Literatura Latinoamericana Unidad 5
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Literatura Latinoamericana Unidad 5
Latinoamericana 1
Unidad 5 - Configuracin
1 Cuatrimestre 2016
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pre un ritmo uniforme que se caracteriza por grandes movimientos de extensi6n continental, sea en el orden de las ideas,
sea en el orden de la expresi6n poetica o de la forma literaria. Con mayor exactitud auin se puede habiar, por lo tanto,
aun desde un punto de vista puramente intelectual, de una
literatura hispanoamericana, es decir, de una rama importante y mas o menos independiente de la literatura espafiola.
Podria aplicarse al estudio de la literatura hispanoamericana
el metodo adoptado por Georg Brandes para estudiar las grandes corrientes literariasdel siglo XIX en la Europa occidental.
En la mayor parte de los casos, los, grandes movimientos
que se produjeron de modo simultineo en todo el continente
americano se encuentran ligados a un problema de influencias. Naturalmente, la influencia preponderante ha sido siempre la de Espafia, que es casi exclusiva durante la poca
colonial. Pero aun en la 4poca colonial ciertas particularidades regionales de la literatura hispanoamericana resultan
ya evidentes, y el caso del mexicano Juan Ruiz de Alarc6n,
que llev6 al teatro espafiol un espiritu sutil y mesurado, puede servir para comprobarlo de modo elocuente. (1) Llega un
dia en que las influencias hispanoamericanas se hacen sentir en la literatura de Espafia, como en justa reciprocidad, (2)
puesto que Espafia ha conservado siempre su ascendiente
espiritual en la literatura hispanoamericana.
Es, pues, al traves de Espafia como la literatura hispanoamericana recibe en un principio las influencias extranjeras.
Mas tarde habra influencias recibidas en la America Espafiola al mismo tiempo que en Espafia; y en fin, habra tambien
influencias que se manifestarin en el continente americano
antes de haberse manifestado en Espafia, y que la America
introducira en Espafia.
La tradici6n clasica en la literatura hispanoamericana
nos lleg6 al traves de Espafia. Bien es cierto que Espafia,
cuando la conquista de Am6rica no habia terminado aun,
estableci6 una Universidad en Santo Domingo (en 1538), y
otras, apenas al mediar el siglo XVI, en Lima y en Mexico.
Uno de los grandes movimientos literarios del continente es el regionalismo americano, el "americanismo literario",
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II
LA EPOCA ROMANTICA
Las influencias francesas se manifiestan de modo directo en la poesia hispanoamericana, por primera vez, al mismo
tiempo que en Espafia, con el movimiento romantico. No se
trata de una influencia recibida al travs de Espafia, sino al
mismo tiempo que en Espafia.
Ain mas: en America hubo, independientemente de Espaia, precursores del romanticismo. El mas notable fu6 Heredia, el cantor del Niagara, lirico de gran fuerza, que era
romantico por temperamento. Adem6s, Heredia cultiv6 el
teatro y adapt6 al idioma espafiol obras de Ducis, Voltaire,
Jouy y Marie-Joseph Chenier.
El romanticismo encontr6 ya trazado su camino en la
America Espafiola. Apenas habian transcurrido algunos afios,
despues de la batalla de Hernani, cuando un acontecimiento
semejante se produjo en La Habana: el estreno de Don Pedro
de Castilla, del dominicano Francisco Javier Foxi -uno de
los primeros dramas romanticos de autor hispanoamericano-, termin6 con rifias y tumultos. La obra de Foxa no respetaba las tres unidades y hacia revivir en cierto modo la
tradici6n del teatro espafiol de los siglos de oro, pero el ptiblico se rebel6 contra esa resurrecci6n que se le ofrecia a titulo de innovaci6n. Y fueron los j6venes romrnticos los que
tomaron la ofensiva, pues un espectador inconforme recibi6
tal tunda de bastonazos que muri6 algunos dias despues.
Este fen6meno, aunque puramente local, es un sintoma.
El romanticismo brindara estimulo a las pasiones febriles y
a la agitaci6n del espiritu en los j6venes hispanoamericanos.
Ciertamente, la exageraci6n romantica no sera un privilegio
americano, pero habr6 quienes lloren y suefien, quienes maldigan, y acaso habra tambien quienes blasfemen. Toda una
literatura gritona y lacrimosa va a nacer junto a manifestaciones mas puras y delicadas en las cuales sera posible reconocer la influencia de tres grandes poetas franceses: Lamartine, Victor Hugo y Musset. En 1833 se les -traducia e
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imitaba en Montevideo, donde el uruguayo Lamas y el argentino Cane publicaban El Iniciador, publicaci6n cuyo nombre era un programa. El contagio se extendi6 a toda la Am6rica Espaiola. Y ya en 1841 el humanista Andres Bello se
dedicaba a traducir, de modo que casi raya en la perfecci6n,
"La oraci6n por todos", "Los fantasmas", "A Olympio", "Moises salvado de las aguas" y "Los duendes", de Victor Hugo. El chileno Guillermo Matta hizo otra traducci6n de "La
oraci6n por todos". La cubana Gertrudis G6mez de Avellaneda tradujo tambi6n "Los duendes"; largo tiempo despues
fur el centroamericano Domingo Estrada quien tradujo en
versos espafioles ese mismo poema, como lo ha intentado en
nuestros dias el venezolano Gonzalez Rincones. Bello tradujo tambien fragmentos de Byron, que apasion6 a muchos espiritus hispanoamericanos, y la influencia de Byron se acentu6 mucho en Chile. Igualmente en el Rio de la Plata con
Esteban Echeverria y en Mexico con Roa Barcena.
Muchos otros poetas tradujeron a Victor Hugo: el chileno Rafael Minvielle traslad6 al espafiol el drama Hernani;
y otros hicieron lo mismo con diversas composiciones po6ticas: el peruano Ricardo Palma ("La conciencia"), el cubano
Rafael Maria Mendive ("Los crucificados", "El pueblo", y
muchas mis), el venezolano Jose Antonio Calcafio ("Religi6n"), el dominicano Apolinar Tejera ("Extasis"), el centroamericano Francisco Gavidia ("Stella"). La influencia de
Victor Hugo fu6 preponderante durante mas de medio siglo:
la encontramos mezclada con otras, en muchos poetas, proteiforme y constante. Hay dos poetas en los cuales esa influencia se confundia con su propia personalidad: el argentino
Olegario Victor Andrade (que intercal6 en su nombre el de
Victor, como homenaje al maestro), uno de los ms brillantes poetas hispanoamericanos, y el cubano Rafael Maria Mendive, que supo dar a su verso sonoridades musicales. La influencia de Victor Hugo sobrevivi6 durante largo tiempo, casi hasta nuestros dias. Se encuentra en la obra de juventud
de muchos poetas de alta significaci6n en el modernismo hispanoamericano, la nueva escuela que en cierto sentido fu6
algo asi como un eco del simbolismo franc6s: asi en el centroamericano Ruben Dario; en el mexicano, Salvador Diaz Mi-
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III
PARNASISMO, SIMBOLISMO, MODERNISMO
Cuando la estrella del romanticismo empieza a palidecer, una nueva tendencia se abre camino en la poesia hispanoamericana. Esa tendencia, que recibi6 el, nombre un tanto vago de "modernismo", naci6 de la influencia directa de
dos movimientos porticos franceses: el Parnaso y el simbolismo. (7) El movimiento modernista naci6 en el continente
americano, y de America lleg6 despues a Espafia.
La influencia de los parnasianos y la de los simbolistas
y decadentes se combinaron en la America Espafiola para declarar la guerra a la vulgaridad, para predicar el culto de la
perfecci6n en la forma po6tica, para evocar la belleza y la
gracia de tiempos ya idos -sea la inmortal y fecunda tradici6n helnica, sea la frivolidad espiritual del siglo XVIII-,
y, en fin, para traducir las inquietudes y las angustias del
espiritu contempor
El mis ilustre precursor del modernismo hispanoamericano fue el mexicano Manuel Gutierrez NAjera. En su obra
personal puede seguirse el proceso de las principales influencias que prevalecieron durante el periodo de transici6n entre
el romanticismo y las ruevas tendencias. Sufri6, como todos
los hispanoamericanos, influencias espafiolas, principalmente
aneo.
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LPrincipales influencias simbolistas? Ante todo, Verlaine, que ha tenido tan notables traductores: el colombiano
Guillermo Valencia, el panamefio Dario Herrera, los mexicanos Balbino DAvalos y Enrique Gonzalez Martinez, (12) el dominicano Gast6n F. Deligne, y otros muchos. Verlaine influ-
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y6 sobre el modernismo hispanoamericano al travis de Ruben Dario, y tambien al travs de Amado Nervo, mistico sofiador y delicado; pero lo enecontramos a cada instante, principalmente en el uruguayo Julio Herrera Reissig (Las pascuas del tiempo) y en el chileno Francisco Contreras (Esmaltes).
Despues de Verlaine, Samain. Dejemos a un lado sus
traductores, que son numerosos, para apreciar solamente los
poetas que revlan su influencia: en Colombia, Eduardo Castillo, que a la vez nos trae algunos ecos de Verlaine y de Rimbaud; en el Perm, Jose Maria Eguren, Enrique A. Carrillo,
Aden Espinosa Saldafia y Alberto Ureta, que a veces muestra
preferencia por Francis Jammes (13) y Paul Fort; en Argentina, el gran poeta Leopoldo Lugones; en el Uruguay, Julio Herrera Reissig. Y volvemos a encontrar algunos rasgos
del Samain de la
poca, el que cantaba
Uiltima
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ESTUDe
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IV
EL MOMENTO ACTUAL
Despuzs del modernismo, que desempefi6 una misi6n necesaria en un momento dado de la evoluci6n literaria hispanoamericana, nuevas tendencias se manifiestan. Son las tendencias de vanguardia. , Encontraremos dentro de esas tendencias las influencias francesas, de manera tan precisa como en la 6poca del simbolismo?
El caso no es el mismo. Seria dificil sefialar hoy la influencia directa y personal de un autor determinado. La elite
juvenil de la America Espafiola ha leido y lee con avidez muchos autores de significaci6n diferente: Apollinaire, Giraudoux, Tristan Tzara, Reverdy, Blaise Cendrars, Montherlant,
Morand, Andre Breton, Philippe Soupault, Valery Larbaud,
Ivan Goll, y otros mas; pero, ~,se siguen sus huellas y se les
imita como sucedi6 un dia con Verlaine o con Samain? Me
parece que no. Cuando m6s, en algunos iniciadores del movimiento actual en Hispanoamerica, como el mexicano Jaime
Torres Bodet -que comienza a ser considerado como "un
clasico de vanguardia", sin que esto sea una paradoja-, podriamos apreciar tal o cual semejanza con Apollinaire, Giraudoux o Cocteau.
j Podria decirse lo mismo respecto a los peruanos Alberto Guilln y Alberto Hidalgo, los mexicanos Genaro Estrada,
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(1).-V. Juan Ruiz de Alarc6n, por Pedro Henriquez Urefia, Mexico, 1913.
(2).-He desarrollado esta tesis en mi libro El retorno de los galeones, Madrid, 1930.
(3).- Magariios Cervantes, autor del poema Celiar, escribi6 la novela Caramuri, de asunto indigena, que tiene como antecedente un poema brasilefio de igual nombre, obra de Fray Jose de Santa Rita Durao en
el siglo XVIII. La literatura de tema indigena alcanz6 gran boga a mediados del pasado siglo: a las obras arriba mencionadas pueden agregarse
otras muchas, entre ellas, para mencionar siquiera algunas, las obras poeticas Fantasias indigenas, de Jos6 Joaquin Perez, Anacaona, de Salome
Urefia de Henriquez, Guarocuya, de Federico Henriquez y Carvajal (los
tres autores son dominicanos); y la Profecia de Guatimoc, del mexicano
Rodriguez Galvin; los dramas El Charrzia, del uruguayo Pedro P. Bermidez, Atahualpa, del peruano Carlos Augusto Salaverry, Lautaro, del
chileno Camilo Enriquez, Iguaniona, del dominicano Javier Angulo Guridi; y novelas como Guatimozin, de la cubana Gertrudis G6mez de
Avellaneda, y otras muchas cuya relaci6n puede verse en La novela indianista en Hispano-America, por Concha Mel6ndez (1934).
(4).-No s6lo los mis conocidos poetas franceses encontraron traductores en la America Espafiola. Aun en 6poca posterior menudean las
versiones de poetas de menor significaci6n: asi ocurre con Paul Deroulede, uno de cuyos Chants du Paysan ("El agua") fue vertido al castellano,
de modo armonioso, por el dominicano Federico Henriquez y Carvajal,
y con Jean Aicard, cuyos "Lamentos esteriles" fueron traducidos por
C6sar Nicol6s Penson, tambi6n dominicano.
(5).- En el gran poeta colombiano Jose Asunci6n Silva podemos
encontrar marcadas afinidades con Poe. Baste recordar que Silva logr6
algunos efectos de musicalidad tan felices como los que Poe alcanz6 a
producir en "Las campanas".
(6).- Menendez Pelayo anot6, en carta dirigida a un traductor dominicano de Manzoni, Cesar Nicolis Penson, unas diez o doce versiones
de "El cinco de mayo". Hay otra traducci6n de un dominicano, Jos6
Francisco Pichardo, que no se ajusta al metro de Manzoni.
(7) .- Paralelamente, la influencia del realismo francis se hizo patente en la novela hispanoamericana, alternando con la de algunos novelistas espafioles. He tratado someramente el asunto en El retorno de
los galeones.
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Hubertson. 1
Sin embargo, ningfin autor chileno ha mostrado mis semejanza
con Zola que el cuentista Baldomero Lillo.
Se sabe que Lillo admiraba mucho al gran novelista frances, y
que una de sus novelas predilectas era Germinal, obra que ley6 probablemente en 1897.2 Los fuertes cuadros de las minas de carb6n
de Francia sin duda le abrieron los ojos al joven chileno y le hicieron
ver las condiciones lamentables de las minas de su pais. Es muy posible que cuando Lillo escribi6 sus impresiones en una serie de cuentos cortos, que despues fueron coleccionados en Sub terra,3 estuviera pensando en la novela francesa.
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tordu, les bras levis et brandissant de biais la rivelaine, le pic a
manche court ...
... il pratiquait deux entailles verticales dans la couche, et it
detachait le bloc, en enfongant un coin de fer, a la partie superieure . .
C'etait Maheu qui souffrait le plus. En haut, la temperature
montait jusqu'a trente-cinq degres, fair ne circulait pas, t'6touffement d la longue devenait mortel. II avait du, pour voir clair, fixer
sa lampe a un clou, prBs de sa tate; et cette lampe, qui chauffait son
crane, achevait de lui braler le sang. Mais son supplice s'aggravait
surtout de l'humidite. La roche, au-dessus de lui, a quelques centimetres de son visage, ruisselait d'eau, de grosses gouttes continues et
rapides, tombant sur une sorte de rhytme entitd, toujours a la meme
place. It avait beau tordre le cou . . . itl tait trempf, couvert de
sueur lui-meme, fumant d'une chaude bude de lessive. Ce matin ld, une
goutte, s'acharnant dans son oeil. le faissait jurer . . . It ne voulait pas
ldcher son havage, it donnait de grands coups ... ?
Pedro Maria, con las piernas encogidas, acostado sobre el lado
derecho, trazaba a golpes de piqueta un corte en la parte baja de la
vena ... En aquella estrechisima ratonera el calor era insoportable.
Pedro Maria sudaba a mares y de su cuerpo, desnudo hasta la cintura,
brotaba un calido vaho que con el humo de la limpara formaba a
su alrededor una especie de niebla ... La escasa ventilaci6n aumentaba sus fatigas, el aire cargado de impurezas, pesado, asfixiante, le
producia ahogos y accesos de sofocaci6n...
Apoyado en el codo, con el cuello doblado, golpeaba sin descanso y a cada golpe el agua de la cortadura le azotaba el rostro con
gruesas gotas que herian sus pupilas como martillazos ... La tarea
de arrancar el carb6n, que a un novicio le parecia operaci6n senciIlisima, requiere no poca mafia y destreza, pues si el golpe es muy
oblicuo la herramienta resbala, desprendiendo s61o pequefios trozos,
y si la inclinaci6n no es bastante el diente de acero rebota y se
despunta ...
Un sudor copiosisimo empapa su cuerpo y el espeso velo que
se desprendia de la vena, mezclado con el aire que respiraba, se introducia en su garganta y pulmones...
Una gota de agua, persistente y ripida, comenz6 a caerle en la
base del cuello . . . En balde trataba de esquivar aquella
gotera . ..
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tan identicas tormentas. Los barreteros no se descorazonan, sin embargo, y siguen la misma epica lucha contra la pared de piedra.
Descripciones del dia de pago tambien ofrecen pasajes paralelos.
Les jour de paye aux Chantiers de la Compagnie, Montsou
semblait en fte . .. De tous les corons arrivait une cohue de mineurs . ..
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Y por la ventanilla abierta parecia brotar un hilito de desgracias... Y la lluvia caia siempre, copiosa, incesante, empapando
la tierra y calando las ropas de aquellos miserables para quienes la
llovizna y las inclemencias del cielo eran una parte muy pequefia
de sus trabajos y sufrimientos. 10
Estos pasajes han sido precedidos por escenas en que las mujeres de los obreros han calculado de antemano el dinero que sus
maridos van a recibir. Tienen la esperanza de pagar algunas de
sus deudas. Por consiguiente, es amargo el golpe cuando el minero
Ilega a casa sin dinero, a causa de las muchas multas y descuentos.
El dia de pago es s61o un incidente insignificante en la rutinaria
vida del obrero, pero ambos escritores han hecho de este incidente
una escena que representa el fracaso y la tragedia de toda la vida
del obrero.
Una lista de escenas paralelas seria larga. Incluiria visitas de
inspecci6n por los ingenieros, descripciones de los ascensores llenos
de trabajadores, horribles escenas de explosiones y la lucha de los
barreteros para escaparse de los derrumbes, las mujeres que se
aprietan cerca de la boca del pozo para ver que hombres han estado
en el accidente, y mineros en su pobre casa con la mujer y los nifios.
Todas estas escenas muestran una semejanza significativa.
El presente analisis de las similitudes de tema, ambiente, interpretaci6n, punto de vista, metodo y pasajes hace creer que Lillo
escribi6 sus cuentos mineros bajo la inspiraci6n de Germinal.
Lillo no podria haber recibido la misma inspiraci6n de ningtin
autor cuyas obras sabemos que ley6. De los cuentos mineros de Bret
Harte podria haber tornado el tema y mucho de la tcnica, pero no
el metodo documental, ni la filosofia pesimista, ni el mensaje
social, ni el punto de vista naturalista. En Maupassant, de quien
aprendi6 mucho sobre la tecnica del cuento corto, el autor chileno
podria haber hallado la filosofia naturalista, pero ninguna compasi6n
por las miserias de los desheredados. De los novelistas rusos Lillo
sin duda aprendi6 el amor por todos los que sufren, pero no la actitud
pesimista hacia la vida, ni el infasis en el lado fisiol6gico de sus
personajes.
Nadie ha dicho que Lillo admiraba las obras de Blasco Ib6fiez,
pero es posible que las hubiera leido. Sin embargo, no se inspir6 en
el realismo que llena las novelas de Blasco. Los obreros de Lillo son
tipos representativos de su profesi6n y el producto de las condicio-
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nes en que viven. Los obreros del autor espafol son, mas bien, el
producto de la regi6n en que viven. Los explotados de Lillo son pasivos y humildes. Los obreros de Blasco son todavia individuos que
siguen luchando, a veces dramiticamente, contra la opresi6n.
Parece, entonces, que en sus cuentos mineros Lillo recibi6 mis
inspiraci6n de Zola que de ningfin otro autor.
RUTH SEDGWICK,
Mount Holyoke College,
South Hadley, Mass.
NOTAS
1 Hay un excelente estudio de la epoca y de la obra de Lillo hecho por
Eugenio Gonzilez Vera, en Baldomero Lillo, Sub sole, Santiago, Nascimento,
1931. Cf. pig. 215.
2 Ibid., pag. 216.
3 Sub terra, Santiago, Imp. Moderna, 1904. La edici6n ms nueva es
la de Nascimento, 1931.
4 Germinal, Paris, Charpentier, (1939), I, 12.
5 Sub terra, Santiago, Nascimento, 1931, pig. 96.
6 Ibid., pigs. 7-8.
7 Op. cit., I. 40, 41.
8 Op. cit., pigs. 61-4.
9 Op. cit., I, 199-205.
10 Op. cit., pags. 67-77.
OSCAR RIVERA-RODAS
University of California, Davis
<<PlIcido>,
OSCAR RIVERA-RODAS
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<<Musa
<<Marti
<<su
<<su
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<<primera
<<un
<<gigante
<<en
<<en
s
'
<<Marti
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Con Marti queda ratificada, pues, la tarea que habia empezado la segunda generaci6n romintica, a fin de lograr un cambio en la representaci6n del bardo. Ahora si se puede decir que aquella tarea no s61o hall6
la culminaci6n, sino sustento conceptual. Porque hasta Marti, ningin otro
poeta habia demostrado como 61 estudio y reflexi6n respecto a la creaci6n
po6tica. La actitud critica que se inicia en la segunda generaci6n romantica alcanza tambi6n de ese modo su plenitud en Marti. De ahi que s6lo
con su obra se puede entender mejor y explicar el proceso de la lirica
hispanoamericana del romanticismo. En otras palabras: la lirica romantica debe esperar la obra de Marti -especialmente sus ensayos- para ser
explicada. Estudioso de la poesia escrita en Hispanoam6rica, ha sabido
aprehender la indole de la lirica de su tiempo y, sobre todo, examinarla
en sus enfoques criticos. De ahi que pudo definirla en terminos fundamentales tal como la habia recibido en herencia romantica. La poesia es
subjetiva, emocional e irracional. He ahi el concepto de la lirica romintica, por fin definida ahora. Esas ideas han sido expuestas por Marti en
diversas ocasiones. Las reuniremos ahora en forma sintitica ". Veamoslas:
2. La poesia es emocion. Es decir, no es posible alcanzar o realizar
poesia sin emoci6n. Las frases que encierran ese principio son 6stas:
emoci6n se puede ser escultor en verso o pintor en verso, pero no poeta.>
emoci6n en poesia es lo primero> . Esta maxima ha sido expresada
con mucha frecuencia y con algunas variantes que no alteran su significaci6n esencial, como: <S610 del sentimiento se hace poesia>> 10 o poesia
es un pedazo de nuestras entrafias 1. Todas estas expresiones sefialan a
la emoci6n como origen de la poesia, idea bsica de Marti. De ahi que en
el pr6logo que escribi6 para sus Versos libres dijo de 6stos: <<Ninguno me
ha salido recalentado, artificioso, recompuesto, de la mente; sino como
las ligrimas salen de los ojos y la sangre sale a borbotones de la herida.>
Hay en esta expresi6n una consciente contraposici6n entre pensamiento y
sentimiento, entre raz6n y emoci6n. Sus versos no son productos mentales, sino emocionales. Los ojos con relaci6n a las ligrimas y el coraz6n
respecto a la sangre son simbolos de la emoci6n para Marti. Los utiliza
en similar contraposici6n a las facultades psicol6gicas para referir dos
clases de versos que 61 clasifica: los versos del cerebro, de la mente, de la
raz6n; y los versos del coraz6n, del alma, de la emoci6n. Lo dice asi:
<<Sin
<<La
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<<versos
<<versos
<<La
<<La
<<Se
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Esta idea es expresada repetidamente 18. Mas acn, para Marti, el poeta es
una manifestaci6n plena de dolor, es la presencia del dolor, concebido
como un sentimiento c6smico que brinda la posibilidad del perfeccionamiento para lograr una identificaci6n total con el universo 19. Asimismo,
el dolor debe ser origen de la conducta poetica que de motivos personales para poesia. Es decir, fuente de la poesia. Pero dsta no puede ser origen de penas. Aqui se puede sefialar la diferencia entre Marti y el romanticismo hispanoamericano mas tradicional. Si bien Marti y los rominticos
afirman que la poesia morigera el dolor y es consuelo, Marti afiade que
el dolor no debe trascender el consuelo, debe concluir en el acto creativo.
,Es este acto purificaci6n, catarsis? Ciertamente. En los rominticos, el
resultado morigerante de la poesia no es efectivo, pues aun despu6s de
haber sometido los sentimientos al proceso podtico, el dolor subsiste y la
poesia se convierte en manifestaci6n del dolor: en canto elegiaco. Para
la nueva generaci6n -como lo veremos-, el dolor no debe trascender
hacia la expresi6n.
Este periodo, de esa manera, mantiene continuidad respecto a los anteriores, porque es sostdn y modificaci6n de la herencia hist6rica recibida
y, sobre todo, gradual apertura a la objetividad y a la critica de la concepci6n poetica. Aunque persiste en la irracionalidad, no se le puede negar
su paulatino alejamiento de ella. Su actitud critica, si bien se expande
lentamente, invade zonas irracionales para debilitarlas. Este es el papel
fundamental que cumple la lirica de esta generaci6n: incrementar la actitud autocritica y alejar a la poesia de la irracionalidad. Vamos a ver los
pasos de este nuevo giro en la lirica de Marti.
a) En marzo de 1875 escribe su composici6n Haschisch>> 2, que
describe al espiritu del poeta en su grandeza c6smica y universal, pero al
mismo tiempo como dolor; mas concretamente: como fuente del dolor en
la naturaleza:
No es estatua de linguida figura
el alma de un poeta:
es un sol de dolor: alma sin cura
de universal enfermedad secreta
18 Roggiano ha ordenado una lista de este motivo expresado por Marti en sus
versos y prosas. (V6ase Antologia critica de Jose Marti, p. 50.)
19 J. Marti, Obras completas (La
Habana: Editorial Nacional, 1965), vol. V,
p. 168.
0 Vivia entonces el poeta en M6xico, donde escribi6 esta composici6n y la public6 en la Revista Universal, 1 de junio de 1875.
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<<sol
<<Canto
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4Qu6
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<<iQue
<<Estrofa
si;
la queja
<<Yo
<<Sed
<<Solo,
21 Vdase en
de belleza la idea de solidaridad:
estoy solo: viene el
verso amigo, / como el esposo diligente acude / de la erizada t6rtola al reclamo.>
nacen las palmas en la areEn <Poeta , el dolor como origen de la poesia:
na / y la rosa en la orilla al mar salobre, / asi de mi dolor mis versos surgen / convulsos, encendidos, perfumados.> Asimismo, la identificaci6n de la poesia con la
existencia (6sta entendida como dolor) estt en la composici6n que empieza asi:
versos van revueltos y encendidos / como mi coraz6n...>
<<Como
<<Mis
OSCAR RIVERA-RODAS
850
<<el
<<es
<<Conozco
<<su
<<ha
<<La
'
MARTI Y SU CONCEPTO
DE POESIA
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extraordinario, titan o profeta. Pero los poetas son muy pocos, ciertamente
-en cualquier tiempo-, con relaci6n al resto de los seres humanos. Esta
inmensa mayoria no participa de las concepciones ideales de aqudllos.
Y nace el desajuste entre los vates y el mundo: la incompatibilidad tantas
veces referida en esta epoca. Se aisla al bardo porque siente adverso al
resto de los hombres. Su visi6n divide asi al gdnero humano: entre los
<mejoress, que son los menos, y los <<malos>>, que son los mis. Los primeros acuden a la hoguera para redimir a los segundos. Los primeros son
los ungidos por la naturaleza: veedores del futuro, vaticinadores, vates:
poetas, en fin. Estas ideas no son expuestas s6lo a trav6s de la cosmovisi6n podtica, que es fundamentalmente irracional, sino en un ensayo
consciente de licida convicci6n. Marti ratifica sus ideas podticas asi:
o10
<<Cual
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OSCAR RIVERA-RODAS
<<He
<<ya
<<Marzo>>,
<<De
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individuo vs. mundo. Superaci6n del antagonismo instituido por el romanticismo. Adviertase que la falta de la relaci6n externa con el yo es
recocaracteristica de toda esta 6poca occidental. El Romanticismo
nocia ningin vehiculo externo, era incapaz de obligarse a si mismo, y se
sentia expuesto indefenso a la prepotente realidad; de aquf su desprecio
y su deificaci6n simultinea de la realidad. La violaba o se entregaba a ella
ciegamente y sin resistencia, pero nunca se sentia igual a ella>> . La presente generaci6n de la lirica hispanoamericana no logra equilibrar su posici6n respecto a la realidad natural. Esto se ve en cada caso. En Marti
ya se ha visto su bisqueda personal de perfeccionamiento para alcanzar
la armonia con el universo. Reconoce la inferioridad del ser humano respecto a 6ste: el perfeccionamiento del hombre depende de su comuni6n
con el universo . En el mejor de los casos, en su armonia con el universo,
el ser carece de autonomia. Prevalece el reconocimiento a fuerzas sobrehumanas: ya naturales, ya religiosas. De todas maneras, reconoce una necesidad de elevaci6n: de la fealdad del hombre asciende a la belleza del
Universo.
La incompatibilidad que surge entre el yo y el mundo se destaca en
poesia (de Versos libres), entre otras composiciones. Transcribo un
fragmento en el que Marti describe c6mo vuelve su poesia de la ciudad,
despu6s de enfrentarse con la sociedad. Dice que mientras 61 cuida el
lecho puro y limpio de su poesia:
<<no
<<Mi
'
OSCAR RIVERA-RODAS
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visto dos aspectos: la representaci6n del poeta y el significado de la poesia. Este segundo punto se puede completar ain con el estudio del concepto que cultiva Marti respecto a la expresi6n. De esa manera abarcaremos la concepci6n del poeta y de la poesia (y dentro de 6sta: del significado y de la expresi6n).
3. Las referencias a la simplicidad de la expresi6n tienen desarrollo
en <Po6tica> (de Versos libres), en la que afirma que su verso bien puede
ir, cual paje amable, por <lujosas salas, de aroma vario y luces ricas> ,
pero, como es montaraz, prefiere el silencio y la espesura de la selva. Hay
en esta composici6n una alusi6n al lenguaje simple. Rechaza al paje amable, lujoso, cortesano, por el sencillo montaraz. Esta idea estd tambien en
poesia . Aquf su actitud se concreta y su referencia se define. Rechaza tanto el tono fuinebre de los romdnticos como las frias y hermosas
la pinto de gualda y amaranto / como
vasijas del parnasianismo:
la pongo en lindas vasijas /
aquesos poetas , dice por una parte, y
que moririan , afirma por otra. Y toma su propio camino: la vierte al
mundo / a que cree y fecunde, y ruede y crezca / libre cual las semillas
por el viento>>. Con esta definici6n ratifica la simplicidad de sus versos.
Sin embargo, no deja de cultivar la tradicional personificaci6n mitol6gica
de la poesia y de sus versos. Ambos tienen constante animaci6n a travis
de variadas representaciones. Por eso prefiere la luz y el brillo natural
-dice mis adelante- al brillo y luz artificiales con que pueden ornar la
tiinica de su poesia las piedras preciosas, las guirnaldas, los flecos sonoros, los broches lujosos, la suprema joyeria en fin.
La colecci6n reunida en Flores del destierro tiene como primera idea
precisamente la expuesta hasta aqui. Los dos primeros versos de la primera composici6n dicen: <<Contra el verso ret6rico y ornado / el verso
natural.> Marti sostiene resistencia a la expresi6n parnasiana, lo cual es
coherente con su modo de pensar. Ha sido sefialada la caracteristica esencial: la poesia es emoci6n. Ya lo habia dicho:
emoci6n en poesia es
lo primero.> De ahi que ahora se resista al estilo ornado. La expresi6n
parnasiana no podria contener la emoci6n po6tica, mis ain: el dolor
po6tico y la poesia -ya se ha visto- se origina en el dolor. De ahi que
el don...> reconoce los dones extraordinarios del poeta. Tienes
-diceel valor de ti>>,
habla viva / de quien cruza la tierra
cielo arriba...>. Y responde el poeta:
<Mi
<no
<<no
<<La
<<Tienes
<<todo
<<el
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Llegamos, pues, a otra fase de este estudio: seiialar la crisis de la exdecir la emoci6n po6tica sin caer ni en la intipresi6n en Marti.
midad, ni en el confesionalismo, ni en la melancolia en que degener6 la
lirica romintica? 0, de otro modo y para plantear la crisis del lenguaje
con mas rigor: ,C6mo renovar la expresi6n romantica cuando no se puede modificar el contenido romaintico? El contenido emocional tendra todavia en esta generaci6n su apoyo en la expresi6n de los sentimientos a los
que esti ligada la emoci6n. Y, en efecto, eso es lo que sucede con Marti,
aunque a veces se rebela en contra de esa expresi6n acufiada por el romanticismo. Claro esta que lo que diferencia a Marti de las generaciones
anteriores -ya he dicho- es su conciencia critica mas desarrollada. La
poesia de Marti, como producto del dolor, halla naturalmente una expresi6n dolorosa, aunque a veces 61 no lo quiera. Es menos quejumbrosa y
f inebre que la de los romanticos elegiacos, aunque cultiva cosmovisi6n y
temple animico similares a los de 6stos. Ha definido siempre su concepto
de que el dolor es esencia de la existencia y de la poesia. En <<Quieren,
joh mi dolor!...> (de Flores del destierro) exclama: <<Quieren que el verso
arrebatado en dura / circel sonante y apretada aherroje.>> Y aiiade su
gran dolor, el alma desolada, / ni con carmin
negativa a tal deseo:
su lividez esconde, / ni se trenza el cabello cuando llora.>> Marti no halla
la expresi6n para la emoci6n de su dolor. O mejor dicho, la halla: son los
<versos sencillos>, flores libres>>, <<flores del destierro>>. Es decir, formas
de un romanticismo depurado, consciente de que debe superar el individualismo y el irracionalismo, aunque al cabo no lo supere plenamente.
Y acaso estas formas no le satisfacen. Es cierto que Marti no es el bardo
linguido que confiesa sus penas, pero llama la atenci6n constantemente
sobre ellas. En el mismo volumen que comentamos est6 la composici6n
<<Yo puedo hacer>>:
Yo puedo hacer, puedo hacer
de esta desdicha una joya;
iPero me la habrin de ver!
No, vive Dios: ipaso atras!
Mi pena es mi hija: jmi hija
no me la han de ver jamas!
Son c6micos del dolor,
son llorones de su entierro,
son mercaderes de amor,
son indignos del placer
de sufrir y de querer
los que ensefian y venden
en libros y salas
su goce o dolor.
LC6mo
<<El
856
OSCAR RIVERA-RODAS
<<En
26 Max Henriquez Urefia, Breve historia del modernismo (M6xico: Fondo de Cultura Econ6mica, 1954), p. 56.
Quisiera hacer del presente artculo algo ms reflexivo que erudito con el
fin de llamar la atencin sobre ciertas <(intoxicaciones crtico-literarias a
propsito de la relacin romanticismo-modernismo, una relacin que nadie
debera ya ignorar y, menos an, emplear como descalificacin de la originalidad modernista. Tratar adems de mostrar la pertinencia de los Cuentos
romnticos de Justo Sierra dentro de los primeros textos modernistas hispanoam cricanos.
Comencemos por situar cronolgicamente el movimiento modernista.
Para Pedro Henrquez Urea (1954) este movimiento literario cubre un periodo de treinta aos, en dos fases desde 1890 hasta 1920, o desde 1882 si
nos retrotraemos hasta el Ismaelillo de Jos Mart; para Raimundo Lazo
(1967) cubre un perodo de cuarenta aos, en tres fases desde 1875 hasta
1914; Jos Olivio Jimnez y Antonio R. de la Campa (1976) consideran, sin
embargo, que ni 1882 marca la fecha de comienzo del modernismo ni las
vanguardias suponen su final. En general, la mayor parte dc los anlisis realizados parten de la poesa, hasta el punto de que en libros de poemas, los de
Daro, sitan las bases para justificar el cambio entre un perodo y otro. Por
lo que respecta al caso concreto de la novela las cosas no estn mejor. Meyer-Minnemann (1991) y Prus (1979) no creen que Amistad funesta (Luca
Jerezj, de Mart, sea verdaderamente modernista, sino todava romntica.
Para Anbal Gonzlez (1987) y Rosario Pearanda (1994), por el contrario,
dicha novela sita el inicio del modernismo en 1882. Y el cuento? Hasta el
momento no conozco que se haya realizado ningn estudio monogrfico sobre el cuento modernista hispanoamericano en su globalidad, aunque s en
pases especficos como Argentina, por Fletcher, o Bolivia, por Castan Barri entos.
A este respecto, Justo Sierra publica sus Cuentos romnticos en Pars en
1896, pero son cuentos escritos entre 1869 y 1876. poca que J. J. Arrom
,l,;ales dc Literatura llispanoaniericana, nm. 25. Servicio de Publicaciones, UCM. Madrid, 1996
198
(1977) calificaba de romntica-premodernista, justo antes de la etapa de iniciacin del modernismo que Lazo situ entre 1875 y 1888. Si nos atenemos
a esta clasificacin pareceria poco posible que Sierra tuviera algo que ver con
un movimiento que an no existe.
Pero el problema no se detiene slo en las fechas y alcanza al contenido
del concepto mismo: qu es el modernismo? Para tos mismos integrantes
del grupo la palabra no tuvo un contenido semntico bien preciso. Amado
Nervo en El modernismo lo expresa de esta manera:
No s lo que los dems entendern por modernismo. Malicio que ni
en Amrica ni en Espaa nos hemos puesto an dc acuerdo sobre la significacin de tan socorrida palabreja. (II, 398)
Una deduccin similar se extrae de la encuesta hecha en 1907 por 06mez Carrillo en El Nuevo Mercurio que fund en Pars. Esto es, el trmino
surgi y se extendi sin ms referente en cuanto a movimiento literario definido que el de aqullos que quisieron acogerse a l. Por lo que a esto respeeta, Ugarte volvi a sealar poco despus que el modernismo no es ms que
un movimiento individualista, una coalicin momentnea de gentes que abominan lo que existe sin declarar lo que desean y quieren ir a alguna parte, sin
saber adnde (1908, 46). La norma pareca ser, como la seguida por el uruguayo Vctor Prez Petit al publicar Los modernIstas (1902), dar cabida bajo
este adjetivo a todo escritor coetneo que de algn modo pudiera ser considerado innovador, por los temas o el lenguaje. Como es comprensible, se
confundan en el proceso de modernidad literaria tanto la novela experimental a la manera de Zola, como el movimiento que Daro, intencionadamente o no, contribua a propagar. Decir que ambos modos literarios estaban
enfrentados me parece cuanto menos arriesgado desde la omnvora perspectiva modernista, a tenor de las alabanzas que muchos de estos escritores dedicaron al arte de Zola. En ambos lados se daba un enfrentamiento similar
ante la tradicin academicista y la literatura bien-pensante establecida. Sin
embargo, dentro siempre de una misma modernidad, los caminos se bifurcaban, en un cierto plano ideolgico, en materialismo e idealismo respectivamente, ideologa que afectaba, como era inevitable, a los temas y al lenguaje.
Pero ni siquiera esta separacin ser tan evidente que no deje de plantear
problemas, por lo que se refiere a la narrativa, en autores como Zeno Ganda, Nervo, Carlos Reyles, Baldomero Lillo, Daro Herrera, Gonzlez Martnez, etc, en cuya obra el desplazamiento entre una esttica y otra hace en
ocasiones difcil una clasificacin. Si comprobsemos uno por uno todos los
autores que Max Henrquez Urea cita en su Breve historia del modernismo
como parte del movimiento, sin duda nos sorprendera hallar, entre los simbolistas o decadentes, otros criollistas, realistas o naturalistas.
En relacin a esta confluencia de estticas diversas en el fin de siglo bispanoamericano, y frente a lo que crticos como Angel Rama (1985) o Sonia
199
En contra de esta explicacin del fenmeno de la simultaneidad en Hispanoamrica, o cuando menos para matizara, debemos dirigirnos al foco exportador de cultura del momento, Francia, y comenzar a cotejar las fechas de
los dos grandes movimientos filosfico-literarios que desembocaron en el
fin-de-siglo, viendo hasta qu punto las producciones fueron o no simultneas all mismo. Primero cabe sealar que el Siglo de las Luces se caracteriz
por ser tambin el siglo del Iluminismo (Viatte, 1979). Ya en el xix, el positivismo se extendi con el Cours de phi/osophie positive dietado por Auguste
Comte (1798-1857) de 1831 a 1842. El espiritualismo tuvo uno de sus principales apoyos en el Cours desdztique publicado en 1843 por Jouffroy, quien
a su vez recoga las enseanzas de Victor Cousin (1192-1867). El libro de
ste ltimo, Du Vrai, du Beu, da Bien (cuya misma filosofa defender Gutirrez Njera en El arte y el materialismo), apareci en 1853, momento en
que comienza a generalizarse la crtica al romanticismo por parte de la escuela realista. Ambas posiciones ideolgico-artsticas entran en el seno del Parnaso y sus revistas: por una parte La Rvue Fantaisiste (1861) de Catulle
Mends, y por otra La Rvue du Progrs (1863) de Xavier de Ricard. Y la
coexistencia se prolonga en la prctica literaria entre 1870 y 1890 con Taine
y Zola por un lado, frente a Rimbaud, Verlaine y Mallarm, por otro. No est
falto de significacin que los primeros sean bsicamente prosistas, mientras
stos son ante todo poetas; pero, atenindonos al gnero de que tratamos, a
la mitad de este perodo aparecen los Contes crucs (1883) de Villiers de llsle Adam y Les mutes de/u bcasse (1883) de Maupassant, de temticas y estilos bien diferentes. Por otro lado, en el mismo Jons K. 1-Iuysmans, prototipo
del decadente, tendramos personificada la fragil tensin entre las fronteras
del materialismo y el espiritualismo, as como entre sus manifestaciones literarias.
En conjunto, creo que esto basta como ndice de que la isocrona hispanoamericana no era el necesario derivado de una marginalidad sbitamente
200
acelerada por cambios econmicos, sino que provena de la propia multidireccionalidad esttica e ideolgica del proceso de modernidad de Occidente,
a cuya vanguardia iIispanoamerica accedi a finales del siglo pasado gracias
a unos pocos intelectuales inquietos que aprovecharon las vas abiertas por el
crecimiento econmico. Como explican algunos socilogos y antroplogos al
analizar nuestra modernidad, sta surge del desencantamiento del mundo
cuya caracterstica general bsica es la fragmentacin, la diferenciacion creciente, la aceleracin de las modas (Beriain, 1990).
Frente a lo anterior, s parece por completo justificado, tal y como lo analiza Fran~oise Prus (1916, 72), que este giro hacia una economa neocolonial en Hispanoamrica incitase a la oligarqufa en el poder a manifestar un
afn autonmico que iba a reincidir en el apoyo a una literatura nacionalista. La tensin entre la literatura nacional y la extranjerizante s es un ms
ostensible derivado de la marginalidad histrica de las repblicas latinoamericanas, an por consolidarse, pero incluso esta misma disyuntiva convivira,
no ya en un mismo pas o en una misma revista literaria, sino en un mismo
autor, como es el caso dc Leopoldo Lugones, que publica casi a un tiempo
La guerra gaucha y Las iherzas extraas, o de Clemente Palma, quien con seudnimo de Juan Apapucio Corrales escribe crnicas de sabor criollo al
mismo tiempo que sus Cuentos malvolos. Por otra parte, esta tensin entre
tradicin verncula y tradicin exgena marca la base misma del ser hispanoamericano y en ella radica su identidad, en pugna desde la evidente escisin que plante en su da el idioma mismo, un idioma europeo aprendiendo
a nombrar una realidad americana.
El Modernismo, pues, como proceso dentro de la modernidad, incluye
en su seno distintas tendencias estticas. Ahora bien, precisamente porque
nuestra lectura de los textos es literaria y no sociolgica nos vemos obligados
a separar unas corrientes de otras.
Desde esta nueva perspectiva, en un intento por abstraer los rasgos generales que configuran la corriente que hemos dado en llamar modernista, si
analizamos los diferentes textos que recoge Gulln en El modernismo visto
por los modernistas (1980), advertimos, a pesar del diverso acento dado por
cada uno de los autores implicados, ciertas pautas comunes para describir el
fenmen~~ esttico aparecido durante el ltimo cuarto del siglo XIX. Por
ejemplo, Manuel Daz Rodrguez en Parntesis modernista, tras destacar
dos tendencias dentro de la corriente, una que trata de volver a la naturaleza y otra prxima a cierto misticismo, encuentra que ambas pueden comprenderse como un movimiento espiritual muy hondo (cd. Gulln, ibid.,
110), lo que confirmar Juan Ramn aos ms tarde con idnticas palabras.
Bajo las pautas de este juicio es permisible que se identifique la postura de
Gutirrez Njera en El arte y el materialismo, de 1876, como una de las
primeras manifestaciones afines en cl fin de siglo a la nueva sensibilidad. La
reflexin autorial de Justo Sierra al presentar su cuento Nias y flores a las
lectoras puede considerarse apuntando en esta direccin: no es un cuento.
201
202
nmeno a los paises hispanoamericanos, sino que lo integra a la literatura europea. El espritu modernista evidencia, as, su cosmopolitismo o, si se quiere, su afn de universalismo, que los acadmicos castizos quisieron reducir al
galicismo mental denunciado por Valera, pero que significaba, como vimos
arriba, un querer incorporarse con pleno derecho a las corrientes occidentales de pensamiento de vanguardia.
Gmez Carrillo, en su artculo sobre la prosa artstica, dejaba clara, adems, la defensa del arte como nico fin de s mismo y criticaba, desde esta
perspectiva, a quienes, como Baroja o Unamuno, consideraban que era un
vehculo exclusivo para decir algo>. Esta nueva conciencia dcl arte como
proyeccin subjetiva que dio solidez de corriente a los primeros que la experimentaron, lo que no significaba el descuido de la forma, era la afloracin,
en cualquier caso, de un giro ms profundo, significaba el contra-discurso de
la modernidad en cuanto fenmeno social (Villanueva-Collado, 1993, 21)
en dilogo con la modermzacion (Herman, 1988, 81).
Sin querer profundizar mas en estos aspectos generales, podemos resumir aqu los conceptos bsicos que observamos en el modernismo como movimiento literario, perfectamente aplicables al cuento segn evidencian los
anlisis de Pupo-Walker (1987)0 Antonio R. de la Campa (1976):
Individualismo: amor a la libertad, subjetivismo y excentricidad.
Espiritualismo: tensin frente a los postulados materialistas y bsqueda de nuevos valores absolutos para calmar un malestar.
Emotivismo: intensificacin y correspondencia de los sentidos.
Esteticismo: culto a todas las formas de belleza, en particular a las canonizadas por cl arte.
Cosmopolitismo: apertura a las literaturas extranjeras.
Estilismo: deseo dc elaborar un lenguaje nuevo acorde con los nuevos
ideales.
Si volvemos, ahora, a revisar todas estas notas y las adecuamos al libro de
Daro que ha venido siendo sealado casi como columna fundacional del
movimiento, Azul (1888), nos encontramos, adems, con una llamativa disocacin esttica entre prosa y verso. Alberto Julin Prez nos apunta cmo,
mientras la poesa del nicaragiiense comenz a gestarse en la lectura de Hugo, lo que determina, al parecer del crtico, una primera produccin en verso
de ascendencia plenamente romntica, su prosa se inspir en la lectura de los
parnasianos, particularmente Gautier y Catulle Mends. Es evidente que esta
diversidad en las fuentes habra de reflejarse en su primer libro, cuya originalidad Valera la encontraba antes en las prosas que en los versos. Pero no pretendo e&plicar este fenmeno como un problema derivado de estas distintas
fuentes, sino como algo ms profundo: como resultado de una inercia en la
separacin entre prosa y verso que, si bien en lo fundamental comienza a desaparecer, porque la imaginacin y lo lrico tambin se incluyen dentro de la
prosa, en la conciencia del autor ante los modelos expresivos an permanece, lo que permite expresar cierta plurivocidad.
203
En estos cuentos de Daro, sin embargo, conviven sentimentalidad y fantasa romnticas con la nueva conciencia formal y esttica de los parnasianos,
lo que genera un producto hibrido y nuevo. EJ propio Daro comenta que no
es sino ms adelante cuando incorpora sus conocimientos simbolistas. Ahora
bien, no es sencillo descubrir dnde termina el parnasismo y dnde comienza el simbolismo en el cuento modernista. De hecho el Parnaso provey al
modernismo de una especie de programa esttico, esto es, de lo que deba ser
considerado como bello, mientras el simbolismo a travs de su valoracin
de lo irracional como mbito de relacin con el mundo redistribuye esos
elementos de tal forma que estos se constituyen en modos desplazados de referir a instancias instintivas de la psique humana (Kaliman, 1989, 18). Y
tampoco es fcil separar, en el fondo, eso romntico que aparece, ya como
aspiracin real, ya como nostalgia, ya como irona y parodia. Pero es que, por
lo que atae a la tradicin del cuento literario en Hispanoamrica. la referencia al perodo romntico es inevitable. Tal y como advierte Luis Leal al comenzar su historia:
Es obvio que el gnero no existe antes del siglo xix, siglo durante el
cual aparece primero el cuadro costumbrista y despus el verdadero
cuento. Pero es con los modernistas primero y los criollistas despus que
Haba, pues, una acusada falta de tradicin verncula cuando el modernismo concedi carta de naturaleza al cuento literario y la poca que se tena
en algunas regiones haba sido iniciada en el perodo romntico.
No hay que perder de vista tampoco, por lo que atae a la relevancia
concedida al gnero en occidente, que una de las primeras y ms importantes
teoras del cuento literario, hoy considerada clsica, fue desarrollada por un
hijo de la gran corriente romntica: Edgar A. Poe, a quien tuvieron en la
mente todos los modernistas (Englekirk, 1934) y de cuyas teoras result
Quiroga un mulo destacado.
Considerando ahora a los pioneros hispanoamericanos del gnero, entre
los que es posible citar a Fernndez de Lizardi como el primer cuentista hispanoamericano con nombre y apellidos, podemos referirnos a Jos Ma Heredia por los cuentos que publica en Misce/nea dc 1829 a 1832. Aunque stos
sean posibles traducciones o reelaboracin de cuentos annimos, segn Leal
(1990), algunos de sus romnticos ttulos, como Manuscrito encontrado en
la casa de un loco> (1832, IV. nm. 2), Seged, cuento rabe (nm. 3) o
Aningait y Ajut, cuento groenlands (nm. 4), presentan un notable parecido con otros modernistas. Una de las caractersticas que se continan despus sera la dcl USO del relato enmarcado valindose de confesiones escritas
(alude a ello, sirviendo a la vez de ejemplo, Carta de un suicida de Gutirrez Njera); asimismo, la utilizacin de ambientaciones exticas, anunciadas
204
desde el subttulo (de Daro relatos como El stiro sordo. Cuento griego o
como La matuschka. Cuento ruso), en perfecta consonancia con el cuento
francs del momento. En este sentido, no obstante, hay que sealar una evolucin entre el exotismo meramente sugestivo de los romnticos y, sin que
este deje de darse por la nueva va de la sugerencia simbolista, el prurito arqucolgico que aportara al modernismo la influencia parnasiana, pero sobre
todo debemos contar con la tendencia, progresiva desde el romanticismo
hasta el modernismo, a ensalzar la imaginacin como potencia artstica y
como base misma del proceso creador.
Otros antecedentes hispanoamericanos que fueron ledos por los escritores modernistas, en esta lnea de cuentos donde lo imaginario cobra ya un
relieve especial, destaca Juan Montalvo. No por azar su escritura delata
igualmente el conocimiento de la tcnica romntica francesa, que aprendi
en su perodo parisino, y en la que se aada al citado mareo narrativo la aficin por el misterio sobrenatural: Gaspar Blondin, Cartas dc un padre joven, Manuscrito encontrado entre los papeles de un viajero ingls muerto
en Granada, <Ansela, El pintor del Duque de Alba (ste con una estructura fragmentaria que tambin seguirn luego algunos cuentos modernistas),
Fray Miguel Corella, etc. De Montalvo llama ya la atencin, adems, la
peculiaridad de su prosa, de la que deca Rod en el articulo que redact
sobre el ecuatoriano: la prosa de Montalvo es mucho ms admirable en su
singularidad que como norma y tipo adecuado para propagarse. Aquella
prosa ha de juzgarse como una bella forma extinguida (1924, 51). Esta singu/aridad en el esil/o es otro factor que sin duda influy en uno de sus mas
fervientes admiradores, Rubn Daro, declarado imitador de Montalvo en
sus comienzos
Del mismo modo, en la lnea fantasiosa y sentimental que precedi al
cuento modernista, abonando cl terreno, y con un toque humorstico, estara
la narrativa de Eduardo Wilde: Nada en quince minutos, por ejemplo, que
narra las conjeturas divagatorias de un viajero acerca de una hermosa dama
que viaja con su marido, su nio y la mucama en el tren 2; o la de Juana Manuela Gorriti, una de las primeras autoras de cuentos fantsticos en Hispanoamrica. Asimismo Justo Sierra cultiva el cuento de ingredientes irreales y
poticos, muchos dc ellos determinados por un lector femenino, lo mismo
que podr encontrarse en Daro, Nervo, Gutirrez Njera, Chiappori, etc.
Sobre su caso concreto podemos ya anticipar la opinin de Luis Leal: Son
notables estos cuentos de Sierra tambin por las innovaciones en la prosa, en
Vase Anderson Imber. El arte de trabajar la prosa en Juan Montalvo, en Explicacin
de textos lucrados, CSUS, vol. II. anexo II, Medelln (Colombia). Bedout S. A., sa... Con>., ante-
cedente del personaje modernista de raigambre nervaliana estara, por ejemplo, Las ruinas,
aparecido en Li Regenerador.
2 Otros cuentos que tratan dc la lantasa exagerada son La novela del tranva, de Gutirrez Njera, sin lar a La novela en el tranva de Galds, o La fantasa de un delegado de Hacienda de (i.larin.
Cuentos romnticos...
205
FI Modernismo es la prolongacin y rectificacin del Romanticismo: prolonga y desarrolla la libertad de ste; pero tambin se opone a la
despreocupada entrega a la inspiracin, al olvido del trabajo creador del
artista, causas de la degeneracin y crisis final del movimiento romntico. En sntesis, se trata de dos revoluciones literarias que requieren de
un estudio comparativo para el mejor conocimiento de las mismas.
(1967,14)
Era algo asimismo sealado por Santiago ArgUello o por Gmez Carrillo
(1914). entre los modernistas. De igual manera, Mario Praz (1969) apuntaba
Lina prueba de ello la encontramos en el encendido comentario que Ciro R Ceballos hace al libro Asf cidos de Couto Castillo (Buenos Aires, INEA, Premi Editora, 1984), en el cual
hace un interesante repaso de la historia del cuento mexieano ms inmediata. Aqu, al hablar de
los preceptos estticos que guan al autor, seala: Odia con toda la energa de que es capaz a
esa literatura inculta, plebeya, cursi, sin calamita, llamada por mal nombre nacional, que tantos,
tan gravisimos y tan irremediables peuicios ha ocasionado aqu al ate verdadero y a los legtimos artistas (II). Lo que predica Ceballos es la emancipacin de Ignacio M. Altamirano. al
que considera responsable de impulsar esa literatura nacional>. mezcland., lamentablemente
lo patritico con lo artstico. Puede verse tambin lo que escribe Santiago Argiiello a propsito
dcl <regionalismo literario como antiartistico (1935. 1, 19). El ejemplo contrario se lee en el
prlogo hecho por Jos Toms de Cullar, Facundo, a su libro Lo linterna mgica (1889). no
lrae costumbres de ultramar, ni brevete de invencin; todo es mexicano, todo es nuestro, que es
lo que nos importa; y dejando a las princesas rusas, a los dandies y a los reyes en Europa, nos
entretendremos con la china, con el lpero, con el indio> con el chinaco. con el tendero y con
0<1>10 (le aca> (cit. Luis Leal, 199<), 47).
206
que el decadentismo europeo de finales del siglo pasado, con el que se emparentara el Modernismo, no era sino la consecuencia del espritu romntico.
El transvase desde el Romanticismo al Modernismo ha sido igualmente apoyado por Ricardo Gulln en su libro Direcciones del Modernismo, quien se
expresa en termnos similares a los de Lazo, y tambin por Manuel Durn,
que ve el Modernismo como una oespecie englobable en el gnero Romanticismo. Por su parte Antonio Castro Leal, al prologar los Cuentos vividos
y cronicas soadas de Urbina comenta que ste, tanto como Gutirrez Njera,
pertenecen a un segundo romanticismo mexicano (1971, IX), un poco
como haba hecho Rufino Blanco Fombona en El modernismo y los poetas
modernistas al comentar el doble aspecto romntico y modernista (1929,
352) de algunos autores.
Lo negativo de estas filiaciones, bastante frecuentes, es que no siempre se
limitan a expresar una comunin de sentimientos, un espritu regresivo o
nostlgico, sino que en ocasiones arrastran connotaciones peyorativas, de
descalificacin literaria. Por esta confusin entre las reivindicaciones romanticas y las modernistas, Pedro Henrquez Urea lleg tambin a la conclusin
de que escritores supuestamente modernistas como Gutirrez Njera, Silva y
Casal fueron ms bien romnticos dolientes que modernistas plenos (1949.
170-1).
Para aclarar esta injerencia de lo romntico en lo modernista advirtamos
que son, hacia mediados del siglo xx, Gautier y Baudelaire, sobre todo, al escribir sobre el romanticismo, quienes comenzaron a entenderlo como forma
de estar en el mundo derivada de un sentimiento vital. Son estos escritores
los que identifican el romanticismo con un estado del alma al que ellos mismos asocian sus anhelos existenciales. Pero ya el propio Sehegel, en prlogo
a Lucinde, haba hablado de Cervantes como de un romntico, en una proyeccin retrospectiva que de manera implcita asuma este mismo criterio: lo
romntico como un modo de sentir ucrnico. La confesin hecha por Rubn Daro en La cancin de los pinoso de El canto errante, quin que Es,
no es romntico?>, incide en esta idea de que lo romntico se aprecia en el
ser como un valor y no estrictamente como signo de pertenencia a una escuela literaria, como un estar en el mundo que, sostenido por dos emociones angulares, la del amor y la del dolor, no deja an hoy hacerse presente en cualquient que se define como romntico.
Por otra parte, el romanticismo literario en Hispanoamrica, segn el critico Emilio Carilla (1975, vol. II, 137), pernanece en activo la mayor parte
del xx, con, segn las regiones, dos y hasta tres generaciones romnticas, la
ltima de las cuales asienta directamente, para l, las bases del modernismo.
Es lgico pensar que el modernismo y sus ideales no nacieron de la nada.
Los propios modernistas eran conscientes del proceso que iban siguiendo en
su gestacin. As, Julin del Casal, al referirse al Daro de Azul.., lo identific
directamente con los parnasianos parisienses, a los que asimismo l denomina
neo-romnticos (en La crtica literaria y esttica en el siglo xix cubano, 132).
207
208
sobre todo, a un marcado intelectualismo, nica salida hacia la profesionalizacin del artista.
Como para el decadentismo europeo han sugerido Praz (1969)0 H. Peyre (1972), para el caso del modernismo hispanoamericano podemos concluir, de acuerdo con Emilio Carilla, diciendo que lo visible es la lenta preparacin del modernismo: su incubacin en la poca romntica (1975, [1,
201). La dificultad de precisar cundo desaparecen los rasgos romnticos
para dar paso a los modernistas se acenta porque comprobamos que poesa
y prosa no siguen los mismos modelos, como se indic para el caso de AzuL...
Pero sobre todo dificulta esta radical separacin el hecho de que algunos autores modernistas confesaran una consciente inclinacin por el sentimentalismo romntico. As ocurre con Luis G. Urbina en su crnida soada Un
entreacto:
Parece que me voy a pasar la noche enredando y embrollando filosotas lacrimosas. No es sta la primera ni ser la ltima vez..
Decididamente soy un romntico cursi. (46)
Este autor mismo nos pone en la pista para explicar cmo el giro hacia
presupuestos modernistas, desde los anteriores romnticos, dependa de factores externos al escritor del entorno modernizado, antes que por cambios internos del ser. Es lo que parece poder deducirse de su relato Mariposa de amor, cuando comenta:
En otro tiempo, pasear al acaso, por callejones y plazuelas, en un
plenilunio de enero, era dc un inocente sabor romntico. (..)
Ahora, las ciudades modernas han perdido ese encanto. Los focos
elctricos han matado la poesia de la luna, un meo ms, ni tan brillante
ni tan til como los otros (...) (197 1,23-4)
Tras lo indicado considero que podemos ver con nuevos ojos los Cuentos
romnticos de Justo Sierra, lo que nos conducir a la conclusin de que el
modernismo tuvo en Mxico, por lo que respecta al cuento, sus primeros latidos.
Es algo sealado que el comienzo de la larga paz que en el terreno poltico supuso el porfiriato, desde 1867 hasta 1910, trajo para la vida intelectual
del pas una importante reactivacin literaria. Ignacio M. Altamirano convoc en torno a su revista El Renacimiento y al Liceo Hidalgo a los escritores
conservadores y liberales bajo el proyecto comn dc edificar una literatura
nacional. En su Breve historia del cuento mexicano, Luis Leal considera el penodo de 1867 a 1883 como de transicin entre el romanticismo y el modernismo (1990, 47), lo que parece correcto para este pas. La divisin interna
de carcter temtico-estructural que establece dentro delperiodo, sin embargo. el cuento sentimental por un lado y el cuento anecdtico por otro. de-
209
210
21
tstica tiene un fin en si misma, frente a los diversos compromisos moralizadores y nacionalistas en particular comunes en la narrativa anterior y aun
en la coetnea. Si nos ponemos a rastrear de dnde deriva este pensamiento
lo cierto es que, aun prescindiendo de las propuestas tericas del idealismo
alemn, nos topamos con el Prefacio al Cromwel/de Vctor Hugo, donde se
defiende con claridad la libertad en el arte, y con las teoras de Gautier sobre
lArt pour lart, stas s, llevadas a la prctica de la creacin por el autor
mismo. Y sabemos que de aqu bebi directamente el educador mexicano
cuando an no se haba generalizado en Hispanoamrica el concepto de
ecriture artistique> que propagara y dara cuerpo al modernismo. El propio
Sierra, en prlogo a su edicin de las Poesas de Manuel Gutirrez Njera, recuerda su propia obra y alude a su afrancesamiento y a su intento por acrisolar el idioma, intento en el que considera que Gutirrez Njera consigui
grandes logros. Ya tenemos, en este sentido, otros dos motivos de orden esttico para acercar la cuentstica de Sierra a la de los primeros modernistas: su
desvinculacin de compromisos directos de utilidad social y su conciencia
formal del arte. En este mismo prlogo a Gutirrez Njera justificaba an un
tercer motivo de orden ideolgico, el pesimismo como actitud de los jvenes
poetas, comentando: es la actitud en que nos ha colocado la civilizacin, la
actitud de Laoocontc, entre los anillos de las serpientes apolneas (Sierra,
Prosas, 34). El mexicano, pues, manifest siempre que pudo su simpata haca los modernistas como quien ha participado en su modo de sentir, y no
dudar en prologar el libro Peregrinaciones, de Daro, cuando ste se lo pide.
Por su parte, Antonio Castro Leal, en el prlogo a Cuentos romnticos
(1946, VII), anota cierta proximidad entre los personajes de Sierra y los de
Bcquer y Nerval, autores a los que, an cultivando el motivo romntico de
la amada imposible o fantasmtica, no cabe negarles un paso importante en
el cultivo de la literatura en cuanto a procedimientos de expresin, caminando hacia el simbolismo. De hecho tambin este mismo motivo de la amada
imposible no deja de darse en pleno modernismo. Rubn Daro, en Carta
del pas azul, recurre a l de este modo:
Pues bien, en un banco de la Alameda me sent a respirar la brisa
fresca, saturada de vida y de salud, cuando vi pasar una mujer plida,
como si fuera hecha de rayos de luna. Iba recamada con manto negro. La
segu. Me mir fija cuando estuve cerca, y oh amigo mo! he visto realizado mi ideal, mi sueo, la mujer intangible, becqueriana, la que puede
Inspirar rimas con slo sonreir, aquella que cuando dormimos se nos
aparece vestida de blanco, y nos hace sentir una palpitacin honda que
estremece corazn y cerebro a un propio tiempo. Pas, pas huyente, nipida, misteriosa. (141)
Otro rasgo que hay que anotar es que en Sierra ha desaparecido la tendencia al costumbrismo, tan frecuente en la narrativa romntica. Sus leyendas
212
costeras estn demasiado estilizadas como para ser reconocidas con un carcter especficamente mexicano. En vez de esta plasmacin nacionalista,
una fructfera lectura de las obras de Renan (17e de Jsus, 1863) y asimismo
de Strauss, que al ao siguiente de editada la del francs sac una edicin revisada de su propia 1/ida de kvzs. inclinan al autor hacia escenarios bblicos
para tratar un tema dc profunda trascendencia y acorde con la crisis religiosa
modernista. Es, posiblemente, en estas ficcionalizaciones histricoreligiosas
(666: Csar Nero>, En jerusaln, Memorias dc un fariseo (fragmento) y
El velo del templo) donde el autor mejor demuestra su cercana al espritu
modernista (ahora a travs del Flaubert de La tena fian de Sain-Arnoine),
permitiendo sospechar muchas de las prosas exegticas de Lugones. Y antes
que a ste, tambin a Sierra le atrajeron los estudios helnicos.
Son, asimismo, perceptibles las que Candelaria Areco considera sus cualidades pictrico-plsticas (113) que lo ponen en relacin con la influencia
recibida de Gautier, esto es, con la raz parnasiana de la que tambin brotaran los cuentos darianos de Azul... En este sentido, cl rechazo que el propio
autor hizo de la objetividad que defenda en arte el Parnaso, optando conscienlemente por una posicin subjetiva, no impeda, como as lo seal l
mismo, que admirase y aprendiese, en efecto, la nueva tcnica. Su defensa del
sentimentalismo no fue, pues, debida a mero desfase o a una incapacidad intelectual para describir escenarios ms concretos, sino que supona una lcida
interpretacin de su espritu, inclinado, como el de todos los modernistas postenores a veces a su pesar, hacia el punto de vista romntico:
.
Vase Andr Thrive. 1929. 103. Comenta cmo Gautier creo el eslabn entre e roman-
ticismo y el parnasianismo, papel similar al desempeado por Sierra en relacin al cucnlo modernista.
En Emociones de viaje. Obras Completas. Mxico. Eds. Oasis. 1959.
213
dencia polar simultnea ala pasin ertica y a la pureza, el gusto por lo ideal y
legendario, el transvase frecuente de la vigilia al sueo y el giro hacia lo fantstico; y en el plano tcnico, el recurso al manuscrito confesional, la narracion
en primera persona, y la ruptura del hilo argumental para dirigirse directamente al lector con frecuencia femenino, rasgo ste que ira disminuyendo
en los dems autores, pero que an afecta a Gutirrez Njera, a Daro, a Neryo, a Lugones o a Chiappori. <Incgnita, por su parte, puede considerarse
como un cuento largo, en captulos, de trama algo ms compleja que los dems y ya plenamente dentro de la corriente esotrica de la segunda mitad del
siglo. Se trata de un sabio hipnotizador y espiritista, al que se presenta algo caricaturescamente lo que permite ver un tono de parodia en ciertos fragmentos como en El caso de la seorita Amelia, de Daro. Sobre el fenmeno
espiritista escriba Sierra en oEl espiritismo y el Liceo Hidalgo (El Federalista,
2 de abril, 1875) a propsito de un posible debate al respecto en esta instituclon:
teora dc Berkeley del panpsiquismo, otros llevarn a la escena la conocida paradoja (le la inmortalidad dc la ciencia de la otra vida, etc; y
como dice el gran Claudio Bernard. a hiptesis espiritualistas se responder con hiptesis materialistas (La educacin nacional, 1977, 30)
Como indiqu, Cathy L. Jrade, en (<Tpicos romnticos como contexto
del modernismo, recurriendo a Shaw y Paz para centrar el movimiento dentro de la corriente romntica, llam la atencin sobre la importancia de la
tradicin esotrica que recogen los modernistas, lnea de invstigacin que
tambin sigui Marini-Palmieri. En este sentido, tras recopilar una serie de
datos bibliogrficos llega a la conclusin de que lo fundamental dentro del
romanticismo, en realidad en toda la poesa moderna, es una nostalgia por
una poca primordial en la que el hombre se reconcilia con la naturaleza
(174). Esto es, que lo fundamental del romanticismo es lo mismo que sigue
hoy siendo fundamental: la poesa (Poiesis) es un acto de rebelda contra el
mecancsmo sn alma, una ex-centricidad social en busca del centro natural.
Es comprensible que, si Justo Sierra volvi a recopilar sus cuentos en un
volumen casi finalizado el siglo fue porque su estilo, como su contenido, no
desentonaban entre los muchas veces romnticos productos del modernismo entonces triunfante. De hecho ah tenemos la Historia de mar publicada por Daro en el semanario mexicano El Mundo en 1898 y que reproduce
cl esquema de los cuentos marineros de Sierra: el informador de la historialeyenda es un lugareo (me lo dijo un pescador [1990, 346]), se quiere dar
un earcte~ de intimismo en el relato (Cuntela usted a su ms linda amiga,
214
cuando ella ra ms [ibid.]), y la joven protagonista. hija de un pescador, bela, inocente y natural, espera en vano a un marinero del que qued embarazada y por el que se suicida en el mar. En este relato, adems, Daro acenta
los rasgos romnticos hasta el punto de hacer coincidir la muerte con una noche de tormenta, lo que permite suponer su voluntad pardica con relacin a
Sierra ola voluntad de ambos por parecer romnticos.
Debe insistirse adems, para el caso de Mxico sobre todo, que la modalidad de la prosa de Justo Sierra haba creado escuela. Entre otras cosas haba importado la causerie francesa, estilo de crnica que Gutirrez Njera,
Luis G. Urbina y Amado Nervo, entre otros, continuaran, y que se caracterizaba por ir siempre adornada con imaginacin. A tal respecto, Antonio Castro Leal valora as el lugar del autor de Cuentos Romnticos en prlogo a su
edicin:
~,
hay que recordar que esas frases musicales y sugerentes, ese estilo
nervioso y flexible, ese tono insinuante y lrico aparecen en la literatura
mexicana cuando Manuel Gutirrez N=iieraque realiza en definitiva la
modernizacin de nuestra prosa no haba salido todava de la escuela
(1946. X)
Antonio Caso, en su prlogo a [rosas de Justo Sierra, donde comienza
exaltando la capacidad mstico-amatoria del autor, su platonismo, destaca,
entre otras notas caracteriolgicas, tambin lo que es un rasgo tpico modernista: su irona, una irona no corrosiva del ideal. Asimismo, sobre su posicirt ante el positivismo dogmtico, vea alzarse una duda radical, incoercible, que siente un temblor de tierra constante bajo las grandes teoras
cientficas y mira a las religiones como estupendos organismos vivos (Xl). A
Justo Sierra slo le falt haber continuado escribiendo prosa de ficcin para
ser admitido plenamente como modernista, pues cuando l dej de escribir
muy pocos estaban en condiciones de imitarle. Al afirmarse con fuerza la
gran corriente estetizante el maestro mexicano se dedicaba ya exclusivamente a su labor pedaggica y a sus estudios histricos, integrado en la participacin social. Otros modernistas seguiran cl mismo proceso, escribiendo artsticamente en su juventud y perdiendo progresivamente esta disposicin a
medida que otras actividades ms polticas o profesionales reclamaban su
tiempo. como Manuel Daz Rodrguez o Clemente Palma. De la soledad a la
sociedad.
Por ltimo, la evolucin espiritual de Sierra, dentro de un catolicismo
abierto a la ciencia, no es extraa tampoco a modernistas muy posteriores,
Este carcler pardico era cooscicnl e en todos los escritores modernistas. Luis Berisso,
uno de los buenos amittos de Dario en Buenos Aires, en tdilio romntico, construye una historia que se reconoce, metatextualmente, de un aguado romanticismo (l<letcher, 1986, 77) y
(le la que los personajes que hacen de interlocutores del protagonista se burlan, La intencin es
op<>nerse al materialismo mediante una imaginacin idealista,
215
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21 7
El Modernismo, como hecho cultural y literario, es uno de los temas que todava apasionan a la crtica y que originan complicadas polmicas de saln. Lo que an no abunda en las monstruosas bibliografas
modernistas es el comentario analtico de los textos que son en definitiva el legado principal de aquella modalidad artstica, La utilidad
de la investigacin erudita e historiogrfica en torno al modernismo no
me parece discutible; lo que s hay que lamentar es que la pesquisa se
haya polarizado casi siempre hacia a la indagacin de fuentes y datos
extraliterarios. Debido a esa orientacin investigadora se explica que
el cuento una realizacin fundamental de la prosa modernista slo
se haya estudiado en trminos muy generales. En diversas ocasiones se
han sealado algunos rasgos especficos del cuento modernista, pero lo
que no se ha intentado, que yo sepa, es una sntesis de las caractersticas
y del esquema estructural que predominan en un gran nmero de relatos importantes No pretendo con estos apuntes la distraccin que
ofrece un mero ejercicio formalista, sino ms bien identificar, en lineas
generales, una estructura narrativa que jug un importantsimo papel
2
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A.
Daudet.
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pueden atribuirseles funciones estructurales que refuerzan la configuracin externa; la epidermis del relato. Pero, al mismo tiempo. esos recursos pueden ser un escollo en el desenvolvimiento narrativo que
sostiene a la obra. Esas y otras dualidades, verificables a nivel de la
estructura y el lenguaje, tienen, en mi opinin, su raz en una visin
antittica de la realidad. La imposibilidad de reconciliar el ideal esttico que rige la creacin con el mundo circundante se traduce, en el
cuento modernista, en una visin conflictiva; visin que, a la postre.
intenta equilibrarse en las armonas y pureza del arte. Tal actitud conduce, con frecuencia, a la evasin contemplativa que se deleita en las
texturas y el semblante de lo bello y lo extico. Al configurarse as el
lenguaje. la narracin adquiere un carcter esttico, que percibimos. por
ejemplo, en El Rub, La muerte de la emperatriz de la China y otros
relatos de aquel perodo. As, a veces la escritura narrativa se fatiga con
la sobrecarga de imgenes evocaciones grficas y cromticas que llegan
a parecernos un interminable juego de artificios decorativos. Pero, en
ltimo anlisis, la perspectiva antittica a que me he referido y que
yace en tantas creaciones del Modernismo, viene a ser el ncleo de tensin que aglutina la materia del relato o el poema. Esa visin de valores contrapuestos es. adems, frecuente si no congnita en un lenguaje
de alta tensin expresiva como el que intentan los modernistas.
Pero no todos los cuentos de Daro adolecen de la exquisitez verbal
que nos deslumbra en los relatos que he mencionado. El fardo en
mi opinin la mejor realizacin narrativa de Daro da a conocer otra
yeta del genio creador del poeta. En El tardo no se impone el mundo
de carmn y alabastros, sino que, por el contrario, Daro prefiere un
lenguaje que est muy cerca de la crudeza y objetividad de los naturalistas. El cuento aparte de sus mritos particulares es un texto de
suma importancia histrica en cuanto que revela una de las primeras
convergencias de las dos corrientes artsticas que predominaban en la
narrativa hispanoamericana de fin de siglo: el ideal modernista y el
naturalismo criollista. El fardo describe, especficamente, la vida difcii de unos pescadores humildes que luchan desesperadamente por sobrevivir en un ambiente fatalista que casi de una vez aplasta el fsico
y las aspiraciones ms modestas de aquellos hombres. La narracin se
inicia con el esbozo magistral de un ambiente en que contrastan metforas sugestivas y la pesadumbre de un muelle que rondan pescadores empobrecidos. Es un mbito repleto de augurios y de ecos
que suscitan en la mente del lector la tensin imaginativa frecuente
en los cuentos ms logrados de Daudet, Kipling y Poe:
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tiene tanta importancia como la obra potica. Esa aseveracin es siempre verificable en el caso de Amado Nervo y Manuel Daz Rodrguez.
Nervo fue un escritor fecundo. Su obra de ms de veinte volmenes
abarca casi todos los gneros literarios ~. Los relatos iniciales totalmente vinculados a la opulencia sensual del primer modernismo se
publicaron en peridicos mexicanos de provincias y. todava hoy, algunos de esos relatos continan dispersos, Escribi abundantemente desde
las grandes capitales del mundo hispano y, en contraste con otros modernistas. Nervo cultiv el cuento a lo largo de toda su vida. Adems
de cultivarlo con esmero, tambin intent explicar la gnesis y hechura
de sus propios cuentos. En su libro Almas que pasan (1906) confesaba:
Es cierto que para escribir un cuento suele no necesitarse
la imaginacin; sc ve correr la vida, se sorprende una escena, un
rasgo, se toman de aqu y ah los elementos reales y palpitantes
que ofrecen los seres y las cosas que pasan, y se tiene lo esencial.
Lo dems es cosa de poquisimo asunto: coordinar aquellos
datos y ensamblar con ellos una historia; algo que no es cierto
actualmente, pero que es posible y ha existido sin duda. Hacer
Al referirse a las relaciones del verso y la prosa, Lida apunta lo siguiente:
No es slo, pues, que el estudio de sus cuentos ilumine al mismo tiempo,
desde fuera, aspectos parciales de la creacin potica de Rubn, sino que la
poesa misma penetra de continuo en estas pginas de prosa. Op. ch,, pg. 201.
Para una lectura ms extensa y en edicin cuidada, vase la de Luis Leal,
Amado Ncrvo, sus mejores cuentos. Boston, 1951. Es muy valioso el estudio
de Manuel Durn, Genio y figura de Amado Nervo. Eudeba, Buenos Aires.
8
1968.
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que cada uno de los personajes viva, respire, ande, que la sangre
corra por sus venas, que, por ltimo, haga exclamar a todos los
que lo vean en las pginas del libro, pero si yo conozco a esa
gente!.
A pesar de sus afirmaciones categricas, una lectura detenida de
sus cuentos desmiente gran parte de esa esttica realista que defenda
entonces y que slo practic en relatos como Una esperanza, que figura entre sus cuentos ms conocidos. Lo que en realidad predomina en
sus relatos es el vuelo y la fertilidad de su imaginacin, que, a veces,
se desborda para caer de lleno en la fantasa pura. Fantasa que, en
parte, arranca de sus preocupaciones transeendentalistas que oscilaban
entre la magia y la fe ms ortodoxa. Fue hombre de temperamento hipersensible; vivi asediado por una morbosidad sensual que, en sus
cuentos, se traduce en una inquietante tensin nerviosa que es parte
de su estilo. La trayectoria literaria de Nervo, como la de Horacio
Quiroga, parece estar estrechamente vinculada a los vaivenes de una
vida angustiada. Como escritor, y en eso tambin es afn a Quiroga,
quiso obsesivamente reducir sus cuentos y poemas a la sustancia ms
pura y sencilla. Algunos de sus textos dan la impresin de ser un tejido fugaz. Refirindose a Un sueo uno de los mejores cuentos de
Nervo, Alfonso Reyes comentaba: Todo el enredo se entreteje en
el estambre de luz que se cuela, al salir el sol, por las junturas de la
ventana. Pero es justo sealar que si sus relatos El ngel cado, Ellos,
Cien aos de sueo son admirables despliegues de imaginacin y
maestra, otros, sin embargo, son meros apuntes narrativos en los que
slo se destaca una leve intencin satrica o humorstica. Tal es el caso
de El horscopo que, inexplicablemente, figura en varias antologas
muy difundidas.
Los cuentos de Nervo, vistos desde una perspectiva formalista,
abarcan casi todas las posibilidades que el gnero haba logrado en
Hispanoamrica. Su punto dbil fue, quiz, la dramatizacin sentimental exagerada que, como en el caso de Una esperanza, choca violentamente con la frialdad, concisin y efectividad general del desenlace.
En conjunto la temtica y el desarrollo formal de sus cuentos ilumina
con excepcional claridad la evolucin de la narrativa modernista hacia
otros tipos de ficcin.
Esa trayectoria formal, de hecho mucho ms extensa que la de
Daro o la de Njera, tambin se observa en los cuentos del narrador
venezolano Manuel Diaz Rodrguez, que recorri igualmente la gama
que va desde el modernismo puro hasta la ficcin desgarrada y soez
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ALl,
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ElnaturalismoenHispanoamrica.Loscasosde"EnlasangreySanta"|BibliotecaVirtualMigueldeCervantes
Elnaturalismoenhispanoamrica.Loscasosde
EnlasangreySanta
JavierOrdizVzquez
Los estudios realizados hasta la fecha sobre el naturalismo hispanoamericano han sido muy
escasoseincompletos.Elexiguobagajecrticoquehoydaexistesobreelparticularsereduceaun
cierto nmero de monografas dedicadas a autores concretos o pases determinados y a un solo
volumengenrico,dettulountantopretenciosoparasureducidaextensin1 .
AlahoradetrazarelpanoramadelnaturalismoenHispanoamricasehadecomenzarportanto
prcticamentedesdeelprincipio.Sehacenecesarioacudiralasfuentesyacotarconvenientemente
laspautasformalesytemticasquedefinenestemovimiento,conelfindeaveriguarsihaexistido
realmentealgoquesepuedallamarnaturalismoenelNuevoMundoy,dehabersidoas,bajoqu
formasyaspectos.
Laslneasquesiguenslopretendenserunapequeacontribucinaestagrantareapendiente,
que toma como pretexto dos novelas significativas del periodo que nos ocupa: En la sangre, del
argentinoEugenioCambaceres,ySanta,delmexicanoFedericoGamboa.
Desde el punto de vista ideolgico o filosfico, la novela naturalista es la narrativa del
positivismo cientfico. Emilio Zola toma como fundamento de sus planteamientos tericos las
investigaciones del mdico francs Claude Bernard sobre la medicina experimental, e intenta
transladarlas al gnero narrativo2 . Las tesis de investigadores, cientficos y filsofos del momento,
comoComte,Taine,Spencer,DarwinoSchopenhauer,contribuyenaconvertireluniversonaturalista
en una especulacin sobre los resortes profundos de la naturaleza humana y las relaciones,
habitualmente conflictivas, del individuo con la sociedad que le rodea. En consonancia con el
pensamiento determinista de la mayora de estos tericos, el personaje naturalista aparece descrito
como un ser sin voluntad ni libre albedro es un verdadero producto, forjado por una serie de
factoressobrelosquenoposeecontrolniamenudoconsciencia,comoelmedioenquehanacidoo
sehaeducadoysuherenciagentica.Ensucaracterizacinsesuelendistinguirlosrasgosheredados
de sus propios antepasados familiares de aqullos otrosuniversales o de especie, que permanecen
ocultosenelcomportamientohumanoyquecuandoafloranseconviertenenfuerzasavasalladoras
que anulan las normascivilizadasy acercan al hombre a la ms pura animalidad. Se hace especial
hincapienelpoderirrefrenabledelosinstintossexuales,habitualesgeneradoresdeviolencia,yen
el nocivo protagonismo del alcohol como liberador de estas ocultas pasiones, invariablemente
srdidas y execrables. El naturalista trata de indagar por tanto desde distintas perspectivas en los
resortesdeesadialcticaqueseproduceentrelacaraexternayeluniversointeriordelserhumano,
entrminosqueenmuchoscasosparecenadelantarlasposterioresinvestigacionesquellevaracabo
elpsicoanlisis.
La mayor viabilidad que suponen los casos patolgicos para el seguimiento de estas leyes
http://www.cervantesvirtual.com/obravisor/elnaturalismoenhispanoamericaloscasosdeenlasangreysanta0/html/6f6108537d5d4f9bac8b173b981b
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ElnaturalismoenHispanoamrica.Loscasosde"EnlasangreySanta"|BibliotecaVirtualMigueldeCervantes
albedrohumano6 .
La aclimatacin del naturalismo en Espaa es muy similar a la que tiene lugar en
Hispanoamrica. Los cultivadores de esta esttica al otro lado del ocano son por lo general
miembros de la burguesa ms conservadora y conciben sus creaciones como una va ms de
canalizacindesusconviccionespolticas.Eldebatenaturalistasobrelaadecuacindelindividuoal
mediosirveaquparareavivarviejaspolmicaslocales,comolacontraposicinentreamericanismo
y europesmo o entre civilizacin y barbarie, que haba planteado Sarmiento tiempo atrs. Obras
como La charca (1894), del portorriqueo Manuel Zeno Ganda, o Gaucha (1899), del uruguayo
JavierdeViana,reflejanenestalnealaimagendeanimalidadquedominaenlosambientesrurales,
e insisten en la necesidad de la educacin del pueblo como va para conseguir sucivilizacin. La
intencin didctica y moralizadora es en conjunto mucho ms acusada en la narrativa
hispanoamericana que en la francesa. En otro orden de cosas, se advierte la pervivencia de ideas
romnticas en aspectos como la indefinicin de fronteras entre determinismo y fatalismo o en la
presencia de relaciones amorosas sinceras y pasionales, alejadas del mero carcter instintivo que
stastienenenelnaturalismooriginal.
Los principios tericos de la escuela francesa calan con mayor arraigo en Argentina que en
ningunaotrapartedeHispanoamrica.DesdemediadosdelsigloXIXserecibenconavidezeneste
paslasnovedadesculturalesprocedentesdeFranciaylasnovelasdeZolaysuscontemporneosse
traducenypublicanconrapidez.ElviajeaParsseconvierteademsmuyprontoennormadecasi
obligado cumplimiento para todo porteo que se precie de pertenecer a labuena sociedad En este
ambiente netamente afrancesado no es de extraar que en las ltimas dcadas del siglo varios
narradoresrindantributoalasleyesyprincipiosdelrelatonaturalista,aunquesiempredentrodeuna
temticanetamentelocalistaycentradaenlosproblemasdelpas.
Dominaelambienteintelectualargentinoenestostiemposungrupodeescritoresconocidohoy
endacomoGeneracindel80,fechaalusivaalafederalizacindeBuenosAiresylaconsiguiente
unidad nacional7 . Casi todos los componentes de esta generacin pertenecen a la alta burguesa
criolla, son de ideologa conservadora y fieles seguidores de la cultura y las modas europeas. Su
pensamientosenutreapartesigualesdelosaportesdelostericospositivistasdelviejocontinentey
delosintelectualesargentinosdelapocaanterior,comoEcheverra,AlberdioSarmiento.Dehecho,
enlostratadostericosyenlasobrasdecreacindeestoshombresdel80sedesarrollaconcierta
amplitud la mencionada dicotoma sarmientina civilizacin/barbarie, y se identifica habitualmente
estaltimainstanciaconlagranmasadepoblacininculta,quenotienecapacidaddepensarnide
decidir por s misma. Estos aristcratas del espritu abogaron por una especie de despotismo
ilustrado,unademocraciadelaraznynodelasmasas,ensuconviccindequeslounaliteculta
ycivilizadaposeaelconocimientoylacapacidadsuficientespararegirlosdestinosdelanacin.En
estecontexto,yaunquehaydivergenciasdecriterioavecesnotables,muchoshombresdel80vieron
conrecelo,yhastaconunmanifiestorechazo,lamasivaafluenciadeinmigrantesque,procedentes
sobretododeItalia,acudanaArgentinaatradosporelseuelodelaprosperidadeconmicaylas
facilidades que el gobierno les otorgaba para su instalacin en el pas. Estos inmigrantes fueron
creando con el tiempo una nueva burguesa adinerada, una clase de nuevos ricos, llamados
despectivamenterastacueros, que fueron objeto de desprecio por parte de la burguesa criolla. Esta
situacinesfundamentalparacomprenderciertasobrasdelapoca,cuyosautoreshicieronusode
tcnicas naturalistas para demostrar el influjo negativo que esa masa inmigratoria supona para el
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futurodesarrollodelapersonalidadargentina8 .Elmensajeessiempreelmismo:sehadeponerfreno
de inmediato a esa entrada indiscriminada de inmigrantes ya que, de lo contrario, esa semilla
de barbarie que la mayora llevan en la sangre podra transmitirse fatalmente al futuro hombre
argentino. Las palabras que dedica Antonio Argerich a este asunto en el prlogo de su
novelaInocentesoculpables?(1884)noprecisandemayorcomentario:
Enmiobrameopongofrancaydecididamentealainmigracin
inferior europea, que reputo desastrosa para los destinos a que
legtimamentepuedeydebeaspirarlaRepblicaArgentina9 .
Es deber de los Gobiernos estimular la seleccin del hombre
argentino impidiendo que surjan poblaciones formadas por los
rezagosfisiolgicosdelaviejaEuropa10 .
Aos ms tarde, Julin Martel, seudnimo de Jos Mara Mir, en su obra La Bolsa (1890)
echarbuenapartedelaculpadeldesastrefinancierodel90alosextranjeros,quedefinecomoesos
parsitos de nuestra riqueza que la inmigracin trae a nuestras playas desde las comarcas ms
remotas11.
En la sangre (1887), de Eugenio Cambaceres, se inscribe plenamente en este ambiente
ideolgico. La novela refiere la historia de Genaro, hijo de inmigrantes italianos, que llega a
encumbrarseenlomsaltodelasociedadbonaerensepormediodesussuciasartimaasydesutotal
ausencia de moral y de escrpulos. Las principales leyes del relato naturalista se hallan aqu
dispuestasparademostrarunatesis:Genaroesunmeroproductodesuherenciagenticaydelmedio
en que ha nacido y se ha educado, y su carcter y su actitud son tremendamente dainos para la
sociedadquelohaacogido.
Cambaceres sigue al pie de la letra la receta terica del naturalismo, y as en las primeras
pginas de la novela plantea los antecedentes delcaso: el nacimiento de Genaro en un conventillo
sucio y maloliente ante la total indiferencia de su padre, a quien el narrador describe como una
hombredeexpresinaviesayrapacidaddebuitre12 ,avaroyviolento,yquefallececuandosu
hijoanesunniodeuncasodevicioorgnico(78).Elmedioenquetranscurrelainfanciadel
personaje aade ms datos para comprender su futuro carcter: vive en la calle, sin freno ni
control (71), integrado en una pandilla de jvenes contagiados por el veneno del vicio hasta lo
ntimodelalma(73).Loscuidadosexcesivosqueleprodigalamadrealmuchachotraslamuertede
supadrevienenaaadirmsleaalfuego,yvuelvenalchicoregalnyperezoso[...],habituado
[...]alasmoliciesdelavida(91).
Conestecurriculumhereditarioyeducacional,selanzaGenaroalavidaenlaciudad.Enbuena
lgica naturalista, nada bueno se podr esperar de l. Cambaceres carga demasiado las tintas y se
repiteenexcesoenladescripcindelcarcterdeGenaro,depositariodetodoslosviciosymaldades
concebibles. Es un personaje plano, sin apenas resquicios ni ambigedades, inconsistente en
ocasiones13 y excesivamentemalo para ser creble. Su figura se resiente adems de su evidente
carcterdesmbolodeunsectordelapoblacincomoeseldelainmigracin.Eneldesarrollodesu
historiaelnarradorselimitaaproyectarlasleyesdeldeterminismodeunamaneramecnica,yde
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estaformaaflorantodoslostpicosdelaescuela.Genaro,yaensujuventud,esunavctimadelas
sugestionesimperiosasdelasangre,delairresistibleinfluenciahereditaria,delpatrimoniodelaraza
que fatalmente con la vida, al ver la luz, le fuera transmitido (103).Acta movido por el ciego
fanatismo de su raza (115) y sus nicos mviles son el rencor, la envidia, el odio (y) la
venganza (113). Es incapaz de sentir amor por nadie, y sus relaciones con el otro sexo estn
presididas por el inters y la satisfaccin de sus bajas pasiones. Es, en definitiva, el prototipo
delhombreconvertidoenbestia(199).
EnlospensamientosdeGenaro,expresadosenestiloindirectolibre,sedebatetambineltema
desufaltaderesponsabilidadpersonalanteloshechosqueprotagoniza,justificadossiempreporlas
supremasleyesdeldeterminismohereditario:
Sitalhabanacido,siaslohabanfabricadoyechadoalmundo
sus padres, era l responsable, tena l la culpa por ventura? No,
comonolatenanlasvborasdequefueravenenososucolmillo.
(236)
ElpersonajedeGenaroencuentrasucontrapartidaenlajovenyricaherederaMxima,elotro
polodeestadicotomamaniquea,cuyosrasgospositivosyasedestacandesdesupresentacinfsica:
Eramorenaymuylinda,alavezquellenadeformas,delgaday
fina [...] en su boca de labios gruesos y rojos, todo el calor, todo el
ardientefuegodelasangrecriollaseacusaba.
(143)
Elpapeldelamuchachacomosmbolodelaburguesacriollatradicionalestambindemasiado
evidente.Ellaysufamiliasernculpablesporsuexcesodeconfianza,alpermitirlaentradaensu
casadeGenaroque,alcabo,pormediodelengaoylaviolencia,logracontrolarlaherenciafamiliar.
La historia de la relacin entre ambos es en realidad la misma que existe para Cambaceres entre
la baja inmigracin incontrolada y la civilizada burguesa tradicional: la historia del engao y la
humillacinaquelaprimeraestsometiendoalasegunda.Elrelatoconcluyeconlaexpresindel
puntomsbajodedegradacinmoraldeGenaroalagredirfsicamenteasuesposa,yesaspalabras
tan llenas de significado que dejan el final abierto: te he de matar un da de estos, si te
descuids!(239)
Enlasangreseaproximacomoningunaotranovelahispanoamericanaalamspuraortodoxia
delnaturalismoliterario.Lstimaqueelandamiajedelrelatoquedetanalavistayqueeltratamiento
deltemaylospersonajesascomoelapriorismoideolgicodelautorlaacerquenpeligrosamenteala
categoradepanfletoylaalejenasuvezdetodoeluniversodesugerenciasqueencierranlasobras
francesasdelapocaquelesirvendemodelo.
El entusiasmo que muestran los escritores argentinos ante el naturalismo no se reproduce en
otros lugares de Hispanoamrica, donde el impacto de esta escuela es mucho ms atenuado. Es
representativoelcasodeMxico,ydelanovelatradicionalmenteconsideradaporlacrticacomoel
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casomsreseabledelcaladonaturalistaendichopas:Santa(1903),deFedericoGamboa.
La obra refiere la historia de una muchacha de un pueblo cercano a la capital que, tras ser
engaadaporunalfrezquelaabandonaembarazadayabortarfortuitamente,ejercelaprostitucin
enlagranciudad.Laenfermedadcontradaeneldesempeodesuoficioterminafinalmenteconella
despus de un continuo proceso de degradacin que la lleva a deambular por los ambientes ms
srdidosdeMxico.Ensusltimosdasvivesinembargounaautnticahistoriadeamorconelciego
yfsicamentedetestableHiplito.
ConSantael burdel y los bajos fondos urbanos, con la jerga propia de los individuos que los
habitan, cobran carta de naturaleza en la novela de este pas. Hasta entonces, nadie haba osado
penetrar con su pluma en estos submundos, anatematizados por las buenas concienciasburguesas.
Estehecho,unidoalparalelismoquelacrticaadvirtidesdeelprimermomentoentrelahistoriade
la joven mexicana y la Nan(1880) de Zola, hizo de esta novela a juicio de muchos uno de los
ejemplosmsdestacadosdelanarrativaexperimentalhispanoamericana.
En principio no parecen caber muchas dudas de que el modelo principal de Santa es la Nan
parisina. En ambas novelas se percibe una clara intencin por ofrecer un panorama de la sociedad
capitalina de finales del XIX desde el enfoque inslito hasta la fecha que proporcionaba el burdel.
SantayNanpertenecenalmismotipodemujeresfatales,quelleganareinarensumundomerceda
los atractivos de su cuerpo y se rodean de esclavos sexuales. La cercana entre ambas obras se
percibe en detalles como el erotismo que destilan algunas descripciones de las protagonistas y en
episodiossimilares,comoeldelarelacinenteramentesatisfactoriaqueenunmomentodadotienen
lasdosmujeresconunadolescente14 .Tantounacomootratienentambinmomentosdedebilidaden
los que sienten nostalgia de otra vida y suean con un paraso de felicidad que consideran ya
inalcanzable15 : Nan recuerda los deseos de niez de vivir una existencia apacible en el campo,
mientras que a Santa le asaltan reiteradamente las imgenes del Edn perdido de Chimalistac, su
pueblonatal.
ElestudiodelmedioenquesedesarrollalavidadelaprostitutaesuntemaimportanteenSanta,
en total consonancia con los postulados naturalistas. El narrador no ahorra comentarios negativos
hacia la capital mexicana, que es contemplada en todo momento como una enorme ciudad
corrompida (267). Se destaca la hipocresa y la falsa moral (263) de las clases elevadas, la
corrupcininstaladaenlapolicaylaadministracindejusticia(150,243)yladegradacinhumana
reinante en los ambientes marginales. El contraste de este ambiente con el medio rural se pone de
relieve en las descripciones idlicas de Chimalistac y en los personajes de Esteban, Fabin y
Agustina,hermanosymadredeSanta,sanosylibresdelosviciosytarasdelagranurbe16 .
Enesteescenariodegradadoydegradantetranscurrelavidademuchosserescuyascostumbresy
reaccionessehallancercanasalaanimalidad:eseldominio,unavezms,delabestia humana de
pasionesincontrolables,enespecialeneltemadelsexo.ElnarradornosaclaraqueRubio,unodelos
amantesdelajoven,actamovidoporsuenfermedaddelacarne(134).EltoreroJarameoacosa
en principio a la muchachaacicateado por anhelos casi animales(ibid.), e incluso el enamorado
Hiplito,aunqueenunaescenaposteriorsabrdominarsusimpulsos,intentaforzarsexualmenteala
mujer impelido por su animalidad, acicateado por el deseo irrefrenado (282). El deseo carnal,
ciegoyviolento,esunatarafisiolgicadelaespeciehumanaque,comotal,relativizaenocasiones
la responsabilidad individual. En los comentarios del narrador sobre el carcter del alfrez se
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reproducenreflexionessimilaresalasdeEnlasangre:
El no cre el mundo ni las penas, es un ignorante, un
irresponsable, un macho comn y corriente que se proporciona un
placerdeamoresdondelecuestamenosylesabems.
(60)
Otrovestigiodelabarbarieancestraldelserhumanoeslaactituddelamasa,delindividuoen
grupo,queenescenascomolasquerefierenlasfiestasdelaIndependencia(cap.III,1.parte)oel
baile de disfraces en el teatro Arbeu (cap. II, 2. parte), se define como una autnticajaura
humana (310). Pero el gran Enemigo de la civilizacin, que hace aflorar estos comportamientos
animalizados,es,sobretodo,elalcohol.
Gamboa se explaya al modo naturalista en la exposicin de la lacra social del alcoholismo,
compaero habitual de las clases humildes y de las prostitutas17 , y cuyos efectos perniciosos se
adviertencontodasucrudezaenlaescenadelamuertedeunclientedelburdel(cap.II,2.parte).El
alcoholliberalosinstintosadormecidosenloscalabozosdelaconciencia(231),entrelosquese
encuentra el milenario impulso homicida, la incurable exigencia fisiolgica de matar por
matar (ibid.). No es de extraar que Santa, en el punto ms extremo de su degradacin, tambin
caigaensusredes.
El tipo de personaje, los ambientes retratados y las especulaciones sobre el medio social y
lastarasfisiolgicasocultasenlatrastiendadelamentehumana,sontemasque,comosehavisto,
caendellenodentrodelaspreocupacionestpicasdelescritornaturalista.Sinembargo,almargende
cuestionespuramenteformalesquenocasanconlaspretensionesdelaescuela,lasconclusionesque
seextraendelahistoriadelaprostitutaarrepentidaseencuentranmuylejosdelafilosofazoliana.
En el aspecto tcnico, el narrador no cumple nunca el precepto fundamental de ejercer como
merotestigoonotariodeunahistoria.Muyalcontrario,sazonadecontinuoelrelatoconreflexiones
decarctermoralizadoryemitejuiciosdevalorsobrelasescenasquedescribe.Tampocosepercibe
apenaselclsicofesmo,anoserenalgunasbrevesdescripcionesdelciegoHiplito.
La distancia entre Santa y el naturalismo pleno se hace sin embargo mucho ms evidente si
atendemosalaleccinmoralquesedesprendedelalecturadelaobra.Lajovenprotagonistaser
culpabledetrasgredirlasnormassocialesyreligiosasensurelacinconelalfrez,ysercastigada
por ello con la privacin de su existencia feliz en su pueblo y con su familia18 . El carcter de la
muchacha, inestable y en ocasiones contradictorio, se mueve entre su inexplicable atraccin hacia
lamalavida19 ysuscrisisdereligiosidadyarrepentimiento.Latendenciaocasionalquemanifiestala
jovenhaciaelvicionosejustificanuncacomoproductodeunaherenciagenticaquetrasmiteuna
tara,nicomoproductodeunaeducacinequivocada.Muyalcontrario,Santavivehastaelmomento
delacadaenunambientesanoyfeliz.ApesardequeGamboasugieretmidamentelaposibilidad
dequelamuchachalleveensusangregrmenesdemuyviejalasciviadealgntatarabueloqueen
ella resucitaba con vicios y todo (96), lo cierto es que su historia no responde al tpico caso de
determinismonaturalista,sinoaunamezcladevoluntadpersonal,presindelmedioyaunaespecie
de misterioso fatalismo, que el personaje identifica con la fuerza csmica del elemento que la
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hembra lleva en s, fuerza ciega de destruccin invencible (211). En ningn momento aparece
explicada la naturaleza de esta fuerza csmica, ni de los designios insondables y las fuerzas
secretas(207)quegravitansobrelasdecisionesdelamuchacha.Apesardelaapariencia,estamos
portantolejosdelosplanteamientosydellenguajelgicocientficosdelaescuelazoliana.
El retrato final de la prostituta moribunda, repulsiva y alcohlica es tambin, como pretendi
Zola en Nan, la imagen de la sociedad mexicana de su tiempo. Al igual que el autor francs,
Gamboa pretendi reflejar la decadente realidad del mundo que le rodeaba para intentar su
regeneracin que, en el caso del mexicano, pasaba necesariamente por un regreso a las normas y
preceptosdelareligincatlica.Atravsdelsufrimientoqueledeparasuenfermedady,sobretodo,
desuamorsinceroycastohaciaHiplito,SantavuelveaDios(304)yconelloexpasuculpa.La
imagendesuperdnnoslaofrecesuentierroenChimalistac,elEdnperdido,momentoenquelas
reflexiones del antes descredo Hiplito abren un ltimo rayo de esperanza sobre la posibilidad de
salvacin de ese mundo viciado, puesto que no existe pecado, por grave que sea, que Dios no
perdone:
Dios recibe entre sus divinos brazos misericordiosos a los
humildes,alosdesgraciados,alosqueapestanymanchan,alateora
incontableeinfinitadelosquepadecenhambreyseddeperdn...:A
Diosseasciendeporelamoroporelsufrimiento!
(326)
Este carcter fuertemente religiosomoralizante del relato se encuentra en las antpodas del
cientifismolgicoylaicistadelateorazoliana.
SantaesunejemplomuchomsrepresentativoqueEnlasangredeloquesupusolaadecuacin
de las pautas naturalistas en suelo americano. En lneas generales se podra afirmar que estos
escritorescultivaronprincipalmentelacaraexternadeestaescuela,peroprcticamentenuncadieron
cauceensusobrasaldesarrollodelaproblemticaprofundadelmovimientofrancs.Enresumen,y
empleando los mismo trminos con que Menndez Pelayo coment la obra de la espaola Pardo
Bazn, se podra afirmar que en el naturalismo hispanoamericano la poesa y el idealismo y la
inspiracincristianasonlonaturalyespontneo,yqueelnaturalismoesloartificial,lopostizoylo
aprendido20 .
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TOMAS CARRASQUILLA
Y MANUEL GONZALEZ ZELEDON
POR
En el devenir hist6rico de las letras hispanoamericanas hacen su aparici6n dos escritores nacidos en la segunda mitad del siglo xIx: Tomas
Carrasquilla (1858-1940), colombiano, y Manuel Gonzalez Zeled6n (18641936), costarricense 1. Ambos revelaron una patente identificaci6n con su
tierra y un explicito interes por recrear en sus obras la vida cotidiana con
sus tipos populares, en una epoca en la que el Modernismo, como movimiento literario, se ergufa con fuerza, despertaba inquietudes y conseguia
adeptos en toda la America hispana. Contra aquellos que preferian lo ex6tico y universal hubo otros que vieron en su terrufio la materia prima
para la configuraci6n de sus producciones artisticas. Esto suscit6 la pugna
entre sectores de distinta posici6n.
En Colombia, uno de los miximos defensores del realismo fue Carrasquilla. Siempre prefiri6 escribir sobre la vida del hombre antioqueio, antes que seguir los moldes modernistas. En una de sus <Homilias> le dice
a su amigo Max Grillo, uno de los propulsores del modernismo colombiano:
Cultivad, hermanos mios, otros campos mas propicios; encaminad
el espiritu hacia ideales mas excelsos y el coraz6n a sentimientos mas
humanos. Contad la vida de la realidad, no la arbitraria de la convenci6n (...). Buscad, sobre todo, formas mas amplias, mas sanas, mas
tes libros: Kurt L. Levy, Vida y obras de Tomds Carrasquilla (Medellin: Editorial
Bedout, S. A., 1958); Jose Maria Arce, Manuel Gonzdlez Zeledon: vida y obra
(New York: Hispanic Institute, 1948); Virginia Sandoval de Fonseca, Manuel Gonzdlez Zeledn (San Jos6: Ministerio de Cultura, Juventud y Deportes, 1974).
El costumbrismo tuvo en Colombia su maxima expresi6n en El Mosaico, influyente revista literaria, publicada en cuatro vohimenes durante
los afios 1856-1865; contiene publicaciones en prosa y en verso. Entre
sus colaboradores figuran: Jose Manuel Groot, Jose Manuel Marroquin,
Jose Maria Vergara y Vergara, Eugenio Diaz y Juan de Dios Restrepo.
El Mosaico no s6lo produjo cuadros costumbristas; de 61 salieron <dos
afamadas y las mejores que hasta hoy se han publicado
novelas, las
en Colombia: la Manuela, de Eugenio Diaz, y la Maria, de Jorge Isaacs>>,
afirma Antonio G6mez Restrepo 3 .
El costumbrismo pintoresco, anecd6tico, basado en la descripcion de
habitos y costumbres populares, dio paso al realismo, sin que este subestimara al primero. En esa direcci6n historica aparece en la literatura
colombiana Tomas Carrasquilla, con su primera novela, Frutos de mi tierra, en la cual no hizo otra cosa sino repetir la tentativa de Manuela,
pintando la vida antioquefia con no menor talento de observaci6n y vigor
de expresi6n que los demostrados por Diaz>> 4. Pero, a diferencia de Diaz,
Carrasquilla trasciende ese realismo costumbrista: <recoge toda esa tradici6n, la refunde y la ennoblece, aplicandola no a la descripci6n de aspectos locales de nuestras ciudades o de pequenios ambientes de provincia,
o de 'interiores' domesticos, que fue lo que generalmente hicieron los
costumbristas de El Mosaico, sino a todo un pueblo o a vastisimos sectores sociales>> . Segun Ayala Poveda, Carrasquilla, con sus cuadros y cuentos costumbristas y sus novelas, inaugura el realismo social en Colombia 6 .
mas
2 TOmas Carrasquilla, Obras completas (Madrid: Ediciones y Publicaciones Espalnolas, S. A., 1952), p. 1970.
Antonio G6mez Restrepo, La literatura colombiana a mediados del siglo XIX
(Bogota: Ediciones Colombia, 1926), p. 173.
4
Loc. cit.
TOMAS
CARRASQUILLA
43
En Carrasquilla se conjugan tanto el costumbrismo, con nuevos matices, el realismo (incluidas sus vertientes de criollismo y regionalismo) y
los
el naturalismo. Por su apego a la tierra, Pedro Lastra afirma:
en
Coel
criollismo
se
inici6
Carrasquilla
de
Toms
novelas
y
las
cuentos
lombia, un criollismo entrafiablemente popular y de lenguaje peculiari-
<<Con
simo (...)> '. No obstante, es necesario apuntar que sus cuentos no se dejan
apresar por una sola tendencia, sino que incluyen varias simultdneamente.
tengo escuelas ni autores predilectos.
El mismo habia declarado:
Como a cualquier hijo de vecino, me gusta lo bueno en cualquier ramo .
El costumbrismo, que floreci6 en Hispanoamdrica a mediados del siglo pasado, tuvo su auge en Costa Rica en los iltimos decenios del xix,
gracias a la divulgaci6n periodistica, que cumplia, en primer lugar, fines
politicos y, en segundo, literarios. En este pais centroamericano, el cultivo
del realismo costumbrista no triunf6 sin antes encontrar la animadversi6n
de escritores afrancesados, hecho que despert6 una fuerte polhmica entre
los defensores del estilo foraneo y quienes buscaban en su medio la fuente
propicia para cimentar una literatura caracterizada por elementos nativos,
empezaron a
criollistas. Al respecto, Anderson Imbert declara:
aparecer -los escritores costarricenses- se escindieron en dos farnilias:
una de esteticistas cosmopolitas, otra de realistas regionales. Y fue la familia realista la que, por estar mas cerca de las cosas, ha sido estimada
como la mejor 9.
Costa Rica, que durante la colonia habia estado relegada a un atraso
cultural sin precedentes, con el advenimiento del periodismo l0 y, posteriormente, con la presencia de intelectuales y escritores espaioles e hispanoamericanos (los hermanos Valeriano y Juan Fernandez Ferraz, Ruben
Dario, Federico Proaiio, Maximo Soto Hall, Antonio Zambrana), pas6 a
dar los primeros pasos en la blisqueda de una literatura con un asidero
netamente nativo y original.
El surgimiento de Gonzalez Zeled6n como costumbrista, de gran importancia para las letras nacionales, se produjo a partir de 1895, afio en
en el peri6dico La Patria,dirigido por el poeta
que publica
Aquileo Echeverria. A partir de esta fecha aparecieron en los diarios capitalinos sus cuadros y cuentos costumbristas. Al conocer los pilares de
<<No
<<Cuando
<<Nochebuena>>,
44
LUIS
TOMAS CARRASQUILLA
45
Isaacs, Rafael Pombo, Jos6 Asunci6n Silva, Julio Fl6rez y Jos6 Maria
Rivas Groot. Estos hombres de letras constituyen un medio por el cual
Mag6n pudo conocer el quehacer artistico de Carrasquilla. En el viaje que
efectia el escritor antioquefio, con motivo de la edici6n de Frutos de mi
tierra, en 1895, a Bogota, conoce a Pombo, Silva y Fl6rez, con lo cual
la mediaci6n se hace mas explicita. Gonzalez Zeled6n tuvo un alto concepto de la literatura colombiana, y sobre esa experiencia en Bogotd, afirma:
roce me fue de mucho provecho como educaci6n literaria y
para formar mi estilo>> ". Ademis, debe reconocerse que varios costumbristas colombianos habian influido en la literatura costarricense del siglo pasado, entre ellos Jos6 Maria Vergara y Vergara, Jos6 Caicedo Rojas,
Jose David Guarin, Ricardo Silva y Juan de Dios Restrepo 1". Otros, como
Rafael Pombo y Joaquin Pablo Posada, estuvieron un tiempo en Costa
Rica e hicieron algunas publicaciones en los diarios de la 6poca. Con
este marco referencial se comprende mejor c6mo la aseveraci6n, enunciada lineas anteriores, tiene un asidero que se ratifica mediante el andlisis
de los textos seleccionados.
Cuando Mag6n emigra a los Estados Unidos, en 1906, tambien desde
alli tiene la posibilidad de enterarse del desarrollo literario hispanoamericano. Aparte de sus cargos diplomaticos, fund6 el Circulo Literario Hispano de Nueva York, en 1911, cuya finalidad era fomentar el estudio y
divulgaci6n de las letras castellanas. En esta ciudad, Mag6n pudo haber
leido a Carrasquilla, ya fuese por intermedio de sus amigos letrados colombianos o por ser Nueva York un punto importante para la difusi6n
de las letras del Nuevo Mundo, maxime si se considera que Carrasquilla
hizo las publicaciones de los cuentos y cuadros costumbristas en diarios
destacados de Colombia, como El Liberal Ilustrado y El Espectador.
Carrasquilla y Mag6n no son casos aislados en la literatura hispanoamericana, sino autdnticos exponentes de la literatura nacional en sus respectivos paises; permanecieron fieles a su concepci6n realista de retornar
lo que sus provincias, con sus pobladores y vida consuetudinaria, les
ofrecian para el arte literario. Ambos pertenecen al realismo 16 mezclado
ya del costumbrismo tradicional, ya de algunos postulados naturalistas.
En ellos es mas notoria la influencia espaiiola que la francesa. En la vida
por su
de TomBs Carrasquilla, Gald6s ocupa un lugar relevante:
<Ese
<<Tanto
15 Margarita
46
ANALISIS
DE RELATOS
Para el andlisis se han seleccionado cuatro relatos, dos de cada escritor. Se estudian en paralelo, mediante un mdtodo comparativo, el cual
permite inferir la influencia de Tombs Carrasquilla en Manuel Gonzalez
Zeled6n para la elaboraci6n de varias de sus producciones literarias.
A)
Fdbula y comentario de
<<El
rifle>>
<<Frutos
<<El
<<El
<<La
47
<<La
presente:
mafiana refulge gloriosa y las vitrinas de todos los almacenes estan de gala, de alegria y paz en el Sefior> 1".
Otro de los recursos tdcnicos usados por el narrador es el contraste
descriptivo, mediante el cual el mundo narrado se construye por oposiclones. Estas se dan tanto por grupos como por individuos. Se sefiala en
un nivel grupal <<la horda mendicante>, compuesta por los nifios marginados, en oposici6n a <<los hijos de los ricos>>. Para los prirneros, la navi-
<<la
<<astroso,
<<En
de seres indigentes.
19 Tomas Carrasquilla, Cuentos (Medellin: Editorial Bedout, S. A., 1983), p. 364.
Para el anlisis de <El rifle> y
la diestra de Dios Padre , en adelante las citas
se hardn con base en esta edici6n y aparecer6 en el par6ntesis la pagina respectiva.
<<En
48
La narraci6n no extiende un cuestionamiento profundo de los problemas sociales; s61o despierta en el lector una identificaci6n con el protagonista y demis nifios olvidados y sin ninguna esperanza; la inica, que
podria ser el doctor Villablanca, desaparece tan pronto 61 se pierde entre
la muchedumbre. El mundo sigue igual: unos pocos gozan de todas las
comodidades y las mayorias sufren en silencio mientras se consumen en
la inopia y la ignorancia.
En el cuento
rifle , los personajes principales pertenecen a las clases
bajas y son prototipos. Tista vive su existencia determinada por las condiciones sociales, que hacen de e1 un ser sin esperanza. El es prototipo de
los nifios abandonados en las calles capitalinas, carentes de toda oportunidad para educarse y Ilegar a gozar de los privilegios que tienen otros nifios.
Aunque el narrador ve en 61 <facciones de angel>, el medio social es tan
degradante que el nifio queda atrapado y es victima de esa sociedad injusta y sin ninguna alternativa para mejorar su suerte.
En el tratamiento lingilistico del narrador se corrobora que el enfoque
naturalista es central en la narraci6n. Estos sujetos, sumidos en la miseria
y desgracia, son comparados con la animalidad. Ejemplos: El narrador
emplea ciertas expresiones para referirse a Tista: <<dientes de rata>>, <<brinca como una rana>>. Otras expresiones aplicadas a otros personajes son:
<<ave de arrullo>>, para referirse a la madre del niio; <<pajarraco , al paa la Nifia Beldn.
dre, y
La vivienda insalubre y el problema del alcoholismo son parte tambidn del enfoque naturalista: <<Vivian por Las Aguas, en esa barriada que
se extiende falda arriba, entre eucaliptus y cerezos, como banda dispersa
de perdices> (p. 367). A la pobreza en que vive la Nifia Beldn se suma el
vicio del alcohol. Esta mujer es alcoh6lica, y en estado de ebriedad no le
importan las consecuencias que conllevan sus sandeces. En ese medio
social de hogar y barrio, Tista Arana es el nifio sufriente, encerrado en la
degradaci6n absoluta. Con este planteamiento naturalista, el mundo real
es cuestionado, aunque no con la amplitud esperada, y develado como
sistema injusto que premia a unos y sumerge a las mayorias en la pobreza
y abandono irremediables; por eso sus existencias son comparadas con
animales y desprovistas, por lo tanto, de las prerrogativas humanas.
<<El
<<gorriona>>,
Fabula y comentario de
TOMAS CARRASQUILLA
49
Comparaci6n de
1.
a fondo la psicologia de cada personaje y elabora las descripciones desde
un enfoque naturalista. En <<La guerra franco-prusiana, el narrador es el
mismo protagonista. El mundo narrado del relato carrasquilliano es mais
vasto y problematico que el magoniano.
2. Sobre el protagonista. En ambos casos se trata de personajes infantiles: en el discurso de Carrasquilla es Tista Arana un nifio huerfano
de padre y madre, limpiabotas y habitante de un tugurio bogotano; en el
discurso de Mag6n, es el nifio Manuel, que vive en San Jos6 y estd en la
escuela. Aqui se observa una gran diferencia, si se considera el seno familiar de cada uno de estos protagonistas: Manuel tiene una familia, que si
no es pudiente, tampoco es indigente; ademds estd matriculado en un centro escolar. De estos privilegios carece totalmente Tista.
3. Ansiedad infantil. Tanto en Tista como en Manuel, esta ansiedad
se manifiesta en el deseo obsesionante por poseer unos juguetes. Para
y luego a un
Tista, un rifle que le ha visto a los hijos de un
sirviente; para Manuel, un juego de soldados de plomo. Como se nota,
se trata de algo muy natural en niios de esa edad: la posesi6n de juguetes
b6licos. Tambi6n tienen en comin las limitaciones que cada uno enfrenta
y el alto costo del articulo codiciado. Aunque los dos tropiezan con limitaciones econ6micas, Tista carece de todo medio que le permita alcanzar
su deseo; no asi Manuel, que piensa vender sus juguetes de menor cuantia..
<<mister>
50
CEPEDA
4. Personaje instrumento en la consecucidn del fin. Javier Villablanca y Barbara Bonilla curmplen la funci6n de ser instrumentos mediadores entre los nifios de los respectivos relatos y los juguetes deseados.
Estos dos personajes, Villablanca y Bonilla, tienen una posici6n econ6mica
solvente. En
rifle>>, Villablanca se entera de la ansiedad de Tista mientras el nii le lustra el calzado; en
guerra franco-prusiana , Bonilla,
aristocratica dama>>, descubre el mismo deseo lidico en Manuel, quien
estd recluido en cama. Los dos personajes tambi6n se diferencian en su
relaci6n con el protagonista: Villablanca es un desconocido para Tista, en
tanto que Bonilla es la madrina de Manuel.
<<El
<<La
<<la
<<La
8. Tratamiento naturalistay tratamiento costumbrista. El mundo narifle>> se estructura desde una perspectiva naturalista, que derrado de
vela la miseria y dolor en que viven las masas desposeidas en las grandes
ciudades. El narrador describe c6mo Tista es victima de un sistema injusto que lo denigra y lo sumerge en el drama y tragedia de la vida coti-
<<El
TOMAS
CARRASQUILLA
Y MANUEL
GONZALEZ ZELEDON
51
<<La
diana. En
guerra franco-prusiana>, el narrador configura su mundo
desde una perspectiva costumbrista. Todo gira en torno a un recuerdo infantil que tiene como eje el deseo de Manuel por unos soldados de plomo.
Aparece la madrina y el problema se resuelve: Manuel queda feliz en su
casa, ideando c6mo vencer a los prusianos, ya que su adhesi6n estd con
los franceses. La visi6n del narrador es unidimensional, al centrarse en si
mismo y no cuestionar la sociedad josefina de 1871. El mundo, al no ser
cuestionado, queda intacto y se le ve como una sociedad donde las relaciones humanas son fraternas, armoniosas y sin mayores problemas.
Confrontados los dos enfoques en ambos relatos, se observa que el
aspecto naturalista ocupa un lugar relevante en el discurso de CarrasquiIla, lo que no ocurre en el relato de Mag6n, preocupado, especialmente,
por recrear un recuerdo de sus afhos infantiles. Asi se comprende en que
consiste la adecuaci6n que el escritor costarricense pudo hacer del relato
carrasquilliano.
B)
Fdibula y comentario de
20
Peralta, campesino caritativo, tiene en su casa la visita de Jesds y Pedro. Estos personajes han ilegado para probarlo. Como ielcampesino sale
airoso de la prueba, Jesus lo premia otorgdndole cinco virtudes: ganar
siempre en el juego cuando asi lo desee, recibir la Muerte por delante y
no a la traici6n, detener a quien sea por el tiempo que le parezca,
quitarse>> a su libre arbitrio, y no permitir que el Diablo le haga trampas
en el juego. Con el dinero obtenido en el juego de azar amplia su obra
filantr6pica, pero 61 mismo continua sumergido en la indigencia. Cuando
Tal retenci6n altera
la Muerte lega por 61, la retiene en un
el orden en las esferas terrenas y extrafisicas. Pedro hace de mediador
y Peralta deja en libertad a la Muerte, con lo cual todo vuelve a la nor-
<<achi-
<<aguacatillo>>.
<<En
20
la diestra de Dios Padre> se public6 por primera vez en El Montans,
revista de Literatura, Artes y Ciencias, Medellin, 1987. <Apuesta morrocotuda>> fue
escrita en Nueva York en 1925. Es mas probable que Mag6n haya leido este cuento, ya que se pueden establecer mayores puntos de contacto entre el relato magoniano y el de Carrasquilla que con <Uvieta>, de Carmen Lyra, cuya obra Los cuentos de mi tia Panchita se public6 en 1920. Ademds, en 1914, Carrasquilla public6
en Medellin una colecci6n de cuentos bajo el titulo de El padre Casaft s, entre los
la diestra de Dios Padre>>. Esta publicaci6n da mayores posibilicuales figura
dades para que Mag6n conociera a Carrasquilla.
<<En
LUIS
52
<<treinta
<<Este
<<Esta
<<Cuento
21.
TOMAS CARRASOTITTLLA
Y MANITET,
GONZATEZ ZFTFDON
53
22
El mundo narrado de este cuento se ubica en una dpoca indeterminada, que tiene coma trasfondo politico la monarquia. En esa sociedad
encontramos desde reyes hasta mendigos, con lo cual se da una estratificaci6n social bien marcada. Asi como las figuras religiosas (cura, obispo,
sacristan) no advierten las demandas de las clases marginadas, el rey estd
en su palacio, encerrado en su castillo, y sin pensar en la pobreza y desamparo en que viven las masas populares.
No importa tanto sefialar que el rey es un personaje dentro del cuento
tradicional, sino que su investidura es simbolo politico de gran relevancia. Cuando e1 se entera de la obra filantr6pica de Peralta, lo manda lIamar al palacio. El campesino acude a la cita sin tener miramientos en su
presentaci6n. Este agasajo constituye un encuentro entre el poder politico
y las clases desposeidas. Por un momento, los pobres son elevados al
rango de la nobleza y los nobles se sitian muy cerca de los campesinos;
comen, al igual que dstos, <<chocolate con bizeochuelos y quesito fresco>.
La versi6n de Enrique Buenaventura 23 registra dos veces la presencia de
Peralta en el palacio. La primera para festejarlo; la segunda para decretarle el destierro:
nos tuviste muy asustados. Por un tiempo creimos
que el reino se trastornaba y vos juiste la causa de esta batahola (...) Todos sabemos que el mundo no puede cambiar y que asina como estd se
debe dejar, porque asina es como losotros, los reyes, lo podemos gobernar>> 24. Buenaventura trasciende la dimensi6n politica que tiene el cuento
folcl6rico, al consignar en su drama el destierro de Peralta; su causa: trastornar el orden vigente con la retenci6n de la Muerte.
Las clases sociales, en el cuento, estdn escindidas en ricos y pobres.
En los primeros figuran la nobleza y todos los hombres pudientes; en los
segundos se ubican mendigos, leprosos, ciegos, tullidos y Peralta. No
<<Peralta,
Ibid., p. 132.
Enrique Buenaventura, dramaturgo colombiano, ha levado la f ibula del cuento al teatro, hacibndole modificaciones sustanciales.
la diestra de Dios Padre>>,
en (Antologia de Carlos Sol6rzano) El teatro hispanoamericano contempordneo (Mexico: Fondo de Cultura Econ6mica, 1964), pp. 261-307.
24 Ibid., p. 303.
22
23
<<En
54
<<La
<el
<<corrientazo
25
OMAS
55
<<grano
<<La
<<en
26
Le6n Pacheco,
<<El
mnas
56
mi mujer y mis hijitos en constante miseria; sin segundo calz6n que ponerme ni pa coger misa (...)> 28.
<<En
<<Apuesta
28
Ibid., p. 181.
29
TOMAS CARRASQUILLA
Y MANUEL GONZALEZ
ZELEDON
57
<<En
58
criollistas. El humor tambien abunda en los dos discursos narrativos, haciendolos mis amenos al lector. Este tratamiento humoristico es herencia
del costumbrismo tradicional.
Tomas Carrasquilla y Manuel Gonzalez Zeied6n, escritores representativos de Colombia y Costa Rica, abordan el realismo -ya en sus expresiones costumbristas, ya en sus expresiones naturalistas- guiados por esa
preocupaci6n literaria de explorar su tierra con sus hombres y su interacci6n social, sus costumbres y peculiaridades linguiisticas que le son propias. Basicamente, es el mundo antioquefio y josefino, pertenecientes a
las postrimeras del siglo xix, el que es recreado en las producciones artisticas de Carrasquilla y Mag6n, respectivamente.
En este breve estudio se precis6 en qu6 medida Carrasquilla constituye
una fuente literaria para la configuraci6n de cuadros y cuentos magonianos. Tambien se dej6 notado en las comparaciones de los relatos analizados que no se trata de reflejos o copias literarias, sino mAs bien de
sabias adecuaciones que Mag6n pudo hacer de ese conocimiento sobre la
obra carrasquilliana.