Cuando El Campo Se Vuelve Rojo PDF
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La abuela Libia corri por las calles y vea cmo el fuego avanzaba
igual que lo hacen las olas del mar. Saba que el fuego alcanzara su
casa de madera, as que corra cada vez ms rpido. En dos sacos
puso un poco de harina, el pan que haba horneado en la maana,
algo de ropa y un poco de dinero que tena escondido. Sali al patio
y liber a los animales para que corrieran a su suerte. Cuando sali de
casa, record a Miguelito y subi las escaleras a buscarlo y ah estaba,
-pareca que el mueco sonrea al verla- y juntos salieron del lugar,
cuando la calle pareca arder.
La cuadra comenz a arder y la abuela se alejaba con lgrimas en
los ojos viendo los recuerdos de una vida consumirse en segundos.
El humo no dejaba ver nada, pero ella saba que deba caminar en
direccin al mar para ver a sus hijos de nuevo. La gente corra y trataba
de rescatar sus pocas cosas, pero no haba ningn lugar seguro. Al
llegar a la playa, la abuela abraz a sus hijos, quienes miraban con
resignacin cmo el fuego y el viento se coman el pueblo. Horas
ms tarde, el mismo cuartel de bomberos tambin se consuma por el
fuego, como una broma cruel del destino.
La abuela Libia y otros campesinos se reunieron para resguardar la
iglesia del pueblo y reunieron fuerzas y con baldes de agua salada y
sus mismas manos lograron rescatarla. La abuela, entre gritos, pateaba
una construccin cercana para desarmarla y as el fuego no tocara la
iglesia otros la imitaron y consiguieron su objetivo cuando la noche
ya estaba sobre ellos.
Al amanecer, el pueblo entero estaba en la playa. La abuela abraz
a los nios y les dijo que levantaran su casa, volveran a hacer pan
amasado, juntaran moras y frambuesas para hacer mermeladas y que
seran ms ricas que nunca. Que tendran gallinas y vacas, porque el
Seor los ayudara a recuperar lo perdido, pero que lo ms importante
era que estaban todos juntos. Mara recorri el camino a su casa de la
mano de la abuela Libia, pero esta vez pasaban por un pueblo que no
era el que conoca, era un pueblo fantasma que humeaba a su paso.
En el camino, debajo de un leo achurrascado por el incendio, haba
una planta de grosella, muy chiquita.
Este texto forma parte de una antologa del concurso literario Historias de Nuestra Tierra,
de Fucoa (Fundacin de Comunicaciones, Capacitacin y Cultura del Agro).
Todos los derechos reservados.
Su autor es Josu Brayan Leiva Apablaza. Envi el texto al concurso estando en 4 Medio de
la Escuela Industrial Guillermo Richards Cuevas, Regin de Valparaso.