Fragmentos de Memoria
Fragmentos de Memoria
Fragmentos de Memoria
I.
A MANERA DE PRESENTACIN
la imagen.
A fines de siglo, la nocin de "historia verdadera" estaba relacionada con
una particular apropiacin del pasado, en la que parecen
no hacer mella las variables sociales o polticas. Haba una evocacin
distante, aun que tambin afectiva, de ese pasado y los
recuerdos que suponan. Las obras realizadas no dejan de tener en
cuenta la necesidad de volverse un lugar de reconocimiento,
donde se comparten las races colectivas, desconociendo las
heterogeneidades.
En los inicios de la modernidad en los aos 20, la bsqueda de nuevos
valores identitarios, que rompieran las miradas
excesivamente eurocntricas y sacralizadoras, abrieron el camino para
observar el pasado desde otras perspectivas. Buscar lo propio
se volvi un interrogante reiterado, y los artistas comenzaron a mirar a su
alrededor con nuevos ojos, intentando responder
preguntas, indagar en temas que antes no les inquietaban.
Las dcadas del 50 al 70 suponen una apertura definida hacia otras
formas de lenguaje. Se abren nuevos espacios de discusin, se
crean grupos, el arte latinoamericano se expande hacia el exterior y la
dependencia como uno de los temas de discusin que marc
a los intelectuales de la poca, no dej de afectar a los artistas que miran
su pasado desde otras perspectivas entretejiendo con l
una trama compleja.
1. LA IMITACIN VALIDADA?
2.
La tendencia a la europeizacin de Amrica Latina se intensific en la
segunda mitad del siglo XIX, fenmeno que en parte fue
consecuencia del contacto ms intenso de culturas y de la aceptacin de
algunos sectores de las formas culturales que venan de
Europa. Desde all se asuma y se justificaba una nueva "expansin
civilizadora", argumento que se agreg al anterior de la
expansin de la cristiandad.
Las transformaciones econmicas y tecnolgicas se traducen en cambios
en la estructura social de Latinoamrica: mientras un
sector de poblacin -negros, mestizos e indios- permanecen al margen,
las elites se benefician. Tanto las tradicionales como las ms
nuevas mantendrn una actitud cultural ms o menos uniforme,
caracterizada por falta de originalidad y un sentido de profunda
imitacin a lo europeo.
El crecimiento urbano aument el atractivo de la vida en ciudad,
desarrollndose las comunicaciones, la
iluminacin a gas o electricidad, mientras que la publicidad del afiche y
del peridico ofreca productos europeos, exaltando todo
aquello que dijera "de Pars" Una fiebre civilizadora -a veces improvisada
y superficial- trat de cubrir de europesmo aquellas
regiones en vertiginoso crecimiento econmico y demogrfico. Basta leer
crnicas de la poca referidas a ciudades como Buenos
Aires, Ro o Santiago de Chile, para comprobar el arrollador empuje
europeizante. Un viajero francs refirindose en 1888 a esta
ltima ciudad dira:
|Nos hemos preguntado a qu estilo pertenecen los elegantes hoteles,
las mansiones seoriales de Santiago, y
no hemos encontrado respuesta satisfactoria ... salvo excepciones, no se
deberla hablar de mansiones; hay, sobre todo, fachadas y
sus decorados, variados hasta lo infinito, muestran ya un techo
renacimiento sostenido por columnas dricas, ya un cuerpo de
edificio central florentino flanqueado de dos alas de un estilo cualquiera.
Sobre el adobe o el ladrillo de los muros, sobre yeso, el
estuco o la madera de la ornamentacin descripta aparecen colores que,
de noche, recuerdan mrmoles y granitos... Si esas
materias imitadas fueran verdaderas:.. cuntos miles de millones
estaran enterrados en esas mansiones!... Las principales
fachadas estn en grandes calles derechas: citemos... el palazzo del Sr.
Bonazarte, el palacio Blanco Encalada en estilo Luis XV
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LOS ARTISTAS
La obra del uruguayo Juan Manuel Blanes (1830-1901) parti de
propuestas estticas tributarias de los pintores acadmicos europeos,
para hacer una pintura de carcter nacional, entendido este concepto
como aquella pintura que surge de un compromiso vital del autor con su
propio medio. Cre imgenes que respondan a la necesidad de generar
una iconografa, que relacionara las leyes universales del arte con el
rescate de la historia nacional y la valoracin de sus hechos y personajes
sobresalientes. Bsqueda que lo llevara a afirmar: ...el artista debe
sacara la superficie las verdades histricas que viven confundidas en el
ruido del desasosiego poltico y social, para hacer con ellas ese arte que
no slo da fe en la historia de las naciones, sino que ha de servir a la
moral | |[4] .
Estticamente se mova entre el idealismo romntico destinado a
sublimar ticamente los temas representados y un acercamiento al
positivismo, que lo llevaba a sostener la necesidad de un criterio
cientfico, de veracidad, en sus reconstrucciones pictricas. Obras como
"Asesinato de Venancio Flores" (1868), "El juramento de los 33" (1875) o
"La revista de 1885" (1885-86), son testimonios de su visin, de lo que
deba ser la pintura histrica y en ellas mantiene esa modalidad
arqueolgica que entre los pintores europeos ya haba entrado en crisis.
Pese a ello Blanes segua insistiendo en la veracidad de la
reconstruccin, universalizando con un cierto aire pico a los caudillos.
Esa forma de representacin validaba figuras de caudillos que para
buena parte de las elites urbanas haban sido una especie de
malhechores sin norte. De hecho la calidad de prohombres con que nos
los presenta no slo sirve para rescatarlos del pasado, sino para crear un
pasado iconogrfico inexistente | [5] . Blanes se convirti en el Ro de la
Plata, en el tpico artista erudito, fiel a la escena narrada, a los
personajes, en fin a una reconstruccin histrica que corresponda a la
visin del mundo que tenan los grupos sociales que detentaban el poder.
En su caso como en el de otros artistas del perodo la canonizacin de
una determinada nocin de cultura se asociaba al orden oligrquico
imperante.
Otro tema histrico que alcanz en algunos pases especial relevancia,
fue el de la conquista de Amrica. Los pintores mexicanos en las ltimas
dcadas del siglo XIX, trabajaron insistentemente en torno a l. Algunos,
como Jos Mara Obregn en su "Descubrimiento de Pulque" (s/f),
intentan recuperar hechos del mundo precolombino con un afn
descriptivo. Pero ya a finales de siglo la actitud es otra. Las imgenes
son elegidas para mostrar la violencia de la conquista. Flix Parra con su
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sea una versin intuida del realismo europeo | [7] . Ramn Torres
Mndez (1809-1885) fue uno de los pintores costumbristas ms prolficos
en el arte colombiano de mediados del siglo XIX. Vinculado a esa
intencionalidad comn en la poca que relacionaba la imagen creada por
la literatura, con la que surga del dibujo o la pintura, el artista produjo
unos cuadros costumbristas en los que los personajes ocupan el mayor
espacio del cuadro, incorporados a un entorno que los contiene y tipifica
la actividad o situacin en la que estn inmersos, como sucede en
"Transporte de pollos al campo" (c.1849) o "Paseo Campestre (c.1870).
Se narra, se describe, haciendo posible rescatar elementos que ayudan a
la memoria, a la conformacin de una identidad.
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II.
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dismiles tanto por su raza y su cultura como por su tiempo. Los variados
pueblos indoamericanos, europeos, africanos y asiticos que se renen
en este laboratorio gentico que ha sido el Caribe integran e hibridan no
slo los rasgos etnoculturales que los personalizan, sino tambin su
tiempo histrico. Se unen, interactan y mezclan costumbres y maneras
culturales has de la originalidad de cada pueblo | | [6] |.
Pese a imponerse la relacin cultura dominante- cultura dominada, las
culturas dominadas no desaparecen y logran mantenerse participando en
las nuevas formas culturales que se crean. Sealando esas
particularidades de origen, resultan comprensibles los rasgos tan
diversos que presenta el arte latinoamericano en los 80. Cada vez ms el
uso de objetos tradicionalmente considerados como "no artsticos" o
pertenecientes a las "artes menores", dan cuenta del inters de los
artistas por revisar supuestos tradicionalmente aceptados. Es frecuente
identificar recursos tpicos de expresiones tradicionales, trabajados
desde una perspectiva contempornea. Apropiacin y reciclaje son
aspectos que inciden en esa mezcla de mensajes y de enfoques, que
denotan la conciencia que tiene el artista de la hibridacin. Esa
heterogeneidad cultural se ha complejizado por los cruces que se dan
entre nociones como arte culto y arte popular, comprendiendo que lo
tradicional se funde con lo contemporneo.
PRESENCIA DE CULTURAS NO OCCIDENTALES
Ya hemos visto que el inters por pensar en la influencia del mundo no
occidental se remonta a la dcada del 20 y del 30. Se asuma, como lo
hizo Joaqun Torres Garca en su texto "Metafsica de la prehistoria
americana" (1939), que mirar el pasado supona la bsqueda de una
tradicin que tena la posibilidad de continuar en el presente. Los
estudios sobre la complejidad cultural de Amrica Latina mostraban que,
si bien los componentes occidentales eran fuertes, tambin lo eran el
mundo indgena, el africano y el mestizaje resultante. Pero adems que,
no se optaba por representar de manera mimtica lo africano o lo
precolombino, sino que se intentaba rescatar la memoria y la simbologa
de sus formas y significados.
El acercamiento a lo primitivo no era nuevo tampoco en el arte
internacional de los aos 70 y comienzos de los 80. Baste recordar
planteamientos desarrollados por algunos conceptualistas como Beuys,
Hesse y Long. Ellos tambin trataron de recuperar procedimientos de las
culturas primitivas para su arte de concepto.
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Pese a que Ana Mendieta (La Habana 1948 - Nueva York 1985) vivi la
mayor parte de su vida en Estados Unidos, fue una de las artistas que
integr activamente en su trabajo elementos provenientes de la cultura
indgena y africana. Influida por el feminismo, el anticolonialismo y la
santera afrocubana, explor las relaciones existentes entre su cuerpo, la
tierra como madre naturaleza y la espiritualidad. Despus de emigrar a
Estados Unidos en 1961, su primer regreso a Cuba se produjo en 1980.
El trabajo que vena realizando desde mediados de los 70, eran
"Siluetas" que quedaban registradas en fotografa, verdaderas
alteraciones del paisaje vinculadas al arte del cuerpo y al arte de la tierra.
El inters de Mendieta por la santera no se desarroll mientras viva en
Cuba con su familia, sino cuando estaba estudiando en Iowa. Desde
1972 comenz sus primeros trabajos sobre el tema, documentndose
con libros de antropologa y publicaciones clsicas en la materia como
los textos de la escritora cubana Lydia Cabrera | [9] .
Hay en su obra una especial avidez por explorar en las tradiciones
africanas y precolombinas el culto a la naturaleza. Tal vez la orfandad en
que vivi desde que se fue de Cuba separndose de sus padres, incidi
en esa actitud de explorar en su propio pasado, tratando de recuperar
espacios de recuerdos perdidos.
|Estoy abrumada por el sentimiento de haber sido arrojada del seno
materno (la naturaleza). Mi arte es la forma en que vuelvo a establecer
los lazos que me unen al universo.
No deben extraar entonces sus afirmaciones al volver a Cuba en 1980:
|Tena miedo antes de ir porque pens que haba vivido
toda mi vida con esa obsesin en mi mente: qu pasara si descubro
que no tiene nada que ver conmigo? Pero desde el minuto en
que llegu me sent que perteneca de nuevo a algn lugar | | [10] |.
En 1981 realiz en las cuevas de la regin de Jaruco (Cuba), una serie
de tallas tratando de evocar a los indgenas Tanos, quienes siglos atrs
haban tallado las mismas piedras. El contacto con su lugar de origen era
la forma de ligarse tanto al mundo africano como al indgena, sin perder
el profundo inters en explorar su condicin femenina y los elementos de
la naturaleza, atrada por la idea de conjugar los poderes animistas que
penetran la naturaleza y dan "fuerza vital" al hombre. El rescate de una
nueva espiritualidad no se distancia de su inters por analizar los
desplazamientos culturales surgidos desde la Conquista hasta la historia
ms reciente: pasado de refugiados, exilados, desplazados, del que ella
misma fue partcipe.
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llegar a lo externo. Realizaba sus instalaciones con materiales diversos corteza; madera, rama, barro, hojas y su propia sangre- y l valor que les
adjudicaba nos hace pensar en la cercana de su trabajo con la idea de
arte que sostienen algunas culturas africanas.
En efecto, Rashid M. Diab | [12] al afirmar la idea de que el arte
tradicional africano constituye la herencia cultural de un pueblo,
establece cinco elementos bsicos que lo caracterizan:
1 | |. tiempo como continuidad entre pasado y presente;
2. | |sincretismo para procesar las influencias externas;
3. | |integracin y expresividad con una simbologa que antepone a los
valores estticos los espirituales, valindose para ello de
un particular manejo de smbolos;
4. | |idea que va unida a la imagen tanto por su funcin como por su
significado, y
5 . | |materiales , uso de sus peculiaridades segn los propsitos
artsticos sin olvidar el valor del material en s mismo.
Bajo esos parmetros el arte se convierte en una manera de ver y
entender el mundo, tal como lo fue para Elso. Se trata de un mundo
donde la magia, el mito y el anlisis de la realidad que lo genera forman
un todo. En 1981 trabaj instalaciones donde mezclaba cermicas con
elementos reales, investigando el papel protagnico que el maz tuvo y
tiene en las culturas indgenas de Amrica. Su exposicin de 1982
"Tierra, maz, vida" constituye el inicio de su particular lenguaje. Desde
esa etapa mostr su inters no slo en las races africanas sino tambin
en las indgenas, a las que senta ms lejanas.
Camnitzer sostiene que:
|Mientras que para Elso la tradicin afro-cubana estaba viva, la tradicin
amerindia era una adquisicin libresca. Fue, al principio, una tradicin
idealizada y superficial. Le llev tiempo entender el bien y el mal en esas
culturas en oposicin al estereotipo de lo malo como espaol y lo bueno
como indio. La relativizacin de esos conceptos y su posterior integracin
a su interpretacin de los rituales santeros afrocubanos, una
interpretacin profundamente tica, conformaron las visiones ticas y
estticas de Elso de ah en adelante | | [13] |.
1986 fue el ao de una obra bsica en su produccin: "Por Amrica". La
representacin casi a escala humana de la imagen de Jos Mart se
convirti en una aproximacin dramtica a las peculiaridades de la
historia latinoamericana. Concibi la figura al estilo de las tallas
coloniales, aumentando su realismo con ojos de vidrio y pelo natural. El
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santera con toda su carga evocativa; por otra, una actitud ms distante,
incluso irnica, en la que se transforma a s misma en una especie de
documento susceptible de convertirse en objeto de estudio.
III.
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