrpica o r egin austral, as como en Australia
y en Nueva Zela.nda .
6. Gr upos secundar iaente australes o notogeicos. C.Omprenden los
dipneos o peces pulmonados que , pese a parecer de ocigen septentrional
o palectico, slo se registcan actualmente en Amr ica del Sur (lepido
siren, con una especie) , en Af r ica
(Protopterus, con cuatro
especies) y en Australia (Neoceratodus, con una especie) .

7. Grupos de or igen iaacc ino, al parecer de adaptacin al. edio


dulceacucola
r elativaente reciente , cOl!\O sardinas (clupeidos)
,
anchoas (engrulidos) , pejerreyes (ather nidos) , corvinas de agua
dulce (esquinidos) , bel6nidos y otros. Algunos participan en migra
ciones entre las aguas dulces y mar inas (caso de l.as sardinas ) , en
tanto que otros parecen haberse adaptado completamente a las aguas dul
ces e incluso se reproducen en ambientes leniticos, como los pejerre
yes" y "corvinas (constituyndose as en impor tantes especies para
pr01110ver labores de piscicultura) .
Si se examina brevemente la d istribucin de los peces de las aguas
continentales de la Amr ica Neotrpica se ver que, en general, se
ajusta a loa esquemas zoogeogrf icos corr ientes. Los diversos a utores
coinciden en esto en lo f undamental, aunque no dejen de registcarse
d iferencias menores en detalles de inters o signif icacin local.
Cabe, entonces, distinguir una exten!i:a Subregin
Brasilica que
ocupa la mayor parte del ter ritor io de Amrica del Sur una Subreg in
Austral, que comprende el extremo mer idional del continente , y una
Sub r eq in de Amr ica Centr a l y Car ibe, que se extiende hasta el sur de
Mxico. En este mismo contel<to, y dejando de lado al.gunos pr imeros
intentos como los de Eigenmann y colaboradores, mencionaremo l5 el ms
reciente ensayo de Gery (1969), ref er ido a Amr ica del Sur , en el
que se omiten numerosos aportes de diversos autores latinoamer icanos y se
advierten iportantes imprecisiones d isti:ibucionales que restan validez
al conjunto.
Un avance muy impor tante est representado por el reciente t raba
jo de Ringuelet sobre la zooqeog caf ia y ecologa de los peces de
aguas continentales de la Argentina y reas ictiolgicas de Amr ica del
Sur" (1975) en el que se cr itica el esquema de Gery y se introducen
ajustes muy signif icativos que le da.n mayor precisin y signif
icacin, sobre

todo acerca de los ter ritorios ms australes de 11mr ica Latina . En


consecuencia , en e1 examen del tema se seguirn en lneas generales las
ideas de Gery (op. cit.), conjuntamen te con los ajustes de
Ringue1et (1975) , del que se toma tambin el esquema de las zonas
ictiogeogrf i cas con los lmites aproxillladoa de sus subregiones, dominios
y provin clas (Pig. 1) .
Bn la Subregin Braslica, que abarcara toda la Arn&r iea del Sur ,
excepto la Subragin Austral, encontramos los siguientes dominios
l. Orinoco-Venezolano. Este dominio tan septentr ional
de
la
Amr ica del Sur resulta bastante complejo.
El nmero de especies , es
t iaado en 325 por Gery {op. cit.)alcanzara a 494 segn LoweMcConnell
(1975). El dominio comprendera una provincla, Ha:l'acaibo, cuya
ictio f auna estara vinculada al rio Magdalena tanto como al Orinoco, otra
provincia , Costa dsZ Caribe, no muy bien conocida 1 la provincia de Ori
nece que exhibira gran af inidad con l.as Guayanas y el Amazonas , y la
de Trinidad que contendr a aproximadamente 74 especies, de las cuales
s6lo la mitad seran tpicos peces de agua dulce 1 de estos ltimos cin
co son endmicos (Boeseman, 1960) . Mago (1970)distingue en el Dominio
siete distritos o provincias, lo que posiblemente resulte vlido, aun
que ms comple jo y pcobableente innecesar io en el nivel de apreciacin
que nos ocupa.
2. Del Ro Magdalena. Comprende una pequella zona a islada cor cspond
ientc o la cuenca del co Magdalena. En ella se encontrar an unas 150
especies, las que inclu ir an unos 65 char acoideos y 9 i1110otoi deos , un
nllero simila r de silur ifor mes, unos 10 ciprinodontiformes y clclidos, el
resto es de or igen arino (Miles, 1947) .
3. Del Pacf ico o Trasandino. Abarca una alargada y estrecha
cegin que, partiendo de Panam, toma la t canja de Colombia ubicada al
este de la cord illera , la pendiente del Pacifico de Ecuador y la zona
norcoste ra de Per. Este dominio se caracter iza por una fauna que
corresponder a en general. a la sudamer icana y est separ ado del resto
por la elevacin de la cord illera andinn, que constituye una ef icaz
barrera que impide las migraciones este-oeste. Se han registrado alre
dedor de 390 especies, de las cuales un 26 son endmicas, el 60\ es
comn con la pendiente atlntica , un 9\ cor respondera a elementos de
estirpe centroamer icana y un 5t sera de or igen mar ino (Lowe-McConnell,
1975) . Se pueden dist inguir dos provincias' la PaeCf'lco Norte hacia el
norte y la de Guayas hacia el sur , teniendo en cuenta la reduccin del
nmero de especies en d ireccin 111eridional, lo que concuerda con el
carcter ms desrtico que adqu iere la r egin en esta direccin.
pecul.iar , de tipo tor cen
4. Andino. Posee una fauna ictica muy tcola que, reduccin en el nmero de
con la altura, exper imenta una especies. se encuentran Pigidiwn y
Seqn Eigenmann y AlJ.en (1942) ,

Orestiaa hasta los 4200 a 4 500 m de altura , Astrobiepus hasta los


4000 a, Hemibrycon hasta los 3500 m y Anci11t:1'UB y Acrobrycon hasta
2400 a
2700 '"
La fauna ctica andina incluye a loa endmicos
cipcinodontes del
gnero Orestias, cuyos antecesores habr ian sido anter iores a la apari
cin de la cordillera. Al igunl que en el lago Titicaca , exper imentaron
una explosiva especiacins actualmente se han identif icado unas 16 ea
pecies . El gnero Olestiaa, como se ver luego, posee gran importancia
en la produccin pesquera del lago Titicaca, en la que ejercen una
f uer te presin las espe<:ies introducidas (en especial l.as M trucbas co
Sa'lfno gairnerri y el pejerrey" Odontesthes bonariensic ) . Aparte
del 9nero mencionado se encuentran silur iformes torrentcolas, sobre
todo Tr lchomycteridae, y algn characifocme.

"

Fig . l. Zonas ictiogrficas de 1\mrica Neotropical (ampliada


de Ringue1et, 1975). ll Domj..nio Magdalena.2:Prov. Maracaibo. 3 1
Prov. Costa dol Caribe .4, Prov. Orinoqua.51 Prov .Trinidad (de
2 a 5 per tenecen al Dom ino Oclnoco-venezolano).61 Prov.
Guayana. 7:Prov. Nna
zonas (ambas corresponden al Dominio
Guayano-Amaz6nico).8:Prov. Pac fico Norte. 91 Prov. Guayas
(alllbas forltlan el Dominio del Pacfico o Transandino). lOi
Prov. Norandina. ll:Til:icaca. 12:Sudandino-Cuyana
(de 10 a 12 corresponden al Dominio Andino).l3t Prov. Alto
Paraguay . 141 Prov. Alto Paran.151 Prov .Parano-Platensc (de
13 a lS correspon den al Dominio del Paran). 161 Prov. Nordeste
del Brasil . 17: Prov. Ro San Francisco. 181 Prov. Ros Costeros
Sudeste del Brasil (de 16 a 18 pertenecen al Doainio Este de
Brasil) .Todos los dominios preceden tes se incluyen en la
Subregin Braslica. La Subregin Austral c
prende 191 Prov.
Chilena y 201 Prov. Patagnica. 21 Dominio Centrollltle r
icano.Las espacios en blanco corresponden a zonas carentes de
peces.

Ringuelet (1975) hace ver que por diversos caracteres


climticos e hidrolgicos el Dominio Andino puede dividirse en
tres provincias 1 la Norandina que llega a los Andes peruanos,
ms o menos hasta el Cu2cor la provincia Titicacense, que
comprende el lago Titicaca, caracteriza
da, como ya se ha
set\alado, por la explosiva especiacin de Orest:ias, y la
provincia SUbandino-Cuyana, que se extiende exclusivamente en
terri torio argentino, donde se superpone con el extremo
septentrional de la provincia Patagnica.
S. Del Paran. Este dominio, el segundo en importancia
desde el punto de vista de su extensin territorial, comprende
la zona de drenaje de los llamados ros de la cuenca del Plata
(rio de la Plata, Pacan, Paraguay, Uruguay). El mayor nmero
de especies se da hacia el norte, en el eje potmico ParaguayParan Medio, y disminuye considera blemente hacia el Paran
Inferior y Ro de la Plata. Lo mismo pasa en el Alto Paran
(desde la confluencia de los ros Paran y Paraguay has ta las
cataratas de Guayr*l y en el rio Uruguay. Pero, en el Paran
Superior, esto es el Pacan por encima de tales saltos, la
ictiofauna cambia radicalmente, tanto en su composicin como
en
el
nmero
total
de
sus
especies,
que
decrece
considerablemente. No se contaran ms de 130 especies. Al
mismo tiempo, la similitud de su ictiofauna con respecto al eje
potmico, un tanto paralelo, definido por el Paraguay-Paran
Medio, es muy reducida (Bonetto, 1978). La afinidad de este
tramo con respecto al Uruguay parece ser escasa, pese a que se
acepta en general que, tiempo atrs, habran constituido un
solo eje potmico .
En cuanto a la elevada especiacin registrada en el Alto
Paraguay , se considera que es muy probable que en esto revistan
importancia los contactos con las cabeceras de los afluentes del
Amazonas en la zona en
perodos de intensas precipitaciones pluviales, lo cual permite el paso

de elementos de esta cuenca hacia la del Plata y viceversa. Por


otra parte, la extensa y compleja regin del "Gran Pantana1,
formada en la cuenca superior del Paraguay, constituye por su
complejidad , al igual que el Paran Medio y parte del Inferior
--con su extenso valle aluvial poblado de mltiples ambientes
lenticos de conexin peridica con el rio-- un sistema muy
propicio a la evolucin (Margalef , 1974).
El Dominio del Paran define prcticamente el lmite austcal
de la Subregin Braslica, lo que unido al gradiente trmico
impuesto
a
sus
principales
ros
provoca
un
considerable
decrecimiento austral en la diversidad de sus especies.
Basado en estos y otros antecedentes, Ringuelet (1975) estima
ne cesario dividir al Dominio del Paran en tres provincias la
provincia del Aito Pa:raguay, que contiene el mayor nmero de
especies , abarca el complejo sistema del Gran Pantanal y
establece fcil contacto con los afluentes del Amazonas1 la
provincia del Paran Superior, formada en la alta cuenca por
encima de las cataratas de Guayr debido a los cambios en la
composicin ctica y en la marcada reduccin de las especies, y
la provincia Pal'ano-PZatense, que abacca el resto de la cuenca
hacia el suc, la que en conjunto resulta bastante homognea .
6.
Guayano-.i\maznico.
Comprende
la
gran
cuenca
amazonica y el conjunto de los ros de la pendiente atlntica de
las Guayanas. Repre senta la zona ictiogrf ica ms extensa
con la mayor variedad de peces basta ahora descrita. En la
sola cuenca amaznica habra probablemente ms de 1300
epecies (Gery, 19691 Lowe-McConnell, 1975)1 segn Sioli

(1975), su nmero
representados

ascendera

2000

en

*Actualmente cubiertas por el embalse de Itaip.

ella

estaran

casi todos los grandes grupos de peces sudamericanos, incluyendo


Lepi dosicenidae (que no se re<Jistra en las Cuayanas), OsteO<J
lossidae y Nan didae. No es fcil explicar tal riqueza de
especies, aun si se consi dera la posibilidad de que se hubiera
acelerado la evolucin en zonas intertropicales. Se estima que
Amrica del Sur representara en tiem pos geolgicos recientes
un continente con procesos de evolucin mucho ms rpidos que en
Africa y en este sentido la elevaci6n de la cordi llera de los
Andes desempeara un papel especial.
En cuanto a la distribucin de la ictiofauna dentro de la
enorme regin Ainaznica y a su propagacin hacia otras cuencas
hidrogrficas, se ha seffalado (Gery, 1969) que la situaci6n es
peculiar y que, al pa recer, se relaciona con la historia
geolgica de la regin .
La ictio fauna amaznica no se
propag, segn parece, en todas las direcciones posibles como se
creyera en un principio , sino que la dispersin de los grupos
ancestrales se habra efectuado en forma perifrica, circunva
lando la cuenca por el noroeste, en el sentido contrario a las
agujas del reloj, o por la va ms corta del delta, lo que
resultara proba blemente ms reciente.

Por lo tanto, las zonas perifricas de la cuenca, esto es


los tra mos superiores y medio de los tributarios del Amazonas,
,.uestran 111s afinidad entre si que con la cuenca central de
dicho ro. El Amazonas pei:uano poseera, pues, ms de 100
especies comunes con la distantes Guayanas, lo que tambin es
vlido respecto a los tramos superiores del Tocantins, Araguoia y
Xing en Brasil, en tanto que la ictiofauna es completamente
diferente en el centro de la cuenca. Esto parece sugerir
que la fauna pr imitiva se habra propagado alrededor de la
cuenca ama
z6nica --que en aquel entonces probablemente
constitua un golfo marino
y, luego, un conjunto de graodes lagos-- y que la actual riqueza
ctica
se debeda a un.a diversificacin posterior. Incluso, se sef\ala
que ha
bra pruebas de que el ro Aiaazonas todava constituye una
barrera eco lgica para la propagacin de la ictiofauna. Las
particularidades de esta distribucin pueden deberse a factores
tanto ecolgicos como geo lgicos, o a la combinacin de ambos,
lo que no ha sido todava sufi cientemente elucidado .
7. Bate del Braei1. Constituido por provincias que se extien
den desde el extremo nororiental del Brasil hasta el norte de la
franja costera del Uruguay. Su fauna ctica se caracteriza por
un alto grado de endelllismo. Pueden distinguirse l.lls sigu ientes
provincias1

a} No:rdeote de], EraciZ . La marcada reduccin de especies puede


estar relacionada con el clima de tipo semlrido1 la
ictiofauna sera algo similar a la del Amazonas.
b) Provincia del Rf.c .$:m P1ancie;i o . Su fauna posee diversas pe
culiaridades y al parecer se relaciona mucho meno& con el
Amazonas.
Prov incia de l<J a R!oD Coste1'Q8 det Sude.;tc del- B:rasi L Segn
Cery (1969), la fauna ctica sera endmica en un so,
presentando
los characiformes muchas aflnidades con grupos de zonas muy
remo tas, como la trasandina de Colombia y Ecuador.

c)

En la Subre9in Austral se encuentra el dominio del mismo


nombre .
8. Austral.
Situado al extremo meridional del continente, se
caracteriza por la pronunciada reduccin del nmero de sus

especies, que resuita


diferencian en alto
trata, segn parece,
derivando hacia estas

de un marcado endemismo1 estas especies se


grado de la fauna fctica braslica. Se
de formas primitiva s que se habran ido
aguas fras

grupos
radiantes
ms
recientes,
como
eirodon,
Ginrn0<.hol'ao1:nus, 1'iematogaws, Oip7,a11ryat;es, Hatoh<l 1ia, etc. Por otra

por

parte, se encuen tran especies de galaxoideos, con las familias


Aplochitonidae y Gala xiidae, de estirpe notogeica.

Dentro de este dominio, Ringuelet (1975) distingue la


provincia Patag6nica: que desde Tierra de Fue<;o se extiende hasta
la antigua cuen ca imbrfeca del ro Colocado (en la que se
registran so.lamente lB es pecies), y otra que se denomina
Chilena, que comprende el territorio de este pas, desde Vallenar
hasta Valdivia (aproximadamente con 26 espe cie, de las cuales
s610 cinco se encuentran tambin en la provincia anterior).
Es de senalar que baca el norte de la prov incia Chilena y
siepre por la franja existente entre la cordillera y el mar, hasta
llegar a la provincia de Guayas, al parecer no se registran peces.
Lo mismo ocurre en una franja que se define en la Repblica
Argentina entre la provin cia Patag6nica y la provincia Parano-Platense y que hacia el norte sir ve de lmite a la provincia
Subandino--Cuyana.
Hacia el norte de la Amrica Neotrpica procede distinguir la
Sub regin de Amrica Central y Caribe.

9.Amrica Central y caribe. Puede considerarse como un terri torio


ictiogeogrfico ms o menos definido, que alcanza hacia el norte
el istmo de Tehuantepec, hacia el este la cuenca del r..o
Popaloapan y hacia el oeste el rio Tehuantepec. El restante
territorio mexicano, situado hacia el norte, tendra ms relaci6n
con la fauna ctica de los Bstados Unidos (Miller, 1982). En el
territorio sel'lalado se han registrado unas 500 especies ele peces, de las cuales 112 sedan pri1I1aria.s

(estrictamente de agua dulce), 185 secundarias (tolerantes a las


aguas salinas) y 354 de origen marino (ms o menos adaptadas al
medio dulce- 11cucol11) . Los peces de Amrica Central estn
dominados por los cipri nodontiformes secu.ndar ios (sobre todo
los Poecillidae) y los cclidos, e invasores 111a r inos. Tal
escasez de especies primarias se explicara por el aislamiento de
Ainr ica ntral respecto a Amrica del Sur a lo largo de casi todo
el periodo Cenozoico y por la dificultad de los pe- ces de agua
dulce de desplazarse hacia el norte en un territorio estre- cho y
accidentado, como asimismo por la incapacidad de los peces norte
americanos para adaptarse a las condiciones de este medio
tropical (Mlller, op. cit.).
La distribucin de la ictiofauna en las islas del Caribe resulta
ucho ms complicada: acentuados endemismo y gravitacin
marina, y no hay gran relacin entre si y con Amrica Central .

Desde luego, conviene recordar que la ictiofauna de Amrica


Latina no ha sido an debidamente estudiada . Falta mucho por
hacer en cuanto a la investi9aci6n taxonmica de sus especies y a
su distribuci6n geo grfica, en la que intervienen complejas
conexiones entre cuencas que representan vias de intercambio
peClllancntes o transitorias al igual que barretas geogrficas,
9eol69icas y ecol6gicas que impiden la propag a cin de las
especies y restringen los territorios ocupados. En conse cuencia,
no debe extranar que muchas de las actuales apreciaciones de ban
modificarse
sustancialmente
ante
el
progreso
de
las
investigaciones y que no pocas de las actuales especulaciones,
consideradas como vli das o aceptables, tengan que ser revisadas
y desechadas debido a nuevos y ms apropiados elementos de juicio.

2
LA PRODUCCION EN LAS C<JMOMIDADBS ICTICl\S DB
LOS GRANDES SISTEMAS LATINOl\MERICAMOS Y SU
BCOLOGIA
En general, se estima que la producci6n pesquera de un
ecosistema acutico es la cantidad de peces, expresada comnmente en
peso fresco (es decir sin proceso de secado), que puede obtenerse
en un perodo dado de tiempo, sin determinar fen!nenos de presi6n
excesiva sobre la poblacin o "stock" bsico (sobrepesca)y sin caer
en la subexplotacin de sus posibilidades reales.
El adecuado manejo de los recursos pesqueros debe tender, pues,
a lograr el rendimiento mximo y sostenido de una o varias especies
de peces de una masa de agua, es decic, a extraer el incremento de
carne producida en la unidad de tiempo (con frecuencia, un ciclo
anual), sin comprometer el. capital biol6gico bsico correspondiente
a un "stock permanente , pero renovado, que sustenta tal. produccin.
'En realidad, el. conocimiento y manejo de la produccin debe
basar se en investigaciones que informen no s6lo sobre los valores
estadsti
cos
de
la
captura,
sino
tambin
sobre
la
mejor
identificacin biolgica de l.os peces de que se trate, adems de l.o
relativo a la dinmica de sus poblaciones (fecundidad, natalidad,
mortal.idad, crecimiento, etc.),
sin omitirse las cacacteristicas limnol.6gicas del ambiente que los contiene y su capacidad para mantener la alirnentaci6n de estas especies.

Se acepta en general que, dentro de ciertos limites, la abundante


cantidad de materia orgnica y l.a presencia de adecuadas
condiciones ambiental.es han de estimular una mayor producci6n.
Peco, el contenido ictico de un ambiente dado suele estar constituido
por un nmero a ve ces muy elevado de especies , las que pueden
diferir en alto grado en lo que respecta al ptimo de tales
condiciones . Adems, para efectos prcticos, suelen considerarse
slo las especies aptas para el consumo humano, aun cuando las
restantes desempe?\en un papel. muy significativo en trminos de
al.imento, competencia, depredacin, etc.
De ah que,
como ya se ha se?\al.ado, la produccin pesquera con frecuencia se
mide en funcin del rendimiento mximo sostenido con destino al
consumo hu mano de una especie o de unas pocas especies en un
ecosistema acutico.
Este rendimiento, desde luego, vara en grado considerable en
los d istintos ambientes y, eventual.mente, puede ser estimulado
mediante la adopcin de diversas medidas encaminadas, por ejemplo, a
regular el tamano de los ejemplares extrados, fijar periodos de veda,
incrementar el alimento disponible, mejorar l.as condiciones
ambientales, reducir los peces depredadores o competidores, aunque
esto suele ser poco via ble en l.os grandes ros y no siempre resulta
fcil apreciar la relacin entre la magnitud del esfuerzo desplegado
y el resultado general ob tenido.
A menudo, en ambientes no modificados de manera radical, la
abun dancia y l.a calidad del alimento disponibl.e son factores
fundamentales que determinan y regulan la produccin pesquera ,
sobre 1'.odo en los grandes ros caractersticos de l.a re9i6n
considerada .

ll

En
condiciones naturales
--es decic
no afectadas
por
las
activida des humanas-- el alimento existente no siempre es alimento
disponible.

De tal manera que poco puede significar para la nutricin directa


de un pez ictifago la presencia de abundantes plantas acuticas.
Para el aprovechamiento de la energa contenida en stas, se
requiere la pre sencia de organismos fit6fagos, detritvoros o que
de una u otra forma aprovechen las especiales condiciones creadas
por esas plantas para generar alimentos utilizables por los peces
carnvoros.
En un esquema tpico, muy simplificado, se explica la
productivi dad del ambiente acutico como una serie de pasos
sucesivos o escalona mientos de niveles trficos, de modo que las
algas del fitoplancton (o su equivalente vegetal) nutren al
zooplancton, al zoobentos y a anima les vinculado& a otros
sustratos, de donde pasan a alimentar a los peces pequeffos que,
por ltimo, vienen a sustentar a los grandes icti6- fa9os,
culminando as la llamada pirmide alimentaria . Pero, en los
sucesivos pasos o transferencias entre los niveles trficos se
reduce de manera considerable la energa inicial sintetizada por
el fitoplanc ton o las plantas superiores, de tal manera que de
comprender a varios de ellos en la cadena o trama trfica, la
transferencia de energa resulta menos eficiente. Esto equivale a
expresar que, desde el punto de vista de la economa pesquera ,
son preferibles (por lo menos para su difusin y cultivo} l.os
peces de "cadena alimentaria corta" (con pocos pasos en la
transferencia energtica) a los de "cadena alimentaria lar ga
(con un nfunero considerable de niveles trficos), como ocurre con
los peces ictifagos.
Desde esta perspectiva, los peces de
exhiben
algunas
particularidades
que
consideracin .

los ros regionales


merecen
especial

Por un lado, los herbvoros, propiamente dichos, son bastante


ra

12

ros. Algo ms frecuentes son aqullos que facultativamente pueden


in corporar elementos vegetales en su dieta y ms corrientes an
son los
peces que se alimentan principalmente de frutos y semillas, como
muchas especies de los gneros Cotossoma., My l-ossoma, My le'UB y Brycon .
Estas
especies pueden ser muy abundantes en los ros que
atraviesan zonas boscosas o que poseen densa vegetacin marginal y
a veces tienen consi derable importancia pesquera, como es el caso
de algunas de las espe cies de
pac" (Co'Loseoma spp.) en el
Amazonas brasilef\o (Junk, en prensa1 Goulding, 1980 , 1981) y,
sobre todo, del tambaqui" (Cotoi;soma. maropomwn) .
Por otro lado, resulta de fundamental importancia el
notable pre dominio de peces ili6fagos, que encuentran su
alimento en los detritos y organismos transportados por el fango
que ingieren. Estos peces se hallan en todas las grandes
cuencas hidrogrficas de la Subre9i6n Bra slica, donde las
especies
del
gnero
Proahi
"lodus
--o
muy
afines
como
Semapr oahiZodus-- prevalecen elaramente en la producci6n de las
aguas, llegando a ocurrir, como en el Paran Medio, que slo
una especie (P. p"latenaie) representa ms de la mitad del total de
la ictiomasa regs
trada (Bonetto et at ., 1969, 1970), la que superaba los 1000
kg/ha. En
realidad, aunque el nmero de especies de este gnero puede ser
consi derable, parecera (si bien no faltan excepciones ) que
slo una de ellas en cada sistema bidro9cfico alcanza tal
predominio, al punto de que cabria admitir la posibilidad de que
pueda tratarse de la misma es pecie, con mayores o menores
variaciones re9ionales. El pez posee un largo y complejo aparato
digestivo (Angelescu y Gner, 1949; Oomitrovic 1983) que le permite
aprovechar la variada cantidad de materia orgnica contenida en el
fango
que
ingiere,
lo
que
realiza
con
notable
eficacia
incorporando en poco tiempo importantes cantidades de grasa (Cneri
y An9elescu, 1951; Bonetto et a'L ., 1969). Al parecer, su recurso

alimen ticio principa\ consiste en el detrito variablemente


modificado de las plantas acuticas y
ribereflas, aunque con
cierta frecuencia pueden

encontrarse en el estmago algunos componentes del bentos y d;c


oti;as comunidades que seran slo parcialmente d igeridos, como lo
evela eJ. examen de los tramos finales del intestino.
Tal circunstancia define uno de los rasgos ms caractersticos
del circuito trfico de las aguas regionales, que depender ia de la
abuntlan te producci6n de las plantas acuticas y riberef\as, cuyos
restos org nicos, junto con algunos componentes de la microflora e
incluso de la microfauna y el remanente degradado de las otras
comunidades del am biente acutico, son modificados en diversa
medida para ser aprovecha dos por los peces ili6fagos.Estos peces
constituyen, pues, poblaciones extraordinariamente numerosas que
sirven a la vez de principal sustento a las grandes especies
ictifagas, propias de estas aguas.
Otra particularidad de las aguas regionales es la amplia gama y
el gran tamaflo de especies ictifagas que en ellas habitan, aunque
tal caracteristica es compartida con otras zonas tropicales y
subtropicales del mundo (LOwe-McConnell, 1975). Es tambin propio
de
la
ictiofauna regional
la
escasa
cantidad
de
especies
planct6fogas especia lizadas,
aunque la comunidad planctnica represente el alimento primordial
de las larvas y peces j6venes .
Resulta
tambin caracterstico de las aguas regionales, y
espe cialmente patente en los grandes sistemas hidrogrficos, la
presencia de importantes planicies de inundaci6n, de conformacin y
extensin muy variables. Estos valles aluviales de los grandes rios
y sus principa
les afluentes aparecen surcados de brazos menores y pequeflos arroyos
relacionados en di.verso grado con 1.agunas, madrejones, batlados y
otros
ambientes
lenticos, los que en perodos de creciente
establecen con el
ro y entre s relaciones muy complejas1 la intensidad de estas

13

cienes depende en lo esencial de las alturas hidromtricos, o


sea su exposicin a las inundaciones.
como se explicar ms adelante, despus de las migriciones
con
fines
reproductivos,
que
generalmente
coinciden
con
las
caudalosas cre cientes anuales de estos ros, las cras de los
peces buscan las vas para alcanzar esas lagunas y ambientes
lenticos,
donde
encuentran
un lugar
ms favorable para su
desarrollo. El grado en que estos pequenos peces dependen de estos
ambientes ha llevado al distinguido ictilogo brasileflo Pedro de
Azevedo (1962)a expresar que la productividad de un ro (por lo
menos en la regin) se encuentra directamente relacionada con la
cantidad de lagunas, madrejones, baflados, etc ., que se le juntan
en los perodos de creciente .
Sin embargo, no debe creerse que estos ambientes lenticos de
las planicies de nundaci6n de los grandes rios s6lo son ocupados
por ,los peces pequenos que de esta forma se alimentan mejor y se
sustraen con ms eficacia a la accin depredadora de otras
especies. Por el contra cio, los peces del ro se dispersan
rpidamente con el mayor espacio
que les brindan las crecientes y se diseminan por el valle aluvial.
Unos, como las distintas especies del gnero Prochilodus, tratan de
escapar a la accin de sus principales enemigos natural.esotros,
los ictifagos, se movil:an en persecuci6n de stos y en la
bsqueda de variados peces de mediana talla para devorarlos, ya que
los forrajeros escasean en el ro durante las crecientes. En las
crecientes taJDbin los depredadores recorren el ro en busca de
ejemplores que les propor cionen alimento sustancial, aunque, por lo

cela-

general, el nmero de stos disminuye visiblemente. Adems, como ya


se setlalara, se diseminan por los brazos menores y arroyos,
entrando y saliendo de las lagunas del valle aluvial para atrapar a
sus presas. En raras ocasiones permanecen por largo tiempo dentro de
ellas (salvo en ambientes de gran extensin)

escapnn o tratan de salir de ellas en cuanto las aguas


comienzan a bajar.
y

En todo caso, salvo raras excepciones, la pesca disminuye


de mane ra apreciable en el cauce principal de estos rios
durante las crecien tes y no es fcil c0atpensar esta reducci6n
en el valle aluvial para mantener el rendaiento de las
actividades extractivas. Este es otro factor de importancia en
la requlacin pesquera de un rio o tramo del mismo.
A continuacin mencionaremos algunos ejemplos que revelan
las caractersticas, la variedad y la abundancia de la fauna
ctica, as cOillO la produccin de sta en tos principales
sistemas hidrogrficos de la regin.
EL RIO

14

MJ\CDllLBNA

La cuenca del ro Magdalena se orienta en direccin general


norte sur y ocupa una zona de 260.000 km2, en la que est
asentada cerca del 70\ de la poblacin del pas (Arias ,
1981). El ro nace en las es tribaciones de los Andes ca
desel!Oocar en el ar Caribe y aporta un volumen promedio de 6800
m3/s, tiene una extensin de unos 1500 km de largo y sus
principales tributarios son el Cauca, con 960 km, y el San orge,
de 320 km. El Magdalena y los mencionados afluentes dan lugar a
una extenso llanura de inundacin, de alrededor de 20.000 km2,
de los cuales unos 6000 km2 permanecen anegados durante la
estacin seca (FAO-COPESCAL, 1981). tas mayores precipitaciones
ocurren en los meses de mayo-junio y octubre-novielllbre.
El Magdalena, por lo tanto, presenta las particularidades
pcopias
de aquellos ros que poseen extensas planicies de inundacin,
las que desempenan, como se explicara, un papel de mucha
importancia en la pro ducci6n de las aguas en relacin con los
caractersticas biolg icas y ecolgicas de su ictiofauna y con
las variaciones hidromtricas propias del ciclo hidrolgico.
La cuenca del Magdalena aparece un tanto aislada y el nmero
de
especies
que
contiene
es
relativamente
bajo
-se
aproximaran a 150
(Gery, 1969)-- y varias de ellas son endmicas e incluso algunos
gne ros lo son tambin . El representante local del g nero
Pr>ochiZodu8: P. reticulatue ("bocachco"), constituye la especie ms
abundante con cla ra dominancia respecto al resto de la
ictiofauna: representa el 67't en
peso de las c.apturas en las cinagas y es, a la vez, la
especiesi portante entre las diversas que llegan a los
puertos de desembarco del ro (Bazigos et al., 1977), donde
constltuye ms del 58 del nmero de individuos.Un lugar de
importancia ocupa Pimel.odus clarias ("nicuro"), Paeudcpta tyat;oma
fasaiatwn
("bagre pintado"), Surubin lima (
"blanqui llo")menor significacin cuantitativa revisten Sryaon
moorei ("dora da"), AgerieioBus aaucanus
< "doncella") , Pl.ogios oion eurinamensio y
otros de exiga reprentaci6n en las capturas (8aigos, op. ci.).
La pesca en el ro Magdalena ha sido estudiada con cierto
deteni miento en sus aspectos cuantitativos ms sobresalientes,
sobre todo por Bazi9os s al., 1975, 1977 y Arias, 1981. La
producci6n pesquera anual en el sistema del plano inundable del
ro se ha estimado en unas 65.000 toneladas mtricas (t 1000
kg), de las cuales un 58l corresponde a la cantidad extrada en
el ro, en tanto que el 42\ restante provend ra de los
ambientes del valle de inundacin. El promedio de produccin del
ro anoj6 24,2 t/kl'I, correspondiendo 162 kg/ha a las cinagas
de la llanura aluvial .

Segn las informaciones de Ar ias (op.cit.) y


pese
a
las
opiniones de especialistas mencionados en este trabajo acerca de la
existencia de una subexplotaci6n del siste111a, en los ltimos anos las
capturas se habr an reducido en grado apreciable , lo que ha llevado a
determinar sus causas y a remediar tal situaci6n. No obstante. en el inf
orme de l'l\0-COPESCAL, l.981 ("Las Pesquerias Continentales de Amr ica
Latina") , se considera que con la incorporaci6n de otras especies a
las capturas y la explotaci6n de una mayor supe rf icie de las cinagas, se
podr an extraer unas 100.000 t.
l!L RIO ORlllOCO
El Or inoco constituye uno de los grandes ros sudamer icanos, que
desde el punto de v ista hidrol6gico, se destaca claramente en el norte
del continente. Su brazo pr incipal alcan2a unos 2150 lull de longitud.
Por la 1oargen derecha son importantes los afl.uentes provenientes de la
cuenca de Guyana (como el ventuar, Caura y Caron) y por la izqu ierda,
los proven ientes de los Andes venezolanos y colombianos (Inir ida . Gua
viar . Vichada, Tomo, Meta, Cinaruco, Capanaparo, Arauca y Apur) . LOs
cinco ltimos tr ibutar ios se deslizan por los llanos occidentales, don
de se dividen en var ios bra2os conf igurando un d ilatado sistema de pla
noie de inundaci6n que posiblemente abarca m&s de 70 .000 km2.
Otr a impor tante y compleja formaci6n de llanuras aluviales se da
en la desembocadur a del c o, donde ste se divide en m&s de un a docena
de brazos que, en conjunto, comprenden una zona inundable de 20.000 km2
aproximadam ente .
La mayor explotaci6n pesquera parece r esidir en el brazo principal
del sistema del Or inoco, desde Caicara hasta el delta poco se sabe
acerca de la producci6n de las vastas planicies de inundaci6n del delta
y de los llanos. No obstante, segn algunas est imaciones (FAO-COPBSCAL,
1981) los 20.000 k2 del delta podran producir unas 80.000 t anuales
(lo que equivaldr a a 40 kg/ha/alto) , en tanto que la plan icie aluvial
de los llanos podra rendir un tonelaje semejan te, con una captura de
unos 12 kg/ha/ano.
La ictiof auna es abundante y r ica en especies de inter6s pesquero
{Mago, 1978) , aunque quizs s6lo un 10' de la misma posee valor
econ mico real o potencial como especies comestibles.
En trminos gener ales. la explotacin pesquera del Or inoco parece
estar dbilmente organizada y desarrollada , de modo que pese a su r ica
y variada ictiofauna (relacionada en lo f undamental. con
la de
las
Guyanas y Amazonas) est lejos de proveer con todo su potencial estos
productos a la poblaci6n local o al pa is. En esto inf luir an sobre
todo el. consumo de pescado , bastante bajo, como asimismo el general
aisl1111iento y escaso desarrollo de11K>9r Af ico de l.as zonas que pueden
sustentar una sostenida actividad pesquera.
EL lUO J\KASOMAS
Lll cuenca amaznica ae caracter iza por su amplsima extensin
(altodedor de 7 millones de kil6me tros cuadrados) J abarca zonas tropi
cales y subtcopicales, ocupadas en g ran pa cte por una densa selva vir
gen (aunque af ectadas ms y m6s por la deforestacin encaminada a l
apcovechamiento de maderas y al uso de las t ierras pat a distintas ex
plotaciones) . El promedio de lluvias en toda la regi6n es de 2000 a
2500 mm por ano. iu:! se conf igura el gran r .o, el mayor del
mundo, cuyo caudal de unos 200. 000 1113/s engloba de l/S a 1/6 del
volumen total de las aguas cont inentales que se vuelcan a los ocanoa del
mundo (Geisler at; ai. 1973) .

15

La cuenca, a pesar de su mar cada un idad, exhibe, coino es natural,


importantes va r iaciones sector iales que revisten inayor o menor exten
sin y relevancia en f uncin de los d iferentes elementos ut ilizados,
los que se ref lejan en diverso grado en su productividad pesquera. En
tal sentido, las caracter isticas de las aguas de los ros de la cuenca
permiten establecer claras distinciones entre ellos, que depender an
del relieve, rocamadre, condiciones del suelo, t ipo y densidad de la
f lora en las diversas zonas dr enad as.
Ello red und a en variados
aportes
de slidos suspend idos y disueltos, nutrientes y p roductos hmicos
disueltos y coloidales (Geisler ot al., 1971) .
Sioli (1950 , 1965,
1967) los clasif ica conrorme al color y t r ansparencia , que asocia a
diversos par met r os f sicos y qumicos de ipor tancia limnol6gica .
Dicho autor d istingue tres categora s de aguas en los ros regionales:

Ros de .11.guas Blancas. Son r ios qoe poseen aguas muy turbia s, con
abundantes slido suspendidos (en promedio aproximado de 300 mg/l) ,
relativamente r icas en nutr ientes y pH cercano al punto neut ro, donde
la productividad primar ia del f itopla ncton se reduce en alto grado de
bido a la escasa penetracin de la luz. Tpicos ros de aguas blan
cas son el Solimoes-Anta zonas, el Madeira , purs y el Blanco .

16

Ros de .11g uas Claras. Son r os de aguas limpidas, de color verdo


so, con transparencia de 4 m o m's' las condiciones pticas facilitan
la actividad fotosinttica de las algas.
Las aguas claras pueden va
r iar considerablemente en cuanto a pH y contenido de nutr ientes. Por
ejemplo, en los grandes ros, como el Tapaj6s y el Xing, el pH se
aproxima en promed io a 6,5 en tanto que en los a rroyos que nacen en
focmaciones de granito y gneis puede var iar entre 5,2 y 5 , 8. Estos
bajos valores de pH no tendran ef ectos f isiolgicos negat ivos sobre la
f au na ctica.
Rfoa de Aguas Ne<Jraa. son dos tra nsparentes, con escasos s6lidos,
pese a lo cual la penet racin de la lu est limitada a unos 125 cm o
menos como consecuencia del. alto contenido de sostancias hmicas. El
color del agua va de castal'lo a cast.atlo rojizo, son muy pobres en
sales y nutrientes (caso del ro Negro) y el pH es muy cido,
generalmente entre 4 ,5 y 4 ,8, aunque se citan va lores tan ba jos como
3,7. A pesar de esta ex tremada situac i6n limno16gica, las "aguas neg ras
exhiben una var iada fauna de peces constitu ida predominantemente por
characiformes ; estos peces muestran a veces signos de adaptacin a l
medio, sobre todo en su coloraci6n y alimentacin, aunque no se dispone
an de suf icien t es conocimien tos sobre el particular (Geisler et

al., op. -it .) .

Desde el punto de vista de l.a productividad pesquera , las aguas


blancas parecen of recer mejores condiciones bsicas por su mayor con
tenido de nutr ientes. Asi sucede especialmente cuando las "aguas blan
cas" d e los g randes ros se desbordan y van a alimentar las mltiples
y, con f recue ncia , extensas lagunas del valle de inondaci6n, donde
de cantan los slidos su spendidos. Esto hace posible una elevada f
otosn tesis, tanto a parti r del f itop1ancton como de las ma.cr6f itas,
dando origen a complejas tramas trf icas que pueden sustentar act ivas
pesque r as. Los r os de aguas negras" ser an los ms pobres, en
tanto que los de "aguas claras ocuparan una posicin intermedia , si
bien la informacin sobre estos ltimos es muy insuf iciente (Junk, en
prensa) .
De f undamental importancia par a la vida ctica y la producc in
pesquera son las comple jas relaciones enti:e las fases acuticas y te
r restres en los ciclos de aguas altas, cuando stas se desbordan e
invaden l vall.e aluvial.. Estos f enmenos que rev isten extraordinar ia
signif icacin por su ndole y magn itud, se t raducen en prof undos cam
bios que influyen en los organismos y su distr ibuci6n, el balance de

nutrientes, las tramas trficas y la circulacin general de la


energa y, por ende, en la productividad de la ictiofauna. Por
esto y lo antes senalado, la productividad pesquera de las aguas
amaznicas depende en muy alto grado del aporte de la selva que
cubre la extensa llanura alu vial, selva cuya conservacin es de
fundamental importanci<> desde el punto de vista pesquero, no
slo paca el rendimiento de la actividad extract.iva, sino para
la conservacin de muchas especies (Goudling, 198D).
Por otra pacte, el paso o interca bio de los peces desde las
aguas de los rios hasta las de la planicie de inundacin y
viceversa consti
tuye una forll\il de migracin lateral que
responde a muy diversas motiva ciones, incluyendo las de ndole
reproductiva, que pueden manifestarse en uno y otro sentido con
vaciada intensidad.
Con todo, son muchas las especies que viven normal y
permanente mente en los ambientes lenticos de la planicie de
inundacin,
donde
con
frecuencia
ocurren
fenmenos
de
desoxigenaci6n y aun de desecaci6n de las masas de agua mis
exiguas, encontrndose que un aaplio espectro de especies se han
adaptado para soportar estas condiciones extremas.
No obstante, las prdidas poc desoxigenacin, recalentamiento
dosecacin de loe ambientes leniticos deben ser muy cuantiosas
en las aguas bajas --sobra todo en bajantes bruscas-- dada la
extensin y com plejidad de la planicie de inundacin. Segn
Silva {1980), esas prdi das en un ano pueden ser superiores al
total de las capturas.
y

La principales migraciones parecen ser las que se realh.an


ro arriba al iniciarse las crecientes, probablemente con fines
reproductivos, aunque no se descartan otras razones (Silva, op. ci:t.1 Junk, en

17

prensa). Bn estas migraciones participan diversos characifou1es


de gran inters pesquero y se supone que diversos siluriformes
intervienen igualmente en ellas. Junk (op. elt .) alude tambin a
migraciones re productivas desde las "aguas negras " y "aguas
claras" hasta los ros de "aguas blancas". Las migraciones
reproductivas seran seguidas de mi- 9raciones trficas y por lo
general se efectuaran conforme a lo sena- lado en el captulo
correspondiente .
Bn real.id<>d, parece ser muy poco lo que real.Jllente se sabe
acerca del mov imiento migratorio de los peces en la cuenca
a.Maz6nica. Ello se explica por las dificultades inherentes a su
investigacin, la enorme extensin de la cuenca, 111 igual que la
escasa densidad y preparacin de su poblacin humana para
colaborar activamente en tales estudios.
Como quiera que sea, un importante nmero de especies no
necesitan efectuar migraciones para reproducirse1 entre ellas
figuran varias de gran inters pesquero, como el "piraruc" o
paiche" (Al'apama gigas) , el "tucunar o "pavn" (Cichla spp.), el
"apaiar" (Astrono ts ocella tus), las "corvinas" (Pl.agiascion spp.)
y otras que, en contraste, pue den anidar y brindar especial
cuidado al desarrollo de la cra.
El te111a de los mecanismos que regulan la circul.acin de la
ener ga, determinando y condicionando la productividad pesquera,
ha sido apenas explorado, aunque se conocen varios trabajos
relativos a la ali mentacin de los peces, incluyendo los que se
refieren a su variacin con los ciclos hidrolgicos .
La extraordinar ia diversificacin de la fauna ctica de la
cuenca, que quizs supere las 200D especies, es resultado de
mltiples ajustes para adecuarse a los ms variados nicbos

ecolgicos. Diversos autores coao L<Ne-McConnell


Welcomme (1979)destacan la abundancia de

{1975)

especies carnvoras, o sea la gran variedad que se aprecia en el


nivel trfico superior. Sea como fuere, sin duda el rasgo ms
caracterstico es --como en los restantes sistemas hidrogrficos
de la Subregi6n Bra silca-- el muy importante papel que desempe
an las especies ili6fagas o detritvoras y , en especial, las de
los gneros Semap:rochi l.odus 'J Pl>ochi1.odus.
Por otra pacte, no faltan en esta cuenca los peces que
aprovechan las macr6fitas acuticas, como ocurre con Litho<iorao
<io:rsaZi.e y varios miembros de Anostomidae (Santos, 1981), resultando
de mucha importancia los que se alimentan de frutos y semillas,
como Co1.oesoma spp., Br-yco-n spp., cuya abundancia y biomasa
seran bastante mayores que las corres
pondientes a las mismas o similares especies en otras cuencas
hidro grficas.
Junk (en prensa)destaca la escasa importancia que parece tener
el plancton en la dieta de los peces de la cuenca, salvo el caso de
peque nas especies y los primeros estadios de desarrollo de los
peces de ma yor tamao. circunstancia que parece ser general en
todas lae aguas de la Subregin Braslica.

18

En cuanto a los cabios cualitativos y cuantitativos de la


oferta energtica, y en especial de los que derivan de las grandes
oscilacio nes hidromtricas, con aus complejos intercambios entre
los ros y las planicies de inundaoi6n, es de seltalar que en este
sistema hidrogr fico, al igual que en otros, muchas eepecies han
desarrollado la estra tegia de acumular variados e importantes
depsitos de grasa en los perodos de ali-ntaci6n favorable, loa
que les permiten soportar las etapas crticas debidas a falta o
esc,sez de sustento apropiado, dis i nucin de la actividad
alimentaria en las fases reproductivas u otras causas.

Como se comprender, resulta muy difcil efectuar estudios


sobre la produccin pesquera en el ro Amazonas y extraer
conclusiones obje tivas. Ello se debe a la enorme superficie que
abarca,
las
grandes
variaciones
locales,
sectoriales
y
estacionales y las mltiplea difi
cultades que presenta la naturaleza regional, a lo que se ""' el
muy
distinto grado de control que imponen las di"ersas autoridades
que ejercen jurisdiccin en la cuenca.
Pese a ello, se han
efectu&do im portantes esfuerzos para evaluarla y caracterizarla,
sobre todo en el Estado de Amazonas, donde la ciudad de Manaos
contiene un 50% de la po blacin humana.
Segn estos datos, la produccin pesquera que absorbe la
ciudad alcanzaba en 1980 a 25.000 t anuales, lo que con respecto a
la pobla cin representaba, en el mismo perodo, un consumo per
cpita de 37,S kg. Esta cifra es realmente significativa. En
relaci6n con el creciente au.mento de la poblacin y el consumo, se
observa tambin un incremento relativo mayor en el nmero de
barcos pesqueros. Esto parece corres ponder a un empleo ms
di"ersif icado de las embarcaciones, como asimis mo la tendencia
actual de extender el recorrido de los barcos y a in ccementac su
capacidad para conseguir capturas ms rendidoras.
Es, pues , evidente que los stocks" de las principales especies
de valor comercial se han reducido en alto grado en las proximidades
de los grandes centros de consumo, como es el caso del preciado
"piraruc (A:rapaima gigae), de modo que la pesca debe efectuarse
en lugares cada vez ms alejados, lo que explica tambin la tendencia
seltalada.
Pese a la extraordinaria diversidad de la ictiofauna de la
cuenca, s6lo se explota con regularidad un nJIH?ro muy limitado de
especies, lo

que implica una marcada selectividad en las tendencias del mercado


.Por ejemplo, en Manaos el pac" o "tambaqui"
(Co'lo11eoma
macl:'opomwn), un
pez de alta calidad, representara la especie ms explotada,
superando el 36% de las capturas . Le siguen en orden de importancia
el jaraqui" ( Semap:r>0ahiiodus spp.)y el "curimat" (Pl:'oohilodus
nigl:'icans) --espe
cies de menor calidad-- y entre las tres constituyen el 73,4\ del
total de la pesca. A su vez, las 10 especies ms frecuentes
representan el 92,7% del total (Junk, en prensa).
Esto en lo que se refiere a los peces que se encuentran
normalmen te en los mercados de Manaos, como resultado, por asi
decirlo, de una demanda local que s6lo en parte se ajusta al
rendimiento real o posible de las capturas, incluso dentro de
determinadas orientaciones. Por ejemplo, parece evidente que la
demanda
de
las
especies
de
menor
cali
dad
(como
l.as
correspondientes a los gneros Semapr>ochi fodua y Prochi ZodueJ no se
ajusta a las posibilidades reales de la pesca, que seran mucho
mayores. Silva (1980) menciona capturas. de 150.000 ejemplares
por lance y, segn Haneck (1982), en la Amazona peruana slo
una espe cie --Prochi Zodus n.igl:'ioane -- aporta el 48% del total de
lo extrado.
Debido a la complejidad de los problemas de mercado, con sus
pro nunciadas variaciones en el volumen de la demanda y en los
precios, a lo que se suman las diver:sas prefer:encias regionales y
las cuantiosas prdidas por deterioro de los productos pesqueros, se
presentan muchas dificultades para tratar de estimar el rendimiento
y las posibilidades de la actividad extractiva .
aayley
(1981),
que
ha
analizado
los
antecedentes
disponibles, cal cula en 150,000 t la produccin en la cuenca
amaznica brasilea, y la
captura de unas 60.000 t en el resto de la misma, lo que arrojara

19

total de 210.000 t.
Por lo que se refiere a la productividad
potencial, los
problemas que plantea su evaluacin preliminar resultan en extremo
dif.ciles, so bce todo por las importantes diferencias sectoriales
que se dan en una cuenca tan extensa y que, adems, experimenta muy
grandes variaciones territoriales a lo largo de los perodos
anuales de inundacin.
De todos modos, no faltan las estimaciones de diversos autores,
basadas en diferentes criterios, lo que lleva a muy dismiles
opinio nes. Dichas estimaciones oscilan desde los modestos valores
calculados por Varoli (1969), de una produccin cercana a las
100.000 t, hasa los de Azevedo (1970) que, a partir de un
rendimiento estimado en 200 t/ha/ ao, calcula el potencial de
pesca de la re9i6n amaz6nica brasilefta en
633 000 t/ano. En fecha ms reciente, Bayley (op. cit .) , tomando en
cuenta los resultados de varios investigadores locales y la
experiencia de Welcomme respecto a los ros africanos con
planicie de inundacin, estima para la cuenca del Alto y Medio
Amazonas una producci6n que os cilara entre las 125.000 y
217.000 t/ano, considerando el ltimo valoc como ms probable.
El potencial del curso inferior del i>.mazonas equi valdra a la
mitad del de los tramos superiores y medio. En consecuen cia, el
clculo total fluctuara entre las 320.000 y 350.000 t para la
cuenca amaznica en su totalidad.
El grueso de los productos pesquecos obtenidos se consume
como pescado fresco y se conserva en hielo dentro de recip ientes
que progre sivamente van incorporando en su confecci6n mejores

un

materiales aislan tes.Esta necesidad se torna perentoria ante las


caractersticas clim tlcas de la regin y las grandes distancias
que
deben
recorrer
los
bar
cos
para
obtenec
rendimientos
satisfactorios.Segn Junk y Honda (1976) y
Silva
(1980), ese
recorrido es superior en algunos casos a 2000 km,

debindose emplear entre tres y cuatro semanas de viaje.


Benchimol (1977), citado por Junk (en prensa), estima que en
Manaos las prdidas por el mal estado de conservacin del pescado
pueden llegar al 30%. Este problema se est tratando de resolver con
diversas medidas y, en tre ellas, con la instalacin de fbricas
productoras de hielo a lo largo de las rutas que recorren las
flotillas pesqueras .
El producto de la pesca es aprovechado en su mayor parte
dentro de la cuenca y representa una fuente de protenas de
fundamental importan cia para la poblacin regional, No obstante, a
causa de algunas situa
ciones especiales, como los prejuicios
relativos al aprovechamiento de determinadas especies --sera el
caso de los grandes
siluriformes
a cuyo consumo an se le
atribuyen diversas enfermedades--, la presin sobre la pesca es
menor y los "stocks que originaron permiten hoy una
considerable actividad exportadora. Silva
(op. it.) estima que
a estos fines se utilizan sobre todo l:Jraohyp 'lat:yatoma. -uai Z.l.anti , B.
fas
ciat'Wn e HypophtflaZmus eden:tatua .
El wpiraruc" (AJ'apaima.
gigas) se
prepara
tambin en forma
sal.ada y desecada y
constituye un
importante producto en toda la regin (Junk, en prensa). En cambio,
el ahumado de las distintas especies se practica en forma muy
limitada y no tiene mayor importancia.

Dentro de la dilatada cuenca amaz6nica la pesca no constituye


una actividad muy especializada, ni provechosa, aunque su aporte
sea esen cial para el sustento de grandes sectores de la poblacin
regional. En realidad, y sin considerar la pesca de subsistencia
practicada por la poblacin riberena, slo una parte de los
pescadores se dedica de lleno a esta ocupaci6n, siendo muy
corriente que la compartan o alternen con otras actividades, sobre
todo cuando las capturas no rinden mucho .Este hecho, como lo
sefiala Junk (op. cit.), provoca no pocos conflictos por cuanto
la excesiva afluencia de pescadores en los perodos favorables
reduce en alto grado los precios.
Tales circunstancias , los escasos ingresos reales (Junk y
Honda, 1976, mencionan estudios segn los cuales la ganancia para
el pescador es 3,3%, en tanto que para los intermediarios puede
llegar a 87%), la falta de preparaci6n en asuntos ajenos a su
profesin (la gran mayor a de los pescadores son analfabetos), y el
difcil e ingrato esfuer20 que deben realizar en su trabajo,
seffalan la necesidad de adoptar medidas correctivas con el fin de
elevar la situacin socioeconmica del pesca dor, en especial el de
dedicaci6n exclusiva, dada la importancia de su aporte al sustento
de la poblacin regional.
Conviene recordar que no pocas medidas se han adoptado con
miras a corregir estas cond iciones, aunque se ha de admitir ,
tambin, que no han sido del todo suficientes para encontrar
soluciones realistas y eficaces.
Probablemente, la solucin de este problema est firme e
indisolu blemente vinculada a la aplicacin de un programa global
encaminado al mejor aprovechamiento de los recursos pesqueros en
la regin amazni ca. Dicho programa, a juicio de Junk y Honda
(op. cit;.) , debe prever la administraci6n y proteccin de un
ecosistema en extremo complejo y escasamente conocido (en el que se
inserta una creciente presin humana y que incluye l.a construccin
de represas en sus aguas, Caufiel.d, 1983); el establecimiento de
una organizacin e infraestructura moderna en lo relativo a la
pesca profesional y aspectos econmicos conexos1 la adecuaci6n y
mejora de las disposiciones reguladoras de la actividad pesquera
conforme a l.as caractersticas y exigencias locales y regiona les,

y la creacin de organismos laborales de pescadores que les asegu


ren condiciones socioeconmicas mnimas compatibles con su labor y
su significado en el plano regional.

En lo que atane a los mtodos y modalidades de la pesca, se


ad vierten, corno es natural, pronunciadas diferencias sectoriales,
pud ien do distim3uir11e de acuerdo con Junk (op. ci.t .) y Hanek (
1982) los im
plementos pesqueros de tipo clAsico o artesanal y los modernos .
Los
primeros
presentan
un
sinnmero
de
particularidades
regionales y, salvo raras excepciones , no resultan demasiado
.lesivos. En cambio, las nue vas tcnicas adoptadas, que emplean
materiales de gran resistencia (co
r.o fibras sint ticas) y moderado costo, contribuyen a ejercer una pre
&in cada vez mayoc sobre los stocks de peces; el verdadero efecto
de estas tcnicas debe ser adecuaOamente evaluaOo para regular mejor
las
actividades pesqueras y poder as lograr la efec tiva
conservacin de la ictiofauna.
BL POLXGOHO DE LAS Sl!IQOU.S DJ! LA IUIGXOlll NORDBS'l'K DEL BllASXL

En e.l contexto del estudio de la productividad pesquera y la


pis oicultura latinoamericana procede dedicar espec ial atencin al
llamado "Polgono de las Sequas de.l Nordeste del Brasil", extensa
regin del pas que se caracteriza por
sus condiciones de
semiaridez. Esta re9i6n que ocupa unos 942.000 km2 (o sea ms del
l.l\ del territorio del pas) abarca total o parcialmente los
Estados
de
Piau,
Ceadi,
Rio Grande
do Norte, Parnaba,
Pernanbuco, Alagoas, Sergipe , Baha y Minas Gerais.
A fin de contrar restar los problemas derivados de las bajas
preci pitaciones y los fenmenos cclicos de sequi.as que afectaban
y afectan la regin, se cre en 1909 una dependencia del Ministerio
del Inter ior, boy denoinada Departamento Nacional de Obras Contra
as Secas (ONOCS) encargada , enteotros objetivos principales, de
formular una poltica
de
construccin de represas de variado tamafto y distribucin con

21

miras

a al.Jllacenar agua para el consumo humano y promover el


desarrollo de la agricultura y ganadera
(Silva, 1980)
El
propsito de aprovechar complementariamente estas presas para la
produccin pesquera surgi6 batante ms tarde, en 1932, cuando se
cre6 la Comisi6n Tcnica de Pis cicultura. lleede entonces, no
s6lo se han registrado importantes progresos en tal sentido, sino que stos han sobrepasado enucho
las pre visiones iniciales, al punto de que la piscicultura
aparece hoy COtM> una opcin en el aprovechamiento de terrenos
inapropiados para cultivos (Gurgel y Peixoto, 1980) .
La construccin de presas para los fines indicados avanz sin
ce sar, de modo que ya en 1979 la zona de loa embalses del ONOCS
alcanzaba 150.000 ha, a las que deben sumarse 16.280 ha de obras
al\blogas parti culares construidas bajo su direcci6n, as COCIO
otras 15.000 de diver sas proporciones diseininadas en .la regi6n
(una zona cercana a las
285.000 ha). Todo esto configura un rea superior a las 4 50.000 ha de
represas susceptibles de ser aplicadas a la piscicultura (Gurgel,
19791

Silva, op. oit.).


La productividad de tales presas vara considerablemente segn
sus caractersticas limnolgicas, el r9imen de lluvias y su
evolucin en el tiempo , resultando , colllO es de prever, ma
productiva s en las prime ras etapas despus de su construccin,
paca estabilizarse a los 10
aos,
Es, entonces, necesario o conveniente controlar ms
detenidamen
te
las
condiciones
de
productividad
(Silva,

op.cit.).

Si
bien
la
actividad
pesquera
ha
experimentado
muy
significativos
incremento s
en
el
transcurso
del
tiempo ,
aproximndose a las 20,000 t anuales, tambin ha sido objeto de
considerables oscilaciones debido a diversas causas relacionadas

slo en parte con el manejo de las pesque rasen lo fundllJOental


se deben a factores aleatorios y sobre tOdo a las intensas sequas,

La pesca
es principalmente artesanal, en armona con las
condicio nes socioecon6micas locales. No hay que olvidar la gran
significacin de la produccin pesquera de estas presas en el
aporte de protenas a las poblaciones interiores de la regin. Si
se fija en 6000 el prome d io de los pescadores en ejercicio en
tales represas en los l.timos afios, se calcula que unas 25.000
personas dependen directamente de las
actividades extractivas (Gurgel , 19791 Silva, op. cit .) .

La productividad pesquera de un conjunto de 33 de estas presas


fue estudiada por Paiva y Gesteira (1977) quienes obtuvieron
resultados
muy variables , destacando que en un tercio de ellas se alcanzan
valores de 100 kg/ha/ano. Gurgel (op. cit.) expresa que este valor
puede con- siderarse apopiado para una estimacin de la produccin
de las presas regionales de mayor importancia.
Si se toma en cuenta que la superficie que abarca el total de
las presas regionales, grandes y pequetlas, supera las 450.000 ha,
puede calcularse en 45.000 t/ano la cantidad de los productos
pesqueros obte nidos, lo que, aparte de su indudable inters
econmico, representa una fuente de protenas de significativa
importancia para amplios sectores de la poblacin regional que vive
en condiciones pauprrimas . Por otra parte, esta cifra puede
aumentarse sustancialmente con medidas apropia das que ya se
encuentran en variadas etapas de ejecucin.

22

De cualquier manera, es preciso elevar sustancialmente la


produc cin de pescado en l.a regin, ya que en realidad lo que se
ha 109rado hasta hoy dista bastante del. rendimiento terico
potencial. Por otra parte, se estima (Gurgel y Peixoto , 1980) que
hacia finales del siglo la demanda se aproximara a l.soo.ooo
t/ano, a base de un ndice de 25
kg de pescado por habitante al. ano de la zona estudiada. La
sol.ucin
inmediata parece consistir en realizar investigaciones y ensayos para
aclimatar nuevas especies cticas, a la vez que promover la
piscicultu ra intensiva o semiintensiva, actividad en la que se ha
logrado consi- . derable progreso. Se estima asimismo que es
necesario modernizar la
logstica de la capacidad extractiva --aunque con las
precauciones del caso-- ya que la actual resulta muy primitiva .
Gurgel (op.cit . sena
la que en l.978 s6lo el l.\ de las embarcaciones pesqueras en
operacin eran motorizadas .
Con
todo,
como
se
ha
indicado,
l.os
progresos
son
estimulantes y abren nuevas perspectivas no slo para dar solucin a
los problemas re gionales, sino tambin para
estimular la
piscicultura tropical. latino ameicana en su conjunto.
Entre las numerosas realizaciones que han tenido muy
importante gravitacin en el desenvolvimiento de la piscicultura
regional. y gene ral., cabe mencionar el establecimiento de
mtodos para inducir el deso ve de los peces migratorios --que no
desovan en aguas leniticas y menos en los estanques en que se los
mantiene confinados-- mediante la apl.i cacin de extractos de
hipfisis. La historia de las investigaciones Y ensayos y su
aplicacin efectiva a partir de los estudios fisiolgicos de
Roussay
(1930) ha
sido expuesta por
Fontenele
(1981.) y
Gurgel (1981)1 por separado se comentan los mtodos ideados
recientemente, l.os que se apl.ican de manera rutinaria en las
estaciones de piscicultura del DNOCS.
Resul.tados de tales investigaciones son l.os trabajos de
piscicul tura con el. "curimat" ( Prochi'lodua c:eax>onsia y P.
argenteus) , como asimismo con algunas otras especies que alcanzaron
moderada difusin
actualmente merecen mencionarse los muy

importantes trabajos local.es que posibilitan la multiplicaci6n,


cra y difusin masiva de los "pa-

ces amaznicos: pirapit inga " (CoZossoma bid.ens ) y tambaqu i" (C.
macl'Opomum) . En el caso de ambas especies, or iginarias del Alllazonas,
se justif ica plena111ente su cr a, estimulando la reproducci6n
iante
h ipof isaci6n, ya que su carne es muy preoiada1 se alimentan principal
mente de semil.las y f rutos (y , eventualmente , de zooplancton por lo
menos en el caso del. "tambaqui", segn Lovshin, 1980 a y b) ; son de
crecimiento rpido1 resistentes a l.aa manipulaciones y a los bajos te
nores de oxgeno (que con f recuencia se dan en los tanques de cra) y
aceptan una g ran var iedad de f rutos, semillas y dietas balanceadas de
formulaci6n cor r iente.
Conf orme sel\ala Lovsh in (op. cit.), ambas especies, ent re todos
los peces sudamer icanos ensayados hasta la fecha , habr an dernost r1>do
poseer las mejores apt itudes para los t raba jos de piscicul.tur a y han
dado rendimientos super iores a 9000 kg/ha/ano. Por otra parte , se t r a
ta de peces que dan car ne de la 111ejor calidad dentro de la amplia gama
de especies neotropicales son especies muy super iores a las clsicas
que se introducen para estos trabajos, como la "tilapia", la "carpa y
otras adaptables a la piscicultura intensiva tropical o subtropical.
No presentan l.os problemas ecol6gicos implcitos en la d iseminaci6n de
estas especies.
Como realizaciones de gran importancia de la Direcci6n de Pesca y
Piscicultura del DNOCS mencionaremo s tambin el establecimiento de tc
nicas de pisc1oultura para numerosas especies de alta calidad y adapta
das a la regin --la mayor a de est irpe amaz6nica-- como el pirar uc"
o "paiche" (Arapaima gigas), el "tucunar" o pavn" (Ciah'La spp .) , el
"apa iar " (Aett>onotus ooe'L'latue ), la corvina" o "pescada de Pieui"
(Plagioooion aquamaaissimua), que resultan de mucho interb en estos
traba jos, ai bien son de aplicacin ms r estr ingida por su rgimen ali111entario carnvoro (ms adelante se proporciona informacin detallada
sobre las m ismas)
No debemos dejar de mencionar el xito en la adaptacin del llllllla
do "camarn aossego" del Amazonas \!act>obraohium amazoni.cum), cuya pro
ducci6n actual en las represas del ONOCS --adems de su empleo como
elemento terrajero en la alimentacin de los peces mencionados-- viene
ocupando un lugar muy destacado (Gu rgel, 1981) . Por cierto que muchos
otros ens&yos se han efectuado con especies neotrpicas o ajenas a este
mbito zoogeogrf ico y se han obtenido resultados muy diver11oe, los
que , con excepcin de las "tilapias , tueron de escasa aplicabilidad o
f canoamente desalentadores. En lo ref erente a las " tilapias , se ha
impul&11do la produccin de la tilapia del Nilo" (Sa:f'otherodcn ni toti
cics) que actualmente ocupa un luga r prepond erante en las capturas y
que, conforme a Gurgel y Vasconceloa (1981) , alcanzaba en 1980 un total
de 5850 t, lo que representaba el 32 ,2\ del volu.,en producido en las
presas del DNOCS. La "tilapia de Zanzibar (Sarotherodon hornol'W'I),
segn Gurgel (op . cit.) , f ue intto<lucida f undamentalmente con miras
a la produccin de hbr idos , resultantes de su cruzall\iento con la especie
antecior (S. nilcticua ). como es sabido, del cruce de hembr&s de esta
ltima con machos de S. ho:MWrum se obtienen exclusivamente hbr idos
machos1 el mtodo es aplicado en la estaciones de piscicultura
del
DNOCS conforme lo describen Lovshin at al. (1974} y Lovshin (1980) .
este hbcido goza de mucha importancia local y entre sus ventlljas se
cuenta la de evitar o limitar la prolif eracin excesiva , reduciendo la
pcoduccl6n de las til.apias" en los estanques de cra; es de rpido
crecimiento, de f cil manejo, resistente a las enfermedades, muy tole
rante a los bajos niveles de oxgeno d isuelto y de elevada produccin
por cuanto aprovecha subproductos agr {colas de bajo costo. Lovsh in
(op. cit.) relata exper iencias con una producci6n de 400 a 8000 kg/ha
y Bard y Silva (1978) aluden a ensayos de 9000 kg/ha en el Centro de

23

Pesquisas Ictiol69icas Rodolfo von lhertng , de Pentecoste,


Cear. Lovshin e't al. (1974) admiten que, en las condiciones
propias del nor deste , podran lograrse beneficios mayores con
la implantacin de 10 .000 peces de 30 a 40 9, criados hasta
alcanzar 400 a 500 9 (300 a
330 das) con buena alimentacin y fertilizacin intensiva, lo
que sumado a una adecuada gestin, producira entre 4000 y 5000
kg/ha/ao/f
no se descarta la posibilidiid de obtener mayores rendimientos si
se mejoran tcnicamente las condiciones de cultivo.
Evidentemente, la piscicul.tura intensiva de la "tilapia"
hbrida
monosexual puede significar un importante aporte a la
produccin pes quera re9ional y contribuir as a suplir en alto
grado los requerimien tos protenicos de los habitantes de la regin
. El dficit de prote nas de origen animal de la poblacin
nordestina hasta 1965 se estima en unas 300.000 t, segn Gurgel (op.
cit.), pero para alcanzar tales re sultados debern realizarse an
muy importantes esfuerzos para lograr: una adecuada infraestructura
y organizacin, sin olvidar los problemas
tcnicos que se plantean y que no son muy fciles de resolver en una
escala amplia.
Los planes actuales encaminados a estimular la piscicultura
inten siva y semiextensiva comenzaran a aplicarse en un futuro
inmediato sobre la base de proyectos gubernamentales destinados a
mejorar sustan cialmente las condiciones operativas1 se prev que en
contraste con la
produccin actual de 2,5 millones de "alevinos se obtendran 25
mill nes en un plazo de cinco aflos (Gurgel,(op. cit .) .

24

Entre las ml.tiples realizaciones del ONOCS en l.a regin, merece


destacarse el. notable
esfuerzo desplegado
para
erradicar
las
piraas"
(Sorrasalmue spp.) que causaban graves inconvenientes, sobre todo en
la
actividad pesquera (Braga, 1975) . Se introdujeron, primero, especies
carnvoras de gran inters pesquero, tales como los tucunar"
(CiohZa oceT-Zar.o y C. temenais) y el "piraruc" o "paiche" (A.rapa:i.lna
gigas), para aplicar, despus de diversos ensayos, rotenona en forma
de "p de timb" (aserrn de varias plantas cuyas races contienen
esa dc09a en canttdades importantes y que se vende generalmente en
una concentracin cercana al 5\). Los resultados con las dosis
diferenciales empleadas
fueron excelentes y ya se han eliminado estos peces de una
superficie cercana a 70.000
km2 del Polgono de las Sequas
{Gur9el, op. cit.).
La Direccin de Pesca y Piscicultura del DNOCS cuenta
actualmente con cinco estaciones de piscicul.tura en constante
expansin y mejora miento y se proyectan varias otras que
funcionarn tanto en forma in tensiva como extensiva .Asimismo, se
instalarn siete puestos de recep
cin
de
pescado
con
su
apropiada
infraestructuca
de
comercializacin y d istribucin de productos (Gurgel, op . cit .) .
La Direccin ha promovi do diversas y numerosas obras de
ingeniera pesquera, por ejemplo unas
17 escalas para peces destinadas a facilitar el desplazamiento
de las es cies en sus cuencas hidrogrficas, instalaciones paca
pesaje y con servacin del pescado (fbricas de hielo, cmaras
de fro, saladeros, etc.), pequetlos astilleros para construir
canoas y barcos a motor , atracaderos y otros. La Direccin
cuenta, asimismo, con el moderno Centro de Pesquisas
Ictiolgicas Rodolfo von Ihering acerca del cual se informa en
detalle ms adelante.

La concertacin de varios convenios con organismos nacionales


y
extranjeros
ha
permitido
sustentar
e
incrementar
significativamente los trabajos tcnicos y de investigacin y ,
sobre todo, los ensayos ten
dientes a promover la piscicultura intensiva de diversas especies .
Por otra parte, y tal como ya se senalara, merecen
consi deracin los problemas socioecon6micos inherentes
actividades y

especial
a estas

su repercusin en el plano regional. A este respecto, la actividad


del DNOCS articula troncalioente con los problemas bsicos de
subsistencia, afianzamiento y desarrollo de la poblacin re<Jional,
la que depende fundamentalmente del agua y de sus aplicaciones
agropecuar ias, como asimismo de sus productos pesqueros . En tal
sentido, la produccin pesquera pecmite el adecuado aprovechamiento
de tierras de inferior
calidad agrcola y provee importantes
fuentes de trabajo que favorecen el asentamiento de considerables
ncleos de poblacin . Empero, como el ingreso real econmico de
los pescadores es an muy bajo, se estn adoptando medidas --en
coordinacin con otros organismos-- para eleva r sus condiciones de
vida. Entre las principales, mencionaremo s la crea cin de
colonias de pescadores profesionales, atendidas por
personal
id6neo, que tratan de ofrecerles, a ellos y a su familia, servicios
de
carcter
social,
tcnico,
cultural,
sanitario
(mdico,
odontolgico, farmacutico)y financiero. Tal actividad se inici ya
en ocho gr andes represas pblicas y sus efectos beneficiosos se
extendern prximamente a oteas cercanas. Esta iniciativa debe
estimularse abiertamente, pues no s6lo redundar en una mejoc
organizacin e incremento de la produc ci&n, sino que permi tir
conceder justa retribucin al conjunto de hu- 111 ildes operarios
que, con su labor, aportan la parte fundamental del sustento
protenico de la regin.
Paralelamente , debe hacerse un esfuerzo importante. y
sostenido pare mejorar los mecanismos de preser vacin,
comercializaci6n y distri bucin del pescado y prestarse especial
atencin al mejoramiento de las va s de comunicacin, frigorficos,
fbricas de hielo, etc., sin olvi dar la regulacin adecuada de la
accin de los intermediarios que, como en la mayor parte de los
casos, obtendran una ganancia desproporciona- da (Silva, 1960) .
Esto implica tambin el perfeccionamiento e intensi- ficacin de
la actbtidad enuchos otros aspectos prcticos , simples pero de
difcil solucin, como son lograr el adecuado inventar io de los
recursos hidricos del nordeste, con iras a estimar con m&s
exactitud el potencial pesquero re<;1ional1 mejorar la
administracin y fiscali2a- cin de las actividades extractivas
(segn Gur9el, 1981, la extraccin clandestina supera el 49\), y
encontrar una adecuada articulacin fun- cional con los mlt iples
or9anismos que tienen intereses concordantes en una regin tan
amplia.
81 RIO

S.llH

F'RANCISCO

Y. OrROS

og LA PBNDIBHl'B ATIANTlCA DBL SUR

OBL

BRASIL
El San Francisco constituye un ro de la pendiente atlntica
del. Bcaail que presenta considecable inters pesquero. Su cuenca de
capta cin, de unos 630.000 J<m2 , exhibe grandes variaciones a lo
largo del recorrido de su cauce, de unos 3200 km2. Ello se debe a
condiciones propias (cabeceras con aguas r pidas, fras y 10uy
oxigenadassector cedio con aguas m&s tranquilas , abundantes
lagunas marginales y grandes var iaciones hidromtricas, y tramos
inferiores sometidos en parte a la influencia 111ar ina y que
presentan extensos sect,ores inundables que , unidos a los del traJ!
IO medio, representan las zonas de pesca de mayor illlportancia) y a
las importantes repreaas hidroelctricas establecidas en su cauce
(como las de Tres Maras y Sobrsdinho), sin contar con otras
forft\a s de creciente presin antrpica derivada del crecimiento
demogrfico de la zona. En su curso de oeste a este viene a
drenar zonas de eac11sa precipitacin, lo que determina que una
parte de sus afluentes pued a secarse en los per:odoa manos
lluviosos.
Aunque la cuenca alberga slo un nmero relativamente limitado
de especie s (unas 139 conforme a Travassos, 1960}, muchas de ellas
revis ten gtan inters econmico y su explotacin --al parecer no
evaluada en fecha reciente-- resulta de fundamental importancia

para abaatecer de
valle del rio.

protenas de origen ani al a la poblacin del

Segn Silva (1980), las especies ms iaportantes desde el


punto de vista pesquero son: "curiJDat pac6" (Proahi Lodus
argenteus) , "corvina" (Pachy fran oisci), "dourado" (Salminua
brelJidenB ) , "surubim" (Pseudopkrtyetoma ooruscans), "pintado" (P .
faaoia. twri) , "matrinchiio" (Bcyaori hiZarii), "pacamao" (CephaZoaiZurue
fowZer i),
mand amarelo" ( PimeZodw; ol.a.riasJ , mand ac;u"
(Doupatatinue ema.rginatus ), "pacus" (Metyrtnis maau'Latue y Myleus micans),
"campineiro" (Sohisot1on kr1er>i i ) , "boz6" (Franciscot1o:ras marmo:ratus ),
sofi."
(Pachyuruo oquamipinni11) , "piracanjuva
(T:riurobrycon
lundii), "piau" (Leporinus eZ.ongatusJ , y
traira (Hopt ias mataba:ricua ) . Resulta interesante destacar que la
densidad de poblacin de l.as pira!las ha alcanzado un
considerable incremento, sobre todo en la5 aguas represadas del
ro, coJllO en el elUbalse de Tres Marias.
Las represas, que abarcan superficies de importancia (Sobrad
inho: 4200 km2; Tres Maras: 1042 km2, conforme a FAOCOPESCAL, 1981), plantean, pues, problemas significativos como el
senalado (favorecen a las especies sedentarias indeseables como las
"pira!las'l, a la vez que
!.mpiden la migracin de los peces por falta de los medios
necesarios (esca.l.eras, exclusas, elevadores, etc.) y modifican el
r<:imen hidrol gico que influye negativamente sobre la
ictiofauna de laa lagunas ar g inales (Swift, 19771 Silva,
1980). No obstante, como se espera, la
apropiada dedicacin de los lagos derivados de la constcuccin de
re presas a la produccin pesquera podra cedundac en beneficios
de impor tancia en una zona cacacterizada por la escasa
diaponibilidad de pro tenas de origen animal y pobreza general,
donde la pesca vendra a constituirse en una de las principales
actividades econmicas (Paiva y Gurgel, 1979).

26

Cabe
seT\aJ.ar
que
ya
se
han
iniciado
trabajos
de
piscicultura de variada importancia y se cuenta con algunas
estaciones destinadas a la ampliacin de los mismos. Entre las
es
ies
introducidas
pueden
citarse
un
"curimat"
(Prochi'Lodus oearensis), "pescada de Piaui"
(PZagioeoion squamosiss imi.s ), "tucunar" (CiahZ.a oceZ'l-axois) , "apaiad"
(Astl'onotus ooeZ.Z.atus), adems de diversas especies exticas, como
"tilapias" ( Sarotherodon niLotiouo y TiZapia rendaU i) y varias "car
pas" (Paiva y Gurgel, 19791 Sil.va, op. oit .) .
El mayor volumen de la pesca en el ro San Francisco se
real.izara en sus afluentes permanentes (en particular alli donde
las aguas tienen 111enoc cantidad de s6lidos en suspensin)1 en las
lagunas 111arginales o perifricas, donde al parecer desovan o se
concentran los estadios juveniles de no pocas especies de inters
econmico, y junto a
las correderas (principalmente en las
migraciones reproductivas), o en los
trechos situados aguas abajo de las grandes represas (Silva,

op.

oit.J .

Las zona11 marginales propensas a inundacin aportan


abundante
cantidad de peces pequeT\os que son recogidos y transportados a
distin tos lugares de cria (.Jensen, 1974), lo que representa una
importante actividad de piscicultura susceptible de incrementarse
sustancial.mente.
Los ros de la pendiente atlntica ubicados hacia el sur del.
San Francisco
son
poco
extensos, pedregosos
y escasamente
productivos, aparte de que en su mayora estn muy contaminados.
En consecuencia, su fauna ctica resulta bastante pobre y, como
senala Silva (op. ci t.) , s6lo el Pacaiba del sur contiene ms de
50 especies .
El LllGO TITICACA
po

El lago Titicaca, caracterizado por su considerable eutrofia,


see una importante superficie --8100 ka2-- y una profundidad

cercana a los 280 m 1 est situado en el Altiplano Andino peruanoboliviano a

3810 m sobre el nivel. del mar y pertenece por partes casi iguales
a ambos paises.
circunstancias,
sumadas
las particularidades
ictio
faunaTales
autctona
(dominada,
como a fuera
seltalado, por deelsu gnero
Orestiaa
de notable radiacin adaptativa en la regin y que en el lago
tiene unas 16 especies)y a la considerable gravitaci6n de su
produccin pes quera en el aporte de protenas de origen animal a
una poblaci6n donde
el ndice de consumo correspondiente se sita entre 15 y 21
kg/ha/alto (Al.faro et aZ ., 1982) , han motivado diversos estudios
con el fin de
conocer
mejor
el
ecosistema,
estimar
adecuadamente
su
productividad y facilitar la adopcin de medidas para su ms
apropiado manejo en trmi nos de rendimiento pesquero .
LOS recursos pesqueros propios del Titicaca se basan en las
espe cies de Orestias: O . agaa:;ii ("caracbi blanco") de ms de 20
cm de lon gitud y unos 150 g de peso1 O. 1-uteus ("carachi
amarillo"), algo ms pequea, y O. p entZ.andii
("boga"), ms
reducida en tamalto y peso, y
otras an de menor tamano, ms un par de especies de bagres" del gne
ro TrichomiJa&erus (T. rivuiatus, la principal, de poco mAs de 30 cm
de longitud y 450 g de peso) A stas se suman algunas especies
introdu cidas, como el. "pejerrey (Odontesthea bonariensis ) y la
"trucha arco iris" (Salmo gairdner-ii) .
El "pejerrey alcanza
una tall.a de 50 cm
aproximadamente y su peso se acerca a l. l./2 kg, siendo muy
frecuentes los ejemplares cuya longitud vara entre 35 y 40 cm. Al
parecer, la alimentacin del. "pejerrey" al alcanzar ste unos 20 cm
sera princi
palmente ictifaga; especies de Or>ost;ias, de pequel\a talla, y algunos
Tt'ichomijcter>uG (Alfara et at., op. cit .). Los machos maduran al
alcan zar unos 20 cm de longitud y las hembras a los 25 cm. Los
ejemplares
hembras, cuyo tamalto oscila entre los 27 y 31 cm, aportaron ms de
100.000 ovas.
La "trucha arcoiris" Salmo gairdnerii fue introducida en el lago
en 1942se adapt con rapidez, permitiendo captoras superiores a
las 500 t en 1965, aunque su pesca estara actualmente declinando.
Los ma chos resol.tan en el lago mucho ms precoces que las
hembras; la pcopor ci6n de los sexos a favor de stas es de 3 a l.
(Bustamante, 1975). Se- 9n parece, el rgimen alimenticio varia
considerabl.emente de un lugar a otro y en relacin con la edad. En
general, es un pez carnvoro que ejerce diverso grado de presin
sobre los peces aut6ctonos.
Las pesqueras en el lago Titicaca son de tipo artesanal y de
sub sistencia; representan un complemento de las actividades
agropecuarias y tienen una importante gravitacin socioeconmica en
J.os territorios adyacentes. Las artes de pesca conservan muchos
caracteres nativos, si bien su importancia decrece ante el. auge de
las ms modernas , que son de mayor eficacia. La captora anual, a
juzgar por datos de los pesca dores censados en 1976, se
aproximara a las 6500 t, de las cuales ms de 90\ corresponde a
la obtenida con redes agalleras.
La actividad pesquera en el lago Titicaca no est, al parecer,
muy organizada y los embarcos y desembarcos se efectan en los
lugares que en definitiva resultan ms convenientes, de modo que
no se llevan cegistros de captura . El pescado generalmente se
consume en estado fresco y slo una peqoel\a parte es sometida a
procesos de secado, asado o ahumado.

En el consumo de las provincias riberellas, las especies de Or>ea

tias representan ms del 60\ del total; el "pejerrey" (0. bonarienaia )

21

contribuye con un 20\, en tanto que el aporte de la "trucha


arcoiris" (S. gairdnerii ) a la alimentacin rural es muy bajo,
superando apenas el lt del conjunto (Alfaro et ai., op . ait .) .

Pese a los elevados niveles extractivos actuales y a los


progresos
de la acuicultura, referidos en lo esencial a la piscicultura
intensiva de Salmo gail'dnerii {que afronta grandes dificultades
por falta de abasteciaiento de alevinoe, 11.nlitaciones en la
consecucin de dietas
para peces y escasa colocaci6n local de los productos), es de
esperar
que
puedan
realizarse
en
la
cuenca
del
lago
investigaciones
y
trabajos
tendientes
a
incrementar
sustancialmente la produccin de peces para el consumo local.
El lUO

PARA!ll'.

Este ro, el segundo en importancia de Amrica del Sur, posee


unos
4000 km d longitud, una amplia cuenca de captacin de 2.800.000
km2,
una dedescarga anual estimada en 500.ooo millones de m3
y
caudales
crecida que alcan:te.n a los 65.000 1113/s.Define prcticamente el
limi te austral de la subregin biogeogrfica conocida como
Brasilica.
LOS tramos superiores del ro y
sus mucho& afluentes se
desl:an por terrenos accidentados y montal\osos1 pero, despus de
recibir al Paraguay, su principal tributario, ae transfocma en un
tpico ro de llanura (Paran.6 Medio e Inferior) , coo la presencia
de un amplio val.le aluvial que se resuelve en un delta de unos 60
kde ancho en su deseM bocadura en el rio de l.a Plata.

Como puede apreciarse, la cuenca del Paran abarca una muy


dilata da superficie que puede set considerada unitaria desde el
punto de vis ta ictiogeogrfico, como lo hace Gery (1969), aunque
para este investi gador podra desc0111ponerae en entidades
menores. En efecto, Ringuelet
{1975), dentro de este marco geogrfico, distingue la provincia

28

P(2J"(l:IW
PZat6rnJe que comprende los ros Uruguay, de la Plata y Paran&

Inferior,
Medio y Superioc, as como al Paraguay, hasta Baha Negra otra
provin cia ms septentrional del Parcm Superior, que incluye
este tramo sepa rado del Alto Paran por l.os saltos de Guayr, en
tanto que segrega l.a parte superior del Paraguay en la pcovincia
del Atto Paraguay.
La dicecci6n predominante de l.os ros Paran, Paraguay y
Uruguay es norte-sur, lo que, en buena parte, define un gradiente
trmico que influye en la distribucin y abundancia relativa de las
eapecies. El mayor nmero de stas (unas 550 en total) se
encontrara en el r1o Paraguay (sobre todo en J.a provincia del
Alto Paraguay), que abarca compl.ejos sisteas inundables, como los
del Gran Pantanal, a la ve que establece contactos, mediante sus
afluentes de cabecera, con algunos tributarios del Amazonasesto
facilita el intercambio de peces entre ambas cuencas en per.odoa
de intensas lluvias. La provincia Parano Platense , dada su
extensi6n y la complejidad del valle aluvial del Paian Medio e
Inferior, comprende taAtbin un importante n111ero de es pecies y
la producein ctica es relativamente elevada. Por su parte, el
Paran Superior to sea el Paran aguas arriba de los saltos de
Guayr) presenta una ictiofauna muy particular, de marcada
endemicidad y con un nmero bastante reducido de espeeies .

En todo este territorio la pesca exhibe diferencias locales


signi f lcativas, que se relacionan con l.a posicin en el gradiente
trmico encionado --por lo menos en los tramos s australes de la
cuenca--, la complejidad del lecho (por la presencia o no de una
dilatada forma cin islena y extensas planicies inundables), y la
presin de pesca en la que influyen una muy distinta cobertura
demogrfica y las diversas posibilidades locales de acceso a otras
fuentes de protena de origen animal.

Lo tca111os del Paran Medio e Inferior --y parte del Uruguay


infe rior y Ro de la Plata-- qui:ts resulten los ms importantes
concentra-

dores de 1a ictiomasa, en funci6n de 1a complejidad del val1e


aluvia1 y el aporte de materia orgnica desde los tramos
superiores. Procede destacar a este respecto las muy abundantes
cantidades de "sbalo (Proc:hiZodus plat;ensis ) que se renen aguas
abajo en concentraciones
que son exp1otadas industria1mente para la obtencin de aceite y
harina de pescado, o COlllO carne
de exportaci6n en creciente
esca1a.Sin embar go, debe tenerse en cuenta que en invierno en
estas zonas suele regis trarse una considerab1e mortandad en anos de
marcado descenso trmico.
Tambin se observan en este ro y en los vinculados al
mismo,
como
fenmenos
reguladores
de
la
pesca,
procesas
migratorios en los que par t iciparian la mayor parte de las
especies de valor comercial.. Estos fen6menos no son bien
conocidos, aunque han sido estudiados intensamen te en un par de
especies del gnero Prochi l.odua (P. pl.at;ensis y P. scrofa) y en e1
depredador Salminua maxil losus. Estos estudios se des
criben ms adelante.
Es muy difcil estimar la produccin pesquera del Paran y sus
tributarios, ya que este r o y sus afluentes recorren distintos
paises, donde el tema es objeto de diverso grado de atencin segn
la extensin del territorio, los niveles demogrficos y las distintas
necesidades de protenas de origen animal.
La explotacin pesquera parece ser mucho ms activa en el
Paran Superior, en el territor io del Brasil. Pese a ello,
aunque Machado
{1976) serlala rendimientos superiores a 600 kg/ha/aflo en sitios
espe cialmente favorables, estima que en el Estado de Sao Paulo
--que com prende tales localidades-- el resultado promedio de la
pesca es infe rior a 25 kg/ha/aflo.

En algunos casos, como en el Paran Medio e Inferior, es an ms


difcil. estimar el rendimiento de la pesca debido a la extensin del
valle aluvial. Si bien en 1os perodos de aguas bajas los peces ae
concentran en el cauce principal, lo que facilita las operaciones
ex
tractivas
como
igual.mente
l.a
elaboracin
de
mejores
estadsticas, du rante las crecientes se diseminan por el vall.e de
inundacin y resulta muy complicado ca1cular el. rendimiento pesquero
en tan amplio terr i torio.
El aparejo de pesca vara conforme a la importancia y
organizacin del trabajo de los pescadores . En su forma ms
simple se usan arpones de diverso tipo y anzuelos dispuestos en
variadas formas y nmero, en tanto que los pescadores de mayores
recursos o ms organizados usan
distintas clases de redes de hilo sinttico, en el Paran Superior
es bastante comn el empl.eo pe redes arrojadizas, tipo esparavel o
atarra
ya ("tarrafa") .
El producto de la pesca es, en su mayor parte, acopiado y
trans portado a los centros de consumo en barcos o camiones con
acondiciona miento en hielo. En general, la organizacin es
bastante
deficiente
y
de
poco
rendimiento
para
los
pescadores)raras
veces
existen
cooperati
vas
que
pudiecan
proporcionar mayores y ms seguros beneficios.
Como ya se ha senalado , la demanda y e1 vaJ.or de los
productos pesqueros son muy diferentes a lo lacgo del ro. En los
pases donde es fcil. conseguir proteinas de origen animal,
como ocurre en la AI:gentina, a6lo los peces de mayor cal.idad
encuentran sostenida demanda

29

en los mercados de consumo ("surubi":


P. fas oiat;wn; "pat :[,uciopi.me fodu:;

Psettdop latyetoma coruscana y


pat>i 1

"pejerrey":

Odonteethes bona
rwnsis; "b09a"i Leporinus o'bt;usins; "bagres": Pime1.odi.c el.arias y P .
aZbicans, y "dorado"i Sal.minue maxil1.osue, entre otros). El "sbalo"

(Prochikxlua platenaiaJ representa el grueso de las capturas,


que puede llar al 80\ del total, segn laa estadsticas pesqueras
oficiales de 1980, aunque es probable que la mayor parte de tal
produccin se desti ne a la industrializacin y exportaci6n1 el
resto slo encuentra colo cacin entre loe consumidores de menores
recursos. En cambio, en el Brasil.. en pleno Paran superior, una
especie muy cercana, como P.
sc:r>ofa, registra una sostenida demanda y otras especie s que casi
no se consumen en la Argentina, como la tararira o "traira
(HopZiaB mala baricus) y el "caacudo" (RhineZepie aepei>a)
(Monteiro, 1965), son obje
to de importante demanda popular.
si bien escasean las referencias objetivas acerca de la
produccin real o potencial de las aguas, conviene recordar que
Bonetto ot al ., 1970, empleando ictiotxicos y otros mtodos, han
determinado en las
lagunas permanentes del valle de inundacin del Paran6 Medio una
ictio masa de alrededor de 1100 k9/ha con claro predominio del
"sbal.o" (Pro ahiZodus platenaia) que supera el 60\ del total.
El contenido en am bientes lent icos temporales --es decir, que se
secan con frecuencia durante el estiaje-- es mucho ms variado en sus
valores de icti0111asa y su corn>osici6n especfica, aunque sie pre el
"sbalo" tiene manifiesto predominio en el conjunto (Bonetto e"t aZ.. .
1969)

30

La
precariedad
y profusin
de
estos
ambientes
que,
con
frecuencia, llegan a desecarse por completo durante el estiaje,
determinan cuantio sas prdidas de peces, generalmente de pequena a
mediana dimens16n, que son aprovechados en gran parte por las aves
acuticas. En diversos en sayos se ha examinado la posibilidad de
promover una opcin, teniendo en cuenta esta situacin: rescatar
loa peces y cultivarlos en lugares apropiados antea de que se
pierdan por desecacin. No obstante, al parecer, poco se ha hecho hasta el presente, por lo menos a un nivel
significativo.

En cuanto a los efectos antr6picos sobre la produccin de


las aguas, cabs sealar que no parecen darse fenmenos de
sobrepesca, salvo en contadas situaciones locales que no han
sido bien evaluadas.
Respecto a loa fenmenos de contaminacin de las aguas, si
bien los mismos son de reducida importancia en el tronco principal del
ro y sus principales afluentes, suelen adquirir significac16n en
los tribu tarios menores .
LOs
efectos
de
la
contaminacin
resultan particular mente notables en los extrell\08 de la cuenca,
por
ejemplo
en
el
Estado
de
Soo
Paulo,
en
Brasil,
y,
meridional111ente, en el Paran Inferior en la Argentina, donde se
ristra la mayor concentracin de.mogrfica e industrial de ambos
pases.
Ona
mayor
importancia
presentan
las
grandes
represas
construidas
en el Paran Superior, que cuentan con numerosos
embalses destin.ados a la produccin de energa hidroelctrica,
como asimismo otras muchas obras en planeo o en construccin que
vendrn a transformar al rio y 11 sus principale s afluentes en una
serie casi continuada de lagos de re presa. Aunque en la Argentina
se han construido o proyectado estable cer en dichas obras
dispositivos para el paso de loo peces (de diverso tipo o en
variada s conobinaciones), en el Brasil, donde se encuentran la
gran mayora de tales embalses, no se han instalado dispositivos
seme jantes o stos son muy escasos, de modo que la prod
uctividad de laa especies migratorias se ve bastante comprometida
por la interposicin de las presas que les impiden desplazarse para
l.levar a cabo sus fun ciones vitales (Bonetto, 1977, 1980).

Este problema se ha tratado de superar con la construccin de


una serie de modernas estaciones de piscicultura destinadas a la
produccin

de alevinos y peces pequenos que se sembraran en los embalses (Fig.


2) . El. programa de actividad de estas estaciones de piscicultura no
tiende tanto a la conservacin del. poblamiento inicial del. rio,
como a la recomposicin de su ictiofauna, con miras a lograr los
mejores nive les de calidad y produccin (Machado, 19761 Machado y
Al2uguir, 1976). Con este propsito se han introducido en el Paran
Superior varias es pecies desde otras cuencas del pas, en especial
del Amazonas, que tie nen la particularidad de reproducirse en
estanques, permitiendo con ello el. estmulo de una piscicultura
convencional.. Por ejemplo, se han introducido o se proyecta
introducir :"apaiar" (Astronotus oasiZatus), "tucunar" (CichZ.a
oceZZ.aris ) "pescada de Piaui" (P7..agioscion squamo
eiBsimua ), "trairao" (!lupZias lacerdae), as como tambin el 9ran "pi
raruc" (Ax>apaima gigcro), a la vez que se estudia 1.a posibilidad de
multiplicar especies migratorias mediante el desove poc hipofizacin.
!lasta ahora, la "pescada de Piauift pacece haberse multipl.icado y dise
minado con xito poc toda la cuenca del. Pacan Superioc.
Hemos ya set!alado que las cataratas de Guayr representaban
una
barrera
insuperable
para
los
peces,
diferenciando
significativamente la ictiofauna del Paran superior de 1.a del resto
de su cuenca. Empero, con 1.a reciente construccin de la represa de
Itaip se ha salvado este obstculo: tales saltos quedan cubiertos
por el. embal.se, de modo que se ha de lograr cierto intercambio de
peces entre ambos territorios cti cos con el. paso de ejempl.ares a
travs de las turbinas .

31

UBICACION :
- Ato PARANA AGUAS
ABA.JO Qa EMBALSE DE A
VSINA HIDROElECTRICA 04i
JVPIA, SN
fl ESTADO DE SO PAULO, !. MI
TANDO CON EL ESTADO DE MATO
GROSSO.

CARACTEIUSTIC AS:

-1' TANOVES DE 20SOm.

-10 TANOVES DE 10 20 rn.

-10 TANQUES DE 25 m
-108 TANQUES OE 1,500.SOm.
-13 Tl\NOUES DE l.ABOftATORIO DE tOOl,()Om,
-LABORATOR O CENTRAL Y 2 AUXILIARES
-DEPOSI TOS Y !.OCALES DE PREPARACION
DE RACIOllES.
HUERTO PRODUCTOR
SIMIENTES DIFE
RENCIADO DENTRO DEL AREA CON 112
ESPECIES PARA FORESTACION MARGINAL
f AREA TOTAi., INCLUIDA A FORESTADA DE
2al
CTAFIEAS.

oe

PROOUCCION :

350,000 ALGVINOS POR AO A PARTIR

1978

oe

ESCALA 1 '3000

( 31/3/ 1974 )

f'i9.2. Planta de la estacin de piscicultura de Jupi, una de


las ftls lllOdernas del Brasil, establecida en la central
hidroelctrica del mismo nombre en el ro Paran .

3
LA MIGRACION DI! LOS Pl!Cl!S Y SO INl'LOENCIA BN LA
PRODOCTIVIDAD PESQUERA DE LOS GRANDES RIOS
En atencin al espacio vital que necesitan los peces y a los
fen menos ecolgicos conexos podra dividrselos en dos grandes
grupos: sedentarios y migratorios.
Los peces sedentarios son aquellos que pueden realizar sus
funcio nes vitales , prosperar y multiplica rse en las aguas
estancadas (leniti cas) de diversa extensin y caractersticas
limnolgicas. Los migrato rios, en cambio, requieren por lo comn
recorrer grandes distancias en los ros en que viven para cumplir d
iversas necesidades fisiolgicas, entre las que se destacan las de
carcter reproductivo y, en general, no pueden multiplicarse en
aguas estancadas o lenticas.
La
biologa,
ecolog.La
y
productividad
de
los
peces
sedentarios suelen ser ms conocidas por las menores dificultades
que presenta su estudio y porque dichos peces a menudo pueden
adaptarse fcilmente a los trabajos de piscicultura. Las especies m
igratorias generalmente son mucho menos conocidas, incluyendo los
movim ientos que realizan
(causas, distancie recorrida, perodos en que se efectan, dependencia
de los ciclos climticos e hidrol6gicos, etc .). Tal circunstancia,
unida al hecho de que en este grupo se encuent ra el grueso de las
espe- cies de mayor inters e importancia pesquera de los grandes
sistemas hidrogrficos regionales, justifica la preocupacin por
ahondar en el estudio de dichos fenmenos. Este estudio resulta
sumamente difcil, entre otros motivos, por la extensin y
complejidad de estos ros, por la cantidad de especies que
intervienen y sus diferentes modalidades
migratorias, como asimismo por la variacin de estos factores en tan
extenso territorio.
La investigacin de los fenmenos migu1torios en estos peces
re viste mucho inters e importancia ya que, entre otros aspectos
prcti cos, los mismos determinan procesos que
regulan
la
actividad de los cardJaenes y, por ende, condicionan en gran
medida el resultado de las actividades extractivas. Por otra parte,
el conocimiento de la migra cin de los peces de los grandes ros,
sobre todo de la migracin con fines reproductivos, constituye un
requisito prcticamente indispensable paca el mejor manejo de los
recursos pesqueros, cuya explotacin debiera reglamentarse, en
buena parte, sobre tal base. Tales desplazamientos tambin tienen
importancia para evaluar el efecto ne9ativo de la cons truccin de
represas en auge creciente en los grandes ros regionales, como
igualmente para estudiar las soluciones posibles (paso de peces,
captura y transplante, trabajos de piscicultura, etc.).

La diferenciacin entre los peces sedentarios y migratorios


no puede consider..rse categ6rica1 entrana un considerable grado de
arbi tnriedad, ya que la gran mayora de las especies realiza d
istintos desplazamientos temporales o circunstanciales, de magnitud
e importancia nuy variable. A los efectos de precisar el alcance de
los trminos, pueden considerarse peces migratorios slo a los "que
efectan deapla" 11111ientos peridicos o continuos, derivados de
fenmenos vitales intrn secos y del mantenimiento de sus
poblaciones, entre distintas regiones

33

de su rea de dispersin y, por lo menos, durante una parte de


su ciclo onto<.Jentico (A.}elescu, 1960).
Si bien las migraciones que resultan ms caractersticas e
impor tantes son las que persiguen fines reproductivos, es posible
distinguir diversos tipos derivados de oteas motivaciones, como
las de carcter trmico o estacional, trficas o de nutricin,
las ontogenticas o de crecimiento y las que dependen de
fenmenos especiales, como los ciclos hidrol6gicos.
Puede
ocurrir que ellas se combinen o superpongan en grado variable o
que una dependa de otra, o que sucedan con relativa frecuencia
(Bonetto, 1963).

34

Las referencias correspondientes a estos fenmenos son un


tanto escasas en la reginJ las hay ms abundantes y detalladas
acerca del cio Pacan, sobre todo debido a los trabajos de Godoy
(1954, 1957, 1959, 1962, 1967, 1975) Bonetto y colaboradores
(1963, 1964, 1971, 1981) y Bayley (1973). En un esquema muy
simplificado de estos procesos, como el descrito por Bonetto ot
al.,(1981), de especial aplicacin a los pe ces characiformes
(Pig. 3)y que ha tenido como base el estudio de es pecies muy
frecuentes y caractersticas como el sbalo" o "curimbat"
( Proc:hi'lodua pztimsia y P. scrofa) y el "dorado" (Salmi-nus ma:ciZ.losus),
estos peces migran aguas arriba por motivaciones de ndole
reproductiva en recorridos que pueden ser muy extensos y bastante
bien definidos, durante los cuales ae alimentan muy poco. Una
vez alcanzadas las zonas de reproduccin --dispersas a lo largo de
su recorrido-- los peces deso
van (proceso que pa rece
intensificarse en las fases culminantes de las crecientes
anuales), paca realhrar luego el camino opuesto, es decit' aguas
abajo, que resulta ms lento y sinuoso, durante el cual se ali
mentan abundantemente a fin de reponer las energas in11ertidas
en la
fase migratoria ascendente .
Los productos de la ultiplicacin de los peces (huevos,
larvas y peces pequenos)derivan aguas abajo y se concentran
junto a las mrge nes. El perodo de aguas altas permite a los
peces pasar de una u otra forma al valle de inundaci6n del ro e
ingresar en algunas de las ml tiples lagunas, madrejones y otros
ambientes lenticos propios de la
planicie aluvial, donde
encontraran mejores condiciones paca su desa rrollo y sobre todo
para su alimentacin y proteccin . En estas masas de agua del
valle de inundacin permanecen durante un periodo variable (uno,
dos o
aul:s ellos , segn sus necesidades especficas y
posibilida des), retornando al ro una vez alcanzado el taniano
apropiado merced a otra creciente que relacione las aguas
lenticas con las lticas .
Como se dijo ya, los peces migratorios en descenso se
alimentan abundantemente en pleno ro o, cuando ello es posible,
en el valle de
inundacin este ten6meno adquiere suma
importancia en el Amazonas y en otros grandes ros con planicies
de inundacin. Los peces retornan al cauce principal al iniciarse
la bajada de las aguas, cuando estos am bientes lenticos se
aislan. No obstante, una parte considerable de tales peces
quedan transitoriamente retenidos en las lagunas y rnadrejo nes,
donde pueden desarrollarse sin mayores inconvenientes, mient ras
stos tengan una extensin y profundidad suficiente.
Tales desplazamientos, que parecen resultat particularmente
defi nidos en el Paran superior segn las investigaciones do
Godoy (op. ci.), pueden asociarse con otros varios, como los
realizados con fines trmicos, de especial si9nificaci6n en ros
de predominante direcci6n norte-suL, como el Paran y el Uruguay,
en cuyos tramos meridionales muchas especies encuentran en
invierno condiciones seeramente limitan tes. l'ol parecer, los
siluriformes, algunas de cuyas especies se ajus tar an en buena
medida al esquema anterior, responden 11\ejor al est111ulo

O O CJ O O CJ O O

ZONA DE CRIANZ A
( la 2 aos )

ZONA DE CRIANZ A
(1a2 oos )

AMBIENTES DEL
VALLE DE
INVNOACION

00000000

ZONA DE CRIANZA
( lo2 aos 1

35
ZO NA DE
A
LIMENTACION

REFERENCIAS
l'llGRACIONES REPAOOUCTIVAS _ _ _ _ -- -- - - -

MIGRACIONES CON FINCS ALIMENTARIOS

MIGRACIONES TROFICAS EN E\. VALLE ALUV AL

VALLE OEL RIO

c::::::::J

HUEVOS, LARVAS Y PECES PEQUEOS----------0000

VALLE ALUVIAL OEL RIO

Fi9. 3. Esquema de los movimientos mi9rator ios de los peces del r io


Pa can, especialmente aplicable a las especies de characiformea .
trmico y determinan d iversos tipos migrator ios mucho menos conocidos
que los antes considecados.
En los traba jos
encionados con respecto al Pacan y a su cuenca,
en los que se han aplicado marca s especiales (marca hidrosttica de Lea l
que permiten identif icar a los peces, se dan instrucciones a 1os
even tuales pescadores paca que las devuelvan a l investigador con la
in for macin solicitada . En esta f orma se ha detecminado que el
rccorr ido efectuado por los peces migrator ios puede ser muy importante
, superando a vecee los 2000 km en su doble recorr ido (aguas acr iba y
aguas abajo) . En rea lidad, esto var ia en grado con siderable, seg n
parece , al igua l que la intensidad y el sincronls"'o de los
procesos.
De tal maner a, Godoy (op. oit:.) descr ibe, en
relaci6n con los r os de la alta cuenca del Paran , fen6menos
migrator ios muy regul a res que afectan en for ma mas iva a los
cardmenes involucrados.
eonetto y sus colaboradores
(op. oit.) destacan que en repetidas opoc tu nidades una buena pa r te
de los

cardmenes marcados de especies reconocidamente igratorias,


como sba los y dorados, permanecen en el mismo sitio de
m11rcacin durante prolongados periodos, o s6lo realiz11n
movimientos muy reducidos. Tal situacin ha llevado a considerar
que en los tramos del Paran que se h11n estudiado (sobre todo
en el Paran Medio), las poblaciones de las especies migratorias
se presentaran como integradas por ecotipos d is tintos, entre
los cuales pueden distinguirse migratorios activos" y
migratorios pasivos"1 por un lado, grupos que realizan los extenso&
desplazamientos comentados y, por otro, grupos que log ran 11.antener
sus poblaciones y multiplicarse dentro de un espacio vital UCho ms
reduci do, si bien, al parecer, sie111pre en las aguas fluyentes de
los ros
{lticas}.
Estas diferentes estrategias reproductivas podran relacionarse
con la capacidad de 11cumulacin de energa en forma de depsitos
de lpidos (Saldana st . a'Z.,
1983)
como parece ocurrir con

Pz>ochilodu8

maI'i.ae en el ro Orinoco.
La proporcin de individuos activos y pasivos de un stock"
de poblac in variara con las distintas especies y, probablemente
, con las zonas o tramos del ro, colllO pare<;en acreditarlo laa
diferencias entre los resultados obtenidos por Godoy en los tramos
superiores del Paran (rhithronJ y Bonetto y colaboradores en el
Paran Medio e Inferior
(potamon).

Es de senalar, por otra parte, que no necesariamente estos


peces deben alcanzar las cabeceras de los ros o de sus afluentes
para multi plicarse, como podra suponerse en una apreciaci6n muy
simplista del proceso. Lo que se sabe es que estos peces mig ran
aguas arriba basta llegar a un lugar apropiado para multiplicarse,
el que puede estar a una distancia muy variable sobre los
distintos tramos de los ros o sus afluentes, aunque, al parecer,
se multiplican con mayor intensidad y regularidad en la zona de la
cuenca alta .
Como hemos senalado, mucho menos conocidos son los movimientos
mi gratorios de los peces siluriformes, aunque en los trabajos de
marcacin ya comentados se han registrado desplazamientos de
considerable exten sin sobre este ro y otros. Es difcil
encontrar una explicacin v- 1tda que satisfa911 las distintas
observaciones; se estil'lla que pueden intervenir muy variadas y , a
veces, opuestas estrategias, segn las d istintas especies.
Goulding (1980) , por ejemplo, en sus estudios en el Amazonas y sus
afluentes se ha encontrado ante dificultades inter pretativas
anlogas, derivadas de observaciones dispares o contradicto rias,
admitiendo la posibilidad de que en el caso de BPtuJhyP,Zatyetoma
f'lavica na y B. fiZ .a11umtoCJW11 puedan dorse dos tipos de migraciones en
la
m isma poca del ao1 en una de las cuales por lo menos la
alime ntacin representara la motivacin principal.
El1 realidad, es sumamente dificil generalizar en un tema tan
com plejo, aun en lo que se refiere a los characnidos respecto a
los cuales se acepta , en general, la migraci6n de ndole
reproductiva aguas arriba, con desove en coincidencia con la
creciente , ya que no todas sus espe cies se ajust11n en sus
procesos a lo antes descrito, y , adems, porque podran darse
grandes variaciones en los distintos tramos de un mismo co (como
ya se coment6), es decir que en una misma especie puedan va r lar
considerablemente sus perodos y hbitos migratorios en cuencas
hidrogrfcas de distintas caractersticas.

Las relaciones e intercambios que se observan entre las aguas


lticas y lenticas durante las grandes crecientes anuales tienen
una clara si9nlficaci6n linolgica y
representan una etapa
uy
iportante

para la mayor parte de las especies de peces y su productividad.


Cuando las condiciones son apropiadas por el desborde de las aguas,
los peces penetran en el valle aluvial, sea pasivamente por efecto
de las activi dades de desove de los que activamente migraron aguas
arriba, o activa mente en busca de nuevas fuentes de alimentacin,
de proteccin u otros motivos. La importancia de tal migracin
latera1 por la planicie de
inundacin del ro, con respecto a la produccin pesquera, ha sido
exa minada en algunos trabajos e investigaciones . Especial mencin
merece la obra de Goulding (op. cit .) , en la que demuestra que un
muy alto porcentaje de los peces de inters comercial del Amazonas
poseen cadenas alimentarias que tienen su punto de partida en la
fauna y la flora de
la selva de las planicies de inundacin. Esto es tanto ms
importante si se tiene en cuenta la general pobreza de nutrientes
de la cuenca. Obviamente, al. dispersarse los peces por dichas
planicies, su captura suele ser ms difcil y, por ende, se reduce
el rendimiento pesquero.
En general se ha reconocido la importancia de estudiar las
migra ciones de los peces en las aguas continentales, aun en sus
movimientos
menores
.
Es
preciso
concederles
atencin
prioritaria en los planes de investigacin formulados por los
pases que poseen extensos sistemas hidrogrficos. Se trata,
como ya hemos sealado, de estudios sumamente complejos, en gran
parte basados en difciles y costosos trabajos de marcacin,
cuyos resultados dependen en lo esencial de la colaboracin y
preparacin de los pescadores. En fecha reciente se han ideado
algu nas
tcnica ms
ref inadas,
basadas
en
el
seguimiento
de
individuos
marcados con cpsulas ultrasnicas (Poddubny et ai., 1982). En la me
dida
en
que dichas
tcnicas
puedan
establecerse
en
escala
apropiada contribuirn de manera importante a la mejor elucidacin
de las migra ciones y procesos afines.

LA CONSTRUCCION DB RBPRBSAS Y LOS PJ!CES MlGRA'l'ORIOS


Las obras de embalse que se realizan en nmero creciente en
los ros de la regin tienen importantes efectos en la productividad
de su ictiofauna.
Si, por una parte, representan una forma de
retener agua en dos temporales que pueden as ser objeto de
intensa productividad pesquera , como ocurre en el nordeste del
Brasil, por la otra, plantean problemas de gran envergadura al
desarrollo de 1a fauna ctica de Los grandes ros al impedir o
restringir el movimiento de los peces migra torios que, como se
explicara, constituyen el grueso de las especies
tns valiosas.
El problema se complica , desde luego, cuando los embalses se
cons truyen cerca o prximos entre s, como ocurre en el rio Grande
(uno de los ms importantes afluentes del Paran), donde las
represas estn dispuestas una a continuaci6n de la otra ,
careciendo de pasos para peces y, ms an, cuando los lagos
resultantes tienen escasa longitud y
no cuentan con importantes afluentes, lo que limita sustancialmente
la realizacin de las funciones vitales relacionadas con estos
fenmenos migratorios.
En consecuencia, los peces se acumulan en gran cantidad contra
el muro de la represa y pugnan por encontrar una va que les
permita con tinuar su marcha.
El no encontrarla los afecta
profundamente, sobre todo en su reproduccin, de modo que en estos
lagos se observa en grado variable la tendencia a la reduccin de
las especies mig ratorias, en tanto que se incrementan las
posibilidades de algunas sedentarias que puedan resultar sumamente
perniciosas, como las "piraflas.

37

ll<}rguese a esto que en muchos embalses no se ha efectuado


una desforestacin previa y que en ellos se eliminan aguas
cloacales y

efluentes industriales que, adems de contaminarlos en diverso


grado, crean problemas de eutrofizacin que pueden manifestarse en
la completa desoxigenacin de los estratos profundos, con la
consiguiente limita cin de vida de los peces de fondo.
A la vez, con la construccin de represas desaparecen las
lagunas marginales, las que, como se explicara antes, sirven paca la
crS.a de los peces jvenes y ejercen un pronunciado efecto en su
produccin.
De todos modos, el problema ms serio es la interrupcin de
los desplazamientos relacionados con la funcin reproductiva, lo
que en un plazo variable afectar a las poblaciones de peces
migratorios que se encuentran en los tramos represados.
Debido a la importancia del problema y a la construccin de
estas obras en nmero cada vez mayor con miras a la generacin de
em rga
bidroelctrl.ca, se ha decidido buscac una solucin
apropiada, por lo menos, a los aspectos ms importantes.
Una de las soluciones ms viables es la construccin en tales
obras de "pasos, como escaleras para peces", que les permitan
superar el muro de la represa. En general, estos dispositivos
consisten en escalas de estanques sucesivos, donde los peces van
ascendiendo a saltos, o en orificios excavados en las paredes; o
bien se trata de rampas retarda doras del flujo de las a9uas, de
modo que los peces pueden remontarlas .
Un sistema de estanques
sucesivos para superar una altura inferior a los S m fue instalado
en Cachoeira de Emas (ro Mogi-Guassu del sistema paranense), en
Pirassununga, Sao Paulo, Brasil. Los efectos de este sistema fueron
estudiados detenidamente por tcnicos de la ex Estacin
38
de Hidrobiologa y Pesca de dicha localidad (hoy convertida en
"Centro
Regional Latinoamericano de Acuicultura).Esta escala para peces
pare ce haber funcionado con eficacia durante un largo perodo y
facilit llevar a cabo numerosos trabajos de investigacin (Godoy,

1954, 1957/
1959, 1962,

1972, 1975). No se dispone de mayor informacin


objetiva
acerca de las pocas restantes escalas para peces instaladas en las
re presas de ste y de otros pases.
En pdncJ.pio, la legislacin del Brasil --pas que en los
ltim.os aflos ha construido un nmero elevado de represas-dispona que los d istintos embalses establecidos en sus ros deban
contar obligatoria mente con escalas para peces a fin de preservar
su ictiofauna. Poste riocmente, tal disposicin fue modificada por
otra ms general, en vir tud de la cual el or9anismo que dirige
estas actividades en el pais
--Superintendencia do Oesenvolvimento da Pesca (SUDEPE)-- deba
solici tar y controlar los proyectos, obras y funcionamiento de los
distintos embalses con el fin de consecvar y aun estimular la
productividad de las aguas.
Debido a los altos costos de las escalas para peces (en
especial las que deban instalarse en las represas de considerable
altura) , la solucin del problema deriv hacia la creacin de
estaciones de pisci
cultura
(Bonetto, 1980)destinadas en lo
fundamental a recomponer ade cuadamente la ictiofauna mediante el
cultivo extensivo de peces, procu rando lograr los mejores niveles
de calidad y cantidad en cada embalse
(Machado, 1976). Tales estaciones de piscicultura, que tambin
prOducen
otros peces extrarre9ionales, como la "carpa" y 9tilapia", son en
9ene r al de construccin muy reciente y de moderno diseo. Se
espera que la producci6n de cada una pueda suplir las necesidades
de varias represas.

En
los grandes
Repblica Ar9ent:.ina
Uruguay y el Paca-

embalses
(por su

construidos o proyectados
cuenta o mancomunadamente

en
con

la
el

guay) se han establecido o se proyectan establecer pasos para peces


de diversos modelos (escalas, ascensores, esclusas), cuando no
variadas combinaciones de los mismos. En el embalse de Salto Grande
(construido entre Uruguay y l\r9entina), en el rio Uruguay , se ha
instalado una esclusa de moderada capacidad de transferencia, la que
an no estara term.inada, pese a que la central hidroelctrica est
ya funcionando . En l.a represa de Yacyret., a construirse con el
Paraguay, en el l\l.to Pacan, se ha previsto la instalaci6n de un
sistema de paso para peces mucho ms complejo, en el que se combinan
diversos recursos que favore
cern la atraccin , concentracin y ascenso. El sistema ha sido
cues tionado por su cOlt\plejidad, costo y dudoso funcionaniiento,
por lo que se considera que su diselio ser modificado (Bonetto, op.
cit.). En el
proyecto hidroelctrlco de Corpus, aguas acriba de Yacyret (y por
de bajo de ltaip) se prev la construcci6n de una escala que
contar con un sistema de atraccin de peces y algunas innovaciones
para mejorar el
sencillo diseo de las escalas brasilenas (Castello, 1981).
En los dos embalses programado s paca el Paran Medio, en plena
llanuca ar43entino , se ha proyectado instalar siste11as de paso para
peces en los que se combinan mecanisJ110s de acUI11ulaci6n y ascenso
de peces con una esclusa, esta ltima paca el paso de las especies
que se desplazan sobre el fondo.
Estos dispositivos representan
quizs los nicos cuya constcucci6n cesponde a un anlisis detallado
del problem a
y sus requerimientos (Poddubny y Bonetto, 19801 Poddubny st
1982).
De todos modos, se proyecta tambin construic otros pasos para
peces, tipo escalas, en sistemas secundarios de la cuenca, a la
vez que crear estaciones de piscicultura de gran capacidad de
producci6n . Los planes anteriores se complementaran con la
instalaci6n de unidi>des flotantes m6viles, de profund idad
regulable , al pie de la presa, en los sitios
(detectados por ecosonda)donde la acu11ulaci6n de peces es 11ayor.

39

peces son atrados por medio de una apropiada cocriente de agua hacia
una rampa de ascenso, se concentran y seleccionan en una bodega
para aer, luego, transferidos en la 11isma e11barcaci6n al embalse
a trovs de las esclusas de
navegacin
o
en
camiones. Se
consi.Sera conveniente emple&r dos unidades un& que se ocupe de
la captacin y acumulacin
de peces y, la otra, del traslado al lago de la represa (Bonetto, op.
oit.; Poddubny ot aZ ., op. ait.).
Llama la atenci6n el hecho de que pese a tratarse de un m ismo
ro, en tr11111o s poblados por una ictiofauna igual o muy similar,
se proyecten establecer pasos para peces tan diferentes . Desde
luego, esto guarda relaci6n con la escasa exper iencia regional
sobre el particula r.

como quiera que sea, por muy eficaces que resulten estos
mtodos, dificil.Jllente podrn mantener la estructura inicial de la
ictiofauna ptopia del ro. En consecuencia, no se excluyen los
trabajos de m ulti plicaci6n de peces migr:atorios mediante
induccin hormonal, sino que, por el contracio, debern estimularse
por lo menos con el f n de lograr una apropiada densidad de ellos en
los tramos ms afectados.
En otro aspecto, conviene senalar que l& instalacin .Se pasos
para peces y la creacin y adecuado funcionamiento de estaciones de
pisci cultura extensiva no representan estrategias excluyentes, .Se
opcin
obligadaconstituyen
ms
bien
una
excelente
complementaci6n , sobre

aZ.,

Los

todo si dichas estaciones


pueden
edicacse
proliferacin de peces migratorios (Bonetto, op.

de

lleno

i.).

la

4
LA PJ:SCICUL".lVRA DB LOS PJ!CBS MIGRA'l'QIUOS MBDIANl'B BL
EMPLEO DB BSTIMIJLAHTBS DBL DESOVE.MBTODOS GBICBAALES DB
f'IAYOR API.ICACION
La cra y producci6n controlada de peces en Amdca
Neotr6pica tcopieza en su desarrollo --sin contar con las
grandes
restricciones
presupuestarias
y
capacitaci6n
de
personal-- con el difcil escollo de que la gran mayora de las
especies ms significativas no se repro<'lucen en cautiverio,
esto es en los estanques y piletones en que suelen ser
retenidas, ni aun en lagunas y lagos de considerable extensin
e importancia.
Como ya se ha senalado, tales peces son migratorios y, por lo
tanto , deben efectuar comnmente extensos recorridos para
multiplicarse o, por lo menos, que este fenmeno se realice en
aquas l6ticas de corrientes definidas. La cra o mantenimiento de
estos peces en estanques o lagos artificiales, como los que se
utilizan con frecuencia en las estaciones de piscicultura, no
permiten su multiplicacin. Esto tampoco parece haberse logrado
mediante el transplante de estos peces migratorio s a grandes
lagunas!el caso del transplante de Leporinus obtuside718 a la laguna
de Chascoms en la provincia de Buenos Aires, Argentina) o a em
balses de considerable extensin y profundidad (el caso de

salminue

ma:cil losus y otros peces transplantado s desde la Estacin Hidrobiolgica


de Rosario, Argentina, a los lagos de embalse de la provincia de Cr-41
doba, en la regin central del pas).

Al parecer, las gnada3 de estos peces pueden evolucionar en


aguas estancadas o lenticas mientras las condiciones resulten
favorables y hasta cierto grado muy var iable segn las especies
y las condiciones ambientales. Pero de no alcanzar las aguas de
los arroyos y ros (aguas 16ticas), al cabo de cierto tiempo se
producira una involucin de las gnadas y la reproduccin se
vera frustrada.
Aunque quizs esta afirmacin pueda resultar demasiado
categrica
,
ya
que
es
posible
que
algunas
especies
consideradas migratorias se mul tipliquen en aguas lenticas en
determinadas condiciones, lo cierto es que hasta ahora esto no
parece haberse logrado, ni siquiera en ensayos que tratan de
reproducir en los estanques condiciones lticas por indu ccin
de un movimiento ms o menos orientado y regulado de las aguas.
Empero, la posibilidad de inducir el desove mediante el
recurso de provocar una corriente de agua en los estanques, si
bien tiene una muy limitada aplicacin en diversas estaciones de
piscicultura y, en gene ral, ha sido explorada con otros fines,
no parece haber sido objeto de investigaciones y ensayos
complementarios para reproducir ciertas carac tersticas fsicas y
qumicas de las aguas1 stas, como hemos senalado, experimentan
en los perodos reproductivos algunos cambios de importan cia
que suelen ocurrir simultneamente con las grandes crecientes
anuales.
De cualquier modo, el objetivo se realiz gracias a la
bsqueda de sustancias hormonales que provocan la maduracin de
las gnadas y posi bilitan el proceso de desove.
A continuacin se hace referencia a la evolucin de las
tcnicas de hipofizacin de peces migratorios en Amrica, hasta
llegar a la estan-

darizacin actual (por lo menos respecto a las estaciones de


piscicultu ra del ONOCS, en el nordesde del Brasil, donde estas
tareas son habitua les}, a la vez que se detallan las distintas
operaciones que intervienen en la seleccin de los peces
utilizados: extraccin de la hipfisis, conservacin, obtencin
del extracto hormonal y su aplicacin a los peces cuyo desove se
procura . Tambin se mencionan las especies que son comnmente as
tratadas para promover la piscicultura en la regin.
Por lo que sabemos, se experimenta con este mtodo --y con
otros que emplean distintos productos hormonales-- en varios
establecimiento s del Brasil y en otros de Amrica Latina, y en
diversos ensayos se ha logrado inducir el desove y criar con xito
diversas especies de peces migratorios . Aunque en la actualidad no
parece que estas tcnicas se apliquen a los trabajos de rutina de
las estaciones de piscicultura
(fuera de las mencionadas del DNOCS) los resultados han sido
alentado res. En los programas de trabajo de algunos de esos
establecimientos, como los de la Companhia Energtica de Sao
Paulo (CESP), se proyecta comenzar sin demora la produccin,
por desove inducido, del "dorado (Sa'l.minus ma.:eiUosus) , de la
"piapara (Lepor>inuc e1.o11{atus), del "pira canjuva (Triw:oobrycon.
1-Wldii) y aun del "pintado" (PseudopZatystoma
COI'U8Ca>i8 ) ,

Estos trabajos tal vez conduzcan a la adopci6n de medidas


para mitigar o corregir los efectos negativos de las represas
levantadas en los grandes ros (la gran mayor(a de ellas carecen de
pasos para peces), ya sea mediante programas de restauracin de la
ictiofauna existente o reestructurndola para orientarla hacia
mejores niveles de produccin en consonancia con las caractersticas
propias de las diversas masas de agua (Machado, 1976).

42

Evidentemente, aunque los resultados de los ensayos con el


desove inducido de estas y otras especies hayan sido promisorios,
salvo en algunas situaciones locales, se est todava muy lejos de
dominar ple namente las tcnicas y disponer de todos los elementos
necesarios para llevar a cabo un eficiente trabajo sistematizado que
tenga
verdadera importancia
prctica.
La
aplicacin
de
los
resultados experimentales exigir muchos ajustes, tanto en relacin
con el procedimiento ensayado, como con su proyecci6n a una escala
econ6mica apropiada.
Por
otra
parte,
diferentes
especies
exhibirn
variadas
reacciones en el curso de estos trabajos en lo relativo a su
rusticidad, docilidad, facilidad de manipulacin, etc., sin
olvidar el factor fundamental de que desarrollen sus g6nadas a los
niveles apropiados , en las condiciones de cautiverio a que se las
somete.
Las tcnicas de induccin del desove por productos hormonales
uti liados en la regin --descritas y discutidas con acierto por
Fontenele
(1981)-se
originaron
precisamente
en
Amrica
Neotrpca con los tra
bajos dol naturalista brasilefio Rodolpho von Ihering. Este
cientfico se bas en las investigaciones del fisilogo argentino
Bernardo A. Houssay (1930), quien haba logrado resultados
experimentales mediante la implantacin de hipfisis de peces en
especies ovovivparas y obte nido as la liberaci6n de vulos. Sus
principales colaboradores fueron, entre otros, Thales Martins,
Zeferino Vaz y Dorlval Cardoso. Los ensa yos se multiplicaron en
diferentes lugares y con distintas especies, y transcurri bastante
tiempo antes de que la tcnica fuera suficiente mente mejorada y
estandarizada como para ser aplicada a trabajos de rutina.Al
principio, se utiliz la inyeccin de triturados de hipfisis
frescas de otros peces, las que eran segregadas por sexo1
posteriormen te, se desech este procedimiento al establecerse que
no haba especifi cidad sexual en las hormonas gonadotrpicas.
Asimismo, en los trabajos

iniciales se empleaban exclusivamente hormonas en estado fresco,


inme diatamente despus de su extraccin. Azevcdo y Oliveira
(1939) contri buyeron mucho a facilitar estos trabajos al adoptar
el mtodo de conser var la hipfisis en alcohol absoluto hasta el
1110111ento de su aplicacin (con este mtodo era posibl.e
mantenerlas ins de un al\o). Adems, se avanz considerabl.emente
al utilizar slo la dilucin en sueco fisiol gico de J.a
glndula (esto es.el centrifugado de un macecado de la glndula),
en vez de un tritucado de hipfisis en suspensin, lo que
ocasionaba frecuentes abscesos. POc otea pacte, se d16 un
importante paso al comprobar (Fontenele, 1946, 1953) que .tos
peces refilos o de piracema --as se denominan los peces
migratorios en Brasil-- mantenidos en apropiadas cond iciones de
cautiverio en los viveros de las estaciones de piscicultura,
evolucionaban adecuada1M1nte preparndose para la repro duccin
futura, de modo que --al menos en una serie de especies estu
diadas-- los peces se encontraban en condiciones de ser usados en
los trabajos de bipot'izacin, en vez de buscar los reproductores
en aguas
l6ticas y en perodos de multiplicacin natural.
Incluso, pudo esta blecerse que por el tratamiento con hipfisis
es posible obtener el desove en fechas distintas a J.as que
normalmente se reproducen las dife rentes especies en la
naturaleza .
La evolucin y el cefinamiento de estas tcnicas han
permitido implantar un tipo de piscicultura muy valioso y que
ha alcanzado notable prog reso en J.as estaciones del ONOCS,
donde se aplica a I'l'oahiiodua ar
gimteus,, P. oearsn.oio ,, Leporimm sp., L . eZ.ongatuc, Traohyoori atee sp.,
Curimatus eZegana, Triporteus angu latus, como asimismo a dos grandes
paces" del Amazonas: CoZ.oeeoma macropomum y C. bidena.
Por cierto que tales trabajos, para que revistan significacin econmica , deben ser encarados en escala suficientemente amplia; para ello

43

es preciso, entre otras etapas del proceso, disponer de J.a


cantidad necesaria de dadores de hipfisis en condiciones
adecuadas paca ser procesados en el momento oportuno. El. costo
puede reducirse considera blemente si los peces qua proporcionan
tales glndulas son aptos para el consumo, de modo que, despus
de ser saccificados y procesados, pue- dan ser vendidos o sirvan
de forraje en una estacin de piscicultura.
Los peces usados con ms frecuencia en estos trabajos en las
esta ciones de piscicultura del DNOCS son ProohiZodus oearensis,
Leporimu1 sp.y llopl.ias ma7..aba:ricus, siendo preferida l<1 primera
especie por di versas razones. Adems, los peces de desove total
puec5en ser usados normalmente como proveedores de hipfisi s a
partir del mes de noviembre de cada affo hasta su reproduccin en
l.a naturaleza (Fontenele, 1981)
Las tcnicas de extraccin de hipfisis consisten en efectuar
cortes con sierra y costtomo" en la caja craneana del pez . Bl
ejemplar
se lnrnobiliza previamente en una caja o cepo
construido al efecto. Con la sierra se corta un poco ms atrs
de las rbitas y , luego, se usa el "costtomo" hasta descubrir y
separar la hipfis.is . Como esta operacin puede separar la
cabeza, lo que en al.9unos casos podra orear pcoblemas en la
comeccializaci6n, tambin se han ideado tcnicas en que el corto
es horizont<1l (iniciado por encima de las fosas nasales hasta el
borde poatecior del occipital, para terminar con un corte
vertical a la misma oltura , que se une al anterior), que exige
ms pericia. Si el pez va a ser preparado en sal, se aprovecha la
abertura longitudinal total prac ticada generalmente por el
dorso, que toma la cabeza, para localizar la gl4ndula y extraerla.
Las glndulas as obtenidas suelen ser conservadas en alcohol
-donde pueden sec mantenidas con segur idad por un allo-- hasta
el momen to de su utili211cin, a la temperatura ambiente, y el
lquido conserva-

dor se cambia cada tres meses . Las que van a utilizarse se secan
lige ramente en papel filtro y se trituran en un mortero1 se les
agrega una pequell'a cantidad de suero fisiol.;Jico (dos gotas),
cantidad que puede incrementarse segn la dosis que se desea
preparar .
El material es centrifugado y se aprovecha el
sobrenadante queda as preparado el extracto para su aplicacin.
En la prctica, se constituyen lotes en nmero determinado de
repro ductores seleccionadosen cada lote suele haber el doble de
hembras en comparacin con el de machos .
Los lotes se
transfieren a un acuario de hipofizacin (donde permanecen
separados por sexo) por unas seis horas, debiendo ser adecuadas la
renovacin de agua y la aireacin . De all son retirados para su
tratamiento con algn copo u otro medio apropiado que, adems,
permita inmovilizarlos, de modo que se les pueda aplicar, mediante
inyeccin intramuscular, el extracto de hipfisis en la dosis
calculada {generalmente en la regin caudal o humeral, abajo del
naci miento de la aleta dorsal). El procedimiento se repite hasta
alcanzar las dosis deseadas .
En
las estaciones de piscicultura
del ONOCS, la unidad
hormonal gnado-estimulante corresponde a la cantidad de hormona que
se encuentra en la hipfisis de un pez cuyas gnadas en evolucin
estn en buen esta do de desarrollo. Tal definicin lleva implcita
una gran variabilidad
(segn el tamano del pez, el desarrollo de las gnadas, etc.},
dificul tad que se reduce en la prctica admitiendo que se trata
de la cantidad de hormona gonadotr6pica existente en la hipfisis
de Prochi.'lodus sp.,
que tenga gnadas de regular a buen desarrollo. Para obviar
dificulta des se utilizan por lo general dosis ligeramente
superiores a las calcu ladas. Estas dosis deben manejarse con
prudencia, ya que, como ocurra

44

en los primeros trabajos, el exceso no ocasionaba problemas en los


peces con gnadas bien maduras, pero en los ms atrasados la dosis
elevadas
forzaban la expulsin de los vulos inmaduros.
En la tcnica de hipofizacin utilizada corrientemente en los
labo ratorios del DNOCS, las dosis iniciales son de 0,10 de
hipfisis para los ejemplares machos y de 0,20 para las hembras
las dosis posteriores se van aumentando y generalmente son el
doble de las anteriores para ambos sexosse administran con un
intervalo de seis horas, En las aplicaciones sucesivas se tiende a
reducir el vehculo a los efectos de incrementar la concentracin.
La
planilla de Fontenele
(1953) que
contiene los datos
relativos a la adecuada hipofizacin de un lote de Pl>ochitodua
argenteus es bastante explcita (Tabla I)
Los efectos de la aplicacin de las hormonas hipofisiarias se
hacen sentic a las cuatro horas, aproximadamentei en consecuencia, el
inter valo en tres dosis sucesivas ba sido fijado en seis horas.
El operador debe permanecer atento en las fases finales del
proceso con el objeto de determinar el momento propicio para
reunir los repro ductores y lograr el desove. Para esto han de
tenerse en cuenta los signos precursores del inicio de la
reproduccin, ms o menos manifies tos y particularizados segn
las especies. Si esto no ocurriera, debe continuarse con el
tratamiento .
Durante el proceso de reproduccin los peces no deben ser
perturba dos y hay que mantenerlos en los acuarios con aireacin
suficiente. Des pus de la fecundacin y cuando los huevos se
encuentran en las primeras etapas de segmentacin, se trasladan a
incubadoras adecuadas segn la especie y situacin.

Tabl.a I. Dosis KipoLisiaria Aplicada a P. argenteuo,


Segn Fontenele (1953)
6
Lote

,u

Fecha: 28.05.1947

3 22
Preparado de Dosis

la. dosis
4
hipfisis
de
4
oc
de
suero
fisiol6gico 2a. dosis 8 hip6fisis de 4 ce de
Ja.dosis
12
hipfisis
en
4 ce
suero fisiol69ico
de suero fisiol6qico 4a. dosis
16 hip6fisis
en 4 ce de suero fisiol69ico

.o...

"u

>"'

Dosis

la.

2a.

Ja.

4a.

Fecha

28/0

28/0

29/0

29/0

Hora

5 14

5 20

5 02

5 08

0,10 ce

O,lO H

0,20 H

0,30 H

0,40

22

0,15cc

0,15 H

0,30 H

0,45 H

0,60
R

S.d.

1:.d .

s.i.

IRe9i6n

H,

hip6fisis;

s.superlor,

I.i.

I, inferior, d, derecha, i, izquierda .

45

5
LA ACTIVIDAD Y PllODUCCIOH PESQ EN LOS DISTINTOS PAISBS
LATINOAMBR.ICANOS

Las estimaciones cuantitativas de la produccin pesquera en Amrica


Latina, como asimismo las informaciones relativas a su 9rado de desa
rrollo en los pases , suelen ser bastante limitadas y , a menudo , no se
ajustan mucho a la realidad. Tal situacin deriva principalmente
del
extenso territorio que sera necesario abarcar en una
apropiada cober tura estadstica; hay 9randes sectores de muy
dificil acceso, con poblaciones de pescadores bastante dispersas,
cuando no sujetas a un constante nomadismo y , en 9eneral, no se
dispone de puertos fijos de descarga.
La mejor informacin es la que se obtiene de las concentraciones
de pescadores cercanas a las 9randes ciudades, donde suelen
establecerse puntos fijos de desembarco de pescado, ya sea para
facilitar esta tarea y la venta de los productos. o para verificar
la observancia de al9unas disposiciones eglamentarias (como la de
la talla mnima que deben te ner los ejemplares extrados), el
cobro de algunos
impuestos y otros motivos.
Adems, estas
pesqueras suelen ser las que concentran el
mayor esfuerzo
extractivo, de modo que sus resultados brindan los datos ms
valiosos.
Es mucho ms dificil evaluar la pesquera profesional nmade o se
minmade, la de subsistencia y la deportiva, aunque no dejan de tener
importancia en la estimacin del producto 9eneral de las aguas.
Por otra parte, la produccin depende en gran medida de los
imple mentos de pesca y de su eficiencia que, naturalmente, varan
de manera apreciable en las distintas re9iones y pases, se9n el
desarrollo eco n6mico y las posibilidades de i.ncorporar modernos
recursos tcnicos. De tal suerte, las pesqueras varan desde la de
tipo casi estrictamen te artesanal, como es el caso de las
poblaciones indgenas, hasta la altamente tecnificada, en la que se
usan barcos modernos equipados para trabajar a 9randes distancias,
toda clase de redes de hilado plstico, cmaras frigorficas para
mantener el pescado, plantas de tratamiento para salar, ahumar o
enlatar el pescado obtenido y otros dispositivos que permiten
aprovecharlo mejor y con menor dependencia de las f luctua ciones
del mercado .
Los valores relativos a la produccin pesquera de las a9uas
conti nentales de Amrica Latina han sido estimados por la FAO (en
su informe derivado de las reuniones de la Comisin de Pesca
Continental para Am rica Latina (COPESCAL), de 1981) en 277.679
t a base de informes nacio nales de 1979. No obstante, la captura
potencial, incluyendo las lagu nas costeras ocenicas, ha sido
estimada en 2.030.700 t, lo que vendra a indicar las enormes
posibilidades que an ofrece la adecuada explota cin de este
recurso natural de la regin.
En realidad, si resulta en extremo complicado calcular l.ir
topor cin real de la actividad pesquera en tan extenso territorio
mucho ms difcil es estimar sus posibilidades productivas debido
a s grandes
variaciones que se dan en los distintos sistemas hidrogrfil os1 a etr,o
se suman las dificultades inherentes a los mtodos para 1rn:t1mar .Los

47

recursos pesqueros y su i:endimiento . POcos pai:ecen haber sido


los intentos objetivos destinados a pi:ocurar una aproximaci6n al
problema, dndose cifras que oscilan entre extremos muy altos y otros
demasiado
prudentes.
Segn algunos datos. como los de Machado (1976), en ciertos
secto res del ro Mogi-Guassu (un afluente del co Pai:do que, a su
vez, lo es del ro Grande, en el Paran Superior) la captura puede
alcanzar a 625 kg/ha/alto, cifra muy alta que quizs decive de la gran
concentraci6n de peces migratocios que se observa en este ro antes
de que encuentren las escals que permiten su paso a travs de la
represa de Cachoeira de
Emas (Picassununga, Sao Pablo, Brasil). NO obstante, el mismo
autor calcula que la producci6n media de las aguas en el
Estado de Sao Paulo (que comprende al ro Mogi-Guassu) se
acerca a 130 kg/ha/ao.a la vez que seltala que el promedio de
lo extrado en los grandes rios de dicho Estado resulta, en
general, inferior a los 25 kg/ha/ano.
Evidentemente, los valores obtenidos en determinadas zonas,
donde se consiguen rendimientos extremos por diversos motivos, no
pueden extrapolarse a todo el ro o tramo del ro en que estn
compcendidas, ya que, sin duda, representan situaciones muy
particulares.
De cualquier modo, es muy difcil en las condiciones propias de
la regin tcatar de evaluar la productividad pesquera de las aguas,
espe cialmente en los grandes ros1 en la mayor parte de ellos hay
extensas planicies de inundacin, cuyo aporte al conjunto es muy
variado y complejo.

48

Por otra parte, la presin de la pesca es muy diferente en los


dis
tintos pases e inc1uso en un mismo ro. Sin tomar en cuenta situacio
nes limno1gicas particulares , ello depende de la densidad
de
concen
traci6n de la poblacin, de los requerimientos de protenas de
origen animal de la misma, de las comunicaciones, como asimismo
de un complejo conjunto de situaciones locales .
En la .Argentina, poi: ejemplo, la demanda de peces dulceacucolas
es bastante reducida y my seleccionada por la abundancia de carnes
deri vada de su importante actividad pecuacia y los crecientes
progresos de la pesca marina. No obstante, como ya se ha senalado,
un pez extrema damente abundante como el sbalo
(P. pZatenaiB ) ,
reputado de calidad in-ferior, tiene sostenida demanda en los
sectoces ms humildes de la poblacin por su precio reducido.
Se han realizado no pocos estudios --varios de stos antes
comenta dos-- sobre las modalidades y los niveles de extraccin en
determinados pases y ros o ambientes lenticos, en relacin con el
rendimiento por esfuerzo de pesca en determinadas zonas1 clculos de
produccin y mane jo de embalses1 densidad media mensual de los
peces migratorios en de terminadas secciones del ro1 nmeco y peso
de los peces que es preciso transferir por pasos especiales en los
embalses cue se establecern sobre ciertos ros, etc., referidos a
problemas localizados, pero
que, en la enorme
extensin del
territorio de cue se trata, resultan de limitada signif icaci6n,
aunque pueden apuntar a soluciones tcnicas de

importancia ..

En el mencionado informe de la FAO, de 1981, se


presenta de 'las capturas reales y potenciales anuales

est

imadas en continentales de los distintos pases de


Amrica Latina, reproduce a continuacin:

un
resumen
las aguas
el que se

Tab1a II. R.elBUID n de las Capturas R.ea1ea y Potencia1ee


Anuales Estimadas de las Aguas Continentales de J\mrica
Latina

Pas

Captura Nominal
(1979)

Argentina
Bolivia
Brasil
Colombia
Costa Rica
Chile
Ecuador
El Salvador
Guatemala
Guyana
HOnducas
Mxico
Nicacagua
l'an-
Paraguay
Per
Surinam
Uruguay
Venezuela

lS.615
4.000
146.352
35
48.535
100

Total

277.679

601
615

144

28.653
1.834

2.700
15.217
235
578
12.456

Captura Estimada
(t)
15.000
4.000
146.000
50
63.300
100
1.000
600
800

Captura Potencial
(t)

150
128.000 !Y
1.800
Desconocido
3.000
25.000 +
250
578
37.000 y

86.000
60.000
700.000
4.000
112.000
100 +
l.000 +
3.000
l.600 +
Desconocido
15.000 y
341.000 !Y
60.000
Desconocido
100.000
340.000
3.000
14.000 y
190.000 y

426.628

2.030.700

Incluidas las lagunas costeras.


como puede apreciarse, la captura total estimada (426.628 t)
alcan zara solamente a casi un quinto de la potencial (2.030.700
t), lo que revela claramente las posibilidades de la explotacin
efectiva de este recurso natural, tanto ms si se considera que
tal cifra parece muy prudente, ya que --para dar un ejemplo-vendra a ser inferior a la calculada por Bayley (1981) para el
Amazonas Superior y Medio nicamen te (217.000 ton/ano).
Desde luego, la intensificacin de la explotacin de la pesca
den tro del marco en extremo selectivo en que hoy se practic --que
compro mete sobre todo a l.as especies de 10ayor talla-- no podr
sostenerse biolgica ni econmicamente en lmites superiores o
similares a los que se registran en l.a actualidad. Incluso, es
posible que se llegue a la sobreexpl.otacin en el caso de algunas
especies y cuencas hidrol6gicas.
Por ahora, sl.o procede senalar que Amrica
Latina posee
grandes recursos pesqueros en sus aguas interiores , una ictiofauna
extremada mente diversificada y mecanismos bioproductivos bastante
particulares
que, en general, aseguran una elevada y sostenida
produccin.
Si excluimos la zona patagnica, de Amrica Central. y el
caribe,
el
resto
(que
prcticamente
comprende
la
Subregi6n
Braslica) se caracte riza por una gran variedad de peces (sobre

49

todo cbaraciformes y siluri formes) y por estar la produccin


pesquera
muy
condicionada,
segn
pa
rece,
por
el
rgimen
hidrolgico. En sus diversos ciclos, este rgimen

regula el aporte de materia orgnica principa lmente vegetal,


slidos suspendidos y disueltos, como tambin los principales
nutrientes y con diciona en gran parte las migraciones y fenmenos
reproductivos, adems
de muchos aspectos relacionados con la
dinmica de sus poblaciones.
Como ya hemos acotado, la materia orgnica --derivada de las
plan tas y de las otras comunidades biticas (Fig. 4)-- experimenta
variadas modif icaciones y se transforma en un detrito muy apto para
sustentar
una elevadsima ictiomasa de peces ilifagos (especialmente de los
g
Proahilodu::r y Semaprochi.Zodus) , los que pueden lle9ar a
ms neros
del
60% en peso fresco del total del contenido en los ambientes
lenticos del valle de inundacin de estos ros, como ocurre, por
ejemplo, en el Paran Medio (Bonetto et ai., 1.969, 1970).
sayley
(1981) destaca,
basndose
en
las observaciones
de
muchos autores, que la ictiofauna latinoamericana y su produccin
tienen mucha similitud con las de Africa en lo que se refiere a su
composicin, a la
importancia de los peces detritvoros que constituyen el grueso de
la ictiomasa general, a la abundante biomasa y 9can variedad de
peces ictifagos y a la escasa cantidad de peces planctfagos
especializados.
La importancia de los peces ilifagos , que encuentran su
sustento
especialmente en los detritos derivados de la vegetacin acutica
ribe rena y otras comunidades biticas --y, en menor proporcin,
los de or ganismos transportados con el fango que ingieren-- es
particularmente notabledichos peces sustentan adems, como peces
forrajeros, a una significativa vaciedad y biomasa de grandes
ictifagos que ocupan un lugar preponderante en toda la regin y
sirven de apoyo a las principa les actividades pesqueras .
Los
peces il.i6fagos son objeto de una cre

50

ciente demanda en el mercado de consumo de las regiones menos


favoreci das en la obtencin de protenas de orlgen animal, de modo
que pueden
contribuir a paliar un grave problema socioeconmico que afecta a
an> plios sectores del territorio sudamericano.
El hecho de que los peces ilifagos no se reproduzcan en
cautividad ni aun en ambientes lenticos de considerable tamal'lo,
no crea mayores problemas, ya que esto puede solucionarse con los
procesos de hipofiza cin que inducen el desove controlado.
Adems, en las lagunas del valle aluvial de los grandes ros pueden
obtenerse, despus de las cre cientes, un elevado nmero de
ejemplares pequeos, de fcil captura, y transportarse a los sitios de
cra, incluyendo arrozales, y generarse as una piscicultura
promisoria (Jensen, 1974).
No obstante , la piscicultura intensiva de estos peces no ha
progre sado en grado importante debido fundamentalmente a 1.a
dificultad
de
proporcionarles
adecuada
alimentacin
en
los
estanques de cra, que permita obtener los altos rendimientos que
se pretende con esta forma de cultivo. Aunque el proceso de su
alimentacin parece sencillo en condiciones naturale s por el
abundante material. nutritivo (aunque va riado conforme a las
formas de exportacin, acumulacin y transforma
cin de los
detritos), esto no es as debido a la dificultad de lograr una
apropiada alimentacin en cautiverio, que haga posible el
desarr<> llo de la piscicultura intensiva, lo que guardara
relacin con la com plejidad del aparato digestivo {Angelescu
y Gneri, 1949Gneri y An9elescu, l9Sl Domitrovic, 1983).

Los problemas relacionados con la alimentacin de los peces


ilifa9os constituyen, segn parece, uno de los temas de
investigacin de mayor inters e importancia en el conocimiento de
la biologa pes
quera de la gran Subregin Brasl.tca --que representa, como ya
fuera senalado, la m ayor parte del territorio considerad<>--, ya que
no es f-

SUSTANCIAS E!< SOLUCUlN

. .. .
: :PAT.A!j.>;T 1:CJiS:

::-: f

Rl0EA$

Y LUZ SOLAR

..

51

Fig . 4. Representacin tentativa del circuito trfico de las


aguas en los ros de la gran Subregin Braslica de Amrica
Neotropical y sus ambientes lenticos afines. M:detritvoros
miorfa9os1
Mh:
mioroher
bvoros1
Me
:microcarnivoros1
S:saprfitos1 P: algas perifticas .
cll determinar las caractersticas del detrito, ni la serie de
comple jas modificaciones que experimenta (sobre todo el de origen
vegetal) para que sirva de apropiado alimento a estos peces
(Bowen et aZ., 1984).
Por el momento, la explotacin de dichos peces resulta fcil y
proficua y su captura parece rendir ms en los tramos inferiores
de los 9randes ros y sus afluentes, donde hay una mayor
concentraoi.6n de detrito . Estos peces, que pueden considerarse
subexplotados
en
grado diverso,
aseguran
una
fuente
muy

importante de protenas de origen anal a amplios sectores de la


poblacin de Amrica Latina.

6
PM:'l'ORBS NATURALES

'i

AHTROPICOS QUE GRAVITAN NBGATIVAMJ!


lftE

Elil LA PRODDCCIOR PESQUERA

Muchos son los f actores f sicos, qumicos y biolg icos que inf luyen
negativamente en la vida y produccin de peces y que incluso pueden
determinar mor tandades en g ran escala de los mismos.
En genei:al, los ef ectos negat ivos no son tan espectaculares y los
ecosistemas acuticos se ven prog resivamente af ectados, como es el
caso de procesos de eutrof izacin y
polucin,
aunque
st,os en
circunstancias de suma gravedad pueden provocar una enorme moi:tandad . En
las situa ciones ms f recuentes, los fenmenos mencionados se relacionan
ent re s y dependen de la eliminacin o acumulacin de importantes
cantidades de materia orgnica, lo que determina un consumo de oxgeno
que el ecosis tema acutico no puede reponer o corregir con la velocidad
necesar ia. Otras veces, se trata de compuestos txicos, contenidos en
diversos efluentes, generalmente de naturaleza muy compleja, que pueden
ser le tales en mayor o menor g r:a<lo , o ir mermando la aptitud de un ro o
lago para mantener su capacidad
productiva
real.
Pese
a
lo
impresionante que es la mor tandad
de
innumerables
peces
por
accidentes o diversos f actores concurrentes
asociados de manera
circunstancial,
a
menudo puede constitu ir un
dal'lo menor
que la
prdida g radual del potencial
productivo de las aguas por el incremento paulatino de la eutrof izacin
y polucin.
Como quiera que sea, en el amplio escena r io natural de 1\mrica
Latina estos f en6menos an no han alcanzado --salvo en cursos menores o
a f luentes de escasa importancia-- los niveles de alta pelig rosidad
que caracter ian a los ecosistemas acuticos de los paises ms
desarrolla dos, como los del hemisf erio norte.
Las mortandades de peces se deben tambin a simples f actores natu
rales 'J: son de relativa f recuencia tanto en ambientes lt lcos como
lenticos.
En los ros de la cuenca del Plata, en la 1\rgentina, donde una r ica
ictiofauna de origen ms septentr ional est sometida a un marcado gra
diente trmico, suelen ocurr ir mer idionalmente grandes mortandades de
peces, sobre todo cuando las especies ms sensibles a los cambios tr
lllicos, que han descendido merced a las crecientes de verano, se ven
afectadas por las ba jas temperaturas de otot!o e inv ierno (Bonetto et;
ai., 1967) . En los r os de gran desarrollo del valle aluvial, como
son la mayor pacte de los ros sudamer icanos, es f recuente que los
peces que quedan encer rados en lagunas y madre jones muy superf iciales
mueran drante el estiaje por el recalentamiento de las aguas y la f
uerte r:e duccin del oxgeno d isuelto o por el simple desecamiento de
estos ec
$lstemas acut icos. Bonetto et aZ.. (1969) , extrapolando situaciones
locales , estiman que las prdidas or iginadas por estas causas en el
valle a luvial del Pa ran en la Argentina pueden al.canzar a 40.000 t
anuales .
Oteo f actor sign if icativo que con cierta f recuencia determina im
portantes prd idas de peces en ambientes naturales, al igual que en
cultivos intensivos y extensivos, est representado por las llamadas

53

"f loraciones de algas, esto es, l.a proliferacin rpida y masiva de


al.gunas especies, general10ente del grupo de las cien6f itas o algas ver
deazuladas.
Co100 es sabido, varias especies de estas al.gas son notorias por las
per turbaciones que ocasionan en l.agos, embalses y lagunas, y se carac
terizan por el explosivo aumento de su densidad pobl.acional , pudiendo
llega r a causar graves mortandades de peces.

Las principales especies que provocan estos fen6menos suelen ser


Aphm1izomsncn
f'los-(UJuae,
Miarooyetie
aePUginosa,
G'leot1"lchia
echlnu'la ta y
varias especies de Anabaena que, en cond iciones
propicias, poseen
la propiedad de reproducirse rpidamenteJ a esto se agrega su caracte
r stica f lotabilidad en la superf icie que plantea problemas a las masas
de agua afectadas .
Tales f loraciones, aun en plena vida y vigor de las plantas, dan
lugar a diversos problemas, entre los que se destacan el olor y sabor
desagradables que le comunican al agua, lo que puede adquir ir conside
rable importancia en depsitos destinados al consua10 hU11tano. Empero,
los problemas que pl.antean estas ttlgas derivan f undamenta lmente de
su muerte y descomposicin. En tales situaciones agotan con rapidez el
oxgeno en la prof undidad (lo que resulta especialmente g rave en las
condiciones de estratif icaci6n propias del verano) , de tal modo que
!.imitan la super f ic ie del ter r itorio que pueden ocupar los peces. Por
otra par te , al morir posiblemente liberen productos que resultan t6x i
cos para los peces (como asimismo para los animales de granja) ocasio
nando morta.ndades de diversa magnitud.

54

El hombre, en especial, contr ibuye indirectamente a provocar estos


procesos por la eliminacin de ef luentes domicilia r ios (cloacas) o in
dustr ial.es, los cuales introducen en l.as aguas signif icativas cant ida
des de materia orgnica, cicas en nitr geno y fsforo, acelerando el
proceso de eutrof izacin.
Por otra parte, el abundante suministro de nutr ientes en los estan
ques para piscicultura favorece generalmente la prol.i.f eraoi6n de f lo
raciones de algas verdeazuladas. A estas f loraciones de algas en los
estanques se atr ibuyen la apar ici6n de olores f uertes en el agua y el
Babor desag radable que se comunica a la carne de pescado , al igual que
la producci6n de sustancias t6xicas de var iados ef ectos.
En ciertas condiciones, las algas causantes de tales
f loraciones
mueren r epentinamente y al descomponer se en los estanques de cultivo
consumen con rapidez el oxgeno d isuelto, ocasionando as la muerte de
peces en gr an escala. Swin<Jle (1968) ha informado que el decaiiento
sbito de f itoplancton causaba entre SO y 100 ll!Ortandades masivas de
peces por ao en el Estado de Alabama , Estados unidos de Amr ica.
No se conocen a cabalidad todas las causas del decaimiento y muerte
del f itoplancton. Se han descr ito en detalle los sucesos previos y
poster iores a su muer te . Empero, slo en algunos casos se ha podido
eatud ia c con detenimiento la evolucin de la abundancia numrica
del. f ltopl.ancton en su relacin simultnea con la calidad del agua .
Otro f actor que puede determina r importantes prdidas de pec:es,
sobre todo en los ros con extenso valle aluvial, es la posioilidad de
que se produzca un desarrollo masivo de vegetacin, pr incipalmente la
flotante de E:iohho:r>nia craesipas y E. azUl"ea (B tto, 19761 Poi de
Neif f et al ., 1977; Neif f , 1981 Bonetto c. , 198.3) . Estas plantas
acu t icas resu ltan muy agresivas y terminan por desplazar a las
otras

en las lagunas y madrejones del valle de inundacinpueden


cubrirlo casi por completo y provocar una serie de importantes
cambios en el ambiente que gravitan negativamente en las
poblaciones de peces. Entre otras consecuencias negativas para
las comunidades biticas, la concen tracin de estas plantas
reduce sustancialmente los tenores de oxgeno disuelto, de modo
que son muy limitadas las especies de peces que pue den vivir en
este medio. Si la cobertura de estas plantas es extensa y su
permanencia prolongada --generalmente son arrastradas por las
gran des crecientes anuales que condicionan la recuperacin de
los caracte res limnolg icos de estos ambientes-- los peces
prcticamente terminan por desaparecer, ya que los tenores de
oxgeno disuelto son muy bajos o nulos.
Entre los peces, no faitan las especies que influyen
negativamente en la produccin pesquera . A este respecto, procede
mencionar las
piranas" que constituyen un conjunto de especies de Serrasalmidae
am pliamente conocido por sus efectos depredadores y particular
peligrosi dad (Fig. 5). Se trata de peces tpicos de la subregl6n
Braslica, de escamas pequetlas que, a menudo, les confieren
colores dorados ms o menos brillantes, diversamente maculados
(cuando jvenes), de costados
aplastados y cuerpo alto, dotados de una serie nica de dientes trian
gulares y muy afilados. Estos peces alcanzan diverso tarnano segn
la especie
y, obviamente,
la
edad.
Braga
(1975)
menciona
ejemplaces de 450 mm y 2,85 kg de peso, as corno la captura de uno
en la represa de Tres Marias (Minas Gerais, Brasil) que habra
alcanzado 4 kg.

55

Fig. 5. pirana (Serrasa'Wrus api'lopZeUZoa), ro


Paran, Argentina. Este pez constituye una
espe
cie carnvora caracterstica de la
regin y re presenta un riesgo para las
actividades pesque ras y el uso recceacional
de estas aguas.
Pese a la real importancia de estos peces y a su muy amplia dis
tribuci6n, su conocimiento ta><onrnico es bastante confuso, aparte
de que
muchos
eospectos
de
su
biologa
no
han
sido
an
suficientemente aclarados.
Si bien se considera que la "piralla" es un tpico pez
sedentario, pcopio de aguas lenticas, suele concentrarse tambin en
las mrgenes de los grandes ros eh abundantes cardmens {sobre todo
de ejemplares pequetlos ) y en los remansos fcrrnados en la

desembocadura de los diver sos afluentes .


generall'lente en cardmenes de

Aunque la especie ataca

vaciado tamano
segn se cree, estimulada por la sangre de alguna
vc tima herida-- no ocucre as sempce y tanto la concentcacin de
los atacantes como su real agresividad son muy diversas. Con
bastb.nte fre cuencia devoran a los peces apresados en las artes de
pesca, a la vez que causan graves destrozos en las redes cuando
stas se echan en aguas frecuentadas por la especie. A menudo, las
playas de bano en lagunas, arroyos y riachOs deben ser clausuradas
por loa ataques de estos pe ces. En las actividades ganadecas que
se llevan a cabo en el valle aluvial del Paran crean problemas,
pues atacan a las vacas que se in ternan en las lagunas para
abrevac o pastorear, tronchndoles general mente los pezones
(Boneto et ai., 19761 Rosenzwaig, 19691 Braga, 1991).
Se ha estado incrementando, segn parece, la densidad de poblacin
de las diversas especies de piratlas" debido principal.mente al
l'layor nmero de represas que se establecen en diversos pases, sobre
todo en
el Bcasil (Bi:anco y Rocha, 1977; Junk ot
a'l,.,
1981) y en Sur
ina
{Ritcher y Nijssen, 1990), y aun en paises ms meridionales cOl'llO
la Argentina (CE OAL, 1977). Aunque
tal
informacin parece
suficientemen te fundada, incluso respecto de aguas len.ticas que no
corresponden a embalses, no se han llevado a cabo investigaciones que
aborden el tema con objetividad y profundidad. Si bien se ha
sugerido
en
cepstidas
ocasiones
que
tal
incremento
podra
relacionarse con la reduccin o extincin en ciertas zonas de
algunas especies de cocodrilos, conoo los
yacars (Caiman lati.:rostris y C. c2ocodrilua) , en el caso de la
Argentina nada hay que permita sustentar tal posibilidad que se
consi dera bastante remota a juzgar por los pocos estudios que se
han reali zado acerca de la ecologa alimentai:ia de tales
crocodrlidos .
La lucha contra estos peces slo parece haber sido encarada con

56

amplitud y xito en el nordeste del Brasil utili%ando el p de


timb
(rotenona) y aplicando en general lostodos descritos
por Braga
(1975).
En fecha reciente, investigaciones efectuadas por Goulding
(1980) en la cuenca amaznica revelai:ian que la dieta de algunas
especies de
piratl&s" incluye tambin un alto contenido de semillas masticadas
: esto le permite sugerir que tales especies podran ejercer un
papel importante en la germinacin y distribucin de diversas plantas
.
Aunque las "piratlaa son aceptadas como peces de consumo, su
par ticipacin en la produccin pesquera general es desdetlable, ya
que como se ha mencionado, destruyen las redes y constituyen un
factor negativo de importancia para las actividades extractivas.
En los grandes ros y valles aluviales y, sobre todo, en las
zonas aarginales, se hacen pi:esente varias especies que influyen
adversamente en las actividades pesqueras .
Por ejemplo, la
presencia local de gran cantidad de peque!los peces hematfagos,
como los Pygidiidae (en espe
cial. los gneros Homodiaotw; y Branchioica ) , deshace los cardmenes y
ahuyenta rpidamente a los peces que se desea capturar. En otro aspec
to, pueden dai:se casos en que el pescado.:, en sus tareas sobre la
cos
ta,
pise
inadvertidamente
una
raya
(pez
cartilaginoso,
redondeado y aplanado, de la fantilla Potamotrygonidae, figura 6,
que tiene en la cola una o lls espinas venenosas) y resulte herido
en las piernas por el i:gano ponzofioso del animal . Tal accidente
origina
lesiones suma mente
dolorosas, con cuadros sintomticos
complejos que, si bien rara mente decivan en casos mortales (Castex
e't at., 19641 Rusell, 1959),
tardan en curar y cicatrizar, impidiendo al pescador proseguir su
tra
bajo
por
un
largo
tiempo.
A
veces,
los
"bagres
(Pimelodidae) y varios peces, en los que los radios espinosos de
las aletas estn muy osifica
dos, pueden causar heridas
doloroaas durante su manipulacin, aunque

Fig . 6. Raya - (Potamotrygon sc1u>cdlil:'i ) de los llanos


de Venezuela (cor tesa de Mago) . Las rayas de los gneros
Potamotrygon y Dysceus constituyen especies
cartilagino
sas, cuyo dimetro puede alcanzar ms de 1 m en el d isco.
Son peces muy peligrosos pues, al pisarlos inadver t idamen
te, clavan en la pierna el aguij6n ponzotloso de su cola
causando heridas muy dolorosas y de dif cil curacin.
de mucha menor importancia . Otro pez reputado como pelig roso por los
pescadores en las aguas tropicales es la anguila elctr ica (EZectr-o
phorus eZectr-icus) , cuya longitud a veces supera 1,5 m, es capaz de
producir descargas de ms
de 500 voltios. Segn los pescadores del
Amazonas , puede atontar a personas y g randes animales que entren en
contacto con el cuerpo de la m isma y provocar su ahogo (Grundfest,
1960) .
En el amplio conjunto de especies ictif agas regionales no f altan,
desde luego, otros peces que tienen un ef ecto negativo en la produccin
pesquera , especialmente en las estaciones de piscicultura , ya que re
sultan depredadores de signif icaci6n y no son tiles para el consumo ,
pud iendo constitu ir se en verdaderas plagas . Tal es el caso , para
citar un ejemplo, de diversos "dientudos, como HopZias maZabaricus,
Aceo trorhamphus jenynsi y A. hspsetus , en las estaciones
de
piscicultura del pe jer rey en la Argentina (Ringuelet , 194 3) , donde
pueden ocasio nar danos de importancia.
Numerosos tetrpodos acuticos se alimentan parcial o totalmente
con la ictiof auna y ejercen una presin que, en el plano natural, no
reviste impor tancia en las relaciones implcitas del equilibr io ecol
gico. Pero , con el tiempo, las actividades depredadoras de estos ani
males pueden intensif icarse, sobre todo en las estaciones de piscicul tura
, por lo que deben adoptarse las med idas necesar ias para corregi r tal
situacin.
En cuanto a la inf luencia de la vida y act ividad antr6pica sobre
la ictiof auna y su productividad, son muchos los f actores negativos
producidos que determinan sustanciales reducciones en las pesqueras,
llegando incluso a la errad icacin total o parcial de ciertas especies
en a lgunos ecosistemas acuticos de moderada impor tancia .

57

La presi6n de la pesca sin adecuadas med idas previsoras y carente


d e los correspond ientes controles, l.a creciente polucin de los ros
debida a las descargas cloacales e industriales, la modif icacin del
ambiente acut ico por alteracin del escenario natural que lo comprende
y, en especial, por las obras hidrulicas, como los embalses, han pro
vocado diversas respuestas negativas de la fauna ctica que inf luyen en
la r educcin de las capturas e incluso en la rest e iccin del espacio
ocupado por no pocas especies.
Es probable que haya sobrepesca en los tramos de los g randes ros
que sirven de asiento a impor tantes ciudades , aunque no debe conf und
ir se esto con la r educcin en el nmero de los voluminosos ejemplares
que se registraban tiempo atrs, fenmeno implcito en toda explotacin
pesquera. Sin ebargo, la gran densidad permanente o circunstancial de
extensas redes (como ocurre, por ejemplo, en la mayor parte de los pai
ses lat inoamericanos al conmemorarse la Semana Santa) , la obliteracio
con tales artefactos de r ios y ar royos, el agotamiento de laguna s, la
extraccin masiva con ' f ines industriales o de expoi:tacin mediante
g ra ndes dispositivos de arr astre y otros factores, pueden causa r danos
signif icativos, qui2 s irreparables, en los recursos cticos y su prcr
duccin, aunque lo f recuente es que eliminado el factor de per
turbacin la pesca vuelva a reestablecerse.

58

Como es natural, la pesca abusiva se limita por s misma cuando


las act ividades pesqueras no resultan rentables. De cualquier modo,
sta puede ser una consecuencia tardo y siempre es mucho lo que cabe
hocer med iante la aplicacin de normas que tod icen objetivamente la
pesca. Desde luego, tal.es procedimientos abusivos implican un muy d is
tinto grado de peligrosidad , segn el ecosistema acut ico de que 11e
trate, los mtodos empleados y su capacidad de re<:uperacin.
Mucho ms importante resultan estas prct icas cuando se combinan
en d iver so g rado con fenmenos de contaminacin que, sobre todo en
las proximidade s de los gcandes centros urbanos e industr iales, van af
ec tando paulatiname nte el contenido ctico, impidiendo o limitando
con ello su r ecuperaci6n y aun su vida en tales aguas. Los f&nmenos
de contamina cin son muy variados y complejos y pueden afectar de
muchas maneras la f auna ictica. Los productos cloacales, como asimismo
loa desechos industriales y aguas servidas cargadas de mater ia orgnica,
pueden determinar la concentr aci6n y favorable desar rollo de algunas
especies en la med ida en que no ocurra una g ran cada en los
tenores de l oxigeno disuelto. Con todo, esto suele atraer a las
especies de inf erior calidad y tal t ipo de alimentacin con f recu encia
los torna lnaptos para el consumo. Los desechos f abr iles r aramente se
vuel.can a las aguas en cantidades que puedan causar 1110rtandad. Pero
, en este caso, como en el cor r iente de los plaguicidas, su inf
luencia es insi d iosa por el efecto acumulativo de l.a toxicidad tanto
en los peces como en el ambiente en general. Es, pues, muy dif icil
predecir sus reales consecuencias por la variedad de sustancias vertidas
en las aguas de los r os y sus propiedades, particu larmente respecto a
su inf luencia en la vida de los peces.
Su efecto puede agravarse en
caso de accidentes
--cOITIO derrames de petc- 6leo, ruptura de dep6sitos de desechos
txi
cos--, pudiendo dar lugac a mor tandades en gran escala sobra todo en
los r os y arroyos de escaso y moderado caudal.
En general, la mayora de las modif icaciones introducidas por el
hombre en la naturaleza, en la med ida que afecten a los cios y ot ras
masas de agua, crean situaciones desfavorables para la vida y la pro
duccin de peces . Las g randes obras hidrulicas son , obviamente, las
que t ienen efectos ms ostensibles. Opor tunamente se ha hecho referen
cia a la creciente construccin de represas, las que , si bien pueden

considerarse como una de las modificaciones ms eficaces que el


hombre ha introducido en la naturaleza (Bonetto, 1977), obras
que
incluso
pueden constituir
las bases para agilizar la
produccin pesquera (caso de los azudes del nordest,e del Brasil},
ocasionan en Los grandes ros problemas importantes con los peces
migratorios, que no son fciles de resolver .
En definitiva, los peces pueden sobreponerse con reLativa
facili dad a las contingencias naturales adversas, como tambin a
la accin de sus enemigos naturales, ya que slo constituyen
factores ecolc;iicos que intervienen desde siglos en la regulacin
de sus poblaciones. Peco, al igual. que todas las especies
animales, no pueden soportar la presin de la vida y la actividad
humana asociada a la descontrolada captura. En consecuencia, es
menester instituir pc09ramas orgnicos de protecci6n de los
recursos pesqueros y organizar su explotacin con criterio meto
dol6gico que asegure su adecuada preservaci6n.

59

7
LA PISCICULTURA EN AMBlUCA LATINA1 TBNDBHCIAS
Y PRJ:NCIPALBS ESPECIBS UTILIZADAS

La
piscicultura, en
sus
aspectos ms
sencillos, es
una
actividad
que
data
desde
hace
mucho
aflos
en
los
paaes
latinoamericanos, si bien s6lo en poca relativamente reciente se
comienzan
a emplear
procedi mientos apropiados para estimular
correctamente la produccin pesquera.
Los primeros intentos corresponden a la introduccin de peces
for neos, aportados sobre todo por inmigrantes, sin tomar en
cuenta la opi nin de las autoridades respectivas, en la mayor
parte de los casos, y sln contar con informaci6n sobre la viabilidad
de los peces sembrados y las consecuencias que tendran en los
ecosistemas
acuticos
utiliza
dos.
Esta
prctica,
que
la.entablemente an no ha sido del todo eli.mli nada, fue rplazada
paulatinamente por el foroento de la investigacin pertinente y de
los trabajos de piscicultura planeados y efectuaos a base del
mejor conocimiento entonces disponible acerca de loa recursos
icticoe locales y forneos y de los ambientes que convena
emplear.
Ms adelante, la introduccin de peces forneos destinados a
la piscicultura fue mejor controlada, a la vez que se incentivaba
la
in quietud
por
promovec
estas
actividades con especies
locales.La aparen te escasez; de especie a.utctonas quo pudieran
ser utiliza.dae en la
piscicultura convencional, unida al rpido auge de la construccin de
represa (sea las de modeatas di111ensiones en el nordeste del
Brasil, destinadas fundamental111ente al almacenamiento de agua para
ciego, o las de gran tamallo erigidas para la generacin de
hidroelectricidad) y al incremento de la poblaci6n con la
consiguiente mayor demanda de prote- nas, determinaron el variado
desarrollo de una caracterstica piscicul- tura extensiva (Bard,
1976). El prop6eito de estimular tanto esta for- a de produccin
como el de buscar la adecuada solucin para implantar una apropiada
piscicultura intensiva --de mayor aplicaci6n con micas a la
rpida obtencin de las protenas necesarias- ha activado las
investigaciones sobre la conveniencia de vacias especies de peces.
Actualmente la piscicultura intenaiva se practica m&s bien en
forma aislada y a nivel expecimental con especies forneas en
condiciones controladas, pero hay ensayos satisfactorios con las
especias propias (por ejemplo, wpacs", Co"loaBoma spp.), aunque en
este caso haya que recurrir al desove inducido para lograr la
multiplicacin de los peces.
A continuacin inforA\Oremos someramente acerca de las especies
d<> nayor significacin en estos trabajos o sobre las que se estn
reali zando investigaciones y ensayos de mayor importancia.

El Arapaima gigao es un pez amaznico de conf iguracin muy


caracte rstica, de extraordinario tamallo (ya que, segn ver siones,
podra alcanzar 4,5 m de longitud y 200 kg de peso)y de carne muy
preciada. Tiene especial inters para el tema considerado por la
relativa facili dad con que puede cultivarse (Pig. 7).
Se trata de una especie estrictamente carnvora, que captura
su presa con una fuerte y cuidosa succin bucal. Segn Pontenele

61

(1953), parece que tiene cierta preferencia por las "viejas del
agua o "cascu-

62
Plg. 7. "Plraruc" o "Paiche " (Arapaima gigas) es el Ttlbs
gran de de los peces reglonales1 su cultivo y dlf uei6n se
ensaya n en d ivecsas cuencas hidrogrf icas (cortesa de J.J.
Studart Curgel) .
dos" ( Lor icariidae) . Otea p;tcticulacidad f isiolgica de este pez es su
hbito de subir de tanto en tanto a la superf icie a f in de aspirar una
cier ta cantidad de aire para complementar la respiracin branquial.
Ta l circunstancia es aprovechada por los pescadores arponeros para
atraparlo.
una de las cacactecist icas ms sobresalientes de esta especie, al
menos desde el punto de vista que nos ocupa , es que no se trata de un
pez mig rator io en el sentido reproductivo, circunstancia por la cual,
un ida a su relativamente fcil mantenoiento y mane jo en tanques apro
piados, lo hace uy adecuado para el cult ivo.

A juzgar por las observaciones de Fontenele (1948, l.953) , a quien


se deben la mayor parte de los conocimientos sobre esta espec ie, el
aparato reproductor del pez se caracter iza por poseer en la hembra un
ovar io impar , de constitucin anatmica f ol.icea entre cada dos de
las lminas que lo integ ran, y soldados por los bordes, estn f ijos los
vulos al. estroma. Dicho aparato est ubicado en los dos tercios pos
teriores de la cavidad abdominal y su peso en ejemplares de 2 m de lon
gitud oscila entre los 500 y 1300 g . El ovario Jnaduro presenta una
coloracin "verde petrleo", aunque en su inter ior se encuentren 6'1ulos
en d istinto grado de desarrollo (y, consecuentemente, de coloracin) ,
ya que en esta especie la maduracin sexual es gradual, con desoves
parcelados. Fontenele (op. cit.) ha registrado, como promedio, unos
180.000 vulos en d if erente estado de desarrollo en una hembra en est ro
de l,90 m de longitud y ms de 60 kg de peso, de l.os cuales solamente
un 25\ se encontraban totalmente maduros y en condiciones de ser libe
rados a las aguas para la fecundacin, en tanto que haba una cantidad
sm il.ar de 6vulos de mtdiano desarrol.lo
y
un
50% de 6vulos
pequellos. El nmero de vulos parecera ser relativamente bajo, lo cual se
com prende, como se ver ms adelante, por el cuidado que la especie
prod i ga a la cra.
En cuanto al aparato reproductor masculino, parece que slo se
desarrolla a cabalidad un solo testculo -el izqu ierdo-- quedando el
otro muy reducido.
Como se ha se?lalado, la especie se caracter iza desde el punto de
vista reptoductivo por no necesitar una fase migrator ia preparatoria de
las gnadas. Por el contrario, llegado el momento se constituye la
pareja y se prepara un nido para deposita r los huevos.
El per iodo
de
reproduccin {en cond iciones de cautiver io y en el nordeste del Brasil.)
se extender a desde diciembre hasta f ines de mayo del at!o siguiente.
La prof undidad seleccionada por los reproductores para establecer el
nido oscila, en su rango ms f r ecuente , entre 80 cm y l m en estanques
carentes de vegetacin acutica.
La reproduccin en caut iver io se alcanza al quinto a!\.o de vida,
cuando los ejeJnPlares tienen ms de 1,60 m de longitud total. Como se
ffal precursor a del desove se advierte prdida del apet ito, a la vez que
los ejemplares machos muestran algunas modif icaciones en su coloracin,
lo que reviste un carcter sexual secundar io: la parte superior de la
cabeza aparece enneg recida, col.or que se extiende por l.a regin dorsal
hasta la aleta correspondiente, en tanto que los f l.ancos, vient re y
parte de la regin caudal toman una caracter istica coloracin rojiza.
Este enneg recimiento de las escamas protegera mejor a las larvas y
alevinos, tambin neg tuzcos, que nadan en cardmenes sobre el reproduc
tor macho una vez que t iene lugar la eclosin de los huevos. En las
hembras --de mayor tamafio y peso que los machos-- el cambio de colora
ci6n es muy poco perceptible y el. cuerpo toma un tono castano cla ro.
Durante el. proceso reproductivo suelen darse sntomas de lucha en
tre los ceproductoces, sin que se sepa si atr ibuir esto a la d ispu ta
por las hembras o por el espacio para multiplicarse y nidif icar .
Bl n ido del "piraruc" es una excavacin de forna circular , pract i
cada sobre el fondo,
de dimetro y
prof undidades
var iables :
generalmen te tiene unos 20 cm de prof und idad por 50 cm de d imetro.
Del huevo, con forma ovoidal, nacen al cabo de tres a cinco d as las
larvas que, en compacto cardumen, nadan, como hemos senalado, sobre la
cabeza del progentoi: macho . Para facilitar tal compor tamiento este
l.timo se desplaza lentamente, con l.a parte anter ior del cuerpo inclinada
hacia abajo, en tanto que la hembra descr ibe crculos y aleja cualquier
ot ro

63

pez que intente aproximarse al cardumen. Las larvas son ms visibles


cuando, como los adultos, se dir igen a la super f icie para aspirar aire,
f unc i6n que ya realizan cuando tienen 17,S mm de longitud . La color.,.
cin negruzca que adquiere la cabeza del macho en reproducc16n pacect
dest inada a proteger a las larvas oscuras, que resultan as dif cilmen
te visibles .
La absorcin total del saco vitelnico de la larva ta rda por lo me
nos unos ocho d as, cuando ste alcanza una longitud cercana a los 18
mm, momento en que el tubo digestivo aparece repleto de microcrustceos
y algas .
En general y en condiciones de cra, cuando los alevines tienen 40
mm son transf er idos a tanques especiales, donde se les alimenta con
carne molida y cernida que complementa la ingesta representada por el
plancton. A los 60 d as de edad, el largo llega a lOO mm y se alimen
tan ya con camarones y peces pequenos (o trozos de pescados mayores) .
Hemos ya indicado que la especie of rece buenas perspectivas paca
traba jos de piscicultura. Aunque es carnvora no requiere presas v ivas
y acepta como alimento trozos de ca rne o de peces. Por su tamat!o se
presta ms a la piscicultura extensiva que a la intensiva, pero puede
ser utilizada en los g randes viveros en combinaci6n apropiada con otros
peces (Bard , 1976).
Conforme seftala Machado y Alzugu ir ( 1976), se proyecta ensayar su
introducci6n en los g randes embalses del Paran Super ior .

CoZoeeoma macropormmr (pac", Pirapitinga ) y C. bidena ( Pac,


Tambaqu {)

En tre las d iversas especies nativas que han sido ensayadas para
sustentar con xito una piscicultura intensiva, algunas del gnero
Coioeaoma han dado muy promisor ios resultados. Entre ellas se destacan
C. maoropomwn (Fi9. 8) y C. bidens , ambas originar ias de la cuenca del
ro Amazonas y el Orinoco. Son bastante comunes en su zona de origen y
constituyen peces de sign if icativa representacin en las act ividades
extr activas y muy apreciados en los mercados de consumo . De los infor
mes correspondientes a los interesantes ensayos realizados por los tc
nicos del DNOCS, del nordeste del Brasil, y en especial por L . t.
Lovsh in (que colabor6 en estos traba jos como investigador del Centro
Internacional de Acuicultura , de Auburn, Alabama, Estados Unidos) ,
se han extra do los siguientes datos que dan una idea acerca de las
exce lentes posibilidades que br indaran estos traba jos.
Las dos especies se nutren f undamentalmente de f rutos y semillas
a unque, en perodos en que stas pueden escasear, se ha senalado que
C. macropomum recu rre a una activa al1mentac16n zooplanct6f aga.
El desove
se efectuara en el cauce del r o y sus tr ibutar ios, en respuesta a la
elevacin de los niveles hidromtr icos durante los per iodos de ms
abundantes lluvias (Lovshin, 1980).
Exper imentos anteriores dados a conocer por el mencionado autor y
colaboradores (Lovsh in et ai., 1974) con ejempla res transportados
desde el Amazonas y colocados en estanques de ensayo en las estaciones
de piscicultura del DNOCS, demostraron que ambas especies poseen caracte
rsticas que f avorecen su cult ivo presentaban s la dif icultad de no
desovar en los estanques, sino que requer an aguas lticas para su
reproduccin.
Tal d if icultad f ue obviada med iante el t ratamiento
de

Fig. 8. "Tambaqu i" o "Pac (Coioeeoma macropomwn) . Se ha


ensa yado el cultivo de esta especie or iginar ia del Amazonas en las
estaciones de piscicultura del DNOCS y los resultados han sido
excelentes. Es un pez que --como otros var ios del gnero Coioaao
ma-- of recer a mayores posibilidades en traba jos de piscicultura
(cor tesa de M. Gould ing) .

los reproductores con inycciones intramusculares de extracto de h ip


fisis de Pr>ochiiodua cearenoia ("cur imat comn") , uno de los peces de
mayor d isponibilidad en las estaciones de piscicultura del DNOCS . En
tal sentido, se comprob6, pues , que C. bidens se reproduce sin proble
mas despus de la admin istracin de los productos estimuladores del
desove, en tanto que en el caso de C. macropomum era necesar io compr
i m ir los f lancos para obtener vulos v iables. La hembra de C. bid.ene
alcanza su madurez sexual a los dos at!os y el macho a los tres, en
tanto que en C. macropomwn esos perodos son t res y cuatro aTlos,
respect ivamente.

La prepa racin de los reproductores de ambas especies requiere


ade
cuada atencin, buena aliment acin y espacio pa ra ubica r de 200 a 300
ejempla res por hectrea. Dos a custro semanas antes del desove, es
impor tante estimular a los ejemplares de ambos sexos esto se logra, en
zonas de escasas lluvias, trasladndolos a un estanque que puede ser
alimentado con una importante cant idad de agua pluvial, aunque se debe
reservar la mitad de su capac idad para recibir el eventual apor te de la
intensa precipitacin . El est imulo del agua de lluvia parece tener
ef ectos rpidos si los peces estn prximos a prepararse para el deso
ve. Otro mtodo exige el t raslado de los reproduct ores a un estanque
r ecin prepa rado con agua f resca: es impor tante que el estanque sea
previamente vaciado por algunas semanas, lo que al parecer f acilitar a
el crecimiento de la vegetacin acut ica antes de ser usado (Lovsh in,
1980) .

65

Los huevos semiflotantes son desarrollados en incubadoras . La


eclo sin ocurre entre 17 a 19 horas cuando la temperatura del
agua es de 21 a 29'C. Las temperaturas superiores a 30 'C ocasionan
la muerte tanto de 1os huevos como de las larvas con saco
vitelnico.Las larvas comien zan a alimentarse con zooplancton
al quinto da despus de la eclosin
(Lovshin, 1980).
Aunque la experiencia adquirida hasta la fecha es relativamente
escasa, por lo que es necesario profundizar en lo ceferente al
mejor manejo de los reproductores, tcnicas de desove, incubaci6n
y creci miento de las crias, etc., estas especies se multiplican
sin mayores dificultades en las condiciones de rutina propias de
una estacin de piscicultura .
A partir de los ensayos realizados con concentraciones de 5000
10 .000 ejemplares por hect.rea en estanques de tierra de 355 m2,

uti lhando sistemas independientes de abastecimiento de agua y


drenaje y alimentacin con "pellets" (ali.mento deshidratado en
pastillas) usadas en el mantenimiento de cerdos (con 17% de
protena} y proporcionados al atardecer, seis das a la semana,
salvo ligeras alteraciones del rgi men por las exigencias de los
niveles de oxgeno disuelto, ambas espe cies alcanzaron a los
seis meses un crecimiento apropiado para el consumo.
En promedio, la produccin mxima en el caso del "tambaqu" y
del "pirapitinga" se logr con 10.000 alevinos por hectrea : 9391
y 8319 kg/ha/ano, respectivamente .

66

Ya hemos sealado que ambas especies han demostrado poseer


excelen
tes caractersticas para el cultivo. Por ejemplo son resistentes
a las manipulaciones, al deterioro de la calidad de las aguas
(sobre todo a
la desoxigenacin) y a las enfermedades. Su alimentacin resulta
bas tante sencilla1 ambas especies aceptan una gran variedad de
frutos, semillas, subproductos a9ricolas y raciones preparadas, lo
que viene a confirmar las promisorias posibilidades de cultivo
intensivo.
Tambin se han efectuado ensayos de cultivo con "tilapia", los
que r edundaron en incrementos sustancia.les de la produccin global
(ms de 3000 kg por hectrea), sin emplear alimentos adicionales.
La experiencia obtenida en el cultivo de estas especies ha
estimu
lado la realizacin de ensayos con resultados muy
pcomisorios en otros
pases, como Colombia, Panam, Per y
Venezuela (Martnez, 1984).

Esta especie de Myleinae se encuentra en los ros de la


cuenca del Plata , done puede alcanzar un tamano y peso
considerables (se informa de un ejemplar de ms de 80 cm de
longitud y 18,S kg de peso, Ringuelet et al., 1967). Adems
de su tpica dieta de frutos y semillas, dichos autores
mencionan la ingestin de hojas, crustceos y peces pequenos.
La carne de esta especie es excelente, por 10 que tiene
bastante demanda en los mercados de consumo1 es tambin de gran
inters de portivo.
En ensayos efectuados en el Brasil por Godinho et a i., 1977, y
en los a.n ms recientes de Castagnoli et al ., 1981, se ha
logrado la rep1oduccin en cautiverio de la especie y el estudio
de los primeros

estadios de desarrollo. Estos trabajos posibilitaron posteriores


ensa yos que permiten abcigac fundadas esperanzas de que, en fecha
pcxima,

podra convertirse en realidad la piscicultura extensiva e intensiva


de esta apreciada especie.

El pejerrey considerado constituye un pez propio del sector


meri dional de la cuenca del rio de la Plata. Su conformacin es
hidrodin mica y tiene el cuerpo cilndrico, con marcada curva
ventral. Es de coloracin plateada
con
irisaciones levemente
azuladas y lleva una franja brillante en el flanco (Fig. 9).

Pig .9. Pejerrey (Odcntesthes bona2'iensis) . Especie


proce dente de la cuenca del ro de la Plata, de fcil
adaptacin a la piscicultura de aguas templadas y difusin
mundial en am plia escala . Encuentra gran aplicacin
tanto en el consumo
directo como en la pesca deportiva (de T. Marini y

67

R.

L6pez,

1963, Recursos Acuticos Vivos, Consejo Federal de Inversio


nes, Argentina) .

Es un gil y veloz nadador1 prefiere las aguas frescas (el


grado 6ptimo se logra alrededor de los 17.C) que no se calientan
excesivamen te durante el verano, de ah que en su distribucin a lo
largo del ro Paran no sobrepasa septentrionalmente las localidades
de Cor rientes o Posadas en la Argentina .
El tamafto normal de pesca est prximo a los 30 cm, aunque hay
re gistros que superan los 70 cm.
Ocasionalmente se obtienen
ejemplares adultos de ms de l kg que son frecuentes en ciertos
ambientes.
La excelente calidad de su carne, su resistencia a las bajas
tempe raturas del agua, la facilidad que ofrece su piscicultura
mediante la fecundacin artificial de las ovas, su gran demanda y la
marcada atrac cin que ejerce sobre la pesca deportiva han
convertido al pejerrey en el pez sudamericano que mayor difusin
ha tenido en el mundo. Su pesca se extiende desde el lago Titicaca y
los ros y lagunas del sur del Brasil hasta las aguas patagnicas.
Por las excelentes posibilida des que ofrece para promover su
piscicultura en aguas fras, ha sido ampliamente difundido en
Amrica meridional y diversos paises extracon tinentales, como Japn,
Francia, Italia e Israel, entre otros.
De las especies sudamericanas de aternidos, el pejerrey, O. bo

nariensis, resulta de mayor inters econmico, no tanto por el volumen

de su captura comercial, sino por la incidencia de la pesca


deportiva
que genera corrientes tursticas hacia determirados
lugares donde abun da este pez.

La

alimentacin del

"pejercey vaca considerablemente segn el


Por eje111Plo,
conforme & observaciones inditas de los autores de esta monografa
en el. ro de
la Pl.ata, en 86 ejemplares examinados entre 1964 y 1966 l.a dieta
estuvo constl tuida por el pequeno carncol
T,ittozidi= auetraZid
( 33,7%
en
ejempl.ares de "pejerrey" de l.55 a 328 mm) , 27,9% por restos de
insectos areos y acuticos (longitud: 98 a 297 mm), 22,l.\ por
coppodos (longi tud 99 a 176 mm) , 8,U por otros paces (CZupea,
Astyan=, Iheroingioh thya ) (long itud: 233 a 317 mm) y 8,2\ por
otros organismos. En b laguna Chascaas (Provincia de Buenos A
ires, Al'.gentina) el "pejerrey se alimenta en l.a superficie de
coppodos y de camarones de agua dulce ( PaZ.aemonet:es sp .), al
igual que de insectos que caen accidentalmente al agua (Rln9uelet,
1942).

a biente acutico y el tamao de los ejemplares.

En los embalses del centro del pas su alimentacin parece


estar
constituida
casi
exclusivamente
por
microcrustceOB
planctnicos. En el embalse del ro IIl (Provincia de crdoba,
Argentina) , los coppodos y los cladceros representaron el.
68,7% de l.a dieta, en tanto que los peces slo constituyeron el.
l,8\1 los insectos, l 8\; los camarone&
Pal.aemonetes sp.) el. 5,4' y el. caracol Bi.ompltaZ.aI'ia sp. el 10,4\,
correspondiendo el. resto
(5,7\)
a otros organismos
.
La
particular pre dileccin por los organismos del -zoopl.ancton se
manifiesta hasta los cuatro anos de edad (8oschi y Fustec de Plaza,
1959).

68

En el. lago Peffuelas, Chile, de 40 ejemplares examinados, cuya


lon
gitud variaba entre 65 y 94 mm, los peces de un ano de
edad se alimen taban de preferencia de coppodos adultos (93,2\) ,
l.o que indica una depredacin selectiva en cuanto al. tamano de la
presa (Burbidge et al., 1973). En el. embalse Rapel, Chile, donde
O. bonarimieis convive con
oteas dos especies de aternidos, la dieta, segn estudios de BahalllOnde ,
Soto y Vila (l.979), estuvo consti.tuida por fitoplancton, m
i.crocrust
ceos, restos vegetales e insectos, influyendo
sobre l.a ali111entacin la temperatura, la transparencia del agua y el
perodo de desove .
Godoy (1946) senala que tanto en la Lagoa dos Qu1:1dros como en
el ro Guayba (Rio Grande do Sul, Brasil) , durante el. desove de
mayo a
julio, el contenido intestinal de dichos peces evidenciaba
principal mente los siguientes moluscosr Ampul.l.a:ria, Diplodon,
!.ittoro-i..dina.
y
Co}1n.ula, con predomino de los dos 6ltimos.
Evidente111ente, el. pejerrey " es un pez de hbitos alimentarios
de amplio espectro, aunque especializado de acuerdo con su tamano
corporal y con
la
productividad del
1:1mb iente
en
relacin con
distintos tipos de presa. La presencia de branquiespinas filtradoras
en el primer arco branquial constituye una adaptacin que le permite
retener el. -zooplanc
ton1 l.as placas dentadas farngeas trituran los alimentos slidos ,
como mol.useos L1'.t.t;oroidina, Biomp1UJ.Z .a.roia, entre otcos 1 la conflguraci6n
de los maxilares y la boca protractil le ayudan a capturar los
insectos que caen al. agu1:1 o vuelan cerca de la superficie y,
tambin, peces que
pueden ser presa de los grandes ejeplares . La presencia de
caracoles y caarones en su dieta correspondera a una
alimentacin ocasionalmen
te bentfaga en las zonas costeras de los embalses y lagunas donde
pro l.ifera la vegetacin acutica.

Segn Ringuelet (1942), los ejemplares con ms de c<atro alloa


de edad de las 11:19un1:1s Cochic, Guamini, Chascoms y otras de la
Prov incia de Buenos Aires, Argentina, son canbales exclusivam
ente. El alto gra do de canibalismo ohservado por dicho autor (1942)
en el embalse Azuln (Provincia de La Rioja, Argentina) y el.
desarrollo precario de los ejemplares medianos y pequenos pueden
atribuirse a la falta de alimen tac6n normal, consecuencia de la
oligotrofia del embalse en el perodo de observacin .

El "pejerrey es un pez no miqratorio, ovulparo, que desova dos


veces al afio: el pedodo principal tiene luq ar en primavera (julio
a diciembre), logrndose el climax en septiembre y octubre, y el
sequndo, ms breve, ocurre en el otono (marzo-abril) conforme a
Rinquelet (1943). Bn el sur del Brasil, donde el "pejerrey fue
introducido por Kleere kope r en la lagoa dos Quadros e Itapeva , el
climax se observa en los meses de mayo y junio (Paiva y Scheffer,
1978).
Sin emba rgo, Boschi y Fuster de Plaza (l9S9)en su estudio sobre el
pejercey del e balse del co III, consideraban la posibilidad de
que los "pejerreyes de ambientes cercados desov aran una sola vez
por al'lo, es decir que diferiran en este aspecto de los que v iven
en los ros que frezan en primavera y otoffo . La madure z sexual del
pejecrey de la laguna Chascoms pasa por siete estadios en cada sexo
y por dos esta dios de remadurez en la hembra . A medida que
transcurr e la poca del desove se observa una mayor abundancia de
ejemplares en los cuales los
ovarios eKhiben ovas residuales e indicios de comenzar una nueva
madu racin. En las hembras maduras el ndice gonadal. puede dar dos
mximos:
uno en septiembre y otro m&s pequeno en febrero. La
relacin nmero de ovas/l.ongitud estndar es de 107 ovaa/c111 en
septiembre y de 33,4 ovas/ cm en febrero (Calvo y Dadone, 1972).
En la freza primaveral intervie
ne la casi totalidad de las he!llbras1 de stas, aproximadamente la
mitad vuelve a desovar en otono (op .at.).
Los primeros experimentos en piscicultura del "pejercey" se
inicia ron en Chascoms (Provincia de Buenos Aires , Argentina },
en
1904, con la
colaboracin
del
Sr .
Tulian,
piscicultor
norteamericano contratado por el Minister io de Agricul.tura con miras
al. cultivo de salmnidos .
Valette (1910} y Ringuelet (l.943) han descrito las distintas etapas
de este cultivo que, en realidad, ha evolucionado muy lentamente en
el pas, pero que ha sido mejorado en Israel y Japn. Paca la
fecundacin artificial se colectan machos y hembras maduras (25 a
40 cm de longitud total)1 el sexo puede determinarse comprimiendo
ligeramente la pared 4bdominal y observando los gametos, o por la
mayor dilatacin de la abertura genital de la hembra. Al al\o de
edad, l.os m11ohos y hembras
alcanzan la madurez sexual . Una hembra puede libei:ar entre 2000
ovas 11 ano) y 45.000 ovas (4 al\os), aunque en algunos casos
las cifras son bastante inferiores.
LOS huevos, que tienen de 1,2 a 1,6 mm , son de color amarillento
a vecde plido, y cada uno tiene una corona de filament.os adhesivos
por lo que, al ser liberados del ovario, se ag lutinan formando un
racimo. in la naturaleza, los filamentos permiten la adherencia de los
huevos a la vegetacin SU111ergida e impiden as que los mismos caigan
al fondo fangoso de la masa de agua en la que el contenido del
oxigeno disuelto es enor . Sin embargo, en Chascoms los
pejerreyes desovan en aguas de poca profundidad donde el fondo es de
tosca.
Debido a que el pejerrey es un pez uy frgil, que sucumbe
fcil mente al manipuleo, no es conveniente 9uardar reproductores
en estan ques, por lo que la fecundacin artificial se realiza con
eje111Places recin capturados, a la vera de la masa de agua. Este
ea el procedi into que se emplea generalmente en las estaciones de
piscicultura de
la Ar9entina.
Los reproductores se capturan generalmente con redes como las que

69

usan con frecuencla en la pesca comercial i &e dejan tendidas


durante la noche y se recogen al amanecer. Con este proced imiento
mueren un 9ran nmero, por lo que se recurce al. cooeo o lance
en semicirculo y extraccin inmediata.
Los reproductores se
colocan a bordo en reci-

pientes de 50 litros cada uno y se seleccionan


a 3 af\os de edad.

los ms vigorosos,

de 2

si se dispone de suf icente cant idad de r eproductores , se


pueden f ecundar tres o cuatro hembras con el lquido espermtico de un
macho se utiliza un segundo ejemplar en caso necesar io. El contenido
de la cpsula de Petr i, donde se realiza la f ecundacin ar tif icial, se
revuel ve con la cola del pescado , una pluma de ave u objeto similar1
se deja en reposo durante un minuto y, luego, se le ag rega agua .
Despus de cinco minutos de reposo se rene el contenido de var ios
platillos en f rascos de 2 a 3 litros que contienen agua f resca del
ambiente.
La incubacin se realiza en jarras de v idr io de disef\o especial,
semejantes a las usadas en el hemisf er io nor te en relacin con los
corgonos, en las cuales hay que controlar y reg ular la circulacin de
agua y la temperatura.

70

Al contacto con el ag ua los vulos se h id ratan, aumentan levemente


de volumen, se endurecen y adquieren una consistencia cor icea este
proceso dura entre dos y tres horas. Con tijeras se cortan los f ila
mentos que aglutinan los huevos, con lo que se reduce mucho la mortali
dad . Finalizado el proceso de disyunci6n y lavado de impurezas, se
hace el recuento volumt r ico en condiciones normales se log ra una
med ida de 200 huevos/cm3. E:l agua debe tener un pH prximo a 7 y la
temperatura debe permanecer entre 16 y i1c, con una variacin mxima
de 15 a 18e, ya que ms a ll de estos lmites la incubacin parece
resent irse . Sin embargo , Gonzalez Regalado y Mastrarrigo (1956) la
extienden entre 15 y 21 c, con una media de lB"C . El desarrollo
normal
del huevo a 17 C requiere entre 10 y 11 d ias.
No obstante,
Ringuelet
obtuvo buenos resultados con temperaturas de 20 a 21 c, aunque hay pc
dida total de 24 a 26c. Para no per judicar el desarrollo, en cada
vaso de incubaci6n no debe haber ms de 40.000 a 45.000 huevos y debe
t ratar de mantenerse un f lujo de 95 litros de agua por hora en cada
uno. A tempera turas ms elevadas el desarrollo se 109ra en cinco das ,
en tanto que con temperaturas menores puede demor ar hasta unos 20 d as .
En el Puesto de Piscicultura de Passo Fu ndo (Rio Grande do Sul,
Brasil) los mejores indices de aprovechamiento de los desoves se obtu
vieron cuando las incubaciones se realizaron en aguas con un rango de
temperatura entre 9 y n c y con una media de l4 "C. En ese caso, la
eclosin deber ocurr ir cerca del vigsimo d a de incubacin, o sea
cuando se alcanza un total de 280e en un idades trmicas acumuladas
(Pa iva , 1978) .
El alevino o larva es transparente; se desar rolla rpidamente en
luga res propicios y en un afto puede alcanzar unos 20 cm de longitud .
Es un pez de sostenida demanda en los mercados de consumo, aunque
el volumen de capturas comerciales no es muy signif icativo, resultando
ms importante desde el punto de vista de la pesca deportiva. A este
r especto, Olivier (1959) seftala que en buenas condiciones natu rales
pued e llegar a producir unos 100 kg/ha/ano.
En la Argentina, el mayor volumen de capturas se obtiene en
las
lagunas de la Provincia de Buenos Aires {unas 500 t) , le siguen el r o
de la Plata {unas 60 t) y el r o Paran ( unas 25 t*) . La laguna de
mayor
*Ci f ras de la Direccin Nacional de Pesca Cont inental, 1978.

)COductividad en "pejerrey" parece haber sido la de Guamini o


Montes (Provincia de Buenos Aires) hasta malograrse por efectos de
la salini
,;aci6n.

Chirostoma. estor constituye un aternido de particular abundancia


en el lago Ptzcuaro, Estado de Michoacn, aproximadamente en l.a
pai:te central de la Repblica Mexicana, a una altura de poco
menos de 2050 m sobre el nivel del mar. Representa la especie ms
valiosa del mercado nacional por la excelencia de su carne.
Conforme a las observaciones de Lara Vargas
(1974}, las
capturas del pescado blanco se habran reducido considerablemente
por la excesi va presin de la pesca, la falta de observancia de
las normas de explo tacin y el desequilibrio ecolgico determinado
por un conjunto de
especies introducidas, entre las que sobresalen Micropte:r>Us salmoides
("lobina"} , la "carpa C'yp rinus carpio y la "carpa herbvora"
Ctenopha ir.godon ideZ Za .
Todo ello planteaba la necesidad de
intensificar los
estudios para mantener y estimular su produccin e incluso
hacerla extensiva a oteas aguas mediante los correspondientes
trabajos de piscicul.t.ura.
Las observaciones relativas a los hbitos de desove y los
ensayos
correspondientes
han
permitido
idear
tcnicas
de
piscicultura que, si bien resultan muy sencillas, implican en l.a
prctica una operacin de licada debido a la sensibilidad del pez
al manipuleo.
El desove se obtiene opc imiendo en sentido anteroposterior el abdo- 71
men de los individuos sexualmente maduros de ambos sexos sobre un
reci- piente apropiado, luego ste se agita adecuadamente a fin de
asegurar la fecundacin para, posteriormente, fijar los huevos (de
gran capacidad adhesiva) a las races de Eichhorriia crassipes o a otros sustratos
filamentosos similare s en ambientes propicios a su desarroll.o.
En los trabajos de piscicultura intensiva el desove es recogido
en piletas para su incubacin y alevinaje y, aunque la eclosin es
supe rior al 90%, la mortalidad puede ser elevada en los primeros
15 das por problemas atribuibles esencialmente a la alimentacin y
a la depre dacin.
A fin de reducir tales prdidas los estanques de incubacin
son preparado s con cultivos de plancton que se cubren con tela de
malla f ina a fin de evitar el desove de insectos cuyas larvas
(sobre todo en el caso de los odonatos)podran causar considerable
depredacin de las cras. Despus de 15 das, se les proporciona
alimentacin artificial preparada al efecto, la que se prolonga
por un lapso de 3 a 4 meses, etapa en la que con mucho cuidado se
transfieren los ejemplares a los
tanques de cra. Segn las informaciones de Lara Vargas (op. cit .), se
estima que al an.o de edad la especie alcanza unos 25 cm de
longitud, aproximndose su peso a los 250 g.
Este pez,
esencialmente carnvoro, llega a medir unos 40 cm y su peso
al.canza l kg (Cadena Torner, 1972}.
Como
en
el
lago
de
Ptzcuaro
la
temperatura
resulta
relativamente baja (entre 15 y 2S"C), se est tratando de
aclimatarlos a otras aguas del pas donde, en general, la trmica
es ms elevada. Pero, en un pez tan delicado , el transporte

plantea especiales exigenciasse recomien da que se transporten


ovas de cinco das, preferiblemente en avin, pa ra ceducic el
tiempo de viaje y las lesiones poc la agitacin.

Este Scianidae es originario del co Parnaba, Estado de Piau,


en el nordeste del BrasilJ constituye una "corvina" de considerable
tamano, cuya carne es firme, con pocas espinas y excelente sabor
.En las repre sas del ONOCS registra comnmente longitudes de 20 a
40 cm, aunque se han localizado ejemplares de ms de 80 cm y
peso superior a 9 k< (Dourado, 1981). Hachado y Alzu9uir (1976)
dan cuenta de ejemplares de 12 kg, aunque senalan que en los
traslados efectuados en fecha reciente en la cuenca del Pacan
Superior ae han obtenido peces de 5 kg.
Es una especie no migratoria que prefiere vivir en aguas de
poca corriente, en las m r9enes de rlos y embalses. Desova en
cautiverio, sin cener un perodo d efinido de reproduccin, si
bien existen muchos aspectos de su biologa que requieren todava
estudio ms detenido. Oe
cualquier manera, presenta escasa
resistencia a los cambios bruscos de temperatura y d l oxgeno
disuelto en el agua, al igual que a 1a mani pulaci6n. El desove,
que es parcelado, ocurre por vez primera al a!lo de edad cuando
la lon9itud de los ejemplares se aproxima a los 24 cm. Los
alevinos prefieren vivi r en aguas poco profundas.

72

En el nocdeste del Brasil se el'llplean mtodos muy sencillos


para obtener alevinos:consisten en mantener en viveros, excavados en
terre no
natural,
de
unos
3000 a
4000 m2
de
e.xtensi6n
(convenientemente fertilizados), un plantel de 40 a 50 ejemplares
adultos. Semanalmente se efecta su registro en diversos lugares
del vivero , con pequet!aa cedes de arrastre, a fin de detectar la
presencia de larvas o alevinoa productos del desove del lote
introducido. Constatado el desove 1 se proced e a retic11c a los
progenitores con redes de arrastre de malla grande con el objeto de
evitar el canibalisnio (Fontenele y Peixoto, 1978).

Segn Peixoto (1982), poco despus de un mes los alevinos


alcanzan unos 40 mm de longitud y empiezan a aceptar una
abundante racin de pe quenos peces vivos. Teas diversos ensayos
para determinar cul es la edad o longitud ms conveniente paca
su traslado a las represas, se ha
terminado por adoptar la mencionada de 40 mm (Fontenelle y Peixoto,

op.

oit .J .
Esta "corvina" se encuentra perfectamente aclimatada a las
aguas de las represas del ONOCS, en el nordeste del Brasil ,
donde es objeto de gran demanda y representa una de las especies
que alcan2a los mayo res valores de produccin. La extraccin
media entre 1972 y 1979 super ligeramente las 3500 t (Dourado,

op. oit.).

En el Paran Superior ha sido introducida a partir de


planteles pcovenientes del ONOCS. Su propngacin ha tenido tanto
xito que
laa estaciones de
piscicultura
de
las Centrales
Elctricas del Estado de Sao Paulo (CESP) encargadas de repoblar
las aguas del ro afectadas por la construccin de numerosas
represas, no estiman ya necesaria la pro duccin en ellas de este
pez.
Se trata de una especie carnvora, cuyo alimento bsico en
las represas del nordeste del Brasil osti constituido por
camarones del 9neco Ma.:roobroaahium, peces (1H1pocialmente
Tetragonopteridae) y resto& de vegetales superiores. Sin embargo ,
en ocasiones se ha observado que los peces ocupan el primer lugar,
los vegetales el segundo y 1os cam a cones el ltimo, lo que indica
un cierto gcado de oportunismo (Chacn o al., 1972). Desde
luego, no faltan en su dieta los insectos adultos y sus larvas,

moluscos y otcos animales pequeftos. Tal rgimen allmen tar lo,


suinado a cierta fragilidad en su manipulacin, llevan a B:>rd y

Ferreyra da Sil.va (1978) a expresar {refir indose a las especies de

Piagio8cion en general.) que parecen resultar ms aptas para la pisci

cultura extensiva que para l.a intensi'1a y que su cultivo deber 1a aso
ciarse con peces f orrajeros de cicl.o alimentar io corto o con camarones.

Esta especie es de menor tamafto que la anter ior , a la que se ase


meja mucho en sus rasgos generalesi desova por primera vez al afio de
edad cuando alcanza ya los 16 cm de longitud total.
su alimentacin en los azudes del nordeste del Brasil, conforme a
Chacn {1972) , est const ituida por insectos (especialmente efemerpte
ros y odonatos} en un 40\ del total, camarones (30\) y el cesto por
peces ( PoeoiLia vivipax>a, cclidos, etc.) .
En cuanto a su produccin en las instalaciones del DNOCS, Dourado
con mayor f recuencia cuando tienen
entre 26 y 42 cm el peso de los ejemplares de mbs de 30 cm es super ior
a 400 g . En el nordeste del Brasil en el peciodo comprendido entre
1972 y 1979 la pr:oduccin media anual f ue de 122 t .

(op. cit.) sel\ala que se capturlln

Percichthya ooZhuapienaia ("Percaw o "Tr ocha Bocona"l


Las "truchas cr iollas" o percas" del gnero Per>cichthys son per
ciformes que habitan los ros del norte de la Patagonia, en especial
las cuencas de l.os r os Colorado y Neg ro. Dos especies resultan las
ms comunes e interesantes: la "bocona" (Per>cichthys coihuapiensis) y
la boca chiea9' (P. trucha) .

La "bocana se caracter iza por: sus f auces 9randes, con maxila r y


premaxilac largos y desar rollados y cabeza proporcionalmente ms gr an
de, en tanto que la "boca chica" presenta el maxilar ms pequeno, la
cabeza menos desar rollada y grcil y su tarnallo es ms reducido. una
serie, no completamente estudiada , de "razas geogrf icas" de ambas
especies ha sido descr ita poc Mac Donagh (1950, 1953)1 pueden ser
con sideradas como "ecotipos" ambientales, sin alcanzar cate9oda de subes
pecies con distr ibucin geog rf ica propia . As, por ejemplo, las "boca
nas" de la cuenca del ro Neg ro son todas ms esbeltas, de lneas ms
hidrodinmicas, con el pednculo caudal al.argado , bajo, y perf il elegan
te, con excepcin de las "boconas" del Lago Pelleg rini, que son ms
robustas .
La "bocana" es la mayor de todas las formas que se encuentran en
la Patagonia; a menudo sobrepasa los 60 cm y su peso excede de 6 a 8
kg. Desde el punto de v ista de la d ieta es predominantemente ictif a
ga su amplia boca le permite inger ir ejemplares jvenes de "pejec rey
patagn ico, puyen" (Galaxias macr1iZ.atus) y a veces otros Percichthyc,
asi como el "cangrejo" Aegia neuquensis (PEECRN, 1981) .

Las especies del gnero Pe:!:'ci<Jh:thyo son ovparas. Las hembras


maduran sexu.sl.mente en los meses de pr imavera y comienzos del verano.
As, de septiembre a enero en el ro Limay se las encuentca con los
ovarios plenos de ovas. Cuando las hembras estn prontas para el deso
ve, remontan las corrientes de los arroyos y r iachos que descargan en
r os y lagos y desovan en zonas de escasa prof und idad , pro'1ocando g ran
agitacin y movimiento del agua.
Los vulos son de tonalidad amar illo mbar , oscilan entr e 0,9 y
l,2 mm y son ms pesados que el agua una vez f ecundados se adh ier en
,

73

merced a una sustancia mucilaginosa que cubre la membi:ana, a


las pie dcas del arroyo . La adhesividad es muy intensa en las
primeras 48 ho cas, despus decrece paulatinamente hasta
desaparecer por completo.
Para calc\llar la fecundidad se estian como nor111al 320
ovas por centmetro cbico, por lo que una hembi:a de l kg de
peso, con 250 9 en ambos ovarios, producira unas 80.000 ovas.
LOS
primeros
ensayos
de
reproduccin
artificial
con
fueron
realizados
por
Mastrarrigo
(1948)
y
perfeccionados por Fustr de Plaza y Plaza (1955), quienes,
adems, describieron su desarrollo 111brionario.

Pero.chtr.ys

El desove y la fecundacin en seco dan los mejores


resultados . L1 incubacin, que se realiza en los mismos vasos de
vidrio usados para el "pejerrey", durar segn la temperatura
l\\edia diaria del agua empleadi en el proceso . En P. ooihuap.eneie
la eclosin de las ovas se inicia a
partir de los 260 C de unidades trmicas acumuladas (temperatura
media :
l3 a l4 'C) .

Puesto que en las percas el comportamiento depredatorio y


agre sivo es nulo en cautividad, los alevinos pueden criarse
hasta que alcan cen un tamal\o adecuado para transplantarlos a
los ecosistemas acuticos que se desea pcblar . De este modo ,
ae han sembrado con xito alevlnos en los arroyos de Sierra de la
Venta.na y en numerosos embalses del cen tro-oeste de la
Repblica Argentina. "Percas" jvenes en cautiverio permiten
obti.ner muy buenos tasas de crecimiento, como lo demueatcan los
experienLos realizados por Boschi y Puster de Plaza (1957).

La "perca", a diferencia del pejeccey", tiene la ventaja


de no ser atacada por los trematodes DispZostomulum mol'dalu y
2'ylode7-phya de11- truccto'l' que se alojan en el encfalo y perturban
el crecimiento cau
sando raquitismo y deformaciones vertebrales.
Por otra parte, P. coZhuapiensis es un pez robusto, de 9can
resis tencia respiratoria y notable adaptabilidad fisiolgica al
agua salada"
(Ringuelt et aZ., 1967), de inters cC>nlO especie coestible y
de mucho valor paca la pesca deportiva, razn por la cual se le
ha difundido en las aguas del centro-oeste de la Argentina .
Rhamd ia sapo ("Bagre sapo")
En fecha reciente esta especie ha sido objeto de
consderable aten Clon en la Argentina, con airas a la promocin
de una piscicultura semi intensiva rentable. se a su as oto,
constituye un pez de cierta demanda debido a la calidad de su
carne, resistencia al manipuleo y condiciones ambientales
adversas, fcil adaptaci6n o las comidas secas y ausencia de
comportamiento agresiv (Espinach Ross ot ai., 1981), lo que
justificara los ensayos en ejecuci6n. segn estudios
preliminare s, esta especie podra ser criada en combinacin con
cultivos de arroz, donde podra rendir unos 1300 k9/ha. Al ao de
crianza el pez pesara unos 300 9

Ciohia oceZlaria ( "Tucunar ", "Pavn)


se trata de un cclido de mediano tamafto, de conformacin y
colo r ido muy caractersticos que ha sido introducido desde
hace tiempo en el nordeste del Brasil poc la Director a de
Pesca y Piscicultura del ONocs a partir de ejemplares derivados
de la cuenca amaznica. Tal introduccin se justifica poc la
calidad de su carne, su fcil reproduc c1n en cautividad y su
tendencia a co<nbatir las "piraas (Ser:rasaZrnus

spp.) que ptoliferan en las represas nordestinas, no tanto por su


di recta actividad ictifaga , sino poc el hecho de tcatarse de un
ez que, por sus cuidadosos hbitos de cra, asegura la progenie y
podria imponer una poblaci6n capaz de controlar otros pece5
ictifagos indeseables. l\ctualmente ha sido difundido en otros
diversos sistemas hidrogrficos, incluyendo el del Paran, si bien
cabe advertir que no tolera tempera turas inferiores a 16 6 18c
(Godoy, 19591 Galli y Torloni, 1982).
Conforme a Fontenele (1950), a quien se debe la mayor parte
de los estudios y observaciones sobre la especie, sta se
reproduce muy bien en cautividad y en forma prcticamente continua.
En el nordeste del Brasil , de junio a diciembre, los
ejemplares de "tucunar" estn maduros sexualmente y las
posturas ocurren cada 22 das como mnimo. Los ejemplares jvenes
alcanzan la madurez sexual a los ll y 12 meses de edad (26 y 28
mDI) .

En el fondo de l.os estanques usados durante la cra se


coloca are na con ladril.los de ce111ento para el deaove (22 x 22
x l,S c111) y en la superficie del estanque, plantas acuticas
(ninfeceas o ponteciceas).
Al iniciarse el perodo de reproduccin se forma en la
frente de los machos una protuberancia postoccipital. Las
hembras depositan sobre los ladtillos huevos adhesivos (pueden
prOducir basta unos 10.000)1 el desove dura un lapso de 90 a 150
minutos, transcurrido el cual el macho riega los vulos con
esperma.
A semejanza
otros
en c..
el cuidado
de las
cras
los sern
progenitores
excavande un
pozocclidos,
de 10 a 15
de dimetro
hacia
donde
75
trasladadas las larvas unas 78 horas despus de la eclosin de
los hue- vos (26 a ll"C). En el pozo las larvas permanecen de 85
a 95 horas hasta que pueden nadar libremente en compacto
cardumen hasta la super- ficie. Los progenitores cuidan de las
lacvas hasta que alcanzan unos 35 mm de longitud (Fontenele,
1950}.

Raras veces una pateja da a luz una nueva progenie mientras


pro porciona ptoteccin a la anterior.
El "tucunar tiene mucha iportancia potencial en su
aplicacin a la piscicultura, por la excelencia de su carne, por
tratarse de un pez luchadoi: de gran intets para .la pesca
deportiva (Machado y Ab:uguir, 1976) y, como fuera setlalado, por
las perspectivas que ofrecera para controlar las "piraflas
(Fontenele y Peixoto, 19791 Machado y Alzu9uir, op. oit.). Esto
se debera a su capacidad de proliferacin y extremada proteccin
de la cra que parecen asegurar su fcil arraigo
n aguas
lcniticasse estableceria as una no muy clara, pero real
competencia, con las especies de Ser?.aaalmua , que conducira a su
ei:c:adicacin de las aguas de las represas. se han realizado
con dicho pez ensayos de viabilidad en cultivos de tilapia", en
los que actuara como depreda dor, y se han logrado resultados
prOlllisorlos con aumentos sustanciales de 7'i.Zapia rendalli, tanto
en longitud como en peso total (Nornura et al.., 19B2l .
En general, se aprovecha la especie cuando alcanza los 500 9
de peso. En las represas del nordeste del Brasil son poco
frecuentes los ejemplare5 de 1,5 kg (Dourado, 1981), si b.lan
se menciona que puede pe aar 6 kg (Machado y Al2u9uic, 19761
Fontonele y Peixoto, 1979). Estos autoces reproducen lo
fotografa de un ejemplar de 9 kg criado en una represa.

Se t ra ta de un pez t picamente carnvoro que se alimenta sobre to


do de camarones y peces los camarones se cu ltivan de manera intensiva
en las represas del ONOCS (y , en especial, Macl'obi aciiium a77la::onmm
pa r a su aprovechamiento d irecto o como alimento de ste y ot ros peces)
.
Tal rg imen a limentar io debe ser ten ido muy en cuenta al conside
ra r el mane jo y el rend imiento de las pesquer as y es preciso equili
brar cor rectamente su densidad de poblacin en relacin con las espe
c ies for ra jeras dispon ibles.
Ot ro f actor limitante par a dar le
amplia d i f usin sera su sensi bilidad a las ba jas temperaturas .

Cicl1Za cemenein ( "Tucunar Pin ima ")


La especie (Fig. 10) es muy similar a la anter ior, por lo que son
vlidas las observaciones biol6g icas y los mtodos de cr a antes comen
tados con respecto a C. ocel Zruis.
En la actualidad, s in embargo,
no
ha resultado de mayor aplicacin en los t raba jos de piscicultura.

76
Fig . 10

"Tucunar Pinima (Cichla temensis ) de 10 kg de peso


y 80 cm de long itud , Sao Gonalo, Brasil. Este pez es cult i
vado en el nordest e del Brasil a l igual que otra especie muy
prx ima C. oe zza:ris (cortesa de J .J . Studa r t Gurgel) .
.

At:ll "1:.nz otus 00;.)l latus ("Apa iar , ''Acar Au")

Se t rata de un pez ( Fig . 11) de tamaflo pequeno a moderado y colori


do llamat ivo (suele ser empleado como especie ornamenta l) , que f ue
int roducido desde el Amazonas para ser acl imatado y cu ltivado po r el
Serv icio de Piscicu ltura del DNOCS, de Fortaleza, Brasl actualmente
est muy d if und ido en el pa s. Las invest igaciones relat ivas a su cu
l t ivo, realizada s pr incipalmente en la Estacin de Piscicultura de L ima
Campos, Ic, Cear , han sido documentadas en detalle
por rontenele
(1953) a quien, sa lvo referencia especia l , se sigue en esta resea.
Const ituye una especie muy preciada (aunque esto va r ia un tanto
loca lmen te Bra9a , 1953) , a la que se le atr ibuye un impor tante papel
en la piscicu ltu ra regiona l t iene pt imas proyecciones incluso en la
zona de las g randes represas del Pa ran Super ior (Machado y Alzugu i r ,
1976) debido a la ca l idad de su ca rne , a l espacio bastante r educido
que neces ita su cr a y mult iplicacin, al hecho de ser p r ecoz, a la
protec cin que br inda a la cr a y a l desove que ef ecta hasta tres
veces en un m ismo per odo anual (aunque, excepc iona lmen te, puede l lega r
a ocho, seg n llraga, 1953) . Como ra sg o negat i vo procede sea la r qu e
es un pez
t ropical ex igent e en cuanto a tempe ratura.

Fig.
11.
Apaiad

(Aet;ronotus ocaZ.Z.atus),
eepecie
amaz6nica
que
se
cultiva
en
el
nordeste
del
Brasil
(DNOCS)tiene
amplia
difusi6n en el pas (corteaia de J.J .Studart
Curgel).
La especie en cautiverio alcanza la madurez en un lapso que
vara entre 10 a 12 meses, cuando mide unos 18 cde longitud
(Dourado, 1981). No ae presentan caracteres sexuales secundarios
extragenitalee que per mitan segregar a los progenitoress6lo cabe
observar que los machos alcanzan mayor desarrollo que las hembras.
Durante el periodo de acti vidad reproductiva , la coloraci6n de
sus eaca111as presenta tonalidades
e acentuadas, resaltando
el color
car111ee
de
la base del
oprculo, las fajas verticales oscuras y la ntida orla rojiza que
enmarca la
ancha ocelar oecura en la base de la aleta caudal.
Loe
estanques
de
cria
y
seleccin
de
parejas
son
relativamente
pequeftos: tienen poco ms de 60 1113 y una
prof und idad de 0,8 m. El piso se cubre con una capa de 10 cm de
arena y las franjas de abrigo ee forman colocando plantas
arraigadas de hoja flotante o de Eichhornia o:rtaBsipes, que se
mantienen en su posicin con alambree fijados a las
paredes del estanque. Debajo de estos locales protegidos por la
vege taci6n se colocan ladrillos de cemento armado de 22 x 22
ca, ubicados de manera que puedan ser controlados desde el
exterior, para que en ellos se deposite el desove, ya que la
especie requiere un sustrato
e6lido.
En estos estanques se
introducen unos 30 reproductores, a fin de que estn presentes
ambos sexos, pues , como se indicara, no presen tan caracteres
sexuales secundarios extragenitales que permitan distin guirlos y
seleccionarlos .
Cuando se diferencia una pareja por su conducta precursora
del desove y cuando ste se concreta, se procede al transplante del
ladrillo a una incubadora especial, o se deja que la pareja cuide del
desarrollo natural del desove. Debe tenerse en cuenta que por ser
una especie de desove parcelado,
al advertir
la pareja la
desaparicin del desove, y llevada la hembra por el instinto,
desova nuevamente, dentro de un tiempo bastante corto, con la
consecuencia de que se puede reducir el nmero de ejemplares
derivados de la postura y el vigor de la prole.
La experiencia adquirida en el DNOCS motiv6 la construccin de
es tanques de selecci6n de parejas, los cuales son de tipo cor
riente mi den 11,5 x 7,7 ni y en ellos se construyen ocho refugios
para el desove. Loe ejemplares que no son objeto de mayor
aelecci6n se colocan en el estanque mencionado de modo que, en la

77

medida que se van definiendo las parejas, stas pasan a ocupar los
refugios preparados para tal efecto.

Cada pareja impide la entcada de cualquier otro ejemplar y el


celo se accecienta cuanlo ol desove se ha lmplantado ya sobre el
ladrillo que le sirve de sustrato. En tal ocasin, los ejemplares
pueden ser separados del resto mediante un simple bastidor con malla
apropiada.
Loa reproductores permanecen en compana de la prole entre 40 y
SO das, hasta que los alevinos alcanan unos SO 111111; entonces, se da
repo so a las g6nadas , ya que, mientras la pareja se ocupa del
cuidado de la pcole , las hembras no desovan.
El desove de la especie (en las condiciones de cautiver lo
propias de los trabajos llevados a cabo en el puesto de
piscicultura de Lima Campos, tc, Cear) parece efectuarse entre
los meses de octubre y abril del al!o siguiente, y es s abundante
en el mes de enero, aunque ta. bin se registcan algunos desoves a
lo largo del ano. Braga en estudios ms particularizados (op. ait .)
seth1la que pueden registrarse desove" en todo el ano, aunque la
frecuencia ms alta corresponde al mes de abril y la menor a junio,
julio y agosto. Segn dicho autor, las con diciones de
cautiverio pueden modificar este aspecto de la reproduccin, al
igual que otros.
Durante el desove, una vez esc09ido el sustrato (en este caso
el ladrillo), ste es limpiado alternativamente por uno de los
reproducto res con la boca o por accin de las aletas, en tanto que
el otro custo dia el local. Luego de un tiempo variable -segn la
madurez de los ejemplares-- la hembra comienza a soltar sus vulos
que son inmediata mente fecundados por el. macho que la acompafla de
cerca . El proceso tendra una duracin media de unos 15 minutos.

78

Los
huevos,
de
conformacin
ligeramente
ovoidal.miden
generalmente 2,2 x l,9 mm; son de color amarillo claro y
permanecen dispuestos en una sola camada sobre el sustrato, al
que se encuentran firmemente adheridos por una sustancia hialina y
viscosa.
En condiciones natura.les, el cuidado de la cr1a corre a cargo
de ambos progenitores, de modo que, en tanto uno renueva el agua
sobre los huevos con el inoviftliento de las aletas, el otro
permanece al cuidado del desove en actitud de protegerlos de
cualquier enemigo natural, tra bajo en el que se alternan.
En genecal, 24 horas despus del desove (aunque puede
precederlo) , los progenitores empiezan a hacer una peque !Ja
cavidad en el fondo de a ena del tanque, la que estar destinado
a albergac a las larvas.Esta excavaci6n es circular y su
dimensin ser variable y depender en gran parte de la
resistencia que les ofrezca el fondo:oscila entre los 80 mm de
dimetro por 50 mm de altura. Por lo general, los reproductores
excavan una sola de estas cavidades, aunque pueden hacer dos o
tres en la inmediata vecindad del ladr illo del desove1 tambin
se han observado separaciones de ms de 2 m de distancia de
ste.
La eclosi6n de las larvas comienza al tcanscurrir unas
horas
despus de la incubacin, como prOt11edio, cuando
temperatura del agua varia entre 26 y 3l c.

50
la

Aproximadamente una nora despus de 1niciarse la eclosin de las


larvas, y aun cuando muchas de ellas no han conseguido liberarse toda
va de la cubierta del huevo, los reproductores se dedican a
transpor tarlas con la boca a las cavidades antes mancionadas .
Completada la operacin, en la que intervienen ambos progenitores,
uno permanece al cuidado de la prole en su nuevo local, en tanto que
el otro retorna al lugac del desova para recoger ejemplares que
podran haberse escapado urante la tacea de transporta.

Al eclosionar, la larva posee poco ms de 5 mm de longitud y


exhibe un voluminoso saco vitelnico de color aarillento claro, con
pigmenta cin oscura en los flancos. COJRO no puede nadar, permanece
un tanto de costado, aunque en constante movimiento oscilante.
Los reproductores que estn al cuidado de la prole a veces la
ob servan atentamente) puede ocurrir en esta fase que al ser
perturbados excaven un nuevo pozo en el piso del tanque, al que, en
menos de media boca, trasladan todas las larvas, siempre con la
boca.
A las 96 horas, por trmino medio, de baber sido transferidas a
as tas cavidades (cuando la tempei::atura del agua oscila entre 26 y
31c
las larvas comienzan a elevarse del piso del tanque formando un
compac to cardumen oscuro; ste repetidamente retorna al po1!o para
volver a elevarse. A las 6 horas despus de habe rse iniciado este
proceso, las larvas empiezan a recorrer mayores distancias, aunque
mantenindose
en
cardlll'llen
y
siempre
protegidas
por
los
reproductores.
En
cada
desove
el
promedio
de
huevos
llega
a
1800,
aproximadamente, aunque en algn caso lleg6 a superar 3500.
Conviene destacar
la
rapidez con que la especie,
luego de
reproducirse en la forma indicada, vuelve a madurar sus g6nadas una
vez separada de las larvas y alevinos prove
nientes del desove anterior. De tal modo, se pueden obtener unos
tres
desoves
en 3 4 meses, en tanto que el tiempo que la pareja
tai::da
en
volver a reproducirse mientras queda al cuidado de las cras se
exten
dera a los 75 das, aun cuando dispusieran de gametos
suficientemente maduros . El intervalo entre la separacin de la
prole y la formacin de un nuevo desove puede oscilar entre los 8
9 das, aunque, excep cionalmente, toma 4 das. Chacon (1954)
proporcion mayores detalles
sobre la evoluci6n del huevo, la larva y los peces peque!\os de

79

esta

especie.
En
las
repi::esas
del
DNOCS
se
l09ra
una
produccin
considerable que alcanz un poco m&s de 470 t/ano en el periodo
comprendido entre 1972 a 1979, con tendencia creciente a las
capturas (Dourado, 1981). En gene ral, se obtienen ejemplares
de 16 a 2 cm, cuyo peso fluct6a entre 122
y 400 g, si bien se registran ejemplares de ms de 1/2 kq (op. cit;.) .
Machado y Alzuguir (1976)seffalan que se trata de una especie de
rpido crecimiento, que alcan2a a 1,5 kg de poso y que con el
ahumado la exce lencia de su carne puede incrementarse an ms .
Se alimenta principalmente de insectos, camarones y peces
pequenos, destacando Machado y Alzuquir (op. cit .) (citando a Mota,
1975) que la especie puede ser utilizada paca controlar los
gastrpodos que contri
buyen
a
propagar
la
esqulstosomiasis
(planorbideos del gnero Biom phaZariaJ .

Oteas
especies
locales de
peces
han
sido
estudiadas en
diversos trabajos e infor:mes por su posible utilizacin en cultivos
intensivos y/o extensivos. En la FAO (1978) se mencionan a tal
efecto las posibi1idades que ofrecen algunos "bagres del gnero PineLo$o, pero el
conocimiento actual acerca de la factibilidad de estos trabajos os
muy exiguo y , fundamentalmente, especulativo .
Se consideran
tambin las

perspectivas de cultivo de las diversas especies del gnero Proahilodus


(Fi9.
12) , muchas
de
las
cuales
encuentran
considerable
aplicacin en estos trabajos, mediante la hipofizacin, lo que
constituye una prcti
ca
de
rutina,
como se
ha
sel\alado,
en
las
estaciones de
piscicultura del nordeste del Brasil.El problema m6s importante para
su cra inten siva radica en la dificultad de encontrar una d ieta
apropiada para que

el pez pueda rendir su extraordinario potencial productivo. Debe


recor darse que sus especies proporcionan seguramente ms de la
mitad del total de la ictiomasa de los peces que registran los
grandes sistemas fluviales de la Subre9i6n Brasilica de Amrica del
Sur. En el mismo informe se alude a las posibilidades que ofrecen
las especies del gne ro Mugi 'l ("lisas"'), que viven en aguas dulces
y marinas (desovan en el mar) y las que tendran especial inters
en las aguas continentales salobres . Tales posibilidades se han
incrementado en fecha reciente merced a trabajos realizados en el
exterior y que, probablemente , resul ten de aplicacin local.

- 80
Fig. 12.curimat pac (Prochitodue ar>genteue), del ro San
Francisco. Esta especie se cra habitualmente en las estaciones de
piscicultura del nordeste del Brasil (DNOCS) mediante procesos de
hipofizacin. Las especies de este gnero o muy prximas se encuentran
en gcan abundancia
y proporcionan la mayor ictiomasa de los ros de la Subregin
Braslica (cortesa de J. J. Studart Gurgel).
Ms inters y mayores perspectivas parecera ofrecer el cultivo
de varias especies de la subfamilia Bryconinae debido a su alto
valor co mercial y deportivo y al hecho de que la alimentacin en
muchas de ellas (caso de Bryaon Ol"bignianue) parece consistir
esencialmente en vegeta les, frutos, semillas silvestres y restos
orgnicos (Ringuelet et al., 1967). No obstante, muy poco es lo que
se ha realizado al respecto, si es que algo se ha hecho.
Una especie que se menciona por su gran aptitud es la "tararira
grande" (llopZ.iaa i.acerdae ), cuyo cultivo se trata de activar en diver
sas estaciones de piscicultura de Sao Paulo, Brasil. Segn Machado
y Alzuguir (1976), puede alcanzar en crianza hasta 8 kg , posee e
celente carne y muy pocas espinas (a diferencia de la especie ms
comn l/opZiaa ma?.abaricus) y , aunque tiene hbitos carnvoros, no seria
muy depreda dora. Por su parte, H . ma1..abaricuG resulta muy fcil de
multiplicar. Por ejemplo, segn Silva y Dourado (1974), en un
embalse del nordeste del Brasil (Cear), la produccin lleg a 140
t. No obstante, la abun dancia de espinas limitan bastante su
consumo.
un pez que, sin duda , se adaptar al cultivo y en el que
conviene insistit por su extraordinario inters para la pesca
deportiva es el
"dorado" (Satminus maxilZosus). Desde la
monografa de Morais Pilho y

Schubact
(1955)
se
conocen
mtodos
bastante
Se<]uros
y
estandae izables paca multiplicarlo por hipofizaci6n y criarlo en
estanques y otros am biente& (Fig. 13).

Fig. 13.
"Dorado" (Sa'Lminus ma:ciZZosus ) , pez
icti
fago,
de
atractiva
tonal.idad
dorada.
Adems de cons tituir una abundante fuente de
alimento contribuye a la promocin de una intensa
pesca deportiva en el ro Paran, determinando
importantes movimientos tu rsticos (de Mocais
Pil.ho y Schubact, 1955).
LA PISCICULTURA DB ESPBCIBS EXTRARRBGIOMALBS
La amplia y diversificada geografa de Amrica Latina y la
abundan cia de sus recursos hdricos han constituido, desde tiempo
atrs, pode rosos estmulos para realizar trabajos de piscicultura
en la regin. Esta actividad qued<S subordinada al principio a la
introduccin de especies procedentes de otras re<J iones del mundo, donde dicha actividad
haba adquirido ya importante auqe. En la medida en que la regin
era
colonizada por
inmigrantes --sobre todo europeos se fue
intensificando la siembra de peces, en la mayor parte de loa casos
sin muchos conoci mientos tcnicos y con frecuentes fracasos.
No obstante, sea por el empleo de mejores mtodos, o por la
insis tencia en los ensayos, algunas especies, como la "carpa,
consiguieron cierta popularidad en su cra en pequeftos embalses ms
o menos acondi cionados paca estos trabajos, en tanto que otras
lograron un slido afincamiento, COlllO ocurriera con las truchas" de
la Patagonia, a tal punto que parece que estn reemplazando a la
"perca o "trucha criolla", que constituira el mayor exponente de
la ictiofauna original.
Hasta la fecha, casi no hay especie que no haya sido ensayada en
los trabajos de piscicultura en escala de variada magnitud, con el
ob jeto de tratar de adaptarla e incorporarla en las aguas
regionales . Incluso se ha considerado, y en no pocos casos
llevado a la prctica, la introduccin de especies forneas a fin de
corre<]ir algunos aspectos
que gravitan negativamente en la produccin de las aguas, cocno la
car
pa
hervbora (Ctenopha.ryngodon idel.Za)
para
evitar
la
proliferacin del camalote" (E-lchhorni.a craasipes ) ; o la de una
especie carnvora africana como el "pez tigre" (Cynodon Une(!tus)
para el control de "picanas (Trofeu, 1973).

En experimentos realizados en China y en la Unin Sovitica se


obser va que puede ingerir ms de una treintena de diferentes
plantas acuti cas, prefiriendo las gramneas tiernas, carentes
de pelos. Sin embargo , ante la ausencia de stas, lle<]a hasta
ingerir al camalote EichJwrnia cl>asaipe& (M ichewicz et al..,
1972). Por este motivo se ha introducido

81

con xito en Mxico (Sevilla, 1974). En otros lugares su


introduccin ha fracasado, ya que no se reproduce por debajo de los

2a c.

Laayor parte de tales prop6sitos fracasaron simplemente por


la
falta
de
apropiada
infor111.aci6n
tcnica
e
inadecuada
infraestructura, aunque en ocasiones prevaleci el sano cciter!.o
de
no
facilitac
la
introduccin
de
especie
s
forneas
suscepti.bles de diseminarse por la naturaleza, debido a los
correspondientes riesgos ecolgicos. Sea como fuere, el control
ejercido por l.as autoridades fue muy limitado, de
modo que a veces los transplantes de ejemplares extrarregionales, a
fuerza de repetirse, tuvieron algn xito, sobre todo en la
piscicultura extenalva, como es el caso ya se alado de las truchas
de la Patagonia.
En la actualidad , pese al incremento y mejora de los secvic
ios de pesca oficiales, no faltan problemas en este sentido y es
muy frecuente que peces de cultivo intensivo se liberen de sus
estanques o embalses y se incorporen a los grandes sistemas
fluviales, o se proceda al tLans plante, por lo comn en forma
clandestina, de especies forneas con el nimo de imponerlas a las
locales o para tratar de subsanar algunos as pectos negativos en las
pesqueras, sanidad o condiciof\es limnol6gicas.
LO expuesto, o la persistencia de arraigadas costumbres de los
iNli grantes, aparte de representar no pocas "eces un esfuerzo
intil por la falta de adecuado asesoramiento, '11iene a definir una
oituacir, parad jica en la regin que, si bien posee la mayor
variedad de especies icti cas del mundo, recibe toda suerte de
especies extraas al medio, muchas de ellas de dudosa calidad o que
tienen un peli9roso efecto ecolgico . Seguramente el retraso de
la piscicultura en Amrica Latina respecto a
la de otros paises puede justificar esta situacin que, por fortuna,
se viene corrigiendo paulatinamente, como puede apreciarse en lOs
captu los precedef\tes.

82

Cyprini.s carpio ("Carpa")


Se trata de una especie que present.a muchas variedadosr se
viene cultivando desde hace 111ucb0 tiempo y ha sido introducida en
repetidas ocasiones por iruaigrantes europeos . La carpa" es un
pe dedicado ex clusivamente a la piscicultura intensiva; pue<le
proporcionar
excelentes
rendimientos
con
adecuado
manejo
y
encontrar
amplia
aplicabilidad
en
el
mundo
entero
por
su
rusticidad, precocidad y hbitos allmentarios. No obstante , a
menudo
su
carne
posee
sabor
desagradable,
lo
que
depende
fundamentalmente de la alimentaoi6n que ingiere, la que puede ser
muy variadaesto puede corregirse con al9unos das de ayuno en un
ambiente de agua limpia (Galli y Torloni, 182). Es, adems, de
ouma importan cio su manejo adecuado, sin lo cual se degrada en
diversos aspectos (reduccin del crecimiento, mol aprovechamiento
del desove, cambios morfolgicos, etc.).
Respecto a la piscicultura de esta especie, as como de otras
afi nes, y a los aspectos conducentes a su mejor manejo, existe una
muy ex tensa bibliografa, de 1ftO<lo que no nos extenderemos sobre
el particular.

Las especies de tilapias" ensayadas y aplicadas con variada


inten
sidad
a
la
piscicult...ra
intensiva
son
todas
africanasfiguran entre los peces ms aptos para esta actividad.
Las especies que parecen demostrar mejores condiciones para su
cul t !.vo pertenecen al gnero Sarotharodon, que incuban los huevos
en la boca, en tanto que TiZapia lO hace en el mismo nido del
desove . Las

especies ms frecuentes en la regin corresponden a la "tilapia


del
Nilo (!:arotherodon ni'lo'ticus), tilapia de
Zan,,.bar"
(S.
ho:r'no:rum) y "til11pia del Congo (Til.apia
daZ.Z.i).

Se trata de especies rsticas, resistentes a las enfermedades


y manejo, que soportan muy bien bajos tenores de oxgeno disuelto y
pre fieren aguas con temperatura entre 15 y 35c, aunque pueden
adaptarse a temperaturas ms reducidas.

T.rendaZZi tiene un crecimiento relativamente lento y es de


repro duccin abundante, de modo que puede provocar una rpida
superpoblacin en los viveros . Por este motivo, su aplicacin se ha
visto limitada a casos especiales, como, por ejemplo, la lucha para
combatir la esquis tosomiasis mediante el control de la vegetacin
que les sirve de refu gio y proteccin contra el ataque de peces a
gastrpodos que propagan
la parasitosis (Bard et al ., 1978;CECOAL, 1977).
La "tilapia" Saro-therodon or>nol"Uf11 slo posee importancia
en la produccin de hbridos con S. nilotioue, los que presentan
la particu laridad de resultar todos machoseste fenmeno tiene
importante apli caci6n en piscicultura.
S . nil.otiai.s es una especie muy difundida en el Africa; su
peso puede alcanzar hasta 10 kg en los grandes lagos. En los
viveros madura rpidamente, llegando a la edad adulta al cabo de seis
meses. Se ali menta de plancton y, en especial, fitoplancton, aunque
en presencia de alimentos suplementarios los acepta provechosamente,
Su crecimiento es rpido (no es raro que alcance a pesar 5 kg o
ms), posee gran rustici dad, es de fcil manejo, tiene alto ndice de
rendimiento y carne repu tada de buena calidad. Se adapta bien al
medio salobre: soporta un tenor de sales equivalente a la mitad del
contenido de las aguas mari nas. No obstante, el desarrollo de S.
ni'loticu8 en los viveros es muy variable, re9istrndose una
notable diferencia de crecimiento entre los
machos y las hembras, lo que ha determinado una tendencia a criar

83

slo

machos, sea por selecci6n o por hibridacin, como se sena1ara


antes (Lovshin et a'l., 1976; Bard y Silva, l978J Lovshin, 19801
Galli y
Torloni. 1982). En consecuencia, los mtodos de crianza pueden
ser muchos y diversos, incluyendo aquellos en que la especie es
cultivada en forma asociada con peces depredadores que reducen la
excesiva canti- dad de larvas y alevines para facilitar el
desarrollo de los ms corpu- lentos. El cultivo monosexual por
hibridacin no es difcil, pero re- quiere personal capacitado.
Los hbridos se logran cruzando machos de
Sarotherodon rendaZlicon hembras de S. nilo-ticu8. El cultivo de machos
hbridos ha demostrado ser un excelente mtodo de piscicultura .
Es un pez resistente al manipuleo, a las enfermedades y a los
bajos niveles de oxgeno disuelto en el agua, llegando a superar,
en ensayos de pro ducci6n, valores que oscilan entre 4000 y
8000 kg/ha/ano (Lovshin, 1980) Se mencionan rendimientos de
9000 kg/ha/ano en experimentos llevadas a cabo en Pentecoste,
Cear, Brasil (Bard y Silva , op. cit.).

Mic:r>opterus sal.moides y M. dol-omieu (Boca Grande",

LObim

Estas especies, originarias de Amrica del Norte, han alcanzado im


portante difusin, sobre todo por
su aplicacin en la pesca
deportiva. La primera (l.lamada tambin de "boca grande") parece
preferirse para ser introducida en Amrica Latina por su mayor
rusticidad y su fcil adaptacin a los cambios trmicos. Se trata
de un pez que soporta al tas temperatui:as, de hasta 3zc, y su
crecimiento prcticamente cesa cuando sta desciende por debajo de
lO'C. Se desarrolla en aguas tran quilas (leniticas), limpias y
con abundante vegetacin sumergida y ele vados tenores de oxgeno
disuelto. Confocme a lo senalado por Gally y
*

Segn

Lovshin

(1982),

en

Panam

se

mossambi cuD en vez de S. nil-o-ticus.

emplea

de

preferencia

S.

Tocloni (1962), en Brasil alcanza cocrientemente 3 kg de peso y, en


al gunos casos, sobcepasa los B
kg. Empero,
es una especie
carnvora y voraz, de modo que su uso para obtener carne resulta
excepcional. No obstante, tal propiedad puede ser aprovechada para
reducir los cultivos de "tilapian superpoblados por peces pequeflos
carentes de valor, cue se transformaran as en forrajeros de las
1obinas de mayor valor comec cial.
SAIMONIDOS
La introduccin de los salmnidos en Amrica Latina se inici6
al comenzar el presente siglo. Tal actividad se llev a cabo en
buena parte sin las precauciones tcnicas del caso, de modo que su
aclimata cin no siempr e tuvo xito. De cualquier modo, en el
marco de Amrica Latina constituyen especies de variada difusi6n,
aunque las predominan
tes en la actualidad son Sal.mo trutta (wtrucha marrnw) , S.

gairdnerii

("trucha arco
arroyo").

irisw)

Satvet.inus

fontina1-i8

("trucha

de

En un territorio predominantemente tropical y subtcopical, el


xito de los ensayos cealiz1>dos con estas especies de clima fr.o
dependi6 fundamentalmente de la latitud geogrfica y la altitud de
las masas de agua en que fueron sembradas, es decic, del rango
anual de la tempera tura del agua. Resultaron importantes, adems,
la cantidad de alevinos
introducidos, la frecuenci1> de las
operaciones, los problemas de compe tencia entre las especies que
se
utilizaron, el
orden
en
que
fuecon
introducidas y las
caractersticas limnol6gicas del ambiente.

84

En
consecuencia,
se
da
un
mosaico
de
especies
de
comportamiento
ecolgico
variado,
como
asimismo
con
una
distribuci6n y un predominio
que pueden diferir notablemente en ciertas regiones y aun en los distin
tos ecosistemas acuticos en que fueron introducidas. En la Argentina,
por ejemplo, la "trucha marrn", que prolifera en los cursos medios
e inferiores de los ros de la Patagonia,
se comporta
como
icti6faga y ejerce fuerte presin sobre los peces autctonos, en tanto
que en Europa tiene fama de insectvora. La misma parece competir con
la "trucha arco iris" (muy difundida en los ambientes fluviolacustres de la Patagonia) que, en el ro Limay, resulta insectvora
y secundariamente ictifaga; es la especie dominante o subdominante
en el curso medio y superior de dicho ro. En cambio, en las
nacientes del m ismo ro (arroyos de mon talla) predomina la "trucha
de arroyo" (Castello, 1981). Es de seftalar que el "salmn del
Atlntico , Salmo 13a1-ar aebago, tambin se encuentra presente y
en
el
lago Traful
sostiene
desde
hace
algunas
dcadas
una
ininterrumpida pesqueca comercial.
Como ya se dijo, debido a las caractersticas ecol6gicas de la
re gin, estos peces se han propagado con mayor xito en los pases
meri dionales y zonas montanosas que permitan su desarrollo en un
gradiente trmico adecuado .
En Chile, que cuenta
con
una
ictiofauna aut6ctona escasa y ambientes muy favorables para las
truchas, se ha concedido es
peclal atencin a la posibilidad de introducir estas especies. Tambin
se ha exper imantado con los "salmones del Paof ico" Orn.orohynchu8
spp.) y las perspectivas son promisorias (FAO, 1961).
Resumiendo, los salmnidos se cultivan en forma extensiva,
semiin tensiva e intensiva en una magnitud que se relaciona con las
limitadas posibilidades que ofrece la regin. Posee particular
importancia en la
pesca deportiva, lo que puede constituir una atracci6n turstica de

significacin. sus productos, de


excelente calidad, slo
accesi bles a ncleos restringidos de la poblacin regional.

son

8
OTROS PRODUCTOS DB LAS AGUAS CONTlJCKMTllLl!S, SO EXPLOl!
ACION Y
CULTIVO

Fuera de los peces aprovechados para el consumo d irecto o f ines


industriales, otros peces y animales pueblan el medio acut ico cont inen
tal y poseen considerable importancia econmica. En algunos casos se
idean mtodos y se establecen criaderos con el f in de asegurar una pro
duccin continuada y controlada que pueda independizarse de les azares
de las capturas naturale s y de las f luctuaciones del mercado, a la vez
que impida la reduccin tanto de la densidad de la poblacin como de la
distr ibucin 9e09rf ica , o el r iesgo de ext incin de las especies.
El n.Smero y la importancia de estas actividades se incre111enta en
forma constante.
Bey dia const ituyen un r ubro --que si bien es en
ex t relllO variado y no siempre est suf icientemente controlado y r acionali
zado-- interesa considerar , aunque sea brevenente , para poder formarse
une idea general de la product iv idad de las aguas regionales y su po
tencialidad.

Una actividad pe&quera de caracter sticas muy particulares es la


destinada a la prov isi6n de peces ornamentales, et11pleados en amplia escala en ecuar ismo. Esta actividad entrana complejo s proce&es de detecci6n, ca.ptura, conservacin y traslado a 1011 11ercados de consulllO, cuando
no, como ocurre cada vez en 111ayor escala, la cra de los 111 ismos con
f lnee comerciales.
Desde hace muchos anos y en g rado creciente , la comercializacin
de peces ornamenta les ha venido a constitu ir un importan te cubro de
explotacin de no pocos pases en desar rollo, hasta el pun to que ha
motivado estudios por parte de organismos internacionales, como la FAO
CConroy, 19751 Welconune B ai ., 1979).Tal situacin adquier e par ticular
relieve pa ra ciertos pa ses latinoamer icanos, sobre todo de c09iones
t ropicales y subtropicales, por la diversidad de su ictiofauna, en la
que abundan especies su11a11ent e atractiva s por sus abigarrados y br illan
tes colores, var iadas conformaciones e interesante c010portamiento, las
que se prestan en d iverso g rado a su cultivo en acuarios. Los peces
ornamentales han originado un comercio de singulares proporciones en la
cu11ooa amaznica, especialmente a travs de Br asil, Colombia, Per y
Venezuela . Conroy (1975) estima que el 28\ , aproximadamente, de la
produccin mundial de esos peces cor responder a a los pa ises latino
u1er icanos .
No obstante la extraordinar ia diversidad de la ictiof euna n eotr6pica y el hecho de que 111uchas de sus especies se prestan .,uy bien al
acune is1110, la actividad econmica pertinente parece centrarse en unas
pocas especies. Corno senala Junk (en prensa) , aunque ms de 100 espe
cies de peces ornamentales f ueron exportadas en 1980 desde Manaos,
Br asil, slo unas pocas pueden considerarse importantes por su volumen,
Glendo as que el "caed inal" (Cheirod.on M8"Lrod i) representa alrededor
del 81\ del total, lo que deja un escaso margen para las otras muchas
incluidas en este trt ico.
Una situacin similar , aunque menos pronunciada, se dara en el
Per, donde de un n111eco siiailar de especies que se vuelcan al mercado

85

internacional,

segn

estadsticas

del

at'\o

1978,

slo

seis

especies

(Corydovc:s pwwtatue, Hypheesob1']jCon inneai, Corydorac jutii.,


Hypheseo bvycon rubroetigma, Otooinaiua affinis y An.<,.'istrun
sp.) constituyen el 54% del total exportado en peces ornamentales
(Hanek, 1982).

Si bien las estadsticas relativas a las cantidades de pee.es que


intervienen en esta actividad resultan muy precarias por la enore
ex
tensin del territorio abarcado, la variada organizacin y
eficacia de
las instituciones de supervisin y la renuencia de los comerciantes
a proporcionar informaciones objetivas sobre el particular para
evitar competencia, regulaciones, impuestos, etc., lo cierto es que
la misma adquiere considerable trascendencia y a veces es valiosa
fuente de recursos para los lugacef'[os de las regiones poco
desarrolladas donde estos peces son capturados.
Conforme a Ranek (op. cit.), durante la dcada de 1970 la
exporta ci6n total de peces ornamentales de la cuenca del Amazonas
en el Per super los 155 millones de unidades, lo que
representara 6,5 millones de dlares . Aunque esta actividad
parece extenderse a casi todas las cuencas hidrogrficas
latinoamericanas --sobre todo en las desarrolladas en las regiones
tropicales y subtropicales--, el grueso de la produccin se
encontrara en el rio Amazonas y sus tributar ios. Junk (en
prensa) estima que de tal cuenca se comercializaran anualmente
unos 40.000 000 de ejemplares.

86

Hasta la fecha esta actividad no depende enteramente de la


captura de los peces en su hbitat natural , sino que va derivando
en grado cre ciente hacia su cultivo en escala comercial, lo que,
aparte de la ven taja de determinar una producci6n controlada en
funcil'I del mercado,
permite un mejor control sanitario y brinda la posibilidad de obtener
ejemplares de mayor robustez a un menor costo.
En el Per, por ejemplo, las exportaciones empezaron a decaer
si9ni ficativamente a partir del afio 1978, lo que es explicado
{Ranek, op. ol-t.) por la notable reduccin de la demanda de los
Estados Unidos, que
comienza a adquirir estas especies en el mercado asitico, donde
son criadas a un menor precio y en mejores condiciones
sanitarias. En con secuencia, estas especies que representaron
cerca del 50% de las expor taciones del Per en peces
Qrnamentales en la dcada de 1960 vienen a corresponder a s6lo
14% en el afio 1978.
La competencia entre el cultivo de los peces ornamentales y la
pro duccin natural va adquiriendo, como se ha acotado, un
incremento sostenido, de modo que este tema tambin constituye un
aspecto de la acuicultura que los paises latinoainericanos deberan
afrontar, sobre todo los exportadores activos. A tal efecto podran
intensificar la tecnologa en todo lo relativo a esta explotacin
para promover el cul tivo de las especies ms viables y de mayor
significacin econmica, teniendo presente que se trata de un
comercio que, pese a su modesta organizacin, alcanza globalmente,
incluyendo accesorios y complementos, un valor de muchos millones de
dlares por ao (Conroy, op. ci.).
Por lo que se cefiere al impacto de las capturas sobre la
produccin natural, no parece que pueda resultar muy significativa,
si bien es de sehalar que por el carcter primitivo de tales
explotaciones se origina una alta mortalidad que podra calcularse
en un SO% en relacin con muchas especies (Junk, en prensa). De
cualquier modo, en la mayora de estos peces parecen repercutir ms
las contingencias naturales adversas
(como los perodos anuales de desecacin, por ejemplo), para
superar las cuales habra que adoptar diversas estrategias que
aseguren la su petvivencia de sus poblaciones.

CRUSTACP.OS :BXPLOTACION Y CULTIVO DE CAMARONES


La explotacin y cra de los camarones constituyen actividades
bas tante difundidas en los paises latinoamericanos (si bien la
ltima data de tiempos recientes). Se utilizan especies autctonas
e importadas,
en especial del gnero Macrobr'aahium , que constituyen un recurso econ
mico de muy var iable significado en su zona de distribucin
generalmente amplia.
se h<t sen<tl<tdo que M. a;:.'Cln.1:.hUPus, de muy extensa d istribucin
atln tica (desde Carolina del Norte hasta el sur del Brasil) y que
vive en fondos fangosos de aguas mesohalinas y oligohalinas , tiene
considerable valor [>esquero en Mxico, Venezuela y en el nordeste
del Brasil. M. amaaonia-wn, del drenaje atlntico sudamericano, posee
variado inters en Venezuela , Guyana y Surinam , mientras que para el
nordeste del Brasil representara un recurso importante, tanto por su
aprovechamiento direc
to, como para la alimentacin de peces. M . oaroinua tambin constituye
una especie de amplia distribucin atlntica (desde Florida hasta
el sudeste del Brasil), de considerable intres para muchos paises de
Am rica Central, Venezuela, Surinam, nordeste del Brasil, etc.,
por el tamao de los animales adultos, lo que ha estimulado los
ensayos de su cultivo, en Estados Unidos, Mxico, Puerto Rico y
Barbados se han reali zado diversos experimentos en tal sentido
(Holthius,
1980) .
Reciente
mente,
el
gran
camarn
asitico
/lf,:;;;c:J1obraquium rosel'lberfii (cuya distri bucin abarca el sudoeste de
Asia, incluyendo las Filipinas, para alcan zar Nueva Guinea y norte
de Australia)parece haber sido introducido y criado con todo xito
en Guatemala a partir del atto 1980 (Rosales Loessener, comunicacin
personal).
En los ros de la cuenca del Pacfico, en Chile y Per, se encuentra
el camarn Cryphiopa oaementarius . Las hembras migran al mar para desovar1 all se desarrollan las larvas y, luego, migran a los ros,
donde los camarones son atrapados. La especie tiene cierta
importancia pes- quera se extraen ms de 100 .000 kg en dos rios
del Per (Hecnndez, 1967 , citado por Holthius, op. m:i:.) . En
ambos paises se estn llevando a cabO experimentos con miras al
cultivo de esta especie.
Por su parte, Macrobrachi W11 ameriaanum, que se extiende por la
pen d iente del Pacfico desde Baja California (Mxico) hasta el
norte de Pec, pacece tener importancia comercial en Mxico, aunque
en
escala limitada. Su explotacin tambin tendra considerable
significacin en Cuatemal.a (Jiolthius , op. <. it .) . En Mxico su
cultivo es objeto de dete nidos estudios (Arana, 1977) .
La explotacin de los camarones en los ambientes naturales,
general mente con artes de pesca muy sencillos, tiene, corno se
seflalara, una importancia muy relativa segn las posibilidades que
brindan las lugares de [>esca y la demanda del mercado .En
consecuencia , y dado el alto valor
J.ntdnseco de algunas especies, se han efectuado ensayos de cultivo
con camarones locales o introducidos. Asi, entre otros, el Centro de
Tecno loga del Departamento de Oceanografa de la uniersidad de
Pernambuco, Brasil, viene re11lizando desde 1975 ensayos con el fin
de elucidar la biologa de diversas especies de Macr obl>aahiw>r y
lograr su cultivo in
tensivo y provechoso (Coelho et a z.., 1982) .
El
cultivo
extensivo
del
"camarn
canela(Ua,crobraahiW71
amazon1:cum) est siendo estimulado y difundido por
el DNOCS,
Fortaleza, Cear, Brasil, desde hace 40 aos. Este camarn se
encuentra
en casi todas la
cepresas o azudes del nordeste
brasilefto y constituye hoy un importante cecurso pesquero. En 1977
ocup el segundo lugar en volumen de produc cin de las represas
controladas por
el DNOCS:se capturaron 2700 t . Con todo, el
rendimiento por hectrea result muy bajo:20 kg/ano.

87

Es una especie de reproduccin continua, precoz (primera


maduce? sexual a los S 6 meses de edad)i el desove ocucce cuando
el camarn alcanza 5 cm de longitud. Puede desovar en cautiverio,
aunque no con tanto xito como en las represas.Al principio se
alimenta de fitoplanc
ton y, luego, de zooplancton, como
asimismo de materia vegetal o animal
en descomposicin (Dourado, 1981).
En el Secvicio de Biologa y Tecnologa Pesquera del DNOCS se
han realizado ensayos expecimentales con miras a su aprovechamiento
indus trial en la forma de tabletas congeladas de camarn en
distintas presen taciones (descascarado crudo, descabezado crudo,
etc.). A fin de man tenerlo en buenas condiciones para el
consumo humano es congelado en un tunel con circulacin forzada de
aire a 30C bajo cero y conservado durante cuatro meses a -2oc
(Freitas et aL., 1979).
Del cultivo intensivo de algunas especies de Macrobra<Jh.iwn en
otras regiones del mundo puede esperarse rendimientos de 3000
kg/ha/ano, pero por ahora en Amrica Latina tal actividad no pasa
de la etapa experi mental .
El cultivo intensivo comprende dos fases sucesivas:la
primera, lar vicultura, que consiste en la produccin de jvenes
a partir del desove y del desarcollo de larvas en el laboratorio;
la segunda fase est
representada por la ci:ia de los jvenes hasta que alcancen el
tamatlo
comercial en lugares apropiados.

88

Dadas las semejanzas en el desarrollo entre las distintas


especies de !lfaorobraahium, slo se har referencia al cultivo del
"camarn cane lafl, N . amazonwwn.
La larvicultura se inicia con la seleccin y mantenimiento de
los
reproductores, de los cuales se obtendrn hembras ovferas que
se man tienen en estanques en una proporcin de 3 hembras x l
macho y hasta de 10 X l.
Esta especie produce entre 380 a 6000 huevos por postura y el
pero do de incubacin dura de 15 a 16 das. Los reproductores se
pueden ubi car a razn de 10 a 12 por metro cuadradopara
conseguir una produccin semanal de, por ejemplo, 250.000 larvas
se necesitarn unos 480 repro ductores y de 40 a 48 m2 de
superficie de estanques con agua dulce y plantas acuticas
flotantes.
Diariamente se retiran y aislan las hembras oviferas para
colocarlas en acuarios de incubacin y desove. El desarrollo del
embrin se sigue por el color de los huevos.
Para obtener larvas en gran escala, es necesario agrupar
aquellas hembras que desovarn en el plazo de S dias7 de ese modo
el tamatlo de las larvas resultantes ser semejante y se evitar
el canibalismo . El desove puede i:ealizarse en agua dulce o
salobre , con 6-12/oo de salini dad. El ambiente para la
produccin del desove deber desinfectarse previamente lavndolo
con una disolucin de cloruro de sodio, Terminado el desove, cada
hembra retornar al conjunto de reproductoreG.
Del huevo nace una larva "zoea" y, de acuerdo cor> el nmero
de hue vos, este proceso dura de 6 a 24 horas. Las larvas son
planctnicas
y
pasan
por
nueve
estadios
de
desarrollo
embrionario . La duracin del perodo larval, que en M.
amazor.1:.oU/11 es de unos 13 das, puede vari:ir conforme a las
exigencias ecolgicas y fisiolgicas y, fundamentalmente, con la
alimentacin.

En la cra de larvas se usa el mtodo de agua ciara"; se


desarro llan mejor con una d ieta que incluya aliento de origen
anilaal (carne de pescado)y zooplancton vivo (larvas nauplius de
A.2-temia aaiina), ad iainistrados a intervalos regulares. Al trmino
de la vida larval, la
-z:oea experimenta una metamorfosis y se convierte en poslarva
que se cra en el fondo (bent6nica).
En la etapa de cra de larvas, las cond iciones de calidad del
agua deben ser rigurosamente controladas y mantenidas; esto resulta
muy dif cil si se emplea el mtodo de agua verde", donde l.a
proliferacin de algas planct6nicae puede deteriorarla con sus
productos metablicos.
Entre los parmetros de calidad del agua que conviene controlar
dia
riamente
hay
que
verificaa:
que
la
salinidad
sea
aproximadamente del 14/oo, en tanto que el pH del cultivo debe
111antener se entre 7,5 y 8,0, y la t:enoperatura del agua , entre 26
y Joc. El oxgeno disuelto deber permanece r prximo al tenor de
saturacin.
La densidad ideal de larvas ea de 30 a 50 por litro de agua.
Para evitar una mortalidad elevada deben tomarse una serie de
precauciones, que no se detallarn aqu, pero si sealaremos que
son frecuentes las infecciones por bacterias, hongos y protozoos.
Iniciada la metamorfosis es preciso esperar 5 a 10 das hasta
que el 90\ de las larvas la baya exper imentado, oportunidad en
que se las trasladar al ambiente donde sern almacenadas.
Despus de una aclima tacin gradual, las poslarvas podrn ser
mantenidas en agua dulce o de baja salinidad , con aireacin
regular y alimentacin a base de carne de 111oluacos, peces,
insectos y vermes, o une racin a base de preparados
especioles granulados o "pellets".
El perodo de almacenamiento de las pos1acvas debe
extenderse, como mximo , l 6 2 semanas antes de su envo a los
viveros para su cultivo. Sn general, se transportan en bolsas de
polietil.eno de unos 20 litros
de capacidad, que contengan 2/J de su volumen de agua pura y 1/3
de O)(g eno o aire comprimido. si se las transporta a grandes
distancias las bolsas plsticas se acondicionan en neveras para
reducir la tempe ratura y el. metabolismo de las poslarvas.
En el Brasil la cra de camarones j6venes en viveros se
encuentra en una fase experimental y las tcnicas que se usan
estn basi>das en las ya aplicadas al cultivo de M . 1osGnb.;:rgii,
sobre todo en las islas de Hawaii, es decir cultivo en viveros
de circuito abierto, poco mecani
iado, que
requiere
una
tecnologio bastante sencilla .
Para mayores detalles puede
consultarse el trabajo de Coelho y colaboradores, 1982.
lllLUSOOS1 BXPLOTACION DE LAS ALMEJAS DB AGUA DULCE

Batos moluscos bivalvos engloban un considerable nmero de


especies de las euperfa111ilias Unionacea y Mutelacea, que se crian
a veces en grandes cantidades en lagunas, madrejones y otros
ambientes de aguas estancadas, as como en los taludes o zonas
remansadas de Los ros y arroyos.
La concha est formada por un par de pieza s calcreas de
dispoal.cln lateral y unidas dorsalmente, que encierran dentro de
ellas el cuerpo del animal. En dicho cuerpo es fcil diatinguir un
pie de posicin 11edia y anterior con el que se impulsa de diversas
maneras el cuerpo, las branqu ias laminares laterales y un par de
msculos fuertes (abducto ces) que unen las valvas entre si1 la lnea
media superior acta como elemento de articulacin y recibe el nombre
de charnela.

89

Las almejas se encuentran semienterradas y de preferencia en el


fondo de l.os lugares en que le1s cantidades de arena y mateeiales
ms finos, como limo y arcilla, estn equilibradas (si bien esto
depende en alto grado de las particulares exigencias de las
especies).
Yacen
dis puestas
oblcuamente
en
este
sustrato,
sobresaliendo slo una peque!la porcin posterior del cuerpo, lo
suficiente para que puedan accionac dos cortos sifones encargados
del movimiento de entrada y salida del agua dentro de la concha, a
los efectos de cumplir muchas funciones vi tales (respiracin,
alimentacin, excrecin, reproduccin , etc.). Las almejas adoptan
una posicin ms o menos errtica en las lagunas, en tanto que en
los rios se ubican en la d ireccin de la corriente, lo qu
facilita la captacin de alimentos suspendidos en el agua mediante
los sifones.
Las especies de las dos superfamilias mencionadas producen
larvas que
deben
completar
su
desarrollo
como
parsitos
en
determinadas eepe cies de peces, aunque tal especificidad no es
bien conocida ni ha sido demostrada . La larva de Onionacea es un
g Zoc:hidium, sl.inilar a las de
las especies del hemisferio norte, en tanto que la de Mutelacea
corres ponde a un Zasidiwn, larva muy pequefia y peculiar, que tiene
mucha seme
janza con la de las especies africanas afines.Al parecer, salvo
ataques masivos, estas larvas no le provocaran al pez danos de
consideraci6n,
antes bien, se ha sostenido que le crean resistencia a los ataques
de otros parsitos externos, sobre todo coppodos (Coker e1; aZ.. ,
l.921).

90

Hace algn tiempo la explotacin de estas almejas --por lo menos


de algunas especies
de
ellas-- constituy una muy
importante
actividad pesqueraen algunos pases, como la Argentina, lleg a
representar un recurso pesquero de especial significacin: se
c21pturaban unas 3600 t
por ano (Bonetto 1950, 1959), principalmente en el valle de
inundacin
del Paran Medio y buena parte del curso inferior. Tal explotacin
estaba destinada exclusivamente a la obtencin del ncar de sus
valvas, utilizado en la fabricacin de botones y objetos de
adorno. Estas almejas, aunque en raras ocasiones, producen perlas
de muy variada calidad.
Las especies ms explotadas con esta finalidad son, como es
natural, las de ncar ms puro, de mayor grosor y superficie ms
pareja (especies del gnero Di;l-odun., como D. va:riabi7,i3 y D.
parodizi, entre las ms
comunes); en este caso, se extraen a mano o con rastrillos
especiales .
Con la introduccin de los botones de plstico, la industria
del ncar casi ha desaparecido; hoy da estos moluscos se explotan
para obtener ncar destinado a variadas artesanas, incluyendo
botones y objetos de adorno.
La explotacin de la carne de estas almejas, en especial
algunas especies como Anodon'f;i tes t1apezia7,ia, que alcanzara
considerable impor
tancia entre las primitivas poblaciones indgenas, ha quedado
relegada a niveles infimos y a sectores sociales de muy bajos
recursos. No obs tante, se contempla su cultivo bajo ciertas
condiciones en algunas esta ciones de piscicultura {Machado y
Alzuguir, 1976).

No est claro el papel que desempeftan estos animales en la


circula
cin de
la
enecg ia de
un
ecosistema acutico.
su
alimentacin parece consistir fundamentalmente en detrito y plancton
y, a la vez, sirven de sustento a diversos peces frecuentadores del
fondo , como es el caso de
P.i."'1el-odua oZ.ruias, que puede ingerir centenares de almejas)Ovenes.
Cuando
llegan a cierto tamao, son menos apropiadas para
tal
consumo, salvo que se trate de ejemplares de peces muy grandes.

La explotacin de diversas especies de ranas, sobre todo de la


fami lia Leptodatylidae, constituye una antigua prctica en muchos
paises de Amrica Latina, aunque cabe reconocer que su captura ,
comercializacin Y distribucin no estn muy bien organizadas.En
general, la rana repre senta un plato especial slo para algunas
personas selectas. Este hecho Y los reglamentos de caza, que suelen
orientarse hacia la veda total o parcial de las distintas especies
en razn de su marcada actividad ento m6faga, ms la demanda
creciente de su carne, han determinado condicio nes favorables para
la promocin de prcticas de cria de estos anuros que, de aplicarse
en la forma apropiada, permitirian una adecuada ren tabilidad.
La
explotacin
de
ranas
ha
experimentado
una
creciente
importancia en pases tropicales y subtropicales, particularmen te en
Brasil, donde, adems de la explotacin natural, se han ideado
apropiadas tcnicas de cultivo. Se ha creado una Asociacin de
Criadores de Ranas que, no slo se ocupa de los problemas generales
que plantea tal actividad, sino que organiza reuniones tcnicas sobre
el terna.
Salvo raras excepciones, la ranicultura no se basa en la cria
de especies neotropicales, sino de la "rana toro" o "bull frog"
(Rana oa tesbeia.na.J originaria de los Estados Unidos de Amrica.
Aunque resta mucho por investigar respecto a la viabilidad de las
especies neotropi cales, parece que las de mayor tama!lo y
posibilidad de cultivo solo
alcanzaran su madurez sexual entre los 3 y los 4 anos. Si bien algo
similai: pasa con la Rana l'atesbe.-iar.a en las condiciones climticas pro
pias de los Estados Unidos, la especie tendra significativas ventajas
para su cria en los pases tropicales y subtropicales:aumentara su
precocidad reproductiva , la produccin de vulos y la ganancia de peso.
As al acercarse al a!lo ya puede reproducirse (cuando pesa de
150 a 200 g) y produce de 3000 a 5000 vulos . A los dos anos, la
produccin de los vulos se duplica, en tanto que el peso del animal
llega a los 250 a 350 9.Al final del tercer ano y en los
siguientes , produce 15.000 a 20.000 vulos y su peso vara entre
los 400 y 650 g (Vizotto , 1980). Adem:;, en su pas de origen,
l.a "rana toro" tiene un solo periodo re productivo por a!lo, en
tanto que en las condiciones del Brasil, por ejemplo, tiene dos, de
los cuaies el primero se extiende de septiembre
a enero y el segundo, de febrero a mediados de abril.
Interesa sealar que la calidad de la carne de i'la.a cat.esbe-iarsa
nada tiene que envidiar a la de las mejores especies locales. Es
una especie bien conocida y de amplia aceptacin en el mercado
norteamericano, uno de los ms importantes consumidores de sus
productos.
La instalacin de un ranario presupone la aplicacin de
tcnicas cuidadosas de cra.como ha dicho Baker, 1974 (citado en
Vizotto, 1978), de.be ser una actividad que perm ita "controlar la
reproduccin, la sobre
vvencia de la prole, su crecimiento en funcin de la seleccin y la
alimentacin, el consumo y aprovechamiento del alimento y, en fin,
el mejoramiento zootcnico de la especie criada". En estas
condiciones, el criador pone en marcha una prctica econmicamente
racional, que le
proporc iona informacin concreta acerca del costo de produccin
y la retribucin financiera del capital y esfuerzos invertidos.

91

Las ventajas mencionadas sern reales mientras se proceda corno


sigue :se seleccionen los lugares adecuados para instalar el
ranario
(terreno apropiado, agua de buena calidad, clima de trmica
adecuada: med ias mximas entre 2B y 3oc y medias mnimas no
inferiores a 15.C) y

se cuente con instalaciones que sat isf agan, en sus componentes y dimen
siones, todos los requisitos operativos conforme al volumen ele pcoduc
cin deseado y un costo razonable . Vizotto (op. c'it.), Longo {1982)y
otros autores proporcionan interesante y detallada infoi:maci6n a este
respecto, por lo que no es necesar io extenderse sobre el. particular,
Baste seftalar, a titulo general, que cada unidad ocupar a unos 650 2,
asignando a las ranas adultas un espacio de 0,125 m2, o sea espado
para siete a ocho ranas por metro cuadrado. oe ello se inf iP.re que cada
unidad bsica puede albergar a 5000 ejemplares adultos destinados al
sacr if icio o reproduccin. Desde luego, el nmero de unidades vara
segn los proyectos del ranicultor, Pero Vh:otto (op. cit .) se inclina
por una operacin inicial con cuatro unidades capaces de albergar a
20.000 ejemplares.
Por otra parte, con tales dimensiones, cada estanque de la unidad
debe contar con unos 6 m3 de agua, suf iciente para mantener 6000 rena
cuajos ("gir inos ) , o sea, en general, un litro por animal hasta que
a lcance el estado f inal de la metamorfosis . Segn Vizotto (1967),
con dos litros de agua por renacuajo se lograr a un crecimiento ms
acele r ado. Conforme a la edad de la hembra, sta podr poner de 3000 a
15.000 huevos; por eso, la un idad deber a estar preparada para
recibir hasta
60.000 renacua jos por perodo reproductivo .
Los establecimientos suelen complementarse con otros estanques des
tinados a la cra de pequeos animales acuticos que servirn de suple
mento a la alimentacin de las ranas, como, por ejemplo, pequenos peces
( Poecili.d.ae) , camarones, etc.

92

En lo que respecta a las instalaciones en s, su cercado y protec


cin para evitar la accin de los depredadores, se observan no pocas
var ii1ciones entre los d iversos cr iadores. t pa recer , resultan muy
conveniente las descr itas por Vizotto (l.978). Lo mismo puede
decirso acerca de la red elctrica destinada en lo esencial a atraer a
los insectos que constituyen un valioso ingrediente de la alimentacin
de las ranas. Este tema, el de la alimentacin de los animales en
crianza, representa una importante actividad del. establecimiento,
debiendo tener se en cuenta sus d istintos requerimientos en la fase
larvar ia y en la f ase imago-adulta. se dispone de considerabl.e exper
i.encia e informacin al respecto (Vizotto, 1975, 1978, 19801
Fontanelllo et at ., 1980). En buena parte, la alimentacin que se
of rezca puede depender de los recur sos loca les y crcunstanciales, si
bien debera tratar de ceflirse a patrones estables que int roduzcan
cierta metodologia en la explotacin.
La explotacin de las especies neotrpicas no debe desdefiarse, y"
que algunas, correctamente mane jadas, quizs lleguen a equipar ar los
benef icios atr ibuidos a la "rana toro, con la ventaja de que se trata
de especies autctonas, lo que evita los posibles r iesgos que siempre
estn implcitos en la introduccin y dif usin de animales forneos.
Este tipo de explotacin debe incluirse dentro de la acuicultura
ocientada a la obtencin de productos de alta cal.idad dest inados a un
mercado r estr ing ido, de alto pooer adquisitivo, y con probabilidad de
incorporarse en los mercados de exportacin .
TETRAPODOS ACUATICOS
En los ecosistemas acu ticos continentales de la Regin Neotropi cal
estn abundantemente representados los tetrpo<los de hbitos especiali
zados para ese t ipo particular de ambiente, los que a menudo desempeflan
una f uncin signif icat iva en la estructura y la d inmica de estos eco
sistemas adems, pueden const ituir recursos f aun isticos de importanc ia
econmica.

Por su tamano y su forma de vida los tetrpodos acuticos


represen tan en su mayor parte eslabones superiores de mltiples
cadenas trficas
acuticas, si bien no faltan herbvoros de
importante gravitacin eco lgica, e incluso pueden desempeffar un
papel destacado en el balance energtico de los ecosistemas.
Desde el punto de vista aplicado, muchos sectores de la fauna
de tetrpodos acuticos constituyen un recurso animal de gran valor
para la economa local y regional. Tal es el caso de los pilferos
y de los utilizados
como
alimento.
Muchas
veces
el
valor
econmico
de
los tetrpodos
acuticos de una
zona es
slo
potencial vienen a ser un recurso cuya movilizacin slo puede ser
valiosa en planes de desarrollo regional.
Gran
parte
de
los
principales
grupos
de
vertebrados
tetrpodos regionales tienen representantes acuticos distribuidos
con un gradiente de diversidad mxima en zonas tropicales, que
disminuyen acentuadamente hacia las zonas fras de latitud alta.
Anf ibios
Amrica
del
Sur
cuenta
con
representantes
acuticos
y
semiacuticos de los tres rdenes de anfibios vivientes :podos,
urodelos y anuros. Este ltimo es el que se caracteriza por su mayoc
diversidad, su ms destacada presencia nurnr ica y su mayor
significaci6n ecol6g ica y eco nmica .
Los
anuros
son
muy
numerosos
y
bastante
diversificados;
comprenden formas muy especializadas para la vida acutica como los
gneros Pipa,
Ca'lyp toaepr:al.e7..Z.a, Pceudis y algunas especies de los gneros Tel.matobiua

93

y I.yeapsua, entre

otros. Se trata en estos casos de ranas de vida


enteramente acutica, en su mayor parte habitantes de aguas lenticas
y lticas, especialmente abundantes en zonas tropicales de las
grindes cuencas fluviales de Amrica del Sur.
Esas
formas
son
depredadoras
de
insectos,
crustceos
y
pequeflos vertebrado sincluyen lacvas ili6fa9as o planctvoras .
Entce ellas, la nica especial que puede aprovecharse desde un punto
de vista econmico es Tetmatobius
cuiews,
la rana gigante del
Titicaca:carece de pulmones
funcionales , lleva una vida predominantemente bentnica, mlde unos 25
cm de dimetro y pesa hasta 900 g . Si bien poblaciones humanas
no
la consumen,
su
carne
--que
es
blanca
y
palatable-constituye una poten cial fuente de protenas . Se calcula la
existencia de ms de miL mlllo nes de ejemplares de esta especie
en el lago Titicaca (Cousteau y Oiole ,
1974) .
Ms abundantes son las especies que viven asociadas al agua
cuando JOVenes, pero ya adultos no moran en ella o lo hacen s1o
en ocasiones. Todas estas especies depositan sus huevos en el agua
y sus cras se
desenvuelven en ella durante el periodo larval.
Su funcin
ecolgica es muy importante, en especia1 en la poca de cra
(Crum, 1974 Steinwascher, 1978, 1979) en la que una enorme
biomasa planctivora, car nvora o ilifaga se expande en las
aguas lenticas clidas y templadas .
Los leptodactlidos constituyen una de las familias ms difundidas

en Amrica del Sur. Tienen e1 mayor nmero de representantes


asociados en
al agua y una especie --LeptodactyZua oae'U atus-- es muy
abundante
las zonas subtropicales y templadas. Otra especie de distribucin
ms restringida es L . ohaque sis, de hbitos muy similares. Ambas son
muy
perseguidas debido a su carne blanca y de excelente sabor.
Han
sido objeto de intensa explotacin comercial (Cendrero, 1972) y se
han ideado

tcnicas para su manejo y cra en la Argentina (Aramburu, l9S8r


Godoy, 1963) y en el Brasil (Fabichak, a/f}. r.. oc6 l.rtus es el
equi"alente comercial de Rana c:ateobeiana de los Estados unidos
de AArica --cuyo
cultivo ha alcan2ado importante auge en el Brasil y se examina con
ms detalle en otra seccin-- y de Rana scaulenta, de Europa.
Reptiles
A los quelonios, crocodrlidos y ofidios corresponden algunas
espe cies acuticas de importancia.
Los primeros comprenden las tortugas, la mayor parte de las
cuales son acuticas en AJDrica del Sur. Si bien stas son objeto
de caza y se prestan al consumo por el hombre, no constituyen un
recurso slgnifi cstivo debido la baja densidad de sus poblaciones;
ms de una especie afronta riesgos de extincin ouestra una marcada
disminucin nu rica. El conocimiento ecol6gico de la 111ayoria de
las especies sudamericanas es an exiguo y no se han establecido
bases biolgicas que pernitan encarar su cra artificialsta, de
ser factible, tendra escaso inte rs por el ritmo lento de
crecimiento de dichos animales, lo que gravita negativamente sobre
su productividad.
Los
cocodrilos
comprenden
los
verdaderos
cocodrilos
(Crocodylidae) y os caimanes o yacars (Alligatocidae) . Estos
grande s saurios encuen tran un h6bitat muy favorable en los
ambientes acuticos, especialmente lenlticos, hasta aproximadamente
los 32 " de latitud sur, donde el fro invernal limita su
distcibuci6n.
Tiempo atrs aparecan distribuidos con gran amplitud y densidad
de

94

poblaci6n en las zonas favorables1 actualmente subsisten en forma


relic tual y, en algunos casos, estn a punto de ser extincuidos
debido a la
sobceoxplotacin paca obtener su cuero y a la modificaoin del
hbitat.
Los
cocodrilos constituyen
un
valioso
recurso
natural, de
111anejo
relativamente
fcil
y
rentable,
como
lo
prueba
la
experiencia en nume rosos pasest su marcha a la extincin es
reversible cuando se legisla y controla su aprovechamiento (Vanzolini
y Gomes, 1979).
De
hbitos
carnvoros,
los
cocodrilos
y
yacars
pacecen
constituir un elemento importante en el funcionamiento de los
ecosistemas acuticos de los que forman parte (Fittkau, 1970):actan
como depredadores y como reductores oportunistas de vertebrados
acuticos muertos o disminuidos en su aptitud defensiva.
&\tre las serpientes hay algunas de inters econ6mico, con
capacidad de vida se111iacutica, que ingresan a los ecosistemas
acuticos o
a
la vegetacin
asociada
a
stos
con
finalidad
depredadora. Se trata, espe cialmente, de cazadoras de batracios y
pueden considerarse un eleJ11ento relatlvamente marginal y de escasa
significacin en la dinmica de estos ecosi5temas.
en la ofidiofauna sudamer icana relacionada con las vas y
masas de agua merecen destacarse las grandes serpientes de la
familia Boidae1 la "anaconda" (Sunc'tev max>inuo), de hasta 7 m de
long itud, y la curiy" (Ei<necte8 not:aei.s) , de menor tamano.
Ambas son decididas cazadoras que actan en el agua y en las
orillas los peces figuran en su dieta.

1.a situacin de dichas especies en cuanto a conservacin es


def i ciente, lo que se debe principalmente al acti"o aprovechamiento
de su cuero y a la destruccin de gran parte del hbitat natural que
frecuen tan. NO se dispone de antecedentes acerca de su cra en
cautiverio con

fines comez:ciales. Pero, su ritmo de crecimiento, muy lento,


constitui ra un factor negativo en esos intentos.
Aves
Entre los vertebrados tetrpodos son las aves las que poseen la
ms alta variedad de formas total o parcialmente adaptadas a la
vida acuti ca. A este respecto, iunrica del Sur posee la mayor
diversidad de aves acuticas continentales , las que presentan muy
vaciados nichos ecolgi cos. Constituyen integrantes muy valiosos
de los ecosistemas que pueblan y desempean un papel de mucha
importancia en el metabolismo general de las aguas, especialmente en
las lenticas de moderada profundidad.
La mayor repercusin sobre la vida acutica es ejercida
obviamente por aquellas especies que presentan una elevada densidad de
poblacin, y las que, debido a su coz:pulencia y condiciones
metablicas, influyen decididame nte sobre el ciclo de los
nutrientes . Tal es el caso, por ejemplo, de los Podicipedidae
("macs", zambullines, etc.) que colo nizan densaJ11ente lagunas
en las que pescan en cantidad y liran en el agua un considerable
volumen de excrementos.
Entre los Anatidae y los Ardeidae se evidencia un antagonismo
bio geogrfico que se refleja en el predominio de una u otra
familia. Los Ardeidae, como las garzas, son pescadores y se
sitan en la culminacin de las cadenas trficas acuticas,
caracterizando
sistemas
dulceacutco
las
troPicales
y
subtropicales, mientras que los Anatidae (patos, gan
sos,
cisnes),
en
gran
medida
consumidores
primarios,
son
ms
represen tativos de los ambientes templados y frios (Reichholf,
1974).
Muchas de esas especies constituyen un recurso faunistico de significacin --como el caso de los patos-- sobre todo para
las
poblaciones riberetlas que encuentran en el.los un producto de
valor comercial y , fundamentalmente, una fuente de protenas de
origen animal para su
alimentacin .
MaJDferos
Los mamferos de las aguas continentales sudamer i.canas han
sido estudiados por Pi.ne et ai. (1981)y, como lo destacan
esos autores, son en su mayor parte de carcter tropical y
subtropical .
Los roedores contribuyen con el mayor nmero de espe<:ies y son el
grupo al que corresponde la biomasa ms significativa . Tambin es
el que reviste mayor inters desde el punto de vista aplicado, ya que
com prende pilferos de gran demanda como la nutria" o ftcoipo (!
d>.1oc:aetor coypus ) , excelentes pi:oveedores de cuero y carne como el
"carpinchoft o "capybara (Hid.z>o.:!haer ia hidroahaerie) , y gran
nmero de especies que pueden adaptarse a la vida acutica o en
zonas anegadas . Muchos de ellos son plagas reales o potenciales o
se encuentran vinculados con cadenas zoon6ticas silvestres, algunas
pelig rosas paca el hombre , como
la esquistosom iasis, la leishmaniasis y la encefalitis.
Dos especies de roedores ex6ticos han sido introducidos en
el sur en Tierra del Fuego y constituyen un recurso natural
potencialmente
valioso
la
'rata
alro izclera
(Or.datx>a
zibethi.oa) y el "castor" (Caator ca:ru:uier.s) .
El "carpincho" ha sido incorporado como recurso natural muy
produc tivo y de manejo relativamente fcil en Venezuela
(Ojasti, 1973), y la "nutria" --que se e.r a con xito en

95

cautividad-- representa un rubro importante entre los derivados


de la fauna silvestre en la Argentina
(Godoy, 1963).

El manad, Trial1echus inunguw ( "peixe-boi en el Brasil) , habite


en las cuencas de los r os Or inoco y Amazonas. Entc e los anos 1935 a
1954 en la Amazonia se exterminaron probablemente 200. 000 ejemplatea
par a extraerles el cuero que se u saba en la fabr icacin de colas, co
r reas de mquinas, man9ueras y otros ar tculos corneroiales. A pesar de
estar protegido of icialmente en el Brasil, como especie en extinci6n
desde 1977, se si9u e practicanlo la caza de subsistencia y cierto g rado
de caza co.ercial en todo el Amazonas. Una situacin igualmente desola
dora afecta al manat de los aJabientes ma rinos costeros y del extrerio
septentrional de Jll1lr ica del Sur Tri.cheohu<; manatuo.
En poca ms
r eciente, en el Inatituto Nacional de Pesquisa da Amazonia ( INPA) , del
Brasil , se h11 inicilldo el estud io biolgico y ecolgico del ..manat",
con el f in de aprovecharlo en el control de las plantas acuticas de
las represas hidroelctricas hasta l.a fecha, los result11dos han sido
positivos (Best, 1982) .
En el orden Chicopteca se destaca el "murcil1190 pescedoc" del gne
ro N(IC iic, d istcibuido a lo largo de l.os cursos de agua tropicales y
subtcopicales.
Entre los Ca rnvora pcoced mencionar el gnero Intra 111 que per
tel'!ecen var ias espcies de 1obitos de r o" que constituyen un
valioso r ec1.1rso pilf ero, lamentablemente muy mermado en la actualidad
por eltceso de explotaci6n. Un animal af .l.n es el "lobito do r io grande"
o "ar ir a (Ptcl'onura brasi.1.umeie) , hoy da en peligro do extincin.

En el Amazona& y Ocinoco existen dos especies de delf ines de agua


dulce. Si bien ciertas trad iciones indgenas i piden su captura, otras
tribus bra siletla s y venezolanas, al igual que el ho111b re blanco, las
capturan ocasionalme nte.
&n f e<:haUY reciente se h11n efectuado estu
dios que, sin duda , br indarn ms inf ormacin sobre su f uncin ecolgica
en los ecosistemas de ambos tos.

9
LA PBSCA Y LA PISC ICULTURA Y SU FOMENTO E.N AMEIUCA LATINA

En estos l.timos anos se ha real.izado una importante labor


para estimular la pesca en las aguas continentales de Amrica
Latina, como asimismo para intensificar la produccin pesquera por
medio de la pis cicultura.
En general, los resultados obtenidos
no guardan relacin con las disponibilidades que brinda la naturaleza
regional y los reque rimientos proteinicos real.es de los habitantes
de los distintos pases.
Estas actividades son de muy variada significacin geogrfica
e incluso puede haber claras diferencias en una misma hoya
hidrogrfica, lo que se relaciona con la concentraci6n local y
circunstancial de las pesquerias1 stas parecen ser ms activas
cuando se ubican cerca de las grandes poblaciones, en tanto que
al alejarse de estos centros y dis persarse sobre las riberas o
las Planicies de inundacin van encon trando mayores problemas
para el acopio y transporte de los productos obten idos.
En general, tanto desde el punto de vista de su tarea como de
su situacin socioecon6mica, los pescadores pueden clasificarse
en:
perma
nentes,
transitorios
o
de
tiempo
parcial,y de
subsistencia.
Los primeros son, naturalmente, los que ms aportan a la produccin
pesquera' se establecen, por lo comn, cerca de las ciudades populosas,
lo que favorece J.a colocacin de los productos y la tecnificacin
de su trabajo, a la vez que el acceso a una vida con mayores
posibilidades socioecon6micas. Aun as. muy raras veces el
pescador es considerado un profesional, por regla general se
encuentra marginado respecto a su posicin en la sociedad y a los
beneficios correspondientes. Tal situa- cin no guarda armona con
la importancia de las funciones que al pes- cador incumben en la
provisin de prote inas de oriqen animal en zonas dispersas dentro
de las grandes cuencas fluviales, por lo comn de muy dificil
acceso, y donde a veces no resulta sencillo ni viable promover la
ganadera, aunque sea a un nivel modesto.
Si
bien
las
actividades
e><tractivas
han
mejorado
considerablemente con el aporte de nuevos recursos tcnicos (como
el hilo de plstico que
ha perfeccionado y acordado mayor resistencia a las artes de pesca,
las embarcaciones ms durables y livianas, los motores fuera de borda
que permiten recorrer considerable distancia con ahorro de tiempo y
trabajo,
etc.), estos recursos con mucha frecuencia quedan fuera de las
posibi lidades econ6tnicas del pescador. Es decir, en general las
peequer ias siguen estancadas en el crculo vicioso derivado del
bajo rendimiento de la pesca, lo que impide la adquisicin de los
equipos que podcan mejorar sustancialmente la produccin .
Por otra parte, si se analia el desartollo de la pesca y la
pisci cultura --y aun de la acuicultura-- en Amrica Latina se
observar que su evolucin se ha verificado en condiciones muy
diferentes, en situa ciones locales muy variadas y con prop6sitos
muy diversos. Actualmente se advierte una mayor preocupacin de las
autoridades por proroover org nicamente estas actividades y,
aunque no se han evaluado adecuadamente
los resultados de las
medidas adoptadas,parece haberse registrado algn progreso, si bien

97

--preciso es reiterarlo-- 4ste no guarda relacin con la magnitud


de los recursos y sus perspectivas reales.

Tal circunstancia di impulso a la adopcin de algunas


iniciativas
que
han
permitido
diversas
agrupaciones
en
cooperativas o entidades similares y cierto progreso, tanto en lo
relativo a la conservacin y colocacin de los productos obtenidos,
como a la adquisicin de mejores elementos para tecnificar el
trabajo
e
incrementar
el
rendimiento
del
esfuerzo.
Estas
agrupaciones suelen constituirse en las proximidades de ciudades
populosas , capaces de absorber los productos de las pesque ras, a
la vez que de proporcionar los elementos tcnicos que requieren y de
cuidar de su mantenimiento .
Otra forma de organizacin se basa en la distribucin de los
bene ficios de las pesqueras entre los miembros de la tripulacin
de una embarcacin apropiada para realizar trabajos intensos a
considerable distancia de los centros de consumo. Pero, raras veces
esto corresponde a una organizacin de pescadores propiamente dicha;
J.os pescadores apa recen ms bien asociados en grado diverso o
trabajan para el dueno de la embarcacin, de las redes, etc. El
pago o la distribucin de los productos de pesca se efecta en
funci6n de la calidad de las piezas capturadas y/o su peso.
Obviamente , los mayores beneficios corresponden siempre a los
dueftos de la embarcaci6n y del equipo.

98

En otros casos, el pescador se radica y trabaja en zonas


alejadas, generalmente menos explotadas, y depende
fundamentalmente de los barcos acopiadores que, a la vez que le
adquieren el producto extrado, lo pro veen de los principales
elementos que necesita para su subsistencia y la prctica de sus
actividades profesionales. En estas condiciones, el pescador
generalmente est sujeto a la demanda y los precios impuestos por
el acopiador, lo que determina una reduccin sustancial. de su
ganancia.
El trabajo del pescador transitorio o de tiempo parcial es mucho
ms dif.cil de analizar en lo relativo a su producci6n y proyecciones
soc1oecon6micas . Localmente, a veces surgen conflictos entre
los pes cadores profesionales y los de tiempo parcial , ya que
estos ltimos pueden incrementar la oferta de peces en los
perodos favorables, lo que contribuye a reducir los precios en
los mercados (Junk, en prensa).
El pescador de subsistencia no constituye un profesional de
tal actividad , aunque suele depender en alto grado de ella. Por lo
comn se trata del poblador ribere11o que, adems de ese trabajo,
se dedica a otros varios, como la agricultura, la ganadera (a
niveles muy modes tos) y la caza de animales silvestres. Posee,
desde luego, una gran aptitud para los trabajos pesqueros, pero con
frecuencia su equipo es muy exiguo .
En la gran mayora de los casos el pescador --en contraste con
su habilidad profesional-- posee un nivel de educacin y de
tecnificacin muy bajoa menudo, los recursos con que cuenta son
los que le brinda el medio natural y sus condiciones de vivienda
y salubridad son deficientes, lo que se agrava generalmente con
una numerosa familia que sostener.
En consecuencia, una de las primeras medidas que convendria
adoptar para estimular la produccin en las aguas interiores
consistira en promover la formacin de cooperativas de pescadores
u organizaciones similares que incorporen incluso a aquellos que se
encuentran bastante alejados de los pe incipales centros de consumo.
La disponibilidad de crditos paca que estas cooperativas puedan
adquirir o construir embar caciones, barcos acopiadores, muelles,
cmaras frigorficas, etc., re presentara un paso muy importante
para el fomento de las pesqueras de aguas interiores.

En contraste con dicha situaci6n, la piscicultura ha recibido


un considerable estmulo por parte de las autoridades regionales,
aunque
han
sido
muy
variadas
la
inversin
efectuada,
la
tecnificacin alcanzada y el mantenimiento dl esfuero realizado.
Sel'lalaremos incluso que este propsito en alguna ocasin fue
ms all de lo que realmente se necesitaba. Tal es el caso de las
institu
ciones
oficiales o
particulares que
dictan
cursos
de
piscicultura de variado alcance y nivel. Esto, aunque plausible en una
primera aprecia cin, m uchas veces viene a crear problemas dado el
muy distinto alcance de la preparacin proporcionada , valor de los
ttulos otorgados y fac tores similares. con frecuencia, al final de un
curso destinado a for mar o perfeccionar tcnicos para atender con
mayor eficacia
las limita
das necesidades
de una estacin de
piscicultura (con un plan de estudios muy restringido y reducido
nivel
acadmico)
se.
otorgan
ttulos
que abarcaban
toda
la
discipl.ina, creando con ello no pocas confusiones y dificultades.
De cualquier manera, uno de los problemas ms importantes con que
se tropieza en el desarrollo de la piscicultura
(y acuicultura
continen tal) es y sigue siendo la falta de suficiente personal
tcnico
y
de
investigacin y de
adecuada
capacitacin.
La
cooperacin
multinacional
y
promocin
internacional
debern
desempel'lar un papel muy importante, lo que ya se advierte aunque en
escasa medida. Tal propsito no es de fcil realizaci6n, pues, adems
de los problemas econmicos que plantea, hay que tener en cuenta que
los interesados de los distintos paises no tienen el mismo grado de
preparacin bsica y que la capacitacin obte nida en un determinado
centro formotivo puede no tener mayor aplicacin debido a que los
estudios y trabajos se han efectuado en ambientes biolgicos, climticos y otros muy distintos a los lugares donde debern
desempenarse.

99

Como consecuencia de diversos anlisis del problema (FAO, 1978)


se resolvi establecer en el Brasil, con el auspicio de todos los
paises de la regin y el apoyo del Programa de las Naciones Unidas
para
el
Desarrollo
(PNUD}
y
la
FAO,
un
"Centro
Reqional
Latinoamericano
de
la
Acuicultura",
con
el
fin
de
poder
proporcionar a los candidatos de los paises interesados de la
regin una apropiada formacin en la especia lidad , realizar
investigaciones aplicadas y constituir un r9ano de informacin
acerca del tema (FAO , 1978). La formacin se imparte en un curso
conforme a un plan de estudios que abarca Los aspectos ms impor
tantes de la especialidad ; la duracin del curso es razonable y
cabe esperar que su actividad y capacitacin se incrementen con
rapidez.
El
Centro
propiamente
dicho
se
ha
establecido
en
Pirassunun9a, Sao Paulo, Brasil, en la que fuera la sede de la
primera Estacin Experimental arasilefla de Biologa y Piscicultura
que tantos y tan importantes apor
tes efectuara en la mater ia (Schubart et a1.., 1952). Posee subcentros
en Cananeia sobre la costa del Atlntico y en los Campos de Jordao (este
ltimo para instruccin de los alumnos en acuicultura de aguas fras).
Adems, cuenta con facilidades en el centro de Pesquisas Ictiol6qicas
R. v. lhering , de Pentecoste, Fortaleza, Cear, Brasil , que
es utili zado para efectuar demostraciones sobre mtodos de
trabajos en zonas ridas y semiridas. El mximo nmero de
alumnos a ser admitido es de 30, los que deben ser propuestos
por los paises interesados y acreditar de alqn modo que, despus
del perodo formativo, tendrn asegurado un lugar de trabajo
donde aplicar los conocimientos adquiridos .
La exigen cia
acadmica mnima es un qrado universitario en biologa, ciencias
pe.squeras o disciplinas relacionadas se da preferencia a
quienes posean cierta experiencia en el ramo, El programa de
adiestramiento
abarca
inicialmente
un
afio
y
se
orienta
principalmente hacia el estudio de problemas prcticos y temas
aplicables en la regin (FAO, 1979).

100

Otra
calificada
institucin
de
adiestraJRiento
es
el
mencionado
"Centro
de
Pesquisas
Ictio16';icas
R.v.Ihering
(dependiente del oNOCS, organi.smo que desde hace tiempo se dedica a
la formacin de personal, Gurgel, 1979), uno de l.os ms destacados
laboratorios de investigaciones en piscicultura en llJllrica Latina.
Entre sus principales funciones se encuentra la de promover cursos
te6ricos y aplicados de pesca y pisci
cultura paca tcnicos
bcasileffos y de todos loe paises de La regin. Se han examinado ya
en esta 1110nografa l.os principales trabajos y logros de este
Centro y otras dependencias del DNOCS, los que acreditan su
innegable capacidad para encargarse de esta forraaci6n. Los cursos
duran
dos meses y se ofrecen dos veces por atlo, de marzo a abril y de
septiem bre a octubre, a lS al.umnos como mximo (Gur9el, op .
oit.J. El centro dista 100 m por ruta pavimentada de Fortaleza,
capital del Estado de Cear 1 dispone de 1200 m2 de instalaciones,
sin contar los servicios de alojamiento para bilogos, cientifioos
visitantes y estudiantes . Complementan tales instalaciones unos
200 estanques de tierra que ocu
parn unas 20 hectAreas de agua. Segn Lovshin (1980), este oentro
de investigacin figura entre los ms destacados en el mundo
tropical para
llevar a cabo estudios sobre piscicultura y
proporcionar capacitacin en el 111anejo de represas, li.Janologa
de embalses y disciplinas acutica o.fines.
Desde luego, existen regionalmente muchas instituciones tcnicas
y cientficas, estaciones de piscicultura y ctedras relacionadas
con esta especialidad que dictan cursos o pueden dar formaci6n a
becarios en el cultivo de determinados especies , el mejor manejo de
los recursos del limnobios o temas conexos. Es probable que la
actualizacin de la lista de instituciones, investigadores y
cientficos que se ocupan de las pesqueras continentales (como las
preparadas por la l'AO, 1981) , al igual que la informacin acerca
de sus facilidades para la preparacin de becarios, sea uno de los
medios ms
prcticos para
dar
a
conocer
el
desarrollo
y
perfeccionamiento de estas actividades en la regin y facilitar
la bsqueda de orientaciones que contribuyan a la mejor fora cin
de recursos humanos.
En general, la mayora de los pases de la re9i6n requieren
colabo racin externa , sea para la formacin de personal
especializado en pesca y piscicultura , sea para promover las
disciplinas bsicas afines, como, por ejemplo, limnologa aplicada
.Otros, necesitan tambin asesoraiento para la inciaci6n de estos
actividades y estudios de preinversin , as como financiamiento
paro. los prograaoas relativos a la produccin. Aun en el supuesto
de que se disponga de financiamiento de diversas fuentes, el apoyo
qua se Logre, por lo menos en su continuidad, depender del xito
de los pcogcamas .Esto indica la necesidad de efectuar estudios de
factibilidad antes de emprender trabajos en amplia escala (FAO, 1976)
A este respecto, la asesora de tcnicos o 9rupos de trabajo
especiali zados, capaces de colaborar a nivel interdisciplinario con
los encarga dos de los proyectos, resulta indispensable.
En lo relativo a los tcnicos y cientficos capaces de contribuir
a la solucin de los problemas locales, se considera de inters que
ellos procedan de la regin, por las obvias ventajas que supone el
dominio de una misma unidad biogeogcfica, el. .-pleo de un di0tna
comn o de fcil comprensin y una ms rpida ddpte&il idsd a las
condiciones socioeco n6micas que imperan en est.oa pases. f :Jf'" otra
parte, no siempre es posible la extrapolaci6n d t conocimiento y
experiencia. generada en otras r:e9iontu1 biogeogrf :i :as del
mundo, o.lS\J. adaptacin, Lo que puede ser motivo de confusi6n y
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COLBCCIOM DB MONOGRAPIJ\S CIBllTIFICAS

Pyblicadas
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N'

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La Revolucin
en las Matemticas Escolares, por el
Consejo Nacional de Maestros de Matemticas de los Estados
Unidos de Amrica.
N' 2. Espacios Vectoriales y Geometra Analtica, por Luis A.
Santal. N' 3. Estructuras Algebraicas I, por Enzo R. Gentile.
N' 4 . Historia de las Ideas Modernas en la Matemt ica, por
Jos aablni.
N' 5. Al.gebra Lineal, por Orlando E, Villamayor.
N' 6. Al9ebra Linear e Geometc ia Euclideana, por Alexandre
Augusto Martina Rodri9ues.
N' 7. El Concepto de Nmero, por csar A. Trajo.
N' 8. Funciones de variable Compleja, por Jos I.Nieto.
N' 9. Introduccin a la Topologa General, por Juan Rorvth.
N' 10. Func;oe Reais, poc Ojairo G.de Fi9ueiredo .
N'
Probabilidad e Int'l:rencia Estadistica, por Luis A .
Santal.
11.
Estructuras Al9ebraicas II (Algebra Lineal), por Enzo
N'

12 .

R.

Gentile.
N 13. La Revolucin en las Matemticas Escolares (Segunda Fase),
por Boward P.Fehr, John Camp y Howard Kellog.
N' 14. Estructuras Algebraicas III (Grupos Finitos), por Horacio
11.

O'Brien.
Introduccin a la Teora de Grafos, por Fausto A.
N' 16 Toranzos. Estructuras Algebraicas IV (Algebra
Multili.neall , por Artibano Micali y Orlando E.
.
Villamayor.
Introdu9ao a Anlise Funcional Espat;os de Banach e
N'
Clculo
1'1 .
Diferencial, por Leopoldo Nacbbin.
Introducci6n a la Integral de Lebesgue en la Recta, por
N' 18
Juan Antonio Gatica.
.
Introduccin a los Espacios de Hilbect, por Jos
N' 19. I.Nieto . Elementos de Biomatemtlca, por Alejandro
B.Engel.
N' 20.
N' 21. Introduccin a la Computacin, poc Jaime Michelow.
Estructuras Algebraicas V (Teora de Cuerpo:>), por Hctor
N' 22,
N'
15.

A.

Merklen.
N' 23. Estructuras Algebraicas VI {Forma s Cuadrticas), poc Francisco
M. Piacoya.
N' 24. Estructuras Algebraicas VII (Estructuras de l\lgebras) , por
Artiban o Micali.
N' 25. Aritmtica Elemental, por Enzo R. Gentile.
Scc ie de fsica

Concepto Moderno del Ncleo, por o.Allan Bromley.


N' 2. PanoraMa de la Astronoma Moderna, por Flix Cernuschi y Sayd
Codioa.
N' 3. La Estructura Electcnica de los Slidos, por teopoldo M.
Falicov.
N' 4. Fsica de Partculas, por Igor Saavedra.
N'. l.

N'

s.

115

Exper
iment
o,
Razona
miento

Cernuachl..

Creaoi6n en

Fisice,

por Flix

N' 6. Semiconductores, por Geoc9e Be ski.


N' 7. Aceleradores de Partculas, por Fernando Alba
Andrade. N' 8. Fsica Cuntica, por Onofre Rojo y
Harold v .Hclntosh.
N"

9.
N"
10.
N"

La Radiacin csmica, por Castn R. Meja y Carloa


Agulrre. Astrofsica, por Carlos Jaschek y Mercedes
c. de Jaschak. Ondas, por Osear J. Bressan y Enrique
Gaviol.a.

11.

N 12. El Lser, por Mario Garavaglia.


ti

Teoc.a Estadstica de la Materia, por Antonio E. Rodrguez

l).

ROberto E.Caligaris .
Apllcal(oes da Teoria de Grupos na Espectroscopia Ra11an
e do Infra-Vermelho , por Jorge Humberto Nicola y Anildo
Bristoti .

N
14.

Serie da quaica
l. Cintica Qumica Elemental, poc Harold Behrens Le Bas.
2. Bioenergtica, por Isaias Raw y Walter Colli.
3. Macromolculas, por Alejandro Paladini y Moiss Burachik.
N' 4 Mecanismo de las ReaccioneOrgnicas, por Jorge A. Brieux.

N'

N'
N'

N' 5. Elementos Encadenados, por Jacobo Gmez Lara.


N' 6. Enseffanza de la Qumica Ex.perirnental, por FTanciS<:o
Giral .
N'
Potoqumica de Gases, por Ral.f-Oieter Penzhorn.
7.

N" 8. Introduccin a la Ge<>qumica, por Flix Gonzlez-Bonorino.


N" 9. Resonancia Ma9ntica Nuclear de idrgeno-l y de
Carbono-13, por Pedro Joseph-Nathan.
N"
Cromatog rafa Lquida de Alta Presin, por llarold
.
10.
McNair y
Benjamn Esquivel H.
N
Actividad Optica, Dispersin Rotatoria Optica y Dicrosmo
cir cular en Qumica Orgnica, por Pierre Ccabb .
ll.
Espectroscopia Infrarcoja, poc Jess Morcillo Rubio.
N

12.
N' 13. Polarografa, por Alejandro J. Arva y Jorge A .Bolzan.

"'.N"14lS..
116

16.

N"

ti 17.
N"
N

18.

19.
N 20
.

?aram.agnetismo Electr6nico, por Juan A. McMillan.


Introduccin a la Estereoqumica, por Juan
A .Garbarino.
Cromatografa en Papel y en Capa Delgada, por Xorge
A . Domnguez .
Introduccin a la Espectroiaetra de Masa de sustancias
Orgni cas, por Otto R. Gottlieb y Raimundo Braz Pilho.
Cintica Qumica, poc Rodolfo V. Caneda.
Fuerzas lntermoleculares, por Mateo Daz
Pea. FsiccrQulllica de Supe fcies, por
Tibor Rabockai. Corrosin, por Jos
R.Galvele.

21.

11 22.
ti

23.

Introduccin a la Electroqumica, por oionisio Posadas.


N' 24.

N'25.

Cromat09rafia Cintica de Disolucin de Medicamentos, por Edison Cid


de Gases, por Crcamo. Introduccin a la Qumica de Suelos, por Elemer
Bornemisza.
Harol.d M.
McNair.
N 26. Elemen tos de Catlisis Heterognea, por secgio
E.oroguett.
N 27. Introduccin a la Electrocatlisis, por Alejando J.
lleva y
Mara Cristina Giordano.
N'
Qumica de Slidos, por Julio Csar Bazn.
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Qumica Bioinorganica, por Henrique Eisi
N'2
Toma.

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N'30. Introduccin al Estudio de los Productos Naturales, por

Eduardo
G.Gros, Alicia B. Pomilio, Alicia M. Seldes y Gerardo
Bucton.

Ser ie de biologa
N'
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La Gentica y la Revolucin en las Ciencias 8i.olq1cas,


por Jos Luis Reissig.

N ' 2. Bases Ecolgicas para la Explotacin Agropecuaria en la

Amrica Latina, por Guillermo Mann F.


La Taxonoma y la Revolucin en las Ciencias Biol6g1cas,
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poc Elas R.de la Sota.
N' 4. Principios Bsicos para la Ensenanza de la Biologa, por
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N' 5. A Vida da Clula, por Renato Basile .
H' 6. Microorgani&lllOS, por J. M. Cutirrez-Vzquez.
N 7. Principios Generales
de
por
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Microbiologa, Palleroni.
N s. Los Virus, por Enriqueta Pizarco-Surez y Gamba.
N.20 .
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N'

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N
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N
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N

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N.
19.
N'1
9.

N 21.

In
tr
od

uccin a la Ecologa del Bentos Marino, por Manuel Vegas


Vlez.
Biosntesis de Protenas y el Cdigo Gentico, por Jorge E.
Allende .
Fundamentos de Inmunologa " Inmunoqumica, por Flix
Crdoba Alva y Sergio Estrada Parra.
Bacterifagos, por ROmilioEspejo T.
Biogeografa de Amrica Latina , por Angel L.Cabrera y Abraham
Willink.
Relacin Hospedante-Parsito. Mecanismo de Patogencidad
de los Microorganismos, por Manuel Rodrguez Leiva.
Gentica de Poblaciones Humanas, por Francisco
Rothhammer. Introduccin a la Ecofisiologa Vegetal, por
Ernesto Medina. l\Spectos de Biologa Celular y la
Transformacin Maligna, poi Manuel Rieber.
,
Transporte a Travs de la Membrana Celular, por p , J.
Garrahan
y A .F.Rega.
Duplicacin Cromosmica y Heterocromat1.na a Nivel Molecular
y

Citolgico, por Nstor o.Bianchi.


Citogentica Bsica y Biologa de los Cromosomas, por
Francisco
A. Sez y Horacio Cardoso.
Ecologa de Poblaciones Animales, por Jorge E. Rabinovich.
11 22. Metodologa para el Estudio de la Vegetacin, por Silvia o.
Matteucci y Ada Colma.
N 23. Los Sistemas Ecolgicos y la Humanidad, por Al'. lel E. Lugo y
Gregory L.Morris .
N 24 A Germinaao das Sementes, Por Luiz Gouvea Labouriau.
Introduccin a la Farmacocintica,por Edison Cid crcamo
.
. Introduccin a i,. Teora y Prctica de la Taxonoma
N' 25
Numrica,
por Jorge Vctor Crisci y Mara Fernanda Lpez

Armen9ol.
N
Qu es la Diferenciacin Celular?, por Roberto B. Garca y
26.
Susana Pereyra Alfonso.
Limnologa Sanitaria, Estudio de la Polucin de Aguas
N'
Contine>n tales, por Samuel Murgel Branco.
21.
Etologa: El Estudio Biolgico del Comporta111iento Mimal,
N 28. por Ral Vaz-Ferreira.
Fotosntesis, por Carlos S. Andreo y Rubn R .Vallejos.
N' 29.

N'
30.

N 31.

Pesca y Piscicultura en l\quas Continentales de Amrica


Latina, por Argentino A. Bonetto y Hugo P.Castello.

En preparacin
Serie de
matemtica
Geometras Finitas, por Osear Barriga.
Algebra Elemental , por Leopoldo
Nachbin.
Computadoras y Procesamiento de Datos, por Julio Villanueva y
Osear Harasic.
Principios Matemticos da Dinamica dos Fluidos, por Guilherme
M. de la Penha.
Anlisis Multivariado-Mt odo de Componentes Principales, por Laura
Pla.
Serle de foica

117

Teora de Fl idos en Equilibrio, por Antonio E.Rodrguez y Roberto


E.Caligaris .
Fundamentos de Cristalografa Fsica, por Jaime Rodrguez Lara.

Serie de quaica
Pisicoquica de Interfases. por Francisco Javier Garfias.
Serie de biologa
cromosomas Humanos y de Primates, por Mximo E.Drets y
Hct:or Seuanez.
Fitomorfologa Funcional y Adaptativa, por Elas R. de la Sota.
Fundamentos de Gentica Biomtrlca y sus Aplicacione s al
Mejoramien to Gentico, por Jorge A , Mariotti .
Origen y Anatoma del Croll'Osoma Eucarionte, por Nestor
o.Bianchi.
Limnologa Bsica, por Jos Galizia Tundisi.

118

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