Pineau - Por Qué Triunfó La Escuela
Pineau - Por Qué Triunfó La Escuela
Pineau - Por Qué Triunfó La Escuela
Pablo Pineau
Ins D ussel
Marcelo Caruso
*0
Paids
Buenos Aires - Barcelona - Mxico
ISBN 950-12-6135-2
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P O R Q U T R IU N F LA E S C U E L A ?1
o la modernidad dijo: "Esto es educacin",
y la escuela respondi: "Yo me ocupo"
Pablo Pineau
Gibbon observa que en el libro rabe p o r excelencia, en el Alco
rn, no hay camellos; yo creo que si hubiera alguna duda sobre la
autenticidad del Alcorn bastara esta ausencia de camellos para
probar que es rabe.
J. L. B org es , Discusin
I.
El presente trabajo es una reescritura del artculo La escuela en el paisaje moderno.
Consideraciones sobre el proceso de escolarizacin presentado en el Seminario Historia
de la Educacin en Debate y organizado por el equipo de Historia Social de la Educacin
del Departamento de Educacin de la Universidad Nacional de Lujn entre el 11 y el 13 de
noviembre de 1993, y publicado en Hctor Rubn Cucuzza (comp.): Historia de la educa
cin en debate, Buenos Aires, Mio y Dvila, 1996. A su vez, recoge algunas hiptesis
desarrolladas en Premisas bsicas de la escolarizacin como empresa moderna constructo
ra de modernidad, Revista de Estudios del Curriculum (versin espaola del Journal of
Curriculum Studies), n 4, Madrid, Pomares-Corredor, 1999.
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2.
La extensin de este trabajo no nos permite referimos particularmente a ellos. Remi
timos al lector a la bibliografa presentada al final de este escrito.
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3.
Trabajos com o Graff (1987) y Furet y O zouf (1977) permiten afirmar que efica
ces procesos de alfabetizacin masiva se llevaron a cabo en diversas sociedades pres
cindiendo, o al menos desarrollndose en forma bastante autnoma, de la institucin
escolar.
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Y comprese ese prrafo con el que abre el trabajo de Jones (1994: 57):
N o e s p oca c o sa lograr que una jo v e n se pare frente a una galera de 55
ni os m al nutridos y lo s con d u zca a travs d e una serie de ejercicio s m ec
n icos. [...] C on qu estrategias e im gen es, a v e c e s distorsionadas y co n
tradictorias, se regu l la figura del m aestro d e escu ela?
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nuevas reglas de juego. Estas piezas son: a) la homologa entre la escolarizacin y otros procesos educativos, b) la matriz eclesistica, c) la regula
cin artificial, d) el uso especfico del espacio y el tiempo, e) la pertenencia
a un sistema mayor, f) la condicin de fenmeno colectivo, g) la constitu
cin del campo pedaggico y su reduccin a lo escolar, h) la formacin de
un cuerpo de especialistas dotados de tecnologas especficas, i) el docente
como ejemplo de conducta, j) una especial definicin de la infancia, k) el
establecimiento de una relacin inmodificablemente asimtrica entre do
cente y alumno, 1) la generacin de dispositivos especficos de disciplinamiento, m) la conformacin de currculos y prcticas universales y
uniformes, n) el ordenamiento de los contenidos, ) la descontextualizacin
del contenido acadmico y creacin del contenido escolar, o) la creacin de
sistemas de acreditacin, sancin y evaluacin escolar, y p) la generacin
de una oferta y demanda impresa especfica.
Veamos su desarrollo en forma sucinta a continuacin.
Homologa entre la escolarizacin y otros procesos educativos. La ex
pansin y consolidacin de la escuela no se hizo siempre sobre espa
cios vacos. En la mayora de los casos, la escuela se impuso mediante
complejas operaciones de negociacin y oposicin con las otras for
mas educativas presentes. As, el triunfo de la escuela implic la adop
cin de pautas de escolarizacin por ciertas prcticas pedaggicas
previas o contemporneas -com o la catcquesis o la formacin labo
ral- y la desaparicin de otras -com o la alfabetizacin familiar o los
ritos de iniciacin y de transmisin cultural presentes en las zonas co
loniales previas a la llegada europea-. Mediante esta estrategia, la es
cuela logr volverse sinnimo de educacin y subordinar el resto de
las prcticas educativas.
Matriz eclesistica. El mismo sistema de relevos y transformaciones que
une la mazmorra con la crcel moderna une el monasterio con la escue
la. En ambos casos, el espacio educativo se construye a partir de su ce
rrazn y separacin tajante del espacio mundano, separacin que se
justifica en una funcin de conservacin del saber validado de la poca,
y que emparenta a ambas instituciones a su vez con el templo antiguo.
La escuela se convierte en la caja donde se conserva algo positivo de los
ataques del exterior negativo. La lgica moderna le sum a esta funcin
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de conservacin de los saberes la obligacin de expandirlos y difundir' los sobre su mundo exterior como una forma de su dominio.
Por otra parte, la escuela hereda del monasterio su condicin de espa~ ci educativo total (Lerena, 1984), esto es, la condicin de ser una ins
titucin donde la totalidad de los hechos que se desarrollan son, al menos
potencialmente, educativos. Todo lo que sucede en las aulas, en los pa
tios, en los comedores, en los pasillos, en los espacios de conduccin,
en los sanitarios, son experiencias intrnsecamente educativas a las que
son sometidos, sin posibilidad de escape, los alumnos.
Regulacin artificial. Como otras instituciones modernas, la regulacin
_ de las tareas dentro de la escuela responde a criterios propios que la
homologan ms con el funcionamiento del resto de las escuelas que con
otras prcticas sociales que se desarrollan en su entorno cercano.
Dicha situacin se logra mediante la reelaboracin del dispositivo de
encierro institucional heredado del monasterio. Las normas -desde las
disciplinarias hasta aquellas que se refieren al trato entre los sujetosresponden a criterios propios que muchas veces entran en friccin con
las normas externas: por ejemplo, el calendario escolar se estipula uni~ formemente para la totalidad del sistema, sin tener en cuenta el uso del
tiempo de la comunidad en que cada escuela se ubica, por lo que deter
mina un uso de los momentos de descanso o de trabajo que no responde
' a prcticas locales como los perodos de siembra o el retiro de la siesta.
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4.
Por ejemplo, en el Cdigo de Enseanza Primaria i ( s ic ) Normal de la Provincia
de Buenos Aires de 1898, Francisco Berra sostena en su artculo 480 que la mala
fama de un docente era impedimento suficiente para ensear en las escuelas pblicas,
aunque no se tuviera certeza respecto de la veracidad de los hechos. Justificaba esta deci
sin del siguiente modo:
La mala fama ser originada a veces en imputaciones verdaderas, otras veces en imputa
ciones falsas; pero, sea lo uno o lo otro, la mala fama existe, se impone de igual manera en la
creencia general, ejerce igualmente su accin corrosiva, daa a la escuela, mata su prestigio.
La enseanza primaria es tan delicada, que quienes la dan, como quienes la dirigen, deben, no
slo ser, sino tambin parecer la encarnacin de todas las virtudes, a fin de que la honorabili
dad de la escuela est en todo tiempo a salvo de toda sospecha inconveniente (destacado en el
original) (pg. 656 y sigs.)
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P or qu triunf la escuela?
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mas, correlacin entre ellas, etctera- que las diferencias entre distintos
currculos nacionales. Para el nivel elemental, esto se bas en la consti- '
tucin de un conjunto de saberes considerados indisolubles, neutros y
previos a cualquier aprendizaje: los llamados saberes elementales, '
compuestos por las tres R (lectura, escritura y clculo -wRiting, Reading
and aRitmethics-) y religin y/o ciudadana. Estos conocimientos bsi
cos anclaron en la escuela, que logr presentarse ante la sociedad como
la nica agencia capaz de lograr su distribucin y apropiacin masiva.
Planteos similares a la uniformizacin y universalizacin de los saberes
impartidos pueden hacerse respecto de las prcticas escolares concretas
-ubicacin del aula, toma de leccin, uso del pizarrn, formas de pedir
la palabra, etctera-, a los objetos utilizados y a los gneros discur
sivos -planteos de problemas matemticos, temas de composiciones,
textos escolares, etctera-.5
5.
Sirva como ejemplo la siguiente ancdota. El ministro de Instruccin Pblica de Francia
de 1896, sacando su reloj de bolsillo, afirmaba que a esa hora, todos los alumnos de quinto
grado de Francia estaban leyendo el canto sexto de L a E n e id a (tomado de Ozouf, 1970).
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6.
A fin de ser ms precisos, corresponde agregar que es la redaccin de los apuntes de
las clases dadas por Kant tomados por su discpulo Rink -bajo la supervisin del docente-,
publicados por primera vez en 1803. Usaremos para este trabajo la edicin de Akal Bolsillo,
Madrid, 1983 (traduccin de L. Luzuriaga y J. L. Pascual).
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Ntese las operaciones que el autor realiza aqu. En primer lugar, des
pega la educacin de cualquier definicin trascendental, y la limita a la es
fera de lo social: la moral es la moral social, volviendo a coser, en clave
moderna, las distintas esferas. De fenmeno esencialmente humano en
Kant, la educacin se vuelve un fenmeno esencialmente social en
Durkheim.
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Por otra parte, determina muy fuertemente el lugar del educador (las
generaciones adultas) y del educando (quien no est todava maduro para
la vida social). Estos lugares son prioritariamente tomados por los adultos
y los infantes respectivamente. Continuando los planteos de Kant, la edu
cacin es un proceso de completad del infante como sujeto inacabado, al
que Durkheim sum su comprensin como sujeto social.12 Ms adelante
sostiene dicho autor:
La socied ad encuentra a cada n ueva generacin en p resen cia d e una ta
bla casi rasa, en la cual tendr qu e construir c o n n u ev o trabajo. H ace falta
que, por las vas m s rpidas, al ser e g o sta y asocial que acaba d e nacer,
agregue e lla otro capaz d e llevar una vid a m oral y socia l. H e aqu cu l e s la
obra d e la ed u cacin , y b ien se d eja ver tod a su im portancia (d em , p. 7 2 ).
12.
Reflexiones similares pueden hacerse sobre otros grupos educables.Vase, para
sumar otros casos, las consideraciones sobre las similitudes en los planteos histricos de los
nios respecto a las mujeres, los esclavos, el proletariado, los negros y los pueblos coloniza
dos, en Snyders (1982).
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A fines del siglo XX vivimos una crisis -segn algunos, term inal- de
la forma educativa escolar. Probablemente, arribar a una solucin no ser
fcil. Nuestro aporte en este trabajo ha sido pensar la escuela no como un
fenmeno natural y evolutivo, sino histrico y contradictorio, como una
de las tantas, y no la nica, opcin posible. Sin duda, en el contexto ac
tual tiene sentido continuar con algunas de estas viejas prcticas y
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BIBLIOGRAFA
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