Ortmann, Dorothea - Ciencias de La Religion en El Peru
Ortmann, Dorothea - Ciencias de La Religion en El Peru
Ortmann, Dorothea - Ciencias de La Religion en El Peru
Ortmann, Dorothea
TABLA DE CONTENIDO
Presentacin HTM
Introduccin HTM
Captulo 1
Ciencias de la Religin en el Per HTM
1. Ciencias de la Religin: un contrasentido?
2. Las etapas iniciales de los estudios sobre la religin en el Per
3. Centros de investigacin sobre religin en el Per
4. El impacto de las nuevas religiones en la vida religiosa del Per
5. La Maestra de Ciencias de la Religin: su origen y desarrollo
Bibliografa
Captulo 2
La Fundacin de la religin en la sociedad moderna: descripcin de una
dificultad HTM
1. Funciones sociales de la religin segn la sociologa clsica
2. La funcin de la religin en una sociedad moderna segn Niklas Luhmann
Bibliografa
Captulo 3
La transformacin de los dioses: el Huracn y el Amaru HTM
Captulo 4
Conversaciones sobre arqueloga, cultura y
religin andina
La religin es algo importante para la cultura de nuestro pas,entrevista a Ruth
Shady Sols HTM
El jaguar: evolucin del Dios felino, entrevista a Daniel Morales HTM
PRESENTACIN
INTRODUCCIN
Todo pueblo tiene su religin y esta religin tiene una historia propia, la misma que
es parte integrante de su peculiar tradicin cultural, histrica, social, poltica y
econmica. Sin embargo, en el trasfondo de cada una de las manifestaciones
religiosas del mundo se encuentran muchos rasgos semejantes, rasgos que al ser
develados permiten reconocer tendencias, regularidades y leyes. Precisamente, al
descubrimiento y constatacin de stos aplican todos sus esfuerzos las diversas
ciencias que han hecho de ella su objeto de estudio. No ignoramos que el
tratamiento dado a la religin no siempre fue el mismo. Tradicionalmente, estudiada
por la teologa y la filosofa era entendida de manera abstracta y ahistrica, esto es,
como aquel mbito donde los pueblos dan forma trascendental y ltima a su
realidad, a sus ideas de seres sobrenaturales y al mundo1. Este acercamiento
abstracto fue progresivamente abandonado durante la poca de la Ilustracin. En
este perodo se dieron los primeros pasos en la bsqueda de lo comn entre las
diferentes culturas y religiones basndose de los informes difundidos por los
viajeros y misioneros de la poca. Sin embargo, el esfuerzo desplegado por
descubrir lo comn entre las diferentes religiones fracas, pues dejaba de lado las
condiciones histricas de cada uno de los pueblos correspondientes. Como su
inters se diriga en primera instancia, a los contenidos transcendentales, no
alcanzaba avanzar ms all de la contemplacin de sus aspectos fenomnicos. En
consecuencia, la religin continu siendo vista como un elemento muy importante,
como la fuerza motriz que mueve todos los dems elementos de la sociedad; y que
al tomar la religin como algo peculiar y nico, de cada cultura, se torna imposible
encontrar aspectos comunes y esenciales a partir de los cuales se pueda generalizar
y explicar.
Con el surgimiento de las ciencias sociales, en la segunda mitad del siglo XIX
aumentaron los conocimientos acerca de la formacin de las sociedades; se hizo
evidente que los factores de ms influencia en la constitucin de una cultura y de la
sociedad no giran alrededor de su cosmovisin religiosa sino ms bien alrededor de
los procesos materiales. Esta conclusin produjo cambios sustanciales sobre los
mtodos y las tcnicas de investigacin aplicados en los estudios sobre las
religiones. Surge, entonces, la necesidad de someter la religin a una investigacin
que tome en consideracin su desarrollo histrico real. Lo que importa ahora ya no
es su contenido trascendental, anteriormente base de los estudios sobre la religin,
sino ms bien sus efectos sociales. Sobre todo ahora que ya no existen dudas de la
existencia de la religin formando parte de otros procesos sociales. Con esta
modificacin en la percepcin de la religin cambi tambin su valoracin: ya no se
le ve como un ente mstico al cual el estudioso deba aproximarse con mayor
respeto que a cualquier otra manifestacin social. Se le ve ms bien como un factor
que influye sobre el comportamiento humano y que esta influencia es, por lo
general, de manera inconsciente. En su afn de entender mejor sus races y sus
efectos, la religin es observada como un proceso de cosificacin. Naturalmente,
esta transformacin de la percepcin no se da libre de conflictos; los creyentes son
los primeros en rechazar esta manera de juzgar la religin y la acusan de
reduccionista. Por su parte, los cientficos sociales aparentemente no le prestan
mucha atencin y la califican como residuo de tiempos remotos en un mundo
moderno y secularizado; pero, luego de restarle importancia a este argumento se
dedican a estudiar la religin con la mayor serenidad posible.
Teniendo como base este desarrollo en la percepcin de la religin en general,
nosotros trataremos de exponer el desenvolvimiento del trabajo cientfico en el Per
Una a la arqueloga Ruth Shady, quien tiene el mrito de haber encontrado restos
de una cultura bastante desarrollada, que pertenece al perodo precermica. Estos
restos son llamados Caral y se encuentran ubicados en el Valle de Supe. Ruth
Shady organiz en el ao 1999, un Simposio Internacional de la Religin en el Per,
en el cual se presentaron ponencias que abordaron temas muy prximos a los aqu
tratados. En este simposio ella trat una pregunta significativa para el presente
trabajo: se puede hacer de la religin un objeto de investigacin cientfica?
Tomando los problemas del Per como punto de partida trataremos de aplicar
teoras vigentes para ver de qu manera nos ayudan a esclarecer las
representaciones religiosas y sus respectivas interpretaciones. Nuestro otro
entrevistado es Daniel Morales, tambin profesor sanmarquino y destacado
investigador. l reflexiona sobre el significado del dios Jaguar y su presencia en las
distintas culturas de la costa, sierra y selva.
_______________________________
1 Vea Hegel, F. W. G. Filosofia de la Religin, Mxico, FCE, 1992, p. 8
2 Vea Feuerbach, F., La esencia del cristianismo, Salamanca, Sgueme, 1975, p. 61 ss.
Captulo 1
CIENCIAS DE LA RELIGIN EN EL PER
La investigacin sobre las religiones en el Per se nos presenta en forma de
paradoja: Si bien existe una cantidad considerable de trabajos publicados, stos no
estn sistematizados ni obedecen a una tendencia definida3. Las entidades e
instituciones dedicadas a estudiar la religin, y sus implicancias, no inculcaron en
sus investigadores ni un determinado punto de vista ni un mtodo; por lo que los
enfoques utilizados son muy diversos. Por lo general, los trabajos que sobresalen
han sido hechos desde una perspectiva claramente comprometida con sus
respectivas iglesias, an cuando algunas veces hagan uso de los mtodos de las
Ciencias Sociales. En este trabajo nos proponemos reflexionar e investigar la
religin como un hecho social y como tal estudiarla aplicando una teora
determinada y los mtodos de las ciencias sociales. Pensamos que ha llegado el
momento de hacer un balance de los resultados obtenidos por medio de las
investigaciones realizadas para conocer cul es el estado de la cuestin en el campo
de lo religioso en el Per y, a partir de ah, explicar qu pretende la Maestra de las
Ciencias de la Religin de la Facultad de Ciencias Sociales de la UNMSM. Esta
evaluacin es necesaria para determinar tanto los avances alcanzados as como las
limitaciones o los vacos dejados por las investigaciones y para fijarnos las tareas y
lneas futuras de trabajo cientfico en este campo. Si bien con este ensayo no
pretendemos agotar todas las interrogantes existentes, queremos dejar claro, en
primer lugar, qu son Ciencias de la Religin y desde qu perspectiva podemos
hablar de ellas en el Per; en segundo lugar, presentar una visin panormica de
los trabajos realizados por las diferentes disciplinas de las ciencias sociales; en
tercer lugar, esbozar el proceso de institucionalizacin y formacin de aquellas
entidades dedicadas a investigar la problemtica religiosa; examinar las
explicaciones dadas en la actualidad acerca del surgimiento de los nuevos
movimientos religiosos y, finalmente, indicar los problemas planteados para las
futuras investigaciones en las ciencias de la religin.
1. Ciencias de la Religin: un contrasentido?
Por qu hablamos en plural de Ciencias de la Religin? En realidad, la respuesta no
implica muchas dificultades. Para eso basta recordar que la religin es un objeto de
estudio caracterizado por su gran complejidad y que no existe una religin en s; al
contrario, sta ha tenido y tiene mltiples manifestaciones y variaciones a lo largo
de la historia de una misma religin y con mayor razn an si tomamos en cuenta
su desenvolvimiento durante toda la existencia de la humanidad 4. Esa diversidad y
complejidad mostrada obliga a que sea tratada por ms de una ciencia, e inclusive
que su investigacin adopte la forma interdisciplinaria. A esto se debe el plural:
ciencias. El problema se nos presenta ms bien cuando deseamos averiguar el
significado de la palabra religin. Ya que no slo se debe a la naturaleza del objeto,
sino tambin a problemas tericos. En efecto, en la literatura especializada
encontramos docenas de definiciones. Las discrepancias existentes en torno a su
significado surgen ya en el momento mismo de dar una definicin etimolgica. As,
mientras unos consideran que este trmino viene de la raz latina relegare que
significa recoger, recolectar, prestar atencin; otros lo vinculan a la raz religare con
el significado de atar, anudar, unificar, reunir. Se supone que la palabra religin fue
acuada por Cicern 5, quien la usaba en el sentido de relegere que significa releer,
comenzar a reflexionar, recolectar algo. En el siglo III encontramos ya una
interpretacin cristiana formulada por Lactancio. l relacionaba la religin con la
palabra religare que significa atar, anudar, unificar. Esta lnea interpretativa fue
tomada luego por san Agustn quien defini el trmino religin como atadura o
unin con dios. A partir de entonces la palabra religin pas a formar parte del
todo intento de separar estos dos quehaceres. Por influencia de los telogos Adolfo
von Harnack (1851-1930) y Rudolf Otto (1869-1937) se mantuvieron las Ciencias
de la Religin dentro de las facultades de teologa con el argumento de que gente
no religiosa no estaba en condiciones de investigar la religin por carecer de una
relacin existencial con el tema. De este modo, la mayora de los alemanes
especializados en temas religiosos pensaban que se preservara el carcter mstico
de la religin y se eliminaran los riesgos que conllevara el traslado de la
especialidad de Ciencias de la Religin a la facultad de Ciencias Sociales.
Mantenindolas en la Facultad de Teologa se buscaron nuevos mtodos para
profundizar su estudio, con lo que se lleg a la conclusin de que la historia
comparada de las religiones y la fenomenologa eran las que ms se adecuaban. La
fenomenologa, estrechamente vinculada con el mtodo filosfico del mismo
nombre, parte del supuesto de que todo hecho y toda experiencia pueden ser
interpretados por s mismos s se encuentra su fuerza motriz, la misma que servira
de base para una supuesta evaluacin y comparacin7.
Sin embargo en los dos primeros congresos sobre Ciencias de la Religin,
celebrados en Estocolmo (1897) y en Pars (1900), se insiste tanto en la posibilidad,
como en la validez, del acercamiento a las religiones de manera no normativa ni
teolgica. En consecuencia, desde ese momento se desarrollaron dos corrientes
diferentes en las Ciencias de la Religin: por un lado la alemana junto con la
escandinava, y la corriente francesa, anglosajona y norteamericana por el otro. La
primera, ligada a la fenomenologa y al mtodo comparativo; la segunda, en
cambio, se afinca en las Ciencias Sociales como la arqueologa, antropologa,
historia, sociologa y en sus mtodos correspondientes. Los alemanes y los
escandinavos prefirieron un acercamiento a travs de los contenidos religiosos y la
ligaron a la investigacin de smbolos y representaciones de manera
fenomenolgica. A su vez los franceses, as como los anglosajones
norteamericanos, la observan desde una perspectiva externa, esto es,
independiente del individuo y de su experiencia religiosa, tomndola como un hecho
o fenmeno social.Con los aos se produjo un acercamiento entre estas dos
corrientes.
1.2
10
11
12
13
14
Rebeca Carrin Cachot de Girard (1907-1960) fue una discpula avanzada de Julio
C. Tello. Desde su poca de estudiante en la Facultad de Letras de la Universidad
Nacional Mayor de San Marcos acompa a su maestro y profesor en las
excavaciones que realiz. Ms tarde colabor en la edicin de las Revistas Inca y
Wira-Cocha. Se especializ en la arqueologa del Norte y del Centro del Per. Los
resultados de sus investigaciones sobre lo religioso se encuentran plasmados en sus
publicaciones El culto al agua en el antiguo Per (1949) y La religin en el antiguo
Per, de 1959. Ella tambin emple el mtodo comparativo en sus indagaciones y
se bas en una amplia variedad de fuentes que desenvuelve frente al lector: restos
arqueolgicos, cermica, fuentes escritas, la tradicin oral y finalmente el estudio
espiritual, hoy diramos antropolgico, de cierto segmento de la poblacin andina
contempornea que an ahora mantienen una relacin muy viva con sus antiguas
tradiciones religiosas andinas. En su libro La religin en el antiguo Per examina la
aparicin y el origen de divinidades en el Norte del Per durante el perodo clsico y
posclsico. Una de sus tesis principales sostiene que las divinidades de la costa
norte son de origen andino y que fueron asumidas por las culturas de la costa.
En su trabajo sobre el culto al agua, Rebeca Carrin da las razones de la inclusin
de la religin como punto de referencia. Segn ella la religin es lo ms estable y
menos expuesto a mutaciones, lo que permite tomarla como base de comparacin
entre pueblos vecinos 16. Desarrolla una gran cantidad de motivos y menciones
referidos al culto del agua y al agua en general, as como a su almacenamiento, a
sus sistemas hidrulicos drenes, canales, manantiales, lagunas artificiales y a
los smbolos que se encuentran en relatos y mitos 17. De esta manera trata de
encontrar sentido a las representaciones de ciertos animales en los monumentos
antiguos o en las vasijas de cermica y nos muestra cmo se vinculan el culto del
agua con la funcin de asegurar la produccin de alimentos. Los animales
vinculados a las propiedades del agua devinieron en seres mticos, encontrados
como representaciones en muchas regiones del Per antiguo. La otra tesis principal
de la autora en ese estudio es que todas aquellas cosas de la vida cotidiana, de las
que dependa la supervivencia de los seres humanos, eran vistas como sagradas y
mereca por tanto un trato especial.
Los estudios de Rebeca Carrin son en buen sentido la continuacin del trabajo
comenzado por Julio C. Tello. En relacin con el tema de la transformacin de las
divinidades, ella descubri los mecanismos paralelos conocidos a travs del trabajo
de Tello, por ejemplo, la antropomorfizacin de fuerzas naturales, imaginadas como
divinidades. Confirm parcialmente los resultados de su maestro, al mismo tiempo
que demostr cun necesaria es una investigacin detallada para probar las
grandes tesis interpretativas tomadas de l. Tambin nos ense cun importante
era el estudio de la cosmovisin andina basndose en los restos de la cultura
material, adems de compararla con los resultados de las fuentes orales y escritas.
Resalta en ella su quehacer cauteloso para evitar especulaciones. En esta actitud se
aprecia el mrito especial de esta investigadora.
2.3
15
Hoy en da los arquelogos Richard Burger y Lucy Salazar sostienen que la teora de
Julio C. Tello ya no puede seguir siendo considerada como la ms adecuada por
cuanto Cupisnique fue, definitivamente, un proceso especfico y anterior a la cultura
Chavn y no una variante de sta. Este resultado pone en evidencia la
independencia del desenvolvimiento de las culturas regionales por lo tanto, no se
puede seguir afirmando una suerte de panamericanismo, sostenido por Julio C.
Tello. En consecuencia, como la interpretacin de las imgenes y las
representaciones de los objetos arqueolgicos ya no dan la posibilidad de establecer
un significado comn, debemos volver nuevamente a aplicar el mtodo comparativo
interdisciplinario. Segn la tesis de Tello las interpretaciones de las imgenes
mochicas constituiran una base para entender los dems smbolos encontrados en
las otras culturas, sean stas del Cusco imperial, como las de Bolivia y Ecuador. En
cambio Burger y Salazar 18 afirman que en la actualidad se est produciendo un
retorno a la estimacin del desarrollo propio de las culturas regionales y de sus
progresos hacia una integracin en culturas superiores. sta es en sntesis la teora
a la que Rafael Larco Hoyle aport sus primeras pautas. Al igual que Julio C. Tello,
Larco investig el desenvolvimiento y la funcin de la divinidad del felino. En pocas
remotas, se observ ya en los petroglifos representaciones del dios felino junto con
las del ser humano; esto nos da un indicio de que estamos frente a un personaje
importante. Se supone, entonces, que en aquella poca ya era adorado como
divinidad, aunque su representacin era todava muy tosca y simple.
Rafael Larco Hoyle puso demasiado nfasis en la interpretacin y clasificacin de las
imgenes que se encontraron en los ceramios y sobrevalor la aparicin de estilos
para la clasificacin de los perodos evolutivos y descuid, asimismo, el desarrollo
de la cultura material. Si bien esta parte de sus teoras es la ms cuestionada, no
podemos por eso dejar de reconocer su valioso aporte, el cual consisti en
demostrar la mayor antigedad e independencia de la cultura Cupisnique frente a la
cultura Chavn, adems por el seguimiento del desarrollo del felino como deidad,
dndole cada vez ms importancia en el panten de las culturas tempranas.
2.4
Luis Lumbreras
16
Otros aportes realizados por arquelogos para entender las religiones prehispnicas
sern referidos muy puntualmente. Adems, los analizaremos para ver si podemos
encontrar los fundamentos que confirmen o invaliden las explicaciones hasta ahora
vigentes. Por ejemplo, la arqueloga Ruth Shady Sols sostiene, a travs de sus
investigaciones sobre La ciudad sagrada de Caral-Supe, que sta es una cultura
precermica con una organizacin estatal bien desarrollada, pues all se hallara un
sitio de administracin religiosa 22. Este hecho indica la existencia del Estado
inclusive en una poca en donde no hay evidencias del uso de la cermica. De
confirmarse esta hiptesis resultara que la formacin de sociedades con una
estructura compleja podra tener lugar en un tiempo mucho ms temprano de lo
que comnmente se haba considerado en las ciencias sociales peruanas.
Tambin encontramos aportes acerca de la interpretacin del dios felino en los
trabajos de Daniel Morales 23 y en los de Richard Burger se cuestionan las teoras
explicativas existentes, 24,25 as como tambin en su reciente investigacin sobre
Chavn de Huntar 26.
Krzysztof Makowski en su libro Los Dioses del Antiguo Per, presenta las visiones
sobre la religin en las culturas tempranas del Per. Esta publicacin resume, en
cierta medida, las investigaciones de campo hechas en arqueologa y ventila, sobre
todo, la metodologa aplicada hasta ahora por arquelogos y etnohistoriadores. En
su ensayo introductorio Makowski da las razones por las que ahora se ponen en
duda los mtodos interpretativos aplicados anteriormente, en especial la aplicacin
de la etnohistoriografa. l afirma que las fuentes escritas es decir, las crnicas
coloniales, no son seguras porque fueron producidas bajo el esquema de una
teologa cristiana, mientras que en las imgenes plasmadas en las cermicas o en
los murales se encontraran fuentes primarias pero con bastantes limitaciones para
una interpretacin segura puesto que no existe ningn indicio de cmo se debe
entender la celebracin de los cultos.
17
"Dadas las limitaciones de la informacin escrita, las imgenes podran ofrecer una alternativa razonable por su
carcter de fuente de primera mano. En efecto, numerosos historiadores y antroplogos se han servido de ellas
para fundamentar sus interpretaciones. Sin embargo, hay un inconveniente: no se han conservado las
imgenes del culto inca, y el alcance del anlisis de la decoracin de los textiles y de la cermica ceremonial es
muy limitado por sus diseos compuestos casi exclusivamente de signos geomtricos y florales. Las abundantes
evidencias iconogrficas, y de lectura facilitada por las caractersticas de la composicin, provienen en cambio
de reas costeas conquistadas por los incas, y a menudo son anteriores en mil aos o ms a la llegada de
Pizarro. De ah que el uso de la iconografa prehispnica como fuente alterna o auxiliar est condicionado, al
menos en parte, por una serie de supuestos tericos cuya validez no es aceptada por todos los investigadores.
Uno de ellos es el de la unidad y homogeneidad de la cultura andina, planteada por Julio C. Tello, quien vea en
Chavn el agente que logr amalgamar en la remota antigedad la diversidad de tradiciones de la selva, la
sierra y la costa. Este supuesto, que goz de aceptacin hasta bien entrada la dcada de 1980, justificaba el
manejo indiscriminado de imgenes y fuentes etnohistricas sin limitaciones de orden cronolgico o espacial." 27
Lo que Julio C. Tello era para la arqueologa, lo fue Luis Valcrcel para la historia, o
mejor dicho para la etnohistoria. Valcrcel introdujo al Per esta especialidad,
entendindola como opuesta a la historia poltica, la cual era interpretada por l
como historia de vidas de los jefes de Estado 29. Segn este historiador, a diferencia
de la historia, la etnohistoria tendra como objeto de estudio "... la forma cmo
vivieron los antiguos peruanos, y el grado de cultura que alcanzaron hasta la
llegada de los espaoles" 30. El objetivo de la investigacin histrica era, para l, la
reconstruccin de los hechos histricos. Dentro de una buena tradicin positivista
considera esto factible, pero, siempre y cuando, el investigador se apoye en una
amplia base de datos 31. Para lograr esta meta se dedic a la bsqueda de datos
que se relacionasen con todas las manifestaciones de la vida individual y social; es
decir, expresiones de la vida poltica, econmica, religiosa, jurdica, tcnica,
artstica, moral, entre otras. No obstante el esfuerzo realizado para dar una buena
explicacin, el mtodo empleado, es decir el tratamiento de las fuentes o de sus
referencias tericas, no nos parece el ms adecuado debido a que tom sin un
anlisis crtico previo, y segn sus necesidades, las afirmaciones hechas por
diferentes tericos que tenan inclusive posiciones opuestas. Debido a esto, sus
obras adolecen de un eclecticismo inevitable.
En el prlogo a Historia del Per Antiguo, Valcrcel expone varios conceptos
filosficos, algunos de ellos provienen de la historiografa, otros de la antropologa.
l acepta la interpretacin evolucionista-materialista y afirma que los principales
18
impulsos del desarrollo humano tienen su origen en las necesidades bsicas del
hombre, tales como asegurar sus alimentos, su vestimenta, su vivienda, su salud y
su procreacin. Pero, si bien observ el desarrollo econmico como el fundamento
de toda vida social, tambin introdujo al mismo tiempo en sus trabajos 32 categoras
como universalidades culturales, es decir, aquellos fenmenos presentes en casi
todas las sociedades; por eso estas categoras se constituyeron en una base de
comparacin mutua 33. Valcrcel seleccion doce universalidades: economa,
poltica, derecho, moral, ciencia, tcnica, religin, magia, mito, juego, concepcin
del mundo y arte. Cada una de stas tiene una funcin particular dentro de una
sociedad. l las orden segn dos caractersticas saltantes: las referidas a lo
material, real y racional de las cosas y a aquellas ubicadas fuera o ms all de lo
racional. Luego, pasa a nombrar sus referentes tericos: Toynbee, Freud y Thomas
Mann, tambin se notan rasgos del pensamiento de Durkheim y de manera vaga
algo de materialismo 34.
Adems distingui entre religin, magia, espiritualismo y animismo; en nuestra
opinin enfatiz en diferencias arbitrarias. El mundo sobrenatural es el resultado de
la creacin imaginativa de los hombres a partir de aquellos fenmenos considerados
por el ser humano sin explicacin racional y satisfactoria posible. Por otra parte,
siguiendo la tradicin difusionista y cultural, nos explica los esquemas tiles para
interpretar el mundo; pero stos eran limitados en su nmero, por eso el desarrollo
se producira nicamente mediante nuevas combinaciones entre ellos. Sobre esta
base nos da sus definiciones de religin, magia, juego etc. La funcin de la religin
consistira en ordenar el mundo por medio de una seleccin entre lo profano y lo
sagrado.
Valcrcel buscaba las formas expresivas de la vida cotidiana en el pasado y sus
alcances en el presente. Por tal motivo recurrira a la etnohistoria imprimindole
como objetivo central lo que Braudel llam procesos de larga duracin,
trascendentes a los simples hechos puntuales a travs de los acontecimientos ms
marcados y destacados sobre la superficie como la cresta de una ola. As, pues, l
buscaba describir o reconstruir los grandes horizontes de larga duracin, por cuyas
vas transitaron los procesos histricos muchas veces sin ser percibidos
conscientemente. Una historia vinculada con la etnologa ofrecera una historia no
evenencial, es decir, que estudia al hombre en su colectividad y, a la par, las
estructuras mentales, as como las aspiraciones de la totalidad grupal en una poca
dada, los problemas humanos determinados por las relaciones econmicas,
sociales, laborales 35. Por eso la mirada del historiador se posa sobre
acontecimientos repetitivos, previsibles como las fiestas, los calendarios, las
celebraciones y cadencias festivas motivados por el ritmo de las estaciones de la
naturaleza y del ao agrcola, los acontecimientos familiares, etc 36.
Valcrcel marca as las pautas para la aplicacin de la etnohistoria en el Per, pero
sin llegar a definir con claridad lo que entiende por ella. Se puede decir que la
etnohistoria es una especie de reivindicacin de las regiones, pues su metodologa
se concentra en estudios regionales y microrregionales. Esta presuncin encuentra
su continuidad en los trabajos recientes sobre los mitos andinos de Juan Ossio, Luis
Millones, Mara Rostworowski, Franklin Pease, Waldemar Espinosa y Henrique
Urbano. En estos trabajos encontramos nuevamente intentos de definir lo que es
etnohistoria. Uno pertenece a Luis Millones 37 y el otro a Henrique Urbano 38.
Millones reflexiona sobre el concepto de etnohistoria basndose en cuatro trabajos
dedicados a este campo: dos de John Murra y dos de Mara Rostworowski 39. En su
resea este investigador caracteriza a la etnohistoria por su metodologa
heterodoxa. Segn l no existe uniformidad de criterio en ella, puesto que se
presenta como mezcla de historia y etnologa, lo cual posibilita el estudio de los
pueblos sin escritura. Asimismo, Henrique Urbano menciona algunas limitaciones
presentes en los estudios en cuestin: en primer lugar, indica el manejo del
19
20
Per antiguo. Henrique Urbano quien se considera una autoridad en ese campo, al
punto que reparte notas por doquier, ha publicado Wiracocha y Ayar. Hroes y
funciones en las sociedades andinas.48 ste un estudio profundo de la relacin que
se crea existente entre la divinidad y el hroe histrico mtico, as como de las
transformaciones significativo simblicas en el trato de las dos entidades.
Manuel Burga public un estudio etnohistrico que va en busca de las corrientes
inconscientes de un pueblo. 49 Con esta finalidad, Burga toma un caso concreto de
las fiestas patronales de la regin de Cajamarca, cuyos contenidos son en
apariencia religiosos. Muestra cmo los contenidos de los mitos andinos se vieron
obligados alguna vez a mantenerse escondidos o a mimetizarse para no
desaparecer a causa de la represin del catolicismo en contra de ellos; adems
muestra cmo ellos reaparecen, pero ahora en forma secularizada, y asumen la
funcin de mantener vivas las esperanzas concretas de un regreso del inca. Este
camuflaje puede adoptar la forma de figuras religiosas cristianas/andinas o de
aquellas que pertenecen al mundo secular espaol-incaico (capitn/inca). Las
fiestas como tales cumplen funciones sociales y psicolgicas porque confirman o
redistribuyen el poder dentro del grupo. Burga define la utopa andina como un
conjunto de actitudes y comportamientos sociales que buscan la restauracin de la
sociedad indgena derrotada y conquistada por los espaoles. Esta bsqueda se
manifiesta en narraciones, danzas, rituales, en la religin y en la fiesta popular.
Burga pretende demostrar que la poblacin puede dejar a sus dioses pero no a sus
rituales, ni a sus ordenamientos polticos, ni sus viejos principios bsicos que
normaron el fundamento de sus sociedades y por eso necesitaban la utopa
andina.50
Como ya hemos visto Henrique Urbano reprocha a los investigadores
contemporneos, especialmente a los historiadores, el tratamiento que le dan a
esta temtica. l les critica el hecho de que no utilicen un marco terico adecuado
durante el anlisis de los textos mticos. En su opinin, ni las crnicas ni los mitos
pueden ser considerados como fuentes, a lo mucho sirven como materia prima que
debe de ser trabajada. El autor exige al investigador, con todo derecho, que
comience sus estudios despus de realizar previamente ciertas consideraciones
tericas referidas al tratamiento del mito, en caso contrario las divinidades del
panten andino sern interpretadas con una fuerte connotacin cristiana.
A esas observaciones debemos aadir que las referencias tericas, en los trabajos
mencionados, si las hay, son usadas como adorno y no como hilo conductor. Este
reproche es vlido tambin en el caso de Manuel Burga. Sus referencias a LviStrauss son muy puntuales. No explicita la teora de Lvi-Strauss en su conjunto,
sino que la toma como cita para apoyar sus ideas respecto a la funcin de los ritos
producindose as un efecto producto de una seleccin arbitraria. No existe en
ninguna parte una definicin del concepto mito o una delimitacin del uso dado por
cada uno de los diferentes autores, lo cual deja mucho espacio para especulaciones.
Urbano propone como modelo de trabajo con relacin al mito el acercamiento
lingstico fenomenolgico de George Dumzil. En el mismo sentido tambin se
refiere a Vladimir Propp, un simbolista [formalista] ruso de los aos treinta. Si bien
no lo consideramos como el nico modelo vlido para trabajar los mitos,
reconocemos que su utilidad se evidencia en La Amrica indgena en su literatura:
cuatro libros del Cuarto Mundo de Gordon Brotherston, publicado en 1992. En esa
obra el autor aplic los mtodos desarrollados por Dumzil para estudiar el Popol
Vuh, libro de lectura imprescindible para el que pretenda dedicarse a la
investigacin de esos.
Despus de haber discutido las diferentes posiciones y propuestas de una
etnohistoria en el Per, nos queda una calificacin final de ella basada en su
cuestionamiento general. Por qu la etnohistoria reduce los procesos histricos
21
En el prefacio del nmero nueve de la revista Allpanchis Enrique Urbano da una estimacin crtica respecto a la
situacin de la reflexin terica de temas religiosos en el Per. Constata la falta de una severa discusin de los
principales conceptos en este campo, as como la filiacin de los investigadores a una de las principales
corrientes europeas. Su mayor preocupacin es que en el Per no se han formado escuelas tericas que sigan
el ejemplo de los grandes tericos europeos como Lvi-Strauss o Eliade. Esta falta conlleva un cierto
diletantismo en la dedicacin a los temas religiosos. Vase, Urbano, E., Introduccin en: Allpanchis N. 9,
1979.
4
Vese Debray, R., El arcasmo posmoderno. Lo religioso en la aldea global. Buenos Aires, Manantial, 1996, p.
12.
5
Cicern, De inventione II, 53 La religin es el hecho de preocuparse por una cierta naturaleza superior a la
que se llama divina y se le rinde culto.
6
Vase Aquezolo, M. (comp.) La Polmica del Indigenismo. Lima, Mosca Azul, 1976, p. 125.
Vargas Llosa, M. La utopa arcaica. Jos Mara Arguedas y las ficciones del indigenismo. Mxico, FCE, 1996, p.
58.
10
Vase: Garca Caldern Rey, Ventura: La Venganza del Cndor. En: Obras Escogidas. Ediciones Edubanco,
Lima, 1986, pp. 398-505.
11
Carrin Cachot, R. La Religin en el Antiguo Per. Lima, 1959, p. 7.
12
Vase Marzal, M. Historia de la Antropologa. Vol. I: La Antropologa indigenista. Mxico y Per, Lima, PUCP,
1986; y vol. II: La Antropologa cultural. Lima, PUCP, 1997, p. 17 ss.
13
Tello, J. C., Wiracocha, Lima, 1923, p. 12-14.
14
Valcrcel, L., Historia del Per Antiguo. Tomo I, Lima, s.f. Ed. Mejia Baca, p. 29 y ss.
15
Tello, J. C., Wiracocha. Lima 1923, p. 12-14.
16
Carrion, R. El culto al agua en el Antiguo Per, Lima, 1955, p. 7.
17
Ob. Cit., p. 10 y 47-48.
18
Burger, R. y Salazar, L. Divinidades del universo religoso Cuspisnique y Chavn. En: Los Dioses del Antiguo
Per; Lima, Fondo del Banco de Crdito del Per, 2000, pp. 31-33.
19
Lumbreras, L. Los origines de la civilizacin en el Per. Lima, Ed. Millas Batres, 1974, p. 63 y ss.
20
Lumbreras, L. Visin arqueolgica del Per milenario. Lima, Ed. Milla Batres, 1974, p. 99 y ss
21
Ob. Cit., p. 100.
9
22
Shady Sols, R. La ciudad sagrada de Caral-Supe en los albores de la civilizacin en el Per. Lima, UNMSM,
1998, p. 23 y ss.
23
Morales, D., Cermica Pacopampa y Mitologa del Dios Felino. En: Boletn de Lima, N. 19-Enero 1982, pp.
2-10.
24
Burger, R. Ritual y Religin en Huaricoto. En: Emergencia de la civilizacin en los Andes. Lima, UNMSM,
1992, pp. 41-50.
25
Burger, R.Organizacin y diversidad en los centros de la tradicin religiosa. En: Emergencia de la civilizacin
en los Andes. Lima, UNMSM 1992, pp. 59-78.
26
Burger, R. Excavaciones en Chavn de Huntar, Lima, PUCP, 1998.
27
Makowski, K. La Arqueologa y el Estudio de las Religiones Andinas. En: Los Dioses del Antiguo Per. Lima,
Fondo del Banco de Crdito, 2000, p. XXI.
28
Ibdem.
29
Valcrcel, L. Etnohistoria del Per Antiguo. Historia de los Incas. Lima, UNMSM, Departamento de
Publicaciones, 2.a edic., 1964, p. 9.
30
Valcrcel, L., Ob. Cit.
31
Ibdem.
32
Valcrcel, L. Historia del Per antiguo. tomo I, Lima, Ed Mejia Baca, 1964, p. 24.
33
Ob. Cit., p. 23.
34
Ob. Cit., p. 67; 80.
35
Vase Le Goff, J. Tiempo, Trabajo y Cultura en el Occidente Medieval. Madrid, Taurus, 1983.
36
Valcrcel, L., Etnohistoria del Per antiguo, Lima, 2.a ed. UNSMSM, 1964, p. 15.
37
Millones, L., Etnohistoriadores y Etnohistoria andina: Una tarea difcil, una disciplina heterodoxa. En:
Socialismo y Participacin N. 14, pp. 77-94.
38
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Este nmero de la Revista Andina est dedicado al tema de la Etnohistoria, Historia y Arte Colonial.
39
Murra, J. Formaciones econmicas y polticas del mundo andino. Lima, IEP, 1975; Idem., La organizacin
econmica del estado inca. Mxico Siglo XXI 1977; Rostworowski, M. Sociedad y etnia/costa peruana
prehispnica. Lima 1977; Idem, Seoros indgenas de Lima y Canta. Lima, IEP, 1978.
40
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las Casas, 1993, p. 40.
41
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42
Duviols, P. La destruccin de las religiones andinas. Lima, IFEA, 1971.
43
Pease, F. El dios creador. Lima, PUCP, 1973.
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Rostworowski, M., Historia de Tuhuantinsuyu, Lima, IEP, 1988.
45
Millones, L., Historia y poder en los Andes Centrales, Lima, 1987.
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47
Pease, F. El pensamento mtico. Lima, Biblioteca del Pensamiento Peruano, Campodnico y Mosca Azul
Editores, 1982.
48
Urbano, E. Wiracocha y Ayar. Hroes y funcin en las sociedades andinas, Cusco, Centro de Estudios Rurales
Andinos Bartolom de las Casas, 1981.
49
Burga, M. Nacimiento de una utopia. Muerte y resurreccin de los incas. Lima, Instituto de Apoyo Agrario,
1988, pp. II/III.
50
Burga, M. Op. Cit.
51
Macera, P. Prlogo. En: Idem, Trabajos de Historia, Tomo. I. Lima, INC, 1977, p. LX.
52
Ob. Cit., p. XXXVIII.
22
23
24
25
26
del individuo, quien cada vez carece ms de una orientacin en una sociedad muy
compleja.
El cambio que se ha producido en la perspectiva de los socilogos ha sido
motivado por el mayor inters por las funciones de la religin que tienen an
vigencia en la sociedad. Esta nueva situacin nos lleva a plantearnos la siguiente
pregunta: Por qu la sociologa funcionalista sigue utilizando el concepto general
de religin y cul es el motivo de su inters en dar una explicacin de la funcin de
la religin? Lo primero que salta a la vista es la evidencia del uso que dan los
socilogos al mismo concepto de religin propio de los inicios de las Ciencias de la
Religin. Esto es, ellos continan operando con un concepto ganado a travs del
estudio realizado en las sociedades arcaicas. Lo importante al indagar acerca de la
funcin de la religin depende, en nuestra opinin, de la necesidad de contar con la
religin como una fuerza cohesionadora y estabilizadora para la sociedad. Otro sera
el caso si se admitiera que la religin no tiene un carcter unificador, sino
nicamente interpretativo. Entonces, perdera, sin duda alguna, su importancia en
tanto y en cuanto sus explicaciones no coincidiran con la cosmovisin moderna
cientficamente comprobada. De ser as, veamos entonces en qu situacin se
encuentra la explicacin funcional de la religin.
Niklas Luhmann es uno de los tericos que recientemente se ha dedicado
intensivamente al tema de la funcin de la religin. En su ensayo La funcin de la
religin critica la explicacin funcionalista tradicionalmente dada acerca de la
religin. En su opinin, las tareas habitualmente atribuidas a la religin se
encuentran hoy en manos de otras instituciones sociales. Esto significa que la
religin no desempea de manera exclusiva y eficaz un papel integrador, tambin
otras entidades sociales poseen esta propiedad. Adems, dice que la religin no
siempre fue til para integrar a la sociedad, pues ha habido oportunidades en las
que ha tenido el efecto contrario, es decir, de factor desintegrador tal como se ve
en el ejemplo de los anabaptistas o los testigos de Jehov.
De esta manera Luhmann, adems de cuestionar el sistema religioso como
medio de integracin, tambin lo hace en su tarea de interpretar el mundo. Con el
incremento cada vez mayor de las ciencias que abordan los problemas de la
realidad, la religin habra ido perdiendo progresivamente ms y ms funciones y
muchas de sus tareas pronto seran asumidas por otras disciplinas; de ah que este
criterio no sea de utilidad para explicar la funcin de la religin. Ya desde el Siglo de
las Luces se vena cuestionando a la religin su pretensin de dar una explicacin
acerca de los orgenes del mundo, entre otras tantas interrogantes planteadas en
torno al universo y al hombre. No obstante la contundencia de sus observaciones,
Luhmann comparte la tesis contraria a la desaparicin que la religin. La prdida de
la certeza y de la veracidad de las concepciones sostenidas por la religin, no son
indicios suficientes para pronosticar su total desaparicin. l subraya ms bien el
hecho de una permanente reubicacin de las reas de su competencia. Como
dijramos lneas arriba, este reposicionamiento es una consecuencia del proceso de
la divisin del trabajo intelectual: las funciones cumplidas en pocas anteriores por
la religin son ahora ejecutadas por otras disciplinas de la ciencia natural y social, la
filosofa, el arte. Para Luhmann es obvio que la descripcin de sus funciones o el
reconocimiento de su importancia no son suficientes para llegar a conocer la
esencia de la religin, sino slo aspectos de ella. Por esta razn, le parece que la
forma ms adecuada para aproximarse y abordar cualquier pregunta sobre la
religin requiere averiguar previamente las causas que la originan.118
Para dar respuesta a la pregunta qu es lo que origina la religin?,
Luhmann recurre a la interpretacin de la teora de los sistemas. l investiga
primero el funcionamiento de la sociedad como totalidad para llegar luego a la
funcin especfica de la religin. Luhmann comparte las opiniones de Max Weber y
27
28
29
_______________________________________________________
109 Vase Durkheim, Emile. Las formas elementales de la vida religiosa: el sistema totmico en Australia,
Madrid, 1982.
110 Vase Marhold, Wolfgang. Gesellschaftliche Funktion der Religin. Marsch, W.D., Pldoyers in Sachen
Religion, Gtersloh, 1973, p. 82 ss.
111 Horkheimer, Max. Kritische Theorie Bd. 1, Frankfurt, 1968, p. 374.
112 Bloch, Ernst. El principio de la esperanza, Tom. I-III, Madrid, 1975.
113 Weber, Max, Die Entzauberung der Welt, Leipzig, Reclam, 1989.
114 Kaufman, Franz X., Religion und Modernitt, Tbingen Mohr, 1989, p. 23.
115 Wagner, Falk, articulo religin, En: Wrterbuch zum Christentum/comp. de Volker Drehsen, Gterloh 1988,
p. 1053
116 Ob Cit. p. 1052.
117 Ibdem.
118 Vase Luhmann, Niklas. Funktion der Religin. 2. ed. Frankfurt, 1990, p. 12.
119 Otto, R. Das Heilige. Ueber das Irrarionale in der Idee des Goettlichen und sein Verhaeltnis zum
Rationalen, Breslau Trewendt und Granier, 1917 (ed. Castellano: Lo santo. Sobre lo irracional en la imagen
sobre lo divino y su relacin con lo racional, Madrid, Cristiandad, 1968.).
120 Schleiermacher, F. Reden ueber die Religion. En: Theologische Schriften/hrsg. von Kurt Nowak,
Berln, Union 1983, pp. 51-214.
121 Segn nuestro parecer Luhmann hace aqu una referencia a Popper y su principio de la falsacin para
poder argumentar sobre la veracidad de algo. Vase: Popper, Karl. La Lgica de las Ciencias Sociales. En: Th.
W. Adorno, K. Popper y otros. 122 La disputa del Positivismo en la Sociologa Alemana. Mxico, Ed. Grijalbo,
1973, pp. 101-120.
122 Kaufmann, F. X. ber die Schwierigkeit des Christen in der modernen Kultur. En: Idem, Religion und
Modernitt, p. 230.
30
Capitulo 3
LA TRANSFORMACIN DE LOS DIOSES:
EL HURACN Y EL AMARU
Los pueblos de la antigua Amrica teman los fenmenos naturales, por eso
stos fueron venerados como divinidades, sobre todo si posean una fuerza
devastadora. Los nativos los invocaban para atenuarlos y hacerlos favorables. En
esta categora destacaron como divinidades el Sol, el trueno, el rayo, la Tierra, los
ros, etc. Pero, tambin existieron dioses meteorolgicos poco conocidos porque
pasaron por un proceso de camuflaje muy sofisticado. ste fue el caso del dios del
viento, el Huracn en Mesoamrica y el Caribe; as como el dios del huaico, el
Amaru, entre los pobladores de los Andes centrales. Estos dos dioses
permanecieron ocultos durante siglos entre los pueblos nativos debido a un
complicado proceso de transformacin permanente del que fueron objeto. Por esta
razn, los indicios de sus existencias no fueron tan evidentes y presentaron
mayores dificultades para descubrirlos si se los compara con otras divinidades.
Consecuentemente, la investigacin y el conocimiento de ellos ha sufrido un
retardo. Estas creencias estn relacionadas a determinadas regiones, por eso se
explica su desconocimiento por parte de las Ciencias de la Religin, las cuales se
ocupan, fundamentalmente, del estudio de las creencias de los pueblos que
pertenecen a la Amrica antigua.
Nuestro inters actual es demostrar cmo la aplicacin de mtodos
interdisciplinarios nos permite encontrar evidencias de su existencia y cmo se
devela la imbricacin de la cultura material con el mundo simblico por medio de la
interpretacin comparativa. Para alcanzar este fin nos sirven, de una manera
extraordinaria, los resultados logrados sobre el dios Huracn y las ideas respecto al
Amaru.
31
es decir, una deidad todopoderosa que muy a menudo mostraba toda la violencia
que era capaz de desatar. Adems, ste era precedido durante los equinoccios y la
estacin de lluvias por mensajeros subalternos en forma de vientos ms suaves. Su
simbolizacin ha asumido varias formas. En general, era representado en forma de
espiral debido a su movimiento giratorio caracterstico o como una gran tromba
vertical que vinculaba la tierra con el cielo. En los climas tropicales, el Sol no lleg a
ser considerado como el dios ms importante por cuanto nunca les faltaba la luz ni
el calor; ms bien era el Huracn quien adquiri un gran significado ya que de su
benevolencia dependa el equilibrio climtico, las lluvias templadas y los vientos
agradables de los equinoccios.
Por otra parte, como el dios Huracn se presentaba acompaado con otros
fenmenos climticos era visto como el dios de los vientos y de las aguas, de la
tempestad y del fuego, de los rayos y de los terremotos. Este carcter mltiple se
reflej en las representaciones plsticas, donde adquiri la forma de un drama
csmico. Por similitud, todos los fenmenos naturales como el Huracn, as como
los artificialmente producidos (como en el caso de los molinos o esculturas en forma
de espirales) que se presentaban, fueron relacionados mitolgicamente con l.
Asimismo se estableca una relacin sistemtica con los truenos, los oleajes y las
trombas debido a que stos aparecan junto a las tempestades y los huracanes;
otras veces se estableca una relacin como resultado de la pura imaginacin, tal
como ocurri en la asociacin del huracn con las serpientes, los caracoles y la
constelacin estelar denominada Osa Mayor.
La representacin en forma de una espiral es un smbolo universal, cuyo
significado es el mismo en todas las culturas: el viento. La asociacin con la
serpiente no es slo fruto de la imaginacin sino que, al contrario, tiene una
relacin asociativa real porque cuando los huracanes o tornados se muestran en
forma horizontal toman la apariencia de grandes serpientes. La otra asociacin est
dada por el ruido que hacen ya que las serpientes silban como el viento cuando se
enfurecen. Este animal serva tambin de inspiracin al momento de producir una
representacin personificada del huracn, debido a que la serpiente posee un torso
el cual es imaginado como un ser en un solo pie. El huracn fue imaginado como el
dios unpede. La palabra huracn proviene del quich que significa el de una
pierna, dicha palabra nos remite a, o significa, una divinidad en forma de una
tromba grande y vertical, la cual vinculaba la tierra con el cielo, que tena una
cabeza, dos brazos y dos extremidades enredados a una sola. 125 En otros
panteones del mundo se confirma la relacin entre el viento y la serpiente, as
como con la espiral y, por ende, con todas las formas que insinan una espiral. El
cicln, por ejemplo, significa la serpiente enroscada y se refiere a un viento muy
fuerte en la cultura griega.
A partir del momento en que se pierde la costumbre de representarlo como
una imagen personificada del dios Viento, los nativos utilizaron objetos o actos
como por ejemplo los caracoles de mar para sus representaciones. Adems, los
caracoles tienen la particularidad de repetir la misma forma de espiral interna y
externamente lo que les daba un valor de mayor representacin, esto es, se
convierte en un objeto con simbologa muy preciada. Este carcter duplicador
jugaba un papel importante en la magia. Por eso, la concha del caracol era molida
hasta adquirir la forma de polvo para luego ser consumido. Muchas veces tambin
ese polvillo era mezclado con el tabaco que se fumaba en las ceremonias mgicas.
El tabaco, o mejor dicho el acto de fumar el tabaco, se volva tambin un smbolo
del viento porque el humo producido adopta la forma de espiral. Por eso, la mezcla
del polvo de caracol marino y el tabaco fue interpretada como un acto de
comunicacin con el dios Huracn, transubstanciado en las dos especies, es decir,
del polvo, el cual provena de las profundidades del mar, y del humo con carcter de
nube. Al fumar el tabaco realizaban sus ruegos para que lleguen los vientos que
traan los chubascos. Durante su preparativo se torca el tabaco dndole la forma de
32
un espiral, de una tromba. Hasta nuestros das se conserva la idea de una estrecha
relacin entre el humo del tabaco y las lluvias; asimismo, el cigarro de tabaco
tambin sigue siendo el atributo de los chamanes indoamericanos.
Los cambios que se dan en la representacin de las divinidades naturales van
de la mano con el proceso de mayor dominio o de mayor conocimiento de las
fuerzas naturales. Primero, se produce una imagen de la divinidad que se teme y
que se desea invocar para ganarse su favor; luego, se abandonan las
representaciones personificadas concretas y se recurre a objetos cada vez ms
abstractos o naturales que de alguna manera reproducen la esencia de una
divinidad dada. Las imitaciones siempre se refieren a procesos que el ser humano
ya domina. Con ellas el hombre pone a prueba sus propias fuerzas y su influencia
sobre la naturaleza y se siente as igual a dios. La sensacin de dominio sobre las
cosas le da mayor seguridad ante un mundo lleno de riesgos, al mismo tiempo que
eleva cada vez ms su autoestima y sentimiento de seguridad.
Ahora que podemos entender la causa de esta modificacin de las
representaciones y de la simbolizacin del viento, no debe sorprendernos las
formas tan abstractas que asumen, as como su culminacin oculta en instrumentos
musicales y en el baile, como representacin del dios Viento. En ellos se insina el
movimiento del viento y su ruido expresados en ritmo. Entre los instrumentos
musicales vinculados con el Huracn predominan los tambores y las flautas. El
tambor fue obviamente, una representacin figurativa del dios unpede porque es
fabricado de un solo tronco de rbol; su sonido est relacionado con la tormenta y
los fuertes vientos, de ah que la funcin del tambor haya sido la de llamar al viento
e imitarlo, al igual que las flautas, las cuales tambin cumplan con la tarea de
invocar al viento; pero, fundamentalmente a los ms suaves y benevolentes. Los
caracoles de mar fueron igualmente usados como instrumentos musicales, su
entonacin tambin serva para atraer a los vientos y las nubes.
Ms sofisticada an es la relacin entre viento y baile. sta todava se mantiene
en nuestros das, aunque ya no de manera consciente entre sus realizadores. En
nuestra poca el baile que quiz exprese mejor ese vnculo con el huracn sea
probablemente el flamenco del Mediterrneo. sta es una danza tpica que se
realiza girando sobre la punta de un solo pie, los brazos se elevan hacia las nubes,
de donde toman la lluvia con las manos; luego, con los dedos se imita la forma
como va bajando a chorros la lluvia por la cabeza y los costados, a lo largo del
cuerpo, semejante a una culebra en sus movimientos. Los sonidos que emiten con
el zapateo de sus tacones y chancletones recuerdan los truenos y los chicheos de
los aguaceros. Los movimientos tienen la funcin de evocar todo el drama
atmosfrico de la tempestad. Con el movimiento de la vestimenta tpica del
flamenco se imita el de las olas del mar porque las faldas, provistas de faralaes, se
alzan y arremolinan formando figuras parecidas a las olas del mar. Adems, las
faralaes de las faldas no estn siempre prendidas en forma de crculos seriados,
sino en forma de espiral que va en curvas crecientes desde el talle de la saya hasta
su borde, dando la impresin de una gran vertiginosidad al revoleteo de la danza.
Algunos de estos elementos tambin los encontramos en las danzas actuales del
Per, como en la resbalosa y la marinera. El movimiento del cuerpo se desenvuelve
sobre su propio eje, los brazos, uno elevado sobre la cabeza y el otro sobre el
pecho, adoptan la forma de una espiral; pero, en su conjunto tambin podemos ver
una svstica: el smbolo arcaico del dios del viento. Todo ello tambin est
subrayado por una vestimenta de faldas amplias con faralaes.
2. El dios Amaru
La misma importancia que tena el dios Huracn en el panten de las
divinidades de los pueblos quichs la encontramos en el dios Amaru de los pueblos
33
34
35
2.
3.
Adems, tenemos al personaje Amaru Inca, cuya existencia histrica real fue
confirmada por historiadores como Jos de la Riva-Agero. Del Amaru Inca se hace
mencin en varios relatos. Durante su gobierno habran ocurrido grandes males en
el imperio, como la peste, hambrunas, sublevaciones y guerras. Tambin el
personaje histrico Tpac Amaru est relacionado con la agricultura y las
construcciones. Existe una leyenda que nos narra acerca de una fuerte hambruna,
de la cual slo se pudo sobrevivir gracias a que la chacra de Tpac Amaru daba lo
suficiente para abastecer a todo el pueblo. En conclusin: el nombre Amaru es
aplicado a varios personajes, tanto histricos como mitolgicos, por eso no designa
necesariamente a una persona histricamente concreta, se refiere ms bien a una
determinada funcin histrico-mitolgica. Este nombre, o mejor dicho este ttulo,
era adscrito a quienes desempearon funciones con igual rango al de Pachactec.
Adems de estas menciones de los Amarus en las crnicas, la narrativa popular
muestra en los Andes peruanos al Amaru vinculado al huaico; otras veces, lo
encontramos tambin en la plstica, como es el caso del toro. Pero, estas dos
representaciones no agotan todas las apariencias adoptadas por el Amaru, sino que
ms bien forman la base del material para su representacin conocida. Por otra
parte, algunos indicios nos permiten realizar algunas afirmaciones acerca de la
veneracin del Amaru. Por ejemplo, la constelacin estelar ms importante para la
agricultura era las Plyades porque serva para pronosticar los cambios climticos.
As, se vinculaba la principal constelacin con la divinidad, de ah que existan
representaciones del Amaru pintadas con crculos (estrellas) sobre su torso, de la
misma manera existen pinturas referidas al jaguar lo que equivaldra a decir que el
Amaru, en ciertas zonas, recibi un trato similar al del jaguar.
Si alguien viaja por la regin de Huancavelica o Ayacucho observar que las
figuras de paja en los techos no siempre son toros, sino que representan a seres en
forma de animal con apariencia de toro. Pero, observadas de cerca y con mayor
detenimiento percibimos esas figuras a veces con un torso muy alargado, sin
cuernos, en su vientre son visibles otras caras, su boca abierta, y su cara orlada por
un pellejo, que recuerda a la melena de un len. Surge la pregunta: qu significa
este semitoro? El toro normalmente es un smbolo de la presencia espaola. Recin
con su llegada se adopta la costumbre de colocar toros sobre los techos de las
casas como signo de bonanza. Lo excepcional en este caso es que en estas
regiones mencionadas el toro en realidad no es un toro, sino un ser diferente a l.
Estamos frente a una fusin del toro con el Amaru. Cules son las caractersticas
36
de los toro-amarus? Ya las hemos sealado: los animales vistos en los techos
tienen boca grande y abierta, como si fueran embudos por los cuales debe chorrear
el agua que fluye sobre los techos como consecuencias de las fuertes lluvias en esa
regin. sas y otras observaciones ms nos demuestran que no se trata de
actitudes propias de los toros, sino de seres extraos: se trata de representaciones
clandestinas del Amaru camuflado como toro colonial.131
Como no era posible el venerar abiertamente al Amaru, ni en la poca incaica,
ni en la poca colonial, en esta ltima adquiere la forma de un toro-amaru. Se
presenta as como amaru-paja. En los techos, a una altura de tres a cinco metros
no era mucho el peligro que se corra de que se detectase al Amaru en su funcin
original, pues, a esa distancia no era posible percibir los detalles. Por otro lado, es
necesario estar familiarizado con las caractersticas propias del Amaru para saber,
primero: la caracterstica ms significativa de los Amarus-teja es su independencia
frente a los toros; luego, en esas figuras parecidas a los toros, se puede observar
una caracterstica diferenciadora: los toros-amarus tienen crculos en el cuerpo,
smbolos de la constelacin estelar de los Siete Cabrillos, vinculada a las cochas o
lagunas, recintos del Amaru.132 Por lo general, el toro-amaru recuerda mucho al
felino o en su defecto tiene elementos de una serpiente: el cuerpo es alargado y no
tiene patas, su cara es aplanada y casi arremangada. Tiene ms bien un gran
parecido a un otorongo o a una serpiente. En efecto, los toros-amarus no tienen
cuernos, la parte central de su cuerpo es slida, el pecho no es el de un toro, su
carcter es ms bien andrgino. Finalmente, en relacin con el resto del cuerpo, la
cabeza y la boca son las dos partes dominantes del personaje representado. Se
pueden distinguir dos grupos centrales de amarus de teja: uno que tiene un cuerpo
que se sostiene sobre cuatro extremidades, y otro que tiene dos cabezas en actitud
de vigilancia y sus caras estn dirigidas hacia las cuatro direcciones. El elemento
central de la cara son los labios. Las lenguas y los cuellos subrayan a menudo la
configuracin serpentiforme o la boca, provista de poderosos colmillos, recuerda el
aspecto que tiene un otorongo. Mediante este arte del camuflaje del Amaru fue
posible que su veneracin hubiera podido burlar la vigilancia de los telogos
catlicos durante toda la poca colonial, extendindose hasta la actualidad.
3.
37
mostrar cmo los fenmenos meteorolgicos del huaico y las lluvias torrenciales
fueron venerados en todos los Andes centrales, aunque no siempre fueran
identificados con el Amaru porque l era, aparentemente, una divinidad local que
poco a poco se fue difundiendo en otras regiones.
En los relatos del captulo 5 y 6 de Dioses y Hombres de Huarochir, 134
Pariacaca, presentado como un gran jefe, cae enfermo y no encuentra remedio que
lo cure. Huatyacuri, un hombre pobre, conoce la causa de su enfermedad. En su
diagnstico le dice que su mal est vinculado a un posible adulterio de su esposa, a
la presencia de dos serpientes en el techo de la casa y a un sapo con dos cabezas
debajo del batn de la casa. Pariacaca una vez convencido de la necesidad de
deshacerse de estos convivientes logra sanarse. Encontraron debajo de la piedra
un sapo con dos cabezas; el sapo vol hasta la laguna Anchi que haba en una
quebrada. Dicen que hasta ahora vive all, en un manantial.135
En la segunda parte del mismo relato Huatyacuri tiene que competir con el
cuado de su futura esposa. En realidad, el cuado era el mismo Pariacaca quien
trata de ganar la competencia a travs de una serie de argucias. Pero, an as,
Huatyacuri le gana por la estrecha relacin que tiene con los animales salvajes y la
gente pobre. El vencido se convierte despus de su derrota en un venado que
aparece en las montaas, ahora como devorador de seres humanos, o en la forma
de lluvias torrenciales arrasando todas las casas y los animales para llevarlos al
mar.
Dejemos por el momento las explicaciones del porqu de un lugar o de las
cosas, es decir, de los mitos etiolgicos y concentrmonos en la interpretacin
simblica del contenido religioso de estos relatos. La enfermedad no debe ser
entendida como disfunciones corporales a causa de una patologa, sino ms bien
como la consecuencia de la perturbacin del orden establecido. En este sentido, el
relato nos cuenta varios peligros a los cuales Pariacaca est expuesto: la infidelidad
de su esposa, las inundaciones causadas por las fuertes lluvias, que derrumban las
casas, signo de ello son las serpientes que viven en el techo, o las inundaciones
provocadas por el incremento del caudal de los ros, representado por el sapo que
vive debajo del batn. Pariacaca, proyectado en la figura de un hombre, vive con el
temor de que estos peligros puedan producirse y se enferma. En la segunda parte
del relato el pobre Huatyacuri tiene que combatir con Pariacaca. Pariacaca es ahora
smbolo de un ser caprichoso; pero vulnerable, furioso, poderoso y al mismo tiempo
tambin susceptible de ser derrotado. De todos modos es el pariente, (el mismo
nombre Pariacaca lo expresa) 136 con el cual se debe convivir porque siempre estar
presente. Como ser caprichoso asume exactamente las funciones del Amaru, si bien
por un lado multiplica el ganado (la referencia a los venados), tambin enva aguas
borrascosas.
En el relato siguiente (captulo 6) Pariacaca aparece en una fiesta como
hombre humilde, sin que alguien le haga caso, adems de no invitrsele nada. Slo
una mujer se le acerca para ofrecerle chicha; entonces, enfurecido, les enva las
aguas en forma de avalanchas que hacen desaparecer todo el pueblo. Los pocos
que pudieron huir del huaico se dirigieron a las chacras de Cupara donde les toc
sufrir una sequa. Ellos se dirigieron a los manantiales y a los ros en busca de agua
para construir un sistema de riego; pero los manantiales se encontraban secos y no
daban la suficiente cantidad de agua, como sucede en ciertas estaciones del ao.
Un buen da vino Pariacaca al pueblo, se enamor de una doncella y le pidi se
acueste con l. Pero ella le puso como condicin la realizacin de algunos favores:
en primer lugar, el abastecimiento del lugar con agua y la construccin de un
sistema de riego que posibilite el cultivo de las plantas durante todo el ao.
Pariacaca cumpli con los pedidos y luego los dos se volvieron pareja all, donde
ahora nace la acequia. De esta manera el relato nos explica el porqu de la
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123 Comprese "Huracn". En: Enciclopedia Microsoft Encarta 98. 1993-1997 Microsoft.
124 Ibdem.
125 Vase Ortiz, Fernando. El huracn: su mitologa y sus smbolos, Mxico, 2.a reimpresin, FCE, 1984, p. 107
y ss.
126 Vase El Mundo precolombino. Compilado bajo la direccin de Jos A. Vidal, Barcelona, Grupo Ocano Ed.,
39
2000, p. 326.
127 Tovar, Enrique. Hacia el gran diccionario de la lengua espaola: dos mil voces no incorporadas hasta hoy en
el Diccionario de la Academia de la Lengua ni en el de americanismos, Lima, 1942, artculo Huaico.
128 Huaico. (del quechua huaykco: quebrada) m. Masa enorme de peas y lodo que las lluvias torrenciales
desprenden de las alturas de los Andes y que ocasionan grandes daos en pueblos y sementeras. Academia //
Quebrada arbolada. En: Ugarte Chamorro, Miguel ngel. Vocabulario de peruanismos. Lima, UNMSM, 1997.
129 tovar, Enrique. Ob. Cit.
130 Otorongo: m. (oriente) Clase de tigrillo ms pegueo que el jaguar con manchas amarillas rojizas
bordeadas de negro en el dorso. Ugarte Chamorro, Miguel ngel. Ob. Cit
131 Tesis propuesta por Pablo Macera en su ensayo El Amaru-Teja. Nueva Ascensin de un Dios Andino. En:
gora. Revista Cultural de la SUNAT, 1999, N. 3, pp. 25-35.
132 Pablo Macera se refiere aqu a material proporcionado por el pintor/narrador Carmeln Berrocal, lo que le
permiti desarrollar esta hiptesis; comprese Macera, Pablo, Ob. Cit.
133 Arguedas, Jos Mara. Dioses y Hombres de Huarochir. Traducido y con un prlogo de Jos Mara
Arguedas, Mxico, 2.a ed. Siglo XXI, 1975; Taylor, Gerald. Huarochir. Manuscrito quechua del siglo XVII. Lima,
IFEA, 2001.
134 Ob. Cit.
135 Arguedas, Jos Mara. Dioses y Hombres de Huarochir. Mxico, 2.a ed. Siglo XXI, 1975, p. 38.
136 caca (quechua). El Tio Hermano de madre y padre, segn Holgun, Diego Gonzlez, Vocabolario de la
lengua general de todo Per llamada Lengua Qquichua o del Inca, Ed. Facsimilar de la versin de 1952, Lima
UNMSM 1989, p. 43; vea tambin el glosario en: Taylor, Gerald. Huarocher Manoscrito quechua del siglo XVII,
Lima IFEA 2001, p. 19.
137 Ob. Cit., p. 42.
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Captulo 4
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de los pobladores que ocuparon Caral. Las ofrendas fueron recurrentes, tanto en los
templos como en sus mismas viviendas.
El culto al fogn era segn Denise Foustel de Coulange, un terico francs
del siglo pasado, la primera forma de una religin organizada.
Bueno, esa afirmacin es interesante. Caral ha sido habitada por largo tiempo y las
fases ms antiguas ya tienen el fogn, el cual permanece a lo largo de toda la
ocupacin; pero, se van agregando otros componentes a los templos. En las fases
medias comienzan a construirse las plazas circulares hundidas, que parecen tener
un carcter ya ms abierto para una concurrencia mayor; en cambio el atrio, que es
ms antiguo, de dimensiones menores, muestra indicadores de rituales all
celebrados con carcter ms reservado. Es probable que Caral se iniciar como un
lugar de culto de los clanes que se juntaban en la ciudad para realizar ofrendas o
para tomar decisiones sobre intereses compartidos, como podra ser la
administracin del valle.
En la literatura especializada el sitio es llamado Chupacigarro. Tienes una
idea por qu se llama as?
He ledo que existe un ave con ese nombre; en textos de biologa aparece el
trmino Chupacigarro calificando un ave. Segn referencias histricas fue el
nombre que le pusieron a la hacienda; cuando he preguntado por qu se llam as a
la hacienda me han contestado porque se vean los ojitos brillantes de este animal.
Tal vez sea una analoga con los cigarrillos encendidos que se ven en la noche, no
s, pero no est en la toponimia local. No es un nombre que se traduzca en
ninguna lengua nativa, como s lo es Caral, que califica al poblado ms cercano al
sitio arqueolgico. Es una de las razones por las cuales le dimos el nombre de Caral
al asentamiento arqueolgico.
Es posible que rindieran aqu culto al dios del viento? Porque el tabaco y el
fumar de los cigarros es una de las formas para invocar a ese dios; el nombre
Chupacigarro podra referirse tambin a eso?
Voy a pensar en esto. Hay bastante viento en algunos meses del ao en Caral,
como corre por ejemplo de agosto a noviembre. No s si el viento anuncia algunos
otros fenmenos naturales importantes para ellos o se relaciona con el agua.
Lo que yo veo en Caral son indicadores de algunos hornos con conductos de
ventilacin subterrnea, chimeneas que implican un conocimiento sobre la
mecnica de fluidos para atizar el fuego y hacer que permanezca ms tiempo en la
quema de algunas ofrendas especiales. En la ciudad hemos encontrado dos hornos
con estos conductos subterrneos.
T crees que ya haba sacerdotes o la administracin de los actos religiosos
estaba en las manos de los jefes de familia?
No, yo creo que ya haba sacerdotes en Caral, pues conforme avanzamos en las
excavaciones aparecen indicios de una sociedad mucho ms compleja de lo que
habamos pensado al principio. Hay, por ejemplo, una clara divisin de la ciudad en
dos mitades y en cada mitad hay una estructura piramidal importante. En la mitad
alta se encuentra la estructura ms importante que llamamos Pirmide Mayor, sta
tiene una plaza circular hundida. En la mitad baja la estructura ms destacada es el
templo del anfiteatro. En estas dos mitades estn las nicas construcciones
asociadas a plazas; las otras construcciones arquitectnicas, hemos identificados 32
en total, no tienen plazas. Estamos planteando que estas dos estructuras han
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Ruth Shady es arqueloga, sigui estudios de Arqueologa y Antropologa en San Marcos; se gradu
como doctora en el ao 1973 con la tesis La antropologa de la cuenca inferior del Utcubamba; hizo diferentes
estudios de posgrado en los EE.UU., Programa de Estudios sobre Organizacin de los Museos
en museos de los EE.UU., Suiza, Alemania, Holanda, Espaa, Mxico, Brasil y Ecuador. Actualmente es
profesora principal de la Escuela de Arqueologa de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos, coordinadora
de la Maestra de Arqueologa Andina en la Facultad de Ciencias Sociales de la misma universidad; directora del
Museo de Arqueologa y Antropologa de la UNMSM. Ha realizado varios
proyectos de excavaciones arqueolgicas, el ms reciente es la excavacin de Caral-Supe. Entre sus
publicaciones principales tenemos: La ciudad sagrada de Caral-Supe en los albores de la civilizacin en
el Per (1997); Historia prehispnica de Lima: arqueologa de la Huaca San Marcos (2000); La ciudad
sagrada de Caral-Supe y los orgenes de la civilizacin andina (2001).
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Creo que s, a pesar de que no es muy claro. Pero, este ritual de las cabezas de
trofeo es parte de la ideologa de los grupos amaznicos. Se dice que cuando los
misioneros entraron a esta zona del Caribe, y considerando que era una barbaridad,
empezaron a combatir esta costumbre y extirparon prcticamente todo esto, por
considerarlo idolatras. Los jbaros a partir de aquel momento perdieron el inters
por la vida debido a que su ideologa y su religin giraban alrededor del dios felino y
de las cabezas trofeo. Las cabezas trofeo son parte de sus ideologas y simbolizan
la transformacin del ser humano en otra vida. La cabeza, por ejemplo, en Paracas
simbolizaba una semilla, cuando sta es sepultada brota una nueva vida y el
ancestro se mitifica. Apoyndose en el Popol Vuh, libro sagrado de los quiches,
Raphel Girard afirm que esta cultura tambin tena al jaguar como divinidad. Con
el surgimiento de la agricultura se dio mayor importancia a las representaciones de
las cabezas trofeo vinculadas a la semilla y la fertilidad de la tierra. De esa manera
ellos invocaban la representacin de un tercer espacio simblico, el cual, agregado
al mundo dual, lo convierte en tripartito en su totalidad. El tercer espacio es la
morada de los muertos, el inframundo, donde sern sepultadas las semillas.
Mis investigaciones realizadas en Pacopampa incluan un seguimiento de la
divinidad del jaguar, desde su forma naturalista hasta su transformacin
antropomorfa de cara o mscara felinizada. Yo encuentro una evolucin de esta
divinidad desde Pacopampa, pasando por Chavn, y luego hacia la cultura del
intermedio temprano. Y lo ms interesante es que en Tiahuanaco este personaje
est nuevamente presente. Este personaje antropomorfo de cara felinizada, que lo
vemos en la Estela Raimondi en Chavn, es un personaje con dos balbulos y es el
mismo que aparece en la Portada del Sol de Tiahunaco y aqu los cronistas lo
identificaban como el dios Wiracocha.
Tu confirmas con tus investigaciones entonces las tesis de Julio C. Tello, que
el dios felino se integr poco a poco con Wiracocha?
S, en un principio cuando el felino aparece antromorfizado, yo tena la impresin de
que la representacin demostraba que el hombre era sbdito de la divinidad
felnica. Luego, el hombre va a empezar a transformarse en jaguar para adquirir los
atributos divinos del felino de tal manera que iconogrficamente aparece en forma
de un Jaguar antropomorfizado. Para m esto no es otra cosa que la transformacin
del chamn o sacerdote, en jaguar quien ya tena cierto control sobre la divinidad.
As, el chamn le quita al felino todos sus atributos y se vuelve dueo de la
sociedad para controlar mediante la religin a todo un grupo. Esto tambin se
encuentra en las costumbres amaznicas que Richard Dalmatoff describe en su libro
El Chamn y el Jaguar. All l explica cmo el chamn, con una serie de
alucingenos, llega a un trance y se convierte en jaguar, a tal punto que su
compartimiento va a ser semejante al de un jaguar. Luego, cuando vuelve a la
realidad, el chamn se viste con la piel del jaguar y usa una mscara de este
animal y se comporta como si fuera la misma divinidad jaguar.
Podras explicarnos, cul es la funcin del jaguar?
S. En una recopilacin etnogrfica de la zona de Columbia Richard Dalmatoff nos
cuenta algo sobre los atributos del jaguar. ste es para los nativos amaznicos
todo: el poder, la energa de la naturaleza y el dios de la fecundacin. Los
chamanes dicen que todo tiene el jaguar y tambin lo representa el jefe de la tribu.
En fin, todo est relacionado con el jaguar. Inclusive los hbitos del jaguar, por
ejemplo, cazar durante el da, pero tambin durante la noche. l domina los dos
mundos, el mundo de la oscuridad y el mundo del da, esto hace que tome atributos
de unidad entre los dos mundos. Se afirma que la cosmovisin andina conoce tres
niveles del mundo: Uno es Hananpacha, el mundo de arriba; el Ukuypacha el
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Ecuador, Colombia, Brasil y Per. Los tributarios que bajan al Maraon, como los
ros Pastaza, Napo, Chambira, Tigre, entre otros, vienen del Ecuador, Colombia, y
Venezuela e integran la cuenca del Maran, dando lugar a vas de acceso fciles, a
diferencia del rea andina, cuyas vas eran muy difciles. En cambio, el ro facilitaba
el acceso hasta cierta distancia, muy prxima a los Andes. Por ejemplo los Piros, un
grupo nativo de la parte del sur de la Amazona del Per, llegaban hasta la zona de
Macchu Pichu donde intercambiaban con los Incas. Alejandro Camino muestra, en
base a referencias histrico-etnolgicas, la manera cmo los Piros se dedicaron
exclusivamente al intercambio, traficando una serie de productos de la zona andina
y de la amazona. Ellos llegaban inclusive hasta territorios del Brasil actual; traan y
llevaban una serie de productos tanto de la Amazona como del rea Andina: sta
era su principal actividad.
Tomando en cuenta tus experiencias en la arqueologa peruana, puedes
darnos una explicacin del papel que juega la religin en la investigacin?
La religin para m es algo muy importante. Mi formacin ocurri dentro de un
esquema marxista, donde se deca que la infraestructura de la sociedad era la parte
econmica que determinaba todo el desarrollo social y se relegaba a la parte de la
superestructura todo aquello que tena que ver con la religin y las creencias. Pero,
parece que no es as y que los marxistas estn cambiando, tal como lo vemos en el
neomarxismo y en la arqueologa postprocesal. Ellos tratan ahora de tener como
tema la problemtica de la superestructura y de la ideologa al igual que los
estructuralistas. En especial, en la arqueologa ha tomado un gran auge los estudios
de la iconografa porque se supone que es una de las fuentes para comprender no
slo el aspecto religioso, sino tambin el comportamiento social de los grupos ya
desaparecidos. Es ms aun a travs del estudio de la problemtica religiosa en
sociedades antiguas se llega incluso a entender la infraestructura de la sociedad,
esto es, su parte econmica, poltica y social. Es decir, las vas pueden ser
diferentes; pero, siempre se llega a un entendimiento global de la sociedad. Se
puede partir de la superestructura o de la infraestructura, pero vamos a coincidir en
un punto comn: entender la sociedad en forma global. Partiendo de la
investigacin iconogrfica se puede llegar a entender muchos aspectos que no se
puede entender en base solamente a los restos materiales.
Quieres decir que la cultura material no siempre proporciona suficientes
evidencias para una interpretacin de smbolos, mientras que los smbolos s nos
proporcionan evidencias para entender el funcionamiento de una sociedad?
Los smbolos nos llevan tambin a estudiar la ideologa en otras fuentes como la
antropologa comparada; en los pueblos amaznicos las sociedades todava
conservan una serie de tradiciones y costumbres, modos de vida etc., y su ideologa
est casi inalterada. Si nosotros recopilamos toda esta informacin etnogrfica
tenemos mayores elementos para cruzar la informacin con la evidencia material
que aparece en la iconografa. Jaime Regan hace un interesante trabajo; a partir de
la recopilacin de una serie de mitos amaznicos cree encontrar el correlato de los
mitos de la iconografa mochica. Este ejemplo nos indica que existe una
interrelacin para poder entender algo ms de lo que es la cultura material
simplemente, es decir, la cultura espiritual.
La religin puede ser una fuerza motriz para una sociedad en general o esto
es vlido solamente para sociedades teocrticas? La religin est tambin muy
relacionada con su base material?
Eso es relativo. En sociedades teocrticas es dominante, pero hasta en nuestra
sociedad actual la religin es importante. La gente que no cree en algo es
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psicolgicamente enferma. Por eso existe una religin. El cristianismo, por ejemplo,
es una expresin para controlar una serie de aspectos anmicos del ser humano y,
si bien es cierto que ahora lo poltico es lo predominante, el aspecto ideolgico de
una comunidad, o sociedad, se mantiene controlando al ser social en sus impulsos
irracionales. Esto es lo que hace diferente al ser humano en comparacin con los
animales.
Y no podramos decir ms bien que la religin es una parte de la ideologa y
que su funcin consiste en proponer valores y pautas que norman la conducta de
los hombres? Pero por otro lado, podra ser que esta funcin podra ser cumplida
por otro elemento de la ideologa siempre y cuando sea una fuerza convincente? S
la religin es ciertamente el eje central de una sociedad, esto significara que ella la
hace funcionar. T crees que la religin impulsa a una sociedad y la hace
funcionar?
No tanto, pues hay factores econmicos bastante importantes y desarrollados; son
otros los elementos que entran en juego. Por eso tampoco se debe sobrevalorar el
aspecto religioso. Como arquelogo he hecho un seguimiento a esta divinidad del
jaguar. Yo me atrevo a decir que cuando aqu en Lima se festeja en octubre el
Seor de los Milagros tiene mucho que ver con divinidades antiguas peruanas. Todo
este fervor tiene como trasfondo un proceso histrico que se remonta inclusive a
pocas prehispnicas. En la costa central hay una divinidad que los Inkas llaman
Pachacamac. Esta divinidad tiene sus orgenes en la divinidad de los bculos, o Dios
de las Varas, que mencion antes, y que tiene sus orgenes en Chavn; luego de
darse en Tiuahnaco en forma muy clara, en Pachacamac esta divinidad qued
grabada en telas pintadas. Es una divinidad humanizada; pero, siempre con los dos
bculos, y en los bculos.
Como sera en este caso la forma de mutacin del dios de los dos bculos
en el Seor de los Milagros?
Es un poco complejo, tambin un poco mstico. Aparece como el dios de
Pachacamilla, el Cristo de Pachacamilla haciendo alusin a Pachacamac. Es una
expresin de sincretismo que los curas catlicos idearon para aglutinar a la gente
dentro de la religin cristiana. Por all apareci un Seor de Pachacamilla que se
identificaba con la divinidad de Pachacamac; esto logr un gran consenso y de ah
el origen del gran fervor del Seor de los Milagros. Esta creencia multitudinaria se
debe a Pachacamac. Mara Rostworowski dice que l es el dios de los temblores,
eso es bsicamente el origen del sincretismo elaborado por los sacerdotes para que
este pueblo se convierta al cristianismo y as lo han conseguido. Ha sido una
medida muy acertada realizada por los sacerdotes. Este fenmeno no slo ha
ocurrido en el Per, sino tambin en otras regiones como Guatemala donde las
divinidades aborgenes fueron fusionadas con las ideas cristianas. Cada vez que
vemos a los santos nos llama la atencin de que sean tantos y que stos no tengan
la misma importancia en Espaa. Esto se debe a que aqu la adquirieron en las
comunidades andinas. Por lo general, el da de un santo coincide justamente con las
fiestas paganas de los pueblos. As es como surgieron los santos y sus
festividades. Como los cristianos perseguan las idolatras, no se hizo otra cosa que
enmascarar las antiguas divinidades con estos santos espaoles que caan en los
mismas fechas, en las que ellos festejaban sus famosas idolatras y de esta manera
se han apoderado del folclore peruano. Podemos notar claramente que hasta hoy
existe eso. Ac se suele pasar la fiesta de la candelaria. Yo vivo en la urbanizacin
Apolo, y all existe la tradicin de festejar la Fiesta de la Candelaria; en ella se
adora a la Virgen de la Candelaria. Pero, sta es ms bien una fiesta pagana.
Inmediatamente que la procesin sale de la iglesia, despus de la misa, llegan
varios conjuntos de zampoas, con danzas de Puno, de Diabladas, cosas totalmente
paganas y cerrando el cortejo llega la Virgen a una cancha donde se desata la fiesta
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del carnaval. Quiere decir que realmente no estn festejando la Fiesta de la Virgen
de Candelario, sino simplemente estn recordando las fiestas paganas que
ocurrieron en esta misma poca con danzas y bailes interesantes semejantes a los
de ahora.
Sabes algo sobre el origen de estas fiestas paganas, eran fiestas agrcolas o
de qu tipo?
S, as eran relacionadas, no solamente con respecto a las creencias, sino tambin a
las actividades econmicas, las cuales eran bsicamente la agricultura, en la poca
de la siembra.
S, pero en el caso concreto de la fiesta de la Virgen de Candelario, cul ha
sido su origen, y cul es su funcin?
Segn la referencia de un momento del calendario andino, es un momento de
catarsis, de botar todos los males que uno ha tenido durante el ao para iniciar un
nuevo ao e iniciarlo, digamos, renovados. All hay una referencia.
Puede ser que sea una especie de ao nuevo?
No hay suficientes evidencias. En las crnicas hay referencias sobre esta fiesta, en
stas incluso sealan que termina en una danza y se beba mucho licor; y luego en
esa noche todo el mundo festeja hasta que ya no poda ms e incluso las parejas
jvenes sostenan relaciones sexuales entre ellas. Tambin informan del nacimiento
de los candelarios, los cuales son hijos de padre desconocido, los hijos del cerro, de
la tierra, etc.
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Daniel Morales Chocano es arquelogo, sigui estudios de Arqueologa en la Universidad Nacional Mayor de San
Marcos, es director de la Escuela de Arqueologa, profesor en la Facultad de Ciencias Sociales y colaborador del
Seminario de Historia Rural Andina de UNMSM; principales publicaciones El Dios Felino en Pacopampa,, en
Seminario de Historia Rural Andina, Lima (1980); Tambor Nasca, en Historia Andina No 14, Lima 1980; El arte
ertico en Pacopampa, en: Historia Andina No 2, Lima 1980; Cermica Pacopampa y Mitologa del Dios Felino,
en Boletn de Lima No 19 Lima 1982; Estructura dual y tripartita en la arquitectura de Pacopampa y en la
iconografa de Chavn y Nasca, en Ciencias Sociales, Revista de Investigaciones Histrico Sociales de la UNMSM,
1995.
http://sisbib.unmsm.edu.pe/bibvirtual/libros/sociologia/c_religion/cap2.htm
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