El Plpito del Tabernculo Metropolitano

La Fe y el Arrepentimiento son Inseparables

NO. 460
SERMN PREDICADO LA MAANA DEL DOMINGO 13 DE JULIO DE 1862
POR CHARLES HADDON SPURGEON
EN EL TABERNCULO METROPOLITANO, NEWINGTON, LONDRES.

Arrepentos, y creed en el evangelio. Marcos 1: 15.

Nuestro Seor Jesucristo comienza Su ministerio anunciando los
mandamientos que encabezan la lista. Viene recin ungido del
desierto como el esposo de su cmara; sus notas de amor son
arrepentimiento y fe. Sale plenamente preparado para Su oficio,
habiendo sido en el desierto tentado en todo segn nuestra
semejanza, pero sin pecado; Sus lomos estn ceidos como los de
un hombre fuerte para correr una carrera. l predica con todo el
denuedo de un nuevo celo, combinado con toda la sabidura de una
larga preparacin; en la hermosura de la santidad, desde el seno de
la aurora, tiene el roco de Su juventud. Oigan, oh cielos, y escucha
t, tierra, pues el Mesas habla en la grandeza de Su poder. l clama
a los hijos de los hombres, Arrepentos, y creed en el evangelio.
Prestemos nuestros odos a estas palabras que, como su autor, estn
llenas de gracia y de verdad. Delante de nosotros tenemos la esencia
de toda la enseanza de Jesucristo, el Alfa y la Omega de todo Su
ministerio; y viniendo de los labios de alguien as, en un tiempo as,
con un poder tan peculiar, prestemos la ms seria atencin y que
Dios nos ayude a obedecerlas desde lo ms ntimo de nuestros
corazones.
I.
Voy a comenzar sealando que el Evangelio que Cristo
predicaba era, muy claramente, un mandamiento. Arrepentos, y
creed en el evangelio. Nuestro Seor condesciende a razonar. Con
frecuencia Su ministerio representaba con clemencia el viejo texto
Venid luego, dice Jehov, y estemos a cuenta; si vuestros pecados
fueren rojos como el carmes, vendrn a ser como blanca lana. l
persuade a los hombres con argumentos reveladores y convincentes
que deberan conducirlos a buscar la salvacin de sus almas. l
invita a los hombres, y oh, cun amorosamente los corteja para que
sean sabios. Venid a m todos los que estis trabajados y cargados, y
yo os har descansar. l implora a los hombres; condesciende a
convertirse, por decirlo as, en un mendigo para con Sus propias

criaturas pecadoras, suplicndoles que vengan a l. En verdad, l

hace que esto sea un deber de Sus ministros, Como si Dios rogase
por medio de nosotros; os rogamos en nombre de Cristo:
Reconciliaos con Dios. Sin embargo, recuerden que aunque
condesciende a razonar, a persuadir, a invitar, y a implorar, Su
Evangelio sigue conteniendo toda la dignidad y la fuerza de un
mandamiento; y si quisiramos predicarlo en estos das como Cristo
lo haca, tenemos que proclamarlo como un mandamiento de Dios
acompaado de una sancin divina cuyo descuido representa un
peligro infinito para el alma. Cuando las viandas estaban servidas en
la mesa para la cena de bodas, lo que haba era una invitacin, pero
tena toda la obligacin de un mandamiento puesto que aquellos que
la
rechazaron
fueron
destruidos
completamente
como
despreciadores de su rey. Cuando los edificadores rechazan a Cristo
l se convierte en una piedra de tropiezo para los desobedientes;
pero cmo podran desobedecer si no hubiese un mandamiento? El
Evangelio contempla, digo, invitaciones, splicas e imploraciones,
pero tambin toma la base ms elevada de autoridad. Arrepentos
es tanto un mandamiento de Dios como No robars. Cree en el
Seor Jesucristo tiene una autoridad divina tan plena como Y
amars a Jehov tu Dios de todo tu corazn, y de toda tu alma, y con
todas tus fuerzas. No piensen, oh varones, que el Evangelio es algo
opcional para que lo elijan o no! No sueen, o pecadores, en que
pueden despreciar la Palabra del cielo sin incurrir en ninguna culpa!
No piensen que pueden descuidarlo y que no habr consecuencias
desastrosas! Es precisamente este descuido y desprecio suyo el que
colmar la medida de su iniquidad. Es concerniente a esto que
clamamos en alta voz: Cmo escaparemos nosotros, si
descuidamos una salvacin tan grande? Dios manda que te
arrepientas. El mismo Dios delante de quien el Sina se estremeca y
humeaba por completo, ese mismo Dios que proclam la ley con
sonido de trompeta, con rayos y con truenos, nos habla ms
gentilmente, pero aun as, divinamente, por medio de Su unignito
Hijo, cuando nos dice: Arrepentos, y creed en el evangelio.
Por qu es esto, queridos amigos; por qu el Seor ha tornado en
un mandamiento la fe en Cristo? Hay una bendita razn. Muchas
almas nunca se aventuraran a creer del todo si no se penalizara
rehusar hacerlo. Pues esta es la dificultad para muchos pecadores
despiertos: puedo creer? Tengo un derecho a creer? Se me
permite confiar en Cristo? Ahora esta pregunta se ha hecho a un
lado, de una vez por todas, y no debera irritar de nuevo a ningn
corazn quebrantado. Dios te manda que lo hagas; por tanto, puedes
hacerlo. A toda criatura bajo el cielo se le manda creer en el Seor
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Jess, y doblar la rodilla en Su nombre; a toda criatura, doquiera

que llega el Evangelio, doquiera que la verdad es predicada, se le
manda en ese instante que crea en el Evangelio; y es puesta en esa
forma, digo, para que ningn pecador atormentado por la conciencia
cuestione si puede hacerlo. Ciertamente t puedes hacer lo que Dios
te manda que hagas. Puedes reprochrselo al diablo en su cara:
puedo hacerlo; me pide hacerlo Aquel que tiene autoridad, y soy
amenazado con la eterna condenacin alejado de Su presencia si no
lo hago, pues el que no cree ser condenado. Esto le da al pecador
un permiso tan bendito, que sin importar lo que sea o no sea, sin
importar lo que pudiera haber sentido o no, tiene una garanta que
puede usar siempre que es conducido a acercarse a la cruz. Sin
importar cun ignorante o entenebrecido pudieras estar, sin
importar cun duro e insensible pudieras ser, tienes todava una
garanta de mirar a Jess en las palabras: Mirad a m, y sed salvos,
todos los trminos de la tierra. El que te mand que creyeras te
justificar al creer; l no puede condenarte por eso que l mismo te
pide que hagas. Pero mientras existe esta bendita razn para que el
Evangelio sea un mandamiento, hay todava otra razn que es
solemne y terrible. Es para que los hombres no tengan excusa en el
da del juicio; para que nadie pueda decir al final: Seor, yo no
saba que poda creer en Cristo; Seor, la puerta del cielo fue cerrada
en mi cara; se me dijo que yo no poda venir, que yo no era el
hombre. No, dice el Seor con tonos atronadores, habiendo
pasado por alto los tiempos de esta ignorancia, pero en el Evangelio
mand a todos los hombres en todas partes que se arrepientan; envi
a Mi Hijo, y luego envi a mis apstoles, y posteriormente a mis
ministros, y les ped a todos que hicieran de esto la carga de su
clamor, Arrepentos, y creed en el evangelio; y como Pedro predic
en Pentecosts, les ped que les predicaran. Les ped que advirtieran,
que exhortaran, y que invitaran con todo afecto, pero tambin que
mandaran con toda autoridad, forzndolos a entrar, y en la medida
que no viniste a mi mandamiento, has aadido pecado al pecado;
has agregado el suicidio de tu propia alma a todas tus otras
iniquidades; y ahora, en la medida en que rechazaste a Mi Hijo,
tendrs la porcin de los incrdulos, pues el que no cree ser
condenado. Proclamemos, entonces, este decreto de Dios a todas
las naciones de la tierra. Oh, varones, Jehov que los hizo, l, que les
suministra el aliento de sus narices, Aquel a quien han ofendido, les
ordena en este da que se arrepientan y crean el Evangelio. l da Su
promesa: El que creyere y fuere bautizado, ser salvo; y agrega la
solemne amenaza: Mas el que no creyere, ser condenado. Yo s
que a algunos hermanos no les va a gustar esto, pero no puedo
evitarlo. Yo nunca ser un esclavo de los sistemas, pues el Seor ha
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soltado las ataduras de mi cuello, y ahora soy el siervo dichoso de la

verdad que hace libres. Ya sea que ofenda o agrade, con la ayuda de
Dios voy a predicar toda verdad segn la aprenda de la Palabra; y yo
s que si hubiese algo escrito en la Biblia, est escrito como con un
rayo de sol, que Dios en Cristo manda a los hombres que se
arrepientan, y crean en el Evangelio. Es una de las pruebas ms
tristes de la total depravacin del hombre que no obedece este
mandamiento, sino que desprecia a Cristo, y as har su condenacin
peor que la condenacin de Sodoma y Gomorra. Sin la obra
regeneradora de Dios el Espritu Santo, nadie ser obediente jams a
este mandamiento, pero aun as tiene que ser publicado como un
testimonio contra ellos si lo rechazan; y mientras publicamos el
mandamiento de Dios con toda sencillez, podemos esperar que l lo
aplique divinamente a las almas de aquellos que ha ordenado para
vida eterna.
II. Si bien el Evangelio es un mandamiento, es un mandato doble
que se explica a s mismo. Arrepentos, y creed en el evangelio.
Yo conozco a algunos hermanos muy excelentes quiera Dios que
haya ms como ellos en celo y amor- que, en su celo por predicar la
fe sencilla en Cristo han sentido alguna pequea dificultad respecto
al asunto del arrepentimiento; y he conocido algunos de ellos que
han tratado de superar la dificultad reduciendo la aparente dureza
de la palabra arrepentimiento, explicndola de acuerdo a su
equivalente griego ms usual, una palabra que aparece en el original
de mi texto, y significa cambiar la mente de uno. Aparentemente
interpretan que el arrepentimiento es algo ms ligero de lo que
usualmente lo concebimos, de hecho, un mero cambio de mente.
Ahora permtanme sugerirles a esos amados hermanos que el
Espritu Santo no predica nunca que el arrepentimiento sea una
nimiedad; y el cambio de mente o de entendimiento del que habla el
Evangelio es una obra muy profunda y solemne, y no debe ser
depreciada por ningn motivo. Adems, hay otra palabra que se usa
tambin en el original griego para indicar arrepentimiento, no con
tanta frecuencia, lo admito, pero aun as se usa y significa: un
cuidado posterior, una palabra que contiene algo ms de afliccin y
ansiedad, que lo que significa cambiar la mente de uno. En el
verdadero arrepentimiento tiene que haber afliccin por el pecado y
odio hacia l, o de lo contrario he ledo mi Biblia para muy poco
provecho. En verdad, pienso que no hay ninguna necesidad de
ninguna otra definicin que la del himno de los nios:
El arrepentimiento consiste en dejar
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Los pecados que amamos antes,

Y en mostrar que nos dolemos sinceramente,
No hacindolo ms.
Arrepentirse significa en efecto un cambio de mente; pero entonces
es un cambio completo del entendimiento y de todo lo que est en la
mente, de manera que incluye una iluminacin, una iluminacin del
Espritu Santo; y pienso que incluye un descubrimiento de la
iniquidad y un odio por ella, sin el cual difcilmente puede haber un
genuino arrepentimiento. Pienso que no debemos menospreciar el
arrepentimiento. Es una gracia bendita de Dios, el Espritu Santo, y
es absolutamente necesario para salvacin.
El mandamiento se explica a s mismo. Tomaremos, primero que
nada, el arrepentimiento. Es muy cierto que cualquiera que pudiera
ser el arrepentimiento mencionado aqu, es un arrepentimiento
perfectamente consistente con la fe; por tanto, recibimos la
explicacin de lo que tiene que ser el arrepentimiento, por estar
conectado con el siguiente mandamiento: Creed en el evangelio.
Entonces, queridos amigos, podemos estar seguros de que esa
incredulidad que conduce a un hombre a pensar que su pecado es
demasiado grande para que Cristo lo perdone, no es el
arrepentimiento tenido en mente aqu. Muchos que verdaderamente
se arrepienten son tentados a creer que son demasiado grandes
pecadores para que Cristo los perdone. Eso, sin embargo, no es una
parte de su arrepentimiento; es un pecado, un pecado muy grande y
muy oneroso, pues es menospreciar el mrito de la sangre de Cristo;
es una negacin de la verdad de la promesa de Dios; es una
detraccin de la gracia y del favor de Dios que envi el Evangelio.
Tienes que luchar por deshacerte de esa persuasin, pues vino de
Satans, y no del Espritu Santo. Dios el Espritu Santo no ense
jams a un hombre que sus pecados eran demasiado grandes para
ser perdonados, pues eso equivaldra a hacer que Dios el Espritu
Santo enseara una mentira. Si alguno de ustedes tiene un
pensamiento de ese tipo esta maana, que se deshaga de l; viene de
los poderes de las tinieblas, y no del Espritu Santo; y si algunos de
ustedes estn turbados porque nunca fueron perseguidos por ese
miedo, algrense en vez de estar turbados. l puede salvarlos;
aunque fueras tan negro como el infierno l puede salvarte; y es una
perversa falsedad, y un grave insulto contra la majestad del amor
divino cuando eres tentado a creer que ests ms all de la
misericordia de Dios. Eso no es arrepentimiento, sino un inmundo
pecado contra la infinita misericordia de Dios.

Luego, hay otro arrepentimiento espurio que hace que el pecador

reflexione sobre las consecuencias de su pecado, ms bien que en el
pecado mismo, y eso le impide creer. He conocido a algunos
pecadores tan turbados por los temores del infierno, y pensamientos
de muerte y del juicio eterno, que para usar las palabras de un
terrible predicador: Han sido mecidos sobre las fauces del infierno
por su collar, y casi han sentido los tormentos del pozo antes de ir
all. Queridos amigos, eso no es arrepentimiento. Muchos individuos
han sentido todo eso y, sin embargo, se han perdido. Miren a
muchos moribundos, atormentados por el remordimiento, que han
tenido todos sus dolores y convicciones, y sin embargo han
descendido a la tumba sin Cristo y sin esperanza. Estas cosas pueden
venir con el arrepentimiento, pero, no son una parte esencial de l.
Eso que es llamado la obra de la ley en la cual el pecador est
aterrado con horribles pensamientos de que la misericordia de Dios
se ha ido para siempre, Dios lo puede permitir por algn propsito
especial, pero no es arrepentimiento; de hecho, a menudo puede ser
diablico ms bien que celestial, pues, como nos dice John Bunyan,
Dibolo con frecuencia hace sonar el gran tambor del infierno en los
odos de los hombres de Almahumana, para impedir que oigan la
dulce trompeta del Evangelio que les proclama el perdn. Yo te digo,
pecador, que cualquier arrepentimiento que te impida creer en
Cristo es un arrepentimiento del cual es necesario arrepentirse;
cualquier arrepentimiento que te haga pensar que Cristo no te
salvar, va ms all de la verdad y contra la verdad, y entre ms
pronto te liberes de eso, mejor. Que Dios te libre de ello, pues el
arrepentimiento que te salvar es sumamente consistente con la fe
en Cristo.
Adems, hay un falso arrepentimiento que conduce a los hombres a
la dureza de corazn y a la desesperacin. Hemos conocido a
algunos cauterizados como con un hierro candente por un ardiente
remordimiento. Han dicho: He hecho mucho mal; no hay ninguna
esperanza para m; ya no voy a or ms la Palabra. Si la oyen no es
nada para ellos, sus corazones son duros como el diamante. Si
pudieran captar una vez el pensamiento de que Dios les perdonara,
sus corazones fluiran en ros de arrepentimiento; pero no; sienten
un tipo de remordimiento de que hicieron mal, pero con todo
prosiguen en ello como si nada, sintiendo que no hay ninguna
esperanza, y que pueden continuar viviendo como solan hacerlo, y
alcanzar los placeres del pecado puesto que no pueden, segn
piensan, tener los placeres de la gracia. Ahora, eso no es ningn
arrepentimiento. Es un fuego que endurece, y no el fuego del Seor
que derrite; pudiera ser un martillo, pero es un martillo usado para
6

pegar las partculas de tu alma y no para quebrantar el corazn.

Queridos amigos, si nunca han sido el objeto de estos terrores, no los
deseen. Den a gracias a Dios si han sido llevados a Jess de todas
maneras, pero no anhelen horrores innecesarios. Jess los salva, no
por lo que sientan, sino por esa obra consumada, esa sangre y
justicia que Dios acept por cuenta de ustedes. Recuerden que no
vale la pena tener ningn arrepentimiento que no sea perfectamente
consistente con la fe en Cristo. Un antiguo santo, en su lecho de
enfermo, us una vez esta notable expresin; Seor, hndeme tan
bajo como el infierno en el arrepentimiento; pero y he aqu la
belleza de ello- elvame tan alto como el cielo en la fe. Ahora, el
arrepentimiento que sume a un hombre como en el infierno no sirve
de nada excepto que haya fe tambin que le eleve tal alto como el
cielo, y los dos son perfectamente consistentes el uno con el otro. Un
hombre puede despreciarse y detestarse, y saber todo el tiempo que
Cristo es capaz de salvar, y que le ha salvado. De hecho, as es como
viven los verdaderos cristianos; se arrepienten tan amargamente por
el pecado como si supieran que deben ser condenados por ello; pero
se regocijan tanto en Cristo como si el pecado no fuera nada en
absoluto. Oh, cun bendito es saber dnde se juntan estas dos
lneas: quitarse la ropa en el arrepentimiento, y vestirse en la fe! El
arrepentimiento que expulsa al pecado como a un inquilino maligno,
y la fe que admite que Cristo es el nico Seor del corazn; el
arrepentimiento que limpia el alma de obras muertas, y la fe que
llena el alma con obras vivas; el arrepentimiento que derriba y la fe
que edifica; el arrepentimiento que esparce piedras, y la fe que junta
las piedras; el arrepentimiento que ordena un tiempo para llorar, y
la fe que da un tiempo para danzar estas dos cosas juntas
constituyen la obra de gracia en el interior, por las cuales las almas
de los hombres son salvadas. Entonces tngase establecido como
una gran verdad escrita muy claramente en nuestro texto, que el
arrepentimiento que deberamos predicar es un arrepentimiento
conectado con la fe, y as podemos predicar juntos el
arrepentimiento y la fe sin ninguna dificultad de ningn tipo.
Habindoles mostrado lo que no es este arrepentimiento,
reflexionemos por un momento en lo que es. El arrepentimiento que
es ordenado aqu es el resultado de la fe; nace al mismo tiempo que
la fe: son gemelos y decir cul nace primero sobrepasa mi
conocimiento. Es un gran misterio; la fe es antes del
arrepentimiento en algunos de sus actos, y el arrepentimiento antes
de la fe desde otro ngulo; el hecho es que vienen juntos al alma.
Ahora, un arrepentimiento que me hace llorar y aborrecer mi vida
pasada por causa del amor de Cristo que la ha perdonado es el
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arrepentimiento legtimo. Cuando puedo decir: Mi pecado es lavado

por la sangre de Jess, y luego me arrepiento porque pequ de tal
modo como para hacer necesario que Cristo muriera ese
arrepentimiento suave y dulce de ojo de paloma que mira a Sus
heridas sangrantes, y siente que su corazn tiene que sangrar porque
hiri a Cristo- ese corazn quebrantado que se quebranta porque
Cristo fue clavado a la cruz por l, ese es el arrepentimiento que nos
trae salvacin.
Adems, el arrepentimiento que nos hace evitar el pecado presente
debido al amor de Dios que muri por nosotros, ese tambin es
arrepentimiento salvador. Si yo evito pecar hoy porque tengo miedo
de estar perdido si peco, no tengo el arrepentimiento de un hijo de
Dios; pero cuando lo evito y busco llevar una vida santa porque
Cristo me am y se entreg por m, y porque yo no me pertenezco,
sino que he sido comprado con un precio, esta es la obra del Espritu
de Dios.
Y, de nuevo, ese cambio de mente, ese cuidado posterior que me
conduce a resolver que en el futuro voy a vivir como Jess, y no voy a
vivir para la concupiscencia de la carne porque l me ha redimido,
no con cosas corruptibles como plata y oro, sino con Su propia
sangre preciosa, ese es el arrepentimiento que me salvar, y el
arrepentimiento que me pide. Oh, ustedes, pueblos de la tierra, l no
pide el arrepentimiento del Monte Sina cuando t tienes miedo y te
agitas porque sus rayos son abundantes; pero l te pide que llores y
te lamentes por causa de l; mirarlo a l a quien has perforado, y
lamentarte por l como un hombre lamenta por su hijo nico; l te
pide que recuerdes que clavaste al rbol al Salvador, y pide que este
argumento pueda hacerte odiar a los pecados asesinos que clavaron
al Salvador all, y dieron al Seor de gloria una muerte ignominiosa y
maldita. Este es el nico arrepentimiento que tenemos que predicar;
no la ley y los terrores; no la desesperacin; no conducir a los
hombres a la autoinmolacin: ese el terror del mundo que obra
muerte; pero la tristeza que es segn Dios produce arrepentimiento
para salvacin por medio de Jesucristo nuestro Seor.
Esto me lleva a la segunda mitad del mandamiento, que es, Creed
en el evangelio. La fe quiere decir confianza en Cristo. Ahora debo
comentar de nuevo que algunos han predicado esta confianza en
Cristo tan bien y tan plenamente, que solo me resta admirar su
fidelidad y bendecir a Dios por ellos; sin embargo, hay una dificultad
y un peligro; pudiera ser que al predicar la simple confianza en
Cristo como el camino de salvacin pudieran omitir recordarle al
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pecador que ninguna fe puede ser genuina excepto la que es

perfectamente consistente con el arrepentimiento por los pecados
pasados; pues me parece que mi texto lo expresa as: ningn
arrepentimiento es verdadero sino aquel que le hace compaa a la
fe; ninguna fe es verdadera sino la que est vinculada con un
arrepentimiento sincero y genuino debido a los pecados pasados.
Entonces, queridos amigos, esas personas que tienen una fe que les
permite pensar con ligereza respecto al pecado pasado, tienen la fe
de los demonios, y no la fe de los elegidos de Dios. Esos que dicen:
Oh, en cuanto al pasado, eso no es nada; Jesucristo ha limpiado
todo eso; y pueden hablar acerca de todos los crmenes de su
juventud, y las iniquidades de los aos ms maduros, como si fueran
meras nimiedades, y no piensan nunca en derramar una lgrima;
nunca sienten sus almas a punto de estallar porque hubieran sido
grandes ofensores- tales hombres que pueden trivializar el pasado, y
aun pelear sus batallas de nuevo cuando sus pasiones son demasiado
fras para nuevas rebeliones- yo digo que los que piensan que el
pecado es una nimiedad y nunca se han afligido por cuenta de l,
pueden saber que su fe no es genuina. Los hombres que tienen una
fe que les permite vivir descuidadamente en el presente, que dicen:
Bien, yo soy salvado por una simple fe; y luego se sientan a la mesa
de una cantina con el borracho, o se paran junto al bar con el
bebedor de licor fuerte, o entran en la compaa mundana y
disfrutan de los placeres carnales de la concupiscencia de la carne,
tales hombres son mentirosos; no tienen la fe que salva al alma.
Tienen una hipocresa engaosa; no tienen la fe que los llevar al
cielo.
Y luego, hay otras personas que tienen una fe que no los conduce a
ningn odio del pecado. No miran al pecado en otros con algn tipo
de vergenza. Es verdad que no haran como hacen otros, pero
pueden rerse de lo que otros realizan. Disfrutan en los vicios de
otros; se ren de sus chistes profanos, y se sonren de sus
conversaciones profanas. No huyen del pecado como de una
serpiente, ni la detestan como el asesino de su mejor amigo. No,
flirtean con l; lo excusan; cometen en privado lo que condenan en
pblico. Ellos llaman fallas y pequeos desfalcos a ofensas graves; en
los negocios le guian el ojo al hecho de apartarse de la rectitud, y
los consideran meros asuntos del comercio; el hecho es que tienen
una fe que se sienta del brazo con el pecado, y comen y beben en la
misma mesa con la injusticia. Oh!, si alguno de ustedes tiene una fe
como esta, yo le pido a Dios que la saque con todas tus posesiones.
No es ningn bien para ustedes; entre ms pronto seas limpiado y
despojado de eso ser mejor para ti, pues cuando este cimiento de
9

arena sea arrastrado lejos, tal vez puedas entonces comenzar a

edificar sobre la roca. Mis queridos amigos, yo quiero ser muy fiel
con sus almas, y quisiera insertar la lanceta en el corazn de cada
individuo. Cul es tu arrepentimiento? Tienes un arrepentimiento
que te conduce a mirar fuera del yo, a Cristo, y nicamente a Cristo?
Por otro lado, tienes esa fe que te conduce al verdadero
arrepentimiento; a odiar el simple pensamiento del pecado, de
manera que el dolo ms querido que hayas conocido, cualquiera que
fuera, t deseas derribarlo de su trono para adorar a Cristo, y
nicamente a Cristo? Ten la certeza de esto, que nada que no llegue
a esto te servir de algo al final. Un arrepentimiento y una fe de
cualquier otro tipo pueden servir para agradarte ahora, como los
nios estn complacidos con imaginaciones; pero cuando ests en el
lecho de muerte, y veas la realidad de las cosas, te vers compelido a
decir que son una falsedad y un refugio de mentiras. Encontrars
que has sido recubierto con lodo suelto; que han dicho: Paz, paz,
para ustedes mismos no habiendo paz. Repito, en las palabras de
Cristo, Arrepentos, y creed en el evangelio. Confa en que Cristo te
salva, y lamenta que necesites ser salvado y gime porque esta
necesidad tuya haya expuesto al Salvador a vergenza abierta, a
aterradores sufrimientos y a una terrible muerte.
III. Pero tenemos que proseguir a un tercer comentario. Estos
mandamientos de Cristo son de un carcter de lo ms razonable.
Es algo irrazonable exigir que un hombre se arrepienta? Tienes a
una persona que te ha ofendido; t ests listo a perdonarla; piensas
que es ser exigente o desptico que le pidas una disculpa; si
simplemente le pidieras, como lo ms mnimo que puede hacer,
reconocer que ha hecho mal? No, -dices t- yo pensara que
mostr mi amabilidad en aceptar ms bien que cualquier dureza en
exigir una disculpa de l. Entonces Dios, contra quien nos hemos
rebelado, quien es nuestro superior feudal y monarca, ve que es
inconsistente con la dignidad de Su reinado absolver a un ofensor
que no expresa ninguna contricin; y yo lo repito, es este un
mandamiento duro, exigente e irrazonable? Acta Dios de este
modo como Salomn, que hizo ms pesados los impuestos de su
pueblo? Ms bien no les pide aquello que su corazn, si estuviera en
un estado recto, estara demasiado dispuesto a dar, nicamente
demasiado agradecido porque el Seor en Su gracia ha dicho: Mas
el que los confiesa (los pecados) y se aparta alcanzar misericordia?
Vamos, queridos amigos, esperan ser salvados mientras estn en
sus pecados? Se te ha de permitir amar tus iniquidades, y con todo,
ir al cielo? Qu, piensas tener veneno en tus venas y sin embargo,
10

estar saludable? Qu, hombre, ocultar al ladrn dentro del

inmueble, y sin embargo ser absuelto de deshonestidad? Estar
manchado, y sin embargo, ser considerado intachable? Albergar la
enfermedad y sin embargo, gozar de salud? Ridculo! Absurdo! El
arrepentimiento est cimentado en la necesidad de las cosas. La
exigencia para un cambio de corazn es absolutamente necesaria; no
es sino un servicio razonable. Oh, que los hombres fueran
razonables, y se arrepintieran; es debido a que no son razonables
que se requiere que el Espritu Santo le ensee a su razn la razn
correcta antes de que se arrepientan y crean en el Evangelio.
Y entonces, de nuevo, creer; es algo irrazonable que se les pida eso?
Que una criatura crea en su Creador no es sino un deber;
completamente aparte de la promesa de salvacin, yo digo, Dios
tiene un derecho de exigir de la criatura que l ha creado que crea lo
que le dice. Y qu es lo que te pide que creas? Cualquier cosa
espantosa, contradictoria, irracional? Pudiera estar por encima de la
razn, pero no es contraria a la razn. l les pide creer que por
medio de la sangre de Jesucristo puede seguir siendo justo, y sin
embargo, ser el justificador de los impos. l les pide que confen en
que Cristo los salva. Puedes esperar que te salve si no confas en l?
Tienes de veras la dureza de pensar que l te llevar al cielo
mientras t declaras todo el tiempo que no puede hacerlo? Piensas
que es consistente con la dignidad de un Salvador salvarte mientras
t dices: yo no creo que T seas un Salvador, y no voy a confiar en
Ti? Es consistente con Su dignidad que te salve, y tolere que sigas
siendo un pecador incrdulo, dudando de Su gracia, desconfiando de
Su amor, calumniando Su carcter, dudando de la eficacia de Su
sangre y de Su splica? Vamos, amigo, es lo ms razonable en el
mundo que te exija que debas creer en Cristo. Y esto exige de ti esta
maana. Arrepentos, y creed en el evangelio. Oh, amigos, oh
amigos, cun triste, cuan triste es el estado del alma de un hombre
cuando no quiere hacer eso! Nosotros podemos predicarles, pero no
se arrepentirn ni creern en el Evangelio. l puede poner el
mandamiento, como un hacha, a la raz del rbol, pero, a pesar de lo
razonables que son estos mandamientos, todava rehusars darle a
Dios lo que le corresponde; t continuars en tus pecados; no
vendrs a l para que tengas vida; y es aqu que el Espritu de Dios
tiene que entrar para obrar en las almas de los elegidos para hacerlos
dispuestos en el da de Su poder. Pero, oh!, en el nombre de Dios yo
les advierto que, si, despus de or este mandamiento, continan
rehusando un Evangelio tan razonable, encontrarn al final que ser
ms tolerable para Sodoma y Gomorra, que para ustedes; pues si las
cosas que son predicadas en Londres hubieran sido proclamadas en
11

Sodoma y Gomorra, se habran arrepentido desde hace mucho

tiempo en cilicio y cenizas. Ay de ustedes, habitantes de Londres!
Ay de ustedes, sbditos del Imperio Britnico! Pues si las verdades
que han sido declaradas en tus calles hubieran sido predicadas en
Tiro y en Sidn, habran continuado aun hasta este da.
IV. Pero todava, prosiguiendo, tengo aun un cuarto comentario
que hacer, y es que es un mandamiento que exige una obediencia
inmediata. Yo no s cmo es que, prediquemos como prediquemos,
no podamos conducir a otros a pensar que hay alguna gran alarma,
que hay todas las razones para pensar acerca de sus almas ahora.
Anoche hubo una revista en Wimbledon Common, y viviendo no
muy lejos de all, yo poda or en un perpetuo flujo las descargas de
los rifles y el trueno del can. Alguien me coment: Suponiendo
que realmente hubiera guerra all, no nos sentaramos tan
confortablemente en nuestra habitacin con nuestra ventana abierta
oyendo todo este ruido. No; y as cuando la gente viene a la capilla,
oye un sermn acerca del arrepentimiento y de la fe; lo escuchan.
Qu piensan de l? Oh, muy bien. Pero supongan que fuera real;
supongan que creyeran que era real, se sentaran tan
confortablemente? Estaran tan tranquilos? Ah, no! Pero no crees
que sea real. No piensas que el Dios que te hizo en realidad te pide
en este da que te arrepientas y creas. S, amigos, pero es real, y es su
procrastinacin, es su confianza en ustedes mismos lo que es falso,
la burbuja que pronto ha de estallar. La exigencia de Dios es la
solemne realidad, y si slo pudieran orla como debera ser oda
escaparan por sus vidas y huiran buscando refugio para la
esperanza que est puesta delante de ustedes en el Evangelio, y
haran eso hoy. Este es el mandamiento de Cristo, digo, hoy. Hoy es
el tiempo de Dios. Si oyereis hoy su voz, no endurezcis vuestros
corazones. Hoy, -el Evangelio siempre clama, pues si tolerara al
pecado un solo da, sera un evangelio profano. Si el evangelio les
dijera a los hombres que se arrepientan maana, les dara un
permiso para continuar en l hoy, y eso sera en verdad alcahuetear
las concupiscencias de los hombres. Pero el Evangelio barre
limpiamente el pecado, y exige del hombre que arroje las armas de
su rebelin ahora. Abajo con ellas, hombre! Con cada una de ellas.
Abajo, amigo, abajo con ellas, y abajo con ellas ahora! No debes
guardar a ninguna; btalas de inmediato! El Evangelio le reta que
crea en Jess ahora. En tanto que contines en la incredulidad, t
continas en pecado, y ests aumentando tu pecado; y darte permiso
de ser un incrdulo por una hora sera alcahuetear tus
concupiscencias; por lo tanto exige de ti fe, y fe ahora, pues este es el
tiempo de Dios, y el tiempo que la santidad tiene para exigir de un
12

pecador. Adems, pecador, es tu tiempo. Este es el nico momento

que puedes considerar tuyo. Maana! Existe tal cosa? En qu
calendario est escrito salvo en el almanaque del necio? Maana!
Oh, cmo has arruinado a multitudes! Maana, dicen los
hombres; pero, como la rueda trasera de un carruaje est siempre
cerca de la rueda delantera, siempre cerca de su deber; sigue
girando, y girando, pero nunca se acerca ni un cachito pues, viajando
como puedan, maana est todava un poco ms all de ellas, pero
slo un poquito, y entonces nunca vienen a Cristo del todo. As es
como hablan, como un antiguo poeta deca:
Lo har maana, eso har, me asegurar de hacerlo;
El maana viene, el maana se va, y todava has de hacerlo;
As, entonces, el arrepentimiento es diferido de un da a otro,
Hasta que el da de la muerte es uno, y juicio es el otro.
Oh hijos de los hombres, siempre a ser bendecidos, a ser obedientes,
pero no siendo nunca obedientes, cundo aprendern a ser sabios?
Este es su nico tiempo; es el tiempo de Dios, y ese es el mejor
tiempo. No encontrarn nunca que sea ms fcil arrepentirse que
ahora; no encontrarn nunca que sea ms fcil creer que ahora. Es
imposible ahora a menos que el Espritu de Dios est con ustedes;
ser tan imposible maana; pero si ahora creyeras y te arrepintieras,
el Espritu de Dios est en el Evangelio que yo predico; y mientras yo
clamo a ti en el nombre de Dios, Arrepintete y cree, Aquel que me
orden que mandara que hiciera eso da poder con el mandamiento,
que as como Cristo habl a las olas y les dijo: callen, y se
aquietaron, y a los vientos aquitense, y se calmaron, as cuando le
hablamos a su altivo corazn, cede por la gracia que acompaa la
palabra, y se arrepienten y creen en el Evangelio. Que as sea, y que
el mensaje de esta maana recoja a los elegidos, y los haga
dispuestos en el da del poder de Dios.
Pero ahora, por ltimo, este mandamiento, si bien tiene un poder
inmediato, tiene tambin una fuerza continua. Arrepentos, y creed
en el evangelio, es un consejo para el joven principiante y es un
consejo para el cristiano viejo que peina canas, pues esta es nuestra
vida hasta el final: Arrepentos, y creed en el evangelio. San
Anselmo, que era santo, y eso es ms que muchos de ellos que eran
llamados as- San Anselmo una vez clam Oh, pecador que he sido,
voy a pasar todo el resto de mi vida arrepintindome de toda mi
vida! Y Rowland Hill, a quien pienso que puedo llamar San
Rowland, que cuando estaba cerca de la muerte, deca que
lamentaba una cosa, y era que un querido amigo que haba vivido
13

con l durante sesenta aos tendra que quedarse a las puertas del
cielo. Ese querido amigo dijo l- es el arrepentimiento; el
arrepentimiento ha estado conmigo toda mi vida, y creo que voy a
derramar una lgrima dijo el buen hombre- cuando atraviese las
puertas, pensando que no me puedo arrepentir ms. El
arrepentimiento es un deber cotidiano y de cada hora de un hombre
que cree en Cristo; y al caminar por fe desde la puerta angosta a la
ciudad celestial, as nuestro acompaante a la diestra de toda la
jornada tiene que ser arrepentimiento. Vamos, queridos amigos, el
varn cristiano, despus de que es salvado, se arrepiente ms que
nunca de lo que haya hecho jams, pues ahora se arrepiente no
meramente por obras abiertas, sino hasta de la imaginacin. l se
reprender en la noche, y se censurar por haber tolerado un
pensamiento inmundo; porque ha mirado la vanidad, aunque tal vez
el corazn no haya ido ms all de la mirada de concupiscencia;
porque el pensamiento del mal ha revoloteado dentro de su mente:
por todo esto se vejar delante de Dios; y si no fuera porque
contina creyendo en el Evangelio, una imaginacin inmunda sera
una plaga tal y tal aguijn para l, que no tendra ninguna paz ni
reposo. Cuando la tentacin viene a l, el buen hombre encuentra el
uso del arrepentimiento por haber odiado el pecado y huido de l
desde la antigedad, ha cesado de ser lo que una vez fue. Uno de los
ancianos padres, se nos informa, antes de su conversin haba vivido
con una mala mujer, y un poco de tiempo despus, lo acos como
siempre. Sabiendo cun probable era que cayera en el pecado huy
con todo su poder, y ella corri en pos de l exclamando: por qu
huyes? Soy yo. l respondi: huyo porque yo no soy yo; soy un
hombre nuevo. Ahora es simplemente ese yo soy yo, lo que
conserva al cristiano fuera del pecado; ese odio al anterior yo, ese
arrepentirse del viejo pecado lo que lo conduce a huir del mal, a
aborrecerlo, y a no mirarlo no sea que por sus ojos sea conducido al
pecado. Queridos amigos, entre ms sepa el hombre cristiano del
amor de Cristo ms se odiar al pensar que ha pecado contra tal
amor. Cada doctrina del Evangelio har que un cristiano se
arrepienta. La eleccin, por ejemplo. Cmo pude pecar?, dice l.
Yo que era el favorito de Dios, elegido por l desde antes de la
fundacin del mundo. La perseverancia final har que se
arrepienta. Cmo puedo pecar se pregunta- que soy amado
tanto y guardado tan seguramente? Cmo puedo ser tan villano
como para pecar contra la misericordia eterna? Tomen cualquier
doctrina que quieran y el cristiano har de ella una fuente para una
sagrada afliccin; y hay momentos cuando su fe en Cristo ser tan
fuerte que su arrepentimiento reventar sus ataduras, y clamar con
George Herbert:
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Oh, quin me dar lgrimas? Vengan, todos ustedes, torrentes,

Las nubes y la lluvia moren en mis ojos,
Mi dolor tiene necesidad de todas las cosas acuosas
Que la naturaleza haya producido. Que cada vena
Absorba un ro que suministre a mis ojos,
A mis cansados ojos lacrimosos, demasiado secos para m,
A menos que establezcan nuevos conductos, nuevos suministros
Para sacarlos e identificarme con mi estado.
Y todo esto es porque l asesin a Cristo; porque su pecado clav al
Salvador al madero; y por tanto llora y se lamenta aun hasta el final
de su vida. Pecar, arrepentirse y creer: estas son tres cosas que
estarn con nosotros hasta que muramos. El pecado se detendr en
el ro Jordn; el arrepentimiento morir triunfando sobre el cuerpo
muerto del pecado; y la propia fe, aunque tal vez pudiera atravesar el
torrente, cesar de ser tan necesaria como lo ha sido hasta aqu, pues
all veremos tal como somos vistos y conoceremos tal como somos
conocidos.
Y ahora los despedir cuando una vez ms haya declarado
solemnemente la voluntad de mi Seor para ustedes esta maana.
Arrepentos, y creed en el evangelio. Aqu hay algunos que han
venido de otros pases, y muchos de ustedes son de nuestros pueblos
de provincia en Inglaterra; ustedes vinieron aqu, tal vez, para or al
predicador de quien muchas cosas extraas se han dicho. Muy bien,
que se digan cosas ms extraas si eso lleva a los hombres bajo el
sonido del Evangelio para que sean bendecidos. Ahora, tengo que
decirles esto esta maana: en aquel gran da cuando una
congregacin diez mil veces ms grande que esta est congregada, y
el Juez se siente sobre el gran trono blanco, no habr ningn hombre
o mujer, o nio, que est aqu esta maana que sea capaz de
presentar una excusa y decir: Yo no escuch el evangelio; yo no
saba qu tena que hacer para ser salvo! Lo has escuchado:
Arrepintete y cree en el evangelio. Esto es, confa en Cristo; cree
que l es capaz y que est dispuesto a salvarte. Pero hay algo mejor.
En aquel gran da, digo, habr algunos de ustedes presentes -oh!,
esperemos que todos nosotros- que seremos capaces de decir:
Gracias a Dios porque entregu las armas de mi altiva rebelin por
medio del arrepentimiento; gracias a Dios porque mir a Cristo, y lo
tom para que fuera mi Salvador de principio a fin; pues heme aqu,
un monumento a la gracia, un pecador salvado por sangre, para
alabarle mientras duren el tiempo y la eternidad! Que Dios nos
conceda que podamos encontrarnos al final con gozo y no con dolor!
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Yo ser un testigo dispuesto contra ti para condenarte si t no crees

en este evangelio; pero si te arrepientes y crees, entonces alabaremos
esa gracia que cambi nuestros corazones, y as nos dio el
arrepentimiento que nos condujo a confiar en Cristo, y la fe que es el
don eficaz del Espritu Santo. Qu ms les dir? Por qu, por qu
rechazarn esto? Si les hubiera hablado de fbulas, de ficciones, de
sueos, estonces giren sobre sus talones y rechacen mi discurso. Si
he hablado en mi propio nombre, quin soy yo para que te
preocupes un pice por m? Pero si he predicado lo que Cristo
predicaba: Arrepentos, y creed en el evangelio, los exhorto por el
Dios viviente, los exhorto por el Redentor del mundo, los exhorto
por la cruz del Calvario, y por la sangre que manch el polvo en el
Glgota, que obedezcan este divino mensaje y tendrn vida eterna;
pero si rehsan creer, sobre sus propias cabezas sea su sangre por
los siglos de los siglos!

Traductor: Allan Romn

30/Octubre/2014
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