Unidad 4

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4.

1 ANTECEDENTES A LA REVOLUCIN DE MAYO

El virrey Liniers
Tras la victoria obtenida durante las Invasiones Inglesas, la poblacin de
Buenos Aires no acept que el virrey Rafael de Sobremonte retomara el cargo,
ya que durante el ataque haba huido de la ciudad rumbo a Crdobacon el
erario pblico. Si bien Sobremonte lo hizo obedeciendo una ley que databa de
la poca de Pedro de Cevallos, que indicaba que en caso de ataque exterior se
deban poner a resguardo los fondos reales, dicha accin lo hizo aparecer como
un cobarde a los ojos de la poblacin.16 En su lugar, el nuevo virrey
fue Santiago de Liniers, hroe de la reconquista, elegido por aclamacin
popular.
Sin embargo, la gestin de Liniers comenz a recibir cuestionamientos. El
principal adversario poltico de Liniers era el gobernador
de Montevideo,Francisco Javier de Elo, quien los canaliz en una denuncia
sobre el origen francs de Liniers: argumentaba que era inaceptable que un
compatriota de Napolen Bonaparte, en guerra con Espaa en ese entonces,
ocupara el cargo. Sin embargo, a pesar de los reclamos de Liniers, no pudo
brindar pruebas concretas de que el virrey complotara con los franceses. Elo
se neg a reconocer la autoridad de Liniers y form una junta de gobierno en
Montevideo, independiente de las autoridades de Buenos Aires.
En ese entonces confluyeron varios sectores con diferentes opiniones sobre
cul deba ser el camino a seguir en el Virreinato del Ro de la Plata. Una
situacin anloga a la que se estaba viviendo haba sucedido un siglo antes,
durante la Guerra de Sucesin Espaola entre los austracistas y los borbnicos,
en la que durante quince aos los dominios espaoles de ultramar no saban a
quin reconocer como el rey legtimo. En aquella oportunidad una vez que se
instalFelipe V en el trono espaol los funcionarios americanos lo reconocieron
y todo volvi a su curso. Probablemente en 1810, muchos, especialmente
espaoles, crean que bastaba con formar una junta y esperar a que en Espaa
retornara la normalidad.16
Asonada de lzaga
El alcalde y comerciante espaol afincado en Buenos Aires Martn de lzaga y
sus seguidores, hicieron estallar unaasonada con el objetivo de destituir al
virrey Liniers. El 1 de enero de 1809, un cabildo abierto exigi la renuncia de
Liniers y design una Junta a nombre de Fernando VII, presidida por lzaga; las
milicias espaolas y un grupo de personas convocados por la campana del
cabildo apoyaron la rebelin.

Las milicias criollas encabezadas por Cornelio Saavedra rodearon la plaza,


provocando la dispersin de los sublevados. Los cabecillas fueron desterrados y
los cuerpos militares sublevados fueron disueltos. Como consecuencia, el poder
militar qued en manos de los criollos que haban sostenido a Liniers y la
rivalidad entre criollos y espaoles peninsulares se acentu. Los responsables
del complot, desterrados a Carmen de Patagones, fueron rescatados por Elo y
llevados a Montevideo.

Nombramiento del virrey Cisneros


En Espaa la Junta Suprema Central decidi terminar con los enfrentamientos
en el Virreinato del Ro de la Plata disponiendo el reemplazo del virrey Liniers
por don Baltasar Hidalgo de Cisneros, quien arrib a Montevideo en junio
de 1809. La Junta Suprema Central envi al nuevo virrey con instrucciones muy
precisas: la detencin de los partidarios de Liniers y la de los criollos que
secretamente bregaban por la independencia. 17
El traspaso del mando se hizo en Colonia del Sacramento, Javier de Elo acept
la autoridad del nuevo virrey y disolvi la Junta de Montevideo, volviendo a ser
gobernador de la ciudad. Cisneros rearm las milicias espaolas disueltas tras
la asonada contra Liniers, e indult a los responsables de las mismas.
En Buenos Aires Juan Martn de Pueyrredn se reuni con los jefes militares
para tratar de desconocer la autoridad del nuevo virrey. Este plan cont con el
apoyo de Saavedra, Belgrano, Eustoquio Daz Vlez, Juan Jos Viamonte,Miguel
de Azcunaga, Castelli y Paso, pero no con el visto bueno de Liniers, que se
mantuvo leal a los realistas.

Agitacin revolucionaria en el Alto Per

Reformas econmicas y medidas polticas de Cisneros


En el plano econmico, ante las dificultades y costos del comercio con Espaa,
Cisneros acept la propuesta de Mariano Moreno e instaur el 6 de noviembre
de 1809 el libre comercio con las dems potencias. Los principales beneficiados
eran Gran Bretaa y los sectores ganaderos que exportaban cueros. Sin
embargo, los comerciantes que se beneficiaban del contrabando reclamaron a
Cisneros que anule el libre comercio, a lo cual accedi para no perder su apoyo.
Esto provoc a su vez que los ingleses, con Mac Kinnon y el capitn Doyle
como representantes, reclamaran una revisin de la medida, haciendo valer el
carcter de aliados contra Napolen de Espaa y Gran Bretaa. Mariano

Moreno tambin critic la anulacin, formulando la Representacin de los


Hacendados, la cual es considerada como el informe de poltica econmica ms
completo de la poca del virreinato. Cisneros resolvi finalmente otorgar una
prrroga al libre comercio, la cual finaliz el 19 de mayo de 1810.
El 25 de noviembre de 1809 Cisneros cre el Juzgado de Vigilancia Poltica, con
el objetivo de perseguir a losafrancesados y a aquellos que alentaran la
creacin de regmenes polticos que se opusieran a la dependencia de Amrica
de Espaa. Esta medida y un bando emitido por el virrey previniendo al
vecindario de dscolos que extendiendo noticias falsas y seductivas,
pretenden mantener la discordia les hizo pensar a los porteos que bastaba
slo un pretexto formal para que estallase la revolucin. Por eso, en abril de
1810, Cornelio Saavedra les expresaba a sus allegados:
An no es tiempo; dejen ustedes que las brevas maduren y entonces las
comeremos.

- Filiacin Ideolgica de la Revolucin de Mayo:

FILIACION IDEOLOGICA DE MAYO:


Fue Alberdi uno de los primeros en sostener que:
La Revolucin de Amrica no era ms que una faz de la revolucin de Espaa,
como lo era sta de la revolucin francesa, como sta lo era de la
transformacin porque pasa la Europa desde tres siglos.1
Vicente Sierra, a mediados del siglo XX sostena un criterio parecido al
tucumano:
Lo primero que cabe advertir en la Revolucin de Mayo es que no puede ser
comprendida como un hecho local, puesto que fue la expresin, en un
determinado mbito del Imperio Espaol, de la crisis interna que aquej a ste,
determinando su fraccionamiento.2
En igual sentido Julio V Gonzlez expresa:
Si los argentinos emancipados se dieron una democracia liberal y no una
autocracia; si proclamaron el principio de la igualdad y no del privilegio; si
impusieron la soberana del pueblo como origen y justificacin de toda
autoridad, y no la voluntad divina, o los derechos dinsticos, o las prerrogativas
aristocrticas; si se entregaron los destinos de la Revolucin a una junta
popular, en vez de ponerla en manos de un dictador; si slo fueron a depositar
la tarea de constituir el Estado en un congreso representativo, y no en cuerpos

o individuos con facultades discrecionales; si crearon instantneamente las


defensas del ciudadano contra los excesos del poder; si previnieron el
despotismo dando categora poltica a la opinin pblica, colocada en funcin
de control de la gestin de los mandatarios; si dieron slida base al rgimen
republicano, reglamentando prolijamente las atribuciones de cada poder; si
brindaron a los representantes del pueblo con los privilegios e inmunidades
parlamentarias; si, en fin, la gloriosa Revolucin nuestra tom en la Asamblea
del ao XIII el contenido econmico-social que le dieron sus leyes sobe
abolicin de la esclavitud, emancipacin del indio, supresin de los mayorazgos
y otras de ndole semejante, fue porque los patriotas argentinos seguan paso a
paso la obra de reconstruccin social y poltica, que contemporneamente
estaban cumpliendo los partidos espaoles con su Revolucin
De qu Espaa vena este caudal ideolgico a fertilizar la tierra donde los
revolucionarios indianos hacan la siembra de la libertad? De la Espaa feudal
y absolutista de la corrupta monarqua borbnica o de la Espaa popular y
democrtica del gran alzamiento? Apenas si hace falta decirlo. Al conjuro de la
insurreccin que sacuda el despotismo en el propio solar se abri grvido el
seno de la madre patria, para que los hijos de allende el mar cumplieran su
destino ya escrito de constituirse en patrias nuevas.
Otros autores como Enrique Ruiz Guiaz sostiene lo contrario:
"En sntesis, apostillamos el juicio personal nuestro diciendo que, nuestra
Revolucin naci de un personal encuentro entre el dominio blico de Napolen
en Espaa cuya gravedad no es posible cercenar y un estado de conciencia
cvica de madurez alcanzada tras un largo proceso hispanoamericano,
rematado emotivamente por la doctrina de Rousseau e ideas y hechos de la
revoluciones francesa y norteamericana con su imprevisible complejidad.3
Influencia de la doctrina tradicional espaola en la Revolucin de Mayo:
Posicin del padre Guillermo Furlong:
Al aseverar que Francisco Suarez fue el filsofo de la Revolucin de Mayo,
queremos expresar que fu l, y no otro, que dio a los hombres de 1810 la
frmula filosfica-jurdica con la que habran de abrir, y en efecto abrieron, fcil
brecha en el vetusto torren del coloniaje; fue l, y no otro, quien extendi ante
los prceres de 1810 el substrctum ideolgico, razonado y firme, sobre el que
habran de levantar, y en efecto levantaron, una nueva estructuracin; frmula
que hizo fcil, substractum que hizo seguro razonable, legtimo y noble, el que
el viejo Virreinato del Ro de la Plata diera por finalizada su subordinacin a los
reyes de Espaa y se constituyera en nacin soberana e independiente.4"
Moreno editorializa en la Gazeta aparecida el 13 de noviembre:

La disolucin de la Junta Central ( que sino fue legitima en su origen, revisti


al fin el carcter de soberana por el posterior consentimiento, que prest la
Amrica aunque sin libertad ni exmen) restituy los pueblos la plenitud de
los poderes, que nadie sino ellos mismos poda ejercer, desde que el cautiverio
del Rey dex acephalo el reyno, y sueltos los vnculos que lo constituan centro
y cabeza del cuerpo social. En esta dispersin no solo cada pueblo reasumi la
autoridad, que de consumo haban conferido el Monarca, sino que cada
hombre debi considerarse en el estado anterior el pacto social, de que
derivan las obligaciones, que ligan a el Rey con sus vasallos. No pretendo con
esto reducir los individuos de la Monarqua la vida errante, que precedi la
formacin de las sociedades5. Los vnculos, que unen el pueblo el Rey, son
distintos de los que unen los hombres entre si mismos: un pueblo es pueblo,
antes de darse un Rey; y de aqu es que aunque las relaciones sociales entre
los pueblos y el Rey, quedasen disueltas suspensas por el cautiverio de
nuestro Monarca, los vnculos que unen un hombre con otro en sociedad
quedaron subsistentes,6 porque no dependen de los primeros; y los pueblos no
debieron tratar de formarse pueblos pues ya lo era; son de elegir una cabeza,
que los rigiese, regirse si mismo segn las diversas formas, con que puede
constituirse ntegramente el cuerpo moral. Mi proposicion se reduce, que
cada individuo debio tener en la constitucin del nuevo poder supremo, igual
parte la que el derecho presume en la constitucin primitiva de el que habia
desparecido.
El texto parece tener mayor influencia de los filsofos neotomistas como Vitoria
o Suarez que de los ilustrados como Rousseau.. Para los primeros, siguiendo la
concepcin aristotlica tomista, el hombre naca en sociedad. Aunque en
Surez la misma sea un acuerdo entre familias:
Por eso dijo antes Aristteles que el hombre es naturalmente un animal social
y poltico. Pero contra este principio se arguye que esta propiedad del hombre
cumpla suficientemente, parte por medio de la sociedad familiar, parte por
medio de la mutua comunicacin y amistad recproca de varias familias o
personas de distintas familiasEl argumento fundamental debe consistir en
que la reunin de hombres en ciudad no se da accidentalmente por razn
solamente del pecado o de la corrupcin de la naturaleza, sino que de suyo
conviene al hombre en cualquier estado y pertenece a su perfeccin".7
Afirma Gustavo Franceschi:
La doctrina suareciana, ms que contractual, debera ser llamada
consensual...En sntesis: la sociedad, segn Surez, es una entidad moral, cuyo
acto de fundacin, por decirlo as, est constituido por la determinacin
voluntaria de los jefes de familia, que se resuelven a ejecutar actos
permanentes que van mas all del ambiente familiar, y que lo hacen porque as

lo exige su naturaleza social, su inclinacin a vivir en comunidades duraderas,


para mayor bien de todos ellos..8
Rosseau, afirmaba que:
violado el pacto social, cada uno vuelve a sus primeros derechos y recupera
su libertad natural, perdiendo la libertad convencional por la que renunci a
aqulla.9
Es decir que la vida errante, al decir de Moreno, no era para nada indeseable
en el ginebrino.
Ante la manipulacin de las transferencias de soberanas entre las distintas
instituciones con asiento en Espaa, a fin de mantener los dominios
americanos, la impronta innegable de Moreno afirma el 22 de septiembre en el
peridico revolucionario:
Los derechos de la Soberania son muy sagrados, para que se proceda con
ligereza acerca de ellos: es igual crimen reconocer un soberano, que no
presenta ttulos legtimos de serlo que negar la obediencia el que ha sido
justamente reconocido.
Gaspar de Jovellanos, poltico y pensador contemporneo de los
acontecimientos de Mayo algunos de sus escritos fueron publicados en la
Gazeta por Mariano Moreno.
Jovellanos diferenciaba soberana de supremaca:
Otro tanto se podra decir de la soberana poltica, si por tal se entiende aquel
poder independiente y supremo de dirigir la accin comn que una asociacin
de hombres establece al constituirse en sociedad civil; porque desde entonces
la soberana ya no reside propiamente en los miembros de la asociacin sino
en aquel o aquellos agentes que hubiese sealado la Constitucin para el
ejercicio de aquel poder, y en la forma que hubiese prescrito para su ejercicio.
De aqu es que de ninguna nacin constituida en sociedad civil se podr decir
con rigurosa propiedad que es soberana, porque no se puede concebir una
Constitucin en que el poder independiente de dirigir la accin comn haya
quedado en la misma asociacin tal como estaba en ella antes de constituirse.
Si se considera el carcter o esencia de este derecho (resistencia a la opresin)
se hallar de una parte, que es una porcin de aquel poder absoluto e
independiente que dijimos residir originalmente en toda asociacin de hombres
o padres de familia reunidos para constituirse en sociedad poltica, y de otra,
que es, por su naturaleza, un poder independiente y supremo, puesto que en
su caso es superior a todo poder constitucional.

Cualquier otro poder poltico tiene su origen en el pacto social; este solo es
original, primitivo e inmediatamente derivado de la naturaleza. Es adems, un
poder poltico, pues que est reservado y asegurado en la Constitucin. Si,
pues, es supremo, y si dentro de su esfera y en todo lo que pertenece al logro
de su objeto puede obrar, no slo con total independencia, sino son
superioridad a cualquier otro poder derivado de la misma Constitucin.
Siendo distintos entre s el poder que se reserva una nacin al constituirse en
monarqua del que confiere a monarca para que la presida y gobierne, es claro
que estos dos poderes debera enunciarse por dos distintas palabras y que
aceptada la palabra soberana para enunciar al poder del monarca faltaba otra
diferente para enunciar el de la nacin.
Para evitar equivocaciones se poda adoptar otra palabra que indicase
especficamente el poder nacional. ...Me parece que se podra enunciar mejor
por el dictado de supremaca nacional que es en su caso ms alta y superior a
todo cuanto en poltica se quiera apellidar soberano o supremo.
Cuando una nacin seala limites e impone condiciones al ejercicio de los
poderes que establece, cmo podr creerse que, reservndose el poder
necesario para hacerlos observar y cumplir, no se reserv el de establecer
cuanto la ilustracin y la experiencia le hiciese mirar como indispensable para
preservacin de los derechos reservado en el pacto?.10
Si los argentinos emancipados se dieron una democracia liberal y no una
autocracia; si proclamaron el principio de la igualdad y no del privilegio; si
impusieron la soberana del pueblo como origen y justificacin de toda
autoridad, y no la voluntad divina, o los derechos dinsticos, o las prerrogativas
aristocrticas; si se entregaron los destinos de la Revolucin a una junta
popular, en vez de ponerla en manos de un dictador; si slo fueron a depositar
la tarea de constituir el Estado en un congreso representativo, y no en cuerpos
o individuos con facultades discrecionales; si crearon instantneamente las
defensas del ciudadano contra los excesos del poder; si previnieron el
despotismo dando categora poltica a la opinin pblica, colocada en
funcin de control de la gestin de los mandatarios; si dieron slida base al
rgimen republicano, reglamentando prolijamente las atribuciones de cada
poder; si brindaron a los representantes del pueblo con los privilegios e
inmunidades parlamentarias; si, en fin, la gloriosa Revolucin nuestra tom en
la Asamblea del ao XIII el contenido econmico-social que le dieron sus leyes
sobe abolicin de la esclavitud, emancipacin del indio, supresin de los
mayorazgos y otras de ndole semejante, fue porque los patriotas argentinos
seguan paso a paso la obra de reconstruccin social y poltica, que
contemporneamente estaban cumpliendo los partidos espaoles con su
Revolucin

De qu Espaa vena este caudal ideolgico a fertilizar la tierra donde los


revolucionarios indianos hacan la siembra de la libertad? De la Espaa feudal
y absolutista de la corrupta monarqua borbnica o de la Espaa popular y
democrtica del gran alzamiento? Apenas si hace falta decirlo. Al conjuro de la
insurreccin que sacuda el despotismo en el propio solar se abri grvido el
seno de la madre patria, para que los hijos de allende el mar cumplieran su
destino ya escrito de constituirse en patrias nuevas.
Influencia del iluminismo en la Revolucin de Mayo:
OPINION DE ALEJANDRO KORN:
"La filosofa moderna, en la forma que le dio la mentalidad francesa en el siglo
XVIII, alcanza a informar el movimiento revolucionario de mayo, cuando en los
pases de su origen ya tramontaba. La influencia que le cupo ejercer entre
nosotros, en realidad, fue pstuma.
Si la ultima generacin del siglo XVIII ante las corruptelas del viejo rgimen
haba clamado por libertad, la primera del siglo XIX, cansada de la anarqua e
inestabilidad, clama por la autoridad capaz de devolver el sosiego al mundo y
al espritu atribulado".
Doctrinas eclcticas:
Halpern Donghi sostiene que tanto la tradicin espaola como el iluminismo
tuvieron influencia, de manera distintas, en la Revolucin de Mayo:
La presencia de elementos ideolgicos tradicionales es entonces innegable en
la Argentina que comienza su aventura revolucionaria, as como en todo el
mundo hispnico atravesado por la crisis de que nuestra revolucin es parte.
Pero ese legado tradicional no debe interpretarse como un hilo nunca
interrumpido que atraviesa a la entera historia de Espaa, desde la Castilla
medieval hasta la disolucin de la unidad moderna. Por el contrario, se trata de
una tradicin que acaba de ser redescubierta... el redescubrimiento implica a la
vez un repensamiento; examinada a la luz de los principios del naciente
liberalismo constitucional y moderado, esa tradicin -la ms antigua, la ms
genuina y nacional de todas, termina por identificarse con las enseanzas
propuestas por un movimiento de honda renovacin ideolgica que avanza en
la entera Europa.
Sin duda, pero ese tradicionalismo modernizador se mantiene
escrupulosamente en el marco de una lealtad monrquica sin fallas; implica
tambin el mantenimiento del lazo que une a Espaa y sus Indias. Ahora bien,
si en su punto de partida el movimiento de Mayo parece aceptar
espontneamente ese doble requisito, bien pronto su trayectoria ir revelando

que orientacin es diferente. Sin duda, an entonces, como reflejo de


vacilaciones no puramente
tcticas, habr de recordarse ms de una vez la justificacin que el movimiento
prefiri en el momento inicial, pero junto con ella surgir n cada vez con
creciente frecuencia otras ms capaces de fundamentar no slo la legitimidad
inicial del proceso sino la del curso que ste fue tomando en forma cada vez
ms abierta. 11.
La defensa de la identidad hispnica como motivacin principal de la
Revolucin de Mayo:
A mi modo de ver lo que llev a la dirigencia portea a sustituir al Virrey y
crear un gobierno propio fue debido a un instinto de defensa de su identidad
hispnica, de su religin, sus costumbres, sus leyes, su raza.
En carta a Cabarrs, Jovellanos, que tanto influenci en Moreno y cuyos
escritos el abogado de Mayo transcribe en varios nmeros de La Gaceta bajo el
seudnimo de El Patriota Espaol, afirma:
Espaa no lidia por los Borbones ni por Fernando; lidia por sus propios
derechos, derechos originales, sagrados, imprescriptibles, superiores e
independientes de toda familia o dinasta. Espaa lidia por su religin, por su
Constitucin, por sus leyes, sus costumbres, sus usos; en una palabra: por su
libertad, que es la hipoteca de tantas y tan sagrados derechos.
Espaa jur reconocer a Fernando de Borbn; Espaa lo reconoce y lo
reconocer por su rey mientras respire; pero si la fuerza le detiene o si la priva
de su prncipe no sabr buscar otro que la gobierne? Y cuando tema que la
ambicin o la flaqueza de un rey la exponga a males tamaos como los que
ahora sufre, no sabr vivir sin rey y gobernarse por s misma?12
En la primera proclama que la Primera Junta dirige a los habitantes del
virreinato el 26 de mayo de 1810 se dice:
Fijad pues vuestra confianza en nuestras intenciones. Un deseo eficaz, un zelo
activo y una contraccin viva y asidua promover por todos los medios
posibles la conservacin de nuestra Religin Santa, la observancia de las leyes
que nos rigen, la comn prosperidad, y el sosten de estas Posesiones en la ms
constante fidelidad y adhesin nuestro muy amado Rey y Seor Don
Fernando VII y sus legitimos sucesores en la corona de Espaa: No son esos
vuestros sentimientos? Esos mismos son los grandes objetos de nuestros
conatos.
El virreinato del Ro de la Plata haba sido invadido por Inglaterra en los aos
1806 desde su desembarco 13 de junio de 1806 hasta su final retiro del Ro de
la Plata en septiembre de 1807.

En cuanto a Portugal Ren Orsi sostiene que:


Desde ms de una centuria la dinasta portuguesa ensay casi sin solucin de
continuidad la ejecucin de diversos planes tendiente a materializar la
poticamente llamada Iluso do Prata y transcribiendo a Lastaria: dicen
los portugueses que la Cordillera de los Andes es el lmite ms natural entre las
Amricas de ambas coronas13
Cinco das despus de desembarcar la corte lusitana en Ro de Janeiro, el 8 de
marzo de 1808, Juan, regente de Portugal, dio rdenes para que su ministro de
relaciones exteriores Sousa Coutinho dirigiera una nota confidencial a los
capitulares de Buenos Ares hacindoles saber su resolucin de colocar a esa
ciudad capital y todo su virreinato bajo su real proteccin.14
En la apertura del Cabildo abierto del 22 de mayo de 1810, el Cabildo
expesaba los temores con referencia a Portugal:
No olvidis que tenis a la vista un vecino que acecha vuestra libertad, y que
no perder ninguna ocasin, en medio del menor desorden."
El temor de una invasin napolenica para mantener las colonias espaolas
bajo el vasallaje de Jos I era tambin una amenaza para Buenos Aires.
Coincide con el la percepcin de Moreno en la Representacin de los
Hacendados:
"La vecindad de una Potencia Soberana (Portugal) que ha descubierto sus
ardientes deseos de ensanchar los estrechos lmites en que est comprimida:
el justo temor de un enemigo poderoso (Francia), cuyas vastas combinaciones
podran aprovecharse de los apuros de nuestra Metrpoli, o burlar su
vigilancia ...todo esto presenta un triste cuadro en que descubre el gobierno
sino peligros eminentes, que atacan directamente la seguridad de los
pueblos".15
"La pennsula no es ms que una parte de la Monarqua Espaola y est tan
estropeada, que seria una concesin bien gratuita ponerla en igualdad con la
Amrica. Por consecuencia de
este principio, ni la pennsula tiene derechos al gobierno de Amrica, ni sta al
de aquella. Para que el gabinete Ingles pudiese hacer los oficios de un
mediador imparcial era preciso reconociese la reciproca independencia de
estos estados" La Junta a Strangford. 18 de mayo de 1811)
Don Tomas Manuel de Anchorena escribi, 4 de diciembre de 1846, una carta a
Juan Manuel de Rosas, en la que, a juicio de Enrique De Gandia, explica los
verdaderos ideales de Mayo16

"Vd. sabe que el 25 de este mes, por mejor decir, el 24 se estableci por
nosotros el primer gobierno patrio a nombre de Fernando Sptimo y que bajo
esta denominacin, reconociendo por nuestro rey al que lo era de Espaa , nos
ponamos sin embargo en independencia de esta nacin, que consideraba a
todas las Amricas como colonias suyas, pues cabalmente erigimos nuestro
gobierno para preservarnos de que los espaoles apurados por Napolen,
negociasen con l su bienestar a costa nuestra, hacindonos pavo de la boda.17
"Tambin lo erigimos a fin de aprovechar la oportunidad de crear un nuevo
titulo para con Fernando VII y sus legtimos sucesores con que poder obtener
nuestra emancipacin de la Espaa y que considerndonos una nacin
distintas de sta, aunque gobernada por un mismo rey, no se sacrificasen
nuestros intereses a beneficio de la Pennsula Espaola, pues a todo esto nos
daba derecho no slo el habernos defendido de los ingleses sin auxilio alguno
de la Espaa, mantenindonos siempre leales al soberano que lo era de la
Espaa, sino tambin el nuevo sacrificio y esfuerzo de lealtad que emprenda
hacer erigiendo un Gobierno a nombre del rey cautivo que conservase bajo su
obediencia todas estas provincias durante el cautiverio para continuar despus
prestndole el debido homenaje luego que recobrase su libertad"
El discurso de Rosas del 25 de mayo estuvo influenciado por la opinin de su
to.
"Qu grande, Sres., y que plausible debe ser para todo argentino este da
consagrado por la Nacin para festejar el primer acto de soberana popular,
que ejerci este gran pueblo en Mayo del clebre ao mil ochocientos diez! Y
cuan glorioso es para los hijos de Buenos Aries haber sido los primeros en
levantar la voz con un orden y una dignidad en ejemplo! No para sublevarnos
contra las autoridades legtimamente constituidas, sino para suplir la falta de
las que, acfala la Nacin, haban caducado de hecho y de derecho. No para
rebelarnos contra nuestro soberano, sino para conservarle la posesin de su
autoridad, de que haba sido despojado en un acto de perfidia. No para
descomponer los vnculos que nos legaban a los espaoles, sino para
fortalecerlos ms por el amor y la gratitud ponindonos en disposicin de
auxiliarlos con mejor xito en su desgracia. No para introducir la anarqua, sino
para preservarnos de ella, y no ser arrastrados al abismo de males en que se
hallaba sumida la Espaa. Estos Sres. fueron los grandes y plausible objetos del
memorable Cabildo abierto celebrado en esta ciudad en 22 de mayo de mil
ochocientos diez, cuya acta debera grabarse en l minas de oro para honra de
gloria eterna del pueblo porteo. Pero ha! Quin lo hubiera credo! ....Un acto
tan heroico de generosidad y patriotismo, no menos de lealtad y fidelidad a la
Nacin espaola, y a su

desgraciado Monarca; un acto que ejercido en otros pueblos de Espaa con


menos dignidad y nobleza, mereci los mayores elogios, fue interpretado en
nosotros malignamente cono una rebelin disfrazada, por los mismos que
debieron haber agotado su admiracin y gratitud para corresponderlo
dignamente...hostigados y perseguido de muerte por el Gobierno espaol,
perseveramos siete aos en aquella noble resolucin, hasta que casados de
sufrir males sobre males, sin esperanzas de ver el fin, y profundamente
conmovidos...nos pusimos en manos de la Divina Providencia y confiado en su
infinita bondad y justicia tomamos el nico partido que nos quedaba para
salvarnos: nos declaramos libre e independientes de Espaa, y de toda otra
dominacin extranjera.18

- Tendencias Polticas del ao X:


El perodo que va de la derrota de los ingleses en julio de 1807 a la Revolucin
de mayo de 1810 es complejo y aparentemente confuso como en toda poca
prerrevolucionaria. El orden fundamental, espaol, herido de muerte desde el
tratado de Utrecht de 1713, se derrumbar en un proceso acelerado por las
invasiones de 1806 y la tremenda crisis de la metrpoli de 1808. Nace un
orden nuevo que escapar como siempre ocurre a las previsiones de todos;
aun las de aquellos que anhelaban una "independencia" ms o menos
protegida por Inglaterra. Surge una nacionalidad que estaba subyacente en el
pueblo y en los municipios, cuando los jvenes seguidores de Miranda
imaginaban un Estado con constituciones a lo Montesquieu o Hamilton, libertad
de comercio a lo Adam Smith y, por supuesto, privilegio de la "clase racional" a
lo Rousseau.
Las tendencias polticas en Buenos Aires, por ser la capital en ese momento
nunca ms cabeza, como por haber sido el teatro de la lucha con los
invasores y serlo en breve de la Revolucin de Mayo, encontraban su eco en el
interior, en apariencia ms tranquilo pero no menos vigoroso en sus
sentimientos. Pero, fuera de algunos funcionarios, clrigos jvenes y letrados
en correspondencia con el puerto, el interior Montevideo, Crdoba y las
ciudades altoperuanas aparte "no era poltico". Esa ausencia de "doctrinas"
habra de permitirle, despus, el papel decisivo de representar la realidad
argentina.
El partido "patriota"
Volviendo a Buenos Aires. Tenemos en 1808 el gran partido de la Reconquista y
la Defensa que se llamaba a s mismo patriota (de "patria", ciudad), integrado
sin distinciones de clase: unanimidad entre los "inferiores" y mayora en los
"principales". Todas las milicias urbanas, desde el ltimo tambor al
comandante, pertenecan a l por haber sido formadas precisamente en el

rapto de entusiasmo patritico siguiente a la Reconquista. Sus jefes


indiscutidos eran Liniers y lzaga. El carcter abierto, dcil, simptico, y sobre
todo el prestigio que le daba su figuracin en la Reconquista que consigui
sobrevivir a la deplorable Defensa haban hecho del primero el hroe popular
y a ese ttulo ocupaba la Fortaleza como virrey interino. Nada ms lejos de un
autntico caudillo que Liniers: no era un "conductor" que interpretase a los
conducidos con sus palabras, actos y gestos; no tena fortaleza de espritu,
comprensin del medio, ni seguridad de accin, aunque a veces acertase a
mostrar astucia como el 1 de enero de 1809. Era un hombre comn a quien
circunstancias imprevistas pusieron en un cargo que nunca haba imaginado;
all estuvo a merced de sudestadas ms temibles, corrientes ms encontradas,
olas ms rompientes, que las conocidas en sus andanzas de marino fluvial sin
la baqua para eludir los bancos traicioneros y acertar con los canales
navegables. No haba sido ambicioso, pero asombrado de su vertiginosa
ascensin no supo escapar a la vanidad de quienes ocupan un lugar que no
esperaron; tuvo las desconfianzas de los que se han visto elevados por un
golpe de suerte y suponen que otro los reducir a la nada. Era un hroe y no un
poltico. Si le hubiese tocado un tiempo apacible, habra desenvuelto, a pesar
de sus flaquezas humanas y el constante desacierto en la eleccin de sus
colaboradores, una administracin paternalista y honrada; tena sobre sus
predecesores la ventaja de una popularidad an mayor que la de don Pedro de
Cevallos. Pero gobern en aos turbulentos, con la Real Hacienda en penurias,
el Cabildo sujeto por una voluntad ms enrgica que la suya y un gobierno
central a los tumbos. Actu como sus predecesores sujeto a una autoridad
lejana y absoluta, sin comprender que la suya emanaba de su prestigio en el
vecindario y el apoyo de los comerciantes del cabildo. Porque este jefe de
patriotas era en el fondo tan regalista como el fiscal Caspe y Rodrguez o el
intendente Francisco de Paula Sanz, y, a pesar de su larga residencia, vea las
cosas criollas con ojos europeos. Para peor los suyos eran franceses y no
espaoles. Comprensiblemente estuvo del lado de Napolen cuando Espaa se
dividi en castizos y afrancesados, aunque despus de Bailen har equilibrios
para mantenerse en el cargo a la espera que los sucesos fueran resolvindose
en la pennsula. Se sinti dbil, a pesar de su popularidad, y debi disimular las
faltas a la honradez administrativa de sus partidarios l, que era
fundamentalmente honrado para que stos pasasen sus flaquezas
sentimentales. A sus pies bulla una revolucin que no poda comprender y fue
prepotente con sus amigos y sumiso con sus enemigos para afirmar una
autoridad que se le escapaba.
Martn de lzaga, el otro jefe, era lo opuesto a Liniers. Seco, adusto, ntegro,
indoblegable, slo podan apreciarlo sus allegados y no despertaba simpatas
populares. Sin embargo, sus condiciones de jefe eran excelentes: tena
"patriotismo" comprensin del momento y el medio, energa, coraje, lealtad
con los suyos y no le faltaba una buena dosis de astucia poltica. Aunque a

veces, como ocurre a los arrogantes, se dejara llevar por una excesiva
confianza en sus condiciones y desprecio de las del adversario, como le
ocurrir el 1 de enero de 1809. Esto habra sido falta leve si hubiese tenido la
arenilla dorada de un prestigio popular. Como se saba impopular, quiso ser el
poder detrs del trono manejando las cosas por medio del idolatrado Liniers.
Esa unin del hroe aclamado de la Fortaleza y la eminencia gris del Cabildo
habra sido estable y rendido excelentes frutos, si las cosas de Europa no
hubiesen tomado el rumbo imprevisto de 1808.
Tales los jefes. Francs el uno, espaol el otro, su partido era el "patriota"
amasado en las invasiones inglesas, y que vena del tiempo de las Indias
ligadas al Imperio espaol por la persona simblica del monarca. No era la
faccin de los criollos contra los espaoles: era de los arraigados contra los
europeizantes, que no es la misma cosa; aunque uno de sus jefes, Liniers que
no lzaga fuese ms europeizante que americano. Lo formaba la inmensa
masa de la poblacin, desde los orilleros criollos hasta los tenderos
peninsulares unidos al suelo donde haban formado familia y tenan hijos. Se
llamaban patriotas porque su fidelidad era a la patria y al rey, la misma de los
comuneros, no al Estado y al rey como los funcionarios. Por eso Contucci y los
espas portugueses les dijeron republicanos, de "repblica", municipio.
Mostraron fidelidad a la tierra y al rey en los congresos vecinales del 14 de
agosto de 1806 y 10 de febrero de 1807, y por ella fueron a la Revolucin de
mayo de 1810. Aunque no hubiesen ocurrido en Espaa las cosas de 1808, y
despus las de 1814, lo mismo se habra llegado a la independencia porque el
rey ya no era en el siglo XIX el smbolo de la unin entre Amrica y Espaa.
Los regalistas.
Formado por la mayor parte de los funcionarios, la totalidad de las jerarquas
eclesisticas, parte de los oficiales veteranos todos los de Marina, y
algunas familias nativas ms cercanas a Espaa que a la ciudad, los regalistas
entendan la unidad espaola como los ministros de Carlos III: por el
predominio de una metrpoli sobre unas colonias. Se sintieron lastimados por
los congresos de 1806 y 1807 que suspendieron y depusieron a Sobremonte;
no tanto por afecto al virrey cesante, sino por resistencia al principio comunero
de poner la patria antes que el representante del rey. Estuvieron con Fernando
VII porque era el poder legal, y con la junta o consejo que lo representase en
Espaa porque lo importante era que el poder viniese de all.
Los ilustrados.
No deben confundirse los jvenes "de luces" con los patriotas, aunque con ellos
estaran en 1810 y la historia al uso los denomine de esta manera. La patria de
los alumbrados no era la ciudad, ni la nacin: era una independencia a lo
Miranda, puramente terica, a establecerse con apoyo de Inglaterra o por

medio de Portugal (que tambin era el apoyo ingls). Las intenciones de


quienes atizaban esta independencia no estaban al alcance de los jvenes
"idelogos" que la ansiaban para establecer el Estado perfecto de sus lecturas:
entidad poltica donde tendran el gobierno por ser la clase ilustrada. Que lo
material quedase para los ingleses y la ocupacin militar se garantizase con los
portugueses, no les importaba mucho porque en su mundo roussoniano de
cosas perfectas no caban las malas intenciones.
Eran abogados jvenes como Castelli, el jefe del grupo, su primo Manuel
Belgrano, secretario del Consulado, industriales como Hiplito Vieytes,
periodistas como Manuel Aniceto Padilla, rentistas como los hermanos
Rodrguez Pea y Antonio Luis Beruti. Casi todos ricos por familia (Padilla era la
excepcin) que acostumbraban leer los autores de la Ilustracin como quien
escruta en el Libro de los Destinos el porvenir del mundo. Belgrano dir ms
tarde hablando de esta poca: "Se apoderaron de m las ideas de libertad,
igualdad y propiedad, y slo vea tiranos a los que se oponan que el hombre,
fuese donde fuese, no disfrutare de unos derechos que Dios y la naturaleza le
haban concedido, y las sociedades acordado en su establecimiento". Se
llamaban a s mismos los hombres de las luces y de los principios. Las luces
eran "las luces del siglo" que iluminaron en el XVIII las postrimeras del antiguo
rgimen y retractaron por reflejo oblicuo en los alumbrados madrileos de los
ltimos Carlos, para prolongarse ms tarde en las reverberaciones de las cortes
gaditanas de 1810. Los alumbrados criollos esperaban todo de una Ciencia
escrita con mayscula; los principios eran la Ciencia de la poltica y tenan su
nombre mgico de alquimia: se llamaba Constitucin y hara la felicidad de
los pueblos y los hombres.
Los jvenes de "luces" eran hijos de los regalistas de Carlos III, solamente que
por progresistas (ya se empezaba a usar la palabra) haban llevado al extremo
el desapego a lo espaol de sus padres. Su "Revolucin" se propona acabar
con las costumbres, modalidades y tradiciones criollas de raz hispnica que
despreciaban por oscurantistasy atrasadas. En la jerarqua de luminarias haba
sus gradaciones: desde Saturnino Rodrguez Pea o Manuel Aniceto Padilla que
hacan fugar a Beresford para ayudar a la "independencia"; hasta Manuel
Belgrano, neutral durante la ocupacin inglesa y la resistencia nativa en el
retiro de su estancia en Mercedes, pasando por Castelli y Vieytes, que
anduvieron en tratos con los britnicos.
"La patria de los jvenes alumbrados no era la ciudad ni la nacin: era el
Estado perfecto de sus lecturas de Rousseau donde tendran el manejo poltico
a ttulo de poseer las luces del siglo. Que la independencia se garantizase por
los ingleses y stos se quedaran en retribucin con la parte material, no les
importaba porque en su mundo perfecto no caban las malas intenciones

Los alumbrados, cuyo sitio obligado de reunin era el caf de Marcos(Bolvar y


Alsina), se crean revolucionarios porque anhelaban una sociedad perfecta a lo
Rousseau. Se manejaban entre nubes y no advertan que ayudaban a un
coloniaje peor que el espaol.

4.2. Batalla de Ocaa:

La batalla de Ocaa fue un enfrentamiento militar de la Guerra de la


Independencia Espaola. Tuvo lugar el 19 de noviembre de 1809 junto al
municipio toledano de Ocaa. Enfrent a un ejrcito francsde unos 40.000
infantes, 6.000 caballos y numerosa artillera al mando del Mariscal Soult con
otro espaol de unos 51.869 hombres, de los cuales 5.766 eran de caballera,
con 55 piezas de artillera al mando del general Arizaga.
Tras lo de Almonacid, la Junta Central decidi unir al Ejrcito de Extremadura
con el de La Mancha, en la zona de La Carolina, reconstituyendo el nuevo
Ejrcito del Centro.
Haba mucha necesidad de activar frente al enemigo ese ejrcito, pues en la
zona de la Carolina los recursos escaseaban para mantener a tantos hombres y
caballos.
La importancia de toda aquella fuerza es que lo que all se haba
conjuntado era el ejrcito de maniobra espaol mayor en todo lo que se llevaba
de guerra. Para hacernos una idea del Estado de Fuerzas de aquel ejrcito, citar
que entre todas las divisiones sumaban 44.606 infantes. La cifra aumentaba
con la Caballera, con un total de 6.571 hombres bajo en mando del mariscal
de campo Manuel Freire. A esto haba que aadir las piezas de artillera (una
cincuentena), con sus sirvientes, ms unos 600 zapadores. En total, del ejrcito
del Centro qued constituido por un total de 53.277 hombres, mandados por el
general Juan Carlos de Areizaga y Alducn, de 53 aos. Tras varios das de
marchas de aproximacin y la previa derrota de la caballera espaola en
Ontgola, las tropas del general Soult y las de Areizaga se enfrentaron en una
batalla que iba a cambiar el signo de la guerra: Ocaa.
Nueve de la maana del da 19 de noviembre de 1809. Las unidades del
numeroso Ejrcito del Centro forman para batirse al ejrcito francs mandado
por el mariscal Soult, el mejor maniobrero de Europa en palabras de
Napolen, que cuenta para la accin con 27.000 hombres de Infantera y 5.000
jinetes. Los soldados espaoles preparan sus armas, ajustan los correajes y
miran a su frente. No tienen buenos presagios. Saben que en el da anterior, en
Ontgola, se ha trabado el mayor combate de caballera de toda la guerra,

entre 3.000 jinetes franceses y 4.000 espaoles, y que la suerte ha acabado en


derrota para los escuadrones del general Freire. Han escuchado nefastos
comentarios entre algunos oficiales que forman en la lnea: Nosotros con
mulos y ellos con caballos, no se poda esperar otra cosa!, Dnde est ahora
Godoy, que tuvo la genial idea de cambiar nuestra caballera por ganado
mular!
El dispositivo espaol qued as de este a oeste: sobre el camino de Cabaas a
Ocaa la caballera de Rivas, y entre ella y el casero del pueblo una batera y
la vanguardia de Zayas. La 2 Divisin de Vigodet por delante de Ocaa, en su
parte norte. A su derecha y al costado una de la otra, formando lnea por la
parte norte del camino de Noblejas, las divisiones 3 de Girn, 4 de Castejn
(con el Regimiento de Infantera de Mlaga) y 1 de Lacy, con sus respectivas
bateras entre unas y otras. En la extrema derecha y cubriendo el ala, la mayor
parte de la caballera a las rdenes de Freire. Tras esta primera lnea y en
paralelo, las divisiones 7 de Copons, 5 de Zeran y 6 de Jacme.
A las diez de la maana comenz el intercambio de disparos de las guerrillas
avanzadas espaolas con los voltigeurs franceses, as como el duelo artillero,
ms demoledor por parte de los franceses. Su comandante en jefe, el mariscal
Soult, contaba con la Guardia Real de Jos Bonaparte, tres regimientos
espaoles afrancesados y la Divisin de Reserva de Desolles. Tambin, con el V
Cuerpo de Ejrcito del mariscal Mortier, el IV Ejrcito Imperial del general
Sebastiani y la Divisin de Dragones del mayor general Milhaud. El general
Areizaga de nuevo sorprendi a todos subindose al campanario de la iglesia
de San Martn, en Ocaa, con el fin de colocar all su observatorio. Esta actitud
hizo comprender a los oficiales que iban y venan al improvisado puesto de
mando, que su general estaba lejos de estar en la lnea. As, suban y bajaban
la escalinata de la torre de San Martn, ayudantes, oficiales de enlace, etc.
perdindose mucho tiempo en hacer llegar las rdenes a las lneas. El
historiador Ramn Sols, en su obra La Guerra de la Independencia espaola,
recoge una parte del momento protagonizado por el general en jefe espaol en
su puesto de observacin, rodeado por una marea de ayudantes y dominado ya
por el miedo: Quienes son aquellos que asoman por all?,Mi general, son
los franceses del Cuerpo de Ejrcito del mariscal Vctor, Y aquellos que
vienen por esa parte, Son los del Cuerpo de Ejrcito del mariscal
Jourdan, Buena se va a armar!, frase esta ltima del general.
Poco ms tarde del medioda, la caballera imperial francesa, dejando cortados
en su rpido movimiento envolvente regimientos enteros, oblig al ejrcito
espaol a rendir las armas. En las filas espaolas, todo fue confusin y pnico,
siendo impotentes los jefes y oficiales para contener la
dispersin. Arizaga permaneci durante toda la batalla encaramado en una
de las torres de Ocaa, atalayando el campo, pero sin dar disposicin alguna
ni dirigir la marcha del combate y despus tom el camino de Dosbarrios, La

Guardia y Daimiel, donde inform a la Junta Central de la catstrofe. sta fue


espantosa, pues 4.000 hombres resultaron muertos o heridos, de 15.000 a
20.000 prisioneros y se perdieron 40 caones, equipajes, vveres, etc., casi
todo el material del ejrcito espaol.
- Junta Suprema Central
Luego de Bailen, en ese momento ya todas las Juntas de las provincias haban
convenido en la formacin de una Central compuesta de dos diputados de cada
una de ellas. Se trat una eleccin y se escogi en Sevilla el 23 de agosto al
Conde de Tilly y a Don Vicente Hore.
El 25 de septiembre se forma en Aranjuez la Junta Suprema Central
Gobernativa, que estuvo presidida por el conde de Floridablanca, con 35
miembros en total.7 Se constituy despus de que el Consejo de
Castilla declarase nulas lasabdicaciones de Bayona.8 9 Estuvo vigente hasta
el 30 de enero de 1810.
Al disolverse la Junta, fue creado el Consejo de Regencia de Espaa e Indias, a
partir del cual, tras la prdida casi completa del territorio peninsular durante
la Guerra de Independencia espaola, se forman las Cortes de Cdiz, que
acabaron redactando la Constitucin espaola de 1812.
- Formacin oficial de la Junta Suprema Central
Dos fueron los lugares en los que, a mediados de septiembre, fueron
reunindose los diputados tras debatir y acordar los propsitos reflejados en el
manifiesto de la Junta de Valencia: Madrid, la capital del Reino, y Aranjuez. Los
representantes de Aragn, Asturias, Catalua y Valencia decidieron que la Junta
Central tuviera la misma sede que las autoridades monrquicas, mientras que
los diputados de Murcia, Extremadura y de Andaluca no aceptaban compartir
base con el Consejo de Castilla. Finalmente, tras intermediaciones entre
el Prncipe Po y el conde de Floridablanca, acabaron trasladndose a Aranjuez,
erigindose el Real Sitio como el centro de la Junta. 10
El 25 de septiembre de 1808, en una ceremonia celebrada en la Capilla del
Real Palacio de Aranjuez ante Juan de la Vera, arzobispo de Laodicea, se
constituy oficialmente la Junta Central Suprema y Gubernativa del
Reino.11 La Junta Central qued formada por los diputados procedentes de las
Juntas Supremas de las capitales de los antiguos reinos,12 tal como qued
decidido en la reunin llevada a cabo el da anterior en la posada en la que se
hospedaba elconde de Floridablanca, a la postre, presidente de la tratada
Junta.10

- Evolucin de la Junta Central durante la Guerra de la Independencia Espaola

Ya desde sus comienzos, en la sesin que la Junta celebr el 7 de


octubre de 1808, fue propuesta una convocatoria de Cortes que, segn el
decreto de 5 de mayo de Fernando VII, deba nombrar una regencia que
albergara la soberana del rey durante su ausencia. Sin embargo, esta
proposicin fue desestimada por un gran sector de sta, pues no slo supona
un largo estudio, con la consecuente prdida de tiempo, sino que, teniendo a la
susodicha Regencia, apenas podran aprovecharse del poder concentrado de
que presuman desde apenas haca unos das. Es ms, debido a los
encontronazos pasados con el Consejo de Castilla, se autoimpuso el
cumplimiento de dicho decreto, por el que ordenaba el trato de Majestad a
organismos e individuos ajenos. 10
No obstante, con la llegada de Napolen en noviembre de 1808 y la
capitulacin de Madrid, la Junta se vio obligada a desplazarse
hasta Extremadura, despus a Sevilla dnde residira desde el 16 de
diciembre de 1808 y, en ltimo lugar, a la Isla de Len, actual San Fernando,
el 23 de enero de 1810.
En los meses que siguieron a su fundacin, la Junta se encarg de organizar al
pas y la guerra, entre cuyos actos destacan la fijacin de los tributos de
guerra, el establecimiento del Ejrcito de la Mancha, mandado por el general
Arizaga, y la firma del tratado de alianza con Gran Bretaa (14 de
enero de 1809).10 La Junta central marc un punto de ruptura con el rgimen
centralista borbnico al repartir la soberana con Amrica al otorgar
representacin soberana a los pueblos americanos en la real orden de 22 de
enero 1809. Sin embargo la proporcionalidad de los representantes americanos
fue ampliamente discutida.
En Sevilla, el 15 de abril de 1809, el diputado Lorenzo Calvo de Rozas elabor
una propuesta de "convocatoria de las Cortes y elaboracin
constitucional"13 que, al contrario que la primera, fue bastante bien acogida.
Durante las siguientes semanas, la propuesta se convirti en un Real
Decreto,14 al que se le haba adjuntado un pequeo manifiesto en el que se
declaraban las intenciones que deban llevar los diputados de las ya
mencionadas Cortes Constitucionales.[cita requerida] Este Real Decreto, con fecha
de 22 de mayo de 1809, propona oficialmente la celebracin de esta asamblea
constituyente para el ao 1810, adems de la creacin de una "Comisin de
Cortes", presidida por Jovellanos, que preparara las reformas necesarias para
poder llevar a trmino las Cortes.15
Ya en 1810, la Junta Central, en nombre del rey, decidi poner fecha a la
composicin de las Cortes, en un principio, el 1 de marzo. El 29 de enero se
expidi el ltimo decreto de la Suprema Junta, por el cual, sta se disolva y

daba paso al Consejo de Regencia de Espaa e Indias, que acabara


organizando las Cortes.16

- Consejo de Regencia de Espaa e Indias

El Consejo de Regencia de Espaa e Indias, o Regencia de Espaa, fue


creado en 1810, y como su nombre lo indica, representaba el rgano de
gobierno y se atribua igual autoridad que el rey Fernando VII, y tuvo como
misin la organizacin de las Cortes Constituyentes. La Suprema Regencia,
como tambin se la conoca,17 tuvo que ser creada en Cdiz, ltimo lugar de
refugio de la Junta Suprema, desacreditada tras la derrota en Ocaa.
La regencia estuvo compuesta por cinco miembros, ninguno de ellos miembro
de la Junta Central, y un representante de las colonias americanas. Estos
fueron el general Castaos, los consejeros de Estado don Antonio de Escao y
donFrancisco Saavedra, el obispo de Orense, don Pedro de Quevedo y
Quintano y, por parte de las Amricas, don Esteban Fernndez de
Len,18 quienes, oficialmente, instalaran el Consejo de Regencia el 2 de
febrero. Sin embargo, el miembro americano, el mismo da de la constitucin
del consejo debi ser suplido por su compaero don Miguel de Lardizbal y
Uribe con el pretexto de que no haba nacido en Amrica 19 y, adems, la
regencia no acab por completarse hasta que monseor Quevedo pudo
presentarse, cuatro meses ms tarde,10 si bien, al hallarse tres de los regentes,
el mnimo requerido por la propia Junta,17 sta poda desempear su labor.

"Juramento de los diputados de las Cortes de la Real Isla de len Cortes de


Cdiz", obra de Jos Casado del Alisal en la que se representa la ceremonia de
inauguracin de las susodichas Cortes.

Dicha labor, casi reducida a la convocatoria de Cortes, fue muchsimo ms


polmica por causa de los intereses de los liberales, que pretendan componer
una nica cmara, a pesar de la propuesta, defendida por Jovellanos entre
muchos otros, de una convocatoria estamental, como fue decidido por la Junta
Central.20 Sin embargo, se sospech y se acab por confirmar la manipulacin
liberal, pues, aunque se excusaron en la falta de tiempo por la convocatoria, se
descubri que una nota en la publicacin de la convocatoria acerca de la
participacin de la Iglesia y la Nobleza no haba sido mandada. 21 Finalmente y a
pesar de la disputa, puesto que nobles y religiosos formaron parte de las
representaciones provinciales, decidi mantenerse el sistema unicameral. 22
Ya resueltos los principales problemas y llegados a la Real Isla de Len23todos
los diputados de las Cortes, en una ceremonia celebrada en la Iglesia Mayor
Parroquial ante monseor Pedro de Quevedo (que tambin hizo las veces de
presidente regente), el 24 de septiembre de 1810 quedaron al fin constituidas
las Cortes Generales,24 que acabaran por redactar la primera
constitucin de Espaa.
La Regencia y las Cortes no fueron reconocidas por las Juntas americanas, y
estas a su vez fueron consideradas en rebelin.

- Tercera Junta de Regencia

Durante el perodo comprendido entre el 2 de enero de 1812 y el 8 de


marzo de 1813, presidida por Joaqun de Mosquera y Figueroa, siendo los
vocales: Juan Mara de Villavicencio, Pedro Alcntara de Toledo y SalmSalm (duque del Infantado), Enrique O'Donnell Anethan (conde de La Bisbal y
de Lucena), Ignacio Rodrguez de Rivas y Juan Prez Villamil.
Esta promulga la Constitucin de Cdiz, encargndose de su publicacin los
magistrados Juan Mara de Villavicencio eIgnacio Rodrguez de Rivas.

- Constitucin de Cdiz de 1812:

La primera Constitucin espaola se promulg el 19 de marzo de 1812,


da de San Jos; por eso se la conoce como la Pepa.
La Constitucin o ley fundamental es muy larga, se compone de un discurso
preliminar y 384 artculos, que establecen la forma de Estado, de gobierno y
los derechos y deberes de los espaoles. En ella aparece la idea de nacin

espaola, definida como el conjunto de todos los ciudadanos, sin distincin


entre los espaoles de los dos hemisferios.
La Nacin unitaria se declara libre e independiente. La forma de Estado sera
una monarqua en la persona de Fernando VII pero parlamentaria o
constitucional.
Sus principios fundamentales son:
1. Soberana nacional, por la cual el poder est en el pueblo a travs de
sus representantes en Cortes.
2. Derechos fundamentales del individuo, como la libertad de
expresin y prensa, la igualdad ante la ley y el derecho a la propiedad.
Estos derechos son considerados legtimos y naturales.
3. Divisin de poderes en
1. Legislativo. Corresponde a las Cortes, que son unicamerales y
gozan de amplios poderes. El Rey no puede suspenderlas ni
disolverlas pero s sancionar y promulgar las leyes, y conserva el
derecho de veto suspensivo temporal.
2. Ejecutivo. Corresponde al Rey, cuya persona es sagrada e
inviolable, pero est sometido a ciertos lmites. No es responsable,
pero s sus ministros.
3. Judicial, que recae en los tribunales de justicia. Se establecen los
principios bsicos de un estado de derecho, con garantas.
4. Sufragio universal masculino indirecto. Los espaoles sern
ciudadanos con derechos. Los diputados se eligen por dos aos; puede
serlo cualquier espaol mayor de 25 aos; pero se requiere disponer de
una renta anual proporcionada, procedente de bienes propios (sufragio
censitario).
5. Estado confesional, en el que la religin oficial y nica ser la catlica,
apostlica y romana. Esto implica una concesin a los absolutistas por
parte de los liberales.
6. Igualdad ante la ley. Todas las personas podrn acceder a un cargo
pblico si su capacidad es adecuada; se valora el talento personal y no
el nacimiento o el ttulo. Es el fin de los privilegios de la sociedad
estamental. Es obligatorio pagar impuestos de forma proporcional a la
riqueza.
7. Milicia Nacional, cuerpo armado de voluntarios para defender la
Constitucin.

8. Derecho de los espaoles a la enseanza primaria pblica y


obligatoria.
Con otros Decretos socioeconmicos (como la abolicin de la Mesta, de
la Inquisicin, de los gremios, de los seoros jurisdiccionales, de los
mayorazgos y la desamortizacin de tierras comunales), los liberales gaditanos
queran realizar reformas para liquidar los fundamentos econmico-jurdicos del
Antiguo Rgimen y establecer un nuevo orden liberal en Espaa.

LA SEMANA DE MAYO

La Semana de Mayo es la semana que transcurri en Buenos Aires, entre


el 18 y el 25 de mayo de 1810, que se inici con la confirmacin de la cada de
la Junta Suprema Central y desemboc en la destitucin del virrey Cisneros y la
asuncin de la Primera Junta.
El 14 de mayo arrib al puerto de Buenos Aires la goleta de guerra
britnica HMS Mistletoe procedente de Gibraltar con peridicos del mes de
enero que anunciaban la disolucin de la Junta Suprema Central al ser tomada
la ciudad de Sevilla por los franceses, que ya dominaban casi toda la Pennsula,
sealando que algunos diputados se haban refugiado en la isla de Len,
en Cdiz. La Junta era uno de los ltimos bastiones del poder de la corona
espaola, y haba cado ante el imperio napolenico, que ya haba alejado con
anterioridad al rey Fernando VII mediante las Abdicaciones de Bayona. El da 17
se conocieron en Buenos Aires noticias coincidentes llegadas a Montevideo el
da 13 en la fragata britnica HMS John Paris, agregndose que los diputados
de la Junta haban sido rechazados establecindose una Junta en Cdiz. Se
haba constituido un Consejo de Regencia de Espaa e Indias, pero ninguno de
los dos barcos transmiti esa noticia. Cisneros intent ocultar las noticias
estableciendo una rigurosa vigilancia en torno a las naves de guerra britnicas
e incautando todos los peridicos que desembarcaron de los barcos, pero uno
de ellos lleg a manos de Manuel Belgrano y de Juan Jos Castelli. stos se
encargaron de difundir la noticia, que pona en entredicho la legitimidad del
virrey, nombrado por la Junta cada. 22
Tambin se puso al tanto de las noticias a Cornelio Saavedra, jefe del
regimiento de Patricios, que en ocasiones anteriores haba desaconsejado
tomar medidas contra el virrey. Saavedra consideraba que, desde un punto de
vista estratgico, el momento ideal para proceder con los planes
revolucionarios sera el momento en el cual las fuerzas napolenicas lograran
una ventaja decisiva en su guerra contra Espaa. Al conocer las noticias de la
cada de la Junta de Sevilla, Saavedra consider que el momento idneo para

llevar a cabo acciones contra Cisneros haba llegado. 23 El grupo encabezado


por Castelli se inclinaba por la realizacin de un cabildo abierto, mientras los
militares criollos proponan deponer al virrey por la fuerza.

Viernes 18 de mayo

Ante el nivel de conocimiento pblico alcanzado por la noticia de la cada de la


Junta de Sevilla, Cisneros realiz una proclama en donde reafirmaba gobernar
en nombre del rey Fernando VII, para intentar calmar los nimos. Cisneros
habl de la delicada situacin en la pennsula, pero no confirm en forma
explcita que la Junta haba cado, si bien era consciente de ello. 24 Parte de la
proclama deca lo siguiente:
En Amrica espaola subsistir el trono de los Reyes Catlicos, en el caso de
que sucumbiera en la pennsula. (...) No tomar la superioridad determinacin
alguna que no sea previamente acordada en unin de todas las
representaciones de la capital, a que posteriormente se renan las de sus
provincias dependientes, entretanto que de acuerdo con los dems virreinatos
se establece una representacin de la soberana del seor Fernando VII. 25
El grupo revolucionario principal se reuna indistintamente en la casa
de Nicols Rodrguez Pea o en la jabonera de Hiplito Vieytes. Concurran a
esas reuniones, entre otros, Juan Jos Castelli, Manuel Belgrano, Juan Jos Paso,
Antonio Luis Beruti, Eustoquio Daz Vlez, Feliciano Antonio Chiclana, Jos
Darragueira, Martn Jacobo Thompson y Juan Jos Viamonte. Otro grupo se
congregaba en la quinta de Orma, encabezado por fray Ignacio Grela y entre
los que se destacaba Domingo French.
Algunos criollos se juntaron esa noche en la casa Rodrguez Pea. Cornelio
Saavedra, quien se hallaba en San Isidro, fue llamado de urgencia y concurri a
la reunin en la que se decidi solicitar al virrey la realizacin de un cabildo
abierto para determinar los pasos a seguir por el virreinato. Para esa comisin,
fueron designados Castelli yMartn Rodrguez.26

Sbado 19 de mayo

Tras pasar la noche tratando el tema, durante la maana Saavedra y Belgrano


se reunieron con el alcalde de primer voto, Juan Jos de Lezica, y Castelli con el
sndico procurador, Julin de Leyva, pidiendo el apoyo del Cabildo de Buenos

Aires para gestionar ante el virrey un cabildo abierto, expresando que de no


concederse, lo hara por s solo el pueblo o morira en el intento.

Domingo 20 de mayo

Lezica transmiti a Cisneros la peticin que haba recibido, y ste consult a


Leyva, quien se mostr favorable a la realizacin de un cabildo abierto. Antes
de tomar una decisin el virrey cit a los jefes militares para que se presenten
a las siete horas de la tarde en el fuerte. 27 Segn cuenta Cisneros en
sus Memorias, les record:
(...) las reiteradas protestas y juramentos de fidelidad con que me haban
ofrecido defender la autoridad y sostener el orden pblico y les exhort a poner
en ejercicio su fidelidad al servicio de S.M. y de la patria.
Antes que los militares convocados ingresaran al fuerte, los batallones de
urbanos fueron acuartelados y provistos de municin de guerra. No fue
casualidad que fuera Saavedra el que hablara por todos: era el comandante del
cuerpo de Patricios, la unidad militar ms importante del Virreinato. En
sus Memorias, escritas muchos aos despus de estos sucesos, Saavedra
describi aquella reunin explicando que ante el silencio de sus compaeros
"yo fui el que dijo":
Seor, son muy diversas las pocas del 1 de enero de 1809 y la de mayo de
1810, en que nos hallamos. En aquella exista la Espaa, aunque ya invadida
por Napolen; en sta, toda ella, todas sus provincias y plazas estn
subyugadas por aquel conquistador, excepto solo Cdiz y la isla de Len, como
nos aseguran las gacetas que acaban de venir y V.E. en su proclama de ayer.
Y qu, seor? Cdiz y la isla de Len son Espaa? (...) Los derechos de la
Corona de Castilla a que se incorporaron las Amricas, han recado en Cdiz y
la isla de Len, que son una parte de las provincias de Andaluca? No seor, no
queremos seguir la suerte de la Espaa, ni ser dominados por los franceses,
hemos resuelto reasumir nuestros derechos y conservarnos por nosotros
mismos. El que a V.E. dio autoridad para mandarnos ya no existe; de
consiguiente usted tampoco la tiene ya, as que no cuente con las fuerzas de
mi mando para sostenerse en ella. Esto mismo sostuvieron todos mis
compaeros. Con este desengao, concluy diciendo: "Pues seores, se har el
cabildo abierto que se solicita. Y en efecto se hizo el 22 del mismo mayo"
(Saavedra, 1960, p. 1052)
Al anochecer se produjo una nueva reunin en casa de Rodrguez Pea, en
donde los jefes militares comunicaron lo ocurrido. Se decidi enviar

inmediatamente a Castelli y a Martn Rodrguez a entrevistarse con Cisneros en


el fuerte, facilitando su ingreso el comandante Terrada de los granaderos
provinciales que se hallaba de guarnicin ese da. El virrey se encontraba
jugando a los naipes con el brigadier Quintana, el fiscal Caspe y el edecn
Coicolea cuando los comisionados irrumpieron. Martn Rodrguez en
sus Memorias relat cmo fue la entrevista, en donde Castelli se dirigi a
Cisneros as:
Excelentsimo seor: tenemos el sentimiento de venir en comisin por el
pueblo y el ejrcito, que estn en armas, a intimar a V.E. la cesacin en el
mando del virreinato.
Cisneros respondi:
Qu atrevimiento es ste? Cmo se atropella as a la persona del Rey en su
representante?
Pero Rodrguez (segn sus Memorias) lo detuvo advirtindole:
Seor: cinco minutos es el plazo que se nos ha dado para volver con la
contestacin, vea V.E. lo que hace.
Solamente defendi la posicin de Cisneros el sndico procurador del cabildo,
Julin de Leyva. Ante la situacin, Caspe llev a Cisneros a su despacho para
deliberar juntos unos momentos y luego regresaron. El virrey se resign y
permiti que se realizara el cabildo abierto. Segn cuenta Martn Rodrguez en
sus Memorias pstumas, escritas muchos aos despus, sus palabras fueron:
Seores, cuanto siento los males que van a venir sobre este pueblo de resultas
de este paso; pero puesto que el pueblo no me quiere y el ejrcito me
abandona, hagan ustedes lo que quieran. 28
El cabildo abierto se celebrara el 22 de mayo siguiente.
Esa misma noche se represent una obra de teatro cuyo tema era la tirana,
llamada Roma Salvada, a la cual concurrieron buena parte de los
revolucionarios. El jefe de la polica intent convencer al actor de que no se
presentara y que, con la excusa de que ste estuviera enfermo, la obra fuera
reemplazara con Misantropa y arrepentimiento, del poeta alemn Kotzebue.
Los rumores de censura policial se extendieron con rapidez, por lo que Morante
sali e interpret la obra prevista, en la cual interpretaba a Cicern. En el
cuarto acto, Morante exclamaba lo siguiente:
Entre regir al mundo o ser esclavos Elegid, vencedores de la tierra! Glorias de
Roma, majestad herida! De tu sepulcro al pie, patria, despierta! Csar,
Murena, Lculo, escuchadme: Roma exige un caudillo en sus querellas!
Guardemos la igualdad para otros tiempos: El Galo ya est en Roma! Vuestra

empresa del gran Camilo necesita el hierro! Un dictador, un vengador, un


brazo! Designad al ms digno y yo lo sigo!29
Dicha escena encendi los nimos revolucionarios, que desembocaron en un
aplauso frentico a la obra. El propio Juan Jos Paso se levant y grit Viva
Buenos Aires libre!.

Lunes 21 de mayo

A las tres, el Cabildo inici sus trabajos de rutina, pero se vieron interrumpidos
por seiscientos hombres armados, agrupados bajo el nombre de Legin
Infernal, que ocuparon la Plaza de la Victoria, hoy Plaza de Mayo, y exigieron a
gritos que se convocase a un cabildo abierto y se destituyese al virrey
Cisneros. Llevaban un retrato de Fernando VII y en el ojal de sus chaquetas una
cinta blanca que simbolizaba la unidad criollo-espaola. 30 Entre los agitadores
se destacaron Domingo French y Antonio Beruti. Estos desconfiaban de
Cisneros y no crean que fuera a cumplir su palabra de permitir la celebracin
del cabildo abierto del da siguiente. El sndico Julin de Leyva no tuvo xito en
calmar a la multitud al asegurar que el mismo se celebrara como estaba
previsto. La gente se tranquiliz y dispers gracias a la intervencin de
Cornelio Saavedra, jefe del Regimiento de Patricios, que asegur que los
reclamos de la Legin Infernal contaban con su apoyo militar y quien comunic
que l personalmente iba a
designar las guardias para las avenidas de la Plaza con oficiales de Patricios y
que dichas guardias estaran a las rdenes del Capitn Eustoquio Daz Vlez, de
cuya adhesin, de ninguna manera, poda dudar el pueblo. 31
El 21 de mayo se repartieron cuatrocientos cincuenta invitaciones entre los
principales vecinos y autoridades de la capital. La lista de invitados fue
elaborada por el Cabildo teniendo en cuenta a los vecinos ms prominentes de
la ciudad. Sin embargo el encargado de su impresin, Agustn Donado,
compaero de French y Beruti, imprimi muchas ms de las necesarias y las
reparti entre los criollos.
El Excmo. Cabildo convoca Vd. para que se sirva asistir, precisamente
maana 22 del corriente, las nueve, sin etiqueta alguna, y en clase de
vecino, al cabildo abierto que con avenencia del Excmo. Sr. Virrey ha acordado
celebrar; debiendo manifestar esta esquela las tropas que guarnecern las
avenidas de esta plaza, para que se le permita pasar libremente.

- Cabildo abierto del 22 de Mayo:

De los cuatrocientos cincuenta invitados al cabildo abierto solamente


participaron unos doscientos cincuenta. French y Beruti, al mando de
seiscientos hombres armados con cuchillos, trabucos y fusiles, controlaron el
acceso a la plaza, con la finalidad de asegurar que el cabildo abierto fuera
copado por criollos.
El cabildo abierto se prolong desde la maana hasta la medianoche, contando
con diversos momentos, entre ellos la lectura de la proclama del Cabildo, el
debate, que haca de suma duracin el acto, como se escribi en el
documento o acta, y la votacin, individual y pblica, escrita por cada asistente
y pasada al acta de la sesin.
El debate en el Cabildo tuvo como tema principal la legitimidad o no del
gobierno y de la autoridad del virrey. El principio de la retroversin de la
soberana planteaba que, desaparecido el monarca legtimo, el poder volva al
pueblo, y que ste tenaderecho a formar un nuevo gobierno.
Hubo dos posiciones principales enfrentadas: los que consideraban que la
situacin deba mantenerse sin cambios, respaldando a Cisneros en su cargo
de virrey, y los que sostenan que deba formarse una junta de gobierno en su
reemplazo, al igual que en Espaa. No reconocan la autoridad del Consejo de
Regencia de Espaa y de Indias argumentando que las colonias en Amrica no
haban sido consultadas para su formacin. 32 El debate abarc tambin, de
manera tangencial, la rivalidad entre criollos y espaoles peninsulares, ya que
quienes proponan mantener al virrey consideraban que la voluntad de los
espaoles deba primar por sobre la de los criollos.
Uno de los oradores de la primera postura fue el obispo de Buenos Aires, Benito
Lu y Riega, lder de la iglesia local. Lu y Riega sostena lo siguiente:
No solamente no hay por qu hacer novedad con el virrey, sino que an
cuando no quedase parte alguna de la Espaa que no estuviese sojuzgada, los
espaoles que se encontrasen en la Amrica deben tomar y reasumir el mando
de ellas y que ste slo podra venir a manos de los hijos del pas cuando ya no
hubiese un espaol en l. Aunque hubiese quedado un solo vocal de la Junta
Central de Sevilla y arribase a nuestras playas, lo deberamos recibir como al
Soberano.33

Juan Jos Castelli habl a continuacin, y sostuvo que los pueblos americanos
deban asumir la direccin de sus destinos hasta que cesara el impedimento de
Fernando VII de regresar al trono.

Desde la salida del Infante don Antonio, de Madrid, haba caducado el Gobierno
Soberano de Espaa, que ahora con mayor razn deba considerarse haber
expirado con la disolucin de la Junta Central, porque, adems de haber sido
acusada de infidencia por el pueblo de Sevilla, no tena facultades para el
establecimiento del Supremo Gobierno de Regencia; ya porque los poderes de
sus vocales eran personalsimos para el gobierno, y no podran delegarse, ya
por la falta de concurrencia de los Diputados de Amrica en la eleccin y
establecimiento de aquel gobierno, deduciendo de aqu su ilegitimidad, la reversin de los derechos de la Soberana al pueblo de Buenos Aires y su libre
ejercicio en la instalacin de un nuevo gobierno, principalmente no existiendo
ya, como se supona no existir, la Espaa en la dominacin del seor don Fernando Sptimo.20
Pascual Ruiz Huidobro expuso que, dado que la autoridad que haba designado
a Cisneros haba caducado, ste deba considerarse separado de toda funcin
de gobierno, y que, en su funcin de representante del pueblo, el Cabildo deba
asumir y ejercer la autoridad.
El fiscal Manuel Genaro Villota, representante de los espaoles ms
conservadores, seal que la ciudad de Buenos Aires no tena derecho a tomar
decisiones unilaterales sobre la legitimidad del virrey o el Consejo de Regencia
sin hacer partcipes del debate a las dems ciudades del Virreinato.
Argumentaba que ello rompera la unidad del pas y establecera tantas
soberanas como pueblos. Juan Jos Paso le dio la razn en el primer punto,
pero adujo que la situacin del conflicto en Europa y la posibilidad de que las
fuerzas napolenicas prosiguieran conquistando las colonias americanas
demandaban una solucin urgente.34 Adujo entonces el argumento de la
hermana mayor, por la cual Buenos Aires tomaba la iniciativa de realizar los
cambios que juzgaba necesarios y convenientes, bajo la expresa condicin de
que las dems ciudades seran invitadas a pronunciarse a la mayor brevedad
posible.35 La figura retrica de la Hermana mayor, comparable a la gestin
de negocios, es un nombre que hace una analoga entre la relacin de Buenos
Aires y las otras ciudades del Virreinato con una relacin
filial.https://es.wikipedia.org/wiki/Archivo:Cornelio_Saavedra.jpg
La postura de Cornelio Saavedra fue la que acab imponindose.
El cura Juan Nepomuceno Sol opinaba que el mando deba entregarse al
Cabildo, pero slo en forma provisional, hasta la realizacin de una junta
gubernativa con llamamiento a representantes de todas las poblaciones del
virreinato.
El comandante Pedro Andrs Garca, ntimo amigo de Saavedra, coment al
votar: Que considerando la suprema ley la salud del pueblo y advertido y aun
tocado por s mismo la efervescencia y acaloramiento de l con motivo de las

ocurrencias de la Metrpoli, para que se vare el Gobierno, que es a lo que


aspira, cree de absoluta necesidad el que as se realice, antes de tocar
desgraciados extremos, como los que se persuade habra, si an no se
resolviese as en la disolucin de esta Ilustre Junta; repite por los conocimientos
que en los das de antes de ayer, ayer y anoche ha tocado por s mismo,
tranquilizando los nimos de los que con instancia en el pueblo as lo piden. 36
Cornelio Saavedra propuso que el mando se delegara en el Cabildo hasta la
formacin de una junta de gobierno, en el modo y forma que el Cabildo
estimara conveniente. Hizo resaltar la frase de que (...) y no queda duda de
que el pueblo es el que confiere la autoridad o mando. A la hora de la
votacin, la postura de Castelli se acopl a la de Saavedra.
Luego de los discursos, se procedi a votar por la continuidad del virrey, solo o
asociado, o por su destitucin. La votacin dur hasta la medianoche, y se
decidi por amplia mayora destituir al virrey: ciento cincuenta y cinco votos
contra sesenta y nueve. Los votos contrarios a Cisneros se distribuyeron de la
siguiente manera:37

Frmula segn la cual la autoridad recae en el Cabildo: cuatro votos

Frmula de Juan Nepomuceno de Sola: dieciocho votos

Frmula de Pedro Andrs Garca, Juan Jos Paso y Luis Jos Chorroarn:
veinte votos.

Frmula de Ruiz Huidobro: veinticinco votos

Frmula de Saavedra y Castelli: ochenta y siete votos

A la madrugada del da 23 se emiti el siguiente documento:


Hecha la regulacin con el ms prolijo examen resulta de ella que el Excmo
Seor Virrey debe cesar en el mando y recae ste provisoriamente en el
Excmo. Cabildo hasta la ereccin de una Junta que ha de formar el mismo
Excmo. Cabildo, en la manera que estime conveniente. 38

- Cabildo del 23 de Mayo:

Tras la finalizacin del Cabildo abierto se colocaron avisos en diversos puntos


de la ciudad que informaban de la creacin de la Junta y la convocatoria a
diputados de las provincias, y llamaba a abstenerse de intentar acciones
contrarias al orden pblico.

Por la maana se reuni el Cabildo para contar los votos emitidos el da


anterior y emite un documento:
hecha la regulacin con el ms prolijo examen resulta de ella que el Excmo.
Seor Virrey debe cesar en el mando y recae ste provisoriamente en el
Excmo. Cabildo (...) hasta la ereccin de una Junta que ha de formar el mismo
Excmo. Cabildo, en la manera que estime conveniente.

Jueves 24 de mayo

El da 24 el Cabildo, a propuesta del sndico Leyva, conform la nueva Junta,


que deba mantenerse hasta la llegada de los diputados del resto del
Virreinato. Estaba formada por:
Presidente y comandante de armas:

Baltasar Hidalgo de Cisneros

Vocales:

Cornelio Saavedra (militar, criollo)

Juan Jos Castelli (abogado, criollo)

Juan Nepomuceno Sol (sacerdote, espaol)

Jos Santos Inchurregui (comerciante, espaol)

Dicha frmula responda a la propuesta del obispo Lu y Riega de mantener al


virrey en el poder con algunos asociados o adjuntos, a pesar de que en el
Cabildo abierto la misma hubiera sido derrotada en las elecciones. Los
cabildantes consideraban que de esta forma se contendran las amenazas de
revolucin que tenan lugar en la sociedad. 39 Asimismo, se incluy un
reglamento constitucional de trece artculos, redactado por Leyva, que regira
el accionar de la Junta. Entre los principios incluidos, se prevea que la Junta no
ejercera el poder judicial, que sera asumido por la Audiencia; que Cisneros no
podra actuar sin el respaldo de los otros integrantes de la Junta; que el Cabildo
podra deponer a los miembros de la Junta que faltaran a sus deberes y deba
aprobar las propuestas de nuevos impuestos; que se sancionara
unaamnista general respecto de las opiniones emitidas en el cabildo abierto
del 22; y que se pedira a los cabildos del interior que enviaran diputados. Los
comandantes de los cuerpos armados dieron su conformidad, incluyendo a
Saavedra y Pedro Andrs Garca.

Cuando la noticia fue dada a conocer, tanto el pueblo como las milicias
volvieron a agitarse, y la plaza fue invadida por una multitud comandada por
French y Beruti. La permanencia de Cisneros en el poder, aunque fuera con un
cargo diferente al de virrey, era vista como una burla a la voluntad del Cabildo
Abierto. El coronel Martn Rodrguez lo explicaba as:
Si nosotros nos comprometemos a sostener esa combinacin que mantiene en
el gobierno a Cisneros, en muy pocas horas tendramos que abrir fuego contra
nuestro pueblo, nuestros mismos soldados nos abandonaran; todos sin
excepcin reclaman la separacin de Cisneros. 38
Hubo una discusin en la casa de Rodrguez Pea, lugar en que se runieron
dirigentes civiles y oficiales de los cuerpos, entre ellos: Manuel Belgrano,
Eustoquio Daz Vlez, Domingo French y Feliciano Antonio Chiclana donde se
lleg a dudar de la lealtad de Saavedra. Castelli se comprometi a intervenir
para que el pueblo fuera consultado nuevamente, y entre Mariano Moreno,
Matas Irigoyen y Feliciano Chiclana se calm a los militares y a la juventud de
la plaza. Finalmente decidieron deshacer lo hecho, convocar nuevamente al
pueblo y obtener del cabildo una modificacin sustancial con una lista de
candidatos propios. Cisneros no poda figurar.
Por la noche, una delegacin encabezada por Castelli y Saavedra se present
en la residencia de Cisneros informando el estado de agitacin popular y
sublevacin de las tropas, y demandando su renuncia. Lograron conseguir en
forma verbal su dimisin. Un grupo de patriotas reclam en la casa del sndico
Leyva que se convocara nuevamente al pueblo, y pese a sus resistencias
iniciales finalmente accedi a hacerlo.

Viernes 25 de mayo

Durante la maana del 25 de mayo, una gran multitud comenz a reunirse en


la Plaza de la Victoria, actual Plaza de Mayo, liderados por los milicianos de
Domingo French y Antonio Beruti. Se reclamaba la anulacin de la resolucin
del da anterior, la renuncia definitiva del virrey Cisneros y la formacin de
otra Junta de gobierno. El historiador Bartolom Mitre afirm que French y
Beruti repartan escarapelas celestes y blancas entre los concurrentes;
historiadores posteriores ponen en duda dicha afirmacin, pero s consideran
factible que se hayan repartido distintivos entre los revolucionarios. Ante las
demoras en emitirse una resolucin, la gente comenz a agitarse, reclamando:
El pueblo quiere saber de qu se trata!

La multitud invadi la sala capitular, reclamando la renuncia del virrey y la


anulacin de la resolucin tomada el da anterior.
El Cabildo se reuni a las nueve de la maana y reclam que la agitacin
popular fuese reprimida por la fuerza. Con este fin se convoc a los principales
comandantes, pero stos no obedecieron las rdenes impartidas. Los que s lo
hicieron afirmaron que no solo no podran sostener al gobierno, sino tampoco a
sus tropas, y que en caso de intentar reprimir las manifestaciones seran
desobedecidos por estas.
Cisneros segua resistindose a renunciar, y tras mucho esfuerzo los
capitulares lograron que ratificase y formalizase los trminos de su renuncia,
abandonando pretensiones de mantenerse en el gobierno. Esto, sin embargo,
result insuficiente, y representantes de la multitud reunida en la plaza
reclamaron que el pueblo reasumiera la autoridad delegada en el Cabildo
Abierto del da 22, exigiendo la formacin de una Junta. Adems, se dispona el
envo de una expedicin de quinientos hombres para auxiliar a las provincias
interiores.
Pronto lleg a la sala capitular la renuncia de Cisneros, prestndose ello con
la mayor generosidad y franqueza, resignado mostrar el punto que llega su
consideracin por la tranquilidad pblica y precaucin de mayores
desrdenes.40 La composicin de la Primera Junta surge de un escrito
presentado por French y Beruti y respaldado por un gran nmero de firmas. Sin
embargo, no hay una posicin unnime entre los historiadores sobre la autora
de dicho escrito. Algunos comoVicente Fidel Lpez sostienen que fue
exclusivamente producto de la iniciativa popular. Para otros, como el
historiador Miguel ngel Scenna, lo ms probable es que la lista haya sido el
resultado de una negociacin entre tres partidos, que habran ubicado a tres
candidatos cada uno: los carlotistas, los juntistas o alzaguistas, y el partido
miliciano. Belgrano, Castelli y Paso eran carlotistas. Los partidarios de lzaga
eran Moreno, Matheu y Larrea. No hay duda de que Saavedra y Azcunaga
representaban al poder de las milicias formadas durante las invasiones
inglesas; en el caso de Alberti, esta pertenencia es ms problemtica. 41
Los capitulares salieron al balcn para presentar directamente a la ratificacin
del pueblo la peticin formulada. Pero, dado lo avanzada de la hora y el estado
del tiempo, la cantidad de gente en la plaza haba disminuido, cosa que Julin
de Leyva adujo para ridiculizar la pretensin de la diputacin de hablar en
nombre del pueblo. Esto colm la paciencia de los pocos que se hallaban en la
plaza bajo la llovizna. A partir de ese momento (dice el acta del Cabildo),
...se oyen entre aquellos las voces de que si hasta entonces se haba procedido
con prudencia porque la ciudad no experimentase desastres, sera ya preciso
echar mano a los medios de violencia; que las gentes, por ser hora inoportuna,

se haban retirado a sus casas; que se tocase la campana de Cabildo, y que el


pueblo se congregase en aquel lugar para satisfaccin del Ayuntamiento; y que
si por falta del badajo no se haca uso de la campana, mandaran ellos tocar
generala, y que se abriesen los cuarteles, en cuyo caso sufrira la ciudad lo que
hasta entonces se haba procurado evitar.40
El badajo de la campana del cabildo haba sido mandado retirar por el virrey
Santiago de Liniers tras la asonada de lzaga de 1809. Ante la perspectiva de
violencias mayores, el petitorio fue ledo en voz alta y ratificado por los
asistentes. El reglamento que regira a la Junta fue, a grandes rasgos, el mismo
que se haba propuesto para la Junta del 24, aadiendo que el Cabildo
controlara la actividad de los vocales y que la Junta nombrara reemplazantes
en caso de producirse vacantes. La Primera Junta, oficialmente la Junta
Provisional Gubernativa de las Provincias del Ro de la Plata a nombre del Seor
Don Fernando VII, estaba compuesta de la siguiente manera:

Cnel. Cornelio Saavedra

Vocales

Dr. Juan Jos Castelli

Dr. Manuel Belgrano

Cnel. Miguel de Azcunaga

Dr. Manuel Alberti

Domingo Matheu

Juan Larrea

Secretarios

Dr. Juan Jos Paso

Dr. Mariano Moreno

La Junta era un cuerpo plural que estaba integrada por nueve miembros, siete
de ellos americanos o criollos y dos espaoles peninsulares; estos ltimos
eran Matheu y Larrea. Desde el punto de vista social estaba conformada por
representantes de diversos sectores de la sociedad: Saavedra y Azcunaga
eran militares, Belgrano, Castelli, Moreno y Paso eran abogados, Larrea y
Matheu eran comerciantes, y Alberti era sacerdote. Desde el punto de vista
poltico, los tres partidos revolucionarios estaban representados por tres
miembros cada uno: Saavedra, Azcunaga y Alberti eran moderados, Castelli,
Belgrano y Paso eran carlotistas y Matheu, Larrea y Moreno eran juntistas o
alzaguistas.42

Acto seguido, Saavedra habl a la muchedumbre reunida bajo la lluvia, y luego


se traslad al Fuerte entre salvas de artillera y toques de campana.
Al mismo tiempo que el sol se pona en el horizonte, una compaa de Patricios
mandada por Don Eustoquio Daz Vlez anunciaba, al son de cajas y voz de
pregoneros, que el Virrey de las Provincias Unidas del Ro de la Plata haba
caducado, y que el Cabildo reasuma el mando supremo del Virreynato por
voluntad del pueblo.43
El mismo 25, Cisneros despach a Jos Melchor Lavn rumbo a Crdoba, para
advertir a Santiago de Liniers lo sucedido y reclamarle acciones militares
contra la Junta.

- Reglamento del 25 de Mayo:

En la Muy Noble y Muy Leal Ciudad de la Santsima Trinidad Puerto de Santa


Maria de Buenos Ayres 25 de Mayo de 1810. Los Seores del Excmo. Cabildo,
Justicia y Regimiento, a saber:
D. Juan Jos de Lezica y D. Martn Gregorio Yaiz, Alcaldes Ordinarios de 19 y
29 voto, Regidor D. Manuel Mansilla, Alguacil Mayor, D. Manuel Jos de
Ocampo, D. Juan de Llano, D. Jayme Nadal y Guarda, D. Andrs Domnguez, Dr.
D. Toms Manuel de Anchorena, D. Santiago Gutirrez, y el Dr. D. Julin de
Leyva, Sndico Procurador General, se enteraron de una representacin que
han hecho a este Excmo. Cabildo un considerable nmero de vecinos, los
Comandantes y varios Oficiales de los Cuerpos voluntarios de esta Capital, por
s y a nombre del Pueblo, en que indicando haber llegado a entender que la
voluntad de ste resiste la Junta y Vocales que este Excmo. Ayuntamiento se
sirvi erigir y publicar a consecuencia de las facultades que se le confirieron en
el Cabildo abierto de 22 del corriente; y porque puede habiendo reasumido la
autoridad y facultades que confi, y mediante la renuncia que han hecho, el Sr.
Presidente nombrado y dems Vocales, revocar y dar por de ningn valor la
Junta erigida y anunciada en el Bando de ayer 24 del corriente la revoca y
anula, y quiere que este Excmo. Cabildo proceda a hacer nueva eleccin de los
Vocales que' hayan de constituir la Junta de Gobierno, y han de ser los seores
D. Cornelio de Saavedra, Presidente de dicha Junta y Comandante General de
armas, el Dr. D. Juan Jos Castelli, el Dr. D. Manuel Belgrano, D. Miguel
Azcunaga, Dr. D. Manuel Alberti, D. Domingo Matheu, y D. Juan Larrea, y
Secretarios de ella los Doctores D. Juan Jos Paso y D. Mariano Moreno; cuya
eleccin se deber manifestar al Pueblo por medio de otro Bando pblico;
entendindose ella bajo la expresa y precisa condicin de que instalada la
Junta se ha de publicar en el trmino de 15 das una expedicin de 500

hombres para auxiliar las provincias interiores del Reino, la cual haya de
marchar a la mayor brevedad; costendose sta con los sueldos del Excmo. Sr.
D. Baltasar Hidalgo do Cisneros, Tribunales de la Real Audiencia Pretorial y de
Cuentas, de la Renta de Tabacos, con lo dems que la Junta tenga por
conveniente cercenar; en inteligencia que los individuos rentados no han de
quedar absolutamente incongruos: porque esta es la manifiesta voluntad del
pueblo. Y los S.S. habiendo salido al Balcn de estas Casas Capitulares, y odo
que el Pueblo ratific por aclamacin el contexto de dicho pedimento o
representacin, despus de haberse ledo por m en altas e inteligibles voces,
acordaron que deban mandar, y mandaban se erigiese una nueva Junta de
Gobierno compuesta de los S.S. expresados, en la representacin de que se ha
hecho referencia, y en los mismos trminos, que de ella aparece mientras se
erige la Junta general del Virreinato.
Lo II: que los S.S. que forman la precedente corporacin comparezcan sin
prdida de momentos en esta Sala Capitular a prestar el juramento de usar
bien y fielmente sus cargos, conservar la integridad de esta parte de los
dominios de Amrica a nuestro Amado Soberano el Sr. D. Fernando VII y sus
legtimos sucesores, y observar puntualmente las L. L. del Reino.
Lo III: que luego que los referidos S.S. presten el juramento, sean reconocidos
por depositarios de la Autoridad Superior del Virreinato por todas las
corporaciones de esta Capital y su vecindario, respetando y obedeciendo todas
sus disposiciones hasta la congregacin de la Junta General del Virreinato bajo
las penas que imponen las L. L. a los contraventores.
Lo IV:que la Junta ha de nombrar quien deba ocupar cualquier vacante por
renuncia, muerte, ausencia, enfermedad o remocin.
Lo V:que aunque se halla plensimamente satisfecho de la honrosa conducta y
buen procedimiento de los S.S. mencionados, sin embargo, para satisfaccin
del Pueblo se reserva tambin estar muy a la mira de sus operaciones, y caso
no esperado que faltasen a sus deberes, proceder a la deposicin con causa
bastante y justificada, reasumiendo el Excmo. Cabildo para este solo caso la
Autoridad que le ha conferido el Pueblo.
Lo VI:que la nueva Junta ha de celar sobre el orden y la tranquilidad pblica, y
seguridad individual de todos los vecinos, hacindosele como desde luego se le
hace responsable de lo contrario.
Lo VII:que los referidos S.S. que componen la Junta Provisoria queden excluidos
de ejercer el Poder Judiciario, el cual se refundir en la Real Audiencia, a quien
se pasarn todas las causas contenciosas que no sean de Gobierno.
Lo VIII:que esta misma Junta ha de publicar todos los das primeros del mes un
estado en que se d razn de la administracin de Real Hacienda.

Lo IX:que no puede imponer contribuciones ni gravmenes al Pueblo o a sus


vecinos, sin previa consulta y conformidad de este Excmo. Cabildo.
Lo X: que los referidos S.S. despachen sin prdida de tiempo rdenes circulares
a los Jefes de lo interior, y dems a quienes corresponde, encargndoles muy
estrechamente y bajo de responsabilidad, hagan que los respectivos Cabildos
de cada uno convoquen por medio de esquelas la parte principal y ms sana
del vecindario, para que formado un congreso de solos los que en aquella
forma hubiesen sido llamados, elijan sus representantes, y estos hayan de
reunirse a la mayor brevedad en esta Capital; para establecer la forma de
gobierno que se considere ms conveniente.
Lo XI:que elegido as el representante de cada Ciudad o Villa tanto los electores
como los Individuos Capitulares le otorguen poder en pblica forma que deber
manifestar cuando concurran a esta Capital, a fin de que se verifique su
constancia jurando en dicho poder no reconocer a otro Soberano que al Sr. D.
Fernando VII y sus legtimos sucesores segn el orden establecido por las
Leyes, y estar subordinado al Gobierno que legtimamente les represente.
Cuyos captulos mandan se guarden y cumplan precisa y puntualmente,
reservando a la prudencia y discrecin de la misma Junta el que tome las
medidas ms adecuadas, para que tenga debido efecto, lo determinado en el
articulo X, como tambin el que designe el tratamiento, honores y distinciones
del cuerpo y sus individuos; y para que llegue a noticia de todos se publique
esta acta por Bando inmediatamente, fijndose en los lugares acostumbrados.

- Reglamento del 28 de Mayo:

La Junta Provisional Gubernativa de las Provincias del Rio de la Plata nombre


del Sr. Don Fernando VII acuerda la siguiente Instruccin, que servir de regla
en el mtodo del despacho y ceremonial en actos pblicos.

Artculo I
La Junta se congregar todos los das en la Real Fortaleza, donde ser la
posada del Sr. Presidente, y durar su reunin desde las nueve de la maana,
hasta las dos de la tarde, y desde las cinco, hasta las ocho de la noche.
Artculo II
Todos los asuntos gubernativos y de Hacienda, se girarn ante ella por las
Oficinas respectivas.

Artculo III
El departamento de Hacienda en la Secretara, correr cargo del Doctor D.
Juan Jos Passo; y el Departamento de Gobierno y Guerra, cargo del Doctor D.
Mariano Moreno.
Artculo IV
En los decretos de Substanciacin, contestaciones dentro de la Capital, asuntos
leves, y de urgente despacho, bastar la firma del Presidente, autorizada por el
respectivo Secretario.
Artculo V
En los negocios que deban decidirse por la Junta, la formarn cuatro Vocales
con el Presidente; pero en los asuntos interesantes de gobierno, debern
concurrir todos precisamente.
Artculo VI
En las representaciones y papeles de oficio, se dar la Junta el tratamiento de
Excelencia, pero los Vocales no tendrn tratamiento alguno en particular.
Artculo VII
Las armas harn la Junta los mismos honores que los Excmos. Seores
Virreyes; y en las funciones de Tabla se guardar con ella el mismo ceremonial.
Artculo VIII
El Sr. Presidente recibir en su persona el tratamiento y honores de la Junta
como Presidente de ella; los cuales se le tributarn en toda situacin.
Artculo IX
Los asuntos de Patronato se dirigirn la Junta en los mismos trminos que
los Seores Virreyes; sin perjuicio de las extensiones que legalmente
conduzca el sucesivo estado de la Pennsula.
Artculo X
Todo Vecino podr dirigirse por escrito de palabra a cuales quiera de los
Vocales a la Junta misma, y comunicar cuanto crea conducente la seguridad
pblica y felicidad del Estado.
Buenos Ayres, 28 de Mayo de 1810.
Dr: Mariano Moreno.
Secretario.

- Circular del 27 de Mayo:

Real Fortaleza de Buenos Ayres, 27 de Mayo de 1810 en Historia de las Leyes


de la Nacin Argentina, Enciclopedia Legislativa o Digesto razonado, anotado y
concordado por David Pea (1810-1916), T. 1, p. 125
...importa que V. quede entendido que los Diputados han de irse incorporando
en esta Junta, conforme y por el orden de su llegada a la Capital, para que as
se hagan de la parte de confianza pblica que conviene al mejor servicio del
Rey y gobierno de los Pueblos, imponindose con quanta anticipacin conviene
a la formacin de la general, de los graves asuntos que tocan al Gobierno. Por
lo mismo se habr de acelerar el envo de Diputados, entendiendo debe ser
uno por cada ciudad o Villa de las Provincias, considerando que la ambisin de
los extranjeros puede exitarse a aprovechar la dilacin en la reunin para
defraudar a 5. M. los legtimos derechos que se trata de preservar. Servir a
todos los pueblos del Virreynato de la mayor satisfaccin, el saber como se lo
asegura la Junta, que todos los Tribunales, Corporaciones Xefes, y Ministros de
la Capital, sin excepcin han reconocido la Junta y prometido su obediencia,
para la defensa de los augustos derechos del Rey, en estos dominios, por lo
qual es tanto ms interesante que este exemplo empee los deseos de Y. para
contribuir en estrecha unin a salvar la Patria de convulsiones que la
amenazan, si no se prestasen las Provincias a la unidad y armona que debe
reinar entre ciudadanos de un mismo origen, de dependencia e intereses. A
esto se dirigen los conatos de esta Junta, a ello los ruegos del pueblo principal
del Virreynato, y a lo mismo se le excita, con franqueza de quantos auxilios y
medios puedan de su arbitrio, que sern dispensados prontamente en obsequio
del bien y concentracin de los Pueblos.

- Obra de la Primera Junta:

La Primera Junta realiz una activa obra gubernativa. As:

Anunci a las provincias su instalacin y las invit a


enviar diputados para que participaran en un Congreso (27 de mayo).

Dict su propio reglamento (28 de mayo).

Cre por decreto La Gazeta de Buenos Ayres, primer peridico que fuera
usado como medio de propaganda poltica.

Fund la Biblioteca Nacional de la Repblica Argentina y foment


la educacin primaria.

Atendi las necesidades de los indios y la salud de la poblacin.

Cre la primera escuadrilla naval y el Ejrcito.

Cre el Departamento de Comercio y Guerra.

Abri la Escuela Militar de Matemtica, destinada a la formacin de


oficiales jvenes.

Habilit nuevos puertos para agilizar la exportacin de productos del


pas.

Promovi la venta de tierras en las zonas de frontera, para incentivar


el poblamiento de todo el territorio y aprovechar las riquezas naturales.

Orden la detencin del virrey Cisneros y el arresto del exvirrey Santiago


de Liniers.

Envi a Mariano Moreno en misin diplomtica a Londres.

Apoy militarmente a todas las provincias rioplatenses enviando


la Expedicin al Paraguay, la Primera expedicin auxiliadora al Alto
Per y la Expedicin Libertadora a la Banda Oriental.

- El Bloqueo a Buenos Aires:

A partir del 3 de septiembre se declar bloqueado el puerto de Buenos Aires y


se envi al capitn de fragata Jos Primo de Rivera y Ortiz de Pinedo con 9
buques de guerra. El comandante de la estacin naval britnica, el
comodoro Robert Elliot resolvi reconocer la accin de Montevideo, lo que
provoc el reclamo de la Junta (que lo consideraba contrario a derecho) y de
parte de los comerciantes ingleses, reclamo que fue trasladado por el
comandante de la Mistletoe, Roberto Ramsay, al encargado de negocios
britnico en Ro de Janeiro, Lord Strangford.
El 10 de septiembre la flota se present frente al puerto de Buenos Aires. Al
anochecer destac sus faluchos y captur dos lanchas de trfico con lo que se
dio por bloqueada la ciudad. La noche del 16 de septiembre un
fuerte pampero provoc una extraordinaria bajante que alej la flota
bloqueadora y provoc que los buques vararan y debieran ser apuntalados. En
Buenos Aires se iniciaron preparativos para atacarlos con caballera y balsas

artilladas, pero demorada la decisin por temor a una sbita creciente no se


inici movimiento alguno. Esa madrugada efectivamente las aguas volvieron a
su cauce y el da 21 el bloque se restableci reforzado con la corbetaDiamante.
Ramsay regres el 10 de octubre con pliegos del vicealmirante Miguel de
Courcy, jefe de la estacin naval del Brasil, en los cuales desaprobaba el
proceder de Elliot y le ordenaba dirigirse a Maldonado, lo que hizo efectivo el
15 de octubre, con lo cual Ramsay qued al mando de la flotilla en el Plata
hasta tanto llegara el mismo de Courcy. El 11 de octubre al ser apresados
buques britnicos, Ramsay dirigi su pequeo buque contra la capitana
realista, la Mercurio, y le dio un ltimatum para su liberacin. Primo de Rivera
cedi ante la amenaza con lo cual, de hecho, el bloqueo qued suspendido.

- Reglamento de Supresion de Honores:

1) El artculo 8 de la orden del da 28 de mayo de 1810, queda revocado y


anulado en toda sus partes.
2) Habr desde este da absoluta, perfecta e idntica igualdad entre el
Presidente y dems Vocales de la Junta sin ms diferencia que el orden
numerario, y gradual de los asientos.
3) Solamente la Junta reunida en actos de etiqueta y ceremonia tendr los
honores militares, escolta y tratamiento, que estn establecidos.
4) Ni el Presidente, ni algn otro individuo de la Junta en particular revestirn
carcter pblico, ni tendrn comitivas, escoltas o aparato que los distinga de
los dems ciudadanos.
5) Todo decreto, oficio y orden de la Junta deber ir firmado de ella debiendo
concurrir cuatro firmas, cuando menos con la del respectivo Secretario.
6) Todo empleado, funcionario pblico o ciudadano que ejecute rdenes que no
vayan suscriptas en la forma prevista en el anterior artculo ser responsable al
gobierno de la ejecucin.
7) Se retirarn todos los centinelas del palacio, dejando solamente las de las
puertas de la Fortaleza, y sus bastiones.
8) Se prohbe todo brindis, viva, o aclamacin pblica en favor de individuos
particulares de la Junta. Si estos son justos, vivirn en el corazn de sus
conciudadanos; ellos no aprecian bocas que han sido profanadas con elogios
de los tiranos.

9) No se podr brindar sino por la Patria, por sus derechos, por la gloria de
nuestras armas, y por objetos generales concernientes a la pblica felicidad.
10) Toda persona que brindase por algn individuo particular de la Junta ser
desterrado por seis aos.
11) Habiendo echado un brindis don Atanasio Duarte, con que ofendi la
probidad del Presidente, atac los derechos de la Patria, deba perecer en un
cadalso; por el estado de embriaguez en que se hallaba, se le perdona la vida;
pero se destierra perpetuamente de esta ciudad, porque un habitante de
Buenos Aires ni ebrio ni dormido debe tener impresiones contra la libertad de
su pas.
12) No debiendo confundirse nuestra milicia nacional con la mercenaria de los
tiranos se prohbe que ningn centinela impida [a libre entrada en toda funcin
y concurrencia pblica a los ciudadanos decentes que la pretendan. El oficial
que quebrante esta regla ser depuesto de su empleo.
13) Las esposas de los funcionarios pblicos polticos y militares no disfrutarn
de los honores de armas ni dems prerrogativas de sus maridos; estas
distinciones las concede el Estado a los empleados, y no pueden comunicarse
sino a los individuos que los ejercen.
14) En las diversiones pblicas de toros, pera, comedia, etc. no tendr la Junta
palco, ni lugar determinado: los individuos de ella que quieran concurrir
comprarn lugar como cualquier ciudadano.
15) Este reglamento se publicar en la gaceta, y con esta publicacin se tendr
por circulado a todos los jefes polticos militares, corporaciones y vecinos, para
su puntual observancia.
Dado en Buenos Aires en la Sala de la Junta a 6 de diciembre de 1810.

- Incorporacin de los diputados del Interior:

A las Juntas Revolucionarias (Primera Junta, mayo a diciembre de 1810


y Segunda Junta o Junta Grande, diciembre 1810 a setiembre 1811),
sucedieron dos Triunviratos, los que se extendieron respectivamente desde
1811 a 1812 y desde 1812 hasta 1814, en que se inici el Directorio que
finaliz en 1820. Ya hemos dicho que, instalada la Junta, comenz a surgir
antagonismo entre sus miembros, siendo lderes de los grupos Moreno y
Saavedra.

Las dos tendencias (conservadores y radicales) se enfrentaron por primera vez


con motivo de la orden de los fusilamientos en Crdoba; aqu Moreno hizo
prevalecer la doctrina de la inflexibilidad del castigo como garanta de la
salvacin pblica. Pero la profundidad de la brecha creada hizo crisis con
motivo de la cumplimentacin, por parte de los cabildos del interior, de la
circular del 27 de mayo.
Como la Primera Junta era provisional, una de sus primeras disposiciones fue
solicitar a los cabildos del interior el envo de diputados a Buenos Aires para
adoptar resoluciones decisivas.
A fines de junio comenzaron a llegar a Buenos Aires los diputados electos por
los Cabildos del interior, con documentos relativosa sus poderes y la misin
que les era encomendada.
Los poderes de los diputados permiten apreciar la opinin de los pueblos del
interior en esos momentos. En general los textos estn redactados con
vaguedad y carecen de una orientacin definida. La mayora de los
representantes partieron con la certeza de que deban reunirse en un
Congreso, y estaban advertidos para impedir cualquier intento de
centralismo avasallante por parte de Buenos Aires.
El plan concebido por los adversarios de Moreno consista en incorporar esos
representantes a la Junta con carcter de vocales, para dar satisfaccin a
Saavedra desprestigiando al secretario y aplazar la reunin del Congreso.
La fraccin conservadora deseaba que el movimiento revolucionario continuara
sin definirse, a la espera de los sucesos que agitaban la pennsula. Al no
reunirse el Congreso no poda dictarse una Constitucin, ni tampoco cortar
definitivamente los vnculos polticos con Espaa.
A mediados de diciembre ya se conoca el nombramiento de catorce diputados,
nueve de los cuales ya estaban en Buenos Aires, entre ellos el Den Gregorio
Funes representante de Crdoba quien se solidariz con Saavedra pues
ambos coincidan en que Moreno se adelantaba a los sucesos en una actitud
que podra perjudicar a la Revolucin. Con motivo del decreto del 6 de
diciembre que fue muy censurado por la opinin opositora el Den propuso
a Saavedra la incorporacin de los diputados.
En la sesin del 18 de diciembre, la Junta en pleno recibi a nueve diputados y
en nombre de ellos habl el Den Funes. Argument que Buenos Aires no
tena ttulos legtimos para elegir por sola gobernadores y que a la Junta no
se le presentaba otro remedio ms legal, seguro y equitativo, que la asociacin
de los diputados a los vocales.

Los diputados provinciales apoyaban a Saavedra y resistan el enrgico plan de


Moreno; como eran doce, la mayora de la Junta iba a ser saavedrista. Moreno
se opuso a la incorporacin de los diputados provincianos, pero su mocin no
fue atendida, por lo cual present su renuncia; se le encomend entonces una
misin diplomtica en Gran Bretaa. No pudo cumplir tampoco esta importante
tarea por que falleci en alta mar el 4 de marzo de 1811.
Funes sostuvo que el gobierno no contaba con la confianza pblica y entonces
era necesario reparar esta quiebra con la incorporacin de los diputados que
los mismos descontentos reclamaban.
La mayora de los vocales se mostraron contrarios a la incorporacin de los
representantes del interior. Su oposicin se bas en los fundamentos
siguientes:
a) el propsito de los diputados era integrar un congreso;
b) no deban incorporarse a la Junta porque sta era un organismo provisorio; y
c) la invitacin que figuraba en la circular del 27 de mayo haba sido rasgo de
inexperiencia, que el tiempo haba acreditado despus enteramente
impracticable.
Para solucionar el problema se dispuso efectuar una votacin conjunta, es
decir, reunidos los vocales con los diputados presentes. Catorce lo hicieron
en favor y slo dos Moreno y Pasose opusieron.
Con la incorporacin de los diputados provinciales qued constituido un nuevo
organismo provisorio de gobierno que se llam Junta Grande. A partir de ese
momento dice el historiador Ravgnani surge un nuevo elemento poltico:
el factor provincia. Comienza por tener la consistencia de una faccin para
convertirse en partido, que gravitar de una manera singular en la contextura
del Estado argentino.
En mayo la Junta envi una nota a lord Strangford (imagen izq.) , representante
britnico ante la corte de Ro de Janeiro, explicndole los motivos de su
instalacin y asegurndole su propsito de conservar el Ro de la Plata para
Fernando VII, contra las ambiciones de Napolen. El diplomtico ingls contest
en forma cordial, y desde entonces fue por varios aos un interesado consejero
y colaborador de la incipiente diplomacia argentina.
A fines del mismo mes, el capitn de navo Matas Irigoyen parti en misin
secreta ante el gabinete de Londres, con el objeto de interesarlo en favor de la
Revolucin; Mariano Moreno deba proseguir las negociaciones; lo supli su
hermano Manuel.

La Junta tambin procur estimular los movimientos producidos en otros


lugares de Amrica, y a ese efecto envi a Chile a Antonio Alvarez Jonte, que
haba residido en aquel pas. Llevaba la misin de colaborar con los patriotas
chilenos en la creacin de un gobierno propio y pactar luego una alianza con
ste. Al llegar a Santiago ya se haba instalado ese gobierno el 18 de setiembre
de 1810, y se contrajo al segundo punto, proponiendo un tratado de carcter
poltico y comercial que se denominara Primera Unin del Sud.
El 18 de diciembre de 1810 con la incorporacin de los diputados provinciales
qued formada la Segunda Junta o Junta Grande. Los morenistas quedaban en
minora en el gobierno; sus partidarios, pertenecientes casi todos a la juventud
portea ilustrada, formaron una agrupacin poltica que habra de influir
posteriormente en forma decisiva en la marcha de la revolucin, la Sociedad
Patritica, que se reuna en un local situado a una cuadra de la Plaza de Mayo,
el caf de Marcos.
Moreno haba sostenido que un gobierno de muchos miembros era
inconveniente. Los hechos le dieron la razn; la Junta Grande era demasiado
numerosa para gobernar con eficacia. El grupo saavedrista, triunfante en
diciembre de 1810, perdi terreno en los meses siguientes. La minora
morenista de la Junta estaba apoyada desde afuera por laSociedad Patritica,
que fomentaba una enrgica campaa de oposicin.
La fraccin saavedrista de la Junta Grande, alarmada por su creciente
impopularidad, resolvi dar un golpe de fuerza, que prepar sin darle
conocimiento a su jefe, Cornelio de Saavedra. Reuni, en la noche del 5 al 6 de
abril de 1811, varios regimientos que le eran adictos y una gran multitud
compuesta de gentes de los suburbios, que exigieron la renuncia de los
miembros morenistas de la Junta: Vieytes, Rodrguez Pea, Azcunaga y Larrea.
Pidieron adems que Belgrano fuera procesado por su derrota en el Paraguay,
y el destierro de muchos distinguidos ciudadanos conocidos por su adhesin a
las ideas de Moreno.
Beruti en sus Memorias Curiosas dice que esta contrarrevolucin, como llama
al golpe de estado del 5 y 6 de abril, fue hecha por las heces del pueblo
agricultor, el indecente pueblo del campo. Se refiere a la gente de los
suburbios, los orilleros, movilizados por Toms Grigera, alcalde de las quintas
y el doctor Joaqun Campana, abogado de prestigio en las orillas.
Cuando se supo en la capital que el ejrcito del Norte haba sido
completamente derrotado en. Huaqui recordemos que este desastre tuvo
lugar el 20 de junio de 1811, la hostilidad contra los miembros de la Junta
Grande adquiri extrema violencia. Los saavedristas, que haban asumido toda
la responsabilidad del gobierno y de la conduccin de la guerra, comprendieron
que deban acceder a las exigencias populares; alejaron a Saavedra de la

ciudad, confindole la inspeccin del ejrcito del Norte, y aceptaron la


formacin de un nuevo gobierno, compuesto de slo tres miembros, cuya
posicin poltica denunciaba claramente el predominio morenista.

- Renuncia y mision de Moreno a Londres:

Cornelio Saavedra, moderado y conciliador con las ex autoridades coloniales,


haba logrado imponerse sobre Mariano Moreno. Para desembarazarse de l lo
envi a Europa con una misin relacionada con la compra de armamento.
Moreno acept, quizs con la intencin de dar tiempo a sus partidarios para
revertir la situacin, y quizs tambin para salvar su vida. Saavedra dio su
versin de los hechos en una carta dirigida a Chiclana el 15 de enero de
1811: "Me llam aparte y me pidi por favor se le mandase de
diputado a Londres: se lo ofrec bajo mi palabra; le consegu todo: se
le han asignado 8.000 pesos al ao mientras est all, se le han dado
20.000 pesos para gastos; se le ha concedido llevar a su hermano y a
Guido, tan buenos como l, con dos aos adelantados de sueldos y
500 pesos de sobresueldo, en fin, cuanto me ha pedido tanto le he
servido".
La fragata inglesa Fama solt amarras el 24 de enero de 1811. A poco de partir
Moreno, que nunca haba gozado de buena salud, se sinti enfermo y le
coment a sus acompaantes: "Algo funesto se anuncia en mi viaje...".
Las presunciones de Moreno no eran infundadas. Resulta altamente
sospechoso que el gobierno porteo hubiera firmado contrato con un tal Mr.
Curtis el 9 de febrero, es decir, quince das despus de la partida del ex
secretario de la Junta de Mayo, adjudicndole una misin idntica a la de
Moreno para el equipamiento del incipiente ejrcito nacional. El artculo 11 de
este documento aclara "que si el seor doctor don Mariano Moreno hubiere
fallecido, o por algn accidente imprevisto no se hallare en Inglaterra, deber
entenderse Mr. Curtis con don Aniceto Padilla en los mismos trminos que lo
habra hecho el doctor Moreno".
Al poco tiempo de partir Moreno hacia su destino londinense, Guadalupe, que
haba recibido en una encomienda annima un abanico de luto, un velo y un
par de guantes negros, comenz a escribirle decenas de cartas a su esposo. En
una de ellas le deca: "Moreno, si no te perjudicas, procura venirte lo ms
pronto que puedas o hacerme llevar porque sin vos no puedo vivir. No tengo
gusto para nada de considerar que ests enfermo o triste sin tener tu mujer y
tu hijo que te consuelen; o quizs ya habrs encontrado alguna inglesa que
ocupe mi lugar? No hagas eso Moreno, cuando te tiente alguna inglesa
acurdate que tienes una mujer fiel a quien ofendes despus de Dios". La carta

estaba fechada el 14 de marzo de 1811, y como las otras, nunca lleg a


destino. Mariano Moreno haba muerto haca diez das, tras ingerir una
sospechosa medicina suministrada por el capitn del barco. Su cuerpo fue
arrojado al mar envuelto en una bandera inglesa. Guadalupe le sigui
escribiendo sus fogosas cartas. Se enter de la trgica noticia varios meses
despus, cuando Saavedra lanz su clebre frase: "Haca falta tanta agua para
apagar tanto fuego". Los boticarios de la poca solan describir los sntomas
producidos por la ingesta de arsnico como a un fuego que quema las
entraas.

4.4 MORENO: EL PLAN REVOLUCIONARIO DE OPERACIONES

INTERPRETACION DE MORENO EN SU ARTCULO DE LA GACETA " SOBRE LA


MISION DEL CONGRESO"1
"La disolucin de la Junta Central...restituy a los pueblos la plenitud de los
poderes que nadie sino ellos podan ejercer desde que el cautiverio del Rey
dej acfalo el Reino y sueltos los vnculos que lo constituan centro y cabeza
del cuerpo social...Buenos Aires no debi erigir por si sola una autoridad,
extensiva a pueblos que no haban concurrido con su sufragio a su instalacin.
El inminente peligro de la demora y la urgencia con que la naturaleza excita a
los hombres a ejecutar cada uno por su parte lo que debe ser obra simultnea
de todos, legitimaron la formacin de un gobierno que ejerciese los derechos
que improvisadamente haban devuelto al pueblo, y que era preciso depositar
prontamente para precaverse los horrores de la confusin y la anarqua; pero
este pueblo, siempre grande, siempre generoso, siempre justo en sus
resoluciones, no quiso usurpar a las ms pequea aldea la parte que deba
tener en la ereccin del nuevo gobierno; no se prevaleci del ascendiente que
las relaciones de la capital proporcionan sobre las provincias; estableciendo la
Junta, le impuso la calidad de provisoria, limitando su duracin hasta la
celebracin del Congreso, y encomendando a ste la instalacin de un
gobierno firme, para que fuere obra de todos lo que tocaba a todos
igualmente."

La necesidad de un plan de gobierno:


1 Gazeta de Buenos Ayres del martes 13 de noviembre 1810, p 4/5.

El inminente peligro de la demora y la urgencia, al decir de Moreno, llevaron a


la creacin de la Junta de gobierno que, a poco de instalarse, verific, con
razn, la necesidad de darse un plan de gobierno.
Belgrano, en su comunicacin a la Junta de fecha 15 de julio incluida en los
ejemplares del Plan pero sin registro oficial, expres que:
Cuando el gobierno tom las riendas de su manejo, se vio precisado a dictar
diariamente providencia eslabonadas sin tener un plan formal que rigiese por
un orden poltico las operaciones de la grande obra de nuestra libertad; y en
consecuencia, se nombr una comisin secreta, para que presente un plan de
proposiciones especulativascuyos puntos son los siguientes:
Artculo 1- En primer lugar, la conducta gubernativa ms conveniente a las
opiniones pblicas y conducentes a las operaciones de la dignidad de este
gobierno.
Artculo 2- El medio ms adecuado y propio a la sublevacin de la Banda
Oriental del Ro de la Plata, rendicin de la plaza de Montevideo y dems
operaciones a este fin.
Artculo 3- El mtodo de las relaciones que las Provincias Unidas deben
secretamente entablar en la Espaa para el rgimen de nuestra inteligencia y
gobierno.
Artculo 4- La conducta que sea ms propia y debamos mantener con Portugal
y el gabinete de Inglaterra.
Artculo 5- Las comisiones que deben entablarse secretamente por nuestros
agentes, en lo interior, y dems provincias dependientes de este gobierno para
la consolidacin de nuestro sistema.
Artculo 6- Los arbitrios que deben adoptarse para fomentar los fondos
pblicos, luego que el Per y dems interior del Virreinato sucumban, para los
gastos de nuestra guerra y dems emprendimientos, como igualmente para la
creacin de fbricas, ingenios y otras cualesquiera industrias, navegacin,
agricultura, etc.
Artculo 7- Las relaciones secretas que nuestros agentes y emisarios deben
desempear en los pases extranjeros, como Portugal e Inglaterra.
Artculo 8- Las comisiones y clases de negocios que nuestros agentes y
emisarios deben entablar secretamente en las provincias de Brasil para
sublevarlas, hacindolas gustar de las dulzuras de la libertad y derechos de la
naturaleza.

Artculo 9- Los medios que deben adoptarse, cuando estando consolidado y


reconocido por la Inglaterra, Portugal y dems principales naciones de la
Europa el sistema de nuestra libertad; y cul debe ser el fin de sus
negociaciones entonces en las provincias del Brasil, con relacin, a la conquista
de todo el Ro Grande y dems provincias de dicho reino.

El 18 de julio de 1810, la Junta resuelve pedir la propuesta del Plan a su


secretario de Gobierno y Guerra, el Dr. Mariano Moreno pues:
los vastos conocimientos y talentos tan conocidos del vocal, slo eran capaces
para desempear tan arduo encargo.

A Moreno se le concedi una licencia por enfermedad. Como bien lo sostiene


Eduardo Durnhfer:
La simulacin de enfermedad de Moreno, necesaria para mantener el secreto
de la comisin que deba ser manifestada por diligencia formal y pblica, ha
alimentado el mito de su quebrantada salud, con el que muchos explican su
muerte de forma natural, pasando por alta las extraas circunstancias que la
rodearon2

El Plan original arquetipo:


El Plan oficial original, que Moreno present a la Junta con fecha 30 de agosto,
y que fue aceptado y jurado en secreto por la misma, qued guardado con los
documentos preliminares3 en la caja secreta de acuerdos y disposiciones
reservadas de la real fortaleza de Buenos Aires.

2 DURHFER, Eduardo, Mariano Moreno indito, estudio preliminar de E.


Williams lzaga, Casa Pardo, Buenos Aires 1972,p273.
3 Los documentos preliminares son la comunicacin a la Junta de Belgrano de
fecha 15 de Julio, parcialmente transcripta; el Acta del acuerdo celebrado por
el Superior gobierno, que refiere a la designacin de una comisin que
desarrolle los puntos enumerados en la comunicacin de Belgrano; la Votacin
de los seores vocales para la comisin, por la cual se designa a Moreno para
que presente el Plan, la copia del oficio que se pas a dicho comisionado y que
refiere a la comunicacin a Moreno de lo resuelto por la Junta y la Diligencia del
juramento por el comisionado, el seor vocal don Mariano Moreno. Estos
documentos se adjunta con el Plan en el apndice documental de este libro.

Moreno desarroll cada una de los nueve requerimientos de la Junta, detallados


ut supra, en forma de articulado, con diversos incisos para cada uno de ellos, y
una introduccin.
Del expediente oficial no qued rastro. Como acertadamente conjetura
Enrique Ruiz Guiaz:
no cuesta mucho suponer su destruccin por razones valederas que en su
oportunidad acaso a la salida de Moreno del gobierno- tanto por tratarse de un
asunto grave y secreto, cunto por comprometer solidariamente a todos los
integrantes de la Junta, convena hacer desparecer, conformado el acto a la
obligacin de ignorarlo a menos de caer en las penalidades de la traicin y el
perjurio.4

La copia autenticada:
La Junta le expidi a Mariano Moreno una copia del Plan arquetipo, de puo y
letra de su autor, debidamente autenticada por Saavedra y Passo.
Como se ver seguidamente, es probable que esta copia haya terminado en
manos del Prncipe Regente y futuro rey Juan VI de Portugal.
De cualquier modo esta copia ha desaparecido hasta el presente. Slo perdura
a travs de las cinco copias que se ella se extrajeron, y que hasta el momento
se han encontrado.

Las copias de la copia autenticada del Plan:


De las cinco copias aparecidas: una que se encuentra en el Archivo de Indias
en Sevilla, otra en la Biblioteca de Madrid. Una tercera que se encontr en
Londres, otra en los archivos de Petrpolis en Brasil y finalmente la que
apareci en Buenos Aires y est en Archivo Histrico Nacional de esa capital.
De acuerdo a lo consignado en la copia de pertenencia de los libreros
londinenses Stevens Son & Stiles, hoy en poder de la William L. Clements de la
Universidad de Michigan, trae la advertencia que consigna que:
cuando el Dr. Moreno pas a Londresdej a un amigo suyo (que ignoro hasta
ahora quin sea) una caja de papeles peculiares a l; y como sabida la muerte
de Moreno decayese en Buenos Aires el partido de ste, y a los ms se les
desterrase y prendiese, fue entre ellos desterrado el tal a quin quedaron
dichos papeles, los cuales vinieron en poder del dicho sujetoen mi concepto
4 RUIZ GUIAZ, Epifana de la Libertad, p. 226.

buen espaol con quien tenamos correspondencia a fin de saber los asuntos y
acaecimientos para el fin de nuestras ideas. Este sujeto me remiti a mi este y
otros que nos fueron muy del caso para nuestras relacionesluego fue
presentado el mismo original a S.A.R. el Prncipe regente, y a la Sra. Princesa y
dems ministros de nuestras parcialidad copias que se tradujeron al idioma
PortuguesTambin present copias al Ministro de Estado y el de Indias en el
ao de 814 . 5

Sostiene Ruz Guiaz que quien dej consignado en la copia lo antes


expresado y realiz las mencionadas copias podra ser:
el capitn lvarez de Toledo, pues el profesor Levene ha demostrado que hizo
una copia del Plan y que, adems ejerca el espionaje en Montevideo. Copista y
espa son dos funciones que se acuerdan perfectamente en el mandadero.

La copia de Londres bien pudo pertenecer al servicio de inteligencia britnico.

La copia de Sevilla, encontrada por don Eduardo Madero, se dio a publicidad


entre nosotros por el Dr. Norberto Piero en la edicin de los Escritos de
Mariano Moreno, que public en Buenos Aires El Ateneo en 1896, contiene una
nota a pie de pgina que dice:
el presente plan es copia de la copia del mismo original que con dicha fecha
fue presentado a la Junta, cuya copia original es de puo y letra del mismo
Moreno, y los dems documentos que lo encabezan son copias de los mismos
originales que estn inclusos y se conservan para su debido tiempo en poder
de quien mand la copia presente de Buenos Aires, que obtuvo de resultas de
haber desterrado la junta a un individuo, sorprendindole que era ntimo amigo
de Moreno, quien fue depositario de varios papeles interesantes cuando el
citado vocal camin a Londres, y por consecuencia de dicha sorpresa y
destierro de este ltimo, fue depositario de varios intereses y papeles el
referido individuo, cuyo nombre en general se reserva por las circunstancias de
sus haberes y persecuciones del da, hasta su debido tiempo.

En la nota a la copia de procedencia inglesa se consigna que no se conoce


quien fue el amigo a quien Moreno le dej parte de su documentacin. A juicio
5 LEVENE, Ricardo, Ensayo histrico sobre la Revolucin de Mayo y Mariano
Moreno, t. III, documento N 39, Ed. El Ateneo, 3 edicin, Buenos Aires, 1949,
p. 219.

de Ruiz Guiaz, pudo tratarse del coronel French, ntimo de aqul y vctima
del golpe del 4 y 5 de abril de 1811.
De la comparacin de las notas de pie de pginas de la copia de la William L.
Stevens Son & Stiles (actualmente en la universidad de Michigan) y las dems
es dable conjeturar que el espa espaol de Buenos Aires primero envi,
probablemente a lvarez de Toledo, una copia del ejemplar que perteneci a
Moreno (nota al pie de la copia Madero y otras). Pero ante la decisin de
entregar un ejemplar al Prncipe Regente de Portugal, el agente le pidi al
tenedor de Buenos Aires el envo de la copia certificada (advertencia de la
copia Inglesa).
En la advertencia de la copia de Sevilla, cuya letra qued dicho es de lvarez
de Toledo, se consigna:

Hallndome en la corte de Ro de Janeiro asociado con Don Felipe Conturcci,


vecino de Montevideo, solicitando no slo auxilios para aliviar aquel Pueblo,
sino tratando de suavizar los nimos de aquel Gabinete... y ver cmo podamos
enredar y enemistar dicho Gabinete con el Govierrno de Buenos Ayres, y para
poder sacar del medio de sus resultados algn partido favorable a nuestras
ideas... me fu remitido de Buenos Ayres el tal documento. Slo por enconar
los nimos de todos aqullos que podan sernos tiles a nuestros designios,
como efectivamente llegamos a alcanzarlo no slo por este papel, (sino) por
otros diversos e infinitos modos que incesantemente eran de nuestra atencin
y empeo..." Pero he aqu que se desploma su gestin, por que precisamente
en esos das hallndonos en estado de conseguir mucho, sucedi la fatal
prdida de la Plaza [Montevideo] que paraliz todos nuestros designios". "y
entonces fu cuando se determin pasase, primero a la Corte de Espaa
conduciendo pliegos reales de aquella Corte para Su Majestad Catlica".

En tal sentido Ruiz Guiaz expresa:


El alcance muy expresivo con respecto a la afirmacin hecha de haber este
agente presentado en Ro el original del Plan, nada menos que al Prncipe
Regente. Sera absurdo no suponerlo autntico si se pretenda obtener con l
una accin de gobierno cuyas proyecciones afectaban la poltica oficial, aparte
de las graves sanciones que le hubiese impuesto ante un propsito de dolo o
engao.6

6 RUIZ GUIAZ, Epifana de la Libertad, p. 229.

La copia de la Biblioteca Nacional de Madrid, se puede conjeturar, fue la que


llev Fray Cirilo a Madrid y puso en manos de Fernando VII . 7
Sobre la copiad e Sevilla Levene dej escrito:
Despus de ilusorias tentativas, en 1919, he verificado con dictamen del
tcnico calgrafo Alfredo Bi- que el copista del Plan que existe en Sevilla es
Andrs lvarez de Toledo nacido en Madrid, que en septiembre de 1897 serva
en Montevideo.8

La copia de Sevilla, se puede suponer, fue la que llev lvarez de Toledo, por
encargo de la princesa Carlota, y la entreg en Madrid el 25 de noviembre el
1815. Aunque, resulta importante decirlo, lvarez de Toledo ni su secretario
refieren que la corte portuguesa los envi a Espaa a entregar al Rey pliegos,
sin aclarar si se inclua una copia del Plan.9
Las copias procedentes del archivo imperial de Petrpolis, es el manuscrito N
19.233, que perteneci a la infanta Doa Carlota Joaquina, que la firma y la
data en Ro de Janeiro el 26 de enero de 1815. El texto es coincidente con la
copia sevillana.
La copia del Archivo Histrico Nacional de la Repblica Argentina, son similares
a la de Sevilla. La argentina tiene comentarios marginales en portugus.
En todas las copias se ve claro que la copia matriz era la expedida y
autenticada por Saavedra y Paso.
La circunstancia que no se encontraran ni el original ni la copia certificada del
Plan, sino simplemente copias de sta ltima, y el hecho que los miembros de
la Junta juraron mantenerlo en secreto, motiv el desconocimiento de muchos
historiadores de la autenticidad del Plan.
El historiador espaol Mariano Torrente fue el primero en transcribir algunos
fragmentos del Plan, que juzg autntico, en su Historia de la revolucin
hispanoamericana, escrita entre 1820 a 1828 y publicada en 1829 en Madrid. 10

7 Ib., p326.
8 LEVENE, Ensayo histrico, t. II pp. 229/230.
9 RUIZ GUIAZ, Epifana de la Libertad, p. 246.
10 TORRENTE, Mariano, Historia de la Revolucin Hispano- Americana,
Imprenta de D. Len Amarita, Madrid, 1829, nota de la pgina 94 del
Discurso preliminar en el Tomo I. pp.94, 95 y 96.

Sin embargo el Plan no fue publicado ntegramente hasta que fue hallado por
Eduardo Madero, en el Archivo de Indias de Sevilla, hacia 1890, mientras
buscaba antecedentes para su historia del puerto de Buenos Aires.
Madero envi una copia del Plan a Buenos Aires al Dr. Bartolom Mitre.
El Ateneo, una sociedad cultural existente en esos das en aquella capital, le
haba encargado La polmica historiogrfica:
, para ser publicados, a Norberto Piero la coleccin de los artculos de
Mariano Moreno.
Enterado Piero de la existencia del documento en manos de Mitre, le solicit
una copia del mismo. Pero el autor de la Historia de Belgrano,
inexplicablemente en un historiador profesional, adujo haberla extraviado.
Piero no se aminal y solicit a Madero el envo de una nueva copia del Plan
que, en su poder, juzg de la autora del abogado de Mayo y la public, al decir
de Paul Groussac, 11 en un grueso y bien impreso volumen, que prolog y
denomin Escritos de Mariano Moreno.12

La polmica:
Con la publicacin del Ateneo de los escritos de Moreno colectados por Piero,
comienza la ms apasionada y larga polmica historiogrfica en torno a si el
Plan es o no apcrifo. La discusin sigue hasta nuestros das.
Piero piensa que:
La autenticidad del Plan es evidente; y no es improbable que un buen da
aparezca el original de este trabajo, entre los papeles de algn descendiente
de Moreno o de algn coleccionista, como un documento, que, en virtud de
razones perceptibles, se ha querido substraer al conocimiento de todos.13
Paul Groussac afirma que el Plan es:
documento simulado, que se ha tenido la culpable ligereza de incorporar a la
obra de Moreno, es un revoltillo de inepcias tan enormes y de perversidades
tan cnicas, que salta a la vista la impostura, revelndose el propsito
11 Paul Groussac es un publicista de origen francs, radicado en Buenos Aires
desde los dieciocho aos.
12 La obra Escritos de Mariano Moreno con prlogo de Eduardo Piero, fue
impresa por la Imprenta de P. Coni e hijos, en Buenos Aires, en el ao 1896.
13 Ib.; p.185.

manifiesto de desacreditar al jefe visible de la Revolucin, y de suministrar


armas contra. ella a los Torrente y sus iguales.

Para el Dr.Ricardo Levene:


El "Plan" no coincide, pues, con la realidad de la marcha y carcter de los
hechos sucedidos, en punto a la poltica interna, y no coincide tampoco con
relacin a la poltica exterior'.

Para Rodolfo Puigrs, formado en el pensamiento marxista, Moreno fue el autor


del Plan ya que:
Le absorba la idea de salvar la Revolucin, de consolidar la Independencia, de
crear una base econmica nacional. Obraba de acuerdo a esas urgencias.
Buscaba afanosamente caminos nuevos. Quera un gobierno fuerte que fuese
apoyado e hiciese feliz al mayor nmero de individuos. 14

Para Ren Orsi:


Constituye el genuino plan de la insurgencia rioplatense; cabe decir s que su
texto no slo es congruente con toda al prdica y despliegue de energa
realizado por el secretario de gobierno y guerra de la junta durante los
doscientos das de su permanencia en el cargo, sino con el ahincado propsito
por alcanzar los objetivos revolucionarios propuestos, lo cual explica en ltima
instancia el uso de la violencia represiva iniciado en Crdoba con la ejecucin
de Liniers y sus compaeros y refirmado despus por Castelli en el Alto Per en
cumplimiento de las nuevas instrucciones de setiembre. Por manera que si la
endeble teora de la apocricidad fuera vlida, habra que seguir revisando
archivos y repositorios hasta identificar al autor de un proyecto general de
operaciones que ms tarde intentaron llevar adelante otros hombre
empeados tambin en una accin verticalmente transformadora. 15

Eduardo Durnhfer afirma que:


14 PUIGGRS, op.cit., p.338.
15 ORSI, Ren, Historia de Disgregacin Rioplatense, Pea Lillio editor, Buenos
Aires, 1969, pp. 25/26.

El Plan de Operaciones es la obra maestra de la poltica revolucionaria de


mayo; tanteen cuanto fue cumplido, sirvi a la independencia del pas; en
aquello en que no lo fue, por la eliminacin de Moreno, signific una prdida de
extensas regiones, sometidas antes a la jurisdiccin de Buenos Aires. 16

Introduccin:
El terrorismo del Plan:
El Plan induce emplear el terror con el fin de imponer los objetivos
revolucionarios.
En la introduccin del Plan, Moreno ya adelanta el mtodo a seguir: El hombre
en ciertos casos es hijo del rigor y nada hemos de conseguir con la
benevolencia y la moderacin el menor pensamiento de un hombre que sea
contrario a un nuevo sistema, es un delito por la influencia y por el estrago que
puede causar con su ejemplo, y su castigo es irremediable.As no debe
escandalizar el sentido de mis voces, de cortar cabezas, verter sangre y
sacrificar a toda costa.
Descarnadamente Moreno expresa su ntima conviccin: Si no manifestase
mis ideas segn y cmo las siente el corazn ms propias, y los conocimientos
sobre el corazn humanoas no debe escandalizar el sentido de mis voces, de
cortar cabezas, verter sangre y sacrificar a toda costa, aun cuando tenga
semejanza con las costumbres de los antropfagos y caribes. Y sino, porqu
nos pintan a la libertad ciega y armada de un pual. Porqu ningn estado
envejecido o provincias, pueden regenerase ni cortar sus corrompidos abusos,
sin verter arroyos de sangre.
Artculo primero:
El artculo primero del Plan desarrolla el punto propuesto por la comisin
secreta: sobre la conducta ms conveniente a las opiniones pblicas y
conducentes a las operaciones de la dignidad de este gobierno. Sienta las
bases de la teora revolucionaria de Mayo.
En primer lugar establece el sigilo como conducta de gobierno. Seguidamente
se refriere a los protagonistas de una revolucin clasificndolos en tres
categoras y discriminando el trato que el gobierno deba dispensar a cada una.
El Plan, en este artculo, consagra el sistema de espionaje como necesario y
recomienda una extrema dureza en el castigo de quienes desconocieran las
16 DURNHFER, Eduardo, Mariano Moreno indito, p. 273.

resoluciones de la Junta Buenos Aires. Tambin se disea la poltica


comunicacional de la Revolucin.
La abolicin del la esclavitud es abordada en el primer artculo del Plan, por
entender que la igualdad y la libertad eran los principios rectores del proceso
insurreccional de Mayo.
El artculo finaliza con el denominado Fernandismo de la Junta. Se entenda
que era imprescindible para ganar tiempo y confundir a los enemigos invocar el
vasallaje al rey cautivo.
En el inciso primero el Plan sienta el principio de que en toda revolucin hay
tres clases de individuos: la primera: los adictos al sistema que se defiende; la
segunda: los enemigos declarados y conocidos; la tercera: los silenciosos
espectadores, que manteniendo una neutralidad, son realmente los
verdaderos egostas.
Los adictos al sistema:
En el inciso 2 prescribe que: a los verdaderos patriotas, cuya conducta sea
satisfactoria deben siempre tenerse una consideracin, y extremada bondad;
en una palabra, en tiempo de revolucin, ningn otro delito debe castigarse
sino el de infidencia y rebelin contra los sagrados derechos de la causa; y todo
lo dems debe disimularse.

Los enemigos declarados y conocidos:


En el inciso 4 del primer artculo del Plan se explicita la conducta que debe
propinarle el gobierno a los enemigos declarados y conocidos la cual deber
ser la mas cruel y sanguinaria; la menor especie debe ser castigada, y an en
juicios extraordinarios y asuntos particulares debe siempre preferirse al
patriota.
Los silenciosos espectadores:
El inciso 9 del primer artculo del Plan propone atraer a la causa revolucionaria
al sector social neutral que denomina silenciosos espectadores, y considera
verdaderos egostas. A estos fines propone que aquellos que tengan talento
debe el gobierno llamarlos ofrecerles, proponerles y franquearles proteccin
dispensarles empleos, negocios.
Artculo segundo:
El artculo segundo del Plan versa sobre: El medio ms adecuado y propio a la
sublevacin de la Banda Oriental del Ro de la Plata, rendicin de la plaza de
Montevideo y dems operaciones a este fin.

La sublevacin de la Banda Oriental y la toma de Montevideo por parte de los


regimientos patriotas tienen un tratamiento prioritario en el Plan. Este artculo
segundo a travs de sus veinte incisos planifican los movimientos militares a
esos fines. Centros de importancia de las provincias del Ro de la Plata, que
desconocan a la Junta, como el Alto Per, Crdoba y Paraguay no tienen
consideracin militar alguna.
Como quedar expresado esta prioridad se debe a la importancia estratgica
de Montevideo y la carencia de una flota para enfrentar a la escuadra espaola
al mando del comandante Jos Mara Salazar.
Sin embargo, el artculo segundo tambin tiene el subyacente propsito de
lograr que la Revolucin penetre en las bases populares rioplatenses. Se
buscaba la adhesin de los caudillejos, algunos de los cuales nombra
especficamente. Especialmente la adhesin de Rondeau y Artigas, por el
prestigio que tenan; particularmente este ltimo, en poblacin rural oriental.
Moreno tena clara conciencia que sin pueblo no poda sostenerse el proceso
iniciado el 25 de mayo de 1810.
La Revolucin se hizo pueblo con Artigas y sus hombres en la Banda Oriental y
con otros caudillos que emergieron a lo largo y ancho del territorio del ex
virreinato, arrastrando a las masas populares rioplatenses al proceso
independentista, republicano y federal que haba nacido el 25 de mayo de
1810 en Buenos Aires.
Sin ellas la Revolucin no hubiera tenido significacin histrica alguna. Se
hubiera abroquelado en la Capital sin otro destino que el de un clamor sin
resonancia.

Artculo tercero:
En el articulo tercero se desarrolla: al mtodo de las relaciones que las
Provincias Unidas deben entablar secretamente en la Espaa para el rgimen
de nuestra inteligencia y gobierno.
El Plan buscaba ganar tiempo; como lo dice el inciso 20 del primer artculo:
hasta que no sentemos nuestros principios sobre bases fijas y estables y
veamos los sucesos de la Espaa que suerte corren. Por ello este articulo
Tercero apunta a producir acciones que tienda a: entretener dividir las
opiniones en la misma Espaa y haciendo titubear y aparentar por algn
tiempo hasta que nuestras disposiciones nos vayan poniendo a cubierto
Deben mandarse (a Espaa) una comisin secreta de tres y hasta cinco
individuos ante la autoridad suprema que en la actualidad gobierna a los fines
de entretenerlos y demorarlos. (incisos 2 y 5).

Artculo cuarto:
Este artculo versa sobre las relaciones pblicas de la Junta con Portugal e
Inglaterra. Inglaterra
El inciso 1 del artculo cuarto del Plan establece: Nuestra conducta con
Inglaterra y Portugal debe ser benfica, debemos proteger su comercio,
aminorarles los derechos, tolerarlos y preferirlos, aunque suframos algunas
extorsiones; debemos hacerles toda clase de proposiciones benficas y admitir
las que nos hagan; debemos proponer a Inglaterra un plan secretolos bienes
de la Inglaterra y Portugal que giran en nuestras provincias deben ser
sagrados, se les debe dejar internar en lo interior de la provincia.
El arrendamiento de la isla Martn Garca:
El inciso 7 del artculo cuarto contiene una de las ms controvertidas
disposiciones del Plan: Nuestros agentes deben entablar con Inglaterra un
tratado reservado para que aquel gabinete nos protegiese reservadamente,
con los auxilios y dems circunstancias que graduemos, para el efecto de
realizar nuestra independencia, haremos entonces una alianza ofensiva y
defensiva, protegindonos mutuamente en aquellas circunstancias con toda
clase de auxilios, y sta a los menos por el trmino de veinte a veinticinco
aos; por condiciones que entonces se tratarn entre ambos gabinetes, bajo un
acomodamiento o proposiciones ms adecuadas, propias y benficas a los
intereses de ambas naciones, hacindole al mismo tiempo seor de la Isla de
Martn Garca, cuyo plano debe mandase a sacar con todas las circunstancias
de su magnitud interior, extensiones, aguas, frutos, calidad de su
temperamento y puerto; para que, poblndola como una pequea colonia y
puerto franco a su comercio, disfrute de ella como reconocimiento de la
gratitud a la alianza y proteccin que nos hubiese dispensado en los apuros de
nuestras necesidades y conflictos.
Norberto Piero, que no slo fue el primero en publicar completo el Plan sino
tambin el primer defensor del mismo, censura este aspecto del mismo:
Era esto un error. La amistad y la alianza con una nacin tan poderosa y tan
fuerte, interesada en mantener y acrecentar sus relaciones mercantiles con
estas comarcas, nos habra proporcionado ventajas positivas e importantes;
pero habra sido impoltico y peligrossimo, colocar en calidad de soberana, de
duea y seora, en punto tan estratgico como Martn Garca, a una nacin
colonizadora y conquistadora, cuya habilidad, cuyas aptitudes, y cuyo genio
para realizar la conquista, hacerla aceptar sin dificultades, y hasta amar por las
poblaciones, no tienen rivales en ningn estado moderno. La independencia,
que con tanta tenacidad y sacrificios se persegua, la conquista en que se
soaba, y para llevar a cabo la cual, se requera el auxilio de Inglaterra, habran
corrido graves riesgos con el establecimiento de sta en Martn Garca. Moreno

sufri aqu una ilusin. El anhelo del triunfo, el pensamiento de ver constituido
en la Amrica del Sur un inmenso estado independiente, lo deslumbraron
acaso y le impidieron ver los serios peligros que ofrecera la cesin de dicha
isla a la Gran Bretaa.17

Miguel ngel Scenna, ferviente admirador del Plan opina que:


No justificamos la idea, pero creemos que detrs del paso en falso hubo por lo
menos una importante y respetable razn de poltica internacional de vital
importancia para la Revolucin. 18

Moreno era un defensor irrestricto de la integridad de nuestro territorio. En la


Gazeta expresa que:
La Amrica entera mirara con horror los ingleses, la ocupacin de un punta
de nuestro territorio.19

La cesin de la isla de Martn Garca, propuesta en el Plan, no era una


usurpacin consentida a Inglaterra, sino que formaba parte de una alianza
estratgica global con dicha potencia.
Habra que conjeturar la conveniencia del arriendo de la isla Martn Garca a los
ingleses por el trmino de veinte a veinticinco aos, a cambio de que Inglaterra
reconociera nuestra independencia y aceptara dividir con nosotros los
territorios del Brasil.
Ello hubiera significado, casi seguramente, que ni el alto Per, ni Paraguay ni la
Banda Oriental se hubieran segregado de nuestro territorio.
A cambio de la isla Martn Garca, que en la actualidad carece de valor
estratgico, Brasil se hubiera desmembrado y no seria la actual potencia
hegemnica sudamericana, y seguramente lo seramos nosotros.
En poco ms de veinte aos de la Revolucin de Mayo, Inglaterra va
produciendo hechos de significacin que guardan, quiz lejana,
correspondencia a lo ya planteado en el Plan atribuido al Dr. Mariano Moreno:

17 PIERO, Los Escritos de Mariano Moreno, p.57.


18 SCENNA, op.cit., p. 91.
19 La Gaceta de Buenos Aires, t. I (1810-1821) p. 249.

El 24 de agosto de 1817 Castleareagh envi un memoradum confidencial al


representante ingls en Viena, imponiendo la neutralidad de las potencias de la
Santa Alianza en la lucha entre Espaa y sus colonias. 20
El 2 de febrero de 1825 Gran Bretaa firma el primer acuerdo comercial con las
Provincias Unidas del Ro de la Plata, reconociendo implcitamente su
independencia.
El 2 de enero de 1833 logra tener un establecimiento fijo en las Malvinas.
Como lo expresara Ruiz Guiaz el sueo de Castlereagh:
no se realiz de inmediato, pero tuvo su eco en el apoderamiento de las
Malvinas.21

Artculo sptimo:
Este artculo del Plan versa sobre las relaciones secretas que el gobierno de
Buenos Aires deba mantener con Portugal e Ingalterra.
Moreno tena bien claro el peligro que significaba Inglaterra para la nueva
nacin de la que se consideraba fundador. En el inciso 1 del artculo sptimo lo
expresa con toda crudeza: Que conocemos en dicha nacin, en primer lugar,
es una de la ms intrigantes por los respetos del seoro de los mares y por
dirigirse todas sus relaciones bajo el principio de la extensin de miras
mercantiles cuya ambicin no ha podido nunca disimular su carcter, y bajo
estos mismos principios han de ser los que dirijan nuestras empresas hacia sus
consecuciones en aquella corte.
En el inciso 3 del mismo artculo califica duramente a Inglaterra por la:

refinada maldad de sus miras ambiciosas.

Comentando este artculo Rodolfo Puiggrs dice:

No escapaban a Moreno las intrigas polticas de la diplomacia inglesa ni


dejaba de comprender que slo la movan intereses comerciales y ambiciones
20 GALLO, op. cit. , p 176.
21 RUIZ GUIAZ, Epifana de la Libertad, p. 220.

de predominio, pero no por ello era menos necesaria su ayuda en el desarrollo


de los planes de la Junta.22

Moreno deja consignado que as como a Inglaterra slo la impulsa intereses


econmicos: bajo estos mismos principios han de ser los que dirijan nuestras
empresas hacia sus consecuciones en aquella corte.
Haca propios aquello que muchos aos despus dira Benjamn Disraeli:
Inglaterra no tiene amigos ni enemigos permanentes, tiene intereses
permanentes. Para Moreno, al menos con la Albin, deba tenerse la misma
intencionalidad.
En el documento sobre la suspensin de Sobremonte escrito poco despus de
la invasin inglesa Moreno sin tapujos expresa su opinin sobre Inglaterra:
"una Nacin que, en todos los tiempos, y en especial en los presentes, no sigue
otra regla que la de lo til, sin tener en cuenta en lo ms mnimo lo lcito: en
una palabra, que no aspira ms que a engrandecerse y hacerse riquezas, sea
por los medios que fuese, para hacerse espectable en el mundo, contentar y
satisfacer sus pasiones.23

La conducta del capitn ingls Elliot:


El artculo publicado por Moreno, en la Gazeta del jueves 20 de septiembre, a
raz de la neutralidad del comandante de la escuadra inglesa en el Ro de la
Plata capitn Elliot con referencia al bloqueo decretado por la escuadra
espaola apostada en Montevideo y lo expresado en el Plan guarda, quiz, la
ms elocuente correspondencia sobre las relaciones, pblicas y secretas, con
Inglaterra all prescriptas.
El marqus Casa Irujo, embajador espaol en Ro de Janeiro, decidi instruir al
comandante del apostadero de marina en Montevideo, almirante Salazar, a fin
de bloquear a Buenos Aires. Supona que:
los ingleses no se atrevern a romper el bloqueo sin recibir rdenes positivas
de su Corte a este efecto, y antes que pudiesen recibirla, es ms que probable
estuviese Buenos Aires reducido.

22 PUIGGRS, op.cit., pp. 339/340.


23 MORENO, Mariano, Documento justificando la suspensin de Sobre Monte,
citado por Eduardo DURNHFER, Mariano Moreno indito, p 121.

Las llaves del estuario en manos de los realistas heran a fondo la Revolucin,
trastornaba el comercio e importaba el asilamiento y la pobreza. Para
Inglaterra significaba un absurdo perjuicio.
Salazar, el 19 de agosto, comunic el bloqueo al capitn Elliot, manifestndole
que esperaba su apoyo. Elliot respondi al da siguiente no poder cooperar con
el bloqueo sin orden expresa del Almirante en Jefe de la escuadra a que
perteneca, surta en las costa del Brasil. Salazar le replic que rechazar la
colaboracin solicitada importaba: un crimen de la ms negra ingratitud;
pero Elliot se mantuvo en que su deber era la neutralidad y proteger el
comercio de sus compatriotas. Con igual fecha, 19 de agosto, y con pluma de
Moreno, la Junta le pide colaboracin naval inglesa a lord Strangford para que:
el Comandante de los Buques de S.M..B. en ste rio coadyuvase las
intenciones y empresas de la Junta, repeliendo los atentados que Montevideo
quiera avanzarse; hasta tanto que el gobierno Soberano de la Gran Bretaa, se
decid una convinacion eficaz sobre ste punto.

Aclarndole al embajador ingls que debido al bloqueo espaol:

la situacin de nuestros negocios es muy critica, y nuestra ntima unin los


intereses de la Gran Bretaa. 24

El 23 de agosto la Junta invit a Elliot a una entrevista para lograr su oposicin


al bloqueo, pues Montevideo deba estar subordinada a la Capital. Al otro da le
dirigi una nota al marino ingls diciendo entre otras cosas:
No fue tan sensible a la Junta este atentado de que ya se tena noticia,
cuando la disposicin que manifest V.S. por su parte; no resolvindose a
contradecir con la fuerza la suspensin de nuestras relaciones mercantiles, y
asegurando que no se consideraba autorizado para intervenir con el influjo
activo de este negocio.

La Junta se quej a lord Stranford, en carta fechada el 26 de agosto,


sosteniendo que:

24 ARCHIVO GENERAL DE NACION, Correspondencia de Lord Strangford , p.


28.

desde que el Capitn Elliot lleg el Rio de la Plata, se dexo prevenir a favor
de MontevideoLe ha sido (a la Junta) muy sensible una conducta que ha
podido comprometer relaciones nacientes pero que deben ser la vase de
aquella ventajosa union con la Gran Bretaa. 25

Elliot recin contest a la Junta el 7 de septiembre diciendo que sus empeos


ante Montevideo, para que levantara el bloqueo, no dieron resultado por lo cual
haba optado por no intervenir.
La Junta le contest al marino ingls, con redaccin de Moreno, al da siguiente
destacando:
La positiva contradiccin que se advierte entre su conducta y la que guarda
el Ministro de S.M.B. residente en el Brasil en sus oficios a la Juntasiendo Ud.
solo el autor de la interrupcin que el comercio ingls va a sufrir, Ud. solo
responder a su Nacin de los sucesivos embarazos que sern indispensables
para responder integralmente las relaciones mercantiles que la Junta se haba
empeado en cimentar bajos los principios ms liberales.

La actitud de Elliot, que quiz no midi, alarm al pueblo de Buenos Aires.

En el artculo aparecido en la Gazeta el 20 de Moreno traduce, desde lo


prescripto en el Plan, la conducta del gobierno hacia la Albin en forma
pblica: debe ser benfica, debemos proteger su comercio, aminorarles los
derechos, tolerarlos y preferirlos, aunque suframos algunas extorsiones,
expresando:
Es un deber del Gobierno exhortar al pueblo a que deponga cualquier
prevencin contra los ingleses, pero debe al mismo tiempo recomendar: Los
pueblos deben estar siempre atentos a la conservacin de sus intereses y
derechos, y no deben fiar sino de s mismos. El extranjero no viene a nuestro
pas a trabajar en nuestro bien, sino a sacar cuantas ventajas pueda
proporcionarse. Recibmoslo enhorabuena, aprendamos las mejoras de su
civilizacin aceptemos las obras de su industria y franquemosle los frutos que
la naturaleza nos reparte a manos llenas, pero miremos sus consejos con la
mayor reserva, y no incurramos en el error de aquellos pueblos inocentes que
se dejaron envolver en cadenas, en medios del embelesamiento que les haban
producido los chiches y abalorios.

25 Ib., pp. 38/39.

En cuanto a lo consignado en el Plan en forma secreta, en el sentido que


Inglaterra: dirige todas sus relaciones bajo el principio de la extensin de
miras mercantiles cuya ambicin no ha podido nunca disimular, Moreno en el
referido artculo de la Gazeta, en forma implcita, compara a los ingleses con
los cartagineses:
Libre, feliz Espaa e independiente
Se abri al cartagins incautamente;
Vironse estos traidores
Fingirse amigos, para ser seores;
Y el comercio afectando,
Entrar vendiendo por salir mandando.

Contina diciendo el artculo de Moreno en la Gazeta:


Un filsofo moderno- sostena: Vosotros sois demasiado confiados, y no os
empeais en conocerlos. llos tienen la dulzura pintada sobre su semblante; su
conversacion descubre una afabilidad, que os impone. La verdad parece
habitar sobre sus labios, os ofrecern con amistad: su gesto ser el de la
beneficencia, sus miradas las de la humanidad; pero la crueldad, y la traicion
habitan en sus corazones perpetuamente. llos dispensarn vuestras cabaas,
se apoderarn de vuestros ganados, corrompern vuestras mugeres, y
seducirn vuestras hijas. Sino os prestais ciegamente sus locas opiniones,
os sacrificarn sin piedad; porque creen, que no merece vivir el que no pienza
como llos; vuestras flechas son las nicas que harn respetar vuestros
derechos. 26

La necesidad de provocar la ruptura de la alianza entre Inglaterra y Portugal:


Para lograr los objetivos que se propona el Plan con referencia a recobrar los
territorios de Ro Grande y dividir con Inglaterra los territorios del resto de
Brasil era imprescindible logar la ruptura de la alianza de Inglaterra con
Portugal.
En el inciso 4 del artculo sptimo del Plan se dispone: nuestros ministros
diplomticos deben entablar los principios de enemistades e indisposiciones
entre Portugal y la Inglaterra; tomando los asuntos aquel aspecto que nos sea
satisfactorio, debemos entrar a las proposiciones de los rompimientos con
26La Gaceta de Buenos Aires , t. I (1810-1821) pp. 414/ 415.

Portugal, con relacin a conquistar a la Amrica del Brasil, o la parte de la que


ms nos convenga, los terrenos o provincias que unos y otros debemos ocupar,
y antes de estas operaciones hemos de emprender la conquista de la campaa
del Ro Grande del Sud, por medio de la insurreccin, y de los intereses que
sacrificaremos bajo el aspecto de proteger la independencia.
Moreno tena la conviccin que: Inglaterra va a proteger, y an coadyuvar y
consentir en la desmembracin de la Amrica del Brasil ( inciso 13).
Puiggrs sostiene que:
Orientbase la diplomacia inglesa a contribuir al nacimiento de diversos
Estados con intereses opuestos entre s, para predominar sobre todos ellos, y
no a crear un Estado poderoso que se le escapara de entre las manos. La
alianza entre la corte del Brasil y el gobierno de Buenos Aires estaba dentro de
sus conveniencias.27

Artculo quinto:
El sistema de espionaje propuesto en forma general en el artculo primero del
tiene un desarrollo ms extenso en el artculo quinto del Plan que versa sobre:
las comisiones que deben entablarse por nuestros agentes en lo interior y
dems provincias dependientes de este gobierno, para consolidacin de
nuestro sistema.
En ste artculo se regula el accionar del espionaje fronteras adentro del
gobierno. Se distingue, adems, la forma que el mismo debe tener segn los
agentes estn destinados a lugares dentro de las zonas del virreinato que
respondan al gobierno de Buenos Aires y las que an no lo acataban. Sin
ocultar la condicin de agentes del gobierno en el primer caso y bajo la
apariencia de comerciantes en el segundo.
En el inciso primero del artculo quinto se dispone que : Nuestros agentes en
el interior de las provincias del Virreinato no necesitan ser ocultas, aun cuando
sus fines lo sean, deben observar stos, con particularidad y atencin, la
conducta de los nuevos gobernantes y empleados, como la opinin del pblico,
con lo dems que sea del caso poner en la noticia del Gobierno, para su
inteligencia y deliberaciones, reservando aquellos puntos en que se les
instruya por separado en las instrucciones secretas o pblicas.
Tambin se les exige a los agentes que sean: hombres de algn talento,
ilustracin e instruidos en las historias y que adems de la obligacin de
27 PUIGGRS, op. cit., p. 344.

observar la realidad poltico-social de los pueblos: exciten a sus habitantes a


abrazar deliberadamente la causa de la libertad de la Patria.
El inciso siguiente prescribe que: En los pueblos en que an no hubiese
sucumbido, donde tengan que mantenerse bajo pie de unos simple
comerciantes ser de su conato participar de todos los resultados de aquellas
comisiones ocultas que se les confiera por medio de las instrucciones que se
les d.

Articulo sexto:
El articulo sexto del Plan se titula: En cuanto a los arbitrios que deben
adoptarse para fomentar los fondos pblicos luego que el Per y dems del
interior de Virreinato sucumban, para los gastos de nuestra guerra, y dems
emprendimientos, como igualmente para la creacin de fbricas e ingenios, y
otras cualesquiera industrias, navegacin, agricultura, y dems.
Se condensa a lo largo de sus incisos el programa econmico de la Revolucin.
Al inicio se define que: El mejor" gobierno, forma y costumbre de una nacin
es aquel que hace feliz mayor nmero de individuos; y que la mejor forma y
costumbres son aquellas que adopta el mismo nmero.
La funcin social de la propiedad:
Seguidamente en el Plan se afirma que: es mxima aprobada, y discutida por
los mejores filsofos y grandes polticos, que las fortunas agigantadas en pocos
individuos, a proporcin de lo grande de un estado, no slo son perniciosas,
sino que sirven de ruina a la sociedad civil, cuando no solamente con su poder
absorben el jugo de todos los ramos de un estado, sino cuando tambin en
nada remedian las grandes necesidades de los infinitos miembros de la
sociedad
Moreno se vale, para ilustrar lo antes expresado, del ejemplo de un agua
estancada que solo puede servir al terreno donde se encuentra, pero que si se
la hace correr y: su curso baasen todas las partes de una a otra, no habra un
solo individuo que no las disfrutase, sacando la utilidad que le proporcionase la
subsistencia poltica, sin menoscabo y perjuicio.
La aseveracin de Paul Groussac en el sentido que el Plan tena el propsito
manifiesto de desacreditar al jefe visible de la Revolucin, parece no
demostrase en este artculo sptimo, pues no se habla de los bienes de la
Iglesia, que seguramente atesoraba la mayor fortuna agigantada, y que, en
tren a desacreditar a Moreno, poda haberse prescripto la necesidad de
expropiarle todo o parte de sus bienes.

La expropiacin de las minas del Alto Per:

Las fortunas agigantadas que habla el Plan son las que el inciso segundo
calcula en manos de: los cinco o seis mil mineros que concentraban la
propiedad de las minas de las provincias del Alto Per.
El Plan calcula, en el inciso 4, que los dueos de minas concentraban: una
cantidad de doscientos o trescientos millones de pesos.
En el inciso 6 se completa la expropiacin minera: debe obligarse a todos los
mineros a que se deshagan de todos los instrumentos, vendindolos al Estado
por sus justas tasaciones, igualmente los repuestos de azogues y dems
utensilios.
Al momento de elaborase el Plan, el Alto Per no reconoca a la Junta de
Buenos Aires y poco tiempo estuvo en manos patriotas para, el 6 de agosto de
1825, constituirse en la independiente repblica de Bolivia.
Por lo expresado el proyecto minero recin poda comenzar: despus de
limpiar nuestros territorios totalmente de los enemigos interiores y asegurar
nuestra independencia (inciso 5).
Recin entonces se debera prohibir: que ningn particular trabaje minas de
plata u oro, quedando el arbitrio de beneficiarla y sacar sus tesoros por cuenta
de la Nacin, y esto por el trmino de diez aos (ms o menos) imponiendo
pena capital y confiscacin de bienes al que infringiese la citada
determinacin.
El que se sustraiga a esta normativa incurrir: en un delito de lesa patria;
pues quien tal intentase, robar a todos los miembros del Estado, por cuanto
queda reservado este ramo para adelantamientos de los fondos pblicos y
bienes de la sociedad ( inciso 5).
El estado a cargo de la explotacin minera :
En el inciso 7 se determina que antes que el estado comience la explotacin
minera se deba tomar: las medidas capaces para proveernos de azogues 28
por mano de alguna nacin extranjera, dbese asimismo tratar de la creacin
de las casas de ingenios, creando todas las oficinas que sean necesarias, como
laboratorios, casa de moneda y dems que sea del caso proveyndolas de
buenos ingenios mineros, trabajadores, directores, etc..
28 El azogue es el antiguo nombre del mercurio elemento que se utiliza para
almagamar metales y que deba importarse.

En el inciso siguiente se establece que: el estado deba impulsar: nuevos


descubrimientos minerales en la conviccin que: en menos de cuatro aos
podremos, sin duda, adquirir fondos para la realizacin de los nuevos
establecimientos para explotar las nuevas minas.
El desarrollismo econmico:
Moreno siguiendo la metfora del agua estancada la asocia con los capitales en
manos privadas que: nunca giran ni en el todo, ni siempre y, aun cuando
alguna parte gireno pueden dar el fruto ni fomento a un estado, que daran
puestos en diferentes giros en el medio de su centro, facilitando fbricas,
ingenios, aumento de agricultura, etc..
Moreno al propiciar un proceso de desarrollo diversificado es congruente con lo
que expresara en la Representacin de los Hacendados:
Cadiz decaer de su antigua riqueza; pero esta es la suerte de todo pueblo
que se eleva por especulaciones mercantiles sin apoyarlas en propias
producciones".29
En el inciso 4, Moreno explicita: ms claramente mi proyecto, se ver que
una cantidad de doscientos o trescientos millones de pesos, puestos en el
centro del Estado para la fomentacin de las artes, agricultura, navegacin,
etc., producir en pocos aos un continente laborioso, instruido y virtuoso, sin
necesidad de buscar exteriormente nada de lo que necesite para la
conservacin de sus habitantes, no hablando de aquellas manufacturas que,
siendo como un vicio corrompido, son de un lujo excesivo e intil, que deben
evitarse principalmente porque son extranjeras y se venden a ms oro de lo
que pesan; pero como esta materia no sea de este tratado, paso a exponer los
medios que deben adaptarse para el aumento de los fondos pblicos.
En este prrafo del inciso 4 Moreno cambia radicalmente lo que expresara en
la Representacin cuando en 1809 deca que:
Cuando os digan que los ingleses traern obras de todas clases, decid que los
deseis para que os sirvan de regla, y adquirir por su imitacin la perfeccin en
el arte que de otro modo no podris esperar. 30

29 MORENO, Mariano, La Representacin de los Hacendados, apndice


documental de la obra de Diego Lus Molinari : La Representacin de los
Hacendados de Mariano Moreno, su ninguna influencia en la vida econmica
del pas y en los sucesos de mayo de 1810, Universidad de Buenos Aires,
Buenos Aires 1939, p. 335.
30 ib.; p. 353.

Justificando la posicin de Moreno en favor del libre comercio con Inglaterra


Puiggrs afirma que era una posicin de tctica poltica, pero que no expresaba
el pensamiento del Abogado de Mayo. Este autor, refirindose a la omisin de
Moreno, en la Representacin, de contestar la imputacin del abogado de los
comerciantes monopolistas de Cdiz, dice:
Moreno no tuvo palabras, ni las poda tener, para rebatir el ltimo de los
argumentos expuestos por Aguro: Que el comercio libre traera, al cabo de
pocos aos, la ruptura de los vnculos que nos unan a las colonias con la
metrpolis. El apoderado de los comerciantes de Cdiz estaba en lo cierto y el
representante de los hacendados no caera en la falla poltica de reconocerlo
nada menos que en un documento dirigido al virrey para persuadirlo de entrar
insensiblemente por ese camino. Limitse, por lo tanto, a calificarlos de "grave
injuria" y "tamao atentado". No haba llegado la hora de "mirar las cadenas
con desdn" y tena que ser cauto para marchar con rumbo seguro hacia la
revolucin.31

La intervencin del Estado en la economa privada:


Moreno era conciente que el modelo econmico estatista que propona en el
Plan provocara que: muchos europeos, que en todas estas provincias
obtienen los gruesos caudales, no adaptndoles el sistema, traten de emigrar
llevndoselos al mismo tiempo o remitindolos por otros conductos que los
pongan a salvo, vendiendo asimismo sus fincas y establecimientos, lo que
causara una grande merma a la circulacin del Estado este grande cmulo de
exportaciones tan poderosas.
A fin de evitar esta fuga de capitales el Plan estableca que: debe nombrarse
en cada pueblo, una comisin de cuatro a cinco sujetos, a proporcin de la
poblacin de cada uno, para que, en un trmino fijado, formen un estado de
todos los caudales, bienes, fincas, races y dems establecimientos, con
especificacin particular de los de cada uno y lo presenten en dicho trmino al
Superior Gobierno, quien inteligenciado de todos sus pormenores, debe
mandar se publique por bando con la mayor solemnidad, irrevocable en todas
sus partes, sin' admisin de recurso alguno en la materia, constituyndolos al
mismo tiempo no slo por sospechosos, sino por reos del Estado; y es que, en
trmino de quince o veinte aos, ningunos establecimientos, fincas, haciendas
de campo, u otra clase de races puedan ser enajenadas, cuando no concurra
la circunstancia evidente y comprobada que se deshace de alguna parte de sus
bienes o del todo por una absoluta necesidad.

31 PUIGGRS, op. cit., p.178.

Aquel que llegara a comprar bienes de los extranjeros: sin el conocimiento del
Gobierno les sern decomisados para los fondos nacionales.
El inciso 11, del artculo en consideracin, prescirbeque: todo negociante
europeo, por el mismo trmino32 no podr emprender negocios a pases
extranjeros, con el todo de su caudal, ni hipotecando establecimientos o races
sin el completo conocimiento del Gobierno.
En el supuesto que el Gobierno aprobara la operacin en el exterior el
particular extranjero: slo podr girar con la mitad de su referido caudal que
obtuviese.
El capitalista extranjero afincado en el territorio nacional podr hacer
prstamos solo cumpliendo con las condiciones que fijar el Gobierno: para
que bajo de fraude alguno no puedan transponer sus caudales a reinos
extranjeros, ni disminuir de este modo el giro del centro del Estado ( inciso
12).
El dirigismo de Estado
El inciso 14 concibe una economa dirigida por el Estado: hallndose con
fondos el Estado, debe procurar todos los recursos que sea menester
introducir, como semillas, fabricantes e instrumentos, y comenzando a poner
en movimiento la gran mquina de los establecimientos para que progresen
sus adelantamientos.
La produccin impulsada por el Estado estar a cargo de tribunales que bajo
de sabias disposiciones y leyes, abarcando todos los ramos, tenga
conocimiento en su fomentacin y recursos que deban adaptarse para
gobernarlos y dirigirlos a la consecucin de su grandeza y felicidad pblica.
En el inciso 9 consigna que se deba: al oro como a la plata, que le rebaje de
su ley un 15 20 por ciento, con cuya utilidad debemos contar anualmente.
Moreno sostiene que resulta positivo la alteracin de la moneda: cuando las
circunstancias la requieran, y cuando se combine por un sistema ventajoso.
La diferencia de la nueva moneda alterada iba en beneficio del estado.
Finaliza Moreno diciendo en el artculo tercero del Plan: Mucho podra haber
dicho aqu sobre sta y otras materias; pero como sus ideas estn concebidas y
arregladas para la obra que dbese presentar al Superior Gobierno y por no
repetir, me es indispensable el suprimirlas en este plan. Con lo que deja
entrever que deba presentar otro trabajo a la Junta ampliado las materias
expuesta el Plan e incorporando otras nuevas. Es posible que se est refiriendo
32 El trmino oscilaba entre quince y veinte aos. F.K.

a la proyectada y nunca aparecida obra: Intereses generales de la Patria y del


Estado Americano.

La originalidad del Plan en lo econmico:


El Plan redactado por Moreno ha sido calificado, por distintos estudiosos, como
el documento ms original de la historia argentina; dira tambin ms
discutido.
A mi juicio la parte ms innovadora es la de este artculo sexto que define la
poltica econmica de la Revolucin.
Moreno tena la conviccin que el Estado deba tener un respaldo financiero
vigoroso y no dudaba de valerse de los capitales privados a ese fin. Ya lo haba
expresado en la Representacin :
Decir que el Real Erario est sin fondos, es decir que los vnculos de la
seguridad interior estn disueltos, que los peligros exteriores son irresistibles, y
que el gobierno dbil por falta de recursos efectivos no puede oponer a la ruina
del pueblo sino esfuerzos impotentes.33

Moreno no confa en el crdito privado, ni emprstitos, para impulsar un


proceso de desarrollo. Concentra en el Estado los capitales mineros a travs de
la expropiacin de los mismos. Es consecuente con lo que haba expresado en
la Representacin:
Todas las Naciones en los apuros de sus rentas hn probado el arbitrio de los
emprstitos, y todas hn conocido su propia costa que s un recurso
miserable con q.e se consuman los males q.e se intenten remediar.
Si la conservacin del estado ha de vincularse a los voluntarios prstamos de
comerciantes poderosos lloraremos las resultas de un gobierno dbil, puesto
que no puede haber energa con los acreedores q.e se necesita. 34

Tampoco se vale del recurso de aplicar fuertes impuestos para financiar a la


Revolucin. Tambin en ello es congruente con lo que expresara en la
Representacin:

33 MORENO, op.cit., p. 288.


34 Ib.; pp. 296/297.

"Contribuciones a un pueblo que gime en la miseria, y a quien repetidas


calamidades han reducido a la imposibilidad de satisfacerlas, es el medio ms
patente para anticipar la ruina que se desea precaver con acreedores de que
se necesita.35

En el Plan, Moreno se aleja ostensiblemente de los planteos fisiocrticos de la


Representacin, que algunos autores, con alguna razn, atribuyen a las ideas
de Belgrano, cuando sostena que:
Las clases de la Sociedad deben confesar, que su suerte est unida a al de los
propietarios de los terrenos. El artista que les viste, que fabrica sus casas, que
construye sus muebles, que trabaja los utensilios necesarios a la cultura de sus
tierras: en una palabra, que provee a su necesidad y a su lujo; el mercenario
que les sirve, el abogado que los defiende, el mercader que comercia con ellos;
el marinero y el arriero que deben transportar sus productos, todos estos
individuos trabajarn ms y sern mejor pagados por los propietarios de los
terrenos, quando ellos vendan mas caros sus productos. Si los que no son
propietarios deben ms alto precio, tambin a ms alto deben ser pagadas
sus obras por los propietarios"36

El sustraerse de las ideas fisiocrticas, ya periclitadas en Europa, habla a favor


del Secretario. Tampoco se aferra a las ideas imperantes en ese tiempo: la del
liberalismo de Adam Smith, que en nuestro medio difundiera Vieytes en el
Semanario de Agricultura, Industria y Comercio.
En esto radica lo ms sorprendente del Plan. No expresa las ideas de su poca
en materia econmica. Las ideas de la propiedad en funcin social, la
intervencin del Estado en la economa, la expropiacin de los capitales
privados, el Estado empresario, la economa dirigista, son ideas fuerzas que
recin maduraron un siglo despus.
Norberto Piero, el primer publicista argentino en aceptar la autenticidad de
Plan, era un tpico exponente del liberalismo de la denominada generacin del
ochenta. Habiendo defendido la casi totalidad de los contenidos del mismo,
sin embargo, rechaza su tendencia econmica:
Se puede afirmar que los beneficios de la realizacin del proyecto habran sido
problemticos y los perjuicios seguros. No es menester demostrar, pues es
evidente, que el monopolio, por el Estado, de la minera, y las restricciones o
35 Ib.; p. 362.
36 Ib.; p. 352.

prohibiciones a los particulares en punto a la disponibilidad y extraccin de sus


bienes, habran sido contrarios a la libertad de industria y a un buen rgimen
econmico, calculado para alentar y mejorar la produccin.
El Gobierno, convertido en gran propietario y en gran explotador de las minas,
habra tenido que desatender funciones esenciales propias, para desempear
el papel de industrial que no le corresponda; y con su monopolio, lejos de
fomentar la labor y las energas individuales, habra enervado, trabado o
cohibido las iniciativas privadas, tan fecundas siempre, sin conseguir dotar al
Tesoro de los fondos que se buscaba por ese medio. La accin del Estado en la
Industria, como industrial, es ineficaz o contraproducente, porque sus deberes
y atenciones primordiales, aunque sean en parte descuidados, no le permiten
consagrar a aqulla (a la industria) el tiempo requerido, y porque los agentes o
empleados de que se sirve no tienen los incentivos que mueven a los
particulares. De ah que no se procure con ahnco la economa en los gastos de
explotacin, ni la mejora en los mtodos, ni el descubrimiento de nuevos
sistemas para aumentar y abaratar la produccin; de ah que una industria
monopolizada se estacione o marche con excepcional lentitud; de ah que las
salidas, los gastos, absorban la mxima parte de las entradas, cuando no
todas, y que los rendimientos lquidos sean muy exiguos.
En las Provincias unidas del Ro de la Plata, los males inherentes al monopolio
habran sido mayores. Un gobierno nuevo, pobre, surgido de una revolucin, en
un pueblo sin hbitos administrativos, sin cultura, sin otras tradiciones que las
de la obediencia y la sumisin, rodeado de enemigos; obligado a defender y a
asegurar su existencia cada da, servido por hombres improvisados, habra
carecido de las condiciones esenciales, para ejercer si no con provecho, al
menos sin prdida, la industria minera. En la situacin en que se encontraba,
reclamado por la poltica y por la guerra, le habra faltado tiempo para atender
la administracin y el laboreo de las minas, y habra sido vctima de sus
agentes. Adems, un gobierno que no tena lo indispensable, que precisaba de
donaciones patriticas para costear las primeras expediciones, tampoco
hubiera podido, por carencia de recursos, efectuar la expropiacin y la
adquisicin de los elementos para fundar el monopolio y mover en seguida la
industria, aunque, como se desprende del proyecto, se hubiese apoderado de
las minas sin indemnizarlas a sus dueos. 37

Rodolfo Puiggrs, de formacin marxista y exponente de la llamada izquierda


nacional de mediados el del siglo XX, sostiene:
Mariano Moreno fue un poltico demasiado realista como para hipotecarse al
proteccionismo, a la libre iniciativa o a la intervencin del Estado. Por lo dems,
37 PIERO, Los Escritos de Mariano Moreno, pp. 58/60.

tales sistemas no entraban en sus preocupaciones. Le absorba la idea de


salvar la Revolucin, de consolidar la Independencia, de crear una base
econmica nacional. Obraba de acuerdo a esas urgencias. Buscaba
afanosamente caminos nuevos. Quera un gobierno fuerte que fuese apoyado e
hiciese feliz al mayor nmero de individuos.

Quiz Moreno, prematuramente, se alejaba del liberalismo de su poca y se


acercaba al concepto de liberacin propio del siglo XX. A esta idea se puede
deber, quiz, lo que expresara al finalizar el Plan: la realidad de mis
intenciones y lo justo de mis deseos no tiene otro fin que aspirar a sancionar la
verdadera libertad de la Patria.38
Tal vez se deba a ello que un hombre que vivi casi todo el siglo pasado como
el Dr. Miguel ngel Scenna, haya aceptado sin objecin alguna el programa
econmico propuesto por Moreno en el Plan, y haya escrito en la dcada de los
setenta :
La dureza de las proposiciones morenistas estaba destinada a lograr el total
dominio poltico del ex Virreinato en el menor tiempo posible. Una vez
alcanzado, hubiera entrado a funcionar la reforma econmica, destinada sentar
las bases de un desarrollo autnomo para la nueva nacin. Esta es la parte
trascendente del Plan que nunca tuvo principio de ejecucin. La nacionalizacin
del subsuelo, la intensificacin de la minera, el fomento de las fbricas, la
creacin de astilleros, la supresin de importaciones suntuarias, al tiempo que
el cuidado de la agricultura, entonces casi inexistente, ms el aliento a las
producciones primarias y artesanales en curso, hubieran dado un aspecto
distinto a la Argentina, que al cabo la hubiera acercado mucho ms al modelo
norteamericano que siguiendo o copiando meramente sus instituciones, como
se hizo en la realidad, ya que en ese caso la Argentina hubiera sido un pas
poderosamente industrializado, con diversas regiones econmicamente
integradas entre si, sin los violentos desniveles que hoy padecemos y con la
posibilidad de haber sido adems potencia naval.
Naturalmente ello significaba una economa dirigida, pero no muy diferente de
la que sigui Estados Unidos, cuyos dirigentes fueron desde el primer momento
celosos custodios del desarrollo econmico de su pas.
No fue tampoco una planificacin en las nubes ni la teorizacin utpica de un
idelogo incurable. Ese camino estaba dentro de las posibilidades argentinas
de 1810. Y en todo caso hubiera sido mejor que el camino seguido a posteriori,
que a ttulo de librecambio centraliz toda la economa en el puerto nico,
inaugurando un despotismo inconmovible sobre el resto del pas,
38 PUIGGRS, op. cit. , p.338.

desarticulando las economas regionales, aplastando sus posibilidades de


desarrollo y creando un deplorable cuadro de una zona ubrrima junta a otras
de extrema pobreza, un pas distorsionado con el mximo potencial
econmicamente concentrado en una sola parte del territorio, rodeado por
extensas reas de bajo desenvolvimiento, escasamente pobladas, oficialmente
olvidadas, y para colmo fronterizas. 39

Artculo octavo y noveno:


El artculo octavo discurre sobre las acciones que el gobierno revolucionario
deba ordenar para la insurreccin del Ro Grande, territorio que hoy pertenece
a Brasil.
El artculo siguiente refiere a la ocupacin efectiva y la integracin a nuestro
territorio de la zona gacha.
Tal se afirma en el inciso 14 de este artculo: En lo que corresponde a la
campaa del Ro Grande, parece que la naturaleza la form all como para ser
una misma con la Banda Oriental de Montevideo.
El presupuesto que parte el Plan es la similitud geogrfica y la identidad
cultural del Uruguay y el Ro Grande. An hoy puede verse que tanto la
provincia de Buenos Aires, el sur de Crdoba y Santa Fe, la Repblica Oriental
del Uruguay y el sur del actual Brasil configuran la regin gaucha o gacha,
con caractersticas comunes.
Para emprender este grande proyecto era requisito necesario haber logrado
la independencia de Espaa y que las relaciones con Inglaterra se hayan
intensificado en forma conveniente. Asimismo se deba haber evacuado la
plaza de Montevideo.
Norberto Piero seala que:
Los proyectos de hegemona, de conquista, eran seguramente utopas, en s,
en idea o en principio, no en cuanto a las operaciones ideadas para ponerlos en
prctica, que constituan una concepcin digna del genio de Moreno; sin
embargo, esos mismos proyectos muestran que los hombres de Mayo no se
contentaban con realizar la grande obra empezada, que aspiraban an a
mucho ms.40

39 SCENNA, op. cit. , p.91.

40 PIERO, Los Escritos de Mariano Moreno, p.56.

Cabe reiterar que la sublevacin del Ro Grande era la etapa previa a una
negociacin con la Gran Bretaa para repartir el resto del territorio brasileo
entre aquella potencia y el gobierno de las Provincias Unidas del Ro de la
Plata.
Si bien en el inciso 11 de este artculo se establece que los regimientos patrios
deban proclamar cuando se adentraban en el Ro Grande que: nuestras
tropas no tiene otro fin que proteger su independencia hasta que sanciones su
verdadera libertad. Esto no era ms que un ardid para recuperar esa regin
considerada naturalmente unida al Ro de la Plata.
En efecto, como se deja establecido en el inciso 6 del artculo noveno, todas
las instrucciones de los artculos octavo y noveno apuntaban a engaar a los
revolucionarios brasileos para que ayuden a derrocar las tropas realistas
portuguesas hasta: cuando fuese tiempo, hacer la declaratoria de conquista.
El mismo inciso seala sin tapujo que la insurreccin del Ro Grande finalizaba:
levantado nuestra bandera en aquellos destinos, declararlos como provincias
unidas de la Banda Oriental y Estado Americano del Sud. 41
Dice Miguel ngel Scenna:
Las referencias del Plan al Brasil provocan hilaridad en algunos historiadores
argentinos, por considerarlas divagaciones de un pensador tropical. Eso de
alcanzar las fronteras histricas recuperando territorios ocupados y alentar la
divisin del gigantesco pas, tradicional rival del Ro de la Plata, les parece
absurdo.
No sabemos si algn poltico portugus o brasileo se dedic alguna vez a
bosquejar en el papel un plan contra el ex Virreinato. Lo que sabemos es que el
Plan de Mayo se cumpli pero al revs: los que fomentaron sublevaciones,
atizaron brazas, alentaron segregaciones territoriales fueron los brasileos, a
travs de una poltica constante, sin desmayos, habilsima, con derroche de
destreza y astucia. Y esto no es cosa de risa para historiadores argentinos. No
slo no se recuperaron los lmites histricos sino que la Argentina acab
reconociendo las Misiones Orientales, la secesin de la banda Oriental, el
alejamiento definitivo del Paraguay y la posterior cesin, por arbitraje, de otro
extenso territorio misionero. Y gracias que se salv la mesopotamia, que
estuvo a punto de convertirse en repblica independiente no una sino varias
veces. Lo triste del caso es que la mayor parte de esa retraccin se llev a
cabo con el silencio o la complicidad abierta de algunos gobiernos de Buenos
Aires.42
41 El resaltado me pertenece. FK..
42 SCENNA, op. cit., p.91.

- Repercusin de la revolucion en el interior:

Sabemos que la revolucin se inici en Buenos Aires y sabemos tambin que


haba en el interior, principalmente por parte de los criollos, intenciones
de cambio que se encontraban trabadas por la rivalidad con la capital lo
que entorpece de sobremanera el reconocimiento del nuevo gobierno.
La junta fue reconocida rpidamente por Santa Fe, Concepcin del Uruguay,
Gualeguay, Gualeguaych y Corrientes; adhesin que resulto altamente
importante a efectos de aislar los centros contrarrevolucionarios de
Crdoba, Montevideo y Paraguay.
Las distintas gobernaciones intendencias que conforman el virreinato van
lentamente definindose a favor o en contra de la revolucin de la
siguiente manera:
1.
2. Gobernacin Intendencia de Crdoba del Tucumn: Crdoba, capital
de la intendencia y clave de las comunicaciones con el alto Per y chile
fue centro, como ya vimos, de la accin contrarrevolucionaria organizada
por Liniers al que el pueblo no apoyo y quien fue muerto por el ejercito
revolucionario. Al asumir Pueyrredn se enva un diputado a la junta. La
rioja y San Luis: reconocen la junta. Mendoza: cuyas autoridades
aspiraban a ser elevadas de rango, en un principio no reconoce la junta
hasta que el Cabildo, mediante la mayora criolla, la reconoce. San
Juan: reconoce la junta y le jura obediencia.
3. Gobernacin Intendencia de Salta del Tucumn: En Salta, capital de la
intendencia; el cabildo abierto decide acatar la junta. Mientras tanto, la
situacin de Jujuy se encontraba muy comprometida ya que se tema la
intervencin de las fuerzas del alto Per y los enfrentamientos que
podan producirse en la capital de la intendencia; al avanzar las fuerzas
revolucionarias jura la junta y enva un
diputado. Catamarca, Tucumn y Santiago del Estero reconocen la
junta.
4. Gobernacin Intendencia del Alto Per: las autoridades
de Potos, Chuquisaca, Cochabamba y La Paz se manifiestan en
contra de la revolucin y organizaron fuerzas que se contactaron con los
contrarrevolucionarios de Crdoba. El Virrey Abascal de Per proclam
rebeldes a los juntistas y decide anexar a su virreinato las provincias del

alto Per disponiendo para ello el envo de tropas que deban fortalecer a
las autoridades.
5. Gobernacin Intendencia del Paraguay: resuelve jurar el consejo de
Regencia y no reconocer la Junta Gubernativa de Buenos Aires. Basa su
decisin en las rivalidades comerciales que existan entre las dos
ciudades ya que buenos aires controlaba el comercio fluvial y fijaba
los precios de la yerba mate (principal producto de la regin)
6. El Gobierno Militar de Montevideo: era el puerto mercantil rival de
Buenos Aires. Sus autoridades rechazan la junta y reconocen al consejo
de regencia. Los cabildos de Colonia, Soriano y Maldonado se pliegan a
la revolucin pero las autoridades montevideanas e logran imponer en el
territorio.
7. El Gobierno Militar de Misiones: el gobernador acata la junta ante una
posicin peligrosa por la posibilidad de un avance portugus o del
paraguay.

- La Resistencia de Cordoba:

El 4 de junio de 1810 llegaban a Crdoba las noticias de lo ocurrido el 25 de


mayo junto con una
circular del ex virrey Cisneros aconsejando la resistencia a las nuevas
autoridades. Se reunieron
entonces el gobernador-intendente Juan Gutirrez de la Concha, el obispo
Orellana, los miembros
del Cabildo, el den de la Catedral Gregorio Funes, y Santiago de Liniers, que
viva en Alta Gracia y estaba de paso por la ciudad. El gobernador habl de
desconocer a la Junta "contando con el apoyo del vecindario y del
ayuntamiento". Funes, en cambio, se manifest en favor de ella provocando
una airada reaccin de Liniers, que habra provocado el retiro del primero.
Finalmente, la llegada de un oficio de la Audiencia de Buenos Aires
comunicando su reconocimiento del Consejo de Regencia y un mensaje secreto
de Cisneros para Liniers, instndolo a que se pusiese al frente de la resistencia
del Interior, decidieron la ruptura oficial de Crdoba con la Junta. El 20, el
Cabildo -con la presidencia del gobernador- reconoci al Consejo de Regencia,
pero no lo hizo constar en actas. El mismo da el den Funes enviaba un
informe a la Junta con detalles de las reuniones en la capital cordobesa, la
opinin de los concurrentes y el voto del Cabildo. (1)

El ex virrey Liniers, plegado al movimiento, tom a su cargo el mando de las


fuerzas. Liniers era de la opinin de reunir la mayor cantidad de material de
guerra y retirarse al Alto Per para obtener el apoyo de las tropas realistas
estacionadas all. Tambin intent tomar contacto con Velazco, el gobernadorintendente de Paraguay- y con el jefe de la escuadra de Montevideo, pero sus
comunicaciones fueron interceptadas por la Junta. No obstante, finalmente
prevaleci la opinin de Gutirrez de la Concha de resistir en Crdoba.
A fines de julio lleg la noticia de que el virrey del Per Jos de Abascal haba
desconocido a la Junta de Buenos Aires e incorporado preventivamente las
intendencias del virreinato a su jurisdiccin, las cuales deban depender de la
Audiencia de Charcas. El Cabildo de Crdoba reconoci a Abascal y a la
mencionada audiencia.
Mientras tanto, Liniers prosegua con los preparativos militares, pero
lentamente su plan se iba derrumbando. La unin con las autoridades realistas
del norte qued desarticulada, las provincias de Tucumn, Santiago del Estero
y Santa Fe se pronunciaron por la revolucin y las deserciones eran diarias
porque la resistencia no era popular. Se decidi entonces retomar el plan
primitivo de Liniers y las pocas tropas iniciaron su retiro al Alto Per.
Ante la actitud asumida por las autoridades de Crdoba, la Junta, a
instancias de Mariano Moreno, decidi iniciar una enrgica accin, enviando
una expedicin de 1.500 hombres al frente de Francisco Antonio Ortiz de
Ocampo. Este ocup la ciudad de Crdoba sin hallar resistencia y envi
partidas para capturar a los rebeldes. El 6 de agosto cay el ltimo, Liniers, que
se hallaba refugiado en las sierras. Mientras tanto, el Cabildo haba rectificado
su posicin, dejando sin efecto el reconocimiento de Abascal.
Ocampo recibi la orden de fusilar a Liniers y sus compaeros, pero
consultada con Hiplito Vieytes, representante de la Junta en la expedicin,
decidieron no aplicarla por considerarla impoltica y mandar los prisioneros a
Buenos Aires. Estos fueron alcanzados en Cruz Alta por Juan Jos Castelli, que
traa la reiteracin de la pena de muerte ordenada por la Junta, y fusilados de
inmediato en la posta de Cabeza de Tigre. Solamente se salv el obispo
Orellana por respeto a su investidura. En consecuencia, las ciudades
dependientes de Crdoba se pronunciaron por la obediencia a la Junta, salvo
Mendoza donde hubo un conato de resistencia que fue rpidamente
dominado. Juan Martn de Pueyrredn fue nombrado gobernador-intendente y
asumi su cargo a mediados de agosto.

4.5 LA JUNTA GRANDE

El 18 de diciembre de 1810 la Junta de Gobierno establecida el 25 de mayo


aprueba la incorporacin a la misma de los representantes de las provincias del
interior. Esta nueva junta se la conoce como Junta Grande.
La ereccin de la Junta Grande signific el alejamiento de Mariano Moreno de la
misma porque entenda que los representantes del interior deban constituir un
congreso que sancionara leyes y la constitucin. Era consecuente con lo
resuelto por el cabildo del 22 de mayo y contrario a lo establecido por la
circular de la Junta del 27 de mayo a los pueblos del interior.

- Creacin de las Juntas Provinciales:


Con fecha 10 de febrero de 1811 la Junta Grande dicta el reglamente creando
las juntas provinciales. Bajo la apariencia de descentralizar el poder, el texto no
hace ms que profundizar la centralizacin.
1. Que la Capital de cada provincia, comprendida la de Charcas, se formar
una Junta compuesta de cinco individuos, que por ahora sern el presidente,
el gobernador intendente que estubiese nombrado como presidente, y los
cuatro colegas que se eligiesen por el pueblo.
2. Que en esta Junta residir in solidum toda la autoridad del gobierno de la
provincia, siendo de su conocimiento todos los asuntos, que por las leyes y
ordenanzas pertenecen al presidente, al gobernador intendente; pero con
entera subordinacin esta Junta Superior.
5. Que en la vacante del presidente de la Junta se d noticia esta Junta
Superior, quien deliberar lo que convenga, procediendo nueva eleccin para
reemplazar los demas vocales que vacas en, y dando cuenta esta
Superioridad de haberlo executado.
6. Que en cada ciudad y villa de las que tengan deban tener diputado en
sta, se formarn tambin sus Juntas respectivas; las que se compondrn de
tres individuos, es [p. 551] saber, el comandante de armas que actualmente
lo fuese y los dos socios que se eligiesen.
7. Que estas Juntas corresponder el conocimiento de todo aquello en que
entendian los subdelegados de real hacienda, cuyo empleo por separado
queda abolido.

8" Que lo dicho en rden vacantes en las Juntas provinciales se observe


tambien en stas.
9. Que estas Juntas reconocern sus respectivas capitales la subordinacion, en que han estado las ciudades de que lo son.
12. Que estas Juntas velarn incesantemente en la tranquilidad, seguridad y
unin de los pueblos encargados su cuidado, y en mantener y fomentar el
entusiasmo favor de la causa comn.
13 Pondrn particular esmero en la disciplina instruccin de milicias, para
que sirviendo conservar el orden interior estn tambin prontas y expeditas
para qualquier auxlio exterior en favor de defensa general.
14 A este fin meditarn y calcularn los recursos de cada ciuc..en razon de los
auxlios, de que sean capaces, y propondrn los medios y arbitrios
extraordinarios, que podrn tocarse al efecto.
16. Se abstendrn de todo acto de jurisdiccin contenciosa, o administracin,
que no sea de los asuntos comprendidos en estas de Creaciones; dexando
obrar libremente, y aun auxliando las justicias, cabildos, y funcionarios
pblicos en lo que corresponda su conocimiento y autoridad respectiva.
18 Que para estas elecciones se ponga la mira en sugetos de las ms recomendables calidades, y principalmente la de haber probado de -modo
indeficiente, pero razonable su decidida adhesion al sistema actual de manera
que no podr recaer en ninguno, que hubiese sido causado, que se halle ligado
por alguna relacion ntima con los que lo hayan sido, ni de quien se pueda
recelar alguna fundada sospecha.
21Que se proceda la eleccion de vocales en la forma siguiente: Se pasar
orden por el gobernador o por el cabildo en las ciudades donde no 10 haiga
todos los alcaldes de barrio, para que citando los vecinos espaoles de sus
respectivos quarteles una hora sealada, concurran todos prestar
libremente su voto para el nombramiento de un elector, que asista con su
sufragio la eloccion [sic] de los colegas, que hayan de componer la Junta; con
advertencia de que excepcion del presidente de Charcas, gobernador en la
ciudad donde 10 hubiere, debern concurrir al nombramiento de electores
todos los individuos del pueblo sin excepcion de empleados, y ni aun de los
cabildos eclesisticos y seculares, pues los individuos que constituyen estos
cuerpos debern asistir sus respectivos quarteles en calidad de simples
ciudadanos al indicado nombramiento. y por quanto habrn ciudades, que no
estn divididas en quarteles, si 10 estn sean de muy reducido nmero; se
subdividirn estos, se repartirn donde no los haya absolutamente en seis
quarteles quando menos, para este [Y demas casos ocurrentes; pudiendo
hacerse dicha subdivision y reparto por el cabildo de los pueblos que 10 exijan,

y nombrandose para cada barrio, de los que no tengan alcalde designado, la


persona de mejor nota y crdito del quartel, para qu en clase de presidente
asista la eleccion; pero sin que ste ni otro alguno por mas condecorado que
sea limite prevenga la voluntad general de los concurrentes al predicho
nombramiento.
22 Que el nombramiento de electores se haga en el mismo dia, y si es posible
en una misma hora en todos los quarteles, y que en el mismo se congreguen
en la sala capitular del ayuntamiento, en la que procedern pluralidad de
votos la eleccion de clegas, sirvindose del escribano del ayuntamiento para
la autorizacion de sus sufragios.
23 Que en caso de empatarse con igualdad los votos por ser pares los
electores, se pase la eleccion esta Junta Superior para dirimir en acuerdo la
discordia.
24 Que este establecimiento de Junta y su arreglo es solamente provisorio
hasta la celebracion del congreso, quien con maduro acuerdo deliberar lo que
mas convenga al bien de la patria.

- Reglamento de Libertad de Imprenta:

La libertad de imprenta fue la primera de las libertades conquistada por la


Revolucin de la que surgi nuestra nacin.
Con fecha 20 de abril de 1811 la Junta Grande sanciona por primera vez
en nuestra historia la libertad de expresar las ideas por la prensa.
El texto incluye un discurso del Dean Gregorio Funes donde se sostiene que:
Sin libertad de prensa no pude haber libertad en pensar.
El Reglamento comienza sosteniendo que:
La facultad individual de los ciudadanos de publicar sus pensamientos ideas
polticas es no solo un freno de la arbitrariedad de los que gobierna, sino
tambin un medio de ilustrar la nacin en general, y el nico camino para
llegar al conocimientote la verdadera opinin pblica.
Sus principales artculos establecen:
Art. 1: Libertad de escribir, imprimir y publicar sus ideas sin necesidad de
licencia revisin y aprobacin.
Art. 3 Los autores e impresores son responsables.

Art. 4 Los libelos infamatorias, calumniosos, contrarios a la decencia pblica y


buena costumbres sern castigados por la ley,
Art. 5 Los escritos sobre materia de religin quedan sujetos a la censura
eclesistica.
Art. 13 Se crea una Junta Suprema de Censura de cinco individuos con sede
en la Buenos Aires y una junta censoria, compuesta de tres miembros, en
cada capital de Provincia.
Art.14 La Junta Suprema de Censura era integrada por dos eclesisticos en
Capital uno en cada Junta censoria.
15 La Junta Suprema censoria examinar las obras denunciadas en razn del
art.4. El dictamen poda ser revisto y luego apelado ante la Junta Suprema de
la Capital.

- La Sociedad Patriotica:

La Sociedad Patritica fue una asociacin poltica conformada en Buenos Aires,


que se reuna en el Caf de Marco a partir de marzo de 1811, creada
por Manuel Moreno -el hermano de Mariano Moreno, que surgi como
consecuencia de la separacin de ste como secretario de la Primera Junta,
convertida en la Junta Grande, agrupando a los patriotas revolucionarios afines
a su ideario cuyo fin primordial era declarar la independencia y establecer
un triunvirato sobre el antiguo Virreinato del Ro de la Plata.

La Junta Grande, organismo que sustituy a la Primera Junta que surgi por la
incorporacin de los diputados del interior el 18 de diciembre de 1810. Fue
combatida por los partidarios de los ideales que sustentara su
secretario Mariano Moreno.
Moreno, vencido por el voto de la mayora, present su renuncia, que fue
rechazada por la Junta Revolucionaria. De modo que solicit y obtuvo una
misin ante las cortes del Brasil y Gran Bretaa, para gestionar el apoyo de
Inglaterra, adonde fue enviado sin xito ya que falleci en alta mar el 4 de
marzo de 1811.
Es contradictorio lo que sostienen los "morenistas" del siglo XX y XXI en el
sentido de que la Sociedad Patritica continu con el pensamiento de Moreno
que defenda laRevolucin de Mayo y sus principios democrticos. No debemos
olvidar que Mariano Moreno representaba los intereses de la liga de

comerciantes londinenses que presida el ingls Alex Mackinnon. En efecto,


Moreno era el abogado de esa liga y en su condicin de tal, peticion al virrey
Cisneros en 1809 "el libre comercio entre los Hacendados y la Nacin Inglesa",
mal llamada por la historia oficial: representacin de los hacendados.
Suele sostenerse que entre los miembros de la Sociedad Patritica figuraron:
"Manuel Moreno, Julin lvarez, Agustn Jos Donado, Francisco Planes, Hiplito
Vieytes,Nicols Rodrguez Pea, Juan Larrea, Ignacio Nez, Salvador Cornet,
entre otros", sin embargo, tanto Nicols Rodrguez Pea como Hiplito Vieytes
y Agustn Donado, fueron compaeros del Movimiento Revolucionario creado
por Manuel Belgrano que el 25 de mayo de 1810 impuso el primer gobierno
Patrio de Amrica. Moreno, jams integr el grupo revolucionario, llegando a
ser secretario de la Junta por necesitar los revolucionarios una vinculacin con
los ingleses, pero jams aceptaron la propuesta de Moreno de entregarles la
isla Martn Garca a cambio de armas y dinero.
Sin embargo las ideas revolucionarias de Mayo, cuyo idelogo fue Manuel
Belgrano, quien como su primo Castelli, se encontraba entonces al frente de
los Ejrcitos Auxiliadores de las provincias del Paraguay y el Per, en manos de
los realistas, alejados ambos de la capital, lo que fue aprovechado por quienes
tenan contactos fluidos con los ingleses.
La Sociedad Patritica se constituy como un espacio donde se debatan temas
polticos y filosficos, aunque cont con el apoyo de cuerpos militares.
Fundamentalmente existan dos grupos "los revolucionarios americanistas"
(Rodrguez Pea y Vieytes) y los influidos por el concepto de soberana
popular difundido por la independencia de Estados Unidos y de la Revolucin
Francesa, y por la versin del contrato social de Rousseau, que conceba a la
sociedad como fruto de un pacto acordado libremente por todos sus
integrantes. May
Este ltimo sector de la Sociedad Patritica, basaba su ideario en el accionar
de los revolucionarios franceses, y como stos, decidi que la institucin
del triunviratosera la ms apropiada para el ejercicio del poder ejecutivo en el
pas. Este gobierno se alejaba as, del sistema juntista aplicado por las
autoridades patrias que depusieron al virrey de Espaa, Baltasar Hidalgo de
Cisneros, y que era similar al que se aplicaba en la metrpoli a consecuencia
de la Guerra de Independencia de Espaa, que haba cado en poder de los
ejrcitos del francs Napolen Bonaparte.
Los miembros de la Sociedad Patritica criticaban el desconcierto que notaban
en la Junta Grande. Sin embargo, el 5 y 6 de abril de 1811, grupos radicalizados
dieron un golpe institucional que separ y confin a los fundadores del
Movimiento Revolucionario como Rodrguez Pea y quit a Belgrano su grado
militar adems de separarlo de la Junta, sometindolo a un proceso y juicio

militar del que sali airoso, ya que su actuacin fue altamente elogiada por la
unanimidad de sus oficiales. Contradictoriamente, los elementos
supuestamente democrticos, al igual que Moreno el ao anterior, no dejaron
participar del gobierno a los diputados del resto de las Provincias Unidas. Existe
una extraa afirmacin de sectores masnicos que adjudican un liderazgo
inexistente de Moreno quien solo contaba con el apoyo de los comerciantes
ingleses. Por su parte, el movimiento de abril de 1811, que apoy en un primer
momento a Cornelio Saavedra, lo termin vaciando de poder, permitiendo el
avance nuevamente de los ingleses, cuyos agentes lograron desalojarlo del
gobierno, desterrndolo a San Juan. La Sociedad Patritica fue disuelta. En
1812, no obstante, luego del estratgico triunfo de Belgrano en
Tucumn Primer Triunvirato, se organiz nuevamente el Movimiento
Revolucionario por parte de Rodrguez Pea, quien retornado a Buenos Aires,
entabl adems una importante relacin con el Jefe del Regimiento de
Granaderos a Caballo: Jos de San Martn, quien a instancias de aqul y con el
apoyo del Pueblo liderado por el mismo Rodrguez Pea, condujo a sus
Granaderos a la Plaza de la Victoria (hoy Plaza de Mayo), desplazando el 8 de
octubre de 1812 al gobierno que conocemos por la historia oficial con el
nombre de primer triunvirato y cuyo secretario, Bernardino Rivadavia haba
negado sistemticamente todo tipo de apoyo al Ejrcito Auxiliar del Per, que
como qued dicho, conducido por Belgrano, el 24 de Setiembre derrot a los
realistas. As sobrevino el Segundo Triunvirato, integrado por Nicols Rodrguez
Pea, Juan Jos Paso y lvarez Jonte.

- Movimiento del 5 y 6 de Abril:

Sorpresivamente, en la noche del 5 de abril un grupo de quinteros y


arrabaleros, segn Jos Mara Rosa, se junta en diversos lugares de la periferia
de la ciudad. En silencio marcharon hacia la plaza de la Victoria (actual de
Mayo), segn Rosa, con el propsito de sustituir la Junta por el gobierno de
Saavedra y expulsar del gobierno a los elementos morenistas.
Estaban liderados por Toms Grigera, alcalde las quintas, y el Dr. Joaqun
Campaa, abogado de prestigio en las orillas de Buenos Aires.
A las 3 de la maana entregaron al Cabildo un memorial donde exigan
de este lo siguiente:

Al amanecer se present una diputacin del cabildo compuesta del regidor


Manuel Aguirre, el doctor sndico procurador general Miguel Mariano de

Villegas y el escribano doctor Justo Nez, trayendo el petitorio firmado por los
alcaldes de barrio y sus tenientes, y de los jefes de regimiento.
Contaba de 17 puntos en contra de "cierta porcin de individuos" que haban
formado "una faccin de intriga y cbala". Se exiga fundamentalmente la
deposicin de los morenistas de la Junta (Miguel de Azcunaga, Juan
Larrea, Nicols Rodrguez Pea, Hiplito Vieytes) y su deportacin, junto
a Domingo French y Antonio Luis Beruti, comandantes del Regimiento
Amrica, Ramn Vieytes, Gervasio Antonio Posadas, Felipe Cardoso y Agustn
Jos Donado. Tambin se requera que Manuel Belgranofuera separado del
ejrcito y regresara a Buenos Aires para enfrentar un sumario por la derrota en
Paraguay.
Las vacantes en la Junta deban ser cubiertas por Feliciano Chiclana, Atanasio
Gutirrez, Juan Alagn y Joaqun Campana.
Entre otros puntos, se dispona bajo la direccin de Grigera la reorganizacin
en cuarteles de las quintas, desde el arroyo Maldonado hasta la caada de
Morn.
Pero el punto que encabezaba su petitorio era una exigencia an ms
radical: "que se expulsen de Buenos Ayres a todos los europeos de cualquier
clase o condicin". A principios de 1811 la Junta haba dispuesto la expulsin
de los espaoles europeos solteros de la ciudad y los morenistas,
supuestamente el sector radical, se opuso pblicamente a la medida que debi
ser suspendida. La antinomia americano-peninsular era fuerte en la plebe,
compuesta casi exclusivamente por americanos o descendientes de libertos, y
de larga data, pero las invasiones inglesas, la revolucin, la vigilancia ante la
amenaza de conspiraciones realistas en la ciudad la haba tornado
crecientemente violenta.
A decir de Saavedra, l y Funes consideraron que dada la situacin era preciso
conceder la separacin requerida pero que otros puntos eran "exorbitantes" y
propusieron modificar algunos artculos, a lo que se opusieron los diputados
Juan Gorriti y Jos Julin Prez. Por contra, otras fuentes sostienen la posicin
contraria: que Saavedra y Funes sostuvieron la necesidad de aceptar sin ms lo
requerido por razones de salud pblica, mientras que fueron Gorriti y Prez
quienes solicitaron su modificacin por considerar exorbitantes las demandas.
Al final "por salir del apuro porque la gente permaneca en su puesto y la tropa
no se mova" se acord lo solicitado pero convocando a una nueva asamblea a
realizarse dentro de los ocho das.
Mientras tanto, la primera reaccin de los miembros de la Sociedad
Patritica se reduca a la risa y la curiosidad por esa "nueva alianza de
charreteras y chirips que ejercitaba la mordacidad de la servidumbre".14 Se

mezclaban entre los paisanos de la plaza, que habiendo desmontado "los unos
se mantenan sentados, los otros tendidos en el santo suelo, comiendo o
fumando" y les preguntaban a que iban, pero"no saban para que los haban
trado" slo se remitan a Grigera. Los jvenes de la Sociedad luego iban a los
cafs a "comentar y ridiculizar, sin embozo y a carcajadas, las ocurrencias y las
grotescas actitudes de estos desvalidos soberanos".13
En tanto se resolva acerca de lo peticionado, entre las diez y las once de la
maana los comandantes militares y Campana enviaron un ayudante al cuartel
del Regimiento de la Estrella citando a su comandante French y a Beruti,
segundo al mando, a concurrir al Fuerte por orden del gobierno. Al llegar a la
plaza Mayor, ambos fueron arrestados y encerrados en el cuartel de Arribeos,
que estaba sobre la misma plaza. De igual manera, fueron detenidos en sus
casas Gervasio Antonio Posadas, Agustn Jos Donado, el presbtero Ramn
Vieytes yFelipe Cardoso.
Cerca del medioda los miembros de la Sociedad empezaron a tener noticias de
los objetivos del movimiento y de su xito. Finalmente desde los balcones del
Cabildo se anunci a los manifestantes la aceptacin del petitorio y se los
invit a retirarse. En la misma tarde del da 6 los detenidos eran trasladados
con custodia a la Guardia de Lujn en espera de su destino.

Mitre sostiene que el movimiento del 5 y 6 de abril:


Es la nica revolucin de la historia argentina que cuya responsabilidad nadie
se ha atrevido a asumir ante la posteridad a pesar de haber triunfado
completamente.

La circunstancia que un grupo armado porteo haya intervenido por la fuerza


en la destitucin de hombres que integraban legalmente la Junta
constituida por representantes de todo el virreinato configura el primer
golpe institucional de nuestra historia. As lo entendi la Asamblea del
ao XIII condenando a Saavedra y a Campaa al destierro, y, tambin,
la mayora de los autores que estudiaron el tema.

4.6 CAMPAAS MILITARES: EXPEDICION AL ALTO PERU

La situacin en Crdoba:

El 30 de mayo arrib a Crdoba un comisionado del ex virrey Cisneros quien


inform a las autoridades de los sucesos ocurridos en Buenos Aires. Esto
motiv una apresurada reunin en casa del gobernador intendente
Gutirrez de la Concha, a la que asistieron Santiago de Liniers, el obispo
Orellana, el den de la Catedral, Gregorio Funes, y algunos miembros del
Cabildo. Estas autoridades con excepcin del den Funes resolvieron
desconocer la autoridad de la Junta erigida en Buenos Aires.
Recin el da 20 de junio se produjo la ruptura oficial de Crdoba con la Junta,
pues el Cabildo cordobs jur al Consejo de Regencia y comunic a
Buenos Aires que suspendiera la expedicin al interior.
Ante la actitud asumida por las autoridades de Crdoba, la Junta por
intermedio de Mariano Moreno resolvi iniciar una enrgica accin
contra sus enemigos.
Los rebeldes de Crdoba haban dispuesto presentar combate al ejrcito de la
Junta, para lo cual contaran con el apoyo de efectivos procedentes del
Alto Per, Montevideo y Paraguay.
Aunque en principio tenan buenas probabilidades de xito, lentamente el plan
se derrumb. La unin con las autoridades realistas del norte qued
desarticulada, la mayora de las provincias aceptaron enviar sus
diputados a Buenos Aires, el den Funes se puso en comunicacin con la
Junta .para denunciar los planes de los complotados y Moreno trabaj
con gran energa para destruir la conspiracin.

La expedicin al norte

La Junta resolvi enviar una expedicin sobre Crdoba y el Alto Per, a fin de
extender la Revolucin e impedir el alzamiento de algunos ncleos del
interior que se mostraban reacios al reconocimeinto del nuevo
goboierno.
El comandante del ejrcito fue Francisco Antonoio Ortizde Ocampo y segundo
de igual grado Antonio Gonles de Balcarse.

El ejrcito se concentr en Monte Castro (actual Floresta) y de all se dirigi a


Lujn, donde inici la marcha hacia el interior del territorio el 13 de julio
de 1810.
Poco antes de la partida la Junta tuvo noticias del golpe poltico-militar que se
pergueaba en Cdoba.Sucesivas notas de Moreno ordenaban la
detencin de los cabecillas y su inmediato envo a Buenos Aires. Sin
embargo, el 28 de julio y ante nuevas informaciones sobre los sucesos la
Junta ordena aplicar la mxima pena a los rebeldeen el momento que
todos o cada uno de ellos sean pillados, sean cuales fuesen las
circunstancias, se ejecutar esta resolucin.
Ocampo ocup sin resistencia la ciudad de Crdoba, mientras los
contrarrevolucionarios escaparon rumbo al norte, pero fueron apresados.
Aunque sobre los rebeldes estaba dictada la pena de muerte, debido a los
ruegos de la poblacin cordobesa, del Cabildo y del clero, Ocampo
decidi remitir los presos a Buenos Aires y enviar una nota con la
justificacin de su proceder.
Enterada la Junta del pedido de clemencia, insisti con energa en su resolucin
anterior, comunicando a Ocampo que la obediencia, es la primera
virtud de un general. Inmediatamente, el vocal Castelli y Rodrguez
Pea en carcter de secretario partieron con un contingente para hacer
cumplir la orden emitida por el gobierno.
Los prisioneros estaban camino de Buenos Aires, cuando la partida enviada por
la Junta los encontr el 26 de agosto cerca de la posta de Cabeza de
Tigre (actual provincia de Crdoba). Los prisioneros fueron llevados a un
bosque prximo -conocido como de los Papagallos.y all a las tres de la
tarde se cumpli la sentencia. Cayeron arcabuceados Liniers, el
gobernador Gutirrez de la Concha, el oficial tesorero Moreno Allende y
Rodrguez. Fue exceptuado el obispo Qrellana.

La victoria de Suipacha:

Crdoba fue pacificada y de all la Revolucin extendi su in fluencia por las


provincias del norte y oeste. El 13 de agosto lleg a dicha ciudad el
nuevo gobernador intendente, Juan Martin de Pueyrredn, quien procedi
a destituir a los cabildantes anteriores.
Ante la actitud asumida por Ocampo la Junta dispuso removerlo del ejrcito y
lo reemplaz por Gonzlez de Balcarce; adems, Vieytes fue sustituido

por Castelli, quien tom en consecuencia la funcin de representante del


gobierno de Buenos Aires.
El ejrcito avanz por una vanguardia a las rdenes de Balcarce; ante la
proximidad de las tropas, Cochabamba y Oruro ciudades del Alto Per
se plegaron a los revolucionarios.
El virrey del Per, Fernando de Abascal, informado de los sucesos, resolvi
anexar a su territorio las provincias norteas del Alto Per, que hasta ese
entonces pertenecan al virreinato del Ro de la Plata; adems, design
al general Goyeneche presidente de esos territorios y comandante en
jefe de las tropas.
Balcarce se aproximaba con sus efectivos, cuando el enemigo se adelant
hasta Tupiza, aunque luego tom posiciones detrs del ro Cotagaita. Sin
esperar la llegada de refuerzos, Balcarce atac el 27 de octubre de 1810,
pero fue rechazado y debi retirarse al sur. Envalentonados por el xito,
las tropas realistas iniciaron la persecucin de los criollos, quienes se
hicieron fuertes en la margen derecha del ro Suipacha, donde recibieron
refuerzos. All Balcarce obtuvo la primera victoria para las armas de la
Revolucin, el da 7 de noviembre. Los jefes enemigos Crdoba, Nieto y
Paula Sanz cayeron prisioneros; enviados posteriormente a Potos, fueron
ejecutados por orden de Castelli.

La derrota de Huaqui:

El triunfo de los criollos en Suipacha motiv que el Alto Per se plegara a la


Revolucin.
El ejrcito a las rdenes de Castelli y Balcarce el primero con amplias
atribuciones como representante de la Junta avanz hasta acampar en el
margen sur del ro Desaguadero.
Castelli entr en negociaciones con Goyeneche y acept firmar una tregua de
cuarenta das, conocida con el nombre de armisticio del Desaguadero.
La tregua benefici a los realistas y priv a los patriotas de una victoria que, en
esas circunstancias, hubiera sido decisiva para la suerte de la Revolucin
sudamericana.
El ejrcito expedicionario perdi lamentablemente un tiempo muy til, en cuyo
transcurso el campamento se transform en un recinto de divisiones e
indisciplina. Los soldados dvidieron sus opiniones de acuerdo con las

noticias llegadas de Buenos Aires sobre divergencias e incidentes polticos. El mando tambin se debilit, pues algunos oficiales pretendan a
Viamonte como jefe supremo.
El ejrcito patriota se fraccion en dos grupos, uno a las rdenes de Balcarce y
otro bajo el mando de Viamonte, separados por una quebrada; por su
parte los realistas ocuparon las elevaciones y supieron aprovechar el
error tctico cometido por los criollos.
Goyeneche dividi su ejrcito en tres columnas y el 20 de junio avanz
resueltamente sobre las tropas expedicionarios. Los realistas tomaron la
quebrado objetivo del ataque y luego cayeron sobre los flancos del
disperso ejrcito criollo, que debi rendirse. La derrota de las fuerzas
revolucionarias en Huaqui tuvo importantes consecuencias.
Las provincias del Alto Per se perdieron definitivamente, el norte qued
desguarnecido y el Gobierno de Buenos Aires que sufri un fuerte golpe
ante la opinin pblica debi levantar el sitio de Montevideo.

4.7 LAS IDEAS DE MANUEL BELGRANO: LA EXPEDICIN AL PARAGUAY

Cuando las autoridades de Asuncin se enteraron de los sucesos de Mayo


convocaron un denominado congreso general se reuni el 24 de julio de
1810 y bajo la presin de los capitulares, el obispo y el gobernador
Velazco resolvi el reconocimiento del consejo de regencia de Cdiz y el
rechazo al requerimiento de adhesin formulado por el gobierno
presidido por Saavedra, concretando, das despus, la negativa formal a
designar representantes para integrar la Junta de Buenos Aires y formar
congreso.
En esas pocas, existan en el Paraguay tres tendencias definidas: los realistas
acaudillados por el gobernador queran continuar sometidos a
Espaa, los nativos encabezados por Rodrguez de Francia sostenan
ideales separatistas, y los porteos, dirigidos por Pedro Somellera,
respondan a Buenos Aires.
La Junta de Buenos Aires envi a Asuncin para comunicar su instalacin y
solicitar acatamiento al coronel Jos Espndola. ste, a su regreso a
Buenos Aires, inform al gobierno que en el Paraguay haba un gran
partido por la revolucin que estaba oprimido por el gobernador y unos

cuantos mandones, expresando que era suficiente para ayudar al partido


revolucionario enviar una fuerza militar de unos doscientos hombres. 43
Ante la actitud asumida por las autoridades de la Asuncin, la Junta nombr al
vocal doctor Manuel Belgrano, comandante en jefe de las fuerzas
expedicionarias que marcharan hacia el Paraguay. La empresa tenia tres
objetivos fundamentales: difundir los ideales de la Revolucin, derrotar a
los enemigos y apoyar el levantamiento de los patriotas paraguayos.
El ejrcito se concentr en la Bajada del Paran, donde el improvisado general
logr reunir 950 hombres de caballera, seis caones y los pertrechos
necesarios.
Las tropas carecan prcticamente de instruccin militar y el cuadro de oficiales
demostraba escasa preparacin.
El armamento era poco eficaz y el vestuario incompleto.
Con estos deficientes elementos, Belgrano deba iniciar una operacin que lo
llevara a ms de mil kilmetros de distancia, a travs de una ruta difcil,
sin caminos y erizada de dificultades.

Batalla de Paraguary

A fines de octubre de 1810, el ejrcito parti de La Bajada (actual Paran) y se


intern por la Mesopotamia; al atravesar el norte de Entre Ros, Belgrano
fund el pueblo de Mandisov y luego, al sur de Corrientes, erigi el de
Curuz-Cuati.
A mediados de diciembre, el ejrcito cruz penosamente el ro Paran y una
vez en territorio paraguayo dispers a una guarnicin enemiga en
Campichuelo.
Entusiasmado con el triunfo, Belgrano prosigui su fatigoso aunque rpido
avance en direccin a la Asuncin. Por su parte, Velazco que era un
hbil militar decidi atraer al ejrcito expedicionario hacia el interior
del territorio, privndolo de los vveres y recursos que pudiera hallar, al
solo efecto de disminuir su efectividad, para finalmente enfrentarlo en
una batalla sobre la lnea defensiva del ro Paraguay.

43 BELGRANO, Manuel, Memoria sobre la expedicin al Paraguay 1810-1811,


Museo Histrico Nacional , imprenta de M. A. Rosas, Buenos Aires,1910, t. III
p.3.

Las tropas de Belgrano continuaron la marcha hasta que, el 19 de enero de


1811, se enfrentaron con el ejrcito paraguayo de Velazco en las
proximidades del arroyo Paraguary (a pocas leguas de la Asuncin).
El ejrcito paraguayo practic un movimiento envolvente y consigui derrotar a
las fuerzas de Belgrano, las que debieron retroceder hasta el ro Tacuary,
afluente del Paran.

El combate naval de San Nicols

Belgrano comunic a Buenos Aires el curso desfavorable de la campaa en el


Paraguay y solicit el envo de refuerzos a la brevedad. La Junta juzg
necesario satisfacer el pedido y cre la primera escuadrilla naval
patriota, cuyo mando confi a Juan Bautista Azopardo, a quien deban
secundar Hiplito Bouchard y Angel Hubac.
No fue tarea fcil organizar la flotilla, aunque finalmente a mediadosG de
febrero de 1811 se hicieron vela la goleta Invencible, el bergantn
Veinticinco de Mayo y la balandra Amrica, a las rdenes de Azopardo,
Bouchard y Hubac, respectivamente. En total las naves llevaban
doscientos tripulantes y 32 caones.
La partida de la pequea escuadra no pas inadvertida a las autoridades de
Montevideo quienes enviaron tras ella una flota de siete naves de
mayor calado y armamento a las rdenes del avezado capitn de
fragata Jacinto Romarate.
La escuadrilla patriota naveg aguas arriba hasta San Nicols y, enterada de la
persecucin, fonde en esa zona para rechazar al enemigo (2 de marzo).
Las naves de Romarate abrieron fuego y se generaliz el combate, mientras
una batera levantada en la costa por los patriotas fue destruida. La
dotacin de la Veinticinco de Mayo abandon la lucha y Azopardo
despus de heroico comportamiento decidi capitular ante el enemigo.
Lamentablemente la pequea escuadra haba sido derrotada, despus de sufrir
fuertes prdidas

Batalla de Tacuary

Mientras tanto, Belgrano permaneci con sus tropas casi un mes en las
proximidades del ro Tacuary, hasta que el 9 de marzo fue atacado desde
varias direcciones por el ejrcito paraguayo bajo las rdenes del
comandante Cabaas. ste dispuso un avance sobre la lnea del frente,
mientras varias .naves remontaban el ro para atacar el flanco izquierdo
y otras cruzaban las aguas a cierta distancia, con el propsito de arrollar
la retaguardia del ejrcito expedicionario, que se bati heroicamente.
Comprendiendo que toda resistencia era intil, Belgrano concentr el, resto de
sus tropas al pie de pequea elevacin del terreno -llamada desde ese
momento Cerrito de los Porteos y envi un parlamentario al campo
enemigo.
Cabaas dispuso que el cese de las hostilidades slo sera posible con la
retirada del ejrcito expedicionario hasta la margen sur del ro Paran,
operacin que deba realizarse al da siguiente. Belgrano acept el
armisticio y en un escrito hizo presente los motivos que guiaron su
empresa de auxilio y no de conquista y los elevados ideales de la
Revolucin.

Consecuencias de la expedicin

Si bien la expedicin de Belgrano al Paraguay fracas en el aspecto militar, su


prdica revolucionaria germin en muchos espritus. El gobernador
Velazco perdi prestigio en el transcurso de la lucha, mientras otros
entre ellos Fulgencio Yegros demostraron mayor valor. El descontento
contra las autoridades constituidas fue atizado por Pedro Somellera,
quien breg por un movimiento a favor de Buenos Aires.
El 14 de mayo de 1811 los revolucionarios ocuparon los cuarteles de la
Asuncin y nada pudo hacer el gobernador Velazco; el manda pas a una
Junta Gubernativa de tres miembros: Pedro Juan CabalIero, Fulgencio
Yegros y Gaspar Rodrguez de Francia.
Aunque la revolucin paraguaya se haba basado en las ideas procedentes de
Buenos Aires, bien pronto el movimiento demostr su tendencia
separatista, de acuerdo con el nuevo rumbo hacia el cual la orient
Rodrguez de Francia. Numerosos adictos al rey fueron apresados entre
ellos Velazco, pero tambin se persigui a los partidarios de los
porteos, entre ellos Somellera.
El nuevo gobierno comunic a la Junta de Buenos Aires que no aceptara
someterse a su autoridad, a la vez que solicitaba amplia libertad de

comercio. Para aclarar el problema planteado, Belgrano y Anastasio


Echeverra viajaron a la Asuncin, donde firmaron un Tratado (12 de
octubre de 1811) por el cual aceptaban la segregacin del Paraguay,
pas que iniciaba una vida autnoma.

- El grito de asencio (1811):

El Grito de Asencio o la Admirable Alarma1 fue la decisin tomada


por criollos de la Banda
Oriental el 28 de febrero de 1811 a orillas del arroyo Asencio, de emprender las
primeras acciones
revolucionarias contra las
autoridades realistas espaolas de Montevideo,2 adhiriendo a la Junta
de Buenos Aires.

La situacin geogrfica de la Banda Oriental y diversos factores econmicos y polticos,


unidos a la idiosincrasia de sus habitantes, permiten afirmar que dos aos antes de producirse
la Revolucin de Mayo ese territorio se haba separado de la autoridad de Buenos Aires.
Diesde 1776, Montevideo inici una poltica hostil hacia Buenos Aires, pues ambas
ciudades disputaban la prioridad en el arribo de los buques de registro. Era evidente la desproporcin entr los beneficios econmicos recibidos por la capital del virreinato y Montevideo.
En el aspecto poltico, sabemos que en 1808 el gobernador Elo cre una Junta
Gubernativa que desconoci la autoridad de Buenos Aires. Tampoco debe olvidarse que la
Banda Oriental se defendi casi sola de los peridicos ataques de los portugueses establecidos
en el Brasil. Esta ciudad demostraba tcitamente la autonoma de esa provincia del Ro de la
Plata.
El 31 de mayo el Cabildo de Montevideo recibi la comunicacin oficial de la Junta
instalada en Buenos Aires, la cual le exigi el reconocimiento y el envo de un diputado al
Congreso general.
El gobernador Joaqun de Soria Elo haba marchado a Espaa reuni el 1 de junio
un cabildo abierto que dispuso reconocer el nuevo gobierno de la vecina orilla; sin embargo,

modific su actitud al da siguiente por documentos recin llegados y resolvi jurar y


acatar al Consejo de Regencia.
Debido a la actitud asumida por las autoridades de la Banda Oriental
Junta envi a Montevideo al secretario Juan Jos Paso, con la misin de evitar un
rompimiento definitivo. Aunque en principio las autoridades realistas se negaron a recibirlo, el
comisionado pudo hablar el 15 de junio ante el Cabildo de aquella ciudad y defender la causa
de la Revolucin y los motivos que impedan al gobierno de Buenos Aires jurar por el Consejo
do Regencia; sostuvo adems la necesidad de unificar todos los esfuerzos, ante el peligro de
una probable invasin portuguesa.
El Cabildo se neg a reconocer la Junta de Buenos Aires ni admitir pacto alguno de
concordia y amistad.
A mediados de agosto, la Junta dispuso cortar las comunicaciones con Montevideo y
poblaciones dependientes.
El 12 de enero de 1811 arrib nuevamente a Montevideo Franciscon Javier Elo esta vez
con el ttulo de virrey del Ro de la Plata, conferido por el Consejo de Regencia. No vacil en
declarar la guerra a la Junta de Buenos Aires, cuando sta rechaz el sometimiento a su
autoridad.
Casi simultneamente con la llegada del nuevo virrey a Montevideo, los pueblos de la
campaa uruguaya comenzaron a levantarse contra las autoridades realistas. El capitn de
Blandengues Jos Gervasio Artigas que se encontraba con sus tropas en la Colonia, huy a
Buenos Aires y se present ante la Junta para:
Llevar el estandarte de la libertad hasta los muros de Montevideo.

A los pocos das, se produjo en la Banda Oriental el primer movimiento organizado


contra las autoridades espaolas, conocido histricamente con el nombre de Grito de Asencio.
Un grupo de cien hombres capitaneado por Venancio Benavides y Pedro Jos Viera se reuni
en las proximidades del arroyo Asencio (28 de febrero de 1811) y, luego de proclamar el fin de
la dominacin espaola, consigui tomar las poblaciones de Mercedes y Soriano.

- Combate de las Piedras:

Con el propsito de apoyar la accin de los patriotas uruguayos la Junta orden al


general Belgrano an en el Paraguay- que marchara con sus tropas a la Banda Oriental, al
mismo tiempo que le enviaba refuerzos desde Buenos Aires.
Belgrano recibi las comunicaciones despus de la batalla de Tacuary cumpli de inmediato y se puso en marcha con sus efectivos hacia Concepcin del Uruguay; por su parte,
los auxilios de Buenos Aires, al mando de Jos Rondeau, se dirigieron hacia Arroyo de la China,
para cruzar por esa zona el ro Uruguay. Jos Artigas al frente de 150 hombres se adelant y
el 9 de abril penetr en territorio oriental, donde fue recibido calurosamente por sus paisanos,
quienes lo reconocieron como Primer Jefe de los Orientales.
Debido a los sucesos ocurridos en Buenos Aires Belgrano fue destituido y llamado por el
gobierno, por lo que debi entregar el mando de las tropas a Rondeau.
A mediados de mayo de 1811, Elio slo dominaba en Montevideo y la Colonia, por
cuanto el ejrcito patriota, cuya vanguardia estaba al mando de Jos Artigas, haba logrado
avanzar hasta la localidad de Canelones, estrechando en esta forma el cerco tendido al
enemigo.
Enterado Artigas de que un contingente realista ms de 1.200 hombres a las rdenes
del coronel Jos Posadas avanzaba para enfrentarlo, le sali al encuentro en un paraje llamado
Molino de las Piedras. La accin tuve lugar el 18 de mayo y luego de seis horas de lucha los
realistas fueron derrotados y debieron rendirse.
El combate de Las Piedras fue el primer gran triunfo militar de la Revolucin, pues
Suipacha fue un combate menor comparado con el triunfo de Artigas.

- El sitio a Montevideo:

Artigas avanz en direccin a Montevideo y una vez en el Cerrito intim a Elo la


rendicin de la ciudad; por otra parte, pidi la ayuda del grueso del ejrcito patriota que bajo
las rdenes de Rondeau se diriga lentamente hacia esa plaza. El ltimo no crey factible tomar
la posicin por asalto y acamp en Miguelete, donde estableci su cuartel general.

Entretanto, Artigas estrech el cerco de Montevideo pero no pudo emprender un asalto


decisivo por carecer de tropas y elementos blicos adecuados; a pesar de esto, el sitio se
prolong de junio hasta octubre.
En el mes de abril de 1811, el gobierno de Buenos Aires envi Manuel de Sarratea en
misin diplomtica a Ro de Janeiro. Uno de los motivos del viaje era lograr el cese de las
hostilidades por mediacin de la Corte lusitana.
Las negociaciones fueron muy complicadas y en ellas se destac por su adhesin a
Buenos Aires lord Strangford, embajador ingls en el Brasil.
La duracin del sitio de Montevideo motiv que Elo aceptara la ayuda militar ofrecida
desde tiempo atrs por la Corte lusitana radicada en el Brasil. Un ejrcito a las rdenes de
Diego de Souza -capitn general de Ro Grande cruz la frontera y penetr en el territorio
de la Banda Oriental, a fin de proteger los eventuales,derechos de la princesa Carlota Joaquina
sobre esos dominios.
Por otra parte, y a consecuencia de la derrota sufrida por las naves patriotas en San
Nicols, Buenos Aires soport a mediados de julio el bombardeo de una flotilla espaola
comandada por el capitn Angel de Michelena. Siete naves, favorecidas por una noche una
noche fra y de escasa visibilidad, caonearon la ciudad.
El ataque pretenda amedrentar al gobierno de Buenos Aires para que ste levantara el
sitio de Montevideo. La Junta no acept y los realistas optaron por retirarse.
Un ataque similar se produjo el 1 de agosto.
El peligro que representaba la invasin portuguesa a la Banda Oriental y las noticias
sobre la derrota sufrida en Huaqui por el ejrcito patriota, motivaron que la Junta de Buenos
Aires decidiera pactar directamente con Elo el cese de las hostilidades. Por su parte, el ltimo
acept las negociaciones porque crey en el fracaso de la la Revolucin, y en concecuencia,
los auxilios miliares de los portugeses no slo eran innecesarios sino tambin peligrosos.
En los primeros das de octubre, el doctor Jos Julin Prez fue enviado a Montevideo,
mientras Rondeau recibi rdenes de regresar con su ejrcito a Buenos Aires.
Artigas manifest su desagrado ante la posibilidad de un armisticio que permitiera a Elo
continuar al frente del gobierno de la Banda Oriental, en carcter de virrey.
El armisticio concertado el 20 de octubre estableci que las tropas de Buenos

Aires desocuparn enteramente la Banda Oriental, sin que en toda ella se reconozca otra
autoridad que la del Excmo. Sr. Virrey. Los efectivos portugueses deban retirarse hasta
sus fronteras y quedaban restablecidos las comunicaciones y el trfico comercial entre
Buenos Aires y Montevideo.
Artigas resolvi no aceptar lo dispuesto por el tratado y acompaado por sus tropas y
gran cantidad de familias cruz el ro Uruguay y se estableci en el Campamento de Ayu, al
norte de la actual Concordia (Entre Ros)
Este gran movimiento migratorioconocido como xodo del pueblo oriental fue
aceptado por el gobierno de Buenos Aires, que auxili al caudillo, quien no deseaba
someterse, con un regimiento de Blandengues.

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