Petras, James & Otros - Imperio Con Imperialismo
Petras, James & Otros - Imperio Con Imperialismo
Petras, James & Otros - Imperio Con Imperialismo
Traductor: Flix de la Uz
James Petras, Luciano Vasapollo,
Henry Veltmeyer y Mauro Casadio, 2004
Sobre la presente edicin:
Editorial de Ciencias Sociales, 2004
ISBN 959-06-0707-1
Estimado lector, le estaremos muy agradecidos si nos hace llegar su opinin, por escrito,
acerca de este libro y de nuestras ediciones.
NDICE
I
UN ANLISIS DEL CAPITALISMO ACTUAL:
INSTRUMENTOS PARA UN ANLISIS
CRTICO
1. DE VUELTA A LO BSICO:
LOS INSTRUMENTOS DEL ANLISIS
ensamblaje a ese pas, mientras que ICL fue adquirida por Jujitsu con el
fin de incrementar su parte en el mercado de las computadoras. Las
alianzas entre Rover y Honda, y entre Volkswagen y Suzuki nacieron
con el fin de aumentar la produccin y la rentabilidad a cambio del acceso a los mercados del Reino Unido y Alemania.
Por otra parte, la considerable concentracin de grandes compaas
norteamericanas en la mayora de los casos se debe a intensos procesos
de fusiones y adquisiciones. Nos enfrentamos a un dramtico proceso de
concentracin que no tiene paralelo histrico. Basta mencionar que en
solo un ao, 1999, se realizaron 25 000 transacciones de este tipo.
Estas transacciones aumentaron un 14% en el 2000. Su importancia
se puede entender mejor si observamos su magnitud: 500 millardos* de
dlares en 1990, 2 500 en 1998 y 5 000 en el 2000. La burbuja especulativa hizo algo ms lento este proceso, pero se puede pronosticar que la
crisis de liquidez provocar una nueva ola de fusiones. Debemos sealar tambin otro hecho importante: la funcin decisiva de los monopolios. Si consideramos las 274 compaas de la Unin Europea que
se encuentran entre las mayores del mundo, veremos que en el 2001 la
facturacin de 18 compaas alemanas fue de 737 millardos de euros,
la de 24 compaas francesas alcanz los 474 millardos de euros y la de
13 compaas italianas los 170 millardos.
Este fenmeno ocurre tanto en los Estados Unidos como en Europa y
Asia. Los procesos de concentracin acelerada que afectan a todos los
grandes polos capitalistas condujeron a una economa mundial que se
encuentra cada vez ms en manos de multinacionales. Poseen una infinita capacidad para controlar el mundo, aunque esto tiene lugar en consonancia con diferentes modelos organizativos y tcnicos segn el sistema
de la empresa y el tipo de capitalismo.
Debemos subrayar que debido a estos procesos de internacionalizacin econmica y relocalizacin productiva, los principales polos capitalistas se ven afectados por constantes fusiones, adquisiciones y
concentraciones financieras e industriales que suelen adoptar la forma
de procesos capitalistas que buscan agrandar su espacio de competencia. En este contexto las multinacionales desempean un papel estratgicamente fundamental. Es por ello que debemos destacar las fusiones y
adquisiciones relacionadas con la nueva geografa de los sectores y
propiedades de las multinacionales.
La competencia global y el desarrollo tecnolgico influy grandemente en la direccin, la dinmica sectorial y de ubicacin, y la organizacin de los procesos productivos de las multinacionales. Pero la mayor
parte de las fusiones y adquisiciones debe relacionarse con las polticas
de privatizacin de estos ltimos aos. Por ejemplo, la mayora de las
operaciones en el sector de las telecomunicaciones se realizaron en Bra* Un millardo = 1 000 millones. (N. de la E.).
sil, donde casi todas las compaas de ese sector (por ejemplo, Telebrs)
fueron privatizadas. Un estudio reciente de la UNCTAD (sigla en ingls: United Nations Commission on Trade and Develpoment), que abarca las fusiones y adquisiciones durante la dcada de los noventa, muestra
que el mayor crecimiento se produjo en el sector automovilstico, donde
tambin se pueden observar que las mayores fusiones y adquisiciones
ocurrieron a finales de esa dcada. En las telecomunicaciones se establecieron nuevas alianzas internacionales debido sobre todo a las recientes liberalizaciones y privatizaciones que se llevaron a cabo en ese
sector en los principales pases industrializados.
Asimismo, debemos recordar la fusin del capital bancario e industrial que determin la formacin de la oligarqua financiera. Esto se
manifiesta, por ejemplo, en la parte porcentual de las compaas de seguros y bancos en las compaas industriales de los pases ms importantes de la Unin Europea. La sola compaa Allianz forma parte de 29
asociaciones industriales con un valor de 51 millardos de euros. Las
mayores son: Beiersdorf (38% de las acciones), Man (25%), Linde (11%),
Basf, RWE, Schering (10%), Bayer (7,5%). Las 10 asociaciones de
Dresner (que tienen un valor de 19 millardos de dlares) deben aadirse
a estas 29 despus de que esta ltima se fusion con Allianz. Las ms
importantes son Heidelberg Zement (20%), Metallgeselschaft (12,6%),
Continental (11%) y BMW (5%). En cuanto al Deutsche Bank, sus 18 asociaciones con un valor de 22 millardos de dlares incluyen a Holzmanb
(15%), Metallgeselschaft (13%), Daimler Chrysler (12%), Linde (10%),
Heidelberg Zement (8,7%) y Continental (8%). Commerzbank (que ocupa
el ltimo lugar con una participacin de solo 7,3 millardos) posee
partes importantes en Thyssen-Krupp (18%), Linde (10%), Man (6,5%)
y Holzman (4,9%). La globalizacin en curso del sistema capitalismo,
tal como ocurra en poca de Lenin, se caracteriza por el predominio de
las exportaciones de capital sobre las de mercancas. Podemos asegurar,
sin temor a que se nos contradiga, que en el paradigma productivo actual los pases capitalistas importan mercancas de los dominados pero
conservan su predominio gracias a su supremaca financiera y sus exportaciones de capital.
Despus de la crisis internacional, las grandes potencias econmicas
tuvieron que acelerar las reformas de los mercados financieros y monetarios internacionales interviniendo en la poltica monetaria y reduciendo repetidamente las tasas de inters, y de ese modo obtener un poder
absoluto sobre los pases en desarrollo y controlarlos poltica y econmicamente.
El crecimiento econmico de algunos de estos pases se debi a los
procesos de acumulacin y cambio tecnolgico que originaron un nuevo modelo de dependencia econmica y financiera en los dos grandes
bloques econmicos, los Estados Unidos y la Unin Europea. La moderna reproduccin en gran escala del aparato industrial se basa en las
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La tendencia hacia el predominio de las finanzas en la economa nunca ha sido tan fuerte. Si existe un mercado global no es este el de la
fuerza de trabajo y las mercancas. La poltica de barreras comerciales
es cada vez ms fuerte pero los mercados de capital se desregulan y
liberalizan sin cesar.
Desde la dcada de los ochenta, la especulacin financiera recobr
fuerzas y volvi a convertirse en un protagonista en la escena mundial.
En la de los noventa, los movimientos de capital internacional se emplearon para generar crisis en algunas zonas econmicas. El comienzo
tuvo lugar en 1995. Ese ao marc la subordinacin de Mxico a los
Estados Unidos. La crisis de 1998-1999 la sigui. Abarc los pases
asiticos, Rusia y, sobre todo, Japn. Este ltimo dej de ser un protagonista econmico internacional para convertirse en un sujeto secundario
del escenario mundial. Este retroceso contuvo las ambiciones que tena
Japn de convertirse en centro del bloque econmico asitico, un objetivo que databa de la dcada de los noventa.
El dominio del capital financiero en el imperialismo del siglo XX resulta evidente y algunos datos lo demuestran fcilmente. Es bien sabido
que los flujos financieros actuales son un mltiplo de los flujos comerciales. Por ejemplo, en 1998 el movimiento diario de capitales en el mundo
era de unos 2 000 millardos de dlares. Pero solo 1/50 o quizs incluso
un 1/100 de esta cifra tena relacin con el comercio. El incremento de
estas cifras es muy importante. Calculadas sobre una base de treinta
aos, las transacciones financieras fueron de 10-20 millardos de dlares
diarios en 1970, de 80 millardos en 1980, de 500 millardos en 1990 y,
como ya se mencion, de 2 000 millardos de dlares en 1998.
Por ltimo debemos mencionar que, despus de la cada de la URSS, la
recomposicin de las zonas mundiales de influencia recobr velocidad.
Ya mencionamos el cambio trascendental que tuvo lugar en la dcada de
los noventa hacia un mundo multipolar. En este, adems de las diferentes relaciones de poder, cada Estado dominante hace lo posible por obtener mayores cuotas de riqueza y se reorganiza ms all de su dimensin
nacional. Esta nueva subdivisin del mundo, diferente de la subdivisin
colonial del siglo XIX, tiene una funcin central. De hecho, la divisin
actual, o lo que sera ms exacto, el reparto del mundo no slo define las
zonas de influencia de las distintas unidades imperialistas, sino tambin
traza nuevas configuraciones estatales y geopolticas cuyos contornos
surgen de una manera cada vez ms claras mediante la constitucin de
varios bloques econmicos de zonas y alrededor de las potencias
hegemnicas. Esta situacin ocasiona cambios estructurales tanto en los
pases imperialistas como en los dominados. Aparece entonces una integracin ms orgnica, diferente a la colonial, que no hace desaparecer
los Estados-naciones. Por el contrario, determina un desarrollo histricamente nuevo que no est encaminado a la constitucin del llamado
Imperio, sino hacia la nueva configuracin del imperialismo actual.
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te es indiscutible y un fuerte repliegue de la clase obrera internacional y de los pases perifricos (que incluye a los pases del Tercer
Mundo y a los que fueron socialistas).
Esta nueva e inesperada situacin determin en la dcada de los noventa un crecimiento cuantitativo del mercado, el control de las economas planificadas y la continuacin de la revolucin cientfico-tcnica,
lo que permiti arribar a una fase de recuperacin econmica general.
Estos procesos permitieron mrgenes econmicos y financieros ms
amplios que impidieron la cada de las ganancias y propiciaron una fase
de concertacin internacional, esto es, de mediacin entre las grandes
potencias bajo el liderazgo de los Estados Unidos. La administracin
Clinton fue la forma ms completa de esta poltica.
La nueva situacin internacional no afect las tendencias que haban
surgido en la dcada de los setenta. En lo que respecta a la ideologa, la
homogeneidad de los puntos de vista es tal que ahora se habla de un
solo punto de vista mundial y de un mundo unipolar bajo la hegemona
norteamericana. Pero los procesos reales fueron harto diferentes. La
dcada pasada fue testigo de la materializacin de una serie de factores
que caracterizan ahora el escenario multipolar.
El primero y ms relevante fue el nacimiento del euro. Este no es solo
un medio de intercambio que se emplea en un mercado mayor que el de
los Estados Unidos, sino tambin y, sobre todo, una divisa internacional
de reserva que compite con el dlar y socava la situacin financiera de
este. Est tambin la transformacin de China de fabricante de productos industriales en sujeto econmico internacional capaz de amenazar la
supremaca norteamericana. Este desarrollo es parte de un escenario
econmico en el Lejano Oriente que est afectado por el estancamiento
de Japn. Este estancamiento no solo es producto de las polticas de ese
pas, sino tambin de la agresiva poltica econmica de los Estados Unidos. De hecho, hacia finales de la dcada de los noventa, los Estados
Unidos desencadenaron y dirigieron una serie de crisis financieras con
la inapreciable ayuda del FMI. Entre estas crisis tuvo importancia la que
puso de rodillas la economa japonesa. Hasta la dcada de los noventa
Japn se consideraba una amenaza para los Estados Unidos.
Las contradicciones interimperialistas no solo se manifestaron en el
campo econmico, sino tambin en el militar. Las guerras constantes y
las intervenciones militares del siglo XX (desde la primera intervencin
en Iraq hasta la agresin contra Yugoslavia) fueron calificadas de acciones humanitarias por la ONU, los pases occidentales y la OTAN. En
realidad esconden una feroz competencias por zonas de influencia ligadas a intereses econmicos (el control de materias primas como el petrleo), por zonas estratgicamente importantes para el transporte y las
conexiones geogrficas o por zonas geopolticas como los Balcanes y
Europa Oriental que son decisivas para la construccin de una Europa
fuerte.
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eran las leyes naturales del libre cambio aceptara que el Estado, mediante una amplia poltica expansionista, tena que desbrozar el camino de la economa hacia los territorios de ultramar. Pero
el espritu de ese perodo era ms fuerte, por lo que aun los liberales no demoraron en descubrir sus inclinaciones imperialistas. En
tiempos tan lejanos como la ltima dcada del siglo XIX surgi el
imperialismo liberal bajo el liderazgo de Lord Rosebery. Los liberales rompieron sensacionalmente con la tradicin de los Gladstones
y no fueron menos que los conservadores en lo concerniente a su
voluntad de anexar nuevos territorios al Imperio britnico.
Este pasaje, tomado de The Age of Imperialism (1999) de W. J.
Mommsen, muestra que el gran crecimiento de los pases capitalistas en
ese perodo era tanto cuantitativo como cualitativo. Esta transformacin
tom la forma de cambios en la ideologa dominante en lo relacionado
con la confianza en el poder de la mano invisible del mercado en tanto
que ley general, y en el papel del Estado en las aventuras imperialistas
de esa poca. Esto constituy una ruptura con la visin que fue inherente al capitalismo, especialmente al capitalismo ingls, durante todo el
siglo XIX.
Tambin hoy se puede observar un cambio ideolgico parecido, luego de un perodo de denuncias, tanto del comunismo como de las ideas
de Keynes sobre la intervencin pblica en la economa. Despus del
ataque a las Torres Gemelas, los partidarios ms convencidos del liberalismo y la desregulacin reevaluaron rpidamente el papel econmico
del Estado y el gasto deficitario. En los Estados Unidos se tomaron algunas medidas que reflejaban este cambio: desde una reduccin nunca
vista de las tasas de inters hasta un incremento en los gastos militares,
desde los subsidios directos a las compaas hasta una enorme reduccin de impuestos, sobre todo para el capital.
La semejanza histrica entre los cambios ideolgicos en los pases
imperialistas es muy revelador debido a que muestra los cambios reales
en la estructura productiva y en los bloques de poder que son los protagonistas en el escenario mundial. Lo que se ha puesto de manifiesto hoy,
al igual que en el siglo XIX, es que la economa capitalista solo puede
crecer en lo fundamental a travs de los gastos militares.
Cincuenta aos de crecimiento capitalista constituyen un perodo muy
prolongado. En l, las contradicciones internas surgen como una tendencia histrica, sin que importe cmo son demoradas, contenidas o
restringidas. Cuando las ganancias disminuyen no existe otra va que no
sea la intervencin estatal en forma de gastos militares. Esta es una contratendencia econmica, un instrumento para resolver, en la actualidad
de una manera indirecta, los conflictos interimperialistas. Es preciso
subrayar que hoy da los gastos militares son un instrumento que solo
tiene validez para los Estados Unidos. Es obvio que esto no se puede
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La crisis de la hegemona
El empleo de la guerra como volante de la economa capitalista no es
nuevo, ya que en otras ocasiones ha sido utilizada por los Estados Unidos, el poder hegemnico capitalista, que hasta la dcada de los noventa
del siglo XX se consideraron la locomotora de la economa mundial.
Desde la guerra de Corea, que hizo posible que Japn se recuperara de
su crisis, hasta Viet Nam, la Guerra Fra y, por ltimo, la Guerra de las
Galaxias de Reagan, la actividad econmica que los episodios blicos
de la segunda mitad del siglo XX inducan benefici de diferentes maneras a todo el mundo occidental.
La diferencia no consiste en que se recurra a los gastos de guerra. Por
el contrario, hoy da el keynesianismo militar no funciona ya como volante general, ya que beneficia nicamente a los grupos de poder norteamericanos. Esto modifica las relaciones dentro del campo imperialista
y produce, obviamente, agudos conflictos que, a su vez, son una condicin del ulterior crecimiento de la economa de guerra. Pero todo esto
es, sobre todo, un sntoma evidente de una crisis de hegemona no solo
en los Estados Unidos sino tambin en el conjunto del sistema, toda vez
que muestra los lmites de un desarrollo que dej de ser progresivo.
El papel que desempea y las grandes dimensiones de la produccin
de armamentos implica un cambio en la naturaleza de la burguesa internacional, que se convirti, de clase dirigente capaz de ser una fuerza
conductora, en clase dominante. Desaparece el espacio para la media-
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De hecho, estos son los mismos argumentos que escuch en el da de estudios internacionales que organiz el Laboratorio per la Critica Sociale el 21 de mayo del 2002, en
la Universidad La Sapienza de Roma, con motivo de la presentacin del libro An Old
Myth: The Transformation of Values into Prices in Marxs Capital (editado por este
autor y con artculos de Carchedi, Freeman, Kliman, Giussani y Ramos, y publicado
por Ed. Mediaprint).
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2. EL TRABAJO
Y EL BLOQUE SOCIAL ANTAGNICO
Introduccin
La formacin de bloques econmicos continentales, la transformacin
del papel econmico de nuestro pas y la modificacin del papel del
Estado son los elementos que han sido condicionados y, al mismo tiempo, han condicionado las luchas de los obreros, las condiciones de trabajo y la calidad de este. El fordismo, el posfordismo y la acumulacin
flexible son algunos de los trminos empleados para dar sentido a la
fase actual del desarrollo econmico y para definir tanto sus caractersticas como su cualidad.
La realidad es ms compleja y no cabe con exactitud en las categoras
que usualmente se emplean y que son en parte inadecuadas y en parte
ideolgicas, insuficientes para describir las transformaciones. Esto se
debe al hecho de que la transformacin global (tanto de la produccin
como de la composicin de clases) no ha terminado, an no es completa
y, por lo tanto, no ha encontrado sus formas histricas y estables que
hacen posible analizar la situacin y extraer de ella todas las consecuencias culturales, polticas y sociales. En realidad, nos encontramos ante
una situacin que no puede definirse clara y fcilmente. Por lo tanto, en
el trabajo que estamos realizando sobre las modificaciones de la composicin de clases existe un elemento implcito de riesgo con el que, no
obstante, debemos ajustar cuentas. No se trata solo de describir un fenmeno, por ejemplo, sealar que la magnitud del trabajo de los autoempleados crece al tiempo que disminuye el trabajo de los que cuentan con
un empleo. O sealar que en los pases capitalistas avanzados el nmero
de trabajadores intelectuales crece y disminuye el de los trabajadores
fabriles. En este campo existe ya una vasta literatura que de algn modo
expuso los rasgos de esta transformacin. Es obvio que no tendremos
en cuenta los trabajos de esta literatura cuya naturaleza ideolgica y
apologtica es harto evidente y cuyo nico propsito es instaurar y reforzar la hegemona del capitalismo globalizado.
Por supuesto, las formas son muy importantes. No obstante, ellas estn ligadas al contenido, a la dinmica, que son, como se ha teorizado,
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determinantes en ltima instancia. En esencia, debemos asumir la responsabilidad por plantear una hiptesis que se propone describir transformaciones concretas en el mundo del trabajo a sabiendas de que ser
inevitablemente parcial y en parte refutable. Por lo tanto, debemos concentrar nuestro anlisis en la relacin entre formas y tendencias y tratar
de entender en que direccin se mueven estas.
Es obvio que esta eleccin nos obliga a comenzar nuestro anlisis no
slo desde abajo, sino tambin desde arriba, es decir, a partir de
nuestra concepcin de la realidad general de hoy da.
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Ya abordamos las consecuencias generales, por lo menos en lo concerniente a la escena poltica internacional. Ahora deseamos subrayar
los efectos en el mundo del trabajo. La aplicacin de la ciencia de la
computacin, de la robtica y directamente de la ciencia a la produccin
est causando cambios, tanto cualitativos como cuantitativos en el trabajo. En lo que respecta a la calidad, lo que se ha modificado es el
contenido del trabajo. En los principales pases capitalistas creci el
trabajo inmaterial, es decir, el trabajo del conocimiento en todas sus
variadas formas, desde los menos calificados (por ejemplo, los centros
de llamadas) hasta el de los investigadores y profesionales. El sector
terciario, es decir, los servicios de todo tipo, crece en detrimento de la
produccin de mercancas. Esta ltima asume un papel ms perifrico
dentro del sistema internacional de produccin.
Los cambios en el sistema de produccin internacional modifican la
composicin social de zonas geogrficas enteras, tanto en el centro como
en la periferia, y cambian entonces las condiciones culturales y polticas
de los pases implicados. Basta decir que la relocalizacin de la produccin en masa de mercancas y del desarrollo de las biotecnologas transform el sistema de produccin de vastas zonas del planeta.
Resolver estos problemas implica comprender lo que realmente es el
capitalismo actual. Esta dimensin y este tipo de desarrollo aparecen
hoy por primera vez en la historia de la humanidad. Por lo tanto, no ver
lo nuevo de la situacin actual significa condenarse a la impotencia.
Pero, es suficiente admitir esto para comprender en profundidad la transformacin actual? Acaso la identificacin de los nuevos rasgos de la
situacin basta para comprender los fines ltimos de esta transformacin, o sea, para entender dnde se detendr el proceso general de cambio, tanto el que tuvo como el que tiene lugar?
Nuestra respuesta es no! En realidad, aunque el capitalismo de hoy
adopta nuevas formas, el modo de produccin capitalista no ha cambiado. Dicho de otro modo, las relaciones de explotacin en este modo de
produccin no han cambiado. Este modo de produccin, pese a todas
sus viejas contradicciones, sigue determinando un desarrollo general
cuyos efectos sufren los obreros y los pueblos que estn sometidos a
intereses ajenos y antagnicos. Esta firme creencia no proviene de la
nostalgia ni se da por sentada. Por el contrario, es resultado de una visin del desarrollo de la produccin y, por lo tanto, del cambio social
que, aunque discutible, goza de una coherencia interna propia que la
hace creble y aceptable.
El salto productivo y social del fordismo al llamado posfordismo
no es un elemento nuevo del capitalismo; sin duda posee nuevos rasgos
especficos, pero es tambin un fenmeno que se ha manifestado muchas veces en los ltimos doscientos aos y que siempre ha estado relacionado con el desarrollo de la ciencia, la tecnologa y la organizacin
del trabajo. El surgimiento de la manufactura, que concentraba a los
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artesanos en un mismo lugar de trabajo, el nacimiento de la gran empresa, que transform a los artesanos en obreros profesionales, el dominio
de la produccin en masa fordista, que va acompaada del Estado de
Bienestar keynesiano y conduce a la transformacin del obrero profesional en obrero de masas (que se convirti en protagonista de las luchas
que siguieron a la Segunda Guerra Mundial) son algunas de las etapas
que precedieron el cambio actual.
Por consiguiente, la transformacin actual no es un elemento de una
discontinuidad total. Por el contrario, constituye un desarrollo ulterior
de la sociedad capitalista que progresa sobre la base de sus propias contradicciones internas hasta alcanzar su propio horizonte, es decir, las
fronteras que estas contradicciones establecen. De esto se desprende
que los saltos cualitativos del modo de produccin capitalista tengan
que interpretarse y entenderse no solo tericamente, sino tambin, y
posiblemente ante todo, en relacin con las consecuencias que tienen
para los trabajadores, a fin de encontrar el vnculo entre las transformaciones pasadas y las presentes.
Si nicamente enfocamos cmo es afectada concretamente la composicin de clases, tendremos que considerar no solo los efectos tcnicos,
sino tambin aquellos que afectan la vida de los trabajadores y el trabajo
en el presente perodo histrico.
Al abordar las diferentes revoluciones cientfico-tcnicas debemos
considerar tambin las consecuencias culturales que afectaron a los obreros implicados: desde los artesanos, que sufrieron el infortunio de ser
dirigidos por jefes que carecan de cultura, hasta los obreros profesionales celosos de sus habilidades y el obrero de masas que, a pesar del
pobrsimo contenido de su trabajo profesional, necesita una base cultural ms avanzada. Esto muestra las diferencias culturales entre los variados tipos de obreros, pero tambin nos permite comprender la
evolucin del sistema educativo y, de un modo ms general, de la sociedad. Estas modificaciones tan profundas pusieron fin a siglos de un estancamiento que afect a decenas de millones de personas y se manifest
tambin en el plano poltico y en el mundo de la cultura en un nivel ms
alto. La aparicin de los partidos polticos, tanto los directamente relacionados con los movimientos obreros como otros partidos, y de los
sistemas institucionales significaron un innegable, aunque contradictorio, paso de avance de la civilizacin.
Podramos continuar y ofrecer otros muchos ejemplos y anlisis, pero
estas consideraciones concisas y ciertamente limitadas deben ser suficientes. En este punto surgen algunas cuestiones: si el anlisis de las
fases de la produccin y, por tanto, del desarrollo social y de su discontinuidad es correcto, cun importante es el salto actual? Se trata de
un desarrollo totalmente nuevo o de un cambio importante que, no obstante, ocurre en el interior del sistema capitalista de hoy? Y, desde un
punto de vista histrico, es la actual discontinuidad ms importante y
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falta de seguridad, por lo impredecible. A largo plazo los vnculos sociales solo se pueden mantener con dificultad, y siempre existir el riesgo de que se rompan.
En esta sociedad el desarrollo industrial no puede seguir garantizando
la reconstruccin de los vnculos sociales; estos vnculos, o se reconstruyen artificialmente de alguna manera o estn ausentes.1
En resumen, la revolucin cientfico-tcnica desarrolla una tendencia
que siempre ha estado presente pero que ahora se sigue fortaleciendo: la
socializacin de la produccin, el desarrollo de la productividad hasta
lmites extremos, la negacin de las capacidades intelectuales y humanas dentro del horizonte de la mxima ganancia. Estas pocas observaciones de Revelli constituyen una descripcin muy acertada de cmo el
salto paradigmtico del posfordismo en realidad est estrictamente relacionado con el fordismo. El primero, como veremos ms adelante, conserva algunos rasgos del ltimo y se apoya en l como modelo ulterior
de produccin. Esta interpretacin se ajusta al marco propuesto antes en
lo que respecta a la evolucin del trabajo desde el artesano hasta el profesional, desde el obrero de la lnea de ensamblaje de la produccin
hasta el obrero moderno ms calificado. Muestra cmo estos avances,
en lugar de ser una novedad absoluta que no se poda prever, de hecho se
encontraban potencialmente presentes en la dimensin fordista de la
produccin.
Algunos rasgos especficos de esta poca surgen de la socializacin
de la produccin. El primero es el de concentracin financiera/descentralizacin de la produccin. La formacin de los bloques econmico
puso en movimiento un proceso de concentracin financiera que condujo al control de la produccin global por unas pocas empresas y no satisfizo algunas necesidades de los Estados-naciones, como ocurre en el
proceso de constitucin de la Unin Europea. La gran concentracin de
la propiedad va aparejada de una gran descentralizacin de la produccin, que a su vez afecta a las unidades de produccin y a los trabajadores,
tanto a los empleados como a los autoindependientes y a los seudoempleados. Estos trabajadores son incorporados a un proceso cuya base
material hace responsables de la produccin a los individuos, lo que
tiene consecuencias ideolgicas importantes para el funcionamiento del
sistema. Esto desarrolla ideolgicamente una cultura empresarial en la
que la subjetividad de los agentes sociales es totalmente ajena al trabajo
concreto y a las condiciones de vida de esos agentes.
El resultado es una crisis de la unidad de clase. La clase obrera se
encuentra, por lo menos en el momento actual de la lucha, en una fase
de resistencia y subordinacin. Es imprescindible comprender los mo1
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dos y medios para recomponer una unidad que, probablemente, no adoptar las mismas formas que tuvo en el perodo anterior.
El nexo entre la concentracin financiera y la descentralizacin, entendido como la mxima socializacin de la produccin, es directo. De
hecho, es exactamente la dimensin financiera, empujada por la especulacin y la maximizacin de las ganancias, la que estimula las unidades
de produccin a incrementar todo lo posible la productividad y la explotacin. Esta mayor explotacin es posible gracias al incremento de las
inversiones en innovaciones tecnolgicas y al ya mencionado proceso
de descentralizacin. Mientras mayor sea el empuje de la dimensin
financiera hacia la maximizacin de las ganancias, mayor ser el inters
de la produccin de bienes y servicios por comenzar procesos sistemticos y continuos de reorganizacin que modifican la situacin de la fuerza de trabajo. Se pueden encontrar ejemplos diarios de esta dinmica,
sobre todo en perodos de crisis econmica. El trmino turbocapitalismo, que emplean empresas y economistas, describe con exactitud esta
dinmica.
El otro rasgo que surge en la fase posfordista y en su proceso productivo es la importancia cada vez mayor del conocimiento y de todos los
recursos del capital inmaterial. A diferencia de los anteriores modelos
de produccin, en los que el conocimiento proceda directamente de los
medios tcnicos y sistemas productivos de la fbrica, ahora el conocimiento penetra ms profundamente las tareas productivas.
Antes sistematizamos, aunque de una manera escueta, los efectos del
conocimiento en la produccin; ahora debemos aclarar esta cuestin. La
incorporacin de habilidades a las mquinas es una tendencia constante
del sistema capitalista y hoy, cuando la divisin social del trabajo alcanz su nivel ms alto, esta tendencia sigue vigente. En realidad, hoy da,
el conocimiento no es sinnimo de profesionalismo independiente, sino
un requisito que debe cumplir la mayora de los trabajadores para poder
entrar en el mercado laboral, ya que la ciencia y la tecnologa se emplean directamente en la produccin. Podemos entender entonces por
qu el conocimiento de la tecnologa de computacin es un salto cualitativo que la fuerza de trabajo inevitablemente debe dar. No se trata solo
de una cuestin de esfuerzos individuales pues es tambin una obligacin de toda la sociedad, por lo que el Estado debe organizar directa e
indirectamente la enseanza de esa tecnologa a partir de la escuela.
Pero el resultado de este salto cualitativo es que los trabajadores de la
tecnologa de computacin estn actualmente ms subordinados al capital que los obreros profesionales de la gran industria hace un siglo.
En todo caso, es evidente que una primera consecuencia de la aplicacin del conocimiento a la produccin es el crecimiento del trabajo inmaterial, aun en el caso de las labores poco calificadas. Este incremento
proviene del sistema de produccin de mercancas (que examinaremos
ms adelante) y, sobre todo, del enorme crecimiento del sector terciario,
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robtica. Es obvio que no todas las compaas han alcanzado ese nivel
tecnolgico, pero las funciones principales son las mismas.
Los obreros empleados en esas estructuras laboran en condiciones
muy diferentes a las del obrero de masas y suelen parecerse ms a los
tcnicos que a los obreros manuales.
Estos dos primeros crculos pertenecen a la estructura formal de la
compaa. La produccin real se realiza fuera de la empresa mediante la
descentralizacin no solo de las tareas de los obreros, sino tambin de
los servicios, y mediante el empleo extensivo de la relocalizacin. Es en
este contexto donde tiene lugar la mayor explotacin, independientemente del trabajo que se realice. De hecho, la externalizacin de la produccin y los servicios incorporan tanto a trabajadores de plantilla como
a la llamada ltima generacin de trabajadores autoempleados. Adems, la relocalizacin de la produccin en masa adquiere una gran importancia, quizs determinante. Esta produccin se realiza ahora en pases
donde el costo de la fuerza de trabajo es sumamente bajo y el trabajo
que se realiza exige una especializacin entre mediana y grande. Estos
dos ltimos sectores de la fbrica modular demuestran claramente por
qu el posfordismo es un descendiente directo del fordismo, es decir,
por qu es una adaptacin a una nueva situacin en la que el mercado es
limitado en lugar de ser una negacin de la fase previa. Esta ltima
crece en la periferia de las zonas desarrolladas.
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cercanas a la produccin de servicios (administracin, control por computadora, mercadotecnia) que a la de bienes.
Esta es la perspectiva en cuanto a los pases capitalistas desarrollados. Pero sera errneo concluir que existe una coincidencia de intereses entre las empresas y los trabajadores. De hecho, en el sector terciario
tambin est en marcha un proceso de reorganizacin basado en la descentralizacin, la externalizacin y en lo que concierne a los servicios
pblicos el trabajo por contrato. Esta tendencia general ocasiona tensiones fsicas y sicolgicas a aquellos trabajadores cuyos empleos se
haban considerado, hasta ahora, garantizados, y por ello resulta ms
fcil someterlos mediante chantaje. Adems, a pesar de los altos niveles
de las inversiones en nuevas tecnologas, una buena parte de los trabajadores en el sector de servicios realiza tareas no calificadas (limpieza,
preparacin y suministro de comidas) ya que su papel es el de crear
condiciones para que el sector de servicios funcione.
La tendencia a fomentar el sector de servicios es impetuosa en los
pases imperialistas, aunque tambin se evidencia cada vez ms en los
pases dominados que ajustan su desarrollo a las demandas del capital
internacional. Por consiguiente, el sector terciario se caracteriza por un
violento desarrollo tecnolgico y financiero que lo convierte en fuente
estratgica de mayores ganancias, as como por el hecho de que sus
trabajadores estn constantemente sujetos a procesos de reorganizacin
y descalificacin. Es obvio que esta contradiccin nos obliga a seguir
elaborando nuestro anlisis. Este nos muestra que la posibilidad de ganancias y desarrollo social para mantener el crecimiento en los pases
desarrollados (bajo la hegemona del capital), solo puede hacerse realidad desarrollando el sector terciario y no regresando a la produccin de
bienes. Las luchas de los trabajadores en los sectores del transporte, la
salud y la educacin durante los ltimos tres aos no solo fueron las
nicas que tuvieron resonancia poltica, ya que tambin se caracterizaron por su difusin internacional, por lo menos en Europa. No es este un
acontecimiento casual, pues indica que una contradiccin fundamental
est emergiendo en este tipo de desarrollo. La derrota del movimiento
de los obreros en la dcada de los setenta fue sin duda poltica, pero su
base material fue la fragmentacin de la fbrica y la produccin. La
produccin en masa fordista puede realizarse actualmente en las periferias de las zonas desarrolladas y las tareas de los trabajadores en la empresa del centro solo pueden modificarse sustancialmente gracias a las
posibilidades tcnicas y operativas de las empresas. La reduccin de los
costos laborales mediante la relocalizacin quizs propicie el renacimiento futuro de las luchas obreras all donde la explotacin es mayor.
Pero, es objetivamente difcil prever un renacer del conflicto en las grandes fbricas de los pases desarrollados porque los trabajadores, por
un lado, son chantajeados mediante la amenaza de que perderan sus
empleos y, por otro, son apaciguados por la poltica neocorporativa de
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las caractersticas del tejido productivo y social, del papel del Estado,
de las relaciones entre las zonas internacionales, as como de su estructura econmica y de los intereses generales que estn detrs de la dominacin y la expansin y determinan los conflictos interimperialistas. Estas
cuestiones estn muy relacionadas con el paso trascendental de la poca
fordista a la llamada posfordista.
La teora econmica de Marx, as como toda la teora marxista, se
caracteriza por una ntida naturaleza social, por estar orientada a la accin y la prctica, por una relacin muy estrecha entre la teora y la
prctica. Para los marxistas, conocer el mundo siempre ha significado
transformarlo. Las leyes objetivas de la sociedad capitalista se revelan
en el curso de la lucha de clases para poner fin al capitalismo.
La tarea de Marx y Engels fue desarrollar una teora econmica y
poltica que subvertira los viejos esquemas y que estara constantemente en consonancia e interactuara con la realidad de clases. Esta cuestin
nos conduce a la importancia que tiene Marx para el anlisis del conflicto actual entre el capital y el trabajo a partir de la composicin de clases
de hoy da .
A partir de una reconstruccin esquemtica de las ltimas fases econmico-polticas podemos percatarnos de que desde los primeros aos
de la dcada de los setenta se produce un debilitamiento de la unin
entre el sistema productivo fordista y los modelos keynesianos mediante los cuales el Estado poda mediar, regular, cooptar y reducir los conflictos sociales. Los intensos procesos de industrializacin fordista se
desplazan a nuevos mercados, especialmente en el sudeste asitico y
Europa Central y Oriental, lo que ocasiona un aumento de la competencia internacional y cuestiona el liderazgo de los Estados Unidos.
El modelo de democracia capitalista, que naci y se consolid en
todas sus variadas formas en los Estados Unidos con el fordismo, desapareci en los ltimos 25 aos. Esto invalid aquel concepto de sociedad civil, y de civilizacin, que haba surgido junto con la sociedad
capitalista, lo que ocasion el derrumbe de toda la estructura productiva
preexistente y destruy aquellas formas de la sociedad civil que haban
sido determinadas por el modelo keynesiano de mediacin y regulacin
social. Estas formas de sociedad civil, social y, ante todo, econmica
eran inherentes a la lgica constitutiva del modo capitalista de produccin y a sus relaciones de clase. Ellas determinaron la existencia de los
trabajadores hace unos pocos decenios y, de la misma forma, en la fase
actual que denominamos, bien o mal, posfordismo.
El colapso del fordismo provoc el nacimiento de nuevos modelos de
acumulacin flexible. Estos se basan en el hecho de que es la demanda
la que determina la produccin en el contexto de conflicto global y competencia desenfrenada aun cuando es imperfecta. La competencia se basa
cada vez ms en la calidad de los productos y el trabajo, en un modo que
se caracteriza por los recursos inmateriales de capital intangible. Esta
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PROTEO es una revista cientfica dedicada al estudio de la dinmica econmicoproductiva y las polticas obreras que edita CESTES (Centro Studi Trasformazioni
Economico-Sociali) y Rappresentanze sindicali dei Base - RdB.
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de las firmas siguen relacionados con los estndares pasados. En la firma tradicional la medida sigue siendo el tiempo de trabajo; por el contrario, la firma de redes an es una organizacin con sus propios
empleados y con una notable presencia de los nuevos asalariados. El
cambio ms profundo es aqul que afect directa e indirectamente a la
masa de asalariados, al sistema laboral y al sistema de bienestar.
La mquina sustituye cada vez ms el trabajo directo y aumenta la
frecuencia de las actividades que tienen como objetivo restaurar la
superexplotacin en una sociedad asalariada que intensifica las formas
contractuales atpicas (jornada parcial, temporal, capacitacin, etctera) definidas por Gorz como trabajo servil, complementario de la declinacin de las formas del trabajo asalariado. La crisis est ocasionando
la desaparicin de los trabajos permanentes, regulares, pero no del trabajo asalariado.
Esto se debe, sobre todo, al nuevo sistema econmico, que incrementa
la parte del capital y reduce la del trabajo y a los procesos de informacin que ahorran una considerable de fuerza de trabajo, lo que permite
reducir los trabajadores permanentes. El desempleo, la flexibilidad y
la precariedad de los salarios y el trabajo se hicieron de este modo
estructurales.
Los datos suministrados por CNEL, ISTAT, etctera, corroboran los
resultados de nuestra investigacin. Podemos alcanzar entonces una
mejor comprensin de las relaciones de coercin general de los comportamientos que se han establecido entre la empresa capitalista, el conjunto de los trabajadores empleados y desempleados y de la poblacin que
est directa o indirectamente ligada a una especie de nueva fbrica generalizada. Esta nueva dimensin social del trabajo crea formas nuevas
de marginalidad social y nuevos pobres, incluidos aquellos que previamente tenan empleos garantizados como los de la administracin pblica y que disfrutaron de un trabajo permanente. La realidad econmica
est evolucionando rpidamente, pero esto no cambia la lnea de demarcacin entre el capital y la clase obrera, que no puede aceptar ser compatible con la crisis de la acumulacin cuantitativa.
En la tercera fase de la modernizacin capitalista lo que se objeta es
la idea del tiempo de trabajo y el lugar de trabajo. Por ejemplo, en cuanto al empleo temporal, los trabajadores son empleados por varias empresas que pueden utilizarlos cuando los necesitan. En este caso los
trabajadores son contratados por un empleador, que los puede alquilar a
otros empleadores. As pues, la idea del tiempo de trabajo y el lugar de
trabajo cambi, y ahora el tiempo de trabajo se divide en tiempo de
espera por un empleo y tiempo de trabajo efectivo.
El aspecto territorial habr de ser cada vez ms importante con el
paso de la produccin en masa concentrada a la flexible y extendida, que
se basa en la movilidad, la flexibilidad y la fragmentacin de la clase
obrera.
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Se puede conseguir una visin ms o menor abarcadora de las diferentes formas del trabajo en dependencia del punto de vista elegido. En
particular, si consideramos el carcter temporal junto con las horas de
trabajo, la madurez de los derechos de seguridad social y la mayor o
menor naturaleza atpica, es posible identificar 31 tipos de trabajo
atpico. De estos, 18 se pueden catalogar de estrictamente atpicos y
los 13 restantes de parcialmente atpicos.
Si analizamos detalladamente la naturaleza atpica de las relaciones
laborales que cuentan con derechos completos de seguridad social, veremos lo siguiente:
empleados que tienen trabajos permanentes de jornada completa,
que trabajan en sus casas o realizan teletrabajo: se clasifican como
atpicos nicamente sobre la base de las modalidades de sus servicios laborales y no a partir de la naturaleza de los contratos que
regulan esos servicios;
entre los dependientes con contratos de trabajo permanentes pero
de jornada parcial, aquellos con contratos de jornada parcial se
clasifican como atpicos, sobre todo, debido a su reciente difusin
en Italia;
los trabajadores de agencia y los que realizan trabajo social en
el extranjero son atpicos en el sentido estricto; y
los empleados que trabajan jornadas completas, con contratos de
agencia, de plazo fijo y capacitacin se consideran atpicos en el
sentido estricto.3
Segn ISTAT, entre 1992 y 1997 los trabajos se redujeron en 1 700 000
unidades; una gran parte de estos trabajos pasaron a formar parte de la
llamada economa sumergida (trabajadores no registrados, trabajadores inmigrantes e ilegales, trabajadores ocasionales, trabajadores que
reciben pagos por indemnizacin, etctera). Estos problemas los sufren
ante todo las mujeres y los jvenes, adems de que incrementan la diferencia tristemente clebre entre el Sur y el Norte de Italia. Debemos
destacar tambin la duracin del perodo de desempleo: ms del 60% de
los desempleados italianos tienden a mantenerse fuera del mercado laboral durante ms de 12 meses.
Esta situacin tampoco cambi en los aos siguientes. Por ejemplo, el
informe ISTAT 2001 seala que en sus comienzos el perodo 1993-2001
se caracteriz por una fase de dificultades en el mercado laboral que
ocasionaron una disminucin en el empleo de 458 000 unidades durante
los dos primeros aos. En los aos siguientes se pudo observar una recuperacin igualmente firme: en 1998, las cifras del empleo vuelven a ser
las de comienzos del perodo y en el 2001 el nmero de los empleados
se elev a 21 514 000 unidades, con un incremento de 1 030 000 unidades en relacin con 1993.
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El curso del desempleo es contrario al del empleo, pero con un significativo intervalo de tiempo entre ambos: el desempleo aumenta rpidamente, pero solo es reabsorbido con dificultad cuando comienza la
recuperacin econmica. En relacin con el nivel inicial, el desempleo
se elev de 2 229 000 unidades a 2 745 000 unidades en 1998, el nmero
mximo de personas que buscaban trabajo. A partir de ese ao, el desempleo es progresivamente reabsorbido y en el 2001 el nmero de
desempleados se estabiliza en 2 267 000 unidades. Esta situacin estuvo
influida por el crecimiento progresivo de las nuevas formas del trabajo
flexible, sobre todo durante la segunda mitad de la dcada de los noventa. La parte del componente atpico de hecho aumento durante este perodo en ambos sexos, un poco ms en el caso de las mujeres que en el
de los hombres. En realidad, en el 2001, el desempleo temporal masculino fue un 8,3% del empleo total (en 1993 era del 5%), mientras que el
femenino aument desde un 8,2% hasta el 11,9% actual.4
Vale la pena recordar que, en relacin con otros pases europeos, el
desempleo en Italia tuvo la particularidad, desde el punto de vista de su
distribucin, de ser sinnimo de desempleo juvenil. De hecho, desde
comienzos de la dcada de los sesenta hasta comienzos de la de los
noventa del siglo XX, entre el 75 y el 80% de las personas que buscaban
trabajo se concentraban en la categora de 15-29 aos, independientemente de la fase de la coyuntura econmica. En otros pases europeos la
distribucin mostraba una tendencia opuesta que no ha cambiado.
Este modelo cambi parcialmente en la ltima dcada. Ya en 1993 las
personas mayores de 29 aos que buscaban trabajo fueron el 65,4% del
total , y ahora constituyen el 51,4%.
Esto no significa que el problema del desempleo haya aminorado. De
hecho, la tasa de desempleo en la categora de 25-29 aos sigue siendo
casi el doble de la de la categora de 30-35 aos y tres veces ms alta
que la de la categora de 20-24 aos. Sin embargo, mientras el nmero de los que buscan empleo se mantuvo ms o menos igual en estos
nueve aos, el desempleo de los adultos aument de 804 000 a 1 103 000.
Este cambio en el desempleo es resultado en parte de los cambios en la
composicin por edades de la poblacin, pero no se explica completamente por estos.5
En relacin con abril del 2001, el trabajo a plazo fijo tanto de jornada completa como parcial aument en 88 000 unidades. Por el contrario, el trabajo de jornada parcial tanto los de duracin indefinida
como los de plazo fijo disminuy en 25 000 unidades. En un ao el
porcentaje se redujo del 9,6 a 9,2%.
En abril, el componente masculino volvi a aumentar en un 1,5%
(199 999 unidades ms); el componente femenino se mantuvo crecien4
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Fuente: ISTAT, Rilevazione Trimestrale sulle forze di lavoro, junio 26, 2002, p. 6.
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La partita IVA es el impuesto de valor aadido que las empresas y los trabajadores
autoempleados deben cobrar a sus clientes y pagar al gobierno central.
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queas, incrementan constantemente el nmero de los grupos de empresas donde las condiciones laborales no estn reguladas. En este caso, por
la relacin no regulada entre el capital y el trabajo, el obrero est ms y
ms individualizado y carece de garantas. Debemos considerar tambin
la miniaturizacin de la empresa hasta llegar a la empresa de un solo
hombre, con el consiguiente aumento del sector del autoempleo. Un sector que se caracteriza por la expulsin de una parte creciente de los obreros de las empresas matrices, los cuales se ven forzados a ocupar una
posicin laboral nueva, precaria, ms subordinada que en el pasado.
As pues, el contexto del desarrollo econmico italiano cambia: de un
modelo centralizado y polarizado a la fbrica social, que est difundida
por todo el territorio. Es un nuevo ciclo del capitalismo que se caracteriza por una amplia descentralizacin productiva, desde una migracin
de las poblaciones y la fuerza de trabajo procedentes de las zonas principales hasta la reduccin del tamao promedio de las empresas y maquinarias. Todo se basa en la movilidad, la flexibilidad y lo precario del
trabajo y la imposicin mediante las polticas econmicas y culturales del Estado de la ganancia de la fbrica social generalizada.
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Las consecuencias son un perceptible crecimiento del desempleo visible o invisible, la precariedad del trabajo, la negacin de las garantas
sociales y de los derechos laborales elementales, en un territorio que
deviene fbrica social y se convierte en el lugar de experimentacin y
dominacin de lo que es compatible con la empresa.
Todo depende de la precariedad del las relaciones laborales, la negacin de las garantas, de la gran movilidad y flexibilidad del trabajo,
de la imposicin (mediante la poltica cultural y econmica del Estado
de la ganancia) a los nuevos sujetos del trabajo, el no trabajo y el trabajo denegado de una adaptacin activa a los horizontes organizativos
y econmico-culturales impuestos por la presente fase del desarrollo
capitalista.
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3. EL CONFLICTO SOCIAL
EN LA POCA DE LA GLOBALIZACIN NEOLIBERAL
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En esta ocasin, a diferencia de otros perodos histricos, el keynesianismo militar lo nico que conseguir es estimular y consolidar algunos sectores productivos, pero no ser capaz de manejar del todo la crisis
capitalista de los Estados Unidos. Esta vez la crisis es profunda, lo que
determin y sigue determinando serios conflictos geoeconmicos entre
las tres grandes potencias (los Estados Unidos, la Unin Europea y los
polos asiticos). El hondo proceso de transformacin actual obliga a
reconsiderar las viejas categoras econmicas, los sujetos productivos,
el papel del Estado y la poltica econmica. La reestructuracin capitalista de hecho disolvi las grandes fbricas donde el antagonismo
social estaba mejor organizado. Ahora estn desmanteladas y subdivididas en distritos, empresas de redes, firmas de actividad central y sectores productivos diseminados por el territorio. Los cambios en la
estructura productiva y los procesos reestructuradores del sistema capitalista han originado necesidades diferentes, modificaciones en las
figuras productivas, alteraciones en la subjetividad tanto del trabajo
como del no trabajo, y transformaciones en la estructura, el papel y la
conducta del Estado.
Lo que arroja claramente nuestra investigacin es el intenso proceso
de terciarizacin, que acompaa a la acumulacin flexible. Esta ltima
se distingue cada vez ms por la precariedad del trabajo y de lo social.
Explican esta terciarizacin la reorganizacin industrial y la conversin
tecnolgica, as como los cambios que afectan la esencia de los servicios y la produccin. Surgen nuevas figuras y composiciones de clases
que sufren cambios, interactan entre s y quedan integradas en lo que
es compatible con los procesos productivos capitalistas y otros procesos
econmicos, sociales y polticos resultantes.
Las transformaciones estructurales que caracterizan el sistema socioeconmico modifican tambin, sobre todo, la esencia y el modo de
insercin de los nuevos sujetos sociales y productivos. Esto no puede
entenderse mediante anlisis que todava se centran en la importancia
decisiva de los trabajadores y la fbrica y en un papel del Estado que ya
resulta anticuado. Estos procesos de transformacin suelen ignorarse y
los nuevos sujetos econmicos no estn protegidos ni en ocasiones siquiera considerados, debido al dominio de la cultura de compatibilidad
industrial. Se siguen utilizando anlisis sindicales y polticos, as como
contribuciones cientficas caducos. Estos anlisis son compatibles con
los actuales procesos de redefinicin del capital, pero no guardan relacin con la realidad socioeconmica concreta que, una vez ms, debe
interpretarse mediante un anlisis clasista.
Es mediante el anlisis clasista que algunos de los resultados de la
encuesta-anlisis pueden comprenderse. Estos resultados pudieran sorprender a aquellos que interpretan los fenmenos socioeconmicos sin
hacerlo desde el interior de la cultura y las contradicciones de clase. El
actual orden econmico capitalista determina la reubicacin social de la
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