Artículos Sobre Juan Gonzalo Rose

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REGRESO A JUAN GONZALO

EL ESPRITU DE LA PASIN
Por May Rivas de la Vega
Fuente: El Comercio, 04/11/07
http://elcomercio.pe/edicionimpresa/html/2007-11- 03/regreso_a_juan_gonzalo.html
http://www.librosperuanos.com/autores/articulo/00000001037/Regreso-a-Juan-GonzaloElespiritu-de-la-pasion
Las personas entran en la vida de uno de diferentes maneras. Pero lo hacen con ms fuerza cuando entran a
partir de sus poemas. Eso s que marca, cala profundo, hace una muesca indeleble en el alma. Conoc a
Juan Gonzalo en los primeros aos de universidad, el da en que le "Las palabras", aquel bello poema
de Las comarcas, teniendo de fondo el susurro de las hojas acariciadas por el viento en el bosquecito de
Letras de San Marcos. La sencillez y la ternura de sus versos impactaron enormemente en mis ganas y
necesidad de escribir, por ese entonces an una adolescente, con un volcn por mundo interior y una mirada
esperanzadora del entorno. De alguna manera l me invit a hacer el viaje de la poesa.
Dicen que los reencuentros son predestinados. Ser as? Lo cierto es que despus de algunos aos he
tenido un feliz reencuentro con Juan Gonzalo, y ha sido a travs de la reedicin de Obra potica, el volumen
de reciente aparicin en el sello del fondo editorial del Instituto Nacional de Cultura. Cuidar la edicin, leer y
releer sus versos, deletrear y cotejar una y otra vez cada poema suyo, significaba ingresar en el pasado,
envolverme en l, en ese pasado cuando tuve diez aos, mis mejores diez aos, y es que enfrentarme a los
poemas en los que Rose evoca su niez con tan dolida aoranza, no hizo sino contagiar de nostalgia mis
propios recuerdos.
Los reencuentros son predestinados, repito, y es que en medio de los cotejos y cuidados de edicin de este
libro, mi padre abandonaba este mundo, y el mo entraba en caos. Lo que ms recuerdo es que en esos das
repeta constantemente estos versos, Dios de los cristianos, Dios/ de los croatas, Dios de las vrgenes/
enlutadas,/ Dios de los hombres cubiertos por escamas,/ si me dieses una oportunidad/ de arrepentimiento,/
una sola oportunidad/ de redimirme en el nombre de la sangre/ o del vino cuya lana me arropa/ y me ilumina,
yo,/ sin pensarlo dos veces, sin dudar como el centurin/ o el apostador de caballos,/ rechazara tu gracia y tu
clemencia, y lo haca como un mantra, como una oracin, casi como un conjuro.
La poesa de Juan Gonzalo est hermanada con lo mejor de la tradicin espaola del siglo XX,
principalmente con las poticas de Miguel Hernndez y Len Felipe, el hermano mayor de la Generacin del
27, con quien mantuvo una estrecha amistad. En sus pocas iniciales, su figura y su poesa se tornan
habituales en los recitales poticos de los aos cincuenta; asumiendo, paralelamente, una clara posicin
poltica de izquierda. De hecho, cuando en junio de 1950 un levantamiento popular es aplastado con extrema
violencia en Arequipa, Juan Gonzalo, como es de suponer, exalta el levantamiento a travs de unos poemas
en Cantos desde lejos. A raz de esta adhesin deja el pas, a sus 22 aos, rumbo a Mxico.
"No es un renovador de la poesa -dice Marco Martos- pero no todos los poetas tienen que ser
experimentales, no es mejor poeta el que experimenta ms; es mejor, creo yo, el que logra ms". Palabras
ciertas las de Martos: no en vano Juan Gonzalo obtiene en 1958 el Premio Nacional de Poesa. Dueo de
una exquisita sensibilidad, plasmada en el lirismo de sus versos libres y sus prosas poticas, su obra est
considerada entre las ms importantes de la literatura peruana, no solo por la calidad y variedad del efecto
esttico, sino por la intensidad e irreverencia que consigue a lo largo de toda su creacin.
La obra de Juan Gonzalo mantiene, inalterada, su vigencia. Y eso es evidente gracias a su actualsima
lectura de la historia. Baste como ejemplo su libro Informe al rey y otros libros secretos, en el que a travs de
la poesa examina, con hondo escepticismo, determinados aspectos de nuestra realidad, concluyendo en una
crtica mordaz y desencantada.

ESCAPAR HACIA EL MAR


Por
Fuente: El Comercio, 04/11/07
http://elcomercio.pe/edicionimpresa/html/2007-11-03/escapar_hacia_el_mar.html
http://www.librosperuanos.com/autores/articulo/00000001036/Escapar-hacia-el-mar
Figura destacada de lo que se conoce como Generacin del 50, Juan Gonzalo Rose es un poeta inusual en
nuestra tradicin: de tono menor, cercano a una sensibilidad popular, tremendamente hbil para engarzar
giros de la calle y expresiones de acabado lirismo. Las comarcas e Informe al Rey son hoy libros inapelables.
El mayor consenso en torno a la poesa peruana, luego por supuesto de la consideracin de Vallejo como
figura tutelar y modlica, es el que define a los autores surgidos en los aos cincuenta como el conjunto
generacional ms slido y gravitante de nuestra tradicin. Un conjunto de nivel muy parejo, de alta calidad,
en el que sin embargo destacan ntidamente obras como las de Eielson, Varela y, ms recientemente, Belli.
Bajo estos nombres de lenguaje generalmente spero o erudito, relativamente experimental, hay una serie de
otros autores; autores con preocupaciones, alcances y tonos muy distintos. Entre ellos, uno destaca por
haber afinado su obra en un tono menor, cercano al de la cancin popular (como lo hara despus la escritura
polidrica de Luis Hernndez) pero absolutamente autoconsciente, mutante, preocupado por reinventarse:
Juan Gonzalo Rose.
UNA SIMPLE CANCIN
Luego de sus primeros trabajos, en los que hay una ntida vocacin poltica -reflejo de su propia coyuntura
vital, desde luego-, seguramente influida por los poetas que entonaron la elega de la Guerra Civil Espaola,
Rose escribe y publica Simple cancin (1960), un delgado poemario cuya sencillez, diafanidad y, sobre todo,
capacidad de hacer de la sntesis una virtud ms lrica que cerebral, abre una puerta expresiva y funda un
modo de decir; uno aparentemente conservador, pero osado en lo profundo, radical; uno que empieza a dar
cabida a una serie de emociones entonces desprestigiadas (el despecho, la nostalgia, el deseo fsico, la
ilusin del amor), y a colocarlas en el ojo de la poesa de alta calidad, ensanchando as el espectro de
preocupaciones morales y estticas de una tradicin que tiende ms bien a la severidad, al mpetu ms o
menos vertical, a una especie de desconfianza ante el gusto comn: "Yo me ahogo de cielo./ Mi corazn se
inclina /Y las islas no llegan. /Dame tu mano /entonces, /Quiero morir tocando /El extremo ms dulce de la
tierra.
HACIA LAS COMARCAS
Pero la poesa de Simple cancin es tambin una escala en el camino hacia Las comarcas (1964), el primer
gran conjunto de Rose; un libro extraamente suelto, solar, tejido a travs de un fraseo que insiste en el tono
menor, pero que ahora se permite absorber una serie de nuevas inflexiones; inflexiones que para un ojo poco
aguzado pueden incluso parecer deficiencias -residuos de algn anecdotario, vocacin por la digresin
reflexiva, un prosasmo acentuado-, pero que en realidad hablan de un afn por seguir ampliando su paleta
expresiva, para as intentar testificar territorios de la experiencia verbal poco transitados, seguir abriendo
puertas. "Para m: el hilo fascinante de los rumbos inciertos y las nuevas comarcas que me esperan
pronunciando su nombre bajo el sol", dice Rose, y no podemos dejar de pensar en el espritu de adolescencia
que recorre como un temblor a estos poemas. Un espritu que -he ah su gracia- termina funcionando como
una metfora; un smbolo de deseos y luchas ms grandes, ms hondos: "Encirrame. Protgeme. Y
detnme. Detnme. Aqu, ahora, todo es oscuro y silencioso. La sombra ha borrado toda pgina. Apenas,
doblegando los ptalos de vidrio, penetran los rumores apagados de una luz callejera y la halagadora
sospecha del otoo. Aqu, solo nosotros. Nosotros dos, en nuestra alcoba, mientras Lima tirita bajo la neblina
y un nio como yo, igual que yo, tal vez yo mismo, se echa al hombro sus versos y se escapa hacia el mar".
CORAZN CLANDESTINO
Unos pocos aos despus de Las Comarcas, Rose edita un libro que es en realidad una serie de poemarios:
Informe al rey y otros libros secretos. As, Rose abre su registro expresivo a lo que podramos calificar como
una especie de lirismo conceptual, en el que cada cuaderno se sostiene por una estrategia discursiva que

complementa a los otros, haciendo de la serie un todo indivisible. En Informe al rey, por ejemplo, que es el
captulo que abre la serie (y acaso el ms importante), Rose cristaliza una escenografa dramtica en la que
las figuras de Guamn Poma (el testigo, el cronista descentrado, que es como una visin especular de la
conciencia) y el Rey (smbolo vaco, representacin del poder en su aspecto ms grotesco, oscuro o viciado),
se enfrentan al interior del verso, para que el poeta termine preguntndonos: "Quin es el Rey?", y
respondindonos, en silencio, desde la irona: "El rey es lo que queda despus de los incendios. / El Rey solo
es el tiempo // Y esto, Guamn, / el Rey no lo saba".
Como si hubiera hecho falta, con Informe al rey y otros libros secretos Rose termina de patear el tablero de
sus primeros poemarios -aqu no hay otro compromiso que el de la bsqueda de una verdad, tambin, de
tono menor-, y ofrece una serie de hallazgos personales, que encuentran un asidero formal en la tradicin
castellana -desde el Siglo de Oro hasta Len Felipe, pasando por el modernismo de Daro- pero que gracias
a su temperamento, que se mueve en un extrao territorio en el que tienen cabida la ternura y el cinismo; en
el que bien puede decir cosas como: "Ya estoy purificado, poesa. / Ya podemos mirarnos a los ojos / Como
en la tarde de la luz aquella: / Yo jugaba la ronda entre chiquillos, / Y tus manos, temblando, me eligieron". O
aquello de "Lucirnagas y versos": "Pues caso estimable es el del bicho / Que ms alumbra /Cuanto ms se
muere. /Y no el del hombre /Que se opaca a pocos /Y es mucho ms oscuro /Cuando dura". (D.O.)
ROSE Y LA MSICA
Algunos de los poemas de Rose se han musicalizado con gran xito, trascendiendo de lejos las fronteras del
Per. El disco El mismo puerto, de Tania Libertad, por ejemplo, es una coleccin de once poemas de Rose
musicalizados con gran talento por Vctor Merino. Temas como "Exacta dimensin" o "Marisel" han dado la
vuelta al mundo, y han alcanzado audiencias a las que, como dijo alguna vez Vargas Llosa, no ha llegado
jams un poeta peruano. Ahora, para la presentacin de la Obra potica que est editando el INC, el cantante
y compositor Piero Montaldo ha vuelto a musicalizar "Exacta dimensin", en una versin que, se dice, podra
incluso superar a la original. Habr que escucharla.

LAS VOCES MLTIPLES

EL UNIVERSO POTICO DE ROSE


Por Ricardo Gonzlez Vigil
Fuente: El Comercio, 04/09/07
http://elcomercio.pe/edicionimpresa/html/2007-11-03/las_voces_multiples.html
http://www.librosperuanos.com/autores/articulo/00000001035/Las-voces-multiplesEluniverso-poetico-de-Rose
Carnet de identidad se titula una de las piezas teatrales de Juan Gonzalo Rose. Aqu nos preguntamos:
Cul sera la identidad de Rose como creador literario? No resulta fcil la respuesta porque fue un autor
mltiple, con diversas voces creadoras: habra que poner en plural su vals ms famoso que proclama "tu voz
existe... persiste en el jardn de lo soado".
Y no se trata meramente de que cultiv diversos gneros: la poesa, predominantemente la poesa lrica
aunque tambin la fusin lrico-narrativa en Las comarcas e Informe al rey y otros libros secretos; el teatro; la
narrativa, con un manojo de cuentos no reunidos en volumen (un proyecto que dej sin concretar el
recordado Hugo Salazar del Alcazar, prematuramente fallecido); diversas modalidades del periodismo
cultural.
Ms significativo es que dio vida a propuestas marcadamente dismiles entre s en tanto aventuras de la
palabra y de la imaginacin, desplegando uno de los abanicos ms diversificados y complejos de la
Generacin del 50, a tal punto que semeja un micro-cosmos de ella.
Veamos: Se dio a conocer como uno de los mejores cultores peruanos y, en general, hispanoamericanos de
la llamada poesa "social" o "comprometida", al lado de Alejandro Romualdo, debidamente acompaados por
los textos ms logrados de Gustavo Valcrcel y Leoncio Bueno. Es la etapa de sus primeros poemarios: La
luz armada (1954) y, sobre todo, Cantos desde lejos (1957), en los que el magisterio de Csar Vallejo, Len
Felipe (prlogo La luz armada) y Miguel Hernndez resulta reelaborado por la sensibilidad sensual,
melanclica y entraable de Rose, sorteando los riesgos de la imitacin servil. Recordemos el final de "La
pregunta": "Dios te castigar; / si al pobre das ideas / en vez de darle un beso, / si le hablas de justicia / en
vez de caridad. / Dios te castigar. / Dios te castigar. / No es nuestro Dios, / verdad, mam?" ( Cantos
desde lejos).
En lo ideolgico, la emocin revolucionaria aprista y luego (desengaado cuando el aprismo sell vnculos
con Odra) comunista, devino en un cristianismo de ntida conciencia social.
Ya en esos primeros poemarios saboreamos un rigor expresivo y una depuracin en el ritmo y el flujo
metafrico poco frecuente en la mal motejada poesa "social". El siguiente paso fue la perfeccin formal, esa
"sencillez" (desnuda hasta lo esencial, lo antiornamental y antiretrico) prodigiosamente intensa y sugerente
que campea en Simple cancin (1960). Un lirismo absorto en la magia del amor, sin toque "social" alguno.
Aclaremos que no se trata de poesa "pura" (proclive al trascendentalismo metafsico, el cultismo, la diccin
"deshumanizada" y el intelectualismo altaneramente hermtico), sino de una aproximacin a la lrica oral
trasmitida por el pueblo, con sus cimas annimas y de orgenes remotos: "No he inventado ninguna
meloda. / Los que amaron dirn: / `Conozco esa cancin. / y me haba olvidado de lo hermosa que era. / Y
habr de parecerles / la primera / cancin con que soaron" ("Primera cancin"). Algo de esa corriente
difana supieron beber en el Per, antes que Rose, Enrique Pea Barrenechea y Javier Sologuren; pero la
savia popular se acenta en Rose, afn al esplndido legado neopopular de Antonio Machado, Federico
Garca Lorca y Rafael Alberti.
Esa lnea creadora persisti en Rose hasta su produccin final, conforme lo prueba "Retorno a las canciones"
(seccin difundida en la compilacin Camino real, 1980, volumen con un excelente prlogo de Csar
Lvano). Conviene relacionarla, adems, con un inters creciente por el canto de alcance popular: su
contribucin a la msica criolla, en los aos 60-70. Este salir del papel impreso y de la lectura silenciosa, de
la "ciudad letrada", para re-vivir el poder masivo de la cancin debe ser complementado con su exploracin
de la puesta en escena teatral, otra salida frente a la solitaria y muda prctica de la lectura (actividad
minoritaria en todas partes, cuanto ms en un pas escasamente letrado como era, y sigue siendo, el Per).

En la Generacin del 50, solo Nicomedes Santa Cruz se adelant a Rose, y se volc con ms decisin y
acogida multitudinaria al canto pleno de savia ancestral. La leccin de Rose fue capital para los poetas
compositores Generacin del 60 Csar Calvo (uno de los gestores de Per Negro, nada menos) y Reynaldo
Naranjo.
Pero sigamos con la multiplicidad de voces de Rose: Las comarcas (1964, reelaborada en Las nuevas
comarcas, editada pstumamente, el 2002, con un esclarecedor prlogo de Mario Vargas Llosa) plasm una
fulgurante prosa lrico-narrativa de una originalidad que desconcert en los aos 60 y estorb una valoracin
adecuada de sus altos mritos artsticos (hasta el gran crtico Alberto Escobar la juzg con dureza "un libro
dispar y controvertible", aunque aadiendo que era "menos conocido de lo que merece", en el estudio
preliminar a la Obra potica de Rose, importante edicin que public el Instituto Nacional de Cultura en
1974). Con toda razn ese mismo 1974, en un artculo de la revistaPosdata, el inolvidable Juan Bullitta
sostena que Las comarcas era uno de "los libros injustamente olvidados y subvalorados de la poesa
peruana". Para valorar adecuadamente Las comarcas, habra que considerar que el logro de un lenguaje
lrico-narrativo (y, a veces,lrico-narrativo-dramtico) no debe reducirse a la asimilacin de la poesa
contempornea de lengua inglesa (en particular, Pound y Eliot) llevada a cabo, con fortuna encomiable, por
Antonio Cisneros, Rodolfo Hinostroza y Luis Hernndez entre los aos 1964 y 1970.
Hay exploraciones ms antiguas y singulares: algunos poemas de Espaa, aparta de m este cliz de Vallejo,
la prosa encantatoria de La casa de cartn de Martn Adn o el poema"Primera muerte de Mara" de Eielson;
ms an, en la poesa quechua (que nutre el"Huayno del Uru" de Rose) tenemos haylles relevantes de Csar
Guardia Mayorga y Andrs Alencastre, hasta arribar a esa cumbre que es el himno a Tpac Amaru de Jos
Mara Arguedas (publicado en 1962, cerca de Las comarcas): Rose, sin modelos ingleses, asimila la narrativa
real-maravillosa (Alejo Carpentier y Miguel Angel Asturias), el surrealismo y, tambin, el novomundismo
del Canto General de Neruda, buscando liberar la personalidad reprimida y las culturas americanas
marginadas. La lrico-narrativo, esta vez con un tono de crtica "social" y de nuevo "cronista" irreverentemente
irnico (equidistante del exteriorismo de Ernesto Cardenal y la antipoesa de Nicanor Parra) fructific en otro
aporte poco analizado hasta ahora: Informe al rey y otros libros secretos(1969).
APOSTILLA FINAL: Una imagen integral de Rose no puede omitir que es el poeta del 50 que ms
hondamente hizo migas con los poetas de la Generacin del 60: los citados Calvo, Naranjo e Hinostroza,
adems de Germn Carnero Roqu y Walter Curonisy, entre otros. Tambin trat clidamente a varios poetas
de la Generacin del 70, en particular a Jorge Pimentel.

LAS EDADES DE UN POETA

Por Enrique Snchez Hernani


Fuente: El Comercio
http://elcomercio.pe/edicionimpresa/html/2007-11-03/las_edades_de_un_poeta.html
http://www.librosperuanos.com/autores/articulo/00000001034/Las-edades-de-un-poeta
Un rostro menos melanclico y callado que el que el poeta sola lucir en sus ltimos das nos lo entrega su
hermana preferida, protagonista de uno de los poemas ms sentidos de Juan Gonzalo. En esta visin
aparece como un hombre bromista, jaranero, lleno de amigos y con ganas y tiempo de caminar por todo el
mundo.
Es cierto aquello de que Juan Gonzalo no naci en Tacna?
-No naci en Tacna, pero era tacneo cien por ciento. l nace el ao 27 en los Barrios Altos, por el jardn
botnico. Pero vivi desde muy nio en Tacna. Hace toda su primaria all y para la secundaria se viene a
Lima, a vivir con mi abuelita paterna, a Magdalena, y a estudiar en el colegio Claretiano.
Cmo se comportaba en el colegio?
-De ese colegio lo sacan porque uno de los padres claretianos habl una vez defendiendo a Francisco
Franco y Juan Gonzalo lo refut acusando al dictador de asesino. Tendra unos 15 o 16 aos. No era que le
interesase en ese momento la poltica sino que l conoca que Franco haba matado a Garca Lorca y para l,
que le gustaba la poesa, no le qued otra cosa que defender al poeta asesinado.
Qu hizo entonces?
-Despus de ese incidente vino mi pap a Chorrillos, como director del colegio Eguren, donde Juan Gonzalo
acab su media. All conoce al padre Gustavo Gutirrez y se hicieron amigusimos. El padre Gutirrez lo
adoraba. Con el tiempo los dos se influyeron, eso lo reconoci mi hermano, en el tema poltico y religioso.
Cuando muere Juan Gonzalo lo hace como cristiano.
Por su poesa deducimos que la relacin con su madre era intensa. Es as?
-La relacin de l con mi madre era muy fuerte. Ella guardaba un lbum con todos los recortes donde se
hablaba de mi hermano. Crea que a su hijo se lo haban mandado del cielo directamente; ella viva y mora
por l. Yo nunca tuve problemas, porque como era la menor y mujer, tena a mis padres, a Juan Gonzalo y a
mi otro hermano, Paco. Quiz mi otro hermano si haya tenido un poco de celos.
Cmo era la personalidad del poeta entonces?
-Juan Gonzalo era el tipo ms ocurrente y gracioso que se haya visto, lo que contradice la fama que le han
hecho de triste. Era deportista; jugaba bsquet en el colegio Claretiano y tambin ftbol. Hasta era bailarn.
Sus amigos tienen muchas ancdotas con l. l era muy abierto y alegre, le encantaban las fiestas, pona
apodos y se bromeaba con todos. l era el alma de las reuniones.
Caramba, no pareca.
-Mire, nosotros ramos tres hermanos. Mi hermano Paco era amigo de todos los pescadores de la playa y
cuando ellos lo buscaban, yo le gritaba: "Paco, te llaman tus amigos!". Y Juan Gonzalo lo fastidiaba:
"Amigos? Cmplices!".
De joven ya le gustaba leer?
-Desde muy joven se puso en contacto con los libros porque en mi casa siempre hubo muchos, pues mi
padre era profesor. Ya despus, con el alcoholismo, al final de su vida, se puso triste.
Qu amigos lo rodeaban por entonces?
-En San Marcos sus amigos eran Francisco Bendez, Julio Cotler y un tal Pepe Casapa, que muri joven.
Paraba tambin mucho con un primo hermano, Nstor Gross. Luego se hizo amigo de poetas de la siguiente
generacin: Arturo Corchera, Csar Calvo y Reinaldo Naranjo. All se meti en la vida poltica y form una
agrupacin que se llamaba Juventud Pro Paz. Esa fue una de las razones por la que no le dejaron regresar
cuando se fue a Mxico el ao 48.

Ah, no era cierto que fue deportado.


-l no se fue deportado sino que lo hizo por sus propios medios, aunque la polica siempre lo persegua. La
polica entraba a cada rato a nuestra casa a preguntar por Juan Gonzalo. En una ocasin mi padre les dijo
"Ustedes no entran aqu!", pero la polica lo empuj y entr. Cada vez que haba revueltas, all estaba metido
mi hermano. Cuando no lo dejan entrar al pas, se queda en Mxico con Gustavo Valcrcel, su esposa Violeta
y su hija Rosina, a quien quera tanto porque fueron como su familia.
Cmo le cay semejante noticia a su madre?
-Por esa poca haba mucha tristeza en la casa. Nos sentbamos en la mesa y mi mam comenzaba:
"Pobrecito mi hijo, si tendr qu comer". De esa poca es el poema que me dedica a m. l solo regresa a
Lima cuando yo ya me haba casado, que lo hice muy jovencita, el 58. Volvimos a Chorrillos y ese ao se
gana el Premio Nacional de Poesa con Cantos desde lejos.
Qu era lo que ms le gustaba a Juan Gonzalo?
-Le gustaba comer (risas). Cuando se sentaba a la mesa todo tena que estar bien puesto, todo bonito. Lo
ms gracioso era que l coma solo con sus cosas. Por eso en sus poemas habla de su vaso y su cuchara.
Tena una cuchara de alpaca gastadsima. La haba usado tanto que ya tena un huequito. Un amigo una vez
se lo hizo notar: "Juan Gonzalo -le dijo-, pero esa cuchara tiene hueco". Y l le contest; "S, pero s llega".
Qu humor tan increble.
-Hasta su forma de comer era perfecta. Nunca usaba las manos para nada. Lo que le gustaba era el adobo
que haca mi mam. Ella cocinaba cosas muy sencillas, como el locro o la crema de zapallo, que a Juan
Gonzalo le encantaban, as como el pepin de choclo.
Y es verdad que cantaba?
-Lindo! En Tacna hasta cant en una radio. Me cuentan que por eso mi pap lo mand a Lima, porque se
meta a la radio a cantar, como mi mam, que cantaba todos los tangos de Gardel. Eso escuchaba Juan
Gonzalo de chico.
De adulto eso marc sus gustos?
-Claro. l era un gran admirador de Piazzolla. Se trajo de Argentina todos sus discos. Cuando ya estaba
mayor se sentaba en la sala a escucharlo. Era su msico favorito.
Su gusto por la msica provena de la familia?
-Era curioso, porque mi padre en Tacna no tena radio, pues nos acostumbr a ir a comer a la mesa en
silencio. En nuestra casa no haba bulla. Pero Juan Gonzalo se compraba cancioneros y le pona msica a
las letras. Muchas veces, me contaron, sta coincida con la verdadera meloda de esas canciones.
Si se quedaba en Tacna a lo mejor hubiese sido msico, pero lo enviaron a Lima.
-Pero tambin hubo otra razn, por algo que l defenda, porque l era un defensor de los derechos de la
gente. Siempre defenda al que vea de menos. Yo tambin soy as.
Cundo es que se vuelve a meter en la msica?
-Ya mayor. Cuando se junta con Diego Mariscal , l le presenta a Vctor Merino, y entre ambos hicieron un
disco que no circul mucho, El mismo puerto, donde le pusieron msica a los poemas de Juan Gonzalo. La
voz la puso Tania Libertad.
Su aficin por la msica lo llevaba a ir a peas?
-S iba. En Barranco haba una, El Embrujo, de Elena Bustamante. No era muy amigo de los artistas pero s
de la gente que llegaba all: Magda Figuerola, Chabuca Granda, que lo quera tantsimo. Ella llegaba a mi
casa de Magdalena con unas medias de lana para Juan Gonzalo, pero antes le sobaba los pies con petrleo
blanco, porque l se quejaba de que le dolan los pies al caminar.

Qu cariosa.
-S, y tan humilde. Cuando ya estaba en sus ltimos aos, Chabuca le preguntaba: "Qu te falta hacer
Gonzalito?". "Viajar otra vez a Buenos Aires", le contest, "ya tengo los pasajes, pero me falta un sobretodo".
A los pocos das le trajo un sobretodo, aunque finalmente l nunca lleg a viajar.
Juan Gonzalo tena ms amigos msicos?
-Muchos. Ral Vsquez era uno de ellos. Y haba un gran grupo que iba a nuestra casa de Magdalena: Tania
Libertad, Cecilia Barraza, Jorge Madueo, Diego Mariscal, y Rubn Flores, el pap de Juan Diego. Vctor
Medina llegaba con un pianito, tocaba y los dems se ponan a cantar.
Tremendas jaranas se haran.
-Claro. Tambin iba el guitarrista de Chabuca, Lucho Gonzles. Chabuca tambin. Realmente, la que reuna
a esa gente era ella. Como era tan amiga de l y le daba siempre lo que quera, tambin le llevaba a sus
amigos.
Junto a los msicos y los poetas, a quines ms recuerda entre sus amigos?
-A Luis Banchero Rossi, que era tacneo. Todos los viajes que hizo Juan Gonzalo al exterior fueron
invitaciones de Banchero, que lo adoraba. Viaj mucho: a Alemania, Brasil, Cuba, Argentina, a todas partes.
Le gustaba viajar.
-S, mucho. l tena un lema: para viajar no se necesita plata, se necesitan ganas. Cuando otros se quejaban
de que no viajaban por carecer de dinero, l les deca: "Ah, no, ese no es motivo". De Brasil vino con un par
de zapatos a los que les puso papel de peridico por dentro, porque tena un hueco de todo lo que haba
caminado. l agarraba calle y comenzaba a caminar, conoca todo. Por eso hizo Las Comarcas.
Y por qu cree que Juan Gonzalo al final cae en el alcoholismo?
-Creo que son genes. Yo tena un to que muri alcohlico y mi abuelo materno, que nunca tom, se enferm
y empez a tomar hasta que muri. Juan Gonzalo empieza a tomar a la muerte de mi pap. Como le tena un
gran respeto, nunca lleg tomado a la casa. All es cuando l empieza a tomar en la casa y se vuelve
alcohlico. Se encerraba en su cuarto a tomar.
Qu hicieron ante eso?
-Lo llevamos varias veces a la clnica, a que lo trataran. Creo que la pastilla que le daban, que le haca
rechazar el licor, le malogr el hgado y le produjo cirrosis. Porque Juan Gonzalo era muy fuerte, nunca se
enfermaba.
Su mam lo sobrevivi?
-No, ella muri antes, un da que Juan Gonzalo se fue al centro a dejar su artculo para la revista Caretas. Su
muerte fue violenta. Cuando lleg l, sal y le dije que mi mam haba muerto. l entr y se sent en la sala,
impasible, anonadado. "Esto ya lo esperaba", me dijo.
Cmo lo tom?
-En los dos aos ms que vivi, se sinti como liberado. Como ya no tena que darle cuentas a nadie, se
senta mejor.
Y por qu eran tan solitario? Nunca se le conoci pareja.
-Violeta Valcrcel me dijo que dej una hija en Mxico, pero l se senta mantenido por su mam. No tena la
economa para mantener una casa y ya se haba acostumbrado a vivir con ella.
Usted le conoci novias?
-Haba una chica en Barranco que era su novia, antes de que se fuese a Mxico, pero muri.
Al final de sus das, cmo enfrentaba su enfermedad?
-Se pasaba horas y horas sin hablar. Cuando yo llegaba a visitarlo, mi mam me deca: "Anda a hablarle a tu
hermano". Se quedaba en la cama. Era muy depresivo.

Por su enfermedad?
-No. Creo que un poeta tiene que ser as. l tena una forma muy especial de mirar el mundo y entrar a su
cabeza era algo muy difcil. Despus de morir mi mam se fue a una pensin que pagaba con el alquiler de la
casa de Magdalena.
Cmo fue que lleg a morir?
-Una vez me llama. "Me siento mal", me dijo, "pero no quiero que me lleves al hospital". Aunque s lo hicimos
y all nos dijeron que tena bronconeumona. Se qued internado. Como estuvo en cuidados intensivos, sufri
mucho. Cuando lo visitaban Magda Figuerola y Elena Bustamante, l les peda que lo sacaran de all.
Juan Gonzalo se lamentaba de algo?
-Me cont un sueo que tena siempre. Dice que soaba con que Abimael Guzmn lo llevaba en un carro
negro y le deca: "Yo te tengo clera, porque t has tenido la mesa servida y no has hecho nada; y a m slo
me han cado las migajas". Nunca supe si lo lleg a conocer.
Soaba eso?
-Soaba eso. Dice que en el sueo llegaban a una calle de Lima y que l bajaba, caminaba y no saba si iba
a seguir caminando o le iban a dar un tiro por la espalda, y que por ese temor se despertaba. Quiz -ya
especulo-, l se senta culpable por no haber hecho un pas socialista, algo con lo que l haba soado.
SOBRE LA NUEVA EDICIN DE LA POESA DE ROSE
La ltima edicin conocida de la obra potica de Juan Gonzalo Rose data de 1990 y fue obra de otro poeta,
Jorge Eslava, en los buenos tiempos de la editorial Colmillo Blanco. Diecisiete aos despus, el Instituto
Nacional de Cultura nos ofrece entrar nuevamente en contacto con la poesa de Rose, cosa que ya haba
hecho en 1974, en una edicin por cierto inhallable. Hay dos detalles, sin embargo, que le quitan lustre a este
nuevo volumen. El primero, es que no se consigna la bibliografa del poeta de modo apropiado y todo se
limita a nombrar los libros sin aportar los datos editoriales; el segundo, que no sabemos quin estuvo a cargo
de la edicin: es imposible que los libros se editen solos. Nada de esto, por suerte, enturbia la magnfica
poesa de Rose.

JUAN GONZALO ROSE, EL POETA EXISTE


Por Pedro Escribano
Fuente: La Repblica, Lima 09/02/08
http://www.larepublica.com.pe/content/view/203319/28/
http://www.librosperuanos.com/autores/articulo/00000001033/Juan-Gonzalo-Rose-el-poetaexiste
Juan Gonzalo Rose (Tacna, 1928 - Lima, 1983) es uno de los pocos poetas peruanos de la llamada
generacin del 50 que alguna vez lleg de manera masiva al gusto popular. Y no precisamente por sus
poemas como tal, sino por sus canciones (valses como "Tu voz"), que eran interpretadas en festivales de
verano, entre otros cantantes, por Tania Libertad.
Pero Rose fue sobre todo un poeta de poesa firme, tierna, sabia, amorosa y contestataria. Un poeta
incmodo para la dictadura, en el ao 50 fue perseguido y exiliado en Mxico. Pero su dimensin humana
tambin, cmo no, inclua flancos, por ejemplo, termin devorado por secuelas de la bohemia.
A propsito de la reciente reedicin de Obra potica, realizada por el Instituto Nacional de Cultura y que
rene poemas escritos hasta 1976, preguntamos a dos reconocidos crticos peruanos, Abelardo Oquendo y
Jos Miguel Oviedo, cun vigente est la poesa del recordado autor de Canto desde lejos y Las comarcas,
entre otros poemarios.
En esta reedicin lleva el prlogo de la poeta y profesora universitaria Esther Espinoza quien comenta los
libros incluidos en Obra potica (Canto desde lejos, Simple cancin, Las comarcas, Informe al rey y otros
libros secretos, Hallazgos y extravos, Cuarentena yPeldaos sin escaleras).
Sobre esta reedicin tambin habra que advertir que se han incluido nuevos poemas a la edicin de 1976
bajo el ttulo de "Canciones", y rene textos del libro Poesa, publicado por Editorial Colmillo Blanco, en 1990.
Para terminar, bien vale recordar algunos rasgos de la poesa de Juan Gonzalo Rose: su sapiencia luminosa,
cuando en el poema "Machu picchu" dice "(...) Para mirar mi vida/ y no por contemplarte,/ porque
necesitamos/ menos belleza, Padre, y ms sabidura".
Pero el poeta tambin celebr el amor, leamos los siguientes versos: "Yo recuerdo que t eras/ como el agua
que beben silenciosos los ciegos,/ o como la saliva de las aves/ cuando el amor las tumba de gozo"
("Marisel").
Pero tambin est el poeta en ristre, el contestario no despojado de ternura y melancola: "Ao nuevo en la
sangre de los asesinados/ Ao nuevo en la sala de tortura/ y en el ojo del hombre prisionero/ (...) No tienen
ao nuevo los pueblos como el mo:/ser nuevo el paisaje, pero la misma ausencia;/ ser pauelo nuevo,
pero la misma lgrima;/ ser nueva la mortaja, pero distinta muerte. ("Salutacin").
OPININ
Jos Miguel Oviedo (Crtico literario)
Sencillo, sin caer en lo trivial
En el fondo, Rose era una especie de trovador moderno, un romntico aventurero que saba celebrar la
belleza de la vida o quedar traspasado por su melancola y tristeza. Vivi y escribi casi al margen de toda
pretensin intelectual. Esto, ms sus frecuentes desapariciones en bsqueda de lugares exticos para calmar
la sensualidad e inestabilidad de su espritu vagabundo, explica que pasase un poco desapercibido entre sus
compaeros de la generacin del 50. Tambin es cierto que solo en su cuarto libro,Las comarcas (1964),
alcanz el pleno dominio de su propia voz.
Hoy resulta ms fcil apreciar que estaba dotado con un natural don para el ejercicio de la poesa, lo que le
permita ser elegante sin parecer rebuscado o ser sencillo sin caer en lo trivial. Sus versos suelen crear una
seductora lnea meldica que resuena en nosotros como algo a la vez familiar y novedosa. Y cuando usaba la

prosa mostraba una poderosa imaginacin para elaborar fbulas de extraa belleza sobre mundos
legendarios, antiguos o de ensueo.
El lector puede comprobarlo revisando el volumen Obra potica, que acaba de ser reeditado, y Las nuevas
comarcas (2002), hermoso libro que recopila la porcin ms madura de su produccin, aunque la
organizacin del material que el autor dej disperso al morir no sea muy clara.
EL POETA EN LA BALANZA
Para opinar con un mnimo de seriedad sobre la vigencia de una obra potica se requiere conocer no solo el
movimiento editorial y librero en torno de esa obra sino tambin si hay un rastro perceptible de ella en la
poesa joven. Esto es ms decisivo que la produccin de trabajos acadmicos sobre el autor, sin dejar de ser
esta un factor a tener en cuenta.
Como no estoy suficientemente informado sobre todo esto en lo que se refiere a Juan Gonzalo Rose, solo
puedo acudir a las encuestas sobre preferencias literarias hechas el ao pasado en el pas: la de Hueso
hmero y la del Espacio Azul Norte Potico-Narrativo. En la primera Rose no figura ni entre los 10 poetas
preferidos ni entre quienes fueron mencionados por ms del 10% de los encuestados. En la otra ocupa el 4
puesto en las preferencias. El universo de la 1 fue de 103 participantes, el de la 2 de 3,479. De acuerdo a
esto ltimo cabra decir que Rose es un poeta vigente, pero no puede desconocerse que la acreditada
aunque minoritaria gente de letras que particip en la encuesta de Hueso hmero parecera pensar de otro
modo.
Es todo lo que puedo decir, pues la vigencia no es cuestin de opiniones sino de comprobaciones.

LAS COMARCAS DEL POETA


Por Carlos M. Sotomayor
Fuente: Correo, Lima 24/01/08
http://www.correoperu.com.pe/paginas_nota.php?nota_id=61547&seccion_nota=4
http://www.librosperuanos.com/autores/articulo/00000001032/Las-comarcas-del-poeta
Juan Gonzalo Rose hubiese cumplido este mes 80 aos y en medio de las celebraciones en torno a su figura
aparece el libroObra Potica, editado por el INC.
La leyenda ha dibujado en torno a l no slo la idea de un bebedor impenitente, amante de la tertulia
bohemia, sino tambin la de un poeta secuestrado por la tristeza. Quizs por aquel aura de solitario que
ostent en su vida casi como un apostolado o por los rasgos melanclicos de muchos de sus versos.
Sus allegados ms ntimos contradicen el mito y lo recuerdan dueo de un gran sentido del humor, siempre
dispuesto a la irona desplegada en una frase mordaz. Otros, sin embargo, aseguran que ese sentido del
humor lo ayudaba a combatir una insondable tristeza que lo habitaba desde haca mucho.
As se erigen las leyendas: muchas veces entretejidas de contradicciones que aaden una imagen de
misterio a la figura del personaje. Mario Vargas Llosa subraya esto cuando seala en el prlogo a Las
nuevas comarcas (FCE, 2002) que Rose, adems de gran conversador y fabricante de ironas, era una
persona secreta, con algo misterioso y elusivo, un fondo privado que celosamente guardaba lejos de la
contemplacin pblica.
El inicio potico de Juan Gonzalo Rose lo sita al lado de Alejandro Romualdo en las filas de lo que
podramos llamar poesa comprometida. Recordemos que por aquellos aos dcada del cincuenta se sola
hacer la bizantina divisin entre los poetas puros y los sociales. Su potica tendra luego un giro, pues
como seala el crtico Ricardo Gonzlez Vigil en el primer tomo de su Poesa Peruana del Siglo XX, su
inicial entusiasmo por el aprismo y el comunismo se diluira por distintas razones (en el primer caso por el
acercamiento del APRA con Odra) y devendra despus en un cristianismo de ntida conciencia social.
Gonzlez Vigil lo explica mejor cuando seala que Rose instal otra vertiente de depurada desnudez
expresiva: la del poema que quiere ser canto esencial y annimo; no se trata, aclaramos, de poesa pura,
sino de aproximacin a la lrica oral transmitida por el pueblo. Esto lo advertimos en el poema primero
de Simple cancin (1960) cuando el poeta dice: No he inventado ninguna meloda.// Los que me amaron
dirn:/ Conozco esta cancin.../y me haba olvidado de lo hermosa que era...// Y habr de parecerles/ la
primera/ cancin con que soaron.
Aquejado por una enfermedad, el ltimo tramo de su vida lo recluy del mundo y lo volvi parco. El dato
biogrfico, el mismo que nos dice que naci en 1928, apunta su muerte en 1983. Sin embargo, y aunque
suene a gastado lugar comn, su obra potica lo sobrevive. All radica la celebracin.
Obra potica reeditada
El Instituto Nacional de Cultura acaba de publicar, dentro de la coleccin dedicada a homenajear a los
miembros de la Generacin del 50, el libro Obra potica de Juan Gonzalo Rose. Viene con un prlogo de
Esther Castaeda.

JUAN GONZALO ROSE: EL POETA DE LA TERNURA


Por Gonzalo Pajares Cruzado
Fuente: Peru21, Lima 29/01/08
http://www.peru21.com/p21impreso/Html/2008-01-29/imp2cultura0845360.html
http://www.librosperuanos.com/autores/articulo/00000001031/Juan-Gonzalo-Rose-El-poetade-la-ternura
El INC acaba de publicar Obra potica, que rene todos los poemas del gran vate peruano.
"La caracterstica principal de su poesa es la ternura". As describe el poeta Marco Martos los textos de una
de las cumbres poticas de la Generacin del 50: Juan Gonzalo Rose. Es cierto. Si hay algo que trasuntan
los versos de Rose es una extrema sensibilidad y una inmensa capacidad de amar. Incluso en medio de la
furia, del escepticismo y del desengao.
TACNEO, LIMEO? Hay una gran discusin acerca del lugar de nacimiento del poeta. Algunas biografas
(la mayora) indican que naci en Tacna, en 1928. Otras, sin embargo, afirman que naci en Lima pero que,
junto con sus padres, se traslad muy pequeo a Tacna. Lo cierto es que el poeta se haca llamar tacneo y
all desarroll su sensibilidad potica y su amor por el Per. Porque Rose le canta a los afectos del alma
humana y, a la vez, al dolor del hombre que vive en medio de la injusticia.
VIDA Y OBRA REVOLUCIONARIA. A los 17 aos ingres a la Universidad de San Marcos. Tres aos
despus, en 1948, Manuel A. Odra tom el poder con un golpe de Estado. Eran momentos de gran mpetu
juvenil. Las tesis marxistas y revolucionarias haban ganado las mentes de muchos universitarios. Uno de
ellos fue Juan Gonzalo quien, por alabar el movimiento popular de Arequipa de 1950, fue deportado a
Mxico. All se hizo amigo del 'Che' Guevara. Tena 22 aos y unos cuantos poemas.
En 1954, publica La luz armada, una pequea coleccin de versos. En 1957, ve la luzCanto desde lejos,
donde predomina su prdica revolucionaria y el influjo de Vallejo es notorio en sus textos. Tres aos despus,
en 1960, edita Simple cancin el que, para muchos, es uno de sus poemarios ms logrados. All estn, por
ejemplo, Marisel, Yarav yExacta dimensin, tres de los mejores poemas de amor escritos en el Per. Luego,
publica Las comarcas, quizs, su libro ms ambicioso. All, entre prosas poticas y un cierto influjo
modernista, se trazan ms que geografas terrestres, geografas humanas. Leamos: "Y as, mi ciudad fue
avanzando con apresuramientos de barbero/Nadie pens en un sitio para las flores, ni para los desmanes de
la melancola".
En 1967, publica Contrapunto de la patria y, en 1969, otro hito en su creacin potica:Informe al Rey y otros
libros secretos, donde rescata la figura de Guaman Poma de Ayala y decide ser nuestro cronista de la
segunda mitad del siglo XX. En 1974, aparece la primera versin de Obra potica y, en 1980, Canto real.
Antologa.
Juan Gonzalo Rose, poeta tierno y bohemio, sensible y revolucionario, homosexual y catlico, muri el 12
abril de 1983.

EL CANDOR ES UNA EMOCIN DESPRESTIGIADA


Por Jernimo Pimentel
Fuente: Revista Quehacer, Lima Enero-Febrero 2005.
http://www.desco.org.pe/publicaciones/QH/qh152/qh152jep.doc
http://www.librosperuanos.com/autores/articulo/00000001030/El-candor-es-una-emociondesprestigiada
Plan A: una respuesta
Un querido amigo que no llega an a la treintena, aunque cuenta con tres poemarios publicados, me
reclamaba en una reunin, medio en broma medio en serio, mi gusto por un autor a quien consideraba
artfice de valsecitos infames y rimas escolares (l solo lee a Ashbery y Olson). Acto seguido, no sin cierto
hinchamiento propio de un pavo real en celo, aseguraba ser mejor poeta que Rose, lo que naturalmente
dispar las risas de quienes presencibamos tanta presuncin.
En realidad, cualquiera que guste de la poesa de Rose tendr que batallar contra el aluvin de prejuicios que
la institucionalidad educativa peruana, en todos sus niveles, se ha propuesto lanzar sobre l. Esto no se
distancia mucho de la caricatura dibujada por mi amigo poeta: ya sea por la inocencia confesa del nio cara
de asno a quien fastidian en el colegio, o posteriormente, por la descalificacin tico-acadmica de sus
peores poemas comunistas, se tiene a Rose, en su mejor momento, como al vate sentimental que cuaj un
puado de poemas antolgicos: Marisel, Exacta dimensin o Las cartas robadas. Pero nada ms.
La irrupcin de la tradicin anglosajona en la poesa peruana de la cual mi amigo se considera nieto
legtimo ha instaurado ciertos tpicos que han enriquecido positivamente el espectro de registros local, en
estos momentos tan heterogneo que acaso sera la diversidad su nico rasgo distintivo. Pero esta tradicin
tambin ha instaurado cierta indiferencia por otras vertientes que en el remedo se tienen por clasicistas,
vanas o superadas. Creo que por eso muy pocos poetas contemporneos responderan que han sido
influenciados por Francisco Bendez, Wshington Delgado o Pablo Guevara. La tctica para impresionar es
una triste fuga hacia delante. La continuidad estilstica y la ruptura son opciones vlidas dentro de un sistema
en el que cada quien debera sacar lo que mejor le parezca. En la miope evaluacin a distancia, los logros de
la generacin de Hinostroza y Hernndez generan opacidad sobre sus predecesores en el ojo desprevenido
del lector poco avisado. Tal vez esa sea una razn por la que, con las excepciones de Jorge Eduardo Eielson
o Blanca Varela (y ahora, quiz Belli), se lee poco y mal a los poetas del 50 (lo que es tanto una impresin
relativa como parcial, porque en realidad se lee mal y poco a todo el mundo). Otra explicacin es que este
verso castizo, sonoro y rtmico se encuentra muy devaluado respecto del cach que otorgan los juegos
intertextuales o la poesa sobre el lenguaje, o los otros disfraces que la contemporaneidad ha pertrechado
para el posicionamiento literario actual. Digo, es ms fcil apreciar con cara de satisfaccin las lneas chatas
publicadas ltimamente por Montalbetti (Caretas1859), que intentar adentrarse al exotismo de Las
comarcas o someterse a la difana calidez de Simple cancin. Repito, el candor es una emocin
desprestigiada.
Plan B: Tres acercamientos a las comarcas
Conoc a Juan Gonzalo Rose por los recortes que mi padre, el poeta Jorge Pimentel, guardaba como marcas
de lectura en los libros del escritor tacneo. Y tambin por las ancdotas que me contaba. Y tambin por el
poema que le dedic.
B.1. El recorte es el nmero 3, procede de la revista Variedades, y est fechado en septiembre de 1976.
Ttulo: Ni tu cuerpo era tuyo, ni mi cuerpo era mo. Desde ese punto de vista, mi recuerdo de Rose debera
sugerir el color amarillento que cobra el papel oxidado. Pero la entrada es ms bien enciclopdica: Juan
Gonzalo Rose, segn Escobar, avanza desde la poesa social y revolucionaria hacia un creciente inters por
la perfeccin de la forma y el reencuentro de un temple austero, para discurrir sobre los mismos tpicos, pero
con aura de irona y de humor muy personales (pg. 30). El poema es La Rueda: Y si fuera cierto que
resucitamos/ volvemos/ andando con otros zapatos/ a las mismas calles/ tan acostumbradas/ lejos de las
farolas/ al orn de los muertos.

B.2. La ancdota: Cuando un poeta te pide un favor, tienes que hacrselo de inmediato. En 1983, mi
abuela agonizaba de reumatismo en el mismo pabelln en el que Rose padeca cirrosis, en el Hospital
Rebagliati. Mi padre visitaba a ambos mientras preparaba la edicin de su tercer poemario, Palomino. En una
de esas visitas, Rose le pidi que le comprara clandestinamente unos medicamentos. l dijo que no poda,
porque iba camino a la imprenta, pero que a su regreso lo hara con gusto. Rose lo cogi del hombro y le
lanz la frase que titula esta ancdota. Y mi padre me la cont a m y yo entend que, fuera del pavoroso
juego de egos que azuza la hoguera de las vanidades literarias, no existe mayor solidaridad que la que
hermana a dos poetas. Una solidaridad a veces negada por la institucionalizacin de la mezquindad, una
solidaridad que incluso puede causar risas entre quienes prefieren enarbolar la supremaca intelectual del
cinismo. All ellos.
B.3. El poema de mi padre es Chilla por Juan Gonzalo Rose y acaba de esta forma: Que para qu estoy
aqu y no los cuervos./ Que para qu, para soarlo y no los cuervos./ Estoy aqu para besarlo, y nadie se
mueva./ La noche trag despus el alma./ Pero ese ya es otro poema. Ah es cuando Eloy Juregui cita a
los cuervos de Gonzlez Prada: Con los ojos de acero, no se hieren los ojos, se taladran los pechos. Rose
taladraba pechos. Posea la humanidad de la imperfeccin. Pocas cosas ms cercanas que una persona que
se dobla, se cae, se levanta, escribe Por qu suspiras, Kingston? y vuelve a caer, se sirve un pisco, se
aferra a su madre, al cristianismo y vuelve a escribir: Estoy tan triste ahora/ que si alguien se acercase/ me
amara.
Gastn Agurto lo vio distinto y dice que no va a llorar. En su opera prima (Comer carne humana) traza esta
imagen en el poema Hostal Frank: En vez de pagar/ cincuenta dlares por el cuarto/ la comida y el trago/
he debido comprar/ la ltima antologa de Rose,/ pero presiento disculpa Juan Gonzalo/ que ninguno de
tus versos/ se compara a su sonrisa desnuda/ aunque sea borracha sobre una vieja cama de hostal. Rose
sabr perdonar.
Plan C: la vida en rose
Rose tuvo una larga incursin en el periodismo. Transit muchas redacciones, siendo la ltima la de Caretas,
donde publicaba sus Apuntes a Lpiz. Pido ah su file. Tiene una foto en la que se parece a Roberto
Challe. Me pregunto: poetas y futbolistas se emparentan en algo? Balo Snchez Len me responde: son las
nicas carreras en las que uno trabaja y no cobra. Converso con Domingo Tamariz y Csar Lvano. El
primero lo recuerda ajustndole las cuentas a un chilcano. Unas cuentas eternas. El segundo lo evoca
constituido por una extraa mezcla de melancola, coraje y humor. Hay alguien ms aqu que conozca a
Juan Gonzalo? Al final estaba muy flaco, gritan. Pienso que si hubiese nacido mucho antes hubiera podido
tomarme un trago con l. Hay gente con la que a uno le gustara tomarse un trago. Es una aoranza manida.
Pero igual me veo saliendo de un cierre con Tamariz, Lvano y Rose despus de una jornada apocalptica e
intil, yendo en pos de una chingana que por toda distincin luce una rocola febril, un fongrafo, ms bien,
que toca canciones que no acaban nunca, canciones que hablan de amores amargos, amores no
correspondidos, amores que, como dice Bolao, se hacen ms indignos con el tiempo. No hay peor cncer
que ese.
Ya al final
La puerta se abre y surge la voz: Uno de estos das, cuando vengan a buscarme, no me encontrarn.
Replico: O sea que todava ests aqu. Contesta: No se molesta si le beso el hombro?.

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