Bernhard Sobre Rimbaud

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Thomas Bernhard

En busca de la verdad

Discursos, cartas de lector, entrevistas, artculos

Editado por Wolfram Bayer, Raimund Fellinger y Martin Huber


Traducido del alemn por Miguel Senz

Alianza Editorial

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Ttulo original: Der Wahrheit auf der Spur

Reservados todos los derechos.


El contenido de esta obra est protegido por la Ley,
que establece penas de prisin y/o multas, adems de las correspondientes
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distribuyeren o comunicaren pblicamente, en todo o en parte, una obra literaria,
artstica o cientfica, o su transformacin, interpretacin o ejecucin artstica fijada
en cualquier tipo de soporte o comunicada a travs de cualquier
medio, sin la preceptiva autorizacin.

Suhrkamp Verlag Berlin, 2011


Todos los derechos reservados y controlados por Suhrkamp Verlag Berlin
de la traduccin: Miguel Senz Sagaseta, 2014
Alianza Editorial, S. A., Madrid, 2014
Calle Juan Ignacio Luca de Tena, 15; 28027 Madrid; telf. 913938888
www.alianzaeditorial.es
ISBN: 978-84-206-9162-6
Depsito legal: M. 19.134-2012
Printed in Spain

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Alianza Editorial, enve un correo electrnico a la direccin:

alianzaeditorial@anaya.es

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ndice

11 Jean-Arthur Rimbaud
23 La obra de Josef Weinheber
27 De soles negros y temperamento ardiente
31 Salzburgo: Kokoschka y Manz
33 Salzburgo aguarda una obra de teatro
37 Unas palabras para jvenes escritores
41 Los poetas hablan de Georg Trakl
43 Jvenes cabezas. Thomas Bernhard
45 Teatro en la Tonhof
47 Por qu solo dos bofetadas?...
49 Con la claridad aumenta el fro
53 Devocin poltica matutina
61 La inmortalidad es imposible
71 El pasado est por investigar
87 Por favor, haga que critique...
89 Respetado seor ministro, respetado pblico...
91 Tras la pista de la verdad y de la muerte
101 En Austria no ha cambiado nada
105 No terminar nunca ni nada
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1 09 Grand Hotel Imperial Dubrovnik


111 Bernhard telegrafa a Kaut
113 Desde Lisboa...
115 Ayer en Augsburgo: Bernhard visita el AZ
119 Thomas Bernhard: No necesito los f estivales
123 De la nata batida no sale nada
137 Bernhard Minetti
139 Habla Thomas Bernhard
143 Escritor hoy
145 Un tipo destructivo y horrible
149 Las experiencias en Lisboa de Thomas
Bernhard
151 Maana Salzburgo
165 No es ya el teatro lo que era?
171 Los galardonados con el Premio de Literatura
de Bremen contestan a tres preguntas
173 Distinguida concurrencia...
175 Sobre caza de brujas...
177 Sobre el Da Nacional de Austria de 1977
181 Todo es en el fondo una broma
195 Lleno el vaco con frases
199 Distinguida seora Annelore Lucan-Stood...
201 El bosque es grande, la oscuridad tambin
217 Thomas Bernhard: Carta a Die Zeit
219 Querido Zeit...
221 Al presidente de la Academia...
223 Querido Peymann, gran duque de las
Bambalinas...
225 Sobre mi dimisin
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2 29 Podra matar a alguien sobre el papel


249 Distinguido seor Ruiss...
253 El socialista de saln jubilado
259 Distinguido seor Ruiss...
261 Pomposidad
263 Miembros del Partido Socialista de Austria...
265 Mana persecutoria?
269 Yo y mi obra...
271 Todos los hombres son monstruos en cuanto
se quitan la coraza
279 Tengo prcticamente a todos ms bien en
contra
283 Prohibicin
285 Escrito de alegaciones de Bernhard en el
procedimiento judicial viens sobre el asunto
Tala
291 No soy un autor escandaloso
295 Apenas regresado del extranjero...
297 Vranitzky. Una contestacin
301 Respuesta
303 De tumba de honor en tumba de honor
307 Estimado doctor Temnitschka...
309 Mi contribucin para luchar contra la
inflacin de catedrticos...
311 La gente que quiere entablar conversacin me
resulta sospechosa
335 Querido Claus Peymann...
337 De catstrofe en catstrofe
353 ... aunque solo como bajo principal
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3 57 Bernhard contra Europalia


361 Muy estimado seor ministro federal...
365 Mi Austria feliz
375 Un tranva es una joya
377 Anexo
421 Nota de los editores

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9 de noviembre de 1954

Jean-Arthur Rimbaud
Por su centenario

Seoras y seores:
Se dice que solo honramos al poeta cuando est muerto,
cuando la tapa del sepulcro o el hmedo montn de tierra
han establecido una separacin definitiva entre l y nosotros, cuando, como se dice tan bella y meticulosamente en
las necrolgicas escritas por espritus inferiores, ha entregado su espritu. Entonces, as lo quiere Dios, hay alguna oficina pblica que comienza a hojear su directorio, y el trabajo de la posteridad emprende su camino. Hay coronas y
tertulias, y se desarrolla un divertido intercambio entre
bodegas y ministerio hasta que el expediente del poeta desaparece otra vez o se decide publicar su obra. Tienen lugar
pompas y celebraciones, se descubren obras del difunto y se
sacan a la luz se escenifica al poeta, casi siempre solo
para disipar el aburrimiento, que es para lo que, al fin y al
cabo, se cobra un sueldo. Y de esa forma (en nuestro pas)
no ocurre que no se honra al poeta sino al jefe del departamento de cultura, a quien gestiona los poemas, al actor, al
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recitador? Por ello, ms de un Hlderlin o un Georg Trakl


se revolveran en su tumba ante tanta cultura fabricada, injertada, ante tantas conversaciones sobre el mercado del
arte de las que solo se desprende la falta de vergenza.
Ahora se trata de recordar a Jean-Arthur Rimbaud.
Gracias a Dios era francs! De forma que creemos en la
fuerza y el esplendor de la palabra potica, creemosenlacontinuidad de la vida del espritu, en la indestructibilidad de
las imgenes (las imgenes de los muertos y de las visiones),
tal como surgen de los elementos que hay en las pginas de
algunos grandes hombres, como solo ocurre una o dos veces en cada siglo. No nos engaemos: lo poderoso, excitante, conmovedor y tranquilizador, lo duradero... no crece
como la acedera en los prados del verano! Unos versos significativos que permitan al hombre mirar al abismo no surgen cada da, todos los aos. Han de imprimirse siempre
algunos millares de libros antes de que las mquinas hagan
uno de sus esfuerzos elementales y nos den una obra importante de la literatura mundial, aunque solo sea una. Las
obras de los que siempre echan las campanas al vuelo y que
resuenan hasta en cerveceras llenas de borrachos, las de los
poetas de revista y los fabricantes de artculos literarios de
exportacin, que a veces les reportan el premio Nobel, son
en su mayora solo tonteras engalanadas y productos de
moda. Lo que importa en literatura es lo original, precisamente lo elemental, gente como Jean-Arthur Rimbaud.
El poeta de Francia era un autntico elemento, sus versos eran de carne y sangre. Cien aos no son nada para ese
maestro de la palabra, el intraducible Rimbaud. Arranc la
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vida, sin miramientos, con sus races, la agarr con respeto


y ansia de muerte a un tiempo. Su poesa acab, a los veintitrs aos cerr sus libros, su Barco ebrio, su Temporada
en el infierno. Nunca volvi a coger la pluma para escribir
poesa, porque se haba apoderado de l el asco de la literatura. Sin embargo, haba acabado, ya bastaba. Absurde! Ridicule! Degotant!... se defenda Rimbaud cuando se le
hablaba con admiracin de sus versos, tratando de recuperarlo para la literatura francesa.
Rimbaud naci el 20 de octubre de 1854 en Charleville. Su padre era oficial, su madre, una mujer como cualquier otra, preocupada por el bienestar de su hijo, pero desconfiada y retrada cuando l comienza a fermentar, cuando
a los nueve aos trae del colegio sus primeros versos, sus
primeros ensayos, sus visiones, sus primeros poemas, que
figuraban entre los mejores de Francia. En julio de 1870 recibe un primer premio por unos magistrales versos latinos
en los que elabora la Alocucin de Sancho Panza a su
asno. Todava durante sus estudios escribi para un peridico de las Ardenas, atacando a Napolen y a Bismarck con
idntica violencia. Para ver y sufrir la pobreza del hombre
se dirige a Pars, se hunde en el desierto y el temor humanos, y estrecha contra su pecho a los atormentados y desposedos de los bulevares. En aquella poca, al parecer, llevaba
el cabello tan largo como las crines de un caballo y un transente le ofreci cuatro cuartos para el peluquero, que l,
el poeta de Charleville, se gast en tabaco. Luego es testigo de la Revolucin en el cuartel de Babilonia, en medio de
una espesa mezcla de razas y clases sociales, y exclama con
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pasin: Quiero ser obrero! Luchar!... Tras un combate


de ocho das, las tropas gubernamentales toman por asalto
la capital, y los revolucionarios presos, sus amigos y camaradas, se desangran. l, que ha vivido la mayor conmocin
de su vida, escapa de milagro. Pero no puede vivir ya en
Charleville.
Rimbaud fue mrtir y social, pero nunca poltico.
No tuvo nada que ver ni en comn con la poltica, esa alienacin del arte. Era todo un hombre y, como tal, lo conmova la violencia del espritu. En Charleville escribi su
fogoso poema El barco ebrio aunque nunca haba visto el mar, escribi Pars se repuebla, la orga, una acusacin contra el tumor del odio, el poema de los vicios parisinos, todo en lera indignacin, y, cuando caminaba a
lo largo del ro, necesitaba horas para tranquilizarse. Tena diecisiete aos cuando escribi la maravillosa compo
sicin potica Los pobres en la iglesia, con corazn palpitante, muy cerca de esos nios sucios que no dejan de
mirar a los ngeles de madera, presintiendo que detrs est
Dios.... Rimbaud era comunista, s, pero no quera incendiar los palacios de los Campos Elseos, sino que era un comunista del espritu, un comunista de su poesa y su vvida
prosa. Cuando envi sus versos a Verlaine, el nico poeta
vivo de Francia al que admiraba, este le respondi con una
frase que se ha hecho clsica: Venez, chre grande me!...
Y qu asombrado se qued el Poeta de Pars, que entraba
y sala como un dios en los salones cargados de humo cuando, en lugar de un hombre respetable, encontr a la
puerta de su casa a un chico andrajoso de diecisiete aos.
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Un chico que haba escrito ya Sensacin, su gran poema


ardiente! Qu tiempos aquellos!
Con Verlaine comenz para Rimbaud una nueva poca, que fue profundamente amistosa y profundsimamente humana, y viajaron juntos a Inglaterra, para conocer
Londres, el aire apestoso del mayor puerto del mundo, la
Inglaterra central con sus fbricas negras, y fueron a Bruselas para por cierto tiempo! separarse. Verlaine t ena
que volver a casa con su familia, a la que haba abandonado un buen da, sin consideracin, como suele decirse. Qu distintos eran aquellos dos vagabundos que podan recorrer Europa sin pasaporte, sin nada: el fugitivo
Rimbaud, que escapaba siempre, empujado hacia adelante
por una nueva realidad monumental cuya digestin ofreca en su prosa, y el blando y totalmente prendado de l
Verlaine, que tenda al catolicismo, la salvacin, al que se
deben los profundos poemas, las sagradas canciones de
hombre tranquilo que aquel hombre abatido escribi en la
prisin, tras haber disparado en una pelea contra su joven
hermano de Charleville, hirindolo gravemente. Verlaine
era para Rimbaud el gran poeta, pero blando y drogadicto.
Rimbaud en cambio se haba convertido para Verlaine en
la nica riqueza en el mundo adems de Jesucristo. No
se entienda mal: Verlaine amaba la fuerza potica de su
hermano y el rostro maravillosamente claro de Arthur,
nada ms.
No hay que arrastrar por las calles la vida de un poeta,
pero la de Rimbaud es tan poderosa, tan grande, tan inescrutable y, sin embargo, tan religiosa como la de un santo.
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Se alza ante nosotros como su poesa: repulsiva, verdadera,


hermosa y divina!
Fue en Alemania tutor en casa de un tal doctor Wagnerde
Stuttgart y recorri Blgica hasta Holanda. Se alist enlastropas coloniales y, tras una travesa de siete semanas, llegaJava.
Pero consideraba el servicio militar con la misma escasa seriedad que en otro tiempo la idea de hacerse misionero para
ver mundo. Cuando desembarc en las Indias Neerlandesas
pareci haber llegado a su objetivo: ser inalcanzable para la
horrible civilizacin! Se larg, se fue a Batavia, vivi de prestado, se abri paso por aquel nuevo pas, vivi con animales
y semicretinos y, en 1876, subi a un barco ingls para volver
a casa. Por algn tiempo se sinti cansado. Cuando pasaban
junto a la isla de Santa Elena, pidi que se detuvieran. Como
no atendieron su deseo, salt sencillamente al mar para nadar hasta tierra. A duras penas pudo ser izado otra vez a bordo el que haba querido conocer sin falta el lugar donde vivi
Napolen. El 31 de diciembre estaba otra vez en Charleville.
Toda su vida fue un aventurero y viaj durante la mitad
de su existencia. Se haba apartado haca tiempo de la literatura y no volvi a escribir.
Ocho das me destroc el calzado
en las piedras del camino. A Charleroi llegado
ped en la Taberna Verde rebanadas
de pan, manteca y jamn, semitempladas.
Feliz, estir los pies bajo la mesa
verde, contemplando con sorpresa
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los dibujos del papel pintado. Fue estupendo


cuando la chica de enormes tetas y ojos ardiendo
sin duda no se asustara de algn beso!
me trajo muy risuea pan y todo eso:
el jamn tibio en un plato de color,
un jamn rosa y blanco, con olor
a ajo... Y me llen el jarro de cerveza
que un sol tardo doraba con largueza.
A partir de entonces disfrut. Est otra vez en Marsella
vendiendo llaveros, va a Egipto, vuelve a Francia y se embarca finalmente hacia Arabia, para comprar caf y perfumes. En noviembre deja Arabia y llega a Zeila. En la primera mitad de diciembre, tras cabalgar veinte das por el
desierto somal, se encuentra en Harar, colonia inglesa. All
se convierte en agente general de una empresa britnica
con un sueldo de 330 francos, mantenimiento, gastos de
viaje y una comisin del dos por ciento. Sin embargo, antes de dejar Adn, escribe a su madre pidindole libros cientficos. Haba tirado por la borda el arte y se ocupaba de
otras cuestiones intelectuales, cualquiera que fuera su importancia, estudiando en lo sucesivo metalurgia, navegacin, hidrulica, mineraloga, albailera, carpintera, maquinaria agrcola, serreras, minera, vidriera, alfarera y
fundicin metlica, pozos artesianos... Quiere asimilarlo
todo, tiene ms hambre que nunca, incluso siendo agente
general! La filial de Harar de la empresa comercial prospera
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bajo la direccin del poeta Rimbaud. A l los negocios le


van muy mal. En sus cartas escribe de dinero y oro que
habra que buscar. Se impacienta de nuevo y quiere ir a
Tonkn, a la India y al canal de Panam. Y no hace ms que
negocios, quiz solo para aturdirse, comercia con caf y armas que enva al mar Rojo, con algodn y fruta... Haba
regalado a Francia los poemas juveniles ms bellos. Y, lleno
de infelicidad, escribe: Me aburro mucho, nunca he conocido a nadie que se aburriera tanto como yo.
En 1890, cuando pensaba casarse, sinti de pronto una
especie de gota, un dolor fsico que aquel hombre a zotadopor
tempestades no conoca hasta entonces. Lejos de Francia, entre esclavos y negros, en el apestoso desierto. El final se acercaba a pasos de gigante. l mismo escribi sobre su enfermedad: El clima de Harar es fro y, por costumbre, no llevaba
casi nada encima, unos sencillos pantalones de pao y unacamisa de lana, y de esa forma daba a diario absurdas cabalgadas
de 15 a 40 kilmetros por las escarpadas montaas del pas.
Creo que en la rodilla se me produjo una grave lesin, provocada por el cansancio, el calor y el fro. Realmente comenc
a sentir un martilleo bajo la rtula izquierda: un golpeteo ligero que notaba a cada minuto... Iba por ah y segua trabajando con diligencia, ms que nunca, porque crea que se trataba de un enfriamiento corriente.... El reconocimiento que
le hizo el mdico ingls del hospital de Adn revel una inflamacin avanzada y peligrosa de la articulacin. Rimbaud
decidi embarcar en un vapor que se diriga al Mediterrneo.
En Marsella le amputan la pierna. La anciana madame
Rimbaud est a su lado. Soy un lisiado escribe con de
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sesperacin, para qu sirve un lisiado en este mundo?


Prefiero la muerte, despus de todo lo que he soportado
ya... Eso lo escribe tras unos sufrimientos de meses que lo
hacen guardar cama. Tiene cncer. El 23 de julio, como
dice su hermana, se hace llevar a Roche, a casa de su familia, que se ha asentado all. Confa en encontrar definitivamente sueo y tranquilidad. Es 1891. El trigo se haba congelado cuando lleg a casa y, al ver la habitacin que le
haban preparado, exclam: Esto es Versalles!.
Luego siguieron los meses ms horribles de su vida. En
octubre se hacen perceptibles los primeros signos mortales.
Una vez ms quiere marcharse, con una pierna, a la India o,
por lo menos, a Harar con los negros. Lo llevan a la estacin y lo meten en el tren, pero en la siguiente estacin tienen que sacarlo. Siente la ms profunda desesperacin que
puede sentir un hombre. En el hospital de la Concepcin
se inscribe con el nombre de Jean Rimbaud. Luego solo importa ya la lucha entre la vida que l quera y la muerte.
Tiene maravillosas visiones, vuelven sus illuminations, sus
iluminaciones. En su agona vuelve el poeta, de pronto est
otra vez all cuando, a los veintitrs aos, se interrumpi,
cuando se fue, cuando lo rechazaron desde todos los n
gulos y lados como barbarismo de la literatura, debilitamiento del intelecto. Es otra vez poeta... aunque no e scriba
ya. Est otra vez ah... nunca se fue, salvo a Harar, Egipto,
Inglaterra y Java. Solo fue un rodeo, ahora vuelve a ver la
poesa desde Charleville y lo sabe: lo ha logrado! Se derrama sobre l un consuelo maravilloso. Muri el 10 de noviembre, por la tarde, a las dos escribe su hermana Isa19

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belle. El prroco, conmovido por tanto temor de Dios,


lo bendijo. Nunca he visto una fe tan firme, declar. Gracias a Isabelle, Rimbaud fue llevado a Charleville y enterrado, con gran boato, en el cementerio. All yace hoy juntoasu hermana Vitalie, bajo un sencillo monumento de
mrmol.
La obra de Rimbaud ha sido siempre combatida por
quienes no respetan la verdad y, sin embargo, comienza con
el trabajo escolar felizmente revolucionario y absolutamente potico de un chico de nueve aos: El sol caldeaba an...,
que conserv su maestro y amigo Izambard. Se cuenta entre lo ms poderoso y original que se ha escrito en francs,incluidos los poemas de todos los grandes: Racine, Ver
laine, Valry, Gide y, ltimamente, Claudel. Su poesa no es
solo francesa sino europea, es poesa mundial, es sentencias
y predicciones, sentimientos y delirios de increble magia.
No hay que hablar demasiado de Rimbaud, hay que
leerlo, dejar que haga su efecto en conjunto como un sueo
de la tierra, hay que entrar en su mundo, como entraba l,
con los zapatos sucios y el estmago hambriento, primero
en la carretera de Mzires y luego en Pars, en la falta de
soluciones. Como el propio Rimbaud, hay que mirar con
su iglesia, no contemplar su obra sino vivir y sufrir con ella,
sencillamente mirarla como mira una muchacha algo que
revolotea en su camino.
A las cuatro de la maana, en verano, dura / an el
sueo de amor. / De los arbustos surge / el aroma de las flores en vano... Algo as se dice pocas veces y nunca en un
poema. Es un Rimbaud total, conmovedor, solitario y ca20

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ractersticamente mundial. O bien Ofelia, los dos poemas,


que encierran el mundo entero y a Dios con l. En ellos se
puede encontrar todo lo que falta en los poemas de hoy: belleza y veneracin en el sentido ms autntico, y hay soledad y en ella un Dios uno y eterno, el gran padre, aunque
lo quieran expulsar de los versos de Rimbaud. Para ser creyente no hay que tragar hostias, no hay que confesarse dos
veces al ao. Basta con que el hombre mire el rostro del
mundo, profundice en su centro... como Rimbaud. Nunca
se debe hacer mofa de la Iglesia, pero se puede calificar de
malos a los malos sacerdotes y de infames a las monjas infames. Sin embargo, se debe tambin alabar el esplendor y la
bondad de Dios, tal como hizo Rimbaud, con fuerza elemental, del principio al fin. Porque lo que hace su obra tan
grande es una deformidad cerrada. Rimbaud fue sencillamente el primero que escribi como Rimbaud. l y nadie
entonces saba que ello no es nada, pero que L es y que
L lo es siempre.
Es un Shakespeare nio, y no solo porque lo dijera
Vctor Hugo. Su Barco ebrio, su sueo fantstico, es im
perecedero. Dnde dej la esttica? Sin embargo, en los
grandes montones de basura de la literatura, que mutuamente se devoran y en todo momento difunden su mal
olor, lo irreal, cristalino, de un Rilke tardo le resultaba extrao. Era casto y animal a un tiempo, y de l surgan las
reflexiones ms bellas y sensibles. No escriba en papel de
tina, sino en paquetes de queso apestosos... pero precisamente eso segua siendo poesa. Una temporada en el infierno fue la nica obra que public durante su vida. Verlaine
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se ocup, tras la muerte de Rimbaud, de una edicin de sus


obras completas.
La poesa no fue para l ms que un intento de liberacin, una vlvula para su vitalidad desbordante, dijo de
l ms tarde Stefan Zweig. Sin embargo, en esas corrientes
no se puede descargar una vitalidad desnuda. No la de
Rimbaud, porque para l la poesa no era un refugio, sino
su patria original. La religin no lo hizo nunca caer de rodillas escribi tambin Stefan Zweig (que lo admiraba
profundamente!). Y, sin embargo, su literatura era una religin nica, evidentemente universal, histricamente libre,
independiente, sin refinar, que triunfaba en medio de la suciedad y los zapatos destrozados. Y esa religin suya lo hizo
tambin fracasar, lo hizo hincarse de rodillas!... De su Temporada en el infierno dependa su vida entera, de sus Iluminaciones el latido de su corazn... La riqueza de Harar no le
sirvi de nada, todo el dinero no le sirvi de nada, todo,
todo no le sirvi de nada, se desploma, aparentemente pequeo en los ltimos tiempos, y por eso se arrodilla delirando e implora la ltima iluminacin: la del Padre eterno!
Solo quien implora al Padre eterno tiene esperanza de
existir y puede decir, como dijo Rimbaud: Yo ser siempre!

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