El documento discute las similitudes entre el comportamiento de los ricos y los simios dominantes ("grupos alfa"), y cómo los instintos evolutivos continúan influyendo en el comportamiento humano, incluida la codicia por el dinero y el estatus. A pesar de siglos de críticas religiosas y filosóficas, todavía admiramos a los ricos y poderosos, y ellos usan su riqueza para obtener más prestigio, parejas y seguidores. Sin embargo, la cultura humana también ha desarrollado estrategias para contrarrest
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El documento discute las similitudes entre el comportamiento de los ricos y los simios dominantes ("grupos alfa"), y cómo los instintos evolutivos continúan influyendo en el comportamiento humano, incluida la codicia por el dinero y el estatus. A pesar de siglos de críticas religiosas y filosóficas, todavía admiramos a los ricos y poderosos, y ellos usan su riqueza para obtener más prestigio, parejas y seguidores. Sin embargo, la cultura humana también ha desarrollado estrategias para contrarrest
El documento discute las similitudes entre el comportamiento de los ricos y los simios dominantes ("grupos alfa"), y cómo los instintos evolutivos continúan influyendo en el comportamiento humano, incluida la codicia por el dinero y el estatus. A pesar de siglos de críticas religiosas y filosóficas, todavía admiramos a los ricos y poderosos, y ellos usan su riqueza para obtener más prestigio, parejas y seguidores. Sin embargo, la cultura humana también ha desarrollado estrategias para contrarrest
El documento discute las similitudes entre el comportamiento de los ricos y los simios dominantes ("grupos alfa"), y cómo los instintos evolutivos continúan influyendo en el comportamiento humano, incluida la codicia por el dinero y el estatus. A pesar de siglos de críticas religiosas y filosóficas, todavía admiramos a los ricos y poderosos, y ellos usan su riqueza para obtener más prestigio, parejas y seguidores. Sin embargo, la cultura humana también ha desarrollado estrategias para contrarrest
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Quitapesares Por Hctor Abad Faciolince
Bienaventurados los ricos
porque de ellos es el reino de la Tierra Ilustraciones para El Malpensante: Julio Csar Gmez Penagos o Retrato de Hctor Abad Faciolince: Ana Vlez En estos das le una especie de "bestiario para ricos" escrito por un periodista especializado en comportamiento animal, Richard Conniff, en el que hace despiadadas observaciones y deslumbrantes analogas entre la forma de ser de los ricos y las estrategias de mando de los grupos alfa (los dominantes) en muchas especies de simios. El parecido es extraordinario. Se trata de la Historia natural de los ricos, publicada este ao por Taurus. Despus de un siglo dominado por Freud y sus teoras -tan fascinantes como falsas- sobre nuestras pulsiones; despus de un siglo en el que los antroplogos culturalistas lo explicaban todo por la influencia del ambiente, poco a poco se impone una comprensin psicolgica del ser humano que en vez de explicarlo todo por inexorables condicionamientos culturales o por inextricables motivos inconscientes, intenta comprender al hombre segn lo que no hemos podido dejar de ser: animales con un largusimo pasado evolutivo que nos domina y nos hace ser como somos, con apenas unas estrechas rendijas recientes (el cr-tex cerebral, las leyes) para evadir por instantes las implacables rdenes de nuestros instintos. Cada vez se hace ms claro que sin las herramientas de la psicologa evolutiva (hay que leer a Kon-rad Lorenz, a E. O. Wilson y en especial a Steven Pinker para empezar a entenderla) resulta imposible comprender toda esa gama de virtudes, pecados y comportamientos tpicos que los tratadistas antiguos llamaban las pasiones humanas: nuestros pertinaces deseos sexuales, la tendencia a engordar, las ansias de prestigio y poder, el terror a la humillacin pblica, el arribismo, los secretos deleites del adulterio, el miedo a envejecer, el encanto de la belleza y de la juventud, los mordiscos de la envidia, el disgusto por la calvicie y el gusto por las tetas, las ambiciones de ascenso o, para limitarnos al tema de este libro, la codicia casi general e insaciable de tener siempre ms y ms plata. Empecemos por ah: qu es tener mucha plata? Y en qu momento se apagan las ansias de seguir aumentando el propio capital? Cuando no hay vinos, viajes, viejas (de las comprables) que uno no pueda permitirse; cuando no hay libros, casas, carnes, canes, caballos, carros que uno no pueda adquirir, para qu tener ms dinero? Para comprar belleza, salud, aos de vida, o para dar un paseo en satlite y tener la experiencia de la ingravidez? Quiz. O tal vez solamente para estar seguros de que nuestros descendientes seguirn teniendo los mismos privilegios. Todos sabemos que es muy distinto ser un rico de pueblo (la casa de balcn en la plaza mayor, la hacienda con buen ganado y mucha agua) a ser un rico de ciudad, a ser un rico internacional, con refugios en Aspen, Mnaco y Bariloche. No nos quedemos en lo provinciano. Segn los que saben, despus de tener asegurada la casa de habitacin y el sitio de descanso, nadie es rico con menos de cinco millones de dlares libres para invertir en bonos, divisas, ttulos y acciones. Un milln de dlares, dijo hace un siglo un experto, "es apenas una pobreza decorosa". Para tener en Europa o en Estados Unidos el mismo nivel de vida que llevamos en el Tercer Mundo, tendramos que multiplicar
por cuatro nuestros ingresos. El apartamento, el colegio, la muchacha, el mayordomo,
el club, todo eso que aqu le cuesta tres mil dlares mensuales a un medio rico, all le vale doce mil. Por eso tantos ricos locales regresan al pas despus de pocos aos evadiendo el secuestro: es muy discreto el encanto de ser pequeos burgueses que planchan ropa, pelan papas y lavan platos. Es triste, pero muy cierto, que las personas que carecen de alguna de las tres Pes por las que inconscientemente se mide el estatus (Plata, Prestigio y Poder) tienen de entrada desventajas en la lucha cotidiana por la existencia. No basta tener la razn para ser escuchados y tenidos en cuenta. En experimentos con chimpancs se ha visto que la manada no aprende cuando se le ensea algo muy ventajoso al ltimo (el omega) del grupo. Si el omega aprende a sacar bananos de un recipiente complejo, los del grupo no lo imitan porque casi ni lo ven. Si, en cambio, se le ensea al alfa la misma tcnica, todo el grupo la aprende de inmediato. Algo muy parecido ocurre entre los humanos: los pobres, casi irremediablemente, predican en el desierto, y en cambio basta que un rico tosa para que casi todos consideren que su tos es elegante e inteligente. Hasta la imitan. Incluso los jefes comunistas (supuestamente igualitarios) de los grupos guerrilleros se llevan a la cama a las guerrilleras ms atractivas. Y no hay quien no se pregunte de dnde sacan los traquetos las modelos que los acompaan. Quines suelen casarse con reinas de belleza? O al revs: con quines se casan las reinas de belleza? Con oscuros y bajitos tenderos de pueblo, con barrenderos y mensajeros? Si le ponemos un "casi" a un rotundo "nunca" es porque en este mundo tambin ocurren milagros. Los ricos viven ms en promedio, tienen un squito de aduladores y criados que los cuidan, sbditos que gritan y ladran por ellos. Todo Uribe con cara de seminarista sonriente tiene un Londoo, un Pedro Juan o un general que ensea los colmillos y amenaza en su lugar. Las mujeres ms ricas se casan ms arriba, y los hombres con plata conquistan a las hembras ms apetecidas. As como entre algunos pjaros los que dominan ms territorio consiguen ms parejas, tambin tienen ms opciones de elegir las personas que viven en casas ms grandes, con mejor vista y en vecindarios ms caros. Da rabia que sea verdad, pero eso dicen las estads-ticas. Banal? Tal vez, pero resulta que estas cosas no se dicen. Es ms, los ricos son los primeros interesados en disimularlas. Segn ellos, no les interesa la plata, ni la ostentacin, ni las conquistas. Pero hacen grandes fiestas (aunque nieguen que ostentan), publican a los cuatro vientos sus donaciones y obras de beneficencia, compiten con sus pares y se casan entre ellos para no dilapidar el patrimonio repartindolo con una cola de parientes pobretones. Cierto tipo de ropa y de marcas, y hasta las buenas maneras, no son otra cosa que sustitutos del uniforme, para poder reconocerse entre ellos. Despus de dos mil aos de admoniciones cristianas contra los ricos ("ms fcil es a un camello el pasar por el ojo de una aguja, que a un rico el entrar en el reino de los cielos", Lucas, xviii, 25; "Ay de vosotros los ricos! Porque ya tenis vuestro consuelo en este mundo", Lucas, vi, 24; "Bienaventurados los pobres, porque de ellos es el reino de los cielos", Mateo, v, 3); despus de dos siglos de diatribas marxistas contra los ricos, nuestra forma elemental y primitiva de pensar no ha cambiado en casi nada. La clebre frase del boxeador Kid Pam-bel ("es mejor ser rico que ser pobre"), con su lapidaria ingenuidad de Perogrullo, revela lo que casi todos seguimos pensando, digan lo que hayan dicho Jess, Buda y Marx, los tres profetas ms influyentes de la historia. Quiere decir todo esto que estamos inexorablemente dominados por el instinto de admiracin por los poderosos, y que de nada sirve la conciencia humana, desarrollada durante milenios, para contrarrestar la opresin y el dominio de los ricos sobre todos los otros? No. La cultura consiste, precisamente, en intentar comprender cmo somos, de qu modo estamos condicionados por la naturaleza los seres humanos, y cules son
las mejores estrategias de los dbiles para oponernos a la subyugacin de los ms
ricos. Parece, por ejemplo, que la invencin cultural de la monogamia fue una idea de los hombres ms dbiles para que la gran mayora de las mujeres no quedaran en brazos de unos pocos. El ochenta por ciento de los cachorros que nacen en una manada de orangutanes son hijos del alfa. Lo mismo no ocurre entre los humanos. Aunque a veces nuestras mujeres nos traicionan con tipos ms ricos, ms poderosos o ms jvenes, esto ocurre con apenas un diez o doce por ciento de nuestros hijos. En fin, nunca dejaremos de ser completamente los animales que en el fondo somos; pero a ratos somos capaces de portarnos casi como ngeles. Hasta los ricos y los presidentes saben que hoy en da ya no bastan la fuerza y la prepotencia. Los seres humanos somos ms complejos y a veces convie-ne disimular las ganas de aplastar y seguir mandando mediante el camino ms largo y ms sofisticado de la benevo-lencia.