Jorge Luis Arcos, María Zambrano o La Isla Como Utopía
Jorge Luis Arcos, María Zambrano o La Isla Como Utopía
Jorge Luis Arcos, María Zambrano o La Isla Como Utopía
M. Zambrano. A Virgilio Piera (La Habana, 18 de abril, 1941), en La Cuba secreta y otros ensayos.
Ed. Cit.
5
M. Zambrano. Isla de Puerto Rico (Nostalgia y esperanza de un mundo mejor). La Habana, Imprenta La
Vernica, 1940.
6
Idem.
7
F. Garca Marruz y C. Vitier. Flor oculta de poesa cubana (Siglos XVIII y XIX). La Habana, Ed. Arte y
Literatura, 1978.
8
M. Zambrano. Isla de Puerto Rico..., Ed. Cit.
4
Idem.
J. Lezama Lima. Coloquio con Juan Ramn Jimnez, en C. Vitier, (Comp., prlogo y notas). Juan
Ramn Jimnez en Cuba. La Habana, Ed. Arte y Literatura, 1981.
11
Idem, p. 164.
12
Idem.
10
poeta isleo debe vivir hacia dentro13. Ambas instancias solo son
aparentemente contradictorias. Es innegable la presencia de la primera en
nuestra mejor tradicin lrica, desde Heredia a nuestros das, la nostalgia de
la nieve o del bosque, de un otro mundo; la segunda, ms honda u
universal, sin negar la autenticidad de aquella, ya prescinde de una
sensibilidad enfticamente insular. En definitiva, como advierte Juan
Ramn, todo hombre es una isla, cualquier lugar tambin. De manera que
lo que interesa es cuando una sensibilidad insular se expresa como una
eleccin creadora, como una perspectiva de la subjetividad, en busca de un
sentido desconocido. Es a lo que parece aproximarse Lezama cuando se
lamenta del mito que nos falta14, y habla de la fatalidad insular, por sus
fronteras de agua, de una teleologa15. Con su caracterstica voluntad
creadora, con su paulina fe en lo imposible, Lezama quiso convertir esa
fatalidad en una alegra germinativa, y, en carta a Cintio Vitier, lo conmin
frente a la tradicin que nos falta a crear una Teleologa Insular, algo
de veraz grande y nutridor16. Esa utopa lezamiana, sin caer nunca en un
insularismo folklrico o pintoresquista, fue la que fundament una suerte
de potica de lo cubano en Orgenes, en cada poeta con diferente expresin,
y que pudiera resumirse con una frase suya: La nsula distinta en el
cosmos o, lo que es lo mismo, la nsula indistinta en el cosmos 17. Acaso el
testimonio discursivo mayor de esa voluntad lo encarne Lo cubano en la
poesa, de Vitier, libro tan polmico como trascendente, como testimonio
potico de las diversas maneras de percibir la realidad insular -podra ser
otra?- en la poesa cubana. En ltima instancia, de lo que se trata es de
comprender las distintas, singulares maneras en que un poeta percibe la
realidad desde su personal, intransferible insularidad, por lo que ese libro,
13
Idem.
Idem., p. 159.
15
Idem., p. 166.
16
J. Lezama Lima. Citado por C. Vitier en De las cartas que me escribi Lezama, en su Para llegar a
Orgenes. La Habana, Letras Cubanas, 1994, p. 19.
17
J. Lezama Lima
14
En una carta a Jos Mara Chacn y Calvo, le confiesa que Cuba era, pues,
parte de mi ilusin22 desde que escribiera, antes de conocerla, unos
antiguos poemas. As, pues, encontramos en J. R. un poco de utopa, de
ilusin, tambin de misteriosa anticipacin, de estupor ante lo secreto que
no se deja poseer, y su conviccin de la cualidad potica de la isla. Ms
profunda, sin embargo, ser la visin de M. Z. en La Cuba secreta.
21
22
Idem., p. 44.
Idem.
9
9
Como es conocido el origen de este texto fue la antologa Diez poetas
cubanos (1948), compilada por Vitier, donde se agrupan por primera vez
los poetas que luego seran conocidos como grupo Orgenes. No quiero
detenerme aqu en el comentario de sus extraordinarias calificaciones
poticas (las que ya trato en mi ensayo Mara Zambrano y la Cuba
secreta23), que ya de por s validan su texto, pues fue capaz de ver lo que la
crtica cubana no pudo o no supo ver entonces, con la excepcin de otro
poeta forneo, Octavio Paz, sino en lo ms sorprendente, en su ontologa,
en su profeca incluso. Ningn extranjero ha sentido a Cuba tan ligada a su
destino personal como M.Z. As, va ms lejos que J. R. y ve a Cuba no
como un secreto sino como su secreto, Como un secreto de un viejsimo,
ancestral amor, al que le llama Carnal apego. Y ve en ella su sombra,
su peso secreto, su cifra de realidad, que le hizo recordar, dice, que la
haba ya vivido -por eso escriba al principio que M. Z. redescubre a
Cuba. Luego de reparar en algunas imgenes semejantes a otras de
Andaluca, por ejemplo; que al lado de aquel Mediterrneo, como en las
orillas de este mar de La Habana, la luz y la sombra caen literalmente sobre
la tierra hundindose, dice su asombrosa y sibilina razn:
Pero todo eso no bastara. Pues solo unas cuantas sensaciones por
primarias que sean, no pueden legalizar la situacin de estar
apegada a un pas. Algo ms hondo ha estado sostenindola. Y as,
yo dira que encontr en Cuba mi patria pre-natal. El instante del
nacimiento nos sella para siempre, marca nuestro ser y su destino en
el mundo. Mas, anterior al nacimiento ha de haber un estado de puro
23
J. L. Arcos. Mara Zambrano y la Cuba secreta, en La Cuba secreta y otros ensayos. Ed. Cit.
10
islas, que parecen hechas para recoger del ambiente el genio y la luz, y de
nuestras tierras surgidas de aguas azules no de un desprendimiento
continental-, lo que recuerda a Venus y al poema de Luaces sobre la
fundacin mitolgica de la isla.24 Y en otro texto, dice Mart: y Grecia
misma
como
resucitando,
Cuba,
tan
bella
como
Grecia 25.
24
12
10
Mucho se ha escrito y debatido sobre la poesa y potica de lo cubano en
Orgenes. Hoy da, confieso, me parece ms un tema de poca que un tema
contemporneo, sin que ello niegue para nada la enorme importancia que
tuvo en su momento, cuando era necesario ese deslinde, ese nfasis, esa
fijacin, como dira M. Z., de imgenes significativas, y no solo en la
poesa origenista. En primer lugar, porque el lugar de nacimiento es una
fatalidad. No es que se quiera ser cubano o argentino o mexicano o espaol,
se es sencillamente, aunque, eso s, de diversas maneras. El poeta, adems,
en cierto sentido, es siempre un desterrado, aunque se nutra de la fysis de su
tierra. Lo importante, me parece, es la singularidad de su percepcin de la
Realidad, con mayscula, no tanto de su realidad aunque se refiera
expresamente a ella. Esa singularidad es la que le aportar a la postre su
universalidad. Singularidad, extraeza, e intensa y penetrante percepcin
en, claro est, imgenes significativas, en esa segunda patria que es su
lengua potica. Cada vez, confieso, me resultan ms equvocos los
discursos poticos de la identidad, o la identidad como tema potico. Creo
que ello debe manifestarse como por aadidura. Por ejemplo, no es un
contra sentido decir que las Elegas de Duino son alemanas, o el Quijote
espaol, o El infierno toscano, o El siglo de las luces cubano, o Bomarzo
argentino, etc.? S, lo son, qu duda cabe, pero qu obviedad o sencilla
sensatez estamos constatando. Ellos perduran porque son universales,
independientemente de que hayan reflejado o no su identidad nacional. As
pasa con la insularidad, aunque aqu, cuando el tema se eleva de la simple
realidad geogrfica y de ciertos rasgos psicosociales que evidentemente
operan en cualquier insular, puede aduearse de connotaciones ms
profundas que tienen que ver con el puesto del hombre en el cosmos, digo
parafraseando a Max Scheller. Entindase que no quito importancia cultural
13
12
Mara Zambrano se sinti en una nsula extraa, en una Cuba secreta, en
una catacumba cristiana, en un nfero rfico, vio de nuevo a Espaa con
29
R. Fernndez Retamar. Caliban quinientos aos ms tarde, en su Todo Caliban. Chile, Editora Anbal
Pinto, S. A., Cuadernos Atenea, 1998, p. 116.
14
otros ojos como una isla, ya se sabe que por trgicas y decisivas
circunstancias histricas mundiales, nacionales y personales, las cuales
explican pero no deciden en ltima instancia el valor de sus visiones, las
cuales son nicas, intransferibles y a la misma vez, por su intensidad
cognitiva, susceptibles de ser compartidas por cualquier ser humano de
sensibilidad afn. Eso fue lo que sucedi a la postre entre ella y los poetas
origenistas, quienes se sentan en cierto sentido como marginales,
clandestinos, en su propio pas, y quienes detentaban como ella una
poderosa vocacin de conocimiento -hacan de la poesa un menester de
conocimiento-, a la vez que quisieron universalizar su realidad, la que
tuvieron para vivir, ms que hacer simplemente literatura. Ellos queran,
como ella, comprender la realidad, esa extraa noche obscura o esa
indecible luz que sentan en lo ms profundo de s mismos. De ah la no tan
frecuente capacidad para desplegar una poesa del verbo encarnado, una
escritura que dotaba a la poesa cubana de una nueva materialidad, esto es,
una manera ms profunda de mirar la realidad a secas, sin calificativos.
Ellos confiaban, sin rencores o remordimientos, que ese aqu y ese ahora
desde donde escriban era un aqu y un ahora cubanos y universales a la
vez.
13
Siempre me ha interesado mucho un pasaje de la novela Primavera negra,
de Henry Miller donde el autor cita un fragmento del prefacio de la primera
edicin de Robinsn Crusoe donde se invita al lector a emprender un viaje
imaginario a una isla (ya sabemos que el modelo fue Tobago, en la
desembocadura del ro Orinoco) de esta atractiva manera: Las maravillas
de la vida de este hombre exceden todo lo conocido; la vida de un hombre
no es capaz de mayor variedad. Tena que existir ya una isla utpica en el
15
zona desierta cerca de la punta de Hicacos, delante el mar, detrs una tupida
vegetacin salvaje, sent, imagin la sensacin de ver aparecer en el
horizonte unos enormes navos, como si mirara con los ojos de los
aborgenes cubanos, con la mirada de la isla; esa extraeza tampoco me ha
abandonado. Por alguna razn que desconozco me fascinaron los poemas
que Daro escribi en Mallorca, en el Mediterrneo. S, acaso debe existir
una sensibilidad insular con independencia incluso de que uno viva
fsicamente o no en una isla. En ltima instancia la tierra misma es una isla
en el Universo, y uno mismo es una isla entre la muchedumbre de seres
humanos. Recuerdo cmo me fascin un poema de Efran Rodrguez,
Fulgores griegos, donde se hablaba de las islas perdidas. Quien haya
ledo el panorama de la poesa del siglo XX, Las palabras son islas31 (y ya
el ttulo, un verso de un poeta cubano, es significativo) encontrar varios
poemas recientes con el tema de la insularidad, por lo que parece que esa
sensibilidad no desaparecer nunca.
15
Lo que s cambia es su expresin, que acaso tuvo su origen contradictorio
en Mart y en Casal, pero no tan explcita como en la poesa del grupo
Orgenes. En la actualidad, aunque contina su expresin mtica, parece
prevalecer su reverso, esto es, la insularidad como fatalidad, como perenne
incentivo para el viaje fsico o imaginario, simblico u ontolgico. Ha
vuelto el sentimiento de lontananza, y el cubano, ms que vivir hacia
dentro, como quera J. R., se dispersa o se proyecta en una dispora fsica y
cultural sin paralelos en la historia de Cuba. Acaso habr que aguardar a
que se cumpla la profeca lezamiana, cuando la Cuba secreta (...)
31
Las palabras son islas. Panorama de la poesa cubana del siglo XX (Complilacin e introduccin de J.
L. Arcos). La Habana, Ed. Letras Cubanas, 2000.
17
J. Lezama Lima. Carta a Mara Zambrano (31 de diciembre, 1975), en Cartas (1939-1976)
(Introduccin e edicin de Elosa Lezama Lima). Madrid, Ed. Orgenes, 1979, p. 78-79.
18
14 de febrero, 2001
*Conferencia leda en el Centro Cultural de Espaa en la inauguracin del ciclo Homenaje a Mara
Zambrano, el 14 de febrero del 2001.
33
V. Piera. Isla, en su La isla en peso. (Compilacin y prlogo de Antn Arrufat). La Habana, Ed.
Letras Cubanas, 1998, p. 214.
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