Vigilia de Pentecostes 2015

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Esquema Vigilia de Pentecosts 2015

Parroquia Santa Mara Goretti


Los Dones del Espritu Santo
Para hablar de los dones del Espritu Santo, es necesario que
meditemos qu sabemos sobre la tercera persona de la Trinidad.
En general, suele ser el gran desconocido, probablemente
sepamos ms de lo que hay afuera de nuestro mundo, del
universo, de lo que sabemos del Espritu Santo.
Espritu es todo aquello inmaterial, como solemos decir, aquello
que no se puede ver ni tocar. Aplicado a Dios, Espritu est unido
a un adjetivo, que es Santo, la santidad caracterstica de Dios.
No sabemos cmo es el Espritu Santo materialmente, pero se
ha manifestado de diversas formas, como paloma, llama de
fuego, dedo, mano, nube, soplo o briza. Diversas maneras que
nos hablan de su fuerza y de su existencia como diverso al
Padre y el Hijo pero unido a la accin de ambos.
El ser Espritu es un atributo de Dios, pues oponemos lo
espiritual a lo material, que no es parte de la vida mortal, sino
que es esencialmente diverso a todo lo conocible por el ser
humano mediante la ciencia o el conocimiento emprico. La
nica manera de conocer a Dios es por su propia manifestacin,
no por iniciativa humana sino por la iniciativa divina.
Antes de Jesucristo nadie se imaginara la existencia del Espritu
Santo como Persona de la Santsima Trinidad. Ser el Seor
Jess el que nos revele cual es el rostro de Dios, que es familia,
unida por la esencia divina totalmente distinta a nuestra esencia
humana.
Dios Padre para hacer presente al Hijo en la historia humana,
enva a su Espritu para que se encarne de Mara, La Virgen, ella
es colaboradora del Redentor en cuanto que comparte con el
Seor nuestra humanidad, hacindole parte de toda la familia
humana en su cuerpo virginal y santo. Esto es llevado a cabo
por el Espritu.
Vamos directamente a la Palabra de Dios para poder decir quin
es el Espritu Santo:

En la anunciacin a Mara, se nos habla de la accin del Espritu


Lc 1, 35. Ese mismo Espritu unge a Jess para la Misin a la
que ha sido enviado: Lc 3,22, Jn 1,32. Jess es llevado por el
Espritu en todos los momentos de su vida. Y tambin afirma
que sin el Espritu no se puede nacer de nuevo, no se puede
entrar a formar parte de la familia de Dios, nos har hijos de
Dios: Jn 3,5. Ser por la accin del Espritu que los Apstoles
realizarn su misin, antes ser imposible e ineficaz Lc 24, 49,
Hch 1,4. 8. Jn 20, 21-23. Enva a sus Apstoles de la misma
manera en la que l fue enviado, as tambin enva al Espritu
sobre los miembros fundamentales de la Iglesia en gestacin.
El Seor cumple su promesa
El da de Pentecosts, cuando estaban reunidos en oracin
desciende el Espritu Santo, Hch 2, 1-4. El Espritu los hace
otros, pasan de un estado de temor y temblor a hombres y
mujeres valientes, no son ms los cobardes sino los valientes
que son capaces de anunciar con su vida lo que Dios ha hecho
en la historia, y marcando con sus testimonios la realidad de
este acontecimiento que no es sicosis colectiva, sino realidad.
San Pablo nos habla del Espritu
San Pablo con un lenguaje duro, viril y virilizante, insiste en que
el Espritu es para valientes, es duro, es lucha constante con
nuestra fragilidad humana y el mundo que busca aplacar el
Espritu.
Gal 5,22: Los frutos del Espritu Santo; Ef 5, 9; 1Tim 6,11; Rom
14, 17; 15,13.
El amor es muestra del ese Espritu:
2Cor 6,6-7; Cf. Sant 3,17-18.
1Cor 13,4-7: la imitacin a Cristo manso y humilde Corazn.

El Catecismo y El Espritu Santo


DONES Y FRUTOS DEL ESPIRITU SANTO

1830 La vida moral de los cristianos est sostenida por los


dones del Espritu Santo. Estos son disposiciones permanentes
que hacen al hombre dcil para seguir los impulsos del Espritu
Santo.
1831 Los siete dones del Espritu Santo son: sabidura,
inteligencia, consejo, fortaleza, ciencia, piedad y temor de Dios.
Pertenecen en plenitud a Cristo, Hijo de David (cf Is 11,1-2).
Completan y llevan a su perfeccin las virtud de quienes los
reciben. Hacen a los fieles dciles para obedecer con prontitud a
las inspiraciones divinas.
Tu espritu bueno me gue por una tierra llana (Sal 143,10)
Todos los que son guiados por el Espritu de Dios son hijos de
Dios...Y, si hijos, tambin herederos; herederos de Dios y
coherederos de Cristo (Rm 8,14.17).
1832 Los frutos del Espritu son perfecciones que forma en
nosotros el Espritu Santo como primicias de la gloria eterna. La
tradicin de la Iglesia enumera doce: "caridad, gozo, paz,
paciencia, longanimidad, bondad, benignidad, mansedumbre,
fidelidad, modestia, continencia, castidad" (Gl 5,22-23, vulg.).
RESUMEN
1833 La virtud es una disposicin habitual y firme para hacer el
bien.
1834 Las virtudes humanas son disposiciones estables del
entendimiento y de la voluntad que regulan nuestros actos,
ordenan nuestras pasiones y guan nuestra conducta segn la
razn y la fe. Pueden agruparse en torno a cuatro virtudes
cardinales: prudencia, justicia, fortaleza y templanza.
1835 La prudencia dispone la razn prctica para discernir, en
toda circunstancia, nuestro verdadero bien y elegir los medios
justos para realizarlo.
1836 La justicia consiste en la constante y firme voluntad de dar
a Dios y al prjimo lo que les es debido.
1837 La fortaleza asegura, en las dificultades, la firmeza y la
constancia en la prctica del bien.

1838 La templanza modera la atraccin hacia los placeres


sensibles y procura el equilibrio en el uso de los bienes creados.
1839 Las virtudes morales crecen mediante la educacin,
mediante actos deliberados y la perseverancia en el esfuerzo. La
gracia divina las purifica y las eleva.
1840 Las virtudes teologales disponen a los cristianos a vivir en
relacin con la santsima Trinidad. Tienen a Dios por origen,
motivo y objeto, Dios conocido por la fe, esperado y amado por
l mismo.
1841 Hay tres virtudes teologales: fe, esperanza y caridad (cf. 1
Co 13,13). Informan y vivifican todas las virtudes morales.
1842 Por la fe creemos en Dios y creemos todo lo que l nos ha
revelado y que la santa Iglesia nos propone creer.
1843 Por la esperanza deseamos y esperamos de Dios con una
firme confianza la vida eterna y las gracias para merecerla.
1844 Por la caridad amamos a Dios sobre todas las cosas y a
nuestro prjimo como a nosotros mismos por amor de Dios. Es el
"vnculo de la perfeccin" (Col 3,14) y la forma de todas las
virtudes.
1845 Los siete dones del Espritu Santo concedidos a los
cristianos son: sabidura, entendimiento, consejo, fortaleza,
ciencia, piedad y temor de Dios.
Los Dones del Espritu Santo
Los Dones del Espritu Santo
Los dones del Espritu Santo nos permiten seguir la mocin de
Dios en nuestro interior.
Por: Gustavo Daniel DApice | Fuente: Eventos Evangelizadores
"Dialogando"

Los dones del Espritu Santo son hbitos sobrenaturales


infundidos por Dios en las potencias del alma, para secundar
con facilidad las mociones de ese mismo Espritu.
Es como un instinto sobrenatural que coloca Dios en la mente y
el corazn de la persona que, despojada de s misma y del
apego desordenado a las cosas y a las personas, vaca de s y de
su egosmo personal, puede sentir las mociones de Dios a travs
de su Espritu, y seguirlas dcilmente.
As como las virtudes cardinales y morales se basan en la razn
iluminada por la fe internamente, y son por consiguiente a modo
humano, ya que es la persona que acta iluminada por lo que
cree con su inteligencia, secundando esta iniciativa Dios con su
gracia, en este caso es Dios quien acta como causa externa, y
la persona quien sigue la mocin divina, por lo que los actos que
producen los dones ya no son al modo humano, sino al modo
divino o sobrehumano.
Su nmero y su enunciacin bblica.
Los dones del Espritu Santo son siete, nmero muy querido en
la simbologa cristiana para expresar plenitud y perfeccin:
Siete son los das que Dios cre, siete son los sacramentos que
comunican la plenitud de la salvacin pascual, siete son las
virtudes cardinales ms las teologales, siete son los dones del
Espritu Santo que perfeccionan estas virtudes.
Estn enumerados en Isaas, captulo 11, versculos 2 y 3.
El don de piedad es un desdoblamiento del don de temor (amor)
de Dios, que figura dos veces.
La Vulgata o Biblia latina menciona los siete que conocemos
habitualmente.

Cules son los Dones del Espritu Santo y cmo acta cada
uno?
Los podemos dividir en dos grandes grupos:
Los que afectan ms a la inteligencia especulativa y prctica:
Son los dones de entendimiento, sabidura, ciencia y consejo.
Los que afectan ms a la voluntad operativa:
Son los dones de piedad, fortaleza y temor (amor) de Dios.
1. El don de entendimiento o inteligencia permite penetrar
en la verdad de las cosas, ya sea divinas y sobrenaturales o
naturales y humanas o creacionales.
Capta la esencia de las cosas con claridad y el desarrollo de los
razonamientos e ideas humanas, as como en los
razonamientos e ideas divinas.
Capta la substancia oculta en los accidentes, como a Jess bajo
la apariencia del pan y del vino en la eucarista.
Tambin ayuda a descubrir los distintos sentidos de la Sagrada
Escritura: literal y espiritual, alegrico, moral, escatolgico o
anaggico (sentido mstico).
Y el sentido tipolgico, descubriendo en las figuras latentes del
Antiguo Testamento la presencia patente de Jess Resucitado
manifestado en el Nuevo.
Capta la esencia espiritual de las realidades sacramentales
envueltas en el signo y la figura.
Y el simbolismo de toda celebracin litrgica, aunque sea la ms
insignificante y pequea, llenando esta captacin de ternura y
veneracin a quien la padece o realiza.
Es todo lo contrario a la ceguera y embotamiento intelectual y
espiritual, producidos ms que nada por la aplicacin carnal de
los pecados capitales de la gula y la lujuria (el apego
desordenado a la comida y a los placeres sensuales ilcitos para
el cristiano).
2. El don de sabidura nos permite experimentar las cosas
divinas como por un instinto connatural que da el Espritu Santo

a la creatura, y le hace saborear y gustar a Dios manifestado en


Jess.
Contraria a la sabidura es la necedad en las cosas espirituales,
de quien prefiere a la creaturas en vez del Creador, las cosas
materiales a las invisibles y eternas, y las cosas carnales a las
espirituales y santas, y no observa en lo creatural aquello que
conduce a Dios.
Entre los pecados capitales, no hay quienes aparten tanto de la
sabidura como la lujuria, que embrutece y animaliza
irracionalmente, y la ira, que ofusca la mente y rencoriza el
corazn, impidiendo que la razn discierna con claridad.
3. El don de ciencia, permite entender sobrenaturalmente a
las cosas creadas. Ve el paso de Dios en la creacin, en la
providencia, en la historia personal y comunitaria, en la
redencin constante y en la santificacin actual.
Capta el designio de Dios sobre las cosas, sobre la historia, en lo
natural ve lo sobrenatural.
Ve el bordado por encima de la tela en el telar, y no el
entramado de hijos que por debajo aparece. Contempla y ayuda
a sacar de los males bienes, y en los mismos males comprende
los designios de Creador de todo, que saca bienes de ellos, as
como del mximo mal fsico y moral, que fue la condena y
crucifixin de Jesucristo, sac el bien mximo de la redencin y
de la resurreccin corporal para S y para todo el gnero
humano.
Ve a Dios y sus planes en el mundo sensible y corporal que nos
rodea, en los acontecimientos de nuestra historia cotidiana, por
ms pequea y aparentemente insignificante que sea, ya que a
los ojos de Dios los pequeo e insignificante puede contener los
valores perennes del esfuerzo y el amor de la santidad cristiana.
Comprende los signos de los tiempos (paso e inspiracin de
Dios en los valores de la historia), y capta los sntomas de los
tiempos (los disvalores que los agentes del mal esparcen
instigados por Satans y por su propia inconducta personal).
Relaciona las cosas creadas con el mundo sobrenatural. Y
resuelve con facilidad los ms intrincados problemas cotidianos,
an en personas incultas y analfabetas.
Como opuesto a este don est la ignorancia, principalmente la

ignorancia culpable, que es la que no quiere aprender aquello


que le es necesario para su desempeo cristiano en la vida y
para la salvacin eterna de su alma.
No se debe presumir nunca que se sabe lo suficiente, ni
colocar constantemente la inteligencia en cosas vanas, intiles y
perniciosas, ni dejarnos seducir por la curiosidad, el chimento y
el qu dirn de uno mismo o el qu dicen de otros.
4. El don de consejo es el que aplica la inspiracin divina a la
conducta prctica cotidiana. Discierne los casos particulares que
se presentan.
Casos imprevistos, repentinos, difciles de resolver, los soluciona
instantneamente esta inspiracin si es secundada y escuchada
por el don que hay en el alma en gracia. La mente y el corazn
establecen el contacto divino y lo detectan.
Resuelve multitud de situaciones. Inspira los medios ms
oportunos para autogobernarnos y relacionarnos con los dems.
Contrario a este don es la precipitacin en el obrar, que no
escucha la voz de Dios y pretende resolver las situaciones con la
sola luz de la razn natural o la conveniencia del momento.
Tambin lo es la lentitud, pues establecida la decisin del
Espritu, es necesaria la determinacin rpida y enrgica de
ejecucin, antes de que cambien las circunstancias y las
ocasiones se pierdan.
5. El don de piedad es propio de la voluntad, y establece la
base del organismo sobrenatural para que acte la inspiracin
del Espritu Santo con relacin a Dios, a la familia, a la patria en
la que nacimos.
Con referencia a Dios, realiza la experiencia de la filiacin,
sintindonos como por connaturalidad hijos de Dios el Padre,
hermanos y amigos de Jess el Seor y esposos fieles del
Espritu Santo que ilumina y gua nuestras vidas.
Por lo tanto otorga un sentimiento de fraternidad universal,
solidaridad, y el instinto de compartir los talentos, dones y
bienes que el Seor nos dio.
A la ternura de hijos para con el Padre, la confianza en su
providencia amorosa que nos coloca confiadamente en sus
brazos, y la solidaridad comn con los hijos del mismo, se aade

el amor a los padres que nos engendraron, extensivo a toda la


familia que componemos en lo natural.
Y finalmente el amor a la gran familia patria, aquella en la que
nacimos, en donde transcurri nuestra infancia y nuestra vida, el
lugar donde sepultamos a nuestros seres queridos y donde
establecemos los lazos sociales de la amistad.
Se opone genricamente a este don la impiedad, o dureza de
corazn, para con Dios, para con nuestros padres, nuestra
familia, o la indiferencia patria o crtica constante hacia todo
ello.
6. El don de fortaleza enardece al individuo frente al temor de
los peligros. Inspira el superarlos, y da una invencible confianza
para vencer las dificultades.
Otorga a la persona una energa inquebrantable, principalmente
frente a las adversidades que se le quieren imponer, la hace
intrpida y valiente para lograr sus objetivos, y hace soportar el
dolor y el fracaso con encomiable entusiasmo y jovialidad.
Proporciona tambin el herosmo de las cosas pequeas,
adems, claro est, de las cosas grandes.
Se opone a este don la tibieza en las cosas cotidianas, simples y
sencillas, el temor o timidez en las cosas a realizar.
Tambin la flojedad y debilidad naturales, as como el apego a la
propia comodidad y rutina, que nos impide emprender grandes
cosas y nos impulsa a hur de lo novedoso, del esfuerzo, del
temor al fracaso y del dolor que pueda sobrevenir.
7. El don de temor (por amor) de Dios, enardece la voluntad y
el apetito contra la concupiscencia o los deseos desordenados, y
otorga una extraordinaria capacidad para captar la Voluntad de
Dios y ser feliz en ella practicndola.
Otorga una sublime experiencia de la grandeza y majestad del
Dios Omnipotente y Creador.
Como creatura, se sumerge en la adoracin profunda y
contemplativa, ms all de todo y de todos. Porque Lo ama.
No quiere equivocarse en los caminos de Dios (pecar) y se
lamenta compungida de las veces en que esto le ha acaecido, y
ms cuando ha sido ocasin de escndalo (tropiezo) para los
dems. Porque Lo ama.

Observa los ms pequeos y menores detalles para no tener


ocasin de ofender a Jess. Porque Lo ama.
Se opone principalmente al don de temor la soberbia que no
considera a Dios en su justa dimensin, y que hasta se coloca
incluso por encima de l.
Y la presuncin, de quien confa excesiva y desordenadamente
en la misericordia divina, pensando que cualquier accin ilcita
que haga Dios lo va a perdonar por ella (por la misericordia),
por lo que no tiene escrpulos (o muy pocos) en realizarla/s (las
acciones ilcitas).

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