Artículos Sobre Juan Gonzalo Rose
Artículos Sobre Juan Gonzalo Rose
Artículos Sobre Juan Gonzalo Rose
EL ESPRITU DE LA PASIN
Por May Rivas de la Vega
Fuente: El Comercio, 04/11/07
http://elcomercio.pe/edicionimpresa/html/2007-11- 03/regreso_a_juan_gonzalo.html
http://www.librosperuanos.com/autores/articulo/00000001037/Regreso-a-Juan-GonzaloElespiritu-de-la-pasion
Las personas entran en la vida de uno de diferentes maneras. Pero lo hacen con ms fuerza cuando entran a
partir de sus poemas. Eso s que marca, cala profundo, hace una muesca indeleble en el alma. Conoc a
Juan Gonzalo en los primeros aos de universidad, el da en que le "Las palabras", aquel bello poema
de Las comarcas, teniendo de fondo el susurro de las hojas acariciadas por el viento en el bosquecito de
Letras de San Marcos. La sencillez y la ternura de sus versos impactaron enormemente en mis ganas y
necesidad de escribir, por ese entonces an una adolescente, con un volcn por mundo interior y una mirada
esperanzadora del entorno. De alguna manera l me invit a hacer el viaje de la poesa.
Dicen que los reencuentros son predestinados. Ser as? Lo cierto es que despus de algunos aos he
tenido un feliz reencuentro con Juan Gonzalo, y ha sido a travs de la reedicin de Obra potica, el volumen
de reciente aparicin en el sello del fondo editorial del Instituto Nacional de Cultura. Cuidar la edicin, leer y
releer sus versos, deletrear y cotejar una y otra vez cada poema suyo, significaba ingresar en el pasado,
envolverme en l, en ese pasado cuando tuve diez aos, mis mejores diez aos, y es que enfrentarme a los
poemas en los que Rose evoca su niez con tan dolida aoranza, no hizo sino contagiar de nostalgia mis
propios recuerdos.
Los reencuentros son predestinados, repito, y es que en medio de los cotejos y cuidados de edicin de este
libro, mi padre abandonaba este mundo, y el mo entraba en caos. Lo que ms recuerdo es que en esos das
repeta constantemente estos versos, Dios de los cristianos, Dios/ de los croatas, Dios de las vrgenes/
enlutadas,/ Dios de los hombres cubiertos por escamas,/ si me dieses una oportunidad/ de arrepentimiento,/
una sola oportunidad/ de redimirme en el nombre de la sangre/ o del vino cuya lana me arropa/ y me ilumina,
yo,/ sin pensarlo dos veces, sin dudar como el centurin/ o el apostador de caballos,/ rechazara tu gracia y tu
clemencia, y lo haca como un mantra, como una oracin, casi como un conjuro.
La poesa de Juan Gonzalo est hermanada con lo mejor de la tradicin espaola del siglo XX,
principalmente con las poticas de Miguel Hernndez y Len Felipe, el hermano mayor de la Generacin del
27, con quien mantuvo una estrecha amistad. En sus pocas iniciales, su figura y su poesa se tornan
habituales en los recitales poticos de los aos cincuenta; asumiendo, paralelamente, una clara posicin
poltica de izquierda. De hecho, cuando en junio de 1950 un levantamiento popular es aplastado con extrema
violencia en Arequipa, Juan Gonzalo, como es de suponer, exalta el levantamiento a travs de unos poemas
en Cantos desde lejos. A raz de esta adhesin deja el pas, a sus 22 aos, rumbo a Mxico.
"No es un renovador de la poesa -dice Marco Martos- pero no todos los poetas tienen que ser
experimentales, no es mejor poeta el que experimenta ms; es mejor, creo yo, el que logra ms". Palabras
ciertas las de Martos: no en vano Juan Gonzalo obtiene en 1958 el Premio Nacional de Poesa. Dueo de
una exquisita sensibilidad, plasmada en el lirismo de sus versos libres y sus prosas poticas, su obra est
considerada entre las ms importantes de la literatura peruana, no solo por la calidad y variedad del efecto
esttico, sino por la intensidad e irreverencia que consigue a lo largo de toda su creacin.
La obra de Juan Gonzalo mantiene, inalterada, su vigencia. Y eso es evidente gracias a su actualsima
lectura de la historia. Baste como ejemplo su libro Informe al rey y otros libros secretos, en el que a travs de
la poesa examina, con hondo escepticismo, determinados aspectos de nuestra realidad, concluyendo en una
crtica mordaz y desencantada.
complementa a los otros, haciendo de la serie un todo indivisible. En Informe al rey, por ejemplo, que es el
captulo que abre la serie (y acaso el ms importante), Rose cristaliza una escenografa dramtica en la que
las figuras de Guamn Poma (el testigo, el cronista descentrado, que es como una visin especular de la
conciencia) y el Rey (smbolo vaco, representacin del poder en su aspecto ms grotesco, oscuro o viciado),
se enfrentan al interior del verso, para que el poeta termine preguntndonos: "Quin es el Rey?", y
respondindonos, en silencio, desde la irona: "El rey es lo que queda despus de los incendios. / El Rey solo
es el tiempo // Y esto, Guamn, / el Rey no lo saba".
Como si hubiera hecho falta, con Informe al rey y otros libros secretos Rose termina de patear el tablero de
sus primeros poemarios -aqu no hay otro compromiso que el de la bsqueda de una verdad, tambin, de
tono menor-, y ofrece una serie de hallazgos personales, que encuentran un asidero formal en la tradicin
castellana -desde el Siglo de Oro hasta Len Felipe, pasando por el modernismo de Daro- pero que gracias
a su temperamento, que se mueve en un extrao territorio en el que tienen cabida la ternura y el cinismo; en
el que bien puede decir cosas como: "Ya estoy purificado, poesa. / Ya podemos mirarnos a los ojos / Como
en la tarde de la luz aquella: / Yo jugaba la ronda entre chiquillos, / Y tus manos, temblando, me eligieron". O
aquello de "Lucirnagas y versos": "Pues caso estimable es el del bicho / Que ms alumbra /Cuanto ms se
muere. /Y no el del hombre /Que se opaca a pocos /Y es mucho ms oscuro /Cuando dura". (D.O.)
ROSE Y LA MSICA
Algunos de los poemas de Rose se han musicalizado con gran xito, trascendiendo de lejos las fronteras del
Per. El disco El mismo puerto, de Tania Libertad, por ejemplo, es una coleccin de once poemas de Rose
musicalizados con gran talento por Vctor Merino. Temas como "Exacta dimensin" o "Marisel" han dado la
vuelta al mundo, y han alcanzado audiencias a las que, como dijo alguna vez Vargas Llosa, no ha llegado
jams un poeta peruano. Ahora, para la presentacin de la Obra potica que est editando el INC, el cantante
y compositor Piero Montaldo ha vuelto a musicalizar "Exacta dimensin", en una versin que, se dice, podra
incluso superar a la original. Habr que escucharla.
En la Generacin del 50, solo Nicomedes Santa Cruz se adelant a Rose, y se volc con ms decisin y
acogida multitudinaria al canto pleno de savia ancestral. La leccin de Rose fue capital para los poetas
compositores Generacin del 60 Csar Calvo (uno de los gestores de Per Negro, nada menos) y Reynaldo
Naranjo.
Pero sigamos con la multiplicidad de voces de Rose: Las comarcas (1964, reelaborada en Las nuevas
comarcas, editada pstumamente, el 2002, con un esclarecedor prlogo de Mario Vargas Llosa) plasm una
fulgurante prosa lrico-narrativa de una originalidad que desconcert en los aos 60 y estorb una valoracin
adecuada de sus altos mritos artsticos (hasta el gran crtico Alberto Escobar la juzg con dureza "un libro
dispar y controvertible", aunque aadiendo que era "menos conocido de lo que merece", en el estudio
preliminar a la Obra potica de Rose, importante edicin que public el Instituto Nacional de Cultura en
1974). Con toda razn ese mismo 1974, en un artculo de la revistaPosdata, el inolvidable Juan Bullitta
sostena que Las comarcas era uno de "los libros injustamente olvidados y subvalorados de la poesa
peruana". Para valorar adecuadamente Las comarcas, habra que considerar que el logro de un lenguaje
lrico-narrativo (y, a veces,lrico-narrativo-dramtico) no debe reducirse a la asimilacin de la poesa
contempornea de lengua inglesa (en particular, Pound y Eliot) llevada a cabo, con fortuna encomiable, por
Antonio Cisneros, Rodolfo Hinostroza y Luis Hernndez entre los aos 1964 y 1970.
Hay exploraciones ms antiguas y singulares: algunos poemas de Espaa, aparta de m este cliz de Vallejo,
la prosa encantatoria de La casa de cartn de Martn Adn o el poema"Primera muerte de Mara" de Eielson;
ms an, en la poesa quechua (que nutre el"Huayno del Uru" de Rose) tenemos haylles relevantes de Csar
Guardia Mayorga y Andrs Alencastre, hasta arribar a esa cumbre que es el himno a Tpac Amaru de Jos
Mara Arguedas (publicado en 1962, cerca de Las comarcas): Rose, sin modelos ingleses, asimila la narrativa
real-maravillosa (Alejo Carpentier y Miguel Angel Asturias), el surrealismo y, tambin, el novomundismo
del Canto General de Neruda, buscando liberar la personalidad reprimida y las culturas americanas
marginadas. La lrico-narrativo, esta vez con un tono de crtica "social" y de nuevo "cronista" irreverentemente
irnico (equidistante del exteriorismo de Ernesto Cardenal y la antipoesa de Nicanor Parra) fructific en otro
aporte poco analizado hasta ahora: Informe al rey y otros libros secretos(1969).
APOSTILLA FINAL: Una imagen integral de Rose no puede omitir que es el poeta del 50 que ms
hondamente hizo migas con los poetas de la Generacin del 60: los citados Calvo, Naranjo e Hinostroza,
adems de Germn Carnero Roqu y Walter Curonisy, entre otros. Tambin trat clidamente a varios poetas
de la Generacin del 70, en particular a Jorge Pimentel.
Qu cariosa.
-S, y tan humilde. Cuando ya estaba en sus ltimos aos, Chabuca le preguntaba: "Qu te falta hacer
Gonzalito?". "Viajar otra vez a Buenos Aires", le contest, "ya tengo los pasajes, pero me falta un sobretodo".
A los pocos das le trajo un sobretodo, aunque finalmente l nunca lleg a viajar.
Juan Gonzalo tena ms amigos msicos?
-Muchos. Ral Vsquez era uno de ellos. Y haba un gran grupo que iba a nuestra casa de Magdalena: Tania
Libertad, Cecilia Barraza, Jorge Madueo, Diego Mariscal, y Rubn Flores, el pap de Juan Diego. Vctor
Medina llegaba con un pianito, tocaba y los dems se ponan a cantar.
Tremendas jaranas se haran.
-Claro. Tambin iba el guitarrista de Chabuca, Lucho Gonzles. Chabuca tambin. Realmente, la que reuna
a esa gente era ella. Como era tan amiga de l y le daba siempre lo que quera, tambin le llevaba a sus
amigos.
Junto a los msicos y los poetas, a quines ms recuerda entre sus amigos?
-A Luis Banchero Rossi, que era tacneo. Todos los viajes que hizo Juan Gonzalo al exterior fueron
invitaciones de Banchero, que lo adoraba. Viaj mucho: a Alemania, Brasil, Cuba, Argentina, a todas partes.
Le gustaba viajar.
-S, mucho. l tena un lema: para viajar no se necesita plata, se necesitan ganas. Cuando otros se quejaban
de que no viajaban por carecer de dinero, l les deca: "Ah, no, ese no es motivo". De Brasil vino con un par
de zapatos a los que les puso papel de peridico por dentro, porque tena un hueco de todo lo que haba
caminado. l agarraba calle y comenzaba a caminar, conoca todo. Por eso hizo Las Comarcas.
Y por qu cree que Juan Gonzalo al final cae en el alcoholismo?
-Creo que son genes. Yo tena un to que muri alcohlico y mi abuelo materno, que nunca tom, se enferm
y empez a tomar hasta que muri. Juan Gonzalo empieza a tomar a la muerte de mi pap. Como le tena un
gran respeto, nunca lleg tomado a la casa. All es cuando l empieza a tomar en la casa y se vuelve
alcohlico. Se encerraba en su cuarto a tomar.
Qu hicieron ante eso?
-Lo llevamos varias veces a la clnica, a que lo trataran. Creo que la pastilla que le daban, que le haca
rechazar el licor, le malogr el hgado y le produjo cirrosis. Porque Juan Gonzalo era muy fuerte, nunca se
enfermaba.
Su mam lo sobrevivi?
-No, ella muri antes, un da que Juan Gonzalo se fue al centro a dejar su artculo para la revista Caretas. Su
muerte fue violenta. Cuando lleg l, sal y le dije que mi mam haba muerto. l entr y se sent en la sala,
impasible, anonadado. "Esto ya lo esperaba", me dijo.
Cmo lo tom?
-En los dos aos ms que vivi, se sinti como liberado. Como ya no tena que darle cuentas a nadie, se
senta mejor.
Y por qu eran tan solitario? Nunca se le conoci pareja.
-Violeta Valcrcel me dijo que dej una hija en Mxico, pero l se senta mantenido por su mam. No tena la
economa para mantener una casa y ya se haba acostumbrado a vivir con ella.
Usted le conoci novias?
-Haba una chica en Barranco que era su novia, antes de que se fuese a Mxico, pero muri.
Al final de sus das, cmo enfrentaba su enfermedad?
-Se pasaba horas y horas sin hablar. Cuando yo llegaba a visitarlo, mi mam me deca: "Anda a hablarle a tu
hermano". Se quedaba en la cama. Era muy depresivo.
Por su enfermedad?
-No. Creo que un poeta tiene que ser as. l tena una forma muy especial de mirar el mundo y entrar a su
cabeza era algo muy difcil. Despus de morir mi mam se fue a una pensin que pagaba con el alquiler de la
casa de Magdalena.
Cmo fue que lleg a morir?
-Una vez me llama. "Me siento mal", me dijo, "pero no quiero que me lleves al hospital". Aunque s lo hicimos
y all nos dijeron que tena bronconeumona. Se qued internado. Como estuvo en cuidados intensivos, sufri
mucho. Cuando lo visitaban Magda Figuerola y Elena Bustamante, l les peda que lo sacaran de all.
Juan Gonzalo se lamentaba de algo?
-Me cont un sueo que tena siempre. Dice que soaba con que Abimael Guzmn lo llevaba en un carro
negro y le deca: "Yo te tengo clera, porque t has tenido la mesa servida y no has hecho nada; y a m slo
me han cado las migajas". Nunca supe si lo lleg a conocer.
Soaba eso?
-Soaba eso. Dice que en el sueo llegaban a una calle de Lima y que l bajaba, caminaba y no saba si iba
a seguir caminando o le iban a dar un tiro por la espalda, y que por ese temor se despertaba. Quiz -ya
especulo-, l se senta culpable por no haber hecho un pas socialista, algo con lo que l haba soado.
SOBRE LA NUEVA EDICIN DE LA POESA DE ROSE
La ltima edicin conocida de la obra potica de Juan Gonzalo Rose data de 1990 y fue obra de otro poeta,
Jorge Eslava, en los buenos tiempos de la editorial Colmillo Blanco. Diecisiete aos despus, el Instituto
Nacional de Cultura nos ofrece entrar nuevamente en contacto con la poesa de Rose, cosa que ya haba
hecho en 1974, en una edicin por cierto inhallable. Hay dos detalles, sin embargo, que le quitan lustre a este
nuevo volumen. El primero, es que no se consigna la bibliografa del poeta de modo apropiado y todo se
limita a nombrar los libros sin aportar los datos editoriales; el segundo, que no sabemos quin estuvo a cargo
de la edicin: es imposible que los libros se editen solos. Nada de esto, por suerte, enturbia la magnfica
poesa de Rose.
prosa mostraba una poderosa imaginacin para elaborar fbulas de extraa belleza sobre mundos
legendarios, antiguos o de ensueo.
El lector puede comprobarlo revisando el volumen Obra potica, que acaba de ser reeditado, y Las nuevas
comarcas (2002), hermoso libro que recopila la porcin ms madura de su produccin, aunque la
organizacin del material que el autor dej disperso al morir no sea muy clara.
EL POETA EN LA BALANZA
Para opinar con un mnimo de seriedad sobre la vigencia de una obra potica se requiere conocer no solo el
movimiento editorial y librero en torno de esa obra sino tambin si hay un rastro perceptible de ella en la
poesa joven. Esto es ms decisivo que la produccin de trabajos acadmicos sobre el autor, sin dejar de ser
esta un factor a tener en cuenta.
Como no estoy suficientemente informado sobre todo esto en lo que se refiere a Juan Gonzalo Rose, solo
puedo acudir a las encuestas sobre preferencias literarias hechas el ao pasado en el pas: la de Hueso
hmero y la del Espacio Azul Norte Potico-Narrativo. En la primera Rose no figura ni entre los 10 poetas
preferidos ni entre quienes fueron mencionados por ms del 10% de los encuestados. En la otra ocupa el 4
puesto en las preferencias. El universo de la 1 fue de 103 participantes, el de la 2 de 3,479. De acuerdo a
esto ltimo cabra decir que Rose es un poeta vigente, pero no puede desconocerse que la acreditada
aunque minoritaria gente de letras que particip en la encuesta de Hueso hmero parecera pensar de otro
modo.
Es todo lo que puedo decir, pues la vigencia no es cuestin de opiniones sino de comprobaciones.
B.2. La ancdota: Cuando un poeta te pide un favor, tienes que hacrselo de inmediato. En 1983, mi
abuela agonizaba de reumatismo en el mismo pabelln en el que Rose padeca cirrosis, en el Hospital
Rebagliati. Mi padre visitaba a ambos mientras preparaba la edicin de su tercer poemario, Palomino. En una
de esas visitas, Rose le pidi que le comprara clandestinamente unos medicamentos. l dijo que no poda,
porque iba camino a la imprenta, pero que a su regreso lo hara con gusto. Rose lo cogi del hombro y le
lanz la frase que titula esta ancdota. Y mi padre me la cont a m y yo entend que, fuera del pavoroso
juego de egos que azuza la hoguera de las vanidades literarias, no existe mayor solidaridad que la que
hermana a dos poetas. Una solidaridad a veces negada por la institucionalizacin de la mezquindad, una
solidaridad que incluso puede causar risas entre quienes prefieren enarbolar la supremaca intelectual del
cinismo. All ellos.
B.3. El poema de mi padre es Chilla por Juan Gonzalo Rose y acaba de esta forma: Que para qu estoy
aqu y no los cuervos./ Que para qu, para soarlo y no los cuervos./ Estoy aqu para besarlo, y nadie se
mueva./ La noche trag despus el alma./ Pero ese ya es otro poema. Ah es cuando Eloy Juregui cita a
los cuervos de Gonzlez Prada: Con los ojos de acero, no se hieren los ojos, se taladran los pechos. Rose
taladraba pechos. Posea la humanidad de la imperfeccin. Pocas cosas ms cercanas que una persona que
se dobla, se cae, se levanta, escribe Por qu suspiras, Kingston? y vuelve a caer, se sirve un pisco, se
aferra a su madre, al cristianismo y vuelve a escribir: Estoy tan triste ahora/ que si alguien se acercase/ me
amara.
Gastn Agurto lo vio distinto y dice que no va a llorar. En su opera prima (Comer carne humana) traza esta
imagen en el poema Hostal Frank: En vez de pagar/ cincuenta dlares por el cuarto/ la comida y el trago/
he debido comprar/ la ltima antologa de Rose,/ pero presiento disculpa Juan Gonzalo/ que ninguno de
tus versos/ se compara a su sonrisa desnuda/ aunque sea borracha sobre una vieja cama de hostal. Rose
sabr perdonar.
Plan C: la vida en rose
Rose tuvo una larga incursin en el periodismo. Transit muchas redacciones, siendo la ltima la de Caretas,
donde publicaba sus Apuntes a Lpiz. Pido ah su file. Tiene una foto en la que se parece a Roberto
Challe. Me pregunto: poetas y futbolistas se emparentan en algo? Balo Snchez Len me responde: son las
nicas carreras en las que uno trabaja y no cobra. Converso con Domingo Tamariz y Csar Lvano. El
primero lo recuerda ajustndole las cuentas a un chilcano. Unas cuentas eternas. El segundo lo evoca
constituido por una extraa mezcla de melancola, coraje y humor. Hay alguien ms aqu que conozca a
Juan Gonzalo? Al final estaba muy flaco, gritan. Pienso que si hubiese nacido mucho antes hubiera podido
tomarme un trago con l. Hay gente con la que a uno le gustara tomarse un trago. Es una aoranza manida.
Pero igual me veo saliendo de un cierre con Tamariz, Lvano y Rose despus de una jornada apocalptica e
intil, yendo en pos de una chingana que por toda distincin luce una rocola febril, un fongrafo, ms bien,
que toca canciones que no acaban nunca, canciones que hablan de amores amargos, amores no
correspondidos, amores que, como dice Bolao, se hacen ms indignos con el tiempo. No hay peor cncer
que ese.
Ya al final
La puerta se abre y surge la voz: Uno de estos das, cuando vengan a buscarme, no me encontrarn.
Replico: O sea que todava ests aqu. Contesta: No se molesta si le beso el hombro?.