El Vacío de Maternidad y La Revolución Feminista
El Vacío de Maternidad y La Revolución Feminista
El Vacío de Maternidad y La Revolución Feminista
Decía Victoria Sau que el Patriarcado es un vacío de maternidad (1); y este vacío hay
que entenderlo en sus dos dimensiones inseparables, la social y la individual.
La matrística (Borneman,1975 (2); también llamada por los clásicos Edad Dorada) fue
una sociedad organizada según el principio materno, el principio de la identificación
absoluta con el bienestar de otro ser, que es la característica del deseo materno. Es un
tipo de amor que produce el sistema empático humano para garantizar la supervivencia
de las criaturas humanas en su frágil estado al nacer. Los grupos humanos se
organizaban entonces en torno a este aliento materno. Bachofen (3) llamó ‘muttertum’
a este grupo humano formado en el hálito del deseo materno.
Decía Cervantes que los que vivían en la Edad Dorada ignoraban las palabras de tuyo y
mío y que todas las cosas eran comunes. El mismo Colon en su diario de Viajes, dejó
constancia de la sorpresa que le produjo la extrema generosidad de los nativos hallados
en el Caribe, con respecto a todas sus pertenencias.
Bachofen decía también que los pueblos matrísticos destacaban por la hospitalidad que
ofrecían siempre al extranjero.
Nacemos solo con un 25% del cerebro formado, a diferencia de otros mamíferos que
nacen con el 80%; nosotr@s alcanzamos ese 80% al año de haber nacido. Nacemos
también con millones de neuronas sueltas y el desarrollo neurológico no es otra cosa
que el establecimiento de las sinapsis neuronales y la fijación de las redes neurales que
nos acompañaran de por vida.
Sin embargo este proceso se ve afectado por la toxicidad de las hormonas del estrés, el
cortisol y otros glucocorticoides, que literalmente destruyen las neuronas. Cuando un
bebé es separado de su madre, muy especialmente al nacer y en todo el periodo
perinatal, entra en un estado de estrés que manifiesta llorando. Este estrés va a impactar
en el desarrollo neurológico determinando las redes neurales que se van a formar y sus
conexiones neuromusculares. Si una criatura humana se cría en estado de estrés, forjará
un esqueleto neuromuscular preparado para el estado de alerta y para la lucha: es el
acorazmiento que estudió Wilhelm Reich.
Hoy las mujeres menstruamos y parimos con dolor, gestamos y lactamos con molestias,
nuestros cuerpos castrados, funcionando sin el impulso del deseo. Tampoco sabemos
que la complacencia es una vía posible y efectiva de crianza y de relación con l@s
hij@s. Hoy le han puesto otro nombre a la represión (poner limites) y se impide que la
complacencia se implemente y desarrolle la capacidad de amar del alma humana. La
expulsión del Paraíso se realiza implacablemente con cada criatura humana que nace,
por obra y gracia de la castración cultural que se nos inflige a las mujeres, y que es una
estrategia que el patriarcado mantiene con todo el peso de sus aparatos de propaganda y
de Poder en general.
Notas