Tender La Urdimbre
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Autor:
Casilda Rodrigez
INTRODUCCIN
La primera duda sobre el parto, es decir, sobre todo lo que normalmente se asocia a un
parto: dolor, dificultades y riesgos diversos, mdicos, controles de embarazo,
quirfanos y salas de parto, llanto y reanimacin de bebs, etc., nos alcanz al darnos
cuenta de que la Biblia dice a la mujer 'parirs con dolor', en tiempo futuro; es decir,
que de algn modo tambin se dice que no haba sido as en el pasado ni lo era, al
menos de forma generalizada, en aquel presente, hacia el 2000-2500 a.c.
Podemos ya datar el comienzo del parto con dolor y del nacer sufriendo, porque
desde hace unas dcadas estamos presenciando los efectos de la llamada 'revolucin
arqueolgica' (1) que comienza despus de la II Guerra Mundial. Se trata del
desenterramiento fsico de la sociedad PRE-patriarcal, que los padres de nuestra
civilizacin haban conseguido mantener oculta para la gran mayora. Este
desenterramiento fsico nos est desvelando la verdad histrica que yace oculta en
los mitos sobre nuestros orgenes divulgados por las diferentes culturas y religiones.
Mitos que en general han manipulado y cambiado el sentido de los grandes cambios
sociales, guerras y acontecimientos que tuvieron lugar a lo largo de 3000 aos de
transicin y consolidacin de la sociedad patriarcal, con el objetivo de borrar de la
memoria y de la imaginacin el modo de vida anterior.
La duda suscitada por el 'parirs con dolor' se convirti en legtima sospecha cuando
lemos a Bartolom de las Casas (2) quien, entre otras cosas interesantes, dice que las
mujeres del Caribe de hace 500 aos paran sin dolor -la generalizacin del patriarcado
no alcanz aquellas islas hasta la llegada de la expedicin de Coln-.
Voy a tratar de explicar brevemente las dos grandes interrogantes que esto, el que se
pueda parir y nacer sin sufrimiento, nos plantea: el cmo y el por qu. El cmo
fisiolgicamente puede haber esa diferencia abismal en los partos, y el por qu se
produjo el cambio.
1.- PARIR Y NACER SIN DOLOR ES POSIBLE
La diferencia entre un parto y un nacimiento con dolor o con placer creemos que reside
en la sexualidad y en el deseo sexual de la mujer. Si se trata de una mujer que ha
desarrollado su sexualidad, y su cervix se abre en un proceso de excitacin sexual, o si
se abre sin ese proceso. Esta afirmacin requiere entender lo que es el tero:
El tero es una bolsa de tejido muscular de fibra lisa y de fibra estriada, con una
puerta de salida que puede cerrarse hermticamente y abrirse hasta los famosos diez
cm. para que salga el beb. La bolsa uterina integrada en el cuerpo de la madre fue un
gran invento evolutivo que resolvi de forma prodigiosa la contradiccin entre la
consistencia del envoltorio protector para que crezca el embrin, y su salida al llegar a
trmino. Pues el tejido muscular es fuerte y al mismo tiempo elstico y flexible;
elstico para albergar a la criatura segn va creciendo, fuerte para apretar las fibras
musculares del cuello y aguantar 10 12 Kg.. de peso contra la fuerza de la gravedad
que tena el tero arrinconado arriba . Este palpitar del tero no son sino los
movimientos rtmicos de su tejido muscular impulsado por la emocin ertica; lo que
desde nuestra perspectiva patriarcal que ha eliminado el deseo de la funcin
reproductora, llamamos 'contracciones. La emocin ertica es la que hace palpitar el
tero de modo placentero; y cuando la mujer recupera la sensibilidad y se restablece la
unidad psicosomtica tero-conciencia, como dice Merelo Barber, (3) puede
consciente o semi-inconscientemente acompaar ese movimiento, pues el tero
tambin tiene conexiones neuromusculares con el sistema nervioso voluntario y el
neocortex. Dejndonos llevar por la emocin ertica, las mujeres podemos, al igual que
otras hembras mamferas, 'empujar' los msculos uterinos, en el momento de la
distole de su latido, ampliando su onda expansiva, mecindonos en la ola de placer,
al mismo tiempo que mecemos a la criatura. Y sabemos que cuando el latido se
convierte en las contracciones violentas de nuestros partos dolorosos, no solo las
sufrimos nosotras, tambin la criatura las sufre (11).
El nacimiento es un acto sexual que se realizara con la mxima gratificacin del placer
si la sexualidad de la mujer que pare no estuviese destruida. Incluso en nuestra
sociedad, los que han investigado un poco el tema han censado una tasa de partos
orgsmicos, mucho ms elevada de lo que nos podemos imaginar (12), muchos de
ellos dolorosos y orgsmicos al mismo tiempo.
Hay unos versos mesopotmicos, de los tiempos anteriores a la esclavitud de la mujer
que dicen: Ninsurga, la gran madre, contrae la matriz y desencadena el parto
(13). Esto nos da a entender que, con una sexualidad recuperada, la mujer podra
incluso inducir, o contribuir voluntariamente a la induccin del parto. Por cierto que
Ninsurga, tambin llamada 'Nintur' era conocida como 'la seora de la cabaa del
nacimiento -o paridera' y como 'la seora del tero'.
En su ltimo libro Frederik Leboyer (15) afirma:
Qu hace sufrir a la mujer que da a luz? ... la mujer sufre debido a las
contracciones... unas contracciones que no acaban nunca y que hacen un
dao atroz, pero son calambres! todo lo contrario de las 'contracciones
adecuadas'. Qu es un calambre? Una contraccin que no cesa, que se
crispa y se niega a soltar su presa y, por lo tanto, no 'afloja su garra' para
transformarse en su contrario: la relajacin en la que normalmente
desemboca. En otras palabras, lo que hasta ahora se haba tomado por
contracciones 'adecuadas' eran contracciones altamente patolgicas y de la
peor calidad. Qu sorpresa! Qu revelacin! Qu revolucin en ciernes!.
Efectivamente, es una revolucin, una revolucin calostral como dice Michel Odent
(16) porque la recuperacin del parto y de la extero gestacin son una misma
revolucin contra las bases mismas del Poder.
El parto duele porque los msculos que no se usan se atrofian y se agarrotan, y
porque duele extender un msculo rgido, semiatrofiado. Sabemos que cuando los
msculos quedan inmovilizados durante un tiempo por una escayola, necesitan
ejercicios de rehabilitacin para recuperar su elasticidad y su funcionalidad.
Imaginemos lo que sera recuperar la elasticidad de un brazo de una persona adulta
que ha permanecido inmovilizado toda su vida; imaginmoslo y desaparecer la
perplejidad que nos produce hoy el hecho de que se pueda parir con placer y de que
pueda haber tanta diferencia entre una y otra clase de partos. Y si adems tenemos en
cuenta la conjuncin de la inmovilizacin del tero con los factores del miedo y de la
ignorancia, tendremos la explicacin de por qu el 'parirs con dolor' es una ley que ha
quedado 'atada y bien atada' por el Poder. Pues en cambio s que se cuidan muy bien
de que ignoremos todo sobre nuestra sexualidad y de que estemos bien informadas
del dolor de los calambres del parto. Porque el miedo que se aade a la situacin
descrita, nos hace contraer los msculos en lugar de relajarlos y extenderlos, actuando
en contra de la fisiologa del parto; as nadamos en contra de las olas en lugar de a
favor de ellas.
Tan rgido y contrado est el tero de una nia cuando llega a la adolescencia, que
hasta la mnima apertura del cervix para la menstruacin produce fuerte dolor. Pero el
tero es recuperable y sabemos de jvenes que tenan reglas muy dolorosas, que han
dejado de tenerlas despus de adquirir conciencia de su tero, visualizndolo,
sintindolo y relajndolo.
El tero es el centro del esqueleto ergeno de la mujer. Filogenticamente est
preparado para funcionar produciendo placer y no dolor, lo mismo que est
filogenticamente previsto que el coito sea placentero. Lo que no est
filogenticamente previsto son las violaciones, es decir, las relaciones de Poder de
nuestra sociedad que obliga a hacer funcionar el aparato reproductor de la mujer sin
deseo y sin proceso de excitacin sexual. Como tampoco est previsto
filogenticamente, en el continuo de la especie humana, que una mujer se
haga adulta sin desarrollar su sexualidad.
En resumidas cuentas, desde nuestro punto de vista, el 'parirs con dolor' [el 'no
usars tu tero'] es el correlato de la destruccin de la sexualidad de la mujer, hecho
histrico que comienza con la nueva era de jerarquizacin y de relaciones de Poder de
un sexo sobre otro, y que se consolida paralelamente a la consolidacin y
generalizacin de la sociedad patriarcal. Este hecho histrico ha sido en cierto modo
reconocido incluso por el mismo Freud cuando afirma que 'el continente negro', la
sexualidad desconocida de la mujer, tena que haber sido objeto de una represin
especfica, remota y particularmente inexorable (17).
2.- POR QUE NECESITA EL PODER QUE EL PARTO Y EL NACIMIENTO SEAN
DOLOROSOS?
Estamos con la segunda pregunta: por qu le estorba al Poder la sexualidad
femenina? Por qu necesita que el parto y el nacimiento sean dolorosos, y cmo
consiguieron que fueran as?
La respuesta es: por la cualidad especfica de la lbido materna y su funcin en
la vida humana autorregulada, tanto en el desarrollo individual de cada criatura
humana, como en las relaciones sociales, en la formacin social.
Vamos a tratar de verlo ms despacio:
Las producciones libidinales se producen en general para la autorregulacin de la vida
y para su conservacin. La sensacin de bienestar que producen sus derramamientos y
acoplamientos es la gua -como antiguamente lo era la estrella polar para los
navegantes- de que todo est funcionando armnicamente, que todo va bien. La lbido
femenino-materna se sita precisamente en el principio, para acompaar la aparicin
de cada ser humano, y es imprescindible para que el desarrollo de cada criatura sea
propios deseos para, ante todo, obtener una aceptacin de la propia existencia
que ha sido cuestionada con la destruccin de la simbiosis; complaciendo a l@s
adult@s y a nuestras descabelladas conductas, sometindose inocentemente a
nuestro Poder fctico, se acorazan, automatizan y asumen las conductas convenientes
a esta sociedad de realizacin del Poder -llmese dinero etc.- As comienza la prdida
de la sabidura filogentica de 3600 millones de aos y el acorazamiento
psicosomtico.
El acorazamiento tiene dos aspectos bsicos:
1) la resignacin ante el propio sufrimiento (condicin emocional para la sumisin) y
2) la insensibilidad ante el sufrimiento ajeno
Es decir, que para sobrevivir en este mundo hay que congelar la sensibilidad
emocional especfica de las relaciones de ayuda mutua en la vida humana
autorregulada: prdida de la inocencia, prdida de la confianza puesto que no hay
reciprocidad: una congelacin y un acorazamiento necesarios para luchar, competir e
imponerse sobre el de al lado, en la guerra de conquista de posiciones, de escalada de
peldaos, de expoliacin y de acaparamiento; porque aunque slo pretendamos
sobrevivir, en este mundo para no carecer hay que poseer, y para poseer hay que de
algn modo robar y devastar, y para devastar y robar hay que ser capaces ejercer la
violencia contra nuestro@s hermano@s.
Para lograr este acorazamiento psicosomtico en cada criatura humana individual,
hombre o mujer, y el aprendizaje de las conductas y de las estrategias fratricidas y
jerrquico-expansivas de realizacin del Poder -lo que eufemsticamente se llama
educacin-, se necesitan cuerpos de mujeres que engendren y paran sin desarrollo
sexual y libidinal.
La represin del imprinting y la prohibicin de mimar y complacer a las criaturas est
por ejemplo muy claramente expuesta en diversos textos bblicos: mima a tu hijo y
vers lo que te espera, doblgale cuando an es tierno, etc. etc.; y la rebelin contra el
padre se castiga en la con la pena de muerte.
Veamos la funcin de la lbido materna desde la perspectiva de las relaciones sociales:
(XVI)
En 1861 Bachofen (20) escribi un libro en el que explica, basndose directamente en
algunos autores de la Grecia antigua, la cualidad y la funcin social y civilizadora
de la lbido maternal en las primeras sociedades humanas; lo que ahora ya la
antropologa con la nueva aportacin de la 'revolucin arqueolgica' estn confirmado;
Bachofen dijo que la fraternidad, la paz, la armona y el bienestar de aquellas
sociedades del llamado Neoltico en la Vieja Europa, procedan de los cuerpos
maternos, de lo maternal, del mundo de las madres. No de una religin de las Diosas ni
de una organizacin poltica o social matriarcal, sino de los cuerpos maternos (21).
Es decir que aquella sociedad no provena de las ideas o del mundo espiritual, sino de
la sustancia emocional que flua de los cuerpos fsicos y que organizaba las
relaciones humanas en funcin del bienestar; y de donde salan las energas que
vertebraban los esfuerzos por cuidar de la vida humana.
Esta vertebracin de las relaciones humanas desde lo maternal, lo explica as
que bloquee su capacidad ertico-vital y la canalice hacia 'lo que debe ser',
no podra operar la ley del Padre que simboliza y desarrolla de una forma ya
ms minuciosa 'lo que debe ser'.(28)
Entonces tenemos que la destruccin de la maternidad no slo destruye algo bsico en
el desarrollo fsico y psquico de cada criatura, sino tambin y correlativamente, lo
bsico de nuestra condicin social y de nuestra sociedad.
Aqu no tenemos tiempo, pero esto se puede ver en el proceso histrico.
A lo largo de 3000 aos tuvieron lugar guerras de devastacin de las pacficas
ciudades y aldeas matrifocales, durante las que se exterminaron generaciones enteras
de hombres que las protegieron con sus vidas; guerras durante la cuales se
esclavizaron generaciones de mujeres que vivan plenamente su sexualidad y paran
con placer; generaciones con las que 'desapareci la paz sobre la tierra' segn
expresin de Bachofen porque con ellas desapareci el tejido social, el espacio y el
tiempo en el que la maternidad es posible.
Segn Gerda Lerner (29), l@s nio@s fue la primera mano de obra esclavizada, por la
facilidad de manejarlos y de explotarlos. A las mujeres de las aldeas conquistadas, se
las mantena vivas para la produccin de mano de obra, montndolas y prendolas
como al ganado. Y as empez la maternidad sin deseo, por la fuerza bruta.
La consolidacin y generalizacin del patriarcado fue un proceso discontinuo y largo,
que fueron no dcadas, ni siglos, sino varios milenios. Tras las guerras venan las
treguas, las fronteras, el rearme, la vida bajo la amenaza y la presin del enemigo, es
decir, los periodos de guerra 'fra', durante los que se crean las formas de sumisin
voluntaria de la mujer, producto de diferentes pactos, basadas en las
incentivaciones sociales y en el chantaje emocional, pero tambin en la bsqueda de
situaciones que fueran el menor mal posible para ellas y para las criaturas.
Adems, la agresividad del guerrero o la docilidad del esclavo o de la esclava reside,
desde luego, en que lo sea desde su ms tierna infancia; pero tambin depende del
arte de combinar el ltigo y el hambre con incentivaciones, mitos engaosos y
chantajes emocionales, de los que tenemos abundantes pruebas, no slo
arqueolgicas, sino escritas, como el famoso Cdigo de Hammurabi (30) (XVII), rey de
Mesopotamia en el 1800 a.c., en un estadio ya avanzado de la transicin.
En los orgenes del patriarcado la paternidad era adoptiva, esto es, los primeros
patriarcas adoptaban (31) a sus seguidores o filios entre los nios mejor educados y
preparados para las guerras y el gobierno de los incipientes Estados, y las mujeres
adquiran un rango en funcin del que adquiran sus hijos e hijas (esposas, concubinas,
esclavas), de manera que incluso su supervivencia y la de sus criaturas dependan a
menudo de su firmeza en el adiestramiento de stas. Esto es un ejemplo de un tipo de
incentivacin que va conformando la madre patriarcal; la mujer que subordina el
bienestar inmediato de sus hijo@s a su preparacin para el futuro xito social, en una
sociedad jerarquizada y competitiva; y adems que tiene su cuerpo disciplinado para
limitar su lbido sexual a la complacencia falocrtica.
Segn se va desapareciendo la sexualidad especfica de la mujer y se va
consolidando la maternidad sin deseo y la madre patriarcal, se van
institucionalizando formas de matrimonio, porque ya se puede predecir a priori
que una muchacha ser, como se suele decir, 'una buena madre y una buena esposa'
representada con serpientes (XXIII), pasa a ser la diosa de la guerra, y las serpientes
pasan simblicamente a manos de Esculapio, dios, como no, de la Medicina (XXIV), y
de Hermes, dios de la fertilidad, de manera que la sexualidad femenina en vez de ser
una emanacin de la mujer para la autorregulacin de la vida, pasa a ser algo
administrado y gobernado por los dioses.
En todas las culturas aparece el hroe o el dios que desafa y mata la serpiente: Zeus
mata a Tifn (XXV), Apolo a la Pitn (XXVI), Hrcules a la Hidra (XXVII), Perseo a
Medusa y Jasn vence al dragn que guardaba al vellocino (XXVIII); el dios
mesopotmico Marduk mata a las serpientes de la diosa Tiamet, (XXIX y el hind
Krisna a la serpiente-demonio Kaliya (XXX). En las culturas cristianas, despus del
famoso y explcito mito del Gnesis ("pondr enemistad entre ti y la serpiente"), la
virgen Mara vuelve a aplastar a la serpiente (XXXI), San Jorge al dragn de Inglaterra
(XXXII), San Patricio a la serpiente de Irlanda, San Miguel a diversos dragones...
Lo curioso es que en el cuadro del Museo del Prado que representa Apolo matando a
Pitn, se indica que "simboliza el origen de nuestra civilizacin". Siempre nos
sorprendemos cuando descubrimos que ellos ya saban estas cosas. Es la complicidad
transgeneracional de los seores del Poder y de la Guerra.
Fijaros que la resistencia al orden patriarcal a lo largo de los siglos la delatan los mitos:
porque la virgen Mara tiene que volver a aplastar a la serpiente que ya haba sido
enviada por Jehov al Infierno 2500 aos antes. Y en la Edad Media, para hacer las
naciones modernas y acabar con el relativo descontrol de las aldeas desperdigadas por
la tierra, siguen haciendo falta mitologas con santos que matan a las serpientes
locales: San Jorge en Inglaterra, San Patricio en Irlanda, pueblos en donde los
campesinos celtas animados por los druidas conservaron durante mucho tiempo
reductos de antiguos modos de vida.
Arturo es otro mito, en plena Edad Media que representa, al igual que Edipo, la
tragedia de la transicin. Arturo, no mata al dragn, sino que lo salva, y al principio
llevaba su imagen en su estandarte porque era un caballero que defenda el antiguo
modo de vida. Llevaba sendas serpientes tatuadas en ambas muecas. (XXXIII)
Junto al cambio de significado simblico de la serpiente, est la inversin de lo que
vale, del bien y del mal, y tambin, la significacin de los que la matan: el hroe o el
santo. Matando a la serpiente, el santo salva nuestras almas y el caballero o el prncipe
azul, nuestros cuerpos.
Dice Robert Graves que muchas de estas historias son versiones falseadas de las
originales; y asegura que las fbulas de las doncellas salvadas por hroes, que matan
a los dragones o a los monstruos, slo puede deberse a un error 'iconotrpico': porque
la doncella o la princesa no es la futura vctima de la serpiente, sino que ella es quien
ha sido encadenada por Bel, Marduk, Perseo o Hrcules despus de haber vencido
stos al monstruo que era una emanacin de ellas.
4.- TENDER LA URDIMBRE...
He intentado explicar por qu el parto es una cuestin de Poder.
Parir con dolor no es una cuestin mdica, ni una cuestin de la salud de nuestros
cuerpos individuales. Recuperar el potencial sexual femenino y revitalizar