Unidad 4
Unidad 4
Unidad 4
El virrey Liniers
Tras la victoria obtenida durante las Invasiones Inglesas, la poblacin de
Buenos Aires no acept que el virrey Rafael de Sobremonte retomara el cargo,
ya que durante el ataque haba huido de la ciudad rumbo a Crdobacon el
erario pblico. Si bien Sobremonte lo hizo obedeciendo una ley que databa de
la poca de Pedro de Cevallos, que indicaba que en caso de ataque exterior se
deban poner a resguardo los fondos reales, dicha accin lo hizo aparecer como
un cobarde a los ojos de la poblacin.16 En su lugar, el nuevo virrey
fue Santiago de Liniers, hroe de la reconquista, elegido por aclamacin
popular.
Sin embargo, la gestin de Liniers comenz a recibir cuestionamientos. El
principal adversario poltico de Liniers era el gobernador
de Montevideo,Francisco Javier de Elo, quien los canaliz en una denuncia
sobre el origen francs de Liniers: argumentaba que era inaceptable que un
compatriota de Napolen Bonaparte, en guerra con Espaa en ese entonces,
ocupara el cargo. Sin embargo, a pesar de los reclamos de Liniers, no pudo
brindar pruebas concretas de que el virrey complotara con los franceses. Elo
se neg a reconocer la autoridad de Liniers y form una junta de gobierno en
Montevideo, independiente de las autoridades de Buenos Aires.
En ese entonces confluyeron varios sectores con diferentes opiniones sobre
cul deba ser el camino a seguir en el Virreinato del Ro de la Plata. Una
situacin anloga a la que se estaba viviendo haba sucedido un siglo antes,
durante la Guerra de Sucesin Espaola entre los austracistas y los borbnicos,
en la que durante quince aos los dominios espaoles de ultramar no saban a
quin reconocer como el rey legtimo. En aquella oportunidad una vez que se
instalFelipe V en el trono espaol los funcionarios americanos lo reconocieron
y todo volvi a su curso. Probablemente en 1810, muchos, especialmente
espaoles, crean que bastaba con formar una junta y esperar a que en Espaa
retornara la normalidad.16
Asonada de lzaga
El alcalde y comerciante espaol afincado en Buenos Aires Martn de lzaga y
sus seguidores, hicieron estallar unaasonada con el objetivo de destituir al
virrey Liniers. El 1 de enero de 1809, un cabildo abierto exigi la renuncia de
Liniers y design una Junta a nombre de Fernando VII, presidida por lzaga; las
milicias espaolas y un grupo de personas convocados por la campana del
cabildo apoyaron la rebelin.
Cualquier otro poder poltico tiene su origen en el pacto social; este solo es
original, primitivo e inmediatamente derivado de la naturaleza. Es adems, un
poder poltico, pues que est reservado y asegurado en la Constitucin. Si,
pues, es supremo, y si dentro de su esfera y en todo lo que pertenece al logro
de su objeto puede obrar, no slo con total independencia, sino son
superioridad a cualquier otro poder derivado de la misma Constitucin.
Siendo distintos entre s el poder que se reserva una nacin al constituirse en
monarqua del que confiere a monarca para que la presida y gobierne, es claro
que estos dos poderes debera enunciarse por dos distintas palabras y que
aceptada la palabra soberana para enunciar al poder del monarca faltaba otra
diferente para enunciar el de la nacin.
Para evitar equivocaciones se poda adoptar otra palabra que indicase
especficamente el poder nacional. ...Me parece que se podra enunciar mejor
por el dictado de supremaca nacional que es en su caso ms alta y superior a
todo cuanto en poltica se quiera apellidar soberano o supremo.
Cuando una nacin seala limites e impone condiciones al ejercicio de los
poderes que establece, cmo podr creerse que, reservndose el poder
necesario para hacerlos observar y cumplir, no se reserv el de establecer
cuanto la ilustracin y la experiencia le hiciese mirar como indispensable para
preservacin de los derechos reservado en el pacto?.10
Si los argentinos emancipados se dieron una democracia liberal y no una
autocracia; si proclamaron el principio de la igualdad y no del privilegio; si
impusieron la soberana del pueblo como origen y justificacin de toda
autoridad, y no la voluntad divina, o los derechos dinsticos, o las prerrogativas
aristocrticas; si se entregaron los destinos de la Revolucin a una junta
popular, en vez de ponerla en manos de un dictador; si slo fueron a depositar
la tarea de constituir el Estado en un congreso representativo, y no en cuerpos
o individuos con facultades discrecionales; si crearon instantneamente las
defensas del ciudadano contra los excesos del poder; si previnieron el
despotismo dando categora poltica a la opinin pblica, colocada en
funcin de control de la gestin de los mandatarios; si dieron slida base al
rgimen republicano, reglamentando prolijamente las atribuciones de cada
poder; si brindaron a los representantes del pueblo con los privilegios e
inmunidades parlamentarias; si, en fin, la gloriosa Revolucin nuestra tom en
la Asamblea del ao XIII el contenido econmico-social que le dieron sus leyes
sobe abolicin de la esclavitud, emancipacin del indio, supresin de los
mayorazgos y otras de ndole semejante, fue porque los patriotas argentinos
seguan paso a paso la obra de reconstruccin social y poltica, que
contemporneamente estaban cumpliendo los partidos espaoles con su
Revolucin
"Vd. sabe que el 25 de este mes, por mejor decir, el 24 se estableci por
nosotros el primer gobierno patrio a nombre de Fernando Sptimo y que bajo
esta denominacin, reconociendo por nuestro rey al que lo era de Espaa , nos
ponamos sin embargo en independencia de esta nacin, que consideraba a
todas las Amricas como colonias suyas, pues cabalmente erigimos nuestro
gobierno para preservarnos de que los espaoles apurados por Napolen,
negociasen con l su bienestar a costa nuestra, hacindonos pavo de la boda.17
"Tambin lo erigimos a fin de aprovechar la oportunidad de crear un nuevo
titulo para con Fernando VII y sus legtimos sucesores con que poder obtener
nuestra emancipacin de la Espaa y que considerndonos una nacin
distintas de sta, aunque gobernada por un mismo rey, no se sacrificasen
nuestros intereses a beneficio de la Pennsula Espaola, pues a todo esto nos
daba derecho no slo el habernos defendido de los ingleses sin auxilio alguno
de la Espaa, mantenindonos siempre leales al soberano que lo era de la
Espaa, sino tambin el nuevo sacrificio y esfuerzo de lealtad que emprenda
hacer erigiendo un Gobierno a nombre del rey cautivo que conservase bajo su
obediencia todas estas provincias durante el cautiverio para continuar despus
prestndole el debido homenaje luego que recobrase su libertad"
El discurso de Rosas del 25 de mayo estuvo influenciado por la opinin de su
to.
"Qu grande, Sres., y que plausible debe ser para todo argentino este da
consagrado por la Nacin para festejar el primer acto de soberana popular,
que ejerci este gran pueblo en Mayo del clebre ao mil ochocientos diez! Y
cuan glorioso es para los hijos de Buenos Aries haber sido los primeros en
levantar la voz con un orden y una dignidad en ejemplo! No para sublevarnos
contra las autoridades legtimamente constituidas, sino para suplir la falta de
las que, acfala la Nacin, haban caducado de hecho y de derecho. No para
rebelarnos contra nuestro soberano, sino para conservarle la posesin de su
autoridad, de que haba sido despojado en un acto de perfidia. No para
descomponer los vnculos que nos legaban a los espaoles, sino para
fortalecerlos ms por el amor y la gratitud ponindonos en disposicin de
auxiliarlos con mejor xito en su desgracia. No para introducir la anarqua, sino
para preservarnos de ella, y no ser arrastrados al abismo de males en que se
hallaba sumida la Espaa. Estos Sres. fueron los grandes y plausible objetos del
memorable Cabildo abierto celebrado en esta ciudad en 22 de mayo de mil
ochocientos diez, cuya acta debera grabarse en l minas de oro para honra de
gloria eterna del pueblo porteo. Pero ha! Quin lo hubiera credo! ....Un acto
tan heroico de generosidad y patriotismo, no menos de lealtad y fidelidad a la
Nacin espaola, y a su
veces, como ocurre a los arrogantes, se dejara llevar por una excesiva
confianza en sus condiciones y desprecio de las del adversario, como le
ocurrir el 1 de enero de 1809. Esto habra sido falta leve si hubiese tenido la
arenilla dorada de un prestigio popular. Como se saba impopular, quiso ser el
poder detrs del trono manejando las cosas por medio del idolatrado Liniers.
Esa unin del hroe aclamado de la Fortaleza y la eminencia gris del Cabildo
habra sido estable y rendido excelentes frutos, si las cosas de Europa no
hubiesen tomado el rumbo imprevisto de 1808.
Tales los jefes. Francs el uno, espaol el otro, su partido era el "patriota"
amasado en las invasiones inglesas, y que vena del tiempo de las Indias
ligadas al Imperio espaol por la persona simblica del monarca. No era la
faccin de los criollos contra los espaoles: era de los arraigados contra los
europeizantes, que no es la misma cosa; aunque uno de sus jefes, Liniers que
no lzaga fuese ms europeizante que americano. Lo formaba la inmensa
masa de la poblacin, desde los orilleros criollos hasta los tenderos
peninsulares unidos al suelo donde haban formado familia y tenan hijos. Se
llamaban patriotas porque su fidelidad era a la patria y al rey, la misma de los
comuneros, no al Estado y al rey como los funcionarios. Por eso Contucci y los
espas portugueses les dijeron republicanos, de "repblica", municipio.
Mostraron fidelidad a la tierra y al rey en los congresos vecinales del 14 de
agosto de 1806 y 10 de febrero de 1807, y por ella fueron a la Revolucin de
mayo de 1810. Aunque no hubiesen ocurrido en Espaa las cosas de 1808, y
despus las de 1814, lo mismo se habra llegado a la independencia porque el
rey ya no era en el siglo XIX el smbolo de la unin entre Amrica y Espaa.
Los regalistas.
Formado por la mayor parte de los funcionarios, la totalidad de las jerarquas
eclesisticas, parte de los oficiales veteranos todos los de Marina, y
algunas familias nativas ms cercanas a Espaa que a la ciudad, los regalistas
entendan la unidad espaola como los ministros de Carlos III: por el
predominio de una metrpoli sobre unas colonias. Se sintieron lastimados por
los congresos de 1806 y 1807 que suspendieron y depusieron a Sobremonte;
no tanto por afecto al virrey cesante, sino por resistencia al principio comunero
de poner la patria antes que el representante del rey. Estuvieron con Fernando
VII porque era el poder legal, y con la junta o consejo que lo representase en
Espaa porque lo importante era que el poder viniese de all.
Los ilustrados.
No deben confundirse los jvenes "de luces" con los patriotas, aunque con ellos
estaran en 1810 y la historia al uso los denomine de esta manera. La patria de
los alumbrados no era la ciudad, ni la nacin: era una independencia a lo
Miranda, puramente terica, a establecerse con apoyo de Inglaterra o por
LA SEMANA DE MAYO
Viernes 18 de mayo
Sbado 19 de mayo
Domingo 20 de mayo
Lunes 21 de mayo
A las tres, el Cabildo inici sus trabajos de rutina, pero se vieron interrumpidos
por seiscientos hombres armados, agrupados bajo el nombre de Legin
Infernal, que ocuparon la Plaza de la Victoria, hoy Plaza de Mayo, y exigieron a
gritos que se convocase a un cabildo abierto y se destituyese al virrey
Cisneros. Llevaban un retrato de Fernando VII y en el ojal de sus chaquetas una
cinta blanca que simbolizaba la unidad criollo-espaola. 30 Entre los agitadores
se destacaron Domingo French y Antonio Beruti. Estos desconfiaban de
Cisneros y no crean que fuera a cumplir su palabra de permitir la celebracin
del cabildo abierto del da siguiente. El sndico Julin de Leyva no tuvo xito en
calmar a la multitud al asegurar que el mismo se celebrara como estaba
previsto. La gente se tranquiliz y dispers gracias a la intervencin de
Cornelio Saavedra, jefe del Regimiento de Patricios, que asegur que los
reclamos de la Legin Infernal contaban con su apoyo militar y quien comunic
que l personalmente iba a
designar las guardias para las avenidas de la Plaza con oficiales de Patricios y
que dichas guardias estaran a las rdenes del Capitn Eustoquio Daz Vlez, de
cuya adhesin, de ninguna manera, poda dudar el pueblo. 31
El 21 de mayo se repartieron cuatrocientos cincuenta invitaciones entre los
principales vecinos y autoridades de la capital. La lista de invitados fue
elaborada por el Cabildo teniendo en cuenta a los vecinos ms prominentes de
la ciudad. Sin embargo el encargado de su impresin, Agustn Donado,
compaero de French y Beruti, imprimi muchas ms de las necesarias y las
reparti entre los criollos.
El Excmo. Cabildo convoca Vd. para que se sirva asistir, precisamente
maana 22 del corriente, las nueve, sin etiqueta alguna, y en clase de
vecino, al cabildo abierto que con avenencia del Excmo. Sr. Virrey ha acordado
celebrar; debiendo manifestar esta esquela las tropas que guarnecern las
avenidas de esta plaza, para que se le permita pasar libremente.
Juan Jos Castelli habl a continuacin, y sostuvo que los pueblos americanos
deban asumir la direccin de sus destinos hasta que cesara el impedimento de
Fernando VII de regresar al trono.
Desde la salida del Infante don Antonio, de Madrid, haba caducado el Gobierno
Soberano de Espaa, que ahora con mayor razn deba considerarse haber
expirado con la disolucin de la Junta Central, porque, adems de haber sido
acusada de infidencia por el pueblo de Sevilla, no tena facultades para el
establecimiento del Supremo Gobierno de Regencia; ya porque los poderes de
sus vocales eran personalsimos para el gobierno, y no podran delegarse, ya
por la falta de concurrencia de los Diputados de Amrica en la eleccin y
establecimiento de aquel gobierno, deduciendo de aqu su ilegitimidad, la reversin de los derechos de la Soberana al pueblo de Buenos Aires y su libre
ejercicio en la instalacin de un nuevo gobierno, principalmente no existiendo
ya, como se supona no existir, la Espaa en la dominacin del seor don Fernando Sptimo.20
Pascual Ruiz Huidobro expuso que, dado que la autoridad que haba designado
a Cisneros haba caducado, ste deba considerarse separado de toda funcin
de gobierno, y que, en su funcin de representante del pueblo, el Cabildo deba
asumir y ejercer la autoridad.
El fiscal Manuel Genaro Villota, representante de los espaoles ms
conservadores, seal que la ciudad de Buenos Aires no tena derecho a tomar
decisiones unilaterales sobre la legitimidad del virrey o el Consejo de Regencia
sin hacer partcipes del debate a las dems ciudades del Virreinato.
Argumentaba que ello rompera la unidad del pas y establecera tantas
soberanas como pueblos. Juan Jos Paso le dio la razn en el primer punto,
pero adujo que la situacin del conflicto en Europa y la posibilidad de que las
fuerzas napolenicas prosiguieran conquistando las colonias americanas
demandaban una solucin urgente.34 Adujo entonces el argumento de la
hermana mayor, por la cual Buenos Aires tomaba la iniciativa de realizar los
cambios que juzgaba necesarios y convenientes, bajo la expresa condicin de
que las dems ciudades seran invitadas a pronunciarse a la mayor brevedad
posible.35 La figura retrica de la Hermana mayor, comparable a la gestin
de negocios, es un nombre que hace una analoga entre la relacin de Buenos
Aires y las otras ciudades del Virreinato con una relacin
filial.https://es.wikipedia.org/wiki/Archivo:Cornelio_Saavedra.jpg
La postura de Cornelio Saavedra fue la que acab imponindose.
El cura Juan Nepomuceno Sol opinaba que el mando deba entregarse al
Cabildo, pero slo en forma provisional, hasta la realizacin de una junta
gubernativa con llamamiento a representantes de todas las poblaciones del
virreinato.
El comandante Pedro Andrs Garca, ntimo amigo de Saavedra, coment al
votar: Que considerando la suprema ley la salud del pueblo y advertido y aun
tocado por s mismo la efervescencia y acaloramiento de l con motivo de las
Frmula de Pedro Andrs Garca, Juan Jos Paso y Luis Jos Chorroarn:
veinte votos.
Jueves 24 de mayo
Vocales:
Cuando la noticia fue dada a conocer, tanto el pueblo como las milicias
volvieron a agitarse, y la plaza fue invadida por una multitud comandada por
French y Beruti. La permanencia de Cisneros en el poder, aunque fuera con un
cargo diferente al de virrey, era vista como una burla a la voluntad del Cabildo
Abierto. El coronel Martn Rodrguez lo explicaba as:
Si nosotros nos comprometemos a sostener esa combinacin que mantiene en
el gobierno a Cisneros, en muy pocas horas tendramos que abrir fuego contra
nuestro pueblo, nuestros mismos soldados nos abandonaran; todos sin
excepcin reclaman la separacin de Cisneros. 38
Hubo una discusin en la casa de Rodrguez Pea, lugar en que se runieron
dirigentes civiles y oficiales de los cuerpos, entre ellos: Manuel Belgrano,
Eustoquio Daz Vlez, Domingo French y Feliciano Antonio Chiclana donde se
lleg a dudar de la lealtad de Saavedra. Castelli se comprometi a intervenir
para que el pueblo fuera consultado nuevamente, y entre Mariano Moreno,
Matas Irigoyen y Feliciano Chiclana se calm a los militares y a la juventud de
la plaza. Finalmente decidieron deshacer lo hecho, convocar nuevamente al
pueblo y obtener del cabildo una modificacin sustancial con una lista de
candidatos propios. Cisneros no poda figurar.
Por la noche, una delegacin encabezada por Castelli y Saavedra se present
en la residencia de Cisneros informando el estado de agitacin popular y
sublevacin de las tropas, y demandando su renuncia. Lograron conseguir en
forma verbal su dimisin. Un grupo de patriotas reclam en la casa del sndico
Leyva que se convocara nuevamente al pueblo, y pese a sus resistencias
iniciales finalmente accedi a hacerlo.
Viernes 25 de mayo
Vocales
Domingo Matheu
Juan Larrea
Secretarios
La Junta era un cuerpo plural que estaba integrada por nueve miembros, siete
de ellos americanos o criollos y dos espaoles peninsulares; estos ltimos
eran Matheu y Larrea. Desde el punto de vista social estaba conformada por
representantes de diversos sectores de la sociedad: Saavedra y Azcunaga
eran militares, Belgrano, Castelli, Moreno y Paso eran abogados, Larrea y
Matheu eran comerciantes, y Alberti era sacerdote. Desde el punto de vista
poltico, los tres partidos revolucionarios estaban representados por tres
miembros cada uno: Saavedra, Azcunaga y Alberti eran moderados, Castelli,
Belgrano y Paso eran carlotistas y Matheu, Larrea y Moreno eran juntistas o
alzaguistas.42
hombres para auxiliar las provincias interiores del Reino, la cual haya de
marchar a la mayor brevedad; costendose sta con los sueldos del Excmo. Sr.
D. Baltasar Hidalgo do Cisneros, Tribunales de la Real Audiencia Pretorial y de
Cuentas, de la Renta de Tabacos, con lo dems que la Junta tenga por
conveniente cercenar; en inteligencia que los individuos rentados no han de
quedar absolutamente incongruos: porque esta es la manifiesta voluntad del
pueblo. Y los S.S. habiendo salido al Balcn de estas Casas Capitulares, y odo
que el Pueblo ratific por aclamacin el contexto de dicho pedimento o
representacin, despus de haberse ledo por m en altas e inteligibles voces,
acordaron que deban mandar, y mandaban se erigiese una nueva Junta de
Gobierno compuesta de los S.S. expresados, en la representacin de que se ha
hecho referencia, y en los mismos trminos, que de ella aparece mientras se
erige la Junta general del Virreinato.
Lo II: que los S.S. que forman la precedente corporacin comparezcan sin
prdida de momentos en esta Sala Capitular a prestar el juramento de usar
bien y fielmente sus cargos, conservar la integridad de esta parte de los
dominios de Amrica a nuestro Amado Soberano el Sr. D. Fernando VII y sus
legtimos sucesores, y observar puntualmente las L. L. del Reino.
Lo III: que luego que los referidos S.S. presten el juramento, sean reconocidos
por depositarios de la Autoridad Superior del Virreinato por todas las
corporaciones de esta Capital y su vecindario, respetando y obedeciendo todas
sus disposiciones hasta la congregacin de la Junta General del Virreinato bajo
las penas que imponen las L. L. a los contraventores.
Lo IV:que la Junta ha de nombrar quien deba ocupar cualquier vacante por
renuncia, muerte, ausencia, enfermedad o remocin.
Lo V:que aunque se halla plensimamente satisfecho de la honrosa conducta y
buen procedimiento de los S.S. mencionados, sin embargo, para satisfaccin
del Pueblo se reserva tambin estar muy a la mira de sus operaciones, y caso
no esperado que faltasen a sus deberes, proceder a la deposicin con causa
bastante y justificada, reasumiendo el Excmo. Cabildo para este solo caso la
Autoridad que le ha conferido el Pueblo.
Lo VI:que la nueva Junta ha de celar sobre el orden y la tranquilidad pblica, y
seguridad individual de todos los vecinos, hacindosele como desde luego se le
hace responsable de lo contrario.
Lo VII:que los referidos S.S. que componen la Junta Provisoria queden excluidos
de ejercer el Poder Judiciario, el cual se refundir en la Real Audiencia, a quien
se pasarn todas las causas contenciosas que no sean de Gobierno.
Lo VIII:que esta misma Junta ha de publicar todos los das primeros del mes un
estado en que se d razn de la administracin de Real Hacienda.
Artculo I
La Junta se congregar todos los das en la Real Fortaleza, donde ser la
posada del Sr. Presidente, y durar su reunin desde las nueve de la maana,
hasta las dos de la tarde, y desde las cinco, hasta las ocho de la noche.
Artculo II
Todos los asuntos gubernativos y de Hacienda, se girarn ante ella por las
Oficinas respectivas.
Artculo III
El departamento de Hacienda en la Secretara, correr cargo del Doctor D.
Juan Jos Passo; y el Departamento de Gobierno y Guerra, cargo del Doctor D.
Mariano Moreno.
Artculo IV
En los decretos de Substanciacin, contestaciones dentro de la Capital, asuntos
leves, y de urgente despacho, bastar la firma del Presidente, autorizada por el
respectivo Secretario.
Artculo V
En los negocios que deban decidirse por la Junta, la formarn cuatro Vocales
con el Presidente; pero en los asuntos interesantes de gobierno, debern
concurrir todos precisamente.
Artculo VI
En las representaciones y papeles de oficio, se dar la Junta el tratamiento de
Excelencia, pero los Vocales no tendrn tratamiento alguno en particular.
Artculo VII
Las armas harn la Junta los mismos honores que los Excmos. Seores
Virreyes; y en las funciones de Tabla se guardar con ella el mismo ceremonial.
Artculo VIII
El Sr. Presidente recibir en su persona el tratamiento y honores de la Junta
como Presidente de ella; los cuales se le tributarn en toda situacin.
Artculo IX
Los asuntos de Patronato se dirigirn la Junta en los mismos trminos que
los Seores Virreyes; sin perjuicio de las extensiones que legalmente
conduzca el sucesivo estado de la Pennsula.
Artculo X
Todo Vecino podr dirigirse por escrito de palabra a cuales quiera de los
Vocales a la Junta misma, y comunicar cuanto crea conducente la seguridad
pblica y felicidad del Estado.
Buenos Ayres, 28 de Mayo de 1810.
Dr: Mariano Moreno.
Secretario.
Cre por decreto La Gazeta de Buenos Ayres, primer peridico que fuera
usado como medio de propaganda poltica.
9) No se podr brindar sino por la Patria, por sus derechos, por la gloria de
nuestras armas, y por objetos generales concernientes a la pblica felicidad.
10) Toda persona que brindase por algn individuo particular de la Junta ser
desterrado por seis aos.
11) Habiendo echado un brindis don Atanasio Duarte, con que ofendi la
probidad del Presidente, atac los derechos de la Patria, deba perecer en un
cadalso; por el estado de embriaguez en que se hallaba, se le perdona la vida;
pero se destierra perpetuamente de esta ciudad, porque un habitante de
Buenos Aires ni ebrio ni dormido debe tener impresiones contra la libertad de
su pas.
12) No debiendo confundirse nuestra milicia nacional con la mercenaria de los
tiranos se prohbe que ningn centinela impida [a libre entrada en toda funcin
y concurrencia pblica a los ciudadanos decentes que la pretendan. El oficial
que quebrante esta regla ser depuesto de su empleo.
13) Las esposas de los funcionarios pblicos polticos y militares no disfrutarn
de los honores de armas ni dems prerrogativas de sus maridos; estas
distinciones las concede el Estado a los empleados, y no pueden comunicarse
sino a los individuos que los ejercen.
14) En las diversiones pblicas de toros, pera, comedia, etc. no tendr la Junta
palco, ni lugar determinado: los individuos de ella que quieran concurrir
comprarn lugar como cualquier ciudadano.
15) Este reglamento se publicar en la gaceta, y con esta publicacin se tendr
por circulado a todos los jefes polticos militares, corporaciones y vecinos, para
su puntual observancia.
Dado en Buenos Aires en la Sala de la Junta a 6 de diciembre de 1810.
La copia autenticada:
La Junta le expidi a Mariano Moreno una copia del Plan arquetipo, de puo y
letra de su autor, debidamente autenticada por Saavedra y Passo.
Como se ver seguidamente, es probable que esta copia haya terminado en
manos del Prncipe Regente y futuro rey Juan VI de Portugal.
De cualquier modo esta copia ha desaparecido hasta el presente. Slo perdura
a travs de las cinco copias que se ella se extrajeron, y que hasta el momento
se han encontrado.
buen espaol con quien tenamos correspondencia a fin de saber los asuntos y
acaecimientos para el fin de nuestras ideas. Este sujeto me remiti a mi este y
otros que nos fueron muy del caso para nuestras relacionesluego fue
presentado el mismo original a S.A.R. el Prncipe regente, y a la Sra. Princesa y
dems ministros de nuestras parcialidad copias que se tradujeron al idioma
PortuguesTambin present copias al Ministro de Estado y el de Indias en el
ao de 814 . 5
de Ruiz Guiaz, pudo tratarse del coronel French, ntimo de aqul y vctima
del golpe del 4 y 5 de abril de 1811.
De la comparacin de las notas de pie de pginas de la copia de la William L.
Stevens Son & Stiles (actualmente en la universidad de Michigan) y las dems
es dable conjeturar que el espa espaol de Buenos Aires primero envi,
probablemente a lvarez de Toledo, una copia del ejemplar que perteneci a
Moreno (nota al pie de la copia Madero y otras). Pero ante la decisin de
entregar un ejemplar al Prncipe Regente de Portugal, el agente le pidi al
tenedor de Buenos Aires el envo de la copia certificada (advertencia de la
copia Inglesa).
En la advertencia de la copia de Sevilla, cuya letra qued dicho es de lvarez
de Toledo, se consigna:
La copia de Sevilla, se puede suponer, fue la que llev lvarez de Toledo, por
encargo de la princesa Carlota, y la entreg en Madrid el 25 de noviembre el
1815. Aunque, resulta importante decirlo, lvarez de Toledo ni su secretario
refieren que la corte portuguesa los envi a Espaa a entregar al Rey pliegos,
sin aclarar si se inclua una copia del Plan.9
Las copias procedentes del archivo imperial de Petrpolis, es el manuscrito N
19.233, que perteneci a la infanta Doa Carlota Joaquina, que la firma y la
data en Ro de Janeiro el 26 de enero de 1815. El texto es coincidente con la
copia sevillana.
La copia del Archivo Histrico Nacional de la Repblica Argentina, son similares
a la de Sevilla. La argentina tiene comentarios marginales en portugus.
En todas las copias se ve claro que la copia matriz era la expedida y
autenticada por Saavedra y Paso.
La circunstancia que no se encontraran ni el original ni la copia certificada del
Plan, sino simplemente copias de sta ltima, y el hecho que los miembros de
la Junta juraron mantenerlo en secreto, motiv el desconocimiento de muchos
historiadores de la autenticidad del Plan.
El historiador espaol Mariano Torrente fue el primero en transcribir algunos
fragmentos del Plan, que juzg autntico, en su Historia de la revolucin
hispanoamericana, escrita entre 1820 a 1828 y publicada en 1829 en Madrid. 10
7 Ib., p326.
8 LEVENE, Ensayo histrico, t. II pp. 229/230.
9 RUIZ GUIAZ, Epifana de la Libertad, p. 246.
10 TORRENTE, Mariano, Historia de la Revolucin Hispano- Americana,
Imprenta de D. Len Amarita, Madrid, 1829, nota de la pgina 94 del
Discurso preliminar en el Tomo I. pp.94, 95 y 96.
Sin embargo el Plan no fue publicado ntegramente hasta que fue hallado por
Eduardo Madero, en el Archivo de Indias de Sevilla, hacia 1890, mientras
buscaba antecedentes para su historia del puerto de Buenos Aires.
Madero envi una copia del Plan a Buenos Aires al Dr. Bartolom Mitre.
El Ateneo, una sociedad cultural existente en esos das en aquella capital, le
haba encargado La polmica historiogrfica:
, para ser publicados, a Norberto Piero la coleccin de los artculos de
Mariano Moreno.
Enterado Piero de la existencia del documento en manos de Mitre, le solicit
una copia del mismo. Pero el autor de la Historia de Belgrano,
inexplicablemente en un historiador profesional, adujo haberla extraviado.
Piero no se aminal y solicit a Madero el envo de una nueva copia del Plan
que, en su poder, juzg de la autora del abogado de Mayo y la public, al decir
de Paul Groussac, 11 en un grueso y bien impreso volumen, que prolog y
denomin Escritos de Mariano Moreno.12
La polmica:
Con la publicacin del Ateneo de los escritos de Moreno colectados por Piero,
comienza la ms apasionada y larga polmica historiogrfica en torno a si el
Plan es o no apcrifo. La discusin sigue hasta nuestros das.
Piero piensa que:
La autenticidad del Plan es evidente; y no es improbable que un buen da
aparezca el original de este trabajo, entre los papeles de algn descendiente
de Moreno o de algn coleccionista, como un documento, que, en virtud de
razones perceptibles, se ha querido substraer al conocimiento de todos.13
Paul Groussac afirma que el Plan es:
documento simulado, que se ha tenido la culpable ligereza de incorporar a la
obra de Moreno, es un revoltillo de inepcias tan enormes y de perversidades
tan cnicas, que salta a la vista la impostura, revelndose el propsito
11 Paul Groussac es un publicista de origen francs, radicado en Buenos Aires
desde los dieciocho aos.
12 La obra Escritos de Mariano Moreno con prlogo de Eduardo Piero, fue
impresa por la Imprenta de P. Coni e hijos, en Buenos Aires, en el ao 1896.
13 Ib.; p.185.
Introduccin:
El terrorismo del Plan:
El Plan induce emplear el terror con el fin de imponer los objetivos
revolucionarios.
En la introduccin del Plan, Moreno ya adelanta el mtodo a seguir: El hombre
en ciertos casos es hijo del rigor y nada hemos de conseguir con la
benevolencia y la moderacin el menor pensamiento de un hombre que sea
contrario a un nuevo sistema, es un delito por la influencia y por el estrago que
puede causar con su ejemplo, y su castigo es irremediable.As no debe
escandalizar el sentido de mis voces, de cortar cabezas, verter sangre y
sacrificar a toda costa.
Descarnadamente Moreno expresa su ntima conviccin: Si no manifestase
mis ideas segn y cmo las siente el corazn ms propias, y los conocimientos
sobre el corazn humanoas no debe escandalizar el sentido de mis voces, de
cortar cabezas, verter sangre y sacrificar a toda costa, aun cuando tenga
semejanza con las costumbres de los antropfagos y caribes. Y sino, porqu
nos pintan a la libertad ciega y armada de un pual. Porqu ningn estado
envejecido o provincias, pueden regenerase ni cortar sus corrompidos abusos,
sin verter arroyos de sangre.
Artculo primero:
El artculo primero del Plan desarrolla el punto propuesto por la comisin
secreta: sobre la conducta ms conveniente a las opiniones pblicas y
conducentes a las operaciones de la dignidad de este gobierno. Sienta las
bases de la teora revolucionaria de Mayo.
En primer lugar establece el sigilo como conducta de gobierno. Seguidamente
se refriere a los protagonistas de una revolucin clasificndolos en tres
categoras y discriminando el trato que el gobierno deba dispensar a cada una.
El Plan, en este artculo, consagra el sistema de espionaje como necesario y
recomienda una extrema dureza en el castigo de quienes desconocieran las
16 DURNHFER, Eduardo, Mariano Moreno indito, p. 273.
Artculo tercero:
En el articulo tercero se desarrolla: al mtodo de las relaciones que las
Provincias Unidas deben entablar secretamente en la Espaa para el rgimen
de nuestra inteligencia y gobierno.
El Plan buscaba ganar tiempo; como lo dice el inciso 20 del primer artculo:
hasta que no sentemos nuestros principios sobre bases fijas y estables y
veamos los sucesos de la Espaa que suerte corren. Por ello este articulo
Tercero apunta a producir acciones que tienda a: entretener dividir las
opiniones en la misma Espaa y haciendo titubear y aparentar por algn
tiempo hasta que nuestras disposiciones nos vayan poniendo a cubierto
Deben mandarse (a Espaa) una comisin secreta de tres y hasta cinco
individuos ante la autoridad suprema que en la actualidad gobierna a los fines
de entretenerlos y demorarlos. (incisos 2 y 5).
Artculo cuarto:
Este artculo versa sobre las relaciones pblicas de la Junta con Portugal e
Inglaterra. Inglaterra
El inciso 1 del artculo cuarto del Plan establece: Nuestra conducta con
Inglaterra y Portugal debe ser benfica, debemos proteger su comercio,
aminorarles los derechos, tolerarlos y preferirlos, aunque suframos algunas
extorsiones; debemos hacerles toda clase de proposiciones benficas y admitir
las que nos hagan; debemos proponer a Inglaterra un plan secretolos bienes
de la Inglaterra y Portugal que giran en nuestras provincias deben ser
sagrados, se les debe dejar internar en lo interior de la provincia.
El arrendamiento de la isla Martn Garca:
El inciso 7 del artculo cuarto contiene una de las ms controvertidas
disposiciones del Plan: Nuestros agentes deben entablar con Inglaterra un
tratado reservado para que aquel gabinete nos protegiese reservadamente,
con los auxilios y dems circunstancias que graduemos, para el efecto de
realizar nuestra independencia, haremos entonces una alianza ofensiva y
defensiva, protegindonos mutuamente en aquellas circunstancias con toda
clase de auxilios, y sta a los menos por el trmino de veinte a veinticinco
aos; por condiciones que entonces se tratarn entre ambos gabinetes, bajo un
acomodamiento o proposiciones ms adecuadas, propias y benficas a los
intereses de ambas naciones, hacindole al mismo tiempo seor de la Isla de
Martn Garca, cuyo plano debe mandase a sacar con todas las circunstancias
de su magnitud interior, extensiones, aguas, frutos, calidad de su
temperamento y puerto; para que, poblndola como una pequea colonia y
puerto franco a su comercio, disfrute de ella como reconocimiento de la
gratitud a la alianza y proteccin que nos hubiese dispensado en los apuros de
nuestras necesidades y conflictos.
Norberto Piero, que no slo fue el primero en publicar completo el Plan sino
tambin el primer defensor del mismo, censura este aspecto del mismo:
Era esto un error. La amistad y la alianza con una nacin tan poderosa y tan
fuerte, interesada en mantener y acrecentar sus relaciones mercantiles con
estas comarcas, nos habra proporcionado ventajas positivas e importantes;
pero habra sido impoltico y peligrossimo, colocar en calidad de soberana, de
duea y seora, en punto tan estratgico como Martn Garca, a una nacin
colonizadora y conquistadora, cuya habilidad, cuyas aptitudes, y cuyo genio
para realizar la conquista, hacerla aceptar sin dificultades, y hasta amar por las
poblaciones, no tienen rivales en ningn estado moderno. La independencia,
que con tanta tenacidad y sacrificios se persegua, la conquista en que se
soaba, y para llevar a cabo la cual, se requera el auxilio de Inglaterra, habran
corrido graves riesgos con el establecimiento de sta en Martn Garca. Moreno
sufri aqu una ilusin. El anhelo del triunfo, el pensamiento de ver constituido
en la Amrica del Sur un inmenso estado independiente, lo deslumbraron
acaso y le impidieron ver los serios peligros que ofrecera la cesin de dicha
isla a la Gran Bretaa.17
Artculo sptimo:
Este artculo del Plan versa sobre las relaciones secretas que el gobierno de
Buenos Aires deba mantener con Portugal e Ingalterra.
Moreno tena bien claro el peligro que significaba Inglaterra para la nueva
nacin de la que se consideraba fundador. En el inciso 1 del artculo sptimo lo
expresa con toda crudeza: Que conocemos en dicha nacin, en primer lugar,
es una de la ms intrigantes por los respetos del seoro de los mares y por
dirigirse todas sus relaciones bajo el principio de la extensin de miras
mercantiles cuya ambicin no ha podido nunca disimular su carcter, y bajo
estos mismos principios han de ser los que dirijan nuestras empresas hacia sus
consecuciones en aquella corte.
En el inciso 3 del mismo artculo califica duramente a Inglaterra por la:
Las llaves del estuario en manos de los realistas heran a fondo la Revolucin,
trastornaba el comercio e importaba el asilamiento y la pobreza. Para
Inglaterra significaba un absurdo perjuicio.
Salazar, el 19 de agosto, comunic el bloqueo al capitn Elliot, manifestndole
que esperaba su apoyo. Elliot respondi al da siguiente no poder cooperar con
el bloqueo sin orden expresa del Almirante en Jefe de la escuadra a que
perteneca, surta en las costa del Brasil. Salazar le replic que rechazar la
colaboracin solicitada importaba: un crimen de la ms negra ingratitud;
pero Elliot se mantuvo en que su deber era la neutralidad y proteger el
comercio de sus compatriotas. Con igual fecha, 19 de agosto, y con pluma de
Moreno, la Junta le pide colaboracin naval inglesa a lord Strangford para que:
el Comandante de los Buques de S.M..B. en ste rio coadyuvase las
intenciones y empresas de la Junta, repeliendo los atentados que Montevideo
quiera avanzarse; hasta tanto que el gobierno Soberano de la Gran Bretaa, se
decid una convinacion eficaz sobre ste punto.
desde que el Capitn Elliot lleg el Rio de la Plata, se dexo prevenir a favor
de MontevideoLe ha sido (a la Junta) muy sensible una conducta que ha
podido comprometer relaciones nacientes pero que deben ser la vase de
aquella ventajosa union con la Gran Bretaa. 25
Artculo quinto:
El sistema de espionaje propuesto en forma general en el artculo primero del
tiene un desarrollo ms extenso en el artculo quinto del Plan que versa sobre:
las comisiones que deben entablarse por nuestros agentes en lo interior y
dems provincias dependientes de este gobierno, para consolidacin de
nuestro sistema.
En ste artculo se regula el accionar del espionaje fronteras adentro del
gobierno. Se distingue, adems, la forma que el mismo debe tener segn los
agentes estn destinados a lugares dentro de las zonas del virreinato que
respondan al gobierno de Buenos Aires y las que an no lo acataban. Sin
ocultar la condicin de agentes del gobierno en el primer caso y bajo la
apariencia de comerciantes en el segundo.
En el inciso primero del artculo quinto se dispone que : Nuestros agentes en
el interior de las provincias del Virreinato no necesitan ser ocultas, aun cuando
sus fines lo sean, deben observar stos, con particularidad y atencin, la
conducta de los nuevos gobernantes y empleados, como la opinin del pblico,
con lo dems que sea del caso poner en la noticia del Gobierno, para su
inteligencia y deliberaciones, reservando aquellos puntos en que se les
instruya por separado en las instrucciones secretas o pblicas.
Tambin se les exige a los agentes que sean: hombres de algn talento,
ilustracin e instruidos en las historias y que adems de la obligacin de
27 PUIGGRS, op. cit., p. 344.
Articulo sexto:
El articulo sexto del Plan se titula: En cuanto a los arbitrios que deben
adoptarse para fomentar los fondos pblicos luego que el Per y dems del
interior de Virreinato sucumban, para los gastos de nuestra guerra, y dems
emprendimientos, como igualmente para la creacin de fbricas e ingenios, y
otras cualesquiera industrias, navegacin, agricultura, y dems.
Se condensa a lo largo de sus incisos el programa econmico de la Revolucin.
Al inicio se define que: El mejor" gobierno, forma y costumbre de una nacin
es aquel que hace feliz mayor nmero de individuos; y que la mejor forma y
costumbres son aquellas que adopta el mismo nmero.
La funcin social de la propiedad:
Seguidamente en el Plan se afirma que: es mxima aprobada, y discutida por
los mejores filsofos y grandes polticos, que las fortunas agigantadas en pocos
individuos, a proporcin de lo grande de un estado, no slo son perniciosas,
sino que sirven de ruina a la sociedad civil, cuando no solamente con su poder
absorben el jugo de todos los ramos de un estado, sino cuando tambin en
nada remedian las grandes necesidades de los infinitos miembros de la
sociedad
Moreno se vale, para ilustrar lo antes expresado, del ejemplo de un agua
estancada que solo puede servir al terreno donde se encuentra, pero que si se
la hace correr y: su curso baasen todas las partes de una a otra, no habra un
solo individuo que no las disfrutase, sacando la utilidad que le proporcionase la
subsistencia poltica, sin menoscabo y perjuicio.
La aseveracin de Paul Groussac en el sentido que el Plan tena el propsito
manifiesto de desacreditar al jefe visible de la Revolucin, parece no
demostrase en este artculo sptimo, pues no se habla de los bienes de la
Iglesia, que seguramente atesoraba la mayor fortuna agigantada, y que, en
tren a desacreditar a Moreno, poda haberse prescripto la necesidad de
expropiarle todo o parte de sus bienes.
Las fortunas agigantadas que habla el Plan son las que el inciso segundo
calcula en manos de: los cinco o seis mil mineros que concentraban la
propiedad de las minas de las provincias del Alto Per.
El Plan calcula, en el inciso 4, que los dueos de minas concentraban: una
cantidad de doscientos o trescientos millones de pesos.
En el inciso 6 se completa la expropiacin minera: debe obligarse a todos los
mineros a que se deshagan de todos los instrumentos, vendindolos al Estado
por sus justas tasaciones, igualmente los repuestos de azogues y dems
utensilios.
Al momento de elaborase el Plan, el Alto Per no reconoca a la Junta de
Buenos Aires y poco tiempo estuvo en manos patriotas para, el 6 de agosto de
1825, constituirse en la independiente repblica de Bolivia.
Por lo expresado el proyecto minero recin poda comenzar: despus de
limpiar nuestros territorios totalmente de los enemigos interiores y asegurar
nuestra independencia (inciso 5).
Recin entonces se debera prohibir: que ningn particular trabaje minas de
plata u oro, quedando el arbitrio de beneficiarla y sacar sus tesoros por cuenta
de la Nacin, y esto por el trmino de diez aos (ms o menos) imponiendo
pena capital y confiscacin de bienes al que infringiese la citada
determinacin.
El que se sustraiga a esta normativa incurrir: en un delito de lesa patria;
pues quien tal intentase, robar a todos los miembros del Estado, por cuanto
queda reservado este ramo para adelantamientos de los fondos pblicos y
bienes de la sociedad ( inciso 5).
El estado a cargo de la explotacin minera :
En el inciso 7 se determina que antes que el estado comience la explotacin
minera se deba tomar: las medidas capaces para proveernos de azogues 28
por mano de alguna nacin extranjera, dbese asimismo tratar de la creacin
de las casas de ingenios, creando todas las oficinas que sean necesarias, como
laboratorios, casa de moneda y dems que sea del caso proveyndolas de
buenos ingenios mineros, trabajadores, directores, etc..
28 El azogue es el antiguo nombre del mercurio elemento que se utiliza para
almagamar metales y que deba importarse.
Aquel que llegara a comprar bienes de los extranjeros: sin el conocimiento del
Gobierno les sern decomisados para los fondos nacionales.
El inciso 11, del artculo en consideracin, prescirbeque: todo negociante
europeo, por el mismo trmino32 no podr emprender negocios a pases
extranjeros, con el todo de su caudal, ni hipotecando establecimientos o races
sin el completo conocimiento del Gobierno.
En el supuesto que el Gobierno aprobara la operacin en el exterior el
particular extranjero: slo podr girar con la mitad de su referido caudal que
obtuviese.
El capitalista extranjero afincado en el territorio nacional podr hacer
prstamos solo cumpliendo con las condiciones que fijar el Gobierno: para
que bajo de fraude alguno no puedan transponer sus caudales a reinos
extranjeros, ni disminuir de este modo el giro del centro del Estado ( inciso
12).
El dirigismo de Estado
El inciso 14 concibe una economa dirigida por el Estado: hallndose con
fondos el Estado, debe procurar todos los recursos que sea menester
introducir, como semillas, fabricantes e instrumentos, y comenzando a poner
en movimiento la gran mquina de los establecimientos para que progresen
sus adelantamientos.
La produccin impulsada por el Estado estar a cargo de tribunales que bajo
de sabias disposiciones y leyes, abarcando todos los ramos, tenga
conocimiento en su fomentacin y recursos que deban adaptarse para
gobernarlos y dirigirlos a la consecucin de su grandeza y felicidad pblica.
En el inciso 9 consigna que se deba: al oro como a la plata, que le rebaje de
su ley un 15 20 por ciento, con cuya utilidad debemos contar anualmente.
Moreno sostiene que resulta positivo la alteracin de la moneda: cuando las
circunstancias la requieran, y cuando se combine por un sistema ventajoso.
La diferencia de la nueva moneda alterada iba en beneficio del estado.
Finaliza Moreno diciendo en el artculo tercero del Plan: Mucho podra haber
dicho aqu sobre sta y otras materias; pero como sus ideas estn concebidas y
arregladas para la obra que dbese presentar al Superior Gobierno y por no
repetir, me es indispensable el suprimirlas en este plan. Con lo que deja
entrever que deba presentar otro trabajo a la Junta ampliado las materias
expuesta el Plan e incorporando otras nuevas. Es posible que se est refiriendo
32 El trmino oscilaba entre quince y veinte aos. F.K.
Cabe reiterar que la sublevacin del Ro Grande era la etapa previa a una
negociacin con la Gran Bretaa para repartir el resto del territorio brasileo
entre aquella potencia y el gobierno de las Provincias Unidas del Ro de la
Plata.
Si bien en el inciso 11 de este artculo se establece que los regimientos patrios
deban proclamar cuando se adentraban en el Ro Grande que: nuestras
tropas no tiene otro fin que proteger su independencia hasta que sanciones su
verdadera libertad. Esto no era ms que un ardid para recuperar esa regin
considerada naturalmente unida al Ro de la Plata.
En efecto, como se deja establecido en el inciso 6 del artculo noveno, todas
las instrucciones de los artculos octavo y noveno apuntaban a engaar a los
revolucionarios brasileos para que ayuden a derrocar las tropas realistas
portuguesas hasta: cuando fuese tiempo, hacer la declaratoria de conquista.
El mismo inciso seala sin tapujo que la insurreccin del Ro Grande finalizaba:
levantado nuestra bandera en aquellos destinos, declararlos como provincias
unidas de la Banda Oriental y Estado Americano del Sud. 41
Dice Miguel ngel Scenna:
Las referencias del Plan al Brasil provocan hilaridad en algunos historiadores
argentinos, por considerarlas divagaciones de un pensador tropical. Eso de
alcanzar las fronteras histricas recuperando territorios ocupados y alentar la
divisin del gigantesco pas, tradicional rival del Ro de la Plata, les parece
absurdo.
No sabemos si algn poltico portugus o brasileo se dedic alguna vez a
bosquejar en el papel un plan contra el ex Virreinato. Lo que sabemos es que el
Plan de Mayo se cumpli pero al revs: los que fomentaron sublevaciones,
atizaron brazas, alentaron segregaciones territoriales fueron los brasileos, a
travs de una poltica constante, sin desmayos, habilsima, con derroche de
destreza y astucia. Y esto no es cosa de risa para historiadores argentinos. No
slo no se recuperaron los lmites histricos sino que la Argentina acab
reconociendo las Misiones Orientales, la secesin de la banda Oriental, el
alejamiento definitivo del Paraguay y la posterior cesin, por arbitraje, de otro
extenso territorio misionero. Y gracias que se salv la mesopotamia, que
estuvo a punto de convertirse en repblica independiente no una sino varias
veces. Lo triste del caso es que la mayor parte de esa retraccin se llev a
cabo con el silencio o la complicidad abierta de algunos gobiernos de Buenos
Aires.42
41 El resaltado me pertenece. FK..
42 SCENNA, op. cit., p.91.
alto Per disponiendo para ello el envo de tropas que deban fortalecer a
las autoridades.
5. Gobernacin Intendencia del Paraguay: resuelve jurar el consejo de
Regencia y no reconocer la Junta Gubernativa de Buenos Aires. Basa su
decisin en las rivalidades comerciales que existan entre las dos
ciudades ya que buenos aires controlaba el comercio fluvial y fijaba
los precios de la yerba mate (principal producto de la regin)
6. El Gobierno Militar de Montevideo: era el puerto mercantil rival de
Buenos Aires. Sus autoridades rechazan la junta y reconocen al consejo
de regencia. Los cabildos de Colonia, Soriano y Maldonado se pliegan a
la revolucin pero las autoridades montevideanas e logran imponer en el
territorio.
7. El Gobierno Militar de Misiones: el gobernador acata la junta ante una
posicin peligrosa por la posibilidad de un avance portugus o del
paraguay.
- La Resistencia de Cordoba:
- La Sociedad Patriotica:
La Junta Grande, organismo que sustituy a la Primera Junta que surgi por la
incorporacin de los diputados del interior el 18 de diciembre de 1810. Fue
combatida por los partidarios de los ideales que sustentara su
secretario Mariano Moreno.
Moreno, vencido por el voto de la mayora, present su renuncia, que fue
rechazada por la Junta Revolucionaria. De modo que solicit y obtuvo una
misin ante las cortes del Brasil y Gran Bretaa, para gestionar el apoyo de
Inglaterra, adonde fue enviado sin xito ya que falleci en alta mar el 4 de
marzo de 1811.
Es contradictorio lo que sostienen los "morenistas" del siglo XX y XXI en el
sentido de que la Sociedad Patritica continu con el pensamiento de Moreno
que defenda laRevolucin de Mayo y sus principios democrticos. No debemos
olvidar que Mariano Moreno representaba los intereses de la liga de
militar del que sali airoso, ya que su actuacin fue altamente elogiada por la
unanimidad de sus oficiales. Contradictoriamente, los elementos
supuestamente democrticos, al igual que Moreno el ao anterior, no dejaron
participar del gobierno a los diputados del resto de las Provincias Unidas. Existe
una extraa afirmacin de sectores masnicos que adjudican un liderazgo
inexistente de Moreno quien solo contaba con el apoyo de los comerciantes
ingleses. Por su parte, el movimiento de abril de 1811, que apoy en un primer
momento a Cornelio Saavedra, lo termin vaciando de poder, permitiendo el
avance nuevamente de los ingleses, cuyos agentes lograron desalojarlo del
gobierno, desterrndolo a San Juan. La Sociedad Patritica fue disuelta. En
1812, no obstante, luego del estratgico triunfo de Belgrano en
Tucumn Primer Triunvirato, se organiz nuevamente el Movimiento
Revolucionario por parte de Rodrguez Pea, quien retornado a Buenos Aires,
entabl adems una importante relacin con el Jefe del Regimiento de
Granaderos a Caballo: Jos de San Martn, quien a instancias de aqul y con el
apoyo del Pueblo liderado por el mismo Rodrguez Pea, condujo a sus
Granaderos a la Plaza de la Victoria (hoy Plaza de Mayo), desplazando el 8 de
octubre de 1812 al gobierno que conocemos por la historia oficial con el
nombre de primer triunvirato y cuyo secretario, Bernardino Rivadavia haba
negado sistemticamente todo tipo de apoyo al Ejrcito Auxiliar del Per, que
como qued dicho, conducido por Belgrano, el 24 de Setiembre derrot a los
realistas. As sobrevino el Segundo Triunvirato, integrado por Nicols Rodrguez
Pea, Juan Jos Paso y lvarez Jonte.
Villegas y el escribano doctor Justo Nez, trayendo el petitorio firmado por los
alcaldes de barrio y sus tenientes, y de los jefes de regimiento.
Contaba de 17 puntos en contra de "cierta porcin de individuos" que haban
formado "una faccin de intriga y cbala". Se exiga fundamentalmente la
deposicin de los morenistas de la Junta (Miguel de Azcunaga, Juan
Larrea, Nicols Rodrguez Pea, Hiplito Vieytes) y su deportacin, junto
a Domingo French y Antonio Luis Beruti, comandantes del Regimiento
Amrica, Ramn Vieytes, Gervasio Antonio Posadas, Felipe Cardoso y Agustn
Jos Donado. Tambin se requera que Manuel Belgranofuera separado del
ejrcito y regresara a Buenos Aires para enfrentar un sumario por la derrota en
Paraguay.
Las vacantes en la Junta deban ser cubiertas por Feliciano Chiclana, Atanasio
Gutirrez, Juan Alagn y Joaqun Campana.
Entre otros puntos, se dispona bajo la direccin de Grigera la reorganizacin
en cuarteles de las quintas, desde el arroyo Maldonado hasta la caada de
Morn.
Pero el punto que encabezaba su petitorio era una exigencia an ms
radical: "que se expulsen de Buenos Ayres a todos los europeos de cualquier
clase o condicin". A principios de 1811 la Junta haba dispuesto la expulsin
de los espaoles europeos solteros de la ciudad y los morenistas,
supuestamente el sector radical, se opuso pblicamente a la medida que debi
ser suspendida. La antinomia americano-peninsular era fuerte en la plebe,
compuesta casi exclusivamente por americanos o descendientes de libertos, y
de larga data, pero las invasiones inglesas, la revolucin, la vigilancia ante la
amenaza de conspiraciones realistas en la ciudad la haba tornado
crecientemente violenta.
A decir de Saavedra, l y Funes consideraron que dada la situacin era preciso
conceder la separacin requerida pero que otros puntos eran "exorbitantes" y
propusieron modificar algunos artculos, a lo que se opusieron los diputados
Juan Gorriti y Jos Julin Prez. Por contra, otras fuentes sostienen la posicin
contraria: que Saavedra y Funes sostuvieron la necesidad de aceptar sin ms lo
requerido por razones de salud pblica, mientras que fueron Gorriti y Prez
quienes solicitaron su modificacin por considerar exorbitantes las demandas.
Al final "por salir del apuro porque la gente permaneca en su puesto y la tropa
no se mova" se acord lo solicitado pero convocando a una nueva asamblea a
realizarse dentro de los ocho das.
Mientras tanto, la primera reaccin de los miembros de la Sociedad
Patritica se reduca a la risa y la curiosidad por esa "nueva alianza de
charreteras y chirips que ejercitaba la mordacidad de la servidumbre".14 Se
mezclaban entre los paisanos de la plaza, que habiendo desmontado "los unos
se mantenan sentados, los otros tendidos en el santo suelo, comiendo o
fumando" y les preguntaban a que iban, pero"no saban para que los haban
trado" slo se remitan a Grigera. Los jvenes de la Sociedad luego iban a los
cafs a "comentar y ridiculizar, sin embozo y a carcajadas, las ocurrencias y las
grotescas actitudes de estos desvalidos soberanos".13
En tanto se resolva acerca de lo peticionado, entre las diez y las once de la
maana los comandantes militares y Campana enviaron un ayudante al cuartel
del Regimiento de la Estrella citando a su comandante French y a Beruti,
segundo al mando, a concurrir al Fuerte por orden del gobierno. Al llegar a la
plaza Mayor, ambos fueron arrestados y encerrados en el cuartel de Arribeos,
que estaba sobre la misma plaza. De igual manera, fueron detenidos en sus
casas Gervasio Antonio Posadas, Agustn Jos Donado, el presbtero Ramn
Vieytes yFelipe Cardoso.
Cerca del medioda los miembros de la Sociedad empezaron a tener noticias de
los objetivos del movimiento y de su xito. Finalmente desde los balcones del
Cabildo se anunci a los manifestantes la aceptacin del petitorio y se los
invit a retirarse. En la misma tarde del da 6 los detenidos eran trasladados
con custodia a la Guardia de Lujn en espera de su destino.
La situacin en Crdoba:
La expedicin al norte
La Junta resolvi enviar una expedicin sobre Crdoba y el Alto Per, a fin de
extender la Revolucin e impedir el alzamiento de algunos ncleos del
interior que se mostraban reacios al reconocimeinto del nuevo
goboierno.
El comandante del ejrcito fue Francisco Antonoio Ortizde Ocampo y segundo
de igual grado Antonio Gonles de Balcarse.
La victoria de Suipacha:
La derrota de Huaqui:
noticias llegadas de Buenos Aires sobre divergencias e incidentes polticos. El mando tambin se debilit, pues algunos oficiales pretendan a
Viamonte como jefe supremo.
El ejrcito patriota se fraccion en dos grupos, uno a las rdenes de Balcarce y
otro bajo el mando de Viamonte, separados por una quebrada; por su
parte los realistas ocuparon las elevaciones y supieron aprovechar el
error tctico cometido por los criollos.
Goyeneche dividi su ejrcito en tres columnas y el 20 de junio avanz
resueltamente sobre las tropas expedicionarios. Los realistas tomaron la
quebrado objetivo del ataque y luego cayeron sobre los flancos del
disperso ejrcito criollo, que debi rendirse. La derrota de las fuerzas
revolucionarias en Huaqui tuvo importantes consecuencias.
Las provincias del Alto Per se perdieron definitivamente, el norte qued
desguarnecido y el Gobierno de Buenos Aires que sufri un fuerte golpe
ante la opinin pblica debi levantar el sitio de Montevideo.
Batalla de Paraguary
Batalla de Tacuary
Mientras tanto, Belgrano permaneci con sus tropas casi un mes en las
proximidades del ro Tacuary, hasta que el 9 de marzo fue atacado desde
varias direcciones por el ejrcito paraguayo bajo las rdenes del
comandante Cabaas. ste dispuso un avance sobre la lnea del frente,
mientras varias .naves remontaban el ro para atacar el flanco izquierdo
y otras cruzaban las aguas a cierta distancia, con el propsito de arrollar
la retaguardia del ejrcito expedicionario, que se bati heroicamente.
Comprendiendo que toda resistencia era intil, Belgrano concentr el, resto de
sus tropas al pie de pequea elevacin del terreno -llamada desde ese
momento Cerrito de los Porteos y envi un parlamentario al campo
enemigo.
Cabaas dispuso que el cese de las hostilidades slo sera posible con la
retirada del ejrcito expedicionario hasta la margen sur del ro Paran,
operacin que deba realizarse al da siguiente. Belgrano acept el
armisticio y en un escrito hizo presente los motivos que guiaron su
empresa de auxilio y no de conquista y los elevados ideales de la
Revolucin.
Consecuencias de la expedicin
- El sitio a Montevideo:
Aires desocuparn enteramente la Banda Oriental, sin que en toda ella se reconozca otra
autoridad que la del Excmo. Sr. Virrey. Los efectivos portugueses deban retirarse hasta
sus fronteras y quedaban restablecidos las comunicaciones y el trfico comercial entre
Buenos Aires y Montevideo.
Artigas resolvi no aceptar lo dispuesto por el tratado y acompaado por sus tropas y
gran cantidad de familias cruz el ro Uruguay y se estableci en el Campamento de Ayu, al
norte de la actual Concordia (Entre Ros)
Este gran movimiento migratorioconocido como xodo del pueblo oriental fue
aceptado por el gobierno de Buenos Aires, que auxili al caudillo, quien no deseaba
someterse, con un regimiento de Blandengues.