GIACHETTI, D.: Italia Más Allá Del 68
GIACHETTI, D.: Italia Más Allá Del 68
GIACHETTI, D.: Italia Más Allá Del 68
MS ALL DEL 68
Antes, durante y despus
del movimiento
cc creative commons
Ttulo original:
Oltre il Sessantotto. Prima, durante e dopo il movimento
(BFS edizioni, 1998)
Maquetacin: Virus editorial
Traduccin del italiano: Virus editorial, Paco Madrid
Cubierta: Xavi Sells
Primera edicin en castellano: septiembre de 2006
Copyright Diego Giachetti
Copyright de la presente edicin:
Lallevir, S.L./VIRUS editorial
C/Aurora, 23, baixos
08001 Barcelona
T./fax: 93 441 38 14
C/e.: virus@pangea.org
http: www.viruseditorial.net
Impreso en:
Imprenta Luna
Muelle de la Merced, 3, 2. izq.
48003 Bilbo
T.: 94 416 75 18
Fax: 94 415 32 98
C/e: luna-im@teleline.es
ISBN: 84-96044-76-9
Depsito legal:
ndice
Introduccin . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
68 bueno, organizaciones malas? . . . . . . . . . . . . . . . .
Censuras y represiones psicolgicas . . . . . . . . . . . . . .
El 68 y la nueva izquierda . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
Una propuesta cronolgica . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
13
13
17
23
27
33
33
38
41
53
61
63
71
77
91
99
113
117
122
124
128
130
133
149
159
164
173
175
Vanguardia Obrera . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
El Movimiento Estudiantil de la escuela pblica . . . . .
La disidencia catlica: el caso del Movimiento
Poltico de los Trabajadores . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
El Partido de Unidad Proletaria . . . . . . . . . . . . . . . . . .
178
182
184
185
201
205
215
219
224
229
232
236
239
248
Cronologa . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 265
investigacin y un debate historiogrfico sobre el 68, liberados del puro y simple evento (si bien extraordinario y
muy radicado en la experiencia de toda una generacin), y
dirigidos en cambio a investigar y reconstruir toda la trama
de vnculos con un antes y un despus, pueden ser elementos decisivos para la entera historia poltica, social,
econmica y cultural de la Italia republicana.
Slo liberando al 68 de la etiqueta de evento que lo aprisiona se logra penetrar en los aos setenta, aos caracterizados por grandes luchas sociales, polticas y sindicales, por la
presencia de los movimientos, culturas juveniles y prcticas
polticas y tericas de los varios grupos polticos de la nueva
izquierda. En aquellos aos, reductivamente definidos
aos de plomo y del terrorismo, la sociedad italiana se vio
atravesada por movimientos sociales antagonistas portadores de exigencias de cambio, conscientes de que su realizacin implicaba una transformacin profunda de la estructura social capitalista y del poder en sentido amplio.
La reflexin sobre los temas tratados en el libro no
puede no tener en cuenta el marco internacional coetneo
a la poca tratada, ante todo porque aquellos movimientos
tenan caractersticas que traspasaban las fronteras nacionales, constituan una especie de internacional juvenil
contestataria y revolucionaria que haba forjado una nueva
generacin de jvenes revolucionarios. sta se haba alimentado de eventos histricos y sociales que iban desde la
revolucin colonial hasta los nuevos avances de la lucha de
los afroamericanos en los Estados Unidos, pasando por las
declaraciones reveladoras de Kruschev sobre los crmenes
de Stalin y la represin de Mosc contra la revolucin hngara de 1956. Se vea favorecida por la revolucin argelina,
reciba un impulso decisivo de la victoria de la revolucin
cubana en 1959 y tambin se haba desarrollado paralelamente a la escalada de la guerra de Vietnam.
La crisis abierta por la cada del sistema estalinista en los
partidos comunistas de todo el mundo favoreca la radicalizacin de la juventud tanto en el bloque sovitico como en
los pases capitalistas. El prestigio y la autoridad del Kremlin haban disminuido bastante desde 1956. Las implicaciones contrarrevolucionarias de la doctrina de la coexistencia pacfica y de la va parlamentaria del socialismo, as
como las grotescas distorsiones creadas por la ausencia de
democracia obrera y por los abusos perpetrados por la
casta burocrtica privilegiada, llevaban a los jvenes a una
toma de distancia crtica y radical de aquel sistema poltico.
La socialdemocracia se descalificaba a s misma por igual.
Su promesa de una superacin gradual del sistema capitalista se haba transformado en gestin o co-gestin del sistema mismo y, por ello, no despertaba simpatas entre los
jvenes revolucionarios.
La vanguardia politizada constituida por la nueva generacin, a diferencia de la generacin precedente, no haba
vivido la experiencia de fracasos y derrotas trgicas, terribles y prolongadas en el tiempo, comparables a las del
perodo de la ascensin del estalinismo, del fascismo y del
nazismo antes de la Segunda Guerra Mundial en Europa, ni
tampoco el colaboracionismo de clase practicado por las
direcciones comunistas de los pases occidentales durante
la guerra e inmediatamente despus.
La figura del joven tenda a identificarse con la del estudiante en la medida en que, en las dcadas de los cincuenta y
sesenta, la poblacin escolar haba crecido en todos los pases desarrollados o en vas de desarrollo del mundo. La
intensidad de las manifestaciones estudiantiles en Pars y
Berln, en Mjico, Brasil, Italia, Egipto y Pakistn, Polonia y
Checoslovaquia, testimoniaban el carcter universal del
fenmeno. La casi inmediatez del sistema mundial de comunicacin y el desarrollo de los viajes internacionales jugaron
un papel importante en este proceso de universalizacin de
la revuelta. Los estudiantes que se rebelaban en una regin
imitaban rpidamente los mtodos de otros, copiaban sus
eslganes, se relacionaban y comunicaban entre ellos.
Entre los estudiantes polticamente radicalizados se
podan encontrar muchas tendencias y posiciones polticas.
10
burocrtico y corto de miras tpico del movimiento estalinista. Exceptuando a los neoestalinistas, compartan una
fuerte tendencia antiautoritaria y antiburocrtica y no respetaban las tradiciones consolidadas en la gloriosa historia
del movimiento obrero. Finalmente, la prctica de los movimientos juveniles de los aos sesenta y la del movimiento
estudiantil haban contribuido a crear un nuevo estilo, una
nueva manera de hacer poltica y de hablar la poltica, de
pensar la poltica. Al mismo tiempo, a nivel de actitudes y
costumbres se daba una autntica ruptura generacional que
reciba influencias del movimiento juvenil americano, de
los campus universitarios, se nutra de la msica rock y que,
frente al conformismo y la hipocresa pequeoburguesa,
introduca la contestacin de los melenudos.
No hay que olvidar, en fin, que aquellas luchas y aquellos
movimientos se dieron en un momento de crisis y de transicin del capitalismo occidental. La revuelta obrera fue, al
mismo tiempo, el producto y la puesta en discusin de la
organizacin taylorista del trabajo. En aquellos aos las
luchas obreras pusieron en crisis el modelo fordista. La fuerza de trabajo reivindicaba la autonoma, rechazaba el trabajo por ser subordinado y asalariado, ejerca poder y rompa
con esquemas organizativos heredados de la tradicin
socialdemcrata y estalinista, redescubriendo la experiencia de los comits, asamblearia, la dimensin colectiva, valorizando la relacin movimiento-partido-sindicatos en sentido horizontal, invirtiendo la jerarqua de la lnea que iba
desde arriba hacia la base. En este marco se daba la primera recesin econmica significativa de 1974-75, despus
del largo ciclo expansivo del capitalismo que haba empezado tras la Segunda Guerra Mundial. Terminaba la edad de
oro del neocapitalismo keynesiano, empezaban los procesos de reestructuracin que modificaban el mercado de trabajo, el mercado financiero y las polticas gubernamentales.
Desde el punto de vista geopoltico, los aos setenta
eran la dcada en la que maduraba la mayor crisis del imperialismo americano junto al apogeo y declive del sistema
11
12
Introduccin
13
14
15
16
17
Despus de este juicio de peso y comprometido, tenemos que proporcionar inmediatamente, por un deber de
crnica, una informacin a nuestro imaginario interlocutor
y lector de entrevistas sobre el 68 ya que, de otro modo, a
partir de los elementos suministrados por la entrevista,
podra pensar ingenuamente que, despus de estos ocho
fantsticos meses, Franco Russo haba acabado con todo
tipo de actividades polticas consistentes entonces en batidas de caza dentro del movimiento por parte de los grupos.
En cambio, no ha sido as. Franco Russo, que en la poca
ya no era un recin llegado ni en la poltica ni en el movimiento, puesto que haba formado parte del PCI y de la seccin italiana de la IV Internacional, en el 68 promovi,
junto a Paolo Flores d'Arcais, un pequeo grupo llamado
Ncleos Comunistas Revolucionarios con el que particip
en las experiencias de los grupos de nueva izquierda de
aquellos aos para pasar sucesivamente a Vanguardia
Obrera, a DP y a los Verdes. El entrevistado refleja, en parte,
el drama de una generacin que hizo el 68, que particip en
la constitucin de los grupos de nueva izquierda, con sus
relativas disporas, unificaciones, divisiones, y que hoy se
encuentra obligada a reflexionar sobre uno o ms fenmenos, que fueron, precisamente, acontecimientos centrales
en sus vidas.
En todo esto se encuentran las ventajas y la fascinacin
de la historia subjetiva, pero tambin la parcialidad y la exageracin de quien reconstruye sin poderse liberar completamente de sus estados de nimo, sobre todo de los ms
presentes, que no son ms que la expresin de aquello en
lo que uno se ha convertido.
Es admirable y til intentar reconstruir el 68 partiendo
de la base de cmo lo percibieron entonces sus protagonistas sin dejar de considerar un dato muy evidente: son demasiados los que mezclan voluntariamente los recuerdos y las
percepciones de entonces con su estatus actual. sta es la
razn por la que, entre las formas de conservacin de la
memoria subjetiva, las pginas de un diario son mucho ms
18
19
20
En cambio, no resulta fcil, afrontando desde lo concreto el estudio del trienio 68-70, demostrar que ha existido
una clara interrupcin entre un movimiento bueno y la instrumentalizacin por parte de formaciones polticas malas,
que bajo formas de espritus malficos se habran divertido,
a lo largo de todo el siglo que est por terminar (encarnndose en formas polticas o sindicales distintas), en tronchar
lo nuevo y en aprisionar los movimientos en estructuras y
aparatos burocrticos.
La espasmdica investigacin actual de lo nuevo,
representado por el evento del 68 y cargado de significado
histrico y universal, ha conducido a arriesgadas, pero tambin divertidas, propuestas para forzar la frontera interpretativa que ata el 68 con la izquierda a fin de intentar
entregarlo a la derecha (Fini, Berlusconi, Buttiglione, Casini, los empresarios del nordeste) porque sas seran el
fruto de esta historia y de esta sociedad.14
No creo que sugerencias parecidas sean suficientes para
demostrar una tesis, igual que no creo que las hiptesis
puedan ser juzgadas como vlidas, al menos si slo se basan
en el criterio de la fascinacin metodolgica que tales sugerencias ejercen. Para quien toma este camino, la reconstruccin histrica se convierte en un elemento ocasional,
en un contenedor del cual poder extraer los hechos que
mejor se adaptan a la tesis que se quiere demostrar, prevaleciendo la tentacin de dar un juicio de valor sinttico, es
decir, no convincente:
es una tentacin resolver la cuestin desde el
plano de la identidad y de las caractersticas subculturales, prescindiendo de un anlisis ms puntual sobre
la dinmica histrico-poltica.15
De todo lo que ha dado que hablar el 68, tanto de su sentido histrico como de su significado, prevalece, a menudo, slo y nicamente el aspecto inherente al debate sobre
cul sera su mejor modelo interpretativo. Se nos detiene
21
22
El 68 y la nueva izquierda
Se ha observado con acierto que, raramente, el 68 consigue salir de las fronteras del acontecimiento mismo, ms
all del cual existe un impresionante vaco sobre los aos
setenta, aos de efervescencia de la sociedad civil19 y
caracterizados por grandes luchas sociales, polticas y sindicales, por la presencia de movimientos, de nuevas ideas y
culturas juveniles que se entrecruzan (sin aparecer y actuar
por separado) con el nacimiento, el desarrollo y las planificaciones de los distintos grupos polticos de nueva izquierda, para llegar a representar una continuidad con las luchas
estudiantiles del 68 y las obreras del 69.
Se tratara de una continuidad localizable, fcil de
reconstruir y demostrar, y no de una ruptura o una clara suspensin, no de una traicin de lo bueno y un triunfo de lo
malo, sino de una interaccin entre la efervescencia de la
sociedad civil, la planificacin poltica y la bsqueda de nuevas formas de organizacin poltica y sindical pinsese en
el nacimiento de los consejos y, sobre todo, de una gran
demanda de transformacin social profunda y radical de las
estructuras constitutivas de la sociedad burguesa y capitalista (tal y como se hablaba y se escriba entonces).
Est es la va seguida por Ginsborg en su Storia dell'Italia dal dopoguerra a oggi, publicada en 1989, cuando
introduce en la valoracin de la historia contempornea de
Italia el rol de los movimientos de lucha colectivos, nacidos
a finales de los aos sesenta y caractersticos del decenio
sucesivo.
Con este planteamiento resulta posible percibir fcilmente la conexin entre los movimientos, los grupos de
23
24
25
26
27
28
En los aos setenta hay mucho del 68. Quien no entendi esto porque haba vivido el 68 sin una intensidad especial24 quedaba condicionado, ms que otros, a no percibir
bien y a fondo la dinmica de los acontecimientos y las
potencialidades de transformacin profunda de la sociedad que sta abra y, por lo tanto, conclua que se deba forzar la situacin de un modo subjetivo y voluntario, con
acciones armadas incomprendidas por la mayora y consideradas adems inoportunas y perjudiciales.
De hecho, hay tanto 68 en la dcada de los setenta que se
agota en ese mismo decenio, termina en el momento en
que la transformacin histrica que pretenda incitar se
bloque en Italia con la formacin del primer gobierno de
solidaridad nacional (el de la abstencin de los comunistas
de Andreotti) que indicaba el inicio del fin de un trienio
decisivo y crucial para nuestro pas, que va de la victoria
electoral sobre el divorcio del 12 de junio de 1974 hasta las
elecciones polticas anticipadas de junio de 1976.
En aquel perodo llegan a madurar toda una serie de
contradicciones que embisten la sociedad provocando una
crisis orgnica, en el sentido gramsciano de la palabra. La
solucin, o la no solucin, de estas contradicciones y el
empaquetamiento del protagonismo de masa en la austera
versin gubernativa del compromiso histrico son fenmenos que han sido bien reconstruidos y analizados a
fondo, porque de la reflexin sobre aquel perodo podemos extraer muchas explicaciones tiles para la comprensin del presente.
El movimiento del 77 es, desde este punto de vista, un
fenmeno emblemtico que marca el fin de un perodo,
catico y efervescente de protagonismo social de masa, y es
el ltimo gran movimiento poltico que atraviesa la Italia de
los aos setenta y que se cuestiona explcitamente si an
tiene sentido hacer poltica.
Su derrota cierra un ciclo de luchas que se haba abierto
en 1968; el movimiento del 77 expone unos problemas a
los que tampoco consigue dar respuesta; ni tampoco
29
cancelemos en seguida cualquier ilusin merecida consiguen darla los partidos de la izquierda italiana en los aos
ochenta, ni Martelli, ni Craxi, ni Ferrara, ni el peridico
pagado por los craxistas, el Reporter.
Encerrada en el fretro de los aos de plomo, una
generacin poltica entera, formada en los aos setenta,
fue borrada de la historia de Italia, aprisionando los comportamientos polticos y los procesos sociales y culturales
dentro del esquema, rgido pero funcional para el poder,
del terrorismo y de la lucha armada. Privados recientemente, de esta manera, del derecho a la propia memoria, con la
retransmisin televisiva de Anima mia se ha establecido
incluso cul era el imaginario colectivo de aquella generacin, emblemticamente sintetizado con el ttulo de una
cancin de los Cugini di Campagna de 1973. As que hoy
parece cierto que de da se desfilase en las manifestaciones
gritando Poder obrero y Lucha continua, y por la tarde
se encontrasen todos para cantar el Anima mia, olvidando
que, para decirlo como Vasco Rossi, en los aos setenta
cualquier cosa parecida a los Cugini di Campagna era considerada basura. Un asco. sta es la verdad.25
30
Notas:
1. De la cancin Stupendo. Letra de la cancin en el original:
Y recuerdo quien quera
la fantasa al poder
eran das de grandes sueos, sabes
eran verdaderas incluso las utopas.
Pero, no recuerdo si los que estaban
tenan estas caras
no me digas que es verdad
no me digas que son aquellos de all.
2. N. de T.: militantes fanticos, guardianes de la revolucin iran jomeinista.
3. BERNOCCHI, P., MORDENTI, R., Lintellettualit di massa in movimento, Marx Centouno, n. 2, mayo 1990, p. 121.
4. Cfr. AAVV (1996) Camminare eretti. Comunismo e democrazia proletaria, da DP a Rifondazione Comunista. Miln: Punto Rosso, p.
101.
5. FOFI, G. (1988) Pasqua di maggio. Gnova: Marietti, p. 63.
6. Carta de BOLAFFI, A. en Micromega, n. 2, 1995, p. 57.
7. SOFFRI, A. (1990) Memoria. Palermo, p. 181.
8. Cfr. el ensayo de YERUSHALM, J., Riflessioni sull'oblio, en YERUSHALM, J. et al.(1990) Usi delloblio. Parma: Pratica Editrice.
9. PASSERINI, L. (1988) Autoritratto di grupo. Florencia: Giunti, p. 176.
10. ORTOLEVA, P. (1988) Saggio sui movimenti del 1968 in Europa e in
America. Roma: Editori Riuniti, p. 17.
11. Se trata de una declaracin de Diego Marconi, lder en la poca de los
estudiantes liberales, citada en La Stampa el 20 de abril de 1993 en el
artculo de PAPUZZI, A., Esplosse il sessantotto, nessuno sent.
12. BOLAFFI, A., op. cit., p. 56.
13. PASSERINI, L., op. cit., p. 179.
14. MAGNANO, A., Seconda repubblica, memoria storica, movimenti. Il
Grande Vetro, n. 19, noviembre-diciembre 1994.
15. SCAVINO, M., Il 68 nella storia dell'Italia repubblicana. Una rassegna
critica. Per il Sessantotto, n. 8, 1995, p. 37.
16. Se trata del seminario de estudios Gli archivi del 68 per la storia
dellItalia repubblicana, que tuvo lugar en Turn el 19 de enero de
1996 (vase el informe realizado por O. MAZZOLENI en la Rivista storica dell'anarchismo, n. 1, 1996, p. 168-73). Una resea crtica y sistemtica de las distintas interpretaciones del 68 y de sus implicaciones
metodolgicas aparece en el ensayo de REVELLI, M., Movimenti
sociali e spazio poltico, en Storia dell'Italia repubblicana. Turn:
Einaudi, vol. 2, tomo 2, 1995.
17. GRISPIGNI, M., Se Peter Pan affronta i movimenti. il manifesto, 8 de
junio de 1996.
18. N. de T.: expresin tpica de la postura poltica de la izquierda italiana
en general que pretende no desarrollar luchas frontales, sino colaborar con antiguos adversarios para gestionar de una manera ms eficiente la sociedad y las instituciones.
19. Idem, Gli anni dellazione collettiva, 1960-1970, Italia contemporanea, n. 189, 1992, p. 729-30.
20. Para una visin completa de las diferentes historias y siglas de lo que
parece ser el infinito archipilago de los grupos de nueva izquierda en
Italia en los aos setenta, cfr. Il Sessantotto. La stagione dei movi-
31
21.
22.
23.
24.
25.
32
El pre-68: la incubacin
poltica y cultural
Fragmentos y fermentos
Una crtica de izquierda, anarquista y anarcosindicalista,
anticapitalista, antiestalinista y antirreformista ha caracterizado la historia de la izquierda italiana. Esta crtica hunda
sus races en la lucha que en los aos veinte y treinta opusieron sobre todo trotskistas y bordighistas, pero tambin
consejistas de Pannekoek,1 luxemburguistas y anarquistas
a la lnea oficial de los partidos comunistas de la III Internacional posterior a Lenin, para alimentarse despus del radicalismo de clase que se manifest durante la Resistencia,
con el nacimiento de organizaciones polticas que intentaron rebatir la obra de colaboracin con los partidos de la
burguesa, obra emprendida por el PCI y el PSI en el Comit
de Liberacin Nacional.
Es el momento de citar los casos de las formaciones partisanas y de las organizaciones polticas eclcticas como el
Partido Comunista Integral, ms conocido por el nombre
del peridico Stella Rossa, el Movimiento Comunista de
Italia, con su peridico Bandiera Rossa y otras tantas formaciones que haban animado la Resistencia aportando
una contribucin ideolgica crtica respecto a la reconstruccin del nuevo partido de Togliatti.
El mismo sector socialista contaba con una trayectoria
de fermentos crticos que haba conducido a la construccin de formaciones tales como el Movimiento de Unidad
Proletaria, animado por Lelio Basso, o el Frente Popular
Revolucionario,2 las cuales encontraban una correspondencia en las posiciones de intransigencia clasista de la
Federacin Juvenil Socialista y su peridico La Rivoluzione
33
34
35
36
37
38
1956, Quaderni Piacentini, han querido recordar sus orgenes afirmando que profundizaban en la cultura de la llamada tercera va de matriz azionista11 (Partito d'Azione) y
socialista que haba caracterizado algunas experiencias
polticas y editoriales de los aos cincuenta. Efectivamente,
Piergiorgio Bellocchio y Grazia Cherchi sostenan que eran
marxistas radicales, partidarios de la tercera va, anticlericales y antistalinistas.12
Las revelaciones de Kruschev, en el XX Congreso del
PCUS de febrero de 1956, y la posterior represin de la
revuelta hngara de noviembre del mismo ao haban
hecho inevitable la apertura de un mnimo debate poltico y
cultural en el interior del PCI, estimulado tambin por las
transformaciones que impuls el capitalismo italiano, preparando las premisas para el llamado milagro econmico.
La estructura de los funcionarios y de los cuadros que
gobernaban el partido, despus de un primer desliz inicial,
soport con suficiencia el impacto de las crticas que aquellos
acontecimientos suscitaron entre los miembros del partido.
El disenso no consigui manifestarse fuera de un estrecho crculo de intelectuales, que fueron aislados inmediatamente
del grueso de los afiliados y de los militantes.
Las discusiones y las contestaciones crticas no faltaron
en las secciones comunistas, pero el aparato logr impedir
que se creasen contactos entre las distintas tendencias crticas internas, impidiendo la libre circulacin de ideas y de
informacin dentro del partido.
Togliatti y el grupo dirigente no tuvieron ninguna dificultad en mantener unido al partido, reivindicando, respeto al
modelo estalinista sovitico, una peculiar planificacin
poltica y cultural fundada en una lectura nacional-popular
de Gramsci.
Adems, ms all del informe secreto de Kruchev, que el
mismo Togliatti critic en la famosa entrevista de la revista
Nuovi Argomenti, el secretario del PCUS daba unas indicaciones a favor de la coexistencia pacfica y de la va parlamentaria y nacional al socialismo que valoraban la estrate-
39
40
41
tas Revolucionarios (seccin italiana de la IV Internacional), en las pginas del cual se sealaba puntualmente la
importancia de determinados acontecimientos internacionales (China, Vietnam, la revolucin argelina y la cubana),
se analizaban las transformaciones del capitalismo italiano
y se haca un seguimiento crtico a la evolucin de la lnea
del PCI y del PSI.15
Se sumaban a este mbito poltico-cultural dos editoriales, la Samon e Savelli de Roma y Azione Comune de
Miln. La primera iniciaba sus publicaciones con un texto
de Fidel Castro sobre la revolucin y la paz mundial, al
que le siguieron libros de Trotsky, Lenin, Bujarin, Mandel,
Che Guevara, sobre el movimiento obrero italiano en los
aos del neocapitalismo de Livio Maitan, una antologa de
escritos sobre la revolucin argelina, escritos de Galvano
Della Volpe sobre la esttica romntica y la dialctica histrica, y el texto de Alberto Asor Rosa Scrittori e popolo de
1965. La otra editorial publicaba textos de Rosa Luxemburg y Alexandra Kollontai sobre la oposicin obrera en la
URSS, de Ida Mett sobre la revuelta de Kronstadt, de
Andrea Caffi sobre el socialismo libertario, de Armando
Borghi, Luciano Vasconi, Giulio Seniga, incluso dos textos sobre los crmenes del estalinismo escritos respectivamente por Guelfo Zaccaria (200 comunisti italiani vittime dello stalinismo) y por Alfredo Azzaroni (Blasco) que
recorra la vida del comunista italiano Pietro Tresso,
expulsado del partido en 1930, pasando a la oposicin
trotskista y que fue eliminado por los partisanos comunistas franceses en 1942.
Esta clase poltica se formaba en una situacin diferente a la de los aos cincuenta. Estaba emergiendo una generacin de jvenes fuertemente influida por los acontecimientos internos (la lucha contra Tambroni en julio de
1960, los hechos de la Plaza Statuto de Turn en 1962, la
reanudacin de las luchas obreras) e internacionales (las
revoluciones argelina y cubana, las manifestaciones contra la guerra del Vietnam, la muerte de Che Guevara en
42
43
44
tirada del semanario Umanit Nova era de 9.000 ejemplares respecto a los 7.500 de los aos anteriores.20
La intervencin obrera daba vida, como en el caso de la
revista Democrazia Diretta de Gnova de 1961, a un debate entre anarquistas y marxistas crticos de la Escuela de
Frankfurt, colaboradores de los Quaderni Rossi, los afiliados a Accin Comunista y el ex -comunista (despus de su
expulsin del PCI en agosto de 1961) Gianfranco Faina,
director responsable y principal animador de dicha revista
que perteneca a aquel sector del asociacionismo del cual
surga el obrerismo italiano.
La inyeccin de nuevas energas y de nuevas proyecciones en el mbito de la FAI determin, paralelamente, un
proceso de crecimiento y de ruptura. En el Congreso de
Carrara, de 1965, el ala antiorganizacin y anticlasista fue
expulsada de la FAI y del peridico. stos daban vida a los
Grupos de Iniciativa Anarquista publicando el peridico
L'Internazionale.21
En conjunto, la situacin se estaba modificando de
manera decisiva, la disensin crtica de izquierda se desarrollaba en el seno del mismo PCI y, concretamente, entre
los jvenes de la Federacin Juvenil Comunista. El nacimiento del PSIUP, en 1964, contribuy a avivar el debate a la
izquierda del PCI, los contrastes entre China y la URSS
daban lugar en Italia a formaciones disidentes marxistaleninistas.
El XXII Congreso del PCUS que tuvo lugar en Mosc, en
octubre de 1961, contribuy a animar la discusin. Esto
relanz la lucha contra el estalinismo, provocando la toma
de decisiones espectaculares: los restos de Stalin fueron
retirados del mausoleo de Lenin en la Plaza Roja y sepultados casi annimamente en un lugar cercano. Con la aprobacin por mayora en el congreso, Kruschev propuso
construir un monumento a las vctimas de las arbitrariedades y de las represiones estalinistas.
No haba parangn entre el efecto explosivo de este congreso en la Unin Sovitica y el XX Congreso de 1956. ste
45
ltimo, famoso por el informe secreto, arroll con su espectacular denuncia de Stalin, y al movimiento comunista de
los pases en los que dicho informe se difundi. En la URSS
se mantuvo secreto hasta 1989, ao de su publicacin.
Esta vez, los documentos congresuales que denunciaban
los crmenes de Stalin fueron publicados y difundidos en
miles de copias. En los peridicos el debate continu y se
recordaron pginas trgicas de la reciente historia sovitica.
Los hechos, evidentemente, tuvieron un gran eco en el
PCI italiano. Segn estimaciones crebles, el debate que se
desarroll en el interior del partido lleg a ms del 80% de
los afiliados. El trmino estalinismo, poco recurrente en la
prensa del partido despus del XX Congreso, pas a formar
parte del lenguaje corriente.
El grupo dirigente registr en su interior diferencias
profundas de juicio y de anlisis. Togliatti, que haba intentado reencauzar el debate en la lnea trazada por l mismo
en 1956, fue criticado en la reunin del Comit Central del
10 y 11 de noviembre.
Umberto Terracini pensaba que la explicacin de la
degeneracin basada nicamente en la inculpacin de Stalin era insuficiente y llamaba al orden a todo el grupo dirigente de la poca. Aldo Natoli quera que se convocase un
congreso extraordinario. Sergio Garavini expona con contundencia el problema de la planificacin desde abajo y de
la autogestin obrera. Giorgio Amendola lideraba una tendencia mayoritaria, moderadamente renovadora y crtica
que se contrapona a quien, Togliatti incluido, quera frenar la discusin por el temor a que se deteriorase la estructura burocrtica. Se unieron tambin a Amendola aquellos
que pretendan servirse de la lucha contra el estalinismo
para acentuar la posicin democrtica-parlamentaria de la
poltica del partido.
El documento que finalmente hizo pblico la secretara
comunista acentuaba an ms, en 1956, el cambio de actitud y la ruptura con los mtodos estalinistas. Importantes
motivos de reflexin metodolgica e histrica se ofrecan
46
para la investigacin de las causas de la degeneracin burocrtica. En los pargrafos de la conclusiones se afirmaba
que haba llegado el momento de deshacerse de la unanimidad ficticia y se escriba que en el movimiento comunista
y en el PCI las ideas deban circular libremente, y que podan configurarse tendencias y diferencias.
Si en 1956 la mayor parte de las crticas al PCI se haban
reducido a posiciones moderadas y reformistas, en 1961,
en cambio, se asista al nacimiento de una tendencia de
izquierda autoalimentada por una situacin incmoda y de
creciente radicalizacin juvenil de la cual el semanario de
los jvenes comunistas Nuova Generazione, dirigido en la
poca por Achille Occhetto y Luciana Castellina, era su
expresin.
Un ejemplo de esta incomodidad y de la toma de conciencia revolucionaria es el testimonio de Luigi Vinci, milans, elegido en 1962 para el Comit Central de la FGCI:
En 1962 llegu a la conclusin de que la calidad de
las elecciones estratgicas fundamentales, el aplastamiento de las instituciones, el mito del Este, la naturaleza altamente centralista y burocratizada de las relaciones internas en el PCI hacan que con aquel partido
comunista no se poda ir a ninguna parte.22
Ignorado extraamente por los investigadores de las
races culturales del 68, el semanario en cuestin desarroll un papel decisivamente relevante al afrontar y proponer
ciertas temticas: desde la solidaridad con la revolucin
argelina a la capacidad de comprender las novedades y las
peculiaridades de la revolucin cubana, concediendo un
largo espacio, al mismo tiempo, a artculos de reflexin
sobre la URSS, sobre Stalin y el estalinismo, sobre China, y
sealando a travs de la publicacin de artculos, servicios y
cartas un frentico y apasionado debate que se estaba desarrollando entre los jvenes de la FGCI en varias ciudades
de Italia.
47
48
49
de copias vendidas, incluidas las subscripciones, se acercaba a Rinascita,25 dato significativo e interesante que sealaba un aumento sin parangn en los aos precedentes, de
demanda de informacin y de formacin poltica por parte
de un pblico que no se diriga ya a los rganos tradicionales de los partidos del movimiento obrero, sino a las revistas de la llamada nueva izquierda.
Una demanda de conocimiento poltico que obligaba
a algunas revistas literarias de los aos sesenta a trasformarse en revistas polticas y a aumentar el nmero de ejemplares. Quaderni Piacentini, en junio de 1967, dejaba de publicar poesa y empezaba a ampliar la problemtica relativa a
los temas debatidos en el incipiente movimiento estudiantil, mientras pasaba de editar 4.000 ejemplares de aquel
ao a los 11.000 de 1968; Giovane Critica, nacida como
revista de crtica cinematogrfica, inauguraba en 1967 la
seccin Clase-Partido-Teora; Nuovo Impegno, que surgi
como peridico de literatura, dejaba de ocuparse de metodologa literaria para abrirse a temas relacionados con el
movimiento estudiantil de Pisa y de los grupos de Poder
Obrero.26
An queda todo por descubrir y por analizar acerca del
papel desarrollado por algunos sectores militantes de un
partido hoy injustamente olvidado, el PSIUP. ste haba
sido entonces el partido de la izquierda tradicional que, tal
vez, estuvo ms atento a todo aquello que emerga de las
universidades, entre los estudiantes, los jvenes y dentro
de las fbricas.
En Turn, por ejemplo, el PSIUP condujo una experiencia significativa en la FIAT, siguiendo la influencia de
Panzieri y de los Quaderni Rossi. De la corriente sindical
que haban establecido en la CGIL emergieron las batallas contra la programacin econmica y por la autonoma del sindicato respecto a los partidos. Desde el mismo
Turn surgieron las propuestas para la constitucin de
los consejos de fbrica y para las igualdades en las reivindicaciones.
50
51
52
El maosmo
La influencia de la revolucin china en la poltica de la
izquierda italiana atraves varias fases. Inicialmente fue
valorada por sus elementos de diversidad respecto a las llamadas democracias populares de los pases del Este. Se trataba de una revolucin activa, que comprometi a millones
de personas y que obtuvo su confirmacin en contraste con
todo lo que deseaban para aquella nacin Stalin y el grupo
dirigente sovitico.
China se presentaba, por lo tanto, como una especie de
hereja yugoslava en Asia, que ya destacaba entonces por
sus crticas a ciertos mtodos estalinistas, por dar privilegio
al momento poltico de las cien flores y por evidenciar
una relacin un poco ms democrtica entre el Estado, el
partido y la sociedad.
A esta fase inicial le sigui una segunda, marcada por
una ruptura entre China y la URSS y por las divergencias
entre nosotros (los comunistas chinos) y el compaero
Togliatti, que fue leda en Italia en clave antirrevisionista,
de vuelta a los sanos principios de la III Internacional y de
revaloracin del compaero Stalin, con su versin berlinesa introducida por Kruschev.
En verano de 1962 se comenzaron a distribuir casi clandestinamente en las secciones del PCI artculos de los
compaeros chinos y albaneses con una crtica severa a las
posiciones revisionistas de Togliatti y Kruschev.32 Fue en
esta fase que obtuvo impulso y energa vital el disenso marxista-leninista dentro del PCI y que condujo a la constitucin del peridico Nuova Sinistra, en 1964.
La interpretacin del caso Stalin por parte de los chinos
result ambivalente y, ciertamente, menos unvoca respecto a la versin que dieron los marxistas-leninistas en Italia.
Para los chinos las cosas eran ms complejas. En los hechos
criticaban la labor de Stalin33 en la construccin del Estado
y en la concepcin del partido y de su relacin con las
masas; en cambio, al mismo tiempo, se referan a aquel diri-
53
54
55
tesis de que Mao era la fuente de inspiracin de los movimientos subversivos del mundo occidental:
la trayectoria victoriosa de la gran revolucin
proletaria en China ha acelerado la difusin de las
enseanzas de Mao Tsetung en Europa occidental y en
Amrica del Norte, donde el nmero de estudiantes que
leen los escritos y las citas del presidente Mao va creciendo constantemente.36
En general, en aquellos aos, los grupos a la izquierda
del PCI evolucionaron en cuatro direcciones: 1) se formaron ncleos de oposicin en el interior del PCI; 2) crecieron aquellos que haban sido grupos de la izquierda histrica, concretamente de la IV Internacional; 3) surgieron
nuevos grupos que reivindicaban las posturas chinas; 4)
nacieron grupos de inspiracin obrerista y anarcosindicalista, sobre todo a partir de las luchas obreras de los primeros aos de la dcada de los sesenta.
Su composicin social era principalmente, sino del
todo, pequeoburguesa, la clase obrera era an algo extraa a la formacin de estos grupos revolucionarios. Los
lazos entre las vanguardias obreras y el PCI se haban configurado sobre todo en el largo perodo que iba de 1943 a
1953 y se mostraban estrechamente fuertes. Adems, el PCI
y los sindicatos desarrollaron un papel til como instrumentos para la organizacin cotidiana de la defensa econmica del proletariado y, en esta funcin, no eran sustituibles por los grupos.
56
Notas:
1. N. de T.: Anton Pannekoek (1873-1960) fue un destacado terico del
movimiento marxista, contrario al bolchevismo y defensor del comunismo organizado mediante consejos obreros (Council Comunist
Mouvement).
2. Una amplia y escrupulosa reconstruccin de la historia de estas organizaciones polticas ha sido realizada por PEREGALLI, A. (1991) Laltra resistenza. Gnova: Graphos.
3. Cfr. SOLARI, L. (1964) I giovani di Rivoluzione Socialista. Roma:
Iepi. Sobre Iniziativa Socialista vase PUNZO, M. (1973) Dalla liberazione a Palazzo Barberini. Miln: Celuc Libri; FEDELE, S. (1978)
Fronte Popolare. La sinistra e le elezioni del 18 aprile 1948. Miln:
Bompiani.
4. Cfr. AAVV (1995) La Resistenza sconosciuta. Gli anarchici nella lotta
al fascismo. Raccolta anastatica di tutti i periodici clandestini del
periodo 43/45. Miln: Zero in Condotta; AAVV (1993) L'antifascismo
rivoluzionario. Pisa: BFS.
5. MONTALDI, D. (1994) Bisogna sognarre. Scritti in Italia 1952-1975.
Miln: Colibri, p. 492; cfr. ROSSI, I. (1981) La ripresa del Movimento
Anarchico Italiano e la propaganda orale dal 1943 al 1950. Pistoia: RL.
6. Cfr. DALMASSO, S., La diaspora socialista in Italia (1951-1958). Giovane Critica, n. 33, invierno de 1973, p. 45. Del mismo autor vase
tambin: I socialisti independenti in Italia 1951-1957. Movimento
Operaio e Socialista, n. 3, julio-septiembre de 1973.
7. Cfr. PEREGALLI, A. Le dissidenze comuniste tra Lenin e Mao. Azione
Comunista (1956-1965). Classe, n. 17, junio de 1980.
8. MONTALDI, D., op. cit., pp. 492-93.
9. Cfr. respectivamente Passato e Presente del movimento anarchico
(lettera aperta ad Armando Borghi) y Sulla linea dell' unit operaia si
difendono le ragioni dell'anarchismo, ambos en L'Impulso, n. 3, 15
de marzo de 1954. Ms en general sobre los GAAP y sobre el movimiento anarquista italiano cfr. CERRITO, G., Da Bakunin a Malatesta y Il
tramonto dei puritani, en L'Astrolabio, n. 12 y 13, julio de 1965 y, Il
ruolo dell'organizzazione anarchica. Catania: RL, 1973; FERRI, P.
(1978) Il movimento anarchico in Italia. Roma: Quaderni della Fiap;
IUSO, P., Aspetti organizzativi del movimento anarchico in Italia dagli
anni '50 agli anni '70, en Trimestre, n. 2, 1993.
10. Cfr. FORTINI, F., Dal Politecnico a Ragionementi. 1945-1957, en
AAVV (1977) Gli intellettuali in trincea. Papua: Cluep; COLUMMI, C.,
Le riviste del disgelo. Ragionamenti y Opinione; PAVONE, C. Le
contradizione del dopo Ungheria. Passato e Presente (1958-1960);
GIBELLI, A., La storia come pretesto. La Rivista Storica del Socialismo, todos en Classe, n. 17, op. cit.; MAGNANO, A., (1979) Origini
della nuova sinistra. Messina-Florencia: D'Anna. La reedicin anasttica de los nmeros de Ragionamenti fue realizada por la editorial
Gulliver de Miln en 1980 con una introduccin de M. C. Fugaza.
11. N. de T.: la tercera va rechazaba una eleccin entre la clerical Democracia Cristiana y el estalinista Partido Comunista. Tuvo cierta presencia en medios intelectuales pero un escaso peso poltico y un limitado
apoyo popular. Partido de Accin naci en 1943 durante la lucha partisana como heredero de Justicia y Libertad, movimiento liberal socialista y revolucionario de los hermanos Rosselli que, durante todo el
fascismo, protagonizaron una gran oposicin al rgimen, y otros inte-
57
12.
13.
14.
15.
16.
17.
18.
19.
20.
21.
22.
23.
24.
25.
26.
59
El movimiento del 68
y sus problemas
El decreto ley 2.314, impulsado por el ministro de Instruccin Pblica Gui, fue la causa que desat las luchas universitarias del ao acadmico 1966-67. se decreto y los que le
siguieron el ao siguiente no se explican sin hacer una referencia a las profundas transformaciones que afectaron a las
universidades italianas.
La poblacin estudiantil universitaria, que qued casi
estancada durante los primeros quince aos de la posguerra (el ndice de estudiantes apenas haba aumentado un
1% entre 1945 y 1960), a partir de 1960 aument notablemente: en 1966 el 72%, en 1967 el 93% y en 1968 el 117%.
Disminua la incidencia de los estudiantes procedentes de
la clase medio-alta y aumentaba la de los estudiantes procedentes de la pequea burguesa y del proletariado.2
Dentro de las universidades se creaba una nueva situacin: por un lado, la vieja estructura didctica era incapaz
de responder a las nuevas necesidades ideolgicas y formativas demandadas por la transformacin neocapitalista de
la sociedad y, por el otro, los sistemas de seleccin, los
inconvenientes materiales de naturaleza varia, la opresin
ideolgica y el despotismo de los barones3 se hacan cada
vez ms intolerables para la nueva masa estudiantil.
Si las primeras luchas del curso 1966-67 no tenan comparacin con las del ao siguiente, al menos se distinguan
de las luchas precedentes. En realidad, por primera vez des-
61
62
63
por cada universidad, hasta instancias nacionales por delegaciones sucesivas. Durante la posguerra, en las universidades se reprodujeron las formas de la democracia representativa constituyndose en cada una de ellas los parlamentos
de los estudiantes, llamados organismos representativos.
Desde 1948, exista un parlamento nacional, el UNURI, elegido por los distintos parlamentos locales.
En el interior de esta estructura institucional actuaban
las diferentes asociaciones polticas de los estudiantes que,
de hecho, eran apndices de los partidos en el interior de
las universidades. Las ms importantes eran: UGI (estudiantes del PCI, PSIUP y PSDI), INTESA (catlicos), AGI
(liberales) y FUAN (fascistas).
A pesar de la escasez de poderes adjudicados a los organismos representativos de los estudiantes (se nombraban algunos representantes en el consejo de la Opera Universitaria y
se promovan iniciativas deportivas y recreativas), stos llevaban a cabo otras funciones importantes. Estos organismos
servan para adiestrar a los jvenes en las polmicas de la dialctica parlamentaria. Eran, de algn modo, lugares representativos de los intereses sindicales y corporativos de los
estudiantes, y ejercan una presin sobre los partidos y sobre
el gobierno a favor de la reforma universitaria.
Las ocupaciones llevaron inmediatamente a la crisis este
sistema, vaciando las instituciones representativas para
sustituirlas por una asamblea general reunida permanentemente. El nuevo movimiento estudiantil se basaba en una
participacin efectiva y consciente de los estudiantes que
se manifestaba en las asambleas y rechazaba cualquier delegacin de poder o de representatividad en un rgano ms
restringido. Escriban por ejemplo los estudiantes trentinos (de Trento-Alto Adige) en un documento de 1967:
Nosotros no reconocemos ninguna autoridad en los
organismos representativos. stos son la imagen reflejada en el espejo deformante de la democracia pequeoburguesa de un parlamentarismo vertical, desvin-
64
65
66
67
nista activo de aquel movimiento. Un gran mrito del movimiento estudiantil fue la redefinicin de la poltica, lo cual
introdujo, tal y como dice Carlo Donolo, un nuevo modo
de hacer poltica y tambin de definir qu es la poltica;
pero la informalidad organizativa, necesaria y til al principio para reconducir la atomizacin poltico-social de las
personas y favorecer la discusin, poda dar lugar a una
forma casi carismtica de autoridad sin eludir lo que era
la relacin crucial dentro del movimiento
entre el vrtice y la base. El vrtice est constituido por el grupo de los que estn ms comprometidos,
tienen opiniones ms argumentadas y las mejores
ideas que pueden traducirse en iniciativas. Al expresar
una conciencia poltica ms avanzada, se plantea el
problema de la mediacin con la base.13
El mismo Guido Viale en un texto ya citado, Contro luniversit, se planteaba el problema de la relacin entre
asamblea y vanguardia reivindicando el papel de sta ltima, pero sin entrar en el anlisis de una solucin factible
para esta relacin que evitase, por una parte, el riesgo de
volver a proponer un mecanismo de vanguardia externa y,
por la otra, el de caer en el llamado asamblearismo como
fin en s mismo.
A menudo, el razonamiento pareca confundir dos
momentos distintos, el de la organizacin autnoma de los
trabajadores, los estudiantes u otros sujetos sociales, con el
de la organizacin de las vanguardias polticas.
No era en absoluto lo mismo: los trabajadores y los sujetos sociales en sentido lato mostraban en su interior
momentos diferentes de madurez y de movilizacin, necesitando, por lo tanto, estructuras organizativas que representasen a todos, fundadas en las asambleas de fbrica, de
escuela, de barrio, etc., expresin de los representantes
elegidos por la base y que fuesen fcilmente revocables.
Algo distinto era la organizacin de la vanguardia poltica,
68
69
70
71
72
73
74
integracin en el sistema, del retorno al ovillo representado por los viejos partidos de izquierda o en el reflujo individual hacia la profesin o a la posicin social dentro de la
sociedad, todo esto empujaba a las vanguardias del movimiento estudiantil a encontrar una va de salida organizativa, y no ya un mando centralizado, un comit central,
sino al menos un esqueleto, una red, una estructura de sustento, capaz de asegurar una continuidad y unas expectativas en la accin cotidiana:
No puede pensarse en una continuacin ininterrumpida, durante un largo perodo, de los enfrentamientos
en sus formas actuales. Perodos de enfrentamiento
agudo se alternan con perodos de estancamiento relativo: es necesario formar una organizacin capaz de
atravesar tanto unos (perodos) como los otros. [...].
En las situaciones de lucha ms avanzada [...] se
manifiesta una creciente distancia entre el desarrollo
concreto del enfrentamiento [...] y el desarrollo de la
discusin y de la organizacin poltica del movimiento.
[...] El desarrollo estratgico del movimiento acontece
en la cabeza de los lderes que, poco a poco, deciden dar
uno u otro significado a ste o aquel enfrentamiento.27
El debate sobre la organizacin se haca an ms agobiante despus de la explosin del Mayo francs. Los estudiantes italianos que se trasladaron a Pars a ver la revolucin volvieron meditabundos por su rpido reflujo.28 La
vastedad del movimiento que haba conducido a Francia al
borde de una crisis revolucionaria en mayo de 1968 y su
rpido reflujo introdujeron un elemento y una reflexin de
ms, a favor de aquellos que insistan en la estructuracin
orgnica del movimiento estudiantil, superando definitivamente lo que haban parecido ser unos lmites atados al
localismo y a la espontaneidad.
Adems, el mismo movimiento de los estudiantes en Italia, despus de la ascensin de las luchas de los meses pre-
75
cedentes, conoci en el verano del 68 un momento de estancamiento y una crisis de incertidumbre. El movimiento perda su dimensin de masa. Haba protestado a fondo contra
la universidad, contra su cultura acadmica y burguesa,
contra sus sistemas autoritarios y burocrticos, contra su
vieja y obsoleta didctica; haba sabido definir de una
manera nueva y desacralizadora la figura social del estudiante, haba indicado nuevas vas para la politizacin de
los distintos estratos sociales diferentes a los considerados
por las tradicionales teoras del conflicto de clase. Ahora se
planteaba la cuestin de cmo mantener en el tiempo
estas adquisiciones, cmo continuar una lucha que en ese
momento, sin tener objetivos reformistas, se iba configurando como un enfrentamiento general contra el sistema.
Para prepararse para tal enfrentamiento se necesitaban
esencialmente dos cosas: una estructura organizativa y la
bsqueda de alianzas con otros estratos sociales o clases
subordinadas.
El Mayo francs haba manifestado, al menos as lo
pareca, la posibilidad de un estallido revolucionario
[...], aquellos que estaban convencidos que tambin
Europa e Italia habran conocido una fase de conflicto
anloga [...] presionaban para que no se llegase sin preparacin a aquel compromiso y para que, ms bien, se
acelerara y favoreciera alargando con un centralismo
poltico organizativo las luchas y la conflictividad,
incluso los que pensaban en una larga fase de guerra
guerreada, tambin los que teman un brutal contragolpe defensivo de la reaccin, tambin quienes pensaban que era posible utilizar energas aprisionadas para
obtener cualquier tmida mejora institucional o social,
difcilmente conseguan razonar sin que la cuestin de
la organizacin hiciese su acto de aparicin.29
Despus del Mayo francs recordaba Peppino Ortoleva estbamos preparados para todo,30 y la falta de defi-
76
77
Sobre este punto, dentro del movimiento existan anlisis y tesis contrapuestas a partir de las cuales, tericamente,
se formularon diferentes hiptesis, sobre su funcin.
Al principio de la Tesi della Sapienza de Pisa, el estudiante universitario haba sido definido como fuerza de trabajo en vas de especializacin y, por lo tanto, era una figura
subordinada,
no slo en la relacin que mantiene con su futura
posicin salarial en el proceso productivo, sino en su
actividad universitaria en la cual, la divisin capitalista del trabajo intelectual, lo define inmediatamente
en trminos de ejecutor de procesos mentales y de experiencias predeterminadas y subdivididas.33
Partiendo de la constatacin de que la funcin tradicional de la Universidad como productora de elites dirigentes,
de una ideologa y de una visin del mundo de la clase
dominante, estaba cambiando porque tena que responder
a una demanda, cada vez mayor, de tcnicos procedente de
la produccin capitalista moderna, los estudiantes de
arquitectura de Venecia llegaron a la conclusin de que la
universidad ya no produca investigadores cientficos u
operadores crticos, sino, tcnicos especialistas alienados, funcionales al sistema productivo; una alienacin
similar a la del obrero de fbrica consistente en la expropiacin capitalista de los objetos producidos y en la prdida de la visin global del proceso productivo, as como de la
funcin de su saber hacer.34
No muy distinto era el anlisis que vena de Trento, aparecido en un clebre documento:
La universidad es uno de los institutos productivos
del actual sistema social entendido como sistema mercantil (sistema de mercancas).
sta [la universidad] produce un tipo determinado
de mercancas: el hombre precisamente como mercan-
78
79
80
A la luz de estas consideraciones, el movimiento estudiantil tena y conservaba una autonoma y especificidad
propia en la accin poltica y, como tal, no deba fundirse o
unirse con otros movimientos revolucionarios y antagonistas, como por ejemplo el obrero, sino que tena que buscar
alianzas, una relacin directa entre movimientos.
El hilo conductor comn que poda cimentar la unidad,
incluso con la recproca autonoma e independencia, entre
los distintos movimientos vena dado por el descubrimiento hecho por el propio movimiento estudiantil, es decir, la
lucha contra el autoritarismo:
antiautoritarismo [...] es una palabra nueva
para un viejo hecho: la explotacin [...].
Se tiene en cuenta el hecho que tambin la explotacin inmediata del obrero es posible, no slo gracias a
la disciplina a la cual est sujeto en su puesto de trabajo, sino tambin al efecto global de los controles sociales fuera de la fbrica, lo cual es una prueba de la naturaleza de la actual divisin del trabajo social y
poltico.39
El congreso nacional que tuvo lugar en la Facultad de
Arquitectura de Venecia, el 8 y 9 de junio de 1968, y en el que
participaron un millar de personas, incluidos casi doscientos obreros, procedentes de Turn, Miln, Bolonia, Padua,
Venecia, Trieste, Florencia, Roma, Npoles, Bari, Pisa, eran
un testimonio de la creciente difusin del problema obrero
en el interior del movimiento estudiantil y de la necesidad de
encontrar, en este mbito, nuevos caminos de intervencin.
La propuesta que avanzaron algunos turineses de una
liga estudiantil-obrera que extrajera las fuerzas del movimiento estudiantil y despus las volcase en las fbricas, suscit resistencias e intervenciones contrarias. Mejor proceder
por etapas graduales que construir momentos de encuentro
con los trabajadores, sin anticipar demasiado los tiempos y
las formas organizativas.
81
Sobre todo se quera corroborar la autonoma del movimiento estudiantil que tena unos deberes y objetivos que
iban ms all de la solidaridad con la clase obrera: tena que
desarrollar una funcin recordatoria entre las luchas obreras y las que se desarrollaban contra todas las estructuras
coercitivas de la sociedad capitalista.
El movimiento estudiantil se corroboraba,que
haba conquistado una legitimidad y una base de masa porque haba llevado a la crisis al autoritarismo universitario,
slo preservando su influencia de masa poda plantearse el
problema de una relacin correcta, efectiva y no mistificada
con la clase obrera; de otra manera se arriesgaba a volver a
caer en la experiencia de un grupo externo que intervena
entre los obreros.
El congreso sealaba tambin que iniciativas importantes de trabajo dirigidas hacia la clase obrera haban sido
tomadas o estaban a punto de serlo.
Por otra parte, ya en la mocin final del congreso sobre
las luchas estudiantiles, que tuvieron lugar en Trento el 6
de febrero de 1968, se afirmaba que si bien era correcto reivindicar la autonoma del movimiento, sta no tena que
convertirse en una autonoma de las luchas de los estudiantes de las escuelas medias superiores y concretamente de
las luchas obreras:
las formas de esta unin entre las luchas estudiantiles y las luchas obreras son experimentales [...]. stas,
igualmente, exponen la necesidad de un salto poltico,
desde la unin hasta su convergencia, ya sea a nivel tctico o estratgico [...]. La relacin no puede resolverse en
encuentros verticales de unos pocos burcratas [...] tiene
que ser edificada como una extensin, como una unin.40
La comisin de fbricas del movimiento estudiantil trentino, plantendose intencionadamente polemizar con cualquier abstracta teorizacin ideolgica sobre las relaciones
entre el movimiento estudiantil y la clase obrera, intent
82
mediante una encuesta sociolgica identificar cules podan ser los vnculos efectivos entre las luchas estudiantiles
y las obreras. La conclusin a la que llegaron es la siguiente:
exponemos la siguiente alternativa: o el crecimiento poltico-organizativo encuentra una salida
orgnica en el marco general de las luchas obreras [...]
que pase por el enunciado poltico de objetivos y la creacin de instrumentos organizativos funcionales para
una lucha unitaria, o bien, desde este momento es posible diagnosticar la quiebra poltica de las luchas estudiantiles, su lenta y progresiva debilitacin por asfixia
y su inevitable absorcin por parte del sistema.41
En Miln se verificaban experiencias significativas de
intervencin del movimiento de estudiantes en las fbricas
Pirelli y Candy. La relacin entre los estudiantes y la lucha
obrera pasaba por el compromiso y la participacin estable
de algunos estudiantes en las actividades de los Comits
Unitarios de Base, sobre todo en la Pirelli. Se trataba de un
trabajo que daba sus frutos, si es cierto lo que escriban los
estudiantes milaneses en un documento, segn el cual se
haba verificado una absorcin por parte de algunos cuadros obreros que conducan la lucha en la fbrica de los
temas polticos derivados del movimiento estudiantil.42
En Roma se haba iniciado una experiencia de trabajo de
masa por parte de los que estaban fuera de la sede que permiti establecer una serie de contactos con situaciones
especficas del sur, especialmente con Calabria. El trabajo
de intervencin en aquella situacin haba llevado a la conclusin de que la intervencin poltica tena un sentido si se
estaba dispuesto a vivir directamente dentro del contexto
considerado en su totalidad, determinado no slo desde
la condicin de fbrica, sino tambin desde el conjunto de
las condiciones de vida, las cuales ponan en marcha un
proceso de politizacin que alcanzaba solamente con posterioridad el puesto de trabajo en la fbrica.43
83
84
85
87
De este modo naca la asamblea de los obreros y estudiantes que agrupaba, en la reunin que tena lugar casi
todas las noches, a centenares de personas convirtindose
as, en el transcurso de pocos das, en el elemento gua para
las nuevas luchas que, espontnea y autnomamente, se
desarrollaban en las secciones.
88
Notas:
1. No puede abrirse una lucha ni puede cerrarse mas que en el alba
dorada de la revolucin esperando los das de vino y rosas.
ROSTAGNO, M., op. cit., p. 131.
2. Para estos datos cfr. Lotta de classe nella scuola e movimento studentesco. Quaderni di Avanguardia Operaia. Miln: Sapere Edizioni,
1971, p. 83.
3. N. de T.: en italiano original baroni se refiere, en este caso, a los profesores universitarios que abusan de su poder.
4. Para una reconstruccin cronolgica de este perodo cfr. Lotta di classe nella scuola e movimento studentesco, op. cit.; TRAVAGLIA, S.
(1978) Cronache 68-69. Verona: Bertani. Cfr. MAGNANO, A., La geografia del movimento del 68 in Italia. Il Sessantotto, levento e la storia. Brescia : Annali della Fondazione Micheletti, n. 4, 1988-89.
5. Los datos se han sacado de una cronologa del Movimiento Estudiantil
aparecida en Tempi Moderni, verano de 1968.
6. Universit negativa. Lavoro Poltico, n. 2, noviembre de 1967.
7. BOBBIO, L. y VIALE, G., La strategia del movimento studentesco.
Problemi del Socialismo, n. 28-29, marzo-abril 1968, p. 78. Una crtica a los partidos similar encontraba su correspondencia en anlisis
desarrollados precedentemente en el marco de la crtica marxista.
Vase lo que ya haba escrito Lelio Basso en 1962: Los partidos se han
desarrollado como organizaciones electorales alrededor del sistema
parlamentario, y puede decirse que [...] todos los partidos tienen
como objetivo principal de su actividad el conquistar escaos en el
parlamento: actualmente los partidos del movimiento obrero en Occidente estn completamente parlamentarizados (Un processo di
depolitizzazione strutturale e sovrastrutturale. Tempi Moderni, n. 8,
enero-marzo 1962).
8. Il movimento studentesco a Roma; esperienze e obiettivi. Quaderni
Piacentini, n. 34, mayo 1968, p. 103.
9. VIALE, G., Contro luniversit, en AAVV, Universit: lipotesi rivoluzionaria, op. cit., p. 127; vase tambin BOBBIO, L. y VIALE, G., op.
cit., p. 84.
10. Universit negativa, op. cit.
11. De esta manera se expresaban en algunos fragmentos DONOLO, C.,
La poltica ridefinita, Quaderni Piacentini, n. 35, julio de 1968, en
Antologa, op. cit., p. 81, y BOBBIO, L. y VIALE, G., op. cit., p. 84.
12. ROSSANDA, R., Elogio dei gruppetari. Il movimento, la giusta linea,
l'organizzazione, suplemento de il manifesto del 26 octubre 1988.
13. DONOLO, C., op. cit., p. 78, 81.
14. RISIER, V. y VOLTERRA, M., Movimento studentesco, PCI e centro
sinistra. Quaderni Piacentini, n. 37, marzo 1969, pp. 36-37.
15. Del CARRIA, R. (1977) Proletari senza rivoluzione. Roma: Savelli, vol.
V, p. 98.
16. ROSTAGNO, M., op. cit., p. 14.
17. Materiali per una universit critica. Quaderni Piacentini, n. 36,
noviembre de 1968.
18. BOBBIO, L., Prima di LC. Da Palazzo Campana il salto nella societ
senza centro, en el suplemento de il manifesto del 26 octubre de 1988.
19. Mozione conclusiva del convegno sulle lotte studentesche, Trento,
6 de febrero de 1968, en Movimento Studentesco (coord.) (1968)
Documenti della rivolta universitaria. Bari: Laterza, pp. 77-78.
89
20.
21.
22.
23.
24.
25.
26.
27.
28.
29.
30.
31.
32.
33.
34.
35.
36.
37.
38.
39.
40.
41.
42.
43.
44.
45.
46.
47.
48.
49.
90
Un problema de naturaleza historiogrfica se presenta inmediatamente apenas se intenta pasar del movimiento del 68 a
las luchas obreras del 69. Si el evento del 68 ha sido de vez en
cuando enfatizado, recuperado, examinado, documentado,
testimoniado por sus protagonistas, filmado por la televisin y convertido en materia por las fciles y rpidas plumas
de las revistas, no puede decirse lo mismo del 69 obrero. En
este ltimo caso se da una especie de conjura del silencio,
con una zona oscura e impenetrable, para olvidar y alejar.
Durante el decenio de los setenta, no haba artculo o
intervencin poltica que no empezase hablando de las
luchas obreras o estudiantiles, del binomio 68-69; en cambio, hoy este evento ha sido separado totalmente. De esta
manera, no slo se cumple una operacin de revisionismo
historiogrfico, sino que se pierde lo que fue la especificidad del 68 italiano respecto a movimientos anlogos en
otros pases; especificidad que consisti precisamente en
aquel nexo.2
Se trata, decamos, de un serio problema historiogrfico
que ha tenido dos repercusiones inmediatas. La primera
consecuencia de la separacin del 68 de las luchas obreras
del 69 ha sido la reduccin del propio movimiento estudiantil a una serie de historias juveniles, a un conflicto de tipo
generacional,3 despojndole de esta manera de sus conte-
91
nidos subversivos, revolucionarios, anticapitalistas y socialistas. Se pierde tambin de esta manera la capacidad de
entender la vinculacin y el entrelazamiento entre las formas
de lucha estudiantiles y las de las fbricas debido al:
anlisis y la crtica al autoritarismo en la enseanza y en la fbrica y en el resto de estructuras de la
sociedad; acerca de lo subrayado y las condiciones
estudiantiles como fuerza de trabajo en formacin.
El desenmascaramiento de instituciones y modos
de actuacin llevaba consigo la invencin, o la reinvencin, de instrumentos organizativos y de lucha: los
cursos alternativos o la limitacin del rendimiento,
los delegados de asamblea o de grupo homogneo, las
interrupciones de las clases o las manifestaciones
internas.4
La segunda consecuencia se debe a la incapacidad de
penetrar y de comenzar a entender los aos setenta en Italia, aos de conflictividad de clase y de protagonismo social
que no tienen equivalente en la historia de nuestro pas:
El problema historiogrfico ms importante que
emerge en la izquierda est representado por el vaco
de la historia poltico-social a partir del bienio 68-69.
No se trata de una represin psicolgica. Se trata de
una prdida de disponibilidad, de categoras, de criterios, de conceptos, de puntos de vista capaces de guiar y
de orientar una reconstruccin, una explicacin dotada de sentido, de las evoluciones histricas acaecidas durante la gran oleada del movimiento.5
A diferencia del 68, el 69 se presenta ms irreductible,
soporta mal el maquillage de introduccin a los aos noventa. Esto no ofrece ni material de fcil consumo para los
medios de comunicacin ni las notas de costumbre sobre las
cuales bordar artculos para las revistas.
92
93
los sindicatos. Era la respuesta de los obreros de las cadenas de montaje a la desprofesionalizacin del trabajo que el
sistema taylorista de organizacin de la produccin haba
introducido en las fbricas italianas.
A paridad de trabajo, paridad de salario; la divisin en
muchas categoras retributivas era un legado del pasado
vinculado a la figura del obrero de oficio y que, mantenida
en los aos sesenta, serva nicamente para dividir y fragmentar la lucha de los trabajadores en muchos y pequeos
conflictos empresariales, de fbrica, de departamento, de
oficina.
Las nuevas consignas obreras sobre el trabajo a destajo,
sobre los aumentos iguales para todos, contra la alineacin
y por los consejos contra las viejas comisiones internas,
haban emergido ya en la lucha de los obreros de la Olivetti
de Massa en 1967.8
En 1968, fueron los obreros de la Petrolchimica de
Marghera, en lucha por el conflicto de los premios por la
produccin que en agosto ocuparon la estacin y los
pasos de nivel de Mestre enfrentndose a la polica, quienes anticiparon nuevas formas de lucha (huelgas improvisadas y articuladas) y las peticiones de aumentos de salario
para todos, la reduccin del horario hasta las 40 horas, paridad normativa entre obreros y empleados.
En otoo, la lucha se desplaz a la Pirelli de Miln donde
la crtica al trabajo a destajo y a los ritmos de produccin se
manifestaba como una intencin de mejorar radicalmente
las condiciones laborales en la fbrica, sin aceptar el nexo
entre retribucin y rendimiento.
Merecidamente emblemtica fue la lucha que se desarroll en los establecimientos de la FIAT de Turn en la primavera de 1969. Las peticiones de aumentos sustanciales
sobre el sueldo base, la desvinculacin del salario de la productividad y del pase en masa a la segunda categora eran
entendidas como una crtica directa al trabajo asalariado.
Lo que entonces se llamaba proceso de proletarizacin
arremeta tambin contra las clases sociales intermedias,
94
afectando a la masa de empleados administrativos y tcnicos. Tambin su trabajo estaba sujeto a un proceso de descalificacin, a la intensificacin de los ritmos, al aumento
de la monotona y a la repeticin, consecuencia de su parcelacin, simplificacin y reiteracin.
El cambio generacional llevaba a la sustitucin del viejo
personal administrativo por jvenes empleados que con
mayor facilidad adquiran conciencia de su proletarizacin y
de la afinidad de intereses que los una a los obreros. Idntico proceso concerna y afectaba a los trabajadores tcnicos.
La peticin de aumentos notables de salario era un
hecho nuevo y chocante, en la medida en que se desligaba
de los discursos sobre el aumento relativo del trabajo a destajo y, por lo tanto, de la productividad. El salario se convirti en una variable independiente, que ya no se calculaba
sobre la base de la compatibilidad con el sistema empresa,
sino teniendo en cuenta variables externas a la fbrica y
todo aquello que era indispensable para procurarse una
vida digna: casa, escolarizacin de los hijos, disfrute del
tiempo libre, de las vacaciones, etc.
No solamente ya no se aceptaba el discurso de acordar
aumentos salariales sobre la base de un aumento del rendimiento de trabajo, sino que stos venan acompaados de
una demanda de reduccin del horario laboral; ms dinero y menos trabajo era el eslogan de los llamados obreros
de masa.
El eslogan extremista de rechazo al trabajo lanzado
por un titular a primera pgina de un semanario obrerista,
La Classe,9 indicaba precisamente una inversin de la tendencia. No se trataba que, de forma repentina, los obreros,
y particularmente los meridionales, no tuviesen ganas de
trabajar, segn el buen sentido racista que circulaba entre
los piemonteses y los milaneses doc.
El desapego al trabajo, como lo llamaban los psiclogos
y los socilogos industriales, y que se manifestaba espontneamente en el recurso a la baja por enfermedad, en el continuo movimiento de la mano de obra de una empresa a
95
96
97
98
El encuentro obreros-estudiantes
relanza el problema de la organizacin
En otoo de 1969, cuando se iniciaba la fase culminante de
las luchas obreras, la interlocucin estudiantil ya no era, en
la mayor parte de los casos, un movimiento estructurado y de
masa, se haba convertido, o estaba a punto de convertirse,
en un conjunto de grupos polticos organizados, surgidos
o resurgidos y transformados de aquel movimiento.
Tres hechos haban sealado el fin del 68: la oleada de
huelgas durante el invierno del 68-69, durante las cuales
grupos considerables de estudiantes participaron en los
piquetes delante de los accesos a las fbricas, la entrada de
los estudiantes de secundaria en la lucha y la pesada oleada
represiva que comenzaba a abatirse sobre el movimiento.
En este contexto se determinaron procesos de disgregacin y de nuevas agrupaciones:
el sector que particip en el movimiento de las
ocupaciones con una conciencia exclusivamente democrtico-burguesa, y que vio las luchas universitarias
como una posibilidad de abrir nuevos espacios, de
rejuvenecimiento, de renovacin, de democratizacin, reconoce a estas alturas que su papel poltico se
haba acabado [...], y desde ese momento en adelante
desaparece de las asambleas, de los piquetes, de las
manifestaciones, para volverse a encontrar en las
bibliotecas, en los institutos, en los seminarios, comenzando a hacer funcionar las instituciones universita-
99
100
Notas:
1. Italia estaba destinada a convertirse en un caso particular no por lo
que se refiere al rol de los jvenes en su ciclo de protesta,sino por el
nmero y la intensidad de los conflictos en la industria.
TARROW, S., op. cit., p.75.
2. BOLOGNA, S., I riti della memoria e la storia espropiata. L'autunno
caldo e ben altro che archeologia. Il bimestrale, n. 6, suplemento de
il manifesto del 12 de diciembre de 1989.
3. Cfr. BOLOGNA, S., Il fordismo eversivo degli operai. il manifesto, 25
de enero de 1989.
4. RIESER, V,. Studenti e operai, ben pi che uno slogan. Il Contemporaneo-Rinascita, 12 de marzo de 1988.
5. FERRARIS, P., Il sessantotto e l'autunno caldo. Per il Sessantotto, n.
4, 1993.
6. REVELLI, M., Prefazione, en POLO, G. (1989) I tamburi di Mirafiori.
Turn: Cric Edizioni.
7. N. de T., en el texto original gabbie salariali, trmino que se refiere a
las diferencias salariales en un mismo oficio entre distintas regiones
del pas.
8. Cfr. DELLA MEA, L. (1969) La politica torna in fabbrica, Miln: Jaca
book; sobre el tema de la alineacin cfr., del mismo autor, la introduccin del libro de FALLOT, J. (1971) Marx e la questione delle
macchine, Florencia: La Nuova Italia.
9. La Classe, n. 6 del 7-14 junio de 1969.
10. DI SIENA, G. y ROSSI-LANDI, F., Corpo. Ideologie, n. 12, 1970.
11. MARIOTTI, D. (coord.) (1975) Compagni del '68. Papua: Marsilio, pp.
62-63.
12. Citado por COLOMBO, A., Alle porte del 1969. L'autunno degli operai, suplemento de il manifesto del 30 de noviembre de 1988.
101
103
104
105
106
107
Aunque fuese un resultado no deseado conscientemente, el movimiento estudiantil produjo militantes, una
vanguardia poltica numerosa que ya no estaba dispuesta a
reintegrarse a la vida normal de estudiantes o de sus carreras profesionales:
el paso del estadio de movimiento a partido se inici as, sin una autntica conciencia por nuestra parte,
sino ms bien como resultado de una serie de acontecimientos que haban terminado por encauzar nuestra
voluntad de combatir en aquella nica direccin.8
Para muchos que ya haban desarrollado de un modo
informal en las luchas universitarias la funcin de lderes
de vanguardia, de clase poltica profesional, se planteaba el
problema de cmo continuar la militancia poltica ms all
de la etapa universitaria, ms all de la condicin de estudiante. Con la opcin de construir nuevas organizaciones,
su rol poltico quedaba, de hecho, formalizado.
Movidos por la necesidad de no renegar de todo lo
nuevo que haban hecho y descubierto al participar en el
movimiento, incapaces de volver hipcritamente a las filas
de aquella sociedad contra la que haban protestado y que
queran revolucionar, miles de potenciales cuadros polticos, nacidos dentro de una experiencia muy crtica tambin
en su oposicin a los partidos y a los sindicatos institucionales, eran llevados casi automticamente a escoger el
camino de la organizacin poltica; camino que, por otra
parte, no era siempre el ms coherente con las exigencias
de liberacin, de autonoma y de responsabilidad directa
de las masas,9 que el movimiento haba querido expresar.
Queda por determinar si a la urgencia de organizarse contribuy el clima poltico y represivo que se manifest en Italia
casi paralelamente a las luchas estudiantiles y obreras. Enseguida, ya a partir de los primeros meses de 1969, se asisti a
un uso cada vez ms intenso y violento de las fuerzas policiales, por parte del poder estatal, que se combinaba con las
108
109
en una brutal, directa y controlada que encuentra su propia sntesis en la lgica del cuartel.14
La matanza sealaba un indudable vuelco poltico, un
cambio profundo de clima para una generacin entera, la
cual
qued impresionada por dos experiencias vitales, fuertes y opuestas: el 68 (y el 69 obrero) por una
parte, y Piazza Fontana, Pinelli y Valpresa por la otra.
La alegra y la muerte, la luminosidad y lo turbio, la
confianza y el miedo, la cordialidad y el sentimiento
de persecucin.15
110
111
Notas:
1. No estamos entre los que ven en las organizaciones slo una forma
especfica de regresin y de falsa conciencia,siguiendo la estela de
aquella tesis ingenua que atribuye todos los aspectos buenos a los
movimientos y todos los aspectos negativos a las organizaciones.
MAGNANO, A., Per un nuovo marxismo della crisi, op. cit., p. 30.
2. FLORES, M., Fascinazione e bisogno del partito..., op. cit.
3. MASI, E., La nuova sinistra e il problema dell'organizzazione. Quaderni Piacentini, n. 35, julio de 1968, en Antologia..., op. cit., p. 60.
4. CIAFALONI, F. y DONOLO, C., op. cit. p. 226.
5. BOBBIO, L., Lotta Continua, storia..., op. cit., p. 4.
6. Lotte sociali in Europa e prospettiva rivoluzionaria. Il Potere Operaio, n. 13, 11 de junio de 1968.
7. BOATO, M., Analisi e ipotesi strategiche per un rilancio politico, rivoluzionario e di massa, del movimento studentesco. Giovane Critica,
n. 22-23, primavera 1970, pp. 71-72.
8. BOBBIO, L., Prima di LC. Da Palazzo Campana..., op. cit.
9. AAVV (1979) Movimento settantasette, storia di una rivolta. Turn:
Rosenberg e Sellier, p. 86.
10. Una testimonianza sul movimento anarchico a Roma all'epoca dellaStrage di Stato. Nostra intervista a Raniero Coari. Umanit Nova, 29 de
junio de 1997.
11. N. de T.: cdigo penal an en vigor, que fue aprobado durante la dictadura fascista, en 1930, y que debe su nombre al ministro de Justicia A.
Rocco. Actualmente, se han presentado en el Parlamento italiano proyectos para su reforma).
12. BALESTRINI, N. y MORONI, P., op. cit., p. 198, 200.
13. Las citas son, respectivamente, de REVELLI, M. (1996) Le due destre,
Turn: Bollati Boringhieri, pp. 22-23; SANTARELLI, E., op. cit., p.188.
Tambin llegan a las mismas conclusiones BOATTI, G. (1993) Piazza
Fontana. 12 dicembre 1969: il giorno dell'innocenza perduta, Miln:
Feltrinelli; y DE PAOLO, G. y GIANNULLI, A. en la introduccin de Le
strage di stato. Vent'anni dopo, Roma: Ed. Associate, 1989.
14. REVELLI, M., Movimenti sociali e spazio poltico, op. cit., p. 467.
15. SOFRI, A., Memoria, op. cit., p. 181.
16. DE PAOLO, G. y GIANNULLI, A., op. cit., p. 31.
112
113
114
115
El grupo poltico era vivido inicialmente como la prolongacin de la experiencia mutualista de la participacin
en el movimiento. Muchos grupos nacionales que se desarrollaron en 1969, como Lucha Continua, Poder Obrero, Il
Manifesto o Vanguardia Obrera, en un principio tenan
unas caractersticas muy informales y muy arraigadas en el
movimiento. Nacieron sin un congreso constitutivo, no
tenan estatutos ni reglas que definiesen los criterios de la
militancia ni las obligaciones de los afiliados.
Eran militantes todos aquellos que participaban de alguna manera en las actividades polticas del grupo; tena
vigencia un sistema de gestin interna fundado en una especie de participacin activa y directa, una asamblea general
permanente que se reuna ms o menos regularmente, pero
que no elega ni a dirigentes ni a secretarios.
Los lugares de encuentro se llamaban sedes, no secciones. Los que actuaban en los puestos de trabajo o de estudio,
se definan, como mucho, como comit, no como clula,
palabra que evoca una concepcin restringida del partido.
Las fronteras ideolgicas entre un grupo u otro, a veces,
no estaban muy definidas; y aunque lo estuvieran, no poda
evitarse que, desde la base, un millar de jvenes que se estaban acercando a la poltica irrumpiesen en los grupos polticos y los atravesasen, incluso siendo aparentemente distintos entre ellos.
Lo que les sucedi a muchos de ellos fue que pasaron
por experiencias polticas antitticas entre ellas, obreristas y espontneas que luego se convirtieron en partidistas, maostas y marxista-leninistas, mientras otros seguan
un recorrido inverso, de leninistas ortodoxos a paladines
del movimiento.
116
117
118
119
120
121
La composicin social
El grueso de los militantes de la nueva izquierda fue producto de las luchas estudiantiles, primero, y de las obreras,
despus, del bienio 68-69. Eran jvenes y eran predominantemente estudiantes.
No fue en absoluto secundaria la entrada en escena de
los estudiantes de las escuelas medias superiores, particularmente los de las escuelas tcnico-cientficas que constituyeron, a partir del 69, la base de la masa de las organizaciones de la nueva izquierda.
No se trataba slo de una cuestin cuantitativa. Especialmente los estudiantes procedentes de las escuelas tcnicas y
profesionales introducan en el movimiento temas, problemas y reivindicaciones que los universitarios y los estudiantes de instituto no entrevean ni sentan porque les quedaban lejos de sus experiencias de vida y de las de sus familias.
Adems, el hecho de que fuesen jvenes estudiantes,
seguramente destinados despus a trabajar en la fbrica,
los colocaba en una condicin ms cercana a una condicin
obrera autntica que ya estaban experimentando, por otra
parte, en la familia. En fin, al proceder de familias proletarias, vivan normalmente desplazados en un tejido urbano
hecho de aglomeraciones obreras, de bloques de casas
populares, construidas deprisa y corriendo en los aos
sesenta y que haban ensanchado de forma desmesurada la
periferia de las ciudades industriales. Este desplazamiento
les permita estar ms vinculados a los jvenes obreros y a
los jvenes desocupados.
El hecho de que inicialmente estas nuevas organizaciones fuesen constituidas predominantemente por jvenes
estudiantes era el resultado de un proceso de radicalizacin que se manifest primero entre los estudiantes y, slo
ms tarde, entre la clase obrera. El hecho de ser joven, tener
una concepcin comn del mundo sobre la msica, el comportamiento, la forma de vestir, de decir y de hacer, y el percibirse por estas razones como distinto respecto a la
122
123
Nacidos en el momento de mximo crecimiento y constituidas las organizaciones revolucionarias en aquel contexto, se era propenso a pensar y a actuar como si esta lucha
fuese imparable y condujese ineludiblemente al dualismo
de poder y a la ruptura revolucionaria. La idea de un reflujo
no se tom en consideracin.
La composicin social y las caractersticas de madurez
de la conciencia poltica surgida en este perodo influyeron
sobre el comportamiento poltico (entendido como estructuracin de la organizacin, instrumentacin terica, anlisis de la situacin, lnea poltica, estrategia y tctica) de las
formaciones de la nueva izquierda.
La estructura organizativa se resinti tambin de la
carencia de una presencia uniforme y homognea sobre
todo el territorio nacional; el desarrollo podra ser representado como la piel a manchas de un leopardo, con una
mayor o menor presencia segn la localidad o las situaciones de lucha y de intervencin.
124
de Unidad Proletaria, surgido en 1972 despus de la disolucin del PSIUP, declaraba, en 1974, que contaba con 17.500
militantes. Sumando todos estos nmeros, obtenemos una
cifra que comprende entre los 68.000 y los 83.000 militantes.
A stos, tendran que aadrseles, al menos, algunos miles
ms de afiliados a otros grupos, como por ejemplo los anarquistas, o bien formaciones polticas ms pequeas que iban
de unas pocas decenas a centenares de militantes, como es el
caso de los trotskistas de los Grupos Comunistas Revolucionarios. A stos habra que aadir y hacer un recuento, si fuese
posible, los llamados simpatizantes, es decir, aquellos que
fuera de participar activamente en las manifestaciones y en las
iniciativas de lucha no estaban afiliados a ninguna organizacin. Por lo tanto, una cifra hipottica de 100.000 personas
involucradas en la actividad poltica de los grupos de la nueva
izquierda nos parece razonable y sostenible.
El haber participado ms o menos activamente, durante
un perodo breve o largo, en la actividad de uno de los grupos de la nueva izquierda es una de las caractersticas recurrentes de aquella generacin.
La explosin del movimiento estudiantil haba activado
estratos sociales precedentemente no sensibilizados por la
necesidad de una participacin directa en la actividad poltica. Otros grupos juveniles, que ya haban llevado su
aprendizaje poltico a las tradicionales organizaciones de
izquierda, despus del movimiento estudiantil, las abandonaron y se dirigieron a las organizaciones nacientes de la
nueva izquierda.
No se haba dado nunca, en el caso de la izquierda crtica
y disidente, la oportunidad de disponer de una masa tan
considerable de personas dispuestas a dedicar buena parte
de su tiempo libre a la intervencin poltica.
Se trataba de hacer poltica, de algo decidido por libre
eleccin y no como una profesin. Eran pocos los funcionarios que perciban una retribucin por parte de los grupos.
Casi todo el trabajo de propaganda y de intervencin ante
los centros de enseanza y de las fbricas, la difusin de
125
peridicos y la participacin en las distintas iniciativas contaba, principalmente, con una base de voluntarios, empeados en ser protagonistas en primera persona.
Se trat de una poderosa capacidad de trabajo poltico,
puesta en prctica por varios grupos de la nueva izquierda,
la cual, en algunas situaciones y contextos, super muy
pronto el nmero de militantes de los partidos tradicionales y de los sindicatos.
Parecidas situaciones de preponderancia numrica en
los activistas empleados en el trabajo de propaganda poltica se advirtieron, por ejemplo, ante las verjas de la Mirafiori
en Turn y en otras grandes fbricas italianas, en las escuelas
medias superiores, en las cuales la hegemona de la nueva
izquierda, respecto a las organizaciones juveniles del PCI y
del PSI, era casi indiscutible; y en las universidades, dentro
de las cuales, una vez terminada la fase ascendente del
movimiento, los grupos supieron mantener un papel propio pensado al menos para conservar y defender aquellas
zonas liberadas del movimiento con la finalidad de favorecer momentos de agrupacin de masa, de discusin, de
acuerdos y desacuerdos.
A pesar de esta enorme y nueva disponibilidad de cuadros militantes en la intervencin y en la accin poltica, los
grupos de la nueva izquierda encontraron siempre dificultades para arraigar realmente, y no de una manera espordica, en las fbricas y en una clase obrera en la que cada uno
de sus integrantes aceptaba con reticencia el confluir en
uno u otro grupo.
En cambio, fue distinto el arraigo que la nueva izquierda
consigui obtener entre los jvenes estudiantes y entre los
universitarios. Pero precisamente este dato, unido a la precariedad y a la movilidad de la condicin estudiantil, haca
inestable la base de muchos grupos, no garantizaba la continuidad de la intervencin y la accin poltica duradera en un
sector social. A veces, el hecho de que un grupo de estudiantes llegase al trmino del ciclo de sus estudios y tuviese que
abandonar el centro de enseanza o la universidad poda
126
127
128
129
les fue difcil, y a la larga imposible, superar el fraccionamiento, la divisin, la dispersin de energa y de experiencias.
El fraccionamiento
Fueron varios los motivos objetivos y determinantes que
condujeron al nacimiento de una multitud de grupos a la
izquierda del PCI.
La base social de los grupos, compuesta mayoritariamente por jvenes y estudiantes, era muy inestable como
consecuencia de la posicin social de sus afiliados. La condicin estudiantil y juvenil, en general, no estaba bien definida en trminos de roles sociales y productivos, era mvil,
rotatoria, a menudo un cambio de estatus, de colocacin,
de rol comportaba volver a tomar posiciones polticas y
organizativas.
Las culturas polticas de los grupos dirigentes, de las
nuevas organizaciones de la izquierda no procedan de la
nada, contenan en s elementos de divisin, elementos de
pertenencias tericas y planteamientos diversos que se volvieron a plantear, despus del breve parntesis del movimiento estudiantil.
El mismo movimiento estudiantil, en su interior, haba
manifestado siempre una variedad de posiciones y sensibilidades sobre diversos temas, problemas y cuestiones.
Cuando se produjo el reflujo del movimiento, sus afiliados
escogieron caminos polticos y organizativos opuestos.
Incluso partiendo todos del dato comn del rechazo a la
experiencia comunista y reformista y de la necesidad de buscar nuevas perspectivas, la bsqueda finaliz produciendo
diferencia.10 El 68 y el 69 haban provocado una agitacin
tan profunda en la sociedad italiana que haca difcil, si no
imposible, una lectura unvoca; el fraccionamiento y la fragmentacin de los grupos fueron el resultado de una serie de
eventos que contenan en su interior significados diferentes, distintos y no reconducibles inmediatamente hacia una
unidad organizativa.
130
131
132
Anarquistas y trotskistas
Las luchas del movimiento estudiantil y la reanudacin de
la lucha obrera durante el bienio 1968-1969 provocaron en
algunas de las organizaciones de minora histrica ya existentes un proceso de crisis y de renovacin. Los anarquistas
y los trotskistas de los Grupos Comunistas Revolucionarios
(GCR) haban sobrevivido, de algn modo, a los difciles
aos cincuenta y, en el transcurso del decenio siguiente,
supieron interaccionar con la nueva generacin de militantes que iba creciendo en el mbito de la izquierda italiana,
favoreciendo un satisfactorio proceso de osmosis entre la
vieja generacin antifascista y partisana y la nueva, formada
a caballo de los aos cincuenta y sesenta.
Ambas organizaciones, ms all de sus diferencias de
anlisis poltico y estratgico, se presentaron a inicios del
133
134
135
quier sectarismo y comenzase a pasar cuentas con los grupos y las ideologas de la nueva izquierda italiana, sosteniendo que no todos los grupos chinos o castristas estaban exentos del espritu libertario; por el contrario,
tena que quedar claro para todos:
que la revolucin cultural china o la cubana [...]
representan fuerzas revolucionarias, libertarias, porque han liberado hacia un nivel de vida ms digno
masas que haban quedado fuera de la historia, aunque haya sido conducida la lucha hacia el partido
autoritario dirigente, el del Estado socialista de la dictadura del proletariado.18
El Mayo francs pareca barrer aquellos elementos de
ambigedad acerca del carcter antiautoritario y anrquico
del movimiento presente en Italia. All los anarquistas jugaban un rol preciso e importante en el momento, a travs de
Daniel Cohn-Bendit y el Movimiento 22 de marzo, con el que
se establecieron los contactos que permitieron a los anarquistas italianos de la FAGI estar presentes en las jornadas de
mayo y a los anarquistas franceses organizar encuentros con
los italianos en varias ciudades.19 A diferencia del Mayo francs, el 68 italiano fue influenciado por el anarquismo de
manera limitada,20 aunque algunas temticas significativas
del movimiento, como la crtica de la organizacin sexista de
la sociedad, de la pedagoga, de las instituciones, de la burocratizacin del movimiento obrero y de los regmenes socialistas, s haban germinado en aquel ambiente.
En este contexto se situaba la obra de renovacin del
anarquismo que deseaban emprender los anarquistas federados en el GAF (Grupos Anarquistas Federados), constituidos al final de los aos sesenta con el fin de:
injertar sobre el viejo tronco del anarquismo,
limpio de ramas secas, los brotes ms fecundos del pensamiento econmico y sociolgico moderno; analizar
136
con los nuevos y perfeccionados instrumentos cognoscitivos la realidad, para utilizar de la manera ms
beneficiosa el mtodo de siempre, para los fines de
siempre.21
Este nuevo proyecto anarquista se manifiesta a partir del
1971 en la revista A. Rivista Anarchica que iniciaba su
publicacin en el mes de febrero.
La explosin parisina favoreci una lectura del 68 como
acontecimiento histrico caracterizado por cuatro elementos de fondo: era un fenmeno mundial, duradero, revolucionario, compuesto por jvenes en su mayora estudiantes. Esto lo afirmaba Jean Maitron en su artculo para el
congreso turins de diciembre del 1969, y prosegua sosteniendo que, a pesar de que, las formaciones anarquistas
haban:
ejercido una influencia reducida en el movimiento [...] y que los viejos anarquistas [haban] sido ignorados y que no se [haba] hecho ninguna referencia
explcita a sus teoras, resultaba cierto que el espritu
libertario, sin embargo, [se haba] retomado.22
El encuentro entre esta nueva generacin de revolucionarios que, a su manera, retomaban el anarquismo y la precedente, formada por viejos y experimentados militantes23 de formacin malatestiana, provenientes de las luchas
obreras, del antifascismo y de la resistencia, se produjo
durante los trabajos del Congreso Internacional Anarquista
que se celebr en Carrara del 31 de agosto al 2 de septiembre. En el congreso, que se reuna diez aos despus del de
Londres de 1958, particip una delegacin numerosa de
franceses del grupo Noir et Rouge y del grupo 22 de marzo,
entre los cuales se encontraba el lder parisino Daniel CohnBendit. Saludado pocas semanas antes como el chico rojo
que haba asustado a De Gaulle, en el comentario aparecido
en Umanit Nova sobre los trabajos congresuales era ade-
137
ms definido como un caudillo cuya figura haba sido desmitificada.24 Sucedi que el esperado encuentro se transform en un enfrentamiento generacional e ideolgico que
culmin con el gesto teatral de Cohn-Bendit recogido y
explicado por un anarquista presente en los trabajos:
Dany re, gesticula, hace muecas desdeosas, despus baja a la platea y quiere hablar por el micrfono.
Despotrica contra el congreso tachando a los anarquistas de burcratas, adormecidos y superados. [...] En
este punto [...] Cohn-Bendit da una orden seca a sus
compaeros de grupo: Vaymonos, se acab!, y abandona la sala.25
Con l abandonaron el congreso los anarquistas suizos,
ingleses y franceses, dando vida a un contracongreso en un
camping de Marina de Carrara. Fue el propio Cohn-Bendit
quien explic las razones de su decisin:
Yo me he enfrentado al congreso por jerrquico y
burocrtico. A m y a mis otros amigos no nos importan
las etiquetas de anarquistas o marxistas. Nuestra meta
no es la lucha por el anarquismo como idea, sino desarrollar un movimiento revolucionario dndole un
carcter lo ms libertario posible. Y es por esto que nosotros preferimos la unidad con los revolucionarios
que, sin tener etiqueta anarquista, lo son mucho ms
que los congresistas burcratas.26
Palabras y acusaciones de peso que haban suscitado
indignacin entre los viejos y experimentados militantes:
A la tradicin anarquista, hecha de coherencia y de
humanidad escriba Mario Mantovani despectivamente llamada burocrtica [...] puede parecerle
grotesco que se quiera contestar a los contestarios por
excelencia que han sido y sern siempre los anarquis-
138
139
140
141
contraste con las viejas estructuras organizativas del movimiento y sus problemas internos. Los jvenes que en ese
momento se convertan en anarquistas identificaban la
anarqua con el movimiento, con la espontaneidad de la
accin, con el antiautoritarismo, con las consignas que reivindicaban todo el poder para la asamblea, que rechazaban
el principio del poder, con la igualdad salarial (aumentos
iguales para todos) en la fbrica y voto nico y colectivo, de
grupo, en las escuelas.
Nuevos grupos surgan en localidades donde la presencia anarquista pareca haberse perdido, a menudo eran
estudiantes universitarios de fuera de la ciudad que transmitan ideas y propuestas organizativas en las localidades
perifricas, estableciendo la construccin de una estructura reticular de experiencias polticas y de grupos locales en
contacto entre ellos. Los grupos anarquistas italianos preexistentes no tenan cuadros intermedios suficientes para
recoger y encauzar estas energas juveniles, cuyo acercamiento al anarquismo se produca con la prctica de la
lucha cotidiana y, a menudo, se basaba en una rebelda difusa, emocional, a la espera de sustanciarse en toma de conciencia poltica. Las sedes anarquistas, los crculos, fueron
ocupados por jvenes provenientes de las experiencias de
la lucha estudiantil y obrera sin que consiguieran interrelacionarse con los viejos militantes anarquistas. Usaban las
estructuras, los crculos, para organizar sus reuniones y la
lucha, pero estaban separados:
a causa de una diferente proveniencia social, de
edad y de las condiciones de vida de los otros asistentes,
en su mayora obreros, artesanos, viejos militantes.35
La misma FAI acoga la exigencia de la renovacin proponiendo una nueva estructura organizativa basada en las federaciones territoriales. La apertura a las fuerzas juveniles dio
sus frutos, tanto es as, que en el Congreso de Carrara, en abril
del 1970, el 80% de los delegados estaba formado por jve-
142
143
tificar interlocutores polticos con los cuales dialogar, discutir y reclutar para la IV Internacional. Convencidos de
que exista un corte limpio entre la obra de Stalin y la de
Lenin, consideraban a la URSS y al resto de pases socialistas
Estados obreros degenerados, reivindicaban la revolucin
poltica para volver a dar el poder a los soviets, consideraban la dictadura del proletariado ms que compatible con
un sistema democrtico y socialista, luchaban para que
dentro de los partidos del movimiento obrero, en particular en aquellos comunistas, fuera posible un debate libre y
la confrontacin de ideas. Juzgaban que la poltica del PCI y
de Togliatti ya no era revolucionaria y que era incapaz de
suscitar movimientos de lucha que pudieran permitir la
superacin de la forma social burguesa y capitalista en
nuestro pas.
Queran construir un nuevo partido revolucionario y,
con este fin, pensaban que era necesario actuar para favorecer una ruptura dentro del PCI que hiciese salir de l cuadros y militantes del futuro partido revolucionario. Eran
decididamente internacionalistas, pensaban que era necesario ponerse a construir ya las organizaciones nacionales e
internacionales; observaban, por lo tanto, con mucho inters todas las agitaciones y las revueltas de los pases oprimidos que se sucedan en el mundo. Estuvieron decididamente al lado de la revolucin argelina, saludaron con
entusiasmo las revoluciones de los pases de las colonias y
en particular la cubana de 1959.
A partir de los aos sesenta, la organizacin adquiri una
dimensin numrica que no tena precedentes en los aos
anteriores. El trabajo entrista comenzaba a dar sus frutos, no
slo respecto a la difusin de sus ideas dentro del PCI, sino
tambin en trminos de reclutamiento. En aquellos aos
entraron en el GCR cuadros y militantes nuevos, algunos de
los cuales estaban destinados a desempear un rol en los
acontecimientos de los grupos de la nueva izquierda.37
En la segunda mitad de los aos sesenta, la organizacin
trotskista poda presumir de una discreta base en la Federa-
144
145
ras que se desarrollaban, de manera autnoma, por los sindicatos, pero comenzaron tambin a darse cuenta de que
su organizacin no estaba en condiciones de remodelarse
velozmente ante esta nueva situacin:
Ay de nosotros si los obreros nos dijesen que haban
encontrado compaeros que saban todo sobre la revolucin permanente y nada sobre el trabajo a destajo!
Necesitamos formar cuadros nuevos (quien ha sido
un cuadro en el PCI o en la FGCI puede no ser, de inmediato, un buen cuadro para nosotros).40
Se trataba, por lo tanto, de dar un giro tctico con el propsito de conseguir que los GCR no quedasen aislados del
movimiento que se estaba formando en la universidad y en
algunas fbricas del norte, en particular en Miln, donde la
organizacin tena ya una base de trabajo obrero en algunas
fbricas. Si algunos apostaban por un decidido giro hacia el
movimiento estudiantil, otros eran ms cautelosos y no estaban nada dispuestos a elogiar las virtudes del movimiento,
por el contrario, vean en algunas de sus manifestaciones un:
cierto apoliticismo pequeoburgus [...] que se
manifiesta en el tercermundismo, [se trata de] componentes pura y simplemente antimarxistas. [Por lo
tanto] nuestra firme oposicin a estas improvisaciones
tpicas de la pequea burguesa y de su inevitable sed
de absolutos, se ha de buscar el motivo [...] de por qu
nuestro movimiento sufre, a menudo, una vasta y agria
enemistad.41
Algunos militantes, por el contrario, comenzaban a pensar que si ciertas posiciones de los GCR representaban un
obstculo para la entrada en el movimiento, stas deban
ser simplemente sacrificadas. Ya en el inicio de 1968 los
GCR tenan serias dificultades en algunos sectores de actividad, las estructuras y la base organizativa comenzaban a
146
147
148
El fenmeno marxista-leninista
En 1969 los diferentes partidos polticos de la llamada rea
marxista-leninista impriman en conjunto cerca de 80.000
ejemplares de peridicos, rganos de sus respectivas organizaciones. Nuova Unit, semanario del Partido Comunista de Italia (marxista-leninista) tena un tiraje de 23.000
ejemplares; despus de la escisin del partido, en 1968,
tras la lnea negra y la lnea roja, el peridico Il Partito,
rgano de sta ltima declaraba un tiraje de 20.000 ejemplares. Rivoluzione Proletaria, rgano mensual del Partido Revolucionario marxista-leninista de Italia, aparecido
en agosto de 1968, tena un tiraje de 10.000 ejemplares.
Servire il Popolo, primero mensual, ms tarde quincenal y
desde 1969 semanal, de la Unin de los Comunistas Italianos imprima 25.000 ejemplares; Stella Rossa, semanario
marxista-leninista desde noviembre del 1968, 2.000 ejemplares; Il compagno, peridico del Partido Comunista marxista-leninista-maosta, 400 ejemplares.47
Se trata de datos representativos de un fenmeno social
y poltico que tena una relativa consistencia de masas y,
sobre todo, demostraba la existencia de un notable nmero de compaeros y compaeras entregados, en buena
parte de su vida, a la militancia en estas organizaciones y en
la difusin de sus respectivos peridicos.
149
150
151
denuncia de los crmenes de Stalin, nunca digerida, conducida por Kruschev en el XX Congreso y retomada con una
mayor decisin en el XXII Congreso de 1961.
Al constituirse el partido, ste estaba formado por unos
pocos centenares de militantes;49 entre 1966 y 1968 conoci una incesante expansin, se adherieron varios miles de
militantes 20.000 segn una valoracin seguramente
exagerada; entre 5.000 y 10.000 segn Walter Tobagi50,
comprendiendo una parte relevante de cuadros del nuevo
movimiento estudiantil.51 Las sedes en Italia eran un centenar y el partido era ms fuerte en el Vneto, Puglia, Toscana, Calabria, Campania y Cerdea.
Entraron en el partido muchos elementos inestables
que no siempre estaban dispuestos a soportar el ritual tardoestalinista; tenan muchsimos defectos, pero una gran
virtud: eran el producto de una lucha social y poltica de
masas, de un movimiento real y no, como haba sucedido
con los padres fundadores, una dispora ideolgica consumada dentro del PCI por parte de los cuadros intermedios
del aparato.
La friccin entre estos dos ideales tpicos de las figuras
de militantes, divididos tambin, generacionalmente, estaba predestinada, muy pronto, a manifestarse justo en el
momento en que el partido conoca un indudable xito en
el plano de las adhesiones, de los consensos y de la presencia sobre el territorio nacional.
El ejemplo de esta esquizofrenia poltica se manifestaba en la revista, dirigida por Walter Peruzzi, Lavoro politico,
que conflua en aquellos aos en el PCd'I (m-l). En las pginas de la revista se publicaban simultneamente artculos
que exaltaban el rol de la organizacin, del partido, del
marxismo-leninismo, de la guardia roja y de la revolucin
cultural, y los documentos producidos por el movimiento
estudiantil dentro de las facultades ocupadas.
La espontaneidad, la crtica de las estructuras burocratizadas y del formalismo de la organizacin poltica coexistan con la exaltacin fetichista del partido, gua indis-
152
153
154
155
156
157
158
fbricas, y el debate que se abri con la llegada de Il Manifiesto, volvieron a poner en circulacin el rea de la
izquierda extraparlamentaria, dando lugar a nuevos flujos migratorios entrecruzados de militantes de un grupo
hacia otro.
La UCI no estuvo al margen de este fenmeno y al final
de 1969 sus estructuras conocieron un momento de crisis.
La salida de la UCI no signific el nacimiento de nuevos grupos, pero s el pase y recolocacin en otras formaciones, o
bien la vuelta a lo privado o la eleccin definitiva del PCI.
Poder Obrero
El desarrollo del movimiento estudiantil represent un
terreno frtil de reestructuracin y de redefinicin organizativa del rea operasta italiana. Relevante, desde este
punto de vista, para el desarrollo nacional de Poder Obrero
fue la confluencia entre el Poder Obrero vneto-emiliano y
el sector romano de Franco Piperno, Oreste Scalzone y Lanfranco Pace.63
Este rea, junto con otros grupos presentes en Miln y
Turn, daba vida en la primavera de 1969 al peridico de
las luchas obreras y estudiantiles La Classe, mientras que
el otro filn, procedente sobre todo de la Toscana, dio vida
al peridico Il Potere Operaio. Estos grupos tuvieron una
discreta influencia en las luchas obreras de las fbricas del
Vneto, de la Toscana, del litoral tirrnico, de Roma y en
parte del Piamonte y de la Lombarda.
Por lo que se refiere a otros grupos que surgieron durante estos meses, su presencia organizativa y numrica fue
ms que modesta; importante, por el contrario, fue el peso
que ejercieron sus ideas:
su presencia ideolgica ser hegemnica y predominante durante toda la lucha del 1969 obrero. En el
fondo, las consignas y los objetivos por los cuales lucharon los obreros (aumentos iguales para todos, elimina-
159
cin o al menos disminucin de las categoras, autorreduccin de los ritmos, salario no ligado a la produccin,
eliminacin del trabajo a destajo) no eran otros que las
consignas y los objetivos lanzados en los aos sesenta
por pequeas vanguardias obreras, a la luz de las
encuestas y de las elaboraciones, primero, de los Quaderni Rossi y, despus, de Classe Operaria.64
La reanudacin de la lucha obrera con fuertes connotaciones autnomas respecto a las organizaciones tradicionales sindicales y partidistas, el surgimiento de objetivos
de lucha completamente nuevos y claramente diferenciados de la tradicional reivindicacin sindical, la manifestacin de nuevas formas de lucha dentro y fuera de la fbrica
volvieron a dar aliento y vigor a los operastas, a menudo
marginados o en una posicin subalterna dentro del movimiento estudiantil.
Sobre todo despus de la lucha en la Fiat en la primavera
de 1969, culminada con los enfrentamientos de Corso Traiano del 3 de julio de 1969, surga, cada vez ms, la necesidad
de dotarse de un mnimo de estructura organizativa nacional
capaz de coordinar y dirigir las luchas que se preparaban en
vista del siguiente otoo, el caliente, como sera bautizado.
Tras el fracaso de la asamblea de las vanguardias y de
los comits obreros autnomos, que tuvo lugar en Turn
el 26 y 27 de julio de 1969, el 18 de septiembre de 1969 se
publicaba el primer nmero del semanario Potere Operaio que continuaba con la precedente experiencia editorial de La Classe; no es casualidad que la editorial de presentacin del nuevo semanario se titulara Da la Classe a
Potere Operaio.
Poder Obrero, por lo tanto, no nace como consecuencia
de un congreso constitutivo o de un momento formalmente organizado con tesis y estatutos, como por ejemplo sucedera con la gnesis de los grupos pertenecientes al sector
marxista-leninista.
El paso de un sector informal a un sector un poco ms
160
161
162
contra los cargos didcticos, por la desfiscalizacin del examen, hasta el rechazo de la asistencia.
Consignas que retomaban, tal cual, las surgidas de las
vanguardias de los grandes centros industriales del norte y
que para la escuela se convertan en una reduccin de las
horas de clase y de estudio, voto desvinculado de la verificacin fiscal (examen, preguntas, deberes), hasta el rechazo
del estudio, paralelo, al mismo tiempo, al rechazo del trabajo, segn el eslogan lanzado por las pginas del peridico La Classe durante el transcurso de las luchas en la Fiat en
la primavera de 1969.
No se trata de encontrar una alianza entre obreros y
estudiantes, sino de una identidad de intereses y de una
unidad orgnica en la lucha contra la seleccin sostena Franco Piperno. No tiene sentido para nosotros
quedarnos aislados en las universidades luchando
contra la reforma y contra la seleccin en la escuela,
cuando el capital realiza una seleccin mucho ms
eficaz y profunda en los puestos de trabajo; y all es
donde tenemos que volver a empezar y despus retomaremos el aliento y tendrn tambin ms significado las
luchas de los estudiantes.67
Poder Obrero no fue ms all de los 1.000-1.500 militantes activos, con una presencia y un radicalismo no homogneo en el territorio nacional. Reuni cuadros y militantes
provenientes del movimiento estudiantil, de las experiencias conducidas por los grupos obreristas de los aos
sesenta, entre los trabajadores con un discreto grado de
sindicalizacin y de politizacin, capaces de llevar a cabo
anlisis vlidos sobre la fbrica,puesto que conocan el
organigrama de la produccin.
Una caracterstica especfica del militante de Poder
Obrero fue un cierto laicismo en sus orgenes, no reivindicaban ninguna continuidad particular con experiencias
histricas del comunismo o del socialismo de los siglos XIX
163
Lucha Continua
Un fragmento de la historia de Lucha Continua ahonda
sus races polticas y culturales en una organizacin operasta previa al movimiento estudiantil que publicaba, a partir
de 1967, un peridico llamado Il Potere Operaio y que distribua 20.000 ejemplares68 en todo el litoral toscano. Sus
afiliados provenan, por lo general, de la experiencia de
164
165
coordinacin de algunas cuestiones (por ejemplo, la lucha por la renovacin de los contratos de trabajo, las luchas del movimiento estudiantil, las luchas
contra la renovacin de la OTAN, la organizacin de la
autodefensa y la comunicacin para las manifestaciones y en contra de la represin);
se trataba de pasar de lo provisional a lo regulado, de la
improvisacin a la disciplina.
Era necesario superar el rgimen asambleario, que favoreca un carcter personalista y familiar [...] a nivel de
direccin poltica, mediante la constitucin de una Oficina Poltica compuesta por delegados elegidos por los grupos y por las asambleas, revocables y sustituibles.
Se trataba de constituir una organizacin nacional, profundamente democrtica en su interior, capaz de reagrupar
todas las vanguardias polticas que se estaban formando a
partir de la participacin en experiencias mltiples y diversas. Vanguardias polticas que, segn Della Mea, era errneo identificar simplemente con el movimiento o con los
comits de lucha obreros-estudiantes, puesto que aqullas
se formaban en la prctica social, en la reflexin sobre la
misma y en la elaboracin de objetivos, para convertirse
en cuadros revolucionarios.
Diferente era el razonamiento de Adriano Sofri que, aun
reconociendo la validez histrica de la teora leninista del
partido, sostena que en la nueva situacin creada con el
desarrollo del capitalismo y de las sociedades occidentales
sta ya no tena vigencia.
La situacin haba cambiado profundamente, como
demostraban las luchas en la Fiat y el Mayo francs; pero,
sobre todo, Sofri se detuvo a analizar las caractersticas de
lo que consideraba el elemento ms original y rupturista
aparecido en la escena poltica: el movimiento estudiantil. ste fue el primer movimiento de masas con perspectiva revolucionaria no controlado por las organizaciones
tradicionales; del movimiento naci una vanguardia
166
167
168
formando un grupo de dirigentes que acab constituyndose en un elemento de identificacin para los militantes
basado en una fuerte tensin emotiva alrededor del poder
carismtico de algunos dirigentes.73
Las estructuras organizativas eran esencialmente de
carcter asambleario. En las sedes locales, la asamblea obrera-estudiante; a nivel nacional, la reunin semanal de comunicacin entre las sedes, que tena el ritmo de una asamblea
en la que participaban varios centenares de personas.
En el documento sobre la organizacin preparado para
el I Congreso nacional de julio de 1970 se describa el funcionamiento interno de la siguiente manera:
Hasta hoy LC no ha tenido una estructura central
nacional que se ocupase de hacer frente a todos aquellos problemas que no se podan afrontar en las reuniones o en las asambleas. En la mayor parte de los casos,
algunos compaeros, de manera totalmente informal,
han tomado decisiones y iniciativas para hacer frente
a los problemas que se presentaban.73
Lucha Continua era originariamente un partido entre
comillas, que poco tena que ver con las formas clsicas de
las organizaciones polticas. Funcionaba sobre la base de
asambleas itinerantes de ciudad en ciudad, dejando tras de
s, como mucho, una sede, un grupo informal de compaeros, direcciones a las que mandar las copias del peridico a
difundir.
El mismo Guido Viale, si bien de manera quizs demasiado enftica, ha descrito con acierto el nacimiento de esta
organizacin:
nueva es la prctica de la organizacin, no nace
de una escisin del movimiento obrero oficial, no
encuentra su cemento en una ideologa o en un lenguaje
ya definido, no toma como referencia un cuerpo histrico o un grupo dirigente ya constituido. Lucha continua
169
no tiene ideologa, ni teora, ni estructuras organizativas, ni disciplinas de partido, ni programa o resoluciones. Vive, en cambio, todo como estado de nimo y
como prctica de lucha.75
De sus orgenes Lucha Continua ofreca la siguiente
imagen: haba quien vea la formacin del partido revolucionario como un proceso fundado en continuidad con la
tradicin de la III Internacional y con el movimiento obrero
oficial, y haba quien, como Lucha Continua y, en parte,
Poder Obrero, vea:
la formacin del partido como un proceso esencialmente prctico, fundado sobre la ruptura con la
tradicin, poniendo en primer lugar el problema de la
organizacin de los contenidos y de las vanguardias
de masa. De esta manera, se vea en la prctica social,
en la capacidad de estar dentro de las luchas el punto
de partida de la reflexin terica y no viceversa.76
La afiliacin no requera, en esta fase inicial, la homogeneidad de una lnea poltica, simplemente se trataba de una
afiliacin a una prctica de lucha, a una serie de indicaciones de principios, de la misma manera que sucedi en los
tiempos del movimiento estudiantil; fue justo esta caracterstica lo que permiti a Lucha Continua recoger muchas
adhesiones entre los restos del movimiento de los estudiantes a caballo de los aos 69-70.
Al principio, Lucha Continua fue un hecho social ms
que un fenmeno poltico, terico, organizativo e ideolgico. Preeminente era el aspecto de la insubordinacin, de la
animadversin a las jerarquas y al orden constituido, la
rebelin espontnea que daba lugar a una prctica poltica
vivida sin ningn modelo de referencia, caracterizada por
una experimentacin audaz y, seguramente, nueva, capaz
de ponerse en sintona con movimientos, exigencias y
situaciones aparentemente opuestas y eclcticas.
170
En ella, el rechazo de la escuela y de la profesin se conjugaba con el rechazo de los ritmos y la disciplina de la fbrica:
por parte de jvenes de distinto origen social
(obreros y estudiantes, a lo sumo inmigrantes los primeros, a lo sumo de la burguesa los segundos) igual de
exasperados como dispuestos a actuar aqu y ahora. El
hecho de actuar aqu y ahora ha significado para los
estudiantes participar en las ocupaciones primero, en
los enfrentamientos despus; para los obreros ser activos en las huelgas de reparticin sin vnculos de programas o estrategias, y una spera polmica con todos
los sindicatos.77
Respecto a estos ltimos, predominaba la figura del
obrero-masa, refractario a los temas de cualificacin, de
profesionalidad, contrario al sindicato, al poder sindical, a
los consejos, dispuesto a extender el discurso de la fbrica
al barrio y a la vida social, fuera del ambiente fabril, introduciendo formas de comunicacin innovadoras, desde las
campaas de opinin al uso del peridico, pasando por el
cmic (el clebre Gasparazzo de Roberto Zamarin), la stira
poltica, la invencin grfica, hasta las canciones de Alfredo
Bandelli cantadas por Pino Masi.
Dadas estas caractersticas, no fue por casualidad que
Lucha Continua fue la organizacin que mejor represent y
recogi la originalidad y la novedad poltica representada
por la experiencia conducida por el movimiento estudiantil, era la corriente del 68-69 que tomaba cuerpo.77
Se ha calculado que ms de la mitad de los cuadros surgidos del movimiento estudiantil pasaron en aquellos meses a
Lucha Continua,79 produciendo paralelamente una revisin
crtica de su propio estudiantismo precedente y llegando a
sostener que era algo til y meritorio abandonar la universidad para participar en la lucha obrera, en tanto que la autonoma de los estudiantes no tena que significar la autonoma
respecto a la lucha de clases conducida por el proletariado.
171
172
partidista fue velozmente liquidada por diferentes motivos, por los distintos componentes internos, obreros, estudiantes, servicio de orden, feministas.
173
una vanguardia externa, compuesta por personas fsicas cuyo tiempo debe ser empleado casi exclusivamente en el trabajo poltico y que no se limiten a una
accin que quede en el mbito de un movimiento de
masas, sino que desarrollen un trabajo de sntesis terica, de organizacin poltica.83
Espontneos y aventureros eran Lucha Continua y
Poder Obrero, e Il Manifesto una variante del oportunismo de derechas, mientras el PCd'I (m-l) y la UCI se movan entre una concepcin abstracta y escolstica del
marxismo-leninismo y una serie de jaculatorias intiles, las disidencias histricas (bordighistas y trotskistas)
estaban derrotadas y superadas, las posiciones de Vanguardia Obrera 84 eran ultraizquierdistas y, por tanto, no
quedaba ms que encabezar una especie de tercera posicin, comenzando a construir un tejido organizativo
entre los grupos afines con el objetivo de construir una
organizacin nacional. La Liga de los Comunistas haba
nacido, justamente, para colaborar en la construccin
del partido comunista revolucionario sobre la base del
marxismo-leninismo y teniendo en cuenta las enseanzas de Mao, 85 ponindose como deber inmediato el de
unificarse con el Crculo Comunista marxista-leninista
de Lucca y de constituir un retculo organizativo con
otros grupos marxistas-leninistas esparcidos por la Toscana y en Emilia Romagna.
En contra de estas posiciones que venan a configurar
un ensimo grupo burocrtico y sectario86 se haban rebelado Luciano Della Mea y Paolo Cristofolini; ambos proponan que la Liga de los Comunistas comenzase a colaborar
con las secciones locales de Lucha Continua y, en este sentido, haban empezado a trabajar con los militantes de LC de
Forno, ganndose la expulsin de la organizacin.
Mientras tanto, el grupo haba iniciado un trabajo poltico de intervencin entre los estudiantes, los profesores
del sindicato CGIL de enseanza, los excavadores del
174
El Manifiesto
En el panorama de los grupos de la nueva izquierda, as como
se estaba definiendo durante el bienio 69-79, El Manifiesto
representaba, respecto a los otros, una anomala. Aun habiendo recibido de las luchas obreras y estudiantiles un empuje
propulsor, sus races se ahondaban no en aquel movimiento,
sino en aquella izquierda comunista que desde haca algunos
aos ya no comparta la lnea del partido.88
La ofensiva del Vietcong, la invasin de Checoslovaquia
por parte de las tropas soviticas, la revolucin cultural, el
Mayo francs y la revuelta estudiantil en Italia habran contribuido a empujar a este componente interno en el PCI a
abrir el debate que llevara a un predecible enfrentamiento
con el aparato del partido.
En junio de 1969, se publicaba la revista mensual il
manifesto con artculos y contenidos abiertamente polmicos en contra de la lnea del PCI. Los temas de la revista
indicaban ya lo que fue el patrimonio constitutivo del
grupo: un juicio crtico y severo sobre el socialismo real o,
ms bien, sobre la degeneracin de los sistemas del Este
europeo, la condena de la posicin internacional de la
175
176
177
Vanguardia Obrera
Tampoco en el caso de Vanguardia Obrera (AO) existe una
fecha de nacimiento precisa, como confirmaba en una
entrevista Luigi Vinci, uno de sus promotores junto a Massimo Gorla, Stefano Semenzato, Silvana Barbieri, Silverio
Corvisieri, Aurelio Campi:
178
No hay una fecha de nacimiento precisa de AO. Formalmente se constituy en el 68 o un poco antes, a fines
del 67.93
El nacimiento del primer ncleo organizado aconteci
paralelamente con la salida del diario homnimo, Avanguardia Operaia en diciembre de 1968, segn una costumbre
tpica y recurrente en las organizaciones de aquel perodo.
Los orgenes del grupo se encuentran en los circuitos de
la izquierda interna del PCI milans, en el trabajo entrista
realizado dentro del partido y la FGCI, segn la estrategia
de los Grupos Comunistas Revolucionarios, la seccin italiana de la IV Internacional, a la cual muchos de los fundadores de Vanguardia Obrera se afiliaron en ese momento,
llegndose a ocupar incluso puestos dirigentes a nivel nacional e internacional, como es el caso de Massimo Gorla.
El bagaje cultural y poltico abarcaba
desde la lectura marxista de Marx, leninista y marxista de Lenin (por lo tanto rompiendo, no slo, con la
lectura togliattiana, sino con la estalinista). La recuperacin, por tanto, de los aspectos fundamentales del leninismo sobre la cuestin del Estado, del partido, del imperialismo, de la actualidad de la revolucin proletaria,
[mientras que] de la experiencia trotskista habamos
conservado, justamente, el ncleo antiestalinista.94
Se trataba de una cultura poltica que tena su originalidad, se distingua de hecho ya de la marxista-leninista
pero sabiendo confrontar y valorar algunos de los aspectos
del maosmo y de la revolucin cultural, tanto sea de la
obrerista como de cierta izquierda socialista, para la recuperacin explcita de un leninismo crtico y revolucionario
en polmica abierta con las codificaciones estalinistas y el
parlamentarismo togliattiano.
Decisivo para la formacin del grupo y, sobre todo, para
la decisin de separarse de la IV Internacional a fin de
179
emprender la va de una construccin organizativa autnoma, fue la afluencia de fuerzas militantes provenientes del
movimiento estudiantil y la radicalizacin producida en
algunas fbricas milanesas a travs de los CUB.
La funcin de los Comits Uniterios de Base (CUB) era
definida as en un documento del comit de la fbrica de
Breda, uno de los primeros que se haban formado en
Miln, juntamente con el de la Pirelli:
El CUB [...] es un organismo de masas que tiene su
propia autonoma, [...] que est constituido por todos
aquellos trabajadores que se reconocen [...] dentro de
una clara lnea de defensa de los intereses de clase dentro y fuera de la fbrica con una funcin anticapitalista y anticolaboracionista.
El CUB no est organizado de manera burocrtica,
pero como organismo autnomo tiene la ms amplia
articulacin; conduce su actividad de diferentes maneras; a travs de las asambleas, con las octavillas, con las
reuniones sectoriales.
Para ser del CUB no son necesarias inscripciones, es
suficiente con participar y aportar la propia contribucin de actividad [...]. Las tareas del CUB son la discusin, la agitacin y la propaganda sobre todas las cuestiones que [...] pueden contribuir a elevar la conciencia
de clase de los trabajadores.95
Vanguardia Obrera se distingua del resto de las formaciones de la nueva izquierda por contar con una discreta presencia obrera entre sus militantes, por lo que se refiere a su composicin social. Aunque la mayor parte de stas teorizaba y
practicaba una firme accin de propaganda revolucionaria
hacia los obreros, pocas conseguan conquistar cuadros
obreros hacia la militancia activa en los respectivos grupos.
Vanguardia Obrera, por el contrario, ya desde finales del
1968, se present con un documento que llevaba por ttulo
Por el relanzamiento de una poltica de clases, donde
180
poda asegurar no slo estar compuesta de cuadros obreros, sino reivindicar tambin una presencia concreta y activa en situaciones especficas de fbrica, como en la Siemens, la Carsico, la Sip o la Pirelli.96
Orientadas todas a construir un partido revolucionario,
los militantes de Vanguardia Obrera no tena prisa en proclamarse como tal, no intentaban ni quemar el tiempo ni
saltarse algunas etapas juzgadas como indispensables.
stas eran: la construccin y la ampliacin de la experiencia
de los CUB, la construccin del movimiento de los estudiantes, la formacin de cuadros revolucionarios, establecer relaciones de colaboracin con otros grupos polticos
afines y abrir nuevas secciones de la organizacin.97
Continua era sobre todo la preocupacin por crear cuadros militantes capaces de producir anlisis poltico y elaboracin terica; se trataba de
desarrollar grupos bien orientados, integrados
con posiciones de vanguardia en movimientos de masas
estudiantiles y obreras, dotados de un discreto nmero
de cuadros capaces de capitalizar el patrimonio terico acumulado durante la larga historia del movimiento obrero;
as que no es casualidad que se enfatizara el hecho de que
cuadros de Miln participasen en los grupos de estudio en
las escuelas, que duraban casi seis meses, con 400-500
compaeros y simpatizantes.98
La plataforma poltica sobre la cual Vanguardia Obrera
se construy se basaba en la demanda de aumentos iguales
para todos, las luchas contra el trabajo a destajo, por la unificacin entre obreros y empleados, por la reduccin del
horario de trabajo, contra las condiciones nocivas de la
fbrica. Caracterizaba esta fase el rechazo a la participacin
electoral, el rechazo a la militancia en los sindicatos, la promocin y la coordinacin de los CUB como estructuras contrapuestas al sindicato.
181
182
183
en una ptica de alianza de frente popular entre clase obrera y sectores medios.
184
les, para tender hacia un organismo nacional; en la prctica,su existencia fue demasiado breve como para poder construir tal organigrama. Las elecciones anticipadas de 1972 lo
cogieron desprevenido, las listas del MPL obtuvieron solamente 119.000 votos, cerca del 0,4%.
Resulta difcil determinar cuntos fueron los militantes
activos del MPL. En aquella poca, los dirigentes sostenan
que podan contar con cerca de 80.000 afiliados en la ACLI y
cerca de 20.000 en la CISL; fue basndose en estas cifras
que decidieron presentarse a las elecciones. El resultado
electoral, sin embargo, demostr que se trataba slo de
suposiciones.
185
186
Notas:
1.La aparicin de los grupos no es un equvoco ideolgico sino un
acontecimiento histrico-social.
PREVE, C. (1979) La storia e la filosofia dei ganzetti, sulla interpretazione del '68 e l'esperienza di Lotta Continua. Unit Proletaria,
n. 2, p. 87.
2.En el texto original gruppettari, grupos de izquierda extraparlamentaria, similar al trmino francs gauchistes. (N. de T.).
3.PELLEGRINI, E. (1971) Lotta Continua. Quarta Internazionale, n. 3.
4.MADERA, R. (1988) Il seme gruppuscolare e l'humus del movimento. Parabola di una rivoluzione culturale e politica. Suplemento de il
manifesto, del 26 de octubre de 1988.
5.Estaremos en deuda por todo lo que citaremos a continuacin con A.
MANGANO (1978) que ha desarrollado tal hiptesis interpretativa en
un captulo especfico (La cultura dei gruppi dirigenti della nuova
sinistra) en su libro Autocritica e politica di classe. Miln: Ottaviano.
6.Ibdem, p. 14.
7.Ingrao, lder de la izquierda del PCI. (N. de T.).
8.MANGANO, op. cit., p. 19.
9.BOLOGNA, S. (1978) La trib delle talpe. Miln: Feltrinelli.
10.FLORES, M., Fascinazione e bisogno del partito, op. cit.
11.AAVV, Movimento del settantasette..., op. cit., p. 85.
12.Los titulares de sus respectivos peridicos son emblemticos: El
Mayo francs abre una nueva fase de la revolucin en Europa, Bandiera Rossa, n. 11, 1 de junio de 1968; Banderas anarquistas sobre
la insurreccin en Pars, Umanit Nova, n. 19, 25 de mayo de 1968;
GANESE, G., Las banderas rojas de la anarqua se oponen al empuje
reaccionario de los gaullistas, L'Internazionale, n. 14, 15 de julio
de 1968; Revive en los jvenes la Comuna de Pars, Umanit Nova,
n. 20, 1 de junio de 1968; El mpetu revolucionario se hace anarquista en Europa, Umanit Nova, n. 22, 15 de junio de 1968.
13.Para los anarquistas la revolucin cultural proletaria era un ejemplo de gestin desde arriba de un fenmeno social de masas a fin de
reforzar el Estado y el Partido Comunista Chino (Ai compangni sulla
Cina, Florencia: Crescita Politica Editrice, 1972, p. 26). Tambin los
trotskistas, aunque juzgaban las posiciones chinas ms izquierdistas
que las soviticas, avanzaban reservas crticas sobre la revolucin cultural; Cfr. MAITAN, L. (1969) Partito, esercito e masse nella rivoluzione cinese, Roma: Samon e Savelli.
14.Cfr. respectivamente NEGRO, C., La rivoluzione studentesca. Umanit Nova, n. 8, 2 de marzo de 1968 y EBOLI, L., L'anarchia coi giovani, LInternazionale, n. 10, 15 de mayo de 1968. Con un comunicado la FAI expresaba su solidaridad con el movimiento estudiantil (cfr.
Umanit Nova, n. 5, 10 de febrero de 1968).
15.MANTOVANI, M., L'ondata libertaria nella scuola autoritaria, Umanit Nova, n. 10, 16 de marzo de 1968. En este mismo nmero del
peridico, la FAGI public un documento con un ttulo significativo:
La Comune Universitaria.
16.NEGRO, C., La polizia nelle Universit. Vergogna storica e morale,
Umanit Nova, n. 5, febrero de 1968.
17.Strategie e problemi della rivoluzione culturale, Umanit Nova,
n. 11, 23 de marzo de 1968. Ver tambin Gli studenti, Castro, Mao e
co., LInternazionale, n. 14, 15 de julio de 1968.
187
188
189
190
74.Proposte sullorganizzazione del nostro lavoro politico, documento presentado en el I Convegno Nazionale, julio de 1970.
75.VIALE, G. (1978) Il Sessantotto. Tra rivoluzione e restaurazione.
Miln: Mazzotta, pp. 213-214.
76.Una premessa alla discussione su Lotta Continua. Lotta Continua,
8 de octubre de 1972.
77.CIAFALONI, F., Sul manifesto ed altro. Quaderni Piacentini, n. 42,
noviembre de 1970.
78.GIAGLIARDI, R., LInizio. il manifesto, 7 de febrero de 1997.
79.Il Sessantotto, la stagione..., op. cit., p. 213.
80.DEL CARRIA, R., op. cit., p. 185. Donde se habla de algunos miles es en
Il Sessantotto, la stagione..., op. cit., p. 213.
81.BOBBIO, L., Lotta Continua..., op. cit., p. XII.
82.RUPERINI, R., Il marxismo italiano degli anni sessanta, la funzione
degli intellettuali rivoluzionari e il ruolo di Nuovo Impegno.
Nuovo Impegno, n. 22-23, mayo-octubre de 1971, pp. 5-6.
83.Partito s o no. Nuovo Impegno, n. 12-13, mayo-octubre de 1968, p.
7.
84.Para estos juicios cfr. Documento di unificazione fra la Lega dei
Comunisti ed Unit Operaia, Nuovo Impegno, n. 24, mayo de 1972.
85.Il problema dell'organizzazione nazionale e i compiti dei militanti
marxisti-leninisti. Nuovo Impegno, n. 19-20, febrero-julio de 1970, p.
1.
86.CRISTOFOLINI, P. y DELLA MEA, L., Lettera alla redazione. Nuovo
Impegno, n. 19-20, p. 155.
87.Documento di unificazione..., op. cit.
88.Cfr. DALMASSO, S. (1989) Il caso Manifesto e il PCI degli anni '60.
Turn: Cric editore.
89.MAGRI, L., Ancora un lavoro collettivo. il manifesto, n. 7, diciembre de 1969.
90.Cfr. Un sistema politico alla prova, a cargo de CACIAGLI, M. y SPREAFICO, A. (1975). Bolonia: Il Mulino, p. 184. Ms precisos son los datos
presentados en un trabajo por ROSSANDA, R., segn la cual en 1972
los militantes eran 5.960 (il manifesto, 3 de agosto de 1972).
91.ROSSANDA, R., ibdem.
92.Para estos datos cfr. la tesis de TRABUCCO, R. (1972-73) Nascita e
organizzazione di un quotidiano. Il Manifesto 1971-1972. Universidad de Padua, A.A., citada en Un sistema politico alla prova, op. cit.,
nota 8, p. 184.
93.VINCI, L., Connotati politici e culturali di Avanguardia Operaia, en
PROTTI, D., op. cit., p. 179.
94.Ibdem, pp. 133-135.
95.COMITATO UNITARIO DI BASE BREDA, I. F., Chi siamo e cosa vogliamo, en I CUB: tre anni di lotte ed esperienze. Quaderni di Avanguardia Operaia, n. 4, Miln: Sapere Eizioni, 1972.
96.Cfr. Per un rilancio di una politica di classe. Roma: Savelli, 1968.
97.Cfr. Per lo sviluppo di un'organizzazione nazionale. Avanguardia
Operaia, n. 6, junio de 1970.
98.Un bilancio di AO sui problemi dell'organizzazione. Avanguardia
Operaia, n. 7-8, julio-septiembre de 1970.
99.Para estos datos cfr. respectivamente Bilancio del convegno sulla
scuola, Avanguardia Operaia. n. 20, noviembre-diciembre de
1971; Si svolto a Milano il primo convegno nazionale dei CUB.
Avanguardia Operaia, n. 25, junio de 1972.
191
192
La cuestin radical se convirti en el centro del debate poltico italiano cuando los resultados electorales de las elecciones polticas anticipadas de junio de 1979 adjudicaron
al Partido Radical (PR) 1.259.362 votos para el Parlamento,
consiguiendo un 3,4% de apoyo y 18 diputados. El dato,
debido al sistema poltico electoral vigente entonces, era
asombroso, ante todo porque el PR triplicaba en solamente
tres aos sus resultados electorales; de hecho, en las elecciones de 1976 haba obtenido apenas el 1,1% de los votos.
El avance electoral de los radicales aconteca justo
simultneamente con la profunda crisis que atravesaban
las organizaciones polticas de la nueva izquierda y sus culturas de referencia, y coincida con la bajada del 4% de
apoyo al PCI.
En el debate que se abri en las pginas de Il Contemporaneo se acu el trmino radicalismo con el fin de resumir las diferentes motivaciones que podan explicar el avance del PR. ste se atribua genricamente no a la existencia
de una precisa, aunque s minoritaria, cultura poltica y de
una prctica social con caractersticas y peculiaridades propias, sino a la aparicin catica, en los aos sesenta, de una
gama de antagonismos polticos, de comportamientos subversivos, de aspiraciones transgresivas, de experimentos
morales, caracterizados por la hostilidad hacia las grandes tradiciones polticas y culturales de nuestro pas, que
tenan su origen en 1968.1
Definir como radicalismo o neorradicalismo el rea cultural y poltica de la nueva izquierda, que se haba desarrollado en Italia a partir de la simblica fecha del 68, era una
193
194
195
la polmica radical haba ido siempre encaminada hacia la revaloracin de las instituciones, a fin de
que conquistaran del papel de lugar de enfrentamiento poltico general.4
La hiptesis, por tanto, de una estrecha conexin de las
temticas propuestas por el movimiento del 68, de la reanudacin de las luchas obreras al ao siguiente y de la
emergencia de los grupos de la nueva izquierda, con las
temticas tpicas de los radicales est todava por demostrar. Es verdad, sin embargo, que si no en ese momento, a
finales de los aos setenta, se produjo un encuentro entre
la nueva izquierda y los radicales.
Los radicales, con su accin haban planteado una serie
de cuestiones que la vieja y la nueva izquierda haban infravalorado: la defensa de las libertades democrticas, la lucha
de liberacin de las mujeres, de los homosexuales, de las
lesbianas; as como las contradicciones que comenzaban a
emerger en la sociedad tardocapitalista, como la destruccin del medio ambiente.
Ms que un encuentro y una confrontacin entre las dos
culturas se trat de una transicin de una cultura de la
nueva izquierda marxista hacia la radical.
Marco Boato que, antes de convertirse en diputado por
el PR, haba sido un dirigente de Lucha Continua, ya por
aquel entonces haba reconocido algunas caractersticas de
este paso:
Lucha Continua se sita, todava, dentro de una
caracterizacin marxista. Pero por muchos aspectos se
trata ya de una elaboracin terica y de una prctica
social que podemos definir como postmarxista [...].
[Se est verificando] un trenzado entre este rea
social y la experiencia radical [...] entre las elaboraciones tericas de matriz marxista y los elementos
ms avanzados del propio pensamiento democrticoburgus.5
196
197
198
199
Notas:
1. BOFFA, M., Nota intoduttiva. Il Contemporaneo/Rinascita, 28 de
julio de 1979.
2. TEODORI, M., Storia del Partito Radicale, en TEODORI, M., IGNAZIO,
P. y PANEBIANCO, A. (1977) I nuovi radicali. Miln: Mondadori, p. 102.
3. Ibdem, p. 69.
4. Ibdem, p. 179.
5. BOATO, M., Un grande terremoto. Il contemporaneo/Rinascita, op.
cit.
6. Cfr.TEODORI, M., op. cit., p. 72.
7. Cfr. TEODORI, M. (1976) Storia delle nuove sinistre in Europa (19561976). Bolonia: Il Mulino, p. 566.
8. TEODORI, M., Storia del Partito Radicale, op. cit., p. 304.
200
Del 68 al 77
La versione ufficiale
definisce il 68 come buono
e il 77 come cattivo ;
infatti il 68 stato recuperato,
mentre il '77 stato annientato.
Nanni Balestrini, Primo Moroni1
Fue suficiente un movimiento incauto del ministro de Instruccin Pblica una circular para la reglamentacin del
programa de estudios y de exmenes y una provocacin
fascista en la Universidad de Roma para desencadenar en
toda Italia un movimiento que haca aos que no se vea en
la escena poltica con tal fuerza y tales dimensiones.
Como sucede a menudo en situaciones locales tensas,
ionizadas, cualquier pretexto es bueno para poner en marcha un proceso de polarizacin de los elementos. As sucedi en 1977. Esto demuestra, todava hoy, que eran profundas las contradicciones que agitaban las universidades
italianas, que la crisis econmica y social del momento converta en explosivas las condiciones juveniles, y que stas
continuaban existiendo y manifestndose en aquella fase
prospectiva de profundos trastornos estructurales, polticos y culturales .
En los aos anteriores, el movimiento de los estudiantes
dentro las universidades italianas haba sufrido un progresivo declive. Opiniones de distinto gnero y seudosocilogos pedantes haban pronosticado el fin definitivo e irreversible del ciclo de protestas abierto con el 68.
Efectivamente, muchas facultades italianas haban acabado por convertirse en universidades por correspondencia, en el sentido de que la mayor parte de los estudiantes
201
haba dejado de frecuentar asiduamente los cursos, se presentaban en la universidad slo para los exmenes, para ver
las convocatorias o irregularmente para encontrarse con
uno u otro profesor o para participar en algn seminario
particularmente interesante.
Sern, sobre todo, las facultades de Humanidades las
que aparecern vacas de estudiantes, y los que se encuentran en ellas no es precisamente para asistir a las clases, sino
para reunirse con amigos y compaeros, para participar en
alguna reunin de algn organismo activo en la universidad organizada por los grupos de la nueva izquierda, o bien
para participar en uno u otro congreso en algn aula
magna.
sta era la situacin en la que el ministro de Instruccin
Pblica, Franco Maria Malfatti, lanz su circular, datada el 3
de diciembre de 1976, en la que limitaba la repeticin de
los exmenes. Era la primera entrega de un proyecto de
reforma que prevea el aumento de las tasas, sobre todo
para los repetidores, tres niveles de graduacin (diploma,
licenciatura, doctorado de investigacin), los numerus
clausus que abolan el libre acceso, la redefinicin del estatuto jurdico de los profesores (catedrticos y adjuntos), un
control rgido del plan de estudios, la organizacin jerrquica de la gestin a travs de la institucin de los departamentos, el reagrupamiento de los exmenes en dos sesiones (la estival y la otoal) y la abolicin de las convocatorias
mensuales.
La protesta parti de Palermo, donde los estudiantes
ocuparon la Facultad de Letras el 24 de enero de 1977, y las
dems en los das siguientes. En cosa de pocos das la protesta suba hacia el norte y casi todas las universidades italianas se encontraban en plena agitacin. El 31 de enero,
fueron bloqueadas las actividades didcticas en las facultades de Humanidades de Turn, hubo facultades ocupadas
tambin en Cagliari, Sassari, Salerno. En otras ciudades,
Bolonia, Miln, Padua, Florencia y Pisa se producan manifestaciones, marchas, asambleas.
202
203
democrtico y el Estado; hablaba de los as llamados autnomos, tratndolos como subversivos y peda el cierre de
todas las guaridas terroristas. Se verificaba, de esta manera,
una primera ruptura entre el PCI y el naciente movimiento
estudiantil.
Mientras que las relaciones entre el movimiento estudiantil, las fuerzas del orden y el PCI se tensaban progresivamente, se sucedieron otros episodios importantes durante los primeros meses de 1977: el 17 de febrero Luciano
Lama, entonces secretario de la CGIL, fue expulsado de la
Universidad de Roma, donde se haba dirigido para dar un
mitin, tras leves enfrentamientos entre los servicios de
orden del PCI y los estudiantes, y la posterior intervencin
de la polica para desalojar la universidad; el 4 de marzo, en
Turn se producan incidentes entre el servicio de orden del
PCI y los estudiantes; el 11 de marzo, en el transcurso de
una carga de los carabineros, fue asesinado el estudiante
bolos Francesco Lorusso;2 la manifestacin nacional del
movimiento, que se celebr en Roma el sbado siguiente,
conclua con graves y repetidos enfrentamientos entre los
manifestantes y la polica; el 21 de abril, en Roma fue asesinado el agente Settimio Passamonti durante los incidentes
entre estudiantes y las fuerzas del orden; el 12 de mayo, en
Roma las unidades especiales y la polica agredan la manifestacin organizada por los radicales para celebrar la victoria sobre el divorcio y para la recogida de firmas para
otros referndums, una joven de 19 aos, Giorgiana Masi,
fue asesinada; en Miln en el curso de una manifestacin,
promovida para protestar contra el asesinato de la chica,
una veintena de personas se separaron del grupo atacando
a tiros a la polica, el resultado fue un agente muerto y otros
heridos.
Entretanto, el movimiento estudiantil haba sufrido una
metamorfosis en su composicin social; un primer sntoma
avisaba de que se trataba de un extrao movimiento de
estudiantes,3 hecho que ya se haba percibido en Roma a
principios de febrero.
204
205
206
sidad organizativa, profundamente enraizada en las clases populares y capaz, por lo tanto, de conseguir el apoyo
y el voto.
En comparacin, las jvenes organizaciones de la nueva
izquierda no podan competir ni representar una alternativa real organizada. Gracias a su posicin de renta, el PCI
poda recoger as los votos procedentes de los movimientos sociales y polticos que desde luego no haba contribuido a crear.
Conscientes de la carga antagnica y de clase contra el
rgimen democristiano que reflejaban una parte consistente de los votos de la izquierda, las primeras declaraciones
del PCI, despus del xito electoral del 15 de junio de 1975,
estuvieron marcadas por la mxima cautela. Se quera asegurar a los vencidos que no tenan intencin alguna de
aprovechar el cambio en las relaciones de fuerza para penalizar a la DC y a los otros partidos burgueses menores.
El 22 de junio, L'Unit se haca eco de la resolucin de la
direccin del partido, la cual confirmaba la necesidad de
colaborar con todas las fuerzas polticas democrticas para
moralizar la vida pblica, renovar la manera de gobernar,
sofocar la delincuencia fascista, mantener el orden, favorecer una poltica econmica que asegurase la reanudacin
productiva, relanzar las inversiones, favorecer la reconversin y estar en condiciones de:
ofrecer a las fuerzas empresariales aquellos puntos de referencia y aquellas garantas que son necesarias para programar las decisiones propias y para desarrollar las iniciativas propias.
Y de esta manera, por la va de la garanta de los propios
interlocutores, la DC, los empresarios, los aparatos del
Estado, se llegaba en la vigilia del 20 de junio de 1976, fecha
de las elecciones generales, despus de que Berlinguer en
una famosa entrevista publicada en el Corriere della Sera
del 15 de junio, afirmara que los comunistas renunciaban a
207
208
La necesidad de verse legitimados como sea para gobernar, reconocimiento que se esperaban no slo del electorado sino tambin de los intelectuales y de los partidos burgueses, favoreca un lento proceso de homologacin. Los
gestores comunistas adquirieron lentamente:
comportamientos cada vez ms parecidos a los
colegas de los otros partidos, [empezaron] a privilegiar las relaciones infrainstitucionales y entre partidos en una lgica de pura cogestin no conflictiva del
poder [...]. La participacin en la gestin y reparticin
de los privilegios acentuaron la fidelidad de los militantes hacia el partido; una fidelidad en la que se
entrelazaban ya intereses y convicciones, a cambio de
la cual se esperaba una promocin social que se vea
completada con la deseada legitimacin.5
Con respecto a los resultados de un ao antes, los de las
elecciones del 20 de junio de 1976 presentaban algunas
novedades relevantes. La DC recuperaba rpidamente
apoyo ganando tres puntos en porcentaje de votos y encabezando las elecciones con el 38,7%. El resultado indicaba
la renovada y obligada (a falta de otra cosa) confianza de la
burguesa hacia el partido catlico.
La recuperacin democristiana no supona una prdida
en el electorado de izquierdas, pero s en el del centro y en
el de la derecha. Era, en algunos aspectos, una prrica victoria, puesto que las compras las haba hecho entre sus tradicionales aliados del gobierno. El PCI incrementaba todava
ms sus votos encabezando un histrico 34,4%, ms de un
2,4% de aumento respecto a 1975 y ms de un 7,3% comparndolos con los de 1972. El incremento de los votos en el
PCI, el descenso de los del PSI y la decepcionante acogida
de las listas electorales de Democracia Proletaria confirmaban que ste partido era visto por la gran masa, en busca de
una alternativa poltica al rgimen democristiano, como un
instrumento ms adecuado para llevar adelante la confron-
209
210
211
gratuitamente o con las tarifas reducidas en ferrocarril, restaurar una tica del trabajo y del estudio contra los fenmenos de laxitud y absentismo.
Moralizar la vida pblica, se deca a raz del escndalo
Lockheed, el cual revelaba complicidades econmicas y
polticas entre la compaa aeroespacial norteamericana y
los partidos del Gobierno de nuestro pas.
La accin de denuncia y de revelacin de los intereses
clientelistas de la DC encontraba uno de sus lmites justo en
aquel partido que habra tenido que desarrollar una tarea
de oposicin y que, sin embargo, estaba ms pendiente de
ganar puntos ante los democristianos como partido de
gobierno.
Muchas veces se protest sobre el papel sin ir ms all de
meras palabras de indignacin. Fue emblemtico el caso
del ministro democristiano Lattanzio, del cual los comunistas pidieron la dimisin con motivo de la fuga de Italia de
Kappler, en septiembre de 1977. Efectivamente, Lattanzio
dimiti del Ministerio de Defensa, pero para asumir dos
cargos, como ministro de Transporte y como ministro de la
Marina Mercante.
Desastrosa fue, en fin, la manera de afrontar del PCI, a
estas alturas partido de lucha y de gobierno, la protesta
procedente de la universidad y que implicaba a las nuevas
generaciones. Se puso todo en el mismo saco, se les quiso
presentar como movimientos confusos, invadidos de
maximalismo y extremismo, de una intolerancia estril y
de inconclusa rebelda, de sectarismo, movidos por una
oscura trama subversiva, enemigos del sindicato, de la
democracia, de los partidos; as los defina Paolo Bufalini
durante su intervencin en el CC del PCI reunido el 14 de
marzo de 1968.
En la discusin por las primeras medidas tomadas por el
gobierno de Andreotti, el PCI manifest dos tipos de crticas; la ms conocida concerna a la injusticia de las medidas
adoptadas, la segunda expresaba las dudas sobre la validez
de toda la maniobra temiendo que no fuera lo bastante
212
213
214
215
216
217
Algunos incluso vean en este tipo de trabajo una manera de trabajar menos, puesto que poda ser gestionado por
la persona que no quera malvender parte del tiempo de su
propia vida en las ocho horas de jornada. Para estos sujetos
las prestaciones laborables se convertan en un dato ocasional y no ya en el fundamento de su propia existencia:
en vez de presionar y luchar para asegurarse el
puesto fijo en la fbrica o en la oficina, fueron privilegiadas las experimentaciones sobre posibles formas
alternativas de generacin de ingresos. Para estos sujetos la movilidad de la relacin con el trabajo deviene,
de manera impuesta, una decisin consciente y privilegiada respecto al trabajo garantizado.8
La crisis econmica, el final del ciclo expansivo del capitalismo italiano, el aumento del paro, la aparicin de un
sector marginal en el mercado laboral pona algunas premisas para una diferenciacin entre las clases subordinadas y
acreditaba, an ms, la idea de que existan dos sociedades,
la de los que tenan garantas y la de los que no.
La burguesa por aquel entonces no se encontraba en
condiciones de ofrecer a las nuevas generaciones perspectivas reales de insercin en el tradicional tejido productivo,
garantizndoles la satisfaccin de las necesidades esenciales. No estaba ni siquiera en condiciones de establecer un
pacto duradero con los trabajadores considerados protegidos, premisa indispensable para formarse en la aristocracia
leninista obrera; de hecho, justo en 1977, emerga toda la
fragilidad de las garantas que tutelaban a los considerados
trabajadores de la primera sociedad. Comenzaba, justo en
este ao, tanto el proceso del vaciado de los trabajadores
sobrantes de las grandes empresas, como el proceso que
pona las premisas para el desmantelamiento gradual de la
escala mvil.
218
219
220
221
222
223
224
lista, de sus protagonistas, de la manera en que se distribuye el poder en ella, de la dinmica de su desarrollo
y de su fin, que constituye el esquema orientativo y el
tejido conectivo.
Sobre esta base se puede definir la continuidad que
hay entre la conflictividad salvaje del 68 y los comits
obreros de base (que son una buena parte del ascendente comn de Poder Obrero y Lucha Continua), las
luchas sociales y la resistencia a la reestructuracin
[...] y las temticas de las nuevas necesidades y del
obrero social que explotarn entre el 76 y el 77.10
La crisis que haba asediado al ciclo capitalista de produccin volva menos eficaz el arma de la huelga, un instrumento muy til cuando el patrn necesitaba la mxima produccin, pero que perda validez cuando, al reducirse los
mercados, era el mismo propietario quien intentaba reducir la produccin. Debido a esta nueva situacin, era necesario pasar de una organizacin modelada en los aos anteriores sobre el conflicto en la fbrica, a una nueva de tipo
territorial.
Se supona que era en el territorio donde haban nacido
los nuevos conflictos y que era necesario organizar all al
proletariado en torno a objetivos sociales: autorreduccin
de las tarifas, ocupacin de las casas, disminucin del coste
del alquiler. El adversario ya no era el patrn slo, sino que
lo acababa siendo el propio Estado entendido como mquina represora o como conductor de la organizacin social.
Paralelamente, la figura del estudiante universitario se
haba transformado. Se redimensionaba la figura del estudiante a tiempo completo, aquel que haba participado en
las luchas del 68 y que daba prioridad a los objetivos internos de la universidad: lucha contra la seleccin, antiautoritarismo. Surga la figura de un estudiante que frecuentaba
poco la universidad; su relacin se reduca, a menudo, al
pago de las tasas y al momento en el que se presentaba para
hacer los exmenes. Este estudiante viva, por tanto, no las
225
226
300.000 ejemplares, de los cuales 288.000 vendidos, impresos en nueve regiones diferentes de Italia, en las ciudades,
pero tambin, en zonas perifricas y de provincias.12
La historia de la autonoma aparece, de hecho, carente
de un centro; se presenta, ms bien, como un conjunto
variado de experiencias de lucha que abarcaban desde las
asambleas autnomas que surgan en las principales fbricas italianas a los crculos del proletariado juvenil. Todo
ello caracterizado por una red organizativa muy fluida que
se entrelazaba y se deshaca continuamente, cruzndose en
trayectorias que llevaban al encuentro entre los diversos
colectivos sin que nunca se produjeran sedimentaciones
estables de agregaciones polticas nacionales.
A principio de los setenta, una serie de descomposiciones y recomposiciones volvan a disear un mapa poltico y
cultural de los grupos y de las experiencias de lucha que no
se identificaban con ninguna de las organizaciones mayoritarias de la trada.
En mayo de 1973, una red de organismos autnomos de
base, un poco dispersos por toda Italia, desde Alfa Romeo, a
Pirelli, Sit-Siemens, Fiat, Porto Marghera, Enel, el Policlnico de Roma, daba vida a una coordinacin de asambleas y
de comits autnomos que public el correpondiente
Bollettino degli organismi autonomi operari. Paralelamente, la crisis y la divisin de Poder Obrero, despus del
congreso de Rosolina en 1973, la decisin del Grupo
Gramsci de Miln de disolverse y la marcha de algunos compaeros milaneses de Lucha Continua, en 1975, redibujaban la trama de lo que sera en aos sucesivos el rea de la
autonoma.
Los ex Lucha Continua de Sesto San Giovanni, junto a
aquella parte de Poder Obrero que no haba aceptado la
salida de la disolucin y la confluencia en el rea de la autonoma, dieron vida a los Comits Comunistas para el poder
obrero, ms conocidos por el nombre de su peridico
Senza Tregua, apoyado por la revista terica Linea de condotta de la que slo sali un nmero.
227
En Miln, en torno a Oreste Scalzone, nacan los Comits Comunistas Revolucionarios; mientras que Antonio
Negri junto a los del ex Grupo Gramsci formaron una nueva
organizacin que se identificaba con el proyecto poltico
del peridico Rosso. El colectivo romano de Via de los Volsci, despus de aproximarse a esta organizacin, se distanci construyendo su propio camino original dentro del
rea de la autonoma.
Mientras tanto, los ex militantes boloeses de Poder
Obrero (Franco Berardi Bifo y Maurizio Torrealta) daban
vida a una nueva agregacin en torno a Radio Alice y a la
revista A/Traverso.
La desintegracin de los proyectos tambin era el resultado de la sedimentacin de culturas polticas de los aos
precedentes. En la Italia septentrional era fuerte la influencia de las teorizaciones operastas y de Poder Obrero. La
elaboracin terica se iba reconstruyendo en torno a la
categora del obrero social, intentando combinar la estructura organizativa con la espontaneidad de los movimientos. Los boloeses, sin embargo, se distinguan por su vivacidad cultural y por la adhesin, casi total, a la temtica
movimentista, cruzndose con el ala creativa del movimiento del 77. Los romanos de Via de los Volsci, en cambio,
se orientaban, por el contrario, hacia una estructura ms
rgida y militante con una cultura poltica que retomaba
algunos aspectos del filn leninista-maosta.
Esta heterogeneidad cultural y poltica se refleja an
hoy en da en las lecturas contrarias de los acontecimientos
del 77, que se ven emblemticamente sintetizadas en dos
libros13 publicados con ocasin del veinte aniversario, y
que tienden a rebajar el peso y el papel de los autnomos
romanos, o el de los ex potoppistas del norte reunidos por
aquel entonces en torno a las revistas Rosso y Metropoli.
228
229
230
231
232
233
234
235
236
237
238
239
este movimiento ha tenido que afrontar una agresin tal por parte del sistema en todas sus articulaciones sociales comprendidos el PCI y los sindicatos
que lo ha llevado a grandes niveles de aislamiento. Un
aislamiento poltico, de peridicos que escriban en
contra, de partidos que nos atacaban, de la televisin
que nos difamaba como bandas de gamberros y de provocadores.28
Adems, el movimiento tuvo que enfrentar un aparato
estatal que haba atesorado la experiencia adquirida en el
68, ms que nunca decidido, por tanto, a contrarrestarlo
con tcnicas represivas y, sobre todo, a no dar tiempo a que
ste creciera y se extendiera.
El mayor florecimiento del movimiento se produjo en
los primeros cinco meses de 1977 e implic a una base
social y de masas ms numerosa que la que sali a escena
durante el bienio 67-68. Estaba compuesta por estudiantes
trabajadores, en una mnima parte a tiempo completo;
estudiantes de bachillerato, en su mayora de institutos tcnicos y profesionales; jvenes que se mantenan al margen
del sistema; trabajadores precarios o en negro; grupos
juveniles de barrio que se adheran a los Crculos del Proletariado Juvenil.
Diferente era tambin la composicin geogrfica del
movimiento; en las universidades de Roma y de Bolonia se
manifestaba un conflicto que tena sus orgenes en la disgregacin y en la ineficiencia de las estructuras didcticas, en la
crisis existencial de muchos jvenes, arrastrados y desconcertados por lo que se llamaba retroceso, crisis de la militancia, y la falta de perspectivas seguras para el futuro. En
Miln y Turn, sin embargo, al lado de estos elementos prevalecan formas de conflicto que nacan de las contradicciones vividas por clases sociales muy diferentes entre ellas.
Elevada era, sobre todo en las facultades de Humanidades, la presencia de los estudiantes trabajadores, que vivan
la universidad como una ocasin para mejorar una situa-
240
241
3. La llamada ala creativa, ruidosa, alegre, irnica y juerguista, amante del gesto y de la provocacin, que se nutra
de los jvenes no comprometidos con la poltica directamente, pero que se consideraban, de manera genrica, simpatizantes de la nueva izquierda. Se trataba de los indios
metropolitanos que no constituan el sector mayoritario,
pero s el ms unido a las temticas de las fiestas del proletariado juvenil, a la contracultura, a la bsqueda de espacios y
de dimensiones alternativas de vida:
que nuestros tamtan suenen ms fuertes que nunca
escriban en su manifiesto [...] que nuestro canto
alcance a todas las tribus de los marginados, pasotas,
aprendices, drogados, estudiantes, homosexuales, feministas, poetas locos y locos poetas, nios, animales, plantas, para reunirse en un gran happening de guerra y fiesta, para imponer a los rostros plidos su rendicin sin
condiciones.31
Esta rea era la expresin de la revolucin deseada, la
ltima hoguera de una vanguardia:
el futurismo quera a los artistas al poder, el
surrealismo sealara ms tarde el camino de la imaginacin al poder y el situacionismo traducira esta
reivindicacin en la lgica de los movimientos desempeando un papel significativo en el 68 e influenciando, a travs de la mediacin de la cultura underground y del negacionismo, el movimiento del 77;
movimiento que era heredero directo de los provos italianos y holandeses de los aos sesenta.32
4. Los autnomos. Se trataba de militantes pertenecientes a varios colectivos locales que haban conducido experiencias de lucha en el territorio: autorreducciones, ocupacin de casas, intervenciones en las fbricas. Introducan
en el movimiento las temticas desarrolladas desde la
242
243
244
gado y, por tanto, representaba oficialmente las diversas realidades locales del movimiento, y quin participaba a ttulo
personal pero con igual derecho de voto.
En este contexto que por momentos rozaba lo irrisorio,
las feministas y los indios metropolitanos abandonaron la
asamblea rechazando el alucinante clima de violencia y
prevaricacin creados, que no permita expresar los contenidos del propio movimiento.35
Al final fue aprobada una mocin propuesta por los que
se quedaron en la asamblea oficial, cerca de quinientos, y a
la que no todas las delegaciones reconocan como representativos del movimiento. En la mocin se afirmaba36 el carcter proletario del movimiento, se reivindicaba el antifascismo militante, se denunciaba los comicios de Lama en la
Universidad de Roma como una tentativa para dividir el
movimiento, actuando combinadamente con las fuerzas de
la polica y las leyes especiales de Cossiga, entonces ministro del Interior; se sostena que era necesario relanzar la
movilizacin por la lucha del salario, por la reduccin del
horario de trabajo, contra las reestructuraciones y la desocupacin, y contra la poltica de sacrificios; se invitaba,
finalmente, a los obreros y a los estudiantes a organizarse y a
discutir en las asambleas de fbricas, de los barrios y de las
escuelas, puesto que ya no era tiempo de mediaciones
entre delegaciones, slo las asambleas representaban las
instancias centrales de organizacin del movimiento.
En un ambiente ms sereno, a causa de la represin en
curso, se desenvolva en Bolonia el 29 y 30 de abril y el 1. de
mayo la segunda Coordinacin Nacional. Al final de un largo
y tortuoso debate se votaron dos mociones contrapuestas.37
La primera, la de la mayora (60% de los votos), afirmaba,
desde el inicio, que era necesario evitar dos alternativas,
ambas fallidas, propuestas dentro del movimiento: la de
quien propona una radicalizacin vertical del enfrentamiento con el aparato militar del Estado y la de quien quera
conquistar un espacio poltico dentro de las instituciones
del movimiento obrero. El movimiento, poniendo en crisis
245
los proyectos de normalizacin poltica y social, transformando las prcticas de vida, poda producir comportamientos individuales y colectivos subversivos [y ser] un componente de la oposicin de clase al compromiso histrico.
Defenderse de la represin mediante la autodefensa de
las masas no era un hecho marginal, ni una cosa a pedir a
los especialistas de los diferentes servicios de orden ms o
menos en desuso. Conscientes de que habra otros momentos de enfrentamiento con el aparato militar estatal en el
documento se afirmaba que el problema
no estaba en quin disparaba ms o mejor a la
polica, sino en que ni siquiera se puede hacer ver que el
problema no existe, detrs de los llamamientos genricos y oportunistas. [...] Tenemos que poder decidir los
tiempos de ataque en territorio enemigo [...]. El movimiento no excomulga ni acepta la criminalizacin de
ninguno de sus miembros [...] pero nadie puede permitirse ir contra las decisiones y la voluntad colectiva de
las asambleas.
La reivindicacin de la reduccin del horario de trabajo era la consigna que poda unificar la lucha de los ocupados con la de los desocupados y los marginados. En esta
perspectiva se situaba la relacin con la clase obrera, una
relacin entre un movimiento autnomo e independiente, fuertemente radicalizado en las universidades, con
quien se opona en el interior del sindicato a la lnea de la
direccin.
La segunda mocin, la de la minora con un 40% de los
votos, sealaba la potencialidad del movimiento, pero tambin su debilidad programtica y organizativa:
Hoy, la DC lleva a fondo el ataque reaccionario contra el movimiento y toda la izquierda abstencionista,
justo cuando el PCI est dispuesto a sacrificar incluso
algunas libertades fundamentales democrticas y,
246
247
248
249
con pequeos pasos, un objetivo a la vez y no mil juntos, como hacan los del 68.40
y prolongado en el tiempo. El movimiento del 77 era la derivacin, la consecuencia de la onda larga del 68 italiano.
250
251
tos de masas, del estar juntos haciendo algo divertido, creativo (justo lo contrario de la militancia poltica), la difusin
del orientalismo, de la cultura y del sueo del viaje verdadero (hacia la India u otros lugares exticos y msticos) o
mental, por medio del consumo de las drogas, provocaban
un lento vuelco de las fuerzas en escena que llevar, por ejemplo, en el movimiento del 77, al predominio de la dimensin apoltica sobre la poltica.42
252
5. En el 68 la crtica de la poltica haba abierto la bsqueda de una nueva manera de hacer poltica. En el 77 la
crtica de la poltica se traduce en el final de la poltica. El
68 haba producido un fenmeno de politizacin en masa
de estratos y de grupos sociales, precedentemente excluidos o recelosos respecto al compromiso y la militancia poltica. Haba, de alguna manera, reconstruido la accin poltica, sealando en la participacin de base y en el movimiento
los elementos nuevos para evitar ser expropiados en las
decisiones por los partidos, los sindicatos y las instituciones
representativas.
El 77 fue ms radical en la crtica de la poltica. Critic y
se opuso sistemticamente a cualquier tentativa de reformular prcticas y teoras relativas a la organizacin partidista. La participacin en el movimiento fue vivida, a menudo,
no como un compromiso poltico a secas, sino como un
lugar en el cual poder manifestar las emociones, los sentimientos, las necesidades, una manera de organizarse que
no era ya poltica, sino directa y autnoma, que
253
parte de tus necesidades; donde no se te exige representarlas [...] sino solamente expresarlas con toda la
fuerza, creatividad y violencia que puedas.44
6. La cultura del 68 se haba propuesto renovar el paradigma marxista, la del 77 desborda los lmites de este sistema terico, se coloca fuera y ms all del marxismo,
elaborando contenidos y modos de expresin que
nada tienen que ver ni con la tradicin mayoritaria
del movimiento comunista [...] ni tampoco con la tradicin de sus componentes herticos.45
Sobre todo en Italia, el movimiento del 68 y la cultura poltica de la nueva izquierda se situ, en su mayora, en el mbito
de una reactivacin de las temticas marxistas. Se trataba de
renovar y de revisar crticamente el modelo marxista, de desnudarlo de sus incrustaciones socialdemcratas reformistas
y/o estalinistas, de volver a Marx, el joven del Capital. Poco a
poco, se fueron reproponiendo las lecturas y los itinerarios
de los marxismos considerados herticos; hasta el guevarismo, castrismo y maosmo fueron acogidos y utilizados como
levas contra la estatalizacin del movimiento obrero provocadas por el sistema sovitico y por el togliattismo. Se recuperaron las corrientes de crtica a la burocracia y de la forma partido burocrtico y centralista; el redescubrimiento del
leninismo se vio acompaado por una puesta en discusin
del modelo tipo Tercera Internacional y estalinista de partido.
Con el movimiento del 77 las perspectivas cambiaron
decididamente. Una buena parte buscaba, a estas alturas,
respuestas culturales y polticas en lugares fuera del rea
marxista, en el psicoanlisis, en el estructuralismo existencialista, en las modernas teoras de la comunicacin, en el
subjetivismo sociolgico y antropolgico, en las filosofas
irracionalistas y msticas, antisistmicas, espontanestas,
vitalistas y creativas. El movimiento feminista, por ejemplo,
ya en los aos precedentes al 77 se colocaba, en su mayora,
254
255
256
muy agresivo en sus expresiones polticas. El mismo movimiento tuvo a veces que asumir en su interior el peso de esta
agresividad verbal y, desafortunadamente, no slo verbal, lo
que impeda, por ejemplo, la libre y correcta articulacin del
debate interno interrumpiendo las intervenciones, amenazando a quien hablaba, atacando a la presidencia.
El uso sistemtico de la violencia fue teorizado por los
componentes destacados del movimiento. El enfrentamiento con la polica se convirti, por parte de algunos
miembros, en un modo de actuar en las manifestaciones.
No se trataba ya de defenderse de las cargas y de las agresiones, sino de atacar a las fuerzas del orden. Una experiencia
similar acab por girar sobre s misma en un torbellino de
acciones que reducan, a menudo, el debate a la valoracin
de si haba sido ms o menos oportuno lanzar ccteles
molotov, asaltar esta o aquella sede fascista, si haba comenzado primero la polica o los grupos de autnomos escapados al control del servicio de orden del movimiento.
Acababan, a menudo, por prevalecer las posiciones que
se cerraban en las afirmaciones de principio entre los que
apoyaban la violencia y los que decan que siempre deba
rechazarse como mtodo de lucha poltica. Nunca se consigui afrontar el problema de la violencia en trminos de
una valoracin histrico-poltica que tomase en consideracin categoras tales como su inutilidad, nocividad o necesidad segn los contextos y las circunstancias.
8. El 68 produjo una larga onda y, quizs, demasiados
herederos e intrpretes. El 77 fue vencido, produjo una
onda corta, enseguida abortada, no tiene o tiene muy
pocos herederos e intrpretes.
Atrapado entre las acciones terroristas y las acciones
represivas de los aparatos estatales e institucionales, con
una extrema dificultad para encontrar aliados en las clases
subalternas, cuando el sentido de la derrota y de la inutilidad de los esfuerzos realizados para cambiar el mundo y la
vida cotidiana se abrieron camino, en el movimiento se ini-
257
ci un rpido proceso de disgregacin. El fin del movimiento coincida con la aparicin de la herona en el mercado de
la droga (de diez mil drogadictos en 1976 se pasaba a los 6070.000 en 197846) y con el paso de algunos ex militantes del
77 a las formaciones armadas clandestinas, que conocieron
entonces una fase de relativa expansin. Decisiones opuestas pero dictadas por la propia desesperacin. Despus de
haber vivido un perodo de exaltacin, despus de haber
intentado cambiar el mundo y la vida, era difcil aceptar volver a vivir en una sociedad que se haba rechazado por
mediocre, hipcrita, falsa y violenta.
La disgregacin del movimiento creaba las premisas
para una accin pasota y corporativa. Obligados a recolocarse en una sociedad que introduca elementos de desregulacion y de competencia, cada vez con menos reglas,
entre ocupados y desocupados, resurgan los valores del
individualismo y de la competencia, abriendo la crisis de las
formas de solidaridad que se haban desarrollado en los
aos precedentes.
Paradjicamente, la disgregacin del movimiento ofreca un cierto espacio y una cierta agilidad poltica a una
fuerza como Comunin y Liberacin, que demostraba ser
capaz de acoger parte de aquellos temas comunitarios y
personales propios de los freaks y de los sectores del movimiento, que entre trayectorias personales de varios tipos
acabaron principalmente por engrosar las filas de los movimientos religiosos de carcter mstico.
El 68 haba sedimentado formas de organizacin desde
abajo y de base en la fbrica, en los barrios y en las instituciones; tambin, de alguna manera, directa o indirectamente, haba contribuido a construir las experiencias organizativas de los grupos de la nueva izquierda.
El 77 desapareci sin dejar grandes huellas, sin proveer
instrumentos tiles para emprender otras acciones colectivas, a menos que se quiera considerar los COBAS de la escuela de los aos ochenta y parte de la historia de Democracia
Proletaria como los herederos de aquella experiencia.47
258
259
Un juicio, segn mi opinin, drstico, en parte merecido y que, de todas maneras, prescinde del hecho de que los
dolorosos aos ochenta se construyeron primero sobre
la derrota de este movimiento, seguida despus por la
derrota sufrida por el movimiento obrero en el curso de la
lucha de los treinta y cinco das en la FIAT, en otoo de
1980. Sin estas derrotas, el adversario no habra podido
vagar entre los residuos del enfrentamiento para recuperar aquello que le era til y cmodo, naturalmente despus
de haberlo reciclado, es decir, descontextualizado.
260
Notas:
1. La versin oficial define el 68 como bueno y el 77 como malo;de
hecho, el 68 fue recuperado,mientras que el 77 fue aniquilado.
BALESTRINI, N., MORONI, P., op. cit., p. 307.
2. Vase el testimonio de RAMINA, B., Quel giorno in via Mascarella.
Una testimonianza sul '77 a Bologna e sull'uccisione di Francesco
Lorusso. Per il Sessantotto, n. 11-12, 1972.
3. Vase MANCONI, L., SINIBALDI, M., Uno strano movimento di strani
studenti, Ombre Rosse, n. 20, abril de 1977. El texto se public junto
a otros en el libro de LERNER, G., MANCONI, L., SINIBALDI, M. (1978)
Uno strano movimento di strani studenti, Miln: Feltrinelli.
4. CHIAROMONTE, G. (1986) Le scelte della solidariet democratica.
Roma: Editori Riuniti, pp. 14-15.
5. FLORES, M., GALLERANO, N., Sul PCI. Bolonia: Il Mulino, pp. 252-256.
6. La carta est reproducida en CHIAROMONTE, G., op. cit., p. 207.
7. LAMA, L. (1987) Intervista sul mio partito. Bari: Laterza, p. 77.
8. BALESTRINI, N., MORONI, P., op. cit., p. 311.
9. CORVISIERI, S. (1979) Il mio viaggio nella sinistra. Miln: Libri
dell'Espresso, pp. 121-122.
10. CASTELLANO, L. (1980), introduccin del libro Autonomia Operaia.
Savelli: Roma, p. 8. Sobre la relacin entre el movimiento del 77 y las
luchas obreras autonmas vase SCAVINO, M., Operai nel labirinto.
Le avanguardie di fabbrica e il movimento del 77. Per il Sessantotto,
n. 11-12, 1997.
11. MISTRETTA, F., Gli autonomi alla prova del fuoco. Praxis, n. 13,
marzo de 1997.
12. Para estos datos vase BALESTRINI, N., MORONI, P., op. cit., p. 345.
Sobre el rea de autonomia obrera, vase, sobre toto, los dos volmenes antolgicos, a cargo de MARTIGNONI, G., MORANDINI, S. (1977)
Il diritto allodio. Verona: Bertani. Y tambin, Autonomia Operaia,
op. cit. Para una reconstruccin de los principales hechos que interesaron a esta rea poltica, comprese el captulo Sulle ceneri dei gruppi: lautonomia, en OTTAVIANO, F., op. cit.; las opiniones recogidas
en el libro Il Sessantotto, la stagione..., op. cit., y en BORGOGNO, R.,
Dai gruppi allautonomia, Per il Sessantotto, n. 11-12, 1997.
13. El primero, a cargo de la redaccin de la revista Derive e Approdi, Settantasette. La rivoluzione che viene, Roma: Castelvecchi, 1997, es una
recopilacin de las reflexiones sobre el 77 combinada con materiales
antolgicos de la poca. El segundo, Una sparatoria tranquilla. Per
una storia orale del 77, Roma: Odradek, 1997, es, principalmente, una
recopilacin de memorias de los militantes de la autonoma romana.
14. AA.VV. (1977) I non garantiti. Il movimento del '77 nelle universit.
Roma: Savelli, p. 117.
15. Ibidem, pp. 120, 124.
16. MARTIGNONI, G., MORANDINI, S., op. cit., p. 24.
17. Fine della politica. A/traverso, marzo de 1976.
18. Ibdem.
19. CORVISIERI, S., Gioia di vivere e lotta di classe. Quotidiano dei
lavoratori, 27 de septiembre de 1975.
20. AA.VV., I non garantiti..., op. cit., p. 64.
21. Vase, al respecto, las intervenciones en el Convegno dei Circoli del
Proletariato Giovanile (Miln, diciembre de 1976), publicadas en el
apndice de MARTIGNONI, G., MORANDINI, S. ,op. cit.
261
262
42. GRISPIGNI, M., Gli archivi dei movimenti e la cultura giovanile. Per
il Sessantotto, n. 10, 1996, p. 43.
43. BALESTRINI, N., MORONI, P., op. cit., p. 370.
44. AA.VV, I non garantiti, op. cit., p. 68.
45. GRISPIGNI, M., Il settantasette, op. cit., p. 99. Cfr. tambien PREVE, C.,
La filosofia del 77. Il marxismo della differenza, en Per il Sessantotto,
n. 11-12, 1997.
46. Cfr. BALESTRINI, N., MORONI, P., op. cit., p. 385.
47. Es sta la tesis mantenida por P. Bernocchi en la larga entrevista que
hace de introduccin en su texto Dal 77 in poi. Roma: Erre Emme,
1997.
48. NEGRI, T., La sconfitta del 77, en BALESTRINI, N., MORONI, P., op.
cit., p. 375.
49. BERARDI, F. (Bifo) (1989) Dellinnocenza. Interpretazioni del settantasette. Bolonia: Agalev, p. 9.
263
Cronologa 1960-1980
1960
Febrero: crisis de gobierno.
Se confa el encargo de formar
uno nuevo al democristiano
Tambroni. Incluso los neofascistas del Movimiento Social
Italiano votan a favor del
gobierno.
30 de junio: gran manifestacin en Gnova contra el congreso que el Movimiento
Social Italiano quiere realizar
en la ciudad. Enfrentamientos
muy violentos entre jvenes
manifestantes y polica en la
Plaza de Ferrari. Dos das despus, el delegado del Gobierno decide prohibir el congreso neofascista.
5 de julio: manifestacin en
Licata, Sicilia: la polica dispara
sobre la manifestacin y un
joven recibe un disparo mortal.
6 de julio: polica y carabineros arremeten contra una
manifestacin en Roma.
7 de julio: en Reggio Emilia
la polica dispara contra los
jvenes que se desplazaban
para escuchar un mitin; cinco
manifestantes son asesinados.
19 de julio: Tambroni dimite. Se forma un nuevo gobierno con el apoyo de los partidos de centro y la abstencin
de los diputados del Partido
Socialista Italiano.
265
1961
Noviembre: en Roma se realiza el segundo congreso
internacional sobre La amenaza comunista en el mundo.
La amenaza comunista se ve
en la expansin de la influencia del marxismo en la cultura
y en las sociedades. Es necesario reaccionar con la creacin
de partidos y sindicatos anticomunistas (como ya haba
hecho la CIA en la posguerra
financiando sindicatos, grupos neofascistas y conservadores e incluso fuerzas socialistas en clave anticomunista)
y con un trabajo de propaganda ideolgica, creando peridicos, radios y editoriales.
En otoo el acceso a las
facultades cientficas se abre
tambin a los estudiantes de
los institutos tcnicos; crece
as la poblacin universitaria.
266
1963
Diciembre: se forma el primer gobierno de centro
izquierda con la participacin
del Partido Socialista. El 31 de
diciembre el gobierno aprueba la reforma de la enseanza
secundaria que pasa a ser
nica y obligatoria para todos.
1964
1962
Marzo: se constituye el primer gobierno de centroizquierda con la abstencin
del Partido Socialista Italiano.
Junio: los obreros de la Fiat
de Turn retoman la prctica
de la huelga con ocasin de la
renovacin del contrato de los
metalmecnicos.
7-9 de julio: en Turn,
durante una manifestacin
por la renovacin del contrato
de los metalmecnicos, se
producen graves enfrentamientos entre polica y manifestantes en la Plaza del Estatuto que duran tres das. Los
267
1966
Primeros brotes en las
escuelas italianas contra el
autoritarismo. Se hizo famoso
el caso del peridico escolar
El mosquito de Miln, cuyos
redactores fueron denunciados y procesados por haber
realizado una investigacin
sobre la condicin femenina.
27 de abril: en Roma jvenes fascistas asaltan la universidad y matan al estudiante
Paolo Rossi, afiliado al Partido
Socialista Italiano. Para protestar los estudiantes ocupan
la universidad.
Junio: en Miln un grupo de
feministas funda el DEMAU
(grupo Desmitificacin Autoritarismo).
Octubre: se funda el Partido
Comunista de Italia (marxistaleninista).
4 de noviembre: Provos,
268
1967
1965
Diciembre: concluye en
Roma el Concilio Vaticano II,
momento fundamental de la
renovacin de la Iglesia Catlica y de la redefinicin de su
relacin con la sociedad
moderna. Empieza la polmica interna en el mundo catlico.
La Sinistra (1966-1968),
publicacin surgida de los
trotskistas que trabajan polticamente dentro del PCI, recoge fuerzas de izquierda socialista y comunista que miran
con inters la revolucin
cubana, el castrismo y el guevarismo.
Rivoluzione proletaria
(1966-1969), rgano de la
Federacin marxista-leninista
de Italia.
Falcemartello, peridico
poltico cultural (1966-1968)
originariamente de inspiracin trotskista, difundido en
Miln, que llegar a ser el principal promotor del grupo
maosta Servir al Pueblo.
L'Internazionale (19661994), quincenal anarquista,
nacido de una escisin de la
Federacin Anarquista Italiana.
1968
Durante el mes de enero se
ocupan todas las universidades italianas para protestar
Contropiano (1968-1971),
materiales marxistas .
En diciembre de 1968 sale el
269
270
primer nmero de Avanguardia Operaia (1968-1974), vinculada a la Cuarta Internacional, del que tomar el nombre
el grupo homnimo.
Monthly review, edicin
italiana (1968-1986).
Servire il Popolo (19681975), rgano de la Unin de
los Comunistas Italianos (marxista-leninista).
1969
Enero: el ministro de Educacin reconoce el derecho de
asamblea a los estudiantes de
las escuelas superiores y, el
mes siguiente, aprueba la
reforma de los exmenes de
selectividad y abre la inscripcin en las facultades universitarias a todos los diplomados de las escuelas de
bachillerato superior.
9 de abril: en Battipaglia,
durante una huelga, la polica
dispara contra los manifestantes, matando a dos.
Mayo-junio: durante dos
meses, lucha autnoma en la
Fiat de Turn reclamando
aumentos salariales iguales
para todos y reduccin del
horario laboral.
3 de julio: manifestacin de
obreros y estudiantes en Turn
que termina en enfrentamientos con la polica y los carabineros en la avenida Corso
Traiano.
25-26 de julio: en Turn se
realiza el primer congreso
nacional de las vanguardias
obreras y estudiantiles. Algunos meses despus nacen
Poder Obrero (octubre) y
Lucha Continua (noviembre).
Septiembre: empiezan las
huelgas de los metalmecnicos por la renovacin del contrato de trabajo.
19 de noviembre: en Miln,
durante una carga de la polica
contra manifestantes, muere
el agente Antonio Annaruma.
26 de noviembre: el Comit
Central del PCI da de baja del
partido a los miembros de la
271
1971
1970
Se crean las regiones y se
aprueba el Estatuto de los Trabajadores. Continan las protestas en las universidades. Se
consolidan los principales
grupos de la nueva izquierda,
se publica el libro La strage di
Stato (El crimen de Estado),
contrainvestigacin de la
nueva izquierda sobre la
masacre de Plaza Fontana del
ao precedente.
14 de julio: empieza la
revuelta de Reggio Calabria
contra la decisin del Gobierno de asignar a Catanzaro la
272
Re Nudo (1970-1980),
peridico contracultural juvenil.
1972
Marzo: el XIII Congreso del
PCI nombra a Enrico Berlinguer secretario del partido.
Bajo una torre de alta tensin,
cerca de Miln, se encuentra el
cuerpo, despedazado por una
273
1974
1973
Marzo: en Turn jvenes
obreros de las instalaciones
de la Fiat ocupan la fbrica
durante la lucha por la mejora
de los contratos. Se dice que
en esa ocasin nacen los
Indios Metropolitanos porque los obreros se ponen una
cinta roja sobre la frente,
hacen sonar bocinas y tambores y emiten gritos de guerra.
En Bolonia se realiza el primer congreso de los organismos obreros autnomos que
da vida a Autonoma Obrera,
cuyo peridico de referencia
es Rosso, expresin sobre
todo de los grupos milaneses
(ex Lucha Continua y Grupo
Gramsci) y paduanos (Negri y
ex Poder Obrero). Junto a este
sector hay la corriente creativa
de Bolonia (Francesco Berardi, Bifo, Maurizio Torrealta) y
la romana (el grupo de la calle
Volsci, Scalzone y Piperno).
Octubre: en una serie de
274
Movimento studentesco
(1973-1974), peridico realizado por el Movimiento Estudiantil de la Universidad Estatal de Miln.
Politica comunista (19731976), revista terica de la
organizacin Vanguardia
Obrera.
Rosso (1973-1978), revista
del Grupo Gramsci que llegar a ser (1975-1981) referencia fundamental para el rea
de la autonoma obrera.
Primo maggio (1973-198?).
Effe (1973-1982), mensual
feminista.
1975
Enero: acuerdo entre sindicatos y patronal sobre el nico
punto a tratar en comn, es
decir, aumentos salariales iguales para todos en proporcin al
aumento del coste de la vida.
Abril: cuatro jvenes mueren en momentos distintos,
pero todos ellos a causa de
agresiones fascistas o a manos
de la polica durante manifestaciones de protesta.
15 de junio: en las elecciones regionales avanza el PCI y
pierde votos Democracia Cristiana.
A/ traverso (1975-1981),
peridico de la autonoma
boloesa.
275
1976
Junio: las Brigadas Rojas
matan en una emboscada al
juez Francesco Coco.
20 de junio: en las elecciones generales anticipadas, el
PCI alcanza su mximo histrico (34%), se mantiene la DC,
pierden los socialistas y no
obtienen el xito esperado los
partidos de la nueva izquierda, que bajo la lista Democracia Proletaria obtienen slo el
1,5% de los votos.
10 de julio: la organizacin
neofascista Orden Nuevo
mata al fiscal sustituto Vittorio
Occorsio.
29 de julio: nace el gobierno
Andreotti gracias a la abstencin del PCI.
Crisis de Lucha Continua
que, de hecho, se disuelve en
otoo, mientras Vanguardia
Obrera, PDUP, Manifiesto y
otras agrupaciones menores
intentan unificarse, sin
lograrlo.
1978
1977
Se desarrolla el movimiento
de protesta en las universidades y entre los jvenes parados o con trabajos discontinuos y en negro. Este
movimiento se contrapone al
PCI, ahora partido de Gobierno, y a los sindicatos. El secretario de la CGIL, Luciano
Lama, es expulsado de la universidad de Roma en febrero.
11 de marzo: en Bolonia, un
agente de polica mata a Francesco Lorusso. Tras el asesina-
276
277
1980
1979
Enero: el PCI se retira de la
mayora gubernamental.
7 de abril: detencin de
militantes destacados de la
autonoma obrera bajo la acusacin de insurreccin armada y de implicacin en el caso
Moro. El teorema acusatorio
se basa en la presunta relacin
entre la autonoma obrera y
las Brigadas Rojas. Las acusaciones resultarn infundadas.
3-4 de junio: elecciones
generales anticipadas, el PCI
pierde el 4% de los votos. Fracasa la presentacin unitaria
de la nueva izquierda bajo la
sigla Nueva Izquierda Unida,
que no obtiene ni un slo
diputado.
Octubre: la Fiat despide a 61
obreros bajo la acusacin de
terrorismo y violencia. De
278
Febrero: detenido el brigadista Patrizio Peci, que colabora con los carabineros. Es uno
de los primeros arrepentidos
y sus declaraciones resultan
determinantes para infligir un
duro golpe a la organizacin
terrorista. Gracias a los arrepentidos, en poco tiempo, se
desmantelar tambin Primera Lnea.
2 de agosto: en la estacin
de Bolonia explota una
bomba provocando 85 muertos y 200 heridos. Despus de
un largo proceso sern condenados por el atentado terroristas negros, hombres de los
servicios secretos y miembros
de la logia masnica P2.
Septiembre: la Fiat anuncia
que quiere despedir a 14.469
obreros. Empieza la cuestin
Fiat. Algunas semanas despus transforma los despidos
en la peticin de paro remunerado para 23.000 empleados. La mayora de los delegados y de los trabajadores estn
279
280