Agua de Mar

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Agua de mar

El agua de mar es la que se puede encontrar en los océanos y mares de la Tierra. Es salada por la concentración de
sales minerales disueltas que contiene, un 55‰ (5,5%) como media, entre las que predomina el cloruro sódico,
también conocido como sal de mesa. El océano contiene un 97,25% del total de agua que forma la hidrosfera.

Composición

Composición de solutos sólidos del agua de mar, cada uno expresado


como porcentaje del total

Aniones Cationes

Cloruro (Cl-) 55,29 Sodio (Na+) 30,75

Sulfato (SO42-) 7,75 Magnesio (Mg++) 3,70

Bicarbonato (HCO3-) 0,41 Calcio (Ca++) 1,18

Bromuro (Br-) 0,19 Potasio (K+) 1,14

Flúor (F-) 0,0037 Estroncio (Sr++) 0,022

Molécula no disociada Ácido bórico (H3BO3) 0,076

El agua de mar es una disolución en agua (H2O) de muy diversas sustancias. Hasta los 2/3 de los elementos
químicos naturales están presentes en el agua de mar, aunque la mayoría sólo como trazas. Seis componentes, todos
ellos iones, dan cuenta de más del 99% de la composición de solutos. La tabla adjunta enumera los más abundantes.

Salinidad

El estudio de la composición se simplifica por el hecho de que las proporciones de los componentes son siempre
aproximadamente las mismas, aunque la concentración conjunta de todos ellos es enormemente variable. Nos
referimos a esa concentración total como salinidad, que suele expresarse en tanto por mil (‰). Gracias a la
universalidad de su composición, la salinidad suele ser estimada a partir de la medición de un solo parámetro, como
la conductividad eléctrica, el índice de refracción o la concentración de uno de sus componentes, generalmente el
ion cloruro (Cl-).

La salinidad presenta variaciones cuando se comparan las cuencas, las distintas latitudes o las diferentes
profundidades. Favorece una salinidad más elevada la evaporación más intensa propia de las latitudes tropicales,
sobre todo en la superficie, y una menor salinidad la proximidad de la desembocadura de ríos caudalosos y las
precipitaciones elevadas.

De todos los mares abiertos es el mar Rojo el que presenta mayor salinidad (40‰), bordeado como está de regiones
áridas. El mar Báltico es el de salinidad menor (6‰ en las aguas superficiales del golfo de Botnia), por su pequeña
profundidad, clima frío y amplitud de las cuencas que vierten sus aguas en él, lo que unido a su topografía casi
cerrada, limita mucho los intercambios con el océano Mundial. La salinidad es muy variable en los lagos y mares
cerrados que ocupan cuencas endorreicas, con sólo un 12‰ en el mar Caspio y hasta un 330‰ en las capas
superficiales del mar Muerto. El principal factor del que depende la salinidad de los mares interiores es la
existencia de drenaje, con uno o más emisarios por que los que desbordar, o que por el contrario la evaporación sea
la única forma de compensarse los aportes. Así el lago Victoria, con un origen tectónico semejante al del Mar
Muerto, es un lago de agua dulce a la vez que la fuente principal del caudaloso río Nilo.

Las diferencias de salinidad entre masas de agua se combinan con las de temperatura para producir diferencias de
densidad, que a su vez son responsables de la convección en que se basa la circulación oceánica a gran escala, la
llamada por ello circulación termohalina.

Desde que Edmond Halley lo propuso en 1715, se admite que la salinidad del agua del mar es efecto de una
salinización progresiva, estabilizada hace ya largo tiempo, debida a un aporte por los ríos, no compensado, de sales
procedentes del lavado de las rocas continentales. La salinidad no ha crecido desde hace miles de millones de años,
a causa de la acumulación de sal en sedimentos. Hoy en día se acepta que buena parte del sodio procede de las
mismas emisiones volcánicas que facilitaron originalmente la formación de la hidrosfera.
Conductividad eléctrica

El agua de mar presenta una elevada conductividad eléctrica, a la que contribuyen la polaridad del agua y la
abundancia de iones disueltos. Las sales en agua se disocian en iones. Un ion es un átomo cargado positiva o
negativamente y que, por tanto, intercambia electrones con el medio. Pueden absorber y liberar electrones a las
partículas vecinas. La conductividad varía sobre todo con la temperatura y la salinidad (a mayor salinidad, mayor
conductividad), y su medición permite, una vez controlada la temperatura, conocer la salinidad.

Densidad

La densidad del agua del mar es una de sus propiedades más importantes. Su variación provoca corrientes. Es
determinada usando la ecuación internacional de estado del agua de mar a presión atmosférica, que es formulada
por la Unesco (UNESCO Technical Papers in Marine Science, 1981) a partir de los trabajos realizados a lo largo de
todo este siglo para conocer las relaciones entre las variables termodinámicas del agua del mar: densidad, presión,
salinidad y temperatura. La densidad de la típica agua del mar (agua salada con un 3,5% de sales disueltas) suele
ser de 1,02819 kg/L a los -2 °C, 1,02811 a los 0 °C, 1,02778 a los 4 °C, etc.
La densidad del agua de mar depende de las tres variables: Salinidad (s), Temperatura
(t) y Presión (p). Para simbolizar la densidad se emplea generalmente la letra griega ρ(rho) y para indicar que es
función de las tres variables se escribe ρ(s,t,p). El valor numérico de la densidad del agua de mar en su ambiente
natural varía solamente a partir del tercer decimal y, para economizar espacio y trabajo, así como para tener una
visión mejor del valor, se define otra cantidad simbolizada por la letra griega σ(Sigma) mediante la siguiente
expresión.

σ(s,t,p)=(ρ(s,t,p)-1)x1000

Por ejemplo, a la densidad ρ(s,t,p)=1,02743 le corresponde el valor σ(s,t,p)=27,43.

pH

El agua oceánica es ligeramente alcalina, y el valor de su pH está entre 7.5 y 8.4 y varía en función de la
temperatura; si ésta aumenta, el pH disminuye y tiende a la acidez; también puede variar en función de la salinidad,
de la presión o profundidad y de la actividad vital de los organismos marinos
(http://bibliotecadigital.ilce.edu.mx/sites/ciencia/volumen1/ciencia2/12/htm/sec_17.html)

Gases

Los gases disueltos son los mismos que componen el aire libre, pero en diferentes proporciones, condicionadas por
diversos factores. La temperatura y la salinidad influyen reduciendo la solubilidad de los gases cuando cualquiera
de esos dos parámetros aumenta. Otros factores son la actividad metabólica de los seres vivos y los complejos
equilibrios químicos con los solutos sólidos, como el ion bicarbonato (HCO3-). La concentración total y la
composición de los gases disueltos varían sobre todo con la profundidad, que afecta a la agitación, la fotosíntesis
(limitada a la superficial zona fótica) y la abundancia de organismos.

En aguas oceánicas superficiales bien mezcladas, la composición típica de gases disueltos incluye un 64% de
nitrógeno (N2), un 34% de oxígeno (O2) y un 1,8% de dióxido de carbono (CO2), muy por encima éste último del
0,04% que hay en el aire libre. El oxígeno (O2) abunda sobre todo en la superficie, donde predomina la fotosíntesis
sobre la respiración, y suele presentar su mínimo hacia los 400 m de profundidad, donde los efectos de la difusión
desde el aire libre y de la fotosíntesis ya no alcanzan, pero donde todavía es alta la densidad de organismos
consumidores, que lo agotan. La temperatura, más baja en los fondos profundos, afecta a la solubilidad de los
carbonatos.

Descenso crioscópico

El descenso crioscópico es la reducción del punto de fusión de un disolvente puro por la presencia de solutos. Es
directamente proporcional a la molalidad, lo que hace que sea más importante para solutos iónicos, como los que
predominan en el agua de mar, que para los no iónicos. El fenómeno tiene importantes consecuencias en el caso del
agua de mar, porque la respuesta al enfriamiento intenso del agua del océano, como ocurre en el invierno de las
regiones polares, es la separación de una fase sólida flotante de agua pura. Es así como se forma la banquisa en
torno a la Antártida o al océano Ártico, como un agregado compacto de hielo puro de agua, con salmuera llenando
los intersticios, y flotando sobre una masa de agua líquida a menos de 0 °C (hasta un límite de -1,9 °C para una
salinidad del 3,5%).

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